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Armenia: una fe inamovible a pesar del conflicto

Armenia es la primera nación cristiana del mundo, y la fe de sus habitantes no se ha debilitado a pesar de los muchos conflictos políticos, territoriales y religiosos a los que se han enfrentado durante la historia. Sin embargo, la situación se está convirtiendo en insostenible por el conflicto en curso que mantiene con Azerbaiyán, un conflicto que, aunque parezca de tipo religioso, es en realidad de tipo geopolítico, donde no sólo están implicados Armenia y Azerbaiyán, sino Rusia, Georgia, Turquía, Israel y EEUU.

Leticia Sánchez de León·17 de enero de 2024·Tiempo de lectura: 5 minutos

Refugiados de Nagorno-Karabaj, septiembre 2023 ©OSV/Irakli Gedenidze, Reuters

Pequeña y azotada por el genocidio, la guerra y la barbarie durante toda su historia, Armenia pasa muchas veces desapercibida en los medios internacionales. Se encuentra, sin embargo, en una encrucijada de países y culturas que la hacen estratégicamente importante para potencias como Rusia, Turquía o Israel.

Armenia, la primera nación cristiana del mundo

Muchos de los territorios que aparecen en la Biblia se pueden fácilmente reconocer hoy en día. Armenia es uno de ellos: es en el primer libro de la Biblia, el Génesis, donde aparecen «los montes de Ararat» (armenios) que Noé ve cuando desciende con su familia y todos los animales del Arca, después del diluvio. Según la Tradición, serán después dos discípulos de Jesús, san Judas Tadeo y san Bartolomé, los que vayan a esas tierras -aún paganas- a extender el mensaje cristiano tras la muerte y resurrección de Cristo. Fueron ellos los que fundaron la Iglesia armenia aunque sufrieron por ello el martirio.

La conversión oficial de Armenia como nación cristiana tuvo lugar en el año 301 d.C., gracias a san Gregorio el Iluminador, que consiguió que el rey armenio Tiridates III se convirtiera, junto con todo su pueblo y la proclamara religión de estado (antes incluso del Edicto de Milán, del año 313, por el cual el Imperio romano dejó de perseguir el cristianismo, y del Edicto de Teodosio, con el cual en el 380 el Imperio reconocía al cristianismo como religión de estado).

Desde entonces, la nación de Armenia ha sido siempre cristiana y ha convivido en paz en un entorno de países de cultura y religión islámicas. Desgraciadamente, esto ha ido cambiando en los últimos años con motivo de las guerras con Azerbaiyán y las tensiones políticas con los países colindantes.

Lo cierto es que el lugar donde se concentra hoy en día la mayor parte del pueblo armenio -porque el resto se encuentran exiliados en diversas zonas del mundo- resulta pequeño comparado con el gran imperio armenio de la antigüedad. De hecho, los armenios no sólo estaban presentes en la actual República de Armenia, sino que constituían una minoría bastante potente, en lo que hoy se conoce como Naxiçevan (región autónoma de Azerbaiyán), en Javan (ahora parte de Georgia), y en Artsaj (también conocido como Nagorno-Karabaj), un territorio montañoso que se encuentra físicamente en Azerbaiyán, aunque su población es -o era, hasta hace poco- de mayoría armenia.

El origen de los conflictos: el genocidio armenio y el reparto de territorios tras la disolución de la Unión Soviética

En el contexto de la I Guerra Mundial, el Imperio otomano aprovechó para intentar crear un Estado homogéneo compuesto solamente por turcos musulmanes, por lo que exterminaron -o expulsaron- a armenios, asirios y griegos. El genocidio armenio se refiere pues, a la masacre y deportación sistemática de ciudadanos armenios por el Imperio otomano entre 1915 y 1923. Este trágico evento resultó en la muerte de entre un millón y medio y dos millones personas. La masacre armenia es un tema sensible y ha sido reconocido por diversos países y organizaciones internacionales como un acto de genocidio mientras que Turquía se niega aún a reconocer los hechos y es motivo de deterioro o incluso de ruptura de las relaciones diplómaticas con aquellos países que manifiestan que esa es -genocidio- la palabra adecuada para describir la persecución que sufrió el pueblo armenio.

En segundo lugar, en 1923, la URSS, al anexionarse los dos países (Armenia y Azerbaiyán) crea varias fronteras administrativas en la zona sin respetar los confines territoriales reales de dichos países, dejando a Armenia entre dos territorios azeríes y otorgando a la región de Nagorno-Karabaj un status de autonomía independiente de Azerbaiyán. Con la disolución de la Unión Soviética, las fronteras administrativas pasan a ser verdaderas fronteras, dando lugar a invasiones y enfrentamientos armados entre los dos países en una lucha por los territorios de Nagorno-Karabaj -geopolíticamente importante para potencias como Rusia, Turquía, Irán o China-. La última de las ofensivas militares sobre el territorio tuvo lugar el pasado septiembre de 2023.

Nagorno-Karabaj estaba habitada en su mayoría por población armenia, aunque internacionalmente el territorio se reconoce hoy como legítimamente parte de Azerbaiyán. “Se trata de un conflicto territorial, no religioso” -ha explicado a Omnes Tirayr Hakobyan, archimandrita de la Iglesia apostólica armenia-, “el territorio es importante para los pueblos. Después de miles de años viviendo en un territorio, ese pueblo quiere seguir allí, porque es el lugar donde ha nacido, donde ha vivido siempre, donde ha visto enraizarse su cultura y donde ha practicado su fe, construido sus iglesias… Allí es donde quieren vivir y ver a sus hijos crecer.”

Lo que teme Tirayr Hakobyan es que Azerbaiyán parece decidido a recuperar esa zona y borrar todo rastro de los armenios y de su cultura. “Asediaron la región sin agua y sin comida durante 10 meses. Eran unos 100.000 armenios, de los que 30.000 eran niños. En 24/48 horas les obligaron a salir de sus casas sin poder llevarse nada más que lo puesto. Entraron en las casas y destruyeron todo lo que encontraban”. Así, salieron los 100.000 armenios de Nagorno-Karabaj, dejando atrás sus casas, sus pertenencias, sus iglesias y su territorio, y fueron a buscar cobijo en Armenia. “Nuestro país, al ser pequeño y no tener muchos recursos, ha entrado también en una crisis por todas estas personas que llegaron desde Nagorno-Karabaj que no podemos atender”, se lamenta el archimandrita Tirayr.

La fe cristiana, sustento e identidad del pueblo armenio

A pesar de todos estos sufrimientos y conflictos bélicos con los países no cristianos que la rodean, Armenia no ha dado “un paso atrás” en su fe. De alguna manera esta lealtad ha sido premiada de manera especial, al menos en dos ocasiones (a pesar de los desafíos diplomáticos), con la visita de dos Pontífices: el papa Juan Pablo II, quien visitó Armenia en el año 2001 y el papa Francisco en 2016. El papa expresó por primera vez su deseo de viajar al país en 2015, justo cuando se cumplía el centenario del genocidio armenio. El 12 de abril de ese mismo año, el papa Francisco nombró a san Gregorio de Narek como doctor de la Iglesia en una ceremonia oficiada en memoria de los 100 años del genocidio.

Actualmente el pueblo armenio se encuentra disperso por todo el planeta: de los 12 millones de armenios que existen, sólo 3 se encuentran en Armenia. El resto se encuentra disperso por todo el mundo en comunidades grandes, como la de Francia, por ejemplo, o más pequeñas, como las de Estados Unidos, Italia, Grecia, Kuwait, Qatar, Omán o Dubai. Son muchas las comunidades armenias que viven en países musulmanes donde conviven en paz con las creencias y costumbres islámicas. “A pesar de estar fuera de sus territorios, nuestros hermanos siguen manteniendo su credo, y lo primero que hacen al llegar a un nuevo país es construir una Iglesia, para poder vivir la fe allí donde están, porque forma parte de nuestra identidad. También el idioma es un símbolo que nos une: todos hablamos en armenio, hayamos nacido en Estados Unidos, en el Líbano o en la misma nación de Armenia”.

La iglesia armenia, autocéfala e independiente

La iglesia armenia es una iglesia independiente de la Iglesia católica desde el 451, año en que tuvo lugar el Concilio de Calcedonia que estableció la doble naturaleza, humana y divina, de Cristo. Los defensores del monofisismo (una sola naturaleza de Cristo) se separaron entonces de la Iglesia Católica formando una Iglesia cristiana paralela.

La Iglesia armenia es autocéfala, es decir, que tiene una cabeza propia, el Catholicós, completamente independiente de las jerarquías eclesiásticas de las otras confesiones, aunque siempre han mantenido buenas relaciones en espíritu ecuménico con las Iglesias ortodoxas, católicas y protestantes.

Asimismo, se define tanto ortodoxa como católica, ya que considera que es expresión, por un lado, de la verdadera fe cristiana, y, por otro, de la universalidad de la Iglesia. En diciembre de 1996 san Juan Pablo II y Su Santidad el Catholicós de todos los armenios, Karekin II, firmaron una declaración conjunta en la que se afirmaba el origen común de la Iglesia armenia y de la Iglesia católica romana.

El autorLeticia Sánchez de León

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