El santo Grial, o santo Cáliz, del que tanto se ha escrito y hablado, es la copa en la que Jesucristo bebió con sus discípulos en la Última Cena, y por ello es considerada como una reliquia única. Así, fue usada para instituir el sacramento de la Eucaristía.
A ella se refieren diversas leyendas, y en unas ocasiones le atribuyen propiedades curativas y en otras el poder de resucitar a muertos o alimentar a miles de soldados. Las leyendas muestran el santo Grial en forma de copa o de fuente.
Durante aproximadamente diez siglos, en dichas leyendas se consideraba que los caballeros templarios custodiaban el santo Grial, aunque en ningún momento se detalló en qué consistía exactamente esa reliquia.
Hay quien relaciona el santo Grial y José de Arimatea, sosteniendo que Jesús, ya resucitado, se aparecería a José para entregárselo y ordenarle que lo llevara a la isla de Britania. Autores sostienen que ese José usaría el cáliz para recoger la sangre y el agua emanadas de la herida abierta por la lanza del centurión en el costado de Cristo y que, más tarde, en Britania, estableció una dinastía de guardianes para mantenerlo a salvo y escondido.
Cabe señalar que la Sagrada Escritura no menciona el santo Grial. La primera referencia que tenemos es del siglo XII.
Origen de la leyenda del santo Grial
La búsqueda del santo Grial es una temática que se relaciona con la historia del rey Arturo, combinándose la tradición cristiana con antiguos mitos celtas referidos a un caldero divino. Además, existen otras leyendas acerca del santo Cáliz que se relacionan con las relativas a las distintas copas antiguas que se consideran la auténtica reliquia.
Fue mencionado por vez primera en la historia a principios del siglo XII por el autor francés Chrétien de Troyes en su narración Perceval, también llamada Le Conte du Graal (el cuento del Grial).
En la obra, el padre del rey Arturo –conocido como el rey Pescador– estaba enfermo. Como el país se consideraba débil por la enfermedad de su líder, varios caballeros fueron al castillo del rey para intentar curarlo, pero solo uno de ellos podría ser el elegido para lograr la cura.
Perceval
El elegido fue Perceval, y el rey le ofreció un banquete, en el que tuvo lugar una misteriosa procesión de una doncella transportando el santo Grial. Como le habían aconsejado no hablar demasiado, Perceval, aunque maravillado por la procesión, decidió guardar silencio, y tras finalizar el banquete se retiró a descansar, al igual que el rey.
Al despertar, Perceval se dio cuenta que todo el castillo estaba desierto. Marchó, y adentrándose en el bosque se encontró con una doncella a la que le contó lo sucedido. Ésa le dijo que si hubiera preguntado el significado de la procesión habría devuelto la salud al rey, ya que la copa que había visto era el santo Cáliz, y el rey era quien lo custodiaba. Al enterarse de todo esto, Perceval prometió encontrar el santo Grial y cerrar la búsqueda.
La obra de Chrétien de Troyes representó el comienzo de la leyenda, pero fueron otros autores quienes desarrollaron esa versión, tal como se dio a conocer a la Europa medieval, espiritualizándola y resaltando que se trataba de la copa de la Última Cena; la misma que, según diferentes fuentes, José de Arimatea usó después para recoger la sangre de las heridas durante la crucifixión de Cristo.
¿Varios santos Griales?
Como decíamos, contamos con varias versiones sobre santos Griales que se consideran auténticas reliquias. Destacaríamos los siguientes:
El Santo Cáliz de la catedral de Valencia, España
Considerado como el cáliz traído de Roma a España gracias a san Lorenzo mártir en el siglo III. Con anterioridad a su depósito en Valencia estuvo en diversos lugares de Aragón, como el monasterio de san Pedro de Siresa, la catedral de Jaca o el monasterio de san Juan de la Peña. Tras una corta estancia en Barcelona llegó a Valencia.
Compuesto por una copa de ágata de 7 cm de alto y 9,5 cm de diámetro, con un pie con asas posteriormente añadido. Fechado por los especialistas en el siglo I, y tenido como auténtica copa hebrea al observar las medidas utilizadas en la época para ese tipo de utensilio. Hecho sobre piedra catalogada como sardius, representativa de la tribu de Judá, precisamente a la que perteneció Nuestro Señor. Al pie, además, consta una inscripción en hebreo que alude a Jesús.
Los pontífices que han visitado Valencia –san Juan Pablo II y el papa emérito Benedicto XVI– lo usaron en las Eucaristías multitudinarias que celebraron en sus visitas. Ese gesto sobre la tradición que nos ocupa –que efectivamente ése sea el santo Cáliz– y el hecho de que se haya declarado santo año jubilar en Valencia en 2015, refuerzan su autenticidad.
El Cáliz de Doña Urraca
Se trata de un cáliz compuesto por dos copas de ónice de origen romano que doña Urraca –reina española del siglo XI– mandó enriquecer al sostener que era el santo Grial. Ella lo recibió de su padre, Fernando I el Magno, quien a su vez lo tomó de los califas musulmanes que se lo donaron.
Hay que decir que esta tesis carece de valor académico, y se reconocen ciertos errores en detrimento de su veracidad.
El Santo Grial O’Cebreiro
En pleno camino de Santiago contamos con un cáliz custodiado en el monasterio de Santa María de O’Cebreiro desde mediados del siglo XII, al que se le atribuye ser el santo Grial.
La tradición sostiene que en tal copa tuvo lugar un milagro eucarístico, consistente en la conversión de la oblea y el vino que usaría el celebrante en la Eucaristía en carne sensible y sangre, la cual manchó los corporales. Más tarde, en el siglo XV, los Reyes Católicos, en una visita al monasterio, donarían los faroles que custodiarían la reliquia, atribuyendo ese gesto mayor certeza sobre la autenticidad del santo Cáliz.
No obstante, hay quien sostiene que esa copa no es el santo Grial, ya que su asimilación se debió a una simple confusión lingüística, dado que la hospedería de O’Cebreiro estaba dedicada a san Geraldo de Aurillac, pronunciado “Guiral”, lo cual daría lugar a la confusión de tenerlo por el santo “Grial”.
La Copa Hawkstone Park
Esta versión de santo Grial se refiere a la copa que fue llevada a Inglaterra tras el saqueo de Roma por parte de los visigodos. De reducidas dimensiones –a penas 6 cm– hecha de piedra semipreciosa, datada muy posiblemente de la época romana.
Fue localizada en el siglo XIII en manos de una familia británica, escondida en una cueva en Hawkstone Park, cerca del castillo de Whittington –noroeste de Inglaterra– y hallada a primeros del siglo XX, momento en que pertenecía a Victoria Palmer por herencia.
Achatschale
Consiste en un cuenco del siglo IV procedente de Constantinopla o Tréveris, y cuenta con una inscripción en la que puede leerse “XRISTO”, atribuida a Jesucristo.
Lo que hace pensar que pudiera resultar el verdadero santo Grial es el hecho de que formara parte de las reliquias imperiales del Sacro Imperio Romano Germánico, entre las que figuraba asimismo la lanza de Longinos, el soldado romano que atravesó el costado de Nuestro Señor una vez colgado en la Cruz instantes antes de expirar.
Como se ve, varias versiones podrían ser el auténtico santo Grial. En todo caso lo interesante es que cada una de ellas sirva para aumentar la piedad y devoción a la Eucaristía desde el lugar donde se encuentre, pues el genuino sentido de conservar una reliquia es contribuir a esa devoción o piedad popular.