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Los jóvenes están en Lisboa para «compartir la esperanza del Evangelio»

El Papa llegó el 2 de agosto a Lisboa y tuvo un encuentro con el presidente de Portugal, las autoridades, la Sociedad Civil y el Cuerpo Diplomático en el Centro Cultural de Belém de Lisboa. En el discurso ante las autoridades, afirmó que los jóvenes están en Lisboa para "compartir la esperanza del Evangelio".

Loreto Rios·2 de agosto de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Papa Francisco reunido con el presidente de Portugal esta mañana ©CNS photo/Lola Gomez

Tras su llegada a Lisboa, el Papa se ha desplazado en automóvil a la residencia del presidente, el Palacio Nacional de Belém, donde ha tenido lugar la ceremonia de bienvenida y un intercambio de regalos.

Sobre las 12.15 h (hora local de Lisboa), el Pontífice ha sido recibido por las autoridades políticas, la Sociedad Civil y el Cuerpo Diplomático en el Centro Cultural de Belém de Lisboa.

El Papa está «contento de estar en Lisboa»

En su discurso ante las autoridades, el Papa ha afirmado que está “contento de estar en Lisboa, ciudad de encuentro que abraza diferentes pueblos y culturas, y que en estos días se vuelve todavía más universal; se transforma, de alguna manera, en la capital del mundo. Esto se ajusta bien a su carácter multiétnico y multicultural ―pienso en el barrio Mouraria, donde viven en armonía personas provenientes de más de sesenta países―, y descubre el rasgo cosmopolita de Portugal, que ahonda sus raíces en el deseo de abrirse al mundo y explorarlo, navegando hacia horizontes nuevos y más amplios”.

También ha señalado que el mar en Lisboa “es mucho más que un elemento paisajístico, es una vocación impresa en el alma de cada portugués (…). Frente al océano, los portugueses reflexionan sobre los inmensos espacios del alma y el sentido de la vida en el mundo. Y yo también, dejándome llevar por la imagen del océano, quisiera compartir algunos pensamientos”.

A continuación, el Papa ha reflexionado sobre el hecho de que el océano une pueblos, países, tierras y continentes y que “Lisboa, ciudad del océano, nos recuerda la importancia del conjunto, el valor de las fronteras como zonas de contacto, no como barreras que separan”. Francisco ha señalado que hoy en día los problemas de la humanidad son globales, y solamente juntos se puede hacer frente a ellos.

La JMJ: «impulso de apertura universal»

Recordando que en Lisboa se firmó el Tratado de reforma de la Unión Europea en 2007, el Papa ha señalado que espera que “la Jornada Mundial de la Juventud sea, para el ‘viejo continente’, un impulso de apertura universal. Porque el mundo necesita a Europa, a la verdadera Europa; necesita de su papel de constructora de puentes y de paz en su parte oriental, en el Mediterráneo, en África y en Oriente Medio.

De ese modo, Europa podrá aportar, dentro del escenario internacional, su originalidad específica, esbozada en el siglo pasado cuando, desde el crisol de los conflictos mundiales, encendió la chispa de la reconciliación, haciendo posible el sueño de construir el mañana con el enemigo de ayer, de abrir caminos de diálogo e inclusión, desarrollando una diplomacia de paz que apague los conflictos y alivie las tensiones, capaz de captar los más tenues signos de distensión y de leer entre las líneas más torcidas”.

A este respecto, el Papa ha reflexionado sobre la deriva de Europa y el camino que está siguiendo Occidente: “Pienso en tantos niños no nacidos y ancianos abandonados a su suerte; en la dificultad por acoger, proteger, promover e integrar a los que vienen de lejos y llaman a las puertas; en la soledad de muchas familias que luchan por traer al mundo y criar a sus hijos”.

«Compartir la esperanza del Evangelio»

Ha señalado que Lisboa, que acoge estos días a “un océano de jóvenes”, nos da motivos de esperanza. “No están en las calles para gritar de rabia, sino para compartir la esperanza del Evangelio. Y si desde muchos sectores se respira hoy un clima de protesta e insatisfacción, terreno fértil para el populismo y las teorías conspirativas, la Jornada Mundial de la Juventud es una oportunidad para construir juntos”.

Para concluir, el Papa ha señalado tres “laboratorios de esperanza” en los que trabajar: el medio ambiente, el futuro y la fraternidad. Sobre esta última, Francisco ha señalado que los cristianos la “aprendemos de Nuestro Señor Jesucristo. (…) He sabido que aquí hay muchos jóvenes que cultivan el deseo de hacerse prójimos; pienso en la iniciativa Missão País, que lleva a miles de chicos y chicas a vivir en el espíritu del Evangelio experiencias de solidaridad misionera en zonas periféricas, especialmente en aldeas del interior del país, donde visitan a muchos ancianos que están solos. Quisiera agradecer y animar, junto a las muchas personas de la sociedad portuguesa que se preocupan por los demás, a la Iglesia local, que hace tanto bien, sin protagonismos”.

Después de comer, el Papa se encontrará con el presidente de la asamblea de la república, Augusto Ernesto dos Santos Silva, y con el primer ministro, António Costa.

El último acto de hoy para el Papa será el rezo de vísperas acompañado por el clero local en el Real Monasterio de Santa Maria di Belém.

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