Vaticano

“El amor nos hace mejores”, mensaje del Papa a miles de abuelos en Roma

El Papa Francisco ha mantenido un encuentro festivo con miles de abuelos, nietos y ancianos en el que ha subrayado que “el amor nos hace mejores, nos enriquece y nos hace más sabios”. Y lo ha manifestado “con el deseo de compartir la fe siempre joven que une a todas las generaciones, y que recibí de mi abuela, de quien conocí por primera vez a Jesús”.  

Francisco Otamendi·27 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 5 minutos
Encuentro Papapabuelos

El Papa saluda a unos niños en la Audiencia de l 6 de marzo de este año en Roma @OSV

En un Aula Pablo VI llena de miles de abuelos y ancianos, y de nietos, en el día en el que la Iglesia celebra el décimo aniversario de la canonización de los papas san Juan XXIII y san Juan Pablo II, el Santo Padre ha manifestado que “el amor nos hace mejores. Esto también lo demostráis vosotros, que os mejoráis unos a otros amándoos”.

“Y os lo digo como “abuelo”, con el deseo de compartir la fe siempre joven que une a todas las generaciones. Yo también la recibí de mi abuela, de quien conocí por primera vez a Jesús, que nos ama, que nunca nos deja solos, y que nos anima a estar cerca los unos de los otros y a no excluir nunca a nadie”.

Enseguida, el Pontífice ha contado una historia familiar sobre su abuela. “De ella escuché la historia de aquella familia en la que estaba el abuelo que, como ya no comía bien en la mesa y se ensuciaba, lo echaron, lo pusieron a comer solo. No era algo agradable, ¡de hecho era muy malo! Así que el nieto se puso unos días con el martillo y los clavos y, cuando papá le preguntó qué estaba haciendo, él respondió: ‘¡Estoy construyendo una mesa para que comas solo cuando seas viejo!’. Esto me enseñó mi abuela, y desde entonces nunca lo he olvidado”. 

La pobreza de la fragmentación y el egoísmo

“No lo olvidéis vosotros tampoco, porque sólo estando juntos con amor, sin excluir a nadie, uno se vuelve mejor, ¡más humano!”, ha continuado. “Y no sólo eso, sino que también te enriqueces. Nuestra sociedad está llena de personas especializadas en muchas cosas, ricas en conocimientos y medios útiles para todos. Sin embargo, si no se comparte y cada uno piensa sólo para sí mismo, toda la riqueza se pierde, es más, se convierte en un empobrecimiento de la humanidad”.

“Y éste es un gran riesgo para nuestro tiempo: la pobreza de la fragmentación y del egoísmo. Pensemos, por ejemplo, en algunas de las expresiones que utilizamos: cuando hablamos del “mundo de los jóvenes”, del “mundo de los viejos”, del “mundo de este viejo”… ¡Pero el mundo es sólo uno! Y está compuesto de muchas realidades que son diferentes precisamente para que puedan ayudarse y complementarse: las generaciones, los pueblos. Todas las diferencias, si se armonizan, pueden revelar como las caras de un gran diamante, el maravilloso esplendor del hombre y de la creación”.

Alerta ante actitudes que crean soledad

En un ambiente de cariño y especialmente emotivo para el Papa, Francisco ha recordado que “a veces oímos frases como ¡piensa en ti mismo!, ¡no necesitas a nadie!”. Son frases falsas, que engañan a la gente haciéndole creer que es bueno no depender de los demás, hacer por uno mismo vivir como islas, mientras que estas son actitudes que sólo crean mucha soledad. Como por ejemplo cuando, debido a la cultura del descarte, los ancianos se quedan solos y tienen que pasar los últimos años de su vida lejos de casa y de sus seres queridos”. 

Pensemos un momento, ha animado: “¿Nos gusta esto? ¿No es mucho mejor un mundo en el que nadie tenga que temer acabar sus días solo? Claramente sí. Así que construyamos este mundo, juntos, no sólo ideando programas de cuidados, sino cultivando distintos proyectos de existencia, en los que el paso de los años no se considere una pérdida que menosprecia a alguien, sino un bien que crece y enriquece a todos”.

A los nietos: los abuelos, la memoria del mundo

“Queridos nietos, vuestros abuelos son la memoria de un mundo sin memoria, y «cuando una sociedad pierde la memoria, está acabada. Escuchadles, sobre todo cuando os os enseñan con su amor y su testimonio a cultivar los afectos más importantes, que no se se obtienen a la fuerza, no aparecen con éxito, sino que llenan la vida”.

El Papa ha concluido. “No es casualidad que fueran dos ancianos, me gusta pensar que dos abuelos, Simeón y Ana, quienes reconocieron a Jesús cuando fue llevado al Templo de Jerusalén por María y José (cf. Lc2,22-38). Lo acogieron, lo tomaron en sus brazos y comprendieron –sólo ellos comprendieron– lo que sucedía: que Dios estaba allí, presente, y les miraba con los ojos de un niño. Sólo ellos comprendieron, al ver al pequeño Jesús, que había llegado el Mesías, el Salvador que todos esperaban”.

“Los ancianos ven lejos, porque han vivido tantos años”, terminó, “y tienen tanto que enseñar: por ejemplo, lo mala que es la guerra. Yo, hace mucho tiempo, aprendí esto de mi abuelo, que había vivido la Primera Guerra Mundial y que, a través de sus historias, me hizo comprender que la guerra es una cosa horrible. Buscad a vuestros abuelos y no los marginéis, por vuestro propio bien: ‘La marginación de los ancianos […] corrompe todas las estaciones de la vida, no sólo la de la vejez’ (Catequesis, 1 de junio de 2022)”.

El Papa, «abuelo» del mundo

.El acto comenzó una hora y media antes de la llegada del Papa, con el testimonio del denominado “abuelo de Italia”, el actor Lino Banfi, y el cantante Al Bano, junto a monseñor Vincenzo Paglia, presidente de la Pontificia Academia para la Vida, quien presidió en Italia la Comisión para la Reforma de la Atención Sanitaria  y Social de la Población Mayor (o Tercera Edad), creada en 2021 por el Ministerio de Sanidad del gobierno italiano. 

Esta comisión lanzó una Carta de Derechos de las Personas Mayores y los Deberes de la Comunidad, de la que informó Omnes. Monseñor Paglia llamó hoy a Lino Banfi el abuelo de Europa, y éste a su vez “abuelo del mundo” al Papa Francisco.

Humanizar el mundo

«Queremos intentar humanizar el mundo con afectividad, para curarnos del aislamiento y la soledad», dijo esta semana, en la presentación del encuentro, Mario Marazziti, presidente de la Fundación italiana Età Grande que, inspirándose en los valores cristianos y evangélicos, se propone promover y garantizar los derechos de la persona anciana y los correlativos deberes de la comunidad.  

“Con la iniciativa queremos dar una nueva visión de la vejez”, señaló por su parte monseñor Vincenzo Paglia, presidente de la Academia Pontificia para la Vida». La vejez “no es un desperdicio, una carga, sino un recurso y no está desvinculada de todas las otras edades de la vida. Queremos partir de aquí para redescubrir el patrimonio de la tercera edad, dando la palabra a los abuelos y a los nietos, entre los cuales existe una especial sintonía, complicidad y dimensión afectiva que no existe entre las otras generaciones”. 

Mayor atención a las personas mayores

“Los ancianos deben comprender que todavía pueden dar mucho”, añadió, explicando que “en Italia, por ejemplo, son 14 millones, pero para ellos no existe un trabajo de reflexión política, económica, religiosa o cultural. Y si el Papa, con un ciclo de diecinueve catequesis, ha indicado cómo vivir la tercera edad y ha creado la Jornada Mundial de los Abuelos, mientras que el Estado italiano, con la ley 33 de 2023 sobre la reforma de la no autosuficiencia, se ha comprometido a reorganizar la asistencia a los ancianos, la esperanza es que también en otras naciones crezca la atención hacia las generaciones mayores. 

Abuelos y nietos, el calor entre generaciones

«La dimensión de la vejez”, a su juicio, “se vuelve decisiva para reanudar, a través del vínculo con los nietos, el calor con las otras generaciones», aseguró monseñor Paglia. “Abuelos y nietos son las dos generaciones extremas que no pueden vivir sin las intermedias. Este es un magisterio que los adultos y los jóvenes deben escuchar».

El autorFrancisco Otamendi

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