Vaticano

Miles de personas visitan los restos mortales de Benedicto XVI

Miles de personas hacen cola estos días para dar su último adiós al Papa emérito. El protocolo vaticano trabaja para un funeral inédito que estará presidido por el Papa Francisco. 

Stefano Grossi Gondi·2 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 7 minutos
benedicto XVI

Está siendo una intensa jornada el primero de los días en los que ha sido posible dar un último homenaje y oración a Benedicto XVI en la Basílica Vaticana.

El traslado de los restos mortales de Benedicto XVI a la basílica de San Pedro tuvo lugar a las 7.00 horas de esta mañana, y la llegada a la Basílica fué a las 7.15 horas. El breve rito estuvo presidido por el Card. Gambetti, que duró hasta las 7:40.

A continuación se completó la preparación de la Basílica para la llegada de los fieles que visitaron al Papa emérito. Desde el principio, a las 9 de la mañana, momento en el que se abrió la Basílica, y durante todo este lunes, ha estado siempre presente una sensación de calma en las colas, sin muchos selfies, con recogimiento.

Las primeras imágenes de los restos mortales de Benedicto XVI han suscitado algunos comentarios entre los fieles y peregrinos. Cuando Juan Pablo II murió en 2005, no llevaba mitra ni báculo cuando descansaba en su capilla privada. Mientras que sí las llevaba Benedicto.

Una de las grandes dudas de un hecho inédito como la muerte de un pontífice emérito era el rito funerario y el protocolo que se establecería.

La vestimenta aporta algunas pistas, ya que Benedicto XVI ha sido ataviado de rojo papal, pero sin el palio: el ornamento que se coloca al cuello y que indica el poder ejercido en el momento de su muerte. La ausencia de dicha pieza señala que el alemán, justamente, estaba retirado. Benedicto XVI ha sido revestido con las vestiduras pontificias de color rojo, que es el color reservado a los pontífices. Lleva una casulla solemne roja y una mitra con bordes dorados.

Como renunció a ser pontífice, tampoco lleva la «cruz pastoral», el bastón rematado con una cruz que tiene un significado paralelo al del palio. Tampoco lleva zapatos de color burdeos, que en la tradición papal evocan la sangre derramada por los mártires siguiendo los pasos de Cristo.

Además, Benedicto tiene un rosario entrelazado en las manos. Está apoyado en un catafalco cubierto por una tela de terciopelo rojo y sostenido por dos almohadillas pardas. A su lado hay un cirio encendido. Un dato interesante: el Papa emérito Benedicto yace en el altar con la casulla que llevó en la misa de clausura de la Jornada Mundial de la Juventud de Sydney 2008.

Desde el principio de la mañana ha estado presente junto al túmulo el Arzobispo Ganswein, secretario personal del Papa Benedicto, que ha recibido el pésame de numerosas personalidades durante toda la jornada, comenzando por Matarella, Presidente de la República Italiana y la Primera Ministra, Giorgia Meloni. 

Benedicto XVI ganswein
Mons. Georg Gänswein ante el cuerpo de Benedicto XVI en la basílica de San Pedro ©CNS photo/Paul Haring

Largas colas en la plaza de San Pedro para despedir a Benedicto XVI

Durante todo el día ha habido largas colas en la plaza de San Pedro para despedir a Benedicto XVI
Los que entran y salen se entrecruzan y empiezan los preparativos para el funeral del jueves. Nos encontramos además, en una situación muy especial, ya que no vivimos lo que se pudo experimentar cuando falleció Juan Pablo II, para reinante. Benedicto XVI lleva 10 años retirado, pero la plaza de San Pedro vuelve a recobrar vida y vida joven. Hemos podido ver a muchos peregrinos jóvenes, para los que Benedicto XVI era, es y seguirá siendo una referencia en su vida cristiana. Estamos ante un papa que creía profundamente en el poder de la Verdad, que amaba la Verdad, que ha muerto amando la Verdad en sus labios.

Empezamos a contar con muchas reacciones tras la desaparición del primer «papa emérito» de la historia, un Papa que ha producido una ingente tarea doctrinal: 3 encíclicas, 275 cartas, 125 constituciones apostólicas, 4 exhortaciones apostólicas, 67 cartas apostólicas, 13 Motu proprios, 199 mensajes, 349 homilías, y unos 1500 discursos

Recogiendo las impresiones de los turistas y peregrinos es frecuente escuchar valoraciones como las de una familia italiana, originaria de  Milán, que subrayan (una pareja de mediana edad) que Benedicto era sobre todo una persona afable, de una elocuencia sencilla y directa, típico de una persona extraordinariamente educada, con una rara habilidad para captar el corazón con un concepto y una idea».

No muy diferente es el recuerdo de don Lluís Clavell, ex rector de la de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz y profesor de metafísica en la misma Universidad. «Vino a vernos dos veces. Una vez sólo para estar con nosotros y responder a nuestras preguntas. Y  de sus respuestas, reflexivas se notaba que tenía una rara habilidad para escuchar. Para responder primero hay que escuchar bien. Ratzinger poseía ambas cualidades».

También hemos podido escuchar en la radio las declaraciones del cardenal Pell, que confirmaba: «Papa Ratzinger era un caballero cristiano.  Un verdadero profesor alemán, un hombre de modales exquisitos, de alta cultura, un caballero de la vieja escuela, muy, muy educado.»

Otras personas en la Plaza decían, como la monja italiana Lucia: «Estoy aquí desde muy temprano. Le debia el saludarle en estos momentos, después de todo lo que ha hecho por la Iglesia». A su lado, miles de personas han hecho cola durante todo el dia para entrar en la Basílica. Se espera que unas 35.000 personas visiten cada día la capilla ardiente, que permanecerá abierta hasta el miércoles. Hoy se ha podido confirmar que han pasado por la Basílica 40.000 personas. 

Los primeros fieles en entrar en la basílica han sido un grupo de sacerdotes de la India. La coincidencia de la muerte de Benedicto XVI con las vacaciones navideñas ha hecho que muchos de los curiosos fueran meros turistas. Como Jennifer K., una estadounidense que junto a varios amigos subrayaba la «suerte» de haber estado en Roma en estos días. “Me da pena la muerte de Benedicto XVI, pero para nosotros ha sido una gran carambola que nos coja en Roma, y aquí estamos». Otros, como un grupo de españoles unos metros más allá, aprovecharon su viaje de vacaciones para asistir a la exequias. “Nosotros lo hacemos por respeto a Benedicto, aunque la verdad no lo hemos conocido mucho”, apuntaba Luis Mesa, de 36 años.

Para otras personalidades, como Sor Alessandra Smerilli, secretaria de uno de los Dicasterios más importantes de la Santa Sede,el testamento del Papa Benedicto XVI recuerda sus orígenes humildes, la relación con su familia. Un testamento sencillo, sencilla su vida, siguió firme permaneciendo ante Dios momento a momento».
Otros, como Gustavo Entrala, el comunicador español que ayudó a Benedicto a enviar su primer tweet, ha recordado online cómo él y su equipo metieron al Papa Benedicto XVI en las redes sociales. Hoy, @Pontifex es un éxito indiscutible. Y eso tuvo su origen con el Papa anterior, asesorado por el comunicador español. 

Según el arzobispo de Malta, Charles Scicluna, fue Benedicto XVI el primero que empezó a enfrentarse a «la cara oscura» de los abusos sexuales cometidos por clérigos, impulsando una serie de medidas que hoy constituyen el núcleo de la política de «tolerancia cero» de la Iglesia. Antes de su elección al papado, el entonces cardenal Joseph Ratzinger «desempeñó un papel decisivo en el largo proceso de actualización de la legislación y los procedimientos» para hacer frente a delitos graves como los abusos sexuales a menores, afirmó Scicluna. Tanto como prefecto del Vaticano como Papa, ha dicho  Scicluna, Benedicto XVI lideró la reforma «en constante diálogo con los expertos canónicos» y promovió «la formación a todos los niveles». Durante sus ocho años como Papa, dijo Scicluna, Benedicto dedicó tiempo cada semana a revisar casos de sacerdotes abusadores que necesitaban decisiones.

Haciendo un rápido repaso a la herencia de Benedicto, que tantos recuerdan precisamente hoy, podríamos mencionar la “Fe y razón que se reencuentran de un modo nuevo”, también que durante su pontificado, repitió muchas veces que el hombre es capaz de la verdad y debe buscarla. Que ella necesita criterios para ser verificada y debe ir unida a la tolerancia real. La medida de verdad para los católicos es el Hijo de Dios. Con respecto al Vaticano II, siempre recordó “La hermenéutica de la reforma”. Luchó para que se entendiera realmente el sentido del Concilio Vaticano II, como una búsqueda de “síntesis de fidelidad y de dinamismo”. En el ámbito de la Nueva evangelización, insistió en “Redescubrir la alegría de creer”: para Benedicto, la nueva evangelización deberá encargarse de encontrar los caminos para hacer más eficaz el anuncio de la salvación, sin el cual la existencia personal permanece contradictoria y privada de lo esencial. pero también insistió con fuerza en la importancia de dialogar con todos. Aunque Benedicto XVI mostró siempre firme su defensa de la fe, procuró limar asperezas y tender puentes dentro y fuera de la Iglesia. Movido por un afán de unidad, intentó atraer a quienes por un motivo u otro se habían apartado de Roma.

Los preparativos para los funerales 

Los preparativos para los funerales solemnes del Papa Benedicto XVI, previstos para el jueves 5, están en pleno apogeo. Los funerales de Joseph Ratzinger serán los de un Romano Pontífice, con los ritos y la veneración que la Iglesia siempre ha tributado al sucesor (Benedicto fue el 265º) del Apóstol Pedro.

Aunque el protocolo vaticano, habitualmente muy preciso y detallado para la despedida de un Papa, se encuentra por primera vez en sus dos mil años de historia registrando el funeral de un Pontífice celebrado por su sucesor, el Papa Francisco.  Y así se está trabajando para redactar nuevas normas.

Pero, ¿qué son la Ultima Commendatio y la Valedictio, las bendiciones que preceden al entierro? La traducción del latín de la primera suena como «la última recomendación». Como prescribe el ritual litúrgico romano, al final de la liturgia de la palabra (es decir, las lecturas de pasajes de la Biblia y del Evangelio, acompañadas de himnos, la homilía, la profesión de fe y la oración universal o de los fieles) el celebrante con los concelebrantes rocía el féretro con agua bendita e incienso. A esto sigue una oración, que generalmente es: «Entregamos el cuerpo mortal de nuestro hermano (o hermana) a la tierra en espera de su resurrección; que el Señor reciba su alma en la gloriosa comunión de los santos; que abra los brazos de su misericordia, para que este hermano nuestro, redimido de la muerte, absuelto de toda culpa, reconciliado con el Padre y llevado sobre los hombros del buen Pastor, participe de la gloria eterna en el Reino de los Cielos».

La Valedictio, del saludo latino «Vale», que los romanos decían o escribían al saludarse y que equivale a nuestro «Hasta luego» con el añadido de un deseo de salud y paz, representa el último adiós al difunto. La más utilizada es «Venid, santos de Dios, daos prisa, ángeles del Señor». Recibe su alma y preséntala en el trono del Altísimo. Que Cristo, que os ha llamado, os reciba, y los ángeles os conduzcan con Abraham al paraíso. Recibe su alma y preséntala en el trono del Altísimo. Concédele, Señor, el descanso eterno y brille para él la luz perpetua. Recibe su alma y preséntala en el trono del Altísimo’.

A continuación, el féretro es llevado al lugar de inhumación, que para el Papa Ratzinger debería ser, según su petición, el lóculo de las Grutas Vaticanas donde se depositó el cuerpo de Juan Pablo II antes de ser trasladado a la parte superior de la Basílica.

El autorStefano Grossi Gondi

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