Evangelio

Las dos pescas milagrosas

En dos ocasiones, los Evangelios de san Lucas y san Juan narran que los discípulos que eran pescadores, guiados por Jesús, realizaron pescas muy abundantes, después de una noche de pesca infructuosa: son llamadas las pescas milagrosas. En este artículo se expone el milagro de cómo podría haber ocurrido.

Alfonso Sánchez de Lamadrid Rey·11 de septiembre de 2021·Tiempo de lectura: 12 minutos
pesca milagrosa

Foto: Josefa Holland-Merten / Unsplash

Los dos milagros sucedieron probablemente en la actual Tabgha. Las embarcaciones que usaron podrían haber sido similares a la embarcación de la época descubierta cerca de Ginosar. Parece que la especie de pez que pescaron en las dos ocasiones fue el “pez de san Pedro”, la tilapia Sarotherodon galilaeus. Los artes de pesca tal vez usados fueron el trasmallo en la primera pesca, y la tarraya en la segunda.

Por último, las fechas pueden estar bien delimitadas, al principio de la vida pública de Jesús, en el invierno del año 27, y al final, una vez resucitado, al comienzo de la primavera del año 29 de nuestra era.

Introducción

Estamos acostumbrados a leer interpretaciones de hechos y dichos de Jesús en los Evangelios. Pero, para una persona que ama a Jesús, se le puede quedar corto. Necesita saber más, como el que ama a sus padres quiere ver fotos de cuando eran jóvenes y conocer todos los detalles de su vida. Muchas veces nos gustaría saber el ambiente donde vivió Jesús, sus costumbres, y muchos detalles que los evangelios sólo esbozan o presentan como circunstancias para explicar lo que interesa: fomentar la fe en Jesucristo de sus lectores. Por ello, nos acercaremos a la escena evangélica desde un punto de vista diferente al habitual; será más científico, es decir, teniendo en cuenta hechos constatables, tanto por la narración evangélica en cuanto histórica, como a través de datos de la época, restos arqueológicos, lugares geográficos o datos biológicos. 

La primera pesca milagrosa

El único Evangelista que narra la primera pesca milagrosa es san Lucas (5, 1-11): “Una vez que la gente se agolpaba en torno a él para oír la palabra de Dios, estando él de pie junto al lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores, que habían desembarcado, estaban lavando las redes. Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.

Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca». Respondió Simón y dijo: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes».

Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse. Entonces hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo: «Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador».

Y es que el estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, por la redada de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Y Jesús dijo a Simón: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres». Entonces sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron”.

Lugar

La escena ocurre en el lugar habitual de atraque de las embarcaciones de las dos parejas de hermanos: Pedro y Andrés, Santiago y Juan, los discípulos pescadores del Señor. Nun (1989) lo sitúa en Taghba. La escena ocurre cuando están limpiando las redes después de una noche infructuosa de pesca, trabajo para el que siempre se elige el puerto base, puesto que se necesitan instrumentos y materiales que se guardan en la costa. 

Es bien conocida la mayor abundancia de pesca en la zona norte del lago de Galilea, donde hay más puertos y pueblos que en el sur del lago (figura 1). 

La localidad de Taghba es la más cercana a la zona más importante para la pesca, especialmente en invierno y primavera, también actualmente. El principal motivo es que allí desembocan riachuelos de agua caliente donde crecen con facilidad alimentos que atraen a los peces (Troche, 2015), especialmente a las tilapias y a las sardinas del lago (Masterman, 1908; Nun, 1989). Esta zona del lago es muy probable que no haya cambiado desde un punto de vista climático, hidrológico, geológico y pesquero desde la época romana, la que conoció Jesús (Troche, 2005). Cuando el Evangelio utiliza la expresión “rema mar adentro”, no significa alejarse en exceso, puesto que en aquella época la pesca se desarrollaba relativamente cerca de la costa, a un máximo de varios centenares de metros de la misma (Troche, 2015). En Taghba se han encontrado algunos restos arqueológicos que pueden pertenecer al antiguo puerto (Nun, 1989), aunque otros autores dudan que estos restos sean tan antiguos puesto que muy probablemente el nivel del lago era superior al actual (Troche, 2015). Al tratarse de una zona escarpada, en la que se alcanza rápidamente cierta profundidad, las construcciones de la costa se encontraban a una distancia similar del agua a las actuales.

Figura 1. El lago de Galilea en la Palestina del siglo primero.

Otra posibilidad para el milagro sería el puerto de Cafarnaún, donde se conserva la casa de Pedro (Gil y Gil, 2019), aunque eso implicaría tener que navegar cada día una distancia de unos 3 kilómetros de más, tanto a la ida como a la vuelta, cosa que los pescadores evitan en lo posible. Por estos motivos nos parece la opción de Taghba como la más probable para que ocurriera el milagro (figura 1).

Embarcaciones

Según la narración de san Lucas, antes de la pesca, Jesús predicó en la barca de san Pedro y le indicó que echara las redes para pescar. También relata la presencia de una segunda embarcación, que ayuda a llevar los peces a tierra, probablemente la de los hermanos Juan y Santiago, citados expresamente por el evangelista.

Figura 2. Mosaico de Magdala que representa artísticamente una embarcación del lago del siglo I.

Los restos de la única embarcación antigua del lago de Galilea que se conservan en la actualidad se encontraron enterrados en el fondo del lago, entre Magdala y Ginosar, en diciembre de 1985, año en que las aguas bajaron mucho por la falta de lluvia.

La embarcación se encontraba en relativo buen estado, quizás protegida por estar enterrada en su mayor parte y sumergida en agua dulce, donde las maderas se conservan mejor que en el mar. La embarcación se extrajo, y se encuentra expuesta actualmente en el museo de Ginosar; ha sido datada como del siglo I después de Cristo. Tiene 8 metros de eslora, 2,3 metros de manga y 1,3 metros de puntal (Wachsmann, 1988). La proa es afilada y la popa redondeada; tanto una como otra probablemente estaban cubiertas. En el centro tenía una zona que se usaba tanto para remar, como para la pesca y el transporte de mercancías y personas. Tenía un mástil central para la navegación a vela, y también remos: cuatro. Probablemente la vela era de tipo cuadra (Lofendel y Frenkel, 2007; Troche, 2015; Wachsmann, 1988).

En una excavación en Magdala se encontró un mosaico con una embarcación de la época que confirma la descripción hecha. Aunque parece tener tres remos a cada banda, realmente el posterior se utilizaba como timón (figura 2, Wachsmann, 1988).

Esta embarcación se maneja al menos con cuatro remeros y un timonel, aunque puede llevar a más personas. El historiador Flavio-Josefo describe que los judíos usaron embarcaciones de estas características en la primera revuelta judía contra Roma (Wachsmann, 1988). En algunos casos, la capacidad puede llegar a 8-12 personas, lo que corresponde a las embarcaciones más grandes que en la antigüedad faenaban en el lago, aunque también se han descrito embarcaciones de un tamaño menor, para 1 o 2 personas (Troche, 2015).

Nos parece que las características de esta embarcación coinciden muy bien con la que podría haber sido de Pedro. La narración evangélica usa el plural para el número de pescadores, además de Pedro y el propio Jesús, que se encontraba embarcado durante el milagro. Por ello pensamos que la embarcación corresponde a la más grande de las embarcaciones del lago, similar a la descrita previamente.

De la segunda embarcación de la narración evangélica, la de Juan y Santiago, también tenemos algunos datos en los Evangelios. El Evangelio de san Marcos, al narrar la vocación de Juan y Santiago, dice (Mc 1, 19-20): “Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él”.

Serían, por tanto, cinco personas en la tripulación de la barca: Zebedeo y sus dos hijos, más dos o más siervos. Por ello deducimos que la segunda embarcación del relato es del mismo tipo que la descrita para la pesca milagrosa. De los restos encontrados se puede sacar un modelo bastante cercano al que podría haber sido el real, que se encuentra en el museo de Ginosar. La embarcación ha sido bien descrita por varios autores (Wachsmann, 1988; Lofendel y Frenkel, 2007; Fig. 3).

Figura 3. Reconstrucción del barco de Ginosar del siglo I. Pueden observarse el palo central para la vela, los cuatro remos y los dos timones de apoyo.

Artes de pesca

Los artes de pesca que consideramos como posibles son los tres tipos de redes que se usaban entonces en el lago (Troche, 2015; Nun, 1989; Masterman, 1908): la tarraya, el trasmallo y la red barredera.

La tarraya (figura 6) es una red de forma redonda, con plomos en los extremos y un cabo en el centro con el que se lanza. Hay varios tipos de tarraya, dependiendo del tamaño de los peces a pescar, en los que varía principalmente la luz de la malla y el diámetro de la red. En el lago existían al menos tres tipos: para sardinas, para tilapias o para barbos (Mastermann, 1908). Su modo de uso es lanzarlo sobre el banco de peces, desde una embarcación o desde la orilla, donde son atrapados por la red cuando sus extremos caen hacia el fondo al ser arrastrados por los plomos. 

El trasmallo (figura 4) es una red triple de forma rectangular, que tiene boyas en la parte superior y pesos en la inferior. Consta de tres mallas, la central de una luz de malla más pequeña que las laterales, quedando embolsados y atrapados los peces al toparse con la red central. Para pescar se pueden usar dos embarcaciones. La primera cala el trasmallo paralelo a la costa sigilosamente. Una vez acabada la operación, la segunda embarcación asusta a los peces con ruidos y movimientos, que huyen apresuradamente hacia más profundidad, siendo pescados por el trasmallo. Esta operación se puede hacer durante muchas veces (hasta doce) en una noche (Nun, 1989). Pescadores expertos, como los discípulos de Jesús, podrían calar un trasmallo en pocos minutos. Este tipo de red se usa en todo el Mediterráneo desde tiempos inmemoriales, y hay indicios de que también era usada en el lago en aquella época (Cottica D. y Divari L., 2007; Troche, 2015).

Figura 4. Trasmallo moderno. En esencia no ha cambiado desde la antigüedad salvo los materiales con que se construye.

La red barredera (figura 5) es una red única de forma de “u”, con boyas en la parte superior y pesos en la inferior, y unos cabos largos en los extremos que permiten tirar de ella desde la costa por varias personas. Es una red larga que permite hacer la siguiente operación: una embarcación parte de la orilla, donde ha dejado un grupo de hombres con un cabo conectado a un extremo de la red. Desde la embarcación se va soltando la red, primero perpendicularmente a la orilla, luego en paralelo y por fin se vuelve a la orilla, quedando así la red totalmente desplegada. Al alcanzarla, los hombres que van en la embarcación se bajan a tierra y comienzan a jalar a la vez de los dos lados de la red, hasta que la sacan a tierra, concluyendo la pesca una vez que los peces capturados se sacan a la orilla.

Según el relato evangélico, podemos descartar la red barredera para el milagro, pues se necesitaba un mínimo de 10-12 personas para calarla. La tarraya es una red singular, por lo que el uso del plural del texto nos llevaría a descartarla como posible.

Figura 5. Red barredera moderna.

Entre los tres artes, Nun (1989) piensa que en este milagro usan un trasmallo. La explicación de Evangelio puede apoyar esta hipótesis, pues presenta las dos embarcaciones de las dos parejas de hermanos después de una noche infructuosa de pesca, cuando están limpiando las redes de enmalle sobre la barca, como suele hacerse cuando es temporada de pesca (en épocas de menos pesca la limpieza se hace en el puerto o en la orilla: Nun, 1989).

Como Lucas usa la palabra “redes”, puede hacer referencia al trasmallo, que al estar formada por varias partes se nombra en plural. La captura es tan grandiosa que tienen que pedir ayuda a la otra barca para que la suya no se hunda por el peso de los peces capturados y la red mojada. Además, la presencia de una segunda embarcación coincide con el sistema de pesca del trasmallo, que permanece hasta nuestros días en las zonas costeras de poca profundidad. Por todo esto coincidimos con Nun en que probablemente se valieron de un trasmallo parra hacer la pesca milagrosa.

Especie de pez pescada

La única especie nativa del lago de Galilea y de tamaño grande que puede capturarse en esas cantidades de un solo lance de pesca es el pez de san PedroSarotherodon galilaeus (figura 5), junto con las otras especies menos abundantes de tilapia del lago, conocidas en el idioma local como musht

Esta especie tiene un ciclo anual, con dos épocas bien diferenciadas, una dedicada a la alimentación y otra a la reproducción. Durante la primera, se agrupa en cardúmenes en los meses de invierno y comienzo de la primavera en la zona cercana a Taghba, por motivos alimentarios (Mastermann, 1908 y Nun, 1989). En la época de reproducción las parejas de reproductores se dispersan por el lago. La reproducción se produce por fecundación externa de los huevos en un agujero hecho en una zona de piedras y defendido por los padres. En cuanto nacen los alevines, uno de los padres se hace cargo de ellos, usando su boca como refugio, deshaciéndose la pareja (Fishbase.us). Llegado el momento de la independencia, el padre o la madre expulsan a los juveniles de la boca frotando piedras en ella (Nun, 1989).  

Comenta con gracia Nun, pescador profesional del lago, que la historia tal como la cuenta el Evangelio es una verdadera historia de pescadores, pues está un poco exagerada, como era habitual en el lago de Galilea todavía el siglo pasado, cuando no había sobrepesca del pez de san Pedro y se hacían grandes pescas con un solo lance de trasmallo.

Figura 6. Sarotherodon galilaeus. Nombre común musht o pez de San Pedro.

Fecha del milagro

El milagro podría haber ocurrido en el primer invierno de la vida pública de Jesús, puesto que justo después llama a los cuatro hermanos pescadores a su seguimiento como discípulos. Es decir, se trataría probablemente del invierno del año 27 de nuestra era.

La segunda pesca milagrosa

La segunda pesca milagrosa la narra únicamente san Juan (21, 1-14): “Después de esto Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, apodado el Mellizo; Natanael, el de Caná de Galilea; los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.

Simón Pedro les dice: «Me voy a pescar». Ellos contestan: «Vamos también nosotros contigo». Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada.

Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.

Jesús les dice: «Muchachos, ¿tenéis pescado?». Ellos contestaron: «No».

Él les dice: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis». La echaron, y no podían sacarla, por la multitud de peces.

Y aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro: «Es el Señor». Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua.

Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos doscientos codos, remolcando la red con los peces.

Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice: «Traed de los peces que acabáis de coger». Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red. 

Jesús les dice: «Vamos, almorzad». Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor.

Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado.

Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos después de resucitar de entre los muertos”.

Lugar, embarcación y especie

El milagro vuelve a ocurrir en el puerto habitual de la embarcación de Pedro, Taghba. Una diferencia importante es que en la anterior pesca milagrosa Jesús está embarcado, y en la segunda se encuentra en la orilla. La embarcación vuelve a ser la de Pedro. Desde tierra, Jesús pudo ver un banco de tilapias, Sarotherodon galilaeus, como es frecuente que ocurra en esa zona en invierno y comienzos de primavera, indicando dónde lanzar la red.

Figura 6. Lanzamiento de la tarraya desde la orilla. También se puede lanzar desde la embarcación.

Arte de pesca

El relato narra una relación temporal casi inmediata entre el mandato de Jesús y la pesca milagrosa. Para pescar un banco de peces en zonas cercanas a la orilla se puede usar la tarraya, tanto desde tierra como desde la embarcación (figura 6). Como ya hemos dicho, existen tarrayas específicas para pescar la tilapia. El arte fue lanzado con gran pericia por Pedro, y pescaron 153 peces grandes. Normalmente, con una tarraya no se pescan tantos peces, pues son demasiados para una red que se lanza con una mano. Esto cuadra con la indicación de que parte del milagro es que la red no se rompiera. Habría que descartar el trasmallo, pues el banco de peces hubiera huido fácilmente mientras se calaba o la red barredera, pues se hubieran necesitado al menos dos embarcaciones y muchos más pescadores.

Fecha del milagro

Ocurre después de la resurrección de Jesús, probablemente en la primavera del año 29.

PARA SEGUIR LEYENDO

    Cottica D. y Divari L., Spheroid clay weights from the Venetian Lagoon, en: Ancient nets and fishing gear, T. Bekker-Nielsen y D. Bernal., Universidad de Cádiz, Aarhus 2007, pp. 347-363.

    http://www.fishbase.us/summary/SpeciesSummary.php?ID=1389&genusname=Sarotherodon&speciesname=galilaeus&AT=Sarotherodon+galilaeus&lang=English  (consultado 27-VI-2020)

    Lofendel, L.-Frenkel, R., The boat and the Sea of Galilee, Jerusalén-Nueva York 2007.

    Masterman, E. W. G., “The Fisheries of Galilee”, en: Palestine Exploration Fund Quarterly Statement 40, n. 1 (enero 1908), pp. 40–51.

    Nun, M., The sea of Galilee and its fishermen in the New Testament, Ein Gev 1989.

    Troche, F.D., Il sistema della pesca nel lago di Galilea al tempo di Gesù. Indagine sulla base dei papiri documentari e dei dati archeologici e letterari, Bolonia 2015.

    Wachsmann, S., “The Galilee Boat—2,000-Year-Old Hull Recovered Intact” en: Biblical Archaeology Review, 14(5), 18–33.

El autorAlfonso Sánchez de Lamadrid Rey

Sacerdote y Doctor en Teología y en Ciencias del Mar.

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