Estados Unidos

Masacre en Texas. Nada volverá a ser igual

El tiroteo llevado a cabo por un alumno en la “Robb Elementary” de Uvalde, Texas, deja como saldo una veintena de muertos, múltiples heridos y una brecha indeleble en la comunidad de Uvalde que se pregunta ¿Cuándo terminarán estos insensatos actos de violencia?

Gonzalo Meza·25 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

Traducción del artículo al italiano

El martes 24 de mayo la escuela primaria “Robb Elementary” de Uvalde, Texas, afinaba los detalles para celebrar como cada año el fin del ciclo escolar, la graduación y despedida de sus alumnos.

Estos festejos, propios de este mes, se convirtieron en luto nacional después de que, ese día por la mañana, un estudiante de preparatoria tomara un arma de grueso calibre y abriera fuego despiadadamente contra profesores, personal y varias decenas de niños de segundo y tercero de primaria.

El tiroteo dejó como saldo 21 muertos*, entre ellos tres profesores y 18 niños. Antes de perpetrar el artero ataque contra los inocentes, el agresor habría matado a su abuela.

Al ser Uvalde un poblado tan pequeño “todos se conocen” y un evento de esta magnitud marca y marcará profundamente a esta ciudad: “La gente no da crédito de lo que sucedió” cuenta una de las feligresas que acudió a la ceremonia.

Uvalde es un poblado de cerca de 16.000 habitantes, la mayoría de ellos de origen hispano. Geográficamente constituye el punto intermedio al Oeste, entre San Antonio y la frontera con México. Cuenta con varias escuelas, entre ellas la escuela católica del Sagrado Corazón de Jesús y su Parroquia homónima. La iglesia es uno de los centros católicos más importantes de la zona oeste de la Arquidiócesis de San Antonio.

Nada volverá a ser igual para las familias de las víctimas. Tampoco para la comunidad de Uvalde.

Tras darse a conocer la noticia, decenas de feligreses se congregaron en la única Iglesia Católica de Uvalde: Sagrado Corazón de Jesús (“Sacred Heart”) para unirse en oración y asistir por la noche del martes a la misa presidida por Mons. Gustavo García Siller, Arzobispo de San Antonio.

“No hay palabras para describir la tristeza, el dolor y la conmoción abrumadora por la incomprensible pérdida de la vida de niños y adultos en la Escuela Robb Elementary. ¿Cuándo terminarán estos insensatos actos de violencia? Estas masacres no pueden considerarse como la nueva normalidad. La Iglesia Católica llama constantemente a la protección de la vida y estos tiroteos masivos son un problema muy apremiante en el que todos deben actuar tanto líderes electos como ciudadanos”, señaló Mons. García Siller.

El problema de las armas de fuego

Además de los criminales hay otros culpables: las armas de fuego. Este tiroteo en Uvalde vuelve a abrir por enésima vez el debate sobre un tema intocable para un sector de la población de los Estados Unidos: la posesión de armas de fuego, un derecho protegido por la Segunda Enmienda de la Constitución. En la mayor parte de los Estados Unidos cualquier persona adulta puede adquirir armas de grueso calibre: rifles, pistolas calibre 9 mm., fusiles, ametralladoras o armas más especializadas bajo pedido. Hay catálogos e incluso se organizan ferias en las que los grandes fabricantes venden sus productos ofreciéndolos como si fueran inofensivos petardos. En muchos estados obtener un arma puede resultar tan sencillo como adquirir un medicamento en la farmacia. Solo basta con presentar una identificación.

Apenas 10 días antes había ocurrido otro atentado en un supermercado en Bufalo, Nueva York, el cual dejó como saldo 10 muertos y 3 heridos. Según el Pew Research Center, 45.222 personas murieron en el 2020 en los EEUU a causa de lesiones relacionadas con armas de fuego, de estos, 513 personas fallecieron durante tiroteos masivos. Estos incidentes se han incrementado notablemente desde el año 2,000 pasando de 2, en ese año a 40 en el 2020. Muchos de estas tragedias tuvieron lugar en escuelas públicas e incluso en iglesias.

El debate sobre la regulación y prohibición de armas de fuego en los Estados Unidos lleva décadas sin avanzar. Incluso gobiernos extranjeros, como México, han denunciado que la venta de armas sin control en Estados Unidos no solo afecta a ese país sino a México. Un gran porcentaje de las armas que usan los narcotraficantes en ese país se produce en los Estados Unidos y cruzan la frontera ilegalmente hasta llegar a manos de los traficantes de drogas.

Mientras que los miembros del partido demócrata, incluyendo el presidente Biden pugnan por una regulación y restricción de la venta de armas, el partido republicano no cede un ápice. No obstante, el obstáculo, o actor fundamental primordial en este asunto es la National Rifle Association, una de las organizaciones más influyentes y poderosas en el país.

La NRA ha frenado cualquier intento por regular la posesión y adquisición de armas. En estos días, es probable que el tema no pase de los tabloides, incluso tras las masacres tan despiadadas como la ocurrida en Uvalde y la protesta del presidente Biden: “Estoy cansado y harto de todo esto” (Mensaje a la Nación tras la Masacre de Uvalde, 24 de mayo). La razón, tal como ha señalado el Papa Francisco en innumerables ocasiones, es que detrás de las armas hay intereses económicos muy poderosos que será muy difícil vencer.

*Víctimas a día 25 mayo 10:00 am hora española

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Iniciativas

Las Fiestas de Cruz

Las Fiestas de Cruz en Puerto Rico son una tradición secular. Se celebran en el mes de mayo, que la tradición católica dedica a la Virgen María. Por eso, las Fiestas de Cruz sintetizan estos tres elementos: la santa Cruz, la Virgen María y el mes de mayo.

Miguel A. Trinidad Fonseca·25 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

El origen de las Fiestas de la Santa Cruz data del 2 de mayo del 1787, cuando un gran temblor de tierra azotó a Puerto Rico, víspera de la fiesta de la invención (=hallazgo) de la Santa Cruz. Desde ese tiempo comenzó esta costumbre en nuestro pueblo puertorriqueño, la cual fue muy popular en el siglo XIX. Aunque hay vestigios de fiestas en honor a la Cruz en España, la forma de celebrarse en Puerto Rico es autóctona.    

Estas fiestas constan -esencialmente- de 19 cánticos entonados ante un altar presidido por una cruz sin el Cristo, bellamente adornada con flores y cintas (como ampliaremos más adelante). Se desconoce la autoría de estos cánticos, aunque probablemente los mismos descienden de los motetes medievales. Los cantos no se conocen más que en Puerto Rico, a excepción de un estribillo (el del quinto cántico: Dulcísima Virgen…), que se ha hallado en México. Con todo podemos afirmar que los cantos de estas Fiestas de Cruz son propios de la Isla del Encanto. 

Aunque no se sabe quién o quiénes compusieron estos cánticos, sí se reconoce quien recopiló, inscribió y difundió una de las muchas versiones existentes de los mismos, quizás la más popular de todas. Fue el ponceño Augusto Coen, quien a mediados del siglo XX llevó a cabo esta singular tarea de perpetuar en papel por primera vez en la historia las melodías de estos cánticos.

Aunque se les suele llamar Rosarios a la Santa Cruz o Rosarios de Cruz no estamos hablando del rosario católico meditando los misterios de la vida de Jesucristo y la Virgen María, con sus Padrenuestros, Avemarías y “Gloria al Padre”, pues no consta en la tradición puertorriqueña la inserción del rosario tradicional en las Fiestas de Cruz, o que estas fiestas consistiesen exclusivamente en uno o varios rosarios tradicionales. Las “rosas” de este “rosario” no son las Avemarías, sino estos cánticos en honor a la Virgen María, a la Cruz, a Jesucristo y al mes de mayo. Los Rosarios a la Santa Cruz son uno de los tres tipos de “rosarios cantaos” de la piedad puertorriqueño-católica, según Francisco López Cruz, a saber: el de difuntos (con ocasión de aniversarios de la partida de seres queridos o al final de los novenarios de estos rosarios); el de promesas hechas a alguna advocación mariana o de algún santo (p.e. a la Virgen del Carmen, a los Tres Santos Reyes, etc.); y los de la Cruz de Mayo. 

A pesar de que cada comunidad tiene su modalidad de celebrar las Fiestas de Cruz, hay elementos que son comunes en todos los lugares en donde se celebran. Las Fiestas de Cruz se celebran en la noche (aún hoy, según una estrofa: Santísima Cruz / no te canto más / mañana en la noche / se te cantará). Era tradición celebrarla en el interior o en el patio de una casa. Rara vez se celebraba en una plaza pública o en una iglesia, como se hace en algunos lugares en la actualidad. Originalmente las Fiestas de Cruz son un “novenario”, pues se cantaban por nueve noches consecutivas, por lo que la decoración incluía nueve escalones que representaban estas nueve noches (Los nueve cajones / de la Santa Cruz / son los escalones / del Niño Jesús). Los escalones estaban adornados con cintas y flores, encabezados por una cruz sola, también bellamente decorada. Hoy son pocos los lugares que celebran el novenario per se; en muchos lugares celebran un “triduo” (o tres noches consecutivas de Fiestas de Cruz) o una sola noche. Aún hoy es costumbre tener uno o dos recesos para agasajar a los presentes con refrigerios típicos: gofio, arroz con dulce, galletas, dulces de lechosa (o de naranja, coco o ajonjolí), café, agualoja, chocolate, etc., según las costumbres de la comunidad. Lo tradicional era que una persona fuese anfitriona con los agasajos de alguna de las noches de Fiestas de Cruz, por lo que desde la primera hasta la octava noche se llevaba a cabo la ceremonia de “echar la capia”, es decir, escoger quién apadrinaría la noche siguiente. En algunos lugares esta “ceremonia” consistía en improvisar una copla a la persona capiada, como la que recoge Francisco López Cruz:  

Antonia Vega
fue la capiada;
arroz con dulce,
dulce y naranja.

En otros lugares se le colocaba una flor a la persona seleccionada. En muchos lugares las Fiestas concluían con un baile que se prolongaba hasta el amanecer. 

Los cantos de estas fiestas son tradicionalmente antifonales: 1 ó 2 cantores cantan las estrofas y el pueblo canta el estribillo. Si hay 2 cantores los mismos suelen cantar a voces. Normalmente se utilizan instrumentos típicos. En Ponce, pueblo que más ha cultivado las Fiestas de Cruz, se acostumbraba a usar instrumentos de orquesta, como la flauta y el violín. Era tradición el incluir otros instrumentos en la novena noche, como clarinetes, saxofones y/o trompetas. Los instrumentos más comunes en cualquier lugar en donde se canten estos rosarios son la guitarra y el cuatro puertorriqueño. 

¿Qué ritmos predominan en estos rosarios? La marcha festiva, la guaracha y, sobre todo, el vals. De los 19 cánticos componentes de las Fiestas de Cruz, 11 son valses, 2 son marchas festivas, 4 son guarachas. Las primeras 2 canciones recurre a las fermatas y al rubato produciendo un ritmo libre con alargamiento de notas y compases un tanto peculiar.

Las Fiestas de Cruz se celebran en el mes de mayo, mes en que se celebraba la antigua fiesta de la Invención de la Santa Cruz (el 3 de mayo), mes que la tradición católica dedica a la Virgen María. Las Fiestas de Cruz sintetizan estos tres elementos, la santa Cruz, la Virgen María y el mes de mayo, temas principales de los cánticos. De los 19 cánticos, 7 están dedicados a la santa Cruz, 7 a la Virgen y 3 al mes de mayo, 1 a la pasión del Señor y 1 que es una invocación a Dios contra el mal. 

Las Fiestas de Cruz están expuestas al mundo moderno y tecnológico, y corren el peligro de languidecer ante la generación incipiente de puertorriqueños.  Ciertamente no es común el que estas Fiestas sean promovidas por nuestros municipios (salvo Bayamón o algún otro), quienes ya no hablan de “fiestas patronales”, sino de “fiestas de pueblo”; son las comunidades católicas de generaciones menos jóvenes quienes se han encargado de mantener viva esta tradición centenaria. Ojalá estos Rosarios a la Santa Cruz sigan siendo fuete espiritual para esta generación y aquellas que vendrán después, preservando de esta manera nuestras tradiciones católicas que como pueblo creyente hemos forjado.

El autorMiguel A. Trinidad Fonseca

España

«La Iglesia tiene en los ancianos un ejército de testimonios de Fe»

"La ancianidad, riqueza de frutos y bendiciones" es el nombre del documento elaborado por un grupo interdisciplinar, coordinado por la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida, y que quiere ser un impulso a los trabajos y la atención pastoral de la Iglesia con las personas mayores.

Maria José Atienza·24 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

El presidente de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida, Mons. José Mazuelos, y el presidente del Movimiento Vida Ascendente, Álvaro Medina, han sido los encargados de presentar el documento «Orientaciones para la pastoral de las personas mayores: La ancianidad: riqueza de frutos y bendiciones».

Mons. Mazuelos ha querido destacar la especial sensibilidad que el Papa Francisco está mostrando a los ancianos manifestada en iniciativas como «la creación de la Jornada mundial de los ancianos, o las catequesis sobre los ancianos que lleva impartiendo unos meses».

Pandemia y ancianidad

Una de las cosas que se ha puesto de manifiesto en la rueda de prensa es cómo la pandemia de Covid ha puesto de relieve las deficiencias de nuestra sociedad para con nuestros mayores. Nos encontramos con el problema de ancianos que no podían ir a comprar las medicinas, que no podían sacar dinero del banco o que viven completamente sólos.

Como ha destacado Mons. Mazuelos: «vivimos en una cultura del descarte, en la que se pone en duda la dignidad de los seres humanos al inicio y al final de la vida. Por eso, la Iglesia tiene que sensibilizar frente a ese descarte. Una sociedad que no tiene en cuenta a sus mayores esta enferma. Es soberbia y piensa que con ellos han nacido todo. Se olvida de sus raíces, y el árbol sin raíces se seca.»

Mazuelos ha subrayado además la naturaleza interdisciplinar del equipo que ha elaborado este documento: «la CEE decidió, hace unos años, hacer una pastoral trasversal familiar. Este documento muestra una riqueza de personas que están en esta realidad de los mayores: personas de CONFER, pastoral de la Salud, Fundacion Lares, Vida Ascendente, Cáritas y medios de comunicación».

Por su parte, el presidente del movimiento de Vida Ascendente, Álvaro Medina, de la diócesis de Getafe, ha querido señalar que «hay una especia de rechazo a identificarse como ‘mayores’. ¿Quién es mayor? Mayor es quien, por diversas razones, su vida cambia: los hijos se emancipan, el trabajo termina y se encuentra en un nuevo camino en la vida que tiene afrontar de manera diferente… Esa situación que, muchas veces, produce una soledad y la soledad la hemos de cuidar con mucho esmero».

Un ejército de testimonios

Lejos de la queja, para Medina, es importante resaltar el papel de agente de pastoral de esas personas mayores que aún cuentan con múltiples posibilidades de colaboración en las parroquias y también de quienes están más limitados.

El propio presidente de vida Ascendente ha apuntado que una de las obligaciones de las personas mayores es «transmitir la Fe. Las personas mayores, aunque sea porque hemos vivido más años, hemos tenido muchas ocasiones de tener experiencia de Fe, esas evidencias que fortalecen la Fe y tenemos obligación de transmitirlas. El mayor como agente de pastoral es una necesidad imperiosa. Pero además, el mayor necesita reconocerse y ser reconocido, no para recibir aplausos sino para que te conozcan. La Iglesia tiene un ejército de testimonios de Fe en los ancianos y, com dice el Papa, necesitamos más buenos testigos y menos discursos».

El documento

«La ancianidad, riqueza de frutos y bendiciones», es un documento sencillo, como han querido resaltar en la presentación. «Se presenta casi como una narración» y ofrece un punto de partida para consolidar los trabajos que, desde múltiples realidades eclesiales, se desarrollan en el mundo de los mayores y poner en marcha, allí donde sea necesario, ese servicio pastoral a los ancianos. No sólo a través de reflexiones sobre los retos de las personas mayores, el valor de la vejez o la pastoral para las personas mayores y hecha por las personas mayores sino que, además, recoge ejemplos y experiencias que se llevan a cabo en España desde la Iglesia para con las personas mayores.

Cultura

Cardenal Wyszyński y Juan Pablo II: Una conversación en el umbral de la muerte

“Rezad ahora por el Papa, no por mí", animaba el moribundo cardenal Stefan Wyszyński en los últimos momentos de su vida. A Juan Pablo II lo unió el sufrimiento y al amor por la Madre de Dios.

Barbara Stefańska·24 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

Este año, el 28 de mayo, la iglesia celebra por primera vez la memoria litúrgica del Primado de Polonia, beatificado el pasado mes de septiembre.  

Antes de que el cardenal Wojtyla fuera elegido Papa, el primado polaco Stefan Wyszyński era su superior. Cooperaron en el gobierno de la Iglesia en Polonia en el difícil período del comunismo. Juntos participaron en el cónclave que eligió a Juan Pablo I y se reunieron para el cónclave de octubre de 1978.

Sin embargo, no sólo les unía una relación profesional, sino también lazos de amistad y confianza.

El cardenal de Cracovia visitaba al primado Wyszyński durante sus vacaciones, daban largos paseos y por las noches -junto a otros participantes de sus vacaciones- cantaban junto al fuego.

Cuando el cardenal Wojtyła se convirtió en Papa, siguieron escribiéndose cartas, que también contenían muchos detalles personales.

La última conversación

El 13 de mayo de 1981, en la Plaza de San Pedro, las balas del asesino atravesaron el cuerpo del Papa polaco. Luchó por su vida en la Policlínica Gemelli. Juan Pablo II atribuyó siempre a Nuestra Señora de Fátima su recuperación milagrosa, ya que el atentado contra su vida tuvo lugar el día de su conmemoración litúrgica.

Al mismo tiempo, en Polonia, en su residencia de la calle Miodowa de Varsovia, el enfermo y anciano Primado Wyszynski vivía los últimos días de su vida.

La información sobre el atentado contra el Santo Padre se la dió Maria Okońska, que trabajaba en la Secretaría del Primado y fue la fundadora del Instituto del Primado (un instituto de vida consagrada). Según su relato, tras un largo momento de silencio, el cardenal Wyszynski dijo que no rezaran por él ahora, sino sólo por el Santo Padre. “Debe vivir. Yo puedo marchar” fueron sus palabras.

El Primado, ahora beato, ya no tenía fuerzas para hablar a los fieles en persona. Su secretario, el padre Bronisław Piasecki, grabó sus palabras en una cinta para poder reproducirlas en la catedral de Varsovia. Esta grabación se ha conservado en los archivos hasta el día de hoy: “Os pido que todas esas oraciones heroicas que habéis estado rezando por mis intenciones en Jasna Góra, en Varsovia y en las iglesias diocesanas, donde sea, las dirijáis en este momento conmigo a la Madre de Cristo, pidiendo salud y fuerza para el Santo Padre”, pedía el cardenal Wyszynski. 

El 25 de mayo, el estado del Primado de Polonia era ya muy grave. Juan Pablo II seguía en la clínica (no salió de ella hasta agosto de 1981). Fue entonces cuando tuvo lugar la última conversación entre los dos estrechos colaboradores, que puso de manifiesto el vínculo espiritual que les unía.

En Polonia, extendieron un cable telefónico hasta la cama del cardenal Wyszynski quien, como contaba Maria Okońska, habló despacio: «Nos une el sufrimiento, pero María está entre nosotros». La última palabra para el Papa fue «Padre…».

El sufrimiento del cardenal Wyszynski se convirtió también en una especie de sacrificio por la vida del Papa. El Primado falleció apenas 3 días después de esa conversación, el 28 de mayo.

El entonces Papa no pudo asistir a sus funerales; estuvo representado por una delegación de la Santa Sede encabezada por el Secretario de Estado, el cardenal Agostino Casaroli.

Para la ocasión, escribió una carta a la Iglesia de Polonia, en la que llamaba al fallecido «piedra angular de la Iglesia de Varsovia» y «piedra angular de toda la Iglesia de Polonia». También pidió que el luto tras su muerte durara 30 días durante los que se reflexionara sobre la persona del Primado: «su persona, sus enseñanzas, su papel en un periodo tan difícil de nuestra historia».

Dos años después, en 1983, Juan Pablo II realizó su segunda peregrinación a Polonia. Sus primeros pasos fueron a la Catedral de San Juan Bautista de Varsovia, para rezar ante la tumba del Primado del Milenio. Esa tumba, ya bendecida, sigue ahí hoy.

El Beato Wyszyński

La esperada beatificación del Primado Wyszynski tuvo lugar el 12 de septiembre de 2021 en el Templo de la Divina Providencia de Varsovia. Aunque estaba prevista un año antes, se pospuso a causa de la pandemia del COVID-19. Junto a él, fue proclamada beata la madre Rosa Czacka, conocida como la madre de los ciegos, fundadora de la Congregación de Hermanas Franciscanas Siervas de la Cruz.

Es difícil enumerar todos los méritos del Beato Cardenal Wyszynski para la Iglesia en Polonia y fuera de ella. Fue Primado de Polonia con poderes especiales concedidos por el Papa en una época en la que el sistema político luchaba contra la religión. Fue en gran parte gracias a su prudencia y a su fuerte fe que la Iglesia en Polonia logró sobrevivir a esa difícil época.

En ese tiempo, las autoridades detuvieron y encarcelaron al Primado durante tres años. Elaboró y puso en práctica un programa pastoral de nueve años para toda Polonia, con el fin de preparar el milenario del bautismo de nuestro país, basado en la piedad popular y la veneración a la Madre de Dios. Él mismo era un ardiente devoto de la Virgen María. – Lo pongo todo en manos de María», dijo.

Su culto se extiende cada vez más en Polonia y en el extranjero. Los documentos de archivo publicados también proporcionan cada vez más información sobre su vida y su espiritualidad.

El autorBarbara Stefańska

Periodista y secretaria de la redacción del semanario "Idziemy"

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Señora de rojo sobre fondo gris

El autor reflexiona sobre esta obra de Miguel Delibes, sobre el cual asegura que "nos deja en esta obra reflexiones fascinantes sobre la vida, sobre el verdadero conocimiento, sobre la belleza, al describir a su mujer como una persona con el don de descubrirla en los lugares más precarios e incluso de crearla".

23 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 5 minutos

Hace unas semanas pude asistir a una conferencia sobre esta obra de Miguel Delibes (1920-2010) impartida por la profesora Nieves Gómez en la Universidad Villanueva de Madrid. Me entraron ganas de leerme este magnífico libro que refleja la intensa relación que tuvo el escritor español con su mujer, Ángeles de Castro, con la que había tenido 7 hijos y el fulminante final de ella en 1974, a causa de una enfermedad cerebral. Libro personal y muy delicado, escrito en un estilo intimista. Se habían conocido de muy jóvenes y se casaron en 1946, en Valladolid (Delibes tenía 26 años y Ángeles, 20). Fueron, pues, casi 30 años de matrimonio muy fecundo, además de por los hijos, por la vocación literaria de Delibes, que nació tras casarse, probablemente por la fe de ella en el talento de él: “Me conmovía su confianza en mis posibilidades. Imaginaba que si había destacado pintando en cualquier parte, haciéndolo adecuadamente podría llegar a ser un genio”.

El libro es reflejo de su vida personal, bajo la identidad de un pintor que ha perdido la inspiración tras la muerte de su esposa y musa. Se refugia entonces en la bebida con enorme nostalgia (más que nada porque le hace tener momentos en que cree poder volver a ver a su mujer). Transmite la rica personalidad de Ángeles de Castro y una muestra concreta de cómo es la razón vital femenina. Era una mujer resuelta, de armoniosa figura -que los 7 embarazos no estropearon-, con los ojos bien abiertos a la realidad y la capacidad de mejorar el mundo que le rodeaba.

Alguien a quien le gustaba dar sorpresas y recibirlas, con una elegancia natural y una “intuición selectiva” innata. Una mujer “de mirada cómplice”, que tenía “una admirable capacidad para crear ambientes” y que era “enemiga de difundir malas noticias”. Pero esto necesariamente debía tener su contrapartida: “Cuando ella se apagaba, todo languidecía en torno”, “faltaba su alegría”.Una persona que tenía “una admirable capacidad para crear ambientes” y que en sus viajes era capaz de ir más allá de los acartonados ambientes académicos (que a Delibes no le gustaban). Recuerda cómo ella había tocado las castañuelas en un encuentro de profesores en la Universidad de Yale y había animado la reunión.

Tenía un gran encanto personal y don de gentes. En determinado momento del libro, se dice: “La estética también cuenta”. El protagonista del relato le dice a su hija que “el poder de seducción de tu madre era arrebatador” y en otro fragmento, “su fe me fecundaba porque la energía creadora era de alguna manera transmisible”. Era una mujer de enorme amabilidad y capacidad de habitar la vida de los otros: “Tenía la facultad de inmiscuirse en casa ajena, incluso de interrumpir el sueño del prójimo, sin irritarlo, tal vez porque en el fondo todos le debían algo”. Alguien a quien desagradaba la vulgaridad y la burocracia, pues era impermeable a sus encantos. Una mujer con un talento innato para el trato interpersonal y para recibir confidencias. En este sentido, el escritor realza su “tacto para la convivencia, sus originales criterios sobre las cosas, su delicado gusto, su sensibilidad”. Uno de sus consejos en época de escasa creatividad fue “No te aturdas; déjate vivir”.

Una mujer con un fino oído musical, que podía hacerse entender a los pocos días de estancia en un país extranjero y que le permitía tener ritmo: “Era el suyo un oído intuitivo que, a veces, le permitía captar lo inexpresado”. Una mujer que odiaba la rutina y sabía hacer de cada día un evento único. Se trataba de una mujer que supo ser feliz. Al saber el diagnóstico de tumor cerebral, su expresión fue: “Hoy estas cosas tienen arreglo, dijo. En el peor de los casos, yo he sido feliz 48 años; hay quien no logra serlo cuarenta y ocho horas en toda una vida”. Alguien a quien no le importaba acumular años (y experiencia), pues no solo es que los años pasan, sino que quedan: “cada mañana, al abrir los ojos, se preguntaba: ¿Por qué estoy contenta? E inmediatamente, se sonreía a sí misma y se decía: Tengo una nieta”.

Delibes nos deja en esta obra reflexiones fascinantes sobre la vida, sobre el verdadero conocimiento, sobre la belleza, al describir a su mujer como una persona con el don de descubrirla en los lugares más precarios e incluso de crearla: “¿De quién aprendió entonces que una rosa en un florero puede ser más hermosa que un ramo de rosas o que la belleza podía esconderse en un viejo reloj de pared destripado y lleno de libros?”. Como no podía ser de otro modo, el libro es una profunda reflexión sobre la muerte, pero no tanto en sentido biológico, sino biográfico, como la pérdida de una vida compartida. Y esto, con momentos delicadamente conseguidos, como cuando, la víspera de la operación, la enferma lee un poema del escritor italiano Giuseppe Ungaretti, titulado “Agonía”:  Morir como las alondras sedientas/ en el espejismo. / O, como la codorniz/ una vez atravesado el mar/ en los primeros arbustos…/ Pero no vivir del lamento/ como un jilguero cegado.

Indudablemente, es una reflexión sobre la complementariedad que existe entre hombres y mujeres, y cómo nos equilibramos mutuamente. En este sentido, realza de su mujer la “viva imaginación y una sensibilidad delicada. Ella era equilibrada, distinta; exactamente el renuevo que mi sangre precisaba”. En otro pasaje, señala concisa pero exactamente: “La nuestra era una empresa de dos, uno producía y el otro administraba”.

Esta obra en concreto es una reflexión a fondo sobre la felicidad cotidiana, sobre cómo la clave de ella está en la convivencia continuada: “Estábamos juntos y era suficiente. Cuando ella se fue todavía lo vi más claro: aquellas sobremesas sin palabras, aquellas miradas sin proyecto, sin esperar grandes cosas de la vida, eran sencillamente la felicidad”.

El libro es también un reflejo de una religiosidad cotidiana, vivida por parte de Ángeles de Castro: “Tu madre conservó siempre viva la creencia. Antes de operarla confesó y comulgó. Su fe era sencilla pero estable. Nunca la basó en accesos místicos ni se planteó problemas teológicos. No era una mujer devota, pero sí leal a los principios: amaba y sabía colocarse en el lugar del otro. Era cristiana y acataba el misterio. Su imagen de Dios era Jesucristo. Necesitaba una imagen humana del Todopoderoso con la que poder entenderse”.

La obra habla también –indirectamente- de los avatares de la sociedad española por entonces (años 70 del s. XX): las huelgas estudiantiles, las detenciones, las revueltas, las torturas en las cárceles. En este sentido, el escritor se refiere a la detención de los dos hijos del matrimonio, Léo y Ana, que es la interlocutora del pintor. Aparece una mención a Franco en un momento en el que el pintor y su mujer visitan a sus hijos en la cárcel. En este sentido, dice la mujer del artista: ‘“Ese hombre no va a ser eterno”como bajándole del pedestal’. Se trata, además, ciertamente, una obra que lleva implícita una crítica a la educación uniformante y estandarizada, que no permite el desarrollo de la personalidad: “Le irritaban la estructuración de la carrera, los profesores adocenados, las ideas impuestas. Su cabeza caminaba muy deprisa, iba por delante de la de sus mentores”.

Otros temas que siempre estaban en la mente de Delibes: La combinación de lo rural y lo moderno: “Había que insertar lo moderno en lo rural sin recurrir a la violencia”. La soledad de los ancianos, como cuando relata la capacidad de dar compañía a las personas mayores que tenía su mujer: “Estos viejos locos, solitarios, nunca faltaron en la vida de tu madre: […] Todos eran ancianos irreparables, a quienes la insolidaridad de la vida moderna había cogido desprevenidos. Se sentían perdidos en la vorágine de luces y ruidos, y daba la impresión de que ella, como un hada buena, iba tomándolos de la mano, uno a uno, para trasladarlos a la otra orilla”. La comunicación entre generaciones: “Atendía a todos, lo mismo a los viejos, con sus cominerías, que a los adolescentes con sus equívocas intimidades. No regateaba su entrega”.

En definitiva, un libro que vale la pena leer.

Vaticano

Los jóvenes patronos de la JMJ de Lisboa 2023

Rome Reports·23 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto
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Carlo Acutis y Chiara Badano serán dos de los 13 patronos de la Jornada Mundial de la Juventud Lisboa 2023. Entre los otros patronos se encuentran tres beatos de origen portugués: Joana de Portugal, João Fernandes, y María Clara del Niño Jesús, aunque la Virgen María es la patrona de la JMJ por excelencia. 


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Familia

Reforma de ley del aborto, y premios por la Vida del CEU, en la misma semana

El gobierno español aprobó el martes el polémico anteproyecto de reforma de la ley del aborto ―más aborto―, que todavía requiere tramitación e informes probablemente hasta primeros de 2023, y el jueves la Universidad CEU San Pablo entregó sus Premios por la Vida 2022 y el Premio Bárbara Castro. Quizá sea una coincidencia, o no…

Eulalia Eufrosina·23 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

Algunos puntos clave de la reforma del anteproyecto de ley impulsado por la ministra de Igualdad, Irene Montero, firmado también por la titular de Sanidad, Carolina Darias, son, en síntesis, los siguientes, acompañados de algún comentario basado en las leyes vigentes.

1.- Vía libre para abortar desde los 16 años sin consentimiento de los padres. Las menores de 18 podrán abortar en un quirófano. pero no pueden comprar alcohol o tabaco, ni votar (El artículo 12 de la Constitución Española señala que “Los españoles son mayores de edad a los 18 años”).

2.- Promesa de eliminar los tres días de reflexión hasta ahora obligatorios, y la entrega de información sobre alternativas y ayudas, salvo que la mujer lo solicite.

3.- Gratuidad de la píldora del día después, que se podrá solicitar en centros de salud cercanos y en farmacias.

4.- La ley garantizará la objeción de conciencia, regulada como la ley de Eutanasia. Los profesionales sanitarios que se nieguen a practicar un aborto se incluirán en registros de objetores.

5.- Será delito la actuación de grupos como los rescatadores que, de manera pacífica, rezan y asesoran a mujeres hasta el último momento (Pueden consultar aquí un artículo de Javier Segura sobre la cuestión).

6.- El proyecto actual no aborda ayudas o estímulos para mujeres que deseen seguir adelante con su embarazo.

7.- “Salud menstrual”. En numerosos centros y organismo públicos se repartirán gratuitamente tampones, compresas, etc., con el objetivo de acabar con “la pobreza menstrual”.

8.- El texto se tramita por vía de urgencia con el fin de “sortear” posibles retrasos, por ejemplo en el Consejo General del Poder Judicial, según El Mundo.

9.- Se abre un debate jurídico sobre la mayoría de edad en España. Según El Debate, “Podemos gana terreno, ley a ley, en su objetivo de adelantar la edad legal para la toma de decisiones de calado a los 16 años, el corte en el que proponen situar el mínimo necesario para votar”.

Reacción inmediata de los obispos

“La salud moral de una sociedad se demuestra en su defensa de la vida”, ha manifestado Monseñor Luis Argüello, secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española, tras conocerse la aprobación del anteproyecto.

Tal como ha recogido Omnes, Mons. Argüello ha calificado como “mala noticia” el proyecto de ley “de salud sexual y reproductiva y de interrupción voluntaria del embarazo” aprobada por el Gobierno de España, y subraya que “la defensa y la protección de la vida es una de las fuentes de la civilización. Una de las líneas rojas que expresan la salud moral de un pueblo”.

El secretario general de la CEE ha señalado también que considerar el aborto como un “derecho” es afirmar el “derecho del fuerte sobre el débil a la hora de eliminar una vida nueva y distinta que existe en el seno de la madre”, y destaca que “los avances de la ciencia nos hacen afirmar, con toda fuerza, que en el seno de una mujer embarazada existe una nueva vida que es preciso acoger y cuidar, para lo que hay que defender a la madre”. El portavoz de los obispos defendió la necesidad de ofrecer a las mujeres “las condiciones económicas, laborales, de vivienda… para acoger esta nueva vida”.

Distinciones por la Vida

Como se ha comentado al comienzo, un año más, el Instituto de Estudios de la Familia de la Universidad CEU San Pablo, que dirige Carmen Fernández de la Cigoña, ha distinguido diferentes acciones con sus ‘Premios por la Vida’ y el Premio ‘Bárbara Castro. A un corazón de madre’.

El presidente del Colegio Oficial de Médicos de Madrid, Manuel Martínez-Sellés, ha  sido galardonado con el Premio CEU “gracias a su infatigable labor a favor de la vida”. Recibió la distinción de manos del presidente de la Fundación Universitaria San Pablo CEU, Alfonso Bullón de Mendoza. Asimismo, se han otorgado dos accésits a Rescatadores san Juan Pablo II y a 40 días por la Vida.

En el marco de los ‘Premios por la Vida’, se ha hecho entrega asimismo del Premio CEU a la creatividad de los alumnos en la defensa de la Vida a Irene Barajas, alumna de cuarto curso del Doble Grado en Farmacia y Biotecnología, por la elaboración de un emotivo vídeo en contra del aborto, con el que pretende concienciar a la sociedad y, en especial, a los más jóvenes de que no hay argumento superior al valor de la vida humana.

Premio ‘Bárbara Castro. A un corazón de madre’

Fruto de su deseo por formar una familia, sin importar las barreras que tuvo que solventar en el proceso de adopción de sus dos hijos, Anabel Mialdea ha recibido el Premio ‘Bárbara Castro. A un corazón de madre’.

Se trata de un distintivo que lleva el nombre de una antigua alumna de Periodismo, que luchó y priorizó la vida de su hija frente a la suya propia, y que premia el apoyo a la maternidad o su vivencia en situaciones de dificultad.

Desde la Universidad CEU San Pablo se ha reconocido el testimonio y la vivencia de esta mujer cordobesa durante el proceso de adopción de sus dos hijos: Rafael y Ana, para poder traerlos a España desde Rusia. Rafael, que hoy tiene 19 años, fue el primero en llegar a casa con 1 año y medio. Nació con 1,75 kg, a -20ºC, sin incubadora y en condiciones precarias.

Por su parte, Ana, de 14 años, llegó a casa con 4 años y medio. Estuvo 5 meses ingresada en una UCI de Rusia, para ser traslada posteriormente a una casa cuna. Tiene fisura palatina y retraso del crecimiento a consecuencia de la desnutrición sufrida en sus primeros años de vida. La cordobesa ha comentado cómo los servicios sanitarios rusos omitieron a su marido y a ella todos los problemas de salud que padecía la niña, que ha sido operada 8 veces desde que llegó a España.

La rectora de la CEU USP, Rosa Visiedo, ha recordado que la universidad mantiene un fuerte compromiso con la defensa de la vida y su carácter sagrado, señalando que no hay futuro sin vida humana. También ha destacado el carácter interuniversitario de estos premios.

El autorEulalia Eufrosina

Recursos

La memoria de Dios

Dios en cambio es infinito. En cualquier perdido rincón de su Memoria están contemplados no sólo hasta el último de mis cabellos, sino hasta el último de los detalles que hubo, hay y habrá. Y esa Memoria permanecerá perfectamente conservada e indeleble por los siglos de los siglos.

Juan Arana·23 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 7 minutos

Traducción del artículo al inglés

Próxima a Sevilla hay una antigua mansión señorial en cuyo jardín se conserva un insólito cementerio para perros.

Lo visité hace unos días y comprobé que los responsables de aquellos extravagantes sepulcros no los hicieron por pura neurastenia.

Sin duda era gente rica y ociosa, pero también dotada de cierto sentido del humor.

En el centro de la necrópolis perruna hay un pequeño monumento cuya inscripción proclama los siguientes ripiudos aunque graciosos versos:

“Felices los que aquí estamos 
en torno a este pedestal que
viviendo bien o mal 
al morir aquí quedamos. 
Mas los hombres nuestros amos, 
con incierto porvenir 
en su segundo existir 
viven con la muerte atenta… 
pues les ‘ajustan la cuenta’ 
al momento de morir”.   

Mitad en broma, mitad en serio, la filosofía de esta arenga es que hay varias clases de inmortalidad. Los animales tendrían que conformarse con una de segunda división: el recuerdo que dejaron en sus dueños, potenciado como máximo por estas sepulturas destinadas a rescatar de la falible memoria humana la anécdota de sus vidas e incluso la de sus defunciones.

Hay, en efecto, un azulejo recordatorio de una tal Nancy que “fue muerta por un Packard”. La inmortalidad humana es de otra pasta: no consiste meramente en que te recuerden, sino que permite que seas tú mismo quien te recuerdes, aunque —eso sí— después de “ajustar la cuenta”.

El que algo quiere, algo le cuesta. Mi amigo Francisco Soler acaba de publicar hace unos meses un libro con el oportuno título: Al fin y al cabo, donde explica que la esperanza de esa inmortalidad premium, lejos de ser una especie de bálsamo o consuelo que las almas piadosas buscan para escapar al horror de morir, supone un aviso a navegantes, porque cuando vayamos a cerrar los ojos por última vez, en lugar de pensar algo así como: “se acabó todo lo que se daba”, tendremos que tener muy presente el balance del “debe” y “haber”, para saldar cualquier deuda que haya quedado pendiente.

El poeta argentino Borges, que de joven coqueteó con la idea de tirar la toalla, se la quitó de la cabeza con esta elemental consideración: “La puerta del suicida está abierta, pero los teólogos afirman que en la sombra ulterior del otro reino estaré yo, esperándome”.

Ahora bien, esperanzas las hay de muchas clases. Algunos se consuelan con bien poco: la perspectiva de verse convertidos en nadas impunes es sin duda la más minimalista de todas.

Le sigue en el ranking la expectativa de que quienes nos sobrevivan sólo recuerden los buenos momentos que con ellos vivimos, olvidando o perdonando las fechorías o incluso el hecho de que fuimos, sin paliativos, malas personas. Incluso hay quien no se conforma con haber estafado al prójimo y pretende engañar a la posteridad enterrando bajo su propio féretro cualquier prueba de pasadas iniquidades, o bien alquilando una pluma mercenaria para pergeñar una falsa biografía embellecida con toques hagiográficos.

Augusto Comte, en su Catecismo positivista, trató de impedir fraudes póstumos, estatuyendo un tribunal formado por sacerdotes de la “Religión de la Humanidad” que decidiría, a falta de instancias ultraterrenas, cuál debería ser el destino definitivo de los finados. Su salvación o condena constaría en un libro cuidadosamente custodiado. Pienso que tampoco así podría asegurarse del todo la aplicación irremisible de las sentencias, sobre todo si un cometa despistado tiene la ocurrencia de tropezar con nuestro planeta.

A mí, como soy cristiano, esas inmortalidades “pasivas” no dan frío ni calor. Que en mi funeral pueda oírse un coro de alabanzas me trae sin mayor cuidado, sin contar con que a lo peor ni siquiera eso obtengo.

Y que dentro de cien o doscientos años todavía haya quien tenga la ocurrencia de leer algo de lo que he escrito, ¿qué más da? La promesa que nos hizo Jesucristo de poderle ver “cara a cara” a Él, y al Padre, y al Espíritu Santo, hace palidecer el atractivo de cualquier otra recompensa post mortem.

Tampoco soy de los que gustan especular sobre qué haremos o cómo nos sentiremos cuando “estemos en el Cielo”. Algunas personas que comparten mi fe son más dadas a este tipo de cábalas y se inquietan con la idea de abandonar del todo seres queridos o vivencias a las que son muy afectos.

Aunque no sea especialmente novelero, me parece que preocuparse por tales extremos es vana faena. C. S. Lewis cuenta en Una pena en observación los últimos momentos que compartió con su esposa. Por lo que se refiere a él mismo fueron de particular intensidad, y logró tener con ella una comunicación espiritual extraordinaria. Sin embargo, agrega con un sentimiento distribuido al cincuenta por ciento entre la desolación y el consuelo: “pero ella ya estaba con la mirada puesta en la eternidad”.

Los que se quedan solos no son los que se nos mueren: somos nosotros. Algo enseña al cristiano el pescozón que dio el Maestro a los saduceos cuando le preguntaron de quién sería cónyuge en el más allá la que en vida fue viuda de siete hermanos.

No obstante, es comprensible el sentimiento que muchos tienen —tenemos— de que hay cosas en la existencia terrestre que sería una pena dejar por completo atrás cuando suene la trompeta anunciadora del paso de este mundo al otro. Sin perjuicio de mi nula afición a la especulación escatológica y de la firme voluntad de atenerme a las enseñanzas de la Iglesia, creo que algo se puede decir para apaciguar lo que de justificado haya en tales malestares.

Lo introduciré citando de nuevo unos versos de Borges, aquel gran descreído (¿o quizá no tanto?):

Sólo una cosa no hay.  
Es el olvido. 
Dios, que salva el metal, salva la escoria  
Y cifra en Su profética memoria  
las lunas que serán  
y las que han sido. 

La memoria finita

Para una persona ya anciana, en quien los olvidos han dejado de ser anécdota para convertirse en hábito, nada puede haber más esperanzador que la existencia de una Memoria capaz de alojar bajo sus inmensas bóvedas nada menos que el infalible depósito de todos los recuerdos perdidos.

Lo entendemos particularmente bien quienes tenemos la escritura como oficio y con frecuencia sufrimos la paranoia de perder nuestros textos. Se me hacen presentes ahora las venidas a Sevilla de mi maestro Leonardo Polo. Al bajar del tren yo me ofrecía para llevarle la cartera, ocasión que aprovechaba para observar ceremoniosamente: “Ten cuidado, porque llevo inéditos…” ¡Los inéditos de Polo!

Él por lo menos tuvo una corte de discípulos dispuestos a preservarlos. Pero, ¿qué pasa con mi inéditos y los de Paco, Pedro, Carmen, etc., etc.? Hubo una época en que de vez en cuando grabábamos nuestras obras completas en CDs para que aquellos íntimos tesoros no se perdieran para siempre. ¡Qué chasco nos llevamos cuando supimos que la conservación de tales repositorios apenas está asegurada por unos pocos años! Hasta el papel resulta ser más duradero.

Ahora depositamos nuestra confianza en algo más espiritual, puesto que almacenamos la suma de nuestras ocurrencias en “la nube”. ¿De verdad creemos que la susodicha nube no se disipará en el aire como una neblina evanescente?

El físico Frank Tipler escribió un ilusionado libro titulado Física de la inmortalidad. La vida eterna que allí se oferta no la da Dios, sino la ciencia. Aún falta bastante para que esté disponible: pasado mañana como pronto, lo cual significa que no la veremos en vida, pero ¡tranquilidad!: puesto a prometer, promete también para ella efectos retroactivos.

O sea: que tendremos una resurrección tecnológica y de ese modo entraremos todos juntos de la mano en una nueva vida dentro de este mismo cosmos. Será volver a una vida virtual, porque tantos cuerpos no habría dónde meterlos, sobre todo si insisten en viajar a la playa los fines de semana. Aparte de esa y otras renuncias, para que la cosa dure indefinidamente habrá que ir superando —también con ayuda de los saberes del porvenir— todas las grietas que hacen perecedero este pícaro mundo. Poco a poco la cosa engorda y al final hay que comulgar con unas ruedas de molino del tamaño de la galaxia. Prefiero atenerme a la fe que me trasmitieron mis padres.

Pero, puestos a salvar, también hay algo recuperable en la alocada especulación de Tipler. Siempre me llamó la atención que hasta las más delicadas expresiones de un artista, las más sofisticadas armonías de un concierto, las más geniales inflexiones de un orador, puedan ser codificadas, guardadas y reproducidas en los altibajos de un disco de metacrilato o en ristras de ceros y unos grabados en un pendrive. El espíritu supera lo material, pero su huella corpórea es algo bien tangible. Tirando hacia lo alto, Tipler concluye que todos los avatares de una vida humana, por larga y rica que sea, podrían ser descritos con 1045 bits de información. Allí estarían recogidos hasta el último de nuestros suspiros, sentimientos, deseos y raciocinios, segundo a segundo, e incluso la película de la fabricación, evolución y destrucción de todas y cada una de las moléculas de nuestro cuerpo.

En definitiva: todo, absolutamente todo, lo material y lo espiritual, en la medida que esto último se traduce en palabras, gestos y vivencias descriptibles.

Como no soy materialista, tengo que añadir que en ese cúmulo de información no estaría incluida mi conciencia, ni mi yo, ni mi alma, etc. Pero sí en cambio la historia de la totalidad íntegra de las acciones y pasiones de mi espíritu, hasta la última coma o tilde. Se trata, por supuesto, de una magnitud fantásticamente grande, un 10 seguido de cuarenta y cinco ceros. Para hacerse uno a la idea de hasta qué punto es grande, diré que basta añadir treinta y cinco ceros más para contar hasta el último átomo que hay en el universo.

¿Y qué? No deja de ser un número finito que admite ser cumplidamente designado con una expresión cómicamente sucinta.

Dios en cambio es infinito. En cualquier perdido rincón de su Memoria (valga la impropiedad de la expresión) están contemplados no sólo hasta el último de mis cabellos (como soy bastante calvo, eso no tiene mucho mérito), sino hasta el último de los detalles, conversaciones, gestos, estornudos, golpes de hipo, arrebatos de rabia, malestares y bienestares indefinidos, momentos de gloria y de exaltación, o de ternura amorosa, etc., etc., etc., que hubo, hay y habrá en mi vida, la de mi mujer, la de mi hija, y la del último marciano que habite el último exoplaneta. Y esa Memoria permanecerá  perfectamente conservada e indeleble por los siglos de los siglos.

Lo cual, dicho así, en principio y a priori, resulta más intranquilizador que otra cosa. Porque, desde que sacar fotos con el móvil sale gratis, uno de los mayores placeres que tenemos es borrar el 90% de las que obtenemos. Yo por lo menos no estoy tan pagado de mi existencia como para desear que se guarde incólume registro de todo lo que hay en ella. Es como para reírse de los dossiers que las agencias de detectives preparan para arruinar las carreras de los políticos.

No obstante, precisamente aquí viene lo mejor: he sido padre y domino la técnica de “hacer la vista gorda”; puedo olvidar sin necesidad de olvidarlos de verdad algunos episodios poco gloriosos de mi descendencia. No me cuesta por tanto aplicar la correspondiente regla de tres. Lo mejor no es que sea infinita e fidelísima, sino que por encima de eso la Memoria de Dios es amorosa.

Cuando volvamos a Él, podremos bucear en ella alegremente, sin necesidad de que se nos caiga la cara de vergüenza. ¡A paseo las recopilaciones, los diarios, los currículos exhaustivos! ¡Burlémonos de nuestros fallos de memoria, incluso de la amenaza de que nos diagnostiquen un alzhéimer!

Allá donde vamos reencontraremos (con un dorado tornasolado que ya quisiera el más romántico de los nostálgicos) todo lo que en nuestras risibles vidas merezca ser recordado… y bastante más: ni ojo vio ni oído oyó…          

El autorJuan Arana

Catedrático de Filosofía de la Universidad de Sevilla, académico numerario de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, profesor visitante en Maguncia, Münster y París VI –La Sorbona–, director de la revista de filosofía Naturaleza y Libertad y autor de numerosos libros, artículos y colaboraciones en obras colectivas.

FirmasJaime Fuentes

Sotanosaurios

Mons. Fuentes apunta que la sotana del sacerdote, a pesar de su uso cada vez menos habitual, ha adquirido un inesperado prestigio en una sociedad secularizada.

22 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Fue hace una cantidad de años, 1977, si no me equivoco. El Obispo de San José de Mayo era monseñor Herbé Seijas, amigo de mi familia. Yo era un sacerdote casi de estreno: había recibido la ordenación tres años antes y en 1974 había empezado a trabajar en Montevideo.

El caso es que me encontré aquí con monseñor Seijas y enseguida me pidió si podía ir a San José tal fin de semana, para ayudar con las Misas: – Es que tenemos varios casamientos, me explicó, y Misas y no hay curas… Le dije que sí, naturalmente.

El párroco de la Catedral era el P. Palermo, tan recordado y tan querido. Me dio un abrazo muy afectuoso cuando llegué y, sonriente, exclamó: – ¡Sos el último sotanosaurio!…

Sí, yo usaba entonces la sotana con la que había sido ordenado. Era la prenda todouso en la que me embutía al levantarme y me despedía de ella al irme a la cama: Misas, confesiones, reuniones, comidas; caminatas, viajes en ómnibus… siempre con sotana; me parecía lo más lógico del mundo.

En nuestro laico país educado, que conste, nunca nadie comentó o se rió o sonrió de mi sotana. Pero, con el correr de poco tiempo más, viendo que se iba normalizando su desuso entre los clérigos, tomé la decisión de reservarla para la celebración de los sacramentos y, en las demás actividades, usar el traje negro (clergyman) con camisa y cuellito.

Han pasado muchos años (figúrense, el próximo cumpliré 50 de sacerdocio, si Dios quiere) y estamos en tiempos de full freedom. Pero advierto que, en este contexto, es la sotana del sacerdote la que ha adquirido un inesperado prestigio.

Algo intuía yo, porque vistiéndola alguna vez, ahora, por nuestras calles montevideanas, había escuchado algún comentario tipo “¡mirá, un Padre!”… Ayer tuve la confirmación de este interesante cambio cultural.

Había recibido una llamada, pidiéndome ir a la Médica Uruguaya a atender a una señora.

Sábado, de 4 a 6 de la tarde horario de visitas, allá vamos, con sotana, a la Torre D, piso 5º.

Portero de la entrada: – Sí, mire: vaya hasta donde están las cajas; agarra a la derecha y ahí está el ascensor para el quinto piso.

Ascensorista mujer: – Ahora lo dejo en otra planta; sigue hasta el fondo y toma el ascensor para la torre D. ¡Adiós, encantada!

Ascensorista hombre: – ¿Cómo anda?… Sí, hasta las seis, pero cada tanto hay un hueco y se puede ventilar un poco. ¡Gracias!

Encuentro la habitación. La señora está con una acompañante de servicio, que enseguida se levanta y dice qué alegría que haya venido; sale de la habitación. En la cama de al lado está otra señora, dormida, acompañada también ella.

El autorJaime Fuentes

Obispo emérito de Minas (Uruguay).

Evangelización

José María Calderón: “Uno de los grandes peligros de la Iglesia del siglo XXI es perder el afán apostólico”

2022 es un año de celebraciones en la familia misionera, especialmente la española. En este año coinciden diversos y “casuales” centenarios. El navarro José María Calderón es director de Obras Misionales Pontificias en España y, con este motivo, habla con Omnes de este año y del presente y el futuro de la misión en la Iglesia. 

Maria José Atienza·22 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 10 minutos

Un año grande. Así califican en Obras Misionales Pontificias este 2022. Y no es para menos. Diversas celebraciones y aniversarios coinciden en este año: el 3 de mayo se cumplen el 200 aniversario de la fundación de la Obra de la Propagación de la Fe, germen del Domund, el primer centenario de la creación de Obras Misionales Pontificias -—tras asumir el Papa Pío XI las iniciativas misioneras de Propagación de la Fe, Infancia Misionera y San Pedro Apóstol— así como de la primera publicación de Illuminare, la revista de pastoral misionera. 

A estas celebraciones se suman los 400 años de la canonización de san Francisco Javier, patrono de las misiones, y otros tantos de la institución de Propaganda Fide, la actual Congregación para la Evangelización de los Pueblos, que nació el 12 de junio de 1622. Todo ello unido a la beatificación de Paulina Jaricot, fundadora de la Obra de la Propagación de la Fe.

Dentro de las Obras Misionales Pontificias, esta coincidencia de fechas resuena como una especial llamada a volver a las raíces y conocer “cómo nació esta historia apasionante, que dio muchos frutos y que tiene que seguir dándolos”, en palabras del director de Obras Misionales Pontificias en España, José María Calderón.

Este es un año singularmente marcado y especial para las Obras Misionales Pontificias. ¿Cómo se está viviendo, en OMP, interior y exteriormente este 2022? 

—Para nosotros es unan gran oportunidad que Dios nos ha dado. Ahora se habla mucho de reformas y, a veces, parece que reformar es tirar todo lo anterior y construir algo nuevo completamente. Eso no es la reforma en la Iglesia. Teresa de Jesús decía que la reforma es volver a las fuentes. Interiormente, el presidente internacional de Obras Misionales Pontificias, Mons. Dal Toso, está insistiendo mucho en ése volver a la raíz, a las fuentes de nuestra misión en la Iglesia. 

Estos centenarios nos invitan a mirar a los fundadores, y a quienes empezaron esta tarea, para ver qué hemos perdido de eso que ellos querían y para lo que fueron inspirados por el Espíritu Santo. Una oportunidad para considerar qué puntos hemos de volver a hacer nuestros para recuperar el carisma originario, lo que el Señor quiso dar a la Iglesia en aquel tiempo, porque sigue siendo actual. 

Eso no significa volver a los métodos de entonces. Gracias a Dios, hoy tenemos otros. Cuando la Iglesia “se adapta” al mundo, no quiere decir que se olvide del Evangelio -—que es donde está la clave— sino que mira al Evangelio y, con mucha honradez, lo aplica a la situación que nos toca hoy. 

Exteriormente no vamos a hacer nada especialmente extraordinario. Sí que es verdad que todo lo que hacemos normalmente tendrá presente este tema. Queremos que nuestro trabajo ordinario tengan como fondo estos centenarios y se ayude así a quienes trabajan para la misión a que conozcan las raíces, cómo nació esta historia apasionante, que dió muchos frutos y que tiene seguir dándolos. 

Considerar todo lo que se hizo hace tantos años, ¿puede llevar a una idea de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”? ¿Siguen igual de vivas hoy las misiones? 

—Si la misión no continuara viva hoy, no tendría sentido la Iglesia, porque la Iglesia nació para la misión. Si la Iglesia no evangeliza, ¿para qué está? 

En Eclesiología se estudia que los fines de la Iglesia son la santidad de sus miembros y la evangelización de los pueblos. Si quitamos esto último, la Iglesia ha perdido su sentido. De hecho, creo firmemente que uno de los grandes peligros de la Iglesia del siglo XXI es perder el afán apostólico, la falta de entusiasmo por llevar a Jesucristo a los demás. 

Nos hemos amodorrado, nos hemos quedado encerrados en nosotros mismos, en eso que el Papa Francisco denomina autorreferencialidad

Pero no, la Iglesia no lo ha perdido; muchos cristianos, sí. Muchos cristianos han perdido el entusiasmo evangelizador y cuando digo cristianos incluyo a todos los cristianos. Ahora bien, la Iglesia no puede perderlo como esencia, porque es lo suyo, es su naturaleza, está en su ADN. Si la Iglesia no quiere que los hombres conozcan a Cristo, cerramos el garito y nos dedicamos a otras cosas. 

No sé si cualquier tiempo pasado fue mejor, porque no lo viví. Vivo el presente y me importa muy poco si el pasado fue mejor o peor, porque éste es el tiempo en el que Dios me ha puesto y éste es el tiempo en el que nosotros vivimos. 

Podemos compararnos con épocas anteriores y habrá cosas mejores, sin duda, y cosas peores, sin duda. Esconder mis limitaciones en lo que fue el pasado no me ayuda en nada, más que en vivir de la nostalgia. 

Además de todo esto, creo firmemente en Dios y en el Espíritu Santo, por lo cual, si Dios me ha puesto en esta época, también me da la gracia para vivirla. 

Si la Iglesia está en el mundo de hoy, tal como es, nos está dando la gracia para que vivamos fieles y cumplamos su voluntad. 

Si Dios está conmigo, ¿a quien temeré? Yo siempre digo que estoy en el equipo vencedor, porque estoy en el equipo de Cristo y Cristo ha vencido. No es que vaya a vencer; es que ya venció en la cruz y en la resurrección. Quizás su victoria no se ve del todo, pero yo estoy en ese equipo, aunque haya momentos en los que me hace pasar por la cruz, de dolor e incertidumbre. 

En esa pérdida –o ganancia– del afán misionero, ¿podemos caer en dos tentaciones contrapuestas: la de un fervor llevado al extremo, sin apertura al diálogo o, por el contrario, la del “todo vale” y mejor no “meternos en líos”? 

—Esos extremos están ahí y siempre han estado. El Papa Francisco, de hecho, denuncia estas dos cosas. 

Para mí, la indiferencia es más grave. Creo que el grave problema del ambiente generalizado en los cristianos es el decir “yo no soy quién para dar criterio” y, por lo tanto, somos más conformistas y estamos aceptando cualquier cosa porque “no nos influye”. Pero también es verdad que existe el rigorismo, y esto no es ser Iglesia tampoco. 

Lo que sí me niego a decir es que proselitismo mal entendido es lo que han hecho los misioneros en África o en América, como Comboni. Eso es llevar a Jesucristo en el alma y contagiar ese amor y esa fe en Jesucristo. 

Si un cristiano no contagia es que no vive su fe, porque la fe se contagia. La fe es el mayor tesoro que tenemos. Cuando uno lo vive enamorado, se nota. Cuando se vive como un fastidio, no se es capaz de mover a nadie.

El peligro está en pactar con la mediocridad, con ese “todo el mundo se salva…”. ¿Es eso compatible con las palabras que dice Cristo: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará”? Yo voy a intentar que mucha gente conozca a Cristo y se enamore de él porque ¡qué tristeza una vida sin Jesús! 

Las misiones son valoradas positivamente por cristianos y no cristianos, pero quizás más como a una ONG. ¿Caemos en esta concepción incluso dentro de la Iglesia? 

—Esto es un error. La misión no es hacer labor social, es llevar a Jesucristo, es transmitir la fe, no es transmitir valores. 

Los valores los transmite el gobierno -—que es el que tiene que promover valores cívicos, de fraternidad, solidaridad, etc—, esos valores comunes, humanos. La Iglesia tiene otros valores que van mucho más allá que esos valosres humanos y se resumen en las tres virtudes cardinales: fe, esperanza y amor. Amor que es la capacidad del perdón de la misericordia. 

El Estado no tiene misericordia, nosotros sí, porque somos cristianos. 

Es verdad que cuando uno va a un sitio a evangelizar y ve que pasan hambre, no puede sentir indiferencia ante el hambriento, porque Cristo también dice: “Tuve hambre y me disteis de comer”. Por lo tanto, no podemos sentarnos en el comedor a comer viendo que tengo un pobre en la puerta. 

El misionero, viendo las necesidades de los hombres, espirituales y materiales y físicas, sale al encuentro de ellos en la medida que ayuda. Pero sabiendo que, a través de ello, lo que está ejerciendo es la caridad de Cristo. Lo que le mueve el corazón es ver en la otra persona a Cristo. Como decía Madre Teresa de Calcuta: “Tuve hambre y me disteis de comer, pero no sólo hambre de pan sino también de la palabra de Dios”. Es una faena confundir la labor de los misioneros con una labor meramente social. 

Gracias a Dios, en el mundo, hay ONG´s fantásticas, que hacen una gran labor, de salvar y ayudar, y mucho mejor que los misioneros, porque tienen más dinero, más medios y más profesionales. Pero no pueden suplir la labor de los misioneros, porque la labor de los misioneros es otra. 

En Deus Caritas Est, el Papa Benedicto XVI apuntaba que “la Iglesia nunca puede sentirse dispensada del ejercicio de la caridad como actividad organizada de los creyentes y, por otro lado, nunca habrá situaciones en las que no haga falta la caridad de cada cristiano individualmente, porque el hombre, más allá de la justicia, tiene y tendrá siempre necesidad de amor”. 

Yo no puedo pedirle a una ONG que me ame. Se lo puedo pedir a la Iglesia: que me muestre el amor de Cristo y, a través de este amor, me ame. Que me ame con mis limitaciones, mis pecados, mis pobrezas…, que me ame, incluso, cuando humanamente parezca que no me lo merezco.

Evidentemente, la labor que hacen los misioneros por ayudar al desarrollo de las comunidades y los pueblos es espectacular. Muchos misioneros están donde no había nada, en sitios donde los políticos no intervienen. 

En esos lugares remotos, ¿quiénes están? Unos misioneros que abren una escuela para niñas que jamás podrían haber accedido a la educación de otro modo. 

¿Nos hemos fijado más en las cosas y menos en las almas? 

—Si hoy le preguntas a cualquier persona no católica sobre la Iglesia te dirá algo así como que todo es malo menos las misiones y Cáritas. En ambos casos nos contemplan con buenos ojos por la labor que hacen los misioneros a nivel social. Ojalá que, a través de eso, los que al menos juzgan bien a la Iglesia en este aspecto sean capaces de descubrir el trasfondo que hay en eso y les ayude a cambiar el corazón. 

Es verdad que los misioneros, cuando exponen sus testimonios, hablan de los niños que han sacado, por ejemplo, del tráfico de órganos, pero también hablan de su vocación, de su existencia, de cómo encuentran a Cristo en ese niño y cómo ayudan a ese niño a encontrarse con Cristo. Por tanto, eso puede ser una palanca para encontrarse con Cristo.

Parece, también entre los cristianos, que valoramos más la labor social que la labor evangélica. Es verdad también que en OMP cuando hacemos las cosas intentamos destacar solo la labor evangelizadora, porque de lo otro ya se encargan otras ONG’s. El Domund no es para hacer pozos o poner hospitales. El Domund es para evangelizar, para llevar a Jesucristo y mantener la Iglesia allí donde está, la Iglesia, una diócesis, un vicariato… Por ejemplo, para que tengan gasolina y poder llegar a decir Misa a los pueblos más recónditos. 

Cuando nacieron las obras que hoy conforman las OMP se puso la mirada en países lejanos. En la actualidad, ¿cómo se conjuga esa “doble” misión, la cercana y la de aquellos países con menor presencia de la Iglesia? 

—Con datos en la mano: en Europa, hay un sacerdote por cada 4.142 personas; en África, hay un sacerdote por cada por 26.200; en Asia, uno por cada 44.600 personas… Esto es lo que tenemos. 

¿En Madrid hace falta evangelizar? Claro que sí. ¿Y cuándo no ha hecho falta? Mientras haya un pecador y una persona que no conoce a Cristo habrá que estar evangelizando. 

Si cada uno de los bautizados que acuden cada domingo a una parroquia a Misa se tomara en serio su vocación misionera y se sintiera apóstol, ¿cuántos misioneros habría? 

En África hay sitios donde tienen Misa una vez cada seis meses, ¿eso es digno? ¿Se puede mantener de este modo la fe? Y, aquí nos hemos quejado por estar dos meses encerrados por la pandemia…. Y teníamos la Misa en televisión y por otros muchos medios… Los curas nos hemos puesto las botas de hacer podcasts y homilías por redes sociales en la pandemia… En África no tenían esa oportunidad. 

Claro que hacen falta evangelizadores en Europa, y en España, en Madrid, en Valencia y en Sevilla. ¿No será el momento de que los obispos animen a que los sacerdotes salgan de sí mismos y sean verdaderamente apostólicos, y éstos, a su vez, hagan que los fieles sean verdaderos apóstoles? Cuando hagamos eso, en España sobrarán misioneros, pero en África, en América y en Asia siguen faltando. Cuando viene un obispo de Perú cuya diócesis es como toda Andalucía y tiene 8 sacerdotes y 10 monjitas…, ¿podemos escudarnos diciendo que Madrid es tierra de misión? 

La conversión comienza por hacernos apóstoles y dejar de pensar en nosotros mismos, en muestras comodidades. Hemos reducido las periferias al barrio de las afueras. Sí, ahí hay que estar. Y, de hecho, se está. Pero ésas no son las únicas periferias del mundo. Santiago o Pablo podrían haber pensado así… Pues, ¡anda que no había que predicar en Jerusalén o en Roma donde ellos estaban, que eran todos paganos!… Y, sin embargo, llegaron hasta España. 

¿Cómo se dibuja el futuro de la misión? ¿Tendrán más peso los laicos? 

—Sobre los laicos, el Papa san Juan Pablo II escribió la Christifideles laici. La Conferencia Episcopal Española publicó un documento hace ya tiempo, sobre el mismo tema: Cristianos laicos. Iglesia en el mundo. La última frase de ese documento dice “La nueva evangelización se hará, sobre todo, por los laicos, o no se hará”. Dicho esto, no me gusta hablar de la hora de:  la hora de los laicos, la hora de los religiosos… Es la hora de la Iglesia. O todos nos mojamos o no salvamos esto. 

Eso quiere decir que un laico, evidentemente, tiene que hacer su papel, pero no porque “sea su hora” sino porque, si no lo hace, no está siendo fiel a su vocación cristiana. Pero la vocación del laico no puede estar sola. Tiene que ir acompañada de la vocación sacerdotal, que vela, que acompaña, que administra los sacramentos; y el sacerdote no puede vivir sin los laicos, porque su ministerio tiene sentido en cuanto se entrega para crear comunidad cristiana. La vida consagrada es absolutamente necesaria, porque sin el testimonio de hombres y mujeres que son capaces de renunciar a todo solamente para mostrar que Cristo vale la pena, estamos perdiendo el tiempo. Existe el peligro de pensar que es la hora de los laicos porque no hay curas y tienen que salir “los del banquillo”… ¡No, hombre, no! La Iglesia manda hoy más laicos a la misión, evidentemente, porque va cambiando conforme a los tiempos, pero manda laicos, sacerdotes, religiosos y religiosas… de todo. El testimonio que da un seglar en la misión no lo puede dar un sacerdote ni una religiosa, pero quedaría famélico si no va acompañado por la vida sacramental de los sacerdotes o de la animación de la vida religiosa. Si la Iglesia hoy manda familias de laicos a la misión no es porque faltan curas. El laico no necesita un especial permiso para hacer apostolado, porque se lo dio Cristo. Es vocación dada en el bautismo. A la misión nos envía la Iglesia, a todos. Cuando envía laicos, confirma esa vocación misionera de los laicos, que van a ser testigos de la Iglesia, presencia de la Iglesia. A la misión tienen que ir todos los laicos que tengan que ir, todos los religiosos y religiosas que tengan que ir y los sacerdotes que tengan que ir. La vocación misionera de los laicos no es una vocación de segunda fila, ni se puede ver como una simple solución a un problema de vocaciones.

Cultura

Nuria Barrera: “Rezo a la imagen que estoy pintando”

En la prolífica colección de Nuria Barrera destaca la luz y el colorido de sus obras de temática religiosa destinadas a carteles de romerías, Semana Santa o fiestas patronales.

Maria José Atienza·21 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

Los pinceles de Nuria Barrera, como la naturaleza, parecen renacer tras el invierno. Parecen, porque, realmente, en el estudio de esta pintora natural de la localidad sevillana de Carmona, no hay tiempo baldío.

Nuria Barrera se ha convertido en una referencia pictórica en la actualidad, especialmente en el sur de España. En su amplia colección destacan sus obras de temática religiosa destinada especialmente a cartelería de romerías, Semana Santa o fiestas patronales.

Carteles como el del Rocío en su Año Jubilar, la Redención de León o para la salida procesional de la Inmaculada de los Padres Blancos de Sevilla jalonan su producción en este ámbito.

Hace pocos meses, en plena pandemia, se inauguraba en el Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla el “Mural de la Esperanza”, emplazado de camino a la UCI y que reúne imágenes de la Virgen Macarena realizada por 7 pintores para dar esperanza a quienes se encuentran en momentos difíciles.

Pero, ante todo, Nuria Barrera es una mujer creyente, y eso se nota en cada pincelada de su temática religiosa. Obras desde la fe y para la fe, porque está convencida de que, la fe del autor es imprescindible, para lograr una buena obra de temática religiosa.

Una parte de tu obra es de temática religiosa. Como artista, como creyente, ¿consideras una responsabilidad «poner rostro» a Cristo, a la Virgen? 

– Siempre con mucho respeto. Pero, además, cuando  se trata de una devoción popular, más, ya que debe ser reconocible en pinceladas, porque no debe parecerse, sino ser.

¿Cómo se llega a dar con el rostro, con la mirada o el gesto perfecto? 

– Con mucha documentación y estudio previo de la imagen a representar. 

Para realizar una obra de temática religiosa, ¿es preciso ser creyente?

– Creo que es imprescindible, a través de la obra transmitimos lo que sentimos, y esa Fe interviene de manera directa en el trabajo que se está realizando.

¿Qué supone ese «plus» de la fe cuando se aborda un encargo de estas características? 

– Es aliento. Fuerza y ánimo para realizar de la mejor manera el nuevo proyecto. Yo personalmente me encomiendo a la imagen que esté dibujando o pintando, con la que me confieso y rezo mientras dura el proceso. Cuando además en tu vida personal sufres algún bache, es un modo de oración y de acercarme más a Dios. Es un privilegio para mí. 

Una obra religiosa ¿se plantea igual o de manera diferente a las de otro tipo de temática? ¿cómo es su proceso creativo? 

– El planteamiento es igual siempre, información, formación y ejecución. Con una base, en mi caso fotográfica, dibujo, compongo y después llega el color. Cómo pequeño secreto, confieso que suelo trazar una cruz antes de comenzar, rogando al Señor me inspire y guíe en cada pincelada.

Toda obra de arte es un diálogo, entre el autor y la obra, la obra y quien la contempla y por ende, el autor y el contemplador. En el caso de la pintura religiosa, ¿cómo se vive ese diálogo cuando se pinta «parte de lo que es uno mismo», de su fe?

– Como decía antes, se vive en ese diálogo con la obra, esa oración que impregna cada pincelada, para luego una vez acabada llegar al que la contemple, provocar emoción y sentimiento. Cuando se consigue es una satisfacción enorme.

En un mundo marcado por la rapidez, ¿tiene cabida un arte que llama a la contemplación, aunque sea «efímera» como un cartel de Romería o de Semana Santa? 

– Por supuesto, ése es el poder del Arte, que es capaz de abstraernos de la realidad para transportarnos a ese momento anunciado que nos haga sentir y vivir a través de la imagen. Ésa es la magia de la pintura. 

Dos cofrades ejemplares: Karol Wojtyła y Edith Stein

Ni Karol Wojtyła, ni Edith Stein fueron conscientes de la importancia de sus planteamientos personalistas para las Hermandades, pero han abierto un camino muy interesante, lleno de oportunidades, para el desarrollo de las mismas.

21 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

A estas alturas nadie discute que las hermandades no son cuerpos extraños a la sociedad, sino que forman parte de la misma y les afectan los mismos problemas.

En el análisis de la sociedad actual destacan una fuerte corriente de relativismo y un discurso populista que lleva al hombre a entregar su libertad al estado a cambio de garantizarse un cierto bienestar; aunque al final termina sin libertad y sin bienestar.

En un entorno social tan líquido como el que vivimos las hermandades no se han de posicionar corporativamente en la lucha política, pero han de dar criterios a los hermanos (CIC c. 298) para que éstos incidan positivamente en la sociedad.

No han de presentar soluciones técnicas para la resolución de los problemas sociales, tampoco proponer sistemas, ni manifestar preferencias partidistas.

Entre las misiones que el Código de Derecho Canónico asigna a las hermandades está el perfeccionamiento cristiano de sus miembros; para cumplir esta misión es preciso identificar las notas diferenciales de la persona y potenciarlas.

Han de proclamar los principios morales y dar criterio sobre cualquier asunto humano, también los referentes al orden social, en la medida que lo exijan los derechos fundamentales de la persona, de sus hermanos.

Ese análisis de la sociedad no se hace en el vacío, sino desde una cierta antropología, más o menos explícita, por eso la gestión y desenvolvimiento de las hermandades han de ser la manifestación externa de una fundamentación doctrinal firme y una sólida vida interior de sus responsables.

Sin embargo, hay hermandades que están comprando el discurso dominante de la sociología kofrade, centrado en los temas más gratificantes -salida procesional, cultos anuales, actividades sociales- y aislándose del debate de las ideas, al que consideran ajeno a la vida de la hermandad. Asumen así una visión de la realidad sin fundamentación y centrada en los sentimientos. Un modelo amable y cómodo, pero que debilita a las hermandades, a las que hace vulnerables.

El Concilio Vaticano II propone a los fieles “la cristianización de la sociedad desde dentro” (LG nº 31) y el Código de Derecho Canónico traslada ese imperativo a las hermandades (CIC c. 298).

Para trabajar en esa línea la Iglesia proporciona continuamente a todos, también a las hermandades, los fundamentos doctrinales para el necesario diálogo social.

Últimamente lo ha hecho a través de dos figuras excepcionales y muy actuales: San Juan Pablo II y Santa Edith Stein, Doctora de la Iglesia.

Los dos se mueven en el ámbito del personalismo: el sentido de la existencia humana se reconoce en la medida que la persona [la hermandad] atienda la tarea que se le ha señalado [su propósito], en la que ha de alcanzar su perfección.

En consecuencia la “calidad” de la persona [de la hermandad], no depende de su acomodo a unas determinadas normas, ni a la observancia de usos y costumbres cofrades decantados en el tiempo, sino de que su comportamiento sea acorde con su naturaleza.

Es el estudio de la acción el que revela a la persona y su desarrollo como tal: «cada persona [cada hermano] se perfecciona en la acción, en la medida que esa acción se ajusta a la ley natural, impresa en el hombre como participación en la naturaleza divina» (Karol Wojtyla, “Persona y Acción”).

En la hermandad, como en la sociedad, cada uno ha de poner sus capacidades al servicio de los demás, consciente de que el criterio último del valor de una persona no es qué aporta a la comunidad, a la familia, a su hermandad, «sino si esa aportación responde o no a la llamada de Dios, si es acorde con su naturaleza» (Edith Stein, “La estructura de la persona humana”).

Este planteamiento resulta un poco laborioso de asumir, pero proporciona al Hermano Mayor y demás responsables de la hermandad una especial libertad y serenidad en su actuación, aún cuando ésta pudiera resultar chocante a algunos.

Es muy probable que ninguno de estos dos santos, de sólida formación intelectual, fuera consciente de la importancia de sus planteamientos personalistas para las hermandades, pero han abierto un camino muy interesante, lleno de oportunidades, para el desarrollo de las mismas. Ahora se trata de recorrerlos.

El autorIgnacio Valduérteles

Doctor en Administración de Empresas. Director del Instituto de Investigación Aplicada a la Pyme Hermano Mayor (2017-2020) de la Hermandad de la Soledad de San Lorenzo, en Sevilla. Ha publicado varios libros, monografías y artículos sobre las hermandades.

Mundo

Gallagher, una misión por la paz

"Demostrar la cercanía del Papa y de la Santa Sede a Ucrania y reiterar la importancia del diálogo para restablecer la paz": este es el objetivo de la visita del secretario para las Relaciones con los Estados, monseñor Paul Richard Gallagher, a Lviv, Kiev y los lugares afectados por la guerra.

Antonino Piccione·20 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

La visita comenzó el miércoles 18 de mayo y está previsto que finalice hoy tras las conversaciones con Dmytro Kuleba, Ministro de Asuntos Exteriores del país.

El viaje, programado inicialmente antes de Semana Santa con motivo del 30º aniversario de las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y Ucrania y aplazado después por motivos de salud, incluía numerosos encuentros con líderes religiosos y representantes institucionales de las ciudades visitadas.

El primer día, el miércoles, hubo una gran participación y recogimiento. En la catedral de Lviv, uno de los edificios eclesiásticos más antiguos de Ucrania, que sobrevivió indemne al régimen comunista, monseñor Gallagher se reunió por la tarde para un intenso momento de oración acompañado por el arzobispo de Lviv de los latinos y presidente de la Conferencia Episcopal Ucraniana, monseñor Mieczysław Mokrzycki. También ser testigo de la cercanía y empatía del Papa Francisco hacia un pueblo en guerra desde hace tres meses.

Por la mañana, recibiendo al secretario para las Relaciones con los Estados en el paso fronterizo de Korczowa, entre Polonia y Ucrania, estaba el propio arzobispo Mokrzycki acompañado del embajador ucraniano ante la Santa Sede, Andrii Yurash; Desde aquí, escoltado por un eficaz dispositivo de seguridad, el prelado llegó al edificio de la Curia Arzobispal, en el centro de la ciudad, y a continuación partió hacia el complejo arzobispal greco-católico para mantener un encuentro fraternal con Mons. Igor Vozniak, arzobispo de Lviv, Mons. Volodymyr Hrutsa, obispo auxiliar, y otros obispos greco-católicos de la región.

Entre lo más destacado de este primer día de viaje se encuentra el encuentro con dos grupos diferentes de ucranianos desplazados acogidos en la parroquia de San Juan Pablo II y en el monasterio benedictino de San José; en total, unas doscientas personas, en su mayoría madres jóvenes con hijos y personas mayores. Sin embargo, estos dos centros de la comunidad católica latina han llegado a acoger a un total de más de cuatrocientas personas que huyen de los bombardeos y de los combates, todavía muy violentos, en amplias zonas del país.

En dos momentos distintos, Monseñor Gallagher se dirigió a los desplazados, asegurándoles las oraciones y la simpatía del Papa por el angustioso sufrimiento que les inflige el conflicto en curso. Y reiteró su esperanza de que la paz vuelva pronto a toda Ucrania. «En estas pocas horas -dijo el arzobispo- ya he podido escuchar muchos testimonios de vuestro sufrimiento, vuestro valor y vuestro gran espíritu de solidaridad. Y es precisamente la solidaridad», coincidió el arzobispo Mokrzycki, «la clave en la que hay que centrarse para la futura reconstrucción de Ucrania, cuando la locura de la guerra llegue a su fin».

De hecho, será a través del espíritu de solidaridad que ha surgido en estos días que podremos intentar reconstruir la sociedad nacional y las personas que la componen. Celebrando la Santa Misa en privado en la capilla de la residencia del Arzobispo de Lviv, Monseñor Gallagher, en una breve homilía, dijo estar convencido del momento histórico que vive la Iglesia Católica en Ucrania, en particular de los desafíos a los que los pastores están llamados a responder con gran amor y cercanía a su rebaño. Una situación que transforma un tiempo terrible de guerra en un tiempo de esperanza, en el que todos tienen la oportunidad de demostrar que están firmemente arraigados en Cristo.

El programa para el jueves 19 y el viernes 20 de mayo, marcado por importantes encuentros institucionales y ecuménicos, compromete al Secretario para las Relaciones con los Estados principalmente en la capital, Kiev, con una visita a algunos de los lugares que se han convertido en símbolos de esta guerra, que dura ya tres meses.

En primer lugar, las conversaciones con el presidente de la región de Lviv, Maksym Kozytskyy, y después la reunión con el arzobispo mayor de Kiev, Sviatoslav Shevchuk, jefe de la Iglesia greco-católica ucraniana, y con el presidente de la Conferencia Episcopal Polaca, Stanisław Gądecki. De hecho, una delegación de obispos polacos se encuentra en Ucrania del 17 al 20 de mayo y hará escala en Lviv y Kiev.

El objetivo de su misión es mostrar la solidaridad con el pueblo ucraniano y esbozar unfuturo común de la cooperación entre las estructuras eclesiales de los dos países en diferentes ámbitos: religioso, espiritual y humanitario.

En la entrevista con Mariusz Krawiec de Vatican News (jueves 19 de mayo), es el propio Gallagher quien se centra en el alcance de su misión en Ucrania y explica sus impresiones tras los dos primeros días: «Ver la guerra en la televisión es una cosa, tocar esta realidad es otra. También quiero expresar mi apoyo y solidaridad en nombre del Santo Padre.

La Santa Sede y el propio Santo Padre están dispuestos a hacer todo lo posible, la Santa Sede continúa su actividad diplomática con contactos con las autoridades ucranianas y también a través de la embajada rusa ante la Santa Sede tenemos algún contacto con Moscú.

La Santa Sede desea seguir fomentando el envío de ayuda humanitaria y, al mismo tiempo, sensibilizar a la comunidad internacional, lo que siempre es necesario». Sobre la respuesta de la Iglesia católica a la tremenda crisis humanitaria, Gallagher destaca la ayuda ofrecida a todos, no sólo a los católicos sino también a los miembros de otras religiones.

Sobre la misión del Secretario para las Relaciones con los Estados, se refirió el Secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, respondiendo a los periodistas al margen de un encuentro en la Universidad Católica de Milán: «Veamos cómo transcurre la visita de Gallagher a Ucrania y cuando vuelva haremos una valoración».

Sin embargo, el cardenal reiteró que, por el momento, «no hay ninguna intención por parte del Papa de ir a Ucrania». Además, el propio Pontífice, al tiempo que se declaraba dispuesto a hacer todo por la paz, había precisado que la hipótesis de una visita suya debía ser evaluada muy bien.

Sobre la cuestión del envío de armas a Ucrania, un tema que divide a la opinión pública y a los alineamientos políticos: «Me remito al Catecismo de la Iglesia Católica -respondió el cardenal-, que dice que hay un derecho a la defensa armada bajo ciertas condiciones que deben respetarse para poder hablar de una guerra justa. La cuestión de las armas se sitúa en este contexto. Es necesario relanzar el sistema de relaciones internacionales y el papel de los organismos internacionales -como la ONU-, que están en crisis, pero que la Santa Sede siempre ha apoyado y confiado».

El autorAntonino Piccione

Mundo

Canadá: Ir a las periferias. Al Polo Norte y al desierto laicista

Edmonton (provincia de Alberta), Iqaluit (territorio de Nunavut) y la ciudad de Québec son los tres lugares de Canadá a los que irá el Papa.

Fernando Emilio Mignone·20 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

El Papa Francisco vendrá a las periferias geográficas y existenciales del 24 al 29 de julio, cuando viaje al Canadá secularizado. Entrevistado por televisión en la ciudad de Québec, el cardenal Gérald Lacroix, arzobispo de esa ciudad y primado de Canadá, dijo que “aunque venga en silla de ruedas lo recibiremos con los brazos abiertos”. 

Se ha confirmado que las tres ciudades a donde Francisco irá son Edmonton (provincia de Alberta), Iqaluit (territorio de Nunavut) y la ciudad de Québec. La última visita papal a la provincia francófona tan laicista fue en 1984. 

Las fechas rondan el 26 de julio, fiesta de Santa Ana, muy querida por los indígenas canadienses. La abuela de Cristo es venerada por ellos desde hace siglos en Sainte Anne de Beaupré, cerca de la ciudad de Québec, y desde hace 133 años en Lac Sainte Anne, 100 km al oeste de la capital de Edmonton.

El arzobispo de Edmonton Richard Smith será el coordinador de la visita. Dijo el 13 de mayo que “la visita será una oportunidad para que el Papa, aquí en Canadá, pueda escuchar y dialogar con los pueblos indígenas, manifestarles su sincera cercanía y abordar el impacto de las escuelas residenciales.” Dijo que las tradiciones y ceremonias autóctonas serán esenciales durante la visita papal. Está admirado de que el Papa venga dada su salud, ya que, por ejemplo, ha cancelado su viaje al Líbano en junio. 

Iqaluit no existía como localidad habitada hasta la segunda guerra mundial, cuando Estados Unidos estableció una base aérea ahí. En 1999 Canadá creó el Territorio nacional de Nunavut, con dos millones de km2 que llegan al Polo Norte, mas con solo cuarenta mil habitantes. La mayor parte son inuit (antes se los llamaba esquimales) y cristianos. Su capital, Iqaluit, con ocho mil habitantes (la mitad, inuit), está situada en la bahía Frobisher, al sureste de la enorme isla Baffin. 

Siguiendo el consejo de Jesús, el Papa echará las redes en Iqaluit, que quiere decir “lugar de muchos peces”. Va en el mes más caluroso del año, cuando la temperatura oscila entre 4 y 12 grados centígrados. Francisco seguramente saludará a la gobernadora general de Canadá, Mary Simon, la primera gobernadora indígena de este país (o sea la representante de la Reina Isabel de Inglaterra). La madre de Simon era inuk (en singular: inuit está en plural) y Simon creció en esa cultura, como anglicana. El 1 de abril ella agradeció al Papa Francisco el que hubiera pedido perdón ese día en el Vaticano a los indígenas canadienses.

Para más background se puede leer Ir a la periferia del Gran Norte canadiense; Los “desaparecidos” de Canadá; El Papa viajará a Canadá para reunirse con indígenas; mi entrevista al historiador montrealense Jacques Rouillard; “Caminemos juntos, arrivederci Canada”: Histórica disculpa del Papa a indígenas canadienses.

Lecturas del domingo

«Las manos de Jesús que bendicen». Solemnidad de la Ascensión del Señor

Andrea Mardegan comenta las lecturas de la Ascensión del Señor y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo. 

Andrea Mardegan / Luis Herrera·20 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Con la Ascensión, Lucas concluye su Evangelio, y con el mismo Misterio comienza el libro de los Hechos. Por tanto, podemos entender la Ascensión como un nuevo comienzo, más que como una conclusión. También podemos entenderlo como una nueva forma de estar con nosotros, y no como una separación.

Es también la condición para el envío de aquel “al que mi Padre ha prometido”, de “la fuerza de lo alto”. Por eso los apóstoles tienen una gran alegría, y no la tristeza que sería tan comprensible ante la separación de un ser querido, y más aún si es el Hijo de Dios, quien ha cambiado sus vidas y la historia del mundo. 

Al final del Evangelio de Lucas Jesús se refiere a lo que “está escrito”: los libros del Antiguo Testamento que revelan el plan eterno de salvación del Padre, en el que siempre estaban previstos el sufrimiento y la resurrección de Cristo, y también la predicación de la conversión y del perdón de los pecados a todos los pueblos. Esta es la síntesis del anuncio confiado a los apóstoles como testigos.

Esta es su tarea, que también es la nuestra. Así pues, la Ascensión nos ayuda a recordar el kerigma, el anuncio esencial de la Iglesia primitiva, que debemos dar siempre al mundo: Cristo fue crucificado y resucitó, nos invita a la conversión y a recibir el perdón de Dios como sobreabundancia de amor.

Para su despedida, Jesús “los condujo a Betania”. Lucas utiliza el verbo que se usa muchas veces la Biblia de los LXX para decir que Dios condujo a su pueblo fuera de la tierra de Egipto, y en el Evangelio de Juan se usa para el buen pastor que guía a sus ovejas: Jesús lleva como buen pastor a sus apóstoles hacia Betania, el lugar tranquilo de su descanso. Y entonces levanta las manos. Esas mismas manos que cuarenta días antes les había mostrado en el Cenáculo: “¡Mirad mis manos y mis pies!”. Ahora también las miran y ven las huellas imperecederas de su pasión, y con esas manos los bendice.

Al final de sus días en la tierra Jesús no hace recomendaciones, reproches, lamentaciones, juicios o condenas. Al contrario, bendice a los suyos y a todos los que han de venir, a toda la Iglesia de todos los tiempos, a toda la creación. 

Pensemos en la bendición de Jesús cuando la recibimos en la liturgia o en las grandes fiestas: es siempre esa bendición, que se repite.

Una benevolencia divina, una fuerza que desciende de lo alto, que produce una vida más fuerte que la muerte, que el pecado, que toda fragilidad y toda maldad de los hombres. Que dona una paz que es más fuerte que cualquier guerra.

Los dos hombres con túnica blanca sacuden a los hombres de Galilea que estaban mirando al cielo y les dicen que Jesús volverá “de igual manera”: por lo tanto, volverá bendiciendo. 

La homilía sobre las lecturas de la Ascensión del Señor

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas.

El autorAndrea Mardegan / Luis Herrera

Mundo

Personas de todo el mundo felicitan a Benedicto XVI en su 95 cumpleaños

El Papa emérito: “las muestras de solidaridad de todo el mundo me han hecho muy feliz”

José M. García Pelegrín·19 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Con ocasión del 95o cumpleaños de Benedicto XVI, el pasado 16 de abril, el Papa emérito ha recibido un aluvión de felicitaciones a través de Internet, procedentes de todo el mundo; se recibieron casi 3.000 mensajes –en su mayoría en alemán, pero también en polaco, inglés, italiano y alguno en español–.

La iniciativa procedió de la Fundación “Tagespost de promoción del periodismo católico”, editora entre otras cosas del semanario homónimo, que creó un portal en Internet donde quien quisiera podía felicitar personalmente al Papa emérito (www.benedictusXVI.org). La página web, realizada en estrecha colaboración con Benedicto XVI, informa regularmente sobre la obra teológica del Papa emérito.

Uno de los primeros en enviar la felicitación a través de este medio fue el cardenal Kurt Koch, quien escribió: “Mi primera palabra solo puede ser gratitud. Doy gracias a Dios porque el Sábado Santo de 1927 nos dio a Joseph Ratzinger como un excelente ser humano, cristiano profundamente creyente, destacado teólogo y buen obispo y papa. Y doy las gracias al Papa emérito Benedicto XVI por su testimonio del amor de Dios durante toda una vida y por su convincente y magna obra teológica”.

Como para muestra basta un botón, entresacamos al azar dos mensajes entre esos miles: en alemán, Björn Hirsch, de Fulda, escribe: “Estimado Papa Benedicto XVI: me acerqué a la fe en la Jornada Mundial de la Juventud de Colonia en 2005. Posteriormente estudié Teología; y en estos estudios sus enseñanzas dejaron una profunda huella en mí. Y eso quisiera agradecérselo personalmente en su 95 cumpleaños, en el que le deseo la paz y la bendición de nuestro Señor Resucitado. Que Él le siga acompañando”.

En inglés, una persona que firma sencillamente “Lucy” escribe: “Sus enseñanzas seguirán inspirándonos y guiándonos durante las próximas décadas. Gracias por todo lo que ha aportado a la Iglesia y al mundo. Todos estamos en deuda con usted. ¡Que Dios le bendiga siempre!”.

El Papa emérito pudo leer las felicitaciones en un laptop con la ayuda de su secretario, Mons. Georg Gänswein, en su domicilio “Mater Ecclesiae”, dentro del Vaticano.

En el sitio web se puede leer también la respuesta de Benedicto XVI: “Con motivo de mi 95º cumpleaños, he recibido numerosas felicitaciones de todo el mundo. Estas numerosas muestras de fidelidad y solidaridad me han hecho muy feliz. Estoy muy agradecido y me uno a todos en la oración”.

Y Mons. Gänswein añade: “Benedicto XVI me ha pedido que transmita su más sincero agradecimiento a todos los que han felicitado al Papa emérito a través de la página web www.BenedictusXVI.org. Con gran alegría y conmovido interiormente, ha leído las numerosas y sentidas palabras que allí la han dirigido”.

Zoom

Ave Regina Pacis, la Reina de la Paz en Santa María Mayor

La escultura es obra de Guido Galli, que fue subdirector de los Museos y Galerías Pontificias. Se inauguró en 1918. La Virgen está sentada en el trono y levanta una mano en un gesto entre bendición y imposición del fin del conflicto armado.

Omnes·19 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Lecturas del domingo

«La habitación del Espíritu Santo». VI domingo de pascua

Andrea Mardegan comenta las lecturas del VI domingo del tiempo ordinario y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo. 

Andrea Mardegan·19 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Jesús, en el evangelio de Juan, ya nos habló de cómo el Padre lo ama. En la última cena habla también de nuestro amor por él, pero no lo manda, como el mandamiento nuevo, lo menciona como una posibilidad: “Si alguno me ama”.

Como condición para el inicio de un camino que lleva a observar su palabra y a recibir la promesa grande: llegar a ser nosotros el lugar donde el Padre y el Hijo se aman y, por tanto, la habitación del Espíritu Santo.

El autor del Apocalipsis dice que en la nueva Jerusalén no vio ningún templo: Dios es todo en todos. Porque es en el corazón humano donde desea habitar. Está a la puerta y llama; si le abrimos, amándole, entrará y cenará con nosotros y nosotros con él.

Es la única vez que Jesús dice explícitamente que el Paráclito es el Espíritu Santo, que nos “enseñará todo”. Jesús no quiso decir todo, es más, dijo poco, lo que éramos capaces de entender, y, además, el Espíritu Santo tiene que recordárnoslo.

Los Hechos de los Apóstoles nos hablan del primer concilio de Jerusalén y de su “larga discusión”, porque los cristianos judaizantes querían imponer la circuncisión a los paganos convertidos.

Un nuevo problema que Jesús no mencionó porque aún no existía, y tampoco quiso anticiparlo, como, a parte de las persecuciones, con los innumerables problemas que surgen a lo largo de la historia de la Iglesia y del mundo, y que la Iglesia está llamada a afrontar. 

Jesús tuvo una humildad infinita: quiso desaparecer para dejar su Iglesia y sus ovejas, con una confianza abrumadora, en manos de sus apóstoles, débiles, frágiles, pecadores.

Es así como estos se enfrentan a la primera gran crisis, y después de escuchar a Pedro, a Pablo y Bernabé, Santiago, obispo de Jerusalén, propone su mediación y sugiere a los paganos convertidos que sigan algunas prescripciones rituales para evitar que, al estar con ellos, a los cristianos procedentes del judaísmo les entrara el temor de la impureza legal.

La carta que envían a todas las comunidades, el primer documento oficial del Magisterio de la Iglesia, dice: “Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables”: y mencionan cuatro aspectos, de los muchos que causan impureza legal según el Levítico, que aconsejaba evitar. Han hecho la experiencia del Espíritu Santo que les enseña todo y les guía incluso en decisiones que son prudenciales.

En verdad Jesús puede darnos su paz frente a los problemas que nos aquejan, y a su aparente ausencia o distancia. Porque realmente el Espíritu Santo está con nosotros y nos enseña todo y nos recuerda las palabras de Jesús, y nos ayuda para entenderlas, poco a poco. Y porque Jesús sale al cielo en obediencia al Padre y porque volverá. 

La homilía sobre las lecturas del VI domingo de Pascua

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas.

América Latina

Pedro Brassesco: «El continente latinoamericano tiene una historia propia marcada por la sinodalidad»

Pedro Brassesco, secretario general adjunto del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), destaca que la sinodalidad "fortalece la misión porque hace más atractiva a la Iglesia".

Federico Piana·19 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

“¿El primer gran fruto? La misma práctica sinodal que se inició en las comunidades y parroquias con la escucha del Espíritu Santo que habla a través del Pueblo de Dios” apunta el padre Pedro Brassesco.

Brassesco es secretario general adjunto del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), el organismo eclesial que agrupa a los obispos de América Latina y el Caribe, y elabora un balance del camino sinodal en marcha que conducirá a la fase universal prevista para 2023.

“La fase continental latinoamericana comenzará el próximo mes de noviembre, cuando la Secretaría del Sínodo publicará el Instrumentum Laboris que recoge la síntesis del trabajo realizado por cada país. Mientras tanto, el CELAM está animando a las Conferencias Episcopales locales a continuar en esta fase diocesana y nacional”, dice el padre Brassesco.

¿Con qué herramientas está ayudando el CELAM a las Conferencias Episcopales?

– Hemos creado una comisión llamada ‘CELAM camino al Sínodo’ con la que organizaremos también la etapa continental, obviamente en coordinación con la Secretaría del Sínodo. Creemos que esta etapa debe caracterizarse por un encuentro continental y estamos analizando las diversas posibilidades de desarrollo: presencial o híbrido; regional o por país. Es un camino que debemos recorrer para que los aportes del continente reflejen sus particularidades y diversidades.

¿Cuáles son los frutos generados hasta ahora por este camino sinodal?

– Uno de los frutos más importantes es la escucha de los miembros del Pueblo de Dios, porque cada miembro tiene voz y es reconocido como sujeto dentro de la Iglesia. No se trata de abordar un tema concreto para sacar conclusiones sino de hacer un ejercicio sinodal.

¿Cuáles son las dificultades?

– Cierta resistencia a la idea misma de sinodalidad, especialmente por parte de algunos sectores clericalizados. También a varios sacerdotes les ha costado entusiasmarse, quizás por el cansancio, abrumados por las pesadas tareas pastorales o debilitados por la decepción por los resultados que no alcanzaron sus expectativas.

Otra dificultad está ligada a las distancias, tanto geográficas como existenciales. Todos deberían poder escuchar, pero la consulta, a menudo, se limita únicamente a las actividades comunitarias y litúrgicas. A pesar de ello, sin embargo, muchas diócesis han puesto en marcha iniciativas muy interesantes para entrar en contacto con sectores cuyas voces no siempre son escuchadas.

¿Qué representa la sinodalidad para el continente latinoamericano?

– El continente latinoamericano tiene una historia propia marcada por la sinodalidad como estilo eclesial.

En este territorio, desde finales del siglo XVI, los sínodos y concilios fueron muy frecuentes.

Las creaciones del CELAM y de las cinco Conferencias Episcopales Generales del Episcopado fueron el signo concreto de este ‘caminar juntos’ de la Iglesia latinoamericana. También muchas diócesis, en los últimos años, han retomado la práctica de organizar asambleas o sínodos en los que se perfilan los horizontes y la acción pastoral de la Iglesia particular.

El proceso de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe representó una instancia inédita de participación y comunión para discernir juntos sobre los desafíos pastorales de los próximos años.

¿Afectará la sinodalidad a la comunión y la misión?

– Sí. Una cosa es cierta: la sinodalidad pone en acto la comunión, la hace real y palpable en situaciones y procesos concretos. Posteriormente, transforma la comunión en un estilo, en un modo de ser Iglesia marcado por relaciones de escucha y respeto. Y luego la sinodalidad fortalece la misión porque hace más atractiva a la Iglesia, la transforma en testimonio vivo de la unidad en la diversidad. Una Iglesia sinodal no derrocha energías obsesionada por cuidar los espacios de poder o la conservación de las estructuras, sino que se deja animar por la novedad del Espíritu Santo que abre nuevos espacios de encuentro y de evangelización.

El CELAM realizó recientemente una semana de reuniones virtuales sobre el Sínodo. ¿Cuáles eran los objetivos de estas reuniones?

– Los encuentros se realizaron para facilitar la escucha y el diálogo y contaron con la participación de los diversos equipos de animación del Sínodo de las Conferencias Episcopales. El trabajo fue muy fructífero y notamos que el proceso sinodal fue bien recibido en casi todas las diócesis.

En su opinión, ¿cómo cambiará el Sínodo a la Iglesia en América Latina y el Caribe?

– Creo que el Sínodo es una etapa de un proceso más largo. No se pueden esperar cambios inmediatos porque la sinodalidad está íntimamente ligada a una conversión pastoral que no se puede imponer.

El Sínodo, como práctica, nos hace perder el miedo a escuchar a todo el Pueblo de Dios, cuya participación debe ser valorada.

Estoy seguro de que el Sínodo confirmará nuestro compromiso de transformar las estructuras eclesiales, pero esto no es suficiente: ciertamente será necesario seguir dando pasos nuevos y fructíferos.

En la Amazonía, en cambio, ¿cómo se está desarrollando el camino sinodal?

– Las conferencias episcopales, en los encuentros con los equipos de animación, nos han hecho saber que en la Amazonía estamos participando con entusiasmo en el camino sinodal.

También se destacó que la experiencia de escucha realizada en el Sínodo por la Amazonía fue un punto de partida fundamental.

A pesar de todo, existen obstáculos que impiden una mayor inclusión en el proceso sinodal: las grandes distancias, la dificultad para llegar a las comunidades y la falta de conectividad. Aún así, se han realizado experiencias muy significativas y creativas para lograr una mayor participación.

La Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA) fue invitada a realizar un camino propio de acompañamiento al Sínodo y decidió incentivar y promover la participación en las respectivas diócesis para no generar un proceso de doble escucha. Posteriormente, en la fase continental, se ofrecerán aportaciones concretas, necesarias para que podamos reflexionar sobre realidades concretas.

El autorFederico Piana

 Periodista. Trabaja en Radio Vaticana y colabora con L'Osservatore Romano.

América Latina

Max Silva: “Ahora, el derecho a la vida ya no es fundamental”

Entrevista con el profesor Max Silva, experto en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, sobre un fallo relativo al derecho a la libertad religiosa.

Pablo Aguilera·18 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

En marzo de 2021 informamos de un relevante litigio que presentó una mujer chilena, Sandra Pavez, profesora de religión católica. Era lesbiana y convivía con otra mujer. El obispo de la diócesis de San Bernardo, donde estaba el colegio, le advirtió que su decisión era contraria a los deberes de castidad y que si no había un cambio se vería en la obligación de revocar su certificado de idoneidad, al no dar “testimonio de vida cristiana”, que la Iglesia católica espera y exige de los profesores de esa asignatura. Ella no accedió, y se le retiró la autorización para enseñar la religión católica, aunque pudo seguir trabajando en otras funciones en esa escuela. La profesora recurrió a los tribunales civiles y perdió en todas las instancias. 

En 2008 presentó su caso a la Comisión Interamericana de Derechos humanos que le dio la razón. A continuación presentó un reclamo a la Corte Interamericana de Derechos humanos (CIDH) contra el Estado de Chile. A fines de abril 2022 emitió el fallo favorable a Pavez. La Corte estuvo de acuerdo en que los niños y los padres tienen derecho a recibir educación religiosa, y que ésta puede incluirse en la enseñanza pública para garantizar los derechos de los padres. Hay, además, una intromisión en la libertad de las confesiones religiosas pues ordena crear e implementar un plan de capacitación permanente a los encargados de evaluar la idoneidad del personal docente; pide al Estado chileno determinar un procedimiento para impugnar las decisiones de los establecimientos educativos públicos en torno al nombramiento o remoción de profesores de religión como consecuencia de la emisión o revocación de un certificado de idoneidad.

Esta decisión podría afectar a una mayoría de los niños de Chile -y de los otros 21 países del continente sometidos a la CIDH- que reciben su educación a través de escuelas financiadas con fondos públicos. El fallo del tribunal implica que cualquier grupo religioso no podrá garantizar que los designados para enseñar esa religión vivan de acuerdo con lo que enseñan.

¿Este fallo es sorpresivo o va en la línea ideológica de dicho tribunal?

—La verdad es que no sorprende, no solo por la trayectoria de la jurisprudencia de este tribunal en los últimos años, sino también porque entre sus miembros hay destacados promotores de la causa LGTBI. Debe tenerse en cuenta que los derechos humanos que más se enarbolan hoy, poco tienen que ver con los así llamados “tradicionales”; y que dentro de esta nueva reconfiguración, el derecho a la vida, principal y previo derecho que posibilita el goce de todos los demás, ha dejado de ser la prerrogativa fundamental, pasando a ser sustituido por los llamados “derechos sexuales y reproductivos”. Estos son hoy el centro de tablero de los “nuevos derechos humanos”, ante los cuales ceden todos los restantes derechos, incluida la vida, como en el caso del no nacido. Y todo hace presagiar que este proceso continuará.

¿Qué es lo más relevante de este fallo?

—Si bien no he podido estudiar el fallo detenidamente, destaca que aunque la sentencia señale que se garantiza el derecho de los padres para dar la educación religiosa que estimen pertinente a sus hijos, en la práctica se hace casi inviable este derecho, al impedir que las instituciones religiosas puedan vigilar que sus docentes sean fieles al credo que dicen profesar. Y además, que el Estado adquiere una injerencia indebida y peligrosa en este ámbito, usurpándola arbitrariamente de las entidades religiosas a las que se deja casi sin herramientas eficaces para realizar su labor. Y la causa es que el derecho a la libertad religiosa y de los padres a educar a sus hijos de acuerdo con sus convicciones, choca contra lo que los organismos internacionales en general consideran lo más importante: los derechos sexuales y reproductivos.

¿Qué fuerza legal tendrá para el Estado de Chile?

—Existe la obligación de acatar y hacer cumplir los fallos en que el país sea condenado. Sin embargo, hay que hacer presente que este tribunal no tiene manera de forzar al país condenado para que efectivamente lo lleve a cabo. Es por eso que el índice de cumplimiento total de los fallos de la Corte a nivel continental es bastante bajo. Por tanto, depende sobre todo de la voluntad política de los gobiernos de turno llevarlo a la práctica. En todo caso, de hacerlo, se produciría una grave colisión con otros derechos consagrados en nuestra actual Constitución (como los que la Corte en los hechos ignora, pese a reconocerlos nominalmente), si bien esta incompatibilidad podría no darse en caso de ser aprobado un nuevo texto constitucional que vaya en la misma línea de lo señalado por la Corte Interamericana.

¿Las confesiones religiosas quedarán imposibilitadas de determinar la idoneidad de los profesores que enseñan religión?

—De cumplirse a cabalidad con el fallo, sí. En la práctica, lo que la Corte ha hecho, aunque no lo diga, es hacer inoperante esta facultad de las confesiones religiosas. El asunto es grave, pues en el fondo, implica que el poder civil pretende dominar por completo el ámbito religioso, terminando así con la justa autonomía de estas confesiones. Además, lo anterior afecta el derecho de los padres para educar a sus hijos de acuerdo con sus propias convicciones, la libertad de enseñanza, y de manera más lejana, la libertad de expresión y la objeción de conciencia, entre otros. En suma y aunque no se diga, se ha dado un paso en favor de la constitución de un Estado totalitario, paradójicamente, se insiste, en nombre de estos mismos “derechos humanos”.

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Mundo

¿Qué sacerdote para qué África?

¿Afecta la crisis del sacerdocio al continente africano? Los números parecen no responder afirmativamente a esta cuestión. Sin embargo, la formación de los sacerdotes africanos es un desafío importante: la calidad de la formación y el discernimiento es un reto permanente.

Jean Paulin Mbida·18 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 5 minutos

El último congreso sobre la teología fundamental del sacerdocio (17-19 de febrero de 2022 en Roma), convocado por el cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación de Obispos, interpeló a todas las iglesias particulares. Sobre todo, puso de relieve ciertos puntos fundamentales sobre la crisis del sacerdocio que hasta entonces se habían descuidado e incluso ignorado. De hecho, para un buen número de observadores, e incluso de cristianos, que no siempre distinguen entre las causas y las consecuencias, la crisis del sacerdocio, la crisis de la fe, se manifiesta principalmente por el fenómeno de la crisis de las vocaciones. El agotamiento de las vocaciones, el vaciado o incluso el cierre de seminarios, noviciados y otras casas de formación, la desaparición de comunidades religiosas enteras, preocupan a las iglesias occidentales desde hace varias décadas, y siguen buscando las soluciones adecuadas.

Contraste en la Iglesia en África

Esto contrasta con la Iglesia en África, que crece en número hasta el punto de suscitar el interés de los grandes periódicos europeos occidentales laicos o secularistas (Le Monde, Le Figaro, etc.). El número de sacerdotes aumenta con cifras impresionantes y muy envidiables. En algunas partes del continente, el número de sacerdotes ha aumentado un 85% en veinte años, el de monjas un 60% y el de obispos un 45%. Las recientes publicaciones de los anuarios estadísticos de la Santa Sede ponen de manifiesto este verdadero auge vocacional en la Iglesia africana. Una crisis del sacerdocio en África aparece entonces como una tesis absurda, incoherente, un sinsentido y por lo tanto difícilmente defendible.

El congreso sobre el sacerdocio celebrado el pasado mes de febrero permitió ver más allá de la mera manifestación numérica y estadística de la crisis que atraviesa el sacerdocio y que sólo afecta a algunas iglesias. La crisis sistémica y empírica es mucho más profunda y dañina. En este sentido, las comunidades africanas se enfrentan a una crisis de fondo, de forma y de sustancia. La crisis de fondo se produce cuando la base doctrinal del sacerdocio no es correcta y, en consecuencia, afecta a la propia identidad del sacerdote, a su vida humana y espiritual y a su acción sacerdotal.

La crisis de forma es cierta cuando los múltiples rostros asumidos por el sacerdocio están desfasados de las expectativas del pueblo y de los objetivos de la misión, y cuando se desvían de lo esencial para construir sobre cuestiones marginales o ajenas a su finalidad. La crisis es sustancial porque el sacerdocio se está volviendo convencional, es decir, según la conveniencia de un mundo cuyos deseos se siguen ciegamente.

El congreso nos permite, una vez más, examinar a África, un continente que no experimenta una disminución de las vocaciones porque la crisis de las vocaciones no es una preocupación importante en comparación con las vocaciones en crisis. Si varios pastores africanos reconocen que todas las vocaciones son un don de Dios, han cuestionado varias veces la autenticidad de las mismas. De hecho, en una sociedad africana que está cambiando, que ha evolucionado mucho, y que pide mucho a los jóvenes, especialmente a los que desean un ideal de vida, el riesgo para algunos de que el sacerdocio sea una forma de avanzar en el estatus social es más evidente.

Continente codiciado

África es hoy el mercado codiciado por los epígonos de los barones espirituales y evangélicos que dicen luchar contra la pobreza en favor de la prosperidad. Se habla de una terra nullius, dividida en zonas de influencia, negocios y corporaciones. La pobreza y la dureza de la vida, padre de todos los demás desafíos, la depravación de la moral, el paro endémico de los jóvenes, aunque sean licenciados, que ahora están dispuestos a hacer cualquier cosa para ganarse la vida, aunque sea tirarse al Mediterráneo, son noticia desde hace décadas. Esta situación repercute, obviamente, en la acción de la Iglesia. Influye en el modelo de sacerdote e incluso dicta el perfil del sacerdote a formar. La condición social precaria, deletérea y aproximada ha repercutido efectivamente en el sacerdocio ministerial.

La situación del clero africano depende del diverso contexto en el que se ejerce el ministerio, de las disposiciones sociales y culturales y de las variadas inversiones de los sacerdotes. Ignace Ndongala Maduku describe las condiciones de algunos sacerdotes africanos de hoy como vagabundos en los que la vejez rima con la angustia, la enfermedad con la miseria. Nos encontramos con muchos funcionarios de Dios, un clero estatal y no pastores del pueblo. Una preocupación constante del clero africano es la subsistencia material de los sacerdotes, lo que lleva al establecimiento tácito de privilegios.

El lenguaje es a menudo insólito y escalofriante al describir este aspecto de la calidad de vida de los sacerdotes africanos: el darwinismo eclesiástico. Por otra parte, se castiga su actitud ante la élite y la autoridad: inclinarse ante los superiores y pisar a los inferiores, ser humilde ante las autoridades y autoritario ante los humildes. En este contexto, los nombramientos se perciben como avances, ascensos que a veces parecen plebiscitos, fuentes de ventajas materiales y diversos privilegios reales o imaginarios. La falta de equiparación entre los sacerdotes y el déficit de seguridad social, material y financiera crea una escandalosa desigualdad e injusticia entre los sacerdotes.

Prioridad formativa

Existe, por tanto, un verdadero reto educativo en relación con la formación de los futuros sacerdotes. El tema emerge con mayor agudeza ante los escándalos actuales, pero en realidad debe ser llevado a la atención de toda la comunidad cristiana, evitando la lógica del chivo expiatorio o la de la emergencia. Existe un riesgo muy real de que el sacerdocio sea una vía de escape para alcanzar un estatus social que los jóvenes no tendrían en la vida ordinaria. Algunas preguntas son esenciales hoy en día: ¿El modelo de formación de los futuros sacerdotes, heredado de la época misionera, sigue siendo eficaz con respecto al perfil de los sacerdotes a formar? ¿Qué sacerdotes? ¿Para qué sociedad? ¿El marco de los pequeños y grandes seminarios de reclusión que aún existen hoy en día, representan una garantía estable para la maduración de las vocaciones sacerdotales?

La formación de verdaderos pastores es una prioridad para la Iglesia africana, es la prioridad de las prioridades. Es un trabajo que requiere hombres y medios importantes. La calidad de la formación y el discernimiento es un reto permanente con la exigencia necesaria. Además, el seminario no es la única «rama» que tiene la responsabilidad de la formación de los candidatos al sacerdocio. La labor del seminario no puede ser la de ofrecer «productos acabados». Se necesita una visión sistémica que implique a los pastores, a los formadores, pero también a los sacerdotes y a toda la comunidad cristiana. La formación en el seminario implica, en sentido ascendente, la pastoral juvenil y debe favorecer una seria verificación de las condiciones de posibilidad para el desarrollo de personas determinadas en todos los ámbitos de la formación.

El discernimiento vocacional de los jóvenes debe seguir de cerca la evolución de las necesidades pastorales, ordenando las acciones concretas en una dirección precisa. Hay que prestar mucha atención al buen y santo discernimiento. Es cierto que no todos los seminaristas llegan a ser sacerdotes, pero la rapidez de la elección y la falta de discernimiento pueden llevar a los jóvenes de hoy a no vivir en profundidad su discernimiento vocacional, ya que la sociedad ofrece facilidades y atajos.

«Los ejemplos guían»

Un punto importante y crítico, muy a menudo descuidado en la mejora de la calidad de la formación de los futuros sacerdotes, sigue siendo la calidad y el testimonio concreto de los sacerdotes, de los obispos en su conjunto. Los seminaristas suelen ser más sensibles de lo que se cree al clima general de la vida del clero. Como dice un refrán italiano: las palabras enseñan, pero los ejemplos guían. Dado que el horizonte de la formación es prospectivo y «los futuros sacerdotes reciben una formación acorde con la importancia y el sentido que debe darse a su consagración», hay importantes reconstituciones del papel del sacerdote en la sociedad africana según el tria munera (enseñar, santificar y gobernar) que exigen una redefinición y actualización del oficio pastoral.

La animación y el despertar misionero, la instancia bíblica del profeta, la memoria de la llamada universal a la santidad: el bautismo y no la «sacramentalización» a ultranza parecen ser la base de una profundización y de un examen fecundos para un auténtico sacerdocio también para la Iglesia africana.

El autorJean Paulin Mbida

Director de Estudios del Seminario Mayor de Teología de Yaoundé-Nkolbisson (Camerún). Profesor de Ética social y política.

La objeción de conciencia

La objeción de conciencia supone que una persona antepone el dictado de su propia conciencia a lo ordenado o permitido por las leyes. Es un derecho fundamental de toda persona, esencial para el bien común de toda la ciudadanía, que el Estado debe reconocer y valorar.

18 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

La Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe de la Conferencia Episcopal Española acaba de publicar una Nota doctrinal sobre la objeción de conciencia, titulada “Para la libertad nos ha liberado Cristo” (Gal 5,1).

La Nota fundamenta el derecho a la objeción de conciencia en la libertad que, a su vez, se fundamenta en la dignidad propia del ser humano.

Dicha dignidad humana y libertad no es fruto o consecuencia de la voluntad de los seres humanos, ni de la voluntad del Estado o de los poderes públicos, sino que encuentra su fundamento en el hombre mismo y, en última instancia, en Dios su creador.

La objeción de conciencia en el Magisterio

Ya el Concilio Vaticano II hacía notar que “jamás tuvieron los hombres un sentido tan agudo de la libertad (que les es propia) como hoy” (cf Gaudium et Spes, n. 4). P

ero esta libertad, que consiste en “el poder, radicado en la razón y en la voluntad de obrar o de no obrar, de hacer esto o aquello, y de ejecutar así, por sí mismo, acciones deliberadas” (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1731), no se debe entender como una ausencia de toda ley moral que indique límites a su actuación, o como “una licencia para hacer todo lo que me agrada, aunque sea malo” (Conc. Vat. II, Gaudium et Spes, n.17).

El ser humano no se ha dado a sí mismo la existencia, por lo que ejerce correctamente su libertad cuando reconoce su radical dependencia de Dios, vive en permanente apertura a Él, busca cumplir su voluntad y, además, cuando reconoce que es miembro de la gran familia humana, por lo que el ejercicio de su libertad está condicionado por las relaciones sociales que condicionan su ejercicio.

Los poderes públicos deben no solo respetar, sino también defender y promover el ejercicio de la libertad de todas las personas y limitarlo solo en los casos que sea verdaderamente necesario para el bien común, el orden público y la convivencia pacífica.

Una característica muy profunda de la libertad humana se encuentra en el ámbito de la propia conciencia y de la religión o libertad religiosa.

Estamos ante un derecho fundamental, porque el hombre es un ser abierto a la trascendencia y porque afecta a lo más íntimo y profundo de su ser, cual es la propia conciencia. 

Hoy corremos el riesgo, también a nivel del ejercicio de los poderes públicos, de no favorecer suficientemente este derecho fundamental por una acusada tendencia a considerar que Dios pertenece solo al ámbito privado de la persona.

Para el Catecismo de la Iglesia Católica es claro que “el ciudadano tiene obligación en conciencia de no seguir las prescripciones de las autoridades civiles cuando estos preceptos son contrarios a las exigencias del orden moral, a los derechos fundamentales de las personas o a las enseñanzas del Evangelio” (n. 2.242).

La objeción de conciencia supone que una persona antepone el dictado de su propia conciencia a lo ordenado o permitido por las leyes. Es un derecho fundamental de toda persona, esencial para el bien común de toda la ciudadanía, que el Estado debe reconocer y valorar.

Es un derecho pre-político que el Estado no debe restringir o minimizar con la excusa de garantizar el acceso de las personas a ciertas prácticas reconocidas por la legislación positiva del Estado y menos presentarlo como un atentado contra “los derechos” de los demás.

Hay que regular este derecho fundamental a la objeción de conciencia garantizando que quienes quieran ejercitarlo no serán discriminados en el ámbito laboral o social.

La elaboración de un registro de objetores de conciencia atenta contra el derecho de todo ciudadano a no ser obligado a declarar sobre sus propias convicciones religiosas o simplemente filosóficas o ideológicas.

Termino invitandoos a leer con atención esta Nota de la Comisión Episcopal de la Doctrina de la Fe. Merece la pena.

El autorCelso Morga

Arzobispo emérito de la diócesis de Mérida Badajoz

España

Mons. Luis Argüello: «La salud moral de una sociedad se demuestra en su defensa de la vida»

La nueva ley permite abortar a las menores sin consentimiento paterno, “blinda” el acceso al aborto en los centros públicos y elimina el periodo de reflexión de 3 días y la información que se entregaba a la mujer para poder llevar adelante el embarazo.

Maria José Atienza·17 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

El portavoz de la Conferencia Episcopal española, Mons. Luis Argüello ha calificado de «mala noticia el proyecto de ley “de salud sexual y reproductiva y de interrupción voluntaria del embarazo” aprobada por el Gobierno de España.

La nueva ley permite abortar a las menores sin consentimiento paterno, “blinda” el acceso al aborto en los centros públicos y elimina el periodo de reflexión de 3 días y la información que se entregaba a la mujer para poder llevar adelante el embarazo.

En un mensaje difundido por la Conferencia Episcopal Española, Mons. Argüello destaca que “la defensa y la protección de la vida es una de las fuentes de la civilización. Una de las líneas rojas que expresan la salud moral de un pueblo”.

Argüello ha recordado que considerar el aborto como un “derecho” es afirmar el “derecho del fuerte sobre el débil a la hora de eliminar una vida nueva y distinta que existe en el seno de la madre” y ha querido destacar que “los avances de la ciencia nos hacen afirmar, con toda fuerza, que en el seno de una mujer embarazada existe nueva vida que es preciso acoger y cuidar, para lo que hay que defender a la madre”.

Una ley sin alternativas al aborto

La nueva ley apenas presta atención a las mujeres que quieren ser madres, a pesar de que puedan presentarse dificultades. De hecho, se centra en la promoción de la eliminación del bebé, por ejemplo en el refuerzo de la “formación de los y las profesionales en materia de interrupción voluntaria del embarazo”.

Entre los que esta ley considera “derechos reproductivos” se contempla además que “las mujeres de 16 a 18 años y las mujeres con discapacidad puedan acceder a la interrupción voluntaria del embarazo sin el permiso de sus tutores legales,

Además se incluye como delito la actuación de grupos como los rescatadores que, de manera pacífica, ofrecen a muchas mujeres alternativas al aborto hasta el último momento.

El portavoz de la CEE no ha dudado en defender la necesidad de ofrecer a las mujeres “las condiciones económicas, laborales, de vivienda… para acoger esta nueva vida. Argüello ha subrayado que la salud moral de una sociedad se demuestra en su defensa de la vida desde el “seno materno, pasando por todas las peripecias vitales hasta el momento final de la muerte como parte de la existencia”.

Vaticano

¿Cómo está, realmente, el Papa Francisco?

Los dolores de la rodilla del Pontífice, que han impedido varios encuentros y celebraciones, han hecho saltar los rumores sobre la salud del Papa que, tras varios días de rehabilitación, avanza en su movilidad y autonomía.

Giovanni Tridente·17 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Traducción del artículo al italiano

Desde hace días, incluso en la prensa internacional, circulan rumores sobre posibles complicaciones para la salud del Pontífice, hasta el punto de que también han comenzado los rumores sobre los principales candidatos a un posible próximo Cónclave como sucesores del Papa Francisco.

Ciertamente, no es agradable ver cómo empieza el torbellino de los llamados toto-nomi, en el que se plantean hipótesis, se «estudian» estrategias, se observan «jugadas» y se analiza con cierta vena exegética cualquier declaración dentro y fuera de los muros del Vaticano.

Es cierto que, desde finales del mes pasado, el Papa ha tenido que reducir el ritmo de su trabajo debido al empeoramiento de los dolores en su rodilla derecha, en la que padece artrosis (gonartrosis). Hemos empezado a verle en una silla de ruedas y cojeando notablemente incluso en pequeños movimientos. No ha presidido algunas celebraciones y ha pospuesto algunos nombramientos.

Sin embargo, hace unos días ha comenzado su periodo de rehabilitación, unas dos horas al día y, en comparación con el reposo absoluto prescrito por los médicos hace unas semanas, le vemos algo más «autónomo». En las audiencias privadas de la Casa Santa Marta se mueve más fácilmente con la ayuda de un bastón.

La salud del Papa Francisco

Nada de qué preocuparse, en definitiva; se trata simplemente de los clásicos achaques de la edad. Francisco tiene 85 años y ya sufría de ciática antes de su elección al papado, por lo que usa zapatos ortopédicos para ayudar a corregir la postura de su cadera.

Hace un año se sometió a una operación programada en el Hospital Gemelli de Roma para resolver una «estenosis diverticular sintomática del colon». La recuperación fue muy buena, y el Papa nunca ha rehuido reunirse con grupos de fieles, incluso los sábados por la mañana en la Sala Clementina. Desde entonces también ha realizado varios viajes al extranjero y hay más previstos para este verano, como Canadá y Sudán del Sur.

Desde hace un par de semanas recibe constantemente a diferentes grupos de fieles, incluso durante la misma mañana, como si quisiera compensar algunas de las reuniones aplazadas.

Permanece sentado en su silla de ruedas, desde la que pronuncia su discurso de despedida, pero no elude besar la mano al final de las audiencias.

El domingo celebró la misa de canonización de 10 nuevos santos y, tras el Regina Caeli, fue él mismo a saludar a los cardenales presentes en la Basílica de San Pedro. A continuación, hizo un recorrido por la Piazza y la Via della Conciliazione sentado en el Papamóvil.

Aunque un poco dolorido y cojeando de la rodilla, se le ve con su habitual determinación. Él mismo está convencido de que pasará, tardará algún tiempo, pero pasará.

Libros

Cásate conmigo… de nuevo

María José Atienza recomienda la lectura de Cásate conmigo... de nuevo de Mariolina Ceriotti Migliarese.

Maria José Atienza·17 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Libro

Título: Cásate conmigo… de nuevo
Autora: Mariolina Ceriotti Miliarese
Páginas: 156
Editorial: Rialp
Ciudad : Madrid
Año: 2022

Tal y como hiciera con La familia imperfecta y La pareja imperfecta, la psicoterapeuta italiana Mariolina Ceriotti aborda impecablemente diversas situaciones por las que pasan, con mayor o menor intensidad, la mayoría de los matrimonios. on la frescura y actualidad que concede el conocimiento y la ayuda que Ceriotti presta a parejas de hoy en día, expone los sentimientos, las preguntas y también muchas de las respuestas que se plantean a lo largo de la convivencia matrimonial, especialmente cuando surgen pequeños o grandes problemas.

Mariolina Ceriotti pone el acento en la importancia de reconocer la unicidad de cada uno de los componentes del matrimonio, el peso de su biografía previa y, sobre todo, la realidad de que la persona, aunque es la misma, necesariamente cambia debido a las circunstancias que le rodean. Evitando caer en conclusiones sentimentalistas o superficiales, Ceriotti se adentra en los terrenos pantanosos de la infidelidad, el desaliento y, en contraste, del perdón y las condiciones para recomenzar de nuevo. Breve, completo y agudo, Cásate conmigo… de nuevo es uno de esos libros que debería estar en todas las estanterías del mundo.

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Cultura

Mariano Fazio: “El cristiano tiene que ser tradicional, no tradicionalista: abierto a la renovación, sin caer en un progresismo imprudente”

“Estamos en la Iglesia y en el mundo para amar, porque ésa es la vocación humana y cristiana”. Mariano Fazio, vicario auxiliar del Opus Dei, habla en esta entrevista con Omnes de libertad y amor, temas de su último libro, pero también de pertenencia a la Iglesia, de la familia y de cómo los clásicos pueden ser preparación para la siembra del Evangelio en una sociedad secularizada. 

Maria José Atienza·17 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 9 minutos

Traducción del artículo al inglés

Traducción del artículo al italiano

Mariano Fazio Fernández, sacerdote nacido en Buenos Aires en 1960 y, en la actualidad, vicario auxiliar del Opus Dei, presentaba hace pocas semanas en la sede madrileña de la Universidad de Navarra su libro Libertad para amar a través de los clásicos (cuya reseña fue publicada en el número 714 de Omnes). Una obra, la última de casi una treintena de títulos, en la que, a través de ejemplos contenidos en obras clásicas de la literatura de todos los tiempos, y especialmente entre ellas “el clásico de los clásicos, la Biblia”, el autor muestra cómo la libertad del ser humano está orientada al amor: al amor de Dios y al amor entre nosotros, especialmente en la vida de los miembros de la Iglesia. 

De hecho, “estar en la Iglesia es amar a Cristo y, por Cristo, a los demás” señala Mariano Fazio en esta entrevista, en la que comparte su opinión sobre la secularización y el papel de la cultura actual, la tarea de las familias en la evangelización o la continuidad de magisterio en los últimos pontificados. 

Hablar de libertad y amor en estos tiempos, en los que gran parte de la sociedad parece haber perdido el norte, no es fácil. ¿Hemos perdido el rumbo de la libertad o del amor? 

—Creo que en lo que hemos perdido el rumbo es en el hecho de haber separado la libertad del amor. 

Los seres humanos hemos sido creados libres para algo. Toda realidad tiene una finalidad. En algunas dimensiones de la cultura contemporánea se ha señalado mucho la libertad de elección, la posibilidad de elegir en cosas sin importancia. Por lo tanto, tenemos una visión de la libertad muy empobrecida. 

En cambio, si caemos en la cuenta de que esa libertad tiene una dirección y esa dirección —de acuerdo con la antropología cristiana— es el amor de Dios y de los demás tendríamos una visión de la libertad infinitamente más rica. 

Hoy se habla mucho de libertad y, sin embargo, me parece que hay una gran falta de libertad porque lamentablemente todos estamos sujetos a las adicciones de todo tipo. La principal adicción es el egocentrismo: el hecho de centrarnos en nuestra propia comodidad, nuestro proyecto personal, etc. Junto a esto, vemos adicciones más específicas presentes en muchos sectores, como la droga, la pornografía o la ambición de bienes materiales. 

Estamos en una sociedad contradictoria en la que proclamamos la libertad como el valor humano más alto, pero vivimos esclavos de nuestras dependencias. Hemos reducido la libertad a elegir una cosa u otra y hemos perdido la visión de que es una visión orientada al amor. 

Sin embargo, la sociedad vende muchas veces esa libertad basada en la multiplicidad de elegir, de “temporalmente” probarlo todo… 

—No es posible hallar la felicidad en la simple opción. Para elegir hay que tener un criterio, -esa orientación de la libertad. Kierkegaard afirma que cuando una persona tiene todas las posibilidades delante de sí es como si estuviera delante de la nada, porque no tiene ningún motivo para elegir esto o lo otro. 

Para ser felices hemos de orientar cada una de nuestras elecciones a que sean coherentes con el fin último del amor. Esto no es sólo una doctrina teológica o filosófica. Todo el mundo experimenta en su corazón el deseo de felicidad. Lo decía Aristóteles; y no es verdad porque lo diga Aristóteles, sino porque lo vivimos en todas las circunstancias de nuestra vida. 

Muchas veces nos equivocamos en el lugar donde está la felicidad. Los tres lugares clásicos en los que caemos son los placeres, los bienes materiales o nuestro propio yo: el poder, la ambición de ser admirados. Y no es así. 

La felicidad la encontramos en el amor, que implica donación. No la encontramos en la simple elección. Por experiencia universal, encontramos la felicidad cuando elegimos olvidarnos de nosotros mismos y darnos a Dios y a los demás por amor. 

En Libertad para amar a través de los clásicos recurre no sólo esas grandes obras de la literatura, sino que vuelve a la Biblia de manera frecuente. Hay quien considera la Biblia un libro dogmático que poco tiene que decir sobre la libertad. 

—Utilizo esas grandes obras clásicas porque son libros que, aunque hayan sido escritos siglos antes, nos siguen hablando hoy. Los clásicos presentan los grandes valores de la persona humana: la verdad, el bien la belleza, el amor. Además de todos ellos, tenemos un clásico que se puede llamar el clásico de los clásicos:la Biblia. 

Es impresionante ver cómo todos los grandes clásicos de la literatura universal, por lo menos los modernos y contemporáneos, beben de la fuente bíblica. Lo hacen explícitamente o incluso sin saberlo, porque se encuentran inmersos en nuestra tradición cultural, que hemos de preservar porque se corre el riesgo de perderla.

El mismo Dios ha elegido una forma narrativa para presentarnos su proyecto para la felicidad humana. La forma narrativa es lo menos dogmático que puede haber: se nos ofrece una narración histórica. Jesucristo, cuando nos abre los caminos de la Vida lo hace a través de las parábolas; no presenta una lista de principios dogmáticos, sino que nos cuenta una historia: “Un padre tenía dos hijos…”; “En el camino que va de Jerusalén a Jericó…”. Incluso la misma forma es una propuesta, que cada uno puede decidir si la sigue o no. 

Evidentemente, después, a lo largo de la historia de la Iglesia, ha habido que formular estas verdades cristianas que están contenidas en la Biblia, de una manera sistemática; pero no es una imposición, sino que siempre será una propuesta. Esto no quita que, en ocasiones, los cristianos hayamos querido imponer estas verdades por medios poco “edificantes”, pero sin duda ahí hemos traicionado el espíritu evangélico, que es ese proponer la fe, no imponerla. 

Usted ha publicado casi una treintena de libros, entre los que encontramos semblanzas biográficas. Como la del Papa Francisco, san Juan XXIII o san Josemaría Escrivá, pero también libros sobre la cultura y la sociedad moderna. ¿Por qué esa mirada a los temas culturales y literarios? 

Tengo el convencimiento de que la crisis de la cultura contemporánea es tan grande que se han perdido los puntos de referencia. No sólo de la vida cristiana, sino de qué o quién es la persona humana. 

Los hombres y las mujeres están hechos para la verdad, el bien, la belleza. Las grandes obras clásicas de la literatura universal proponen esa visión de la persona humana. No son libros buenistas o simples, ni mucho menos. En ellos se tratan todos los temas claves del drama de la existencia: el pecado, la muerte, la violencia, el sexo, el amor….

Leyendo grandes obras como Los Miserables, Los Novios o Don Quijote de la Mancha, uno se da cuenta de que la persona se realiza con el bien y no con el mal, o de que es mejor decir la verdad que mentir, o de que el alma se ennoblece contemplando la belleza. En resumen, los clásicos nos dan instrumentos para distinguir los grandes valores que son valores humanos y valores cristianos. Hoy en día, en muchas ocasiones, es más difícil ir directamente con el catecismo. En cambio, este estilo narrativo de los autores clásicos, ese que hemos visto que es el mismo que eligió Dios para transmitirnos sus verdades, puede ser una preparación para el Evangelio. 

Vivimos una sociedad muy secularizada en la que hay que preparar el terreno para plantar el Evangelio. Todas mis obras sobre temas culturales tienen, por tanto, este afán apostólico, evangelizador. 

Usted señala que hemos sido creados libres para amar. En este sentido, ¿podemos afirmar que estamos en la Iglesia para amar?

—Estamos en la Iglesia y en el mundo para amar, porque esa es la vocación cristiana y la vocación humana. Es una experiencia existencial. 

Las personas que son verdaderamente libres, con una existencia plena, son las personas que saben amar. 

Podríamos poner tantos ejemplos en la historia y en la literatura, donde los grandes personajes, los más atrayentes, son aquellos que están pensando siempre en los demás. Estamos en la Iglesia para amar a Dios y al prójimo con la medida del amor que Cristo nos dió. 

Amor significa también cumplir una serie de obligaciones, es evidente, pero no por una simple cuestión de deber, sino porque nos damos cuenta que, a través de esos preceptos, materializamos una manera de amar. 

Uno de los puntos clave en esta relación de amor, también dentro de la Iglesia, es el de sentirse o saberse correspondido. ¿Cómo amar a los demás, a la Iglesia, cuando no sentimos esta correspondencia? 

—Es importante recordar, esto es una idea de san Josemaría Escrivá, que la Iglesia, es, sobre todo, Jesucristo. Somos el cuerpo místico de Cristo.

Puede ser que, subjetivamente, haya quien no se sienta bien dentro de la Iglesia en un momento u otro porque hay muchas sensibilidades, y considera que su sensibilidad no está aceptada o porque le escandalizan algunos sucesos poco edificantes que se dan en la Iglesia de hoy y de todos los tiempos. Pero no formamos parte de la Iglesia porque sea una comunidad de santos o de puros, sino que somos parte de ella porque seguimos a Jesucristo que sí es la santidad total. Estar en la Iglesia es amar a Cristo y, por Cristo, a los demás. 

Y en el ámbito de la libertad, ¿cómo no caer en la falacia de intentar eliminar aspectos esenciales de la Iglesia en nombre de una falsa libertad?

—En este aspecto nos puede dar mucha luz todo lo que el entonces cardenal Ratzinger dijo sobre la interpretación del Concilio Vaticano II, que creo que sirve no sólo para este hecho concreto, porque la Iglesia esta renovándose continuamente siendo fiel a la tradición. 

Los dos extremos equivocados serán, por un lado, aquellos que quieren un inmovilismo dentro de la Iglesia —quizás por temor a que se pierda lo esencial— y, por otro, aquellos que quieren que todo cambie a riesgo de que se olvide o incluso se elimine lo esencial. 

Lo esencial es nuestra relación con Cristo, el amor de Dios…, etc. Las verdades que el Señor nos ha revelado serán siendo las mismas porque ya la revelación pública acabó con la muerte de san Juan. 

La revelación es lo que tenemos que hacer creíble en las distintas etapas de la Historia. Ahora es el turno de la cultura contemporánea, por lo tanto, es lógico que haya una renovación, por ejemplo, en los métodos catequísticos. 

El cristiano tiene que ser tradicional, pero no ha de ser tradicionalista. Ha de estar abierto a la renovación sin caer en un progresismo imprudente. 

Ha apuntado a conceptos que, muchas veces, se usan para establecer “grupos o divisiones” dentro de la Iglesia: progresistas y conservadores, o tradicionalistas. ¿Existe realmente una división?

—Un católico tiene que ser católico cien por cien. Esto significa abrazar la totalidad de la fe y la vivencia cristiana en todas sus dimensiones y no elegir, por ejemplo, entre la defensa de la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte y entre la opción preferencial por los pobres y que todo el mundo tenga acceso a una casa, a comida, vestido…, etc. 

En 2007 participé en la Conferencia General del Episcopado de América Latina y del Caribe en Aparecida. Allí se dieron cita distintas sensibilidades en un clima de gran comunión eclesial. En ese contexto, uno de los padres sinodales dijo: “Yo escucho aquí como muchos defienden la familia, la vida…etc. Otros tienen una gran sensibilidad social. Tenemos que llegar a una síntesis. Tenemos que defender la vida desde el momento de la concepción a la muerte natural y, en el medio, en todos esos años de vida de las personas, hacer posible que la gente tenga derecho y acceso a todos esos bienes”. 

En este sentido, me parece que los pontificados de Benedicto XVI y Francisco son perfectamente complementarios. Cada uno hace hincapié en unos temas, pero no significa que Francisco no haya hablado de la defensa de la vida. Por ejemplo, Benedicto XVI tiene unas afirmaciones dentro de la Doctrina Social de la Iglesia, sobre economía y ecología, que Francisco ha continuado. 

Hoy es el momento de establecer puentes, de no tener visiones unilaterales, de querernos y respetar todas las sensibilidades. 

Hablando del peligro de quedarnos en visiones o categorías humanas en la Iglesia ¿hemos perdido el sentido de eternidad?

—Creo que no, porque la Iglesia es Jesucristo. La Iglesia en cuanto institución no lo ha perdido. 

En este campo, recuerdo una anécdota que me contó quien fuera portavoz de Juan Pablo II más de veinte años, Joaquín Navarro Valls. En una ocasión, había concertado una entrevista del Papa con la BBC. En esa entrevista, el periodista le pidió a Juan Pablo II que definiera la Iglesia en tres palabras y el Papa respondió: “Me sobran dos. La Iglesia es Salvación”. Por tanto, la Iglesia es un instrumento para la salvación eterna. 

Los católicos, claro, podemos tener el riesgo de mundanizarnos. Este peligro que el Papa Francisco ha subrayado tanto: la mundanidad, tanto en la jerarquía como en los fieles. El peligro de dar un valor absoluto a las cosas de esta tierra que tienen un valor relativo. 

La familia, la vocación matrimonial, es un tema nuclear en la Iglesia, más aún en un año como este, dedicado a la familia. Pero, ¿sigue habiendo una percepción por ambos lados de ser los evangelizadores suplentes?

—Tengo la impresión de que aún no hemos sacado todas las consecuencias de la doctrina del Concilio Vaticano II. San Pablo VI destacaba en ese Concilio el mensaje fundamental: la llamada universal a la santidad. Universal, para todos, y, en particular, se subraya el papel de los laicos en la Iglesia y en la evangelización. 

En concreto, creo que tenemos que iluminar aun más nuestra vocación bautismal. Por el Bautismo estamos llamados a la santidad, y la santidad implica el apostolado. La santidad sin apostolado no es santidad. Por lo tanto, lo natural es que los laicos, que están en medio del mundo, en todas las instituciones sociales, políticas, económicas…, sean el fermento que cambie la masa de nuestro mundo. Y en este campo, de forma muy particular la familia, Iglesia doméstica

Todos los últimos Papas, san Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco se han llamado a sí mismos anticlericales porque subrayan, con este calificativo, este papel fundamental de los laicos. La jerarquía cumple un papel imprescindible, claro está, porque la Iglesia es una institución jerárquica; pero todos estamos llamados al apostolado desde nuestras funciones propias. 

Hoy la familia está en crisis; pero si logramos una vivencia profunda de la fe en las familias, si hacemos posible que no sean familias autorreferenciales, como dice el Papa, sino que se abran a otras familias que vean en ellas un testimonio de perdón, generosidad, servicio… ese testimonio hará que otras familias quieran ser semejantes a estas familias cristianas. Creo que ése es un gran camino para la evangelización en el mundo de hoy. 

Hace unas semanas se hizo pública la Constitución Apostólica Predicate Evangelium, en virtud de la que las prelaturas personales pasan a depender, no de la congregación de los Obispos, sino de la del Clero. ¿Qué supone esto en la Prelatura del Opus Dei? 

—El mismo día que se publicó la constitución apostólica, el Prelado del Opus Dei, que es la voz más autorizada, dijo que no cambia nada sustancial. 

Lo importante es conservar el espíritu del Opus Dei. Conservar el carisma fundacional con la flexibilidad –siempre inspirada en ese carisma–, para responder a los desafíos del mundo contemporáneo. 

En una entrevista que concedió Mons. Arrieta, Secretario del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, repitió estas palabras del prelado y puso ejemplos de muchas realidades que, a lo largo de la historia, han cambiado de dependencia en la Santa Sede y han seguido conservando su esencia. Por tanto, la Prelatura del Opus Dei sigue siendo la misma más allá de este cambio.

Vaticano

El Papa hace dos horas de rehabilitación y usa bastón

Rome Reports·17 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto
rome reports88

Víctor Manuel Fernández ‘Tucho’, arzobispo de La Plata y amigo personal de Jorge Bergoglio desde antes de que accediera a la cátedra de San Pedro, visitó al Papa y publicó el proceso de rehabilitación al que está sometiéndose el Papa.


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Libros

Historia de la Iglesia antigua y medieval

David Fernández Alonso recomienda la lectura de Historia de la Iglesia antigua y medieval, de Fermín Labarga.

David Fernández Alonso·16 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Libro

Título: Historia de la Iglesia antigua y medieval
Autor: Fermín Labarga
Páginas: 210
Editorial: EUNSA
Ciudad: Pamplona
Año: 2022

La Colección de Manuales del ISCR, que ofrece materiales de estudio de Teología, Filosofía y otras ciencias, cuenta ya con un amplio repertorio de volúmenes. La colección ha sido una respuesta al interés de muchas personas por adquirir una formación filosófica y teológica seria y profunda que enriquezca la propia vida cristiana y ayude a vivir con coherencia la fe. En este caso, presentan un nuevo libro sobre Historia de la Iglesia, antigua y medieval, imprescindible para la formación integral de aquel que estudia cualquier disciplina humanística. 

En este manual, Fermín Labarga, profesor ordinario de Historia de la Iglesia en la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, abarca los principales acontecimientos desde el nacimiento de la Iglesia en tiempos apostólicos hasta la caída de Constantinopla en 1453, centrándose también en las corrientes teológicas y espirituales. Los recursos que acompañan al grueso del texto constituyen un gran apoyo al contenido principal: tablas con la lista de los Papas, cuadros con citas de los protagonistas de cada época, mapas de elaboración propia, y ejercicios de autoevaluación, y listados de bibliografía de apoyo.

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Teología del siglo XX

La exégesis que hizo Jesucristo 

En los últimos dos siglos la exégesis bíblica ha suscitado, con una erudición fantástica, un enorme volumen de materiales, aunque también bastante dispersos y no siempre coherentes. Por eso, conviene recordar que el mismo Jesucristo hizo una exégesis explícita, que es la clave de toda exégesis creyente. 

Juan Luis Lorda·16 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 7 minutos

Es un ejercicio que hay que hacer y que aquí solo podemos esbozar. Conviene empezar por la escena de Emaús (Lc 24, 13-35). Allí el Señor, a aquellos discípulos entristecidos y desconcertados por su muerte humillante en Jerusalén, les increpa: “¡Necios y torpes de corazón para creer todo lo que anunciaron los Profetas! ¿No era preciso que el Cristo [el Mesías] padeciera estas cosas y así entrara en su gloria? Y comenzando por Moisés y por todos los Profetas les interpretó en todas las Escrituras lo que se refería a Él”

El Mesías y el Siervo de Dios 

Lamentablemente, el texto no recoge las referencias del Señor. La mención a la Ley y los Profetas es un recurso tradicional judío, pero también recuerda la misteriosa escena de la transfiguración, donde Jesús apareció glorioso ante sus discípulos, con Moisés y Elías. Y, según san Lucas, “hablaban de su partida, que iba a cumplirse en Jerusalén” (Lc 9, 31). Lo más importante de esta exégesis es que Cristo une la figura, en principio gloriosa y triunfante, del Mesías, profeta y Rey, con la necesidad de padecer, que se expresa en los cantos del Siervo de Yahveh de Isaías y en los salmos del justo perseguido, como especialmente el Salmo 22, que los Evangelistas aplican largamente al Señor. 

Los discípulos lo habían reconocido como Mesías por el testimonio de Juan el bautista sobre la unción con el Espíritu Santo y por los signos y milagros, especialmente la expulsión de los demonios. Israel conservaba, según los casos, una fuerte tradición mesiánica, relacionada con la restauración de Israel e ilustrada con una variada multitud de textos bíblicos. Sobre todo, con la espera de un nuevo profeta a la altura de Moisés; “Dios suscitará de entre vuestros hermanos un profeta como yo” (Dt 18, 15); capaz de “hablar con Dios cara a cara”, nostalgia y anhelo final del Deuteronomio (34, 10); y con la tradición del Hijo de David, que el Señor, por ejemplo, asume explícitamente cuando entra en Jerusalén montado en un pollino, cumpliendo deliberadamente la profecía de Zacarías (9, 9), entre el entusiasmo de sus discípulos (Mt 21, 4-5; Jn 12, 14-15).  

Cómo se hará el Reino

Al estar vinculada la figura del Mesías con la restauración de Israel, se esperaba una solución fuerte y liberadora. Un Mesías capaz de vencer a los enemigos. Desde luego no se esperaban un Mesías que fuera vencido por los enemigos. Es llamativo que los Evangelios recojan tres anuncios del Señor sobre su pasión (Mc 8, 31-32; 9, 30-32; 10, 32-34), que desconciertan a los discípulos y provocan el reproche de Pedro (Mt 16, 22-24). 

Por muchas variantes que la figura del Mesías pudiera tener, se esperaban un triunfo. Si no, ¿cómo podía restaurar Israel? Los Hechos de los Apóstoles recogen la ansiedad de los discípulos ante el Resucitado: “Los que estaban reunidos allí le hicieron esta pregunta. Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el Reino de Israel?”. Evidentemente era preciso ampliar y trascender la noción de ese Reino. Si no, ¿cómo podría congregar escatológicamente a todas las naciones? De hecho, Jesús prefiere usar “Reino de Dios”. 

A aquellos discípulos ansiosos por la restauración de Israel les ha explicado durante casi tres años con parábolas que el Reino ya está en ellos como un fermento, y que crecerá poco a poco hasta el final de los tiempos. Sabía que todavía no le podían entender. Además, “después de su pasión, se presentó ante ellos con muchas pruebas: se les apareció durante cuarenta días y les habló de lo referente al Reino de Dios” (Hch 1, 3).

Lo más desconcertante para los discípulos era el paso de una liberación política, dentro de la historia del mundo, a una liberación del pecado, argumento de la historia cósmica, de una creación caída. La exégesis de Cristo une y contrapesa las dos figuras principales, Mesías y Siervo de Dios, y, por lo tanto, cambia el tiempo y la naturaleza de la liberación. No va a ser dentro de la historia humana, aunque se difundirá como un fermento en la historia humana. Tampoco se hará a la manera humana, con los medios económicos, políticos y militares. Entonces, ¿cómo se va a hacer?

La Ley, los Profetas y los Salmos

Volvamos a san Lucas, al final de la escena de Emaús, cuando los discípulos descubren al Señor, éste desaparece, y vuelven a Jerusalén entusiasmados. Y allí se presenta de nuevo Jesucristo. Tras enseñarles “las manos y los pies” con las huellas de los clavos (que el resucitado conservará eternamente) les dice: “Esto es lo que os decía cuando aún estaba con vosotros: es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí. Entonces les abrió el entendimiento para que comprendiesen las escrituras: Así está escrito que el Cristo tiene que padecer y resucitar de entre los muertos y que se predique en su nombre la conversión para el perdón de los pecados” (Lc 24, 44-45). 

Fijémonos en la exégesis de Cristo: “Lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos”. ¿En qué pasajes? No los recogen los evangelistas. Pero es posible saberlo indirectamente, fijándose en los que usa la primera tradición cristiana. No tanto los pasajes mesiánicos, pues esos ya cabía esperar que se aplicasen a Cristo, sino precisamente los que se refieren a que “Cristo tiene que padecer y resucitar” y a que se predique “el perdón de los pecados”. Solo podemos dar unas pinceladas en un tema enorme que comprende la relación de Jesucristo con los Cantos del Siervo y con los salmos y la cuestión del “cumplimiento” en Él de las Escrituras. 

Los Hechos de los Apóstoles   

Es simpática y significativa la escena del eunuco de la reina etíope Candace, que encuentra Felipe en el camino. El eunuco va sentado en la carroza leyendo: “Como oveja fue llevado al matadero…” (Is 53, 7-8). Y pregunta a Felipe: “Te ruego que me digas de quién dice esto el profeta”. Y Felipe “comenzando por este pasaje le anunció el Evangelio de Jesús” (Hech 8, 26-40). Aplica a Jesucristo uno de los cantos del Siervo de Yahveh.

Los cinco grandes “discursos” que figuran en la primera parte de los Hechos son muy significativos. Allí los discípulos se ven obligados a explicar el sentido de la muerte de Jesucristo. Pedro, el día de Pentecostés, aplica unos versículos del Salmo 16 (15): “No abandonarás mi alma en los infiernos ni dejarás a tu Santo vea la corrupción” (Hch 2, 17). Además, del 110: “Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos como escabel de tus pies”, que había usado el mismo Señor (Mc 12, 36) y que los cristianos relacionan desde el principio con la profecía de Daniel (7, 13) y la ascensión de Cristo a la gloria (a la derecha del Padre).

En el templo, Pedro predica: “Dios cumplió lo que había anunciado de antemano por boca de los profetas, que su Cristo padecería. Arrepentíos por tanto y convertíos para que sean borrados vuestros pecados” (Hch 3, 18). Y, por cierto, recuerda entonces al profeta prometido por Moisés. Y ante el Sanedrín, que les llama para pedir explicaciones, usa el Salmo 118: “La piedra rechazada por los arquitectos es ahora la piedra angular”, que el mismo Señor había usado (cfr. Lc 20, 17).  Y, al ser liberados, recuerda el Salmo 2: “Los príncipes se han aliado contra el Señor y contra su Cristo” (Hch 4, 26). De nuevo ante el Sanedrín, declara: “A éste lo exaltó Dios a su derecha como Príncipe y Salvador, para otorgar a Israel el perdón de los pecados” (Hch 5, 31). Al ser llevado al martirio, Esteban recuerda la profecía de Moisés (“un profeta como yo”) y ve a Cristo “de pie a la diestra de Dios” (Hch 7, 55). 

La exégesis que hizo el Bautista

Aquí confluyen, por otro lado, las palabras del Bautista en el inicio del Evangelio de San Juan. “Vio a Jesús venir hacia él y dijo: ‘He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo’”. Y tras testimoniar la manifestación del Espíritu Santo sobre Jesús en el momento del Bautismo, el texto sigue: “Al día siguiente, Juan se encontraba de nuevo allí con dos de sus discípulos. Fijándose en Jesús que pasaba, dijo: ‘He aquí el cordero de Dios’. Los dos discípulos le oyeron hablar así y siguieron a Jesús” (1, 35-37). Eran Juan y Andrés, que luego buscó a su hermano Pedro y le dijo: “Hemos encontrado al Mesías” (1,41).

Interesa destacar que Juan une desde el principio la figura de Jesús de Nazaret como Mesías con la del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Por dos veces atribuye a Jesús ser el “Cordero de Dios”, imagen que fuera del Apocalipsis (donde se usa 24 veces), no aparece explícita en otros textos. Aunque san Juan asimila Cristo al Cordero pascual, cuando ya muerto, no le rompen las piernas “para que se cumpliera la Escritura que dice no le romperán ninguno de sus huesos” (Jn 19, 36; Sal 34, 21, Ex 12, 46; Num 9, 12). Estaba prohibido romper los huesos del cordero pascual. Y los evangelistas destacan que Cristo muere “a la hora de nona”, del viernes, cuando se sacrificaban los corderos pascuales, tras exclamar: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”, inicio del Salmo 22 (23) y expresión del justo perseguido. 

Debemos al exegeta protestante Joaquín Jeremías la observación que recoge Ratzinger en su Jesús de Nazaret (volumen II, capítulo 1): “Jeremías llama la atención sobre el hecho de que la palabra hebrea talja significa tanto cordero como mozo o siervo” (en el ThWNT I, 343), con lo que se vinculan las dos cosas de que venimos hablando. 

La Carta a los Hebreos y el Apocalipsis

El sentido de la muerte de Cristo sintetiza la figura del Siervo perseguido y doliente por su fidelidad a Dios con el aspecto pascual y sacrificial ligado al cordero. Y tiene una magnífica expansión litúrgica, tanto en la Carta a los Hebreos como en el Apocalipsis. En la Carta a los Hebreos, se explica magníficamente el sentido sacrificial de la muerte de Cristo, sacrificio de la nueva Alianza, hecha con el Espíritu Santo; mientras que el Apocalipsis subraya la dimensión cósmica de esta ofrenda de Cristo Cordero celebrada en el Cielo. 

La Carta a los Hebreos razona “bíblicamente” con estos elementos. En ella es muy importante el recuerdo de Melquisedec, sacerdote del Dios altísimo, pero no levita ni de la casa de Aarón, como los sacerdotes judíos del Antiguo Testamento. De ahí la importancia del Salmo 110 (109), aplicado a Cristo: “Tú eres sacerdote eterno según el rito de Melquisedeq”, con la salvedad que la ofrenda de Cristo es él mismo. Lo que es el gran pecado del rechazo de Dios se convierte, por la fidelidad de Cristo, en el sacrificio cristiano. Así, la muerte de Cristo es la ofrenda y el sacrificio cristiano fundador de la Nueva Alianza. Todo lo que los sacrificios podían significar de reconocimiento, ofrenda y pacto con Dios recibe una realización máxima en el sacrificio de Cristo. “Lo realizó de una vez para siempre ofreciéndose a sí mismo” (7, 27). “Este es el punto capital de cuanto venimos diciendo, que tenemos un sumo sacerdote tal, que se sentó a la diestra del trono de la Majestad de los cielos” (8, 1-2).

Y en el Apocalipsis: “Fuiste degollado y compraste para Dios con tu sangre hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes” (Apc 5, 10); “Estos siguen al cordero a dondequiera que vaya y han sido rescataos ente los hombres como primicias para Dios” (Apc 14, 4). 

Esto da una nueva dimensión a la salvación, al perdón de Dios y a la instauración del Reino. El Reino de Dios no se va a instaurar política ni militarmente, sino mediante el sacrificio de Cristo que implora y obtiene el perdón de Dios (“perdónales, porque no saben lo que hacen”) y mediante la aplicación mistérica, primero moral y después física, de la resurrección de Cristo. Así crece el Reino de Dios en este mundo, a la espera de la resurrección final. Camino de renovación real de las personas, que nos permite pasar del hombre viejo, herencia de Adán, al nuevo, en Cristo, como sintetiza, por su parte, san Pablo.

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Cultura

Rod Dreher: «Si los cristianos no estamos dispuestos a sufrir, desapareceremos»

El redactor jefe de la revista The American Conservative habla de su visión en temas como la dictadura soft, la resistencia de los mártires o la batalla cultural.

Guillermo Altarriba·16 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

Traducción del artículo al alemán

Traducción del artículo al inglés

Rod Dreher no deja indiferente. En sus dos libros –La opción benedictina y Vivir sin mentiras, ambos publicados en España por Ediciones Encuentro-, el periodista y escritor estadounidense advierte del peligro del totalitarismo woke y del colapso de la civilización cristiana. En la entrevista que concedió a El Efecto Avestruz -una iniciativa de la Asociación Católica de Propagandistas-, el redactor jefe de la revista The American Conservative aborda temas como la dictadura soft, la resistencia de los mártires o la batalla cultural.

En Vivir sin mentiras destaca que nuestro tiempo se parece a los momentos previos a la Unión Soviética. ¿No es algo exagerado?

– Eso me parecía a mí también hace seis o siete años, cuando tuve la idea de escribir este libro. Entré en contacto entonces con personas que habían emigrado a los Estados Unidos desde la Unión Soviética, escapando del comunismo, y ellos decían que las cosas que estaban viendo en Occidente les recordaba a aquello que habían dejado atrás. Me parecía exagerado, pero cuanto más hablaba con ellos, más me convencía de que estaban viendo cosas que a mí se me escapaban.

¿Qué estaban viendo?

– El nacimiento de un sistema en el que no puedes discrepar de la ideología woke dominante. Lo veo en mi país, y también en España, de alguna manera: si no estás de acuerdo con la ideología de género o con la teoría crítica de la raza, puedes ser cancelado. Puedes perder tu trabajo, tus amigos o tu estatus. No hay discusión posible, debes aceptar esta ideología para ser parte de la sociedad… y eso es totalitario. De ahí el vínculo con el comunismo soviético.

¿No considera que haya libertad de expresión?

– Sobre el papel, sí, lo garantiza nuestra Constitución… pero en la práctica se va extendiendo una mentalidad totalitaria sobre todos los aspectos de la vida norteamericana; todo se vuelve ideológico. No es solo un control desde el Estado: las grandes corporaciones se han vuelto woke y están liderando buena parte del proceso, pero también los medios de comunicación, las universidades, los deportes… incluso el ejército.

En su libro señala que no se trata de un totalitarismo «duro», sino «blando», soft. ¿Eso lo hace más difícil de resistir?

– Sí, así es. En el pasado, el totalitarismo comunista era como el descrito por George Orwell en 1984, pero el de hoy se parece más a Aldous Huxley y Un mundo feliz. Entregamos nuestras libertades a cambio de confort, de entretenimiento y de la seguridad de que no tendremos que afrontar nada que nos incomode. James Poulos lo llama el «estado policial rosa», un totalitarismo terapéutico en el que odiamos la idea de libertad porque implica hacernos responsables de nuestros actos, así que nos rendimos a las autoridades.

En la novela de Huxley que cita se describe el sistema como un «cristianismo sin lágrimas».

– Así es, y este es el desafío que tenemos delante. Muchas personas, especialmente la gente joven, están tan aterrorizadas ante la perspectiva de la incomodidad que están dispuestas a aceptar lo que sea con tal de que se les garantice que el mundo será un espacio seguro… pero esa no es la realidad.

En este contexto, ¿los cristianos estamos llamados a dar la batalla cultural?

– Estados Unidos lleva inmerso en una batalla cultural desde que nací, y creo que se está extendiendo por Occidente. No es una guerra que me entusiasme, pero es una que ha venido a nosotros y que -como cristianos- no podemos ignorar. Queremos la paz, pero la izquierda woke se ha vuelto tan intolerante y militante que debemos alzarnos para defender nuestras creencias, insistir en que se respeten.

Señala que esta ideología tiene algo de religioso, ¿en qué sentido?

– En el de que el movimiento woke es un sustituto de la religión para gente que no cree en Dios. Ocurría con el movimiento bolchevique durante la Revolución Rusa, que convirtió unas creencias políticas en una pseudoreligión para llenar el agujero en forma de Dios que tiene el alma. Ocurrió entonces y está pasando también ahora: aquellos que se adhieren a esta ideología creen que obtienen un sentido vital, un objetivo y una sensación de solidaridad. Y hay otro elemento.

¿Cuál?

– Que no se puede discutir con ellos. En un entorno político normal, puedes tener una disputa, una discusión radical sobre los principios… pero no con los woke. Insisten en sus creencias dogmáticamente; lo son tanto como el Gran Inquisidor de la Inquisición española o la policía religiosa en Arabia Saudí.

Hablemos ahora de propuestas de acción. Escribió La opción benedictina, que muchos malinterpretan como una invitación a escapar del conflicto.

– Sí, este ha sido el malentendido más común de este libro, y a menudo proviene de gente que no lo ha leído. Creen que digo «¡Huyamos a las colinas y escondámonos!», pero no. No es posible escapar a lo que sucede a nuestro alrededor. Lo que planteo es que si vamos a afrontar los desafíos de este mundo post-cristiano como cristianos fieles, debemos unirnos, formar comunidades más fuertes y estudiar y practicar más nuestra fe. Debemos entender nuestra fe para mostrar al mundo a Jesucristo como Él es realmente. Debemos estar preparados para sufrir por defender las verdades de la fe; si no, seremos asimilados por el mundo.

¿Necesitamos recordar el testimonio de los mártires?

– Esa es una de las cosas más importantes que podemos hacer los cristianos. Tenemos casos en el pasado, pero también ejemplos modernos. Ciertamente, están los mártires de la Guerra Civil española, o la historia del beato Franz Jägerstätter, el granjero austríaco asesinado por negarse a jurar lealtad a Hitler. Todo su pueblo era católico, pero solo Franz y su familia se mantuvieron firmes: debemos preguntarnos cómo se preparó él para sufrir. Si no, no sobreviviremos como cristianos.

¿Qué papel juegan las comunidades cristianas en esta preparación al sufrimiento?

Hannah Arendt, la gran filósofa política del siglo XX, descubrió que tanto la Alemania pre-nazi como la – – Rusia antes del comunismo eran sociedades con sentimientos masivos de soledad y atomización. Es uno de los aspectos clave del totalitarismo, que da una respuesta a estos anhelos. Por eso, debemos esforzarnos por crear comunidad, porque ya no va a darse de forma natural… pero la comunidad es la única manera de saber quiénes somos y cuáles son nuestras responsabilidades con los demás y con Dios. Ahora es momento de prepararnos: no tenemos tiempo que perder.

Fotos: Guadalupe Belmonte

El autorGuillermo Altarriba

Sexo, mentiras y leyes del aborto

En la defensa de la vida, es clave atacar a la raíz del mal: esas mentiras que presentan la muerte del niño inocente como una liberación o un derecho de otros.

16 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

La filtración de un borrador del Tribunal Supremo de los Estados Unidos por el que se ilegalizaría el aborto en el país norteamericano ha reabierto el debate.

En España, además, se ha anunciado la aprobación, mañana martes, de una nueva ley al respecto precisamente para sortear el posible fallo del Tribunal Constitucional contra la anterior, que lleva más de una década sin resolverse.

Aunque hace unos años fui bastante beligerante al respecto, hoy reconozco que trato de no insistir mucho en el tema. Y no es que haya disminuido un ápice mi defensa de la vida humana en el seno materno, sino que creo que nuestras sociedades supuestamente desarrolladas han asimilado tan profundamente la barbaridad de aceptar el derecho de las madres a decidir sobre las vidas de sus hijos e hijas, que son incapaces de darse cuenta del error en el que están.

Pocos recapacitarán si solo ponemos el foco en el final de esa gran cadena de mentiras que tiene como consecuencia el aborto. En mi opinión, hay que insistir en otro sitio: hay que atacar a la raíz del mal.

Cuando explico a mis hijos la gravedad de las mentiras, siempre utilizo el ejemplo que nos da el segundo libro de Samuel, con la historia de David y Betsabé. El rey David cayó en la mentira de que la sexualidad puede convertirse en un divertimento sin consecuencias.

Aquella mentira le llevó a acostarse con la mujer de uno de sus soldados, lo que lo obligaba a seguir mintiendo porque, de haberse descubierto el adulterio, Betsabé lo habría tenido que pagar con su vida. Al enterarse de que, fruto de aquel “desliz sin importancia», se había producido un embarazo no deseado, volvió a inventarse una serie de mentiras para tratar de que el marido, Urías, regresara del frente con urgencia. Su intención no era otra que la de propiciar el encuentro matrimonial para poder así maquillar como legítimo el nacimiento de la criatura.

Pero la negativa de Urías, un hombre de honor, a ir a su casa y a acostarse con su mujer por respeto a sus hombres a quienes había dejado en las duras condiciones propias de la guerra, obligaron al rey a inventar una mentira aún mayor: la muerte fortuita del soldado en el combate para poder así tomar a la viuda como esposa y legitimar el embarazo. Así pues, mandó al jefe de su ejército que colocara a Urías en una posición de peligro en la batalla para luego retirarse y dejarlo morir a manos del enemigo. Consumada la orden del rey, junto a Urías murieron también varios de sus hombres más valientes.

Y todo por una sola mentira.

¿Pensó en algún momento David en matar por propia voluntad a quienes se jugaban a diario la vida por él y por su pueblo en el momento de acostarse con Betsabé? En ningún momento, pero una mentira lleva a la otra y luego no hay más remedio que cometer un disparate para ocultarlas. Así de simples somos.

Las mentiras del aborto

Igualmente pasa con el aborto, hay que remontarse muy atrás en la cadena de mentiras para tratar de entenderlo como fenómeno.

La primera mentira es la misma en la que cayó David: la sexualidad es una diversión inocua, desligándola de su componente biológico, afectivo y social.

La segunda es que los anticonceptivos evitarían los embarazos no deseados, cuando estos se han modernizado y popularizado y muchas mujeres siguen teniendo que recurrir a la píldora del día después o al aborto para tratar de enmendar el fallo.

La tercera es decir que el aborto es un derecho de la mujer, cuando lo que han conseguido las leyes es cargar solo sobre ella un problema que es de dos. La llamada “interrupción voluntaria del embarazo” es la panacea del varón sexualmente irresponsable y abusón pues, como denuncian las ONGs que acompañan a mujeres embarazadas, una de las frases más repetidas es la de: “o abortas o te dejo”; cuando no son directamente obligadas a abortar bajo amenazas violentas. Y así podríamos seguir añadiendo mentira tras mentira que hemos venido inventando para tratar de justificar lo injustificable.

Cuando las ideologías vienen a construir un modelo de humanidad distinto a la verdad que hombres y mujeres llevamos inscritos en nuestra naturaleza, ocurren estas cosas.

Hoy, nuestra sociedad, necesita del aborto para sostener el falso modelo de hombre y mujer que nos ha propuesto. Por eso, eliminar el aborto llevaría consigo reconocer la gran mentira previa y nadie está dispuesto a hacerlo. ¡No pueden!

Estos días oiremos a muchos defender el aborto apelando a la libertad. No saben que son esclavos de sus mentiras y que solo la verdad nos hará libres.

El autorAntonio Moreno

Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

Libros

Dios sobre todo

María José Atienza recomienda la lectura de Dios sobre todo, de Pilar Abraira C.S.

Maria José Atienza·15 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Libro

Título: Dios sobre todo
Autora: Pilar Abraira, C.S.
Páginas: 320
Editorial: Palabra
Ciudad: Madrid
Año: 2022

Dios sobre todo. Ese podría ser el resumen de la vida de la Venerable Madre Félix, fundadora de la Compañía del Salvador, encargada de los colegios Mater Salvatoris que se encuentran en diversas ciudades de España e Hispanoamérica. La vida de esta religiosa da su primer vuelco a los 14 años cuando se decide a entregar su vida a Dios. Una llamada divina que vivirá no pocas idas y venidas: oposición familiar, incomprensión de su director espiritual o el estallido de la Guerra Civil forman parte de este camino que vería su realización plena con la fundación de la Compañía del Salvador, una “Compañía de Jesús para mujeres” como ella misma la llamaba. Los primeros años de esta compañía, las dificultades de los comienzos o los primeros pasos en la enseñanza en tiempos de posguerra se recogen junto a retazos de la vida interior de esta mujer enamorada de Dios. También destacan la importancia que en su vida, y en el desarrollo de la Compañía, tendrían nombres como el P. Mazón, o el P. Luis Mª Mendizábal cuyo aliento y formación en el espíritu de San Ignacio de Loyola hicieron posible esta Compañía y la respuesta plena de la Madre Félix al querer de Dios. 

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Evangelización

Nuevos santos en Roma y IV centenario de la canonización de san Isidro

El Papa Francisco canoniza hoy en Roma a diez nuevos beatos, entre los que se encuentran Charles de Foucauld y el carmelita holandés Tito Brandsma. Al mismo tiempo, comienza hoy en Madrid un Año Jubilar de san Isidro Labrador, que concluirá en 2023. “Os invito a recordar su vida, a peregrinar a su sepulcro y al de su mujer, santa María de la Cabeza, y rezar allí”, alienta el cardenal Carlos Osoro.

Eulalia Eufrosina·15 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 5 minutos

Traducción del artículo al italiano

El Santo Padre declarará este domingo en la plaza de San Pedro en Roma a diez nuevos santos, entre ellos la primera de Uruguay, la religiosa ítalo-uruguaya María Francesca di Gesù, nacida Anna María Rubatto (1844-1904), que pasó parte de su vida en América del Sur, falleció en Montevideo, y fue fundadora de las Hermanas Terciarias Capuchinas de Loano.

Numerosos fieles de diferentes países acudirán a la ceremonia, en la que serán canonizados también el sacerdote diocesano francés Charles de Foucauld (1858-1916), “pobre entre los pobres”, y el carmelita periodista holandés Tito Brandsma, ejecutado en el campo de exterminio nazi de Dachau en 1942, y Lázaro, mártir indio del siglo XVIII, asesinado por odio a la fe.

Como ha informado Omnes, un grupo de periodistas ha solicitado al Papa Francisco que nombre al carmelita holandés patrón de los periodistas junto a san Francisco de Sales. Para ellos, Brandsma encarnó los valores de un periodismo de paz entendido como un servicio a todas las personas.

Entre los nuevos santos se encuentran asimismo otras Marías. María Rivier, fundadora de la Congregación de las Hermanas de la Presentación de María; María de Jesús (nacida Carolina Santocanale), fundadora de la Congregación de las Hermanas Capuchinas de la Inmaculada Concepción de Lourdes; y María Domenica Mantovani, cofundadora y primera superiora general del Instituto de las Hermanitas de la Sagrada Familia.

“Los santos son nuestros hermanos y hermanas que acogieron la luz de Dios en su corazón y la transmitieron al mundo, cada uno según su propio tono”, ha manifestado el cardenal Marcello Semeraro, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, al trazar un perfil de los tres beatos que se añadieron a los siete anteriores previstos para la canonización. Sobre Tito Brandsma, por ejemplo, señaló que murió mártir en el campo de concentración de Dachau, “después de haber estudiado a fondo la ideología nazi, vislumbrando sus peligros y criticando su enfoque antihumano», subrayó el cardenal Semeraro. 

Cuarto centenario de una gran canonización

El 12 de marzo de 1622, hace 400 años, el Papa Gregorio XV canonizaba solemnemente a cinco santos que, con el paso del tiempo, serían reconocidos como grandes figuras de la historia de la Iglesia: san Felipe Neri, santa Teresa de Jesús, san Ignacio de Loyola, san Francisco Javier y san Isidro Labrador.

“Corrió entre los italianos la noticia, quizá movida por cierta envidia, de que aquel día el Papa había canonizado a cuatro españoles y a un santo. Lo que es cierto es que, de los cinco nuevos santos, cuatro eran relativamente contemporáneos, mientras que el culto que se tributaba a san Isidro venía de siglos atrás”, ha escrito en Omnes Alberto Fernández Sánchez, delegado episcopal de las Causas de los Santos de la archidiócesis de Madrid.

En efecto, “este año 2022 se celebra el cuarto centenario de este gran acontecimiento para la Iglesia, y, además, el 850 aniversario de la devoción popular que se tributó a san Isidro Labrador desde su muerte, que según las fuentes tuvo lugar en el año 1172”, añade el delegado episcopal.

Para celebrar esta efeméride, la Santa Sede ha concedido a la archidiócesis de Madrid un Año Jubilar de san Isidro, que se prolongará desde hoy 15 de mayo, hasta el mismo día del año que viene”.

“En una sociedad tan necesitada de modelos de vida familiar, san Isidro, junto con su esposa, santa María de la Cabeza, y su hijo, Illán, se nos regalan como ejemplo concreto de familia que vive en el amor mutuo. En una sociedad tan necesitada de estímulo y ejemplo para los trabajadores, el santo labrador se nos regala como modelo de trabajo confiado en la providencia de Dios Padre”, ha escrito Alberto Fernández.

Jalones de la Ruta de san Isidro

La ruta jubilar es una manera de conocer mejor a San Isidro al recorrer lugares en los que vivió, junto a su esposa Santa María de la Cabeza y su hijo Illán, y reflexionar sobre aspectos significativos. También es la oportunidad para ganar la gracia del Jubileo.

Durante el Año Santo, la archidiócesis de Madrid acogerá numerosas celebraciones religiosas y culturales. Quienes se acerquen al sepulcro del Santo, en la Real Colegiata de San Isidro, podrán obtener indulgencia plenaria., que es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados.

Para ello deberán tener una disposición interior, rezar el Credo, orar por las intenciones del Papa, acudir al sacramento de la Penitencia (unos 15-20 días antes o 15-20 días después), y comulgar en una Eucaristía próxima a la fecha de la visita, ha informado la archidiócesis de Madrid por diversos medios.

La ruta jubilar de san Isidro consta de seis etapas: 1) Capilla del Nacimiento; 2) parroquia de san Andrés, donde fue bautizado san Isidro y vivió su fe; 3) museo de san Isidro, que fue en su tiempo la casa de Iván de Vargas, para quien trabajó el santo; 4) Colegiata de san Isidro, que fue catedral con carácter provisional al crearse la diócesis de Madrid-Alcalá en 1885, categoría que perdió en 1992 al ser consagrada la catedral de La Almudena; 5) Ermita de san Isidro, situada en la Pradera; y 6) Ermita de santa María la Antigua, donde la tradición sitúa dos de los milagros atribuidos a san Isidro.

Las beatificaciones, ejemplo de sinodalidad

“La santidad en la vida de la Iglesia se palpa en el sentir del pueblo fiel de Dios”, escribe Alberto Fernández. “Los procesos de beatificación y canonización son quizá uno de los acontecimientos eclesiales donde más entra en juego el ‘sensus fidelium’, la sinodalidad de la que hoy tanto se habla, puesto que en ellos la Iglesia escucha la voz del pueblo fiel que, de modo espontáneo, movido internamente por el Espíritu, pide que se reconozca solemnemente lo que los fieles ya saben con certeza: que esa persona ha vivido y ha muerto santamente, cumpliendo la voluntad de Dios, y que puede ser tenida como modelo e intercesora ante el Padre”.

En el caso de san Isidro, sólo un siglo después de su muerte, “el códice de Juan Diácono recogía toda esta fama de santidad del santo labrador madrileño, su abandono a la voluntad de Dios, su amor a los pobres y menesterosos, su oración confiada, su trabajo vivido bajo la mirada providente del Padre”, añade el delegado episcopal madrileño.

De este modo, “lo que los cristianos de Madrid se transmitían unos a otros, se puso por escrito en este códice, y siglos después, como hemos dicho, el 12 de marzo de 1622, fue reconocido solemnemente por el magisterio pontificio. Su culto se extendió con rapidez a toda la Iglesia, y no es raro encontrar en rincones y aldeas de todo el mundo capillas y ermitas dedicadas a este santo, que fue además nombrado por el Papa Juan XXIII en el año 1960 patrono de los agricultores españoles”.

“San Isidro no fue un superhombre”

En Madrid se custodia y venera la reliquia del sagrado cuerpo incorrupto de san Isidro Labrador, que se ha conservado de forma ininterrumpida desde su muerte, y que, más allá de los milagros de los que ha sido protagonista, es una muestra más de la devoción que el pueblo de Madrid, con los reyes y autoridades a la cabeza, han tributado a este gran santo”, señala Alberto Fernández.

Monseñor Juan Antonio Martínez Camino, obispo auxiliar de Madrid, manifestó, precisamente en el acto de clausura de una jornada organizada por la Fundación Cultural Ángel Herrera Oria con motivo del cuarto centenario de las canonizaciones del 12 de marzo de 1622, que “no podemos conocer el rostro de Dios si no conocemos a los santos”.

“En nuestro patrón podemos ver con claridad lo que a veces no vemos. Creemos en muchas ocasiones que los santos son superhombres, que nacieron perfectos. Pero mirémoslos en su verdad: son hombres como nosotros. La única diferencia es que supieron acoger el amor de Dios y dedicaron su vida a entregar ese amor a los demás”, ha escrito el cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, en una carta que pueden consultar aquí.

El autorEulalia Eufrosina

Vaticano

El matrimonio es “camino dinámico de realización” y no “carga”, afirma el Papa

El Santo Padre ha alentado a presentar el matrimonio “como un camino dinámico de crecimiento y realización”, y no “como una carga que hay que soportar toda la vida”, en la audiencia a una Conferencia internacional organizada por la Pontificia Universidad Gregoriana y el Instituto Teológico Juan Pablo II. Al final, criticó el “volver atrás” de “figuras eclesiásticas” en materia moral.

Francisco Otamendi·14 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 5 minutos

Aumentan estas semanas la reflexión y los congresos en el tramo final del Año Familia ‘Amoris Laetitia’, que está previsto concluya con el Encuentro Mundial de las Familias el próximo 26 de junio, en Roma y en las diócesis, impulsado por el Dicasterio vaticano para los Laicos, la Familia y la Vida, cuyo prefecto es el cardenal Kevin Joseph Farrell.

Además de la Conferencia de la Universidad Gregoriana, que ha contado con un comité científico de expertos de doce universidades internacionales, este mismo fin de semana, por ejemplo, tiene lugar en Barcelona el I Workshop Internacional sobre Acompañamiento Familiar, organizado por la Universitat Internacional de Catalunya (UIC), y los próximos 4 y 5 junio se celebrará el Love Talks, congreso digital de la International Federation for Family Development (IFFD), en el que más de 40 expertos de diferentes países y especialidades hablarán sobre afectividad y sexualidad, las relaciones de pareja o la pornografía.

“La barca de la familia”

En Roma, el Papa Francisco ha subrayado algunas ideas expuestas en la Exhortación Apostólica ‘Amoris Laetitia’, al recibir en audiencia a los organizadores y ponentes de la Conferencia Internacional sobre Teología Moral, promovida por el Instituto Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y la Familia, y la Pontificia Universidad Gregoriana. El tema del Congreso ha sido “Prácticas pastorales, experiencia de vida y teología moral: ‘Amoris Laetitia’ entre nuevas oportunidades y caminos”.

En su bienvenida, el Santo Padre agradeció las palabras del P. Da Silva Gonçalves, y saludó al cardenal Farrell, monseñor Paglia y monseñor Bordeyne, junto con todos los que han colaborado y participado en la Conferencia procedentes de todo el mundo.

El Papa recordó en su Discurso que “la iniciativa tiene lugar en el contexto del Año de la ‘Familia Amoris Laetitia’, convocado para estimular la comprensión de la Exhortación Apostólica y ayudar a orientar las prácticas pastorales de la Iglesia, que quiere ser más y mejor sinodal y misionera”, y que “recoge los frutos de las dos Asambleas Sinodales sobre la familia: la extraordinaria en 2014 y la ordinaria en 2015. Los frutos maduraron al escuchar al Pueblo de Dios, que se compone en gran parte de familias, que son el primer lugar en el que se vive la fe en Jesucristo y el amor mutuo”, señaló Francisco.

“Es bueno que la teología moral se nutra de la rica espiritualidad que germina en la familia”, añadió el Santo Padre. “La familia es la Iglesia doméstica (Lumen gentium, 11; Amoris Laetitia, 67, en adelante AL); en ella los cónyuges y los hijos están llamados a cooperar en la vivencia del misterio de Cristo, mediante la oración y el amor implementado en la concreción de la vida y las situaciones cotidianas, en el cuidado mutuo capaz de acompañar para que nadie quede excluido y abandonado. No olvidemos que, a través del sacramento del Matrimonio, Jesús está presente en esta barca’, la barca de la familia”.

La familia, “más probada que nunca”

“Sin embargo, la vida familiar está hoy más probada que nunca”, subrayó el Papa. “En primer lugar, durante algún tiempo ‘la familia ha estado pasando por una profunda crisis cultural, como todas las comunidades y vínculos sociales’ (Evangelii gaudium, 66). Además, muchas familias sufren la falta de trabajo, de una vivienda digna o de un terreno en el que vivir en paz, en una época de grandes y rápidos cambios. Estas dificultades afectan a la vida familiar, generan problemas relacionales. Hay muchas ‘situaciones difíciles y familias heridas’” (AL 79).

“La posibilidad misma de formar una familia hoy en día es a menudo difícil y los jóvenes encuentran muchas dificultades para casarse y tener hijos”, prosiguió el Santo Padre. “De hecho, los cambios de época que estamos viviendo están provocando que la teología moral asuma los retos de nuestro tiempo y hable un lenguaje que sea comprensible para los interlocutores – no sólo para los ‘iniciados’ – y así ayudar a ‘superar las adversidades y los contrastes’ y fomentar ‘una nueva creatividad para expresar en el actual desafío los valores que nos constituyen como pueblo en nuestras sociedades y en la Iglesia, el Pueblo de Dios’”.

“Descubrir el significado del amor”

Francisco destacó en su discurso que “la diferencia de culturas es una oportunidad preciosa que nos ayuda a comprender aún más cuánto puede el Evangelio enriquecer y purificar la experiencia moral de la humanidad, en su pluralidad cultural”.

“Así ayudaremos a las familias a redescubrir el significado del amor, una palabra que hoy ‘muchas veces aparece desfigurada’ (AL 89)”, afirmó, “porque el amor ‘no es sólo un sentimiento’, sino la elección en la que cada persona decide ‘hacer el bien’ […] de forma sobreabundante, sin medir, sin exigir recompensas, por el solo hecho de dar y servir» (AL 94).

Y de este modo elogió la lucha diaria en las familias: “La experiencia concreta de las familias es una extraordinaria escuela de la buena vida. Por lo tanto, os invito, teólogos de la moral, a continuar su trabajo, riguroso y valioso, con fidelidad creativa al Evangelio y a la experiencia de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, en particular la experiencia viva de los creyentes”.

“El ‘sensus fidei fidelium’, en la pluralidad de culturas, enriquece a la Iglesia, para que sea hoy el signo de misericordia de Dios, que no se cansa de nosotros”, señaló el Santo Padre en este punto. “Desde este punto de vista, sus reflexiones encajan muy bien en el actual proceso sinodal: esta Conferencia Internacional se inscribe plenamente en él y puede hacer hacer su propia y original contribución a la misma”.

El Papa salió también al paso de visiones desalentadoras: “¿Cuántas veces el matrimonio se presenta ‘como una carga que hay que soportar toda la vida’ en lugar de ‘como un camino dinámico de crecimiento y realización?’ (AL 37). Esto no quiere decir que la moral evangélica renuncie a proclamar el don de Dios. La teología tiene una función crítica, de comprensión de la fe, pero su reflexión parte de la experiencia viva y del ‘sensus fidei fidelium’. Sólo así la inteligencia teológica de la fe presta su necesario servicio a la Iglesia”.

Crítica a la “vuelta atrás” con la casuística

El Papa Francisco introdujo al final de su discurso una idea que no estaba escrita en el texto inicial. Fue la crítica a “tantas figuras eclesiásticas”, dijo textualmente, por lo que denominó “vuelta atrás”. Sus palabras fueron las siguientes:

“Me gustaría añadir una cosa, que tanto daño está haciendo a la Iglesia en estos momentos: es como un ‘ir hacia atrás’, ya sea por miedo, por falta de ingenio o por falta de valor”.

“Es cierto que los teólogos, incluso los cristianos, debemos volver a las raíces, es cierto. Sin las raíces no podemos no podemos dar un paso adelante. En las raíces nos inspiramos, pero para avanzar. Esto es diferente de volver atrás. Retroceder no es cristiano. Por el contrario, creo que es el autor de la Carta a los Hebreos quien dice: ‘No somos gente que va hacia atrás’. El cristiano no puede volver atrás. Volver a las raíces sí, para inspirarse, para continuar. Pero volver atrás es volver para tener una defensa, una seguridad para evitar el riesgo de avanzar, el riesgo cristiano de llevar la fe, el riesgo cristiano de hacer el camino con Jesucristo. Y esto es un riesgo”.

“Hoy, este volver atrás se ve en muchas figuras eclesiásticas -no eclesiales, eclesiásticas- que brotan como hongos, aquí, allá, y se presentan como propuestas de vida cristiana. En la teología moral también hay una vuelta atrás con propuestas casuísticas, y la casuística que creía enterrada bajo siete metros, resurge como una propuesta  ̶ algo disfrazada ̶ de ‘hasta aquí se puede, hasta aquí no, desde aquí sí, desde aquí no’”.

“El verdadero tomismo”

“Y reducir la teología moral a la casuística es el pecado de volver atrás. La casuística ha sido superada. La casuística ha sido el alimento para mí y mi generación en el estudio de la teología moral. Pero es propio del tomismo decadente.

El verdadero tomismo es el de ‘Amoris Laetitia’, el que tiene lugar allí, bien explicado en el Sínodo y aceptado por todos.

Es la doctrina de Santo Tomás viva, que nos hace avanzar arriesgando, pero en obediencia. Y esto no es fácil. Por favor, estén atentos a esta vuelta atrás que es una tentación actual, incluso para ustedes, teólogos de la teología moral”.

Así se expresó el Papa Francisco, que pronunció entonces el párrafo final: “Que la alegría del amor, que encuentra un testimonio ejemplar en la familia, se convierta en el signo eficaz de la alegría de Dios, que es misericordia, y de la alegría de los que reciben esta misericordia como don. Alegría. Gracias y, por favor, no se olviden de rezar por mí, porque lo necesito. Gracias”.

El autorFrancisco Otamendi

Libros

Vagón silencio

David Fernández Alonso recomienda la lectura de Vagón silencio, de Ana Medina.

David Fernández Alonso·14 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Libro

Título: Vagón silencio
Autora: Ana Medina
Páginas: 115
Editorial: PPC
Ciudad: Madrid
Año: 2021

El “vagón silencio”, ese espacio del tren reservado para el viaje sereno, que permita la lectura, la contemplación, o simplemente el transcurrir del tiempo en silencio, es la alegoría utilizada por Ana Medina para titular su nueva obra poética. 

La autora es periodista, escritora y poeta, desarrollando su trabajo en prensa escrita, radio y televisión. Ha sido premiada en 2020 con el Primer Premio de Poesía del certamen Poesía para la esperanza en tiempos de dificultad organizado por la Fundación Cultural Ángel Herrera Oria.

En este nuevo poemario, sus páginas “nos ayudan a percatarnos de que nuestra vida es un viaje extraordinario repleto de rostros y de nombres, de detalles tan sencillos que a veces pasan desapercibidos”. A través de los 93 poemas, podremos profundizar en nosotros mismos, a la vez que orar, para despojarnos de lo que no es esencial, a descubrir el trayecto de nuestras vidas. 

Origen, Trayecto y Destino. En estas tres etapas se engloban sus versos, a modo de itinerario vital, en el cual podemos decirle al Señor que “Siendo Tú / elegiste recorrer el camino de la cruz / abrazar conmigo el dolor, / llorar mis lágrimas, sangrar mi sangre”.

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Vaticano

Juicio en el Vaticano a Becciu: tres claves de interpretación

En el centro del juicio que se lleva a cabo en el Vaticano está la inversión de la Secretaría de Estado en una propiedad de lujo en Londres. Sin embargo, estas son las tres claves para entender el proceso en su conjunto.

Andrea Gagliarducci·13 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

Lo han llamado el «juicio del siglo», o incluso el «juicio Becciu«. En realidad, lo que está ocurriendo en el Vaticano desde el pasado mes de julio no puede ser ni lo uno ni lo otro. No es el juicio del siglo, porque los cargos, leídos a fondo, sólo revelan -si se prueban- algunas malversaciones y fraudes, ciertamente no delitos memorables. Y no es el juicio de Becciu, porque al cardenal Angelo Becciu, que responde por lo que supuestamente hizo como sustituto de la Secretaría de Estado, solo se refieren algunos de los cargos, y no los más importantes.

El piso de Londres y la diócesis de Becciu

Entonces, ¿cómo se puede definir este juicio que comenzó el pasado mes de julio en el Vaticano? En el centro del juicio está el asunto de la inversión de la Secretaría de Estado en una propiedad de lujo en Londres. Inicialmente, la inversión se confió al broker italiano Fabrizio Mincione. Entonces, insatisfecha con el retorno de la inversión, la Secretaría de Estado recurrió al otro broker Gianluigi Torzi, que había retenido 1.000 acciones de la propiedad, que eran, sin embargo, las únicas con derecho a voto, ejerciendo de hecho el control total de la propiedad. Finalmente, la Secretaría de Estado tomó la decisión de hacerse cargo del edificio, poniendo fin a todas las relaciones con Torzi.

A este asunto hay que añadir otros. El cardenal Becciu está imputado por malversación de fondos, ya que como adjunto a la Secretaría de Estado habría enviado fondos de ésta a la Cáritas de su diócesis, Ozieri, cuyo presidente era su hermano, y además a la cooperativa SPES, también vinculada a la diócesis. El cardenal también está imputado por haber «contratado» a la consultora Cecilia Marogna para operaciones de mediación (y, como se ha sabido, por el pago de un rescate para liberar a la hermana Cecilia Narváez, secuestrada en Sudán), y finalmente por «soborno», es decir, por haber presionado al antiguo jefe de la administración de la Secretaría de Estado, monseñor Alberto Perlasca, para que cambiara el tono de las declaraciones en su contra.

Acusaciones, evidentemente, todas por demostrar, en un juicio que se prevé muy largo. El juicio abarca al menos tres líneas de investigación: la relativa a la inversión de la Secretaría de Estado en la propiedad de Londres; la relativa a la presunta malversación del cardenal Becciu; la relativa a la relación con la consultora de «intelligence» Cecilia Marogna.

Tres claves para entender el juicio

Del mismo modo, hay tres claves de lectura para entender el juicio del Vaticano, y la más importante ni siquiera es la financiera.

La primera es la procesal. La investigación surgió de un informe del auditor general del Vaticano, a raíz de una denuncia del director del Istituto delle Opere di Religione, el llamado «banco del Vaticano».

Este hecho ha sido señalado en repetidas ocasiones como un claro ejemplo de que las reformas financieras impulsadas por el Papa Francisco están funcionando. Sin embargo, estas denuncias más bien atestiguan la debilidad del sistema judicial del Vaticano.

Las denuncias dieron lugar a investigaciones en la Autoridad de Información Financiera y en la Secretaría de Estado. Se trata de dos organismos independientes dentro de la Santa Sede. La Autoridad intercambia datos de inteligencia y mantiene relaciones de cooperación internacional con autoridades similares en el extranjero que se han visto involucrados por las investigaciones, ya que también se incautaron documentos pertenecientes a entidades extranjeras y soberanas. Dado que la Autoridad no podía supervisar las operaciones de la Secretaría de Estado, sino que debía supervisar las transacciones financieras, las investigaciones no sólo crearon una pequeña herida, sino que también han podido bloquear investigaciones que hubieran podido haber sido decisivas en el juicio del edificio de Londres.

La Secretaría de Estado era completamente autónoma desde el punto de vista financiero. No es un dicasterio como cualquier otro, ni podría serlo, porque es la Secretaría del Papa, y representa al gobierno. ¿Puede haber delitos si un organismo soberano, con plena disponibilidad financiera, decide realizar inversiones? ¿Y una mala inversión es un delito?

El resultado de esta gestión de las investigaciones ha debilitado en último término al órgano de gobierno de la Iglesia, al que el Papa también ha quitado la autonomía financiera.

El sistema jurídico del Vaticano

La segunda línea se refiere al sistema jurídico del Vaticano. El Papa Francisco intervino en las investigaciones con cuatro rescriptos (documentos escritos de su puño y letra) que en algunos casos también suspendieron los derechos procesales. Esto creó un problema para la Santa Sede. El Estado de la Ciudad del Vaticano es, en efecto, un Estado con leyes propias, una monarquía absoluta donde el Papa es el primer juez y legislador. Sin embargo, la Santa Sede se adhiere a los tratados y defiende los principios del justo proceso en los ámbitos internacionales. Por eso, los Papas nunca han intervenido demasiado en los asuntos judiciales, para mantener inalterada la autoridad de la Santa Sede. Además, el propio gobierno del Estado de la Ciudad del Vaticano se delega en un gobernador y una comisión de cardenales.

Con los rescriptos, el Papa Francisco ha llevado a cabo una «vaticanización» de la Santa Sede, dando la vuelta el paradigma por el que el Estado sirve a la Santa Sede y no a la inversa. Esto podría tener consecuencias en el ámbito internacional, si los acusados acudieran entonces a los tribunales europeos por violaciones de los derechos humanos. Este es un camino posible.

La cuestión financiera

Por último, está la cuestión financiera. Sin entrar en detalles, es suficiente con saber que la Secretaría de Estado había juzgado rentable la inversión, hasta el punto de querer recuperar el control. Hasta ahora ha salido a la luz que todo se había hecho precisamente para no perder una inversión considerada rentable, y que el Papa estaba informado. El propio tribunal vaticano admitió que el Papa estaba en la sala donde se negociaba la salida del intermediario Gianluigi Torzi.

Por lo tanto, se verá si Torzi ha sido culpable de extorsión, y también se definirá el papel del cardenal Becciu, que siempre ha subrayado que había actuado en uso de sus prerrogativas.

También se verá a dónde lleva el testimonio de monseñor Mauro Carlino, secretario del Sustituto (que antes era Angelo Becciu, ahora Edgar Peña Parra), ha hecho saber que también se estaban haciendo controles a Mammì, director del IOR, que fue quien dio pie a las investigaciones.

Y se deberá explicar también por qué el IOR había aceptado primero financiar a la Secretaría de Estado con un préstamo que ayudaría a recuperar el control del edificio de Londres, y luego se negó inesperadamente, llegando incluso a la denuncia del director.

Se verá si ha habido corrupción, si se tomaron algunas medidas sin razón. Sin embargo, la forma en que se llevó a cabo el proceso, por su parte, también podría crear problemas con los socios internacionales. Y así, tras el gobierno de la Santa Sede, quedaría en peligro la credibilidad de la propia Santa Sede. Estas cuestiones están quizá demasiado poco presentes en el debate actual, pero no por ello deben subestimarse.

El autorAndrea Gagliarducci

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Libros

Aprender a querer

María José Atienza recomienda la lectura de Aprender a querer, de Jaime Sanz Santacruz.

Maria José Atienza·13 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Libro

Título: Aprender a querer
Autor: Jaime Sanz Santacruz
Páginas: 192
Editorial: Palabra
Ciudad: Madrid
Año: 2022

No llegan a 200 las páginas de este librito, escrito por el capellán de la Universidad de Navarra en Madrid, Jaime Sanz, que constituye un sencillo pero profundo resumen del verdadero significado del amor y sus consecuencias en la vida actual. 

El autor, conocedor de la vida universitaria y habitual de jóvenes matrimonios, desgrana, regado con abundantes ejemplos, canciones, películas o libros, situaciones, retos y “trampas” en las que ejercitar y examinar si vivimos el verdadero amor. El autor se pone en la piel de un cristiano del día a día tratando, además, los diferentes ámbitos en los que se desarrolla nuestro trato con las demás personas y con Dios: familia, relaciones de amistad, coincidencias esporádicas… así como diversos modos o procesos de relación por los que pasamos en nuestra vida tanto en el plano espiritual, de relación con Dios, como en la habitual. 

Un libro especialmente útil para adolescentes y jóvenes que se ven retratados a través de las páginas de un libro fácil de leer y que puede constituir un regalo muy recomendable para cualquier lector. 

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Familia

María Álvarez de las Asturias: “El matrimonio real es imperfecto y ¡no pasa nada!”

María Álvarez de las Asturias es una de las ponentes del I Workshop Internacional sobre Acompañamiento Familiar que se celebra en Barcelona la segunda semana de mayo. Con más de diez años de experiencia en acompañamiento familiar señala la necesidad de mostrar la vida de matrimonios reales, imperfectos y por ello, felices.

Maria José Atienza·13 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 6 minutos

El nombre de María Álvarez de las Asturias es bien conocido en el mundo de la ayuda, el acompañamiento y la formación matrimonial. Su amplia experiencia en este ámbito la avala: ha sido Defensora del Vínculo y Promotora de Justicia del Tribunal Eclesiástico de Madrid y profesora en distintas universidades. Desde hace más de 10 años, se dedica a la asesoría y formación sobre noviazgo, prevención y resolución de dificultades y Derecho Matrimonial canónico en el Instituto Coincidir.

Álvarez de las Asturias es una de las ponentes del I Workshop Internacional sobre Acompañamiento Familiar, impulsado por el Instituto de Estudios Superiores de la Familia de la Universitat Internacional de Catalunya donde compartirá “mi experiencia de trabajo en el instituto Coincidir: las dificultades que hemos tenido y aún nos encontramos, qué respuestas ofrecemos a quienes vienen, cómo acompañamos desde Coincidir…, etc. Me hace mucha ilusión transmitir este know how a personas que se quieren formar en el acompañamiento”.

En los últimos decenios, se habla de “crisis de la familia” pero, ¿no deberíamos hablar de crisis personales que afectan directamente al proyecto familiar? 

–¿En que época no se ha hablado de crisis de la familia? Yo creo que la familia es un ser vivo y, por ello, siempre está “en crisis” porque cambia y crece. Indudablemente, en la actualidad se unen dos cosas: crisis de la persona y crisis de la familia. La pérdida de los vínculos, la ruptura de la relación con el pasado y la historia, con todo lo que nos forma y nos da nuestra identidad hace que las personas estemos más perdidas y entremos en crisis… Y una persona perdida difícilmente podrá formar una familia en condiciones.

En el trabajo de asesoramiento y formación de familias en la actualidad, ¿con qué casuística nos encontramos? ¿Acuden sólo en momentos de crisis o problemas casi irresolubles o también hay quien acude a este tipo de formación para impulsar un matrimonio / familia sano? 

María Álvarez de las Asturias

–Cuando comenzamos el trabajo en Coincidir venían, casi únicamente, personas con problemas y, sobre todo, que ya habían tomado la decisión de separarse. Recuerdo que nos llamaban conocidos para preguntarnos ‘¿Podéis ayudar a esta persona? Es que se van a separar’. Nosotros respondíamos siempre que el problema no está en la separación sino en el origen de la distancia que les ha llevado a este momento.

Estos años de trabajo hemos querido sembrar la idea de que una crisis no es necesariamente motivo de ruptura. Se tiene un problema que hace entrar en desequilibrio la estabilidad familia –esa es la definición de la crisis, el desequilibrio–, si se arregla es una crisis de crecimiento y, si no podemos solucionarlo comienza la distancia entre la pareja. Ese tiempo, en el que se puede ir agrandando la distancia en la pareja, es el momento de acudir a la mediación preventiva para ayudar a solucionar los problemas, para que fortalezcan la relación y evitar llegar a una ruptura.

Al principio las personas que acudían ya estaban en este punto de pensar en la separación, pero, con el tiempo, cada vez vienen más familias que no esperan a la situación límite sino que vienen cuando algo comienza a no funcionar. Se soluciona antes. Esto es una alegría porque esta es nuestra propuesta de acompañamiento. Vemos con satisfacción que vienen familias para solucionar dificultades o para mejorar en algún aspecto. Recuerdo una pareja a la que les había impartido clases en el curso de preparación al matrimonio y me llamaron meses después. Me asusté un poco, la verdad, pero me explicaron que habían recordado que les dije que me llamaran si tenían una dificultad que no podían solucionar solos: ellos se habían dado cuenta que no sabían discutir. Comenzaron unas sesiones de comunicación, aprendieron trucos y técnicas…, y solucionaron este aspecto.

Cada vez nos piden más formación, para saber cómo prepararse bien para el matrimonio o cómo vivir mejor las relaciones: amistad, noviazgo… En este sentido, han ayudado mucho la publicación de libros como Una decisión original o Mas que juntos.

¿Qué cambia y que no en lo que conocemos como «modelo de familia»?¿Hay un único modelo de familia? 

–No me gusta entrar en la comparación de “modelos” de familia. Me gusta proponer, eso sí, un modelo de familia que tiene unos elementos que yo considero que son los mejores para todos los miembros. El modelo de familia basado en el derecho natural: hombre y mujer en relación de amor para siempre. Es mejor para la pareja, en primer lugar, porque otorga una estabilidad emocional, psicológica. Es mejor para los hijos porque tienen a padre y madre presentes en su vida y en una relación de amor. Y es mejor porque esta relación, basada en una unión que nace para ser vivida para siempre, facilita y “arropa” la atención a los miembros más frágiles de la familia.

Vivimos en una sociedad “instagramera” en la que se filtra aquello que no es “considerado perfecto”. En este sentido, ¿cómo afectan las falsas expectativas: matrimonio, felicidad, hijos, perfección de la pareja… en la familia? 

–Creo que afectan muchísimo. Esa es una de las dificultades que hay que señalar ahora mismo a quienes se van a casar. No hace mucho, he preguntado a través de Instagram qué decir a las parejas para que se interesen por el matrimonio, y no pocas respuestas iban en la línea de mostrar familias reales. Y es muy importante, porque la familia perfecta de todos guapos, limpios y con la casa ordenada siempre, no existe. Somos personas, limitadas y frágiles. Si queremos alcanzar la perfección en una relación nos vamos a frustrar porque no vamos a poder.

El manejo de las expectativas es, por ello, importantísimo. Es clave, en este sentido, vivir un buen noviazgo para conocer al otro y conocernos a nosotros mismos también en la debilidad. Si directamente entras en la convivencia te has perdido la posibilidad de conocer esa debilidad y ajustar tus expectativas a la realidad de lo que es la otra persona. Es verdad que mejoramos, pero, en lo esencial, los seres humanos no cambiamos.

Aparte de esto, estar comparándose con otros es malísimo. No sabemos lo que viven los demás y ellos no tienen que darnos explicaciones de lo que pasa en su casa. Es mucho mejor centrarnos en vivir bien nuestro matrimonio y nuestra familia sin ponernos obligaciones que no son necesarias. Tenemos que volver a lo esencial.

El Papa en Amoris Laetitia explica que el otro te quiere tal y como es, y como puede, con imperfecciones, pero eso no quiere decir que no sea un amor real. Tenemos que mostrar el amor y el matrimonio real, que es imperfecto y ¡no pasa nada!

Para alguien que ha conocido situaciones y familias de todo tipo, ¿la fe aporta algo a la familia? 

–Creo que aporta mucho. Si hablamos de relaciones de amor, conocer a Dios, que es amor, te cambia todo, en la alegría y en la dificultad. Se trata de vivir siempre acompañado por Alguien que sabes que está presente, Alguien a quien puedes recurrir para recargar tu amor, para poder darlo tú los demás; Alguien a quien acudir para tener esa compañía en las dificultades, que no necesariamente significa que te soluciona las dificultades, pero se viven de otra manera.

En un ambiente “poco amable” con la familia ¿con qué aliados puede contar?

Aquí podemos parafrasear lo que dijo san Juan Pablo II en Cuatrovientos sobre que se puede ser moderno y fiel a Cristo… pues en el caso de la familia podemos mostrar que podemos ser modernos y felices en el matrimonio. El matrimonio es un invento buenísimo y muchas personas normales y corrientes somos muy felices en el matrimonio.

También pienso que otro aliado es la ‘atracción por envidia sana’. Eso que te dicen muchas personas ‘yo querría esto que tú vives, pero no me veo capaz, me cuesta mucho’… ¡Bienvenido al club! A todos nos puede parecer difícil, pero la realidad es que vivir bien el matrimonio es posible.

Otro aliado es el acompañamiento en sus distintas formas, cada cual el que mejor le convenga o le guste: grupos de matrimonio, unos amigos o el acompañamiento profesional.

Usted es habitual en ponencias y sesiones de formación para familias o agentes de orientación… ¿Qué comparte en estas sesiones como en la próxima de Barcelona? 

– La mayor parte de las conferencias y sesiones en las que participo se refieren a temas de noviazgo, matrimonio, acompañamiento… Creo que, principalmente, aporto la formación y la experiencia en Derecho Matrimonial Canónico, que es una peculiaridad que aporta muchísimo. Es cierto que voy adaptando los contenidos según el público y el tema, porque no es lo mismo hablar con abogados sobre procesos de nulidad que con jóvenes que todavía ni viven un noviazgo. Pero el fondo es siempre el mismo, procurando transmitir la verdad del matrimonio y cómo ayudar a las personas que viven cualquier tipo de situación.

Desde que empezamos a trabajar en Coincidir el foco de nuestro trabajo ha sido la mediación como resolución de dificultades y la prevención de las rupturas matrimoniales. Trabajar con las parejas cuando empiezan a notar que ciertos aspectos de sus relaciones atraviesan por dificultades que no pueden solucionar por sí mismas. De este modo se evita que esas dificultades se enquisten y provoquen unas heridas y unos problemas que empiecen a hacer pensar en una ruptura.

Yo destacaría la importancia de la formación para el noviazgo. Merece la pena hacer ver a los matrimonios mas jóvenes lo que se pueden encontrar en el matrimonio, para que sean realistas, que sepan que el matrimonio es un invento buenísimo pero que, a lo largo de la vida, se van a encontrar dificultades, que no se asusten de esto y, sobre todo, que tengan herramientas para que, cuando se encuentren con un problema lo sepan afrontar y, si no pueden solucionarlo solos que sepan que hay ayudas profesionales y que no se asusten si tienen que acudir a ellas.

Lecturas del domingo

«Como perlas en el oro del crisol». V domingo de Pascua

Andrea Mardegan comenta las lecturas del V domingo de Pascua y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo. 

Andrea Mardegan·13 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Las palabras de Jesús sobre el sentido misterioso de su glorificación y sobre el nuevo mandamiento del amor están engarzadas entre la traición de Judas y la negación de Pedro, que se revela inmediatamente después, como perlas en el oro del crisol de la cruz, y de las traiciones y debilidades de los amigos y del odio de los enemigos. 

Judas que sale del Cenáculo es para Jesús el comienzo de su hora. Dice la palabra glorificación cinco veces, para que no la olvidemos. Ciertamente no es la gloria humana, porque en su pasión será insultado, condenado, torturado y abandonado por todos. Por toda autoridad, por la opinión pública, por la gente de cerca y de lejos, por los judíos y los paganos. Sólo su madre y sus amigas, con el discípulo amado, permanecerán para consolarlo.

Es, pues, una gloria en sentido divino: en esa hora se manifiesta misteriosamente y para siempre el amor infinito del Padre que por los hombres dio a su Hijo, y el amor del Hijo que tomó sobre sí todo pecado en obediencia al Padre para expiarlos a todos. Con el poder infinito de este amor vivido y manifestado, Jesús puede revelar y entregarnos su mandamiento nuevo. Como yo os he amado.

No se trata de un “como” de comparación, el amor de Dios siempre será imposible para nosotros vivirlo en su infinitud. Es un “como” de fundamento: ya que él nos ha amado de esta manera, entonces nosotros también, a través de la fuerza que nos da, podemos construir nuestro amor mutuo. También es un “como en el modo, un ejemplo que nos enseña: dar la vida, perder la vida, el honor y la fama. Superar y vencer las costumbres adversas. Rebajarse hasta la muerte, y una muerte de cruz. 

Es un amor ligado a su glorificación y a su desaparición de nuestra vista: con su pasión, muerte, resurrección y ascensión nos ha ganado el don de amarnos así. Nos ha dado el Espíritu Santo, que es el amor entre el Padre y el Hijo. Podemos vivir el mandamiento nuevo del amor porque la Jerusalén celestial, como dice el Apocalipsis, desciende hacia nosotros.

Dios habita con nosotros y hace nuevas todas las cosas. Dios, que enjuga toda lágrima de nuestros ojos, nos da la gracia de comprender y aceptar, como Pablo y Bernabé enseñaron a los cristianos de Antioquía, que se entra en el reino de Dios “a través de muchas tribulaciones”.

La cruz y la resurrección recibidas en el bautismo y absorbidas en nuestra vida nos permiten acercarnos al mandamiento nuevo y tratar de vivirlo, como amor recíproco que se difunde continuamente y se extiende en círculos concéntricos, y se multiplica, gratuitamente, que no busca nada para sí mismo, que vence al pecado y a la muerte. Amor que identifica a la comunidad de creyentes y la hace fructificar y crecer.

La homilía sobre las lecturas del V domingo de Pascua

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas.

Estados Unidos

El Tribunal Supremo norteamericano debate una batalla decisiva por la vida

La filtración del posible final del “derecho constitucional al aborto” en los Estados Unidos, establecido por el dictamen de la Corte Suprema de Justicia de 1973, conocido como Roe vs. Wade puede ser una oportunidad para que la Iglesia, los grupos provida y las diferentes denominaciones cristianas oren y unan esfuerzos para concienciar sobre la necesidad de proteger la vida humana.

Gonzalo Meza·12 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

Traducción del artículo al alemán

“No existe ningún derecho en la Constitución norteamericana que proteja el aborto. Es tiempo de prestar atención a la Carta Magna y dejar ese asunto en manos de los representantes electos en cada estado”. Es una de las frases de la opinión del juez Samuel Alito, uno los 9 magistrados de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos (SCJ), cuyo texto fue filtrado por el sitio web Politico el pasado 2 de mayo.

El Tribunal Supremo señaló que se trata de un texto auténtico, ilegalmente sustraído, pero que no constituye un veredicto del Tribunal, sino que solo refleja la opinión del juez Alito sobre el caso “Dobbs vs Jackson Women’s Health Organization”, el cual pone en entredicho una ley del estado de Mississippi que prohíbe el aborto después de las 15 semanas de embarazo.

Sin embargo, aún cuando no es un veredicto unánime ni final, el texto filtrado del juez Alito podría resumir en esencia la opinión de los otros 5 jueces conservadores del Tribunal Supremo sobre el aborto.

Si esta opinión se concretara, y aprobase, marcaría el final del “derecho constitucional al aborto” en los Estados Unidos, establecido por el dictamen de la Corte Suprema de Justicia de 1973, conocido como Roe vs. Wade.

El veredicto que emitan los jueces al final de sus deliberaciones, en los próximos días o semanas, podría revocar una serie de sentencias históricas que han sido enarboladas para presentar al aborto como “un derecho humano protegido por la constitución”. Entre dichos veredictos se encuentran además de Roe Vs Wade (1973), “Planned Parenhtood Vs Casey” (1992) y otras sentencias de tribunales inferiores.

La clave: el derecho a la vida

Desde que Politico filtró este documento, numerosos contingentes proaborto se han manifestado en varias partes del país, desde el Capitolio hasta las sedes de grupos provida e incluso en iglesias. Muchas de estas manifestaciones no han sido pacíficas.

Asimismo, medios de comunicación, entre ellos el New York Times, Los Angeles Times, Washington Post y Wall Street Journal, han dedicado decenas de páginas y secciones enteras al tema del aborto defendiendo “el derecho de la mujer a decidir”.

Por su parte, decenas de empresas multinacionales norteamericanas han señalado que, de revocarse el derecho al aborto, ellos ofrecerían apoyos económicos a sus empleados para garantizar el acceso a dicho procedimiento. También los políticos del partido demócrata han manifestado su “indignación” y su férrea defensa del “derecho de la mujer a decidir”.

De hecho, los senadores demócratas introdujeron hace unos días una ley para tipificar el aborto como un derecho federal. Dicha iniciativa fracasó rotundamente, obstaculizada por la oposición de la mayoría republicana de la Cámara Alta.

 Además, el presidente Joe Biden- férreo defensor del aborto a pesar de declararse católico- y su administración han abierto otro frente de batalla. Tras darse a conocer el documento del juez Alito el presidente Biden señaló: “Mi administración ha defendido arduamente la decisión histórica Roe vs Wade. Se trata de un precedente que reconoce el concepto de libertad personal de la Décimo Cuarta Enmienda, la cual protege al ciudadano contra la injerencia del gobierno en decisiones profundamente personales. Creo que el derecho de la mujer a elegir es fundamental. Si la Corte Suprema anula Roe vs Wade, los funcionarios electos del país en todos los niveles de gobierno tendrán como tarea proteger dicho derecho”.

Caja de Pandora

La opinión del juez Alito y su conclusión que anularía el “derecho constitucional” al aborto para dejar que cada estado de la nación decida sobre esa cuestión, aborda uno de los pilares del federalismo norteamericano. Bajo el sistema federalista cada estado es independiente. Tienen su propio poder ejecutivo, legislativo y judicial y cuentan con una constitución propia que no puede contravenir la Carta Magna.

En un país tan diverso geográfica, social y demográficamente, con estados tan disímbolos en su historia y tradiciones, el sistema federalista es el único capaz de garantizar el funcionamiento de una nación tan compleja y diversa. Dichas divergencias también abarcan cuestiones morales-legales, entre ellas el aborto. Estados tradicionalistas como Texas, Alabama, Georgia, Carolina del Sur, restringen e incluso prohíben el aborto. Mientras que en otros estados liberales como California, Colorado y New York, el aborto está protegido.

La labor de las iglesias

Ante este panorama, los Obispos de los Estados Unidos, encabezados por Mons. José H. Gomez, arzobispo de Los Ángeles, California han invitado a los católicos a una jornada de oración y ayuno el próximo 13 de mayo, festividad de Nuestra Señora de Fátima, para pedir que Roe vs Wade sea anulada y se dé la conversión de los corazones de quienes defienden el aborto.

Los obispos también han pedido a los fieles orar por la integridad del Sistema Judicial, “para que los tres poderes busquen proteger la dignidad y derechos de la persona humana, desde su concepción hasta la muerte natural”.

Uno de los frentes en donde la Iglesia y las distintas denominaciones cristianas deberán trabajar es en la conversión de los corazones de las personas que defienden el aborto.

Una tarea primordial será desenmascarar la narrativa de proabortista, ampliamente difundida por los medios y las redes sociales, los cuales presentan al aborto como “un derecho humano fundamental, un derecho constitucional: el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo”.

El juez Alito en su texto es contundente: “El aborto no entra bajo la categoría de derecho constitucional puesto que, hasta la última parte del siglo XX, tal derecho era totalmente desconocido en la ley norteamericana.

De hecho, cuando la Decimocuarta Enmienda fue adoptada (1868), tres cuartas partes de los estados catalogaban al aborto como un crimen en cualquier etapa de la gestación”.

Aunque este documento filtrado ilegalmente es una opinión del juez Alito y no representa un veredicto de todos los jueces de la Corte Suprema, sí toca quizá el tema más delicado en la opinión pública norteamericana: el aborto. Esto puede abrir una caja de pandora que agudizaría aún más la extrema polarización que se vive en el país.

Sin embargo, también puede ser una oportunidad para que la Iglesia, los grupos provida y las diferentes denominaciones cristianas oren y unan esfuerzos para concienciar sobre la necesidad de proteger la vida humana desde su concepción hasta la muerte natural, desenmascarando así la falsa narrativa abortista que a lo largo de medio siglo ha presentado al aborto como un “derecho constitucional: el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo”. Según el juez Alito, tal derecho no existe y nunca lo fue. El aborto es simplemente la eliminación de una vida humana en el vientre materno.

Recursos

La pequeña Ana

El misterio de Fátima y su relación con Juan Pablo II nos sigue impresionando. Juan Ignacio Izquierdo escribe un relato que mezcla las dimensiones natural y sobrenatural, los sentidos externos e internos, para ayudarnos a comprender mejor la enorme fuerza de estos episodios.

Juan Ignacio Izquierdo Hübner·12 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 7 minutos

En la noche nublada y fría del 12 de mayo de 2022, en Fátima, Anita se sentó en el suelo húmedo de la explanada del Santuario. Allí, sumergida entre miles de peregrinos como una mochila arrojada en un campo de maíz, ella suspiraba abrazada a su muñeca. El coro de los peregrinos era tan masivo y emocionante, «Aveee, ave; Ave Mariaaa», que los ángeles abrían las ventanas del cielo y sacaban sus farolas para iluminar la noche. 

Arantxa estaba de puntillas para seguir el paso de la procesión. Cuando iba a pasar frente al sitio donde estaban ellas, ella flexionó las piernas hasta apoyarse en los talones y quedó a la altura de la pequeña rubiecita de ojos azules que había adoptado hacía dos meses. Le encendió la vela con el fuego que tenía en la suya y le explicó con gestos que debía levantarse para mirar a la Virgen pasar. Anita, sin embargo, se quedó tan tranquila, apagó su vela recién encendida con un soplido inocente y siguió jugando con su muñeca en el suelo. 

Cuando Arantxa decidió hacerse cargo de la pequeña ucraniana no la tuvo fácil: su marido y sus hijos se mostraron bastante escépticos e intentaron disuadirla con todo tipo de protestas. Pero ella insistió en que tenían el deber de acogerla “como si la misma Virgen se las hubiera enviado”, y con ese argumento más o menos los convenció. Sabían poco sobre la niña: sólo su nombre, que su padre estaba desaparecido y poco más. En este tiempo, Arantxa, su marido y sus cuatro niños se esforzaban por ser hospitalarios: habían intentado descubrir los gustos de comida de la pequeña, le compraron ropa nueva para que hiciera juego con sus ojitos azules, probaron todo tipo de muecas para sacarle una sonrisa… pero Anita seguía arrastrando los pies por la casa. Como último recurso antes de tirar la toalla, Arantxa se la había llevado a Fátima. 

Después de la noche de velas, mientras la pequeña dormía en el alojamiento de Fátima, Arantxa se desveló pensando en el día siguiente: era el aniversario de la primera aparición de la Virgen a los pastorcitos y, tan importante como eso, también del intento de asesinato a Juan Pablo II en el Vaticano, hace 41 años, como su edad. Pidió a la Virgen que confortara a la pequeña y que intercediera por ella. Con esa confianza concilió el sueño. 

La mañana del 13 de mayo se mostró espléndida: un sol entusiasmado, pocas nubes, brisa refrescante y sonrisas por doquier entre los miles de peregrinos que querían rezar el rosario y participar en la Misa. Anita, sin embargo, se volvió a sentar en el suelo nada más llegar a su sitio en la explanada y dejó caer su mirada melancólica en la muñeca: en esos ojos hechos con botones, en su vestido azul-amarillo y en alguna cosa que guardaba dentro del bolsillo canguro que tenía ese vestido. 

— ¿Sabes quién es Ella? —le preguntó Arantxa, de buen ánimo, señalando la imagen de la Virgen que veían a lo lejos entre la gente— ¿No? Claro… si tampoco me entiendes el español. No te preocupes.

El tiempo pasó tranquilamente, acabó la ceremonia, la gente se empezó a ir y Arantxa respiró hondo para postergar la desilusión. Tenía un nudo en la garganta. Había dado su máximo, pero la niebla que ensombrecía la mirada de Anita parecía aún más densa que antes. “Pues nada, hice lo que pude”, se dijo. “Hablaré con Caritas. Quizá en otro ambiente, con otra familia… sí, con otras personas le irá mejor”.

— ¿Hola? —Una señora de rostro curtido y cordial, de andar encorvado pero decidido y cubierta por un chal, se volvió hacia ellas— He visto que la muñeca de la niña tiene los colores de Ucrania. 

— ¿Perdón? —Arantxa se sintió algo confusa con la intromisión.

— Sí, digo, esa muñeca me ha llamado la atención. ¿Es la niña, ya sabe… ucraniana? —preguntó la señora, con el tono frágil de una abuelita cariñosa.

— Pues… sí, lo es, ¿por qué lo pregunta? —respondió Arantxa más confiada. 

— Porque yo también lo soy. Aunque ya llevo tiempo en España…

— ¡Ostras!

Conversaron y se entendieron de lo más bien. Al final, cuando Arantxa pidió a la señora que explicara a la niña quién era la Virgen, la mayor parte de los peregrinos se habían dispersado. Se acercaron, por tanto, a la Capelinha y quedaron a una mejor distancia para contemplar la imagen de Nuestra Señora. Se sentaron en buenas sillas, la niña quedó en medio de las dos, y la anciana comenzó el relato, en ucraniano: 

— Pocos años antes de que nacieras, mi corazón, tuvimos un Papa eslavo. Polaco, y se llamaba Juan Pablo II. Era guapo, ¡vaya que lo era!, fuerte y quería mucho a los niños. Pero tenía enemigos poderosos, entre ellos, los jefes de Rusia.

La niña abrió los ojos, y la anciana prosiguió:

— Un día como hoy, pero hace 41 años, el Papa salió a dar una vuelta en su jeep sin techo por la Plaza San Pedro del Vaticano; verás, es un espacio casi tan grande como éste. El Papa tenía ¿qué?, ¿60 años? Por ahí, y quería saludar a la gente de cerca. Al él no le importaba exponerse al peligro, porque no temía la muerte. Otro señor conducía y él iba de pie saludando a las miles de personas que le sonreían y lo aclamaban. Cuando terminó de dar la vuelta, el Papa quiso repetir el giro por la Plaza. ¡Ah!, ¿por qué lo hizo? —suspiró—. Quizá fue porque vio a una madre levantar a su bebé sobre su cabeza y quiso ir a hacerle la señal de la cruz en la frente. Lo hizo, siguió su camino y, en la siguiente curva, un joven turco de 23 años contratado por los rusos bajó su cámara fotográfica y levantó en su lugar una pistola… 

La niña escuchaba el relato con los ojos tan abiertos que se podía ver la tormenta que albergaban. Sus emociones se mezclaban y, mientras oía, iba recreando las escenas en su cabecita. Imaginó a un hombre guapo, fuerte y que quería mucho a los niños, es decir, a alguien parecido a su padre, pero con sotana blanca. El hombre veía a la multitud que lo aclamaba desde abajo del jeep, pero no a los cientos de ángeles que lo vitoreaban desde arriba y por los lados. En la curva de la muerte había una concentración de tinieblas, nubes de humo y fuego, una oscuridad llena de gemidos, como ocurre en un hospital después de un bombardeo. De pronto, en medio de esa zona infernal, una sombra con ojos enrojecidos levantó una pistola pesada y ¡pam, pam, pam! Disparó tres balas: una se perdió, otra dañó el dedo que más cruces había dibujado en la frente de los niños, y la tercera impactó en el estómago de su papá, perdón, del Papa… 

La oscuridad se expandió por la Plaza como una potente onda expansiva, los ángeles se cubrieron con las alas y todos los seres vivos del planeta sintieron una punzada en el corazón. Sin embargo, en el instante en que la bala iniciaba a perforar la piel del Papa, él se adelantó a la muerte con una invocación pronunciada en polaco: “Maryjo, moja matko” (María, Madre mía)

Esas palabras detuvieron el tiempo.

Las nubes se desplazaron para abrir un espacio rectangular y por ahí bajó un ascensor invisible, como de un edificio de aire que rascaba el cielo. Dentro venía una dama luminosa y de serenísimo semblante, vestida de azul, bella como una azucena, con talante majestuoso como de cisne del Paraíso. Cuando quedaron a una altura de unos 2 metros respecto del Papa, la Señora miró hacia arriba y llamó: 

 Jesús, ¿ves esta bala?

Entonces, a través de otro rectángulo que se abría entre las nubes, descendió Jesús, con su cuerpo glorioso también, acompañado por dos niños vestidos de pastores y que rezaban el rosario de rodillas. La más pequeña, de la edad de Anita, repetía con tristeza: “¡Coitadinho Santo Padre!” (¡Pobre Santo Padre!). No habían llegado aún a situarse junto a María, cuando Jesús respondió:

— Madre, es hora de que Karol venga a descansar con nosotros.

— ¿Tan pronto? Pero si él quiere sufrir unos años más por la conversión de los pecadores —dijo la Reina del cielo, con voz más dulce que la miel—. Pero dime lo que piensas, haré lo que quieras Tú.

Jesús dudó primero, y luego sonrió. Era su madre quien se lo pedía…

— Bien. Será herido, porque así lo han querido los hombres, pero no permitamos que muera. 

La Virgen descendió como un rayo, dejando una estela aromática en el ambiente, y abrazó al Papa con ternura. Las tinieblas se dispersaron como una jauría de lobos despavoridos. Entonces, mientras Santa María sostenía a su hijo, con su finísimo dedo tocó la parte de atrás de la bala. Lo suficiente como para desviar su curso y evitar que dañara algún órgano vital. 

El tiempo recuperó su ritmo natural, la Virgen dejó al Papa en brazos del monseñor que lo acompañaba y se volvió a elevar hasta ponerse junto a su Hijo y los pastorcitos. Jesús comentó, con una mano en la barbilla: “Una mano maternal guio la trayectoria del proyectil y el Papa agonizante se detuvo en el umbral de la muerte”. 

— ¿Entonces el Papa se salvó? —Preguntó la niña en ucraniano. Eran las primeras palabras que Arantxa le oía. 

— Sí. La bala lo atravesó, pero quedó en el suelo del jeep sin haberle matado. De hecho el Papa la regaló al santuario unos años después y aquí decidieron ponerla en la corona de la Virgen. Fíjate bien, la verás si te acercas. 

La niña se levantó de su asiento con su muñeca. Con paso tembloroso recorrió la distancia que la separaba hasta Nuestra Señora. Arantxa y la abuelita la siguieron con la mirada desde sus asientos. La niña levantó su manita para tocar el cristal. El guardia de seguridad que estaba ahí la dejó hacer, quizá porque se compadeció al ver a una niña que lloraba como lloran las ancianas, y además porque la niña miraba a la Virgen con una intensidad más propia de una hipnotizada. Después de unos minutos de misteriosa conexión, de pronto, Anita se enfadó y gritó a Nuestra Señora: 

— Егоїст! (¡Egoísta!)

El guardia y las señoras se sobresaltaron. Ana se inclinó sobre su muñequita y extrajo una fotografía del bolsillo frontal que tenía en el vestido azul-amarillo. La extendió sobre la palma de la mano para alisarla, la besó tres veces y la dejó en medio de las flores más cercanas a los pies de la Virgen. Luego volvió a su asiento, ensimismada, y con un movimiento inesperado ofreció su muñeca a Arantxa. Ella no entendió nada, pero la aceptó.

— ¿Qué te dijo la Virgen? —Preguntó la abuela en su idioma, intuyendo algo.

— Que mi padre está descansando con Ella. ¡Ahora la Virgen lo tiene para ella sola, es una egoísta! También está ahí Juan Pablo II, que me quiso hacer la señal de la cruz en la frente, pero yo le dije que no, porque le podría doler el dedo. Por eso dejé la foto de papá entre las flores, para que la Virgen no se olvide de darle besos de mi parte —Parecía querer llorar, pero no tenía más lágrimas para eso; en cambio, se acercó a Arantxa y frente a ella los labios le temblaron.

— Dime, no tengas vergüenza… —le imploró.

Un inquietante temblor recorría todas las facciones de la niña, como si deliberara sobre cómo decir algo importante. De pronto, saltó de cabeza al regazo de Arantxa y allí se quedó durante la siguiente media hora, abandonada y recogida, repitiendo muchas veces una palabra desgarrada que, con el tiempo, sería cada día más suave: 

— Mamá.

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España

Santiago Leyra-Curiá: «Las nuevas generaciones desean formarse para no ser manipuladas»

La Universidad Villanueva de Madrid, institución con más de 40 años de experiencia, ha apostado desde el primer momento por la formación humanística de todos sus alumnos. Omnes ha podido hablar con Santiago Leyra-Curiá, coordinador del Core Curriculum en esa Universidad y colaborador habitual de Omnes, que nos habla con entusiasmo del reto que están afrontando.

David Fernández Alonso·12 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 6 minutos

Le parece que estamos en un momento muy oportuno para tratar de darle la vuelta a la decadencia que arrastra la educación occidental en las últimas décadas. Para ello se requiere valor y entusiasmo, sin miedo a ir contracorriente en una sociedad que ya está cansada de que la engañen con cuatro tópicos que no aguantan una reflexión serena. Las nuevas generaciones son más conscientes de la situación de lo que muchos piensan. De hecho, están deseando formarse para no ser manipuladas por el Gran hermano de turno.

Quien así habla es Santiago Leyra-Curiá (Madrid, 1980), coordinador del Core Curriculum de la Universidad Villanueva de Madrid, académico correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España y profesor de Derecho de la Información en la citada Universidad. El profesor Leyra-Curiá es una de las personas empeñadas en aprovechar la coyuntura actual para, aprendiendo de los errores pasados, ayudar a los nuevos alumnos que están llegando ahora a la Universidad a adquirir una formación sólida que les permita formar sus propias opiniones y participar constructivamente en los grandes temas del debate contemporáneo.

Precisamente acaba de regresar del congreso anual organizado por la Association for Core Texts and Courses (ACTC) en la Universidad de Notre Dame, en el que participan profesores de universidades americanas y europeas con programas de Core Curriculum. Además, el profesor Leyra-Curiá ha organizado este curso en la Universidad Villanueva de Madrid, en colaboración con la Asociación Española de Personalismo, el congreso “Engendrando Belleza: la persona en el arte y en la creatividad”, que concluyó con la inauguración de una exposición pictórica de la obra de Joaquín Planell

Santiago Leyra-Curiá en un acto académico de la Universidad Villanueva.

En tiempos de crisis de la razón, la belleza del arte puede ser una buena forma de recuperar el norte moral en una sociedad que ya busca salidas distintas a su actual situación de perplejidad existencial. Como dice Dostoiesvsky en “Los hermanos Karamazov”, la belleza salvará al mundo y parece que se refería a una belleza moral, al Bien y a las personas buenas, en definitiva. Es un ejemplo de las acciones que se desarrollan para dotar a los alumnos de recursos intelectuales y morales para desarrollar toda su potencialidad.

Como dijo precisamente el rector de la Universidad Villanueva de Madrid, José María Ortiz Ibartz, en el primer acto de apertura de curso como Universidad privada: “En una Universidad, no debemos pensar sólo en términos de oportunidades que se brindan a quienes saben aprovechar los nuevos escenarios. Es cierto que el desorden, la volatilidad, la aleatoriedad y la incertidumbre pueden generar a alguien más beneficios que pérdidas. Pero la principal contribución de una Universidad se orienta a construir una nueva civilización, porque piensa en el bien común: en generar las condiciones de posibilidad de bienes mejores para todos, y no sólo para unos pocos capaces de leer adecuadamente la naturaleza de los sucesos mientras los demás permanecen atónitos intentando explicar por qué se han producido unos acontecimientos tan altamente improbables”.

Santiago Leyra-Curiá nos habla de estas y otras cosas de actualidad a lo largo de esta entrevista.

Profesor, brevemente, ¿cómo se presentaría?

– Estudié Derecho en la Universidad Complutense de Madrid y soy un apasionado de la Filosofía y de las Ciencias del espíritu en general.

Trabajo como coordinador del Core Curriculum de la Universidad Villanueva de Madrid, donde también imparto Derecho de la Información a estudiantes de comunicación.

Publiqué hace unos meses un libro sobre la “Participación política y derecho a la objeción de conciencia al aborto” y está a punto de publicarse otro sobre “Pluralismo y libertad de expresión, información y pensamiento”. Siempre me ha interesado la trayectoria de los movimientos ciudadanos a favor de los derechos humanos.

¿Qué es el Core Curriculum?

– Como explicó el profesor Jose María Torralba en esta misma revista, el Core Curriculum es la formación humanística dirigida a los alumnos de cualquier carrera en la universidad. Es una idea sencilla y brillante que no reserva los conocimientos humanísticos a una reducida y menguante élite, sino que sostiene que la formación humanística es la columna vertebral de toda formación universitaria que pretenda serlo. Si queremos una sociedad más humana, necesitamos más formación humanística.  

Mediante unas cuantas asignaturas transversales que cursan todos los estudiantes de la Universidad tratamos de dotarles de recursos intelectuales para que se paren a pensar y a leer sobre las grandes cuestiones del hombre, más allá del precio de la gasolina y de la electricidad, que también son temas relevantes, qué duda cabe.

Por ejemplo, todos estamos ahora conmovidos por la guerra de invasión de Ucrania comenzada por Rusia. Si tuviéramos una buena formación humanística, conoceríamos la historia de estos dos países en los últimos siglos, sabríamos distinguir a Putin del pueblo ruso y de las grandes aportaciones culturales que ha hecho Rusia a lo largo de la historia sin pasar a demonizar ahora todo lo ruso como se está haciendo en muchos sitios. También podríamos distinguir las distintas versiones que nos están llegando del conflicto sin quedarnos sólo con lo que nos cuenta una parte, aunque sea la parte que está sufriendo más injustamente y con la que empatizamos espontáneamente todos.

«Si tuviéramos una buena formación humanística, podríamos distinguir las distintas versiones que nos llegan del conflicto en Ucrania»

Santiago Leyra-CuriáCoordinador del Core Curriculum de la Universidad Villanueva

¿Qué asignaturas concretas se imparten?

– Son asignaturas como Liderazgo Personal, Cultura y Civilizaciones, Antropología, Creatividad y Experiencia Artística, Sociedad de la Información y Ética y Deontología. A través de exposiciones y debates en clase, tratamos de que los alumnos adquieran una cultura y un conocimiento de las principales ciencias del espíritu, se paren a pensar cuál es su opinión sobre las grandes cuestiones de actualidad, valoren la parte de razón que tienen quienes no piensan como ellos, se atrevan a defender lo que piensan sin temor a ser la minoría siempre que lo hagan pacíficamente y con respeto a quienes no piensan como ellos, etc.

Otra de las claves son los seminarios sobre el poder transformador de la música, la ecología integral o el liderazgo, impartidos por expertos que saben transmitir con su experiencia la forma humanística de afrontar estas cuestiones.

¿De estos seminarios, cuáles podría destacar?

– Los seminarios de liderazgo, por ejemplo, cuentan con la presencia de auténticos líderes de los distintos ámbitos de la sociedad que muestran cómo vale la pena salir de la zona de confort para adentrarse en las profesiones de mayor impacto social y afrontar con optimismo las dificultades que nunca faltan.

Los seminarios de Grandes Libros, que ya existen en otras universidades de Europa y las Américas, pretenden animar a los alumnos a leer las grandes obras de la literatura universal como forma concreta de adquirir parte de la sabiduría que transmiten estos tesoros literarios. La Odisea, La Divina Comedia, Los Miserables, Moby Dick, Mujer de rojo sobre fondo gris, son los títulos que hemos tratado este curso con los alumnos. Además, en cada asignatura del Core se pide la lectura crítica de una obra clásica relacionada con la materia. 

El profesor Leyra-Curiá durante la conversación con Omnes.

Finalmente, las exposiciones de los alumnos a final de curso donde ellos mismos se preparan una intervención ante sus compañeros sobre alguno de los grandes temas tratados en la asignatura nos parecen útiles para que aprendan a hablar con soltura de estos temas sin temor a abordar asuntos conflictivos, que son muchas veces los más interesantes de tratar. No podemos aceptar que con los amigos sólo se pueda hablar de trivialidades para evitar herir sensibilidades. Siempre que se haga desde el respeto y el afecto, se puede hablar civilizadamente sobre cualquier cuestión e incluso aprender de los demás en estas conversaciones.

«No podemos aceptar que con los amigos sólo se pueda hablar de trivialidades para evitar herir sensibilidades. Siempre que se haga desde el respeto y el afecto, se puede hablar civilizadamente sobre cualquier cuestión e incluso aprender de los demás en estas conversaciones».

Santiago Leyra-CuriáCoordinador del Core Curriculum de la Universidad Villanueva

¿Cómo resumiría, en pocas palabras, el objetivo del proyecto?

– En definitiva, se trata de que la Universidad sirva para lo que se creó: ayudar a los alumnos a formarse, adquirir una buena cultura, ayudarles a pensar, sin miedo a buscar la verdad, aunque a veces esa verdad nos resulte incómoda y nos haga cambiar nuestras opiniones o estilos de vida. Noto en los estudiantes actuales hambre de poder formarse una opinión fundada sobre lo que realmente quieren para sus vidas, sin tener que estar sujetos a las modas o a lo que establezcan las nuevas inquisiciones contemporáneas y eso me parece una invitación al optimismo. 

Libros

Ética para valientes. El honor en nuestros días 

Juan José Muñoz García recomienda la lectura de Ética para valientes. El honor en nuestros días de David Cerdá.

Juan José Muñoz García·12 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Libro

Título: Ética para valientes. El honor en nuestros días
Autor: David Cerdá
Páginas: 391
Editorial: Rialp
Ciudad: Madrid
Año: 2022

Tal vez hablar del honor o de los héroes, en ciertos ambientes, suene a reivindicación rancia y trasnochada. Pero también puede entenderse el honor como una actitud ética y antropológica de gran calado, que adopta formas diversas a medida que evoluciona la sociedad. Se puede asistir a un desfile de modelos de honor desde la Antigüedad clásica al siglo XXI, que invitan a no desterrar de nuestro vocabulario y de nuestra vida esta disposición ética. Es el punto de vista que adopta David Cerdá, doctor en filosofía y gestor empresarial, en este ensayo. 

Combinando la reflexión filosófica con la literatura, el cine, la política y los efectos de la pandemia, nos ofrece una imagen actual y atrayente del heroísmo y el honor. Personajes reales como Irena Sendler o Ignacio Echevarría, o de ficción, como los protagonistas de Algunos hombres buenos o Solo ante el peligro, dan forma a esa versión del honor y el heroísmo entendidos como una aceptación libre y autónoma del lema proteger y servir.  

El autorJuan José Muñoz García

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Zoom

Vía Crucis presidido por el Papa en el exterior del Coliseo en Roma

Miles de personas participaron en las ceremonias del Triduo Pascual en la Basílica de san Pedro y en el Vía Crucis en el exterior del Coliseo Romano.

Omnes·12 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Mundo

El cardenal Zen es detenido en Hong Kong

El cardenal emérito de Hong-Kong Joseph Zen, defensor de los derechos civiles, crítico con el régimen chino y partidario del movimiento prodemocrático, ha sido detenido por la policía en la madrugada de este miércoles.

David Fernández Alonso·11 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

En la madrugada del miércoles 11 de mayo, la policía ha detenido al cardenal Joseph Zen Ze-kiun, de 90 años, obispo emérito de la ciudad de Hong-Kong y conocido partidario del movimiento prodemocrático. Así lo han afirmado fuentes locales y varios medios de comunicación de la ciudad, según los cuales la detención estaría vinculada a la gestión del Fondo 612, que hasta su clausura ayudó a miles de manifestantes prodemocráticos implicados en las protestas de 2019.

El cardenal Zen era uno de los administradores de la organización Fondo 612, que dejó de operar el pasado octubre. Las autoridades lo han detenido junto con otros promotores del fondo, entre ellos la conocida abogada Margaret Ng, el académico Hui Po-keung y la cantautora Denise Ho. Al parecer, la investigación de las fuerzas del orden se centra en si el Fondo 612 se «confabuló» con fuerzas extranjeras, violando la ley de seguridad nacional impuesta por Pekín en el verano de 2020.

El cardenal Zen lleva mucho tiempo en el punto de mira del gobierno chino. En enero, la prensa en favor del régimen publicó varios artículos en los que se le acusaba de incitar a los estudiantes a rebelarse en 2019 contra una serie de medidas del gobierno.

El cardenal no gusta en Pekín por sus críticas al control que ejerce el Partido Comunista Chino sobre las comunidades religiosas. Ha condenado la retirada de cruces del exterior de las iglesias en China y ha celebrado a lo largo de los años misas en memoria de los mártires de Tiananmen en Pekín: los jóvenes masacrados por las autoridades el 4 de junio de 1989 por exigir libertad y democracia. El cardenal también está en contra incluso del acuerdo entre el Vaticano y China sobre el nombramiento de obispos.

En respuesta a las preguntas de los periodistas, el director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, afirmó que «la Santa Sede ha conocido con preocupación la noticia de la detención del cardenal Zen y sigue con extrema atención el desarrollo de la situación».

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España

La Iglesia agradece y rinde cuentas de su tarea en pandemia en España

4.030.871 personas fueron atendidas de manera directa por la Iglesia en cuestiones asistenciales durante la pandemia. Éste es uno de los datos que hoy se ha conocido en la Conferencia Episcopal Española durante la presentación de la Memoria de Actividades de la Iglesia en España durante 2020.

Maria José Atienza·11 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

2020 está marcado en la agenda mental del mundo como el año en que comenzó la pandemia y que, hasta su fin, se caracterizó por las restricciones de movimiento, los aforos y el aumento de las peticiones de ayudas económicas y asistenciales.

De hecho, tanto Mons. Luis Argüello, secretario de la Conferencia Episcopal Española como la directora de la oficina de Transparencia, Ester Martín, han calificado de “año difícil” el ejercicio de 2020 en la Iglesia durante la presentación de la memoria de actividades de la Iglesia católica en España correspondiente al año 2020.

Un año en el que, en palabras de Mons. Argüello, “hemos vivido la experiencia de templos cerrados, pero también en el que las personas, con motivo de la pandemia, se han acercado a la Iglesia buscando ayuda consuelo y esperanza para poder salir adelante”. La memoria de actividades de la Iglesia es un momento “para agradecer y para rendir cuentas” ha subrayado el portavoz de la CEE.

Menos dinero, más necesidades

Un año en el que la actividad de la Iglesia, según se recoge en esta memoria que resume, someramente, los datos presentados por la Iglesia al Ministerio de la Presidencia, ha visto cómo aumentaban exponencialmente las necesidades asistenciales.

En este sentido, Ester Martín ha destacado las cerca de 700 acciones que se pusieron en marcha en contexto COVID, desde diferentes instituciones de la Iglesia y que se añaden a las que ya venia realizando antes de la emergencia sociosanitaria. De éstas, más de la mitad, 359, han sido acciones asistenciales,175 pastorales, 89 sanitarias y 57 relativas a iniciativas de educación y formación.

También ha sorprendido la cifra de las 4.030.871 personas que fueron acompañadas y atendidas en alguno de los 9.222 centros de la Iglesia. Entre estos centros se cuentan centros para mitigar la pobreza, centros de asistencia a inmigrantes,  centros para mujeres víctimas de violencia o de menores así como  casas para ancianos, enfermos crónicos y personas con discapacidad u hospitales. Más de la mitad de estos 4 millones de personas acudieron a centros del primer tipo mientras que poco más de un millón lo hacían a los del segundo bloque.

Lo que la Iglesia española ahorra al Estado

Un dato a tener en cuenta: a través de toda la actividad asistencial que se lleva a cabo en distintos ámbitos, la Iglesia genera un valor económico para la sociedad de 589.629.655€.

A esto hay que sumarle los 3.895 millones de euros que ahorra la Iglesia al Estado en el campo de la educación y la formación. No en vano, en España hay 2.558 centros de iniciativa católica de los que 2.419 son concertados. Más de un millón y medio de alumnos acude a estos centros en los que trabajan 133.770 personas. Entre estos centros, la Iglesia sostiene 423 centros de educación especial que atienden a 40.118 alumnos.

memoria iglesia española

A pesar de la pandemia, de la caída de los ingresos etc; la Iglesia, como ha querido destacar Mons. Argüello “ha continuado estando al lado de quienes pedían ayuda”. Un esfuerzo que ha sido posible gracias a las miles de personas: laicas, consagrados y sacerdotes, que destinan su vida y su tiempo a estas actividades. Ésas que Martín ha querido poner en valor porque “son todavía una cara tan desconocida de la Iglesia. Por eso, esta Memoria hace que muchas personas se vean reflejadas”. También desconocidos son esos 16.500 sacerdotes que han dado 29 millones de horas a través de su tarea pastoral en las 23.000 parroquias españolas.

Menos presencia sacramental pero más online

El cierre de los templos en muchas comunidades españolas llevó a un evidente descenso de la actividad sacramental que se recoge en esta memoria. Aún así, en 2020 tuvieron lugar 100.222 bautizos, 161.950 personas recibieron la primera comunión, 79.447 jóvenes o niños recibieron el sacramento de la confirmación, 12.679 parejas contrajeron matrimonio y 29.627 personas recibieron la unción de los enfermos.

Unos datos que suponen una disminución a la que se ha referido Mons. Argüello destacando que “el cierre de templos coincidió con meses en los que se celebran por ejemplo la Semana Santa y la “temporada alta” de comuniones, bodas y confirmaciones. Además del cierre, la apertura se hizo con aforos limitados y con el miedo legítimos de muchas personas a participar en las celebraciones conjuntas. Lo cual no quita el descenso que ya se viene observando y que está más relacionado con el proceso de secularización de nuestro país”. Ester Martín ha querido añadir además que, “a pesar de que la gente no acudía a los templos, fueron millones los que participaron en celebraciones a través, por ejemplo, de la televisión”.

Datos definitivos de la Renta

297.680.216€ es el total asignado a la Iglesia católica por los contribuyentes. Una cantidad que, si bien es algo más baja que el ejercicio anterior, supone tan sólo un descenso de un 2% lo que significa un reconocimiento al trabajo de la Iglesia.

Ester Martín se ha referido además a la crisis que se nota en la economía de las diócesis españolas de las que, casi la mitad presenta déficit.

La caída de las aportaciones voluntarias de los fieles ha sido de un 7%, un descenso pequeño teniendo en cuenta el panorama económico en el que nos encontramos.

Compromiso con la transparencia

Un año más, ha querido destacar Ester Martín, PwC, ha revisado externamente la memoria, que este año recoge datos de 392 indicadores de toda la actividad de la Iglesia lo que ha dado lugar unos 150.000 registros. En 2007, cuando cambió el modelo de asignación tributaria, se informaba sólo de 77 indicadores, lo que supone un aumento del 500%.

En el ámbito de la transparencia se han puesto en marcha otras iniciativas, como la elaboración de un plan contable para todas las entidades diocesanas, los manuales de buenas prácticas en la gestión, las oficinas de transparencia y los portales de transparencia, que informan a nivel diocesano de su labor y de todos los recursos y sus destinos.

Vaticano

Juan Pablo I y el «único tesoro de la fe»

Con la beatificación del Papa Albino Luciani en el horizonte, la Fundación Vaticana Juan Pablo I pretende promover el pensamiento, la figura, las enseñanzas y el estudio de los escritos del pontífice de Belluno.

Giovanni Tridente·11 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Con Juan Pablo I el Señor quiso mostrarnos «que el único tesoro es la fe», «que la predilección por los pobres» es parte infalible de la fe apostólica, que la paz está en el corazón de la Iglesia, como lo están la justicia, la fraternidad, la solidaridad y la esperanza. El Papa Francisco escribe esto en el prefacio de un reciente libro publicado en Italia sobre «El Magisterio. Textos y documentos del Pontificado» del Papa Albino Luciani, que estuvo al frente de la Iglesia sólo 34 días, del 26 de agosto al 28 de septiembre de 1978.

Días en los que, leyendo sus apuntes, sus reflexiones y recorriendo los textos de sus homilías, discursos, cartas, catequesis de los miércoles (Audiencias) y Ángelus, aflora su «mirada profética sobre las heridas y males del mundo» y que lo más urgente era «simplemente caminar en la fe de los Apóstoles», que había recibido en la humilde familia de trabajadores y emigrantes.

La publicación ha sido realizada por la Fundación Vaticana Juan Pablo I, constituida el 28 de abril de 2020 precisamente para promover el pensamiento, la figura, las enseñanzas y el estudio de los escritos del pontífice, antes Patriarca de Venecia, hoy Venerable Siervo de Dios. La Fundación estará presidida por el cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin, y vicepresidida por la periodista Stefania Falasca, que también ha editado la Positio, así como varias publicaciones sobre el pontífice de Belluno.

Beatificación el 4 de septiembre

El pasado mes de diciembre se anunció la fecha de la beatificación, fijada para el próximo domingo 4 de septiembre en la Plaza de San Pedro con la presencia del Papa Francisco. Es el sexto de los papas del siglo XX para los que se ha introducido la causa de beatificación y canonización (después de Pío X, Pío XII, Pablo VI, Juan XXIII y Juan Pablo II). La causa de Albino Luciani se abrió en noviembre de 2003 en su diócesis natal (Belluno-Feltre) y concluyó en 2017 con la proclamación de las virtudes heroicas.

El 13 de octubre de 2021 llegó el decreto que reconocía el milagro de una curación extraordinaria atribuida a su intercesión.

Conferencia en la Gregoriana

Con motivo de la beatificación, este viernes 13 de mayo la Fundación que lleva su nombre organiza una conferencia en Roma en colaboración con el Departamento de Teología Dogmática de la Pontificia Universidad Gregoriana para presentar el contenido del libro cuyo prefacio ha firmado el Papa Francisco, en el que se recogen numerosas notas autógrafas de Juan Pablo I y diversos papeles de su archivo privado. También habrá un preestreno de un documental editado por el departamento del Vaticano de la RAI.

Además del Secretario de Estado, Pietro Parolin, estarán presentes el Postulador de la Causa de Canonización, Cardenal Beniamino Stella y el Prefecto del Archivo Apostólico Vaticano, Monseñor Sergio Pagano. El Magisterio de Juan Pablo I será objeto de una lectura teológico-pastoral, pero también histórica, ecuménica y eclesial.

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Libros

Para la eternidad

David Fernández Alonso recomienda la lectura de Para la eternidad del Cardenal Robert Sarah.

David Fernández Alonso·11 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Libro

Título: Para la eternidad
Autor: Robert Sarah
Páginas: 287
Editorial: Palabra
Ciudad: Madrid
Año: 2022

El cardenal Robert Sarah vuelve a presentar un nuevo libro en torno a la figura del sacerdote. El guineano, sacerdote desde 1969, fue nombrado Arzobispo de Conakri con 34 años de edad. Juan Pablo II lo llamó a la Curia Romana en 2001, donde desempeñó varios altos cargos. Benedicto XVI lo creó cardenal en 2010, y en 2014 Francisco lo nombró Prefecto de la Congregación para el Culto divino y la disciplina de los sacramentos, donde ha estado hasta junio de 2020. El 8 de mayo de 2021, el Papa Francisco lo nombró miembro de la Congregación de las Iglesias Orientales. 

En este nuevo libro, que el cardenal africano dedica “a todos los seminaristas del mundo entero”, pretende dar respuestas concretas sobre cuestiones alrededor del sacerdocio, a partir de diversos textos de santos, papas y algún otro autor. “Hemos de mirar cara a cara a la realidad: el sacerdocio parece tambalearse. Algunos sacerdotes son como los marineros de una nave violentamente sacudida por el huracán. Dan bandazos y pierden el equilibrio”.

El autor de Al servicio de la verdad, Desde lo más hondo de nuestros corazones, La fuerza del silencio, Dios o nada y Se hace tarde y anochece, se sirve de grandes autores espirituales como san Agustín, san Gregorio Magno, san Juan Crisóstomo, santa Catalina de Siena, san Juan Pablo II, san John Henry Newman, Pio XII, Benedicto XVI o el Papa Francisco. El hilo conductor, la reflexión del don maravilloso del sacerdocio y la participación en el sacerdocio de Jesucristo: “Es evidente”, afirma el cardenal Sarah en la introducción de su libro, “que la santidad que debe brillar en el sacerdocio nace de la santidad de Dios. Los sacerdotes tienen que hacerse perfectos y santos a imagen de Jesucristo”

Sarah manifiesta su notable preocupación ofreciendo este volumen, de modo sencillo, breve, accesible a todos. “Un libro cuyo objetivo consiste en que los sacerdotes vuelvan a descubrir su identidad profunda, en que el pueblo de Dios renueve su manera de mirarlos”. Ya es conocido el estilo del cardenal guineano, profundo y a la vez asequible. Después de su lectura se aprecia que está dirigido principalmente a los sacerdotes, pero que cualquier cristiano puede leer y aplicarse las enseñanzas de los santos, hombres y mujeres, laicos y clérigos, a los que Sarah “cede la palabra”. 

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Libros

Cuatro teorías sobre la expresión artística y otros escritos sobre el relativismo cultural

Santiago Leyra Curiá·11 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Libro

Título: Cuatro teorías sobre la expresión artística y otros escritos sobre el relativismo cultural
Autor: Ernest H. Gombrich
Editorial: Rialp
Ciudad: Madrid
Año: 2021

Delicioso librito que recoge varios textos cedidos por el gran historiador del arte Ernest Hans Josef Gombrich a la editorial Rialp, que fueron publicados en su día en su revista Atlántida.

Podríamos decir que la primera de las cuatro teorías del título sería la que considera la expresión artística como un síntoma (el ceño fruncido o el rubor son síntomas del enfado o de la turbación interior), la segunda la consideraría como señal (el sonido que emiten las gallinas para llamar a sus polluelos a comer o prevenirles de algún peligro) y la tercera sería la función simbólica, que entiende el arte como símbolo (un escritor describe una escena y transmite los sentimientos del héroe). La cuarta teoría, complementaria a las anteriores, sería la que entiende el arte como expresión de los propios sentimientos del artista.

También aparece en este volumen una conferencia pronunciada por el austríaco sobre el relativismo cultural en las ciencias del espíritu, que no ha perdido actualidad.

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Libros

Te concedo un corazón sabio e inteligente

Juan José Muñoz García recomienda la lectura de Te concedo un corazón sabio e inteligente de Francisco Javier Insa Gómez.

Juan José Muñoz García·11 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Libro

Título: Te concedo un corazón sabio e inteligente
Autor: Francisco Javier Insa Gómez
Páginas: 319
Editorial: Palabra
Ciudad: Madrid
Año: 2022

El sacerdote hace presente a la Verdad Encarnada con su ministerio, y para hacer visible y creíble la dimensión sapiencial de su misión, en una época marcada por una crisis antropológica y social, necesita una esmerada preparación intelectual que se armonice con los demás aspectos de la formación: humano, espiritual y pastoral.   

La formación cultural es indispensable para la comprensión en profundidad de Dios, de las demás personas y de uno mismo. La transmisión del mensaje evangélico en una sociedad posmoderna no puede reducirse a despertar sentimientos o emociones, son necesarios el estudio y la oración para interiorizar la fe y vivirla de manera consciente. 

Con ocasión de la promulgación de la Constitución Apostólica Veritatis gaudium, y de la Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis, se celebró en Roma, organizado por el Centro de Formación Sacerdotal de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, un congreso para Formadores de Seminarios. Este libro recoge las ponencias pronunciadas en dicho simposio, con temas que van desde la importancia de los estudios filosóficos y teológicos hasta aspectos pedagógicos y de comunicación de la fe en el siglo XXI. 

El autorJuan José Muñoz García

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