Evangelización

Las Obras Misionales Pontificias: difundir el Evangelio en todo el mundo

Las Obras Misionales Pontificias (OMP) son la institución de la Iglesia que se ocupa de la promoción de la obra misionera en todo el mundo, apoyando las misiones, las Iglesias jóvenes y no solo: con la oración, la caridad, pero también con el apoyo financiero.

Hernan Sergio Mora·26 de julio de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos
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El presidente de la OMP, Mons. Emilio Nappa, explica a Omnes: «Las Obras Misionales Pontificias no son otra cosa que la aceptación por parte del Papa de su ministerio de proveer a la Iglesia en el mundo», es decir, «principalmente las necesidades de la evangelización y todo lo que sirve a este fin», dando «apoyo también al desarrollo de nuevas Iglesias o menos nuevas».

El arzobispo italiano precisa que «esta evangelización nos la confía el Santo Padre» también «con la oración y con la cercanía espiritual romana», sin olvidar que «la tierra de misión ahora incluye el Occidente, donde el paganismo, el neopaganismo y el liberalismo están presentes abriéndose cada vez más camino”.

Mons. Nappa no tiene dudas sobre las tierras de misión hoy: El Dicasterio para la Evangelización tiene dos secciones, «una para las cuestiones fundamentales de la evangelización en el mundo, donde Mons. Salvatore Fisichella está presente», que se conecta a la otra Sección para la primera evangelización y las nuevas Iglesias particulares, donde está el cardenal Luis Antonio Tagle, el sector más antiguo que se ocupa de la «implantatio Ecclesiae», Dicasterio que no por casualidad lo quizo encabezar personalmente el Santo Padre Francisco».

“Son -explica el arzobispo, quien desde el 3 de diciembre de 2022 es subsecretario de la Sección para la primera evangelización y las nuevas Iglesias particulares- quienes tienen que afrontar la misión de reevangelizar el antiguo continente cristiano ahora parcialmente descristianizado, y de la evangelización en tierras que aún no han conocido a Jesús ni al Evangelio».

“Las tierras más complicadas -indica monseñor Nappa- son aquellas donde los pueblos se encuentran en guerra”, conflictos que muchas veces no son más que “una excusa para que continúe la explotación, y es allí donde la Iglesia lleva la palabra de paz, de justicia y equidad. No es casualidad que la Iglesia registre todavía hoy muchos mártires para llevar los valores del Evangelio».

Monseñor Nappa también recordó la reciente audiencia que tuvo el 03 de junio con el Papa Francisco, cuando en la Asamblea General de las OMP recordó: ustedes no son “una mera agencia de distribución de fondos para quienes necesitan ayuda, sino una realidad llamada a apoyar la misión evangelizadora en la Iglesia universal y en las locales, y alimentar el espíritu misionero en el Pueblo de Dios».

El Pontífice recordó que «si falta espiritualidad y se trata sólo de un asunto de dinero, inmediatamente surge la corrupción». Y concluyó: “Les confirmo en la llamada a convertirse en levadura, para ayudar a promover y fomentar el estilo misionero en la Iglesia y apoyar las obras de evangelización”.

Cuatro pilares de la misión

Las OMP comprenden cuatro institutos principales, indica la página web, cada uno con un claro enfoque misionero, que trabajan incansablemente para lograr los objetivos de la misión:

La Obra Pontificia para la Propagación de la Fe se compromete a promover el trabajo misionero y recaudar fondos para apoyar a los misioneros, las misiones y las comunidades católicas de todo el mundo.

La Obra Pontificia para la Infancia Misionera se centra en la educación religiosa de los niños de las comunidades católicas y en el apoyo a las actividades misioneras dirigidas a los más jóvenes.

La Obra Pontificia de San Pedro Apóstol se dedica a apoyar la formación de seminaristas y jóvenes religiosos en los países de misión.

La Pontificia Unión Misionera, tiene el fin de animar y formar a los fieles bautizados en su responsabilidad misionera a través del servicio pastoral de los obispos y presbíteros.

La Obra de la Propagación de la Fe, la Sociedad de la Santa Infancia y la Sociedad de San Pedro Apóstol nacieron en Francia en el siglo XIX, dos de las cuales de la iniciativa de mujeres apasionadas por la misión.

En particular, Pauline Jaricot, la fundadora de la primera Sociedad en 1822, expresó el principio fundamental: orar y ofrecerse por la obra de evangelización de la Iglesia. La Pontificia Unión Misionera, en cambio, nació a principios del siglo XX.

En 1922 el Papa Pío XI atribuyó la calificación de «Pontificias» a dichas Sociedades. Así reconoció el carisma de las Sociedades, las hizo suyas, las hizo su instrumento para sostener, con la oración y la caridad, la missio ad gentes de la Iglesia.

El autorHernan Sergio Mora

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