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El Papa reza el rosario en el santuario de Fátima

El Papa ha visitado en la mañana de este sábado, 5 de agosto, el santuario de Nuestra Señora de Fátima, erigido en el lugar donde la Virgen se apareció a unos pastorcillos en 1917. En la Capilla de las Apariciones, el Papa ha rezado el rosario acompañado por peregrinos y jóvenes enfermos.

Loreto Rios·5 de agosto de 2023·Tiempo de lectura: 4 minutos

El Papa Francisco reza esta mañana ante la imagen de la Virgen de Fátima ©CNS photo/Lola Gomez

Hoy, 5 de agosto, después de haber celebrado la Misa en privado, el Papa se ha desplazado en automóvil a la Base Aérea de Figo Maduro de Lisboa, donde, a las 8 (hora de Lisboa) le han llevado en un helicóptero militar a Fátima.

El Papa ha sido recibido en el helipuerto por el obispo de Leiria-Fátima y presidente de la Conferencia Episcopal portuguesa, monseñor José Ornelas Carvalho. A continuación, el Papa ha ido en automóvil al Santuario de Nuestra Señora de Fátima.

Allí, ha entregado unos ramos de rosas y un rosario de oro a la Virgen y ha orado en silencio unos instantes ante la imagen de Nuestra Señora de Fátima. Seguidamente, se ha rezado un rosario multilingüe, con cada misterio en un idioma diferente, con jóvenes enfermos en la Capilla de las Apariciones.

La peregrinación es un rasgo mariano

Al concluir el rezo del rosario, el Papa, después de rezar nuevamente en silencio ante la imagen de la Virgen de Fátima, ha pronunciado un discurso en español, en el que ha señalado que el rosario es “una oración bellísima y vital, vital porque nos pone en contacto con la vida de Jesús y de María. Y hemos meditado los misterios gozosos, que nos recuerdan que la Iglesia sólo puede ser un hogar lleno de gozo. La pequeña capilla en la que nos encontramos es una hermosa imagen de la Iglesia: acogedora y sin puertas, un santuario al aire libre, en el corazón de esta plaza que evoca un gran abrazo materno”.

También ha señalado que la “peregrinación el rasgo mariano que une los misterios que hemos rezado. En efecto, María recibe el anuncio de la alegría, ese ‘Alégrate’ (Lc 1,28) que le cambia la vida; e inmediatamente inicia una peregrinación, que se desarrolla en los misterios siguientes: va donde Isabel, luego a Belén, después al templo de Jerusalén, al que finalmente vuelve para hallar a Jesús. María camina, no se detiene. Lo hace también así en la historia, cuando baja a encontrarnos, como en Fátima, y nos invita a peregrinar, no sólo con el cuerpo, sino sobre todo con la vida”.

Al igual que ayer, el Papa no ha concluido el discurso leído, y, dejando a un lado los papeles, ha improvisado unas palabras, subrayando que la Virgen «se apresura», «va corriendo» allí donde hace falta.

Las apariciones del Ángel

En el discurso completo, el Papa indicaba que Fátima es “una escuela de intercesión” y comentaba algunas de las frases del ángel que se apareció a los niños antes de que lo hiciese la Virgen: “Los pequeños de Fátima se hicieron grandes en la intercesión gracias a un ángel que, un año antes de la venida de Nuestra Señora, los instruyó. Se les apareció y les dijo: ‘No teman’. Siempre, cuando Dios llega, los miedos se desvanecen. Luego, el ángel se presentó: ‘Soy el ángel de la paz’. Siempre, donde está Dios, hay paz. Entonces les hizo una petición: ‘Recen conmigo’. Y les enseñó una oración, que no estaba orientada a pedir por sí mismos y por sus propias necesidades, como hacemos a menudo, sino de adoración e intercesión. Adoración a Dios e intercesión por los demás.

Luego el ángel se arrodilló, inclinó la frente hasta el suelo y los invitó a rezar diciendo: ‘Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman’. Y a continuación, añadió: ‘Los Corazones de Jesús y de María están atentos a la voz de vuestras súplicas’. Esta es la certeza: Dios escucha siempre nuestras oraciones; nunca son inútiles, sino siempre necesarias, porque la oración cambia la historia.

De hecho, el ángel de la paz les explicó que las oraciones y los sacrificios hechos con amor traen la paz al mundo. Finalmente, las últimas palabras que les dirigió a los niños, como asignándoles una tarea, fueron: ‘Consuelen a su Dios’. No sólo nosotros necesitamos el consuelo de Dios, sino que Él nos pide que lo consolemos, porque sufre; sufre por el mal, por las divisiones, por la falta de paz, y pide oración y amor”.

Las apariciones de la Virgen

Subrayando de nuevo la importancia de la intercesión, el Papa comentaba también una de las apariciones de la Virgen en Fátima: “En 1917, cuando la Virgen se apareció, en este mismo mes de agosto, dijo algo sorprendente. Le presentaron algunos enfermos, ella se interesó por ellos, pero enseguida tomó una expresión seria, triste, como señalando una enfermedad más preocupante. Les dijo: ‘Recen, recen mucho; y hagan sacrificios por los pecadores, porque muchas almas van al infierno por no tener quien se sacrifique e interceda por ellas’.

Nosotros, en cambio, quizás habríamos esperado que dijera: hay quien se condena porque es malo, porque el mundo va mal, porque hay poca fe, porque hay ateísmo, relativismo. Pero no, la Virgen no habló de eso; es Madre y no señala con el dedo a nadie ni a la sociedad; no critica, ni se queja, sino que se muestra preocupada porque falta compasión por los alejados, porque no hay quien rece y ofrezca, porque hay poco amor y celo”.

Concluía el discurso haciendo una llamada a acoger esa “invitación a la responsabilidad, a hacernos cargo de los que no creen, no esperan, no aman. Y Dios cuidará de nosotros. Recemos, porque Fátima es una escuela de oración. Ahora, como en el momento de las apariciones, también hay guerra. La Virgen pidió que rezaran el Rosario por la paz. No lo pidió como un favor, sino que, con solicitud maternal, indicó: ‘Recen el Rosario todos los días para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra’. Unamos, pues, nuestros corazones, recemos por la paz, consagremos de nuevo la Iglesia y el mundo al Corazón Inmaculado de nuestra dulcísima Madre”.

Segunda visita del Papa al santuario

Para terminar el acto, en el que ha habido más de 200.000 personas presentes, el Santo Padre ha dado la bendición final y ha saludado a algunos de los jóvenes presentes.

De nuevo en Lisboa, el Pontífice irá al Colégio de São João de Brito, a las 18.00 h (hora de Lisboa), donde tendrá un encuentro privado con miembros de la Compañía de Jesús de Portugal. Por la noche se celebrará la vigilia en el Parque Tejo, uno de los eventos más importantes de la JMJ.

Esta ha sido la segunda visita del Papa al santuario de Fátima, donde ya estuvo los días 12 y 13 de mayo de 2017, cuando se cumplieron 100 años de las apariciones de la Virgen.

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