Cultura

Pensar como una montaña ¿Por qué leer hoy a Aldo Leopold?

El pensamiento de Aldo Leopold, clásico del ecologismo contemporáneo, alimenta desde hace décadas la apremiante reflexión sobre el cuidado de la tierra. Pese a no ser citado en la encíclica Laudato si (2015) sus escritos señalan algunos conceptos, como el de “comunidad” o “ética de la tierra”, que enriquecen nuestra comprensión de la “casa común”.

Marta Revuelta y Jaime Nubiola·25 de abril de 2023·Tiempo de lectura: 4 minutos

Aldo Leopold

El libro Un año en Sand County es la obra más emblemática de Aldo Leopold (1887-1948), publicada originalmente en 1949. En ella reúne sus impresiones -entre poéticas y filosóficas-, fruto de su observación de cada acontecimiento natural y de una vida profundamente contemplativa, reflexiva y volcada en la relación del ser humano con la comunidad que habita. 

Una obra fruto de una pasión

¿Por qué leer hoy a Aldo Leopold? En el momento actual en el que nos preguntamos por los efectos de nuestras acciones en el medioambiente y nos encontramos con respuestas confusas, pesimistas y a veces desgajadas de nuestra naturaleza, Aldo Leopold nos da una pista. Haciéndonos partícipes de su gran pasión, la vida al aire libre, nos ayuda a encontrar las respuestas en una relación, no en un enfrentamiento. Si formamos parte de una totalidad, la respuesta a la pregunta sobre la sostenibilidad es una ética, no una táctica. Y procede de la vida. 

Las reflexiones de Leopold nacen siempre de su vida. La primera parte del libro, titulada Un año en Sand County, está escrita en forma de cuaderno de memorias y relata magistralmente la vida cotidiana en “the Shack” (“la choza”), el nombre familiar del terreno en Wisconsin que Leopold compró en 1930, habilitado como refugio de vacaciones y fines de semana. Esta primera parte es de una gran belleza. Cualquier excusa —las huellas de una mofeta en la nieve, un tronco ardiendo en la chimenea, el cortejo de las aves en abril, la tala de un roble centenario muerto por un rayo— desencadena narraciones minuciosas en las que los protagonistas son animales, árboles, estrellas; y nosotros nos convertimos en privilegiados observadores de una historia que atrapa como una narración épica. 

Las descripciones se acompañan de reflexiones, que fluyen salpicadas de ironía, sin orden aparente, sobre la relación del ser humano y la tierra, el concepto de conservación, lo artificial y lo salvaje: “Dios nos lo da y Dios nos lo quita, pero no es lo único que hace. Cuando algún remoto antepasado nuestro inventó la pala, se convirtió en oferente: podía plantar un árbol. Y cuando inventó el hacha, se convirtió en sustractor: podía talarlo” (p. 134). 

Una vida comprometida con lo salvaje

Aldo Leopold está considerado uno de los pensadores más influyentes en el despertar del conservacionismo y el ambientalismo en los Estados Unidos, tanto en el mundo académico e intelectual como entre los activistas, y un precedente de la defensa de la sostenibilidad. En España, sin embargo, es una figura todavía poco conocida. La editorial Los Libros de la Catarata publicó en 2017 el libro titulado Una ética de la tierra, que recoge parte de los ensayos publicados en Un año en Sand County, con una interesante introducción de Jorge Riechmann.

En 1930 Leopold adquirió la granja abandonada que inspira su libro. Estas tierras, conocidas como “Sand County”, representan la materia de sus investigaciones. Se trataba de una zona a orillas del río Wisconsin devastada por incendios, talas masivas y sobreexplotación agrícola, que habían dado como resultado unos meandros arenosos donde Leopold y su familia fueron plantando robles y pinos para restablecer el paisaje original. En estas mismas tierras falleció de un infarto a los 61 años mientras colaboraba en la extinción de un incendio en una granja colindante. 

Con el título Apuntes de aquí y de allá, la segunda parte recoge seis ensayos que se corresponden con los lugares en los que Leopold vivió o a los que viajó. De todos esos viajes surgen reflexiones de una vida que le fue enseñando “gradual y a veces dolorosamente, que la acción colectiva está desestructurada” (p. 14).

Destaca entre estos episodios el de Pensando como una montaña, donde describe cómo el exterminio de los lobos acabó destruyendo la vegetación de las montañas: “He mirado a la cara de muchas montañas que se acaban de quedar sin lobos y he visto las laderas que dan al sur arrugarse como un laberinto de nuevos rastros de ciervo. He visto todos los arbustos y plantones comestibles ramoneados, primero hasta un anémico abandono y luego hasta la muerte. (…) Ahora sospecho que exactamente igual que una manada de ciervos vive aterrorizada por los lobos, también una montaña vive aterrorizada por los ciervos” (p. 226).

Comunidad y amor

En la tercera parte se encuentra su famoso ensayo La ética de la tierra que puede considerarse su gran legado intelectual. Hablar de ética de la tierra es hablar de la ética que amplía los límites de la comunidad para incluir suelos, aguas, plantas y animales, es decir: la tierra (p. 334).

Esta nueva ética se resume en una máxima, la más célebre, de Leopold: “Algo está bien cuando tiende a preservar la integridad, la estabilidad y la belleza de la comunidad biótica. Está mal cuando tiende a lo contrario” (p. 360). Aquí la ética y la estética se tocan. Así como en la ética clásica lo bueno está relacionado con lo que las cosas son, la belleza tiene que ver con cómo percibimos las cosas.

Por último, incluye Leopold un elemento que cierra admirablemente el círculo de sus razonamientos: el amor. “Para mí es inconcebible que una relación ética con la tierra pueda existir sin amor, respeto y admiración por esta, y sin una alta estima por sus valores”. A los ocho años de la encíclica Laudato si leer a Aldo Leopold es una magnífica manera de adentrarse más a fondo en el cuidado de la casa común, tal como nos pedía el papa Francisco.

El autorMarta Revuelta y Jaime Nubiola

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