Vaticano

“Grecia invita a una vida hacia Dios y hacia el otro”, alienta el Papa

Mirando a la Acrópolis, y al mar, el Papa Francisco ha lanzado en Atenas un mensaje de un “humanismo renovado”, porque “Grecia invita a orientar el viaje de la vida hacia lo alto, hacia Dios”, y “hacia el otro”. Hoy se registra “un retroceso de la democracia”, afirma.

Rafael Miner·4 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 6 minutos

 “Algunos ejemplares de olivo mediterráneo atestiguan una vida tan larga que precede al nacimiento de Cristo. Milenarios y duraderos, han resistido el paso del tiempo y nos recuerdan la importancia de custodiar raíces fuertes, inervadas de memoria. Este país puede definirse como la memoria de Europa y estoy contento de visitarlo después de veinte años de la histórica visita del Papa Juan Pablo II y en el bicentenario de su independencia”, ha señalado el Papa Francisco en su discurso a las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático de Grecia, a las pocas horas de su llegada al país. 

“Vengo como peregrino a estos lugares que sobreabundan de espiritualidad, cultura y civilización, para percibir la misma felicidad que entusiasmó al gran Padre de la Iglesia [san Gregorio Nacianceno]”, ha añadido el Santo Padre. “Era la alegría de cultivar la sabiduría y de compartir su belleza. Una felicidad, por tanto, que no es individual ni está aislada, sino que, naciendo del asombro, tiende al infinito y se abre a la comunidad; una sabia felicidad, que desde estos lugares se ha difundido en todas partes. Sin Atenas y sin Grecia, Europa y el mundo no serían lo que son: serían menos sabios y menos felices”.

En este contexto, el Papa citó la “conocida la frase del general Colocotronis: ‘Dios ha puesto su firma sobre la libertad de Grecia’. Dios pone gustosamente su firma sobre la libertad humana, es su don más grande y lo que, a su vez, más valora de nosotros. Él, en efecto, nos ha creado libres y lo que más le agrada es que amemos libremente a Él y al prójimo. Las leyes contribuyen a hacerlo posible, pero también la educación en la responsabilidad y el crecimiento de una cultura del respeto”.

En presencia, entre otras personalidades, de la presidenta de la República Helénica,  Katerina Sakellaropoulou, y del primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, el Papa afirmó su deseo de “renovar mi agradecimiento por el reconocimiento público de la comunidad católica y aseguro su voluntad de promover el bien común de la sociedad griega, orientando en ese sentido la universalidad que la caracteriza, con el deseo de que en términos prácticos siempre se garanticen las condiciones necesarias para desempeñar bien su servicio”.

“Necesitamos la trascendencia”

A continuación, el Santo Padre Francisco prosiguió uno de los hilos argumentales de este primer discurso en tierra helena: la mirada hacia la trascendencia, y hacia los demás. “Desde aquí [Grecia], los horizontes de la humanidad se han dilatado. Yo también me siento invitado a elevar la mirada y a detenerla en la parte más alta de la ciudad: la Acrópolis. Visible desde lejos para los viajeros que han llegado hasta allí a través de los milenios, ofrecía una imprescindible referencia a la divinidad. Es la llamada a ampliar los horizontes hacia lo alto, desde el Monte Olimpo a la Acrópolis y al Monte Athos. Grecia invita al hombre de todos los tiempos a orientar el viaje de la vida hacia lo alto: hacia Dios, porque necesitamos de la trascendencia para ser verdaderamente humanos”, manifestó el Pontífice.

“Y mientras hoy en el Occidente, que ha nacido aquí, se tiende a ofuscar la necesidad del Cielo”, agregó, “atrapados por el frenesí de miles de carreras terrenas y por la avidez insaciable de un consumismo que despersonaliza, estos lugares nos invitan a dejarnos sorprender por el infinito, por la belleza del ser, por la alegría de la fe”.

“Por aquí han pasado los caminos del Evangelio que han unido el Oriente y el Occidente, los Santos Lugares y Europa, Jerusalén y Roma; esos Evangelios que, para llevar al mundo la buena noticia de Dios amante del hombre, se escribieron en griego, lengua inmortal usada por la Palabra —el Logos— para expresarse, lenguaje de la sabiduría humana convertido en voz de la Sabiduría divina”, añadió.

“Retroceso de la democracia”

Pero en esta ciudad, señaló Francisco, “la mirada, además de dirigirse hacia lo alto, se impulsa también hacia el otro. Nos lo recuerda el mar, al que Atenas se asoma y que orienta la vocación de esta tierra, situada en el corazón del Mediterráneo para ser puente entre las personas”. 

«Aquí nació la democracia”, recordó el Papa, con una apelación a la historia: “Aquí grandes historiadores se apasionaron narrando las historias de los pueblos cercanos y lejanos. Aquí, según la conocida afirmación de Sócrates, tuvo comienzo el sentirse ciudadanos no sólo de la propia patria, sino del mundo entero. Ciudadanos, aquí el hombre tomó conciencia de ser “un animal político” (Aristóteles, Política, I, 2) y, como parte de una comunidad, vio en los otros no sólo sujetos, sino ciudadanos con los que organizar juntos la polis. Aquí nació la democracia. La cuna, milenios después, se convirtió en una casa, una gran casa de pueblos democráticos: me refiero a la Unión Europea y al sueño de paz y fraternidad que representa para tantos pueblos”.

Y sin embargo, subrayó Francisco mirando al mundo, “no se puede dejar de constatar con preocupación cómo hoy, no sólo en el continente europeo, se registra un retroceso de la democracia. Ésta requiere la participación y la implicación de todos y por tanto exige esfuerzo y paciencia; la democracia es compleja, mientras el autoritarismo es expeditivo y las promesas fáciles propuestas por los populismos se muestran atrayentes. En diversas sociedades, preocupadas por la seguridad y anestesiadas por el consumismo, el cansancio y el malestar conducen a una suerte de “escepticismo democrático”.

“La buena política”

Sin embargo, recordó el Pontífice, “la participación de todos es una exigencia fundamental, no sólo para alcanzar objetivos comunes, sino porque responde a lo que somos: seres sociales, irrepetibles y al mismo tiempo interdependientes”. “Existe un escepticismo, en relación ala democracia”, que consideró “provocado por la distancia de las instituciones, por el temor a la pérdida de identidad y por la burocracia. El remedio a esto no está en la búsqueda obsesiva de popularidad, en la sed de visibilidad, en la proclamación de promesas imposibles o en la adhesión a abstractas colonizaciones ideológicas, sino que está en la buena política”.

“Atender a los más débiles”

“Porque la política es algo bueno y así debe ser en la práctica, en cuanto responsabilidad suprema del ciudadano, en cuanto arte del bien común”, añadió el Papa, pero puso una condición, un requisito clave: “Para que el bien sea realmente participado, hay que dirigir una atención particular, diría prioritaria, a las franjas más débiles. Esta es la dirección a seguir, que un padre fundador de Europa [A. De Gasperi] indicó como antídoto para las polarizaciones que animan la democracia, pero que amenazan con exasperarla: ‘Se habla mucho de quien está a la izquierda o a la derecha, pero lo decisivo es ir hacia adelante, e ir hacia adelante significa encaminarse hacia la justicia social’”.

«En este sentido, es necesario un cambio de ritmo, mientras cada día se difunden miedos, amplificados por la comunicación virtual, y se elaboran teorías para oponerse a los demás. Ayudémonos, en cambio, a pasar del partidismo a la participación; del mero compromiso por sostener la propia facción a implicarse activamente por la promoción de todos”, apeló el Santo Padre.

“Del partidismo a la participación”. Con estas palabras trazó el Papa el rumbo a seguir. “Es la motivación que nos debe impulsar en varios frentes: pienso en el clima, en la pandemia, en el mercado común y sobre todo en las pobrezas extendidas. Son desafíos que piden colaborar de manera concreta y activa, lo necesita la comunidad internacional, para abrir caminos de paz a través de un multilateralismo que no sea sofocado por excesivas pretensiones nacionalistas; lo necesita la política, para poner las exigencias comunes ante los intereses privados”. En este sentido, Francisco renovó su “aprecio por el difícil recorrido que ha llevado al ‘Acuerdo de Prespa’, firmado entre esta República y la de Macedonia del Norte”.

Aunque el Papa acudirá este domingo a Mitilene-Lesbos para encontrarse con los refugiados, como hizo hace cinco años, en este discurso realizó también una referencia al tema migratorio: “Quisiera exhortar nuevamente a una visión de conjunto, comunitaria, ante la cuestión migratoria, y animar a que se dirija la atención a los más necesitados para que, según las posibilidades de cada país, sean acogidos, protegidos, promovidos e integrados en el pleno respeto de sus derechos humanos y de su dignidad”. 

El juramento de Hipócrates, actual

Uno de los asuntos que abordó el Papa ante las autoridades helenas fue el derecho a la vida. Lo hizo en los siguientes términos: “Algunas palabras del juramento de Hipócrates parecen escritas para nuestro tiempo, tales como el esfuerzo por ‘regular el tenor de vida por el bien de los enfermos’, por ‘abstenerse de todo daño y ofensa’ a los demás, por salvaguardar la vida en todo momento, particularmente en el seno materno (Juramento de Hipócrates, texto antiguo). Siempre ha de privilegiarse el derecho al cuidado y a los tratamientos para todos, para que los más débiles, en particular los ancianos, nunca sean descartados. En efecto, la vida es un derecho; no lo es la muerte, que se acoge, no se suministra”.

En su conclusión, Francisco se refirió a Atenas como “cuna de la civilización”, desde la que “se elevó —y que siga elevándose siempre— un mensaje orientado hacia lo alto y hacia el otro; que a las seducciones del autoritarismo responda con la democracia; que a la indiferencia individualista oponga el cuidado del otro, del pobre y de la creación, pilares esenciales para un humanismo renovado, que es lo que necesitan nuestros tiempos y nuestra Europa. O Theós na evloghí tin Elládha! [¡Que Dios bendiga a Grecia!]”

Cultura

El icono de Máriapócs, del que lloraron el original y la copia

Es una de las imágenes mas veneradas en la región. El sencillo icono venerado en Hungría, del que habían brotado lágrimas, fue llevado a Viena. Una copa pintada para ocupar su lugar lloró también. En el siglo XX se ha extendido su fama debido a la oración de san Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei, ante el icono, el 4 de diciembre de 1.955.

Daniela Sziklai·4 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

En la catedral de San Esteban, de Viena, todos los días muchas personas rezan ante un icono pintado con trazos sencillos que representa a la Virgen María con el Niño Jesús. Se trata de la imagen milagrosa de la pequeña localidad de Máriapócs, en Hungría, que derramó lágrimas en 1.696. El icono fue entonces trasladado inmediatamente a la capital del Imperio de los Habsburgo; pero no terminaron ahí los extraordinarios acontecimientos en la pequeña población húngara donde se había producido la gracia.

Hungría, finales del siglo XVII. Gran parte del país acaba de ser liberada de la dominación turca, y amplias zonas estaban aún despobladas tras 150 años de guerras constantes. Ahora son dueños del país los Habsburgo austriacos, pero muchos de los nobles y gran parte del pueblo están descontentos porque el rey de Hungría ya no reside en el castillo real de Buda (una parte de la actual Budapest), sino en la lejana Viena.

Icono original que se venera en Viena

En la pequeña iglesia de madera, de rito greco-católico, del pueblo de Pócs -hoy situado en el noreste del país- había entonces un sencillo icono de Santa María pintado por el hermano de un sacerdote. Pertenece al tipo de la “Hodegetria” (“la que muestra el camino”) y muestra a María mientras señala con el dedo al niño Jesús que está en su brazo. Un día, el 4 de noviembre de 1.696, un campesino que estaba presente durante la Sagrada Liturgia notó que de los ojos del icono brotaban lágrimas. El fenómeno, que se prolongó de manera intermitente hasta el 8 de diciembre, fue investigado inmediatamente por las autoridades eclesiásticas y civiles. Hungría está muy fragmentada confesionalmente, pero esta circunstancia resulta providencial en relación con examen del milagro: no sólo los católicos, sino también numerosos cristianos luteranos y calvinistas atestiguan la autenticidad del acontecimiento.

También el emperador Leopoldo I y, sobre todo, su esposa Leonor Magdalena, tuvieron noticia del suceso. Pronto se toma la decisión: ¡la imagen milagrosa debe ser llevada al centro del imperio, a la sede imperial de Viena! El 1 de marzo de 1.697, el icono es desmontado en Pócs contra la voluntad de la población y trasladado a Viena, donde es venerado durante meses con numerosas misas solemnes y procesiones. Finalmente recibió un lugar definitivo en la catedral de San Esteban. La veneración de la imagen milagrosa en el Imperio creció aún más cuando, tan solo unos meses después, el 11 de septiembre de 1.697, el príncipe Eugenio de Saboya obtuvo la victoria sobre los otomanos en la batalla de Zenta (entonces en Hungría, y hoy en Serbia). La familia imperial y los predicadores de la época atribuyeron el triunfo a la intercesión de Nuestra Señora de Pötsch, como se conoce en el ámbito lingüístico alemán a la ciudad húngara.

Los habitantes del lugar se sienten inicialmente decepcionados porque les hayan quitado “su” icono milagroso. Transcurridos no menos de diez años, Pócs recibirá una copia de la imagen milagrosa. Pero he aquí que, mientras el original de Viena no había derramado ni una lágrima desde entonces, el siguiente milagro de lágrimas se produjo en Pócs ya el 1 de agosto de 1.715, esta vez en los ojos de la copia. El obispo correspondiente hizo estudiar de nuevo el suceso y al cabo de muy poco tiempo aprobó ya la veneración del segundo icono milagroso de Pócs, que esta vez pudo permanecer en el pueblo.

El pueblo tomó pronto el nombre de Nuestra Señora, y desde entonces se llama Máriapócs. A mediados del siglo XVIII se construyó una iglesia santuario barroca para acoger a la gran multitud de peregrinos, y se erigió un monasterio de la orden de los Basilianos, grecocatólicos, para la atención pastoral. El comportamiento milagroso del icono alcanza incluso a los tiempos modernos: a partir del 3 de diciembre de 1.905, la imagen comenzó a llorar por segunda vez; el milagro continuó hasta finales de mes y de nuevo fue confirmado como auténtico tras un estudio.

En 1.991, el Papa san Juan Pablo II visitó Máriapócs y celebró allí la liturgia según la tradición de la Iglesia oriental. En la actualidad, cada año acuden varios cientos de miles de fieles a este lugar de gracia del nordeste de Hungría, lo que hace de él uno de los más importantes de la región.

Aunque el icono original de la catedral de San Esteban no ha vuelto a llorar desde 1696, su historia posterior no es menos significativa. En los últimos días de la segunda guerra mundial, cuando se incendió la vieja cercha del techo de la catedral de San Esteban, de 400 años de antigüedad, y se derrumbó la bóveda de la iglesia, el icono permaneció ileso. En 1.948 se colocó en un altar propio en el lado derecho de la nave, bajo el magnífico “dosel de Öchsel”, de principios del siglo XVI.

Placa que recuerda la oración de San Josemaría ante el icono mariano

La imagen milagrosa adquirió más tarde fama internacional gracias a la visita de un santo: el 4 de diciembre de 1.955, san Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei, rezó ante la “Virgen de Pötsch”. Esta imagen de la Madre de Dios, procedente de un pueblo que entonces estaba detrás del “telón de acero” le conmovió de una manera peculiar. Era para él la puerta de entrada a la difusión de la fe en aquellas zonas que se encontraban bajo el dominio comunista. “Sancta Maria, Stella Orientis, filios tuos adiuva!” (¡Santa María, Estrella del Oriente, ayuda a tus hijos!), le implora. Esta jaculatoria se extiende por todo el mundo en las décadas siguientes. La petición de san Josemaría es atendida en 1.989-1.980, y cae el comunismo en la Europa del Este. El 9 de enero de 2.002, en el centenario del nacimiento de Escrivá, el cardenal Christoph Schönborn, arzobispo de Viena, dedicó una placa conmemorativa situada junto al altar. Hoy, Nuestra Señora de Máriapócs une a los cristianos de Oriente y de Occidente, de Europa central y del mundo entero.

El autorDaniela Sziklai

Vaticano

Francisco deja Chipre rezando con jóvenes migrantes

“El Señor Jesús viene a nuestro encuentro en el rostro del hermano marginado y descartado, en el rostro del migrante despreciado, rechazado y oprimido”, manifestó el Papa. La oración con los migrantes fue su último acto en Chipre. Hoy llega a Atenas.

Rafael Miner·4 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

Fue en la iglesia parroquial de la Santa Cruz, punto de referencia de la comunidad católica en Chipre. Ayer por la tarde, el Papa Francisco tuvo su esperado encuentro con los migrantes. Allí escuchó los testimonios de cuatro jóvenes que llegaron a Chipre buscando refugio, y ante ellos pronunció un nuevo y contundente discurso pidiendo condiciones dignas para quienes se han visto forzados a dejar sus tierras.

Después, elevaron juntos una oración ecuménica y rezaron el Padre Nuestro. Concluyó así Francisco sus actividades oficiales en la Isla de Chipre, y este sábado vuela hacia Atenas, la capital griega. Casi en simultáneo, el Pontífice reubicará a 50 inmigrantes de Chipre en el Vaticano, ha asegurado el Ministerio del Interior chipriota en un comunicado.

“El Ministerio del Interior desea expresar su más sincero agradecimiento por la importante iniciativa del Papa Francisco y la Santa Sede de reubicar a 50 inmigrantes de Chipre en el Vaticano”, puede leerse en la nota. La Administración de Chipre espera que la medida del Papa ayudará a aumentar la solidaridad a nivel europeo.

“Conciudadanos de los santos”

En su discurso, el Papa agradeció los testimonios de los migrantes “con un enorme ‘gracias” de corazón”. “Había recibido los testimonios con anticipación, hace aproximadamente un mes, y me habían emocionado mucho, y también hoy me han conmovido”, señaló.

“Pero no es sólo emoción, es mucho más, es la conmoción que viene de la belleza de la verdad, como la de Jesús cuando exclamó: ‘Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado todo esto a los pequeños y lo has ocultado a los sabios y a los astutos’ (Mt 11,25). También yo alabo al Padre celestial porque esto sucede hoy, aquí —como también en todo el mundo—, Dios revela su Reino a los pequeños: Reino de amor, de justicia y de paz”.

“Después de escucharlos a ustedes”, añadió Francisco, “comprendemos mejor toda la fuerza profética de la Palabra de Dios que, por medio del apóstol Pablo, dice: ‘Ustedes ya no son extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familia de Dios’”.

Fueron palabras escritas a los cristianos de Éfeso —no lejos de aquí—, afirmó el Santo Padre. “Muy distantes en el tiempo, pero tan cercanas, que son más actuales que nunca, como si hubieran sido escritas hoy para nosotros: ‘Ustedes no son forasteros, sino conciudadanos’. Esta es la profecía de la Iglesia, una comunidad que encarna —con todos los límites humanos— el sueño de Dios”.

Los protagonistas de los cuatro testimonios fueron citados por el Papa. Estos son sus nombres: “Mariamie, que vienes de la República Democrática del Congo, y te has definido ‘llena de sueños’; “Thamara, que vienes de Sri Lanka, y dices que ‘a menudo me preguntan quién soy’; “Maccolins, que vienes de Camerún, y dices que a lo largo de tu vida has sido ‘herido por el odio’; y “Rozh, que vienes de Irak, y dices que eres ‘una persona en camino’”.

“Dignidad de la persona humana”

El Papa aseguró asimismo en sus palabras que “el Señor Jesús viene a nuestro encuentro en el rostro del hermano marginado y descartado, en el rostro del migrante despreciado, rechazado y oprimido. Pero también —como has dicho tú—, en el rostro del migrante que está en camino hacia algo, hacia una esperanza, hacia una convivencia más humana. Y así Dios nos habla a través de sus sueños”.

“Que esta isla, marcada por una dolorosa división, pueda convertirse con la gracia de Dios en taller de fraternidad. Y podrá serlo con dos condiciones”, manifestó. “La primera es el reconocimiento efectivo de la dignidad de cada persona humana (Fratelli tutti, 8); éste es el fundamento ético, un fundamento universal que está también en el centro de la doctrina social cristiana”, señaló.

“La segunda condición es la apertura confiada a Dios, Padre de todos, y éste es el ‘fermento’ que estamos llamados a ser como creyentes. Con estas condiciones es posible que el sueño se traduzca en un viaje cotidiano, hecho de pasos concretos que van del conflicto a la comunión, del odio al amor”, agregó el Papa. “Un camino paciente que, día tras día, nos hace entrar en la tierra que Dios ha preparado para nosotros, la tierra donde, si te preguntan: ‘¿Quién eres?’, puedes responder a cara descubierta: ‘Soy tu hermano’”.

Mensaje a la VII Conferencia Diálogos MED

En paralelo al viaje, la Santa Sede ha difundido un mensaje del Papa Francisco a los participantes en la VII Conferencias Diálogos Med. El Santo Padre señala, según medios oficiales vaticanos, que el fenómeno migratorio en el Mediterráneo muestra que todo está conectado, y nos advierte que una solución estable requiere un enfoque capaz de tener en cuenta los múltiples aspectos vinculados a él.

La Conferencia Diálogos MED de Roma está promovida anualmente por el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional de Italia y el Instituto de Estudios de Política Internacional, y tiene el objetivo de repensar el enfoque tradicional del área mediterránea y buscar respuestas nuevas y compartidas a los importantes retos que plantea.

El Papa les ha señalado que el “mare nostrum” tiene una importancia geopolítica central, el Mediterráneo es la frontera, y por tanto, lugar de encuentro de tres continentes, que no sólo están bañados por él, sino que se tocan en él y por tanto están llamados a convivir.

El Pontífice alerta de que la política y la diplomacia deben hacer todo lo posible para evitar que el proceso de globalización degenere en la globalización de la indiferencia. Sobre todo, como lo demuestran la crisis climática y la pandemia, “pruebas de que no sólo los Estados, sino aún más los continentes, no pueden seguir ignorándose mutuamente”.

Cultura

Die Ikone von Máriapócs. Wo Original und Kopie weinten

Im Wiener Stephansdom beten jeden Tag zahlreiche Menschen vor einer mit schlichten Strichen gemalten Ikone, die die Jungfrau Maria mit dem Jesuskind darstellt. Es handelt sich um das Gnadenbild aus dem Dörfchen Máriapócs in Ungarn, das 1696 Tränen vergossen hatte. Die wundersame Ikone wurde damals umgehend in die Hauptstadt des Habsburgerreiches überführt – doch damit waren die außergewöhnlichen Ereignisse in dem kleinen ungarischen Gnadenort noch nicht zu Ende.

Daniela Sziklai·4 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Ungarn Ende des 17. Jahrhunderts. Das Land wurde soeben großteils von der Türkenherrschaft befreit, weite Teile sind durch die 150 Jahre andauernden ständigen Kriege noch entvölkert. Nun sind die österreichischen Habsburger Herren über das Land, doch viele aus Adel und Volk sind unzufrieden, dass der König von Ungarn nun nicht mehr in der Königsburg von Buda (einem Teil des heutigen Budapest), sondern im fernen Wien residiert.

In der kleinen griechisch-katholischen Holzkirche im Dorf Pócs – heute im Nordosten des Landes gelegen – steht damals eine einfache Marienikone, gemalt vom Bruder eines Pfarrers. Sie gehört dem Typ der „Hodegetria“ (Wegweiserin) an und zeigt Maria, wie sie mit dem Finger auf das Jesuskind auf ihrem Arm weist. Eines Tages, am 4. November 1696, merkt während der Heiligen Liturgie ein anwesender Bauer, dass aus den Augen der Ikone Tränen fließen. Das Phänomen, das mit Unterbrechungen bis zum 8. Dezember andauert, wird umgehend von kirchlichen und weltlichen Stellen untersucht. Ungarn ist konfessionell stark zersplittert, doch dieser Umstand erweist sich im Fall der Prüfung des Wunders als Glücksfall: Nicht nur Katholiken, sondern auch zahlreiche lutherische und calvinistische Christen bezeugen die Authentizität des Ereignisses.

Auch Kaiser Leopold I. und vor allem seine Gattin Eleonore Magdalena werden aufmerksam auf das Ereignis. Bald fällt die Entscheidung: Das wunderbare Bild muss in das Zentrum des Reiches, in die Residenzstadt Wien gebracht werden! Am 1. März 1697 wird die Ikone in Pócs abmontiert und gegen den Willen der Bevölkerung nach Wien überführt, wo es monatelang mit zahlreichen Festmessen und Prozessionen gefeiert wird. Ihren endgültigen Platz bekommt die Ikone im Stephansdom, der Kathedrale der Stadt. Noch verstärkt wird die Verehrung des Gnadenbildes im Reich, als bloß wenige Monate später, am 11. September 1697, Prinz Eugen von Savoyen bei der Schlacht von Zenta (damals Ungarn, heute Serbien) einen Sieg über die Osmanen feiert. Der Triumph wird vom Kaiserhaus und Predigern der damaligen Zeit der Fürsprache der Muttergottes von Pötsch – wie der ungarische Ort im deutschen Sprachraum genannt wird – zugeschrieben.

Die Bewohner des Dorfes sind zunächst enttäuscht, dass ihnen „ihre“ wundersame Ikone genommen worden ist. Erst nach zehn Jahren erhält Pócs eine Kopie des Gnadenbildes. Doch siehe da: Während das Original in Wien seitdem keine Träne mehr vergossen hat, ereignete sich in Pócs bereits am 1. August 1715 das nächste Tränenwunder, diesmal aus den Augen der Kopie. Der zuständige Bischof ließ das Ereignis erneut prüfen und genehmigte schon nach kurzer Zeit die Verehrung der zweiten wundersamen Ikone von Pócs, die diesmal im Ort bleiben durfte. Das Dorf nahm bald den Namen der Gottesmutter an und heißt seitdem Máriapócs. Mitte des 18. Jahrhunderts wurde eine barocke Wallfahrtskirche gebaut, um die große Menge der Pilger zu empfangen, und ein Kloster des Ordens der griechisch-katholischen Basilianer zur Seelsorge errichtet. Das wundersame Verhalten der Ikone reicht sogar bis in die moderne Zeit: Ab dem 3. Dezember 1905 begann das Bild ein weiteres Mal zu weinen – das Wunder dauerte bis Ende des Monats an und wurde erneut nach einer Prüfung als authentisch bestätigt. 1991 besuchte der heilige Papst Johannes Paul II. Máriapócs und feierte dort die Liturgie nach ostkirchlicher Tradition. Heute kommen jährlich mehrere Hunderttausend Gläubige in den nordostungarischen Gnadenort, der dadurch zu den bedeutendsten in der Region zählt.

Wenn die Original-Ikone im Stephansdom auch seit 1696 nicht mehr geweint hat, so ist ihre weitere Geschichte nicht weniger bedeutsam. In den letzten Tagen des Zweiten Weltkriegs, als der 400 Jahre alte hölzerne Dachstuhl des Stephansdoms Feuer fing und das Gewölbe der Kirche einstürzte, blieb sie unversehrt. 1948 wurde sie dann an einem eigenen Altar auf der rechten Seite des Langhauses angebracht, unter dem prunkvollen „Öchsel-Baldachin“ aus dem frühen 16. Jahrhundert.

Internationale Berühmtheit erhielt das Gnadenbild dann durch den Besuch eines Heiligen: Am 4. Dezember 1955 betete der heilige Josemaría Escrivá, der Gründer des Opus Dei, vor der „Madonna von Pötsch“. Das Muttergottesbild aus einer Ortschaft, das damals hinter dem Eisernen Vorhang lag, berührt ihn eigentümlich. Es ist für ihn das Tor zur Ausbreitung des Glaubens in jene Gebiete, die unter kommunistischer Herrschaft stehen. „Sancta Maria, Stella Orientis, filios tuos adiuva!“ (Heilige Maria, Stern des Ostens, hilf deinen Kindern!), fleht er zu ihr. Dieses Stoßgebet verbreitet sich in den darauffolgenden Jahrzehnten in der ganzen Welt. 1989/90 wird die Bitte des heiligen Josemaría erfüllt und der Kommunismus in Osteuropa fällt. Am 9. Januar 1902, zum 100. Geburtstag Escrivás, weiht der Wiener Erzbischof Kardinal Christoph Schönborn eine Gedenktafel neben dem Altar ein. Heute verbindet die Muttergottes von Máriapócs Christen aus Ost und West, aus Mitteleuropa und der ganzen Welt.

El autorDaniela Sziklai

Vaticano

“Se necesitan cristianos luminosos” con esperanza, pide el Papa en Nicosia

Aprender de la experiencia sinodal ortodoxa y la necesidad de ser “cristianos luminosos” curados por Jesús de las “cegueras del corazón”, son algunos de los mensajes principales del Papa Francisco desde Nicosia (Chipre).

Rafael Miner·3 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 5 minutos

El encuentro con el arzobispo ortodoxo de Chipre, Su Beatitud Crisóstomos II, y con el Santo Sínodo en la catedral ortodoxa; la Santa Misa en el GSP Stadium de Nicosia, y la oración ecuménica con los migrantes, han marcado la agenda del Papa Francisco en su estancia del viernes en la capital chipriota.

En la memoria de san Francisco Javier, el Papa alentó en la homilía de la Misa a la necesidad de ser “cristianos luminosos”, que “lleven la luz recibida de Cristo para iluminar la noche que a menudo nos rodea”. El punto de partida fue el Evangelio de san Mateo, que habla de la curación de los ciegos que van hacia Jesús, juntos le llevan sus sufrimientos y anuncian con alegría su curación. Lo hacen porque “perciben que, en la oscuridad de la historia, Él es la luz que ilumina el mundo».

“¡Hijo de David, ten piedad de nosotros!” Los dos ciegos del Evangelio ―dijo el Santo Padre―, “se fían” de Jesús y lo siguen en busca de luz para sus ojos. Y lo hacen porque “perciben que, en la oscuridad de la historia, Él es la luz que ilumina las noches del corazón y del mundo, que derrota las tinieblas y vence toda ceguera”. 

Cegueras del corazón: acudir a Jesús

“También nosotros, como los dos ciegos, tenemos cegueras en el corazón. También nosotros, como los dos ciegos, somos viajeros a menudo inmersos en la oscuridad de la vida. Lo primero que hay que hacer es acudir a Jesús, como Él mismo dijo: ‘Vengan a mí todos los cansados y abrumados por cargas, y yo los haré descansar’ (Mt 11,28). ¿Quién de nosotros no está de alguna manera cansado y abrumado?”, se preguntó el Santo Padre. “Pero nos resistimos a ir hacia Jesús; muchas veces preferimos quedarnos encerrados en nosotros mismos, estar solos con nuestras oscuridades, autocompadecernos, aceptando la mala compañía de la tristeza. Jesús es el médico, sólo Él, la luz verdadera que ilumina a todo hombre (cf. Jn 1,9), nos da luz, calor y amor en abundancia. Sólo Él libera el corazón del mal”.

El “primer paso” indicado por el Papa ha sido, por tanto, “ir hacia Jesús”: darle la posibilidad de curarnos el corazón.  Si cada uno piensa en sí mismo, no podrá curarse la ceguera, añadió. El “segundo paso” es llevar “juntos” a Jesús nuestras heridas.  “Frente a cada oscuridad personal y a los desafíos que se nos presentan en la Iglesia y en la sociedad”, señaló Francisco, somos llamados “a renovar la fraternidad”, puesto que, “si permanecemos divididos entre nosotros, si cada uno piensa sólo en sí mismo o en su grupo, si no nos juntamos, si no dialogamos, si no caminamos unidos, no podremos curar la ceguera plenamente”. 

Se trata del “signo elocuente de la vida cristiana, el rasgo distintivo del espíritu eclesial”, subrayó el Santo Padre, que es “pensar, hablar y actuar como un ‘nosotros’, saliendo del individualismo y de la pretensión de la autosuficiencia que enferman el corazón”.

“Enciendan luces de esperanza”

Aunque Jesús había recomendado a los ciegos, tras haberlos curado, que no dijeran nada a nadie, ellos, sin embargo, hicieron lo contrario. No fue para “desobedecer al Señor”, sino simplemente porque “no lograron contener el entusiasmo” del encuentro y de su curación.

De ahí que el último paso indicado por el Papa haya sido “anunciar el Evangelio con alegría”, signo distintivo del cristiano. “La alegría del Evangelio, que es incontenible, llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús (Evangelii gaudium, 1), libera del riesgo de una fe intimista, distante y quejumbrosa, e introduce en el dinamismo del testimonio”. Vivir con alegría el anuncio liberador del Evangelio, aseguró Francisco. “No se trata de proselitismo, sino de testimonio; no es moralismo que juzga, sino misericordia que abraza; no se trata de culto exterior, sino de amor vivido”.

misa nicosia

Este fue su llamamiento en el GSP Stadium de Nicosia: “Se necesitan cristianos iluminados, pero sobre todo luminosos, que toquen con ternura las cegueras de los hermanos, que con gestos y palabras de consuelo enciendan luces de esperanza en la oscuridad; cristianos que siembren brotes de Evangelio en los áridos campos de la cotidianidad, que lleven caricias a las soledades del sufrimiento y de la pobreza”.

Renovar la confianza en Jesús, que “escucha el grito de nuestras cegueras” y que “quiere tocar nuestros ojos y nuestro corazón”, “atraernos hacia la luz, hacernos renacer y reanimarnos interiormente” ha sido la recomendación final del Papa, que invocó, al final de su homilía: “¡Ven, Señor Jesús!”

“Perla de la historia y de la fe”

Antes de la Santa Misa en el GSP Stadium, a primera hora, el Papa Francisco acudió a saludar al arzobispo ortodoxo de Chipre, Su Beatitud Crisóstomos II, y al encuentro con el Santo Sínodo en la catedral ortodoxa. En su visita de cortesía, el Pontífice católico firmó en el Libro de Honor del Arzobispado Ortodoxo de Chipre, con el siguiente texto, que remarcó el camino del diálogo para avanzar juntos:

“Peregrino a Chipre, perla de la historia y de la fe, invoco de Dios la humildad y la valentía para caminar juntos hacia la plena unidad y dar al mundo, a ejemplo de los Apóstoles, un mensaje fraterno de consuelo y un testimonio vivo de esperanza.

Su Beatitud, gracias por hablar de la Madre Iglesia en medio del pueblo. Este es el camino que nos une como pastores. Avancemos juntos por este camino. Y muchas gracias por hablar del diálogo. Debemos avanzar siempre por el camino del diálogo, un camino laborioso, paciente y seguro, un camino de coraje. «Parresía y paciencia» (en griego)”.

“Origen apostólico común”

Posteriormente, en su discurso al Santo Sínodo de obispos ortodoxos, el Papa Francisco comenzó subrayando que “tenemos un origen apostólico común: Pablo atravesó Chipre y posteriormente llegó a Roma. Por tanto, descendemos del mismo ardor apostólico y nos une un único camino: el del Evangelio. Me agrada ver que seguimos caminando en la misma dirección, en busca de una fraternidad cada vez mayor y de la unidad plena”.

“En este retazo de la Tierra Santa que difunde la gracia de los Santos Lugares en el Mediterráneo, viene con naturalidad el recuerdo de tantas páginas y figuras bíblicas”. El Papa reflexionó de nuevo sobre ‘José, a quien los apóstoles llamaban Bernabé” (Hch 4,36): así es presentado en los Hechos de los Apóstoles”.

“El camino del encuentro personal”

“Bernabé, hijo del consuelo, nos exhorta a nosotros sus hermanos a emprender la misma misión de proclamar el Evangelio a los hombres, invitándonos a comprender que el anuncio no puede basarse en exhortaciones generales, en la repetición de preceptos y normas que observar, como se ha hecho con frecuencia”, indicó el Santo Padre.

“Hay que seguir el camino del encuentro personal, prestar atención a las preguntas de la gente, a sus necesidades existenciales. Para ser hijos del consuelo, antes de decir cualquier cosa, es necesario escuchar, dejarse interrogar, descubrir al otro, compartir: porque el Evangelio se transmite por la comunión”.

Dimensión sinodal, con los ortodoxos

“Esto es lo que, como católicos, deseamos vivir en los próximos años, redescubriendo la dimensión sinodal, constitutiva del ser de la Iglesia. Y en esto sentimos la necesidad de caminar más intensamente con ustedes, queridos hermanos, que por medio de la experiencia de su sinodalidad pueden sernos verdaderamente de gran ayuda”.

“Gracias por su colaboración fraterna, que también se manifiesta en la participación activa en la Comisión mixta internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa”, añadió.

Mañana, ya en la capital griega, el Pontífice visitará a Su Beatitud Ieronymos II, arzobispo de Atenas y de toda Grecia, en el Arzobispado Ortodoxo de Grecia, donde tendrá lugar un encuentro en el Salón del Trono del Arzobispado.

papa en chipre
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Hanna-Barbara Gerl-Falkovitz, premio Ratzinger 2021, invitada del próximo Foro Omnes

“Cuerpo, amor, placer. ¿Tiene sentido separar naturaleza y persona?”. Este es el título de la conferencia que, el próximo jueves, 16 de diciembre de 2021 a partir de las 13:00 h. impartirá la filósofa alemana Hanna-Barbara Gerl-Falkovitz en el Foro Omnes.

Maria José Atienza·3 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Galardonada, junto al Prof. Ludger Schwienhorst-Schönberger, con el Premio Ratzinger en la última edición, Hanna-Barbara Gerl-Falkovitz estudió Filosofía y Ciencias Alemanas y Políticas. Ha sido profesora en las universidades de Munich, Bayreuth, Tübingen y Eichstätt. Desde 2011 dirige el Instituto Europeo de Filosofía y Religión en la Universidad Filosófico-Teológica Benedicto XVI situada en el monasterio cisterciense Stift Heiligenkreuz cerca de Heiligenkreuz.

El estudio de la dilatada carrera de Hanna-Barbara Gerl-Falkovitz se ha centrado en la filosofía de la religión y la antropología cultural, con una especial atención a las figuras de Edith Stein y Romano Guardini. Gerl-Falkovitz combina estas dos grandes figuras con el método de la fenomenología, es decir, la observación y la descripción exactas.

En sus propias palabras, Gerl-Falkovitz ha mantenido su fe y se ha adentrado en ella cada vez más a través de la filosofía.  Sus estudios proporcionan, además, un contrapeso a la nivelación gnóstica de la polaridad hombre-mujer.

El encuentro “Cuerpo, amor, placer. ¿Tiene sentido separar naturaleza y persona?” se celebrará, de manera presencial y siguiendo las pautas sanitarias pertinentes, en el Aula de Grados de la Universidad San Dámaso de Madrid. El encuentro comenzará a las 13:00 h. del jueves 16 de diciembre de 2021 y estará moderado por David Torrijos Castrillejo, profesor de Filosofía en la Universidad Eclesiástica San Dámaso.

El encuentro podrá seguirse de manera online a través del canal YouTube de Omnes.

https://youtu.be/QfR4kKeZzLI
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Mundo

Críticas en Francia ante el informe Sauvé

Las críticas cuestionan "las debilidades metodológicas y los análisis a veces dudosos" del informe de la CIASE. El gesto de los académicos que han dimitido habría provocado el aplazamiento por parte del Vaticano de una reunión entre el Papa y los miembros de la comisión Sauvé inicialmente prevista para el 9 de diciembre.

José Luis Domingo·3 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Tras la conmoción provocada por las revelaciones de la CIASE (Comisión Independiente sobre los Abusos Sexuales en la Iglesia) del número exhorbitante de abusos sexuales (más de 300.000) sobre menores  en la Iglesia desde 1950, casi dos meses después, las críticas van surgiendo poco a poco. 

Todo comenzó a principios de la semana. Ocho eminentes miembros de la Academia Católica de Francia, creada en 2009 para garantizar una mejor visibilidad de la «producción intelectual vinculada (…) al catolicismo», enviaron una carta de unas quince páginas a Mons. Éric de Moulins-Beaufort, presidente de la CEF, y a Mons. Celestino Migliore, nuncio apostólico de Francia, representante directo del Papa. El documento está firmado por gran parte de la dirección de la Academia, como Hugues Portelli (presidente), Jean-Dominique Durand e Yvonne Flour (vicepresidentes) y Jean-Luc Chartier (secretario general).

En primer lugar, el documento denuncia una evaluación cuestionable del número de víctimas, ya que se habían realizado dos estudios que daban resultados muy diferentes : 27.000 víctimas como máximo por los investigadores de la EPHE -Escuela Práctica de Altos Estudios- extrapolando los datos de los archivos y de encuestas y , por otro lado, 330.000 por los investigadores del INSERM a partir de una encuesta en Internet a 24.000 personas, a la que 171 personas habían respondido que habían sido maltratadas, lo que se convirtió por una extrapolación muy cuestionable en 330.000 al extenderlo a la población adulta nacional. Esta cifra de 330.000 fue la única retenida y el estudio EPHE fue descartado sin explicación. A partir de esta enorme cifra, la  CIASE pudo plantear una explicación basada en el carácter «sistémico» de la plaga, inherente a la naturaleza y al funcionamiento de la «institución» de la Iglesia.

A partir de entonces, han sido formuladas las recomendaciones más radicales, cuestionando la naturaleza espiritual y sacramental de la Iglesia católica, atribuyéndole una imagen de corrupción intrínseca. Así, las «recomendaciones» pedían una «revisión» de la confesión, la absolución, la moral sexual católica, «la constitución jerárquica de la Iglesia», «la concentración de los poderes de orden y de gobierno en manos de una persona», y también de invocar la responsabilidad civil y social de la Iglesia en razón  del carácter «sistémico» de esta lacra (incluso cuando la consulta a los especialistas jurídicos sobre la cuestión les había disuadido), suprimir el secreto de confesión, etc.

Las disensiones han desgarrado la Academia Católica en los últimos días a raíz de estas críticas que cuestionan «las debilidades metodológicas y los análisis a veces dudosos» del informe de la CIASE. Aunque el documento no se presentaba como la postura oficial de la Academia sino la opinión personal de algunos de sus miembros, varios miembros de la Academia han dimitido de esta institución.  Entre ellos, el propio Mons. Eric de Moulins-Beaufort, presidente de la Conferencia episcopal de Francia, y la hermana Véronique Margron, presidenta de la Conferencia de Religiosos de Francia (Corref). Este nuevo documento descalifica la posición que ellos habían asumido públicamente con anterioridad, de aceptación sin reservas de las conclusiones de la CIASE.

Sin embargo, la iniciativa de los académicos que protestan es sólo la punta de un movimiento más amplio de crítica al informe Sauvé. Una ola que está llegando a los niveles más altos de la Iglesia. El gesto de los ocho académicos habría provocado, según algunos medios, el aplazamiento sine die por parte del Vaticano de una reunión entre el Papa y los miembros de la comisión Sauvé inicialmente prevista para el 9 de diciembre en razón de problemas de agenda del Papa, según ha sido evocado.

En medio de este clima confuso, la Iglesia de Francia ha recibido recientemente con consternación la puesta a disposición de su cargo en manos del Papa del arzobispo de París, Mons. Michel Aupetit, provocada por una filtración intencional a la prensa de una acusación de irregularidades en el gobierno y de haber mantenido relaciones íntimas con una mujer hace nueve años. Mons. Aupetit ha negado las acusaciones.

El Papa Francisco aceptó la renuncia del arzobispo Michel Aupetit de su cargo pastoral como cabeza de la Archidiócesis de París el jueves 2 de diciembre. A su vez, el Santo Padre ha nombrado a Mons. Georges Pontier, arzobispo emérito de Marsella, Administrador Apostólico de París.

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Recuperar el valor moral en la sociedad

Es importante la creación o fomento de élites intelectuales, grupos de personas con prestigio, reconocimiento e influencia dentro de su ámbito, que actúen como referentes en los órdenes de la vida social, para reconstruir el modelo cultural europeo.

3 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Resulta provocador hablar de liderazgo intelectual ahora que prima el pensamiento único y que aquel que pretende tener voz propia está mal visto porque supuestamente pone en peligro la cohesión social.

Es curioso que sean precisamente quienes se quejan de que la Iglesia uniforma pensamientos e impide la libertad, los que se empeñan en someter a los ciudadanos por cualquier medio a la uniformidad del pensamiento único, de ideologías cerradas y omnicomprensivas, totalitarias.  

En España la consigna por excelencia de la izquierda beata, que acepta dogmas sin fundamento ni análisis, es que la izquierda es moralmente superior a una derecha inmoral por naturaleza y egoísta, además de fascista, término escoba que sirve para todo.

Desde esa pretendida superioridad se pone en marcha un elaborado proyecto de ingeniería social: deconstrucción de la familia, abolición del mérito y el esfuerzo, manipulación del lenguaje, libre disposición de la vida (aborto y eutanasia), tergiversación de la historia, manipulación de la educación, autoasignación de género y varias cosas más. Esto, machacado continuamente en los medios populistas acaba por interiorizarse y conformar un modelo cultural (Goebbels dixit).

No hace mucho se acuñó el concepto de la “Trampa de Tucídides” para explicar que cuando la hegemonía de una potencia dominante (la izquierda) es disputada por una potencia emergente (la derecha), existe una gran probabilidad de que estalle una guerra entre ambas. Esa guerra ha estallado: la batalla de la cultura, una gran oportunidad, ya que uno afirma su ser cuando se topa frente a la voluntad del otro y tiene que depurar sus opiniones y fundamentarlas.

Para impulsar esa tarea es importante la creación o fomento de élites intelectuales, grupos de personas con prestigio, reconocimiento e influencia dentro de su ámbito, que actúen como referentes en los órdenes de la vida social, para reconstruir el modelo cultural europeo sustentado en el pensamiento griego, el derecho romano ampliado, en su caso, por la tradición judeo-cristiana, la revelación; la razón complementada por la fe.

Esa insumisión a la pretendida superioridad intelectual de la izquierda ya se está dando. No es casual que vayan surgiendo espontáneamente grupos de opinión, think-tanks o simples tertulias, empeñados en esa tarea. También se abre paso una tribu de articulistas, jóvenes en su mayoría, la mayoría en medios digitales, que van haciendo oír su voz y sus opiniones. Curiosamente todos son movimientos populares, espontáneos, surgidos de la sociedad, al margen de subvenciones y reconocimientos oficiales.

El mundo cofrade no puede ser un simple espectador en esta batalla cultural, aunque todavía hay hermandades en las que se margina a quien osa salirse del pensamiento común dictado por los autoerigidos jefes de la tribu. Sin embargo cuando el individuo asume como cierta la superioridad moral de la izquierda y considera que solo hay unas ideas moralmente aceptables, una única etiqueta de buen ciudadano, o buen cofrade, otorgada por los jerarcas, está renunciando a su autonomía moral, básica para el fundamento de toda sociedad libre y para no caer en la “kakistocracia”, el gobierno de los peores, en la sociedad y en la hermandad.

Aún hay hermandades que continúan refugiándose exclusivamente en lo tradicional como valor seguro; pero no es ese el camino. Las hermandades, que están llamadas a “santificar el mundo desde dentro” (LG. n. 31; CIC c. 298), no pueden rehuir la batalla de la de las ideas haciéndose supuestamente impermeables a los cambios culturales, argumentando que ellas están en otro ámbito, que lo suyo no es la política, refugiándose en la tradición y en un mal entendimiento de la piedad popular. Este planteamiento resulta fatal a medio plazo, porque las hermandades sólo pueden realizar su misión en una sociedad libre.

La ética del Gran Inquisidor (Dostoyevski) supone que los ciudadanos son incapaces de cargar con el peso de su propia moral y libertad y hay que suministrarles modelos uniformes, en forma de ideologías totalitarias. Asumir ese planteamiento y tratar de anular la libertad que Cristo nos ganó es fatal para la sociedad y para las hermandades. Urge librar la batalla cultural desde la “superioridad moral” y en ese empeño han de estar las hermandades, constituidas en élites intelectuales.

El autorIgnacio Valduérteles

Doctor en Administración de Empresas. Director del Instituto de Investigación Aplicada a la Pyme Hermano Mayor (2017-2020) de la Hermandad de la Soledad de San Lorenzo, en Sevilla. Ha publicado varios libros, monografías y artículos sobre las hermandades.

Vaticano

“Necesitamos una Iglesia fraterna y paciente”, afirma el Papa en Chipre

Lo primero que hizo el Papa en Chipre, al comienzo de su 35 viaje apostólico internacional al país chipriota y a Grecia, fue dar un abrazo a la comunidad católica, a la que elogió porque “acoge, integra y acompaña”, y mirar al “gran apóstol Bernabé”.

Rafael Miner·2 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 8 minutos

El Santo Padre ha definido el viaje apostólico a Chipre y Grecia como una “peregrinación a las fuentes”. Es el tercero este año (tras Irak y Budapest/Hungría y Eslovaquia), y sigue la estela de Benedicto XVI (2010) y san Juan Pablo II (2001) en estas tierras. Son cinco días, hasta el lunes 6, con nueve discursos, dos homilías y un Ángelus. Éstos son los números que marcan este viaje del Papa a dos países de amplia mayoría ortodoxa y con aguas al Mediterráneo, otro gran protagonista de este viaje.

En el vuelo hacia Nicosia, el Pontífice señaló a los periodistas: “Es un viaje bonito, pero tocaremos heridas”. No hacía falta realizar demasiadas conjeturas, porque el Santo Padre, antes de abandonar la casa Santa Marta, había saludado a algunos refugiados acompañados por el cardenal Konrad Krajewski. Eran inmigrantes, que ahora residen en Italia, provenientes de Siria, Congo, Somalia y Afganistán, y habían estado en Lesbos, donde el Papa viajará el domingo. Algunos se los trajo el mismo Francisco en 2016.

Tras el recibimiento oficial en el aeropuerto de Larnaca, antes incluso que la ceremonia de bienvenida en el Palacio Presidencial de Nicosia, el primer encuentro del Papa en Chipre ha sido con la comunidad católica: sacerdotes, religiosos, diáconos, catequistas, asociaciones y movimientos eclesiales, en la catedral maronita de Nuestra Señora de las Gracias.

Ortodoxos, hermanos en la fe

Sintetizaremos enseguida ese primer mensaje del Papa Francisco, relacionado con el apóstol Bernabé. Antes, conviene recordar que el Santo Padre, pocos días antes de salir, comunicó en un videomensaje “la alegría” de visitar “estas magníficas tierras, bendecidas por la historia, la cultura y el Evangelio”, tras las huellas de “grandes misioneros”, como “los apóstoles Pablo y Bernabé”.

“Peregrinación a las fuentes”, adelantó como clave Francisco. “La primera es la fraternidad, ‘tan preciosa’ en el contexto del viaje sinodal. “Hay una ’gracia sinodal’, una fraternidad apostólica que deseo tanto y con gran respeto: es la expectativa de visitar a los queridos beatos Chrysostomos y Ieronymos, Jefes de las Iglesias Ortodoxas locales. Como hermano en la fe, tendré la gracia de ser recibido por ustedes y de encontrarme con ustedes en el nombre del Señor de la Paz”.

En efecto, el Papa visita este viernes en Nicosia a Su Beatitud Chrysostomos II, arzobispo ortodoxo de Chipre, en el Palacio Arzobispal, y a continuación tendrá lugar un encuentro con el Santo Sínodo en la catedral ortodoxa de Nicosia, al que el Papa Francisco dirigirá un discurso.

Ya el sábado, en el país heleno, el Pontífice saludará también a Su Beatitud Ieronymos II, arzobispo de Atenas y de toda Grecia, en el Arzobispado Ortodoxo de Grecia, donde tendrá lugar un encuentro en el Salón del Trono del Arzobispado, y el Papa pronunciará otro discurso.

Las huellas del “gran apóstol Bernabé”

El “pequeño rebaño católico”, minoritario en Chipre y en Grecia, fue el primero en recibir un abrazo del Papa, tras el saludo del cardenal Béchara Boutros Raï, patriarca de Antioquía de los Maronitas, quien se refirió al eco de la presencia milenaria de los maronitas en la isla. “La migración desde el Líbano se produjo en el siglo VIII, mucho antes de la llegada de los cruzados (1192)”, recordó.

“Me siento contento de estar entre ustedes. Deseo expresar mi gratitud al cardenal Béchara Boutros Raï por las palabras que me ha dirigido y saludar con afecto al patriarca Pierbattista Pizzaballa”, comenzó el Papa en su discurso.

Gracias a todos ustedes por su ministerio y su servicio. […].  “Comparto mi alegría de visitar esta tierra, caminando como peregrino tras las huellas del gran apóstol Bernabé, hijo de este pueblo, discípulo enamorado de Jesús, intrépido anunciador del Evangelio”, añadió. Un apóstol que “pasando por las nacientes comunidades cristianas, veía cómo actuaba la gracia de Dios y se alegraba de ello, exhortando ‘a todos para que permanecieran unidos al Señor con firmeza de corazón’”.

“Vengo con el mismo deseo”, prosiguió el Santo Padre. “Ver la gracia de Dios obrando en su Iglesia y en su tierra, alegrándome con ustedes por las maravillas que el Señor obra y exhortándolos a perseverar siempre, sin cansarse, sin desanimarse nunca. Los miro y veo la riqueza de su diversidad”.

Francisco saludó a la Iglesia maronita, “que en el curso de los siglos ha llegado en varias ocasiones a la isla y que, a menudo atravesando muchas pruebas, ha perseverado en la fe”. Y “también a la Iglesia latina, presente aquí por milenios, que ha visto crecer en el tiempo, junto a sus hijos, el entusiasmo de la fe y que hoy, gracias a la presencia de tantos hermanos y hermanas migrantes, se presenta como un pueblo ‘multicolor’, un auténtico lugar de encuentro entre etnias y culturas diferentes”.

“Cultivar una mirada paciente”

A continuación, el Papa Francisco quiso “compartir algo con ustedes a propósito de san Bernabé, su hermano y patrono, inspirándome en dos palabras de su vida y de su misión”.

Entonces subrayó: “Necesitamos una Iglesia paciente. Una Iglesia que no se deja turbar y desconcertar por los cambios, sino que acoge serenamente la novedad y discierne las situaciones a la luz del Evangelio. En esta isla es precioso el trabajo que llevan adelante en la acogida de nuevos hermanos y hermanas que llegan desde otros lugares del mundo. Como Bernabé, también ustedes están llamados a cultivar una mirada paciente y atenta, a ser signos visibles y creíbles de la paciencia de Dios que nunca deja a nadie fuera de casa, privado de su tierno abrazo”.

“La Iglesia en Chipre tiene estos brazos abiertos: acoge, integra y acompaña. Es un mensaje importante también para la Iglesia en toda Europa, marcada por la crisis de fe”, manifestó el Santo Padre. “No sirve ser impulsivos y agresivos, nostálgicos o quejumbrosos, es mejor seguir adelante leyendo los signos de los tiempos y también los signos de la crisis. Es necesario volver a comenzar y anunciar el Evangelio con paciencia, sobre todo a las nuevas generaciones”.

Fraternidad de los santos Bernabé y Pablo

“En la historia de Bernabé hay un segundo aspecto importante que quisiera subrayar: su encuentro con Pablo de Tarso y la amistad fraterna entre ellos, que los conducirá a vivir juntos la misión”, señaló también el Papa, al evocar que Bernabé tomó consigo a san Pablo, tras su conversión, lo presentó a la comunidad, contó lo que le había sucedido y respondió por él”. Y dijo el Papa: “Es una actitud de amistad y de compartir la vida. ‘Tomar consigo’, ‘tomar sobre sí’ significa hacerse cargo de la historia del otro, darse tiempo para conocerlo sin etiquetarlo, cargarlo sobre los hombros cuando está cansado o herido, como hace el buen samaritano”.

“Esto se llama fraternidad, y es la segunda palabra. Bernabé y Pablo, como hermanos, viajaron juntos para anunciar el Evangelio, aun en medio de persecuciones”, y desacuerdos. “Pero Pablo y Bernabé no se separaron por motivos personales, sino que estaban discutiendo acerca de su ministerio, sobre cómo llevar adelante la misión, y tenían visiones diferentes”, señaló Francisco.

“Esta es la fraternidad en la Iglesia, se puede discutir sobre visiones, sensibilidades e ideas diferentes. Y decirse las cosas en la cara con sinceridad en ciertos casos ayuda, es ocasión de crecimiento y de cambio. […] Se discute, pero seguimos siendo hermanos”.

Y aquí llega la segunda invitación del Papa en su discurso a la comunidad católica:

“Queridos hermanos y hermanas, necesitamos una Iglesia fraterna que sea instrumento de fraternidad para el mundo. Aquí en Chipre existen muchas sensibilidades espirituales y eclesiales, varias historias de procedencia, ritos y tradiciones diferentes; pero no debemos sentir la diversidad como una amenaza contra la identidad, ni debemos recelar y preocuparnos de los respectivos espacios”.

Mensaje “a toda Europa”

“Con su fraternidad pueden recordar a todos, a toda Europa, que para construir un futuro digno del hombre es necesario trabajar juntos, superar las divisiones, derribar los muros y cultivar el sueño de la unidad”, manifestó el Papa.

“Necesitamos acogernos e integrarnos, caminar juntos, ser todos hermanos y hermanas. Les agradezco lo que son y lo que hacen, la alegría con la que anuncian el Evangelio, las fatigas y renuncias con las que lo sostienen y lo hacen avanzar. Este es el camino trazado por los santos apóstoles Pablo y Bernabé”.

La exhortación final del Santo Padre fue ésta: “Les deseo que sean siempre una Iglesia paciente, que discierne, acompaña e integra; y una Iglesia fraterna, que hace espacio al otro, que discute pero permanece unida. Los bendigo y, por favor, sigan rezando por mí. Efcharistó! [¡Gracias!]”

Hospitalidad con los migrantes, no hostilidad

La primera “fuente” de peregrinación del viaje citada por el Papa en el video fue la fraternidad. La segunda se refirió a constituir “la fuente antigua de Europa”: Chipre representa “una rama de Tierra Santa en el continente”, mientras “Grecia es el hogar de la cultura clásica”. Europa, por tanto, subraya Francisco, “no puede prescindir del Mediterráneo, un mar que ha visto la difusión del Evangelio” y el desarrollo de grandes civilizaciones”. Así lo expresa el Papa:

“El mare nostrum, que conecta tantas tierras, nos invita a navegar juntos, a no dividirnos yendo cada uno por su lado, especialmente en este periodo en el que la lucha contra la pandemia sigue exigiendo mucho compromiso y la crisis climática se cierne sobre nosotros. El mar, que acoge a muchos pueblos, con sus puertos abiertos nos recuerda que las fuentes de la convivencia están en la acogida”.

E inmediatamente llegó el intenso llamamiento del Papa a no olvidar a los migrantes y a los refugiados:

“Pienso en los que, en los últimos años y todavía hoy, huyen de las guerras y la pobreza, que desembarcan en las costas del continente y en otros lugares, y no encuentran hospitalidad, sino hostilidad e incluso son instrumentalizados. Son nuestros hermanos y hermanas. ¡Cuántos han perdido la vida en el mar! Hoy, el Mare Nostrum, el Mediterráneo, es un gran cementerio”.

Lesbos, desafío de humanidad

La tercera fuente del viaje papal, en esta línea, será la humanidad, y se visualizará en Mitilene – Lesbos, a donde el Papa se desplazará en la mañana del domingo 5 de diciembre para encontrarse con los refugiados. Así lo hizo hace cinco años en la misma isla, y de este modo lo recordaba el Papa:

“Peregrino en la fuente de la humanidad, iré de nuevo a Lesbos, con la convicción de que las fuentes de la vida en común sólo volverán a florecer en la fraternidad y la integración: juntos. No hay otro camino, y con esta ilusión voy hacia ustedes”.

Mediterráneo, “oportunidad de encuentro”

La visita del Papa a Chipre y Grecia ha sido objeto de análisis y comentarios por parte de autoridades del Vaticano, y de diversos expertos. Destacan, entre otros, los cardenales Pietro Parolin, Secretario de Estado de la Santa Sede, y Kurt Koch, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, o el analista Nikos Tzoitis.

“El Papa Francisco llevará a Chipre y Grecia la alegría del Evangelio y la luz de la esperanza, exhortando a Europa y a toda la humanidad a la unidad y a no abandonar a los necesitados”, ha manifestado el cardenal Pietro Parolin, en una entrevista con los medios de comunicación del Vaticano.

El Papa “se siente como un peregrino, un peregrino a los orígenes de la Iglesia. Recordemos que estos países estuvieron marcados por itinerarios apostólicos de gran importancia, los que se refieren a los apóstoles Bernabé y Pablo. Es una vuelta a estos orígenes, “redescubriendo – dice – la alegría del Evangelio”, que es un tema que ha atravesado todo el pontificado, empezando por el primer documento. El Papa, como siempre, confía su peregrinación a la oración y pide oraciones a todos”.

En cuanto al Mediterráneo, al que Francisco menciona en su mensaje, el cardenal Parolin resalta que “el Papa llevará la luz y la esperanza de Cristo, y la exhortación para que el Mediterráneo pase de ser un espacio que divide a ser una oportunidad de encuentro».

“Lo que debe ser el esfuerzo de todos los países, de todos los pueblos que viven alrededor de esta cuenca, es transformarlo de un espacio que divide en una oportunidad de encuentro. Por desgracia, hoy asistimos al fenómeno contrario: tantas tensiones a nivel geopolítico que tienen como centro el Mediterráneo y luego el fenómeno de la migración”, señala.

“Debemos navegar juntos”

“El Papa dice algo muy bonito que retoma un poco la idea que desarrolló durante la época de la pandemia”, añade el cardenal Secretario de Estado: “Concretamente cuando dice: ‘Estamos en un solo barco’… Y ahora afirma: ‘Debemos navegar juntos’. En mi opinión, esta invitación a navegar juntos significa: miren, nos enfrentamos a tantos problemas, tenemos emergencias, como las de la pandemia, de las que todavía no hemos salido del todo, como las del cambio climático –lo hemos oído en Glasgow estos últimos días– o tenemos fenómenos crónicos, como la guerra, la pobreza, el hambre… Así que, ante estos grandes fenómenos, estos grandes problemas y dificultades, debemos presentar un frente unido, debemos tener un enfoque común, compartido, multilateral. Esta es la única manera de resolver los problemas del mundo actual”, asegura.

Respecto a Chipre, que ha visto la división de las dos comunidades, grecochipriotra y turcochipriota, el cardenal Parolin manifiesta que “es una situación muy, muy delicada y preocupante. Creo que el Papa va a reiterar la posición, la esperanza, la exhortación de la Santa Sede: es decir, que el problema de Chipre puede resolverse mediante un diálogo sincero y leal entre las partes implicadas, teniendo siempre en cuenta el bien de toda la isla. Se trata, pues, de una confirmación de la línea de la Santa Sede, reiterándola in situ, con la esperanza de que tenga un efecto diferente al de proclamarla desde lejos”.

Enseñanzas del Papa

Caminar y madurar en la libertad cristiana. Carta a los Gálatas (II)

La catequesis del Papa sobre la Carta a los Gálatas ocupó quince miércoles, del 23 de junio al 10 de noviembre de este año 2021. Completamos ahora la presentación que hicimos de las primeras cinco audiencias en el número de septiembre de Omnes.

Ramiro Pellitero·2 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 8 minutos

San Pablo se opone a la “hipocresía” (Gal 2, 13). En la Sagrada Escritura hay ejemplos donde se combate la hipocresía, como el del anciano Eleazar. Y, sobre todo, las apelaciones de Jesús hacia algunos fariseos.

Amor a la verdad, sabiduría y fraternidad 

“El hipócrita” –señala Francisco– “es una persona que finge, adula y engaña porque vive con una máscara en el rostro y no tiene el valor de enfrentarse a la verdad. Por eso, no es capaz de amar de verdad –un hipócrita no sabe amar–, se limita a vivir del egoísmo y no tiene la fuerza de mostrar con transparencia su corazón” (Audiencia general 25-VIII-2021). 

Hoy tenemos también muchas situaciones en las que se puede dar la hipocresía, en el trabajo, en la política y también en la Iglesia: “Obrar en contra de la verdad significa poner en peligro la unidad de la Iglesia, por la que el mismo Señor rezó” (ibíd.). La hipocresía es uno de los peligros de aferrarse al formalismo de preferir la antigua Ley a la nueva Ley de Cristo. 

El apóstol Pablo desea avisar a los Gálatas de esos peligros en que pueden caer y llega a llamarles “insensatos” (cfr. Ga 3, 1), es decir, faltos de sentido. Son insensatos, explica el Papa, porque se aferran a “una religiosidad basada únicamente en la observancia escrupulosa de preceptos” (Audiencia general, 1-IX-2021), olvidando lo que nos justifica: la gratuidad de la redención de Jesús y que la santidad viene del Espíritu Santo.

Y así, observa Francisco, san Pablo nos invita también a reflexionar: ¿cómo vivimos la fe? ¿Es Cristo con su novedad el centro de nuestra vida o nos conformamos con los formalismos? Y nos exhorta el Papa: “Pidamos la sabiduría de darnos cuenta siempre de esta realidad y de expulsar a los fundamentalistas que nos proponen una vida de ascesis artificial, lejos de la resurrección de Cristo. La ascesis es necesaria, pero la ascesis sabia, no artificial” (ibíd.).

La sabiduría cristiana se enraíza en la novedad de la revelación cristiana. Por el bautismo, somos hechos hijos de Dios. Una vez que “ha llegado la fe” en Jesucristo (Ga 3, 25), se crea la condición radicalmente nueva que nos sumerge en la filiación divina. La filiación de la que habla Pablo ya no es aquella general que implica a todos los hombres y mujeres en cuanto hijos e hijas del único Creador. El apóstol afirma que la fe permite ser hijos de Dios “en Cristo” (v. 26). 

He ahí la “novedad”: “Quien acoge a Cristo en la fe, por el bautismo es revestido de Él y de la dignidad filial (cfr. v. 27)”. Y no se trata de un “revestirse” exterior. En la Carta a los Romanos, Pablo llegará a decir que, en el bautismo, morimos con Cristo y fuimos sepultados con Él para poder vivir con Él (cfr. 6, 3-14). “Cuantos lo reciben” –señala Francisco– “se transforman a fondo, en lo más íntimo, y poseen una vida nueva, la que permite dirigirse a Dios e invocarlo con el nombre de ‘Abbà’, es decir, papá (Audiencia general, 8-IX-2021).

Se trata, pues, de una identidad nueva, que supera las diferencias a nivel étnico-religioso. Por eso, entre los cristianos, ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, varón y mujer (cfr. Ga 3, 28), sino, en efecto, solo hermanos. Y esto era entonces algo revolucionario y sigue siéndolo. Los cristianos –propone Francisco– hemos de rechazar, primero entre nosotros, las diferencias y discriminaciones, que tantas veces hacemos de modo inconsciente, para hacer concreta y evidente la llamada a la unidad de todo el género humano (cfr. Lumen gentium, 1).

De esta manera vemos cómo el amor a la verdad que la fe cristiana propone se transforma en sabiduría promueve la fraternidad entre todas las personas. 

Fe con obras, libertad y apertura a todas las culturas

En la catequesis del 29 de septiembre el sucesor de Pedro explicó el significado de la justificación por la fe y la gracia, como consecuencia de la “iniciativa misericordiosa de Dios que otorga el perdón” (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1990). No somos nosotros los que nos salvamos por nuestros esfuerzos o méritos. Es Jesús quien nos “justifica”. Así es: nos hace justos o santos (pues para la Escritura la justicia y la santidad de Dios se identifican).

Pero de ahí no debemos concluir que para Pablo la Ley mosaica ya no tenga valor; de hecho, permanece como don irrevocable de Dios, es —escribe el Apóstol— santa (Rm 7, 12). También para nuestra vida espiritual –observa Francisco– es esencial cumplir los mandamientos, pero tampoco en esto podemos contar sólo con nuestras fuerzas: es fundamental la gracia de Dios que recibimos de Cristo: “De Él recibimos ese amor gratuito que nos permite, a la vez, amar de forma concreta” (Audiencia general, 29-IX-2021).

De este modo podemos comprender una afirmación del apóstol Santiago que podría parecer lo contrario de lo que dice san Pablo: “Ya veis como el hombre es justificado por las obras y no por la fe solamente […] Porque, así como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta” (St 2, 24.26). 

Esto quiere decir que la justificación, que la fe obra en nosotros, pide nuestra correspondencia con las obras. Por eso las enseñanzas de los dos apóstoles son complementarias. Desde ahí, nosotros hemos de imitar el estilo de Dios, que es de cercanía, compasión y ternura: “La fuerza de la gracia necesita combinarse con nuestras obras de misericordia, que estamos llamados a vivir para manifestar lo grande que es el amor de Dios” (ibíd.). 

La libertad cristiana es un don que brota de la Cruz: “Precisamente ahí donde Jesús se ha dejado clavar, se ha hecho esclavo, Dios ha puesto la fuente de la liberación del hombre. Esto no deja de sorprendernos: que el lugar donde somos despojados de toda libertad, es decir la muerte, pueda convertirse en fuente de la libertad” (Audiencia general, 6-X-2021). Con plena libertad, Jesús se ha entregado a la muerte (cfr. Jn 10, 17-18) para obtenernos la vida verdadera.

Por tanto,la libertad cristiana se funda en la verdad de la fe, queno es una teoría abstracta, sino la realidad de Cristo vivo, que ilumina el sentido de nuestra vida personal. Mucha gente que no ha estudiado, ni siquiera sabe leer y escribir, pero ha entendido bien el mensaje de Cristo, tiene esa sabiduría que les hace libres.

Este camino cristiano de la verdad y de la libertad, señala Francisco, es un camino esforzado y fatigoso, pero no imposible, porque en él nos sostiene el amor que viene de la cruz, y ese amor nos revela la verdad, nos da la libertad y, con ella, la felicidad.

El miércoles siguiente Francisco mostraba cómo la fe cristiana, que san Pablo predica con el corazón inflamado por el amor de Cristo, no lleva a renunciar a las culturas o las tradiciones de los pueblos; sino a reconocer las semillas de verdad y de bien que en ellas se contienen, las abre al universalismo de la fe y las lleva a plenitud. 

Esto es lo que se llama inculturación del Evangelio: “Ser capaces de anunciar la Buena Noticia de Cristo Salvador respetando lo que de bueno y verdadero existe en las culturas”, aunque no sea fácil, por la tentación de imponer el propio modelo cultural (Audiencia general, 13-X-2021). Y su fundamento es la Encarnación del Hijo de Dios, que se ha unido en cierto modo con todo hombre (cf. Gaudium et spes, n. 22).

Por eso, deducía Francisco,el nombre Iglesia católica no es una denominación sociológica para distinguirnos de otros cristianos.“Católico es un adjetivo que significa universal: la catolicidad, la universalidad. Iglesia universal, es decir católica, quiere decir que la Iglesia tiene en sí, en su naturaleza misma, la apertura a todos los pueblos y culturas de todo tiempo, porque Cristo ha nacido, muerto y resucitado por todos” (Audiencia general, ibíd.).

¿Qué significa esto en nuestro momento actual de cultura tecnológica? Que la libertad que nos otorga la fe –proponía– nos pide estar en constante camino, para “inculturar” el Evangelio también en nuestra cultura digital. 

Y así vemos cómo la fe cristiana, que vive en las obras, se abre a las culturas con el mensaje del Evangelio, fomenta el diálogo entre ellas y saca lo mejor de cada una. 

Servir y madurar bajo la guía del Espíritu Santo

Por el bautismo –insistió después el Papa– “hemos pasado de la esclavitud del miedo y del pecado a la libertad de los hijos de Dios” (Audiencia general, 20-X-2021). Pero según san Pablo, esta libertad no es en absoluto “un pretexto para la carne” (Gal 5,13): una vida libertina, que sigue el instinto y los impulsos egoístas. Al contrario, la libertad de Jesús nos conduce a estar –escribe el Apóstol– al servicio los unos de los otros por amor.

En efecto, cabe notar que la libertad cristiana expresa el horizonte y la meta, el camino y el sentido mismo de la libertad humana: el servicio por amor; porque solo poseemos la vida si la perdemos (cfr. Mc, 8, 35). “Esto” –apunta Francisco– “es Evangelio puro”. Este es “el test de la libertad”.

Y es que, explica el Papa,no hay libertad sin amor. Advierte de qué tipo de amor se trata: “No con el amor intimista, con el amor de telenovela, no con la pasión que busca simplemente lo que nos va bien y nos gusta, sino con el amor que vemos en Cristo, la caridad: ese es el amor verdaderamente libre y liberador” (cfr. Jn 13, 15). Una libertad egoísta, sin fin ni referencias –añade– sería una libertad vacía. En cambio, la libertad verdadera, plena y concreta, siempre nos libera (cfr. 1 Co 10, 23-24).

La libertad tiene sentido cuando elegimos el verdadero bien para nosotros y para los demás. “Solo esta libertad es plena, concreta y nos mete en la vida real de cada día. La verdadera libertad siempre nos libera” (cfr. 1 Co 10, 23-24). Es la libertad que conduce hacia los pobres, reconociendo en sus rostros el de Cristo (cfr. Ga 2, 10). No es, como a veces se dice, la libertad que “acaba donde comienza la tuya”, sino al contrario: la libertad que nos abre a los demás y a sus intereses, que crece cuando crece la libertad de los demás. 

Pues bien, propone Francisco: “Sobre todo en este momento histórico, necesitamos redescubrir la dimensión comunitaria, no individualista, de la libertad: la pandemia nos ha enseñado que nos necesitamos los unos a los otros, pero no basta saberlo, hay que elegirlo cada día concretamente, decidir por esa senda”.

Así es. La libertad cristiana no es un don recibido de una vez por todas, sino que requiere nuestra colaboración para desplegarse de un modo dinámico. La libertad nace del amor de Dios y crece en la caridad. 

Al contrario de lo que enseña san Pablo –señalaba el Papa la semana siguiente–, hoy “muchos buscan la certeza religiosa antes que al Dios vivo y verdadero, centrándose en rituales y preceptos en lugar de abrazar al Dios del amor con todo su ser”. Es la tentación de los nuevos fundamentalistas, que “buscan la seguridad de Dios y no al Dios de la seguridad” (Audiencia general, 27-X-2021).

Pero solamente el Espíritu Santo, que brota para nosotros de la cruz de Cristo, puede cambiar nuestro corazón y guiarlo, con la fuerza del amor, en el combate espiritual (cfr. Ga 5, 19-21). El apóstol opone las “obras de la carne” (cfr. Ga 5, 19-21), consecuencia de un comportamiento cerrado en los instintos mundanos, a los “frutos del Espíritu” (cfr. Ga 5, 22), que comienzan por el amor, la paz y la alegría. 

La libertad cristiana, como indica san Pablo a los Gálatas, pide caminar según el Espíritu Santo (cfr. 5, 16.25). Esto –explicaba el Papa en la penúltima de sus catequesis–, significa dejarse guiar por Él,creer que Dios “es siempre más fuerte que nuestras resistencias y más grande que nuestros pecados” (Audiencia general, 3-XI-2021).

El apóstol usa el plural nosotros para proponer: “caminemos según el Espíritu”(v. 25). “Qué bonito es” –señala Francisco a continuación- “cuando nos encontramos con pastores que caminan con su pueblo y no se separan de él” (ibíd.), que lo acompañan con mansedumbre y solidaridad. 

Concluye el Papa sus catequesis con una exhortación a no dejarnos vencer por el cansancio, fomentando una actitud de entusiasmo realista, sabedores de nuestras limitaciones. 

Para los momentos de dificultad, dos consejos. Primero, en expresión de san Agustín, “despertar a Cristo” que a veces parece dormir en nosotros como en la barca (cfr. Discursos 163, B 6): “Debemos despertar a Cristo en nuestro corazón y solo entonces podremos contemplar las cosas con su mirada, porque Él ve más allá de la tormenta. A través de su mirada serena podemos ver un panorama que, solos, ni siquiera logramos imaginar” (Audiencia general 10-XI-2021).

Segundo, no cansarnos de invocar al Espíritu Santo con la oración “Ven, Espíritu Santo”, como hicieron María y los discípulos. 

Así, el servicio por amor hacer plena la libertad bajo la guía del Espíritu Santo. Y esa libertad se acompaña de alegría y madurez.

Cultura

Antonio López: “Con el Crucificado, Velázquez observó un cuerpo e hizo un Dios”

El conocido pintor español compartió recuerdos, opiniones y vivencias en una cena coloquio organizada por Omnes y que reunió a un nutrido grupo de personas en el centro de Madrid.

María José Atienza / Rafael Miner·1 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 5 minutos

Antonio López, maestro del realismo español, es uno de los pintores y escultores más reconocidos del panorama artístico español. Natural de Tomelloso, donde nació en 1936. Junto a amigos, colaboradores y cercanos a Omnes, compartió una cena y un animado coloquio el pasado viernes en Madrid.

El encuentro comenzó con la introducción y bienvenida por parte de Jorge Latorre, profesor de Historia del Arte en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid quien, durante el encuentro, combinó, de manera natural, los recuerdos del pintor y las numerosas preguntas de los asistentes.

«Mi tío me cambió la vida»

Uno de los nombres que más importancia ha tenido en la vida de Antonio López, como él mismo explicó, fue su tío, el pintor Antonio López Torres, al que definió como “un pintor verdaderamente extraordinario”. Sería López Torres el que cambiara el rumbo de la vida del chico de Tomelloso cuando “a los 13 años, él convenció a mi padre y me vine a Madrid para preparar el ingreso en Bellas Artes. Entonces yo estaba preparándome para trabajar en una oficina…Eso me cambió la vida. Ya después, pues es como quien es sobrino de Mozart, era la fuerza, la presencia y el ejemplo lo que te sostiene”.

antonio lopez
Antonio López con Jorge Latorre

«He llegado a mi sitio»

La llegada a Madrid supuso un cambio radical para la vida del pintor que, a los 14 años,  llegó a una gran ciudad “llena de coches, con muchos curas” y en la que comenzó a pintar para preparar el ingreso a Bellas Artes. En Madrid “conocí a personas que, como yo, querían ser pintores o escultores, y me encontré con mi familia. Pensé ‘he llegado a mi sitio’.

La época de Madrid y el estudio en Bellas Artes fue, en palabras de López “la época más maravillosa de mi vida». En Madrid conoció a Mari, su mujer y quedó fascinado por el arte clásico que pintaba y copiaba gracias a las reproducciones que, por aquel entonces, podían verse en el Casón del Buen Retiro.

Con cierta ironía, el pintor recordó que “aunque yo sabía muy poco de arte tenía mucho instinto para saber quién de mis compañeros sabía más. De los profesores no nos fiábamos mucho. Hubiéramos necesitado que nos hablaran del arte moderno. Cuando empecé a saber más, me di cuenta que el arte era un misterio y, ¿como entras ahí?, ¿quién te da la llave? Los profesores, entonces no estaban dispuestos a eso, se habían quedado arrollados por los tiempos. Faltaban Picasso, Paul Klee, Chagall… Con eso soñábamos.

Me di cuenta que el arte era un misterio y, ¿como entras ahí?, ¿quién te da la llave?

Antonio López. Pintor

“A mí por ejemplo, no me costó nada entender el arte moderno y, sin embargo, me costó muchísimo entender a Velázquez, o el gran arte español del barroco. Cuando entendí el arte moderno entendí el arte del Museo del Prado, no al revés. Por eso, pienso que en las escuelas de Bellas Artes hay que enseñar primero aquello que se hace en el momento en el que vives”.

antonio lopez
Vista general del encuentro

Ante el don recibido, dar las gracias

Las variadas preguntas de los asistentes fueron ocasión para que el pintor desgranara recuerdos, reflexiones y opiniones sobre las corrientes pictóricas, el papel del artista, la importancia del espectador o sus vivencias de fe a través del arte.

A tenor de una pregunta sobre el expresionismo o la imagen del “artista atormentado”, Antonio López afirmó que “el tópico de que los artistas son gente triste es horroroso, hay que decir que no. Creo que otras personas viven peor que nosotros, porque los artistas estamos motivados por un trabajo que nos gusta. Si puedes vivir de él, claro. Yo veo las noticias y me asusto. A mí me parece peor la vida que el arte. El arte me parece una hermosura para la vida”. En este sentido subrayó que “yo he vivido el arte como una liberación. El que se inicia con voluntad de aprender se encuentra con lo mejor de la vida. Pienso que es una tortura en el caso del pintor, músico, cineasta…, que no encuentra un publico, pero a veces lo que veo, en la facultad o en los talleres es gente que está allí equivocada y no tendría que estar allí”.

Antonio López quiso recordar además que hay que tener fortaleza para dedicarse al terreno artístico porque “en el arte todo el mundo duda, pero ahora, los pintores, por ejemplo, tienen la libertad de hacer lo que les gusta. Hasta Goya, los pintores hacían encargos, vivían pendientes de los encargos. Ahora no. Antes el artista era un servidor de la sociedad, ahora también, pero el primer paso lo da él”.

Si se trata de transmitir lo religioso lo que hace falta es sentirlo. Si lo sientes, lo trasmites.

Antonio López. Pintor

«Soy un hombre de fe«

“Yo soy un hombre de fe” repitió en varias ocasiones Antonio López. En este sentido, habló de sus visitas al Prado y la contemplación de ese “arte grande religioso” que le costó entender. Preguntado por una pintura que reflejara su fe, Antonio López afirmó rotundo: “El Cristo crucificado de Velázquez”. Esta obra, resaltó, “refleja maravillosamente el arte religioso. Creo que no hay otra figura de Cristo crucificado de ese nivel. Tan inmenso, tan real y tan sobrenatural. Velázquez observó un cuerpo y no sé lo que hizo, pero hizo un Dios. Es un milagro”.

El pintor quiso apuntar, en este ámbito, que el arte religioso ha de llevar a rezar, por eso admira “el arte popular, las tallas de las vírgenes: el Rocío, la Macarena… Esas vírgenes de vestir que el pueblo adorna y les ponen joyas, todo eso me parece subyugante porque no se distrae en hacer arte. Va directamente a lo religioso y acierta. Si se trata de transmitir lo religioso lo que hace falta es sentirlo. Si lo sientes, lo trasmites. Velázquez lo consigue en ese Cristo de una forma impresionante”.

La emoción ha creado el arte

¿Quién crea el arte? Decía el historiador del arte Ernst Gombrich que no existe el arte sino los artistas. Algo similar defiende Antonio López al destacar que la creadora del arte es la emoción: “cuando estoy en la Puerta del Sol pintando se espera de mí, y yo espero, que haya algo más que una reproducción de la Puerta del Sol, porque para eso tenemos una foto”. Ese más, apuntó López, es “captar la emoción, lo importante es la emoción. La emoción es la que justifica el arte. Una vez que está la emoción, no importa el lenguaje”. “La emoción es lo que ha creado el arte. Yo creo que los pintores de Altamira hicieron esas pinturas porque algo de la naturaleza les llamaba la atención… y no es la emoción del que pinta sino la emoción del que mira”.

Cuando estoy en la Puerta del Sol pintando se espera de mí, y yo espero, que haya algo más que una reproducción de la Puerta del Sol

Antonio López. Pintor

“El arte ha surgido de una necesidad del hombre, como la religión, yo creo que van juntos. Mi punto de partida es la precisión. Mido las cosas para que la proporción sea exacta… al inicio hago las cosas como un artesano y, entonces, llega un momento en el que es el cuadro el que habla, que le hace que tener algo que no tiene la fotografía, algo que me pertenece a mí. Si no tiene eso, será un alarde de habilidad pero no es un arte que transmite emociones, como el arte grande desde Bach al flamenco”.

antonio lopez
Antonio López

La cena que continuó a lo largo de la noche, culminó con la presentación del proyecto multiplataforma de Omnes a las personas allí presentes y unas palabras de Jorge Beltrán, miembro del patronato, así como un pequeño sorteo.

Como es sabido, el lanzamiento de omnesmag.com, portal de información y análisis sobre la Iglesia, tuvo lugar a primeros de año por parte del Centro Académico Romano Fundación (CARF). Además, la revista Omnes prosigue su andadura con carácter mensual, junto a diversos foros y encuentros temáticos con personalidades de diversas disciplinas, y la edición de newsletters periódicas, como La Brújula.

El autorMaría José Atienza / Rafael Miner

España

Edades del Hombre, Hakuna y Laura Daniele, Premios Bravo 2021

Estos reconocimientos, otorgados por la Comisión Episcopal para las Comunicaciones sociales de la Conferencia Episcopal Española premian, cada año, a personas y proyectos que destacan por su "servicio a la dignidad del hombre, los derechos humanos o los valores evangélicos”.

Maria José Atienza·1 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto

El Jurado designado por la Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales (CECS) y constituido en Madrid el 1 de diciembre de 2021 ha otorgado los “Premios ¡Bravo!” que concede anualmente esta Comisión.

Con estos galardones se reconoce «por parte de la Iglesia, la labor meritoria de todos aquellos profesionales de la comunicación en los diversos medios, que se hayan distinguido por el servicio a la dignidad del hombre, los derechos humanos o los valores evangélicos” (Normas, art. 2).

En la dilatada historia de estos premios, personalidades como el periodista Luis del Val, la cantante Rozalén, el director de cine Pablo Moreno o delegaciones diocesanas de medios como la de Córdoba.

En esta edición, los premiados son los siguientes:

Premio ¡Bravo! EspecialFundación “Edades del hombre” en su 25 Aniversario.

Premio ¡Bravo! de PrensaLaura Daniele.

Premio ¡Bravo! de RadioEva Fernández.

Premio ¡Bravo! de TelevisiónVicente Vallés.

Premio ¡Bravo! de Cine: José Luis López Linares por la película “España, la primera globalización”.

Premio ¡Bravo! en Comunicación digital: “Haciéndote preguntas” de CEU Media.

Premio ¡Bravo! de MúsicaHakuna Group Music.

Premio ¡Bravo! de Publicidad: Fundación Juegaterapia por su campaña “Princesas Disney” para niños con cáncer.

Premio ¡Bravo! en Comunicación diocesana: Santiago Ruiz Gómez, de la diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño.

El acto de entrega de los Premios ¡Bravo! tendrá lugar en la sede de la Conferencia Episcopal el próximo día 26 de mayo de 2022, previo a la Solemnidad de la Ascensión del Señor, el domingo 29 de mayo, fecha en la que se celebra la 56 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.

Mundo

“El martirio no se puede buscar como un proyecto de vida”

Con ocasión del fallecimiento del hermano Jean-Pierre Schumacher, recordamos la entrevista que Miguel Pérez Pichel realizó al último superviviente de Tibhirine. Este cisterciense, que falleció a los 97 años el pasado 21 de noviembre, recordaba entonces los días de persecución y secuestro, en 1996, que llevaron al martirio a sus 7 compañeros.

Miguel Pérez Pichel·1 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 9 minutos

El 27 de marzo del año 1996, un grupo de terroristas supuestamente vinculados al Grupo Islámico Armado secuestró y posteriormente asesinó a siete monjes del monasterio de Tibhirine en Argelia. Los hechos fueron narrados en la película De dioses y hombres, que alcanzó gran notoriedad hace unos años. Uno de los supervivientes fue el padre Jean-Pierre Schumacher, quien ve en el ejemplo de sus hermanos asesinados un testimonio de amistad hacia el islam y de perdón hacia sus secuestradores.

El padre Jean-Pierre Schumacher fue uno de los supervivientes del secuestro y posterior asesinato de los monjes cistercienses del Monasterio de Tibhirine (Argelia) en el año 1996. En la actualidad tiene 89 años y vive en el monasterio de Notre-Dame del Atlas Kasbah Myriem, en la localidad marroquí de Midelt. Durante una conversación con Palabra, recuerda aquellos acontecimientos y reflexiona sobre el martirio y el monacato.

—¿Qué supone ser monje cristiano en un país de mayoría musulmana?

Ser monje en un país musulmán consiste en tener en estas tierras una presencia cristiana en nombre de Jesús y de la Iglesia. Una presencia mediante la cual no buscamos ningún tipo de satisfacción más allá de dejarnos habitar por Él, y de participar de lo mejor que hay en las vidas de las gentes que nos han acogido, tanto como nos permite la vocación contemplativa cisterciense. Así pasamos a formar parte de sus vidas, compartimos sus preocupaciones y sus esperanzas, sus necesidades y sus alegrías, sus sufrimientos. Por lo tanto, es una presencia gratuita en la que todo lo recibimos por medio de la oración. Ese deseo de convivir con la gente de este lugar nos lleva a aprender su lengua, a conocer su patrimonio cultural y a aprovechar al máximo los recursos materiales de que disponemos de acuerdo con nuestras posibilidades.

—¿Cómo es la vida en el monasterio?

La vida en el monasterio se estructura en tres áreas de actividades: por un lado, el Oficio Divino y la Eucaristía diaria, así como el tiempo para la oración individual; en segundo lugar, la lectura de los textos sagrados durante los tiempos de descanso; y finalmente el trabajo que a cada religioso se le ha asignado en función de sus aptitudes: administración, relación con los proveedores y con las autoridades públicas, liturgia, acogida de visitantes y personas que vienen a realizar ejercicios espirituales, contabilidad, etcétera. Dedicamos ocho horas diarias a realizar cada una de estas tres actividades.

—¿Desde cuándo es usted monje?

Entré en la abadía de Nuestra Señora de Timadeuc (Bretaña francesa) en el año 1957. Hice mi profesión solemne el 20 de agosto de 1960, solemnidad de San Bernardo.

Me había sentido llamado a la vida monástica durante mi noviciado con los padres maristas en 1948. Ese llamamiento íntimo se mantuvo durante mis estudios de filosofía y teología en el seminario de los padres maristas en Lyon, y también después, durante los cuatro años en que ejercí el ministerio de educador en el centro vocacional para jóvenes aspirantes al sacerdocio de Saint Brieuc, en la Bretaña. Fue entonces cuando, de acuerdo con mis superiores, tomé la decisión de entrar en la abadía de Timadeuc. Cuando llegué allí, en octubre de 1957, lo hice con la intención de pasar el resto de mi vida con los hermanos que participaban en la vida en comunidad, que es, de acuerdo con la regla benedictina seguida por la orden Cisterciense; una “escuela del servicio divino”. Por lo tanto no tenía otra pretensión que la de aprender a amar a Dios. No podía imaginar en absoluto que la divina providencia tuviera otros caminos para mí. Como dice el proverbio, “el hombre propone y Dios dispone”.

—¿Cuándo llegó usted al monasterio de Tibhirine?

Fue el 19 de septiembre del año 1964. Yo formaba parte de un grupo de tres religiosos designados por la comunidad de Timadeuc para responder a una petición urgente del cardenal Duval, arzobispo de Argel, para mantener el pequeño monasterio de Tibhirine, que estaba a punto de cerrar. El arzobispo deseaba que, pese a la marcha masiva de europeos y cristianos al finalizar la guerra de Argelia de 1962, la Iglesia se mantuviera en el lugar, y al mismo tiempo ofreciera un nuevo rostro: el de una Iglesia al servicio de todos los argelinos, fuera cual fuese su religión. El monasterio, según el pensamiento del cardenal, debía tener su propio espacio. Me gustó la orientación que de aquel modo tomaría mi vida: manteniendo su carácter monástico, adoptó el rostro de una presencia cristiana en medio de la comunidad musulmana. Fue necesario descubrir, por medio del espíritu del Concilio Vaticano II, el modo de presencia más conveniente.

El pequeño grupo llegado de Timadeuc no estaba sólo. Un grupo de cuatro monjes enviados por el monasterio de Aiguebelle (Ródano) se unió a nosotros. Después llegaron otros dos monjes procedentes de la abadía de Citeaux (Borgoña), entro los que estaba el Padre Etienne Roche, que se convirtió en nuestro primer prior. A nuestra llegada nos reunimos con tres monjes de la antigua comunidad establecida en el lugar. Entre ellos estaban el Padre Amédée. De ese modo comenzó la aventura de Tibhirine; mejor dicho, “recomenzó” pero con un rostro renovado. Una aventura que duró 32 años, desde 1964 hasta 1996.

—¿Cómo era la vida en el monasterio Tibhirine?

El ritmo de la jornada diaria era tal y como le he explicado anteriormente. Asimismo, existía una particular relación con los vecinos del pequeño pueblo de Tibhirine: fue necesario un proceso de inculturación, de descubrirnos mutuamente con nuestras diferencias de idioma, cultura, religión y nacionalidad. Conseguimos que nos aceptaran como monjes cristianos a través de actividades conjuntas, como el trabajo en el jardín o la atención médica de los pobres y enfermos en la clínica del hermano Luc, dentro del monasterio. También estaba la casa de retiros, la oración monástica de religiosos y sacerdotes, en la que también participaban laicos, y, más tarde, los encuentros bianuales con musulmanes sufíes. A través de todas estas actividades nos interesábamos por la vida, las preocupaciones y las alegrías de la gente. En resumen: como señalaba el Padre Charles de Foucauld, el testimonio del Evangelio se realizaba más por nuestro modo de ser y de hacer que por nuestras palabras.

El término “conversión” implica “convertirnos” nosotros, más que tratar de convertir a los demás. El propósito de nuestra presencia allí era vivir para las gentes de Tibhirine, compartir sus experiencias, cultivar su amistad, caminar juntos hacia Dios en convivencia, respetando la identidad religiosa y cultural de nuestros vecinos e identificándonos con ellos, aceptando como propia la diversidad religiosa o de nacionalidad.

—¿Cuándo comenzaron los problemas?

La situación se volvió difícil y peligrosa en el momento en que el gobierno argelino interrumpió el proceso electoral al percibir que el Frente Islámico de Salvación (FIS) se podía hacer con el control del país. Entonces el FIS se echó al monte e inició la actividad guerrillera. Esos fueron los años negros, entre 1993 y 1996.

—¿Por qué decidieron permanecer en Tibhirine a pesar del peligro?

En primer lugar, nos parecía del todo incorrecto optar por una solución que implicara retirarnos a un lugar libre de peligro, como nos pedían las autoridades de la embajada de Francia en Argelia y el gobernador de Médéa (la provincia a la que pertenece Tibhirine), mientras la población local, nuestros vecinos, no tenían la opción de marcharse para escapar de la violencia. Además, nuestra presencia les daba seguridad.

El segundo motivo está ligado a nuestra vocación. Nosotros fuimos enviados por el Señor para asegurar una presencia cristiana entre los musulmanes. Huir con el pretexto del peligro nos parecía una grave falta contra la confianza en el Señor: hubiera sido como dudar de que Él realmente nos hubiera enviado.

—¿Qué fue lo que ocurrió la noche del secuestro?

El secuestro de los monjes se produjo durante la noche del 26 al 27 de marzo de 1996 entre la una y la una y media de la mañana. Un grupo que aseguró pertenecer al Grupo Islámico Armado (GIA) había entrado en el recinto del monasterio saltando el muro, y después había accedido al edificio por la puerta trasera que comunica el jardín con el sótano. En primer lugar detuvieron al guarda del monasterio, un joven padre de familia, y le obligaron a que los condujera al interior de la oficina del prior, y después a la habitación del hermano Luc, el médico.

El Padre Amédée miró a través del agujero de la cerradura de su puerta y vio a dos de los secuestradores en la sala a la que daba su celda que lo revolvían todo. No trataron de entrar en la celda, pues vieron que la puerta estaba cerrada. Así fue como Amédée escapó del secuestro. Después subieron a la primera planta y tomaron prisioneros a los cinco monjes que dormían allí. En la hospedería, adyacente a aquel piso, residían unos invitados llegados la noche anterior. Uno de ellos, intrigado por las quejas de los padres, quiso averiguar qué ocurría. Abandonó su habitación y se encontró con el guarda del monasterio, quien discretamente le advirtió del peligro y le dijo que se marchara. Mientras tanto, los secuestradores sacaron a los monjes de sus habitaciones, pero no entraron en la zona donde estaban los invitados.

Yo, como era el portero, dormía en la portería del monasterio. Los asaltantes, conducidos por el guarda directamente a la primera planta, no trataron de entrar en la portería y, en cuanto se hicieron con los siete monjes, abandonaron el lugar creyendo que ya habían atrapado a toda la comunidad. Todavía quedábamos el Padre Amédée y yo, pero no sabían que estábamos allí. Por ese mismo motivo, tampoco fuimos testigos de cómo sacaron a nuestros hermanos del edificio. Probablemente lo hicieron por la puerta de atrás del claustro.

Poco después de salir de su celda, el Padre Amédée advirtió primero la desaparición del hermano Luc y del Padre Christian, nuestro prior. Después subió al primer piso y vio que los demás monjes también habían desaparecido. De regreso a la planta baja me llamó –yo todavía estaba en la portería– para comunicarme lo sucedido. “¿Sabes lo que ha ocurrido?”, me dijo; “nuestros hermanos han sido secuestrados. Estamos solos”.

El Papa besa las manos deJean-Pierre Schumacher en un encuentro en la catedral de Rabat en marzo de 2019. (CNS photo/Vatican Media)

—¿Qué hicieron después?

El Padre Amédée, dos sacerdotes alojados en la hospedería y yo decidimos rezar las Vísperas. Después, cuando con la salida del sol se levantó el toque de queda, enviamos a todos nuestros huéspedes a Argel. Luego, fui junto con el Padre Thierry Becker –uno de nuestros huéspedes– hasta Draâ-Esmar a denunciar los hechos a los militares encargados de la seguridad local, y luego a Médeá para advertir a la gendarmería. No conseguimos avisarles antes por teléfono, porque todas las líneas habían sido destruidas por los secuestradores. De regreso al monasterio nos encontramos con un grupo de seguridad militar que interrogaba al guarda y al Padre Amédée. A continuación nos obligaron al Padre Amédée, al Padre Thierry Becker y a mí a pasar la noche en un hotel del pueblo.

Por último, nos trasladaron a la casa diocesana en Argel. Rezábamos al Señor por nuestros hermanos, para que les diera la fuerza suficiente y unión con Él de modo que pudieran mantenerse fieles a su vocación, pasara lo que pasara. El día 27 de mayo se nos informó de su muerte por medio de un cassette del GIA dirigido al gobierno francés. Tenemos la certeza íntima de que dieron sus vidas en ofrenda perfecta al Señor, tal y como consta en el testamento del Padre Christian.

—¿Qué sintieron el Padre Amédée y usted cuando se encontraron solos tras el secuestro?

Nos quedamos trastornados, a pesar de que sabíamos que, en aquel contexto de violencia, algo así podría ocurrir de un momento a otro. No queríamos morir mártires. Nuestra vocación seguía siendo mantenernos entre los musulmanes y entre nuestros amigos argelinos, para lo bueno y para lo malo.

—¿Por qué cree que Dios no le llamó al martirio, como a los demás monjes?

Esto, obviamente es un secreto suyo… La vida de cada religioso está dedicada al Señor de acuerdo con su profesión religiosa. Cada uno de nosotros tiene que hacerse esa pregunta, y encontrar la respuesta que el Espíritu le sugiera. No era el momento de pensar en ello. Había que ponerse manos a la obra para hacer frente a la nueva situación: en lo posible, no bajar la guardia ante lo ocurrido a nuestros hermanos, y preguntarnos qué quería el Señor de nosotros para el futuro.

—¿Qué piensa de los terroristas que asesinaron a los monjes?

Todavía no sabemos quién y por qué asesinaron a los monjes. Las investigaciones aún no han ofrecido datos definitivos. De todos modos, pienso que la respuesta exacta a su pregunta debería basarse en el testamento del Padre Christian: “Y a ti también, amigo del último instante, que no sabrás lo que estás haciendo, sí, porque también por ti quiero decir este gracias y este ‘a-dios’ en cuyo rostro te contemplo. Y que nos sea dado volvernos a encontrar, ladrones colmados de gozo, en el paraíso, si así le place a Dios, Padre nuestro, Padre de ambos. Amén”.

—¿Qué sentido tiene hoy morir mártir?

A mí me parece que el martirio no es algo que se pueda buscar como un proyecto de vida que uno mismo se ofrece. Ser mártir significa ser testigo. El término se emplea con frecuencia para todo aquel que se mantiene fiel al Señor, que no teme ni vacila a la hora de soportar afrentas muy dolorosas, e incluso de exponer la vida si es necesario. El martirio es algo que sucede sin que se haya elegido para uno mismo, pero en el que nos involucramos libremente por lealtad. Requiere la gracia de Dios.

—¿Siente nostalgia de Tibhirine?

Sigo mostrando mi cariño y mis mejores deseos a mis amigos de Tibhirine. Me mantengo en contacto con ellos a través del teléfono y del correo electrónico. En cualquier caso, creo que no es apropiado un sentimiento de nostalgia; es algo innecesario y poco saludable. Debemos estar en cuerpo y alma donde el Señor quiere que estemos. Si bien es cierto que, desde el principio, cuando empezamos en Marruecos, hemos mirado con esperanza la posibilidad de reasentarnos en Argelia en cuanto las circunstancias lo permitan.

El autorMiguel Pérez Pichel

Lecturas del domingo

La palabra de Dios entra en la historia. Lecturas del II domingo de Adviento

Andrea Mardegan comenta las lecturas del II domingo de Adviento y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo. 

Andrea Mardegan·1 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

En las primeras palabras después del Evangelio de la infancia de Jesús y de Juan, Lucas sigue una costumbre frecuente en los libros proféticos del Antiguo Testamento y empieza citando a las autoridades civiles y religiosas del momento en el que la palabra de Dios “le acontece” a Juan.

Como Isaías, Jeremías, Baruc, Ezequiel, Oseas, Amós y otros, que comienzan su libro definiendo el tiempo histórico en que se les manifestó la palabra de Dios. Esto significa que la Palabra de Dios entra en la historia para salvarla, y su acontecimiento es históricamente verificable. Lucas revela también así que quiere presentar a Juan como un profeta enviado por Dios. Ya en los pasajes dedicados a la infancia de Jesús y de Juan, Lucas nos había acostumbrado a esta estructura: situación histórica y palabra de Dios que llega. “En tiempos de Herodes, rey de Judea”, dice Lucas, la palabra de Dios, traída directamente por el ángel Gabriel, llegó a Zacarías y luego a María de Nazaret. Introduce el nacimiento de Jesús citando el decreto de César Augusto sobre el censo emitido “en aquellos días”, y que “se hizo cuando Quirino era gobernador de Siria”. 

La historia humana y la Palabra de Dios se entrelazan, y la Palabra de Dios que se hace hombre en el seno de María entra en la historia de una manera completamente nueva y hasta entonces inimaginable. Los nombres de las autoridades son siete, cinco civiles y militares y dos religiosas. Un número que en la Biblia recuerda la plenitud. Lucas nos deja entender que todas las autoridades de todo tipo y de cada época, y toda la historia humana, serán habitadas de una manera nueva y para siempre por la palabra de Dios, con extraordinaria fuerza y ​​eficacia. “Todo valle será rellenado, todo monte y colina allanados; los caminos torcidos se volverán rectos y los inaccesibles, nivelados”. 

Recordamos las palabras de Jesús que define a Juan como “el más grande entre los nacidos de mujer”, pero que también añade: “El más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él”. Nosotros también estamos en esa pequeñez. Recordemos, pues, la dimensión profética de nuestra vocación cristiana. Reconocemos que es iniciativa de Dios, y que su palabra recibida provoca como consecuencia: ir, actuar y hablar. Es el mismo proceso que se da en María y, con más dificultad, en Zacarías. Reciben la palabra y actúan, y luego profetizan. Es lo que pasa en el bautismo y a lo largo de la vida cristiana. Para facilitarnos la escucha de la palabra, estamos llamados a reproducir el desierto de Juan: silencio, escucha, distanciamiento de las cosas que gritan y no nos dejan escuchar a Dios que habla y nos envía en su nombre. Y dejemos que su palabra nos lleve a dónde él quiera.

La homilía sobre las lecturas del II domingo de Adviento

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas.

Familia e ideologías

La lectura de "Feria", la primera obra de Ana Iris Simón, confirma algo que hoy muchos no quieren oír: que la familia no es patrimonio de ninguna ideología.

1 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Acabo de leer Feria, el primer libro de Ana Iris Simón. La obra transpira la sensatez que distingue lo que es permanente y común a todos los seres humanos, y que forma parte de la auténtica sabiduría del pueblo, con la que -como tantos otros- me he sentido identificada. Celebro el éxito que está teniendo y felicito sinceramente a la autora, por esta sugerente invitación a repensar sobre las cosas que de verdad valen la pena, sobre el progreso.

Destacados miembros de la progresía han puesto el grito en el cielo, por atreverse la autora -militante de izquierdas– a ofrecer un relato sincero y entrañable sobre la familia, institución declaradamente de derechas. Quienes más predican la tolerancia no parecen capaces de aceptar que alguien que milita en sus filas se desvíe del dictado de lo políticamente correcto en tema tan fundamental.

Según el discurso progresista, la familia es la consagración del heteropatriarcado, que debe ser demolida en aras de un igualitarismo que elimine la diferencia; y de la emancipación del individuo. Algunos -al menos en la teoría- querrían que la primera comunidad humana fuese un contrato entre individuos asexuados y autónomos. Ya son más que evidentes, por desgracia, algunos de los frutos de este planteamiento: la soledad y la precariedad, no sólo económica, sino sobre, todo emocional. 

La autora se pregunta si es realmente progreso renunciar a los auténticos valores de las relaciones familiares, como el amor duradero e incondicional, o la maternidad y la paternidad. Este libro me ha gustado sobre todo porque confirma algo que hoy muchos no quieren oír: que la familia no es patrimonio de ninguna ideología.

Decía Ortega que “ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil”. Estas formas de “hemiplejía moral”, muestran la incapacidad de pensar de forma extensa y realista, más allá de los filtros de la ideología, de forma análoga a la persona que padece la parálisis motora en la mitad de su cuerpo. Va siendo, pues, hora de terminar con las ideologías, que acartonan e inmovilizan las ideas y sobre todo oscurecen la mirada hacia la realidad.

La familia -funcione mejor o peor- es lo que todos tenemos en común. Todos venimos de una familia, que es nuestra red de apoyo y de cuidado mutuo. El amor familiar es el más democrático e igualitario, ya que es esencialmente un amor sin preferencias. Con palabras de Fabrice Hadjadj, la familia es la comunidad de origen, dada por la naturaleza y no sólo establecida por convención. Por eso es en la familia donde se vive la libertad más auténtica: la libertad de consentir y querer lo que nos es dado. La familia es lo que siempre nos queda, aunque fracasemos en cualquier otro ámbito de nuestra vida. Es el lugar al que siempre podemos volver.

No tener familia es el único verdadero desarraigo. Todos tenemos deseos de familia, también -aunque no quieran reconocerlo- quienes padecen esta triste hemiplejia moral, y se empeñan en poner la ideología por encima de las evidencias.

El autorMontserrat Gas Aixendri

Catedrática en la Facultad de Derecho de la Universidad Internacional de Cataluña y directora del Instituto de Estudios Superiores de la Familia. Dirige la Cátedra sobre Solidaridad Intergeneracional en la Familia (Cátedra IsFamily Santander) y la Cátedra Childcare and Family Policies de la Fundación Joaquim Molins Figueras. Es además vicedecana en la Facultad de Derecho de UIC Barcelona.

Las fiestas, a su tiempo

Las fiestas son parte esencial de la humanidad y es incluso un mandamiento santificarlas. No estamos hechos solo para trabajar y lamentarnos por vivir en este valle de lágrimas, estamos hechos para el cielo, para el gran banquete celeste.

1 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Hace cuatro meses, cuando disfrutaba de mis vacaciones de verano, la radio, la tele y la prensa en papel y digital me recordaban a diario que ya podía comprar un número de la lotería de Navidad porque: “¿Y si toca aquí, en el lugar de descanso veraniego?”.

Hace tres meses, cuando todavía no me había dado tiempo a guardar el bañador, la panadería de mi barrio empezó a exhibir en sus vitrinas los dulces típicos navideños: mantecados, polvorones, roscos de vino…

Hace dos meses, cuando aquí en Málaga, mi ciudad, todavía vestíamos en manga corta, los primeros operarios comenzaron a instalar árboles de Navidad, adornos y luces por las principales calles y plazas de la capital.

Hace un mes, cuando acudíamos a los cementerios a honrar a los difuntos como es tradicional, empezó la campaña de los centros comerciales con ofertas especiales para el tiempo de Navidad.

Hay ganas de Navidad, y eso es estupendo, pero si la adelantamos tanto, cuando por fin llega, lo que deseamos es que acabe cuanto antes.

Para evitar el hartazgo navideño, y vivir de verdad estas fiestas, yo impongo en casa la norma de cero tradiciones hasta el primer domingo de Adviento. Una vez traspasado ese límite, ya se abre poco a poco la veda de los dulces, las visitas al centro a ver el alumbrado, las primeras sugerencias para cartas de reyes, etc.

Y no, no voy a entrar en el manido discurso de que la Navidad se ha mercantilizado y de que es la fiesta del consumismo, porque no me da reparo decir que yo, en Navidad, consumo mucho más que en cualquier otra época del año. ¡Faltaría más!

Claro que el consumo no es el sentido de la Navidad, claro que la Natividad del Señor nos trae un mensaje de cercanía a los pobres, de sencillez, y claro que no hay nada más alejado de la caridad que derrochar cuando otros pasan necesidad, pero cuidado con caer en el puritanismo.

Las fiestas son parte esencial de la humanidad y es incluso un mandamiento santificarlas. No estamos hechos solo para trabajar y lamentarnos por vivir en este valle de lágrimas, estamos hechos para el cielo, para el gran banquete celeste. Comer algo que solo podamos permitirnos de vez en cuando, regalar aquello que sabemos que hace ilusión a otra persona o agasajar a familiares y amigos con lo mejor que tenemos son formas de vivir nuestra fe con espíritu festivo, porque el novio está con nosotros. Ya vendrán los días de los ayunos, y de las penitencias, pero ¿Navidad?

Como buen hijo de la cultura mediterránea, Jesús era muy dado a la fiesta y, por ello, muy criticado; tachado de comedor, de bebedor y de derrochón. Y es que este es precisamente el misterio de la Encarnación que vamos a celebrar: que Dios se hace hombre igual que usted y que yo, que disfruta con las mismas cosas que usted y que yo, que come, bebe, ríe, canta… Un Dios que no vive en las nubes, sino que viene en Navidad a sentarse a nuestra mesa. ¿Le vamos a poner una lechuguita para no indigestarse?

Como recomendación para este tiempo de Adviento, la película que el papa Francisco cita en Amoris Laetitia: “El festín de Babette” (PrimeVideo). Nos ayudará a ver la importancia que los católicos damos a la fiesta. Porque, ahora sí, es tiempo de prepararnos para la fiesta.

El autorAntonio Moreno

Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

España

Libertad y compromiso, claves para el mundo contemporáneo

El X Simposio San Josemaría, celebrado en Jaén el 19 y 20 de noviembre, ha tratado sobre la relación entre libertad y compromiso. Políticos, pensadores, influencers, teólogos y religiosos se dieron cita para reflexionar sobre estos aspectos de las enseñanzas de san Josemaría en la sociedad actual.

David Fernández Alonso·30 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 10 minutos

Libertad y compromiso constituyen dos conceptos indisolublemente unidos entre sí, siempre y cuando comprendamos correctamente el significado de la libertad”. Así comenzó el ex ministro del Interior, ex eurodiputado y ahora Promotor de la Federación Europea One of Us, Jaime Mayor Oreja, su intervención en la conferencia inaugural del X Simposio San Josemaría, que se celebró en Jaén, el 19 y 20 de noviembre, y que llevaba por título Libertad y compromiso

El Simposio Internacional San Josemaría es un encuentro que pretende reflexionar sobre las enseñanzas de San Josemaría en el mundo de hoy. Se lleva celebrando de forma bienal, desde el año 2002, con temas como la educación, la convivencia, la familia o la libertad. El Simposio es organizado por la Fundación Catalina Mir, una entidad sin ánimo de lucro que promueve actividades de carácter asistencial y de orientación en favor de la familia y de los jóvenes que están en periodo de formación. Fomenta el voluntariado social y el desarrollo en los países del Tercer Mundo. Se inspira en los valores éticos de la civilización cristiana. En esta edición, como en otras anteriores, abundó el público joven.

El elenco de ponentes en el Simposio ha sido amplio y variado, entre los que encontramos nombres destacados, además del exministro Mayor Oreja, como el filósofo Jose María Torralba; el catedrático Rafael Palomino; Isabel Rojas, psicóloga y psicoterapeuta; Juan Jolín, sacerdote encargado de atender a los enfermos de COVID durante la pandemia en el IFEMA; Rosa María Aguilar Puiggrós, coordinadora de la Fundación Aprender a Mirar; Víctor Petuya, presidente de European Parents Association; Harouna Garba, migrante de Togo; Toñi Rodríguez, numeraria auxiliar del Opus Dei; Joaquín Echeverría, padre de Ignacio Echeverría; Enrique Muñiz y Jesús Gil, autores del libro Que solo Jesús se luzca; y Javier López Díaz, Director de la Cátedra San Josemaría de 2013 a 2019 de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz.

De modo paralelo, se celebró un programa dirigido exclusivamente a jóvenes, titulado Millenials de la fe. Entre los ponentes, se encuentran, entre otros, la pareja de novios Marieta Moreno González-Páramo e Iñigo Álvarez Tornos, Pietro Ditano, Carla Restoy, Teresa Palomar, o la Madre Verónica Berzosa, fundadora de Iesu Communio

La verdad os hará libres

Mayor Oreja hiló su discurso usando dos expresiones antagónicas, como una propuesta para definir dos maneras de entender la libertad: la primera, es la sentencia evangélica “la verdad os hará libres”. La segunda, es la tergiversación de este aforismo, “la libertad os hará verdaderos”. Se trata de “dos actitudes de vida que se confrontan en el principal debate que hoy tenemos delante de nosotros”. Considerar que la libertad nos hace verdaderos “constituye una mentira”. Es más, vivir así, pensando que hacer lo que a uno “le da la gana, cuando le da la gana, como le da la gana, acerca al egoísmo, al capricho, a lo superficial, a lo material, a la banalidad. Constituye la expresión del relativismo moral. Esto es, la nada. Lleva a no creer en nada o en casi nada. Y de esta manera se ha convertido en moda dominante”, aseguró el exministro. 

Sin embargo, “abrazar el dicho evangélico ‘la verdad os hará libres’, significará un cambio profundo y total sobre la vida”, quiso subrayar Mayor. Aun así, considera que la actual moda dominante se fundamenta más en la sentencia tergiversada que en el dicho evangélico. Por ello, “tenemos que preguntarnos el por qué de esta prevalencia de la mentira sobre la verdad, sobre todo en los últimos tiempos. No se ha sabido administrar nuestra mejora de bienestar material. Se ha pasado del prestigio de la verdad al resentimiento hacia ella. La moda dominante ha transformado la jerarquía de valores”. 

En consecuencia, el ex eurodiputado recordó que hace años señalábamos a aquellos que no tenían fundamentos como unos “sin-fundamentos”, y en cambio ahora se tacha de “fundamentalistas” a aquellos por el mero hecho de tener unas convicciones, unos fundamentos, precisamente porque ha cambiado la moda dominante. 

El alcalde de Jaén, Julio Millán; el exministro Jaime Mayor Oreja; y el presidente de la Fundación Catalina Mir, Daniel Martínez Apesteguía.

Una crisis de civilización

La crisis que vive la sociedad occidental, expuso Mayor, “no es una crisis política, ni económica; es una crisis de civilización, una crisis de la verdad, una crisis de los fundamentos, una crisis de las conciencias”. Es por tanto que “cuando esta crisis penetra en la persona, el resultado es una sociedad presidida por el desorden social, que es la característica principal de la política y la sociedad española y europea actual”. 

Por tanto, continuó el ponente, “todos tenemos la obligación de buscar la verdad, pero los que no escondemos nuestra fe, tenemos un grado de obligación superior a los demás, porque creemos en una verdad absoluta. Este hecho de nuestra fe no constituye una razón para una supuesta y absurda superioridad moral ni de ningún tipo. Lo que significa es un mayor grado de obligación y de servicio con el conjunto de nuestra sociedad”. Entonces, es una obligación para el cristiano “no quedarse en la superficie de los hechos, sin enterarse de nada, de lo que realmente se está produciendo en nuestra sociedad”. 

Un momento único de la historia

No vivimos cualquier momento de la sociedad occidental”, aseguró Mayor Oreja. “Después de la fractura política y social que están viviendo los Estados Unidos muchos pretenden sustituir en Europa un orden basado en los fundamentos cristianos por un desorden social”. Subrayó que este es el principal reto al que nos enfrentamos los cristianos en la sociedad actual. Un reto que se enfrenta a una “acelerada ofensiva cultural que comenzó hace tiempo, que se ha acelerado en la ultima década”. Un proceso cultural que en la legislación comenzó legitimando el aborto, aseguró. Parafraseando al pensador y filosofo español Julián Marías, “ha sido lo mas grave que ha ocurrido en el siglo XX: la aceptación social del aborto, incluso hasta llegar a creer que es un avance y no una regresión a las formas más oscuras de la historia como la tortura o la esclavitud”. El aborto, por tanto, constituiría “la primera expresión del mal, en este proceso. Al cabo de los años llegó la sofisticación del mal, en una segunda fase, más difícil de combatir: la ideología de genero. Y en un tercer momento, la socialización del mal: la eutanasia. Que significa la ampliación y la extensión de la cultura de la muerte”. 

Esta crisis de fundamentos, concluía Mayor Oreja, está basada en otra crisis. Se trata de una “crisis de fe”. “El desprecio por la dimensión espiritual y religiosa de la persona y de la sociedad”, prosiguió. Por tanto, hay que combatir esa “obsesión enfermiza que nos persigue contra los fundamentos cristianos de Europa y contra la cultura de la vida”. “El debate mas importante de Europa tendrá lugar, ante el avance del relativismo, entre el relativismo y los fundamentos cristianos. Entre los que no creen en nada o en casi nada y los que intentamos creer, aunque por ello nos llamen fundamentalistas. Ni Europa ni España se regenerarán despreciando su dimensión espiritual. No se regenerarán con una venganza frente a los fundamentos que han sido el núcleo de nuestra civilización”. Por el contrario, concluyó, “nosotros tenemos que buscar la verdad. Queremos confirmar que la verdad nos hará libres, desde la autenticidad de nuestras convicciones, de nuestros fundamentos. Y sobre todo desde el compromiso. Libertad y compromiso”. 

La libertad como peregrinos o como errantes

La relación entre la libertad y el compromiso fueron los temas marco de las jornadas celebradas en Jaén entre el 19 y el 20 de noviembre. “Enseñar hoy a vivir la libertad es el mayor reto de la educación”, afirmó el profesor Josemaría Torralba en una de las conferencias principales. 

El profesor Torralba explicó que “la libertad se puede entender como vista de un ‘peregrino’, aquel que camina por la vida desde un origen, saliendo de su hogar y yendo hacia otro lugar, hacia una meta, otro hogar que le espera. El peregrino sabe de donde viene y sabe a donde va. Por tanto, para él, la libertad es la capacidad de llegar al fin que se ha marcado. En cambio, la otra manera de ir por la vida es la del ‘errante’; aquel que va de un sitio hacia otro sin ningún fin, y no tiene hogar. El errante entiende la libertad como simplemente un decidir cosas sin un fin claro, sin una meta, ni orientación. Va por la vida sin dirección clara”. 

El profesor aseguró que hoy en día es cada vez mas frecuente encontrar ese pensamiento sobre la libertad. El hecho de poder vivir sin ataduras, “las ataduras que ofrecen un hogar, unos vínculos, una familia”.

Precisamente esos vínculos, “el compromiso”, afirmó Josemaría Torralba, “es un camino de libertad”. El compromiso, por tanto, no es algo que simplemente nos limita. “El compromiso nos permite alcanzar bienes, como la amistad o la familia”. “Y se podría decir”, continuó, “que a través de los compromisos adquirimos una libertad realizada. Uno consigue hacer real la libertad”. El profesor de ética consideró que vivimos en una sociedad donde parece que la libertad se consigue en cuanto no limita la propia vida, aquella que consiste en no adquirir compromisos. Sin embargo, “eso es una falacia, un engaño, un espejismo”. En cambio, “se podría decir que es más libre la persona que ha sabido comprometerse bien. Ha sabido elegir los compromisos que valen la pena. La amistad, el amor, la familia, la sociedad, la religión”. 

Torralba razonó diciendo que “hoy día esa capacidad que permite a cada uno dirigir su vida produce cierta sensación de malestar”. Una sensación que se da porque “no es fácil orientarse entre tantas opciones”. Aseguró que la solución pasa por descubrir que la libertad no se reduce a la autonomía. “Necesitamos aprender a caminar por la vida como peregrinos, que tienen un hogar y saben a donde se dirigen. Y no como errantes, que se creen libres por carecer de ataduras, pero en realidad no lo son”. 

Sentirse en casa en el mundo

El filósofo usó una imagen muy ilustrativa para considerar el verdadero sentido de la libertad: “La libertad en sentido pleno se podría definir con esta imagen, sentirse como en casa en el mundo”. Sentirse en casa porque uno “encaja en las circunstancias de la propia vida. Las que ha elegido, pero también las que han sobrevenido”. “La grandeza de la libertad es saber no dejarse condicionar por las circunstancias difíciles que sobrevienen en la vida, sino sobreponerse a ellas”. 

Es frecuente asociar el relativismo dominante con la libertad. El ponente transmitió la idea que la libertad nos hace capaces de lo más bajo, pero también, y este es el punto importante y valioso, la libertad nos hace capaces de lo más alto y lo más noble. Por tanto, “sin libertad no habría amor”. Y así, en su significado más profundo, “amar consiste en entregar y compartir la vida con otra persona. Es lo más valioso que tenemos. Es la respuesta definitiva de para qué tenemos libertad. Somos libres para poder amar. Hoy día es mas necesario que nunca reivindicar la libertad”. 

Amar consiste en entregar y compartir la vida con otra persona. Es lo más valioso que tenemos. Es la respuesta definitiva de para qué tenemos libertad. Somos libres para poder amar. Hoy día es mas necesario que nunca reivindicar la libertad.

Josemaría TorralbaFilósofo y director del Core Curriculum de la Universidad de Navarra

Al final de su intervención, el profesor Torralba hizo un inciso sobre la idea de bien, que precisamente se persigue con la libertad. “El bien”, dijo, “siempre tiene nombre de persona. Tiene el nombre de un amigo, de un hijo, de un cónyuge, de Dios. El bien está de modo paradigmático y principal en las acciones que realizamos para esas personas o junto con ellas. No se puede entender el bien como algo abstracto. Conviene evitar la confusión tan frecuente de pensar que el compromiso es libre exclusivamente porque nadie nos ha forzado y porque podemos deshacerlo”. 

Así, “es más libre quien se ha comprometido”. Esta es “la libertad del peregrino, que con cada paso va acercándose a su fin. La libertad del errante, es en su versión extrema, quien no toma decisiones importantes ni establece vínculos profundos. Es menos libre, porque no sabe hacia donde vale la pena dirigirse. Precisamente porque la libertad es apertura incierta al futuro, requiere, si queremos crecer en libertad, una mirada capaz de encontrar sentido a las situaciones en las que la vida nos coloca. Quien ama, sufre”.

Integrarlo todo en la vida

El sentido que le conferimos a nuestra vida “nos permite integrar en la propia vida lo sobrevenido y adaptarnos a las circunstancias que no podemos cambiar”. “El errante siempre se queda insatisfecho. Y es un reflejo de lo que abunda hoy día. El errante no consigue encontrar sentido a lo que hace. Y el sentido no es un sentimiento superficial. Es la experiencia de que uno encaja en su situación vital”. 

“Es libre”, concluyó, “la persona que en la situación en la que vive, consigue encajar las piezas, encontrar sentido”. 

La fe en la cultura del siglo XXI

Tras la conferencia, en el programa del Simposio se contemplaban tres paneles, el primero titulado ¿Son buenos los tiempos que corren?, el segundo La libertad ante el dolor y el miedo, y un tercero con testimonios. 

En el primero cabe destacar la intervención del profesor Rafael Palomino, a su vez colaborador de Omnes. Su reflexión se basó sobre la fe en la cultura del siglo XXI. Una reflexión que se puede englobar bajo las palabras de monseñor Javier Echevarría, predecesor del actual Prelado del Opus Dei: “No permitamos que caiga en el vacío el sano reto de fomentar que muchas personas e instituciones, en todo el mundo, promuevan —empujados por el ejemplo de los primeros cristianos— una nueva cultura, una nueva legislación, una nueva moda, coherentes con la dignidad de la persona humana y su destino a la gloria de los hijos de Dios en Jesucristo”.

El profesor Palomino enmarcó sus palabras con los datos del barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). En junio de 1979, según estos datos, se consideraba católico en España un 90,03 %. De ellos, el 55 % se consideraba practicante, y el 34 % no practicante. En septiembre de 2021, el mismo barómetro, indica que solo el 57,4 % se considera católico y se invierte la relación entre practicante y no practicante: el 18,4 % se considera practicante y el 39 % no practicante. Encontramos un 2,5 % de creyentes en otras religiones y el 38,9 % restante se considera agnóstico, indiferente o ateo. 

Por tanto, se aprecia que el catolicismo ha dejado de ser una fuerza cultural influyente. Y esto se manifiesta porque “uno de los elementos para medir la cultura de un país”, reflexionó Palomino, “que es la legislación, desde el año 1981 ha ido introduciendo una ingeniería social, un experimento para cambiar la sociedad española. Comenzó con la modificación que introdujo el divorcio causal, que inició un proceso en la legislación. Continuó con la despenalización del aborto, el divorcio no causal, el matrimonio de personas del mismo sexo, la eutanasia”. Y el drama está en que “la legislación hace que aquello que de suyo es contrario a la dignidad humana, parezca totalmente normal”. 

Un cambio climático cultural

Se puede decir, en este sentido, que “estamos viviendo una glaciación espiritual en occidente, y un cambio climático cultural, también para las religiones”. “La religión cristiana necesita inculturarse, vivir en la carne de la gente que la profesa”. 

El profesor Palomino ofreció unas consideraciones concretas acerca de esta situación: en primer lugar, “es importante que en el debate público, sepamos cambiar los marcos conceptuales. Si te dicen que ‘no pienses en un elefante’, lo que haces es pensar en un elefante. Cuando te imponen los marcos de reflexión, ya te están poniendo los límites del debate”. En segundo lugar, que “el medio es el mensaje. Que la interposición de los medios no impida la exposición a las personas. Lo que comunica en una comunidad es la alegría de ser cristianos, es una familia que sonría”. En tercer lugar, es necesario “tener siempre un plan de formación en marcha. Nuestra fe es la fe del Logos. Estamos obligados a tener una formación sólida. A tener siempre abierto un plan de formación”. Y por último, que “si no eres parte de la solución ni parte del problema, eres parte del paisaje. Y un cristiano no puede ser parte del paisaje. Para que triunfe el mal basta que los hombres de bien no hagan nada”. 

La religión cristiana necesita inculturarse, vivir en la carne de la gente que la profesa.

Rafael PalominoCatedrático de Derecho Eclesiástico del Estado.

Concluyó subrayando que hay que “hacer presente la fe en la cultura. Y no es lo de siempre”. Se trata de “una nueva evangelización”.  

En la clausura del Simposio, el vicario de la Prelatura del Opus Dei en Andalucía Oriental leyó el Mensaje del Prelado del Opus Dei, monseñor Fernando Ocáriz. En su mensaje afirmaba que «los conceptos de libertad y compromiso se presentan a menudo como contrarios y, sin embargo, son complementarios. Es más, se exigen mutuamente. Sin libertad no me puedo comprometer, y el compromiso siempre entraña una decisión libre». Aseguró también que, precisamente, si «tenemos claros los motivos de nuestros compromisos, los porqués de las obligaciones cotidianas, podremos cumplirlos libremente, por amor, aunque a veces nos cansemos y se nos hagan cuesta arriba».

Vaticano

El protagonismo de las personas con discapacidad

El Papa Francisco ha dirigido un mensaje con motivo del Día Internacional de las personas con discapacidad, donde ha insistido que como laicos y bautizados, son "partícipes de la misma vocación que todos los cristianos", y su presencia "cuestiona la pastoral familiar y está en el centro de la preocupación de la Iglesia en la defensa de toda la vida".

Giovanni Tridente·29 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

«La Iglesia los ama y los necesita a cada uno para cumplir su misión al servicio del Evangelio». Estas son las palabras iniciales del mensaje que el Papa Francisco ha dirigido a las personas «que viven con algún tipo de discapacidad» con motivo del Día Internacional dedicado a ellas, que se celebra el 3 de diciembre.

Se trata de un aniversario introducido por las Naciones Unidas en 1992 para aumentar la conciencia y la comprensión de los problemas relacionados con la discapacidad, así como los esfuerzos para garantizar la dignidad, los derechos y el bienestar de quienes viven con esta condición.

Desde el Vaticano, el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, que en los últimos tiempos ha iniciado una reflexión y una acción pastoral en este ámbito, «un tema nuevo en el que hemos decidido comprometernos e invertir muchas energías», explicó el padre Alexandre Awi Mello en una rueda de prensa al presentar el Mensaje del Papa. Se trata de un compromiso que concierne a las tres principales competencias del Dicasterio, porque las personas con discapacidad, como laicos y bautizados, son «partícipes de la misma vocación que todos los cristianos», y su presencia «cuestiona la pastoral familiar y está en el centro de la preocupación de la Iglesia en la defensa de toda la vida».

El tema elegido para el Mensaje de este año está tomado del capítulo 15 del Evangelio de Juan, «Vosotros sois mis amigos», y precisamente en estas palabras de Jesús ha basado el Papa Francisco su «saludo» y su reflexión.

Jesús como amigo

«Tener a Jesús como amigo es el mayor de los consuelos y puede hacer de cada uno de nosotros un discípulo agradecido y alegre, capaz de dar testimonio de que la propia fragilidad no es un obstáculo para vivir y comunicar el Evangelio.» explica el Pontífice en el documento, recordando que precisamente esta «amistad confiada y personal con Jesús» puede ser «la clave espiritual para aceptar las limitaciones que todos experimentamos y para vivir nuestra condición de forma reconciliada».

La necesidad de la comunidad

Además de la relación personal, es necesaria la comunidad, y las personas con discapacidad son miembros de pleno derecho de la Iglesia -reitera el Papa Francisco- precisamente por su Bautismo y por la elección de Jesús de «ser nuestro amigo».

Por tanto, es necesario desterrar cualquier forma de discriminación, aún presente en varios niveles de la sociedad, ligada a los prejuicios, la ignorancia y una cultura que lucha por comprender «el valor inestimable de cada persona». En el ámbito eclesial, esta ausencia de discriminación se traduce en una mayor «atención espiritual», empezando por el acceso a los sacramentos.

Protagonismo a la luz del Evangelio

En la parte final del Mensaje, el Papa reitera la necesidad de que estas personas sean protagonistas a la luz del Evangelio: «el Evangelio también es para ti». Es una Palabra dirigida a todos, que consuela y, al mismo tiempo, llama a la conversión». Esto se traduce en un profundo llamamiento a la confianza en Dios -como atestiguan los relatos de los Evangelios sobre las personas con discapacidad que se encontraron con Jesús en su día- y en una voluntad de oración, como misión específica encomendada por el Papa: «queridos hermanos y hermanas, su oración es hoy más urgente que nunca».

«Me necesitan»

«Estoy contento de que el Papa haya escrito que soy importante para la Iglesia, que soy necesario. Ciertamente, por mi situación necesito muchas cosas, pero también tengo mi tarea como discípula de Jesús», comentó Antonietta Pantone, de la Comunidad «Fe y Luz», al presentar el Mensaje de este año a los periodistas.

Mientras tanto, el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida ha preparado una colección de cinco vídeos para la campaña #IamChurch (Yo soy Iglesia), que se lanzará el 6 de diciembre, con los testimonios de algunos cristianos con discapacidad de diferentes países, entre ellos unos jóvenes sordos de México o unas monjas con síndrome de Down que viven su vocación en un monasterio de Francia.

América Latina

La Iglesia sinodal marca la Asamblea Eclesial de América Latina

El sueño del Papa Francisco de una “Iglesia sinodal”, con tres claves fundamentales ―comunión, participación y misión―, ha centrado los trabajos de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, que concluye hoy domingo en México.

Rafael Miner·28 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 5 minutos

El domingo pasado, el Papa Francisco se dirigió a los participantes de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, reunidos en Ciudad de México, con el deseo “de impulsar una Iglesia en salida sinodal, reavivar el espíritu de la V Conferencia General del Episcopado que, en Aparecida en 2007, nos convocó a ser discípulos misioneros, y animar la esperanza, vislumbrando en el horizonte el Jubileo Guadalupano en 2031 y el Jubileo de la Redención en 2033”.

En su Mensaje, el Pontífice agradeció a todos su presencia en esta Asamblea, “que es una nueva expresión del rostro latinoamericano y caribeño de nuestra Iglesia, en sintonía con el proceso preparatorio de la XVI Asamblea general del Sínodo de los Obispos que tiene como tema Para una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”.

En base a estas claves que “vertebran y orientan la sinodalidad”, el Papa exhortaba “a tener en cuenta dos palabras de modo especial en este camino que están haciendo juntos: escucha y desborde”. Y explicó brevemente su significado.

Sobre la “escucha”, afirmó: “El dinamismo de las asambleas eclesiales está en el proceso de escucha, diálogo y discernimiento”. “El intercambio facilita escuchar la voz de Dios hasta escuchar con Él el clamor del pueblo, y escuchar al pueblo hasta respirar en él la voluntad a la que Dios nos llama». “Les pido”, añadía el Papa, “que procuren escucharse mutuamente y escuchar los clamores de nuestros hermanos y hermanas más pobres y olvidados”.

En cuanto al “desborde”, el Santo Padre señaló que “el discernimiento comunitario requiere mucha oración y diálogo para poder hallar juntos la voluntad de Dios, y también requiere encontrar caminos superadores que eviten que las diferencias se conviertan en divisiones y polarizaciones.

En este proceso, pido al Señor que vuestra Asamblea sea expresión del “desborde” del amor creativo de su Espíritu, que nos impulsa a salir sin miedo al encuentro de los demás, y que anima a la Iglesia para que, por un proceso de conversión pastoral, sea cada vez más evangelizadora y misionera”.

El Pontífice alentó así a todos a vivir estos días “acogiendo con gratitud y alegría este llamado al desborde del Espíritu en el Pueblo fiel de Dios que peregrina en América Latina y el Caribe”.

Numerosos cardenales y arzobispos

En la Asamblea Eclesial han participado miles de asambleístas, unos de modo presencial y otros telemáticamente. Pueden ver aquí una guía de la Asamblea en versión popular. Ha sido notoria la presencia de cardenales de la Curia vaticana y de otros cardenales y arzobispos latinoamericanos y de otros lugares.

Por ejemplo, han intervenido los cardenales Marc Ouellet, Prefecto de la Congregación para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina; Mario Grech, Secretario General del Sínodo de los Obispos; el hondureño Óscar Rodríguez Maradiaga, el peruano Pedro Barreto, presidente de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM); el arzobispo de Luxemburgo, Jean Claude Hollerich, presidente de las conferencias episcopales de Europa; Oswald Gracias, arzobispo de Bombay; el birmano Charles Maung Bo, arzobispo de Yangon, presidente de la Federación de Conferencias de Obispos Asiáticos; naturalmente el arzobispo Miguel Cabrejos, presidente del consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), y también el secretario del Dicasterio de la Comunicación, monseñor Lucio Ruiz, entre otros prelados, junto al secretario general de la Comisión Pontificia para América Latina, Rodrigo Guerra.

Escuchar al Espíritu Santo

“¿Cuál es el sueño de una Iglesia sinodal? ¿Una nueva moda? ¿Una estrategia de comunicación? ¿Una ideología disfrazada de programa pastoral? ¿Un método para la conversión misionera de la Iglesia?”. Con estas preguntas, el cardenal Marc Ouellet comenzó explicando en su intervención que más allá de las cuestiones y dudas que puedan surgir sobre el sueño del Papa Francisco de una Iglesia sinodal, la realidad es muy sencilla.

“El Papa cree en el Espíritu Santo”, señaló el cardenal, y “quiere que aprendamos a escucharlo mejor en todos los niveles de la Iglesia, desde el último barrio de las grandes metrópolis de América Latina hasta la cumbre del colegio de los pastores, pasando por las parroquias, las universidades, las asociaciones, los campesinos, los movimientos populares, culturales y sociales, etc.”.

Según el Prefecto de la Congregación para los Obispos, cardenal Ouellet, “el punto central está en escuchar lo que el Espíritu Santo está diciendo a todos y cada uno con atención, “sin precipitación, sin ideas preconcebidas o prejuicios, sin inducir en el momento de la consulta lo que quisiéramos promover como modelo de Iglesia”, ha informado Vatican News.

En este sentido, el presidente de la Pontificia Comisión para América Latina destacó que el Papa, espera que, desde la experiencia de la fe, “todos podamos contribuir a renovar nuestros corazones, nuestra pastoral y nuestras estructuras para que la Iglesia cada día viva más conforme al estilo de Jesús”.

Dimensiones de la Iglesia sinodal

El purpurado vaticano hizo hincapié asimismo en las tres dimensiones de una Iglesia sinodal, que el Papa Francisco ha trazado para orientarnos en la escucha del Espíritu Santo. Son la comunión, la participación y la misión.

“La participación supone despertar la fe, para que nos pongamos todos y todas en camino, que vayamos hacia Jesús, que encontremos a María junto a su Cruz, que nos congreguemos en el Cenáculo para comulgar a su Cuerpo y su Sangre, que salgamos a la calle para dar testimonio de su resurrección y para proclamar las maravillas de su Espíritu de Vida nueva y eterna, Vida de resucitado participada y celebrada en nuestro bautismo”, manifestó el cardenal Ouellet.

Antes de finalizar, el cardenal felicitó al CELAM por el esfuerzo desplegado en la organización de esta Asamblea en tiempos de pandemia, en la cual la figura de la Virgen María desempeña un papel fundamental, más allá de la devoción popular, ya que, añadió, “la Iglesia sinodal en América Latina será mariana o no será”.

“Esto no lo digo por mera devoción”, agregó, “lo digo por los hechos que imponen pensar el futuro de América Latina a la luz del camino mariano de nuestras iglesias a lo largo de los siglos. La experiencia de san Juan Diego al encontrarse con la Virgen de Guadalupe, al llevar una buena noticia al obispo Zumárraga, y en el fondo, al estar disponible para construir comunión y reconciliación; nos educa en la verdadera sinodalidad que puede renovar a la Iglesia”, concluyó.

Relación sinodalidad y misión

El cardenal Mario Grech, Secretario General del Sínodo de los Obispos, destacó en los trabajos el enorme valor de profundizar sobre el vínculo entre sinodalidad y misión. “Estas dos dimensiones de la Iglesia pueden ser uno de los aportes más significativos de esta Asamblea y del camino sinodal de nuestra Iglesia”, señaló.

Teniendo en cuenta la historia de esta Asamblea y citando las fases de Medellín, Puebla, Santo Domingo y Aparecida, “como las etapas de un camino post-conciliar, en el que las Iglesias de América Latina y el Caribe han vivido una extraordinaria experiencia de comunión eclesial”, el cardenal Grech subrayó el enfoque de conversión pastoral promovido también por la Exhortación apostólica Evangelii gaudium.

“Este evento representa una expresión de la visión pastoral del Papa Francisco. Esta Asamblea representa también un puente entre el Sínodo de la Amazonia – Querida Amazonia como una experiencia verdaderamente transformadora para su región y el Sínodo sobre la Sinodalidad. Están explícitamente conectados a través del enfoque periferia-centro y de la Eclesiología del Pueblo de Dios”, añadió el cardenal.

A su juicio,existe una estrecha relación entre sinodalidad y misión. “Se trata de dos dimensiones constitutivas de la Iglesia, que ―precisamente porque son constitutivas―, se mantienen o caen juntas. Intenten pensar en el escenario de la misión de una Iglesia no sinodal; una Iglesia en la que no caminamos juntos, no procedemos en ningún orden particular, cada uno reclamando el derecho a la misión», especificó.

El cardenal Grechcitó también al Papa Francisco en la Evangelii gaudium (nn. 115 y 117), para subrayar la idea de “traducir el único Evangelio de Cristo al estilo latinoamericano». Esto “no amenazará la unidad de la Iglesia”, señaló, sino que la enriquecerá, “mostrando que la Tradición no es un canto al unísono o una línea melódica de una sola voz, sino una sinfonía, donde cada voz, cada registro, cada timbre vocal enriquece el único Evangelio, cantado en una infinita posibilidad de variaciones”, ha informado la agencia oficial vaticana.

Iniciativas

Alberto Pascual. Los Madrugadores, el rosario a primera hora

En la parroquia de San Agustín de Guadalix, en Madrid, existe un grupo de personas que el primer sábado del mes se reúnen a las 7.30 de la mañana para rezar el rosario por las calles del municipio.

Arsenio Fernández de Mesa·28 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Rosario es una escalera para subir al Cielo”, decía San Juan Pablo II, que tanto lo rezó y animó a rezar. En el imaginario popular esta oración parece destinada sólo a señoras ancianas que lo musitan en la oscuridad de una Iglesia para pedir por sus familiares. Pero pensar en unos hombres que salen por el pueblo a rezarlo, previo madrugón, en pleno fin de semana y sin miedo a los respetos humanos porque los que contemplen la peculiar escena se rían, eso sí que parece algo imposible. Pues en la parroquia de San Agustín del Guadalix, municipio al norte de Madrid con menos de 15000 habitantes, es algo que sucede con cierta frecuencia. No es una experiencia puntual, es algo de años que se hace con constancia y con verdadera piedad y cariño a la Virgen. 

Madrugadores es un grupo de hombres que se junta el primer sábado del mes a las 7:30 de la mañana para rezar el Rosario andando por las calles. Alberto Pascual es uno de los felices integrantes de esta inusual aventura que tantas bendiciones está derramando en las vidas de quienes se lanzan a recorrerla: “nos juntamos en la puerta de la Iglesia para saludarnos y así ir despertándonos. El que llega al grupo por primera vez es recibido de forma especial por cada uno de los miembros. Repartimos los misterios. Luego entramos en la Iglesia para estar en recogimiento delante del Sagrario. Empezamos rezando el Ángelus y salimos a las calles para rezar pausadamente el Rosario”. El pueblo está amaneciendo silenciosamente y pocas almas circulan por las calles: ¡acaba de arrancar el fin de semana! De ahí que llame la atención semejante estampa. Alberto lo reconoce con orgullo: “la gente mira muy sorprendida, porque no es frecuente ver a treinta hombres a esas horas rezando avemarías y padrenuestros. Al final cantamos el Salve Regina y terminamos con un desayuno sencillo que ha preparado una persona de la parroquia”. 

Madrugadores se compone de tres momentos: el rezo del Rosario, el desayuno reconstituyente y una charla sobre algún punto formativo. Esta charla la prepara una persona que durante quince minutos expone ese tema de actualidad, que siempre tratan de iluminarlo con el Magisterio de la Iglesia. Cuando termina la exposición empieza un coloquio en el que todos aportan su sentir sobre ese tema. El grupo concluye a las 9:30 y se marcha cada uno a su casa. Alberto insiste en que “resulta fundamental el papel del sacerdote para que vaya moderando o corrigiendo los planteamientos que estén equivocados, porque así se trata de un encuentro formativo y no de un mero debate”. 

Madrugadores nació hace años, en julio de 2013. “Tuvimos el primer encuentro de manera fortuita. Nos juntamos unos cuantos hombres. Hay unas 60 personas de la parroquia en el grupo, pero no siempre participan todos. Hay mucha libertad para asistir”. Me cuenta Alberto que una vez al año tienen una convivencia en el monasterio de Silos, en Burgos. Ahí pasan el fin de semana y refuerzan los lazos personales de amistad y de fe. Hacen también alguna excursión cultural. Todo muy familiar en un ambiente de fe. Todo muy de Dios. 

Este feligrés de San Agustín del Guadalix siente que ha sido bendecido con la oración del Rosario y me comenta que miembros de este grupo pertenecen a Schoenstatt y han hecho la alianza de amor con la Virgen varios años: “mes tras mes, año tras año, tengo la sensación de que este grupo no lo hemos formado los hombres sino que viene de Dios. El Espíritu Santo de una manera misteriosa toca el corazón de los que estamos ahí, bien por lo que dice un compañero, por un misterio del Rosario que te marca, por el ambiente de cariño que hay. Es un ambiente santo, especial. Se nota que Dios está en medio.


Familia

Cada Vida Importa se moviliza este domingo, con la historia de Leire

La joven donostiarra Leire abortó en 2009 bajo el lema “nosotras parimos, nosotras decidimos”. En 2010 tuvo un aborto espontáneo, que considera muy relacionado con el primero, y poco a poco, resolvió oponerse a esa “destrucción”,

Rafael Miner·27 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 10 minutos

La historia de Leire remueve. No quiere ser protagonista de nada, pero este domingo será uno de los testimonios en la concentración de Cada Vida Importa, a las 12,00 h., en la puerta de Alcalá (Madrid). La plataforma, junto a los asistentes, se manifestará con motivo de la falta de ayudas públicas a la maternidad, la ley de Eutanasia, los no nacidos, el ataque a la objeción de conciencia de los médicos, y la reforma del Código Penal en contra de la libertad de expresión de los provida.

“Estamos obligados moralmente. Si no hablamos ahora, ¿cuándo? Si no lo hacemos nosotros, ¿quién?”, afirmó el presidente del Foro Español de la Familia, Ignacio García Juliá, en una rueda de prensa que tuvo lugar esta semana de la plataforma Cada Vida Importa. En ella, los organizadores (Foro Español de la Familia, Fundación +Vida, Provida España y la Fundación Más futuro – Rescatadores Juan Pablo II) han ofrecido detalles de la concentración de este domingo, junto a un video que pueden ver aquí.

“Nuestra experiencia es que nadie queda indiferente cuando se toca este tema. Es importante mostrar la verdad, porque la verdad y el bien en sí, tienen un valor impresionante. La cultura de la vida es muy fuerte, esto es imparable”, afirmó Alicia Latorre, presidenta de la Federación Española de Asociaciones Provida en España.

“En el acto, las protagonistas van a ser las mujeres, los enfermos y los médicos. ¿Por qué no se deja hablar a las mujeres que han  abortado? Queremos que la sociedad vea que estas nuevas leyes, reformas, dejadez y ataques están dañando a nuestras familias”,señaló Marta Velarde, presidenta de Más Futuro- Rescatadores Juan Pablo II.

Entre las asociaciones adheridas se encuentran las siguientes: Asamblea por la Vida, la Libertad y la Dignidad, Federación Europea One of  Us, Asociación para la Defensa del Derecho a la Objeción de Conciencia (ANDOC), Fundación Jérôme Lejeune, Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), Asociación en Defensa de la Vida Humana (ADEVIDA), Asociación de Investigadores y Profesionales por la Vida (CÍVICA), Fundación Educatio Servanda, 40 días por la vida, Asociación española de Farmacéuticos Católicos, Fundación Villacisneros, AESVIDA, Fundación Valores y Sociedad, Asociación Deportistas por la Vida y la Familia, E- Cristian, Cristianos en Democracia, Asociación de Ayuda a la Madre y al Bebé (AMABE), AYUVI, Asociación Voz Postaborto, Plataforma por la Familia Catalunya-ONU, Asociación Cinemanet , Associació Catalana d’Estudis Bioètics (ACEB), ANDEVI y PROVIDA Alicante, Alcalá de H., Badajoz, Barcelona, Bilbao, Castellón, Gijón, Santander, Valencia, Valladolid, Zaragoza, Guadix, Sevilla, Torrejón de Ardoz.

Habla Leire: visibilizar el trauma post-aborto

Leire Navaridas, consultora de comunicación y marketing, estará en la concentración de la Puerta de Alcalá. La joven se describe a sí misma en las redes sociales como “madre de 3, sólo 1 vivo que me da la fuerza para luchar por la defensa del amor, la verdad, la vida y la unión entre la mujer y el hombre. Víctima de la IVE”.

En la conversación con Omnes, el martes pasado, además de contar su historia, sacó lo mejor de sí misma al hablar de la maternidad, “el mayor regalo del mundo”. Luego lo vemos. Y hace 48 horas, ha escrito en LinkedIn: “Desde mi experiencia, ya no sólo como víctima, sino como acompañante de otras mujeres, sé lo importante y necesario que es, hoy más que nunca, visibilizar el dolor post-#aborto (nada fácil, por cierto, porque es traumático). Este domingo ahí estaré, como siempre disponible para ir a cualquier lugar que me permita ir desmontando las mentiras en torno a la #IVE, poner de relieve las consecuencias de la pérdida de un hijo o hija, y compartir la experiencia de salvar la #maternidad y con ello la #felicidad”.

Mentiras en torno a la IVE

A partir de ahora, es la propia Leire quien prosigue su historia. “En 2009, en Donosti, me dejé intervenir violentamente mi embarazo. Lo digo así muy conscientemente. Porque se utiliza la palabra IVE, que dicen que significa Interrupción Voluntaria del Embarazo, pero yo no solo no estoy de acuerdo, sino que la rechazo completamente porque encierra una mentira muy gorda, bueno dos: una, la idea de la “interrupción” como si de alguna forma se pudiera retomar. Y segundo, y más importante, lo de “voluntaria”. Y esto es fundamental y crítico para las mujeres que pasamos por ahí, porque para que fuera “voluntaria”, nos tendrían que dar: primero, toda la información, luego no estaría de más la consciencia, y tercero, alternativas”. “Y lo del IVE que te comentaba antes, yo le llamo Intervención Violenta del Embarazo, y eso para mí son las siglas IVE. Yo siempre me refiero a eso con esos términos”.

“A mí, ni me mostraron que efectivamente lo que llevaba en mi vientre era la vida de mi hijo que ya tenía su corazoncito y su “de todo”, mucho menos me dijeron por lo que iba a pasar yo porque cuanto te sometes a una acción violenta que es el caso, entra el trauma. Es imposible que la violencia no tenga consecuencias traumáticas y tercero, no me dieron ninguna otra alternativa. Entonces con la idea de que yo si seguía con eso, iba a tener problemas mentales, me negaban que haciéndolo no iban a producirse. Es una trampa increíble”, asegura.

Yo al IVE lo llamo Intervención Violenta del Embarazo.

Leire

Aborto en 2009: absoluta soledad

“Mi caso de aborto fue como uno de los más típicos”, evoca Leire. “Es que te quedas embarazada y dices ‘no me viene bien’: porque no estaba en mis planes, porque todavía tengo una idea de desarrollo profesional que todavía no se ha materializado, y en alguna ocasión porque en la pareja no estamos bien. A mí esto me pasó estando en Macao, que es una isla al lado de Hong Kong”, relata la joven a Omnes. “Estábamos viviendo mi pareja y yo en Australia, y habíamos decidido venirnos a vivir a España, para lo cual nos casamos allí en Australia, pero en eso le salió a él un trabajo, yo le acompañé, pero estábamos en una crisis tremenda, y el error fue tener relaciones dentro de una crisis, pero así sucedió y fruto de eso vino mi primer embarazo”.

“Yo no estaba para nada preparada, en medio estado de shock, y sobre todo, y esto es muy relevante, con una sensación absoluta de soledad frente al problema. Entonces, ¿qué hice? Yo estaba en Macao, que es cuna de la perversión, de la ludopatía y como un mundo muy sórdido. Un mundo muy enfermo. Es como una mini isla china, reproducción calcada de lo que son Las Vegas, y ahí es donde se juntan todos los ludópatas que vienen del continente a gastarse sus ahorros, a arruinar a las familias, fumar y beber todo lo que puedan y luego volver a casa hechos un desastre. La situación es que me quedé embarazada, lo viví como un marrón y sabiendo que para eso estaba yo sola, tenía la sensación de que ni contaba ni con mi marido, ni con mi familia, ni nada”, reconoce abiertamente la joven.

“Entonces, ¿qué hago con eso? Pues casualmente llamo a una amiga de Donosti que está muy estrechamente relacionada con un hombre que yo también conocía y que tiene una clínica abortiva. Bueno, es una clínica de ginecología, pero yo sabía que practicaban abortos. Por aquel entonces, yo podría haber ido a una manifestación pro-abortista perfectamente bajo el lema éste de “Nosotras parimos, nosotras decidimos”. Y como lo que tenemos dentro pues parece que no es más que un amasijo de células, que no tiene ningún otro valor, te lo pueden extirpar como quien se quita un quiste o una verruga”.

“Asumí eso como la solución viable para resolver mi situación, y además con la idea de que eso iba a ser inocuo y de que eso me iba a volver a la situación previa a estar embarazada, sin ningún tipo de consecuencias ni más historias”, revela Leire. “Me volví a Donosti, se lo cuento a mis padres. Era 2009. Mi madre me acompaña, me paga la intervención, yo firmo que lo hago, porque eso supuestamente me va a producir problemas psicológicos, y allí como quien va a hacerse una depilación, me dejé intervenir violentamente mi embarazo”.

Embarazo en 2010: “ponte a construir”

Leire llevaba desde la Universidad teniendo vértigos, y ya en Madrid, decidió ir a un terapeuta que le recomiendan. Lo primero que entiende es que “me siento más sola que la una, que de hecho es el origen de los vértigos, y que tratado eso, desaparecieron”. A la segunda sesión con él, “ya estaba otra vez embarazada en 2010, y de alguna forma lo volví a vivir como una noticia no deseada, digamos una mala noticia. Lo que sí que sabía era que no podía volver a pasar por lo mismo”, revela, “pero no porque fuera consciente por lo que había pasado, pero sí por una idea que tenía yo de que, si volvía a pasar por eso, mi aparato reproductivo se iba a destrozar y de alguna forma, no iba a poder volver a ser madre”.

Vi que tenía una alternativa que era la de construir, y siendo consciente de que lo que estaba dentro era la vida de mi hija o hijo.

Leire

“Yo sí que tenía ilusión por ser madre, entonces vi que eso no era posible. Pero a la vez me quedaba sin salida, sin opciones. Y entonces, llamé al terapeuta que me dijo: ‘no te preocupes, vente aquí, no hagas nada’. Fuimos mi pareja y yo, y sólo recuerdo una frase que fue la que obró magia. Me dijo: ‘Leire, deja de destruir y ponte a construir’.

Con esa frase, pude entender la deriva de destrucción que llevaba en mi vida, porque consumía de todo: drogas, sexo, relaciones… y cuando no hacía daño, me dejaba que me hicieran daño a mí y así una dinámica constante. Pero vi que tenía una alternativa que era la de construir, y siendo consciente de que lo que estaba dentro era la vida de mi hija o hijo, de repente se me conectó toda la ilusión por lo que iba a suceder: me encantaba la idea de poder leer cuentos bonitos para luego poder contárselos a él, aprender canciones…

De repente, se me abrió un halo de luz y de esperanza y la vida era maravillosa. Yo tenía un montón de alegría y de ilusión por vivir. Ya las malas condiciones de trabajo en las que estaba pues me parecían más irrelevantes, dispuesta a hacer lo que fuese porque mi hijo tuviera de todo. Recuerdo la primera ecografía, oír su corazón, lloraba de emoción, todo muy bonito y muy emocionante salvo que en una revisión a los 3 meses, el ginecólogo me dijo que el corazón ya no latía y que mi hijo ya no vivía”.

“Todo volvió a ser un palo muy duro”, revela la joven donostiarra. Fría como una piedra, me dije: “fue bonito mientras duró”, no derramé ni una lágrima y de esto tampoco se volvió a hablar ni en mi pareja, ni en mi familia, ni en todo el mundo que sabía que estaba embarazada, esta pérdida otra vez se difuminó, se borró del mapa de la faz de la tierra y a seguir para delante”.

“El dolor, una catarsis terrible”

Así siguió un par de años más, prosigue. “Yo había pasado por la IVE, había pasado por este aborto espontáneo y de alguna forma, siguiendo hacia delante sin ningún tipo de duelo y consciencia de pérdida. Y a todo esto, la pareja se rompió, pero yo seguí por un camino de desarrollo personal, gracias al terapeuta, donde me iba conociendo más e iba desmontando capas, hasta que llegué a esa capa donde salió todo el inmenso dolor que yo llevaba dentro y además fue muy gráfico, porque es que el dolor me salía del vientre y no podía parar de llorar y llorar, como una catarsis terrible.

Pero fue muy bonito, porque digamos que salió el amor que yo sentía por esos niños, por mis hijos. Entonces pude reestablecer mi relación de amor con ellos, pude ver que después de todo ese dolor, estaba el amor que yo tengo como madre y se abría también como una nueva puerta. Yo me sentía super culpable porque ya era muy consciente de lo que había pasado, era muy consciente de que yo había perdido a mis hijos y me sentía muy culpable por ello”.

Me he ofrecido como testimonio para desmontar todas esas mentiras y para tratar de evitar que otras mujeres cometan el mismo error.

Leire

“Segunda oportunidad: consigo perdonarme”

“Entonces viene la culpa, no te puedes perdonar, crees que eres lo peor, que eres una mujer desalmada, cruel, que no te mereces nada y de alguna forma, iba buscando el castigo. Y empezaba a tener relaciones con hombres, que básicamente era para que ya me terminaran de destruir completamente. Pero bueno, gracias a que yo sigo en ese entorno terapéutico, voy manteniendo un poco la conciencia de que ése es un muy mal camino, y también gracias a mi actual pareja que me anima y alienta a darme una segunda oportunidad”.

“Fue cuando yo ya definitivamente consigo perdonarme, también gracias a entender, que me costó mucho aceptarlo, gracias a asumir que yo había sido una víctima de un sistema que promueve la violencia de una forma tan oculta y sibilina. Porque a priori [el aborto] es un derecho y una solución, y muy lejos de eso, básicamente te destroza y tiene el potencial de acabar con tu vida; pues yo ahí ya me indigno un poco con esa idea de cómo la mujer tiene que acabar pasando por algo así por falta de apoyo social, y por culpa de un engaño tan insocial que yo me había creído pues eso, porque era feminista, proabortista y todo; y luego, cuando ya lo practicas ves que eso te destruye, aparte de que no puedes recuperar ya la vida de tus hijos perdidos”.

“Y llegó Lander”

“Pero llegó Lander”, comentamos. “Sí, es el final feliz. Cuando yo me doy una nueva oportunidad de volver a la vida, volver al amor, pues no solo me enamoro de mi pareja sino que él me regala a Lander, que es la cosa más maravillosa del mundo. La maternidad es el mayor regalo del mundo o si no diría que el que más, porque lo que yo vivo con Lander es que casi me cuesta hasta explicarlo”.

“Lander nació en diciembre de 2017”, precisa Leire. “Estuve en la manifestación del 8-M de 2018, con Lander ya bebé de unos pocos meses en su mochilita pegado a mí, y claro, cuando veo que las reivindicaciones muchas se basan en promover el aborto, yo me indigné tanto, que me niego. Y ahí empecé a alzar la voz: me he ofrecido como testimonio para desmontar todas esas mentiras y para tratar de evitar que otras mujeres cometan el mismo error que yo, porque las mujeres que están abanderando esos carteles promoviendo el aborto libre, gratuito y super accesible, no son conscientes de lo que destruye eso a la mujer”.

“De hecho, desde que mi testimonio llega a muchas mujeres, son otras muchas las que me contactan, porque por fin entienden que alguien las va a entender, saben que yo les puedo entender, que yo he pasado por lo mismo, que es posible volver a la vida. Muchas han tenido varios intentos de suicidio, y las que no ha sido porque tenían ya hijos vivos, pero vamos sin ningún tipo de salida para lo que han hecho y muchos casos de mujeres que he acompañado que están fatal”.

Me ha pasado con mujeres que he acompañado y también ha llegado un momento que me han dicho: “hasta aquí”. Al final la clave es el amor.

Leire

“La maternidad, un montón de amor”

La última parte de la conversación versa sobre la maternidad. Es casi imposible parar a Leire. Sus argumentos salen a borbotones. “La maternidad lejos de destrozarte la vida, supone una oportunidad donde tú vas a recibir un montón de amor puro, porque los bebés son así, y vas a tener la oportunidad, gracias a esa inspiración, también de trascender cualquier tipo de problema, de dificultad, en el que pudieras estar incluso bloqueada durante toda tu vida. Entonces, por amor a ellos, una mujer es capaz de hacer cualquier cosa. Entonces, lejos de destrozártela y someterte o privarte de cualquier cosa, todo lo contrario”.

“A mí, la maternidad ya realizada digamos, porque yo soy madre desde el primero, pero cuando ya ha venido Lander, lo que puedo decir es que soy una mujer con muchísimos recursos, que me da un poder increíble de superarlo todo y de conseguirlo todo, y además una alegría y un amor que siento, y una ilusión por estar con él todos los días, que no tiene comparación con nada de lo que yo haya podido vivir en mi vida”.

Además, gracias a la consciencia de lo vulnerable y lo valiosa que es la vida, Lander es un niño super respetado, super amado, y todo lo que no se han podido llevar sus hermanos mayores, se lo está llevando él, es un niño feliz. Y a mí, pues traer niños felices al mundo, pues me parece un acto no sólo bonito sino, además, muy necesario tal y como está la sociedad.

“Me ha pasado con mujeres que he acompañado y también ha llegado un momento que me han dicho: “hasta aquí”. Al final la clave es el amor. La falta de amor destruye muchísimo y lo que salva es el amor”, concluye Leire.

Zoom

Llega la corona de Adviento

Phillip y Nicholas preparan una corona de Adviento en Nueva York. En la lectura del tercer domingo de Adviento, el 12 de diciembre de 2021, dice: "No os inquietéis en absoluto, sino que en todo, con la oración y la petición, con acción de gracias, presentad vuestras peticiones a Dios".

David Fernández Alonso·26 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Vaticano

El Papa, en la nueva catequesis sobre san José: «Es un verdadero maestro de lo esencial»

A pocas semanas de concluir el año dedicado a San José, el Papa Francisco quiere centrar un ciclo de catequesis en la figura del santo patriarca.

David Fernández Alonso·26 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 5 minutos

El Papa Francisco comenzó la catequesis recordando que «el 8 de diciembre de 1870, el beato Pío IX proclamó a san José patrón de la Iglesia universal. Ahora, 150 años después de aquel acontecimiento, estamos viviendo un año especial dedicado a san José, y en la Carta Apostólica Patris corde he recogido algunas reflexiones sobre su figura. Nunca antes como hoy, en este tiempo marcado por una crisis global con diferentes componentes, puede servirnos de apoyo, consuelo y guía. Por eso he decidido dedicarle una serie de catequesis, que espero nos ayuden a dejarnos iluminar por su ejemplo y su testimonio. Durante algunas semanas hablaremos de san José».

«En la Biblia», destacó el Santo Padre, «hay más de diez personajes que llevan el nombre de José. El más importante de ellos es el hijo de Jacob y Raquel, que, a través de diversas peripecias, pasó de ser un esclavo a convertirse en la segunda persona más importante de Egipto después del faraón (cf. Gn 37-50). El nombre José en hebreo significa “que Dios acreciente. Que Dios haga crecer”. Es un deseo, una bendición fundada en la confianza en la providencia y referida especialmente a la fecundidad y al crecimiento de los hijos. De hecho, precisamente este nombre nos revela un aspecto esencial de la personalidad de José de Nazaret. Él es un hombre lleno de fe en su providencia: cree en la providencia de Dios, tiene fe en la providencia de Dios. Cada una de sus acciones, tal como se relata en el Evangelio, está dictada por la certeza de que Dios “hace crecer”, que Dios “aumenta”, que Dios “añade”, es decir, que Dios dispone la continuación de su plan de salvación. Y en esto, José de Nazaret se parece mucho a José de Egipto».

Francisco afirmó que también las principales referencias geográficas que se refieren a José: Belén y Nazaret, asumen un papel importante en la comprensión de su figura, y quiso detenerse en el ambiente en el que vivió para darnos algunas luces sobre su figura.

«En el Antiguo Testamento», dijo, «la ciudad de Belén se llama con el nombre de Beth Lehem, es decir, “Casa del pan”, o también Efratá, por la tribu que se asentó allí. En árabe, en cambio, el nombre significa “Casa de la carne”, probablemente por el gran número de rebaños de ovejas y cabras presentes en la zona. De hecho, no es casualidad que, cuando nació Jesús, los pastores fueran los primeros testigos del acontecimiento (cf. Lc 2,8-20). A la luz del relato de Jesús, estas alusiones al pan y a la carne remiten al misterio de la Eucaristía: Jesús es el pan vivo bajado del cielo (cf. Jn 6,51). Él mismo dirá de sí: «El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna» (Jn 6,54)».

«Belén se menciona varias veces en la Biblia, ya en el libro del Génesis. Belén también está vinculada a la historia de Rut y Noemí, contada en el pequeño pero maravilloso Libro de Rut. Rut dio a luz a un hijo llamado Obed, que a su vez dio a luz a Jesé, el padre del rey David. Y fue de la línea de David de donde provino José, el padre legal de Jesús. El profeta Miqueas predijo grandes cosas sobre Belén: «Mas tú, Belén-Efratá, aunque eres la menor entre las familias de Judá, de ti me ha de salir aquel que ha de dominar en Israel» (Mi 5,1). El evangelista Mateo retomará esta profecía y la vinculará a la historia de Jesús como su evidente cumplimiento».

«De hecho, el Hijo de Dios no eligió Jerusalén como lugar de su encarnación, sino Belén y Nazaret, dos pueblos periféricos, alejados del clamor de las noticias y del poder del tiempo. Sin embargo, Jerusalén era la ciudad amada por el Señor (cf. Is 62,1-12), la «ciudad santa» (Dn 3,28), elegida por Dios para habitarla (cf. Zac 3,2; Sal 132,13). Aquí, en efecto, habitaban los maestros de la Ley, los escribas y fariseos, los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo (cf. Lc 2,46; Mt 15,1; Mc 3,22; Jn1,19; Mt 26,3)».

«Por eso», continuó el Papa, «la elección de Belén y Nazaret nos dice que la periferia y la marginalidad son predilectas de Dios. Jesús no nace en Jerusalén con toda la corte… no: nace en una periferia y pasó su vida, hasta los 30 años, en esa periferia, trabajando como carpintero, como José. Para Jesús, las periferias y las marginalidades son predilectas. No tomar en serio esta realidad equivale a no tomar en serio el Evangelio y la obra de Dios, que sigue manifestándose en las periferias geográficas y existenciales. El Señor actúa siempre a escondidas en las periferias, también en nuestra alma, en las periferias del alma, de los sentimientos, tal vez sentimientos de los que nos avergonzamos; pero el Señor está ahí para ayudarnos a ir adelante».

«El Señor continúa manifestándose en las periferias, tanto en las geográficas, como en las existenciales.  En particular, Jesús va en busca de los pecadores, entra en sus casas, les habla, los llama a la conversión.  Y también se le reprende por ello: “Pero mira a este Maestro —dicen los doctores de la ley— mira a este Maestro: come con los pecadores, se ensucia, va a buscar a aquellos que no han hecho el mal, pero lo han sufrido: los enfermos, los hambrientos, los pobres, los últimos. Siempre Jesús va hacia las periferias. Y esto nos debe dar mucha confianza, porque el Señor conoce las periferias de nuestro corazón, las periferias de nuestra alma, las periferias de nuestra sociedad, de nuestra ciudad, de nuestra familia, es decir, esa parte un poco oscura que no dejamos ver, tal vez por vergüenza».

«Bajo este aspecto», concluía Francisco, «la sociedad de aquella época no es muy diferente de la nuestra. También hoy hay un centro y una periferia. Y la Iglesia sabe que está llamada a anunciar la buena nueva a partir de las periferias. José, que es un carpintero de Nazaret y que confía en el plan de Dios para su joven prometida y para él mismo, recuerda a la Iglesia que debe fijar su mirada en lo que el mundo ignora deliberadamente. Hoy José nos enseña esto: “a no mirar tanto a las cosas que el mundo alaba, a mirar los ángulos, a mirar las sombras, a mirar las periferias, lo que el mundo no quiere”. Nos recuerda a cada uno de nosotros que debemos dar importancia a lo que otros descartan. En este sentido, es un verdadero maestro de lo esencial: nos recuerda que lo realmente valioso no llama nuestra atención, sino que requiere un paciente discernimiento para ser descubierto y valorado. Descubrir lo que vale.  Pidámosle que interceda para que toda la Iglesia recupere esta mirada, esta capacidad de discernir y esta capacidad de evaluar lo esencial. Volvamos a empezar desde Belén, volvamos a empezar desde Nazaret».

«Quisiera hoy enviar un mensaje a todos los hombres y mujeres que viven en las periferias geográficas más olvidadas del mundo o que viven situaciones de marginalidad existencial. Que puedan encontrar en san José el testigo y el protector al que mirar. A él podemos dirigirnos con esta oración, oración “hecha en casa”, pero que ha salido del corazón»:

San José,
tú que siempre te has fiado de Dios,
y has tomado tus decisiones
guiado por su providencia,
enséñanos a no contar tanto en nuestros proyectos,
sino en su plan de amor.
Tú que vienes de las periferias,
ayúdanos a convertir nuestra mirada
y a preferir lo que el mundo descarta y pone en los márgenes.
Conforta a quien se siente solo
Y sostiene a quien se empeña en silencio
Por defender la vida y la dignidad humana. Amén

Actualidad

Mons. Luis Marín: “La Iglesia sinodal no es un invento del Papa”

Mons. Luis Marín de San Martín, O.S.A., es uno de los subsecretarios para el Sínodo de Obispos. Este agustino madrileño conforma, junto al Secretario General del Sínodo, el cardenal Mario Grech y la religiosa francesa Nathalie Becquart, el núcleo visible de la Secretaría del Sínodo que coordina y anima a toda la Iglesia en este camino sinodal.

Maria José Atienza·26 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 10 minutos

Traducción del artículo al inglés

Caminar juntos, unidos, para redescubrir la esencia de la Iglesia, su propio modo de ser sinodal. Este es el objetivo de un sínodo que ha comenzado de manera paralela en Roma y en todas las diócesis del mundo y del que conversamos con Mons. Luis Marín de San Martín: sobre sus claves y riesgos y, especialmente, sobre esa necesidad de participación de todos para recuperar la esencia de la Iglesia desde la propia vida de cada uno de los católicos. 

—¿Cómo se vive un Sínodo desde dentro?

Mi experiencia es que se vive con emociones contrapuestas al saber que estás ante algo grande.

En primer lugar, se vive con un sentido de maravilla, de agradecimiento a Dios porque realmente es un momento crucial en la historia, un tiempo del Espíritu del que te hace ser partícipe. 

Segundo, se vive también con cierto miedo, especialmente al principio, cuando surge la duda de cómo gestionarlo todo. Pero esta pregunta se resuelve enseguida con una enorme confianza. Yo tengo una enorme confianza, y por ello, te pones en las manos de Dios y te dejas llevar poniendo todo el entusiasmo posible.

En tercer lugar, se vive con gran agradecimiento. Agradecimiento porque, a pesar de que somos pequeños, el Señor hace su obra. 

Lo vives, pues, con todos estos sentimientos… y mucho trabajo. El Sínodo es un trabajo que nos ha implicado muchísimo. Quienes colaboramos en la secretaría del Sínodo hemos trabajado, y estamos trabajando, muchísimo, pero lo hacemos con el convencimiento de que vale la pena. Además, conforme más te implicas y lo conoces, más te vas entusiasmando. 

—¿Cual es la labor de los subsecretarios del Sínodo?

Por primera vez, somos dos subsecretarios y, también por primera vez, somos los dos religiosos, con dos espiritualidades complementarias: la mía agustiniana y la de sor Nathalie Becquart, ignaciana. Nuestra labor es colaborar con el secretario general, el cardenal Mario Grech, y acompañarlo en sus funciones. No se trata sólo de preparar el Sínodo de los obispos sino, especialmente, de promover la sinodalidad en la Iglesia: hacer que la Iglesia sea sinodal. Formamos un equipo en el que hemos de ser los primeros en vivir ese estilo sinodal: de colaboración, de comunión, y de diálogo con el cardenal Grech y entre nosotros. 

—“Iglesia sinodal”: alude usted a un término que se ha incorporado a nuestro vocabulario en los últimos meses, pero, ¿qué es la Iglesia sinodal? 

Hasta la fecha, tradicionalmente, se preparaba la Asamblea del Sínodo de los obispos que, cada cierto tiempo, se reunía en Roma para tratar sobre determinados temas. Ahora, el Papa ha abierto esto mucho más. Se trata de ir a lo que es la Iglesia en sí misma. Esto no es una invención del Papa. La Iglesia es sinodal, al igual que es comunitaria o es misionera. Pertenece a la esencia de la Iglesia. 

¿Qué significa la Iglesia sinodal, qué es ese “caminar juntos”? Ser cristiano es participar en lo que Cristo es. Por el bautismo nos incorporamos a Cristo y esto significa que hacemos nuestra y participamos en esa realidad salvífica que es la realidad de Cristo Redentor. Somos misioneros por el bautismo, llevamos la salvación de Cristo a los demás porque los cristianos no vivimos nuestra fe en soledad, sino en comunidad: la Iglesia es familia, esto es “juntos”, caminar juntos. Es lo que la Iglesia es. 

Como cristianos, unidos a Cristo y a los demás, avanzamos dando testimonio salvífico en medio del mundo hasta la plenitud del final de los tiempos. 

Vivir la Iglesia es esto: vivir la Iglesia es vivir la sinodalidad. Promover esta sinodalidad es tarea de todos los cristianos. Esa sinodalidad se manifiesta de diversas maneras: el Sínodo de los obispos es el modo en el que se manifiesta la sinodalidad para los obispos, pero no es el único. Están los consejos pastorales, los consejos parroquiales, episcopales… y puede haber otras manifestaciones y concreciones de la sinodalidad. Hay que hacer un discernimiento y ver qué nos pide el Señor para vivir la comunión la participación y la misión como Iglesia.  

Tanto el Santo Padre como los documentos de ayuda publicados para este Sínodo señalan el paso de un “evento” a un proceso.

No tenemos que identificar “Sínodo” con Sínodo de los obispos. Lo importante es el camino. En octubre se ha abierto un Sínodo, no una preparación. Toda la Iglesia ha comenzado la senda y avanzamos en este camino de escucha, de discernimiento, viendo cómo podemos participar, qué es lo que nos pide el Espíritu Santo en este momento de la historia, cuál es nuestra misión. 

Este caminar se realiza desde abajo: todos los cristianos, las parroquias, las diócesis, las conferencias episcopales, las conferencias episcopales continentales, la asamblea del Sínodo de los obispos y, después, volveremos otra vez a todos los fieles, porque las decisiones, las ideas, etc., volverán a las diócesis. 

El Sínodo no es un tema administrativo, no es un proyecto para ponernos de acuerdo o para “repartir el poder”, no es un tema de «hacer». 

Mons. Luis Marín. Subsecretario del Sínodo de los Obispos

—¿Hablamos de lo que podríamos llamar un cambio de mentalidad?¿Cree que será posible?  

Creo que es el inicio de un camino, pero sí que tenemos que ir a un cambio de mentalidad. El cambio básico esencial es reconocer que estamos ante un evento del Espíritu Santo.

El Sínodo no es un tema administrativo, no es un proyecto para ponernos de acuerdo o para “repartir el poder”, no es un tema de hacer. 

El Sínodo es un tiempo del Espíritu Santo con todo lo que esto significa, es decir, lo que significó Pentecostés para la primitiva Iglesia. ¿Qué significó Pentecostés? Cambiar la mentalidad, romper los muros, los miedos, lanzarnos a la predicación a los confines de la tierra. Por eso, ese ponernos en las manos del Espíritu es el cambio fundamental. Desde ahí iremos descubriendo el camino, las cosas que hay que cambiar. 

Habrá cambios, sí. A veces fundamentales y básicos, que no nos llevarán a cosas estrambóticas sino a vivir la esencia de nuestra fe, a lo que es la Iglesia. 

Con el paso del tiempo, en la Iglesia nos hemos ido acostumbrando, hemos perdido el mordiente, el entusiasmo,… no llegamos a todo, en resumen, nos hemos anquilosado. 

Estamos en un momento de despertar con un impulso grande desde el Espíritu Santo que nos llevará ser verdaderamente lo que somos. Al obispo y al sacerdote a ser verdaderamente obispo o sacerdote, y al laico a ser verdaderamente laico.

La belleza de la Iglesia radica en que cada uno aporta su carisma, aporta su vocación, en unidad con todos, bajo el impulso del Espíritu Santo. Al laico no se le “conceden” ciertas tareas “para que esté contento y así nos ayude al clero”. No es que “ayude”, es que el laico tiene que participar en la Iglesia, y hacerlo como laico, sin clericalizarse. No clericalicemos al laico ni laicicemos al clero: cada uno según su función en la Iglesia. 

La Iglesia no es un sistema de poder, sino de servicio. Todos tenemos el mismo grado, ni arriba ni abajo, sino que tenemos tareas diferentes. Por eso en el logo de este Sínodo aparecen todos caminando por igual. 

El laico “ayuda” en ciertas tareas de la Iglesia. El laico tiene que participar en la Iglesia y hacerlo como laico.

Mons. Luis Marín. Subsecretario del Sínodo de los Obispos

—Todos los cambios dan miedo y en la Iglesia también…

El Papa se refieren en muchas ocasiones al peligro del “siempre se ha hecho así” para evitar el cambio, porque tememos la novedad, perder nuestras seguridades… Pues éste es un tiempo del cambio, de la novedad y de perder las seguridades y ponernos en las manos de Dios. 

Tenemos que fiarnos del Espíritu, que “hace nuevas todas las cosas” y que nos va a hacer más felices, porque nos hará más coherentes… Hay que sacudirse los miedos, es un tiempo de renovación desde el interior. 

Efectivamente, el miedo es uno de los problemas que tenemos ante este proceso. El miedo es muy humano y precisamente tenemos que abrirnos a lo divino, al Espíritu que nos transforme. Pienso que este tiempo sinodal es un tiempo de Dios, porque es tiempo de autenticidad. No es momento de pensar que “siempre se ha hecho así”, sino “¿qué nos pide Dios?”. De eso se trata cuando hablamos del discernimiento. Vamos a escucharnos unos a otros y escuchar también al Espíritu Santo. En este camino sinodal la dimensión orante es imprescindible. Sin una dimensión orante no podremos avanzar ni superaremos nuestros miedos e inseguridades.  

—En el mundo de los horarios cerrados y las prisas, ¿cómo recuperar esa necesaria dimensión orante?

Evidentemente, esto requiere una conversión y, ante todo, un comenzar. Hace poco me planteaban una dificultad importante: ¿por qué el mensaje cristiano no llega? Hacemos documentos buenísimos que se quedan en la estantería, gestos maravillosos que no llegan a la gente. Aunque pueda parecer paradójico, éste es un momento de detenernos al tiempo que avanzamos. Hacer silencio, detener los ruidos y redescubrir el valor de la oración. 

En ocasiones nos damos cuenta de que hemos perdido, no sólo la capacidad de orar sino el gusto por orar y, en consecuencia, nos entregamos al activismo, a “hacer cosas” o al “conocer las cosas”. Sin embargo, decía Benedicto XVI que se es cristiano por el encuentro personal por Cristo, no por decir o hacer muchas cosas. Se trata de esto, del encuentro personal, de amistad con Cristo. Sin ese encuentro y esa amistad nada de lo que hagamos ni de lo que digamos tendrá sentido. 

Hay que volver al encuentro personal con Cristo porque desde ahí iniciamos el camino. A veces, queremos decirle al Señor lo que tiene que hacer, queremos controlar, seguir un programa… Lo bonito de este proceso es que no sabemos dónde nos va llegar. Algunas veces me preguntan “¿cuál va a ser el final de este Sínodo? , ¿qué tipo de conclusiones saldrán de esto?”, y respondo: “pregúntenle al Espíritu Santo, porque yo no lo sé”. 

¿Qué hemos de poner a la luz del Espíritu Santo? Nuestro mundo del ruido, del hacer, del poder… esas construcciones que nos hemos hecho y de las que tenemos que ver qué hemos de cambiar para volver a lo esencial, para redescubrir las bases de nuestra fe. 

Los cristianos debemos ser semilla de esperanza. Llevar la salvación que es Cristo en el medio del mundo. Es muy bonito ver que este proceso sinodal surge en el momento de la pandemia, en un momento en el que la Iglesia está marcada por los escándalos, en un momento de templos vacíos, de una crisis del laicismo… Todos hemos pedido a Dios que nos ayude en estos momentos y aquí tenemos una respuesta: Iglesia sinodal, ir a lo esencial, ponernos a la escucha del Espíritu Santo, unidos entre nosotros… Y vamos adelante. 

Es una respuesta de Dios y una gran responsabilidad para todos nosotros, porque esta respuesta de Dios en la historia pasa a través de nosotros. Si no participamos, si pensamos que esto “nos complica la vida”,  podemos estar frustrando la acción del Espíritu Santo. Es un momento muy importante para el que necesitamos mucha humildad, mucha confianza y mucho amor, y esto lo recibimos en la oración. 

—Hay católicos que dicen no sentir esa pertenencia a la Iglesia o que la Iglesia no los escucha… 

Todo católico forma parte de la Iglesia porque forma parte de Cristo. No hay Cristo sin Iglesia. Cristo resucitado es Cristo cabeza de la Iglesia, unido a ella, inseparable. Unirte a Cristo te une a la Iglesia. Es verdad que vivimos en una época donde hay muchas personas cristianas que no participan de la vida de la Iglesia, que están al margen por circunstancias diversas. Por esa razón, el Papa nos anima a llegar a esos márgenes, a ir nosotros al encuentro de ellos. Hay que escuchar a todos, no sólo a los que vienen a Misa o están junto a nosotros, sino a todos: ofrecer a esas personas la posibilidad de participar, de hablar y de escucharles, uniéndoles a nosotros. Este momento de escucha es también un momento muy bonito de evangelización.

¿Cómo empezar a hacer esto? Empezando. A nadar se aprende nadando. Aprendemos a caminar juntos caminando juntos en el Espíritu Santo. Y tenemos experiencia de que vienen, de que preguntan: ¿cómo puedo participar? Acercándose a su parroquia, preguntando al párroco. Ir a lo sencillo, que es vivir nuestra fe cristiana que es comunidad, a la escucha del Espíritu y unidos a Cristo. 

Eso sí, tenemos que tener paciencia. Nuestros tiempos no son los tiempos de Dios. El cristianismo se difunde por contagio, por el entusiasmo de los primeros cristianos. Creo que todo cristiano ha de ser apóstol en el sentido de ser un entusiasta de su fe, porque conoce a Cristo experiencialmente y lleva a Cristo enmedio del mundo. Viviendo la autenticidad de nuestra fe iremos “contagiando” e iremos integrando a más personas, incluso a aquellos que nos insultan, como nos ha dicho el Papa.

Escuchar a todos y, desde ahí, discernir, y tomar las decisiones que sean necesarias y que indicará el Espíritu Santo, no la voluntad de cada uno. Habrá que cambiar y renovar muchas cosas, sí, y será un camino de esperanza para todos. 

Hay que escuchar a todos, no sólo a los que vienen a Misa o están junto a nosotros.

Mons. Luis Marín. Subsecretario del Sínodo de los Obispos

—¿Cómo llevar a cabo este discernimiento saber qué pide Dios y no caer en modas o ideologías?

El discernimiento necesita de la apertura al Espíritu Santo, el eje vertical que nos pone en comunicación con Dios, y la participación de los hermanos, de todos, el eje horizontal. Así se traza ese camino juntos que nos lleve a discernir qué pide Dios a la Iglesia hoy. 

El lema del Sínodo nos pone ante tres temas que Dios pide a la Iglesia: comunión, participación y misión

La primera, comunión. Hemos de preguntarnos cómo la vivo yo personalmente cuando en la propia Iglesia hay grupos enfrentados, se imponen las ideologías, etc.

La comunión significa que juntos nos enriquecemos. Es muy bueno que no tengamos la misma personalidad, la misma sensibilidad, la misma cultura … porque de lo contrario se empobrecería la vida. A veces olvidamos que somos hermanos y nos comportamos como enemigos, como miembros de una especie de partido político y el cristianismo no es una ideología. Hay tantas maneras de seguir a Cristo como personas en el mundo.

Luego, la participación. Cada uno tiene que participar según su condición y su carisma, como hemos apuntado antes. No podemos tener una actitud pasiva ni clericalista, es decir, que el clero lo haga todo y sepa de todo mientras que muchos laicos están pasivos o quieren convertirse en “pequeños clérigos”. Hay que desarrollar mucho más las estructuras de participación en la Iglesia.

Y, por último, misión. En este mundo tan difícil, ¿llevamos la buena noticia a los demás o creamos una especie de guetos en los que hablamos un idioma que nadie entiende? ¿Salimos a las periferias, es decir, a todos los ámbitos de la vida? Estas son las cuestiones del Sínodo, el reto. No podemos reducir el Sínodo a buscar unas recetas o cuatro puntos de examen sino que es un movimiento del Espíritu, es algo más profundo.

—¿Cómo se ha acogido en toda la Iglesia este Sínodo novedoso? 

Tengo que decir, y me alegro mucho poder afirmar que, en general, se ha acogido muy bien, con muchas ganas. Desde la Secretaría del Sínodo estamos en contacto con las conferencias episcopales de todo el mundo, con asambleas de religiosos y asociaciones laicales. Hay mucha expectación, ganas y diría también, entusiasmo. También somos conscientes de que están presentes, en muchos ámbitos, las dudas, cómo vamos a hacer, por donde debemos ir, como empezar… ha habido un impulso inicial muy fuerte. En la inmensa mayoría de las diócesis se ha asumido como lo que es, un tiempo de Dios y una oportunidad extraordinaria para la vida cristiana. 

El Papa nos decía que teníamos que prepararnos para las sorpresas. El Espíritu Santo nos va a sorprender. En nuestra sociedad nos gusta mucho tenerlo “todo atado”, pero en este momento, se nos pide esa apertura a la sorpresa del Espíritu. Por ejemplo, desde la Secretaría del Sínodo se ha enviado un documento preparatorio que es una ayuda, pero que si no sirve… pues no pasa nada. Hemos colocado diez temas. Al principio estaban planteadas una decena de preguntas claras, amplias… y alguien nos hizo ver que parecía un examen, que corría el riesgo de que se redujera a responder una serie de preguntas; y lo que queremos es una experiencia de escucha, no unas respuestas cerradas. Por eso se cambiaron a diez núcleos temáticos, que abarcan una mayor posibilidad de reflexión. Si sirven, bien. Si no habrá que buscar otras.

Desde la Secretaría del Sínodo intentamos que haya una conexión de materiales, de ayuda… para que todos podamos ayudarnos en este camino, por eso están disponibles en la web los distintos materiales. La clave es que la Iglesia entera se ponga en esta escucha y este discernimiento y que sirva. 

Además, la Secretaría de Sínodo tiene un contacto muy intenso con las conferencias episcopales de todo el mundo. Por primera vez hemos tenido unos grandes encuentros online, divididos por idiomas. Se han hecho dos y en el próximo queremos que participen también los referentes y coordinadores del Sínodo de todas las conferencias episcopales.

Nos estamos reuniendo con los presidentes y secretarios de los dicasterios de la Curia romana. Junto a esto, nos hemos reunido telemáticamente con los patriarcas de las Iglesias orientales, y con la unión de superiores y superioras de los institutos religiosos, y se tiene contacto con las comunidades de vida contemplativa y asociaciones laicales. Está siendo un trabajo intenso pero que ha creado una gran conexión con iglesias de todo el mundo.

—La Curia romana, ¿también ha iniciado este proceso sinodal?

Si decimos que la Iglesia es sinodal, todo lo que es Iglesia es sinodal, es Sínodo, por tanto, también la Santa Sede. Efectivamente, también en la Curia vaticana estamos en este proceso de pensar, de ver qué nos dice el Espíritu Santo en este momento y poder responder a ello.

Teología del siglo XX

Gustave Thils y la “Teología de las realidades terrestres”

Gustave Thils pertenece a la época dorada de la Universidad de Lovaina en el siglo XX, y fue pionero y ordenador de grandes temas teológicos, como el ecumenismo y el diálogo con las religiones, pero especialmente sobre las realidades temporales. 

Juan Luis Lorda·25 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 7 minutos

Junto con Gerard Philips, Charles Moeller y tantos de otras disciplinas (Delhaye, R. Aubert, Coppens, Onclin…), Gustave Thils (1909-2000) es, en el fondo, fruto del desvelo del cardenal Mercier en la preparación intelectual y espiritual del clero diocesano de Bruselas (Malinas) y en el resurgir intelectual y cristiano de la Universidad de Lovaina.

Thils se formó en la diócesis de Bruselas, en sus seminarios menor y mayor; y en Lovaina, donde hizo sus grados y sus tesis, doctoral (1935) y de habilitación (1937), sobre Las notas de la Iglesia en la Apologética desde la Reforma, mostrando los cambios que habían sufrido al pasar de la patrística y el Credo (una, santa, católica y apostólica) a la controversia confesional con el luteranismo. Era uno de los temas clásicos de la asignatura de apologética. Y esta materia fue la primera que enseñó cuando le pidieron ser profesor del seminario (1937-1949). También fue uno de los directores espirituales más apreciados de aquel seminario, entonces con más de doscientos candidatos. Después, pasó a profesor de Teología Fundamental en Lovaina (1947-1976). 

Thils se caracterizó por informarse a fondo en los temas que le tocaba enseñar o quería introducirse. No se conformaba con los manuales al uso. En cada caso, componía una historia y una panorámica temática. Y como, sobre todo en el seminario, le tocaron varias asignaturas, hizo muy pronto un conjunto de obras muy informativas. Eso le valió ser tempranamente conocido y citado en toda el área teológica de lengua francesa. Hasta casi el final de su larga vida, mantuvo su capacidad de escribir claro y sintetizar bien. Y fue muy traducido. 

Panoramas y síntesis

Las charlas de espiritualidad del seminario se convirtieron en una síntesis de espiritualidad sacerdotal, El sacerdocio diocesano (1942-1946), después ampliadas en La santidad cristiana. Compendio de teología ascética y, más tarde, en Existencia y santidad en Jesucristo (1982). Siguen siendo inspiradoras y con una espiritualidad laical. 

Unos cursos de moral de virtudes en el seminario originaron el interesante ensayo Tendencias actuales de la teología moral (1940). Las expansiones temáticas de la Apologética y Teología Fundamental (y de su tesis) le llevaron a sintetizar una celebrada Historia del movimiento ecuménico (1955). Y, uniendo todo, a unas Orientaciones actuales de la teología (1958). También le impulsó a estudiar históricamente el papel del primado en la Iglesia, en La infalibilidad pontificia (1969) y El primado pontificio (1972). Y, siempre en la línea de la Teología Fundamental, a introducirse en el mundo de las religiones, Propósitos y problemas de la teología de las religiones no cristianas (1966). Y, viéndolas venir, ¿Sincretismo o catolicidad? (1967). Y es solo una pequeña selección de sus libros, a la que hay que añadir muchos artículos y muchísimas reseñas y recensiones. No perdía el tiempo. 

Las realidades temporales y el Concilio 

Pero su aportación más reconocida fue su temprana Teología de las realidades terrestres (Théologie des réalités terrestres (Desclée 1946, edición por la que citaremos). Que fue acompañada, después, por otros ensayos complementarios, como Trascendencia y encarnación (1950), y Teología y realidad social (1963). 

Era original porque abordaba sistemáticamente el tema, y con sensibilidad hacia la manera de pensar de profesionales y trabajadores, que conocía porque llevaba grupos y daba cursos. 

Cuando llegó el Concilio (1962-1965) y especialmente en los trabajos de Gaudium et spes, se contó con él. Aparte de que era compañero de otros lovanienses como Gerard Philip y Charles Moeller, que tuvieron un gran peso en la forma final y en la redacción de Lumen Gentium y otros documentos (todos eran buenos latinistas). Hizo buenos comentarios de la marcha del Concilio y de varios de sus documentos. Y trabajó en el Secretariado para la Unión de los Cristianos. 

El propósito del libro 

El mundo medieval ha desaparecido. Ya no se concede al cristianismo (a la Iglesia) un lugar oficial en la constitución de los estados. Pero ¿cómo pueden desinteresarse los cristianos por la ciudad temporal? ¿No tienen allí su misión y vocación, especialmente los laicos? ¿Qué se debe hacer, sin caer en un clericalismo? 

“Dad a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”. De acuerdo, pero ¿no debe haber una teología, una fe pensada, que sirva para formar a los futuros sacerdotes para que iluminen a los cristianos? ¿Se podía dejar que sólo el marxismo interpretara las “realidades temporales” y su progreso? 

Según explica en el prólogo, esa reflexión justifica este notable ensayo en dos volúmenes. El primero, Preludios, plantea el tema a fondo, y el segundo está dedicado a la Teología de la historia (1939) y lo comentaremos después. Como siempre, Thils hace un gran mapa del tema, que ya es, en sí mismo, una contribución.

Preludios

Se divide en cuatro partes. Las tres primeras son la preparación y encuadre de las cuestiones; la cuarta, es un esbozo de juicio cristiano de las principales “realidades terrestres”. Tiene en cuenta el ensayo de Maritain (Humanismo integral, 1936), sobre el papel cristiano en una sociedad que ya no es oficialmente cristiana; y un artículo del jesuita Montcheuil, Vida cristiana y acción temporal (1943), además de otros escritos que expresan la inquietud de estar presentes en la configuración del nuevo mundo. 

Comienza señalando que filósofos, teólogos y sociólogos cristianos “forman un coro muy homogéneo para requerir de la ciencia teológica indicaciones sobre el valor del mundo, del universo de las sociedades humanas, de la civilización” (14). Católicos, protestantes y ortodoxos (Boulgakov, Berdiaev). Incluso cita a Donoso Cortes: “Una civilización es siempre el reflejo de una teología”

Matices y encuadres

La segunda parte proporciona elementos teológicos de juicio, entrando a las contraposiciones y paradojas: Dios y el mundo, lo sagrado y espiritual y lo profano, el espíritu y la materia, la carne y el espíritu. Hace falta meditación y muchos matices para enfocar bien las cosas. 

La tercera parte muestra el gran movimiento que va desde la creación de Dios, con el misterio del pecado y la redención, hasta la consumación en Cristo, por obra del Espíritu Santo. Allí hay que encuadrar estas realidades. 

Hay un designio creador de Dios sobre la acción humana en el mundo (que prolonga su creación), hay pecado que deforma, y acción redentora que sana, y hay tensión escatológica y trascendente hacia el final: no se puede hacer un mundo que quede encerrado en sí mismo. 

Y en este marco, Gustave Thils está convencido de que la acción del Espíritu Santo en el mundo no se limita a la santificación interior de las personas ni a la acción litúrgica de la Iglesia, sino que abarca a toda la creación herida por el pecado. Los cristianos deben participar en ese movimiento desde su lugar en el mundo. 

La aplicación a las realidades temporales

La cuarta parte, llamada “simples esbozos”, que es la más larga, aplica todo lo visto a algunas grandes realidades terrestres: la constitución de las sociedades, la cultura y la civilización, la técnica, las artes y el trabajo humano. En cada caso se trata de comprender su lugar en la prolongación de la acción creadora de Dios, pensar en cómo son afectadas por el pecado, sanadas por la redención y dirigidas por el Espíritu hacia la gloria de Dios. 

Por ejemplo, sobre el trabajo. Apoyándose en santo Tomás, dice que toda obra participa de la acción divina, de su causalidad, y es prolongación de su creación. El aspecto creativo subraya que el ser humano es imagen de Dios. Ciertamente, está tocado por el pecado, pero el trabajo no es consecuencia del pecado, solo es consecuencia su aspecto penoso. Y precisamente por eso, también puede tener un aspecto redentor. “Restaurar una sociedad, la cultura o el arte es transfigurarla según el Espíritu Santo: esto no es solo una promesa, se realiza de verdad. […] Por eso la actividad humana que transmite la redención al mundo terrestre es por lo mismo, una actividad redentora” (191). 

“Uniendo todas las formas de las actividades redentoras terrestres y uniéndolas a las actividades teologales y teocéntricas de la vida interior se logrará una vista bastante completa de lo que es la ‘vida cristiana’ en su conjunto, con toda la universalidad que posee en Dios y en el Espíritu” (194). Hay que huir tanto de una “humanización del cristianismo que lo convierte en una fuerza de moralización […] como de una desencarnación total del cristianismo por la insistencia unilateral en una gracia que no se mezclaría en absoluto con el mundo para penetrarlo y transformarlo. […]  Hay que pensar a la luz de Cristo el tratado de la antropología cristiana, cuya reforma será, quizás, la obra mayor del siglo XX” (198). Son las últimas palabras. 

Resumen en Orientaciones

Doce años después, en sus Orientaciones actuales de la Teología (1958), resume el tema. “No estamos ya en los tiempos en que la idea de perfección estaba ligada a la de “monaquismo” o de ‘convento’ […]. Los laicos están sumergidos en lo temporal y atados a tareas terrenales. Su deber de estado –que es el primer medio de santificación- los conduce a otorgar visible atención e interés vital al desarrollo del mundo profano […]. Este mundo, de forma precaria y transitoria, es el lugar en que deberán santificarse” (citamos por la traducción de Troquel, Buenos Aires 1959, 133). Se necesitan orientaciones para “considerar este mundo con los ojos de la revelación, ayudándoles a adaptar su mirada a la mirada de Dios”. “Una teología de las realidades temporales puede ayudar a comprender el fin de la obra temporal y a cumplirlo” conociendo cómo se realiza la imagen de Dios en el mundo. “En último análisis se trata de una ‘antropología cristiana’”, pero “integral”, no reducida a la descripción del alma y al papel interior de la gracia. “Si nuestra antropología teológica hubiese sido ‘integral’, jamás hubiese existido el problema de la teología de las realidades temporales” (135). 

Se extiende recogiendo bibliografía que había crecido. Primero la “teología de todos los días”, donde cita a Jesús Urteaga (El valor divino de lo humano), Mouroux, Scheler, C. S. Lewis. Después sobre el cuerpo (Mouroux, Poucel), el trabajo (Haessle, Chenu), la familia y la sociedad (Dubarle, Journet); también el arte y la técnica. 

Escatologistas y encarnacionistas

Como hemos dicho, el segundo volumen de la Teología de las realidades terrestres, está dedicado a la Teología de la historia (1949) y al aspecto escatológico, es decir, se plantea si la acción humana en el mundo y su progreso tienen alguna relación con la implantación del Reino de Dios ahora y al final de los tiempos (los nuevos cielos y la nueva tierra). 

Las historias de la teología suelen dividir a los autores en “escatologistas” y “encarnacionistas”. “Escatologistas” (Daniélou, Bouyer) serían los que centran el sentido de la historia en la espiritualidad y vida de la Iglesia, resultando lo demás accesorio o incluso, en distinto grado, subsumido al “mundo” como realidad opuesta a la salvación. “Encarnacionistas” (Thils, Chenu y después, Metz y la teología de la liberación) serían los que dan valor trascendente y escatológico a las realidades humanas, donde entienden que se incoa el Reino. Se diferencian y, de hecho, Daniélou criticó a Thils como “demasiado optimista”. Pero la cuestión, tan rica y compleja, no queda bien reflejada en una división bipartita tan simple.

La conclusión de Gaudium et spes

Gaudium et spes, que dedica un capítulo a la acción humana en el mundo (nn. 33-39), se hace prudente eco de todo esto en el n. 33: “Hay que distinguir cuidadosamente progreso temporal y crecimiento del reino de Cristo”, pero el primero puede ayudar e “interesa en gran medida al reino de Dios”. Además, “los bienes de la dignidad humana, la unión fraterna y la libertad; en una palabra, todos los frutos excelentes de la naturaleza y de nuestro esfuerzo, después de haberlos propagado por la tierra el Espíritu del Señor y de acuerdo con su mandato, volveremos a encontrarlos”, transfigurados en la consumación de
Cristo.

Recursos

Teresa Barrera, psicóloga: “Las heridas pueden generar fortalezas”

La demanda de psicólogos y psiquiatras ha crecido en la pandemia, y se ignora a veces cómo ayudar ante las fracturas vitales. La psicóloga y terapeuta Teresa Barrera repasa siete herramientas para el acompañamiento psicológico y espiritual. Habla, por ejemplo, de que “las heridas pueden generar fortalezas”, o de mirar “de forma integrada”.

Rafael Miner·25 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 5 minutos

¿Qué significa mirar a las personas de manera integrada? “Tener en cuenta sus tres dimensiones: psicológica, biológica y espiritual”. Todos tenemos nuestras fracturas a lo largo de nuestra historia, “es algo que debemos asumir y que también genera en nosotros fortalezas”. Así lo asegura la psicóloga Teresa Barrera, especialista colaboradora de la Consulta Dr. Carlos Chiclana.

“Vivir de forma integrada permite a las personas ser felices y conocer aquello para lo que han sido llamadas”, ha afirmado Teresa Barrera en la Jornada Psicología y vida espiritual, en unasesión titulada Abordaje de las fracturas en la coherencia de vida del sujeto cristiano, que impartió a más de 300 personas en la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra.

El tema de la salud mental, y más en estos tiempos de pandemia, preocupa cada vez más a algunos especialistas, que advertían ya en 2020 que en torno a la pandemia del Covid-19 vendrían los problemas de la mente. Para un buen acompañamiento, Barrera considera importante conocer qué hace la persona, cómo lo hace, por qué y para quién: “Así comprenderemos las causas de la ruptura, para poder reordenar su conducta y que la persona viva en libertad. Muchas veces no es una cuestión de actitud y al paciente esto le desculpabiliza mucho”. 

Respecto al origen de la incoherencia, distinguió dos casos: cuando tiene una raíz psiquiátrica, como los casos de Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) o el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH); o cuando la incoherencia tiene una raíz psicológica, en cuyo caso es de gran ayuda conocer la historia personal.

Estas son algunas cuestiones sobre las que la psicóloga Teresa Barrera ha conversado con Omnes, al hilo de su intervención en la Universidad de Navarra.

La Asociación Americana de Psicología (APA) alertó a finales de verano del año pasado de que aumentaban las consultas de psicólogos y psiquiatras en la pandemia. Algunos manifestaron entonces que bastante gente iba a quedar afectada, tocada, por todo esto.  ¿Ha continuado creciendo esta demanda?

Sí, es evidente. Hay cosas que ya estaban en las personas, ya estaban adaptadas, y las situaciones que hemos vivido de incertidumbre les han desestabilizado, y se han hecho más presentes, y por eso han pedido ayuda. Y luego hay muchos duelos que vivir. No solamente duelos de personas, sino cosas que hemos perdido en la relación con los demás, el tiempo que hemos estado alejados de los demás, proyectos que han tenido que cerrarse…, Eso son duelos que también hay que vivir. Han sido muchas variables. Ha habido personas que se han desestabilizado por la inestabilidad del momento, y por las situaciones que han tenido que afrontar.

¿A qué tipo de fracturas se refiere? Porque puede haber fracturas de diversa índole. La vida es dura y pueden pasar muchas cosas.

No tienen por qué ser grandes fracturas. Para un cristiano, una dificultad en la comunicación; en el matrimonio, una falta de intimidad es una fractura en la coherencia. No tenemos por qué hablar sólo de adicciones, o de infidelidades, de cosas graves. Y eso puede tener origen, desde un punto de vista psiquiátrico, o desde un punto de vista psicológico.

Por ejemplo, la pereza puede ser síntoma de una depresión, y es una fractura en la coherencia, pero tiene un origen, tiene una explicación. El exceso de trabajo, por ejemplo. Personas que viven más para el trabajo que para su familia.

Usted ha hablado de las fracturas en la coherencia de vida del sujeto cristiano, pero se supone que las herramientas psicológicas que propone valen también para las personas no cristianas.

El título de la ponencia hablaba de la fractura en la coherencia. Es decir, cuando una persona actúa de forma incoherente. A eso nos referíamos. Dónde está la explicación de la incoherencia, que puede tener un origen psiquiátrico o un origen psicológico. Una persona que es dependiente de otra. Puede tener un origen psicológico en la relación familiar primera, y se generan dependencias emocionales. Por eso es una fractura en la coherencia. A lo mejor se trata de una persona que hace lo que sea para que la otra persona le quiera.

Y la fractura no es en la herida, sino en la coherencia, en este caso. Aunque mi ponencia tenía el título de fracturas del sujeto cristiano, son cosas que valen también, lógicamente, para personas no cristianas. Es la fractura en la coherencia. Aunque aquí estamos hablando de los valores cristianos.

Vamos con las herramientas psicológicas para realizar un buen acompañamiento de la persona. Usted ha hablado de siete, y ha comenzado por ésta: ‘La relación que sana’

La relación terapéutica en sí misma es sanadora, por tanto, en el acompañamiento espiritual también es fundamental. Esa relación terapéutica genera una relación estable y segura, donde se permite la expresión emocional, que la persona pueda mostrarse tal como es, sin ser juzgada.

Segunda, encuadre del acompañamiento espiritual. ¿Puede sintetizarlo?

Hace falta un encuadre que ayude al acompañado a entender lo que es el acompañamiento espiritual y los límites del mismo: qué aspectos se van a tratar, ámbitos de la vida de los que se va a hablar, tiempos, lugar, periodicidad y modo de comunicarse.

Tercera. ¿Qué significa ‘hacer una línea de vida, que después uniremos al trabajo de fortalezas y emociones’? Son sus palabras.

Ordenar la vida es clave para conocerse y permite alinear los acontecimientos vitales. Puede hacerse de diferentes modos, por años, por crisis…

Cuarta. Las fortalezas.

Nuestras heridas pueden generar fortalezas. Es importante reflejarlo, porque si sólo mostramos dónde están los problemas, la persona al final se frustra. Si reforzamos los intentos de solución y las cosas que ha aprendido en ese camino, la persona se capacita.

Quinta. Conciencia y regulación emocional.

Consiste en ayudar a detectar qué emociones tiene la persona en los momentos importantes, para que los integre en la vida y aprenda a regularlas. Poner nombre a las emociones, definirlas y expresarlas permite conocerse.

Sexta. Preguntas capacitadoras y reflexivas.

Podemos utilizar preguntas que ayuden a la persona a reflexionar acerca de sí misma, de las consecuencias de sus actos, de lo que siente y llegar a vislumbrar las fortalezas señaladas en el apartado anterior.

Y séptima. El yo ideal versus yo actual.

Permitir a la persona que, a través del mapa de su historia donde están las carencias y fortalezas, conozca su originalidad y se quiera, para saber hacia dónde quiere dirigir su vida en libertad. Podemos traducirlo por rrabajar el ideal contando con la realidad. La idea es trabajar a la persona desde cómo es, no sólo desde el ideal; trabajar el ideal basado en la realidad.

Hablemos un momento del ‘hacer lo que sea’ para llamar la atención, como ha comentado antes. Suele pasar a veces que ante una ruptura, por ejemplo, se puede llegar a pensar en cualquier locura…

Cuando se llega a esos extremos, hace falta un acompañamiento terapéutico. Porque lo que uno siente y lo que hace no es proporcionado al hecho vital. En esos casos, cuando la persona no tolera la ansiedad, el malestar o el dolor de la separación, hace falta un acompañamiento terapéutico, porque no es proporcionado. Cuando las emociones son desproporcionadas, están queriendo decir que hay algo que no está funcionando bien. Otra cosa es que una persona esté triste, y llore, o se enfade por las circunstancias, pero que pueda continuar con su vida.

Concluimos la conversación. Por si es de su interés, la Jornada académica contó también con la participación del doctor Jorge Iriarte, médico, sacerdote y profesor de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra; de Montserrat Lafuente, psiquiatra y psicoterapeuta, profesora en la Universidad Abat Oliva-CEU y en el seminario de Barcelona; del profesor Wenceslao Vial, profesor de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz (Roma); y de los profesores de la universidad, José María Pardo y Martiño Rodríguez-González, que moderaron las ponencias.

Vaticano

El Papa a los periodistas: «Una misión de explicar el mundo y hacerlo menos oscuro»

Dos periodistas han recibido, de manos del Papa Francisco, la Gran Cruz de la Orden del Plan, que suele concederse a los jefes de Estado. En el acto de entrega de la condecoración, el Papa aprovechó para dirigir unas palabras al mundo del periodismo.

Giovanni Tridente·24 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Por primera vez en la historia de la Santa Sede, dos periodistas recibieron de manos del Papa Francisco, el 13 de noviembre, la Gran Cruz de la Orden Piana, que suele concederse a los jefes de Estado. Se trata de Valentina Alazraki, de la televisión mexicana Televisa, y Phil Pullella, de Reuters, profesionales que llevan varias décadas cubriendo el Vaticano. Ambos son, de hecho, «decanos» de los llamados «vaticanistas», el grupo de periodistas que viven en Roma y que siguen a diario todas las actividades del Vaticano y de la Santa Sede, y vuelan con el Papa en sus viajes internacionales por todo el mundo. Alazraki, por ejemplo, ha realizado más de 150 viajes siguiendo a los tres últimos pontífices.

Para la ocasión, el Santo Padre dirigió un mensaje a toda la comunidad de profesionales de la información, de los cuales una representación estaba presente en la sala, para decirles que con este honor pretendía «rendir homenaje a toda vuestra comunidad de trabajo», así como mostrar «que os ama, os sigue, os estima, os considera preciosos».

En esta ocasión, el Papa Francisco ha dado una pequeña lección de periodismo, recordando los elementos fundamentales que caracterizan -o deben caracterizar- una profesión verdaderamente al servicio del bien y de la verdad, vivida como una «misión» natural de «explicar el mundo», «hacerlo menos oscuro», para que «los que viven en él le tengan menos miedo y miren a los demás con mayor conciencia, y también con mayor confianza».

Esta verdadera vocación debe basarse en tres importantes pilares. En primer lugar, escuchar a los protagonistas de las historias que se cuentan, lo que significa también ver, estar ahí, para captar matices y sensaciones a través de un necesario encuentro personal «insustituible».

El segundo pilar se refiere al análisis en profundidad, a la capacidad de penetrar en el contexto de las situaciones para evitar la simplificación y el contraste, muy en boga hoy en día en el panorama mediático y de la web.

Por último, contar, lo que no significa «ponerse en primer plano, ni erigirse en juez», sino adquirir la actitud que lleva a «dejarse golpear y a veces herir por las historias que encontramos, para poder narrarlas con humildad a nuestros lectores».

El deseo del Papa es, por tanto, tratar con periodistas y comunicadores «apasionados por la realidad, capaces de encontrar los tesoros que se esconden en los pliegues de nuestra sociedad y de contarlos, permitiendo que nos impacte, que aprendamos, que ampliemos nuestras mentes, que captemos aspectos que antes no conocíamos».

Esta capacidad de empatizar con los problemas de la gente, de captar los elementos de la verdad, de contextualizarlos y de relatarlos con amabilidad se aplica también a todos los acontecimientos relacionados con la Iglesia, que «no es una gran empresa multinacional dirigida por directivos que estudian en la mesa cómo vender mejor su producto», sino que ha nacido y existe «para reflejar la luz de Otro, la luz de Jesús».

El Papa Francisco no es ajeno a dar indicaciones útiles a los periodistas para que puedan cumplir mejor su delicada tarea de servicio. Muy a menudo, en discursos, entrevistas, mensajes y saludos, ha destacado algunas de sus «convicciones comunicativas» y «consejos virtuosos» como remedio a lo que ha definido en alguna otra ocasión como los «pecados de los medios de comunicación». Entre ellas se encuentran la desinformación, la calumnia y la difamación.

Frente a estas «violaciones de la verdad», el Pontífice ha reiterado en varias ocasiones la necesidad de priorizar el amor a la verdad, el bien y la belleza, una «tríada existencial» como la definió en su primera audiencia con periodistas una vez elegido en 2013.

La escucha también forma parte de esa «proximidad y cultura del encuentro» típica de otros pronunciamientos de su Magisterio, consciente de que la implicación personal se convierte así en la raíz misma de la fiabilidad del comunicador.

En todo ello surge la responsabilidad, la actitud que lleva a mantener un alto nivel ético en el trabajo, evitando la superficialidad y siendo siempre respetuoso con las personas, tanto con las que son objeto de información como con las receptoras del mensaje.

El Papa también habla de esperanza, refiriéndose a un tipo de información y comunicación que es constructiva. Frente a las opiniones derrotistas o pesimistas, la actitud correcta -que es una tarea y también un compromiso- debe ser positiva, dejando espacio para las cosas buenas que suceden.

Por último, el Papa es consciente de que los centros neurálgicos donde se concentra la mayor parte de las noticias están en los grandes centros. Sin embargo, esto no debe hacernos olvidar las innumerables historias de los que viven lejos, en la distancia, en los ya famosos suburbios, donde junto al sufrimiento y la degradación hay ciertamente historias de gran solidaridad, que pueden ayudar a todos a mirar la realidad de una manera renovada.

Lecturas del domingo

Comentarios a las lecturas del I domingo de Adviento: «Se aproxima vuestra redención»

Andrea Mardegan comenta las lecturas del I domingo de Adviento y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo. 

Andrea Mardegan / Luis Herrera·24 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Comenzamos el Adviento con los discursos de Jesús sobre el fin de los tiempos y su segunda venida. Jesús habla de trastornos cósmicos. Sus oyentes estaban convencidos de la conexión entre la naturaleza y la historia, y veían en el mar tempestuoso una imagen del caos que se oponía al orden de las estrellas y de los cielos. Si el desorden y el caos llegan a los cielos, entonces el final está cerca.

Lucas, buen médico, destaca las reacciones de “angustia”, “ansiedad” y “miedo” que provoca muerte. En este cuadro dramático, que nos recuerda hechos reales -terremotos, huracanes, inundaciones, erupciones volcánicas- aparece la imagen de la segunda venida del Hijo del Hombre “en una nube con gran poder y gloria”. 

La nube es en la Biblia un signo de la presencia de Dios. Una nube envuelve a Jesús con los tres apóstoles, Moisés y Elías en el Monte de la Transfiguración.

Lucas describe la Ascensión así: “Mientras ellos lo observaban, se elevó y una nube lo ocultó a sus ojos” (Hch 1, 9). Dos hombres vestidos de blanco dicen a los apóstoles: “Este mismo Jesús, que de entre vosotros ha sido elevado al cielo, vendrá de igual manera a cómo le habéis visto subir al cielo”.

Al entrar en la nube en el Monte de la Transfiguración, los apóstoles “tuvieron miedo”; en cambio Jesús, después de haber hablado de la nube de su segunda venida, nos insta a ponernos de pie y levantar la cabeza, actitudes que expresan una expectativa llena de esperanza: “Porque se aproxima vuestra redención”

Pero Jesús nos advierte también que aún podríamos perder esa salvación, y por eso nos invita a velar y orar para evitar que nuestro corazón “se ofusque” por “la crápula, la embriaguez y los afanes de la vida”. El verbo que usa Luca recuerda el endurecimiento del corazón del Faraón cuando Moisés le pidió que dejara partir a su pueblo (Ex 7, 14).

Velamos para tener el corazón despierto con la esperanza que el Señor nos transmite con Jeremías: “Suscitaré a David un brote justo, que ejerce el derecho y la justicia en la tierra. En aquellos días Judá será salvada y Jerusalén vivirá en paz, y será llamada: El Señor nuestra justicia”.

Las palabras de Pablo a los Tesalonicenses, el escrito más antiguo del Nuevo Testamento que nos ha llegado, inmersas en la expectativa de la segunda venida de Cristo, nos sugieren cómo orar en esta espera: “Que el Señor os colme y os haga rebosar en el amor de unos con otros, y en el amor hacia todos, como es el nuestro hacia vosotros, para que se confirmen vuestros corazones en una santidad sin tacha”.

Además, el Señor no vendrá solo, sino “con todos sus santos”, sus amigos, nuestros compañeros de viaje, hermanos en la fe ya en la gloria, que son nuestros intercesores.

La homilía sobre las lecturas del domingo I de Adviento

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas.

El autorAndrea Mardegan / Luis Herrera

España

Semanas sociales en España: hacia una regeneración de la vida pública

Sevilla acoge la XLIII Semana Social de España bajo el título La regeneración de la vida pública. Una llamada al bien común y a la participación. 

Maria José Atienza·24 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

La Comisión Episcopal para la Pastoral Social y Promoción Humana celebra en Sevilla, del 25 al 27 de noviembre, la XLIII Semana Social de España bajo el título La regeneración de la vida pública. Una llamada al bien común y a la participación

Como señala a Omnes Jesús Avezuela, presidente de las Semanas Sociales de España, “la celebración de las Semanas Sociales de este año 2021 tienen una especial importancia después de un proceso de revitalización de esta institución”

El encuentro de Sevilla viene precedido además, por primera vez, “por el trabajo de una serie de debates y foros de deliberación en diversas diócesis a lo largo de toda la geografía española durante todo 2021”.

La próxima Semana Social, que coge el testigo de la última celebrada en Orihuela-Alicante en 2015, comenzará el 25 de noviembre con la sesión inaugural a la que asistirá el nuncio apostólico en España, Mons. Bernardito Auza; el arzobispo de Sevilla, Mons. José Ángel Saiz Meneses, el propio Jesús Avezuela; y el alcalde de Sevilla, así como el secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Luis Argüello, encargado de la ponencia inaugural. 

El viernes será el día de trabajo para las diócesis participantes a través de grupos de trabajo mientras que el sábado se han programado dos mesas redondas: Una mirada desde la política y Una mirada desde la empresa y el sector social moderadas por los periodistas Diego García Cabello y Juan Carlos Blanco Cruz, respectivamente.

El programa del sábado también incluye la presentación de las conclusiones antes del acto final, en el que se contará con la presencia del arzobispo de Sevilla y el presidente de la Junta de Andalucía.

Avezuela destaca, además, la importancia de este encuentro para las Semanas Sociales y considera que “es un momento muy oportuno, dentro del camino emprendido por la Conferencia Episcopal para los próximos años, para renovar estas iniciativas de encuentro y dialogo social y cultural poniendo en común los muy diferentes enfoques de los foros de deliberación de los distintos grupos de trabajos de expertos en temas políticos, económicos y socioculturales de las diócesis que son muy variadas entre sí pero que comparten esa búsqueda del bien común”.

¿Qué son las Semanas Sociales?

Las denominadas “Semanas Sociales” tienen su fundamento en la encíclica Rerum Novarum del Papa León XIII. Será en Lyon, en 1904 cuando surgen las primeras Semanas Sociales con esta denominación y con el objetivo de reunir a representantes de las distintas organizaciones religiosas, sociales, políticas y económicas. Las Semanas Sociales de España, cuya organización data de 1906, son un servicio de la Conferencia Episcopal Española para el estudio, difusión y aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia a las cuestiones sociales de relevancia y actualidad.

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Mundo

Alemania, ¿hacia otra Iglesia?

En la asamblea plenaria del Comité Central de los Católicos Alemanes se presentó el informe de una comisión de historiadores sobre abusos sexuales en la diócesis de Münster, en el que los autores ponen en entredicho los fundamentos de la Iglesia católica. Además, la conferencia de la “arzobispa” de Uppsala encandiló a la mayoría de los asambleístas. ¿Considera el Camino Sinodal alemán a la iglesia luterana de Suecia como un modelo para sus debates?

José M. García Pelegrín·23 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

Los días 19 y 20 de noviembre se ha celebrado en Berlín la asamblea plenaria del Comité Central de los Católicos Alemanes (ZdK por su abreviatura en alemán), el órgano que junto con la Conferencia Episcopal de Alemania (DBK) dirige el Camino Sinodal. Al margen de la elección de la nueva presidenta Irme Stetter-Karp, de 65 años, como sucesora de Thomas Sternberg (que había presidido el ZdK desde 2015), y de otros cargos, los aspectos más destacados fueron dos: la presentación de los resultados provisionales de un nuevo estudio sobre abusos sexuales -en este caso en la Iglesia de Münster, elaborado por un grupo de historiadores, y la conferencia pronunciada por la “arzobispa” de la iglesia luterana sueca.

El proyecto sobre los abusos sexuales en Münster, que comenzó hace dos años bajo la dirección de Thomas Grossbölting y Klaus Grosse Kracht y tiene previsto finalizar en la primavera de 2022, los resultados coinciden hasta ahora, grosso modo, con los que arrojó el informe denominado MHG (por participar en él profesores de las universidades de Mannheim, Heidelberg y Giessen): aproximadamente el cuatro por ciento de los clérigos de esa diócesis han sido acusados, desde 1945, de haber cometido abusos.

En general, estas cifras -según Grossbölting y Grosse Kracht- corresponden a la cuota de abusadores en la población de Alemania, que se calcula entre el tres y el cinco por ciento. “Es decir, los sacerdotes católicos no son ni más ni menos propensos a cometer abusos sexuales. Ni su formación ni la ordenación sacerdotal les protegió de ello”.

Sorprendentemente, los directores de este proyecto no extraen de estos resultados ninguna conclusión para la prevención durante el periodo de formación de los sacerdotes. Y tampoco lo hacen de un hecho de especial relevancia: según mencionan, tres cuartas partes de las víctimas son chicos, lo cual está en crasa contraposición con la estructura de las víctimas en la población general, donde se estima que las chicas se ven afectadas tres o cuatro veces más que los chicos; es decir, justo lo contrario. Parece que la relación entre abusos y homosexualidad sigue siendo un tema tabú.

En lugar de ello, concluyen: “Es posible que la Iglesia católica no tenga un problema cuantitativo con los abusos sexuales, pero sí uno cualitativo. Porque los hechos, pero también el encubrimiento de los abusos, tienen un carácter profundamente católico en muchas facetas”. En otras palabras: según Grossbölting y Grosse Kracht, los abusos tienen “causas sistémicas”: en la moral sexual de la Iglesia (también esto resulta sorprendente: ¿no prohíbe precisamente la moral sexual católica los abusos sexuales?), así como en la “concepción de la Iglesia sobre el ministerio en general”, en cuanto en ella “el sacerdote no solo es superior a los laicos en la dirección de la comunidad, sino también en su naturaleza” pues, con la ordenación, adquiere una parte de la autoridad de Jesucristo y lo representa “in persona”. 

“Esta es la base trascendente del poder pastoral que el ‘hombre santo’ tiene sobre sus víctimas. De este contexto resulta el fracaso del liderazgo de los obispos”.

En su interpretación de los resultados del estudio, Grossbölting y Grosse Kracht abogan por una Iglesia diferente: “Nos referimos a algo fundamental, la comprensión del ministerio sacerdotal, la relación entre los sacerdotes y los laicos y entre las mujeres y los hombres, nos referimos al control desde el exterior de los obispos y los responsables del personal y, esencialmente, a la limitación del poder pastoral”. De este modo, los abusos sexuales ofrecen la ocasión para cuestionar los fundamentos de la Iglesia católica. En este sentido, resulta sorprendente que Thomas Söding, teólogo y miembro de la presidencia de la ZdK, se sintiera obligado a calificar como “palabra emponzoñada” la expresión “abuso de los abusos”.

La “arzobispa» luterana de Uppsala, Suecia Antje Jackelen

En este contexto es asimismo comprensible el entusiasmo con que los participantes en la asamblea del ZdK acogieron la conferencia pronunciada por la “arzobispa” luterana Antje Jackelén, de Uppsala (Suecia). Originaria de Alemania, vive desde hace 40 años en Suecia; y desde 2014 se encuentra a la cabeza de la Iglesia luterana sueca. La presidencia del ZdK le había pedido que proporcionara una “visión desde el exterior” del camino sinodal en Alemania.

Aunque considera que sería “insolente” indicar un objetivo para el camino sinodal, porque “la iglesia de Suecia no tiene la solución”, Antje Jackelén esbozó cómo se entiende la sinodalidad en esta iglesia luterana: “Existe lo que llamamos dos ‘líneas de responsabilidad’: por un lado, la ‘línea episcopal’, con los obispos, presbíteros y diáconos: los obispos son elegidos en cada diócesis por presbíteros y diáconos, así como por el mismo número de laicos; por otro lado, la ‘línea sinodal’, cuyos representantes son elegidos en votaciones directas y democráticas. El concepto clave es la responsabilidad común”.

Que en Suecia esté “ampliamente aceptado que se puedan ordenar tanto a hombres como a mujeres” es otro aspecto que cayó en terreno abonado en la asamblea del ZdK. Irme Stetter-Karp, su presidenta recién elegida -que es también vicepresidente de Cáritas en Alemania- dijo al respecto tras su elección: “Como mujer, para mí esta exclusión [de las mujeres de la ordenación sacerdotal] no es aceptable, pero no solo desde los años 2000, sino desde siempre. No me parece argumentable que mi Iglesia ordene, por decreto o en función del sexo, a unos sí y a otros no.

Esta es una perspectiva como mujer, pero que comparten también muchos hombres. Un motivo igualmente decisivo me parece la cuestión pastoral. Para esto suelo utilizar un símil: uno no puede extender indefinidamente una masa cuando quiere hacer un pastel; en algún momento se rompe. Este es un riesgo que veo en muchas comunidades. Para mí, la fe es tan importante que me lleva a decir: estaría bien que lo reconsiderásemos”.

No sorprende, pues, que al terminar esta su exposición Irme Stetter-Karp invitara a Antje Jackelén a la Convención de los Católicos Alemanes de 2022; pero también otras participantes en la Asamblea se apresuraron a invitarla a participar en deliberaciones del camino sinodal. Parece que al menos algunos miembros de la Asamblea del ZdK consideran a la iglesia luterana sueca como un modelo para el camino sinodal alemán.

Vaticano

Las imágenes del Papa en Grecia y Chipre

Rome Reports·23 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto
rome reports88

El reciente viaje apostólico del Papa Francisco a Grecia y Chipre ha dejado diversos momentos grabados en la retina como su encuentro con el arzobispo ortodoxo de Atenas y de toda Grecia, Jerónimo II, donde pidió perdón por el trato histórico por parte de los católicos a los ortodoxos o su visita al campo de refugiados de la isla griega de Lesbos.


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Mundo

Informe Sauvé: el episcopado francés reconoce la responsabilidad institucional de la Iglesia

El estudio Sauvé, encargado por la Conferencia episcopal francesa, no se limitaba a un recuento numérico, sino que solicitaba un análisis pormenorizado de las causas y los posibles remedios a la deriva de los abusos. Los obispos no han querido “discutir la factura” sino asumir su responsabilidad y llamar a una conversión profunda.

José Luis Domingo·22 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

Las recientes revelaciones devastadoras del Informe Sauvé que sugieren un número significativo de víctimas de abusos sexuales de sacerdotes y religiosos en los últimos 70 años en Francia han sido analizadas por los obispos franceses en la reunión tenida en Lourdes la semana pasada.

El estudio encargado por la Conferencia episcopal no se limitaba a un recuento numérico, sino que solicitaba un análisis pormenorizado de las causas y los posibles remedios a esta deriva. La jerarquía había dado libertad a M. Sauvé, anteriormente vicepresidente del Consejo de estado, para formar su equipo y seguir los métodos que estimara convenientes. Ha sido puesto de relieve el carácter independiente de esta comisión, que ha contado con personalidades con competencias múltiples y complementarias y opiniones filosóficas y religiosas diversas: creyentes, no creyentes, agnósticos o ateos. La Iglesia quería mostrar una transparencia absoluta y su deseo de adoptar las medidas necesarias para la erradicación de esos delitos.

Por otra parte, la recuperación de la credibilidad delante la opinión pública se percibía como una necesidad que exigía medios extraordinarios. Como telón de fondo, el caso del abbé Preynat -hoy dimitido del estado clerical- había conmocionado la opinión pública por el número exorbitante de jóvenes scouts agredidos y había sentado en el banquillo de los acusados al mismo Cardenal de Lyon, Mgr Barbarin, por delito de no denunciación, condenado en primera instancia a seis meses de prisión y siendo finalmente absuelto en apelación. Una película titulada “Gracias a Dios” de François Ozon tratando este affaire tuvo amplia difusión en el país.

Habiendo sido hecho público los resultados del informe ya conocidos, los obispos han aceptado sin reservas estas conclusiones queriendo hacer público un cambio profundo de mentalidad y un arrepentimiento sincero. El cuerpo episcopal en su conjunto ha reconocido la responsabilidad institucional de la Iglesia y el carácter sistémico de estas violencias, “en el sentido que no son únicamente hechos de individuos aislados, sino que, igualmente, se han hecho posibles a causa de un contexto global”, en palabras de Mgr de Moulins Beaufort, presidente de la Conferencia episcopal francesa: “un sistema eclesiástico degradado”.

Las medidas votadas el 8 de noviembre por los obispos reconocen que el tratamiento de estas situaciones en el pasado, únicamente de manera interna, no había ayudado a su esclarecimiento. Deseosos de reparar toda injusticia, ha sido creada una instancia independiente de la Iglesia de reconocimiento y reparación de las violencias sexuales a fin de indemnizar toda victima “cueste lo que cueste”. La manera práctica de obtener los fondos necesarios no está aún determinada, pero no se excluye la venta de patrimonio inmobiliario o de bienes muebles de maniera solidaria entre las diócesis. Los obispos de Francia piden ayuda al Papa para que envíe visitadores apostólicos que analicen la manera de obrar de cada diócesis en este campo. Nueve grupos de trabajo, dirigidos por laicos, han sido creados, según las recomendaciones del informe Sauvé con el objetivo de renovar la forma de gobierno.

Al término de la asamblea plenaria, en la explanada de la Basílica de Lourdes, en el marco de una celebración penitencial, los obispos y los fieles presentes han pedido de rodillas perdón al Señor de todos los abusos cometidos en la Iglesia, mientras las campanas sonaban el toque de difuntos por todas las víctimas.

La reacción del episcopado corresponde a una toma de conciencia de la responsabilidad delante de Dios y de los hombres de esta grave perversión que la Iglesia no ha sabido tratar en su seno, al margen del comportamiento de las otras instituciones sociales seculares. Los obispos no han querido “discutir la factura” sino asumir su responsabilidad y llamar a una conversión profunda. Y es esto quizás lo más significativo que conviene retener por parte de las autoridades eclesiásticas.

Sobre el informe Sauvé

Desde el punto de vista de un observador exterior, reconociendo la gravedad del problema y sin minimizarlo, es legítimo sugerir algunas cuestiones que podrían matizar en algún sentido, las conclusiones del informe Sauvé a fin de hacerlas más pertinentes para la transformación de la sociedad eclesial francesa.

La puesta en escena de la entrega del informe a los obispos le 5 octubre del 2021 mostraba la conciencia que la Comisión había tomado de su misión de consejo y asesoramiento transformándola en una misión sancionatoria a la manera de un Tribunal moral de la sociedad sin apelación posible excediéndose en la misión confiada. Es encomiable que la comisión sea independiente pero todo trabajo de auditoría independiente requiere una fase de confrontación antes de la publicación del informe. Todo indica que los obispos no tuvieron la posibilidad de estudiar el informe antes de su presentación pública.

Independiente no quiere decir incriminatorio. M. Sauvé concedió el primer cuarto de hora de la presentación al presidente de una asociación de víctimas que no escatimó reproches a los obispos: “vosotros sois la vergüenza de nuestra humanidad”; repitiendo y haciendo repetir al público presente: “vosotros debéis pagar por todos esos crímenes”. Ante los resultados del informe, dijo, «lo mejor que podéis hacer es callaros y empezar a trabajar duro y rápido por refundar el sistema en profundidad». Una semana después pediría la dimisión de todos los obispos de Francia. 

Al margen de estas manifestaciones violentas ciertamente en relación con experiencias dolorosas, las recomendaciones del informe para el futuro son en gran medida pertinentes, sin excluir alguna recomendación aislada menos pertinente o más bien impertinente en contraste con la especificidad de la Iglesia, como por ejemplo suprimir en esta materia el sigilo sacramental de la confesión o replantear el celibato de los sacerdotes.

El informe indica que la mayor parte de los abusos tuvo lugar entre 1950 y 1970.  A la hora de evaluar las causas y proponer recomendaciones, hay sin duda un anacronismo de considerar esos hechos pasados con la mentalidad y los parámetros de hoy día, sin considerar el largo camino que la Iglesia ha hecho y la sociedad está intentando hacer por desenmascarar esos comportamientos y las coordenadas culturales y espacio-temporales que los permiten. El informe hace un análisis minucioso por periodos de 20 y 30 años, sin embargo, la síntesis global difumina las diferencias pudiendo hacer pensar que la media de este largo período de 70 años de agresiones a menores constituye la media actual. Así, podría concluirse falsamente que actualmente el 3 % de los sacerdotes es abusador y que las instituciones religiosas son más peligrosas para los niños que cualquier otra, cuando en realidad el período más negro, con 56 % de las agresiones, ha sido identificado en los años 60.

Desde un punto de vista objetivo habría que haber elaborado un balance global de las prácticas de pederastia en Francia desde 1950, y de los parámetros culturales que están en la base, en todos los sectores vinculados a la juventud (educación nacional, clubes deportivos, etc.) y no centrarse únicamente en la Iglesia, olvidando que en esos años una determinada élite intelectual defendía en Francia estas prácticas (baste recordar Jean-Paul Sartre, Roland Barthes, Simone de Beauvoir, Gilles et Fanny Deleuze, Francis Ponge, Philippe Sollers, Jack Lang, Bernard Kouchner, Louis Aragon, André Glucksmann, François Châtelet y otros muchos).

Cultura

Zena Hitz. Los placeres de la vida intelectual

En la sociedad consumista norteamericana ha llamado la atención este fascinante libro en defensa de la vida intelectual, porque aspira a restaurar el genuino sentido del aprendizaje y del estudio. Merece la pena su pronta traducción al castellano. 

Jaime Nubiola·21 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

Publicado en el año 2020 por Princeton University Press, el libro Lost in Thought: The Hidden Pleasures of an Intellectual Life [“Perdidos en el pensamiento: los placeres escondidos de la vida intelectual”] de la profesora norteamericana Zena Hitz atrapa desde su primera página. 

El prólogo (pp. 1-24) lleva como subtítulo Cómo lavar platos restauró mi vida intelectual y en esas páginas narra su infancia, llena de libros y de naturaleza, sus estudios académicos, su trabajo como profesora de filosofía antigua hasta que a los 38 años de edad ingresó en una remota comunidad religiosa, llamada Madonna House, al este de los bosques de Ontario (Canadá), y cómo desde allí decidió regresar al college de su juventud para enseñar a los clásicos.

Recorrido

En ese prólogo recorre sus estudios en St. John’s y después en tres diferentes universidades hasta conseguir un puesto estable de trabajo en una universidad del sur de los Estados Unidos, focalizada por completo en el fútbol americano. Allí comienza a trabajar como voluntaria en hospicios, centros de refugiados y programas de enseñar a leer: “Este servicio persona a persona fue como un lento goteo de agua sobre una esponja seca” (p. 13). Por entonces, Zena Hitz decide que debe tener una religión ya que había crecido sin ninguna, a pesar de pertenecer a una familia judía. Las diversas iglesias a las que se asomó no le gustaron, pero un domingo asistió a misa en la parroquia católica local y todo cambió. Fue bautizada en la liturgia de Pascua del 2006.

Poco después se trasladó a otra universidad en Baltimore y allí le impactó mucho el sufrimiento de los pobres y necesitados, que tanto contrastaba con la superficialidad de la vida académica en una universidad de élite norteamericana. Daba clases sobre Platón, Aristóteles y ética contemporánea a grandes grupos de estudiantes y recibía un salario confortable y excelentes beneficios, pero ese tipo de vida le parecía muy pobre: “La enseñanza que constituía la actividad central de mi vida profesional no se parecía en nada a la búsqueda viva y colaborativa de ideas que me había encantado como estudiante” (p. 17). La organización académica hacía casi imposible un efectivo diálogo y la comunicación entre profesores y alumnos. Ante esa crisis, Zena Hitz buscó ayuda para el discernimiento de su vocación y decidió entrar en Madonna House. Pasó tres años en la comunidad canadiense, dedicada a la vida contemplativa y a las tareas manuales del monasterio, entre ellas, la de lavar platos.

Esta presentación biográfica ayuda a entender la fuerza del libro. “Tal como descubrí” -escribe Hitz (p. 22)- “aprender es una profesión; […] comienza escondiéndose: en los pensamientos íntimos de niños y adultos, en la vida tranquila de los ratones de biblioteca, en las miradas secretas al cielo matutino camino del trabajo o en el estudio casual de los pájaros desde una tumbona. La vida oculta del aprendizaje es su núcleo, lo que importa de él. La actividad intelectual nutre una vida interior, ese núcleo humano que es un refugio del sufrimiento tanto como un recurso para la reflexión en sí misma. Hay otras vías para alimentar la vida interior: tocar música, ayudar a los débiles y vulnerables, dedicar tiempo a la naturaleza o a la oración, pero el estudio es crucial”.

Como anuncia el editor del libro en la contraportada: Lost in Thought es un recordatorio apasionado y oportuno de que una vida rica es una vida rica en pensamientos. Aunque las humanidades a menudo se defienden solo por su utilidad económica o política, Hitz sostiene que nuestras vidas intelectuales son valiosas no a pesar de su inutilidad práctica, sino precisamente a causa de ella”.

Vida intelectual

La tesis central del libro me ha cautivado porque invita a repensar el papel de las universidades y las enseñanzas humanísticas en nuestra sociedad: “La buena enseñanza casi ha desaparecido de nuestros campus universitarios, sobreviviendo solo gracias a personas resistentes, dedicadas y con principios, que realizan un hermoso trabajo sin reconocimiento ni una recompensa adecuada” (p. 199). “Tengo la esperanza de que nuestras instituciones que apoyan la actividad intelectual recuperen su propósito original. Debemos reconectar y recordarnos lo importante que es lo que hacemos, para que no se pierda este modo de ser particularmente humano, sus alegrías y dolores, sus modos de excelencia y sus lazos únicos de comunión” (p. 200).

Por poner un ejemplo gráfico, frente a la imagen un tanto ampulosa de la Escuela de Atenas en las estancias de Rafael hacia la que los aspirantes a intelectual solemos mirar, Hitz defiende “una imagen mucho menos conocida de la vida intelectual, aunque mucho más antigua y más común en el arte europeo, en la que aparece una muchacha a la que le encantaba leer” (p. 60). 

Hitz se está refiriendo a la Virgen María y en su hermosa descripción recorre algunos de los más maravillosos cuadros de esta tradición artística: desde el retablo de Van Eyck en Gante en el que María aparece coronada y con joyas como reina, mirando un código en sus manos, hasta la escena de la Anunciación en los cuadros de Filippo Lippi, Fra Angelico o Matthias Grunewald, en los que la joven María espera la visita del ángel leyendo un libro, quizás incluso aquel pasaje del profeta Isaías en el que se dice que una virgen concebirá un niño (Is. 7, 14). Según la tradición cristiana, María estaba versada en las escrituras hebreas; había estudiado la ley y meditado los profetas. María conocía la vida intelectual, disfrutaba de vitalidad interior.


Mundo

El Papa pide a los jóvenes en la JMJ diocesana: «¡Levántate y da testimonio!»

La edición diocesana de la Jornada Mundial de la Juventud 2021 (JMJ) tiene lugar en la solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, que se celebra este domingo 21. El lema es “¡Levántate! Te hago testigo de las cosas que has visto”, inspirado en las palabras del Señor a san Pablo cuando se dirigía a Damasco. El Papa Francisco alienta a “levantarse”.

Rafael Miner·21 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 5 minutos

“El versículo que inspira el lema de la Jornada Mundial de la Juventud 2021 está tomado del testimonio de Pablo ante el rey Agripa, mientras se encontraba detenido en la cárcel. Él, que un tiempo fue enemigo y perseguidor de los cristianos, ahora es juzgado por su fe en Cristo. Habían pasado unos veinticinco años cuando el Apóstol narra su historia y el episodio fundamental de su encuentro con Cristo”, escribe el Papa en su Mensaje, firmado en la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz de este año.

Se trata de un texto papal que forma parte de un ciclo de tres mensajes que acompañan a los jóvenes en el camino entre la JMJ de Panamá 2019 y la de Lisboa 2023. Todos ellos se centran en el verbo “levantarse”.

“Hoy, una vez más, Dios le dice a cada uno de ustedes: ‘¡Levántate!’”, dice el Papa. “Espero de todo corazón que este mensaje nos ayude a prepararnos para tiempos nuevos, para una nueva página en la historia de la humanidad. Pero, queridos jóvenes, no es posible recomenzar sin ustedes. Para volver a levantarse, el mundo necesita la fuerza, el entusiasmo y la pasión que tienen ustedes. En este sentido, quisiera que meditemos juntos el pasaje de los Hechos de los Apóstoles en el que Jesús le dice a Pablo: ‘¡Levántate! Te hago testigo de las cosas que has visto’ (cf. Hch 26,16)”.

Conversión de san Pablo

La Jornada de 2021 invita a los jóvenes a reflexionar y meditar sobre la conversión de San Pablo, que pasó de ser un “perseguidor-ejecutor” a un “discípulo-testigo”. En este contexto, y siguiendo el episodio de Damasco, el Papa guía a los jóvenes a descubrir el amor incondicional de Dios por cada uno de nosotros. “El Señor eligió a alguien que incluso lo había perseguido, que había sido completamente hostil a Él y a los suyos. Pero no existe una persona que para Dios sea irrecuperable. Por medio del encuentro personal con Él siempre es posible volver a empezar. Ningún joven está fuera del alcance de la gracia y de la misericordia de Dios”, escribe el Santo Padre.

Por otra parte, el Pontífice observa que la actitud de Pablo antes del encuentro con Jesús resucitado no resulta extraña a los jóvenes, ya que el apóstol tenía fuerza y pasión en su corazón, aunque luchaba “una batalla sin sentido”.  Por ello, explica, resulta fundamental abrir los ojos para ver correctamente, y evitar perderse en ideologías destructivas.

“¡Cuántos jóvenes hoy, tal vez empujados por las propias convicciones políticas o religiosas, terminan por convertirse en instrumentos de violencia y destrucción en la vida de muchos! Algunos, nativos digitales, encuentran en el ámbito virtual y en las redes sociales el nuevo campo de batalla, utilizando sin escrúpulos el arma de las noticias falsas para esparcir veneno y destruir a sus adversarios”, señala el Papa.

De ahí la importancia, recuerda, de destacar que cuando el Señor irrumpió en la vida de Pablo, «no anuló su personalidad, no borró su celo y su pasión, sino que hizo fructificar sus talentos para hacer de él el gran evangelizador hasta los confines de la tierra».

“En nombre de Cristo, te digo”

A continuación, el Papa invita con fuerza a los jóvenes: “¡Levántate y da testimonio!”, “¡serás mi testigo!”. “Hoy la invitación de Cristo a Pablo se dirige a cada una y cada uno de vosotros, jóvenes: ¡Levántate! No puedes quedarte tirado en el suelo sintiendo pena de ti mismo, ¡hay una misión que te espera! También tú puedes ser testigo de las obras que Jesús ha comenzado a realizar en ti. Por eso, en nombre de Cristo, te digo: 

– Levántate y testimonia tu experiencia de ciego que ha encontrado la luz, que ha visto el bien y la belleza de Dios en sí mismo, en los otros y en la comunión de la Iglesia que vence toda soledad. 

– Levántate y testimonia el amor y el respeto que es posible instaurar en las relaciones humanas, en la vida familiar, en el diálogo entre padres e hijos, entre jóvenes y ancianos. 

– Levántate y defiende la justicia social, la verdad, la honradez y los derechos humanos; a los perseguidos, a los pobres y los vulnerables, a los que no tienen voz en la sociedad y a los inmigrantes. 

– Levántate y testimonia la nueva mirada que te hace ver la creación con ojos maravillados, que te hace reconocer la tierra como nuestra casa común y que te da el valor de defender la ecología integral. 

– Levántate y testimonia que las existencias fracasadas pueden ser reconstruidas, que las personas que ya han muerto en el espíritu pueden resurgir, que las personas esclavas pueden volverse libres, que los corazones oprimidos por la tristeza pueden volver a encontrar la esperanza.

 – ¡Levántate y testimonia con alegría que Cristo vive! Difunde su mensaje de amor y salvación entre tus coetáneos, en la escuela, en la universidad, en el trabajo, en el mundo digital, en todas partes”.

De Panamá 2019 a Lisboa 2023

Las celebraciones internacionales de la JMJ suelen tener lugar cada tres años en diferentes países con la participación del Santo Padre. La última tuvo lugar en Panamá 2019, y la próxima, como es sabido, será Lisboa 2023. Así lo anunció el Santo Padre el 27 de enero de 2019, al final de la JMJ panameña. Posteriormente, la cita en Lisboa (Portugal), se fijó en agosto 2023, a causa de la pandemia.

La celebración ordinaria de la Jornada, en cambio, tiene lugar cada año en las Iglesias particulares, que organizan de forma autónoma el evento, y que sirve también como camino de preparación para la JMJ de Lisboa 2023, como explica el Dicasterio vaticano para los Laicos, la Familia y la Vida. 

Este dicasterio, que preside el cardenal Kevin Farrell, publicó hace unos meses el documento Orientaciones pastoralespara la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud en las Iglesias particulares, como informó Omnes. Se trata de una celebración en las diócesis que “tiene un gran significado y valor no solo para los jóvenes que viven en esa región concreta, sino para toda la comunidad eclesial local”, señala el cardenal Farrell en un texto aprobado por el Papa Francisco, y firmado el 22 de abril de 2021, aniversario de la entrega de la Cruz de la JMJ a los jóvenes.

La celebración “sirve para sensibilizar y formar a toda la comunidad eclesial –laicos, sacerdotes, personas consagradas, familias, adultos y personas mayores– para que sea cada vez más consciente de su misión de transmitir la fe a las nuevas generaciones”, añade el documento, que cita la Asamblea General del Sínodo de los Obispos sobre el tema “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”, que tuvo lugar en 2018.

Un poco de historia

“La institución de las Jornadas Mundiales de la Juventud ha sido, sin duda, una gran intuición profética de san Juan Pablo II, que explicó así su decisión: ‘Todos los jóvenes deben sentirse atendidos por la Iglesia: por eso, que toda la Iglesia, en unión con el Sucesor de Pedro, se sienta cada vez más comprometida, a nivel mundial, con los jóvenes, con sus inquietudes y preocupaciones, con sus aperturas y esperanzas, para corresponder a sus expectativas, comunicando la certeza que es Cristo, la Verdad que es Cristo, el amor que es Cristo….’. Así lo recoge el documento citado del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.

“El papa Benedicto XVI recogió el testigo de su predecesor y, en varias ocasiones, no ha dejado de destacar cómo estos acontecimientos representan un don providencial para la Iglesia y los calificó de ‘medicina contra el cansancio del creer’, ‘un modo nuevo, rejuvenecido de ser cristiano’, ‘una nueva evangelización vivida’”.

“También para el papa Francisco”, prosigue el cardenal Kevin Farrell, “las Jornadas Mundiales de la Juventud constituyen un impulso misionero de extraordinaria fuerza para toda la Iglesia y, en particular, para las generaciones más jóvenes. Apenas unos meses después de su elección, inauguró su pontificado con la JMJ de Río de Janeiro en julio de 2013, al final de la cual dijo que esa JMJ había sido ‘una nueva etapa en la peregrinación de los jóvenes con la Cruz de Cristo por los continentes’”.

“No debemos olvidar nunca que las Jornadas Mundiales de la Juventud no son ‘fuegos artificiales’, momentos de entusiasmo, fines en sí mismos; son etapas de un largo camino, iniciado en 1985, por iniciativa del papa Juan Pablo II”, tal como señaló el Papa Francisco en 2013, y recoge el documento. “Recordemos siempre: los jóvenes no siguen al Papa, siguen a Jesucristo, cargando su Cruz. El Papa los guía y los acompaña en este camino de fe y de esperanza”, agregó el Santo Padre. 

España

Los obispos piden al apóstol Santiago por La Palma y las víctimas de abusos

“La preocupación y el dolor de los habitantes de La Palma”. “Los abusos cometidos por algunos miembros de la Iglesia”, que “nos causan dolor y vergüenza”, y el acompañamiento a “las víctimas”. “Los 11 millones de personas en exclusión social”, y “el empeño sinodal” de la Iglesia, han sido llevados al apóstol Santiago por los obispos españoles.

Rafael Miner·19 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 5 minutos

La Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE), en su número 118, se ha clausurado en Santiago de Compostela esta semana, con una peregrinación de los 63 obispos españoles, dos administradores diocesanos y los dos vicesecretarios de la CEE, acompañados del nuncio apostólico en España, Mons. Bernardito C. Auza, que han dejado a los pies del Apóstol Santiago, con motivo del Año Jubilar Compostelano, sus anhelos y preocupaciones.

El acto central ha sido la Misa del Peregrino a las 11.00 horas en la catedral. Los obispos han accedido al templo por la Puerta Santa, en torno a las 10,45 horas, para venerar, en la cripta, el sepulcro del Apóstol Santiago. Ha presididola celebración eucarística el arzobispo de Santiago, Mons. Julián Barrio. 

Tras la lectura del Evangelio, el presidente de la CEE y arzobispo de Barcelona, cardenal Juan José Omella, ha realizado la ofrenda al Apóstol en nombre de los obispos españoles. Comenzó refiriéndose a los habitantes de la isla de La Palma, castigados por la erupción del volcán de Cumbre Vieja.

Solidaridad con La Palma

“Como peregrinos llegamos ante ti, para pedir tu protección sobre todos los proyectos de nuestras Iglesias locales, así como tu presencia alentadora en los gozos y sufrimientos de nuestro pueblo y de todas nuestras comunidades a las que servimos como pastores. De manera especial te presentamos la preocupación y el dolor de los habitantes de La Palma, que llevan ya más de dos meses bajo la erupción del volcán. A ellos deseamos llegue, no solo la oración, tan necesaria, sino también la solidaridad de todos los pueblos de España”.

Antes, se dirigió directamente al apóstol Santiago: “Los obispos de la Iglesia en España acudimos en peregrinación a esta catedral, donde desde tiempo inmemorial se veneran tus restos. Tú fuiste, según venerable tradición, quien trajo a estas tierras la luz del Evangelio. Venimos aquí en el marco de este Año Santo, que periódicamente trae a esta catedral a decenas de miles de personas de todo el mundo y lo hacemos también en el marco de nuestra reunión de la Asamblea Plenaria, que hemos querido finalizar con esta peregrinación.

Causas de sufrimiento

El cardenal Omella se refirió también a la pandemia, y señaló que “todavía hoy sentimos el dolor de tantas personas que sufren la ausencia de seres queridos o las consecuencias de la enfermedad: sanitarias, familiares, religiosas, pastorales, sociales y también económicas”.

“Hemos compartido estos días otras causas de sufrimiento”, añadió a continuación. “Los abusos cometidos por algunos miembros de la Iglesia nos causan dolor y vergüenza. Pedimos tu fuerza y tu luz para que, en todas las diócesis, podamos encontrar, acoger y acompañar, cara a cara, a las víctimas en la sanación de su dolor”.

El presidente de la CEE quiso poner también en manos del apóstol Santiago “las dificultades económicas que van dejando cada vez más personas en situación de exclusión. Somos sensibles a la preocupación por la tierra, el techo y el trabajo, tantas veces señalada por el Papa Francisco. Los datos que ofrecen Caritas y otras entidades de la Iglesia nos hablan de que actualmente son ya 11 millones las personas que se encuentran en situación de exclusión social. Sin olvidar a los más de dos millones y medio de personas en situación de extrema vulnerabilidad”.

Compromisos con los que más sufren

“Te pedimos, apóstol Santiago, que acompañes a cuantos padecen estos sufrimientos y suscites en todos nosotros sentimientos de compasión, a la vez que, compromisos eficaces para hacer verdad que somos un pueblo, y que todos estamos comprometidos unos con otros, y todos con los que más sufren”, manifestó el cardenal Omella.

Finalmente, puso en manos del apóstol Santiago “el empeño sinodal en el que está embarcada toda la Iglesia”, pidió su “ayuda para esta misión hermosa y apasionante [la “evangelización”] porque somos conscientes de que nos sobrepasa”, y le rogó que, “con María, estrella de la nueva evangelización, bajo la advocación del Pilar que, según la tradición está tan vinculada a tu persona y obra evangelizadora, intercedas por nosotros ahora y siempre”.

Decreto pionero para afrontar los abusos

La Asamblea Plenaria ha aprobado esta semana un Decreto General sobre la protección de menores. Es la primera Conferencia Episcopal en el mundo que aprueba este un conjunto de normas para afrontar los casos de abusos sexuales contra los menores de edad y personas que tienen habitualmente un uso imperfecto de razón, ha señalado la propia Conferencia de obispos españoles,

El texto recoge, en un único documento, “la normativa canónica dispersa en varios documentos, y tendrá validez en todas las diócesis españolas, en las instituciones religiosas de derecho diocesano. Será también un buen instrumento para su aplicación en las de derecho pontificio. Su implantación permitirá una mayor coordinación y rapidez para afrontar este tipo de casos y también que se garantiza los derechos de todas las partes clarificando aspectos que antes se interpretaban por analogía jurídica”.

Este decreto “incorpora ya las modificaciones que la Santa Sede introdujo, sobre esta materia, en el libro VI del Código de Derecho Canónico, que fue presentado el pasado 1 de junio de este año”, y entrará en vigor en el momento en que reciba la recognitio de la Santa Sede.

También en relación a la protección de menores, la Asamblea Plenaria ha concretado la formación y el trabajo del Servicio de coordinación y asesoramiento para las Oficinas de protección de menores. Y “se vislumbró la necesidad cada vez más amplia de acoger a todo tipo de personas que solicitan ayuda por abusos que han tenido lugar en otros ámbitos. También se habló de los servicios comunes que puede ofrecer la CEE para facilitar el trabajo de estas oficinas”, para lo que está en estudio “la formación de un equipo de personas en la Conferencia que pueda ayudar y prestar los servicios que las oficinas demanden”.

Caso por caso, no estadística

Mons. Luis Argüello, obispo auxiliar de Valladolid y secretario general de la CEE, dio cuenta de los trabajos de la Asamblea Plenaria, junto al vicesecretario para asuntos económicos, Fernando Giménez Barriocanal. En relación a los abusos, Mons. Argüello subrayó que la Conferencia de obispos es partidaria “del conocimiento caso por caso de las situaciones de abuso que se hayan podido producir, con el deseo de que no se repitan”, pero no de realizar una tarea de “investigación de carácter sociológico o estadístico”.

“Nuestro principal interés es que cada víctima pueda sentir que la Iglesia, en cada diócesis y en cada congregación está dispuesta a acoger su situación, y si se deriva la posibilidad de abrir un procedimiento se abriría, porque la Iglesia aunque tiene un periodo de prescripción de veinte años, siempre está abierta a levantar la prescripción”, ha manifestado el secretario general, según la Cope.

Estatutos, familia, presupuestos

El orden del día de la Asamblea Plenaria ha incluido asimismo la aprobación de los Estatutos de la CEE y sus organismos. Los obispos han recibido información sobre el proyecto de estructura y funcionamiento del Consejo de Estudios y Proyectos de la CEE, cuya creación es una de las actividades previstas en el plan de acción “Fieles al envío misionero”, que se aprobó en la Plenaria de abril de 2021.

Por otra parte, la Peregrinación Europea de Jóvenes tendrá lugar en Santiago de Compostela entre el 4 y el 8 de agosto de 2022, con el lema ‘Joven levántate y sé testigo. El Apóstol Santiago te espera’, que se convoca con motivo del Año Santo Compostelano. Hay ya 10.000 jóvenes inscritos, informa la CEE.

En el marco del  Año “Familia Amoris Laetitia, se ha avanzado el programa de La Semana del Matrimonio, que promueve la CEE, del 14 al 20 de febrero de 2022. Además, los obispos han acordado unirse al Encuentro Mundial de las Familias, que tendrá lugar en Roma del 22 al 26 de junio, con un Encuentro de ámbito nacional, además de los que se organicen en las distintas diócesis. Acogen así la invitación del Papa Francisco de llevar este Encuentro a las Iglesias locales.En cuanto al presupuesto del Fondo Común Interdiocesano para 2022, instrumento a través del cual se canaliza la distribución de la asignación tributaria a las diócesis españolas y otras realidades eclesiales, “se ha establecido como cantidad objetivo algo más de 295 millones de euros, lo que representa un 3,5 % de incremento respecto al año anterior”.

Estados Unidos

Obispos de Estados Unidos aprueban el documento sobre la Eucaristía

La asamblea plenaria de los obispos norteamericanos han aprobado, como parte del proyecto de reavivamiento eucarístico nacional, un documento clave sobre la Eucaristía.

Gonzalo Meza·19 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

El 19 de junio del 2022, Solemnidad de Corpus Christi iniciará en las diócesis de los Estados Unidos el Proyecto de Reavivamiento Eucarístico Nacional bajo el lema “Mi carne para la vida del mundo”. Así lo decidieron el 17 de noviembre del 2021 los obispos de los Estados Unidos durante la Asamblea Plenaria en Baltimore. La iniciativa, cuyo santo patrón será el beato Carlo Acutis, –quien murió a los 15 años de leucemia y fue beatificado en el 2020–  tendrá como punto cumbre un Congreso Eucarístico Nacional en julio del 2024 en Indianapolis, Indiana. El objetivo del proyecto es renovar la Iglesia por medio de una relación viva y personal con Nuestro Señor Jesucristo en la Santísima Eucaristía. La Iniciativa tiene dos fases: diocesana y parroquial.

La primera fase iniciará con una procesión el 19 de junio del 2022, la segunda un año después el 11 de junio del 2023, ambas Solemnidades de Corpus Christi en los Estados Unidos.  El proyecto contempla la promoción de la Adoración Eucarística, la devoción de las 40 horas, noches de misericordia con Adoración y confesión (especialmente durante el Adviento), misiones con reconocidos predicadores sobre el Misterio Eucarístico, el entrenamiento de equipos diocesanos y parroquiales, la promoción en sitios internet y redes sociales y la elaboración de materiales catequéticos sobre el Sacramento cumbre de la vida cristiana.  

El misterio de la Eucaristía en la vida de la Iglesia

Uno de los pilares de esta iniciativa de reavivamiento eucarístico nacional será el documento “El misterio de la Eucaristía en la vida de la Iglesia”, el cual fue aprobado unánimemente por los obispos norteamericanos el 17 de noviembre. La versión inicial de este documento provocó acalorados debates entre los prelados norteamericanos durante su reunión virtual de primavera debido a que pensaban que su objetivo era prohibir la comunión a figuras públicas específicas que se declaran católicas y reciben la comunión, pero cuyas acciones van en contra de las enseñanzas de la Iglesia, particularmente en temas de aborto y de familia; por ejemplo el presidente Joe Biden. El documento, aclararon más tarde los prelados, no tiene como fin emitir vetos públicos sino convertirse en un instrumento catequético sobre el Misterio Eucarístico, ello ante la disminución de feligreses a la misa dominical y el desconocimiento de 2/3 de los católicos norteamericanos, para quienes el Cuerpo y la Sangre de Cristo consagrados en la Misa son solo “símbolos”. 

El texto de treinta páginas  retoma las enseñanzas de la Iglesia sobre la Eucaristía e incluye numerosas citas retomadas de los Padres de la Iglesia, libros litúrgicos, el Catecismo de la Iglesia Católica, el Derecho Canónico y el Magisterio. El documento incluye varios temas entre ellos el Sacrificio Pascual, la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía, la comunión con Cristo y con la Iglesia. La segunda sección habla de la coherencia que deben tener  todos los católicos entre su fe y su vida política, económica y social. Esto incluye  a los que ejercen alguna forma de autoridad pública, quienes “tienen la responsabilidad especial de formar su conciencia de acuerdo con la fe de la Iglesia y la ley moral, y de servir a la familia humana defendiendo la vida y la dignidad humanas”.

El texto también recuerda que no se debe recibir la comunión estando en pecado mortal sin antes acercarse a la Confesión sacramental. En ese sentido, los  prelados mencionan lo que ya habían señalado en el 2006: “Si un católico en su vida personal o profesional deliberada y obstinadamente rechazan las doctrinas de la Iglesia o si deliberadamente repudian las enseñanzas definitivas de la iglesia en asuntos de moral, dicha persona menoscaba su comunión con la Iglesia” y debe abstenerse de recibir la Sagrada Comunión.La iniciativa de reavivamiento eucarístico nacional también contempla la elaboración a fines del 2024 de una segunda encuesta sobre las prácticas y conocimiento de los católicos  norteamericanos sobre la Eucaristía. Los obispos esperan para ese entonces haber logrado reafirmar uno de los dogmas centrales de la fe, la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía, y de esa forma incrementar su unión personal con el Señor. 

Caridad y estado del bienestar

Reducir el fomento de la caridad exigido a las hermandades al ejercicio de acciones sociales realizadas sólo por solidaridad condena a las hermandades al papel de responsables subsidiarias del mantenimiento del estado del bienestar.

19 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

No hace muchos años, en unos momentos en que se cuestionaba el papel de las hermandades, tuve ocasión de dirigir un estudio sobre la cuantía de las ayudas que éstas dedicaban a atenciones de caridad. Se limitaba a la ciudad de Sevilla y los resultados fueron sorprendentes para algunos: más de cinco millones de euros, y eso que el trabajo sólo  recogía las ayudas que eran cuantificables, las otras quedaban fuera al no poder traducirlas a euros;  pero ¿cuánto vale un abrazo?, «es la primera vez que alguien me da un abrazo a cambio de nada», le comentaba emocionada a un voluntario una señora que había tenido un pasado complicado. ¿Cómo se valora un rato de compañía a una persona que vive sola, sin que nadie se ocupe de ella? Esos intangibles no se contabilizaban en el estudio.

Tengo datos que  indican que si esta investigación se hiciera hoy, después de la crisis sanitaria, los resultados serían casi el doble, algo de lo que las hermandades pueden sentirse satisfechas, pues una de sus misiones es el fomento de la caridad, pero que encierra un peligro: reducir la caridad a cifras y creer que  cuanto mayor es el volumen de ayudas, más caritativa es una hermandad. Por este camino se corre el peligro de asimilar las hermandades a ONGs, por eso es oportuno aclarar las diferencias entre caridad, solidaridad y acción social, tres conceptos distintos, aunque complementarios.

 La Caridad es una virtud teologal, infundida por Dios en nuestra alma el día del bautismo (Fe, Esperanza y Caridad), aunque mantenerla y crecer en ella depende de nosotros mismos. Es la virtud por la que amamos a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos  por amor a Dios, en tanto son queridos por Dios. La Caridad sólo se entiende  partir de Dios, que es Amor.  También el amor humano, vivido como donación total, libre y gratuita tiene la capacidad de llevar a la persona a su plenitud, hacerla feliz, porque lo que frustra una vida no es el dolor, es la falta de amor. 

La Solidaridad en cambio es una virtud humana, que adquirimos con nuestro esfuerzo y la gracia de Dios, para adecuar nuestro comportamiento al pleno desarrollo de nuestra condición humana.  Es la conciencia de estar vinculado a los demás a través de Dios, y la decisión de actuar en coherencia con esa mutua vinculación. “No es un sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas. Al contrario, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno. Tener conciencia de que todos somos  verdaderamente responsables de todos” (Juan Pablo II). Tiene su fundamento en la filiación divina. Todos somos hijos de Dios y compartimos la misma dignidad. Sólo así se entiende correctamente la Solidaridad, no con una visión horizontal, sino con la conciencia de estar vinculados, a través de Cristo, a los demás.

La Solidaridad no es asimilable a la Caridad. La Solidaridad es justicia, la Caridad es Amor. La justicia a secas no basta, la dignidad del hombre pide mucho más que justicia: pide Caridad, pide amor.  Amor al otro contenido en el amor a Dios.

Nos queda por último la Acción Social, una actividad, o una serie de actividades,  consistente  en la gestión, distribución y aplicación de los recursos materiales obtenidos a partir de la generosidad de los hermanos y colaboradores.

La acción social no es un fin en sí misma, eso sería asistencia social o filantropía: es la consecuencia del ejercicio de la Caridad por parte de los hermanos y  donantes y expresión de su Solidaridad.

Esta triple distinción aparece claramente expuesta en el Evangelio, en la multiplicación de los panes:

Cristo  sintió compasión por los que lo seguían ya que  llevaban tiempo sin comer: Caridad, amor de Dios.

Cuando los apóstoles le trasladan su preocupación  les propone: «Dadles vosotros de comer  es vuestra responsabilidad atender las necesidades de los demás»: Solidaridad.

A continuación los anima a gestionar esa atención: buscar recursos (consiguen  cinco panes y dos peces) y organizar el reparto de alimentos (hacer grupos de cincuenta, repartir y recoger): Acción Social.

Es importante tener claros estos conceptos. Reducir el fomento de la caridad exigido a las hermandades al ejercicio de acciones sociales realizadas sólo por solidaridad condena a las hermandades al papel de responsables subsidiarias del mantenimiento del estado del bienestar, lo que es tramposo y  desnaturaliza la misión de las hermandades.  

El autorIgnacio Valduérteles

Doctor en Administración de Empresas. Director del Instituto de Investigación Aplicada a la Pyme Hermano Mayor (2017-2020) de la Hermandad de la Soledad de San Lorenzo, en Sevilla. Ha publicado varios libros, monografías y artículos sobre las hermandades.

Libros

Para que llegue la buena muerte

Puede parecer que el planteamiento postmoderno frente al final de la vida, aunque aparente ampliar la libertad individual, constituye un doble fraude. El libro que acaba de publicar Pablo Requena resulta imprescindible para cualquier persona que quiera pensar sobre la eutanasia y, en general, sobre el final de la vida.

Vicente Bellver Capella·18 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

A todos nos da miedo morir. Pero la cultura actual, lejos de proveernos de medios para afrontar ese periodo final de nuestra vida en las mejores condiciones, da por supuesto que la muerte es el mal absoluto y le da por completo la espalda. Y lo hace con la propuesta transhumanista de llegar a tener vidas inmortales, o con la reivindicación de la eutanasia como un derecho. En ambas propuestas subyace la idea de que uno es soberano para decidir cuándo acaba con su vida. La vida deja de ser un derecho humano, que protege un bien fundamental para la persona como es su vida, y se convierte en un derecho del que dispone el ser humano como quiera. 

Libro

Título: La buena muerte. Dignidad, cuidados paliativos y eutanasia
Autor: Pablo Requena
Editorial: Sígueme
Ciudad y año: Salamanca, 2021

El planteamiento postmoderno frente al final de la vida, aunque aparente ampliar la libertad individual, constituye un doble fraude. Primero, porque la vida inmortal no solo es una quimera sino una pesadilla. La épica de la existencia humana está asociada a nuestra condición vulnerable y mortal. Y segundo, porque nadie renuncia a vivir y pide la eutanasia si su vida merece la pena. Y toda vida tiene sentido si estamos convencidos como sociedad de que así es y que actuamos en consecuencia. Uno pide morir porque está solo, tiene dolor o su vida está muy limitada. Pero si la persona está acompañada, sus dolores son aliviados y se le brinda la posibilidad de ser ella misma por muy limitada que esté, no se planteará pedir que acaben con su vida. 

Si no fuera por el abuso que se hace de la expresión, no dudaría a subrayar que este libro que acaba de publicar Pablo Requena resulta imprescindible para cualquier persona que quiera pensar sobre la eutanasia y, en general, sobre el final de la vida. Lo disfrutarán no solo los profesionales sanitarios y los responsables de políticas públicas sino todas las personas que se animen a leerlo. Porque no se puede abordar el tema con mayor claridad, serenidad, rigor y apertura de miras. El autor es médico de formación, profesor de bioética en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz y actualmente representante de la Santa Sede ante la Asociación Médica Mundial. Esa formación y experiencia, unidas a una escritura que enlaza con la mejor tradición de los médicos-humanistas, le ha permitido ofrecer un libro breve pero enjundioso; que prescinde de la erudición pero está al día; que trata de muchas cuestiones pero todas ensambladas con gran coherencia. 

El libro se divide en dos partes. En la primera el autor se pregunta por qué hemos llegado a plantearnos la eutanasia como una opción para el final de la vida. Y se centra en el problema de la soledad, que constituye la gran epidemia del tiempo presente (y mucho más difícil de combatir que la Covid-19); en la prolongación de la vida en condiciones muchas veces penosas, a la que nos ha conducido el triunfo de la medicina sobre la muerte en el último siglo; en la existencia de una variedad de opciones terapéuticas que no necesariamente deben agotarse en todos los casos y de las que en ocasiones se abusa; en el fenómeno preocupante y creciente de “sentirse un peso para los demás” que embarga a muchas personas al final de sus vidas. Para cada uno de estos desafíos propone una respuesta específica, sostenida en la defensa del valor incondicional de cada ser humano, y presentada en tales términos que invita a pensar y dialogar más que a confrontarse.  

En la segunda parte se detiene en estudiar las dos alternativas que se proponen ante “el grito de auxilio que supone pedir la muerte”: o bien acompañar hasta el final o bien aplicar la eutanasia. Pablo Requena insiste en que ambas lógicas son opuestas entre sí. Si cuidamos hasta el final es porque estamos convencidos de que la vida de esa persona es sagrada y no deja de serlo por que sus capacidades mengüen. La lógica de los cuidados paliativos, sustentada en la tradición médica hipocrática, consiste en cuidar eficazmente evitando el sufrimiento y nunca en dar muerte. La lógica eutanásica, por el contrario, se sostiene sobre la aceptación de que un ser humano puede dar muerte a otro en determinadas circunstancias.

Precisamente porque el origen de la medicina hipocrática, base de la medicina actual, consistió en separar al médico que cura del gurú que puede procurar también la muerte, el autor muestra una enorme preocupación por el hecho de que se normalice el hecho de que sean los médicos quienes practiquen la eutanasia. Cita al respecto al padre de la deontología médica moderna en España, Gonzalo Herranz, quien afirmaba que “la eutanasia no es medicina, porque no la completa, sino que la sustituye”.  

Consciente de que la eutanasia no consagra un derecho sino el abandono de la persona en una de las etapas más críticas de su vida, acaba el libro insistiendo en la necesidad de revertir esta situación, derogando las leyes de eutanasia cuando sea posible y abogando por una asistencia integral a las personas al final de la vida, que no deje a nadie atrás.

El autorVicente Bellver Capella

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Estados Unidos

El reavivamiento eucarístico y sinodalidad: esenciales para combatir la división y polarización

En la asamblea plenaria de los obispos estadounidenses en Baltimore se discuten cuestiones vitales, como el plan pastoral para el reavivamiento eucarístico o el documento sobre el Misterio de la Eucaristía.

Gonzalo Meza·18 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

El 16 de noviembre iniciaron en Baltimore los trabajos de la sesión plenaria de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB). La reunión inició con las alocuciones de Mons. Christophe Pierre, Nuncio Apostólico de los Estados Unidos y de Mons. José H. Gómez, Presidente de la USCCB. En su discurso, Mons. Pierre se refirió al tema de la sinodalidad. El sínodo, indicó, no es un parlamento sustentado en batallas políticas para cambiar las verdades cristianas. Tampoco es una campaña para convencer o hacer programas.

La sinodalidad, señaló, es caminar juntos: “Se trata de escucharnos humildemente unos a otros y al Espíritu Santo y de esa forma discernir la voluntad de Dios”.  En ese sentido, la sinodalidad, aclaró el Nuncio, es una respuesta a los desafíos de nuestro tiempo, particularmente para paliar la polarización que se vive en la sociedad y en la Iglesia: “La Iglesia está lastimada no solo por la crisis de abusos y los efectos de la pandemia, sino por la polarización”. Una Iglesia dividida, dijo Mons. Pierre, nunca será capaz de llevar a los demás a la unidad que Cristo nos pide. Unidad que se debe hacer visible en cada iglesia particular con el obispo que camina con su pueblo, en comunión con el Papa y decide cum Petro et sub Petro.  

Por su parte, Mons. José Gómez, Presidente de la USCCB, también reconoció que existen muchas divergencias en la Iglesia y en la sociedad. Estas divisiones, aunadas a la secularización provocan que la sociedad Norteamericana esté perdiendo el “sentido de su historia”. Durante la mayor parte de su existencia como nación, “la historia que dio sentido a nuestras vidas estaba enraizada en la visión bíblica y en la herencia judeocristiana”. Esta historia, precisó Mons. Gómez, sirvió de modelo para los documentos fundacionales de los Estados Unidos  y configuró nuestras leyes e instituciones, “fue la sustancia de nuestros ideales y acciones”.

Hoy en día dicha narrativa se está desmoronando, alertó. Ante ello el prelado precisó que no se necesita inventar otra historia, sino escuchar la verdadera: que Cristo nos amó, dio su vida por nosotros y que con su muerte y resurrección da esperanza y sentido a nuestras vidas. Citando al Arzobispo John Ireland –quien dirigió la Diócesis de St. Paul, Minnesota de 1884 a 1918– Gómez precisó que “el deber del momento” es anunciar esa historia a la gente de nuestro tiempo. La Iglesia existe para evangelizar y ser cristiano significa ser discípulo misionero, dijo. No es una tarea fácil, señaló, pues ya no contamos con la influencia que la Iglesia tenía antes en la sociedad ni con sus “números”. “De cualquier manera eso nunca importó pues Cristo nos prometió que si primero buscábamos su Reino, todo se nos daría”, dijo.  

Es por ello que el plan pastoral para el reavivamiento eucarístico que se discutirá en esta plenaria y el documento sobre el Misterio de la Eucaristía son vitales. Con esos instrumentos pastorales, dijo Gómez, se podrá acercar a la gente al Misterio de la fe. “Si verdaderamente queremos terminar con la indiferencia humana y la injusticia social, necesitamos reavivar la concientización sacramental”. En el sacramento de la Eucaristía, la gente podrá descubrir el amor de Dios, un amor interminable.  

Zoom

Un fresco de un Concilio apócrifo romano

Donde en la época precristiana se encontraban las termas de Tito, Domiciano y Trajano, en el Rione Monti, el Papa Símaco hizo construir una iglesia sobre un edificio precedente de tiempos del Papa Silvestre I. En su interior hay un fresco que hace referencia a dos concilios que, según se dice, tuvieron lugar en Roma en torno al Concilio de Nicea (325).

Johannes Grohe·18 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Mundo

Maria Schutz, un santuario austriaco en un paisaje pintoresco

Al pie del monte Sonnwendstein, en la región de Semmering, Austria, se encuentra el santuario de Maria Schutz (María Auxiliadora). Un lugar privilegiado, que no sólo atrae peregrinos; sino que también es una meta frecuente de excursión para los turistas que visitan el entorno.

Daniela Sziklai·17 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

La región de Semmering se encuentra a una hora al sur de Viena, la capital austriaca. Es un destino muy apreciado para hacer senderismo, y en invierno es una zona popular para esquiar. A finales del siglo XIX muchos ciudadanos vieneses acomodados pasaban la época de verano en el balneario recién fundado en ese puerto de montaña, y disfrutaban del clima curativo. Numerosas “villas”, antiguas y muy bonitas, dan testimonio de esa época, al igual que las edificaciones más o menos ruinosas de varios hoteles prestigiosos.

Desde hace muchos siglos, el paso del Semmering es un importante enlace entre los Estados austriacos de la Baja Austria y Estiria. Actualmente los coches circulan por un túnel situado debajo del puerto. Se está terminando también un túnel ferroviario, que aliviará a partir de 2028 el tráfico de mercancías del vistoso ferrocarril del Semmering, el primer ferrocarril de montaña del mundo, que serpentea hacia el puerto por numerosos viaductos.

Muy cerca de esta comarca de excursiones, al pie del monte Sonnwendstein, se encuentra el santuario de Maria Schutz (María Auxiliadora). Sus dos torres barrocas se ven bien ya desde la autopista, cuando se circula hacia el Semmering. Ya se encontraban allí cuando el Semmering aún no era frecuentado por turistas, sino más bien por comerciantes. Este lugar de oración y culto se remonta a una capilla que se levantó en este lugar en 1721 para cumplir un voto hecho durante la epidemia de peste de 1679. Al parecer, en aquella época el agua de la fuente de Maria Schutz -conocida como la “fuentecilla sagrada”, el “Heiliges Bründl”- curó a muchos enfermos de peste.

La colocación de la primera piedra de la iglesia actual tuvo lugar en 1728. Su magnífica decoración barroca testimonia la profunda fe del pueblo y el gran número de peregrinaciones que llegaban hasta aquí, al sur de la Baja Austria, en el siglo XVIII. Además de la fuente, cuya agua se vierte hoy en día a un cuenco de mármol en la parte posterior del altar mayor, en Maria Schutz se venera asimismo una imagen de Nuestra Señora con el Niño Jesús. En una capilla lateral, junto a la entrada principal, hay numerosas representaciones que dan testimonio del agradecimiento de personas que han sido curadas, o salvadas de un peligro mortal, gracias a la intercesión de María Auxiliadora.

A lo largo de los siglos la iglesia también ha sufrido mucho; en 1826 se quemaron las torres, y un terremoto dañó el edificio de la iglesia. Hasta 1995 no se pudieron reconstruir las cúpulas de las torres en su forma barroca original. En 1945 hubo en este lugar intensos combates entre las tropas soviéticas y las alemanas, pero el conjunto permaneció prácticamente intacto. “Maria Schutz defiende contra todos los enemigos”, “Maria Schutz steht allen Feinden zum Trutz”: el lema de este lugar de peregrinación refleja su historia.

En el edificio adyacente al monasterio viven desde 1925 los religiosos Pasionistas, y atienden a los peregrinos. Es el único monasterio en Austria de esa orden, fundada en Italia por san Pablo de la Cruz en 1720. Actualmente viven en el monasterio tres Padres y un Hermano. Ofrecen un rico programa espiritual, con adoración durante varias horas cada día, regularmente tardes de reparación y “Días de Fátima” (el 13 de cada mes). Casi siempre que uno entra en la iglesia oye resonar las oraciones, las palabras del rezo del rosario o de la adoración. El momento cumbre de cada año es el día 15 de agosto, en que se celebra la dedicación de la iglesia con motivo de la Asunción de María, que en Austria es día festivo.

En 2020 se cumplió el 300 aniversario de la fundación de la Orden, pero a causa de la pandemia de Coronavirus los Pasionistas no pudieron celebrarlo del modo debido, y las celebraciones del aniversario de la fundación no han podido tener lugar hasta este año.

El “Marienhof” (Casa de María), una casa de retiros situada frente a la iglesia, está dirigido por las Hermanas de la enseñanza de Nuestra Señora de Auerbach, que colaboran con los Pasionistas en la atención del santuario. En los retiros pueden participar hasta 15 personas, y la casa no tiene precios fijos, sino que vive exclusivamente de los donativos de los fieles.

Maria Schutz no sólo atrae peregrinos; también es una meta frecuente de excursión para los turistas que visitan el Semmering. Desde la iglesia parten varias rutas de senderismo; y desde la explanada se contempla una impresionante vista del hermoso paisaje hasta el Schneeberg, que con sus 2.076 metros es la montaña más alta de la Baja Austria. Es un santuario que combina de manera fascinante las bellezas de la fe, el arte y la naturaleza.

El autorDaniela Sziklai

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España

Jaime Mayor Oreja: “Ahora se tacha de fundamentalista a quien defiende principios firmes”

Jaime Mayor Oreja, exministro del Interior de España y actual presidente de la Fundación Valores y Sociedad, será el ponente de apertura del X Simposio San Josemaría, que se celebrará en Jaén entre el 19 y el 20 de noviembre. Libertad y compromiso es el tema de este simposio y también el núcleo de esta conversación con el presidente de la Federación Europea One Of Us.

Maria José Atienza·17 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 7 minutos

Comprometido con la actividad política desde los 24 años, Jaime Mayor Oreja ha vivido, en primera fila, la evolución de la política y la sociedad española desde hace 40 años.

Católico sin tapujos, su defensa de los principios cristianos le ha llevado, en ocasiones “a la soledad”, como él mismo apunta. Conocedor a fondo de la vida sociopolítica europea, Jaime Mayor Oreja ha concedido una entrevista a Omnes en la que defiende la recuperación de la voz cristiana en la vida política, cultural y social actual.

Hemos de salir de las instituciones para sumar junto a otras que defiendan las mismas ideas. Esto es una batalla de David contra Goliat y así la hemos de afrontar.

Jaime Mayor Oreja. Ex-ministro del Interior

—¿Cree que es posible una vuelta a una unidad sociopolítica que prime el bien común por encima de la posición ideológica? ¿Cómo empezar ese proceso? 

Lo primero que hemos de hacer es aceptar el diagnóstico de nuestra enfermedad. El relativismo moral, es decir, la falta de referencias, es una moda dominante que está ganando por goleada. No por 2-0 sino por 7-0. Esto es así. En España, por lo tanto, tenemos que recordar los fundamentos cristianos de nuestra sociedad y dar una batalla cultural. Presentar una alternativa a esta moda dominante.

Lo que ha ocurrido es que ha habido una incomparecencia cultural de los fundamentos: la verdad, la naturaleza y la dignidad de la persona, de sus instituciones principales, el matrimonio, lo que significa la libertad, la idea de España, la idea de la Corona… Todos esos fundamentos hoy están siendo minados por el relativismo dominante y hay que estar presente. 

—¿Dónde están los políticos cristianos en nuestra sociedad? ¿Existen?

Están poco presentes. La gente se abraza con demasiada facilidad a la resignación y a un sentimiento de derrota y piensan que poco o nada se puede hacer. Cada uno se cierra en su institución… Pero, cuando hay que dar una batalla cultural de esta dimensión, hay que hacerlo desde la suma, desde las sinergias y eso es lo que falta.

Claro que hay intelectuales, pensadores y políticos católicos pero, al final, no hay una masa crítica suficiente como para sumar. 

Hemos de salir de las instituciones para sumar junto a otras que defiendan las mismas ideas. Esto es una batalla de David contra Goliat y así la hemos de afrontar. Hay que sembrar, poner el germen de una verdadera alternativa cultural. Si no hay alternativa, no importará nada el signo del gobierno de turno. Una alternativa es algo más que un relevo de partido: es una alternativa en las ideas fundamentales y éste es el gran reto en España y Europa. 

—Ahora que menciona a Europa, ¿ha perdido el espíritu que le dio la vida, el que movió a Schuman, Adenauer…?

Europa ha perdido el alma. Europa nació sin cuerpo pero con alma, porque nació en la post tragedia y se suele tener alma en las tragedias. Europa se ha convertido en un cuerpo, con muchas instituciones y mucho presupuesto, pero ha perdido el alma. 

Entre la primera y la segunda guerra mundial el germen de la idea europea ya estaba, pero no fructificó. Tuvo que venir una segunda tragedia para que aquello fuera realidad. 

Para recuperar el alma en Europa ahora es tiempo de siembra, no de recolección. Europa fundamentalmente ha perdido la fe. La secularización ha sido brutal y es evidente que ésa es “la causa” entre las causas. Estamos ante una crisis de valores, de conciencia, de principios, de fundamentos, una crisis de la verdad. Al profundizar en todo ello se hace evidente que esta crisis que sufrimos es una crisis de fe. Hemos dejado de creer y hemos despreciado una dimensión que no se puede despreciar: la dimensión religiosa de una sociedad. No se trata de que todos seamos católicos y cristianos en la fe. Lo que no es posible es que haya una obsesión enfermiza por destruir todas las instituciones y toda la doctrina social que nace del cristianismo y de la Doctrina Social de la Iglesia, por eliminar todos los referentes que nos ha traído el cristianismo sobre la vida, el matrimonio, la persona… Esa obsesión hace perder el alma.

Estamos ante una crisis de valores, de conciencia, de principios, de fundamentos, una crisis de la verdad. Al profundizar en todo ello se hace evidente que esta crisis que sufrimos es una crisis de fe.

Jaime Mayor Oreja. Ex-ministro del Interior

—¿Tiene esperanza en que se recupere?

Soy cristiano, y los cristianos tenemos que perder todo menos la esperanza. Cuando me tachan de pesimista siempre hago la misma broma: les digo que los españoles tenemos la suerte de tener dos verbos distintos para diferenciar el ser y el estar. Yo soy un optimista que está pesimista. Pero soy un optimista. 

Jaime Mayor Oreja durante la entrevista con Omnes.

En los años de plomo del País Vasco defendí el aislamiento político y social del entorno de ETA. Lo pudimos llevar a la práctica, por poco tiempo, treinta años después. Ahora defiendo los fundamentos cristianos de Europa, con lo cual soy un optimista. Un optimista que ve la realidad y que sabe que estamos preocupados, pesimistas, ante esa misma realidad, porque de lo contrario sería un necio. Pero hay que ser optimista, hay que creer que se saldrá de esta situación. Sabiendo que perdemos 7-0 y con un avance del relativismo y la destrucción de referencias permanentes. 

—¿Hablamos, pues, de una batalla a largo plazo?

Nunca sabes si es a medio o largo plazo. Los ciclos históricos dan sorpresas. Estamos a final de una etapa, eso seguro. Mi generación estaba al inicio de una etapa: la postguerra, el final de la Segunda Guerra Mundial y algo antes la Guerra Civil Española. Ahora nos encontramos al final de un periodo, y la decadencia es lo que caracteriza los finales de las épocas. Por eso es muy impredecible. ¿Qué va a pasar?, ¿va a haber algún tipo de trauma? No lo sabemos. Se puede predecir en los inicios de un periodo; en el final de una etapa histórica, la predicción es imposible. 

En mi etapa de juventud se criticaba a una persona diciendo de ella que era un “sinfundamento”. Hemos pasado de los sinfundamento a los fundamentalistas.

Jaime Mayor Oreja. Ex-ministro del Interior

—¿Se considera “verso suelto”, como lo han calificado alguna vez, o simplemente libre?

Hay libertad para hacer el bien, no para hacer el mal. Libertad no es hacer lo que te dé la gana, cuando te dé la gana y como te dé la gana. He sido siempre una persona que ha buscado la verdad y no me he traicionado a mi mismo. He tenido defectos y errores, pero creo que pienso bastante parecido a cuando arranqué para hacer la transición democrática en Guipúzcoa con 24 años. 

He visto cómo ha ido cambiando la moda dominante y, evidentemente, cuando se afianza el relativismo se te coloca en una posición en la pareces un fundamentalista. Pero eso es un espejismo. Lo que ha avanzado es una moda dominante. Ahora se llama fundamentalista a todo aquel que cree en algo. Y eso no es ser un fundamentalista. 

En mi etapa de juventud se criticaba a una persona diciendo de ella que era un “sinfundamento”. Hemos pasado de los sinfundamento a los fundamentalistas. En mi vida he defendido siempre las mismas cosas y me he anticipado a procesos que se estaban produciendo, como el proceso mal llamado “de paz”, que cambió de arriba abajo la sociedad española. Cuando defiendes ese diagnóstico has de saber que la fortaleza en unos principios y unas convicciones te llevan a periodos de soledad. Defendiendo las mismas cosas, he tenido el respaldo mayor posible en las encuestas, por ejemplo, cuando fui ministro del Interior… luego experimentas la soledad. Pero yo deseo no estar solo. Deseo que, en la certeza del diagnóstico que algunos hacemos sobre esta crisis, en diez años, me acompañen muchas personas. 

—¿Hay que guardarse las creencias para triunfar en la política hoy?

Hoy la política esta devaluada. Vivimos un momento de mediocridad en las maneras en las que se comportan unos políticos que son más administradores de estados de opinión que referencias en convicciones y principios. Da la sensación de que es incompatible mantener con coherencia convicciones, principios y posiciones sólidas.

En la transición española los mejores diplomáticos, abogados del Estado, letrados de las Cortes o del Consejo de Estado, se dedicaron a la política. Hoy, los mejores no se dedican a la política. La culpa no es de los políticos, sino de la sociedad, que muchas veces castiga los principios y que ha permitido que se haya denostado tanto al hombre público que, al final, muchos han dejado de serlo.

—Con este panorama, ¿es más difícil el compromiso cristiano en la labor pública?

El relativismo se ha apoderado del ámbito público: en la sociedad, en los medios de comunicación. Los medios de comunicación tienen una trascendencia enorme en nuestras democracias, porque una democracia es un régimen de opinión.

Si el relativismo se apodera de una sociedad y de sus medios de opinión es evidente que se complica enormemente la defensa de unos valores y principios cristianos. ¿Cómo se resuelve esto? Venciendo el miedo reverencial a un ambiente.

Siempre recuerdo que, en los años 80, en el País Vasco había dos miedos: el miedo físico -una organización te podía matar- y otro el “miedo reverencial” a que, por defender la idea de España en el País Vasco, o por defender las fuerzas de seguridad del Estado, te tacharan de mal vasco. Un miedo reverencial a un ambiente, a una moda dominante y este miedo es más difícil de combatir que el miedo físico.

El ambiente actual también produce ese miedo. Miedo a que te digan que eres un señor del siglo XVII, de la Edad Media o que eres un cavernícola, por defender tus ideas con respecto a la persona, al matrimonio, o a lo que significa la ideología de género… Miedo a que te califiquen, que te tachen de fundamentalista.

Un cristiano tiene que superar ese miedo reverencial, no puede esconderse o utilizar palabras para disfrazar lo que piensa o quiere decir. Hay que adaptarse a los medios y nuevos lenguajes de comunicación, pero no tienes que “vestirte de lagarterana”. Hemos de decir las cosas en las que creemos, con respeto, sabiendo que estamos en una sociedad libre y plural y que no todos tienen la misma fe, ni tratamos de imponerla, pero sin escondernos.

Sorprende ver títulos de conferencias en universidades o instituciones católicas llenas de palabras “bonitas” evitando usar lenguaje de fe cuando lo que hay que plantearse es: ¿por qué estamos perdiendo la fe?, ¿por qué estamos perdiendo los fundamentos cristianos?, ¿por qué cada día avanza la secularización?, ¿por qué se desestructuran las familias? 

En la transición española los mejores diplomáticos, abogados del Estado, letrados de las Cortes o del Consejo de Estado…, se dedicaron a la política. Hoy, los mejores no se dedican a la política.

Jaime Mayor OrejaEx-ministro del Interior

—Ante legislaciones como la de la eutanasia o la del aborto, ¿cree posible rescatar a esta sociedad de la muerte?

Creo que el objetivo principal del proyecto dominante ahora es reemplazar una sociedad por otra. Hay quienes quieren destruir un orden social por otro nuevo orden social, o mejor, desorden social.

El debate político y social en las próximas décadas va a cambiar. Hasta la fecha, el debate se ha dado entre una derecha política (menos Estado, más sociedad, menos impuestos) versus una izquierda política (más estado, menos sociedad, más impuestos).

En la actualidad, el relativismo se ha instalado tanto en la izquierda como en la derecha. Por lo tanto, el debate se dará entre relativismo y fundamentos. Ante esto, hemos de vencer el miedo reverencial a que nos llamen fundamentalista por defender fundamentos. 

Tenemos que entender el cambio de los tiempos y que aquellos que defienden fundamentos serán mas atacados. Ahora bien, no se puede edificar una sociedad sobre la mentira, sobre el género, el aborto o la eutanasia. No hay sociedad que resista.

Eso sí, van a hacer daño y destruir muchos cimientos de nuestra sociedad, pero quienes defienden este desorden están condenados al fracaso y ellos lo saben. Ni tienen razón ni tienen razones

Por nuestra parte, es hora de sembrar y vencer las distancias de instituciones, de grupos, de tantas personas que piensan lo mismo.. Ser capaces de superar esta separación y estar unidos para dar esta batalla cultural.

Lecturas del domingo

Comentario a las lecturas de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo

Andrea Mardegan comenta las lecturas del Jesucristo Rey del Universo y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo. 

Andrea Mardegan·17 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Del hijo del hombre que viene en las nubes del cielo, el libro de Daniel dice que “se le dio poder, gloria y reino; todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron: su poder es un poder eterno, que nunca terminará, y su reino nunca será destruido”. En el evangelio de Juan, Pilato pregunta: “¿Eres tú el rey de los judíos?”, quizá por las informaciones recibidas en los años de gobierno de Palestina: la expectativa en el pueblo de un rey mesiánico que liberara a Israel de los romanos; el deseo de la multitud de hacer rey a Jesús; las declaraciones de los discípulos: “Rabí, tú eres el rey de Israel” (Jn 1, 49), que pueden haberle llegado.

Jesús le contesta con otra pregunta, tratando de ayudarle a mirar dentro de sí: “¿Dices esto por ti mismo, o te lo han dicho otros de mí?”. Pilato no acepta el diálogo en plan de igualdad, y mucho menos la autoridad de Jesús que le domina. No quiere mirarse dentro, se defiende. “¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los príncipes de los sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?”. Jesús decide explicarle la verdadera naturaleza de su reino: “Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis siervos habrían luchado para que no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí”. Se ha puesto al nivel de Pilatos, usa su lenguaje: un argumento militar. No es un reino de este mundo porque no tiene poder mundano que mata enemigos, encarcela, derrama sangre, impone tasas. Es un reino que se basa en el amor que se entrega, y por eso es el rey, Jesús, quien se deja encarcelar, juzgar, condenar, y derrama su sangre para liberar a sus súbditos de la esclavitud del pecado. No es de este mundo, pero aspira a cambiar este mundo, con la lógica del amor y el dolor sufrido por la salvación.

“Pilato le dijo: ‘¿O sea que tu eres rey?’ Jesús contestó: ‹Tu lo dices: yo soy rey. Para esto nací y para esto vine al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que pertenece a la verdad escucha mi voz’”. Jesús da así a Pilato la posibilidad de escuchar esa verdad, que es la manifestación plena de la bondad del Padre, que Jesús vino a traer al mundo. Pero una vez más Pilato levanta un muro: “¿Que es la verdad?”. Pero Jesús le ha impactado y trata de salvarlo: desde entonces repite que no encuentra culpa en él. El último intento lo hace presentando a Jesús como rey, a los judíos: “¿Crucificaré a vuestro rey?”. Ellos responden: “No tenemos más rey que el César”. Pilato cede al miedo y se lo entrega. Nosotros, en cambio, dejémonos conquistar por la lógica de su reino, escuchamos la verdad que vino a traer y no tengamos miedo de entregar nuestra vida con él, por él, por la auténtica libertad de los hijos de Dios.

La homilía sobre las lecturas de Jesucristo Rey del Universo

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas.

España

«La Iglesia no es de derechas ni de izquierdas, es de Cristo»

Se presentan las Semanas Sociales de España, convocadas por la Conferencia Episcopal Española, que se celebrarán en Sevilla del 25 al 27 de noviembre.

David Fernández Alonso·16 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Hoy, ante los medios de comunicación acreditados, ha tenido lugar la rueda de prensa de presentación de las Semanas Sociales de España, que se celebrarán en Sevilla del 25 al 27 de noviembre. El arzobispo de Sevilla, Mons. José Ángel Saiz Meneses, y el presidente de las Semanas Sociales, Jesús Avezuela Cárcel; han sido los encargados de presentar estas jornadas.

El arzobispo de Sevilla quiso destacar que estas semanas se insertan en el plan de trabajo de la Conferencia Episcopal asumido para el periodo de 2021 a 2025. El presidente de las Semanas Sociales, Jesús Avezuela, subrayó que las Semanas Sociales son como una «universidad ambulante», en el sentido de que hoy, en el siglo de internet, este concepto se dirige más a seguir potenciando y propiciando espacios de dialogo y debate sobre cuestiones que aborda las Semanas Sociales: preocupaciones de índole político, social, moral; papel de los católicos en la vida publica; el propio papel de las religiones en la esfera pública, etc.

Ante una pregunta, Sainz Meneses quiso subrayar que «la Iglesia es de Cristo y del Evangelio, no es de derechas ni de izquierdas». Y que la Doctrina Social de la Iglesia es muy rica, que ilumina las situaciones de las personas.

Qué son las Semanas Sociales

Las Semanas Sociales de España, cuya organización se remonta a 1906, son un servicio de la Conferencia Episcopal Española para el estudio, difusión y aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia a las cuestiones sociales de notoria importancia y actualidad. Estas jornadas, que este año se celebran en Sevilla, quieren seguir siendo un hito dentro del pensamiento social De la Iglesia, y realizan una valiosa contribución al discernimiento del aquí y el ahora de la Iglesia, de su aportación al momento presente y de su contribución, desde la reflexión y la práctica, al bien común de la sociedad. Para ello, cuentan con grandes expertos de la política, la economía y la solidaridad que realizan sus aportaciones a la luz del humanismo cristiano.

Numerosas diócesis han tenido sus encuentros de trabajo entre los pasados septiembre y octubre, bajo el título «La regeneración de la vida pública. Una llamada al bien común y a la participación». El encuentro final tendrá lugar en Sevilla, la semana que viene, del 25 al 27 de noviembre.

El programa

Las jornadas comenzarán el jueves 25 de noviembre, a las 19,00 horas, con la sesión inaugural en el Real Alcázar de Sevilla. Contará con la presencia del nuncio apostólico en España, Mons. Bernardito Auza; el arzobispo de Sevilla, Mons. José Ángel Saiz Meneses, el presidente de las Semanas Sociales de España, Jesús Avezuela Cárcel; y el alcalde de Sevilla, Juan Espadas Cejas. La ponencia inaugural estará a cargo del secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Luis Argüello.

La jornada del viernes 26 de noviembre se desarrollará en la Facultad de Teología San Isidoro y estará reservada a los portavoces de los grupos de trabajo diocesanos. Les dará la bienvenida el decano de esta Facultad, Manuel Palma Ramírez.

El sábado 27 albergará dos mesas redondas: «Una mirada desde la política» y «Una mirada desde la empresa y el sector social». Los moderadores serán los periodistas Diego García Cabello y Juan Carlos Blanco Cruz, respectivamente. 

En la primera mesa redonda se contará con la presencia del viceconsejero de la vicepresidencia y de la consejería de Turismo, Regeneración, Justicia y Administración Local de la Junta de Andalucía, Manuel Alejandro Cardenete Flores; el director del Instituto Diocesano de Teología y Pastoral de Bilbao, Carlos García de Andoin; y la diputada del Grupo Popular en el Congreso de los Diputados, Sol Cruz-Guzmán García. 

En la segunda mesa redonda debatirán la exministra de Empleo y Seguridad Social de España, Fátima Báñez García; el presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía, Javier González de Lara Sarriá; y la secretaria general de Cáritas, Natalia Peiro. 

El programa del sábado también incluye la presentación de las conclusiones, antes del acto final en el que se contará con la presencia del arzobispo de Sevilla y el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla.

Labor caritativa de las Hermandades: algo más que solidaridad

Cuando se conoce la impagable acción de las Hermandades en favor de los más necesitados se corre el peligro de asimilar las hermandades a ONGs, por eso conviene una reflexión sobre las diferencias entre caridad, solidaridad y acción social.

16 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

No hace muchos años, en unos momentos en que se cuestionaba el papel de las hermandades en la sociedad actual, tuve ocasión de dirigir un estudio sobre la cuantía de las ayudas que dedicaban las hermandades a atenciones de caridad. Se limitaba a la ciudad de Sevilla y los resultados fueron sorprendentes para algunos: más de cinco millones de euros, y eso que el trabajo sólo  recogía las ayudas que eran cuantificables, las otras quedaban fuera; pero ¿cuánto vale un abrazo?, «es la primera vez que alguien me da un abrazo a cambio de nada», le comentaba emocionada a un voluntario una señora que había tenido un pasado complicado. ¿Cómo se valora un rato de compañía a una persona que vive sola, sin que nadie se ocupe de ella? Esos intangibles quedaban fuera del estudio.

Tengo datos que  indican que si esta investigación se hiciera hoy, después de la crisis sanitaria, los resultados serían casi el doble. Algo de lo que las hermandades pueden sentirse satisfechas, pues una de sus misiones es el fomento de la caridad, pero que encierra un peligro: reducir la caridad a cifras, cuanto mayor es el volumen de ayudas, más caritativa es una hermandad. Por este camino se corre el peligro de asimilar las hermandades a ONGs, por eso conviene una reflexión sobre las diferencias entre caridad, solidaridad y acción social, tres conceptos distintos, aunque complementarios.

Caridad

Es una virtud teologal, infundida por Dios en nuestra alma el día del bautismo (Fe, Esperanza y Caridad), aunque mantenerla y crecer en ella depende de nosotros mismos. Es la virtud por la que amamos a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos  por amor a Dios, en tanto son queridos por Dios. La Caridad sólo se entiende  partir de Dios, que es Amor. 

El amor humano, vivido como donación total, libre y gratuita, ya que  sólo desde la libertad se puede amar. Tiene la capacidad de llevar a la persona a su plenitud, hacerla feliz, porque lo que frustra una vida no es el dolor, es la falta de amor.

Solidaridad

Es una virtud humana, que adquirimos con nuestro esfuerzo y la gracia de Dios, para adecuar nuestro comportamiento al pleno desarrollo de nuestra condición humana.  Es la conciencia de estar vinculado a los demás a través de Dios, y la decisión de actuar en coherencia con esa mutua vinculación. “No es un sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas.

Al contrario, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno. Tener conciencia de que todos somos  verdaderamente responsables de todos” (Juan Pablo II). Tiene su fundamento en la filiación divina. Todos somos hijos de Dios y compartimos la misma dignidad. Sólo así se entiende correctamente la Solidaridad, no con una visión horizontal, sino con la conciencia de estar vinculado, a través de Cristo, a los demás.

La solidaridad no es asimilable a la caridad. La solidaridad es justicia, la caridad es amor. La justicia a secas no basta, la dignidad del hombre pide mucho más que justicia: pide caridad, pide amor. Amor al otro contenido en el amor a Dios.

Acción Social

Es una actividad consistente  en la distribución y aplicación de los recursos materiales obtenidos a partir de la generosidad de los hermanos y colaboradores.

La acción social no es un fin en sí misma, eso sería asistencia social o filantropía: es la consecuencia del ejercicio de la Caridad por parte de los hermanos y donantes y expresión de su Solidaridad.

Esta triple distinción aparece claramente expuesta en el Evangelio, en la multiplicación de los panes:

Cristo sintió compasión por los que lo seguían ya que  llevaban tiempo sin comer: Caridad, amor de Dios.

“Dadles vosotros de comer”, dice a los apóstoles,  es vuestra responsabilidad atender las necesidades de los demás: Solidaridad.

A continuación los anima a gestionar esa atención: buscar recursos (consiguen  cinco panes y dos peces) y organizar el reparto de alimentos (hacer grupos de cincuenta, repartir y recoger): Acción Social.

Reducir el fomento de la caridad en las hermandades a acciones sociales realizadas sólo por solidaridad es tramposo y condena a las hermandades al papel de responsables subsidiarias del mantenimiento del estado del bienestar es tramposo y desnaturaliza la misión de las hermandades. En esta tema también es imprescindible una fundamentación rigurosa de su modelo conceptual para tener las ideas claras.

El autorIgnacio Valduérteles

Doctor en Administración de Empresas. Director del Instituto de Investigación Aplicada a la Pyme Hermano Mayor (2017-2020) de la Hermandad de la Soledad de San Lorenzo, en Sevilla. Ha publicado varios libros, monografías y artículos sobre las hermandades.

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España

La sociedad hoy. Postcristiana, postsecular y postliberal

Intelectuales y políticos cristianos se encuentran ante las opciones de retirarse de la vida institucional o dar la batalla cultural. Ambas, con el riesgo de reducir el cristianismo a una identidad ideológica manipulable.

Ricardo Calleja Rovira·16 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Durante decenios, la mayoría de los cristianos –y el magisterio de los pastores- se unía al gran consenso social sobre la legitimidad de las instituciones vigentes, aunque pudieran señalar deficiencias. En esa sociedad abierta, los cristianos propondrían, no impondrían, sus ideas, asumiendo las reglas de juego como uno más. Confiados en la fuerza de la verdad y en los cauces institucionales del sistema político, aspiraban a convencer con la palabra y el ejemplo. Esperaban así preservar los fundamentos de la vida común, que entendían que no eran una cuestión de fe religiosa. Se enfrentaban a las ideologías secularizadoras que erosionaban esos fundamentos: la dignidad de la persona y de la familia, la definición del matrimonio, la dimensión religiosa de la persona, el cuidado de los necesitados, etc. Lo que ocasionalmente llamó Benedicto XVI los “principios no negociables”.

Pero las condiciones en las que se afirmaba lo anterior han cambiado de modo significativo. 

Aún a riesgo de resultar drástico, podemos decir que en la actualidad ya no estamos en un escenario de sociedades fundamentalmente cristianas que enfrentan las tensiones del proceso de secularización mediante las reglas de juego del liberalismo político. Estamos en sociedades cada vez más post-cristianas, post-seculares y post-liberales.

La sociedad de hoy

Post-cristianas porque surgen nuevos principios de justicia que ya no son “virtudes cristianas que se han vuelto locas”, como decía Chesterton. Me refiero, por ejemplo, a la negación de la singularidad de la especie humana, de la dignidad del individuo, de la racionalidad como norma de los debates, de la presunción de inocencia, etc.

Post-seculares porque el resultado de la desaparición progresiva del cristianismo no es una sociedad menos religiosa en general, sino la sustitución del cristianismo por nuevas religiones civiles. Me refiero a los fenómenos ideológicos vinculados con las políticas de identidades, el ecologismo radical, el animalismo, etc. No se trata de ideas alternativas dentro del espectro de opciones libres en una sociedad, sino de la pretensión de cambiar de raíz los principios de la vida común. Que además se expresan no de modo discursivo sino principalmente identitario, emocional y colectivo, y casi diríamos sacramental. Una nueva religión –o conjunto de religiones- que derriba los ídolos y estatuas de la anterior y establece nuevos tabúes.

Post-liberales porque desaparece el consenso sobre las instituciones comunes, la aspiración a una sociedad de individuos libres e iguales, la importancia del respeto a las reglas de juego institucionales con su alternancia en el poder y una relativa neutralidad del espacio público, y la cohesión social propia de clases medias prósperas. Asistimos a intentos por ocupar las instituciones con afán hegemónico, y a la fragmentación emotivista de la opinión pública, que reduce los lugares comunes para el encuentro. Surgen formas de democracia no liberal –plebiscitaria, caudillista, identitaria- y crece la simpatía por regímenes más cercanos al autoritarismo tecnocrático.

La actitud del cristiano

Ante estos escenarios, la síntesis mencionada al principio ha dejado de estar vigente como posibilidad realista de acción social y política, por mucho que uno pueda lamentarlo o echarla de menos. La asimilación acrítica de un contexto cada vez más lejano del cristianismo no parece una opción válida ni atractiva. El compromiso meramente experto con las instituciones –en sí mismo irreprochable- no basta para contribuir eficazmente a reforzar los fundamentos de la vida política, permanentemente agredidos. Incluso el liberalismo más clásico y racional no parece tener ni tirón electoral, ni voluntad de defender algunos valores sustantivos fundamentales desde la perspectiva cristiana.

En ambientes intelectuales y políticos cristianos surgen opciones más identitarias. Unos promueven una “retirada” de la vida política institucional, por su fuerza corruptora del carácter individual y del debate público. Otros, sin embargo, asumen la tesitura conflictiva y se preparan para dar la batalla cultural desde las instituciones. En ambos casos con el riesgo de reducir el cristianismo a una identidad ideológica o cultural manipulable y en el fondo vacía. Y con la perplejidad de tener que renunciar a las reglas de comportamiento más o menos civilizadas de la política democrática a las que estábamos acostumbrados. Porque el modo de hacerse presente en el espacio público como minoría atosigada ya no es la cordialidad o el simple ejercicio discreto de los propios derechos y obligaciones. Muchos cristianos piensan que deben hacer oír su voz aunque suene estridente, aunque les granjee enemistades en su entorno social y genere conflicto en la esfera pública. Y surge siempre la tentación de volverse intolerantes hacia adentro con quienes no pelean las batallas como nosotros pensamos que deberían pelearse. O sencillamente con quienes las pelean, si uno piensa que debe evitarse ante todo la confrontación.

Como escribió Nietzsche, quien combate a un monstruo, debe tener cuidado de no convertirse en otro monstruo. ¿Dónde está el límite? ¿Se promueve así la amistad social y el bien común, como propone el papa Francisco, y toda la tradición clásica de la política? Y a la vez, ¿no es la confrontación cívica un modo de encuentro más sincero que el diálogo de sordos o el silencio de los corderos?

El autorRicardo Calleja Rovira

Profesor de Ética Empresarial y de negociación en el IESE Business School. Doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid.

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Mundo

Inmigrantes convertidos en armas políticas

La crisis migratoria en Polonia pone de relieve el horror del tráfico de seres humanos y su uso como armas de desestabilización política.

Concepción Lozano·16 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

Llegan conducidos como ovejas y azuzados con palos como si fueran animales. Cubiertos con mantas y con algo de comida se suben a los autobuses organizados por el régimen bielorruso. No son del país, ni siquiera de algunos cercanos. Provienen de Afganistán, de Siria o Camerún. Poco importa. Algunos de ellos llegan incluso a Bielorrusia en avión, a través de mafias organizadas que les cobran el billete, miles de euros, a cambio de dejarles más cerca del sueño europeo.

Un sueño que se desvanece en cuanto se topa con las alambradas de espinos colocadas en la frontera Polaca. Al un lado una columna de soldados bielorrusos que no les dejan volver a atrás (tampoco es una opción para ellos) al otro, los soldados polacos que les devuelven “en caliente” si intentan traspasar la valla de espinos colocadas y reforzadas para impedirles el paso.

La Unión Europea y la Otan lo han llamado “un ataque híbrido», un término  que hasta ahora no se había utilizado en Bruselas a pesar de que la situación no es nueva. Lo que diferencia a ésta de otras es que quizá la manera de organizarlos, los objetivos y el propósito de desestabilizar el continente europeo es más claro y rotundo que nunca.  Ni siquiera lo ocultan.

 Bielorusia actúa en revancha por las sanciones impuestas por la UE (económicas  y políticas) ante conductas por parte del régimen dictatorial de Alex´ander Lukashenko que han sido calificadas por la autoridades comunitarias  como “violación de derechos humanos». Bielorrusia respaldada por Rusia con quien comparte objetivos,  y propósitos políticos decide contraatacar enviando hordas, no de soldados, si no de inmigrantes desvalidos desesperados por iniciar una nueva vida en el continente europeo.  Para ello les organiza el viaje, como si de una macabra operación turística se tratara, y a través de agencias especializadas les traslada desde sus países de origen, muy lejos de EUropa, hasta la frontera con Polonia. La frontera exterior de la UE

La tensión ha escalado tanto que los movimientos militares, de tropas, aviones o soldados a ambos lados de la frontera se han intensificado, en un alarde de mostrarse los dientes mutuamente, Polonia, y la Unión Europea por un lado, y Bielorrusia y Rusia por otro, conscientes de su poder no sólo militar si no estratégico en la zona. El club comunitario consumió 394.000 millones de metros cúbicos de gas en 2020, de los que un 43% fue importado de Rusia, según Eurostat. El gasoducto Yamal-Europa, que es el que pasa por Bielorrusia, tiene capacidad para transportar 33.000 millones de metros cúbicos anuales a la Unión.  Una de las amenazas de Lukashenko es cortar el tránsito de gas hacia Europa a las puertas del invierno y plena crisis energética a nivel internacional.

Entrevista al Secretario de COMECE

En el contexto de la alarmante situación humanitaria y política en la frontera polaco-bielorrusa, la COMECE, la conferencia europea de los Obispos publica una declaración en la que insta a la UE y a sus Estados miembros a expresar su solidaridad práctica con los migrantes y los solicitantes de asilo. Su Secretario General, el sacerdote Manuel Enrique Barrios recibe a Omnes para dialogar sobre este difícil situación.

– ¿Cómo se posicionan los obispos de la UE frente a lo que está pasando en Polonia?

Con preocupación. Entristece que se utilicen personas en situación de vulnerabilidad para fines políticos.

– Conjugar la dignidad de toda vida humana con el respeto a la soberanía de un Estado es complicado. ¿Cree que ante este caso ha de adoptarse ante todo un enfoque humanitario?

Es lo fundamental. Lo que hace a Europa y la Unión Europea lo que es, no es, en primer lugar acuerdos económicos o incluso políticos, sino una cultura de valores compartida, y el primero de estos valores es la dignidad de toda persona humana. Por tanto, lo primero que hay que salvaguardar es el enfoque humanitario que debe prevalecer sobre los demás. Pero, por otro lado, es también importante el respeto de la legalidad y la seguridad de las fronteras.

– Cree que la UE está haciendo lo suficiente para luchar contra el tráfico de seres humanos y contra la inmigración ilegal?

Creo que lo está intentando. La Comisión Europea presentó en septiembre del año pasado todo un paquete de medidas, llamado “Pact on Migration and Asylum” que tiene como finalidad afrontar la crisis migratoria y de las personas demandantes de asilo respetando su dignidad y la legalidad internacional, pero también los principios de ayuda humanitaria, de rescate en situación de peligro y proponiendo hacer todo compartiendo la carga entre todos los Estados miembros de la Unión. Sabemos, sin embargo, que por la forma de funcionar de la Unión Europea, donde a veces se requieren acuerdos unánimes entre todos los Estados, llevar esto a cabo no es fácil.

–Piensa Ud. que los gobiernos europeos adoptan posicionamientos egoístas y con una perspectiva sobre todo política que no tiene en cuenta el contexto humanitario y trágico de estas situaciones?

Los gobiernos europeos con frecuencia tienen que hacer frente a distintos retos a la vez, como pueden ser, por ejemplo, el crecimiento de posiciones populistas en su opinión pública o el miedo de los ciudadanos a perder su identidad, a la inseguridad y a perder su trabajo, sobre todo en una situación de crisis económica. Todo esto, sin embargo, no justifica tomar posturas egoístas y de cerrarse en si mismos y en las propias fronteras. Es también verdad que la verdadera solución a la crisis migratoria es la ayuda a los países de origen para que las personas no estén forzadas a emigrar.

Europa no puede permitir que mueran personas en sus fronteras de esta forma

Manuel Barrios. Secretario COMECE

–No es la primera vez que vemos cómo se instrumentaliza el dolor humano con fines políticos y egoístas. ¿En este caso, cree que Polonia está actuando correctamente conteniendo a los inmigrantes en sus fronteras a pesar de la tragedia humana?

Creo que Polonia está haciendo lo que puede en esta situación tan difícil e injusta y la Unión Europea y los demás países miembros tienen que ayudar a Polonia. Esto, sin embargo no tiene que ser óbice para que se actúe con solidaridad concreta hacia estas personas prestando toda la ayuda necesaria, porque Europa no puede permitir que mueran personas en sus fronteras de esta forma.

Ecología integral

El encuentro Omnes-CARF ha abordado las ventajas y riesgos de la inteligencia artificial

Los profesores Javier Sánchez-Cañizares y Gonzalo Génova analizan los pros y contras de la inteligencia artificial en el encuentro Omnes - CARF del 22 de noviembre a las 19:30h. 

Maria José Atienza·15 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto

¿Somos mejores o peores que las máquinas? ¿Hasta qué punto la Inteligencia Artificial es una ayuda o un peligro para el ser humano? ¿Quién depende de qué –las máquinas de los hombres o los seres humanos de las máquinas-?

Lo que parecen preguntas abstractas son, cada vez más, objeto de nuestra vida diaria y nuestra preocupación. El avance tecnológico y las múltiples posibilidades que se desarrollan a través de la inteligencia artificial en campos como la medicina, las comunicaciones o la política parecen superar la propia capacidad cognitiva del ser humano y su comprensión.

Este es el tema que centra el próximo Encuentro Omnes – CARF que tendrá lugar el lunes 22 de noviembre a partir de las 19:30 h.

El encuentro contará, como ponente principal, con Javier Sánchez-Cañizares, doctor en Física y en Teología. Profesor de la Universidad de Navarra. Investigador del Instituto Cultura y Sociedad y Director del CRYF. El conductor del coloquio será Gonzalo Génova Fuster, Ingeniero de Telecomunicación, Licenciado en Filosofía y Doctor en Ingeniería Informática. Profesor Titular en el Departamento de Informática de la Universidad Carlos III de Madrid.

El encuentro, organizado por Omnes y Fundación Centro Académico Romano, podrá seguirse a través del canal de Youtube de Omnes y los asistentes tendrán la oportunidad de plantear sus cuestiones a través del Whasapp.

España

Sínodo, familia y protección de menores: los temas de los obispos españoles

El inicio de la 118 reunión plenaria de los obispos de España ha puesto sobre la mesa los temas principales que marcarán las jornadas de trabajo de los prelados en estos días.

Maria José Atienza·15 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 5 minutos

Mons. Omella ha comenzado la 118 Asamblea Plenaria con un saludo y recuerdo afectuoso para el pueblo de La Palma y “especialmente a los más afectados por la erupción del volcán Cumbre Vieja”.  El presidente de la CEE ha querido simplificar su discurso, en una jornada en la que además se han hecho públicos nada menos que tres nombramientos episcopales en España, sin embrago ha querido subrayar los aspectos esenciales que marcaran esta plenaria.

Problemas sociales

La palpable crisis socioeconómica que atraviesa el país ha sido uno de los ejes tratados en este primer discurso de la Asamblea Plenaria. Una crisis que tiene manifestaciones diversas entre las que Mons. Omella ha destacado el paro juvenil, la soledad de los ancianos haciendo una llamada a apartar las ideologías y caminar juntos: “la gran familia que es la Iglesia, el Pueblo de Dios en camino, quiere colaborar más activamente con las instituciones políticas y civiles para hacer posible este necesario cambio que haga posible salir «mejor» de la crisis que estamos padeciendo”.

Refiriéndose al Sínodo, recientemente abierto en las diócesis, Mons. Omella ha querido destacar que “Todo este esfuerzo y trabajo eclesial del camino sinodal tendrá, sin duda, efectos positivos de renovación y comunión no solo para la Iglesia, sino también para todo nuestro país. Sí, los católicos, que estamos presentes en todos los ámbitos de la sociedad, en la medida que entremos en la dinámica sinodal que nos propone el Papa, ayudaremos a la cohesión, a la humanización y al bien común de España.

“Pido perdón por nuestra falta de testimonio”

Mons. Omella no ha eludido asuntos tan poco agradables como la falta de unidad dentro de la Iglesia o los pecados y faltas de coherencia de sus miembros que desdibujan, personal y colectivamente la belleza de la vida cristiana. La falta de presencia de los católicos en la vida pública “también está provocado –tenemos que reconocerlo– por las inconsistencias internas de la Iglesia y de los cristianos, y, también hay que decirlo claro: de nosotros los propios pastores de la Iglesia y por ello pido perdón, pues con nuestra falta de testimonio e incoherencias, por nuestras divisiones y falta de pasión evangelizadora, en no pocas ocasiones contribuimos, no sin escándalo, a la desafección y a la falta de confianza en la jerarquía, en la propia Iglesia.

Una petición de perdón que ha ido acompañada de una invocación esperanzada: “a pesar de nuestras infidelidades, el Espíritu Santo continúa actuando en la historia y mostrando su potencia vivificante. Con Él no tememos afrontar temas como la falta de fe y la corrupción dentro de la Iglesia que nos duelen muy de veras y pedimos perdón a Dios, a las víctimas y a la sociedad, a la par que trabajamos por su erradicación y prevención”.

Laicos, “el mejor medio de comunicación de la Iglesia”

El papel de los laicos como cristianos comprometidos en todos los ámbitos sociales, culturales y políticos ha vuelto a ser uno de los puntos centrales de las palabras del presidente de la Conferencia Episcopal Española. En este sentido ha hecho una llamada “una Iglesia que llegue a todos los rincones de la sociedad. En la que los laicos, con su modo de vivir, sean capaces de llevar la novedad y la alegría del Evangelio allí donde estén”. Una petición que ha resumido en la expresiva frase: Los laicos son el mejor medio de comunicación que tienen Jesucristo y su Iglesia.

Comunión total con el Papa

La visita ad limina que, en pocas semanas, comenzarán los obispos españoles, ha sido otro de los temas incluidos en este discurso de apertura. Una visita que los prelados españoles están preparando con una especial diligencia, como ha querido destacar el Nuncio Apostólico en España, Mons. Auza, y que manifiesta “la comunión afectiva y efectiva con quien en la Iglesia es principio visible de unidad y comparte con él su solicitud por todas las Iglesias”. En este sentido, Mons. Omella ha querido subrayar “el sentimiento de profundo afecto y comunión plena de la Iglesia en España, de sus pastores y comunidades, con el Sucesor de Pedro, el papa Francisco, con su persona y su magisterio”.

Saludo del Nuncio

Por su parte, el saludo del Nuncio Apostólico en España, Mons. Auza se ha centrado en el agradecimiento al trabajo de la Iglesia española en el recién estrenado sínodo así como por la propuesta del Servicio de Ayuda y Orientación para las Oficinas diocesanas o Provinciales de Denuncias de Abusos de Menores. “Es la forma de operar, en un tema tan sensible y delicado, con seguridad, con garantía de efectividad y con unanimidad de dirección y criterio, uniendo los esfuerzos de todo” ha subrayado el nuncio que ha alentado además “los empeños que realizan al respecto, encareciéndoles los deseos del Papa en la aplicación de Amoris Laetitia en la renovación de la preparación al matrimonio y en la renovación del Directorio de pastoral familiar”.  

Nombramientos

El primer día de esta 118 Asamblea Plenaria ha coincidido además con la publicación de tres nombramientos episcopales. Mons. Juan Antonio Aznárez Cobo, en la actualidad obispo auxiliar de Pamplona y Tudela, es el nuevo arzobispo Castrense cuya sede estaba vacante tras el fallecimiento de Mons. Juan del Río Martín, el 28 de enero de 2021.

El papa Francisco ha nombrado a Mons. José Luis Retana Gozalo, hasta la fecha, obispo de Plasencia, como nuevo obispo de Salamanca y de Ciudad Rodrigo, bajo la fórmula in persona episcopi («en la persona del obispo»), de tal forma que tendrán el mismo obispo pero sin que se modifique la estructura de ninguna de las dos diócesis.

Por último, se ha conocido también el nombramiento del sacerdote Francisco César García Magán como obispo auxiliar de Toledo, sede de la que es actualmente vicario general. 

Información y temas de las Comisiones Episcopales

La nota de inicio de esta 118 Asamblea plenaria señala los temas que se tratarán a lo largo de estos días: la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida presentará para su estudio el borrador del documento “Orientaciones para la pastoral de las personas mayores en el contexto actual”.

También informará sobre dos de los eventos programados con motivo del Año “Familia Amoris Laetitia”. La Semana del Matrimonio, que promueve la CEE, del 14 al 20 de febrero. Y el Encuentro Mundial de las Familias que tendrá lugar en Roma del 22 al 26 de junio, con el que se cerrará este Año dedicado especialmente a la familia. A la vista de las dificultades para llegar a Roma y poder participar en este encuentro, los obispos de la Plenaria van a valorar la posibilidad de organizar un Encuentro de ámbito nacional; además de la celebración de encuentros en las distintas diócesis.

Como es habitual en las reuniones de las Asambleas Plenarias, se repasarán las actividades de las distintas Comisiones Episcopales.

El secretario general de la CEE, Mons. Luis Argüello, llevará a la Plenaria distintas propuestas del Servicio de coordinación y asesoramiento para las Oficinas de protección de menores.

El orden del día incluye la aprobación, si procede, de los Estatutos de la CEE y de sus organismos. Los obispos conocerán, además, el proyecto de estructura y funcionamiento del Consejo de Estudios y Proyectos de la CEE. La creación de este Consejo es una de las actividades previstas en el plan de acción de la CEE, “Fieles al envío misionero”, que se aprobó en la Plenaria de abril de 2021. También decidirán sobre la propuesta de un documento sobre “persona, familia y bien común”.  

Se tratarán diversos asuntos de seguimiento y como, es habitual en la Plenaria de noviembre, se presentarán para su aprobación la propuesta de constitución y distribución del Fondo Común Interdiocesano para el año 2022 y los presupuestos para el año 2022 de la Conferencia Episcopal Española y de los organismos que de ella dependen.

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Mundo

Comienza la reunión plenaria de los Obispos estadounidenses

La plenaria dedicará una especial atención a la  esperada “Declaración sobre el misterio de la Eucaristía” junto con la iniciativa de reavivamiento Eucarístico y un Congreso Eucarístico en el 2024.

Gonzalo Meza·15 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Desde el 15 y hasta el 18 de noviembre se lleva a cabo en Baltimore, Maryland, la reunión plenaria de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB). Será una reunión muy trascendente, no solo por ser la primera Asamblea que se lleva a cabo de forma presencial desde noviembre del 2019 (la reunión de primavera del 2020 se canceló y la de noviembre fue virtual a causa de la pandemia), sino porque en ella se abordarán temas vitales para la Iglesia de los EUA, entre ellos una “Declaración sobre el misterio de la Eucaristía en la vida de la Iglesia”, propuesta que ha provocado acaloradas discusiones y debates pues se ha pensado erróneamente que será un documento cuya intención es prohibir la Comunión a los políticos que promuevan el aborto, principalmente  el Presidente norteamericano Joe Biden y Nancy Pelosi, Presidenta de la Cámara de Representantes –ambos se declaran a sí mismos practicantes.

El boceto del documento no contiene tal prohibición ni es la intención de los obispos emitir vetos públicos. Todo católico, dice la USCCB, independientemente de si ocupa un cargo público o no, está llamado a una conversión continua, además todos los católicos tienen la obligación de apoyar la vida y la dignidad humanas, señalan los obispos.

La intención del documento es generar una mayor conciencia sobre el Misterio Eucarístico, ello ante el profundo desconocimiento que se da en la mayor parte de los católicos norteamericanos sobre el Sacramento cumbre de la vida cristiana. Desconocimiento que se refleja en la práctica de la fe de un sector de la población, por ejemplo la ausencia cada vez mayor de fieles a la Misa dominical o la poca reverencia que se manifiesta ante la Sagrada Eucaristía.

Según una encuesta realizada por el Pew Research Institute en el 2019, solo un tercio de los católicos de EUA (una minoría) cree que el pan y el vino consagrados durante la Misa se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo y que a partir de ese momento, en la Sagrada Comunión está Jesucristo real, verdadera y sustancialmente presente. Esta realidad no es comprendida por dos tercios de los católicos, quienes consideran que el Cuerpo y la Sangre son únicamente “símbolos”, nada más. Esta “Declaración sobre el misterio de la Eucaristía” junto con la iniciativa de reavivamiento Eucarístico y un Congreso Eucarístico en el 2024, serán discutidos y votados durante esta plenaria en Baltimore.

La agenda también incluye varios temas entre ellos: el Sínodo de los Obispos sobre la sinodalidad; la implementación del marco pastoral para el Ministerio del matrimonio y la vida familiar en los EUA; una iniciativa de ayuda para las madres embarazadas llamada “Caminando con mamás en necesidad”; la aprobación de nuevas versiones en inglés y español de los rituales –para uso en EU– del Orden de iniciación cristiana de adultos y la Sagrada Comunión y Culto Eucarístico fuera de la Misa; la consulta sobre las causas de beatificación y canonización de los Siervos de Dios Charlene Marie Richard y Auguste Robert Pelafigue, que vivieron en el estado de Louisiana. En esta sesión también se llevarán a cabo elecciones para ocupar cargos administrativos y presidir cinco comités  de la Conferencia entre ellos: Clero, vida consagrada y vocaciones; Culto divino; Desarrollo humano y justicia; Laicado, matrimonio, vida familiar y juventud; y Migración.

Aunque los medios seculares se enfocarán en la “Declaración sobre el misterio de la Eucaristía” esta sesión tendrá temas muy relevantes que van desde los Sacramentos hasta procesos de beatificación y canonización. Asuntos que de una u otra manera tendrán un impacto en el presente y futuro de la Iglesia de los Estados Unidos.