Una medida de prudencia es leer las etiquetas de las prendas de ropa, que indican el tratamiento que se les debe dar. Si desconocemos el significado de alguno de los símbolos, en internet lo encontraremos con rapidez.
En todo caso, conviene saber identificar las fibras textiles, naturales y químicas, conocer sus propiedades generales y, en consecuencia, saber cómo tratarlas.
Existen las fibras naturales, que pueden ser vegetales, como el algodón, el lino, el yute, el cáñamo o el sisal; animales, como la lana, la seda o los pelos; y minerales, como el amianto. Por su parte, las fibras químicas pueden ser de polímero natural, como la viscosa, el modal, el cupro, el acetato y el triacetato, o de polímero sintético: el poliéster, el nylon, el acrílico o el elastano, entre otros.
Las fibras naturales vegetales tienen las siguientes propiedades: tiñen bien; tienen poca resistencia a los ácidos y gran resistencia a los álcalis; ofrecen una gran retención de la humedad; tienen poca resiliencia, tanto en seco como en húmedo, por lo que se arrugan con facilidad y no se recuperan por sí mismas si no es con plancha. Por consiguiente, estas fibras requieren, en general, poner cuidado al desmanchar, lavar o centrifugar.
Para el lavado conviene utilizar jabones neutros o alcalinos. Los detergentes completos o algún blanqueante sólo deben usarse en prendas blancas. No es necesario el suavizante. Aunque habitualmente se lavan al agua, para el lino de color se recomienda una limpieza en seco, y se debe evitar centrifugar estas prendas. En cuanto al planchado, su calidad está unida al grado de humedad.
Las fibras naturales de origen animal más frecuentes son la lana, la seda y el cuero. Su composición es fundamentalmente proteica.
La lana y la seda tienen bastantes propiedades comunes: buena resiliencia, que permite su recuperación después de haberse deformado; poca resistencia a las altas temperaturas; la acción mecánica con calor y humedad pueden producir encogimiento; buena capacidad para teñir; no resisten la lejía; el uso de los blanqueantes está completamente desaconsejado, y el único que soportan es el agua oxigenada, con precaución y aclarando enseguida; son muy sensibles a álcalis suaves, por lo que cuidaremos el color al desmanchar, sobre todo en la seda. Puede utilizarse suavizante con precaución para la lana, y unas gotas de vinagre para el aclarado en la seda. La calidad del planchado está unida al grado de humedad de la prenda; es mejor tratarlas en seco. El punto de lana se puede lavar con agua y detergente neutro. Si se hace en lavadora, hay que utilizar el programa de lana y sin cambios bruscos de temperatura (poner el selector de temperatura a 0º).
El cuero se diferencia mucho de otras fibras naturales en cuanto a propiedades, tratamiento y cuidados. Si no estamos seguros de darle el tratamiento adecuado, lo más acertado será llevar estas prendas a alguna tintorería especializada.
Las fibras químicas de polímero natural imitan a las fibras naturales. Entre sus propiedades más destacadas encontramos: son de cuidado fácil tanto en el lavado como en el planchado; son moderadamente rígidas y poco resilientes, se marcan mucho las arrugas; generan poco pilling; tienen una larga duración y resistencia a los agentes externos tipo moho; los productos oxidantes han de usarse con precaución.
Las fibras químicas de polímero sintético son enteramente químicas, obtenidas de productos fabricados por el hombre. Se clasifican según la forma de obtención, por ejemplo la policondensación: poliamida como el nylon, el perlon, el enkalon; poliéster, como tergal, terleka, terylene, trevira, dacron; o la polimerización: las fibras acrílicas como acrylan, orlon, leacril, crilenka; y las fibras de poliuretano como el elastano o la lycra. Sus propiedades son: suelen ser de bajo coste; alta formación de pilling; absorben bien las grasas; baja absorción de agua; pueden cargarse de electricidad estática por el rozamiento y el calor; son bastante abrasivas o muy elásticas.
El punto débil de la fibra acrílica es que no se debe pasar de 30º de temperatura; se encogen y se deforman con facilidad. En el lavado a máquina es aconsejable utilizar el programa de lana, y secarla en una superficie horizontal.