Un joven de 87 años

Aunque llevamos diez años escuchando a Francisco hablar de periferias, todavía hay muchos ambientes católicos donde no se termina de comprender que el estilo evangelizador que propone el Papa no busca seguridades sino diálogo.

27 de diciembre de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos

En este último mes del año se cumplirá el primer aniversario del fallecimiento del Papa emérito Benedicto XVI. Entonces esta misma revista tuvo la bondad de publicar un texto que escribí sobre el pontífice alemán, que llevaba por título “Benedicto, un incomprendido”. Considero que es un encabezado igualmente aplicable a su sucesor.

El día 17 de diciembre, el Papa Francisco cumplió 87 años. En los últimos meses, las noticias sobre el estado de salud del Pontífice se han multiplicado y agravado, como resulta lógico en una persona de edad avanzada.

El pasado 26 de noviembre el Papa recitaba el Ángelus del domingo desde la capilla de la Casa Santa Marta, retransmitiendo las imágenes en las pantallas de una plaza de San Pedro llena de peregrinos. Una inflamación pulmonar le impedía asomarse a la ventana del Palacio Apostólico, algo que no había dejado de hacer ni en los momentos más duros del confinamiento por la pandemia de Covid-19.

Era la solemnidad de Cristo Rey, cuando la Iglesia propone a la meditación de los fieles el capítulo 25 de evangelio de San Mateo, con la consideración del juicio final. Una coincidencia providencial pues se trata, como así lo ha afirmado en varias ocasiones, del fragmento evangélico preferido del Santo Padre, junto con el discurso de las Bienaventuranzas. Con rostro visiblemente cansado y con monseñor Braida haciendo de altavoz de sus palabras, recordaba el Papa que la verdadera realeza es la misericordia.

Aunque llevamos diez años escuchando a Francisco hablar de compasión y ternura, aunque nos ha recordado infinidad de veces que quiere una Iglesia pobre, de puertas abiertas y hospital de campaña, aunque ha logrado que incorporemos a nuestro vocabulario palabras como “periferia”, todavía hay muchos ambientes católicos donde no se termina de comprender que el estilo evangelizador que propone el Papa no busca seguridades sino diálogo, iniciar procesos y salir al encuentro. Con una visión del mundo y de la Iglesia propias de una persona joven. Un joven de 87 años.

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