España

José M. Albalad: «Las parroquias han sido el ‘hospital de campaña’ que pide el Papa»

El director del Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia, José María Albalad, destaca cómo a pesar de la caída de las colectas en España a raíz de la pandemia, han aumentado las donaciones a través del portal de donativos, pero no lo suficiente -al menos por ahora- como para hacer frente a la caída de ingresos.

Maria José Atienza·8 de enero de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

Zaragozano, periodista y doctor en Comunicación, José María Albalad dirige, desde el pasado septiembre, el Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia de la Conferencia Episcopal Española.

Sus primeros meses han estado marcados por las consecuencias de la pandemia en las economías familiares, y por tanto, de la Iglesia así como la renovación del portal de donativos donoamiiglesia.

– Hace ya unos años que la Iglesia española puso en marcha este sistema de donativos. ¿Cómo ha sido su evolución en estos años? ¿Ha tenido buena acogida? 

El portal de donativos constituye uno de los ejes estratégicos del Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia, que se ha marcado como objetivo impulsar las nuevas tecnologías y fórmulas alternativas de colaboración.

En concreto, el portal de donativos ‘donoamiiglesia.es’ se creó hace cinco años, en 2016, con un enfoque pionero, pues ya en ese momento permitía, a golpe de clic, realizar una donación a cualquiera de las 23.000 parroquias de España.

La pandemia, por tanto, cogió a la Iglesia con los ‘deberes’ hechos en este sentido y, ante el cierre de los templos por el confinamiento de 2020, las donaciones por esta vía se multiplicaron por cinco.   

No obstante, el apoyo económico recibido a través del portal -en términos globales- no representa todavía un porcentaje especialmente significativo, si lo comparamos con el volumen de las colectas en España.

Pero sí aumenta de forma notable en la medida en que se consolidan nuevos hábitos de consumo y ocio, cada vez más cercanos al ecosistema digital.

En este sentido, el trabajo que se está haciendo actualmente con las nuevas tecnologías en general y con el portal de donativos en particular supone una clara apuesta de futuro. Tras este periodo de siembra, los frutos -que cada vez son mayores- se multiplicarán.

La pandemia, por tanto, cogió a la Iglesia con los ‘deberes’ hechos y, ante el cierre de los templos por el confinamiento de 2020, las donaciones por la web donoamiiglesia se multiplicaron por cinco.

José María Albalad. Director del Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia

– ¿Qué cambios presenta esta nueva web con respecto a la anterior donoamiiglesia? 

El nuevo diseño recoge necesidades que han sido detectadas tanto por las Diócesis y la Conferencia Episcopal Española como por los propios donantes. En concreto, los cambios buscan incrementar la facilidad de uso para el usuario, a través de una web intuitiva adaptada al perfil del donante: una persona de entre 50 y 59 años, que realiza una donación media de 49 euros. Ello está reduciendo ya el número de incidencias, pues se ha dado respuesta a los puntos del proceso que podían generar algún tipo de confusión.

Además, se ha creado una interfaz que busca transmitir la cara amable, humana y transparente de la Iglesia. La idea es ir incorporando, progresivamente, la publicación de noticias, historias y testimonios.

Un hito del nuevo portal es que facilita la difusión a las parroquias con una URL específica de cada entidad, lo que permite disponer, a su vez, de un código QR personalizado. Esto, desde el punto de vista de la promoción, supone una gran oportunidad para cada comunidad, que gana en cercanía.

‘Donoamiiglesia.es’ constituye un proyecto dinámico, en continua evolución, por lo que con este relanzamiento no se termina el trabajo. De hecho, está previsto incorporar Bizum como forma de pago en el primer trimestre del próximo año. 

– ¿En qué medida ha afectado la crisis pandémica a estas donaciones? 

Estamos viviendo un doble fenómeno. Por un lado, las colectas han caído en España un tercio a raíz de la pandemia, como dato aproximado de media. Por otro, han aumentado las donaciones a través del portal de donativos, pero no lo suficiente -al menos por ahora- como para hacer frente a la caída de ingresos.

A ello se suma que las necesidades se han disparado y que la Iglesia ha respondido desde el primer momento al desafío actual, atendiendo a la situación particular de cada persona, de cada familia. Las parroquias han sido (y son), sin duda, el ‘hospital de campaña’ que pide el Papa Francisco.

El número de transacciones este año a través del portal de donativos supera las 85.000 y están aumentando las colaboraciones recurrentes. Es decir, cada vez más personas se comprometen a colaborar periódicamente con una cantidad fija, lo que facilita la planificación económica. Es importante recordar que las personas físicas (las que tributan IRPF) se pueden desgravar un 80% en donativos de hasta 150 euros.

Las necesidades se han disparado y que la Iglesia ha respondido desde el primer momento al desafío actual, atendiendo a la situación particular de cada persona.

José María Albalad. Director del Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia

– Ahora es muy fácil donar exactamente a aquello que queramos: diócesis, seminario o la propia CEE. En términos generales ¿Cómo se reparten estas donaciones? ¿Tendemos «a lo conocido»: parroquia, seminario… ?

En más de un 90% de los casos, la gente colabora directamente con su parroquia, lo que responde a una lógica natural. La comunidad cristiana vive y celebra su fe en la parroquia, que con sus múltiples actividades (celebrativa, pastoral, caritativa…) es testigo de la alegría y la ternura del Evangelio. Esa colaboración no es solo económica, sino también de cualidades, tiempo y oración.

La Iglesia es mucho más que un edificio o una persona. Somos refugio, alimento y esperanza para quien más lo necesita. Quiero aprovechar para agradecer de corazón a todas las personas que este año marcaron la casilla de la X en su declaración de la renta, a quienes han donado -e incluso domiciliado su donativo- a través de sus parroquias o diócesis, a aquellos que han dejado legados o herencias y, en general, a todos los que han colaborado en la medida de sus posibilidades.

Sin la generosidad de tantas personas, la Iglesia no habría podido responder al tsunami de necesidades que ha desatado la pandemia y seguir anunciando la Buena Noticia.

Ecología integral

Piedad para todos

La piedad ha de ejercerse con todos. No debe excluirse de ella ni a quien haya obrado injustamente, ni a quien se haya dejado guiar por la ingenuidad o una generosidad mal entendida.

Juan Arana·7 de enero de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

Para cualquier cristiano, las palabras conclusivas del Evangelio de Marcos suenan desde hace veinte siglos como un buen aldabonazo: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura”. ¡Nada menos! A todo el mundo y a toda criatura… Es una misión ciclópea; tan abrumadora como ilusionante. Son explicables las urgencias de Francisco Javier y de tantos otros, apresurados por recorrer y convertir el globo terráqueo antes de que se les agotara el propio aliento… Mateo añade a su versión un par de matices que conviene no desatender: “Enseñad a todas las gentes… enseñándoles a observar todo cuanto yo os he mandado”. O sea: todo a todos. No hay cláusulas de exclusión en el mensaje que debemos trasmitir; el sembrador deberá seguir echando su semilla sin escatimarla incluso entre las piedras y los abrojos, ya que nadie sabe de antemano si el terreno sembrado carece de una fecundidad escondida que está esperando quien le diga “¡Levántate y anda!”.

Hoy en día las civilizaciones, más que aliarse o guerrear entre sí, se rozan y entremezclan. Por eso es muy fácil llegar a conclusiones pesimistas sobre la posibilidad de alcanzar una verdad que a todos convenza. En lo que atañe a las religiones, la pregunta de si hay una que sobresalga entre las demás también parece más irresoluble que nunca. Los cristianos en muchos aspectos no somos mejores que el resto de los hombres. Si los judíos del Antiguo Testamento aprovechaban cualquier oportunidad para defraudar las expectativas que Dios había puesto en ellos, los hijos de la Iglesia salida de la Nueva Alianza también decepcionamos muchas veces a propios y extraños. 

Pero hay algo que permite a un observador imparcial advertir un rasgo distintivo: nuestra doctrina no desmiente el calificativo de universal, católica. A diferencia de tantas asociaciones de uno u otro signo, en la nuestra sólo Dios se reserva el derecho de admisión, y únicamente lo ejercerá al final de los tiempos: por lo que a nosotros respecta, si objetivamente fuera posible, nadie debería verse excluido del mensaje. A diferencia de otros campos mejor trazados, más concienzudamente escardados o sistemáticamente sulfatados, en los jardines de la Iglesia la cizaña crece alegremente junto con el trigo: no es el momento para separar una de otra ni somos nosotros los llamados a hacerlo.

En definitiva, hemos de procurar que no se pierda ni agoste la buena simiente, aunque actúe entre nosotros un adversario que no respeta las reglas del juegoDe ahí buena parte de los reproches que nos hacen los hijos del siglo, quienes tratan de compensar la ausencia de Dios que profesan, con la pureza supuestamente inmaculada de sus andanzas. Pero no importa: que sean ellos los que se ufanen de practicar tolerancia cero con estos o los de más allá. Para el cristiano fiel a su identidad, la lucha sólo va contra el mal, contra el pecado, pero no contra quien lo perpetra, puesto que Dios no nos ha autoriza a desesperar de la conversión de ningún pecador. La piedad que intentamos practicar es para todos.

Bien mirado, tiene su gracia la situación a la que hemos llegado. Diríase que, quienes echan tantas cosas en cara a los miembros (y sobre todo a la jerarquía) de la Iglesia, reivindican tolerancia casi infinita con el mal y en cambio intolerancia muy poco restringida contra los que amparan o perdonan a los malhechores arrepentidos. No trato con ello de excusar a quienes, teniendo el deber de custodia, han descuidado, no importa con qué motivo, tan elemental deber. Por otro lado, como proclama Nicolás Gómez Dávila en uno de sus aforismos: “A cierto nivel profundo toda acusación que nos hagan acierta”. Y sin duda yerra el que rechaza por sistema cualquier imputación que se le haga, y mucho más todavía quien blasona de una ejecutoria inmaculada. Pero una cosa es que los creyentes tengamos muchísimo que mejorar y otra que los que nos odian por el mero hecho de serlo se erijan en jueces supremos de moralidad, al mismo tiempo que ofician de fiscales y verdugos.

La denuncia de la injusticia es una virtud profética… en el supuesto claro está de no instrumentalizarla al servicio de otras causas, en especial la de perseguir a los enemigos o favorecer a los amigos. Sería deseable que quienes se dan tanta maña en acusar de villanos a pobres pastores víctimas de una culpable ingenuidad o de una generosidad mal entendida (y bueno será desde luego que éstos superen tanto una como otra), llegado el caso hubiesen sabido aplicarse a sí mismos y a sus aliados tan severas reprensiones. El mal sigue siendo el mal se mire como se mire. A la hora de cometerlo, el disimulo hipócrita es sin duda un agravante, pero desde luego tampoco sirve de atenuante el cinismo de quien a la cara presume de sus fechorías. 

Según reza el proverbio “siete veces cae el justo”, muy pocos fieles de a pie ni pastores de la Iglesia pretenderán que no va con ellos el deber de darse golpes en el pecho y arrostrar todas consecuencias de las propias acciones y omisiones. Pero, o tenemos piedad con todos (malos incluidos) como enseñó nuestro Maestro, o mucho me temo que se iniciará una dinámica que al final no dará cuartel a ninguno (ni siquiera a los más inocentes). A tenor de lo que muchos dicen, pareciera que no hubiera pecados, sino tan solo pecadores imperdonables, que curiosamente coinciden con los que por alguna razón son objeto de su odio.

El autorJuan Arana

Catedrático de Filosofía de la Universidad de Sevilla, académico numerario de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, profesor visitante en Maguncia, Münster y París VI –La Sorbona–, director de la revista de filosofía Naturaleza y Libertad y autor de numerosos libros, artículos y colaboraciones en obras colectivas.

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Experiencias

Una puerta al conocimiento de la historia de Dios con nosotros

El Pórtico de la Biblia, editado por la Fundación Saxum, contextualiza históricamente y explica los libros sagrados a través de elementos visuales, tablas cronológicas y explicaciones sencillas que puede descargarse, de manera gratuita para su utilización en clases, catequesis y formación personal.

Maria José Atienza·7 de enero de 2022·Tiempo de lectura: 7 minutos

¿Sabemos situar a Jeremías en la historia, cuándo vivió, por qué escribió lo que leemos hoy? ¿De quién era contemporáneo el rey David? Preguntas como estas fueron las que llevaron a Jesús Gil y Jose Ángel Domínguez a unir sus conocimientos de diseño gráfico, Teología espiritual y Teología bíblica en El pórtico de la Biblia, que, rememorando el Pórtico de la Gloria que da acceso a la catedral de Santiago de Compostela, se concibe como una “puerta de entrada” al conocimiento y profundización en los libros que componen el Antiguo y el Nuevo Testamento. 

Jesús Gil, sacerdote de la Prelatura del Opus Dei y doctor en Teología Espiritual por la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, que había trabajado anteriormente en diversos medios como como periodista visual y director de arte, explica cómo nació este libro de consulta: “tanto Jose Ángel, que es doctor en Teología Bíblica, como yo, habíamos dado clases anteriormente sobre historia y geografía de la Tierra Santa. Teníamos los mapas del Oxford Bible Atlas, la cronología hecha, procedente del Saxum Visitor Center y habíamos trabajado acerca del tema. Durante el confinamiento empecé a considerar la posibilidad de pedir los derechos de estos mapas a Oxford y empezamos a elaborar lo que sería la base de este libro. Trazamos un plan con la Fundación Saxum -con la que yo ya había publicado Huellas de nuestra fe– una guía de Tierra Santa-, y gracias a ella, fue posible realizar este proyecto”

El apoyo de la Saxum International Foundation es lo que ha hecho posible que El pórtico de la Biblia sea un libro de consulta puesto a disposición de todo aquel que quiera utilizarlo. Se puede descargar gratuitamente y está concebido como un apoyo a la enseñanza y estudio de la Biblia en todos los niveles. “El origen es muy académico, muy didáctico” destaca Jesús Gil. “Queríamos hacer unos materiales buenos para dar esas clases sobre la Biblia y ponerlos a disposición de todo el mundo, algo que no habría sido posible en una editorial convencional y que ha sido posible gracias a la Saxum International Foundation”. 

Además de su trabajo previo y el apoyo de la Fundación, los autores de El pórtico de la Biblia han contado con el asesoramiento y orientación de varios profesores de Teología Bíblica e Historia de la Universidad San Dámaso de Madrid (Napoleón Ferrández y Agustín Giménez), la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia (Joaquín Mestre), la Universidad de Navarra (Francisco Varo, Vicente Balaguer y Fernando Milán) y la Pontificia Università della Santa Croce de Roma (Carlo Pioppi).

El pórtico de la Biblia está disponible en castellano. La versión inglesa y polaca de los textos se encuentran ya en sus últimas fases, y se están preparando las ediciones en portugués e italiano. En este sentido, Jesús Gil puntualiza: “Ojalá vengan muchas más ediciones, como las de Huellas de nuestra Fe que, además de las anteriores, está editado en francés, alemán y coreano”

Situar la historia de la salvación

¿Qué aporta para cualquier cristiano este libro? Jesús Gil lo señala claramente: “Situar la historia de la salvación en el tiempo y en el espacio”. 

Un hecho que no es baladí, ya que, como destaca Gil, “esto tiene de fondo toda la teología de la Encarnación: Dios se ha hecho hombre en un momento concreto de la historia, en un lugar preciso del mundo y no en ningún otro”. 

Para el cristiano que se acerca a la Biblia como parte del conocimiento de Cristo, “conocer la historia y los lugares donde se desarrolla nuestra historia de la salvación son fundamentales”

Acercarse a la Sagrada Escritura

“Con Jesús nos encontramos también en su Palabra”, recuerda Jesús Gil. Por esta razón, entender qué y por qué la Sagrada Escritura dice ciertas cosas, habla de unos reyes o unas zonas o hace mención a tradiciones de diversas procedencias puede resultar de gran ayuda para entender en mayor amplitud el mensaje de esos pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento. 

Son muchos los cristianos que, realmente, desconocen la Biblia. Históricamente, además, ha existido una especie de reparo ante la dificultad de lectura de algunos libros como reconoce el propio Jesús Gil: “Es cierto que hay libros y pasajes dentro de la Sagrada Escritura que no son fáciles de entender y de interpretar hoy en día, pero tienen enseñanzas también para el hombre y la mujer de hoy. Cada mes doy una catequesis de confirmación de adultos y, en muchas ocasiones, pregunto como de qué época era el rey David… Nadie sabe contestar que es del año 1000 antes de Cristo. Este dato no es indiferente porque, cuando David decide construir el templo, Dios le envía a Natán para confirmarle en la bondad de su propósito y decirle además que sus manos están manchadas de sangre y que, lo construirá su hijo Salomón. Pero además, Natán ya le hace la profecía mesiánica: “Tu casa y tu reino se mantendrán siempre firmes ante mí, tu trono durará para siempre” (2Samuel 7, 16-17) y esta profecía tarda mil años en cumplirse, lo que nos da a entender que los tiempos de Dios no son nuestros tiempos”. Otro ejemplo que apunta el autor es el de conocer la historia del pueblo de Israel. Por ejemplo, en relación a la tierra prometida, dada por Dios, se constata que va de un fracaso tras otro: deportaciones, guerras, esclavitud… “Toda la historia de fracasos, de destierros, infidelidades, idas y venidas… también nos dice mucho a nosotros, porque nuestra vida esta llena de lo mismo”, apunta Jesús Gil. “Ninguna vida es perfecta y, sin embargo, a partir de los fracasos, Dios va hablando y purificando a su pueblo”. 

Una de las novedades más importantes de El pórtico de la Biblia son las fichas de cada libro que compone la Sagrada Escritura. En este caso, los libros no se presentan en el orden canónico sino cronológico-temporal, con el objetivo de ayudar a encuadrar el momento de la Escritura o al que se refieren los libros bíblicos en el contexto de la historia universal. Estos gráficos explicativos de cada uno de los libros que forman el Antiguo y el Nuevo Testamento son gráficos sintéticos y de carácter divulgativo. 

Para cada libro se detalla su género literario, la historia narrada o su contexto histórico, la época y proceso de composición, la autoría, las enseñanzas principales, conceptos clave, aspectos relevantes de la estructura y pasajes centrales. 

Los gráficos van acompañados de unas ilustraciones de National Geographic Magazine y de datos sobre los manuscritos más antiguos que se conservan para cada libro, también recopilados por la revista norteamericana. 

Como señala Jesús Gil, esta elección del orden cronológico no ha resultado fácil. “Algunos libros de la Biblia son sencillos de encuadrar, pero otros no. Es prácticamente imposible ordenarlos exactamente. Encontramos libros como Isaías, que fue escrito a lo largo de cientos de años, o Daniel, del que se desconoce fecha. En El pórtico de la Biblia estos libros están situados en el lugar en el que mejor puede entenderse su mensaje”. 

La labor de documentación para llevar a cabo este libro ha sido extensa. Jesús Gil destaca, por ejemplo, la valiosa ayuda del libro de Vicente Balaguer Introducción a la Sagrada Escritura, en el que explica cómo la redacción del libro del Génesis corresponde al tiempo del destierro en Babilonia. “El Génesis se escribe en contraposición a los mitos babilónicos”, recuerda Jesús Gil. “El pueblo de Israel es el único pueblo monoteísta en medio de una sociedad politeísta, en la se que explica el mundo como consecuencia de enfrentamientos entre dioses… Los judíos niegan esa explicación y acuden a su tradición oral: la de la creación del mundo por un Dios único, bueno, que lo crea por amor… Conocer cuándo se escribe cada uno de estos libros da unas claves de lectura que hacen entender mejor el contenido de cada libro”.

El libro, además, es el resultado de un enorme trabajo de coordinación y adecuación entre el diseño y el contenido. Cada libro se presenta en una o dos páginas, incluyendo las fichas explicativas. Además, las cronologías incluidas recorren la historia de la salvación desde Abrahán hasta el presente, con información de contexto histórico de otras civilizaciones cercanas a Israel o de la historia universal.

Una invitación a leer la Biblia

Con El pórtico de la Biblia los autores quieren realizar una “invitación a leer cada libro de la Biblia”. Está concebido como un libro de consulta. 

“Este libro no se agota en sí mismo, sino que debe llevar a leer otros libros, por ejemplo libros de la Biblia, o introducciones a la lectura de libros bíblicos”, señala Jesús Gil que, además de la citada Introducción a la Sagrada Escritura apunta la utilidad de los comentarios de la Sagrada Biblia de EUNSA, realizados por los profesores de Teología de la Universidad de Navarra. 

El pórtico de la Biblia puede ayudar a sacar el jugo a las lecturas de cada domingo apunta Jesús Gil. De hecho, uno de los objetivos de este libro es servir de ayuda en la predicación dominical para los sacerdotes o en las catequesis. “Muchas veces ocurre que, en el pasaje del Antiguo Testamento del domingo no conocemos el contexto. Por ejemplo, cuando se lee parte del oráculo de consuelo de Jeremías, que se encuentra casi al final de su libro, se lee sin conocer qué ha ocurrido antes. Jeremías es testigo de la destrucción de Israel, de la deportación a Babilonia… consecuencia de unos males que él mismo había denunciado. Por eso, que el propio Jeremías, al final del libro, tenga unos oráculos de consuelo y restauración del reino de Israel le da mucho más valor, porque durante todo su libro va denunciando los pecados y males del pueblo y advirtiendo de un mal, de la destrucción, pero acaba con el consuelo. Al conocer esto se le da más valor a ese consuelo”

Conocer mejor la Sagrada Escritura para conocer mejor a Dios, este sería el objetivo clave de El pórtico de la Biblia ya que, a lo largo de la Biblia, “Dios se da a conocer y da a conocer como actúa. Si desconocemos la Sagrada Escritura desconocemos una gran parte de la historia de Dios con nosotros”, concluye Gil. 

La Fundación Saxum y el Visitor Center

El pórtico de la Biblia se une, en cierto modo, a otro libro, Huellas de nuestra fe, como una preparación a la visita a Tierra Santa por parte del peregrino. Ambos títulos han sido editados por la Saxum International Foundation, que tiene como objetivo principal ofrecer la posibilidad de llegar a un encuentro con Dios mediante un conocimiento más profundo e histórico de los lugares en los que Jesús vivió, predicó y actuó. Su proyecto principal es el Saxum Visitor Center situado a 15 kilómetros de Jerusalén y que ofrece, en su entrada, una cronología que aúna la historia de la salvación con hechos históricos principales, así como un gran mapa de Oriente Medio sitúa al peregrino en la historia de los lugares que está visitando. En el interior, se ofrece una experiencia interactiva y multimedia a través de la que los peregrinos se hacen una perfecta idea de cómo serían la vida y los principales acontecimientos de la historia de la salvación.

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Dinero y crecimiento

7 de enero de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Riqueza, crecimiento y lucha contra la corrupción son temas centrales en el discurso de cualquier político. Las promesas de ríos de leche y miel adornan el abanico de extremas y centros ideológicos en redes sociales y auditorios de todo el mundo. 

Las metas de crecimiento, el PIB, la reducción de desigualdades, la inclusión y cantidad de objetivos de desarrollo ocupan la vida, el tiempo, la existencia y la felicidad. 

Los temas y reflexiones que van más allá de estos conceptos parecen no tener espacio verdadero en la llamada agenda pública. La visión completa de otros temas esenciales, tales como el origen y destino de la vida humana; la familia, el consumo y tráfico de drogas, han caído en el prisma del pragmatismo, del cuanto cuestan y cuanto valen, sin importar lo que son.  

La pérdida del buen sentido de la riqueza, remplazado por la codicia, la envidia y la lucha de clases ha despertado un resentimiento violento y ciego. El que tiene éxito y logra riqueza es visto con sospecha, no es valorado en su empeño, incluso es perseguido por ideólogos de la miseria que poco saben de responsabilidad social, trabajo constante y disciplina.

Las metas de crecimiento económico, la creación de empleo y la reducción de la pobreza, por ejemplo, no son posibles sin la sumatoria de esfuerzos y riesgos del sector público y privado. La solidez empresarial, así como del buen futuro del emprendimiento entre los jóvenes, es posible con valores humanos, leyes justas y gobernantes honestos. 

El buen crecimiento económico reduce pobreza, genera riquezas compartidas y mejora condiciones de vida, pero el verdadero crecimiento es completo: del cuerpo y del alma, y por aquí está la meta.

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Iniciativas

La cabalgata de los Reyes en Polonia: de un colegio a cientos de ciudades

Millones de personas participan en Polonia en las cabalgatas de reyes. Lo que comenzó como una pequeña representación navideña en un colegio de Varsovia toma, en estas fechas, las calles de numerosas ciudades y pueblos polacos y se ha difundido más allá de sus fronteras.

Maria José Atienza·6 de enero de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

Piotr Giertych, uno de los organizadores de esta cabalgata, describe para Omnes los inicios de esta procesión que recoge una arraigada devoción a los Magos en Polonia: “La Cabalgata de los Reyes Magos en Polonia nació como una forma desarrollada de teatro navideño que tiene su historia en Polonia desde el siglo XVII. Es entonces cuando esta tradición salió de las casas, iglesias o colegios y empezó caminar por las calles”.

De teatro escolar a Cabalgata

Lo que hoy es la Cabalgata de Reyes se retomó en el colegio Żagle de Varsovia donde “cada año los niños eran actores de un teatro navideño. Las típicas escenas que conocemos de la Sagrada Escritura empezaban a tomar colores y sonidos. En el teatro cada alumno tenía su propio papel y, con el creciente numero de los alumnos ha sido una aventura cada vez más difícil. En 2008, el organizador del teatro escolar propuso salir a la calle. Algo que, con las temperaturas y nieve típicas del tiempo polaco parecía una locura. Sin embargo, el primer evento tuvo mucho éxito y el año siguiente lo repetimos”.

Año tras año, a la procesión se iban uniendo personas y entidades, recuerda Giertych: “La cantidad de la gente que participaba y el interés de los medios de comunicación que hablaban de este teatro callejero nos confirmaba que los polacos querían festejar este día. El parlamento decidió cambiar la ley y proclamar día festivo el 6 de enero (laborable desde que, en 1962, el gobierno comunista eliminó la fiesta)”.

2011 fue un año clave: “Por primera vez pudimos organizar la Cabalgata el 6 de enero y mas ciudades se unieron a nuestra Fundación. Desde entonces el número de las cabalgatas no ha hecho más que crecer, incluso en zonas en las que no había celebración de este día. Piotr Giertych subraya que “en 2020 (el último 6 de enero antes del Covid19) hubo 872 ciudades de Polonia que organizaron junto con nosotros la Cabalgata de los Reyes Magos”.

Una catequesis festiva

“La Cabalgata tiene siempre la misma narración”, señala Giertych, “los magos miran al cielo y empiezan su peregrinaje. Al mismo tiempo, la Sagrada Familia decide ir a Belén. En el camino encuentran al rey Herodes, los pastores, la posada, los ángeles y diablos, que intentan desviar los caminantes. Los romanos cuidan el orden por las calles…, y delante de todos va la estrella”.

La celebración no se queda sólo en los participantes de esta procesión. “Todos los participantes de la Cabalgata reciben una corona de papel y un cancionero. Esto permite a la gente unirse a los que van vestidos de Reyes, caballeros, damas de corte, pastores, etc., Todos juntos cantan villancicos, una tradición muy antigua en Polonia que ha sobrevivido incluso durante la época del comunismo”.

Es una catequesis festiva, “los villancicos tienen gran contenido teológico y narran verdades de la fe”, apunta Giertych “lo que no es obstáculo para que, al final, mas de un millar personas bailen el típico baile polaco (polonez) a los acordes de un villancico”.

La tradición de la Cabalgata ya es una realidad en Polonia, de hecho, apunta este organizador tanto “el Papa Benedicto XVI y ahora, el Papa Francisco cada año saludan las Cabalgatas de Polonia el día 6 de enero desde su ventana”.

En Polonia en el evento participa alrededor de dos millones de personas en casi un millar de localidades y, “desde hace unos años, a la Cabalgata polaca se unen otros países: Francia, Inglaterra, Alemania, Austria, Ucrania, Rumanía, Eslovenia, Hungría o Kazajstán, pero también USA, Ecuador, Cuba e incluso países en África como Ruanda, Congo, Camerun, Zambia y Chad”. Como destaca Giertych “Nos alegra que podemos llevar la buena noticia sobre el nacimiento de Jesús a tanta gente en todo el mundo”.

Zoom

Bautismo del Señor: la obra de arte que tardó más de 400 años en llegar a su destino

En la basílica de San Giovanni dei Fiorentini, hay un grupo escultórico obra del artista barroco Francesco Mochi: el Bautismo del Señor. Esta obra majestuosa fue encargada por la familia noble de los Falconieri para el altar mayor de la basílica.

Omnes·6 de enero de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Lecturas del domingo

«Tu eres mi hijo amado». Bautismo del Señor

Andrea Mardegan comenta las lecturas del Bautismo del Señor y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo. 

Andrea Mardegan·6 de enero de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

El relato del bautismo de Jesús en el Jordán, según Lucas, es introducido en la Misa por Isaías, con la exhortación a consolar a Jerusalén porque su tribulación ha llegado a su fin: “Hablad al corazón de Jerusalén y gritadle que se ha cumplido su servidumbre, ha sido expiada su culpa».

Juan está presente en la profecía en la que él mismo se identifica: “Una voz grita:”En el desierto, preparad el camino del Señor, en la estepa haced una calzada recta para nuestro Dios”.

Y después de la voz “la gloria del Señor será revelada y todos los hombres juntos la verán”. Una profecía que empieza a cumplirse en la teofanía después del bautismo de Jesús. 

Por eso Pablo puede escribir a Tito que esto ha sucedido, con palabras que evocan de manera sugerente la encarnación del Verbo: “se ha manifestado la gracia de Dios, que trae la salvación a todos los hombres”. Se trata de nuestro Salvador Jesucristo que “se entregó a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad”.

Más adelante expresa el mismo evento con palabras similares: “cuando se manifestó la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor a los hombres, nos salvó, no por las obras justas que hubiéramos hecho nosotros, sino por su misericordia, con un agua que regenera y renueva en el Espíritu Santo, que Dios ha derramado sobre nosotros en abundancia por medio de Jesucristo, nuestro Salvador”.

Jesús es, pues, la gracia de Dios que ha aparecido, y la bondad de Dios y su amor por los hombres que también se han manifestado, se han hecho visibles y obran por el agua que regenera, sin mérito de nuestra parte. 

Pablo en estos dos textos usa el verbo griego “epifaino” (aparecer, brillar, manifestarse), que es el mismo que usa Lucas en el himno de Zacarías cuando después de hablar de la misión de su hijo Juan, dice que “Gracias a la ternura y misericordia de nuestro Dios, nos visitará un sol que sale de arriba, para brillar sobre los que están en tinieblas”. Juan va por delante de Jesús y nos dice cómo será su bautismo: con Espíritu Santo y fuego. Fuego que quema los pecados y Espíritu Santo que nos hace hijos de Dios.

La gracia, la bondad y amor de Dios por los hombres aparecieron a los Magos después de que apareció su estrella. Se manifiesta hoy en su Bautismo, segunda Epifanía. En el relato de Lucas el bautismo de Jesus se cita como ya efectuado.

Es más central la apertura de los cielos y la oración de Jesús: ahora ya no hay distancia entre el cielo y la tierra. El abrazo del Padre en Cristo se extiende a la creación y a sus hijos.

Vemos al Espíritu Santo y escuchamos la voz del Padre. A cada uno de nosotros nos dice: “Tú eres mi Hijo amado, en ti me he complacido”. Escuchemos esas palabras con fe actual.

La homilía sobre las lecturas del Bautismo del Señor

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas.

Recursos

La bala de Baltasar

El autor nos relata la historia de un hombre que, gracias a los Magos de Oriente, decide -al borde de la muerte- encauzar de nuevo su vida.

Juan Ignacio Izquierdo Hübner·5 de enero de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

Dejé de cortarme el pelo cuando Andrea me expulsó de casa. Dos años después, con el frío de Pamplona en navidades, viviendo en uno de esos coches pequeños en los que debes elegir si tocar el techo con la cabeza o el volante con las rodillas, no tenía ya fuerzas para frenar la pornografía y el alcohol, dos debilidades en las que, ¡lo sé!, mi alma se derrama como el agua de una cantimplora en el desierto; dos vicios que infectaron el amor que debía a mi mujer y a mis hijos… Pero decidí darme un regalo de Reyes, algo que me ayudara a relanzar mi vida hacia otra difícilmente peor, esto es, un buen revólver. Una Colt Cobra de 150 gramos, con tambor para 6 cartuchos; un artefacto comprensivo de mi situación.

Decidí estrenarlo en vísperas de la fiesta. Ese día desayuné en una cafetería de pueblo, donde no me dio vergüenza afeitarme y cargar el móvil; aparqué luego en una colina con vistas a un verde valle de Navarra para pasar la mañana vagando por internet; al mediodía me comí dos bocatas de jamón, luego puse un cartucho en el revólver y lo guardé en el bolsillo para tenerlo a mano cuando llegara la hora. Tanteé en la guantera buscando la botella, pero encontré un libro. Era un antiguo regalo de Andrea que nunca abrí… “¿sería vano intentar leerlo ahora y distraerme un poco del horror de la tarde?”, lo intenté, sin embargo, como suele pasar con las lecturas que se comienzan temerariamente después de comer, me fui quedando dormido… 

Estaba sentado en un desierto oscuro, bajo un firmamento con miles de ojos amargos, la arena se colaba en los calcetines, en los bolsillos del pantalón y me acordé, “¡el revólver!”. No estaba. A cambio, tenía una bala, que apreté en el puño con ardor. El viento me levantó, mi doble jersey se hizo insuficiente y empecé a temblar. Me crucé de brazos y caminé en círculos. 

No podría decir cuánto tiempo pasó hasta que escuché un gruñido similar al de Chewbacca. El sonido se acercaba, una silueta, luego otra; encendieron una lámpara y distinguí a tres jinetes de camellos cabalgando tranquilamente hacia mí. 

— Soy Baltasar—dijo el tercero cuando llegaron. —Te ofrezco un trueque por la bala que tienes en la mano.  

Permanecí indiferente.

— Entiendo —comentó él, bajándose del camello ceremoniosamente.

Era un africano alto y fornido, pero su túnica granate y el turbante dejaban espacio para una cara bondadosa, por eso me sorprendió cuando tomó carrerilla y, ¡paf!, me dio una patada en el trasero tan espléndida que me botó al suelo. Me levanté extrañadísimo por estar sintiendo un dolor físico en aquella zona, aun cuando no tenía siquiera una cama de la que poder caerme en la vida real. Baltasar tomó carrerilla otra vez, pero entonces lo esquivé; aunque en balde, pues con un giro rápido me pateó con la otra pierna y me derribó haciéndome tragar ahora un poco de arena. Entonces saltó para plancharme con su cuerpo, objetivo que consiguió más que satisfactoriamente, me quitó la bala y me dejó a cambio una Colt Cobra.

— No lo hago por mí —dijo, subiéndose otra vez a su camello—, es por el Niño. Le importas —añadió con una sonrisita, a la vez que se ponían en marcha. Avanzaron pocos metros y apagaron la lámpara. Les bastaba la luz de una estrella más grande que los guiaba desde el horizonte. 

Volví a sentir frío, pasó el tiempo, entendí que iba a morir, pero entonces desperté. Era casi medianoche; pensé en encender la calefacción, pero desistí, no tenía sentido. El pelo me cubría la cara y el revólver se me había caído del bolsillo; lo recogí con temor a la reflexión, apunté a la sien y disparé. “Clic”. Disparé otra vez, mucho más alterado, y así hasta 5 veces. Antes de intentarlo por sexta vez, vacilé. “Esta bala es de Baltasar”, me dije sorprendido. 

De pronto fui consciente del hogar en que había caído: un coche lleno de polvo, restos de jamón en el asiento, papeles y latas por doquier… “Yo aquí comiendo las algarrobas de los cerdos, mientras que…”; guardé el revólver en la guantera y me fijé que el 6 de enero había llegado. “¿Por qué no me enfrento?, ¡cobarde!”, me pregunté entre lágrimas. La noche se convirtió en un largo debate: “¿Cómo reunir fuerzas para recuperar mi vida?”; empezaba a clarear cuando resolví un plan: agradecer a Baltasar, cortarme el pelo y, lo más importante, pedir perdón y ayuda a mi mujer. Y cuando salió el sol detrás de las colinas que cierran el valle, sonriendo, encendí el motor.

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En el cielo se armó el Belén

Un peculiar Belén viviente tiene lugar en el cielo para poner de manifiesto que hoy es el día de hacernos niños todos, de contemplar desde abajo el misterio más grande, de sorprendernos por todo lo que Dios hace en nosotros.

5 de enero de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

San Francisquito de Asís está hoy como loco ultimando los detalles del Belén Viviente que, como todos los años, organiza en el cielo la noche de Reyes:

–¡Andiamo niños, presto bambini, que vamos tarrrde! Teresita, Juanito, ¿qué cosa fai? A vuestros puestos, ¡súbito!


Teresita es la de Lisieux y Juanito es Don Bosco, aunque allí en el cielo ya nadie le dice de don. Se llaman unos a otros con el diminutivo porque allá son todos como niños, no olvidéis que hacerse como ellos es uno de los requisitos para entrar. Este año les ha tocado a los dos hacer de María y de José, y están encantados. Teresita siempre había destacado por su humildad, como la de Nazaret; y a Juanito, con lo que le gustan los niños, no le podrían haber dado mejor colocación que junto al divino infante.

–¿Te parece que eu me arrodillo bem Paquito? –pregunta Antoñito al encargado de la obra mientras se postra con un gesto lleno de humildad y devoción–

–Perfetto, así mi piace Antonino: con reverencia, parsimonia y alegría, tutto in una volta. Anda, dale la mano a Tommasino y cada uno al suo posto.

Antoñito es el de Padua (aunque nació en Portugal), que hace este año de mula. El papel se lo endosaron por su conocimiento del animal. Ya sabréis de aquel episodio de su vida en la tierra en el que uno que no creía en la presencia real de Cristo en la Eucaristía lo retó a que una mula adorara al Santísimo Sacramento y, a la orden del santo, la mula se inclinó y adoró. Tomasito es el de Aquino, y hace de buey porque ese era el mote que le pusieron en la universidad sus compañeros: “buey mudo”, por su corpulencia y su carácter silencioso y bonachón.

–¡Miradme, miradme cómo vuelo! ¡Cucha tú qué bonico se ve tó desde aquí arriba!

–Venga Lolín, baja a la cova que começamos

El que revolotea es el beato andaluz Manuel Lozano Garrido, al que ya en la tierra llamaban con el diminutivo de Lolo. El papel de ángel anunciador en la cueva de los pastores le viene que ni pintado, porque dedicó su vida terrena al periodismo; pero lo de las alas es un problema porque, como padeció una enfermedad paralizante durante casi toda su vida, ahora no para quieto en el suelo. Quienes le piden que baje son Jacinta y Francisco Marto, los hermanos videntes de Fátima, que repiten todos los años de pastores porque clavan el papel, aunque esta vez se le han agregado san Pascual Bailón y santa Margarita, que también conocían bien el oficio de cuidar ovejas.

Los Reyes Magos, que tradicionalmente representan los tres continentes conocidos entonces, serán esta vez: por Europa, San Fernando, que está acostumbrado a llevar corona ya que fue rey de Castilla y de León; por Asia, San Pablo Miki que, aunque no fue rey, sí tiene porte porque pertenecía a una familia muy rica de Japón; y, por África, San Carlos Lwanga, que conoce bien el protocolo, pues fue paje en la corte real.

Todo está preparado para que empiece la función de Epifanía. Bueno, todo no, falta el niño…

–¿Cosa dici? ¿Cómo que manca il bambino? –se pregunta Francisquito con el típico gesto italiano con los dedos juntos y hacia arriba.

Extrañamente, nadie parece oír la pregunta del de Asís.

–Estoy parlando contigo, il narratore –insiste el pequeño inventor del Belén en su gracioso itañolo–

Caramba, nunca me había pasado que los protagonistas de una de las historias que cuento se dirigieran a mí. Contestaré a ver qué pasa…

–¿Es conmigo con quien hablas Francisco?

–Claro que sí, narratore. El de niño es tu papel hoy. Tienes que hacerte niño, como Jesús, come noi. La Navidad e la ternura, e la fragilitá. Questo pesebre está preparato per té.

–Bueno, pero ya tengo una edad, no sé si iba a caber en la cunita…

–Ahhh, pero qué stolto erres. ¿Hoy es día de Reyes no? Hoy todo es mágico, y aquí en el cielo más. Per favore, sube. Presto, que il Signore te quiere vedere.

–De acuerdo, pero déjame que me despida de los lectores, que ahí ya no voy a poder seguir contándoles.

–Andare, andare…

Pues ya sabéis queridos, yo me voy al portal, que este año me ha tocado dejar de narrar y vivirlo como protagonista. Quizá el año que viene te toque a ti, o quizá todos los años nos toque a todos, pero andamos despistados y no nos damos ni cuenta.

Hoy no es un día de nervios e ilusión solo para los pequeños de la casa. Hoy es el día de hacernos niños todos, de contemplar desde abajo el misterio más grande, de dejarnos regalar por los Reyes, de abrir mucho los ojos y sorprendernos por todo lo que Dios hace en nosotros, de dar gracias al niño por hacerse hombre y de pedir a los hombres que se hagan niños, como supieron hacer y siguen haciendo en el cielo, todos los santos y santas, los pequeños hijos queridos de Dios.

¡Feliz noche de Reyes!

El autorAntonio Moreno

Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

Familia

La aventura de ser novios

Vivir un noviazgo "exitoso" no consiste en terminar contrayendo matrimonio con la otra persona, sino en preparar a ambos para ser buenos esposos.

Lucía Simón·5 de enero de 2022·Tiempo de lectura: 9 minutos

Hace poco llegó a mi poder el siguiente testimonio. Es de un joven que asistió a un curso de preparación para novios. Lo comparto porque no tiene desperdicio:

“El motivo por el que vengo a este curso, aun cuando no tengo ni novia, es mi conversación con el padre Graciano. El padre Graciano es el cura de mi pueblo. Me conoce de toda la vida. Todos en el pueblo le quieren. Incluso los que no creen le consultan y aprecian. Y es que Graciano tiene la sabiduría de los santos. Quizás porque pasa tanto rato en la iglesia, delante del pequeño sagrario. Se diría que es un accesorio más, junto con las cigüeñas, los bancos desgastados y el campanario.

Después de mi último fracaso amoroso me decidí a consultar al padre Graciano. Cogí el autobús a mi pueblo y me planté en la iglesia, donde sabía que lo encontraría como siempre. Disponible para todo el mundo. Después de su pequeña sorpresa al creerme en la ciudad, de las preguntas de rigor sobre la familia y los comentarios sobre mi estatura, fui directo al grano:

–Padre, necesito que me aconseje. He tenido ya varias novias y no sé qué pasa que siempre acaba mal y yo destrozado. No sé si tengo gafe o soy un bruto.

Ahí, di rienda suelta a mi despecho acumulado durante años y le fui contando una a una, todas mis relaciones amorosas y sus correspondientes fracasos. Él me escuchaba atento. De vez en cuando hacía alguna pregunta o sonreía ante mis comentarios. Es que yo siempre he sido de o todo o nada y lo vivo intensamente. Cuando terminé le miré.

–Dígame, Padre, ¿Por qué siempre acaba mal?- Se tomó su tiempo antes de contestar. Miró de reojo al sagrario, supongo que implorando ayuda divina, y me contestó así, con su dulzura y seguridad habituales:

–Bien, Nacho. Vamos a ir analizando poco a poco. Empecemos con la primera chica de la que me has hablado…Ana, ¿No?

–Sí, Padre.

–Bien. A Ana no sé por qué la has incluido como novia. No fue novia esa chica. Fue otra cosa. Llámalo como quieras. Un noviazgo es algo serio. Es una preparación para el matrimonio. Igual que los sacerdotes vamos al seminario y nos preparamos, y rezamos. El noviazgo es como el seminario del matrimonio.

–Pero padre, sólo tenía 18 años.

–Aunque hubieras tenido 15. Esa chica no fue una novia. Seguro que ni tú pensabas en ella como la mujer de tu vida.

–No, claro que no. Era una chica muy guapa pero no teníamos nada en común.

–Bien, pues primera observación. En el noviazgo no se elige sólo a una chica porque te atraiga. Somos cuerpo pero también alma. Tu inteligencia debe aprobar y sentirse también atraída por tu decisión.- Le miré sorprendido por la sencillez y lógica de su razonamiento.

–Y entonces, ¿Patricia? ¿Qué salió mal con ella?

–Ah, esa fue la siguiente…Con esa te pasó al revés. La elegiste con todo lo que creías que debía tener tu novia, pero, ¿no me has dicho tú mismo que paseabas con ella y mirabas a otras?- Bajé la cabeza un poco avergonzado.

–Ya lo sabes, Nacho. Corazón e inteligencia. Ambos son necesarios para elegir. Y añadiría oración. Que el noviazgo puede ya ser algo santo. No puedes pedirle ayuda a Dios sólo cuando surge una emergencia. Debes tenerle en cuenta en todas las decisiones de tu vida. Las pequeñas y las grandes. La persona que elijas como novia debe tener todo lo que buscas en alguien con quien formarías una familia. Y las familias luego tienen sus cosas. Vienen los hijos, los baches laborales, las hipotecas, enfermedades… ¿Lo entiendes?

–Sí, padre. Me da usted mucho que pensar.

–Pero bien, sigamos, luego fue Marina…

–No, padre. Marina ha sido la última. Luego fue Carmen.

–Es verdad, Carmen. ¿Qué fue mal con ella?

–Pues no sé, porque era perfecta. Guapa, buena…lo tenía todo. Hasta me ayudó a terminar la carrera.

–Sí. Lo que fue mal con esa chica es que fuiste un cenutrio. Primero, dejaste que se metieran tus amigos, y una relación es de dos…

–Pero padre, se reían de mí porque la llevaba al ballet en lugar de ir al fútbol. Uno tiene su dignidad y debe marcar su territorio.

–La “dignidad” de la que hablas, no sirve para nada en una relación amorosa, Nacho. Y lo del territorio, déjaselo a los animales de la selva. En un noviazgo se deben desarrollar una serie de virtudes. Entre ellas, la generosidad. Pensar en el otro y no en ti. Agrandar el corazón al máximo. Dar, dar y dar. Nunca es poco. Y junto a la generosidad, la humildad. Deberías haberle pedido perdón cuando os peleasteis porque no tenías razón.

–Bueno, ella tampoco del todo- repliqué tozudo.

–Al menos deberías haber dado el primer paso- me concedió, paciente- El orgullo mata el amor. Hay que saber pedir perdón. La persona que elijas debe también saber pedir perdón. La humildad es clave para una convivencia feliz y nos hace querernos más. También añadiría fortaleza. Esta chica te ayudó a terminar la carrera. ¿Qué hacías durmiendo a esas horas cuando te llamaba para estudiar? Sin fortaleza no se puede construir nada. ¿Te gustaría a ti estar todo el rato tirando de la otra persona como si fuera un niño pequeño? No, Nacho. Hay que ser fuerte y, a la vez, comprensivo y tierno. Y no tierno sólo de besos y abrazos. Tierno en la forma de tratar, en los gestos. Que eso es la base del respeto.

–Pero padre, no somos perfectos- aventuré.

–No, claro que no- dijo riéndose-. Pero de esto va el noviazgo. De conocerse y trabajar juntos una serie de virtudes que permitan que vuestro amor crezca. Primero sois “tú y ella”, pero luego en el matrimonio hay que buscar el “nosotros”. Es un proceso que dura toda la vida. Pero empieza en el noviazgo.

–Bueno, si total…luego no sale bien… ¿Para qué tanto esfuerzo? Fíjese con Marina. Con ella todo era perfecto. Y sí me esforcé. Es verdad que no tengo todas esas virtudes así como me gustaría, pero lo di todo y fue mal.

–No. Mal no. Con Marina diría que no fue mal. El éxito de un noviazgo no es necesariamente que acabe en boda. El éxito está en que sea una buena preparación para ti como futuro esposo y para ella como futura esposa. En el amor tienen que estar los dos y si ella no quiso al final pues no quiso. Pero tú te llevas una “mochila” cargada de actos buenos que te han hecho mejor. Actos que te han preparado mejor.- Le miré sorprendido y un poco consolado.

–Padre, si sigo sus consejos, ¿encontraré a la persona que me llene por completo?

–No, hijo- Me miró serio- Eso nunca lo encontrarás.-Abrí la boca estupefacto.

Eso no se encuentra sino en el cielo. Las personas no nos completan de forma absoluta. Al amor humano lo que es propio del amor humano y al divino lo que es propio del divino. De un amor humano puedes esperar y aspirar a lo máximo, pero dentro de lo imperfecto. Tú mismo lo has dicho. No somos generosos, humildes, fuertes…y nos faltan tantas otras virtudes. No podemos por lo tanto exigir del otro una perfección que no existe en la tierra. Pero hay que luchar porque el amor que nos tenemos sea lo más perfecto posible.

–Gracias, padre. Me ha dado mucho sobre lo que pensar. ¿Me recomendaría algo más?

–Te diría que cuando conozcas a alguien adecuado, trates de quererla mucho y de conocerla bien. Es importante hablar de todas las cosas con plena confianza y naturalidad. De la fe, de las cuestiones sobre la vida (aborto, eutanasia…), de vuestros proyectos (trabajo, etc). Y también, Nacho, aprovecha que vives ahora en una ciudad grande. Busca preparación para novios, fórmate bien. Es bueno tener preparación para lo académico pero también para la vida. Es bueno vivir en comunidad y con Dios. No lo dejes de lado.

–Gracias, padre. Pensaré todo lo que me ha dicho.

De aquella conversación salieron mil propósitos. No sé si encontraré a la persona adecuada. Pero sí sé que, si la encuentro, estaré preparado.”


En la práctica de la orientación matrimonial encontramos frecuentemente problemas que tienen su origen en el noviazgo o bien que podrían haberse evitado con un correcto desarrollo de éste. Vivir un buen noviazgo es una importante garantía para lograr un matrimonio fuerte. Pero, ¿cómo prepararnos bien en el noviazgo?

Creo que lo primero que debemos tener en cuenta son las siguientes cuestiones previas: qué es un noviazgo y qué espero del noviazgo y, después, del matrimonio. Una vez resueltas estas cuestiones abordaremos el cómo hacer de nuestro noviazgo una época de verdadera preparación para el matrimonio.

Qué es un noviazgo

Respecto a la primera idea previa: qué es un noviazgo. Debemos distinguir el noviazgo de otras figuras que encontramos hoy día y que en nada se parecen al mismo. No es noviazgo la relación con derecho a roce. No es noviazgo la relación de pareja que deja al margen cualquier tipo de compromiso o de exclusividad. No son noviazgo los rollos ni figuras análogas.

Noviazgo es una etapa de preparación para el matrimonio entre dos personas que sienten amor la una por la otra y quieren que éste crezca más cada día. Efectivamente, la preparación al matrimonio no son los cursillos prematrimoniales previos a la celebración, sino que es un periodo más largo y de gran importancia.

Pero, además, para los cristianos el noviazgo va más allá de lo meramente humano y alcanza también lo espiritual. El noviazgo es ya un camino de santidad y de preparación para vivir la vocación universal al amor que se concreta en el matrimonio.

Si un amigo nuestro nos planteara que se quiere hacer sacerdote, nos parecería lógico preguntarle si lo ha pensado bien, si lo ha rezado… y, sin embargo, para empezar a salir con una persona dejamos a Dios al margen. Es importante rezar acerca de la persona con la que queremos salir y, una vez que ya somos novios, rezar también por esa persona.

Si no dejamos a Dios al margen de nuestro noviazgo nos acostumbraremos a algo que es importantísimo: tenerle también en cuenta en nuestro matrimonio.

Qué esperamos del noviazgo

Respecto a la segunda idea previa: qué esperamos del noviazgo y, después, del matrimonio. Es algo sobre lo que también debemos reflexionar. Todos hemos nacido con un deseo insaciable de ser amados sólo por ser quienes somos. No por ser guapos, inteligentes o tener un buen trabajo, sino por ser Perico Pérez. Este deseo genera un vacío interior que, en determinadas épocas, puede resultar hasta doloroso: nadie me comprende, me siento solo, etc.

Un error frecuente es pensar que en el noviazgo y, más tarde en el matrimonio, voy a encontrar a una persona que colme por completo ese vacío. Eso es imposible porque el amor humano nunca es perfecto y nuestra sed es de amor perfecto. Ese vacío sólo lo colmaremos por completo en el cielo.

Al amor humano sólo se le puede pedir lo propio de un amor humano. Y, dentro de un amor humano, el amor de los novios contiene en potencia lo que debe realizarse a lo largo del matrimonio. Un amor que, dentro de lo imperfecto, tiende y lucha por ser lo más perfecto posible. Un amor que tiende a pasar del “tú y yo” al “nosotros”. Ése es un proceso que se debe desarrollar a lo largo de todo el matrimonio y que nunca se agota.

Ideas clave

Aclaradas estas cuestiones previas, podemos meternos ya de lleno en todos aquellos aspectos que pueden hacer que mi noviazgo sea o no un éxito.

En primer lugar, es preciso tener en cuenta que todo noviazgo debe empezar con un flechazo. Siempre debe existir una atracción amorosa hacia el otro. Pero, dado que el ser humano no sólo es cuerpo sino también alma y tiene inteligencia, la atracción que sentimos hacia esa otra persona debe de ser confirmada por nuestra inteligencia. Es decir, no basta con que una persona me atraiga físicamente sino que también debe hacerlo con mi inteligencia. Esa persona debe contar con aquellos aspectos que busco en la persona con la que quiero formar una familia en un futuro. Es bueno tener en cuenta este aspecto y ser conscientes, al reflexionar sobre ello, de que la vida matrimonial no será como cuando somos jóvenes despreocupados. Vendrán obligaciones, enfermedades, baches laborales… y en todas esas circunstancias la persona que me acompañará será la que ahora elija.

En segundo lugar, es importante tener en cuenta una serie de virtudes humanas que son una buena “mochila” para llevarse al matrimonio. Son virtudes que tengo que ver si tiene la persona con la que estoy saliendo y, a la vez, virtudes que debo saber si las tengo yo mismo o debo trabajarlas. Por supuesto, teniendo en cuenta que nadie es perfecto. Lo importante es que la virtud exista o que exista el empeño sincero por lograrla. Dentro de esas virtudes destacaría:

  1. Humildad. Es muy importante ver ya desde el noviazgo si la otra persona sabe pedir perdón. Si sabe reconocer lo que ha hecho mal y empezar de nuevo. El orgullo es uno de los peores enemigos del amor sincero y, por lo tanto, del matrimonio. Esta virtud debemos trabajarla durante el noviazgo y prestarle mucha atención.
  2. Ternura. No sólo en manifestaciones físicas sino también en el lenguaje, en los gestos: cómo me habla, cómo me escucha, cómo me trata… Y no sólo a mí sino a los demás. La ternura es la base del respeto, sin el cual es muy difícil o imposible mantener un matrimonio.
  3. Generosidad. Ya desde el noviazgo debemos ejercitarnos en buscar primero el bien del otro sin pensar tanto en uno mismo. La generosidad es clave para ser felices. Es cierto que en el noviazgo la donación de uno mismo no es completa como en el matrimonio, pero para que la donación llegue a ser lo que debe ser, es preciso trabajar la generosidad con el otro y extenderla a los amigos, compañeros de trabajo, etc. Quien lucha por hacer grande su corazón, llega mejor preparado al matrimonio.
  4. Fortaleza. La fortaleza es una virtud clave para cualquier relación amorosa. En el noviazgo podemos ver si la otra persona se viene abajo con cualquier cosa, si es perezoso en los estudios o negligente en el trabajo. Esta virtud es la que permite que luego el matrimonio sea un matrimonio fuerte.

Además de todas estas virtudes (se podría hablar de muchas más), otros dos aspectos que conviene destacar son: la fe y los temas que debemos hablar antes de casarnos.

Respecto de la fe, no es imprescindible que la otra persona comparta mi fe, aunque sería muy bueno. En cualquier caso, sí debo tener en cuenta si existe un rechazo a la fe que yo tengo. Es muy fácil respetarse durante el noviazgo en este ámbito, pero luego saldrán cuestiones como la de educar a los hijos en la fe, poner en práctica mis propias creencias, etc. Son cuestiones muy importantes que debemos tener en cuenta ya en el noviazgo y no esperar que se resuelvan automáticamente al casarse.

En cuanto a temas que debemos hablar antes de casarnos, es muy bueno ir hablando progresivamente a medida que avanza el noviazgo y, de forma natural, de todas las cuestiones que son importantes. No podemos limitarnos a hablar de cuestiones sin relieve. Debemos conocer bien a esa persona, saber cómo piensa, cómo actuaría en determinadas circunstancias. Como ejemplo de cuestiones que tienen que hablarse antes de casarse podemos mencionar las siguientes: las relativas a la vida (aborto, eutanasia), las que se refieren a la paternidad (regulación natural, métodos anticonceptivos, fecundación in vitro, paternidad responsable…), las que afecten a la vida en común (dónde quiero vivir, tipo de trabajo, etc).

Para finalizar, sí conviene resaltar la creciente importancia de las iniciativas de preparación para novios, incluso las de preparación para el noviazgo, aunque aún no se tenga novio/a. La formación y el acompañamiento son una buena garantía para fortalecer y enriquecer nuestro noviazgo.

El autorLucía Simón

Naufragio de civilización

La crisis migratoria en Europa ha llegado a un punto muy preocupante. Se ha convertido en un problema con difícil solución, ni fácil ni cercana. El Papa clamó contra esta situación en su visita al campo de refugiados de Lesbos. 

4 de enero de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Leía recientemente una reflexión de don Fabio Rosini, recogida en su último libro: L’arte di guarire (el arte de sanar). Afirmaba el sacerdote romano -aplicando el lenguaje médico al ámbito espiritual- que la mayoría de las veces cometemos el error de emitir un juicio sobre los síntomas, sin llegar a las causas que producen la enfermedad.

Llevamos años acarreando una crisis migratoria que en Europa se ha cobrado la vida de decenas de miles de personas en las aguas del Mediterráneo. Recientemente hemos contemplado al gobierno de Bielorrusia empleando a los migrantes como un recurso para hacer presión en la frontera con Polonia, o cómo el Canal de la Mancha se ha convertido en un nuevo escenario de muerte.

El problema es endémico y la solución no parece fácil ni cercana. La política se enreda en una retórica hecha de acusaciones al de enfrente, a la vez que se destinan millones de euros a terceros países para contener el avance migratorio.

Y, a pesar de todo, no damos con el diagnóstico, porque estamos tan concentrados en aliviar los síntomas que no acertamos con la causa. Quizá porque no es sencilla y exige un alto coste. El Papa Francisco no tuvo reparos en enunciarla en forma de interrogación durante su visita al campo de refugiados de Mitilene, en la isla de Lesbos, el pasado 5 de diciembre: “¿Por qué […] no se habla de la explotación de los pobres, o de las guerras olvidadas y a menudo generosamente financiadas, o de los acuerdos económicos que se hacen a costa de la gente, o de las maniobras ocultas para traficar armas y hacer que prolifere su comercio? ¿Por qué no se habla de esto?”.

El Pontífice alentó a enfrentar las causas remotas y a emprender acciones concertadas, con amplitud de miras. Y lanzó una súplica desgarradora: no convertir el mare nostrum en mare mortuum. “¡Detengamos este naufragio de civilización!”

Vaticano

Jornadas Sociales Católicas Europeas. Un nuevo comienzo para Europa

Del 17 al 20 de marzo de 2022, Bratislava acogerá las Jornadas Sociales Católicas Europeas para reflexionar sobre si es necesaria una idea de Europa más allá de la pandemia, menos egoísta y más solidaria. 

Giovanni Tridente·3 de enero de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

Mostrar la vitalidad de los católicos en Europa, trabajando por la solidaridad y el bienestar de todos los ciudadanos del continente, especialmente de los jóvenes y del futuro. Este es el objetivo de la tercera edición de las Jornadas Sociales Católicas Europeas, que tendrán lugar en Bratislava (Eslovaquia) del 17 al 20 de marzo.

El tema elegido para esta edición -en cuya preparación están trabajando la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE), el Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE), el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y la Conferencia Episcopal anfitriona- es “Europa más allá de la pandemia: un nuevo comienzo”.

La idea principal de estas jornadas, explicada en la rueda de prensa por el presidente de COMECE Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo, es superar las actitudes egoístas y materialistas, reiteradamente denunciadas también por el Papa Francisco, para dar paso a los principios de solidaridad que siempre han caracterizado al viejo continente.

Se espera que más de 300 delegados de las distintas Conferencias Episcopales europeas, jóvenes, académicos y políticos participen en las Jornadas Europeas de Reflexión y Propuestas, que se guiarán por las encíclicas Laudato si’ y Fratelli tutti, en un intento de generar una especie de “espiritualidad de la fraternidad”, como lo ha definido el cardenal Peter Turkson,  presidente del Dicasterio para el Desarrollo Humano. 

Entre los temas elegidos, está la necesidad de ocuparse de las generaciones más jóvenes, que sean protagonistas y no meros espectadores de una esperada renovación, pero también está, obviamente, la preocupación por las realidades sociales más frágiles y marginadas. 

Las Jornadas comenzarán el 17 de marzo con la celebración de apertura en la catedral. A continuación, los días 18 y 19 de marzo, los participantes deberán analizar los retos de la Europa contemporánea, a partir de tres temas clave: cambio demográfico y familia; transformación tecnológica y digital; ecología y cambio climático. Los trabajos se desarrollarán en sesión plenaria, grupos de trabajo y mesas redondas. El 20 de marzo se presentarán y debatirán en sesión plenaria los resultados de los talleres.

El logotipo de esta edición recuerda la figura de san Martín de Tours y la historia medieval de su conversión al cristianismo tras conocer a un mendigo semidesnudo en las afueras de la ciudad de Amiens, en el norte de Francia. En esta ocasión cortó su capa por la mitad para compartirla con el mendigo, que se le apareció en una visión y se reveló como Cristo. San Martín es también el patrón de Bratislava y de la catedral de la ciudad.

El sitio web oficial de las Jornadas Sociales Europeas es www.catholicsocialdays.eu, a través del cual se pondrán a disposición los documentos preparados y la lista de participantes. También se podrán seguir en streaming algunos momentos del evento, cuya cuenta de twitter es @EUcatholicdays.

Hoy, mientras muchos en Europa se interrogan con desconfianza sobre su futuro, muchos la miran con esperanza, convencidos de que todavía tiene algo que ofrecer al mundo y a la humanidad”, escribió el Papa Francisco el 22 de octubre de 2020 en una Carta con motivo del 40 aniversario de COMECE y el 50 de las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y la Unión Europea.

Dos años después, la necesidad de seguir soñando con “una Europa solidaria y generosa sigue viva. Un lugar acogedor y hospitalario, donde la caridad -que es la suprema virtud cristiana- supera toda forma de indiferencia y egoísmo”, como deseó el Pontífice en aquella ocasión. Y de nuevo resuena la fuerte llamada a los cristianos a “una gran responsabilidad”: “despertar la conciencia de Europa, animar procesos que generen un nuevo dinamismo en la sociedad”. Por eso necesitamos las Semanas Sociales Europeas y un nuevo comienzo tras la pandemia.

Lecturas del domingo

«El tiempo del amor para siempre». Solemnidad de la Epifanía del Señor

Andrea Mardegan comenta las lecturas de la Epifanía del Señor y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo. 

Andrea Mardegan·3 de enero de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Qué hermosos los meses en Belén después de encontrar a Simeón y Ana en el templo. Qué bonitos esos momentos familiares con Isabel y Zacarías, en nuestra casa. Cuando llegaron los magos, Jesús ya se sostenía sobre sus piernas, aunque de buena gana estaba en mis brazos. Especialmente frente a extraños.

Me sorprendió ver a esos personajes extranjeros y cultos inclinándose como delante de un rey. Hubiera querido que José se quedara a mi lado, pero él estaba detrás, revisando la puerta, observando la situación desde lejos. Quería que se centraran en el niño y en mí. 

Cuando Jesús se despertaba por la mañana, le cantaba, recordando su nacimiento, las palabras de Isaías: “Levántate, resplandece que llega tu luz, y la gloria del Señor amanece sobre ti. Mira que las tinieblas cubren la tierra, espesa niebla envuelve a los pueblos; pero sobre ti amanece el Señor, sobre ti aparece su gloria”.

Después del encuentro con los Magos, en tiempos de paz, aprendí a agregar esas palabras del profeta: “Alza tus ojos y mira alrededor: todos ellos se congregan, vienen a ti. Tus Hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos. Entonces, veras esto radiante de alegría, tu corazón se alegrará y se ensanchará, cuando se vuelquen sobre ti los tesoros del mar, y te traigan las riquezas de los pueblos. Te inundará una multitud de camellos, y dromedarios, procedentes de Madián y Efá. Vendrán todos los de Saba, cargados de oro e incienso y proclamando las alabanzas del Señor ”. 

Pero esa noche, después de su paso, fue agitada. Con José sentimos que el tiempo de paz en Belén estaba por terminar. Había sido un regalo inmenso, una oportunidad para descansar, para construir el día a día de nuestra familia lejos de los malentendidos y de las habladurías de Nazaret, aunque no faltaron ni siquiera en Belén.

Un oasis de paz para los primeros meses de la vida de Jesús. Como enseña Qoelet: “Todo tiene su momento y hay un tiempo para cada cosa bajo el cielo. Hay un tiempo para nacer y un tiempo para morir, un tiempo para plantar y un tiempo para arrancar lo plantado ”. Y me preguntaba: ¿qué tiempo empezará ahora para nosotros? “Un tiempo para llorar y un momento para reír, un tiempo para llevar luto y un tiempo para bailar.” Hablamos de ello con José aquella noche. A los dos nos costó conciliar el sueño.

También recordamos ese frase:”Y un tiempo para amar y un tiempo para odiar” y nos dijimos que Jesús había venido a completar esas palabras, a establecer el tiempo del amor para siempre, en buenos y malos momentos. Este pensamiento nos tranquilizó: habíamos encontrado la solución. Miramos a Jesús en su cuna. Dormía felizmente. Esto también nos dio esperanza, y pudimos quedarnos dormidos.

La homilía sobre las lecturas de la Epifanía del Señor

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas.

Familia

Santos, pistas y libros para vivir el Año ‘Familia Amoris Laetitia’

El domingo pasado, el Papa Francisco escribió una Carta a las familias, en este Año ‘Familia Amoris Laetitia’, con objeto de alentar a esposas y esposos a seguir caminando con más fe. Se recuerdan aquí algunos testimonios de matrimonios santos o en proceso de beatificación, y se esbozan lecturas útiles, en días previos a la llegada de sus Majestades de Oriente.

Rafael Miner·2 de enero de 2022·Tiempo de lectura: 9 minutos

La solemnidad de san José del año pasado supuso el pistoletazo de salida del Año “Familia Amoris Laetitia”, convocado por el Papa Francisco a los cinco años de su Exhortación apostólica ‘Amoris Laetitia’, sobre la alegría y la belleza del amor familiar. Un tiempo en el que el Santo Padre ha invitado a toda la Iglesia a “un renovado y creativo impulso pastoral para poner a la familia en el centro de la atención de la Iglesia y de la sociedad”.

Por su parte, el prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, cardenal Kevin J. Farrell, señaló que “es más oportuno que nunca dedicar todo un año pastoral a la familia cristiana, porque presentar al mundo el proyecto de Dios sobre la familia es fuente de alegría y esperanza; ¡es una verdadera buena noticia!”.

A continuación, se efectúa un breve repaso por algunos modelos, en el caso de la Sagrada Familia, matrimonios que han sido beatificados o canonizados, y que pueden dar luz para llevar a la práctica las orientaciones e indicaciones del Papa. Posteriormente, se recogen algunos libros e iniciativas en la misma dirección. Necesariamente, se trata de un esquema sintético, por lo que en otras entregas se irán incorporando nuevos testimonios y aportaciones.

1. Sagrada Familia de Nazaret

“Que san José inspire en todas las familias la valentía creativa, tan necesaria en este cambio de época que estamos viviendo, y Nuestra Señora acompañe en sus matrimonios la gestación de la “cultura del encuentro”, tan urgente para superar las adversidades y oposiciones que oscurecen nuestro tiempo” (Papa Francisco, Carta, 26.12.2021). “Los numerosos desafíos no pueden robar el gozo de quienes saben que están caminando con el Señor. Vivan intensamente su vocación. No dejen que un semblante triste transforme sus rostros. Su cónyuge necesita de su sonrisa. Sus hijos necesitan de sus miradas que los alienten. Los pastores y las otras familias necesitan de su presencia y alegría: ¡la alegría que viene del Señor!”

2. San Joaquín y santa Ana

Joaquín y Ana son los nombres que revela la Tradición sobre los padres de la Virgen María. Como padres de la Virgen, son también los abuelos de Jesús. Esta dignidad, parte de la promesa salvadora de Dios para con el pueblo de Israel y todo el género humano, se encuentra parcialmente revelada en los nombres de estos dos santos. Mientras que Joaquín significa ‘Dios prepara’, Ana quiere decir ‘gracia’, ‘compasión’.

3. Aquila y Priscila, santos

El papa emérito Benedicto XVI ha comentado que, a la gratitud por la fidelidad de esas primeras iglesias de las que habla San Pablo en su Carta a los romanos, “se debe unir también la nuestra, pues gracias a la fe y al compromiso apostólico de fieles laicos, de familias como las de Aquila y Priscila, el cristianismo ha llegado a nuestra generación (…). Para arraigar en la tierra, para desarrollarse ampliamente, era necesario el compromiso de estas familias, de estas comunidades cristianas, de fieles laicos que ofrecieron el ‘humus’ al crecimiento de la fe. Fueron colaboradores del apóstol san Pablo, a quien acogían en su casa y por cuya protección expusieron sus propias vidas.

4. Santa Mónica, y otros padres y madres

“Nacida en Tagaste el año 331 ó 332, ocupa el primer lugar en la galería de santos de la Familia Agustiniana por ser la madre de san Agustín. Inseparables el uno del otro, madre e hijo dejan en un segundo plano a Patricio, padre y esposo, y a los otros dos hijos del matrimonio”, señala agustinos.es. “Ella se encargó de llevar la iniciativa en la educación, con un acento especial en lo religioso. La pedagogía de Mónica, diríamos hoy, es la del testimonio y el acompañamiento perseverantes. Así ganó para Jesucristo a su marido y tuvo una influencia decisiva en la conversión de su hijo Agustín. Con inmenso gozo asistió a su bautismo la noche de Pascua del año 387. Murió en Ostia Tiberin, a las puertas de Roma”.

Han llegado también a los altares san Gordiano y santa Silvia, padres de san Gregorio Magno, y en el siglo VII en Bélgica, san Vicente y santa Valdetrudis, que fueron padres de cuatro hijos santos: san Landerico, obispo de París, san Dentellino, santa Aldetrudis y santa Madelberta (abadesas del monasterio de Maubeuge).

5. San Isidro Labrador y santa María de la Cabeza

“Así de unidos han estado siempre en el alma de los madrileños, la Virgen de la Almudena y san Isidro Labrador. Con motivo de la fiesta del 15 de mayo de 1852, en el Diario Oficial de Avisos de Madrid, se publicaba esta breve reseña sobre la vida de san Isidro: ‘Madrid, célebre por muchos títulos, lo es particularmente por haber dado cuna a este ínclito y santo varón. Criado en el temor de Dios, y habiéndole cabido en suerte un alma buena, fue virtuoso toda su vida, ya se le considera casado con Santa María de la Cabeza, ya se le contemple labrando la tierra, en cumplimiento de su obligación o dirigiendo sus fervorosos votos al Señor y a su Santísima Madre en los templos de Atocha y Santa María de la Almudena, siempre se admirarán en él, todas las cualidades de un verdadero siervo de Dios” (archimadrid.org).

6. Santo Tomás Moro

“Un decreto del Papa León XIII declaró beato a Tomás Moro [lord canciller de Inglaterra, 1478-1535] el 29 de diciembre de 1986, ‘el día consagrado a Tomás, el arzobispo de Carterbury, cuya fe y constancia tan esforzamente imitó’.  El 9 de mayo de 1935, el Papa Pío XI definía en consistorio semipúblico la santidad y culto debidos en el futuro al ‘laico Tomás Moro’”. (Sir Tomás Moro, Andrés Vázquez de Prada, Rialp). “No queda otra cosa que hacer”, dijo el Papa, que “exhortaros a vosotros y a todos los demás hijos nuestros en Cristo para que imitéis sus virtudes y elevéis vuestra mente y vuestro ánimo implorando el patrocinio de aquel mártir, para vosotros y para la Iglesia universal”.

7. Santos Célia Guerin y Luis Martín

Padres de santa Teresa de Lisieux, también conocida como Santa Teresita del Niño Jesús, nacida en 1873 en Alençon (Francia) y carmelita descalza. Fue la quinta de 5 hermanas, todas fueron religiosas. San Luis Martin y santa Celia Guerin se convirtieron en el primer matrimonio no mártir canonizado al mismo tiempo. Teresa entró en el monasterio de las carmelitas de Lisieux, Francia, con 15 años y falleció el 30 de septiembre de 1897 a los 24 años de edad. Tras su viaje a Sri Lanka, el Papa Francisco, que les canonizó en 2015, dijo: “cuando no sé cómo irán las cosas, tengo la costumbre de pedir a santa Teresita del Niño Jesús que lleve el problema en sus manos, y que me envíe una rosa”.

8. Manuel Rodrigues Moura y su esposa, beatos

Brasileños, víctimas de la persecución que se desencadenó contra la fe católica (1645). Junto a ellos están muchas parejas mártires en Japón y Corea.

9. Beatos Luis Beltrame y María Corsini

En el año 2001, en una misma ceremonia fueron beatificados los esposos italianos Luis Beltrame Quattrocchi y Maria Corsini, que contrajeron matrimonio en 1905. Tuvieron dos hijos varones, que recibieron el sacerdocio, y dos hijas mujeres. Una de sus hijas se casó y la otra se hizo religiosa. Tres de sus hijos asistieron a la ceremonia de beatificación.

San Juan Pablo II manifestó su alegría pues, ‘por primera vez dos esposos llegan a la meta de la beatificación”. Eran romanos, estuvieron casados durante cincuenta años y tuvieron cuatro hijos. El Papa subrayó que la primera beatificación de un matrimonio llegaba justo ‘en el vigésimo aniversario de la exhortación apostólica ‘Familiaris Consortio’.

Algunas biografías

Las iniciativas y obras literarias en torno a los valores del matrimonio y la familia han aumentado en los últimos años,tras la Exhortación apostólica ‘Amoris Laetitia’ del Papa Francisco, y este año instaurado por el Papa, junto al impulso del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, las conferencias episcopales, y los movimientos apostólicos. A título de ejemplo, pueden citarse algunas.

En primer lugar, el año pasado han aparecido dos biografías. Una sobre Carmen Hernández, iniciadora junto a Kiko Arguello del Camino Neocatecumenal, que falleció hace cinco años, por lo que, siguiendo las normas canónicas, sería posible la petición de la apertura de la Causa de Beatificación. Carmen Hernández fue una mujer “profundamente enamorada de Cristo”, como la ha descrito, en una entrevista con Omnes, Carlos Metola, postulador diocesano nombrado por el Camino Neocatecumenal. La biografía ha sido gestionada por la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC).

María Ascensión Romero, del Equipo Internacional del Camino Neocatecumenal, entrevistada en el programa ‘Ecclesia’ de TRECE tv, que presenta Álvaro de Juana, subrayó la gran aportación de Carmen Hernández para llevar adelante el Concilio Vaticano II. “Ha sido una grande en la Iglesia del siglo XX y en su historia en general”, señaló.

Se ha publicado asimismo en estas fechas una biografía sobre uno de los tres primeros supernumerarios del Opus Dei, Mariano Navarro Rubio, casado y con once hijos, fallecido en 2001. Ya existe una biografía escrita por Antonio Vázquez en Ediciones Palabra del primero de ellos, Tomás Alvira, del que está iniciada su Causa de Beatificación junto a su mujer, Paquita Dominguez.

Ahora ha salido una amplia biografía de Mariano Navarro Rubio, político aragonés autor del denominado Plan de Estabilización y gobernador del Banco de España, en la que numerosas personas explican cómo vivió su vocación matrimonial como auténtico camino de santidad, con entrevistas y recogida de testimonios de familiares y amistades de vida vivida del biografiado. Son en torno a 500 páginas, con más de 80 fotografías, en las que aparecen, entre otros, san Josemaría, fundador del Opus Dei; el beato Álvaro del Portillo y el obispo Javier Echevarría. La edición es de Homo Legens.

Iniciativas y otras aportaciones

Entre las iniciativas editoriales para ayudar a jóvenes matrimonios, y no tan jóvenes, pueden citarse las de Ediciones Palabra, que ha sacado en 2021 ‘Más que juntos’, de Lucía Martínez Alcalde y María Alvarez de las Asturias.

Las dos autoras, casadas, con hijos y con diferentes caminos profesionales abordan de manera práctica los momentos previos y primeros años tras la boda. Escrito con un estilo directo y sencillo, pone ‘las cosas en su sitio’, comenzando por la clave: la decisión de casarse tiene como base construir una relación no temporal y en conjunto –ser un tándem.

Mientras tanto, sigue en el mercado, de la misma editorial Palabra, ‘Una decisión original’, con el subtítulo ‘Guía para casarse por la Iglesia’, de Nicolás Álvarez de las Asturias, Lucas Buch y María Álvarez de las Asturias, que ofrece claves para fundar una familia única, para crecer en el amor, y no perder nunca la fuerza.

Otros títulos de ayuda son ‘Noviazgo cristiano en un mundo hipersexualizado’, de T.G. Morrow (Rialp), una guía amena y teológica que trata desde la primera amistad hasta el día de la boda, el amor y la moral durante el noviazgo, la castidad y las crisis de comunicación. Arguments ha reseñado recientemente también Cómo encontrar a tu alma gemela sin perder tu alma’, de Jason Evert, que transmite el mensaje, entre otros, de que no debemos idealizar las relaciones: no hay noviazgos perfectos y fáciles, cada uno tiene sus dificultades y lo importante es superarlas.

Hablan 15 mujeres

CEU Ediciones ha lanzado este año ‘Familias sin filtro’, un libro de fotografías y testimonios familiares, de superación y motivación, a partir de 15 españolas madres de familia, muchas de ellas empresarias, que hablan con libertad de su familia y su relación con su vocación, su trabajo, sus anhelos y su presencia en las redes sociales. Aunque nadie les pregunta específicamente por su fe, muchas hablan también de su relación con Dios y con santos que admiran. 

El libro tiene la peculiaridad de que todo lo recaudado en su venta se destina a la investigación del cáncer infantil a través de la Fundación ‘El sueño de Vicky’, que desde 2017 trabaja por esta causa. Entre las madres se encuentran Laura García Marcos, la madre de Vicky; Lara Alonso del Cid, empresaria de los restaurantes Mentidero; 

Virginia Villa, madre de familia numerosa, directora de la Fundación Irene Villa de apoyo frente a la discapacidad; Marian Rojas Estapé, hija del psiquiatra Enrique Rojas.

El matrimonio y la familia cristiana

Ése es precisamente el título de una reciente obra de los profesores Augusto Sarmiento Franco y José María Pardo Sáenz, editada por Eunsa (Universidad de Navarra). A través de la familia discurre la historia del hombre, la historia de la salvación de la humanidad. Entre los numerosos caminos que la Iglesia propone para salvar al ser humano, la familia es el primero y más importante, señalan los autores. En la misma editorial, Jorge Manuel Miras Puso ha publicado ‘Matrimonio y familia’, y José Miguel Granados Temes, ‘El evangelio del matrimonio y de la familia’.

José Miguel Granados se pregunta. ¿Cuál es la esencia del evangelio del matrimonio y de la familia? La respuesta es sencilla: la buena nueva del amor humano del varón y la mujer, en el designio divino. Esta respuesta contiene la antropología adecuada conforme al orden del Creador (de valor universal y asequible a la razón bien configurada) y es llevada a plenitud en el misterio de la Redención de Jesucristo”. En el libro, el profesor Granados Temes, párroco en Madrid, presenta de modo ordenado y claro el magisterio de san Juan Pablo II sobre la teología del cuerpo.

Promoción de la familia

También el año pasado, la revista Misión, editada desde la Universidad Francisco de Vitoria, en Madrid, ha otorgado sus premios a una decena de personas y entidades “cuya labor ha destacado en la promoción de la familia, en la defensa y cuidado de la vida humana y en la actividad evangelizadora”. Los galardonados han sido, entre otros, la ‘Plataforma Más Plurales’; el locutor de radio Javi Nieves; 40 Días por la Vida; el Proyecto Amor Conyugal, del que destacan su labor por “posibilitar una conversión real de los matrimonios católicos”, y la Fundación Aladina, “por su acompañamiento cercano y lleno de ternura a las familias de los niños enfermos de cáncer”.

Armonía

Otro libro interesante del año pasado ha sido ‘Armonía’, de Alfred Sonnenfeld, editado por Rialp. El autor aborda en esta ocasión el perfeccionismo y la imperfección, el respeto al otro, el egocentrismo y el romanticismo como disolventes de una auténtica relación de pareja, y el correcto entendimiento del amor y del sexo, encaminados a hacerla perdurar. Mediante el pudor, además, el sexo conservará buena parte de su valor y de su misterio.

Mundo

“Mi camino a la Iglesia católica”

Gero Pischke narra su conversión en una conversación mantenida con José M. García Pelegrín en Berlín, Alemania.

Gero Pischke·2 de enero de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

Nací en 1961; me crié cerca de Hannover. Allí, mi madre se adhirió a los Adventistas del Séptimo Día a principios de los años sesenta. Cuando mis padres se divorciaron, mi madre se trasladó a Dinamarca con mi hermana; mi padre y yo nos dirigimos a Berlín; recuerdo que el ambiente en la escuela era brutal. Nadie se preocupaba por mí; quizá por esto busqué una especie de padres sustitutos entre los adventistas. 

Recibí el bautismo de adultos en el otoño de 1982. Todos los sábados teníamos una hora de oración y otra de estudio bíblico, a lo que se añadía la lectura de escritos adventistas, de Ellen Gould White y otros. Más tarde me uní a un subgrupo, la “Comunidad Advento Reposo Sabático”, también llamada del “Mensaje para nuestro tiempo”. Pero pronto me di cuenta de que allí prácticamente todo giraba en torno al dinero. Como —a diferencia de las iglesias católica y evangélica— no perciben el impuesto eclesiástico, tienen que recolectar donaciones. 

Algo que siempre me había causado un gran problema es que, con la regeneración que predican, no pueda conseguir la liberación del pecado. Por supuesto que Dios perdona los pecados, pero ¿cómo puedo estar seguro? Tampoco tenía a nadie con quien pudiera hablar sobre estas cosas. Además, estaba solo, porque era el único miembro de la secta en Berlín. Muchas cosas me estaban vedadas, como ir al cine o a comer fuera de casa, el alcohol, fumar… y también se me inculcaba limitar lo máximo posible el contacto con la “gente del mundo”. En un cierto momento, de un segundo a otro, rompí con ellos. Al principio me dediqué —como se suele decir— a disfrutar de la vida, a hacer todo lo que había echado de menos durante décadas.

El discurso de Benedicto XVI en el Bundestag en septiembre de 2011 me causó una profunda impresión. A partir de entonces procuraba leer todo lo que decía. Aunque durante algunos años no parecía avanzar, cada vez sentía más simpatía por la Iglesia católica. En 2014, monté mi propio negocio con un socio, en el que inicialmente tenía mucha confianza. Pero unos meses después, me di cuenta de que el producto que vendíamos no era bueno, lo cual me llevó casi a la ruina. Así que puse fin a ese trabajo como autónomo.

A finales de 2014 había tocado fondo. Participaba desde hacía algún tiempo en las reuniones de un “club de fumadores”; pero como estaba tan desmoralizado, envié un correo electrónico para excusarme de asistir en una determinada ocasión; sin embargo, el que lo organizaba me llamó por teléfono y me animó a acudir, porque también hablábamos de cuestiones de cierto calado. Asistí y conocí así a un miembro de la Iglesia católica que, según pude comprobar, se caracterizaba por una gran profundidad espiritual. Resultó ser un miembro de la Prelatura personal Opus Dei. Pronto me invitó a asistir a una Santa Misa. Acudí con cierta expectación; en mi juventud, me habían hecho ver en la Iglesia católica al “Anticristo”.

No entendí mucho de la liturgia, pero me impresionó desde el principio. Lo que veía me ayudaba a concentrarme: Cristo crucificado, el Vía Crucis y la Santísima Virgen María me hicieron ver que allí había algo especial, una cercanía a Dios como nunca hasta entonces había experimentado. Pude presenciar la administración de la Sagrada Comunión: de rodillas y en la boca. ¡Qué gesto de humildad! Decidí comprar un catecismo. Lo leí y lo repasé con la ayuda de los dos sacerdotes del centro del Opus Dei durante dos años. A través de las conversaciones, la participación en la Santa Misa y el rezo del Rosario, fui conociendo la fe católica.

Un paso enorme fue conocer el sacramento de la confesión y por tanto la certeza del perdón, así como poder recibir el cuerpo de Cristo de un sacerdote ordenado. Me pesaban tantas cosas en la cabeza y en el corazón que me urgía hacerme católico. Así que recibí los sacramentos del Bautismo y la Confirmación en mayo de 2019; desde entonces continúo desarrollándome espiritualmente. Poco antes ya había renunciado a algunos pecados que tenía muy arraigados desde hacía décadas y que no he vuelto a cometer.

He sentido la bendición de Dios, una gracia sin precedentes. “¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está tu aguijón?”. También recé mucho por conseguir una perspectiva profesional, y mis oraciones fueron escuchadas: poco a poco las cosas empezaron a mejorar después de que cambiara el centro de mi actividad como autónomo a finales de 2014. Estoy tan feliz y contento que no me importan en absoluto las acusaciones que vierten ciertos medios de comunicación sobre la Iglesia católica. En todas partes hay pecados, y he sabido de cosas peores que han cometido otros; pero a la única que se persigue es la Iglesia católica. Me duele, pero no me hace sentir inseguro de haber tomado la decisión correcta.

El autorGero Pischke

Enseñanzas del Papa

La dimensión social del Evangelio (sobre el viaje a Chipre y Grecia)

A punto de cumplir 85 años, el Papa realizó un viaje relámpago, un verdadero maratón, a Chipre y Grecia, del 2 al 6 de diciembre. Allí puso de manifiesto la dimensión profundamente humana, social y, cabría decir, mediterránea, del mensaje cristiano. 

Ramiro Pellitero·2 de enero de 2022·Tiempo de lectura: 8 minutos

A la vez, el Papa estrechó lazos con los cristianos griegos –en países que cada vez acogen a más ciudadanos católicos– y animó a la participación de todos para afrontar los retos que Europa tiene planteados. 

Paciencia, fraternidad y acogida

En su encuentro con los fieles católicos de Chipre (catedral maronita de Nuestra Señora de las Gracias, 2-XII-2021), Francisco manifestó su alegría por visitar la isla, siguiendo los pasos del apóstol Bernabé, hijo de este pueblo. Alabó la labor de la Iglesia maronita –de origen libanés– y subrayó la misericordia como característica de la vocación cristiana, así como la unidad en la diversidad de ritos.

Tomando pie en la historia de Bernabé, señaló dos características que debe tener la comunidad cristiana: la paciencia y la fraternidad. 

Así como la Iglesia en Chipre tiene sus brazos abiertos (acoge, integra y acompaña), señaló Francisco, este es “un mensaje importante” también para la Iglesia en toda Europa, marcada por la crisis de fe. “No sirve ser impulsivos, no sirve ser agresivos, nostálgicos o quejumbrosos, es mejor seguir adelante leyendo los signos de los tiempos y también los signos de la crisis. Es necesario volver a comenzar y anunciar el Evangelio con paciencia, tomar en mano las Bienaventuranzas, sobre todo anunciarlas a las nuevas generaciones”.

Con referencia al padre del hijo pródigo, siempre dispuesto a perdonar, añadió el Papa: “Es lo que deseamos hacer con la gracia de Dios en el itinerario sinodal: la oración paciente, la escucha paciente de una Iglesia dócil a Dios y abierta al hombre”. Una referencia también a seguir el ejemplo de la tradición ortodoxa, como surgió también en el encuentro con el arzobispo ortodoxo de Atenas, Jerónimo II. 

Y sobre la fraternidad, en un ambiente en que existe gran diversidad de sensibilidades ritos y tradiciones, insistió: “No debemos sentir la diversidad como una amenaza contra la identidad, ni debemos recelar y preocuparnos de los respectivos espacios. Si caemos en esta tentación crece el miedo, el miedo genera desconfianza, la desconfianza conduce a la sospecha y, antes o después, lleva a la guerra”. 

Por tanto, esnecesario, junto a “una Iglesia paciente, que discierne, que no se asusta nunca, que acompaña y que integra”, también “una Iglesia fraterna, que hace espacio al otro, que discute, pero permanece unida y crece en la discusión”.

Esas mismas ideas de paciencia y acogida, la subrayó también el mismo día con las autoridades civiles. Evocó la imagen de la perla que fabrica la ostra, cuando, con paciencia y en la oscuridad, teje sustancias nuevas junto al agente que la ha herido.En el vuelo de vuelta hablaría del perdón –además de rezar y trabajar juntos, y de la tarea de los teólogos– como caminos para avanzar en el ecumenismo.

Un anuncio consolador y concreto, generoso y alegre

Al día siguiente sostuvo Francisco un encuentro con los obispos ortodoxos (cfr. Encuentro con el Santo Sínodo en su catedral de Nicosia, 3-XII-2021) que ofreció una aportación de luz y ánimo para el ecumenismo. A raíz del nombre de Bernabé, que significa “hijo de consuelo” o “hijo de la exhortación”, señaló el Papa que el anuncio de la fe no puede ser genérico, sino que ha de llegar realmente a las personas, a sus experiencias e inquietudes, y para eso es necesario escuchar y conocer sus necesidades, como es común en la sinodalidad que viven las Iglesias ortodoxas.

En esa misma jornada (3-XII-2021) celebró misa en el estadio GSP de Nicosia. En su homilía, el Papa exhortó a los fieles al encuentro, la búsqueda y el seguimiento de Jesús. De modo que sea posible el “llevar las heridas juntos” como los dos ciegos del Evangelio (cfr. Mt 9, 27). 

En lugar de encerrarnos en la oscuridad y melancolía, en las cegueras de nuestro corazón a causa del pecado, hemos de clamar a Jesús que pasa por nuestra vida. Y hemos de hacerlo, en efecto, compartiendo nuestras heridas y afrontando el camino juntos, saliendo del individualismo y de la autosuficiencia, como verdaderos hermanos, hijos del único Padre celestial. “La curación llega cuando llevamos juntos las heridas, cuando afrontamos juntos los problemas, cuando nos escuchamos y hablamos entre nosotros. Y esta es la gracia de vivir en comunidad, de comprender el valor de estar juntos, de ser comunidad”. De este modo también nosotros podremos anunciar el Evangelio con alegría (cfr. Mt 9, 30-31); pues “la alegría del Evangelio libera del riesgo de una fe intimista, distante y quejumbrosa, e introduce en el dinamismo del testimonio”

Todavía tuvo tiempo Francisco, ese día, para una oración ecuménica con los migrantes (en la parroquia de la Santa Cruz, Nicosia, 3-XII-2021), diciéndoles con san Pablo: “Ustedes ya no son extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familia de Dios” (Ef2, 19). Respondiendo a las inquietudes que le habían hecho llegar, los animó a conservar y cultivar sus raíces. Y abrirse, al mismo tiempo, confiadamente a Dios, para vencer las tentaciones del odio –los intereses o los prejuicios propios o de grupo– con la fuerza de la fraternidad cristiana. De este modo se puede hacer realidad los sueños, ser fermento de una sociedad donde se respete la dignidad humana y se camine, libres y juntos, hacia Dios.

Implicación de todos en los retos de Europa

El sábado, 4 de diciembre, Francisco llegó a Atenas, capital de Grecia, cuna de la democracia y memoria de Europa. En el palacio presidencial, reconoció abiertamente: “Sin Atenas y sin Grecia, Europa y el mundo no serían lo que son: serían menos sabios y menos felices”. “Por aquí” –añadió–“han pasado los caminos del Evangelio que han unido el Oriente y el Occidente, los Santos Lugares y Europa, Jerusalén y Roma”. “Esos Evangelios que, para llevar al mundo la buena noticia de Dios amante del hombre, se escribieron en griego, lengua inmortal usada por la Palabra —el Logos— para expresarse, lenguaje de la sabiduría humana convertido en voz de la Sabiduría divina”.En su encuentro con el arzobispo ortodoxo de Atenas (4-XII-2021), Jerónimo II, el Papa evocó la gran contribución de la cultura griega al cristianismo en la época de los Padres y de los primeros concilios ecuménicos. 

A los griegos les debe mucho el cristianismo y también la democracia, que ha dado origen a la Unión Europea. Sin embargo –constató el Papa en el palacio presidencial con preocupación–, en nuestros días estamos ante un retroceso de la democracia, no solo en el continente europeo. 

Invitó a superar el “escepticismo democrático”, resultado, entre otros factores, del autoritarismo y del populismo, del consumismo, del cansancio y las colonizaciones ideológicas. Insistió en la necesidad de la participación de todos, no sólo para alcanzar objetivos comunes, sino porque responde a lo que somos: “seres sociales, irrepetibles y al mismo tiempo interdependientes”

Citando a De Gasperi –uno de los constructores de Europa– pidió buscar la justicia social en los diversos frentes (cambio climático, pandemia, mercado común, pobrezas extremas), en medio de lo que parece un mar turbulento y “una odisea larga e irrealizable”, en clara referencia al relato de Homero. 

Evocó la Iliada, cuando dice Aquiles: “Me es tan odioso como las puertas del Hades quien piensa una cosa y manifiesta otra” (Ilíada, IX, 312-313). Continuó en clave de cultura griega y, bajo el símbolo solidario del olivo, exhortó a cuidar de los migrantes y refugiados en Europa. 

Con referencia a los enfermos, no nacidos y ancianos, Francisco tomó las palabras del juramento de Hipócrates, donde se compromete a “regular el tenor de vida por el bien de los enfermos”, “abstenerse de todo daño y ofensa” a los demás, y salvaguardar la vida en todo momento, particularmente en el seno materno. Señaló, en clara alusión a la eutanasia, que los ancianos son el signo de la sabiduría de un pueblo: “En efecto, la vida es un derecho; no lo es la muerte, que se acoge, no se suministra”.

También bajo el símbolo del olivo agradeció el reconocimiento público de la comunidad católica y auspició un estrechamiento de los lazos fraternos entre los cristianos. 

Encuentro entre el cristianismo y la cultura griega

Para estrechar los lazos entre el cristianismo y la cultura griega, y a la luz de la predicación de san Pablo en el areópago de Atenas (cfr. Hch 17, 16-34), el Papa señaló algunas actitudes fundamentales que deben brillar en los fieles católicos: la confianza, la humildad y la acogida (cfr. Encuentro con los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, seminaristas y catequistas,catedral de san Dionisio, Atenas, 4-XII-2021). 

Lejos de desanimarse y lamentarse por el cansancio o las dificultades, es preciso imitar la fe y la valentía de san Pablo. “El apóstol Pablo, cuyo nombre remite a la pequeñez, vivió en la confianza porque acogió en el corazón estas palabras del Evangelio, hasta el punto de enseñarlas a los hermanos de Corinto (cfr. 1 Co 1, 25.27).

El apóstol no les dijo: ‘se están equivocando en todo’ o ‘ahora les enseño la verdad’, sino que comenzó acogiendo su espíritu religioso” (cfr. Hch 17, 22-23). Como sabía que Dios trabaja en el corazón del hombre, Pablo “acogió el deseo de Dios escondido en el corazón de esas personas y amablemente quiso transmitirles el asombro de la fe. Su estilo no fue impositivo, sino propositivo”.

En este punto, Francisco recordó que Benedicto XVI aconsejó poner atención a los agnósticos o ateos, especialmente porque “cuando hablamos de una nueva evangelización, estas personas tal vez se asustan. No quieren verse a sí mismas como objeto de misión, ni renunciar a su libertad de pensamiento y de voluntad” (Discurso a la Curia romana, 21-XII-2009). 

De ahí la importancia de la acogida y la hospitalidad desde un corazón abierto hasta ser capaces de soñar y trabajar juntos, católicos y ortodoxos, otros creyentes, también hermanos agnósticos, todos, para cultivar la “mística” de la fraternidad (cfr. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 87).

El domingo 5 de diciembreel Papa visitó a los refugiados en el centro de acogida e identificación de Mitilene. Pidió a la comunidad internacional y a cada uno que se superen los egoísmos individualistas y se dejen de construir muros y barreras. Citó unas palabras de Elie Wiesel, que sobrevivió a los campos de concentración nazis: “Cuando las vidas humanas están en peligro, cuando la dignidad humana está en peligro, los límites nacionales se vuelven irrelevantes” (Discurso de aceptación del Premio Nobel de la paz, 10-XII-1986). 

Con expresión que se ha hecho célebre añadió el Papa, refiriéndose al mar Mediterráneo:“¡No dejemos que el mare nostrum se convierta en un desolador mare mortuum, ni que este lugar de encuentro se vuelva un escenario de conflictos! No permitamos que este ‘mar de los recuerdos’ se transforme en el ‘mar del olvido’. Hermanos y hermanas, les suplico: ¡detengamos este naufragio de civilización!”

Conversión, esperanza, valentía

En la homilía de ese domingo (cfr. Misa en el Megaron Concert Hall, Atenas, 5-XII-2021), Francisco tomó pie de la predicación de san Juan Bautista en el desierto para apelar a la conversión, actitud radical que Dios nos pide a todos: “Convertirse es pensar más allá, es decir, ir más allá del modo habitual de pensar, más allá de los esquemas mentales a los que estamos acostumbrados. Pienso en los esquemas que reducen todo a nuestro yo, a nuestra pretensión de autosuficiencia. O en esos esquemas cerrados por la rigidez y el miedo que paralizan, por la tentación del ‘siempre se ha hecho así, ¿para qué cambiar?’ […]. Convertirse, entonces, significa no prestar oído a aquello que corroe la esperanza, a quien repite que en la vida nunca cambiará nada —los pesimistas de siempre—; es rechazar el creer que estamos destinados a hundirnos en las arenas movedizas de la mediocridad; es no rendirse a los fantasmas interiores, que se presentan sobre todo en los momentos de prueba para desalentarnos y decirnos que no podemos, que todo está mal y que ser santos no es para nosotros”.

Por eso, añadía, junto con la caridad y la fe, es preciso pedir la gracia de la esperanza. “Porque la esperanza reanima la fe y reaviva la caridad”. Ese mensaje se hizo también presente, con otro lenguaje, el último día en su encuentro con los jóvenes atenienses. 

En un discurso lleno de alusiones a la cultura griega (el oráculo de Delfos, el viaje de Ulises, el canto de Orfeo, la aventura de Telémaco), Francisco les habló de belleza y asombro, servicio y fraternidad, valentía y espíritu deportivo (cfr. Encuentro con los jóvenes en la escuela San Dionisio, Atenas, 6-XII-2021). 

El asombro  –les explicó– es tanto el principio de la filosofía como una buena actitud para abrirse a la fe. Asombro ante el amor de Dios y su perdón (Dios siempre perdona). Aventura de servir con encuentros reales y no solo virtuales. Así se descubre y se vive como “hijos amados de Dios” y se descubre a Cristo que nos sale al encuentro en los demás.

Aldespedirse de ellos les propuso “la valentía de seguir adelante, la valentía de arriesgar, la valentía de no quedarse en el sofá. El coraje de arriesgar, de ir al encuentro de los otros, nunca aislados, siempre con los demás. Y con esa valentía, cada uno de ustedes se encontrará a sí mismo, encontrará a los otros y hallará el sentido de la vida. Les deseo esto, con la ayuda de Dios, que los ama a todos. Dios los ama, sean valientes, ¡sigan adelante! Brostà, óli masí! [¡Adelante, todos juntos!]”.

Vaticano

Comienza la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos

Ante el comienzo de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, del 18 al 25 de enero, la Santa Sede ha presentado algunas sugerencias para implementar la dimensión ecuménica del proceso sinodal en las iglesias locales.

David Fernández Alonso·1 de enero de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

El martes 18 de enero comienza en el hemisferio norte el conocido como Octavario por la Unidad de los cristianos, técnicamente denominada Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2022, y concluirá el próximo martes 25 de enero. Con esta ocasión, el cardenal Mario Grech y el cardenal Kurt Koch invitan a todos los cristianos a orar por la unidad y a seguir caminando juntos.

En una carta conjunta enviada el 28 de octubre de 2021 a todos los obispos responsables del ecumenismo, el cardenal Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, y el cardenal Grech, secretario general del Sínodo de los Obispos, presentaron algunas sugerencias para implementar la dimensión ecuménica del proceso sinodal en las iglesias locales. “De hecho, tanto la sinodalidad como el ecumenismo son procesos que nos invitan a caminar juntos”, escribieron los dos cardenales.

Sínodo con espíritu ecuménico

La Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2022, preparada por el Consejo de Iglesias de Próximo Oriente, bajo el lema «Nosotros hemos visto aparecer su estrella en el oriente y hemos venido a rendirle homenaje» (Mt 2,2), ofrece una buena oportunidad para orar con todos los cristianos para que el Sínodo se desarrolle en un espíritu ecuménico.

Al reflexionar sobre el tema, los dos cardenales afirman: “Como los Reyes Magos, también los cristianos caminan juntos (synodos) guiados por la misma luz celestial y enfrentándose a las mismas tinieblas del mundo. También ellos están llamados a adorar juntos a Jesús y a abrir sus tesoros. Conscientes de nuestra necesidad de ser acompañados por nuestros hermanos y hermanas en Cristo y de sus muchos dones, les pedimos que caminen con nosotros durante estos dos años y rogamos sinceramente que Cristo nos lleve más cerca de Él y que así nos acerquemos unos a otros.”

Por ello, la Secretaría General del Sínodo de los Obispos y el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos ofrecen esta oración, inspirada en el tema de la Semana 2022, que podría sumarse a las demás intenciones propuestas, y que puede ayudar a unirse a la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos:

Padre celestial,
como los Reyes Magos fueron a Belén guiados por la estrella,
que tu luz celestial guíe también a la Iglesia católica durante este tiempo sinodal, para que camine junto con todos los cristianos.
Como los Reyes Magos estaban unidos en su adoración a Cristo,
acércanos a tu Hijo, para que estando más cerca unos de otros,
seamos un signo de la unidad que deseas para tu Iglesia y para toda la creación. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén.

Vaticano

Los tres caminos hacia una paz duradera

Mientras el número de muertes causadas por las guerras y los conflictos sigue aumentando y el gasto militar en el mundo se incrementa a un ritmo desorbitado, el Papa Francisco nos recuerda en su Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz (1 de enero de 2022) que sólo a través del diálogo, la educación y el trabajo podemos esperar una paz duradera.

Giovanni Tridente·1 de enero de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

Las cifras son dramáticas: según los últimos datos disponibles, en junio de 2021 hay más de 4,5 millones de muertes oficiales por guerras y conflictos de todo tipo en diversas partes del mundo. Basta con volver a escuchar el Urbi et Orbi del Papa Francisco el día de Navidad para tener una estimación de la situación global en todas las regiones del planeta. 40 millones de personas sufren inseguridad alimentaria, según las estimaciones de Save the Children. De ellos, 5,7 millones son niños menores de cinco años que están al borde del hambre, lo que supone un aumento del 50% respecto a 2019.

A esto hay que añadir el impacto de la crisis climática: inundaciones, sequías, huracanes, incendios forestales… por no hablar de los numerosos problemas provocados por la pandemia del Covid-19, en detrimento sobre todo de los más vulnerables, que han visto multiplicados sus problemas. Al mismo tiempo, el gasto militar está aumentando de forma espectacular, alcanzando los 2 billones de dólares en todo el mundo.

En este contexto, la Iglesia celebra la 55ª Jornada Mundial de la Paz, el 1 de enero de 2022, que contempla la situación global del planeta no sólo en términos de conflictos armados, sino también en cuanto a la resolución concreta de las numerosas amenazas que afectan al futuro de la humanidad.

No es casualidad que, en su mensaje escrito para la ocasión, el Papa Francisco proponga de forma insólita tres instrumentos alternativos «para construir una paz duradera». Y cuando hablamos de paz nos referimos también al renacimiento de los escombros y a la esperanza de un futuro mejor para todos aquellos que sufren todo tipo de violencia y abusos. Los «tres caminos» propuestos por el Pontífice se refieren a: el diálogo entre generaciones como base para la construcción de proyectos compartidos; la educación para la libertad, la responsabilidad y el desarrollo; el trabajo, como expresión completa de la dignidad humana.

En las intenciones del Papa, estos son aspectos que están en la base de un verdadero «pacto social», que debe ser diseñado a través de una «artesanía» desinteresada -como ya había indicado en mensajes anteriores- que debe involucrar a cada individuo y, por tanto, a toda la colectividad.

¿Por qué es importante el «diálogo entre generaciones» con vistas a la paz? Porque a través de la confrontación libre y respetuosa se genera la confianza mutua -reflexiona Francisco- nos escuchamos, nos ponemos de acuerdo y caminamos juntos. Las diferentes generaciones, que a menudo también a causa del desarrollo económico y tecnológico han sufrido divisiones, deben volver a ser aliadas, y esto es posible mediante el diálogo «entre los custodios de la memoria -los mayores- y los que llevan la historia adelante -los jóvenes».

Para construir juntos un camino hacia la paz, no podemos ignorar la educación, precisamente para que los ciudadanos sean más conscientes de su libertad y responsabilidad. En este sentido, debemos invertir el rumbo que asigna una inversión exorbitante al gasto militar mientras priva a la educación de importantes tajadas de financiación. En efecto, la inversión en educación contribuye a resolver las numerosas fracturas de la sociedad si este planteamiento se inscribe realmente en un «pacto global» que amplíe las numerosas riquezas culturales e implique a las familias, las comunidades, las escuelas, las universidades y todas las instituciones.

Por último, el trabajo, «un factor indispensable para construir y preservar la paz», precisamente porque es una expresión de «compromiso, esfuerzo, colaboración con los demás», «el lugar donde aprendemos a hacer nuestra contribución a un mundo más habitable y hermoso». Sin embargo, hay muchas injusticias en este mundo, denunciadas por el Papa: la precariedad, la falta de perspectivas para los jóvenes, la falta de reconocimiento legislativo de los trabajadores migrantes, la ausencia en muchos casos de sistemas de bienestar y protección social. En este sentido, por tanto, la invitación del Pontífice es a «unir ideas y esfuerzos para crear las condiciones e inventar soluciones, para que todo ser humano en edad de trabajar tenga la posibilidad, con su trabajo, de contribuir a la vida de la familia y de la sociedad».

Recursos

En el camino de Emaús: conocer la Biblia a fondo

Conocer la Biblia se nos presenta como un elemento esencial en la profundización de la vida cristiana. Se trata de ver en qué modo Dios se ha dado a conocer, es decir, cómo quiere Dios que entendamos esas "páginas oscuras".

José Ángel Domínguez·1 de enero de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

Conocer la Biblia a fondo implica meterse en las escenas

Un pie delante del otro sobre la piedra gris de las calles de Jerusalén. Así comenzaban Cleofás y su amigo el camino de 160 estadios (30 km) que les llevaría de vuelta a su pueblo. Era muy temprano, el primer día de la semana y el caminar duraría hasta el atardecer, pero principalmente se hacía costoso por el peso en el corazón. En silencio cruzaban las calles y dejaban atrás la Ciudad de David y el Palacio de Herodes. El amigo de Cleofás estaba desolado y en su cabeza se agolpaban las emociones de los últimos días por la crucifixión del maestro, y las ilusiones rotas de los últimos tres años. Por encima de todo: el miedo a nunca volver a ver a Jesús. Volvían a su pueblo, a la comodidad anodina de su hogar, pero sin Él.

El camino salía de la Ciudad Santa y descendía hacia el oeste por las colinas de Judea, bajo un sol que no terminaba de brillar como suele en la Tierra Santa. Llevaban ya unas horas avanzando y se preguntaban el uno al otro qué tipo de vida llevarían ahora que Jesús estaba muerto y sepultado. Sin darse cuenta, se han puesto a la altura de otro caminante que recorre la misma vía. Ni Cleofás ni su amigo están de ánimo sociable, pero el Caminante transpira un aire elegante y sencillo, como familiar. Y algo en su voz que les sacude en el corazón.

Hablan del tema que más les duele: el Mesías y la frustración de haberlo perdido. El Caminante les habla entonces de las Escrituras. Pero no como los escribas y los fariseos, sino como quien tiene autoridad, como alguien que te está contando su historia. Cleofás y su amigo escuchan la historia que les cuenta el Caminante como quien escucha su propia vida, y el corazón les comienza a arder… Luego, cuando atardece, llegados a su pueblo, Emaús, en la fracción del pan, reconocen a Jesús, y se reconocen a sí mismos, como discípulos del Mesías resucitado. Corren, casi vuelan, de regreso al Cenáculo, pues la emoción no les cabe en el pecho, y necesitan contarlo a los cuatro vientos.

La escena de los discípulos de Emaús se repite en la vida de cada persona. En muchas ocasiones nos encontramos ante la perspectiva de una vida monótona, sin grandes perspectivas. Es entonces cuando el encuentro con Jesús nos saca del escenario gris. En las Escrituras, o en la Tierra Santa (el Quinto Evangelio), Jesús se nos hace el encontradizo.

Vivir la Escrituras como un personaje más fue siempre uno de los consejos de San Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei. El problema es que, para muchos, las páginas de la Biblia se presentan como algo lejano, oscuro o irrelevante. Especialmente puede ocurrir con el Antiguo Testamento, donde encontramos realmente pasajes más difíciles de entender. Pero también el Nuevo Testamento nos presenta una “pregunta inquietante” al narrar la muerte violenta del Hijo de Dios.

Antes de su lanzamiento en 2003, la película “La Pasión” de Mel Gibson ya había conseguido levantar un torbellino de críticas. Dejando de lado los aspectos más ideológicos y mediáticos de la discusión, las principales acusaciones contra el largometraje sobre las últimas horas terrenas de Cristo se centraban en su excesiva violencia. La IMDB la colocó entre las películas recomendadas para mayores de 18 años (con una calificación de 10/10 en “Violence & Gore”) y la MPAA le asignó un valor de “R”, es decir, “público restringido” por el mismo motivo.

Esta “pregunta inquietante” de la que hablábamos recorrió los medios de comunicación y el debate público. Más allá de la misma película, surgía, como tantas veces antes, la cuestión de la violencia en la religión (Sacks, 2015).

Otras circunstancias históricas convergían para que la pregunta sonara acuciante. Por ejemplo, los atentados terroristas del 11-S sirvieron en algunos foros como aliciente para criticar los valores “fuertes” o “dogmáticos” de las religiones monoteístas (Rorty-Vattimo, 2005).

Como comenta Girard, en este caso el terrorismo ha secuestrado códigos religiosos para su propio fin. Pero la pregunta sigue vigente: ¿la religión exige violencia? El mensaje de salvación que Cristo hizo presente no puede ser separado de la Cruz, Dios Padre “no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros” (Rom 8,2). Como se ve, esta afirmación sigue siendo hoy motivo de escándalo para muchos: ¿acaso no es el Dios cristiano un Dios Todopoderoso? ¿Acaso no es el Dios de toda Misericordia (Sal 59,18)? ¿Por qué entonces tanta violencia? Y no solo sobre el Hijo… La violencia es una categoría que recorre el Nuevo Testamento y, con mayor intensidad, el Antiguo. La pregunta que los cristianos oyen hoy se podría plantear así ¿es el Dios de la Biblia violento?

Se trata de un tema que la teología cristiana actual ha afrontado desde muy diversas perspectivas, que coinciden hacer frente a la presencia en la Sagrada Escritura de lo que Benedicto XVI, en su Exhortación Apostólica “Verbum Domini” denominó “páginas oscuras de la Biblia”. Con relativa frecuencia la Biblia “narra hechos y costumbres como, por ejemplo, artimañas fraudulentas, actos de violencia, exterminio de poblaciones, sin denunciar explícitamente su inmoralidad”. La reacción del cristiano de hoy al hallar dichos pasajes ¿cuál debe ser?

En efecto, los cristianos debemos “estar siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que nos pida razón de nuestra esperanza” (cfr. 1P 3,15), lo que nos lleva a tomar esa “pregunta inquietante” como un aliciente para profundizar en nuestro conocimiento de Dios. Pero nuestro conocimiento “necesita ser iluminado por la revelación de Dios” (Catecismo de la Iglesia, 38). Se trata por tanto de ver en qué modo Dios se ha dado a conocer, es decir, cómo quiere Dios que entendamos esas páginas oscuras.

Es por esto que el estudio de la Biblia se nos presenta como un elemento esencial en la profundización de la vida cristiana. Al mismo tiempo, las raíces cristianas de Europa, y de gran parte de la cultura actual, reclaman un conocimiento sistemático, científico y profundo de la Biblia, que es el mayor best-seller de la Historia, la primera obra reproducida e impresa, tanto en el tiempo como en la cantidad.

El autorJosé Ángel Domínguez

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Actualidad

Las 10 noticias que han marcado este 2021 en Omnes

Omnes nació, como el medio multiplataforma que es en la actualidad, en enero de 2021. Un año después, se ha convertido en un referente en la información y el análisis sobre la Iglesia y la actualidad.

Maria José Atienza·31 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto

2021 ha estado lleno de noticias y artículos de opinión interesantes en Omnes.

Realizamos aquí una selección de las informaciones clave que ha publicado nuestra web durante los últimos doce meses:

Análisis del Motu Proprio Traditionis Custodes y de la Carta explicativa para todos los obispos, por Juan José Silvestre

Estudiar Teología te cambia la vida

El artículo de Montse Gas sobre Familia y Religión

Entrevista a Jaime Mayor Oreja con motivo de su participación en el X Simposio San Josemaría

¿Revisionismo o perdón? La mirada actual sobre la evangelización de América

¿Qué sentido tienen las cuatro veces en las que se dice «El Señor esté con vosotros» en la Misa?

La entrevista a Carlos Metola postulador de la causa de beatificación de Carmen Hernández, cofundadora del Camino Neocatecumenal

Entrevista a Jacques Philippe, uno de los autores espirituales más conocidos de nuestro tiempo

La entrañable carta de Antonio Moreno

Benedicto XVI y Hans Küng. La difícil amistad

Iniciativas

Un millón de minutos al día con Jesús

La iniciativa 10 minutos con Jesús ha alcanzado 100.000 suscriptores en su canal de Youtube. Cada día, más de 200.000 personas reciben directamente estas breves meditaciones que ya se realizan en 5 idiomas.

Maria José Atienza·30 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

10 minutos, 100.000 suscriptores en Youtube: en total, 1 millón de minutos de oración de cientos de miles de personas por todo el mundo. Lo que nació casi por casualidad de la mano de varios sacerdotes jóvenes en agosto de 2018, ha llegado, en poco más de tres años a todos los países del mundo, en 5 idiomas.

Cada día más de 200.000 personas reciben la meditación o la escuchan a través de las distintas plataformas en las que 10 minutos con Jesús está presente. En la actualidad, las meditaciones se realizan en español, inglés, portugués, francés y alemán.

Sus impulsores han crecido y ya son 60 sacerdotes los que, cada día comentan un pasaje del Evangelio utilizando ejemplos actuales para destacar una idea central de la vida cristiana. En los 10 minutos con Jesús el Evangelio se propone de una forma fresca, sencilla y atrayente.

Sus impulsores señalan tres puntos clave en la expansión de esta iniciativa de oración:

Una necesidad no cubierta hasta entonces, que era la de hacer oración en cualquier lugar y facilitando su realización a través de plataformas conocidas y utilizadas por todo tipo de personas.

Una forma de comunicar que sitúa en el centro del mensaje la persona de Jesucristo y su Evangelio sin cargar, con un lenguaje profundo, pero sin tecnicismos y de la mano de un sacerdote que él mismo está orando mientras habla al “tú” que escucha los 10 minutos.

De hecho, lo que comenzó a difundirse a través de Whatsapp, ha alcanzado una difusión y un crecimiento tan grande que hubo de diseñarse una estructura para sostener el crecimiento. A día de hoy, las meditaciones se envían a través de 340 grupos de Whatsapp (más de 80.000 dispositivos únicos) y las visualizaciones en Youtube se acercan a los 18 millones.  

El Papa pide a las familias “valentía creativa”

30 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

La familia es una pieza clave, situada en el núcleo originador de personas y sociedades sanas, y en el corazón de una Iglesia viva. De ahí que siempre terminen por manifestarse en ella las tensiones y las crisis sociales de todo tipo, o a la inversa, que a partir de ella comiencen los procesos que ponen a prueba la estabilidad de la sociedad.

Hoy sucede así con mucha claridad en relación con la familia en cuanto tal, desvalorizada y sometida a presiones que la distorsionan, como para cada una de las familias en particular. 

El Papa Francisco sigue con atención e interés patentes el rumbo de las familias; y, en el contexto del año dedicado a la familia “Amoris laetitia”, ha publicado (precisamente en la solemnidad de la Sagrada Familia, el 26 de diciembre) una carta dirigida a todas las familias del mundo. La ofrece como un “regalo de Navidad para ustedes, los esposos: un estímulo, una señal de cercanía y también una oportunidad para meditar”.

El texto se caracteriza, entre otros rasgos que pudieran mencionarse, por la cercanía a las familias reales, que es demostración de una atención continuada y no esporádica o debida a una particular situación coyuntural. Una de las plasmaciones de esa cercanía son el lenguaje utilizado, fácilmente comprensible, y la opción por una extensión asequible para todos los destinatarios.

Unido a ellos va el sentido práctico con que muestra conocer bien de las situaciones y desafíos de las familias; con ellas repasa aspectos de la vida corriente y sugiere claves, a veces pequeñas pero eficaces, para articular el don de unos a otros en el contexto de la vida familiar cotidiana. Desde esta base repasa las dificultades y oportunidades abiertas por la pandemia, los problemas laborales y económicos sobre todo de muchas familias jóvenes, los retos que implica el noviazgo, el papel de los matrimonios maduros, la aportación de los abuelos.

Un segundo rasgo es el énfasis en subrayar que los esposos cristianos no está solos: Dios los acompaña siempre, tanto en las encrucijadas ventajosas como en las de dificultad. Es una convicción que resulta de la fe cristiana. Por ella sabemos “que Dios está en nosotros, con nosotros y entre nosotros: en la familia, en el barrio, en el lugar de trabajo o estudio, en la ciudad que habitamos”.

El matrimonio mismo, un camino grande y no siempre fácil, va unido, en cuanto vocación verdadera que hace de los cónyuges una sola cosa entre ellos y con Jesús, a la seguridad de que “Dios los acompaña, los ama incondicionalmente. ¡No están solos!”

Sobre estas bases, las familias podrán realizar con ilusión una aportación valiosísima a la sociedad y a la Iglesia. El Papa las anima, por eso, a actuar con “valentía creativa”, tanto en la Iglesia y sus comunidades, como en la determinación del derrotero general de los hombres, donde tienen “la misión de transformar la sociedad con su presencia en el mundo del trabajo y hacer que se tengan en cuenta las necesidades de las familias”.

Por tanto, es deseable que esta carta llegue a muchas familias que la aprovechen, en efecto, como oportunidad para meditar.

El autorOmnes

Lecturas del domingo

«Ese Niño ha hecho todo ‘lo que ha sido hecho’”. Domingo II de Navidad

Andrea Mardegan comenta las lecturas del II domingo de Navidad y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo. 

Andrea Mardegan·30 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Tenemos en nuestros ojos al Niño nacido en Belén, que está entre los brazos de su Madre y de san José. Seguimos meditando ese misterio escondido durante siglos en el corazón de Dios. La Sabiduría dice de sí misma: “El que me creó me hizo plantar mi tienda y me dijo: ‘Pon tu morada en Jacob y toma como herencia a Israel!’. Antes de los siglos, en el principio, Él me creó, por los siglos no dejaré de existir. En el Tabernáculo santo, en su presencia le di culto y así me establecí en Sion”.

Hoy, contemplando a ese niño acostado en el pesebre, que se alimenta del pecho de su madre, acunado por los brazos paternos de José, sabemos que es la Sabiduría de Dios, su Palabra que se hizo carne, como nosotros, con todas las flaquezas de la criatura, habitó con nosotros, para permitirnos llegar a ser, con él, hijos en el Hijo. 

Hoy con Pablo creemos que, con el acontecimiento inefable de la Encarnación, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, en Él “nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los cielos”. Más aún, que “en Él nos eligió antes de la creación del mundo para que fuéramos santos y sin mancha en su presencia por el amor”.

Y la bendición del Padre consiste en la inmensidad de su amor que se manifiesta con el nacimiento entre nosotros del Hijo. Y que también nosotros seamos sus hijos adoptivos es “el designio amoroso de su voluntad, para alabanza y gloria de su gracia, con la cual nos hizo gratos en el Amado”.

El prólogo de la carta a los Efesios nos presenta un intento de expresar con palabras grandes y hermosas el misterio inefable del amor infinito de Dios por nosotros. Consciente de que sus palabras no son suficientes, Pablo reza “al Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria” para que nos conceda “un espíritu de sabiduría y de revelación para un conocimiento profundo de él; iluminando los ojos de vuestros corazones para que sepáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuáles las riquezas de gloria dejadas en su herencia a los santos”. 

Para lograrlo, volvemos a meditar el prólogo de Juan que nos recuerda que ese Niño, es la Palabra del Padre y “estaba junto a Dios” y “era Dios”. Ese Niño que mama la leche materna, ha hecho todo “lo que ha sido hecho”. Es vida y es luz. No nos hizo hijos a través de la carne y de la sangre, sino gracias a su carne y su sangre derramada por nosotros. Él habitó entre nosotros, vimos su gloria, nos colmó de toda gracia que rebosaba de él, nos reveló la verdad y el verdadero rostro del Padre.

Por eso lo clavaron en la cruz, como blasfemo, los que no pudieron soportar la revelación de este rostro misericordioso y manso de Dios que sanó las heridas y debilidades de nuestra carne y sangre con su carne y su sangre.

La homilía sobre las lecturas del domingo II de Navidad

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas.

Vocaciones

“A los 14 años me escapé de Dios. A los 21, me encontró de nuevo”

Aunque se alejó de Dios en su adolescencia, el ejemplo de sus padres y de varios amigos suyos le llevaron a replantearse su vida y entrar en el Seminario.

Espacio patrocinado·30 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

El P. Cezar Luis Morbach es un sacerdote de la Diócesis de Novo Hamburgo, en Brasil. Estudia el doctorado en Teología Sistemática en la Pontificia Universidad Santa Cruz, de Roma, gracias a una beca de CARF. A los 14 años comenzó una vida alejada de Dios, pero el Señor le encontró de nuevo a los 21 años.

Cezar Luis Morbach es el cuarto de cinco hijos.Su familia, muy religiosa, trabajaba en el campo y él les ayudaba en las distintas actividades agrícolas. “Recibí de mis padres el ejemplo de honestidad, sencillez, pero, sobre todo, fe y amor a Dios. Mis padres siempre han ayudado a personas necesitadas”.  

El ejemplo de sus padres, junto con el testimonio de amigos que ingresaron al Seminario Menor de la Diócesis de Santo Angelo, despertó en él, el deseo de tener una experiencia en el Seminario.

Sin embargo, pospuso esta decisión y. en 1999, a los 14 años dejó la casa de sus padres para vivir, con su hermana y su familia, en busca de una vida mejor.

“Después de 8 años de trabajo y tras haber comenzado cursos universitarios de matemáticas, tras un período de “escape” de Dios, Él me encontró de nuevo, a través de un amigo de la infancia, en vísperas de su ordenación sacerdotal”, relata.

Renunció al trabajo, al curso universitario, a sus proyectos de tener familia, a una novia, a los amigos… “Lo dejé todo para unirme al Seminario Propedéutico, en la ciudad de Novo Hamburgo”. Se ordenó el 20 de diciembre de 2013.

“La formación permanente es siempre urgente y necesaria para el clero y para los fieles laicos. Aunque es una necesidad, no todos la buscan, ni siquiera entre el clero. Por eso, una vez completado el curso de doctorado en la Santa Cruz, asistiré en la formación académica de los seminaristas de la Diócesis, del clero, así como en la formación pastoral y académica de los fieles laicos, según el nuevo Plan Pastoral de la Diócesis”, explica.

Ecología integral

“Merece la pena aliviar el sufrimiento de los enfermos terminales”

Alumnos del Grado de Psicología de la Universidad Villanueva participan en una iniciativa junto con el Hospital de Cuidados Laguna para ayudar y acompañar a enfermos terminales en la última etapa de su vida y completan así su formación académica. El profesor Alonso García de la Puente y la universitaria Rocío Cárdenas han hablado con Omnes.

Rafael Miner·29 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 6 minutos

Estamos en Navidad, época para compartir momentos con la familia y los amigos, aunque sean virtuales, pero muchos no pueden disfrutarla plenamente. El Grado de Psicología de la Universidad Villanueva ha puesto en marcha una iniciativa en la que varios alumnos junto a su profesor visitan pacientes con enfermedades terminales.


El proyecto está integrado en el Programa de Aprendizaje Servicio (ApS), que combina procesos de aprendizaje académico y de servicio a la comunidaden un solo proyecto. En este programa, 42 alumnos se forman al trabajar sobre necesidades reales del entorno con el objetivo de mejorarlo y adquieren competencias, habilidades y valores éticos, fortaleciendo su compromiso cívico-social.

“El ámbito académico en muchas ocasiones está desprovisto del hecho real, en los libros todo funciona, pero sentarse delante de un paciente es un hecho diferente, una experiencia única”, explica el responsable de este proyecto, Alonso García de la Puente, que es profesor en la Universidad Villanueva y director del equipo psicosocial del Hospital de Cuidados Laguna, centro al que acuden los alumnos. “Experiencia impactante”, corrobora por su lado Rocío Cárdenas, alumna de cuarto de Psicología de la universidad.

Alonso García de la Puente (Mérida, 1984), es licenciado en psicología, estudió en la Universidad Pontificia de Salamanca, estuvo en el mundo de la empresa un tiempo, pero al final realizó un master de psico-oncología y cuidados paliativos de la Universidad Complutense. El profesor De la Puente lleva ocho años en el Hospital de Cuidados Laguna, especializado en cuidar a personas mayores, y que trata y atiende a pacientes con enfermedades avanzadas. Y en la Universidad Villanueva lleva tres años. Así ha explicado la iniciativa a Omnes, en la que se incluyen algunos comentarios de Rocío Cárdenas.

― ¿Cómo se le ocurrió combinar su docencia en Villanueva con la dirección del equipo psicosocial en Laguna?

Lo de Villanueva surgió en una charla mía a un grupo de jóvenes católicos. Una chica quedó impresionada, y se lo comentó a su madre, decana de la Facultad de Psicología. Me invitaron a dar una charla sobre paliativos en la Universidad. Estuvieron la decana, e incluso el Rector, y luego me comentaron si me gustaría colaborar con ellos como profesor. Ahí comenzó mi andanza como profesor en Villanueva, en 2019.

― Tiempos duros de pandemia. ¿Cómo sintetizaría sus años en Laguna? ¿A cuánta gente ha atendido en ese Hospital de cuidados?

Es lo que más me ha cambiado la vida en mi historia vital. Al año, en mi equipo vemos alrededor de 600 personas, más sus familiares, que son el doble. Por cada persona, solemos ver a dos familiares de media.

Todos tenemos el recuerdo de que al salir de la carrera, la sensación era: no sé nada. Mucho conocimiento, pero sin saber ponerlo en marcha ni aplicarlo. La Universidad tiene un programa muy bonito, Aprendizaje y Servicio (ApS), de voluntariado, unido a las asignaturas. Consiste en poner en práctica lo que se está aprendiendo, es decir, aprender en la práctica dando un servicio a la sociedad.

En este caso, pensamos en hacer un convenio entre Laguna y la universidad, para que los alumnos puedan venir. Mi asignatura es Psicología de la Salud. Seleccionamos a un paciente, que tiene conocimiento de su enfermedad, que tiene capacidad de hablar, y empezaron a venir los alumnos. Unos venían presencialmente, y el resto se conectaban online. Ha sido un laboratorio real de práctica de la asignatura.

― Háblenos un poco de la experiencia de los alumnos en el proyecto.

Es una experiencia única para ellos, poder enfrentarse a un paciente, y sobre todo a ese tipo de paciente en situación de final de vida; les transforma en lo profesional y en lo personal en la mayoría de las ocasiones. Aprenden desde la experiencia, integran desde lo real. Para el hospital supone poder compartir nuestra cultura de cuidado. Expandir una mirada compasiva, una disciplina de seguir con la mirada hacia los retos y desafíos de una sociedad cronificada y con larga esperanza de vida. Para los alumnos es muy enriquecedor.

Poco a poco, los alumnos van pasando de pensar en ellos mismos, qué voy a decir al enfermo, etc., a pensar en el paciente y estar centrados en él, a través de la terapia de la dignidad.

Rocío Cárdenas: El paciente fue el primero que veíamos toda la clase, la primera toma de contacto. Fue muy impactante, no sólo desde el punto de vista psicológico, sino especialmente humano. Al conocer su estado, veíamos la necesidad de ser mucho más cercanos y cariñosos con él. El proyecto permite a jóvenes como nosotros conectar con la experiencia de la muerte. Hemos visto a una persona de poco más de 50 años en la que su vida se acaba por una enfermedad. [Rocío Cárdenas añade, además, lo siguiente: “Una experiencia personal mía ha sido considerar que la labor a la que Dios puede llamarme ha sido ese amor. Es decir, adelantar el cielo a esas personas que se están muriendo”].

― Continuamos la conversación con el profesor García de la Puente. ¿En qué consiste básicamente la terapia de la dignidad?

Es una terapia que tiene una serie de preguntas estructuradas, como una guía, pero que permite indagar en la vida del paciente, efectuando un repaso vital, de manera que podamos conectar su yo. Cuando las personas llegan al final de su vida, o están muy enfermas, pueden pensar que ya no son quienes eran. Con la terapia de la dignidad, la persona es capaz de ver que hay un continuo en su vida, que sigue siendo la misma persona, y le conecta con su yo. También es una manera de conectar con los otros, con su familia, con la sociedad, y darse cuenta de que eso ha existido durante toda la vida, cómo ha podido ayudar, cómo ha aportado…Y también te conecta con lo trascendental: quién soy, y qué dejo detrás de mí. El legado que se deja, esa historia se transcribe tal como la ha contado el paciente, se le entrega, se edita, y él la reparte a quien desee, o dice a quién desea que se entregue, con lo que se deja una sensación de legado, de conexión con lo trascendental.

Para los alumnos, al margen de la psicología, del aprendizaje, es una tarea que intentamos llevar desde Laguna. Este centro no sólo quiere cuidar a personas, sino cuidar una cultura, que estamos perdiendo, y que vivimos en una sociedad que está enferma, que lo está pasando mal. Esto la pandemia lo ha puesto muy al límite, y nos hemos dado cuenta de lo que estaba pasando, aunque no estábamos haciendo nada por arreglarlo. Es este fenómeno de la independencia, de la gente que no necesita de nadie. Esto también es algo que los alumnos aprenden. Nos damos cuenta de que no somos independientes, sino co-dependientes, que vivimos en una sociedad en la que tenemos que confiar, que hay que cuidar, que el sufrimiento existe. Y que no hay que desesperar.

― ¿Se refiere a la ley de eutanasia?

Me refiero a esa ley. Al final, estas cosas nos hablan del tipo de sociedad que somos, Enfrentarse al final de la vida les coloca mucho delante de la verdad. Porque al final de la vida, todo lo accesorio desaparece. Tu coche, quién eres, tus apellidos, el barrio del que vienes, tu puesto de trabajo, incluso tu físico ha cambiado. Ya nada de lo que tenías te pertenece. A través de esto, las personas se dan cuenta también que merece la pena cuidar, que merece la pena seguir aprendiendo, seguir estudiando, para intentar aliviar el sufrimiento de esas personas, no cercenarlo, matándolo, sino que verdaderamente uno se puede entrenar en compasión, en humanismo, y acompañar a la persona en el sufrimiento, y hacer que ese sufrimiento sea tolerable, porque erradicarlo no podemos, pero sí podemos aprender a hacer tolerable el sufrimiento.

― ¿Qué opina sobre la inexistencia de una formación específica en cuidados paliativos en España? Usted afirma que el 45 por ciento de los pacientes en España fallecen sin recibir cuidados paliativos. ¿Cómo valora ese dato?

España no cuenta aún con una especialidad en cuidados paliativos. Esto es un problema enorme, porque cuando no hay especialidad, no hay formación reglada para los paliativos, y no hay reconocimiento, ni social ni administrativo. Ese dato del 45 por ciento significa que casi la mitad de la población fallece en malas condiciones.

Mucha gente muere sufriendo, y sin recibir los cuidados necesarios para trabajar su sufrimiento tanto a nivel físico como emocional, social y espiritual. Paliativos aporta una mirada nueva a la visión del paciente, pasando de un modelo biomédico a un modelo biopsicosocial y holístico, tratando y mirando al paciente desde todas sus partes integrándolas y atendiéndolas. Hay muchos países donde sí hay una ley de cuidados paliativos. Chile, por ejemplo, acaba de aprobar una ley integral de paliativos. Somos un equipo de soporte, y esto hace que entremos en el último momento, cuando se puede hacer poco por el paciente. Los paliativos deberían entrar mucho antes, incluso en el diagnóstico de la enfermedad.

El profesor Alonso García de la Puente y su mujer tienen una niña de muy pocos meses, son las 8,30 de la mañana, y no le entretenemos más de un cuarto de hora. Pero hubiéramos charlado un buen rato más.

Evangelización

Ayuda a la Iglesia Necesitada: 75 años junto a las comunidades amenazadas por su fe

El próximo año, Ayuda a la Iglesia Necesitada cumplirá 75 años. En la actualidad desarrolla más de 5.00 proyectos pastorales en todo el mundo.

Maria José Atienza·29 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

Sus campañas nos recuerdan que, a día de hoy, más de la mitad de la población mundial vive en países en los que no se respeta la libertad religiosa. Nos recuerdan también a esos sacerdotes, monjas, laicos, niños y mayores perseguidos, y aveces, asesinados por la simple razón de ser cristianos.

Gracias a las aportaciones que canaliza Ayuda a la Iglesia Necesitada son muchos los cristianos que, en estas adversas condiciones pueden sobrevivir en estos países.

Esta Fundación Pontificia fue fundada por el P. Werenfried van Straaten en 1947, para ayudar a la Iglesia católica en países de verdadera necesidad, a los miles de refugiados y a los cristianos perseguidos en el mundo a causa de su fe.

En España, Omnes ha conversado con su director, Javier Menéndez Ros, que destaca además el avance del laicismo agresivo en naciones de tradición cristiana o la ausencia total de ayudas públicas para sus proyectos.

Ayuda a la Iglesia Necesitada nos recuerda que la dificultad para vivir la fe sigue siendo una cuestión de máxima actualidad,¿cómo se estructura AIN para prestar esta ayuda?

En España tenemos la oficina principal en Madrid y contamos con más de 25 delegaciones por toda España con 29 empleados y más de 210 voluntarios en total.

En el mundo nuestra oficina central está en Konigstein, Alemania y contamos con 23 oficinas internacionales, que llevamos a cabo las campañas de sensibilización, oración y caridad en las que recogemos fondos para los cerca de 5.500 proyectos pastorales que cubrimos cada año en 145 países del mundo.

 – ¿Cuáles son las principales necesidades de estas comunidades?

En cuanto al ámbito pastoral, que es el que atendemos nosotros, las diócesis católicas en países con pocos recursos, necesitan prácticamente de todo: sostenimiento de sacerdotes, religiosas y laicos comprometidos con la catequesis, medios de locomoción, ayuda con medios de comunicación para evangelizar, reconstrucción de iglesias y casas religiosas, etc.

No olvidemos que el Covid no ha hecho sino empeorar aún más la situación de pobreza y necesidad que ya sufrían estas comunidades

– En este sentido que apunta, ¿ha cambiado la ayuda que prestaAyuda a la Iglesia Necesitada a las distintas comunidades cristianas con la pandemia de Covid? 

En la mayor parte de los casos nuestro tipo de ayuda es la misma, pero en situaciones de emergencia y de riesgo de supervivencia de los cristianos, las necesidades, empeoradas por la pandemia, han hecho que sean de productos sanitarios y productos básicos.

– ¿Cómo nacen los proyectos? ¿Cuáles son los proyectos en los que colaboraAyuda a la Iglesia Necesitada actualmente?

Los proyectos pastorales que nos solicitan nacen de la necesidad de un sacerdote, religiosa o laico que necesita desde una bicicleta, hasta una biblia o un Youcat, o una emisora de radio para catequesis, o que no pueden sostenerse los sacerdotes y les mandamos estipendios de misa. Con la aprobación de su obispo correspondiente mandan sus peticiones de proyectos a nuestra casa central y allí son gestionadas.

Actualmente estamos comprometidos en 145 países con todo este tipo de proyectos pastorales, prestando especial atención a África, Oriente Medio, Asia e Hispanoamérica, por este orden.

– ¿Cómo y quién colabora conAyuda a la Iglesia Necesitada?

AIN o ACN por sus siglas internacionales, tiene más de 345.000 benefactores en el mundo. La mayor parte personas particulares que, en los 23 países en los que tenemos oficinas, nos entregan el regalo de su oración y de sus donativos. No tenemos ningún tipo de ayuda de organismos públicos.

Ayuda a la Iglesia Necesitada publica cada año un informe sobre libertad religiosa en el mundo, ¿cúal es la evolución de esta libertad religiosa? 

En nuestro último Informe de Libertad religiosa 2021 concluimos que la situación de la libertad religiosa en el mundo está en un peligrosísimo declive. Nada menos que un 67% de la población del mundo (5.200 millones de personas viven en países donde no se respeta la libertad religiosa

– En la actualidad, ¿a qué peligros se enfrentan las comunidades cristianas más amenazadas?

Las comunidades cristianas más amenazadas, como lo que están sufriendo en el África subsahariana con el avance tremendo del yihadismo, en Oriente Medio con las huellas de las guerras, del Daesh y de la ola de refugiados, o en países de Asia como Pakistán, India o China, se enfrentan a sufrir más aún la persecución manifiesta, lo que da lugar a la emigración masiva a zonas más seguras y a la posible merma e incluso desaparición de alguna de estas comunidades

– Hablando de esta libertad en naciones de historia cristiana, ¿cree que va en retroceso? 

Claramente el humanismo cristiano, del que está empapado la historia y la cultura de Europa y de América, está en un claro retroceso y está siendo sustituido por un laicismo agresivo que atenta cada vez con más virulencia contra los principios y los símbolos más sagrados de nuestra fe y de nuestra moral.

Ejemplos recientes como la quema de iglesias católicas en Francia o en Chile han pasado muy desapercibidos para la opinión pública y no dejan de ser sino señales muy preocupantes de esta agresividad anti-cristiana.

Lecturas del domingo

«Recostar a Jesús en el pesebre de nuestras vidas». Solemnidad de santa María, Madre de Dios

Andrea Mardegan comenta las lecturas de santa María, Madre de Dios y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo. 

Andrea Mardegan·29 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

El nuevo año se estrena con la bendición sacerdotal del libro de los Números: “El Señor habló a Moisés diciendo: ‘Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles: El Señor te bendiga y te guarde, el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te conceda su gracia, el Señor alcance su rostro hacia ti y te conceda la paz’. Así invocarán mi nombre sobre los hijos de Israel, y Yo los bendeciré”.

Así la Iglesia pide y comunica la bendición de Dios para todos sus hijos, y para todos los días del año que comienza. Y nos hace vislumbrar que, con el nacimiento de su Hijo, el Señor ha hecho brillar su rostro entre nosotros y se ha hecho presente en nuestra historia como Príncipe de la Paz. De él puede salir la verdadera paz que hoy imploramos para todos los pueblos de la tierra, con la intercesión de la Reina de la Paz, su Madre. 

Nosotros, como pastores de Belén, nos acercamos a la Madre de Dios y la contemplamos junto a su esposo José. De ellos aprendemos a recostar a Jesús en el pesebre, que con el tiempo se convertirá en cuna, y luego en cama: entre los objetos de la vida diaria de la familia y de nuestro trabajo. Jesús en los lugares de la casa, entre los juegos de la infancia, las herramientas de trabajo.

Los tiempos de la vida familiar y social son habitados y vividos por el rostro de Dios que se ha hecho visible en el rostro humano del hijo de Dios, hijo de María. Miremos a María, a José y al niño y aprendamos de ellos a escuchar las palabras de Dios de boca de pastores desconocidos enviados por ángeles para mirar ese prodigio: la normalidad llena de Dios.

Nos asombrarnos por las visitas de Dios con sus mensajeros y por la grandeza de los pobres que la acogen y manifiestan. Guardamos ese asombro en el cofre del corazón, para sacarlo y nutrirlo durante los días de todo el año, de toda la vida, como María. 

Miramos a José junto a María. Cuando se cumplieron los ocho días prescritos para la circuncisión, se le dio el nombre de Jesús, como lo había llamado el ángel antes de ser concebido en el útero. “Se le puso por nombre Jesús”: el evangelista usa la tercera persona en pasivo. El ángel le había dicho a María: lo llamarás Jesús; y así también a José: lo llamarás Jesús.

La fórmula en tercera persona revela la confianza mutua de los esposos, su profunda unidad. No fue sólo María quien le puso el nombre, ni sólo José; lo hicieron juntos. Hubo una concurrencia de ambos, como ya había sucedido con Isabel y Zacarías cuando dieron el nombre a Juan.

Así José se convierte en el padre legal de Jesús, y María manifiesta que ella es la madre de Jesús de una manera única en comparación con todas las mujeres de la historia de los hombres.

La homilía sobre las lecturas de santa María, Madre de Dios

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas.

¿De verdad tenemos sensibilidad social?

La solapada marginación a la maternidad hace que muchas mujeres no sean libres, sino que se vean muy presionadas, a la hora de elegir la vida en detrimento del aborto.

28 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

La Fundación Redmadre hacía público el pasado 14 de diciembre el Informe Mapa de la Maternidad, que analiza las ayudas públicas a la maternidad y, en concreto, a la mujer embarazada en situación de vulnerabilidad ofrecidas en 2020 por el conjunto de las administraciones públicas españolas. En ese informe hay un dato escandaloso y muy triste: La inversión total destinada en 2020 por el conjunto de las Administraciones públicas en apoyo a la mujer embarazada con dificultades fue de 3.392.233 de euros, mientras que las ayudas para abortar fueron de 32.218.185 millones. El gasto del conjunto de las Administraciones públicas en España en apoyo a la mujer embarazada ha aumentado en tan solo 2 euros desde 2018.

Ante este dato cabría preguntarse si hay personas que piensan que el aborto es plato de gusto para alguien. Porque si la respuesta es no, ¿qué hacemos que no ayudamos a aquellas mujeres que quieran ser madres y atraviesen por dificultades para serlo? ¿Acaso estamos ante imperativos ideológicos fuera de toda lógica y, por supuesto, sensibilidad humana? Todo apunta a que sí, ya que al tiempo que se promueve y se financia el aborto, se ponen trabas legales a las asociaciones pro-vida para informar y ofrecer ayuda a las mujeres que acceden a los abortorios.

Por otro lado, estos datos desmienten la idea de que nuestra clase política, de quien dependen esas ayudas,  tenga una desarrollada conciencia social. De ser así se habría promulgado ya una ley de lucha contra la exclusión social motivada por la maternidad, porque en no pocas ocasiones apostar por la maternidad conlleva dificultades para obtener un puesto de trabajo, incluso para mantenerlo. La solapada marginación a la maternidad hace que muchas mujeres no sean libres, sino que se vean muy presionadas, a la hora de elegir la vida en detrimento del aborto.

Al mismo tiempo hay una alarmante falta de visión de futuro. Dos días después del informe hemos sabido que España ha perdido población por primera vez en los últimos cinco años. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), España en estos momentos tiene 47,32 millones de personas, lo que supone un descenso de 72.007 habitantes respecto a 2020.

Todo lo que estamos viviendo en este sentido es bien definido por el papa santo, Juan Pablo II, que acuñó el término “cultura de la muerte” en su encíclica Evangelium Vitae. En ella señala que «con las nuevas perspectivas abiertas por el progreso científico y tecnológico surgen nuevas formas de agresión contra la dignidad del ser humano, a la vez que se va delineando y consolidando una nueva situación cultural, que confiere a los atentados contra la vida un aspecto inédito y -podría decirse- aún más inicuo ocasionando ulteriores y graves preocupaciones: amplios sectores de la opinión pública justifican algunos atentados contra la vida en nombre de los derechos de la libertad individual, y sobre este presupuesto pretenden no sólo la impunidad, sino incluso la autorización por parte del Estado, con el fin de practicarlos con absoluta libertad y además con la intervención gratuita de las estructuras sanitarias». (Evangelium Vitae, num. 4).

Más recientemente, el papa Francisco, con la claridad que lo caracteriza, declaraba en el vuelo en el que regresaba a Roma desde Eslovaquia, el pasado mes de septiembre: «El aborto es más que un problema, el aborto es un homicidio. Sin medias palabras: quien realiza un aborto, mata». Después se hacía dos preguntas: «¿Es correcto matar una vida humana para resolver un problema? (…) Segunda pregunta: ¿es correcto contratar a un sicario para resolver un problema? (…) Por eso la Iglesia es tan dura con este tema, porque si acepta esto es como aceptar el homicidio cotidiano».

Ahora, en plena Navidad, es buen momento para reflexionar sobre esto.

El autorCelso Morga

Arzobispo emérito de la diócesis de Mérida Badajoz

Vaticano

La humildad del servicio, para ser verdaderamente útil a todos

En el tradicional mensaje navideño del Papa Francisco a la Curia Romana, que suele ser un momento de reflexión, el Santo Padre se ha detenido en la tentación de la "mundanidad espiritual".

Giovanni Tridente·27 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Las enfermedades, tentaciones y aflicciones que comprometen al «organismo» de la Curia Romana -el grupo de cardenales y obispos que colaboran con el Papa y la Santa Sede- siempre han estado en el centro de los saludos anuales a los que nos tiene acostumbrados el Papa Francisco desde su elección. Siempre ha sido, en definitiva, un momento de verificación y reflexión, casi como un análisis introspectivo para comprender mejor «quiénes somos y nuestra misión».

También este año el Pontífice no ha sido una excepción, y se ha detenido sobre todo en una tentación concreta, la que ya ha identificado en otras ocasiones como «mundanidad espiritual», cuya superación, sin embargo, beneficia al servicio general que ofrecen los distintos dicasterios vaticanos a la Iglesia universal.

Volver a la humildad

La clave para no correr el riesgo de ser «generales de ejércitos derrotados antes que simples soldados de un escuadrón que sigue luchando», como ya indicaba en su Evangelii gaudium, es volver -y con cierta diligencia- a la humildad, una palabra y una actitud desgraciadamente olvidada hoy y vaciada de moralismo. Y, sin embargo, la humildad es precisamente la primera puerta de entrada de Dios en la historia.

En su discurso, que no fue breve, el Papa Francisco reiteró a sus colaboradores que no se puede «pasar la vida escondiéndose detrás de una armadura, de un rol, de un reconocimiento social», porque tarde o temprano esa falta de sinceridad le pasará la factura y mostrará toda su inconsistencia, además de ser, en la Iglesia, un grave contratiempo: «si olvidamos nuestra humanidad vivimos sólo de los honores de nuestras armaduras».

Superar el orgullo

¿Cómo debería ser entonces una curia romana humilde? Seguramente no debe avergonzarse de sus fragilidades, pues «saber habitar sin desesperación, con realismo, alegría y esperanza nuestra humanidad». Lo contrario de la humildad es la «soberbia», que va de la mano del «fruto más perverso de la mundanidad espiritual» que son las «seguridades». Mientras que estos últimos muestran una falta de fe, esperanza y caridad, la soberbia es «como paja», que además de generar una tristeza estéril, priva a la Iglesia de «raíz» y «ramas».

Recordar y generar

Las raíces atestiguan el vínculo con el pasado, con la Tradición, con el ejemplo de quienes nos han precedido en la evangelización; los brotes son emblemas de vitalidad y proyección de futuro. Con esta conciencia, una Iglesia y una Curia humildes son capaces de «recordar», atesorar y revivir -añadió el Papa Francisco en su razonamiento- y de «generar», es decir, mirar hacia adelante con una memoria llena de gratitud.

Los humildes, en definitiva, «empujan hacia lo que no conocen», «aceptan ser cuestionados» y se abren a lo nuevo con esperanza y confianza. Sin esta actitud, se corre el riesgo de enfermar y desaparecer: «sin humildad no se encuentra a Dios ni al prójimo».

En el fondo, si nuestro anuncio predica la «pobreza», la Curia debe destacar por su «sobriedad»; si la Palabra de Dios predica la «justicia», la Curia romana debe brillar por su transparencia, sin favoritismos ni enredos, fue la advertencia del Papa.

El banco de pruebas del Sínodo

Un banco de pruebas inmediato para poner de relieve una humildad concreta es precisamente el camino sinodal que está viviendo la Iglesia y que la Curia Romana está llamada a sostener como protagonista, no sólo porque representa el motor organizativo sino sobre todo porque, como ha reiterado el Santo Padre, debe «dar ejemplo».

También para los colaboradores del Papa, por tanto, la humildad debe declinarse en las tres palabras clave que Francisco utilizó durante la apertura de la asamblea sinodal el pasado octubre: participación, comunión y misión.

Una Curia Romana participativa es aquella que pone en primer lugar la «corresponsabilidad», lo que también se traduce para los responsables en un espíritu más servicial y colaborador.

Es una Curia que crea comunión, porque se centra en Cristo a través de la oración y la lectura de la Palabra, se preocupa por el bien de los demás, reconoce la diversidad y vive su trabajo con espíritu de compartir.

Por último, es una Curia misionera, que muestra pasión por los pobres y los marginados, también porque es evidente que también hoy, y precisamente en una fase sinodal en la que se quiere escuchar a «todos» indistintamente, falta «su voz, su presencia, sus preguntas».

Una Iglesia humilde es, por tanto, una comunidad de fieles «que pone su centro fuera de sí misma», consciente -concluyó el Papa Francisco- de que «sólo sirviendo y sólo pensando en nuestro trabajo como servicio podemos ser verdaderamente útiles a todos».

El regalo de Navidad

El tiempo de Navidad es un buen momento para reflexionar sobre los regalos: un regalo tiene la cualidad de la gratuidad, es decir, muestra un amor desinteresado. Significa que la gratuidad califica al amor: el amor sólo es tal si se puede decir que es gratuito. Y no hay mayor regalo que el Niño nacido en Belén.

27 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Asociamos la palabra Navidad con un árbol decorado con decenas de regalos para desenvolver alrededor de él, o con una bonita chimenea encendida con calcetines encima de las que sacar los distintos regalos. El verdadero regalo, como todos sabemos, no es el objeto material, sino el deseo de compartir algo de nosotros mismos o de mejorar algún aspecto de nuestros seres queridos. Más que el objeto material, el regalo envuelto nos ayuda a dar la sorpresa y el asombro que hoy parecen ser las emociones más difíciles de experimentar.

La maravilla de la anticipación, de la imaginación que sueña, inventa y crea, está en ese papel de colores que envuelve los regalos. Al igual que los paños que envolvían a Jesús protegían y salvaguardaban el Don de un Dios hecho hombre, o mejor dicho, infante, niño, indefenso y desarmado, cuando desvelamos el regalo de su papel, quitamos el velo -lo «desvelamos»- y ese mismo gesto nos lo revela como un regalo.

El momento del regalo, nunca es sólo el objeto en sí, sino que es compartir juntos el momento en el que la sorpresa del que recibe se encuentra con la esperanza, para el dador, de haber comprendido algo importante sobre el alma del que tiene delante. Los paños con los que María envuelve a su Hijo para entregarlo a la humanidad en el pesebre no pretenden ocultar a Jesús, sino protegerlo. Del mismo modo, el papel de nuestros regalos protege nuestro amor de la precipitación y la superficialidad con la que demasiado a menudo arruinamos muchas de nuestras relaciones a lo largo del año.

El regalo tiene la cualidad de la gratuidad, es decir, muestra un amor desinteresado. Significa que la gratuidad califica al amor: el amor sólo es tal si se puede decir que es gratuito. Pero cuando la gratuidad se encarna en un don, expresa un amor que, sin querer nada a cambio, piensa que los demás deben comportarse de la misma manera. Si acojo en mi casa al hijo de un amigo que viene a mi ciudad para una competición, espero que me dé las gracias. Esto no significa una obligación de dar algún tipo de «reciprocidad» (que es posible, pero no en términos de deber, de lo contrario estaríamos en el escenario de un mero trueque, o incluso de una relación «mafiosa»), sino el reconocimiento de que este comportamiento ha sido humano y por lo tanto, cuando mi amigo sea capaz, también hará algo similar en su ciudad.

Por eso, en Navidad -puede ser Reyes, San Nicolás o Santa Lucía: no importa…. – todos nosotros, aunque seamos ateos, agnósticos o incluso de otras religiones, intercambiamos regalos. Porque, aunque no creamos que la Navidad es el cumpleaños del Salvador, todos sentimos que la Navidad es el cumpleaños de todos y cada uno de nosotros.

El autorMauro Leonardi

Sacerdote y escritor.

Vocaciones

«El mundo cambia y las Hijas de la Caridad nacimos para estar insertas en él»

Entrevista a sor Mª Concepción Monjas Pérez, visitadora de la Hijas de la Caridad en España con motivo de la creación de la nueva provincia canónica España Centro que aúna las anteriores Madrid-Santa Luisa y Madrid-San Vicente.

Maria José Atienza·27 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

El pasado 27 de noviembre, fiesta de la Virgen Milagrosa, las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl daban la bienvenida a una nueva provincia canónica de la orden: España Centro.

En total, la nueva provincia está compuesta por un millar de religiosas trabajando por los más pobres en las comunidades autónomas de Madrid,Castilla y León, Castilla-La Mancha, Murcia y la Rioja.

Con esta nueva provincia se iniciaba además la labor del Consejo provincial presidido por sor Mª Concepción Monjas Pérez como visitadora. Con este motivo, Omnes ha entrevistado a la nueva visitadora que señala, entre otras cosas, la aparición de “nuevas pobrezas” en las que trabajan las Hijas de la Caridad y el futuro basado en la misión compartida con los laicos.

Hijas de la caridad

– ¿Cómo asume la nueva provincia el desarrollo de su carisma fundacional? ¿Por qué se ha decidido crear esta provincia?

La Provincia asume el desarrollo de su carisma fundacional como lo han venido haciendo hasta ahora las provincias Madrid-Santa Luisa y Madrid-San Vicente: con un profundo sentido eclesial, con una preocupación muy grande por atender a las necesidades de nuestro tiempo y estando muy pendientes de las necesidades de los pobres. Todo ello siempre de acuerdo con el legado de San Vicente y Santa Luisa.

Las Hijas de la Caridad están viviendo una reorganización. Somos 12.800 en el mundo y el descenso del número de Hermanas ha llevado a los superiores generales a reorganizar las provincias. Es una organización que pretende tener muy presente la vitalidad apostólica.

El mundo cambia a gran velocidad y las Hijas de la Caridad nacimos para estar insertas en él y para hacer presente el Evangelio y la caridad en medio de las personas que sufren.

– Usted ha señalado la necesidad de la renovación de las estructuras sin olvidar el propio carisma ¿Cómo concreta esa renovación en la actualidad? ¿Cuáles son los retos de presente y futuro de las Hijas de la Caridad?

Esta renovación la plantea la propia situación actual: la situación de los migrantes, las situaciones de violencia de todo tipo, la vulneración de los derechos humanos…

Todo esto es lo que nos urge a vivir esta renovación, que es en el fondo una respuesta actualizada de lo que quiso hacer San Vicente en el siglo XVII: seguir siendo presencia de la misericordia de Dios en medio del mundo del dolor. Por supuesto, esta renovación exige colaboración con los laicos que son una parte fundamental de nuestra de nuestra acción y también con la Iglesia.

La sinodalidad es la clave de este momento presente para seguir haciendo realidad el carisma vicenciano en medio del mundo. Acabamos de celebrar una Asamblea General y nos ha planteado unos retos muy importantes para dar respuesta a los derechos humanos vulnerados: el cuidado de la casa común, el cuidado de la creación, la mística de vivir juntos en colaboración y fraternidad y la transmisión de la fe con el Evangelio a los jóvenes. Estos serían nuestros cuatro desafíos o retos en el presente y para el futuro.

­– ¿Cómo animar las vocaciones a una vida de entrega y servicio como es la de una Hija de la Caridad?

Resulta difícil responder a esta pregunta porque la verdad es que esta vocación es muy actual y sin embargo nos cuesta contagiarla y transmitirla. Ahí está uno de los grandes retos: ser capaces de transmitir a las jóvenes esta pasión por Dios y por la humanidad. Estamos buscando caminos para hacerlo realidad.

–Las Hijas de la Caridad son una de las comunidades más conocidas y también queridas, por su labor de atención a los más vulnerables, ¿cómo se estructura y desarrolla esta actividad hoy? ¿Hay nuevas pobrezas?, ¿nuevas vulnerabilidades?

Actualmente detectamos nuevas pobrezas como las situaciones en las que viven los migrantes, la trata de personas y la violencia de género. Hemos creado una comunidad interprovincial en Melilla para responder a todas estas situaciones de frontera y estamos muy atentas a todo lo que va surgiendo en nuestros campos de servicio.

San Vicente nos pedía que estuviéramos muy pendientes de los pobres porque eso hace que se agilicen nuestras estructuras: las organizamos y reorganizamos en función de las necesidades. Yo diría que hoy en día, el punto fuerte es la “misión compartida” con los laicos en todos los campos de servicio.

Vaticano

Pasar del “yo” al “tú”. El aliento del Papa en su carta a las familias

En la fiesta de la Sagrada Familia, el Santo Padre Francisco ha invitado a las familias a cuidar “los detalles de las relaciones”, “escucharnos y comprendernos”, y a fijarnos en la Virgen María, para pasar de “la dictadura del "yo" al “tú”. Además, en una Carta dirigida a los esposos, les recuerda que “mantengan la mirada fija en Jesús”.

Rafael Miner·26 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 7 minutos

Tras la oración mariana del Ángelus, en la fiesta de la Sagrada Familia que la Iglesia celebra este domingo, y ante personas de numerosos países en la Plaza de Pedro, como polacos, brasileños o colombianos, el Papa Francisco ha alentado a las familias a escucharse y comprenderse. “Cada día, en la familia, hay que aprender a escucharnos y comprendernos, a caminar juntos, a afrontar los conflictos y las dificultades”, manifestó. “Es el reto diario, y se gana con la actitud adecuada, con pequeñas atenciones, con gestos sencillos, cuidando los detalles de nuestras relaciones”.

Para conseguir esto, el Santo Padre invitó a fijarnos en la Virgen María, “que en el Evangelio de hoy dice a Jesús: ‘Tu padre y yo te buscábamos’. Tu padre y yo; no yo y tu padre: ¡antes del ‘yo’ está el ‘tú’! Para preservar la armonía en la familia, hay que luchar contra la dictadura del ‘yo’”.

En este sentido, el Papa afirmó que “es peligroso cuando, en lugar de escucharnos, nos culpamos de nuestros errores; cuando, en lugar de preocuparnos por los demás, nos centramos en nuestras propias necesidades; cuando, en lugar de hablar, nos aislamos con nuestros teléfonos móviles; cuando nos acusamos unos a otros, repitiendo siempre las mismas frases, escenificando una obra de teatro ya vista en la que cada uno quiere tener razón y al final hay un frío silencio”.

Romper silencios y egoísmos

Como ha hecho en diversas ocasiones y países, Francisco añadió la conveniencia de hacer las paces por la noche. “Repito un consejo: por la noche, después de todo, hagan las paces. Nunca vayan a dormir sin haber hecho las paces, porque si no al día siguiente habrá una ‘guerra fría’. ¡Cuántas veces, por desgracia, nacen conflictos dentro de las paredes del hogar como resultado de silencios demasiado largos y egoísmos no curados! A veces incluso se llega a la violencia física y moral. Esto rompe la armonía y mata a la familia”.

El Papa reveló asimismo una “verdadera preocupación” sobre el “invierno demográfico”, “al menos aquí en Italia”, señaló. “Parece que muchos han perdido la aspiración de seguir adelante con los hijos, y muchas parejas prefieren quedarse sin o con un solo hijo. Piénsenlo, es una tragedia”.

“Hace unos minutos he visto en el programa ‘A su imagen’ cómo hablaban de este grave problema, el invierno demográfico”, añadió el Santo Padre. “Hagamos todos lo que podamos para recuperar la conciencia, para superar este invierno demográfico que va en contra de nuestras familias, nuestra patria e incluso nuestro futuro”.

“Proteger nuestras raíces”

Al principio, al hilo de Evangelio propuesto por la liturgia del día, el Pontífice afirmó que se “nos recuerda que Jesús es también hijo de una historia familiar”, tal como “lo vemos viajar a Jerusalén con María y José para la Pascua”; y “luego hace preocupar a su madre y a su padre, que no lo encuentran”; mientras “una vez encontrado, vuelve a casa con ellos”.

De ahí la afirmación del Papa: “Es hermoso ver a Jesús insertado en la red de afectos familiares, naciendo y creciendo en el abrazo y la preocupación de los suyos. Esto es importante también para nosotros: venimos de una historia entretejida de lazos de amor y la persona que somos hoy nace no tanto de los bienes materiales que hemos disfrutado, sino del amor que hemos recibido”

Luego, Francisco señaló que “puede que no hayamos nacido en una familia excepcional y sin problemas”, a pesar de los cual “es nuestra historia” y “son nuestras raíces”, y exclamó: “¡Si las cortamos, la vida se seca!”, puesto que “Dios no nos creó para ser conductores solitarios, sino para caminar juntos. Démosle las gracias y recemos por nuestras familias. Dios piensa en nosotros y quiere que estemos juntos: agradecidos, unidos, capaces de proteger nuestras raíces”

“Cerca de cada persona, de cada matrimonio”

La Santa Sede hizo pública esta mañana una Carta fechada el 26 de diciembre, que el Santo Padre ha dirigido a los matrimonios de todo el mundo con motivo del Año ‘Familia Amoris laetitia’, en la que les anima a seguir caminando con la fuerza de la fe cristiana y la ayuda de San José y de Nuestra Señora, informa la agencia oficial vaticana.

En la carta, firmada en san Juan de Letrán, el Papa traslada un mensaje de cercanía y esperanza a esposas y esposos, al señalar que “siempre he tenido presente a las familias en mis oraciones, pero más aún durante la pandemia, que ha probado duramente a todos, especialmente a los más vulnerables. El momento que estamos pasando me lleva a acercarme con humildad, cariño y acogida a cada persona, a cada matrimonio y a cada familia en las situaciones que están experimentando”.

A continuación, el Santo Padre subraya que este contexto particular “invita a hacer vida las palabras con las que el Señor llama a Abrahán a salir de su patria y de la casa de su padre hacia una tierra desconocida que Él mismo le mostrará”, Francisco afirma que todos “hemos vivido más que nunca la incertidumbre, la soledad, la pérdida de seres queridos y nos hemos visto impulsados a salir de nuestras seguridades, de nuestros espacios de control, de nuestras propias maneras de hacer las cosas, de nuestras apetencias, para atender no sólo al bien de la propia familia, sino además al de la sociedad, que también depende de nuestros comportamientos personales”.

“¡No están solos!”

Enseguid, Francisco lanza un mensaje de acompañamiento, al recordar que no están solos, “ya que Dios está en nosotros, con nosotros y entre nosotros: en la familia, en el barrio, en el lugar de trabajo o estudio, en la ciudad que habitamos”. Y efectúa un paralelismo con la vida de Abrahán, puesto que también los esposos salen de su tierra tal como lo implica el mismo noviazgo que conduce al matrimonio y a las distintas situaciones de la vida. “Dios los acompaña, los ama incondicionalmente. ¡No están solos!”.

Además, dirigiéndose a los esposos y especialmente a los jóvenes, el Papa escribe que sus hijos “los observan con atención” y buscan en ellos “el testimonio de un amor fuerte y confiable”. “Los hijos son un regalo, siempre, cambian la historia de cada familia. Están sedientos de amor, de reconocimiento, de estima y de confianza. La paternidad y la maternidad los llaman a ser generativos para dar a sus hijos el gozo de descubrirse hijos de Dios, hijos de un Padre que ya desde el primer instante los ha amado tiernamente y los lleva de la mano cada día”.

“Vocación al matrimonio, una llamada”

En un momento de la Carta, el Papa anima a recordar que “la vocación al matrimonio es una llamada a conducir un barco incierto, pero seguro por la realidad del sacramento, en un mar a veces agitado”, de manera que comprende si a veces, como los apóstoles, sienten ganas de gritar: “¡Maestro! ¿No te importa que perezcamos?”.

Sin embargo, “no olvidemos que a través del sacramento del matrimonio, Jesús está presente en esa barca. Él se preocupa por ustedes, permanece con ustedes en todo momento en el vaivén de la barca agitada por el mar”, subraya el Papa.

El Santo Padre manifiesta la importancia de “que juntos mantengan la mirada fija en Jesús”, puesto que “sólo así encontrarán la paz, superarán los conflictos y encontrarán soluciones a muchos de sus problemas”. “Nuestro amor humano es débil, necesita de la fuerza del amor fiel de Jesús. Con Él pueden de veras construir la ‘casa sobre la roca’”.

“Permiso, gracias, perdón”

Como ha hecho en otras circunstancias, Francisco vuelve a pedir a las familias que guarden en su corazón el consejo a los novios que expresó con estas tres palabras: “permiso, gracias, perdón”. Y les anima a no avergonzarse “de arrodillarse juntos ante Jesús en la Eucaristía para encontrar momentos de paz y una mirada mutua hecha de ternura y bondad. O de tomar la mano del otro, cuando esté un poco enojado, para arrancarle una sonrisa cómplice”.

Sin olvidar que “para algunos matrimonios la convivencia a la que se han visto forzados durante la cuarentena ha sido especialmente difícil”, el Papa manifiesta que “los problemas que ya existían se agravaron, generando conflictos que muchas veces se han vuelto casi insoportables”, por lo que les expresa su cercanía y afecto.

El Santo Padre se refiere también al dolor de la ruptura de una relación conyugal y a la falta de entendimiento. Francisco les pide que “no dejen de buscar ayuda para que los conflictos puedan superarse de alguna manera y no causen aún más dolor entre ustedes y sus hijos. El Señor Jesús, en su misericordia infinita, les inspirará el modo de seguir adelante en medio de tantas dificultades y aflicciones. No dejen de invocarlo y de buscar en Él un refugio, una luz para el camino, y en la comunidad eclesial una “casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas” (Evangelii gaudium , 47).

El Papa recuerda además que “el perdón sana toda herida” y que “perdonarse mutuamente es el resultado de una decisión interior que madura en la oración”.

Educación en la familia, pastoral familiar

Antes de dirigirse a los jóvenes y a los abuelos, el Santo Padre asegura que “educar a los hijos no es nada fácil. Pero no olvidemos que ellos también nos educan. El primer ámbito de la educación sigue siendo la familia, en los pequeños gestos que son más elocuentes que las palabras”.

“Por otra parte, y como ya he señalado, la conciencia de la identidad y la misión de los laicos en la Iglesia y en la sociedad ha aumentado. Ustedes tienen la misión de transformar la sociedad con su presencia en el mundo del trabajo y hacer que se tengan en cuenta las necesidades de las familias. También los matrimonios deben ‘primerear’ dentro de la comunidad parroquial y diocesana con sus iniciativas y su creatividad, buscando la complementariedad de los carismas y vocaciones como expresión de la comunión eclesial; en particular, los ‘cónyuges junto a los pastores, para caminar con otras familias, para anunciar que, también en las dificultades, Cristo se hace presente”.

“Por tanto, los exhorto, queridos esposos, a participar en la Iglesia, especialmente en la pastoral familiar. Porque ‘la corresponsabilidad en la misión llama […] a los matrimonios y a los ordenados ministros, especialmente a los obispos, a cooperar de manera fecunda en el cuidado y la custodia de las Iglesias domésticas’. Recuerden que la familia es la ‘célula básica de la sociedad’ (Evangelii gaudium , 66)”.

Jóvenes, novios, abuelos…

El Pontífice se dirige a los jóvenes que se preparan al matrimonio, para decirles que “si antes de la pandemia para los novios era difícil proyectar un futuro cuando era arduo encontrar un trabajo estable, ahora aumenta aún más la situación de incertidumbre  laboral”. En este contexto, añade: “Invito a los novios a no desanimarse, a tener la ‘valentía creativa’ que tuvo san José, cuya memoria he querido honrar en este Año dedicado a él. Así también ustedes, cuando se trate de afrontar el camino del matrimonio, aun teniendo pocos medios, confíen siempre en la Providencia, ya que ‘a veces las dificultades son precisamente las que sacan a relucir recursos en cada uno de nosotros que ni siquiera pensábamos tener’”

Antes de despedirse, Francisco envía un saludo especial a los abuelos y a las abuelas “que durante el tiempo de aislamiento se vieron privados de ver y estar con sus nietos, a las personas mayores que sufrieron de manera aún más radical la soledad”. Y no duda en reafirmar un concepto expresado en diversas ocasiones: “La familia no puede prescindir de los abuelos, ellos son la memoria viviente de la humanidad, ‘esta memoria puede ayudar a construir un mundo más humano, más acogedor’”

Vivir con gozo la vocación

Con el deseo de que “San José inspire en todas las familias la valentía creativa, tan necesaria en este cambio de época que estamos viviendo”, y que “Nuestra Señora acompañe en sus matrimonios la gestación de la ‘cultura del encuentro’, tan urgente para superar las adversidades y oposiciones que oscurecen nuestro tiempo”, el Papa Francisco alienta también a vivir con gozo la vocación. “Los numerosos desafíos no pueden robar el gozo de quienes saben que están caminando con el Señor. Vivan intensamente su vocación. No dejen que un semblante triste transforme sus rostros”.

El Papa se despide con cariño “animándolos a seguir viviendo la misión que Jesús” les ha encomendado, perseverando en la oración”, y les pide que “por favor, no se olviden de rezar” por él, tal como él mismo hace “todos los días” por los esposos y sus familias.

América Latina

La familia: el primer y último refugio 

En vísperas de la fiesta de la Sagrada Familia, nos queda contemplar a Jesús, María y José, para que aprendamos a volver siempre y cada vez a la familia.

Luis Gaspar·26 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

El fin de año suele ser tiempo de reflexiones sobre aquello que hicimos y no hicimos durante los últimos doce meses. Es además momento de celebración. La llegada de Jesús en Navidad nos vuelve a todos un poco niños de nuevo y renovamos nuestra ilusión en la espera del Salvador. Y como para que quede claro que Jesús llegó al mundo de la mano de un padre y una madre, en el tiempo de Navidad celebramos la fiesta de la Sagrada Familia, porque sin María y sin José es imposible imaginar el pesebre.

Es la Sagrada Familia la que nos recuerda también ese halo divino de las familias, es ese permanente recuerdo que los padres, los tuyos y los míos, son estrechos colaboradores de la creación.

Es la familia sin duda, el primer y último refugio, por eso es también el objeto de la ofensiva materialista que pretende deshumanizarla y convertir a los hijos en simples productos, y a los progenitores en simples  reproductores. 

San Juan Pablo II lo advertía en el año 2004: “El intento de reducir a la familia a una experiencia afectiva privada, socialmente irrelevante, de confundir los derechos individuales con los propios del núcleo familiar constituidos por el vínculo del matrimonio; de equiparar las convivencias a las uniones matrimoniales, constituyen uno de los tantos ataques que tratan de alterar la estructura de la sociedad”.  Entonces enfatizaba que “los ataques al matrimonio y a la familia se hacen más fuertes y radicales, ya sea en su versión ideológica como sobre el frente normativo”. 

En medio de este ataque constante, la familia sigue a pie firme aferrándose a mantenerse unida. Es esa unidad la que la mantendrá vigente. 

Mariángeles Castro Sánchez, del Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad Austral de Argentina, lo describe así: “el ideal de la unidad en la familia exige sobreponernos a la tendencia del descompromiso que hoy nos interpela como sociedad, en el entendimiento de que no lograremos crecer sin un principio de unidad que implique la integración y la consolidación de un proyecto de vida común”. 

Entonces surge la pregunta: ¿La familia es realmente tan importante? Y la respuesta viene de José Pons, Consejero de la Asociación de Familias numerosas de España: “No cabe duda de que la familia es la escuela de la solidaridad, de la responsabilidad, de la creatividad, de la innovación. Lo que no se aprende en la familia difícilmente se aprende en el colegio, en la universidad o en el trabajo. En la familia se aprende a compartir, a resistir, a valorar. La familia es más que nunca la primera célula, la primera escuela y la base de la sociedad. Debilitado el tejido familiar queda debilitada irremediablemente la sociedad”.

A vísperas de la Fiesta de la Sagrada Familia nos queda contemplar a Jesús, María y José, perseguidos y amenazados por un rey que quería acabar con ellos, que quería matar al niño. Con otros protagonistas, esa persecución sigue dándose más de dos mil años después. La clave está en “volver siempre y cada vez a la familia. En la seguridad de que ser parte de esta unidad fundamental y primaria nos permitirá afrontar desafíos, resistir tempestades y, por qué no también, sobrevivir al naufragio” (Mariángeles Castro Sánchez). 

El autorLuis Gaspar

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Familia

Matrimonio cristiano: transformar el amor humano en amor sobrenatural

El autor repasa algunas de las principales claves de la vocación matrimonial recogidas en las enseñanzas de san Josemaría Escrivá.

Rafael de Mosteyrín Gordillo·26 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

La sobresaliente valoración del matrimonio que hace San Josemaría ya está presente en San Pablo (1 Tim 4, 3-5), pero es redescubierta y desarrollada en su mensaje, como camino de santidad.

Sus enseñanzas superan el ámbito meramente especulativo. San Josemaría es sobre todo pastor y maestro de vida cristiana. Y no sólo ha hablado de la posibilidad de hacerse santos en el estado matrimonial, sino que ha guiado —primero personalmente, y después a través de otras personas— a millares de personas por este camino de santificación. En este sentido, ha contribuido a la difusión, en el seno de la Iglesia, de la llamada a la santidad en el estado matrimonial. Por esta razón su enseñanza constituye, indudablemente, una piedra miliar en la historia de la espiritualidad.

Como consecuencia del sacramento el marido y la mujer pueden transformar el amor humano en amor sobrenatural. Por tanto el matrimonio es manifestación y revelación del amor de Cristo por la Iglesia.

La mayoría de los cristianos están llamados a santificarse en la vida familiar. Pero, podemos preguntarnos, ¿qué fuerzas y capacidades concretas se encuentran en el hombre y qué dones debe recibir para que se produzca el desarrollo de la vida espiritual?

La perfección de la vida cristiana no es una mera imitación exterior, sino que busca la identificación con Cristo. Hemos procurado presentar en qué consiste la santidad en la vida familiar y qué es lo que cambia en quien la pretende.   

San Josemaría enseña que el fundamento para la santificación de la vida familiar del cristiano es el sentido de la filiación divina. A su vez la libertad es un don para alcanzar el fin de la identificación con Cristo, que se desarrolla con la práctica de las virtudes teologales y morales.

La filiación divina y la libertad son condición permanente del sujeto que quiere crecer en su amor a Dios, y está así dispuesto para desarrollar las virtudes.

El sentido de la filiación divina, unido al ejercicio de la libertad, es la base del crecimiento en las virtudes que configuran al cristiano con Cristo.

La vocación cristiana se desarrolla por tanto con la gracia de Dios, pero también con las virtudes teologales y morales. La trascendencia del fin al que el hombre está llamado hace necesario que amplíe las fuerzas o virtudes de que está dotado.

Las virtudes teologales deben informar toda la vida familiar, que está llamada a ser una escuela de santidad. La fe ilumina la existencia. Implica saberse situado en una historia que Dios gobierna y dirige. Permite superar la experiencia del dolor y la amenaza de la muerte, que no tiene la última palabra.

La esperanza es la virtud que orienta hacia Dios la capacidad humana de desear y, a su vez, confía en el auxilio divino, que hace posible superar las dificultades y llegar a la meta. La caridad, que hace posible el amor ilimitado a Dios, es la más importante de las virtudes en la vida espiritual cristiana.

La santidad matrimonial se logra en la medida en que se procura crecer armónicamente en las virtudes morales, o humanas, de modo que sean el soporte de las teologales. Todas las virtudes deben manifestarse en el amor conyugal y la mutua ayuda.

Si el cristiano desarrolla las virtudes en el cumplimiento de sus deberes familiares, profesionales y sociales, y también en el ejercicio de sus propios derechos, está en el camino para llegar a identificarse con Cristo. El cristiano corriente está llamado a santificarse precisamente santificando su vida ordinaria.

La identificación con Cristo debe informar el conjunto de las realidades que determinan la vida a través de la caridad, la justicia, la fidelidad, la lealtad, etc. Es un ideal que reclama necesariamente el ejercicio de las virtudes para la superación del egoísmo.

El auténtico amor conyugal está orientado a la fecundidad y a la ayuda mutua. La vida conyugal se fundamenta sobre la virtud de la castidad, que permite a los esposos superar el egoísmo y agradar a Dios con su amor limpio y siempre abierto a la vida. El cuidado por el cónyuge, y por los hijos, son un elemento necesario de la santificación de cada uno de los esposos en el matrimonio. San Josemaría muestra la necesaria complementariedad de los cónyuges, y la insustituible aportación de la mujer al matrimonio y a la vida familiar.

San Josemaría considera con admiración la facultad de engendrar, con absoluta fidelidad al Magisterio de la Iglesia. Cada hijo es una bendición divina y elogia las familias numerosas cuando son fruto de la paternidad responsable.

Advierte, por el contrario, que cegar las fuentes de la vida trae consecuencias desgraciadas para la vida personal, familiar y social.

El materialismo cristiano —profundamente transmitido por San Josemaría— se demuestra un válido punto de partida para una adecuada comprensión de la riqueza del matrimonio cristiano, realidad de la naturaleza elevada a la dignidad sobrenatural. En el matrimonio la materia de santificación es el amor conyugal. La prueba de la autenticidad de ese amor es que esté abierto a la vida.  

El autorRafael de Mosteyrín Gordillo

Sacerdote.

Ecología integral

Por una Navidad ecológica

En Navidad celebramos algo tan natural como el nacimiento de un Niño que asumió nuestra naturaleza humana y cambió para siempre la manera de entenderla.

Emilio Chuvieco·25 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Quizá el leer este título algún lector haya decidido no seguir leyendo, pues habrá pensado algo así como “ya están aquí estos ecologistas que siempre están con su monserga”. Espero que algo aporte este artículo para los que hayan superado este primer impulso.

Estoy de acuerdo con esos lectores más críticos en que el adjetivo “ecológico” se aplica con ocasión y sin ella a cosas que no siempre pueden considerarse realmente como parte de lo que el papa Francisco (y otros pontífices anteriores) llaman “ecología integral”.

También estoy de acuerdo en que la etiqueta se aplica a cosas que no solo no pueden considerarse muy “naturales”, sino que están abiertamente en contraposición con la naturaleza última de las personas y demás seres creados.

Aquí voy a aplicar el término ecológico a una fiesta que tiene un hondo sentido religioso, la Navidad, tan natural como que celebramos el nacimiento de un Niño que asumió nuestra naturaleza humana y cambió para siempre la manera de entenderla.

Desde que el Hijo de Dios se encarnó, la naturaleza humana pasó a ser también naturaleza divina, de ahí que la encarnación suponga –en último término- la “deificación” de la materia, de la que todos los seres vivos están hechos.

Aunque no es lugar para tratarlo teológicamente con detalle, conviene indicar que la Encarnación de la Segunda persona de la Trinidad tiene una honda implicación ecológica. No solo viene a confirmar lo que nos indica ya el primer capítulo del Génesis, que todo lo creado por Dios es bueno, sino que, de una forma u otra –y con lo que ahora sabemos de la evolución de la materia-, supone que la Naturaleza (la materia creada) es parte del cuerpo humano del Dios encarnado.

La Navidad, en ese sentido, es la fiesta más ecológica, porque a raíz del nacimiento de Cristo, todas las realidades materiales adquieren una nueva dimensión: para un cristiano no solo son imagen de Dios (todas las criaturas reflejan al Creador), sino que tienen un cierto carácter sagrado. Despreciar lo material, de alguna forma, es no reconocer la Encarnación, como así hicieron los docetistas y gnósticos, históricamente las primeras herejías del cristianismo.

En esta línea podemos recordar unas palabras de S. Josemaría: «El auténtico sentido cristiano que profesa la resurrección de toda carne se enfrentó siempre, como es lógico, con la desencarnación, sin temor a ser juzgado de materialismo. Es lícito, por tanto, hablar de un materialismo cristiano, que se opone audazmente a los materialismos cerrados al espíritu» (Conversaciones con Mons. Escrivá, 1968, n. 115). En resumen, la primera dimensión ambiental de la Navidad es reconocer que la persona humana y divina de Jesús da un nuevo sentido a nuestra apreciación de la Naturaleza, del ambiente que nos rodea, que desde entonces no solo refleja de manera mucho más honda la imagen del Creador, sino que forma parte también del cuerpo del Redentor.

La segunda dimensión “ecológica” de la Navidad es de orden más práctico. Sabemos que el consumo superfluo es la principal causa de la degradación ambiental del planeta. Cada cosa que compramos o comemos, cada viaje que realizamos, lleva consigo el uso de una cierta cantidad de recursos y energía. Naturalmente que necesitamos consumir, lo que sea razonable para nuestras necesidades, pero consumir porque “toca”, sin pararnos en la utilidad o conveniencia de lo vamos a comprar, no tiene mucho sentido, ni ambiental, ni cristiano.

Recordemos que la pobreza es una virtud clave en el cristianismo, y que la pobreza no es no tener, sino no querer tener cuando podemos tenerlo. Celebramos el nacimiento de Jesús, que decidió libremente hacerlo en un establo, mostrando que la felicidad no depende del bienestar material. Parece razonable alegrarse de su nacimiento, pero la celebración no tiene por qué centrarse en un consumo desaforado.

En estos días, de repente todo el mundo descubre algo «imprescindible» que comprarse, algo que hará indudablemente su vida mucho más feliz, que le permitirá mejorar en casi todos los frentes de su anodina existencia. Así nos los venden y así lo aceptamos. Y luego le echan la culpa al sistema (que ciertamente la tiene), como si los seres humanos fuéramos autómatas o guiados por un destino recóndito que nos obligara a comprar con ocasión o sin ella.

Quizá es un ejercicio de rebeldía cristiana negarnos a un consumo excesivo, compatibilizar la alegría y la fiesta de estos días con la frugalidad y sencillez de vida.

El consumismo, en el fondo, es un reflejo del vacío espiritual en el que tantas personas se encuentran, como nos indicaba el papa Francisco en la Laudato si: “Mientras más vacío está el corazón de la persona, más necesita objetos para comprar, poseer y consumir» (n. 204). Se pretende llenar un anhelo interior con bienes materiales que no tienen capacidad de hacerlo, que solo nos alegran momentáneamente. Al fin y al cabo, bien sabemos que la felicidad de la compra dura muy poco.

Termino con una parte del diálogo que mantiene el principito con el zorro que quería ser su amigo: «Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Lo compran todo hecho en las tiendas. Y como no hay tiendas donde vendan amigos, los hombres no tienen ya amigos» (Antoine De Saint – Exupéry, El principito, 2003). Si lo meditamos con detenimiento, seguramente acabaremos reconociendo de que lo más hondo de nuestras vidas, lo que realmente nos hace felices, no se compra con dinero.

El autorEmilio Chuvieco

Catedrático de Geografía de la Universidad de Alcalá.

Mundo

Belén en Navidad. Así se viven estos días en la tierra en la que nació Jesús

Belén es un pequeño pueblo, cercano a Jerusalén, con un 2% de población cristiana y al que la ausencia de peregrinaciones a causa de la pandemia ha golpeado de manera inmisericorde.

Maria José Atienza·25 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 6 minutos

Fr. Luis Enrique Segovia Marín, OFM, es el superior del Convento de Santa Catalina «ad Nativitatem», en Belén, de la Custodia franciscana de los santos lugares. Forma parte de la comunidad encargada de custodiar el lugar donde nació Jesús. En la actualidad, Belén es un pequeño pueblo, cercano a Jerusalén, en el que sólo el 2% de la población es cristiana católica. Golpeada por la violencia, en los últimos años, la ausencia de peregrinaciones a causa de la pandemia ha dificultado, aún más, las duras condiciones de vida de esta comunidad palestina cristiana de Belén.

Omnes ha podido conversar conFr. Luis Enrique Segovia que señala la necesidad de apoyar la presencia de la comunidad cristiana en el lugar de nacimiento de Cristo para seguir siendo «piedras vivas» de la fe.

Cada año, el mundo entero contempla «un Belén» en estas fiestas… ¿Cómo se vive la fiesta de la Natividad de Nuestro Señor allí donde nació? ¿Cómo se celebra la liturgia de la Nochebuena y el día de la Natividad?

En Belén, el lugar donde nació Jesús, cada año, con júbilo todos esperan en la Plaza del Pesebre y sus calles cercanas, lugar aledaño a la Basílica de la Natividad.

Vecinos, visitantes y lugareños reciben a la autoridad católica con gozo y alegría y cánticos navideños, mientras bandas locales de boyscouts y filas de frailes, que vienen de todas las comunidades de la Custodia, abren paso a la comitiva en medio del sonido de tambores y aplausos de la gente local.

Las celebraciones comienzan propiamente en noviembre, el último sábado del mes, primer domingo de adviento, en la que se iluminan cuatro velas en la Gruta de la Natividad y, de forma simbólica, se desplazan a los cuatro puntos cardinales. Con esta celebración apuntamos que María es, en cierto modo, la madre que se prepara para el nacimiento Es una preparación remota, ese es el significado de este ritual.

En Belén también celebramos la navidad católica el 25 de diciembre, la ortodoxa el 7 de enero y la armenia el 18 de enero. Tenemos tres navidades, por lo que no hablamos del día de Navidad sino de la temporada de Navidad. Esto crea un hermoso mosaico de gente, al que se suman los musulmanes, que se unen a nuestra alegría en esta festividad.

No obstante, los días en que todos en Belén se unen en celebración son el 24 y 25 de diciembre. El 24 de diciembre el patriarca latino, Mons. Pierbattista Pizzaballa, Patriarca latino de Jerusalén, máximo representante de la Iglesia Católica en Tierra Santa, realiza una procesión entre su sede de Jerusalén y Belén, dando la señal de inicio a los actos litúrgicos de la Navidad.

Mons. Pierbattista Pizzaballa el día de la Natividad en Belén

La presencia de los cristianos en Tierra Santa sigue siendo, al día de hoy, un desafío ¿Cuál es la vida de la comunidad católica de Belén? 

Belén, la ciudad donde la mayoría de los cristianos creen que nació Jesús, se convierte para muchos en un lugar de peregrinación durante las celebraciones navideñas.

Sin embargo, cada vez es menor el número de cristianos que viven allí. Se calcula que hace cien años cerca del 40% de la población de Belén era cristiana. Ahora la mayoría es musulmana y sólo aproximadamente el 2% de los residentes palestinos profesan la fe de Cristo.

La inestabilidad política y económica les ha empujado a emigrar a lugares más prósperos y, por ello, la pequeña comunidad que aún permanece quiere que se la conozca y busca el apoyo con el fin de evitar que la cristiandad desaparezca precisamente del lugar donde Jesucristo vivió y fundó la Iglesia.

La ciudad de Belén, en su mayoría está compuesta por musulmanes, que es más del 95% y el resto son cristianos. La razón: muchos de ellos han tenido que emigrar fuera del territorio, buscando mejores condiciones de vida y tener un futuro más seguro para sus hijos.

La vida para la gente local es impredecible. No se sabe cuándo se dará una guerra, una intifada, una agresión o violencia en general. Quien ha vivido esto no lo quiere para sus hijos, sino por el contrario, quieren que vivan de manera tranquila, pacífica, serena.

La Custodia de Tierra Santa tiene el gran desafío de mantener la presencia de los cristianos en Tierra Santa, porque hay el temor de que, con el tiempo, nuestras iglesias y santuarios se conviertan en museos porque las piedras vivas son, y serán siempre, los cristianos.

– La pandemia de Covid ha golpeado Tierra Santa en una de sus fuentes principales de subsistencia: los peregrinos ¿Cómo están saliendo adelante en esta crisis? ¿Se sienten acompañados, espiritualmente, por los hermanos en la fe? 

Si hay algo que ha traído el coronavirus, además de muerte, ha sido la restricción de la movilidad. Por eso, el turismo ha sido uno de los sectores más golpeados por la pandemia. Esto ha afectado a los cristianos de Tierra Santa, sobre todo la ciudad de Belén, que se dedica, principal y profesionalmente a las peregrinaciones y que, al suprimirse por completo, siguen pasándolo realmente mal.

El turismo es el principal motor de la economía de Belén, y tenía su punto álgido en época navideña y Semana Santa. Las personas que viven allí, un enorme 80% de ellos, dependen del turismo para sus ingresos y ahora han estado sin ningún ingreso.

Por segundo año, los hoteles, restaurantes y tiendas de artículos religiosos, que en esta época del año acogen gran parte de su clientela, forman parte de una ciudad desierta. Todo es silencio y desolación. No hay expectativas de que esto pueda cambiar, las pérdidas económicas son muchas y todo está paralizado.

En el centro de la ciudad, muchas tiendas y restaurantes permanecen aún sin abrir ante la ausencia de turistas. Solo se ve caminar entre sus calles a la población local.

En el ámbito religioso, la mayoría de eventos y celebraciones con motivo de la Navidad seguirán limitados a un número reducido de personas, según la tasa de contagios.

Las celebraciones se deberán llevar a cabo bajo estrictas medidas de higiene, se priorizará su seguimiento “a distancia” y se retransmitirán virtualmente y por televisión para prevenir reuniones y evitar el riesgo de contagios.

El turismo es el principal motor de la economía de Belén, y tenía su punto álgido en época navideña y Semana Santa. Las personas que viven allí, un enorme 80% de ellos dependen del turismo para sus ingresos y ahora han estado sin ningún ingreso.

Fr. Luis Enrique Segovia Marín, OFM.

La presencia de la custodia franciscana es clave para que Tierra Santa siga siendo Tierra Santa y pueda ser lugar de peregrinación y encuentro con Dios ¿Cómo animar y ayudar a esta presencia franciscana? 

La Custodia Franciscana de Tierra Santa existe desde hace 800 años y siempre ha asumido los desafíos a los que se enfrentan nuestros fieles cristianos.

A lo largo de los años, la Custodia ha construido cientos de apartamentos para nuestras familias cristianas en Judea y Galilea. Durante esta pandemia, todas nuestras familias cristianas fueron confinadas en sus residencias, lo que provocó graves problemas económicos. En un gesto de solidaridad, la Custodia perdonó los pagos mensuales del alquiler de sus apartamentos durante un año. Además acompaña a las familias que se encuentran en situaciones difíciles a nivel económico o con problemas sanitarios.

Durante este periodo de pandemia la providencia de Dios, nunca nos ha faltado, para hacer estas obras de caridad. Debo decir «el Señor también está con nosotros». Cuando estamos juntos, tan felices, el Señor está con nosotros, también está con nosotros cuando tenemos momentos de dificultades. Nunca nos abandona, está siempre cerca de nosotros.

Puede que lo veamos o puede que no, pero siempre nos acompaña en el camino de la vida, sobre todo en los malos momentos.

En segundo lugar, la Custodia Franciscana decidió no cerrar las escuelas las clases continuaran on line para nuestros estudiantes; nuestras parroquias han continuado con el apoyo social  y sanitario, a muchas familias, proporcionando canastas de alimentos para los indigentes y para las numerosas familias de sus respectivas parroquias.

La Basílica de la Natividad es también una parroquia, administrada por los franciscanos, y es el lugar central de la comunidad cristiana de Belén. Como todos los lugares de oración está abierto, desde inicios del noviembre. Observando las medidas de seguridad sanitaria, los cristianos pueden venir a la iglesia.

Celebración en la Gruta de la Natividad

– ¿Cómo es la relación de la comunidad católica y, en concreto, de los franciscanos, con otras comunidades religiosas, musulmanes y otros cristianos con las que conviven?

Es muy serena y respetuosa, porque las religiones no tienen por qué ser el muro que separa a las personas o las sociedades.

Sin embargo, hay una realidad que no debemos olvidar y es que la presencia de cristianos en Tierra Santa disminuye cada año a un ritmo vertiginoso.

La Custodia tiene proyectos sociales para sostener a familias cristianas, construye casas y escuelas y se ocupa de la instrucción universitaria. Todo lo que sea posible en favor de las familias cristianas. Pero, si no existe una conciencia de querer quedarse y ser misionera en su propia tierra, todo lo que hagamos no será suficiente. Por eso, los cristianos tienen esa misión especial de transmitirnos la fe.

Hay el temor de que, con el tiempo, nuestras iglesias y santuarios, se conviertan en museos, porque las piedras vivas son y serán los cristianos.

Fr. Luis Enrique Segovia Marín, OFM.

A pesar  de la situación de pandemia que continuamos viviendo, nuestra presencia ha continuado en los santos lugares santos de nuestra redención. En el Santo Sepulcro, Belén, Nazaret y en el resto de santuarios hemos intensificado nuestra oración por el mundo entero.

Recursos

El relevo del héroe

Con motivo de la cercanía de la Navidad, el autor relata un suceso que, con cierta simpatía, nos hará reflexionar sobre un aspecto importante de nuestra vida.

Juan Ignacio Izquierdo Hübner·24 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Aprovechando que mi amigo Carlos estaba de paso por Pamplona, me dejé invitar por él a una terraza del centro para tomar café. Nos sentamos con la calma y poca prisa propias de una tarde de sábado tontorrón, acompañados por un cielo despejado y esa brisa de aquí que transporta un frío espectral (aun así, la terraza llena. Cosas que solo pasan en Pamplona). Pero teníamos buen abrigo. Así que después de ponernos al día —él me contó de su trabajo y yo le hablé de mis estudios—, aproveché que estábamos en confianza para desahogarme sobre ciertas inquietudes que a veces me pellizcan el buen humor:

— Estoy cansado del modelo de amor que nos están vendiendo por todos lados: tiene el brillo y el tamaño de las pompas de jabón. Muchos se enamoran, van de aquí para allá, y al final nadie se casa…  

— Deja, hombre, tranquilízate —me interrumpió Carlos a la vez que dejaba su taza en el plato con un golpe suave—. No vengas a ponerte trágico: en lugar de quejarte, tenemos que movernos. Como mi sobrino Miguel.

— ¿El que estudia Económicas?

— Sí, él. Pero se graduó hace un año… ¡hombre, nos hacía falta hablar, eh! 

Pues, hace unas semanas el chaval tuvo una inspiración.

— ¿Ah, sí?

— Al acabar la carrera, Miguel entró a trabajar con sus 24 años en una Consultora de Madrid. Como le gusta ir por ahí saludando a la gente, es un tipo que se ha hecho querer por sus colegas. En su piso trabajan (o quizá viven) unas 25 personas. Los jefes están al fondo, en despachos individuales, y los empleados comparten el salón, con unos tabiques de media altura que segmentan las mesas.  

— Como película americana.

— Tal cual. Al parecer el ambiente de trabajo no es tan gris. Dice Miguel que incluso decoraron algo por Navidad: un arbolito que te encuentras nada más salir del ascensor y cintas rojas sobre el ventanal que da a la ciudad. 

— Algo es algo.

— Una mañana el jefe convocó a la peña a la sala de reuniones que está junto a su oficina. Los más despiertos consiguieron sentarse en torno a la mesa, los demás quedaron de pie, formando una segunda y una tercera fila entre las sillas y las paredes. Miguel llegó unos minutos tarde, se acercó a la sala con la mochila al hombro y se apretó contra el marco de la puerta para escuchar.  

El jefe dio su speech, “¿alguien tiene alguna pregunta?” Cri-cri y “¡venga, a trabajar!”. Pero antes de que alguien se moviera, Miguel intervino:

— Perdón, yo quisiera dar un aviso. Aprovechando que estamos todos… 

— Por supuesto —dijo el jefe, disimulando su curiosidad con un bono de cortesía.

25 pares de ojos se fijaron en mi sobrino. Y Miguel, conteniendo la emoción, lo soltó:

— Me caso.

La gente se miró y la incomodidad cundió en la sala. Miguel se puso nervioso, “quizá no era el momento”, y retiró la sonrisa que tan cándidamente había ofrecido. Al otro lado de la mesa, una mujer de unos 40 años que estaba particularmente inquieta con la situación —quizá por el aprecio que tenía a mi sobrino—, hizo la pregunta que, por lo visto, muchos compartían:

— Pero, Miguel, ¿por qué tan joven?

— Hombre —dije, interrumpiendo a Carlos con el ánimo crispado—. La mujer aquella podría haberlo dicho más claro. Lo que Miguel probablemente entendió con esas palabras fueron otras más crueles: “¿No estarás siendo imprudente, o al menos un poco ingenuo al pretender disfrazarte de héroe?” 

— No seas dramático —me corrigió Carlos—. Además, en ese momento, como te decía al principio, Miguel recibió una inspiración: abrió su mochila para sacar el iPad, buscó algo y enseñó la pantalla a sus colegas como si levantara un trofeo. De pronto la tensión se transformó en calidez. Era una fotografía familiar: al centro, dos abuelos elegantísimos con gorritos navideños; junto a ellos, 7 matrimonios sonrientes; y llenando cada resquicio de la pantalla, unos 35 o 40 nietos de estatura y picardía diversas. Y mientras sostenía la foto, Miguel, con tono de confidencia, respondió: 

— Así me gustaría vivir la Navidad cuando sea mayor, como mi abuelo. Y para llegar a eso más vale que comience pronto, ¿no? Pues por eso me caso tan joven.

— Notable —comenté—. ¿Y cómo reaccionó la gente?

— Varios asintieron, otros sonrieron y la mujer que había preguntado se levantó, puso una mano en el hombro de mi sobrino y lo felicitó. 

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Descifrando la Navidad

Si se ve con su auténtico sentido, si somos sinceros cuando la celebramos, la Navidad, ese Dios hecho Niño, es motivo para estar alegres de verdad, no un día, sino muchos.

24 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 11 minutos

La mañana de Navidad amaneció algo fría, aunque soleada. Don Enrique se abrigó, como de costumbre, más de la cuenta para bajar a por el periódico y el pan del desayuno: camiseta interior, camisa de micropana, jersey de lana, abrigo de paño grueso, guantes y bufanda. Más que suficiente por muy invierno que sea, en la costa mediterránea. Cuando estaba ya a punto de salir de casa, la voz de Carmelina, su difunta esposa resonó en su interior:

–La gorra, Enrique. ¡Que por la cabeza se te va todo el calor del cuerpo!

A pesar de que no tenía frío y de que siempre regresaba a casa sudando, Don Enrique se encogió de hombros, regresó al perchero del que colgaba su gorra inglesa de cuadros grises, se la caló y cerró tras de sí la puerta.

Don Enrique enviudó el pasado verano. El dichoso coronavirus acabó con la vida de Carmelina, enferma del corazón, tras 43 años de feliz convivencia. Seguir obedeciendo sus consejos era una forma de seguir sintiéndola cerca, de honrar su memoria.

Como ella era muy friolera, Enrique continuaba poniendo la calefacción un grado más alto que lo que su cuerpo le pedía y no osaba poner pie en el suelo sin sus pantuflas de borreguito. Esta obligación le había acarreado más de un disgusto cuando, acuciado por sus problemas de próstata, en la oscuridad de la noche, las pantuflas desaparecían del habitual radio de acción. Hasta que no las encontraba con la punta de los dedos y se las calzaba, no se levantaba, por muy urgente que fuera la cosa.

La ausencia de su mujer le había afectado mucho al carácter. Solía ser una persona afable y atenta, pero, desde que ocurrió su desgracia, se había vuelto arisco y, a veces, hasta maleducado.

Por el camino hacia el quiosco donde cada mañana compraba su periódico, Don Enrique iba pensando en el tostón de la cena de anoche. Es verdad que estuvieron todos sus hijos y nietos, es verdad que la cena fue buena, pero él no tenía ganas de celebrar nada aquel año y los chistes de sus yernos le parecieron menos graciosos que ningún otro. Para colmo, la pequeña Aitana le vomitó en la chaqueta cuando su madre se la puso en brazos para hacer la foto con el abuelo y subirla a Facebook. ¡Ese olor a leche agria no se le iba de la pituitaria! Le quedaba el consuelo de que, pasada la Nochebuena, las fiestas navideñas van descendiendo en intensidad hasta que la gente parece recuperar la cordura a comienzos de enero.

–Hola Juan, buenos días.

–Buenos días, Don Enrique. ¡Feliz Navidad!

–Sí, sí, Feliz Navidad otra vez, ya me lo dijiste ayer. Venga, corta el rollo y dame el periódico.

–Pero qué periódico, Don Enrique, no le recordé ayer que el día de Navidad no hay prensa en papel. Tendrá que leerlo por internet.

–Internet para ti y para tu puñetera… me voy a callar.

–Vale, vale, Don Enrique, no se enfade. Llévese, si quiere, hoy, una revista. Aquí tengo algunas muy buenas: mire esta de Historia, esta de ciencia, esta de famosos, esta…

Entre la amplia oferta de revistas del expositor, Don Enrique se fijó en una en cuya portada aparecía una imagen de un jeroglífico egipcio. Siempre le había gustado la arqueología y le pareció la opción menos mala para sustituir su tradicional lectura matutina.

–Gracias, amigo, y ¡Feliz Navidad! –le deseó el vendedor de prensa mientras le devolvía el cambio–.

–¡Y dale con la Navidad! Que ya… que ya pasó. Ahora, si acaso, deséame un próspero año nuevo.

–Bueno, Don Enrique, hoy es Navidad; así que todavía podemos decirlo.

–Vale, vale, ¡qué pesado eres! Ahí te quedas –se despidió con cara de pocos amigos, la misma con la que entró en la cercana panadería–.

–Feliz Navidad, vecino, uy qué mala cara trae hoy. ¿Le sentó mal anoche el pavo? –le espetó, jocosa Puri, la dependienta–.

–¡Qué manía con desear feliz Navidad después de Nochebuena! –contestó el jubilado–. Ya, ya ha sido Navidad, ya hemos comido jamón y turrón, ya hemos cantado villancicos ya hemos estado juntos los que quedamos vivos. ¿Qué más quieres?

–Bueno, se suele decir Feliz Navidad, yo no sé muy bien por qué. Mi jefe me dice que trate bien a los clientes en esta época, que es cuando más dinero gana de todo el año.

–Anda, dame pronto mi pan que si no se hace cola y entonces tu jefe te va a regañar por entretenerte con los clientes.

De nuevo en casa, mientras desayunaba su café y su tostada con aceite y ajo de todas las mañanas, Don Enrique abrió la revista por el reportaje de los jeroglíficos. Resultó que no tenía nada que ver con la arqueología, sino que era una de esas revistas sobre parapsicología y misterios, y explicaba cómo los antiguos egipcios descifraban las mentes. Parece ser que, según unos supuestos estudios de una universidad israelí, eran capaces de leer los pensamientos a través de la musicalidad de las frases de sus interlocutores. Supuestamente, nuestro cerebro está preparado para emitir y recibir a través del lenguaje oral, mucha más información de la que, en principio, somos conscientes. Cifrado, por debajo de las palabras, dependiendo de la entonación del hablante, cada uno de nosotros es capaz de emitir una serie de ondas fuera del espectro audible, que contienen mucha más información de la que quisiéramos compartir. Es decir, que el ser humano, en origen, no puede mentir, y que el lenguaje, tal y como lo conocemos hoy, sería una forma de manipular la comunicación, enmascarándola con sonidos fuertes para evitar que los demás conocieran qué pensamos en realidad. Los científicos se planteaban que este fuera, de hecho, la gran ruptura de la humanidad que la tradición oral transmitió durante milenios y que luego cristalizaría en los relatos de Adán y Eva recogidos en el Génesis. El primer pecado no sería otro que la mentira, la incomunicación del hombre con sus semejantes, la barrera que separó a la humanidad y rompió la armonía primordial en la que fuimos creados.

Aquella sarta de cuentos pseudocientíficos, junto al hecho de haber trasnochado, llevaron al anciano a sumirse en un sopor del que solo despertó tras sonar el teléfono.

–Mmm. Diga –contestó somnoliento–.

–Papá, Feliz Navidad ¿Cómo estás? (como me diga que no se queda con los niños, le va a ir a poner la lavadora y a plancharle quien yo sé).

La sensación por la respuesta fue de lo más extraña. Junto a la voz de su hija preguntándole por cómo estaba, Don Enrique no oyó, sino que “sintió” otra frase superpuesta en la que le amenazaba con no hacerle la colada si no se hacía cargo de sus nietos.

–Buenos días, hija. Sí, yo me quedo con los niños, ¡pero no te pongas así!

–¿Cómo que no me ponga así, papa? Si he sido de lo más amable. ¿Y cómo sabes que te llamo para pedirte que te quedes de canguro? (menos mal que ha dicho que sí, porque la opción de mi suegra me repatea).

–Pero ¿qué dices de tu suegra si es un encanto? Anda, tráelos que tengo ya ganas de verlos.

–Claro que es un encanto, papá. ¿A qué viene eso? ¿Quién ha dicho lo contrario? (¿yo no he dicho nada de mi suegra verdad? Anoche tomé más vino de la cuenta y a mí se me suelta la lengua…) ¿Te quedas con los niños entonces? ¿Seguro que estás bien? Te noto raro…

–Venga, venga, sí, que estoy bien. Os espero.

Ambos colgaron el teléfono con la sensación de haber vivido una de las llamadas más extrañas de sus vidas.

A la media hora apareció su hija Carmeli con sus dos vástagos, Pablito, de 10 años, y Aitana, de dos. El mayor se lanzó enseguida a su cuello:

–¡Hola abuelito! (me encanta venir a tu casa porque nos dejas comer todo lo que mi madre nos prohíbe y te robo las monedas que se te caen del pantalón y se quedan debajo del cojín de tu sillón).

–Hola Pablo, me parece fenomenal –lo recibe, el abuelo, cariñoso y extrañado por el ataque de sinceridad–.

–Lo siento, papá –se disculpa Carmeli–, es un compromiso con los del trabajo de mi marido y la niñera nos ha llamado esta mañana para decirnos que sus padres han dado positivo y no podía venir. (Mejor, porque así me ahorro un dinerito y, la verdad, me quedo más tranquila con él que con la niñata esa. Por cierto, qué olor a ajo. ¿Cómo se lo digo sin ofenderle?).

–Buenos días, hija, no me ofende. Estoy solo en casa y no molesto a nadie con mi ajito restregado en el pan.

–Ah… Justo eso te iba a decir, que qué bien huele tu casa a dieta mediterránea. (jolín ¿lo he dicho en voz alta? No vuelvo a probar el vino de anoche). Volveremos pronto. Aitana tiene su potito en el bolso (es un asco de comida industrial, lo sé, yo no me lo comería; pero de dónde saco tiempo para hacerle a la niña un guiso casero).

–Vete, vete tranquila –se despidió, terminando de meter dentro de casa el carrito en el que venía dormida la pequeña Aitana–.

Al ver sobre la mesa la revista esotérica, comenzó a atar cabos entre el origen de esas voces y la supuesta capacidad humana para descifrar lo que otros piensan; y decidió seguir poniéndolo a prueba.

–Bueno Pablito. ¿Qué quieres que hagamos hoy? ¿Quieres salir a dar un paseo?

–Claro, abuelo, lo que tú digas –le complació el nieto audiblemente, aunque la frase llevaba código cifrado: (vaya tostón salir con el abuelo y la hermana a ver los patos, a mí lo que me apetece es tumbarme en el sofá a ver los dibujos)–.

Ante la más que sincera respuesta del nieto, Don Enrique abrió enormemente los ojos y esbozó una sonrisa al confirmar que todavía poseía aquel don primitivo del que hablaba el reportaje para “escuchar” la verdad que los demás ocultan. Así que, ni corto ni perezoso, decidió salir a la calle a seguir investigando hasta dónde era capaz de adivinar pensamientos.

–Pues venga, Pablo, no te quites el abrigo que nos vamos, y no te preocupes que será solo un rato y te compensaré comprándote chuches.

–No hace falta, abuelo, que ya comí anoche muchas (si me hago el poco interesado me compran las chucherías más caras. Siempre funciona).

El anciano reprimió como pudo la risa al escuchar la respuesta cifrada de su nieto mientras tomaba el carrito con la pequeña y cerraba tras de sí la puerta de su casa.

Al llegar al portal, se cruzó con Paco, el vecino del cuarto, que lo saludó cordialmente:

–Feliz Navidad, Enrique (voy a ser simpático con este y con sus nietos para ver si se le olvida que le debo aún la lotería que compramos a medias y que no ha tocado). Vaya dos niños guapos que llevas. ¡Qué bien acompañado vas!

–Ay Paco, Paco. Yo pensaba que eras despistado, pero me parece a mí que lo que eres es un poco agarrado y pelota –le contestó mientras le pellizcaba el moflete del estupefacto rostro ante aquella respuesta–. A ver cuándo me pagas los 10 euros que me debes.

Pablito miraba extrañado a su abuelo, que salió a la calle con una sonrisa nada habitual en él últimamente, mientras buscaba con la mirada a gente con quien charlar. De camino al parque, la vendedora de castañas, lo saludó desde lejos:

–Feliz Navidad, amigo. (A ver si el viejo este con los nietos me compra algo, que no he tenido ni un cliente en toda la mañana).

A lo que Don Enrique respondió parándose enfrente, mirándola de arriba abajo y diciendo: «¿viejo yo? ¡Vieja usted y viejas las castañas que vende!», tras lo que continuó como si nada, su camino.

Al pasar por delante de la parroquia, vio a Andrés, el joven cura a quien no había vuelto a ver desde el entierro de su mujer. Así que se acercó para seguir poniendo a prueba sus nuevos poderes.

–Feliz Navidad, Don Enrique –saludó el párroco–

Extrañado por no haber oído nada más que esas cuatro palabras, el anciano contestó:

–Feliz Navidad… ¿y qué más?

–Feliz Navidad y nada más, ¿le parece poco?

–Bueno verá, la gente diceFeliz Navidad, pero en realidad lo dicen por decir. Unos quieren solo ser simpáticos, otros aprovecharse del tirón comercial de la Navidad, de los buenos sentimientos… ¿Usted qué gana felicitándome, porque, además, la Nochebuena ya pasó?

–Jajaja. Es verdad que la Navidad se usa mucho para vender humo, y por eso a muchos les resulta una fiesta vacía, pero su sentido es muy profundo. Yo, cuando digoFeliz Navidad, quiero decirFeliz Navidad.

Al decir por segunda vez esas palabras, Don Enrique sintió una gran emoción, como un agradable escalofrío que le recorrió la espina dorsal y un hormigueo que le hacía cosquillas en las sienes. Un montón de ideas de la mente del sacerdote inundaron entonces su corazón:

(Decir Feliz Navidad, Don Enrique, es desear todo lo mejor. Ya. Ya sé que es duro aprender a vivir sin quien lo ha sido todo en nuestra vida, ya sé que la mente se rebela contra Dios a quien culpamos de llevarse a la gente que queremos. Pero Navidad es la respuesta a ese malhumor, pues Dios no solo no es cruel por permitir la muerte, sino que ha decidido venir Él mismo en persona a vencerla para librarnos de ella. Haciéndose niño en Navidad, está poniéndose Él en lugar nuestro, asumiendo nuestro dolor, nuestro sufrimiento… Y abriéndonos el cielo para poder volver a encontrarnos todos, un día, con Él que es todo amor y con todos nuestros seres queridos. Y por eso no lo decimos solo de cara a la Nochebuena, sino desde hoy y hasta bien entrado enero porque la Navidad es tan grande, que hay que celebrarla durante semanas y felicitarnos por ello. Yo sé que es difícil decir todo esto aquí, en mitad de la calle y en solo dos palabras, Don Enrique, pero cómo quisiera que usted entendiera todo lo que significa decirFeliz Navidad,)

Don Enrique recibió, abrumado por su profundidad, el mensaje del cura. Es verdad –reflexionó– que la muerte de su mujer le había amargado la existencia y que pensaba que Dios, en caso de existir, sería un monstruo por habérsela llevado. Y es verdad que, si la Navidad es solo la fiesta de consumir y de estar todos juntos, pierde la gracia cuando no se tiene dinero o salud o cuando falta gente a quien queremos. Pero si se mira en su auténtico sentido, si somos sinceros cuando la celebramos, es motivo para estar alegres de verdad, no un día, sino muchos.

La conversación había despertado a la pequeña Aitana que se desperezaba dentro del buzo en el que iba embutida. Al percatarse de que estaba junto al abuelo y ver la decoración navideña del exterior del templo, le ofreció la mejor de las sonrisas y, con su media lengua, le soltó un cariñoso “Felí Navidá” en el que el abuelo descifró que decía sin decir: (me gusta mirarte y escucharte, me gusta estar contigo y que me cuentes cuentos y que me lleves a ver los patos. Echo de menos a la abuelita, pero estando contigo se me olvida que ella no está. ¡Te quiero más abuelillo!).

–Muy bien, pequeña, parece que tú sí lo has entendido –contestó el joven párroco­ haciéndole carantoñas a la pequeña–. ¡Feliz Navidad! ¿Ve qué dos palabras más bonitas abuelo?

–Dos palabras, sí –replicó el anciano–, pero vaya dos palabras más densas. Gracias por explicármelas un poco mejor.

–Gracias a usted, si casi no he dicho nada…

De regreso a casa tras el paseo, Don Enrique dio de comer a sus nietos y los mandó a dormir la siesta en el sofá. Mientras miraba el informativo en la televisión, y seguía reflexionando sobre las palabras del cura, dio una cabezada y, al momento, sonó el teléfono:

–Mmm. Diga –contestó el anciano somnoliento–

–Papá, buenos días ¿Cómo estás?

–Ehh bien, aquí que me he quedado un poco traspuesto. Pero ¿cómo que buenos días, serán buenas tardes?

–No papá, son las 11 de la mañana, ¿es que no has dormido bien por la cena? Bueno, da igual, te llamo para ver si te puedes quedar con los niños que tengo una comida con los del trabajo de mi marido…

Don Enrique miró al sofá y estaba vacío, no había rastro de la visita de sus nietos, y sobre la mesa estaban los restos del desayuno que se había estado tomando mientras leía la revista. Su hija lo estaba llamando ahora para pedirle que se quedara con los niños porque, en realidad, nunca habían estado allí. Comprendió que sus últimas horas, su capacidad de descifrar las mentes, su conversación con el vecino, con la de las castañas, con el cura… todo eso había sido solo un divertido sueño, aunque muy revelador.

–Sí, hija, sí, tráelos que tengo ganas de verlos. Y aquí estarán mejor que con ninguna niñera ¿verdad? ¡Y mejor que con tu suegra! jajaja

–Eh… Claro papá, como contigo, con nadie. Gracias, en un rato estoy por ahí.

–De nada, hija, de nada. ¡Y Feliz Navidad!

–Eso, papá… –respondió extrañada la hija– ¡Feliz Navidad!

Al colgar el teléfono, Don Enrique se levantó y, sin ponerse las pantuflas, fue hasta el panel de la calefacción y lo bajó un grado. Tomó luego el retrato de su esposa cuyo marco presidía el aparador, lo besó y le susurró cariñosamente: ¡Feliz Navidad Carmelina!

Al instante, en su interior resonó la respuesta de su esposa: “Feliz Navidad también a ti, Enrique. (¡pero que sepas que vas a pasar frío!)”.

El autorAntonio Moreno

Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

España

Clausura del VIII centenario de Santo Domingo de Guzmán

El Jubileo del VIII centenario de santo Domingo de Guzmán se cerró el miércoles 22 de diciembre con una eucaristía presidida por el nuncio apostólico en España, Mons. Bernardito Auza, en la parroquia Ntra. Sra. del Rosario de Filipinas, en Madrid.

Maria José Atienza·23 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Los dominicos de España cerraron este tiempo de celebraciones en el que la figura del santo fundador de la Orden de Predicadores ha tomado más actualidad que nunca y en la que exposiciones, congresos y sobre todo, las celebraciones eucarísticas en todo el mundo han sido, a pesar de las restricciones por la pandemia, momentos de unidad y reflexión para toda la familia dominicana.

La Santa Misa de cierre del año jubilar en España estuvo presidida por el Nuncio Apostólico quien estuvo acompañado de Fr. César Valero, vicario en España de la Provincia del Rosario, y Fr. Jesús Díaz Sariego, prior de la Provincia de Hispania.

En ella se dieron cita miembros de todas las ramas de la Familia Dominicana: monjas, frailes, hermanas, laicos, jóvenes y miembros de las fraternidades sacerdotales.

Durante la Misa, Mons. Bernardito Auza definió a santo Domingo de Guzmán como “una luminosa estrella en medio de la Iglesia, fue verdaderamente la luz del mundo. Lo fue, no solo por su sabiduría y su bondad o por las obras que realizó, sino por el don que él recibió muy unido a la madre de Dios».

Además, el Nuncio de Su Santidad agradeció a los miembros de la familia dominicana “la labor practicada por los dominicos estimulando el encuentro entre la fe y la razón, alimentando la vitalidad de la fe cristiana y promoviendo la misión de la Iglesia de atraer las mentes y los corazones hacia Cristo, nuestro Señor».

Durante la celebración, el coro Schola Antiqua, interpretó el propio de la misa de santo Domingo, extraído del Exemplar, un libro con toda la liturgia dominicana que se hizo en el siglo XIII, y del que existe una copia en el Convento de San Esteban de Salamanca.

Mundo

La Navidad y otras devociones en África

La Nochebuena, la Navidad, el Miércoles de Ceniza o la Cuaresma, son algunas de las fechas litúrgicas que más cuidan los cristianos del continente africano.

Martyn Drakard·23 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Entre los cristianos africanos, las principales fiestas cristianas se celebran a lo grande. En su libro más conocido, Memorias de África, Karen Blixen describe una típica misa de Nochebuena en la misión francesa cerca de Nairobi, acompañada por el tímido niño kikuyu Kamante, que echaba una mano a todo en su granja, pero que, mientras recibía tratamiento médico en la misión presbiteriana escocesa había sido advertido de la estatua de una mujer en la misión católica y tenía miedo de asistir, pero fue conquistado por el ambiente festivo, el Belén de Navidad «recién salido de París», los cientos de velas y la congregación alegremente vestida, y perdió todo su miedo.

La tradición de la misa de medianoche sigue prosperando aquí, aunque algunas parroquias de las ciudades más grandes las han suspendido por miedo a la inseguridad. Se preparan con tiempo y se esperan con mucha expectación. Un nacimiento es un gran acontecimiento en África, y el Nacimiento del Niño Jesús tiene su sabor único, que nunca defrauda, y los fieles quieren estar allí a medianoche para dar la bienvenida al día 25 una vez más.
Pero la Navidad es un día de regalos, el día del año en que todos los miembros de la familia se reúnen para celebrarlo, un día de historias y recuerdos.

En África, «familia» significa la familia extensa, que suele ser bastante numerosa. Y «Navidad» significa la semana que transcurre hasta el día de Año Nuevo, un tiempo de descanso, de visitas de parientes, vecinos, amigos, de generosidad y hospitalidad abierta. También es un tiempo de ganancias rápidas para los medios de transporte privados, los autobuses, los taxis públicos que duplican sus tarifas contando con la desesperación de los habitantes de la ciudad por llegar a la casa del pueblo a tiempo para la fiesta. Es el único momento del año en que una capital ruidosa y frenética como Nairobi experimenta paz y tranquilidad.

La larga misa de la Vigilia Pascual también se observa ampliamente, pero quizá lo más significativo sea la Pasión del Viernes Santo. Kampala, la capital ugandesa, por ejemplo, acoge un Vía Crucis ecuménico por el centro de la ciudad. Además, cada iglesia católica realiza su propio Vía Crucis, que culmina con las ceremonias del Viernes Santo, y muchos intentan encajar el visionado de La Pasión de Cristo, de Mel Gibson.

En los pueblos, el Vía Crucis ocupa gran parte del día, y un hombre (o una mujer, si no hay ningún hombre que se ofrezca) lleva una pesada cruz durante varios kilómetros por el pueblo, a través de campos y crestas, como si dijera: Jesucristo llevó la suya; lo que yo sufro es poco en comparación. Y esto, a menudo en plena temporada de lluvias.

Pero quizá lo más llamativo de todo es la seriedad que se da al Miércoles de Ceniza, tal y como se celebra en las iglesias católicas. No es una fiesta de obligación y, sin embargo, puede ser el día del año litúrgico que más gente atrae, y no sólo los católicos. En este día los párrocos tienen que organizar muchas más misas. ¿Y cuál es el atractivo? Las cenizas y lo que parecen simbolizar: la contrición, el pecado, el perdón, la naturaleza transitoria de esta vida presente y la muerte; y también afirmar la propia identidad como católico. La gente se conmueve con las palabras: Hombre, polvo eres y en polvo te convertirás. Se ha convertido en una tradición tal que los empresarios no sólo permiten a sus empleados tiempo libre para asistir a la misa, sino que algunos incluso les recuerdan que deben asistir. También ocurre que, si los fieles faltan a la misa propiamente dicha, acuden por la noche al sacerdote para pedirle «la ceniza».

Los africanos no se privan de ayunar durante la Cuaresma, y no sólo de renunciar a los dulces y al chocolate durante este periodo. La prescripción de la Iglesia sobre la cantidad de alimentos que se pueden consumir en los días de ayuno tiene poco sentido aquí, así como la abstención de carne. Para la mayoría de los fieles la carne es ya un lujo. La mayoría de la población come cuando tiene hambre, si puede, y se ha acostumbrado durante mucho tiempo a hacer una comida al día, simplemente porque no puede permitirse dos comidas o más. Sin embargo, tanto si el ayuno es por necesidad como por devoción, los fieles se lo toman en serio, y puede incluir no tomar agua durante muchas horas. La Cuaresma aquí tiene lugar durante la estación más calurosa y seca del año, justo antes de que se produzcan las lluvias en torno a la Semana Santa.

Por último, la muerte, se trata con mucha solemnidad. Es un serio deber social y comunitario asegurarse de que el fallecido reciba una «digna despedida» a la otra vida. Cuando las circunstancias lo permiten, los familiares y amigos asisten a su velatorio. A veces se cantan sus alabanzas en el servicio fúnebre, literalmente en algunos lugares, y se baila; el panegírico y los discursos que alaban su vida, su contribución a la comunidad o al país y sus virtudes ocuparán gran parte del día. Cualquier otra cosa se considera irrespetuosa y vergonzosa.

Puede que África esté atrasada y desfasada en muchas cosas, pero en lo esencial quizá haya acertado.

Lecturas del domingo

«Yo guardaba todas esas cosas en mi corazón». Domingo de la Sagrada Familia

Andrea Mardegan comenta las lecturas del domingo de la Sagrada Familia y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo. 

Andrea Mardegan·23 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Después de dos días de vanos intentos, regresamos con José al templo decididos a llegar hasta donde las mujeres no podían entrar. Les pedimos a los ángeles del Señor que nos protegieran. Encontramos el camino: conocía bien al templo, las calles secundarias y desiertas. Me tapé un poco la cara y no me hicieron caso. Llegamos a un salón donde los maestros solían reunirse para discutir las Escrituras. Oímos su voz inconfundible. Miramos la escena con asombro: estaba sentado como el maestro de los maestros, y todos a su alrededor. Sentimientos diversos se mezclaban en el corazón de José y en el mío.

La alegría y la gratitud a Dios por haberlo encontrado sano y salvo, y luego estupor: ¿no debería haber esperado hasta ser adulto? Allí se estaba revelando como el maestro de los sabios de Israel, y sólo tenía doce años. José y yo nos dimos cuenta de que Jesús sabía mucho mejor que nosotros las cosa que le habíamos enseñado. ¿Por qué no nos había dicho nada, y nos había hecho sufrir tanto? Jesús “los escuchaba y les preguntaba” y los maestros “estaban asombrados por su inteligencia y sus respuestas”.

Tuvimos la secreta alegría de que otras personas, y con autoridad, habían conocido y admirado un poco el inefable misterio de nuestro hijo. Pero a José le entró el miedo: ahora lo alaban, pero ¿luego qué será? Herodes consultó a sacerdotes y a escribas para saber a dónde iba a nacer el Mesías y engañó a los magos para matar a Jesús. Y mató a los niños de Belén… Quizá algunos de ellos se pueden acordar y hacer un calculo de los años que han pasado… Me dijo al oído: “Vámonos lo antes posible. Mezclémonos con la multitud”.

Lo escuché, recuperé fuerza y di un paso adelante sin preocuparme de los doctores del templo, orgullosa de ser la madre de ese prodigio. Pensaba: vosotros le escucháis con tanta atención, pero ahora este me escucha a mí. “Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira que tu padre y yo, angustiados, te buscábamos”. Nombré a José antes de mí, el padre de familia, que me había apoyado y guiado en esos tres días. Jesús nos sabía muy unidos y por eso nos respondió a los dos: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?”

No entendimos su respuesta. Pensamos: ¿no están también las cosas de tu Padre en Nazaret y en el trabajo de José? Pero nos quedamos callados. Comprendimos que estaba demasiado por encima de nosotros. Además, mezclado con su origen divino, también había algo de adolescencia humana. Mejor esperar. Volveremos a hablar con él en un momento propicio. Después. En casa. Y funcionó. Regresó con nosotros. Fue dócil y amorosamente disponible. “Y crecía en sabiduría, en edad y en gracia”. Yo “guardaba todas estas cosas” en mi corazón.

La homilía sobre las lecturas del domingo de la Sagrada Familia

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas.

Zoom

Una chica toma una foto a un árbol de Navidad con Nueva York de fondo

Una chica en Jersey City toma una foto a un árbol de Navidad con las vistas de la ciudad de Nueva York en el horizonte. Los días navideños se esperan con ilusión para poder disfrutarlos como antaño, junto con familiares y amigos, pero con cautela.

Omnes·23 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto
España

Obispos españoles ofrecen su colaboración para crear corredores humanitarios

Los obispos se han mostrado dispuestos a ofrecer su colaboración a las administraciones gubernamentales para propiciar a todos los niveles (municipal, autonómico, nacional) el establecimiento de corredores humanitarios.

Maria José Atienza·22 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Los obispos pertenecientes a la Comisión Episcopal para la Pastoral social y Promoción humana de la Conferencia Episcopal Española han publicado un comunicado con esta oferta haciéndose eco de las palabras del Papa Francisco en la audiencia del miércoles 22 de diciembre.

En este encuentro, el Santo Padre ha realizado un llamamiento humanitario a todos los países y a todas las diócesis que hacen presente a la Iglesia Católica en Europa, para que respondan solidariamente y colaboren en hacerse cargo de la reubicación de tantas personas migradas y refugiadas en la región mediterránea.

los obispos han apelado a una colaboración conjunta, de modo similar a «como se hace en otros países europeos,  al tiempo de que se impulsen nuevos  modelos de acogida sostenibles y legales, basados en el patrocinio comunitario con el que ofrecer a migrantes y refugiados una acogida digna, estable e inclusiva, según nuestras capacidades».

Los prelados españoles son conocedores de cerca el drama humanitario de las familias y personas migradas o solicitantes de protección internacional. No en vano, España es uno de los puntos calientes de entrada de migrantes a Europa, especialmente a través del estrecho de Gibraltar y las islas Canarias.

En estas fechas de honda significación para las personas migrantes, los prelados recuerdan que «Dios sigue llamando a nuestras puertas ante la proximidad de la Navidad» y han querido emplazar a «nuestras comunidades cristianas y al conjunto de la sociedad: a acoger con responsabilidad a quienes necesitan de nosotros con un corazón que mira a los ojos de las personas».

Los obispos han animado a las administraciones a»buscar soluciones estables y justas que promuevan una legislación y medios económicos centrados en procesos de migración ordenados y en cauces concretos de acogida y hospitalidad que les permitan realizar su proyecto de vida en Europa y en España».

América Latina

El Papa viajará a Canadá para reunirse con indígenas

La Conferencia de Obispos de Canadá han invitado al papa Francisco a visitar la región, el cual ha aceptado, como parte del proceso de reconciliación nacional con los indígenas de este país.

Fernando Emilio Mignone·22 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

El 27 de octubre la Santa Sede anunció que Francisco viajará a Canadá, invitado por la Conferencia de Obispos, como parte del proceso de reconciliación nacional con los indígenas de este país. Se trata de una visita pedida explícitamente por líderes indígenas canadienses, que en un sonado informe del año 2015 recomendaron que el Papa expresara personalmente disculpas en territorio canadiense por errores históricos pasados: él, dijeron, debería pedir perdón a los sobrevivientes, sus familias y las comunidades indígenas por el papel de la Iglesia católica en el abuso espiritual, cultural, emocional, físico y sexual de los indígenas en los internados dirigidos por católicos. 

El 8 de junio Omnes informó del “descubrimiento” en Kamloops, British Columbia, de unas 200 tumbas no identificadas, quizás de pupilos autóctonos. El cementerio olvidado estaba al lado de un antiguo internado del gobierno canadiense dirigido por Oblatos de María Inmaculada, una orden religiosa que misiona en el oeste y el norte canadiense. Esa noticia hizo explotar un verano caliente. Iglesias cristianas quemadas y vandalizadas, manifestaciones, zapatitos de niños adornando lugares públicos, estatuas derrocadas, peticiones de perdón de autoridades gubernamentales y católicas: ese es el precedente  de esta próxima aventura papal. Con parresía.

Antes de que Francisco venga a Canadá, otros irán a Roma. Aun así, recientemente, se ha pospuesto la visita de una delegación conjunta de obispos y líderes indígenas canadienses que tendría lugar del ​ 17 al 20 de diciembre al Vaticano. Esa delegación se reuniría con Francisco, que escucharía de la boca del león lo que tuvieran que decirle los líderes autóctonos, y se seguiría​ planeando la peregrinación pontificia. La visita de la delegación al Vaticano se desarrollará probablemente en primavera de 2022. Y el viaje del Papa Francisco, después.

Ha habido tres viajes pontificios a Canadá: Juan Pablo II recorrió todo el país en septiembre de 1984, volvió exclusivamente para encontrarse con indígenas en 1987 en Fort Simpson (1.500 habitantes) en el Territorio del Noroeste, y estuvo en la JMJ de Toronto de 2002, donde se congregó la multitud más grande de nuestra historia: 800.000 personas. 

Cuando Francisco venga, será el cuarto viaje papal en cuatro décadas y el segundo para encontrarse con nuestras primeras naciones. Esto en un país multicultural por antonomasia  y que cuenta con medio centenar de culturas y lenguas indígenas, muchas en alto riesgo de desaparecer (habladas por menos de diez mil personas, a veces solo centenares). 

Quizás la mitad de los casi dos millones de canadienses con raíces autóctonas sean católicos bautizados. 

Colonización

Las palabras de Francisco en el Ángelus del pasado 6 de junio dan una idea del fin del viaje, que quizás tenga lugar en 2022: «Sigo con dolor las noticias procedentes de Canadá sobre el espantoso descubrimiento de los restos de 215 niños, alumnos del Kamloops Indian Residential School, en la provincia de Columbia Británica. Me uno a los obispos canadienses y a toda la Iglesia católica de Canadá para expresar mi cercanía al pueblo canadiense, traumatizado por esta impactante noticia.

El triste descubrimiento aumenta nuestra conciencia del dolor y el sufrimiento del pasado. Las autoridades políticas y religiosas de Canadá sigan colaborando con determinación para esclarecer este triste suceso y comprometiéndose humildemente en un camino de reconciliación y sanación. Estos tiempos difíciles son un fuerte llamado para que todos nos alejemos del modelo colonizador y también de las colonizaciones ideológicas de hoy, y para que caminemos juntos en el diálogo, el respeto mutuo y el reconocimiento de los derechos y valores culturales de todas las hijas e hijos de Canadá. Encomendamos al Señor las almas de todos los niños que murieron en los internados de Canadá y rezamos por las familias y comunidades nativas canadienses sumidas en el dolor.»

Nótese el llamado a alejarse de las colonizaciones ideológicas de hoy. No es la primera vez que Francisco señala que los gobiernos y otros actores influyentes “colonizadores” aplastan valores culturales de poblaciones indefensas. 

Un ejemplo canadiense actual. El Partido Liberal de Justin Trudeau, de centro-izquierda, fue reelegido con minoría parlamentaria el 20 de septiembre. Promueve el aborto y otros “derechos reproductivos” en países culturalmente menos materialistas, individualistas y hedonistas que Canadá. Asi, el  4 de junio de 2019, Trudeau anunció que “el gobierno de Canadá incrementará su aportación a mil cuatrocientos millones de dólares canadienses anualmente, empezando en 2023, para apoyar la salud de mujeres y niñas en todo el mundo. Es un compromiso de diez años. Esta inversión histórica apoyara los derechos sexuales y de salud repr​oductiva y la salud de madres, recién nacidos y niños — con 700 millones de dólares dedicados específicamente a los derechos sexuales y reproductivos, a partir de 2023.”

Ahora bien, en la crisis actual se le achaca precisamente al gobierno canadiense que en el pasado no respetó los valores de nuestras primeras naciones.

Quema de iglesias

Este cronista visitó en 2020 una bellísima e histórica iglesia,  en el pueblo de Morinville, Alberta: Saint Jean Baptiste. Pues el 30 de junio de 2021 fue reducida a cenizas. El párroco filipino, Father Trini Pinca, me envió fotos mostrando el sagrario quemado y la hostia grande incinerada en su pix. 

Otras cinco iglesias católicas fueron incineradas en junio y julio del 2021, en las tres provincias occidentales, y muchas otras, también anglicanas, dañadas o vandalizadas.

La reacción del “premier” de la provincia de Alberta a la quema de la iglesia de Morinville fue inmediata: Jason Kenney declaró al visitar las ruinas que “parece haber sido un acto criminal de violencia inspirado por el odio». Pero Trudeau fue más ambiguo. El 2 de julio el primer ministro describió los ataques vandálicos e incendiarios de iglesias canadienses como “incorrectos e inaceptables”, añadiendo más tarde que la ira dirigida hacia la Iglesia era “totalmente comprensible”.

Mons. Paul Terrio, obispo de la diócesis de Saint Paul, Alberta, donde está Morinville, dijo que la Primera Nación Alexander fue una de las primeras comunidades que lo contactaron después de que salió la noticia del incendio de St. Jean Baptiste. «Fue un mensaje muy conmovedor y personal, que expresaba su aflicción y  su dolor y ofrecía cualquier contribución y ayuda posible» (Edmonton Journal, 28 de agosto). Father Pinca está recabando fondos para reconstruir la iglesia; mientras tanto, dice Misa en el gimnasio de un colegio secundario.

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España

Los otros portales de la Navidad

La campaña de Cáritas para estos días recuerda la situación de exclusión social en la que se encuentran 11 millones de personas en España.

Maria José Atienza·22 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto

11 millones de personas, 2,5 millones más que en 2018, vivirán estos días unas difíciles navidades. Son los otros portales de millones de casa en nuestro país en los que perdura una profunda huella de desesperanza y a los que Cáritas quiere llegar, especialmente en estas fechas.

Esta navidad cada portal importa es el lema de la campaña que lanza estos días Cáritas España con la finalidad de «dejar nacer lo mejor que somos y compartirlo con el resto de las personas».

En esta línea, Cáritas anima a mirar a los demás y «gastar la vida en reconstruir una sociedad distinta y mejor de la que tenemos», ayudando a los que menos tienen para «construir una comunidad que cuide y celebre el encuentro y la vida desde el amor, desde la solidaridad y la compasión que nos habitan».

Villancico solidario

Este año ha sido la cantante Pastora Soler la encargada de interpretar el ya tradicional villancico navideño de Cáritas Española. 

El villancico ha contado con la colaboración de la Fundación Universitaria San Pablo CEU que ha impulsado el proyecto. Los ingresos obtenidos a través de las visualizaciones del villancico se destinarán, íntegramente a Cáritas España.

¿A quién molesta la Navidad?

Si alguien se siente molesto por la presencia de motivos religiosos navideños es porque, quizá tiene un problema, una auténtica enfermedad de nuestros días: la intolerancia.

22 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Nos acercamos un año más a la Navidad. En ningún sitio como en los millones de tarjetas que intercambiamos los cristianos en estas fechas se concentran en pocas líneas tantos deseos de paz, amor y felicidad para todos. ¿A quién puede molestar este mensaje?

Hace pocas semanas se filtraron unas “directrices para la comunicación inclusiva”, con el apoyo de la Comisaria de Igualdad de la UE Helena Dilli, en las que se invitaba a los funcionarios europeos a evitar un lenguaje que pueda ofender la sensibilidad de los ciudadanos. Entre otras consideraciones, se recomendaba sustituir la expresión “feliz Navidad” por “felices fiestas”, o prescindir de la utilización de nombres cristianos para ejemplificar determinadas situaciones.

Una sociedad democrática debe construirse sobre un equilibrio entre el respeto de la pluralidad religiosa y de creencias y la posición de neutralidad del Estado. Este equilibrio favorece el orden público y la tolerancia, lo cual es importante para el buen funcionamiento de las sociedades inclusivas. La neutralidad del Estado supone que éste no debe tomar postura por una posición que impida a las minorías -religiosas o de otro tipo- la realización de sus legítimos ideales.

Si la Unión Europea ha adquirido el compromiso de respetar la diversidad y fomentar la tolerancia (Art. 22 de la Carta de Derechos Fundamentales), no debe promover la autocensura de nadie -aunque sea una mayoría cristiana- sino alentar a que cada uno pueda expresar, respetuosamente, sus creencias y deseos más íntimos, tanto en público como en privado.

Jamás me he sentido ofendida por la presencia de símbolos de otras religiones allí donde voy. La Pagoda Budista de Battersea Park en Londres no me resulta molesta en absoluto. En Jerusalén he entrado con admiración y respeto en las Mezquitas de la Roca y Al-Aqsa y he rezado ante el Muro de las Lamentaciones, junto a creyentes judíos. He visitado iglesias ortodoxas y protestantes en Moscú o en Zürich, y también el magnífico templo mormón de Washington D.C. Nunca me he sentido insultada por las expresiones religiosas de otros, por muy distintas a las mías que sean sus creencias.

Sinceramente, creo que solo quien quiere invisibilizar la religión tiene interés en utilizar el fácil argumento de la diversidad y del respeto a las minorías para lanzar este tipo de mensajes de cancelación. La pluralidad -que incluye indudablemente a los cristianos- no debería ofender a nadie. Y si alguien se siente molesto, es porque quizá tiene un problema, una auténtica enfermedad de nuestros días: la intolerancia.

La misma Comisaria de Igualdad Dilli retuiteaba el pasado 2 de diciembre a la Presidenta de la Comisión Von der Leyden, en su felicitación a la Comunidad judía por la fiesta de Hanukkah. Me parece muy bien que lo haga. Por eso estoy esperando su tweet para felicitar, por lo menos con el mismo entusiasmo, la Navidad a todos los cristianos.

El autorMontserrat Gas Aixendri

Catedrática en la Facultad de Derecho de la Universidad Internacional de Cataluña y directora del Instituto de Estudios Superiores de la Familia. Dirige la Cátedra sobre Solidaridad Intergeneracional en la Familia (Cátedra IsFamily Santander) y la Cátedra Childcare and Family Policies de la Fundación Joaquim Molins Figueras. Es además vicedecana en la Facultad de Derecho de UIC Barcelona.

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América Latina

Alentando una hermosa tradición en la familia

La tradición del concurso de belenes que se organiza en Ponce, Puerto Rico, quiere reflejar el deseo del Papa Francisco de “alentar la hermosa tradición de nuestras familias".

Javier Font Alvelo·22 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Inmersos a principios de diciembre de 2019 en la preparación de un Concurso de Nacimiento en el centro comercial más concurrido de la ciudad de Ponce, Plaza del  Caribe, recibimos con especial alegría la publicación de la Carta Apostólica sobre el significado y el valor del belén, con la cual el Papa Francisco quiere “alentar la hermosa tradición de nuestras familias que en los días previos a la Navidad preparan el belén, como también la costumbre de ponerlo en los lugares de trabajo, en las escuelas, en los hospitales, en las cárceles, en las plazas…” (Admirabile Signum n. 1). 

Estimulamos a las familias a participar valorando el trabajo en equipo y ofreciéndoles la oportunidad de que los ganadores recibieran de manos de los Santos Reyes Magos de Juana Diaz su premiación, así como un obsequio. Además, las obras ganadoras estarían expuestas temporeramente en el Museo de los Santos Reyes Magos en Juana Diaz, el único en el mundo dedicado a estos santos. Esto no solamente permitía que muchas otras personas contemplaran estas escenas representadas en pintura o de manera tridimensional sino que despertaría en los propios participantes propósitos concretos de generosidad, como descubrimos al concluir este año la tercera edición del Concurso de Nacimientos. 

Sofia Valeria, una joven de 16 años que ganó una de las categorías de pintura con una obra llena de ternura nos comunicó su deseo de donar su valiosa obra al Museo. A ella, como a todos los participantes, se les pidió que anotaran en la Boleta de Inscripción “¿qué me dice el Niño Dios recién nacido?”, siguiendo el buen consejo del Papa Francisco de que al hacer los belenes “lo que cuenta es que este hable a nuestra vida” (Admirabile Signum n. 10). Con dicha obra Sofía Valeria expresó que deseaba lograr que “el espectador logre ver y sentir la luz brillante y cálida que emite Jesús. Una luz que nos abraza y guía hacia Dios”.

En el caso de María Paula, otra joven de 16 años que quedó en segundo lugar con una pintura de un belén en que se incluyó junto a sus 7 hermanos, expresó que colocó a los 3 más pequeños más cerca del Niño Dios “ya que son los niños los que están más cerca de Jesús” y a los 4 mayores, quienes todos cantan, los dibujo “de camino al establo, ya que para la Navidad hay que recorrer un camino largo llamado Adviento (…) con mascarillas, que representan las dificultades actuales que no deben nunca impedir nuestro acercamiento a Jesús en estas Navidades”. 

La exposición de belenes también despertó en los artesanos que vendían al exterior y a muchos transeúntes otras expresiones. La artesana Carmen se acercó a la exposición a preguntar: ¿cómo puedo ayudar?”. Le dijimos que su trabajo ofrecido por los frutos de este era suficiente, pero esa alma generosa regresó al rato con una de sus hermosas obras en papel y la donó: “esto es lo que se hacer y lo que quiero donar”.

Una señora que había encomendado la curación de su hijo de un cáncer o su marcha al Cielo a los Santos Reyes Magos se acercó para narrar como Dios le concedió una gracia especial cuando en las fiestas de Reyes siguiente a la muerte de dicho hijo pudo cruzarse con la del Rey Mago Melchor, quien paró ante ella durante una procesión y la llenó de esperanza con su mirada atenta y profunda. 

Esa mirada más intensa en Belén, capaz de llenarnos de esperanza y alegría, es la que a través de esta hermosa tradición alentamos en cada familia. 

El autorJavier Font Alvelo

Puerto Rico

Lecturas del domingo

«La luz del Niño los envolvió». Solemnidad de la Natividad del Señor

Andrea Mardegan comenta las lecturas de la Natividad del Señor y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo. 

Andrea Mardegan·22 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

María y José se preguntaron si, al igual que la concepción, el nacimiento de Jesús también tendría un carácter milagroso. El “con dolor darás a luz” del Génesis fue una consecuencia del pecado original. Sin embargo, ¡Él es el Hijo de Dios! Pero también es hijo de Adán y Eva… Un aspecto preocupaba a María: las parteras de Nazaret intervendrían en el parto. Podrían robarle su secreto. Ella era virgen: no había tenido relaciones sexuales con un hombre. Podrían llegar a conocer de antemano el origen divino del Niño. Pero sin la capacidad de entenderlo, sin ser llamadas a aquello por Dios. Ella se hubiera sentido violentada en su intimidad.

Las parteras ya se proponían intervenir para dar a luz a ese Niño del que todos hablaban, con la intención de ser las primeras en investigar las semejanzas y disimilitudes con José, y quizás encontrar las semejanzas con alguien más de quien sospechaban. “Esperemos. Oremos”, sugirió José, “Dios nos ayudará, como lo ha hecho hasta ahora”.

Y llegó la noticia del empadronamiento del imperio. Una mujer próxima al parto no estaba obligada a realizar un viaje de doscientos kilómetros para registrarse. Hubiera podido ir más tarde, o incluso renunciar. Pero hablando y orando, María y José entendieron que el censo era la respuesta de Dios: les daba la oportunidad de alejarse de Nazaret: “¡Vamos!”. Lo decidieron juntos. Para María, valía la pena el esfuerzo en juego. Recordaron la profecía de Miqueas: ¡el Mesías nacería en Belén! Se conmovieron: Belén era la tierra de David, del cual Jesús era descendiente. “¡Todo vuelve!”. José se mostró confiado: “Es mi tierra natal, hay muchos familiares de mi padre. Nos ayudarán”.

Hicieron las cuentas sin el anfitrión. Los nazarenos renovaron sus críticas, diciendo que era peligroso hacer un viaje largo antes de dar a luz, y que correr ese riesgo para obedecer a los romanos estaba fuera de lugar; además, a la tierra de David, que fue castigado por Dios por hacer un censo.

Hicieron las cuentas incluso sin los betlemitas. La llegada de una mujer a punto de dar a luz les pareció extraña. No querían complicaciones con la sangre, que los volvía inmundos. Y les había llegado alguna murmuración de Nazaret. José y María se vieron rechazados. Nadie los ayudó, inicialmente.

Sólo al final José encontró ese alojamiento para los animales. Estaban felices, porque estaban solos. Pero con muchos inconvenientes. Se apoyaron mutuamente. No se intercambiaron culpas. La luz del Niño los envolvió. Advertidos por los ángeles vinieron los pastores, considerados por todos como pecadores, pues era su culpa por lo que el Mesías aún no había venido. Comprendían que su Hijo había querido nacer entre los excluidos, los impuros.

La homilía sobre las lecturas de la Natividad del Señor

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas.

Educación

UFV y Fundación Ratzinger convocan los VI Premios Razón Abierta

La Universidad Francisco de Vitoria en colaboración con la Fundación Vaticana Joseph Ratzinger/ Benedicto XVI han convocado la 6ª edición de los Premios Razón Abierta.

Maria José Atienza·21 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 1 minuto

LosVI Premios Razón Abierta de carácter internacional, tienen como objetivo promover la investigación e innovación académica según el espíritu de la propuesta de Benedicto XVI de ensanchar los horizontes de la razón.

Dicha propuesta se basa en el uso de la razón que, partiendo de su ciencia específica, abre sus horizontes a comprender al hombre y el mundo en su totalidad a través del diálogo con la filosofía y la teología.

La convocatoria se dirige a docentes e investigadores universitarios, a título individual o como grupo de trabajo. Los premios reconocerán trabajos transdisciplinares que muestren desde su área científica una apertura a un principio integrador.

Las propias bases de estos VI Premios Razón Abierta señalan que es necesario «no sólo el diálogo con otras ciencias, sino la relación con la Filosofía y/o la Teología en aquel punto donde se encuentran las preguntas por un significado que la propia ciencia no puede satisfacer. Trabajos que cuestionen e incorporen explícitamente la reflexión sobre la antropología, epistemología, ética y sentido que hay en su ciencia particular, en las categorías de Investigación y Docencia».

Los investigadores podrán presentar publicaciones científicas que asuman el reto de abordar las preguntas antropológica, epistemológica, ética y del sentido de su ciencia o disciplina particular.

Por su parte, los docentes que opten a esta distinción pueden presentar programas académicos explicando en detalle de qué forma se integran, en la enseñanza de la ciencia o disciplina particular, las preguntas antropológica, epistemológica, ética y del sentido.

Se otorgarán dos premios de 25.000 euros en la categoría Investigación y dos premios de 25.000 euros en la categoría Docencia

Los trabajos se podrán presentar hasta el 13 de marzo de 2023 y el envío se realiza a través de la plataforma dispuesta para la entrega en la web de los premios.

 

Vaticano

La respuesta a las dudas sobre la aplicación de Traditionis custodes

La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos ha publicado las respuestas a las preguntas más recurrentes sobre la aplicación de Traditionis custodes; que recuerdan y concretan los dos puntos clave expresados por el Papa Francisco en el motu proprio y en la carta que lo acompaña.

Juan José Silvestre·21 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 5 minutos

El sábado 18 de diciembre se han publicado las respuestas dadas por la Congregación del Culto Divino a diversos dubbia que se habían planteado después de la publicación, el 16 de julio de 2021, del motu proprio Traditionis custodes sobre el uso de la liturgia romana antes de la reforma de 1970. La Congregación ha examinado detenidamente las cuestiones planteadas desde diversos lugares, ha informado al Santo Padre y habiendo recibido su consentimiento publica ahora las respuestas a las preguntas más recurrentes.

En realidad, las respuestas no hacen otra cosa que recordar y concretar dos puntos que están claramente expresados en lo dispuesto por el Papa Francisco en el motu proprio y en la carta que lo acompaña:

La única expresión de la lex orandi

En primer lugar, que los libros litúrgicos promulgados por los santos pontífices Pablo VI y Juan Pablo II, en conformidad con los decretos del Concilio Vaticano II, son la única expresión de la lex orandi del rito romano (cfr. Francisco motu proprio Traditionis custodes, art. 1). De hecho, el motu proprio Traditionis custodes, pretende restablecer en toda la Iglesia de Rito romano una única e idéntica oración que exprese su unidad siguiendo los libros publicados después del Concilio Vaticano II, que están en línea con toda la tradición de la Iglesia. Como recuerda el Santo Padre: dado que las acciones litúrgicas no son acciones privadas, sino celebraciones de la Iglesia, que es sacramento de unidad, deben realizarse en comunión con la Iglesia (cfr. Sacrosanctum concilium, n. 26). Una comunión que implica permanecer en la Iglesia no solo con el cuerpo, sino también con el corazón. Esta es la dirección en la que, recuerda la Congregación, se quiere caminar y este es el sentido de las respuestas que se publican. De ahí que en ellas se encuentren indicaciones concretas en relación a este primer punto. Destacamos las siguientes:

Los libros litúrgicos promulgados por los santos pontífices Pablo VI y Juan Pablo II, en conformidad con los decretos del Concilio Vaticano II, son la única expresión de la lex orandi del rito romano.

Juan José Silvestre. Profesor de Liturgia en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, Roma

Sólo en las parroquias personales canónicamente erigidas, el Obispo está autorizado a conceder, según su discernimiento, la licencia para hacer uso únicamente del Rituale romanum (última editio typica de 1952) y no del Pontificale romanum precedente a la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II. De este modo no se puede celebrar la Confirmación ni siquiera en las parroquias personales según el Pontificale romanum anterior a la reforma litúrgica conciliar pues hay que recordar que la fórmula para el Sacramento de la Confirmación fue modificada para toda la Iglesia latina por san Pablo VI.

En la celebración que hace uso del Missale Romanum de 1962 las lecturas serán proclamadas en lengua vernácula (cfr. Motu proprio Traditionis custodes, art. 3 & 3). Para poder llevar a cabo esta indicación, y teniendo en cuenta que el Misal de 1962 contiene en un solo libro los textos de la Misa y las lecturas, éstas últimas se harán utilizando las traducciones de la Sagrada Escritura para uso litúrgico, aprobadas por las respectivas Conferencias Episcopales. Además se prohíbe publicar un leccionario en lengua vulgar que corresponda a las lecturas del Misal de 1962. De este modo se protege uno de los frutos más preciados de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II que es el Leccionario. Habrá un único Leccionario que es el publicado después de la reforma litúrgica conciliar.

Los obispos para conceder la autorización de celebrar con el Misal de 1962 a un sacerdote ordenado después de la publicación del motu proprio deberán pedir autorización a la Congregación del Culto divino. El motivo aparece claramente especificado en la respuesta: la única expresión de la lex orandi del rito romano son los libros promulgados por Pablo VI y Juan Pablo II conforme a los decretos del Concilio Vaticano II: es por tanto absolutamente deseable que los presbíteros ordenados después de la publicación del Motu proprio compartan este deseo del Santo Padre.

Prever el bien de los arraigados en la forma anterior

El segundo punto que se recuerda y se concreta se refiere a que las indicaciones sobre el modo de proceder en las diócesis están dictadas principalmente por el principio de prever el bien de quienes están arraigados en la forma de celebración anterior y necesitan tiempo para volver al Rito Romano promulgado por los santos Pablo VI y Juan Pablo II (cfr. Francisco, carta que acompaña el motu proprio Traditionis custodes). En línea con la afirmación anterior, se lee en las respuestas: 

Las indicaciones sobre el modo de proceder en las diócesis están dictadas principalmente por el principio de prever el bien de quienes están arraigados en la forma de celebración anterior.

Juan José Silvestre.Profesor de Liturgia en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, Roma

«Se ha de procurar acompañar a todos los vinculados con la forma celebrativa precedente hacia una plena comprensión del valor de la celebración en la forma ritual que nos ha sido entregada por la reforma del Concilio Vaticano II, por medio de una formación adecuada que permita descubrir cómo es testimonio de una fe inalterada, expresión de una eclesiología renovada, fuente primaria de espiritualidad para la vida cristiana».

«En circunstancias normales se excluye la iglesia parroquial, como lugar donde se pueda permitir la celebración con el Missale romanum de 1962 porque de ese modo se afirma que la celebración eucarística según el rito precedente, al ser una concesión limitada a dichos grupos, no forma parte de la vida ordinaria de la comunidad parroquial. En el caso de que no sea posible encontrar otro lugar distinto de una parroquia para la celebración con el Misal de 1962, el Obispo diocesano podrá pedir a la Congregación la autorización para que tenga lugar en una iglesia parroquial. Si se comprueba, con escrupulosa atención, la imposibilidad de utilizar otra iglesia, oratorio o capilla se podrá conceder la autorización. En este último caso, no parece oportuno que dicha celebración se incluya en el horario de las Misas parroquiales ya que a ella solo participan los fieles que forman parte del grupo. Estos fieles en ningún caso son marginados por estas disposiciones pues con ellas sólo se les recuerda que esta concesión se hace en vista del uso común de la única lex orandi del Rito Romano y no de una oportunidad de promover el rito precedente».

«Por lo que se refiere a los sacerdotes, diáconos y ministros que participan en la celebración haciendo uso del Missale Romanum de 1962 tienen que tener siempre la autorización del obispo diocesano. Autorización que, en el caso del sacerdote, es válida solo para el territorio de la diócesis donde ejerce su ministerio y que tendrá que pedir para sí, si está sustituyendo a otro sacerdote autorizado».

Celebrar con dignidad y fervor la liturgia renovada

Pensamos que el motu proprio Traditionis custodes, la carta que lo acompañaba y ahora las respuestas a estos dubbia están en la línea de lo que señalaba san Pablo VI: “Es en el nombre de la Tradición que nosotros pedimos a todos nuestros hijos, a todas las comunidades católicas, de celebrar, con dignidad y fervor la liturgia renovada. La adopción del nuevo Ordo missae no se ha dejado al arbitrio de los sacerdotes o de los fieles: y la Instrucción del 14 de junio de 1971 ha previsto la celebración de la misa en la antigua forma, con la autorización del Ordinario solo para sacerdotes ancianos o enfermos que ofrecen el Divino sacrificio sine populo. El nuevo Ordo ha sido promulgado para que sustituyese al antiguo, después de una madura deliberación, como consecuencia de las indicaciones del concilio Vaticano II“.

Como recuerda este reciente documento de la Congregación del Culto divino, “un hecho es innegable, los Padres conciliares sintieron la urgencia de una reforma para que la verdad de fe celebrada apareciera cada vez más en toda su belleza y el pueblo de Dios creciera en la participación plena, activa y consciente de la celebración litúrgica” por eso, sigue diciendo el documento, “todos estamos llamados a redescubrir el valor de la reforma litúrgica salvaguardando la verdad y la belleza del Rito que nos ha dado. Somos conscientes de que es necesaria una formación litúrgica renovada y continua, tanto para los sacerdotes como para los fieles laicos”.

La publicación del motu proprio Traditionis custodes, de la carta que lo acompaña y ahora de las respuestas a los dubbia, han puesto de manifiesto claramente el deseo del Santo Padre: la única expresión de la lex orandi del Rito Romano está contenida en los libros litúrgicos promulgados por los Santos Pontífices Pablo VI y Juan Pablo II, conforme a los decretos del Concilio Vaticano II. Por eso se anima a una formación litúrgica que acompañe en la comprensión y en la experiencia de la riqueza de la reforma litúrgica deseada por el Concilio Vaticano II que ha sabido valorar todos los elementos del Rito Romano y ha favorecido la participación de todo el Pueblo de Dios en la liturgia, fuente primaria de la auténtica espiritualidad cristiana.