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Restaurar la creación. Prefacio de Navidad II

El segundo Prefacio de este tiempo de Navidad se remonta al menos al siglo IX, y es el resultado de una reelaboración de un discurso sobre la Navidad de San León Magno, compuesto supuestamente entre los años 440 y 461.

Giovanni Zaccaria·30 de diciembre de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos
Creación

(Unsplash / Greg Rakozy)

Todo el texto de este Prefacio de Navidad está entretejido de paralelismos antitéticos. Muestran la relación entre Dios y el hombre, entre el tiempo y la eternidad, entre lo arruinado por el pecado y la restauración realizada por el Hijo en el misterio del Dios hecho hombre.

«Qui, in huius venerándi festivitáte mystérii, invisíbilis in suis, visíbilis in nostris appáruit, et ante témpora génitus esse coepit in témpore; ut, in se érigens cuncta deiécta, in íntegrum restitúeret univérsa, et hóminem pérditum ad cæléstia regna revocáret».

En el misterio santo que hoy celebramos, Él, el Verbo invisible, apareció visiblemente en nuestra carne para asumir en sí toda la creación y levantarla de su caída. Generado antes de los siglos comenzó a existir en el tiempo, para restaurar el universo según tu plan, oh Padre, y devolverte a la humanidad dispersa.

Prefacio de Navidad II

El Prefacio se abre con una mirada a la celebración del misterio de la Navidad. Se advierte inmediatamente la relación entre Liturgia y Misterio que teje toda manifestación litúrgica. De hecho, los verbos de la primera sección del texto están todos en tiempo perfecto («apparuit…coepit»), pero la primera referencia es a la solemnidad presente («festivitate»). Se manifiesta así la relación entre el hecho del pasado –el nacimiento de Cristo en la carne–, y la celebración litúrgica de ese hecho, que precisamente por medio del rito hace presente aquí y ahora lo dado de una vez para siempre.

La hodie litúrgica supera las barreras del tiempo en Cristo. Permite que incluso nosotros, que no somos contemporáneos de Jesús, contemplemos el Misterio para que lo adoremos («huius venerandi mysterii»).

Historia de la salvación y de nuestra redención

Este Misterio se describe a continuación a través de dos paralelismos muy densos y ricos: Dios, que es esencialmente invisible porque es puro espíritu («invisibilis in suis»), a partir de la Encarnación («in nostris») se hizo visible; el Hijo, engendrado en la eternidad, comenzó a existir en el tiempo.

Ya podemos ver aquí la presencia en la filigrana del texto de Col 1, 15-20, himno paulino que resume la historia de la salvación y de nuestra redención.

En efecto, la finalidad de la Encarnación, como lo muestra el texto del Prefacio, es restaurar todas las cosas en su integridad («in integrum restituiret universa»). Casi como para mostrar la obra de renovación de todo el cosmos llevada a cabo por el Redentor. Y dentro de esta obra que implica al universo, ocupa un lugar privilegiado el ser humano caído a causa del pecado («hominem perditum»), a quien Cristo llama para compartir de nuevo las moradas celestiales («ad caelestia regna revocaret»).

Lo divino redime todo lo humano

Todo este maravilloso proceso de salvación tiene lugar gracias a que el Hijo levanta en su persona todo lo que se había derrumbado («erigens cuncta deiecta»). La imagen es precisamente la de quien reconstruye las ruinas, y eso en sí mismo subraya que la naturaleza divina asume todo lo humano y lo redime.

El motivo de la acción de gracias en este Prefacio de Navidad es, pues, la Redención, tanto en el aspecto cósmico como en el humano.

El autorGiovanni Zaccaria

Universidad Pontificia de la Santa Cruz (Roma)

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