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Encuentros entre jóvenes y mayores. Conectando generaciones

¿Cuántos jóvenes de nuestros días creen que los ancianos tienen algo significativo que aportarles en sus vidas? Ahora los problemas son otros, el mundo va muy deprisa… El proyecto Conectando generaciones, de la diócesis de Orense, ha conseguido que los jóvenes descubran las inmensas riquezas que pueden aportar a sus vidas las experiencias de los mayores.

Arsenio Fernández de Mesa·4 de abril de 2020·Tiempo de lectura: 5 minutos
Conectando generaciones

Muchas veces a los mayores se los contempla con respeto pero con cierta distancia, como si fueran una reliquia de tiempos pasados que está de vuelta de la vida y no tiene nada que decir a la sociedad actual. Pues bien, el proyecto Conectando generaciones, de la diócesis de Orense y cofinanciado por la Xunta de Galicia y la Fundación Amigos de la Barrera, busca provocar un conjunto de encuentros entre adolescentes y mayores para que construyan vínculos de relación y afecto partiendo de la experiencia. 

Esta iniciativa, que acaba de celebrar la tercera edición, ofrece a los alumnos de los últimos cursos de la ESO (Educación Secundaria) y Bachillerato la oportunidad de un voluntariado social que les enriquezca como personas. A los mayores, por su parte, les brinda la ocasión de ser escuchados y valorados aportando lo más valioso y preciado que tienen, que es su propia experiencia vital. 

En estos encuentros las palabras no se las lleva el viento, pues con las historias contadas los jóvenes se encargan de elaborar un libro que recoge los aspectos biográficos de los que han sido hechos partícipes. Un libro que a esos adolescentes les desborda su horizonte en ocasiones estrecho y les conecta con valores humanos profundos que les enriquecen.

Participantes

El primer trabajo consiste en la selección de los alumnos. Para buscar a los participantes se realiza un concurso público, invitando a colegios a que lo oferten a los alumnos de 3º y 4º de la ESO y 1º de Bachillerato que estén dispuestos a pasar unos días de voluntariado social y que dispongan de ciertas habilidades literarias. También se selecciona al grupo de los mayores, que han sido desde inmigrantes hasta residentes en un asilo, pasando por los abuelos de los propios alumnos. La intención de los organizadores del proyecto es que en la próxima edición los protagonistas sean sacerdotes ancianos. 

Para que la actividad pueda alcanzar los frutos esperados se pone un límite a la participación, de forma que se manejan grupos de entre diez y veinte jóvenes, y diez y veinte mayores. Una vez efectuada la selección, se les da una formación a los jóvenes con talleres rigurosos y bien preparados, que incluyen nociones sobre el voluntariado social -enseñando a escuchar o a preguntar- y sobre aspectos literarios, que se concretan en explicar el modo de escribir una biografía, las diversas perspectivas para abordar el relato de la vida de una persona, cómo se estructuran los diversos tiempos o de qué modo pueden implicarse ellos mismos en la narración.

En los encuentros con los mayores, merienda de por medio, se cuida especialmente la acogida para lograr que todos estén cómodos y contentos. No se trata de hacer un proyecto mecánico, sino de lograr que sea una experiencia inolvidable, un encuentro que destruya posibles prejuicios iniciales de los adolescentes hacia los mayores y les facilite una apertura para la recepción de los valores de los que sus predecesores son depositarios. Una vez impartidos los talleres y realizados los primeros contactos se hace un sorteo, al estilo de la FIFA, en el que a cada joven le toca un mayor. A partir de ahí arrancan los días de encuentro y redacción de experiencias. 

Al terminar se les da forma a los textos originales presentados por los alumnos, se recoge todo en fotografía y en película, y se publica un libro con todas las biografías, las fotografías de cada uno de los biografiados y biografiantes e incluso, en ocasiones, las ilustraciones elaboradas por los propios jóvenes. En el acto final, en el que están presentes las familias de los jóvenes y de los mayores, se presenta el resultado de la obra y se entrega a cada uno el libro, incluyendo un momento para compartir algunas experiencias.

Ejemplo que impactan

“Nuestro objetivo es poner en el centro la intención ejemplificadora, pues buscamos que sea un camino a seguir, subrayando y visibilizando la importancia de contar con los mayores y de valorarlos”, señala orgulloso José Manuel Domínguez Prieto, director del Instituto de la Familia de la diócesis de Orense. “Los mayores no son obstáculo sino una riquísima fuente de cultura y sabiduría”, precisa. 

La experiencia de estas tres ediciones es que los ancianos se sintieron muy homenajeados y felices, mientras que los jóvenes experimentaron un fuerte impacto emocional y personal. “Es apasionante ver las sesiones de encuentro entre unos y otros”, afirma uno de participantes en el proyecto, “ya que a los jóvenes se les abren panoramas de experiencias vitales, escuchando las aventuras de labios del propio protagonista, y a los mayores les produce una gran emoción por sentir que tienen muchas riquezas que aportar a la sociedad actual”

El éxito de Conectando Generaciones ha provocado que la iniciativa se replique en las otras diócesis de Galicia, buscando la creación de vínculos extraordinarios a través de encuentros de calidad entre grupos humanos con tanta distancia de edad.

Historias concretas

Los que de un modo u otro forman parte de este proyecto señalan que lo más bello y emocionante son las historias concretas que suceden gracias a estos encuentros. Historias que descubren una intimidad ni siquiera sospechada. Historias que cambian vidas o que, al menos, hacen recapacitar sobre qué es lo esencial y qué lo accesorio. Como botón de muestra, he aquí una referencia a dos bellas historias del enriquecimiento que para un joven puede suponer este tipo de contacto más profundo e íntimo con un mayor. 

Una de esas personas era inmigrante, profesora universitaria en Venezuela y alguien muy relevante en el ámbito de la cultura, casada y con hijos. Tuvo que ir a Galicia absolutamente sola y pobre, ya viuda, dependiendo de Cáritas y teniendo en Venezuela, tan lejos, su vida y sus amistades, que no pueden salir de allí. A pesar de ello, vive alegre su situación, con una alegría contagiosa gracias a su fe cristiana. Esa alegría en medio de su precaria situación vital conmocionó a su entrevistador. “Para un joven español, que vive con toda la estabilidad que le proporciona un sistema educativo y sanitario, descubrir la experiencia de haberlo tenido todo y perdido todo es algo emocionante y tremendo, que hace recapacitar”, afirma Domínguez Prieto. El joven al que le tocó en suerte entrevistarse con esta anciana terminó llorando a lágrima tendida y no consiguió escribir nada el primer día.

Otro joven, alumno del bachillerato de ciencias que tenía grandes reticencias con respecto a estos encuentros, pudo penetrar en la intimidad de un jubilado que le abrió horizontes insospechados. Acudió invitado por el colegio, pero sin especial ilusión. Lo que no sabía es que la persona a la que entrevistó fue hasta su jubilación una de las máximas autoridades en física nuclear a nivel mundial, alguien muy sencillo pero que puso en marcha importantes a nivel nuclear en toda Europa. Ahora es un humilde jubilado que cuida de su esposa con alzhéimer. Cuando el joven descubrió quién era ese anciano, que con semejante autoridad a nivel mundial se dedicaba a cuidar de su esposa y encontraba en ello su felicidad, sufrió un impacto vocacional espectacular que le ha condicionado de manera definitiva. 

Los mayores tienen mucho que decir a esta sociedad, aunque muchas veces con nuestras prisas, nuestra superficialidad y nuestra cultura tecnológica obviamos la belleza de encontrarse tú a tú con alguien, sin pantallas de por medio, que tiene algo que contarnos para enriquecer nuestra vida. Iniciativas como Conectando generaciones muestran a los jóvenes hasta qué punto compartir la intimidad con personas que han vivido tantas experiencias puede suponer una gran riqueza para sus propias vidas.

El autorArsenio Fernández de Mesa

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