El Papa recuerda que Cristo es modelo para nuestra oración
Francisco ha mantenido en la audiencia general una catequesis centrada en la oración de Jesús, como modelo y fundamento de nuestra propia oración personal.
El Papa Francisco ha mantenido este miércoles 2 de junio la audiencia general en el Patio de San Dámaso con aun limitación de fieles.
El Papa ha continuado su catequesis hablando de cómo el Evangelio nos muestra la oración de Jesús como fundamento de su relación con los discípulos: «Los Evangelios nos muestran cuánto era fundamental la oración en la relación de Jesús con sus discípulos. Ya se aprecia en la elección de los que luego se convertirían en los apóstoles. Lucas sitúa la elección en un contexto preciso de oración: «Sucedió que por aquellos días se fue él al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios. 13. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles»(6,12-13). Parece que no haya otro criterio en esta elección si no es la oración, el diálogo con el Padre. A juzgar por cómo se comportarán después esos hombres, parecería que la elección no fue de las mejores; pero es precisamente esto, especialmente la presencia de Judas, el futuro traidor, lo que demuestra que esos nombres estaban escritos en el plan de Dios».
«La oración en favor de sus amigos», dice el Papa, «reaparece continuamente en la vida de Jesús. A veces los apóstoles se convierten en motivo de preocupación para Él, pero Jesús, así como los recibió del Padre, así los lleva en su corazón, incluso en sus errores, incluso en sus caídas. En todo ello descubrimos cómo Jesús fue maestro y amigo, siempre dispuesto a esperar pacientemente la conversión del discípulo. El punto culminante de esta paciente espera es la «tela» de amor que Jesús teje en torno a Pedro. En la Última Cena le dice: «¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos» (Lc 22:31-32). Es impresionante saber que, en el tiempo del desfallecimiento, el amor de Jesús no cesa, sino que se hace más intenso y que estamos en el centro de su oración».
Francisco insiste en que la oración de Jesús es fundamental en los momentos clave: «La oración de Jesús vuelve puntualmente en un momento crucial de su camino, el de la verificación de la fe de los discípulos. Escuchemos de nuevo al evangelista Lucas: «Y sucedió que mientras él estaba orando a solas, se hallaban con él los discípulos y él les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?» Ellos respondieron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que un profeta de los antiguos había resucitado.» Les dijo: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pedro le contestó: «El Cristo de Dios.» Pero les mandó enérgicamente que no dijeran esto a nadie»(9:18-21). Las grandes decisiones en la misión de Jesús están siempre precedidas de una oración intensa y prolongada. Esta prueba de fe parece una meta, pero en cambio es un punto de partida renovado para los discípulos, porque, a partir de entonces, es como si Jesús subiera un tono en su misión, hablándoles abiertamente de su pasión, muerte y resurrección».
«En esta perspectiva, que despierta instintivamente la repulsión, tanto en los discípulos como en nosotros que leemos el Evangelio, la oración es la única fuente de luz y fuerza. Es necesario rezar más intensamente, cada vez que el camino se empina».
Y en efecto, continúa el Santo Padre, «tras anunciar a los discípulos lo que le espera en Jerusalén, tiene lugar el episodio de la Transfiguración. «Sucedió que unos ocho días después de estas palabras, tomó consigo a Pedro, Juan y Santiago, y subió al monte a orar. . Y sucedió que, mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó, y sus vestidos eran de una blancura fulgurante, y he aquí que conversaban con él dos hombres, que eran Moisés y Elías; los cuales aparecían en gloria, y hablaban de su partida, que iba a cumplir en Jerusalén» (Lc 9,28-31). Por tanto, esta manifestación anticipada de la gloria de Jesús tuvo lugar en la oración, mientras el Hijo estaba inmerso en la comunión con el Padre y consentía plenamente en su voluntad de amor, en su plan de salvación. Y de esa oración salió una palabra clara para los tres discípulos implicados: «Este es mi Hijo, mi Elegido; escuchadle» (Lc 9,35)».
«De este rápido recorrido por el Evangelio, deducimos que Jesús no sólo quiere que recemos como Él reza, sino que nos asegura que, aunque nuestros tentativos de oración sean completamente vanos e ineficaces, siempre podemos contar con su oración. El Catecismo dice: «La oración de Jesús hace de la oración cristiana una petición eficaz. Él es su modelo. Él ora en nosotros y con nosotros.»(n. 2740). Y un poco más adelante añade: «Jesús ora también por nosotros, en nuestro lugar y en favor nuestro. Todas nuestras peticiones han sido recogidas una vez por todas en sus palabras en la Cruz; y escuchadas por su Padre en la Resurrección: por eso no deja de interceder por nosotros ante el Padre» (n. 2741)».
Concluye el Papa Francisco que «aunque nuestras oraciones fueran solamente balbuceos, si se vieran comprometidas por una fe vacilante, nunca debemos dejar de confiar en Él. Sostenidas por la oración de Jesús, nuestras tímidas oraciones se apoyan en alas de águila y suben al cielo».
Andrea Mardegan comenta las lecturas del Corpus Christi
Andrea Mardegan·2 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 2minutos
“Mientras comían”. Comer juntos es realmente importante para nuestro Dios. Las cosas importantes, Jesús las hace en la mesa, los discursos más conmovedores, los milagros más amados. En el momento de la unidad, de la intimidad, de la familiaridad del amor. “Tomó el pan”. Cada gesto queda fijado para siempre en la memoria de los discípulos, y pasa a la memoria de la Iglesia y a la liturgia. Jesús toma el pan con la fuerza de su voluntad divina que espera hace milenios este momento, con el deseo de su voluntad humana que anhela esta hora. Apunta a ser una sola cosa con nosotros, a lo largo de la historia. De tú a tú con cada uno. Toma en sus manos su vida para ofrecérnosla del todo.
“Lo partió”. Partió el pan con sus manos. Quiere que su cuerpo inmolado se convierta en alimento divino para todos. Que sea multiplicado y distribuido. Que por un único pan nos convirtamos en un solo cuerpo. “Se lo dio”. Jesús da el pan a los suyos: darse es el gesto supremo.
Siempre se había dado, nunca se echó para atrás. Disponible para ir de una parte a la otra de aquellas tierras, de aquel lago. A escuchar y a explicar. Ahora se vuelve a dar, de un modo nuevo. El don de Jesús nos pide y nos prepara para el don de nosotros mismos. “Tomad”. Se ofrece y se regala a sí mismo, pero pide que nosotros lo tomemos. Se adelantan pensativos, emocionados. Es el don de Dios, su gracia, pero es necesaria la correspondencia humana. Tomar aquel alimento que Jesús nos ofrece, su pan que es su cuerpo por nosotros, para hacernos uno con él.
En la fiesta del Corpus Christi ponemos más la atención en la segunda parte de la frase de Jesús: “este es mi cuerpo”, “esta es mi sangre”, en la presencia real de Jesús en la Eucaristía, pero nos sorprende que la atención de Jesús está, en cambio, en la primera parte de la frase, o sea, en nosotros. Él está inclinado hacia nosotros, desea vivir con nosotros, estar en comunión con nosotros. En su corazón estamos, sobre todo, nosotros: “¡Tomad!”. Según Marcos, primero ofrece el cáliz y ellos beben, y sólo después dice: esta es mi sangre.
El deseo de Jesús de donarse y de venir a nosotros es grande: tomad, bebed. Casi es secundario el extraordinario milagro de la Transubstanciación. Lo que cuenta es el amor y deseo de unión, el resto es consecuencia para él que lo puede todo. Hoy y en otras ocasiones, en la Iglesia adoramos, rezamos, llevamos en procesión el cuerpo de Cristo, lo hacemos con alegría y con fe, con gratitud.
Pero para Él, viene sobre todo a nutrirnos de sí, a convertirse en parte de nosotros, en alimento que nos sostiene mientras vivimos su vida en medio del mundo y, por tanto, que podemos llevar, con nuestra vida, al mundo.
Si no queremos traicionar a nuestros jóvenes, sabemos que hemos de pedirles que den lo mejor de sí mismos, que no se conformen con la mediocridad, que ellos naden también contracorriente.
El educador debe tener auténticamente alma color salmón. Porque, más que nunca, hoy la educación es un constante nadar contra corriente, río arriba, como hacen los salmones. Creo que esta sensación la compartimos todos los educadores. Profesores, padres, madres de familia…sentimos muchas veces que vamos a contracorriente al educar a los jóvenes. Y no pocas veces nos asalta la tentación de ceder, de dejarnos llevar por la corriente, que es ciertamente más fácil.
Educamos a contracorriente de la sociedad en la que vivimos. Sus parámetros no tienen nada que ver con los del evangelio. Vivimos en un mundo autosuficiente, consumista, hedonista, con una antropología que rechaza que haya una naturaleza humana, viviendo al margen totalmente de Dios. Todavía quedan algunos resquicios de lo que fue una sociedad cristiana, pero cada vez más débiles, apenas sustentan una civilización que se derrumba por momentos. Una nueva cultura, al margen de las fecundas raíces del cristianismo, impregna todo nuestro ambiente.
Vivimos en un mundo autosuficiente, consumista, hedonista, con una antropología que rechaza que haya una naturaleza humana, viviendo al margen totalmente de Dios.
Javier Segura
A contracorriente de la pedagogía actual. También sus principios son lejanos a los que proponemos nosotros. Es el niño el autor de su propio ser, el que construye su vida, sin más referencia que su propia libertad. El educador pasa a un plano secundario, casi como mero observador de ese proceso. La naturaleza del niño es buena y no hay que interferirla. No hay ni atisbo de algo parecido al pecado original. Todo es lúdico. El esfuerzo, el trabajo, la propia responsabilidad, el fracaso, quedan al margen. Y un igualitarismo sofocante quiere anegarlo todo.
Y también nadamos a contracorriente del propio ser del joven. Porque sus pasiones le inclinarán a lo fácil. Y la dispersión en la que vive, fruto de esta sociedad de la imagen, de lo inmediato, le hará más difícil afrontar un trabajo serio, a veces duro, que no tiene frutos inmediatos. Sencillamente, crecer es gozoso, pero no necesariamente agradable. A veces duele.
Y, sin embargo, si no queremos traicionar a nuestros jóvenes, sabemos que hemos de pedirles que den lo mejor de sí mismos, que no se conformen con la mediocridad, que ellos naden también contracorriente. Que sean jóvenes con el alma color salmón.
Hay un bello poema de Pedro Salinas, ‘Tu mejor tú’, que nos recuerda lo que es verdaderamente amar. Ese amor del que participa el educador.
Perdóname por ir así buscándote
tan torpemente, dentro de ti.
Perdóname el dolor, alguna vez.
Es que quiero sacar
de ti tu mejor tú.
Ese que no te viste y que yo veo,
nadador por tu fondo, preciosísimo.
Y cogerlo
y tenerlo yo en alto como tiene
el árbol la luz última
que le ha encontrado al sol.
Y entonces tú
en su busca vendrías, a lo alto.
Para llegar a él
subida sobre ti, como te quiero,
tocando ya tan sólo a tu pasado
con las puntas rosadas de tus pies,
tensión todo el cuerpo, ya ascendiendo
de ti a ti misma.
Y que a mi amor entonces le conteste
a nueva criatura que tú eras.
Es verdad, los educadores contamos con un poderoso aliado, por muy mal que esté el mundo, por desastre que sea la pedagogía actual, por mucho que las pasiones asalten al joven. Ese aliado es su propio corazón y sus ansias de verdad, belleza y bien. Hay que bucear en diálogo profundo con cada joven y ayudarle a descubrir que no llena el deseo de amor todo lo que le ofrece el mundo. Que aspira a más, a mucho más. Más, más y más.
Hay que bucear en diálogo profundo con cada joven y ayudarle a descubrir que no llena el deseo de amor todo lo que le ofrece el mundo.
Javier Segura
Y el otro gran aliado es Dios mismo. Educamos contracorriente, pero Dios es el padre de cada joven, y le ama con un amor entrañable. Él es el más interesado en salvar a su hijo, en que llegue a la plenitud para la que él le soñó. Y por eso se va a emplear a fondo. No le van a faltar ni su cuidado providente ni su gracia.
Educamos contracorriente, sí. Habrá trabajo, habrá pelea. Pero esta batalla la hemos ganado ya.
Delegado de enseñanzas en la Diócesis de Getafe desde el curso 2010-2011, ha ejercido con anterioridad este servicio en el Arzobispado de Pamplona y Tudela, durante siete años (2003-2009). En la actualidad compagina esta labor con su dedicación a la pastoral juvenil dirigiendo la Asociación Pública de Fieles 'Milicia de Santa María' y la asociación educativa 'VEN Y VERÁS. EDUCACIÓN', de la que es Presidente.
Este martes 1 de junio ha tenido lugar la presentación de la reforma del Código de Derecho Canónico, que tiene por finalidad dotar a la Iglesia Católica de un sistema de sanciones adecuado a la situación actual, al mismo tiempo que eficaz para castigar las diversas conductas que constituyen un delito
Ricardo Bazán·2 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 4minutos
Finalmente ha visto la luz la reforma del Libro VI del Código de Derecho Canónico, sobre las sanciones penales en la Iglesia. Este martes 1 de junio tuvo lugar una Conferencia de prensa para la presentación de la Constitución Apostólica Pascite gregem Dei, que tiene por finalidad dotar a la Iglesia Católica de un sistema de sanciones adecuado a la situación actual, al mismo tiempo que eficaz para castigar las diversas conductas que constituyen un delito.
Se trata de una reforma deseada desde hace varias décadas, ya que como lo ha demostrado la experiencia, cuando entró en vigor el Código de Derecho Canónico en 1983, el libro que regula los delitos en la Iglesia no parecía ser un instrumento adecuado, pues había prevalecido una lectura más pastoral que jurídica. Es por esto que el Papa Francisco, en la introducción de la norma aclara: «El Pastor está llamado a ejercer su cometido “con sus consejos, con sus exhortaciones, con sus ejemplos, pero también con su autoridad y sacra potestad” (Lumen gentium, n. 27), pues la caridad y la misericordia exigen que un Padre se dedique también a enderezar lo que tal vez se haya torcido».
Esto se ha visto tristemente comprobado con los delitos de abuso sexual a menores cometidos al interno de la Iglesia, pues las normas del código fueron insuficientes para hacer frente a las denuncias que ya se daban desde la década de los 80’s y que se hicieron públicas a nivel mundial en el 2002. De allí que el entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la fe, Card. Joseph Ratzinger se tomara muy en serio este tema.
En efecto, ya como papa, Benedicto XVI confió en el 2009 la difícil tarea de reformar el mencionado Libro VI al Pontificio Consejo para los Textos Legislativos (PCTL) . Se trata se un trabajo colegial que ha durado casi 12 años, entre reuniones del grupo de estudio creado al interior del mencionado discaterio para revisar el código, así como consultas a otros dicasterios, obispos, facultades de Derecho canónico, entre otros; hasta llegar al texto final que entrará en vigor el 8 de diciembre de 2021. Asi pues, el nuevo Libro VI, sobre las sanciones de la Iglesia, que consta de 89 cánones, queda de la siguiente manera: 63 cánones han sido modificados (71%), 9 han sido cambiados de lugar (10%), y 17 han permanecido iguales (19%).
Como señalaba en la conferencia de prensa Mons. Filippo Iannone, presidente del PCTL, el nuevo Libro VI tiene tres fines: restablecer las exigencias de la justicia, la enmienda del reo y la reparación de los escándalos. Podemos apreciar un proceso de maduración en el modo de entender el Derecho penal como instrumento para restablecer la justicia, propia de la Iglesia como Pueblo de Dios, en el que se da un intercambio de relaciones entre sus fieles, las cuales deben ser reguladas según la justicia, basada en la caridad, de manera tal que los derechos de los fieles puedan ser respetados y garantizada la tutela de los mismos.
En muchas ocasiones Papa Francisco ha buscado explicar que la misericordia no es contraria a la justicia, de allí que sea un deber de justicia, pero al mismo tiempo, de caridad, corregir al que se equivoca (cfr. Exhortación Apostólica Gaudete et exsultate).
Sin duda estamos frente a una norma que ha sido hecha con mucha competencia, así se desprende del texto, el cual contiene una mejor determinación de las normas penales que antes no existía cuando el código fue promulgado. Para ello reduce el ámbito de discrecionalidad del obispo, juez natural de la diócesis. Igualmente los delitos han quedado mejor especificados, así como una elenco de las sanciones (cfr. can. 1336) y unos parámetros de referencia para guiar la valoración de quién debe juzgar las concretas circunstancias. Con miras a proteger la comunidad eclesial y a reparar el escándalo y el resarcimiento del daño, el nuevo texto prevé la imposición de preceptos penales, o iniciar un procedimiento sancionador siempre que la autoridad lo considere necesario, o haya constatado que por otras vías no es posible obtener un suficiente restablecimiento de la justicia, la enmienda del reo y la reparación del escándalo.
Por último, se ofrece a los obispos los medios necesarios para prevenir el delito y así poder intervenir en la corrección de situaciones que de manera posterior podrían ser más graves, dejando a salvo el principio de presunción de inocencia (cfr. can. 1321 § 1).
Además, han sido incorporadas al código delitos que han sido tipificados recientemente a través de leyes especiales, como la tentativa de ordenación de mujeres, la grabación de la confesión, la consagración con fines sacrílegos de las especies eucarísticas. Paralelamente se han incorporado algunos delitos presentes en el Código de 1917 y que no fueron acogidos en el 1983, por ejemplo, la corrupción en actos de oficio, la administración de sacramentos a sujetos a los cuales está prohibido administrarlos, ocultar a la autoridad legítima eventuales irregularidades o censuras en orden a la recepción de las sagradas órdenes.
Se han añadido nuevos reatos como la violación del secreto pontificio, la omisión de la obligación de ejecutar una sentencia o decreto penal, la omisión de la obligación de dar noticia de la comisión de un delito, y el abandono ilegítimo del ministerio. Por último, se han incorporado delitos de tipo patrimonial que han sido noticia en los últimos años.
Esta reforma del sistema penal de la Iglesia pone en manos de los obispos un instrumento «ágil y útil, normas más simples y claras, para favorecer el recurso al derecho penal cuando esto es necesario, a fin de que, respetando las exigencias de la justicia, puedan crecer la fe y la caridad en el pueblo de Dios». Sin embargo, esto no se puede dar de manera automática, es necesaria una reflexión previa, entender que no se es más pastoral porque se deja de aplicar una pena a quien ha cometido un delito, sino que la justicia y la caridad lo exigen, hay un deber de justicia que corresponde a los pastores realizar.
No en vano, muchas de las víctimas de abusos sexuales por parte de clérigos, más que ver al agresor en la cárcel, buscan la sanción canónica, que generalmente consiste en la suspensión del estado clerical y ser apartado de cualquier cargo pastoral, donde puede ocasionar más daño. No podemos olvidar que el tiempo y la práctica judicial serán de mucha utlidad, de allí que la Pascite gregem Dei necesite tiempo para desplegar el efecto que busca el Papa Francisco, ser un instrumento para el bien de las almas.
Mons. Arrieta, sobre la reforma del Código: “Ahora los delitos, las penas y el modo de aplicarlas quedan bien determinados”
Entrevistamos a Mons. Juan Ignacio Arrieta, Secretario del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, sobre la reforma del Libro VI del Código de Derecho Canónico.
Giovanni Tridente y Alfonso Riobó·2 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 7minutos
La revisión redefine el sistema penal de la Iglesia, modificando en profundidad la mayor parte de ese Libro del Código vigente, de 1983.
-Con la nueva Constitución Apostólica hecha pública el 1 de junio, ha terminado finalmente el proceso de revisión del Libro VI del Código de Derecho Canónico, relativo a las sanciones penales en la Iglesia. ¿Cuándo comenzó este largo proceso de reforma? ¿Por qué se ha tardado en llegar a la promulgación?
Cuando el Papa Benedicto XVI encargó al Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, en septiembre de 2009, la revisión del Libro VI del Código de Derecho canónico, se constituyó un grupo de estudio que fue trabajando en contacto con muchos otros canonistas, hasta preparar un primer borrador del nuevo Libro VI. El borrador se mandó en 2011 para consulta a todas las conferencias episcopales, a los dicasterios de la Curia, a las facultades de derecho canónico y a muchos otros expertos.
Con las respuestas, se siguió trabajando del mismo modo, perfilando mejor los textos en sucesivos borradores, hasta llegar, tras nuevas consultas y trabajos, a este texto que ahora ha promulgado el Papa.
-Entonces, ¿recoge las experiencias y las opiniones relevantes?
Sí, ha sido un trabajo colegial, que ha implicado a muchas personas en todo el mundo. Y ha sido también un trabajo algo complejo, porque siendo una ley universal, tenía que adecuarse a las exigencias de culturas y situaciones concretas muy diversas. Un trabajo así, en una materia particularmente delicada como esta, requiere tiempo y necesita sopesar soluciones para que sirvan a toda la Iglesia.
-De los 89 cánones del Libro VI, han sido modificados 63, y otros 9 han cambiado de lugar; sólo 17 han permanecido invariables. ¿Por qué ha sido necesaria esta reforma, antes que la de otras partes del Código?
Casi inmediatamente después de la promulgación del Código de Derecho Canónico de 1983, se comprobó que el derecho penal de su Libro VI no funcionaba.
En realidad, aquel texto había cambiado radicalmente el sistema precedente del Código de 1917, pero sin medir del todo las consecuencias. Se redujo mucho el número de las penas, cosa que era muy necesaria; pero, sobre todo, muchos cánones clave se redactaron de modo intencionalmente poco definido, pensando que debían ser los Obispos y Superiores quienes determinasen en cada caso qué conductas debían castigarse y cómo había que hacerlo.
El resultado es que tanta indeterminación –no se olvide que la Iglesia es universal– condujo de hecho al desconcierto, y paralizó el funcionamiento del sistema. Por eso, a partir de cierto momento, la Santa Sede tuvo que intervenir de modo extraordinario para castigar los delitos mas graves.
-En líneas generales, ¿qué papel tienen las sanciones penales en la Iglesia, y en relación con la vida de los fieles? Las situaciones lamentables de los últimos años, por ejemplo el fenómeno de los abusos, ¿han devuelto a la conciencia eclesial la importancia del Derecho penal?
En la época en la que se prepararon los cánones penales del Código de 1983, prevalecía un clima en el que se dudaba de si en la Iglesia había sitio para el derecho penal; parecía que las penas se oponían a las exigencias de la caridad y de la comunión, y que lo máximo que podía aceptarse –por resumirlo de algún modo– eran medidas disciplinares, no propiamente penales.
Muchos hechos posteriores han demostrado lo trágico de un modo de pensar como ese, y así lo señala ahora el Papa Francisco en el texto de la Constitución Apostólica. Precisamente por exigencias de caridad, hacia la comunidad y hacia la persona que hay que corregir, es necesario utilizar el derecho penal cuando es preciso.
-¿Han sido esas situaciones el motivo de la revisión?
No, la reforma no se hace para responder al problema de los abusos. La revisión era necesaria para hacer que funcionara el sistema penal en su conjunto, y para proteger muy diversas situaciones y realidades eclesiales esenciales –los Sacramentos, la Fe, la autoridad, el patrimonio eclesiástico, etc.–, y no únicamente unos pocos delitos, aunque tengan particular gravedad como sucede con los abusos de menores.
-¿Qué importancia tiene el Derecho en la vida de la Iglesia?
En su peregrinar terreno, la Iglesia se organiza como sociedad, y por tanto tiene que tener sus propias reglas y leyes que regulan su vida. Desde los primeros siglos de su historia, la Iglesia ha ido formando un conjunto de reglas, bastante flexibles, que a lo largo de los tiempos y de las diferentes culturas se han ido adaptando a las necesidades que se iban presentando, respetando siempre el núcleo esencial de su propia identidad de carácter espiritual. Ese es el derecho canónico.
-¿Qué sucede ahora con el sistema penal del “hermano” del Código de Derecho Canónico, que es el Código de Cánones de las Iglesias Orientales?
El Código de Cánones de las Iglesias Orientales se promulgó siete años después del Código de Derecho Canónico de 1983. En buena medida pudo aprovecharse de la experiencia negativa, que ya para entonces surgía, acerca de las dificultades de aplicación del derecho penal latino. Quizás sea necesario retocar algo también en la legislación oriental, pero el problema más agudo lo planteaba el código latino.
-¿Cuáles son los elementos esenciales de esta revisión?
Los puntos esenciales que caracterizan la reforma pueden resumirse en tres conceptos.
El primero es una mayor determinación de las normas y de los modos de actuar, con una disminución consiguiente de la carga sobre las autoridades eclesiásticas en el momento de decidir caso por caso. Ahora están determinadas también las penas que se deben imponer, y se indican, a la autoridad que debe decidir, parámetros en relación con los cuales adoptar soluciones.
El segundo criterio es el de proteger mejor a la comunidad cristiana, velando para que se repare el escándalo que produce una conducta delictiva y, en su caso, para resarcir también los daños causados.
Por último, se proporcionan ahora a la autoridad instrumentos más adecuados para prevenir los delitos y, sobre todo, para corregir infracciones antes de que se hagan más graves.
-Esa mayor determinación, ¿se refleja en el enfoque de los diversos tipos penales?
Las novedades en la definición de los delitos son consecuencia de lo que decía antes, sobre la mayor determinación de las normas.
Por un lado, se han especificado mejor algunos delitos que en el Código de 1983 resultaban excesivamente sintetizados. Se han incorporado al Código, por otro lado, delitos que se han ido definiendo en los años sucesivos, como el de la grabación (registro) de las confesiones, y algunos otros más. Después, algunos delitos que no se tuvieron en cuenta en la codificación de 1983 se han tomado directamente del Código de 1917, como la corrupción en actos de oficio, la administración de sacramentos a quienes tienen prohibido recibirlos, o el ocultar a la autoridad eclesiástica eventuales irregularidades con el fin de poder acceder a las órdenes sagradas.
Por último, se han definido también algunos delitos nuevos: por ejemplo, la violación del secreto pontificio, la omisión de la denuncia un delito por parte de quien está obligado a denunciarlo, el abandono ilegítimo del ministerio eclesiástico que desempeña un sacerdote, etc.
-Específicamente en relación con los abusos de menores y personas vulnerables, ¿se ha tenido en cuenta la experiencia de los últimos años, para hacer más eficaz el Derecho penal?
Como es natural, aunque, ese no fuera el objeto central de la reforma, se ha dado particular importancia al delito de abuso sexual de menores. Las novedades en este punto son varias.
En primer lugar, ya no es considerado sólo como un delito contra las obligaciones especiales de los clérigos o religiosos (como son las obligaciones del celibato o de no gestionar bienes patrimoniales), sino que se considera como un delito contra la dignidad de la persona humana.
Además, se ha ampliado la categoría, para incluir como posibles víctimas a otros sujetos que en el derecho de la Iglesia tienen similar protección jurídica a la de los menores.
Por último, aunque en este caso no sean ya delitos reservados a la Doctrina de la Fe, se incluyen también como delito las conductas de abuso de menores realizadas por religiosos no clérigos, o por laicos que desempeñan alguna función u oficio en el ámbito eclesiástico.
-Un momento crucial en la lucha contra los abusos fue el encuentro sobre la protección de los menores promovido por el Papa en febrero de 2019, del que uno de los frutos es el Vademécum del año 2020. ¿En qué medida ha influido en el trabajo del Consejo Pontificio para la reforma del Libro VI?
Efectivamente, el Vademécum preparado por la Congregación para la Doctrina de la Fe está siendo de mucha utilidad para castigar en la vía administrativa los delitos de abuso de menores realizados por clérigos, que es la materia reservada a ese Dicasterio. Pero, además, como en el Código no se desarrolló suficientemente el tema de las sanciones penales realizadas por vía administrativa (al principio se pensó que la regla general debía ser que las penas se impusieran por vía judicial), ese Vademécum resulta de gran utilidad general, y sirve de guía para proceder penalmente también en los casos que no están reservados a esa Congregación.
-Un aspecto significativo fue también la abolición del secreto pontificio en los casos de denuncias de abusos. ¿Por qué es importante esta decisión del Papa, cómo incide concretamente en la vida de la Iglesia?
En estos procesos, el secreto pontificio resultaba un inconveniente, tanto para las víctimas como para los acusados y para el desarrollo del proceso. Por eso, ha sido un bien el eliminarlo en este tipo de procesos por abuso de menores, facilitando así la libertad del enjuiciamiento y de la defensa.
-Hace no mucho tiempo se creó otro instrumento, una “task force” para ayudar a las Iglesias locales a actualizar o preparar líneas guía en el ámbito de la tutela de los menores. ¿Por qué fue necesario, y cómo se está procediendo?
Hay que tener en cuenta qué la Iglesia está presente en los cinco continentes, y que son muchas las comunidades diocesanas que carecen de los recursos que sí tienen otras de mayor tradición. Por eso, la Santa Sede se vio en la necesidad de preparar un equipo que asesorarse a las Iglesias locales y a las conferencias episcopales, de manera que puedan mantener al día y renueven los protocolos relativos a la protección de menores. No todas las Iglesias tendrán la misma necesidad, pero de este modo se garantiza también una respuesta armónica en su conjunto por parte de la Iglesia.
-Otro campo de atención es el de los delitos en materia económica. ¿Afecta la revisión a las penas canónicas para este tipo de delitos?
En efecto, entre las novedades que recoge ahora el Libro sexto está la mayor atención a los delitos de carácter económico y patrimonial. De una parte, se han especificado mejor los distintos tipos de delito, incluyendo casos extremos de delito, no ya doloso, sino culposo. En todos estos casos se incluye en la sanción penal la exigencia de reparación de los daños causados.
Además, como novedad, se ha incluido como nuevo delito canónico: el de cometer en sede civil delitos en materia económica con violación del deber de los clérigos y religiosos de no asumir ningún tipo de gestión patrimonial sin permiso de su Ordinario propio.
-¿Qué valoración de conjunto hace de esta reforma del Código?
Para resumir mi valoración, creo que hay que decir que el nuevo libro sexto del código de derecho canónico ha cambiado sustancialmente el sistema penal de la Iglesia. Ahora los delitos, las penas y el modo de aplicarlas han quedado bien determinados. Sobre todo, como el Santo Padre subraya en la Constitución apostólica de promulgación, la actuación o aplicación de las normas penales, cuando sea necesario usarlas, forma parte de la caridad pastoral que debe guiar el gobierno de la comunidad cristiana por parte de quienes la tienen a su cargo. Por eso, aunque la ley penal de la Iglesia tenemos que cumplirla todos, el Papa se dirige en su texto principalmente a quienes tienen que aplicarla.
Sorprende este original y ameno ensayo de Moral fundamental (editorial Palabra, Madrid 2021, 150 páginas), escrito por José Manuel Horcajo, profesor de teología de la madrileña Universidad eclesiástica San Dámaso y párroco de San Ramón Nonato, en el distrito de Puente de Vallecas.
Libro
Título: La peregrinación de la gracia
Autor: José Manuel Horcajo
Editorial: Palabra
Páginas: 152
Año: 2021
La metáfora de la peregrinación sirve de hilo conductor a la comprensión del sentido del obrar humano a la luz de la fe cristiana y de la razón humana. Desde el viaje a Hispania de Astérix y Obélix, pasando por el viaje de Abraham, el Éxodo de Israel, la Odisea de Ulises, el Camino de Santiago, las andanzas de Don Quijote, la divina comedia de Dante, o la misión de Frodo, el portador del anillo…, el autor nos facilita la comprensión de conceptos clave de la ética: gracia, afectividad, intencionalidad, conciencia, nominalismo, utilitarismo, emotivismo, etc.
Con un lenguaje riguroso y al mismo tiempo coloquial, ofrece montones de aplicaciones a la vida práctica para hacer asequible la doctrina de los grandes doctores de la Iglesia. Así, para dejar clara la falsedad de la pretensión de autonomía y la necesidad de fundamentarse en el amor divino originario: “Nuestra libertad o es filial o no es nada”.
Otro ejemplo, para entender la diferencia entre el instinto humano natural y racional con el sobrenatural que suscita el Espíritu Santo: la religiosa Santa Ángela de la Cruz, que pide limosna para los pobres que atiende en la casa de su compañía; recibe una bofetada de un señor mal encarado; su respuesta inmediata no es la reacción violenta ni la denuncia legal, sino decirle: -“Ya me ha dado lo mío, ahora deme para mis pobres”.
En definitiva, una presentación asequible de las bases del obrar humano y cristiano, superando diversas teorías que han conducido a vías muertas. Y todo ello desde la centralidad del amor personal de Jesucristo como motor, motivación y meta del caminar en santidad hacia la plenitud humana en esta vida y en la eternidad.
“Me Apunto a Religión” subraya el valor de la asignatura para la sociedad
La Conferencia Episcopal Española lanza, un año más, la campaña “Me Apunto a Religión”, subrayando, en esta edición, la influencia de la enseñanza religiosa en una sociedad plural.
Coincidiendo con el final de curso y la elección de las asignaturas ara el siguiente periodo escolar, la Comisión Episcopal para la Educación y Culturaha lanzado la campaña “Me Apunto a Religión”, con la que la Conferencia Episcopal Española desea, a lo largo de todo el mes de junio, invitar a las familias y al alumnado a matricularse en la asignatura de Religión Católica en el próximo curso 2021-2022.
La campaña anima a la elección de la asignatura de Religión subrayando su carácter escolar y académico, su aportación específica al desarrollo integral de los alumnos y alumnas, y a la articulación de sociedades respetuosas con la diversidad religiosa.
La campaña está dirigida a familias con hijos e hijas en edad escolar y a estudiantes de secundaria. Además, se lanza en dos tipos de soporte: a través de las redes sociales y en prensa online de ámbito nacional.
Esta iniciativa se suma también a aquellas acciones que las distintas delegaciones diocesanas de Enseñanza están realizando con la misma finalidad.
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«Escuchar las obras de Carlos Patiño es escuchar lo que oyeron Velázquez o Calderón»
Albert Recasens, director y musicólogo, ha coordinado la primera grabación internacional de la obra de Carlos Patiño, maestro de la capilla Real bajo el reinado de Felipe IV.
Albert Recasens, director y musicólogo, ha coordinado esta recuperación que pretende “acercar al público la figura y producción musical de Carlos Patiño a través de sus obras más destacadas”, como ha señalado en una entrevista para Omnes. El disco, Carlos Patiño: música sacra para la corte, es fruto del trabajo de Recasens en el Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra, fue grabado al frente de su conjunto La Grande Chapelle en la iglesia de san Quintín en Sobral de Monte Agraço, en Portugal. Se trata de la primera grabación mundial con las composiciones religiosas en latín más emblemáticas de este genio barroco que sirvió en la corte de Felipe IV.
Una cuidada selección
Albert Recasens ha apuntado que el trabajo realizado constituye una “reconstrucción de la sonoridad que tuvo la capilla real en el reinado de Felipe IV, uno de los reinados más ricos en lo artístico y cultural en España. Carlos Patiño es el compositor más importante que tenemos en la primera mitad del S. XVII en España. Escuchar su música significa adentrarse en la música que escucharon Calderón de la Barca o Velázquez”.
A diferencia de proyectos como el Oficio de Difuntos de Tomas Luis de Victoria, Carlos Patiño (1600-1675) Música sacra para la Corte, recoge una selección de piezas compuestas por Patiño dentro de su producción de música sacra. Como señala Albert Recasens, en este caso “nos hemos centrado en el repertorio en latín, y, dentro de este grupo, se ha realizado una selección de las piezas de mayor calidad artística, que tuvieran un valor por algún elemento: ya sea la relación del texto y la música, ya sea porque sean piezas “osadas” artísticamente en las que la armonía, las melodías o la estructura son muy avanzadas, o simplemente, por la belleza”.
La grabación que recoge el disco se compone de una primera parte del disco “centrado en obras marianas en sentido amplio: motetes, antífonas, letanías dedicadas a la Virgen o bien salmos como el Lauda Ierusalem, que se cantaban en vísperas de fiestas de la Virgen. Junto a esta, una segunda parte dedicada a los difuntos, y unas piezas “sueltas” como la secuencia Veni, Sancte Spiritus y un motete al Santísimo”.
Patiño, el «pintor musical» de la Virgen
Albert Recasens describe a Carlos Patiño como un “gran pintor de la Virgen”, como Murillo en las artes pictóricas: “Patiño tiene una especial predilección por los textos dedicados a la Virgen María. Compuso una serie de Magnificats, Salve Regina y, lo más sorprendente, una serie de letanías, algo particular en el panorama del S. XVII. De estas obras marianas, destacaría el María Mater Dei.
En esta obra el ‘discurso musical’ sigue al milímetro el discurso litúrgico, el texto religioso”, señala este experto, “se trata de una oración a María con varios pasajes, sobre todos los atributos de la Virgen, invocaciones, textos que proceden de distintos libros de la Sagrada Escritura y de oraciones habituales. Lo que hace única esta pieza, muy barroca, es el gran contraste entre la solista soprano y el resto del coro. Lo que en música conocemos como el stile concertato. Es muy hermoso el juego de texturas musicales, por ejemplo, cuando canta “o Clemens, o pía…” todo es melismático, sinuoso, una cascada de melodías muy dulces”.
Recasens señala que además de considerarla una de las mejores obras de Carlos Patiño, “fue una de las preferidas del propio compositor. Lo sabemos porque, cuando donó una selección de sus obras al Monasterio del Escorial, escogidas por él mismo como memoria de su trabajo, el Maria Mater Dei fue una de ellas. Además tenemos un retrato de Patiño, algo excepcional, pintado por su hijo Pedro Félix y que se conserva en la Biblioteca Nacional, donde aparece un Carlos Patiño ya anciano que, curiosamente, en la mano sostiene una partitura donde se lee María Mater Dei”.
Albert Recasens aúna en su tarea la labor de investigación y la puesta en escena. Cada trabajo requiere “una investigación muy ardua pero luego una parte muy práctica: búsqueda de fondos, logística para que pueda darse el conjunto, las transcripciones, los permisos, la edición, etc.”
Para realizar esta labor ha consultado los fondos de numerosos archivos en los que se conserva el legado del maestro conquense, como los de los monasterios de Montserrat y El Escorial, que custodia la principal colección de obras suyas en latín; los de las catedrales de Ávila, Burgos, Cuenca, Valencia, Las Palmas, Valladolid, Segovia, Salamanca y Santiago de Compostela; y la Biblioteca Nacional de Catalunya, entre otros.
También ha accedido a documentos preservados en el Nuevo Continente: Ciudad de Guatemala y Puebla, ya que la influencia de Patiño llegó más allá de los límites de la península impulsado por el poder de la Corona española. De hecho, como apunta Albert Recasens “la importancia de Patiño es central en la música sacra de aquel tiempo. Desde que, en 1634, le nombran maestro de la Real Capilla, ocupó ese magisterio durante tres décadas. Ese puesto es un faro: todas las iglesias de España miran a la capilla Real, es el modelo al que imitar, no sólo en España sino en todos los lugares influencia de la monarquía hispánica entonces”.
La labor divulgativa es esencial
El trabajo realizado desde este Instituto ha seguido rigurosos criterios históricos. Como apunta Recasens: “se ha recreado el estilo imperante en la música sacra de la época, policoral, con dos o más coros colocados en distintas zonas de los templos: presbiterio, coro, púlpito… que hacen juegos de ‘claroscuro’, creando un efecto de estereofonía. La grabación se ha realizado con instrumentos de época, siguiendo la tratadística de la época, cómo se interpretaba, el tempo… todo es una interpretación históricamente informada, es decir, recogiendo la información que nos proporcionan los documentos.”
«Conocemos a los principales pintores y literatos del S. XVII, sin embargo, no sabemos quiénes eran los músicos españoles de este tiempo»
Albert Recasens
Un trabajo que desde el ICS dan a conocer al gran público, tarea imprescindible en nuestro país, defiende Albert Recasens: “parece mentira que sepamos perfectamente quienes fueron destacados literatos o pintores de los siglos XVI o XVII en nuestro país, pero en cuanto a nuestro conocimiento de los músicos, damos cierta pena. No sabemos cómo sonaba la música en las iglesias; teóricamente si, con los manuscritos, estudios… pero falta un elemento muy importante, la divulgación. En este punto entra el trabajo que realizamos en el ICS en torno a la divulgación del patrimonio musical español”.
CON LA QUE SE REFORMA EL LIBRO VI DEL CÓDIGO DE DERECHO CANÓNICO
“Apacentad la grey de Dios, gobernando no a la fuerza, sino de buena gana, según Dios” (cfr. 1 Pt 5, 2). Estas palabras inspiradas del Apóstol Pedro resuenan en las del rito de ordenación episcopal: «Jesucristo, Señor nuestro, enviado por el Padre para redimir al género humano, envió a su vez por el mundo a los doce Apóstoles para que, llenos de la fuerza del Espíritu Santo, anunciaran el Evangelio, gobernaran y santificaran a todos los pueblos, agrupándoles en un solo rebaño. (…) Él [Jesucristo, Señor y Pontífice eterno] es quien, valiéndose de la predicación y solicitud pastoral del Obispo, os lleva, a través del peregrinar terreno, a la felicidad eterna» (cfr. Ordenación del Obispo, de los Presbíteros y de los Diáconos, versión española, reimpresión de 2011, n. 39). Y el Pastor está llamado a ejercer su cometido “con sus consejos, con sus exhortaciones, con sus ejemplos, pero también con su autoridad y sacra potestad” (Lumen gentium, n. 27), pues la caridad y la misericordia exigen que un Padre se dedique también a enderezar lo que tal vez se haya torcido.
Avanzando en su peregrinación terrena, desde los tiempos apostólicos, la Iglesia fue dándose leyes para su modo de actuar que en el curso de los siglos han llegado a componer un coherente cuerpo de normas sociales vinculantes, que confieren unidad al Pueblo de Dios y de cuya observancia se hacen responsables los Obispos. Tales normas reflejan la fe que todos nosotros profesamos, de ésta arranca la fuerza obligante de dichas normas, las cuales, fundándose en esa fe, manifiestan también la materna misericordia de la Iglesia, que sabe tener siempre como finalidad la salvación de las almas. Teniendo que organizar la vida de la comunidad en su devenir temporal, esas normas necesitan estar en permanente correlación con los cambios sociales y con las nuevas exigencias que aparecen en el Pueblo de Dios, lo que obliga en ocasiones a rectificarlas y adaptarlas a las situaciones cambiantes.
En el contexto de los rápidos cambios sociales que experimentamos, bien conscientes de que “no estamos viviendo simplemente una época de cambios, sino un cambio de época” (Audiencia a la Curia Romana en ocasión de la presentación de las felicitaciones navideñas, 21 de diciembre de 2019), para responder adecuadamente a las exigencias de la Iglesia en todo el mundo, resultaba evidente la necesidad de revisar también la disciplina penal promulgada por San Juan Pablo II, el 25 de enero de 1983, con el Código de Derecho Canónico. Era necesario modificarla de modo que permitiera su empleo a los Pastores como ágil instrumento saludable y correctivo, y que pudiese ser usado a tiempo y con caritas pastoralis, a fin de prevenir males mayores y de sanar las heridas causadas por la debilidad humana.
Por esta razón, Nuestro venerado Predecesor Benedicto XVI, en 2007 encomendó al Pontificio Consejo para los Textos Legislativos la tarea de emprender la revisión de la normativa penal contenida en el Código de 1983.
Sobre la base de dicho encargo, el Dicasterio se ha dedicado a analizar concretamente las nuevas exigencias, a identificar los límites y las carencias de la legislación vigente y a determinar posibles soluciones, claras y sencillas. Este estudio se ha realizado en espíritu de colegialidad y de colaboración, solicitando la intervención de expertos y de Pastores, y confrontando las posibles soluciones con las exigencias y la cultura de las diversas Iglesias locales.
Redactado un primer borrador del nuevo Libro VI del Código de Derecho Canónico, fue enviado a todas las Conferencias Episcopales, a los Dicasterios de la Curia Romana, a los Superiores Mayores de los Institutos Religiosos, a las Facultades de Derecho Canónico y a otras Instituciones eclesiásticas, para recoger sus observaciones. Al mismo tiempo fueron interpelados también numerosos canonistas y expertos de derecho penal de todo el mundo. Los resultados de esta primera consultación, debidamente ordenados, fueron después examinados por un grupo especial de expertos que modificó el texto del borrador de acuerdo con las sugerencias recibidas, para luego someterlo nuevamente al examen de los consultores. Finalmente, tras sucesivas revisiones y estudios, el borrador final del nuevo texto se estudió en la Sesión Plenaria de los Miembros del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos en el mes de febrero de 2020. Realizadas luego las correcciones indicadas por la Plenaria, el borrador del texto se transmitió al Romano Pontífice.
El respeto y la observancia de la disciplina penal incumbe a todo el Pueblo de Dios, pero la responsabilidad de su correcta aplicación –come se dijo más arriba– corresponde específicamente a los Pastores y a los Superiores de cada comunidad. Es un cometido que pertenece de modo indisociable al munus pastorale que a ellos se les confía, y que debe ejercerse como concreta e irrenunciable exigencia de caridad ante la Iglesia, ante la comunidad cristiana y las eventuales víctimas, y también en relación con quien ha cometido un delito, que tiene necesidad, al mismo tiempo, de la misericordia y de la corrección de la Iglesia.
Muchos han sido los daños que ocasionó en el pasado la falta de comprensión de la relación íntima que existe en la Iglesia entre el ejercicio de la caridad y la actuación de la disciplina sancionatoria, siempre que las circunstancias y la justicia lo requieran. Ese modo de pensar –la experiencia lo enseña– conlleva el riesgo de temporizar con comportamientos contrarios a la disciplina, para los cuales el remedio no puede venir únicamente de exhortaciones o sugerencias. Esta actitud lleva frecuentemente consigo el riesgo de que, con el transcurso del tiempo, tales modos de vida cristalicen haciendo más difícil la corrección y agravando en muchos casos el escándalo y la confusión entre los fieles. Por eso, por parte de los Pastores y de los Superiores, resulta necesaria la aplicación de las penas. La negligencia del Pastor en el empleo del sistema penal muestra que no está cumpliendo recta y fielmente con su función, tal como hemos señalado claramente en documentos recientes, como las Cartas Apostólicas en forma de “Motu Proprio” Como una Madre amorosa, 4 de junio de 2016, y Vos estis lux mundi, de 7 de mayo de 2019.
La caridad exige, en efecto, que los Pastores recurran al sistema penal siempre que deban hacerlo, teniendo presentes los tres fines que lo hacen necesario en la sociedad eclesial, es decir, el restablecimiento de las exigencias de la justicia, la enmienda del reo y la reparación de los escándalos.
Como hemos señalado recientemente, la sanción canónica tiene también una función de reparación y de saludable medicina y busca sobre todo el bien del fiel, por lo que “representa un medio positivo para la realización del Reino, para reconstruir la justicia en la comunidad de los fieles, llamados a la personal y común santificación” (A los participantes en la Sesión Plenaria del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, 21 de febrero de 2020).
En continuidad con el enfoque general del sistema canónico, que sigue una tradición de la Iglesia consolidada a lo largo del tiempo, el nuevo texto aporta modificaciones de diverso tipo al derecho hasta ahora vigente, y sanciona algunos nuevos tipos penales. De modo particular, muchas de las novedades presentes en el texto responden a la exigencia cada vez más extensa dentro de las comunidades de ver restablecida la justicia y el orden que el delito ha quebrantado.
El texto resulta mejorado, también desde el punto de vista técnico, sobre todo por lo que se refiere a algunos aspectos fundamentales del derecho penal, como por ejemplo el derecho a la defensa, la prescripción de la acción criminal y penal, una más clara determinación de las penas, que responde a las exigencias de la legalidad penal y ofrece a los Ordinarios y a los Jueces criterios objetivos a la ahora de individuar la sanción más adecuada para aplicar en cada caso concreto.
En la revisión del texto, al fin de favorecer la unidad de la Iglesia en la aplicación de las penas, sobre todo respecto de los delitos que provocan mayor daño y escándalo en la comunidad, se ha seguido también, servatis de iure servandis, el criterio de reducir los casos en los que la imposición de sanciones queda a discreción de la autoridad.
Teniendo en cuenta todo ello, con la presente Constitución Apostólica, promulgamos el texto revisado del Libro VI del Código de Derecho Canónico tal como ha sido ordenado y revisado, con la esperanza de que resulte un instrumento para el bien de las almas y sus prescripciones, cuando sea necesario, sean puestas en práctica por los Pastores con justicia y misericordia, conscientes de que forma parte de su ministerio, como un deber de justicia –eminente virtud cardinal–, imponer penas cuando lo exija el bien de los fieles.
Con el objeto de que todos puedan convenientemente informarse y conocer a fondo las disposiciones de que se trata, establezco que cuanto hemos deliberado se promulgue con la publicación en L’Osservatore Romano y sea insertado luego en el Comentario Oficial Acta Apostolicae Sedis, entrando en vigor el 8 de diciembre de 2021.
Establezco también que con la entrada en vigor del nuevo Libro VI quede abrogado el vigente Libro VI del Código de Derecho Canónico del año 1983, sin que obste en contrario cosa alguna incluso digna de particular mención.
Dado en Roma, junto a San Pedro, en la Solemnidad de Pentecostés, 23 de mayo de 2021, noveno año de Nuestro Pontificado.
La Santa Sede reforma las sanciones penales en la Iglesia
Con la Constitución Apostólica Pascite gregem Dei, fechada el 23 de mayo de 2021, solemnidad de Pentecostés, el Papa Francisco promulga el nuevo Libro VI del Código de Derecho Canónico, que contiene la normativa sobre las sanciones penales en la Iglesia.
Con la Constitución Apostólica Pascite gregem Dei, fechada el 23 de mayo de 2021, solemnidad de Pentecostés, el Papa Francisco promulga el nuevo Libro VI del Código de Derecho Canónico, que contiene la normativa sobre las sanciones penales en la Iglesia. El texto legislativo, «para que todos puedan informarse fácilmente y conocer en profundidad las disposiciones en cuestión», entrará en vigor el 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción. Se trata de uno de los siete libros de los que se compone el Código de Derecho Canónico.
El Papa Francisco asegura en la Constitución por la cual se aprueba la modificación del Código, que era necesario revisar la disciplina penal promulgada por San Juan Pablo II: «En el contexto de los rápidos cambios sociales que experimentamos, bien conscientes de que “no estamos viviendo simplemente una época de cambios, sino un cambio de época” (Audiencia a la Curia Romana en ocasión de la presentación de las felicitaciones navideñas, 21 de diciembre de 2019), para responder adecuadamente a las exigencias de la Iglesia en todo el mundo, resultaba evidente la necesidad de revisar también la disciplina penal promulgada por San Juan Pablo II, el 25 de enero de 1983, con el Código de Derecho Canónico. Era necesario modificarla de modo que permitiera su empleo a los Pastores como ágil instrumento saludable y correctivo, y que pudiese ser usado a tiempo y con caritas pastoralis, a fin de prevenir males mayores y de sanar las heridas causadas por la debilidad humana».
Efectivamente se mejora el texto del Libro VI, también desde el punto de vista técnico, sobre todo por lo que se refiere a algunos aspectos fundamentales del derecho penal, como por ejemplo el derecho a la defensa, la prescripción de la acción criminal y penal, una más clara determinación de las penas, que responde a las exigencias de la legalidad penal y ofrece a los Ordinarios y a los Jueces criterios objetivos a la ahora de individuar la sanción más adecuada para aplicar en cada caso concreto.
En la revisión del texto, al fin de favorecer la unidad de la Iglesia en la aplicación de las penas, sobre todo respecto de los delitos que provocan mayor daño y escándalo en la comunidad, se ha seguido también, servatis de iure servandis, el criterio de reducir los casos en los que la imposición de sanciones queda a discreción de la autoridad.
Fases de la modificación
Francisco explica en la Pascite gregem Dei que ya Benedicto XVI, en 2007 encomendó al Pontificio Consejo para los Textos Legislativos la tarea de emprender la revisión de la normativa penal contenida en el Código de 1983.
Sobre la base de dicho encargo, el Dicasterio se ha dedicado a analizar concretamente las nuevas exigencias, a identificar los límites y las carencias de la legislación vigente y a determinar posibles soluciones, claras y sencillas.
Redactado un primer borrador del nuevo Libro VI del Código de Derecho Canónico, fue enviado a todas las Conferencias Episcopales, a los Dicasterios de la Curia Romana, a los Superiores Mayores de los Institutos Religiosos, a las Facultades de Derecho Canónico y a otras Instituciones eclesiásticas, para recoger sus observaciones. Al mismo tiempo, dice el Papa en el documento, fueron interpelados también numerosos canonistas y expertos de derecho penal de todo el mundo. Los resultados de esta primera consulta, fueron después examinados por un grupo especial de expertos que modificó el texto del borrador de acuerdo con las sugerencias recibidas, para luego someterlo nuevamente al examen de los consultores.
Finalmente, tras sucesivas revisiones y estudios, el borrador final del nuevo texto se estudió en la Sesión Plenaria de los Miembros del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos en el mes de febrero de 2020. Realizadas luego las correcciones indicadas por la Plenaria, el borrador del texto se transmitió al propio Papa.
Desde aquella JMJ, siempre que paso por una tormenta en mi vida me acuerdo de aquel “ve y lo verás” de Esther, y busco el sagrario más cercano.
1 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 2minutos
Madrugada del 21 de agosto de 2011. JMJ de Madrid. El Aeródromo de Cuatro Vientos, en el que casi dos millones de jóvenes se disponían a pasar la noche, aparecía sorprendentemente calmado tras la repentina tormenta que casi provocó la suspensión de la vigilia con Benedicto XVI. ¿Ha visto usted alguna vez a dos millones de jóvenes, fuera de casa, de noche y yéndose a dormir? Pues yo sí. ¡Y dicen que ya no se ven milagros!
Ante tal sosiego, decidí aprovechar para ir a aprovisionarme de agua, pues el día siguiente se anunciaba bastante caluroso y, en las horas punta, las colas eran insufribles. Por el camino, me pareció divisar a lo lejos, cabizbaja, a una de las chicas del grupo al que acompañábamos. Esther pasaba por una mala racha. Los padres se habían quedado en paro y ella había tenido que aparcar los estudios para trabajar en una hamburguesería y arrimar algo a la familia. Para colmo, acababa de cortar con Juan, el novio con el que todos dábamos por hecho que se terminaría casando.
La seguí con la mirada y vi cómo, antes de llegar a la zona de reparto de comida, se desviaba hacia el lado opuesto, en dirección a otra gran carpa. Me dejó con la mosca detrás de la oreja, pero continué hacia mi destino donde me entretuve más de una hora al encontrarme por casualidad con unos amigos a quienes hacía años que no veía.
De regreso a mi sitio, me topé de frente con Esther y parecía una persona distinta. Una gran sonrisa llenaba su rostro, que parecía resplandecer.
–Niña, ¿qué haces? ¿De dónde vienes tan contenta? –le pregunté.
–Nada –sonrió–, de ver a mi novio.
–Ah, perdona, yo pensaba que ya no…
–No, no –me tranquilizó–. No he vuelto con Juan. Este es mejor. Si quieres conocerlo, está ahí, en aquella carpa. Anda, ¡ve y lo verás! –me animó mientras se alejaba–.
Aturdido en principio por la respuesta, decidí ir a satisfacer mi curiosidad sobre aquella misteriosa carpa. Cuando llegué, el espectáculo era realmente único. Cientos de jóvenes en total silencio, arrodillados, adoraban al Santísimo Sacramento expuesto en una preciosa custodia.
Impresionado, caí también yo de rodillas y comencé a dar gracias por aquel regalo inmenso que me acababan de hacer. Di gracias a Dios por Esther, por aquellos jóvenes que me evangelizaban con su fe, por haberse querido quedar entre nosotros de esta forma tan sencilla y oculta a los ojos del mundo.
Este domingo, en la parroquia, nos dijeron que este año tampoco habrá procesión del Corpus Christi por las calles. Mientras el párroco daba explicaciones, mi vista se fue de inmediato hacia dos bancos más adelante. Ahí estaba Esther con Juan, que es ahora su marido, y con su hija de dos años en brazos. Consiguió acabar la carrera, casarse y ahora acompaña, además, a un grupo de jóvenes de la parroquia.
Desde aquella JMJ, siempre que paso por una tormenta en mi vida me acuerdo de aquel “ve y lo verás” de Esther, y busco el sagrario más cercano, para arrodillarme de nuevo ante “el novio” que, aunque este año no salga a buscarnos, está siempre ahí, en la carpa más alejada de los ojos de la mayoría.
Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.
Las parábolas son el recurso más frecuente que empleaba Jesús para enseñar a sus discípulos. A desentrañar el profundo significado de las parábolas nos ayuda este libro de Julio de la Vega-Hazas. En él se analizan veinticinco parábolas, agrupadas en cinco grandes temas.
Juan Ignacio Yusta·1 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 3minutos
Si preguntamos a alguien que se haya acercado a la lectura de los Evangelios qué es lo que más le ha impresionado, lo más probable es que se refiera al relato de la Pasión del Señor. Pero si le preguntamos por lo más destacable de la predicación de Jesús, seguramente señalaría las parábolas. El propio Evangelio lo dice: Les enseñaba en parábolas.
Por poca formación que tenga el lector, advierte de inmediato que las parábolas no son narraciones del tipo de una fábula -«lo cuento para entretener»-. Porque la literatura de ese tipo generalmente encierra un propósito aleccionador o instructivo.
La parábola permite transmitir un contenido con sencillez. En este sentido, su significado fundamental se percibe con facilidad por todas las personas, sin importar el lugar o la época. Pero, a la vez, las parábolas de Jesús incluyen detalles o aspectos que enriquecen el contenido, aunque no se perciben tan a primera vista. De hecho, en la misma predicación de Cristo, los escribas y fariseos las entienden con más profundidad que la mayoría de los oyentes. Parte del significado, sobre todo lo que se refería a su persona misma, era específicamente para ellos.
Libro
Título: Las parábolas de Jesús de Nazaret
Autor: Julio de la Vega-Hazas
Editorial: Rialp
Páginas: 193
Ciudad y año: Madrid, 2021
A desentrañar ese profundo significado de las parábolas nos ayuda este libro de Julio de la Vega-Hazas. En él se analizan veinticinco parábolas, agrupadas en cinco grandes temas:
El primero recoge las denominadas parábolas del Reino, en las que Jesús anuncia la llegada del Reino de Dios o Reino de los cielos y la actitud con que debe disponerse el hombre para alcanzarlo. En ellas se subraya que vale la pena jugarse todo para conseguirlo, aunque deban arrostrarse dificultades.
A continuación, encontramos las parábolas de la respuesta a la llamada, que de un modo u otro contienen un toque de atención para percibir la presencia de Dios en nuestra vida, de modo que se pone de relieve la insensatez de quienes desoyen esa llama, la ignoran o la olvidan, quitándole importancia o dejándose llevar por otros intereses que les parecen más necesarios o urgentes.
En el tercer capítulo están las que el autor llama parábolas del juicio divino. En este grupo se reúnen algunas parábolas especialmente expresivas, porque el relato pone de relieve el agudo contraste entre el comportamiento de la persona prudente y sensata frente al proceder de la alocada y frívola, con diversos matices, en los que fácilmente se puede encontrar retratado el lector.
Siguen en un cuarto capítulo las parábolas de la misericordia. Tres son las parábolas reunidas bajo este epígrafe, y las tres son del evangelio de san Lucas, entre ellas, la que generalmente se ha considerado como la más conmovedora y bella de todas, la parábola del hijo pródigo o, como también se la denomina a veces, del padre misericordioso.
Y por último aparecen unas parábolas sobre virtudes. Este quinto capítulo, como advierte el propio autor, aglutina varias parábolas heterogéneas, agrupadas por un fondo común: enseñar alguna virtud o prevenir sobre algún vicio. De ese modo se reúnen unas preciosas enseñanzas que hablan con elocuencia al hombre de hoy y de todos los tiempos, siempre necesitado de virtud, que es lo que le hace bueno, en el profundo sentido de la palabra.
El significado de cada una de las parábolas salta a la vista -es un mensaje perenne-, pero se enriquece cuando se ve, como aquí, su entronque con el Antiguo Testamento, y el significado de varios detalles que corresponden a la vida y cultura de los oyentes, y que se puede escapar con facilidad al lector de hoy.
Una virtud destacaría de este libro: que tratando una materia como es los escritos bíblicos, que se presta a consideraciones exegéticas de altos vuelos (pero que resultan más bien farragosas para los no especialistas), sabe exponer con claridad la enjundia de las enseñanzas de Jesús y pone de relieve, sobre todo, su aplicación práctica para la vida cristiana. El lector es llevado así muchas veces a descubrir aspectos en los que no se había fijado, o conclusiones y consecuencias que no había sospechado antes. De ese modo, la lectura de estas reflexiones abre un amplio panorama que enriquece nuestro conocimiento del evangelio y abre caminos a nuestra vida espiritual.
Con muy buen criterio, el autor del libro incluye al comienzo de cada parábola el texto evangélico que va a comentar a continuación. Me atrevo a sugerir al lector, para alcanzar un mejor aprovechamiento del libro, que una vez haya leído con detenimiento el comentario de la parábola, vuelva a una lectura sosegada del texto del evangelio, hecho ahora con las resonancias que su lectura despertará gracias a los comentarios y reflexiones recién leídas: seguro que esa nueva lectura le resultará esclarecedora, le permitirá descubrir nuevos aspectos y, sobre todo, suscitará aplicaciones prácticas para sacar más provecho de ese tesoro que es la palabra de Dios, la que el Hijo de Dios quiso dejarnos para enseñarnos el camino que conduce a la felicidad.
Tras un año de pandemia seguimos preguntándonos si la fe puede ayudar a las personas a vivir con más paz y equilibrio en situaciones como la que atraviesa la sociedad.
1 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 2minutos
Parece que los momentos más difíciles son siempre los que dejan al descubierto la autenticidad de nuestras opciones fundamentales más profundas. Estábamos acostumbrados a planificar con tiempo, a tener seguridades en cosas exteriores, a disfrutar cuando quisiéramos de los amigos y seres queridos, a ser espontáneos, etc. Este último año nos ha trastocado todo y ha dejado claro en qué estábamos poniendo nuestras seguridades y esperanzas. Quienes ya tenían una fe profunda, lo han tenido mejor. Otros han tenido que replantearse muchas cosas. Y muchos se han visto deprimidos, desesperanzados, amargados, superados por la situación.
¿Qué hace que unos vivan de un modo y otros diferente las mismas circunstancias? Algunos estudios apuntan al sentido de la vida. Nuestros modos de vivir la fe hacen que mantengamos la paz y el equilibrio o no. La cuestión está en si nuestra religiosidad es solo tradición y cumplimiento o si es experiencia y convicción. En la primera se suele poner la fe en las prácticas externas sin un compromiso con el Evangelio ya que no ha habido una experiencia personal de Dios. En cambio, en el segundo modo, la persona vive descentrada de sí misma, ha comprendido e interiorizado bien el misterio del Amor de Dios. Y esto provoca una fe mucho más profunda que compromete con los demás y afecta al modo de vivir en la sociedad. Esta fe da razones para la esperanza y la vivencia de emociones positivas en medio de cualquier situación.
En este sentido, no deberíamos olvidar que el mejor regalo que podemos hacer a los hijos es la vivencia de una fe comprometida. El mundo futuro, pospandemia, no será fácil. Nuestro planeta se deteriora, la economía que conocíamos hasta ahora empieza a cambiar, la globalización acentúa realidades positivas, pero también negativas. Y nuestros actuales niños y jóvenes no lo tendrán fácil.
La fortaleza, la resiliencia, las habilidades emocionales y comunicativas, serán parte de la mejor herencia que podemos dejar.
Desde el país de los cedros, donde está por motivo de un proyecto de su fundación, la autora describe una situación que preocupa a los jóvenes libaneses, que buscan un futuro próspero pero no logran encontrarlo en su propia tierra.
Una solución para Oriente Medio podría ser ésta: esperar a que se vayan los jóvenes, que ya están esperando, dispuestos a irse, y dejar que los últimos viejos llenos de odio se extingan haciendo la guerra entre ellos. Este es uno de los muchos pensamientos paradójicos que vienen a la mente cuando uno se detiene un momento a escucharlos, jóvenes de entre veinte y treinta años, que cuentan sus historias alrededor de una mesa de madera en la Bekaa, la región de Líbano que limita con Siria al este.
Actualmente trabajan como personal de la ONG AVSI, atendiendo a los más vulnerables, especialmente a los niños refugiados sirios y sus familias. Escúchelos y mida hasta qué punto aquí, en los días de la reanudación del conflicto entre Palestina e Israel, la pandemia ha llegado para asestar sólo el último de una serie de golpes mortales. Mientras que en otros lugares los medios de comunicación documentan una lenta pero constante salida de las garras del COVID, y los economistas anuncian una extraordinaria recuperación del PIB, aquí en el Líbano los jóvenes citan a sus padres y abuelos como testigos de que nunca antes la situación había sido tan imposible, sin salida visible, ni siquiera durante la guerra civil.
Que hay más libaneses fuera que dentro del Líbano, se sabe y es ya una vieja historia. Pero esta vez la medida está llena, es la huida de los que han hecho cenizas el pasado y ahora están jugando con su futuro. “Mi sueño no es irme. Mi sueño es el Líbano, pero es el Líbano el que no tiene espacio ni oportunidad para mí” – explica Zenab – “Si es difícil encontrar la manera de empezar de nuevo en otro lugar, aquí es imposible”. “Estoy esperando la respuesta para hacer un doctorado en Hungría” – dice Laura – “En cuanto llegue me iré y espero que sea una puerta de entrada a un trabajo allí. Parece que son acogedores”.
“Aquí todo es tan cambiante, tan frágil”, observa Laura, “que incluso renunciamos a comprometernos. ¿Cómo puede una persona arriesgarse a encariñarse con alguien que luego podrá marcharse o que nunca tendrá trabajo y medios para poder montar una casa?”
La historia de la segunda mitad del siglo XX en el Líbano fue tan divisiva que quienes redactaron los programas escolares siempre prefirieron dejarla en la sombra, fomentando la ignorancia y el desinterés.
Los jóvenes quieren irse, escapar de un contexto que les corta las piernas y les estrecha el horizonte. Mejor emigrar antes de que devore incluso lo que queda del deseo de redención. “El nuestro es un país en suspenso, a la espera” – Philippe es realista -. “Pero no podemos esperar más”.
Licenciada en Letras Clásicas y doctora en Sociología de la Comunicación. Directora de Comunicación de la Fundación AVSI, con sede en Milán, dedicada a la cooperación al desarrollo y la ayuda humanitaria en todo el mundo. Ha recibido varios premios por su actividad periodística.
El Papa en mayo. Comunicadores de la verdad y transmisores de la fe
En las enseñanzas de Francisco durante el mes de mayo destacamos su mensaje para la 55ª Jornada mundial de las comunicaciones sociales y la institución del ministerio de los catequistas, verdaderos comunicadores y transmisores de la fe.
La Jornada de las Comunicaciones Sociales se celebró el 16 de mayo, y el documento que instituye el ministerio laical de los catequistas data del día 10 del mismo mes.
Comunicar encontrando a las personas
“Ven y lo verás” (Jn 1, 46). Comunicar encontrando a las personas donde están y como son, es el Mensaje para Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales de 2021 (que había sido publicado el 23 de enero pasado).
Toda comunicación auténtica tiene que ver con la vida de las personas. Esto vale tanto para el periodismo como para la comunicación política o social, y también para la predicación y el apostolado cristiano. Comunicar requiere, observa el Papa, “ir a ver, estar con las personas, escucharlas, recoger las sugestiones de la realidad, que siempre nos sorprenderá en cualquier aspecto”.
La información periodística, sigue señalando, exige “desgastar las suelas de los zapatos”, si no quiere limitarse a ser una copia de noticias preconfeccionadas, sino afrontar “la verdad de las cosas y la vida concreta de las personas”. Todos hemos oído hablar de periodistas que van donde nadie va, arriesgando su vida para denunciar las condiciones difíciles de minorías perseguidas, los abusos e injusticias contra la creación, las guerras olvidadas.
Y así también sucede con la pandemia y con las vacunas. Porque “existe el riesgo de contar la pandemia, y cada crisis, sólo desde los ojos del mundo más rico, de tener una ‘doble contabilidad’”; de modo que “las diferencias sociales y económicas a nivel planetario corren el riesgo de marcar el orden de la distribución de las vacunas contra el Covid”.
Comunicar con responsabilidad
Incluso la tecnología digital, que nos permite una información de primera mano, comparte los riesgos de “una comunicación social carente de controles”; de manera que se expone a la manipulación por diversos motivos. Y no se trata de demonizar ese gran instrumento, sino más bien de fomentar “una mayor capacidad de discernimiento y un sentido de la responsabilidad más maduro, tanto cuando se difunden, como cuando se reciben los contenidos”.
Y como todos somos no solo usuarios sino también protagonistas de la comunicación, “todos somos responsables de la comunicación que hacemos, de las informaciones que damos, del control que juntos podemos ejercer sobre las noticias falsas, desenmascarándolas. Todos estamos llamados a ser testigos de la verdad: a ir, ver y compartir”.
El apostolado cristiano: comunicación de una “buena noticia”
También así se inició la fe cristiana, con aquella respuesta-sugerencia de Jesús a quienes le preguntan dónde vive: “Venid y lo veréis” (Jn 1, 39). Así se comunica la fe: “como un conocimiento directo, nacido de la experiencia, no de oídas” (cfr. Jn 4, 39-42).
De esta manera la enseñanza de Francisco se abre, desde la consideración antropológica y ética de la comunicación hasta la teología de la comunicación. En efecto, porque en Jesús, Palabra (Logos) de Dios hecha carne, Dios se nos comunicó de la manera más profunda, real y humana posible. Jesús comunicaba porque atraía, ante todo con la verdad de su predicación.
Pero al mismo tiempo “la eficacia de lo que decía era inseparable de su mirada, de sus actitudes y también de sus silencios”. “Los discípulos no escuchaban sólo sus palabras, lo miraban hablar”. En Él el Dios invisible se dejó ver, oír y tocar (cfr. 1 Jn, 1, 1-3).
Y esto nos devuelve luces para nuestra comunicación y testimonio de la verdad. “La palabra es eficaz solamente si se ‘ve’, sólo si te involucra en una experiencia, en un diálogo. Por este motivo el ‘ven y lo verás’ era y es esencial”. Si queremos comunicar, testimoniar la verdad, hemos de hacerla visible en nuestra propia vida.
Así lo han vivido siempre los cristianos y lo han enseñado desde san Pablo de Tarso y san Agustín hasta Shakespeare y san John H. Newman. También hoy –apunta el Papa Francisco– “el Evangelio se repite hoy cada vez que recibimos el testimonio límpido de personas cuya vida ha cambiado por el encuentro con Jesús”.
Una cadena de encuentros personales
La transmisión de la fe se ha producido, en efecto, desde hace más de dos mil años, en “una cadena de encuentros que comunica la fascinación de la aventura cristiana”.
Y así la verdadera comunicación, antropológica y socialmente hablando, pero también considerada teológicamente, requiere el “tú a tú” del diálogo y de la amistad, de la cercanía y del don esforzado de sí ante las necesidades de los demás: “El desafío que nos espera es, por lo tanto, el de comunicar encontrando a las personas donde están y como son”.
Pero, atención, esta comunicación evangelizadora pide también, como señala el Papa en su oración final, una serie de condiciones: salir de nosotros mismos; buscar la verdad; ir a ver, también donde nadie quiere ir o mirar; escuchar, prestando atención a lo esencial y sin dejarnos distraer por lo superfluo y engañoso; desechar los prejuicios y las conclusiones apresuradas; reconocer dónde sigue “morando” Jesús en el mundo; contar con honestidad lo que hemos visto.
Los catequistas, transmisores de la fe
Con el motu proprio Antiquum ministerium (10-V-2021) el Papa ha establecido el ministerio de los catequistas. Si bien no todos los catequistas requieren ser “instituidos” para su tarea, la existencia de este “ministerio” o función eclesial facilitará la organización y la formación de los catequistas en todo el mundo.
La catequesis es un servicio imprescindible en la Iglesia desde los primeros siglos. Si bien es necesaria particularmente para la educación en la fe de los niños y jóvenes, hoy como siempre sigue siendo necesaria también para los demás cristianos. Todos necesitamos que se nos anuncie el mensaje del evangelio y que se nos prepare para recibir y aprovechar cada día mejor los sacramentos. De modo que nuestra vida dé frutos al servicio de la Iglesia y de la sociedad.
Esta tarea está pensada fundamentalmente para los fieles laicos. Ciertamente, no cambia la condición de estos fieles bautizados, que son la mayoría del pueblo de Dios. Ellos están llamados a santificarse en las realidades temporales con las que se entreteje su existencia: el trabajo y la familia, la cultura y la política, etc. (cfr. Concilio Vaticano II, Lumen gentium, 31). Al mismo tiempo, “recibir un ministerio laical como el de catequista da mayor énfasis al compromiso misionero propio de cada bautizado, que en todo caso debe llevarse a cabo de forma plenamente secular sin caer en ninguna expresión de clericalización” (Antiquum ministerium, 7).
La Iglesia desea, en definitiva, dar aún más importancia al catequista, cuya tarea puede considerarse como una vocación en la Iglesia, apoyada en la realidad de un carisma, y dentro del amplio marco de la vocación laical (cfr. n. 2).
La catequesis está llamada a renovarse teniendo en cuenta las circunstancias actuales: una renovada conciencia de la misión evangelizadora de toda la Iglesia (nueva evangelización), una cultura globalizada y la necesidad de una renovada metodología y creatividad, especialmente en la formación de las nuevas generaciones (cfr. n. 5).
El documento establece que corresponde a las conferencias episcopales preparar los cauces para que los obispos en cada diócesis organicen a los catequistas instituidos de un modo “estable” en cada Iglesia local.
Los catequistas han de ser “hombres y mujeres de profunda fe y madurez humana, que participen activamente en la vida de la comunidad cristiana, que puedan ser acogedores, generosos y vivan en comunión fraterna, que reciban la debida formación bíblica, teológica, pastoral y pedagógica para ser comunicadores atentos de la verdad de la fe, y que hayan adquirido ya una experiencia previa de catequesis”.
A partir de la ganadora del Oscar a mejor película de este año, el film de la directora pekinesa Chloe Zhao Nomadland, la autora reflexiona sobre los descartados de los que habla con frecuencia el Papa Francisco.
1 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 2minutos
Me habían advertido de que es una película difícil, no comercial, lenta. Estas eran mis expectativas cuando me disponía a ver Nomadland, un film que se ha llevado algunas de las estatuillas más preciadas en la última edición de los premios Oscar del cine: mejor dirección, mejor película y mejor actriz principal.
A medida que avanzaba la proyección, me sentía más conmovida con la historia de Fern, no sólo por la excelente actuación de Frances McDormand, las tomas que recorren los bellísimos paisajes o la banda sonora de Ludovico Einaudi. Nomadland encierra mucha más riqueza de la que parece, tal y como se desprende de los sutiles diálogos mantenidos por sus protagonistas.
La película pone al espectador ante personas que, como fruto de diversas circunstancias dolorosas, son apartadas del sistema económico y social norteamericano, y viajan errantes de una parte a otra del país buscando un modo de subsistencia, malviviendo sobre las cuatro ruedas de sus desvencijadas furgonetas. Apátridas bondadosos y vulnerables, que portan un lastre de heridas sin cerrar y que mueven a pensar en los descartados que están con tanta frecuencia en los labios del Papa Francisco.
Seguramente si no fuera por Chloé Zhao, directora y guionista del film, quien se interesó en un libro de no ficción sobre esta temática -escrito en 2017 por la periodista Jessica Bruder- y quiso trasladar esta historia a la gran pantalla, muchos no habríamos sospechado que, en la nación más avanzada del mundo, hay un millón de personas viviendo en condiciones precarias sobre casas de cuatro ruedas.
Algunas de las películas que este año eran candidatas a los premios de la academia del cine norteamericano tratan temas que tienen una honda resonancia en el corazón de la Iglesia. Desde los marginados sociales de Nomadland, al anciano que atraviesa el camino sin retorno de la desmemoria, interpretado por Anthony Hopkins en The Father.
Ignatius500. Dejarnos inspirar por la conversión de Ignacio
1 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 3minutos
Acabamos de celebrar en Pamplona la inauguración del Año Ignaciano que celebra el quinto centenario de la conversión que llevó a Ignacio -fundador de la Compañía de Jesús- desde la agonía de su habitación en Loyola, hasta ver nuevas todas las cosas en Cristo en la cueva de Manresa. Este centenario abarca desde el pasado 20 de mayo (500 años de la herida en Pamplona) hasta el 31 de julio del próximo año, festividad del santo.
¿Cómo podríamos sacar provecho de este año largo? ¿Cómo situarnos? Sin duda, habrá quien aproveche para conocer mejor la vida de Íñigo y cuáles fueron esos pasos heridos que le llevaron de querer ser un distinguido caballero a ser un pobre peregrino que deseaba servir a Cristo. Conocer a las personas es un paso importante, sin duda, pero corremos el peligro de situarnos como meros espectadores que sienten ciertas emociones, pero, al final, siguen igual: nada cambia. Otra posibilidad es pasar de ser espectadores a ser actores: ¿será posible que lo que le pasó a Ignacio me pueda pasar a mí? ¿Hay algo en su camino de conversión que me invite a dejar algunas cosas y a echarme a andar? ¿Puede ser Jesús, al fin, el Señor de mi vida? ¿Acaso lo querrá Él así?
El camino de Ignacio puede ofrecer algunas claves.
—Descubrir la plenitud de tu vida. Parece sencillo ser lúcido, pero es muy fácil engañarse. Íñigo sabía lo que quería. Quizá en nuestro tiempo no nos es tan fácil saber qué queremos, pero, al final, tomamos nuestras decisiones y nos vamos aclarando. Y aunque en la vida no hagamos exactamente aquello que soñábamos, sí permanecen estables ciertos ideales: de vida afectiva, desempeño laboral y bienestar económico; de cuidado del cuerpo y disfrute de los placeres a nuestro alcance; de solidaridad… Nos ayudará saber cuáles son nuestros ideales, pero creo que la lucidez verdadera se mueve en un plano aún más hondo. Me refiero a la carga de sentido que damos a estos ideales: ¿es eso que busco lo que de verdad me va a llenar?; ¿es esta carrera o profesión lo que de verdad significa mi vocación?; ¿es la prosperidad y el bienestar lo que me hace acostarme diariamente con satisfacción y agradecimiento?
Ignacio llegó moribundo a su casa de Loyola. Poco podía imaginar que, por la rendija abierta de sus heridas, Dios le iba a otorgar luz para ver que se estaba engañando, que la plenitud que anhelaba no se encontraba donde creía. Que tantas cosas por las que había luchado nunca le iban a llenar, herido o sano. Y que otra vida era posible. No sería fácil, pero Dios está siempre al lado de quien lo intenta.
—Dejar actuar a Dios. Íñigo salió de su casa totalmente decidido: lo de antes en su vida ya no valía. Todo tenía que cambiar. Y así partió de Loyola: entero, sin querer dejar nada por apostar; sin reservarse algunas zonas de seguridad, por si acaso le venían mal dadas. Opta por la mayor libertad de la que es capaz, porque, ¿acaso no es más libre la persona capaz de apostarlo todo? Puso en ello todo su empeño y voluntad: comía y vestía como un pobre; hacía larguísimos tiempos de oración, se imponía duras penitencias, frecuentaba la confesión, vivía en casas de caridad y solo le importaba lo que tenía que ver con Dios. Entonces, ¿se ha convertido ya Ignacio?
Aún no. ¿Qué le faltaba? Soltar las riendas de su vida: dejar a Dios ser Dios; dejar que la iniciativa de su vida no fueran los ideales religiosos que pendían de su voluntad, sino que la iniciativa la tuviera el Dios de Jesús y solo Él. En Manresa, tras largos meses de lucha, fracasó su ideal religioso. Se dio cuenta de que nuestra vida y nuestra fe no dependen de nosotros: dependen de la voluntad amorosa y fiel de Dios. Es pura gracia. Ignacio expresó así este rescate en medio de la noche: nuestro Señor le había querido librar por su misericordia… y así, empezó a vivir a Su modo, el modo de Dios.
—Lema: Ver nuevas todas las cosas. El resto de su vida, la iniciativa en Ignacio la tuvo siempre el Señor. Esta experiencia fundante fue cambiando su modo de entender a Dios, de entenderse a sí mismo y de entender todas las cosas.
Dios le había rescatado, porque Dios es puro amor misericordioso con cada uno de nosotros. Encontrarse con este Dios personal es el tesoro escondido que Ignacio sintió que tenía que alentar a que otros buscasen. A lo largo de toda su vida no cesaría en su empeño por ayudar a muchos a encontrarse con el Dios de Jesús por medio de los Ejercicios Espirituales.
Ese mismo rostro de Cristo lo fue encontrando en la vida de tantos pobres, enfermos y excluidos que encontraba en los caminos, pidiendo por las calles o postrados en los catres sucios de los hospitales más pobres. A ellos dedicaría sus atenciones y por ellos arriesgaría su salud.
Íñigo salió de Loyola solo, creyendo que su aventura de fe era algo individual. Alcanzado por Cristo, buscaría compañeros, como el mismo Jesús había hecho en su vida pública. Porque la fe es para compartirla. Porque el amor, solo, se muere. Porque es Dios mismo quien nos busca para ser sus compañeros.
El autorAbel Toraño SJ
Coordinador en España del Año Ignaciano
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“Sin natalidad no hay futuro”: el enunciado recuerda algo casi evidente, pero conviene considerarlo para percibir de nuevo su verdad y su virtualidad para orientar decisiones personales y sociales; y una realidad en la que el Papa Francisco quiso centrar su alocución para inaugurar una reunión de reflexión y debate sobre la natalidad en Italia.
Francisco explicó la seriedad del problema con una imagen: la disminución de los nacimientos en Italia equivale a la desaparición cada año de una ciudad de 200.000 habitantes. También España y los países del mundo económicamente desarrollado se encuentran ante un serio problema con consecuencias para toda la sociedad. Por eso están ante la responsabilidad “urgente” (así la calificó el Papa) de responder al llamado “reto demográfico” y de buscar soluciones a la caída de la natalidad, como condición necesaria para “volver a poner en marcha” la sociedad.
El Papa aportó tres reflexiones: primero, que conviene recuperar la noción de “regalo”, que abre “a la novedad, a las sorpresas: toda vida humana es una verdadera novedad, que no conoce un antes y un después en la historia”; segundo, que una “sostenibilidad generacional” posibilita un crecimiento sostenible; finalmente, que es necesaria una “solidaridad estructural” que dé estabilidad a las estructuras que apoyan a las familias y ayudan a los nacimientos: “una política, una economía, una información y una cultura que promuevan con valentía la natalidad”.
Dando un salto para situarnos en otra esfera y contexto, hace pocos días expuso este problema, de una manera muy personal y concreta, una joven escritora española. Con veintinueve años, embarazada, señaló que no es que los jóvenes no quieran tener hijos, sino que tenerlos representa para ellos un salto en el vacío, ante la ausencia de una política que fomente el acceso al trabajo y a la vivienda, y de una apuesta clara por las familias.
En ese sentido, en conversación con Omnes, Javier Rodríguez, director general del Foro de la Familia, reclamaba una ley integral de familia, una perspectiva de familia en todas las leyes y dos pactos de Estado: uno por la maternidad y la natalidad, y otro por la educación. Necesitamos políticas familiares de largo alcance y con visión de futuro, no basadas en la búsqueda de un consenso inmediato, sino en el crecimiento del bien común a largo plazo. Aquí radica la diferencia entre gestionar los asuntos públicos y ser buenos políticos, añade Francisco. En la línea de la joven escritora, urge ofrecer a los jóvenes garantías de un empleo suficientemente estable, seguridad para sus hogares e incentivos para no abandonar el país.
En su discurso ante las asociaciones familiares italianas, el Papa fue más allá, al exclamar qué maravilloso sería ver aumentar el número de empresarios y empresas que, además de producir utilidades, promueven la vida, y que llegan a distribuir parte de las ganancias a los trabajadores, con el fin de contribuir a un desarrollo impagable, ¡el de las familias! Es un reto no sólo para Italia, sino para muchos países, a menudo ricos en recursos, pero pobres en esperanza.
«Seamos Más Pueblo»: la preocupación por los demás como estilo de vida
Durante esta semana previa a la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo (Corpus Christi) celebramos, en la Iglesia española la semana de la Caridad.
Los días previos al Día de la Caridad son jornadas que ponen en primer plano el ineludible mandamiento nuevo que distingue a los cristianos: amaos los unis a los otros y en los que Cáritas nos recuerda la necesidad de nuestra colaboración para sacar adelante las vidas de muchas personas.
En esta ocasión, desde el brazo de caridad de la Iglesia y jugando con el concepto de ser pueblo de Dios, desde Cáritas se invita a los católicos a ser «más pueblo».
«El mundo es un pueblo habitado por más de 7.000 millones de vecinos y vecinas que se conocen y se ayudan. Un pueblo en el que todo lo que ocurre nos importa y nos afecta porque todos somos pueblo de Dios y nadie debería quedarse fuera» señalan en el díptico realizado desde Cáritas con motivo del Día de Caridad.
No en vano, la celebración del Día de la Caridad en la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo une la pertenencia al Cuerpo místico de Cristo que es la Iglesia al cuidado de quienes nos rodean: «Como comunidad cristiana dar testimonio de fe es hacer nuestras las palabras de Jesús, tomad y comed, tomad y bebed, es compartir el banquete de la Vida y ser signo de consuelo, de aliento, de denuncia y de esperanza en medio de una sociedad rota y herida».
Cáritas propone 4 vías de materialización de este «ser pueblo»:
– Cambiar el estilo de vida. Cultivar la cercanía y la disponibilidad, como destacan en su propuesta «revincularse con otras personas y grupos, porque esa interdependencia crea fraternidad».
– Cambiar la mirada. Acercando la mirada a la realidad como hace el buen samaritano.
– No pasar de largo. Seguir a Jesús implica tomar partido y hacer todo lo posible para que la dignidad y la justicia sean realidad para todas las personas. Buscar la coherencia en tu vida personal y en las decisiones que tomas con otras personas. Los cambios se gestan desde un nosotros compartido.
– Cambiar el tiempo. Vivir de verdad con el corazón abierto al amor.
70 Cáritas diocesanas
Además de la campaña nacional, durante estos días las 70 Cáritas Diocesanas de toda España hacen pública su rendición de cuentas y realizan cuestaciones económicas, en un año fuertemente marcado por el impacto de una pandemia sanitaria que ha obligado a multiplicar los esfuerzos humanos y económicos para atender a un número creciente de familias acuciadas por los efectos de la profunda crisis social derivada de la Covid-19.
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“Jóvenes y familias necesitan cariño y un acompañamiento especial”
La necesidad de ayudar, querer y acompañar a los jóvenes y a las familias se puso de manifiesto la semana pasada en un curso sobre La educación de la afectividad celebrado en la Universidad de Navarra. La ruptura de seis de cada diez matrimonios en España en la actualidad genera muchas heridas afectivas reales.
Rafael Miner·31 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 6minutos
La belleza de la sexualidad humana fue el primer denominador común de las sesiones prácticas que protagonizaron los expertos en el curso organizado por el Instituto Core Curriculum, y cuyo primer ponente fue el profesor Juan José Pérez Soba, como ha informado este portal omnesmag.com
Un segundo concepto en el que coincidieron fue la necesidad de ayudar y acompañar a los jóvenes, que tienen un anhelo profundo de entregarse a otra persona, señaló Jokin de Irala, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública e investigador del proyecto Educación de la afectividad y de la sexualidad humana del Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra. “Podemos ayudarles en su camino de crecimiento. El primer paso es que se sientan sinceramente acogidos, queridos, por quienes les acompañamos”.
La profesora Nieves González Rico, directora académica del Instituto “Desarrollo y Persona” de la Universidad Francisco de Vitoria, quiso contextualizar desde el principio el marco del que estaban hablando: “Necesitamos escuchar bien, acoger verdaderamente las situaciones reales que estamos abordando en los centros educativos en los que trabajamos. Cada día sabemos que son más numerosos los alumnos que no crecen un marco de estabilidad familiar. Dos de cada tres niños nacen fuera del matrimonio, y seis de cada diez matrimonios constituidos en España, se rompen. Hay mucho sufrimiento en el seno de los hogares, y muchas heridas afectivas reales”.
A continuación, la experta de la Francisco de Vitoria lanzó otro mensaje de acompañamiento: “La familia es una realidad generadora de sociedad, de cultura, que precisa ser acompañada para poder llevar adelante esta gran misión que tiene de transmisión de significado, en el fondo, a los hijos. Sobre todo en los momentos que está atravesando, de dificultad, soledad, abandono, necesita ser especialmente acompañada”.
Un tercer aspecto nuclear de coincidencia fue que los primeros y fundamentales formadores son los padres, pero que luego está la escuela, los docentes. “Nuestra misión es formar formadores que anuncien la grandeza y belleza de la sexualidad, pero los primeros y fundamentales formadores son los padres, y a ellos nos dirigimos”, señaló Nieves González Rico. Y luego, a su juicio, “los docentes tenemos una labor fundamental para poder abordar con sencillez y también con naturalidad estos temas, que tienen que ver con la identidad personal: yo, ¿quién soy?, que va unida a otra pregunta: yo, ¿para quién soy?, la vocación, que es la vocación familiar en la vida adulta, que es esponsal, y la vocación también profesional, que estamos trabajando por construir un bien común”.
“Si no contestamos, otros lo harán”
El catedrático Jokin de Irala abordó de entrada la necesidad de una educación sexual, y manifestó en su planteamiento inicial: “La educación sexual sí es necesaria. Los padres son los educadores primordiales, pero son importantes otros educadores, por ejemplo, los centros educativos, que ayudan”, señaló. Y añadió con claridad: “La educación afectivo sexual es preparación para el amor. Por lo tanto, no hay edad para hacer esto. Si fuera hablar de la relación sexual, sí habría edades. Y esto tiene dos grandes apartados: la educación del carácter, donde se hace mucho trabajo en educación primaria. Y luego, vienen otros aspectos, más biológicos, que comenzarían en la secundaria”.
Se preguntó también el experto de Navarra “si la educación sexual puede ser perjudicial”. Esta fue su respuesta: “Sí, cuando no está integrada, cuando no está en su contexto de edad, cuando no hay valores detrás, cuando no hay preparación para el amor. No es perjudicial cuando sí está integrada. Y además puede proteger de la incitación de otros mensajes. Cuando busca crecer en habilidades para ser amado y amar”.
Siguiendo con la argumentación, el profesor De Irala subrayó que si no hacemos esta tarea, otros la harán. “No perdamos de vista que si no hacemos nuestro trabajo, tengamos la seguridad de que otros sí están haciendo su trabajo: en redes, internet, gobiernos, Netflix, etc. Hay una actuación continua sobre los jóvenes. En cambio, si nosotros hacemos nuestro trabajo, los jóvenes van a poder elegir entre lo que ven en internet y lo que les estás transmitiendo”.
Opciones en colegios públicos franceses
El catedrático expuso un caso real relativo a esta cuestión educativa en Francia porque, aseguró, “los centros escolares van a ser importantes en este paradigma. En algunos colegios públicos en Francia los padres se reunían para decidir quiénes iban a hablar de afectividad y sexualidad a sus hijos. Y en un colegio público podían salir tres grupos de padres. Pues bien, se daban tres programas de educación sexual paralelamente. Podemos pensar que no es la situación ideal, pero desde luego prefiero eso a que lo que se dé sea lo que haya decidido el gobierno de turno. Por lo menos así los padres podían decidir quiénes iban a hablar a sus hijos de ciertos temas”.
A la hora de hablar a nuestros hijos de estos temas, señaló el doctor De Irala, es importante “integrar la información en cuatro aspectos: “información biológica, educar para el amor humano, educar en el estilo de vida y actitudes saludables, y apertura a la trascendencia”. Son cuatro oportunidades o dimensiones que conviene tener en cuenta en los diálogos.
Pasar de la teoría a la práctica
Otro aspecto importante es el que se podría denominarse “empoderamiento, y que llamaremos saber hacer. Es decir, pueden saber la teoría, pero no la práctica. Cuando hablo a jóvenes en los colegios me gusta mostrarles que se saben la teoría, pero no la práctica”, añade Jokin de Irala.
Y el profesor puso el siguiente ejemplo de una sesión en un centro educativo: “una chica ve que el guaperas de la ciudad quiere bailar contigo; miras alrededor, las amigas le animan, o sea, adelante. Comienza a bailar con él, y el chico empieza a hacer cosas que no le gustan. ¿Cómo salir de esa situación de manera airosa, sin hacer el ridículo?
Algunas respuestas fueron: me voy corriendo de la discoteca, pero puede no ser la mejor opción si al día siguiente hay que dar explicaciones; o es posible que sí lo fuera. En todo caso, el hecho de haber pensado en eso, cuando les ocurra una situación parecida, actúan y reaccionan mucho más fácilmente. Con alumnos universitarios también se puede hacer, para que no lleguen los bloqueos. El entrenamiento del saber hacer es muy importante”, comenta este catedrático, que está casado y tiene cinco hijos.
Información precisa, verdadera y suficiente
En los talleres con padres del catedrático, uno de los criterios que ofrece es: “mejor una hora antes que cinco minutos tarde. Y si le dicen: tengo miedo de adelantarme, responde: mejor adelantarse antes de llegar tarde”.
“Se trata de educar y formar además de informar. Lo que hace la educación sexual zoológica, veterinaria, lo que algunos llaman la fontanería sexual, es hablar del cómo, pero hay que hablar del por qué. La información ha de ser precisa, verdadera y suficiente”. Y elprofesor puso un ejemplo para ilustrar cada uno de estos conceptos.
“Precisa: Una madre le comentó en una ocasión: “yo le he dicho a mi hijo que ha nacido de mi ombligo. ¿He hecho bien, doctor? Le miro y le pregunto: ¿pero su hijo ha salido de su ombligo? Me responde. No. Pues no me parece buena idea. Su hijo va a acabar diciendo que su madre no sabe nada de estos temas y acabará preguntando a sus amigos.
Suficiente: si preguntan por dónde salen los hijos, diles por dónde salen, y no necesariamente cómo entró.
Verdadera: según el grado de desarrollo de personal y progresivo, con una visión positiva del amor y de la sexualidad. Mi consejo es formar en la responsabilidad, desde la libertad. Promover actitudes y comportamientos. Basado en el diálogo y respetando la propia intimidad”.
Acceso precoz a las tecnologías
Cuántas veces hemos visto chicos muy jóvenes, realmente niños, con artilugios electrónicos, incluso teléfonos móviles. Desde el principio de su intervención, la profesora Nieves González Rico manifestó: “sabemos que nuestros alumnos acceden de forma muy precoz a las tecnologías, que el consumo de pornografía les toca precozmente, que se les ofrecen relaciones sexuales desvinculadas de los afectos, incluso se les facilitan a través de los plataformas que tienen en sus manos”.
“Y emergen nuevas preguntas que son existenciales, y que tiene que ver con la afectividad, con la sexualidad, por ese clima cultural que nos rodea. Porque nuestros niños de 5 a 11 años están dos horas delante de las pantallas, y a partir de los 11 años podemos subir a 3, 4 y hasta 5 horas diarias. A través de estas pantallas se están ofreciendo respuestas que están vinculadas a una nueva antropología”, alertó la directora del Instituto Desarrollo y Persona de la Universidad Francisco de Vitoria, cuyos materiales pueden consultar aquí.
Algunos de los mensajes finales de Nieves González-Rico, que dirige desde hace años el Centro de Orientación Familiar de la Archidiócesis de Valladolid, fueron: “Educar es amar. Acoge y valora. Abre una pregunta inteligente, ¿Por qué crees que…? ¿Qué puedes hacer con…? Escucha hasta en el silencio. Confía y sana en el amor”.
El Papa Francisco ha retomado, tras la semana pasada haber terminado el tiempo de Pascua, el rezo del Angelus desde la ventana del Palacio Apostólico, ante los fieles de la Plaza de San Pedro.
«Hoy celebramos la Santísima Trinidad», ha comenzado el Santo Padre, «el misterio del único Dios en tres Personas: Padre e Hijo y Espíritu Santo. Es un misterio inmenso, que supera la capacidad de nuestra mente, pero que habla a nuestro corazón, porque lo encontramos encerrado en aquella frase de San Juan que resume toda la Revelación: «Dios es amor» (1 Jn 4,8.16). En cuanto amor, Dios, aunque es uno y único, no es soledad sino comunión. El amor, en efecto, es esencialmente don de sí mismo, y en su realidad originaria e infinita es Padre que se da generando al Hijo, que a su vez se da al Padre, y su amor mutuo es el Espíritu Santo, vínculo de su unidad».
«Este misterio de la Trinidad nos fue desvelado por el mismo Jesús», aseguró el Papa. «Él nos hizo conocer el rostro de Dios como Padre misericordioso; se presentó a sí mismo, verdadero hombre, como Hijo de Dios y Palabra del Padre; habló del Espíritu Santo que procede del Padre y del Hijo, Espíritu de la Verdad, Espíritu Paráclito, es decir, nuestro Consolador y Abogado. Y cuando se apareció a los apóstoles después de la Resurrección, Jesús los mandó a evangelizar «a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28,19). Por eso, la misión de la Iglesia y, en ella, de todos nosotros, discípulos de Cristo, es hacer que cada hombre y cada mujer puedan «sumergirse» en el amor de Dios y recibir así la salvación, la vida eterna».
La fiesta de hoy, pues, «nos hace contemplar este maravilloso misterio de amor y luz del que procedemos y hacia el cual se orienta nuestro camino terrenal. Al mismo tiempo, nos invita a fortalecer nuestra comunión con Dios y con los hermanos, bebiendo de la fuente de la Comunión Trinitaria. Pensemos en la última gran oración de Jesús, elevada al Padre inmediatamente antes de su Pasión. Al final de esa oración -como un testamento espiritual- en el corazón de Cristo brota una súplica que expresa la voluntad del Padre. Escuchemos de nuevo las palabras de Jesús recogidas en el Evangelio de Juan: «Para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado»(17,21)».
«En el anuncio del Evangelio y en toda forma de misión cristiana, no se puede prescindir de esta unidad invocada por Jesús; la belleza del Evangelio requiere ser vivida y testimoniada en la concordia entre nosotros, que somos tan diferentes».
Reflexionando sobre la actitud de los discípulos de Cristo, Francisco aseguró que «de los discípulos de Cristo se debería poder decir siempre: «¡Son tan diferentes y, sin embargo, mira cómo se aman!». Y no sólo entre ellos, sino a todos, más aun, especialmente a las personas que encuentran como «extrañas» en el camino, heridas, ignoradas, despreciadas. El signo vivo del Dios Trinidad es el amor recíproco y hacia todos; compartir las alegrías y las penas; no imponerse a los demás, sino cooperar los unos con los otros; la valentía y la humildad para pedir perdón y para darlo; valorar los diferentes carismas que el Espíritu distribuye para la edificación común. Así crecen comunidades eclesiales que evangelizan no tanto con las palabras, sino con la fuerza del amor de Dios que habita en nosotros por el don del Espíritu Santo».
Apuntes para reflexionar y argumentar sobre la ley de eutanasia
El autor, sacerdote, médico y doctor en Teología Moral realiza un amplio y documentado recorrido acerca de las elementos que confluyen en la realidad de la eutanasia y las razones que basan la postura contraria a la eliminación de la vida.
Juan Carlos García Vicente·30 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 22minutos
La eutanasia es un problema realmente complejo: tiene elementos legales, sociales, médicos, antropológicos, morales, económicos, incluso religiosos, etc. Su estudio admite múltiples puntos de vista, cada uno con sus pros y sus contras. Actualmente en España se desea que las leyes consagren la voluntad de un sujeto para poner fin a la propia vida con ayuda médica. Con estos apuntes pretendo, de manera modesta, afrontar algunas líneas-guía principales en cada aspecto subrayado: el papel de las leyes, el papel de la voluntad del sujeto, el papel que se le encomienda a los médicos. Los ofrezco a quien puedan resultarle útiles.
Estas líneas pueden servir para reflexionar y para argumentar sobre este problema, o bien servir de base para una sesión informativa o para un debate. Deliberadamente dejo a un lado, en estos apuntes, otras consideraciones: si se ha escuchado a las instituciones profesionales y a la sociedad civil, si se ha permitido abrir un debate social sobre la cuestión, si tal ley era oportuna en estos momentos de pandemia, si había un interés político o económico detrás, la propuesta de los cuidados paliativos, etc.
El esquema que seguirán estas notas es el siguiente:
Las razones a favor de la eutanasia.
La ley sobre eutanasia aprobada en el Parlamento español.
Acerca de la voluntad del paciente.
Acerca del papel que la ley asigna a los médicos.
La postura católica acerca de la eutanasia.
1. Las razones a favor de la eutanasia
A veces se pueden caricaturizar con cierta ligereza las razones que dan los partidarios de la eutanasia. O se les tilda de “ideológicos”, olvidando que encontramos personas favorables a la eutanasia en todo el espectro social y político, desde los más liberales a los más conservadores, ricos o pobres, intelectuales o no, de nuestra sociedad. No es tiempo perdido conocer con algún detalle sus posturas, porque valorar a quien es distinto o piensa de modo diverso es una actitud que denota libertad interior y apertura de miras.
¿Por qué se sostiene que las leyes deben reconocer como un derecho la voluntad de alguien de terminar con su vida, recibiendo ayuda médica para ello?
En primer término, se señala, porque da la posibilidad de terminar con el dolor y el sufrimiento, tanto al paciente como a sus familias. Las personas tienen derecho a decidir sobre su vida, cada uno ha de ser libre de decidir lo que quiere hacer con su vida y cuándo ponerle fin. Y esta ley permite que sea uno mismo quien decida. Dejar a las personas ser libres es no obligarlas a someterse al propio criterio. Mantener a alguien sufriendo, negarle la paz, es como una tortura y un acto de crueldad incomprensible, irracional, injusto.
Si las demandas de los pacientes, de la sociedad, incluso de muchos médicos, han experimentado un cambio de sensibilidad hacia la petición voluntaria de morir, es necesario disponer de leyes que lo regulen con garantías. Es una exigencia del pluralismo. Donde nace una necesidad, surge un derecho. Quienes apoyan esta ley están a favor de la dignidad y de la libertad. Esta ley nos hace avanzar en nuestra libertad y ofrecerá suficientes garantías para que el procedimiento respete esa libertad individual. Beneficiaría a todos los que la solicitaran, y no obligaría a nadie a nada. Ni siquiera a los médicos, pues la propia ley recoge el derecho a la objeción de conciencia.
Desde luego, ojalá nadie tenga que tomar estas decisiones. Pero la realidad es que hay centenares de personas que sí quieren tomarla: llevan años viviendo con intolerables sufrimientos o en situaciones de un deterioro irreversible de su vida. Y no podemos imponer nuestras creencias ni nuestras decisiones a otros, sino respetar las convicciones individuales acerca del momento mejor para poner fin a la propia vida. Quienes quieran seguir viviendo en situaciones penosas lo van a poder seguir haciendo como hasta ahora. Pero quienes libremente quieran, en esas situaciones, poner fin a sus sufrimientos, gracias a esta ley lo podrán hacer. Nadie pierde derechos, y todos avanzamos un poco en nuestra libertad.
2. La ley sobre eutanasia aprobada en el Parlamento español
Es una ley injusta, al menos por dos razones:
a) porque legisla en contra de la protección de un Derecho fundamental, el derecho a la vida. Esa expresión técnica (“derecho fundamental”) se usa para referirse a los bienes básicos que deben ser respetados en cada ser humano por el mero hecho de ser “humano”. No son derechos “dispositivos”. Otros derechos fundamentales son, por ejemplo, el derecho a la educación, a la integridad física, a la vida privada, a la libertad de pensamiento, etc. No son creación de un ordenamiento jurídico o político: son bienes básicos esenciales para el desarrollo de cada persona. Se les suele describir con algunas notas características: son derechos universales, absolutos (es decir, “sin condiciones” de sexo, edad, etc.), inalienables (no se pueden vender o ceder a un tercero), irrenunciables (particularmente claro en el derecho a la vida, el primero de todos los derechos fundamentales ya que es el generador de cualquier otro derecho posible).
b) porque permite cometer graves injusticias al amparo de la ley misma. Muchos juristas, incluso partidarios de la eutanasia, han hecho notar que, técnicamente, la presente ley abre la puerta a cometer injusticias mayores que las que quiere evitar: asesinato por interés, falsificación del documento de voluntades previas, aplicar la muerte en contra de la voluntad del sujeto, eliminación de la garantía judicial en el procedimiento, etc. En el fondo, el problema básicamente estriba en que no es el paciente quien decide. Los mecanismos que esta ley establece son jurídicamente insuficientes para evitar abusos, y caben aplicaciones injustas. Una injusticia de especial gravedad porque es imposible de reparar, ya que la muerte acaecida es irreversible: no se puede devolver la vida a alguien que se ha matado “por error”, o por mala fe.
Algunas objeciones más notables que los juristas han hecho a esta ley son:
1) En la presente ley, el juez (la garantía y tutela judicial) no aparece en ningún momento, por ningún lado. Los “controles” que la ley establece son meramente administrativos, en un tema de importancia capital por tratarse de un Derecho fundamental (basta pensar que la inviolabilidad del domicilio, el levantamiento del cadáver, el registro corporal, el ingreso no voluntario en una institución psiquiátrica, etc., son situaciones que requieren la acción judicial).
2) Respecto a la capacidad de obrar del paciente que solicita la eutanasia (la capacidad jurídica que tiene una persona para, en pleno uso de sus facultades mentales, actuar voluntariamente), la ley introduce una preocupante novedad, al establecer como “Situación de incapacidad de hecho”: situación en la que el paciente carece de entendimiento y voluntad suficientes para regirse de forma autónoma, plena y efectiva por sí mismo, con independencia de que existan o se hayan adoptado medidas de apoyo para el ejercicio de su capacidad jurídica (vid. artículo 3, apartado h). Según esto, un representante del paciente o un médico, es decir un tercero, puede solicitar la muerte si considera, sin tutela judicial alguna, que es un incapaz.
3) La ley establece que la prestación de ayuda para morir podrá llevarse a cabo según dos modalidades. Una de ellas es “la administración directa al paciente de una sustancia por parte del profesional sanitario competente” (vid. artículo 3, apartado g-1). Esto es una despenalización del homicidio, en contra del Código Penal. Entre el momento de solicitar la eutanasia y su aplicación transcurre un tiempo durante el cual el sujeto podría querer revocar esa decisión, o posponerla un poco. Aunque la ley recoge el derecho del paciente a revocar la decisión o posponerla (véase art. 6.3), hay que tener en cuenta que si el médico, o un tercero, considerasen que en ese momento el paciente ya no es “plenamente consciente” o es “incapaz de hecho” para manifestar su voluntad contraria, o sencillamente el paciente ha perdido la capacidad física para comunicarse, se le podría aplicar una eutanasia contra su voluntad. ¿Quién certifica que, en el momento en el que se le va a aplicar la muerte, esa persona quiere que se le aplique?: no existe ninguna vigilancia judicial de protección al paciente.
4) El art. 5.1 establece los requisitos para recibir la prestación de ayuda para morir. Lo preocupante es que a renglón seguido (Art. 5.2) la ley establece que “no será de aplicación lo previsto en las letras b), c) y e) del apartado anterior en aquellos casos en los que el médico responsable certifique que el paciente no se encuentra en el pleno uso de sus facultades ni puede prestar su conformidad libre, voluntaria y consciente para realizar las solicitudes, cumpla lo previsto en el apartado 1.d), y haya suscrito con anterioridad un documento de instrucciones previas, testamento vital, voluntades anticipadas o documentos equivalentes legalmente reconocidos, en cuyo caso se podrá facilitar la prestación de ayuda para morir conforme a lo dispuesto en dicho documento”. En ese mismo art. se precisa que la valoración de la situación de incapacidad de hecho la efectuará el médico responsable del paciente. En el procedimiento de incapacitación, para considerar si una persona está capacitada o no para decidir sobre su propia vida, no aparece el juez por ningún lado.
5) Entre los requisitos para recibir la prestación de ayuda para morir, se determina (véase art. 5.1.c) que “si el médico responsable considera que la pérdida de la capacidad de la persona solicitante para otorgar el consentimiento informado es inminente, podrá aceptar cualquier periodo menor que considere apropiado (se ha hablado previamente de que ha de haber 2 solicitudes escritas de eutanasia separadas por un plazo de 15 días) en función de las circunstancias clínicas concurrentes, de las que deberá dejar constancia en la historia clínica”. Préstese atención en varias cosas:
que el criterio acerca de la capacidad lo establece el médico. En una cuestión tan seria como la capacidad jurídica, se le da esa facultad a un médico;
que si el médico considera que se debe saltar el procedimiento de las dos solicitudes anteriores, atendiendo por ejemplo al criterio de que en pocos días el paciente va a perder su capacidad de obrar, puede saltarse el protocolo.
6) Al establecer los requisitos que debe cumplir la solicitud de ayuda para morir, se señala (véase art. 6.4) que, una vez determinada la incapacidad de hecho, “la solicitud de prestación de ayuda para morir podrá ser presentada al médico responsable por otra persona mayor de edad y plenamente capaz, acompañándolo del documento de instrucciones previas, testamento vital, voluntades anticipadas o documentos equivalentes legalmente reconocidos, suscritos previamente por el paciente. En caso de que no exista ninguna persona que pueda presentar la solicitud en nombre del paciente, el médico que lo trata podrá presentar la solicitud de eutanasia”. No es solo que la familia pueda quedar al margen de la decisión, sino que como se señala después (véase art. 9) el médico “está obligado a aplicar lo previsto en las instrucciones previas o documento equivalente”: un documento que le puede llegar (quizá falsificado) al médico en cualquier momento de la evolución clínica, una vez el paciente sea estimado “incapaz de hecho”.
7) Una vez realizada la eutanasia, el médico responsable deberá presentar ante una Comisión de Control ciertos documentos. El tenor de la norma abre la posibilidad de que, aunque el paciente no haya solicitado por escrito la eutanasia, alguien “en nombre del paciente” pueda solicitarla (véase art. 12, apartado a-4: “Si la persona solicitante disponía de un documento de instrucciones previas o documento equivalente y en él se señalaba a un representante, nombre completo del mismo. En caso contrario, nombre completo de la persona que presentó la solicitud en nombre del paciente en situación de incapacidad de hecho”).
8) Finalmente, causa mucha preocupación que la Disposición adicional primera. Sobre la consideración legal de la muerte, establezca que “La muerte como consecuencia de la prestación de ayuda para morir tendrá la consideración legal de muerte natural a todos los efectos, independientemente de la codificación realizada en la misma”. Es decir, cuando a un juez o a un familiar le llegue el certificado de la muerte, leerá muerte natural, cortando el paso a que se pueda abrir una demanda por la sospecha de que, por ejemplo, no se hayan cumplido todas las garantías.
Ante una ley cualquiera, los estudiosos del Derecho suelen preguntarse cuál es la intención de la ley misma. Muchos temen que la intención de fondo sea más bien económica, como un medio más de asegurar el estado de bienestar (la sostenibilidad de las pensiones, etc.). Y que la ley de una muerte digna esté disfrazando realmente, bajo ese nombre, un procedimiento para poner fin a lo que se considera una vida inútil.
3. Acerca de la voluntad del paciente
Muchos estudiosos del Derecho y de la Medicina han señalado que evaluar la verdadera autonomía de alguien que manifesta su voluntad de morir es de las cuestiones más difíciles.
Desde el Derecho se hace observar que el consentimiento libre y voluntario del sujeto puede viciarse muy fácilmente: puede sufrir coacciones por parte de la familia, de los cuidadores, del médico; de personas interesadas en cobrar seguros de vida; o por la Administración (en un paciente que esté a cargo de la Administración sanitaria solamente), etc. Cuando la situación de la persona enferma supone una importante carga familiar, objetiva o subjetiva, la opción de elegir la eutanasia se convierte en una coacción moral sobre la conciencia de la persona que se siente un estorbo.
Desde la Medicina los especialistas (psiquiatras, paliativistas, intensivistas, neurólogos, etc.) han hecho notar importantes objeciones sobre la libertad del paciente cuando expresa su “voluntad de morir”. Veamos algunas:
Sólo desde la libertad se pueden tomar decisiones acordes con el pensamiento y el propio modo de vivir. Los trastornos que influyan en la misma ocasionarán, en mayor o menor medida, una decisión tomada desde la patología, en la que ésta carece de un elemento fundamental: la libertad. Pero precisamente cuando existen trastornos mentales, la libertad está seriamente comprometida, pudiendo llegar a anularse de forma transitoria o definitiva la capacidad de decidir: y este es un elemento esencial (la libertad o autonomía de la voluntad del paciente para manifestar su voluntad expresa de morir) para atender o no la petición de ayuda para morir.
Algunas patologías pueden comprometer las funciones psíquicas esenciales (la conciencia, el pensamiento, la sensopercepción, la vivencia del yo o la afectividad) para tomar decisiones relevantes. La integridad de estas funciones es condición sine qua non para asumir que una decisión está libremente tomada y se ajusta a la verdadera voluntad de la persona y no a la voluntad patológicamente determinada. Por ello, las personas que padezcan descompensación psicopatológica en el momento de tomar decisiones que afecten a su futuro, previamente deben ser apoyadas con el fin de restaurar su libertad y, en definitiva, su capacidad de tomar decisiones. Especialmente si fuesen decisiones en contra de sus propios intereses y que son irreversibles.
Los trastornos mentales más severos de por sí colocan a esos pacientes en situaciones de especial vulnerabilidad, al llevar asociados problemas de esperanza de vida, acceso a la vivienda, al empleo, a la atención sanitaria especializada, etc.: es importante garantizar que estas carencias remediables no contribuyan al deseo de morir.
Es bien conocido que el deseo de morir forma parte de la sintomatología habitual de varios trastornos mentales, especialmente de los trastornos depresivos, aunque también de la esquizofrenia, las adicciones y los trastornos graves de personalidad, entre otros. De hecho, el suicidio es una preocupación de salud pública a nivel global -la incidencia de suicidios consumados en pacientes con trastornos mentales es muy alta, siendo una de las principales causas de muerte en personas de 15 a 34 años-. La opinión científica es unánime al relacionar la mayoría de los suicidios consumados con la presencia de enfermedades mentales, incluso aceptando que el deseo de morir no resulta siempre de la manifestación de una enfermedad mental.
La presencia de depresión es una preocupación especial en las solicitudes de eutanasia porque puede afectar la competencia de los pacientes, particularmente en la ponderación relativa que dan a los aspectos positivos y negativos de su situación y posibles resultados futuros. La depresión es una enfermedad para la que existen tratamientos y es potencialmente reversible. Los pacientes con depresión pueden ser considerados como una población vulnerable en este contexto, ya que su solicitud de muerte puede ser debida a la presencia de esta; y la respuesta correcta es el tratamiento de la depresión, en lugar de la asistencia en la muerte.
Es indudable que algunos trastornos mentales son causa de enorme sufrimiento y el grado de afectación que generan se infiere fácilmente, tanto de la experiencia social y profesional con pacientes psiquiátricos, como de las cifras de suicidio atribuibles a trastornos psiquiátricos. No puede dejar de señalarse la similitud de la desesperanza y el deseo de morir con la sintomatología propia de las depresiones y con el contexto clínico del suicidio. La vulnerabilidad no debe utilizarse para discriminar el acceso a la ayuda a morir ni a ningún otro derecho legal, pero no puede obviarse la presencia de elementos ajenos a la persona en la toma de decisión, más aún cuando se trata de un hecho irreversible. En sociedades en las que la prevención del suicidio se considera una responsabilidad global, y la disminución de las cifras anuales un objetivo común, no puede soslayarse la incongruencia de plantear la ayuda a morir en personas que sufren trastornos que tienen entre sus propios síntomas, formando parte de la patología, la ideación suicida y el deseo de morir.
Existen numerosos estudios sobre el “deseo de morir” que presentan los pacientes oncológicos o en situación terminal en algún momento de su evolución clínica. Las investigaciones ponen de manifiesto que esa situación anímica tiene un significado bien distinto al de una “voluntad efectiva de que les quiten la vida”.
4. Acerca del papel que la ley asigna a los médicos
En primer lugar es necesario hacer referencia a las Declaraciones oficiales que han escrito variadas corporaciones médicas. Es unánime el rechazo tajante a la colaboración perversa que se pide a los médicos para causar la muerte a un paciente. De acuerdo con la deontología profesional del médico, la eutanasia y la ayuda médica al suicidio son incompatibles con la ética médica.
La Asociación Médica Mundial, en octubre del 2019, publica una Declaración en la que manifiesta su “firme oposición a la eutanasia y al suicidio con ayuda médica; ningún médico debe ser obligado a participar en eutanasia o suicidio con ayuda médica, ni tampoco debe ser obligado a derivar un paciente con este objetivo”.
El Consejo General de Colegios oficiales de Médicos en España (la Organización Médica Colegial), hizo público en mayo del 2018 su “Posicionamiento ante la eutanasia y el suicidio asistido”, donde establece, en coherencia con el Código de Deontología Médica, que el médico nunca provocará intencionadamente la muerte de ningún paciente ni siquiera en caso de petición expresa por parte de éste.
Y más recientemente el Comité de Bioética de España (organismo consultor dependiente del Ministerio de Sanidad) dio a conocer su Informe, publicado en octubre del 2020, en cuyo capítulo 6 (titulado Eutanasia y profesionalismo médico) señalaba que “desde el punto de vista estrictamente médico […] la eutanasia supone una transformación que hay que poner de manifiesto. Mediante su descripción como un derecho que se ejerce en el seno de la actividad médica, es la propia actividad médica la que queda transformada, pues en algunos casos descritos por la ley el homicidio médico se convierte en la acción protocolizada. […]Con la eutanasia el profesional de la Medicina adquiere un nuevo poder, aunque sea no buscado. Posee un poder de muerte sobre el paciente, que ciertamente se abre según la voluntad de éste y las circunstancias previstas en la ley. El cambio que se produce es el homicidio intencional por parte del médico como una obligación jurídica que trascenderá a la lex artis”.
También son de especial interés las Declaraciones publicadas por la Sociedad Española de Psiquiatría, por la Sociedad Española de Cuidados Paliativos, o la Declaración oficial conjunta de los Colegios de Farmacéuticos, Odontólogos y Médicos de Madrid.
¿Qué significa para la Medicina que el médico deba provocar la muerte o colaborar en el suicidio de su paciente, si este se lo pide? En síntesis se podría decir que trae consigo la degeneración de la Medicina, porque convierte la Medicina en otra cosa:
La perversión de la relación médico-paciente. La asistencia al suicidio no es una tarea que surja de la responsabilidad profesional de un médico, ya que es importante que los pacientes gravemente enfermos puedan considerar a su médico como una persona confiable, con quien pueden hablar, incluso si están luchando con el deseo de una muerte prematura. Dentro del espacio protegido de la relación médico paciente, cada paciente debe poder confiar en una discusión leal sobre los pensamientos e intenciones suicidas, y en el asesoramiento y apoyo orientados hacia la vida por parte del médico. Rechazar la asistencia al suicidio permite a los médicos preservar el significado ético deontológico de su profesión y les permite a los pacientes mantener una confianza más sólida en sus médicos.
La abolición del ethos médico, porque destruye la vocación médica, las cualidades básicas de la profesión: cuidar y acompañar al paciente hasta el final, hacer prevención del sufrimiento, la fidelidad al paciente, el respeto de su dignidad, la confraternidad profesional, la justicia igual con todos. El médico es la persona en quien se confía justo en el momento en que la enfermedad y el sufrimiento minan las fuerzas espirituales y corporales y ponen en peligro la vida. A un médico no se le puede pedir que juzgue ni que decida quién debe vivir y quién debe morir. La confianza que el enfermo le concede se basa en el presupuesto tanto de su profesionalidad como de la inequívoca actitud a favor de la vida que se espera de él.
Una visión justa de la realidad nos revela que el médico, en cuanto agente moral, no es un “ser superior”. Es un ser humano, con virtudes y debilidades, ideales y defectos. Puede estar a veces muy cansado, fastidiado por sus fracasos, o demasiado conmovido por el sufrimiento de sus pacientes. Por fatiga emocional o compasión irreflexiva, el médico puede sentir la tentación de anticipar la muerte de un paciente, en especial cuando éste se lo pide. Si entonces cediera, cometería un homicidio. La prohibición absoluta de dar muerte a sus pacientes, presente desde Hipócrates en la ética profesional, ha sido el motor moral y la salvación humana del médico y la medicina.
El médico se erige en apoderado de los pacientes incapaces. El médico que acepta la “solución” eutanásica para algunos de sus pacientes, se convierte, por razones de coherencia moral, en dueño de la vida de los crónicamente incapaces (deficientes profundos, comatosos permanentes, dementes seniles, etc.).
Las experiencias obtenidas en Bélgica y Holanda están demostrando que los límites marcados en un principio por la ley, son pronto borrados por la práctica de los médicos. Cuando la eutanasia adquiere carta de naturaleza en las conciencias, de las personas o de las sociedades, como algo moralmente aceptable o incluso bueno, la eutanasia se vuelve difusiva, y de hecho incontrolable legalmente.
Una razón más, digna de prestarle atención, es que la eutanasia daña profundamente la investigación biomédica, en concreto a la que se dirige a tratar la enfermedad avanzada y terminal. Pero también a la que busca la solución de las enfermedades tenidas hoy por incurables, sobre todo si los investigadores no descubren perspectivas halagüeñas de rápidos avances. La “muerte dulce” puede robar incentivos a la investigación de los mecanismos del envejecimiento cerebral, de la rehabilitación de la demencia, de la enfermedad cancerosa avanzada, de la corrección de las malformaciones múltiples, de muchas y graves enfermedades genéticas. Llevan mucha razón los que sostienen que la eutanasia empobrecerá el trabajo y la ciencia de los médicos.
¿Qué significa para la Medicina que el médico deba provocar la muerte o colaborar en el suicidio de su paciente, si este se lo pide? La degeneración de la Medicina, porque convierte la Medicina en otra cosa
Juan Carlos García Vicente
5. La postura católica acerca de la eutanasia
En todo lo anterior no se ha hecho referencia alguna a las convicciones religiosas. Pero ciertamente la idea que un creyente recibe de los convencimientos religiosos propios sobre el origen y el destino del hombre le lleva a reaccionar con inquietud ante cualquier intento de legalización de esta práctica. El creyente recibe con un sentido de seguridad y de alivio la persuasión de que solo el Dios de la vida es el Señor que domina la muerte. La llegada a esta vida y el final de la misma son acontecimientos demasiado importantes y misteriosos para que ninguna autoridad humana pueda entrometerse.
Los principales documentos oficiales de la Iglesia católica sobre la eutanasia son la Declaración Iura et bona, y la Carta Samaritanus bonus, publicadas ambas por la Congregación de la Doctrina de la Fe en los años 1980 y 2020 respectivamente. A estos documentos debe añadirse el rechazo a la eutanasia formulado por san Juan Pablo II en su Encíclica Evangelium vitae n. 65, con palabras especialmente solemnes: “De acuerdo con el Magisterio de mis predecesores y en comunión con los obispos de la Iglesia católica, confirmo que la eutanasia es una grave violación de la Ley de Dios, en cuanto eliminación deliberada, moralmente inaceptable, de una persona humana”.
Ambos documentos, aun a distancia de 40 años entre sí, recogen un breve compendio de la moral católica sobre la enfermedad y la muerte. Su lectura pone de manifiesto que el magisterio se daba cuenta de la evolución en curso de las cosas, tanto en lo relativo a la eutanasia como en lo relativo a las nuevas terapias que permitían salvar vidas o prolongarlas casi indefinidamente.
En la declaración Iura et bonase tienen en cuenta y se refutan los dos postulados antropológicos en que se basan la eutanasia voluntaria y el suicidio asistido; por un lado, la idea de que, en algunas circunstancias, morir es un bien y vivir un mal; por otro lado, la pretensión de que el hombre tiene el derecho a elegir el procurarse o procurar a otros la muerte. Este documento, además, niega que el dolor sea un mal absoluto que se deba evitar a toda costa: es un acto obligado de caridad hacer lo posible para aliviar el sufrimiento de los enfermos, pero sin olvidar el significado positivo del sufrimiento voluntariamente aceptado y sostenido por la fe en Jesucristo.
La piedad y la beneficencia tienen mil maneras de expresarse. Pero entre ellas no hay lugar para el asesinato de un hermano que agoniza. La doctrina católica afirma que la vida es un don maravilloso y una tarea-deber confiada por Dios al hombre. Y que, precisamente por ser regalo y misión recibida del Señor, debe ser administrada y vivida hasta el fondo, encomendándonos siempre con confianza a los designios del amor divino, especialmente en los momentos de mayor dificultad. Por tanto, la moral católica ve en la eutanasia y el suicidio asistido un mal que se opone, no a unos principios dogmáticos abstractos, sino al propio bien del hombre, porque contradice su ser más íntimo y su vocación a la felicidad.
Cuando se está enfermo, confiarse a la divina providencia no elimina el deber personal de cuidarse y hacerse cuidar, ni impone la obligación de recurrir a todos los remedios posibles. Concretamente esa declaración señala estas precisiones:
a falta de otros remedios, es lícito recurrir, con el consentimiento del enfermo, a los medios puestos por la medicina más avanzada, aunque estén todavía en fase experimental y no estén exentos de algunos riesgos;
también es lícito interrumpir la aplicación de estos medios cuando los resultados no se corresponden con las esperanzas depositadas en ellos;
es siempre lícito contentarse con los medios normales que la medicina puede ofrecer;
ante la inminencia de una muerte inevitable, a pesar de los medios empleados, es lícito renunciar a tratamientos que solamente supondrían un alargamiento precario y penoso de la vida, pero sin interrumpir los cuidados normales que se deben dispensar a cualquier enfermo en estos casos.
Contra la cultura pro-eutanasia, el cristianismo denuncia las contradicciones y debilidades de posturas que no saben darse cuenta del drama de quien, enfermo y tal vez marginado por todos, no puede ya soportar la vida. El deseo de morir es no pocas veces el resultado de una situación inhumana e injusta, o de una condición patológica que se ha descuidado e incluso ignorado. No se puede negar que el dolor prolongado es insoportable, y otras razones de índole psicológica pueden nublar la mente hasta llevar a alguno a pensar que puede pedir legítimamente la muerte o procurarla a los demás. Pero, no obstante, asesinar a un enfermo es inadmisible.
La petición de morir difícilmente es el resultado de una verdadera elección. El que se encuentra en esas circunstancias tiene solo la experiencia de la deseperación o de la soledad actual, pero no tiene ninguna experiencia de la muerte: la muerte solo se puede imaginar, pero no se puede medir, y menos contar. Es el único asunto humano que no deja ninguna posibilidad de volver atrás. Paradójicamente no hay ningún momento en la vida en el que sea tan fundamental reavivar la esperanza, como cuando uno se encuentra cerca de la muerte: es el instante en que la historia vivida hasta entonces alcanza pleno sentido solo si permanece abierta la posibilidad de un futuro.
La Carta Samaritanus bonusrecoge todo ese mismo sentir. Pero amplía el foco de atención, teniendo en cuenta los últimos 40 años de desarrollo de la medicina. Ya solo la lectura del índice de este documento da idea de los nuevos campos en salud y terapias en que la moral católica entiende que puede aportar una luz importante.
De un modo muy resumido podemos enuclear dos líneas-guía que aparecen en este documento:
Un concepto reiterado y clave es el de los cuidados (cuando no se puede curar, siempre es posible cuidar) y el acompañamiento al enfermo crónico sin esperanzas de curación, o en fase terminal de su enfermedad. La continuidad en la asistencia es un deber del médico, como un modo peculiar suyo de solidaridad con quien sufre.
Una atención muy particular al deber del médico de realizar una adaptación de las terapias a las posibilidades reales de mejoría del paciente, señalando la futilidad terapéutica como una praxis no solo médica sino éticamente inaceptable. Y el reconocimiento de la licitud de la sedación en el tramo final de la vida: “Para disminuir los dolores del enfermo, la terapia analgésica utiliza fármacos que pueden causar la supresión de la conciencia (sedación). […] La Iglesia afirma la licitud de la sedación como parte de los cuidados que se ofrecen al paciente, de tal manera que el final de la vida acontezca con la máxima paz posible y en las mejores condiciones interiores. Esto es verdad también en el caso de tratamientos que anticipan el momento de la muerte (sedación paliativa profunda en fase terminal), siempre, en la medida de lo posible, con el consentimiento informado del paciente” (Samaritanus bonus, n. 7).
Fuentes usadas para este trabajo, como referencias para los lectores interesados:
1) Un botón de muestra de la postura de los partidarios a la eutanasia puede verse:
4) Hay diversos estudios sobre las limitaciones técnicas de la actual ley de eutanasia, desde el punto de vista jurídico. Por citar un estudio más minucioso, entre tantos, referente a la técnica jurídica, puede verse: R. Gisbert, El gran peligro de la ley de eutanasia
6) Para el lector interesado, sobre todo médicos y personal sanitario, se señalan algunas investigaciones más recientes, acerca del “deseo de morir” que manifiestan algunos pacientes:
– Bellido-Pérez M, Monforte-Royo C, Tomás-Sábado J, Porta-Sales J, Balaguer A. Assessment of the wish to hasten death in patients with advanced disease: A systematic review of measurement instruments. Palliat Med. 2017 Jun;31(6):510-525. doi: 10.1177/0269216316669867. Epub 2016 Oct 22. PMID: 28124578; PMCID: PMC5405817. El artículo puede leerse en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5405817/
– Rodríguez-Prat A, van Leeuwen E. Assumptions and moral understanding of the wish to hasten death: a philosophical review of qualitative studies. Med Health Care Philos. 2018 Mar;21(1):63-75. doi: 10.1007/s11019-017-9785-y. PMID: 28669129. Un abstract del mismo puede verse en: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28669129/
– Arantzamendi M, García-Rueda N, Carvajal A, Robinson CA. People With Advanced Cancer: The Process of Living Well With Awareness of Dying. Qual Health Res. 2020 Jul;30(8):1143-1155. doi: 10.1177/1049732318816298. Epub 2018 Dec 12. PMID: 30539681; PMCID: PMC7307002. El artículo puede leerse en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7307002/
8) La Declaración del Consejo General de Colegios oficiales de Médicos en España (la Organización Médica Colegial), de mayo del 2018, puede verse en: https://www.cgcom.es/sites/default/files/u183/np_eutanasia_21_05_18.pdf. Una nueva Declaración de este Organismo fue necesaria tras la aprobación de la ley en el Congreso, señalando que la regulación de la eutanasia en España supone avalar por Ley que la eutanasia es un “acto médico”. Esto es contrario a nuestro Código de Deontología Médica y contradice los posicionamientos de la Asociación Médica Mundial. Más adelante advierte que el CGCOM activará todos los mecanismos necesarios en defensa de la profesión médica, del ejercicio de la medicina, de los valores del profesionalismo médico y de la relación médico paciente. Puede encontrarse en: https://www.cgcom.es/sites/default/files/u183/np_ley_eutanasia_cgcom_18_12_2020.pdf
13) Acerca del significado que tiene para la Medicina que el médico deba provocar la muerte o colaborar en el suicidio de su paciente, si este se lo pide, hay centenares de entrevistas, libros y artículos escritos por médicos. Por citar un estudio de un médico, dirigido a médicos, especialmente valioso por su concisión, claridad, y la cualificación de su autor, puede leerse G. Herranz, Los médicos y la eutanasia, que puede verse en: http://www.muertedigna.org/textos/euta29.html
14) Acerca de la postura católica sobre la eutanasia, es importante no olvidar que la Conferencia Episcopal Española (y muchos obispos en su magisterio ordinario) ha publicado varias declaraciones firmes al respecto. Pueden verse en:
15) Como es sabido, los principales documentos oficiales de la Iglesia católica sobre la eutanasia, emanados por la Congregación para la Doctrina de la Fe, son la declaración Iura et bona, y la Carta Samaritanus bonus, que pueden leerse en:
16) Por dar una referencia del magisterio universal y solemne acerca de la eutanasia, es obligado mencionar el texto de S. Juan Pablo II perteneciente a la Encíclica Evangelium vitae, n. 65.
17) Los lectores encontrarán en la Carta Samaritanus bonus, ya citada, pero especialmente en el Cap. V, diez apartados de toma de decisiones éticas en situaciones clínicas muy diversas (contextos pediátricos, estado vegetativo, retirada de terapias, etc.). Resultará especialmente interesante para los médicos.
18) Para facilitar el trabajo de consulta, se ofrece ahora algún texto de la Carta Samaritanus bonus, Capítulo V: También cuando la curación es imposible o improbable, el acompañamiento médico y de enfermería (el cuidado de las funciones esenciales del cuerpo), psicológico y espiritual, es un deber ineludible, porque lo contrario constituiría un abandono inhumano del enfermo. (…/…) Reconocer la imposibilidad de curar ante la cercana eventualidad de la muerte, no significa, sin embargo, el final del obrar médico y de enfermería. Ejercitar la responsabilidad hacia la persona enferma, significa asegurarle el cuidado hasta el final: «curar si es posible, cuidar siempre (to cure if possible, always to care)». Esta intención de cuidar siempre al enfermo ofrece el criterio para evaluar las diversas acciones a llevar a cabo en la situación de enfermedad “incurable”; incurable, de hecho, no es nunca sinónimo de “in-cuidable”. La mirada contemplativa invita a ampliar la noción de cuidado.
19) La licitud moral de la sedación ha sido recogida, como es sabido, en la Carta Samaritanus bonus, Cap. V, n. 7.
20) Como bibliografía general adicional se sugiere la siguiente:
I. Carrasco de Paula, voz Eutanasia, en Consejo Pontificio para la Familia, Lexicon (Términos ambiguos y discutidos sobre familia, vida y cuestiones éticas), Palabra 2004, pp. 359-366.
M. Martínez-Selles, Eutanasia. Un análisis a la luz de la ciencia y la antropología, Rialp, Madrid 2019, 98 páginas.
Dos recomendaciones del Papa para los medios de comunicación de la Iglesia
De la visita del Papa Francisco a la sede de trabajo del Dicasterio para la Comunicación, surgieron dos importantes recomendaciones: comprobar la eficacia de su trabajo y centrarse en la creatividad.
«Comprobar la eficacia de su trabajo y centrarse en la creatividad»
De la visita del Papa Francisco a la sede de trabajo del Dicasterio para la Comunicación, este lunes, con motivo del 160 aniversario de L’Osservatore Romano y del 90 aniversario de Radio Vaticano, surgieron dos importantes recomendaciones. Aunque se dirigen específicamente a todo el sistema de medios de comunicación de la Santa Sede, se aplican a todos los que se dedican a la Comunicación de la Iglesia y a la transmisión del Evangelio a todos los niveles y por todos los medios.
¿Somos eficaces?
La primera recomendación, que nace fundamentalmente de una preocupación, la hizo el Papa en los micrófonos de Radio Vaticano, en directo desde Regia 9, en presencia del jefe de la emisora y del redactor jefe. El Papa sugirió que siempre debemos preguntarnos por la eficacia del mensaje que intentamos transmitir. Más concretamente: ¿A cuántos llega?
Porque el riesgo es el de tener una bonita organización, una bonita estructura, que por si acaso también invierte mucho dinero -que sale de las ofrendas de los fieles- y el resultado no es tan significativo desde el punto de vista de la productividad y la eficacia, por utilizar una metáfora empresarial.
El Papa utilizó la imagen de la montaña que hace nacer al ratón, de un famoso dicho popular, para decir que el peligro es el de invertir mucho en «infraestructuras», con un enorme gasto de energía a todos los niveles, y luego no calibrar toda esta inversión en el verdadero objetivo de la propia organización, que para la Santa Sede es el de hacer llegar el mensaje de Jesús al mayor número de personas posible.
Cuidado con el funcionalismo
La segunda recomendación, ligada a la anterior, la hizo el Pontífice al saludar a los redactores en la Sala Marconi del Palacio Pío, que se encuentra al principio de la Via della Conciliazione y donde desde hace unos meses están reunidos todos los departamentos que se ocupan de la comunicación vaticana, como conclusión de un proceso de reforma -fundamentalmente de las estructuras- iniciado en los primeros meses del pontificado.
Precisamente, tras visitar los locales y las nuevas ubicaciones, el Papa advirtió del riesgo del funcionalismo, «el gran enemigo del buen funcionamiento». Hay que tener cuidado, en definitiva, de no confiar todo a los procedimientos y a las asignaciones, para no ahogar la creatividad de las personas. Para que el trabajo funcione, es necesario que «todos deben tener suficiente libertad para funcionar». Y esto se expresa en la «capacidad de arriesgarse», sin tener que someterse constantemente a un rigmarole de peticiones de «permiso» (concedido por los superiores).
Los dos recordatorios del Papa, como decíamos, son útiles también para todos los que se dedican a la evangelización a través de los medios de comunicación y, de modo particular, al servicio de la institución eclesial.
Verificar siempre los frutos del propio trabajo, para mejorar aquellos aspectos que puedan limitar también el despilfarro de recursos; apostar por la creatividad, sin caer en lastres inútiles que apaguen -duerman, maten, para usar las palabras del Papa- cualquier atisbo de audacia al servicio de la difusión del Reino de Dios en este mundo.
El encuentro de Cristo con la Samaritana ofrece horizontes para superar el emotivismo cultural que reduce los afectos a la emoción; para abrirnos al diálogo, y aprender la madurez del don de sí mismo. A estas cuestiones se refirió el profesor Juan José Pérez-Soba en un curso sobre La educación de la afectividad en la Universidad de Navarra.
Rafael Miner·29 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 9minutos
Pocos dudan de que, posiblemente, el término más usado en nuestro lenguaje sea la palabra amor. En cambio, hay ámbitos importantes de la vida en que no se usa apenas nunca. No suele hablarse en política de amor, tampoco en economía. La razón que se aduce para este fenómeno es que estamos hablando de cosas serias.
“El amor no podría ponerse como fundamento, sino solo como algo decorativo dentro de la vida; sería irremediablemente subjetivo, incapaz de dar una razón sólida para la construcción de una sociedad”. Sin embargo, quizá precisamente por ello, “la gran reivindicación epistemológica [conocimiento científico] de la encíclica Caritas in veritate de Benedicto XVI es la de mostrar el papel fundante del amor, con todo su valor afectivo, en especial en lo que concierne a esas dos actividades sociales, la política y la economía. Por ello, pone el amor como la luz principal para la comprensión del bien común”.
“Debemos ayudar a los jóvenes a superar el analfabetismo afectivo que les impide descubrir qué es lo que el amor pide a cada persona”.
Juan José Pérez Soba
Quien así habla es Juan José Pérez-Soba, profesor ordinario del Pontificio Instituto Juan Pablo II para las ciencias del Matrimonio y la Familia (Roma), y ponente principal del curso sobre La educación de la afectividad que se ha tenido lugar estos días en Pamplona, organizado por el Instituto Core Curriculum de la Universidad de Navarra, al que han asistido más de cinco mil personas de 47 países.
Juan José Pérez-Soba,
La pista principal para conocer las aportaciones del profesor Pérez-Soba ha sido su libro Encuentro junto al pozo (Palabra, 2020). Además, las reflexiones del autor sobre la afectividad son abundantes. Por ejemplo, en la revista Scripta Theologica del mismo año, y en otros lugares. Vaya esto por delante, porque comprenderán que sintetizar siete sesiones del profesor sobre el amor y sus niveles; los tipos de amor; filial, esponsal y de amistad; amor y virtud, la madurez afectiva, y lo que los jóvenes quieren saber, es prácticamente imposible.
De modo que nos asomaremos sólo a algún tema, adelantando de entrada este deseo del profesor: “Debemos ayudar a los jóvenes a superar el analfabetismo afectivo que les impide descubrir qué es lo que el amor pide a cada persona”.
Un engaño “egocentrista”
¿Cómo podíamos describir a un emotivista, es decir, a la persona que se guía prácticamente por las emociones del momento? Lo hizo el Papa Francisco en la encíclicaAmoris Laetitia(La alegría del Amor), en el capítulo considerado nuclear del texto, el cuarto, que lleva por título El amor en el matrimonio.
“Deseos, sentimientos, emociones, eso que los clásicos llamaban pasiones, tienen un lugar importante en el matrimonio […]”. Por otra parte, “Jesús, como verdadero hombre, vivía las cosas con una carga de emotividad. Por eso le dolía el rechazo de Jerusalén, y esta situación le arrancaba lágrimas. También se compadecía ante el sufrimiento de la gente. Viendo llorar a los demás, se conmovía y se turbaba, y Él mismo lloraba la muerte de un amigo”.
Sin embargo, afirma el Papa más adelante, “creer que somos buenos sólo porque ‘sentimos cosas’ es un tremendo engaño. Hay personas que se sienten capaces de un gran amor sólo porque tienen una gran necesidad de afecto, pero no saben luchar por la felicidad de los demás y viven encerrados en sus propios deseos. En ese caso, los sentimientos distraen de los grandes valores y ocultan un egocentrismo que no hace posible cultivar una vida sana y feliz en familia” (Amoris Laetitia, núm. 145).
A merced de las emociones
“El emotivismo comienza con la reducción de los afectos a la emoción”, señala el profesor Pérez-Soba. “En verdad, es la consecuencia primera de considerar la afectividad exclusivamente a partir de la introspección de la conciencia. De esta forma, se pierde su intencionalidad más profunda y el modo de configurar la base de la virtud moral que nos dirige a la perfección”.
Ahora se llama emoción al afecto que aparece intensamente a la conciencia y la mueve en una dirección concreta. Venía a sustituir el término pasión, que estaba más unido a la apertura a la recepción de un don y a una trascendencia, señaló en su exposición. A su juicio, es consecuencia de la secularización misma que sufrió el amor en la interpretación luterana de la caridad, que explica la caridad reducida a beneficencia, un intercambio de bienes útiles desde un punto de vista altruista.
“El emotivismo comienza con la reducción de los afectos a la emoción”
Juan José Pérez Soba
“Todo ello impedía reconocer su papel dentro del matrimonio al que Lutero niega su carácter de sacramento y, por primera vez en la historia, lo considera una realidad no sagrada.”.
En consecuencia, según el emotivismo, una persona sería buena si se siente bien al obrar de determinado modo y esta emoción se confunde con su conciencia desde una visión intuicionista, ha explicado el profesor Pérez-Soba. Este reduccionismo está muy claro en la obra de Daniel Goleman [Emotional intelligence], que se centra en las emociones y su sustrato energético, hasta perder de ellas su sentido intencional.
Estado de ánimo del momento
El Directorio de pastoral familiar de la Iglesia, editado por la Conferencia Episcopal Española, y citado por el profesor del Instituto Juan Pablo II, señala que “esta concepción debilita profundamente la capacidad del hombre para construir su propia existencia porque otorga la dirección de su vida al estado de ánimo del momento, y se vuelve incapaz de dar razón del mismo. Este primado operativo del impulso emocional en el interior del hombre sin otra dirección que su misma intensidad, trae consigo un profundo temor al futuro y a todo compromiso perdurable”.
A continuación, el directorio subraya “la contradicción que vive un hombre cuando se guía solo por sus deseos ciegos, sin ver el orden de los mismos, ni la verdad del amor que los fundamenta. Ese hombre, emocional en su mundo interior, en cambio, es utilitario en lo que respecta al resultado efectivo de sus acciones, pues está obligado a ello por vivir en un mundo técnico y competitivo. Es fácil comprender entonces lo complicado que le es percibir adecuadamente la moralidad de las relaciones interpersonales, porque estas las interpreta exclusivamente de modo sentimental o utilitarista”.
Comunicación afectiva de Jesús
“No estamos acostumbrados a analizar una conversación dentro de los cauces de una comunicación afectiva, normalmente solo lo hacemos cuando hay una evidente ruptura entre los interlocutores y nos servimos de la emoción para explicar el fracaso de la misma. Nos restringimos muchas veces al lenguaje verbal, ignorando el contenido personal presente de modo afectivo con un valor muy grande en el diálogo. Hemos de considerar una grave carencia quedarnos en ese nivel consciente del análisis que tiende a la reflexión, y perder en cambio el dinamismo afectivo que lo guía”.
Así comienza el profesor Juan José Pérez Soba su análisis sobre la conversación de Jesús con la samaritana en el pozo de Sicar. “Llega una mujer de Samaría a sacar agua, y Jesús le dice: ‘Dame de beber’” (Jn 4,7).
“Podemos tomarlo como un ejemplo de una conversación evangelizadora que tiene el resultado asombroso de la transformación completa de la mujer que llega a convertirse en un apóstol para sus conciudadanos de Sicar. Así la tomamos como referencia prototípica para la acción pastoral en el ámbito familiar”.
De hecho, la Exhortación apostólica Amoris Laetitia presenta este encuentro como un punto clave de su exposición. Dice el Papa Francisco: “Es lo que hizo Jesús con la samaritana (cfr. Jn 4,1-26): dirigió una palabra a su deseo de amor verdadero, para liberarla de todo lo que oscurecía su vida y conducirla a la alegría plena del Evangelio” (núm. 294).
Los afectos no excluyen la objetividad
Sin duda, explica el profesor, somos herederos de una apologética racionalista donde el papel evangelizador consistiría en demostrar mediante razones concluyentes los ‘praeambula fidei’ a una persona que se resiste a creer, pero que es capaz de razonar.
La insuficiencia de este camino es la base de la propuesta de san John Henry Newman, para el que una adhesión de fe debe implicar a toda la persona, no solo a su inteligencia.
Benedicto XVI, en su primera encíclica, tomó el camino del deseo de forma clara al considerar que “la mejor defensa de Dios y del hombre consiste precisamente en el amor”, recuerda Pérez-Soba, puesto que el diálogo con la samaritana “es eminentemente afectivo. La sed de la que habla Cristo es, como afirma san Agustín, de la fe de la Samaritana. Queda así enmarcada en un marco propio, la fe en un amor que es la lógica interna de todo el relato”.
A juicio del profesor del Instituto Juan Pablo II, “esto nos lleva a considerar que hablar de los afectos no excluye de ningún modo la objetividad, más bien la exige de un modo propio y, de hecho, sostiene esta conversación. Los deseos no son intimistas, no se encierran en una autorreferencialidad, son fundamento de una comunicación con un claro valor objetivo que enriquece cuando se comparte. La negación de este principio ha complicado mucho cualquier diálogo afectivo, porque se ha proyectado sobre él el prejuicio de que se trataría siempre de un intimismo subjetivista al que deberíamos poner reparos”.
“No es así en la tradición clásica que ha preferido el marco del diálogo al de la introspección para poder hablar de los afectos”. Recordemos, añade Pérez-Soba, “el brillante inicio del libro De spiritali amicitia de Elredo de Rieval en el siglo XII: ‘Aquí estamos tú y yo, y espero que como tercero entre nosotros esté Cristo”.
La inclusión de Cristo como presente en la misma amistad no es un añadido, sino la razón de la conversación, subraya Pérez-Soba. Por eso el monje inglés insiste en el consejo de incluir este modo de pensar en todos los ámbitos de la vida: “Habla con seguridad y con el amigo mezcla todas tus preocupaciones y pensamientos, si aprendes algo o lo enseñas, lo des o lo recibas, lo profundices o lo saques”.
Encuentro personal
Quedaría aún más incompleta esta reflexión del profesor, si no se recogiera al menos lo siguiente. “Jesús, a partir de la verdad del deseo, aprovecha el asombro inicial que muestra la mujer y toma la lógica nueva de la revelación de la persona en el amor, la intención que le guía es mostrar al amado como un fin en sí mismo. Quiere que podamos decir en verdad ‘te quiero por ser quien eres’”.
“En el caso de Dios, hemos de hablar de un amor originario, al mismo tiempo incondicional y exclusivo, que sana el corazón del hombre y se introduce en las relaciones humanas”.
Juan José Pérez Soba
Y en ese punto la conversación cambia porque se personaliza y se inserta en la construcción de la propia vida real. “El pozo de la sed y del esfuerzo, se van a revelar, por medio de un encuentro personal, como la fuente del don y de la alianza. La promesa de Dios sigue la dinámica de un amor que crece y que permite explicar la unidad de la vida manifestada a los hombres en un horizonte de salvación”, añade el profesor.
“En el caso de Dios, como revelación de la novedad radical que introduce su acción en el mundo, nos hallamos ante el ofrecimiento de su alianza. Hemos de hablar de un amor originario, al mismo tiempo incondicional y exclusivo, que sana el corazón del hombre y se introduce en las relaciones humanas”.
“Su comprensión adecuada implica un amor total, exclusivo, corporal y fecundo: Dios esposo, consigue la fidelidad de su esposa Israel a una Alianza que es para siempre y que va ser el centro del misterio cristiano” (cfr. Ef 5, 32).
Estas características marcan, a juicio de Pérez-Soba, la revelación de Dios en su valor más personal, hasta el punto de que Benedicto XVI pudo decir: “A la imagen del Dios monoteísta corresponde el matrimonio monógamo. El matrimonio basado en un amor exclusivo y definitivo se convierte en el icono de la relación de Dios con su pueblo y, viceversa, el modo de amar de Dios se convierte en la medida del amor humano”.
“La verdad de un amor personal que nos llama, en la que se realiza la implicación de la persona en el afecto, es el inicio de un delicado proceso de crecimiento que hay que cuidar y acompañar”, añade el ponente.” Se trata de un proceso de maduración que ya se apunta en el Cantar de los Cantares como respuesta de la llamada del amor: La voz de mi Amado (Cant 2, 8).
Educar en los afectos a los jóvenes
“Hemos de tomar en serio la ayuda que los jóvenes necesitan para aprender a amar”. El profesor Pérez-Soba recuerda aquí al Papa Francisco cuando dice: “Pero ¿quién habla hoy de estas cosas? ¿Quién es capaz de tomarse en serio a los jóvenes? ¿Quién les ayuda a prepararse en serio para un amor grande y generoso?”
«Obviar la educación afectiva genera un vacío en los jóvenes que les dificulta encontrar el sentido de aquello que están viviendo”
Juan José Pérez Soba
Si se comprende la gran riqueza de ser capaz de interpretar los afectos desde ese amor que promete una historia, el hecho de aprender a amar se hace urgente y se agradece, señala el profesor, quien añade que los afectos deben tener un papel central en la formación de los jóvenes. “La educación tiene que ser una educación ante todo en los afectos; y obviarlo genera un vacío en los jóvenes que les dificulta encontrar el sentido de aquello que están viviendo”, afirmó en el Curso.
Por cierto, Pérez-Soba aludió al comentario del “Cantar de los Cantares” de Orígenes, y comentó que este libro bíblico no se lee nunca en la liturgia, cuando es uno de los más comentados por los Padres de la Iglesia. “Es como si hubiera un miedo a los afectos”, señaló.
A la medida de Cristo
“El sujeto emotivo es en la actualidad la dificultad mayor para la evangelización”, consideró el ponente. “La razón de ello es que considera la experiencia religiosa según la intensidad de su sentimiento. Por eso, no va a misa si no lo siente, no reza si no encuentra emociones, la doctrina le parece ajena del todo a la vida porque no le despierta sentimiento alguno y le aburre. Es la causa del éxito de la espiritualidad New Age, de una religiosidad de puro consumo emotivo”.
El objetivo de la pastoral de la Iglesia, según Juan José Pérez Soba, “consiste en gran medida en convertir el sujeto emotivo en un sujeto cristiano: ‘a la medida de Cristo’ (cfr. Ef 4, 13) que vive del amor de Cristo que le hace hijo, y no de la emoción del instante que no sabe a dónde le conduce. Este es el paso de la conversión, de la que es un testimonio único nuestro diálogo con la Samaritana”.
En el curso intervinieron también el catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra e investigador Jokin de Irala, y la directora académica del Instituto Desarrollo y Persona de la Universidad Francisco de Vitoria, Nieves González Rico. De sus intervenciones, centradas básicamente en afectividad y sexualidad, nos ocuparemos próximamente.
Las clasificaciones podrían ser muy diversas, pero la idea de fondo permanece: la Virgen ha influido y sigue influyendo a nuestros directores y a nuestros espectadores por una razón muy sencilla: es la Madre de Dios.
Rosa Die·28 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 3minutos
Para los cristianos, el mes de mayo significa mucho más que la exaltación de la esperada primavera, la llegada del ansiado final de curso o el estrés previo al cierre de trimestre para los contables: Mayo es el mes de la Virgen María, Madre de Dios y Madre de la Iglesia.
Si hay una mujer que ha influido a nivel artístico en todas las generaciones humanas desde principios del siglo XX esta es la Virgen María, amén de aquella famosa cita en el Evangelio de San Lucas: «Todas las generaciones me llamarán bienaventurada» (Lc 1, 48).
Películas de toda índole, época y presupuesto han ensalzado a la Virgen María como una mujer extraordinaria, ejemplo de valores y virtudes, una auténtica influencer para nuestra vida, siempre adaptada al momento del estreno cinematográfico.
Podríamos hablar de tantas y tantas películas protagonizadas por Ella, la Nueva Eva, la Madre de Dios, si bien cada director ha querido centrarse en algún aspecto concreto de la Virgen: la dulzura y docilidad de la joven de Nazaret, la historia de amor con San José, la relación con su Hijo, Jesús, o su importancia e implicación en la Pasión del Señor.
Podríamos hablar de tantas y tantas películas protagonizadas por la Virgen, si bien cada director ha querido centrarse en algún aspecto concreto.
Rosa Die
Podemos apreciar en filmes como María de Nazaret (Jean Delannoy, 1995), Natividad (Catherine Hardwicke, 2006), Maria, figlia del suo figlio(Fabrizio Costa, 2000) o Tierra de María 2013 (Juan Manuel Cotelo), que la Virgen es el leitmotiv de la película, del mismo modo que en otras cintas, María es parte de la historia, como vemos en La Pasión de Cristo (Mel Gibson, 2004), El Evangelio según San Mateo (Pier Paolo Pasolini, 1973) o Vivo, -por citar solo algunos ejemplos- última producción religiosa estrenada en nuestro país, junto a Amanece en Calcuta(José María Zavala Gasset, 2021).
Apariciones marianas
Otra subcategoría, -una faceta particularmente influencer de la Virgen- sería la inmensa lista de documentales y largometrajes sobre apariciones marianas, ocurridas desde hace años en diferentes lugares del mundo, algunas aprobadas por la Iglesia -Fátima, Lourdes, Guadalupe- y otras todavía en estudio, como las de Medjugorje o las de Garabandal.
Estas últimas han dado mucho que hablar, y así se refleja en muchas de las producciones cinematográficas recientes: De Medjugorje, la cinta más destacada es Gospa: El Milagro de Medjugorje(Jakov Sedlar y John Sedlar, 1995), y de Garabandal (Cantabria, España) se ha indagado más en los últimos años, dando pie a las cintas Garabandal, solo Dios lo sabe(Brian Alexander Jackson, 2017) o Garabandal, catarata imparable (Mater Spei, 2020).
Sobre la extraordinaria aparición de la Virgen en Lourdes contamos con las clásicas La canción de Bernadette (Henry King, 1943) y Bernadette (Jean Delannoy, 1988), pastora, mística y religiosa francesa a quien la Virgen confió su palabra y visión en 1858.
Madre del Salvador del mundo
El mensaje de Fátima (John Brahm, 1952) es la cinta indispensable para conocer las apariciones de “la Señora” a los tres pastorcitos de Portugal, actualizada en varias ocasiones, como en la reciente Fátima, el último misterio (Andrés Garrigó, 2017) y cómo no recordar la milagrosa estampación de la Imagen de María en el humilde ayate del mexicano Juan Diego, narrada en Guadalupe (Santiago Parra, 2006).
¿A quién no le interesa saber quién fue la madre del Salvador del mundo?
Rosa Die
Las clasificaciones podrían ser muy diversas, pero la idea de fondo permanece: la Virgen ha influido y sigue influyendo a nuestros directores y a nuestros espectadores por una razón muy sencilla: es la madre de Dios. ¿A quién no le interesa saber quién fue la madre del Salvador del mundo?
María era una mujer de profunda vida de oración, vivía siempre cerca de Dios. Era una mujer humilde, es decir, sencilla; era generosa, se olvidaba de sí misma para darse a los demás; tenía gran caridad, amaba y ayudaba a todos por igual; era servicial, atendía a José y a Jesús con amor; vivía con alegría; era paciente con su familia; sabía aceptar la voluntad de Dios en su vida. ¿No es esta una verdadera influencer?
El autorRosa Die
Periodista profesional con más de diez años de experiencia en información local y sociorreligiosa, además de otros ámbitos de la comunicación. Crítica de cine, musical y amante del arte y la literatura.
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“Lo que vivió San Juan de Ávila no dista mucho de lo que encontramos hoy”
Entrevista con el sacerdote Carlos Gallardo sobre el III Congreso Internacional Avilista que se celebrará en Córdoba y Montilla entre los días 29 de junio y 2 de julio de 2021.
San Juan de Ávila, doctor de la Iglesia Universal, volverá a ser el eje de la reflexión y el estudio de estudiosos, sacerdotes y seguidores del patrón del clero secular español en el III Congreso Internacional Avilista que se celebrará en Córdoba y Montilla entre los días 29 de junio y 2 de julio de 2021.
Un amplio programa da forma a este encuentro en el que se podrán escuchar ponencias de temas tan variados como la “Escuela Femenina avilista”, “La Sagrada Humanidad de Cristo en la teología avilista” o las “Claves de la Espiritualidad sacerdotal desde San José al estilo de San Juan de Ávila”.
Uno de los encargados de la organización de este congreso es el sacerdote Carlos María Gallardo, profesor del Estudio Teológico «San Pelagio» y director Espiritual del seminario diocesano de la diócesis de Córdoba. De la mano de este sacerdote, muy unido a la localidad de Montilla en la que vivió y falleció el santo, conocemos
Hace 75 años que la figura de San Juan de Avila se propuso al clero como modelo. En este tiempo ¿se ha conocido más la vida y la obra de este santo español?
-Desde el momento en el que san Juan de Ávila fue elegido como patrono del clero secular español, se potenció de manera especial su figura y sobre todo su espiritualidad eminentemente sacerdotal. Muchos teólogos comenzaron a bucear en sus obras y encontraron una riqueza singular que alimenta al mismo tiempo el alma. También entre los sacerdotes se encontró un seguro maestro de vida espiritual que enciende el corazón de los que desean vivir en plenitud su ministerio. Es significativo que fue declarado patrono del clero secular siendo aún Beato, pero esto suscitó el deseo de su canonización y el reconocimiento que se debe a quién tanto trabajó en vida por la santidad de los sacerdotes y su adecuada formación.
A inicios de año, el Papa Francisco mando inscribir en el Calendario Romano General con el grado de memoria ad libitum la fiesta de San Juan de Ávila poniendo de relieve su actualidad, en este sentido, ¿qué dice san Juan de Ávila al clero de hoy?
-San Juan de Ávila tiene mucho que decirnos al clero secular de hoy. Aunque estemos hablando de siglos distintos y distantes en el tiempo, lo que al santo le tocó vivir no se diferencia mucho de lo que podemos vivir hoy en día en el mundo, en la Iglesia.
Pero el santo maestro nos enseña que el verdadero secreto para la santidad es mirar a Cristo y vivir plenamente enamorado de Él. Es el amor de Cristo y el amor a Cristo lo que destaca en la vida y obra de este gigante y es eso lo que nos transmite a los sacerdotes de todos los tiempos.
El valor de la vida interior, de la oración, la penitencia, la entrega a las almas que Dios nos encomienda, ejercer el ministerio de la paternidad espiritual, de la predicación… es en definitiva la esencia de una vida sacerdotal pero llena de fuego, del fuego del amor de Dios.
El amor a Cristo lo que destaca en la vida y obra de San Juan de Ávila y es eso lo que nos transmite a los sacerdotes de todos los tiempos.
Carlos Gallardo
San Juan de Ávila es uno de los 34 doctores de la Iglesia, personas cuyas enseñanzas forman parte del humus magisterial de la Iglesia. En el caso de San Juan de Ávila, ¿cuáles son los puntos fundamentales del magisterio de este santo sacerdote?
-Encontramos un vasto magisterio en el santo doctor. Destaca como humanista, reformador, predicador del Evangelio, maestro espiritual, catequista… son muchas las facetas que confluyen en él. Pero se aprecia una característica muy común en todos sus escritos. Y es que el santo maestro es capaz de exponer y transmitir las verdades más profundas de nuestra fe con rigor teológico, pero al mismo tiempo con una inmensa delicadeza pastoral.
Leyendo sus cartas por ejemplo uno descubre como habla a personas concretas, con problemas concretos, se preocupa de ellos y sabe presentar y poner siempre en el centro el misterio de Cristo. Con muchísima frecuencia encontramos una oración en medio de la carta que hace que el lector se detenga a contemplar a Cristo, al “todo hermoso” y quede sobrecogido por el misterio de su amor.
El santo maestro es capaz de exponer verdades profundas de nuestra fe con rigor teológico, pero al mismo tiempo con una inmensa delicadeza pastoral.
Carlos Gallardo
Centrándonos ya específicamente en el próximo congreso que tendrá lugar en Córdoba y Montilla, ¿cuál es su motivación y qué frutos esperan de este encuentro?
-Al celebrar en este año el 75 aniversario de la proclamación de san Juan de Ávila como patrono del clero secular español, nos parecía que esta efeméride no podía pasar sin más. Por ello se hacia necesario organizar algún evento que nos hiciera por una parte reflexionar y profundizar en el en la vida y obra del santo doctor y por otra facilitar el conocimiento de san Juan de Ávila a todo el pueblo de Dios, pues tiene mucho que decirnos a cada uno. Su intención siempre fue “que todos sepan que nuestro Dios es amor” y está también tiene que seguir siendo la nuestra.
El congreso está dividido en cuatro bloques temáticos (Historia, teología, espiritualidad y actualidad). En estos bloques hay tres ponentes junto a un moderador buscando así favorecer el diálogo y la reflexión entre unos y otros. Algunas ponencias van orientadas al sacerdocio y a la formación sacerdotal, pero otras están abiertas a otras dimensiones de la vida cristiana que buscan enriquecernos a todos.
Otra intención fundamental del congreso es que se facilite la oración y el encuentro con Dios. Por ello están previstos actos de culto e incluso un musical oracional dirigido por el cantautor José Manuel Montesinos que ha compuesto canciones con letras extraídas de las obras de san Juan de Ávila.
III Congreso Avilista
El III Congreso tendrá una doble modalidad de participación: presencial y telemática. El seguimiento online puede hacerse a través de la web sanjuandeavilacordoba21.com. En el caso de la asistencia presencial, las sesiones se seguirán en el salón de actos del Obispado de Córdoba (C/Torrijos, 12) hasta un máximo de cien personas. Las inscripciones en ambos casos deben realizarse a través de la página web.
Los asistentes físicos podrán conocer además la casa en la que vivió este Doctor de la Iglesia y participar en la eucaristía en la basílica de San Juan de Ávila de Montilla, presidida por el Cardenal Arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella
Maratón de rosarios para pedir por el fin de la pandemia
El Papa Francisco reza el rosario con unas 160 personas en la Basílica de San Pedro del Vaticano el 1 de mayo de 2021. El Papa comenzó la maratón de rosarios para pedir por el fin de la pandemia del COVID-19.
Omnes·28 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: < 1minuto
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La Santa Sede ha hecho público el nombramiento de Monseñor Arthur Roche como Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. El hasta ahora Secretario de esta Congregación sucede en el cargo al Card. Roberth Sarah a quien Francisco acepto la renuncia por edad el pasado 20 de febrero.
Además del nombramiento de prefecto, el Papa también ha nombrado a Monseñor Vittorio Francesco Viola, O.F.M. como secretario de dicha congregación confiriéndole al mismo tiempo el título de Arzobispo-Obispo Emérito de Tortona.
Por último, Mons. Aurelio García Macías, hasta ahora Jefe de Oficina de la citada Congregación ha sido nombrado Subsecretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, con rango episcopal y asignándole la sede titular de Rotdon.
Mons. Arthur Roche
Natural de Batley Carr, de la diócesis inglesa de Leeds, Mons. Arthur Roche, de 71 años, fue ordenado sacerdote en 1975. Sus inicios ministeriales estuvieron ligados a diversas parroquias. En 1979 se convirtió en Secretario, Vice-Canciller de la Diócesis de Leeds. Realizó el doctorado en Teología Espiritual en la Pontificia Universidad Gregoriana, en Roma. De vuelta a Gran Bretaña, pasó a ser director espiritual del seminario, Venerable Colegio Inglés y en 1996 fue nombrado Secretario general de la Conferencia episcopal de Inglaterra y Gales.
En 2001 el papa Juan Pablo II lo nombró Obispo auxiliar de la Archidiócesis de Westminster y Obispo de la Diócesis titular de Rusticiana. Un año más tarde fue designado Obispo coadjutor de la Diócesis de Leeds, diócesis de la que pasó a ser titular tras la renuncia de Mons. David Konstant, en 2004.
Benedicto XVI lo nombró en 2012 Secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos de la que ahora pasa a ser la cabeza. También forma parte del Pontificio Consejo de la Cultura.
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El número de prisionera de Auschwitz que conmovió al Papa
Lidia Maksymowicz muestra al Papa el número del campo de concentración nazi de Auschwitz-Birkenau donde pasó 3 años durante la Audiencia en el Patio de San Dámaso del 26 de mayo de 2021.
Un camino eclesial en el Espíritu Santo y para todos
La fase diocesana del Sínodo de los Obispos tendrá lugar desde octubre de 2021 hasta abril de 2022. La XVI Asamblea General Ordinaria estaba prevista para el mes de octubre del 2022 y el Papa ahora ha decidido una nueva fecha y un procedimiento singular, el de un “itinerario sinodal” que conducirá a la Asamblea, en octubre de 2023.
Pedro Urbano·27 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 4minutos
Escribir acerca del camino sinodal tras el día de Pentecostés, cuando toda la Iglesia recibe una efusión del Espíritu, resulta muy providencial. La liturgia de esta solemnidad, con la famosísima secuencia Veni, Sancte Spiritus!, está invocando la acción del Paráclito, con toda su potencia, de forma que la vida eclesial, en su conjunto, sea renovada, plena de amor y santidad. Qué fácil es entonces hablar del camino de la Iglesia.
Porque la Iglesia -nos está recordando constantemente el Papa Francisco, que es el primer impulsor del camino sinodal- no tiene sentido en sí misma considerada. Por su propia esencia, mira hacia fuera de sí, es decir, necesita del Amor Trinidad para su existencia. Siguiendo la imagen clásica de los Padres: es como la luna, que necesita del sol para dar luz.
Abierta a la gracia divina
Recordemos, efectivamente, la imagen de la liturgia de una “luna perfecta” en referencia a la Iglesia abierta a la gracia divina. El canto gregoriano, de una manera magistral, ha sabido dar forma musical a esta imagen de la Iglesia resplandeciente, llena, plena de luz, cuando deja actuar al Espíritu santo, como “luna llena” en el cielo estrellado.
Quienes nos estén leyendo en estos momentos sobre el camino sinodal pueden pensar que nos hemos ido muy lejos. Y, en realidad, estamos tocando el mismo núcleo del proceso que impulsa el Papa Francisco y que, el próximo octubre de 2021, celebrará su XVI Asamblea general ordinaria del Sínodo de Obispos. El calendario se presentaba esta misma semana bajo la guía de Mario Grech, cardenal secretario del Sínodo, para todos los medios de comunicación. Anunciaba con alegría el proyecto, es decir, el camino que recorreremos todos los creyentes en Jesucristo junto con el Papa y toda la Iglesia, para ir a Dios unidos en la fe, la esperanza y sobre todo en el amor.
Se trata de “convertir el Sínodo en el espacio del Pueblo de Dios”, explicaba cardenal Grech a los medios. Tendrá tres fases: diocesana, continental y universal, a lo largo de los próximos tres años. Los días 9 y 10 del próximo octubre, con la presidencia del Papa, dará inicio la primera de las fases con las que se invita a participar a todo el Pueblo de Dios. Por lo tanto, por primera vez en su historia, el Sínodo parte de las iglesias locales y convoca a todos a una renovación profunda de la vida personal. A esto se le denomina “camino sinodal integral”, pues no deja fuera de la participación a ninguno de los integrantes del Pueblo de Dios. No es difícil encontrar estos días un esquema de cuáles serán esas fases en las que se desarrollará este camino del Sínodo. Digámoslo un poco a la manera de la teología: se trata de reflexionar acerca de la identidad cristiana dentro de el camino común de la Iglesia, comunión de vida y de fe, de amor y esperanza. Lo cual implica participar de los bienes que nos da el Espíritu Santo.
Esta es la grandeza de la vocación cristiana: llamarnos y ser verdaderamente hijos de Dios. Pero es el Espíritu Santo el encargado de llevar a plenitud esa llamada. Nadie puede quedarse atrás, por tanto, y esto es lo que nos recuerda una y otra vez el camino sinodal. De aquí que el Papa Francisco quiera incluir en el Sínodo la voz de los fieles, grandes y pequeños, más o menos preparados, hombres y mujeres, la voz de todos, en definitiva, porque la voz de los fieles recoge un sentido muy importante de la vida de la Iglesia, ese sentido que tradicionalmente se ha denominado sensus fidelium, o sea, la famosa “nariz católica” que detecta de manera intuitiva la verdad y el error en la vida de los cristianos. Si se quiere, con la expresión más teológica: discernir bajo “la asistencia del Espíritu a su Iglesia”.
Que Cristo viva en la Iglesia
Este es el gran objetivo del camino sinodal: que Cristo viva en nosotros, que Cristo viva en la Iglesia. Es una llamada a que ninguna de las comunidades creyentes, por aisladas que se puedan encontrar geográficamente, quede al margen del proceso de renovación. En la época nuestra, con la expansión social y la emigración de muchas poblaciones, se produce ese fenómeno de diseminación. Hay, se quiera o no, una gran movilidad social por todo el mundo, pero la vida de la Iglesia es comunión, congregación personal por el Espíritu en la santidad del amor.
Podemos explicar ahora brevemente en qué consiste esta Asamblea sobre el Sínodo. El cardenal secretario lo explicaba acudiendo a los tres principios fundamentales del camino sinodal: comunión, participación y misión.
Se ha hablado mucho de cada una de estas dimensiones de la vida del creyente, y lo seguiremos haciendo en los próximos años, porque son los conceptos fundamentales que desde el punto de vista eclesiológico se ponen de relieve en esta época de la Iglesia. Podemos hablar también de las raíces históricas, de su relación con el Concilio Vaticano II. El Papa Francisco ha querido imprimir un sello personal en el camino de la sinodalidad, pasando de un “Sínodo evento” a un “Sínodo proceso”, a un camino, en la práctica, que mueve a todos. Ahora, con todo, Francisco suma una nueva consecuencia, que es la participación de todos. La insistencia reiterada, casi se puede decir que machacona de que sea el Pueblo de Dios el que tome el protagonismo en este camino sinodal, indica algo muy fundamental para los próximos años. El centro de este camino no es la Jerarquía, no es el Papa -aunque sea el principal promotor-, no es el Sínodo, sino que son “todos y cada uno de los creyentes en Cristo”, quienes tienen que avanzar en ese camino de comunión, participación y misión.
Digámoslo ya con una frase sintética que es precisamente nuestro título: “Un camino en el Espíritu” para todos los creyentes, hacia la comunión en Cristo.
El nuevo “itinerario sinodal”
La XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, sobre el tema: Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión, estaba prevista para el mes de octubre del 2022. El Papa ahora ha decidido una nueva fecha y un procedimiento singular, el de un “itinerario sinodal” que conducirá a la Asamblea, en octubre de 2023.
El recorrido atravesará tres fases: una diocesana, una continental -con dos Instrumentum Laboris distintos- y otra universal. Se abrirá en octubre de 2021, en el Vaticano (los días 9 y 10) y en cada diócesis (el día 17).
La fase diocesana tendrá lugar desde octubre de 2021 hasta abril de 2022; intervendrán las diócesis y las Conferencias Episcopales. A su término, la Secretaría General del Sínodo procederá a la redacción del primer Instrumentum Laboris (antes de septiembre 2022). La fase continental abarcará desde septiembre de 2022 hasta marzo de 2023; después (y antes de junio 2023), la Secretaría General del Sínodo redactará el segundo Instrumentum Laboris, y lo enviará a los participantes de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. Esta se celebra en octubre de 2023, de acuerdo con los procedimientos establecidos en la Constitución Apostólica Episcopalis Communio.
El Papa Francisco ha reflexionado, durante la audiencia del miércoles 26 de mayo en el Patio de san Dámaso, sobre la apariencia en ocasiones de que Dios no escucha nuestras oraciones.
El Papa Francisco ha mantenido la audiencia general en el Patio de san Dámaso, con un número de fieles reducido por las restricciones sanitarias.
Francisco ha comenzado su catequesis reflexionando sobre por qué parece que Dios no responde a nuestras peticiones: «Hay una contestación radical a la oración, que deriva de una observación que todos hacemos: nosotros rezamos, preguntamos, sin embargo, a veces parece que nuestras oraciones no son escuchadas: lo que hemos pedido – para nosotros o para otros – no sucede. Si además el motivo por el que hemos rezado era noble (como puede ser la intercesión por la salud de un enfermo, o para que cese una guerra), el incumplimiento nos parece escandaloso. «Hay quien deja de orar porque piensa que su oración no es escuchada» (Catecismo de la Iglesia Católica, n.2734) Si Dios es Padre, ¿por qué no nos escucha? Él que ha asegurado que da cosas buenas a los hijos que se lo piden (cfr Mt 7,10), ¿por qué no responde a nuestras peticiones?»
«Padre nuestro»
«El Catecismo», dice Francisco, «nos ofrece una buena síntesis sobre la cuestión. Nos advierte del riesgo de no vivir una auténtica experiencia de fe, sino de transformar la relación con Dios en algo mágico. De hecho, cuando rezamos podemos caer en el riesgo de no ser nosotros quien sirve a Dios, sino pretender que sea Él quien nos sirva a nosotros (cfr n. 2735). He aquí, pues, una oración que siempre reclama, que quiere dirigir los sucesos según nuestro diseño, que no admite otros proyectos si no nuestros deseos. Jesús sin embargo tuvo una gran sabiduría poniendo en nuestros labios el “Padre nuestro”. Es una oración solo de peticiones, como sabemos, pero las primeras que pronunciamos están todas del lado de Dios. Piden que se cumpla no nuestro proyecto, sino su voluntad en relación con el mundo. Mejor dejar hacer a Él: «Sea santificado tu nombre, venga tu Reino, hágase tu voluntad» (Mt 6,9-10)».
«El apóstol Pablo nos recuerda que nosotros no sabemos ni siquiera qué sea conveniente pedir (cfr Rm 8,26). Cuando rezamos debemos ser humildes, para que nuestras palabras sean efectivamente oraciones y no un vaniloquio que Dios rechaza. Se puede también rezar por motivos equivocados: por ejemplo, derrotar el enemigo en guerra, sin preguntarnos qué piensa Dios de esa guerra. Es fácil escribir en un estandarte “Dios está con nosotros”; muchos están ansiosos por asegurar que Dios está con ellos, pero pocos se preocupan por verificar si ellos están efectivamente con Dios. En la oración, es Dios quien nos debe convertir, no somos nosotros los que debemos convertir a Dios».
Oraciones impregnadas de sufrimiento
«Sin embargo», continuó el Papa, «un escándalo permanece: cuando los hombres rezan con corazón sincero, cuando piden bienes que corresponden al Reino de Dios, cuando una madre reza por el hijo enfermo, ¿por qué a veces parece que Dios no escucha? Para responder a esta pregunta, es necesario meditar con calma los Evangelios. Los pasajes de la vida de Jesús están llenos de oraciones: muchas personas heridas en el cuerpo y en el espíritu le piden ser sanadas; está quien le pide por un amigo que ya no camina; hay padres y madres que le llevan hijos e hijas enfermos… Todas son oraciones impregnadas de sufrimiento. Es un coro inmenso que invoca: “¡Ten piedad de nosotros!”».
«Vemos que a veces la respuesta de Jesús es inmediata, sin embargo, en otros casos esta se difiere en el tiempo. Pensemos en la mujer cananea que suplica a Jesús por la hija: esta mujer debe insistir mucho tiempo para ser escuchada (cfr Mt 15,21-28). O pensemos también en el paralítico llevado por sus cuatro amigos: inicialmente Jesús perdona sus pecados y tan solo en un segundo momento lo sana en el cuerpo (cfr Mc 2,1-12). Por tanto, en alguna ocasión la solución del drama no es inmediata».
La única llama de la fe
El Papa reflexionó sobre el milagro de la hija de Jairo: «Desde este punto de vista, merece atención sobre todo la sanación de la hija de Jairo (cfr Mc 5,21- 33). Hay un padre que corre sin aliento: su hija está mal y por este motivo pide la ayuda de Jesús. El Maestra acepta enseguida, pero mientras van hacia la casa tiene lugar otra sanación, y después llega la noticia de que la niña está muerta. Parece el final, pero Jesús dice al padre: «No temas; solamente ten fe» (Mc 5,36). “Sigue teniendo fe”: la fe sostiene la oración. Y de hecho, Jesús despertará a esa niña del sueño de la muerte. Pero por un cierto tiempo, Jairo ha tenido que caminar a oscuras, con la única llama de la fe».
Francisco aseguró que el Señor «También la oración que Jesús dirige al Padre en el Getsemaní parece permanecer sin ser escuchada. El Hijo tendrá que beber hasta el fondo el cáliz de la Pasión. Pero el Sábado Santo no es el capítulo final, porque al tercer día está la resurrección: el Mal es señor del penúltimo día, nunca del último. Porque ese pertenece solo a Dios, y es el día en el que se cumplirán todos los anhelos humanos de salvación».
Lecturas de la solemnidad de la Santísima Trinidad
El sacerdote Andrea Mardegan comenta las lecturas correspondientes a la fiesta de la Santísima Trinidad
Andrea Mardegan·26 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 2minutos
El Dios Trino es el Dios Señor de la historia, reconocido por el pueblo de Israel, a quien Moisés explica que ha ido a “elegir para sí una nación en medio de otra con pruebas, signos, prodigios y batallas, con mano potente y brazo fuerte”. Es el Dios que mora en lo íntimo del bautizado que se ha convertido en su hijo. Pablo toma prestado de la cultura griega el concepto jurídico de adopción, desconocido en el mundo judío, para tratar de entender con categorías humanas la inefable acción del Espíritu, que nos hace pasar, en nuestra relación con Dios, de esclavos llenos de miedo frente al patrón, a hijos que le llaman “¡Abbá, Padre!”. Hijos de Dios y por eso “herederos de Dios, coherederos de Cristo”, que no significa un camino de éxitos fáciles: es una llamada a participar “en sus sufrimientos para participar también en su gloria”.
Es el Dios que construye su Iglesia a partir del monte de Galilea. En Jerusalén se ha consumado el sacrificio del Hijo de Dios y su Resurrección. Pero la Iglesia es reunida en la tierra desde el confín donde todo tuvo su inicio, de donde no tenía que haber surgido ningún profeta, mezclada con los paganos. Comienza desde los Once, que llevan en sí la herida del decimosegundo que se ha ido, y de la debilidad de la fe de todos cuando vieron al Resucitado: “Pero ellos dudaron”. Tienen dudas en la fe mientras están postrados en tierra porque se les ha aparecido Dios, para manifestar su propia impotencia, para esconderse y defenderse de Él. Jesús responde “acercándose”.
Nos imaginamos a Jesús que toca la espalda, o la cabeza o el costado de cada uno y le anima a levantarse, a mirarle a los ojos, porque ya no se muere si se miran los ojos del Dios hecho hombre, muerto y resucitado. A sus apóstoles, frágiles y llenos de miedo, con las palabras: “Me ha sido dado todo poder en el cielo y sobre la tierra”, Jesús les recuerda la visión de Daniel: “Y entonces vino con las nubes del cielo uno semejantes a un hijo del hombre…Le fueron dados poder, gloria y reino; todos los pueblos, naciones y lenguas lo servirán y su poder es un poder eterno, que no terminará nunca”.
Para construir este reino que es la Iglesia, Jesús cuenta con aquel grupito de fugitivos incrédulos. No los riñe, sino que los relanza. Ellos deberán bautizar a los pueblos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Es decir, deberán sumergirlos en Dios, Padre que genera al Hijo y Espíritu que expira amor entre Padre e Hijo. Amor en el que quiere incluir a todos los pueblos, todas las personas y sus vidas. En esta empresa nos asegura su presencia hasta el fin del mundo. Era el Emanuel prometido al inicio del evangelio de Mateo; es el Emanuel, Dios con nosotros, hasta el final.
La homilía sobre las lecturas de la Santísima Trinidad
El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas.
«Siempre que volvamos la mirada a la Inmaculada habrá fruto»
Jaime Bertodano, sacerdote y coordinador de la iniciativa "Madre Ven" destaca que la iniciativa de esta imagen peregrina puede ayudar a muchas personas a "experimentar de veras el consuelo de María".
El primer día de mayo iniciaba su andadura por España una bella imagen dela Virgen Inmaculada. Comenzaba así la peregrinación «Madre Ven» impulsada por un grupo de laicos y sacerdotes que recuerda la visita de la Virgen al Apóstol en el Pilar desde Éfeso enmarcada en el Año Santo Compostelano. Con este motivo, Omnes ha entrevistado al sacerdote Jaime Bertodano, Vicario de apostolado seglar de Getafe y coordinador de la iniciativa «Madre Ven».
¿Cómo y por qué nace esta idea de la peregrinación de Nuestra Madre por España?
-A varios laicos y sacerdotes nos llegó por separado la iniciativa “M de Marie” que un grupo de laicos franceses habían puesto en marcha como una respuesta a la Virgen después del incendio de Notre Dame de Paris. A ellos les tocó la Virgen el corazón. ¿No estamos también nosotros en una situación de necesidad? ¿Por qué no hacer algo parecido en España?
Así surgió el hablarlo con entre varios de nosotros (5 o 6 personas) y el darle forma a la idea francesa para hacerla nuestra. El jubileo del Apóstol Santiago se presentaba como la ocasión para nuestra peregrinación y la visita de la Virgen al Apóstol en el Pilar desde Éfeso como el eje principal de la idea. ¡Madre ven!, como viniste a visitar a Santiago.
Sorprendentemente, la Virgen fue juntando personas con el deseo de peregrinarla por España y en pocos días dos grupos de amigos por separado estaban ya dispuestos a llevarla. La idea se había hecho realidad. De cinco personas por separado se había multiplicado a 30.
Y empezamos a rodar en círculos concéntricos: un grupo coordinador de 6 personas, un grupo de voluntarios territoriales y otros para asuntos diversos (comunicación, voluntarios, etc). La Virgen iba llamando y eligiendo a gente para peregrinar con Ella.
¿Porqué se escogió esa imagen de la Inmaculada con tantas otras imágenes marianas presentes en España?
-Como bien sabemos en esta tierra la Madre de Dios tiene infinidad de advocaciones, pero la Inmaculada es la patrona de España. Es una advocación doctrinal que aúna todas las demás. Y la historia del dogma tiene una relación estrechísima con la propia historia de España.
Dando un paso más, para elegir esa imagen de la Inmaculada buscábamos dos criterios: Uno, que fuera fácilmente reconocible como Inmaculada; dos, que pudiera tener relación con la historia de la Inmaculada y de España.
Fuimos a visitar al arzobispo de Toledo para presentarle el proyecto de “Madre Ven” (pues Toledo, además, está en año Jubilar de Guadalupe). Todavía no habíamos escogido la imagen. Tras el encuentro con él, entramos en la Capilla del arzobispo de Toledo, donde hay adoración perpetua, nos encantó la imagen de la Inmaculada que está allí y pensamos que podía ser esa. Así, decidimos hacer una copia con la última tecnología en 3D que fuera absolutamente fiel a la original.
Para elegir la imagen de la Inmaculada buscábamos dos criterios: que fuera fácilmente reconocible y que tuviera relación con la historia de la Inmaculada y de España.
Jaime Bertodano. Coordinador «Madre Ven»
El nombre de este recorrido mariano es más una llamada, una súplica que un «anuncio de visita» ¿Por qué se escogió ese «Madre ven”?
-“Madre, ven” es una letanía del corazón. Es una forma sencilla de invocar a María, de reclamar su atención maternal con confianza de hijos. Es una petición de ayuda, un reconocimiento humilde de que no podemos vivir solos el camino de la vida y el camino de la fe, de que necesitamos pedir la ayuda de Dios. Es por eso una invocación que abre el corazón a la gracia.
¿Cuál es el objetivo?
Está en su nombre: Madre, ven. Entendemos que el año Jacobeo es una oportunidad para identificarnos con el Apóstol. Pero no como un ideal abstracto. Queremos hacerlo de veras, de una forma real. Y es fácil hacerlo en la situación que nos encontramos. En el Pilar de Zaragoza, María visitó a Santiago. Le llenó de consuelo, esperanza y fortaleza en Cristo para la evangelización. Por eso pedimos las mismas gracias que la Virgen trajo al apóstol Santiago cuando se encontraba cansado y abatido. Experimentar de veras el consuelo de María. Que su visita nos llene de una verdadera esperanza.
Nos gusta decir, con humildad, que más que esas gracias no podríamos pedir. Y menos que eso, no nos serviría para afrontar los retos que vivimos. Es justo lo que necesitamos. Ni más ni menos.
Y donde está la Virgen hay fecundidad. Siempre que volvamos la mirada a la Inmaculada, habrá fruto.
España ha sido calificada como la «tierra de María» por el profundo amor y devoción que se le tiene a la madre de Dios en España manifestado en tantas advocaciones marianas, ¿qué acogida está teniendo?
-Hemos querido ir precisamente al origen de esa devoción. La historia de la devoción mariana en España comienza en el Pilar. Ella estaba con san Juan, hermano de Santiago, y vino en su ayuda. Es un privilegio que María nos visitara.
Desde entonces, esta es su tierra y aquí nos ha manifestado su amor maternal en numerosísimas ocasiones. Y ese amor mariano está en España, en su cultura, en sus gentes. Es inseparable. Lo estamos comprobando en las etapas del Camino de Santiago que ya está haciendo. Esta primera parte de la peregrinación de “Madre ven” está siendo muy local. Es la gente de los pueblos la que la recibe, la saluda, la acompaña, la que la reza con confianza y se emociona al ver que su Madre viene a verla. Es la fe de los sencillos. Y estamos viendo cómo María está consolando verdaderamente. La Virgen pasa con sus gracias, de una manera humilde, sin hacer ruido. Vemos cómo mucha gente le abre su corazón: ancianos, gente que tiene algún dolor o dificultad, los niños, etc. se dirigen a Ella con mucha, mucha confianza. Esto es precioso.
El amor mariano está en España, en su cultura, en sus gentes. Es inseparable.
Jaime Bertodano. Coordinador «Madre ven»
¿Cómo se pueden unir a la peregrinación de esta imagen, también los enfermos, los mayores o quienes tendrán problemas para desplazarse a los puntos en los que estará?
-La Virgen pasará por muchos lugares de España. Queremos que vaya a todos los que podamos en el tiempo que peregrine. Y allí donde Ella vaya y encuentre corazones dispuestos, los tocará, aunque sea en la distancia, con la oración. En algunos lugares hemos previsto llevarla no solo a santuarios, sino también a residencias, hospitales y cárceles. También se pueden seguir las etapas en nuestra web (www.madreven.es) donde colgamos fotos de cada jornada, o en el canal de Youtube donde hay unos videos resúmenes estupendos.
Los momentos por los que atravesamos pueden «agotarnos» como a Santiago: la pandemia, la falta de esperanza en muchas personas ¿es esta peregrinación un nuevo aliento de la Virgen?
-La pandemia ha influido en nuestras vidas. Nos ha dejado tocados y ha cambiado cosas. En algunos casos, ha hecho que se replanteen cosas importantes. Pero, sobre todo, ha puesto en evidencia muchas otras: la fragilidad del hombre moderno, su soledad y su fragmentación interior. Parecía que la vida buena era el bienestar y la ausencia del sufrimiento. El consumismo y el progreso tecnológico nos lo habían prometido. La fe católica era una herejía para esa “nueva religión”. Pero la pandemia le ha quitado en parte la máscara. Nos ha demostrado que tiene un recorrido muy corto, y que no acaba más que en soledad. Y quizás la Virgen viene como “Pastora” a recuperar a esos hijos pródigos de esta tierra, que estábamos quizás un poco perdidos. Ojalá sea así. Se lo pedimos.
El miedo, además, ha dejado a muchas personas literalmente paralizadas. La visita de la Virgen puede ser una ocasión de despertar de esa ilusión engañosa, de salir de los miedos que nos atenazan y volver a ponernos en camino como Santiago con esperanza y valentía, confortados y acompañados por nuestra Madre.
Por otro lado, este año coinciden providencialmente numerosos jubileos además del Compostelano: Guadalupe, Lepanto y la Virgen del Rosario, el centenario de la muerte de Santo Domingo de Guzmán, de la Conversión de San Ignacio de Loyola, el Santo Cáliz de Valencia…y me dejo unos cuantos. Parece que el Señor está llamándonos a la conversión ¡y poniendo ayudas concretas!
El recorrido mariano
La Inmaculada ya pasado ya por ya lugares como Zaragoza, Bilbao o San Sebastián y, en estos días, llegará a la diócesis de Santander. Un recorrido que mira ya a Santiago de Compostela, donde se le espera en torno a la festividad del Apóstol y patrón de España. Allí llegará tras su paso, junto a los Amigos del Camino de Santiago, por las diócesis de Santander, Oviedo, Mondoñedo-Ferrol y Santiago.
La llegada a Santiago, de hecho, marcará la primera parte de esta peregrinación de Nuestra Señora por España, la tierra de María. En los meses posteriores la imagen recorrerá toda España por otros medios hasta que el próximo 12 de octubre, una misa en el santuario del Cerro de los Ángeles, bajo el Monumento al Sagrado Corazón de Jesús, pondrá fin a la peregrinación de «Madre Ven».
El Papa convoca la Plataforma de Acción Laudato si’ que durará 7 años
En la conclusión de la Semana Laudato si’, el Papa Francisco ha invitado a todos a emprender juntos un camino hacia la ecología integral, en el marco de una Plataforma de Acción Laudato si’ (PALS), en la que la Santa Sede lleva tiempo trabajando.
Rafael Miner·25 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 4minutos
En un videomensaje con ocasión de la clausura de la Semana Laudato si’, que ha tenido lugar de modo virtual en numerosos puntos del planeta, el Santo Padre recuerda que la encíclica Laudato si’, promulgada en 2015,” invitaba a todas las personas de buena voluntad a cuidar la Tierra, que es nuestra casa común. Desde hace tiempo, esta casa que nos aloja sufre por las heridas que provocamos a causa de una actitud depredadora, que hace que nos sintamos dueños del planeta y de sus recursos y nos autoriza a un uso irresponsable de los bienes que Dios nos ha dado”.
“Hoy, estas heridas se manifiestan dramáticamente en una crisis ecológica sin precedentes que afecta al suelo, al aire, al agua y, en general, al ecosistema en el que viven los seres humanos”, añade el Papa Francisco, quien ese refiere a continuación a la pandemia que azota la humanidad desde hace más de un año, y a los más necesitados.
“La actual pandemia, además, ha sacado a la luz de forma todavía más aguda el clamor de la naturaleza y el de los pobres, que son los que más sufren las consecuencias, evidenciando que todo está interconectado y es interdependiente y que nuestra salud no está separada de la salud del ambiente en el que vivimos”.
“Necesitamos, por tanto, un nuevo enfoque ecológico”, clama el Papa, “que transforme nuestra manera de habitar el mundo, nuestros estilos de vida, nuestra relación con los recursos de la Tierra y, en general, nuestra forma de ver al ser humano y de vivir la vida. Una ecología humana integral, que involucra no sólo las cuestiones ambientales sino al hombre en su totalidad, se vuelve capaz de escuchar el clamor de los pobres y de ser levadura para una nueva sociedad”.
«En siete años, nuestras comunidades se esforzarán de diferentes maneras para llegar a ser totalmente sostenibles, en el espíritu de la ecología integral»
Papa Francisco
En consecuencia, el Romano Pontífice ha dado un paso más, y ha anunciado que “el año de la Laudato si’ se traducirá en un proyecto de acción concreto, la Laudato si’ Action Platform, un camino de siete años en el que nuestras comunidades se esforzarán de diferentes maneras para llegar a ser totalmente sostenibles, en el espíritu de la ecología integral”.
Invitación a siete realidades
Con esta plataforma, el Santo Padre y el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, cuyo prefecto es el cardenal Peter K. A. Turkson, invitan a todos, con palabras del Papa, “a emprender juntos este camino y, en particular, me dirijo a estas siete realidades: familias – parroquias y diócesis – escuelas y universidades – hospitales – empresas y haciendas agrícolas- organizaciones, grupos y movimientos – instituciones religiosas. Trabajar juntos. Sólo así podremos crear el futuro que queremos: un mundo más inclusivo, fraternal, pacífico y sostenible”.
“En un camino que durará siete años, nos dejaremos guiar por los siete objetivos de Laudato si’, que nos indicarán la dirección mientras perseguimos la visión de la ecología integral: la respuesta al clamor de la Tierra, la respuesta al clamor de los pobres, la economía ecológica, la adopción de un estilo de vida sencillo, la educación ecológica, la espiritualidad ecológica y el compromiso comunitario”.
El Papa termina su mensaje subrayando que “hay esperanza. Todos podemos colaborar, cada uno con su propia cultura y experiencia, cada uno con sus propias iniciativas y capacidades, para que nuestra madre Tierra recupere su belleza original y la creación vuelva a resplandecer según el proyecto de Dios. Que Dios bendiga a cada uno de vosotros y bendiga nuestra misión de reconstruir nuestra casa común”.
“No tenemos tiempo”
Se trata, añadió el cardenal Peter Turkson en la rueda de prensa posterior, de inaugurar “siete años de actividad para continuar y concretar el mensaje de la encíclica en las Iglesias locales. Seis años después de la carta encíclica Laudato si’, es bueno mirar el mundo que estamos dejando a nuestros hijos, a las generaciones futuras. La pandemia nos ha hecho reflexionar y nos ha enseñado mucho, pero el grito de la Tierra y de los pobres es cada vez más desgarrador, y el mensaje de nuestros científicos y de nuestros jóvenes es cada vez más alarmante: estamos destruyendo nuestro futuro.
La pandemia nos ha hecho reflexionar y nos ha enseñado mucho, pero el grito de la Tierra y de los pobres es cada vez más desgarrador
Card. Peter Turkson
El cardenal Turkson afirmó que “nuestra familia humana y no humana en su conjunto está en gran peligro, y no tenemos más tiempo para esperar o retrasar”. A continuación desgranó una serie de objetivos, como “limitar el aumento de la temperatura media mundial dentro del límite crucial de 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales; y escuchar y responder a la ciencia, a este grito de la Tierra, de los pobres y de nuestros hijos.”.
Los grupos de trabajo
El P. Joshtrom Isaac Kureethadam , coordinador de la sesión Ecología y Creación del Dicasterio vaticano, informó que han estado trabajando en la Plataforma “durante casi dos años”, y existe ya un ‘Comité Directivo’ para este proceso, dirigido por el Dicasterio.
“La colaboración es especialmente evidente en los Grupos de Trabajo que dirigen cada uno de los siete sectores”, añadió el P. Kureethadam: “el sector de las Familias está liderado por el movimiento de los Focolares junto con varios otros colíderes, el sector de las Parroquias y Diócesis está liderado por CAFOD junto con las Conferencias Episcopales y otros socios; el sector de las Escuelas está liderado por la Alianza Verde Don Bosco y Scholas Occurrentes junto con otros colíderes; el sector de las Universidades está liderado por los Jesuitas junto con varias otras redes de Universidades; el sector de los hospitales está liderado por la Asociación Católica de la Salud de la India (CHAI) y la Asociación Católica de la Salud de EE.UU. junto con otros colíderes; el sector de la economía está liderado por la Economía di Francesco y Laudato si’ Challenge junto con varios otros; los grupos y movimientos por la CIDSE junto con la UMOFC, VIS, y los sectores religiosos por la USG y la UISG”.
De este modo, señaló el P. Kureethadam, “respondemos a la constante invitación del Papa a ‘preparar juntos el futuro’, en el contexto de la actual pandemia. A modo de conclusión, me gustaría mencionar que nuestra oración y nuestro sueño es iniciar ‘un movimiento popular desde abajo’, que pueda realmente provocar el cambio radical necesario dada la urgencia de la crisis de nuestra casa común”.
Ayuda a la Iglesia Necesitada lanza la campaña «Me duele África»
La celebración del Día de África ha sido el marco de presentación de la campaña de Ayuda a la Iglesia Necesitada “Me duele África” para ayudar a las iglesias locales ante el avance del yihadismo en África.
La conmemoración del Día de África, que se celebra el 25 de mayo ha servido de marco para que la delegación española de Ayuda a la Iglesia Necesitada diera a conocer su campaña “Me duele África”, con la que pretenden reunir un total de ocho millones de euros para poder desarrollar los proyectos que esta Fundación apoya actualmente en el continente africano enfocados en el acompañamiento a las víctimas y a los religiosos y sacerdotes que les sostienen y en promover el diálogo interreligioso y la reconstrucción de los edificios de la Iglesia devastados por el terrorismo.
Durante la presentación de este proyecto, Javier Menéndez Ros, director de ACN España subrayó cómo el continente africano “sufre, como pocos, la pobreza, el reparto injusto de los recursos, el difícil acceso a la sanidad, la corrupción del poder político, la emigración brutal y en los últimos meses, el Covid. A esto hemos de sumar el avance del yihadismo”.
Un avance que, como recoge el Informe de Libertad religiosa en el mundo, deja un mapa preocupante en el continente africano. La libertad religiosa se vulnera en un 42% de los países de África y en 12 de ellos esta vulneración llega a ser una persecución extrema. De entre los países más peligrosos destaca Nigeria, golpeada por las acciones del grupo Boko Haram.
Proyectos en 4 países
ACN desarrolla proyectos en 4 naciones de África que sufren esta persecución: Mozambique, Nigeria, República Centroafricana y Burkina Faso. En estos lugares, los cristianos son objetivo claro de los extremistas, de hecho, África ostenta el triste récord de asesinatos de sacerdotes, religiosos y laicos comprometidos, en los últimos años. La situación ha llevado a más de 6 millones de personas a huir y a perder absolutamente todo, para poder salvar sus vidas, muchos de ellos necesitan apoyo psicológico pero también alimentos y bienes de primera necesidad y no son pocos los que acuden a la Iglesia en busca de esta ayuda.
La ingeniería social que, a través de un sistema educativo ideologizado, se quiere imponer a los más jóvenes no dejará de tener consecuencias no sólo personales y afectivas, sino también educativas
25 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 2minutos
En el artículo 17, de la nueva ley sobre transexualidad, que versa sobre el cambio de nombre en el Registro Civil de personas trans se señala que ‘las personas trans serán inscritos como padres, madres o adres según el sexo registral actual sea hombre, mujer o no binario o en blanco’.
Al baile de denominaciones que ya nos tienen acostumbrados algunos colectivos y con los que, poco a poco nos vamos familiarizando, añadimos uno nuevo, al menos para mí, que son los (¿las?) ‘adres’.
Más allá de la situación de las personas concretas, que como toda persona merece el mayor de los respetos, no por el hecho de ser trans, sino sencillamente por ser personas, querría alertar de las consecuencias educativas que este tipo de conceptos y visiones de la sexualidad pueden tener.
Efectivamente en los colegios se están impartiendo charlas incluso a los niños de infantil (de tres a cinco años) sobre la transexualidad para que la entiendan y normalicen. Por medio de cuentos, disfrazado de tolerancia, se va transmitiendo a los niños una mentalidad en la que su propia sexualidad y la de sus padres se difumina y confunde. Niños que son niñas, niñas que son niños, niños y niñas que no saben que son. Padres, madres y adres.
Estamos construyendo sobre arena la personalidad de nuestros niños y jóvenes privándoles de las seguridades necesarias en cada momento de su vida para que puedan crecer con armonía.
Javier Segura
Un principio educativo básico es que crecemos y maduramos desde certezas, no desde las dudas. En todo tipo de conocimiento y experiencia aprendemos desde seguridades en las que vamos profundizando poco a poco hasta llegar a descubrir su complejidad. Si he de enseñar la construcción de frases en inglés a los niños les diré que el verbo auxiliar ‘do’ se utilizar para las negativas y las interrogativas. Y les contaré que en las afirmativas no se utiliza. Ya llegará el momento en el que les cuente que en las afirmativas, si deseo enfatizar la idea sí que debo usar el auxiliar ‘do’, como por ejemplo en la canción de Peter Pan, ‘I do believe in fairies’. Sencillamente ese es el proceso correcto de aprendizaje.
Creo que estamos construyendo sobre arena la personalidad de nuestros niños y jóvenes privándoles de las seguridades necesarias en cada momento de su vida para que puedan crecer con armonía. Y es falso que les hagamos por ello más tolerantes y capaces de acoger a quien es, por una razón u otra, distinto.
Se trata de un proyecto de ingeniería social en el que se están invirtiendo grandes cantidades de dinero, por el que se quiere anular el concepto de naturaleza humana y aún la misma idea de persona. Y se está haciendo de una manera especialmente activa en el mundo de la educación, empezando con los niños.
Esto es especialmente grave cuando se trata de los más pequeños, con una personalidad en desarrollo, induciéndoles a experiencias y planteamientos ajenos a lo que su propia evolución psicológica y afectiva necesita. No es sólo que estemos matando su infancia. Es que estamos provocando dudas sobre su propia identidad que pueden perjudicar seriamente su desarrollo y maduración. Porque crecemos desde seguridades, desde certezas. También en el ámbito afectivo, también en los referentes de los adultos de sus padres y madres.
La ingeniería social a la que la ideología de género está sometiendo a nuestros niños es educativamente un despropósito.
Javier Segura
Llegará el momento en que el niño crezca y se convierta en adolescente y joven, y entonces comprenda que hay situaciones complejas en el ámbito de la sexualidad que merece abordar con sumo respeto. Pero la ingeniería social a la que la ideología de género está sometiendo a nuestros niños es educativamente un despropósito con consecuencias personales y sociales muy graves.
Y esto es preciso que todos los educadores lo tengamos presente.
Delegado de enseñanzas en la Diócesis de Getafe desde el curso 2010-2011, ha ejercido con anterioridad este servicio en el Arzobispado de Pamplona y Tudela, durante siete años (2003-2009). En la actualidad compagina esta labor con su dedicación a la pastoral juvenil dirigiendo la Asociación Pública de Fieles 'Milicia de Santa María' y la asociación educativa 'VEN Y VERÁS. EDUCACIÓN', de la que es Presidente.
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El encuentro organizado por Centro Académico Romano Fundación para el próximo 26 de mayo se centra, en esta ocasión, en la mujer de la mano de María Calvo, profesora de Derecho de la Universidad Carlos III y madre de 4 hijos.
¿Por qué es necesario pensar acerca de la identidad femenina? Como señalan desde Centro Académico Romano Fundación, en los últimos años «la sociedad ha ido perdiendo sus dimensiones universales y sus fundamentos antropológicos. Estamos viviendo una época, tal vez única en toda la historia de la evolución humana, en la que ciertos sectores ideológicos tratan de convencer a la sociedad de la identidad de ambos sexos».
Por ello, a través de este encuentro se invita a reflexionar sobre la identidad femenina en el mundo actual, sobre los orígenes del feminismo de equidad y sobre la deriva tomada por algunas feministas.
Una reflexión conducida por la profesora María Calvo Charro, profesora titular de Derecho Administrativo de la Universidad Carlos III de Madrid. María Calvo es investigadora visitante en la Universidad de Harvard (Cambridge, USA), profesora visitante en la Universidad de William and Mary (Williamsburg, USA) y autora de varias monografías sobre temas jurídicos y sociales relacionados especialmente con la familia, educación, igualdad, feminidad y masculinidad, entre ellos: Paternidad Robada (Almuzara 2021) Educación diferenciada en el siglo XXI. Regreso al futuro (Iustel 2016) o Padres destronados (Toro Mítico 2014).
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Armonizar el lenguaje de la cabeza con el del corazón
La idea de las "Scholas occurrentes" fue del entonces arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Bergoglio, hace veinte años, quien propuso un "plan de rescate" para los jóvenes que corrían el riesgo de ser una "generación en riesgo de ser descartada".
25 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 2minutos
El 20 de mayo, las «Scholas occurentes» recibieron la visita del Papa Francisco en Roma. La ocasión fue la apertura de nuevas sucursales que les hacen capaces de llegar a más de un millón de niños y jóvenes en todo el mundo.
Las Scholas son proyectos pedagógicos inclusivos que pretenden derribar muros: talleres de una cultura del encuentro que, además, funcionan apoyándose muy fuertemente en el deporte y el arte. La adhesión es muy sencilla: el director de un determinado instituto sólo tiene que acreditarlo en el sitio web www.scholasoccurrentes.org.
La idea se le ocurrió hace veinte años al entonces arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Bergoglio. Fue él quien propuso un «plan de rescate» para los jóvenes que corrían el riesgo de ser una «generación en riesgo de ser descartada«. Situados en los márgenes del sistema productivo, muchos de ellos están confinados en un eterno falso presente: un momento intemporal privado tanto de memoria como de la perspectiva del mañana.
Más que una escuela en el sentido canónico, «Scholas» es una red de escuelas patrocinadas por la Iglesia que busca armonizar el lenguaje de la cabeza con el lenguaje del corazón y el lenguaje de las manos. Dice de sí mismo que es a la vez una institución y una historia. Scholas es la historia de su propio viaje hacia los encuentros que recrean.
Scholas nació el 29 de marzo de 2000, cuando en una hermosa mañana del otoño austral, Bergoglio, con una pala en la mano, plantó un árbol que llamaría el «olivo de la paz». Junto a él había estudiantes de escuelas públicas y privadas, católicas y de otras religiones, que empezaron a abrirse unos a otros discutiendo sobre pequeños y grandes temas relacionados con la ciudad, el país y el mundo. Desde entonces esa pequeña semilla ha crecido hasta convertirse en una planta que integra a estudiantes de 190 países.
El género policíaco es el rey dentro de la oferta de series. Detectives, forenses, asesinos en serie, etc, son objeto continuo de las productoras. Es muy difícil decir nada nuevo en un género tan trillado. De todas maneras, el público sigue respondiendo bien a las diferentes propuestas aunque sea todo previsible.
Ficha técnica
Título: Manhunt
Año: 2019
País: Reino Unido
Productora: Independent Television (ITV)
Distribuidora: Filmin
Manhunt no es un thriller de espectáculo: no hay superhombres ni superasesinos. Hace una opción por la sobriedad y por unos acontecimientos verosímiles. Nos muestra las relaciones personales entre los policías que trabajan en el departamento intentando resolver el caso.
La narración sigue al veterano detective Sutton. Lleva tiempo esperando un caso importante como el que se le presenta para progresar en su carrera. Muchos de sus compañeros, e incluso él mismo, dudan de su capacidad para gestionar equipos y presiones tan grandes. Constantemente irán surgiendo nuevas pistas e imprevistos que apremiarán a la resolución y absorberán su completa dedicación. Esto hará que descuide gravemente a su familia escudándose en excusas que realmente encubren su ego profesional.
Aunque no hay que esperar grandes sobresaltos en la historia, el ritmo de la serie es uno se sus méritos. Va dosificando la mucha información que recaban los distintos profesionales que trabajan investigando, mostrando muy bien la importancia de trabajar en equipo para resolver cualquier caso algo complicado. El ritmo es bastante vivo.
Al concluir el tercer episodio, son muchas las preguntas que quedan en el aire respecto a las consecuencias que tienen las decisiones laborales del protagonista en su vida personal. Afortunadamente, gracias al éxito de la serie en el Reino Unido, habrá una segunda temporada de Manhunt. Confiemos en que aprovechen esta nueva oportunidad para dar respuesta a dichas preguntas. (Se ha tomado información de filmaffinity.com).
Josep Boira·24 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 3minutos
Los cuatro evangelios nos hablan de José de Arimatea, todos ellos en el contexto de la sepultura de Jesús. Cada uno de ellos aporta algún detalle que ayudan a caracterizarlo. Solo Juan nos da noticias del fariseo Nicodemo: en el conocido diálogo nocturno con Jesús (Jn 3, 1-21), cuando salió en su defensa ante los demás fariseos (Jn 7, 50-51) y en el descendimiento y sepultura del cuerpo del Señor (Jn 19, 39). También dentro del sector más influyente de la sociedad de Israel hubo discípulos y testigos de Jesús.
José de Arimatea
La cualidad más destacada de José, apuntada por los cuatro evangelistas, es precisamente la de ser seguidor de Jesús. Mateo y Juan nos dicen expresamente que era “discípulo de Jesús” (Mt 27, 57 y Jn 19, 38). Marcos, junto con Lucas, dice que “esperaba el Reino de Dios” (Mc 15, 43 y Lc 23, 51). Juan en cambio matiza que era discípulo pero “a escondidas, por temor a los judíos” (Jn 19, 38). Lucas indica que no estaba de acuerdo con las decisiones y acciones del Consejo (cfr. Lc 23, 51). Todo indica que llevaba su disconformidad con cierta discreción, pero ante la máxima autoridad civil, demostró “audacia” al pedir el cuerpo del Señor (Mc 15, 43). En fin, como apunta Lucas, un “varón bueno y justo” (Lc 23, 50).
Como es el caso también de otros personajes, no consta en los relatos evangélicos una llamada explícita a José a seguir a Jesús. La expresión de Mt 27, 57 puede traducirse como “fue hecho discípulo de Jesús”, o “se hizo discípulo” o sencillamente “era discípulo”. El silencio sobre ello en los evangelios invita a pensar en una decisión tomada reflexivamente, y ejercida con mucha discreción. También se nos habla de su posición: Mateo nos dice sencillamente que era “un hombre rico” (Mt 27, 57), algo que resulta coherente con lo que nos dice Lucas: “miembro del Sanedrín” (Lc 23, 50), más todavía si añadimos el detalle de Marcos: “miembro ilustre” (15, 43).
Nicodemo
Todos estos detalles hacen del de Arimatea un personaje muy parecido a Nicodemo. De él conocemos mejor su adhesión al Señor, por el diálogo que se relata en Jn 3.
Podemos decir que fue un proceso, más que la respuesta inmediata a una llamada. De algún modo, como en el caso de José, también Nicodemo “se hizo” discípulo: de noche, para evitar señalarse entre los principales de los judíos, buscó a Jesús para saber más acerca de Él; más adelante lo encontraremos en otros dos momentos, tomando claro partido por el Señor. En el primero de ellos, Juan lo presenta en una discusión con los fariseos, en la que se desmarcó de la opinión generalizada hostil a Jesús, saliendo en su defensa: “¿Es que nuestra Ley juzga a un hombre sin haberle oído antes y conocer lo que ha hecho?” (Jn 7, 51). Era también “de los principales de los judíos” (Jn 3, 1). Eso lo hace ser muy probablemente miembro del Sanedrín, como José, pero de entre el grupo de escribas o doctores de la Ley, pertenecientes en su mayoría al grupo de los fariseos.
El detalle de la enorme cantidad de la mixtura de mirra y áloe que llevó Nicodemo para la sepultura de Jesús (“unas cien libras”, Jn 19, 39, lo que equivaldría aproximadamente a ¡32 kg!) nos indica que era también de buena posición.
Descendimiento y sepultura
Hemos visto varios detalles por separado que hacen de José y Nicodemo dos personajes muy cercanos, que compartían posición e ideales. Pero es el evangelista Juan quien los presenta juntos en el momento del descendimiento de la cruz y la sepultura de Jesús.
La ley prohibía que el cadáver de un ajusticiado pasase la noche colgado del madero (cfr. Dt 21, 22-23). Por eso, los judíos piden a Pilato que quiebren las piernas de Jesús en la cruz, para acelerar su muerte y poderlo enterrar antes del anochecer (Jn 19, 31); sabemos que eso no fue necesario, pues Jesús ya habían muerto, cumpliéndose así la Escritura: “No le quebrantarán ni un hueso” (Jn 36; cfr. Ex 12, 46; Nm 9, 12; Sal 34, 21). Es entonces cuando José y Nicodemo se apresuran a retirar el cuerpo de Jesús y darle honrosa sepultura.
En el caso de José, los detalles de la narración evangélica (algunos propios de cada evangelista, otros coincidentes) hacen de este hombre un fiel discípulo: valiente, generoso, lleno de amor por el Maestro. La escena del descendimiento del cuerpo de Jesús, protagonizada por ambos, sirviéndose de una sábana que compró el mismo José, ha inspirado grandes obras de arte y, lo que es más importante, la piedad de muchos cristianos. Ambos muestran una magnanimidad encomiable; Nicodemo, con la compra de una gran cantidad de aromas: igual que María de Betania con su ungüento (cfr. Jn 12, 1-8) fue “para Dios el buen olor de Cristo entre los que se salvan” (2Co 7, 15); José de Arimatea, al ceder su sepultura nueva para el cadáver de Cristo; a él pertenecía el primer signo de la resurrección de Jesús: el sepulcro vacío. Uno y otro, con sus gestos y pertenencias, tuvieron su parte en el cumplimiento de las Escrituras.
El autorJosep Boira
Profesor de Sagrada Escritura
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Recientes movimientos del gigante tecnológico de Mark Zuckerberg, han puesto en tela de juicio la seguridad de la plataforma de mensajería instantánea más popular entre los usuarios: WhatsApp. ¿Existen alternativas a esta aplicación? ¿Cuáles son y qué características tienen?
Con más de 2.000 millones de usuarios en 180 países, WhatsApp es la aplicación de mensajería preferida por todos. La adquisición de WhatsApp por parte de Facebook en 2014 creó inquietud entre los expertos en privacidad y seguridad, pues Facebook y sus aplicaciones de terceros se han visto envueltos en múltiples brechas de seguridad, en las que se filtró mucha información privada de los usuarios.
Esto va a cambiar. Facebook ha anunciado que piensa unir las funciones de Facebook, WhatsApp e Instagram, con lo que los usuarios podrían enviarse mensajes unos a otros entre las tres redes. Una fuente confirmó que los planes actuales incluirían extender a todas estas plataformas el cifrado de extremo a extremo.
Con esto, en teoría, se conseguiría que tanto Facebook como Instagram fueran tan seguros como WhatsApp. Sin embargo, podría ser que con esta medida WhatsApp fuera menos seguro, disminuyendo su protección.
Lagunas en la seguridad
WhatsApp promete un cifrado de extremo a extremo. Pero existen varias lagunas que la empresa tiene que revisar.
Su aviso legal alega lo siguiente: “Como parte de la familia de empresas de Facebook, WhatsApp recibe y comparte información con todas. Es posible que utilicemos la información que recibamos de ellas y que ellas utilicen la información que compartamos para ayudarnos a operar, proveer, mejorar, entender, personalizar, apoyar y comercializar nuestros servicios y sus productos; podrían también usar la información que les brindemos para mejorar la experiencia con sus servicios, como por ejemplo las sugerencias de productos. No guardamos registros de los mensajes en el transcurso normal de nuestros servicios. aunque, sí guardamos la información de la cuenta de nuestros usuarios, incluyendo la imagen de perfil, el nombre del perfil o el estado, si es que deciden incluirlo como parte de la información de su cuenta”.
Esto significa que WhatsApp retiene información de los usuarios en sus servidores privados, y la empresa puede utilizar esta información con fines publicitarios o políticos. El gobierno podría hacerse con la información guardada en sus servidores en el caso de que ocurriera un suceso “fuera de lo común”.
Y podría ocurrir que piratas informáticos consiguiesen entrar en sus servidores y acceder a las cuentas de los usuarios.
Alternativas
Eso ha hecho pensar en posibilidades alternativas. Además de otras como Threema, Wire, Riot.IM, las principales son las dos siguientes.
–Signal. Es gratuita, tiene un fuerte cifrado y funciona en todas las plataformas móviles. Es sencilla de usar y ofrece llamadas de voz y video.
Tiene archivos de instalación para escritorio, y se puede usar la aplicación tanto desde el PC como desde el móvil. Los mensajes están cifrados para que sólo los puedan leer quien los envía y quien los recibe; por tanto, son totalmente ilegibles para piratas informáticos. Utiliza un cifrado de código abierto, lo que permite que expertos lo comprueben para encontrar fallos. Esto hace que la aplicación sea aún más segura.
Se puede hacer que sus mensajes desaparezcan, seleccionando un intervalo de tiempo tras el que se borra automáticamente; esto garantiza la privacidad, incluso aunque otra persona obtenga acceso al teléfono.
–Telegram. Con más de 600 millones de usuarios, es una alternativa popular a WhatsApp. Es una aplicación basada en la nube, y es compatible con múltiples plataformas. Al igual que otras, emplea el sistema de doble “tic” para reflejar que el destinatario ha recibido el mensaje. Ofrece un cifrado de extremo a extremo para llamadas de voz predeterminado, con lo cual nadie podrá escuchar tus llamadas.
Sin embargo, el cifrado para los mensajes de texto tiene que activarse manualmente para evitar que se guarden registros. Al igual que en el caso de Signal, ofrece la opción de borrar automáticamente un mensaje transcurrido un tiempo determinado, y también permite el intercambio de archivos multimedia.
Si en la generación del 27 existe una voz poética de mujer que nunca haya hecho falta reivindicar, ésa es la de Ernestina de Champourcin, capaz de descollar tanto en la España del siglo xx, cuando se escribía por hombres una poesía de muy alta calidad, como hasta ahora.
Carmelo Guillén·24 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 4minutos
Aparte de haber sido una de las dos mujeres (la otra fue Josefina de la Torre) incluidas por el propio Gerardo Diego, en 1934, en la segunda edición de su Poesía española contemporánea –ejemplo de antología premonitoria que estableció, en buena medida, la nómina de los autores oficiales de su generación, la del 27– y discípula predilecta del Nobel Juan Ramón Jiménez, son bastantes los méritos que le dan actualidad a Ernestina de Champourcin.
Fue capaz de convertir su propia vida en una convencida valedora de la feminidad, primero como miembro del Lyceum Club, asociación aconfesional y apolítica, impulsada sólo por mujeres de ámbitos culturales ilustrados, donde colaboró como secretaria de la sección de Literatura desde 1926, en sus inicios españoles, hasta 1936, y después, a partir de su exilio mexicano (de 1939 a 1972, en que regresa a España), tras descubrir en 1952 su vocación al Opus Dei, afianzando así su convencimiento en la radical igualdad fundamental de naturaleza y derechos entre los dos sexos, que siempre predicó su fundador, y que ella con tanta constancia supo defender en el terreno que mejor conocía, el de la lírica: “Nunca he logrado pensar” –respondió en cierta ocasión– “en la poesía como algo exclusivamente masculino o femenino”.
De ahí que afirmara en el prólogo de su compilación para la BAC titulado Dios en la poesía actual: “Me doy cuenta de que son muchas las voces femeninas escogidas por mí si se compara su número con el que han incluido otros antólogos […]. En contraste con esta sobriedad o penuria, yo me he atrevido a elegir poemas de quince mujeres, que van a ser dieciséis si mis editores siguen insistiendo en que se incluya la propia antóloga”.
Dios como cimiento
Por méritos propios, era lógica esa inclusión en su propia antología, y, además, con cinco poemas. Máxime cuando no podía ser de otro modo: Dios mismo constituye el cimiento sobre el que se asienta su producción literaria, completamente autobiográfica, marcada tal vez al principio por una presencia a oscuras de la divinidad:
¡Qué divino regalo es esta vida a oscuras para vivir amando!,
pero en crecida a partir de su exilio mexicano, con un “ahondamiento” –cada vez mayor, añadimos– “en su fe y en las consecuencias en su vida diaria”, y establecida “en la sima sin fondo del Dios que llevo dentro”.
De hecho, en carta dirigida con 84 años a su amiga Rosario Camargo, expresa la línea evolutiva de su vida interior: “Ya sólo puedo rezar y rezar y escribir cuando Dios quiere y no como quieres tú. Siempre lo hice así y me divierte que te pongas tan pesada cuando tocas este tema. ¿Todavía no sabes que Dios y la poesía son algo inseparable?”. En todo momento consciente de que su orientación poética “es una vocación: escribo cuando Dios quiere” llegó a afirmar, no hay que verla ni genuinamente “mística”, a la manera sanjuanista, ni poeta con horario establecido para componer versos, sino mujer sensible, espiritual, con una vida propia muy rica, que supo descubrir a Dios como su gran valor y, a raíz del fallecimiento del marido, como su gran e inquietante Amor.
Circunstancias históricas y literarias
Apenas se accede a cualquiera de sus poemarios, tiene la suya el sello indeleble de la auténtica, intensa y penetrante poesía, inmersa lógicamente en unas circunstancias históricas y literarias concretas, en las que tuvieron un enorme poderío las vanguardias, a lo que se sumó tanto el magisterio de Juan Ramón Jiménez y sus precedentes romántico-simbolistas como el de los grandes místicos abulenses, que ella conocía desde su adolescencia, o, en buen grado –aunque está poco estudiado–, su conocimiento y meditación del salterio, aparte de la enseñanza de Escrivá de Balaguer a través de sus escritos y de su mensaje evangelizador.
Sin embargo, pese (o gracias) a ese bagaje cultural, se la descubre asentada en un mundo personal con una escritura lírica inconfundible, a veces retórica, que la delata por su celebrada religiosidad –hay más peso existencial que literario en su poesía–, con abundantes incursiones en su misma interioridad.
De ahí que en uno de sus tantos poemas oracionales escriba: “Enséñame [Señor] a callar de veras, hacia adentro / a asomarme al vacío donde pueda escucharte. […] Enséñame en lo oscuro, en el hosco desierto /en donde te han buscado los que saben hallarte”.
Clamor y confianza que le advienen desde la profundidad de la fe y que, como apuntamos antes, traen a la memoria su permeabilidad para asimilar los salmos:
Nada puedo sin Ti. Contigo nada temo. Sé mi escudo, Señor, mi báculo y mi antorcha. En Ti lo puedo todo y olvido mi flaqueza si tu brazo me guía y tu amor me sostiene”.
Y es que para Ernestina la poesía fue su modo más palmario de entender su amistad o, mejor dicho, su relación amorosa con Dios: un lugar de asentamiento íntimo que le traía el hecho de saberse viva, en verdadera actitud contemplativa, como refleja la siguiente décima:
Ya no hay flor que no me huela a tu perfume, Señor, ni alegría ni estremecido, parece buscar su nido en tu secreta morada; y mis ojos no ven nada donde no estés escondido”.
En ese proceso testimonial suyo, sumido en constantes vaivenes, con mayores o menores logros poéticos, su sed y trato con Dios se hacen compatibles finalmente con una poesía celebratoria de la vida ordinaria, en cuyos pilares se asientan, especialmente, muchos de sus hai-kais espirituales, en los que se abre al poema lacónico, resultado de lo que podíamos denominar el caleidoscopio de sus tareas rutinarias: “lo de todos los días”, como ella lo llama, en perseverante diálogo con “el Juego de la Gracia”, en el que nunca cesó de implicarse hasta finalmente “cerrar los ojos para abrirlos un día… […] / inmutable y eterno”.
Papa Francisco en Pentecostés: «El mundo necesita el valor, la esperanza y la fe de los discípulos de Cristo»
Tras la Misa de la solemnidad de Pentecostés en la basílica de San Pedro, el Papa Francisco ha reflexionado durante el rezo del Regina Coeli sobre la acción del Espíritu Santo en los cristianos de hoy.
El Papa Francisco, tras celebrar la Misa de la solemnidad de Pentecostés se asomó a la ventana del Palacio Apostólico para rezar con los fieles de la plaza de San Pedro la oración del Regina Coeli. Comenzó sus palabras comentando lo que se narra en la primera lectura de la Misa, en el libro de los Hechos de los Apóstoles (cf. 2, 1-11), que narra lo que sucedió en Jerusalén cincuenta días después de la Pascua de Jesús. «Los discípulos estaban reunidos en el cenáculo y con ellos estaba la Virgen María. El Señor resucitado les había dicho que se quedaran en la ciudad hasta que recibieran de lo alto el don del Espíritu. Y este se manifestó con un «ruido» que vino repentinamente del cielo, como un «viento impetuoso» que llenó la casa en la que se encontraban (cf. v. 2). Se trata, pues, de una experiencia real, pero también simbólica».
«Revela», dice el Papa «que el Espíritu Santo es como un viento fuerte y libre. No se puede controlar, detener ni medir; y ni siquiera predecir su dirección. No se deja enmarcar en nuestras exigencias humanas, en nuestros esquemas y en nuestros prejuicios. El Espíritu procede de Dios Padre y de su Hijo Jesucristo e irrumpe en la Iglesia —en cada uno de nosotros—, dando vida a nuestras mentes y a nuestros corazones. Como dice el Credo: «Señor y dador de vida»».
«El día de Pentecostés, los discípulos de Jesús todavía estaban desconcertados y asustados. Aún no tenían el valor de salir a la luz. Nosotros también, a veces, preferimos permanecer dentro de las paredes protectoras de nuestro entorno. Pero el Señor sabe cómo llegar hasta nosotros y abrir las puertas de nuestro corazón. Él envía al Espíritu Santo sobre nosotros que nos envuelve y derrota todas nuestras vacilaciones, derriba nuestras defensas, desmantela nuestras falsas certezas. El Espíritu nos hace nuevas criaturas, como lo hizo ese día con los Apóstoles».
«Después de recibir el Espíritu Santo», afirmó el Papa, «ya no volvieron a ser como antes, sino que salieron y comenzaron a predicar que Jesús ha resucitado, que es el Señor, de tal manera que cada uno los entendía en su propia lengua. El Espíritu cambia el corazón, ensancha la mirada de los discípulos. Los hace capaces de comunicar a todos las grandes obras de Dios, sin límites, superando los confines culturales y religiosos en los que estaban acostumbrados a pensar y vivir. Los capacita para llegar a los demás respetando sus posibilidades de escucha y comprensión, en la cultura y el idioma de cada uno (vv. 5-11). En otras palabras, el Espíritu Santo pone en comunicación personas diferentes, realizando la unidad y universalidad de la Iglesia».
Francisco quiso concluir sugiriendo que «abramos también hoy nuestros corazones al don del Espíritu, que nos hace sentir toda la belleza y la verdad del amor de Dios en Cristo muerto y resucitado. Y nos urge a salir, a dar testimonio de este Amor que siempre nos precede con su misericordia. El mundo necesita el valor, la esperanza, la fe de los discípulos de Cristo. Necesita que nos hagamos levadura, fermento, sal y luz en las distintas situaciones y en los múltiples contextos culturales y sociales. Y todo esto lo crea solo el Espíritu Santo. Pidamos hoy a la Virgen María, Madre de la Iglesia, que interceda para que el Espíritu Santo descienda en abundancia y llene los corazones de los fieles y encienda en todos el fuego de su amor».
“Invertir en familia merece más la pena que cualquier otra cosa”
Javier Rodriguez director general del Foro de la Familia, ha conversado con Omnes sobre una ley integral de familia y un pacto de Estado por la Maternidad y la Natalidad, en torno a las recientes palabras del Papa Francisco en un acto de asociaciones familiares al que asistió el presidente Mario Draghi.
Rafael Miner·23 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 6minutos
El Pontífice inauguró hace unos días en Italia los denominados Estados Generales de la Natalidad, promovidos por el Foro de Asociaciones Familiares. Un acto en el que estuvo presente el primer ministro italiano, Mario Draghi. “Sin natalidad no hay futuro”, dijo el Papa. Hay que “invertir” esta tendencia para “volver a poner a Italia en movimiento, a partir de la vida, a partir del ser humano», añadió Francisco al comienzo de su discurso.
“Italia se encuentra desde hace años con el menor número de nacimientos de Europa», señaló el Santo Padre, “que se está significando en el viejo continente no ya por su gloriosa historia, sino por su avanzada edad. Este país nuestro, en el que cada año es como si desapareciera una ciudad de más de doscientos mil habitantes, alcanzó en 2020 el número más bajo de nacimientos desde la unidad nacional: no sólo por la Covid, sino por una continua y progresiva tendencia a la baja, un invierno cada vez más duro”.
En torno a este discurso, y con los datos aportados por el Papa Francisco, parecía lógico charlar en España con una voz autorizada en temas de familia y natalidad, Javier Rodríguez, director general del Foro de la Familia, una asociación de asociaciones que representan a más de 4 millones de familias españolas.
El Papa citó en su discurso al presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, cuando señaló que «las familias no son el tejido conectivo de Italia, las familias son Italia». El Foro de la Familia ha propuesto 50 medidas de política familiar. Hábleme de ellas.
-Son medidas que solicitamos nosotros desde el Foro. Que se hagan políticas para invertir en familia. Tenemos un documento tanto de medidas de política familiar de ámbito nacional, para las competencias del gobierno central, que son 50; luego tenemos 100 medidas de política familiar autonómicas; y tenemos también 25 locales. Están elaboradas por un conjunto de expertos: unos han aportado en temas fiscales, otros en el ámbito educativo; apoyo a la vida y a las madres; acceso a la vivienda, ocio, etcétera. Ponemos las medidas a disposición de todos los partidos, para que las incorporen.
Suele decirse que gobernar es priorizar, entre otros factores. Si tuviera que lanzar un mensaje a la sociedad española, ¿qué destacaría ahora?
–Venimos pidiendo desde hace muchísimos años, y sigue sin existir, una ley integral de Familia, a nivel de gobierno central, que aúne todos los criterios, con una perspectiva de familia que inspire las leyes, y que reconozca el papel fundamental de la familia en la sociedad. Y en segundo lugar, un pacto de Estado, o dos, entre todos los partidos políticos. Uno por la maternidad y la natalidad; y otro por la Educación, que reconozca la libertad, y no dependa de los gobiernos de turno. Demos a los niños y a sus padres un marco más estable, que no cambie cada cuatro u ocho años. Esto para las leyes.
Javier Rodriguez
Y luego, pensando en la sociedad, que tenga criterio, que no se deje llevar por las corrientes de moda, que tantas veces están bien regadas financieramente hablando, y pueden ser autodestructivas para el ser humano, para la familia, para la dignidad de las personas. Hay cosas que son buenas al margen de las voluntades y las modas, y hemos de ser capaces de reconocer lo bueno, para protegerlo y defenderlo.
– Inversión en familia. Está bastante reconocido que en las recientes crisis, la familia ha sido la red en la que muchos se han apoyado. En momentos de paro y de dificultades, ahí están los abuelos o los padres y los hermanos para echar un cable. ¿Se reconoce esto con medidas concretas?
– El año pasado, con el confinamiento, y cuando comenzaba a asomar de nuevo la crisis económica, fue otra vez la familia, que surge siempre como salvavidas, como red. En la familia es donde cada uno adquiere todo su potencial, y en la familia uno es querido por ser quien es, no por lo que piensa ni por lo que gana. Ahí siempre encontramos la ayuda y un hogar.
Lo que nosotros decimos es que ese sacrificio no tiene por qué exigirse por los poderes públicos, porque nos encargamos cada uno de cuidar nuestra familia. Es decir, lo vamos a hacer aunque no nos lo pidan. Pero lo que sí solicitamos es un reconocimiento. Lo que no es coherente es que se exija el sacrificio por parte de quienes no asumen ningún tipo de sacrificio. Tendríamos que ir todos en el mismo barco.
El Papa ha criticado la situación en la que se encuentran tantas mujeres en el trabajo, temerosas de que un embarazo pueda suponer un despido, hasta el punto de llegar a ocultar su barriga, y ha lanzado un grito: “¡Mujeres, no escondan su vientre! Hábleme de la vida, y del aborto, que sigue teniendo en España unas cifras dramáticas (casi cien mil abortos al año).
– Ahora hay muchas facilidades públicas para acabar con la vida, y sin embargo no las hay para continuar con la vida quien quiera continuar y se encuentre con dificultades. Los únicos apoyos son iniciativas privadas. Animamos por tanto a que exista una red pública para ayudar a quien quiera continuar y proteger un embarazo y esté en dificultades. Que estas madres encuentren también también apoyos públicos, no sólo la salida. Pasa lo mismo con el final de la vida, con la eutanasia. Las únicas “soluciones” que se proponen son abandonar. ¿Y quién no quiera abandonar, cómo les ayudamos?, Con medidas respetuosas con la vida y la dignidad.
Animamos por tanto a que exista una red pública para ayudar a quien quiera continuar y proteger un embarazo y esté en dificultades.
Javier Rodriguez.Director general del Foro de la Familia
El Papa ha calificado la situación italiana de “invierno demográfico”. Usted se ha referido hace unos días en TRECE tv a la alarmante tasa de fecundidad en España, 1,24 hijos por mujer, que no llega al reemplazo generacional, y que lleva así años. A veces se argumenta que teniendo más capacidad económica, más renta per cápita, mejorará la natalidad. Sin embargo, hay países con menor renta que tienen una tasa de fecundidad más alta. ¿Qué opina?
– No hay que irse a otros países. En España ha sucedido esto. Podemos fijarnos en años en los que sí había reemplazo generacional mientras la situación en el plano laboral y económico era peor.
Viene muy bien que haya más conciliación, más facilidades fiscales, vivienda más asequible, empleo más estable…. Pero desde un punto de vista cultural, la mentalidad de no afrontar compromisos parece seguir ahí. ¿O no? Además, esto es un tema de los dos…
– En efecto, está muy extendida la visión de que hay que tener muy bien atado, que todo vaya perfecto según lo planeado, la situación económica boyante, etc., para lanzarse a formar una familia. Sin embargo, esa situación no es lo común en la vida.
La vida es una sucesión de circunstancias muchas veces inciertas, que tantas veces escapan a nuestro control, y hay condicionamientos que no dependen de lo que nosotros queremos. Con lo cual, si vas a esperar a formar una familia a tenerlo todo perfecto según lo planeado, pues no sé si dará…; pero es el chip que está ahora extendido.
Nosotros apostamos porque invertir en familia, también en el plano personal, merece la pena, mucho más que en cualquier otra cosa. Luego, a todo se adapta uno, y con buenos apoyos, también por parte de los poderes públicos, con un clima favorable a la maternidad y a la familia, todo sería más sencillo.
Para ese pacto de Estado por la Maternidad y la Natalidad, ¿qué dificultades ve? ¿Incluiría también a la sociedad civil?
Claro. Pensamos en un pacto de Estado que incluya tanto a partidos políticos como a agentes de la sociedad civil, empresas, sindicatos, medios de comunicación, instituciones deportivas, todo. Un pacto de Estado con todos los agentes sociales implicados. ¿Qué es lo que lo impide? Últimamente estamos viendo demasiadas ideologías irreconciliables entre sí, y poco trabajo por el bien común. Mientras eso no cambie, está difícil. Nosotros animamos siempre a que se abandonen las ideologías para trabajar por el bien común. Qué más da a quién vote cada uno, o qué piense, o qué crea, o de qué raza sea, si la familia es buena para todos, independientemente de las circunstancias personales y de cada hogar.
Por lo tanto, hagamos una ley de familia, independiente de las ideologías, hagamos un pacto de Estado de Educación independiente de las ideologías, Y respetemos unos mínimos, y trabajemos para avanzar en aspectos que son buenos para todos, y los detalles ya serán de cada uno. Pero los aspectos mínimos que estén garantizados.
Qué más da a quién vote cada uno, o qué piense, o qué crea, o de qué raza sea, si la familia es buena para todos
Javier Rodríguez. Director general del Foro de la Familia.
Terminamos. Podríamos pasar horas conversando con Javier Rodriguez, porque los temas son de calado. Basta por hoy detenerse en la web del Foro de la Familia (forofamilia,org), donde podemos encontrar numerosas ideas sugerentes.
El Papa acaba de proporcionarnos unas cuantas desde Italia. Por ejemplo, la primacía del don de la vida, que estamos llamados a transmitir; la sostenibilidad económica, tecnológica y medioambiental, por supuesto, pero también “sostenibilidad generacional”, subrayó el Santo Padre; y una solidaridad “estructural”, es decir, “no ligada a la emergencia sino estable para las estructuras de apoyo a las familias y de ayuda a los nacimientos”.
Sendas para acceder al misterio de Dios: mente y corazón bien dispuestos
El autor reflexiona sobre una premisa para acceder al conocimiento del mundo, así como de descubrir su sentido más profundo, a Dios. La disposición de inteligencia y voluntad.
Afirma un conocido aforismo filosófico: todo se recibe al modo del recipiente. Es decir, de la condición del órgano receptor depende en gran medida la calidad de la percepción e, inclusive, su misma posibilidad. Dicho principio es aplicable no solo a las realidades materiales, perceptibles por los sentidos, sino también a las realidades más elevadas. Por ello, cuando la inteligencia y la voluntad humanas se hallan bien dispuestas las personas pueden acceder al conocimiento del mundo; y también remontarse en la búsqueda del sentido profundo de la vida y del mismo ser que fundamenta todo.
La persona es capaz de Dios
Toda persona humana es, por su naturaleza racional, capaz de Dios. Pero resulta necesario desplegar esa potencialidad innata. Las diversas vías para el conocimiento de Dios requieren, por tanto, que el órgano receptor humano se encuentre sano e instruido. En efecto, solamente quienes tienen la mente y el corazón oportunamente preparados, mediante la buena formación y sanación interior, pueden abrirse al misterio de la vida que últimamente se encuentra en Dios.
Educación adecuada
Por ello, resulta imprescindible una educación adecuada no solo en el aspecto intelectual y académico, sino principalmente en lo que se refiere a las disposiciones interiores, que son modeladas por las actitudes morales. Pues los ambientes y las culturas contaminados por ideologías falsas o por costumbres degradantes e inhumanas dificultan mucho la apertura al mundo del espíritu y al misterio de Dios: ciegan y ensordecen el alma, la entumecen para percibir los valores más elevados, la hacen paulatinamente insensible a las relaciones interpersonales auténticas y al conocimiento de la verdad del amor.
Se ha de vencer, además, la pereza del indiferente, que renuncia a pensar con profundidad, exponiéndose a la manipulación de las modas, dejándose llevar cómodamente por las corrientes dominantes. Es necesaria también la conversión y la purificación del corazón para superar la ceguera moral de las pasiones desordenadas que ofuscan la inteligencia, paralizan la voluntad libre e impiden el desarrollo de una sensibilidad espiritual adecuada.
Cultivo de las virtudes
En cambio, una persona cultivada en las virtudes morales adquiere una sensibilidad delicada, esmerada, para percibir los valores espirituales, éticos, estéticos y religiosos. Acontece algo análogo a quienes han alcanzado un cierto nivel de destrezas técnicas y académicas. Así ocurre, por ejemplo, con los buenos profesionales de las diversas áreas, como los deportistas, los artistas, o los intérpretes musicales, etc. Tras largo esfuerzo de aprendizaje -con buenos maestros, con perseverancia, animados por una intensa motivación- llegan a alcanzar la sensibilidad esmerada y la espontaneidad madura para percibir, entender, gustar y dominar con destreza y connaturalidad su ciencia, arte o técnica. En definitiva, la apertura al misterio de Dios, la percepción de su presencia sagrada, la comprensión de sus señales, de su mensaje, de su llamada, requiere un sujeto bien dispuesto y capacitado para acoger el lenguaje de Dios.
El medio rural revive tras la pandemia: el arte de repoblar
Los templos de la España rural tañeron sus campanas hace poco más de un año, junto a las manifestaciones por la despoblación y el abandono rural. En marzo, se oyó de nuevo el repique. Hoy, la pandemia se transforma en vida, y los pueblos reviven poco a poco.
Rafael Miner·22 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 6minutos
El objetivo era hacer visible el problema de la España vaciada, maltratada por la despoblación y el abandono. Y en plena Semana Santa, numerosos templos de localidades aragonesas, extremeñas y castellanas hicieron repicar sus campanas a finales de marzo para visibilizar la “España vaciada”, informó este portal.
Sin embargo, el ambiente ha cambiado en estas semanas en torno al 15 de mayo, fiesta de san Isidro, patrón del mundo rural y de los agricultores, y no sólo de Madrid. Los indicadores lo mostraron desde finales del año pasado, y ya se percibía en los primeros meses de este año.
Los pueblos han comenzado a crecer, poco a poco, en buena parte debido a la pandemia del Covid-19, al teletrabajo y a la necesidad de espacios ventilados y abiertos, señalan agentes del sector. Así, podría afirmarse que miles de los denominados “urbanitas”, personas de ciudad, han comenzado su particular éxodo a los pueblos, por ejemplo, en tierras madrileñas y castellanas, y también en otros lugares, por ejemplo en Álava.
Transformar el virus en vida
“Nuestros pueblos, más vivos que nunca tras la pandemia”. Así comenzaba la nota hecha pública hace unas fechas, en el Día del Mundo Rural 2021, por la diócesis de Vitoria, cuyo obispo es Mons. Juan Carlos Elizalde, presidente además de la subcomisión episcopal de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española (CEE). El delegado de Cáritas es Javier Querejazu, y la directora, Maite Sebal.
Los emisores de la nota han sido “las entidades que trabajamos en el medio rural alavés ACOA-AKE (Asociación de Concejos de Álava), Cáritas, Cristianos Rurales de Álava y UAGA (Unión Agroganadera de Alava)”, quienes subrayan que “a pesar de todo, esta crisis nos ha enseñado a valorar nuestra vida”. Y señalan cuatro aspectos:
“Sufriendo aún las consecuencias de la Covid-19”, “pensamos que aunque el virus ha tenido consecuencias graves, hemos aprendido de esta situación y queremos transformar el virus en vida”, porque:
“- Somos conscientes de la necesidad de valorar todo lo que tenemos a nivel personal y colectivo, saborear las ventajas de vivir en un entorno rural, de seguir poniendo en práctica las relaciones de vecindad.
– Debemos tomar la iniciativa y poner el foco en lo importante: crear redes, pasar de lo individual al poder del colectivo.
– Hemos demostrado nuestras capacidades y nuestra aportación a la sociedad. Como vecinos y vecinas, hemos acompañado en el duelo por todas las pérdidas de este año.
– Seguimos apostando por la vida rural, por la agricultura y la ganadería como forma de vida, porque la producción de alimentos es esencial para nuestra sociedad. Hemos afrontado los retos y seguimos mirando hacia adelante con optimismo”.
Creatividad en el ámbito rural
Este comunicado, y otros similares en los que han intervenido diversas diócesis, puede enmarcarse en el contexto del discurso del cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona y presidente de la CEE, en la inauguración de la Asamblea Plenaria de los obispos españoles en abril:
“En España existe un creciente y grave problema que se llama ‘desigualdad social’. Este es un reto que tenemos que abordar para asegurar la dignidad de todos y la necesaria justicia social que es siempre garantía de paz social”, afirmó el cardenal Omella.
Poco después, tras referirse a que “el Papa nos urge a promover una ecología integral al servicio del bien común y de las personas”, ahondó en la necesidad de “la creatividad” en este ámbito de la ecología integral y “de la promoción de una economía más humana”, que “podrían ayudar a hacer frente a la despoblación rural, al envejecimiento de la población, la dispersión y la emigración a la ciudad que afecta al medio rural”.
Luego, se ciñó al ámbito eclesial y al campo: “En España casi la mitad de las parroquias son rurales, lo cual demuestra la presencia histórica de la Iglesia en toda la geografía española y el rico patrimonio cultural que ha generado. Sin embargo, paradójicamente, actualmente es un reto importante mantener esas parroquias vivas y activas, y organizar la atención pastoral”.
Mayor demanda
En efecto, la creatividad a la que se refería el cardenal se muestra en iniciativas en estudio en diversas diócesis españolas, y también entre los emprendedores y el sector empresarial.
Hace unas semanas, dos reporteras de Comando Actualidad, de RTVE, hablaban de pueblos que reviven. Silvia Pérez y Silvia Sánchez se referían a la fórmula de las tres aes: angustia, agobio y aburrimiento pandémico, aumentado con ello el interés por vivir en el campo hasta en un 30 por ciento durante la crisis sanitaria”. Incluso apuntaban que además de ver crecer su población, habían experimentado el milagro de reabrir su escuela.
Por las mismas fechas, El Mundo informó que “el Covid dispara el éxodo a los pueblos: más de 70 municipios madrileños han aumentado su población en una media de cien habitantes a lo largo de 2020. Telemadrid, por su parte, emitía un reportaje hablando de que “vivir en los pueblos madrileños cotiza al alza”, y “el aumento de la demanda provoca una subida de precios del alquiler de hasta el 30 por ciento en algunos pueblos madrileños, un cambio en busca de más tranquilidad y calidad de vida después del larga confinamiento de la primavera de 2020”.
La cadena autonómica madrileña aportaba otros datos. “69 de los 78 municipios de la Comunidad de menos de 2.500 habitantes han visto incrementada su población en torno a un 10 ó 15 %. Pero no son los únicos. Muchos municipios con poblaciones hasta los 10.000 habitantes, incluso más, también están experimentado este crecimiento. Cercedilla, por ejemplo, ha pasado a tener 500 vecinos empadronados más en tres meses”.
Revitalización
Por otra parte, los movimientos rurales cristianos han expuesto estos días en la cadena Cope diversas ventajas e inconvenientes de vivir en el campo durante la pandemia.
“La huida de muchas familias al medio rural como refugio frente al virus del Covid, ha revitalizado muchos pueblos que estaban prácticamente deshabitados. Además, las restricciones han sido algo más flexibles, gracias a los grandes espacios al aire libre que posibilita el campo”, señala Aleluya.
Para celebrar el 15 de abril, el Movimiento Rural Cristiano y el Movimiento de Jóvenes Cristianos han difundido algunos videos, donde dan a conocer las ventajas y los problemas de convivir en los pequeños pueblos. Entre los aspectos positivos, los habitantes del medio rural destacan “una mejor calidad respecto a la vida de ciudad” y “restricciones más flexibles”; y entre las desventajas, los recortes en determinados servicios esenciales, como consultas médicas por teléfono, y la llegada de personas “que no tienen alma rural y no viven quizá los valores de la convivencia, la cercanía, valorar lo pequeño, la historia y las costumbres rurales, etc.
Importancia de la repoblación
La cuestión ahora puede ser: ¿es fácil este éxodo a los pueblos, arraigarse en el medio rural después de años en la ciudad? Omnes se ha puesto en contacto con Enrique Martínez Pomar, CEO de Proyecto Arraigo “un puente que une mundo urbano y mundo rural”, al que define como “un proyecto de innovación social privado, sostenible y escalable, pionera en servicios poblacionales para una repoblación rural sostenible”.
El territorio en el que trabaja con su asesoramiento Proyecto Arraigo son cuatro CCAA (Castilla y León, Aragón, C. Madrid y Andalucía), seis provincias y numerosos pueblos. Por ejemplo, están en la Sierra Norte de Madrid, la comarca de Cinco Villas en Zaragoza; tres poblaciones de Palencia (Dueñas, Paredes de Nava y Cervera de Pisuerga), que ahora ampliarán a los pueblos menores de 500 habitantes; el municipio de Belorado en Burgos; y 45 municipios de Soria, donde comenzó su proyecto.
“’El arte de repoblar’ precisa de la implicación de muchos agentes de dentro, y también de fuera del municipio”, explica Enrique Martínez Pomar, “El grado de implicación de los ayuntamientos, la calidad y compromiso de los profesionales técnicos o los recursos disponibles para el desarrollo del proyecto, son los factores que determinan, en gran medida, el ritmo en el proceso de repoblación”, añade.
Porque “nuestra misión consiste en acompañar y asesorar, por un lado, a personas y emprendedores que buscan ese cambio, y, por otro, a ayuntamientos y otras entidades rurales en su estrategia de desarrollo atrayendo a nuevos pobladores y apoyando el bienestar de su pueblo o comarca. El resultado de esta unión es la creación de nuevas oportunidades y el desarrollo sostenible de los pueblos”, señala el CEO de Proyecto Arraigo, una compañía que tiene ya en sus bases de datos interconectadas a “más de 4.000 registros de personas interesadas por un cambio de vida al mundo rural”.
Arraigar urbanitas en el mundo rural
Martínez Pomar subraya que “arraigar a una familia en el mundo rural es la punta del iceberg, hay mucho trabajo hasta conseguirlo”. “El arraigo de urbanitas en el mundo rural y dar vida a los pueblos”, así sintetiza el directivo su tarea en el medio rural, un mundo en el que opera también la Iglesia. El directivo de Proyecto Arraigo señala que el año pasado se produjo un encuentro en la sierra Norte de Madrid con el cardenal arzobispo Carlos Osoro, interesado en el problema de la despoblación y en el envejecimiento de pueblos de la sierra. Un encuentro en el que participó también el vicario de la zona I, Juan Carlos Vera, y Alejandro, sacerdote que atiende varios pueblos, como Montejo, Horcajuelo, Serrada y Paredes, entre otros.
Algunos sacerdotes que atienden parroquias rurales de numerosas diócesis han contado en alguna ocasión sus experiencias en Omnes. El pasado día 15, la agencia SIC difundió el artículo titulado El sacerdocio en el mundo rural, con el testimonio de Francisco Buitrago (Paco), sacerdote que tiene encomendados seis municipios de Alba de Tormes en la diócesis de Salamanca.
Francisco Buitrago valora mucho estar con la gente, “la presencia, aparte de llevarles la Eucaristía y la Palabra de Dios en la misa dominical, y entre semana también, que suelo hacerme presente por las tardes, cada día una vez a la semana en cada pueblo, donde celebramos la Eucaristía”. El sacerdote lamentaba que con la pandemia no podía estar más a menudo, “y se puede hacer menos, pero visito a los enfermos o a los más mayores”.
Sacerdotes santos: san Luis María Grignion de Montfort
El santo de Montfort-la Cane fundó en 1713 la Congregación de los Misioneros de la Compañía de María, y en 1715 la Congregación femenina de las Hijas de la Sabiduría divina, dedicada al servicio de los pobres y a la enseñanza.
Manuel Belda·22 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 3minutos
San Luis María nació en 1673 en Montfort-la Cane, una pequeña ciudad de la Bretaña francesa. Ya adulto, añadió el nombre de su ciudad natal como un segundo apellido suyo. Estudió la teología en el Seminario parisino de San Sulpicio y en la Universidad de la Sorbona. Fue ordenado sacerdote el 5 de junio de 1700. En 1706 peregrinó a Roma con el fin de obtener el permiso del Papa para trabajar en las misiones, sobre todo en Canadá. Clemente XI quedó impresionado de su celo apostólico y le dió el título de Misionero Apostólico para Francia, un mandato para la predicación de misiones parroquiales.
En 1713 fundó la Congregación de los Misioneros de la Compañía de María, y en 1715 la Congregación femenina de las Hijas de la Sabiduría divina, dedicada al servicio de los pobres y a la enseñanza.
San Luis María Grignion de Montfort falleció el 28 de abril de 1716. Fue beatificado por León XIII el 22 de enero de 1888, y canonizado por Pío XII el 20 de julio de 1947.
En su Encíclica Redemptoris Mater, nº 48, san Juan Pablo II hace una mención especial de este santo: «Me es grato recordar, entre tantos testigos y maestros de la espiritualidad mariana, la figura de san Luis María Grignion de Montfort, el cual proponía a los cristianos la consagración a Cristo por manos de María, como medio eficaz para vivir fielmente el compromiso del bautismo. Observo complacido cómo en nuestros días no faltan tampoco nuevas manifestaciones de esta espiritualidad y devoción».
Sus obras
San Luis María Grignion de Montfort escribió algunos tratados espirituales. El primero es El Amor de la Eterna Sabiduría, escrito para su uso personal. Pero sobre todo es conocido por sus obras marianas: El secreto de María, El secreto admirable del Santo Rosario, y el Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen.
Su doctrina espiritual
La doctrina espiritual montfortiana es profundamente cristocéntrica y mariana. Sus dos polos son: Cristo Sabiduría encarnada y el «secreto di Maria», es decir, la verdadera devoción a la Santísima Virgen como camino seguro y fácil para llegar a la plena identificación con Jesús. Aquí vamos a tratar únicamente del segundo polo.
En el Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen, después de una introducción sobre la presencia de María en el misericordioso designio salvífico de Dios, san Luis María analiza el papel que juega la Virgen en la historia de la salvación, esto es, en el misterio de Cristo y de la Iglesia, para pasar acto seguido a considerar el culto mariano, poniendo de relieve los fundamentos teológicos, las deformaciones y las distintas expresiones del mismo. En una tercera parte expone la «verdadera devoción a María», que él afirma ser un modo muy eficaz para llegar a la perfecta identificación con Jesús: «Esta devoción es camino fácil, corto, perfecto y seguro para llegar a la unión con Nuestro Señor, en la cual consiste la perfección cristiana» (nº 152).
San Luis María pone el énfasis en los valores teológicos y pastorales de la verdadera devoción a la Santísima Virgen, como un medio para vivir los compromisos derivados de la alianza con Dios que nos constituye como cristianos, y precisamente de la consagración fundamental del Bautismo, como se lee en el Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen: «La plenitud de nuestra perfección consiste en asemejarnos, vivir unidos y consagrados a Jesucristo. Por consiguiente, la más perfecta de todas las devociones es, sin duda alguna, la que nos asemeja, une y consagra más perfectamente a Jesucristo. Ahora bien, María es la creatura más semejante a Jesucristo. Por consiguiente, la devoción que mejor nos consagra y hace semejantes a Nuestro Señor es la devoción a su Santísima Madre. Y cuanto más te consagres a María, tanto más te unirás a Jesucristo. La perfecta consagración a Jesucristo es, por lo mismo, una perfecta y total consagración de sí mismo a la Santísima Virgen. Esta es la devoción que yo enseño, y que consiste —en otras palabras— en una perfecta renovación de los votos y promesas bautismales» (nº 120).
Hacial el final del Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen se halla un código de comportamiento mariano, es decir, el compromiso de vivir la consagración bautismal con María: «Todo se resume en obrar siempre por María, con María, en María y para María, a fin de obrar más perfectamente por Jesucristo, con Jesucristo, en Jesucristo y para Jesucristo» (nº 257).
La práctica de la servitud mariana como acto de total dedicación a Dio por medio de su Madre es la realización vital de la profunda comprensión teológica de san Luis María Grignion de Montfort del misterio de María y de su relación con el misterio de Dios: «Siempr que piensas en María, Ella piensa por tí en Dios. Siempre que alabas y honras a María, Ella alaba y honra a Dios. Y yo me atrevo a llamarla “la relación de Dios”, pues sólo existe en relación a Él; o “el eco de Dios”, ya que no dice ni repite sino “¡Dios!”. Si tú dices “¡María!”, Ella dice “¡Dios!”» (nº 225).
Gonzalo Herranz vivió en actitud amistosa y pasó haciendo el bien. Procuró argumentar seriamente sus posiciones desde el respeto, y así nos lo enseñó a sus discípulos.
José María Pardo Sáenz·21 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 2minutos
En un libro homenaje al profesor Gonzalo Herranz, el catedrático de Historia de la Medicina Diego Gracia, escribía: “Le he oído decir repetidamente que él desearía como epitafio éste: «defendió a los embriones» … Pero yo, sigue Gracia, le propondría otro epitafio: «vivió en actitud amistosa y pasó haciendo el bien»”. Pienso que estos dos epitafios son muy acertados, y resumen la vida del querido profesor Herranz.
Gran parte de su vida académica e investigadora la dedicó a defender y promover la vida de los seres humanos más indefensos, los concebidos no nacidos. Siempre los consideró seres humanos, de los nuestros, que merecen todo el respeto. Ni la edad cronológica, ni la enfermedad pueden infravalorar ni disminuir un ápice su dignidad humana. Como apuntó Edmund Pellegrino, eminente bioeticista norteamericano, ya fallecido, en una entrañable carta dirigida al profesor Herranz: “ha sido elocuente en la defensa de la vida humana en todas sus etapas”. Esta defensa sin tapujos le causó serios disgustos en conversaciones con colegas de profesión, como con el nobel Robert Edward, padre de la fecundación in vitro.
Pero como señala Gracia, Gonzalo Herranz vivió en actitud amistosa y pasó haciendo el bien. Su defensa férrea de la Verdad no se manifestó en imposiciones, descalificaciones, amenazas e insultos. Siempre procuró argumentar seriamente sus posiciones desde el respeto, y así nos lo enseñó a sus discípulos. Era una delicia acudir a una reunión con él, y apreciar cómo argumentaba con profundidad y dialogaba desde la escucha y la humildad.
En este sentido, recuerdo que a los teólogos nos exigía mucho. Nos reprochaba, con cariño pero con firmeza, que teníamos que desarrollar más el “músculo biológico”, que debíamos ser más cuidadosos y atentos en el tratamiento de los conceptos y datos científicos, pues algunos teólogos habían aceptado sin demasiada acribia las opiniones de científicos no muy bien encaminados.
Pero vuelvo al epitafio propuesto por Gracia. Herranz aprendió a vivir de su maestro: nuestro Señor Jesucristo, que pasó haciendo el bien. Como también señaló Pellegrino en su carta, “tengo que considerarlo como el ideal del verdadero médico, verdaderamente católico”. Gonzalo Herranz era profundamente católico. Por eso, llegó a escribir: “un católico con fe viva no se plantea como un problema radical la compatibilidad entre ciencia y fe: cree que Dios creó el mundo, lo llenó de infinita hermosura, de infinita complejidad, pero también de racionalidad. Y además cree que Dios se ha revelado en Cristo. Cree que no hay dos verdades, sino una, que viene de Dios”. Concluyo con unas palabras de su amigo entrañable Enrique Villanueva, que hago mías: “Gonzalo ha sido un regalo para muchos que hemos tenido la dicha y el honor de compartir el trabajo con él y bajo su dulce y sosegada autoridad. El podría hacer suyas las palabras de Amadeo Nervo: siempre que haya un hueco en tu corazón, llénalo de amor”.
El autorJosé María Pardo Sáenz
Facultad de Teología. Universidad de Navarra
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«La vida consagrada no puede caer en una falsa teología del mérito»
Antonio Bellella, misionero claretiano y director del Instituto Teológico de Vida Religiosa destaca en esta entrevista la necesidad de establecer un diálogo con Dios, los hermanos y la realidad para actualizar el carisma de cada Instituto sin desvirtuarlo.
El sábado 22 de mayo concluye la 50ª Semana de Vida consagrada organizada por el Instituto Teológico de Vida Religiosa bajo el lema “Consagrados para la vida del mundo: La Vida Consagrada en la sociedad actual”. Unas jornadas en la que más de 2000 miembros de diferentes institutos de vida consagrada de todo el mundo han reflexionado y compartido los retos que nuestra sociedad post cristiana plantea a los consagrados en la actualidad.
Con este motivo, Omnes ha entrevistado a Antonio Bellella, misionero claretiano y director del ITVR sobre estos días de encuentro que contaron, además, con un saludo especial del Papa Francisco. Un diálogo en el que el director del Instituto Teológico de Vida Religiosa ha recordado la necesidad de establecer un diálogo con Dios, los hermanos y la realidad para actualizar el carisma de cada Instituto sin desvirtuarlo.
La Semana de Vida Consagrada es un punto clave en el calendario de los religiosos en nuestro país desde hace medio siglo. Con las actuales circunstancias ha tenido que adaptar su modo de participación. ¿Cómo ha sido acogida esta semana entre los Institutos de Vida consagrada en nuestro país?
-Cuando hace unos meses estuvimos pensando en la posibilidad, o no, de celebrar la Semana de Vida Consagrada nos dimos cuenta de que la modalidad online era la única manera de poder celebrar nuestro 50 aniversario haciendo del congreso habitual un lugar de encuentro, una iniciativa formativa de calidad y un espacio en el que algunas inquietudes de los religiosos se volvieran a hacer presentes. Con temor, con incertidumbre, lanzamos la iniciativa, sabiendo que en el mes de mayo, el cansancio por la modalidad online iba a ser mayor.
Estamos muy contentos porque la respuesta de las comunidades religiosas ha mantenido el mismo nivel. Aunque numéricamente hay menos matrículas, en todo caso, tenemos mas gente, porque detrás de cada matrícula hay un número mayor de personas: comunidades que lo siguen juntos, enfermos que están la tarde aprovechando esta oportunidad para recibir esta formación o conexiones desde África Asia, América y muchos en otros países de Europa.
Esperamos poder mantener esta dinámica de formación en doble modalidad cuando podamos volver a tener reuniones presenciales. De hecho, estamos pensando en cursos que combinen la modalidad presencial y online, en una semana mixta para el año que viene. También estamos pensando, como Instituto, en la manera de ayudar a los religiosos a formarse para entrar en este mundo de las redes como un espacio de evangelización. Este es un espacio donde los hombres y mujeres de hoy viven y comunican sus inquietudes y, muchas veces, no descubren las mejores respuestas.
En el mensaje que les ha enviado el Papa les impulsa, entre otras cosas, a no tener miedo y especialmente a no perder su identidad, ¿es difícil mantener vivo los carismas fundacionales en una sociedad, en ocasiones, muy distinta a las épocas en las que nació?
El carisma fundacional es un don del Espíritu y todo don del Espíritu si es tal, está vivo. El viento, la fuerza del Espíritu lo dice Jesús en el capítulo 3 de San Juan, en su diálogo de Jesús con Nicodemo. Este Espíritu vivo se enfrenta a realidades vivas que son los fundadores, personas abiertas a la acción de Dios, que buscan a Dios, que intentan responder a su voluntad.
El carisma fundacional tiene que enfrentarse, siempre, a la actualización personal, social, histórica, a la actualización incluso eclesial, porque la Iglesia también esta sometida al movimiento del Espíritu, que se hace presente de diferentes modos, de acuerdo con los diferentes dones que todos recibimos. Lo importante es que nunca perdamos de vista que formamos parte del Cuerpo de Cristo
Los carismas fundacionales tienen que enfrentarse a la actualización personal, social, histórica e incluso eclesial
Antonio Bellella, cmf. Director del ITVR
¿Cómo evitar que esta realidad cambiante termine por arrollarnos, hasta el punto de perder o diluir el don fundacional? Se impone el discernimiento. Un discernimiento que muchos Institutos abordaron ya desde los primeros años, por ejemplo, de los Jesuitas o los Dominicos. Abrir un diálogo intenso que se sostiene sobre el discernimiento personal basado en la búsqueda profunda de la voluntad de Dios, precisamente, para que el don del Espíritu, a pesar de mis limitaciones y el paso de los tiempos, no pierda la fuerza con la cual que el Espíritu le ha otorgado la capacidad de crear algo nuevo continuamente.
En esta línea, ¿cómo se actualiza la vida de un Instituto sin «licuar», podemos decir, su carismas fundacional?
-Ningún instituto está dispuesto a “licuar” su carisma. Mucho menos desde que el Concilio Vaticano II en el decreto Perfectae Caritatis, insistió con fuerza en la vuelta a los orígenes. Esta vuelta no puede ser una vuelta arqueológica, en el sentido de hacer de los orígenes una especie de mito que se petrifica, porque una petrificación siempre es muerta. Es una vuelta histórica.
Antonio Bellella
¿Cómo se actualiza? Poniendo en diálogo este carisma y escuchando juntos al Espíritu, haciendo que el discernimiento no se separe de nuestras vidas y permitiendo que se genere un dialogo enriquecedor: primero con Dios; luego, con las personas que han recibido este carisma, no sólo los que comparten una misma profesión sino en todas las formas de vida en las que se hace presente y, tercero, generando una verdadera corriente de gracia entre lo que nos dice Dios, no sólo por medio de nuestro encuentro personal, de nuestra oración, de nuestra lectura de la Escritura y del Magisterio de la Iglesia, sino también lo que nos está diciendo Dios en la realidad en la que vivimos.
El Papa Francisco está impulsando, de manera muy clara, la presencia y la actualización del papel de los consagrados en la vida de la Iglesia y la sociedad y ha aludido a la esterilidad de algunos institutos de vida consagrada animando a reflexionar sobre las causas, ¿cómo acogen esta propuesta del Papa en un momento de sequía vocacional en toda la Iglesia?
-El Papa Francisco es religioso. Los que hemos recibido este don en la iglesia y los que vivimos esta vocación lo notamos, y creo que no sólo nosotros, sino todos. El Papa nos habla con mucha claridad a los religiosos. En ninguna de sus intervenciones ha ahorrado, cuando ha tenido que hacerlo, el ejercicio necesario de la corrección fraterna, que forma parte de la práctica de la caridad.
En lo relativo a la sequía vocacional creo que dice las cosas muy claras. En el transcurso de esta semana, yo decía que lo primero que ha hecho el Papa es enseñarnos a no caer en la trampa de los números, la batalla de las cifras. Esta especie de teología del mérito: “si me porto bien, todo me va bien, si me porto mal, voy a tener muchos desastres… la vida religiosa se ha portado mal por lo tanto Dios le retira su gracia»… es tan simple, que no responde a ninguna experiencia espiritual profunda, la misma vida de Jesús y las cartas paulinas contradicen esta teoría tan simple de mérito.
Nosotros acogemos la propuesta del Papa como una llamada a abrir los ojos, tenemos que pensar que, aunque nuestra realidad vocacional, nuestro mapa vocacional no esté tan bien “cartografiado” como hace unos años, sigue existiendo esa realidad vocacional. Lo que hemos de hacer es volver a cartografiarla para ver cómo, hoy, Dios esta haciéndose presente en la entrega de infinidad de personas que sienten que la vocación les afecta, que se sienten convocados a vivir los carismas, a lo mejor no de la misma forma mayoritaria en la que nosotros lo hemos hecho hace unos años, pero si con una intensidad distinta, particular y enriquecedora.
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