El episodio de Santiago y Juan pidiendo al Maestro que se puedan sentar a su izquierda y a su derecha “en su gloria” se comprende mejor en su contexto: tiene lugar inmediatamente después de que Jesús explicara por tercera vez a sus discípulos lo que le ocurriría en Jerusalén: “Iban de camino subiendo a Jerusalén. Jesús los precedía y ellos estaban sorprendidos; los que le seguían tenían miedo. Tomó de nuevo consigo a los doce y comenzó a decirles lo que le iba a suceder: ‘Mirad, subimos a Jerusalén y el Hijo del Hombre será entregado a los príncipes de los sacerdotes y a los escribas; le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles; se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán, pero después de tres días resucitará’”.
Al primer anuncio de su cruz y resurrección, Pedro reaccionó oponiéndose; al segundo anuncio, empezaron a discutir entre ellos sobre quién era el más grande; después del tercer anuncio, Santiago y Juan piden recibir los mejores asientos junto a él.
Los dos hermanos están entre los favoritos de Jesús: la predilección del Señor no está ligada a la comprensión de su mensaje; al contrario, parece preferir a los que entienden menos, quizás a los que más lo necesitan. Juan explicará en su Evangelio la pasión de Cristo como glorificación, pero en este momento, como Santiago, no entiende nada. Su pregunta es una afirmación: “queremos que hagas lo que te pedimos”.
Admiramos la paciencia de Jesús, que les hace hablar: ¿de qué se trata? Los dos no son mejores que el joven rico; al menos éste preguntó qué debía hacer; ellos pretenden decirle a Jesús lo que debe hacer. Sí, han dejado su hogar, su trabajo y sus seres queridos, pero se aferran a la gloria que pueden obtener por el privilegio de estar entre los que siguen a Jesús, y quieren usar su llamada para la gloria de ellos mismos y de su familia. No comprenden que la gloria de Jesús será dar su vida por amor.
Pero Jesús no apaga su deseo, sino que trata de dirigirlo: ¿podéis beber el cáliz que yo bebo? “Podemos”, responden. No sabemos en qué medida comprenden la naturaleza de ese cáliz que Jesús pedirá al Padre que aparte de él (cfr. Mc 14, 36), pero les asegura que lo beberán. Santiago será el primero de los doce en morir mártir, y Juan lo beberá debajo de la cruz de Jesús. Pero a la derecha y a la izquierda de Jesús estarán, “en su gloria”, dos ladrones desprevenidos.
Los otros diez están indignados por haber corrido el riesgo de que les robaran sus asientos. Jesús con paciencia y sorprendente optimismo dice: los poderosos de las naciones dominan y oprimen, ¡pero “entre vosotros no es así”! Quién quiera ser grande entre vosotros, debe servir y dar su vida por amor, como el Hijo del Hombre.
La Homilía en un minuto
El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanohomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas