“Cantadle el himno más bello”

Cantar es clave en la adoración a Dios, expresando fe y entrega. La Iglesia lo ha valorado siempre como medio de alabanza y transmisión de la fe.

5 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Si a algo nos anima la Palabra de Dios es a cantar: “¡Cantad!”. 

El pueblo salvado canta y baila. Lo hace en medio del desierto, cuando María, la hermana de Moisés, animaba a cantar “al Señor, vencedor excelso”. Baila David “con todo su entusiasmo, cantando con cítaras y arpas, con panderos, sistros y címbalos”; María entona una rítmica salmodia, el Magnificat, a las puertas de la casa de Isabel; el propio Cristo lamenta la incredulidad del pueblo con una comparación musical: “os hemos cantado al son de la flauta y no habéis bailado”

La música está íntimamente ligada a las más profundas emociones humanas y ahí está Dios. Adorar a Dios con cantos y bailes muestra esta entrega total del hombre: ese movimiento que nace del fondo del corazón y se manifiesta físicamente. 

No en vano, se dice que la música es el lenguaje de los ángeles, creados para la eterna adoración y alabanza de Dios. Dios canta y crea; crea cantando y hay quien imaginó la creación del mundo como una composición musical siguiendo la poderosa imagen de C. S. Lewis en Las crónicas de Narnia.

Los hombres y mujeres de todos los tiempos han cantado sus más profundas aspiraciones y deseos, sus más claros amores, su principio y final. También la Iglesia, como pueblo de Dios, ha cantado al centro de su amor desde sus orígenes: “la tradición musical de la Iglesia universal constituye un tesoro de valor inestimable que sobresale entre las demás expresiones artísticas, principalmente porque el canto sagrado, unido a las palabras, constituye una parte necesaria o integral de la liturgia solemne” afirma la Sacrosanctum Concilium

En un magistral, y no poco polémico, artículo de Marcos Torres publicado en Omnes el 9 de octubre de 2024, el autor apunta cómo “hasta tal punto la música religiosa ha sido importante en la transmisión de la verdad de los contenidos de la fe, que la Iglesia a través de la sucesión apostólica siempre ha cuidado de discernir y verificar las expresiones y formas concretas de las diversas creaciones musicales”. Expresiones que van desde la música litúrgica, propia de la celebración del misterio sacramental eucarístico a los nuevos movimientos musicales ligados a la adoración (worship). 

La música, como expresión profundamente humana y divina, es vehículo privilegiado para adorar a Dios y transmitir la fe, de encarnar el amor y amar al Dios que se hizo hombre y que, seguro, también bailó y cantó.

El autorOmnes

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Mundo

Malí, Congo y Nigeria: la actualidad de la Iglesia en África

La Iglesia en África atraviesa un momento de gran dinamismo y desafíos. Mientras el continente experimenta un crecimiento significativo en el número de fieles, también enfrenta dificultades como la violencia contra comunidades cristianas, la pobreza y la inestabilidad política en diversas regiones.

Arturo Pérez·5 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

La educación en Malí

El sistema educativo católico en Malí enfrenta serias amenazas debido al incremento de la violencia yihadista en el país. Los grupos extremistas han atacado y destruido escuelas, especialmente en las regiones del norte y centro de Mali, obligando al cierre de numerosos centros educativos. Esta situación pone en peligro la educación de miles de niños y jóvenes, y afecta gravemente a las comunidades cristianas locales.

La Iglesia católica, a través de sus instituciones educativas, ha desempeñado un papel crucial en la promoción de la paz y la convivencia en Malí. Sin embargo, la creciente inseguridad dificulta su labor y amenaza con desmantelar el sistema educativo católico en el país.

Proyecto de paz para Congo

La Conferencia Episcopal Nacional del Congo (CENCO) y la Iglesia de Cristo en el Congo (ECC), que reúnen a 64 denominaciones protestantes y evangélicas, han firmado el «Pacto Social por la Paz y la Convivencia en la República Democrática del Congo y en la Región de los Grandes Lagos». Este acuerdo busca restaurar la paz en las provincias orientales del país, afectadas por más de 30 años de violencia y la presencia de numerosos grupos armados, muchos con apoyo extranjero. El pacto se inspira en el concepto africano de «Bumuntu», que promueve la empatía, el respeto mutuo y la solidaridad, fomentando la cohesión social y rechazando la exclusión y la violencia. 

Para implementar el pacto, la CENCO y la ECC formarán comisiones temáticas sobre la paz y la cohesión social, encargadas de redactar una Carta Nacional para la Paz y la Armonía. Además, se convocará una «Conferencia Internacional para la Paz, el Desarrollo Conjunto y la Coexistencia en los Grandes Lagos».

El riesgo de ser sacerdote en Nigeria

En Nigeria, los sacerdotes católicos se han convertido en «objetivos fáciles» para los secuestradores. La creencia de que la Iglesia es una institución adinerada se refuerza al observar los vehículos que conducen algunos sacerdotes, lo que lleva a los delincuentes a asumir que, al secuestrarlos, la Iglesia pagará un rescate considerable. El secuestro se ha transformado en un negocio lucrativo, y los sacerdotes son vistos como blancos vulnerables con acceso a recursos económicos.

Aunque el odio religioso también puede influir en estos secuestros, los factores económicos desempeñan un papel crucial. El rector del seminario, el padre Raymond Olusesan Aina, lamenta la violencia que enfrentan especialmente los cristianos y católicos en Nigeria, destacando que muchos han sufrido e incluso han perdido la vida debido a su fe, particularmente en el norte del país.

El autorArturo Pérez

Libros

El error teológico de la Inquisición española

Como defiende Mercedes Temboury Redondo, el error teológico de la Inquisición consistió en intentar forzar la conversión del reo mediante un proceso jurídico.

José Carlos Martín de la Hoz·5 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

Mercedes Temboury Redondo, doctora en Historia moderna de España e investigadora incansable de la Suprema Inquisición española y de sus tribunales sufragáneos en los reinos de Castilla y Aragón, en los fondos del Archivo Histórico Nacional de España, nos presenta en este extenso volumen que ahora comentamos una síntesis de su investigación.

La inquisición desconocida: El Imperio español y el Santo Oficio

Autora: Mercedes Temboury Redondo
Editorial: Arzalia
Idioma: Español
Número de páginas: 496

El ángulo de visión de este trabajo y el objetivo del mismo coinciden en ofrecer una síntesis de la Inquisición desde la perspectiva y los intereses del Imperio español en Europa, Asia y América durante los siglos XVI y XVII.

La leyenda negra

Esta visión intenta iluminar los puntos oscuros de la leyenda negra que fabricó especialmente Juan Antonio Llorente, el último Secretario de la Suprema Inquisición que se exilió a Francia en el siglo XIX y vivió de la publicación de los papeles “secretos” que se había llevado de los archivos.

En realidad, hace muchos años que el Papa san Juan Pablo II aportó la luz necesaria para entender el origen y los errores teológicos de la Inquisición española. El 12 de marzo del año 2000 en una impresionante ceremonia en el Vaticano delante de un crucifijo del siglo XII, el santo Padre rodeado de sus cardenales de Curia pidió perdón por todos los pecados de todos los cristianos de todos los tiempos y, especialmente, por el uso de la violencia para defender la fe.

Efectivamente, el derecho romano afirmaba, y como tal pasó a la Iglesia el principio: “de internis neque Ecclesia iudicat”. De las cosas internas ni la Iglesia puede juzgar, solo Dios conoce el interior del hombre.

Error teológico de la Inquisición

El error teológico de la Inquisición consistió, por tanto, en intentar forzar la conversión del reo mediante un proceso jurídico. Como es doctrina común de la Iglesia y está recogido en el Nuevo Testamento y en la Tradición, sólo la gracia de Dios puede abrir el alma a la conversión: “Nadie viene a Mí si el Padre no le atrae” (Jn 6, 40). Por tanto, sólo la persuasión y la oración y la penitencia y el buen ejemplo puede remover las almas al arrepentimiento y la rectificación.

Como saben bien todas las personas que han ejercido la dirección espiritual o el acompañamiento espiritual, cuando una persona se sincera en el Sacramento de la Penitencia, con ese don viene el don de la contrición y el alma puede recuperar la paz de la misericordia de Dios. Sorprender a una persona en la falta de coherencia de fe y vida e intentar el arrepentimiento solo conduce al endurecimiento del corazón y al orgullo herido.

Efectivamente, los estudios que hemos realizado al respecto y que hemos publicado en muchos artículos y monografías sobre el “error teológico de la Inquisición”, arrojan esa luz: el objetivo del proceso inquisitorial fue objetivar el error teológico en que había caído el reo y seguidamente buscar la conversión bajo presión: la herejía judaizante, la apostasía y regreso al islam del neo converso, la negación de los pecados establecidos por la ley divino positiva. Los inquisidores, habitualmente tenían buen corazón y sabían que debían dar cuentas a la Suprema de su rectitud de intención y a Dios que es el Señor de las conciencias, por eso se conservan tantos expedientes y tan prolijos.

Finura espiritual y finura jurídica

Evidentemente, esto fue un error del que hemos de pedir perdón pues, aunque sólo hubiera tenido lugar un solo proceso, ya deberíamos arrepentirnos y rectificar. Es necesario volver a la confianza en Dios que moverá el alma a la conversión y en el hombre que puede arrepentirse y rectificar ante el buen ejemplo y la felicidad de los demás católicos: “Si tu hermano peca contra ti, ve y corrígele a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no escucha, toma entonces contigo a uno o dos, para que cualquier asunto quede firme por la palabra de dos o tres testigos Pero si no quiere escucharlos, díselo a la Iglesia. Si tampoco quiere escuchar a la Iglesia, tenlo por pagano y publicano” (Mt 18, 15-17).

Por otra parte, el análisis de nuestra autora está lleno de finura jurídica, gracias a la cual demuestra que el sistema procesual de la Inquisición protegió a los reos de la tentación de incautar los bienes de los encausados o de ser condenados por falsas denuncias o para resolver problemas de enemistad o litigios en los pueblos. De hecho, como demuestra la autora el complejo sistema jurídico arrojó resultados impresionantes: la mayoría de los procesos terminaron en la absolución del reo pues en realidad no eran herejes sino personas con falta de formación cristiana elemental. Unos pocos fueron efectivamente condenados por herejía, pero, al arrepentirse se les impuso penas medicinales. Y solo poquísimos fueron condenados a muerte. Como ya demostró Jaime Contreras en su banco de datos de la Inquisición solo un 1,8 % fueron entregados al brazo secular.

Evidentemente, solo un proceso inquisitorial sería suficiente para pedir perdón por haber violentado la conciencia, aunque se argumente, como hace la autora que el proceso inquisitorial nos salvó de sucesos como:  los 50.000 hugonotes asesinados en Francia en la noche de san Bartolomé 23-24 de agosto de 1572;  las 500.000 brujas quemadas en Alemania en los procesos luteranos sin papeles; la muerte de Miguel Servet por Calvino simplemente para resarcir la justicia divina ofendida y el martirio del jesuita Edmund Campion y otros tantos sacerdotes católicos en Inglaterra pues el tribunal inquisitorial anglicano los consideró reos de muerte por celebrar la Misa católica pues eso sería alta traición a la reina Isabel, cabeza de la Iglesia anglicana.

Una nueva visión

En realidad, este trabajo es una nueva visión de la Inquisición tomada de la lectura e investigación de muchos expedientes tomados del Archivo Histórico Nacional y de otros archivos consultados. La autora se ha detenido especialmente en la segunda vida del proceso inquisitorial. Es decir, de 1511 a 1833. En este periodo, la Inquisición debía haber desaparecido pues había sido creada para los procesos contra judaizantes y estos prácticamente desaparecieron en este tiempo.

Efectivamente, se entiende que el objetivo de este libro sea demostrar que la Inquisición sobre todo trabajó al servicio de las autoridades civiles y eclesiásticas del Imperio español en una época de estrecha unión entre el poder civil y eclesiástico cuando la unidad de la fe era capital para la renovación de la Iglesia después de Trento y la expansión del imperio español en América y Asia.

Vaticano

El Papa prepara un documento para ayudar a la Iglesia a promover los derechos de los niños

El Papa Francisco está preparando un documento dirigido a los niños y enfocado en los derechos de la infancia, según confirmó el 3 de febrero al finalizar una cumbre sobre este tema celebrada en el Vaticano.

Agencia OSV News·4 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

-(OSV News / Carol Glatz, Catholic News Service)

Al término de una cumbre vaticana sobre los derechos de los niños, el Papa Francisco anunció que iba a publicar un documento papal dedicado a la infancia.

Calificó la cumbre del 3 de febrero, celebrada en los salones con frescos del Palacio Apostólico, como una especie de “observatorio abierto» en el que los ponentes exploraron «la realidad de la infancia en todo el mundo, una infancia que desgraciadamente a menudo es herida, explotada, negada».

Unos 50 expertos y líderes de todo el mundo, que compartieron su experiencia y compasión, dijo, también «elaboraron propuestas para la protección de los derechos de los niños, considerándolos no como números, sino como rostros».

«Los niños nos observan», dijo, “para ver cómo nos desenvolvemos” en este mundo. El Papa dijo que planeaba preparar un documento papal «para dar continuidad a este compromiso y promoverlo en toda la Iglesia.» Los asistentes aplaudieron al Papa y sus breves palabras de clausura y le dedicaron una gran ovación.

Promover y defender los derechos de los niños

La cumbre de líderes mundiales de un día de duración, titulada «Ámalos y protégelos», debatió varios temas de interés, como el derecho de los niños a la alimentación, la atención sanitaria, la educación, la familia, el tiempo libre y el derecho a vivir libres de violencia y explotación. Fue organizada por el recién creado Comité Pontificio para la Jornada Mundial de la Infancia, presidido por el padre franciscano Enzo Fortunato.

Entre los invitados había premios Nobel, ministros y jefes de Estado, dirigentes de organizaciones internacionales y sin ánimo de lucro, altos funcionarios del Vaticano y otros expertos.

El ex Vicepresidente de Estados Unidos Al Gore, galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 2007 junto con el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, afirmó en su intervención: «La amenaza de devastación ecológica -que engloba la crisis climática y también la de la biodiversidad- es una carga terrible que estamos imponiendo a nuestros hijos”.

Elogió al Papa por destacar que «la crisis espiritual a la que nos enfrentamos procede en parte de la ceguera voluntaria que impide a tantos ver el modo en que nuestro sistema económico nos está conduciendo hacia la explotación tanto de las personas como del planeta, a expensas de nuestros valores morales y del futuro de los niños».

Conocer los problemas, conocer las soluciones

«Los que hoy ostentan el poder deben modificar nuestra forma de pensar; y nuestra nueva forma de pensar debe dar lugar a cambios profundos que transformen nuestros actuales sistemas de economía y política, dando paso a un sistema más justo y ecológico que sitúe la justicia medioambiental y social en el centro de nuestros planes y esfuerzos», afirmó Gore. «Tenemos todas las soluciones que necesitamos».

El indio Kailash Satyarthi, co-ganador del Premio Nobel de la Paz 2014 y activista que hace campaña contra el trabajo infantil en la India y defiende el derecho universal a la educación, dijo en su charla que aunque confía en la preocupación de todos por los niños, también se siente avergonzado.

«Me avergüenzo porque estamos fallando a nuestros hijos todos los días. Me avergüenza escuchar todos estos datos y estadísticas que he estado escuchando» y de los que he estado hablando durante los últimos 45 años», dijo.

«Conocemos los problemas, conocemos las soluciones», dijo, pero hasta ahora todo se ha quedado en retórica y palabras.

Compasión por los niños

Los solucionadores de problemas del mundo «no son realmente honestos (con) los que sufren los problemas», dijo, cuando carecen de cualquier sentido de «responsabilidad moral y rendición de cuentas moral».

«La solución está en el sentimiento y la conexión genuinos» con cada niño como si fuera propio, dijo. Sólo cuando las personas sientan auténtica compasión sentirán «el impulso sincero de actuar urgentemente».

«Tenemos que combatir esta amenaza (del trabajo infantil y la pobreza) y todas las demás crisis mediante la compasión en acción. Tenemos que crear una cultura de resolución de problemas. Globalicemos la compasión porque todos son nuestros hijos», dijo Satyarthi.


Este artículo es una traducción de un artículo publicado primero en OSV News. Puede encontrar el artículo original (en inglés) aquí.

El autorAgencia OSV News

Enseñanzas del Papa

Pedagogía de la esperanza

Francisco dibujó los trazos de un programa educativo cristiano que bien podría denominarse pedagogía de la esperanza, iluminando el camino de este Año Jubilar. 

Ramiro Pellitero·4 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 7 minutos

En pleno tiempo de Navidad, el 4 de enero, el Papa Francisco dedicó un discurso a un grupo importante de educadores católicos italianos, a partir de lo que llamó Pedagogía de Dios. Con rápidos trazos esbozó un programa para la educación de inspiración cristiana. Un programa que podríamos llamar nosotros pedagogía de la esperanza, y que ilumina nuestro camino en el año jubilar.

“¿Cuál es –se preguntaba Francisco– el método educativo de Dios?” Y se respondía: “Es el de la proximidad y cercanía”. Resonaba de fondo el trinomio que suele repetir: cercanía, compasión y ternura. Y esto nos puede llevar a preguntarnos: ¿cómo deberíamos los cristianos afrontar una pedagogía de la esperanza?

Se abre el telón de la pedagogía divina: “Como un maestro que entra en el mundo de sus alumnos, Dios elige vivir entre los hombres para enseñar a través del lenguaje de la vida y del amor. Jesús nació en una condición de pobreza y sencillez: esto nos llama a una pedagogía que valora lo esencial y pone en el centro la humildad, la gratuidad y la acogida”. 

Por contraste –explica el Papa–, la pedagogía distante y lejana de los alumnos, no sirve ni ayuda. De hecho, la Navidad nos enseña que la grandeza no se manifiesta en el éxito o en la riqueza, sino en el amor y en el servicio a los demás.  

La pedagogía de Dios

La de Dios –desgranó– es una pedagogía del don, una llamada a vivir en comunión con Él y con los demás, como parte de un proyecto de fraternidad universal, un proyecto en el que la familia ocupa un lugar central e insustituible”.

Notemos cómo esta orientación resuena con los acordes principales de las enseñanzas de Francisco, cuyo centro es la comunión con Dios y con las personas. Y que lleva a alabarle y darle gracias (Laudato si’, seas alabado), sobre todo por el don que nos ha sido hecho en el Corazón de Cristo (Dilexit nos, que nos amó). Tal es el horizonte del anuncio cristiano (Evangelii gaudium, del gozo del Evangelio). Un anuncio que implica, en efecto, el proyecto de una fraternidad universal (Fratelli tutti, todos hermanos), en el que la familia tiene un papel nuclear (Amoris laetitia, la alegría del amor).

Por ello, prosigue, la pedagogía de Dios es “una invitación a reconocer la dignidad de cada persona, empezando por los descartados y marginados, como se trataba a los pastores hace dos mil años, y a apreciar el valor de cada etapa de la vida, incluida la infancia. La familia es el centro, ¡no lo olvidemos!” 

Cabe evocar aquí la Declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Dignitas infinita (8-IV-2024) que subraya ese valor de la dignidad humana, fácilmente reconocible para el creyente, puesto que Dios ama a cada ser humano con un amor infinito y “con ello le confiere una dignidad infinita” (Fratelli tutti, 85. La expresión es de Juan Pablo II, Mensaje a los discapacitados, 16-XI-1980).

A propósito de la familia, y para invitar a la comunicación en la familia, se detiene el Papa a contar un sucedido. Una persona comía el domingo en un restaurante. En la mesa de al lado estaba una familia, el papá y la mámá, el hijo y la hija, cada uno atento a su móvil, sin hablar entre ellos. Este señor se levantó y les dijo que, puesto que eran una familia, por qué no hablaban entre ellos. El resultado es que lo enviaron a paseo y siguieron con lo que hacían…

Nuestra esperanza, motor de la educación 

En la segunda parte del discurso, Francisco se situó en el camino del jubileo que estamos comenzando. Con la Encarnación del Hijo de Dios, la esperanza ha entrado en el mundo. 

El Jubileo –señaló– tiene mucho que decir al mundo de la educación y de la escuela. De hecho, ‘peregrinos de la esperanza’ son todas las personas que buscan un sentido para su vida y también quienes ayudan a los más jóvenes a recorrer este camino”.

Así es. Un paréntesis. En el Pacto educativo global que Francisco viene proponiendo, y cuyo lanzamiento fue interrumpido por la pandemia, la cuestión del sentido ocupa un lugar central (cfr. Instrumentum laboris, 2020)  Al exponer las líneas generales de la tarea educativa que hoy necesitamos, se cita a Benedicto XVI en su Carta a la diócesis y la ciudad de Roma sobre la urgente tarea educativa (21-I-2008) cuando dice: “Se habla de una gran ‘emergencia educativa’, confirmada por los fracasos en los que muy a menudo terminan nuestros esfuerzos por formar personas sólidas, capaces de colaborar con los demás y de dar un sentido a su vida”

De hecho, las cifras –crecientes– de suicidios entre los jóvenes no hacen sino confirmar esa urgencia. (En 2023 un estudio mostró que en España, el suicidio es la primera causa de muerte en jóvenes y adolescentes entre 12 y 29 años).

Sigamos con el discurso de Francisco. Sostiene la evidencia de que la educación tiene que ver de modo central con la esperanza: la esperanza, apoyada en la experiencia de la historia de la humanidad, de que las personas pueden madurar y crecer. Y esta esperanza sostiene al educador en su tarea: 

Un buen profesor es un hombre o una mujer de esperanza, porque se entrega con confianza y paciencia a un proyecto de crecimiento humano. Su esperanza no es ingenua, está arraigada en la realidad, sostenida por la convicción de que todo esfuerzo educativo tiene valor y de que toda persona tiene una dignidad y una vocación que merecen ser cultivadas”. 

A este propósito, manifiesta el Papa su dolor cuando ve a niños que no tienen educación y que van a trabajar, muchas veces explotados, o que van a buscar comida o cosas que vender donde hay basura.

Pequeñas y grandes esperanzas

Pero, se pregunta, “¿cómo no perder la esperanza y alimentarla cada día?” 

Y aconseja: “Mantened la mirada fija en Jesús, maestro y compañero de camino: esto os permite ser verdaderamente peregrinos de esperanza. Pensad en las personas que encontráis en la escuela, niños y adultos”

Ya lo decía en la bula para la convocación del jubileo: “Todos esperan. En el corazón de toda persona anida la esperanza como deseo y expectativa del bien, aun ignorando lo que traerá consigo el mañana” (Spes non confundit, 1). 

Se trata de un argumento que ya aparecía en la encíclica Spe salvi (cfr. nn. 30 y ss.), de Benedicto XVI: están las pequeñas o más grandes esperanzas humanas (que todo el mundo tiene, en relación con el amor, el trabajo, etc.), dependiendo también de las épocas de la vida. Y luego, la esperanza que anuncia la fe cristiana: “la esperanza más grande que no puede ser destruida ni siquiera por frustraciones en lo pequeño ni por el fracaso en los acontecimientos de importancia histórica” (n. 35).

Pues bien, dice Francisco: “Estas esperanzas humanas, a través de cada uno de vosotros –los educadores–, pueden encontrar la esperanza cristiana, la esperanza que nace de la fe y vive de la caridad”. Y añade: “no lo olvidemos: la esperanza no defrauda. El optimismo defrauda, pero la esperanza no defrauda. Una esperanza que supera todo deseo humano, porque abre las mentes y los corazones a la vida y a la belleza eterna”.

¿Cómo hacer, entonces, para que esto pueda acontecer en las escuelas o en los colegios de inspiración cristiana? 

Una propuesta incisiva y articulada

He aquí la propuesta de Francisco: “Estáis llamados a elaborar y transmitir una nueva cultura, basada en el encuentro entre generaciones, en la inclusión, en el discernimiento de lo verdadero, lo bueno y lo bello; una cultura de la responsabilidad, personal y colectiva, para hacer frente a desafíos globales como las crisis medioambientales, sociales y económicas, y al gran reto de la paz. En la escuela se puede ‘imaginar la paz’, es decir, sentar las bases de un mundo más justo y fraterno, con la contribución de todas las disciplinas y la creatividad de niños y jóvenes”.

Notemos algunos elementos de la propuesta. Ante todo, el educador cristiano no sobrevuela las esperanzas humanas para tomar un atajo hacia lo único importante que sería la esperanza cristiana. Entender esto sería un error. La esperanza cristiana asume las esperanzas humanas, personales o sociales, con tal que sean verdaderas, buenas y bellas, aunque algunas puedan considerarse más pequeñas por su alcance o su duración. “La esperanza cristiana asume todas las esperanzas” que hoy tenemos, como la paz, aunque su logro nos parezca difícil o lejano. 

En segundo lugar, la gran esperanza cristiana, en ese camino de asumir las más pequeñas –si se quiere hablar así– esperanzas humanas, va haciendo una nueva cultura, que ha de ser “una cultura de la responsabilidad personal y colectiva”, precisamente a través de la educación. Pero esto requiere un esfuerzo, en el terreno personal y social, en la dirección del encuentro, la inclusión, la responsabilidad ética. 

Tercero, la enseñanza, no solo en la universidad sino ya desde la escuela o el colegio, necesita la interdisciplinariedad, es decir, el trabajo de poner a caminar juntas las distintas materias de los currículos para, que cada una aporte lo mejor en diálogo con las otras, y así puedan enriquecer la educación y ayudar mejor a los alumnos en su crecimiento personal.

En su constitución apostólica Veritatis gaudium (2017), sobre esa base antropológica o cultural de la interdisciplinariedad, Francisco plantea un paso más: la transdisciplinariedad, entendida “como ubicación y maduración de todo el saber en el espacio de Luz y de Vida ofrecido por la Sabiduría que brota de la Revelación de Dios” (cfr. 4 c).

Cuarto y último, todo ello pide, desde la escuela o el colegio, discernimiento y creatividad. Primero, en los profesores, en su mente, en su trabajo, personal y en equipo. Y después, ellos deben enseñar a los alumnos estas actitudes fundamentales: discernir lo verdadero, lo bueno y lo bello; e impulsar su creatividad. Y no para perderse en imaginaciones o ensueños inútiles, sino para “sentar las bases” de un mundo más justo y fraterno; para “hacer frente a los desafíos” tanto personales como globales.

La esperanza no es mera utopía

Alguien podría preguntar: ¿no son demasiadas metas? ¿No es este proyecto educativo que propone Francisco, un tanto utópico, quizá atractivo, pero inalcanzable en la realidad?

Y justo ante esta pregunta, en ese momento, es cuando se prueba nuestra esperanza, la de cada educador. Y, antes, la de cada familia. Y, después y a la vez, la de cada centro educativo. 

De modo que cabría decir o decirles, o decirnos: tanto tienes (tenéis) de esperanza, tanto tendrás (tendréis) de motor, para tu (o vuestra) tarea educativa. 

Por lo demás, el Papa no abandona el realismo. Dice: todo eso (imaginar la paz con sueños realistas) no será posible si la escuela permite las “guerras” entre los educadores o el bullying con o entre los alumnos… Entonces la paz sería inimaginable, como lo serían todos los sueños de la educación. 

Se acerca el final del discurso. Lo importante en la escuela o en el colegio no es el edificio, sino las personas. Por su misma naturaleza, la tarea educativa comporta un camino y una comunidad, un lugar para el testimonio de los valores humanos. 

Esto lo sabían los grandes impulsores y educadores de instituciones educativas en las que trabajan los que escuchaban ese día, directamente al Papa. Lo sabemos los que leemos ahora este discurso y deseamos aprovecharlo para seguir en la brecha educativa o recobrar nuevo impulso.

Lo sabe bien Francisco. Y ofrece, para terminar, unos pocos consejos o sugerencias que, en su aparente sencillez, merecen ser meditadas y trabajadas. Apelan tanto a la “pasión educativa” como a la responsabilidad y al discernimiento de los educadores y de los directivos de los centros educativos.

Están condensadas en este párrafo:

“No olvidéis nunca de dónde venís, pero no caminéis con la cabeza vuelta hacia atrás, lamentándoos de los viejos tiempos. Pensad más bien en el presente de la escuela, que es el futuro de la sociedad, en plena transformación epocal. Pensad en los jóvenes profesores que dan sus primeros pasos en la escuela y en las familias que se sienten solas en su tarea educativa. Proponed a cada uno vuestro estilo educativo y asociativo con humildad y novedad”.

Francisco anima a trabajar juntos en el camino de la esperanza: “La esperanza nunca defrauda, nunca, la esperanza nunca se queda quieta, la esperanza siempre está en camino y nos mantiene en marcha”.

Cultura

En busca del fundamento teológico de la música sacra y litúrgica

El planteamiento sobre la música ha de ser teológico y litúrgico. Si se hubiera adoptado esta perspectiva desde el principio, muchos problemas históricos podrían haberse evitado, y los frutos espirituales en el mundo habrían sido mayores.

Ramón Saiz-Pardo Hurtado·4 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 10 minutos

Hace un tiempo, mientras preparaba una conferencia sobre música sacra, recordé un episodio bíblico que siempre me impacta por su fuerza: el canto del Pueblo de Israel tras cruzar el mar Rojo. Aquella escena, recogida en el libro del Éxodo, nos muestra una respuesta de asombro y gratitud frente a la intervención salvadora de Dios:

Cantaré al Señor, gloriosa es su victoria… Mi fuerza y mi poder es el Señor, Él fue mi salvación. (Éx 15,1b-18).

Este momento no es solo un relato histórico, sino una clave teológica. Frente a lo inefable —el amor de Dios, su portento para salvar al Pueblo—, las palabras no bastan. Es entonces cuando surge el canto, como lenguaje capaz de expresar lo que el momento exige.

¿Estamos perdiendo el sentido de lo inefable?

    Para ilustrar la conferencia, quise buscar cómo habían representado esos momentos las películas clásicas sobre Moisés. Mi sorpresa fue mayúscula: muchas omitían el canto, centrándose en el prodigio de las aguas abiertas, desdibujando la reacción del Pueblo. Esto me llevó a formularme una pregunta: ¿estamos perdiendo la capacidad de reconocer lo inefable?

    Vivimos en una cultura que parece convencida de que todo puede decirse, explicarse o definirse. Pero la realidad nos recuerda una y otra vez que hay cosas que escapan a nuestras palabras: ¿cómo describir el color amarillo a una persona ciega de nacimiento? ¿Cómo explicar a un sordo el sonido de una trompeta? Incluso en cuestiones tan humanas como el amor o la amistad, las palabras se quedan cortas.

    La música como lenguaje

      Entonces, si no somos capaces de abarcar con el lenguaje ordinario lo que nos rodea, ¿cómo podríamos encerrar en palabras el misterio de Dios, el amor que nos profesa, nuestro temor y agradecimiento? Además, ¿cómo podríamos dialogar verdaderamente con Él si nos negamos a desplegar todas las capacidades que Él mismo ha impreso en nuestra naturaleza para ello? 

      Pensemos en la liturgia. Es el ámbito privilegiado donde Dios nos habla de Él, no solo con palabras, sino a través de signos, gestos, colores, olores y, por supuesto, música. La liturgia que Jesucristo nos ha regalado tiene un carácter profundamente dialógico: quiere ser un encuentro entre Él y nosotros. Y san Agustín, a pesar del dilema personal que mantenía con la música por sus raíces neoplatónicas, nos dice: «Cantar es expresión de alegría y, si lo consideramos más atentamente, es expresión de amor» (Sermón 34).

      Un apunte fundamental, de otro orden: si resulta que Jesucristo mismo y sus discípulos cantaron en la Última Cena, ¿quién podría pretender cualquier objeción contra el canto litúrgico? 

      Hasta aquí, todo parece precioso y coherente. Pero entonces, ¿qué ocurre hoy en nuestras parroquias?

      Música, belleza y misterio

        En primer lugar, la ‘Música’. ¿Qué hace un tema como este en una revista teológica tan seria como Omnes? La pregunta no es obvia y merece una consideración. Joseph Ratzinger la considera ‘música de la fe’, porque procede de la fe y nos conduce a ella. Esto, por sí solo, bastaría para justificar el lugar de la música sacra en la reflexión teológica.

        Sin embargo, cuando hablamos de ‘música litúrgica’, sus palabras adquieren aún mayor peso. Comentando el Concilio Vaticano II —»el canto sagrado, unido a las palabras, constituye una parte necesaria o integral de la Liturgia solemne» (Sacrosanctum Concilium, 112)—, Ratzinger señala con claridad: la música misma es liturgia. Por tanto, la respuesta está servida: hablamos de música en Omnes —de cierta música, claro— porque hablamos de teología.

        La ‘Belleza’, que también tiene mucho que decir en este ámbito, la trataremos más adelante. En cuanto al ‘Misterio’, centraremos nuestra reflexión principalmente en la música litúrgica, sin dejar de iluminar lo que pueda aportarnos sobre la música sacra en general. Así podremos profundizar con mayor claridad.

        Diálogos… ¿imposibles?

          Después de veintiún siglos de historia de la Iglesia, la música litúrgica sigue siendo una cuestión pendiente en muchos lugares. Los problemas son evidentes y pueden observarse con una simple prueba: preguntar la opinión de dos o tres personas de la misma parroquia sobre la música de la Misa. Lo más probable es que, si no se maneja la conversación con tacto, la discusión termine en un conflicto.

          Entonces surge una pregunta: ¿por qué no dialogan el músico y el liturgista para aclarar las cosas? Aunque la idea parece lógica, hoy por hoy, en muchos casos, resulta imposible. El motivo es claro: el contenido de esa conversación debería ser teológico y litúrgico, pero la teología necesaria para sostenerla aún no está suficientemente elaborada.

          Un ejemplo ilustrativo

            Imaginemos una conversación entre un liturgista y un músico:

             — Liturgista (L): Necesito que me compongas algo para el ofertorio de la Misa del domingo.

             — Músico (M): De acuerdo, ¿qué quieres que diga mi música?

             — L: No sé, algo bonito. ¡Tú sabrás!

             — M: Espera, yo sé de música, pero te estoy preguntando qué debe expresar mi música en el ofertorio de este domingo. Eso es algo que tú deberías decirme.

             — L (entre dientes): Estos músicos… ¡siempre complicándolo todo!

            La conversación termina en un punto muerto porque ninguno de los dos tiene las herramientas necesarias para avanzar. El músico busca significado y propósito; el liturgista no puede articularlo. Y no es ignorancia de un liturgista concreto. ¿Una prueba? Los libros litúrgicos utilizan expresiones del tipo: «Cántese aquí un canto adecuado«. En casos más favorables las indicaciones llegan a proponer el texto de un salmo, a modo de ejemplo. ¿Y la música? ¿Cuándo es ‘adecuada’? ¿O es que la música es neutra y no dice nada? Estas preguntas son las que necesitamos abordar con urgencia para construir un diálogo fructífero.

            Una cuestión de raíces profundas

              La falta de comunicación entre músicos y liturgistas no es superficial; tiene raíces profundas. Recordemos que la liturgia no es un simple evento humano: es un don divino, entregado al precio de la Cruz. Su configuración adecuada no depende únicamente de buenas intenciones; requiere que reconozcamos que su verdadera obra la realiza el Espíritu Santo, aunque Él quiera contar con nuestra colaboración. Aquí, precisamente, radica el corazón de la actividad musical dentro del canto litúrgico.

              Dos reflexiones ayudan a entender mejor este punto. Primero, pensemos en lo difícil que sería plantear un cambio mínimo en el texto de la Plegaria eucarística. Ahora contrastémoslo con la facilidad con que, en ocasiones, se improvisa o trivializa el canto de la Misa, incluso en celebraciones solemnes. Por no mencionar las insólitas ofertas disponibles en internet para la música de un matrimonio católico…

              La segunda reflexión surge de una experiencia vivida en el querido continente americano. En una facultad de teología, intentaba explicar estos argumentos sobre la necesidad de un desarrollo teológico para la música litúrgica. Al principio, parece que no fui claro, porque una profesora comentó: —Entonces, lo que usted busca es el estilo de la música litúrgica,  ¿verdad?

              Este comentario me dio la oportunidad de aclarar un punto fundamental: el enfoque no está en los estilos ni en los instrumentos. Está en los fundamentos teológicos.

              Más allá del gusto y el estilo

                Es necesario un desarrollo teológico serio sobre una materia que siempre parece que se escapa entre los dedos. Llevar la música a esta profundidad abre a la libertad, a la riqueza y a la profundidad del Misterio de Dios. Sin esta perspectiva, todo debate sobre música litúrgica termina reducido al gusto personal o a la posibilidad de usar violines o guitarras. De hecho, esta tensión no es nueva: hace más de un milenio ya se debatía algo similar, aunque bajo otras formas.

                El Magisterio pontificio ha dejado muchas indicaciones, pero el desarrollo teológico sigue siendo insuficiente. Las preguntas, en ocasiones, son sorprendentes: ¿qué significa que el canto gregoriano es «supremo modelo de toda música sagrada» (san Pío X, Motu proprio Tra le sollecitudini, 4)? Otras veces, las preguntas son esenciales: ¿qué debe tener una música para poder llamarse litúrgica? 

                Hacia una nueva época

                  Este desarrollo teológico es necesario y requiere el esfuerzo conjunto de teólogos y liturgistas, músicos, musicólogos y filósofos. Se trata de una cuestión abierta y activa, pues todo este volumen de estudio debe terminar en la composición y ejecución de una música, que es litúrgica.

                  Lo que queremos transmitir es que estamos asistiendo a una novedad importante: se está abriendo un camino epistemológico que invita a una época nueva en los trabajos. Este es el programa que queremos proponer en estas líneas y en contribuciones sucesivas: estos caminos y modos que permiten trabajar conjuntamente a los estudiosos de materias que tradicionalmente se han considerado dispares, pero que no lo son, porque dicen de Dios y dicen a Dios en la liturgia.

                  Una cuestión teológica (I). La música dice

                    Por tanto, el planteamiento sobre la música ha de ser teológico y litúrgico. Si se hubiera adoptado esta perspectiva desde el principio, muchos problemas históricos podrían haberse evitado, y los frutos espirituales en el mundo habrían sido mayores. 

                    Queremos detenernos en una idea clave: la música dice. Para los escépticos, el impacto comunicativo de la música puede parecer discutible. Sin embargo, cuando hay intereses económicos, la cuestión se reconoce de inmediato. Basta pensar en cómo la música se utiliza estratégicamente en publicidad o cine para transmitir mensajes concretos. Para ilustrarlo, recomendamos estos vídeos, accesibles públicamente, que son ejemplos elocuentes:

                    Ejemplo 1:

                    Ejemplo 2:

                    La tarea de transmitir ese mensaje musical pertenece al arte y al oficio del compositor. Ahí es donde comienza el diálogo potencial entre el músico y el liturgista, siempre que ambos estén dispuestos y tengan claro su oficio. La cuestión central será qué es lo que la música tiene que decir en el contexto litúrgico.

                    Aprendiendo del pasado

                      En esta serie de publicaciones que iniciamos, nuestra intención es partir de lo que ya existe en la historia de la música —que es testigo de innumerables aciertos— y aprender de ello. Así podremos discernir qué debemos continuar haciendo y cómo hacerlo mejor. La ventaja que tenemos hoy —insistimos— es que ahora conocemos el método. Sin embargo, el trabajo por delante sigue siendo inmenso.

                      Antes de describir este planteamiento general, queremos detenernos en un punto de partida que quizá sea familiar para algunos. Estamos hablando de liturgia y, como hemos explicado, en la liturgia las palabras no son suficientes.

                      Una cuestión teológica (II). Un juego concreto

                        Romano Guardini, en El espíritu de la liturgia, propuso hace poco más de un siglo que la liturgia, bajo ciertos aspectos, puede ser entendida como un juego. Los juegos crean un pequeño universo donde las preocupaciones cotidianas se desvanecen y emerge un mundo con reglas propias, que aparece y desaparece en el tiempo.

                        La leyenda de la conversión del príncipe Vladimiro de Kiev añade una dimensión importante a esta idea. Según el relato, al buscar una religión para su pueblo, Vladimiro llamó a representantes de algunas de las principales religiones para hablar con ellos. Dado que ninguno lo convenció, decidió enviar emisarios a las celebraciones religiosas de los diferentes credos. Al regresar, los que habían asistido a la liturgia en Santa Sofía, Constantinopla, dieron un testimonio conmovedor: «No sabemos si estuvimos en el cielo o en la tierra. Pero hemos experimentado que allí, Dios está entre los hombres». La liturgia no tenía intención de convencer a nadie. El argumento definitivo para el príncipe Vladimiro fue que allí todas las cosas se hacían, no por un objetivo, sino solo por agradar a Dios.

                        Ratzinger, sin rechazar completamente la visión de Guardini, matiza la idea. La liturgia puede parecerse a un juego, pero no a cualquier juego, porque tiene que ver con el modo justo de adorar a Dios. Solo Él sabe cómo quiere ser adorado, y Jesucristo nos lo ha querido revelar. Desde esta perspectiva, la liturgia se convierte en una anticipación de la vida futura (Sacrosanctum Concilium, 8).

                        La liturgia, entre el juego y la adoración

                          Por tanto, un juego con unas reglas para la adoración, en las que conocemos que damos gusto a Dios. En el seno de esas reglas, se juega en libertad. Todos juegan bajo las mismas reglas, aunque algunos lo hacen mejor que otros, porque la clave está en lanzarse en busca de lo esencial: un espacio de verdad y belleza donde Dios viene a nuestro encuentro para que lo busquemos y lo hallemos. Ahora, el carácter dialógico de la liturgia se entiende con mayor profundidad.

                          Pues bien, este contexto de verdad y belleza, de libertad para encontrar lo esencial,  es señalado por dos autores como importante para el desarrollo de la música sacra. Los dos autores son Joseph Ratzinger y el padre Angelo De Santi, S.J. (1847-1922), quien intervino directamente en la redacción del Motu proprio Tra le sollecitudini de san Pío X (1903). La referencia que hacen ambos es el capítulo VIII de la Política de Aristóteles, unida a la noción de paideia griega. El desarrollo no es inmediato, pero podemos proponer aquí las conclusiones.

                          Música, paideia y la educación de la libertad

                            La paideia griega era una guía educativa con una dimensión religiosa, orientada a conducir al individuo hacia lo esencial. Por otro lado, el contenido de este capítulo último de la Política aborda la educación como el medio para formar al individuo más allá de las necesidades útiles y prácticas, orientándola hacia el ocio entendido como actividad noble y elevada. Este ocio no es simple descanso, sino un espacio para el cultivo de la verdad, la belleza y la plenitud humana.

                            La clave para nuestra reflexión está en que Aristóteles identifica a la música como la disciplina principal para esta formación, gracias a su capacidad única para moldear el alma y las emociones. Más que simple entretenimiento, la música es una herramienta educativa que fomenta la armonía interior, el carácter virtuoso y la integración en una comunidad orientada al bien común. Joseph Ratzinger lo explica así:

                            Si pensamos que la Iglesia, debido al lugar en que se formó, hizo suya, en muchos aspectos, la actitud de la polis clásica, la asociación aristotélica de polis y música habría supuesto un punto de partida ideal para la cuestión de la música sacra. 

                            Y también: 

                            La teoría de la música que Aristóteles desarrolla en su Política VIII está fuertemente influida por la idea de la paideia, que, en la educación musical, va más allá de lo necesario y de lo útil, y pretende capacitar para el buen empleo del tiempo libre, transformándose así en una educación para la libertad y la belleza.

                            (J. Ratzinger, El fundamento teológico de la música sacra). 

                            Nuestro propósito

                              Para abordar este tratamiento de la música como liturgia, comenzaremos con una serie de artículos sobre la música en la historia de la Iglesia. Se tratará de un recorrido particular, de una historia de la música sacra. La conclusión será, al mismo tiempo, inquietante y esperanzadora. 

                              Posteriormente, nos dedicaremos a desplegar la cuestión teológica. Señalamos desde este momento que el desarrollo requiere no una, sino dos perspectivas teológicas, distintas y complementarias. Sirva ahora una breve descripción:

                              1. Teología de la música sacra (TMS). Este enfoque busca responder preguntas fundamentales sobre la música sacra, de manera análoga a como la teología reflexiona sobre la naturaleza de la liturgia y el culto. Es un estudio amplio que se basa en contribuciones de diversas disciplinas, desde la antropología teológica y filosófica hasta áreas específicas como la cristología, la escatología, la teología de la creación, la encarnación y la liturgia. Su objetivo principal es entender qué es la música sacra, cuál es su naturaleza y cómo se vincula con la revelación divina.

                              2. Teología litúrgico-musical (TLM). Aquí encontramos la propuesta epistemológica más  novedosa. La TLM es una extensión de la teología litúrgica que se integra con los medios específicos de la música y la musicología. Para comprender mejor este enfoque, es útil observar cómo se entiende la teología litúrgica en general.

                              La teología litúrgica estudia la liturgia in actu, es decir, desde la vivencia concreta de cada celebración. Analiza, por ejemplo, el significado teológico de un salmo responsorial en el contexto de una celebración específica; el simbolismo de ciertos gestos del celebrante; o las peculiaridades de un momento litúrgico particular. Este enfoque trasciende lo descriptivo y responde al lema clásico fides quaerens intellectum: busca a Dios y su Palabra en el acto mismo de la liturgia.

                              De manera análoga, la TLM se centra en el estudio teológico de la música litúrgica in actu. Su tarea es explorar cómo la música contribuye a la teología existencial propia de cada celebración, añadiendo una dimensión única y específica que no se encuentra en ningún otro elemento de la liturgia.

                              Un diálogo necesario

                                Nuestra propuesta sostiene que la TMS y la TLM deben desarrollarse en constante comunicación. La TMS proporciona las bases conceptuales y teológicas, mientras que la TLM se enfoca en la aplicación concreta de la música en el contexto litúrgico. Sin embargo, el resultado de esta colaboración no se queda en la teoría: culmina en el acto musical, que tiene la capacidad de expresar litúrgicamente la Palabra de Dios y de manifestar al Cristo presente en la liturgia.

                                Este proyecto trasciende el ámbito estrictamente teológico e involucra disciplinas como la musicología, la antropología y la estética para que la teología encuentre su expresión final en la música. En este sentido, el acto musical litúrgico no es solo arte, sino también teología vivida.

                                En los próximos artículos de esta serie empezaremos, pues, nuestro recorrido particular por la historia.

                                El autorRamón Saiz-Pardo Hurtado

                                Profesor Asociado, Universidad Pontificia de la Santa Cruz. MBM International Project (Música, Belleza y Misterio)

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                                Educación

                                Explorando el crecimiento de la educación clásica católica en artes liberales

                                Jay Boren, director de la St. Benedict Classical Academy desde 2015, considera que cultivar la sabiduría y la virtud en la búsqueda de la verdad y la conformidad con Cristo es el propósito final de la educación clásica católica.

                                Agencia OSV News·4 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

                                —OSV Noticias / Charlie Camosy

                                Jay Boren, director de la St. Benedict Classical Academy desde 2015, considera que cultivar la sabiduría y la virtud en la búsqueda de la verdad y la conformidad con Cristo es el propósito final de la educación clásica católica. Habló recientemente con Charlie Camosy de OSV News sobre volver al corazón de la educación católica y si la educación católica está experimentando un momento de «renacimiento» después de un aumento prometedor en la matrícula en las escuelas católicas en 2023.

                                Un buen número de personas ha oído hablar mucho más de la educación católica clásica en los últimos años, pero puede que no sepan exactamente lo que significa o a qué se refiere. Empecemos por ahí: ¿Qué es la educación católica clásica? Es algo mucho más fundamental que el mero aprendizaje del latín y la lectura de «La Odisea», ¿verdad?

                                – La educación católica clásica consiste menos en aprender latín y leer «La Odisea» y más en volver a lo que la gente de la tradición clásica y medieval pensaba que era el verdadero propósito de la educación, es decir, el cultivo de la sabiduría y la virtud, y la conversión de nuestras mentes y corazones hacia lo que es verdadero, bueno y bello.

                                Como católicos, creemos que este proceso de conversión nos conforma a Cristo y nos conduce a Dios. En otras palabras, una educación católica clásica nos ayuda a cumplir el fin para el que fuimos creados: conocer, amar y servir a Dios.

                                La educación católica clásica se esfuerza por recuperar una conexión con esta concepción tradicional de lo que es la educación. Ciertamente pensamos que leer textos clásicos y aprender latín es importante, pero sólo porque nos conectan con la sabiduría de nuestra tradición.

                                Queremos que nuestros alumnos sepan lo que es verdadero, bueno y bello, pero sería terriblemente presuntuoso pensar que nos corresponde a nosotros decidir lo que cuenta como «verdad». Para ello, tenemos que volver humildemente a nuestra tradición: a lo que ha resistido la prueba del tiempo y a lo que las mejores mentes y las almas más nobles de la historia nos han enseñado y mostrado sobre esas cosas.

                                Esta idea de para qué sirve la educación contrasta con una perspectiva que ve la educación principalmente como preparación para la universidad o la carrera profesional. Ciertamente queremos que nuestros estudiantes encuentren un trabajo significativo, se ganen la vida y mantengan a sus familias. Pero ese objetivo es secundario. Si estamos produciendo graduados que entran en las mejores universidades y terminan ganando mucho dinero en sus trabajos, pero no son virtuosos, no se esfuerzan por la santidad y no tienen el deseo de buscar la verdad, no lo consideraríamos un éxito. Esto no vende bien a nuestros estudiantes. Están llamados a mucho más.

                                Están llamados a florecer plenamente, con todas las facultades de sus mentes, corazones y almas liberadas para conocer lo que es verdadero, amar lo que es bello y hacer lo que es bueno. San Ireneo decía que la gloria de Dios es el hombre plenamente vivo. Queremos que nuestros alumnos estén plenamente vivos para que puedan dar gloria a Dios.

                                ¿Es demasiado fuerte llamar explosión de la educación católica clásica a lo que está ocurriendo últimamente? Parece que mire donde mire hay una nueva escuela que se crea, una nueva conferencia sobre el tema, sociedades profesionales que se reúnen anualmente, más escuelas católicas típicas que «se vuelven clásicas» y más. ¿Puede hacernos una breve descripción de lo que está ocurriendo ahora?

                                – No sé si es una explosión o no, ¡pero desde luego es un renacimiento! Cada mes se fundan nuevas escuelas en todas las regiones del país. Personalmente hablo con ocho o diez personas al año que están en proceso de fundar una nueva escuela. Es muy emocionante oír hablar de cosas nuevas que se fundan dentro de la Iglesia y en su mayoría por laicos. Las escuelas fueron lo primero, pero también estamos viendo cómo se fundan muchas iniciativas nuevas para responder a las necesidades de esas escuelas. El renacimiento de la educación clásica también está sirviendo como vehículo creativo para conectar a fieles católicos de todo el país que participan en la renovación de la educación católica.

                                Estas nuevas escuelas están respondiendo a una demanda muy real que existe en la Iglesia en estos momentos. Hay muchos padres que desean fervientemente una educación clásica rigurosa que se forme y se fundamente en el catolicismo auténtico. Creo que éste es definitivamente un «momento» para la Iglesia y para la educación católica. De nosotros depende cómo afrontemos ese momento.

                                Una de las cosas que más me entusiasma de este movimiento es que nos obliga a revisar el modelo de escuela católica y a reimaginar nuestra concepción de la educación católica.

                                Muchas de estas escuelas fueron fundadas por laicos. Suelen estar dirigidas y gobernadas por un consejo de administración laico. Están dejando atrás un modelo que dependía en gran medida de las órdenes religiosas. Averiguar cómo gestionar sus escuelas tras la pérdida de esas órdenes es algo en lo que la Iglesia estadounidense ha fracasado. Esto es muy emocionante, porque en lugar de gestionar el declive, estamos construyendo algo nuevo que está vivo y creciendo. Como señala nuestro capellán, el padre Peter Stamm: «Las cosas sanas crecen».

                                Usted personalmente ha estado haciendo su parte para liderar esta tendencia como director de una nueva escuela católica clásica. ¿Puede decir algo sobre lo que usted y su comunidad han creado?

                                – Todo esto ha sido una bendición y algo increíblemente emocionante de lo que formar parte. Nuestra escuela tiene 12 años, yo llevo aquí 10 años. Hemos pasado de tener 60 alumnos cuando llegué a más de 320 este año. Una escuela que comenzó en un espacio de oficinas compartidas acaba de mudarse a un edificio escolar de majestuosa belleza y diseño clásico.

                                Sin embargo, por hermosa que sea la escuela, lo mejor de esta escuela es la comunidad. Tenemos familias que conducen una hora en cada sentido, pasando por muchas escuelas en el camino, para traer a sus hijos a nuestra escuela. Tener una escuela que está alineada con la misión en todos los ámbitos es algo único y una bendición. Hemos trabajado duro para asegurar que las familias alineadas con la misión que desean esta educación puedan acceder a ella, independientemente de su capacidad para pagar la matrícula completa. Hemos luchado para mantener la matrícula lo más asequible posible y también seguimos siendo inflexibles a la hora de invertir en un sólido programa de ayuda a la matrícula. Tenemos previsto conceder más de 1.000.000 de dólares en ayudas a la matrícula el año que viene.

                                Me encanta todo de esta escuela, pero el aspecto más importante, sin duda, es la comunidad. A menudo digo que lo que más me gusta de este colegio son los amigos de mis hijas. Ha sido tan edificante ver cuántas familias desean esta educación para sus hijos y lo ven como una inversión digna de su tiempo, energía y dinero.

                                Desde su punto de vista, ¿qué puede hacer la Iglesia en general para apoyar esta tendencia en la educación católica? Estoy pensando en particular en ayudar a orientar y formar a los nuevos profesores y al personal cuando se trata de pensar en una dirección que pueden encontrar poco clara o incluso intimidante.

                                – Cada día surgen nuevas iniciativas para afrontar este momento. Somos miembros del Instituto para la Educación Liberal Católica. Estuvieron realmente a la vanguardia del diseño de programas para apoyar a las escuelas que estaban cambiando su programación o que se estaban fundando. Muchos colegios católicos están diseñando programas para ayudar a formar estudiantes que deseen trabajar en estas escuelas.

                                Tom Carroll ha fundado el Proyecto Talento Católico para ayudar a reclutar y formar profesores para estas escuelas. Están sucediendo muchas cosas buenas. Creo que esta tendencia no hará más que continuar y necesitaremos aún más iniciativas para ayudar a afrontar este momento. Tantos sacerdotes han apoyado nuestros esfuerzos y nuestro seminario local y los seminaristas han sido tan solidarios, que me encantaría ver crecer más asociaciones entre seminarios y estas nuevas escuelas.

                                Además, desde una perspectiva aún más amplia, espero que la Iglesia siga inspirando y animando a los jóvenes a estudiar literatura, historia, filosofía… ¡las artes liberales! Y confío en que el esfuerzo por dominar estas grandes disciplinas en los niveles más altos de la educación les ayude a discernir su vocación personal y profesional.

                                Hemos contratado a profesores jóvenes increíbles y con talento que no han estudiado educación explícitamente y, sin embargo, gracias a una estrecha tutoría, al desarrollo profesional y, lo que es más importante, a la profunda sabiduría que han adquirido a través de sus propios estudios, han sido capaces de dar en el clavo como profesores.


                                Este artículo es una traducción de un artículo publicado primero en OSV News. Puede encontrar el artículo original (en inglés) aquí.

                                El autorAgencia OSV News

                                Zoom

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                                Un avión sobrevuela el Aeropuerto Ronald Reagan de Washington, tras la colisión del vuelo 5342 de American Eagle y un helicóptero.

                                Redacción Omnes·3 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto
                                Artículos

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                                Rome Reports·3 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto
                                rome reports88

                                El Papa Francisco rezó el Ángelus ante más de 20.000 fieles congregados en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano. Durante su mensaje, el pontífice hizo un llamado especial a las parejas, invitándolas a acoger el don de la vida y a valorar la importancia de la familia como un regalo divino. Además, destacó la necesidad de proteger y cuidar la vida en todas sus etapas, recordando el papel fundamental del amor y la responsabilidad en la construcción de un futuro más solidario y humano.


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                                La Jornada de la Vida Consagrada, antídoto contra el individualismo

                                Tanto el Papa Francisco como la Prefecta para los Institutos de Vida Consagrada, sor Simona Brambilla, han subrayado el fin de semana el “antídoto contra el individualismo solitario” que suponen los votos de la vida consagrada.    

                                CNS / Omnes·3 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

                                El modo en que las mujeres y los hombres consagrados viven sus votos de pobreza, castidad y obediencia puede ofrecer luz y esperanza a un mundo que busca relaciones auténticas marcadas por el amor y la entrega, dijo el Papa Francisco en las vísperas de la fiesta de la Presentación del Señor.

                                Con la mirada puesta en la celebración en la Iglesia católica de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, que se celebró ayer, el Papa agradeció a los miembros de las congregaciones religiosas su testimonio, señalando que es “levadura para la Iglesia”. 

                                El Papa Francisco estuvo acompañado por cientos de hermanas, hermanos, vírgenes consagradas y sacerdotes de órdenes religiosas, incluida la nueva dirección del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, la Misionera de la Consolata Simona Brambilla, prefecta; y el cardenal Ángel Fernández Artime, salesiano, pro-prefecto.

                                Portadores de luz y de paz

                                En la víspera, el Pontífice invitó a los consagrados a ser portadores de luz y de paz a través de los votos de pobreza, castidad y obediencia. Y recordó que el “regreso a los orígenes” más importante “es el regreso a Cristo y a su ‘sí’ al Padre”, ha informado Vatican News.

                                La pobreza “tiene sus raíces en la vida misma de Dios, eterno y total don recíproco del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. En el ejercicio de la pobreza, la persona consagrada, con un uso libre y generoso de todas las cosas, se hace para estas mismas, portadora de bendición”.

                                La castidad tiene un “origen en la Trinidad y manifiesta un reflejo del amor infinito que une a las tres Personas divinas”. Su profesión, en la renuncia al amor conyugal y en el camino de la continencia, reafirma el primado absoluto, para el ser humano, del amor de Dios, acogido con corazón indiviso y nupcial (cf. 1 Co 7,32-36), y lo indica como fuente y modelo de cualquier otro amor”.

                                Obediencia frente al individualismo

                                Sobre el voto de la obediencia, el Pontífice indicó que “es un antídoto a tal individualismo solitario, promoviendo, en su lugar, un modelo de relación basado en la escucha efectiva, en la que al ‘decir’ y al ‘oír’ sigue la concretización del ‘actuar’, aun a costa de renunciar a los propios gustos, programas y preferencias. En efecto, sólo de esta manera la persona puede experimentar al máximo la alegría del don, derrotando a la soledad y descubriendo el sentido de la propia existencia en el gran plan de Dios”.

                                Sor Simona Brambilla: “pasar del yo al nosotros”

                                En una reflexión sobre la Jornada mundial publicada en L’Osservatore Romano, la prefecta del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, sor Simona Brambilla se refirió a que “el Documento Final del Sínodo sobre la Sinodalidad afirma que ‘la vida consagrada está llamada a interpelar a la Iglesia y a la sociedad con su voz profética’. 

                                Y señaló “el Papa Francisco ha hablado repetidamente de la llamada a pasar del yo al nosotros, de la necesidad de ‘encontrarnos en un nosotros más fuerte que la suma de pequeñas individualidades’ (Fratelli tutti, 78), del ‘desafío de descubrir y transmitir la mística de vivir juntos’ (Evangelii gaudium, 87), de la ‘experiencia liberadora y responsable de vivir como Iglesia la mística del nosotros’ (Veritatis gaudium sobre las universidades y facultades eclesiásticas, 4)”.

                                “Único cuerpo, Pueblo de Dios”

                                “El proceso sinodal ha retomado, entre otras, la imagen paulina del único cuerpo, y nos ha hecho experimentar el ‘sabor espiritual’ de ser Pueblo de Dios, reunido de todas las tribus, lenguas, pueblos y naciones, viviendo en contextos y culturas diferentes. Nunca es la mera suma de los bautizados, sino el sujeto comunitario e histórico de la sinodalidad y de la misión”, ha escrito la Prefecta.

                                “Todo está relacionado”, “todo está conectado” -prosigue-. “Este es el estribillo que recorre la ‘Laudato si’ del Papa Francisco. La imagen del cuerpo expresa de manera plástica y clara la conexión que existe entre nosotros: nosotros criaturas, nosotros humanos, nosotros cristianos, nosotros miembros del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia, nosotros pertenecientes a un Instituto de Vida Consagrada, a una Sociedad de Vida Apostólica, a una Familia espiritual animada por un carisma único y original. Como en un cuerpo físico, cada parte, cada órgano, cada célula de un «cuerpo carismático» influye en el resto (…).

                                El carisma es “Espíritu, es Vida”

                                Sor Simona Brambilla añade a continuación: “El Carisma no es propiedad de un Instituto, de una Sociedad, de una Familia Carismática. Es un don de Dios al mundo, es Espíritu, es Vida. El Instituto (o Sociedad, o Familia) y cada hermana y hermano que es miembro de él, lo recibe como un don gratuito, una fuerza vital a la que hay que dejar fluir creativamente, libremente, no para ser ‘momificada’ o embalsamada como una pieza de museo”.

                                “En palabras del Papa Francisco: ‘Todo carisma es creativo, no es una estatua de museo, no, es creativo. Se trata de permanecer fieles a la fuente original esforzándose por repensarla y expresarla en diálogo con las nuevas situaciones sociales y culturales. Tiene raíces firmes, pero el árbol crece en diálogo con la realidad. Este trabajo de actualización es tanto más fecundo cuanto más se realiza armonizando creatividad, sabiduría, sensibilidad hacia todos y fidelidad a la Iglesia’ (Al Movimiento de los Focolares, 6 de febrero de 2021)”.

                                El autorCNS / Omnes

                                Evangelización

                                San Óscar, apóstol de Escandinavia

                                El francés san Ansgario (Óscar) fue obispo de Hamburgo y Brema, y sembró en tierras escandinavas la primera semilla del anuncio de la fe en Cristo. La Iglesia celebra también hoy, 3 de febrero, a san Blas, médico y más tarde obispo de Sebaste (Armenia) en el siglo IV. San Blas realizó numerosos milagros y se le invoca por las enfermedades de la garganta.   

                                Francisco Otamendi·3 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

                                San Ansgario (Óscar), natural de Corbie (Francia), fue un gran erudito que desde muy joven estudió con los benedictinos en la abadía de Corbie. Siendo monje, fue designado por el Papa Gregorio IV como legado para todas las tierras escandinavas del norte de Europa, anunciando el Evangelio en Dinamarca y Suecia. Desde muy joven fue obispo de Hamburgo.

                                Años más tarde, debido al empuje de los vikingos, se vio obligado a refugiarse en Bremen donde, como obispo, pasó los últimos años de su vida trabajando, según algunas fuentes, en la edición de una Biblia para los pobres. En la catedral de la ciudad se conservan fragmentos de esa antigua Biblia. San Óscar murió en el año 865, sin haber visto realizado el sueño de una profunda evangelización del norte de Europa, pero con la alegría de haber sembrado la primera semilla de fe en esas tierras.

                                La Iglesia celebra hoy también el patronazgo de san Blas de los otorrinolaringólogos y para los males de la garganta. Se debe a que, según la tradición, en una ocasión salvó la vida a un niño al que se le clavó en la garganta una espina de pescado. En el siglo XVII, el obispo y mártir san Blas, gozaba de gran popularidad como santo protector frente a las enfermedades, por lo que fue representado en la imaginería de la catedral de Oviedo. En el monasterio de las Pelayas, vecino a la catedral, se venera una reliquia del santo, que es muy popular en Paraguay.

                                El autorFrancisco Otamendi

                                Evangelización

                                El obispo Martinelli habla del “milagro” de Dubai y quiere estar en Yemen

                                El obispo capuchino Paolo Martinelli (Milán, 1958), es vicario de Arabia del Sur, jurisdicción eclesiástica que incluye Yemen, Omán y Emiratos Árabes Unidos. En su paso por Madrid, afirma que desea retomar la presencia de la Iglesia en Yemen. Revela también que “en Dubai tenemos la parroquia más grande del mundo, con más de 150.000 fieles cada fin de semana, de cien países. Todos migrantes. Es un ‘milagro’”.  

                                Francisco Otamendi·3 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

                                Con 66 años, el italiano Paolo Martinelli muestra el empuje de un veinteañero. Acaba de predicar esta semana los ejercicios espirituales a los sacerdotes de Comunión y Liberación en España, y se le nota con gran ánimo. 

                                Martinelli pasó de ser obispo auxiliar de Milán (2014) a vicario de la jurisdicción eclesiástica de Arabia del Sur (2022), con casi un millón de fieles católicos, procedentes de más de cien países, 65 sacerdotes, 50 religiosas. “Arabia del Sur es una iglesia de migrantes”, afirma.

                                “Hasta el obispo es migrante”

                                El 85 por ciento son de rito latino, y el 15 por ciento, de iglesias católicas orientales. “Todos somos migrantes, incluso el obispo es migrante”, ha dicho en Madrid. En efecto, unos cientos de personas de Comunión y Liberación le escucharon y aplaudieron con ganas en el espacio de la Fundación Pablo VI, y quién sabe si clavó el arpón misionero a más de un asistente. 

                                En el cartel, bajo el título del coloquio con José Luis Restán (‘Ser cristiano en Oriente Medio’), figuraba una frase suya, que desarrolló luego: “Estar en misión significa ser enviado por alguien, a alguien, con alguien”.

                                De la urbe al desierto

                                Martinelli pasó de la ciudad a un desierto con infraestructuras gigantescas e inteligentes, rodeado por emigrantes. Un lugar único también desde el punto de vista ambiental, el desierto. “Me siguieron unos cuantos frailes, y 42 grados a la sombra”. Y concluyó diciendo que Arabia meridional es un “laboratorio para el futuro de la Iglesia”.

                                “Mi predecesor (Paul Hinder, había cumplido 80 años, 20 en el Golfo), también era capuchino, tres cuartas partes del clero son capuchinos (45 de 65 sacerdotes), y no pocos habían sido alumnos míos en Roma. Me di cuenta de que mi Orden está comprometida con esta tierra desde la primera mitad del siglo XIX”. Por eso, el obispo de allí ha sido casi siempre un capuchino. “Esta elección del Papa Francisco daba cumplimiento a algo que estaba escrito en mi vida. Llegué a Arabia porque fui enviado a Arabia”.

                                EAU: 7 emiratos con 9 millones de migrantes

                                Emiratos Árabes Unidos (EAU), centro y sede del vicariato, está constituido por la unión de 7 emiratos, desde 1971. El Estado es oficialmente islámico. El presidente es el emir de Abu Dabi, que tiene diez millones de habitantes, de los que 9 millones son migrantes: 4,5 millones son indios, y aparte del Islam, están los cristianos, budistas, etc. Los países de origen son casi doscientos, y “en el vicariato tenemos un millón de católicos, de los que 850.000 viven en los emiratos. La mayoría filipinos, muchos indios y de otros países”, ha explicado en el coloquio.

                                Los emiratos han tenido desde el principio una actitud muy tolerante con todas las culturas y religiones. Tenemos incluso un ministerio de la Tolerancia y la Convivencia, añadió.

                                “Llama la atención que la modernidad y la tradición coexisten pacíficamente, al contrario que la situación occdental. El padre de la nación era un gran visionario, y el desarrollo del país ha sido muy rápido”.

                                “La política migratoria se ha cuidado mucho. Hay una presencia importante de trabajadores, en varios grupos. Muchos llegan sin familia. La Iglesia intenta tener una relación estable con todos ellos, promoviendo iniciativas de apoyo y de contacto con los católicos que desean vivir una vida de fe”.

                                “El milagro de Dubai”

                                El obispo Martinelli cuenta que “tenemos 9 parroquias en los diversos emiratos. En Dubai tenemos la parroquia más grande del mundo, con más de 150.000 fieles cada fin de semana. Es un milagro hacer posible que todos puedan participar en Misa y en catequesis, es un milagro verdaderamente. Todos somos migrantes, una Iglesia en continuo movimiento, cuya organización depende del trabajo de sus fieles, de cien países”.

                                Por eso, añade, “la parroquia está estructurada en Comunidades lingüísticas, que son el primer signo de la cercanía de la Iglesia con las personas. Se encargan de los recién llegados, les ayudan a mantener sus tradiciones, su lengua, etc., para apoyarlos en sus necesidades”.

                                “Cuando el Papa Francisco visitó los Emiratos Árabes Unidos, manifestó que la vocación de esta iglesia consiste en ser “una polifonía de la fe”. De este modo se experimenta la verdadera universalidad de la Iglesia. Siendo diferentes, hemos recibido el mismo Bautismo, la misma Fe, el mismo Espíritu”.

                                «Es Cristo quien envía«

                                ¿Qué significa enviado? “En el avión, reflexionaba: misión quiere decir que alguien te envía. Es Cristo quien envía. Decía Jesús: como el Padre me ha enviado, así Yo os envío a vosotros. A través de alguien, a través de la Iglesia, a través del Papa, a través de una llamada que recibes inesperadamente”.

                                “Luego pensé, no voy solo. Voy con alguien, el sujeto de la misión es siempre una Comunión, con mis hermanos, los sacerdotes, sería imposible estar allí solo; también ha sido de gran ayuda saber de algunas familias del Movimiento, sobre todo de algunas Memores Domini, son un don especial”, y citó expresamente a don Giussani.

                                “Y a alguien: pienso sobre todo en todos los migrantes que viven en el Golfo. La nuestra es una Iglesia de migrantes”.

                                “Ser enviado te hace querer a las personas”

                                “Estoy ahí para confirmarles en la fe, y para ser un signo de unidad. Al mismo tiempo, me reconozco enviado a los fieles de otras religiones, especialmente a los fieles del Islam, apoyado en el ejemplo de san Francisco de Asís, pero también a los hindúes, y tantos otros”, añadió ayer. “Para testimoniar el Evangelio, para reconocer en ellos el destello de aquella verdad que ilumina a todos los hombres, y para trabajar juntos por un mundo más fraterno y humano”.

                                En definitiva, “la palabra misión, la experiencia de ser enviado es principio de acción porque te mueve, te pone en movimiento, principio de conocimiento, y principio de afecto. Ser enviado te hace querer a las personas”.

                                Yemen: retomar la presencia de la Iglesia

                                Tres frases sobre otros países del vicariato de Arabia del Sur. En primer lugar, sobre Yemen, que “para nosotros tiene una importancia histórica fundamental, porque el vicariato apostólico de Arabia nació en Yemen hace 135 años. y su sede estaba allí”.

                                Tras diez años de guerra civil, queda muy poco. Las cuatro iglesias están en ruinas, y sólo en el norte, bajo el mando de los rebeldes hutíes, hay dos comunidades de Misioneras de la Caridad (Santa Teresa de Calcuta), que realizan una gran labor de caridad, y un sacerdote. En 1998 y en 2026, las hermanas de la Madre Teresa sufrieron sendos atentados, que costaron la vida de 7 monjas, mártires de nuestro tiempo, como las definió el Papa Francisco. 

                                Quedan sólo unos cientos de católicos. Casi todos los migrantes han ido abandonando Yemen. “Mi mayor deseo sería retomar la presencia de la Iglesia en Yemen, donde hay católicos autóctonos, cosa que no sucede en otros Estados del Golfo”. 

                                La situación interna entre Yemen del Norte y Yemen del Sur “está ya bastante calmada, en comparación con el pasado. Rezamos para que se abran nuevas vías de presencia cristiana, y esperamos que la tregua entre Hamás e Israel pueda traer algún cambio también a Yemen”.

                                Buena relación con Omán

                                La situación en Omán es muy diferente, pues se rechaza la violencia, ha explicado el vicario Martinelli. El país es un sultanato y la población es muy dócil. “Son interlocutores de Yemen, y en todo caso, nuestra relación con las autoridades de Omán es muy buena, y la del nuncio también. Tenemos 4 parroquias, aunque no hay colegios, de momento, y las buenas relaciones con la Santa Sabe hacen prever que en el futuro pueda haber nuevas parroquias, y tal vez alguna guardería”.

                                Pensamos que en Omán hay muchos católicos, pero que no se implican en la vida de la Iglesia, quizá por la distancia a los lugares de culto, porque no tienen vehículo, considera el vicario. Es el caso de los filipinos, más de 45.000 en Omán, y casi todos católicos. También hay católicos indios. 

                                El autorFrancisco Otamendi

                                La propuesta provida de J.D. Vance

                                La histórica Marcha por la Vida en Washington tuvo entre sus oradores al nuevo vicepresidente J.D. Vance. Su historia personal explica su fuerte compromiso con la defensa de la vida.

                                3 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

                                El pasado 24 de enero de 2025 fue la multitudinaria e histórica marcha por la vida en Washington, unos pocos días después de que Trump firmara múltiples decretos exprés -entre los que llama la atención el de la Ley de Protección de Sobrevivientes de Aborto Nacidos Vivos-, como contaba Omnes en el artículo de María Wiering y Marietha Góngora V. (OSV News), en el que destacaban de la impactante jornada  provida el discurso del vicepresidente de USA. Pero ¿quién es este personaje y de dónde nace su compromiso con la vida?

                                James David Vance cumplió 40 años el pasado 2 de agosto de 2024. Nació en Middletown, Ohio. Hijo de una familia desestructurada y madre drogadicta, fue marino y estuvo en la guerra de Iraq, después estudió leyes, doctorándose en Yale en 2013. Se casó en 2014 con Usha, compañera de la facultad de derecho en Yale. Vive en Cincinnati, Ohio, y tiene tres. En 2016 escribió un libro que explica su trayectoria y sus ideas “Hillbilly, una elegía rural”.

                                En 2017 empezó a trabajar para Revolution LLC, en Silicon Valley. En 2019 fue recibido en la Iglesia católica y eligió como patrono de confirmación a san Agustín de Hipona, por su capacidad de transmitir la fe. De ese mismo año es su famoso artículo, titulado “Una elegía por el sueño americano”, publicado en la revista digital Unherd en 2019.  En 2023 fue elegido senador por Ohio, tras unos años dedicado a preparar su carrera política. En el mes de julio de 2024 fue elegido por Trump como candidato a vicepresidente de USA, aún habiendo sido en el pasado su firme opositor. Y actualmente es el vicepresidente de este país.

                                En el mencionado artículo de Unherd,  republicado por la misma revista en el mes de julio de 2024, explica brevemente sus ideas conservadoras, que nacen, en gran medida, de una carencia de ellas en su infancia, como la ausencia de una familia estructurada.

                                Una de sus grandes prioridades es la vida y su defensa como se puede leer en dicha pieza periodística: “Cuando pienso en mi propia vida, lo que ha hecho que mi vida sea mejor es el hecho de que soy padre de un niño de dos años. Cuando pienso en los demonios de mi propia infancia y en la forma en que esos demonios se han desvanecido en el amor y la risa de mi hijo mayor; cuando veo a amigos míos que han crecido en circunstancias difíciles y que se han convertido en padres y se han conectado más con sus comunidades, con sus familias, con su fe, debido al papel de sus propios hijos, digo que queremos bebés no solo porque sean económicamente útiles. Queremos más bebés porque los niños son buenos”.

                                Este testimonio permite entender mejor el discurso que impartió en la marcha por la vida, cuando dijo: “Permítanme decir muy sencillamente: Quiero más bebés en los Estados Unidos de América”.  Este renacer provida está pasando desapercibido en Europa, pero con el tiempo ayudará a frenar este genocidio silencioso que está haciendo estragos en todo el mundo.

                                El autorÁlvaro Gil Ruiz

                                Profesor y colaborador habitual de Vozpópuli.

                                Leer más
                                Mundo

                                Cristianismo y modernidad en el pensamiento de san Josemaría

                                Con ocasión del aniversario de “Gaudium et spes” y como camino de reflexión hacia el centenario de la fundación del Opus Dei, la Pontificia Universidad de la Santa Cruz ha preparado un programa trienal de profundización, con seminarios y encuentros de expertos, sobre temas como la relación entre fe y cultura, el trabajo y el papel de los cristianos en la sociedad.

                                Giovanni Tridente·2 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

                                Con ocasión del 60º aniversario de la publicación de la Constitución pastoral “Gaudium et spes” (1965) y como camino de reflexión hacia el centenario de la fundación del Opus Dei (1928-2028), la Pontificia Universidad de la Santa Cruz ha preparado un programa trienal de profundización, con seminarios y encuentros de expertos, sobre temas como la relación entre fe y cultura, el sentido del trabajo y el papel de los cristianos en la promoción del bien común.

                                El segundo acto de esta iniciativa tuvo lugar el lunes 13 de enero, en el Aula Álvaro del Portillo, y contó con la participación de Luis Romera, Catedrático de Metafísica de la Facultad de Filosofía, y Giuseppe Tanzella-Nitti, Catedrático de Teología Fundamental de la Facultad de Teología, que disertaron sobre el tema «Identidad y telos de las realidades seculares a la luz del pensamiento de San Josemaría». 

                                El trabajo como instrumento de santificación

                                Abrió el debate Luis Romera, con una reflexión sobre la centralidad del trabajo en el pensamiento del fundador del Opus Dei, en el que toda actividad humana, incluso la más aparentemente ordinaria, adquiere un valor trascendente. «El trabajo no es sólo un medio de subsistencia, sino una llamada a participar en el designio creador y redentor de Dios», explicó, haciéndose eco del número 40 de la “Gaudium et spes”.

                                A continuación, el filósofo citó al teólogo alemán Gerhard Lohfink, para subrayar cómo el Reino de Dios no queda relegado a la escatología, sino que se realiza en el presente a través de la acción responsable de los creyentes. A continuación, reiteró la importancia del trabajo como medio para hacer visible el amor de Dios: «Cristo está presente en el corazón mismo del trabajo humano: lo inspira, lo transforma y lo orienta hacia el Padre», añadió.

                                En un pasaje central, Romera señaló que esta visión requiere una profunda formación teológica e intelectual, capaz de combinar competencia y fe. En efecto, «no basta con conocer el catecismo; hay que comprenderlo a fondo, porque sólo así el cristiano puede vivir auténticamente su compromiso en el mundo».

                                A continuación, el profesor de Metafísica concluyó su intervención recordando con fuerza el papel del cristiano como constructor del Reino de Dios a través de su trabajo: «cada gesto, cada actividad, si se hace en Cristo, puede contribuir a hacer visible el amor de Dios en el mundo». Y esto no es «una utopía lejana, sino una realidad que se construye en el presente», ya que cada cristiano «está llamado a transformar las realidades seculares haciéndolas reflejo del amor de Dios».

                                Autonomía y libertad filial

                                Por su parte, la intervención de Giuseppe Tanzella-Nitti se centró en los números 33-39 de “Gaudium et spes», dedicados al tema de la autonomía de las realidades terrenas. El teólogo analizó cómo la modernidad ha transformado el concepto de autonomía en una pretensión de autoafirmación y rechazo de Dios, llevando a resultados como el relativismo y el nihilismo. Más bien, explicó citando a autores como Cornelio Fabro y Augusto Del Noce, «la modernidad ha malentendido la autonomía, separándola de su vínculo ontológico con Dios».

                                El estudioso señaló entonces que en el pensamiento de san Josemaría hay elementos valiosos para superar este malentendido, ya que «autonomía y filiación no se excluyen, sino que se refieren». Además, la verdadera libertad no es oposición a Dios, sino relación filial con Él.

                                Especialmente incisiva fue la referencia a la “forma Christi”, es decir, a la capacidad del cristiano para transformar el mundo secular desde dentro, inspirado por la caridad y la filiación divina. «La libertad filial no disminuye la autonomía del hombre, sino que es su fundamento y su fuerza», añadió.

                                Lo mismo se aplica a la cuestión de la laicidad cristiana, que es distinta de la secularización. En efecto, la laicidad cristiana «no niega la autonomía de las realidades terrenas, sino que las reconoce como espacio para vivir la fe. Es el lugar donde la criatura ejerce su libertad en la caridad, conduciendo al mundo hacia su plenitud en Cristo».

                                Al concluir su discurso, el teólogo lanzó una invitación a la práctica, concretando esta síntesis entre cristianismo y modernidad más allá de la reflexión teórica y a través de «experiencias de vida que revelan cómo la forma Christi puede informar todos los aspectos de la existencia humana». 

                                Siguiente iniciativa

                                La próxima iniciativa programada por Santa Cruz en este programa trienal de profundización hacia el centenario del Opus Dei, será una reunión de expertos que reflexionarán sobre las Imágenes del trabajo humano en el pensamiento contemporáneo. Tendrá lugar los días 29 y 30 de mayo, y para la ocasión se ha lanzado también una convocatoria de ponencias.

                                Evangelización

                                Santa Brígida de Kildare, abadesa y copatrona de Irlanda

                                La Iglesia celebra el 1 de febrero a santa Brígida, fundadora de uno de los primeros monasterios de Irlanda, en Kildare. Fue fiel continuadora de la tarea de evangelización de San Patricio. y comparte el patronazgo de Irlanda con san Patricio y san Columbano. Es considerada la primera religiosa irlandesa.  

                                Francisco Otamendi·1 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

                                Existen numerosos escritos que dan fe del culto a santa Brígida en Irlanda, pero no se conocen tantos datos probados sobre su vida. Según la historia, nació en el siglo V en Faughart, cerca de Dunkalk, en una época en la que estaba teniendo lugar la evangelización de Europa, y desde temprana edad se consagró a Dios y fue elegida por Él. Se cuenta que su madre la enviaba a recoger la mantequilla que hacían las mujeres con la leche de las vacas, y ella se la daba a los pobres.

                                Muy poco se sabe de la gran fundación religiosa en Kill-dara (el templo del encino) y de su regla. Se supone que era un ‘monasterio doble’, es decir que incluía hombres y mujeres, pues era práctica común entre los celtas. Es muy posible que santa Brígida presidiera ambas comunidades. A esta santa irlandesa se le atribuyen numerosos milagros, como devolver la vista a personas ciegas, aplacar pestes, multiplicar alimentos, e incluso convertir agua en cerveza para apagar la sed en alguna celebración religiosa. También se la conoce como patrona de los lecheros.

                                Santa Brígida ha sido representada en el arte con la iglesia de Kildare en llamas. Gracias a ella, el paganismo del lugar fue sustituido por el fuego de la Pascua de Cristo. La imagen de la encina está ligada a la de la zarza ardiente, pues está cerca el sagrario. La Virgen que genera el cuerpo de Cristo es la zarza ardiente, la Iglesia es esta zarza ardiente. 

                                El autorFrancisco Otamendi

                                Cultura

                                Jesús de Nazaret y la historia

                                Con la Ilustración y la secularización, se han cuestionado muchas cosas que se daban por sentadas, hasta el punto de negar la existencia histórica de Jesús de Nazaret, así como su identidad divina.

                                Gerardo Ferrara·1 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

                                Vivimos en una época de gran incertidumbre. A menudo creemos ciegamente lo que nos proponen las personas influyentes en las redes sociales, sin profundizar en ello. Sin embargo, estamos hambrientos de verdad y certeza.

                                Lo mismo le ha ocurrido a la fe cristiana en los dos últimos siglos: con la Ilustración y la secularización, se han cuestionado muchas cosas que se daban por sentadas, hasta el punto de negar la existencia histórica de Jesús de Nazaret, así como su identidad divina. Al mismo tiempo, se da crédito a autodenominados historiadores que difunden teorías sin fuentes ni fundamentos sólidos.

                                Para quienes deseen acercarse a la figura histórica de Jesús, emprenderemos un recorrido por las fuentes y métodos de investigación sobre el Nazareno que sigue a una serie de artículos ya publicados por Omnes sobre la vida de Jesús de Nazaret, su entorno cultural y geográfico y su muerte.

                                ¿Qué es la Historia?

                                Empecemos por definir qué es la historia. En primer lugar, hay que señalar que el término deriva del griego ἱστορία (historía) que significa investigación, y tiene la misma raíz ιδ- que el verbo ὁράω (orao, ver, verbo con tres raíces: ὁρά-; ιδ-; ὄπ-). El perfecto ὁίδα, òida, pues, significa literalmente ‘vi’, pero, por extensión, ‘sé’. Se refiere, en la práctica, a observar y, en consecuencia, a conocer después de experimentar: el mismo sentido que encontramos también en la raíz del verbo latino video (v-id-eo y en el término de origen griego ‘idea’). Yo añadiría, además, que un requisito de la investigación histórica es, además del sentido crítico, la inteligencia, en el sentido literal de la palabra latina: intus lĕgĕre, es decir, leer por dentro, profundizar, manteniendo la capacidad de considerar el conjunto de hechos y acontecimientos.

                                El método histórico-crítico

                                La Ilustración suscitó dudas sobre la figura del Nazareno, pero también impulsó el desarrollo de la investigación histórica a través del método histórico-crítico, destinado a evaluar la fiabilidad de las fuentes. Este método, desarrollado desde el siglo XVII, se aplica no sólo a los Evangelios, sino a cualquier texto transmitido en diversas variantes, con el fin de reconstruir su forma original y verificar su contenido histórico.

                                En los últimos 150 años, la necesidad de fundamentar históricamente la doctrina cristiana ha llevado a la Iglesia católica a reafirmar con firmeza la historicidad de los Evangelios, mientras que historiadores, estudiosos y arqueólogos han utilizado el método histórico-crítico para distinguir entre el «Jesús histórico» y el «Cristo de la fe». Sin embargo, una aplicación excesivamente ideológica de este método ha llevado a menudo a una clara separación entre el Jesús anterior a la Pascua y el Cristo posterior a la Pascua. Para responder a estas dudas, la Iglesia ha profundizado en el estudio exegético y arqueológico, reafirmando en el Concilio Vaticano II (“Dei Verbum”) «firmemente y sin ninguna vacilación la historicidad» de los Evangelios, que «transmiten fielmente lo que Jesús, Hijo de Dios, durante su vida entre los hombres, hizo y enseñó realmente para su salvación eterna, hasta el día en que fue llevado al cielo».

                                La postura de la Iglesia combina así al «Jesús histórico» y al «Cristo de la fe» en una sola figura. Sin embargo, la inmensa mayoría de los historiadores -cristianos, judíos, musulmanes o no creyentes- no dudan de la existencia histórica de Jesús de Nazaret. Al contrario, las pruebas históricas y arqueológicas a su favor siguen aumentando, reforzando la fiabilidad de los Evangelios y otros escritos del Nuevo Testamento.

                                El enfoque del “Jesús histórico”

                                Hoy en día, la mayoría de los historiadores están de acuerdo en la existencia histórica de Jesús, con una cantidad cada vez mayor de pruebas históricas y arqueológicas que lo corroboran. Esto se debe a que la investigación histórica se ha desarrollado en torno a su figura en tres fases principales:

                                1. Primera Búsqueda o Antigua Búsqueda, iniciada por Hermann S. Reimarus (1694-1768) y continuada por estudiosos como Ernest Renan, autor de la célebre “Vida de Jesús”. Esta fase, influida por el racionalismo ilustrado, negó sistemáticamente todos los hechos prodigiosos vinculados a la figura de Jesús, sin cuestionar su existencia. Sin embargo, pronto tropezó con sus propias limitaciones ideológicas, como señaló Albert Schweitzer. En efecto, ninguno de los protagonistas de esta fase de la investigación prestó nunca atención al contexto histórico y a las fuentes arqueológicas, aunque el propio Renan se refiriera románticamente a Palestina como un «quinto evangelio».
                                2. Segunda búsqueda (New Quest o Second Quest), iniciada oficialmente en 1953 por el teólogo luterano Ernst Käsemann, pero en realidad ya iniciada por Albert Schweitzer, que señaló las limitaciones de la primera. Contrastaba con una fase anterior, denominada No Quest, defendida por Rudolf Bultmann, que estaba convencido de que la investigación histórica sobre Jesús era irrelevante para la fe cristiana. La Segunda Búsqueda rechazó el rechazo ideológico del «Cristo de la fe», adoptando un enfoque más crítico e integrador, que incluía los acontecimientos prodigiosos sin excluirlos a priori.
                                3. Tercera Búsqueda, predominante hoy. 

                                La Tercera Búsqueda

                                Mientras que la Primera Búsqueda estuvo condicionada por la ideología racionalista y la Segunda introdujo un enfoque más equilibrado, la Tercera Búsqueda se caracteriza por una mayor atención al contexto histórico y la interdisciplinariedad, combinando filología, arqueología y hermenéutica. Hoy, gracias a este método, disponemos de una imagen cada vez más sólida de la existencia histórica de Jesús y de su relevancia en la historia del siglo I.

                                Los exponentes de esta Tercera Búsqueda parten del supuesto formulado por Albert Schweitzer: no se puede rechazar ideológicamente todo lo que en los Evangelios y en el Nuevo Testamento tiene carácter milagroso, desechándolo porque no se ajusta a los cánones del racionalismo ilustrado. Además, como añade Benedicto XVI (exponente de la Tercera Búsqueda, junto con autores y científicos como los italianos Giuseppe Ricciotti y Vittorio Messori, el judío israelí David Flusser y el alemán Joachim Jeremias), en su libro Jesús de Nazaret, los límites del método histórico-crítico consisten sustancialmente en «dejar la palabra en el pasado», sin poder hacerla «actual, hoy»; en «tratar las palabras de enfrente como palabras humanas»; finalmente, en «subdividir aún más los libros de la Escritura según sus fuentes, pero la unidad de todos estos escritos como Biblia no resulta como un hecho histórico inmediato».

                                La Tercera Búsqueda recurre al análisis textual y a la hermenéutica para acercarse lo más posible a la forma original de las fuentes consideradas (en este caso las relativas a Jesús) e incluye, como decíamos, a estudiosos como el judío israelí David Flusser (1917-2000), autor de escritos fundamentales sobre el judaísmo antiguo y convencido, como muchos otros judíos contemporáneos, de que los Evangelios y los escritos paulinos representan la fuente más rica y fiable para el estudio del judaísmo del Segundo Templo, dada la pérdida de otros materiales contemporáneos debido a la destrucción causada por las Guerras Judías (entre los años 70 y 132 d.C.). c.).

                                En los siguientes artículos veremos cómo esta metodología ya ha sido aplicada por la Iglesia, a lo largo de los siglos, a las fuentes históricas y arqueológicas en torno a la figura de Cristo.

                                La separación Estado-Iglesia

                                El cardenal Fernando Sebastián fue una figura clave en la Transición española, con una profunda influencia en la separación entre Iglesia y Estado. Participó en encuentros decisivos con líderes políticos de ambos bandos, contribuyendo al establecimiento de una democracia plural y libre.

                                1 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

                                Tuve la inmensa suerte de ser alumno del Cardenal Fernando Sebastián, un verdadero hombre de Dios que fue clave en la transición política en España. Frente al pensamiento mayoritario, nos explicaba cómo fue precisamente la Iglesia la que más empeño puso en la separación Iglesia-Estado.

                                Rector de la Pontificia Universidad de Salamanca desde 1971, su enorme envergadura intelectual hizo que el cardenal Tarancón, presidente entonces de la Conferencia Episcopal Española, lo eligiera como asesor de confianza. Lo acompañó en las reuniones secretas que mantuvo con los principales líderes de izquierdas y derechas, algunos aún en la clandestinidad. Ordenado obispo en el 79, fue secretario general de los obispos españoles en los años 80 y vicepresidente en diversos periodos de las dos décadas posteriores. Testigo excepcional y, en numerosas ocasiones, protagonista de aquellos acontecimientos históricos, nos recordaba que la doctrina social y política que surgió del Concilio Vaticano II fue clave para llevar a España a la democracia de forma pacífica.

                                En el famoso texto: Afirmaciones para un tiempo de búsqueda (1976), firmado por diversos obispos y teólogos, D. Fernando pedía «diferenciar a la Iglesia de la sociedad civil, de sus instituciones y objetivos». La postura de la Iglesia en aquellos momentos fue la de no aceptar ningún tipo de privilegio, más allá de la libertad religiosa y el reconocimiento a la Iglesia católica en un estado aconfesional, tal y como recogió finalmente la Constitución del 78.

                                Recupero la memoria del sabio y querido profesor porque estoy un poco harto, como ciudadano, de tener que callarme cuando algunos tratan de presentar una imagen antidemocrática de la Iglesia española. Ese prejuicio de una Iglesia ávida de poder político, que solo busca privilegios y que no valora la libertad, es una gran mentira por mucho que siempre puedan sacar a relucir con mucho ruido la particular salida de pata de banco de tal o cual persona o grupo minoritario.

                                En sus «Memorias con Esperanza» (Encuentro, 2016), el cardenal manifestaba su tristeza por esa manipulación del recuerdo sobre el papel de la Iglesia Católica en aquellos difíciles años: «Tengo la impresión de que actualmente se ha olvidado un poco la aportación de la Iglesia al advenimiento pacifico de la democracia en España. La renovación conciliar –recordaba– nos ayudó a los católicos españoles a apoyar decididamente el establecimiento de una sociedad libre y abierta, respetuosa con las libertades políticas, culturales y religiosas de todos, sin privilegios de ninguna clase».

                                Lo que resulta paradójico es que quienes siguen hoy con la cantinela, usando torticeramente los supuestos privilegios de la Iglesia católica y reclamando una aún mayor separación Iglesia-Estado, estén por otro lado dado la vuelta a la tortilla y queriendo someter la fe de la Iglesia a los supuestos morales e ideológicos de partido. Ya no es que quieran recluir la voz de la Iglesia a las sacristías; sino que quieren ser ellos y ellas (permítanme la duplicidad de género en este caso más que justificada) quienes, desde las sacristías, interpreten el Evangelio y la tradición eclesial y se la expliquen a los fieles. En una suerte de cesaropapismo extemporáneo, amenazan con leyes coercitivas y sanciones, amedrentando al personal y poniendo en peligro la libertad religiosa, aquella por la que lucharon y votaron los españoles, invadiendo la independencia y autonomía propias de las confesiones religiosas en su ámbito.

                                Quizá haya que salir a la calle a reclamar, no la separación Iglesia-Estado, sino la separación Estado-Iglesia porque correremos, de seguir así, el riesgo de acabar con una iglesia nacional como la China.

                                En días como estos, en los que se está releyendo la Transición de forma interesada, termino con otra advertencia profética que he encontrado en las memorias de D. Fernando, de cuyo fallecimiento por cierto acaban de cumplirse 6 años: «No acabamos de superar los resabios anticlericales –afirmaba el juicioso profesor–. Es verdad que el clericalismo ha sido fuerte entre nosotros. Pero hace ya casi cincuenta años que han cambiado las cosas. A pesar de lo cual nuestras izquierdas siguen empeñadas en imponer lo que llaman el «Estado laico», con un laicismo excluyente y antirreligioso que es claramente anticonstitucional. La tentación del laicismo excluyente atenta contra la claridad democrática de nuestra sociedad. Las restricciones a la plena libertad religiosa de los ciudadanos son un déficit en democracia». Ojo, que nos la estamos jugamos.

                                El autorAntonio Moreno

                                Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

                                Vaticano

                                Sacerdote español en China: “El cristianismo en China es silencioso, pero tiene raíces profundas”

                                Desde hace años los analistas de información religiosa discuten si el acuerdo provisional entre el gobierno chino y el Vaticano para el nombramiento de obispos está siendo positivo. Entrevistamos a un sacerdote español que desarrolla su labor en China, sobre la situación de la Iglesia en el país.

                                Javier García Herrería·31 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 12 minutos

                                El padre Esteban Aranaz es un sacerdote aragonés, incardinado en la diócesis de Tarazona (Zaragoza) y lleva a cabo su ministerio pastoral en China. Lleva cerca de diez años en Shanghái, aunque su labor sacerdotal en Asia comenzó hace 22 años en Taiwán, donde trabajó durante siete años. Antes de partir a China fue Rector del Seminario Mayor y Director del Instituto Teológico de su Diócesis, profesor del mismo y Vicario General en Tarazona. Habla mandarín y otros siete idiomas. Y es un apasionado por el arte y la música.

                                Conversamos con él sobre la situación de la Iglesia en China y su valoración del funcionamiento del acuerdo entre la Iglesia y el Gobierno chino para el nombramiento de los obispos. Se estima que en China hay entre 15 y 20 millones de católicos, lo que representa aproximadamente el 1% de la población. En comparación, la comunidad evangélica es algo más numerosa.

                                Cuéntenos quién es, cuánto tiempo lleva en Asia y en China, y en qué consiste su labor pastoral.

                                – Soy un sacerdote diocesano de Tarazona, España. Mi labor sacerdotal en Asia comenzó hace 23 años en Taiwán. Allí estuve siete años antes de trasladarme a Shanghái, donde ya llevo diez años. 

                                Mi labor en China se centra en la atención pastoral a la Comunidad Católica Hispanohablante y de lengua Portuguesa de Shanghai y a la Comunidad de Yiwú, en la provincia de Zhejiang. Además, viajo mensualmente a Pekín para desarrollar otras labores pastorales, donde también imparto dos retiros para gente joven.

                                ¿Cómo es posible que trabaje en China? ¿No se supone que los sacerdotes extranjeros no pueden ejercer allí?

                                – En China existen restricciones para la presencia de sacerdotes extranjeros, pero mi labor se inscribe dentro de un marco autorizado para la comunidad extranjera, habiendo mejorado considerablemente mi situación en los últimos tres años. Oficialmente, atiendo a católicos hispanohablantes y de lengua portuguesa, pero a través del contacto personal y la amistad, también tengo una relación significativa con muchos chinos. Desde la Navidad pasada de hecho, soy organista en la catedral de Shanghai.

                                A pesar de dedicar exclusivamente mi labor ministerial a los extranjeros, trabajar en China implica no obstante adaptarse a una realidad compleja. No se trata solo de las restricciones administrativas, sino de saber moverse con prudencia y discreción, respetando en todo momento el marco legal en un país que finalmente te está abriendo las puertas y te acoge. Por ello a pesar de que el número de conversiones cada año es importante, el crecimiento de la Iglesia en China no es masivo ni ruidoso, sino que se desarrolla en los pequeños círculos, en la cotidianidad, en la confianza que se genera con cada persona. La fe aquí es una semilla que crece en silencio, pero tiene raíces profundas.

                                ¿Cómo son los católicos chinos? ¿Cómo se vive la fe en China?

                                – La piedad de los católicos chinos es impresionante. En Asia, en general, hay una gran reverencia por lo religioso, y en China se refleja en una participación muy activa en la liturgia. En la catedral de Shanghái, por ejemplo, los domingos se reúnen hasta 700 fieles en cada celebración con una actitud de profunda fe y devoción. 

                                A diferencia de muchos católicos en Occidente, aquí es común ver a los fieles, muchos de ellos muy jóvenes,  participando activamente en la Misa y manteniendo una postura de profunda piedad. Los gestos son muy importantes: estar de rodillas, mantener las manos juntas en todo momento, son expresiones que hablan de una fe profunda ante el misterio. La liturgia está muy cuidada y los coros son excepcionales, pues la música es muy apreciada entre los chinos.

                                A los extranjeros les sorprende mucho este fervor. Muchos se sienten impactados al ver la profundidad y el respeto con que los chinos viven su fe. Siempre recomiendo a los que visitan el país que asistan a una Misa en chino, aunque no entiendan el idioma. La actitud y la devoción de los fieles hablan por sí solas.

                                ¿Qué papel juega la comunidad católica en la sociedad china?

                                – La presencia de la Iglesia en China es tanto cultural como social. Y por tanto no se puede hablar como en el pasado de la fe católica como una fe de extranjeros. En China, en prácticamente cualquier ciudad, por pequeña que sea, hay al menos una iglesia católica. Además en muchas diócesis  existen residencias para atender a los ancianos y orfanatos gestionados por religiosas o fieles laicos. Sin embargo, el acceso a ciertos espacios públicos y responsabilidades dentro del estado sigue siendo restringido para los creyentes al menos de modo oficial.

                                En algunas provincias, como Hebei o Shanxi, la presencia católica es más visible, con comunidades numerosas y templos bien cuidados. Aun así, la Iglesia sigue siendo una comunidad minoritaria y no cuenta con la misma influencia social que en otros países.

                                ¿Cómo influyen las políticas del gobierno chino en la formación de nuevos sacerdotes y la educación religiosa de los fieles?

                                – China cuenta con varios seminarios de prestigio, como el seminario diocesano de Pekín o el seminario nacional también en la capital, que acoge a más de 100 seminaristas y más de 30 religiosas como centro de formación. Hay que decir que la formación es seria y está bien estructurada, con bibliotecas, salas de estudio y una formación teológica sólida.

                                Además de los seminarios de Pekín, existen otros centros de formación, como el Seminario de Sheshan en Shanghai, que en el pasado tuvo gran relevancia y, después de unos años de decadencia ahora está, resurgiendo. También está el seminario de Xi’an y el de Shijiazhuang en la provincia de Hebei, este último con más de 100 alumnos, es el más grande del país. 

                                Desde hace años la situación de  la formación de los sacerdotes chinos ha ido mejorando gracias a las mejoras materiales de los seminarios dentro del país y a las ayudas de «Propaganda Fide» y de diversas instituciones eclesiales en lugares como Roma, Alemania, Salamanca, Pamplona, Francia,  Bélgica, Estados Unidos, etc… Esto ha elevado notablemente el nivel del clero en China. Diócesis como las de Pekín o Shanghái, entre otras muchas, han sido pioneras en la formación de un clero joven y bien preparado, con muchos sacerdotes que además de sus estudios eclesiásticos han completado incluso carreras civiles. 

                                En definitiva, que el nivel doctrinal es bueno.

                                – Así es. Hay que tener en cuenta que en China a pesar de lo que algunos creen, la doctrina, la moral y la liturgia de la Iglesia nunca en la historia han sido modificadas. La sucesión apostólica siempre se ha mantenido. Por eso Roma nunca ha considerado a la Iglesia en China como una Iglesia cismática. 

                                ¿Por qué Benedicto XVI invitó a las comunidades clandestinas a salir a la luz? ¿Cómo avanza este proceso?

                                – En su carta a los católicos chinos de 2007, Benedicto XVI explicaba que la clandestinidad es una situación excepcional en la vida de la Iglesia y no es el modo normal de vivir la fe. Por eso, el Papa alemán instó a las comunidades clandestinas a integrarse cuando fuera posible, y poco a poco se está avanzando en esa dirección. Hay que decir que no siempre es fácil, pues hay sacerdotes que buscan regularizarse dentro de la legalidad china, pero las autoridades en algunos lugares todavía ponen condiciones muy restrictivas. 

                                ¿Y hoy en día, tiene sentido seguir hablando en China de la comunidad patriótica y la comunidad clandestina?

                                – Desde la firma del acuerdo entre la Santa Sede y el gobierno chino en 2018, todos los obispos en China están reconocidos por la Santa Sede y en comunión con el Papa. Esto significa que ya no se puede hablar de una Iglesia oficial y otra clandestina. Si bien todavía existen muchos obispos y algunas comunidades que todavía no han adquirido reconocimiento público por parte del estado, a nivel eclesiástico y doctrinal, la Iglesia en China es una sola, con sus obispos plenamente reconocidos por Roma.

                                Este acuerdo provisional, que inicialmente se fue renovando por periodos de dos años, desde septiembre de 2024 estará vigente por 4 años. Lo cual no deja de ser algo muy positivo y significativo, pues esto ha permitido que la Iglesia crezca en unidad y que se fortalezcan los lazos entre la comunidad católica china y la Iglesia universal.

                                ¿Cómo valora el acuerdo provisional del estado chino con el Vaticano?

                                – El acuerdo provisional entre la Santa Sede y China ha sido, en mi opinión, algo muy positivo. Aunque para algunos siga siendo un tema controvertido, creo que hay que analizarlo con serenidad. No es un acuerdo completo ni definitivo, pues solo se centra en el nombramiento de los obispos. Sin embargo, ha permitido la regularización de muchos obispos y ha ayudado a normalizar la vida eclesial y pastoral de muchas diócesis, como ha ocurrido en Shanghai, facilitando el diálogo con las autoridades. Aunque el contenido del acuerdo no es público, su objetivo es preservar la unidad de la Iglesia en China y garantizar la comunión de todos los obispos con el Papa. 

                                En un contexto tan complejo, cualquier avance, por pequeño que sea, tiene un gran valor, aunque aún queden muchos desafíos por delante. A mi modo de ver, la actitud de diálogo promovida por el Papa Francisco y el trabajo de la Secretaría de Estado de la Santa Sede han encontrado una acogida positiva en las autoridades chinas y todo ello está ayudando a avanzar significativamente después de años de distanciamiento y malos entendidos.

                                ¿Y qué opinión le merece el pesimismo del cardenal Zen respecto a este acuerdo?

                                – Tengo un gran aprecio y respeto por el cardenal Zen, con quien he tenido la oportunidad de conversar en varias ocasiones. De hecho, fue él quien me dijo en una ocasión hace años «que dar apoyo a la comunidad oficial o la comunidad clandestina era igualmente importante porque en China solo había una única Iglesia».

                                Sin embargo, creo que su opinión crítica sobre este acuerdo, aunque comprensible y muy respetable, no favorece un enfoque constructivo con la realidad actual de China. Roma claramente ha apostado por una estrategia prudente pero más dialogante que busca evitar la confrontación. Esto no significa huir de la cruz ni nada parecido, como a veces se percibe en Occidente. Pero hay que avanzar.

                                ¿Y esta estrategia da frutos?

                                – Hay que tener en cuenta que en China hay liberad de culto y la práctica religiosa de los católicos como la de otras confesiones se respeta, se permite la formación y los fieles pueden acudir a los sacramentos, en los seminarios hay libros y no se estudia con fotocopias como en el pasado. En fin, que si uno ve las cosas desde aquí advierte que hay muchas cosas que han mejorado. 

                                A mí, esta situación de ganar por un lado, asumiendo cosas que todavía deben mejorar, me recuerda a lo que vivimos en España durante la época de la Transición. En aquel contexto todo el mundo tuvo que ceder en algunos puntos facilitando la concordia y la reconciliación. Llega un momento en la vida personal y de los pueblos que si no se perdona es imposible convivir juntos y seguir adelante, 

                                ¿Cómo está unido a su obispo desde China?

                                – Aunque mi labor pastoral se desarrolla en China, yo sigo incardinado en Tarazona, y mantengo comunicación regular con mi obispo en España, informándole sobre mi labor y recibiendo siempre su apoyo. 

                                Pero además vivo mi sacerdocio en plena comunión con el obispo local de Shanghai, a quien considero mi pastor en este contexto. Aunque no puedo tener todavía una relación contractual con la diócesis de Shanghai, participo activamente en su vida eclesial. Desde la llegada del nuevo obispo Mons. Joseph Shen, he podido concelebrar tres veces la Eucaristía en la catedral de Xujiahui. Esta doble vinculación refleja la universalidad de la Iglesia y la colaboración entre distintas diócesis para la evangelización, lo que también refuerza la comunión eclesial. 

                                Desde el 29 de Septiembre del pasado año, mi labor sacerdotal y la comunidad que atiendo en Shanghai tienen reconocimiento oficial por parte de las autoridades, lo cual me ha  ayudado a vivir y a trabajar como un sacerdote prácticamente plenamente integrado en la Iglesia local.

                                Entonces, claramente, valora positivamente la nueva situación de la Iglesia en China.

                                – Desde el 2018 se han nombrado 11 obispos respetando el acuerdo entre la Santa Sede y el Gobierno chino, lo cual es un avance. Fuera de lo ocurrido en Shanghai, donde se produjo el traslado de Mons. Shen de forma unilateral por parte de Pekín, el Papa terminó reconociendo al obispo designado, sinceramente prefiero ver la botella medio llena y subrayar lo positivo del proceso. Como en el mundo del toreo, no se trata solo de burlar al toro, hay que entrarle con valor y decisión hasta terminar la faena con éxito.

                                En la web de la Iglesia católica en China llama la atención la constante presencia de funcionarios en actos religiosos. ¿Qué autonomía tiene realmente la Iglesia?

                                – En China la presencia y el control del estado se da en todos los ámbitos de la vida pública y económica, la educación, los medios de comunicación y por tanto también en la la vida religiosa,  porque administrativamente la Iglesia, y todas las confesiones religiosas en China dependen del estado. A pesar de ello la Iglesia puede seguir adelante con su misión pese a tantos desafíos.

                                Lo que sí que recomiendo a todo el mundo es no perder la perspectiva para no olvidar las especiales circunstancias de este inmenso país por su extensión y por su número de población que ha experimentado, como todos sabemos, evidentes cambios y transformaciones a lo largo de las últimas décadas. Sin embargo en Occidente, hay todavía mucha desconfianza y muchos prejuicios sobre este país. Invito a la gente a visitarlo, a conocer su realidad y a entender su particular contexto.

                                Por ello, es importante entender en su justa medida el proceso de «sinización» de todos los ámbitos de la vida pública y social en China que lógicamente también afecta a la vida de la Iglesia enfrentando bajo este nuevo concepto desafíos muy importantes, pero también oportunidades de crecimiento. Hace unos meses participé en un importante encuentro organizado por la diócesis de Pekín con la asistencia de los obispos, sacerdotes, religiosas, seminaristas y varios laicos, profesores y miembros del Gobierno. Tuve una comunicación que me permitió expresar con franqueza algunas opiniones sobre este interesante proceso de «sinización». 

                                En mi opinión, China puede aportar mucho a la Iglesia universal y al contrario, la Iglesia en China necesita mantener viva la comunión con la Iglesia universal para su crecimiento y su misión.

                                ¿Cuál es su perspectiva sobre el futuro de la Iglesia en China?

                                – Soy optimista. La fe en China no se ha apagado, sino que sigue viva, sigue creciendo en la vida cotidiana de muchos chinos. Como recordó el Papa Francisco en su viaje a Mongolia: «los católicos en China deben ser buenos buenos ciudadanos y buenos cristianos». Los desafíos son muchos, la Iglesia siempre ha sabido adaptarse y encontrar caminos para evangelizar. El futuro dependerá de la capacidad de la Iglesia para mantener vivo el ardor apostólico para seguir también fomentando un diálogo constructivo con las autoridades que estimule a los fieles a seguir viviendo su fe con autenticidad.

                                ¿Qué papel juega la amistad en su relación con los fieles chinos?

                                – La amistad es clave, yo la llamo el «octavo sacramento». Aunque mi labor oficial es con extranjeros, en verdad tengo muchos amigos chinos. Además, la música y el arte han sido herramientas valiosas para acercarme a ellos, a través de iniciativas como «Amigos de la Belleza», encuentros y tertulias donde compartimos la riqueza cultural de China y el humanismo cristiano tomando un buen té. Ahora junto a algunos amigos estoy impulsando la promoción de un Instituto que creo es un proyecto muy interesante.

                                ¿De qué se trata exactamente?

                                – Queremos constituir el «Instituto Diego de Pantoja», un proyecto para tender puentes entre China y Occidente en todos los ámbitos de las relaciones humanas: la historia, el arte, la filosofía, el mundo de los negocios y la economía y las relaciones internacionales y la diplomacia. Diego de Pantoja, natural de Valdemoro (Madrid) fue un jesuita contemporáneo de Mateo Ricci, que promovió el diálogo entre China y Europa en el siglo XVII. A través del Instituto, impulsamos intercambios académicos y artísticos, como el que hemos realizado recientemente colaborando en la instalación de unas obras pictóricas de gran valor artístico, del pintor malagueño Raúl Berzosa, en la catedral del Sur de Pekín o un proyecto musical para la catedral de Shanghái entre otros.

                                Una última pregunta, ¿usted cómo hace para mantenerse así de optimista?

                                – Mi labor en China no sería posible sin la oración y el apoyo de mi familia y gran número de amigos. En este sentido quiero señalar la ayuda espiritual y humana de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz. El Opus Dei seguramente no es perfecto, como ninguna institución pero, a pesar de sus errores y dificultades, brinda un servicio impagable a la Iglesia y sobre todo a los sacerdotes diocesanos.

                                Me gustaría decirlo alto y claro, el Opus Dei ha apostado por el acompañamiento a los sacerdotes desde sus orígenes. Y la formación del clero ha sido una de sus prioridades promoviendo gran número de ayudas y becas, resultado de la generosidad de muchas personas buenas, para estudiar en Pamplona y en Roma. La mayoría de los sacerdotes formados allí no pertenecen a la Obra, hoy algunos incluso son obispos, todos se han beneficiado de unos medios que redundan desde hace tiempo en favor de la Iglesia universal. 

                                Esto es un legado que hay que agradecérselo a un sacerdote diocesano de Zaragoza y santo universal, Josemaría Escrivá, que amó y vivió para los sacerdotes. El Beato Álvaro del Portillo fue continuador de esa obra.  Ahí están instituciones como el Seminario Internacional Bidasoa de Pamplona y el Sædes Sapientiæ en Roma, la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, la Pontificia Universidad de la Santa Cruz en Roma y muchos otros centros que siguen ayudado a la Iglesia y a los sacerdotes en todo el mundo.

                                Yo mismo estudié en la Universidad de Navarra, que es mi «alma mater», y me formé en el Colegio Eclesiástico Bidasoa, después de varios años de vida ministerial obtuve la Licenciatura en Teología Dogmática en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz de Roma.

                                ¿Alguna idea con la que le gustaría acabar esta entrevista?

                                –Si se me permite, no quisiera terminar este interesante encuentro sin compartir con nuestros lectores un pensamiento que escribí hace unos años y que puede ayudar a entender mi amor por China:

                                “Nuestra existencia se la debemos a Dios, a nuestros padres que nos dieron la vida. Formamos parte de una tradición con nuestros antepasados! Pero el corazón sólo responde a la libertad del amor! Y yo, porque soy libre, por amor a Cristo, he decidido dárselo para siempre al pueblo chino. Por ello no importa dónde la Providencia me lleve, allí donde esté yo, quiero ser siempre un chino más!”

                                Evangelización

                                San Juan Bosco, fundador de los Salesianos

                                Un gran pedagogo, un gran maestro de la vida espiritual y apóstol de la devoción a María Auxilium Christianorum. La vida y el legado de san Juan Bosco, que la Iglesia celebra el 31 de enero, es una guía para miles de personas en la actualidad.    

                                Manuel Belda·31 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

                                San Juan Bosco nació el 16 de agosto de 1815 en Castelnuovo de Asti, una pequeña población cercana a Turín, en una familia de campesinos, pobre y muy cristiana. Su padre falleció cuando él tenía menos de dos años, por lo que su educación corrió exclusivamente a cargo de su santa madre, Margarita Occhiena.

                                El 30 de octubre de 1835 entró en el Seminario de Chieri. Fué ordenado sacerdote el 5 de junio de 1841 en Turín, donde ejerció su ministerio sacerdotal en las cárceles, en las calles y en los lugares de trabajo. Pronto reunió en torno a sí a un grupo de jóvenes, a los que puso bajo el patrocinio de san Francisco de Sales. En 1846 alquiló un local en Valdocco, zona periférica al norte de Turín, que constituyó el primer núcleo estable de su labor con los jóvenes.

                                Primeras escuelas profesionales, y otras

                                San Juan Bosco entendió con claridad que, cuando nacía el nuevo mundo industrial, la juventud tenía que estar preparada para la vida, no sólo moralmente, sino también profesionalmente, por lo que fundó las primeras escuelas profesionales y sucesivamente otras numerosas escuelas. El 28 de diciembre de 1859, con 17 jóvenes, fundó la Sociedad de san Francisco de Sales, por lo que a sus miembros se les denomina “Salesianos”. Sus Constituciones fueron aprobadas definitivamente por la Santa Sede el 3 de abril de 1874. El 5 de agosto de 1872 fundó la rama femenina, la Congregación de las “Hijas de María Auxiliadora”.

                                Murió el 31 de enero de 1888, a la edad de 72 años. Fué beatificado por Pío XI el 2 de junio de 1929, y canonizado por el mismo Papa el 1 de abril de 1934. El 24 de mayo de 1989 fue proclamado Patrón de los jóvenes, por san Juan Pablo II.

                                Sus obras

                                San Juan Bosco escribió muchas obras, pero no tratados sistemáticos, sino más bien de carácter pastoral, movido siempre por las circunstancias por las que atravesaba su vida y su apostolado. Se pueden clasificar en los siguientes géneros: escritos pedagógicos, de entretenimiento, teatrales, hagiográficos, biográficos, autobiográficos, de instrucción religiosa, de oración, documentos de gobierno y epistolario.

                                Enseñanzas

                                San Juan Bosco fue ante todo un gran pedagogo, que propugnó en sus escuelas el llamado “sistema preventivo”, que consistía en prevenir las faltas, en una época en que el sistema educativo era todavía “represivo”, consistente en reprimir y castigar los errores cometidos por los alumnos.

                                Además de ello, fue un gran maestro de la vida espiritual, que basaba en una sólida piedad sacramental. La frecuencia en recibir los sacramentos constituye un elemento imprescindible en su pedagogía para encaminar a los jóvenes hacia la santidad, y es la clave de su proyecto educativo: la Comunión y la Confesión frecuentes, la Misa cotidiana.

                                «Todos tienen necesidad de la Comunión»

                                Enseñaba que la Comunión frecuente en muy recomendable, porque la Eucaristía es al mismo tiempo medicina y alimento del alma: «Dicen algunos que para comulgar frecuentemente hay que ser santos. No es verdad. Esto es un engaño. La Comunión es para quien desea hacerse santo, no para los santos; las medicinas se dan a los enfermos, el alimento se da a los débiles». La Comunión, por tanto, es necesaria para todos los cristianos: «Todos tienen necesidad de la Comunión: los buenos para mantenerse buenos, los malos para hacerse buenos: y así, jóvenes, adquiriréis la verdadera sabiduría que viene del Señor».

                                ¡Meditación!

                                San Juan Bosco insistía mucho en la necesidad de la oración mental. Un recuerdo personal del beato Felipe Rinaldi, que en 1922 llegó a ser el Rector Mayor de la Sociedad Salesiana, y que trató a su fundador durante los últimos años de la vida de éste, demuestra la importancia que daba a la meditación: «Acercándome a confesarme con él durante el último mes de su vida, le dije: “No debe cansarse, no debe hablar, hablaré yo; usted me dirá al final sólo una palabra”. El buen Padre, después de escucharme me dijo una sola palabra: ¡Meditación!. No añadió más, ninguna explicación o comentario. Una sola palabra: ¡Meditación! Pero esa palabra valía para mí más que un largo discurso».

                                La Virgen María, inspiradora y protectora, Madre

                                La espiritualidad de san Juan Bosco era eminentemente mariana. Decía que, junto a la Sagrada Comunión, María es la otra columna sobre la que se apoya el mundo. También afirmaba: «María Santísima es la fundadora y la que sostiene nuestras obras». Por ello dispuso colocar la imagen de la Virgen en todos los rincones de las casas salesianas, para que se la invocase y se la honrase come inspiradora y protectora de la Sociedad Salesiana. Él no dudaba en decir y en asegurar: «El multiplicarse y extenderse de la Sociedad Salesiana se puede decir que se debe a María Santísima».

                                San Juan Bosco fue el apóstol de la devoción a María Auxilium Christianorum, pero acabó por preferir a este título el de María Auxiliadora. En diciembre de 1862 comunicó su decisión de erigir una iglesia en Turín bajo la advocación de María Auxiliadora, cuya primera piedra se puso el 27 de abril de 1865.

                                Sin embargo, en su lecho de muerte no es la invocación “Auxiliadora” la que surgió de sus labios, sino la de “Madre”, pues falleció diciendo: «In manus tuas, Domine, commendo spiritum meum…Madre…Madre, abridme las puertas del Paraíso».

                                El autorManuel Belda

                                Vocaciones

                                Sebastian Muggeridge: «Uno no se da la vocación a sí mismo, la da Dios»

                                Influenciado por santa Teresa de Calcuta, el periodista inglés Malcolm Muggeridge se convirtió al catolicismo, con su esposa, en 1982. Ahora, en 2025, su bisnieto Sebastian Muggeridge recibirá el orden sacerdotal.

                                Fernando Emilio Mignone·31 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

                                Influenciado por santa Teresa de Calcuta, el periodista inglés Malcolm Muggeridge se convirtió al catolicismo, con su esposa, en 1982 a los 79 años. En 1969 había producido el documental “Something Beautiful for God» para la BBC, y dos años más tarde había escrito el libro homónimo, sobre la fundadora de las Misioneras de la Caridad, dándola así a conocer al mundo.

                                El 24 de mayo de 2025 será ordenado sacerdote un bisnieto suyo, el canadiense Sebastian Muggeridge, de 32 años, uno de los 5 hijos varones de John Muggeridge Jr. y su esposa Christine.

                                La única hija, Cecilia, es numeraria auxiliar del Opus Dei. Trabaja en el Colegio Romano de Santa María en Roma. “Mens sana in corpore sano”: le es útil a Cecilia saber hablar inglés, francés, castellano e italiano, ya que ayuda a cuidar maternalmente a decenas de alumnas que cursan sus estudios en Teología, Derecho Canónico, Filosofía, y Comunicación Social Institucional de la Iglesia en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz. Aquí pueden encontrar su testimonio.

                                Omnes habló con el diácono Sebastian Muggeridge, a pocos meses de recibir el orden sacerdotal. Pero antes de la conversación, transcribamos primero una cita del fundador de los Companions of the Cross, el padre Bob Bedard: “Amo a la Iglesia… ‘el gigante dormido’. Una vez que empecemos a redescubrir lo que significa evangelizar y a emprender un renacimiento a gran escala de este ministerio, veo a la Iglesia despertarse y cobrar vida de una manera tan explosiva que, con el poder del Espíritu Santo, sacudirá la tierra y las naciones con su presencia dinámica”.

                                ¿Cómo descubrió su vocación?

                                – Si alguien me hubiera dicho en la escuela secundaria que sería sacerdote yo me habría echado a reír. Después de la secundaria estudié enfermería en la Universidad de Ottawa, y vivía como si Dios no existiera. Todo cambió en 2013 con una confesión que me trajo una profunda alegría. Fue en un retiro universitario y el sacerdote era un “Companion of the Cross». Un joven misionero universitario me animó a pedir diariamente a Jesús que Él estuviera en el centro de mi vida. Eso recé y eso me transformó. Empecé a ir a Misa diaria. 

                                Algunas señoras que me veían en la iglesia me preguntaban por qué no me hacía sacerdote. Cuando se lo comenté a un cura, él me tranquilizó diciéndome que uno no se da la vocación a sí mismo sino que Dios es el que te la pone en el corazón. Pero un día, sentado en mi iglesia parroquial, recé una oración peligrosa: “Dios, haré lo que tú quieras, incluso ordenarme. Lo único que te pido es que pongas ese deseo en mi corazón”.

                                Dios me respondió al hacerme amigo casi sin darme cuenta de varios sacerdotes, algunos de los cuales eran “Companions”. Pedí entrar en su noviciado en 2016. Fui ordenado diácono el 14 de septiembre de 2014, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, y seré ordenado sacerdote en la Catedral Notre Dame por el arzobispo de Ottawa, Marcel Damphousse.

                                ¿Quiénes son los Companions of the Cross?

                                – Desde 2003 somos una Sociedad de vida apostólica, fundada como comunidad de hermanos clérigos hace 40 años en Ottawa por el entonces sacerdote diocesano Bob Bedard. Yo nunca lo conocí ya que falleció, en Ottawa, en 2011. Tenemos más de 40 sacerdotes, y dos obispos canadienses son Companions también.

                                Cerca de este Seminario del Sagrado Corazón de Detroit nuestra comunidad tiene una casa de formación propia donde nosotros, una docena de seminaristas CC, residimos. Nuestro carisma es la evangelización, hacemos mucho trabajo parroquial, y también nos ocupamos de otras labores como capellanías universitarias. Estamos en las provincias canadienses de Ontario, Nueva Brunswick y Nova Scotia y en los estados de Michigan y Texas. Nuestro Superior general es Father Roger Vandenakker.

                                ¿Qué puede contar de sus antepasados?

                                – Como relata en un vídeo mi hermana Cecilia, es parte de la tradición oral de nuestra familia Muggeridge la historia de Malcolm, que tras haber llevado una vida mundana de joven, se convirtió al catolicismo junto con su esposa Kitty Dobbs. Ella era sobrina de la conocida feminista y socialista inglesa Beatrice Webb. De los tres hijos de Malcolm, uno se convirtió también, mi abuelo John Sr., cuya esposa, Anne Roche Muggeridge, fue una conocida escritora católica canadiense, autora de dos libros sobre los desafíos en la Iglesia después del Concilio Vaticano II. Anne ayudó a mi abuelo y a mis bisabuelos a convertirse. John y Anne tuvieron 4 hijos varones, una hija y 28 nietos.

                                Zygmunt Bauman piensa que hoy hay una manera habitual de vivir caracterizada por no mantener ningún rumbo determinado: es una “sociedad líquida». Usted y su hermana encontraron la vocación al celibato. ¿Cómo hacer para que más jóvenes hoy se animen a comprometerse vocacionalmente, también en el matrimonio cristiano?

                                – Si yo tuviera la respuesta, sería una respuesta muy valiosa… Tenemos que dar una oportunidad a los jóvenes a encontrar a Cristo en persona. Ellos tienen dificultad en tomar decisiones. Pero desean la autenticidad. En el fondo, quieren entregarse de una manera real, noble e inspiradora. Hay que favorecer ese encuentro, para que muchos sientan la llamada a la vida religiosa, al sacerdocio, al matrimonio.

                                Animo a los jóvenes a probar esa oración peligrosa que yo hice en un momento dado, y que da terror, pero que vale la pena. Yo ahora aprecio más lo que hizo mi hermana. Como es mayor que yo, cuando se hizo del Opus Dei, yo lo entendía menos que ahora. Es una entrega total la suya. Ahora comprendo mejor su vocación de servicio. Lo empecé a notar en el Manoir de Beaujeu, una casa de retiros cerca de Montreal, donde trabajó un tiempo. La veré esta primavera cuando ella visite Canadá para mi ordenación y para el casamiento de mi hermano menor. Espero devolverle la visita en Roma durante el Jubileo, después de ordenarme.

                                La grandeza del gris

                                El gris tiene su propia belleza y riqueza, con una capacidad única para complementar y realzar otros colores. Mi nostalgia por los cielos azules del verano me había cegado ante el esplendor sutil del gris.

                                31 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

                                El verano es una de las estaciones más apreciadas en Europa. Su encanto ha sido celebrado durante siglos, y basta con echar un vistazo a los sonetos de Shakespeare para ver cómo glorifica su belleza. Personalmente, también me gusta el verano, especialmente por el radiante azul del cielo. Es un tono profundo y vibrante, que prefiero describir como un “azul hermoso”.

                                Al dejar Europa durante el verano, me despedí de los cielos azul profundo para regresar a los trópicos en la temporada de lluvias. Al llegar, fui recibido por un cielo nublado, dominado por nubes grises. Parecía que la naturaleza no me sonreía, como si hubiera conspirado para arrebatarme la alegría y la esperanza, reemplazando el animado azul por un sombrío gris. Había cambiado el “azul hermoso” por el “gris apagado.” Los días pasaron, y los prejuicios hacia el clima gris comenzaron a afectar mi estado de ánimo. Empecé a percibir el cielo gris como carente de belleza, creyendo que me condenaría a una serie de días monótonos y sin vida.

                                En este estado de ánimo, poco a poco caía en lo que G.K. Chesterton describe como la “herejía” de etiquetar un día gris como “incoloro”. Él afirma lo contrario, asegurando que el gris es, de hecho, un color, uno poderoso y agradable. Si el azul es hermoso, también lo es el gris. Si el azul es vibrante, el gris es igualmente rico. Entonces, ¿por qué equiparamos el gris con la falta de vida? El gris tiene su propia belleza y riqueza, con una capacidad única para complementar y realzar otros colores. Mi nostalgia por los cielos azules del verano me había cegado ante el esplendor sutil del gris.

                                Parémonos a considerar la gran capacidad de cambio y adaptación que posee el color gris. Hay fuerza en la diversidad, y el gris tiene mucho de ello. Pensemos en los muchos matices del gris; alguien una vez dijo que hay cincuenta, pero no estoy de acuerdo. Podrían ser cuarenta y nueve o cincuenta y uno, me da igual. Lo que importa es la increíble gama de sus expresiones. Algunos días, las nubes grises brillan como plata; otros días, evocan el resplandor del acero, la suavidad del plumaje de una paloma o la pálida belleza de las cenizas, un recordatorio de ese solemne Miércoles de Ceniza.

                                A veces, las nubes se vuelven densas y pesadas, pareciendo la maquinaria de una fábrica de acero. Albergan la lluvia en su interior y la liberan como delicados arroyos que caen sobre los tejados y las calles, convirtiendo el cielo gris en un gran fabricante de tubos de acero, largos tubos de agua. “¡Derramad la lluvia, cielos, desde arriba!” podríamos exclamar, maravillándonos ante su generosidad. Rorate Caeli!

                                Los cielos grises no solo son hermosos por sí mismos, sino que también son catalizadores de otros colores. Son generosos, hacen que otros colores sean más vivos. Cuando llegan las lluvias, pintan la tierra de verdes más brillantes y rojos más intensos; tenemos un follaje más verde y un barro más rojizo.

                                ¿Todavía necesitamos dudar de las bellezas del gris? No solo permite que otros colores florezcan, sino que también sabe cómo combinar y mezclarse con ellos. Solía preguntarme por qué mis alumnos combinaban pantalones o faldas grises con blusas rosadas o camisas azules, hasta que observé el amanecer filtrándose a través de nubes grises.

                                La sutil interacción del gris con los rosas y naranjas del amanecer o el atardecer refleja las elecciones de esos uniformes: la influencia de la naturaleza en su máxima expresión. Además, los parches de nubes grises dispersos en un cielo azul encajan perfectamente. He dejado de hacerme aquella pregunta.

                                ¿Seguiremos cantando las glorias del gris? Las nubes grises actúan como un gran parasol sobre la tierra, una sombrilla que atenúa los rayos del sol que nos alcanzan, haciendo su calor más agradable, más humano.

                                El gris, aunque es un color distintivo, tiene algo de carácter intermedio. El diccionario nos dirá que es un color intermedio entre el negro y el blanco. Siempre parece estar a las puertas de algo, en el umbral de evolucionar; verlo es estar al borde de presenciar un cambio.

                                Chesterton captura esta esencia de manera hermosa, señalando que el gris existe para que “podamos ser perpetuamente recordados de la esperanza indefinida que hay en la duda misma; y cuando haya clima gris en nuestras colinas o cabellos grises en nuestras cabezas, tal vez aún nos recuerden la mañana.”

                                El gris es, sin duda, un color glorioso. Y si alguien todavía tiene dudas, que considere esto: he escrito este ensayo con un lápiz de plomo, una herramienta tan gris como los cielos que he llegado a admirar.

                                El autorVitus Ntube

                                España

                                Banco Sabadell refuerza su apoyo a las instituciones religiosas en varias ciudades españolas

                                Banco Sabadell refuerza su papel como un aliado para las instituciones religiosas y del Tercer Sector, ampliando su marco de acción a otras ciudades españolas.

                                Redacción Omnes·30 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

                                Banco Sabadell ha dado un paso importante en su estrategia de especialización al desplegar unidades especializadas para Instituciones Religiosas y del Tercer Sector en ciudades clave como Barcelona, Valencia, Alicante, Murcia y Baleares, las cuales se suman a la ya existente en Madrid. Esta expansión refleja el compromiso del banco por ofrecer un servicio personalizado y de alta calidad a estos sectores, que han mostrado un notable crecimiento desde el inicio del servicio en 2018.

                                Desde su puesta en marcha, el segmento ha experimentado un notable éxito, con el número de clientes multiplicándose por cuatro y el volumen de negocio gestionado triplicándose hasta el cierre de 2024. Para responder a las necesidades de estas organizaciones, Banco Sabadell ha diseñado productos innovadores como el Sistema DONE, el primer sistema digital en España para la recogida de donativos mediante tarjetas, y una oferta especial dirigida a hermandades y cofradías con las que mantiene convenios.

                                Servicio, asesoramiento y formación

                                Santiago Portas, director de Instituciones Religiosas y Tercer Sector de Banco Sabadell, subraya que la proximidad y alta especialización de estas nuevas unidades posicionan a la entidad como un referente en este segmento. “Nuestros profesionales están capacitados para ofrecer el mejor servicio y asesoramiento cercano, adaptándose a las necesidades de cada cliente”, afirma Portas.

                                Además de los servicios financieros tradicionales, Banco Sabadell fomenta la colaboración entre las instituciones religiosas y las entidades del Tercer Sector a través de actos periódicos y programas de formación. Uno de estos programas es el Curso de Asesor Financiero para Entidades Religiosas y del Tercer Sector, organizado junto a la Universidad Francisco de Vitoria, cuya cuarta convocatoria ya está abierta.

                                Transparencia y cumplimiento de objetivos

                                Con políticas claras basadas en la transparencia y los estándares ESG (ambientales, sociales y de gobernanza), Banco Sabadell se asegura de que tanto grandes como pequeñas instituciones puedan acceder a servicios y apoyo adaptados a sus necesidades. Este enfoque especializado facilita el cumplimiento de los objetivos fundacionales de las entidades, mientras promueve un modelo de gestión sostenible y responsable.

                                Con estas nuevas aperturas y su continuo desarrollo de productos innovadores, Banco Sabadell refuerza su papel como un aliado para las instituciones religiosas y del Tercer Sector.

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                                Vaticano

                                El «caso Cipriani»: cronología y dudas que suscita

                                La noticia, publicada en un medio español, sobre un supuesto caso de abusos que afecta al antiguo cardenal de Lima, Juan Luis Cipriani, ha venido seguido de una sucesión de comunicados de diversas partes que plantean diversas cuestiones en torno al desarrollo de este caso.

                                María José Atienza / Javier García Herrería·30 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

                                La sucesión de comunicados, afirmaciones y acusaciones que, desde hace varios días, se han publicado a raíz de la filtración de una denuncia contra el que fuera Arzobispo de Lima durante dos décadas, deja, además de la evidente necesidad de seguir luchando contra esta realidad, la importancia de una gestión transparente por parte de la Iglesia en estos dolorosos casos.  

                                A continuación, se presenta una cronología detallada de los diferentes comunicados que se han sucedido en la última semana.

                                Sábado, 25 de enero de 2025

                                Publicación de las acusaciones

                                El diario El País informa que,  en 2019, el Papa Francisco apartó al cardenal Juan Luis Cipriani, exarzobispo de Lima y miembro del Opus Dei, tras ser acusado de abuso sexual a un menor en 1983. La víctima, que actualmente tiene 58 años, y que desea permanecer en el anonimato, afirma que los hechos ocurrieron cuando tenía 16 o 17 años en un centro del Opus Dei en Lima y consistieron en determinados tocamientos. 

                                Carta del cardenal Cipriani

                                Pocas horas después, Cipriani publica una carta negando categóricamente los hechos y asegurando que nunca ha cometido abuso sexual alguno. Muestra su pesar por la filtración de una información tan delicada y reitera su unidad con el Papa Francisco. 

                                En su carta, señala  que no se le entregó la denuncia presentada contra él y no se abrió ningún proceso en su contra, aunque la Congregación de la Doctrina de la Fe le impuso como medidas cautelares vivir fuera de Perú y limitar su actividad ministerial. También añade que, en una audiencia con el Papa Francisco en febrero de 2020, se le permitió reanudar parte de su actividad sacerdotal (predicación de retiros, celebración pública de sacramentos, etc). 

                                Comunicado del Opus Dei en Perú

                                El mismo día, el vicario regional del Opus Dei en Perú publica un comunicado en el que pide perdón por no haberse reunido con el denunciante de Cipriani cuando éste le pidió audiencia en 2018.

                                Explica que, al estar siendo Cipriani investigado por el Vaticano, él no tenía competencia jurídica en el caso y prefirió no interferir en el proceso para no causar una injerencia inoportuna. Sin embargo, reconoce que podría haberle ofrecido su apoyo personal y espiritual

                                También aclara que no hay registro de un proceso formal contra Cipriani mientras el cardenal estuvo incardinado en la prelatura. El ahora vicario regional apunta que en aquellos años no existían protocolos tan rigurosos como los actuales, lo que pudo permitir que existieran denuncias que quedaran sin registro.

                                Destaca que, en la actualidad,cualquier acusación sigue un procedimiento claro y no se limita a conversaciones privadas. Reafirma su compromiso con la prevención, la mejora en la gestión de denuncias y la solidaridad con las víctimas de abuso.

                                Domingo, 26 de enero de 2025

                                Pronunciamiento del Vaticano

                                Preguntado por algunos medios de comunicación, el portavoz del Vaticano confirma que, en 2019, se impusieron medidas disciplinarias al cardenal Cipriani debido a las acusaciones de pederastia. Estas medidas incluían su retiro, residencia fuera de Perú, prohibición de realizar declaraciones públicas y el uso de símbolos cardenalicios. 

                                Asegura también que las medidas cautelares seguían en vigor, algo especialmente relevante porque Cipriani había recibido el 7 de enero de 2025 un importante reconocimiento civil, la medalla al mérito más importante de la ciudad de Lima. 

                                Martes, 28 de enero de 2025

                                Comunicado del arzobispo de Lima

                                El arzobispo de Lima, Carlos Castillo, emite un comunicado de apoyo a las víctimas de pederastia y a los periodistas que denuncian estos casos. Critica con dureza a quienes niegan la verdad y rechazan las decisiones de la Santa Sede, instándolos a la conversión y al abandono de justificaciones.

                                No cita explícitamente a Cipriani, pero su mensaje fue entendido como un posicionamiento sobre el caso, teniendo en cuenta el contexto de la polémica suscitada.

                                Comunicado de prensa de la Conferencia Episcopal Peruana

                                La Conferencia Episcopal expresa su pesar por las noticias sobre el cardenal Cipriani y lamenta el sufrimiento de la víctima y la comunidad eclesial. Los obispos peruanos valoran la decisión del Papa Francisco, destacando la combinación de justicia y misericordia en las medidas impuestas y llaman a la oración por el denunciante, por Cipriani y por la Iglesia, para que sea un espacio seguro y de reconciliación.

                                Miércoles, 29 de enero de 2025

                                Carta de Cipriani al presidente de la Conferencia Episcopal Peruana

                                Tras las diversas manifestaciones en torno a este tema, el cardenal Cipriani escribe una carta a sus hermanos en el episcopado peruanos. En ella reitera su inocencia y sostiene que firmó las restricciones impuestas por el Vaticano en 2019, declarando en el mismo acto que la acusación era falsa y que obedecía por amor a la Iglesia. Insistió en que aceptó las medidas preventivas mientras se esclarecía la verdad, aunque asegura no haber podido defenderse. 

                                En esta misiva, quien fuera arzobispo de Lima durante dos décadas, muestra su sorpresa porque el episcopado peruano no haya respetado su presunción de inocencia ante las acusaciones y reitera su comunión con el Papa y su fidelidad a la Iglesia.

                                Cuestiones jurídicas y procesales

                                El llamado caso Cipriani ha planteado diversas cuestiones desde que, hace menos de una semana, y de manera completamente sorpresiva, saliera a la luz. Las dudas, expresadas desde diversos medios e instituciones comienzan con el hecho de que el cardenal fuera sancionado en 2019 sin haber tenido un proceso jurídico claro.

                                A día de hoy, el Vaticano no ha desmentido ni que el cardenal peruano no tuviera acceso a la denuncia, ni las condiciones bajo las que Cipriani asegura que firmó las restricciones impuestas. Asimismo, hay quien ha señalado la “casualidad” de que la filtración de este caso se produjera en un momento en el que miles de comunicadores se reunían en Roma con motivo del Jubileo de los Comunicadores, con acceso a la Sala Stampa vaticana, que no suele pronunciarse en festivos. 

                                Si bien, el hecho de la demanda y las medidas disciplinarias por parte del Vaticano queda confirmada por ambas partes, da la impresión de que no ha habido una investigación formal de los hechos, ni un proceso jurídico normalizado del caso, a pesar de que fue en 2019 cuando el proceso canónico de esta índole queda clarificado por Vos estis lux mundi. Una serie de cuestiones que dificulta la comprensión de este proceso que, en estos momentos continúa despertando interrogantes.

                                El autorMaría José Atienza / Javier García Herrería

                                Vaticano

                                La moralidad de la IA depende de las decisiones humanas, afirma el Vaticano en un nuevo documento

                                El Vaticano advierte sobre el uso ético de la inteligencia artificial, recordando que debe servir al bien común y no causar daño. Aunque reconoce su potencial positivo, el documento insta a una regulación que garantice la dignidad humana y evite abusos.

                                Cindy Wooden·30 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

                                (OSV News). «El progreso tecnológico es parte del plan de Dios para la creación», dijo el Vaticano, pero la gente debe asumir la responsabilidad de utilizar tecnologías como la inteligencia artificial (IA) para ayudar a la humanidad y no dañar a individuos o grupos.

                                «Como cualquier herramienta, la IA es una extensión del poder humano, y aunque sus capacidades futuras son impredecibles, las acciones pasadas de la humanidad proporcionan claras advertencias», dice el documento firmado por los cardenales Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, y José Tolentino de Mendonça, prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación.

                                El documento, aprobado por el Papa Francisco el 14 de enero y hecho público por el Vaticano el 28 de enero -el día después del Día Internacional de la Memoria del Holocausto- dice que «las atrocidades cometidas a lo largo de la historia son suficientes para suscitar una profunda preocupación por los posibles abusos de la IA».

                                Antiqua et Nova

                                Titulada «Antiqua et Nova (antigua y nueva): Nota sobre la relación entre la inteligencia artificial y la inteligencia humana», el documento se centra especialmente en el uso moral de la tecnología y en el impacto que la inteligencia artificial ya está teniendo o podría tener en las relaciones interpersonales, la educación, el trabajo, el arte, la atención sanitaria, el derecho, la guerra y las relaciones internacionales.

                                La tecnología de la IA no sólo se utiliza en aplicaciones como ChatGPT y motores de búsqueda, sino también en la publicidad, los coches autoconducidos, los sistemas de armas autónomos, los sistemas de seguridad y vigilancia, la robótica en las fábricas y el análisis de datos, incluso en la atención sanitaria.

                                Los Papas y las instituciones vaticanas, en particular la Pontificia Academia de las Ciencias, llevan más de 40 años vigilando y expresando su preocupación por el desarrollo y el uso de la inteligencia artificial.

                                «Como cualquier producto de la creatividad humana, la inteligencia artificial puede orientarse hacia fines positivos o negativos», afirma el documento vaticano. «Cuando se utiliza de manera que respete la dignidad humana y promueva el bienestar de las personas y las comunidades, puede contribuir positivamente a la vocación humana».

                                Decisiones humanas

                                «Sin embargo, como en todos los ámbitos en los que los seres humanos están llamados a tomar decisiones, también aquí se cierne la sombra del mal», dijeron los dicasterios. «Allí donde la libertad humana permite la posibilidad de elegir lo que está mal, la evaluación moral de esta tecnología deberá tener en cuenta cómo se dirige y utiliza».

                                Los seres humanos, no las máquinas, toman las decisiones morales, decía el documento. Por lo tanto, «es importante que la responsabilidad última de las decisiones tomadas utilizando la IA recaiga en los responsables humanos y que haya una rendición de cuentas sobre el uso de la IA en cada etapa del proceso de toma de decisiones».

                                El documento vaticano insistía en que, aunque la inteligencia artificial puede realizar rápidamente algunas tareas muy complejas o acceder a grandes cantidades de información, no es verdaderamente inteligente, al menos no de la misma manera que lo son los seres humanos.

                                «Una comprensión adecuada de la inteligencia humana no puede reducirse a la mera adquisición de hechos o a la capacidad de realizar tareas específicas. Por el contrario, implica la apertura de la persona a las cuestiones últimas de la vida y refleja una orientación hacia lo verdadero y lo bueno».

                                Lo específicamente humano

                                La inteligencia humana también implica escuchar a los demás, empatizar con ellos, entablar relaciones y emitir juicios morales, acciones que ni siquiera los programas de IA más sofisticados pueden realizar, afirma.

                                «Entre una máquina y un ser humano, sólo el ser humano puede ser suficientemente consciente de sí mismo hasta el punto de escuchar y seguir la voz de la conciencia, discernir con prudencia y buscar el bien que es posible en cada situación», decía el documento.

                                Los dicasterios vaticanos lanzaron varias advertencias o avisos en el documento, pidiendo a los usuarios individuales, a los desarrolladores e incluso a los gobiernos que ejerzan un control sobre cómo se utiliza la IA y que se comprometan «a garantizar que la IA siempre apoye y promueva el valor supremo de la dignidad de todo ser humano y la plenitud de la vocación humana».

                                En primer lugar, señalaron, «debe evitarse siempre hacer pasar a la IA por una persona; hacerlo con fines fraudulentos es una grave violación ética que podría erosionar la confianza social. Del mismo modo, utilizar la IA para engañar en otros contextos -como en la educación o en las relaciones humanas, incluida la esfera de la sexualidad- también debe considerarse inmoral y requiere una cuidadosa supervisión para evitar daños, mantener la transparencia y garantizar la dignidad de todas las personas».

                                Nuevas discriminaciones

                                Los dicasterios advirtieron que «la IA podría utilizarse para perpetuar la marginación y la discriminación, crear nuevas formas de pobreza, ampliar la ‘brecha digital’ y empeorar las desigualdades sociales existentes».

                                Aunque la IA promete aumentar la productividad en el lugar de trabajo «haciéndose cargo de tareas mundanas», según el documento, «con frecuencia obliga a los trabajadores a adaptarse a la velocidad y las exigencias de las máquinas, en lugar de que las máquinas estén diseñadas para ayudar a quienes trabajan».

                                Padres, profesores y alumnos también deben tener cuidado con su dependencia de la IA, afirma, y deben conocer sus límites.

                                «El uso generalizado de la IA en la educación podría aumentar la dependencia de los alumnos respecto a la tecnología, mermando su capacidad para realizar algunas tareas de forma autónoma y agravando su dependencia de las pantallas», afirma el documento.

                                Y aunque la IA puede proporcionar información, según el documento, en realidad no educa, lo que requiere pensar, razonar y discernir.

                                IA e desinformación

                                Los usuarios también deben ser conscientes del «grave riesgo de que la IA genere contenidos manipulados e información falsa, que puede inducir fácilmente a error a las personas por su parecido con la verdad». Esta desinformación puede producirse de forma no intencionada, como en el caso de la «alucinación» de la IA, en la que un sistema de IA generativa arroja resultados que parecen reales pero no lo son, ya que está programada para responder a todas las solicitudes de información, independientemente de si tiene acceso a ella o no.

                                Por supuesto, según el documento, la falsedad de la IA también «puede ser intencionada: individuos u organizaciones generan y difunden intencionadamente contenidos falsos con el objetivo de engañar o causar daño, como imágenes, vídeos y audio deepfake -en referencia a una representación falsa de una persona, editada o generada por un algoritmo de IA-«.

                                Las aplicaciones militares de la tecnología de IA son especialmente preocupantes, según el documento, por «la facilidad con que las armas autónomas hacen más viable la guerra», el potencial de la IA para eliminar la «supervisión humana» del despliegue de armas y la posibilidad de que las armas autónomas se conviertan en objeto de una nueva «carrera armamentística desestabilizadora, con consecuencias catastróficas para los derechos humanos».


                                Este artículo es una traducción de un artículo publicado primero en OSV News. Puede encontrar el artículo original (en inglés) aquí.

                                El autorCindy Wooden

                                OSV News

                                Cultura

                                Una Misa para tiempos recios: Misa Nelson de Haydn

                                Escuchar la música compuesta para el ordinario de la Misa por un gran compositor siempre es una experiencia que alimenta la fe y el disfrute estético. Si además el autor es un sincero católico, y la música se ciñe extraordinariamente a una determinada situación espiritual e histórica, la audición de la Misa se convierte en una interesante experiencia espiritual y humana. Una buena muestra para comprobarlo es la "Misa Nelson" de Franz Joseph Haydn.

                                Antonio de la Torre·30 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

                                Cuando pensamos en grandes compositores católicos nos encontramos con algunos que lo son sólo de nombre y con otros que vivieron una auténtica vida de fe, devoción y práctica en el seno de la Iglesia. De estos últimos, uno de los más relevantes es el austriaco Franz Joseph Haydn (1732-1809), el gran patriarca del clasicismo musical vienés, quien desarrolló la parte más importante de su carrera musical en pleno apogeo de la Ilustración laicista, en la segunda mitad del siglo XVIII. En una época en la que la fe católica se solía asociar en los medios más cultivados con la superstición, el oscurantismo y el inmovilismo cultural, nos sorprende encontrar un católico de verdad entre los músicos más equilibrados, luminosos e imaginativos del Siglo de las Luces.

                                Sin entrar en los detalles personales de su vida religiosa, nos vamos a detener en una de las muestras más evidentes de su fe: una de las Misas pertenecientes a su amplio catálogo de composiciones para la liturgia católica. Muchos de sus contemporáneos se dedicaron a este tipo de música, entre ellos su gran amigo Mozart o su hermano Michael Haydn, pero en ninguno de ellos encontramos la sinceridad de expresión, la ilustración de la fe con la música y la serena dignidad del estilo litúrgico como en Franz Joseph Haydn.

                                Una primera serie de ocho Misas fue compuesta entre 1749 (con 17 años la primera, dedicada a san Juan de Dios) y 1782 (ya a los 50 años, compuesta para el santuario de Mariazeller). Sus obligaciones con el príncipe Esterhazy, su patrón, y sus viajes a Londres para estrenar su música, supusieron un largo parón en su dedicación a la música litúrgica. Entre 1782 y 1795 se dedicará intensamente a estos dos compromisos, y en este período desarrollará maravillosamente su estilo de composición para música de cámara y para orquesta, hasta el punto de que se le considera el padre del cuarteto de cuerdas y de la sinfonía, los dos géneros más relevantes en los dos tipos de música.

                                Por ello, cuando en 1796 retorna a la composición de Misas, su estilo tiene ya una madurez y un dominio de la técnica orquestal admirable, lo que hace que su última serie de seis Misas, compuestas entre 1796 y 1802, sea seguramente la colección de música litúrgica católica más importante del periodo clásico. El ritmo anual de Misas se debe a que fueron compuestas, cada una de ellas, para el día del santo de su patrona y amiga María, esposa del príncipe Nicolás de Esterhazy. Por ello, para cada 12 de septiembre, Haydn tenía ya compuesta una magnífica Misa para ser interpretada en la celebración litúrgica del Nombre de María. La tercera de ellas, compuesta en 1798, es posiblemente la mejor: la “Missa in angustiis», conocida como “Misa Nelson».

                                Un salvador para recias angustias

                                Llama la atención que una Misa compuesta para una ocasión festiva lleve este nombre tan dramático. Las circunstancias en las que se desarrolló su composición, sin embargo, explican este tono oscuro y preocupante que sugiere el título, y también la aparición del almirante Horacio Nelson en el título con el que normalmente se la conoce. En 1798 Haydn, con 66 años, está pasando por momentos difíciles. Su salud se va deteriorando cada vez más (morirá 11 años después), y sus fuerzas están agotadas por el tremendo trabajo que le supuso terminar su obra maestra, el oratorio “La Creación”, estrenado en abril de 1798. Por otro lado, el verano de 1798 fue muy duro para Austria y Viena, su ciudad favorita, amenazada y derrotada sucesivamente por los ejércitos revolucionarios de Napoleón.

                                Por si fuera poco, la economía de guerra recortó sustancialmente el presupuesto musical del príncipe Esterhazy, quien tuvo que prescindir de todos los músicos de instrumentos de viento (trompas, oboes, flautas, clarinetes y fagotes). Como son estos los que dan color a la orquesta de Haydn, la Misa tuvo que ser compuesta para una plantilla un tanto oscura: tan sólo cuerdas, trompetas y timbal. El ambiente, sin duda, sugiere en todas sus dimensiones angustias y preocupaciones muy recias.

                                Sin embargo, poco antes del estreno de la Misa, el 1 de agosto de 1798, la flota inglesa, comandada por Lord Nelson, despedazó a la escuadra francesa en la batalla de Egipto, y por tanto asestó el primer golpe mortal al expansionismo imparable de Napoleón. El nombre del almirante se convirtió en sinónimo de esperanza frente al francés, y su figura alcanzó en seguida un relieve de salvador, como una respuesta divina a la implorante súplica de Haydn en su Misa. Por si fuera poco, el propio Nelson acudió en 1800 a Viena y al palacio de los Esterhazy, y posiblemente Haydn, muy conocido por el público inglés tras sus viajes a Londres, interpretaría en su honor la Misa que compuso para aquel tiempo de angustias y de peligros. Desde entonces, es universalmente conocida como la “Misa Nelson”.

                                Una súplica estremecedora

                                El primer número de la Misa, “Kyrie”, con sus golpes de trompeta y timbal, escrito en el sombrío de modo de re menor, contiene unas estremecedoras invocaciones del coro al unísono, invocando la misericordia divina en tiempos oscuros. Poco que ver con los comienzos de las Misas del periodo clásico, normalmente luminosos, en modo mayor y llenos de melodía y equilibrio. Tras un breve periodo imitativo en el coro, irrumpe sobre las trompetas una escalofriante coloratura de la soprano, la parte solista de la Misa que requiere más virtuosismo, clamando “eleison”: ten piedad.

                                El “Gloria”, por el contrario, es incoado por la soprano en re mayor, en un estilo más convencional y luminoso, que recuerda a los mejores coros del oratorio “La Creación”. Intervenciones solistas y corales conducen a una sección más calmada, en si bemol mayor, que se recrea con las palabras “qui tollis peccata mundi”, “tú que quitas el pecado del mundo”. El tono de oración llena de fe se transparenta serenamente en este luminoso pasaje, cálido y armonioso en el contexto de la angustia y las continuas alteraciones musicales. El bajo, otra parte solista de gran virtuosismo, acompaña a la soprano en este maravilloso dúo, completado con pequeñas intervenciones del coro y pasajes solistas del órgano. El final del “Gloria” repite su comienzo, trazando así una equilibrada estructura musical propia del clasicismo vienés.

                                De la contemplación al combate

                                El pasaje central del “Credo” es una de las partes más elaboradas y originales de la “Misa Nelson”, en la que se percibe con qué detalle Haydn contempla musicalmente el dogma central de la fe que él profesaba de corazón: la encarnación, pasión, muerte y Resurrección del Hijo de Dios. En efecto, tras un comienzo ligero, de nuevo en re mayor, la música se detiene a las palabras “bajó del Cielo”. Una amplia y pausada sección, en sol mayor, escrita solo para cuerdas y soprano, ilustra dulcemente la encarnación del Hijo de Dios.

                                Tras el eco hecho por el coro, la música se dirige hacia la Pasión y muerte de Jesucristo, acompañada ya por golpes de trompetas y timbales, como en una terrible procesión fúnebre. El profundo tono contemplativo, y a la vez de exposición de la fe de este pasaje, llega a un momento conmovedor cuando la soprano, en la recapitulación de la Crucifixión que hacen los solistas, repite tres veces “pro nobis”: “por nosotros”. Tras ella, sólo los cellos de la orquesta acompañan silenciosamente el recuerdo del entierro de Cristo: “et sepultus est”.

                                Acabando la Misa, antes de llegar al solemne “Agnus Dei», que culmina la Misa con un triunfante re mayor final, Haydn deja en la segunda parte del “Sanctus” (el “Benedictus”) otro momento de inspirada originalidad. Haciendo alusión a aquél “que viene en el nombre del Señor”, compone una marcha militar en compás de 2/4, de nuevo en la sombría tonalidad de re menor. Fórmula extraña para una sección que en las Misas de esta época suele estar compuesta en modo mayor y en un tono sereno y melodioso. Pero las circunstancias mandan: el salvador “que viene en el nombre del Señor” tendrá que venir en medio de la guerra y con un soberano poder militar para vencer las amenazas y angustias que dominan el ambiente. Si no podemos decir literalmente que Lord Nelson fue la respuesta a esta tremenda súplica, hay que reconocer que su figura encaja sorprendentemente con las angustias y las esperanzas expresadas por Haydn en esta magnífica Misa.

                                A continuación, Eraldo Salmieri dirige a la Filarmónica de Eslovaquia en su interpretación de la «Misa Nelson».

                                El autorAntonio de la Torre

                                Doctor en Teología

                                Evangelio

                                Corazones soñadores. Presentación del Señor (C)

                                Joseph Evans comenta las lecturas de la Presentación del Señor (C) correspondiente al domingo 2 de febrero de 2025.

                                Joseph Evans·30 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

                                La fiesta de la Presentación del Señor es una fiesta más importante de lo que a menudo pensamos. De hecho, en diversos ritos y calendarios marca la conclusión del periodo navideño. Por eso, no es de extrañar que este año se siga celebrando, aunque caiga en domingo. 

                                La fiesta nos habla de esperanza, del corazón, del deseo. Pensamos en la esperanza de los ancianos Simeón y Ana, que esperaban “el consuelo de Israel” y “la liberación de Jerusalén”. Podríamos contentarnos con consuelos más mezquinos: algún placer o satisfacción. Vemos más claramente los deseos de Simeón cuando habla de Cristo como “Salvador” y “luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel”. Esto es extraordinario. Ante la misión pública de Cristo y su enseñanza, este hombre se preocupa tanto de que la luz de la fe llegue a los paganos como de que Israel descubra la verdadera gloria de Dios, revelada en Jesús. 

                                Se trata de un hombre guiado por el Espíritu Santo -el evangelio nos lo dice explícitamente-, un hombre cuyos deseos habían sido inspirados y moldeados por el Espíritu, cuyo corazón había sido formado por el Espíritu. Y por eso era tan generoso y universal, incluso católico. En una época en que los judíos eran, en general, fanáticamente antiextranjeros, he aquí un hombre profundamente preocupado por la salvación de todos los hombres, judíos y gentiles. 

                                El ejemplo de Simeón nos llama a tener un corazón con grandes deseos: era un anciano, pero su corazón ardía con un deseo universal, la salvación de todos. De hecho, los deseos mezquinos nos impiden ver a Cristo. Muchas otras personas estaban en el Templo ese día, pero probablemente habían ido por pequeñas razones: por rutina, o para marcar una casilla, o para ser vistos, o para rezar por el éxito en un negocio o para que los niños se casaran y les fuera bien, etc. Buscaban cosas de Dios, no a Dios. Buscaban cosas de Dios, no a Dios mismo. Por eso no reconocían a Jesús. Nuestro Señor es reconocido por los que tienen un gran corazón y grandes deseos. Simeón estaba en relación con el Espíritu Santo, era guiado por el Espíritu. Encontró a Dios en los brazos de una pobre aldeana, porque Dios se encuentra en la pobreza y en los pobres. 

                                Ana encontró a Dios a través de su profunda vida de fe. Durante unos 60 años se había dedicado “con ayunos y oraciones noche y día” en el Templo. La suya fue una búsqueda profunda y sincera de Dios, que se vio recompensada con el encuentro con Cristo.

                                Vaticano

                                El Papa resalta la confianza en Dios de san José, y pide por la RD Congo

                                En el ciclo dedicado a ‘Jesucristo, nuestra esperanza’ de este Año jubilar, el Papa Francisco ha subrayado hoy ‘el anuncio a José’, su confianza en Dios, y su actitud: José cree, espera y ama. El Romano Pontífice ha rogado para que cese la violencia en la República Democrática del Congo, y ha felicitado a millones de familias chinas por el Año Nuevo Lunar.  

                                Francisco Otamendi·29 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

                                Con visión una vez más universal, el Papa ha tocado temas muy variados en la Audiencia de este miércoles: el Jubileo de la esperanza, el ejemplo de san José, el Año Nuevo Lunar para las familias chinas, su recuerdo de las víctimas del exterminio en los campos de concentración en la II Guerra Mundial, el llamamiento al cese de la violencia en la RD Congo, la paz en el mundo, y la memoria de san Juan Bosco el día 31.

                                El tema central de su catequesis, en torno a Jesucristo, nuestra esperanza, y centrado en la infancia de Jesús, ha sido el anuncio del Ángel a san José, y su respuesta de fe. 

                                “Su amor fue puesto a prueba”

                                “José entra en escena en el Evangelio de Mateo como prometido de María. Para los judíos, los esponsales eran un verdadero vínculo jurídico, que preparaba para lo que sucedería aproximadamente un año después, la celebración del matrimonio”, ha comenzado el Papa. 

                                Fue durante este tiempo cuando José descubrió el embarazo de María “y su amor fue puesto a dura prueba. Ante tal situación, que llevaría a la ruptura del compromiso, la Ley sugería dos posibles soluciones: o bien un acto jurídico público, como citar a la mujer ante los tribunales, o bien un acto privado, como entregar a la mujer una carta de repudio”.

                                José se fía

                                “Mateo define a José como un hombre ‘justo’ (zaddiq), un hombre que vive según la Ley del Señor, que se inspira en ella en cada ocasión de su vida”. En sueños, José oye estas palabras: ‘José, hijo de David, no temas tomar contigo a María, tu mujer. Porque el niño que ha sido engendrado en ella es del Espíritu Santo; dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt 1,20-21)”.

                                Ante esta revelación, ha subrayado el Papa, “José no pide más pruebas, se fía. José confía en Dios, acepta el sueño de Dios sobre su vida y la de su prometida. Así entra en la gracia de quien sabe vivir la promesa divina con fe, esperanza y amor”.

                                “Cree, espera y ama”, “obediencia”

                                El Sucesor de Pedro ha continuado: “José, en todo esto, no pronuncia una palabra, sino que cree, espera y ama. No habla con ‘palabras al viento’, sino con hechos concretos. Pertenece a la raza de los que el apóstol Santiago llama los que ‘ponen en práctica la Palabra’ (cf. St 1,22), traduciéndola en obras, en carne, en vida. José se fía de Dios y obedece: ‘Su estar interiormente pendiente de Dios… se convierte espontáneamente en obediencia’ (Benedicto XVI, La infancia de Jesús, Milán-Ciudad del Vaticano 2012, 57)”.

                                Hermanas, hermanos, ha exhortado Francisco, “pidamos también nosotros al Señor la gracia de escuchar más de lo que hablamos, la gracia de soñar los sueños de Dios y de acoger responsablemente a Cristo que, desde el momento de nuestro bautismo, vive y crece en nuestras vidas”.

                                RD Congo: llamamiento a la comunidad internacional

                                “Expreso mi preocupación por el empeoramiento de la situación de seguridad en la República Democrática del Congo”, ha revelado el Papa. “Insto a todas las partes en conflicto a que se comprometan a cesar las hostilidades y a proteger a la población civil de Goma y de otras zonas afectadas por operaciones militares”. 

                                “También sigo con aprensión lo que está ocurriendo en la capital, Kinshasa, esperando que cesen cuanto antes todas las formas de violencia contra las personas y sus bienes. Al tiempo que rezo por el pronto restablecimiento de la paz y la seguridad, hago un llamamiento a las autoridades locales y a la comunidad internacional para que hagan todo lo posible por resolver la situación de conflicto por medios pacíficos”. 

                                Año Nuevo Lunar: paz, serenidad y salud 

                                Al dirigirse a los peregrinos de lengua china, el Papa ha recordado que ·en Asia Oriental y en diferentes partes del mundo, millones de familias celebran hoy el Año Nuevo Lunar, una ocasión para vivir con mayor intensidad las relaciones familiares y de amistad. Con mis mejores deseos para el Año Nuevo, que mi bendición llegue a todos vosotros, mientras invoco para cada uno de parte del Señor paz, serenidad y salud”.

                                Custodios de la verdad y la memoria del exterminio en la II GM

                                En su saludo a los polacos, Francisco ha recordado “ a vuestros compatriotas que, junto con miembros de otras naciones, fueron víctimas del exterminio en los campos de concentración alemanes durante la Segunda Guerra Mundial”.

                                “Sed custodios de la verdad y de la memoria de esta tragedia y de sus víctimas, entre las que hubo no pocos mártires cristianos”, ha manifestado. “Recordad vuestro compromiso constante por la paz y por la defensa de la dignidad de la vida humana en todas las naciones y religiones. Os bendigo de corazón”.

                                El autorFrancisco Otamendi

                                Vaticano

                                Aniversario de la clausura del Vaticano II (1965-2025)

                                A seis décadas de la clausura del Concilio Vaticano II, su legado sigue marcando la vida de la Iglesia y sus desafíos en el siglo XXI. Frente a voces que piden una revisión o incluso un nuevo concilio, es momento de reflexionar sobre la aplicación de sus enseñanzas y su vigencia en la evangelización y la vida cristiana actual.

                                José Carlos Martín de la Hoz·29 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

                                En estos últimos años se han escuchado algunas voces que reclamaban un carpetazo a la aplicación del Concilio Vaticano II y convocatoria de un Concilio Vaticano III que planteara de nuevo la situación de la Iglesia en este primer cuarto del siglo XXI y replanteara estrategias y comunicación para el milenio que acabamos de comenzar.

                                Indudablemente, todas las formulaciones de la fe y todas las llamadas a la evangelización en pocos años quedan necesitadas de reformulación pues las expresiones humanas decaen, se vacían de contenido, se rutinizan y ya no expresan con viveza el contenido siempre perenne de la Revelación. De todas formas, como recuerda la Carta a los Hebreos: “La Palabra de Dios es viva y eficaz, como espada de doble filo que penetra hasta las junturas del alma» (Heb 4, 12).

                                En realidad, lo que hace falta es invocar una y otra vez al Espíritu Santo para que desde las formulaciones de la fe aprobadas por el magisterio de la Iglesia, ilumine los corazones de los hombres. Como afirmaba con fuerza san Pablo: “la letra mata y el espíritu vivifica” (2 Cor 3, 6).

                                Releer el Concilio Vaticano II

                                Al releer la rica teología que contienen los documentos del Concilio Vaticano II, lo primero que impresiona es el extraordinario frescor que encierran, pues está redactado para trasmitir con fuerza la verdad sobre Jesucristo, la Iglesia y el mundo. 

                                Es más, la teología del laicado, las fuentes de la revelación, la libertad de las conciencias, el principio de libertad religiosa, la dignidad de la persona humana, el ecumenismo, el sacerdocio común de los fieles, y tantas cuestiones más han llenado de vitalidad el mensaje cristiano para el final del siglo XX y comienzos del siglo XXI y están anunciando que al Concilio Vaticano II le queda todavía mucha vida. San Juan Pablo II afirmaba en la Exhortación “Novo Milenio ineunte” que la pastoral de la Iglesia del Siglo XXI será la pastoral de la santidad (n. 1), pues indudablemente el primer dialogo de la Iglesia con el mundo contemporáneo fue para invitarle al conocimiento y la amistad con Jesucristo que es la santidad.

                                Los discursos de san Pablo VI pronunciados hace ahora sesenta años fueron de un gran optimismo, pues esperaba verdaderamente una nueva primavera de la Iglesia de Jesucristo en los siguientes años.

                                Interpretaciones del Concilio

                                Como bien sabemos, lo que ocurrió es que previo a la llegada de los textos conciliares a las iglesias particulares acaeció la tergiversación de las doctrinas conciliares promovidas por el llamado “fenómeno de la contestación”, como lo denominaba el cardenal Ratzinger en su famoso informe sobre la fe, una larga entrevista concedida al famoso periodista italiano Messori.

                                Años después, ya pontífice, Benedicto XVI se refirió a aquellos duros y tristes años de la Iglesia del posconcilio y los interpretó como “la hermenéutica de la ruptura” frente a la hermenéutica de la Tradición.

                                Indudablemente, la hermenéutica de las Tradición fue la aplicación del auténtico concilio a la vida de la Iglesia y de todas sus instituciones distribuidas por el mundo entero.

                                Llamada universal a la santidad

                                La primera y más importante cuestión fue la llamada universal a la santidad (crf. Lumen Gentium” n. 40), que el Magisterio ha sabido en estos años poner en conjunción con el sacerdocio común de los fieles (crf. Catecismo n. 1456) por el cual todos los cristianos han descubierto su llamada a la plenitud de la santidad y a las bienaventuranzas. A la vez ese sacerdocio común se ha expresado en la importancia de la acción apostólica de los fieles laicos para ser fermento en la masa y ejercer una evangelización capilar en el mundo llevando los valores del Evangelio y la noticia de Jesucristo a todos los hombres. 

                                También, como afirmaba “Gaudium et spes”, los fieles laicos son “el alma del mundo” (n.4) y por tanto han de regir su familiar, la tierra donde trabajan y todos los ambientes sociales y profesionales.

                                Los viajes del Santo Padre San Juan Pablo II, Benedito XVI y el papa Francisco, llevaron al orbe entero y en muchas ocasiones. La presencia del Romano Pontífice hasta el último roncón de la tierra, al portar la llama del amor de Dios y del amor a la Iglesia fomentaron la unión de las iglesias y a la vez valoraron las tradiciones locales, para ser un solo pueblo con un solo pastor.

                                La dignidad humana

                                Indudablemente, las doctrinas conciliares sobre la dignidad de la persona humana se incrementaron al revalorizar los derechos humanos, pero también los fundamentaron sólidamente al mostrarlos apoyados en el hombre como imagen y semejanza de Dios. Al ser Dios en su vida íntima relaciones subsistentes: relación subsistente Paternidad, relación subsistente Filiación y relación subsistente Amor entre el Padre y el Hijo. 

                                Por tanto, el hombre ha sido definido por el concilio como relación. Relación con Dios en primer lugar y relación con los demás. Al provenir del amor de Dios está finalizado por Dios al amor en la libertad de los hijos de Dios. De ahí que el hombre al conocer y amar a Dios y a los demás está madurando y creciendo.

                                La aplicación del Concilio

                                Si se lee todos las Encíclicas y Exhortaciones apostólicas publicadas por san Juan Pablo II se comprueba que se ha aplicado el concilio a todos los ambientes de la Iglesia y a todas las facetas de la vida de la Iglesia. No han quedado cuestiones en el aire: la Iglesia, los misterios de la vida, muerte y resurrección de Jesucristo, los años dedicados a la Trinidad, a la vida eucarística y penitencial. Verdaderamente el concilio aportó mucha luz. Además contamos con el catecismo y  el Código de Derecho Canónico.

                                En el ecumenismo, san Juan Pablo II publicó una Encíclica fundamental “Ut unum sint” con la que se ha movido al pueblo cristiano a conocer y apreciar la parte de revelación común con los hermanos separados, para conocerse y comprenderse, y, como afirmaba “Unitatis redintegratio”: hemos de trabajar juntos por la caridad.

                                De hecho, la sinodalidad que el papa Francisco ha aplicado a la vida de la Iglesia del tercer milenio estaba ya preconizada con los sínodos de obispos que cada dos años se han ido celebrando en Roma con representación de la iglesia Universal con las que los diversos Romanos pontífices han seguido aplicando el Concilio Vaticano II a la vida de la Iglesia universal. 

                                Evangelización

                                Joost Joustra: “Las obras de arte tienen tanto que decir como los teólogos”

                                Joost Joustra, profesor del King's College de Londres, profundiza en esta entrevista con Omnes en la relación entre el arte y la religión, alegando que las obras realizadas por algunos artistas pueden aportar mucho en la comprensión de aspectos teológicos.

                                Paloma López Campos·29 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

                                Joost Joustra es uno de los ponentes que participa a finales de enero de 2025 en el XIV Seminario Profesional sobre Oficinas de Comunicación en la Iglesia que se celebra en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz. Actualmente es profesor en el King’s College de Londres, donde ayuda a los alumnos a entender la compleja relación entre el arte y la religión.

                                ¿Cómo definiría la interacción entre religión y arte?

                                – No es una respuesta fácil porque ambos son temas muy amplios. Yo diría que, esencialmente, la relación entre la religión y el arte, o específicamente entre el cristianismo y el arte, es que incluso para las personas que no se consideran creyentes, hay ciertas cosas con las que se pueden identificar en estas historias que se encuentran en la Biblia, por ejemplo. El arte visual es una forma muy accesible de adentrarse en esos temas.

                                Por poner un ejemplo, trabajé en una exposición sobre el tema del pecado y, por supuesto, uno de los temas importantes de esa exposición era la Caída de la Humanidad y la historia del libro del Génesis. Y si eres cristiano o judío conocerás muy bien esa historia, pero si no, un cuadro de Adán y Eva que muestre cierta duda en Adán cuando acepta la fruta puede hacer la historia muy accesible. En última instancia, ese es el poder del arte cuando se trata de estos temas.

                                ¿Cuál es su relevancia de esta relación en el contexto contemporáneo?

                                – Tradicionalmente, las iglesias están muy decoradas y a la gente le gusta visitar estos lugares independientemente de su fe, por lo que parece existir algún tipo de atracción. Aunque la gente no tenga una conexión personal con el aspecto religioso del arte, se siente atraída por él.

                                ¿Cómo ve la evolución del arte religioso y qué tendencias actuales le parecen especialmente significativas desde una perspectiva teológica?

                                – Un buen ejemplo, que no me gustaría llamar “tendencia” sino “preocupación”, es que creo que la gente piensa muy activamente en el medio ambiente en estos días. Por ejemplo, la exposición en la National Gallery sobre San Francisco de Asís. La relación de San Francisco con el medio ambiente y el Papa Francisco utilizando sus escritos en los últimos años es un buen ejemplo de alguien que vivió hace cientos de años pero que todavía tiene algo que decir sobre nuestro momento actual.

                                ¿Hay ciertos elementos o símbolos recurrentes en el arte que considere universales a la hora de representar lo divino?

                                – Por supuesto, están por todas partes. Pueden ser muy explícitas, la imagen más esencial del cristianismo podría ser Cristo en la Cruz o la Virgen con el Niño. Pero la gente también encuentra cierta presencia divina en las pinturas abstractas. ¿Es necesario que el arte sea figurativo para transmitir una cierta sensación de divinidad? Creo que no. Los artistas pueden hacer muchas cosas.

                                ¿Qué oportunidades hay hoy en día para una mayor colaboración entre estos dos campos en las próximas décadas?

                                – En mi trabajo diario en el King’s College de Londres me he dado cuenta de que la enseñanza es importante en esta relación. En el King’s College ofrecemos un programa de Máster en Cristianismo y Arte, lo que significa que la gente se reúne y algunos de ellos pueden estar formados en Teología y otros en Historia del Arte. Pero todos se reúnen por ese interés común.

                                Durante este curso, los historiadores del arte se familiarizan con la Biblia y ciertos conceptos religiosos, y los teólogos se familiarizan con la visión.

                                Un reto, que también es una oportunidad, es que tenemos que volver a introducir la imagen en la religión. Desde la Reforma estas imágenes han desaparecido un poco, al menos en algunas partes del mundo. Pero creo que las imágenes y las obras de arte tienen tanto que decir como los textos y los teólogos.

                                Desde la perspectiva de la Historia del Arte, ¿cómo ha evolucionado la representación de los temas religiosos a lo largo de los años?

                                – El primer arte cristiano se basaba en ciertos símbolos, como la cruz o el pez. Poco a poco surgió una tradición, se contaron historias y la figuración y el naturalismo cobraron importancia. En última instancia, se trataba de identificación, de que la gente se identificara con estas historias. Por eso el culto a los santos adquirió tanta importancia en la Europa medieval.

                                El apogeo del Renacimiento y el periodo de la Contrarreforma es el verdadero florecimiento de este tipo de arte. Durante la Ilustración hubo algo menos de interés por ello, pero incluso cuando se piensa en los grandes pintores y artistas del siglo XIX, hay un gran interés por estos temas que, aunque cambie la representación, siguen siendo los mismos.

                                Evangelización

                                Santo Tomás de Aquino, «lámpara de la Iglesia y del mundo»

                                El 28 de enero la Iglesia festeja a santo Tomás de Aquino, el Doctor Angélico. San Pablo VI le llamó  “lámpara de la Iglesia y del mundo entero”. San Juan Pablo II, “maestro de pensamiento”. Benedicto XVI subrayó su obra de “armonía entre fe y razón”, y el Papa Francisco animó a ponernos "en su escuela” al lanzar tres años de celebraciones.  

                                Francisco Otamendi·28 de enero de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

                                La influencia que la figura y la obra de Santo Tomás de Aquino (Roccasecca, 1225-Abadía de Fossanova, 7 de marzo de 1274), apenas 50 años, ha ejercido en el desarrollo del pensamiento filosófico y teológico occidental es indudable, no sólo para los “iniciados”, empezando por su doctrina del ser, como sobre la teología trinitaria. Así lo han señalado Papas y numerosos especialistas, como el Prefecto de la Biblioteca Vaticana, Mauro Mantovani, en un dossier de Omnes en el número de verano de 2024.

                                Tras el aniversario de su canonización en 2023 (700 años), y de su muerte en 2024 (750), ha llegado en 2025 el del nacimiento (800 años) del sacerdote dominico (Orden de Predicadores), patrón de las universidades y escuelas católicas (León XIII). La invitación del Papa Francisco ha sido redescubrir a través de la obra de Santo Tomás, el tesoro que se puede extraer de ella “para responder a los desafíos culturales de hoy”. Santo Tomás escribió la ‘Suma Teológica’ y es autor, por ejemplo, de las cinco vías filosóficas para demostrar la existencia de Dios.

                                El doctor Mauro Mantovani, Lorella Congiunti, y otros expertos han sintetizado una gran aportación del sabio Aquinate. Lo explicó Benedicto XVI en 2010: “Siguiendo la escuela de Alberto Magno, llevó a cabo una operación de fundamental importancia para la historia de la filosofía y de la teología; yo diría para la historia de la cultura: estudió a fondo a Aristóteles y a sus intérpretes, consiguiendo nuevas traducciones latinas de los textos originales en griego. (…) Tomás de Aquino mostró que entre fe cristiana y razón subsiste una armonía natural (van juntas). Esta fue la gran obra de santo Tomás”.

                                El autorFrancisco Otamendi

                                Libros

                                Conciencia escatológica y signos de los tiempos

                                ¿Vivimos ya en un estadio escatológico de la historia de la salvación, con presagios de la parusía? Enrique Cases reflexiona sobre ello en su último libro ‘El Evangelio eterno’. 

                                Francisco Otamendi·28 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

                                “La fuerza arrolladora (del mensaje de Jesús) había consistido en que Jesús anunció con autoridad el próximo fin del mundo, la irrupción del Reino de Dios”, manifestó Joseph Ratzinger en su obra ‘Escatología. La muerte y la vida eterna’ (1977), que Enrique Cases cita en la introducción de su libro.

                                “En el vigor de esta esperanza habría consistido lo explosivo, lo nuevo, lo grande de Jesús, debiendo interpretarse todas sus palabras a partir de este centro. Para Jesús, el ser cristiano se resumiría en esta petición central del Padrenuestro: “Venga a nosotros tu Reino”, petición que se fijaría en el hundimiento del mundo y la irrupción de lo que únicamente Dios puede hacer”, añadía Ratzinger.

                                El anuncio de la venida de Cristo al final de los tiempos

                                Sin embargo, “la escatología, como ‘doctrina de las postrimerías’, ha ocupado el último lugar de los tratados teológicos”, y “durante siglos ha estado durmiendo el sueño de los justos”. Solo  “últimamente, como consecuencia de la crisis histórica de nuestra época, ha pasado a ocupar el centro del pensamiento teológico”, analizaba el que más tarde sería Benedicto XVI.

                                Enrique Cases, autor prolífico, que ha tratado ya el tema del Más allá, reflexiona sobre las etapas de la historia de la salvación,  y avanzado su libro sobre ‘El Evangelio eterno’, considera dos cosas:

                                1) En primer lugar, “el anuncio de la venida de Cristo al final de los tiempos se contiene en todas las manifestaciones de la fe de la Iglesia, con el testimonio de los Padres, la liturgia y la doctrina del Magisterio”. Y la ausencia de una reflexión teológica a la altura de su trascendencia, constituía un lamentable vacío. Hoy la situación ha cambiado (,,.). Se ha reactivado el interés por la parusía”.

                                ¿Cómo es el cielo? ¿Y el infierno’

                                Además, como reflexión adicional, el autor de ‘El Evangelio eterno’ (editado por ExLibric), dirá también: “¿Cómo es el Cielo? Interesa muchísimo saber algo o todo sobre esta cuestión, pues es para siempre” (p. 140). 

                                Lo mismo cabe aplicarse del infierno, que el autor recoge de san Juan Bosco y santa Teresa de Jesús, mencionando también la visión en Fátima a los tres pastorcillos, y algunas otras personas, varias santas y santos, que ”lo han visto y lo cuentan” (p.149).

                                Sin embargo, el espacio dedicado al Cielo es muy superior, toda la segunda parte del libro, que relata un bonito diálogo entre una bienaventurada del Cielo, de san Luis Potosí, a un laico en México, titulada ‘La gloria accidental del Cielo’, que recoge ‘Los deleites del Más Allá’. La recomendación aquí es leerlo en apoyo de la fe y la esperanza cristiana, sin distraerse en detalles pintorescos o científicos.

                                El Evangelio eterno

                                Autor: Enrique Cases
                                Editorial: ExLibric
                                Número de páginas: 338
                                Idioma: Castellano

                                Secuelas del adormecimiento

                                Decíamos que el autor considera dos cosas. La segunda es ésta: 2) “Las secuelas de este paulatino adormecimiento de la conciencia escatológica han impreso un sesgo negativo a la conducta eclesial”. Una Iglesia que ya no se siente –aunque se sepa teóricamente– la comunidad de los que esperan la venida del Señor Jesús, “casi sin percibirlo se inclinará a instalarse en el mundo lo más cómodo posible”, señala Enrique Cases (pp. 132-133).

                                “Sólo la memoria inquietante de la inminencia de la parusía puede liberar a la Iglesia para una función liberadora”, añade. En la clave de “una Iglesia convencida de la real proximidad del Señor, hay que situar el papel de los signos de la Parusía”. 

                                Joaquín de Fiore y la historia de la salvación

                                Enseguida veremos cuáles son estos signos. Pero antes, parece conveniente recordar algunas aportaciones del abad cisterciense Joaquín de Fiore (1130-1202), analizadas por el teólogo catalán.

                                Partiendo de la fe en Dios trino, Joaquín de Fiore deduce un desarrollo histórico en tres etapas: la edad o época del Padre, el tiempo entre Adán y Cristo (Antiguo Testamento); la edad del Hijo, que inicia Jesús, el Mesías, y continúa con la Iglesia, y que concluye con su segunda venida o Parusía; y la edad del Espíritu Santo, que termina con la venida final de Cristo, el final del tiempo. 

                                La edad del Espíritu Santo

                                El autor dedica al Espíritu Santo varios capítulos salteados, en particular conforme avanza el libro. En la última Cena, Jesús anuncia a los Apóstoles que les enviará el Espíritu Santo, “que les llevará a la verdad”. En Pentecostés se advierte “parte de esa acción”. 

                                En la edad del Hijo esa acción es ”muy intensa en la santidad individual, en los contemplativos, en los dones, en fundaciones, iniciativas apostólicas, conversiones, eficacia de los sacramentos… “Pero en la siguiente edad será más intensa”.

                                Iglesia de Pedro-Iglesia de Juan, los laicos

                                En la edad del Espíritu Santo, se le atribuyen otros dones: inspiraciones, carismas (hay otro capítulo dedicado a ellos), divinos impulsos, luces, conversiones fervientes, perdón, regeneración (“el gran don de esta edad, siguiendo a san Pablo: ‘No todos moriremos, pero todos seremos transformados’”), renovación y santificación, “conduciendo a la Iglesia, que se puede llamar de Juan, sin dejar de ser la Iglesia de Pedro”, señala el libro.

                                En los primeros dos mil años de la Iglesia, “el Papado ha sido fundamento de la fe”, reflexiona el autor, y “el prestigio de la Iglesia estuvo sobre todo en los monjes y los religiosos”, con actividad contemplativa, y también civilizadora, formativa y apostólica. Pero en el milenio posterior a la segunda venida, “en la edad del Espíritu Santo, se extenderá a los laicos, como ya se advierte en el siglo XX en multitud de movimientos, fundaciones y nuevos caminos, uniendo trabajo y oración, familia y oración, ciencia y oración, cultura y oración”, escribe el profesor barcelonés.

                                Parámetros de la segunda venida de Cristo

                                Antes de esta edad del Espíritu Santo, el milenio, tendrá lugar el final de la edad del Hijo, la segunda venida de Jesús, anunciada por Él mismo, “intermedia entre el nacimiento y el Juicio Final”. 

                                El autor reflexiona en estas páginas sobre el capítulo 24 de san Mateo, “en el cual Cristo anunció muchos de los signos que preceden a la segunda venida, junto a su  paralelo Marcos 13 y Lucas 21”, y un llamamiento a estar en vela, “porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor”.

                                Muchas de las promesas anunciadas por los profetas “no se han realizado en la edad del Hijo, como la inmortalidad, la paz, la conversión de los judíos…,”, pero “la Palabra de Dios es infalible, lo que quiere decir que se cumplirán en un futuro posterior a la segunda venida de Cristo”. Enrique Cases entra aquí en los tiempos de la segunda venida y los signos, aunque dejamos para el lector su reflexión sobre los mil años, el milenarismo. “Seis veces dice (el Apocalipsis) que durará el Reino de Cristo mil años” (Ap. 20).

                                Momento de la segunda venida 

                                ¿Cuándo será esta segunda venida de Jesús e inicio del milenio? “Esa pregunta ya se la hicieron los discípulos a Jesús. No sabemos ni el día ni la hora, pero están profetizados unos signos que la preceden, como la estrella lo fue para los magos con su ciencia astronómica” (p. 87). Y cuando Jesús se elevó al Cielo en la Ascensión, dos hombres vestidos de blanco dijeron: “Galileos (..), el mismo Jesús que ha sido tomado de entre vosotros y llevado al Cielo, volverá como lo habéis visto marcharse al Cielo”. 

                                Signos pormenorizados

                                Necesariamente sintetizados, el autor menciona estos “signos pormenorizados” que precederán a la segunda venida (los signos citados y los comentarios son textuales del libro): 

                                “Apartamiento de Satanás y los suyos (…). –Predicación del Evangelio a todo el mundo. – Vuelta de las doce tribus a Jerusalén (cumplida en 1948). Gran apostasía. Estamos en ella. – Gran tribulación. Estamos en ella. –Guerras. Estamos en ellas pero según los profetas vendrán más y más mortíferas. –Persecuciones a los cristianos (…). –Confusión. Aparecerán muchos falsos profetas y engañarán a mucha gente. –Aumento de los pecados (los pecados de esta época son abrumadores, leyes anti-Dios, abortos a millones, blasfemias, satanismos. Cuando veáis la abominación de la desolación, anunciada por el profeta Daniel (…). El signo antes de la venida de Cristo puede ser la supresión de la Eucaristía, el sacrificio perpetuo. Habrá signos en el sol. y la luna y las estrellas; (…)”.

                                El apóstol san Pablo añadió a estos signos, en su primera Carta a los Tesalonicenses, “la apostasía y el Anticristo”.

                                El Reinado eucarístico

                                Otra aportación del libro en torno a “la venida de Cristo intermedia entre el nacimiento de Jesús y el Juicio Final”, es el concepto de que “el intermedio será eucaristico”, expone san Ireneo de Lyon. En efecto, entre las características del milenio posterior, el autor subraya en primer lugar el “Reinado eucarístico”. “Jesucristo instituyó la Eucaristía para perpetuar la visibilidad ante el hombre. Dios quiere extenderla en el tiempo. Para ello, hace del hombre Eucaristía viviente”.

                                El autorFrancisco Otamendi

                                Estados Unidos

                                Los obispos estadounidenses rechazan las medidas migratorias de Trump

                                Los obispos estadounidenses han rechazado algunas políticas relacionadas con la migración propuestas por el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

                                Gonzalo Meza·28 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

                                Ante la serie de órdenes ejecutivas emitidas por el presidente Donald Trump en el primer día de su mandato, los obispos de Estados Unidos expresaron su rechazo a políticas contrarias a la ley moral. En dos comunicados, Mons. Timothy P. Broglio, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) y el obispo Mark J. Seitz de El Paso, presidente del Comité de Migración de la USCCBseñalaron: “La enseñanza de la Iglesia reconoce el derecho y la responsabilidad de un país de promover el orden público, la seguridad y la protección a través de fronteras bien reguladas y límites justos a la inmigración. Sin embargo, como pastores, no podemos tolerar la injusticia, y enfatizamos que el interés nacional no justifica políticas con consecuencias contrarias a la ley moral”.

                                Los obispos también rechazan el uso de epítetos para descalificar a las personas indocumentadas: “El uso de generalizaciones radicales para denigrar a cualquier grupo, por ejemplo al describir a los inmigrantes indocumentados como ‘criminales’ o ‘invasores’, para privarlos de protección bajo la ley, es una afrenta a Dios”, dicen los purpurados.

                                Entre las órdenes ejecutivas firmadas por el mandatario estadounidense se encuentran las referentes al fin del derecho de asilo, la declaración de “emergencia fronteriza” con México y por ende “sellar” la frontera para “repeler la invasión que incluye migración masiva ilegal, el trasiego de drogas, el tráfico humano y otras actividades criminales”. Otros dos decretos ordenan realizar deportaciones masivas, suspender el programa de admisión de refugiados y la reimplementación del programa “Quédate en México” para que los solicitantes de asilo esperen en ese país mientras se tramita su caso, el cual puede durar meses o años en concluirse.

                                El rechazo de la USCCB

                                Ante estas disposiciones, los obispos norteamericanos expresan: “Si bien el énfasis en la lucha contra la trata de personas es bienvenido, varias de las órdenes ejecutivas firmadas por el presidente Trump esta semana tienen como objetivo específico desmantelar las protecciones humanitarias consagradas en la ley federal y socavar el debido proceso, sometiendo a familias y niños vulnerables a un grave peligro. El despliegue indefinido de activos militares para apoyar la aplicación de las leyes de inmigración civil a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México es especialmente preocupante”.

                                Los prelados piden al presidente estadounidense reconsiderar las nuevas disposiciones especialmente las referentes a migrantes y refugiados, el medio ambiente, la pena de muerte y la ayuda financiera al exterior: “Esperamos que reconsideren aquellas disposiciones que no sólo ignoran la dignidad humana de unos pocos, sino de todos nosotros. Instamos al presidente Trump a que abandone estas políticas de cumplimiento de la ley y adopte soluciones justas y misericordiosas, trabajando de buena fe con los miembros del Congreso para lograr una reforma migratoria significativa y bipartidista que promueva el bien común con un sistema migratorio efectivo y ordenado”, afirmó Mons. Broglio. Los obispos se comprometieron a apoyar a los inmigrantes “de acuerdo con el Evangelio de la Vida”.

                                Genuino cuidado

                                No obstante, los purpurados señalan que no todas las nuevas órdenes emitidas por Trump son negativas, algunas pueden verse desde una perspectiva más positiva, como la disposición que reconoce a nivel federal que solo hay hombre o mujer y no otros “géneros”.

                                Nuestras acciones, dice Mons. Broglio, deben mostrar un “genuino cuidado por nuestros hermanos y hermanas más vulnerables, incluidos los no nacidos, los pobres, los ancianos, los enfermos, los migrantes y los refugiados. El Juez justo no espera menos”.

                                El Papa también muestra su preocupación

                                No solo los obispos de la Iglesia han expresado su grave preocupación al mandatario norteamericano, sino también el Papa Francisco, quien señaló el domingo 19 de enero en una entrevista televisiva que una deportación masiva en EUA sería una “desgracia” pues “hace pagar a los pobres los costos del desequilibrio”. Asimismo, miembros de otras denominaciones cristianas han expresado al presidente Trump su consternación ante las nuevas disposiciones migratorias.

                                Las deportaciones masivas también provocarán mayores problemas a ciudades fronterizas mexicanas, muchas de las cuales ya no tienen la capacidad logística para albergar a más personas que buscan llegar a los Estados Unidos. Para paliar el problema, México implementó el programa denominado “México te abraza”, solo para los nacionales mexicanos bajo el cual se les brindará asistencia a los deportados. Asimismo, la red de 50 consulados mexicanos está en alerta para proveer asistencia a sus conciudadanos.

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                                Marcha por la Vida en Washington

                                La pancarta de la Marcha por la Vida frente a la Corte Suprema de Estados Unidos durante manifestación en Washington el 24 de enero de 2025.

                                Redacción Omnes·27 de enero de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto
                                Evangelización

                                Fe sin complejos en el campeonato universitario de fútbol americano

                                La mayor noticia de estos días en el campeonato nacional de fútbol americano no ha sido que la Universidad de Notre Dame haya perdido frente a Ohio State por 34-23. Sino que la rivalidad existente ha dejado paso a una demostración sin complejos de fe cristiana por parte de ambos equipos, en el campo y en conferencias de prensa.  

                                OSV / Omnes·27 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

                                En una cultura cuyos líderes buscan a menudo relegar la creencia religiosa al ámbito privado y marginar las expresiones de fe, el enfrentamiento por el campeonato nacional de fútbol universitario entre Notre Dame y Ohio State ha visualizado una historia diferente.

                                La demostración sin complejos de fe cristiana por parte de ambos equipos (en el campo, en las conferencias de prensa y a través de testimonios personales) ofreció un recordatorio refrescante de que la fe no debe ocultarse sino vivirse con valentía en el espacio público.

                                Acercarnos a Jesús

                                “Aunque es genial estar en este podio, hay muchas cosas en la vida que aprecio un poco más”, compartió el mariscal de campo (líder ofensivo del equipo), de Notre Dame, Riley Leonard, durante una conferencia de prensa antes del partido. “Como, en primer lugar, mi relación con Cristo”.

                                Por su parte, el jugador de Ohio State, TreVeyon Henderson, publicó en X días antes del campeonato: “No tenemos que tener miedo de acercarnos a Jesús, Él sabe lo que hemos hecho y aun así eligió morir por ti y por mí, porque nos ama. Pon tu fe en Jesús y Él te salvará del pecado y te dará vida nueva y eterna. No tengas miedo, sigue a Jesús”

                                Una verdad que trasciende el fútbol

                                Estos atletas están utilizando sus plataformas para proclamar una verdad que trasciende el fútbol: que Dios es real, activo y central en sus vidas. Su testimonio es más que un sentimiento personal; es un llamamiento a una sociedad necesitada de esperanza.

                                Esta manifestación pública de fe es especialmente llamativa si tenemos en cuenta el clima cultural en el que, en los últimos años, las expresiones del cristianismo han sido recibidas con escepticismo o abierta hostilidad. 

                                Durante décadas, hemos visto una tendencia creciente a confinar la fe a la vida personal, como si no tuviera cabida más allá de nuestras iglesias o nuestros hogares. Y, sin embargo, en momentos como éste, se nos recuerda que la fe no es sólo una cuestión de convicciones personales, sino que moldea a individuos e instituciones por igual, han comentado.

                                Cultura de Notre Dame

                                Notre Dame, universidad católica, tiene una larga tradición de fomentar el crecimiento espiritual junto con la excelencia atlética. El entrenador Marcus Freeman, quien restableció la tradición de la Misa previa al partido, y habla abiertamente de su propia conversión al catolicismo, entiende que el verdadero liderazgo requiere guiar a los jóvenes para que crezcan en su fe.

                                “Tengo una fe muy fuerte”, dijo Freeman en una conferencia de prensa antes del campeonato. «Y muchas veces hablamos de que hay que confiar más allá de tener pruebas, confiar más allá de saber, que es otro lema para tener fe. Y no nos da vergüenza hacerlo”.

                                En la pública Ohio State, también

                                La Universidad estatal de Ohio, a pesar de ser pública, también ha acogido la fe de una manera notable. El año pasado, liderado en parte por jugadores de fútbol de los Buckeye, el campus fue escenario de docenas de estudiantes bautizados y de muchos otros inspirados a buscar a Cristo. Las historias de compañeros de equipo que se reunieron para estudiar la Biblia y orar antes de los partidos demuestran que la fe está prosperando hoy en lugares donde no se esperaría que lo hiciera.

                                “Nos fortalecemos en la fe al venir al partido”

                                En sus comentarios posteriores al juego, Riley Leonard elogió la cultura de fe presente en ambos equipos. “Ohio State y nosotros en Notre Dame somos los dos equipos que más alabamos a Jesucristo”, dijo Leonard. “Creo que nos fortalecemos mutuamente en nuestra fe al venir a este partido y competir entre nosotros. Así que estoy feliz de ver a hombres piadosos triunfar, sin importar las circunstancias».

                                Este año, el campeonato nacional vivirá como algo más que una celebración la excelencia atlética, señalan varios jugadores. La fe, cuando se vive de manera auténtica y pública, puede cambiar vidas y transformar la cultura. Al final, la conversión de corazones y mentes es la mayor victoria.

                                Ganó Ohio State, pero Notre Dame se mostró orgulloso

                                La búsqueda de Notre Dame de un duodécimo título nacional terminó en desilusión con la derrota ante Ohio State en el Mercedes-Benz Stadium en Atlanta. Sin embargo, el entrenador en jefe Marcus Freeman y los capitanes Riley Leonard y Jack Kiser elogiaron la perseverancia y la fe de su equipo. “Es un momento difícil”, dijo Freeman, que añadió sobre el equipo: “Estoy orgulloso de ellos y orgulloso de lo que han hecho”. 

                                Leonard agradeció a Jesucristo y destacó las Escrituras que lo inspiraron, incluyendo Mateo 23, 12 y Proverbios 27,17. Reconoció su decepción, pero agradeció a los entrenadores y jugadores de Notre Dame por ayudar a su trayectoria. Kiser manifestó: “Es la gente la que hace que este lugar sea diferente”.

                                El autorOSV / Omnes

                                Actualidad

                                80 años de Auschwitz y los tres Papas lo han visitado

                                Rome Reports·27 de enero de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto
                                rome reports88

                                El 27 de enero se cumplen 80 años de la liberación del campo de concentración de Auschwitz, uno de los símbolos más dolorosos del Holocausto.

                                A lo largo de los años, este lugar ha sido visitado por tres Papas que, con su presencia, han rendido homenaje a las víctimas y han reafirmado el compromiso de la Iglesia con la memoria y la reconciliación. Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco han recorrido los terrenos de Auschwitz, cada uno con su propio mensaje de reflexión, condena del horror y llamado a la paz, subrayando la importancia de no olvidar los trágicos acontecimientos que marcaron la historia de la humanidad.


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                                Evangelización

                                Santa Ángela Merici, y santos Timoteo y Tito ayer

                                La Iglesia celebra el 27 de enero a la italiana santa Ángela Merici (siglos XV-XVI), fundadora de la Orden ursulina, que tiene como patrona a santa Úrsula, virgen mártir del siglo IV. Ayer domingo, día 26, se conmemoró a los santos Timoteo y Tito, obispos discípulos de san Pablo. La conversión del apóstol se celebró el sábado.

                                Francisco Otamendi·27 de enero de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

                                Santa Ángela Merici nació hacia 1474 en Desenzano, en el norte de Italia. La familia se reunía por las noches para escuchar las narraciones de vidas de santos que leía su padre, Juan. Gracias a estas lecturas, Ángela comenzó a cultivar una especial devoción por santa Úrsula, joven martirizada en el siglo IV junto con sus compañeras. A los 15 años, perdió prematuramente a su hermana y a su padre, y se convirtió en Terciaria Franciscana.

                                En 1535, junto a varias colaboradoras, santa Ángela fundó la “Compañía de las mínimas de Santa Úrsula” (no vestían el hábito monástico tradicional), que salían del claustro para dedicarse a la educación y formación de las jóvenes, en obediencia al obispo y a la Iglesia. Su denominación es ahora Unión Romana de la Orden de Santa Úrsula.

                                Los santos Timoteo y Tito, cuya memoria fue ayer 26 de enero, tras la conversión de san Pablo, fueron discípulos y colaboradores del apóstol. Nombrados por él, le ayudaron en su ministerio como obispos de Éfeso (el primero), y Creta, respectivamente, y les llama “hijos en la fe”. San Pablo les dirigió importantes cartas, dos a Timoteo y una a Tito, incluidas en el Nuevo Testamento, que contienen consejos para su tarea de Pastores en la Iglesia, como guardar la sana doctrina, y con alusiones personales de afecto.

                                El autorFrancisco Otamendi

                                Vaticano

                                La esperanza cristiana desde la Bula «Spes non confundit»

                                La bula "Spes non confundit" desarrolla una profunda reflexión sobre la esperanza cristiana, sustentada especialmente paulinos. Este documento resalta el amor de Dios, la centralidad de Cristo y la fortaleza de la esperanza frente a las tribulaciones, invitando a los fieles a vivir esta virtud como una fuente de transformación espiritual y comunitaria.

                                Rafael Sanz Carrera·27 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

                                En este Año Santo de la Esperanza, inaugurado por el Papa Francisco, la Iglesia nos invita a reflexionar sobre esta virtud teologal fundamental. Una de las principales herramientas para esta reflexión es la bula papal «Spes non confundit«, un documento que presenta una profunda meditación teológica sobre la esperanza cristiana, sustentada en una cuidadosa selección de textos bíblicos, especialmente de las cartas paulinas.

                                Si tuviera que valorar qué porcentaje de influencia tienen las citas bíblicas en la composición del documento, estimaría que es alrededor del 70-80%. Puede parecer exagerada pero esta tasación la he basado en la forma en que el documento interpreta y aplica las enseñanzas bíblicas al contexto del Jubileo; en el uso frecuente y directo de las citas para fundamentar los puntos principales; en la estructura del documento, que sigue de cerca las enseñanzas bíblicas sobre la esperanza; y, por último, en el lenguaje y los conceptos utilizados, que están fuertemente arraigados en la tradición bíblica. Trataré de demostrarlo en este artículo.

                                La Escritura en «Spes non confundit«

                                El documento despliega una selección de pasajes bíblicos que configuran un esquema temático claro sobre la esperanza. A continuación, presentamos las citas principales y su contexto teológico:

                                1. Romanos 5,5: «Y la esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado.» Este pasaje resalta la certeza de la esperanza cristiana, basada en el amor divino comunicado por el Espíritu Santo.
                                2. Juan 10,7.9: «Por eso Jesús volvió a decir: «Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas.» […] «Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento.»» Estas palabras de Jesús destacan su papel como el único medio de salvación, el fundamento esencial de la esperanza cristiana.
                                3. 1 Timoteo 1,1: «Pablo, apóstol de Cristo Jesús por mandato de Dios nuestro Salvador y de Cristo Jesús nuestra esperanza.» Este texto subraya el carácter cristocéntrico de la esperanza, presentando a Cristo no solo como su fundamento, sino también como su personificación.
                                4. Romanos 5,1-2.5: «Justificados, entonces, por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos alcanzado, mediante la fe, la gracia en la que estamos afianzados, y por él nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. […] Y la esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado.» Este pasaje integra la esperanza como fruto de la justificación y de la paz con Dios que esta genera.
                                5. Romanos 5,10: «Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más ahora que estamos reconciliados, seremos salvados por su vida.» Aquí se realza la esperanza en la salvación como un don que surge de la reconciliación con Dios.
                                6. Romanos 8,35.37-39: «¿Quién podrá entonces separarnos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, las angustias, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada? […] Pero en todo esto obtenemos una amplia victoria, gracias a aquel que nos amó. Porque tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.» Este pasaje enfatiza la indestructibilidad del amor divino que fundamenta la esperanza.
                                7. Romanos 5,3-4: «Más aún, nos gloriamos hasta de las mismas tribulaciones, porque sabemos que la tribulación produce la constancia; la constancia, la virtud probada; la virtud probada, la esperanza.» Este versículo destaca cómo las pruebas y tribulaciones fortalecen y perfeccionan la virtud de la esperanza.
                                8. 2 Corintios 6,3-10: Aunque no citado textualmente, este pasaje describe las dificultades que enfrentan los cristianos al seguir a Cristo, junto con la profunda alegría y riqueza espiritual que estas generan.
                                9. Romanos 15,5: «Que el Dios de la constancia y del consuelo les conceda tener los mismos sentimientos unos hacia otros, a ejemplo de Cristo Jesús.» Aquí se resalta la importancia de la unidad y el consuelo mutuo en la comunidad cristiana como fruto de la esperanza.
                                10. 1 Tesalonicenses 1,3: «Recordamos sin cesar la obra de su fe, el trabajo de su amor y la constancia de su esperanza en nuestro Señor Jesucristo, delante de Dios, nuestro Padre.» Este texto vincula la esperanza con el esfuerzo perseverante y el amor en la vida cristiana.

                                Esquema teológico de la esperanza

                                A partir de las citas bíblicas del documento, podemos configurar un esquema teológico que ilumina las principales dimensiones de la esperanza cristiana:

                                1. Fundamento de la esperanza

                                • El amor de Dios (Romanos 5,5).
                                • La fe en Cristo (Romanos 5,1-2).
                                • La acción del Espíritu Santo (Romanos 5,5).

                                2. Cristo como centro

                                • Cristo es la «Puerta» de salvación (Juan 10,7.9).
                                • Cristo es nuestra esperanza (1 Timoteo 1,1).

                                3. Efectos de la esperanza

                                • Paz con Dios (Romanos 5,1).
                                • Gloria en las tribulaciones (Romanos 5,3-4).
                                • Perseverancia (Romanos 5,3-4).

                                4. Seguridad de la esperanza

                                • La esperanza no defrauda (Romanos 5,5).
                                • Está basada en la reconciliación con Dios (Romanos 5,10).
                                • Nada puede separarnos del amor de Dios (Romanos 8,35.37-39).

                                5. Vivir en esperanza

                                • Constancia y consuelo (Romanos 15,5).
                                • Fe, esperanza y amor en acción (1 Tesalonicenses 1,3).

                                Consecuencias espirituales

                                A partir del esquema de citas bíblicas presentado, podemos extraer importantes conclusiones y aplicaciones espirituales que destacan el alcance teológico y práctico de la esperanza cristiana:

                                1. Una esperanza fundamentada en el amor de Dios
                                  La cita central de Romanos 5,5, «La esperanza no quedará defraudada», constituye el eje temático del documento, enfatizando que la esperanza cristiana no se basa en expectativas humanas, sino en el amor de Dios derramado en los corazones por el Espíritu Santo. Este amor divino es la garantía de la solidez de nuestra esperanza y de su capacidad para sostenernos en todo momento.
                                2. El carácter cristocéntrico de la esperanza
                                  La reflexión bíblica subraya que Cristo no solo es el objeto de nuestra esperanza, sino también su fundamento y personificación. La metáfora de Jesús como «puerta de las ovejas» (Juan 10,7.9) y la afirmación de que Cristo es «nuestra esperanza» (1 Timoteo 1,1) refuerzan la idea de que la salvación y la plenitud solo pueden alcanzarse en Él.
                                3. Justificación y reconciliación como bases de la esperanza
                                  El vínculo entre la justificación por la fe, la reconciliación con Dios y la esperanza (Romanos 5,1-2.5) subraya que esta virtud no es una idea abstracta, sino una realidad profundamente enraizada en la obra salvífica de Cristo. La paz con Dios y la promesa de la gloria divina son los pilares sobre los cuales se construye la esperanza del creyente.
                                4. Esperanza en medio de las tribulaciones
                                  Una enseñanza clave del documento es la capacidad de la esperanza para florecer en las dificultades. Según Romanos 5,3-4, las tribulaciones fortalecen la constancia, y esta, a su vez, afianza la virtud de la esperanza. Este enfoque paulino, complementado con 2 Corintios 6,3-10, ofrece una visión de la esperanza como una fuerza robusta que no solo persiste en el sufrimiento, sino que se refina a través de él.
                                5. La indestructibilidad del amor divino
                                  Romanos 8,35.37-39 enfatiza que nada puede separarnos del amor de Dios en Cristo Jesús. Esta certeza proporciona una base inquebrantable para la esperanza, incluso frente a las pruebas más severas, mostrando que la esperanza cristiana es inmutable porque está enraizada en la fidelidad divina.

                                Conclusión

                                El análisis de las citas bíblicas en «Spes non confundit» pone de manifiesto una teología de la esperanza que es, a la vez, profunda y práctica. Esta virtud, anclada en el amor de Dios, encuentra en Cristo su centro y su garante, y está diseñada para sostener al creyente en medio de las tribulaciones y fortalecer su vida espiritual.

                                En este Año Santo de la Esperanza, el Papa Francisco nos invita a redescubrir esta virtud teologal como una fuerza transformadora, capaz de renovar corazones y comunidades. En un mundo que enfrenta incertidumbres y desafíos, el mensaje es claro: en Cristo, la esperanza no defrauda, sino que inspira, sostiene y da vida.

                                El autorRafael Sanz Carrera

                                Doctor en Derecho Canónico

                                Teología del siglo XX

                                Edith Stein y «Ser finito y eterno»

                                Edith Stein es conocida en sus rasgos biográficos, pero apenas en su aportación intelectual relevante en la metafísica, la antropología y la espiritualidad.

                                Alejandro Nevado·27 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 8 minutos

                                Edith Stein (1891-1942) fue la hija más pequeña de una familia judía de once hermanos (aunque dos murieron muy jóvenes). Su padre falleció cuando ella apenas tenía dos años (1893). Y su madre, todo un personaje, sacó adelante la familia regentando el aserradero que tenían en Breslau (hoy Wroclav, en Polonia).

                                Lo cuenta en su autobiografía, que lleva el título Sobre la vida de una familia judía, traducido al castellano por Estrellas amarillas. El libro, además de lo personal, quería mostrar lo que era una familia judía alemana, cuando estaba siendo contestada por la ascensión nazi (1933-1935).  

                                De su formación, basta destacar su precocidad y sus buenas notas en la infancia y juventud. Y una crisis existencial, cuando tenía 15 años, que le apartó casi un año de los estudios. Después vino la ilusión por estudiar filología germánica y filosofía, comenzando en Breslau (1911-1912).

                                Edith Stein en el movimiento fenomenológico

                                Habiendo oído de la nueva filosofía de Husserl en Gotinga, se trasladó allí (por la generosidad de su madre). Participó en el llamado Círculo de Gotinga (1912-1917), de los primeros discípulos de Husserl, alrededor de su ayudante, Von Reinach. Él y su mujer fueron muy amigos de Edith, lo mismo que otros miembros, como Romann Ingarden (que la pretendió), el matrimonio Conrad-Martius, y Max Scheler, que se dejaba ver por allí y le influyó mucho.

                                Cuando Husserl se trasladó a Friburgo, le acompañó, presentó su tesis sobre la empatía (1917) y la nombraron ayudante de Husserl (1917-1918). Lo que permitió a Husserl editar el segundo tomo de sus Investigaciones lógicas y otros textos importantes. Allí conoció a Heidegger (1889-1976), también incorporado como ayudante de Husserl (pero con beca). Le impresionó su capacidad, aunque también advirtió cómo se alejaba de la fe cristiana, justo mientras ella se acercaba. Edith se bautizó en 1922. Heidegger, que había sido seminarista (1903-1911) y disfrutado de ayudas para formarse en la filosofía cristiana (1910-1916), se casó con Elfride, protestante, en 1917; no bautizó a su primer hijo en 1919; y empezó a adquirir fama y a relacionarse con algunas alumnas (Elisabeth Blochmann, Hannah Arendt).

                                Edith, tras colaborar cinco años en las investigaciones fenomenológicas y escribir algunos artículos (1917-1922), vio que no iba a tener sitio en la docencia universitaria. Husserl no se atrevía a proponerla y Heidegger le dio a entender que no tenía futuro. Pasó a enseñar en un colegio católico en Espira (1922-1932). Y tuvo la oportunidad de impartir antropología un curso en un Instituto católico universitario de Magisterio (1932-1933). De ahí procede su libro sobre La estructura de la persona humana

                                La ascensión de los nazis al poder (1933) le impidió seguir enseñando y realizó entonces su antigua aspiración de entrar en el Carmelo de Colonia. Allí terminó, por obediencia, su gran libro de metafísica, Ser finito y eterno (1936). Trasladada al Carmelo de Echt en Holanda, fue finalmente apresada y murió en el campo de exterminio de Auschwitz, junto con su hermana Rosa (1942). Fue canonizada como mártir por Juan Pablo II en 1998.

                                Formación tomista

                                Edith Stein era una persona con unos fundamentos intelectuales muy serios, ya desde su primera formación, y desarrollados en el contexto del rigor intelectual con el que se trataban los temas entre los primeros discípulos de Husserl, con una gran capacidad de observación.

                                Al día siguiente de su conversión, leyendo la vida de Santa Teresa, compró un Misal y un Catecismo. Y después estudió rigurosamente la doctrina cristiana y la teología. De la mano de Erick Przywara, se introdujo en Santo Tomás, estudiando por un lado los manuales tomistas (Gredt) y, por otro, directamente, a Santo Tomás, especialmente el De Veritate y el De ente et essentia

                                Del De veritate publicó una traducción y comentario. Y sobre el De ente essentia preparó un estudio dedicado a Acto y potencia, que no publicó, pero que sería refundido más tarde en el primer capítulo de Ser finito y eterno.

                                Hay que tener presente que fuera del opúsculo De ente et essentia, Santo Tomás no publicó obras sistemáticas de filosofía, sino que comentó, una por una, las obras de Aristóteles. La Suma Teológica y la Suma contra Gentiles, contienen desarrollos filosóficos sistemáticos sobre la relación de Dios y las criaturas y sobre el obrar humano y las virtudes. Pero el resto de la “filosofía tomista” fue compuesta, a partir del siglo XVI, por los manuales ad mentem sancti Thomae, según la mente de Santo Tomás. Constituyendo una doctrina basada en Aristóteles con retoques de Santo Tomás y de la propia tradición tomista, con límites difíciles de establecer; y que se presentaba como un cuerpo autónomo con respecto al resto de la filosofía.

                                El interés del trabajo de Edith Stein es que, viniendo de fuera, con una formación fenomenológica, se ve obligada a revisar a fondo los conceptos fundamentales, acudiendo a las obras de Aristóteles y Santo Tomás. Y, en cambio, no se siente obligada a seguir las tradiciones de la escuela tomista, entre otras cosas porque no siempre responden al pensamiento del propio Santo Tomás. Lo explica con una modestia admirable, al inicio de Ser finito y eterno.

                                También manifiesta entonces la deuda que tiene con el propio Przywara, que entonces escribía la que sería su obra más famosa, Analogía entis. La analogía del ser es uno de los grandes principios configurantes de la filosofía y teología católicas. Una consecuencia de la creación que origina una escala del ser con una dependencia del Creador. Un mundo que viene de arriba. Y lleva a Santo Tomás a establecer la feliz distinción entre ser y esencia, lo que proporciona, a la vez, el estatuto de las criaturas, con un ser participado, y una nueva definición de Dios como aquel cuya esencia es ser (Ipsum esse subsistens). Przywara le dio también a conocer a Newman, y con él preparó una selección de textos.

                                Ser finito y eterno

                                Se podría decir que Ser finito y eterno es un ensayo de metafísica con una concienzuda revisión de los grandes temas clásicos de la tradición aristotelicotomista: el sentido del ser (I), la distinción acto y potencia (II), la distinción esencia y ser (III), la noción y sentidos de substancia y los conceptos de materia y forma (IV), los trascendentales del ser (V), y los tipos de ser y los grados de analogía del ser (VI). A lo que se añade dos capítulos: el primero dedicado a la persona (humana y angélica) como reflejo de la Trinidad (VII), con un amplio tratamiento del alma; y el principio de individuación aplicado a las personas (VIII). 

                                Al comparar este esquema con el de un manual clásico de metafísica, se observa que están todos los temas importantes, salvo la causalidad (las famosas cuatro causas de Aristóteles) y que los accidentes son mencionados de pasada al tratar muy ampliamente de la substancia. Los dos temas (causalidad y accidentes), por cierto, necesitan una revisión desde una moderna filosofía de la naturaleza. En cambio, aparece reforzado el tratamiento de la persona como substancia individual, con nuevas perspectivas tomadas de la Trinidad. Y también está revisada la cuestión de la individualidad (el principio de individuación), matizando su aplicación a la persona. Lo que permite acercarse a lo que proponían Duns Scoto y los victorinos. Edith Stein se hace eco de la discusión. Se ha dicho que, para los primeros griegos, el referente primero del ser son las cosas (las piedras), y que para Aristóteles más bien son los animales. Para los cristianos, los seres son, sobre todo, las personas, punto focal de la metafísica.

                                Al hacer las referencias a la creación y a la Trinidad, se plantea la relación entre fe y filosofía. La filosofía se basa en la razón. Sin embargo, la razón no funciona de la misma manera cuando conoce las ideas cristianas que cuando no las conoce. En los primeros siglos cristianos, la noción filosófica de Dios como ser creador, personal, único y bueno se impuso como una noción casi evidente (de razón): Si existe Dios, no puede ser de otro modo. Pero esa noción no existía antes del cristianismo. Saber que Dios es trino también añade una perspectiva sobre el espíritu humano y sobre la constitución de toda la realidad. Es una inspiración que procede de la revelación, pero que congenia con la experiencia humana sobre el mundo personal. No hay que mezclar los campos del saber y sus métodos, pero la luz de la fe ilumina aspectos esenciales del conocimiento humano.   

                                La estructura de la persona humana

                                Precisamente en la medida en que la ontología se centra en las personas (hombres y ángeles, y en Dios mismo), la metafísica de Edith Stein (y la de Santo Tomás) es profundamente personalista. Y, por eso, se completa muy bien con La estructura de la persona humana, el curso que Edith Stein compuso en 1933, mientras los nazis se hacían con el poder en Alemania.

                                En ese libro, hay un claro eco de las aportaciones de Max Scheler, en El puesto del hombre en el cosmos (1928), que también recogería Guardini en Mundo y persona. Para situar el conocimiento filosófico del hombre en el conjunto del conocimiento de la realidad y conectar con las ciencias modernas, Scheler estudiaba los estratos del ser. Los cuerpos, los seres vivos (orgánicos); los animales con su psicología instintiva; el ser humano con su autoconciencia y la necesidad de liberarse de la conducta instintiva. Allí aparece la escala de propiedades esenciales que se observan en la naturaleza, que es también la escala de ser, que va de los cuerpos a las personas. Y, visto desde Dios (y de la Trinidad) con la analogía del ser, al revés: de Dios hacia las cosas.

                                Vidas paralelas

                                Al desarrollar estas ideas sobre la metafísica, se marcan con más nitidez los paralelismos de Edith Stein y Martin Heidegger. Para muchos, la metafísica moderna está representada eminentemente por Heidegger. El propio Heidegger no se recataba en decir que había habido un “olvido del ser” desde los presocráticos hasta él mismo. Así, desde su punto de vista, en realidad, sería el único metafísico. Allí ponía en juego los sentidos del ser, tomando también como referente principal la persona humana, arrojada a la existencia.

                                Ya hemos mencionado las coincidencias temporales: mientras Edith Stein se convertía y adquiría un pensamiento cristiano, acercándose a Santo Tomás (y a Scoto), Martín Heidegger se alejaba de la fe, rompía con sus estudios escolásticos y componía un pensamiento existencialista ateo. Heidegger había hecho su tesis sobre Duns Scoto, y, al introducirse en la universidad (y separarse del cristianismo) se instaló en un terreno virgen: la metafísica de los presocráticos, recientemente recopilados (Diels) y poco estudiados, entre otras cosas, porque se conservan muy pocos textos. Esto le dio originalidad y libertad, que explotó con el talento poético y docente (y abstruso) que le caracterizaba. En 1927 publicó Ser y tiempo, su obra más conocida.

                                La influencia de Nietzsche le llevó al existencialismo ateo. Pero la influencia de Hegel, que estudió en aquellos años, le llevó al nazismo filosófico. Es sabido que en los años treinta, en sus cursos de Friburgo, Heidegger interpretaba Ser y tiempo refiriéndose al ser hegeliano que se hace en la historia, al espíritu de la cultura de los pueblos; en su caso, del pueblo alemán, unido por la voluntad del Führer. Ya lo señaló su discípulo judío Karl Löwitz, y está demostrado por los estudios de Farías y de Faye sobre los apuntes de los alumnos. Además, está reflejado en su famoso discurso del rectorado (1933) y veladamente en su Introducción a la metafísica (1935).

                                En parte, la preocupación de Edith Stein por desarrollar y publicar su metafísica era para contrastar el efecto ateo de Heidegger. De hecho, Ser finito y eterno tenía una última parte que era la crítica del libro de Heidegger, pero luego lo separó para publicarlo aparte. En castellano se ha publicado con otras críticas de Stein a dos escritos de Heidegger de 1929: Kant y el problema de la metafísica y la lección inaugural Qué es metafísica. Edith Stein señala una y otra vez cómo Heidegger no termina de sacar las consecuencias de lo que dice y cierra los caminos que conducen del ser a su causa, que es Dios, primer ser. 

                                Por los curiosos tics y azares de la vida cultural, Ser y tiempo, amparado también en su incomprensibilidad y abstraído de sus circunstancias históricas, se volvió un libro de culto de la izquierda cultural (y de muchos cristianos) desde los años cuarenta hasta ahora. Mientras que Ser finito y eterno, que había sido rescatado casi de milagro de los escombros del Carmelo de Colonia, destruido por las bombas aliadas, se publicó como se pudo en 1950, y es poco conocido. El asunto merece una reflexión.

                                Familia

                                María Álvarez de las Asturias: “Todo acompañamiento es terapéutico”

                                Con una dilatada experiencia en el campo del acompañamiento a matrimonios de todas las edades, la abogada María Álvarez de las Asturias defiende, en esta entrevista con Omnes, la necesidad de una comunicación fluida en el matrimonio y no acudir a las ayudas en el último momento.

                                Paloma López Campos·27 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 8 minutos

                                María Álvarez de las Asturias es esposa, madre, profesional del Derecho y profesora. Su experiencia acompañando a los matrimonios a lo largo de sus etapas y su labor, primero como Defensora del Vínculo y actualmente como juez en el Tribunal Eclesiástico de Madrid, la han convertido en una voz de autoridad en todo lo que se refiere a las dinámicas sanas dentro de la pareja.

                                El acompañamiento es un apoyo a los matrimonios en cualquier etapa de su vida. Empieza a convertirse en un recurso esencial, teniendo en cuenta que cada vez hay más mensajes que bombardean a las parejas con el mantra de “lo fácil es romper el vínculo y empezar de nuevo en otro lado”. Frente a esto, el acompañamiento quiere llevar un mensaje de esperanza y de lucha por el matrimonio.

                                Para conocer mejor esta labor, María Álvarez de las Asturias explica en qué consiste este recurso, aclara algunos mitos y muestra que la comunicación es una de las mejores herramientas que tienen las parejas para solucionar sus problemas.

                                ¿En qué consiste el acompañamiento? ¿Cuál es la clave de esta labor?

                                —En los últimos años hemos llegado al término “acompañamiento”, que es amplio y engloba la atención a cualquier persona que necesite una ayuda en sus relaciones personales y familiares. 

                                Se trata de una ayuda no clínica, porque hay muchas dificultades personales, de pareja y familiares que no tienen una raíz clínica y, por tanto, no necesitan un tratamiento médico. El acompañamiento es una buena combinación con otro tipo de ayudas, que pueden ser clínicas, jurídicas o espirituales. Es muy importante en el acompañamiento que los profesionales trabajemos en colaboración: estamos tratando con personas, no con clientes o fuentes de ingresos. No nos podemos “apropiar del caso”, porque no “vemos casos”, atendemos personas.

                                Esta forma de acompañamiento no clínico surge porque muchas personas lo piden ya que las circunstancias han cambiado. 

                                Hace 50 años, las dificultades se resolvían con los consejos de familiares y amigos. Vivíamos a otro ritmo, en general más cerca unos de otros, pero hoy ya no tenemos esa protección familiar y social. Las personas se encuentran muy solas y no saben a quién acudir.

                                En el acompañamiento, la persona a la que acudes te ofrece garantía, por la persona que es y por la formación que tiene, de que tiene capacidad para entender la dificultad que tú experimentas y capacidad, si no para resolver esa dificultad, sí para ayudarte a encontrar al profesional que pueda atenderte.

                                ¿Qué mitos y realidades hay sobre el acompañamiento en el matrimonio?

                                —Lo primero es aclarar que nos cuesta pedir ayuda. A nadie le gusta reconocer que tiene una dificultad. Tampoco nos gusta contar los problemas que tenemos.

                                Uno de los grandes mitos que conviene aclarar es que las ayudas que se ofrecen desde el acompañamiento no son para el momento en el que uno ha decidido ya separarse. Es decir, una dificultad de pareja surge en un momento dado y, desde ese momento hasta que uno toma la decisión de separarse, hay un espacio de tiempo enorme en el que hay que actuar, precisamente para evitar una ruptura.

                                Yo siempre propongo que si una pareja se encuentra en un momento en el que nota un distanciamiento o que la relación empieza a pesar, y no puede solucionarlo por sí misma, que pidan ayuda. Ese desencuentro puede solucionarse para fortalecer la relación. Pero si ese desencuentro no se cierra, fácilmente la pareja tomará caminos paralelos que luego son divergentes. 

                                ¿Qué necesidad hay de que el acompañamiento se haya profesionalizado?

                                —Como decía, por un lado, ha influido mucho la soledad de las personas debido a la dispersión geográfica y también por el ritmo de vida que llevamos. Por otro lado, en las familias ya es frecuente que no se compartan los mismos valores y principios como antes. Esto viene también muy influido por el entorno social, que desde hace más de veinte años, ha pasado de apreciar la familia y el matrimonio a desvalorizarlos y atacarlos.

                                Por todo esto, los matrimonios se encuentran con dificultades en su vida y les resulta más difícil encontrar a alguien que tenga la misma visión que ellos. De ahí surge la necesidad de que haya un acompañamiento profesional que pueda responder a las peticiones de los matrimonios que no encuentran la ayuda que necesitan en su entorno cercano.

                                ¿Qué es lo primero que hay que tener en cuenta para afrontar una crisis en el matrimonio?

                                —Lo primero que hay que saber es que las crisis forman parte natural de una relación. Si inicias una relación de cualquier tipo, con intención y deseo firme de que dure en el tiempo, esta relación va a pasar por crisis, porque las crisis son cambios. La relación de amor que no crece, muere. 

                                El crecimiento supone cambios, y el cambio es una crisis. Los cambios de circunstancias nos obligan a recolocarnos, pero tenemos que perder el miedo a la palabra “crisis”, porque solemos pensar que es equivalente a los pensamientos de separación y no son lo mismo.

                                Hay crisis que tienen un origen negativo, pero otras vienen de algo positivo, como el nacimiento de un hijo o una promoción en el trabajo. Sabiendo esto podemos decir que, en principio, las crisis se pueden resolver con una buena comunicación. 

                                Una crisis no resuelta es lo que puede desembocar en una separación. Si no somos capaces de resolver una crisis es bueno ponerse un plazo, no muy largo. Si al cabo de ese tiempo determinado seguimos arrastrando la dificultad, hay que pedir ayuda para solucionarla.

                                ¿Qué ocurre cuando una de las personas en el matrimonio sí quiere tener un acompañamiento pero la otra tiene reparos?

                                —La forma perfecta es que los dos acudan al acompañamiento pero, como “lo mejor es enemigo de lo bueno”, en caso de que uno de los dos no quiera, al menos a través del que sí acude se puede tratar de mejorar la relación. Ahora bien, siempre es mejor escuchar las dos versiones. También es verdad que, con frecuencia, sucede que el cónyuge que es reacio se abre a la posibilidad del acompañamiento cuando ve que la otra persona realiza cambios que afectan positivamente a la relación.

                                Creo también que el hecho de que el acompañamiento no sea una atención clínica es una ventaja que elimina barreras. Junto a esto, creo que este acompañamiento no clínico es muchas veces una buena forma de que la persona que necesita un tratamiento clínico se dé cuenta de que sería bueno pedirlo.

                                ¿Qué sentido tiene dedicarse al acompañamiento y que exista este sistema en una época en la que hay mucho miedo al compromiso y nos hemos acostumbrado al divorcio y a la separación?

                                —Tiene todo el sentido del mundo porque esto que nos propone la sociedad está causando un sufrimiento inmenso en multitud de personas. 

                                Nadie se casa para fracasar. Nadie quiere que le vaya mal en su familia y lo que encontramos es que cuando anuncias la posibilidad de trabajar para mejorar una relación, la mayoría de las personas sí quieren darse esa oportunidad. 

                                Nuestra labor tiene sentido y surge a petición de las personas que no encuentran en el entorno familiar y social ese apoyo para sacar adelante su compromiso y su unión de amor.

                                ¿Cuál es la diferencia entre acompañamiento clínico y no clínico?

                                —Hay que empezar por aclarar que todo acompañamiento, aunque sea tomarte un café con una persona y escucharle, es terapéutico, porque ayuda a aliviar la preocupación o el sufrimiento. Pero no todo acompañamiento es clínico. La diferencia entre acompañamiento y atención clínica es que hay dificultades en las relaciones (dificultades de comunicación, o de relación con las familias políticas) que no tienen origen en una patología; y, en esos casos, los médicos tienen pocas posibilidades de solucionarlo. 

                                Por otro lado, si uno de los miembros de la pareja o familia necesita atención clínica, es bueno que el resto de la familia pueda contar con un acompañamiento para vivir esa situación, ya que la patología de uno repercute en las relaciones de todos.

                                Cualquier forma de escucha cariñosa, sin juicio ni crítica, a otra persona es acompañamiento. Esto lo podemos hacer todos en cierta medida. Pero cuando la dificultad empieza a ser grande es conveniente acudir a un profesional con formación en el campo de tu preocupación. 

                                En mi caso, mi formación jurídico-canónica y en acompañamiento de duelo y heridas emocionales, unido a mi experiencia con novios, me proporciona una cualificación mayor que la de un amigo con buenas intenciones.

                                En el acompañamiento, cuando le dices a una persona preparada lo que te está pasando, es más fácil determinar la importancia real del problema. Cuando tienes una dificultad y le están dando vueltas en tu cabeza, es normal que “se haga bola”. En ese momento, es difícil ver el problema de forma objetiva. Al expresar y sacar de dentro lo que nos está reconcomiendo, esa dificultad empieza a verse con la importancia que tiene y es un primer paso para sanar.

                                ¿Cómo se acompaña a un matrimonio que lleva 50 años unido, con sus defectos, rutinas y virtudes ya tan marcados que hacen difícil el cambio?

                                —Estos matrimonios también tienen crisis, como la del nido vacío, por ejemplo. Con esa etapa en concreto hay personas que dicen que si tienes síndrome de nido vacío es porque tu matrimonio no va bien, pero esto es una barbaridad. Es la edad en la que tus hijos se suelen independizar. Incluso si no tienes hijos, los dos miembros de la pareja se están haciendo mayores y probablemente ven el fin de su vida laboral ya en el horizonte. Ya tienes una edad que no vas a doblar, lo que significa que empiezas a vivir la segunda parte de tu vida. Por tanto, cosas que antes no te planteabas ahora salen a la luz.

                                La generación anterior, que te cuidaba y era a quien podías acudir, ya no está o empieza a necesitar tus cuidados. De pronto, te ves en primera fila. Los demás acuden a ti, pero es difícil que tú encuentres alguien a quien acudir. 

                                Es completamente normal que, en esta situación, haya una crisis existencial. Si has vivido del modo que querías, es más fácil solventar esta crisis y enfrentarse a esos vicios o problemas que dificultan la relación. Si la pareja sigue dispuesta a mantener el compromiso que les une, es más fácil que encuentren un modo de enfrentarse a la crisis y adaptarse a las nuevas circunstancias de su vida.

                                La dificultad peligrosa aparece cuando uno o los dos miembros de la pareja, en algún momento de la relación después de la boda, tienen la impresión de que no están viviendo la vida que han querido vivir. Ahí llega la crisis existencial que muchos sitúan alrededor de los cincuenta, pero que puede darse en cualquier momento. Si están a disgusto con la vida que llevan, muchos deciden dar el portazo e irse. Si se llega a este punto, difícilmente se puede solucionar. Es un problema que solo se puede prevenir: la prevención se basa en cuidar esa unión de amor todos los días, renovando el compromiso matrimonial. Es decir, la muerte súbita del matrimonio, ese dar el portazo y marcharse, ocurre porque no se ha dicho en tiempo real lo que estaba empezando a incomodar en el matrimonio. 

                                Por eso hay que cuidar mucho la comunicación y contarse las cosas que pesan en la relación. Hay que decir al otro lo que nos gusta, lo que nos cuesta, las ilusiones y los cambios que nos gustaría ver o hacer.

                                La comunicación es necesaria para cuidar nuestra relación y asegurar que la vida que llevamos juntos nos convence. Lo cual no significa que se pueda hacer todo lo que nos gustaría; pero hablando de todo eso (lo que nos gusta, lo que nos cuesta, las ilusiones y los cambios que nos gustaría) realizamos lo que es posible y evitamos echarnos en cara las cosas que de manera conjunta hemos valorado que no son posibles o que debemos posponer.

                                ¿Hay algún momento del acompañamiento en el que uno se da cuenta de que para ese matrimonio el único recurso que queda es la separación? ¿Qué se hace entonces?

                                —Es importante señalar que en el acompañamiento no tomamos las decisiones por las otras personas. Nosotros ayudamos a que la persona que acude al acompañamiento plantee y ponga encima de la mesa las cosas que necesita aclarar para tomar las decisiones que le parezcan oportunas. 

                                En el acompañamiento sostenemos a las personas que no se sienten capaces de tomar las decisiones por su cuenta en ese momento, pero no tomamos las decisiones por ellos.

                                Hay parejas que, desde el punto de vista del acompañante, podrían salir adelante. Pero tú no puedes tomar esa decisión por ellos si al final deciden separarse. Tenemos que respetar la libertad de las personas, eso es lo primero.

                                Como profesionales del acompañamiento, también hay que acompañar en la separación y en las rupturas. Sin juzgar, porque es una situación que puede ser traumática y la crítica añade sufrimiento a un momento que es ya de por sí doloroso.

                                Vaticano

                                El Papa a los Comunicadores: “comunicar no es sólo salir, sino también encontrarse con el otro”

                                En el primer gran evento del Jubileo de 2025 en Roma, el Papa Francisco volvió a exhortar su conocida “cultura del encuentro” a miles de profesionales de comunicación de todo el mundo en el Aula Paolo VI. “Comunicar es salir un poco de uno mismo para dar lo mío al otro. Y comunicar no es sólo salir, sino también encontrarse con el otro. Saber comunicar es una gran sabiduría, ¡una gran sabiduría!”

                                Luísa Laval·26 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

                                Francisco dijo estar «encantado» con el Jubileo de los Comunicadores, el primer gran evento de los más de 35 que marcarán el Año Santo y que empezó el 24 con una Misa en San Juan de Letrán y se concluyó con la Misa del Domingo de la Palabra de Dios, celebrada por el Papa en la Basílica de San Pedro.

                                La presencia del Papa en el estrado fue muy breve, de cerca de cinco minutos: “En mis manos tengo un discurso de nueve páginas. A estas horas, con el estómago empezando a moverse, leer nueve páginas sería una tortura. Se lo daré al Prefecto. Que él se lo comunique”. 

                                Las palabras del Papa

                                Dijo algunas palabras “a braccio” (de improviso) y agradeció el trabajo de los comunicadores, sin dejar una cuestión provocadora: “Vuestro trabajo es un trabajo que construye: construye la sociedad, construye la Iglesia, hace avanzar a todos, siempre que sea verdadero. «Padre, yo siempre digo las cosas verdaderas…». – «Pero tú, ¿eres verdadero? No sólo las cosas que dices, sino tú, en tu interior, en tu vida, ¿eres verdadero?». Es una prueba tan grande”.

                                Concluyó su breve discurso diciendo que cada uno debía comunicar “lo que Dios hace con el Hijo, y la comunicación de Dios con el Hijo y el Espíritu Santo”, afirmando a la vez que comunicar es “una cosa divina”. 

                                Si fue breve su discurso, no fueron los saludos a la gente. Francisco estuvo 50 minutos saludando a comunicadores de todo el mundo, incoado en algunos momentos por gritos de la asamblea: “¡Esta es la juventud del Papa!”.

                                La íntegra de su discurso fue publicada en la página web del Vaticano, en la que el pontífice subrayó la importancia del coraje para iniciar el cambio que la historia exige y para superar la mentira y el odio. “La palabra coraje viene del latín cor, cor habeo, que significa «tener corazón». Es ese impulso interior, esa fuerza que nace del corazón y que nos permite afrontar las dificultades y los retos sin dejarnos abrumar por el miedo.”

                                En este domingo, el Papa invitó a toda la Iglesia a detenerse en las cinco acciones que caracterizan la misión del Mesías, con base en el Evangelio del día: «a llevar la buena noticia a los pobres», «anunciar la liberación a los cautivos», dar «la vista a los ciegos», «dar la libertad a los oprimidos» y «proclamar un año de gracia del Señor».

                                “Es un Jubileo, como el que hemos comenzado, preparándonos con esperanza al encuentro definitivo con el Redentor. El Evangelio es palabra de alegría, que nos llama a la acogida, a la comunión y a caminar, como peregrinos, hacia el Reino de Dios”, reforzó el Papa. 

                                El Jubileo de los Comunicadores

                                El sábado los comunicadores cruzaron la Puerta Santa en una conmovedora procesión por la Via della Conciliazione hasta llegar al altar de la Cátedra de San Pedro, donde los fieles recibieron la bendición.

                                Antes de su encuentro con el Papa, los peregrinos se reunieron en un encuentro cultural en el Aula Paolo VI, con un diálogo entre la periodista filipina Maria Ressa, Premio Nobel de la Paz en 2021, y el escritor irlandés Colum McCann. La conferencia fue seguida por una presentación musical del violinista Uto Ughi, que interpretó con su orquesta piezas de Bach y Oblivion de Astor Piazzolla, compositor argentino muy apreciado por el Papa.

                                Por la tarde, se realizaron los “Los diálogos con la ciudad”, en que distintos puntos de acogieron conferencias sobre la comunicación y la fe. Fue la primera gran prueba de la preparación de Roma para recibir peregrinos de todo el mundo durante el Año Santo, y el primer encuentro de Francisco con los principales públicos convocados. El próximo será el Jubileo de las Fuerzas Armadas, Policía y Seguridad, entre el 8 y 9 de febrero.

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                                Unas ordenaciones históricas en Kazajistán

                                Dos diáconos fueron ordenados en Kazajistán, servirán a una Iglesia en crecimiento en una región de gran diversidad cultural y religiosa.

                                Aurora Díaz Soloaga·26 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

                                El martes 7 de enero de 2025 fueron ordenados diáconos en una emocionante celebración en Almaty los jóvenes Maxim Permin y Serguey Sudak, convirtiéndose en los dos primeros diáconos, y futuros sacerdotes, ordenados para el servicio pastoral de esta ciudad, situada al sur de Kazajistán y que fue la capital del país hasta 1997. La diócesis de Almaty tiene una extensión de 711.000 km² y cuenta con 11 parroquias.

                                Maxim Pernim, periodista de profesión, es alumno del seminario interdiocesano de Karaganda, establecido en esa ciudad del centro del país en 1998. En el seminario de esa ciudad, situada a mil kilómetros de distancia de Almaty, se dan cita jóvenes de varios países de Asia Central y el Cáucaso. Por su parte, Serguey Sudak, profesor de enseñanza de educación primaria, y originario de Kostanay, en el norte del país, completa sus estudios sacerdotales en el seminario de San Petersburgo, en Rusia. 

                                Una ordenación esperanzadora

                                Esta ordenación pastoral es probablemente la primera en la historia de esta joven diócesis, formada tras la caída de la Unión Soviética, aunque sus raíces se remontan al siglo XIV con la diócesis de Almalyk, establecida en la Ruta de la Seda. Misioneros como Ricardo de Borgoña y Pascual de Vitoria, hoy en proceso de beatificación, llevaron el cristianismo a la región bajo la protección de Chagatai, hijo de Gengis Khan. Sin embargo, tras su muerte, los misioneros fueron martirizados cuando el área cayó bajo dominio musulmán. Después de siglos de ausencia católica, la actual diócesis de Almaty retoma su legado con esperanza, ordenando jóvenes del país.

                                Aunque las ordenaciones en el país, considerado de misión, están creciendo en los últimos años, su frecuencia dista mucho de asimilarse a la de países de tradición católica. El 12 de septiembre del 2021 fue ordenado obispo el sacerdote Evgeniy Zinkovskiy, hoy obispo auxiliar de Karaganda. Años antes, el 29 de junio de 2008, fue ordenado el primer sacerdote de etnia kazaja, Ruslan Rakhimberlinov, actual rector del seminario de Karaganda. Los dos jóvenes ordenados este enero, aunque de ascendencia eslava, hablan la lengua kazaja con soltura (además del ruso, su idioma natal), lo que los hace especialmente idóneos para la tarea imprescindible de servir a una comunidad que trabaja por inculturarse, y hacerse natural para los originarios de este país. 

                                Estas son por tanto buenas noticias para la Iglesia del país y la ciudad, que tres años después de sufrir unos altercados que amenazaban con dar al traste con años de convivencia pacífica y en concordia, ha demostrado su resiliencia, volviendo a mostrar su mejor rostro de multietnicidad y variedad religiosa.  

                                El autorAurora Díaz Soloaga

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                                Estados Unidos

                                Marcha por la Vida en Washington: visión pro-bebés y pro-familia

                                La Marcha por la Vida de este viernes en Washington (Estados Unidos), ha puesto en el punto de mira una visión provida que acoge a los bebés y apoya a las familias, aunque la mayoría de los oradores hablaron de hacer que el aborto sea “ilegal e impensable” en la América post-Dobbs.  

                                María Wiering y Marietha Góngora V. (OSV News)·25 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 6 minutos

                                “Permítanme decir muy sencillamente: Quiero más bebés en los Estados Unidos de América”, dijo el vicepresidente JD Vance a una multitud enfervorizada en la 52 Marcha Nacional por la Vida este viernes 24 de enero.

                                “Quiero más niños felices en nuestro país, y quiero hermosos hombres y mujeres jóvenes que estén ansiosos por darles la bienvenida al mundo y ansiosos por criarlos”, dijo. “Y es tarea de nuestro gobierno facilitar que las madres y padres jóvenes puedan permitirse tener hijos, traerlos al mundo y darles la bienvenida como las bendiciones que sabemos que son, aquí, en la Marcha por la Vida”.

                                Algunos oradores

                                En su primera aparición pública tras el Día de la Toma de Posesión, Vance fue el último orador en la manifestación anual de dos horas que precedió a la caminata de los asistentes desde los terrenos del Monumento a Washington hasta el edificio del Tribunal Supremo de Estados Unidos. 

                                Otros oradores fueron el gobernador de Florida, Ron DeSantis, el líder de la mayoría del Senado, John Thune, republicano de Dakota del Sur, y el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, republicano de La Haya. Es la primera vez que ambos líderes de las cámaras del Congreso asisten a una Marcha por la Vida.

                                Mientras que la mayoría de los oradores –políticos y defensores de la vida– hablaron específicamente de hacer que el aborto sea “ilegal e impensable” en la América post-Dobbs, Vance defendió una visión pro-familia que no sólo rechazaba el aborto, sino que también apoyaba la crianza de los hijos.

                                Defensa de los no nacidos, y a favor de la familia

                                Refiriéndose a sus tres hijos pequeños, Vance, que es católico, dijo: “La tarea de nuestro movimiento es proteger la vida inocente. Es defender a los no nacidos; y también es estar a favor de la familia y de la vida en el sentido más amplio posible de esa palabra”.

                                Como en años anteriores, la marcha atrajo a decenas de miles de personas, muchas de ellas jóvenes. Algunos viajaron más de un día en autobús, faltando a clase en institutos y universidades para unirse a otros a lo largo del National Mall en medio del frío atlántico. Llevaban pancartas en las que se leía “Amadlos a ambos”, “La vida es nuestra revolución” y “Desfinanciar Planned Parenthood”, el mayor proveedor de abortos de Estados Unidos.

                                Participantes en la Marcha por la Vida en Washington, el 24 de enero de 2025 (OSV News photo/Bob Roller).

                                La marcha de 2025 también conmemoró un cambio en la dirección de la organización del evento, ya que su presidenta durante muchos años, Jeanne Mancini, cedió su puesto a la presidenta entrante de Marcha por la Vida, Jennie Bradley Lichter. Mancini fue la presentadora de la marcha de 2025, y ambas tomaron la palabra, mientras que Bradley Lichter presentó a Vance.

                                Cambiante panorama del aborto

                                La marcha se fundó para protestar contra el caso Roe contra Wade, la decisión del Tribunal Supremo de 1973 que legalizó el aborto en los 50 estados. Esa decisión fue anulada en 2022 con el fallo del tribunal en el caso Dobbs contra Jackson Women’s Health Organization, devolviendo así la política abortista a los legisladores. En la manifestación, los líderes de la Marcha por la Vida abordaron el papel de la marcha en el cambiante panorama del aborto, con leyes que ahora varían ampliamente de un estado a otro. La marcha, insistieron, debe continuar.

                                “Hoy afirmamos que la generación provida no descansará hasta que todos y cada uno de los centros abortistas de nuestro país cierren sus puertas para siempre. Marcharemos hasta que todos los niños estén protegidos por la ley federal, hasta que el aborto sea impensable y hasta que todas las mujeres embarazadas reciban una excelente atención prenatal”, dijo Hannah Lape, presidenta de Wheaton College Voice for Life. Su grupo portaba la emblemática pancarta de la marcha de 2025.

                                Crisis de derechos humanos fundamentales

                                “Con la nueva administración y la caída del caso Roe contra Wade, los próximos cuatro años de la historia de Estados Unidos se definirán por la valentía o por la cobardía”, afirmó. “El aborto no es una cuestión de derechos estatales que deba ignorarse. Es una crisis de derechos humanos fundamentales que pesa sobre los hombros de Estados Unidos. Nuestro país no puede ser grande hasta que los prematuros estén protegidos, y estén protegidos (con) el derecho a la vida”.

                                Las declaraciones de campaña de Trump 

                                La marcha tuvo lugar cuatro días después de que el presidente Donald Trump jurara su segundo mandato, tras una campaña que decepcionó a muchos defensores provida en ciertos aspectos. Trump fue aclamado por sus acciones provida durante su primer mandato. Desde entonces, ha dado marcha atrás en su apoyo a la prohibición federal del aborto, declarando que cree que los estados de EE.UU. deben determinar sus propias leyes sobre el aborto. 

                                También publicó en las redes sociales comentarios positivos sobre los “derechos reproductivos”, e indicó que no restringiría el acceso a la mifepristona. El fármaco, aunque se prescribe en algunos protocolos de atención al aborto espontáneo, se utiliza ampliamente para casi dos tercios de los abortos en Estados Unidos.

                                Aún está por ver cómo afectarán las declaraciones de campaña de Trump sobre el aborto a la formulación de políticas. Pero muchos líderes provida parecen optimistas sobre la nueva administración. 

                                Indulto a 23 activistas provida

                                El día antes de la Marcha por la Vida, Trump indultó a 23 activistas provida condenados por violar la Ley federal de Libertad de Acceso a las Clínicas (FACE, por sus siglas en inglés). Los activistas, muchos de los cuales, según Trump, eran ancianos, habían sido condenados por bloquear el acceso a clínicas abortistas. Una orden ejecutiva sobre género que Trump emitió a principios de semana también definía la vida como el comienzo en la concepción, un punto que el presidente de la Cámara, Johnson, señaló en la manifestación de la marcha.

                                Johnson fue uno de los miembros de la Cámara que aprobó la Ley de Protección de los Supervivientes del Aborto Nacidos Vivos el 23 de enero, un día después de que los demócratas bloquearan un proyecto de ley similar en el Senado.

                                Video del presidente a favor de la familia y la vida

                                En un video reproducido en la marcha, Trump promocionó su historial provida y dijo que en su segundo mandato “volveremos a defender con orgullo a las familias y la vida”.

                                “Protegeremos los logros históricos que hemos conseguido y detendremos la presión demócrata radical por un derecho federal al aborto ilimitado a petición, hasta el momento del nacimiento e incluso después del nacimiento”, dijo.

                                Una encuesta de los Caballeros de Colón

                                La mayoría de los estadounidenses apoyan algunos límites legales al aborto, mientras que mantienen la práctica en gran medida intacta, según una encuesta de Caballeros de Colón-Maristas publicada el 23 de enero. La encuesta anual reveló que el 83 % de los estadounidenses apoyan los centros de recursos para el embarazo y el 67 % de los estadounidenses apoyan algunos límites legales para el aborto. 

                                Pero el 60 % apoya limitar los abortos a los tres primeros meses de embarazo, un límite que dejaría legales la mayoría de los abortos, ya que nueve de cada 10 abortos se producen en el primer trimestre.

                                “La ciencia está de nuestro lado”

                                “Todos los que estáis aquí, todos vosotros, tenéis el poder de cambiar las mentalidades”, dijo a la multitud Lila Rose, católica y defensora de la vida desde hace mucho tiempo. “Sois la voz de los que no tienen voz. Recordad que la ciencia está de nuestro lado. La verdad está de nuestro lado. Simplemente debemos tener el valor de decir la verdad con amor”.

                                Dos actos previos

                                La Marcha por la Vida estuvo precedida por dos actos a gran escala: Life Fest 2025 en el EagleBank Arena de Fairfax, Virginia, celebrado la víspera y la mañana de la marcha; y la Vigilia Nacional de Oración por la Vida en la Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción de Washington. 

                                Las Hermanas de la Vida, los Caballeros de Colón y la Diócesis de Arlington, Virginia, se unieron para presentar el evento Life Fest de dos días, que atrajo a casi 8.000 personas. En el santuario nacional, el arzobispo Joseph F. Naumann de Kansas City, Kansas, fue el celebrante principal con homilía en la Misa de apertura de la vigilia de oración el 23 de enero. Y el obispo Robert J. Brennan de Brooklyn, Nueva York, fue el celebrante principal de la liturgia de clausura el 24 de enero. El Arzobispo Naumann también pronunció una oración de apertura en la Marcha por la Vida.

                                “No somos quiénes para decidir si vive o no”

                                Marcela Rojas, que vive en la archidiócesis de Nueva York, dijo que asistió a la marcha con un grupo de 75 personas, muchas de ellas madres que llevaron a sus hijos pequeños. “Dentro de nuestro ser, en nuestro vientre, hay una vida”, dijo refiriéndose a las madres embarazadas. “Es una vida por la que no podemos elegir. Ya es otra vida que no nos pertenece, y no somos quienes para decidir si vive o no”.

                                El autorMaría Wiering y Marietha Góngora V. (OSV News)

                                De la Agenda 2030 a la 2033

                                De la Agenda 2030 a la 2033: una mirada cristiana a los desafíos actuales, con siete intangibles que dejan huella.

                                25 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

                                Ayer comencé el día leyendo un mensaje de WhatsApp que me envió un amigo con una cita del santo del día, san Francisco de Sales. Decía: “Si yo no fuera obispo, quizá no querría serlo, sabiendo lo que ahora sé; pero, puesto que lo soy, no solamente estoy obligado a hacer todo lo que esa penosa vocación exige, sino que debo hacerlo con gozo, y complacerme en ello y sentir agrado”.

                                La frase me impactó y no pude evitar darle vueltas a lo largo del día. Al llegar el mediodía, estaba convencido de que este pensamiento no solo es aplicable a los obispos, sino también a los laicos, que estamos llamados a vivir con coherencia las exigencias de nuestra vocación cristiana. Al fin y al cabo, la frase de Jesucristo “sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto” no parece dar lugar a interpretaciones edulcoradas. 

                                A última hora del día asistí a una conferencia de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) en Alcalá de Henares, en el marco de las II Jornadas de Católicos y Vida Pública de esa localidad. 

                                Los ponentes fueron los tres sacerdotes de Red de Redes, Jesús Silva, Patxi Bronchalo y Antonio María Domenech, que ofrecieron un análisis lúcido y equilibrado sobre los riesgos de la Agenda 2030. Sin recaer en discursos apocalípticos, señalaron sus trampas y limitaciones, proponiendo una alternativa profundamente cristiana: el conocimiento vivo de Jesucristo, la práctica frecuente de la confesión y la comunión, la devoción a la Virgen y, como fruto de todo ello, una caridad sincera hacia todos, empezando por los “prójimos de la puerta de al lado”.

                                Pensaba que lo que más me iba a gustar era el contenido de sus ideas, pero pocas horas después de la conferencia me di cuenta de que lo más me llamó la atención son siete huellas intangibles que me ha dejado escucharles:

                                1. Claridad doctrinal: en un tiempo en el que a veces los obispos y sacerdotes no son claros, llama la atención muy positivamente escuchar las verdades de la fe sin titubeos ni ambigüedades.
                                2. Valentía al exponer: algunos valores cristianos son claramente impopulares, pero estos sacerdotes demuestran una audacia contagiosa para proclamar el Evangelio sin rodeos ni temor a las críticas.
                                3. Sentido del humor: a pesar de la seriedad de los temas tratados, nos recordaron, entre risas, que la alegría cristiana no solo es compatible con la evangelización, sino que además es una gran herramienta.
                                4. Buena formación: su sólida instrucción teológica muestra a las claras que no tienen miedo a analizar cualquier idea en el debate público, demostrando que la fe no está reñida con la razón.
                                5. Espíritu positivo: rechazaron el pesimismo, tan común entre algunos sectores del cristianismo, recordando que “no es verdad que cualquier tiempo pasado fue mejor”. Los cristianos siempre han enfrentado desafíos, y hoy no es diferente.
                                6. Afán evangelizador: No se trata solo de mantener lo que ya existe, sino de salir al encuentro de los demás con valentía, invitándolos a una experiencia personal con Cristo.
                                7. Sentido común: imprescindible en nuestros tiempos, donde declaraciones tan básicas como afirmar que solo existen dos sexos pueden llegar a considerarse revolucionarias en el discurso de un presidente.

                                Han pasado 400 años desde la época de san Francisco de Sales, pero parece que los cristianos seguimos necesitados de lo mismo: valentía para evangelizar a Jesucristo y salir del cristianismo burgués en el que, con demasiada facilidad, tendemos a instalarnos. Ojalá que de aquí al 2033 los creyentes aprendamos a dejar la huella de Jesucristo allí por donde pasemos.


                                El autorJavier García Herrería

                                Redactor de Omnes. Anteriormente ha sido colaborador en diversos medios y profesor de Filosofía de Bachillerato durante 18 años.

                                Recursos

                                Cantaré al Señor: sentido y razón de la música en la liturgia

                                "Cantaré al Señor, gloriosa es su victoria" (Ex 15). Estas palabras, entonadas por Moisés y los hijos de Israel tras atravesar el Mar Rojo, resuenan cada Vigilia Pascual como un eco de liberación y esperanza. El sentido de la música en la liturgia es expresar la memoria viva de las maravillas de Dios, haciendo presente la obra redentora de Cristo

                                Héctor Devesa·25 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 9 minutos

                                En la Vigilia Pascual celebramos la resurrección de Cristo y con ella nuestra liberación del pecado y de la muerte. El pueblo judío en su Pascua revive cada año el “memorial” de la noche del tránsito o paso del Señor (pésaj) que los libera de la esclavitud del faraón. La liturgia católica en la llamada “madre de todas las vigilias” nos hace recorrer a través de la lectura del Antiguo Testamento las maravillas que Dios ha hecho en favor de su pueblo desde los comienzos de los tiempos: primero la creación; luego el sacrificio que Dios pide a Abraham de su hijo y, a continuación, el paso del Pueblo de Israel a través del Mar Rojo a pie enjuto.

                                El texto del libro del Éxodo narra como “aquel día salvó el Señor a Israel del poder de Egipto, …vio, pues, Israel la mano potente que el Señor había desplegado contra los egipcios y temió el pueblo al Señor, y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo”. Quien atiende a esta proclamación en la noche santa puede revivir la emoción de esos hechos tal como los vivió el pueblo hebreo: nada menos que contemplamos el mar Rojo abrirse formando dos murallas de agua a ambos lados y percibimos el estrépito de los carros egipcios que se acercan cada vez más. La tradición rabínica explica que en la celebración de Pésaj “la persona está obligada a verse a sí misma como si ella saliera de Egipto” (Mishná Pesajim, 116b). 

                                Favorecer el sentido de “memorial”

                                Para dar continuidad y significado propio a lo que se proclama, la liturgia católica apunta que en esa celebración no se concluya la lectura de libro del Éxodo diciendo “Palabra de Dios”; sino que directamente unamos nuestras voces a las del pueblo hebreo con el Salmo. “Entonces Moisés y los hijos de Israel entonaron este canto al Señor: ¡Cantaré al Señor, gloriosa es su victoria, caballos y carros ha arrojado al mar. Mi fuerza es el Señor, El fue mi salvación. Él es mi Dios: yo lo alabaré; el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré” (Éxodo 15, 1-2).

                                Los judíos continúan reviviendo cada año ese Paso del Señor, la Pascua. Y con ese cantar reclaman el auxilio a Dios porque comprenden que no se trata de un Dios del pasado sino del presente. La tradición católica considera el sentido de “memorial” como algo más que el revivir los acontecimientos del pasado a través de unas lecturas, sino que en la celebración litúrgica estos acontecimientos se hacen en cierta forma presentes y actuales (Cfr. Catecismo, 1363). 

                                La música y el canto contribuyen eficazmente a este sentido de memorial porque tienen la cualidad de expresar ese deseo interior. Esta cualidad comunicativa de la música va más allá de la mera presentación de una idea con más o menos belleza; convoca los sentimientos que acompañan aquello que se dice. San Agustín consideraba que la música ha sido concedida por Dios a los hombres para modular rectamente el recuerdo de cosas grandes. Este es por tanto uno de los principales motivos por los que la Liturgia canta.

                                La música y su función en la tradición

                                La música y el canto están presentes en la Sagrada Escritura en torno a circunstancias tan diversas como las siegas y vendimias (Esdras 9, 2; 16, 10, Jeremías 31, 4-5), en las marchas (Números 10, 35-36, 2 Crónicas 20, 21), en los reencuentros (Jueces 11, 34-35, Lucas 15, 25), en momentos de júbilo (Éxodo 15). Conocemos como el rey David danzaba delante del Arca de Dios con instrumentos de madera, cítaras, liras, tambores, sistros y címbalos (2 Samuel 6, 5); y él mismo compuso y determinó las reglas para enfatizar el canto de amor de Cantares o las 150 alabanzas del Salterio, a través de himnos, súplicas, acciones de gracias, imprecaciones, etc.

                                El carácter propio del canto es potenciar lo que las palabras expresan; abrir un mayor cauce al afecto para mostrar lo que se pretende. El Señor en el evangelio pone de manifiesto su sentido cuando explica que aquella generación “se asemejan a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros aquello de: ´Hemos tocado la flauta y no habéis bailado, hemos entonado lamentaciones y no habéis llorado`”» (Lucas 7, 31). Muchas veces no estamos abiertos a la comunicación, aunque escuchemos, porque mantenemos cerrados nuestros afectos.  

                                Los discípulos del Señor mantuvieron la tradición de cantar los salmos y los poemas del pueblo de Israel; incluso hasta el momento previo a la Pasión tras la Última cena (Marcos 14, 26) sabemos que cantaron juntos. Pablo y Silas tenían tan arraigada esta costumbre, que en la prisión de Filipos los cánticos brotaban espontáneamente de su corazón (Hechos 16, 25); además sabemos que el apóstol exhorta a cantar juntos tanto a los colosenses (Colosenses 3, 16), como a los de Corinto (1 Corintios 14, 26), y a los de Éfeso (Efesios 5, 19). Diversos testimonios insisten en esta particularidad de la vida de los fieles cristianos del siglo II, como atestigua Plinio el Joven en una carta al César en la que “que solían reunirse en días determinados antes de la aurora para cantar un himno a Cristo como a Dios” (Epístola 10, 96, 7). 

                                Unir la vida cotidiana con la eternidad

                                A través del canto se enfatiza la expresión de lo que las palabras dicen y se da actualidad a recuerdos y hechos significativos. Los judíos al cantar el cántico de Moisés o el del cautiverio babilónico manifiestan ese deseo de liberación a través del Dios que les va a salvar. Expresan así esa necesidad que reclama a la vez la manifestación de un cántico definitivo. Este anhelo viene expresado para los cristianos en el canto eterno que san Juan narra en el Apocalipsis; aquel que día y noche se entona sin pausa ante el trono del Cordero: “Santo, Santo, Santo es el Señor Dios, el todopoderoso; el que era y es y ha de venir” (Apocalipsis 4, 9). 

                                La Constitución del Concilio Vaticano II Sacrosanctum Concilium (en adelante SC) explica que la Liturgia es el medio por el que se “ejerce” la obra de nuestra Redención, sobre todo en el divino sacrificio de la Eucaristía (SC 2).  Así pues, la Liturgia tiene ese sentido de paso, puente, puerta a través de la cual se hace presente en el mundo la acción divina. Manifiesta de algún modo ese canto eterno ante el trono del Cordero; la alabanza que la creación entera hace a su Creador a través del único sacrificio que se ofrece “sin mancha desde donde nace el sol hasta el ocaso” (Plegaria Eucarística III). 

                                Quienes celebran la Liturgia unen de algún modo el Cielo con la tierra, la eternidad con la vida cotidiana; porque el cristiano desea que toda acción se realice en unión con la obra de la Redención. Ese canto de alabanza del Apocalipsis es la expresión de la celebración eterna, que según explica la liturgia contribuye a que manifestemos en nuestra vida el misterio de Cristo (SC 2). Esto supone comprender la Eucaristía desde un sentido pleno en el que se da una continuidad entre lo que celebramos y vivimos; el gozo de haber cantado la alabanza a Dios se hace presente en toda nuestra jornada.

                                Sentido de la música y el canto

                                Las artes en general, y de modo especial la música, han sido un cauce natural para la expresión de los sentimientos íntimos del hombre; incluso en un sencillo canto se manifiesta de modo más directo nuestro estado interior de alegría, tristeza, soledad, entusiasmo, serenidad, tranquilidad, etc. A veces en la cultura occidental hacemos uso de las artes para que expresen de modo excelso una idea, un concepto o una historia; o nos valemos de su cualidad para ennoblecer o dar realce a un objeto o acción. Ciertamente cumplen con esta misión, pero lo propio de las artes es la capacidad de mostrarnos afectos íntimos: dolor, ternura, pasión, …; todo eso que supone una amplificación al valor propio de la palabra. 

                                El canto presta a la liturgia su mejor servicio cuando ofrece lo que ésta pretende: expresar con mayor delicadeza la oración, favorecer la unanimidad de la plegaria, o enriquecer la expresión solemne de la celebración (Cfr. SC 112). 

                                Expresión del amor

                                Tratar sobre liturgia es necesariamente introducirnos en el lenguaje de Dios que es amor. El canto procede del amor y manifiesta el júbilo del amado; de ahí su carácter inefable porque tantas veces lo que se puede decir exige ese otro modo de decir más excelso. Ratzinger dice en su obra El espíritu de la Liturgia que el canto y la música en la Iglesia son como un “carisma”; una nueva lengua que procede del Espíritu. En el canto tiene lugar la “sobria embriaguez” de la fe porque se superan todas las posibilidades de la mera racionalidad. Esa es la cualidad propia del arte que trata de expresar la grandeza de Dios.

                                Lo mismo que una imagen de Cristo hecha por manos de hombres presenta al Verbo de Dios, así el canto pretende ser como la voz inefable de la gloria divina. De ahí que tanto el pintor como el cantor litúrgico —dice Crispino Valenciano— presta un servicio al modo de “hagiógrafos” que procuran revelar el sentido maravilloso de la presencia divina. Por eso el canto se presenta de manera significativa cuando contribuye a la finalidad de las palabras y de las acciones litúrgicas que son la gloria de Dios y la santificación de los fieles (Cfr. Catecismo 1157). De estas consideraciones se deduce la importancia de procurar realizar adecuadamente este ministerio —como cualquier otro— al servicio de la liturgia. 

                                Favorece la activa participación

                                La participación en la vida del Señor, en su redención gloriosa —eso que hacemos en la liturgia— está condicionada en parte por la disposición de ánimo. Por eso se ha de favorecer una participación consciente y activa; poner el alma en consonancia con la voz para colaborar con la gracia divina (SC 11). La música y el canto acompañan las fiestas y celebraciones en numerosas culturas (en victorias, juegos, aniversarios, banquetes, etc.); forman parte de la tradición de la celebración cristiana.

                                El carácter natural de su expresión es una manifestación externa que acompaña esos momentos especiales, tanto íntimos como solemnes, formales e informales. Así la liturgia con el canto expresa lo que se cree y se vive; y significa lo que manifiesta. 

                                La elevación a lo sagrado y el sentido de lo solemne

                                La liturgia trata de ofrecer esa cualidad excepcional de trascender lo cotidiano por acercamos a lo eterno, a aquello que es inefable e inaudible, pero en lo que Dios nos ha permitido participar. Esta dimensión exige por tanto un esfuerzo a toda expresión: la arquitectura, la pintura, la escultura, los vitrales, vestiduras, vasos sagrados, todo arreglo y por supuesto la música. Se requiere que “lo humano esté ordenado y subordinado a lo divino, lo visible a lo invisible, la acción a la contemplación y lo presente a la ciudad futura que buscamos” (SC 2). 

                                El carácter de lo solemne para la Iglesia ha tenido en tiempos pasados un sentido de magnificencia, pero hoy no sigue tanto ese itinerario que a veces puede confundir con la ostentación. Es necesaria para la liturgia una estética divinizadora, un salto trasformador que pase de la dinámica poética a lo sagrado. La eficacia de esa actuación aporta a lo que la función exige (cantar Kyrie eleison por ejemplo), esa cualidad innata que lo convierte de algún modo en sacramentum / mysterion. La música lo mismo que cualquier arte sacro, por su misión específica puede contribuir a introducirnos en el misterio de Dios; acercarnos a esa presencia sagrada por la que Dios ordena a Moisés: “descálzate, porque el lugar en que estás es terreno sagrado” (Éxodo, 3, 5). 

                                Tensión escatológica de la liturgia

                                La celebración litúrgica manifiesta necesariamente el carácter provisorio de lo que todavía espera un cumplimiento pleno al final de los tiempos con la venida de Cristo. Es lo que decimos en la aclamación al Memorial: “Anunciamos tu muerte, proclamamos tú resurrección, ¡ven Señor Jesús¡”; “cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas”. El canto y la música trata de expresar precisamente eso que la Eucaristía es: anticipación de la gloria celestial (Cfr. Catecismo 1402). Este carácter nos permite vivir en el mundo, pero percibiendo los destellos de la morada eterna. Se hace manifiesto lo que santo Tomás de Aquino dice de la Eucaristía que es una “prenda de la vida eterna”

                                Romano Guardini distinguía entre las imágenes devocionales y las sobrenaturales o litúrgicas. En síntesis, explicaba que así como las primeras representan nuestros sentimientos, con los que Dios se identifica; las otras, las litúrgicas, muestran más bien el modo de ser de Dios a lo que hemos de aspirar. La música y el canto favorecen ambas tensiones que configuran la vida cristiana.  

                                Adecuación del canto y la música litúrgica

                                Es muy conveniente la adecuación de las facultades de los hombres a lo que se celebra, pero sin rebajar necesariamente la expresión de lo que se celebra. El Catecismo apunta que la armonía de los signos (canto, música, palabras y acciones) es tanto más expresiva y fecunda cuanto más se expresa en la riqueza cultural propia del pueblo de Dios que celebra. El canto y la música ha de participar de esa riqueza cultural y contribuye muy favorablemente a elevar el espíritu. Evidentemente, la música sagrada lo hace porque forma parte de la celebración en la que toda la capacidad expresiva del hombre está al servicio de la gran obra de Dios en el memorial de sus misterios.

                                La larga tradición musical de la Iglesia ha sabido destacar los elementos que responden a esta cualidad que ha de tener la música litúrgica (San Pio X en Tra Sollecitudine ). Tal vez el problema de nuestro tiempo sea la distancia entre la cultura y la expresión sacra común, la escasa formación o educación cristiana en lo más excelso de las artes. Esa distancia exige muchas veces a la expresión litúrgica bajar a lo popular o a veces vulgar. Este aspecto que es esencial para la Liturgia ha sufrido un fuerte deterioro en los últimos tiempos.

                                El Papa Francisco ante la dinámica de divergencia entre diferentes sensibilidades sobre una forma ritual apunta al cuidado de la liturgia, a redescubrir su belleza y a vivir la verdad y la fuerza de la celebración cristiana (Desiderio desideravit, 16). Para ello insiste en la importancia de la formación litúrgica que es “fuente primaria y necesaria de donde han de beber los fieles el espíritu verdaderamente cristiano” (SC 14). 

                                El autorHéctor Devesa

                                Sacerdote y Doctor en Teología

                                Vocaciones

                                ¿Qué es una virgen consagrada?

                                La virginidad consagrada es una vocación femenina antigua impulsada por la Iglesia en la época moderna, en la que mujeres solteras y castas son desposadas mística con Cristo por el obispo diocesano, dedicándose a la oración, el servicio y una vida ascética según sus dones.

                                Jenna Marie Cooper·25 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

                                (OSV News. Jenna Marie Cooper).

                                Pregunta: ¿Qué significa ser una «virgen consagrada»? ¿Cuáles son los derechos y deberes de esta designación? ¿Y cuál es el proceso para llegar a ser una «virgen consagrada»?

                                Respuesta: El Código de Derecho Canónico define a las vírgenes consagradas como mujeres castas y solteras que «por su promesa de seguir a Cristo más de cerca, … son consagradas a Dios, desposadas místicamente con Cristo y dedicadas al servicio de la Iglesia, cuando el Obispo diocesano las consagra según el rito litúrgico aprobado» (Canon 604).

                                La virginidad consagrada es la forma más antigua de vida consagrada en la Iglesia, y precede en varios siglos al desarrollo de la vida religiosa. Desde los tiempos apostólicos, siempre ha habido mujeres que optaban por renunciar al matrimonio para dedicar su vida y su corazón más plenamente a Jesús. Por esta razón, fueron llamadas tradicionalmente y reconocidas formalmente por la Iglesia como «novias de Cristo».

                                Desde al menos el siglo IV, si no antes, la Iglesia ha tenido un ritual litúrgico especial -distinto pero en algunos aspectos paralelo a la ordenación sacerdotal- para que los obispos consagren solemnemente a las mujeres a una vida de virginidad. Muchas de nuestras primeras santas mártires, como Santa Águeda, Santa Inés, Santa Lucía y Santa Cecilia, que son nombradas en una de las oraciones eucarísticas de la Misa, son consideradas vírgenes consagradas.

                                Con el desarrollo de las órdenes religiosas a finales de la Antigüedad, la costumbre de consagrar a las mujeres fuera de los monasterios fue cayendo en desuso, y en la Edad Media la Iglesia ya no tenía vírgenes consagradas «viviendo en el mundo». Pero a mediados del siglo XX, el documento del Concilio Vaticano II «Sacrosanctum Concilium» pidió una revisión del antiguo rito de consagración a una vida de virginidad, y en 1970 se promulgó el nuevo ritual. Y así, en una situación similar al renacimiento del diaconado permanente, la vocación de la virginidad consagrada fue restaurada en la vida de la Iglesia moderna.

                                En 2018, el Vaticano publicó un documento llamado «Ecclesiae Sponsae Imago», o ESI, que proporcionó a los obispos una orientación más detallada sobre este estado de vida, cubriendo temas como el discernimiento de las vocaciones, la formación y la vida y misión de las vírgenes consagradas.

                                La virginidad consagrada es una vocación única para las mujeres, ya que está centrada en la Iglesia diocesana local y no en un grupo o comunidad religiosa particular. El obispo diocesano es quien acepta a las mujeres en este estado de vida y quien, en última instancia, actúa como «superior» de las vírgenes consagradas en su diócesis. En general, las vírgenes consagradas están llamadas a orar por las necesidades de su diócesis y a servir a las necesidades de su iglesia local según sus propios dones y talentos específicos.

                                En los párrafos 80-103, «Ecclesiae Sponsae Imago» describe el proceso de formación de las aspirantes a vírgenes consagradas con una duración de entre tres y cinco años. La formación para la virginidad consagrada implica, entre otros elementos: tutoría personal y dirección espiritual, un cierto nivel de estudio teológico académico y una adopción gradual del estilo de vida de una virgen consagrada.

                                En cuanto a los deberes y obligaciones de una virgen consagrada, la introducción al rito de consagración a una vida de virginidad afirma: «Empleen su tiempo en obras de penitencia y de misericordia, en la actividad apostólica y en la oración, según su estado de vida y sus dones espirituales».

                                «Ecclesiae Sponsae Imago» describe más específicamente que las vírgenes consagradas tienen la obligación de rezar la Liturgia de las Horas (ESI 34) y de asistir diariamente a Misa en las regiones donde esto sea posible (ESI 32). También se espera que las vírgenes consagradas lleven una vida relativamente ascética, discerniendo las prácticas penitenciales concretas con su confesor o director espiritual (ESI 36).

                                Las vírgenes consagradas no hacen votos de pobreza y obediencia exactamente igual que las religiosas. Sin embargo, las vírgenes consagradas están llamadas a vivir en un espíritu de pobreza evangélica (ESI 27) y a co-discernir los aspectos principales de su vida y misión con su obispo. (ESI 28).

                                El autorJenna Marie Cooper

                                Licenciada en Derecho Canónico, virgen consagrada y canonista.

                                Mundo

                                Semana por la Unidad de los cristianos: un congreso internacional reevalúa los acontecimientos de 1054

                                Un simposio en Viena reevaluó el supuesto "cisma" de 1054 entre las Iglesias católica y ortodoxa, destacando que el distanciamiento comenzó antes y que 1054 adquirió un simbolismo posterior. Líderes eclesiásticos abogan por el reconocimiento mutuo y la unidad de los cristianos.

                                Die Tagespost·24 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

                                Un simposio internacional celebrado esta semana en Viena ha reevaluado los acontecimientos de Constantinopla en 1054, considerados la fecha de la separación entre las iglesias de Oriente y Occidente. En cualquier caso, hablar del «cisma» de 1054 está superado o refutado, según el tenor de la Universidad de Viena. El cardenal de la Curia Kurt Koch pronunció el discurso de apertura. El Patriarca Ecuménico Bartolomé envió un saludo. El cardenal Koch y el teólogo ortodoxo de Graz Grigorios Larentzakis ya expresaron esta opinión en dos artículos en el «Tagespost» en verano de 2021.

                                En 1054, el cardenal Humberto de Silva Cándida viajó a Constantinopla en nombre del papa León IX para concluir una alianza militar contra los normandos. El intento fracasó. Sin embargo, circunstancias desafortunadas le llevaron a excomulgar al patriarca Miguel Cerulario. Poco después le siguió una contraexcomunión. En la historia de la Iglesia, ésta se ha considerado a menudo la fecha oficial del cisma entre las iglesias católica y ortodoxa. El 7 de diciembre de 1965, un día antes de la sesión final del Concilio Vaticano II, el Papa Pablo VI y el Patriarca Ecuménico Atenágoras hicieron leer al mismo tiempo una declaración en la Basílica de San Pedro de Roma y en la Catedral de San Jorge en el Fanar de Constantinopla, en la que se lamentaban las excomuniones y se las «relegaba al olvido».

                                El distanciamiento entre Oriente y Occidente comenzó mucho antes

                                En su discurso de bienvenida al simposio de Viena, el Patriarca Bartolomé subrayó el deber de «proseguir con todas nuestras fuerzas los esfuerzos agradables a Cristo para superar la división y lograr la anhelada unidad». En su discurso, el cardenal Kurt Koch subrayó que el «escándalo de 1054» no desembocó en un cisma ni en la excomunión mutua de las Iglesias latina y griega. Sólo mucho más tarde la fecha adquirió un gran significado simbólico. El distanciamiento entre Oriente y Occidente había comenzado, por supuesto, mucho antes de 1054 y continuó después de esa fecha.

                                Para superar la separación, el primer paso debe ser que la Iglesia católica y la ortodoxa se reconozcan mutuamente como Iglesias. A esto debe seguir el segundo paso, a saber, la reanudación de la comunión, dijo Koch. En su discurso de bienvenida, el Metropolita griego ortodoxo Arsenios Kardamakis alabó todos los esfuerzos por promover la correcta comprensión y categorización de los acontecimientos de 1054. Se trata de un importante servicio a y para las iglesias.


                                Esta es una traducción de un artículo que apareció por primera vez en el sitio web Die-Tagespost. Para ver el artículo original en alemán, consulte aquí . Se vuelve a publicar en Omnes con permiso.

                                El autorDie Tagespost

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                                Evangelización

                                Erik Varden: «La historia humana, a pesar de sus absurdos, tiene un sentido»

                                Erik Varden es monje cisterciense y presidente de la Conferencia Episcopal Escandinava. En esta entrevista, explica para la sociedad actual los conceptos de equidad, inclusión y diversidad, partiendo de la espiritualidad benedictina.

                                Paloma López Campos·24 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

                                Monseñor Erik Varden es un monje cisterciense, presidente de la Conferencia Episcopal Escandinava. Conocido por su agudo análisis de la actualidad, monseñor Varden mira al mundo con esperanza y es capaz de ver en los acontecimientos que nos rodean signos de que Dios sigue cuidando de cada persona y de que el Espíritu Santo guía a la Iglesia.

                                No es de extrañar, por tanto, que Erik Varden sea capaz de relacionar con la doctrina cristiana tres grandes conceptos mal entendidos hoy en día: diversidad, inclusión y equidad.

                                Tras una conferencia que pronunció en la Universidad de Princeton a finales de octubre, en esta entrevista el presidente de la Conferencia Episcopal Escandinava profundiza en estos tres conceptos aplicándolos a la espiritualidad y el estilo de vida benedictinos.

                                Usted habla de diversidad, equidad e inclusión en relación con la Iglesia. ¿Podría explicar estos conceptos y por qué los necesitamos ahora mismo en la Iglesia?

                                – Creo que hay muchas razones para ello. Obviamente, esta tríada de diversidad, equidad e inclusión funciona de forma diferente en los distintos países. En Estados Unidos es una referencia mucho más universal que en Europa. Es un concepto más unitario allí que en Europa, y se utiliza como base de decisiones estratégicas, de control del buen funcionamiento o del mal funcionamiento de las instituciones… Y como tal, los términos se han vuelto controvertidos, porque algunos sostienen que estos términos representan el camino hacia una sociedad justa y un gobierno más justo, en particular dentro de las instituciones. Pero otros los consideran parciales, sesgados, vacíos de sentido y manipuladores.

                                En Europa los términos funcionan de forma diferente. Creo que tanto en el norte como en el sur se utilizan en el discurso político y, en cierta medida, en el discurso eclesiástico. Asumirlos y estudiarlos es muy importante, y creo que también lo es intentar averiguar a qué apuntan. En mi opinión, todos apuntan a una cuestión fundamental, que es dolorosa en la mayoría de nuestros países del mundo occidental. Esa cuestión fundamental es la siguiente: ¿qué significa pertenecer?

                                Estos conceptos son muy frecuentes en los discursos hoy en día, pero ¿cómo podemos vincularlos con la doctrina católica y el plan de Dios para nosotros?

                                – Tenemos que hacernos algunas preguntas muy necesarias. Equidad, diversidad e inclusión son tres términos excelentes, en potencia. Pero no se explican por sí mismos, requieren un contexto.

                                Cuando hablamos de inclusión, esta carece de sentido hasta que defino en qué quiero y espero ser incluido. Está muy bien hablar de equidad, pero ¿equidad según qué criterio de justicia? Y cuando hablamos de diversidad, nos damos cuenta de que el mundo es diverso por naturaleza, pero ¿con arreglo a qué norma fundamental?

                                Estos términos se vuelven introspectivos y poco útiles cuando se convierten en meros instrumentos de autoafirmación. Cuando la inclusión significa que tienes que aceptarme en mis términos, porque si no te llevaré a los tribunales, o cuando la equidad significa que tienes que darme todo lo que creo que merezco, los términos se vuelven inútiles.

                                Cuando nos abramos a estas metapreguntas, a las normas sobre las que proponemos formar una sociedad y a los valores con los que queremos vivir y crecer, entonces sentiremos la necesidad de algún tipo de parámetros absolutos o, al menos, estables. En ese momento, los conceptos revelados bíblicamente de Dios, la humanidad y la sociedad justa no son en realidad tan remotos. De hecho, resultan ser extremadamente pertinentes y relevantes para las preguntas que nos planteamos.

                                Si nos limitamos a seguir las preguntas y a “abrirlas”, podemos reparar esa aparente desconexión entre el discurso político y el teológico, entre un discurso de derechos y un discurso de gracia.

                                También habla del renacimiento del hombre. ¿Qué significa eso?

                                – Lo digo en el sentido más amplio posible. Es una aspiración a ver para nuestros tiempos la articulación de una antropología profundamente cristiana. Estamos en un aprieto, vivimos con muchas preguntas urgentes sobre la identidad humana específica. Pero también, vivimos con la amenaza global de la inteligencia artificial, nos confiamos a las máquinas, y eso nos gusta porque el hecho de tener nuestros teléfonos como un miembro propio hecho a mano nos hace sentir en contacto con todo y con todos. Pero al mismo tiempo nos sentimos amenazados por ello.

                                Así que la tarea importante es restablecer lo que es ser un ser humano, y restablecerlo de forma realista en términos de fragilidades humanas, pero también en términos de potencial humano. Y tratar de animar a la gente a querer vivir.

                                Algo que me parece muy inquietante y triste es el inmenso cansancio que se encuentra ahora a menudo en los jóvenes, e incluso en los niños. Es importante intentar ayudar a estas personas a abrir los ojos y levantar la cabeza, a mirar a su alrededor y a buscar. Quiero que se planteen lo que pueden llegar a ser, y a eso me refiero con mi aspiración al renacimiento del hombre.

                                Usted pone los monasterios como ejemplo de diversidad, equidad e inclusión. ¿Por qué eligió un ejemplo que podría considerarse desfasado?

                                – Quizá porque no es algo que esté muy lejos de nuestra época. Cuando se piensa en ello, en términos puramente históricos, o incluso sociológicos, podemos mirar hacia atrás en la historia europea durante mucho tiempo y vemos una época tras otra en ascenso y caída, una corriente intelectual tras otra. A lo largo de todo esto una de las principales constantes es esta extraña persistencia de la vida monástica benedictina.

                                Como la vida monástica corresponde a algo tan profundo del corazón humano, tiene una forma de apuntalarse y restablecerse y florecer en las circunstancias más sorprendentes. Por eso creo que merece la pena preguntarse qué tiene esta microsociedad en particular que la ha hecho tan duradera cuando vemos que se derrumban tantas estructuras políticas e institucionales. Y, al mismo tiempo, qué es lo que la hace tan flexible, capaz de insertarse en las circunstancias más variadas pero manteniendo su identidad característica.

                                Afirma que el murmullo es una forma peligrosa de agresión pasiva. ¿Por qué es tan malo y cómo resolvemos este problema cuando parece tan fácil adoptarlo como un hábito en nuestras vidas?

                                – En gran medida tiene que ver con ordenar mi propio equipaje. Esa tendencia a exteriorizar cualquier queja hace que la gente sienta que se ha enfrentado a lo que le afecta con sólo decirlo. Si nos atenemos a la referencia monástica, los monjes tienden a ser grandes realistas porque tienen que vivir consigo mismos y con otras personas durante mucho tiempo. La tradición monástica nos anima a mirar nuestros sentimientos y experiencias y preguntarnos de dónde vienen y qué significan.

                                La mayoría de las veces, todos hemos experimentado esto, alguien puede decirme algo y me duele profundamente y me dan ganas de devolver el golpe, pero lo que la otra persona ha dicho puede ser en realidad inocuo, por lo que mi respuesta no tiene que ver con lo dicho, sino con algún tipo de desencadenante que se produjo a través de esa cosa que se pronunció.

                                Por eso, si queremos liberarnos de nuestras propias pasiones irracionales, lo que importa es tener la paciencia, la perseverancia y el valor necesarios para seguir esas respuestas y tratarlas de raíz.

                                A pesar de la frágil y difícil situación que atraviesa nuestro mundo, usted desprende esperanza. ¿De dónde viene esa actitud?

                                – Me asombra la cantidad de bondad que encuentro en la gente. Como todo el mundo, miro al mundo y me siento angustiado, porque están pasando muchas cosas. Pero, al mismo tiempo, veo una gran resistencia en la gente. Además, creo en Dios. Creo que la historia humana, a pesar de todos sus aparentes absurdos, va hacia una meta y que tiene sentido. Incluso las manchas oscuras y las experiencias dolorosas pueden contribuir a un buen fin.

                                También me parece muy aburrido el tipo de negatividad y pesimismo de principio que predomina en nuestro discurso cultural e intelectual. Cuando lo has oído una vez, lo has oído todo. En lugar de limitarnos a unirnos a un coro que forma parte de una canción que no tiene melodía, veamos qué música puede surgir. Si hacemos esto, descubriremos que cuando escuchamos podemos oír todo tipo de tonalidades.

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                                Evangelización

                                San Francisco de Sales, metido en el amor de Dios

                                La Iglesia celebra el 24 de enero al santo obispo francés de Ginebra, patrono de periodistas y escritores, san Francisco de Sales. El Papa Francisco reflexionó sobre su magisterio en una Carta apostólica publicada con motivo del cuarto centenario de la muerte del santo, titulada 'Totum amoris est' ('Todo pertenece al amor').  

                                Francisco Otamendi·24 de enero de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

                                El Jubileo del mundo de la Comunicación de 2025 es el primero de los 35 Jubileos previstos en este año de esperanza en la Iglesia. Y comienza hoy en Roma, precisamente el día de la memoria de san Francisco de Sales, al que el Papa Francisco dedicó una Carta en diciembre de 2022, en el IV centenario de la muerte del obispo y doctor de la Iglesia, que vivió en Francia a finales del siglo XVII.

                                San Francisco de Sales nació en 1567 en el castillo de Sales (Thorens, Saboya), en una de las más antiguas y nobles familias de Saboya, donde fue abogado del Senado, pero decidió seguir su vocación sacerdotal, siendo ordenado en 1593. En 1599 fue obispo de Ginebra, con sede en Annecy, porque Ginebra era casi totalmente calvinista. En 1604 conoció a santa Juana Francisca Frémyot de Chantal, cofundadora con él de la Orden de la Visitación de Santa María. Fue beatificado en 1662 y canonizado en 1665. 

                                “Vivió a caballo entre dos siglos, el XVI y el XVII, recogió en sí lo mejor de las enseñanzas y de las conquistas culturales del siglo que terminaba, reconciliando la herencia del humanismo con la tendencia hacia lo absoluto propia de las corrientes místicas”, citó el Papa Francisco de la catequesis de Benedicto XVI, en su Carta de 2022, basada en buena parte en el ‘Tratado del amor de Dios’ del santo.

                                El autorFrancisco Otamendi

                                Ecología integral

                                Los casos de eutanasia crecen más del 10 % en Países Bajos, Canadá y España

                                El número de fallecidos por eutanasia aumenta año a año, a un ritmo que se sitùa entre el 10 y 15 por ciento, en los primeros países que le dieron soporte legal, a los que se ha sumado España desde 2021. En Países Bajos, las muertes por eutanasia son ya el 5,4 por ciento del total, y en Bélgica, en torno al 4 por ciento.  

                                Francisco Otamendi·24 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

                                La pendiente “resbaladiza” se acentúa. En los primeros países cuyos gobiernos y/o parlamentos dieron luz verde a la eutanasia y el suicidio asistido, estas prácticas crecen a fuerte ritmo, entre el 10 y el 15 por ciento anual.

                                Los candidatos a la eutanasia surgen, aunque no todos, del segmento de ancianos y de los pacientes oncológicos, pero los impulsores de prácticas de eutanasia buscan sin cesar nuevos nichos. Veámoslo.

                                Países Bajos, hacia personas con enfermedad mental

                                Los casos de eutanasia aumentaron en los Países Bajos un 13,7 por ciento en 2022, hasta un total de 8.720, lo que supuso un 5,1 por ciento del total de fallecimientos registrados en el país ese año. Sin embargo, en 2023, según informaciones del ‘Netherlands Times’, se registraron 9.068 muertes, un aumento “sólo” del 3,9 por ciento, aunque hizo crecer el porcentaje de muertes por eutanasia sobre el total al 5,4 por ciento.

                                Con dinámicas de crecimiento inferiores al 5 por ciento, algo parecía que no iba bien para sus promotores. De modo que se acentuó la propaganda eutanásica entre personas con enfermedades mentales y psicológicas, muchos de ellos menores, y en la denominada “demencia” senil. 

                                Ese mismo año, el aumento de eutanasias por trastornos psíquicos provocó un debate en el país, porque las muertes asistidas por padecimientos psiquiátricos fueron 138, un 20 % más que el año anterior. Además, por vez primera se practicó a un menor de edad con una enfermedad mental, informó El País.

                                Tres noticias de impacto

                                En paralelo, se produjeron varias noticias destacables en la opinión pública. Primera, el ex primer ministro Andreas (Dries) van Agt y su mujer, Eugenie Krekelberg, decidían morir juntos, dando visibilidad a las eutanasias en pareja.

                                Segunda, la historia de Zoraya ter Beek, mujer de 28 años, casada y enamorada, según se informó, con una “depresión paralizante”, autismo y trastorno límite de la personalidad, que solicitó la eutanasia y se le concedió.

                                Y en tercer lugar, se anunció la puesta en marcha de la eutanasia para niños entre 1 y 12 años con enfermedades terminales y un “dolor insoportable”, a partir de 2024.

                                3.400 belgas menos en 2023

                                Más de 3.400 belgas fueron eutanasiados en 2023, con un aumento del 15 % respecto a 2022. Los datos de la Comisión Federal de Control y Evaluación de la Eutanasia revelan que hubo 3.423 muertes notificadas oficialmente, el 3,1 % de todas las muertes en Bélgica, informó Bioeticablog en marzo de 2024.

                                Además, el Instituto Europeo de Bioética señaló que “los estudios científicos estiman que habría que añadir entre un 25 y un 35 % de casos de eutanasia no declarados”. El 42 % tenían más de 80 años, y el número de casos de eutanasia en pacientes menores de 40 años fue  alrededor del 1 por ciento.

                                Canadá, fuerte crecimiento 

                                Al igual que en estos países europeos, la eutanasia siempre ha crecido en Canadá desde que fue autorizada (2016). Según datos de 2023, las muertes han superado un 15,8 por ciento respecto a las de 2022, tras tres aumentos anuales seguidos superiores al 30 %, según Aceprensa

                                Infobae, que también ha seguido el caso canadiense, informó de que a lo largo de 2022, un total de 13.241 defunciones en Canadá fueron asistidas por médicos mediante eutanasia, lo que representó el 4,1 % del total de muertes en el país, según reveló el gobierno canadiense. Un porcentaje similar ya al de Bélgica. La misma agencia afirma que desde 2016 se han producido casi 45.000 muertes por eutanasia en el pais, según datos de Fox News.

                                En mayo de 2024, la Conferencia Episcopal Canadiense organizó un simposio sobre cuidados paliativos junto a la Academia Pontificia para la Vida. Según informó Omnes, el Papa envió un mensaje a los participantes en el que condenó la eutanasia, al señalar que “nunca es una fuente de esperanza o de preocupación genuina por los enfermos y moribundos. Por el contrario, es un fracaso del amor, un reflejo de una ‘cultura de usar y tirar’ en la que ‘las personas ya no se consideran un valor supremo que hay que cuidar y respetar’”. Además, señaló que “la verdadera compasión son los cuidados paliativos”

                                España: un 25 % más de solicitudes en 2023

                                Desde la entrada en vigor de la ley (2021), hasta el 31 de diciembre de 2023, se han atendido en España 1.515 solicitudes de ayuda para morir: 173 durante 2021, 576 en 2022 y 766 en 2023. Las peticiones de 2023 supusieron cerca de un 25 % más que las 576 del año anterior. 

                                Del total de peticiones, “se llevaron a cabo 334 prestaciones”, es decir, muertes, según el informe proporcionado en diciembre de 2024 por el gobierno español respecto al año anterior. Como informó El País, este dato supone un 12 % más que en 2022, cuando tuvieron lugar 288 fallecimientos, frente a las 75 de 2021.

                                Por comunidades autónomas

                                Moncloa informó que “la distribución de las 766 solicitudes de eutanasia registradas en todo el territorio nacional es la siguiente: Cataluña 219, Madrid 89, Canarias 62, País Vasco 58, Comunidad Valenciana 56, Andalucía 43, Galicia 41, Islas Baleares 37, Asturias 33, Castilla-La Mancha 28, Castilla y León 27, Navarra 24, Aragón 22, Cantabria 19, La Rioja 4, Extremadura 2, Murcia 2, Melilla 0 y Ceuta 0”. También se añadió que “un 25 % de las personas solicitantes fallecieron antes de resolverse su solicitud”, y que “el tiempo medio desde la solicitud hasta el fallecimiento fue de 30 días”.

                                El autorFrancisco Otamendi

                                España

                                ¿Qué muestran los datos de Torreciudad de 2024?

                                Torreciudad se prepara para la celebración del 50 aniversario de su apertura, que tendrá lugar en 2025.

                                Redacción Omnes·23 de enero de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

                                En 2024, Torreciudad ha mostrado un notable rendimiento en diversos ámbitos, consolidándose como uno de los destinos más destacados de Aragón. Su oficina de prensa ha publicado los datos relativos al año anterior, tanto de asistentes, impacto en redes sociales y su huella formativa y cultural.

                                Afluencia de visitantes y procedencia

                                En 2024, Torreciudad recibió alrededor de 185.000 visitantes, con picos significativos en agosto (32.300 personas), julio (20.500) y marzo (20.400), coincidiendo con las vacaciones de verano y la Semana Santa. El 84,29% de los visitantes fueron nacionales, destacando Cataluña (26,49%) y Madrid (25,40%) como principales orígenes, mientras que el 15,21% procedía del extranjero, siendo Francia, Portugal, Estados Unidos y Reino Unido los países más representados.

                                Las polémicas en torno al santuario no parece que estén ayudando a que sea visitado por más fieles, pues se ha reducido en 15.000 el número de asistentes respecto al año anterior.

                                Promoción, cultura y espacios museográficos

                                La promoción turística sigue atrayendo a familias y grupos organizados, quienes combinan la visita a Torreciudad con rutas culturales, gastronomía y deporte de aventura en el entorno. En 2024, los espacios museográficos del santuario fueron clave: el Espacio “Vive la experiencia de la fe” recibió 15.414 visitantes, y el vídeo-mapping “El retablo te cuenta” sumó cerca de 21.000 espectadores. Además, la galería de advocaciones marianas creció con 14 nuevas imágenes, alcanzando un total de 557 Patronas de 81 países.

                                Presencia digital y proyección futura

                                Las redes sociales de Torreciudad experimentaron un crecimiento del 9,44%, alcanzando 94.857 seguidores, mientras que las retransmisiones en directo de misas y rosarios en YouTube lograron más de 350.000 visualizaciones desde 38 países. De cara a 2025, el Patronato se centrará en la promoción de peregrinaciones tradicionales, la pastoral familiar y la celebración del 50 aniversario de la apertura al culto del nuevo santuario. Además, se impulsarán nuevas ediciones de los cursos matrimoniales y experiencias jubilares en el marco del Jubileo convocado por el Papa Francisco.

                                Proyectos para 2025

                                La Reunión Anual de Delegados del Patronato de Torreciudad celebrará los próximos 8 y 9 de marzo su 49ª edición. Las tareas de planificación de 2025 que tendrán lugar esos días se centrarán en la promoción de las peregrinaciones y jornadas ya tradicionales, especialmente la Jornada Mariana de la Familia, y en la preparación del 50 aniversario de la apertura al culto del nuevo Torreciudad, inaugurado el 7 de julio de 1975. También recibirá un impulso relevante la pastoral familiar, especialmente con la organización de varias ediciones de los cursos para matrimonios «TWOgether Torreciudad», así como la experiencia espiritual del Jubileo 2025 convocado por el Papa Francisco.

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