Experiencias

Diario de un cura en Lisboa. “Viejo soñador y jóvenes profetas”

Fernando Mignone, un sacerdote canadiense del Opus Dei, fue uno de los miles de presbíteros que acudieron a la Jornada Mundial de la Juventud.

Fernando Mignone·22 de agosto de 2023·Tiempo de lectura: 11 minutos
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El autor (dcha) con el grupo de Jesus Film project el 1 de agosto en Lisboa

«Desde el terreno”, Mignone recogió sus impresiones en un pequeño “diario de viaje” que ilustra, de manera privilegiada los momentos, encuentros y anécdotas de esos intensos días. 

Lunes 31. En este vuelo 680 de Air Transat desde Montreal quizás un tercio de los pasajeros seamos peregrinos de la JMJ.

Arribo a Lisboa encomendando al Papa en la fiesta de San Ignacio. Dormiré en la Residencia Universitaria Montes Claros, junto con otros 50 o 60 sacerdotes del Opus Dei, de Europa y de América; también hay laicos residentes.

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Jóvenes de la parroquia Corpus Christi de Vancouver, que acudieron a la JMJ

Soy de la Obra y estoy aquí para celebrar misa, predicar y confesar a 55 chicas canadienses. Me reuniré también, cuando pueda y como pueda, con 25 muchachos canadienses, también vinculados a la Obra. Pero ellos tienen otro cura. 

Confesiones, encuentros y «selfies»

Martes 1. Voy al Parque del Perdón a escuchar confesiones, en cinco idiomas.  Cuenta con 150 confesionarios, construidos por presos. Al llegar, conozco de casualidad a los seis miembros de la familia Scholten de Colorado y a otros, de los estados de Florida e Indiana, del Jesus Film Project. Han sido invitados por los organizadores de la JMJ a promover esa iniciativa (ver jesusfilm.org).

Cuando termino de confesar, una periodista portuguesa de la agencia Lusa me entrevista en inglés. Quiere saber cuál es mi mensaje para los jóvenes. “Es el mensaje del Papa: Cristo vive y hay que encontrarlo.” 

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El autor con el joven Noah Smith, de Iowa

Hago cola durante una hora antes de poder abordar el tren urbano, y en el barullo conozco a Noah Smith, de Des Moines, Iowa. Me cuenta que su padre es miembro del Opus Dei y que él va a entrar al noviciado de los jesuitas en septiembre. Nos sacamos un selfie.

Por la tarde concelebro la misa en el Parque Eduardo VII con el Patriarca de Lisboa, unos ocho mil sacerdotes y cientos de obispos, para más de medio millón de jóvenes. ¡Qué bien que canta el coro y que toca la orquesta! El Marqués de Pombal parece mirarnos asombrado desde su monumento más abajo de la colina, y al fondo está el azul del agua.

Llega el Papa Francisco

Miércoles 2. ¡Llega Francisco! Se reúne con dignatarios. Cita a Camões: «Aqui… onde a terra se acaba e o mar começa». Les habla poéticamente de paz, diálogo, encuentro, ecología, futuro, fraternidad. De tener más hijos. “¿Hacia dónde navegan, Europa y Occidente, con el descarte de los ancianos, los muros de alambre espigado, las tragedias en el mar y las cunas vacías? ¿Hacia dónde navegan? ¿Hacia dónde van si, ante el dolor de vivir, ofrecen remedios superficiales y equivocados, como el fácil acceso a la muerte, una solución de conveniencia que parece dulce, pero que en realidad es más amarga que las aguas del mar? Y pienso en tantas leyes rebuscadas sobre la eutanasia… Lisboa, abrazada por el océano, nos da, sin embargo, motivos de esperanza, es ciudad de la esperanza. Un océano de jóvenes está inundando esta acogedora ciudad.”

El Papa reza las Vísperas con obispos, sacerdotes, consagradas portugueses… pidiéndoles encarecidamente que no se desanimen, no se achiquen, sino que remen mar adentro. Cita al gran misionero portugués Padre António Vieira. “Él decía que Dios les ha dado una pequeña tierra para nacer; pero, haciéndolos asomarse al océano, les ha dado el mundo entero para morir: ‘Para nacer, poca tierra; para morir, toda la tierra; para nacer, Portugal; para morir, el mundo’. Echar de nuevo las redes y abrazar al mundo con la esperanza del Evangelio: ¡a esto estamos llamados! No es tiempo de detenerse, no es tiempo de rendirse, no es tiempo de amarrar la barca en tierra o de mirar atrás; no tenemos que evadir este tiempo porque nos da miedo y refugiarnos en formas y estilos del pasado”.

Luego Francisco se reúne con víctimas de abusos, con ucranianos… 

Jueves 3. Sopla fuerte el viento marítimo: el viento del Espíritu Santo. Hace casi un lustro que no se reúne presencialmente, como decimos después de la pandemia, la juventud del Papa. “Vuestros ancianos tendrán sueños, vuestros jóvenes tendrán visiones”En un libro que me traje, Dios es joven, Francisco cita a Joel 3,1. Y ahí acota: “Viejos soñadores y jóvenes profetas son el camino de salvación de nuestra sociedad desarraigada”.

Por la mañana, en la Universidad Católica, el Papa contesta los testimonios de tres chicas y de un chico, Beatriz, Mahoor, Mariana y Tomás. Lesdice a los universitarios portugueses que los dos verbos del peregrino son buscar y arriesgar.  “Estudien bien esto que les digo. En nombre del progreso, se ha abierto el camino hacia una gran regresión. Ustedes son la generación que puede vencer este desafío, tienen los instrumentos científicos y tecnológicos más avanzados, pero, por favor, no caigan en la trampa de visiones parciales. No olviden que necesitamos de una ecología integral; necesitamos escuchar el sufrimiento del planeta junto al de los pobres; necesitamos poner el drama de la desertificación en paralelo al de los refugiados, el tema de las migraciones junto al del descenso de la natalidad; necesitamos ocuparnos de la dimensión material de la vida dentro de una dimensión espiritual. No crear polarizaciones sino visiones de conjunto.”

Explica, en Scholas Ocurrentes, una organización cultural para jóvenes que se halla en casi 200 países: “A veces, en la vida, hay que ensuciarse las manos para no ensuciar el corazón.” Un joven evangelista, una católica, y un musulmán dialogan con Francisco sobre su proyecto que une arte, cultura y religión.

Ceremonia de bienvenida, por la tarde. “Todos, todos, todos cabemos en la Iglesia!” clama el Papa a casi un millón de jóvenes. Fue un lindísimo evento, el primero multitudinario con él. Y él nos advierte que no debemos caer en el maquillaje, en buscar los “likes”. Y les habla de vocación.

“Ustedes no están aquí por casualidad. El Señor los llamó, no sólo en estos días, sino desde el comienzo de sus vidas. A todos nos llamó desde el comienzo de la vida. Él los llamó por sus nombres. Escuchamos la Palabra de Dios que nos llamó por sus nombres. Intenten imaginar estas palabras escritas en letras grandes; y después piensen que están escritas dentro de cada uno de ustedes, en sus corazones, como formando el título de tu vida, el sentido de lo que sos: has sido llamado por tu nombre: vos, vos, vos, vos, acá, todos nosotros, yo, todos fuimos llamados por nuestro nombre. No fuimos llamados automáticamente, fuimos llamados por el nombre. Pensemos esto: Jesús me llamó por mi nombre. Son palabras escritas en el corazón, y después pensemos que están escritas dentro de cada uno de nosotros, en nuestros corazones, y forman una especie del título de tu vida, el sentido de lo que somos, el sentido de lo que sos». 

«Has sido llamado por tu nombre. Ninguno de nosotros es cristiano por casualidad, todos fuimos llamados por nuestro nombre. Al principio de la trama de la vida, antes de los talentos que tenemos, antes de las sombras de las heridas que llevamos dentro, hemos sido llamados. Hemos sido llamados, ¿por qué? Porque somos amados. Hemos sido llamados porque somos amados. Es lindo. A los ojos de Dios somos hijos valiosos, que Él llama cada día para abrazar, para animar, para hacer de cada uno de nosotros una obra maestra única, original. Cada uno de nosotros es único y es original, y la belleza de todo esto no la podemos vislumbrar.”

Ceno con un nuevo amigo, el párroco venezolano Rolando Rojas, con quien me acabo de tropezar. Él va a los medios de formación de la Sociedad sacerdotal de la Santa Cruz (Opus Dei) en su diócesis.

Días centrales de la JMJ

Viernes 4. Por la mañana el Papa escucha tres confesiones en el Parque del Perdón. Luego dice estas palabras espontáneas en un encuentro con representantes de centros de asistencia y caridad.

“¿Le tengo asco a la pobreza, a la pobreza de los demás? ¿Busco siempre la vida destilada, esa que existe en mi fantasía, pero no existe en la realidad? ¡Cuántas vidas destiladas, inútiles, que pasan por la vida sin dejar huella, porque su vida no tiene peso!” 

En un restaurante entablo conversación por enésima vez con un desconocido. Se trata ahora del párroco austriaco Martin Truttenberger, ¡que acaba de atravesar los Alpes en moto, en nueve días! Reparte docenas de medallitas de la Virgen en la cafetería de la Universidad Católica, y después vamos en moto hasta el Oratorio de Sao Josemaria. 

El escenario donde tiene lugar el Vía Crucis por la tarde ha sido construido sobre el palco donde está el Papa, y fue ahí donde tuvo lugar la bienvenida papal ayer y la misa con el Patriarca el martes. Torres azules, audazmente trepadas por los jóvenes actores, atados a cuerdas, trasladando una cruz de madera de una torre a otra. Un Vía Crucis magnífico, exquisitamente coreografiado, entre otros por la conocida directora teatral Matilde Trocado, y magnánimamente actuado por 50 jóvenes de muchos países, con el apoyo de otros centenares de músicos, cantores o jóvenes trabajadores entre bambalinas. En total los chicos y chicas son de una veintena de países. 

Este Vía Crucis fue preparado por unos sacerdotes jesuitas y por jóvenes portugueses durante dos años, y el texto destaca la vulnerabilidad y la fe. En estos años de sínodos sobre la sinodalidad, miles de jóvenes, con la ayuda del Dicasterio para los Laicos, fueron sondeados en todo el mundo. Sus inquietudes, debilidades y heridas fueron incorporadas al texto del Vía Crucis: salud mental (hay un testimonio, grabado y mostrado en pantalla grande, de un joven portugués), soledad, violencia, miedo, desempleo, las falsas ilusiones de los medios sociales, adicciones.Otros dos testimonios grabados, el de una jóven española que abortó y luego se convirtió, y el de un jóven americanoque superó adicciones – ambos están sobre el estrado muy cerca del Papa con sus respectivos cónyuges. 

Esto nos ha dicho el Papa al comenzar el Vía Crucis: 

“Cada uno le diga a Jesús por qué llora en la vida, cada uno de nosotros se lo dice ahora, en silencio. (Momento de silencio) Jesús, con su ternura, enjuga nuestras lágrimas escondidas. Jesús espera colmar, con su cercanía, nuestra soledad. ¡Qué tristes son los momentos de soledad! Él está ahí, Él quiere colmar esa soledad. Jesús quiere colmar nuestro miedo, tu miedo, mi miedo, esos miedos oscuros los quiere colmar con su consolación, y Él espera a empujarnos, a abrazar el riesgo de amar. Porque ustedes lo saben, lo saben mejor que yo: amar es riesgoso. Hay que correr el riesgo de amar. Es un riesgo, pero vale la pena correrlo, y Él nos acompaña en esto. Siempre nos acompaña. Siempre camina».

«Siempre, a lo largo de la vida, está junto a nosotros. Yo no quisiera abundar más cosas. Hoy vamos a hacer el camino con Él, el camino de su sufrimiento, el camino de nuestras ansiedades, …de nuestras soledades. Ahora, un segundito de silencio y cada uno de nosotros piense en el propio sufrimiento, piense en la propia ansiedad, piense en las propias miserias. No tengan miedo, piénsenlas, y piensen en las ganas de que el alma vuelva a sonreír. (Minuto de silencio) Y Jesús camina a la Cruz, muere en la Cruz para que nuestra alma pueda sonreír. Amén.”

Sábado 5. El Papa viaja a Fátima, la capital de la paz. Reza por la paz. Reza el rosario con jóvenes enfermos, en la Capelinha, en el lugar donde María se apareció a Sor Lucia Santos, a Santa Jacinta y San Francisco Marto, los 13 de mayo, abril, junio, julio, septiembre y octubre de 1917, en plena Gran Guerra. Le rezan a la Virgen “apressada – apresurada”, de la Visitación.

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El autor con Peter (irlandés) y Mayara (brasileña) O’Brien, que conoció en Lisboa.

Yo, hacia la una, acabo mis ocupaciones pastorales, y conozco a un irlandés que se casó hace un año con una brasileña: se conocieron en catholicmatch.com y ahora viven en Dublín. Sueñan con formar una familia cristiana.

Todos los peregrinos corren, vuelan, caminan hacia el Parque de la Gracia. ¡A ver quién llega primero! En el camino, nosotros conocemos, entre muchos otros, a dos seminaristas cubanos, Lázaro y Dionne, que vinieron con más de 200 peregrinos de su isla. 

Al llegar a nuestro sector hacia las tres de la tarde, no es nada fácil adueñarse de un pedacito de terreno para poder apoyar ahí la cabeza esta noche, para poder ver la ceremonia de la Vigilia, para poder ver al Papa, al pasar. Este sector se debe de haber llenado ya antes del mediodía, y eso que nosotros teníamos entradas. 

Gracias a Dios por la tecnología audiovisual, por las pantallas gigantes, por el trabajo de los 25.000 voluntarios de más de veinte países… Como Charlotte de Victoriaville, Québec. “Yo vine con la idea de que me contentaba con ver el meñique del Papa. Pero como me encargaron de la seguridad, pude verlo cuatro veces a pocos metros de distancia.” 

Desde el estrado-oratorio, donde están el Papa y el altar, se oye en las grandes pantallas el testimonio de un sacerdote portugués, y la música que acompaña a la danza, el discurso del Papa, y sobre todo, se adora al Señor transfigurado. ¡Qué solemne suena el himno Panis Angelicum! Hay muchas otras composiciones musicales.

Destacó al día siguiente, a Vatican News, el cardenal de Lisboa Manuel Clemente, “la convicción de estas personas. No es fácil, en una multitud, una muchedumbre de este tamaño. Se vio en todas las celebraciones… No fue necesario que alguien pidiera silencio, inmediatamente todos callaron … en la adoración eucarística, había un millón y medio de jóvenes, que se perdieron de vista. Pero cuando el Santísimo Sacramento fue colocado sobre el altar, ¿qué fue? Convicción, devoción…un momento muy fuerte…nadie dijo una palabra. Se colocó el Santísimo y…  tac tac, se quedaron en silencio. ¿Qué es esto? Es algo que viene del Cielo, no es cosa nuestra.”

Y después, fiesta, compañerismo, y a tratar de dormir…

La Santa Misa final

Domingo 6. Fiesta de la Transfiguración del Señor. Es lógico que se diga, en el singular, “la jornada mundial de la juventud”, porque todo culmina en la celebración de esta Eucaristía dominical, en este caso, dado el calendario, litúrgicamente la Transfiguración.

Yo veo la Iglesia transfigurada, al concelebrar con más de diez mil sacerdotes y unos 800 obispos, liderados por el de Roma: consagramos el pan y el vino que van a nutrir a un millón y medio de jóvenes cristianos de todos los países, de los cinco continentes, ahí están sus banderas. Iglesia transfigurada del siglo XXI.

En mi acción de gracias después de la Comunión, inmune al sudor deshidratante, pienso que el mundo ha doblado la esquina. ¡Qué providencial que es este pontífice! Le pide a los jóvenes en la homilía ¡que no tengan miedo! Él reza una letanía de “obrigados” al final de la Misa, explicándonos que obligarse significa comprometerse, actuar. Termina: “Obrigado a Ti, Señor Jesús. Obrigado a ti, María, Madre nuestra; y ahora recemos” el Angelus. 

Por la tarde Francisco invita a los voluntarios a que se suban a la ola del Amor de Dios. “Al norte de Lisboa hay una localidad, Nazaré, donde se pueden admirar olas que llegan hasta treinta metros de altura y son una atracción mundial, especialmente para los surfistas que las desafían. …Ustedes han afrontado una verdadera ola; no de agua, sino de jóvenes, jóvenes que han inundado esta ciudad. Pero, con la ayuda de Dios, con mucha generosidad y apoyándose mutuamente, ustedes han desafiado esta gran ola. Fíjense que son valientes. ¡Gracias, obrigado! Quiero decirles que sigan así, sigan manteniéndose en las olas del amor, en las olas de la caridad, ¡sean surfistas del amor!

Lunes 7. Visito Fátima, a hora y media hacia el norte, en autobús. Mientras viajo, valoro las Jornadas. ¿Fue esta la mejor JMJ? Para este cronista de a pie, que ha estado en cuatro, esta ha sido la más perfecta, dentro del habitual caos. Para el Papa, de sus cuatro JMJ (Rio de Janeiro, Cracovia, Panamá, Lisboa), ésta ha sido la mejor organizada. 

¡Ay qué gente más buena, son las portuguesas, los portugueses! Son sencillos, discretos, trabajadores, acogedores, respetuosos con los cristianos. Dice un guía turístico que hay portugueses que no son católicos pero que acuden a la Virgen de Fátima en sus necesidades. En Fátima se ve a penitentes portugueses, avanzando de rodillas hacia la Capelinha de las Apariciones. En el Camino de la Cruz, un montón de italianos de Comunione e Liberazione rezan y cantan bajo un sol alucinante.

Martes 8. Vuelvo a Montreal. En el avión, me encuentro con mi amigo Father Richard Conlin, de la parroquia Corpus Christi de Vancouver. Viaja con 25 parroquianos, jóvenes de 16 a 24 años de edad y adultos que los acompañan. Los chicos quieren ir a Seúl en 2027.

Miércoles 9. Francisco llegó al Vaticano el domingo por la noche. Ahí él resume la JMJ. Transcribo para terminar citas de la Audiencia papal de hoy. “Tantos jóvenes de todas las partes del mundo, ¡tantas! Para ir a encontrarse y encontrar a Jesús.” María “guía la peregrinación de los jóvenes tras las huellas de Jesús… Como hizo hace un siglo precisamente en Portugal, en Fátima, cuando se dirigió a tres niños encomendándoles un mensaje de fe y de esperanza para la Iglesia y para el mundo”. 

En Fátima, “he rezado por la paz, porque hay tantas guerras en todas las partes del mundo, todas”.

“Los jóvenes del mundo acudieron a Lisboa numerosos y con gran entusiasmo… No eran unas vacaciones, un viaje turístico, y tampoco un evento espiritual, fin en sí mismo; la JMJ es un encuentro con Cristo vivo a través de la Iglesia, los jóvenes van al encuentro de Cristo… Doy gracias a Dios por” el ambiente festivo. “Donde hay jóvenes hay lío, ¡saben hacerlo bien!”.

Y mientras que en Ucrania y en otros lugares del mundo se combate, y mientras en ciertas salas escondidas se planifica la guerra, la JMJ ha mostrado a todos que otro mundo es posible. “Un mundo de hermanos y hermanas, donde las banderas de todos los pueblos ondean juntas, una junto a la otra, ¡sin odio, sin miedo, sin cierres, sin armas!”. ¿Escucharán los “grandes de la tierra” este entusiasmo juvenil que quiere la paz?

“Es una parábola para nuestro tiempo, y todavía hoy Jesús dice: ‘¡El que tenga oídos, que oiga! ¡El que tenga ojos, que vea!’. Esperamos que el mundo entero escuche esta Jornada de la Juventud y vea avanzar esta belleza de jóvenes”.

El autorFernando Mignone

Montreal

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