Evangelio

Cristo, rey de la verdad. Solemnidad de Cristo Rey (B)

Joseph Evans comenta las lecturas de la Solemnidad de Cristo Rey (B) y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·21 de noviembre de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

La solemnidad de Cristo Rey apunta hacia la segunda y definitiva venida de Nuestro Señor, al final de los tiempos, cuando toda la humanidad -todos los que han vivido- comparecerán juntos ante Él y juzgará a cada uno según sus obras. Todo lo oculto saldrá a la luz, la bondad de los justos se mostrará a todos, el engaño de los falsos será desenmascarado y la justicia de Dios será plenamente reivindicada.

En el evangelio de hoy se muestra al Cristo que será juez. El que juzgará a todos en justicia y verdad se encuentra solo ante un funcionario corrupto que sólo puede pensar en términos mundanos. “¿Eres tú el rey de los judíos?” pregunta Pilato a Jesús. En otras palabras, ¿pretendes ser rey? ¿Eres una amenaza para el poder romano? Roma, otrora ese gran imperio que ahora es meramente un tema para lecciones de historia y arqueología. Pero lo que llama la atención en este episodio es cómo cambian las tornas: Jesús, físicamente atado y humanamente impotente, parece estar juzgando a Pilato más que Pilato a él. Totalmente impávido, Jesús se limita a insistir en que su reino no es de este mundo y que, aunque sí, es un rey, su realeza consiste en “dar testimonio de la verdad”.

Tendemos a asociar el poder, y desde luego la política, con la falsedad. Jesús nos ayuda a ver que la verdadera autoridad está inextricablemente ligada a decir la verdad. Nos gobernamos mejor a nosotros mismos, y a la situación, cuando decimos la verdad. De hecho, una parte fundamental de la revelación de la realeza de Cristo, cuando venga al final de los tiempos, consiste en sacar a la luz la verdad. Así lo hará en el juicio universal (cfr. Lc 8,17; 12,3; Ap 20,12-15). Los reyes juzgan y ciertamente lo vemos en Dios (véase Gn 18,25; Sal 10,16-18; 98,9; Is 33,22), y la justicia consiste en discernir y seguir la verdad en cada situación. Cristo es tan rey, gobierna tanto cada situación, que puede someterse sin miedo a un juicio injusto, diciendo él mismo la verdad con claridad, pero sin amargura ni ira (ver también Jn 18,20-23). La realeza de Cristo en la tierra nunca tuvo que ver con el poder mundano. De hecho, siempre lo evitó (véase Jn 6,15). Fue siempre un servicio a la verdad y a la justicia, con profunda humildad (ver Jn 13,3-17). Como cristianos, estamos llamados a imitar a Cristo en su realeza que proclama la verdad, dominando nuestro miedo y nuestra vanidad para dar testimonio nosotros mismos de la verdad en cualquier situación.

La homilía sobre las lecturas de la Solemnidad de Cristo Rey (B)

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas del domingo.

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