Durante el tiempo litúrgico del Adviento, tres figuras bíblicas destacan de manera especial: el profeta Isaías, Juan el Bautista y María de Nazaret. En esta reflexión, nos centraremos en la figura de Isaías. Desde la antigüedad, una tradición universal ha reservado muchas de las primeras lecturas de este tiempo para sus palabras. Esto se debe quizás a que, en él, la gran esperanza mesiánica resuena con una fuerza única, ofreciendo un anuncio perenne de salvación para la humanidad de todos los tiempos.
Al contemplar las lecturas del tiempo de Adviento de este año (ciclo C), notaremos la presencia abundante de Isaías. Aunque pueda parecer ambicioso, me propongo seleccionar, para cada semana de Adviento, uno de los textos que se nos ofrece, junto con un versículo clave. De este modo, espero captar la esencia del mensaje del Adviento y facilitar un recorrido espiritual que nos acerque a su corazón.
Tercera semana de Adviento
En esta tercera semana de Adviento, encontramos dos lecturas clave de Isaías:
- Domingo (Salmo): Isaías 12, 2-6 – Acción de gracias por la salvación que Dios ofrece.
- Viernes: Isaías 7, 10-14 – Anuncio del nacimiento de Emmanuel, «Dios con nosotros».
Profecía y versículo clave (3ª semana)
De los dos textos de Isaías que se leen en la tercera semana de Adviento, Isaías 7, 10-14 se destaca por su relevancia especial. Este pasaje contiene una de las profecías mesiánicas más significativas del Antiguo Testamento, que anticipa la llegada del Emmanuel: «Pues el Señor, por su cuenta, os dará un signo. Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel» (Is 7, 14).
Razones para la elección de la profecía y el versículo.
- Profecía mesiánica del nacimiento virginal. Este pasaje contiene una de las profecías mesiánicas más importantes del Antiguo Testamento. La promesa de un niño nacido de una virgen, llamado «Emanuel» («Dios con nosotros»), apunta directamente al nacimiento de Jesucristo. Este cumplimiento se refleja en el Nuevo Testamento, donde Mateo 1, 22-23 cita este versículo para demostrar que el nacimiento virginal de Jesús es la realización de la profecía de Isaías.
- Cumplimiento en Jesús. La profecía del nacimiento virginal en Isaías 7, 14 se cumple en la Encarnación de Jesús. Mateo 1, 22-23 cita explícitamente este versículo para mostrar que el nacimiento de Jesús de la Virgen María es el cumplimiento de esta antigua profecía. El nacimiento virginal es importante para resaltar la naturaleza divina de Cristo.
- Emmanuel, Dios-con-nosotros. La promesa de Emmanuel, «Dios con nosotros», señalaba que Dios mismo vendría a habitar con su pueblo. En Jesús, Dios no solo actúa desde lo alto, sino que se hace presente en medio de la humanidad para redimirla. Esta verdad resuena profundamente en el Adviento, que es un tiempo de preparación para la celebración del nacimiento de Cristo, el Emmanuel.
- Necesidad de preparación. La profecía también subraya la necesidad de preparación espiritual para la venida del Señor.
En resumen, Isaías 7, 14 es central porque profetiza el misterio de la Encarnación, el acontecimiento crucial del Adviento. La señal de la Virgen y el nacimiento de un niño que traerá la presencia de Dios son esenciales en el mensaje de salvación que la Navidad celebra. En Jesucristo, mediante su nacimiento virginal y su identidad como Emmanuel, Dios con nosotros, se cumple la profecía de Isaías, trayendo a la humanidad el don supremo de la cercanía y la redención divinas.
Doctor en Derecho Canónico