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Un camino eclesial en el Espíritu Santo y para todos

La fase diocesana del Sínodo de los Obispos tendrá lugar desde octubre de 2021 hasta abril de 2022. La XVI Asamblea General Ordinaria estaba prevista para el mes de octubre del 2022 y el Papa ahora ha decidido una nueva fecha y un procedimiento singular, el de un “itinerario sinodal” que conducirá a la Asamblea, en octubre de 2023.

Pedro Urbano·27 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos
sinodo de los obispos

Foto: ©2021 Catholic News Service / U.S. Conference of Catholic Bishops.

Escribir acerca del camino sinodal tras el día de Pentecostés, cuando toda la Iglesia recibe una efusión del Espíritu, resulta muy providencial. La liturgia de esta solemnidad, con la famosísima secuencia Veni, Sancte Spiritus!, está invocando la acción del Paráclito, con toda su potencia, de forma que la vida eclesial, en su conjunto, sea renovada, plena de amor y santidad. Qué fácil es entonces hablar del camino de la Iglesia.

Porque la Iglesia -nos está recordando constantemente el Papa Francisco, que es el primer impulsor del camino sinodal- no tiene sentido en sí misma considerada. Por su propia esencia, mira hacia fuera de sí, es decir, necesita del Amor Trinidad para su existencia. Siguiendo la imagen clásica de los Padres: es como la luna, que necesita del sol para dar luz. 

Abierta a la gracia divina

Recordemos, efectivamente, la imagen de la liturgia de una “luna perfecta” en referencia a la Iglesia abierta a la gracia divina. El canto gregoriano, de una manera magistral, ha sabido dar forma musical a esta imagen de la Iglesia resplandeciente, llena, plena de luz, cuando deja actuar al Espíritu santo, como “luna llena” en el cielo estrellado.

Quienes nos estén leyendo en estos momentos sobre el camino sinodal pueden pensar que nos hemos ido muy lejos. Y, en realidad, estamos tocando el mismo núcleo del proceso que impulsa el Papa Francisco y que, el próximo octubre de 2021, celebrará su XVI Asamblea general ordinaria del Sínodo de Obispos. El calendario se presentaba esta misma semana bajo la guía de Mario Grech, cardenal secretario del Sínodo, para todos los medios de comunicación. Anunciaba con alegría el proyecto, es decir, el camino que recorreremos todos los creyentes en Jesucristo junto con el Papa y toda la Iglesia, para ir a Dios unidos en la fe, la esperanza y sobre todo en el amor. 

Se trata de “convertir el Sínodo en el espacio del Pueblo de Dios”, explicaba cardenal Grech a los medios. Tendrá tres fases: diocesana, continental y universal, a lo largo de los próximos tres años. Los días 9 y 10 del próximo octubre, con la presidencia del Papa, dará inicio la primera de las fases con las que se invita a participar a todo el Pueblo de Dios. Por lo tanto, por primera vez en su historia, el Sínodo parte de las iglesias locales y convoca a todos a una renovación profunda de la vida personal. A esto se le denomina “camino sinodal integral”, pues no deja fuera de la participación a ninguno de los integrantes del Pueblo de Dios. No es difícil encontrar estos días un esquema de cuáles serán esas fases en las que se desarrollará este camino del Sínodo. Digámoslo un poco a la manera de la teología: se trata de reflexionar acerca de la identidad cristiana dentro de el camino común de la Iglesia, comunión de vida y de fe, de amor y esperanza. Lo cual implica participar de los bienes que nos da el Espíritu Santo.

Esta es la grandeza de la vocación cristiana: llamarnos y ser verdaderamente hijos de Dios. Pero es el Espíritu Santo el encargado de llevar a plenitud esa llamada. Nadie puede quedarse atrás, por tanto, y esto es lo que nos recuerda una y otra vez el camino sinodal. De aquí que el Papa Francisco quiera incluir en el Sínodo la voz de los fieles, grandes y pequeños, más o menos preparados, hombres y mujeres, la voz de todos, en definitiva, porque la voz de los fieles recoge un sentido muy importante de la vida de la Iglesia, ese sentido que tradicionalmente se ha denominado sensus fidelium, o sea, la famosa “nariz católica” que detecta  de manera intuitiva la verdad y el error en la vida de los cristianos. Si se quiere, con la expresión más teológica: discernir bajo “la asistencia del Espíritu a su Iglesia”. 

Que Cristo viva en la Iglesia

Este es el gran objetivo del camino sinodal: que Cristo viva en nosotros, que Cristo viva en la Iglesia. Es una llamada a que ninguna de las comunidades creyentes, por aisladas que se puedan encontrar geográficamente, quede al margen del proceso de renovación. En la época nuestra, con la expansión social y la emigración de muchas poblaciones, se produce ese fenómeno de diseminación. Hay, se quiera o no, una gran movilidad social por todo el mundo, pero la vida de la Iglesia es comunión, congregación personal por el Espíritu en la santidad del amor.

Podemos explicar ahora brevemente en qué consiste esta Asamblea sobre el Sínodo. El cardenal secretario lo explicaba acudiendo a los tres principios fundamentales del camino sinodal: comunión, participación y misión. 

Se ha hablado mucho de cada una de estas dimensiones de la vida del creyente, y lo seguiremos haciendo en los próximos años, porque son los conceptos fundamentales que desde el punto de vista eclesiológico se ponen de relieve en esta época de la Iglesia. Podemos hablar también de las raíces históricas, de su relación con el Concilio Vaticano II. El Papa Francisco ha querido imprimir un sello personal en el camino de la sinodalidad, pasando de un “Sínodo evento” a un “Sínodo proceso”, a un camino, en la práctica, que mueve a todos. Ahora, con todo, Francisco suma una nueva consecuencia, que es la participación de todos. La insistencia reiterada, casi se puede decir que machacona de que sea el Pueblo de Dios el que tome el protagonismo en este camino sinodal, indica algo muy fundamental para los próximos años. El centro de este camino no es la Jerarquía, no es el Papa -aunque sea el principal promotor-, no es el Sínodo, sino que son “todos y cada uno de los creyentes en Cristo”, quienes tienen que avanzar en ese camino de comunión, participación y misión.

Digámoslo ya con una frase sintética que es precisamente nuestro título: “Un camino en el Espíritu” para todos los creyentes, hacia la comunión en Cristo.

El nuevo “itinerario sinodal”

La XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, sobre el tema: Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión, estaba prevista para el mes de octubre del 2022. El Papa ahora ha decidido una nueva fecha y un procedimiento singular, el de un “itinerario sinodal” que conducirá a la Asamblea, en octubre de 2023. 

El recorrido atravesará tres fases: una diocesana, una continental -con dos Instrumentum Laboris distintos- y otra universal. Se abrirá en octubre de 2021, en el Vaticano (los días 9 y 10) y en cada diócesis (el día 17). 

La fase diocesana tendrá lugar desde octubre de 2021 hasta abril de 2022; intervendrán las diócesis y las Conferencias Episcopales. A su término, la Secretaría General del Sínodo procederá a la redacción del primer Instrumentum Laboris (antes de septiembre 2022). La fase continental abarcará desde septiembre de 2022 hasta marzo de 2023; después (y antes de junio 2023), la Secretaría General del Sínodo redactará el segundo Instrumentum Laboris, y lo enviará a los participantes de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. Esta se celebra en octubre de 2023, de acuerdo con los procedimientos establecidos en la Constitución Apostólica Episcopalis Communio

El autorPedro Urbano

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