Evangelio

Cristo, modelo ante la tentación. Primer domingo de Cuaresma (C)

Joseph Evans comenta las lecturas del primer domingo de Cuaresma (C) correspondiente al día 9 de marzo de 2025.

Joseph Evans·6 de marzo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

La gente se entusiasma con la posibilidad de vida extraterrestre. La Iglesia no se pronuncia al respecto, pero nos enseña que sólo somos una pequeña parte de la creación de Dios. Hay todo un mundo espiritual de ángeles y demonios y estamos atrapados en medio de una gran batalla entre ellos en la que somos el botín: los demonios intentan asociarnos a su rebelión contra Dios y llevarnos al infierno; los ángeles intentan salvarnos de ellos y llevarnos a la felicidad en el cielo. Todo esto queda claro en las lecturas de hoy.

El evangelio comienza refiriéndose al Espíritu Santo -el Espíritu divino, el Espíritu de amor, tercera persona de la Trinidad- que conduce a Cristo al desierto y que nos conduce a nosotros al desierto, a la penitencia, de la Cuaresma. Él nos ha inspirado los actos de abnegación que hemos decidido y que tratamos de vivir durante estos 40 días en nuestro esfuerzo por acercarnos a Cristo. Pero en el trasfondo acecha otro tipo de espíritu muy distinto: creado pero todavía muy poderoso, el espíritu del odio, el demonio.

El diablo no es una ficción ni una figura de la que reírse. Nuestro Señor nos dice que “a ese tenéis que temer” (Lucas 12, 5), con un temor santo y sensato, como se teme y se aleja a un perro feroz. Vemos que el diablo tienta a Cristo “durante cuarenta días” y no sólo al final. Nos tentará también a nosotros, intentando hacernos desistir de nuestros propósitos cuaresmales o vacilar en nuestros deseos de ser cristianos fieles. Pero es al final de los cuarenta días, cuando Cristo está más débil, cuando Satanás ataca con más fuerza.

Cristo se deja tentar, apoyándose sólo en su naturaleza humana, para darnos ejemplo en la lucha contra la tentación. El diablo, “mentiroso y padre de la mentira” (Juan 8, 44), hace que el pecado parezca atractivo, cuando en realidad es siempre veneno y conduce a nuestra destrucción. Intenta hacer pecar a Jesús atrayéndole hacia las cosas materiales (convierte las piedras en pan), hacia el poder y la celebridad. Nuestro Señor rechaza cada tentación recurriendo a la Escritura: se alimenta verdaderamente de la palabra de Dios.

Satanás actúa en todas partes y constantemente, pero si rezamos, utilizamos bien nuestro tiempo y nos mantenemos alejados del mal lo mejor que podamos, no nos perjudicará seriamente, sobre todo si recurrimos a nuestro ángel de la guarda para que nos defienda. Como nos dice el salmo de hoy “a sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos”. Como un ángel guió a Israel a través del desierto hasta la tierra prometida, así Dios nos ha dado a cada uno de nosotros un ángel que nos acompañe en nuestro viaje por la vida. 

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