Evangelio

Total disponibilidad de Cristo. Domingo de Ramos (C)

Joseph Evans nos comenta las lecturas del domingo de Ramos (C) correspondiente al día 13 de abril de 2025.

Joseph Evans·10 de abril de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Una de las cosas más sorprendentes de las lecturas de hoy es su carácter físico. Con el Domingo de Ramos entramos en la Semana Santa en la que Cristo, a través de su propia santidad, convertirá la falta de santidad de sus asesinos en el medio por el que nos salva de nuestros pecados. Y la Semana Santa nos presenta tanto el sufrimiento corporal como la resurrección corporal de Cristo. El cuerpo importa y creemos en la resurrección de nuestro propio cuerpo al final de los tiempos.

El breve evangelio que presenta la entrada de Nuestro Señor en Jerusalén nos cuenta un hecho curioso: el pollino que le servirá de trono al entrar en la ciudad es uno “que nadie ha montado nunca”. Estaba destinado a Jesús y sólo a él, casi “virginal” en este aspecto, como el vientre de María (Lc 1, 27). Habrá que desatarlo, se extenderán ante él mantos y ramas de palma en el camino… todo detalles físicos. En el texto de Isaías que predice la Pasión de Cristo, se nos dice: “Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no escondí el rostro ante ultrajes y salivazos”. Y el largo relato evangélico del sufrimiento y la muerte de Cristo, este año de san Lucas, nos ofrece todo tipo de detalles físicos: el corte y posterior curación de la oreja del siervo del sumo sacerdote; el hecho de que los que arrestan a Jesús lleven “espadas y palos”; la burla de vestir a Cristo con ropas espléndidas; la división de sus ropas por los soldados; por supuesto, la crucifixión; la envoltura del cuerpo de Jesús en un sudario de lino; la colocación de su cuerpo en una tumba “donde nadie había sido puesto todavía” (también “virginal” en cierto sentido); la preparación de especias y ungüentos…

El Evangelio subraya la total disponibilidad de Cristo para nosotros. De niño lo acostaron en un pesebre (Lc 2, 7); Jesús es sentado en el asno, y luego depositado en un sepulcro… Jesús se pone a nuestra disposición en toda su fisicalidad, verdaderamente alma y cuerpo. Nacido de un vientre virgen, sentado a lomos de un asno “virginal”, depositado en un sepulcro “virginal”… El todo puro, sin pecado, entra en la inmundicia, en la pocilga de nuestra pecaminosidad (Lc 15, 15-16), incluso corporalmente. En la Semana Santa vemos a Jesús vivir realmente estas palabras de san Pablo: “Al que no conocía el pecado, [Dios] lo hizo pecado en favor nuestro, para que nosotros llegáramos a ser justicia de Dios en él (2 Co 5, 21).

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