Evangelio

Un hombre humilde. Solemnidad de San José (B)

Joseph Evans comenta las lecturas de la Solemnidad de San José.

Joseph Evans·18 de marzo de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

La fiesta de hoy es una oportunidad para profundizar en las muchas lecciones que podemos aprender de la vida de san José. Es el hombre que Dios eligió para ser su padre en la tierra: el padre de Dios hecho hombre. Esto nos da una idea de su grandeza… Un hombre que podía guiar y dar instrucciones a Dios. Y, al mismo tiempo, era perfectamente humilde, consciente de que no era más que una criatura.

José es un modelo magnífico para los hombres. En una época en la que los medios de comunicación dan tristes ejemplos de cómo los hombres pueden abusar de las mujeres, san José es todo lo contrario: nos enseña a respetarlas, como él respetó a la Virgen y su virginidad. San José es un modelo de verdadera hombría. 

Cuando muchos hombres gritan y hacen poco, san José calla y hace mucho. Cuando muchos hombres abusan, san José protege. Es un protector, no un depredador. Es un padre maduro que vive para Dios y para los demás, no un niño inmaduro que solo busca el placer. En el evangelio de hoy, José nos enseña a buscar siempre la opción honrada, incluso cuando todo parece desmoronarse a nuestro alrededor.Pero las mujeres también pueden tener una relación muy estrecha con él y aprender mucho de él. Se dice que un padre fuerte y cariñoso hace mujeres fuertes. Y no podrías encontrar un padre más fuerte y cariñoso que él. Un buen padre ayuda a las mujeres a florecer, a ser plenamente ellas mismas, a ser fuertes ellas mismas. Las mujeres podrían imaginárselo mirándolas y diciéndoles: “Hija mía, ¿es esto realmente lo que Dios te pide? ¿No podrías ser más valiente, como tu Madre María, o como aquellas santas mujeres que estaban con ella al pie de la Cruz? ¿De verdad quiere Dios esta cara de enfado, este enfurruñamiento? Vamos, hija mía, sé que puedes hacerlo mejor. Sé que lo llevas dentro”. Pero también puedes imaginarlo escuchándote con gran paciencia, compartiendo contigo genuinamente cualquier preocupación o pena que puedas tener, tomándoselo en serio él mismo, implicándose de verdad, y dándote consejos breves pero sabios.

San José puede enseñarnos mucho sobre cómo relacionarnos con Jesús y María. Seguramente encontraría maneras de sorprender a la Virgen, de demostrarle su amor, como recoger para ella unas bonitas flores que encontrase al volver de un lugar en el que había estado trabajando; asegurarse de que se hiciera una reparación porque le importaba a María; y, aunque tal vez agotado después de un duro día en el taller, hacer el esfuerzo de escuchar atentamente lo que ella quería contarle sobre lo que Jesús había hecho ese día, o hacer el esfuerzo de jugar con el niño Jesús…

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