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Camboya se prepara para el Jubileo 2025

Los católicos camboyanos del Vicariato Apostólico de Phnom Penh se preparan para vivir el Jubileo de 2025. Omnes ha conversado con el padre Gianluca Tavola, misionero del Pontificio Instituto para las Misiones Extranjeras (PIME), en Camboya desde 2007.

Federico Piana·23 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Católicos del vicariato apostólico de Phnom Penh, en Camboya

Oración y silencio, durante un año. Así es como los católicos camboyanos del Vicariato Apostólico de Phnom Penh se preparan para vivir el Jubileo de 2025. En el país del sudeste asiático, donde los cristianos son una clara minoría, en torno al 0,2% de la población total, predominantemente budista, el obispo del Vicariato, monseñor Olivier Michel Marie Schmitthaeusler, ha querido que la preparación del próximo Año Santo se convierta en una herramienta para fortalecer la fe y en un ejemplo útil para la evangelización. «Al fin y al cabo, la oración es el fundamento de nuestra vocación, de nuestro camino, de nuestra conversión», explica a Omnes el padre Gianluca Tavola, misionero del Pontificio Instituto para las Misiones Extranjeras (PIME), en Camboya desde 2007.

El vínculo con la Madre Teresa

El clérigo de origen italiano, rector del seminario mayor de Phnom Penh y responsable del sector pastoral de tres pequeñas comunidades cristianas de la ciudad de TaKhmao, situada al sur de la capital, subraya que el obispo del Vicariato ha querido vincular la celebración del Año de la Oración a una frase que le gustaba decir a la Madre Teresa de Calcuta: «Es una expresión muy bonita que dice: el fruto del silencio es la oración; el fruto de la oración es la fe; el fruto de la fe es el amor; el fruto del amor es el servicio; el fruto del servicio es la paz».

Implicar a las parroquias y a las familias

Y precisamente siguiendo estas indicaciones, en todas las parroquias y comunidades se celebra cada mes una oración por las vocaciones y se dedica tiempo a la escucha de la Palabra de Dios, a través, por ejemplo, de la Lectio Divina. «Pero monseñor Schmitthaeusler -cuenta el padre Tavola- ha pedido también a las familias que prevean, al menos una vez a la semana, organizar momentos de oración en común que duren diez o quince minutos, acompañados también de algunos momentos de reflexión y de acción de gracias».

Decisión providencial

Para el padre Gianluca Tavola, la convocatoria del Año de Oración y Silencio con vistas al Jubileo es una decisión providencial. Porque, dice, «la Iglesia en Camboya -que en la última década ha trabajado mucho por la evangelización y la profundización de la fe- necesita llegar a un tiempo de gracia como el Año Santo con un respiro relajado, con un aliento más largo. La oración, el silencio y el descanso nos harán ciertamente bien».

Iglesia joven

En Camboya hay menos de 30.000 cristianos de una población total de 16.000.000 de habitantes. La Iglesia tiene un Vicariato Apostólico, el de Phnom Penh, y dos Prefecturas Apostólicas, las de Battambang y Kompong-Cham. Tras un periodo de dolor y opresión debido a guerras y regímenes, «la Iglesia renació en 1990», recuerda el misionero del PIME, según el cual «ahora hay más de cien sacerdotes, doce de los cuales son camboyanos, mientras que hay una buena presencia de religiosos e institutos femeninos, incluso laicos». Una minoría que representa un signo de amor al prójimo, concluye el padre Tavola: «Gracias a Dios, en Camboya hay libertad de culto, tenemos nuestra dignidad. Y en la sociedad estamos presentes en la educación y la sanidad. Somos pequeños, pero amamos con un gran corazón».

El autorFederico Piana

 Periodista. Trabaja en Radio Vaticana y colabora con L'Osservatore Romano.

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