Vaticano

Clamor del Papa por un alto el fuego en Gaza y un mundo fraterno

El Santo Padre Francisco ha instado en la Audiencia de este miércoles de la Octava de Pascua, en su catequesis sobre la virtud cardinal de la justicia, a la construcción de un mundo fraterno y solidario. Y ha clamado por un alto el fuego en Gaza y contra la “locura de la guerra”, con el rosario y el Nuevo Testamento de un joven soldado de 23 años muerto en Ucrania, Alexander.   

Francisco Otamendi·3 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos
Papa alto el fuego Gaza niños

Niños palestinos al sur de la Franja de Gaza, en Rafah, el 27 de febrero de 2024 @OSV

El Papa Francisco ha instado de nuevo esta mañana a un alto el fuego inmediato en la Franja de Gaza, de modo que puedan llegar ayudas humanitarias a la población civil, y a la liberación de los rehenes, y ha manifestado su “profunda tristeza” por la muerte de siete cooperantes tras un bombardeo israelí. “Rezo por ellos y sus familias”, ha afirmado. 

Además, ha enseñado el rosario y un Nuevo Testamento de Alexander, un joven soldado de 23 años muerto en la guerra de Ucrania. Con este motivo, el Pontífice ha clamado por el cese de “la locura de la guerra, que destruye siempre”, y ha rogado no olvidar a «la atormentada Ucrania. ¡Tantos muertos!».

En ese momento, al final de la Audiencia general de este miércoles de la Octava de Pascua, el Papa ha rogado un momento de oración en silencio por todos los fallecidos, pidiendo que “recemos” por la paz, con el testimonio de Alexander y de tantos jóvenes muertos en esta guerra y en las otras que azotan el mundo.

La muerte en Gaza anteayer de siete trabajadores humanitarios de la organización no gubernamental World Central Kitchen (WCK), fundada por el chef José Andrés, ha consternado a la comunidad internacional. Entre los fallecidos de la ONG hay ciudadanos británicos, de Australia, Polonia, un palestino y un ciudadano de doble nacionalidad estadounidense/canadiense.

Justicia, fundamental para la convivencia pacífica

La Audiencia de hoy ha tenido lugar en la Plaza de San Pedro y el Papa ha leído todas sus intervenciones personalmente, ante numerosos grupos de peregrinos y fieles procedentes de Italia y de todo el mundo. En su discurso en italiano, ha continuado el ciclo de catequesis sobre “Los vicios y las virtudes” centrando su reflexión en el tema de la justicia, con la lectura de un fragmento del libro de los Proverbios, 21.

La segunda de las virtudes cardinales es la justicia. Es la virtud social por excelencia. El Catecismo de la Iglesia Católica la define así: “La virtud moral que consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido” (n. 1807), A menudo, cuando se nombra la justicia, se cita también el lema que la representa: “unicuique suum – a cada uno lo suyo”, ha comenzado Francisco. 

Se trata de una virtud fundamental para la convivencia pacífica en la sociedad, que consiste en regular con equidad las relaciones —con Dios y entre las personas—, dando a cada uno lo suyo; y por eso se la representa simbólicamente con una balanza.

“Sin justicia no hay paz”

“La persona justa es recta, sencilla y honesta; conoce las leyes y las respeta; mantiene la palabra dada; en su hablar no utiliza medias verdades ni sutilezas engañosas. Para vivir esta virtud es necesario vigilar y examinarse, ser fieles “en lo poco y en lo mucho”, y ser agradecidos”

“La justicia es un antídoto contra la corrupción y contra otros comportamientos nocivos —como la calumnia, el falso testimonio, el fraude, la usura— que carcomen la fraternidad y la amistad social. Por eso, es primordial educar en el sentido de justicia y fomentar la cultura de la legalidad”. “Sin justicia no hay paz”, ha manifestado el Papa.

En sus palabras a peregrinos de diversas lenguas, el Santo Padre ha rezado para que “la luz de Cristo resucitado nos guíe por caminos de justicia y de paz, y la fuerza vivificante de su amor nos haga audaces constructores de un mundo más fraterno y solidario. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide”.

Domingo de la Divina Misericordia

Al saludar a los peregrinos polacos, Francisco ha recordado el Domingo de la Divina Misericordia, que la Iglesia celebra el 7 abril, y que “recuerda  el mensaje de santa Faustina Kowalska. No dudemos nunca del amor de Dios, sino que confiemos con firmeza y confianza nuestra vida y el mundo al Señor, pidiéndole en particular especialmente una paz justa para las naciones desgarradas por la guerra”.

El autorFrancisco Otamendi

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