Vaticano

La Santa Sede aprueba definitivamente los estatutos del Regnum Christi

Después de cinco años, la Santa Sede aprueba definitivamente los estatutos del Regnum Christi. Desde la sede de la dirección general de la federación afirman que “esta aprobación representa un reconocimiento de la Santa Sede que da solidez y estabilidad a la Federación”.

Paloma López Campos·7 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Después de cinco años, la Santa Sede aprueba definitivamente los estatutos del Regnum Christi, que se presentaron en 2019 por la Federación y habían estado a prueba desde entonces.

Desde la sede de la dirección general de la organización afirman en una nota de prensa que “esta aprobación representa un reconocimiento de la Santa Sede que da solidez y estabilidad a la Federación”.

Estos estatutos son el resultado de un largo camino de renovación que comenzó en 2010. Conscientes de que hacía falta expresar con más claridad el carisma de la organización, la Federación comenzó un proceso de profundización en su espíritu. Así, el 31 de mayo de 2019 el Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica erigió canónicamente la Federación Regnum Christi y aprobó “ad experimentum” sus estatutos.

Los estatutos del Regnum Christi

Entre los cambios presentados en 2019 estaban una mayor participación de los laicos y nuevas medidas para prevenir los casos de abuso dentro de la organización. Sin embargo, el cambio más significativo tuvo lugar en la definición de la estructura canónica, con el objetivo de encontrar una figura “que exprese la unidad espiritual y la colaboración apostólica de todos, promueva la identidad y legítima autonomía de cada realidad consagrada, y permita a los otros fieles del Regnum Christi pertenecer al mismo cuerpo apostólico de una forma canónicamente reconocida”, como explicaron en 2019.

Por esta razón, los estatutos aprobados en 2019 señalan que “la Congregación de los Legionarios de Cristo, la Sociedad de vida apostólica Consagradas del Regnum Christi y la Sociedad de vida apostólica Laicos Consagrados del Regnum Christi se vinculan entre sí a través de la Federación Regnum Christi”.

La Santa Sede señala que todos estos cambios tienen como objetivo ayudar a los miembros de la Federación “a promover el carisma común y a favorecer la colaboración en vista de la misión que les ha sido confiada por la Iglesia”.

Evangelización

Beato Pío IX, Papa, y san Ricardo de Wessex, laico

El santoral católico celebra el 7 de febrero al beato Pío IX (1792-1878), el Papa con más años en el Pontificado católico, 31 años y 7 meses, quizá tras san Pedro, y a san Ricardo de Wessex, padre de santos evangelizadores de Alemania.    

Francisco Otamendi·7 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Los años en los que Pío IX gobernó la Iglesia fueron de gran turbulencia política en Italia. En 1848 tuvo que exiliarse en Gaeta mientras que en Roma se estableció la República Romana de Mazzini, que declaró la caída del poder temporal del Papa. En 1850 pudo volver a Roma, y años más tarde afrontó las consecuencias de la proclamación del Reino de Italia en 1861. Antes se había reconciliado con las monarquías protestantes de los Países Bajos y el Reino Unido.

El beato Pío IX, nacido Giovanni Maria Mastai Ferretti, trabajó por preservar los Estados Pontificios, que perdió; promulgó la encíclica ‘Quanta cura’ con el célebre ‘Syllabus errorum’, proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción (1854) y convocó el Concilio Vaticano I (1869-1870), donde se definió la infabilidad papal como Pastor de la Iglesia universal en materia de fe y moral. Su hermano Gabriel declaró que Juan María se consideraba «simplemente un sacerdote», también después de ser arzobispo, cardenal y Papa. Fue beatificado en 2000 por san Juan Pablo II junto a san Juan XXIII.

En cuando a san Ricardo de Wessex, conviene citar de este modo al inglés, porque hay algún otro Ricardo en el santoral, como el obispo san Ricardo de Wyche (3 de abril). Ricardo de Wessex fue hombre de oración y padre de tres hijos que le acompañaron en peregrinación a Roma y Tierra Santa en el año 720. Tras fallecer, se registraron milagros en su tumba. Un hijo suyo se unió a san Bonifacio y llegó a ser el primer obispo de Eichstätt en Baviera. 

El autorFrancisco Otamendi

Vaticano

El Papa insta a los obispos a dar a conocer el proceso de nulidad matrimonial

En la tradicional audiencia al Tribunal de la Rota Romana, con motivo de la inauguración del Año Judicial, el Papa Francisco ha señalado que, con ocasión de la última reforma, ha instado a los obispos a que los fieles conozcan el proceso abreviado de nulidad matrimonial. Además, es importante “que se asegure la gratuidad de los procedimientos”. La reforma busca “no la nulidad de los matrimonios, sino la celeridad de los procesos”.  

Francisco Otamendi·7 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

La inauguración del Año Judicial del Tribunal de la Rota Romana fue el acto principal del Santo Padre el pasado viernes, que recibió en audiencia a los prelados auditores, oficiales, abogados y colaboradores del Tribunal, presididos por su decano, el arzobispo español Monseñor Alejandro Arellano Cedillo.

Antes del discurso del Papa, pronunció unas palabras de saludo Monseñor Arellano, en las que recordó que “la noche de Navidad, tras abrir la Puerta Santa y dado el pistoletazo de salida al año jubilar, dirigiste con firmeza al mundo entero: poneos en camino sin demora para ‘redescubrir la esperanza perdida, renovarla en nosotros, sembrarla en las desolaciones de nuestro tiempo y de nuestro mundo’”.

“Sembradores de esperanza”

“Santo Padre”, añadió el decano del Tribunal, “nos sentimos directamente interpelados por los desafíos del presente y del futuro, conscientes de que la Rota Romana, como Tribunal de la familia cristiana, es sólo una ‘solapa del manto’ de la Iglesia; sin embargo, nos parece que no es ajena a nuestra esperanza de que, por el toque de ese manto, a través de la administración de justicia, las personas heridos puedan encontrar la paz, a fin de fomentar la tranquillitas ordinis en la Iglesia”.

En esta línea, el decano manifestó, entre otras cosas, que “éste es nuestro deseo: ser sembradores de esperanza para todas las familias heridas, alejadas de la Iglesia o en dificultad, que han perdido la esperanza en la justicia, en la misericordia, en el amor de Dios que resucita al hombre y le devuelve su dignidad”.

Esclarecer la situación matrimonial

La inauguración del Año Judicial del Tribunal de la Rota Romana “me brinda la oportunidad de renovar la expresión de mi aprecio y gratitud por vuestro trabajo. Saludo cordialmente al Decano y a todos los que servís en este Tribunal”, comenzó manifestando el Papa.

“Este año se cumple el décimo aniversario de los dos Motu Proprio ‘Mitis Iudex Dominus Iesus’ y ‘Mitis et Misericors Iesus’, con los que reformé el proceso para la declaración de nulidad del matrimonio. Me parece oportuno aprovechar esta tradicional ocasión de encontrarme con vosotros para recordar el espíritu que impregnó aquella reforma, que aplicasteis con competencia y diligencia en beneficio de todos los fieles”.

El objetivo de la reforma era que se “respondiera de la mejor manera posible a quienes se dirigen a la Iglesia para esclarecer su situación matrimonial (cf. Discurso al Tribunal de la Rota Romana, 23 de enero de 2015). 

Que los fieles conozcan el proceso y la gratuidad

“Quería que el obispo diocesano estuviera en el centro de la reforma. En efecto, es a él a quien corresponde administrar justicia en la diócesis, tanto como garante de la proximidad de los tribunales y de la vigilancia sobre ellos, como en cuanto juez que debe decidir personalmente en los casos en que la nulidad es manifiesta, es decir, a través del ‘processus brevior’ como expresión de la solicitud de la ‘salus animarum’”, prosiguió el Pontífice.

“Por ello, he instado a incorporar la actividad de los tribunales a la pastoral diocesana, encargando a los obispos que procuren que los fieles conozcan la existencia del ‘processus brevior’ como posible remedio a la situación de necesidad en la que se encuentran”, señaló el Papa. “A veces es triste constatar que los fieles desconocen la existencia de esta vía. Además, es importante ‘que se asegure la gratuidad de los procedimientos, para que la Iglesia […] manifieste el amor gratuito de Cristo por el que todos hemos sido salvados’ (Proemio, VI)”.

Tribunal: personas bien formadas e idóneas

En particular, concreta Francisco, “la solicitud del obispo se concreta en garantizar por ley la constitución en su diócesis del tribunal, dotado de personas -clérigos y laicos- bien formadas e idóneas para esta función; y en asegurar que realicen su trabajo con justicia y diligencia. La inversión en la formación de estos trabajadores -formación científica, humana y espiritual- beneficia siempre a los fieles, que tienen derecho a que sus peticiones sean consideradas con atención, incluso cuando reciben una respuesta negativa”.

Preocupación por la salvación de las almas

“Ha guiado la reforma -y debe guiar su aplicación- la preocupación por la salvación de las almas (cf. Mitis Iudex, Proemio). Nos sentimos interpelados por el dolor y la esperanza de tantos fieles que buscan claridad sobre la verdad de su condición personal y, en consecuencia, sobre la posibilidad de participar plenamente en la vida sacramental. Para tantos que ‘han vivido una experiencia matrimonial infeliz, la verificación de la validez o no del matrimonio representa una posibilidad importante; y a estas personas hay que ayudarlas a recorrer este camino de la manera más suave posible’ (Discurso a los participantes en el Curso promovido por la Rota Romana, 12 de marzo de 2016)”.

“Favorecer no la nulidad de los matrimonios,  sino la celeridad de los procesos”

La reciente reforma, fue concluyendo el Santo Padre, “también ha querido favorecer ‘no la nulidad de los matrimonios, sino la celeridad de los procesos, no menos que una justa simplicidad, para que, a causa del retraso en la definición de la sentencia, los corazones de los fieles que esperan la aclaración de su estado no se vean oprimidos durante mucho tiempo por la oscuridad de la duda’ (Mitis Iudex, Proemio)”.

En efecto, “para evitar que se produzca el dicho ‘summum ius summa iniuria’ (‘Excesivo derecho, excesiva injusticia’) (Cicerón, De Officiis I,10,33) como consecuencia de procedimientos demasiado complejos, he suprimido la necesidad del juicio de doble conformación y he animado a decidir más rápidamente los casos en los que la nulidad es manifiesta, buscando el bien de los fieles y deseando llevar paz a sus conciencias”. 

Todo esto, señaló el Papa, “requiere dos grandes virtudes: la prudencia y la justicia, que deben estar informadas por la caridad. Existe una íntima conexión entre prudencia y justicia, ya que el ejercicio de la prudentia iuris tiene por objeto saber lo que es justo en el caso concreto’ (Discurso a la Rota Romana, 25 de enero de 2024)”.

Labor de discernimiento

“Todo protagonista del proceso se acerca a la realidad conyugal y familiar con veneración”, subrayó el Pontífice al final de su reflexión. “Porque la familia es reflejo vivo de la comunión de amor que es Dios Trinidad (cf. Amoris laetitia, 11). Además, los esposos unidos en matrimonio han recibido el don de la indisolubilidad, que no es una meta a alcanzar por su propio esfuerzo, ni siquiera una limitación a su libertad, sino una promesa de Dios, cuya fidelidad hace posible el ser humano”. 

“Vuestra labor de discernimiento sobre la existencia o no de un matrimonio válido”, manifestó el Papa a los prelados auditores,  “es un servicio a la salus animarum, pues permite a los fieles conocer y aceptar la verdad de su realidad personal. En efecto, ‘todo juicio justo sobre la validez o la nulidad de un matrimonio es una contribución a la cultura de la indisolubilidad, tanto en la Iglesia como en el mundo’ (San Juan Pablo II, Discurso a la Rota Romana, 29 de enero de 2002)”.

Al concluir, el Papa Francisco invocó sobre todos, “peregrinantes in spem, la gracia de la conversión gozosa y la luz para acompañar a los fieles hacia Cristo, que es el Juez manso y misericordioso. Os bendigo de corazón y os pido, por favor, que recéis por mí. Gracias”.

El autorFrancisco Otamendi

Cultura

El cardenal Tolentino elogia la amistad ante el uso ambiguo del “amor”

El Prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación, el cardenal José Tolentino de Mendonça, ha hecho notar la “inflación de la palabra amor” en la sociedad actual, en detrimento de la amistad, que es “camino inagotable de humanización y esperanza”, en la festividad de santo Tomás de Aquino en la Universidad eclesiástica San Dámaso.  

Francisco Otamendi·7 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

En un acto presidido por el arzobispo de Madrid y Gran Canciller de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, cardenal José Cobo, y presentado por el Rector de la corporación, Nicolás Álvarez de las Asturias, el cardenal José Tolentino de Mendonça realizó un elogio de la amistad como bien necesario para la comunidad académica.

En la celebración de la fiesta de santo Tomás de Aquino, el cardenal prefecto de la Cultura y la Educación en la Santa Sede, señaló que “la Universidad cumpliría bien su misión si algún día fuera recordada por aquellos que en ella se formaron, no solo por la calidad pedagógica y de investigación que encontraron, sino también por las bellas amistades que ahí comenzaron”.

Sin embargo, la reflexión del cardenal portugués, poeta además de teólogo, fue más allá, y constituyó un diagnóstico de la sociedad actual, en lo que se refiere a los vocablos amor y amistad, bajo el título ‘Elogio de la amistad: Redescubrir un bien necesario’.

Centralidad de la reflexión sobre la amistad

“Espero que no os parezca extraño que haya elegido como argumento académico la amistad, cuando parecería haber mil temas más urgentes y pertinentes que proponer a una comunidad universitaria en este período histórico y cultural de cambios acelerados”, comenzó diciendo. 

“En Santo Tomás es evidente la centralidad de la reflexión sobre la amistad, hasta el punto de preguntarse si la perfecta bienaventuranza en la gloria no requiere también la compañía de los amigos. Pero la propia historia de la Universidad no se entendería sin la idea de societas amicorum”.

“Uso masivo del vocabulario del amor”: consecuencias

Enseguida, el cardenal apuntó que “parece que nuestra época sólo sabe hablar de amor. A medida que asistimos a la inflación de esta palabra, su fuerza expresiva disminuye claramente y parece secuestrada por un uso monocorde y equívoco. Cada vez sabemos menos de qué hablamos cuando hablamos de amor. Pero esto no constituye un freno”. 

Con la misma palabra, añadió, “designamos el amor conyugal y el apego a un equipo deportivo, las relaciones entre parientes y las de consumo, las aspiraciones individuales más profundas, pero también las más frívolas. Todo es amor. No es casualidad que la magnífica poesía de W.H. Auden, que el siglo pasado eligió como una de sus canciones, se resuma en la pregunta: ‘La verdad, por favor, sobre el amor’”.

A su juicio, según expuso ante un nutrido auditorio en San Dámaso, ““el peligro que presenta el uso masivo del vocabulario del amor es el de perdernos en lo indefinido, ahogarnos en lo ilimitado de la subjetividad: no sabemos realmente lo que es el amor; siempre lo es todo; es una tarea sin límites; y esta totalidad inextricable, con demasiada frecuencia, se consume en una retórica desilusionada. La amistad es una forma más objetiva, más concretamente diseñada, que quizá sea más posible de experimentar”. 

Pasa lo mismo en el “universo religioso”

“En el universo religioso, por desgracia, la situación no es muy diferente”, prosiguió el cardenal Tolentino de Mendonça. “El término amor sufre un uso excesivo que no siempre favorece el realismo y la profundización de los caminos de la fe. La referencia al amor se disipa en homilías, discursos catequéticos, proposiciones morales: un camino tan variado que su significado se diluye”. 

“Nos hemos acostumbrado a oír la llamada al amor, a recibirla o a reproducirla sin mucho conocimiento. Estoy convencido de que una parte importante del problema reside en la ausencia de reflexión sobre la amistad”. 

“La amistad, camino de humanización y esperanza”

Su argumentación continuó en la misma línea, escéptica ante el uso indiscriminado de la palabra amor, y elogiando la amistad. “Llamamos ambiguamente ‘amor’ a ciertas relaciones y prácticas afectivas que ganarían mayor consistencia si las pensáramos como modos de amistad. La amistad es una experiencia universal y representa, para cada persona, un camino inagotable de humanización y esperanza”. 

Más adelante, citó a Raïssa Maritain, esposa de Jacques Maritain, que compuso una especie de autobiografía relatando las experiencias personales de sus amigos. “Y es cierto: los amigos son nuestra mejor autobiografía. Pero no sólo eso: la amplían, conspiran para hacerla luminosa y auténtica. (…). Los amigos dan testimonio a nuestro corazón de que siempre hay un camino”. 

“La amistad se nutre de la aceptación de los límites”

“La amistad no contiene esa pretensión de posesión que, muchas veces, es característica de un amor exageradamente narcisista. La amistad se nutre de la aceptación de los límites”, añadió el cardenal. “Quizá la gran diferencia entre el amor y la amistad radica en que el amor tiende siempre a lo ilimitado, mientras que en la amistad nos enfrentamos con ligereza a las limitaciones, aceptamos que hay una vida sin nosotros y más allá de nosotros”.

El Prefecto vaticano para la Cultura y la Educación mencionó en su conferencia al Papa Francisco. “Es de vital sabiduría abrazar los límites como múltiples aspectos y vínculos de una misma verdad, según lo que el Papa Francisco enunció por primera vez en Evangelii gaudium y ha reiterado a menudo en su pontificado: ‘El modelo no es la esfera, donde cada punto es equidistante del centro y no existen diferencias entre un punto y otro. El modelo es el poliedro, que refleja la confluencia de todas las parcialidades que en él mantienen su originalidad’ (EG n. 236)”.

Universidades, activarse como “laboratorios de esperanza”

Para concluir, citó la reciente nota sobre la Inteligencia Artificial que su Dicasterio ha elaborado junto con el de Doctrina de la Fe, en el que se recuerda precisamente, que “la inteligencia humana no es una facultad aislada, sino que se ejercita en las relaciones, encontrando su plena expresión en el diálogo, la colaboración y la solidaridad. Aprendemos con los demás, aprendemos gracias a los demás” (n. 18).

El documento exhorta a las universidades católicas y eclesiásticas a activarse “como grandes laboratorios de esperanza, en esta encrucijada de la historia”. “Creo que lo lograremos mejor si lo hacemos juntos, como maestros de la amistad que constituye una expresión concreta de la esperanza”, concluyó.

El autorFrancisco Otamendi

Firmas invitadasYákov Druzhkov

Temazos en Misa

Llevo ya dos años en España, el país más católico de Europa, y me deja confundido el afán de algunas personas por convertir la Liturgia en algo que, según su parecer, recuerda a mi infancia protestante en una sala alquilada de la biblioteca del barrio.

7 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

Nací en San Petersburgo en 1994. En aquellos años, en la ciudad culturalmente más “occidental” de la Rusia post soviética, ser «raro» era algo muy común. Mi familia también era «rara»: éramos protestantes fervorosos.

La comunidad que frecuentábamos era una mezcla entre evangélicos y baptistas. Todos los domingos teníamos una reunión en un edificio de la biblioteca del barrio. Cantábamos, rezábamos, escuchábamos sermones y conversábamos con nuestros iguales, evangelizados por pastores estadounidenses e ingleses.

La liturgia protestante

La «liturgia» de esas reuniones era bastante sencilla: primero, colgábamos en las paredes del salón de actos alquilado unos grandes letreros con palabras «Jesús» y «Dios es fiel», luego subía al escenario un grupo musical — era su servicio a la comunidad — con batería, bajo, guitarra acústica, violín, flauta y teclas.

Las letras de las canciones se proyectaban allí mismo. Las letras eran simples, comprensibles para todos y motivadoras, a veces hasta nos hacían llorar, sea de alegría, sea por sentirnos pecadores perdonados en manos de Dios. A menudo tocaban éxitos mundiales de grupos pop protestantes traducidos al ruso. A veces las acompañábamos con las palmas.

Después venía la meditación de la Palabra dirigida por uno de los pastores, el momento de «dar la paz», — unos 5-10 minutos un poco incómodos, en los cuales nos preguntábamos cómo estábamos y si todo nos iba bien —, seguido de un recuerdo simbólico de la Última Cena.

También había “retreats” (retiros): los fines de semana en casas de campo que pasábamos en silencio, oración conjunta, estudio de las Escrituras y muchas otras actividades. Gracias a esa comunidad protestante mucha gente empezó a leer la Biblia diariamente, a dirigirse a Jesús con sus propias palabras y a «no avergonzarse del Evangelio de Cristo» (cfr. Rom 1, 16).

Los cristianos «tradicionales»

Sobre los cristianos más «tradicionales», como los ortodoxos y los católicos, si acaso se mencionaban, se decía que sus modos de hacer eran obsoletos, no respondían a las necesidades de la sociedad contemporánea y que a menudo preferían sus rituales arcaicos a una relación viva con Dios.

Se hacía una comparación especial con toda la tradición ortodoxa, la confesión cristiana dominante en Rusia. Se criticaba la «idolatría» hacia los iconos, unos ritos largos en un idioma incomprensible (la Liturgia se celebra en eslavo eclesiástico), las extrañas vestimentas de los clérigos y unas ancianas que te regañan si no te persignas al entrar en la iglesia o, si eres mujer, cuando entras con pantalones o sin cubrirte la cabeza. La mayoría de estas críticas, además de no tener mucho fundamento real, no son más que acontecimientos aislados y puntuales, que han sido llevados al extremo y se han convertido en estereotipos entre las personas que no han dedicado ni un minuto en interesarse por el porqué de las cosas que hacemos los cristianos.

Conversión al catolicismo

Mi familia se convirtió al catolicismo gracias a la inquietud intelectual de mi padre, cuando yo tenía catorce años. Mi padre se interesó por la historia de los primeros cristianos y un día nos llevó — a mi madre, mi hermano pequeño y a mí — a una iglesia cercana. Además de no tener que aprender de memoria los versículos bíblicos, siendo un recién converso del protestantismo, resulta innecesario volver a aprender a rezar; ese mismo Jesús con quien habías hablado antes en tu oración personal está en esta caja que los católicos llaman Sagrario. Más que una conversión es un encuentro.

A partir de este encuentro, toda la «complejidad» y el «arcaísmo» de la Liturgia — tanto romana como bizantina —, me empezó a parecer una exigencia de sentido común. Allí, ante el Cristo vivo, no se podía cantar las mismas canciones ni hacer lo mismo que en la comunidad protestante: todo lo que había hecho antes, toda la «modernidad» y «claridad» del culto protestante me parecían inadecuadas. La presencia de Dios vivo exigía no «modernidad», sino «eternidad»; no la «comprensión» del lenguaje, sino el «misterio», porque Dios, siendo eterno, es algo más que «moderno», y siendo Misterio, es mucho más que uno puede comprender.

Los «temazos»

No sé qué es lo que impulsa ciertas decisiones pastorales, pero supongo que a alguien que haya encontrado a Dios en un templo católico, le resulta extraño ver a la Alfa y la Omega escondidos detrás de un letrero — compuesto en «un lenguaje actual y comprensible» — del género pop. Como si a Dios las modas le importasen más que las personas.

Parece que existen géneros musicales cuya forma es inseparable del evento al que están dedicados. Por ejemplo, cantar el “Cumpleaños feliz” o “Las Mañanitas” solo tiene sentido en el contexto del evento para el que están destinadas. Sin embargo, a los mexicanos no se les ocurriría cambiar su canción de cumpleaños —ya sea porque podría resultar «difícil de entender para los demás» o porque se considera «anticuado». Es curioso que algo similar no suceda con la música destinada a eventos como la Misa, un acontecimiento que tiene un significado mucho más profundo en la vida de los cristianos que un cumpleaños.

Llevo ya dos años en España, el país más católico de Europa, y me deja confundido el afán de algunas personas por convertir la Liturgia en algo que, según su parecer, recuerda a mi infancia protestante en una sala alquilada de la biblioteca del barrio: unos letreros, un escenario, un canto de entrada telonero, una melismática dulzona que toca los sentimientos, pero no ayuda a ordenarlos; un «temazo» que dice cosas bonitas, pero cuyo género lo condena a acaparar el protagonismo. «Es lo que a la gente le gusta. Atrae a los jóvenes». Es lo que se decía en mi querida comunidad protestante.

El autorYákov Druzhkov

Lingüista y traductor, Doctor en filología por la Universidad Rusa de la Amistad de los Pueblos (Moscú). 

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Evangelización

San Pablo Miki y compañeros mártires en Japón

La Iglesia celebra el 6 de febrero a San Pablo Miki y 25 compañeros mártires. Tras la llegada de san Francisco Javier a Japón (1549-1551), Pablo Miki, jesuita, fue el primer religioso japonés martirizado. Con él fueron crucificados en Nagasaki otros dos jesuitas, seis franciscanos y 17 laicos, algunos españoles.  

Francisco Otamendi·6 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Los santos Pablo Miki (1564-1597), Juan de Goto y Diego Kisai son los primeros jesuitas que dieron su vida por imitar al Señor crucificado en Japón. Miki procedía de una familia con recursos cerca de Osaka, y se hizo cristiano cuando tuvo lugar la conversión de la familia. A los 20 años se matriculó en el seminario de Azuchi, llevado por los jesuitas y dos años después entraba en la Compañía. Hablaba muy bien y lograba atraer budistas a la fe cristiana. Le faltaban sólo dos meses para la ordenación cuando fue arrestado. 

San Francisco Javier había sembrado el cristianismo en Japón desde 1549. Él mismo convirtió y bautizó a buen número de paganos. Luego, provincias enteras recibieron la fe. Se dice que en 1587 había en Japón más de doscientos mil cristianos. Este crecimiento provocó reticencias en algunas autoridades, que temieron que el cristianismo fuera el primer paso de España para invadir el país.

Expulsaron a los misioneros de Japón y se intensificó la persecución, que terminó con la crucifixión cerca de Nagasaki de los jesuitas, los franciscanos y terciarios (26) en 1597. Los franciscanos santos fueron Pedro Bautista, Martín De Aguirre, Francisco Blanco, Francisco de San Miguel, españoles, Felipe de Jesús, nacido en México, aún no ordenado, y Gonzalo García. Los 17 mártires restantes eran japoneses, varios catequistas e intérpretes. Desde la cruz, Pablo Miki perdonó a sus verdugos y pronunció un sermón invitando a seguir a Cristo con alegría.

El autorFrancisco Otamendi

Evangelización

El cardenal Lazzaro You y el prelado Ocáriz, en el centenario de la ordenación de san Josemaría

Zaragoza acogerá los días 27 y 28 de marzo el centenario de la ordenación sacerdotal de san Josemaría, fundador del Opus Dei, que tuvo lugar el 28 de marzo de 1925. Tras el arzobispo de Zaragoza, Monseñor Carlos Escribano, intervendrán en los actos el cardenal Lazzaro You Heung-sik, Prefecto del Dicasterio para el Clero, y el prelado del Opus Dei, Mons. Fernando Ocáriz, entre otros participantes.  

Francisco Otamendi·6 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

San Josemaría Escrivá de Balaguer fue ordenado sacerdote el 28 de marzo de 1925 en Zaragoza, en la iglesia del Seminario de San Carlos, por el obispo Mons. Miguel de los Santos Díaz Gómara. 

Han pasado cien años, y con motivo del centenario de su ordenación sacerdotal, tendrán lugar en la capital aragonesa una serie de actos en los que participarán el cardenal Lázaro You Heung-sik, Prefecto del Dicasterio para el Clero, y el prelado del Opus Dei, Mons. Fernando Ocáriz.

Sobre el programa de actos, los organizadores, la Biblioteca Sacerdotal Alacet, con la colaboración de Fundación CARF y Omnes, informan que en primer lugar tendrá lugar el acto académico, el día 27 jueves, sobre el que se informa más abajo.

Eucaristía, vigilia de oración

A su conclusión, a las 19,00 horas, tendrá lugar una concelebración eucarística en la Basílica del Pilar para los sacerdotes que lo deseen.

A continuación (20,00 h.), se celebrará una Vigilia de oración por las vocaciones, para seminaristas, jóvenes y familias, en la iglesia del Real Seminario de San Carlos Borromeo, que presidirá el Cardenal Lazzaro You.

El 28 de marzo, día del aniversario, tendrá lugar una solemne concelebración eucarística, también en la iglesia del Seminario de San Carlos Borromeo, en acción de gracias por  los frutos de la santidad sacerdotal. Y posteriormente, una comida de confraternización en el Salón del Trono del palacio arzobispal.

Estampa del centenario.

Acto académico

El acto académico del día 27 comenzará con unas palabras de bienvenida de Mons. Carlos Escribano, arzobispo de Zaragoza, que preside actualmente la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida de la Conferencia Episcopal Española. 

El cardenal Lazzaro You, además de Prefecto del Dicasterio para el Clero, es miembro  también de los Dicasterios para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos; para los Obispos; para la Evangelización; para la Cultura y la Educación; y del Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales. En la conferencia hablará sobre la santidad y misión del sacerdote.

Monseñor Fernando Ocáriz, nacido en París en 1944, es prelado del Opus Dei desde enero de 2017. Es físico y teólogo, consultor del Dicasterio para la Doctrina de la Fe desde 1986 y del Dicasterio para la Evangelización desde 2022. En 1989 ingresó en la Pontificia Academia Teológica. Hablará en Zaragoza sobre la centralidad de la Eucaristía en la vida del sacerdote.

Otros ponentes

Antes, José Luis González Gullón, miembro del Instituto Histórico San Josemaría Escrivá, abordará los años de seminario y de ordenación de san Josemaría.  Por la tarde, tendrá lugar una mesa redonda sobre el corazón universal del sacerdote: de oriente a occidente pasando por el mundo rural.

En la mesa participarán Esteban Aranaz, sacerdote de la Diócesis de Tarazona, misionero en China; Jorge de Salas, sacerdote de la Prelatura del Opus Dei residente en Suecia, vicario judicial de la diócesis de Estocolmo; y Antonio Cobo, sacerdote de la Diócesis de Almería en la Alpujarra.

Bodas de oro sacerdotales en 1975

San Josemaría celebró sus Bodas de oro sacerdotales el 28 de marzo de 1975, un año antes de fallecer en Roma. A mediados de enero, antes de cruzar el Atlántico en un viaje de catequesis en América, dirigió una carta a los fieles del Opus Dei en la que, según transcribe Andrés Vázquez de Prada en su biografía, les dijo: 

“Os pido que estemos muy unidos en ese día, con una gratitud más honda al Señor -es Viernes Santo este 28 de marzo-, que nos ha empujado a participar de su Santa Cruz, es decir, del Amor que no pone condiciones”.

San Josemaría les pidió también: “Acompañadme a adorar a Nuestro Redentor, realmente presente en la Sagrada Eucaristía, en todos los Monumentos de todas las iglesias del mundo, en este Viernes Santo. Vivamos un día de intensa y enamorada adoración”.

El autorFrancisco Otamendi

Vocaciones

El matrimonio y «su» fortaleza

En el matrimonio, las quejas muchas veces no son reproches, sino peticiones, lo cual nos invita a ser fuertes y combatir la actitud quejica, más propia de la mezquindad que de la cordura y positividad.

Alejandro Vázquez-Dodero·6 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

El Catecismo de la Iglesia Católica, en su nº 1808, señala que “La fortaleza es la virtud moral que asegura en las dificultades la firmeza y la constancia en la búsqueda del bien. Reafirma la resolución de resistir a las tentaciones y de superar los obstáculos en la vida moral. La virtud de la fortaleza hace capaz de vencer el temor, incluso a la muerte, y de hacer frente a las pruebas y a las persecuciones. Capacita para ir hasta la renuncia y el sacrificio de la propia vida por defender una causa justa (…)”.

¿Uno nace fuerte o se hace fuerte? Más bien lo segundo, y sobre todo en el caso del ser humano, que viene al mundo dependiendo absolutamente de los demás para su supervivencia. Es a medida que va adquiriendo experiencia de la vida –por eso es virtud, o sea hábito operativo bueno– cuando uno se hace fuerte.

Nos interesa destacar eso que dice el punto reseñado: busca el bien quien, habiendo contraído matrimonio, quiere preservarlo en su autenticidad y belleza, haciendo todo lo necesario porque su matrimonio rezume frescura, cueste lo que cueste, haciéndose fuerte para afrontar la contrariedad.

En la prosperidad y en la adversidad…

En el rito del matrimonio canónico los futuros cónyuges se comprometen a guardarse fidelidad en la prosperidad y en la adversidad; o sea que parten de la base de que en su matrimonio va a haber dificultades, sufrimiento, pero que aún así van a ser fieles a su compromiso de amor.

En el matrimonio aparecen las tormentas, pero tras los nubarrones reaparece el sol. Por eso cuando los marineros ven los vientos venir se preparan para, con todas sus fuerzas, luchar contra esa adversidad, porque saben que siempre al final saldrán ganando y la mar volverá a serenarse; navegan contra viento y marea con la esperanza de que se reencontrarán con un mar apacible, navegable.

En el matrimonio sucede lo mismo: tras una contrariedad, bien llevada, llega la superación, y ahí es donde se reconoce el fruto de la fidelidad al sí dado en su día, al contraerlo; y ahí es donde se reconoce la belleza de corresponder al amor aun a costa de los reveses de la vida, poniendo esfuerzo y confiando, esperanzándose.

Unidad y comunicación

La fortaleza del matrimonio reside en su unidad, en el sentirse los cónyuges una única realidad. Por eso conviene que compartan –se comuniquen– las dificultades como si el problema del otro también fuera con uno. Preguntarle por su significado, por lo que representa, y tratar de ponerse en su lugar.

Quizás sepamos emitir sonidos, pero comunicar va mucho más allá. Hace falta saber expresar nuestras ideas sin herir al prójimo, describiendo nuestro punto de vista, empezando las frases por “yo” para llegar al “nosotros”, y manifestando nuestros sentimientos y afectos.

La escucha activa, todavía más importante y necesaria que el habla, requiere de un aprendizaje: prestar y mantener la atención, y asegurarse que el otro se siente escuchado y tenido en cuenta. Eso cuesta, y muchas veces hay que “hacerse violencia”, desde la fortaleza, para lograrlo.

En el matrimonio es importante aprender a escuchar los sentimientos. Centrarse en lo que el cónyuge siente más que en lo que dice. En la frase “Juan -un hijo- está insoportable; ¡no puedo más!”, lo importante no es “Juan está insoportable”, sino “no puedo más”; y antes de abordar el problema de Juan, hay que empatizar con el sentimiento de tu cónyuge: “Tienes razón: no hay quién lo aguante” ¿Qué podemos hacer?”. Y ese ejercicio suele requerir esfuerzo.

Respeto, comprensión, y cuidado de las cosas pequeñas

El respeto es imprescindible en sí mismo. Tener en cuenta las cuestiones y los planteamientos de los demás dándoles como mínimo el mismo valor o más que las propias ideas. No imponer los pensamientos de uno, ni transformar las propias opiniones en dogmas.

Priorizar siempre al cónyuge. Es el que da sentido a la propia existencia del matrimonio y de cada uno de los esposos. No anteponer los deseos de otros a los del propio cónyuge, siendo prudente, y por supuesto jamás tomar partido contra él ni limitarse a “ser neutral”. Intentar ponerse en el lugar del otro. Lo que significa tal cosa para él o ella. Eso cuesta…

Cuidar los detalles más pequeños de la convivencia, con el sacrifico constante que ello requiere. Todos sabemos que la grandeza de las cosas está en los detalles. De otro lado, si eres cuidadoso con los pequeños gestos, estarás preparándote para retos más desafiantes, y eso en el matrimonio encuentra su espacio y es garantía de fidelidad, que es felicidad.

Serenidad y buen humor

Discutir en la vida matrimonial, que a veces será preciso, debe hacerse siempre desde la serenidad: lo agradece uno mismo y el cónyuge con quien se ha discutido. Se trata de aplicar un equilibrio entre la razón y el corazón, cosa que muchas veces requiere esfuerzo. 

Si un cónyuge siente una emoción fuerte, mejor dejar que fluya sin manipularla y, cuando haya remitido, afrontar la causa del desencuentro.

Y en todo caso reírse un poco de la vida, desdramatizando, sin absolutizar desmesuradamente. Reírse “con” y no “de” une mucho más de lo que pensamos. Pero en ocasiones cuesta y hay que esforzarse para lograrlo.

Está comprobado que las quejas verbales nos debilitan y contagian a los demás con actitudes negativas. Conviene buscar sacar algo positivo y no insistir en cosas que no aporten soluciones o no ayuden a levantar el ánimo.

Aun así, cuando uno escuche quejas de su cónyuge, mejor que piense que, en el matrimonio, las quejas muchas veces no son reproches, sino peticiones, lo cual, nuevamente, nos invita a ser fuertes y combatir la actitud quejica, más propia de la mezquindad que de la cordura y positividad.

La formación moral de Kant

En el 300 aniversario del nacimiento de Kant, repasamos algunas facetas menos conocidas del primer y más importante representante del criticismo y precursor del idealismo alemán, valiente defensor de la libertad frente a los poderes políticos y religiosos.

6 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 7 minutos

La reciente biografía de Manfred Kuehn (2024) nos revela a un Kant poco conocido por el gran público y que fue un excelente anfitrión y un devoto amigo. Asociado a la Ilustración, asistió al nacimiento del mundo moderno y su pensamiento es tanto expresión de una época trepidante como una salida de sus aporías, convirtiéndose en uno de los pensadores más influyentes de la Europa moderna y de la filosofía universal.

La vida de Kant se extiende a lo largo de casi todo el siglo XVIII. Su mayoría de edad asistió a algunos de los cambios más significativos del mundo occidental -cambios que aún hoy siguen resonando-. Era el periodo durante el cual se originó el mundo en el que hoy vivimos. La filosofía de Kant fue en gran medida una expresión y una respuesta ante aquellos cambios. Su vida intelectual reflejó los desarrollos especulativos, políticos y científicos más significativos de la época. Sus opiniones son reacciones al clima cultural de su tiempo. La filosofía inglesa y francesa, la ciencia, la literatura, la política y las costumbres formaron el tejido de sus conversaciones cotidianas. Incluso sucesos tan relativamente distantes como las revoluciones americana y francesa repercutieron definitivamente en Kant, y por tanto también en su obra. Su filosofía debe ser contemplada en este contexto global.

Emanuel, que más tarde cambiaría su nombre por Immanuel, era hijo de Johann Georg Kant (1683-1746), un maestro guarnicionero afincado en Königsberg, y de Anna Regina Reuter (1697-1737), hija de otro guarnicionero de la misma ciudad. Kant fue el cuarto hijo del matrimonio, aunque cuando él nació sólo sobrevivía una hermana de cinco años. El día que lo bautizaron, su madre escribió en su libro de oraciones: “Quiera Dios conservarlo de acuerdo con Su Promesa de Gracia hasta el final de sus días, por el amor de Jesucristo, Amén”. El nombre impuesto le pareció de muy buen augurio. Esta plegaria no era solamente la expresión de un anhelo piadoso, sino que respondía también a un deseo real y expresaba un sentimiento muy profundo. De los cinco hermanos nacidos después de Kant, sólo tres sobrepasaron la primera infancia.

La educación recibida

El gran filósofo guardó siempre un profundo agradecimiento a la educación recibida por sus padres, principalmente a través de su ejemplo de vida. Su familia se vio afectada por querellas profesionales entre distintos gremios: “… a pesar de ellas, mis padres trataban con tal respeto y consideración a sus enemigos y con tan firme confianza en el porvenir que el recuerdo de este incidente no se borrará nunca de mi memoria, aun cuando entonces yo era sólo un muchacho”.

Años más tarde, su amigo Kraus dejó escrito: “Kant me comentó una vez que cuando observaba más de cerca la educación que se impartía en la casa de un conde no lejos de Königsberg… pensaba con frecuencia en la preparación incomparablemente más noble que él había recibido en casa de sus padres. Les estaba muy agradecido por eso, añadiendo que jamás había oído o visto nada indecente en su casa”.

Kant sólo tenía cosas buenas que decir acerca de sus padres. Así, en una carta de una época más avanzada de su vida escribía: “Mis dos padres (que pertenecían a la clase de los artesanos) eran perfectamente honestos, moralmente decentes y disciplinados. No me legaron una fortuna (pero tampoco me dejaron deudas). Y, desde el punto de vista moral, me dieron una educación absolutamente inmejorable. Cada vez que pienso en esto me siento invadido por sentimientos de la más intensa gratitud”.

Su madre murió a los cuarenta años, cuando el futuro filósofo tenía sólo 13 años y quedó profundamente afectado. Murió contagiada de la enfermedad de una amiga enferma a la que cuidó en su lecho de muerte. Kant escribió años después que “su muerte fue un sacrificio a la amistad”. Cuando murió su padre en 1746, un Immanuel de casi veintiún años escribió en la Biblia familiar: “El 24 de marzo mi querido padre nos ha dejado con una muerte tranquila… Quiera Dios, que no le deparó muchas alegrías en esta vida, permitirle participar en la bienaventuranza eterna”.

Kant y la religión

Los padres de Kant eran religiosos muy influidos por el pietismo, movimiento religioso dentro de las iglesias protestantes de Alemania que fue en gran medida una reacción al formalismo de la ortodoxia protestante. Los pietistas subrayaban la importancia del estudio independiente de la Biblia, la devoción personal, del ejercicio del sacerdocio entre los laicos y de una fe encarnada en actos de caridad. Usualmente comportaba la insistencia en una experiencia personal de conversión radical o renacimiento y menosprecio del éxito mundano, que a menudo podía fecharse con precisión. El “viejo yo” tenía que ser superado por el “nuevo yo” en una batalla librada con ayuda de la gracia de Dios. Cada creyente debía formar en su entorno una pequeña iglesia de “verdaderos cristianos”, diferente de la iglesia formal que pudiera haberse alejado del verdadero sentido del cristianismo.

Sobre las ideas religiosas de sus padres, que aparecerían como las “exigencias de santidad” en la segunda “Crítica” de Kant, dejó también escrito: “Incluso aunque las ideas religiosas de aquel tiempo… y las concepciones de lo que se llamaba virtud y piedad no fueran claras y suficientes, la gente era realmente virtuosa y piadosa. Uno puede decir tantas maldades como quiera sobre el pietismo. Pero las gentes que lo tomaban en serio estaban caracterizadas por una cierta especie de dignidad. Poseían las cualidades más nobles que un ser humano pueda tener: esa tranquilidad y amabilidad, esa paz interior que no se deja perturbar por ninguna pasión. Ninguna necesidad, ninguna disputa podían enfurecerlos o convertirlos en enemigos de nadie”.

La educación de los niños

En sus “Lecciones sobre Pedagogía” (1803) dejará buenas ideas para la educación moral de los niños, a los que hay que enseñar los deberes comunes para con uno mismo y para con los otros. Deberes basados en “una cierta dignidad que el ser humano posee en su naturaleza interna que lo dignifica en comparación con todas las otras criaturas. Es deber suyo no negar esta dignidad de la humanidad en su propia persona”.

La embriaguez, los pecados antinaturales y todos los tipos de excesos son para Kant ejemplos de esa pérdida de dignidad por la que nos colocamos a nosotros mismos por debajo del nivel de los animales. La acción de “arrastrarse” -deshacerse en cumplidos y mendigar favores- nos coloca también por debajo de la dignidad humana. La mentira debe ser evitada, pues “convierte a los seres humanos en objeto de general desprecio y tiende a despojar al niño de su propio respeto”, algo que todo el mundo debería poseer. Y cuando un niño evita a otro niño porque es más pobre, cuando lo empuja o le pega, deberíamos hacerle comprender que esa conducta contradice el derecho de humanidad.

En su “Metafísica de las costumbres” (1785) ofrece el ejemplo de un hombre que abandona su proyecto de dedicación a una actividad que le complace “inmediatamente, aunque de mala gana, ante la idea de que de proseguirla tendría que omitir alguno de sus deberes como funcionario o descuidar a un padre enfermo”, y que al comportarse así estaba probando su libertad en grado máximo.

Kant se sentía horrorizado cuando recordaba sus años escolares en el Collegium Fridericianum y, con alguna excepción, decía de sus profesores que “serían incapaces de encender un fuego con un posible chispazo de nuestra mente sobre filosofía o matemáticas, pero se mostrarían muy buenos apagándolos”. Kant reconocía que “es muy difícil para todo individuo lograr salir de esa minoría de edad, casi convertida ya en naturaleza suya… Principios y fórmulas, instrumentos mecánicos de uso -o más bien abuso- racional de sus dotes naturales, son los grilletes de una permanente minoría de edad”.

Ante el rigorismo de sus profesores, dejará escrito en sus lecciones sobre antropología que jugar a las cartas “nos cultiva, atempera nuestro ánimo y nos enseña a controlar nuestras emociones. En este sentido puede ejercer una influencia beneficiosa sobre nuestra moralidad”. Por diversas experiencias desagradables con soldados en su ciudad, su concepto del estamento militar no era muy elevado.

En su obra “El único argumento posible en una demostración de la existencia de Dios” (1763) Kant termina afirmando que “es absolutamente necesario estar convencido de que Dios existe; pero que Su existencia tenga que ser demostrada, sin embargo, no es igualmente necesario”. Y en sus “Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime” (1764) comenta que “Los hombres que obran según principios son muy pocos, cosa que hasta es muy conveniente, pues con facilidad estos principios resultan equivocados, y entonces el daño que de ello se deriva llega tanto más lejos cuanto más general es el principio y más firme la persona que lo ha adoptado”. Kant pensaba que a los cuarenta años se adquiría el carácter definitivo y pensaba que la máxima primera y más relevante para juzgar el carácter de una persona es la de la veracidad consigo mismo y con los demás.

En un pasaje famoso de la “Crítica de la razón práctica” (1788) dice Kant: “Dos cosas llenan el ánimo de admiración y respeto, siempre nuevos y crecientes cuanto con más frecuencia se ocupa de ellas la reflexión: el cielo estrellado sobre mí y la ley moral dentro de mí”.

Fue un defensor entusiasta de la revolución francesa, que veía como primer triunfo práctico de la filosofía que había ayudado a crear un gobierno basado en los principios de un sistema ordenado y racionalmente construido. En su obra “La religión dentro de los límites de la mera razón” (1794) afirma que puede ocurrir que “la persona del maestro de la única religión válida para todos los mundos sea un misterio, que su aparición sobre la tierra y su desaparición de ella, que su azarosa vida y su pasión sean puros milagros… que la historia misma de la vida del gran maestro sea a su vez un milagro (una revelación sobrenatural); podemos dar a todos esos milagros el valor que queramos, y honrar incluso la envoltura… que ha puesto en marcha una doctrina que está inscrita en nuestros corazones…”.

En 1799, cuando su debilidad no era aún muy evidente, Kant afirmó a unos conocidos suyos: “Señores míos, soy viejo y débil, y ustedes deben considerarme como a un niño… No tengo miedo a la muerte; yo sabré cómo morir. Les juro ante Dios que, si siento acercarse a la muerte durante la noche, uniré mis manos y exclamaré Dios sea alabado. Pero si un demonio maligno se situara a mi espalda y me susurrase al oído: Tú has hecho desgraciados a los seres humanos, entonces mi reacción sería muy distinta”. El 12 de febrero de 1804 Kant murió a las 11.00 de la mañana, a dos meses de cumplir 80 años.

Siendo un hombre con errores, como todos, San Juan Pablo II le admiró por su defensa de la dignidad de la persona humana (no utilizar nunca a la persona como un medio). Fue un hombre recto y verdaderamente preocupado por fundamentar la moral. Su aspecto más criticable es su gnoseología, que sirvió de base para el subjetivismo posterior, aunque probablemente él mismo no fue nunca subjetivista como se desprende de algunas de sus más célebres sentencias.

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Evangelio

Escuchar y actuar. V domingo del Tiempo Ordinario (C)

Joseph Evans comenta las lecturas del 9 de febrero de 2025 que se corresponde con el V domingo del Tiempo Ordinario (C)

Joseph Evans·6 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Hay una clara temática sobre la llamada en las lecturas de hoy. La primera lectura nos ofrece la extraordinaria revelación de la gloria de Dios que el profeta Isaías recibió en el Templo de Jerusalén en el siglo VIII a.C. 

La segunda lectura nos habla de las apariciones de Jesús resucitado a sus discípulos después de la Resurrección, principalmente al apóstol Pedro (Cefas). Por último, el Evangelio nos ofrece la primera pesca milagrosa que para Pedro fue como una revelación del poder de Cristo. 

Sin embargo, a pesar del carácter extraordinario de estos episodios, también eran muy ordinarios. Isaías ejercía su actividad sacerdotal. Pedro y sus compañeros estaban realizando la más mundana de las tareas: remendar sus redes. 

Jesús entra en su barca. No les pide permiso. Una vez en ella le complica la vida a Pedro, pidiéndole “que la apartara un poco de tierra”. Era sólo una pequeña petición, que interrumpía el trabajo del apóstol. Pero tuvo un efecto decisivo: obligó a Pedro a escuchar. Jesús obliga a Pedro a alejarse de su trabajo para escuchar su predicación. Cristo nos encuentra y nos llama en medio de nuestro trabajo. Pero también nosotros necesitamos dejar de trabajar para escuchar, para oír y reflexionar sobre la palabra de Dios.

Después de haber escuchado a Jesús, éste puede lanzar a Pedro un desafío: “Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca”. Cristo siempre nos desafía a salir de las aguas poco profundas de nuestra comodidad y mediocridad.

Pedro había tenido una noche infructuosa. Pero tenía fe. Su propio fracaso no le desanima. “Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes”. Cualquiera que intente ganar almas para Cristo conocerá este sentimiento. Pero un alma de fe no se rinde. Fiel al mandato de Jesús, echa las redes una y otra vez. Finalmente, se consigue una pesca tan grande que trae consigo el buen problema de ser temporalmente incapaces de hacer frente a tanta abundancia.

Ante este milagro, Pedro se siente sobrecogido. El poder de Dios en Cristo lo deja sintiéndose totalmente pecador, como Isaías se había sentido pecador al ver la gloria divina. “Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador”, dice. A lo que Jesús responde: “No temas; desde ahora serás pescador de hombres”. En otras palabras, precisamente porque reconoces tu indignidad, te llamo al apostolado. La humilde aceptación de nuestra miseria no nos inhabilita para servir a Cristo. Más bien, a partir de esta conciencia, Nuestro Señor nos llama. 

Vaticano

La Visitación de María y el Magnificat centran la catequesis del Papa

El Papa Francisco ha animado en la Audiencia de hoy a ponernos “en la escuela de María”, que en la Visitación siente el impulso del amor y sale al encuentro de los demás. Además, ha considerado el Magníficat de Nuestra Señora como “canto de redención”, y ha exhortado a rezar también por “los desplazados de Palestina”.    

Francisco Otamendi·5 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

Con un resfriado que le ha impedido pronunciar la catequesis, teniendo que dejar el discurso a un oficial de la Secretaria de Estado, Pier Luigi Giroli, el Papa Francisco ha reanudado en la Audiencia de este miércoles el tema que desarrollará a lo largo del Año  Jubilar, ‘Jesucristo, nuestra esperanza’. La reflexión ha tenido como motivo el evangelio de san Lucas (1, 39-42), con el título: “Y bienaventurada la que creyó” (Lc 1,45).

En un Aula Pablo VI repleta de peregrinos, la meditación del Papa se ha centrado en la Visitación de Nuestra Señora a su prima santa Isabel, el segundo misterio gozoso del Rosario, y en el Magnificat. 

El Pontífice ha alentado a pedir hoy “al Señor la gracia de saber esperar el cumplimiento de todas sus promesas; y que nos ayude a acoger en nuestras vidas la presencia de María. Poniéndonos en su escuela, que todos descubramos que toda alma que cree y espera ‘concibe y engendra al Verbo de Dios’ (San Ambrosio, Exposición del Evangelio según San Lucas 2, 26)”.

Por sacerdotes y consagrados, y por los desplazados de Palestina

En su saludo a los peregrinos polacos, el Papa ha animado “a rezar por los sacerdotes y los consagrados y consagradas que desempeñan su ministerio en países pobres y desgarrados por la guerra, especialmente en Ucrania, Oriente Medio y la República Democrática del Congo. Para muchos, esta presencia es la prueba de que Dios siempre se acuerda de ellos”.

Al final, al dirigirse a los peregrinos en lengua italiana, Francisco volvería a pedir oraciones por “la martirizada Ucrania, Israel, Jordania, tantos países que están sufriendo, y por los desplazados de Palestina. Recemos por ellos”, ha rogado.

Peticiones a los peregrinos 

El Sucesor de Pedro ha pedido a los peregrinos de lengua francesa que “sigamos la escuela de María, cultivando un corazón abierto a Dios y a los hermanos”; a los de lengua inglesa, su deseo de que “el Jubileo sea para vosotros una ocasión de renovación espiritual y de crecimiento en la alegría del Evangelio”; a los de lengua alemana, “llevemos también nosotros a Cristo a los hombres de nuestro tiempo”; a los fieles de lengua española, que se hicieron notar mucho, como los polacos, les ha pedido “elevar a Dios el canto del Magníficat, como María, recordando con gratitud las grandes cosas que Él ha hecho en nuestra vida”.

A los de lengua china, el Pontífice les ha exhortado a “ser siempre constructores de paz”; a los de habla portuguesa, “aprender de Ella la disponibilidad para servir a los necesitados”;  y a los árabes, “dar testimonio del Evangelio para construir con mansedumbre, mediante los dones y carismas recibidos, un mundo nuevo”.

Adhesión a Cristo al visitar las tumbas de los Apóstoles

Antes de rezar el Padre nuestro y dar la bendición final, el Papa ha leído personalmente otros dos ruegos. En primer lugar, “espero que la visita a las tumbas de los Apóstoles suscite un renovado deseo de adhesión a Cristo y de testimonio cristiano en vuestras comunidades”.

Y al concluir, ha señalado: “Como exhorta el apóstol Pablo, os animo a estar alegres en la esperanza, fuertes en la tribulación, perseverantes en la oración, solícitos por las necesidades de vuestros hermanos (cf. Rm 12,12-13)”.

María, el impulso del amor

En su catequesis, y poniendo como ejemplo a la Virgen María, el Papa ha animado a salir al encuentro de los demás. “Esta joven hija de Israel no elige protegerse del mundo, no teme los peligros y los juicios de los demás, sino que sale al encuentro con los demás. Cuando una persona se siente amada, experimenta una fuerza que pone en movimiento el amor; como dice el apóstol Pablo, ‘el amor de Cristo nos posee’ (2Cor 5,14), nos impulsa, nos mueve”.

María siente el impulso del amor y acude a ayudar a una mujer que es pariente suya, pero también una anciana que, tras una larga espera, acoge un embarazo inesperado, difícil de afrontar a su edad. Pero la Virgen acude a Isabel también para compartir su fe en el Dios de lo imposible y la esperanza en el cumplimiento de sus promesas”. 

El Magníficat

La presencia masiva del motivo pascual, ha comentado el Santo Padre, “hace también del Magnificat un canto de redención, que tiene como trasfondo la memoria de la liberación de Israel de Egipto. Los verbos están todos en pasado, impregnados de una memoria de amor que enciende de fe el presente e ilumina de esperanza el futuro: María canta la gracia del pasado, pero es la mujer del presente que lleva en su vientre el futuro”.

El autorFrancisco Otamendi

Evangelización

Santa Águeda, virgen y mártir de Catania

La Iglesia celebra el 5 de febrero a santa Águeda (Ágata), patrona de Catania. Fue mártir cristiana en la persecución del emperador Decio (siglo III), tras defender su virginidad y su fe. Su nombre figura en el Canon romano junto a Felicidad y Perpetua, (Águeda), Lucía, Inés, Cecilia, Anastasia… 

Francisco Otamendi·5 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Nacida en una familia cristiana, Águeda decidió desde joven consagrarse a Dios, hacer voto de virginidad y recibir del obispo de Catania el velo rojo, símbolo de las vírgenes consagradas. Esto representaba su compromiso de vivir una vida de pureza y servicio a Dios. La historia de santa Águeda se desarrolla entre Catania y Palermo, que se disputan su lugar de nacimiento.

Coincidiendo con la persecución de Decio contra los cristianos, el procónsul Quinciano se fijó en su belleza. Al ser rechazado, fue torturada con el desgarro de sus pechos y mutilada. Sus oraciones fueron escuchadas y según la tradición, fue confortada con la aparición de san Pedro, curando milagrosamente sus heridas, Cuando Quinciano ordenó que Águeda, envuelta solo en el velo rojo de esposa de Cristo, fuera quemada en brasas ardientes, un terremoto lo impidió. Falleció en la celda.

Cuentan las actas del martirio que un año después, hubo una gran erupción del volcán Etna, y la corriente de lava se dirigía hacia la ciudad de Catania. Muchas personas se encaminaron al sepulcro de Águeda para pedir su intercesión, y su velo fue colocado ante el río de lava. Milagrosamente, la lava se detuvo. Sus reliquias se conservan en Catania, en la catedral dedicada a ella.  La fiesta de Santa Ágata es una institución en la ciudad, y consta su primitivo culto. Es nombrada en la Plegaria I-Canon Romano

El autorFrancisco Otamendi

Ecología integral

Altruismo y cultura del cuidado: una respuesta a la crisis antropológica

Una conferencia en la Universidad de la Santa Cruz, del 6 al 8 de marzo, explorará la relevancia del altruismo y la cultura del cuidado. El profesor Francesco Russo explica algunos aspectos concretos en esta entrevista.

Giovanni Tridente·5 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

En el contexto de un mundo contemporáneo marcado en gran medida por el individualismo y la crisis antropológica, la próxima propuesta académica de la Facultad de Filosofía de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz – su XXV Congreso de Estudios-, estará dedicada al altruismo. 

Este acto, que forma parte de un proyecto de investigación de tres años sobre la cultura del cuidado, pretende explorar el papel del altruismo en la existencia humana, más allá de las interpretaciones reduccionistas que lo vinculan a simples actos de caridad o cálculos utilitaristas.

La actividad, que tendrá lugar del 6 al 8 de marzo, contará con la contribución de filósofos, neurocientíficos, médicos, sociólogos y economistas, y pretende desarrollarse en el marco del desafío cultural y educativo al que a menudo se ha referido el Papa Francisco, invitando a un replanteamiento profundo de la relación entre el individuo y la comunidad. En este marco, OMNES entrevistó al profesor Francesco Russo, catedrático de Antropología de la Cultura y de la Sociedad y miembro del comité organizador de la conferencia.

¿Por qué se eligió este tema para el congreso?

– Porque la filosofía no es ajena a su contexto sociocultural y hoy todo el mundo está de acuerdo en que vivimos en una sociedad enferma de individualismo. Por eso es importante reflexionar sobre el altruismo para comprender su papel en la existencia humana.

La reflexión filosófica es necesaria porque no puede reducirse a un gesto superficial de caridad, ni encuadrarse en lo que se denomina «altruismo efectivo», según una visión que deriva básicamente del utilitarismo o del egocentrismo en busca de un mero bienestar emocional. El altruismo es el vínculo esencial entre el yo y el tú, y es un rasgo humano esencial, que implica compasión y empatía.  

¿Puede explicar también este vínculo más amplio con la llamada «cultura del cuidado» y cómo ésta puede ser una respuesta a la crisis antropológica?

– La crisis antropológica a la que se refiere fue señalada en 2009 por Benedicto XVI y destacada recientemente, en varias ocasiones, por el Papa Francisco. Frente a los problemas que hay que afrontar, las soluciones políticas o sociológicas o económicas no bastarán si no nos damos cuenta de que están en juego la identidad y la especificidad de la persona humana. En Veritatis Gaudium, en el n. 6, el Papa Francisco invitó a los estudiosos, en particular a las universidades y facultades eclesiásticas, a tomar conciencia de que «lo que hoy emerge ante nuestros ojos es ‘un gran desafío cultural, espiritual y educativo que comportará largos procesos de regeneración'».

Por ello, en el proyecto de investigación promovido por la Facultad de Filosofía de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, hemos involucrado a 14 investigadores de diez instituciones universitarias europeas y americanas para ayudar a refundar la cultura del cuidado, que constituye la vocación profunda de la persona humana, como recordó el mismo Papa Francisco en su Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 2021: el cuidado del ser humano y su florecimiento en las diferentes dimensiones de la existencia (como, por ejemplo, las relaciones, el medio ambiente, el bien común, el patrimonio artístico, lo sagrado). 

¿Es posible un diálogo entre la filosofía y las humanidades sobre estos temas?

– El diálogo no sólo es posible, sino indispensable. De hecho, en la conferencia intervendrán no sólo filósofos, sino también neurocientíficos, médicos, sociólogos, pedagogos y economistas. Esta interdisciplinariedad se refleja no sólo en las ponencias principales, sino también en las cerca de cuarenta comunicaciones que se presentarán.

Las ciencias humanas, en particular la neurociencia, avanzan considerablemente, pero no captan a la persona en su integridad corpóreo-espiritual: no somos sólo un organismo biológicamente complejo regido por un cerebro altamente especializado. De lo contrario, el dolor, la libertad, la compasión por los demás, la entrega a los demás, la propia búsqueda de la verdad sobre nuestra condición humana y el sentido de nuestras acciones quedarían sin explicación o sentido. El rigor de la ciencia y la visión holística de la antropología filosófica pueden y deben confrontarse y dialogar. 

Ha mencionado la compasión y la empatía. ¿Sigue habiendo lugar para estos sentimientos en la sociedad tecnologizada de hoy?

– En cuanto a la esfera sentimental, la omnipresencia de la tecnología acentúa el analfabetismo, porque no nos ayuda a comprender, expresar y reconocer los sentimientos propios y ajenos. Por otra parte, la compasión y la empatía no sólo implican el plano emocional, en el sentido de que van más allá de un estado de ánimo pasajero. Por el contrario, son dos actitudes existenciales que implican una apertura del corazón hacia las necesidades de los demás, una conciencia de nuestra relacionalidad constitutiva y una voluntad de procurar el bien de los demás.

Me gusta subrayar que, de manera providencial, la conferencia coincide con el Jubileo del Voluntariado; sólo nos dimos cuenta de ello una vez fijadas las fechas y vimos en ello una confirmación de lo que he mencionado: el altruismo es inherente a la naturaleza humana, aunque la cultura individualista difumine sus rasgos y su alcance. 

“Cantadle el himno más bello”

Cantar es clave en la adoración a Dios, expresando fe y entrega. La Iglesia lo ha valorado siempre como medio de alabanza y transmisión de la fe.

5 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Si a algo nos anima la Palabra de Dios es a cantar: “¡Cantad!”. 

El pueblo salvado canta y baila. Lo hace en medio del desierto, cuando María, la hermana de Moisés, animaba a cantar “al Señor, vencedor excelso”. Baila David “con todo su entusiasmo, cantando con cítaras y arpas, con panderos, sistros y címbalos”; María entona una rítmica salmodia, el Magnificat, a las puertas de la casa de Isabel; el propio Cristo lamenta la incredulidad del pueblo con una comparación musical: “os hemos cantado al son de la flauta y no habéis bailado”

La música está íntimamente ligada a las más profundas emociones humanas y ahí está Dios. Adorar a Dios con cantos y bailes muestra esta entrega total del hombre: ese movimiento que nace del fondo del corazón y se manifiesta físicamente. 

No en vano, se dice que la música es el lenguaje de los ángeles, creados para la eterna adoración y alabanza de Dios. Dios canta y crea; crea cantando y hay quien imaginó la creación del mundo como una composición musical siguiendo la poderosa imagen de C. S. Lewis en Las crónicas de Narnia.

Los hombres y mujeres de todos los tiempos han cantado sus más profundas aspiraciones y deseos, sus más claros amores, su principio y final. También la Iglesia, como pueblo de Dios, ha cantado al centro de su amor desde sus orígenes: “la tradición musical de la Iglesia universal constituye un tesoro de valor inestimable que sobresale entre las demás expresiones artísticas, principalmente porque el canto sagrado, unido a las palabras, constituye una parte necesaria o integral de la liturgia solemne” afirma la Sacrosanctum Concilium

En un magistral, y no poco polémico, artículo de Marcos Torres publicado en Omnes el 9 de octubre de 2024, el autor apunta cómo “hasta tal punto la música religiosa ha sido importante en la transmisión de la verdad de los contenidos de la fe, que la Iglesia a través de la sucesión apostólica siempre ha cuidado de discernir y verificar las expresiones y formas concretas de las diversas creaciones musicales”. Expresiones que van desde la música litúrgica, propia de la celebración del misterio sacramental eucarístico a los nuevos movimientos musicales ligados a la adoración (worship). 

La música, como expresión profundamente humana y divina, es vehículo privilegiado para adorar a Dios y transmitir la fe, de encarnar el amor y amar al Dios que se hizo hombre y que, seguro, también bailó y cantó.

El autorOmnes

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Malí, Congo y Nigeria: la actualidad de la Iglesia en África

La Iglesia en África atraviesa un momento de gran dinamismo y desafíos. Mientras el continente experimenta un crecimiento significativo en el número de fieles, también enfrenta dificultades como la violencia contra comunidades cristianas, la pobreza y la inestabilidad política en diversas regiones.

Arturo Pérez·5 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

La educación en Malí

El sistema educativo católico en Malí enfrenta serias amenazas debido al incremento de la violencia yihadista en el país. Los grupos extremistas han atacado y destruido escuelas, especialmente en las regiones del norte y centro de Mali, obligando al cierre de numerosos centros educativos. Esta situación pone en peligro la educación de miles de niños y jóvenes, y afecta gravemente a las comunidades cristianas locales.

La Iglesia católica, a través de sus instituciones educativas, ha desempeñado un papel crucial en la promoción de la paz y la convivencia en Malí. Sin embargo, la creciente inseguridad dificulta su labor y amenaza con desmantelar el sistema educativo católico en el país.

Proyecto de paz para Congo

La Conferencia Episcopal Nacional del Congo (CENCO) y la Iglesia de Cristo en el Congo (ECC), que reúnen a 64 denominaciones protestantes y evangélicas, han firmado el «Pacto Social por la Paz y la Convivencia en la República Democrática del Congo y en la Región de los Grandes Lagos». Este acuerdo busca restaurar la paz en las provincias orientales del país, afectadas por más de 30 años de violencia y la presencia de numerosos grupos armados, muchos con apoyo extranjero. El pacto se inspira en el concepto africano de «Bumuntu», que promueve la empatía, el respeto mutuo y la solidaridad, fomentando la cohesión social y rechazando la exclusión y la violencia. 

Para implementar el pacto, la CENCO y la ECC formarán comisiones temáticas sobre la paz y la cohesión social, encargadas de redactar una Carta Nacional para la Paz y la Armonía. Además, se convocará una «Conferencia Internacional para la Paz, el Desarrollo Conjunto y la Coexistencia en los Grandes Lagos».

El riesgo de ser sacerdote en Nigeria

En Nigeria, los sacerdotes católicos se han convertido en «objetivos fáciles» para los secuestradores. La creencia de que la Iglesia es una institución adinerada se refuerza al observar los vehículos que conducen algunos sacerdotes, lo que lleva a los delincuentes a asumir que, al secuestrarlos, la Iglesia pagará un rescate considerable. El secuestro se ha transformado en un negocio lucrativo, y los sacerdotes son vistos como blancos vulnerables con acceso a recursos económicos.

Aunque el odio religioso también puede influir en estos secuestros, los factores económicos desempeñan un papel crucial. El rector del seminario, el padre Raymond Olusesan Aina, lamenta la violencia que enfrentan especialmente los cristianos y católicos en Nigeria, destacando que muchos han sufrido e incluso han perdido la vida debido a su fe, particularmente en el norte del país.

El autorArturo Pérez

Libros

El error teológico de la Inquisición española

Como defiende Mercedes Temboury Redondo, el error teológico de la Inquisición consistió en intentar forzar la conversión del reo mediante un proceso jurídico.

José Carlos Martín de la Hoz·5 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

Mercedes Temboury Redondo, doctora en Historia moderna de España e investigadora incansable de la Suprema Inquisición española y de sus tribunales sufragáneos en los reinos de Castilla y Aragón, en los fondos del Archivo Histórico Nacional de España, nos presenta en este extenso volumen que ahora comentamos una síntesis de su investigación.

La inquisición desconocida: El Imperio español y el Santo Oficio

Autora: Mercedes Temboury Redondo
Editorial: Arzalia
Idioma: Español
Número de páginas: 496

El ángulo de visión de este trabajo y el objetivo del mismo coinciden en ofrecer una síntesis de la Inquisición desde la perspectiva y los intereses del Imperio español en Europa, Asia y América durante los siglos XVI y XVII.

La leyenda negra

Esta visión intenta iluminar los puntos oscuros de la leyenda negra que fabricó especialmente Juan Antonio Llorente, el último Secretario de la Suprema Inquisición que se exilió a Francia en el siglo XIX y vivió de la publicación de los papeles “secretos” que se había llevado de los archivos.

En realidad, hace muchos años que el Papa san Juan Pablo II aportó la luz necesaria para entender el origen y los errores teológicos de la Inquisición española. El 12 de marzo del año 2000 en una impresionante ceremonia en el Vaticano delante de un crucifijo del siglo XII, el santo Padre rodeado de sus cardenales de Curia pidió perdón por todos los pecados de todos los cristianos de todos los tiempos y, especialmente, por el uso de la violencia para defender la fe.

Efectivamente, el derecho romano afirmaba, y como tal pasó a la Iglesia el principio: “de internis neque Ecclesia iudicat”. De las cosas internas ni la Iglesia puede juzgar, solo Dios conoce el interior del hombre.

Error teológico de la Inquisición

El error teológico de la Inquisición consistió, por tanto, en intentar forzar la conversión del reo mediante un proceso jurídico. Como es doctrina común de la Iglesia y está recogido en el Nuevo Testamento y en la Tradición, sólo la gracia de Dios puede abrir el alma a la conversión: “Nadie viene a Mí si el Padre no le atrae” (Jn 6, 40). Por tanto, sólo la persuasión y la oración y la penitencia y el buen ejemplo puede remover las almas al arrepentimiento y la rectificación.

Como saben bien todas las personas que han ejercido la dirección espiritual o el acompañamiento espiritual, cuando una persona se sincera en el Sacramento de la Penitencia, con ese don viene el don de la contrición y el alma puede recuperar la paz de la misericordia de Dios. Sorprender a una persona en la falta de coherencia de fe y vida e intentar el arrepentimiento solo conduce al endurecimiento del corazón y al orgullo herido.

Efectivamente, los estudios que hemos realizado al respecto y que hemos publicado en muchos artículos y monografías sobre el “error teológico de la Inquisición”, arrojan esa luz: el objetivo del proceso inquisitorial fue objetivar el error teológico en que había caído el reo y seguidamente buscar la conversión bajo presión: la herejía judaizante, la apostasía y regreso al islam del neo converso, la negación de los pecados establecidos por la ley divino positiva. Los inquisidores, habitualmente tenían buen corazón y sabían que debían dar cuentas a la Suprema de su rectitud de intención y a Dios que es el Señor de las conciencias, por eso se conservan tantos expedientes y tan prolijos.

Finura espiritual y finura jurídica

Evidentemente, esto fue un error del que hemos de pedir perdón pues, aunque sólo hubiera tenido lugar un solo proceso, ya deberíamos arrepentirnos y rectificar. Es necesario volver a la confianza en Dios que moverá el alma a la conversión y en el hombre que puede arrepentirse y rectificar ante el buen ejemplo y la felicidad de los demás católicos: “Si tu hermano peca contra ti, ve y corrígele a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no escucha, toma entonces contigo a uno o dos, para que cualquier asunto quede firme por la palabra de dos o tres testigos Pero si no quiere escucharlos, díselo a la Iglesia. Si tampoco quiere escuchar a la Iglesia, tenlo por pagano y publicano” (Mt 18, 15-17).

Por otra parte, el análisis de nuestra autora está lleno de finura jurídica, gracias a la cual demuestra que el sistema procesual de la Inquisición protegió a los reos de la tentación de incautar los bienes de los encausados o de ser condenados por falsas denuncias o para resolver problemas de enemistad o litigios en los pueblos. De hecho, como demuestra la autora el complejo sistema jurídico arrojó resultados impresionantes: la mayoría de los procesos terminaron en la absolución del reo pues en realidad no eran herejes sino personas con falta de formación cristiana elemental. Unos pocos fueron efectivamente condenados por herejía, pero, al arrepentirse se les impuso penas medicinales. Y solo poquísimos fueron condenados a muerte. Como ya demostró Jaime Contreras en su banco de datos de la Inquisición solo un 1,8 % fueron entregados al brazo secular.

Evidentemente, solo un proceso inquisitorial sería suficiente para pedir perdón por haber violentado la conciencia, aunque se argumente, como hace la autora que el proceso inquisitorial nos salvó de sucesos como:  los 50.000 hugonotes asesinados en Francia en la noche de san Bartolomé 23-24 de agosto de 1572;  las 500.000 brujas quemadas en Alemania en los procesos luteranos sin papeles; la muerte de Miguel Servet por Calvino simplemente para resarcir la justicia divina ofendida y el martirio del jesuita Edmund Campion y otros tantos sacerdotes católicos en Inglaterra pues el tribunal inquisitorial anglicano los consideró reos de muerte por celebrar la Misa católica pues eso sería alta traición a la reina Isabel, cabeza de la Iglesia anglicana.

Una nueva visión

En realidad, este trabajo es una nueva visión de la Inquisición tomada de la lectura e investigación de muchos expedientes tomados del Archivo Histórico Nacional y de otros archivos consultados. La autora se ha detenido especialmente en la segunda vida del proceso inquisitorial. Es decir, de 1511 a 1833. En este periodo, la Inquisición debía haber desaparecido pues había sido creada para los procesos contra judaizantes y estos prácticamente desaparecieron en este tiempo.

Efectivamente, se entiende que el objetivo de este libro sea demostrar que la Inquisición sobre todo trabajó al servicio de las autoridades civiles y eclesiásticas del Imperio español en una época de estrecha unión entre el poder civil y eclesiástico cuando la unidad de la fe era capital para la renovación de la Iglesia después de Trento y la expansión del imperio español en América y Asia.

Vaticano

El Papa prepara un documento para ayudar a la Iglesia a promover los derechos de los niños

El Papa Francisco está preparando un documento dirigido a los niños y enfocado en los derechos de la infancia, según confirmó el 3 de febrero al finalizar una cumbre sobre este tema celebrada en el Vaticano.

Agencia OSV News·4 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

-(OSV News / Carol Glatz, Catholic News Service)

Al término de una cumbre vaticana sobre los derechos de los niños, el Papa Francisco anunció que iba a publicar un documento papal dedicado a la infancia.

Calificó la cumbre del 3 de febrero, celebrada en los salones con frescos del Palacio Apostólico, como una especie de “observatorio abierto» en el que los ponentes exploraron «la realidad de la infancia en todo el mundo, una infancia que desgraciadamente a menudo es herida, explotada, negada».

Unos 50 expertos y líderes de todo el mundo, que compartieron su experiencia y compasión, dijo, también «elaboraron propuestas para la protección de los derechos de los niños, considerándolos no como números, sino como rostros».

«Los niños nos observan», dijo, “para ver cómo nos desenvolvemos” en este mundo. El Papa dijo que planeaba preparar un documento papal «para dar continuidad a este compromiso y promoverlo en toda la Iglesia.» Los asistentes aplaudieron al Papa y sus breves palabras de clausura y le dedicaron una gran ovación.

Promover y defender los derechos de los niños

La cumbre de líderes mundiales de un día de duración, titulada «Ámalos y protégelos», debatió varios temas de interés, como el derecho de los niños a la alimentación, la atención sanitaria, la educación, la familia, el tiempo libre y el derecho a vivir libres de violencia y explotación. Fue organizada por el recién creado Comité Pontificio para la Jornada Mundial de la Infancia, presidido por el padre franciscano Enzo Fortunato.

Entre los invitados había premios Nobel, ministros y jefes de Estado, dirigentes de organizaciones internacionales y sin ánimo de lucro, altos funcionarios del Vaticano y otros expertos.

El ex Vicepresidente de Estados Unidos Al Gore, galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 2007 junto con el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, afirmó en su intervención: «La amenaza de devastación ecológica -que engloba la crisis climática y también la de la biodiversidad- es una carga terrible que estamos imponiendo a nuestros hijos”.

Elogió al Papa por destacar que «la crisis espiritual a la que nos enfrentamos procede en parte de la ceguera voluntaria que impide a tantos ver el modo en que nuestro sistema económico nos está conduciendo hacia la explotación tanto de las personas como del planeta, a expensas de nuestros valores morales y del futuro de los niños».

Conocer los problemas, conocer las soluciones

«Los que hoy ostentan el poder deben modificar nuestra forma de pensar; y nuestra nueva forma de pensar debe dar lugar a cambios profundos que transformen nuestros actuales sistemas de economía y política, dando paso a un sistema más justo y ecológico que sitúe la justicia medioambiental y social en el centro de nuestros planes y esfuerzos», afirmó Gore. «Tenemos todas las soluciones que necesitamos».

El indio Kailash Satyarthi, co-ganador del Premio Nobel de la Paz 2014 y activista que hace campaña contra el trabajo infantil en la India y defiende el derecho universal a la educación, dijo en su charla que aunque confía en la preocupación de todos por los niños, también se siente avergonzado.

«Me avergüenzo porque estamos fallando a nuestros hijos todos los días. Me avergüenza escuchar todos estos datos y estadísticas que he estado escuchando» y de los que he estado hablando durante los últimos 45 años», dijo.

«Conocemos los problemas, conocemos las soluciones», dijo, pero hasta ahora todo se ha quedado en retórica y palabras.

Compasión por los niños

Los solucionadores de problemas del mundo «no son realmente honestos (con) los que sufren los problemas», dijo, cuando carecen de cualquier sentido de «responsabilidad moral y rendición de cuentas moral».

«La solución está en el sentimiento y la conexión genuinos» con cada niño como si fuera propio, dijo. Sólo cuando las personas sientan auténtica compasión sentirán «el impulso sincero de actuar urgentemente».

«Tenemos que combatir esta amenaza (del trabajo infantil y la pobreza) y todas las demás crisis mediante la compasión en acción. Tenemos que crear una cultura de resolución de problemas. Globalicemos la compasión porque todos son nuestros hijos», dijo Satyarthi.


Este artículo es una traducción de un artículo publicado primero en OSV News. Puede encontrar el artículo original (en inglés) aquí.

El autorAgencia OSV News

Enseñanzas del Papa

Pedagogía de la esperanza

Francisco dibujó los trazos de un programa educativo cristiano que bien podría denominarse pedagogía de la esperanza, iluminando el camino de este Año Jubilar. 

Ramiro Pellitero·4 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 7 minutos

En pleno tiempo de Navidad, el 4 de enero, el Papa Francisco dedicó un discurso a un grupo importante de educadores católicos italianos, a partir de lo que llamó Pedagogía de Dios. Con rápidos trazos esbozó un programa para la educación de inspiración cristiana. Un programa que podríamos llamar nosotros pedagogía de la esperanza, y que ilumina nuestro camino en el año jubilar.

“¿Cuál es –se preguntaba Francisco– el método educativo de Dios?” Y se respondía: “Es el de la proximidad y cercanía”. Resonaba de fondo el trinomio que suele repetir: cercanía, compasión y ternura. Y esto nos puede llevar a preguntarnos: ¿cómo deberíamos los cristianos afrontar una pedagogía de la esperanza?

Se abre el telón de la pedagogía divina: “Como un maestro que entra en el mundo de sus alumnos, Dios elige vivir entre los hombres para enseñar a través del lenguaje de la vida y del amor. Jesús nació en una condición de pobreza y sencillez: esto nos llama a una pedagogía que valora lo esencial y pone en el centro la humildad, la gratuidad y la acogida”. 

Por contraste –explica el Papa–, la pedagogía distante y lejana de los alumnos, no sirve ni ayuda. De hecho, la Navidad nos enseña que la grandeza no se manifiesta en el éxito o en la riqueza, sino en el amor y en el servicio a los demás.  

La pedagogía de Dios

La de Dios –desgranó– es una pedagogía del don, una llamada a vivir en comunión con Él y con los demás, como parte de un proyecto de fraternidad universal, un proyecto en el que la familia ocupa un lugar central e insustituible”.

Notemos cómo esta orientación resuena con los acordes principales de las enseñanzas de Francisco, cuyo centro es la comunión con Dios y con las personas. Y que lleva a alabarle y darle gracias (Laudato si’, seas alabado), sobre todo por el don que nos ha sido hecho en el Corazón de Cristo (Dilexit nos, que nos amó). Tal es el horizonte del anuncio cristiano (Evangelii gaudium, del gozo del Evangelio). Un anuncio que implica, en efecto, el proyecto de una fraternidad universal (Fratelli tutti, todos hermanos), en el que la familia tiene un papel nuclear (Amoris laetitia, la alegría del amor).

Por ello, prosigue, la pedagogía de Dios es “una invitación a reconocer la dignidad de cada persona, empezando por los descartados y marginados, como se trataba a los pastores hace dos mil años, y a apreciar el valor de cada etapa de la vida, incluida la infancia. La familia es el centro, ¡no lo olvidemos!” 

Cabe evocar aquí la Declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Dignitas infinita (8-IV-2024) que subraya ese valor de la dignidad humana, fácilmente reconocible para el creyente, puesto que Dios ama a cada ser humano con un amor infinito y “con ello le confiere una dignidad infinita” (Fratelli tutti, 85. La expresión es de Juan Pablo II, Mensaje a los discapacitados, 16-XI-1980).

A propósito de la familia, y para invitar a la comunicación en la familia, se detiene el Papa a contar un sucedido. Una persona comía el domingo en un restaurante. En la mesa de al lado estaba una familia, el papá y la mámá, el hijo y la hija, cada uno atento a su móvil, sin hablar entre ellos. Este señor se levantó y les dijo que, puesto que eran una familia, por qué no hablaban entre ellos. El resultado es que lo enviaron a paseo y siguieron con lo que hacían…

Nuestra esperanza, motor de la educación 

En la segunda parte del discurso, Francisco se situó en el camino del jubileo que estamos comenzando. Con la Encarnación del Hijo de Dios, la esperanza ha entrado en el mundo. 

El Jubileo –señaló– tiene mucho que decir al mundo de la educación y de la escuela. De hecho, ‘peregrinos de la esperanza’ son todas las personas que buscan un sentido para su vida y también quienes ayudan a los más jóvenes a recorrer este camino”.

Así es. Un paréntesis. En el Pacto educativo global que Francisco viene proponiendo, y cuyo lanzamiento fue interrumpido por la pandemia, la cuestión del sentido ocupa un lugar central (cfr. Instrumentum laboris, 2020)  Al exponer las líneas generales de la tarea educativa que hoy necesitamos, se cita a Benedicto XVI en su Carta a la diócesis y la ciudad de Roma sobre la urgente tarea educativa (21-I-2008) cuando dice: “Se habla de una gran ‘emergencia educativa’, confirmada por los fracasos en los que muy a menudo terminan nuestros esfuerzos por formar personas sólidas, capaces de colaborar con los demás y de dar un sentido a su vida”

De hecho, las cifras –crecientes– de suicidios entre los jóvenes no hacen sino confirmar esa urgencia. (En 2023 un estudio mostró que en España, el suicidio es la primera causa de muerte en jóvenes y adolescentes entre 12 y 29 años).

Sigamos con el discurso de Francisco. Sostiene la evidencia de que la educación tiene que ver de modo central con la esperanza: la esperanza, apoyada en la experiencia de la historia de la humanidad, de que las personas pueden madurar y crecer. Y esta esperanza sostiene al educador en su tarea: 

Un buen profesor es un hombre o una mujer de esperanza, porque se entrega con confianza y paciencia a un proyecto de crecimiento humano. Su esperanza no es ingenua, está arraigada en la realidad, sostenida por la convicción de que todo esfuerzo educativo tiene valor y de que toda persona tiene una dignidad y una vocación que merecen ser cultivadas”. 

A este propósito, manifiesta el Papa su dolor cuando ve a niños que no tienen educación y que van a trabajar, muchas veces explotados, o que van a buscar comida o cosas que vender donde hay basura.

Pequeñas y grandes esperanzas

Pero, se pregunta, “¿cómo no perder la esperanza y alimentarla cada día?” 

Y aconseja: “Mantened la mirada fija en Jesús, maestro y compañero de camino: esto os permite ser verdaderamente peregrinos de esperanza. Pensad en las personas que encontráis en la escuela, niños y adultos”

Ya lo decía en la bula para la convocación del jubileo: “Todos esperan. En el corazón de toda persona anida la esperanza como deseo y expectativa del bien, aun ignorando lo que traerá consigo el mañana” (Spes non confundit, 1). 

Se trata de un argumento que ya aparecía en la encíclica Spe salvi (cfr. nn. 30 y ss.), de Benedicto XVI: están las pequeñas o más grandes esperanzas humanas (que todo el mundo tiene, en relación con el amor, el trabajo, etc.), dependiendo también de las épocas de la vida. Y luego, la esperanza que anuncia la fe cristiana: “la esperanza más grande que no puede ser destruida ni siquiera por frustraciones en lo pequeño ni por el fracaso en los acontecimientos de importancia histórica” (n. 35).

Pues bien, dice Francisco: “Estas esperanzas humanas, a través de cada uno de vosotros –los educadores–, pueden encontrar la esperanza cristiana, la esperanza que nace de la fe y vive de la caridad”. Y añade: “no lo olvidemos: la esperanza no defrauda. El optimismo defrauda, pero la esperanza no defrauda. Una esperanza que supera todo deseo humano, porque abre las mentes y los corazones a la vida y a la belleza eterna”.

¿Cómo hacer, entonces, para que esto pueda acontecer en las escuelas o en los colegios de inspiración cristiana? 

Una propuesta incisiva y articulada

He aquí la propuesta de Francisco: “Estáis llamados a elaborar y transmitir una nueva cultura, basada en el encuentro entre generaciones, en la inclusión, en el discernimiento de lo verdadero, lo bueno y lo bello; una cultura de la responsabilidad, personal y colectiva, para hacer frente a desafíos globales como las crisis medioambientales, sociales y económicas, y al gran reto de la paz. En la escuela se puede ‘imaginar la paz’, es decir, sentar las bases de un mundo más justo y fraterno, con la contribución de todas las disciplinas y la creatividad de niños y jóvenes”.

Notemos algunos elementos de la propuesta. Ante todo, el educador cristiano no sobrevuela las esperanzas humanas para tomar un atajo hacia lo único importante que sería la esperanza cristiana. Entender esto sería un error. La esperanza cristiana asume las esperanzas humanas, personales o sociales, con tal que sean verdaderas, buenas y bellas, aunque algunas puedan considerarse más pequeñas por su alcance o su duración. “La esperanza cristiana asume todas las esperanzas” que hoy tenemos, como la paz, aunque su logro nos parezca difícil o lejano. 

En segundo lugar, la gran esperanza cristiana, en ese camino de asumir las más pequeñas –si se quiere hablar así– esperanzas humanas, va haciendo una nueva cultura, que ha de ser “una cultura de la responsabilidad personal y colectiva”, precisamente a través de la educación. Pero esto requiere un esfuerzo, en el terreno personal y social, en la dirección del encuentro, la inclusión, la responsabilidad ética. 

Tercero, la enseñanza, no solo en la universidad sino ya desde la escuela o el colegio, necesita la interdisciplinariedad, es decir, el trabajo de poner a caminar juntas las distintas materias de los currículos para, que cada una aporte lo mejor en diálogo con las otras, y así puedan enriquecer la educación y ayudar mejor a los alumnos en su crecimiento personal.

En su constitución apostólica Veritatis gaudium (2017), sobre esa base antropológica o cultural de la interdisciplinariedad, Francisco plantea un paso más: la transdisciplinariedad, entendida “como ubicación y maduración de todo el saber en el espacio de Luz y de Vida ofrecido por la Sabiduría que brota de la Revelación de Dios” (cfr. 4 c).

Cuarto y último, todo ello pide, desde la escuela o el colegio, discernimiento y creatividad. Primero, en los profesores, en su mente, en su trabajo, personal y en equipo. Y después, ellos deben enseñar a los alumnos estas actitudes fundamentales: discernir lo verdadero, lo bueno y lo bello; e impulsar su creatividad. Y no para perderse en imaginaciones o ensueños inútiles, sino para “sentar las bases” de un mundo más justo y fraterno; para “hacer frente a los desafíos” tanto personales como globales.

La esperanza no es mera utopía

Alguien podría preguntar: ¿no son demasiadas metas? ¿No es este proyecto educativo que propone Francisco, un tanto utópico, quizá atractivo, pero inalcanzable en la realidad?

Y justo ante esta pregunta, en ese momento, es cuando se prueba nuestra esperanza, la de cada educador. Y, antes, la de cada familia. Y, después y a la vez, la de cada centro educativo. 

De modo que cabría decir o decirles, o decirnos: tanto tienes (tenéis) de esperanza, tanto tendrás (tendréis) de motor, para tu (o vuestra) tarea educativa. 

Por lo demás, el Papa no abandona el realismo. Dice: todo eso (imaginar la paz con sueños realistas) no será posible si la escuela permite las “guerras” entre los educadores o el bullying con o entre los alumnos… Entonces la paz sería inimaginable, como lo serían todos los sueños de la educación. 

Se acerca el final del discurso. Lo importante en la escuela o en el colegio no es el edificio, sino las personas. Por su misma naturaleza, la tarea educativa comporta un camino y una comunidad, un lugar para el testimonio de los valores humanos. 

Esto lo sabían los grandes impulsores y educadores de instituciones educativas en las que trabajan los que escuchaban ese día, directamente al Papa. Lo sabemos los que leemos ahora este discurso y deseamos aprovecharlo para seguir en la brecha educativa o recobrar nuevo impulso.

Lo sabe bien Francisco. Y ofrece, para terminar, unos pocos consejos o sugerencias que, en su aparente sencillez, merecen ser meditadas y trabajadas. Apelan tanto a la “pasión educativa” como a la responsabilidad y al discernimiento de los educadores y de los directivos de los centros educativos.

Están condensadas en este párrafo:

“No olvidéis nunca de dónde venís, pero no caminéis con la cabeza vuelta hacia atrás, lamentándoos de los viejos tiempos. Pensad más bien en el presente de la escuela, que es el futuro de la sociedad, en plena transformación epocal. Pensad en los jóvenes profesores que dan sus primeros pasos en la escuela y en las familias que se sienten solas en su tarea educativa. Proponed a cada uno vuestro estilo educativo y asociativo con humildad y novedad”.

Francisco anima a trabajar juntos en el camino de la esperanza: “La esperanza nunca defrauda, nunca, la esperanza nunca se queda quieta, la esperanza siempre está en camino y nos mantiene en marcha”.

Cultura

En busca del fundamento teológico de la música sacra y litúrgica

El planteamiento sobre la música ha de ser teológico y litúrgico. Si se hubiera adoptado esta perspectiva desde el principio, muchos problemas históricos podrían haberse evitado, y los frutos espirituales en el mundo habrían sido mayores.

Ramón Saiz-Pardo Hurtado·4 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 10 minutos

Hace un tiempo, mientras preparaba una conferencia sobre música sacra, recordé un episodio bíblico que siempre me impacta por su fuerza: el canto del Pueblo de Israel tras cruzar el mar Rojo. Aquella escena, recogida en el libro del Éxodo, nos muestra una respuesta de asombro y gratitud frente a la intervención salvadora de Dios:

Cantaré al Señor, gloriosa es su victoria… Mi fuerza y mi poder es el Señor, Él fue mi salvación. (Éx 15,1b-18).

Este momento no es solo un relato histórico, sino una clave teológica. Frente a lo inefable —el amor de Dios, su portento para salvar al Pueblo—, las palabras no bastan. Es entonces cuando surge el canto, como lenguaje capaz de expresar lo que el momento exige.

¿Estamos perdiendo el sentido de lo inefable?

    Para ilustrar la conferencia, quise buscar cómo habían representado esos momentos las películas clásicas sobre Moisés. Mi sorpresa fue mayúscula: muchas omitían el canto, centrándose en el prodigio de las aguas abiertas, desdibujando la reacción del Pueblo. Esto me llevó a formularme una pregunta: ¿estamos perdiendo la capacidad de reconocer lo inefable?

    Vivimos en una cultura que parece convencida de que todo puede decirse, explicarse o definirse. Pero la realidad nos recuerda una y otra vez que hay cosas que escapan a nuestras palabras: ¿cómo describir el color amarillo a una persona ciega de nacimiento? ¿Cómo explicar a un sordo el sonido de una trompeta? Incluso en cuestiones tan humanas como el amor o la amistad, las palabras se quedan cortas.

    La música como lenguaje

      Entonces, si no somos capaces de abarcar con el lenguaje ordinario lo que nos rodea, ¿cómo podríamos encerrar en palabras el misterio de Dios, el amor que nos profesa, nuestro temor y agradecimiento? Además, ¿cómo podríamos dialogar verdaderamente con Él si nos negamos a desplegar todas las capacidades que Él mismo ha impreso en nuestra naturaleza para ello? 

      Pensemos en la liturgia. Es el ámbito privilegiado donde Dios nos habla de Él, no solo con palabras, sino a través de signos, gestos, colores, olores y, por supuesto, música. La liturgia que Jesucristo nos ha regalado tiene un carácter profundamente dialógico: quiere ser un encuentro entre Él y nosotros. Y san Agustín, a pesar del dilema personal que mantenía con la música por sus raíces neoplatónicas, nos dice: «Cantar es expresión de alegría y, si lo consideramos más atentamente, es expresión de amor» (Sermón 34).

      Un apunte fundamental, de otro orden: si resulta que Jesucristo mismo y sus discípulos cantaron en la Última Cena, ¿quién podría pretender cualquier objeción contra el canto litúrgico? 

      Hasta aquí, todo parece precioso y coherente. Pero entonces, ¿qué ocurre hoy en nuestras parroquias?

      Música, belleza y misterio

        En primer lugar, la ‘Música’. ¿Qué hace un tema como este en una revista teológica tan seria como Omnes? La pregunta no es obvia y merece una consideración. Joseph Ratzinger la considera ‘música de la fe’, porque procede de la fe y nos conduce a ella. Esto, por sí solo, bastaría para justificar el lugar de la música sacra en la reflexión teológica.

        Sin embargo, cuando hablamos de ‘música litúrgica’, sus palabras adquieren aún mayor peso. Comentando el Concilio Vaticano II —»el canto sagrado, unido a las palabras, constituye una parte necesaria o integral de la Liturgia solemne» (Sacrosanctum Concilium, 112)—, Ratzinger señala con claridad: la música misma es liturgia. Por tanto, la respuesta está servida: hablamos de música en Omnes —de cierta música, claro— porque hablamos de teología.

        La ‘Belleza’, que también tiene mucho que decir en este ámbito, la trataremos más adelante. En cuanto al ‘Misterio’, centraremos nuestra reflexión principalmente en la música litúrgica, sin dejar de iluminar lo que pueda aportarnos sobre la música sacra en general. Así podremos profundizar con mayor claridad.

        Diálogos… ¿imposibles?

          Después de veintiún siglos de historia de la Iglesia, la música litúrgica sigue siendo una cuestión pendiente en muchos lugares. Los problemas son evidentes y pueden observarse con una simple prueba: preguntar la opinión de dos o tres personas de la misma parroquia sobre la música de la Misa. Lo más probable es que, si no se maneja la conversación con tacto, la discusión termine en un conflicto.

          Entonces surge una pregunta: ¿por qué no dialogan el músico y el liturgista para aclarar las cosas? Aunque la idea parece lógica, hoy por hoy, en muchos casos, resulta imposible. El motivo es claro: el contenido de esa conversación debería ser teológico y litúrgico, pero la teología necesaria para sostenerla aún no está suficientemente elaborada.

          Un ejemplo ilustrativo

            Imaginemos una conversación entre un liturgista y un músico:

             — Liturgista (L): Necesito que me compongas algo para el ofertorio de la Misa del domingo.

             — Músico (M): De acuerdo, ¿qué quieres que diga mi música?

             — L: No sé, algo bonito. ¡Tú sabrás!

             — M: Espera, yo sé de música, pero te estoy preguntando qué debe expresar mi música en el ofertorio de este domingo. Eso es algo que tú deberías decirme.

             — L (entre dientes): Estos músicos… ¡siempre complicándolo todo!

            La conversación termina en un punto muerto porque ninguno de los dos tiene las herramientas necesarias para avanzar. El músico busca significado y propósito; el liturgista no puede articularlo. Y no es ignorancia de un liturgista concreto. ¿Una prueba? Los libros litúrgicos utilizan expresiones del tipo: «Cántese aquí un canto adecuado«. En casos más favorables las indicaciones llegan a proponer el texto de un salmo, a modo de ejemplo. ¿Y la música? ¿Cuándo es ‘adecuada’? ¿O es que la música es neutra y no dice nada? Estas preguntas son las que necesitamos abordar con urgencia para construir un diálogo fructífero.

            Una cuestión de raíces profundas

              La falta de comunicación entre músicos y liturgistas no es superficial; tiene raíces profundas. Recordemos que la liturgia no es un simple evento humano: es un don divino, entregado al precio de la Cruz. Su configuración adecuada no depende únicamente de buenas intenciones; requiere que reconozcamos que su verdadera obra la realiza el Espíritu Santo, aunque Él quiera contar con nuestra colaboración. Aquí, precisamente, radica el corazón de la actividad musical dentro del canto litúrgico.

              Dos reflexiones ayudan a entender mejor este punto. Primero, pensemos en lo difícil que sería plantear un cambio mínimo en el texto de la Plegaria eucarística. Ahora contrastémoslo con la facilidad con que, en ocasiones, se improvisa o trivializa el canto de la Misa, incluso en celebraciones solemnes. Por no mencionar las insólitas ofertas disponibles en internet para la música de un matrimonio católico…

              La segunda reflexión surge de una experiencia vivida en el querido continente americano. En una facultad de teología, intentaba explicar estos argumentos sobre la necesidad de un desarrollo teológico para la música litúrgica. Al principio, parece que no fui claro, porque una profesora comentó: —Entonces, lo que usted busca es el estilo de la música litúrgica,  ¿verdad?

              Este comentario me dio la oportunidad de aclarar un punto fundamental: el enfoque no está en los estilos ni en los instrumentos. Está en los fundamentos teológicos.

              Más allá del gusto y el estilo

                Es necesario un desarrollo teológico serio sobre una materia que siempre parece que se escapa entre los dedos. Llevar la música a esta profundidad abre a la libertad, a la riqueza y a la profundidad del Misterio de Dios. Sin esta perspectiva, todo debate sobre música litúrgica termina reducido al gusto personal o a la posibilidad de usar violines o guitarras. De hecho, esta tensión no es nueva: hace más de un milenio ya se debatía algo similar, aunque bajo otras formas.

                El Magisterio pontificio ha dejado muchas indicaciones, pero el desarrollo teológico sigue siendo insuficiente. Las preguntas, en ocasiones, son sorprendentes: ¿qué significa que el canto gregoriano es «supremo modelo de toda música sagrada» (san Pío X, Motu proprio Tra le sollecitudini, 4)? Otras veces, las preguntas son esenciales: ¿qué debe tener una música para poder llamarse litúrgica? 

                Hacia una nueva época

                  Este desarrollo teológico es necesario y requiere el esfuerzo conjunto de teólogos y liturgistas, músicos, musicólogos y filósofos. Se trata de una cuestión abierta y activa, pues todo este volumen de estudio debe terminar en la composición y ejecución de una música, que es litúrgica.

                  Lo que queremos transmitir es que estamos asistiendo a una novedad importante: se está abriendo un camino epistemológico que invita a una época nueva en los trabajos. Este es el programa que queremos proponer en estas líneas y en contribuciones sucesivas: estos caminos y modos que permiten trabajar conjuntamente a los estudiosos de materias que tradicionalmente se han considerado dispares, pero que no lo son, porque dicen de Dios y dicen a Dios en la liturgia.

                  Una cuestión teológica (I). La música dice

                    Por tanto, el planteamiento sobre la música ha de ser teológico y litúrgico. Si se hubiera adoptado esta perspectiva desde el principio, muchos problemas históricos podrían haberse evitado, y los frutos espirituales en el mundo habrían sido mayores. 

                    Queremos detenernos en una idea clave: la música dice. Para los escépticos, el impacto comunicativo de la música puede parecer discutible. Sin embargo, cuando hay intereses económicos, la cuestión se reconoce de inmediato. Basta pensar en cómo la música se utiliza estratégicamente en publicidad o cine para transmitir mensajes concretos. Para ilustrarlo, recomendamos estos vídeos, accesibles públicamente, que son ejemplos elocuentes:

                    Ejemplo 1:

                    Ejemplo 2:

                    La tarea de transmitir ese mensaje musical pertenece al arte y al oficio del compositor. Ahí es donde comienza el diálogo potencial entre el músico y el liturgista, siempre que ambos estén dispuestos y tengan claro su oficio. La cuestión central será qué es lo que la música tiene que decir en el contexto litúrgico.

                    Aprendiendo del pasado

                      En esta serie de publicaciones que iniciamos, nuestra intención es partir de lo que ya existe en la historia de la música —que es testigo de innumerables aciertos— y aprender de ello. Así podremos discernir qué debemos continuar haciendo y cómo hacerlo mejor. La ventaja que tenemos hoy —insistimos— es que ahora conocemos el método. Sin embargo, el trabajo por delante sigue siendo inmenso.

                      Antes de describir este planteamiento general, queremos detenernos en un punto de partida que quizá sea familiar para algunos. Estamos hablando de liturgia y, como hemos explicado, en la liturgia las palabras no son suficientes.

                      Una cuestión teológica (II). Un juego concreto

                        Romano Guardini, en El espíritu de la liturgia, propuso hace poco más de un siglo que la liturgia, bajo ciertos aspectos, puede ser entendida como un juego. Los juegos crean un pequeño universo donde las preocupaciones cotidianas se desvanecen y emerge un mundo con reglas propias, que aparece y desaparece en el tiempo.

                        La leyenda de la conversión del príncipe Vladimiro de Kiev añade una dimensión importante a esta idea. Según el relato, al buscar una religión para su pueblo, Vladimiro llamó a representantes de algunas de las principales religiones para hablar con ellos. Dado que ninguno lo convenció, decidió enviar emisarios a las celebraciones religiosas de los diferentes credos. Al regresar, los que habían asistido a la liturgia en Santa Sofía, Constantinopla, dieron un testimonio conmovedor: «No sabemos si estuvimos en el cielo o en la tierra. Pero hemos experimentado que allí, Dios está entre los hombres». La liturgia no tenía intención de convencer a nadie. El argumento definitivo para el príncipe Vladimiro fue que allí todas las cosas se hacían, no por un objetivo, sino solo por agradar a Dios.

                        Ratzinger, sin rechazar completamente la visión de Guardini, matiza la idea. La liturgia puede parecerse a un juego, pero no a cualquier juego, porque tiene que ver con el modo justo de adorar a Dios. Solo Él sabe cómo quiere ser adorado, y Jesucristo nos lo ha querido revelar. Desde esta perspectiva, la liturgia se convierte en una anticipación de la vida futura (Sacrosanctum Concilium, 8).

                        La liturgia, entre el juego y la adoración

                          Por tanto, un juego con unas reglas para la adoración, en las que conocemos que damos gusto a Dios. En el seno de esas reglas, se juega en libertad. Todos juegan bajo las mismas reglas, aunque algunos lo hacen mejor que otros, porque la clave está en lanzarse en busca de lo esencial: un espacio de verdad y belleza donde Dios viene a nuestro encuentro para que lo busquemos y lo hallemos. Ahora, el carácter dialógico de la liturgia se entiende con mayor profundidad.

                          Pues bien, este contexto de verdad y belleza, de libertad para encontrar lo esencial,  es señalado por dos autores como importante para el desarrollo de la música sacra. Los dos autores son Joseph Ratzinger y el padre Angelo De Santi, S.J. (1847-1922), quien intervino directamente en la redacción del Motu proprio Tra le sollecitudini de san Pío X (1903). La referencia que hacen ambos es el capítulo VIII de la Política de Aristóteles, unida a la noción de paideia griega. El desarrollo no es inmediato, pero podemos proponer aquí las conclusiones.

                          Música, paideia y la educación de la libertad

                            La paideia griega era una guía educativa con una dimensión religiosa, orientada a conducir al individuo hacia lo esencial. Por otro lado, el contenido de este capítulo último de la Política aborda la educación como el medio para formar al individuo más allá de las necesidades útiles y prácticas, orientándola hacia el ocio entendido como actividad noble y elevada. Este ocio no es simple descanso, sino un espacio para el cultivo de la verdad, la belleza y la plenitud humana.

                            La clave para nuestra reflexión está en que Aristóteles identifica a la música como la disciplina principal para esta formación, gracias a su capacidad única para moldear el alma y las emociones. Más que simple entretenimiento, la música es una herramienta educativa que fomenta la armonía interior, el carácter virtuoso y la integración en una comunidad orientada al bien común. Joseph Ratzinger lo explica así:

                            Si pensamos que la Iglesia, debido al lugar en que se formó, hizo suya, en muchos aspectos, la actitud de la polis clásica, la asociación aristotélica de polis y música habría supuesto un punto de partida ideal para la cuestión de la música sacra. 

                            Y también: 

                            La teoría de la música que Aristóteles desarrolla en su Política VIII está fuertemente influida por la idea de la paideia, que, en la educación musical, va más allá de lo necesario y de lo útil, y pretende capacitar para el buen empleo del tiempo libre, transformándose así en una educación para la libertad y la belleza.

                            (J. Ratzinger, El fundamento teológico de la música sacra). 

                            Nuestro propósito

                              Para abordar este tratamiento de la música como liturgia, comenzaremos con una serie de artículos sobre la música en la historia de la Iglesia. Se tratará de un recorrido particular, de una historia de la música sacra. La conclusión será, al mismo tiempo, inquietante y esperanzadora. 

                              Posteriormente, nos dedicaremos a desplegar la cuestión teológica. Señalamos desde este momento que el desarrollo requiere no una, sino dos perspectivas teológicas, distintas y complementarias. Sirva ahora una breve descripción:

                              1. Teología de la música sacra (TMS). Este enfoque busca responder preguntas fundamentales sobre la música sacra, de manera análoga a como la teología reflexiona sobre la naturaleza de la liturgia y el culto. Es un estudio amplio que se basa en contribuciones de diversas disciplinas, desde la antropología teológica y filosófica hasta áreas específicas como la cristología, la escatología, la teología de la creación, la encarnación y la liturgia. Su objetivo principal es entender qué es la música sacra, cuál es su naturaleza y cómo se vincula con la revelación divina.

                              2. Teología litúrgico-musical (TLM). Aquí encontramos la propuesta epistemológica más  novedosa. La TLM es una extensión de la teología litúrgica que se integra con los medios específicos de la música y la musicología. Para comprender mejor este enfoque, es útil observar cómo se entiende la teología litúrgica en general.

                              La teología litúrgica estudia la liturgia in actu, es decir, desde la vivencia concreta de cada celebración. Analiza, por ejemplo, el significado teológico de un salmo responsorial en el contexto de una celebración específica; el simbolismo de ciertos gestos del celebrante; o las peculiaridades de un momento litúrgico particular. Este enfoque trasciende lo descriptivo y responde al lema clásico fides quaerens intellectum: busca a Dios y su Palabra en el acto mismo de la liturgia.

                              De manera análoga, la TLM se centra en el estudio teológico de la música litúrgica in actu. Su tarea es explorar cómo la música contribuye a la teología existencial propia de cada celebración, añadiendo una dimensión única y específica que no se encuentra en ningún otro elemento de la liturgia.

                              Un diálogo necesario

                                Nuestra propuesta sostiene que la TMS y la TLM deben desarrollarse en constante comunicación. La TMS proporciona las bases conceptuales y teológicas, mientras que la TLM se enfoca en la aplicación concreta de la música en el contexto litúrgico. Sin embargo, el resultado de esta colaboración no se queda en la teoría: culmina en el acto musical, que tiene la capacidad de expresar litúrgicamente la Palabra de Dios y de manifestar al Cristo presente en la liturgia.

                                Este proyecto trasciende el ámbito estrictamente teológico e involucra disciplinas como la musicología, la antropología y la estética para que la teología encuentre su expresión final en la música. En este sentido, el acto musical litúrgico no es solo arte, sino también teología vivida.

                                En los próximos artículos de esta serie empezaremos, pues, nuestro recorrido particular por la historia.

                                El autorRamón Saiz-Pardo Hurtado

                                Profesor Asociado, Universidad Pontificia de la Santa Cruz. MBM International Project (Música, Belleza y Misterio)

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                                Educación

                                Explorando el crecimiento de la educación clásica católica en artes liberales

                                Jay Boren, director de la St. Benedict Classical Academy desde 2015, considera que cultivar la sabiduría y la virtud en la búsqueda de la verdad y la conformidad con Cristo es el propósito final de la educación clásica católica.

                                Agencia OSV News·4 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

                                —OSV Noticias / Charlie Camosy

                                Jay Boren, director de la St. Benedict Classical Academy desde 2015, considera que cultivar la sabiduría y la virtud en la búsqueda de la verdad y la conformidad con Cristo es el propósito final de la educación clásica católica. Habló recientemente con Charlie Camosy de OSV News sobre volver al corazón de la educación católica y si la educación católica está experimentando un momento de «renacimiento» después de un aumento prometedor en la matrícula en las escuelas católicas en 2023.

                                Un buen número de personas ha oído hablar mucho más de la educación católica clásica en los últimos años, pero puede que no sepan exactamente lo que significa o a qué se refiere. Empecemos por ahí: ¿Qué es la educación católica clásica? Es algo mucho más fundamental que el mero aprendizaje del latín y la lectura de «La Odisea», ¿verdad?

                                – La educación católica clásica consiste menos en aprender latín y leer «La Odisea» y más en volver a lo que la gente de la tradición clásica y medieval pensaba que era el verdadero propósito de la educación, es decir, el cultivo de la sabiduría y la virtud, y la conversión de nuestras mentes y corazones hacia lo que es verdadero, bueno y bello.

                                Como católicos, creemos que este proceso de conversión nos conforma a Cristo y nos conduce a Dios. En otras palabras, una educación católica clásica nos ayuda a cumplir el fin para el que fuimos creados: conocer, amar y servir a Dios.

                                La educación católica clásica se esfuerza por recuperar una conexión con esta concepción tradicional de lo que es la educación. Ciertamente pensamos que leer textos clásicos y aprender latín es importante, pero sólo porque nos conectan con la sabiduría de nuestra tradición.

                                Queremos que nuestros alumnos sepan lo que es verdadero, bueno y bello, pero sería terriblemente presuntuoso pensar que nos corresponde a nosotros decidir lo que cuenta como «verdad». Para ello, tenemos que volver humildemente a nuestra tradición: a lo que ha resistido la prueba del tiempo y a lo que las mejores mentes y las almas más nobles de la historia nos han enseñado y mostrado sobre esas cosas.

                                Esta idea de para qué sirve la educación contrasta con una perspectiva que ve la educación principalmente como preparación para la universidad o la carrera profesional. Ciertamente queremos que nuestros estudiantes encuentren un trabajo significativo, se ganen la vida y mantengan a sus familias. Pero ese objetivo es secundario. Si estamos produciendo graduados que entran en las mejores universidades y terminan ganando mucho dinero en sus trabajos, pero no son virtuosos, no se esfuerzan por la santidad y no tienen el deseo de buscar la verdad, no lo consideraríamos un éxito. Esto no vende bien a nuestros estudiantes. Están llamados a mucho más.

                                Están llamados a florecer plenamente, con todas las facultades de sus mentes, corazones y almas liberadas para conocer lo que es verdadero, amar lo que es bello y hacer lo que es bueno. San Ireneo decía que la gloria de Dios es el hombre plenamente vivo. Queremos que nuestros alumnos estén plenamente vivos para que puedan dar gloria a Dios.

                                ¿Es demasiado fuerte llamar explosión de la educación católica clásica a lo que está ocurriendo últimamente? Parece que mire donde mire hay una nueva escuela que se crea, una nueva conferencia sobre el tema, sociedades profesionales que se reúnen anualmente, más escuelas católicas típicas que «se vuelven clásicas» y más. ¿Puede hacernos una breve descripción de lo que está ocurriendo ahora?

                                – No sé si es una explosión o no, ¡pero desde luego es un renacimiento! Cada mes se fundan nuevas escuelas en todas las regiones del país. Personalmente hablo con ocho o diez personas al año que están en proceso de fundar una nueva escuela. Es muy emocionante oír hablar de cosas nuevas que se fundan dentro de la Iglesia y en su mayoría por laicos. Las escuelas fueron lo primero, pero también estamos viendo cómo se fundan muchas iniciativas nuevas para responder a las necesidades de esas escuelas. El renacimiento de la educación clásica también está sirviendo como vehículo creativo para conectar a fieles católicos de todo el país que participan en la renovación de la educación católica.

                                Estas nuevas escuelas están respondiendo a una demanda muy real que existe en la Iglesia en estos momentos. Hay muchos padres que desean fervientemente una educación clásica rigurosa que se forme y se fundamente en el catolicismo auténtico. Creo que éste es definitivamente un «momento» para la Iglesia y para la educación católica. De nosotros depende cómo afrontemos ese momento.

                                Una de las cosas que más me entusiasma de este movimiento es que nos obliga a revisar el modelo de escuela católica y a reimaginar nuestra concepción de la educación católica.

                                Muchas de estas escuelas fueron fundadas por laicos. Suelen estar dirigidas y gobernadas por un consejo de administración laico. Están dejando atrás un modelo que dependía en gran medida de las órdenes religiosas. Averiguar cómo gestionar sus escuelas tras la pérdida de esas órdenes es algo en lo que la Iglesia estadounidense ha fracasado. Esto es muy emocionante, porque en lugar de gestionar el declive, estamos construyendo algo nuevo que está vivo y creciendo. Como señala nuestro capellán, el padre Peter Stamm: «Las cosas sanas crecen».

                                Usted personalmente ha estado haciendo su parte para liderar esta tendencia como director de una nueva escuela católica clásica. ¿Puede decir algo sobre lo que usted y su comunidad han creado?

                                – Todo esto ha sido una bendición y algo increíblemente emocionante de lo que formar parte. Nuestra escuela tiene 12 años, yo llevo aquí 10 años. Hemos pasado de tener 60 alumnos cuando llegué a más de 320 este año. Una escuela que comenzó en un espacio de oficinas compartidas acaba de mudarse a un edificio escolar de majestuosa belleza y diseño clásico.

                                Sin embargo, por hermosa que sea la escuela, lo mejor de esta escuela es la comunidad. Tenemos familias que conducen una hora en cada sentido, pasando por muchas escuelas en el camino, para traer a sus hijos a nuestra escuela. Tener una escuela que está alineada con la misión en todos los ámbitos es algo único y una bendición. Hemos trabajado duro para asegurar que las familias alineadas con la misión que desean esta educación puedan acceder a ella, independientemente de su capacidad para pagar la matrícula completa. Hemos luchado para mantener la matrícula lo más asequible posible y también seguimos siendo inflexibles a la hora de invertir en un sólido programa de ayuda a la matrícula. Tenemos previsto conceder más de 1.000.000 de dólares en ayudas a la matrícula el año que viene.

                                Me encanta todo de esta escuela, pero el aspecto más importante, sin duda, es la comunidad. A menudo digo que lo que más me gusta de este colegio son los amigos de mis hijas. Ha sido tan edificante ver cuántas familias desean esta educación para sus hijos y lo ven como una inversión digna de su tiempo, energía y dinero.

                                Desde su punto de vista, ¿qué puede hacer la Iglesia en general para apoyar esta tendencia en la educación católica? Estoy pensando en particular en ayudar a orientar y formar a los nuevos profesores y al personal cuando se trata de pensar en una dirección que pueden encontrar poco clara o incluso intimidante.

                                – Cada día surgen nuevas iniciativas para afrontar este momento. Somos miembros del Instituto para la Educación Liberal Católica. Estuvieron realmente a la vanguardia del diseño de programas para apoyar a las escuelas que estaban cambiando su programación o que se estaban fundando. Muchos colegios católicos están diseñando programas para ayudar a formar estudiantes que deseen trabajar en estas escuelas.

                                Tom Carroll ha fundado el Proyecto Talento Católico para ayudar a reclutar y formar profesores para estas escuelas. Están sucediendo muchas cosas buenas. Creo que esta tendencia no hará más que continuar y necesitaremos aún más iniciativas para ayudar a afrontar este momento. Tantos sacerdotes han apoyado nuestros esfuerzos y nuestro seminario local y los seminaristas han sido tan solidarios, que me encantaría ver crecer más asociaciones entre seminarios y estas nuevas escuelas.

                                Además, desde una perspectiva aún más amplia, espero que la Iglesia siga inspirando y animando a los jóvenes a estudiar literatura, historia, filosofía… ¡las artes liberales! Y confío en que el esfuerzo por dominar estas grandes disciplinas en los niveles más altos de la educación les ayude a discernir su vocación personal y profesional.

                                Hemos contratado a profesores jóvenes increíbles y con talento que no han estudiado educación explícitamente y, sin embargo, gracias a una estrecha tutoría, al desarrollo profesional y, lo que es más importante, a la profunda sabiduría que han adquirido a través de sus propios estudios, han sido capaces de dar en el clavo como profesores.


                                Este artículo es una traducción de un artículo publicado primero en OSV News. Puede encontrar el artículo original (en inglés) aquí.

                                El autorAgencia OSV News

                                Artículos

                                No tener miedo a tener hijos, el llamamiento de Francisco a los jóvenes

                                Rome Reports·3 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto
                                rome reports88

                                El Papa Francisco rezó el Ángelus ante más de 20.000 fieles congregados en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano. Durante su mensaje, el pontífice hizo un llamado especial a las parejas, invitándolas a acoger el don de la vida y a valorar la importancia de la familia como un regalo divino. Además, destacó la necesidad de proteger y cuidar la vida en todas sus etapas, recordando el papel fundamental del amor y la responsabilidad en la construcción de un futuro más solidario y humano.


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                                Vaticano

                                La Jornada de la Vida Consagrada, antídoto contra el individualismo

                                Tanto el Papa Francisco como la Prefecta para los Institutos de Vida Consagrada, sor Simona Brambilla, han subrayado el fin de semana el “antídoto contra el individualismo solitario” que suponen los votos de la vida consagrada.    

                                CNS / Omnes·3 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

                                El modo en que las mujeres y los hombres consagrados viven sus votos de pobreza, castidad y obediencia puede ofrecer luz y esperanza a un mundo que busca relaciones auténticas marcadas por el amor y la entrega, dijo el Papa Francisco en las vísperas de la fiesta de la Presentación del Señor.

                                Con la mirada puesta en la celebración en la Iglesia católica de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, que se celebró ayer, el Papa agradeció a los miembros de las congregaciones religiosas su testimonio, señalando que es “levadura para la Iglesia”. 

                                El Papa Francisco estuvo acompañado por cientos de hermanas, hermanos, vírgenes consagradas y sacerdotes de órdenes religiosas, incluida la nueva dirección del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, la Misionera de la Consolata Simona Brambilla, prefecta; y el cardenal Ángel Fernández Artime, salesiano, pro-prefecto.

                                Portadores de luz y de paz

                                En la víspera, el Pontífice invitó a los consagrados a ser portadores de luz y de paz a través de los votos de pobreza, castidad y obediencia. Y recordó que el “regreso a los orígenes” más importante “es el regreso a Cristo y a su ‘sí’ al Padre”, ha informado Vatican News.

                                La pobreza “tiene sus raíces en la vida misma de Dios, eterno y total don recíproco del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. En el ejercicio de la pobreza, la persona consagrada, con un uso libre y generoso de todas las cosas, se hace para estas mismas, portadora de bendición”.

                                La castidad tiene un “origen en la Trinidad y manifiesta un reflejo del amor infinito que une a las tres Personas divinas”. Su profesión, en la renuncia al amor conyugal y en el camino de la continencia, reafirma el primado absoluto, para el ser humano, del amor de Dios, acogido con corazón indiviso y nupcial (cf. 1 Co 7,32-36), y lo indica como fuente y modelo de cualquier otro amor”.

                                Obediencia frente al individualismo

                                Sobre el voto de la obediencia, el Pontífice indicó que “es un antídoto a tal individualismo solitario, promoviendo, en su lugar, un modelo de relación basado en la escucha efectiva, en la que al ‘decir’ y al ‘oír’ sigue la concretización del ‘actuar’, aun a costa de renunciar a los propios gustos, programas y preferencias. En efecto, sólo de esta manera la persona puede experimentar al máximo la alegría del don, derrotando a la soledad y descubriendo el sentido de la propia existencia en el gran plan de Dios”.

                                Sor Simona Brambilla: “pasar del yo al nosotros”

                                En una reflexión sobre la Jornada mundial publicada en L’Osservatore Romano, la prefecta del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, sor Simona Brambilla se refirió a que “el Documento Final del Sínodo sobre la Sinodalidad afirma que ‘la vida consagrada está llamada a interpelar a la Iglesia y a la sociedad con su voz profética’. 

                                Y señaló “el Papa Francisco ha hablado repetidamente de la llamada a pasar del yo al nosotros, de la necesidad de ‘encontrarnos en un nosotros más fuerte que la suma de pequeñas individualidades’ (Fratelli tutti, 78), del ‘desafío de descubrir y transmitir la mística de vivir juntos’ (Evangelii gaudium, 87), de la ‘experiencia liberadora y responsable de vivir como Iglesia la mística del nosotros’ (Veritatis gaudium sobre las universidades y facultades eclesiásticas, 4)”.

                                “Único cuerpo, Pueblo de Dios”

                                “El proceso sinodal ha retomado, entre otras, la imagen paulina del único cuerpo, y nos ha hecho experimentar el ‘sabor espiritual’ de ser Pueblo de Dios, reunido de todas las tribus, lenguas, pueblos y naciones, viviendo en contextos y culturas diferentes. Nunca es la mera suma de los bautizados, sino el sujeto comunitario e histórico de la sinodalidad y de la misión”, ha escrito la Prefecta.

                                “Todo está relacionado”, “todo está conectado” -prosigue-. “Este es el estribillo que recorre la ‘Laudato si’ del Papa Francisco. La imagen del cuerpo expresa de manera plástica y clara la conexión que existe entre nosotros: nosotros criaturas, nosotros humanos, nosotros cristianos, nosotros miembros del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia, nosotros pertenecientes a un Instituto de Vida Consagrada, a una Sociedad de Vida Apostólica, a una Familia espiritual animada por un carisma único y original. Como en un cuerpo físico, cada parte, cada órgano, cada célula de un «cuerpo carismático» influye en el resto (…).

                                El carisma es “Espíritu, es Vida”

                                Sor Simona Brambilla añade a continuación: “El Carisma no es propiedad de un Instituto, de una Sociedad, de una Familia Carismática. Es un don de Dios al mundo, es Espíritu, es Vida. El Instituto (o Sociedad, o Familia) y cada hermana y hermano que es miembro de él, lo recibe como un don gratuito, una fuerza vital a la que hay que dejar fluir creativamente, libremente, no para ser ‘momificada’ o embalsamada como una pieza de museo”.

                                “En palabras del Papa Francisco: ‘Todo carisma es creativo, no es una estatua de museo, no, es creativo. Se trata de permanecer fieles a la fuente original esforzándose por repensarla y expresarla en diálogo con las nuevas situaciones sociales y culturales. Tiene raíces firmes, pero el árbol crece en diálogo con la realidad. Este trabajo de actualización es tanto más fecundo cuanto más se realiza armonizando creatividad, sabiduría, sensibilidad hacia todos y fidelidad a la Iglesia’ (Al Movimiento de los Focolares, 6 de febrero de 2021)”.

                                El autorCNS / Omnes

                                Evangelización

                                San Óscar, apóstol de Escandinavia

                                El francés san Ansgario (Óscar) fue obispo de Hamburgo y Brema, y sembró en tierras escandinavas la primera semilla del anuncio de la fe en Cristo. La Iglesia celebra también hoy, 3 de febrero, a san Blas, médico y más tarde obispo de Sebaste (Armenia) en el siglo IV. San Blas realizó numerosos milagros y se le invoca por las enfermedades de la garganta.   

                                Francisco Otamendi·3 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

                                San Ansgario (Óscar), natural de Corbie (Francia), fue un gran erudito que desde muy joven estudió con los benedictinos en la abadía de Corbie. Siendo monje, fue designado por el Papa Gregorio IV como legado para todas las tierras escandinavas del norte de Europa, anunciando el Evangelio en Dinamarca y Suecia. Desde muy joven fue obispo de Hamburgo.

                                Años más tarde, debido al empuje de los vikingos, se vio obligado a refugiarse en Bremen donde, como obispo, pasó los últimos años de su vida trabajando, según algunas fuentes, en la edición de una Biblia para los pobres. En la catedral de la ciudad se conservan fragmentos de esa antigua Biblia. San Óscar murió en el año 865, sin haber visto realizado el sueño de una profunda evangelización del norte de Europa, pero con la alegría de haber sembrado la primera semilla de fe en esas tierras.

                                La Iglesia celebra hoy también el patronazgo de san Blas de los otorrinolaringólogos y para los males de la garganta. Se debe a que, según la tradición, en una ocasión salvó la vida a un niño al que se le clavó en la garganta una espina de pescado. En el siglo XVII, el obispo y mártir san Blas, gozaba de gran popularidad como santo protector frente a las enfermedades, por lo que fue representado en la imaginería de la catedral de Oviedo. En el monasterio de las Pelayas, vecino a la catedral, se venera una reliquia del santo, que es muy popular en Paraguay.

                                El autorFrancisco Otamendi

                                Evangelización

                                El obispo Martinelli habla del “milagro” de Dubai y quiere estar en Yemen

                                El obispo capuchino Paolo Martinelli (Milán, 1958), es vicario de Arabia del Sur, jurisdicción eclesiástica que incluye Yemen, Omán y Emiratos Árabes Unidos. En su paso por Madrid, afirma que desea retomar la presencia de la Iglesia en Yemen. Revela también que “en Dubai tenemos la parroquia más grande del mundo, con más de 150.000 fieles cada fin de semana, de cien países. Todos migrantes. Es un ‘milagro’”.  

                                Francisco Otamendi·3 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

                                Con 66 años, el italiano Paolo Martinelli muestra el empuje de un veinteañero. Acaba de predicar esta semana los ejercicios espirituales a los sacerdotes de Comunión y Liberación en España, y se le nota con gran ánimo. 

                                Martinelli pasó de ser obispo auxiliar de Milán (2014) a vicario de la jurisdicción eclesiástica de Arabia del Sur (2022), con casi un millón de fieles católicos, procedentes de más de cien países, 65 sacerdotes, 50 religiosas. “Arabia del Sur es una iglesia de migrantes”, afirma.

                                “Hasta el obispo es migrante”

                                El 85 por ciento son de rito latino, y el 15 por ciento, de iglesias católicas orientales. “Todos somos migrantes, incluso el obispo es migrante”, ha dicho en Madrid. En efecto, unos cientos de personas de Comunión y Liberación le escucharon y aplaudieron con ganas en el espacio de la Fundación Pablo VI, y quién sabe si clavó el arpón misionero a más de un asistente. 

                                En el cartel, bajo el título del coloquio con José Luis Restán (‘Ser cristiano en Oriente Medio’), figuraba una frase suya, que desarrolló luego: “Estar en misión significa ser enviado por alguien, a alguien, con alguien”.

                                De la urbe al desierto

                                Martinelli pasó de la ciudad a un desierto con infraestructuras gigantescas e inteligentes, rodeado por emigrantes. Un lugar único también desde el punto de vista ambiental, el desierto. “Me siguieron unos cuantos frailes, y 42 grados a la sombra”. Y concluyó diciendo que Arabia meridional es un “laboratorio para el futuro de la Iglesia”.

                                “Mi predecesor (Paul Hinder, había cumplido 80 años, 20 en el Golfo), también era capuchino, tres cuartas partes del clero son capuchinos (45 de 65 sacerdotes), y no pocos habían sido alumnos míos en Roma. Me di cuenta de que mi Orden está comprometida con esta tierra desde la primera mitad del siglo XIX”. Por eso, el obispo de allí ha sido casi siempre un capuchino. “Esta elección del Papa Francisco daba cumplimiento a algo que estaba escrito en mi vida. Llegué a Arabia porque fui enviado a Arabia”.

                                EAU: 7 emiratos con 9 millones de migrantes

                                Emiratos Árabes Unidos (EAU), centro y sede del vicariato, está constituido por la unión de 7 emiratos, desde 1971. El Estado es oficialmente islámico. El presidente es el emir de Abu Dabi, que tiene diez millones de habitantes, de los que 9 millones son migrantes: 4,5 millones son indios, y aparte del Islam, están los cristianos, budistas, etc. Los países de origen son casi doscientos, y “en el vicariato tenemos un millón de católicos, de los que 850.000 viven en los emiratos. La mayoría filipinos, muchos indios y de otros países”, ha explicado en el coloquio.

                                Los emiratos han tenido desde el principio una actitud muy tolerante con todas las culturas y religiones. Tenemos incluso un ministerio de la Tolerancia y la Convivencia, añadió.

                                “Llama la atención que la modernidad y la tradición coexisten pacíficamente, al contrario que la situación occdental. El padre de la nación era un gran visionario, y el desarrollo del país ha sido muy rápido”.

                                “La política migratoria se ha cuidado mucho. Hay una presencia importante de trabajadores, en varios grupos. Muchos llegan sin familia. La Iglesia intenta tener una relación estable con todos ellos, promoviendo iniciativas de apoyo y de contacto con los católicos que desean vivir una vida de fe”.

                                “El milagro de Dubai”

                                El obispo Martinelli cuenta que “tenemos 9 parroquias en los diversos emiratos. En Dubai tenemos la parroquia más grande del mundo, con más de 150.000 fieles cada fin de semana. Es un milagro hacer posible que todos puedan participar en Misa y en catequesis, es un milagro verdaderamente. Todos somos migrantes, una Iglesia en continuo movimiento, cuya organización depende del trabajo de sus fieles, de cien países”.

                                Por eso, añade, “la parroquia está estructurada en Comunidades lingüísticas, que son el primer signo de la cercanía de la Iglesia con las personas. Se encargan de los recién llegados, les ayudan a mantener sus tradiciones, su lengua, etc., para apoyarlos en sus necesidades”.

                                “Cuando el Papa Francisco visitó los Emiratos Árabes Unidos, manifestó que la vocación de esta iglesia consiste en ser “una polifonía de la fe”. De este modo se experimenta la verdadera universalidad de la Iglesia. Siendo diferentes, hemos recibido el mismo Bautismo, la misma Fe, el mismo Espíritu”.

                                «Es Cristo quien envía«

                                ¿Qué significa enviado? “En el avión, reflexionaba: misión quiere decir que alguien te envía. Es Cristo quien envía. Decía Jesús: como el Padre me ha enviado, así Yo os envío a vosotros. A través de alguien, a través de la Iglesia, a través del Papa, a través de una llamada que recibes inesperadamente”.

                                “Luego pensé, no voy solo. Voy con alguien, el sujeto de la misión es siempre una Comunión, con mis hermanos, los sacerdotes, sería imposible estar allí solo; también ha sido de gran ayuda saber de algunas familias del Movimiento, sobre todo de algunas Memores Domini, son un don especial”, y citó expresamente a don Giussani.

                                “Y a alguien: pienso sobre todo en todos los migrantes que viven en el Golfo. La nuestra es una Iglesia de migrantes”.

                                “Ser enviado te hace querer a las personas”

                                “Estoy ahí para confirmarles en la fe, y para ser un signo de unidad. Al mismo tiempo, me reconozco enviado a los fieles de otras religiones, especialmente a los fieles del Islam, apoyado en el ejemplo de san Francisco de Asís, pero también a los hindúes, y tantos otros”, añadió ayer. “Para testimoniar el Evangelio, para reconocer en ellos el destello de aquella verdad que ilumina a todos los hombres, y para trabajar juntos por un mundo más fraterno y humano”.

                                En definitiva, “la palabra misión, la experiencia de ser enviado es principio de acción porque te mueve, te pone en movimiento, principio de conocimiento, y principio de afecto. Ser enviado te hace querer a las personas”.

                                Yemen: retomar la presencia de la Iglesia

                                Tres frases sobre otros países del vicariato de Arabia del Sur. En primer lugar, sobre Yemen, que “para nosotros tiene una importancia histórica fundamental, porque el vicariato apostólico de Arabia nació en Yemen hace 135 años. y su sede estaba allí”.

                                Tras diez años de guerra civil, queda muy poco. Las cuatro iglesias están en ruinas, y sólo en el norte, bajo el mando de los rebeldes hutíes, hay dos comunidades de Misioneras de la Caridad (Santa Teresa de Calcuta), que realizan una gran labor de caridad, y un sacerdote. En 1998 y en 2026, las hermanas de la Madre Teresa sufrieron sendos atentados, que costaron la vida de 7 monjas, mártires de nuestro tiempo, como las definió el Papa Francisco. 

                                Quedan sólo unos cientos de católicos. Casi todos los migrantes han ido abandonando Yemen. “Mi mayor deseo sería retomar la presencia de la Iglesia en Yemen, donde hay católicos autóctonos, cosa que no sucede en otros Estados del Golfo”. 

                                La situación interna entre Yemen del Norte y Yemen del Sur “está ya bastante calmada, en comparación con el pasado. Rezamos para que se abran nuevas vías de presencia cristiana, y esperamos que la tregua entre Hamás e Israel pueda traer algún cambio también a Yemen”.

                                Buena relación con Omán

                                La situación en Omán es muy diferente, pues se rechaza la violencia, ha explicado el vicario Martinelli. El país es un sultanato y la población es muy dócil. “Son interlocutores de Yemen, y en todo caso, nuestra relación con las autoridades de Omán es muy buena, y la del nuncio también. Tenemos 4 parroquias, aunque no hay colegios, de momento, y las buenas relaciones con la Santa Sabe hacen prever que en el futuro pueda haber nuevas parroquias, y tal vez alguna guardería”.

                                Pensamos que en Omán hay muchos católicos, pero que no se implican en la vida de la Iglesia, quizá por la distancia a los lugares de culto, porque no tienen vehículo, considera el vicario. Es el caso de los filipinos, más de 45.000 en Omán, y casi todos católicos. También hay católicos indios. 

                                El autorFrancisco Otamendi

                                La propuesta provida de J.D. Vance

                                La histórica Marcha por la Vida en Washington tuvo entre sus oradores al nuevo vicepresidente J.D. Vance. Su historia personal explica su fuerte compromiso con la defensa de la vida.

                                3 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

                                El pasado 24 de enero de 2025 fue la multitudinaria e histórica marcha por la vida en Washington, unos pocos días después de que Trump firmara múltiples decretos exprés -entre los que llama la atención el de la Ley de Protección de Sobrevivientes de Aborto Nacidos Vivos-, como contaba Omnes en el artículo de María Wiering y Marietha Góngora V. (OSV News), en el que destacaban de la impactante jornada  provida el discurso del vicepresidente de USA. Pero ¿quién es este personaje y de dónde nace su compromiso con la vida?

                                James David Vance cumplió 40 años el pasado 2 de agosto de 2024. Nació en Middletown, Ohio. Hijo de una familia desestructurada y madre drogadicta, fue marino y estuvo en la guerra de Iraq, después estudió leyes, doctorándose en Yale en 2013. Se casó en 2014 con Usha, compañera de la facultad de derecho en Yale. Vive en Cincinnati, Ohio, y tiene tres. En 2016 escribió un libro que explica su trayectoria y sus ideas “Hillbilly, una elegía rural”.

                                En 2017 empezó a trabajar para Revolution LLC, en Silicon Valley. En 2019 fue recibido en la Iglesia católica y eligió como patrono de confirmación a san Agustín de Hipona, por su capacidad de transmitir la fe. De ese mismo año es su famoso artículo, titulado “Una elegía por el sueño americano”, publicado en la revista digital Unherd en 2019.  En 2023 fue elegido senador por Ohio, tras unos años dedicado a preparar su carrera política. En el mes de julio de 2024 fue elegido por Trump como candidato a vicepresidente de USA, aún habiendo sido en el pasado su firme opositor. Y actualmente es el vicepresidente de este país.

                                En el mencionado artículo de Unherd,  republicado por la misma revista en el mes de julio de 2024, explica brevemente sus ideas conservadoras, que nacen, en gran medida, de una carencia de ellas en su infancia, como la ausencia de una familia estructurada.

                                Una de sus grandes prioridades es la vida y su defensa como se puede leer en dicha pieza periodística: “Cuando pienso en mi propia vida, lo que ha hecho que mi vida sea mejor es el hecho de que soy padre de un niño de dos años. Cuando pienso en los demonios de mi propia infancia y en la forma en que esos demonios se han desvanecido en el amor y la risa de mi hijo mayor; cuando veo a amigos míos que han crecido en circunstancias difíciles y que se han convertido en padres y se han conectado más con sus comunidades, con sus familias, con su fe, debido al papel de sus propios hijos, digo que queremos bebés no solo porque sean económicamente útiles. Queremos más bebés porque los niños son buenos”.

                                Este testimonio permite entender mejor el discurso que impartió en la marcha por la vida, cuando dijo: “Permítanme decir muy sencillamente: Quiero más bebés en los Estados Unidos de América”.  Este renacer provida está pasando desapercibido en Europa, pero con el tiempo ayudará a frenar este genocidio silencioso que está haciendo estragos en todo el mundo.

                                El autorÁlvaro Gil Ruiz

                                Profesor y colaborador habitual de Vozpópuli.

                                Leer más
                                Mundo

                                Cristianismo y modernidad en el pensamiento de san Josemaría

                                Con ocasión del aniversario de “Gaudium et spes” y como camino de reflexión hacia el centenario de la fundación del Opus Dei, la Pontificia Universidad de la Santa Cruz ha preparado un programa trienal de profundización, con seminarios y encuentros de expertos, sobre temas como la relación entre fe y cultura, el trabajo y el papel de los cristianos en la sociedad.

                                Giovanni Tridente·2 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

                                Con ocasión del 60º aniversario de la publicación de la Constitución pastoral “Gaudium et spes” (1965) y como camino de reflexión hacia el centenario de la fundación del Opus Dei (1928-2028), la Pontificia Universidad de la Santa Cruz ha preparado un programa trienal de profundización, con seminarios y encuentros de expertos, sobre temas como la relación entre fe y cultura, el sentido del trabajo y el papel de los cristianos en la promoción del bien común.

                                El segundo acto de esta iniciativa tuvo lugar el lunes 13 de enero, en el Aula Álvaro del Portillo, y contó con la participación de Luis Romera, Catedrático de Metafísica de la Facultad de Filosofía, y Giuseppe Tanzella-Nitti, Catedrático de Teología Fundamental de la Facultad de Teología, que disertaron sobre el tema «Identidad y telos de las realidades seculares a la luz del pensamiento de San Josemaría». 

                                El trabajo como instrumento de santificación

                                Abrió el debate Luis Romera, con una reflexión sobre la centralidad del trabajo en el pensamiento del fundador del Opus Dei, en el que toda actividad humana, incluso la más aparentemente ordinaria, adquiere un valor trascendente. «El trabajo no es sólo un medio de subsistencia, sino una llamada a participar en el designio creador y redentor de Dios», explicó, haciéndose eco del número 40 de la “Gaudium et spes”.

                                A continuación, el filósofo citó al teólogo alemán Gerhard Lohfink, para subrayar cómo el Reino de Dios no queda relegado a la escatología, sino que se realiza en el presente a través de la acción responsable de los creyentes. A continuación, reiteró la importancia del trabajo como medio para hacer visible el amor de Dios: «Cristo está presente en el corazón mismo del trabajo humano: lo inspira, lo transforma y lo orienta hacia el Padre», añadió.

                                En un pasaje central, Romera señaló que esta visión requiere una profunda formación teológica e intelectual, capaz de combinar competencia y fe. En efecto, «no basta con conocer el catecismo; hay que comprenderlo a fondo, porque sólo así el cristiano puede vivir auténticamente su compromiso en el mundo».

                                A continuación, el profesor de Metafísica concluyó su intervención recordando con fuerza el papel del cristiano como constructor del Reino de Dios a través de su trabajo: «cada gesto, cada actividad, si se hace en Cristo, puede contribuir a hacer visible el amor de Dios en el mundo». Y esto no es «una utopía lejana, sino una realidad que se construye en el presente», ya que cada cristiano «está llamado a transformar las realidades seculares haciéndolas reflejo del amor de Dios».

                                Autonomía y libertad filial

                                Por su parte, la intervención de Giuseppe Tanzella-Nitti se centró en los números 33-39 de “Gaudium et spes», dedicados al tema de la autonomía de las realidades terrenas. El teólogo analizó cómo la modernidad ha transformado el concepto de autonomía en una pretensión de autoafirmación y rechazo de Dios, llevando a resultados como el relativismo y el nihilismo. Más bien, explicó citando a autores como Cornelio Fabro y Augusto Del Noce, «la modernidad ha malentendido la autonomía, separándola de su vínculo ontológico con Dios».

                                El estudioso señaló entonces que en el pensamiento de san Josemaría hay elementos valiosos para superar este malentendido, ya que «autonomía y filiación no se excluyen, sino que se refieren». Además, la verdadera libertad no es oposición a Dios, sino relación filial con Él.

                                Especialmente incisiva fue la referencia a la “forma Christi”, es decir, a la capacidad del cristiano para transformar el mundo secular desde dentro, inspirado por la caridad y la filiación divina. «La libertad filial no disminuye la autonomía del hombre, sino que es su fundamento y su fuerza», añadió.

                                Lo mismo se aplica a la cuestión de la laicidad cristiana, que es distinta de la secularización. En efecto, la laicidad cristiana «no niega la autonomía de las realidades terrenas, sino que las reconoce como espacio para vivir la fe. Es el lugar donde la criatura ejerce su libertad en la caridad, conduciendo al mundo hacia su plenitud en Cristo».

                                Al concluir su discurso, el teólogo lanzó una invitación a la práctica, concretando esta síntesis entre cristianismo y modernidad más allá de la reflexión teórica y a través de «experiencias de vida que revelan cómo la forma Christi puede informar todos los aspectos de la existencia humana». 

                                Siguiente iniciativa

                                La próxima iniciativa programada por Santa Cruz en este programa trienal de profundización hacia el centenario del Opus Dei, será una reunión de expertos que reflexionarán sobre las Imágenes del trabajo humano en el pensamiento contemporáneo. Tendrá lugar los días 29 y 30 de mayo, y para la ocasión se ha lanzado también una convocatoria de ponencias.

                                Evangelización

                                Santa Brígida de Kildare, abadesa y copatrona de Irlanda

                                La Iglesia celebra el 1 de febrero a santa Brígida, fundadora de uno de los primeros monasterios de Irlanda, en Kildare. Fue fiel continuadora de la tarea de evangelización de San Patricio. y comparte el patronazgo de Irlanda con san Patricio y san Columbano. Es considerada la primera religiosa irlandesa.  

                                Francisco Otamendi·1 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

                                Existen numerosos escritos que dan fe del culto a santa Brígida en Irlanda, pero no se conocen tantos datos probados sobre su vida. Según la historia, nació en el siglo V en Faughart, cerca de Dunkalk, en una época en la que estaba teniendo lugar la evangelización de Europa, y desde temprana edad se consagró a Dios y fue elegida por Él. Se cuenta que su madre la enviaba a recoger la mantequilla que hacían las mujeres con la leche de las vacas, y ella se la daba a los pobres.

                                Muy poco se sabe de la gran fundación religiosa en Kill-dara (el templo del encino) y de su regla. Se supone que era un ‘monasterio doble’, es decir que incluía hombres y mujeres, pues era práctica común entre los celtas. Es muy posible que santa Brígida presidiera ambas comunidades. A esta santa irlandesa se le atribuyen numerosos milagros, como devolver la vista a personas ciegas, aplacar pestes, multiplicar alimentos, e incluso convertir agua en cerveza para apagar la sed en alguna celebración religiosa. También se la conoce como patrona de los lecheros.

                                Santa Brígida ha sido representada en el arte con la iglesia de Kildare en llamas. Gracias a ella, el paganismo del lugar fue sustituido por el fuego de la Pascua de Cristo. La imagen de la encina está ligada a la de la zarza ardiente, pues está cerca el sagrario. La Virgen que genera el cuerpo de Cristo es la zarza ardiente, la Iglesia es esta zarza ardiente. 

                                El autorFrancisco Otamendi

                                Cultura

                                Jesús de Nazaret y la historia

                                Con la Ilustración y la secularización, se han cuestionado muchas cosas que se daban por sentadas, hasta el punto de negar la existencia histórica de Jesús de Nazaret, así como su identidad divina.

                                Gerardo Ferrara·1 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

                                Vivimos en una época de gran incertidumbre. A menudo creemos ciegamente lo que nos proponen las personas influyentes en las redes sociales, sin profundizar en ello. Sin embargo, estamos hambrientos de verdad y certeza.

                                Lo mismo le ha ocurrido a la fe cristiana en los dos últimos siglos: con la Ilustración y la secularización, se han cuestionado muchas cosas que se daban por sentadas, hasta el punto de negar la existencia histórica de Jesús de Nazaret, así como su identidad divina. Al mismo tiempo, se da crédito a autodenominados historiadores que difunden teorías sin fuentes ni fundamentos sólidos.

                                Para quienes deseen acercarse a la figura histórica de Jesús, emprenderemos un recorrido por las fuentes y métodos de investigación sobre el Nazareno que sigue a una serie de artículos ya publicados por Omnes sobre la vida de Jesús de Nazaret, su entorno cultural y geográfico y su muerte.

                                ¿Qué es la Historia?

                                Empecemos por definir qué es la historia. En primer lugar, hay que señalar que el término deriva del griego ἱστορία (historía) que significa investigación, y tiene la misma raíz ιδ- que el verbo ὁράω (orao, ver, verbo con tres raíces: ὁρά-; ιδ-; ὄπ-). El perfecto ὁίδα, òida, pues, significa literalmente ‘vi’, pero, por extensión, ‘sé’. Se refiere, en la práctica, a observar y, en consecuencia, a conocer después de experimentar: el mismo sentido que encontramos también en la raíz del verbo latino video (v-id-eo y en el término de origen griego ‘idea’). Yo añadiría, además, que un requisito de la investigación histórica es, además del sentido crítico, la inteligencia, en el sentido literal de la palabra latina: intus lĕgĕre, es decir, leer por dentro, profundizar, manteniendo la capacidad de considerar el conjunto de hechos y acontecimientos.

                                El método histórico-crítico

                                La Ilustración suscitó dudas sobre la figura del Nazareno, pero también impulsó el desarrollo de la investigación histórica a través del método histórico-crítico, destinado a evaluar la fiabilidad de las fuentes. Este método, desarrollado desde el siglo XVII, se aplica no sólo a los Evangelios, sino a cualquier texto transmitido en diversas variantes, con el fin de reconstruir su forma original y verificar su contenido histórico.

                                En los últimos 150 años, la necesidad de fundamentar históricamente la doctrina cristiana ha llevado a la Iglesia católica a reafirmar con firmeza la historicidad de los Evangelios, mientras que historiadores, estudiosos y arqueólogos han utilizado el método histórico-crítico para distinguir entre el «Jesús histórico» y el «Cristo de la fe». Sin embargo, una aplicación excesivamente ideológica de este método ha llevado a menudo a una clara separación entre el Jesús anterior a la Pascua y el Cristo posterior a la Pascua. Para responder a estas dudas, la Iglesia ha profundizado en el estudio exegético y arqueológico, reafirmando en el Concilio Vaticano II (“Dei Verbum”) «firmemente y sin ninguna vacilación la historicidad» de los Evangelios, que «transmiten fielmente lo que Jesús, Hijo de Dios, durante su vida entre los hombres, hizo y enseñó realmente para su salvación eterna, hasta el día en que fue llevado al cielo».

                                La postura de la Iglesia combina así al «Jesús histórico» y al «Cristo de la fe» en una sola figura. Sin embargo, la inmensa mayoría de los historiadores -cristianos, judíos, musulmanes o no creyentes- no dudan de la existencia histórica de Jesús de Nazaret. Al contrario, las pruebas históricas y arqueológicas a su favor siguen aumentando, reforzando la fiabilidad de los Evangelios y otros escritos del Nuevo Testamento.

                                El enfoque del “Jesús histórico”

                                Hoy en día, la mayoría de los historiadores están de acuerdo en la existencia histórica de Jesús, con una cantidad cada vez mayor de pruebas históricas y arqueológicas que lo corroboran. Esto se debe a que la investigación histórica se ha desarrollado en torno a su figura en tres fases principales:

                                1. Primera Búsqueda o Antigua Búsqueda, iniciada por Hermann S. Reimarus (1694-1768) y continuada por estudiosos como Ernest Renan, autor de la célebre “Vida de Jesús”. Esta fase, influida por el racionalismo ilustrado, negó sistemáticamente todos los hechos prodigiosos vinculados a la figura de Jesús, sin cuestionar su existencia. Sin embargo, pronto tropezó con sus propias limitaciones ideológicas, como señaló Albert Schweitzer. En efecto, ninguno de los protagonistas de esta fase de la investigación prestó nunca atención al contexto histórico y a las fuentes arqueológicas, aunque el propio Renan se refiriera románticamente a Palestina como un «quinto evangelio».
                                2. Segunda búsqueda (New Quest o Second Quest), iniciada oficialmente en 1953 por el teólogo luterano Ernst Käsemann, pero en realidad ya iniciada por Albert Schweitzer, que señaló las limitaciones de la primera. Contrastaba con una fase anterior, denominada No Quest, defendida por Rudolf Bultmann, que estaba convencido de que la investigación histórica sobre Jesús era irrelevante para la fe cristiana. La Segunda Búsqueda rechazó el rechazo ideológico del «Cristo de la fe», adoptando un enfoque más crítico e integrador, que incluía los acontecimientos prodigiosos sin excluirlos a priori.
                                3. Tercera Búsqueda, predominante hoy. 

                                La Tercera Búsqueda

                                Mientras que la Primera Búsqueda estuvo condicionada por la ideología racionalista y la Segunda introdujo un enfoque más equilibrado, la Tercera Búsqueda se caracteriza por una mayor atención al contexto histórico y la interdisciplinariedad, combinando filología, arqueología y hermenéutica. Hoy, gracias a este método, disponemos de una imagen cada vez más sólida de la existencia histórica de Jesús y de su relevancia en la historia del siglo I.

                                Los exponentes de esta Tercera Búsqueda parten del supuesto formulado por Albert Schweitzer: no se puede rechazar ideológicamente todo lo que en los Evangelios y en el Nuevo Testamento tiene carácter milagroso, desechándolo porque no se ajusta a los cánones del racionalismo ilustrado. Además, como añade Benedicto XVI (exponente de la Tercera Búsqueda, junto con autores y científicos como los italianos Giuseppe Ricciotti y Vittorio Messori, el judío israelí David Flusser y el alemán Joachim Jeremias), en su libro Jesús de Nazaret, los límites del método histórico-crítico consisten sustancialmente en «dejar la palabra en el pasado», sin poder hacerla «actual, hoy»; en «tratar las palabras de enfrente como palabras humanas»; finalmente, en «subdividir aún más los libros de la Escritura según sus fuentes, pero la unidad de todos estos escritos como Biblia no resulta como un hecho histórico inmediato».

                                La Tercera Búsqueda recurre al análisis textual y a la hermenéutica para acercarse lo más posible a la forma original de las fuentes consideradas (en este caso las relativas a Jesús) e incluye, como decíamos, a estudiosos como el judío israelí David Flusser (1917-2000), autor de escritos fundamentales sobre el judaísmo antiguo y convencido, como muchos otros judíos contemporáneos, de que los Evangelios y los escritos paulinos representan la fuente más rica y fiable para el estudio del judaísmo del Segundo Templo, dada la pérdida de otros materiales contemporáneos debido a la destrucción causada por las Guerras Judías (entre los años 70 y 132 d.C.). c.).

                                En los siguientes artículos veremos cómo esta metodología ya ha sido aplicada por la Iglesia, a lo largo de los siglos, a las fuentes históricas y arqueológicas en torno a la figura de Cristo.

                                La separación Estado-Iglesia

                                El cardenal Fernando Sebastián fue una figura clave en la Transición española, con una profunda influencia en la separación entre Iglesia y Estado. Participó en encuentros decisivos con líderes políticos de ambos bandos, contribuyendo al establecimiento de una democracia plural y libre.

                                1 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

                                Tuve la inmensa suerte de ser alumno del Cardenal Fernando Sebastián, un verdadero hombre de Dios que fue clave en la transición política en España. Frente al pensamiento mayoritario, nos explicaba cómo fue precisamente la Iglesia la que más empeño puso en la separación Iglesia-Estado.

                                Rector de la Pontificia Universidad de Salamanca desde 1971, su enorme envergadura intelectual hizo que el cardenal Tarancón, presidente entonces de la Conferencia Episcopal Española, lo eligiera como asesor de confianza. Lo acompañó en las reuniones secretas que mantuvo con los principales líderes de izquierdas y derechas, algunos aún en la clandestinidad. Ordenado obispo en el 79, fue secretario general de los obispos españoles en los años 80 y vicepresidente en diversos periodos de las dos décadas posteriores. Testigo excepcional y, en numerosas ocasiones, protagonista de aquellos acontecimientos históricos, nos recordaba que la doctrina social y política que surgió del Concilio Vaticano II fue clave para llevar a España a la democracia de forma pacífica.

                                En el famoso texto: Afirmaciones para un tiempo de búsqueda (1976), firmado por diversos obispos y teólogos, D. Fernando pedía «diferenciar a la Iglesia de la sociedad civil, de sus instituciones y objetivos». La postura de la Iglesia en aquellos momentos fue la de no aceptar ningún tipo de privilegio, más allá de la libertad religiosa y el reconocimiento a la Iglesia católica en un estado aconfesional, tal y como recogió finalmente la Constitución del 78.

                                Recupero la memoria del sabio y querido profesor porque estoy un poco harto, como ciudadano, de tener que callarme cuando algunos tratan de presentar una imagen antidemocrática de la Iglesia española. Ese prejuicio de una Iglesia ávida de poder político, que solo busca privilegios y que no valora la libertad, es una gran mentira por mucho que siempre puedan sacar a relucir con mucho ruido la particular salida de pata de banco de tal o cual persona o grupo minoritario.

                                En sus «Memorias con Esperanza» (Encuentro, 2016), el cardenal manifestaba su tristeza por esa manipulación del recuerdo sobre el papel de la Iglesia Católica en aquellos difíciles años: «Tengo la impresión de que actualmente se ha olvidado un poco la aportación de la Iglesia al advenimiento pacifico de la democracia en España. La renovación conciliar –recordaba– nos ayudó a los católicos españoles a apoyar decididamente el establecimiento de una sociedad libre y abierta, respetuosa con las libertades políticas, culturales y religiosas de todos, sin privilegios de ninguna clase».

                                Lo que resulta paradójico es que quienes siguen hoy con la cantinela, usando torticeramente los supuestos privilegios de la Iglesia católica y reclamando una aún mayor separación Iglesia-Estado, estén por otro lado dado la vuelta a la tortilla y queriendo someter la fe de la Iglesia a los supuestos morales e ideológicos de partido. Ya no es que quieran recluir la voz de la Iglesia a las sacristías; sino que quieren ser ellos y ellas (permítanme la duplicidad de género en este caso más que justificada) quienes, desde las sacristías, interpreten el Evangelio y la tradición eclesial y se la expliquen a los fieles. En una suerte de cesaropapismo extemporáneo, amenazan con leyes coercitivas y sanciones, amedrentando al personal y poniendo en peligro la libertad religiosa, aquella por la que lucharon y votaron los españoles, invadiendo la independencia y autonomía propias de las confesiones religiosas en su ámbito.

                                Quizá haya que salir a la calle a reclamar, no la separación Iglesia-Estado, sino la separación Estado-Iglesia porque correremos, de seguir así, el riesgo de acabar con una iglesia nacional como la China.

                                En días como estos, en los que se está releyendo la Transición de forma interesada, termino con otra advertencia profética que he encontrado en las memorias de D. Fernando, de cuyo fallecimiento por cierto acaban de cumplirse 6 años: «No acabamos de superar los resabios anticlericales –afirmaba el juicioso profesor–. Es verdad que el clericalismo ha sido fuerte entre nosotros. Pero hace ya casi cincuenta años que han cambiado las cosas. A pesar de lo cual nuestras izquierdas siguen empeñadas en imponer lo que llaman el «Estado laico», con un laicismo excluyente y antirreligioso que es claramente anticonstitucional. La tentación del laicismo excluyente atenta contra la claridad democrática de nuestra sociedad. Las restricciones a la plena libertad religiosa de los ciudadanos son un déficit en democracia». Ojo, que nos la estamos jugamos.

                                El autorAntonio Moreno

                                Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

                                Vaticano

                                Sacerdote español en China: “El cristianismo en China es silencioso, pero tiene raíces profundas”

                                Desde hace años los analistas de información religiosa discuten si el acuerdo provisional entre el gobierno chino y el Vaticano para el nombramiento de obispos está siendo positivo. Entrevistamos a un sacerdote español que desarrolla su labor en China, sobre la situación de la Iglesia en el país.

                                Javier García Herrería·31 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 12 minutos

                                El padre Esteban Aranaz es un sacerdote aragonés, incardinado en la diócesis de Tarazona (Zaragoza) y lleva a cabo su ministerio pastoral en China. Lleva cerca de diez años en Shanghái, aunque su labor sacerdotal en Asia comenzó hace 22 años en Taiwán, donde trabajó durante siete años. Antes de partir a China fue Rector del Seminario Mayor y Director del Instituto Teológico de su Diócesis, profesor del mismo y Vicario General en Tarazona. Habla mandarín y otros siete idiomas. Y es un apasionado por el arte y la música.

                                Conversamos con él sobre la situación de la Iglesia en China y su valoración del funcionamiento del acuerdo entre la Iglesia y el Gobierno chino para el nombramiento de los obispos. Se estima que en China hay entre 15 y 20 millones de católicos, lo que representa aproximadamente el 1% de la población. En comparación, la comunidad evangélica es algo más numerosa.

                                Cuéntenos quién es, cuánto tiempo lleva en Asia y en China, y en qué consiste su labor pastoral.

                                – Soy un sacerdote diocesano de Tarazona, España. Mi labor sacerdotal en Asia comenzó hace 23 años en Taiwán. Allí estuve siete años antes de trasladarme a Shanghái, donde ya llevo diez años. 

                                Mi labor en China se centra en la atención pastoral a la Comunidad Católica Hispanohablante y de lengua Portuguesa de Shanghai y a la Comunidad de Yiwú, en la provincia de Zhejiang. Además, viajo mensualmente a Pekín para desarrollar otras labores pastorales, donde también imparto dos retiros para gente joven.

                                ¿Cómo es posible que trabaje en China? ¿No se supone que los sacerdotes extranjeros no pueden ejercer allí?

                                – En China existen restricciones para la presencia de sacerdotes extranjeros, pero mi labor se inscribe dentro de un marco autorizado para la comunidad extranjera, habiendo mejorado considerablemente mi situación en los últimos tres años. Oficialmente, atiendo a católicos hispanohablantes y de lengua portuguesa, pero a través del contacto personal y la amistad, también tengo una relación significativa con muchos chinos. Desde la Navidad pasada de hecho, soy organista en la catedral de Shanghai.

                                A pesar de dedicar exclusivamente mi labor ministerial a los extranjeros, trabajar en China implica no obstante adaptarse a una realidad compleja. No se trata solo de las restricciones administrativas, sino de saber moverse con prudencia y discreción, respetando en todo momento el marco legal en un país que finalmente te está abriendo las puertas y te acoge. Por ello a pesar de que el número de conversiones cada año es importante, el crecimiento de la Iglesia en China no es masivo ni ruidoso, sino que se desarrolla en los pequeños círculos, en la cotidianidad, en la confianza que se genera con cada persona. La fe aquí es una semilla que crece en silencio, pero tiene raíces profundas.

                                ¿Cómo son los católicos chinos? ¿Cómo se vive la fe en China?

                                – La piedad de los católicos chinos es impresionante. En Asia, en general, hay una gran reverencia por lo religioso, y en China se refleja en una participación muy activa en la liturgia. En la catedral de Shanghái, por ejemplo, los domingos se reúnen hasta 700 fieles en cada celebración con una actitud de profunda fe y devoción. 

                                A diferencia de muchos católicos en Occidente, aquí es común ver a los fieles, muchos de ellos muy jóvenes,  participando activamente en la Misa y manteniendo una postura de profunda piedad. Los gestos son muy importantes: estar de rodillas, mantener las manos juntas en todo momento, son expresiones que hablan de una fe profunda ante el misterio. La liturgia está muy cuidada y los coros son excepcionales, pues la música es muy apreciada entre los chinos.

                                A los extranjeros les sorprende mucho este fervor. Muchos se sienten impactados al ver la profundidad y el respeto con que los chinos viven su fe. Siempre recomiendo a los que visitan el país que asistan a una Misa en chino, aunque no entiendan el idioma. La actitud y la devoción de los fieles hablan por sí solas.

                                ¿Qué papel juega la comunidad católica en la sociedad china?

                                – La presencia de la Iglesia en China es tanto cultural como social. Y por tanto no se puede hablar como en el pasado de la fe católica como una fe de extranjeros. En China, en prácticamente cualquier ciudad, por pequeña que sea, hay al menos una iglesia católica. Además en muchas diócesis  existen residencias para atender a los ancianos y orfanatos gestionados por religiosas o fieles laicos. Sin embargo, el acceso a ciertos espacios públicos y responsabilidades dentro del estado sigue siendo restringido para los creyentes al menos de modo oficial.

                                En algunas provincias, como Hebei o Shanxi, la presencia católica es más visible, con comunidades numerosas y templos bien cuidados. Aun así, la Iglesia sigue siendo una comunidad minoritaria y no cuenta con la misma influencia social que en otros países.

                                ¿Cómo influyen las políticas del gobierno chino en la formación de nuevos sacerdotes y la educación religiosa de los fieles?

                                – China cuenta con varios seminarios de prestigio, como el seminario diocesano de Pekín o el seminario nacional también en la capital, que acoge a más de 100 seminaristas y más de 30 religiosas como centro de formación. Hay que decir que la formación es seria y está bien estructurada, con bibliotecas, salas de estudio y una formación teológica sólida.

                                Además de los seminarios de Pekín, existen otros centros de formación, como el Seminario de Sheshan en Shanghai, que en el pasado tuvo gran relevancia y, después de unos años de decadencia ahora está, resurgiendo. También está el seminario de Xi’an y el de Shijiazhuang en la provincia de Hebei, este último con más de 100 alumnos, es el más grande del país. 

                                Desde hace años la situación de  la formación de los sacerdotes chinos ha ido mejorando gracias a las mejoras materiales de los seminarios dentro del país y a las ayudas de «Propaganda Fide» y de diversas instituciones eclesiales en lugares como Roma, Alemania, Salamanca, Pamplona, Francia,  Bélgica, Estados Unidos, etc… Esto ha elevado notablemente el nivel del clero en China. Diócesis como las de Pekín o Shanghái, entre otras muchas, han sido pioneras en la formación de un clero joven y bien preparado, con muchos sacerdotes que además de sus estudios eclesiásticos han completado incluso carreras civiles. 

                                En definitiva, que el nivel doctrinal es bueno.

                                – Así es. Hay que tener en cuenta que en China a pesar de lo que algunos creen, la doctrina, la moral y la liturgia de la Iglesia nunca en la historia han sido modificadas. La sucesión apostólica siempre se ha mantenido. Por eso Roma nunca ha considerado a la Iglesia en China como una Iglesia cismática. 

                                ¿Por qué Benedicto XVI invitó a las comunidades clandestinas a salir a la luz? ¿Cómo avanza este proceso?

                                – En su carta a los católicos chinos de 2007, Benedicto XVI explicaba que la clandestinidad es una situación excepcional en la vida de la Iglesia y no es el modo normal de vivir la fe. Por eso, el Papa alemán instó a las comunidades clandestinas a integrarse cuando fuera posible, y poco a poco se está avanzando en esa dirección. Hay que decir que no siempre es fácil, pues hay sacerdotes que buscan regularizarse dentro de la legalidad china, pero las autoridades en algunos lugares todavía ponen condiciones muy restrictivas. 

                                ¿Y hoy en día, tiene sentido seguir hablando en China de la comunidad patriótica y la comunidad clandestina?

                                – Desde la firma del acuerdo entre la Santa Sede y el gobierno chino en 2018, todos los obispos en China están reconocidos por la Santa Sede y en comunión con el Papa. Esto significa que ya no se puede hablar de una Iglesia oficial y otra clandestina. Si bien todavía existen muchos obispos y algunas comunidades que todavía no han adquirido reconocimiento público por parte del estado, a nivel eclesiástico y doctrinal, la Iglesia en China es una sola, con sus obispos plenamente reconocidos por Roma.

                                Este acuerdo provisional, que inicialmente se fue renovando por periodos de dos años, desde septiembre de 2024 estará vigente por 4 años. Lo cual no deja de ser algo muy positivo y significativo, pues esto ha permitido que la Iglesia crezca en unidad y que se fortalezcan los lazos entre la comunidad católica china y la Iglesia universal.

                                ¿Cómo valora el acuerdo provisional del estado chino con el Vaticano?

                                – El acuerdo provisional entre la Santa Sede y China ha sido, en mi opinión, algo muy positivo. Aunque para algunos siga siendo un tema controvertido, creo que hay que analizarlo con serenidad. No es un acuerdo completo ni definitivo, pues solo se centra en el nombramiento de los obispos. Sin embargo, ha permitido la regularización de muchos obispos y ha ayudado a normalizar la vida eclesial y pastoral de muchas diócesis, como ha ocurrido en Shanghai, facilitando el diálogo con las autoridades. Aunque el contenido del acuerdo no es público, su objetivo es preservar la unidad de la Iglesia en China y garantizar la comunión de todos los obispos con el Papa. 

                                En un contexto tan complejo, cualquier avance, por pequeño que sea, tiene un gran valor, aunque aún queden muchos desafíos por delante. A mi modo de ver, la actitud de diálogo promovida por el Papa Francisco y el trabajo de la Secretaría de Estado de la Santa Sede han encontrado una acogida positiva en las autoridades chinas y todo ello está ayudando a avanzar significativamente después de años de distanciamiento y malos entendidos.

                                ¿Y qué opinión le merece el pesimismo del cardenal Zen respecto a este acuerdo?

                                – Tengo un gran aprecio y respeto por el cardenal Zen, con quien he tenido la oportunidad de conversar en varias ocasiones. De hecho, fue él quien me dijo en una ocasión hace años «que dar apoyo a la comunidad oficial o la comunidad clandestina era igualmente importante porque en China solo había una única Iglesia».

                                Sin embargo, creo que su opinión crítica sobre este acuerdo, aunque comprensible y muy respetable, no favorece un enfoque constructivo con la realidad actual de China. Roma claramente ha apostado por una estrategia prudente pero más dialogante que busca evitar la confrontación. Esto no significa huir de la cruz ni nada parecido, como a veces se percibe en Occidente. Pero hay que avanzar.

                                ¿Y esta estrategia da frutos?

                                – Hay que tener en cuenta que en China hay liberad de culto y la práctica religiosa de los católicos como la de otras confesiones se respeta, se permite la formación y los fieles pueden acudir a los sacramentos, en los seminarios hay libros y no se estudia con fotocopias como en el pasado. En fin, que si uno ve las cosas desde aquí advierte que hay muchas cosas que han mejorado. 

                                A mí, esta situación de ganar por un lado, asumiendo cosas que todavía deben mejorar, me recuerda a lo que vivimos en España durante la época de la Transición. En aquel contexto todo el mundo tuvo que ceder en algunos puntos facilitando la concordia y la reconciliación. Llega un momento en la vida personal y de los pueblos que si no se perdona es imposible convivir juntos y seguir adelante, 

                                ¿Cómo está unido a su obispo desde China?

                                – Aunque mi labor pastoral se desarrolla en China, yo sigo incardinado en Tarazona, y mantengo comunicación regular con mi obispo en España, informándole sobre mi labor y recibiendo siempre su apoyo. 

                                Pero además vivo mi sacerdocio en plena comunión con el obispo local de Shanghai, a quien considero mi pastor en este contexto. Aunque no puedo tener todavía una relación contractual con la diócesis de Shanghai, participo activamente en su vida eclesial. Desde la llegada del nuevo obispo Mons. Joseph Shen, he podido concelebrar tres veces la Eucaristía en la catedral de Xujiahui. Esta doble vinculación refleja la universalidad de la Iglesia y la colaboración entre distintas diócesis para la evangelización, lo que también refuerza la comunión eclesial. 

                                Desde el 29 de Septiembre del pasado año, mi labor sacerdotal y la comunidad que atiendo en Shanghai tienen reconocimiento oficial por parte de las autoridades, lo cual me ha  ayudado a vivir y a trabajar como un sacerdote prácticamente plenamente integrado en la Iglesia local.

                                Entonces, claramente, valora positivamente la nueva situación de la Iglesia en China.

                                – Desde el 2018 se han nombrado 11 obispos respetando el acuerdo entre la Santa Sede y el Gobierno chino, lo cual es un avance. Fuera de lo ocurrido en Shanghai, donde se produjo el traslado de Mons. Shen de forma unilateral por parte de Pekín, el Papa terminó reconociendo al obispo designado, sinceramente prefiero ver la botella medio llena y subrayar lo positivo del proceso. Como en el mundo del toreo, no se trata solo de burlar al toro, hay que entrarle con valor y decisión hasta terminar la faena con éxito.

                                En la web de la Iglesia católica en China llama la atención la constante presencia de funcionarios en actos religiosos. ¿Qué autonomía tiene realmente la Iglesia?

                                – En China la presencia y el control del estado se da en todos los ámbitos de la vida pública y económica, la educación, los medios de comunicación y por tanto también en la la vida religiosa,  porque administrativamente la Iglesia, y todas las confesiones religiosas en China dependen del estado. A pesar de ello la Iglesia puede seguir adelante con su misión pese a tantos desafíos.

                                Lo que sí que recomiendo a todo el mundo es no perder la perspectiva para no olvidar las especiales circunstancias de este inmenso país por su extensión y por su número de población que ha experimentado, como todos sabemos, evidentes cambios y transformaciones a lo largo de las últimas décadas. Sin embargo en Occidente, hay todavía mucha desconfianza y muchos prejuicios sobre este país. Invito a la gente a visitarlo, a conocer su realidad y a entender su particular contexto.

                                Por ello, es importante entender en su justa medida el proceso de «sinización» de todos los ámbitos de la vida pública y social en China que lógicamente también afecta a la vida de la Iglesia enfrentando bajo este nuevo concepto desafíos muy importantes, pero también oportunidades de crecimiento. Hace unos meses participé en un importante encuentro organizado por la diócesis de Pekín con la asistencia de los obispos, sacerdotes, religiosas, seminaristas y varios laicos, profesores y miembros del Gobierno. Tuve una comunicación que me permitió expresar con franqueza algunas opiniones sobre este interesante proceso de «sinización». 

                                En mi opinión, China puede aportar mucho a la Iglesia universal y al contrario, la Iglesia en China necesita mantener viva la comunión con la Iglesia universal para su crecimiento y su misión.

                                ¿Cuál es su perspectiva sobre el futuro de la Iglesia en China?

                                – Soy optimista. La fe en China no se ha apagado, sino que sigue viva, sigue creciendo en la vida cotidiana de muchos chinos. Como recordó el Papa Francisco en su viaje a Mongolia: «los católicos en China deben ser buenos buenos ciudadanos y buenos cristianos». Los desafíos son muchos, la Iglesia siempre ha sabido adaptarse y encontrar caminos para evangelizar. El futuro dependerá de la capacidad de la Iglesia para mantener vivo el ardor apostólico para seguir también fomentando un diálogo constructivo con las autoridades que estimule a los fieles a seguir viviendo su fe con autenticidad.

                                ¿Qué papel juega la amistad en su relación con los fieles chinos?

                                – La amistad es clave, yo la llamo el «octavo sacramento». Aunque mi labor oficial es con extranjeros, en verdad tengo muchos amigos chinos. Además, la música y el arte han sido herramientas valiosas para acercarme a ellos, a través de iniciativas como «Amigos de la Belleza», encuentros y tertulias donde compartimos la riqueza cultural de China y el humanismo cristiano tomando un buen té. Ahora junto a algunos amigos estoy impulsando la promoción de un Instituto que creo es un proyecto muy interesante.

                                ¿De qué se trata exactamente?

                                – Queremos constituir el «Instituto Diego de Pantoja», un proyecto para tender puentes entre China y Occidente en todos los ámbitos de las relaciones humanas: la historia, el arte, la filosofía, el mundo de los negocios y la economía y las relaciones internacionales y la diplomacia. Diego de Pantoja, natural de Valdemoro (Madrid) fue un jesuita contemporáneo de Mateo Ricci, que promovió el diálogo entre China y Europa en el siglo XVII. A través del Instituto, impulsamos intercambios académicos y artísticos, como el que hemos realizado recientemente colaborando en la instalación de unas obras pictóricas de gran valor artístico, del pintor malagueño Raúl Berzosa, en la catedral del Sur de Pekín o un proyecto musical para la catedral de Shanghái entre otros.

                                Una última pregunta, ¿usted cómo hace para mantenerse así de optimista?

                                – Mi labor en China no sería posible sin la oración y el apoyo de mi familia y gran número de amigos. En este sentido quiero señalar la ayuda espiritual y humana de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz. El Opus Dei seguramente no es perfecto, como ninguna institución pero, a pesar de sus errores y dificultades, brinda un servicio impagable a la Iglesia y sobre todo a los sacerdotes diocesanos.

                                Me gustaría decirlo alto y claro, el Opus Dei ha apostado por el acompañamiento a los sacerdotes desde sus orígenes. Y la formación del clero ha sido una de sus prioridades promoviendo gran número de ayudas y becas, resultado de la generosidad de muchas personas buenas, para estudiar en Pamplona y en Roma. La mayoría de los sacerdotes formados allí no pertenecen a la Obra, hoy algunos incluso son obispos, todos se han beneficiado de unos medios que redundan desde hace tiempo en favor de la Iglesia universal. 

                                Esto es un legado que hay que agradecérselo a un sacerdote diocesano de Zaragoza y santo universal, Josemaría Escrivá, que amó y vivió para los sacerdotes. El Beato Álvaro del Portillo fue continuador de esa obra.  Ahí están instituciones como el Seminario Internacional Bidasoa de Pamplona y el Sædes Sapientiæ en Roma, la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, la Pontificia Universidad de la Santa Cruz en Roma y muchos otros centros que siguen ayudado a la Iglesia y a los sacerdotes en todo el mundo.

                                Yo mismo estudié en la Universidad de Navarra, que es mi «alma mater», y me formé en el Colegio Eclesiástico Bidasoa, después de varios años de vida ministerial obtuve la Licenciatura en Teología Dogmática en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz de Roma.

                                ¿Alguna idea con la que le gustaría acabar esta entrevista?

                                –Si se me permite, no quisiera terminar este interesante encuentro sin compartir con nuestros lectores un pensamiento que escribí hace unos años y que puede ayudar a entender mi amor por China:

                                “Nuestra existencia se la debemos a Dios, a nuestros padres que nos dieron la vida. Formamos parte de una tradición con nuestros antepasados! Pero el corazón sólo responde a la libertad del amor! Y yo, porque soy libre, por amor a Cristo, he decidido dárselo para siempre al pueblo chino. Por ello no importa dónde la Providencia me lleve, allí donde esté yo, quiero ser siempre un chino más!”

                                Evangelización

                                San Juan Bosco, fundador de los Salesianos

                                Un gran pedagogo, un gran maestro de la vida espiritual y apóstol de la devoción a María Auxilium Christianorum. La vida y el legado de san Juan Bosco, que la Iglesia celebra el 31 de enero, es una guía para miles de personas en la actualidad.    

                                Manuel Belda·31 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

                                San Juan Bosco nació el 16 de agosto de 1815 en Castelnuovo de Asti, una pequeña población cercana a Turín, en una familia de campesinos, pobre y muy cristiana. Su padre falleció cuando él tenía menos de dos años, por lo que su educación corrió exclusivamente a cargo de su santa madre, Margarita Occhiena.

                                El 30 de octubre de 1835 entró en el Seminario de Chieri. Fué ordenado sacerdote el 5 de junio de 1841 en Turín, donde ejerció su ministerio sacerdotal en las cárceles, en las calles y en los lugares de trabajo. Pronto reunió en torno a sí a un grupo de jóvenes, a los que puso bajo el patrocinio de san Francisco de Sales. En 1846 alquiló un local en Valdocco, zona periférica al norte de Turín, que constituyó el primer núcleo estable de su labor con los jóvenes.

                                Primeras escuelas profesionales, y otras

                                San Juan Bosco entendió con claridad que, cuando nacía el nuevo mundo industrial, la juventud tenía que estar preparada para la vida, no sólo moralmente, sino también profesionalmente, por lo que fundó las primeras escuelas profesionales y sucesivamente otras numerosas escuelas. El 28 de diciembre de 1859, con 17 jóvenes, fundó la Sociedad de san Francisco de Sales, por lo que a sus miembros se les denomina “Salesianos”. Sus Constituciones fueron aprobadas definitivamente por la Santa Sede el 3 de abril de 1874. El 5 de agosto de 1872 fundó la rama femenina, la Congregación de las “Hijas de María Auxiliadora”.

                                Murió el 31 de enero de 1888, a la edad de 72 años. Fué beatificado por Pío XI el 2 de junio de 1929, y canonizado por el mismo Papa el 1 de abril de 1934. El 24 de mayo de 1989 fue proclamado Patrón de los jóvenes, por san Juan Pablo II.

                                Sus obras

                                San Juan Bosco escribió muchas obras, pero no tratados sistemáticos, sino más bien de carácter pastoral, movido siempre por las circunstancias por las que atravesaba su vida y su apostolado. Se pueden clasificar en los siguientes géneros: escritos pedagógicos, de entretenimiento, teatrales, hagiográficos, biográficos, autobiográficos, de instrucción religiosa, de oración, documentos de gobierno y epistolario.

                                Enseñanzas

                                San Juan Bosco fue ante todo un gran pedagogo, que propugnó en sus escuelas el llamado “sistema preventivo”, que consistía en prevenir las faltas, en una época en que el sistema educativo era todavía “represivo”, consistente en reprimir y castigar los errores cometidos por los alumnos.

                                Además de ello, fue un gran maestro de la vida espiritual, que basaba en una sólida piedad sacramental. La frecuencia en recibir los sacramentos constituye un elemento imprescindible en su pedagogía para encaminar a los jóvenes hacia la santidad, y es la clave de su proyecto educativo: la Comunión y la Confesión frecuentes, la Misa cotidiana.

                                «Todos tienen necesidad de la Comunión»

                                Enseñaba que la Comunión frecuente en muy recomendable, porque la Eucaristía es al mismo tiempo medicina y alimento del alma: «Dicen algunos que para comulgar frecuentemente hay que ser santos. No es verdad. Esto es un engaño. La Comunión es para quien desea hacerse santo, no para los santos; las medicinas se dan a los enfermos, el alimento se da a los débiles». La Comunión, por tanto, es necesaria para todos los cristianos: «Todos tienen necesidad de la Comunión: los buenos para mantenerse buenos, los malos para hacerse buenos: y así, jóvenes, adquiriréis la verdadera sabiduría que viene del Señor».

                                ¡Meditación!

                                San Juan Bosco insistía mucho en la necesidad de la oración mental. Un recuerdo personal del beato Felipe Rinaldi, que en 1922 llegó a ser el Rector Mayor de la Sociedad Salesiana, y que trató a su fundador durante los últimos años de la vida de éste, demuestra la importancia que daba a la meditación: «Acercándome a confesarme con él durante el último mes de su vida, le dije: “No debe cansarse, no debe hablar, hablaré yo; usted me dirá al final sólo una palabra”. El buen Padre, después de escucharme me dijo una sola palabra: ¡Meditación!. No añadió más, ninguna explicación o comentario. Una sola palabra: ¡Meditación! Pero esa palabra valía para mí más que un largo discurso».

                                La Virgen María, inspiradora y protectora, Madre

                                La espiritualidad de san Juan Bosco era eminentemente mariana. Decía que, junto a la Sagrada Comunión, María es la otra columna sobre la que se apoya el mundo. También afirmaba: «María Santísima es la fundadora y la que sostiene nuestras obras». Por ello dispuso colocar la imagen de la Virgen en todos los rincones de las casas salesianas, para que se la invocase y se la honrase come inspiradora y protectora de la Sociedad Salesiana. Él no dudaba en decir y en asegurar: «El multiplicarse y extenderse de la Sociedad Salesiana se puede decir que se debe a María Santísima».

                                San Juan Bosco fue el apóstol de la devoción a María Auxilium Christianorum, pero acabó por preferir a este título el de María Auxiliadora. En diciembre de 1862 comunicó su decisión de erigir una iglesia en Turín bajo la advocación de María Auxiliadora, cuya primera piedra se puso el 27 de abril de 1865.

                                Sin embargo, en su lecho de muerte no es la invocación “Auxiliadora” la que surgió de sus labios, sino la de “Madre”, pues falleció diciendo: «In manus tuas, Domine, commendo spiritum meum…Madre…Madre, abridme las puertas del Paraíso».

                                El autorManuel Belda

                                Vocaciones

                                Sebastian Muggeridge: «Uno no se da la vocación a sí mismo, la da Dios»

                                Influenciado por santa Teresa de Calcuta, el periodista inglés Malcolm Muggeridge se convirtió al catolicismo, con su esposa, en 1982. Ahora, en 2025, su bisnieto Sebastian Muggeridge recibirá el orden sacerdotal.

                                Fernando Emilio Mignone·31 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

                                Influenciado por santa Teresa de Calcuta, el periodista inglés Malcolm Muggeridge se convirtió al catolicismo, con su esposa, en 1982 a los 79 años. En 1969 había producido el documental “Something Beautiful for God» para la BBC, y dos años más tarde había escrito el libro homónimo, sobre la fundadora de las Misioneras de la Caridad, dándola así a conocer al mundo.

                                El 24 de mayo de 2025 será ordenado sacerdote un bisnieto suyo, el canadiense Sebastian Muggeridge, de 32 años, uno de los 5 hijos varones de John Muggeridge Jr. y su esposa Christine.

                                La única hija, Cecilia, es numeraria auxiliar del Opus Dei. Trabaja en el Colegio Romano de Santa María en Roma. “Mens sana in corpore sano”: le es útil a Cecilia saber hablar inglés, francés, castellano e italiano, ya que ayuda a cuidar maternalmente a decenas de alumnas que cursan sus estudios en Teología, Derecho Canónico, Filosofía, y Comunicación Social Institucional de la Iglesia en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz. Aquí pueden encontrar su testimonio.

                                Omnes habló con el diácono Sebastian Muggeridge, a pocos meses de recibir el orden sacerdotal. Pero antes de la conversación, transcribamos primero una cita del fundador de los Companions of the Cross, el padre Bob Bedard: “Amo a la Iglesia… ‘el gigante dormido’. Una vez que empecemos a redescubrir lo que significa evangelizar y a emprender un renacimiento a gran escala de este ministerio, veo a la Iglesia despertarse y cobrar vida de una manera tan explosiva que, con el poder del Espíritu Santo, sacudirá la tierra y las naciones con su presencia dinámica”.

                                ¿Cómo descubrió su vocación?

                                – Si alguien me hubiera dicho en la escuela secundaria que sería sacerdote yo me habría echado a reír. Después de la secundaria estudié enfermería en la Universidad de Ottawa, y vivía como si Dios no existiera. Todo cambió en 2013 con una confesión que me trajo una profunda alegría. Fue en un retiro universitario y el sacerdote era un “Companion of the Cross». Un joven misionero universitario me animó a pedir diariamente a Jesús que Él estuviera en el centro de mi vida. Eso recé y eso me transformó. Empecé a ir a Misa diaria. 

                                Algunas señoras que me veían en la iglesia me preguntaban por qué no me hacía sacerdote. Cuando se lo comenté a un cura, él me tranquilizó diciéndome que uno no se da la vocación a sí mismo sino que Dios es el que te la pone en el corazón. Pero un día, sentado en mi iglesia parroquial, recé una oración peligrosa: “Dios, haré lo que tú quieras, incluso ordenarme. Lo único que te pido es que pongas ese deseo en mi corazón”.

                                Dios me respondió al hacerme amigo casi sin darme cuenta de varios sacerdotes, algunos de los cuales eran “Companions”. Pedí entrar en su noviciado en 2016. Fui ordenado diácono el 14 de septiembre de 2014, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, y seré ordenado sacerdote en la Catedral Notre Dame por el arzobispo de Ottawa, Marcel Damphousse.

                                ¿Quiénes son los Companions of the Cross?

                                – Desde 2003 somos una Sociedad de vida apostólica, fundada como comunidad de hermanos clérigos hace 40 años en Ottawa por el entonces sacerdote diocesano Bob Bedard. Yo nunca lo conocí ya que falleció, en Ottawa, en 2011. Tenemos más de 40 sacerdotes, y dos obispos canadienses son Companions también.

                                Cerca de este Seminario del Sagrado Corazón de Detroit nuestra comunidad tiene una casa de formación propia donde nosotros, una docena de seminaristas CC, residimos. Nuestro carisma es la evangelización, hacemos mucho trabajo parroquial, y también nos ocupamos de otras labores como capellanías universitarias. Estamos en las provincias canadienses de Ontario, Nueva Brunswick y Nova Scotia y en los estados de Michigan y Texas. Nuestro Superior general es Father Roger Vandenakker.

                                ¿Qué puede contar de sus antepasados?

                                – Como relata en un vídeo mi hermana Cecilia, es parte de la tradición oral de nuestra familia Muggeridge la historia de Malcolm, que tras haber llevado una vida mundana de joven, se convirtió al catolicismo junto con su esposa Kitty Dobbs. Ella era sobrina de la conocida feminista y socialista inglesa Beatrice Webb. De los tres hijos de Malcolm, uno se convirtió también, mi abuelo John Sr., cuya esposa, Anne Roche Muggeridge, fue una conocida escritora católica canadiense, autora de dos libros sobre los desafíos en la Iglesia después del Concilio Vaticano II. Anne ayudó a mi abuelo y a mis bisabuelos a convertirse. John y Anne tuvieron 4 hijos varones, una hija y 28 nietos.

                                Zygmunt Bauman piensa que hoy hay una manera habitual de vivir caracterizada por no mantener ningún rumbo determinado: es una “sociedad líquida». Usted y su hermana encontraron la vocación al celibato. ¿Cómo hacer para que más jóvenes hoy se animen a comprometerse vocacionalmente, también en el matrimonio cristiano?

                                – Si yo tuviera la respuesta, sería una respuesta muy valiosa… Tenemos que dar una oportunidad a los jóvenes a encontrar a Cristo en persona. Ellos tienen dificultad en tomar decisiones. Pero desean la autenticidad. En el fondo, quieren entregarse de una manera real, noble e inspiradora. Hay que favorecer ese encuentro, para que muchos sientan la llamada a la vida religiosa, al sacerdocio, al matrimonio.

                                Animo a los jóvenes a probar esa oración peligrosa que yo hice en un momento dado, y que da terror, pero que vale la pena. Yo ahora aprecio más lo que hizo mi hermana. Como es mayor que yo, cuando se hizo del Opus Dei, yo lo entendía menos que ahora. Es una entrega total la suya. Ahora comprendo mejor su vocación de servicio. Lo empecé a notar en el Manoir de Beaujeu, una casa de retiros cerca de Montreal, donde trabajó un tiempo. La veré esta primavera cuando ella visite Canadá para mi ordenación y para el casamiento de mi hermano menor. Espero devolverle la visita en Roma durante el Jubileo, después de ordenarme.

                                La grandeza del gris

                                El gris tiene su propia belleza y riqueza, con una capacidad única para complementar y realzar otros colores. Mi nostalgia por los cielos azules del verano me había cegado ante el esplendor sutil del gris.

                                31 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

                                El verano es una de las estaciones más apreciadas en Europa. Su encanto ha sido celebrado durante siglos, y basta con echar un vistazo a los sonetos de Shakespeare para ver cómo glorifica su belleza. Personalmente, también me gusta el verano, especialmente por el radiante azul del cielo. Es un tono profundo y vibrante, que prefiero describir como un “azul hermoso”.

                                Al dejar Europa durante el verano, me despedí de los cielos azul profundo para regresar a los trópicos en la temporada de lluvias. Al llegar, fui recibido por un cielo nublado, dominado por nubes grises. Parecía que la naturaleza no me sonreía, como si hubiera conspirado para arrebatarme la alegría y la esperanza, reemplazando el animado azul por un sombrío gris. Había cambiado el “azul hermoso” por el “gris apagado.” Los días pasaron, y los prejuicios hacia el clima gris comenzaron a afectar mi estado de ánimo. Empecé a percibir el cielo gris como carente de belleza, creyendo que me condenaría a una serie de días monótonos y sin vida.

                                En este estado de ánimo, poco a poco caía en lo que G.K. Chesterton describe como la “herejía” de etiquetar un día gris como “incoloro”. Él afirma lo contrario, asegurando que el gris es, de hecho, un color, uno poderoso y agradable. Si el azul es hermoso, también lo es el gris. Si el azul es vibrante, el gris es igualmente rico. Entonces, ¿por qué equiparamos el gris con la falta de vida? El gris tiene su propia belleza y riqueza, con una capacidad única para complementar y realzar otros colores. Mi nostalgia por los cielos azules del verano me había cegado ante el esplendor sutil del gris.

                                Parémonos a considerar la gran capacidad de cambio y adaptación que posee el color gris. Hay fuerza en la diversidad, y el gris tiene mucho de ello. Pensemos en los muchos matices del gris; alguien una vez dijo que hay cincuenta, pero no estoy de acuerdo. Podrían ser cuarenta y nueve o cincuenta y uno, me da igual. Lo que importa es la increíble gama de sus expresiones. Algunos días, las nubes grises brillan como plata; otros días, evocan el resplandor del acero, la suavidad del plumaje de una paloma o la pálida belleza de las cenizas, un recordatorio de ese solemne Miércoles de Ceniza.

                                A veces, las nubes se vuelven densas y pesadas, pareciendo la maquinaria de una fábrica de acero. Albergan la lluvia en su interior y la liberan como delicados arroyos que caen sobre los tejados y las calles, convirtiendo el cielo gris en un gran fabricante de tubos de acero, largos tubos de agua. “¡Derramad la lluvia, cielos, desde arriba!” podríamos exclamar, maravillándonos ante su generosidad. Rorate Caeli!

                                Los cielos grises no solo son hermosos por sí mismos, sino que también son catalizadores de otros colores. Son generosos, hacen que otros colores sean más vivos. Cuando llegan las lluvias, pintan la tierra de verdes más brillantes y rojos más intensos; tenemos un follaje más verde y un barro más rojizo.

                                ¿Todavía necesitamos dudar de las bellezas del gris? No solo permite que otros colores florezcan, sino que también sabe cómo combinar y mezclarse con ellos. Solía preguntarme por qué mis alumnos combinaban pantalones o faldas grises con blusas rosadas o camisas azules, hasta que observé el amanecer filtrándose a través de nubes grises.

                                La sutil interacción del gris con los rosas y naranjas del amanecer o el atardecer refleja las elecciones de esos uniformes: la influencia de la naturaleza en su máxima expresión. Además, los parches de nubes grises dispersos en un cielo azul encajan perfectamente. He dejado de hacerme aquella pregunta.

                                ¿Seguiremos cantando las glorias del gris? Las nubes grises actúan como un gran parasol sobre la tierra, una sombrilla que atenúa los rayos del sol que nos alcanzan, haciendo su calor más agradable, más humano.

                                El gris, aunque es un color distintivo, tiene algo de carácter intermedio. El diccionario nos dirá que es un color intermedio entre el negro y el blanco. Siempre parece estar a las puertas de algo, en el umbral de evolucionar; verlo es estar al borde de presenciar un cambio.

                                Chesterton captura esta esencia de manera hermosa, señalando que el gris existe para que “podamos ser perpetuamente recordados de la esperanza indefinida que hay en la duda misma; y cuando haya clima gris en nuestras colinas o cabellos grises en nuestras cabezas, tal vez aún nos recuerden la mañana.”

                                El gris es, sin duda, un color glorioso. Y si alguien todavía tiene dudas, que considere esto: he escrito este ensayo con un lápiz de plomo, una herramienta tan gris como los cielos que he llegado a admirar.

                                El autorVitus Ntube

                                España

                                Banco Sabadell refuerza su apoyo a las instituciones religiosas en varias ciudades españolas

                                Banco Sabadell refuerza su papel como un aliado para las instituciones religiosas y del Tercer Sector, ampliando su marco de acción a otras ciudades españolas.

                                Redacción Omnes·30 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

                                Banco Sabadell ha dado un paso importante en su estrategia de especialización al desplegar unidades especializadas para Instituciones Religiosas y del Tercer Sector en ciudades clave como Barcelona, Valencia, Alicante, Murcia y Baleares, las cuales se suman a la ya existente en Madrid. Esta expansión refleja el compromiso del banco por ofrecer un servicio personalizado y de alta calidad a estos sectores, que han mostrado un notable crecimiento desde el inicio del servicio en 2018.

                                Desde su puesta en marcha, el segmento ha experimentado un notable éxito, con el número de clientes multiplicándose por cuatro y el volumen de negocio gestionado triplicándose hasta el cierre de 2024. Para responder a las necesidades de estas organizaciones, Banco Sabadell ha diseñado productos innovadores como el Sistema DONE, el primer sistema digital en España para la recogida de donativos mediante tarjetas, y una oferta especial dirigida a hermandades y cofradías con las que mantiene convenios.

                                Servicio, asesoramiento y formación

                                Santiago Portas, director de Instituciones Religiosas y Tercer Sector de Banco Sabadell, subraya que la proximidad y alta especialización de estas nuevas unidades posicionan a la entidad como un referente en este segmento. “Nuestros profesionales están capacitados para ofrecer el mejor servicio y asesoramiento cercano, adaptándose a las necesidades de cada cliente”, afirma Portas.

                                Además de los servicios financieros tradicionales, Banco Sabadell fomenta la colaboración entre las instituciones religiosas y las entidades del Tercer Sector a través de actos periódicos y programas de formación. Uno de estos programas es el Curso de Asesor Financiero para Entidades Religiosas y del Tercer Sector, organizado junto a la Universidad Francisco de Vitoria, cuya cuarta convocatoria ya está abierta.

                                Transparencia y cumplimiento de objetivos

                                Con políticas claras basadas en la transparencia y los estándares ESG (ambientales, sociales y de gobernanza), Banco Sabadell se asegura de que tanto grandes como pequeñas instituciones puedan acceder a servicios y apoyo adaptados a sus necesidades. Este enfoque especializado facilita el cumplimiento de los objetivos fundacionales de las entidades, mientras promueve un modelo de gestión sostenible y responsable.

                                Con estas nuevas aperturas y su continuo desarrollo de productos innovadores, Banco Sabadell refuerza su papel como un aliado para las instituciones religiosas y del Tercer Sector.

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                                Vaticano

                                El «caso Cipriani»: cronología y dudas que suscita

                                La noticia, publicada en un medio español, sobre un supuesto caso de abusos que afecta al antiguo cardenal de Lima, Juan Luis Cipriani, ha venido seguido de una sucesión de comunicados de diversas partes que plantean diversas cuestiones en torno al desarrollo de este caso.

                                María José Atienza / Javier García Herrería·30 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

                                La sucesión de comunicados, afirmaciones y acusaciones que, desde hace varios días, se han publicado a raíz de la filtración de una denuncia contra el que fuera Arzobispo de Lima durante dos décadas, deja, además de la evidente necesidad de seguir luchando contra esta realidad, la importancia de una gestión transparente por parte de la Iglesia en estos dolorosos casos.  

                                A continuación, se presenta una cronología detallada de los diferentes comunicados que se han sucedido en la última semana.

                                Sábado, 25 de enero de 2025

                                Publicación de las acusaciones

                                El diario El País informa que,  en 2019, el Papa Francisco apartó al cardenal Juan Luis Cipriani, exarzobispo de Lima y miembro del Opus Dei, tras ser acusado de abuso sexual a un menor en 1983. La víctima, que actualmente tiene 58 años, y que desea permanecer en el anonimato, afirma que los hechos ocurrieron cuando tenía 16 o 17 años en un centro del Opus Dei en Lima y consistieron en determinados tocamientos. 

                                Carta del cardenal Cipriani

                                Pocas horas después, Cipriani publica una carta negando categóricamente los hechos y asegurando que nunca ha cometido abuso sexual alguno. Muestra su pesar por la filtración de una información tan delicada y reitera su unidad con el Papa Francisco. 

                                En su carta, señala  que no se le entregó la denuncia presentada contra él y no se abrió ningún proceso en su contra, aunque la Congregación de la Doctrina de la Fe le impuso como medidas cautelares vivir fuera de Perú y limitar su actividad ministerial. También añade que, en una audiencia con el Papa Francisco en febrero de 2020, se le permitió reanudar parte de su actividad sacerdotal (predicación de retiros, celebración pública de sacramentos, etc). 

                                Comunicado del Opus Dei en Perú

                                El mismo día, el vicario regional del Opus Dei en Perú publica un comunicado en el que pide perdón por no haberse reunido con el denunciante de Cipriani cuando éste le pidió audiencia en 2018.

                                Explica que, al estar siendo Cipriani investigado por el Vaticano, él no tenía competencia jurídica en el caso y prefirió no interferir en el proceso para no causar una injerencia inoportuna. Sin embargo, reconoce que podría haberle ofrecido su apoyo personal y espiritual

                                También aclara que no hay registro de un proceso formal contra Cipriani mientras el cardenal estuvo incardinado en la prelatura. El ahora vicario regional apunta que en aquellos años no existían protocolos tan rigurosos como los actuales, lo que pudo permitir que existieran denuncias que quedaran sin registro.

                                Destaca que, en la actualidad,cualquier acusación sigue un procedimiento claro y no se limita a conversaciones privadas. Reafirma su compromiso con la prevención, la mejora en la gestión de denuncias y la solidaridad con las víctimas de abuso.

                                Domingo, 26 de enero de 2025

                                Pronunciamiento del Vaticano

                                Preguntado por algunos medios de comunicación, el portavoz del Vaticano confirma que, en 2019, se impusieron medidas disciplinarias al cardenal Cipriani debido a las acusaciones de pederastia. Estas medidas incluían su retiro, residencia fuera de Perú, prohibición de realizar declaraciones públicas y el uso de símbolos cardenalicios. 

                                Asegura también que las medidas cautelares seguían en vigor, algo especialmente relevante porque Cipriani había recibido el 7 de enero de 2025 un importante reconocimiento civil, la medalla al mérito más importante de la ciudad de Lima. 

                                Martes, 28 de enero de 2025

                                Comunicado del arzobispo de Lima

                                El arzobispo de Lima, Carlos Castillo, emite un comunicado de apoyo a las víctimas de pederastia y a los periodistas que denuncian estos casos. Critica con dureza a quienes niegan la verdad y rechazan las decisiones de la Santa Sede, instándolos a la conversión y al abandono de justificaciones.

                                No cita explícitamente a Cipriani, pero su mensaje fue entendido como un posicionamiento sobre el caso, teniendo en cuenta el contexto de la polémica suscitada.

                                Comunicado de prensa de la Conferencia Episcopal Peruana

                                La Conferencia Episcopal expresa su pesar por las noticias sobre el cardenal Cipriani y lamenta el sufrimiento de la víctima y la comunidad eclesial. Los obispos peruanos valoran la decisión del Papa Francisco, destacando la combinación de justicia y misericordia en las medidas impuestas y llaman a la oración por el denunciante, por Cipriani y por la Iglesia, para que sea un espacio seguro y de reconciliación.

                                Miércoles, 29 de enero de 2025

                                Carta de Cipriani al presidente de la Conferencia Episcopal Peruana

                                Tras las diversas manifestaciones en torno a este tema, el cardenal Cipriani escribe una carta a sus hermanos en el episcopado peruanos. En ella reitera su inocencia y sostiene que firmó las restricciones impuestas por el Vaticano en 2019, declarando en el mismo acto que la acusación era falsa y que obedecía por amor a la Iglesia. Insistió en que aceptó las medidas preventivas mientras se esclarecía la verdad, aunque asegura no haber podido defenderse. 

                                En esta misiva, quien fuera arzobispo de Lima durante dos décadas, muestra su sorpresa porque el episcopado peruano no haya respetado su presunción de inocencia ante las acusaciones y reitera su comunión con el Papa y su fidelidad a la Iglesia.

                                Cuestiones jurídicas y procesales

                                El llamado caso Cipriani ha planteado diversas cuestiones desde que, hace menos de una semana, y de manera completamente sorpresiva, saliera a la luz. Las dudas, expresadas desde diversos medios e instituciones comienzan con el hecho de que el cardenal fuera sancionado en 2019 sin haber tenido un proceso jurídico claro.

                                A día de hoy, el Vaticano no ha desmentido ni que el cardenal peruano no tuviera acceso a la denuncia, ni las condiciones bajo las que Cipriani asegura que firmó las restricciones impuestas. Asimismo, hay quien ha señalado la “casualidad” de que la filtración de este caso se produjera en un momento en el que miles de comunicadores se reunían en Roma con motivo del Jubileo de los Comunicadores, con acceso a la Sala Stampa vaticana, que no suele pronunciarse en festivos. 

                                Si bien, el hecho de la demanda y las medidas disciplinarias por parte del Vaticano queda confirmada por ambas partes, da la impresión de que no ha habido una investigación formal de los hechos, ni un proceso jurídico normalizado del caso, a pesar de que fue en 2019 cuando el proceso canónico de esta índole queda clarificado por Vos estis lux mundi. Una serie de cuestiones que dificulta la comprensión de este proceso que, en estos momentos continúa despertando interrogantes.

                                El autorMaría José Atienza / Javier García Herrería

                                Vaticano

                                La moralidad de la IA depende de las decisiones humanas, afirma el Vaticano en un nuevo documento

                                El Vaticano advierte sobre el uso ético de la inteligencia artificial, recordando que debe servir al bien común y no causar daño. Aunque reconoce su potencial positivo, el documento insta a una regulación que garantice la dignidad humana y evite abusos.

                                Cindy Wooden·30 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

                                (OSV News). «El progreso tecnológico es parte del plan de Dios para la creación», dijo el Vaticano, pero la gente debe asumir la responsabilidad de utilizar tecnologías como la inteligencia artificial (IA) para ayudar a la humanidad y no dañar a individuos o grupos.

                                «Como cualquier herramienta, la IA es una extensión del poder humano, y aunque sus capacidades futuras son impredecibles, las acciones pasadas de la humanidad proporcionan claras advertencias», dice el documento firmado por los cardenales Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, y José Tolentino de Mendonça, prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación.

                                El documento, aprobado por el Papa Francisco el 14 de enero y hecho público por el Vaticano el 28 de enero -el día después del Día Internacional de la Memoria del Holocausto- dice que «las atrocidades cometidas a lo largo de la historia son suficientes para suscitar una profunda preocupación por los posibles abusos de la IA».

                                Antiqua et Nova

                                Titulada «Antiqua et Nova (antigua y nueva): Nota sobre la relación entre la inteligencia artificial y la inteligencia humana», el documento se centra especialmente en el uso moral de la tecnología y en el impacto que la inteligencia artificial ya está teniendo o podría tener en las relaciones interpersonales, la educación, el trabajo, el arte, la atención sanitaria, el derecho, la guerra y las relaciones internacionales.

                                La tecnología de la IA no sólo se utiliza en aplicaciones como ChatGPT y motores de búsqueda, sino también en la publicidad, los coches autoconducidos, los sistemas de armas autónomos, los sistemas de seguridad y vigilancia, la robótica en las fábricas y el análisis de datos, incluso en la atención sanitaria.

                                Los Papas y las instituciones vaticanas, en particular la Pontificia Academia de las Ciencias, llevan más de 40 años vigilando y expresando su preocupación por el desarrollo y el uso de la inteligencia artificial.

                                «Como cualquier producto de la creatividad humana, la inteligencia artificial puede orientarse hacia fines positivos o negativos», afirma el documento vaticano. «Cuando se utiliza de manera que respete la dignidad humana y promueva el bienestar de las personas y las comunidades, puede contribuir positivamente a la vocación humana».

                                Decisiones humanas

                                «Sin embargo, como en todos los ámbitos en los que los seres humanos están llamados a tomar decisiones, también aquí se cierne la sombra del mal», dijeron los dicasterios. «Allí donde la libertad humana permite la posibilidad de elegir lo que está mal, la evaluación moral de esta tecnología deberá tener en cuenta cómo se dirige y utiliza».

                                Los seres humanos, no las máquinas, toman las decisiones morales, decía el documento. Por lo tanto, «es importante que la responsabilidad última de las decisiones tomadas utilizando la IA recaiga en los responsables humanos y que haya una rendición de cuentas sobre el uso de la IA en cada etapa del proceso de toma de decisiones».

                                El documento vaticano insistía en que, aunque la inteligencia artificial puede realizar rápidamente algunas tareas muy complejas o acceder a grandes cantidades de información, no es verdaderamente inteligente, al menos no de la misma manera que lo son los seres humanos.

                                «Una comprensión adecuada de la inteligencia humana no puede reducirse a la mera adquisición de hechos o a la capacidad de realizar tareas específicas. Por el contrario, implica la apertura de la persona a las cuestiones últimas de la vida y refleja una orientación hacia lo verdadero y lo bueno».

                                Lo específicamente humano

                                La inteligencia humana también implica escuchar a los demás, empatizar con ellos, entablar relaciones y emitir juicios morales, acciones que ni siquiera los programas de IA más sofisticados pueden realizar, afirma.

                                «Entre una máquina y un ser humano, sólo el ser humano puede ser suficientemente consciente de sí mismo hasta el punto de escuchar y seguir la voz de la conciencia, discernir con prudencia y buscar el bien que es posible en cada situación», decía el documento.

                                Los dicasterios vaticanos lanzaron varias advertencias o avisos en el documento, pidiendo a los usuarios individuales, a los desarrolladores e incluso a los gobiernos que ejerzan un control sobre cómo se utiliza la IA y que se comprometan «a garantizar que la IA siempre apoye y promueva el valor supremo de la dignidad de todo ser humano y la plenitud de la vocación humana».

                                En primer lugar, señalaron, «debe evitarse siempre hacer pasar a la IA por una persona; hacerlo con fines fraudulentos es una grave violación ética que podría erosionar la confianza social. Del mismo modo, utilizar la IA para engañar en otros contextos -como en la educación o en las relaciones humanas, incluida la esfera de la sexualidad- también debe considerarse inmoral y requiere una cuidadosa supervisión para evitar daños, mantener la transparencia y garantizar la dignidad de todas las personas».

                                Nuevas discriminaciones

                                Los dicasterios advirtieron que «la IA podría utilizarse para perpetuar la marginación y la discriminación, crear nuevas formas de pobreza, ampliar la ‘brecha digital’ y empeorar las desigualdades sociales existentes».

                                Aunque la IA promete aumentar la productividad en el lugar de trabajo «haciéndose cargo de tareas mundanas», según el documento, «con frecuencia obliga a los trabajadores a adaptarse a la velocidad y las exigencias de las máquinas, en lugar de que las máquinas estén diseñadas para ayudar a quienes trabajan».

                                Padres, profesores y alumnos también deben tener cuidado con su dependencia de la IA, afirma, y deben conocer sus límites.

                                «El uso generalizado de la IA en la educación podría aumentar la dependencia de los alumnos respecto a la tecnología, mermando su capacidad para realizar algunas tareas de forma autónoma y agravando su dependencia de las pantallas», afirma el documento.

                                Y aunque la IA puede proporcionar información, según el documento, en realidad no educa, lo que requiere pensar, razonar y discernir.

                                IA e desinformación

                                Los usuarios también deben ser conscientes del «grave riesgo de que la IA genere contenidos manipulados e información falsa, que puede inducir fácilmente a error a las personas por su parecido con la verdad». Esta desinformación puede producirse de forma no intencionada, como en el caso de la «alucinación» de la IA, en la que un sistema de IA generativa arroja resultados que parecen reales pero no lo son, ya que está programada para responder a todas las solicitudes de información, independientemente de si tiene acceso a ella o no.

                                Por supuesto, según el documento, la falsedad de la IA también «puede ser intencionada: individuos u organizaciones generan y difunden intencionadamente contenidos falsos con el objetivo de engañar o causar daño, como imágenes, vídeos y audio deepfake -en referencia a una representación falsa de una persona, editada o generada por un algoritmo de IA-«.

                                Las aplicaciones militares de la tecnología de IA son especialmente preocupantes, según el documento, por «la facilidad con que las armas autónomas hacen más viable la guerra», el potencial de la IA para eliminar la «supervisión humana» del despliegue de armas y la posibilidad de que las armas autónomas se conviertan en objeto de una nueva «carrera armamentística desestabilizadora, con consecuencias catastróficas para los derechos humanos».


                                Este artículo es una traducción de un artículo publicado primero en OSV News. Puede encontrar el artículo original (en inglés) aquí.

                                El autorCindy Wooden

                                OSV News

                                Cultura

                                Una Misa para tiempos recios: Misa Nelson de Haydn

                                Escuchar la música compuesta para el ordinario de la Misa por un gran compositor siempre es una experiencia que alimenta la fe y el disfrute estético. Si además el autor es un sincero católico, y la música se ciñe extraordinariamente a una determinada situación espiritual e histórica, la audición de la Misa se convierte en una interesante experiencia espiritual y humana. Una buena muestra para comprobarlo es la "Misa Nelson" de Franz Joseph Haydn.

                                Antonio de la Torre·30 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

                                Cuando pensamos en grandes compositores católicos nos encontramos con algunos que lo son sólo de nombre y con otros que vivieron una auténtica vida de fe, devoción y práctica en el seno de la Iglesia. De estos últimos, uno de los más relevantes es el austriaco Franz Joseph Haydn (1732-1809), el gran patriarca del clasicismo musical vienés, quien desarrolló la parte más importante de su carrera musical en pleno apogeo de la Ilustración laicista, en la segunda mitad del siglo XVIII. En una época en la que la fe católica se solía asociar en los medios más cultivados con la superstición, el oscurantismo y el inmovilismo cultural, nos sorprende encontrar un católico de verdad entre los músicos más equilibrados, luminosos e imaginativos del Siglo de las Luces.

                                Sin entrar en los detalles personales de su vida religiosa, nos vamos a detener en una de las muestras más evidentes de su fe: una de las Misas pertenecientes a su amplio catálogo de composiciones para la liturgia católica. Muchos de sus contemporáneos se dedicaron a este tipo de música, entre ellos su gran amigo Mozart o su hermano Michael Haydn, pero en ninguno de ellos encontramos la sinceridad de expresión, la ilustración de la fe con la música y la serena dignidad del estilo litúrgico como en Franz Joseph Haydn.

                                Una primera serie de ocho Misas fue compuesta entre 1749 (con 17 años la primera, dedicada a san Juan de Dios) y 1782 (ya a los 50 años, compuesta para el santuario de Mariazeller). Sus obligaciones con el príncipe Esterhazy, su patrón, y sus viajes a Londres para estrenar su música, supusieron un largo parón en su dedicación a la música litúrgica. Entre 1782 y 1795 se dedicará intensamente a estos dos compromisos, y en este período desarrollará maravillosamente su estilo de composición para música de cámara y para orquesta, hasta el punto de que se le considera el padre del cuarteto de cuerdas y de la sinfonía, los dos géneros más relevantes en los dos tipos de música.

                                Por ello, cuando en 1796 retorna a la composición de Misas, su estilo tiene ya una madurez y un dominio de la técnica orquestal admirable, lo que hace que su última serie de seis Misas, compuestas entre 1796 y 1802, sea seguramente la colección de música litúrgica católica más importante del periodo clásico. El ritmo anual de Misas se debe a que fueron compuestas, cada una de ellas, para el día del santo de su patrona y amiga María, esposa del príncipe Nicolás de Esterhazy. Por ello, para cada 12 de septiembre, Haydn tenía ya compuesta una magnífica Misa para ser interpretada en la celebración litúrgica del Nombre de María. La tercera de ellas, compuesta en 1798, es posiblemente la mejor: la “Missa in angustiis», conocida como “Misa Nelson».

                                Un salvador para recias angustias

                                Llama la atención que una Misa compuesta para una ocasión festiva lleve este nombre tan dramático. Las circunstancias en las que se desarrolló su composición, sin embargo, explican este tono oscuro y preocupante que sugiere el título, y también la aparición del almirante Horacio Nelson en el título con el que normalmente se la conoce. En 1798 Haydn, con 66 años, está pasando por momentos difíciles. Su salud se va deteriorando cada vez más (morirá 11 años después), y sus fuerzas están agotadas por el tremendo trabajo que le supuso terminar su obra maestra, el oratorio “La Creación”, estrenado en abril de 1798. Por otro lado, el verano de 1798 fue muy duro para Austria y Viena, su ciudad favorita, amenazada y derrotada sucesivamente por los ejércitos revolucionarios de Napoleón.

                                Por si fuera poco, la economía de guerra recortó sustancialmente el presupuesto musical del príncipe Esterhazy, quien tuvo que prescindir de todos los músicos de instrumentos de viento (trompas, oboes, flautas, clarinetes y fagotes). Como son estos los que dan color a la orquesta de Haydn, la Misa tuvo que ser compuesta para una plantilla un tanto oscura: tan sólo cuerdas, trompetas y timbal. El ambiente, sin duda, sugiere en todas sus dimensiones angustias y preocupaciones muy recias.

                                Sin embargo, poco antes del estreno de la Misa, el 1 de agosto de 1798, la flota inglesa, comandada por Lord Nelson, despedazó a la escuadra francesa en la batalla de Egipto, y por tanto asestó el primer golpe mortal al expansionismo imparable de Napoleón. El nombre del almirante se convirtió en sinónimo de esperanza frente al francés, y su figura alcanzó en seguida un relieve de salvador, como una respuesta divina a la implorante súplica de Haydn en su Misa. Por si fuera poco, el propio Nelson acudió en 1800 a Viena y al palacio de los Esterhazy, y posiblemente Haydn, muy conocido por el público inglés tras sus viajes a Londres, interpretaría en su honor la Misa que compuso para aquel tiempo de angustias y de peligros. Desde entonces, es universalmente conocida como la “Misa Nelson”.

                                Una súplica estremecedora

                                El primer número de la Misa, “Kyrie”, con sus golpes de trompeta y timbal, escrito en el sombrío de modo de re menor, contiene unas estremecedoras invocaciones del coro al unísono, invocando la misericordia divina en tiempos oscuros. Poco que ver con los comienzos de las Misas del periodo clásico, normalmente luminosos, en modo mayor y llenos de melodía y equilibrio. Tras un breve periodo imitativo en el coro, irrumpe sobre las trompetas una escalofriante coloratura de la soprano, la parte solista de la Misa que requiere más virtuosismo, clamando “eleison”: ten piedad.

                                El “Gloria”, por el contrario, es incoado por la soprano en re mayor, en un estilo más convencional y luminoso, que recuerda a los mejores coros del oratorio “La Creación”. Intervenciones solistas y corales conducen a una sección más calmada, en si bemol mayor, que se recrea con las palabras “qui tollis peccata mundi”, “tú que quitas el pecado del mundo”. El tono de oración llena de fe se transparenta serenamente en este luminoso pasaje, cálido y armonioso en el contexto de la angustia y las continuas alteraciones musicales. El bajo, otra parte solista de gran virtuosismo, acompaña a la soprano en este maravilloso dúo, completado con pequeñas intervenciones del coro y pasajes solistas del órgano. El final del “Gloria” repite su comienzo, trazando así una equilibrada estructura musical propia del clasicismo vienés.

                                De la contemplación al combate

                                El pasaje central del “Credo” es una de las partes más elaboradas y originales de la “Misa Nelson”, en la que se percibe con qué detalle Haydn contempla musicalmente el dogma central de la fe que él profesaba de corazón: la encarnación, pasión, muerte y Resurrección del Hijo de Dios. En efecto, tras un comienzo ligero, de nuevo en re mayor, la música se detiene a las palabras “bajó del Cielo”. Una amplia y pausada sección, en sol mayor, escrita solo para cuerdas y soprano, ilustra dulcemente la encarnación del Hijo de Dios.

                                Tras el eco hecho por el coro, la música se dirige hacia la Pasión y muerte de Jesucristo, acompañada ya por golpes de trompetas y timbales, como en una terrible procesión fúnebre. El profundo tono contemplativo, y a la vez de exposición de la fe de este pasaje, llega a un momento conmovedor cuando la soprano, en la recapitulación de la Crucifixión que hacen los solistas, repite tres veces “pro nobis”: “por nosotros”. Tras ella, sólo los cellos de la orquesta acompañan silenciosamente el recuerdo del entierro de Cristo: “et sepultus est”.

                                Acabando la Misa, antes de llegar al solemne “Agnus Dei», que culmina la Misa con un triunfante re mayor final, Haydn deja en la segunda parte del “Sanctus” (el “Benedictus”) otro momento de inspirada originalidad. Haciendo alusión a aquél “que viene en el nombre del Señor”, compone una marcha militar en compás de 2/4, de nuevo en la sombría tonalidad de re menor. Fórmula extraña para una sección que en las Misas de esta época suele estar compuesta en modo mayor y en un tono sereno y melodioso. Pero las circunstancias mandan: el salvador “que viene en el nombre del Señor” tendrá que venir en medio de la guerra y con un soberano poder militar para vencer las amenazas y angustias que dominan el ambiente. Si no podemos decir literalmente que Lord Nelson fue la respuesta a esta tremenda súplica, hay que reconocer que su figura encaja sorprendentemente con las angustias y las esperanzas expresadas por Haydn en esta magnífica Misa.

                                A continuación, Eraldo Salmieri dirige a la Filarmónica de Eslovaquia en su interpretación de la «Misa Nelson».

                                El autorAntonio de la Torre

                                Doctor en Teología

                                Evangelio

                                Corazones soñadores. Presentación del Señor (C)

                                Joseph Evans comenta las lecturas de la Presentación del Señor (C) correspondiente al domingo 2 de febrero de 2025.

                                Joseph Evans·30 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

                                La fiesta de la Presentación del Señor es una fiesta más importante de lo que a menudo pensamos. De hecho, en diversos ritos y calendarios marca la conclusión del periodo navideño. Por eso, no es de extrañar que este año se siga celebrando, aunque caiga en domingo. 

                                La fiesta nos habla de esperanza, del corazón, del deseo. Pensamos en la esperanza de los ancianos Simeón y Ana, que esperaban “el consuelo de Israel” y “la liberación de Jerusalén”. Podríamos contentarnos con consuelos más mezquinos: algún placer o satisfacción. Vemos más claramente los deseos de Simeón cuando habla de Cristo como “Salvador” y “luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel”. Esto es extraordinario. Ante la misión pública de Cristo y su enseñanza, este hombre se preocupa tanto de que la luz de la fe llegue a los paganos como de que Israel descubra la verdadera gloria de Dios, revelada en Jesús. 

                                Se trata de un hombre guiado por el Espíritu Santo -el evangelio nos lo dice explícitamente-, un hombre cuyos deseos habían sido inspirados y moldeados por el Espíritu, cuyo corazón había sido formado por el Espíritu. Y por eso era tan generoso y universal, incluso católico. En una época en que los judíos eran, en general, fanáticamente antiextranjeros, he aquí un hombre profundamente preocupado por la salvación de todos los hombres, judíos y gentiles. 

                                El ejemplo de Simeón nos llama a tener un corazón con grandes deseos: era un anciano, pero su corazón ardía con un deseo universal, la salvación de todos. De hecho, los deseos mezquinos nos impiden ver a Cristo. Muchas otras personas estaban en el Templo ese día, pero probablemente habían ido por pequeñas razones: por rutina, o para marcar una casilla, o para ser vistos, o para rezar por el éxito en un negocio o para que los niños se casaran y les fuera bien, etc. Buscaban cosas de Dios, no a Dios. Buscaban cosas de Dios, no a Dios mismo. Por eso no reconocían a Jesús. Nuestro Señor es reconocido por los que tienen un gran corazón y grandes deseos. Simeón estaba en relación con el Espíritu Santo, era guiado por el Espíritu. Encontró a Dios en los brazos de una pobre aldeana, porque Dios se encuentra en la pobreza y en los pobres. 

                                Ana encontró a Dios a través de su profunda vida de fe. Durante unos 60 años se había dedicado “con ayunos y oraciones noche y día” en el Templo. La suya fue una búsqueda profunda y sincera de Dios, que se vio recompensada con el encuentro con Cristo.

                                Vaticano

                                El Papa resalta la confianza en Dios de san José, y pide por la RD Congo

                                En el ciclo dedicado a ‘Jesucristo, nuestra esperanza’ de este Año jubilar, el Papa Francisco ha subrayado hoy ‘el anuncio a José’, su confianza en Dios, y su actitud: José cree, espera y ama. El Romano Pontífice ha rogado para que cese la violencia en la República Democrática del Congo, y ha felicitado a millones de familias chinas por el Año Nuevo Lunar.  

                                Francisco Otamendi·29 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

                                Con visión una vez más universal, el Papa ha tocado temas muy variados en la Audiencia de este miércoles: el Jubileo de la esperanza, el ejemplo de san José, el Año Nuevo Lunar para las familias chinas, su recuerdo de las víctimas del exterminio en los campos de concentración en la II Guerra Mundial, el llamamiento al cese de la violencia en la RD Congo, la paz en el mundo, y la memoria de san Juan Bosco el día 31.

                                El tema central de su catequesis, en torno a Jesucristo, nuestra esperanza, y centrado en la infancia de Jesús, ha sido el anuncio del Ángel a san José, y su respuesta de fe. 

                                “Su amor fue puesto a prueba”

                                “José entra en escena en el Evangelio de Mateo como prometido de María. Para los judíos, los esponsales eran un verdadero vínculo jurídico, que preparaba para lo que sucedería aproximadamente un año después, la celebración del matrimonio”, ha comenzado el Papa. 

                                Fue durante este tiempo cuando José descubrió el embarazo de María “y su amor fue puesto a dura prueba. Ante tal situación, que llevaría a la ruptura del compromiso, la Ley sugería dos posibles soluciones: o bien un acto jurídico público, como citar a la mujer ante los tribunales, o bien un acto privado, como entregar a la mujer una carta de repudio”.

                                José se fía

                                “Mateo define a José como un hombre ‘justo’ (zaddiq), un hombre que vive según la Ley del Señor, que se inspira en ella en cada ocasión de su vida”. En sueños, José oye estas palabras: ‘José, hijo de David, no temas tomar contigo a María, tu mujer. Porque el niño que ha sido engendrado en ella es del Espíritu Santo; dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt 1,20-21)”.

                                Ante esta revelación, ha subrayado el Papa, “José no pide más pruebas, se fía. José confía en Dios, acepta el sueño de Dios sobre su vida y la de su prometida. Así entra en la gracia de quien sabe vivir la promesa divina con fe, esperanza y amor”.

                                “Cree, espera y ama”, “obediencia”

                                El Sucesor de Pedro ha continuado: “José, en todo esto, no pronuncia una palabra, sino que cree, espera y ama. No habla con ‘palabras al viento’, sino con hechos concretos. Pertenece a la raza de los que el apóstol Santiago llama los que ‘ponen en práctica la Palabra’ (cf. St 1,22), traduciéndola en obras, en carne, en vida. José se fía de Dios y obedece: ‘Su estar interiormente pendiente de Dios… se convierte espontáneamente en obediencia’ (Benedicto XVI, La infancia de Jesús, Milán-Ciudad del Vaticano 2012, 57)”.

                                Hermanas, hermanos, ha exhortado Francisco, “pidamos también nosotros al Señor la gracia de escuchar más de lo que hablamos, la gracia de soñar los sueños de Dios y de acoger responsablemente a Cristo que, desde el momento de nuestro bautismo, vive y crece en nuestras vidas”.

                                RD Congo: llamamiento a la comunidad internacional

                                “Expreso mi preocupación por el empeoramiento de la situación de seguridad en la República Democrática del Congo”, ha revelado el Papa. “Insto a todas las partes en conflicto a que se comprometan a cesar las hostilidades y a proteger a la población civil de Goma y de otras zonas afectadas por operaciones militares”. 

                                “También sigo con aprensión lo que está ocurriendo en la capital, Kinshasa, esperando que cesen cuanto antes todas las formas de violencia contra las personas y sus bienes. Al tiempo que rezo por el pronto restablecimiento de la paz y la seguridad, hago un llamamiento a las autoridades locales y a la comunidad internacional para que hagan todo lo posible por resolver la situación de conflicto por medios pacíficos”. 

                                Año Nuevo Lunar: paz, serenidad y salud 

                                Al dirigirse a los peregrinos de lengua china, el Papa ha recordado que ·en Asia Oriental y en diferentes partes del mundo, millones de familias celebran hoy el Año Nuevo Lunar, una ocasión para vivir con mayor intensidad las relaciones familiares y de amistad. Con mis mejores deseos para el Año Nuevo, que mi bendición llegue a todos vosotros, mientras invoco para cada uno de parte del Señor paz, serenidad y salud”.

                                Custodios de la verdad y la memoria del exterminio en la II GM

                                En su saludo a los polacos, Francisco ha recordado “ a vuestros compatriotas que, junto con miembros de otras naciones, fueron víctimas del exterminio en los campos de concentración alemanes durante la Segunda Guerra Mundial”.

                                “Sed custodios de la verdad y de la memoria de esta tragedia y de sus víctimas, entre las que hubo no pocos mártires cristianos”, ha manifestado. “Recordad vuestro compromiso constante por la paz y por la defensa de la dignidad de la vida humana en todas las naciones y religiones. Os bendigo de corazón”.

                                El autorFrancisco Otamendi

                                Vaticano

                                Aniversario de la clausura del Vaticano II (1965-2025)

                                A seis décadas de la clausura del Concilio Vaticano II, su legado sigue marcando la vida de la Iglesia y sus desafíos en el siglo XXI. Frente a voces que piden una revisión o incluso un nuevo concilio, es momento de reflexionar sobre la aplicación de sus enseñanzas y su vigencia en la evangelización y la vida cristiana actual.

                                José Carlos Martín de la Hoz·29 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

                                En estos últimos años se han escuchado algunas voces que reclamaban un carpetazo a la aplicación del Concilio Vaticano II y convocatoria de un Concilio Vaticano III que planteara de nuevo la situación de la Iglesia en este primer cuarto del siglo XXI y replanteara estrategias y comunicación para el milenio que acabamos de comenzar.

                                Indudablemente, todas las formulaciones de la fe y todas las llamadas a la evangelización en pocos años quedan necesitadas de reformulación pues las expresiones humanas decaen, se vacían de contenido, se rutinizan y ya no expresan con viveza el contenido siempre perenne de la Revelación. De todas formas, como recuerda la Carta a los Hebreos: “La Palabra de Dios es viva y eficaz, como espada de doble filo que penetra hasta las junturas del alma» (Heb 4, 12).

                                En realidad, lo que hace falta es invocar una y otra vez al Espíritu Santo para que desde las formulaciones de la fe aprobadas por el magisterio de la Iglesia, ilumine los corazones de los hombres. Como afirmaba con fuerza san Pablo: “la letra mata y el espíritu vivifica” (2 Cor 3, 6).

                                Releer el Concilio Vaticano II

                                Al releer la rica teología que contienen los documentos del Concilio Vaticano II, lo primero que impresiona es el extraordinario frescor que encierran, pues está redactado para trasmitir con fuerza la verdad sobre Jesucristo, la Iglesia y el mundo. 

                                Es más, la teología del laicado, las fuentes de la revelación, la libertad de las conciencias, el principio de libertad religiosa, la dignidad de la persona humana, el ecumenismo, el sacerdocio común de los fieles, y tantas cuestiones más han llenado de vitalidad el mensaje cristiano para el final del siglo XX y comienzos del siglo XXI y están anunciando que al Concilio Vaticano II le queda todavía mucha vida. San Juan Pablo II afirmaba en la Exhortación “Novo Milenio ineunte” que la pastoral de la Iglesia del Siglo XXI será la pastoral de la santidad (n. 1), pues indudablemente el primer dialogo de la Iglesia con el mundo contemporáneo fue para invitarle al conocimiento y la amistad con Jesucristo que es la santidad.

                                Los discursos de san Pablo VI pronunciados hace ahora sesenta años fueron de un gran optimismo, pues esperaba verdaderamente una nueva primavera de la Iglesia de Jesucristo en los siguientes años.

                                Interpretaciones del Concilio

                                Como bien sabemos, lo que ocurrió es que previo a la llegada de los textos conciliares a las iglesias particulares acaeció la tergiversación de las doctrinas conciliares promovidas por el llamado “fenómeno de la contestación”, como lo denominaba el cardenal Ratzinger en su famoso informe sobre la fe, una larga entrevista concedida al famoso periodista italiano Messori.

                                Años después, ya pontífice, Benedicto XVI se refirió a aquellos duros y tristes años de la Iglesia del posconcilio y los interpretó como “la hermenéutica de la ruptura” frente a la hermenéutica de la Tradición.

                                Indudablemente, la hermenéutica de las Tradición fue la aplicación del auténtico concilio a la vida de la Iglesia y de todas sus instituciones distribuidas por el mundo entero.

                                Llamada universal a la santidad

                                La primera y más importante cuestión fue la llamada universal a la santidad (crf. Lumen Gentium” n. 40), que el Magisterio ha sabido en estos años poner en conjunción con el sacerdocio común de los fieles (crf. Catecismo n. 1456) por el cual todos los cristianos han descubierto su llamada a la plenitud de la santidad y a las bienaventuranzas. A la vez ese sacerdocio común se ha expresado en la importancia de la acción apostólica de los fieles laicos para ser fermento en la masa y ejercer una evangelización capilar en el mundo llevando los valores del Evangelio y la noticia de Jesucristo a todos los hombres. 

                                También, como afirmaba “Gaudium et spes”, los fieles laicos son “el alma del mundo” (n.4) y por tanto han de regir su familiar, la tierra donde trabajan y todos los ambientes sociales y profesionales.

                                Los viajes del Santo Padre San Juan Pablo II, Benedito XVI y el papa Francisco, llevaron al orbe entero y en muchas ocasiones. La presencia del Romano Pontífice hasta el último roncón de la tierra, al portar la llama del amor de Dios y del amor a la Iglesia fomentaron la unión de las iglesias y a la vez valoraron las tradiciones locales, para ser un solo pueblo con un solo pastor.

                                La dignidad humana

                                Indudablemente, las doctrinas conciliares sobre la dignidad de la persona humana se incrementaron al revalorizar los derechos humanos, pero también los fundamentaron sólidamente al mostrarlos apoyados en el hombre como imagen y semejanza de Dios. Al ser Dios en su vida íntima relaciones subsistentes: relación subsistente Paternidad, relación subsistente Filiación y relación subsistente Amor entre el Padre y el Hijo. 

                                Por tanto, el hombre ha sido definido por el concilio como relación. Relación con Dios en primer lugar y relación con los demás. Al provenir del amor de Dios está finalizado por Dios al amor en la libertad de los hijos de Dios. De ahí que el hombre al conocer y amar a Dios y a los demás está madurando y creciendo.

                                La aplicación del Concilio

                                Si se lee todos las Encíclicas y Exhortaciones apostólicas publicadas por san Juan Pablo II se comprueba que se ha aplicado el concilio a todos los ambientes de la Iglesia y a todas las facetas de la vida de la Iglesia. No han quedado cuestiones en el aire: la Iglesia, los misterios de la vida, muerte y resurrección de Jesucristo, los años dedicados a la Trinidad, a la vida eucarística y penitencial. Verdaderamente el concilio aportó mucha luz. Además contamos con el catecismo y  el Código de Derecho Canónico.

                                En el ecumenismo, san Juan Pablo II publicó una Encíclica fundamental “Ut unum sint” con la que se ha movido al pueblo cristiano a conocer y apreciar la parte de revelación común con los hermanos separados, para conocerse y comprenderse, y, como afirmaba “Unitatis redintegratio”: hemos de trabajar juntos por la caridad.

                                De hecho, la sinodalidad que el papa Francisco ha aplicado a la vida de la Iglesia del tercer milenio estaba ya preconizada con los sínodos de obispos que cada dos años se han ido celebrando en Roma con representación de la iglesia Universal con las que los diversos Romanos pontífices han seguido aplicando el Concilio Vaticano II a la vida de la Iglesia universal. 

                                Evangelización

                                Joost Joustra: “Las obras de arte tienen tanto que decir como los teólogos”

                                Joost Joustra, profesor del King's College de Londres, profundiza en esta entrevista con Omnes en la relación entre el arte y la religión, alegando que las obras realizadas por algunos artistas pueden aportar mucho en la comprensión de aspectos teológicos.

                                Paloma López Campos·29 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

                                Joost Joustra es uno de los ponentes que participa a finales de enero de 2025 en el XIV Seminario Profesional sobre Oficinas de Comunicación en la Iglesia que se celebra en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz. Actualmente es profesor en el King’s College de Londres, donde ayuda a los alumnos a entender la compleja relación entre el arte y la religión.

                                ¿Cómo definiría la interacción entre religión y arte?

                                – No es una respuesta fácil porque ambos son temas muy amplios. Yo diría que, esencialmente, la relación entre la religión y el arte, o específicamente entre el cristianismo y el arte, es que incluso para las personas que no se consideran creyentes, hay ciertas cosas con las que se pueden identificar en estas historias que se encuentran en la Biblia, por ejemplo. El arte visual es una forma muy accesible de adentrarse en esos temas.

                                Por poner un ejemplo, trabajé en una exposición sobre el tema del pecado y, por supuesto, uno de los temas importantes de esa exposición era la Caída de la Humanidad y la historia del libro del Génesis. Y si eres cristiano o judío conocerás muy bien esa historia, pero si no, un cuadro de Adán y Eva que muestre cierta duda en Adán cuando acepta la fruta puede hacer la historia muy accesible. En última instancia, ese es el poder del arte cuando se trata de estos temas.

                                ¿Cuál es su relevancia de esta relación en el contexto contemporáneo?

                                – Tradicionalmente, las iglesias están muy decoradas y a la gente le gusta visitar estos lugares independientemente de su fe, por lo que parece existir algún tipo de atracción. Aunque la gente no tenga una conexión personal con el aspecto religioso del arte, se siente atraída por él.

                                ¿Cómo ve la evolución del arte religioso y qué tendencias actuales le parecen especialmente significativas desde una perspectiva teológica?

                                – Un buen ejemplo, que no me gustaría llamar “tendencia” sino “preocupación”, es que creo que la gente piensa muy activamente en el medio ambiente en estos días. Por ejemplo, la exposición en la National Gallery sobre San Francisco de Asís. La relación de San Francisco con el medio ambiente y el Papa Francisco utilizando sus escritos en los últimos años es un buen ejemplo de alguien que vivió hace cientos de años pero que todavía tiene algo que decir sobre nuestro momento actual.

                                ¿Hay ciertos elementos o símbolos recurrentes en el arte que considere universales a la hora de representar lo divino?

                                – Por supuesto, están por todas partes. Pueden ser muy explícitas, la imagen más esencial del cristianismo podría ser Cristo en la Cruz o la Virgen con el Niño. Pero la gente también encuentra cierta presencia divina en las pinturas abstractas. ¿Es necesario que el arte sea figurativo para transmitir una cierta sensación de divinidad? Creo que no. Los artistas pueden hacer muchas cosas.

                                ¿Qué oportunidades hay hoy en día para una mayor colaboración entre estos dos campos en las próximas décadas?

                                – En mi trabajo diario en el King’s College de Londres me he dado cuenta de que la enseñanza es importante en esta relación. En el King’s College ofrecemos un programa de Máster en Cristianismo y Arte, lo que significa que la gente se reúne y algunos de ellos pueden estar formados en Teología y otros en Historia del Arte. Pero todos se reúnen por ese interés común.

                                Durante este curso, los historiadores del arte se familiarizan con la Biblia y ciertos conceptos religiosos, y los teólogos se familiarizan con la visión.

                                Un reto, que también es una oportunidad, es que tenemos que volver a introducir la imagen en la religión. Desde la Reforma estas imágenes han desaparecido un poco, al menos en algunas partes del mundo. Pero creo que las imágenes y las obras de arte tienen tanto que decir como los textos y los teólogos.

                                Desde la perspectiva de la Historia del Arte, ¿cómo ha evolucionado la representación de los temas religiosos a lo largo de los años?

                                – El primer arte cristiano se basaba en ciertos símbolos, como la cruz o el pez. Poco a poco surgió una tradición, se contaron historias y la figuración y el naturalismo cobraron importancia. En última instancia, se trataba de identificación, de que la gente se identificara con estas historias. Por eso el culto a los santos adquirió tanta importancia en la Europa medieval.

                                El apogeo del Renacimiento y el periodo de la Contrarreforma es el verdadero florecimiento de este tipo de arte. Durante la Ilustración hubo algo menos de interés por ello, pero incluso cuando se piensa en los grandes pintores y artistas del siglo XIX, hay un gran interés por estos temas que, aunque cambie la representación, siguen siendo los mismos.

                                Evangelización

                                Santo Tomás de Aquino, «lámpara de la Iglesia y del mundo»

                                El 28 de enero la Iglesia festeja a santo Tomás de Aquino, el Doctor Angélico. San Pablo VI le llamó  “lámpara de la Iglesia y del mundo entero”. San Juan Pablo II, “maestro de pensamiento”. Benedicto XVI subrayó su obra de “armonía entre fe y razón”, y el Papa Francisco animó a ponernos "en su escuela” al lanzar tres años de celebraciones.  

                                Francisco Otamendi·28 de enero de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

                                La influencia que la figura y la obra de Santo Tomás de Aquino (Roccasecca, 1225-Abadía de Fossanova, 7 de marzo de 1274), apenas 50 años, ha ejercido en el desarrollo del pensamiento filosófico y teológico occidental es indudable, no sólo para los “iniciados”, empezando por su doctrina del ser, como sobre la teología trinitaria. Así lo han señalado Papas y numerosos especialistas, como el Prefecto de la Biblioteca Vaticana, Mauro Mantovani, en un dossier de Omnes en el número de verano de 2024.

                                Tras el aniversario de su canonización en 2023 (700 años), y de su muerte en 2024 (750), ha llegado en 2025 el del nacimiento (800 años) del sacerdote dominico (Orden de Predicadores), patrón de las universidades y escuelas católicas (León XIII). La invitación del Papa Francisco ha sido redescubrir a través de la obra de Santo Tomás, el tesoro que se puede extraer de ella “para responder a los desafíos culturales de hoy”. Santo Tomás escribió la ‘Suma Teológica’ y es autor, por ejemplo, de las cinco vías filosóficas para demostrar la existencia de Dios.

                                El doctor Mauro Mantovani, Lorella Congiunti, y otros expertos han sintetizado una gran aportación del sabio Aquinate. Lo explicó Benedicto XVI en 2010: “Siguiendo la escuela de Alberto Magno, llevó a cabo una operación de fundamental importancia para la historia de la filosofía y de la teología; yo diría para la historia de la cultura: estudió a fondo a Aristóteles y a sus intérpretes, consiguiendo nuevas traducciones latinas de los textos originales en griego. (…) Tomás de Aquino mostró que entre fe cristiana y razón subsiste una armonía natural (van juntas). Esta fue la gran obra de santo Tomás”.

                                El autorFrancisco Otamendi

                                Libros

                                Conciencia escatológica y signos de los tiempos

                                ¿Vivimos ya en un estadio escatológico de la historia de la salvación, con presagios de la parusía? Enrique Cases reflexiona sobre ello en su último libro ‘El Evangelio eterno’. 

                                Francisco Otamendi·28 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

                                “La fuerza arrolladora (del mensaje de Jesús) había consistido en que Jesús anunció con autoridad el próximo fin del mundo, la irrupción del Reino de Dios”, manifestó Joseph Ratzinger en su obra ‘Escatología. La muerte y la vida eterna’ (1977), que Enrique Cases cita en la introducción de su libro.

                                “En el vigor de esta esperanza habría consistido lo explosivo, lo nuevo, lo grande de Jesús, debiendo interpretarse todas sus palabras a partir de este centro. Para Jesús, el ser cristiano se resumiría en esta petición central del Padrenuestro: “Venga a nosotros tu Reino”, petición que se fijaría en el hundimiento del mundo y la irrupción de lo que únicamente Dios puede hacer”, añadía Ratzinger.

                                El anuncio de la venida de Cristo al final de los tiempos

                                Sin embargo, “la escatología, como ‘doctrina de las postrimerías’, ha ocupado el último lugar de los tratados teológicos”, y “durante siglos ha estado durmiendo el sueño de los justos”. Solo  “últimamente, como consecuencia de la crisis histórica de nuestra época, ha pasado a ocupar el centro del pensamiento teológico”, analizaba el que más tarde sería Benedicto XVI.

                                Enrique Cases, autor prolífico, que ha tratado ya el tema del Más allá, reflexiona sobre las etapas de la historia de la salvación,  y avanzado su libro sobre ‘El Evangelio eterno’, considera dos cosas:

                                1) En primer lugar, “el anuncio de la venida de Cristo al final de los tiempos se contiene en todas las manifestaciones de la fe de la Iglesia, con el testimonio de los Padres, la liturgia y la doctrina del Magisterio”. Y la ausencia de una reflexión teológica a la altura de su trascendencia, constituía un lamentable vacío. Hoy la situación ha cambiado (,,.). Se ha reactivado el interés por la parusía”.

                                ¿Cómo es el cielo? ¿Y el infierno’

                                Además, como reflexión adicional, el autor de ‘El Evangelio eterno’ (editado por ExLibric), dirá también: “¿Cómo es el Cielo? Interesa muchísimo saber algo o todo sobre esta cuestión, pues es para siempre” (p. 140). 

                                Lo mismo cabe aplicarse del infierno, que el autor recoge de san Juan Bosco y santa Teresa de Jesús, mencionando también la visión en Fátima a los tres pastorcillos, y algunas otras personas, varias santas y santos, que ”lo han visto y lo cuentan” (p.149).

                                Sin embargo, el espacio dedicado al Cielo es muy superior, toda la segunda parte del libro, que relata un bonito diálogo entre una bienaventurada del Cielo, de san Luis Potosí, a un laico en México, titulada ‘La gloria accidental del Cielo’, que recoge ‘Los deleites del Más Allá’. La recomendación aquí es leerlo en apoyo de la fe y la esperanza cristiana, sin distraerse en detalles pintorescos o científicos.

                                El Evangelio eterno

                                Autor: Enrique Cases
                                Editorial: ExLibric
                                Número de páginas: 338
                                Idioma: Castellano

                                Secuelas del adormecimiento

                                Decíamos que el autor considera dos cosas. La segunda es ésta: 2) “Las secuelas de este paulatino adormecimiento de la conciencia escatológica han impreso un sesgo negativo a la conducta eclesial”. Una Iglesia que ya no se siente –aunque se sepa teóricamente– la comunidad de los que esperan la venida del Señor Jesús, “casi sin percibirlo se inclinará a instalarse en el mundo lo más cómodo posible”, señala Enrique Cases (pp. 132-133).

                                “Sólo la memoria inquietante de la inminencia de la parusía puede liberar a la Iglesia para una función liberadora”, añade. En la clave de “una Iglesia convencida de la real proximidad del Señor, hay que situar el papel de los signos de la Parusía”. 

                                Joaquín de Fiore y la historia de la salvación

                                Enseguida veremos cuáles son estos signos. Pero antes, parece conveniente recordar algunas aportaciones del abad cisterciense Joaquín de Fiore (1130-1202), analizadas por el teólogo catalán.

                                Partiendo de la fe en Dios trino, Joaquín de Fiore deduce un desarrollo histórico en tres etapas: la edad o época del Padre, el tiempo entre Adán y Cristo (Antiguo Testamento); la edad del Hijo, que inicia Jesús, el Mesías, y continúa con la Iglesia, y que concluye con su segunda venida o Parusía; y la edad del Espíritu Santo, que termina con la venida final de Cristo, el final del tiempo. 

                                La edad del Espíritu Santo

                                El autor dedica al Espíritu Santo varios capítulos salteados, en particular conforme avanza el libro. En la última Cena, Jesús anuncia a los Apóstoles que les enviará el Espíritu Santo, “que les llevará a la verdad”. En Pentecostés se advierte “parte de esa acción”. 

                                En la edad del Hijo esa acción es ”muy intensa en la santidad individual, en los contemplativos, en los dones, en fundaciones, iniciativas apostólicas, conversiones, eficacia de los sacramentos… “Pero en la siguiente edad será más intensa”.

                                Iglesia de Pedro-Iglesia de Juan, los laicos

                                En la edad del Espíritu Santo, se le atribuyen otros dones: inspiraciones, carismas (hay otro capítulo dedicado a ellos), divinos impulsos, luces, conversiones fervientes, perdón, regeneración (“el gran don de esta edad, siguiendo a san Pablo: ‘No todos moriremos, pero todos seremos transformados’”), renovación y santificación, “conduciendo a la Iglesia, que se puede llamar de Juan, sin dejar de ser la Iglesia de Pedro”, señala el libro.

                                En los primeros dos mil años de la Iglesia, “el Papado ha sido fundamento de la fe”, reflexiona el autor, y “el prestigio de la Iglesia estuvo sobre todo en los monjes y los religiosos”, con actividad contemplativa, y también civilizadora, formativa y apostólica. Pero en el milenio posterior a la segunda venida, “en la edad del Espíritu Santo, se extenderá a los laicos, como ya se advierte en el siglo XX en multitud de movimientos, fundaciones y nuevos caminos, uniendo trabajo y oración, familia y oración, ciencia y oración, cultura y oración”, escribe el profesor barcelonés.

                                Parámetros de la segunda venida de Cristo

                                Antes de esta edad del Espíritu Santo, el milenio, tendrá lugar el final de la edad del Hijo, la segunda venida de Jesús, anunciada por Él mismo, “intermedia entre el nacimiento y el Juicio Final”. 

                                El autor reflexiona en estas páginas sobre el capítulo 24 de san Mateo, “en el cual Cristo anunció muchos de los signos que preceden a la segunda venida, junto a su  paralelo Marcos 13 y Lucas 21”, y un llamamiento a estar en vela, “porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor”.

                                Muchas de las promesas anunciadas por los profetas “no se han realizado en la edad del Hijo, como la inmortalidad, la paz, la conversión de los judíos…,”, pero “la Palabra de Dios es infalible, lo que quiere decir que se cumplirán en un futuro posterior a la segunda venida de Cristo”. Enrique Cases entra aquí en los tiempos de la segunda venida y los signos, aunque dejamos para el lector su reflexión sobre los mil años, el milenarismo. “Seis veces dice (el Apocalipsis) que durará el Reino de Cristo mil años” (Ap. 20).

                                Momento de la segunda venida 

                                ¿Cuándo será esta segunda venida de Jesús e inicio del milenio? “Esa pregunta ya se la hicieron los discípulos a Jesús. No sabemos ni el día ni la hora, pero están profetizados unos signos que la preceden, como la estrella lo fue para los magos con su ciencia astronómica” (p. 87). Y cuando Jesús se elevó al Cielo en la Ascensión, dos hombres vestidos de blanco dijeron: “Galileos (..), el mismo Jesús que ha sido tomado de entre vosotros y llevado al Cielo, volverá como lo habéis visto marcharse al Cielo”. 

                                Signos pormenorizados

                                Necesariamente sintetizados, el autor menciona estos “signos pormenorizados” que precederán a la segunda venida (los signos citados y los comentarios son textuales del libro): 

                                “Apartamiento de Satanás y los suyos (…). –Predicación del Evangelio a todo el mundo. – Vuelta de las doce tribus a Jerusalén (cumplida en 1948). Gran apostasía. Estamos en ella. – Gran tribulación. Estamos en ella. –Guerras. Estamos en ellas pero según los profetas vendrán más y más mortíferas. –Persecuciones a los cristianos (…). –Confusión. Aparecerán muchos falsos profetas y engañarán a mucha gente. –Aumento de los pecados (los pecados de esta época son abrumadores, leyes anti-Dios, abortos a millones, blasfemias, satanismos. Cuando veáis la abominación de la desolación, anunciada por el profeta Daniel (…). El signo antes de la venida de Cristo puede ser la supresión de la Eucaristía, el sacrificio perpetuo. Habrá signos en el sol. y la luna y las estrellas; (…)”.

                                El apóstol san Pablo añadió a estos signos, en su primera Carta a los Tesalonicenses, “la apostasía y el Anticristo”.

                                El Reinado eucarístico

                                Otra aportación del libro en torno a “la venida de Cristo intermedia entre el nacimiento de Jesús y el Juicio Final”, es el concepto de que “el intermedio será eucaristico”, expone san Ireneo de Lyon. En efecto, entre las características del milenio posterior, el autor subraya en primer lugar el “Reinado eucarístico”. “Jesucristo instituyó la Eucaristía para perpetuar la visibilidad ante el hombre. Dios quiere extenderla en el tiempo. Para ello, hace del hombre Eucaristía viviente”.

                                El autorFrancisco Otamendi

                                Estados Unidos

                                Los obispos estadounidenses rechazan las medidas migratorias de Trump

                                Los obispos estadounidenses han rechazado algunas políticas relacionadas con la migración propuestas por el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

                                Gonzalo Meza·28 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

                                Ante la serie de órdenes ejecutivas emitidas por el presidente Donald Trump en el primer día de su mandato, los obispos de Estados Unidos expresaron su rechazo a políticas contrarias a la ley moral. En dos comunicados, Mons. Timothy P. Broglio, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) y el obispo Mark J. Seitz de El Paso, presidente del Comité de Migración de la USCCBseñalaron: “La enseñanza de la Iglesia reconoce el derecho y la responsabilidad de un país de promover el orden público, la seguridad y la protección a través de fronteras bien reguladas y límites justos a la inmigración. Sin embargo, como pastores, no podemos tolerar la injusticia, y enfatizamos que el interés nacional no justifica políticas con consecuencias contrarias a la ley moral”.

                                Los obispos también rechazan el uso de epítetos para descalificar a las personas indocumentadas: “El uso de generalizaciones radicales para denigrar a cualquier grupo, por ejemplo al describir a los inmigrantes indocumentados como ‘criminales’ o ‘invasores’, para privarlos de protección bajo la ley, es una afrenta a Dios”, dicen los purpurados.

                                Entre las órdenes ejecutivas firmadas por el mandatario estadounidense se encuentran las referentes al fin del derecho de asilo, la declaración de “emergencia fronteriza” con México y por ende “sellar” la frontera para “repeler la invasión que incluye migración masiva ilegal, el trasiego de drogas, el tráfico humano y otras actividades criminales”. Otros dos decretos ordenan realizar deportaciones masivas, suspender el programa de admisión de refugiados y la reimplementación del programa “Quédate en México” para que los solicitantes de asilo esperen en ese país mientras se tramita su caso, el cual puede durar meses o años en concluirse.

                                El rechazo de la USCCB

                                Ante estas disposiciones, los obispos norteamericanos expresan: “Si bien el énfasis en la lucha contra la trata de personas es bienvenido, varias de las órdenes ejecutivas firmadas por el presidente Trump esta semana tienen como objetivo específico desmantelar las protecciones humanitarias consagradas en la ley federal y socavar el debido proceso, sometiendo a familias y niños vulnerables a un grave peligro. El despliegue indefinido de activos militares para apoyar la aplicación de las leyes de inmigración civil a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México es especialmente preocupante”.

                                Los prelados piden al presidente estadounidense reconsiderar las nuevas disposiciones especialmente las referentes a migrantes y refugiados, el medio ambiente, la pena de muerte y la ayuda financiera al exterior: “Esperamos que reconsideren aquellas disposiciones que no sólo ignoran la dignidad humana de unos pocos, sino de todos nosotros. Instamos al presidente Trump a que abandone estas políticas de cumplimiento de la ley y adopte soluciones justas y misericordiosas, trabajando de buena fe con los miembros del Congreso para lograr una reforma migratoria significativa y bipartidista que promueva el bien común con un sistema migratorio efectivo y ordenado”, afirmó Mons. Broglio. Los obispos se comprometieron a apoyar a los inmigrantes “de acuerdo con el Evangelio de la Vida”.

                                Genuino cuidado

                                No obstante, los purpurados señalan que no todas las nuevas órdenes emitidas por Trump son negativas, algunas pueden verse desde una perspectiva más positiva, como la disposición que reconoce a nivel federal que solo hay hombre o mujer y no otros “géneros”.

                                Nuestras acciones, dice Mons. Broglio, deben mostrar un “genuino cuidado por nuestros hermanos y hermanas más vulnerables, incluidos los no nacidos, los pobres, los ancianos, los enfermos, los migrantes y los refugiados. El Juez justo no espera menos”.

                                El Papa también muestra su preocupación

                                No solo los obispos de la Iglesia han expresado su grave preocupación al mandatario norteamericano, sino también el Papa Francisco, quien señaló el domingo 19 de enero en una entrevista televisiva que una deportación masiva en EUA sería una “desgracia” pues “hace pagar a los pobres los costos del desequilibrio”. Asimismo, miembros de otras denominaciones cristianas han expresado al presidente Trump su consternación ante las nuevas disposiciones migratorias.

                                Las deportaciones masivas también provocarán mayores problemas a ciudades fronterizas mexicanas, muchas de las cuales ya no tienen la capacidad logística para albergar a más personas que buscan llegar a los Estados Unidos. Para paliar el problema, México implementó el programa denominado “México te abraza”, solo para los nacionales mexicanos bajo el cual se les brindará asistencia a los deportados. Asimismo, la red de 50 consulados mexicanos está en alerta para proveer asistencia a sus conciudadanos.

                                Evangelización

                                Fe sin complejos en el campeonato universitario de fútbol americano

                                La mayor noticia de estos días en el campeonato nacional de fútbol americano no ha sido que la Universidad de Notre Dame haya perdido frente a Ohio State por 34-23. Sino que la rivalidad existente ha dejado paso a una demostración sin complejos de fe cristiana por parte de ambos equipos, en el campo y en conferencias de prensa.  

                                OSV / Omnes·27 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

                                En una cultura cuyos líderes buscan a menudo relegar la creencia religiosa al ámbito privado y marginar las expresiones de fe, el enfrentamiento por el campeonato nacional de fútbol universitario entre Notre Dame y Ohio State ha visualizado una historia diferente.

                                La demostración sin complejos de fe cristiana por parte de ambos equipos (en el campo, en las conferencias de prensa y a través de testimonios personales) ofreció un recordatorio refrescante de que la fe no debe ocultarse sino vivirse con valentía en el espacio público.

                                Acercarnos a Jesús

                                “Aunque es genial estar en este podio, hay muchas cosas en la vida que aprecio un poco más”, compartió el mariscal de campo (líder ofensivo del equipo), de Notre Dame, Riley Leonard, durante una conferencia de prensa antes del partido. “Como, en primer lugar, mi relación con Cristo”.

                                Por su parte, el jugador de Ohio State, TreVeyon Henderson, publicó en X días antes del campeonato: “No tenemos que tener miedo de acercarnos a Jesús, Él sabe lo que hemos hecho y aun así eligió morir por ti y por mí, porque nos ama. Pon tu fe en Jesús y Él te salvará del pecado y te dará vida nueva y eterna. No tengas miedo, sigue a Jesús”

                                Una verdad que trasciende el fútbol

                                Estos atletas están utilizando sus plataformas para proclamar una verdad que trasciende el fútbol: que Dios es real, activo y central en sus vidas. Su testimonio es más que un sentimiento personal; es un llamamiento a una sociedad necesitada de esperanza.

                                Esta manifestación pública de fe es especialmente llamativa si tenemos en cuenta el clima cultural en el que, en los últimos años, las expresiones del cristianismo han sido recibidas con escepticismo o abierta hostilidad. 

                                Durante décadas, hemos visto una tendencia creciente a confinar la fe a la vida personal, como si no tuviera cabida más allá de nuestras iglesias o nuestros hogares. Y, sin embargo, en momentos como éste, se nos recuerda que la fe no es sólo una cuestión de convicciones personales, sino que moldea a individuos e instituciones por igual, han comentado.

                                Cultura de Notre Dame

                                Notre Dame, universidad católica, tiene una larga tradición de fomentar el crecimiento espiritual junto con la excelencia atlética. El entrenador Marcus Freeman, quien restableció la tradición de la Misa previa al partido, y habla abiertamente de su propia conversión al catolicismo, entiende que el verdadero liderazgo requiere guiar a los jóvenes para que crezcan en su fe.

                                “Tengo una fe muy fuerte”, dijo Freeman en una conferencia de prensa antes del campeonato. «Y muchas veces hablamos de que hay que confiar más allá de tener pruebas, confiar más allá de saber, que es otro lema para tener fe. Y no nos da vergüenza hacerlo”.

                                En la pública Ohio State, también

                                La Universidad estatal de Ohio, a pesar de ser pública, también ha acogido la fe de una manera notable. El año pasado, liderado en parte por jugadores de fútbol de los Buckeye, el campus fue escenario de docenas de estudiantes bautizados y de muchos otros inspirados a buscar a Cristo. Las historias de compañeros de equipo que se reunieron para estudiar la Biblia y orar antes de los partidos demuestran que la fe está prosperando hoy en lugares donde no se esperaría que lo hiciera.

                                “Nos fortalecemos en la fe al venir al partido”

                                En sus comentarios posteriores al juego, Riley Leonard elogió la cultura de fe presente en ambos equipos. “Ohio State y nosotros en Notre Dame somos los dos equipos que más alabamos a Jesucristo”, dijo Leonard. “Creo que nos fortalecemos mutuamente en nuestra fe al venir a este partido y competir entre nosotros. Así que estoy feliz de ver a hombres piadosos triunfar, sin importar las circunstancias».

                                Este año, el campeonato nacional vivirá como algo más que una celebración la excelencia atlética, señalan varios jugadores. La fe, cuando se vive de manera auténtica y pública, puede cambiar vidas y transformar la cultura. Al final, la conversión de corazones y mentes es la mayor victoria.

                                Ganó Ohio State, pero Notre Dame se mostró orgulloso

                                La búsqueda de Notre Dame de un duodécimo título nacional terminó en desilusión con la derrota ante Ohio State en el Mercedes-Benz Stadium en Atlanta. Sin embargo, el entrenador en jefe Marcus Freeman y los capitanes Riley Leonard y Jack Kiser elogiaron la perseverancia y la fe de su equipo. “Es un momento difícil”, dijo Freeman, que añadió sobre el equipo: “Estoy orgulloso de ellos y orgulloso de lo que han hecho”. 

                                Leonard agradeció a Jesucristo y destacó las Escrituras que lo inspiraron, incluyendo Mateo 23, 12 y Proverbios 27,17. Reconoció su decepción, pero agradeció a los entrenadores y jugadores de Notre Dame por ayudar a su trayectoria. Kiser manifestó: “Es la gente la que hace que este lugar sea diferente”.

                                El autorOSV / Omnes

                                Actualidad

                                80 años de Auschwitz y los tres Papas lo han visitado

                                Rome Reports·27 de enero de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto
                                rome reports88

                                El 27 de enero se cumplen 80 años de la liberación del campo de concentración de Auschwitz, uno de los símbolos más dolorosos del Holocausto.

                                A lo largo de los años, este lugar ha sido visitado por tres Papas que, con su presencia, han rendido homenaje a las víctimas y han reafirmado el compromiso de la Iglesia con la memoria y la reconciliación. Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco han recorrido los terrenos de Auschwitz, cada uno con su propio mensaje de reflexión, condena del horror y llamado a la paz, subrayando la importancia de no olvidar los trágicos acontecimientos que marcaron la historia de la humanidad.


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                                Evangelización

                                Santa Ángela Merici, y santos Timoteo y Tito ayer

                                La Iglesia celebra el 27 de enero a la italiana santa Ángela Merici (siglos XV-XVI), fundadora de la Orden ursulina, que tiene como patrona a santa Úrsula, virgen mártir del siglo IV. Ayer domingo, día 26, se conmemoró a los santos Timoteo y Tito, obispos discípulos de san Pablo. La conversión del apóstol se celebró el sábado.

                                Francisco Otamendi·27 de enero de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

                                Santa Ángela Merici nació hacia 1474 en Desenzano, en el norte de Italia. La familia se reunía por las noches para escuchar las narraciones de vidas de santos que leía su padre, Juan. Gracias a estas lecturas, Ángela comenzó a cultivar una especial devoción por santa Úrsula, joven martirizada en el siglo IV junto con sus compañeras. A los 15 años, perdió prematuramente a su hermana y a su padre, y se convirtió en Terciaria Franciscana.

                                En 1535, junto a varias colaboradoras, santa Ángela fundó la “Compañía de las mínimas de Santa Úrsula” (no vestían el hábito monástico tradicional), que salían del claustro para dedicarse a la educación y formación de las jóvenes, en obediencia al obispo y a la Iglesia. Su denominación es ahora Unión Romana de la Orden de Santa Úrsula.

                                Los santos Timoteo y Tito, cuya memoria fue ayer 26 de enero, tras la conversión de san Pablo, fueron discípulos y colaboradores del apóstol. Nombrados por él, le ayudaron en su ministerio como obispos de Éfeso (el primero), y Creta, respectivamente, y les llama “hijos en la fe”. San Pablo les dirigió importantes cartas, dos a Timoteo y una a Tito, incluidas en el Nuevo Testamento, que contienen consejos para su tarea de Pastores en la Iglesia, como guardar la sana doctrina, y con alusiones personales de afecto.

                                El autorFrancisco Otamendi

                                Vaticano

                                La esperanza cristiana desde la Bula «Spes non confundit»

                                La bula "Spes non confundit" desarrolla una profunda reflexión sobre la esperanza cristiana, sustentada especialmente paulinos. Este documento resalta el amor de Dios, la centralidad de Cristo y la fortaleza de la esperanza frente a las tribulaciones, invitando a los fieles a vivir esta virtud como una fuente de transformación espiritual y comunitaria.

                                Rafael Sanz Carrera·27 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

                                En este Año Santo de la Esperanza, inaugurado por el Papa Francisco, la Iglesia nos invita a reflexionar sobre esta virtud teologal fundamental. Una de las principales herramientas para esta reflexión es la bula papal «Spes non confundit«, un documento que presenta una profunda meditación teológica sobre la esperanza cristiana, sustentada en una cuidadosa selección de textos bíblicos, especialmente de las cartas paulinas.

                                Si tuviera que valorar qué porcentaje de influencia tienen las citas bíblicas en la composición del documento, estimaría que es alrededor del 70-80%. Puede parecer exagerada pero esta tasación la he basado en la forma en que el documento interpreta y aplica las enseñanzas bíblicas al contexto del Jubileo; en el uso frecuente y directo de las citas para fundamentar los puntos principales; en la estructura del documento, que sigue de cerca las enseñanzas bíblicas sobre la esperanza; y, por último, en el lenguaje y los conceptos utilizados, que están fuertemente arraigados en la tradición bíblica. Trataré de demostrarlo en este artículo.

                                La Escritura en «Spes non confundit«

                                El documento despliega una selección de pasajes bíblicos que configuran un esquema temático claro sobre la esperanza. A continuación, presentamos las citas principales y su contexto teológico:

                                1. Romanos 5,5: «Y la esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado.» Este pasaje resalta la certeza de la esperanza cristiana, basada en el amor divino comunicado por el Espíritu Santo.
                                2. Juan 10,7.9: «Por eso Jesús volvió a decir: «Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas.» […] «Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento.»» Estas palabras de Jesús destacan su papel como el único medio de salvación, el fundamento esencial de la esperanza cristiana.
                                3. 1 Timoteo 1,1: «Pablo, apóstol de Cristo Jesús por mandato de Dios nuestro Salvador y de Cristo Jesús nuestra esperanza.» Este texto subraya el carácter cristocéntrico de la esperanza, presentando a Cristo no solo como su fundamento, sino también como su personificación.
                                4. Romanos 5,1-2.5: «Justificados, entonces, por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos alcanzado, mediante la fe, la gracia en la que estamos afianzados, y por él nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. […] Y la esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado.» Este pasaje integra la esperanza como fruto de la justificación y de la paz con Dios que esta genera.
                                5. Romanos 5,10: «Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más ahora que estamos reconciliados, seremos salvados por su vida.» Aquí se realza la esperanza en la salvación como un don que surge de la reconciliación con Dios.
                                6. Romanos 8,35.37-39: «¿Quién podrá entonces separarnos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, las angustias, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada? […] Pero en todo esto obtenemos una amplia victoria, gracias a aquel que nos amó. Porque tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.» Este pasaje enfatiza la indestructibilidad del amor divino que fundamenta la esperanza.
                                7. Romanos 5,3-4: «Más aún, nos gloriamos hasta de las mismas tribulaciones, porque sabemos que la tribulación produce la constancia; la constancia, la virtud probada; la virtud probada, la esperanza.» Este versículo destaca cómo las pruebas y tribulaciones fortalecen y perfeccionan la virtud de la esperanza.
                                8. 2 Corintios 6,3-10: Aunque no citado textualmente, este pasaje describe las dificultades que enfrentan los cristianos al seguir a Cristo, junto con la profunda alegría y riqueza espiritual que estas generan.
                                9. Romanos 15,5: «Que el Dios de la constancia y del consuelo les conceda tener los mismos sentimientos unos hacia otros, a ejemplo de Cristo Jesús.» Aquí se resalta la importancia de la unidad y el consuelo mutuo en la comunidad cristiana como fruto de la esperanza.
                                10. 1 Tesalonicenses 1,3: «Recordamos sin cesar la obra de su fe, el trabajo de su amor y la constancia de su esperanza en nuestro Señor Jesucristo, delante de Dios, nuestro Padre.» Este texto vincula la esperanza con el esfuerzo perseverante y el amor en la vida cristiana.

                                Esquema teológico de la esperanza

                                A partir de las citas bíblicas del documento, podemos configurar un esquema teológico que ilumina las principales dimensiones de la esperanza cristiana:

                                1. Fundamento de la esperanza

                                • El amor de Dios (Romanos 5,5).
                                • La fe en Cristo (Romanos 5,1-2).
                                • La acción del Espíritu Santo (Romanos 5,5).

                                2. Cristo como centro

                                • Cristo es la «Puerta» de salvación (Juan 10,7.9).
                                • Cristo es nuestra esperanza (1 Timoteo 1,1).

                                3. Efectos de la esperanza

                                • Paz con Dios (Romanos 5,1).
                                • Gloria en las tribulaciones (Romanos 5,3-4).
                                • Perseverancia (Romanos 5,3-4).

                                4. Seguridad de la esperanza

                                • La esperanza no defrauda (Romanos 5,5).
                                • Está basada en la reconciliación con Dios (Romanos 5,10).
                                • Nada puede separarnos del amor de Dios (Romanos 8,35.37-39).

                                5. Vivir en esperanza

                                • Constancia y consuelo (Romanos 15,5).
                                • Fe, esperanza y amor en acción (1 Tesalonicenses 1,3).

                                Consecuencias espirituales

                                A partir del esquema de citas bíblicas presentado, podemos extraer importantes conclusiones y aplicaciones espirituales que destacan el alcance teológico y práctico de la esperanza cristiana:

                                1. Una esperanza fundamentada en el amor de Dios
                                  La cita central de Romanos 5,5, «La esperanza no quedará defraudada», constituye el eje temático del documento, enfatizando que la esperanza cristiana no se basa en expectativas humanas, sino en el amor de Dios derramado en los corazones por el Espíritu Santo. Este amor divino es la garantía de la solidez de nuestra esperanza y de su capacidad para sostenernos en todo momento.
                                2. El carácter cristocéntrico de la esperanza
                                  La reflexión bíblica subraya que Cristo no solo es el objeto de nuestra esperanza, sino también su fundamento y personificación. La metáfora de Jesús como «puerta de las ovejas» (Juan 10,7.9) y la afirmación de que Cristo es «nuestra esperanza» (1 Timoteo 1,1) refuerzan la idea de que la salvación y la plenitud solo pueden alcanzarse en Él.
                                3. Justificación y reconciliación como bases de la esperanza
                                  El vínculo entre la justificación por la fe, la reconciliación con Dios y la esperanza (Romanos 5,1-2.5) subraya que esta virtud no es una idea abstracta, sino una realidad profundamente enraizada en la obra salvífica de Cristo. La paz con Dios y la promesa de la gloria divina son los pilares sobre los cuales se construye la esperanza del creyente.
                                4. Esperanza en medio de las tribulaciones
                                  Una enseñanza clave del documento es la capacidad de la esperanza para florecer en las dificultades. Según Romanos 5,3-4, las tribulaciones fortalecen la constancia, y esta, a su vez, afianza la virtud de la esperanza. Este enfoque paulino, complementado con 2 Corintios 6,3-10, ofrece una visión de la esperanza como una fuerza robusta que no solo persiste en el sufrimiento, sino que se refina a través de él.
                                5. La indestructibilidad del amor divino
                                  Romanos 8,35.37-39 enfatiza que nada puede separarnos del amor de Dios en Cristo Jesús. Esta certeza proporciona una base inquebrantable para la esperanza, incluso frente a las pruebas más severas, mostrando que la esperanza cristiana es inmutable porque está enraizada en la fidelidad divina.

                                Conclusión

                                El análisis de las citas bíblicas en «Spes non confundit» pone de manifiesto una teología de la esperanza que es, a la vez, profunda y práctica. Esta virtud, anclada en el amor de Dios, encuentra en Cristo su centro y su garante, y está diseñada para sostener al creyente en medio de las tribulaciones y fortalecer su vida espiritual.

                                En este Año Santo de la Esperanza, el Papa Francisco nos invita a redescubrir esta virtud teologal como una fuerza transformadora, capaz de renovar corazones y comunidades. En un mundo que enfrenta incertidumbres y desafíos, el mensaje es claro: en Cristo, la esperanza no defrauda, sino que inspira, sostiene y da vida.

                                El autorRafael Sanz Carrera

                                Doctor en Derecho Canónico