Vaticano

El Papa a la Acción Católica Italiana: construir una «cultura del abrazo»

El Papa Francisco recibió el 25 de abril de 2024 a los miembros de Acción Católica Italiana en la Plaza de San Pedro antes de la Asamblea Nacional. Desde Tierra Santa, el Cardenal Pizzaballa invita a superar las polarizaciones.

Giovanni Tridente·26 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Papa se encuentra con la Acción Católica Italiana OSV

En este encuentro, se volvió a hablar de paz y esperanza como camino para superar los numerosos conflictos que laceran diversas partes del mundo, empezando por Tierra Santa y la atormentada Ucrania. La ocasión la brindó el encuentro nacional de la Acción Católica Italiana, que el 25 de abril -Día de la Liberación del Pueblo Italiano del nazismo y fascismo- quiso reunirse en torno al Papa Francisco en un acto titulado «Brazos abiertos«.

La iniciativa pretendía ser un anticipo de la XVIII Asamblea Nacional de la histórica entidad italiana, fundada en 1867, y contó con la participación de unos 80.000 afiliados y simpatizantes de todo el país y de todas las edades, que se reunieron en la Plaza de San Pedro para recibir el saludo, el aliento y la bendición del Papa Francisco.

«Es en este mundo y en este tiempo donde estamos llamados a ser, en virtud del bautismo recibido, sujetos activos de la evangelización, somos discípulos misioneros de un Señor que dio su vida por el mundo. También la nuestra no puede sino ser entregada a su vez», dijo monseñor Claudio Giuliodori, asistente eclesiástico de la AC, en la apertura del evento.

Cultura del abrazo

En línea con el tema del evento, el Papa Francisco destacó en su discurso la importancia de cultivar una «cultura del abrazo» para superar todos aquellos comportamientos que, entre otras cosas, también conducen a las guerras: la desconfianza en el otro, el rechazo y la oposición que se convierten en violencia. Abrazos perdidos o rechazados, prejuicios y malentendidos que hacen ver al otro como un enemigo.

«¡Y todo esto está desgraciadamente ante nuestros ojos estos días, en demasiadas partes del mundo! Con vuestra presencia y vuestro trabajo, en cambio, podéis testimoniar a todos que el camino del abrazo es el camino de la vida», dijo Francisco.

De ahí la invitación a las personas de Acción Católica a ser «presencia de Cristo» en medio de la humanidad necesitada, «con brazos misericordiosos y compasivos, como laicos comprometidos en los acontecimientos del mundo y de la historia, ricos de una gran tradición, formados y competentes en lo que concierne a vuestras responsabilidades, al mismo tiempo humildes y fervorosos en la vida del espíritu».

Sólo así podréis sembrar semillas de cambio coherentes con el Evangelio, que lleguen a tener un impacto «a nivel social, cultural, político y económico en los contextos en los que actuáis».

Otra invitación del Papa se refería a la colaboración de todas las personas de la Acción Católica -niños, familias, hombres y mujeres, estudiantes, trabajadores, jóvenes y adultos- para comprometerse activamente en el camino sinodal, para realizar finalmente la expresión de una Iglesia que se sirve de «hombres y mujeres sinodales, que saben dialogar, interrelacionarse, buscar juntos».

Tierra Santa en el punto de mira

La jornada se había abierto con un videomensaje del cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca latino de Jerusalén, quien, al dar las gracias a los presentes por encender una luz de reflexión sobre la importancia de la paz, reconoció que «debemos evitar que se repita en el mundo la división que ya tenemos aquí», en Tierra Santa. Se piensa, por ejemplo, en las numerosas polarizaciones, de unos contra otros, a través de una simplificación que no ayuda a captar la complejidad de la realidad, en lo importante que es, en cambio, «construir relaciones» en lugar de «levantar barreras».

«Es muy doloroso ver cómo esta guerra ha afectado al alma de todos, a su confianza y a su creencia en que aún se puede hacer algo en esta deriva de violencia que parece no acabar nunca», añadió el cardenal. ¿Qué se puede hacer? «Lo primero que hay que hacer es rezar, después es importante hablar de Tierra Santa, no dejar que la atención recaiga sobre este conflicto que está desgarrando la vida de estos pueblos», y en consecuencia «la vida de la sociedad en tantas otras partes del mundo». Porque «cuando sufre el corazón, sufre todo el cuerpo».

Hacia una pastoral de paz

En relación con estos temas, el próximo 2 de mayo el propio cardenal Pizzaballa pronunciará una «lectio magistralis» en la Pontificia Universidad Lateranense, dentro del curso de Teología de la Paz, titulada «Caracteres y criterios para una pastoral de la paz».

El autorGiovanni Tridente

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