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El bebé rescatado por la Guardia Civil en Ceuta

Un Guardia Civil rescata a un bebé en Ceuta durante el paso masivo de migrantes hacia territorio español desde Marruecos el 18 de mayo de 2021.

Maria José Atienza·20 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Ecología integral

Cuidados al final de la vida. Planificación anticipada

Hay mucha vida al final de la vida, si los pacientes reciben la asistencia clínica y el tratamiento adecuado para el control de sus síntomas. La autora explica en qué consiste la Planificación Anticipada de Cuidados.

Encarnación Pérez Bret·20 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

Cada año fallecen en España más de 110.000 personas a causa del cáncer, casi un millar a causa de enfermedades neurodegenerativas como la ELA, y más de 150.000 por insuficiencia orgánica. En total, son más de 250.000 personas.

Los estudios han demostrado que un alto porcentaje de estos pacientes carecen de información relevante en la última fase de su enfermedad. Conocer esta información les permitiría tomar decisiones importantes. Y no solo sobre el tratamiento, sino también sobre cosas que quieren hacer mientras tengan vida, o disposiciones acerca de su familia, por ejemplo.

Porque lo importante no es solo el momento final de la vida. Lo que hacemos mientras vivimos, incluso en los momentos de mayor fragilidad, hasta que llegue ese momento final, cobra suma importancia.

Mi experiencia como enfermera en Cuidados Paliativos durante cerca de dos décadas, y también como doctora en Bioética y docente universitaria, es que el ser humano es capaz de adaptarse y crecer constantemente, desde la juventud hasta la senectud. Incluso en los últimos momentos de su existencia, los pacientes se plantean cosas que nunca antes habían considerado. Valoran detalles que antes creían insignificantes, y en ese momento, son de suma importancia para ellos.

En el Hospital de Cuidados Laguna, donde trabajo desde hace ya 19 años, veo parejas que, tras 20 años juntos, y en el momento final de enfermedad, han decidido casarse. Familias que tras muchos años separadas y divididas, han decidido que no habrá otro momento para el reencuentro. Hijos que perdonan a sus padres, padres que perdonan a sus hijos, y enfermos que cumplen sueños de toda una vida, desde conocer a su jugador de fútbol favorito, hasta llevar a cabo una exposición de cuadros o disfrutar de una última comida en familia.

No hay sueños pequeños en el momento culmen de la vida.

Comunicación con el paciente

Cuando hablamos de Cuidados Paliativos y de momentos finales, muchas personas se imaginan un escenario muy alejado de la realidad, a un paciente prácticamente inconsciente. Pero la realidad es que hay mucha vida al final de la vida, si los pacientes reciben la asistencia clínica y el tratamiento adecuado para el control de sus síntomas. Son momentos que, si son acertadamente tratados, pueden ser de felicidad.

La comunicación con el paciente se apoya en la empatía, la preocupación auténtica por cada persona, y se cimenta en la confianza mutua.

Encarnación Pérez Bret

Pero para poder llevar a cabo este proyecto de vida, es muy importante tener en cuenta que el paciente debe estar informado. En ocasiones, el enfermo puede preferir delegar esta toma de decisiones en un ser querido de su plena confianza, y no recibir esta información sobre pronóstico y evolución. Es una decisión personal, y el profesional sanitario debe respetar este deseo del paciente, explorando cada cierto tiempo si se mantiene, y respondiendo a cada pregunta que plantee. Es un baile, en el que el enfermo es quien marca el ritmo.

Por eso, la información debe adecuarse a la capacidad de comprensión, sensibilidad, valores, y forma de ver el mundo de cada persona enferma. Por eso, comunicar es un arte que debe formar parte de la práctica sanitaria y médica, e integrarse en la formación transversal de todos los alumnos de Ciencias de la Salud. La comunicación con el paciente se apoya en la empatía, la preocupación auténtica por cada persona, y se cimenta en la confianza mutua.

Está demostrado que el conocimiento de diagnóstico y pronóstico mejora la calidad de vida de los pacientes en fase avanzada. Según los últimos estudios, los pacientes que manejan estas informaciones sobre diagnóstico y pronóstico reflejan menor tasa de ansiedad y nerviosismo (únicamente un 12,5 % refleja ansiedad, frente al 62 % de los pacientes que no cuentan con esta información).

Conocer la evolución de la enfermedad, por tanto, es clave. Pero debe hacerse en el momento clave. No tomamos las mismas decisiones acerca de los tratamientos cuando estamos en plenitud de la edad y la salud, que cuando ya nos encontramos enfermos. Ni tenemos la misma madurez a los 30 años que a los 75.

Diferencias con el testamento vital

En esto consiste la Planificación Anticipada de Cuidados. Es un modelo asistencial implantado en muchos Centros hospitalarios y sanitarios que permite abordar estos y otros aspectos de la información y de la enfermedad con el paciente y su familia, y acompañarles en el proceso de toma de decisiones, precisamente en el momento en que la decisión es pertinente para el enfermo. Ni antes, ni después.

Es un modelo basado en la confianza médico-paciente, que se adapta a la realidad de ese momento y a la persona en cuestión, teniendo también en cuenta a su entorno inmediato y sus circunstancias familiares. Es un guante a medida, pero sigue un modelo asistencial y científico.  

Desde el Centro de Formación del Hospital de Cuidados Laguna hemos propuesto también un modelo de trabajo que hemos facilitado a algunos hospitales, y que podemos igualmente facilitar a los profesionales que lo deseen, basado en una escala gradual.

La Planificación Anticipada de Cuidados permite abordar aspectos de la información y de la enfermedad con el paciente y su familia, y acompañarles en el proceso de toma de decisiones.

Encarnación Pérez Bret

Esto no es óbice para que el Testamento Vital pueda ser también una herramienta relevante. Especialmente, en lo relativo a la decisión sobre algunos tratamientos, cuando nos sobreviene un accidente o una circunstancia imprevista que nos invalida para la toma de decisiones.

Pero es importante tener en cuenta que el Testamento Vital, ante todo, es un documento legal, no clínico. Habitualmente propone la toma de decisiones como algo hipotético porque se hace normalmente mucho antes de sufrir una patología. Aunque también pueda hacerse en el momento de diagnóstico de enfermedad, es menos habitual.

La Planificación Anticipada de Cuidados, en contraposición,es un modelo asistencial y sanitarioque aborda la situación y problemas que lleva aparejadas esa dolencia en concreto, tras el diagnóstico. Aborda las circunstancias que se van a dar en ese contexto.

Cuidados paliativos

Ante la Ley de Eutanasia, puede haber personas que decidan que en determinadas circunstancias no desean seguir viviendo, y dejar eso reflejado en su Testamento Vital. Sin embargo, mi experiencia clínica y humana me demuestra que muchas de esas personas, que consideraban algunos aspectos de la enfermedad como algo insufrible, llegado ese momento, tienen la capacidad de afrontarlo de manera apacible, porque el tratamiento con Cuidados Paliativos hace que sus síntomas sean tolerables y llevaderos. En esas circunstancias, y según mi experiencia, los pacientes lo que quieren es vivir.

Es relevante decidir con el paciente y no por el paciente.

Encarnación Pérez Bret

Con frecuencia, su escala de valores cambia. Se adaptan, y descubren muchas cosas que perciben importantes y que hasta ese momento habían pasado ocultas. Como una carrera de obstáculos que, en los últimos metros, lleva a hacer el sprint y ganar la carrera.

Por eso, es tan relevante decidir con el paciente, y no por el paciente. En esto se cimenta la Planificación Anticipada. Supone estar a su lado en el momento en el que necesita ser asesorado, para que pueda tomar las decisiones que desea en el momento en el que está preparado para ello: dónde le gustaría estar en el momento final, con qué personas, de qué modo, la intensidad de tratamiento, todo ello con la situación clínica que tiene en ese momento, y los reales o próximos potenciales problemas que se prevén.

El autorEncarnación Pérez Bret

Dra. en Enfermería y en Antropología Social, Enfermera de Cuidados Paliativos. Hospital Centro de Cuidados Laguna, Fundación Vianorte-Laguna.

Gracias, Señor, por hacernos tan estupendísimos

Dios no quiere vernos arrastrados y humillados por el peso de nuestros pecados, pero si nuestra autosatisfacción nos lleva a vernos mejores que los demás… no sólo los pies, sino hasta el corazón ha llegado el barro.

20 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Una de las parábolas más impactantes del evangelio es la conocida como «parábola del fariseo y el publicano,» que recoge el evangelista Lucas en su capítulo 18.

La realidad es que Dios no soporta la suficiencia: la tentación de estar tan satisfecho con uno mismo que terminamos considerándonos la medida de todas las cosas. Esa es la suficiencia del fariseo, de aquel que, seguramente, hacía muchas “cosas buenas” pero las había reducido, en su interior, a un ejercicio de mera autorrealización y que, además, mira de reojo al que considera pecador, impuro e imperfecto.

El fariseo es la encarnación de esa actitud de arrogancia que, como señala Charles J. Chaput, no pocas veces, encontramos en nuestras iglesias: “¿Cuántas homilías y canciones no hacen otra cosa que acariciar sutilmente la vanidad? ¿Cuántas plegarias, en efecto, dicen: «Gracias, Dios, por hacernos tan geniales. Ayúdanos a ser todavía mejores de lo que ya somos»?”, pregunta con ironía el arzobispo emérito de Filadelfia en Extranjeros en tierra extraña.

Y es así. No pocas veces, se nos nubla un pelín el juicio, a causa de ese pecado capital llamado soberbia que tan lejano puede parecer y tan sibilino es en realidad. La soberbia «en pequeñito», la que se nos mete en el corazón con forma de aplauso a nuestra imagen en un espejo, hasta tomar posesión por completo de nuestro amor. Es entonces cuando no vemos a Dios como Padre misericordioso sino como “dador de premios”: “Oh Señor, has de concederme esto porque yo soy estupendo (como bien ves)”.

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Nos acercamos a Dios esperando que nos dé una medallita por los maravillosos dones que hemos conseguido por nuestros propios medios… Como el fariseo. Estamos encantados de habernos conocido y más encantados aún de “no ser como ese otro”. Y, por lo que cuenta Lucas, esto al Señor no le hace especial ilusión.

No porque Dios desee vernos tristes, quejumbrosos, arrastrados y humillados por el peso de nuestros pecados, sino porque, cuando nuestra autosatisfacción nos lleva a vernos mejores que los demás, una especie impoluta de torre de marfil que bien podría servir de ejemplo, cuando imaginamos nuestra hagiografía con capítulos y portada… no sólo los pies, sino hasta el corazón ha llegado el barro.

Recuerdo cuando el Papa Francisco publicó aquella carta del 20 de agosto de 2018 en la que, pidiendo perdón por los abusos a menores, señalaba: “con vergüenza y arrepentimiento, como comunidad eclesial, asumimos que no supimos estar donde teníamos que estar, que no actuamos a tiempo reconociendo la magnitud y la gravedad del daño que se estaba causando en tantas vidas”. Escuché, entonces, a una persona que daba “lecciones de moral”, afirmar que le había parecido injusto que el Papa metiese a todos en «el mismo saco porque él no tenia que pedir perdón por nada de esas características”, y efectivamente, así era; como tu y yo seguramente. Pero se le olvidaba aquel punto clave de nuestra fe llamado Comunión de los santos y por el que estamos todos, de alguna forma, en ese “mismo saco”: publicanos y fariseos. Más aún, porque somos unas veces uno y otras veces, el otro. Porque siempre podemos volver al templo a reconocer que, al fin y al cabo, si algo hemos de decir ante Dios se resume en esas tres palabras de un santo moderno: gracias, perdón y ayúdame más.

El autorMaria José Atienza

Directora de Omnes. Licenciada en Comunicación, con más de 15 años de experiencia en comunicación de la Iglesia. Ha colaborado en medios como COPE o RNE.

Lecturas del domingo

Lecturas de la solemnidad de Pentecostés

Andrea Mardegan comenta las lecturas de la Solemnidad de Pentecostés y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo. 

Andrea Mardegan·19 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Los apóstoles, los discípulos y las mujeres que seguían a Jesús con María, su madre, están reunidos en un mismo lugar, para esperar la potencia del Espíritu Santo. El estar unidos, la oración común, la intimidad de una casa, facilita la llegada del Espíritu Santo. Efrén el Sirio, en una homilía del día de Pentecostés, imagina al colegio de los apóstoles “como antorchas a la espera de ser iluminadas por el Espíritu Santo para iluminar con su enseñanza a la creación entera”. Los imagina como seno a la espera de ser fecundado, “como marineros cuya barca está anclada en el puerto del Hijo y que espera recibir la brisa del Espíritu”. La fantasía del Espíritu elige unir su llegada al viento impetuoso, al fuego y a la palabra. Se cumple la profecía del Bautista: “Él os bautizará en el Espíritu Santo y en fuego”, aunque de modos y en tiempos distintos a como él pensaba. 

La casa, la Iglesia y cada uno de nosotros, es llenada por el Espíritu. Una casa: el Espíritu llega en la normalidad. No tiene necesidad del templo. Saulo lo recibirá en la casa de Judas, de las manos de Ananías. El Espíritu habla con Pedro sobre la terraza de la casa de Jaffa. Con las palabras de Pedro, descenderá en la casa de Cornelio, centurión pagano, en Cesarea. En Éfeso, en una casa o en campo abierto, baja sobre doce discípulos que no lo conocían, por las manos de Pablo. Los enciende con su fuego, con su viento los desperdiga por el mundo, con su inspiración les dona la palabra con la que anunciarán el Evangelio. 

De las cinco promesas del “otro Consolador” que hay en el cuarto evangelio, hoy leemos dos. Jesús lo llama “el Espíritu de la verdad”, no la verdad lógica o metafísica del mundo griego, sino la verdad que es sinónimo de Evangelio, que es Jesús mismo. De esta verdad viva, el Espíritu será “testigo” y ayudará a los discípulos a serlo, delante del tribunal del mundo y de la historia. Tanto, que no deberán temer si son entregados a los sanedrines o sinagogas, gobernadores o reyes: “Cuando os conduzcan para entregaros, no os preocupéis de lo que habéis de decir, más bien decid lo que en ese momento os será dado: porque no sois vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu Santo”. Él “os llevará a la verdad completa”, porque no podríamos cargar con el peso de las muchas cosas que Jesús nos debería decir. 

Es el Espíritu quien guía a la Iglesia a lo largo de la historia a profundizar en el misterio de Cristo y de su Evangelio. No es otra revelación, porque “tomará de lo que es mío y os lo anunciará”, sino una nueva comprensión. Es el camino que hace también cada discípulo: Jesús a Pedro le dice “tú no entiendes ahora, lo entenderás luego”, “ahora no puedes seguirme, pero me seguirás más tarde”

La homilía sobre las lecturas de Pentecostés

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas.

Vaticano

«El progreso en la vida espiritual consiste en perseverar en los tiempos difíciles»

El Papa Francisco ha dirigido la audiencia general desde el Patio de San Dámaso, donde ha reflexionado sobre las dificultades en la oración, y ha afirmado que "las distracciones hay que combatirlas".

David Fernández Alonso·19 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Papa Francisco ha dirigido la catequesis sobre la oración, una vez más, en la audiencia de este miércoles 19 de mayo.

En esta ocasión, se ha centrado en algunas dificultades que encontramos en la oración: «Siguiendo las líneas del Catecismo, en esta catequesis nos referimos a la experiencia vivida de la oración, tratando de mostrar algunas dificultades muy comunes, que deben ser identificadas y superadas. El primer problema que se presenta a quien reza es la distracción (cfr CIC, 2729). La oración convive a menudo con la distracción. De hecho, a la mente humana le cuesta detenerse durante mucho tiempo en un solo pensamiento. Todos experimentamos este continuo remolino de imágenes y de ilusiones en perenne movimiento, que nos acompaña incluso durante el sueño. Y todos sabemos que no es bueno dar seguimiento a esta inclinación desordenada».

«La lucha por conquistar y mantener la concentración no se refiere solo a la oración. Si no se alcanza un grado de concentración suficiente no se puede estudiar con provecho y tampoco se puede trabajar bien. Los atletas saben que las competiciones no se ganan solo con el entrenamiento físico sino también la disciplina mental: sobre todo con la capacidad de estar concentrados y de mantener despierta la atención».

Francisco aseguró que «las distracciones no son culpables, pero deben ser combatidas». «En el patrimonio de nuestra fe hay una virtud que a menudo se olvida, pero que está muy presente en el Evangelio. Se llama “vigilancia”. El Catecismo la cita explícitamente en su instrucción sobre la oración (cfr n. 2730). A menudo Jesús recuerda a los discípulos el deber de una vida sobria, guiada por el pensamiento de que antes o después Él volverá, como un novio de la boda o un amo de un viaje. Pero no conociendo el día y ni la hora de su regreso, todos los minutos de nuestra vida son preciosos y no se deben perder con distracciones. En un instante que no conocemos resonará la voz de nuestro Señor: en ese día, bienaventurados los siervos que Él encuentre laboriosos, aún concentrados en lo que realmente importa. No se han dispersado siguiendo todas las atracciones que les venían a la mente, sino que han tratado de caminar por el camino correcto, haciendo bien su trabajo».

Por otro lado, continuó el Santo Padre, está «el tiempo de la aridez», que merece otro discurso. «El Catecismo lo describe de esta manera: «El corazón está desprendido, sin gusto por los pensamientos, recuerdos y sentimientos, incluso espirituales. Es el momento en que la fe es más pura, la fe que se mantiene firme junto a Jesús en su agonía y en el sepulcro» (n. 2731). A menudo no sabemos cuáles son las razones de la aridez: puede depender de nosotros mismos, pero también de Dios, que permite ciertas situaciones de la vida exterior o interior. Los maestros espirituales describen la experiencia de la fe como un continuo alternarse de tiempos de consolación y de desolación; momentos en los que todo es fácil, mientras que otros están marcados por una gran pesadez».

Otra dificultad que podemos encontrar es «la acedia, que es una auténtica tentación contra la oración y, más en general, contra la vida cristiana. La acedia es «una forma de aspereza o de desabrimiento debidos a la pereza, al relajamiento de la ascesis, al descuido de la vigilancia, a la negligencia del corazón» (CIC, 2733). Es uno de los siete “pecados capitales” porque, alimentado por la presunción, puede conducir a la muerte del alma».

«Entonces», se pregunta el Papa, «¿qué hacer entonces en esta sucesión de entusiasmos y abatimientos? Se debe aprender a caminar siempre. El verdadero progreso de la vida espiritual no consiste en multiplicar los éxtasis, sino en el ser capaces de perseverar en los tiempos difíciles. Recordamos la parábola de San Francisco sobre la perfecta leticia: no es en las infinitas fortunas llovidas del Cielo donde se mide la habilidad de un fraile, sino en caminar con constancia, incluso cuando no se es reconocido, incluso cuando se es maltratado, incluso cuando todo ha perdido el sabor de los comienzos. Todos los santos han pasado por este “valle oscuro” y no nos escandalicemos si, leyendo sus diarios, escuchamos el relato de noches de oración apática, vivida sin gusto. Es necesario aprender a decir: “También si Tú, Dios mío, parece que haces de todo para que yo deje de creer en Ti, yo sin embargo sigo rezándote”. ¡Los creyentes no apagan nunca la oración! Esta a veces puede parecerse a la de Job, el cual no acepta que Dios lo trate injustamente, protesta y lo llama a juicio.

Por último, nos recuerda el Papa que «nosotros, que somos mucho menos santos y pacientes que Job, sabemos que finalmente, al concluir este tiempo de desolación, en el que hemos elevado al Cielo gritos mudos y muchos “¿por qué?”, Dios nos responderá. Y también nuestras expresiones más duras y más amargas, Él las recogerá con el amor de un padre, y las considerará como un acto de fe, como una oración».

Todos somos comunicadores

El convencimiento de que la verdad nos hace libres y el afán por construir una sociedad vertebrada por valores cristianos, ha llevado, con frecuencia, a la Iglesia a poner en marcha proyectos de comunicación.

19 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

El domingo de la Ascensión celebrábamos la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, una jornada que tiene su raíz en el Concilio Vaticano II. El Decreto Intermirifica (18) afirma: “Para mayor fortalecimiento del apostolado multiforme de la Iglesia sobre los medios de comunicación social, debe celebrarse cada año en todas las diócesis del orbe, a juicio de los obispos, una jornada en la que se ilustre a los fieles sobre sus deberes en esta materia, se les invite a orar por esta causa y a aportar una limosna para este fin, que será empleada íntegramente para sostener y fomentar, según las necesidades del orbe católico, las instituciones e iniciativas promovidas por la Iglesia en este campo”.

La Iglesia ha visto en los medios de comunicación social una gran oportunidad para hacer llegar el Evangelio a todos los rincones.

Celso Morga Iruzubieta. Arzobispo de Mérida-Badajoz

Históricamente la Iglesia ha visto en los medios de comunicación social una gran oportunidad para hacer llegar el Evangelio a todos los rincones. Junto a ello está el amor a la verdad, que nos hará libres (Jn 8, 32). Ambas cosas, el convencimiento de que la verdad nos hace libres y el afán por construir una sociedad vertebrada por valores cristianos, ha llevado, con frecuencia, a la Iglesia a poner en marcha multitud de proyectos de comunicación generalistas o temáticos, por usar términos actuales.

Fue pionera en la prensa escrita, continuó tras el descubrimiento de la radio, fuimos menos activos en la televisión y, en la actualidad, hemos sabido subirnos al carro con internet.

Junto a los medios propios, como grupo de especial relevancia, la Iglesia tiene derecho a contar con presencia social a través de los medios de comunicación públicos, que destacan en su ADN el papel de servicio público. La retransmisión de la eucaristía dominical o programas religiosos semanales encuentran ahí su justificación. Ese peso social debe mover también a la presencia eclesial en los medios de comunicación privados, con audiencias heterogéneas entre las cuales se encuentran muchos creyentes que tienen derecho a verse reflejados en las parrillas.

El fenómeno de internet es especialmente llamativo, porque nos convierte a todos en comunicadores. No voy a decir periodistas, porque sería falso y, de paso, injusto con los verdaderos periodistas, que con su firma aportan “denominación de origen” a las informaciones que circulan por cada rincón.

En la actualidad son legión las personas de fe que se ponen en primera línea, alcanzando audiencias millonarias en las redes sociales.

Celso Morga Iruzubieta. Arzobispo de Mérida-Badajoz

Si tradicionalmente los creyentes, y las personas en general, hemos sido meros espectadores en lo referido a la prensa, en la actualidad son legión las personas de fe que se ponen en primera línea, alcanzando audiencias millonarias en las redes sociales, pegados a la Iglesia como la vid al sarmiento. Han sabido hacer de su habilidad un servicio al Evangelio sin tutelas ni referentes oficiales, con frecuencia desprestigiados ante una buena parte de la opinión pública, que ven en estos cristianos de corazón y acción, la única ventana que les muestra la belleza del Evangelio. Ese fenómeno es radicalmente nuevo y nos aporta a todos una capacidad, hasta hace poco inédita, para llevar a cabo un anuncio explícito del Evangelio o mostrar una forma de construcción social acorde con un modelo humanista cristiano.

Good news

Si para la puesta en marcha de medios de comunicación se hacen imprescindibles medios económicos, actualmente un teléfono constituye una auténtica unidad móvil que se activa sencillamente con la voluntad de estar presente en el areópago. Para ello, además es necesario crecer como cristianos, regar nuestra existencia de personas creyentes en las oportunidades que nos ofrece la Iglesia de formación y vivencia de nuestra fe, porque no se puede comunicar lo que no se tiene.

El autorCelso Morga

Arzobispo emérito de la diócesis de Mérida Badajoz

Libros

Emocionarse con la belleza de la naturaleza

Yolanda Cagigas nos recomienda la lectura de "Primavera extremeña", un libro de Julio Llamazares.

Yolanda Cagigas·19 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Se trata de un libro de viajes, con la peculiaridad de que, en esta ocasión, el autor comienza el suyo el 13 de marzo de 2020, un día antes de que el gobierno decretara el confinamiento en toda España. El lugar elegido es un antiguo lagar en Cáceres, en la sierra de los Lares.

Libro

Título: Primavera extremeña. Apuntes al natural
Autor: Julio Llamazares
Editorial: Alfaguara

Por contraste con los trágicos y dolorosos acontecimientos vividos por todos como consecuencia de la pandemia del COVID, el autor nos invita a contemplar la naturaleza, a emocionarse con su belleza, y a descubrir a su autor.

La prosa sencilla de Llamazares posee en momentos una gran fuerza descriptiva que hace fácil que la imaginación del lector no sólo lo vea, sino que lo huela e incluso lo escuche. “La gama de los verdes iba del suave del pasto recién nacido, al más oscuro de los olivos y al casi negro de las encinas, pasando por todos los intermedios. Una paleta cromática que iría variando con los días”“Recorrerlos…, es adentrase en un túnel oloroso y más en el tiempo en el que el azahar despierta llenándolo todo con su dulzor”“Los mirlos y los ruiseñores ponían la banda sonora a mi tranquilidad”.

Dicen que el Cielo es para quienes ya saben disfrutarlo aquí en la tierra, por ello nos va tanto en aprender a disfrutar con las cosas sencillas, como el autor, cuando dice: “A nuestro alrededor todo invitaba al disfrute, a la contemplación y el goce de la vida pacífica y tranquila… Nos conformábamos con disfrutar de la tranquilidad del monte tomando un vermut y un poco de queso sentados en la hierba”.

De ahí también el interés de capacitarnos para apreciar la belleza que está al alcance de cualquiera, la de la naturaleza, cualidad que sin duda posee Llamazares. “El 19 de abril lució por fin el sol después de una semana lloviendo sin parar. Lo hizo a media tarde, con gran espectacularidad, y el campo, como un espejo se llenó de una luz brillante que resplandecía sobre la vegetación”.

Para emocionarse ante un paisaje es necesario desarrollar nuestra sensibilidad, tal como el autor demuestra. “La primavera extremeña estaba en su máximo esplendor y el campo lo celebraba con todos sus colores y sus luces, que iban desde el amarillo de las coronas de rey y los botones de oro al blanco de las margaritas y al violeta azulado de los lirios. Como si cayeran del cielo en vez de brotar de la tierra, las flores lo coloreaban todo convirtiendo el paisaje en un tapiz flamenco… El milagro de la naturaleza se repetía un año más… y nosotros asistíamos emocionado a él… éste, a esas alturas, era ya un espectáculo en sí mismo… parecía un tapiz de flores, una acuarela pintada por un pintor invisible que se escondía detrás de las nubes”.

La sabiduría posibilita darse cuenta de cuándo uno es un privilegiado, así Llamazares afirma: “Éramos unos afortunados por estar donde estábamos y por poder disfrutar de una naturaleza que la mayoría tenía que imaginar desde sus domicilios”. Y es que, desde la consciencia de privilegio se disfruta aún más de lo sencillo y arranca espontáneo el agradecimiento.

El autorYolanda Cagigas

España

«La desesperación no puede ser utilizado por ningún Estado con fines políticos»

Los obispos del Departamento de Migraciones de la CEE han emitido esta tarde una nota ante los graves acontecimientos que viven las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.

Maria José Atienza·18 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Los obispos encargados de la pastoral de Migraciones han mostrado su apoyo a las diócesis de Cádiz y Ceuta y Málaga y Melilla, cuyos fieles atraviesan momentos de tensión e incertidumbre ante el desarrollo de los hechos.

Nota completa sobre la situación en Ceuta y Melilla

El Departamento de Migraciones de la CEE, acoge con preocupación la situación que se está produciendo en Ceuta y Melilla.

Apelando al valor supremo de la vida y la dignidad humana, recuerda que la desesperación y el empobrecimiento de muchas familias y menores no puede ni debe ser utilizado por ningún Estado para instrumentalizar con fines políticos, las legítimas aspiraciones de estas personas.

Muestra su solidaridad con las diócesis de Cádiz y Ceuta y Málaga y Melilla, de reconocida trayectoria en la atención y acogida a migrantes, así como con las necesarias iniciativas en ambas ciudades autónomas, para acoger integralmente y custodiar los derechos de las personas migrantes, especialmente de los menores.

Invita a mantener actitudes de convivencia pacífica y reclama a todos los niveles, “la mejor política puesta al servicio del bien común” (Fratelli tutti, 154)


D. José Cobo, obispo auxiliar de Madrid
Obispo responsable del
Departamento de Migraciones de la CEE

Xabier Gómez OP
Director del Departamento
de Migraciones CEE

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España

A las puertas del Año Ignaciano «Ignatius500»

El 20 de mayo comienza un año para celebrar el quinto centenario de la experiencia que transformó a Ignacio de Loyola y dio lugar a la espiritualidad de la Compañía de Jesús. Se presenta el sentido de la celebración y los actos previstos.

David Fernández Alonso·18 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 5 minutos

La Compañía de Jesús se prepara para celebrar el quinto centenario de una experiencia que transformó para siempre a su fundador, Ignacio de Loyola y dio lugar a una espiritualidad que ha facilitado el encuentro con Dios de multitud de personas de generación en generación. Ignatius500 es el nombre que recibe este aniversario que se celebra en todo el mundo entre el 20 de mayo de 2021, aniversario de la herida sufrida por Íñigo de Loyola en Pamplona y que fue el detonante de su conversión, y el 31 de julio de 2022, festividad de San Ignacio.

El provincial de los jesuitas en nuestro país, Antonio España SJ, y el coordinador de este Año Ignaciano, Abel Toraño SJ, han explicado en un encuentro con los medios el sentido de esta celebración y los principales actos previstos en España y a nivel internacional. Además se ha trazado una panorámica de la realidad de los jesuitas en España en el momento actual.

Una conversión

Antonio España ha explicado que no celebramos ni el nacimiento, ni el fallecimiento de Ignacio de Loyola, sino “la transformación de su mirada, de su ser, de su forma de cuidar y de su forma de vivir” a la cual “llamamos conversión”, ocurrida entre mayo de 1521 y febrero de 1523 en Loyola, en Manresa y en el camino entre ambas localidades, tras caer herido en Pamplona en una batalla entre Castilla y Francia por el trono de Navarra. “Este contratiempo golpeó su vida de forma momentánea como a tantos heridos de la Historia. Sin embargo, de ahí salió un proceso paulatino de cambio, de transformación y superación”, ha explicado el provincial. En este tiempo actual de pandemia ha anclado esta conversión en una herida curada, un camino espiritual, una experiencia integral y un ser abierto al otro.

Desde este recorrido de Ignacio, ha expuesto el provincial cómo la Compañía de Jesús es una vía que concreta esa experiencia fundamental que se desarrolla en varias dimensiones actualizadas. Que ha concretado entre otras, en iniciativas jesuitas de los últimos años en diversos ámbitos como: los Ejercicios Espirituales on line, los 10 años de Rezando Voy, las propuestas de profundización para jóvenes de MAG+S, el inicio del sistema de Entorno Seguro, el proyecto ecológico Casa Ana Leal, la primera campaña de provincia (#Seguimos), la red de pisos de hospitalidad y la extraordinaria respuesta ante el covid de sus universidades y colegios.

La experiencia de Ignacio

Abel Toraño SJ ha explicado que la comisión que trabaja desde hace dos años en este centenario se planteó desde el principio las motivaciones que movieron a los actos de Ignacio: ¿qué experiencia le movió a atender de una manera cercana a niños que vivían en la calle, a abrir una casa a mujeres que vivían en situación de abuso, a enviar a compañeros a todo tipo de misiones…? No es el qué hizo sino qué le movió por dentro. Y nos encontramos que justo al comienzo hay una herida, es un hombre con ideales que cae herido. Hoy la sociedad también está herida. Lo que va a vivir Ignacio es que aun herido, sintió que no era abandonado. Y en ese sentirse acompañado, va a vivir en la herida, una posibilidad de camino y de encuentro”.

También ha acercado cómo conecta Ignacio hoy con nuestra sociedad acutal, y para él «conecta con toda persona que esté deseando llevar una vida plena. Nos enseña que fue necesario pararse, hacer silencio, pensar, darse cuenta que tenía una interioridad que desconocía. Enseña que es bueno parare, que tampoco está mal no hacer sino dejarse hacer, dejarse encontrar por Dios».

Las actividades del Año Ignaciano

Además ha enumerado la relación de actividades preparadas destacando los momentos centrales: la misa de apertura en Pamplona (20 mayo 2021), la apertura de la puerta santa de Manresa (31 julio de 2021), la fecha en la que rememoraremos la canonización de Ignacio, con una eucaristía en Roma presidida por el papa Francisco (12 de marzo 2022), y por último, la clausura en Loyola (31 de julio 2022).

El Año Ignaciano arrancará en Pamplona con una Eucaristía presidida por el arzobispo de Pamplona y Tudela, Mons. Francisco Pérez González y concelebrada por el P. General de la Compañía de Jesús, Arturo Sosa SJ. Contará con un aforo reducido pero será retransmitida por streaming en este enlace. El 18 de mayo a las 18:00 h se ofrecerá una entrevista on line del P. General con la periodista Silvia Rozas. Otros de los momentos significativos tendrán lugar los meses de julio de 2021 y 2022 y en marzo de 2022.

Con motivo de la pandemia, algunas citas previstas para los próximos meses de junio y julio se han trasladado al año que viene o se convocarán en formato on line. Confiamos en que a partir del curso próximo podamos recuperar enteramente la agenda, siempre siguiendo las medidas sanitarias del momento.

Un impulso a la espiritualidad ignaciana 

La intención de la Compañía es impregnar todas sus obras del espíritu de conversión que subyace en este aniversario. Su lema, «ver nuevas todas las cosas en Cristo», simboliza tres cosas: salir al camino, para ir descubriendo a ese Dios que habita y trabaja en todas las criaturas, y contemplarlo en todo lo que nos acontece; asumir nuestras propias limitaciones, como hizo el propio Ignacio; y tener los sentidos abiertos para captar las necesidades de nuestro entorno, preguntándonos cómo podemos ayudar a transformar la realidad.

El Año Ignaciano quiere impulsar la espiritualidad ignaciana, siguiendo una de las Preferencias Apostólicas de la Compañía de Jesús Universal. Para ello se ampliará la oferta de Ejercicios Espirituales (www.espiritualidadignaciana.org) tanto presenciales como on line. Se han elaborado materiales para retiros específicos en la clave de la conversión de Ignacio y se van a ofrecer distintos cursos sobre el discernimiento y el acompañamiento espiritual.

También las actividades y propuestas de la pastoral de los colegios jesuitas estarán dirigidas a acompañar a Ignacio en su proceso de conversión. Momento significativo será la Semana Ignaciana (del 7 al 11 de marzo de 2022), que celebrarán todos los centros.

El Año Ignaciano será acogido en las universidades y centros universitarios como un tiempo de mejora, de reflexión y de conversión. Habrá reflejo en peregrinaciones, ofertas de ejercicios y en múltiples encuentros, jornadas, simposios y actos deportivos.

En verano de 2022, familias de todo el mundo se darán cita en Loyola y experimentarán herramientas inspiradas en la espiritualidad de Ignacio que ayuden a cuidar y renovar sus proyectos de familia.

También los Antiguos Alumnos tendrán una cita importante en el congreso mundial que se celebrará en Barcelona (13-17 de julio de 2022), donde partiendo de la espiritualidad y educación ignaciana impulsarán la misión de contribuir a construir un sociedad más justa y sostenible. 

El Camino Ignaciano

A partir del 1 de enero del 2022 se inicia el segundo Año Jubilar del Camino Ignaciano, que recuerda cómo en 1522 Íñigo de Loyola cambió sus vestiduras de noble por la vestimenta del peregrino, dejando su casa en Azpeitia y dirigiéndose a Jerusalén. Llegó el 25 de marzo a la ciudad de Manresa y salió hacia Roma un año después. A lo largo del 2022 se espera a cientos de peregrinos provenientes de España y de otros lugares como EEUU, Singapur, Australia y Francia. Las ciudades de Azpeitia y Manresa llevan preparando este aniversario de la peregrinación de San Ignacio desde 2014, y a sus celebraciones se unirán las de otras diócesis y administraciones públicas ubicadas a lo largo del Camino Ignaciano.

Los jóvenes, protagonistas durante el Año Ignaciano

Uno de los públicos clave de este Año Ignaciano son los jóvenes. Uno de los primeros actos de este aniversario tendrá lugar este verano y será un Encuentro Mundial (on line) de jóvenes de la Comunidad de Vida Cristiana (CVX). En el mes de septiembre, el Encuentro de Delegados de Pastoral Juvenil de Conferencia Episcopal tendrá lugar en Loyola, a propuesta de MAG+S, la red de pastoral ignaciana para jóvenes de 18-30 años.

Desde esta red y la Promoción Vocacional de los jesuitas se está organizando un macro-encuentro pastoral de jóvenes. Y además MAG+S lanzará la plataforma digital de peregrinaciones on line Ignatius Challenge, con 8 etapas que aúnan elementos como: podcast y vídeos sobre la historia de Ignacio, oraciones, preguntas y reflexiones; un Quiziz de conocimientos sobre San Ignacio y los jesuitas o un desafío diario. Del mismo modo se está planificando la opción de hacer dichas peregrinaciones con jóvenes de manera física. 

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España

El Papa anima a los consagrados españoles a «mantener vivo el carisma fundacional»

Más de 2000 miembros de la vida consagrada en España participan, estos días en la 50º Semana Nacional para Institutos de Vida Consagrada organizado por el Instituto Teológico de Vida Religiosa.

Maria José Atienza·18 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Unas jornadas en las que buscan ahondar en el papel de la vida consagrada en la sociedad actual y que une la edición 49 (aplazada por Covid19) y 50.

Las jornadas, que cuentan con un amplísimo elenco de ponentes de diferentes familias de vida consagrada, abordan la presencia de la vida consagrada en diferentes esferas del panorama social: tanto desde su forma de ser y actuar dentro de la Iglesia como en ámbitos como la sanidad, la educación, la atención social o el mundo de la comunicación digital.

Una variedad que, como quiso destacar en la apertura de esta Semana Antonio Bellella, director del ITVR, “se inscribe en esta dinámica relacional, porque estas jornadas fueron imaginadas como un espacio de relación de los religiosos entre sí, con la Iglesia y la sociedad”.

Especialmente revelador ha sido, en el primer día de ponencias, el mensaje que el Papa Francisco dirigió a los participantes de esta semana, que se está celebrando de manera virtual, en el que animó a los consagrados a no perder el diálogo con la realidad y no perder de vista el carisma fundacional destacando que la reforma de las instituciones de vida consagrada es “camino en contacto con la realidad y horizonte bajo la luz de un carisma fundacional. Mantener vivo el carisma fundacional es mantenerlo en camino y en crecimiento, en diálogo con lo que el Espíritu nos va diciendo en la historia de los tiempos, en los lugares, en diversas épocas, en diversas situaciones”.

La Semana Nacional para Institutos de Vida Consagrada se desarrollará hasta el próximo 22 de mayo, día en el que, enmarcada en la solemnidad de Pentecostés tendrá lugar la lectura del manifiesto en favor de una vida consagrada profética y las conclusiones y mensaje final de esta Semana.

Documentos

Orientaciones pastorales para las JMJ en las Iglesias particulares

El Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida ha hecho público las orientaciones pastorales para la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud en las diversas Iglesias particulares.

David Fernández Alonso·18 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 17 minutos

Orientaciones pastorales para la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud en las Iglesias particulares por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida

1. Las Jornadas Mundiales de la Juventud

La institución de las Jornadas Mundiales de la Juventud ha sido, sin duda, una gran intuición profética de san Juan Pablo II, que explicó así su decisión: «Todos los jóvenes deben sentirse atendidos por la Iglesia: por eso, que toda la Iglesia, en unión con el Sucesor de Pedro, se sienta cada vez más comprometida, a nivel mundial, con los jóvenes, con sus inquietudes y preocupaciones, con sus aperturas y esperanzas, para corresponder a sus expectativas, comunicando la certeza que es Cristo, la Verdad que es Cristo, el amor que es Cristo….».[1]

El papa Benedicto XVI recogió el testigo de su predecesor y, en varias ocasiones, no ha dejado de destacar cómo estos acontecimientos representan un don providencial para la Iglesia y los calificó de “medicina contra el cansancio del creer”, “un modo nuevo, rejuvenecido de ser cristiano”, “una nueva evangelización vivida”.[2]

También para el papa Francisco, las Jornadas Mundiales de la Juventud constituyen un impulso misionero de extraordinaria fuerza para toda la Iglesia y, en particular, para las generaciones más jóvenes. Apenas unos meses después de su elección, inauguró su pontificado con la JMJ de Río de Janeiro en julio de 2013, al final de la cual dijo que esa JMJ había sido «una nueva etapa en la peregrinación de los jóvenes con la Cruz de Cristo por los continentes. No debemos olvidar nunca que las Jornadas Mundiales de la Juventud no son “fuegos artificiales”, momentos de entusiasmo fines en sí mismos; son etapas de un largo camino, iniciado en 1985, por iniciativa del papa Juan Pablo II».[3] Seguidamente aclaró un punto central: «Recordemos siempre: los jóvenes no siguen al Papa, siguen a Jesucristo, cargando su Cruz. El Papa los guía y los acompaña en este camino de fe y de esperanza».[4]

Como es sabido, las celebraciones internacionales del evento suelen tener lugar cada tres años en diferentes países con la participación del Santo Padre. La celebración ordinaria de la Jornada, en cambio, tiene lugar cada año en las Iglesias particulares, que se encargan de organizar en forma autónoma tal evento.

2. Las JMJ en las Iglesias particulares

La Jornada Mundial de la Juventud que se celebra en cada Iglesia particular tiene un gran significado y valor no solo para los jóvenes que viven en esa región concreta, sino para toda la comunidad eclesial local.

Algunos jóvenes, a causa de objetivas dificultades de estudio, trabajo o económicas, no tienen la posibilidad de participar en las celebraciones internacionales de estas Jornadas, por lo que es bueno que cada Iglesia particular les ofrezca la posibilidad de vivir en primera persona, aunque sea a nivel local, una “fiesta de la fe”, un fuerte acontecimiento de testimonio, comunión y oración similar a los internacionales, que han marcado profundamente la existencia de tantos jóvenes en todas las partes del mundo.

Al mismo tiempo, la Jornada Mundial de la Juventud celebrada a nivel local tiene un significado muy importante para cada Iglesia particular. Sirve para sensibilizar y formar a toda la comunidad eclesial – laicos, sacerdotes, personas consagradas, familias, adultos y personas mayores – para que sea cada vez más consciente de su misión de transmitir la fe a las nuevas generaciones. La Asamblea General del Sínodo de los Obispos sobre el tema: “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional” (2018) recordó que toda la Iglesia, universal y particular y cada uno de sus miembros, debe sentirse responsable de los jóvenes y estar disponible para dejarse interpelar por sus preguntas, sus deseos y sus dificultades. La celebración de estas Jornadas de los jóvenes a nivel local, por tanto, es sumamente útil para mantener viva en la conciencia eclesial la urgencia de caminar con los jóvenes, acogiéndolos y escuchándolos con paciencia, anunciándoles la Palabra de Dios con afecto y energía.[5]

En relación con la celebración de la JMJ a nivel local, este Dicasterio, en el marco de sus competencias,[6] ha elaborado unas Orientaciones Pastorales para las conferencias episcopales, los sínodos de las Iglesias patriarcales y arzobispales mayores, las diócesis/eparquías, los movimientos y asociaciones eclesiales, como también para los jóvenes de todo el mundo, para que la “JMJ diocesana/eparquial” se viva plenamente como un momento de celebración “para los jóvenes” y “con los jóvenes”.

Estas Orientaciones Pastorales pretenden animar a las Iglesias particulares a que aprovechen cada vez más la celebración diocesana de la JMJ y a que la consideren una ocasión propicia para planificar y llevar a cabo de forma creativa iniciativas que muestren que la Iglesia considera su misión con los jóvenes «una prioridad pastoral histórica, en la que invertir tiempo, energías y recursos».[7] Es necesario asegurar que las generaciones más jóvenes se sientan en el centro de la atención y la preocupación pastoral de la Iglesia. Los jóvenes, en efecto, quieren participar y ser apreciados, sentirse coprotagonistas de la vida y la misión de la Iglesia.[8]

Las indicaciones que siguen tienen en cuenta principalmente las distintas diócesis, como ámbito propio de expresión de la Iglesia local. Pero, evidentemente, deben adaptarse a las diferentes situaciones que vive la Iglesia en diversas regiones del mundo, en los casos en que, por ejemplo, las diócesis/eparquías son pequeñas y con pocos recursos humanos y materiales a su disposición. En estos casos concretos, o cuando se considere pastoralmente conveniente, es posible que circunscripciones vecinas o superpuestas se unan para celebrar la Jornada de los jóvenes entre varias circunscripciones, o a nivel de región eclesiástica, o a nivel nacional.

3. La celebración de la JMJ a nivel local en la solemnidad de Cristo Rey

Al término de la celebración eucarística en la solemnidad de Cristo Rey, el 22 de noviembre de 2020, el papa Francisco quiso relanzar la celebración de la JMJ en las Iglesias particulares y anunció que, a partir de 2021, esta celebración, que tradicionalmente se vivía en el Domingo de Ramos, se celebrará en el domingo en el que tiene lugar la solemnidad de Cristo Rey.[9]

A este respecto, recordamos que san Juan Pablo II, en la solemnidad de Cristo Rey de 1984, convocó a los jóvenes a un encuentro con motivo del Año Internacional de la Juventud (1985), que -junto con la convocatoria del Jubileo de los Jóvenes en el Año de la Redención (1984) – marcó el inicio del largo camino de las JMJ: «En esta fiesta […] – dijo – la Iglesia anuncia el Reino de Cristo, ya presente, pero todavía en misterioso crecimiento hacia su plena manifestación. Vosotros, los jóvenes, sois portadores insustituibles de la dinámica del Reino de Dios, la esperanza de la Iglesia y del mundo». Esta fue, pues, la génesis de las JMJ: el día de Cristo Rey, se invitó a los jóvenes de todo el mundo «a venir a Roma para un encuentro con el Papa al comienzo de la Semana Santa, el sábado y el domingo de Ramos».[10]

De hecho, no es difícil ver el vínculo entre el Domingo de Ramos y Cristo Rey. En la celebración del Domingo de Ramos, se recuerda la entrada de Jesús en Jerusalén como la de un «rey manso y montado sobre una asna» (Mt 21,5) y aclamado como Mesías por la multitud: «¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!» (Mt 21,9). El evangelista Lucas añade explícitamente el título de “Rey” a la aclamación de la multitud de “el que viene”, subrayando así que el Mesías es también Rey, y que su entrada en Jerusalén representa en cierto sentido una entronización real: «¡Bendito sea el Rey que viene en nombre del Señor!» (Lc 19,38).

La dimensión real de Cristo es tan importante para Lucas, que aparece desde el principio hasta el final de la vida terrenal de Jesucristo y acompaña todo su ministerio. En la Anunciación, el ángel profetiza a María que el niño que ha concebido recibirá de Dios «el trono de David, su padre, y reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin» (Lc 1,32-33). Y en el momento dramático de la crucifixión, mientras los otros evangelistas se limitan a mencionar los insultos de los dos crucificados a ambos lados de Jesús, Lucas presenta la conmovedora figura del “buen ladrón” que desde el patíbulo de la cruz reza a Jesús diciendo: «Acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino» (Lc 23,42). Las palabras de acogida y de perdón que Jesús pronuncia en respuesta a esta súplica dejan claro que es un Rey venido a salvar: «Hoy estarás conmigo en el Paraíso» (Lc 23,43).

Por lo tanto, el fuerte anuncio que debe dirigirse a los jóvenes y que debe estar en el centro de toda JMJ diocesana/eparquial que celebre el día de Cristo Rey es: ¡Acojan a Cristo! ¡Denle la bienvenida como Rey en sus vidas! Es un Rey que vino a salvar. Sin Él no hay verdadera paz, ni verdadera reconciliación interior, ni verdadera reconciliación con los demás hombres. Sin su Reino, incluso la sociedad pierde su rostro humano. Sin el Reino de Cristo desaparece toda verdadera fraternidad y toda auténtica cercanía a los que sufren.

El papa Francisco recordó que, en el centro de las dos celebraciones litúrgicas, Cristo Rey y el Domingo de Ramos, «permanece el Misterio de Jesucristo Redentor del hombre…».[11] El núcleo del mensaje, pues, sigue siendo que la grandeza del hombre proviene del amor que sabe entregarse a los demás “hasta el final”.

La invitación, por tanto, para cada diócesis/eparquía es celebrar la JMJ en la solemnidad de Cristo Rey. En efecto, el deseo del Santo Padre es que, en este día, la Iglesia universal ponga a los jóvenes en el centro de su atención pastoral, rece por ellos, realice gestos que hagan a los jóvenes protagonistas, promueva campañas de comunicación, etc. Lo ideal sería organizar un evento (diocesano/eparquial, regional o nacional) el mismo día de Cristo Rey. Sin embargo, por diversas razones, puede ser necesario celebrar el evento en otra fecha.

Esta celebración debe formar parte de un camino pastoral más amplio, en el que la JMJ es sólo una etapa.[12] No por casualidad, el Santo Padre hace hincapié que «la pastoral juvenil solo puede ser sinodal, es decir, conformando un caminar juntos».

4. Puntos clave de la JMJ

En el transcurso del Sínodo de los Obispos sobre el tema “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”, varias intervenciones de los Padres Sinodales se refirieron a la Jornada Mundial de la Juventud. En este sentido, el Documento Final dice: «La Jornada Mundial de la Juventud – nacida de una intuición profética de san Juan Pablo II, quien sigue siendo un punto de referencia también para los jóvenes del tercer milenio –, así como los encuentros nacionales y diocesanos/eparquiales, desempeñan un rol importante en la vida de muchos jóvenes porque ofrecen una experiencia viva de fe y de comunión, que les ayuda a afrontar los grandes desafíos de la vida y a asumir responsablemente su puesto en la sociedad y en la comunidad eclesial».[14]

Subrayando que estas convocatorias se refieren «al acompañamiento pastoral ordinario de cada una de las comunidades, donde la acogida del Evangelio debe ser profundizada y concretada en decisiones para la vida»,[15] el Documento afirma que éstas «ofrecen la posibilidad de caminar en la lógica de la peregrinación, de hacer experiencia de una fraternidad con todos, de compartir con alegría la fe y de crecer en su pertenencia a la Iglesia».[16]

Exploremos algunos de estos “puntos clave”[17] que deben estar en el corazón de toda JMJ, incluso en su dimensión local, y que por tanto tienen un claro valor programático.

La Jornada de los jóvenes debe ser una “fiesta de la fe”

La celebración de la JMJ ofrece a los jóvenes una experiencia viva y alegre de fe y comunión, un espacio para experimentar la belleza del rostro del Señor.[18] En el corazón de la vida de fe está el encuentro con la persona de Jesucristo, por lo que es bueno que en cada JMJ resuene la invitación a cada joven a encontrarse con Cristo y a iniciar un diálogo personal con Él. «Es la fiesta de la fe, cuando juntos se alaba al Señor, se canta, se escucha la Palabra de Dios, se permanece en silencio de adoración: todo esto es el culmen de la JMJ».[19]

En este sentido, el programa de la JMJ internacional (dimensión kerigmática, formativa, testimonial, sacramental, artística, etc.) puede inspirar a las realidades locales, que podrán adaptarlo creativamente. Hay que prestar especial atención a los momentos de adoración silenciosa de la Eucaristía, como acto de fe por excelencia, y a las liturgias penitenciales, como lugar privilegiado de encuentro con la misericordia de Dios.

Además, hay que tener en cuenta que, en cada JMJ, el entusiasmo natural que tienen los jóvenes, el entusiasmo con el que abrazan las cosas que les implican y que caracteriza también el modo de vivir la fe, todo ello estimula y revigoriza la fe de todo el pueblo de Dios. Convencidos por el Evangelio e invitados a una experiencia con el Señor, los jóvenes se convierten a menudo en valientes testigos de la fe y esto hace que el evento de la JMJ sea siempre algo sorprendente y único.

La Jornada de los jóvenes debe ser una “experiencia de Iglesia”

Es importante que la celebración diocesana/eparquial de la JMJ se convierta en una ocasión en la que los jóvenes puedan experimentar la comunión eclesial y crecer en su conciencia de ser parte integrante de la Iglesia. La primera forma de participación de los jóvenes debe ser la escucha. En la preparación de la Jornada de la Juventud diocesana/eparquial, es necesario encontrar los momentos y las formas adecuadas para que la voz de los jóvenes sea escuchada dentro de las estructuras existentes de la comunión: consejos diocesanos/eparquiales e interdiocesanos/eparquiales, consejos presbiterales, consejos locales de obispos… No olvidemos que son el rostro joven de la Iglesia.

Junto a los jóvenes, los diversos carismas presentes en la circunscripción deben encontrar espacio. Es fundamental que la organización de la celebración diocesana/eparquial de la JMJ sea concorde, implicando a los distintos estados de vida, en una propuesta de trabajo sinodal, como ha querido el Santo Padre en Christus vivit: «Animados por este espíritu, podremos encaminarnos hacia una Iglesia participativa y corresponsable, capaz de valorizar la riqueza de la variedad que la compone, que acoja con gratitud el aporte de los fieles laicos, incluyendo a jóvenes y mujeres, la contribución de la vida consagrada masculina y femenina, la de los grupos, asociaciones y movimientos. No hay que excluir a nadie, ni dejar que nadie se autoexcluya».[20] De este modo, será posible reunir y coordinar todas las fuerzas vivas de la Iglesia particular, así como despertar a las que están “dormidas”.

En este contexto, la presencia del obispo local y su disposición a estar entre los jóvenes es, para los mismos jóvenes, un gran signo de amor y cercanía. No pocas veces, para varios jóvenes la celebración diocesana/eparquial de la JMJ se convierte en una oportunidad de encuentro y diálogo con su párroco. El papa Francisco alienta este estilo pastoral de proximidad, donde «el lenguaje del amor desinteresado, relacional y existencial que toca el corazón, llega a la vida, despierta esperanza y deseos».[21]

La Jornada de los jóvenes debe ser una “experiencia misionera”

La JMJ a nivel internacional ha demostrado ser una excelente oportunidad para que los jóvenes tengan una experiencia misionera. Este debería ser también el caso de la JMJ diocesana/eparquial. Como dice el papa Francisco «la pastoral juvenil debe ser siempre una pastoral misionera».[22]

En este sentido, se pueden organizar misiones en las que se invite a los jóvenes a visitar a las personas en sus casas, llevándoles un mensaje de esperanza, una palabra de consuelo o simplemente ofreciéndoles escuchar.[23] Aprovechando su entusiasmo, los jóvenes – siempre que sea posible – pueden ser también protagonistas de momentos de evangelización pública, con cantos, oración y testimonios, en aquellas calles y plazas de la ciudad donde se reúnen sus coetáneos, porque los jóvenes son los mejores evangelizadores de los jóvenes. Su sola presencia y su fe alegre constituyen ya un “anuncio vivo” de la Buena Nueva que atrae a otros jóvenes.

También hay que fomentar las actividades en las que los jóvenes experimentan el voluntariado, el servicio gratuito y la autogestión. No hay que olvidar que el domingo anterior a la solemnidad de Cristo Rey, la Iglesia celebra la Jornada Mundial de los Pobres. Qué mejor ocasión para promover iniciativas en las que los jóvenes donen su tiempo, su fuerza a los más pobres, a los marginados, a los descartados por la sociedad. De este modo se ofrece a los jóvenes la posibilidad de convertirse en «protagonistas de la revolución de la caridad y del servicio, capaces de resistir las patologías del individualismo consumista y superficial».[24]

La Jornada de los jóvenes debe ser una “ocasión de discernimiento vocacional” y una “llamada a la santidad”

Dentro de una fuerte experiencia eclesial y misionera de la fe, se debe dar prioridad a la dimensión vocacional. Es un enfoque gradual que, en primer lugar, hace que los jóvenes comprendan que toda su vida está puesta ante Dios, que los ama y los llama. Dios los ha llamado ante todo a la vida, los llama continuamente a la felicidad, los llama a conocerlo y a escuchar su voz y, sobre todo, a aceptar a su Hijo Jesús como su maestro, su amigo, su Salvador. Reconocer y afrontar estas “vocaciones fundamentales” representa un primer gran reto para los jóvenes porque, cuando se toman en serio, estas primeras “llamadas” de Dios apuntan ya a opciones de vida exigentes: la aceptación de la existencia como un don de Dios, que debe vivirse, por tanto, en referencia a Él y no de forma autorreferencial; la elección de un estilo de vida cristiano, en los afectos y en las relaciones sociales; la elección del camino de los estudios, del compromiso laboral y de todo el futuro de uno de forma que esté en plena sintonía con la amistad con Dios que se ha abrazado y se quiere conservar; la elección de hacer de toda la existencia un don para los demás que debe vivirse en el servicio y el amor desinteresado. Se trata de opciones a menudo radicales, en respuesta a la llamada de Dios, que dan una orientación decisiva a toda la vida de los jóvenes. «La vida […] es el tiempo de las decisiones firmes, fundamentales, eternas. – aclaró el papa Francisco a los jóvenes – Elecciones banales conducen a una vida banal, elecciones grandes hacen grande la vida».[25]

Dentro de este “horizonte vocacional” más amplio, tampoco hay que tener miedo de proponer a los jóvenes la elección ineludible de aquel estado de vida que está de acuerdo con la llamada que Dios dirige a cada uno de ellos individualmente, ya sea el sacerdocio o la vida consagrada, incluso en forma monástica, o el matrimonio y la familia. En este sentido, puede ser de gran ayuda la implicación de los seminaristas, de las personas consagradas, de los matrimonios y de las familias, que con su presencia y su testimonio pueden contribuir a suscitar en los jóvenes las preguntas vocacionales adecuadas y el deseo de ponerse en marcha en busca del “gran proyecto” que Dios ha previsto para ellos. En el delicado proceso que debe llevarles a madurar estas opciones, los jóvenes deben ser acompañados e ilustrados con prudencia. Cuando llegue el momento, pues, hay que animarles a hacer su propia elección personal con decisión, confiando en la ayuda de Dios, sin permanecer en un estado perpetuo de indeterminación.

En la base de toda elección vocacional debe estar la llamada aún más fundamental a la santidad. La JMJ debe hacer resonar en los jóvenes la llamada a la santidad[26] como verdadero camino de felicidad y realización personal. Una santidad acorde con la historia y el carácter personal de cada joven, sin poner límites a los misteriosos caminos que Dios tiene reservados para cada uno y que pueden llevar a historias heroicas de santidad – como ha ocurrido y ocurre con muchos jóvenes – o a esa “santidad de al lado” de la que nadie está excluido. Conviene, pues, aprovechar el rico patrimonio de los santos de la Iglesia local y universal, hermanos mayores en la fe, cuyas historias nos confirman que el camino de la santidad no solo es posible y practicable, sino que da mucha alegría.

e. La Jornada de los jóvenes debe ser una “experiencia de peregrinación”

La JMJ ha sido, desde el principio, una gran peregrinación. Una peregrinación en el espacio – desde diferentes ciudades, países y continentes hasta el lugar elegido para el encuentro con el Papa y los demás jóvenes – y una peregrinación en el tiempo –de una generación de jóvenes a otra que ha “recogido el testigo” – que ha marcado profundamente los últimos treinta y cinco años de la vida de la Iglesia. Los jóvenes de la JMJ son, pues, un pueblo de peregrinos. No se trata de caminantes sin rumbo, sino de un pueblo unido, de peregrinos que “caminan juntos” hacia una meta, hacia el encuentro con Alguien, con Aquel que es capaz de dar sentido a su existencia, con el Dios hecho hombre que llama a cada joven a convertirse en su discípulo, a dejarlo todo y a “caminar tras él”. La lógica de la peregrinación exige esencialidad, invita a los jóvenes a dejar atrás las seguridades cómodas y vacías, a adoptar un estilo de viaje sobrio y acogedor, abierto a la Providencia y a las “sorpresas de Dios”, un estilo que educa a superarse y a afrontar los retos que surgen en el camino.

La celebración diocesana/eparquial de la JMJ, por lo tanto, puede proponer formas concretas para que los jóvenes tengan experiencias reales de peregrinación, es decir, experiencias que animen a los jóvenes a salir de sus casas y ponerse en camino, durante las cuales aprendan a conocer el sudor y el trabajo del viaje, la fatiga del cuerpo y la alegría del espíritu. A menudo, de hecho, a través de la peregrinación juntos se descubren nuevos amigos, se experimenta la emocionante coincidencia de ideales al mirar juntos el objetivo común, el apoyo mutuo en las dificultades, la alegría de compartir lo poco que se tiene. Todo esto es de vital importancia en los tiempos actuales, en los que muchos jóvenes corren el riesgo de aislarse en mundos virtuales e irreales, lejos del polvo de los “caminos del mundo”. Por lo tanto, se ven privados de esa profunda satisfacción que proviene de la conquista dura y paciente de la meta deseada, no con un simple clic, sino con la tenacidad y la perseverancia del cuerpo y del alma. En este sentido, la Jornada diocesana/eparquial de la juventud es una valiosa oportunidad para que las jóvenes generaciones descubran los santuarios locales u otros lugares significativos de la piedad popular, considerando que: «Las diversas manifestaciones de piedad popular, especialmente las peregrinaciones, atraen a gente joven que no suele insertarse fácilmente en las estructuras eclesiales, y son una expresión concreta de la confianza en Dios».[27]

f. La Jornada de los jóvenes debe ser una “experiencia de fraternidad universal”

La JMJ debe ser una ocasión de encuentro para los jóvenes, no solo para los jóvenes católicos: «Cada joven tiene algo que decir a los otros, tiene algo que decir a los adultos, tiene algo que decir a los sacerdotes, a las religiosas, a los obispos y al Papa».[28]

En este sentido, la celebración diocesana/eparquial de la JMJ puede ser un momento oportuno para que todos los jóvenes que viven en una zona determinada se reúnan y hablen entre sí, más allá de sus creencias, su visión de la vida y sus convicciones. Cada joven debe sentirse invitado a participar y acogido como hermano. Hay que construir «una pastoral juvenil capaz de crear espacios inclusivos, donde haya lugar para todo tipo de jóvenes y donde se manifieste realmente que somos una Iglesia de puertas abiertas».[29]

5. El protagonismo juvenil

Como ya se ha dicho, es importante que los agentes de pastoral juvenil estén cada vez más atentos a implicar a los jóvenes en todas las etapas de la planificación pastoral de la JMJ, según un estilo sinodal-misionero, valorando la creatividad, el lenguaje y los métodos propios de su edad. ¿Quién conoce más que ellos el lenguaje y los problemas de sus compañeros? ¿Quién es más capaz de llegar a ellos a través del arte, las redes sociales…?

El testimonio y la experiencia de los jóvenes que ya han participado en las JMJ internacionales merecen ser valorados en la preparación del evento diocesano/eparquial.

En algunas Iglesias particulares, después de su participación en las JMJ internacionales o de la organización de iniciativas dirigidas a los jóvenes a nivel nacional y diocesano/eparquial, los jóvenes, “veteranos” de tales experiencias emocionantes, se han implicado en la creación de equipos de pastoral juvenil en los más diversos ámbitos: parroquial, diocesano/eparquial, nacional, etc. Esto demuestra que cuando los jóvenes se convierten en protagonistas en primera persona de la realización de acontecimientos verdaderamente significativos, hacen suyos fácilmente los ideales que inspiraron esos acontecimientos, captan su importancia con la mente y el corazón, se apasionan por ellos y están dispuestos a dedicar tiempo y energía a compartirlos con los demás. De las fuertes experiencias de fe y de servicio surge a menudo la voluntad de comprometerse con la pastoral ordinaria de la propia Iglesia local.

Reiteramos, por tanto, que es necesario tener la valentía de implicar y confiar papeles activos a los jóvenes, tanto a los que provienen de las diferentes realidades pastorales presentes en la diócesis, como a los que no pertenecen a ninguna comunidad, grupo juvenil, asociación o movimiento. La JMJ diocesana/eparquial puede ser una hermosa oportunidad para resaltar la riqueza de la Iglesia local, evitando que los jóvenes menos presentes y menos “activos” en las estructuras pastorales establecidas se sientan excluidos. Todos deben sentirse “especialmente invitados”, todos deben sentirse esperados y acogidos, en su irrepetible singularidad y riqueza humana y espiritual. El evento diocesano/eparquial, por lo tanto, puede ser una ocasión propicia para estimular y acoger a todos aquellos jóvenes que quizás están buscando su lugar en la Iglesia y que aún no lo han encontrado.

6. Mensaje anual del Santo Padre para la JMJ

Cada año, en vista de la celebración diocesana/eparquial de la JMJ, el Santo Padre publica un Mensaje para los jóvenes. Por ello, sería conveniente que los encuentros preparatorios y la misma JMJ diocesana/eparquial se inspiren en las palabras que el Santo Padre ha dirigido a los jóvenes, en particular, en el pasaje bíblico que se propone en el Mensaje.

También sería importante que los jóvenes escuchen la Palabra de Dios y la palabra de la Iglesia de la voz viva de personas cercanas que conozcan a fondo su carácter, su historia, sus gustos, sus dificultades y luchas, sus expectativas y esperanzas y que, por tanto, sepan aplicar bien los textos bíblicos y magisteriales a las situaciones concretas de la vida que viven los jóvenes que tienen delante. Este trabajo de mediación, realizado en la catequesis y en el diálogo, ayudará también a los jóvenes a saber identificar formas concretas de dar testimonio de la Palabra de Dios que han escuchado y a vivirla en su vida cotidiana, a encarnarla en la familia, en los ambientes de trabajo o de estudio, entre los amigos.

La dirección propuesta por este Mensaje, destinada a acompañar el camino de la Iglesia universal con los jóvenes, podría por tanto declinarse con inteligencia y gran sensibilidad cultural, teniendo en cuenta la realidad local. También podría inspirar el camino de la pastoral juvenil de la Iglesia local, sin olvidar las dos grandes líneas de acción que ha indicado el papa Francisco: la búsqueda y el crecimiento.[30]

No hay que excluir que el Mensaje pueda ser transmitido también a través de diferentes expresiones artísticas o iniciativas de carácter social, como invitó el Santo Padre en su Mensaje para la XXXV JMJ: «[propongan] al mundo, a la Iglesia, a los otros jóvenes, algo hermoso en el campo espiritual, artístico, social».[31] Además, su contenido podría retomarse también en otros momentos significativos del año pastoral, como: el mes misionero, el mes dedicado a la Palabra de Dios o a las vocaciones, teniendo en cuenta las indicaciones de las distintas conferencias episcopales.

Por último, pero no por ello menos importante, el Mensaje del Santo Padre podría convertirse en el tema de otros encuentros para jóvenes, propuestos por los agentes de pastoral juvenil de la Iglesia local, por asociaciones o por movimientos eclesiales.

7. Conclusión

La celebración diocesana/eparquial de la JMJ es, sin duda, una etapa importante en la vida de cada Iglesia particular, un momento privilegiado de encuentro con las jóvenes generaciones, un instrumento de evangelización del mundo de los jóvenes y de diálogo con ellos. No olvidemos que: «La Iglesia tiene tantas cosas que decir a los jóvenes, los jóvenes tienen tantas cosas que decir a la Iglesia».[32]

Las Orientaciones Pastorales contenidas en estas páginas pretenden ser una guía que presente las motivaciones ideales y las posibles realizaciones prácticas, para que la JMJ diocesana/eparquial se convierta en una oportunidad que haga aflorar el potencial de bien, la generosidad, la sed de valores auténticos y los grandes ideales que cada joven lleva dentro. Por ello, reiteramos la importancia de que las Iglesias particulares dediquen una atención especial a la celebración de la Jornada diocesana/eparquial de los jóvenes, para que sea adecuadamente valorada. Invertir en los jóvenes significa invertir en el futuro de la Iglesia, significa promover las vocaciones, significa iniciar efectivamente la preparación remota de las familias del mañana. Es, por tanto, una tarea vital para cada Iglesia local, no una simple actividad añadida a otras.

Encomendemos a la Santísima Virgen María el camino de la pastoral juvenil en todo el mundo. María, como bien nos recuerda el papa Francisco en Christus vivit, «mira a este pueblo peregrino, pueblo de jóvenes querido por ella, que la busca haciendo silencio en el corazón, aunque en el camino haya mucho ruido, conversaciones y distracciones. Pero ante los ojos de la Madre sólo cabe el silencio esperanzado. Y así María ilumina de nuevo nuestra juventud».[33]

Su Santidad, el papa Francisco ha dado su aprobación para la publicación de este documento

Ciudad del Vaticano, 22 de abril de 2021
Aniversario de la entrega de la Cruz de la JMJ a los jóvenes

Cardenal Kevin Farrell Prefecto

P. Alexandre Awi Mello, I.Sch. Secretario

Mundo

El congreso ecuménico en Alemania (Kirchentag), la Eucaristía y el Espíritu Santo

El Congreso Ecuménico en Alemania ha sido según Bätzing "un signo de la hermandad de todas las confesiones cristianas en nuestro país", aunque existen diversidad de opiniones sobre el encuentro celebrado estos días.

José M. García Pelegrín·18 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 5 minutos

Los Congresos Católicos (Katholikentage) tienen una larga tradición en Alemania: se vienen celebrando desde 1848, por regla general cada dos años. En su origen eran Asambleas Generales de asociaciones laicas, como reacción a la opresión que ya entonces sufrían los católicos y que llevaría al conflicto denominado ‘Kulturkampf‘ (guerra cultural) en la década de 1870.

Además de una demostración de la fe, con Misas multitudinarias, cada vez más se han ido extendiendo las mesas redondas o paneles con representantes de la Iglesia y de la política para tratar cuestiones de interés social, cultural, político y eclesiástico. En el lado protestante, el Congreso Evangélico Alemán —aunque con precedentes tanto en el siglo XIX como después de la Primera Guerra Mundial— comenzó a organizarse en 1949. Se suele celebrar alternando con el Congreso Católico.

El tercer Congreso Ecuménico

En 2003, el Comité Central de los Católicos Alemanes —organizador del Congreso Católico desde 1970— y el Congreso Evangélico Alemán celebraron el primer Congreso Ecuménico, en Berlín. En 2010, esta asamblea de católicos y protestantes se desarrolló por segunda vez, en Múnich. Ahora, los días 13 al 16 de mayo ha tenido lugar el tercer Congreso Ecuménico Alemán, en esta ocasión en Fráncfort del Meno (Frankfurt); pero —debido a las restricciones relativas a la pandemia de COVID— sin actos multitudinarios y, en gran parte, de modo virtual.

En su invitación a dicha Asamblea, Mons. Bätzing, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana y obispo de Limburgo, en cuyo territorio se encuentra situado Fráncfort, manifestaba que “no se trata tan solo de un encuentro entre católicos y protestantes, sino de un signo de la hermandad de todas las confesiones cristianas de nuestro país: juntos queremos celebrar y dar testimonio de la fe. Juntos queremos expresar que contribuimos a configurar el mundo y nos mantenemos unidos al hacerlo. Defendemos causas que conciernen a la cohesión de la sociedad, la justicia social y la solidaridad mundial”.

Participación de Merkel

En el Congreso Ecuménico —en opinión de Alexander Kissler, redactor del prestigioso diario Neue Zürcher Zeitung (NZZ)— predominaron los temas ecológicos: “El congreso abordó la naturaleza de la política, los retos provocados por el COVID y las respuestas al cambio climático. Fue ecuménico, ya que lo organizaron laicos de las dos principales confesiones cristianas, y eclesial porque los estudios bíblicos y los servicios religiosos enmarcaron los paneles de debate político.

Un acto especialmente destacado tenía como título «Por qué la protección del clima necesita de todas las generaciones», con la participación de la Canciller Angela Merkel y de Luisa Neubauer, la joven activista que lidera el Alemania el movimiento «Fridays for Future» de Greta Thunberg. El panel estuvo moderado por la presidenta del Congreso, Bettina Limperg. Una cierta perplejidad causó el llamamiento de Merkel en vistas a las elecciones generales al Bundestag, que se celebrarán en septiembre, pues solicitó el voto para un partido que dé prioridad a la protección del medio ambiente: «Quiero que ganen los que trabajen por la protección del clima, por la sostenibilidad, por la biodiversidad».

Aunque no nombrara al partido en sí, a nadie se le escapa que esos son precisamente los puntos esenciales del programa del partido Los Verdes, que —según actuales encuestas sobre intención de voto—están librando una lucha mano a mano, justamente con el partido de Merkel, CDU, por ser el primer partido (cada uno de ellos, con aproximadamente una intención de voto del 25 %).

Balance positivo de Bätzing

Al finalizar el Congreso, Mons. Bätzing hizo un balance positivo: “Más de 80 actividades —estudios bíblicos, actos de culto, entrevistas y encuentros digitales— han desarrollado un enorme alcance. Muchas personas esperaban que las iglesias cristianas se pronunciaran sobre cuestiones de importancia para el futuro de las personas y la sociedad como la justicia climática o las consecuencias de la pandemia en todo el mundo; pero también hemos tratado la situación de crisis en la Iglesia con los abusos sexuales y la pérdida de confianza”.

Sin embargo, la mayoría de los medios no lo han considerado tan positivamente; además del ya mencionado NZZ, en otro periódico de renombre —el Frankfurter Allgemeine Zeitung— uno de sus editores, Carsten Knop, titulaba su comentario: “Congreso eclesiástico sin Espíritu Santo”, en el que dice: “¿Qué ocurrirá en las iglesias tras el largo parón impuesto por la pandemia? Uno de los presentes en el Congreso mencionó una encuesta según la cual, tras el COVID, solo volverá el 60 % de los que antes acudían a la iglesia. Para esto, el Congreso no tuvo respuesta. Estamos en vísperas de Pentecostés, pero este signo de un nuevo comienzo no desempeñó papel alguno. El veneno contra el Espíritu Santo, sin embargo, es el deseo de bastarse a sí mismo, de ocuparse de sí mismo. Aquí los participantes se ocuparon digitalmente de sí mismos; intercambiaron conocidas tesis sobre economía, la protección del clima y la política social. Pero, queridas iglesias, tanto cierta modestia como la prepotencia es sencillamente una falta de espíritu”.

Sobre la Eucaristía

Regina Einig, redactora del semanario católico «Die Tagespost», escribe: “Nadie está en condiciones de decir exactamente quién se ha interesado por el Congreso. Ni siquiera el obispo católico responsable de las relaciones ecuménicas, Mons. Gerhard Feige, habló de la relevancia de este acontecimiento. El planteamiento digital no funcionó: en el lugar de celebración, se podía ver a personas aisladas frente a una pantalla, en vez de rezar juntos. De este modo, el Congreso Ecuménico quedó privado justo de su tradicional rasgo distintivo: imágenes de pabellones llenos, con multitudes cantando y paseando en claro contraste con los bancos de las iglesias medio vacíos».

«Desde hace más de un año, la mayoría de las comunidades protestantes han dejado de celebrar servicios religiosos presenciales, mientras que las Misas católicas han experimentado un notable descenso de asistencia. La celebración de la Eucaristía conjunta prevista para el sábado por la tarde como acto de exhibición no causó el efecto esperado, pues los organizadores cometieron un error de cálculo: lo que en muchas comunidades se ha convertido en algo habitual no significa ya —desde su punto de vista— una provocación; por esto, el esperado entusiasmo por la demostrativa invitación a la Santa Cena ecuménica brilló por su ausencia, justo allí donde se han impuesto formas especiales. Para los cristianos que piensan en categorías universales, el Congreso Ecuménico resultó inaceptable. Queda la impresión de que las bases han adelantado por la izquierda a los organizadores. Si se tienen en cuenta los efusivos elogios a la Santa Cena individual online, parece que aquellos que veían el Congreso como una ‘ruptura’ van a la zaga de la corriente mayoritaria en Alemania”.

Respecto a esta última cuestión, la más espinosa del Congreso Ecuménico, Mons. Bätzing escribió a los sacerdotes de su diócesis una carta en la que subrayaba que “no puede haber una celebración conjunta de la Santa Misa por parte de clérigos de diferentes confesiones, ni una recepción general de la Eucaristía entre confesiones”. Sin embargo, añadía, “en casos individuales se tolerará”. Continuaba Mons. Bätzing: “Hasta el momento, no es posible una invitación general de todos los bautizados a recibir la Eucaristía, debido a que no existe una plena comunión con la Iglesia. En el Misal católico no existe ninguna forma de invitación a recibir la Eucaristía a los no católicos”.

Diversas opiniones

Sin embargo, en cuatro servicios religiosos evangélicos se invitó a los católicos a participar en la Santa Cena; así lo hizo el presidente del Comité Central de los Católicos Alemanes, Thomas Sternberg, mientras que la presidenta del Congreso Ecuménico, la evangélica Bettina Limperg, se acercaba a recibir la comunión en la Misa celebrada en la catedral católica de Fráncfort. El presidente del Consejo de la Iglesia Evangélica en Alemania (EKD), el obispo Heinrich Bedford-Strohm, participó en unas vísperas ortodoxas; pero en estas no hubo celebración eucarística. 

Mientras que Mons. Bätzing subrayaba que “queremos mostrar así un signo de unidad”, el antiguo Prefecto de la Congregación vaticana para la Doctrina de la Fe, el cardenal Gerhard Ludwig Müller, lo calificó como “una provocación al Magisterio de la Iglesia católica”, pues para el magisterio católico y ortodoxo la comunión eclesial y la sacramental-eucarística están inseparablemente unidas. “No se trata de ecumenismo, sino de una relativización de la fe católica”, concluía.

Cultura

‘Skate hero’ El musical inspirado en la vida de Ignacio Echeverría

Un grupo de jóvenes de la Milicia de Santa María, integrados en el proyecto educativo "Ven y verás Educación"  han recogido su legado y han puesto en escena un musical que narra las últimas veinticuatro horas de vida de Ignacio.

Javier Segura·18 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

El 3 de junio del 2017 España entera se conmovió ante el atentado yihadista en el Puente de Londres. Entre el caos de noticias que nos llegaban, supimos  que un joven español, Ignacio Echeverría, había perdido la vida en aquel acto terrorista.

La angustia que la sociedad española compartió con su familia se tornó en poco tiempo, según llegaban los detalles, en una profunda admiración. Supimos que el joven abogado regresaba con sus amigos de patinar y se encontraron con la dantesca escena. Gente huyendo, gritos de terror, y al fondo un terrorista apuñalando a una joven. Ignacio no lo pensó, no había tiempo para ello, y tomó su monopatín como arma y escudo para luchar contra esos terroristas. Aquella joven, Marie Bondeville, salvó su vida. Los tres terroristas fueron abatidos por la policía. Ignacio murió por una puñalada por la espalda.

Pero su gesto traspasó las fronteras y las conciencias. Y se empezó a conocerle por su gesta como ‘el héroe del monopatín’. Y se sucedieron los homenajes y los reconocimientos. Las pistas de skate por toda España con su nombre. Las más altas condecoraciones en España y Gran Bretaña. Ignacio representaba lo mejor de nuestra tierra. Valentía, generosidad, altruismo en extremo. Y lo mejor de la Humanidad. Ser capaz de dar la vida por un desconocido.

Pronto comprendimos que en Ignacio esa forma de ser no se improvisó. No fue un arranque instintivo lo que le llevó a enfrentarse a los terroristas. Nació de sus profundas convicciones religiosas. Ignacio era un joven católico comprometido en su vida diaria, en su trabajo, en la parroquia. Se podrían contar muchas anécdotas que nos lo muestran. Su gesto de dar la vida era, en verdad, una imagen de ese dar la vida por amor que nos enseñó Jesucristo.

Ahora, cuatro años más tarde, un grupo de jóvenes de la Milicia de Santa María, integrados en el proyecto educativo «Ven y verás Educación»  han recogido su legado y han puesto en escena un musical que narra las últimas veinticuatro horas de vida de Ignacio. Hora y media de teatro y música que quieren ser su particular homenaje a este joven madrileño. Creado e interpretado por los mismos jóvenes que han creado con anterioridad otros musicales como ‘Hijos e la libertad’, ‘Contigo’ o ‘De dioses y hombres’, este musical tiene el gran valor de dar la voz a los jóvenes y que sean ellos, los coetáneos de Ignacio, los que tomen el testigo y le rindan homenaje.

El musical

Lugar: Auditorio Joaquín Rodrigo, Las Rozas (Madrid)
Día: 5 de junio de 2021
Hora: 17.00 h. y 20.00 h.

El género musical es sin duda uno de los más ricos y complejos de llevar a la escena. Y por ello ofrece muchas posibilidades para el trabajo educativo con los jóvenes. Sin duda los hijos de Don Bosco, los salesianos, son especialistas en este tipo de representaciones. Y, en general, la Iglesia, siempre ha tenido sensibilidad para transmitir su mensaje a través del arte escénico. No me cabe duda de que merece la pena impulsar este tipo de dinámica educativa y pastoral. En ello encontraríamos un potente medio de comunicación y evangelización también en nuestro tiempo.

Esta ocasión, en este cuarto aniversario del fallecimiento de Ignacio, este musical tiene sin duda un especial significado. Un momento también de acompañar a la familia que estará presente, y de mostrar a todo el mundo que la muerte de Ignacio no fue en vano. Que su ejemplo sigue vivo.

Entradas disponibles a partir del 1 de junio

On line www.lasrozas.es/entradas

Venta telefónica 902733797

Vaticano

Myanmar y Tierra Santa: la urgencia de la fraternidad

El Papa Francisco tiene muy presentes los sucesos tristes que están sucediendo en Myanmar o en Tierra Santa: ha hecho un llamamiento a la paz, al cese de las armas y calificó la situación como una "grave herida para la fraternidad y la convivencia pacífica entre los ciudadanos". 

Giovanni Tridente·18 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Los dramas y sufrimientos de los últimos días en Myanmar y Tierra Santa tuvieron este domingo su eco en el centro de la cristiandad, primero en la basílica vaticana y luego en la plaza de San Pedro, con la voz rota por el dolor del Papa Francisco.

En la solemnidad de la Ascensión del Señor, el Pontífice celebró la Misa de la fiesta en el Altar de la Cátedra con una representación de los fieles de Myanmar que residen en Roma, justo cuando ese querido país «está marcado por la violencia, el conflicto y la represión».

Llamados a ser custodios

Precisamente, el Papa lanzó un fuerte mensaje de esperanza, a pesar de los difíciles momentos de dolor y desconfianza que vive el pueblo birmano, e invitó a todos a convertirse en custodios.

Custodios, ante todo, de la fe, para no caer en la resignación, siguiendo el ejemplo de Jesús, que en la hora más dura «levanta la mirada a Dios». Cada uno de nosotros -especialmente los que sufren y están desanimados- está llamado a mirar al cielo, incluso cuando «en la tierra se derrama sangre inocente», porque no debemos «ceder a la lógica del odio y la venganza».

Esta disposición del corazón nos lleva también a «salvaguardar la unidad», empezando por nuestro pequeño entorno, porque, al fin y al cabo, los enfrentamientos y las divisiones se exacerban cuando se persiguen intereses partidistas o el afán de lucro. Debemos, en definitiva, ser constructores y sembradores de fraternidad, superando la lógica que divide, «que pone a cada uno en el centro, descartando a los demás».

Por último, dijo el Papa en su homilía a los fieles de Myanmar, debemos ser custodios de la verdad, por tanto de Cristo mismo, «revelación del amor del Padre». No debemos plegar el Evangelio a la lógica humana y mundana, sino convertirnos en «profetas en todas las situaciones de la vida», en testigos creíbles aunque esto pueda significar «ir contracorriente».

Sobre Tierra Santa

El fuerte llamamiento del Papa para que se ponga fin a la terrible violencia armada que se ha desatado en Tierra Santa desde hace varios días se produjo tras el rezo del Regina Caeli desde la ventana de la Plaza de San Pedro. Es muy fuerte la preocupación de que los enfrentamientos armados entre la Franja de Gaza e Israel puedan degenerar en una espiral imparable de más destrucción y muerte, lo que representa «una grave herida para la fraternidad y la convivencia pacífica entre los ciudadanos».

El Papa también denunció la participación «terrible e inaceptable» de varios niños y muchos inocentes que han muerto en los recientes enfrentamientos. De ahí el llamamiento «a la calma, a los que tienen responsabilidad, para que dejen el estruendo de las armas y caminen por los senderos de la paz».

Son momentos verdaderamente preocupantes, mientras surge la conciencia de la urgencia de volver a poner sobre la mesa -y hacer de los corazones levadura- el Documento sobre la fraternidad humana, firmado hace dos años en Abu Dhabi, y la Encíclica Fratelli Tutti del pasado 4 de octubre, para construir el futuro y no destruirlo, como recordó el Santo Padre.

España

Entrega de diplomas de “Asesor Financiero para Entidades Religiosas y del Tercer Sector”

La universidad Francisco de Vitoria y Banco Sabadell han hecho entrega, esta mañana, de los diplomas a los alumnos que han completado el curso de “Asesor Financiero para Entidades Religiosas y del Tercer Sector”.

Maria José Atienza·17 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Esta entrega de diplomas ha contado con la conferencia de D. Carlos López Segovia, vicesecretario de la Conferencia Episcopal Español, “La diversidad estructural y organizativa de las entidades de la Iglesia Católica”. Durante su exposición, López Segovia ha recordado que fue Sinibaldo dei Fieschi, futuro papa Inocencio IV quien introdujo el concepto de persona jurídica sin el cual no existiría el marco legislativo moderno. La multiplicidad de entidades que se enmarcan en la Iglesia es amplísima, como ha destacado López Segovia y de ellas se derivan además, diferentes grados y formas de relación; López Segovia ha enumerado desde las diócesis, hasta las jurisdicciones no territoriales, las órdenes religiosas, las ordenes terciarias o las fundaciones…Una multiplicidad que hace “que no sea fácil clasificarlas” como ha destacado el vicesecretario de la CEE, quien ha subrayado además que “el Derecho sigue a la vida, por eso es muy importante conocer la Iglesia y el derecho canónico para que no se trate a la Iglesia como una empresa más”. En este sentido, ha concluido, “conocer la Iglesia permite servir mejor”.

En todo caso, como ha subrayado, López Segovia “no se puede separar la Iglesia del Derecho ni se puedes separar el ordenamiento jurídico de la iglesia de lo que es la naturaleza humana, los fieles, que conforman la Iglesia. Solo entendiendo cómo funciona la Iglesia nos adentramos en nuestra Iglesia que vive y se inserta, con su ordenamiento jurídico, en los otros ordenamientos jurídicos civiles”.

Por parte de los alumnos, Anastasio Gómez, ha agradecido el trabajo de que organizadores, profesores y desarrolladores que han hecho posible esta formación y les ha animado a considerar la posibilidad de que esta formación pueda llegar a ser un máster.

También ha intervenido, el director de la Escuela de Postgrado y Formación Permanente, Félix Suárez ha querido realizar un balance de este curso y ha señalado que se trata de unos estudios pioneros mientras que el director de Instituciones Religiosas y Tercer Sector del Banco, Santiago José Portas Alés ha agradecido el interés de los 243 alumnos que han terminado estos estudios y que se encuadran en los 577 que tienen en total, algo que demuestra el interés que suscita este tipo de asesoría de Instituciones Religiosas que está ya consolidada en España como ha señalado José Luis Montesino Espartero, director de Negocios Institucionales del Banco, ha destacado que la gestión

“Asesor Financiero para Entidades Religiosas y del Tercer Sector”

Este curso de “Asesor Financiero para Entidades Religiosas y del Tercer Sector” ha sido desarrollado por la Dirección de Instituciones Religiosas y la Dirección de Formación de Banco Sabadell, con la colaboración la Escuela de Postgrado y Formación Permanente de la Universidad Francisco de Vitoria. Impartido 100% online, tiene como objetivo aportar los conocimientos necesarios a las Instituciones Religiosas y entidades del Tercer Sector que les faciliten la gestión de sus instituciones y la optimización de sus recursos.

Mundo

El jesuita Chow Sau-yan es el nuevo obispo de Hong Kong

El Papa Francisco ha nombrado nuevo obispo de Hong Kong a Stephen Chow Sau-yan, hasta ahora Provincial de la Compañía de Jesús en China.

David Fernández Alonso·17 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

El Papa Francisco ha nombrado obispo de la diócesis de Hong Kong (China) -según ha informado la Oficina de Prensa de la Santa Sede- al Rev. P. Stephen Chow Sau-yan, S.I., hasta ahora Provincial de la Provincia China de la Compañía de Jesús.

Dos años de sede vacante

La dirección de la diócesis de la antigua colonia británica -sacudida el año pasado por grandes enfrentamientos entre el Gobierno y los ciudadanos, que incluyeron violencia y detenciones- estaba vacante desde la muerte del obispo Michael Yeung Ming-cheung el 3 de enero de 2019. El prelado había sucedido en agosto de 2017 al cardenal John Tong Hon, que dimitió a la edad de 77 años, y, tras la muerte de su sucesor, fue nombrado administrador apostólico de la diócesis. Antes, de 2002 a 2009, el cardenal salesiano Joseph Zen Ze-kiun había dirigido la diócesis.

Mons. Stephen Chow Sau-yan

S.E. Mons. Stephen Chow Sau-yan, S.I., nació el 7 de agosto de 1959 en Hong Kong. Tras sus estudios preuniversitarios, obtuvo un bachillerato y un máster en psicología en la Universidad de Minnesota (EE UU). Luego ingresó en la Compañía de Jesús el 27 de septiembre de 1984.

De 1986 a 1988 hizo el noviciado y se licenció en Filosofía en Irlanda, continuando sus estudios teológicos de 1988 a 1993 en Hong Kong, donde fue ordenado sacerdote el 16 de julio de 1994. En la Universidad de Loyola, en Chicago, obtuvo un máster en Desarrollo Organizacional (1993-1995) y en la Universidad de Harvard, en Boston (2000-2006), un doctorado en Desarrollo Humano y Psicología (Ed.D.). Pronunció sus resultados finales el 17 de abril de 2007.

Chow Sau-yan ha ocupado los siguientes cargos: desde 2007, supervisor de dos colegios jesuitas en Hong Kong y Wah Yan, Kowloon; profesor asistente honorario en la Universidad de Hong Kong (2008- 2015) y formador de jesuitas (2009-2017). Desde 2009, ha servido como Presidente de la Comisión de Educación de la Provincia Jesuita China y desde 2012 como Profesor de Psicología a tiempo parcial en el Seminario Diocesano Espíritu Santo de Hong Kong; de 2012 a 2014 como Miembro del Consejo Presbiteral de la Diócesis de Hong Kong, de 2013 a 2017 como Consultor Provincial y desde 2017 como Miembro del Consejo Diocesano de Educación.

Desde el 1 de enero de 2018 hasta ahora es Provincial de la Provincia China de la Compañía de Jesús y desde 2020 Vicesecretario de la Asociación de Superiores Religiosos de Institutos Masculinos de Hong Kong.

España

Los premios «Lolo» reconocen el compromiso católico de dos profesionales

La Unión Católica de Informadores y Periodistas de España, UCIPE, entregó ayer los premios “Lolo” de periodismo joven, correspondientes a su XI y XII edición, a Ángeles Conde, redactora jefa de Rome Reports, y a David Vicente Casado, redactor jefe de El Debate de Hoy.

Maria José Atienza·17 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Monseñor Lorca Planes, obispo de Cartagena y presidente de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación social fue el encargado de presidir esta entrega de premios junto a Rafael Ortega, Presidente de la UCIPE, y Álvaro de la Torre, Secretario General.

Esta entrega unió las ediciones decimoprimera, que no pudo celebrarse debido a la pandemia, y la decimosegunda. El jurado ha valorado en su fallo la «amplia trayectoria profesional, versatilidad, y su labor realizada en Roma, en la cobertura de la información del Vaticano, y también en la aproximación humana a otros temas sociales, que ha demostrado en sus reportajes» Ángeles Conde; mientras que destaca de David V. Casado » el nítido compromiso católico que ha mostrado en su quehacer
periodístico al frente de “El Debate de Hoy”, impulsando una cabecera histórica iniciada por el Cardenal Herrera Oria y situándola como un referente en el ámbito de la opinión».

Ángeles Conde, redactora jefe de Rome Reports Tv News Agency, agradeció este reconocimiento destacando que continuará “desgastando la suela de los zapatos” en búsqueda de la verdad y de dar voz a los excluidos.

Por su parte, David Vicente destacó, en las palabras pronunciadas tras recibir su galardón, que era para él un honor recibir este premio, máxime en el centenario del Beato Lolo, y que con él se ponen de manifiesto “los valores de una profesión tan maravillosa como es el periodismo”.

El presidente de la Comisión de MCS, Mons. José Manuel Lorca Planes, animó a los periodistas a “narrar la realidad con los criterios de la verdad. Tenéis una profesión que os llenará toda la vida: detrás de vosotros habrá mucha gente, lectores, oyentes, por lo que debéis pensar en la verdad que vais a transmitirles”.

Los premios «Lolo»

La entrega de estos trofeos se ha llevado a cabo, como es tradición, con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. El galardón que concede anualmente la UCIPE lleva el nombre de Manuel Lozano Garrido, “Lolo”, primer periodista laico beatificado, y busca reconocer la trayectoria de periodistas jóvenes comprometidos con los valores cristianos en su profesión

España

«Los acuerdos Iglesia-Estado han sido la hoja de ruta a la libertad religiosa en España»

Ricardo García, ha concedido una entrevista a Omnes en la que analiza la vigencia y amplitud de los acuerdos entre la Santa Sede y el estado español que ha calificado de “ejemplares y plenamente actuales”.

Maria José Atienza·17 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 5 minutos

Hace pocos días la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad Católica de Valencia (UCV) celebró una jornada sobre los Acuerdos Iglesia-Estado en la participaron el catedrático de la Universidad de Extremadura, Jaime Rossell, el catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid, Ricardo García, el juez Francisco de Asís Silla, titular del Juzgado de Instrucción número 3 y profesor de la UCV y el sacerdote Carlos López Segovia, vicesecretario para Asuntos Generales de la Conferencia Episcopal Española

Con este motivo, el jurista Ricardo García, ha concedido una entrevista a Omnes para explicar la naturaleza, historia y papel de los acuerdos entre el estado español y la Santa Sede en nuestra sociedad.

¿Cree que en España se conoce correctamente la dimensión de los acuerdos Iglesia Estado?

Yo diría que, en ocasiones, desde el punto de vista jurídico no es correcta la interpretación de algunas personas, especialmente en la política, de los acuerdos de la Santa Sede con el estado español. Hay que recordar esto: la Santa Sede es una entidad internacional, reconocida por el Derecho internacional que tiene tratados con el 92% de los países reconocidos por Naciones Unidas, como España y tiene además observadores internacionales en acuerdos, por ejemplo, en el KAICIID. En este sentido, el carácter jurídico de Derecho internacional de la Santa Sede es más que conocido por el estado español.

Conviene recordar el papel que ha tenido no sólo la Santa Sede a nivel internacional sino también la Conferencia Episcopal en este camino a la libertad religiosa.

Ricardo García.Catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid

Estos acuerdos, ¿pueden considerarse un privilegio de la Iglesia católica en un estado en el que hay libertad religiosa?

Creo que hay que recordar el proceso de este acuerdo y tener muy presente que los acuerdos con la Santa Sede son los que facilitan el tránsito a la libertad religiosa en este país.

Cuando se habla de los acuerdos con la Santa Sede hablamos de los acuerdos del año 1979, en concreto del 3 de enero de ese año; pero no podemos olvidar el camino del cambio de la dictadura a la libertad religiosa o, dicho de otra manera, el abandono de una confesionalidad católica estatal, que no le gustaba ni a la Iglesia católica. Conviene recordar el papel que ha tenido no sólo la Santa Sede a nivel internacional sino también la conferencia episcopal en este camino a la libertad religiosa.

La primera Ley de libertad religiosa se aprueba en 1967. En ese caso era una ley “de mera tolerancia”, que establecía, por ejemplo, que alguien que había sido sacerdote católico no podía ser ministro de culto de otra confesión y en la que, simplemente se toleraba la existencia de otros cultos distintos a los de la Iglesia.

En 1976 se firma el acuerdo marco, que parece que se olvida muchas veces, en el que la Iglesia renuncia al “privilegio de fuero” y clérigos y obispos pasan a someterse a las autoridades civiles.  Y el Estado español, por su parte, renunciaba al “derecho de presentación”.

Esas bases de la libertad religiosa que se contienen en este acuerdo se fijan dos años más tarde, en nuestra Constitución del 6 de diciembre de 1978, que establece el principio de libertad religiosa, el principio de laicidad positiva, el principio de igualdad y también uno básico: el principio de cooperación establecido en el artículo 16. 3 que señala que “los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”.

La mención a la Iglesia católica no es gratuita, no en vano, la Iglesia es la única entidad sin ánimo de lucro citada expresamente en la Constitución de 1978. Producto de ese artículo constitucional y de la tradición histórica y raigambre de la Iglesia católica en España y de su actuación en diversos campos se llevan a cabo los acuerdos de colaboración. Estos acuerdos permiten sustituir el concordato de 1953 por distintos acuerdos de colaboración en materias concretas: asuntos jurídicos, económicos, culturales… En resumen, los acuerdos permiten establecer las reglas del juego

Los acuerdos entre la Santa Sede y España ha servido de guía en países latinoamericanos o en naciones de Europa del este tras la caída del muro de Berlín.

Ricardo García. Catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid

Más tarde, en 1992, se firman acuerdos de colaboración con otras entidades religiosas de notorio arraigo en nuestro país: judía, musulmana y evangélica. La fecha no estaba tomada al azar ya que se cumplían los 500 años de la expulsión de España de aquellos que no fueran católicos. La particularidad es que sólo la Iglesia Católica tiene un estado como tal. Los acuerdos con el resto de confesiones no se toman entre dos estados sino que son leyes aprobadas en el Parlamento con carácter de pacto. Estos acuerdos son los que conforman nuestro sistema actual que es destacado y valorado en todo el mundo y ha servido de guía en países latinoamericanos o para establecer la libertad religiosa por ejemplo, en las naciones de Europa del este tras la caída del muro de Berlín.

Entonces, cuando algunos políticos hablan de que se van a derogar los tratados con la Iglesia Católica ¿es poco más que un brindis al sol?

Es cierto que hay partidos políticos que, en sus programas electorales, han pedido la derogación o la “no aplicación” de los acuerdos del año 1979. Pero esto no puede decirse a la ligera. Me explico: para derogar un acuerdo internacional hemos que acudir al Derecho de los Tratados donde se establece la necesidad de que haya acuerdo entre las partes para derogarlo.

Una nación no puede romper un tratado de estas características de manera unilateral. Se requiere, en su caso, la denuncia y la negociación de ese tratado. ¿Los tratados son inamovibles? No, de hecho, en el caso de la Santa Sede con España, se ha modificado el tratado sobre asuntos económicos. Algo que se hizo a través del procedimiento de “canje de notas”: El estado español mandó una nota a ala santa sede y la Santa Sede respondió con otra nota y el acuerdo entre ambas partes modificó algunos puntos del acuerdo en esta materia.  

Hay quien señala que la sociedad española ha cambiado y no es la misma de hace cuatro décadas

Mi opinión es que estos acuerdos siguen de plena vigencia y se adecuan a la realidad española y a la legalidad. De hecho, cuando el Tribunal Constitucional o el Tribunal supremo, por ejemplo, se han enfrentado a algún tema relacionado con estos acuerdos con la Santa Sede su solución se ha realizado aplicando Derecho. Un ejemplo es el tema recurrente del pago del IBI para los templos de culto, cuya respuesta se basa en la Ley de Mecenazgo, no en un supuesto privilegio de la Iglesia.

Toda persona tiene de vivir conforme a sus creencias sea de la confesión que sea.

Ricardo García. Catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid

Me gusta señalar que los acuerdos de la Santa Sede con el estado español hacen referencia al reconocimiento de una realidad: en España, un 65-70 % de la población se declara católica. El acuerdo, por tanto, obedece a adoptar un marco jurídico para que esa libertad religiosa se pueda llevar a cabo. Cuando hablamos del derecho a la libertad religiosa suelo recordar los aspectos de la definición de este derecho fundamental que hacen las Naciones Unidas: primero, hablamos del derecho a tener una determinadas creencias, que son mías y que hacen referencia a mi fe y forman parte de mi libre desarrollo de la personalidad; en segundo lugar aparece el sentimiento de pertenencia a una comunidad, determinados actos religiosos son comunitarios por definición. Y, por último, un ámbito que forma parte del derecho de la autodeterminación personal, libre seria y responsable, que podemos entender como way of life, la forma de vida. El derecho que toda persona tiene de vivir conforme a sus creencias sea de la confesión que sea.

Iniciativas

Omnes, colaborador del Concurso de Relatos de la Carrera por la Vida

La carrera popular de Deportistas por la Vida y la Familia del domingo 27 de junio en Valdebebas (Madrid), incluirá un homenaje a los afectados por Covid-19, y un Concurso de Relatos breves en el que colabora Omnes.

Rafael Miner·17 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

Va tomando forma con nuevas iniciativas la carrera popular del domingo día 27 de junio, en el Parque Forestal de Valdebebas de Madrid, organizada por Deportistas por la Vida y la Familia, que tendrá un máximo de 500 participantes, con el fin de respetar las normas de las autoridades sanitarias y la Federación de Atletismo. El lema de la Carrera es “Quien corre por defender la vida, corre dos veces”.

En el marco general del testimonio que desean dar en favor de la vida humana naciente y sufriente, numerosos deportistas han firmado ya el Manifiesto de los Deportistas – Sí a la Vida que se proclamará en la Carrera.

“En él se comprometen a dar lo mejor de sí mismos por la vida de todo ser humano en cualquier circunstancia de su vida y piden a las autoridades públicas comprometerse con esta tarea”, explica Javier Jáuregui, presidente de la asociación, quien recuerda, siguiendo un punto del manifiesto, “que el acto de nacer es el primer gesto deportivo que realiza el ser humano, después del largo periodo de aprendizaje, de entrenamiento, en el claustro materno”.

Además, como homenaje a los fallecidos por el Covid, “se guardará un minuto de silencio y oración en recuerdo de los fallecidos y se volverá a vivir el espíritu de superación y de solidaridad propio del deporte universal, siempre en busca del desarrollo integral de la persona humana”, añade Javier Jáuregui. En el Manifiesto se pide que aumenten las medidas para atender los cuidados paliativos de los enfermos, así como ayudas para la vida naciente.

Los deportistas y las familias que deseen participar en las carreras populares, tanto en la modalidad de presencia física, sobre un circuito de 5 ó 10 km., o en las virtuales, desde sus casas, tienen más información en deportistasporlavidaylafamilia.com, y pueden inscribirse en aquí rockthesport.com/es/evento/deportistas-por-la-vida

En ambas modalidades, los participantes llevarán la camiseta de la plataforma Sí a la Vida, en su décimo aniversario. Está previsto también un dorsal 0 de apoyo, al precio de 5 euros, como puede verse en la web. La madrina de honor de la carrera será Isabel de Gregorio, viuda del primer director del INEF Madrid, José María Cagigal

Apoyo de la Plataforma Sí a la Vida

La plataforma Sí a la Vida, que acoge a 500 asociaciones y entidades cívicas, que ha trabajado desde el voluntariado en la primera línea en la atención a las personas    necesitadas, tanto en el comienzo como en el final de sus días, anima a la participación en este homenaje de la Carrera del 27 de junio.

Alicia Latorre, su presidenta, ha señalado a Omnes que este año, el encuentro del Sí a la Vida que organizó la plataforma fue en marzo, de modo virtual “pero como en 2021 se celebran los 10 años del Sí a la Vida, tiene dos partes: la ya celebrada en marzo, y la segunda, presencial, que responde al ofrecimiento de Deportistas por la Vida. La plataforma Sí a la Vida va a apoyar esa Carrera de los deportistas por la vida del 27 de junio”.

Concurso de relatos breves

Para dar más visibilidad a la carrera virtual, como informó omnesmag.com, la organización ha convocado un concurso de relatos breves sobre El don de la vida y el deporte, cuyas sencillas bases pueden consultar aquí, y que está abierto ya  al envío de originales, puesto que la admisión de relatos comenzó el 27 de abril, y concluirá el 7 de junio. Quedan por tanto tres semanas.

Los relatos versarán sobre “algún aspecto relacionado con la vida y el deporte”, y la extensión de los textos “no podrá ser superior a tres folios escritos por una sola cara, a espacio y medio, con letra de 11 puntos, y podrán participar personas de cualquier nacionalidad, con relatos originales e inéditos”. Los relatos han de dirigirse por correo electrónico al email [email protected], indicando el nombre y la dirección postal del remitente.

En el concurso habrá tres categorías de premiados:

1) Relatos de deportistas federados (han de enviar su título o carné de federado en cualquier federación, o de colegiados en Educación Física, o profesionales del deporte).

2) Menores de 18 años (pensando en escolares…).

3) Categoría abierta (cualquier ciudadano).

Libro electrónico con 30 relatos

Omnes es medio colaborador, y recogerá en un libro electrónico los 30 mejores relatos a juicio del Jurado. Desea así rendir homenaje a los cuidadores de la vida más frágil, recogiendo relatos breves inspirados en el mundo del deporte y la vulnerabilidad de la vida humana. En los actos de la carrera física en el Parque de Valdebebas de Madrid se leerá el relato ganador.

Javier Jáuregui recuerda que “el barón de Coubertin [de nombre Pierre, París, 1863 – Ginebra, 1937, restaurador los Juegos Olímpicos en el siglo XX], quiso que hubiera junto a las competiciones deportivas, unas competiciones artísticas, y que es obligatorio presentar una propuesta de actividades culturales a cada ciudad que se presenta candidata a los JJ.OO.”.

Firmantes del Manifiesto y apoyo económico

En el Manifiesto que se leerá en Valdebebas, los deportistas afirman su “compromiso y lealtad por la vida; subrayan su deseo de que la vida sea “exaltada, animada y protegida en cualquier circunstancia, situación o periodo de la vida”, y la defienden “como amantes y practicantes de la actividad física y el deporte, como descendientes de nuestros padres o cuidadores, que nos dieron la vida y la oportunidad de experimentar y de mejorar nuestras cualidades humanas gracias al deporte”.

Los veinte primeros firmantes son José Javier Fernández Jáuregui ([email protected], whatsapp 629406454), Javier Arranz Albó, Fernando Bacher Buendia, Miguel Ángel Delgado Noguera, Manuela Fernández del Pozo, Leonor Gallardo Guerrero, Víctor García Blázquez, Mariano García-Verdugo Delmas, Francisco Gil Sánchez, Juan Pedro González Torcal, Manuel Guillén del Castillo, José Luis Hernández Vázquez, Javier Lasunción Ripa, Diego Medina Morales, Francisco Milán Collado, Juan Rodríguez López, Marc Roig Tió, Raúl Francisco Sebastián Solanes, Francisco Sehirul·lo Vargas, y Jordi Tarragó Scherk. Aquellas personas que lo deseen, pueden enviar la adhesión a este manifiesto a la dirección del primer firmante indicando nombre y apellido, deporte, titulación, ciudad.

Por otra parte, Alicia Latorre, presidenta de la Federación de Asociaciones pro vida y de la plataforma Sí a la Vida, lanza un mensaje de solicitud de apoyo. “Una manera de ayudar es también apoyar económicamente a la Plataforma Sí a la Vida (Sialavida.es), en su cuenta ES28 0081 7306 6900 0140 0041, o con un donativo por bizum al 00589. El titular es la Federación Española de Asociaciones Pro Vida, el concepto Sí a la Vida, y conviene indicar qué persona o asociación hace el ingreso”, explica la presidenta.

¡Gracias, maestros!

Desde mi juventud hasta hoy, he seguido creciendo en la fe gracias a la paciencia, al celo apostólico y a la tremenda generosidad de hombres y mujeres, seglares en su mayoría, que han ido regando con mimo aquella semilla que un día plantaron en mi corazón.

17 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Con la carta apostólica en forma de Motu Proprio Antiquo ministerium, el papa ha instituido hace unos días el ministerio de Catequista. En sus primeras líneas, Francisco recuerda la palabra con la que, desde tiempos apostólicos, se conocía a quienes se encargaban de transmitir el tesoro de la fe, que no es otra que la de “maestros”. 

Desde esta tribuna que se me regala, yo quiero hoy daros las gracias a todos vosotros, mis queridos maestros.

En primer lugar, a mis padres como primeros pedagogos de la fe. A mi madre especialmente, pues fue también mi catequista parroquial de iniciación cristiana. Ella me enseñó a dirigirme a mi Padre en la oración, me presentó a Jesús como un modelo de vida, me explicó cómo dejarme llevar por el Espíritu y me descubrió que “mis mamás son dos” pues en el cielo está “la Virgen que es también mamá de Dios”. No solo cumplieron con su obligación de formarme en la fe, sino que pelearon para que mis hermanos y yo, sobre todo en los años difíciles de la adolescencia, no tomáramos la alternativa fácil de abandonar la formación cristiana.

Recuerdo las pocas ganas con las que iba cada tarde de viernes a la catequesis de perseverancia, mientras mis amigos comenzaban ya el fin de semana y disfrutaban de sus aficiones o de no hacer nada. Pero no había opción. Mis padres soportaron mis rabietas mostrándome así lo que luego comprendí que es fundamental en la vida de una persona: que en Dios vivimos, nos movemos y existimos; y que vivir ignorando esto, merma la capacidad de un joven de entenderse a sí mismo, de entender el mundo, de construirse como persona, de ser un adulto feliz, en definitiva.

Desde mi juventud hasta hoy, he seguido creciendo en la fe gracias a la paciencia, al celo apostólico y a la tremenda generosidad de hombres y mujeres, seglares en su mayoría, que han ido regando con mimo aquella semilla que un día plantaron en mi corazón. Mis catequistas, como primorosos jardineros, me cuidaron desde que era un plantón, y me fueron cambiando de tiesto con delicadeza conforme iba necesitando más espacio hasta asegurarse de que mis raíces se habían agarrado bien a la roca. A veces, tuvieron que podar alguna rama torcida, echar un poco más de abono en épocas de sequía y escrutar bien mis frutos por si había empezado a aparecer algún pulgón o enfermedad. Con amor, dedicando mucho, mucho tiempo a formarse, a preparar bien las catequesis; dejaron y siguen dejando atrás su comodidad, su tiempo de estar en familia, sus fines de semana y el pudor de exponerse ante completos desconocidos.

Gracias, maestros, porque, aunque algunos piensen que es de locos hablar a las plantas, de vuestra boca surgieron palabras de vida eterna que lograron que este y otros muchos palos secos, dieran fruto: unos ciento, otros sesenta, algunos treinta.

Sé que no os gustan los agradecimientos, pues os reconocéis meros instrumentos en manos de Dios; pero si os pido que os acordéis, a vuestra vez, de quienes os catequizaron, seguro que os uniréis conmigo a esta gran acción de gracias a Dios por cada eslabón de esa cadena milenaria de amor y fe de la que formáis parte.

¡Gracias maestros!

El autorAntonio Moreno

Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

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Mensaje para la 58ª Jornada mundial de oración por las vocaciones (19 de marzo de 2021)

Omnes·17 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 7 minutos

Queridos hermanos y hermanas:

El pasado 8 de diciembre, con motivo del 150.º aniversario de la declaración de san José como Patrono de la Iglesia universal, comenzó el Año dedicado especialmente a él (cf. Decreto de la Penitenciaría Apostólica, 8 de diciembre de 2020). Por mi parte, escribí la Carta apostólica Patris corde para “que crezca el amor a este gran santo”. Se trata, en efecto, de una figura extraordinaria, y al mismo tiempo “tan cercana a nuestra condición humana”. San José no impactaba, tampoco poseía carismas particulares ni aparecía importante a la vista de los demás. No era famoso y tampoco se hacía notar, los Evangelios no recogen ni una sola palabra suya. Sin embargo, con su vida ordinaria, realizó algo extraordinario a los ojos de Dios.

Dios ve el corazón (cf. 1 Sam 16,7) y en san José reconoció un corazón de padre, capaz de dar y generar vida en lo cotidiano. Las vocaciones tienden a esto: a generar y regenerar la vida cada día. El Señor quiere forjar corazones de padres, corazones de madres; corazones abiertos, capaces de grandes impulsos, generosos en la entrega, compasivos en el consuelo de la angustia y firmes en el fortalecimiento de la esperanza. Esto es lo que el sacerdocio y la vida consagrada necesitan, especialmente hoy, en tiempos marcados por la fragilidad y los sufrimientos causados también por la pandemia, que ha suscitado incertidumbre y miedo sobre el futuro y el mismo sentido de la vida. San José viene a nuestro encuentro con su mansedumbre, como santo de la puerta de al lado; al mismo tiempo, su fuerte testimonio puede orientarnos en el camino.

San José nos sugiere tres palabras clave para nuestra vocación. La primera es sueño. Todos en la vida sueñan con realizarse. Y es correcto que tengamos grandes expectativas, metas altas antes que objetivos efímeros —como el éxito, el dinero y la diversión—, que no son capaces de satisfacernos. De hecho, si pidiéramos a la gente que expresara en una sola palabra el sueño de su vida, no sería difícil imaginar la respuesta: “amor”. Es el amor el que da sentido a la vida, porque revela su misterio. La vida, en efecto, sólo se tiene si se da, sólo se posee verdaderamente si se entrega plenamente. San José tiene mucho que decirnos a este respecto porque, a través de los sueños que Dios le inspiró, hizo de su existencia un don.

Los Evangelios narran cuatro sueños (cf. Mt 1,20; 2,13.19.22). Eran llamadas divinas, pero no fueron fáciles de acoger. Después de cada sueño, José tuvo que cambiar sus planes y arriesgarse, sacrificando sus propios proyectos para secundar los proyectos misteriosos de Dios. Él confió totalmente. Pero podemos preguntarnos: “¿Qué era un sueño nocturno para depositar en él tanta confianza?”. 

Aunque en la antigüedad se le prestaba mucha atención, seguía siendo poco ante la realidad concreta de la vida. A pesar de todo, san José se dejó guiar por los sueños sin vacilar. ¿Por qué? Porque su corazón estaba orientado hacia Dios, ya estaba predispuesto hacia Él. A su vigilante “oído interno” sólo le era suficiente una pequeña señal para reconocer su voz. Esto también se aplica a nuestras llamadas. A Dios no le gusta revelarse de forma espectacular, forzando nuestra libertad. Él nos da a conocer sus planes con suavidad, no nos deslumbra con visiones impactantes, sino que se dirige a nuestra interioridad delicadamente, acercándose íntimamente a nosotros y hablándonos por medio de nuestros pensamientos y sentimientos. Y así, como hizo con san José, nos propone metas altas y sorprendentes.

Los sueños condujeron a José a aventuras que nunca habría imaginado. El primero desestabilizó su noviazgo, pero lo convirtió en padre del Mesías; el segundo lo hizo huir a Egipto, pero salvó la vida de su familia; el tercero anunciaba el regreso a su patria y el cuarto le hizo cambiar nuevamente sus planes llevándolo a Nazaret, el mismo lugar donde Jesús iba a comenzar la proclamación del Reino de Dios. En todas estas vicisitudes, la valentía de seguir la voluntad de Dios resultó victoriosa. 

Así pasa en la vocación: la llamada divina siempre impulsa a salir, a entregarse, a ir más allá. No hay fe sin riesgo. Sólo abandonándose confiadamente a la gracia, dejando de lado los propios planes y comodidades se dice verdaderamente “sí” a Dios. Y cada “sí” da frutos, porque se adhiere a un plan más grande, del que sólo vislumbramos detalles, pero que el Artista divino conoce y lleva adelante, para hacer de cada vida una obra maestra. En este sentido, san José representa un icono ejemplar de la acogida de los proyectos de Dios. Pero su acogida es activa, nunca renuncia ni se rinde, “no es un hombre que se resigna pasivamente. Es un protagonista valiente y fuerte” (Carta ap. Patris corde, 4). Que él ayude a todos, especialmente a los jóvenes en discernimiento, a realizar los sueños que Dios tiene para ellos; que inspire la iniciativa valiente para decir “sí” al Señor, que siempre sorprende y nunca decepciona.

La segunda palabra que marca el itinerario de san José y de su vocación es servicio. Se desprende de los Evangelios que vivió enteramente para los demás y nunca para sí mismo. El santo Pueblo de Dios lo llama esposo castísimo, revelando así su capacidad de amar sin retener nada para sí. Liberando el amor de su afán de posesión, se abrió a un servicio aún más fecundo, su cuidado amoroso se ha extendido a lo largo de las generaciones y su protección solícita lo ha convertido en patrono de la Iglesia. También es patrono de la buena muerte, él que supo encarnar el sentido oblativo de la vida. Sin embargo, su servicio y sus sacrificios sólo fueron posibles porque estaban sostenidos por un amor más grande: “Toda vocación verdadera nace del don de sí mismo, que es la maduración del simple sacrificio. También en el sacerdocio y la vida consagrada se requiere este tipo de madurez. Cuando una vocación, ya sea en la vida matrimonial, célibe o virginal, no alcanza la madurez de la entrega de sí misma deteniéndose sólo en la lógica del sacrificio, entonces en lugar de convertirse en signo de la belleza y la alegría del amor corre el riesgo de expresar infelicidad, tristeza y frustración” (ibíd., 7).

Para san José el servicio, expresión concreta del don de sí mismo, no fue sólo un ideal elevado, sino que se convirtió en regla de vida cotidiana. Él se esforzó por encontrar y adaptar un lugar para que naciera Jesús, hizo lo posible por defenderlo de la furia de Herodes organizando un viaje repentino a Egipto, se apresuró a regresar a Jerusalén para buscar a Jesús cuando se había perdido y mantuvo a su familia con el fruto de su trabaja, incluso en tierra extranjera. En definitiva, se adaptó a las diversas circunstancias con la actitud de quien no se desanima si la vida no va como él quiere, con la disponibilidad de quien vive para servir

Con este espíritu de obediencia y siempre solícito, José emprendió los numerosos y a menudo inesperados viajes de su vida: de Nazaret a Belén para el censo, después a Egipto y de nuevo a Nazaret, y cada año a Jerusalén, con buena disposición para enfrentarse en cada ocasión a situaciones nuevas, sin quejarse de lo que ocurría, dispuesto a echar una mano para arreglar las cosas. Se podría decir que era la mano tendida del Padre celestial hacia su Hijo en la tierra. Por eso, no puede más que ser un modelo para todas las vocaciones, que están llamadas a ser las manos diligentes del Padre para sus hijos e hijas.

Me gusta pensar entonces en san José, el custodio de Jesús y de la Iglesia, como custodio de las vocaciones. Su atención en la vigilancia procede, en efecto, de su disponibilidad para servir. “Se levantó, tomó de noche al niño y a su madre” (Mt 2,14), dice el Evangelio, señalando su premura y dedicación a la familia. No perdió tiempo en analizar lo que no funcionaba bien, para no quitárselo a quien tenía a su cargo. Este cuidado atento y solícito es el signo de una vocación realizada, es el testimonio de una vida tocada por el amor de Dios. ¡Qué hermoso ejemplo de vida cristiana damos cuando no perseguimos obstinadamente nuestras propias ambiciones y no nos dejamos paralizar por nuestras nostalgias, sino que nos ocupamos de lo que el Señor nos confía por medio de la Iglesia! Así, Dios derrama sobre nosotros su Espíritu, su creatividad; y hace maravillas, como en José.

Además de la llamada de Dios —que cumple nuestros sueños más grandes— y de nuestra respuesta —que se concreta en el servicio disponible y el cuidado atento—, hay un tercer aspecto que atraviesa la vida de san José y la vocación cristiana, marcando el ritmo de lo cotidiano: la fidelidad. José es el “hombre justo” (Mt 1,19), que en el silencio laborioso de cada día persevera en su adhesión a Dios y a sus planes. En un momento especialmente difícil se pone a “considerar todas las cosas” (cf. v. 20). Medita, reflexiona, no se deja dominar por la prisa, no cede a la tentación de tomar decisiones precipitadas, no sigue sus instintos y no vive sin perspectivas. Cultiva todo con paciencia. Sabe que la existencia se construye sólo con la continua adhesión a las grandes opciones. Esto corresponde a la laboriosidad serena y constante con la que desempeñó el humilde oficio de carpintero (cf. Mt 13,55), por el que no inspiró las crónicas de la época, sino la vida cotidiana de todo padre, de todo trabajador y de todo cristiano a lo largo de los siglos. Porque la vocación, como la vida, sólo madura por medio de la fidelidad de cada día.

¿Cómo se alimenta esta fidelidad? A la luz de la fidelidad de Dios. Las primeras palabras que san José escuchó en sueños fueron una invitación a no tener miedo, porque Dios es fiel a sus promesas: “José, hijo de David, no temas” (Mt 1,20). No temas: son las palabras que el Señor te dirige también a ti, querida hermana, y a ti, querido hermano, cuando, aun en medio de incertidumbres y vacilaciones, sientes que ya no puedes postergar el deseo de entregarle tu vida. Son las palabras que te repite cuando, allí donde te encuentres, quizás en medio de pruebas e incomprensiones, luchas cada día por cumplir su voluntad. Son las palabras que redescubres cuando, a lo largo del camino de la llamada, vuelves a tu primer amor. Son las palabras que, como un estribillo, acompañan a quien dice sí a Dios con su vida como san José, en la fidelidad de cada día. 

Esta fidelidad es el secreto de la alegría. En la casa de Nazaret, dice un himno litúrgico, había “una alegría límpida”. Era la alegría cotidiana y transparente de la sencillez, la alegría que siente quien custodia lo que es importante: la cercanía fiel a Dios y al prójimo. ¡Qué hermoso sería si la misma atmósfera sencilla y radiante, sobria y esperanzadora, impregnara nuestros seminarios, nuestros institutos religiosos, nuestras casas parroquiales! 

Es la alegría que deseo para ustedes, hermanos y hermanas que generosamente han hecho de Dios el sueño de sus vidas, para servirlo en los hermanos y en las hermanas que les han sido confiados, mediante una fidelidad que es ya en sí misma un testimonio, en una época marcada por opciones pasajeras y emociones que se desvanecen sin dejar alegría. Que san José, custodio de las vocaciones, los acompañe con corazón de padre.

Gracias.

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Audiencia general (17 de marzo de 2021)

Omnes·17 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy completamos la catequesis sobre la oración como relación con la Santísima Trinidad, en particular con el Espíritu Santo.

El primer don de toda existencia cristiana es el Espíritu Santo. No es uno de los muchos dones, sino el Don fundamental. El Espíritu es el don que Jesús había prometido enviarnos. Sin el Espíritu no hay relación con Cristo y con el Padre. Porque el Espíritu abre nuestro corazón a la presencia de Dios y lo atrae a ese “torbellino” de amor que es el corazón mismo de Dios. Nosotros no somos solo huéspedes y peregrinos en el camino en esta tierra, somos también huéspedes y peregrinos en el misterio de la Trinidad. Somos como Abrahán, que un día, acogiendo en su tienda a tres viajeros, encontró a Dios. Si podemos en verdad invocar a Dios llamándolo “Abbà – Papá”, es porque en nosotros habita el Espíritu Santo; es Él quien nos transforma en lo profundo y nos hace experimentar la alegría conmovedora de ser amados por Dios como verdaderos hijos. Todo el trabajo espiritual dentro de nosotros hacia Dios lo hace el Espíritu Santo, este don. Trabaja en nosotros para llevar adelante nuestra vida cristiana hacia el Padre, con Jesús.

El Catecismo, al respecto, dice: “Cada vez que en la oración nos dirigimos a Jesús, es el Espíritu Santo quien, con su gracia preveniente, nos atrae al camino de la oración. Puesto que Él nos enseña a orar recordándonos a Cristo, ¿cómo no dirigirnos también a él orando? Por eso, la Iglesia nos invita a implorar todos los días al Espíritu Santo, especialmente al comenzar y al terminar cualquier acción importante” (n. 2670). Esta es la obra del Espíritu en nosotros. Él nos “recuerda” a Jesús y lo hace presente en nosotros —podemos decir que es nuestra memoria trinitaria, es la memoria de Dios en nosotros— y lo hace presente en Jesús, para que no se reduzca a un personaje del pasado: es decir, el Espíritu trae al presente a Jesús en nuestra conciencia. Si Cristo estuviera tan solo lejano en el tiempo, nosotros estaríamos solos y perdidos en el mundo. Sí, recordaremos a Jesús, allí, lejano, pero es el Espíritu que lo trae hoy, ahora, en este momento en nuestro corazón. Pero en el Espíritu todo es vivificado: a los cristianos de todo tiempo y lugar se les abre la posibilidad de encontrar a Cristo. Está abierta la posibilidad de encontrar a Cristo no solamente como un personaje histórico. No: Él atrae a Cristo en nuestros corazones, es el Espíritu quien nos hace encontrarnos con Cristo. Él no está distante, el Espíritu está con nosotros: Jesús todavía educa a sus discípulos transformando su corazón, como hizo con Pedro, con Pablo, con María Magdalena, con todos los apóstoles. ¿Pero por qué está presente Jesús? Porque es el Espíritu quien lo trae en nosotros.

Es la experiencia que han vivido muchos orantes: hombres y mujeres que el Espíritu Santo ha formado según la “medida” de Cristo, en la misericordia, en el servicio, en la oración, en la catequesis… Es una gracia poder encontrar personas así: nos damos cuenta que en ellos late una vida diferente, su mirada ve “más allá”. No pensemos solo en los monjes, los eremitas; se encuentran también entre la gente común, gente que ha tejido una larga vida de diálogo con Dios, a veces de lucha interior, que purifica la fe. Estos testigos humildes han buscado a Dios en el Evangelio, en la Eucaristía recibida y adorada, en el rostro del hermano en dificultad, y custodian su presencia como un fuego secreto.

La primera tarea de los cristianos es precisamente mantener vivo este fuego, que Jesús ha traído a la tierra (cf. Lc 12,49), ¿y cuál es este fuego? Es el amor, el Amor de Dios, el Espíritu Santo. Sin el fuego del Espíritu las profecías se apagan, la tristeza suplanta la alegría, la costumbre sustituye al amor, el servicio se transforma en esclavitud. Viene a la mente la imagen de la lámpara encendida junto al tabernáculo, donde se conserva la Eucaristía. También cuando la iglesia se vacía y cae la noche, también cuando la iglesia está cerrada, esa lámpara permanece encendida, continúa ardiendo: no la ve nadie, pero arde ante el Señor. Así es el Espíritu en nuestro corazón, está siempre presente como esa lámpara.

Encontramos también escrito en el Catecismo: “El Espíritu Santo, cuya unción impregna todo nuestro ser, es el Maestro interior de la oración cristiana. Es el artífice de la tradición viva de la oración. Ciertamente hay tantos caminos en la oración como orantes, pero es el mismo Espíritu el que actúa en todos y con todos. En la comunión en el Espíritu Santo la oración cristiana es oración en la Iglesia” (n. 2672). Muchas veces sucede que nosotros no rezamos, no tenemos ganas de rezar o muchas veces rezamos como loros con la boca pero el corazón está lejos. Este es el momento de decir al Espíritu: “Ven, ven Espíritu Santo, calienta mi corazón. Ven y enséñame a rezar, enséñame a mirar al Padre, a mirar al Hijo. Enséñame cómo es el camino de la fe. Enséñame cómo amar y sobre todo enséñame a tener una actitud de esperanza”. Se trata de llamar al Espíritu continuamente para que esté presente en nuestras vidas.

Es por tanto el Espíritu quien escribe la historia de la Iglesia y del mundo. Nosotros somos páginas abiertas, disponibles a recibir su caligrafía. Y en cada uno de nosotros el Espíritu compone obras originales, porque no habrá nunca un cristiano completamente idéntico a otro. En el campo infinito de la santidad, el único Dios, Trinidad de Amor, hace florecer la variedad de los testigos: todos iguales por dignidad, pero también únicos en la belleza que el Espíritu ha querido que se irradiase en cada uno de aquellos que la misericordia de Dios ha hecho sus hijos. No lo olvidemos, el Espíritu está presente, está presente en nosotros. Escuchemos al Espíritu, llamemos al Espíritu —es el don, el regalo que Dios nos ha hecho— y digámosle: “Espíritu Santo, yo no sé cómo es tu rostro – no lo conocemos – pero sé que tú eres la fuerza, que tú eres la luz, que tú eres capaz de hacerme ir adelante y de enseñarme cómo rezar. Ven Espíritu Santo”. Una bonita oración esta: “Ven, Espíritu Santo”.

Teología del siglo XX

Yo y tú, de Martin Buber (1923)

El libro de Martin Buber Yo y Tú es un libro atípico y original, que ha ejercido una inmensa influencia en la teología del siglo XX. Con un sugestivo lenguaje de gran fuerza poética, consigue transmitir intuiciones básicas que muestran al ser humano como relacional o dialogal.

Juan Luis Lorda·17 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 7 minutos

Martin Buber (1878-1965), pensador judío austriaco, se sentía unido a una generación de pensadores creyentes (Gabriel Marcel, Maritain, Haecker, Scheler, Ebner y otros) que desde distintos orígenes destacaban lo personal, ante al contexto ideológico de principios del siglo XX. Por un lado, frente a la tradición liberal ilustrada que, después de construir desde grandes ideales de libertad, o las instituciones políticas de Occidente, se veía desgastada por el realismo políticos y sin norte, al hundirse el optimismo por el progreso en la barbarie de la primera guerra mundial (1914-1918). Por otro lado, estaban las utópicas teorías socialistas del XIX concretándose en poderosos estados policiales (nacismo y comunismo) con inmensas ganas de comerse el mundo.   

Todos estos pensadores percibían en las dos corrientes, hijas de la modernidad, graves desviaciones antropológicas. En el liberalismo político, lamentaban el olvido de la dimensión social de las personas en favor de las libertades individuales convertidas así en egoístas. En los totalitarismos, les horroriza el sacrificio de la libertad y del valor de las personas en beneficio del sistema. Ante eso, defienden la plenitud del ser humano, al mismo tiempo personal y social: por eso pueden ser considerados personalistas. Martin Buber es el exponente más importante de lo que podría llamarse “personalismo dialógico”. 

Además, todos coinciden en calificar esos errores como excesos de abstracción del racionalismo moderno. Y les parece necesario orientar la mirada hacia la existencia concreta, que es donde se aprecia el valor de cada persona. En ese sentido, no en el de Nietzsche o Heidegger, pueden ser considerados también “existencialistas”. 

Un poco de su vida y obra

Martín Buber nació en Viena (1878). Al separarse sus padres, su primera educación dependió de su abuelo, Salomón, toda una personalidad: próspero industrial, jefe de la comunidad judía de Leópolis y estudioso de las tradiciones rabínicas. Desde los 14 años, lo educa su padre en Viena. 

Leyó a Kant y Nietzsche, se alejó de la práctica judía y estudió filosofía (1896). Más tarde se interesó por Kierkegaard, que le ayudó a pensar la relación con Dios, aunque no le gustara su individualismo. Desde 1898, se incorporó al movimiento sionista, donde mantuvo hasta el final una posición moderada. 

Con eso renovó sus amistades judías, especialmente Rosenzweig, y recuperó el interés por la tradición judía y por la Biblia (hizo una traducción alemana). Se entusiasmaron por el hasidismo, corriente espiritual judía amante de la sabiduría y a la que le gusta expresarse con parábolas y cuentos. Tradujo bastantes cosas y lo cultivó durante toda su vida. Llegaría a ser el exponente más importante de esta tradición espiritual. 

Desde 1923 a 1933 fue Profesor de Filosofía de la Religión Judía en Frankfurt e inició un amplio estudio sobre El Reino de Dios, del que solo publicaría la primera parte (1932). En 1938 se trasladó a Palestina, donde ejerció como profesor de Filosofía Social de la Universidad Hebrea, de Jerusalén, hasta que se retiró en 1951. Era una personalidad muy respetada y partidaria de soluciones pacíficas, lo que le creó algunas dificultades en Israel. 

La más importante es, sin duda, Yo y tú (Ich und Du, 1923), que después acompañaría con otros escritos recogidos en El principio dialógico (Das dialogische Prinzip, 1962). Además, el ensayo Qué es el hombre (Das Problem des Menschen, 1942), que es su obra filosófica más difundida. Tiene una interesante recopilación de escritos sobre filosofía de la religión, El eclipse de Dios (Eclipse of God, 1952). Su pensamiento social se recoge en Caminos de utopía (Pfade in Utopia, 1950), donde critica las sucesivas utopías políticas socialistas, y propone un nuevo modelo de comunidad que influyó en los Kibutzs israelíes.

Se le considera el tercer gran pensador judío después de Filón de Alejandría (20 aC-45 dC) y Maimónides (1138-1204). O el cuarto, si incluimos a Spinoza (1632-1677), que se alejó de la fe judía.

El estilo de Yo y Tú

Yo y tú no es un texto de filosofía convencional. Buber intenta formular experiencias que el vocabulario filosófico convencional ha orillado. Quiere mostrar lo más profundo de la persona, y encuentra que se logra mejor acercándose a la experiencia que alejándose con la abstracción. 

El vocabulario básico yo-tú alude, efectivamente a la experiencia de su uso, donde nos hacemos presentes y apelamos al otro. En esto, depende lejanamente de Feuerbach (que lo usó) y cercanamente de los Fragmentos de Ferdinand Ebner (1882-1931). Este autor, maestro de escuela, católico con una fe recuperada y una vida breve, enfermiza y un tanto difícil, estaba fascinado por el misterio de la palabra (y del Verbo) como manifestación e instrumento del espíritu. Y se había fijado en la fuerza de los pronombres personales con los que las personas se sitúan. 

El libro se divide tres partes. En la primera analiza el vocabulario básico y la relación fundamental que es la interpersonal (Yo y Tú). En la segunda, trata las relaciones con el “ello” (con lo impersonal) y los distintos modos en que el “ello” se constituye. Y en la tercera, habla de la relación fundante y original (Urbeziehung) con el “Tú eterno” (Dios); relación intuida y presente en las demás relaciones. En 1957 le añadió un epílogo para responder a algunas dudas.

El vocabulario de la relación 

Comienza así: “Para el ser humano el mundo es doble, según su propia doble actitud ante él. La actitud del ser humano es doble según la duplicidad de las palabras básicas que él puede pronunciar”. Hay dos actitudes distintas que se expresan en dos modos de referirse a la realidad. Sigue: “Las palabras básicas no son palabras aisladas, sino pares de palabras. Una palabra básica es el par Yo-Tú. La otra palabra básica es el par Yo-Ello, donde, sin cambiar la palabra básica, en lugar de Ello, pueden entrar también las palabras Él o Ella”. 

Esta observación es muy importante para entender lo que sigue. La expresión (o palabra básica) “Yo-tú” representa una actitud ante la realidad, y la expresión “Yo-Ello”, otra. “Por eso también el Yo del ser humano es doble. Pues el Yo de la palabra básica Yo-Tú es distinto del de la palabra básica Yo-Ello”.

Conviene advertir que la distinción entre las relaciones no es tanto por el tipo de objetos, como por la actitud del sujeto. En los dos modos de referirse a la realidad (frente a un tú o a un “ello”) el sujeto toma actitudes distintas y, por eso, se constituye como sujeto de manera distinta: “Las palabras básicas” -dice el siguiente punto- “no expresan algo que estuviera fuera de ellas, sino que, pronunciadas, fundan un modo de existencia” del que las pronuncia: “La Palabra básica Yo-Tú sólo se puede decir con todo el ser”, porque el sujeto se sitúa como persona. En cambio, “la palabra básica Yo-Ello nunca puede ser dicha con todo el ser”, porque en esa relación no pongo todo lo que soy como persona. 

La relación “Yo y Tú” es la relación de un ser espiritual con otro. Además, es la relación primaria, la primera en el tiempo, la que lleva al niño a adquirir conciencia de sí mismo, a hablar, a constituirse como un “yo” frente a los demás, y a reconocer en los demás otros “yo”. 

La relación Yo-Ello

Es la relación con las cosas, pero también con las personas que no tratamos como personas. “Tres son las esferas en las que se alcanza el mundo de la relación. La primera: la vida con la naturaleza. Allí la relación oscila en la oscuridad y por debajo del nivel lingüístico. Las criaturas se mueven ante nosotros, pero no pueden llegar a nosotros, y nuestro decirles Tú se queda en el umbral del lenguaje. La segunda: la vida con el ser humano. Allí la relación es clara y lingüística. Podemos dar y aceptar el Tú. La tercera: la vida con los seres espirituales. Allí la relación está envuelta en nubes […]. No percibimos ningún Tú, y sin embargo nos sentimos interpelados”. Se refiere probablemente a los difuntos y quizá a los ángeles. Y concluye: “En cada una de las esferas avistamos la orla del Tú eterno […], en todo percibimos un soplo que llega de Él, en cada Tú dirigimos la palabra a lo eterno, en cada esfera a su manera”.

Es verdad que ordinariamente objetivamos el mundo. En ese sentido: “En cuanto experiencia, el mundo pertenece a la palabra básica Yo-Ello”. Sin embargo, hay una actitud de contemplación que percibe trascendencia y entonces apunta a una relación del tipo “Yo-Tú”, aunque no llegue a alcanzarla del todo: “El árbol no es una impresión, ni un juego de mi representación, ni una simple disposición anímica, sino que posee existencia corporal, y tiene que ver conmigo como yo con él, aunque de forma distinta. No intentéis debilitar el sentido de la relación: relación es reciprocidad”. En mi relación con el árbol, no llega a haber propiamente reciprocidad, pero hay trascendencia, en primer lugar del ser del árbol, que no depende de mí, pero también por su hermosura, su originalidad única y, en el fondo, por su Creador.

El Tú eterno

Buber se extiende sobre la precariedad del Tú humano, que nunca llega a estabilizarse del todo, porque las relaciones reales son más o menos transitorias y fugaces. Por eso, en toda relación auténtica con los demás hombres, que son un tú finito y limitado, hay una “nostalgia” de Dios; “en cada tú, nos dirigimos al Tú eterno”; “el sentido del tú… no puede saciarse hasta que encuentra al Tú infinito”. En cada tú busco un anhelo de plenitud (de afecto y comprensión) que sólo el Tú eterno puede colmar. Por eso, Tú es el nombre adecuado de Dios. 

Al mismo tiempo, el Tú eterno es el que funda las demás relaciones, imperfectas y parciales. En el primer párrafo de la tercera parte, se lee: “Las líneas de las relaciones, prolongadas, se encuentran en el Tú eterno. Cada Tú singular es una mirada hacia el Tú eterno. A través de cada Tú singular la palabra básica se dirige hacia el Tú eterno. De esta acción mediadora del Tú de todos los seres procede el cumplimiento de las relaciones entre ellos, o en caso contrario el no cumplimiento. El Tú innato se realiza en cada relación, pero no se plenifica en ninguna. Únicamente se plenifica en la relación inmediata con el Tú que por su esencia no puede convertirse en ello”.

En el pensamiento de Buber, que era judío practicante, se aprecia el eco de la doctrina de la creación: “La designación de Dios como persona es imprescindible para todo aquel que como yo con el término ‘Dios’ […] designa a Aquel que […] por medio de actos creacionales, reveladores, salvíficos, se nos aparece a nosotros los seres humanos en una relación inmediata y de este modo nos posibilita entrar en relación con Él, en una relación inmediata”.

Influencia en la teología

Cualquier pensador de tradición judeocristiana al que llega el pensamiento de Buber queda cautivado por el mensaje. No es una temática muy extensa. Ahí está la cuestión. 

Otros asuntos han acaparado el interés de la antropología: el conocimiento o la libertad política. Estos han tenido inmensos desarrollos a partir del emblemático “pienso luego existo” de Descartes. Con él, inadvertidamente, se ponía el punto de partida en la teoría del conocimiento, que es un tipo de relación particular del ser humano con el mundo. Desde entonces, la filosofía se orientaría hacia el idealismo (res cogitans), mientras las ciencias se dedicaban a la materia (res extensa). 

El mérito de Buber ha sido llamar la atención sobre la dimensión constitutiva del ser humano, que es la relación con el otro. Además, sostenida por la relación con Dios. No es de extrañar que tuviera una acogida teológica temprana y casi universal. Desde Guardini a Von Balthasar o Ratzinger o Juan Pablo II. Además se uniría a la distinción que hace Maritain entre persona e individuo, y a su recuperación de la idea de persona divina en santo Tomás de Aquino, como “relación subsistente”.  Y se reforzaría con la idea de Iglesia como “comunión de personas”. Así cuajó un “personalismo teológico” que es clave en la doctrina trinitaria, en la eclesiología, en la antropología cristiana, en la renovación de la moral fundamental (Steinbüchel, aunque depende más de Ebner).

Iniciativas

María del Carmen Serrano. Llamadas de lo divino y lo humano

Los confinamientos por la pandemia han acrecentado la soledad de tantas personas mayores y enfermos que no pueden salir de casa. Si no se les puede acompañar físicamente, ¿por qué no por teléfono?

Arsenio Fernández de Mesa·17 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

El confinamiento ha provocado que muchas personas que tienen dificultades físicas para salir de casa, sobre todo mayores y enfermos, se sientan profundamente solas. Ya no reciben las visitas de sus seres queridos o, en el mejor de los casos, con todo tipo de distancias y prevenciones. Si les visitan, es por tiempo reducido. Y las pocas conversaciones que se tienen son sobre la situación de la pandemia, hospitalizaciones, restricciones o vacunas. Esto desliza en el ambiente un halo de pesimismo y desánimo. ¡Cuánta falta hace la compañía y la visión optimista en estos tiempos! Pues eso es lo que se han propuesto en la parroquia María Madre del Amor Hermoso, de Villaverde Bajo: calmar la soledad y la ausencia de noticias animantes en tantas personas. La Hermana María del Carmen Serrano Mayo, religiosa del Verbo Encarnado, está destinada en la casa que su Congregación tiene en esta zona de Madrid y participa activamente en la comunidad parroquial. Ahí ha surgido la iniciativa.

Acompañamiento telefónico

Pensando de forma creativa la posibilidad de hacer llegar a enfermos y mayores una palabra de ánimo y consuelo, han diseñado una pastoral de acompañamiento telefónico. Se trata de una labor que no aparece en estadísticas oficiales ni ofrece frutos llamativos, pero resulta especialmente humana en esta situación de aislamiento provocada por el virus. “Hemos hecho un grupo de once voluntarios que contactan frecuentemente con estas personas para conocerles, interesarse por su situación y ofrecerles ayuda”, nos explica esta religiosa. Al principio aparecen ciertas prevenciones, pues a casi todos les resulta chocante “conversar por teléfono con personas que ni conoces”. La experiencia dice que poco tiempo después terminan forjándose preciosas amistades. El motivo profundo de esta iniciativa es hacer presente la caridad de Cristo en esas almas: “los cristianos tenemos que llevar a todos, especialmente a los que sufren, el calor y la cercanía de un Dios que les ama, les consuela, se interesa por ellos”.  

Una preciosa tarea

La hermana María del Carmen es la encargada de coordinar a los voluntarios y dar impulso a esta preciosa tarea. Reconoce que los mayores y enfermos “viven prácticamente solos y aislados, porque sus familiares no les visitan por miedo a contagiarles pero tampoco les dejan salir a la calle para evitar cualquier peligro”. Confiesa, por la experiencia que está teniendo con ellos, que “tienen necesidad de saber que ellos forman parte de esta vida que está en continuo movimiento, que no son parásitos, que son útiles, que pueden aportar una riqueza a esta sociedad”. Estas personas necesitan ser escuchadas pero también recibir palabras esperanzadoras que les animen a seguir luchando: “han trabajado mucho para construir la sociedad de la que disfrutamos y no podemos abandonarles como si ya no sirvieran”.

Lola, una de las voluntarias, nos cuenta que una vez por semana llama a Isabel, de 86 años, y pasa un rato charlando con ella sobre lo divino y lo humano. Los primeros días fueron momentos para ir conociéndose. “Ahora hablamos hasta de recetas de cocina y comentamos cómo nos han salido de ricos los platos”, confiesa divertida. Isabel ha compartido con ella sus sentimientos, miedos y alegrías. “Procuro acompañarla con cariño, escucharla siempre y, cuando puedo, le echo una mano o le doy ánimos”, apunta Lola. 

Amistades que perduran

Esta voluntaria reconoce que el confinamiento está siendo muy duro emocionalmente para los mayores y enfermos: “A Isabel, aunque recibe atención de sus hijos, le falta el contacto y la cercanía habituales con tantas personas que le animan la vida”. Estas llamadas telefónicas de Lola le han cambiado su día a día, que se hace monótono y rutinario: “una se siente muy acompañada, como si esa amiga estuviera contigo en casa: lo considero un regalo inmerecido de Dios”. La hermana María del Carmen Serrano Mayo comenta feliz los frutos de esa pastoral: “tanto las voluntarias como los mayores y enfermos con los que mantienen ese contacto están deseando conocerse físicamente: sin duda serán amistades que perdurarán en el tiempo”.

Zoom

Carlomagno en el pórtico de San Pedro

El día de Navidad del año 800 tuvo lugar en la basílica de San Pedro el histórico acontecimiento de la coronación de Carlomagno como emperador. Justo detrás de la estatua de Carlomagno se encuentra la zona del Campo Santo Teutónico.

Johannes Grohe·17 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Vaticano

Papa Francisco: «Jesús permanece con nosotros en una forma nueva»

El Santo Padre ha dirigido el rezo del Regina Coeli desde el balcón del Palacio Apostólico, donde ha reflexionado sobre el pasaje evangélico de la Ascensión del Señor.

David Fernández Alonso·16 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

En la fiesta de la Ascensión del Señor, el Papa ha dirigido el rezo del Regina Coeli, una vez más asomado desde el balcón del Palacio Apostólico. «Hoy, en Italia y en otros países» comenzaba el Santo Padre, «se celebra la solemnidad de la Ascensión del Señor. El pasaje evangélico (Mc 16,15-20) – la conclusión del Evangelio de Marcos – nos presenta el último encuentro del Resucitado con los discípulos antes de subir a la derecha del Padre».

Una despedida alegre

«Normalmente», comentaba Francisco el evangelio de la Ascensión, «las escenas de despedidas son tristes, causan en quien se queda un sentimiento de pérdida, de abandono; sin embargo esto no les sucede a los discípulos. No obstante la separación del Señor, no se muestran desconsolados, es más, están alegres y preparados para partir como misioneros en el mundo».

El Papa reflexionó sobre esta escena tan sorprendente: «¿Por qué los discípulos no están tristes? ¿Por qué nosotros también debemos alegrarnos al ver a Jesús que asciende al cielo? Porque la ascensión completa la misión de Jesús en medio de nosotros. De hecho, si es por nosotros que Jesús bajó del cielo, también es por nosotros que asciende».

«Después de haber descendido en nuestra humanidad y haberla redimido, ahora asciende al cielo llevando consigo nuestra carne. A la derecha del Padre se sienta ya un cuerpo humano, el cuerpo de Jesús, y en este misterio cada uno de nosotros contempla el propio destino futuro. No se trata de un abandono, porque Jesús permanece para siempre con los discípulos – con nosotros – en una forma nueva».

Una nueva presencia

El Papa ahondó en el sentido de la nueva presencia del Señor tras su Ascensión al Cielo: «¿Y cuál es esta presencia nueva del Señor después de su ascensión? Vemos un aspecto importante en el mandamiento que Él encomienda a sus discípulos antes de despedirse: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación» (v. 15). Jesús sigue estando en el mundo por medio de la predicación de sus discípulos. El Evangelista nos dice de hecho que, justo después de haberle visto subir al cielo, «ellos salieron a predicar por todas partes» (v. 20). Sabemos que esto sucede después de la efusión del Espíritu Santo. Con esta fuerza divina, a cada uno de nosotros se nos encomienda la tarea de dar testimonio de Jesús en el tiempo entre su resurrección y su regreso final».

«Esta misión», hizo hincapié Francisco, «nos puede parecer desproporcionada, demasiado grande respecto a nuestras pobres fuerzas, nuestros límites y nuestros pecados. Y de hecho es así. Pero el Evangelio dice: «Colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban» (v. 20). La evangelización, por cuanto pueda ser ardua, fatigosa y superior a las capacidades humanas, será tan verdadera y eficaz como cada uno de nosotros – y toda la Iglesia – deje actuar dentro de sí y a través de sí al Señor».

Instrumentos del Espíritu

«Esto lo hace el Espíritu Santo: nos hace instrumentos a través de los cuales el Señor puede obrar. Así podemos ser los “cinco sentidos” del cuerpo de Jesús presente de forma nueva en el mundo: ser sus ojos, sus manos, sus oídos y su voz, su gusto y su olfato».

«Así, también a través de nosotros», concluía el Papa, «Cristo puede ver las necesidades de quien vive olvidado y excluido; tocar y sanar a quien está herido; escuchar el grito de quien no tiene voz; decir palabras de ternura, de esperanza; sentir dónde está el disgustoso mal olor del pecado y el dulce perfume de la santidad».

España

La luz vuelve, tímidamente, a las catedrales españolas

La progresiva vacunación de la población, el fin del estado de alarma y la relajación de las medidas tomadas a causa de la pandemia permiten recuperar, gradualmente, la actividad turística y cultural de las catedrales españolas, en especial los fines de semana.

Rafael Miner·15 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 6 minutos

Según los datos recogidos en la Memoria Anual de Actividades de la Iglesia, la Iglesia posee 3.290 inmuebles catalogados como Bien de Interés Cultural (BIC) en nuestro país. De hecho, en 500 municipios el único BIC que existe es eclesiástico. El turismo es su principal fuente de ingresos, dinero con el que se retribuye a los trabajadores de estos edificios, su realiza su conservación y se aporta, por ejemplo, a numerosas obras de caridad a través de fundaciones, etc.  

El patrimonio cultural tiene una finalidad litúrgica, evangelizadora y pastoral, explica la Conferencia Episcopal Española. La Iglesia es consciente del interés que suscita, y lo pone a disposición de todos, acometiendo cada año el mantenimiento necesario para su preservación.  En 2019, las diócesis españolas destinaron 61,9 millones de euros a 486 proyectos de construcción, conservación y rehabilitación. En los últimos seis años, esta cifra se elevó a 459 millones de euros.

Entre las muchas consecuencias negativas de la pandemia del Covid, que dura ya más de un año, el cierre de estos templos a las visitas turísticas ha sido uno de ellos, con las consiguientes consecuencias, en el plano económico, de inestabilidad laboral del personal, caída de ingresos y otros problemas.

Con seguridad sanitaria

Sin embargo, poco a poco, comienza a entrar la luz por las puertas abiertas de monumentos y catedrales. Omnes se ha puesto en contacto con ArtiSplendore, que se dedica al acompañamiento turístico y cultural de más 50 monumentos de España e Italia, y confirma que se retoman las visitas de forma progresiva a lo largo del mes de mayo, “de acuerdo siempre con el cumplimiento de las medidas sanitarias de cada Comunidad Autónoma (sólo queda por fijar la apertura de Bilbao y Zaragoza)”.

Antonio Miguel Ortiz, director de comunicación, contenidos y editorial de la compañía, explica que “se recomendará la compra de entradas a través de la web para evitar colas y esperas, además de los requisitos generales de seguridad, tales como el uso de mascarillas, gel hidroalcohólico o el mantenimiento de la distancia de seguridad. Por otra parte, el personal ha tomado medidas como la desinfección del dispositivo de audioguía tras su uso para garantizar la seguridad de todos los usuarios”.

ArtiSplendore asesora en el plano cultural y turístico a numerosas “catedrales e iglesias, entre las que se encuentran las catedrales de Guadix, Bilbao, Zaragoza, Ourense, Málaga, Ávila, La Laguna, Cáceres, Jerez, Mondoñedo, Almería, Baeza, Cádiz, Jaén, Lugo, Sigüenza, Salamanca y Astorga”. Otros monumentos religiosos destacables a los que acompañan culturalmente son “el Hospital de los Venerables de Sevilla, la Sacra Capilla del Salvador en Úbeda, la Basílica de San Juan de Dios de Granada, y las iglesias de San Vicente y Santo Tomás en Ávila. Y aunque no de un modo integral, se han confiado a los servicios de la empresa las catedrales de Burgos, León, Tui, Sevilla, etc.”

#YoApoyoTurismoNacional

“Las aperturas se han iniciado, en principio, con horarios de fin de semana, aunque se prevé que se vayan ampliando horarios en función de la desescalada y la fase de la pandemia en la que nos encontremos”, añade Antonio Miguel Ortiz. Por otra parte, “se ha establecido la campaña #YoApoyoTurismoNacional, a la que se han unido decenas de monumentos en toda España, cuyo fin es animar a los visitantes a apostar por destinos turísticos nacionales, no sólo para descubrir la belleza y patrimonio que ofrece el territorio nacional, sino para apoyar el sector, gran motor económico de nuestro país, y favorecer su recuperación tras esta crisis sin precedentes”.

Arte religioso

En el ranking de catedrales y templos españoles por número de visitantes en 2019, se encuentran entre los primeros la Sagrada Familia de Barcelona, las catedrales de Toledo, Sevilla y Córdoba, la de Santiago de Compostela, por el tirón del Camino de Santiago, la catedral de Burgos, la basílica del Pilar de Zaragoza, la Almudena madrileña, las de Ávila y León, o la de Sigüenza.

El deán de la catedral de Sigüenza, Jesús de las Heras, la describe así en su canal de Youtube: “Te vas a encontrar con la décima mejor catedral de España, con una fortaleza de catedral, de gran belleza, en un recorrido por los 900 últimos años de la historia del arte cristiano. Te vas a encontrar con el Doncel de Sigüenza, con la Sacristía de las Cabezas, con el retablo de santa Librada, con su claustro, con los tapices, con la Capilla Mayor… Te vas a encontrar con arte religioso extraordinario. Te dejo mientras ves las torres de nuestra catedral, que le dan su sobrenombre, la fortis seguntina. Una fortaleza para superar definitiva y deseadamente la pandemia. ¡Te espero en Sigüenza!”

La Sagrada Familia de Barcelona y la Alhambra granadina se disputan el liderazgo de los monumentos más visitados de España, con cuatro millones y medio de personas de media al año, antes de la pandemia. Sin embargo, la Sagrada Familia de Gaudí, continúa cerrada en el momento de escribir estas líneas, por lo que ofrece la alternativa de las visitas virtuales para disfrutar de la experiencia desde casa.

La Sagrada Familia cerró sus puertas al público el 30 de noviembre de 2020, y anunció en su web que “la Junta cierra temporalmente las visitas a la Basílica debido a la falta de un número estable de visitas. Esperamos volver a la normalidad lo más pronto posible”.

En cuanto al culto religioso y a las misas habituales, la basílica también “ha optado por la prudencia para evitar contagios, y se esperará unas semanas antes de iniciar las misas habituales en el interior”.

Toledo, Sevilla, Córdoba, Santiago, Burgos…

A continuación, se mencionan asuntos prácticos a tener en cuenta en torno a otras catedrales españolas de gran número de visitantes:

Toledo.– La página web oficial de la Catedral Primada de Toledo anuncia la reapertura de las visitas turísticas al templo únicamente los fines de semana, sábados y domingos. Las entradas se pueden adquirir en La Tienda de la Catedral (frente a la Puerta Llana). Las visitas entre semana siguen siendo posibles, pero existen ciertas restricciones para respetar las medidas sanitarias. Además, la catedral sigue con su horario habitual de misas. Toda la información está detallada y disponible en la página web oficial.

Este año, debido a las restricciones sanitarias, no habrá procesión el jueves del Corpus Christi, el 3 de junio, aunque la ciudad se engalanará y los toledanos podrán contemplar la Custodia que albergará el Santísimo ese día.

Sevilla.-  La catedral de Sevilla también ha reactivado la visita cultural al templo y a la Giralda desde el 10 de mayo, “atendiendo a las limitaciones de aforo y con medidas extraordinarias de seguridad, dando así respuesta a la amplia demanda de residentes y foráneos en su deseo de visitar el templo Metropolitano y su torre campanario”. Además, en su página web incluyen los horarios de misas en las diferentes capillas de la Catedral.

En cuanto a la visita general, para esta temporada se ofrecen dos tipos de visitas guiadas: las visitas diurnas y nocturnas a las cubiertas de la catedral, y las visitas asistidas a la catedral y Giralda, ambas con una gran acogida de público.

En esta última modalidad, el Cabildo metropolitano brinda la oportunidad única de visitar la Catedral, mediante grupos reducidos, en horarios sin público y con la novedad de poder contemplar el retablo mayor desde el interior de la gran capilla mayor, así como el coro.

La celebración del Corpus Christi en la catedral, por segundo año consecutivo deberá adaptarse a las circunstancias de la pandemia. Las garantías de seguridad, prevención e higiene son una prioridad, de ahí que se extremarán las cautelas en todos los actos.

Córdoba.- La Mezquita-Catedral de Córdoba se ha adaptado asimismo a las medidas sanitarias, para poder continuar con las visitas turísticas, desde el pasado 30 de abril. Las visitas a la Mezquita-Catedral son las únicas permitidas actualmente siguiendo el protocolo sanitario, mientras se han suspendido temporalmente las de la Torre Campanario. En cuanto a los horarios de culto, la catedral ha puesto en marcha un sistema para consultar el horario de misas (y también de visitas) según el día concreto que se quiera ir.

Santiago de Compostela.- La catedral compostelana ofrece la posibilidad de visitar la el templo y el sepulcro del Apóstol Santiago todos los días de la semana; sin embargo el Museo y el Archivo-Biblioteca están temporalmente cerrados. Además, el Pórtico de la Gloria también se puede visitar desde mediados de abril. En cuanto a los horarios de culto, en su página web oficial tienen acceso a los horarios de misas tanto en español como en otros idiomas, y al calendario litúrgico 2020-2021.

Burgos.- La catedral burgalesa ha reactivado las visitas turísticas al templo anunciando una serie de fechas y horarios temporales, principalmente los próximos fines de semana de mayo en horario continuo todo el día. Respecto a los horarios de misa, a partir del 8 de junio habrá un nuevo horario, disponible en su página web.  Además, la catedral ofrece una serie de recomendaciones para acudir al culto, respetando así las medidas sanitarias.

La catedral de Burgos, que en 2019 se convirtió en la sexta de España por número de visitantes, celebra el próximo 20 de julio el VIII Centenario de la colocación de la primera piedra por el obispo Mauricio y el rey Fernando III el Santo, en un programa conmemorativo que se extenderá hasta 2022.

Por lo demás, el Año Jubilar que ha concedido la Santa Sede a la archidiócesis de Burgos, y que dio comienzo el 7 de noviembre de 2020 con el lema ‘Sois templo de Dios’, concluirá el 7 de noviembre de este año 2021.

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Evangelización

Antonio Quintana: «La generosidad es una virtud para todos, ricos y pobres»

Antonio Quintana ha estado al frente del plan estratégico que pretende revitalizar el Santuario de Torreciudad y la zona en la que se encuentra, de cara al 50 aniversario del santuario mariano en 2025.

Diego Zalbidea·15 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Antonio José Quintana Velasco es el Director de Desarrollo del Santuario de Torreciudad (Huesca, España). Es ingeniero de Caminos, Canales y Puertos por la Universidad Politécnica de Valencia. Tiene 55 años, es un tozudo aragonés y ha trabajado coordinando proyectos y buscando los fondos necesarios con la ayuda de buenos equipos con talento para diversas fundaciones por todo el mundo (Nueva York, Roma, Jerusalén, España…).

Ha liderado durante años proyectos de formación para gente joven y madura y le apasionan, entre otras cosas, los caballos por su nobleza y su coraje. 

¿Qué características tienen las personas más generosas?

Son las que se apasionan con los proyectos que inciden en el bien de las personas, ya sea espiritual o material y ya sean pobres o ricas. Ellas lo dan todo para hacer el bien.

¿Por qué nos cuesta pedir dinero para la Iglesia?

Porque quizá no la consideramos muy nuestra. La Iglesia desarrolla muchísimos proyectos que sostienen a la sociedad en todo el mundo y tienen un impacto tremendo. O bien no sabemos transmitirlo o bien nos falta pasión por la Iglesia.

¿Qué tiene que ver Dios y mi dinero?

Seguramente nada. El dinero es consecuencia de un trabajo, un negocio o una simple herencia. Dios está más allá: en el fondo del corazón y de la conciencia. Eso es lo que mueve a una persona a actuar

¿Qué lleva a personas no creyentes a colaborar con la devoción a la Virgen?

Verla como Madre, como protectora, como amor infinito.

¿Por qué hay muchos jóvenes que no sintonizan con la Iglesia?

Creo que eso no es del todo cierto. Hay mucha más inquietud en los jóvenes de lo que pensamos. Simplemente hay que despertarlos y darles herramientas para saber escuchar y entender

¿Por qué nos da miedo el cambio?

Porque nuestra tendencia es a sobrevivir. El tiempo no arregla los problemas. Los arregla el acometerlos con prudencia y serenidad, pero sin pararse. Hay que salir de la zona de confort personal

¿Por qué nos da seguridad el dinero?

Ojalá que sea para hacer y promover muchas cosas buenas para los demás. A la tumba no nos llevamos nada.

¿Un libro?

¿Espiritual? Forja, de San Josemaría Escrivá. ¿Novela? Katrina, de Sally Salminen.

¿Un lugar?

Tierra Santa

¿Un vino?

Lamentablemente no sé casi nada de vinos.

¿Un sueño?

Que el Santo Padre venga un día al Santuario de Torreciudad.

¿Un miedo?

No estar a la altura de lo que necesitan los demás.

¿Qué nos espera después de la pandemia?

Unas ganas de viajar locas. Ojalá que sea para peregrinar a un santuario mariano y encontrar consuelo en la Virgen después de tanto sufrimiento.

¿Qué puede hacer la Virgen por cada uno?

Imagínate lo que hace una madre por sus hijos… Pues incomparablemente más.

¿Cuánto cuesta la misión de la Iglesia?

Muchísimo sacrificio, muchísima entrega de tantos y tantas y también, porque es necesario, muchos recursos económicos para servir a la humanidad.

¿Es verdad que los pobres son más generosos?

Creo que no. La generosidad es una virtud para todos. No por ser rico y poder dar más, se es más generoso. Y a veces no se puede dar nada y se está apegado a lo poco que se tiene. Se es generoso sobre todo cuando uno se da a sí mismo, y eso no entiende de dinero.

España

Omnes participa en la Asamblea para las Comunicaciones Sociales

Las Jornadas, que se celebra habitualmente en enero, tendrán lugar a partir del próximo lunes y terminarán con la entrega de los premios Bravo! de la Conferencia Episcopal Española.

Maria José Atienza·14 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto

 La Asamblea anual de Delegados de la Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales (CECS) se desarrollará del 17 al 19 de mayo bajo el lema “Retos de la comunicación de hoy: la exigencia y el compromiso de comunicar la verdad”. 

Mons. José Manuel Lorca Planes, obispo de Cartagena, presidirá por primera vez este encuentro que terminará al mediodía del miércoles día 19, con el acto de entrega de los Premios ¡Bravo! 2020.

En esta edición, Omnes participa en la Mesa redonda con revistas religiosas junto a otras publicaciones del sector como Vida Nueva o Ecclesia y delegaciones de medios de comunicación de varias diócesis españolas durante la tarde del martes.

Previamente, los delegados abordarán temas como la figura y los actos de conmemoración del Centenario del Nacimiento del Beato Manuel Garrido, “Lolo”, periodista natural de Linares y la conferencia del secretario general de la Conferencia Episcopal, Mons. Luis Argüello, sobre “Una cultura cristiana en tiempos de Covid y de post-Covid. Las palabras robadas”.

El Nuncio apostólico en España, Mons. Bernardito Auza, tendrá la palabra en la última sesión del encuentro con una reflexión sobre el 55º Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que se presenta con el tema «Ven y lo verás» (Jn 1, 46). Comunicar encontrando a las personas como y donde están.

Ecología integral

Derechos humanos ¿universales?

¿Dónde están los derechos humanos supuestamente universales? Es evidente que estos derechos no son iguales para todos. Su respeto es la condición para el desarrollo social y económico de un país.

Jaime Gutiérrez Villanueva·14 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Me acaban de comunicar el fallecimiento de Graciela y de Santos en el hospital de Chimbote (Perú). Matrimonio empobrecido entregado al servicio de los demás de manera gratuita y desinteresada. Murieron con pocos días de diferencia. Allí estuvieron luchando por la vida varios días a causa del COVID. Lo tuvieron que pagar todo: análisis, medicamentos, radiografías, alquiler de la máquina de oxígeno, persona sanitaria de apoyo, ambulancia… Y cuando los recursos se acabaron sólo quedó afrontar la muerte y el entierro, otro drama para los empobrecidos que ni siquiera pueden morir con dignidad por la imposibilidad de pagar los costes fúnebres.

¿Dónde están los derechos humanos supuestamente universales? Es evidente que estos derechos no son iguales para todos. Su respeto es la condición para el desarrollo social y económico de un país.

Cuando se respeta la dignidad de la persona y sus derechos son reconocidos y tutelados, surgen multitud de iniciativas al servicio del bien común.

Observando lo que ocurre en nuestra sociedad descubrimos con el Papa Francisco «numerosas contradicciones que nos llevan a preguntarnos si verdaderamente la igual dignidad de todos los seres humanos, proclamada solemnemente hace 70 años, es reconocida, respetada, protegida y promovida en todas las circunstancias.

En el mundo de hoy persisten numerosas formas de injusticia, nutridas por visiones antropológicas reductivas y por un modelo económico basado en las ganancias, que no duda en explotar, descartar e incluso matar al hombre. Mientras una parte de la humanidad vive en opulencia, otra parte ve su propia dignidad desconocida, despreciada o pisoteada y sus derechos fundamentales ignorados o violados» (FT 22).

¿Qué dice esto acerca de la igualdad de derechos fundada en la misma dignidad humana? El Papa Francisco, una vez más, denuncia esta indiferencia en Fratelli tutti: “En el mundo actual los sentimientos de pertenencia a una misma humanidad se debilitan, y el sueño de construir juntos la justicia y la paz parece una utopía de otras épocas. Vemos cómo impera una indiferencia cómoda, fría y globalizada, hija de una profunda desilusión que se esconde detrás del engaño de una ilusión: creer que podemos ser todopoderosos y olvidar que estamos todos en la misma barca… El aislamiento y la cerrazón en uno mismo o en los propios intereses jamás son el camino para devolver esperanza y obrar una renovación, sino que es la cercanía, la cultura del encuentro” (FT 30).

La agresión al derecho fundamental de la vida está cada día más globalizada, por ello la acción en defensa de toda vida humana requiere un esfuerzo conjunto y globalizado por parte de todos los que formamos la sociedad.El desarrollo no debe orientarse a la acumulación creciente de unos pocos, sino que tiene que salvaguardar la dignidad de los pobres y los derechos humanos, personales y sociales, económicos y políticos, incluidos los derechos de las Naciones y de los pueblos.

Bendecir parejas homosexuales, quizá sólo un “episodio”

Es difícil hacer una valoración de acontecimientos cuyo contexto está en situaciones históricas, culturales y eclesiales complejas

14 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Con frecuencia, en los últimos tiempos, me han hecho una pregunta a la que no me resulta fácil responder: “¿qué está pasando en Alemania?”.

Registrar algunos hechos es más o menos sencillo, pero es difícil sopesar su significado. Hace muy poco, un grupo de estudiantes me ha formulado esa pregunta, en concreto, después de haber leído las informaciones de los medios sobre la reciente acción en que algunos sacerdotes alemanes invitaron a las parejas homosexuales que lo desearan a recibir una bendición. La invitación ha querido manifestar rechazo a la comunicación de la Santa Sede del pasado 25 de marzo, que recordaba que los actos homosexuales son pecado y por eso no pueden ser bendecidos. Los promotores de la convocatoria habían considerado esa respuesta como “una bofetada en la cara” de quienes se ven obligados a defender “su manera de amar” y de los pastores o teólogos que “conceden la bendición de Dios en las situaciones decisivas de la vida”.

El día elegido para las bendiciones fue el 10 de mayo, o uno cercano a esa fecha, porque en el Lexikon ecuménico de los santos lo menciona como dedicado a Noé, y por tanto recuerda la alianza con el hombre que Dios selló con el signo del arcoíris, simbolizado en la bandera del movimiento homosexual.

Valoración compleja

Es difícil hacer una valoración de acontecimientos cuyo contexto está en situaciones históricas, culturales y eclesiales complejas. Lo facilita mucho el conocimiento directo de cada país; en relación con Alemania, es una suerte contar con las valiosas aportaciones en Omnes de nuestro corresponsal en Alemania José García, afincado allí desde hace muchos años; por ejemplo, en relación con este tema, vale la pena leer su artículo en este enlace. A pesar de eso, quizá sea posible hacerse una idea provisional de los efectos de la reciente acción de bendición.

Sus promotores no quisieron calificarla de “protesta”, aunque expresaba rechazo y reivindicación. En cuanto que iban dirigidos contra la Santa Sede y a enseñanza reafirmada por ella, ya se puede considerar cuestionable. Y si entre los que rechazan esta enseñanza se señala que la supuesta “rigidez” de la Iglesia en este punto de la doctrina puede alejar a muchos de ella, es obvio que lo mismo puede suceder cuando en la parroquia a la que acude quien habitualmente practica la fe cuelga una enorme bandera con el arcoíris o la celebración de la Misa está dominada por ese signo, como está sucediendo en las últimas semanas en distintos lugares.

Una acción sin respuesta masiva

Sin embargo, los efectos pueden no haber sido todo lo negativos que podría pensarse. Hay que anotar que la acción no ha tenido una respuesta tan masiva. Al final, en los días que ha durado la acción han sido unos 100 sacerdotes en todo el país los que han impartido la bendición a parejas homosexuales. No todos lo han hecho en parroquias; había también capellanías, filiales, etc. Y no solamente acudieron parejas homosexuales, sino también otras que quisieron solidarizarse y, como decía la página web de los organizadores, “hacer visible cuántas personas en la Iglesia sienten como un enriquecimiento y una bendición la múltiple variedad de los diversos proyectos de vida y de historias de amor de las personas”.

Otro dato es que, en la situación de tensión que se está viviendo en el interior de la Iglesia en Alemania, en esta ocasión el Presidente de la Conferencia Episcopal, Mons. Georg Bätzing, ha serenado los ánimos, se ha distanciado de la convocatoria y de esta manera ha contribuido a evitar una “escalada” en el enfrentamiento sobre este punto en particular.

Para entender por qué esa actitud merece aprecio, basta considerar que el propio Bätzing fue crítico cuando la Congregación para la Doctrina de la Fe hizo pública su respuesta a la consulta sobre la posibilidad de bendiciones de ese estilo, y señaló la necesidad de “desarrollar” la doctrina católica en esta cuestión, “sobre la base de las verdades fundamentales de la fe y la moral, de los progresos de la reflexión teológica y asimismo de la apertura a los nuevos hallazgos de las ciencias humanas y de las situaciones de las personas de hoy”.

En esta ocasión, sin embargo, el 28 de abril declaró que consideraba que tales acciones públicas “no son una señal útil ni marcan el camino a seguir”, pues las bendiciones litúrgicas tienen “su propio significado y su propia dignidad”. Es la línea de prudencia que han seguido casi todos los demás obispos. Posiblemente era una buena señal, relajando la tensión no sólo en vista de la convocatoria del día 10, sino también el clima general. No parece que se quiera llegar a un desbordamiento, cuando algunos han manifestado su temor una posible separación o cisma.

Por su parte, el Camino Sinodal, que en diversos asuntos parece jugar con fuego, está discurriendo de manera contenida, más como un intento de proponer reformas, también de contenido y por tanto legítimas o no, pero sin deseos de forzar la tensión más allá de lo tolerable. En el marco de este último (el Camino Sinodal), la próxima renovación en la presidencia del Comité Central de los Católicos Alemanes, coorganizador del proceso junto con la conferencia Episcopal, puede aportar también alguna señal para el curso futuro de las cosas. 

Vaticano

El Papa Francisco se reúne con el presidente de Argentina

El Presidente de Argentina se ha reunido en su visita por algunos países de Europa con el Papa Francisco, para recabar apoyos en su gestión de la deuda y de otros asuntos.

David Fernández Alonso·13 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto

En la mañana de este jueves 13 de mayo, el Santo Padre Francisco ha recibido en audiencia, en el estudio del Aula Pablo VI, al Presidente de la República Argentina, S.E. el Sr. Alberto Fernández, el cual, sucesivamente, también ha mantenido un encuentro con el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, acompañado por Mons. Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados.

Según la Oficina de la Sala de Prensa de la Santa Sede, en el curso de las cordiales conversaciones con los Superiores de la Secretaría de Estado, se expresó el aprecio por las buenas relaciones bilaterales existentes y la intención de desarrollar aún más la cooperación en los ámbitos de interés mutuo.

También se habló de la situación del país, con especial referencia a algunas problemáticas como la gestión de la emergencia sanitaria derivada de la pandemia, la crisis económica y financiera y la lucha contra la pobreza, señalando, en este contexto, la contribución significativa que la Iglesia católica ha ofrecido y sigue asegurando.

Por último, se abordaron algunos temas regionales e internacionales.

El Presidente Alberto Fernández está realizando una gira por Europa para recaudar apoyos en la gestión de la deuda que acumula la nación argentina. Ha pasado ya por Madrid, Lisboa y París.

Ideas del Papa y de Newman para compartir la fe

La Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que tiene lugar este domingo día 16, puede ser útil para reflexionar sobre cómo comunicamos nuestra fe, al hilo de las palabras del Papa Francisco, y de san John Henry Newman.

13 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 5 minutos

Con el lema “‘Ven y lo verás’ (Jn 1,46). Comunicar encontrando a las personas dónde están y cómo son”, el Papa Francisco anima a “ponerse en marcha, ir a ver, estar con las personas, escucharlas”. La llamada a “ir y ver” es una sugerencia para toda forma de “expresión comunicativa”, dice el Santo Padre, y “es el modo con que se ha comunicado la fe cristiana, a partir de los primeros encuentros en las orillas del río Jordán y del lago de Galilea”.

“La fe cristiana inicia así. Y se comunica así: como un conocimiento directo, nacido de la experiencia, no de oídas”. subraya el Mensaje. “El “ven y lo verás” es el método más sencillo para conocer una realidad. Es la verificación más honesta de todo anuncio, porque para conocer es necesario encontrar, permitir que aquel que tengo de frente me hable, dejar que su testimonio me alcance”.

A continuación, el Mensaje papal se apoya en uno de los sermones de san Agustín, cuando dice: “En nuestras manos hay libros, en nuestros ojos hechos”. “El Evangelio se repite hoy”, prosigue el Vicario de Cristo, “cada vez que recibimos el testimonio límpido de personas cuya vida ha cambiado por el encuentro con Jesús. Desde hace más de dos mil años es una cadena de encuentros la que comunica la fascinación de la aventura cristiana. El desafío que nos espera es, por lo tanto, el de comunicar encontrando a las personas donde están y como son”.

Testigos de la verdad

“También el periodismo, como relato de la realidad, requiere la capacidad de ir allá donde nadie va: un movimiento y un deseo de ver. Una curiosidad, una apertura, una pasión”, señala Francisco, quien manifiesta que la red, con sus innumerables expresiones sociales, “puede multiplicar la capacidad de contar y compartir”, pero reconoce “los riesgos de una comunicación social carente de controles” y “fácil de manipular”.

Por tanto, el Papa llama “a una mayor capacidad de discernimiento y a un sentido de la responsabilidad más maduro”, porque “todos somos responsables de la comunicación que hacemos, de las informaciones que damos, del control que juntos podemos ejercer sobre las noticias falsas, desenmascarándolas. Todos estamos llamados a ser testigos de la verdad: a ir, ver y compartir”.

Historias positivas

Personalmente, querría en estas líneas dar un paso más, desde una perspectiva profesional y cristiana, teniendo en la mente acontecimientos, seminarios que se suceden estas semanas, y lecturas personales.

El Papa se refiere a las inmensas posibilidades, tan reales, de la tecnología digital. “Potencialmente todos podemos convertirnos en testigos de eventos que de otra forma los medios tradicionales pasarían por alto, dar nuestra contribución civil, hacer que emerjan más historias, también positivas. Gracias a la red tenemos la posibilidad de relatar lo que vemos, lo que sucede frente a nuestros ojos, de compartir testimonios”.

En efecto, es cierto que “en la comunicación, nada puede sustituir completamente el hecho de ver en persona. Algunas cosas se pueden aprender sólo con la experiencia”, advierte el Mensaje; pero no lo es menos, en mi modesta opinión, que tanto en la transmisión de la fe, como en la de informaciones o noticias de actualidad, se requiere un factor clave: la confianza. Confiar en la persona o las personas que transmiten.

La confianza, clave

La mayoría de las redacciones se componen de gente que busca la información y está en contacto directo con las personas -podríamos denominar testigos directos- , y otros profesionales que la analizan y la transmiten. Todos son necesarios. Y la confianza, el hecho de fiarse unos de otros, tiene una relevancia total.

Nos fiamos de que esos reporteros cuentan de modo fidedigno las cosas, hasta el punto de dar la vida, como ha sucedido con los periodistas David Beriáin y Roberto Fraile, asesinados hace pocos días en Burkina Faso en el ejercicio de su profesión, y a los que los obispos españoles han manifestado en su Mensaje de estos días “nuestro reconocimiento, agradecimiento y oración. Dieron su vida por nuestra libertad”.

La confianza a la que nos referimos se refiere, como es obvio, a la que tuvo Natanael con Felipe cuando éste le dijo: “ven y verás” [“Natanael va y ve, y desde aquel momento su vida cambia”, escribe el Papa Francisco]. Pero también a la de los periodistas y comunicadores en el modo de trabajar en la información y valorarla; la de las personas en su trabajo, en sus relaciones familiares y sociales; o la de estas mismas personas cuando interactúan en las redes sociales o escuchan los mensajes que emiten las instituciones o los políticos. O a la credibilidad de las mismas instituciones, o personas, al emitir sus mensajes. Y es preocupante el deterioro. Cada vez nos fiamos menos, como se está comprobando en estos tiempos de pandemia con la vacunación, pero no sólo en este aspecto.

Es importante revitalizar la confianza, en concreto en los testigos, en los directos que citábamos antes, y en los indirectos, en las instituciones, en las personas. El Congreso “Inspiring trust” (Inspirar confianza), organizado por la Universidad de la Santa Croce en Roma, está hablando precisamente de esto, en un momento en que la desconfianza y la sospecha está afectando a todos, incluida la Iglesia.

Todos podemos ser influencers

En la transmisión de la fe, ya que “todos estamos llamados a ser testigos de la verdad”, como subraya el Papa, quizá venga bien tener en cuenta lo que decía san Pablo VI en Evangelii Nuntiandi: “El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los testigos que a los maestros”. Lo recuerda Mons. Mariano Fazio, vicario auxiliar del Opus Dei, que fue el primer decano de la Facultad de Comunicación Social Institucional en la citada universidad pontificia.

En el capítulo titulado  “Ser un influencer”, de su libro “Transformar el mundo desde dentro” (Palabra), Mons. Fazio escribe: “Muchos dirán: pero yo no tengo ni la capacidad, ni los medios, ni las oportunidades para ocupar un puesto influyente en la sociedad. Pero se equivocaría quien pensara así: todos podemos ser influencers en el ámbito en que desarrollamos nuestras actividades cotidianas”.

Una anécdota de Newman

El autor cuenta que en 1850, John Henry Newman, hoy canonizado, organizó unas conferencias para los católicos de Birmingham. En ellas les urgió “a ser verdaderamente católicos, a profesar su fe sin temores, a formarse doctrinalmente”.  “A Newman no le preocupaba tanto lo que pudiera decir The Times o lo que se hablara en las aulas del Parlamento”, señala Mons. Fazio, “sino lo que llamaba la ‘opinión local’, es decir, lo que opinaran los anglicanos de los barrios de las ciudades y de las aldeas sobre sus vecinos católicos. E instaba a estos últimos a tener prestigio allí donde vivieran. El carnicero, el panadero, el peluquero, el vendedor de periódico o la verdulera anglicanos cambiarían de opinión [la Santa Sede había restablecido la Jerarquía católica en Inglaterra y surgió la polémica], al ver lo bueno que eran los católicos ingleses”.

Sobre las señales de la confianza, o cómo se inspira confianza, entre las que se encuentran la integridad o coherencia; la competencia o capacidad profesional; y la benevolencia (desear el bien del otro u otros), asuntos mencionados por el profesor Juan Narbona en el citado webinar “Inspiring trust” desde Roma, hablaremos otro día.

Nota a pie de página.- Al que esto escribe, que no es nadie, le preocupa que en las atriles de los templos de su ciudad, con honrosas excepciones, se mencionen escasamente los mensajes del Papa, y tampoco los de los obispos, salvo algún texto oficial sobre aforos en los templos, por ejemplo.

El autorRafael Miner

Periodista y escritor. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra. Ha dirigido y colaborado en medios especializados en economía, política, sociedad y religión. Es premio de periodismo Ángel Herrera Oria 2020.

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Sagrada Familia de Barcelona

La basílica de la Sagrada Familia de Barcelona culminará, a finales de este año, una de sus obras más importantes: la culminación de la torre de la Virgen María. 

Omnes·13 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Actualidad

Jacques Philippe: «El tiempo de pandemia es también una invitación a seguir a Jesucristo»

El autor de destacadas obras de espiritualidad ha reflexionado, en el Foro organizado por Omnes, sobre la oración y la vida cristiana en la actualidad, en una situación de pandemia global.

David Fernández Alonso·12 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

A las 19.30 de la tarde comenzaba el Foro Omnes con Jacques Philippe, sacerdote y conocido autor espiritual. Natural de Metz (Francia) es autor de numerosos libros de vida espiritual entre los que se cuentan títulos como “La libertad interior”, “ Tiempo para Dios” o “La paternidad espiritual del sacerdote”, entre otros.

Durante el Foro organizado por Omnes, Philippe ha tratado temas como la presencia o ausencia de Dios, la oración, cuestiones que se han planteado en la vida de toda persona durante la pandemia como el sentido del sufrimiento, etc.

Los límites de la civilización

El padre Philippe comenzó su intervención refiriéndose a la situación que ha atravesado el mundo durante la pandemia, y cómo ha afectado a las personas, particularmente a los cristianos. Afirmó que, por ejemplo, «a muchas personas le sirvió para afianzar las relaciones dentro de la familia, de las comunidades en las que transcurrieron esos días de pandemia».

Además, «la pandemia ha mostrado los límites y la fragilidad de la civilización occidental, una situación que ha llevado a nuestra sociedad a sustituir lo real por lo virtual». Sin embargo, eso no es suficiente. Necesitamos lo real: «nos hemos dado cuenta que eso no basta, que es necesario el encuentro físico. Eso también nos recuerda la dimensión física y corporal de lo espiritual».

La pandemia ha mostrado los límites y la fragilidad de la civilización occidental, una situación que ha llevado a nuestra sociedad a sustituir lo real por lo virtual.

Jacques PhilippeSacerdote y autor espiritual

¿Dónde está Dios?

«¿Cuál ha sido el papel de Dios en esta situación?» Se preguntaba el padre Philippe. Dios en ocasiones permite situaciones difíciles para fiarnos de Él, para abandonarnos en Él y confiar en su providencia. De hecho, ante situaciones difíciles, afirmó Philippe, lo importante es cómo se afronta esa situación, y cómo se aprovecha para orientar hacia lo bueno que Dios espera de nosotros.

«Es claro que en este contexto», continuaba, «donde se muestra patente nuestra fragilidad, encontramos una llamada a apoyarnos en el Señor, que es nuestra roca, nuestra fuerza. En las situaciones difíciles Dios se hace más cercano». En el tiempo de Pascua hemos leído el evangelio de los discípulos de Emaús. Un modelo que el padre Philippe usó para mostrar cómo Dios actúa en momentos de desánimo. «Ellos están desanimados y Jesús se acerca y les explica las Escrituras. Les da la fuerza para volver a Jerusalén fortalecidos por el encuentro con Cristo. Esto es lo que tenemos que hacer en estos tiempos difíciles. Cristo nos alimenta, nos llena de fuerza».

«Este tiempo de pandemia, por tanto, es una invitación a seguir a Jesucristo, a encontrarle, para hablarle». Un tiempo, en esta línea, también para estar muy pendiente los unos de los otros.

La Eucaristía, encuentro real con Dios

Por otra parte, Philippe ha incidido en que para el cristiano, la Eucaristía, que durante esos días fue un sacramento del que muchos se vieron privados, es el lugar por excelencia de encuentro con Dios. Es un momento donde podemos acoger la presencia de Dios. De hecho, afirmó el padre Philippe que «muchos cristianos han sido muy creativos para mantener activa su vida cristiana».

La Eucaristía, presencia real del Señor, es centro de la vida cristiana. «Durante esos días de pandemia podíamos encontrarnos con Cristo a través de la comunión espiritual», afirmó el padre Philippe. Además, con la Eucaristía «puede haber un encuentro con el Señor también cuando leemos las Escrituras». Volviendo al ejemplo de los discípulos de Emaús, que les ardía el corazón cuando escuchaban al Señor explicar las Escrituras, «hoy, con tanta confusión, necesitamos palabra de Verdad. Una palabra de amor y de verdad, que encontramos en la Biblia». Y hay mucha gracia del Espíritu Santo en la lectura de la Palabra de Dios. «El pasaje de Emaús es una bonita catequesis sobre las Escrituras». ‘Quédate con nosotros’ le pidieron. Pero Jesucristo no solo se ha quedado con nosotros en la Eucaristía, sino que les ha dado más de lo que habían pedido: se ha quedado en la Eucaristía y en nuestro corazón en gracia».

La grandeza de la vida cristiana

Al término de su intervención, se pudo abrir un agradable coloquio, con preguntas de los espectadores. Preguntas entre las cuales, varias de ellas tenían como denominador común el misterio del mal. El padre Philippe afirmó que «la grandeza de la vida cristiana es que de cualquier mal se puede obtener un bien. Oportunidad de crecer, de estar más cerca de Dios». La cuestión más importante es cómo se puede afrontar el mal apoyándose en el Señor, de manera que de ahí pueda surgir un bien. Si Jesucristo ha resucitado, el bien prevalece. Evidentemente, «ante una situación de crisis, hay gente que reacciona positivamente, de refuerzo en la fe. Pero otras, en cambio pueden alejarse de la fe. En este caso hay que rezar siempre por esas personas y pedir que Jesús venga a su encuentro».

La grandeza de la vida cristiana es que de cualquier mal se puede obtener un bien. Es una oportunidad para crecer, para estar más cerca de Dios.

Jacques PhilippeSacerdote y autor espiritual

«Fe, oración, Eucaristía, escucha de la Palabra, comunión fraternal. Todos estos medios se nos proponen para acoger la presencia de Dios». Así concluía un interesante Foro con el autor que es ya un clásico de la espiritualidad.

Vocaciones

Un sacerdote de una zona pobre de Argentina sin canonistas

Espacio patrocinado·12 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto

D. Blas Bautista Ávila es argentino, de la provincia del Chaco. Se ordenó sacerdote el 11 de septiembre de 2009. Su diócesis, San Roque, es de las más pobres de Argentina y carece de canonistas. Esta ha sido la razón por la que su obispo le envío a estudiar a la Universidad de Navarra gracias a una beca de la Fundación CARF. Cursa 2º de Derecho Canónico.

 “Quiero poner todo lo aprendido al servicio de las almas, de la diócesis y de mis hermanos sacerdotes”, agradece a sus benefactores.

Reside en el Colegio Mayor Echalar con 45 sacerdotes de más de 10 nacionalidades distintas. “Mi obispo siempre me decía que estudiar aquí me abriría la mente. Y tenía razón: se puede ver la universalidad de la Iglesia”.

Es el séptimo de ocho hermanos. Tras terminar la secundaria quería empezar abogacía. Pero en una labor misionera con nativos, descubrió lo que Dios quería de él. Ante el cambio de planes, sus padres se molestaron. “Mi padre se distanció de mí durante dos años, fue muy duro, pero ahora, está dando sus pasos. Dios sabe cómo y cuándo te llama”.

Mundo

Bendiciones a uniones homosexuales en Alemania: ¿a quién interesaba?

Un centenar de sacerdotes católicos alemanes han bendecido el día 10 de mayo a las parejas que así lo pidieron, "con independencia de su orientación sexual".

José M. García Pelegrín·12 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

Como habían anunciado, un centenar de párrocos católicos alemanes han bendecido el 10 de mayo a las parejas que así lo pidieron, con independencia de su “orientación sexual”; la acción coordinada en Twitter con el hashtag #liebegewinnt (el amor vence) se ha convertido en una protesta expresa y abierta contra la nota (Responsum) de la Congregación para la Doctrina de la Fe del pasado mes de marzo, en la que se decía: “Dios no bendice ni puede bendecir el pecado”.

Qué implican las bendiciones homosexuales

Si bien el Presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Mons. Georg Bätzing, declaró el 28 de abril que consideraba que tales acciones públicas “no son una señal útil ni marcan el camino a seguir”, pues las bendiciones litúrgicas tienen “su propio significado y su propia dignidad”, algunos obispos alemanes afirmaron que no actuarían contra los sacerdotes que quisieran celebrar tales ceremonias.

En la página web oficiosa de la Conferencia Episcopal Alemana, katholisch.de, la profesora de Dogmática en la Facultad de Teología Católica de Erfurt, Julia Knop, contestaba a Mons. Bätzing: “Por supuesto que el hecho de que se celebren a la luz del día en una fecha común y que esas acciones estén coordinadas es una señal. Una señal que no se dirige en primer lugar contra la Congregación para la Doctrina de la Fe; su negativa a bendecir uniones homosexuales proporciona, sí, la ocasión; pero la señal de hoy se dirige en primer lugar a aquellos que, por su orientación sexual, hasta ahora podían esperar de la Iglesia, como mucho, compasión y que según el Responsum no debían considerarlo como «discriminación injusta». Con su bendición y su oración, pastores y comunidades católicos dan una señal de solidaridad eclesial”.

Dando la vuelta a la afirmación de la Congregación, afirmaba que dichos pastores “están convencidos de que no pueden negar la bendición de Dios”.

La unión con el Papa: garantía de fe

Si bien los principales medios de comunicación —incluyendo la primera cadena de la TV pública— se congratulan por ese acto de “desobediencia contra Roma” como si se tratara de ganarle un pulso a la Congregación, no faltan las voces críticas; por ejemplo, la Iniciativa Pontifex —un grupo de católicos jóvenes que defiende que “no se trata de cambiar la doctrina, sino de predicar la fe”— ha publicado un comunicado en el que afirma: “con estas acciones, los que la llevan a cabo ofenden al Pueblo de Dios; no olvidemos que nuestra fe es católica romana” y que eso no es algo meramente decorativo, sino que “constituye el núcleo de nuestra identidad”.

Rechazar las afirmaciones de la Congregación para la Doctrina de la Fe “pone en peligro la unidad y la catolicidad”, pues la unión con el Papa es “garantía de la fe y de continuidad de la Iglesia católica” y la desobediencia activa, o el consentimiento de esa desobediencia divide a la Iglesia.

La unión con el Papa es “garantía de la fe y de continuidad de la Iglesia católica”.

El autor y editor Bernhard Meuser —a cuya iniciativa se debe, por ejemplo, el catecismo juvenil YouCat— escribe al respecto: “El amor es un momento esencial en la revelación divina. Desde el Génesis y en todas las Sagradas Escrituras se describe exactamente como una unidad formada por varios elementos: que sea un asunto entre hombre y mujer, que sea exclusivo, que sea para siempre y que en ese amor (y no en otros) se produzca una unión carnal de la que procede una nueva vida. Ese amor es ‘imagen y semejanza’ del amor que es Dios mismo.

El fenómeno del amor homosexual no se menciona en ningún lugar de la Escritura. La Iglesia contempla esa realidad como expresión de una ‘amistad’ que supera un límite determinado”. La acción no trata —continúa— de “superar simbólicamente la discriminación y de demostrar litúrgicamente la bondad infinita de Dios para todas las personas.” De lo que se trata es de que se reconozcan esas uniones como matrimonio: “Desean que el ‘matrimonio para todos’ aparezca como Apartado B en el Rituale Romanum”.

Las bendiciones son a las personas

Según la conocida periodista Birgit Kelle, “por supuesto que la Iglesia bendice también a los homosexuales… a cada uno individualmente; pero no bendice todo lo que hacemos. ¿Quién necesita a una Iglesia que bendiga todo, que diga ‘amén’ a todo, independientemente de que esté en consonancia o en contraposición a sus propias reglas?” Para esta periodista, la bendición de uniones homosexuales ha de verse en un contexto más amplio: “El LGBT y el feminismo interseccional se han introducido en la Iglesia».

¿Quién necesita a una Iglesia que bendiga todo, que diga ‘amén’ a todo, independientemente de que esté en consonancia o en contraposición a sus propias reglas?

Birgit KellePeriodista

El denominado Comité Central de los Católicos Alemanes que pretende representar a los más de 22 millones de católicos alemanes acaba de decir que a partir de ahora empleará el ‘lenguaje inclusivo’ porque quiere respetar a todos los géneros e identidades sexuales, aunque Dios solo haya creado dos. Junto al matrimonio para todos (bendición de uniones homosexuales) se busca el ministerio para todos (sacerdocio también para mujeres) y el sexo para todos (abolición del celibato): Sex Meets Church.”

Una acción clerical a un sector minoritario

Y Regina Einig, redactora de Die Tagespost, establece un paralelismo con los divorciados que han vuelto a casarse por lo civil, “que supuestamente tenían hambre de recibir la comunión”. Como entonces, “el deseo de un ritual de pertenencia a una comunidad no puede responder la pregunta de hasta qué punto la nostalgia de Cristo es el motivo para participar en dicho ritual”. Además llama la atención sobre el hecho de que en la opinión pública predominen, en este contexto, las “voces de clérigos que argumentan de modo sesgado.

De ellos se trata principalmente: de lo que piensan sobre las decisiones en conciencia, sobre el magisterio, la obediencia, la pastoral, etc. A algunos párrocos ni siquiera la baja demanda de parejas homosexuales deseosas de recibir la bendición les impidió exhibirse en los medios. En este sentido, la iniciativa «el amor vence» ha sido una acción clerical y al mismo tiempo imagen de una Iglesia autorreferencial contra la que el Papa Francisco advierte con insistencia”.

Cultura

El Premio de las Academias Pontificias ya tiene galardonados

El Secretario de Estado Pietro Parolin, en nombre del Santo Padre, entregará a los galardonados sus respectivos premios en la sesión que tendrá lugar a principios del próximo año.

David Fernández Alonso·12 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto

La edición 2020 del Premio de las Academias Pontificias ha sufrido un inevitable aplazamiento debido a la emergencia de Covid.

A propuesta del Consejo de Coordinación de las Academias Pontificias, el Premio 2020, reservado a la Pontificia Academia Romana de Arqueología y a la Pontificia Academia Cultorum Martyrum, y consistente en la Medalla de Oro del Pontificado, ha sido concedido al Prof. Győző Vörös, Miembro de la Academia de las Artes de Hungría, por su proyecto The Machaerus Archaeological Excavations, ilustrado en tres volúmenes publicados por Edizioni Terra Santa (2013, 2015, 2019).

También a propuesta del Consejo de Coordinación entre Academias Pontificias, se concedió la Medalla de Plata del Pontificado al Dr. Domenico Benoci, por la tesis doctoral inédita «Le Iscrizioni Cristiane dell’Area I di Callisto», discutida en el Pontificio Instituto de Arqueología Cristiana, y al Dr. Gabriele Castiglia, por la monografía editada «Topografia Cristiana della Toscana centro-settentrionale (Città e campagne dal IV al X secolo)», Pontificio Instituto de Arqueología Cristiana, Ciudad del Vaticano 2020.

La sesión de las Academias Pontificias, en la que el Secretario de Estado, en nombre del Santo Padre, entregará a los galardonados sus respectivos premios, se celebrará a principios del próximo año, coincidiendo con la conmemoración del Bicentenario del nacimiento del arqueólogo Giovanni Battista De Rossi, fundador de la moderna arqueología cristiana y Magister del Collegium Cultorum Martyrum.

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Lecturas del domingo

Lecturas de la solemnidad de la Ascensión del Señor

Andrea Mardegan comenta las lecturas de la Ascensión del Señor y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo. 

Andrea Mardegan·12 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

La narración de la Ascensión en los Hechos comienza con una escena familiar: Jesús está en la mesa con los apóstoles. El autor es Lucas, que en su evangelio siempre relaciona las apariciones de Jesús resucitado con la mesa. Los dos de Emaús le reconocen en la mesa, mientras parte el pan; luego, en el cenáculo, la prueba decisiva para los discípulos está en la porción de pescado asado que come delante de ellos. Y aquí, de nuevo, sentado en la mesa, signo de comunión y de normalidad familiar. Les da unas indicaciones precisas: que permanezcan ahí hasta recibir el bautismo de lo alto. Tratan de ser oportunos, pero no lo consiguen: le preguntan cuándo reconstruirá el reino de Israel, sin darse cuenta de que es una perspectiva que nunca estuvo presente en los tres años pasados, y mucho menos ahora. 

Jesús, pacientemente, pasa el comentario por alto y confía en que el Espíritu Santo los iluminará, pero los orienta: lo que tenéis que hacer es ser mis testigos desde Jerusalén hasta el fin del mundo. Ser testigos parece poco, pero es mucho. El testigo arriesga la vida. Jesús es quien después dará el incremento. 

Cuando desaparece subiendo al cielo, ellos permanecen mirando: los ángeles, aunque expertos en el cielo, no se hacen los espirituales, les dicen que deben estar en las cosas de la tierra, dedicarse a dar testimonio y a llenar el mundo del mensaje de Cristo. ¡No os detengáis mirando al cielo! Regresan a Jerusalén para ser reforzados por el Espíritu Santo. Predicaba Juan Pablo II en una Misa de la Ascensión: “Es indispensable su descenso, es indispensable la intervención interior de su potencia. Vosotros no habéis escuchado con vuestros oídos las palabras de Jesús de Nazaret. No lo habéis seguido por las calles de Galilea y de Judea. No lo habéis visto resucitado después de la resurrección. No lo habéis visto subir al cielo. Sin embargo… debéis ser testigos de Cristo crucificado y resucitado, testigos de aquel que ‘se sienta a la derecha del Padre’…”. 

Con la fuerza del Espíritu Santo podemos cumplir el mandato universal: “Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio a toda criatura”. Las promesas en las palabras de Jesús para los que creen están llenas de optimismo: “Estos serán los signos que acompañarán a los que creen: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán lenguas nuevas, tomarán en la mano serpientes y si beben veneno, no les hará daño, impondrán las manos a los enfermos y estos se curarán”

¿No habremos quizá, a lo largo de los siglos, disminuido la magnitud de estas palabras? El más pequeño en el reino de los cielos es más grande que Juan Bautista, decía Jesús. Démonos cuenta, escuchando a Jesús, de la inmensa dignidad de nuestra vocación cristiana. 

La homilía sobre las lecturas de la Ascensión del Señor

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas.

Vaticano

Francisco en la audiencia: «En los tiempos de prueba hay que recordar que no estamos solos»

El Papa ha reflexionado en la audiencia general sobre las dificultades de la oración y los modos de superarlas, ya que "rezar no es algo fácil", pero "Jesús está siempre con nosotros".

David Fernández Alonso·12 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Papa Francisco ha vuelto a encontrar a los fieles en el Patio de san Dámaso, en la audiencia general este miércoles 12 de mayo. Ha podido saludarles desde el pasillo central a una distancia de seguridad. «La oración cristiana», ha dicho, «como toda la vida cristiana, no es “como dar un paseo”. Ninguno de los grandes oradores que encontramos en la Biblia y en la historia de la Iglesia ha tenido una oración “cómoda”. Ciertamente dona una gran paz, pero a través de un combate interior, a veces duro, que puede acompañar también periodos largos de la vida. Rezar no es algo fácil. Cada vez que queremos hacerlo, enseguida nos vienen a la mente muchas otras actividades, que en ese momento parecen más importantes y más urgentes. Casi siempre, después de haber pospuesto la oración, nos damos cuenta de que esas cosas no eran en absoluto esenciales, y que quizá hemos perdido el tiempo. El Enemigo nos engaña así».

«Todos los hombres y las mujeres de Dios mencionan no solamente la alegría de la oración, sino también la molestia y la fatiga que puede causar: en algunos momentos es una dura lucha mantener la fe en los tiempos y en las formas de la oración. Algún santo la ha llevado adelante durante años sin sentir ningún gusto, sin percibir la utilidad. El silencio, la oración, la concentración son ejercicios difíciles, y alguna vez la naturaleza humana se rebela. Preferiríamos estar en cualquier otra parte del mundo, pero no ahí, en ese banco de la iglesia rezando. Quien quiere rezar debe recordar que la fe no es fácil, y alguna vez procede en una oscuridad casi total, sin puntos de referencia».

Los enemigos de la oración

Francisco ha reflexionado sobre las dificultades que nos surgen cuando tratamos de rezar. «El Catecismo enumera una larga serie de enemigos de la oración (cfr nn. 2726-2728). Algunos dudan de que esta pueda alcanzar verdaderamente al Omnipotente: ¿por qué Dios está en silencio? Ante lo inaprensible de lo divino, otros sospechan que la oración sea una mera operación psicológica; algo que quizá es útil, pero no verdadera ni necesaria: se podría incluso ser practicantes sin ser creyentes».

«Los peores enemigos de la oración están dentro de nosotros. El Catecismo los llama así: «desaliento ante la sequedad, tristeza de no entregarnos totalmente al Señor, porque tenemos “muchos bienes” (cf Mc 10, 22), decepción por no ser escuchados según nuestra propia voluntad; herida de nuestro orgullo que se endurece en nuestra indignidad de pecadores, difícil aceptación de la gratuidad de la oración, etc.» (n. 2728). Se trata claramente de una lista resumen, que podría ser ampliada».

Ante la tentación

«¿Qué hacer en el tiempo de la tentación, cuando todo parece vacilar?» Se preguntaba el Papa en san Dámaso. «Si exploramos la historia de la espiritualidad, notamos enseguida cómo los maestros del alma tenían bien clara la situación que hemos descrito. Para superarla, cada uno de ellos ofreció alguna contribución: una palabra de sabiduría, o una sugerencia para afrontar los tiempos llenos de dificultad. No se trata de teorías elaboradas en la mesa, sino consejos nacidos de la experiencia, que muestran la importancia de resistir y de perseverar en la oración».

«Sería interesante repasar al menos algunos de estos consejos, porque cada uno merece ser profundizado. Por ejemplo, los Ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola son un libro de gran sabiduría, que enseña a poner en orden la propia vida. Hace entender que la vocación cristiana es militancia, es decisión de estar bajo la bandera de Jesucristo y no bajo la del diablo, tratando de hacer el bien también cuando se vuelve difícil».

No estamos solos

El Santo Padre aseguró que no estamos solos en el combate espiritual: «En los tiempos de prueba está bien recordar que no estamos solos, que alguien vela a nuestro lado y nos protege. También San Antonio abad, el fundador del monacato cristiano, en Egipto, afrontó momentos terribles, en los que la oración se transformaba en dura lucha. Su biógrafo San Atanasio, obispo de Alejandría, narra que uno de los peores episodios le sucedió al Santo ermitaño en torno a los treinta y cinco años, mediana edad que para muchos conlleva una crisis. Antonio fue turbado por esa prueba, pero resistió. Cuando finalmente volvió a la serenidad, se dirigió a su Señor con un tono casi de reproche: «¿Dónde estabas? ¿Por qué no viniste enseguida a poner fin a mis sufrimientos?». Y Jesús respondió: «Antonio, yo estaba allí. Pero esperaba verte combatir» (Vida de Antonio, 10)».

«Jesús siempre está con nosotros: si en un momento de ceguera no logramos ver su presencia, lo lograremos en un futuro. Nos sucederá también a nosotros repetir la misma frase que dijo un día el patriarca Jacob: «¡Así pues, está Yahveh en este lugar y yo no lo sabía!» (Gen 28,16). Al final de nuestra vida, mirando hacia atrás, también nosotros podremos decir: “Pensaba que estaba solo, sin embargo no, no lo estaba: Jesús estaba conmigo”.

El chándal de ir a misa

Al vestirnos para la misa podemos preguntarnos "¿podría encontrarme físicamente con el Señor sin pedirle que "esperara" que subo a casa a cambiarme?

12 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Hay dos recuerdos similares unidos a mi infancia: en mi casa, además del consabido “equipo” de Domingo de Ramos, mi hermana y yo estrenábamos un vestido hecho por mi abuela (si viviera sería una influencer de la costura) el 15 de agosto, solemnidad de la Asunción y, en nuestra ciudad, de la Virgen de los Reyes. El rito, la liturgia de esa jornada comenzaba por levantarnos de madrugada, en torno a las 6 de la mañana, desayunar poco (luego había invitación) y rápido, ponerse el traje nuevo e ir a ver a la Virgen en su salida procesional en torno a la Catedral. El otro recuerdo, parecido quizás, es aquellas maletas en las que siempre metíamos un traje para la misa dominical, allá donde fuéramos, incluso a aquellos campamentos de granja-escuela en la que de lunes a sábado te los pasabas embarrada y aprendiendo a hacer queso….

Así, de una manera sencilla, imperceptible, aprendí que, para Dios, uno se ponía sus mejores galas por dentro y también por fuera. El corazón preparado, el alma limpia y el vestido acorde con la grandeza del lugar, el momento en el que vamos a tomar parte. Si cada misa es el cenáculo, es la Cruz y es la resurrección, por mi parte, espero que no me pille Dios como si fuera a ir a un patatal.

Es asombroso cómo ayuda lo externo a llegar a la profundidad, lo fútil a la eternidad. Es maravilloso adentrarse en la naturaleza de la liturgia católica y conocer la simbología de los ornamentos litúrgicos, que juegan el papel de esos «signos visibles» que nos ayudan a entrar en la grandeza de aquello a lo que somos llamados.

Despreciar el cuidado externo a expensas de un mal entendido misticismo termina rompiendo la unidad que habría de existir entre nuestro convencimiento, nuestro ser, nuestro actuar y nuestro parecer. Despreciarlo por pereza es, si cabe, más penoso todavía.

Cada día que asistimos a misa podemos recordar que asistimos a algo más que una Audiencia Real, y no es plan, como decía jocosamente una persona conocida, de guardar las galas para cenar con las amigas (o hacerse una foto para Instagram) y aparecer el domingo en la parroquia con el “chándal de ir a misa”, una suerte de pantalones viejos y desgastados, acompañados de una camiseta cedida y zapatillas con manchurrones.

Al igual que en una relación amorosa las alarmas han de saltar cuando uno de los dos empieza a restar importancia a detalles de cuidado en el trato, en las palabras, en los pensamientos… y en la apariencia, de igual modo han da saltar si nos da igual cómo vamos a ver al Señor. No es cuestión de dinero, ni de estilo (aunque éste pueda ser más informal), sino de delicadeza, de preguntarnos «¿podría encontrarme físicamente con el Señor sin pedirle que «esperara» que subo a casa a cambiarme?». Pues ¡bingo!, eso es la misa: encontrarse físicamente con Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.

A misa no vamos a ser mirados, ni a descansar, tampoco vamos a escuchar a tal o cual cura… de hecho, ni siquiera se trata de ir a un sitio. La misa, cada una de ellas, es “el cielo en la tierra”, como explica, en esa maravilla de libro La cena del Cordero, el converso Scott Hahn. Si tenemos esta oportunidad de asomarnos a la belleza de lo infinito, ¿de verdad lo vamos a hacer con el corazón y en el “envoltorio” en chándal?

Al fin y al cabo, la Via pulchritudinis no es sólo patrimonio -nunca mejor dicho- de las manifestaciones artísticas, sino que es compartida, en cierto modo, a través de la belleza transmitida a través de cada uno de nosotros, reflejo parco y limitado, pero reflejo, de la belleza De Dios a cuya imagen, no lo olvidemos, hemos sido creados.

El autorMaria José Atienza

Directora de Omnes. Licenciada en Comunicación, con más de 15 años de experiencia en comunicación de la Iglesia. Ha colaborado en medios como COPE o RNE.

Vaticano

Catequistas: un servicio imprescindible en la Iglesia

La carta apostólica del Papa Francisco en forma de motu proprio “Antiquum ministerium” instituye el ministerio del catequista para toda la Iglesia, una concreción de la vocación laical, con base en el bautismo y de ninguna manera como una clericalización de los fieles laicos.

Ramiro Pellitero·11 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 5 minutos

La carta apostólica del Papa Francisco en forma de motu proprio “Antiquum ministerium” (firmada el 10-V-2021, memoria de san Juan de Ávila, teólogo y catequista cualificado) instituye el ministerio del catequista para toda la Iglesia. 

En efecto, la tarea de los catequistas ha sido, desde las primeras comunidades cristianas, decisiva para la misión de la Iglesia. Aunque hoy la palabra “catequesis” evoca principalmente la formación de los niños y de los jóvenes, para los Padres de la Iglesia significaba la formación de todos los cristianos en todas las edades y circunstancias de la vida. 

Ahora “la Iglesia ha querido reconocer este servicio como una expresión concreta del carisma personal que ha favorecido grandemente el ejercicio de su misión evangelizadora” (n. 2), teniendo en cuenta las circunstancias actuales: una renovada conciencia de la misión evangelizadora de toda la Iglesia (nueva evangelización), una cultura globalizada y la necesidad de una renovada metodología y creatividad, especialmente en la formación de las nuevas generaciones (cf. n.5).

Si bien la catequesis ha sido desempeñada no solo por laicos, sino también por religiosos y religiosas (por ello quizá sería preferible describirla como un servicio o tarea eclesial), este ministerio del catequista se concibe aquí como algo típica y predominantemente laical. Así señala el documento: “Recibir un ministerio laical como el de catequista da mayor énfasis al compromiso misionero propio de cada bautizado, que en todo caso debe llevarse a cabo de forma plenamente secular sin caer en ninguna expresión de clericalización” (n. 7).

La tarea y misión de los catequistas

En esta línea se instituye ahora el ministerio de los catequistas. Cabe recordar aquí lo que Francisco señalaba en una carta dirigida al cardenal Ladaria hace unos meses, a propósito de los ministerios no ordenados: “El compromiso de los fieles laicos, que ‘son simplemente la inmensa mayoría del Pueblo de Dios’ (Francisco, Evangelii gaudium, 102), ciertamente no puede ni debe agotarse en el ejercicio de los ministerios no ordenados”.

Al mismo tiempo, y con referencia explícita a la catequesis, sostenía que la institución de estos ministerios puedecontribuir a “iniciar un renovado compromiso en la catequesis y en la celebración de la fe”Se trata de “hacer de Cristo el corazón del mundo”, como pide la misión de la Iglesia, sin encerrarse en las lógicas estériles de los “espacios de poder”. 

En consecuencia, también ahora la institución del “ministerio del catequista” no está destinada a cambiar la condición eclesial de quienes mayoritariamente lo ejercen: siguen siendo fieles laicos. Tampoco el ministerio del catequista o cualquier otro ministerio no ordenado debe considerarse como meta o plenitud de la vocación laical. La vocación laical se sitúa en relación con la santificación de las realidades temporales de la vida ordinaria (cfr. el n. 6 del documento, con referencia al Concilio Vaticano II, constitución Lumen gentium, 31).

Dicho lo anterior, volvemos al principio. La importancia de la catequesis en la Iglesia y en el servicio que esta presta a los cristianos, a sus familias y a la entera sociedad. Pablo VI consideró al Vaticano II como la gran catequesis de los tiempos modernos (cfr. Juan Pablo II, exhortación apostólica Catechesi tradendae, 1979, n. 2). En la asamblea conciliar se subrayó la misión de los catequistas: “En nuestros días, el oficio de los Catequistas tiene una importancia extraordinaria porque resultan escasos los clérigos para evangelizar tantas multitudes y para ejercer el ministerio pastoral” (Ad Gentes, 17).

En la estela del Concilio, la Iglesia redescubre ahora la trascendencia de la figura del catequista, que puede llegar a tomar la forma de una vocación en la Iglesia, apoyada en la realidad de un carisma, y dentro del amplio marco de la vocación laical. Con ello se pone de relieve la complementariedad, dentro de la comunión y de la familia eclesial, entre ministerios y carismas. 

De hecho, para su misión y especialmente en algunos continentes, la Iglesia se apoya diariamente en los muchos catequistas –millones actualmente, según se dijo en la presentación oficial del documento a la prensa– varones y mujeres, en esta tarea suya discreta y abnegada. Así ha sucedido a lo largo de la historia del cristianismo. “También en nuestros días, muchos catequistas capaces y constantes están al frente de comunidades en diversas regiones y desempeñan una misión insustituible en la transmisión y profundización de la fe. La larga lista de beatos, santos y mártires catequistas ha marcado la misión de la Iglesia, que merece ser conocida porque constituye una fuente fecunda no sólo para la catequesis, sino para toda la historia de la espiritualidad cristiana” (Antiquum ministerium, 3).

Ahora la Iglesia desea organizarlos más eficazmente para su misión (y este es un motivo más para la institución de esta tarea) y establecerá el rito litúrgico correspondiente, comprometiéndose a prepararlos y formarlos, no solo al principio de su misión, sino toda la vida, puesto que también ellos necesitan, como todo cristiano, una formación permanente. 

La formación catequética 

Los contenidos de la catequesis se ordenan a la “transmisión de la fe”. Esta, como señala el documento que nos ocupa, se desarrolla en sus diversas etapas: “Desde el primer anuncio que introduce al kerygma, pasando por la enseñanza que hace tomar conciencia de la nueva vida en Cristo y prepara en particular a los sacramentos de la iniciación cristiana, hasta la formación permanente que permite a cada bautizado estar siempre dispuesto a ‘dar respuesta a todo el que les pida dar razón de su esperanza’ (1 P 3,15)” (n. 6). “El Catequista” –continúa– “es al mismo tiempo testigo de la fe, maestro y mistagogo, acompañante y pedagogo que enseña en nombre de la Iglesia. Una identidad que sólo puede desarrollarse con coherencia y responsabilidad mediante la oración, el estudio y la participación directa en la vida de la comunidad” (Ibid., cfr. Directorio para la catequesis, n. 113). 

No todo catequista habrá de ser instituido mediante este ministerio, sino solamente aquellos que reúnan las condiciones para ser llamados a ello por el obispo. Se trata de un servicio “estable” en la Iglesia local, que habrá de ajustarse a los itinerarios que se establezcan por parte de las conferencias episcopales.

De esta manera se concretan las condiciones de los futuros catequistas instituidos: “Es conveniente que al ministerio instituido de Catequista sean llamados hombres y mujeres de profunda fe y madurez humana, que participen activamente en la vida de la comunidad cristiana, que puedan ser acogedores, generosos y vivan en comunión fraterna, que reciban la debida formación bíblica, teológica, pastoral y pedagógica para ser comunicadores atentos de la verdad de la fe, y que hayan adquirido ya una experiencia previa de catequesis” (n. 8).

Para todo ello el catequista necesita una formación específica, la formación catequética o teológico-pedagógica.

Ahora bien –cabría añadir–, como se comprueba en nuestro tiempo, esta formación catequética es necesaria, en modos diversos, en la Iglesia entera. No solo para los catequistas, sino para todos los fieles católicos, sea cual fuera su condición y vocación, su ministerio y su carisma. Se trata de una formación específica, dentro de la formación teológico-pastoral. Una teología en formato pedagógico, podríamos decir, que requiere un cierto conocimiento de las ciencias humanas (antropología, pedagogía, psicología, sociología, etc.), vistas y valoradas a la luz de la fe. 

Esto afecta también a la enseñanza escolar de la religión. Si bien esta tarea no es “catequesis” en el sentido moderno de la palabra, todo educador cristiano necesita situarse en esta amplia perspectiva catequética, que hoy se inscribe en el marco de la antropología cristiana. 

La renovación de la catequesis, recuerda el documento, ha venido acompañada de importantes documentos de referencia, como son la exhortación Catechesi tradendae (1979), el Catecismo de la Iglesia Católica (1997) y el Directorio para la catequesis (tercera edición de marzo de 2020). Todo ello es “expresión del valor central de la obra catequística que pone en primer plano la instrucción y la formación permanente de los creyentes” (Antiquum ministerium,4).

El ministerio del catequista se concibe, en suma, como una concreción de la vocación laical, con base en el bautismo y de ninguna manera como una clericalización de los fieles laicos. Es un servicio eclesial que viene a consolidar una tarea largamente ejercitada y examinada como tal. Y que requiere, especialmente en nuestro tiempo, una formación cualificada.

España

«La Iglesia tiene respuesta para los problemas reales que están en la calle»

La Conferencia Episcopal Española ha presentado la memoria anual de actividades de la Iglesia Católica, con datos correspondientes al año 2019.

Maria José Atienza·11 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Mons. Luis Argüello, Secretario General de la Conferencia Episcopal Española y Ester Martín, Directora de la Oficina de Transparencia de la CEE han sido los encargados de presentar esta memoria de actividades de la Iglesia. Una presentación que constituye, en palabra de Mons. Argüello un ejercicio de «deber y agradecimiento» a la sociedad y a quienes hacen posible la labor de la Iglesia en todos los campos recogidos en esta Memoria.

«Los rostros dan sentido a los números»

Mons. Luis Argüello, obispo auxiliar de Valladolid y Secretario General de la CEE, ha puesto el acento en el esfuerzo que la Memoria de Actividades de la Iglesia hace para «poner rostros» a los datos que se recogen, con el objetivo de poner el acento en los millones de personas que hacen posible y se benefician de esta actividad de la Iglesia tanto sacramental, como pastoral, caritativa o asistencial.

El Secretario General de la Conferencia episcopal Española ha querido subrayar que la pandemia hace ver estos datos con un «color característico. Se valora más la labor de la Iglesia en tantas personas y campos de la sociedad».

Ester Martín, directora de la Oficina de Transparencia de la CEE, ha explicado una de las principales novedades que incluye la Memoria de este año y es que, a la hora de pedir los datos a las 69 diócesis españolas y castrense «se ha solicitado la declaración de impuestos sobre sociedades» y ha resaltado el avance que, en toda la Iglesia española, se está realizando en materia de transparencia y auditoría de las cuentas.

Martín ha incidido en la continua mejora de este resumen de la actividad eclesial que recoge este año más de 100.000 datos que suponen un notable esfuerzo de análisis y tratamiento.

«Sólo en educación el ahorro de los colegios católicos al Estado multiplica por diez todo lo recibido a través de la «x» de la Renta»

Ester MartínDirectora de la Oficina de Transparencia de la CEE.

La directora de la Oficina de Transparencia ha puesto el acento en que lo que nos hacen ver estos datos es cómo «la Iglesia está presente en los problemas y carencias de nuestra sociedad: la soledad de los ancianos la ayuda a matrimonios con problemas, la atención a mujeres víctimas de violencia, menores o personas sin empleo… La Iglesia tiene una respuesta para estos problemas reales que están en la calle».

Asimismo, Martín ha subrayado la labor de eficiencia económica que se realiza en la Iglesia española, especialmente en los últimos años: «Sólo en educación», ha afirmado «el ahorro de los colegios católicos al Estado multiplica por diez todo lo recibido a través de la «x» de la Renta».

Ester Martín ha querido, además, señalar algunos de los campos en los que la labor de la Iglesia ha realizado un mayor esfuerzo en 2019, entre los que destacan la asistencia a personas inmigrantes, los centros de protección a la mujer, o los centros para mitigar la pobreza y de promoción laboral.

De hecho, los datos muestran que, en los últimos 9 años, han aumentado en un 71,69% los centros asistenciales de la Iglesia y cómo, en el último ejercicio conocido, el de 2019 el gasto destinado en las diócesis españolas a la labor asistencial se incrementó en 9 millones de euros.

4 millones de personas atendidas asistencialmente

No en vano, la Memoria recoge cifras realmente significativas, teniendo en cuenta que son anteriores a la pandemia de Covid19. En el apartado de beneficiarios de centros sociales y asistencias de la Iglesia en España, más de 4 millones de personas fueron atendidas en 2019. Aquí se cuentan, por ejemplo, los centros para mitigar la pobreza, de asesoría jurídica, de defensa de la vida o de promoción a la mujer a los que se ha referido en la rueda de prensa la directora de la Oficina de Transparencia.

Uno de los datos curiosos que recoge la Memoria es el de los 9 millones de personas que acuden regularmente a Misa si bien, el porcentaje de recepción de sacramentos como el Matrimonio o el Bautizo sigue descendiendo en nuestro país.

Los datos de la Renta

La parte económica de esta Memoria está vinculada a la actividad económica de 2019 y recoge los datos de la asignación tributaria registrados a favor de la Iglesia en la Declaración de la Renta de 2020.

DATO

301.208.649€

Recibió la Iglesia católica en España a través de la asignación tributaria de 2019

En lo correspondiente a la renta de 2019, los contribuyentes asignaron a la Iglesia 301.208.649€ lo que supone un incremento de 16.092.852€ en relación a lo que destinaron en 2018. De este montante, el 70%, unos 206 millones de euros, se repartió entre las distintas diócesis españolas para su sostenimiento.

España

Mons. Joseba Segura es el nuevo obispo de Bilbao

El hasta ahora obispo auxiliar de la diócesis vizcaína ha ejercido como administrador diocesano tras la toma de posesión de Mons. Iceta como Arzobispo de Burgos, el pasado mes de diciembre.

Maria José Atienza·11 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto

A mediodía de hoy se ha hecho público el nombramiento de Mons. Joseba Segura Etxezarraga como obispo de Bilbao. Mons. Segura es en la actualidad obispo auxiliar y administrador diocesano de esta misma diócesis que estaba vacante tras el traslado de Mons. Mario Iceta a Burgos, sede de la que tomó posesión el 5 de diciembre de 2020.

En su primer saludo a la Diócesis como obispo titular, Mons. Segura ha mostrado el deseo de que este nombramiento sea una buena noticia «para esta comunidad de fe a la que siempre he pertenecido y que ahora me recibe como obispo”. El Obispo de Bilbao se ha referido además a la situación actual de nuestra sociedad que plantea «desafíos cada vez más exigentes» a la Iglesia.

Obispo auxiliar de Bilbao desde 2019

Mons. Joseba Segura, de 63 años, nació en Bilbao el 10 de mayo de 1958. Ingresó en el seminario de Bilbao a los 17 años. Fue ordenado sacerdote el 4 de enero de 1985. Es licenciado en Psicología (1983) y doctor en Teología (1989) por la Universidad de Deusto. Entre 1992 y 1996 realizó un Máster en Economía en el Boston College de Estados Unidos.

Su ministerio sacerdotal lo desarrolló en la diócesis de Bilbao, aunque entre 2006 y 2017 estuvo en Ecuador, trabajando pastoralmente en Quito y como miembro de Cáritas nacional de Ecuador. 

El 12 de febrero de 2019 se hace público su nombramiento como obispo auxiliar de Bilbao y el 6 de abril del mismo año fue ordenado obispo. Desde el 6 de diciembre de 2020 es también administrador diocesano.

En la Conferencia Episcopal Española es miembro del Consejo de Economía desde marzo de 2020. También pertenece a la Comisión Episcopal para las Misiones y Cooperación con las Iglesias desde noviembre de 2019

Vaticano

El Papa instituye el ministerio de catequista: «Fidelidad al pasado y responsabilidad por el presente»

El Papa Francisco instituye a través del nuevo "motu proprio" Antiquum ministerium el ministerio laical de catequista. Un ministerio que “posee fuerte valor vocacional” y que “requiere el debido discernimiento por parte del Obispo y que se evidencia con el Rito de Institución.

Giovanni Tridente·11 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

Una nueva pieza se añade al espíritu general de despertar en la Iglesia «el entusiasmo personal de cada bautizado». Tras el «motu proprio» con el que hace apenas cuatro meses el Papa Francisco abría también a las mujeres, en virtud de su bautismo, la posibilidad de acceder a los ministerios del lectorado y del acolitado -modificando el canon 230 del Código de Derecho Canónico con la carta Spiritus Domini del 10 de enero de 2021-, hoy instituye el «ministerio laical de catequista» con la Carta Apostólica Antiquum ministerium.

Como se desprende del propio título, es algo reconocido en la Iglesia desde los primeros tiempos. Un camino que hoy llega a su madurez dada la urgencia «por la renovada conciencia de la evangelización en el mundo contemporáneo», que el Santo Padre ya había destacado oportunamente en su «documento programático» Evangelii gaudium en 2013.

Implicar a los laicos

Leyendo el nuevo «motu proprio» se vislumbra un despliegue de razones que han conducido a la decisión del Pontífice, que evidentemente encuentran una sólida base de discusión y motivación en el Concilio Vaticano II, que en no pocos documentos había pedido la participación directa de los laicos «según las diversas formas en que puede expresarse su carisma».

Obviamente, le correspondió a Pablo VI comenzar a sedimentar esta conciencia en la Iglesia del último medio siglo, como explica el Papa Francisco en su documento, sabiendo perfectamente que toda esta implicación de los laicos está orientada a imprimir «mayor énfasis al compromiso misionero propio de cada bautizado, que en todo caso debe llevarse a cabo de forma plenamente secular sin caer en ninguna expresión de clericalización» (Antiquum ministerium, 7).

Fuerte valor vocacional

Hoy el Papa Francisco imparte a este ministerio histórico, aunque nunca formalizado hasta ahora a través de un Rito de Institución -que será publicado por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos- un «fuerte valor vocacional», dejando a los Obispos el debido discernimiento sobre a quién asignar este servicio que, en cuyo caso, pasa a ser estable.

Hay un pasaje de la Carta Apostólica que sugiere que en el trasfondo de esta decisión podría haber estado -quizá incluso un poco inconscientemente- la reciente experiencia del Sínodo sobre la Amazonia, en particular cuando destaca, en el n. 3, esa multitud de hombres y mujeres que «animados por una gran fe y auténticos testigos de santidad» a lo largo de los años han fundado Iglesias, «y llegaron incluso a dar su vida», o que todavía en nuestros días «están al frente de comunidades en diversas regiones», llevando a cabo «una misión insustituible en la transmisión y profundización de la fe».

También se puede entender mejor, de este modo, el enfoque con el que el Papa Francisco decidió llegar a esta institución: «fidelidad al pasado y responsabilidad por el presente» (n. 5), con la única intención de reavivar la misión de la Iglesia en el mundo, pudiendo contar con testigos creíbles, activos y disponibles en la vida de la comunidad y adecuadamente formados.

Custodio de la memoria de Dios

Ya a los pocos meses de su toma de posesión el Papa Francisco había ofrecido un retrato del catequista, en la Misa celebrada con motivo de la Jornada de los Catequistas en el Año de la Fe (29 de septiembre de 2013): el catequista «es el que custodia y alimenta la memoria de Dios; la custodia en sí mismo y sabe despertarla en los demás».

Una actitud que «compromete toda la vida», que sólo puede funcionar a través de una relación vital con Dios y el prójimo: «si es hombre de caridad, de amor, que ve a todos como hermanos; si es hombre de «hypomoné«, de paciencia, de perseverancia, que sabe hacer frente a las dificultades, las pruebas y los fracasos, con serenidad y esperanza en el Señor; si es hombre amable, capaz de comprensión y misericordia».

Sembradores de esperanza y alegría

En el Jubileo de los Catequistas, en el Año Extraordinario de la Misericordia, el 25 de septiembre de 2016, el Papa había hablado de los sembradores de la esperanza y la alegría, con visión amplia, aprendiendo a mirar más allá de los problemas, siempre en cercanía con el prójimo: «ante los muchos Lázaros que vemos, estamos llamados a inquietarnos, a buscar caminos para encontrar y ayudar, sin delegar siempre en otros.»

La importancia del primer anuncio

En 2018, en un videomensaje dirigido a los participantes en la Conferencia Internacional de Catequistas promovida por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, el Pontífice destacó la importancia del «primer anuncio» que hace hoy un catequista en un «contexto de indiferencia religiosa», que aunque sea de forma inconsciente puede llegar «a tocar el corazón y la mente de muchas personas que están a la espera de encontrar a Cristo.»

Esto significa que la catequesis no debe entenderse como una lección, sino como «la comunicación de una experiencia y el testimonio de una fe que enciende los corazones» porque encuentra su savia en la liturgia y los sacramentos.

Vanguardia de la Iglesia

La última ocasión en la que el Papa se refirió a los catequistas fue el pasado 30 de enero, en la Audiencia concedida en la Sala Clementina a los participantes en un encuentro promovido por la Oficina Nacional de Catequesis de la Conferencia Episcopal Italiana. Aquí habló de la catequesis como «la vanguardia de la Iglesia», que desempeñan «la tarea de leer los signos de los tiempos y de acoger los desafíos presentes y futuros», aprendiendo a escuchar las preguntas, las fragilidades y las incertidumbres de la gente, siempre en una dimensión comunitaria.

Y el hecho de que hoy el ministerio de catequista se haya convertido en algo estable y formalmente instituido, con el acompañamiento de los pastores y a través de un proceso formativo, va precisamente en la dirección de reavivar el entusiasmo apostólico en las pequeñas y grandes comunidades.

Documentos

Carta Apostólica del Papa Francisco Antiquum ministerium

El Papa Francisco ha instituido por medio de esta carta el ministerio laical de catequista. Un ministerio que "posee fuerte valor vocacional" y que "requiere el debido discernimiento por parte del Obispo y que se evidencia con el Rito de Institución.

David Fernández Alonso·11 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 9 minutos

CARTA APOSTÓLICA
EN FORMA DE «MOTU PROPRIO» DEL SUMO PONTÍFICE FRANCISCO 

Antiquum ministerium

CON LA QUE SE INSTITUYE EL MINISTERIO DE CATEQUISTA

1. El ministerio de Catequista en la Iglesia es muy antiguo. Entre los teólogos es opinión común que los primeros ejemplos se encuentran ya en los escritos del Nuevo Testamento. El servicio de la enseñanza encuentra su primera forma germinal en los “maestros”, a los que el Apóstol hace referencia al escribir a la comunidad de Corinto: «Dios dispuso a cada uno en la Iglesia así: en primer lugar están los apóstoles; en segundo lugar, los profetas, y en tercer lugar, los maestros; enseguida vienen los que tienen el poder de hacer milagros, luego los carismas de curación de enfermedades, de asistencia a los necesitados, de gobierno y de hablar un lenguaje misterioso. ¿Acaso son todos apóstoles?, ¿o todos profetas?, ¿o todos maestros?, ¿o todos pueden hacer milagros?, ¿o tienen todos el carisma de curar enfermedades?, ¿o hablan todos un lenguaje misterioso?, ¿o todos interpretan esos lenguajes? Prefieran los carismas más valiosos. Es más, les quiero mostrar un carisma excepcional» (1 Co 12,28-31).

El mismo Lucas al comienzo de su Evangelio afirma: «También yo, ilustre Teófilo, investigué todo con cuidado desde sus orígenes y me pareció bien escribirte este relato ordenado, para que conozcas la solidez de las enseñanzas en que fuiste instruido» (1,3-4). El evangelista parece ser muy consciente de que con sus escritos está proporcionando una forma específica de enseñanza que permite dar solidez y fuerza a cuantos ya han recibido el Bautismo. El apóstol Pablo vuelve a tratar el tema cuando recomienda a los Gálatas: «El que recibe instrucción en la Palabra comparta todos los bienes con su catequista» (6,6). El texto, como se constata, añade una peculiaridad fundamental: la comunión de vida como una característica de la fecundidad de la verdadera catequesis recibida.

2. Desde sus orígenes, la comunidad cristiana ha experimentado una amplia forma de ministerialidad que se ha concretado en el servicio de hombres y mujeres que, obedientes a la acción del Espíritu Santo, han dedicado su vida a la edificación de la Iglesia. Los carismas, que el Espíritu nunca ha dejado de infundir en los bautizados, encontraron en algunos momentos una forma visible y tangible de servicio directo a la comunidad cristiana en múltiples expresiones, hasta el punto de ser reconocidos como una diaconía indispensable para la comunidad. El apóstol Pablo se hace intérprete autorizado de esto cuando atestigua: «Existen diversos carismas, pero el Espíritu es el mismo. Existen diversos servicios, pero el Señor es el mismo. Existen diversas funciones, pero es el mismo Dios quien obra todo en todos. A cada uno, Dios le concede la manifestación del Espíritu en beneficio de todos. A uno, por medio del Espíritu, Dios le concede hablar con sabiduría, y a otro, según el mismo Espíritu, hablar con inteligencia. A uno, Dios le concede, por el mismo Espíritu, la fe, y a otro, por el único Espíritu, el carisma de sanar enfermedades. Y a otros hacer milagros, o la profecía, o el discernimiento de espíritus, o hablar un lenguaje misterioso, o interpretar esos lenguajes. Todo esto lo realiza el mismo y único Espíritu, quien distribuye a cada uno sus dones como él quiere» (1 Co 12,4-11).

Por lo tanto, dentro de la gran tradición carismática del Nuevo Testamento, es posible reconocer la presencia activa de bautizados que ejercieron el ministerio de transmitir de forma más orgánica, permanente y vinculada a las diferentes circunstancias de la vida, la enseñanza de los apóstoles y los evangelistas (cf. CONC. ECUM. VAT. II, Const. dogm. Dei Verbum, 8). La Iglesia ha querido reconocer este servicio como una expresión concreta del carisma personal que ha favorecido grandemente el ejercicio de su misión evangelizadora. Una mirada a la vida de las primeras comunidades cristianas que se comprometieron en la difusión y el desarrollo del Evangelio, también hoy insta a la Iglesia a comprender cuáles puedan ser las nuevas expresiones con las que continúe siendo fiel a la Palabra del Señor para hacer llegar su Evangelio a toda criatura.

3. Toda la historia de la evangelización de estos dos milenios muestra con gran evidencia lo eficaz que ha sido la misión de los catequistas. Obispos, sacerdotes y diáconos, junto con tantos consagrados, hombres y mujeres, dedicaron su vida a la enseñanza catequética a fin de que la fe fuese un apoyo válido para la existencia personal de cada ser humano. Algunos, además, reunieron en torno a sí a otros hermanos y hermanas que, compartiendo el mismo carisma, constituyeron Órdenes religiosas dedicadas completamente al servicio de la catequesis.

No se puede olvidar a los innumerables laicos y laicas que han participado directamente en la difusión del Evangelio a través de la enseñanza catequística. Hombres y mujeres animados por una gran fe y auténticos testigos de santidad que, en algunos casos, fueron además fundadores de Iglesias y llegaron incluso a dar su vida. También en nuestros días, muchos catequistas capaces y constantes están al frente de comunidades en diversas regiones y desempeñan una misión insustituible en la transmisión y profundización de la fe. La larga lista de beatos, santos y mártires catequistas ha marcado la misión de la Iglesia, que merece ser conocida porque constituye una fuente fecunda no sólo para la catequesis, sino para toda la historia de la espiritualidad cristiana.

4. A partir del Concilio Ecuménico Vaticano II, la Iglesia ha percibido con renovada conciencia la importancia del compromiso del laicado en la obra de la evangelización. Los Padres conciliares subrayaron repetidamente cuán necesaria es la implicación directa de los fieles laicos, según las diversas formas en que puede expresarse su carisma, para la “plantatio Ecclesiae” y el desarrollo de la comunidad cristiana. «Digna de alabanza es también esa legión tan benemérita de la obra de las misiones entre los gentiles, es decir, los catequistas, hombres y mujeres, que llenos de espíritu apostólico, prestan con grandes sacrificios una ayuda singular y enteramente necesaria para la propagación de la fe y de la Iglesia. En nuestros días, el oficio de los Catequistas tiene una importancia extraordinaria porque resultan escasos los clérigos para evangelizar tantas multitudes y para ejercer el ministerio pastoral» (CONC. ECUM. VAT. II, Decr. Ad gentes, 17).

Junto a la rica enseñanza conciliar, es necesario referirse al constante interés de los Sumos Pontífices, del Sínodo de los Obispos, de las Conferencias Episcopales y de los distintos Pastores que en el transcurso de estas décadas han impulsado una notable renovación de la catequesis. El Catecismo de la Iglesia Católica, la Exhortación apostólica Catechesi tradendae, el Directorio Catequístico General, el Directorio General para la Catequesis, el reciente Directorio para la Catequesis, así como tantos Catecismos nacionales, regionales y diocesanos, son expresión del valor central de la obra catequística que pone en primer plano la instrucción y la formación permanente de los creyentes.

5. Sin ningún menoscabo a la misión propia del Obispo, que es la de ser el primer catequista en su Diócesis junto al presbiterio, con el que comparte la misma cura pastoral, y a la particular responsabilidad de los padres respecto a la formación cristiana de sus hijos (cf. CIC c. 774 §2; CCEO c. 618), es necesario reconocer la presencia de laicos y laicas que, en virtud del propio bautismo, se sienten llamados a colaborar en el servicio de la catequesis (cf. CIC c. 225; CCEO cc. 401. 406). En nuestros días, esta presencia es aún más urgente debido a la renovada conciencia de la evangelización en el mundo contemporáneo (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 163-168), y a la imposición de una cultura globalizada (cf. Carta enc. Fratelli tutti, 100. 138), que reclama un auténtico encuentro con las jóvenes generaciones, sin olvidar la exigencia de metodologías e instrumentos creativos que hagan coherente el anuncio del Evangelio con la transformación misionera que la Iglesia ha emprendido. Fidelidad al pasado y responsabilidad por el presente son las condiciones indispensables para que la Iglesia pueda llevar a cabo su misión en el mundo.

Despertar el entusiasmo personal de cada bautizado y reavivar la conciencia de estar llamado a realizar la propia misión en la comunidad, requiere escuchar la voz del Espíritu que nunca deja de estar presente de manera fecunda (cf. CIC c. 774 §1; CCEO c. 617). El Espíritu llama también hoy a hombres y mujeres para que salgan al encuentro de todos los que esperan conocer la belleza, la bondad y la verdad de la fe cristiana. Es tarea de los Pastores apoyar este itinerario y enriquecer la vida de la comunidad cristiana con el reconocimiento de ministerios laicales capaces de contribuir a la transformación de la sociedad mediante «la penetración de los valores cristianos en el mundo social, político y económico» (Evangelii gaudium, 102).

6. El apostolado laical posee un valor secular indiscutible, que pide «tratar de obtener el reino de Dios gestionando los asuntos temporales y ordenándolos según Dios» (CONC. ECUM. VAT. II, Const. dogm. Lumen gentium, 31). Su vida cotidiana está entrelazada con vínculos y relaciones familiares y sociales que permiten verificar hasta qué punto «están especialmente llamados a hacer presente y operante a la Iglesia en aquellos lugares y circunstancias en que sólo puede llegar a ser sal de la tierra a través de ellos» (Lumen gentium, 33). Sin embargo, es bueno recordar que además de este apostolado «los laicos también pueden ser llamados de diversos modos a una colaboración más inmediata con el apostolado de la Jerarquía, al igual que aquellos hombres y mujeres que ayudaban al apóstol Pablo en la evangelización, trabajando mucho por el Señor» (Lumen gentium, 33).

La particular función desempeñada por el Catequista, en todo caso, se especifica dentro de otros servicios presentes en la comunidad cristiana. El Catequista, en efecto, está llamado en primer lugar a manifestar su competencia en el servicio pastoral de la transmisión de la fe, que se desarrolla en sus diversas etapas: desde el primer anuncio que introduce al kerygma, pasando por la enseñanza que hace tomar conciencia de la nueva vida en Cristo y prepara en particular a los sacramentos de la iniciación cristiana, hasta la formación permanente que permite a cada bautizado estar siempre dispuesto a «dar respuesta a todo el que les pida dar razón de su esperanza» (1 P 3,15). El Catequista es al mismo tiempo testigo de la fe, maestro y mistagogo, acompañante y pedagogo que enseña en nombre de la Iglesia. Una identidad que sólo puede desarrollarse con coherencia y responsabilidad mediante la oración, el estudio y la participación directa en la vida de la comunidad (cf. PONTIFICIO CONSEJO PARA LA PROMOCIÓN DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN, Directorio para la Catequesis, 113).

7. Con clarividencia, san Pablo VI promulgó la Carta apostólica Ministeria quaedam con la intención no sólo de adaptar los ministerios de Lector y de Acólito al nuevo momento histórico (cf. Carta ap. Spiritus Domini), sino también para instar a las Conferencias Episcopales a ser promotoras de otros ministerios, incluido el de Catequista: «Además de los ministerios comunes a toda la Iglesia Latina, nada impide que las Conferencias Episcopales pidan a la Sede Apostólica la institución de otros que por razones particulares crean necesarios o muy útiles en la propia región. Entre estos están, por ejemplo, el oficio de Ostiario, de Exorcista y de Catequista». La misma apremiante invitación reapareció en la Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi cuando, pidiendo saber leer las exigencias actuales de la comunidad cristiana en fiel continuidad con los orígenes, exhortaba a encontrar nuevas formas ministeriales para una pastoral renovada: «Tales ministerios, nuevos en apariencia pero muy vinculados a experiencias vividas por la Iglesia a lo largo de su existencia —por ejemplo, el de catequista […]—, son preciosos para la implantación, la vida y el crecimiento de la Iglesia y para su capacidad de irradiarse en torno a ella y hacia los que están lejos» (SAN PABLO VI, Exhort. ap. Evangelii nuntiandi, 73).

No se puede negar, por tanto, que «ha crecido la conciencia de la identidad y la misión del laico en la Iglesia. Se cuenta con un numeroso laicado, aunque no suficiente, con arraigado sentido de comunidad y una gran fidelidad en el compromiso de la caridad, la catequesis, la celebración de la fe» (Evangelii gaudium, 102). De ello se deduce que recibir un ministerio laical como el de Catequista da mayor énfasis al compromiso misionero propio de cada bautizado, que en todo caso debe llevarse a cabo de forma plenamente secular sin caer en ninguna expresión de clericalización.

8. Este ministerio posee un fuerte valor vocacional que requiere el debido discernimiento por parte del Obispo y que se evidencia con el Rito de Institución. En efecto, éste es un servicio estable que se presta a la Iglesia local según las necesidades pastorales identificadas por el Ordinario del lugar, pero realizado de manera laical como lo exige la naturaleza misma del ministerio. Es conveniente que al ministerio instituido de Catequista sean llamados hombres y mujeres de profunda fe y madurez humana, que participen activamente en la vida de la comunidad cristiana, que puedan ser acogedores, generosos y vivan en comunión fraterna, que reciban la debida formación bíblica, teológica, pastoral y pedagógica para ser comunicadores atentos de la verdad de la fe, y que hayan adquirido ya una experiencia previa de catequesis (cf. CONC. ECUM. VAT. II, Decr. Christus Dominus, 14; CIC c. 231 §1; CCEO c. 409 §1). Se requiere que sean fieles colaboradores de los sacerdotes y los diáconos, dispuestos a ejercer el ministerio donde sea necesario, y animados por un verdadero entusiasmo apostólico.

En consecuencia, después de haber ponderado cada aspecto, en virtud de la autoridad apostólica

instituyo
el ministerio laical de Catequista

La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos se encargará en breve de publicar el Rito de Institución del ministerio laical de Catequista.

9. Invito, pues, a las Conferencias Episcopales a hacer efectivo el ministerio de Catequista, estableciendo el necesario itinerario de formación y los criterios normativos para acceder a él, encontrando las formas más coherentes para el servicio que ellos estarán llamados a realizar en conformidad con lo expresado en esta Carta apostólica.

10. Los Sínodos de las Iglesias Orientales o las Asambleas de los Jerarcas podrán acoger lo aquí establecido para sus respectivas Iglesias sui iuris, en base al propio derecho particular.

11. Los Pastores no dejen de hacer propia la exhortación de los Padres conciliares cuando recordaban: «Saben que no han sido instituidos por Cristo para asumir por sí solos toda la misión salvífica de la Iglesia en el mundo, sino que su eminente función consiste en apacentar a los fieles y reconocer sus servicios y carismas de tal suerte que todos, a su modo, cooperen unánimemente en la obra común» (Lumen gentium, 30). Que el discernimiento de los dones que el Espíritu Santo nunca deja de conceder a su Iglesia sea para ellos el apoyo necesario a fin de hacer efectivo el ministerio de Catequista para el crecimiento de la propia comunidad.

Lo establecido con esta Carta apostólica en forma de “Motu Proprio”, ordeno que tenga vigencia de manera firme y estable, no obstante cualquier disposición contraria, aunque sea digna de particular mención, y que sea promulgada mediante su publicación en L’Osservatore Romano, entrando en vigor el mismo día, y sucesivamente se publique en el comentario oficial de las Acta Apostolicae Sedis.

Dado en Roma, junto a San Juan de Letrán, el día 10 de mayo del año 2021, Memoria litúrgica de san Juan de Ávila, presbítero y doctor de la Iglesia, noveno de mi pontificado.

FRANCISCO

España

«Limitar el ejercicio del periodismo es limitar el ejercicio de la libertad»

Los obispos han querido recordar a reporteros que "han entregado sus vidas" al cumplir con su misión señalando que "dieron su vida por nuestra libertad" en su mensaje con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.

Maria José Atienza·11 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 5 minutos

Los obispos españoles miembros de la Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales han hecho público su mensaje con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que se celebrará en nuestro país el próximo 16 de mayo.

En su mensaje, los prelados han querido agradecer el servicio de los comunicadores «imprescindible para el desarrollo de las personas y de las sociedades libres».

Un mensaje en el que no ha querido olvidar el servicio de profesionales de la comunicación fallecidos al realizar este servicio, en un recuerdo a los periodistas David Beriáin y Roberto Fraile, asesinados hace pocos días en el ejercicio de su profesión.

Comunicación para la dignidad de las personas

En el mensaje, los obispos han destacado la necesidad de «renovar el esfuerzo de conocer la realidad de primera mano», en este sentido, han querido subrayar cómo «en la comunicación, nada puede sustituir completamente el hecho de ver en persona. Por eso, es preciso hacer visible las noticias con rostro, especialmente aquellas que ponen en valor la dignidad de la persona, como gestos de solidaridad que hemos conocido en medio de la dureza de esta crisis sanitaria».

El peligro de los «señalamientos políticos»

Hechos recientes, como el señalamiento a los periodistas desde algunas personalidades de la política en España no han pasado desapercibidos en este Mensaje. De hecho, los obispos señalan dos peligros para la libertad de información y el acceso a la realidad verdadera de los ciudadanos: las Por un lado, las «noticias falsas que se difunden sobre todo en las redes sociales, ha querido ser contrarrestado con una proclamación de verdades oficiales desde instituciones públicas» y, relacionado con esta «verdad construida» el «el señalamiento desde posiciones políticas de periodistas y de medios de comunicación, o la prohibición para la cobertura informativa de los actos políticos». En esta línea, en su mensaje, los obispos recuerdan que «limitar el ejercicio del periodismo o señalarlo es limitar y señalar el ejercicio de la libertad».

Por último, los prelados no han querido olvidar las dificultades con las que se enfrentan los profesionales de la comunicación a causa del >»ritmo frenético de la actualidad y la exigua calidad de algunas fuentes de información». Un peligro frente al que instan a » verificar las fuentes, contrastar las informaciones, corregir los errores, rectificar las informaciones». Los obispos han querido, además, animar a todos los comunicadores en estos momentos de dificultad para el ejercicio de una labor imprescindible.  Al mismo tiempo, invitamos a las empresas informativas a poner el acceso a la verdad por encima de otros intereses legítimos, pues su primera y gran responsabilidad es con la verdad y con la sociedad».

Texto completo del Mensaje

El esfuerzo por encontrar y contar la verdad

La Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que celebramos cada año en el día de la Ascensión del Señor es un buen momento para mirar el mundo de la comunicación desde la óptica del tiempo en que vivimos. Miramos este servicio con agradecimiento profundo. La comunicación es imprescindible para el desarrollo de las personas y de las sociedades libres. Como apunta el Evangelio, pensamos que sin verdad no es posible la libertad (Cfr. Jn 8,32), y sin libertad no es posible la convivencia digna. La comunicación nos ayuda a conocer la realidad y el entorno en el que vivimos, a formar criterio sobre las corrientes sociales y culturales, a desarrollar las dimensiones lúdicas y solidarias de la persona. Todo ello es necesario para el desarrollo vital de un pueblo.

Muchas personas trabajan para hacer posible este servicio. Comunicadores, reporteros, locutores, técnicos, periodistas, y tantos otros profesionales de la comunicación, entregan buena parte de su tiempo con profesionalidad y rigor para servir en la sociedad. A veces este servicio tiene su origen en una vocación personal, una llamada recibida para contribuir al bien común. En ocasiones, vemos con tristeza que la búsqueda de intereses personales ajenos al bien común ha atacado esta libertad con violencia verbal o incluso física. Algunos periodistas, también recientemente, han entregado sus vidas al cumplir con su misión. Vaya ahora para ellos nuestro reconocimiento, agradecimiento y oración. Dieron su vida por nuestra libertad.

En su mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que se hizo público en la fiesta de S. Francisco de Sales, el Papa Francisco anima a los periodistas a renovar su empeño e ilusión por esta profesión. Con el lema «Ven y lo verás» (Jn 1,46). Comunicar encontrando a las personas donde están y como son, el Papa anima a “ponerse en marcha, ir a ver, estar con las personas, escucharlas, recoger las sugestiones de la realidad, que siempre nos sorprenderá en cualquier aspecto”.

Precisamente en este tiempo, en medio de las dificultades que ha traído a todos la pandemia del Covid-19, es necesario para los periodistas renovar el esfuerzo de conocer la realidad de primera mano. Pedimos que no se caiga en la tentación de un periodismo de redacción, de mesa y ordenador, un periodismo sin salir a la calle, sin el encuentro personal con la noticia y con sus protagonistas. En la comunicación, nada puede sustituir completamente el hecho de ver en persona. Por eso, es preciso hacer visible las noticias con rostro, especialmente aquellas que ponen en valor la dignidad de la persona, como gestos de solidaridad que hemos conocido en medio de la dureza de esta crisis sanitaria. Algunos valores se pueden aprender sólo desde el testimonio de quienes lo viven narrados por la comunicación.

Somos conscientes de que este servicio a la sociedad está acechado por múltiples peligros. El caos que ocasionan las noticias falsas que se difunden sobre todo en las redes sociales, ha querido ser contrarrestado con una proclamación de verdades oficiales desde instituciones públicas. En realidad, esta idea incrementa los riesgos contra la verdad y ofrece un panorama bastante cercano al que describieron algunas novelas distópicas de inquietante actualidad. No es menor el riesgo que supone a la libertad el señalamiento desde posiciones políticas de periodistas y de medios de comunicación, o la prohibición para la cobertura informativa de los actos políticos. Limitar el ejercicio del periodismo o señalarlo es limitar y señalar el ejercicio de la libertad.

Otro riesgo de la profesión es el que provoca el ritmo frenético de la actualidad y la exigua calidad de algunas fuentes de información que pueden arrinconar los principios esenciales de la profesión. Sin embargo, también en este tiempo difícil es preciso, quizá más que nunca, verificar las fuentes, contrastar las informaciones, corregir los errores, rectificar las informaciones.

Se puede afirmar con convicción que la verdad implica un esfuerzo grande para encontrarla y un esfuerzo mayor para ofrecerla. Pero, como dice el Papa Francisco, no podemos perder de vista que el trabajo del periodista es “útil y valioso sólo si nos empuja a ir y a ver la realidad que de otra manera no sabríamos, si pone en red conocimientos que de otro modo no circularían, si permite encuentros que de otra forma no se producirían”. Los profesionales de la comunicación deben ser, con su trabajo, generadores de espacios de encuentro con la verdad de las personas y de los acontecimientos.

Por todo ello, los obispos miembros de esta Comisión para las Comunicaciones Sociales, queremos animar a todos los comunicadores en estos momentos de dificultad para el ejercicio de una labor imprescindible.  Al mismo tiempo, invitamos a las empresas informativas a poner el acceso a la verdad por encima de otros intereses legítimos, pues su primera y gran responsabilidad es con la verdad y con la sociedad. Por último, todos los que nos beneficiamos de esta labor, somos también corresponsables con la verdad, sobre todo en el ambiente de las redes sociales y en la difusión de noticias verdaderas que ayuden a la mejora de nuestra sociedad.

Que la Virgen María, madre de Jesucristo, al que conocemos como la Verdad ayude a todos los profesionales en el ejercicio de una misión digna y honesta para el bien de la sociedad.

Mons. José Manuel Lorca, obispo de Cartagena y presidente de la CECS

Mons. Salvador Giménez, obispo de Lleida

Mons. José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián

Mons. Sebastià Taltavull, obispo de Mallorca

Mons. Antonio Gómez Cantero, obispo coadjutor de Almería

Mons. Francisco José Prieto, obispo auxiliar de Santiago de Compostela

Mons. Joan Piris, obispo emérito de Lleida

La educación, un derecho de hijos, de padres… de la sociedad

No hay que olvidar que la sociedad es la que debe movilizarse para defender sus derechos: en las calles, en los bares y en las urnas.

11 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Las pasadas elecciones en la Comunidad de Madrid han removido las aguas políticas de nuestro país. Y, por supuesto, enseguida han surgido los más variados análisis para explicar lo que ha pasado. Querría añadir alguna clave en lo que respecta a la educación, que en mi opinión, ha tenido mucho que ver.

En la misma noche de la victoria electoral, en medio de la euforia, a la presidenta Ayuso no se le olvidó recordar a los padres de la educación especial y, en general, acordarse de la libertad de las familias para poder escoger el centro que quisieran para sus hijos. Y en estos días hemos podido leer en la prensa como ‘Isabel Díaz Ayuso convertirá Madrid en el epicentro de la rebelión contra la Ley Celaá’ y noticias similares.

En los días de la campaña cuando leía el slogan ‘Libertad’ no podía menos que acordarme del grito de los ciudadanos en las dos grandes manifestaciones organizadas por la plataforma ‘Más Plurales’ precisamente ante la inminente aprobación de la Ley Celaá en el momento más duro de la pandemia. Y no era casualidad la coincidencia.

Algunos dicen que Díaz Ayuso tiene olfato para ver qué se mueve en la calle y sintonizar con ello. Sin duda esta acción lo demuestra. Porque la campaña contra la ley Celaá no fue lanzada por los partidos políticos, sino que fue la sociedad civil –familias, sindicatos, profesores, patronales…- la que se movió ante una ley intervencionista que coartaba las libertades básicas de las familias en la elección de centro y del tipo de educación que quieren para sus hijos. Solamente en un segundo momento, viendo el auge que esa campaña iba tomando y como caló en la ciudadanía, todos los partidos políticos de la oposición se sumaron en bloque a la marea naranja contra la Ley Celaá.

manifestaciones celaa

Se sumaron tanto que hasta tomaron como propio el grito de ‘libertad’, que más que un grito se convirtió en un clamor. La ministra, con cierto desprecio, dijo en aquel momento que habría que ver cuántas familias se movilizaban en esas manifestaciones. Fueron muchas, sin duda. Y el propio gobierno reconoció sotto voce que era la primera vez en la legislatura que algo les hacía mella.

Y aun así, sin duda, el Gobierno calculó mal las consecuencias de aquella acción. Creyó que pasadas las manifestaciones y aprobada la nueva ley educativa esas voces se acallarían. Nadie puede estar todo el día en la calle, pensaban. Pero la gente no olvida, y en la primera ocasión en que han tenido de levantar su voz, esta vez mediante su voto, han vuelto a decir que quieren que se respete el derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos, bien sea centro concertado, educación especial, clase de Religión, educación diferenciada, en castellano…

Es probable que el Gobierno no se enmiende. Y que con ello se aleje más aúnde lo que a la gente le preocupa. Porque a la hora de la verdad, votamos en gran medida pensando en nuestros hijos, en nuestro trabajo, en las realidades más cercanas. Y la educación es, como se ha podido ver, una de esas preocupaciones básicas de las familias.

Por eso no hay que olvidar que es la sociedad la que debe movilizarse para defender sus derechos. Y que si lo hace, siempre habrá políticos que tarde o temprano sabrán escucharles. Ese es el camino recorrido y esa es la senda por la que hay que continuar.

Impulsar una sociedad viva y movilizada, que defienda la libertad de los padres para elegir la educación de sus hijos en libertad. Que la defienda en las calles, en la charla personal con los conocidos, en los bares y panaderías, en los programas de televisión… y hasta en las urnas, si hace falta.

El autorJavier Segura

Delegado de enseñanzas en la Diócesis de Getafe desde el curso 2010-2011, ha ejercido con anterioridad este servicio en el Arzobispado de Pamplona y Tudela, durante siete años (2003-2009). En la actualidad compagina esta labor con su dedicación a la pastoral juvenil dirigiendo la Asociación Pública de Fieles 'Milicia de Santa María' y la asociación educativa 'VEN Y VERÁS. EDUCACIÓN', de la que es Presidente.

América Latina

Uruguay: el laicismo progresista

El autor reflexiona sobre el concepto de laicidad a partir de un episodio sucedido hace décadas en el Palacio Legislativo de Montevideo, donde todos los senadores tuvieron que significarse y manifestar su opinión sobre una Cruz. Un debate que no resulta lejano, sino que cobra hoy una actualidad indiscutible. 

Jaime Fuentes·11 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 6 minutos

El jueves 14 de mayo de 1987 no faltó ningún senador a la reunión de la Cámara, en el Palacio Legislativo de Montevideo. Los respectivos partidos políticos habían dejado en libertad a sus representantes, para que cada uno votara en conciencia sobre este tema realmente crucial: aprobar o no la ley, para que permaneciera en su lugar la cruz que, poco más de un mes atrás, había presidido la Misa del Papa Juan Pablo II en la capital uruguaya.

La sesión tuvo un alto nivel de intervenciones: hablaron 21 de los 31 miembros del senado. Algunos se confesaron bautizados, pero no practicantes; otros, agnósticos; otros, buscadores de la verdad sin haberla encontrado… En pocas palabras, todos debieron manifestarse frente a la Cruz. Fue un debate histórico, como lo calificaron varios senadores, sorprendidos ellos mismos de estar debatiendo sobre un tema tan inusual.

¿Qué es la laicidad del Estado?

La intervención del senador Jorge Batlle despertó un particular interés, por dos motivos: primero, porque si ciertamente los tiempos habían cambiado, su apellido evocaba enseguida el furor anti Iglesia de su tío abuelo, José Batlle y Ordóñez; pero sus palabras interesaban especialmente, porque ya era conocido que, por lo que se refería al laicismo y la laicidad, Jorge Batlle pensaba “distinto”.

El punto de partida de su extensa intervención fue, como otros senadores ya lo habían manifestado, responder negativamente a esta cuestión clave: el artículo 5º de la Constitución dice: “todos los cultos religiosos son libres en el Uruguay. El Estado no sostiene religión alguna”. Aprobar la permanencia de la Cruz del Papa, ¿sería una violación de dicha disposición constitucional? 

Partiendo de este principio, Batlle recordó, primero, que “si hay algo que existe con fuerza y vigencia en la sociedad uruguaya, es un sentimiento auténtica y esencialmente laico, en cuanto laicidad significa, entre otras de sus muchas acepciones, el respeto de todos por el pensamiento de los demás y la libertad de poder decidir sin estar sujetos a ningún dogma o creencia que nos obligue a pensar de determinada manera o a actuar en función de ellos.” 

El problema es que, con el correr del tiempo, “ese sentimiento de laicidad, que prevalece en la vida nacional, se ha transferido o transformado en una actitud que, extendida a todas las formas de la actividad, no creo que haga bien ni que sea buena para ninguna sociedad. La laicidad consiste, para algunos, en limitar su manera de pensar, en no exhibir su forma de sentir o de creer”. A continuación, no tiene inconveniente en subrayar las consecuencias de esa actitud: “En realidad, a lo largo del tiempo las filosofías que han prevalecido y las ciencias y tecnologías que las han acompañado, han transformado a la laicidad en un profundo escepticismo y por ello la laicidad se ha vuelto un instrumento de carácter, digamos, negador de la fuerza espiritual, de la razón o de la raíz espiritual de cada uno de nosotros”.

No a la inhibición

Destaco esas palabras porque, a mi entender, reflejan bien una actitud bastante común entre los católicos uruguayos. Si nos preguntamos por qué se ha llegado a esa inhibición, a ese no exhibir la propia forma de pensar o de creer, en mi opinión habría  que responder que fueron muchos los años de laicismo estatal durante los cuales, con el pretexto de “neutralidad” frente a la religión, los católicos fueron injustamente tratados y discriminados.

A su vez, educados la inmensa mayoría en la escuela estatal, en la que, como ya se vio, no se puede hablar de religión, coaccionada así la natural expresión de su fe con el pretexto de la “laicidad”, el “uruguayo medio” no sabe cómo responder a las preguntas básicas de la persona: ¿de dónde vengo, adónde voy?, ¿existe Dios?, ¿cuál es el sentido de la vida?… En una palabra, es escéptico.

Desde otro punto de vista, Batlle insistía en su planteo: “Considero que le ha hecho bien a la Iglesia Católica, y a todas, que el Estado no profese ninguna religión. Me parece que eso es lo mejor y lo más sano para la Iglesia Católica como para todas las demás, pero también entiendo que no es bueno que quien tenga un sentimiento, no lo exprese. Por tanto, estimo que la laicidad tiene que tener, en ese sentido, un significado de respeto, pero no de negación, una actitud con la que y desde la que se exprese la manera de pensar”.

Estos y otros argumentos se escucharon aquel histórico día en la cámara de senadores del Palacio Legislativo. Jorge Batlle confesó también en su disertación: “Ni mis hermanos ni yo hemos sido bautizados; tampoco mis padres iban a la iglesia. Ni mi hermana ni yo nos casamos por la iglesia. Pero reconozco que en la vida del país prevalece un sentimiento cristiano y si algún símbolo de espiritualidad nos puede representar, no para confrontarnos sino para reclamar por esa y otras vías que esos temas vuelvan a tener presencia en la vida de los pueblos, quizá éste es el más apropiado”…

A la hora de votar, el proyecto de ley recibió 19 votos en 31, a favor de que quedara la Cruz como recuerdo permanente de la visita del primer Papa al Uruguay.

El laicismo progresista

Cinco veces debió intentar Jorge Batlle ser elegido como presidente. Lo consiguió finalmente y empezó su gobierno el 1º de marzo del año 2000. Dos años más tarde debió enfrentar una gravísima crisis económica que, en las siguientes elecciones, fue el factor principal de la derrota del Partido Colorado y del ascenso al poder del Frente Amplio, un conglomerado de partidos de izquierda que, bajo el común denominador de “progresismo”, acoge diversas ideologías: comunismo, marxismo, socialismo…  Desde el 2005 hasta el 2020, durante tres periodos electorales, el Frente Amplio ha gobernado el Uruguay. 

Los tiempos, sin duda, han cambiado mucho; el laicismo estatal ya no es el mismo que conoció el país en los albores del siglo XX, pero la laicidad del Estado y su interpretación práctica es, hasta hoy, objeto de no pocas discusiones. De hecho, la laicidad es la religión cívica que aúna a los uruguayos.

Tabaré Vázquez, masón, fue el primer presidente del Frente Amplio. El 14 de julio de 2005, apenas cuatro meses después de comenzar su mandato, visitó la Gran Logia de la Masonería del Uruguay y dio una conferencia, precisamente, sobre la laicidad. Afirmó que ella “es un marco de relación en el que los ciudadanos podemos entendernos desde la diversidad pero en igualdad. La laicidad es garantía de respeto al semejante y de ciudadanía en la pluralidad. O dicho de otra manera: la laicidad es factor de democracia”. Y más adelante: “la laicidad no inhibe al factor religioso. ¡Cómo va a inhibirlo si, al fin y al cabo, el hecho religioso es la consecuencia del ejercicio de derechos consagrados en tantas declaraciones universales y en tantos textos constitucionales!”.

No es así: el hecho religioso es muy anterior a cualquier declaración. No obstante, es interesante su afirmación, adelantada por Batlle, de que la laicidad no inhibe, ¡no debe inhibir!, al factor religioso. ¿Qué entendía por “factor religioso”? No lo aclaró.

Cuando termina su gobierno (nobleza obliga recordar que Vázquez, médico oncólogo, tuvo el valor de vetar en 2008 el proyecto de despenalización del aborto, aprobado por el parlamento, “porque la vida empieza con la concepción”), es elegido José Mujica, antiguo guerrillero, marxista de corazón, santón devenido en “filósofo” popular. Durante su gobierno se legalizará el aborto y el llamado “matrimonio” homosexual (2012). Dos años más tarde, Mujica promulga la ley de regulación de la marihuana. Asimismo, en esos años la ideología de género es impuesta en la enseñanza, con el consiguiente ataque a la Iglesia Católica, “represora” de los “derechos” de las mujeres: las manifestaciones del 8 de marzo lo expresan arrojando bombas de tinta contra la parroquia de Nuestra Señora del Carmen, que se encuentra en su recorrido por la principal avenida de Montevideo. 

Un NO a la Virgen

Sí, los tiempos han cambiado y, aquí como en casi todo el mundo, el cambio ha sido muy rápido. Los obispos, en las distintas circunstancias, siempre hemos levantado su voz tratando de hacer entender la verdadera libertad que enseña la Iglesia, pero en medio del vocinglerío apenas se oye su voz. En las redes sociales y en otros medios de información se multiplican los debates… (Actualmente la atención está centrada en el proyecto de legalización de la eutanasia, presentado por el diputado Ope Pasquet, masón, del Partido Colorado).

Un episodio ocurrido durante la segunda presidencia de Tabaré Vázquez (2015-2020) es indicativo de cómo están las cosas en el tema “laicidad del Estado”. Desde 2011, en Montevideo, en un predio público frente al mar, en el mes de enero comenzaron a reunirse cientos de personas, que han llegado a ser miles, para rezar el Rosario. Seis años más tarde decidieron pedir a la Intendencia de Montevideo la autorización para instalar en ese lugar, de manera permanente, una imagen de la Virgen. Según el trámite previsto, la petición fue elevada a la Junta Departamental, el organismo legislativo de la Intendencia, compuesto en ese momento, año 2017, por 31 ediles, de los cuales 18 eran del Frente Amplio y 13 de la oposición. Para que la Junta aprobara la instalación de la imagen necesitaba 21 votos positivos.

Se volvió a revivir el clima que, treinta años antes, había dominado el ambiente político y social uruguayo, con motivo de la Cruz del Papa: por todos los medios se oyó hablar de laicidad, de laicismo, de jacobinismo, de laicidad positiva… Pero el Frente Amplio mandató a todos sus ediles a votar en contra del proyecto. Obedecieron la orden y, con 17 votos en contra y 14 a favor, se le dijo que no a la Virgen. ¡Hay que sobrevivir!, me había advertido el papa Benedicto XVI. ¿Será posible? Lo analizamos en la próxima y última entrega.

El autorJaime Fuentes

Obispo emérito de Minas (Uruguay).

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Iniciativas

Conocer el patrimonio religioso de Barcelona

La archidiócesis catalana ha puesto en marcha una peculiar iniciativa de turismo religioso para dar a conocer entre propios y foráneos, el patrimonio religioso material e inmaterial de la archidiócesis y ser evangelizadores a través de la belleza.

Maria José Atienza·10 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

El perfil de la ciudad de Barcelona no se concibe sin el intrincado recorte de las cúpulas de la Sagrada Familia. El templo cumbre del arquitecto Gaudí siempre ha estado, junto a la Mezquita de Córdoba y el palacio de la Alhambra de Granada, a la cabeza de los monumentos más visitados de España. 

Uno de cada tres turistas que visitaban los monumentos y lugares de interés de Barcelona optaban, antes de la pandemia, por el patrimonio eclesiástico de la ciudad, especialmente la Sagrada Familia y la Catedral. 

La llegada de la pandemia de Covid cambió radicalmente la situación: el cierre de algunos templos en el estado de alarma, la suspensión de la visita y la falta de turismo extranjero h ahecho mella en todo el panorama turístico nacional, golpeando también y con fuerza, a la Iglesia catalana. 

Por ello, desde la archidiócesis catalana, su Secretariado de pastoral de Turismo, Peregrinaciones y Santuarios, una de sus últimas iniciativas ha sido la creación de la web https://turismoreligioso.barcelona, una herramienta pastoral que pone su patrimonio cultural al servicio de la recuperación del sector del turismo en la diócesis. 

El sacerdote Josep Maria Turull, director de este Secretariado destaca que esta web “ofrece información sobre elementos religiosos de la iglesia católica: misas internacionales, misas en idiomas extranjeros, iglesias emblemáticas, música en iglesias, alojamientos religiosos, acontecimientos religiosos. El objetivo es que puedan celebrar adecuadamente su fe en Barcelona o que puedan saber dónde se celebra si quieren conocerla”.

De hecho, a través de la web se puede conocer el horario de misas de la Sagrada Familia o del Sagrado Corazón del Tibidabo… etc, así como los horarios de misas en idiomas como inglés, francés, chino, polaco, portugués o tagalo. 

La web no sólo tiene como objetivo su utilización por parte de quienes van a la ciudad de visita, sino que, como señala Turull “de cara a los feligreses de la archidiócesis, ofrece el elenco de todas las peregrinaciones que se organizan desde ella para facilitar que puedan participar en ellos y también el listado de todos los santuarios de que dispone para que se facilite el mantenimiento de estas devociones multiseculares”. Por ello se ofrecen las peregrinaciones en agenda, según la fecha de sus celebraciones, así como una breve historia y enlaces de información de cada una de ellas. 

Una vía de evangelización

Además de ser un apoyo para el turismo, desde el Secretariado de pastoral de Turismo, Peregrinaciones y Santuarios se tiene muy claro que las distintas manifestaciones artísticas de las que se hacen eco en la nueva web: templos, festividades o música, pueden ser vía de encuentro con Dios o un punto de partida para el redescubrimiento de la fe. Como destacara en el documento dedicado a la Via pulchritudinis el Pontificio Consejo para la Cultura “Las obras de arte de inspiración cristiana, que constituyen una parte incomparable del patrimonio artístico y cultural de la humanidad, son objeto de un auténtico entusiasmo por parte de multitudes de turistas, creyentes o no creyentes, agnósticos o indiferentes al hecho religioso”.  En esta línea, se expresa Josep Turull: “El papa Benedicto XVI era un gran promotor de la ‘via pulchritudinis’ (el camino de la belleza) como acceso a Dios en nuestro tiempo. Por eso vino él mismo a dedicar la basílica de la Sagrada Familia de Barcelona. Creemos que el contacto con la belleza de las iglesias, permite abrir el corazón al misterio que se celebra en ellas. La “admiración” es una puerta de acceso a Dios”. La apuesta del Secretariado de pastoral de Turismo, Peregrinaciones y Santuarios se une así a iniciativas previas como Catalonia sacra, un proyecto creado y dirigido por el Secretariado Interdiocesano de Promoción y Custodia del Arte Sacro (SICPAS), secretariado de la Conferencia Episcopal Tarraconense (CET) que reúne los Delegados Episcopales de Patrimonio Cultural de los diez obispados con sede en Cataluña.

La era post covid

Barcelona ha sufrido, como en el resto del mundo, las consecuencias de la pandemia de coronavirus que llevó a la suspensión de las visitas turísticas en templos como la Catedral o la Sagrada familia desde marzo de 2020. Además la virulencia de la pandemia en la diócesis ha llevado a tener que cerrar las puertas a las visitas turísticas en diversas ocasiones durante los últimos meses. 

Josep Turull subraya que efectivamente “la pandemia ha afectado enormemente a Barcelona en todo el ámbito turístico y también en el ámbito turístico de la iglesia, ya que se han reducido drásticamente los ingresos por este concepto. La situación se afronta preparándose para la recuperación del turismo, teniendo en cuenta que no se espera que sea ni rápida ni total”. 

Desde la diócesis barcelonesa están convencidos de que “la situación de pandemia aumentará el deseo del turismo religioso, un turismo que aporta paz y consuelo en unos momentos en que esto es más necesario que nunca”.

Como símbolos de esperanza, también en esta época de pandemia existen proyectos esperanzadores como el adelanto en las obras de la Sagrada Familia que, presumiblemente, podrá gozar de la terminación de la torre de la Virgen. Una torre, de la que se está trabajando en el fuste, y que espera iniciar el próximo mes de diciembre la colocación de la estrella de doce puntas que iluminará el templo desde el interior. Una curiosidad añadida se debe al hecho de que esta Torre de la Virgen hará subir el perfil de la Sagrada Familia hasta llegar a los 127 metros de altura.

Hacer viva la fe en los templos

El director del Secretariado de pastoral de Turismo, Peregrinaciones y Santuarios de la Archidiócesis de Barcelona apunta otro desafío dirigido a los creyentes: la necesidad de “hacer viva la fe en los templos” para que no se conviertan en meros museos o espacios de arte, vacíos de contenido. Iniciativas como la web de turismo pueden ayudar a los propios católicos a ser testigos de la fe vivida en sus templos. Esta es la idea que destaca Turull: “Lo más importante es seguir yendo a las iglesias a rezar y a practicar las propias devociones, para que los turistas vean y vivan la finalidad para la que se construyeron estos templos. Es muy conveniente que los turistas experimenten cómo viven los creyentes su fe en las iglesias”. 

Puede acceder a la página web a través de esta dirección:
https://turisme.esglesia.barcelona/es/turismo/