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Michael Mazza: “En los juicios por abusos deben asegurarse las garantías procesales”

Michael Mazza es un abogado especializado en asesorar juridicamente a sacerdotes en situaciones difíciles, como acusaciones de abuso.

 

Vytautas Saladis·29 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 7 minutos

Traducción del artículo al inglés

“Men of Melchizedek” (MOM) es una organización norteamericana que presta apoyo espiritual y material a sacerdotes en dificultades. En el verano de 2021 una orden religiosa le preguntó si podía desarrollar un modelo para afrontar las acusaciones de abuso sexual. Fue entonces cuando los responsables de MOM decidieron crear una oficina jurídica especializada en estos asuntos. Como se trata de un tema de máxima importancia, estaban interesados en desarrollar un protocolo que garantizara la investigación rigurosa y respetase la presunción de inocencia de los acusados. Se trata de colaborar para que efectivamente se llegue a la verdad sobre una determinada acusación.

Michael Mazza es el asesor jurídico de esta institución. Recientemente ha defendido su tesis doctoral en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz (Roma) sobre el derecho a la reputación de los sacerdotes, con particular atención a aquellos acusados por abusos. Con este motivo, charlamos con él sobre los desafíos de estos procesos penales en la Iglesia.

¿Cómo nació la idea de crear un consultorio para atender a sacerdotes acusados?

—Ante el aumento de juicios en la Iglesia contra sacerdotes y las variadas situaciones que se van planteando, pensé que habría que garantizar el derecho a la presunción de inocencia y a la legítima defensa. A estos derechos, fundamentales para que los procesos judiciales sean realmente justos, es a los que pretendo servir con mi trabajo.

¿Hasta qué punto está en riesgo la presunción de inocencia de los sacerdotes?

—La atención mediática que reciben muchos de estos procesos en ocasiones puede hacer que se resientan las garantías procesales de los acusados. Nadie está a favor de la impunidad; pero tampoco deberíamos estarlo de condenar a alguien sin las debidas garantías. Me parece que hemos pasado en los últimos años de un extremo al otro. Vale la pena no olvidar, como afirmaba uno de mis profesores de Derecho canónico, que el símbolo de la justicia no es un péndulo, sino una balanza.

¿A qué se dedicaba antes de abrir el consultorio jurídico?

—Tras acabar mis estudios, trabajé como profesor y catequista durante diez años. Luego, cuando nuestra familia empezó a crecer, decidí estudiar Derecho civil y trabajar como abogado, trabajo al que me he dedicado durante dos décadas. Desde el 16 de julio de 2021, fiesta de Nuestra Señora del Carmen, inicié el asesoramiento en el nuevo consultorio. Creo que María, como Madre de los Sacerdotes, es una intercesora especialmente importante para este tipo de trabajo.

La búsqueda y determinación de esa verdad indudablemente ayuda a las víctimas a obtener una reparación.

Michael Mazza. Asesor jurídico Men of Melchizedek

En su opinión, ¿cómo ha sido la gestión de los casos de abusos por parte de la Iglesia en Estados Unidos?

—Es una pregunta pertinente, y muy compleja. Lo primero que hay que señalar es que ha habido muchas víctimas de abusos sexuales, cuyo sufrimiento es indescriptible. El daño que han sufrido es incalculable. La pasividad de las autoridades eclesiásticas a la hora de castigar y corregir dichas conductas ha generado un escándalo muy grande.

Todo ello nos lleva a concluir que la jerarquía no actuó bien. Pienso que pocos estarán en desacuerdo con esto. Sin restar importancia a la afirmación anterior, me gustaría destacar que muchos abogados y psicólogos que asesoraron a los obispos consideraban que los responsables de estos abusos, más que criminales, eran simplemente enfermos, que necesitaban tratamiento y curación. Sin excusar la responsabilidad de los obispos, estas aproximaciones pueden ayudar a comprender la falta de contundencia con la que frecuentemente se reaccionó ante las denuncias.

¿Ha mejorado la situación en la actualidad?

—La situación, sin duda alguna, ha mejorado. En primer lugar, las acusaciones se toman más en serio. En segundo lugar, las autoridades civiles se involucran más a menudo. Por último, y más importante, las necesidades de los perjudicados por los abusos tienden a ponerse en primer plano. En cualquier caso, este cuadro general también presenta ciertas sombras o desafíos. De una parte, la facilidad de acoger las acusaciones puede producir desequilibrios, como es el hecho de que las denuncias anónimas sean utilizadas como instrumento al servicio de venganzas privadas. La implicación de las autoridades civiles puede causar a veces otros problemas, especialmente si la autoridad es activamente hostil a la Iglesia. Finalmente, no ha sido infrecuente que las necesidades de las víctimas se presenten en términos exclusivamente monetarios.

De todos estos desafíos, ¿cuál considera el más acuciante?

—Pienso que el principal reto es garantizar un proceso justo para los clérigos acusados. Esta percepción es la que me ha llevado a investigar esta cuestión y centrar ahí mi trabajo profesional.

Michael Mazza
Michael Mazza ©PUSC

¿Podría enumerar algunos aspectos que podrían mejorarse en los procesos?

—Como ya he comentado, es particularmente importante proteger el derecho a la defensa y a la presunción de inocencia. Junto con ellos, también es necesario velar por la buena fama del procesado, cuyo honor no debería quedar perjudicado hasta que se demuestre su culpabilidad.

Publicar los nombres de los acusados antes de que sean declarados culpables en algún tipo de proceso judicial o incluso extrajudicial es un horrible abuso, y genera un daño irreparable. Si hay un solo fruto de mi investigación y publicación, espero que sea la eliminación de esas listas de los llamados “acusados creíbles”.

¿De qué manera su estudio ayuda a combatir los abusos sexuales en la Iglesia?

—Una idea que late en toda mi investigación es la importancia de llegar a la verdad sobre una determinada acusación. La búsqueda y determinación de esa verdad indudablemente ayuda a las víctimas a obtener una reparación. La afirmación que a veces se escucha de “hay que creer a todas las denuncias” es populista, y puede llegar a ser insultante para las verdaderas víctimas, también para quienes son falsamente acusados, quienes han sufrido un daño real.

¿Tiene alguna sugerencia sobre cómo podría mejorar el proceso contra los clérigos acusados de abusos?

—Podría mencionar muchas. Se trata de medidas sencillas, nada revolucionarias. Entre otras, puedo mencionar la necesidad de formar mejor a las personas llamadas a conformar los tribunales canónicos; una mejor comunicación al clérigo de sus derechos en el proceso; y una mejor asistencia jurídica de los acusados, que –como cualquier otra persona- tienen el derecho a una defensa cualificada.

Una exposición más detenida de estas y otras medidas puede encontrarse en un documento que he contribuido a elaborar, y que puede consultarse en la página web de la asociación “Men of Melchizedek”.

Usted ha defendido recientemente una tesis doctoral con el título «El derecho del clérigo al buen nombre» (“The Right of a Cleric to Bona Fama”). ¿Por qué se interesó especialmente por este aspecto?

—Partiendo de la idea de que la justicia consiste en dar a otro un bien que le corresponde, he querido centrarme en el bien consistente en la reputación, en el buen nombre. Este bien jurídico es particularmente importante con respecto al clero ordenado, por la posición de servicio que ocupa en una comunidad de fieles.

A lo largo de mi investigación, procuro explicar en qué consiste la reputación, por qué es importante, cómo se ha protegido a lo largo de la historia en muchas culturas diferentes y, por último, qué significa esto en el contexto contemporáneo, especialmente en los Estados Unidos.

¿Por qué es importante tener un asesor canónico? 

—Las acusaciones de abuso sexual son de naturaleza penal e implican frecuentemente la apertura de un proceso que puede acarrear consecuencias muy graves. La acusación por un delito es, por lo tanto, una cuestión muy grave. Para hacer frente a la misma, se precisa de conocimientos jurídicos técnicos, que la mayoría de las veces un sacerdote no tiene. Junto con ello, un asesor canónico puede proporcionar perspectiva, ánimo y un oído atento a las personas que atraviesan por esos procesos.

¿Su asesoramiento canónico abarca sólo los casos de abuso en el ámbito de la Iglesia?

—La gran mayoría de mis clientes, diría que dos tercios, están implicados en procesos de abusos. Junto con ello, también asesoro en otro tipo de procesos, como en causas de nulidad matrimonial.

¿Selecciona a sus clientes?

—Por supuesto. Considero que tengo el deber ético de asegurarme de que puedo representarlos bien, de forma que si carezco del tiempo o la preparación específica necesarios para un asunto, prefiero derivar esos clientes a otros colegas. Además, antes de formalizar la relación es oportuno asegurar el entendimiento mutuo, así como que el cliente comparta mi enfoque del proceso, que es un enfoque directo y siempre respetuoso con la oficina del obispo.

Algunos consideran que el carácter sobrenatural de la Iglesia exime a la jerarquía de respetar los derechos naturales de los acusados

Michael Mazza.Asesor jurídico Men of Melchizedek

¿Podría explicarnos brevemente cómo se desarrolla el proceso contra un clérigo acusado de abuso?

—Con mucho gusto. Una vez que el superior recibe una acusación por abuso, al menos en los Estados Unidos, en la inmensa mayoría de los casos el acusado es inmediatamente relevado de sus funciones. A menudo se le pide que abandone también el lugar, se le prohíbe celebrar los sacramentos públicamente, se le insta a que no vista de clérigo y se le ordena que no se presente públicamente como sacerdote. También es frecuente que se le ordene acudir a un hospital psicológico, donde se le puede aislar por completo, se le hace firmar un documento de renuncia a la confidencialidad y se le somete a las pruebas del detector de mentiras. Es habitual que sea interrogado por un investigador o instructor de la diócesis, sin ser siquiera informado de sus derechos civiles ni canónicos. En resumen, una denuncia por abusos es el comienzo de una larga pesadilla para el acusado.

Sin detenernos en tecnicismos, merece la pena resaltar que el procedimiento para castigar delitos en la Iglesia, al menos por la vía administrativa, con frecuencia es poco garantista con los derechos de los acusados.

Como denunciaba hace años el profesor Joaquín Llobell, da la impresión de que algunos consideran que el carácter sobrenatural de la Iglesia exime a la jerarquía de respetar los derechos naturales de los acusados. De este modo se abre la puerta a todo abuso, y la Iglesia, en lugar de ser un “espejo de justicia” se convierte para los acusados en un espejo roto y peligroso. Con esta crítica no pretendo justificar la situación de impunidad que se ha vivido durante años, sino subrayar que también resulta injusto pasarse por el lado opuesto, privando a los procesados de los medios necesarios para que puedan probar su inocencia.

¿Sus actividades han sido bien recibidas por los obispos de Estados Unidos y la Congregación para la Doctrina de la Fe?

—Para esta pregunta no cabe una respuesta generalizada. Algunos obispos se muestran comprensivos con la situación del sacerdote acusado, y procuran atenderle. En este caso, normalmente mis servicios son valorados y, sin comprometer su neutralidad, se establece una sana colaboración entre las autoridades y nuestro gabinete, como la que puede haber entre un juzgado civil y un despacho de abogados.

En otros casos, lamentablemente, los obispos se desentienden totalmente de los acusados. Quizá esta conducta se debe a la enorme presión mediática que en Estados Unidos rodea estos procedimientos, así como al consejo de algunos abogados que piensan que esta conducta es la más “segura”, a fin de evitar dar la impresión de un apoyo implícito a posibles abusadores.

¿Existen más bufetes de abogados similares al suyo?

—Muy pocos. La mayoría de abogados civiles que se dedican a estos temas suelen trabajar directamente para las diócesis. Personalmente, confío en que progresivamente más profesionales con buena formación civil y canónica se dediquen a estos asuntos con una actitud constructiva y de comunión, que podría resumirse en la expresión “sentire cum Ecclesia”.

¿Qué panorama le gustaría ver en un futuro próximo?

—Rezo para que Dios dé consuelo y fuerza a las personas implicadas en estos procesos. Me refiero tanto a las personas que han padecido abusos como a los sacerdotes falsamente acusados que se sienten abandonados. Espero que el Señor dé fortaleza a los obispos, que cargan con una gran responsabilidad y se ven asediados por todas partes. Rezo para que aliente y sostenga el deseo de hacer justicia de todos los que trabajan en los tribunales diocesanos.

El autorVytautas Saladis

Vaticano

Las universidades, lugares de apertura y construcción de la paz

En las últimas semanas, el Papa Francisco ha recibido en audiencia a varias comunidades de estudiantes y personal universitario, tanto de instituciones pontificias como civiles, a quienes reiteró la importancia del diálogo y la concreción de proyectos de paz.

Giovanni Tridente·28 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

El primer encuentro tuvo lugar con el Pontificio Instituto Litúrgico confiado a los monjes benedictinos del Ateneo de Sant’Anselmo de Roma, con motivo del 60º aniversario de su fundación por San Juan XXIII (1961).

En su discurso, el Papa se refirió a la constitución conciliar “Sacrosanctum Concilium”, de la que extrajo un nuevo fruto, también para la vida litúrgica actual, que debe garantizar una fecunda participación de los fieles, una mayor comunión eclesial y el impulso de una misión evangelizadora que implique a todos los bautizados.

Savia nueva para la vida litúrgica

La formación, en este caso, debe ayudar a educar a las personas “para que entren en el espíritu de la liturgia”, quedando “impregnados” por ella, superando un cierto “formalismo” que hace perder de vista la esencia de la celebración.

“No se trata de rituales, es el misterio de Cristo, que de una vez por todas ha revelado y realizado lo sagrado, el sacrificio y el sacerdocio”, dijo el Papa a los alumnos de la Universidad Anselmiana, invitándoles entonces a realizar “la misión” a su alrededor, saliendo “al encuentro de los demás, al encuentro del mundo que nos rodea, al encuentro de las alegrías y de las necesidades de tantos que quizás viven sin conocer el don de Dios”.

De este modo, también se superan las divisiones y se genera una mayor unidad eclesial, porque no es necesario hacer de la liturgia “un campo de batalla para cuestiones que no son esenciales”. No es casualidad que el Concilio “haya querido preparar con abundancia la mesa de la Palabra de Dios y la Eucaristía, para hacer posible la presencia de Dios en medio de su pueblo”.

Alimentar las raíces

Este año también se celebra el 85º aniversario de la fundación del Pontificio Colegio Pío Rumano, que acoge a los estudiantes seminaristas que se forman en las Universidades Pontificias de Roma. Al encontrarse con la comunidad, que se aloja a lo largo del paseo del Gianicolo, justo encima del Vaticano, la invitó a alimentar sus raíces, mediante el estudio y la meditación, pensando en el ejemplo de los mártires que dejaron profundas huellas precisamente en Roma.

“Queridos amigos, sin alimentar las raíces, toda tradición religiosa pierde fecundidad. De hecho, se produce un proceso peligroso: con el paso del tiempo, uno se centra cada vez más en sí mismo, en la propia pertenencia, perdiendo el dinamismo de los orígenes”, subrayó el Papa Francisco.

En cambio, es importante partir de esa “primera inspiración” y crecer fructíferamente, sin olvidar la “buena tierra de la fe” que se encuentra en los que nos han precedido. Además de no olvidar al pueblo del que se procede, el Pontífice invitó a los futuros sacerdotes a tener “olor a oveja”, tocando la carne de Cristo presente en los pobres, en los que sufren, en los descartados y en todos aquellos en los que Jesús mismo está presente.

Un lugar de apertura y diálogo

En el ámbito cívico, el Papa Francisco se reunió con estudiantes y profesores de la Universidad de Macerata, en Italia, recordando cómo la universidad es el “lugar de apertura de la mente a los horizontes del conocimiento”, de la vida, del mundo y de la historia de cada persona. Horizontes, los del mundo en general y los de cada individuo, que deben hacerse dialogar -también a nivel multicultural- para llevar “un crecimiento de humanidad” a toda la sociedad.

En definitiva, el Papa Francisco concibe una “idea humana de la universidad”, que nada tiene que ver con la impronta ilustrada de simplemente “llenar la cabeza de cosas”. Más bien, la persona debe involucrarse con sus afectos, con su forma de sentir, pensar y actuar, en un desarrollo completamente armonioso.

Realizar horizontes de paz

La última audiencia de este bloque fue la concedida a los rectores de todas las universidades de la región del Lacio, tanto estatales como privadas. A ellos, el Papa les reiteró que, en este particular momento histórico caracterizado por las pandemias y las guerras, a las Universidades se les confía una tarea de gran responsabilidad: «cómo vivir y superar la crisis, para que no se convierta en conflicto».

En su visión, hay que hacer realidad un horizonte de paz, que sólo puede construirse si se difunde el sentido crítico, la sana confrontación y el diálogo. Junto a ello, hay que repensar los modelos económicos, culturales y sociales «para recuperar el valor central de la persona humana». Por tanto, debemos ser conscientes de que la universidad «no tiene fronteras» ni barreras, pero para que así sea, debemos tener «el valor de la imaginación y la inversión». Así lo exigen ante todo los jóvenes, «que no se conforman con la mediocridad», y que deben ser educados en el respeto a sí mismos, al prójimo y a toda la creación. Educación, investigación, diálogo y confrontación con la sociedad. Sólo así es posible tener comunidades vivas, transparentes, acogedoras y responsables «en un clima fructífero de cooperación e intercambio», que valore a todos, lejos de las ideologías.

España

Los destinos religiosos cobran fuerza ante el fin de la pandemia

Importantes operadores turísticos, empresariales y bancarios se mueven cada vez con mayor creatividad ante el final de la pandemia del Covid-19, con la reactivación del sector. Viajes El Corte Inglés y Banco Sabadell han formalizado estos días en Roma un acuerdo de colaboración para viajes a destinos religiosos y peregrinaciones.

Francisco Otamendi·27 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

La firma del acuerdo ha tenido lugar en la Embajada Española ante la Sede Sede en la capital italiana. José Luis Montesino-Espartero, director de Negocios Institucionales en Banco Sabadell, destacó en su intervención “el compromiso del banco Sabadell con este segmento a través de los hechos, poniendo de manifiesto varios proyectos pioneros en España como la digitalización de la Iglesia a través de los limosneros digitales, el lanzamiento junto a la Universidad Francisco de Vitoria del primer curso financiero especializado para entidades religiosas y del Tercer Sector y ahora este último acuerdo con viajes el Corte Inglés. Todo ello promovido desde la dirección de Instituciones Religiosas y del Tercer Sector”.

Precisamente Roma y Ciudad del Vaticano, con el Papa, canonizaciones y lugares de tanto atractivo como la Capilla Sixtina, sin olvidar las Jornadas Mundiales de la Juventud o Encuentros Mundiales de la Familia; Tierra Santa (Jerusalén); centros de peregrinación mariana como Lourdes (Francia), Ciudad de México (Virgen de Guadalupe), ó Fátima (Portugal); Santiago de Compostela y su Camino de Santiago, y tantos destinos españoles; o por citar algunos no católicos, Varanasi (India), o La Meca (Arabia Saudita), constituyen puntos de gran tirón en el mundo, que cobran nuevo protagonismo en estos tiempos.

Impulso económico al turismo

Por su parte, Santiago Portas, director del Segmento de IIRR y Tercer Sector en Banco de Sabadell y promotor del proyecto, manifestó en el acto: “este acuerdo que hemos formalizado con Viajes el Corte Ingles para facilitar la reactivación de los viajes con destinos religiosos va dirigido a nuestros clientes, en particular a diócesis, órdenes y congregaciones, sus obras y comunidades. Todos podrán beneficiarse de excelentes condiciones de la mano de uno de los mayores operadores y con mejor servicio al viajero en España. Deseamos también que dicha reactivación sea un impulso económico para el turismo externo e interno ayudando con ello a recuperar la normalidad y el tránsito anterior a la pandemia en un sector estratégico para nuestro país”.

Experiencia de El Corte Inglés en viajes

“Para nosotros supone un gran honor colaborar con la realización de este acto, aportar nuestra experiencia en el mundo de los viajes, difundiendo y dando a conocer a nuestros viajeros y peregrinos el importante Patrimonio Cultural y Religioso a través de nuestras rutas”, señaló Juan José Legarreta, director general viajes corporativos y MICE de Viajes El Corte Inglés.

“Como expertos en la organización y creación de viajes adaptados a cada segmento, ofrecemos un acompañamiento personalizado para responder a las necesidades de cualquier realidad eclesial de los colegios, congregaciones y parroquias, así como en sus acontecimientos más relevantes, desde una Jornada Mundial de la Juventud a una canonización”, añadió Juan José Legarreta.

“Viajes El Corte Inglés cuenta con una división en esta área con un equipo de expertos que trabajan cada día por diseñar rutas especializadas donde combinan la cultura, la historia y la extensa riqueza monumental de los lugares de culto”, añadió el directivo. “Fue agencia oficial en las Jornadas Mundial de la Juventud en el año 2011 en Madrid y ha estado presente en la organización de numerosas peregrinaciones diocesanas, encuentros mundiales de las Familias y canonizaciones, para acercar la cultura y el patrimonio religioso a nuestros peregrinos”.

Además, el grupo ha organizado grandes encuentros en colaboración con la Conferencia Episcopal Española y las diócesis, participando activamente en la difusión de Años Jubilares que potencian la riqueza histórica y el Patrimonio Cultural y Religioso. Destaca además su labor acompañando a los distintos voluntarios de las diferentes Hospitalidades de Lourdes de España.

Condiciones preferentes para clientes del Sabadell

El acuerdo pone a disposición de “los clientes de Banco de Sabadell condiciones y servicios preferentes en los viajes a destinos religiosos y peregrinaciones a través de Viajes el Corte Inglés, uno de los operadores más importantes de nuestro país. Banco de Sabadell es el cuarto grupo financiero español y una de las entidades financieras con más presencia en estos colectivos”, subrayaron sus directivos. “Además cuenta con una extensa oferta de productos y servicios que queda complementada con otros no financieros y de valor añadido para sus clientes, oferta construida a partir del trato cercano y de escuchar sus necesidades, de atenderles de manera “artesanal” con la intención de seguir fortaleciendo las relaciones a largo plazo con un colectivo que valora de sobremanera estas iniciativas”.

El autorFrancisco Otamendi

Vaticano

El Papa convoca un Rosario por la paz en Ucrania

Este martes 31 acaba el mes de mayo. Ese día el Papa Francisco invita a los católicos a rezar juntos un Rosario por la paz. Será posible seguirlo desde los canales de comunicación vaticanos.

Javier García Herrería·27 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Papa Francisco quiere ofrecer un signo de esperanza al mundo, que sufre por el conflicto en Ucrania, y que está profundamente herido por la violencia de los numerosos escenarios de guerra aún activos.

El martes 31 de mayo, a las 18:00h (hora de Roma), el Papa rezará el Rosario ante la imagen de María Regina Pacis en la Basílica de Santa María la Mayor de Roma.

La Virgen, reina de la Paz

La estatua de María Regina Pacis se encuentra en la nave izquierda de la Basílica de Santa María la Mayor. Fue encargada por Benedicto XV y realizada por el escultor Guido Galli, entonces subdirector de los Museos Vaticanos, para pedir a la Virgen María el fin de la Primera Guerra Mundial en 1918.

La Virgen está representada con el brazo izquierdo levantado como señal para ordenar el fin de la guerra, mientras que con el derecho sostiene al Niño Jesús, dispuesto a dejar caer la rama de olivo que simboliza la paz. Las flores esculpidas en la base, simbolizan el florecimiento de la vida con el retorno de la paz. Es tradicional que los fieles depositen a los pies de la Virgen pequeñas notas manuscritas con intenciones de oración.

De hecho, el Papa depositará una corona de flores a los pies de la imagen antes de dirigir su oración a la Virgen y dejar su intención particular.

ave regina pacis

El rosario por la paz

Además del Papa, diversas personas participarán de manera activa en esta celebración. Entre ello, un grupo de chicos y chicas que han recibido la Primera Comunión y la Confirmación en las últimas semanas, scouts, familias de la Comunidad Ucraniana de Roma, representantes de la Juventud Ardiente Mariana (GAM), miembros del Cuerpo de la Gendarmería Vaticana y de la Guardia Suiza Pontificia, y de las tres parroquias de Roma que llevan el nombre de la Virgen María Reina de la Paz, junto a miembros de la Curia Romana.

Una familia ucraniana, personas relacionadas con las víctimas de la guerra y un grupo de capellanes militares con sus respectivos cuerpos serán los encargados de dirigir las decenas del rosario, como signo de cercanía con los más implicados en estos trágicos acontecimientos.

Santuarios de todo el mundo

Otro signo importante es la participación de santuarios internacionales de todo el mundo, también de países todavía afectados por la guerra o con una fuerte inestabilidad política en su seno. Estos santuarios rezarán el rosario al mismo tiempo que el Santo Padre y estarán conectados vía streaming con la transmisión en directo desde Roma.

De este modo, estarán conectados los siguientes santuarios: el Santuario de la Madre de Dios (Zarvanytsia) en Ucrania; la Catedral de Sayidat al-Najat (Nuestra Señora de la Salvación) en Irak; la Catedral de Nuestra Señora de la Paz en Siria; la Catedral de María Reina de Arabia en Bahrein.

Junto a ellos se encontrarán los siguientes Santuarios Internacionales: Santuario de Nuestra Señora de la Paz y del Buen Viaje; Santuario Internacional de Jesús Salvador y Madre María; Santuario de Jasna Góra; Santuario Internacional de los Mártires de Corea; Santa Casa de Loreto; Santísima Virgen del Santo Rosario; Santuario Internacional Nuestra Señora de Knock; Santísima Virgen del Rosario; Nuestra Señora Reina de la Paz; Nuestra Señora de Guadalupe; Nuestra Señora de Lourdes.

Todos los fieles del mundo están invitados a apoyar al Papa Francisco en su oración a la Reina de la Paz.

La oración se retransmitirá en directo por los canales oficiales de la Santa Sede, se conectarán todas las redes católicas del mundo, y será accesible para las personas sordas y con problemas de audición mediante la traducción a la lengua de signos italiana LIS.

Vaticano

El Papa Francisco y China: estrategia diplomática

Las palabras del Papa Francisco dirigidas a China en el Regina Coeli del 22 de mayo tienen como trasfondo la renovación del acuerdo de nombramiento de obispos y la detención del cardenal Joseph Zen, obispo emérito de Hong Kong, que fue llevado a prisión el 11 de mayo y sólo posteriormente liberado bajo fianza.

Andrea Gagliarducci·27 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 5 minutos

Traducción del artículo al inglés

Tras el rezo del Regina Coeli del 22 de mayo, el Papa Francisco rezó por los católicos de China, encomendándolos a María Auxiliadora, que se venera el 24 de mayo y, en particular, en el santuario de Sheshan. No es la primera vez que el Papa menciona este aniversario. Y no podía ser de otra manera: Benedicto XVI había establecido el 24 de mayo como día de oración por China en su carta de 2007 a los católicos de China, y así ha sido un aniversario fijo durante 15 años.

Sin embargo, las palabras del Papa Francisco se incluyeron en un cuadro más dramático. Es cierto que desde 2008, primer año en que se celebró la oración, los misioneros no han dejado de denunciar los obstáculos que plantea Pekín para la peregrinación al santuario de Sheshan. Y es cierto que, con la pandemia, el santuario estuvo cerrado durante dos años, por lo que en 2021 no pudo formar parte de los santuarios que constituyeron el maratón de oración por la pandemia proclamado por el Papa Francisco en mayo -y mientras el santuario estaba cerrado, el parque de atracciones cercano acababa de reabrir.

Las palabras del Papa Francisco, sin embargo, se enmarcan en un contexto más amplio: las negociaciones para la renovación del acuerdo entre la Santa Sede y China sobre el nombramiento de obispos, que expira en octubre de 2022; y la detención, totalmente sorpresiva, del cardenal Joseph Zen, obispo emérito de Hong Kong, que fue llevado a prisión el 11 de mayo y sólo posteriormente liberado bajo fianza.

El Regina Coeli del 22 de mayo

El saludo del Papa Francisco al final del Regina Coeli del 22 de mayo estuvo lleno de signos. En primer lugar, el Papa renovó a los católicos de China “la seguridad de mi cercanía espiritual: sigo con atención y participación la vida y las vicisitudes de los fieles y pastores, a menudo complejas, y rezo por ellos cada día”.

Precisamente, en estas palabras había una referencia al asunto del cardenal Zen, que será juzgado el próximo 19 de septiembre. El Papa había invitado entonces a unirse en oración “para que la Iglesia en China, en libertad y tranquilidad, pueda vivir en comunión efectiva con la Iglesia universal y ejercer su misión de anunciar el Evangelio a todos, ofreciendo así también una contribución positiva al progreso espiritual y material de la sociedad”.

La segunda parte, de hecho, pedía mayor libertad para la Iglesia, y mayor libertad religiosa. El poder de la diplomacia, el de decir las cosas sin decirlas y sobre todo sin distorsionar al interlocutor chino.

Equilibrio diplomático

La cuestión es que, en el Vaticano, no se da por sentado que se vaya a renovar el acuerdo. El cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, dijo en una entrevista que esperaba poder cambiar alguna parte del acuerdo. Y el arzobispo Paul Richard Gallagher, “ministro de Asuntos Exteriores” del Vaticano, reunido con los embajadores de la UE en un almuerzo a puerta cerrada, habría dicho que si China quisiera un acuerdo más permanente, tal vez permanente, la Santa Sede diría que no.

Por otro lado, que la Santa Sede haya querido dar un peso relativo al acuerdo lo denota un detalle: el acuerdo se firmó el 22 de septiembre de 2018, el primer día del viaje del Papa Francisco a los países bálticos.

Como es sabido, tanto el Secretario de Estado como el de Relaciones con los Estados siguen al Papa en sus viajes. Al elegir esa fecha, fue necesario que Santa Sede firmara el acuerdo con su homólogo, Wang Chao, Viceministro de Asuntos Exteriores de la República Popular China, entonces Monseñor Antoine Camilleri.

Si las fechas importan, parece claro que se eligió ese día porque hubiera sido inevitable tener una delegación de menor peso, con un acuerdo firmado por los números 3 y no por los números 1.

El acuerdo se renovó entonces en octubre de 2020, y hasta ahora ha dado dos resultados: que todos los obispos de China se consideren en comunión con Roma, y que sólo seis obispos en cuatro años hayan sido nombrados según el acuerdo.

Se desconocen los términos del acuerdo, aunque se ha especulado con que la Santa Sede participará con el gobierno en un proceso de revisión de candidatos al episcopado hasta que el Papa designe a un obispo que también sea aceptable para Pekín. Sin embargo, en el acuerdo se preservaría la plena autonomía del Papa en la elección de los obispos.

Ciertamente, la relación entre la Santa Sede y China es un equilibrio inestable, y la repentina detención del cardenal Zen es una prueba de ello. Tras la detención, la Santa Sede hizo saber que sigue de cerca el desarrollo de los acontecimientos.

Por lo tanto, no hubo ninguna protesta formal, también porque, al ser China uno de los pocos países del mundo que no tiene relaciones diplomáticas con la Santa Sede, no había canales adecuados para una queja formal.

El Cardenal, sin embargo, parecía un poco sacrificado. Defensor de la democracia en Hong Kong, que siempre se opuso firmemente al acuerdo, el cardenal Zen llegó a intentar evitar la renovación acudiendo a Roma y tratando de ser recibido por el Papa. Pero tuvo un éxito relativo. Sólo se reunió brevemente con el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano. Fue la señal definitiva de que el Papa no se detendría a escuchar razones sobre el acuerdo. El último de una serie de señales.

Las señales a China

Antes, en octubre de 2019, el papa Francisco había enviado un telegrama a Hong Kong mientras sobrevolaba su territorio de camino a Japón. En el vuelo de regreso había restado importancia al telegrama, diciendo que era un telegrama de cortesía enviado a todos los estados. Se trata de declaraciones parcialmente engañosas, ya que Hong Kong no es un Estado, pero sí es apreciado por Pekín, hasta el punto de que el ministro de Asuntos Exteriores, Geng Shuang, había subrayado que del Papa «China aprecia la amistad y la amabilidad».

Y no sólo eso. En su itinerario a Japón, el Papa Francisco había sobrevolado China y Taiwán. En el telegrama enviado a Pekín, saludaba a China como “nación”; mientras que los saludos en Taipei se dirigían al “pueblo de Taiwán”, a pesar de que la nunciatura en Taipei se llamaba significativamente nunciatura de China.

En julio de 2020, el Papa Francisco también había decidido omitir de sus palabras al final del Ángelus un llamamiento a favor de Hong Kong, en un momento delicado de renovación del acuerdo.

Todas estas eran señales claras para China, que él apreciaba.

Hoy, el Papa Francisco trata de ser cuidadoso para no enfadar al “Dragón Rojo”, pero las negociaciones para un nuevo acuerdo parecen más difíciles que nunca. China desearía una mayor implicación del Vaticano, e incluso podría poner sobre la mesa la posibilidad de un representante no residente de la Santa Sede. El mundo católico pide más prudencia, en una situación que, de todos modos, el Gobierno no facilita.

La detención del cardenal Zen resultó ser un pretexto, una forma de flexionar los músculos. La acusación, al final, no es de injerencia extranjera, sino de no haber registrado correctamente un fondo humanitario del que el cardenal y otros cinco miembros del mundo democrático eran administradores.

Pocas cosas, al fin y al cabo, pero suficientes para enviar un mensaje a la Iglesia: todo está controlado.

Para la Santa Sede, sin embargo, vale la pena seguir dialogando. “Somos conscientes de que nos estamos dando la mano y de que la hoja del cuchillo puede hacernos sangrar, pero es necesario hablar con todos”, explica un monseñor que ha participado en las negociaciones en el pasado.

En definitiva, el acuerdo siempre parece una posibilidad a tener en cuenta. Al fin y al cabo, un viejo dicho diplomático del Vaticano sostiene que “los acuerdos se hacen con personas que no son de confianza”.

El autorAndrea Gagliarducci

Buenas intenciones y malas ideas

Con ocasión de la última ley educativa española, podemos aprovechar para reflexionar sobre cómo las buenas intenciones y las malas ideas de las sucesivas reformas educativas han contribuido a crear un ambiente social que no favorece precisamente el éxito de los más jóvenes y por tanto de nuestra sociedad

27 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

Hace tiempo leí un libro titulado “La transformación de la mente moderna. Cómo las buenas intenciones y las malas ideas están condenando a una generación al fracaso”, escrito por Jonathan Haidt y Greg Lukianoff.

Como no tengo nada que ver con la publicación, me siento libre de recomendar su lectura a nuestras autoridades educativas, así como a los padres y educadores de hoy, pues me parece que podrían extraer interesantes ideas para acertar en la importante tarea de educar a las nuevas generaciones, en la que nos jugamos nuestro futuro.

Se trata de un libro publicado en Estados Unidos en 2018 por el psicólogo Jonathan Haidt y el experto en libertad de expresión Greg Lukianoff, que ahora aparece en español. Los fenómenos que describen son ya perfectamente detectables en Europa y, más concretamente, en España.

A lo largo de sus más de cuatrocientas páginas, que se leen con gusto, intentan responder a la pregunta: ¿estamos preparando adecuadamente a los jóvenes para encarar la vida adulta o los estamos protegiendo demasiado? Y la responden dando algunas luces interesantes para todos aquellos interesados en la educación de los más jóvenes.

Los autores narran cómo algunas cosas extrañas empezaron a suceder en los campus de Estados Unidos en torno al año 2015. Alumnos que decían defender ideas progresistas abuchearon a políticos y conferenciantes en su universidad y les impidieron hablar. ¿Les suena de algo está situación? Supongo que a Pablo Iglesias y a Rosa Díez, sí, pues el primero protagonizó hace años un boicot a una conferencia de la segunda en una universidad pública española.

Cada vez en mayor número, también en España, muchos estudiantes se muestran reacios a exhibir sus opiniones y a discutirlas con franqueza. De un tiempo a esta parte, lo que debería ser el “gimnasio de la mente” está lleno de personas que rehúyen el debate y el pensamiento crítico, curioso fenómeno para una universidad.

Tal y como describen en este libro los autores, el motivo de esta penosa situación se debe a tres ideas equivocadas que se han introducido en el subconsciente de muchos jóvenes, y no tan jóvenes, que creen defender una visión generosa e inclusiva de la educación.

La primera: lo que no te mata te hace más débil (debes huir a toda costa de toda dificultad). La segunda: debes confiar siempre en tus sentimientos (siendo en consecuencia sumamente susceptible). Y por último: la vida es una lucha entre las personas buenas y las malas (y tú perteneces a los buenos).

Como demuestra este libro valiente y riguroso, estas nociones, que a primera vista pueden parecer beneficiosas porque protegen al individuo y halagan sus propios instintos, en realidad contradicen los principios psicológicos más básicos sobre el bienestar.

Aceptar estas falsedades, y con ello promover una cultura de la seguridad en la que nadie quiere escuchar argumentos que no le gustan, interfiere con el desarrollo social, emocional e intelectual de los jóvenes. Y les hace más difícil recorrer el camino, con frecuencia complejo y dificultoso, de la vida adulta.

O, en palabras del propio Haidt: “Muchos jóvenes nacidos después de 1995, los que han ido llegando a las universidades a partir de 2013, son frágiles, hipersusceptibles y maniqueos. No están preparados para encarar la vida, que es conflicto, ni la democracia, que es debate. Van de cabeza al fracaso”.

A esto se une el conocido aumento general de la ansiedad y la depresión en adolescentes que empezó en torno a 2011, más frecuente en las niñas y mujeres jóvenes que en niños y los hombres jóvenes. Este incremento se manifiesta en las crecientes tasas tanto de admisión en los hospitales por autolesiones, como de suicidios.

Pero afortunadamente el libro no se limita a hacer un diagnóstico acertado y sombrío de las dificultades presentes en nuestros jóvenes. También proporciona unos valiosos consejos para que los mayores les ayudemos a superarlas con acierto.

Como los músculos o los huesos, los niños son “antifrágiles”, lo cual quiere decir que necesitan estrés y desafíos para aprender, adaptarse y crecer. Si los protegemos de toda clase de experiencias potencialmente perturbadoras –como suspender una asignatura-, los haremos incapaces de lidiar con dichos sucesos cuando sean mayores.

Por otra parte, conviene prevenirles contra las distorsiones cognitivas más frecuentes, para que no se dejen engañar tan fácilmente por las falsedades del razonamiento emocional (no soy bueno, mi mundo es desolador y no hay esperanza en mi futuro).

Por último, convendría combatir la cultura de la acusación pública y la mentalidad de “nosotros contra ellos”, que hacen olvidar que, como decía Solzhenitsyn, “la línea que divide el bien y el mal atraviesa el corazón de todo ser humano”. O como dice el rabino Lord Jonathan Sacks, “la vida humana no está radicalmente dividida entre personas intachablemente buenas y las irredimiblemente malas”.

Finalmente los autores reafirman con datos la negativa influencia de la temprana disponibilidad de los smartphones y las redes sociales, del declive del “juego libre no supervisado” y de las “carreras armamentísticas del curriculum” en la salud mental de nuestros jóvenes. Es significativo que dediquen el libro a sus madres, que hicieron todo lo posible para prepararles para el camino.

España

Premios Bravo 2021 : «La comunicación auténtica sigue siendo posible»

Esta edición de 2021, los Bravo han reconocido a profesionales como Laura Daniele o Eva Fernández y a instituciones como CEU o Las edades del Hombre.

Maria José Atienza·26 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

«Gracias a los premiados por mantener viva en todos nosotros la esperanza de que una comunicación auténtica sigue siendo posible”, así se dirigía Mons. José Manuel Lorca Planes a los ganadores de los premios Bravo que concede, cada año, la Comisión episcopal para las Comunicaciones Sociales de la Conferencia Episcopal Española.

Esta edición de 2021, los Bravo han reconocido a profesionales como Laura Daniele o Eva Fernández y a instituciones como CEU o Las edades del Hombre.

El acto de entrega, que ha tenido lugar el jueves previo a la celebración de la Jornada de las Comunicaciones Sociales en la Iglesia, ha estado marcado por la emoción de los galardonados en esta edición, la primera que se celebraba de manera presencial tras la pandemia.

Laura Daniele, reconocida por su labor en el periódico ABC, en el que ha trabajado hasta este año, dedicaba este premio a su familia: marido e hijos así como Eva Fernández que, además de su familia, recordaba a «aquellos compañeros que no lo van a recibir pero que lo merecerían».

El presidente de la Comisión episcopal para las Comunicaciones Sociales ha querido señalar en su discurso el valor de estos premios en el momento actual en el que «se torna más urgente cuanto mayor es la dificultad de las personas para conocer la verdad”.

El trabajo de los premiados, ha querido destacar Mons. Lorca Planes “son para nosotros una fuente de esperanza en el mundo de la comunicación” y mantienen viva «la esperanza de que una comunicación auténtica sigue siendo posible».

Premios Bravo 2021

Premio ¡Bravo! Especial a la Fundación “Las Edades del Hombre

Premio ¡Bravo! de Prensa a Laura Daniele

Premio ¡Bravo! de Radio a Eva Fernández, corresponsal del Grupo Ábside en Roma y en el Vaticano

Premio ¡Bravo! de Televisión a Vicente Vallés, director y presentador de Noticias 2 en Antena 3

Premio ¡Bravo! en Comunicación digital a la campaña “Haciéndote preguntas” de la Fundación Universitaria San Pablo CEU. 

Premio ¡Bravo! de Cine  a José Luis López Linares por la película “España, la primera globalización”

Premio ¡Bravo! de Música a Hakuna Group Music. 

Premio ¡Bravo! de Publicidad a la Fundación Juegaterapia por su campaña “Princesas Disney” para niños con cáncer

Premio ¡Bravo! en Comunicación diocesana a Santiago Ruiz Gómez,

Vaticano

El Papa regala su solideo a una familia

Rome Reports·26 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto
rome reports88

La familia Gross Jiménez, de nacionalidad española, pudieron saludar al Papa Francisco después de la audiencia, el 25 de mayo de 2022. Una de sus hijas, de 9 años, que padecía parálisis cerebral había fallecido hacía unos meses. La familia regaló un solideo al Papa quien se quitó el que llevaba puesto y lo regaló a una de las pequeñas de la familia.


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Eucaristía: el encuentro personal con Cristo

Cristo está ahora presente físicamente en la Eucaristía, no sólo en la celebración de la Misa, sino más allá. Si el encuentro con Cristo persona es lo central de la fe cristiana, cabría preguntarse por qué, la mayor parte del día, las iglesias están totalmente vacías.

Emilio Liaño·26 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 5 minutos

Traducción del artículo al italiano

En este artículo nos proponemos reflexionar sobre el cristocentrismo eucarístico, en continuidad con el cristocentrismo que han defendido autores como Ratzinger, según el cual: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (Benedicto XVI, Deus Caritas est, n. 1).

Brevemente se puede decir que el cristocentrismo es una visión en la que se afirma el cristianismo como una religión del encuentro con una persona más que una religión del hacer o del obrar. Lo primordial del cristianismo viene a ser el encuentro personal en la fe con el Dios que se hace hombre.

No se puede decir que esta cuestión sea una novedad absoluta, ya que el acento eucarístico del planteamiento cristocéntrico va en la misma dirección de lo enseñado por la Iglesia desde siempre. En este sentido, no es muy original porque la Iglesia ha subrayado insistentemente el valor central de la Eucaristía.

Sin embargo, en la actualidad parece conveniente impulsar un nuevo esfuerzo que facilite un mayor acercamiento a Jesucristo y, especialmente, en la Eucaristía.

El punto de partida: un hecho frecuente

Primero conviene señalar que el cristocentrismo eucarístico no es el fruto de un análisis teórico. La visión puramente reflexiva de la cuestión no permite entenderlo en su verdadera dimensión. En la actualidad es una experiencia común que las iglesias estén vacías en tantos lugares, por lo menos en algunos países con más desarrollo económico y en los que ha habido una fuerte tradición católica.

No se trata de fijarse en la disminución de los fieles en la Misa, hecho que va acompañado de una asistencia regular de tantos otros que ven en la Misa el acto central de su relación con Dios, y lo cual es en sí muy positivo.

El problema no está en la Misa sino fuera de ella.

Desgraciadamente es una experiencia frecuente que en las iglesias, fuera de las celebraciones litúrgicas, no haya prácticamente nadie. Esta escasez de gente ha hecho que las iglesias no sean lugares muy seguros y que, en ocasiones, es mejor que estén cerradas para evitar males mayores.

Este hecho nos tiene que hacer pensar porque puede tener importantes consecuencias.

Si las iglesias fueran solo unos templos que conservan una serie de objetos para el culto, o artísticos, el vacío de las iglesias no tendría demasiada relevancia.

Sin embargo, en las iglesias, además de todos los objetos que en ella se puedan encontrar, también custodian la presencia de Cristo en la Eucaristía.

La Eucaristía no es una cosa más dentro de un templo como pudiera ser una estatua o una pintura. La Eucaristía es el centro del templo y su causa. Hay templos para celebrar la Eucaristía y para que la Eucaristía se reserve para el culto de los hombres.

El encuentro personal con la Eucaristía

Cuando Cristo pisó la tierra hace unos dos mil años, pidió a la gente que lo escuchara y que pusiera su confianza en Él. Si Cristo viniera hoy a la tierra como hombre, como el hombre que habitó en una parte de este mundo, tendríamos la obligación de ir a su encuentro.

Es decir, para quien tiene fe en que Cristo es Dios, su presencia terrenal debería ser una llamada imperiosa para verle en carne y hueso, con su mirada, con sus palabras, gestos, etc.

Bien, pues Cristo está ahora presente físicamente en la Eucaristía, esperándonos con tanto anhelo como cuando vivía sobre la tierra.

El cristocentrismo, por tanto, afirma la necesidad de encontrarse con el Cristo-Dios porque es esa Persona lo que define lo esencial de la religión.

Ahora, además, añadimos que el encuentro con el Cristo-Dios ha de hacerse en la Eucaristía, y no solamente en la celebración de la Misa.

En la Eucaristía tenemos la certeza de que Él se encuentra verdaderamente con su humanidad y su divinidad.

Si Cristo se ha quedado en la Eucaristía es porque quiere estar con nosotros. Por eso no debiera dejarnos indiferentes que nuestras iglesias estén vacías fuera de los actos litúrgicos; es una señal de que Cristo-Eucaristía no tiene mucho valor para nosotros. Tal vez nuestra fe se ha enfriado y solo creemos, con fe efectiva, en la presencia de Cristo en el sacrificio de la Misa, pero no lo que implica su constante presencia real en el Tabernáculo.

El acompañamiento a Jesús-Eucaristía

Hay que aclarar que cuando se habla de acompañar a Jesús en la Eucaristía no se refiere a la necesidad de tener más actos de adoración, exposiciones con el santísimo, etc., cosas que son muy buenas, pero no es a lo que se refiere en este artículo.

La soledad de los Sagrarios tampoco se resuelve por medio de unos pocos que estén siempre en las iglesias de manera que estas nunca estén vacías. La cuestión no va por esos derroteros.

Se trata, al contrario, de la necesidad de que muchos acudan a los sagrarios de sus templos porque es Jesús quien les está esperando con una paciencia sin límites. Se puede decir que la obligación es de toda la comunidad creyente. Quien se piensa excluido de este deber ya manifiesta que tiene poca fe en la Eucaristía.

Cristo se ha quedado en la Eucaristía para que vayamos a Él. Y ¿qué hemos de hacer delante de la Eucaristía? Primero, simplemente estar; segundo hablarle y tercero escucharle.

Cristo, que es un Dios de vivos no de muertos, está vivo con capacidad para escuchar y para hablarnos. ¿Podemos hablar con Jesús en todos los sitios? Por supuesto, pero hemos de hacerlo preferentemente donde Jesús lo prefiere, es decir donde se ha quedado.

Es claro que podemos hablar con una persona amada por teléfono, pero no denotaría amor quien prefiere hablar por teléfono antes que en su presencia física. Pues Cristo prefiere hablar con nosotros cara a cara, físicamente.

Y si nos preguntamos ¿cuántas veces debemos estar con Jesús-Eucaristía?, o ¿cuánto tiempo? Aquí, lógicamente, no cabe una regla fija: depende de las obligaciones familiares, sociales, etc., que el mismo Jesús quiere que cumplamos.

En cualquier caso, es conveniente acudir al Sagrario con una frecuencia diaria. ¿El tiempo? Lo que Dios inspire a cada uno y lo que su generosidad dé de sí. No hay que estar muchas horas delante de Jesús en el Sagrario. No, se trata de estar muchas veces (en muchos días), según nuestras circunstancias y fuerzas, con la finalidad de tener un diálogo con el Señor (en muchos casos, unos minutos bastan).

En el trato eucarístico hay dos dimensiones a tener en cuenta. La primera es permanente y tiene que ver con nuestra relación personal con Jesús. En esta relación es primordial entender que Jesús desea estar con cada uno de nosotros y no le da igual que nosotros nos olvidemos de Él un día y otro.

La segunda dimensión es temporal y está relacionado con el abandono masivo de Jesús en la Eucaristía. Debiera ser un acicate para nosotros tratar de consolar a Jesús en su soledad. Y aquí, aunque la aportación personal pueda parecer insignificante frente a la indiferencia de tantos, hemos de pensar que nuestro trato le alivia porque Jesús no desea el amor de muchos, sino el amor de cada uno, empezando por el nuestro.

Pensemos que los cristianos estamos enraizados en la Iglesia, habitualmente, a través de las parroquias. Pues una tarea que podríamos asumir como creyentes es mirar cómo cuidamos a Jesús-Eucaristía que está presente en el Sagrario de nuestra parroquia. Estar con Dios Eucaristía es la mejor inversión que podemos hacer de nuestro tiempo.

Aunque se ha hablado de obligación o de necesidad, en esta tarea de acompañamiento a la Eucaristía no hay más obligación que la de nuestro amor. Es el amor lo que está en juego, no el cumplimiento de un deber.

El autorEmilio Liaño

Mundo

Matteo Zuppi, el «sacerdote de los pobres» a la cabeza de los obispos italianos

El Papa Francisco ha elegido al cardenal Matteo Zuppi, de 66 años, arzobispo de Bolonia, como nuevo presidente de los obispos italianos.

Antonino Piccione·25 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

La elección se hizo inmediatamente después de que la asamblea general de la Conferencia Episcopal Italiana transmitiera a Santa Marta los resultados de la votación de la mañana: Zuppi fue el candidato más votado del trío que se presentará al pontífice, seguido del cardenal Paolo Lojudice de Siena y de monseñor Antonino Raspanti, obispo de Acireale.

El anuncio lo hizo el cardenal Gualtiero Bassetti, presidente saliente, entre los aplausos del público reunido en el Hilton Rome Airport de Fiumicino.

Fue el propio Papa, unos días antes, quien perfiló el perfil del nuevo presidente en una entrevista con el director del Corriere della Sera, Luciano Fontana: «Trato de encontrar uno que quiera hacer un buen cambio. Prefiero que sea un cardenal, que tenga autoridad».

Los dos candidatos más autorizados parecían ser desde el principio Zuppi y Lojudice, ambos muy estimados y «sacerdotes de la calle», como le gusta a Bergoglio, con una larga experiencia entre los más pobres y los últimos. Francisco no está atado a las preferencias, pero al final, como ocurrió con Bassetti en 2017, nombró al candidato más votado por la asamblea.

Zuppi bromeó hace unos días sobre el hecho de que se le diera como favorito: «El cardenal Biffi solía decir que sólo los locos quieren ser obispos, se podría decir que los más locos quieren ser jefes de obispos. Los obispos deben señalar a alguien que consideren que aportará unidad y podrá representarlos a todos, ayudando a la Iglesia italiana a continuar el camino de las últimas décadas y el camino sinodal iniciado el año pasado. Veamos qué deciden los obispos en el trío que indicarán al Papa y qué decidirá el Papa».

Primeras palabras de Zuppi como presidente del CEI

«Comunión y misión son las palabras que siento en mi corazón. Intentaré hacerlo lo mejor posible, permanezcamos unidos en la sinodalidad». Son las primeras palabras públicas del nuevo presidente que, en la rueda de prensa de ayer por la tarde, subrayó: «Esta confianza del Papa que preside en la caridad con su primado, y de la colegialidad de los obispos, junto con la sinodalidad, es la Iglesia. Y estas tres dinámicas son las que me acompañarán y por las que siento tanta responsabilidad».

Una Iglesia que para el cardenal debe estar en movimiento. «La misión es la misma de siempre: la Iglesia que habla a todos y se dirige a todos», explica. «La Iglesia que está en la calle y camina, la Iglesia que habla un solo idioma, el del amor, en la babel de este mundo».

Zuppi menciona el momento que vivimos, marcado por las «pandemias». El de la Covid, primero, «con la conciencia y la disidencia que ha revelado y provocado», y ahora la «pandemia de la guerra» en Ucrania, sin olvidar «todas las demás piezas de las otras guerras».

El pensamiento se dirige entonces a sus predecesores al frente de la Conferencia Episcopal Italiana: Antonio Poma, Ugo Poletti, Camillo Ruini y Angelo Bagnasco, y finalmente a Gualtiero Bassetti «que en estos años con tanta paternidad y amistad ha conducido a la Iglesia italiana, creando tanta fraternidad que he disfrutado como obispo».

El último pensamiento es para la Virgen de San Lucas, que se celebra en Bolonia el 24 de mayo, día de su elección: «Pongo todo en sus manos y le pido que me acompañe y nos acompañe en este camino de la Iglesia italiana».

El cardenal Zuppi, de origen romano, procede de la comunidad de Sant’Egidio: en 1973, siendo alumno del liceo clásico Virgilio, conoció al fundador Andrea Riccardi. A partir de ese momento, se implicó en las diversas actividades de la comunidad, desde las escuelas populares para niños marginados de los barrios bajos de Roma, hasta las iniciativas para los ancianos solos y no autosuficientes, para los inmigrantes y los sin techo, los enfermos terminales y los nómadas, los discapacitados y los drogadictos, los presos y las víctimas de los conflictos.

Licenciado en Literatura y Filosofía por la Universidad de la Sapienza, se licenció en Teología por la Universidad Pontificia Lateranense. Durante diez años fue párroco de la basílica romana de Santa Maria in Trastevere y asistente eclesiástico general de la comunidad de Sant’Egidio: fue mediador en Mozambique en el proceso que condujo a la paz tras más de diecisiete años de sangrienta guerra civil.

En 2012, tras dos años como párroco en Torre Ángela, Benedicto XVI le nombró obispo auxiliar de Roma. Francisco lo eligió como arzobispo de Bolonia en octubre de 2015 y cuatro años después, el 5 de octubre de 2019, lo creó cardenal.

Toda injusticia produce un dolor colectivo

Una breve nota personal, por último. Tuve la suerte de escuchar a Zuppi en un encuentro promovido por la Asociación Iscom sobre el estado de la Iglesia en Italia en los primeros meses de la pandemia. 

Anoté algunos pasajes que, releídos hoy, parecen indicar el corazón de una biografía y el esbozo de un compromiso: «Es como si el virus nos hubiera unido en una «comunidad de destino», de mónadas aisladas pasamos a ser células interdependientes de un único organismo. No se trata sólo de un problema de higiene, sino también de una dimensión espiritual. El hombre, como decía Thomas Merton, no es una isla».

¿Cuál es la virtud más importante hoy en día? Humildad», fue la respuesta de Zuppi, «para buscar el futuro, porque esta pandemia que puso al mundo de rodillas fue una gran humillación para todos». La generación de nuestros padres tenía el Apocalipsis en la cabeza y en el corazón. Creo que esta humildad nos servirá para entender que sólo estamos bien si los demás están bien. Que toda injusticia produce un dolor colectivo».

El riesgo, pues, es que la injusticia aumente aún más. Hoy en día, las diferencias y desigualdades son cada vez mayores, y esto pesa sobre la vida y la seguridad de todos. «En el espíritu de la Evangelii Gaudium, necesitamos una Iglesia misionera, con las puertas abiertas y anunciando la alegría del Evangelio a todos».

El autorAntonino Piccione

Vaticano

Papa Francisco: ¡Los ancianos llenos de humor hacen mucho bien!

Desde el pasado mes de febrero el Papa Francisco dedica la catequesis de los miércoles a reflexionar sobre la vejez. En el día de hoy ha meditado un texto del libro del Eclesiastés convocando a los más mayores a asumir un papel protagonista en nuestra sociedad. 

Javier García Herrería·25 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

A nadie sorprende el crecimiento de la cultura del descarte con las generaciones más longevas. Por eso, es llamativo que el Papa confíe a los ancianos la tarea de ser luz y sabiduría para los demás. Uno podría pensar que los mensajes del Papa a los mayores serían de complacencia y victimismo. A pesar de que la sociedad no cuenta con ellos, Francisco les invita a salir del derrotismo y la zona de confort.

Comenzaba sus palabras señalando cómo “este breve libro impresiona y deja desconcertado por su famoso estribillo: «Todo es vanidad», todo es “niebla”, “humo”, “vacío”. Sorprende encontrar estas expresiones, que cuestionan el sentido de la existencia, dentro de la Sagrada Escritura. En realidad, la oscilación continua de Qohélet entre el sentido y el sinsentido es la representación irónica de un conocimiento de la vida que se desprende de la pasión por la justicia, de la que el juicio de Dios es garante”.

En un mundo en el que el paradigma del crecimiento económico parece gobernarlo todo, el Papa se pregunta: “¿Nuestros esfuerzos han cambiado el mundo? ¿Alguien quizá es capaz de hacer valer la diferencia entre lo justo y lo injusto? Es una especie de intuición negativa que puede presentarse en cada etapa de la vida, pero no hay duda de que la vejez hace casi inevitable el encuentro con el desencanto.

Y por tanto la resistencia de la vejez a los efectos desmoralizantes de este desencanto es decisiva: si los ancianos, que ya han visto de todo, conservan intacta su pasión por la justicia, entonces hay esperanza para el amor, y también para la fe. Y para el mundo contemporáneo se ha vuelto crucial el paso a través de esta crisis, crisis saludable, porque una cultura que presume de medir todo y manipular todo termina por producir también una desmoralización colectiva del sentido, del amor, del bien. Esta desmoralización quita el deseo de hacer”. 

El valor de la ancianidad

Como se ve, Francisco hace una lectura esperanzadora de la situación presente, a la que no le faltan problemas y sin sabores. Reconoce cómo pese a “todo nuestro progreso y bienestar, nos hemos convertido verdaderamente en una “sociedad del cansancio”. Teníamos que producir bienestar generalizado y toleramos un mercado sanitario científicamente selectivo. Teníamos que poner un límite infranqueable a la paz, y vemos sucesión de guerras cada vez más despiadadas contra personas indefensas. La ciencia progresa, naturalmente, y es un bien. Pero la sabiduría de la vida es otra cosa, y parece estancada. 

La verdadera sabiduría no parece que haya sido algo generalizado en ninguna época, pero ahora estamos en la de la desinformación. “No es casualidad que la nuestra sea la época de las fake news, de las supersticiones colectivas y las verdades pseudo-científicas. La vejez puede aprender de la sabiduría irónica de Qohélet el arte de sacar a la luz el engaño oculto en el delirio de una verdad de la mente desprovista de afectos por la justicia. ¡Los ancianos llenos de sabiduría y humor hacen mucho bien a los jóvenes! Los salvan de la tentación de un conocimiento del mundo triste y sin sabiduría. Y los devuelven a la promesa de Jesús: «Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados» (Mt 5, 6). 

Estados Unidos

Masacre en Texas. Nada volverá a ser igual

El tiroteo llevado a cabo por un alumno en la “Robb Elementary” de Uvalde, Texas, deja como saldo una veintena de muertos, múltiples heridos y una brecha indeleble en la comunidad de Uvalde que se pregunta ¿Cuándo terminarán estos insensatos actos de violencia?

Gonzalo Meza·25 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

Traducción del artículo al italiano

El martes 24 de mayo la escuela primaria “Robb Elementary” de Uvalde, Texas, afinaba los detalles para celebrar como cada año el fin del ciclo escolar, la graduación y despedida de sus alumnos.

Estos festejos, propios de este mes, se convirtieron en luto nacional después de que, ese día por la mañana, un estudiante de preparatoria tomara un arma de grueso calibre y abriera fuego despiadadamente contra profesores, personal y varias decenas de niños de segundo y tercero de primaria.

El tiroteo dejó como saldo 21 muertos*, entre ellos tres profesores y 18 niños. Antes de perpetrar el artero ataque contra los inocentes, el agresor habría matado a su abuela.

Al ser Uvalde un poblado tan pequeño “todos se conocen” y un evento de esta magnitud marca y marcará profundamente a esta ciudad: “La gente no da crédito de lo que sucedió” cuenta una de las feligresas que acudió a la ceremonia.

Uvalde es un poblado de cerca de 16.000 habitantes, la mayoría de ellos de origen hispano. Geográficamente constituye el punto intermedio al Oeste, entre San Antonio y la frontera con México. Cuenta con varias escuelas, entre ellas la escuela católica del Sagrado Corazón de Jesús y su Parroquia homónima. La iglesia es uno de los centros católicos más importantes de la zona oeste de la Arquidiócesis de San Antonio.

Nada volverá a ser igual para las familias de las víctimas. Tampoco para la comunidad de Uvalde.

Tras darse a conocer la noticia, decenas de feligreses se congregaron en la única Iglesia Católica de Uvalde: Sagrado Corazón de Jesús (“Sacred Heart”) para unirse en oración y asistir por la noche del martes a la misa presidida por Mons. Gustavo García Siller, Arzobispo de San Antonio.

“No hay palabras para describir la tristeza, el dolor y la conmoción abrumadora por la incomprensible pérdida de la vida de niños y adultos en la Escuela Robb Elementary. ¿Cuándo terminarán estos insensatos actos de violencia? Estas masacres no pueden considerarse como la nueva normalidad. La Iglesia Católica llama constantemente a la protección de la vida y estos tiroteos masivos son un problema muy apremiante en el que todos deben actuar tanto líderes electos como ciudadanos”, señaló Mons. García Siller.

El problema de las armas de fuego

Además de los criminales hay otros culpables: las armas de fuego. Este tiroteo en Uvalde vuelve a abrir por enésima vez el debate sobre un tema intocable para un sector de la población de los Estados Unidos: la posesión de armas de fuego, un derecho protegido por la Segunda Enmienda de la Constitución. En la mayor parte de los Estados Unidos cualquier persona adulta puede adquirir armas de grueso calibre: rifles, pistolas calibre 9 mm., fusiles, ametralladoras o armas más especializadas bajo pedido. Hay catálogos e incluso se organizan ferias en las que los grandes fabricantes venden sus productos ofreciéndolos como si fueran inofensivos petardos. En muchos estados obtener un arma puede resultar tan sencillo como adquirir un medicamento en la farmacia. Solo basta con presentar una identificación.

Apenas 10 días antes había ocurrido otro atentado en un supermercado en Bufalo, Nueva York, el cual dejó como saldo 10 muertos y 3 heridos. Según el Pew Research Center, 45.222 personas murieron en el 2020 en los EEUU a causa de lesiones relacionadas con armas de fuego, de estos, 513 personas fallecieron durante tiroteos masivos. Estos incidentes se han incrementado notablemente desde el año 2,000 pasando de 2, en ese año a 40 en el 2020. Muchos de estas tragedias tuvieron lugar en escuelas públicas e incluso en iglesias.

El debate sobre la regulación y prohibición de armas de fuego en los Estados Unidos lleva décadas sin avanzar. Incluso gobiernos extranjeros, como México, han denunciado que la venta de armas sin control en Estados Unidos no solo afecta a ese país sino a México. Un gran porcentaje de las armas que usan los narcotraficantes en ese país se produce en los Estados Unidos y cruzan la frontera ilegalmente hasta llegar a manos de los traficantes de drogas.

Mientras que los miembros del partido demócrata, incluyendo el presidente Biden pugnan por una regulación y restricción de la venta de armas, el partido republicano no cede un ápice. No obstante, el obstáculo, o actor fundamental primordial en este asunto es la National Rifle Association, una de las organizaciones más influyentes y poderosas en el país.

La NRA ha frenado cualquier intento por regular la posesión y adquisición de armas. En estos días, es probable que el tema no pase de los tabloides, incluso tras las masacres tan despiadadas como la ocurrida en Uvalde y la protesta del presidente Biden: “Estoy cansado y harto de todo esto” (Mensaje a la Nación tras la Masacre de Uvalde, 24 de mayo). La razón, tal como ha señalado el Papa Francisco en innumerables ocasiones, es que detrás de las armas hay intereses económicos muy poderosos que será muy difícil vencer.

*Víctimas a día 25 mayo 10:00 am hora española

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Iniciativas

Las Fiestas de Cruz

Las Fiestas de Cruz en Puerto Rico son una tradición secular. Se celebran en el mes de mayo, que la tradición católica dedica a la Virgen María. Por eso, las Fiestas de Cruz sintetizan estos tres elementos: la santa Cruz, la Virgen María y el mes de mayo.

Miguel A. Trinidad Fonseca·25 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

El origen de las Fiestas de la Santa Cruz data del 2 de mayo del 1787, cuando un gran temblor de tierra azotó a Puerto Rico, víspera de la fiesta de la invención (=hallazgo) de la Santa Cruz. Desde ese tiempo comenzó esta costumbre en nuestro pueblo puertorriqueño, la cual fue muy popular en el siglo XIX. Aunque hay vestigios de fiestas en honor a la Cruz en España, la forma de celebrarse en Puerto Rico es autóctona.    

Estas fiestas constan -esencialmente- de 19 cánticos entonados ante un altar presidido por una cruz sin el Cristo, bellamente adornada con flores y cintas (como ampliaremos más adelante). Se desconoce la autoría de estos cánticos, aunque probablemente los mismos descienden de los motetes medievales. Los cantos no se conocen más que en Puerto Rico, a excepción de un estribillo (el del quinto cántico: Dulcísima Virgen…), que se ha hallado en México. Con todo podemos afirmar que los cantos de estas Fiestas de Cruz son propios de la Isla del Encanto. 

Aunque no se sabe quién o quiénes compusieron estos cánticos, sí se reconoce quien recopiló, inscribió y difundió una de las muchas versiones existentes de los mismos, quizás la más popular de todas. Fue el ponceño Augusto Coen, quien a mediados del siglo XX llevó a cabo esta singular tarea de perpetuar en papel por primera vez en la historia las melodías de estos cánticos.

Aunque se les suele llamar Rosarios a la Santa Cruz o Rosarios de Cruz no estamos hablando del rosario católico meditando los misterios de la vida de Jesucristo y la Virgen María, con sus Padrenuestros, Avemarías y “Gloria al Padre”, pues no consta en la tradición puertorriqueña la inserción del rosario tradicional en las Fiestas de Cruz, o que estas fiestas consistiesen exclusivamente en uno o varios rosarios tradicionales. Las “rosas” de este “rosario” no son las Avemarías, sino estos cánticos en honor a la Virgen María, a la Cruz, a Jesucristo y al mes de mayo. Los Rosarios a la Santa Cruz son uno de los tres tipos de “rosarios cantaos” de la piedad puertorriqueño-católica, según Francisco López Cruz, a saber: el de difuntos (con ocasión de aniversarios de la partida de seres queridos o al final de los novenarios de estos rosarios); el de promesas hechas a alguna advocación mariana o de algún santo (p.e. a la Virgen del Carmen, a los Tres Santos Reyes, etc.); y los de la Cruz de Mayo. 

A pesar de que cada comunidad tiene su modalidad de celebrar las Fiestas de Cruz, hay elementos que son comunes en todos los lugares en donde se celebran. Las Fiestas de Cruz se celebran en la noche (aún hoy, según una estrofa: Santísima Cruz / no te canto más / mañana en la noche / se te cantará). Era tradición celebrarla en el interior o en el patio de una casa. Rara vez se celebraba en una plaza pública o en una iglesia, como se hace en algunos lugares en la actualidad. Originalmente las Fiestas de Cruz son un “novenario”, pues se cantaban por nueve noches consecutivas, por lo que la decoración incluía nueve escalones que representaban estas nueve noches (Los nueve cajones / de la Santa Cruz / son los escalones / del Niño Jesús). Los escalones estaban adornados con cintas y flores, encabezados por una cruz sola, también bellamente decorada. Hoy son pocos los lugares que celebran el novenario per se; en muchos lugares celebran un “triduo” (o tres noches consecutivas de Fiestas de Cruz) o una sola noche. Aún hoy es costumbre tener uno o dos recesos para agasajar a los presentes con refrigerios típicos: gofio, arroz con dulce, galletas, dulces de lechosa (o de naranja, coco o ajonjolí), café, agualoja, chocolate, etc., según las costumbres de la comunidad. Lo tradicional era que una persona fuese anfitriona con los agasajos de alguna de las noches de Fiestas de Cruz, por lo que desde la primera hasta la octava noche se llevaba a cabo la ceremonia de “echar la capia”, es decir, escoger quién apadrinaría la noche siguiente. En algunos lugares esta “ceremonia” consistía en improvisar una copla a la persona capiada, como la que recoge Francisco López Cruz:  

Antonia Vega
fue la capiada;
arroz con dulce,
dulce y naranja.

En otros lugares se le colocaba una flor a la persona seleccionada. En muchos lugares las Fiestas concluían con un baile que se prolongaba hasta el amanecer. 

Los cantos de estas fiestas son tradicionalmente antifonales: 1 ó 2 cantores cantan las estrofas y el pueblo canta el estribillo. Si hay 2 cantores los mismos suelen cantar a voces. Normalmente se utilizan instrumentos típicos. En Ponce, pueblo que más ha cultivado las Fiestas de Cruz, se acostumbraba a usar instrumentos de orquesta, como la flauta y el violín. Era tradición el incluir otros instrumentos en la novena noche, como clarinetes, saxofones y/o trompetas. Los instrumentos más comunes en cualquier lugar en donde se canten estos rosarios son la guitarra y el cuatro puertorriqueño. 

¿Qué ritmos predominan en estos rosarios? La marcha festiva, la guaracha y, sobre todo, el vals. De los 19 cánticos componentes de las Fiestas de Cruz, 11 son valses, 2 son marchas festivas, 4 son guarachas. Las primeras 2 canciones recurre a las fermatas y al rubato produciendo un ritmo libre con alargamiento de notas y compases un tanto peculiar.

Las Fiestas de Cruz se celebran en el mes de mayo, mes en que se celebraba la antigua fiesta de la Invención de la Santa Cruz (el 3 de mayo), mes que la tradición católica dedica a la Virgen María. Las Fiestas de Cruz sintetizan estos tres elementos, la santa Cruz, la Virgen María y el mes de mayo, temas principales de los cánticos. De los 19 cánticos, 7 están dedicados a la santa Cruz, 7 a la Virgen y 3 al mes de mayo, 1 a la pasión del Señor y 1 que es una invocación a Dios contra el mal. 

Las Fiestas de Cruz están expuestas al mundo moderno y tecnológico, y corren el peligro de languidecer ante la generación incipiente de puertorriqueños.  Ciertamente no es común el que estas Fiestas sean promovidas por nuestros municipios (salvo Bayamón o algún otro), quienes ya no hablan de “fiestas patronales”, sino de “fiestas de pueblo”; son las comunidades católicas de generaciones menos jóvenes quienes se han encargado de mantener viva esta tradición centenaria. Ojalá estos Rosarios a la Santa Cruz sigan siendo fuete espiritual para esta generación y aquellas que vendrán después, preservando de esta manera nuestras tradiciones católicas que como pueblo creyente hemos forjado.

El autorMiguel A. Trinidad Fonseca

España

«La Iglesia tiene en los ancianos un ejército de testimonios de Fe»

"La ancianidad, riqueza de frutos y bendiciones" es el nombre del documento elaborado por un grupo interdisciplinar, coordinado por la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida, y que quiere ser un impulso a los trabajos y la atención pastoral de la Iglesia con las personas mayores.

Maria José Atienza·24 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

El presidente de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida, Mons. José Mazuelos, y el presidente del Movimiento Vida Ascendente, Álvaro Medina, han sido los encargados de presentar el documento «Orientaciones para la pastoral de las personas mayores: La ancianidad: riqueza de frutos y bendiciones».

Mons. Mazuelos ha querido destacar la especial sensibilidad que el Papa Francisco está mostrando a los ancianos manifestada en iniciativas como «la creación de la Jornada mundial de los ancianos, o las catequesis sobre los ancianos que lleva impartiendo unos meses».

Pandemia y ancianidad

Una de las cosas que se ha puesto de manifiesto en la rueda de prensa es cómo la pandemia de Covid ha puesto de relieve las deficiencias de nuestra sociedad para con nuestros mayores. Nos encontramos con el problema de ancianos que no podían ir a comprar las medicinas, que no podían sacar dinero del banco o que viven completamente sólos.

Como ha destacado Mons. Mazuelos: «vivimos en una cultura del descarte, en la que se pone en duda la dignidad de los seres humanos al inicio y al final de la vida. Por eso, la Iglesia tiene que sensibilizar frente a ese descarte. Una sociedad que no tiene en cuenta a sus mayores esta enferma. Es soberbia y piensa que con ellos han nacido todo. Se olvida de sus raíces, y el árbol sin raíces se seca.»

Mazuelos ha subrayado además la naturaleza interdisciplinar del equipo que ha elaborado este documento: «la CEE decidió, hace unos años, hacer una pastoral trasversal familiar. Este documento muestra una riqueza de personas que están en esta realidad de los mayores: personas de CONFER, pastoral de la Salud, Fundacion Lares, Vida Ascendente, Cáritas y medios de comunicación».

Por su parte, el presidente del movimiento de Vida Ascendente, Álvaro Medina, de la diócesis de Getafe, ha querido señalar que «hay una especia de rechazo a identificarse como ‘mayores’. ¿Quién es mayor? Mayor es quien, por diversas razones, su vida cambia: los hijos se emancipan, el trabajo termina y se encuentra en un nuevo camino en la vida que tiene afrontar de manera diferente… Esa situación que, muchas veces, produce una soledad y la soledad la hemos de cuidar con mucho esmero».

Un ejército de testimonios

Lejos de la queja, para Medina, es importante resaltar el papel de agente de pastoral de esas personas mayores que aún cuentan con múltiples posibilidades de colaboración en las parroquias y también de quienes están más limitados.

El propio presidente de vida Ascendente ha apuntado que una de las obligaciones de las personas mayores es «transmitir la Fe. Las personas mayores, aunque sea porque hemos vivido más años, hemos tenido muchas ocasiones de tener experiencia de Fe, esas evidencias que fortalecen la Fe y tenemos obligación de transmitirlas. El mayor como agente de pastoral es una necesidad imperiosa. Pero además, el mayor necesita reconocerse y ser reconocido, no para recibir aplausos sino para que te conozcan. La Iglesia tiene un ejército de testimonios de Fe en los ancianos y, com dice el Papa, necesitamos más buenos testigos y menos discursos».

El documento

«La ancianidad, riqueza de frutos y bendiciones», es un documento sencillo, como han querido resaltar en la presentación. «Se presenta casi como una narración» y ofrece un punto de partida para consolidar los trabajos que, desde múltiples realidades eclesiales, se desarrollan en el mundo de los mayores y poner en marcha, allí donde sea necesario, ese servicio pastoral a los ancianos. No sólo a través de reflexiones sobre los retos de las personas mayores, el valor de la vejez o la pastoral para las personas mayores y hecha por las personas mayores sino que, además, recoge ejemplos y experiencias que se llevan a cabo en España desde la Iglesia para con las personas mayores.

Cultura

Cardenal Wyszyński y Juan Pablo II: Una conversación en el umbral de la muerte

“Rezad ahora por el Papa, no por mí", animaba el moribundo cardenal Stefan Wyszyński en los últimos momentos de su vida. A Juan Pablo II lo unió el sufrimiento y al amor por la Madre de Dios.

Barbara Stefańska·24 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

Este año, el 28 de mayo, la iglesia celebra por primera vez la memoria litúrgica del Primado de Polonia, beatificado el pasado mes de septiembre.  

Antes de que el cardenal Wojtyla fuera elegido Papa, el primado polaco Stefan Wyszyński era su superior. Cooperaron en el gobierno de la Iglesia en Polonia en el difícil período del comunismo. Juntos participaron en el cónclave que eligió a Juan Pablo I y se reunieron para el cónclave de octubre de 1978.

Sin embargo, no sólo les unía una relación profesional, sino también lazos de amistad y confianza.

El cardenal de Cracovia visitaba al primado Wyszyński durante sus vacaciones, daban largos paseos y por las noches -junto a otros participantes de sus vacaciones- cantaban junto al fuego.

Cuando el cardenal Wojtyła se convirtió en Papa, siguieron escribiéndose cartas, que también contenían muchos detalles personales.

La última conversación

El 13 de mayo de 1981, en la Plaza de San Pedro, las balas del asesino atravesaron el cuerpo del Papa polaco. Luchó por su vida en la Policlínica Gemelli. Juan Pablo II atribuyó siempre a Nuestra Señora de Fátima su recuperación milagrosa, ya que el atentado contra su vida tuvo lugar el día de su conmemoración litúrgica.

Al mismo tiempo, en Polonia, en su residencia de la calle Miodowa de Varsovia, el enfermo y anciano Primado Wyszynski vivía los últimos días de su vida.

La información sobre el atentado contra el Santo Padre se la dió Maria Okońska, que trabajaba en la Secretaría del Primado y fue la fundadora del Instituto del Primado (un instituto de vida consagrada). Según su relato, tras un largo momento de silencio, el cardenal Wyszynski dijo que no rezaran por él ahora, sino sólo por el Santo Padre. “Debe vivir. Yo puedo marchar” fueron sus palabras.

El Primado, ahora beato, ya no tenía fuerzas para hablar a los fieles en persona. Su secretario, el padre Bronisław Piasecki, grabó sus palabras en una cinta para poder reproducirlas en la catedral de Varsovia. Esta grabación se ha conservado en los archivos hasta el día de hoy: “Os pido que todas esas oraciones heroicas que habéis estado rezando por mis intenciones en Jasna Góra, en Varsovia y en las iglesias diocesanas, donde sea, las dirijáis en este momento conmigo a la Madre de Cristo, pidiendo salud y fuerza para el Santo Padre”, pedía el cardenal Wyszynski. 

El 25 de mayo, el estado del Primado de Polonia era ya muy grave. Juan Pablo II seguía en la clínica (no salió de ella hasta agosto de 1981). Fue entonces cuando tuvo lugar la última conversación entre los dos estrechos colaboradores, que puso de manifiesto el vínculo espiritual que les unía.

En Polonia, extendieron un cable telefónico hasta la cama del cardenal Wyszynski quien, como contaba Maria Okońska, habló despacio: «Nos une el sufrimiento, pero María está entre nosotros». La última palabra para el Papa fue «Padre…».

El sufrimiento del cardenal Wyszynski se convirtió también en una especie de sacrificio por la vida del Papa. El Primado falleció apenas 3 días después de esa conversación, el 28 de mayo.

El entonces Papa no pudo asistir a sus funerales; estuvo representado por una delegación de la Santa Sede encabezada por el Secretario de Estado, el cardenal Agostino Casaroli.

Para la ocasión, escribió una carta a la Iglesia de Polonia, en la que llamaba al fallecido «piedra angular de la Iglesia de Varsovia» y «piedra angular de toda la Iglesia de Polonia». También pidió que el luto tras su muerte durara 30 días durante los que se reflexionara sobre la persona del Primado: «su persona, sus enseñanzas, su papel en un periodo tan difícil de nuestra historia».

Dos años después, en 1983, Juan Pablo II realizó su segunda peregrinación a Polonia. Sus primeros pasos fueron a la Catedral de San Juan Bautista de Varsovia, para rezar ante la tumba del Primado del Milenio. Esa tumba, ya bendecida, sigue ahí hoy.

El Beato Wyszyński

La esperada beatificación del Primado Wyszynski tuvo lugar el 12 de septiembre de 2021 en el Templo de la Divina Providencia de Varsovia. Aunque estaba prevista un año antes, se pospuso a causa de la pandemia del COVID-19. Junto a él, fue proclamada beata la madre Rosa Czacka, conocida como la madre de los ciegos, fundadora de la Congregación de Hermanas Franciscanas Siervas de la Cruz.

Es difícil enumerar todos los méritos del Beato Cardenal Wyszynski para la Iglesia en Polonia y fuera de ella. Fue Primado de Polonia con poderes especiales concedidos por el Papa en una época en la que el sistema político luchaba contra la religión. Fue en gran parte gracias a su prudencia y a su fuerte fe que la Iglesia en Polonia logró sobrevivir a esa difícil época.

En ese tiempo, las autoridades detuvieron y encarcelaron al Primado durante tres años. Elaboró y puso en práctica un programa pastoral de nueve años para toda Polonia, con el fin de preparar el milenario del bautismo de nuestro país, basado en la piedad popular y la veneración a la Madre de Dios. Él mismo era un ardiente devoto de la Virgen María. – Lo pongo todo en manos de María», dijo.

Su culto se extiende cada vez más en Polonia y en el extranjero. Los documentos de archivo publicados también proporcionan cada vez más información sobre su vida y su espiritualidad.

El autorBarbara Stefańska

Periodista y secretaria de la redacción del semanario "Idziemy"

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Señora de rojo sobre fondo gris

El autor reflexiona sobre esta obra de Miguel Delibes, sobre el cual asegura que "nos deja en esta obra reflexiones fascinantes sobre la vida, sobre el verdadero conocimiento, sobre la belleza, al describir a su mujer como una persona con el don de descubrirla en los lugares más precarios e incluso de crearla".

23 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 5 minutos

Hace unas semanas pude asistir a una conferencia sobre esta obra de Miguel Delibes (1920-2010) impartida por la profesora Nieves Gómez en la Universidad Villanueva de Madrid. Me entraron ganas de leerme este magnífico libro que refleja la intensa relación que tuvo el escritor español con su mujer, Ángeles de Castro, con la que había tenido 7 hijos y el fulminante final de ella en 1974, a causa de una enfermedad cerebral. Libro personal y muy delicado, escrito en un estilo intimista. Se habían conocido de muy jóvenes y se casaron en 1946, en Valladolid (Delibes tenía 26 años y Ángeles, 20). Fueron, pues, casi 30 años de matrimonio muy fecundo, además de por los hijos, por la vocación literaria de Delibes, que nació tras casarse, probablemente por la fe de ella en el talento de él: “Me conmovía su confianza en mis posibilidades. Imaginaba que si había destacado pintando en cualquier parte, haciéndolo adecuadamente podría llegar a ser un genio”.

El libro es reflejo de su vida personal, bajo la identidad de un pintor que ha perdido la inspiración tras la muerte de su esposa y musa. Se refugia entonces en la bebida con enorme nostalgia (más que nada porque le hace tener momentos en que cree poder volver a ver a su mujer). Transmite la rica personalidad de Ángeles de Castro y una muestra concreta de cómo es la razón vital femenina. Era una mujer resuelta, de armoniosa figura -que los 7 embarazos no estropearon-, con los ojos bien abiertos a la realidad y la capacidad de mejorar el mundo que le rodeaba.

Alguien a quien le gustaba dar sorpresas y recibirlas, con una elegancia natural y una “intuición selectiva” innata. Una mujer “de mirada cómplice”, que tenía “una admirable capacidad para crear ambientes” y que era “enemiga de difundir malas noticias”. Pero esto necesariamente debía tener su contrapartida: “Cuando ella se apagaba, todo languidecía en torno”, “faltaba su alegría”.Una persona que tenía “una admirable capacidad para crear ambientes” y que en sus viajes era capaz de ir más allá de los acartonados ambientes académicos (que a Delibes no le gustaban). Recuerda cómo ella había tocado las castañuelas en un encuentro de profesores en la Universidad de Yale y había animado la reunión.

Tenía un gran encanto personal y don de gentes. En determinado momento del libro, se dice: “La estética también cuenta”. El protagonista del relato le dice a su hija que “el poder de seducción de tu madre era arrebatador” y en otro fragmento, “su fe me fecundaba porque la energía creadora era de alguna manera transmisible”. Era una mujer de enorme amabilidad y capacidad de habitar la vida de los otros: “Tenía la facultad de inmiscuirse en casa ajena, incluso de interrumpir el sueño del prójimo, sin irritarlo, tal vez porque en el fondo todos le debían algo”. Alguien a quien desagradaba la vulgaridad y la burocracia, pues era impermeable a sus encantos. Una mujer con un talento innato para el trato interpersonal y para recibir confidencias. En este sentido, el escritor realza su “tacto para la convivencia, sus originales criterios sobre las cosas, su delicado gusto, su sensibilidad”. Uno de sus consejos en época de escasa creatividad fue “No te aturdas; déjate vivir”.

Una mujer con un fino oído musical, que podía hacerse entender a los pocos días de estancia en un país extranjero y que le permitía tener ritmo: “Era el suyo un oído intuitivo que, a veces, le permitía captar lo inexpresado”. Una mujer que odiaba la rutina y sabía hacer de cada día un evento único. Se trataba de una mujer que supo ser feliz. Al saber el diagnóstico de tumor cerebral, su expresión fue: “Hoy estas cosas tienen arreglo, dijo. En el peor de los casos, yo he sido feliz 48 años; hay quien no logra serlo cuarenta y ocho horas en toda una vida”. Alguien a quien no le importaba acumular años (y experiencia), pues no solo es que los años pasan, sino que quedan: “cada mañana, al abrir los ojos, se preguntaba: ¿Por qué estoy contenta? E inmediatamente, se sonreía a sí misma y se decía: Tengo una nieta”.

Delibes nos deja en esta obra reflexiones fascinantes sobre la vida, sobre el verdadero conocimiento, sobre la belleza, al describir a su mujer como una persona con el don de descubrirla en los lugares más precarios e incluso de crearla: “¿De quién aprendió entonces que una rosa en un florero puede ser más hermosa que un ramo de rosas o que la belleza podía esconderse en un viejo reloj de pared destripado y lleno de libros?”. Como no podía ser de otro modo, el libro es una profunda reflexión sobre la muerte, pero no tanto en sentido biológico, sino biográfico, como la pérdida de una vida compartida. Y esto, con momentos delicadamente conseguidos, como cuando, la víspera de la operación, la enferma lee un poema del escritor italiano Giuseppe Ungaretti, titulado “Agonía”:  Morir como las alondras sedientas/ en el espejismo. / O, como la codorniz/ una vez atravesado el mar/ en los primeros arbustos…/ Pero no vivir del lamento/ como un jilguero cegado.

Indudablemente, es una reflexión sobre la complementariedad que existe entre hombres y mujeres, y cómo nos equilibramos mutuamente. En este sentido, realza de su mujer la “viva imaginación y una sensibilidad delicada. Ella era equilibrada, distinta; exactamente el renuevo que mi sangre precisaba”. En otro pasaje, señala concisa pero exactamente: “La nuestra era una empresa de dos, uno producía y el otro administraba”.

Esta obra en concreto es una reflexión a fondo sobre la felicidad cotidiana, sobre cómo la clave de ella está en la convivencia continuada: “Estábamos juntos y era suficiente. Cuando ella se fue todavía lo vi más claro: aquellas sobremesas sin palabras, aquellas miradas sin proyecto, sin esperar grandes cosas de la vida, eran sencillamente la felicidad”.

El libro es también un reflejo de una religiosidad cotidiana, vivida por parte de Ángeles de Castro: “Tu madre conservó siempre viva la creencia. Antes de operarla confesó y comulgó. Su fe era sencilla pero estable. Nunca la basó en accesos místicos ni se planteó problemas teológicos. No era una mujer devota, pero sí leal a los principios: amaba y sabía colocarse en el lugar del otro. Era cristiana y acataba el misterio. Su imagen de Dios era Jesucristo. Necesitaba una imagen humana del Todopoderoso con la que poder entenderse”.

La obra habla también –indirectamente- de los avatares de la sociedad española por entonces (años 70 del s. XX): las huelgas estudiantiles, las detenciones, las revueltas, las torturas en las cárceles. En este sentido, el escritor se refiere a la detención de los dos hijos del matrimonio, Léo y Ana, que es la interlocutora del pintor. Aparece una mención a Franco en un momento en el que el pintor y su mujer visitan a sus hijos en la cárcel. En este sentido, dice la mujer del artista: ‘“Ese hombre no va a ser eterno”como bajándole del pedestal’. Se trata, además, ciertamente, una obra que lleva implícita una crítica a la educación uniformante y estandarizada, que no permite el desarrollo de la personalidad: “Le irritaban la estructuración de la carrera, los profesores adocenados, las ideas impuestas. Su cabeza caminaba muy deprisa, iba por delante de la de sus mentores”.

Otros temas que siempre estaban en la mente de Delibes: La combinación de lo rural y lo moderno: “Había que insertar lo moderno en lo rural sin recurrir a la violencia”. La soledad de los ancianos, como cuando relata la capacidad de dar compañía a las personas mayores que tenía su mujer: “Estos viejos locos, solitarios, nunca faltaron en la vida de tu madre: […] Todos eran ancianos irreparables, a quienes la insolidaridad de la vida moderna había cogido desprevenidos. Se sentían perdidos en la vorágine de luces y ruidos, y daba la impresión de que ella, como un hada buena, iba tomándolos de la mano, uno a uno, para trasladarlos a la otra orilla”. La comunicación entre generaciones: “Atendía a todos, lo mismo a los viejos, con sus cominerías, que a los adolescentes con sus equívocas intimidades. No regateaba su entrega”.

En definitiva, un libro que vale la pena leer.

Vaticano

Los jóvenes patronos de la JMJ de Lisboa 2023

Rome Reports·23 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto
rome reports88

Carlo Acutis y Chiara Badano serán dos de los 13 patronos de la Jornada Mundial de la Juventud Lisboa 2023. Entre los otros patronos se encuentran tres beatos de origen portugués: Joana de Portugal, João Fernandes, y María Clara del Niño Jesús, aunque la Virgen María es la patrona de la JMJ por excelencia. 


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Familia

Reforma de ley del aborto, y premios por la Vida del CEU, en la misma semana

El gobierno español aprobó el martes el polémico anteproyecto de reforma de la ley del aborto ―más aborto―, que todavía requiere tramitación e informes probablemente hasta primeros de 2023, y el jueves la Universidad CEU San Pablo entregó sus Premios por la Vida 2022 y el Premio Bárbara Castro. Quizá sea una coincidencia, o no…

Eulalia Eufrosina·23 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

Algunos puntos clave de la reforma del anteproyecto de ley impulsado por la ministra de Igualdad, Irene Montero, firmado también por la titular de Sanidad, Carolina Darias, son, en síntesis, los siguientes, acompañados de algún comentario basado en las leyes vigentes.

1.- Vía libre para abortar desde los 16 años sin consentimiento de los padres. Las menores de 18 podrán abortar en un quirófano. pero no pueden comprar alcohol o tabaco, ni votar (El artículo 12 de la Constitución Española señala que “Los españoles son mayores de edad a los 18 años”).

2.- Promesa de eliminar los tres días de reflexión hasta ahora obligatorios, y la entrega de información sobre alternativas y ayudas, salvo que la mujer lo solicite.

3.- Gratuidad de la píldora del día después, que se podrá solicitar en centros de salud cercanos y en farmacias.

4.- La ley garantizará la objeción de conciencia, regulada como la ley de Eutanasia. Los profesionales sanitarios que se nieguen a practicar un aborto se incluirán en registros de objetores.

5.- Será delito la actuación de grupos como los rescatadores que, de manera pacífica, rezan y asesoran a mujeres hasta el último momento (Pueden consultar aquí un artículo de Javier Segura sobre la cuestión).

6.- El proyecto actual no aborda ayudas o estímulos para mujeres que deseen seguir adelante con su embarazo.

7.- “Salud menstrual”. En numerosos centros y organismo públicos se repartirán gratuitamente tampones, compresas, etc., con el objetivo de acabar con “la pobreza menstrual”.

8.- El texto se tramita por vía de urgencia con el fin de “sortear” posibles retrasos, por ejemplo en el Consejo General del Poder Judicial, según El Mundo.

9.- Se abre un debate jurídico sobre la mayoría de edad en España. Según El Debate, “Podemos gana terreno, ley a ley, en su objetivo de adelantar la edad legal para la toma de decisiones de calado a los 16 años, el corte en el que proponen situar el mínimo necesario para votar”.

Reacción inmediata de los obispos

“La salud moral de una sociedad se demuestra en su defensa de la vida”, ha manifestado Monseñor Luis Argüello, secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española, tras conocerse la aprobación del anteproyecto.

Tal como ha recogido Omnes, Mons. Argüello ha calificado como “mala noticia” el proyecto de ley “de salud sexual y reproductiva y de interrupción voluntaria del embarazo” aprobada por el Gobierno de España, y subraya que “la defensa y la protección de la vida es una de las fuentes de la civilización. Una de las líneas rojas que expresan la salud moral de un pueblo”.

El secretario general de la CEE ha señalado también que considerar el aborto como un “derecho” es afirmar el “derecho del fuerte sobre el débil a la hora de eliminar una vida nueva y distinta que existe en el seno de la madre”, y destaca que “los avances de la ciencia nos hacen afirmar, con toda fuerza, que en el seno de una mujer embarazada existe una nueva vida que es preciso acoger y cuidar, para lo que hay que defender a la madre”. El portavoz de los obispos defendió la necesidad de ofrecer a las mujeres “las condiciones económicas, laborales, de vivienda… para acoger esta nueva vida”.

Distinciones por la Vida

Como se ha comentado al comienzo, un año más, el Instituto de Estudios de la Familia de la Universidad CEU San Pablo, que dirige Carmen Fernández de la Cigoña, ha distinguido diferentes acciones con sus ‘Premios por la Vida’ y el Premio ‘Bárbara Castro. A un corazón de madre’.

El presidente del Colegio Oficial de Médicos de Madrid, Manuel Martínez-Sellés, ha  sido galardonado con el Premio CEU “gracias a su infatigable labor a favor de la vida”. Recibió la distinción de manos del presidente de la Fundación Universitaria San Pablo CEU, Alfonso Bullón de Mendoza. Asimismo, se han otorgado dos accésits a Rescatadores san Juan Pablo II y a 40 días por la Vida.

En el marco de los ‘Premios por la Vida’, se ha hecho entrega asimismo del Premio CEU a la creatividad de los alumnos en la defensa de la Vida a Irene Barajas, alumna de cuarto curso del Doble Grado en Farmacia y Biotecnología, por la elaboración de un emotivo vídeo en contra del aborto, con el que pretende concienciar a la sociedad y, en especial, a los más jóvenes de que no hay argumento superior al valor de la vida humana.

Premio ‘Bárbara Castro. A un corazón de madre’

Fruto de su deseo por formar una familia, sin importar las barreras que tuvo que solventar en el proceso de adopción de sus dos hijos, Anabel Mialdea ha recibido el Premio ‘Bárbara Castro. A un corazón de madre’.

Se trata de un distintivo que lleva el nombre de una antigua alumna de Periodismo, que luchó y priorizó la vida de su hija frente a la suya propia, y que premia el apoyo a la maternidad o su vivencia en situaciones de dificultad.

Desde la Universidad CEU San Pablo se ha reconocido el testimonio y la vivencia de esta mujer cordobesa durante el proceso de adopción de sus dos hijos: Rafael y Ana, para poder traerlos a España desde Rusia. Rafael, que hoy tiene 19 años, fue el primero en llegar a casa con 1 año y medio. Nació con 1,75 kg, a -20ºC, sin incubadora y en condiciones precarias.

Por su parte, Ana, de 14 años, llegó a casa con 4 años y medio. Estuvo 5 meses ingresada en una UCI de Rusia, para ser traslada posteriormente a una casa cuna. Tiene fisura palatina y retraso del crecimiento a consecuencia de la desnutrición sufrida en sus primeros años de vida. La cordobesa ha comentado cómo los servicios sanitarios rusos omitieron a su marido y a ella todos los problemas de salud que padecía la niña, que ha sido operada 8 veces desde que llegó a España.

La rectora de la CEU USP, Rosa Visiedo, ha recordado que la universidad mantiene un fuerte compromiso con la defensa de la vida y su carácter sagrado, señalando que no hay futuro sin vida humana. También ha destacado el carácter interuniversitario de estos premios.

El autorEulalia Eufrosina

Recursos

La memoria de Dios

Dios en cambio es infinito. En cualquier perdido rincón de su Memoria están contemplados no sólo hasta el último de mis cabellos, sino hasta el último de los detalles que hubo, hay y habrá. Y esa Memoria permanecerá perfectamente conservada e indeleble por los siglos de los siglos.

Juan Arana·23 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 7 minutos

Traducción del artículo al inglés

Próxima a Sevilla hay una antigua mansión señorial en cuyo jardín se conserva un insólito cementerio para perros.

Lo visité hace unos días y comprobé que los responsables de aquellos extravagantes sepulcros no los hicieron por pura neurastenia.

Sin duda era gente rica y ociosa, pero también dotada de cierto sentido del humor.

En el centro de la necrópolis perruna hay un pequeño monumento cuya inscripción proclama los siguientes ripiudos aunque graciosos versos:

“Felices los que aquí estamos 
en torno a este pedestal que
viviendo bien o mal 
al morir aquí quedamos. 
Mas los hombres nuestros amos, 
con incierto porvenir 
en su segundo existir 
viven con la muerte atenta… 
pues les ‘ajustan la cuenta’ 
al momento de morir”.   

Mitad en broma, mitad en serio, la filosofía de esta arenga es que hay varias clases de inmortalidad. Los animales tendrían que conformarse con una de segunda división: el recuerdo que dejaron en sus dueños, potenciado como máximo por estas sepulturas destinadas a rescatar de la falible memoria humana la anécdota de sus vidas e incluso la de sus defunciones.

Hay, en efecto, un azulejo recordatorio de una tal Nancy que “fue muerta por un Packard”. La inmortalidad humana es de otra pasta: no consiste meramente en que te recuerden, sino que permite que seas tú mismo quien te recuerdes, aunque —eso sí— después de “ajustar la cuenta”.

El que algo quiere, algo le cuesta. Mi amigo Francisco Soler acaba de publicar hace unos meses un libro con el oportuno título: Al fin y al cabo, donde explica que la esperanza de esa inmortalidad premium, lejos de ser una especie de bálsamo o consuelo que las almas piadosas buscan para escapar al horror de morir, supone un aviso a navegantes, porque cuando vayamos a cerrar los ojos por última vez, en lugar de pensar algo así como: “se acabó todo lo que se daba”, tendremos que tener muy presente el balance del “debe” y “haber”, para saldar cualquier deuda que haya quedado pendiente.

El poeta argentino Borges, que de joven coqueteó con la idea de tirar la toalla, se la quitó de la cabeza con esta elemental consideración: “La puerta del suicida está abierta, pero los teólogos afirman que en la sombra ulterior del otro reino estaré yo, esperándome”.

Ahora bien, esperanzas las hay de muchas clases. Algunos se consuelan con bien poco: la perspectiva de verse convertidos en nadas impunes es sin duda la más minimalista de todas.

Le sigue en el ranking la expectativa de que quienes nos sobrevivan sólo recuerden los buenos momentos que con ellos vivimos, olvidando o perdonando las fechorías o incluso el hecho de que fuimos, sin paliativos, malas personas. Incluso hay quien no se conforma con haber estafado al prójimo y pretende engañar a la posteridad enterrando bajo su propio féretro cualquier prueba de pasadas iniquidades, o bien alquilando una pluma mercenaria para pergeñar una falsa biografía embellecida con toques hagiográficos.

Augusto Comte, en su Catecismo positivista, trató de impedir fraudes póstumos, estatuyendo un tribunal formado por sacerdotes de la “Religión de la Humanidad” que decidiría, a falta de instancias ultraterrenas, cuál debería ser el destino definitivo de los finados. Su salvación o condena constaría en un libro cuidadosamente custodiado. Pienso que tampoco así podría asegurarse del todo la aplicación irremisible de las sentencias, sobre todo si un cometa despistado tiene la ocurrencia de tropezar con nuestro planeta.

A mí, como soy cristiano, esas inmortalidades “pasivas” no dan frío ni calor. Que en mi funeral pueda oírse un coro de alabanzas me trae sin mayor cuidado, sin contar con que a lo peor ni siquiera eso obtengo.

Y que dentro de cien o doscientos años todavía haya quien tenga la ocurrencia de leer algo de lo que he escrito, ¿qué más da? La promesa que nos hizo Jesucristo de poderle ver “cara a cara” a Él, y al Padre, y al Espíritu Santo, hace palidecer el atractivo de cualquier otra recompensa post mortem.

Tampoco soy de los que gustan especular sobre qué haremos o cómo nos sentiremos cuando “estemos en el Cielo”. Algunas personas que comparten mi fe son más dadas a este tipo de cábalas y se inquietan con la idea de abandonar del todo seres queridos o vivencias a las que son muy afectos.

Aunque no sea especialmente novelero, me parece que preocuparse por tales extremos es vana faena. C. S. Lewis cuenta en Una pena en observación los últimos momentos que compartió con su esposa. Por lo que se refiere a él mismo fueron de particular intensidad, y logró tener con ella una comunicación espiritual extraordinaria. Sin embargo, agrega con un sentimiento distribuido al cincuenta por ciento entre la desolación y el consuelo: “pero ella ya estaba con la mirada puesta en la eternidad”.

Los que se quedan solos no son los que se nos mueren: somos nosotros. Algo enseña al cristiano el pescozón que dio el Maestro a los saduceos cuando le preguntaron de quién sería cónyuge en el más allá la que en vida fue viuda de siete hermanos.

No obstante, es comprensible el sentimiento que muchos tienen —tenemos— de que hay cosas en la existencia terrestre que sería una pena dejar por completo atrás cuando suene la trompeta anunciadora del paso de este mundo al otro. Sin perjuicio de mi nula afición a la especulación escatológica y de la firme voluntad de atenerme a las enseñanzas de la Iglesia, creo que algo se puede decir para apaciguar lo que de justificado haya en tales malestares.

Lo introduciré citando de nuevo unos versos de Borges, aquel gran descreído (¿o quizá no tanto?):

Sólo una cosa no hay.  
Es el olvido. 
Dios, que salva el metal, salva la escoria  
Y cifra en Su profética memoria  
las lunas que serán  
y las que han sido. 

La memoria finita

Para una persona ya anciana, en quien los olvidos han dejado de ser anécdota para convertirse en hábito, nada puede haber más esperanzador que la existencia de una Memoria capaz de alojar bajo sus inmensas bóvedas nada menos que el infalible depósito de todos los recuerdos perdidos.

Lo entendemos particularmente bien quienes tenemos la escritura como oficio y con frecuencia sufrimos la paranoia de perder nuestros textos. Se me hacen presentes ahora las venidas a Sevilla de mi maestro Leonardo Polo. Al bajar del tren yo me ofrecía para llevarle la cartera, ocasión que aprovechaba para observar ceremoniosamente: “Ten cuidado, porque llevo inéditos…” ¡Los inéditos de Polo!

Él por lo menos tuvo una corte de discípulos dispuestos a preservarlos. Pero, ¿qué pasa con mi inéditos y los de Paco, Pedro, Carmen, etc., etc.? Hubo una época en que de vez en cuando grabábamos nuestras obras completas en CDs para que aquellos íntimos tesoros no se perdieran para siempre. ¡Qué chasco nos llevamos cuando supimos que la conservación de tales repositorios apenas está asegurada por unos pocos años! Hasta el papel resulta ser más duradero.

Ahora depositamos nuestra confianza en algo más espiritual, puesto que almacenamos la suma de nuestras ocurrencias en “la nube”. ¿De verdad creemos que la susodicha nube no se disipará en el aire como una neblina evanescente?

El físico Frank Tipler escribió un ilusionado libro titulado Física de la inmortalidad. La vida eterna que allí se oferta no la da Dios, sino la ciencia. Aún falta bastante para que esté disponible: pasado mañana como pronto, lo cual significa que no la veremos en vida, pero ¡tranquilidad!: puesto a prometer, promete también para ella efectos retroactivos.

O sea: que tendremos una resurrección tecnológica y de ese modo entraremos todos juntos de la mano en una nueva vida dentro de este mismo cosmos. Será volver a una vida virtual, porque tantos cuerpos no habría dónde meterlos, sobre todo si insisten en viajar a la playa los fines de semana. Aparte de esa y otras renuncias, para que la cosa dure indefinidamente habrá que ir superando —también con ayuda de los saberes del porvenir— todas las grietas que hacen perecedero este pícaro mundo. Poco a poco la cosa engorda y al final hay que comulgar con unas ruedas de molino del tamaño de la galaxia. Prefiero atenerme a la fe que me trasmitieron mis padres.

Pero, puestos a salvar, también hay algo recuperable en la alocada especulación de Tipler. Siempre me llamó la atención que hasta las más delicadas expresiones de un artista, las más sofisticadas armonías de un concierto, las más geniales inflexiones de un orador, puedan ser codificadas, guardadas y reproducidas en los altibajos de un disco de metacrilato o en ristras de ceros y unos grabados en un pendrive. El espíritu supera lo material, pero su huella corpórea es algo bien tangible. Tirando hacia lo alto, Tipler concluye que todos los avatares de una vida humana, por larga y rica que sea, podrían ser descritos con 1045 bits de información. Allí estarían recogidos hasta el último de nuestros suspiros, sentimientos, deseos y raciocinios, segundo a segundo, e incluso la película de la fabricación, evolución y destrucción de todas y cada una de las moléculas de nuestro cuerpo.

En definitiva: todo, absolutamente todo, lo material y lo espiritual, en la medida que esto último se traduce en palabras, gestos y vivencias descriptibles.

Como no soy materialista, tengo que añadir que en ese cúmulo de información no estaría incluida mi conciencia, ni mi yo, ni mi alma, etc. Pero sí en cambio la historia de la totalidad íntegra de las acciones y pasiones de mi espíritu, hasta la última coma o tilde. Se trata, por supuesto, de una magnitud fantásticamente grande, un 10 seguido de cuarenta y cinco ceros. Para hacerse uno a la idea de hasta qué punto es grande, diré que basta añadir treinta y cinco ceros más para contar hasta el último átomo que hay en el universo.

¿Y qué? No deja de ser un número finito que admite ser cumplidamente designado con una expresión cómicamente sucinta.

Dios en cambio es infinito. En cualquier perdido rincón de su Memoria (valga la impropiedad de la expresión) están contemplados no sólo hasta el último de mis cabellos (como soy bastante calvo, eso no tiene mucho mérito), sino hasta el último de los detalles, conversaciones, gestos, estornudos, golpes de hipo, arrebatos de rabia, malestares y bienestares indefinidos, momentos de gloria y de exaltación, o de ternura amorosa, etc., etc., etc., que hubo, hay y habrá en mi vida, la de mi mujer, la de mi hija, y la del último marciano que habite el último exoplaneta. Y esa Memoria permanecerá  perfectamente conservada e indeleble por los siglos de los siglos.

Lo cual, dicho así, en principio y a priori, resulta más intranquilizador que otra cosa. Porque, desde que sacar fotos con el móvil sale gratis, uno de los mayores placeres que tenemos es borrar el 90% de las que obtenemos. Yo por lo menos no estoy tan pagado de mi existencia como para desear que se guarde incólume registro de todo lo que hay en ella. Es como para reírse de los dossiers que las agencias de detectives preparan para arruinar las carreras de los políticos.

No obstante, precisamente aquí viene lo mejor: he sido padre y domino la técnica de “hacer la vista gorda”; puedo olvidar sin necesidad de olvidarlos de verdad algunos episodios poco gloriosos de mi descendencia. No me cuesta por tanto aplicar la correspondiente regla de tres. Lo mejor no es que sea infinita e fidelísima, sino que por encima de eso la Memoria de Dios es amorosa.

Cuando volvamos a Él, podremos bucear en ella alegremente, sin necesidad de que se nos caiga la cara de vergüenza. ¡A paseo las recopilaciones, los diarios, los currículos exhaustivos! ¡Burlémonos de nuestros fallos de memoria, incluso de la amenaza de que nos diagnostiquen un alzhéimer!

Allá donde vamos reencontraremos (con un dorado tornasolado que ya quisiera el más romántico de los nostálgicos) todo lo que en nuestras risibles vidas merezca ser recordado… y bastante más: ni ojo vio ni oído oyó…          

El autorJuan Arana

Catedrático de Filosofía de la Universidad de Sevilla, académico numerario de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, profesor visitante en Maguncia, Münster y París VI –La Sorbona–, director de la revista de filosofía Naturaleza y Libertad y autor de numerosos libros, artículos y colaboraciones en obras colectivas.

FirmasJaime Fuentes

Sotanosaurios

Mons. Fuentes apunta que la sotana del sacerdote, a pesar de su uso cada vez menos habitual, ha adquirido un inesperado prestigio en una sociedad secularizada.

22 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Fue hace una cantidad de años, 1977, si no me equivoco. El Obispo de San José de Mayo era monseñor Herbé Seijas, amigo de mi familia. Yo era un sacerdote casi de estreno: había recibido la ordenación tres años antes y en 1974 había empezado a trabajar en Montevideo.

El caso es que me encontré aquí con monseñor Seijas y enseguida me pidió si podía ir a San José tal fin de semana, para ayudar con las Misas: – Es que tenemos varios casamientos, me explicó, y Misas y no hay curas… Le dije que sí, naturalmente.

El párroco de la Catedral era el P. Palermo, tan recordado y tan querido. Me dio un abrazo muy afectuoso cuando llegué y, sonriente, exclamó: – ¡Sos el último sotanosaurio!…

Sí, yo usaba entonces la sotana con la que había sido ordenado. Era la prenda todouso en la que me embutía al levantarme y me despedía de ella al irme a la cama: Misas, confesiones, reuniones, comidas; caminatas, viajes en ómnibus… siempre con sotana; me parecía lo más lógico del mundo.

En nuestro laico país educado, que conste, nunca nadie comentó o se rió o sonrió de mi sotana. Pero, con el correr de poco tiempo más, viendo que se iba normalizando su desuso entre los clérigos, tomé la decisión de reservarla para la celebración de los sacramentos y, en las demás actividades, usar el traje negro (clergyman) con camisa y cuellito.

Han pasado muchos años (figúrense, el próximo cumpliré 50 de sacerdocio, si Dios quiere) y estamos en tiempos de full freedom. Pero advierto que, en este contexto, es la sotana del sacerdote la que ha adquirido un inesperado prestigio.

Algo intuía yo, porque vistiéndola alguna vez, ahora, por nuestras calles montevideanas, había escuchado algún comentario tipo “¡mirá, un Padre!”… Ayer tuve la confirmación de este interesante cambio cultural.

Había recibido una llamada, pidiéndome ir a la Médica Uruguaya a atender a una señora.

Sábado, de 4 a 6 de la tarde horario de visitas, allá vamos, con sotana, a la Torre D, piso 5º.

Portero de la entrada: – Sí, mire: vaya hasta donde están las cajas; agarra a la derecha y ahí está el ascensor para el quinto piso.

Ascensorista mujer: – Ahora lo dejo en otra planta; sigue hasta el fondo y toma el ascensor para la torre D. ¡Adiós, encantada!

Ascensorista hombre: – ¿Cómo anda?… Sí, hasta las seis, pero cada tanto hay un hueco y se puede ventilar un poco. ¡Gracias!

Encuentro la habitación. La señora está con una acompañante de servicio, que enseguida se levanta y dice qué alegría que haya venido; sale de la habitación. En la cama de al lado está otra señora, dormida, acompañada también ella.

El autorJaime Fuentes

Obispo emérito de Minas (Uruguay).

Evangelización

José María Calderón: “Uno de los grandes peligros de la Iglesia del siglo XXI es perder el afán apostólico”

2022 es un año de celebraciones en la familia misionera, especialmente la española. En este año coinciden diversos y “casuales” centenarios. El navarro José María Calderón es director de Obras Misionales Pontificias en España y, con este motivo, habla con Omnes de este año y del presente y el futuro de la misión en la Iglesia. 

Maria José Atienza·22 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 10 minutos

Un año grande. Así califican en Obras Misionales Pontificias este 2022. Y no es para menos. Diversas celebraciones y aniversarios coinciden en este año: el 3 de mayo se cumplen el 200 aniversario de la fundación de la Obra de la Propagación de la Fe, germen del Domund, el primer centenario de la creación de Obras Misionales Pontificias -—tras asumir el Papa Pío XI las iniciativas misioneras de Propagación de la Fe, Infancia Misionera y San Pedro Apóstol— así como de la primera publicación de Illuminare, la revista de pastoral misionera. 

A estas celebraciones se suman los 400 años de la canonización de san Francisco Javier, patrono de las misiones, y otros tantos de la institución de Propaganda Fide, la actual Congregación para la Evangelización de los Pueblos, que nació el 12 de junio de 1622. Todo ello unido a la beatificación de Paulina Jaricot, fundadora de la Obra de la Propagación de la Fe.

Dentro de las Obras Misionales Pontificias, esta coincidencia de fechas resuena como una especial llamada a volver a las raíces y conocer “cómo nació esta historia apasionante, que dio muchos frutos y que tiene que seguir dándolos”, en palabras del director de Obras Misionales Pontificias en España, José María Calderón.

Este es un año singularmente marcado y especial para las Obras Misionales Pontificias. ¿Cómo se está viviendo, en OMP, interior y exteriormente este 2022? 

—Para nosotros es unan gran oportunidad que Dios nos ha dado. Ahora se habla mucho de reformas y, a veces, parece que reformar es tirar todo lo anterior y construir algo nuevo completamente. Eso no es la reforma en la Iglesia. Teresa de Jesús decía que la reforma es volver a las fuentes. Interiormente, el presidente internacional de Obras Misionales Pontificias, Mons. Dal Toso, está insistiendo mucho en ése volver a la raíz, a las fuentes de nuestra misión en la Iglesia. 

Estos centenarios nos invitan a mirar a los fundadores, y a quienes empezaron esta tarea, para ver qué hemos perdido de eso que ellos querían y para lo que fueron inspirados por el Espíritu Santo. Una oportunidad para considerar qué puntos hemos de volver a hacer nuestros para recuperar el carisma originario, lo que el Señor quiso dar a la Iglesia en aquel tiempo, porque sigue siendo actual. 

Eso no significa volver a los métodos de entonces. Gracias a Dios, hoy tenemos otros. Cuando la Iglesia “se adapta” al mundo, no quiere decir que se olvide del Evangelio -—que es donde está la clave— sino que mira al Evangelio y, con mucha honradez, lo aplica a la situación que nos toca hoy. 

Exteriormente no vamos a hacer nada especialmente extraordinario. Sí que es verdad que todo lo que hacemos normalmente tendrá presente este tema. Queremos que nuestro trabajo ordinario tengan como fondo estos centenarios y se ayude así a quienes trabajan para la misión a que conozcan las raíces, cómo nació esta historia apasionante, que dió muchos frutos y que tiene seguir dándolos. 

Considerar todo lo que se hizo hace tantos años, ¿puede llevar a una idea de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”? ¿Siguen igual de vivas hoy las misiones? 

—Si la misión no continuara viva hoy, no tendría sentido la Iglesia, porque la Iglesia nació para la misión. Si la Iglesia no evangeliza, ¿para qué está? 

En Eclesiología se estudia que los fines de la Iglesia son la santidad de sus miembros y la evangelización de los pueblos. Si quitamos esto último, la Iglesia ha perdido su sentido. De hecho, creo firmemente que uno de los grandes peligros de la Iglesia del siglo XXI es perder el afán apostólico, la falta de entusiasmo por llevar a Jesucristo a los demás. 

Nos hemos amodorrado, nos hemos quedado encerrados en nosotros mismos, en eso que el Papa Francisco denomina autorreferencialidad

Pero no, la Iglesia no lo ha perdido; muchos cristianos, sí. Muchos cristianos han perdido el entusiasmo evangelizador y cuando digo cristianos incluyo a todos los cristianos. Ahora bien, la Iglesia no puede perderlo como esencia, porque es lo suyo, es su naturaleza, está en su ADN. Si la Iglesia no quiere que los hombres conozcan a Cristo, cerramos el garito y nos dedicamos a otras cosas. 

No sé si cualquier tiempo pasado fue mejor, porque no lo viví. Vivo el presente y me importa muy poco si el pasado fue mejor o peor, porque éste es el tiempo en el que Dios me ha puesto y éste es el tiempo en el que nosotros vivimos. 

Podemos compararnos con épocas anteriores y habrá cosas mejores, sin duda, y cosas peores, sin duda. Esconder mis limitaciones en lo que fue el pasado no me ayuda en nada, más que en vivir de la nostalgia. 

Además de todo esto, creo firmemente en Dios y en el Espíritu Santo, por lo cual, si Dios me ha puesto en esta época, también me da la gracia para vivirla. 

Si la Iglesia está en el mundo de hoy, tal como es, nos está dando la gracia para que vivamos fieles y cumplamos su voluntad. 

Si Dios está conmigo, ¿a quien temeré? Yo siempre digo que estoy en el equipo vencedor, porque estoy en el equipo de Cristo y Cristo ha vencido. No es que vaya a vencer; es que ya venció en la cruz y en la resurrección. Quizás su victoria no se ve del todo, pero yo estoy en ese equipo, aunque haya momentos en los que me hace pasar por la cruz, de dolor e incertidumbre. 

En esa pérdida –o ganancia– del afán misionero, ¿podemos caer en dos tentaciones contrapuestas: la de un fervor llevado al extremo, sin apertura al diálogo o, por el contrario, la del “todo vale” y mejor no “meternos en líos”? 

—Esos extremos están ahí y siempre han estado. El Papa Francisco, de hecho, denuncia estas dos cosas. 

Para mí, la indiferencia es más grave. Creo que el grave problema del ambiente generalizado en los cristianos es el decir “yo no soy quién para dar criterio” y, por lo tanto, somos más conformistas y estamos aceptando cualquier cosa porque “no nos influye”. Pero también es verdad que existe el rigorismo, y esto no es ser Iglesia tampoco. 

Lo que sí me niego a decir es que proselitismo mal entendido es lo que han hecho los misioneros en África o en América, como Comboni. Eso es llevar a Jesucristo en el alma y contagiar ese amor y esa fe en Jesucristo. 

Si un cristiano no contagia es que no vive su fe, porque la fe se contagia. La fe es el mayor tesoro que tenemos. Cuando uno lo vive enamorado, se nota. Cuando se vive como un fastidio, no se es capaz de mover a nadie.

El peligro está en pactar con la mediocridad, con ese “todo el mundo se salva…”. ¿Es eso compatible con las palabras que dice Cristo: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará”? Yo voy a intentar que mucha gente conozca a Cristo y se enamore de él porque ¡qué tristeza una vida sin Jesús! 

Las misiones son valoradas positivamente por cristianos y no cristianos, pero quizás más como a una ONG. ¿Caemos en esta concepción incluso dentro de la Iglesia? 

—Esto es un error. La misión no es hacer labor social, es llevar a Jesucristo, es transmitir la fe, no es transmitir valores. 

Los valores los transmite el gobierno -—que es el que tiene que promover valores cívicos, de fraternidad, solidaridad, etc—, esos valores comunes, humanos. La Iglesia tiene otros valores que van mucho más allá que esos valosres humanos y se resumen en las tres virtudes cardinales: fe, esperanza y amor. Amor que es la capacidad del perdón de la misericordia. 

El Estado no tiene misericordia, nosotros sí, porque somos cristianos. 

Es verdad que cuando uno va a un sitio a evangelizar y ve que pasan hambre, no puede sentir indiferencia ante el hambriento, porque Cristo también dice: “Tuve hambre y me disteis de comer”. Por lo tanto, no podemos sentarnos en el comedor a comer viendo que tengo un pobre en la puerta. 

El misionero, viendo las necesidades de los hombres, espirituales y materiales y físicas, sale al encuentro de ellos en la medida que ayuda. Pero sabiendo que, a través de ello, lo que está ejerciendo es la caridad de Cristo. Lo que le mueve el corazón es ver en la otra persona a Cristo. Como decía Madre Teresa de Calcuta: “Tuve hambre y me disteis de comer, pero no sólo hambre de pan sino también de la palabra de Dios”. Es una faena confundir la labor de los misioneros con una labor meramente social. 

Gracias a Dios, en el mundo, hay ONG´s fantásticas, que hacen una gran labor, de salvar y ayudar, y mucho mejor que los misioneros, porque tienen más dinero, más medios y más profesionales. Pero no pueden suplir la labor de los misioneros, porque la labor de los misioneros es otra. 

En Deus Caritas Est, el Papa Benedicto XVI apuntaba que “la Iglesia nunca puede sentirse dispensada del ejercicio de la caridad como actividad organizada de los creyentes y, por otro lado, nunca habrá situaciones en las que no haga falta la caridad de cada cristiano individualmente, porque el hombre, más allá de la justicia, tiene y tendrá siempre necesidad de amor”. 

Yo no puedo pedirle a una ONG que me ame. Se lo puedo pedir a la Iglesia: que me muestre el amor de Cristo y, a través de este amor, me ame. Que me ame con mis limitaciones, mis pecados, mis pobrezas…, que me ame, incluso, cuando humanamente parezca que no me lo merezco.

Evidentemente, la labor que hacen los misioneros por ayudar al desarrollo de las comunidades y los pueblos es espectacular. Muchos misioneros están donde no había nada, en sitios donde los políticos no intervienen. 

En esos lugares remotos, ¿quiénes están? Unos misioneros que abren una escuela para niñas que jamás podrían haber accedido a la educación de otro modo. 

¿Nos hemos fijado más en las cosas y menos en las almas? 

—Si hoy le preguntas a cualquier persona no católica sobre la Iglesia te dirá algo así como que todo es malo menos las misiones y Cáritas. En ambos casos nos contemplan con buenos ojos por la labor que hacen los misioneros a nivel social. Ojalá que, a través de eso, los que al menos juzgan bien a la Iglesia en este aspecto sean capaces de descubrir el trasfondo que hay en eso y les ayude a cambiar el corazón. 

Es verdad que los misioneros, cuando exponen sus testimonios, hablan de los niños que han sacado, por ejemplo, del tráfico de órganos, pero también hablan de su vocación, de su existencia, de cómo encuentran a Cristo en ese niño y cómo ayudan a ese niño a encontrarse con Cristo. Por tanto, eso puede ser una palanca para encontrarse con Cristo.

Parece, también entre los cristianos, que valoramos más la labor social que la labor evangélica. Es verdad también que en OMP cuando hacemos las cosas intentamos destacar solo la labor evangelizadora, porque de lo otro ya se encargan otras ONG’s. El Domund no es para hacer pozos o poner hospitales. El Domund es para evangelizar, para llevar a Jesucristo y mantener la Iglesia allí donde está, la Iglesia, una diócesis, un vicariato… Por ejemplo, para que tengan gasolina y poder llegar a decir Misa a los pueblos más recónditos. 

Cuando nacieron las obras que hoy conforman las OMP se puso la mirada en países lejanos. En la actualidad, ¿cómo se conjuga esa “doble” misión, la cercana y la de aquellos países con menor presencia de la Iglesia? 

—Con datos en la mano: en Europa, hay un sacerdote por cada 4.142 personas; en África, hay un sacerdote por cada por 26.200; en Asia, uno por cada 44.600 personas… Esto es lo que tenemos. 

¿En Madrid hace falta evangelizar? Claro que sí. ¿Y cuándo no ha hecho falta? Mientras haya un pecador y una persona que no conoce a Cristo habrá que estar evangelizando. 

Si cada uno de los bautizados que acuden cada domingo a una parroquia a Misa se tomara en serio su vocación misionera y se sintiera apóstol, ¿cuántos misioneros habría? 

En África hay sitios donde tienen Misa una vez cada seis meses, ¿eso es digno? ¿Se puede mantener de este modo la fe? Y, aquí nos hemos quejado por estar dos meses encerrados por la pandemia…. Y teníamos la Misa en televisión y por otros muchos medios… Los curas nos hemos puesto las botas de hacer podcasts y homilías por redes sociales en la pandemia… En África no tenían esa oportunidad. 

Claro que hacen falta evangelizadores en Europa, y en España, en Madrid, en Valencia y en Sevilla. ¿No será el momento de que los obispos animen a que los sacerdotes salgan de sí mismos y sean verdaderamente apostólicos, y éstos, a su vez, hagan que los fieles sean verdaderos apóstoles? Cuando hagamos eso, en España sobrarán misioneros, pero en África, en América y en Asia siguen faltando. Cuando viene un obispo de Perú cuya diócesis es como toda Andalucía y tiene 8 sacerdotes y 10 monjitas…, ¿podemos escudarnos diciendo que Madrid es tierra de misión? 

La conversión comienza por hacernos apóstoles y dejar de pensar en nosotros mismos, en muestras comodidades. Hemos reducido las periferias al barrio de las afueras. Sí, ahí hay que estar. Y, de hecho, se está. Pero ésas no son las únicas periferias del mundo. Santiago o Pablo podrían haber pensado así… Pues, ¡anda que no había que predicar en Jerusalén o en Roma donde ellos estaban, que eran todos paganos!… Y, sin embargo, llegaron hasta España. 

¿Cómo se dibuja el futuro de la misión? ¿Tendrán más peso los laicos? 

—Sobre los laicos, el Papa san Juan Pablo II escribió la Christifideles laici. La Conferencia Episcopal Española publicó un documento hace ya tiempo, sobre el mismo tema: Cristianos laicos. Iglesia en el mundo. La última frase de ese documento dice “La nueva evangelización se hará, sobre todo, por los laicos, o no se hará”. Dicho esto, no me gusta hablar de la hora de:  la hora de los laicos, la hora de los religiosos… Es la hora de la Iglesia. O todos nos mojamos o no salvamos esto. 

Eso quiere decir que un laico, evidentemente, tiene que hacer su papel, pero no porque “sea su hora” sino porque, si no lo hace, no está siendo fiel a su vocación cristiana. Pero la vocación del laico no puede estar sola. Tiene que ir acompañada de la vocación sacerdotal, que vela, que acompaña, que administra los sacramentos; y el sacerdote no puede vivir sin los laicos, porque su ministerio tiene sentido en cuanto se entrega para crear comunidad cristiana. La vida consagrada es absolutamente necesaria, porque sin el testimonio de hombres y mujeres que son capaces de renunciar a todo solamente para mostrar que Cristo vale la pena, estamos perdiendo el tiempo. Existe el peligro de pensar que es la hora de los laicos porque no hay curas y tienen que salir “los del banquillo”… ¡No, hombre, no! La Iglesia manda hoy más laicos a la misión, evidentemente, porque va cambiando conforme a los tiempos, pero manda laicos, sacerdotes, religiosos y religiosas… de todo. El testimonio que da un seglar en la misión no lo puede dar un sacerdote ni una religiosa, pero quedaría famélico si no va acompañado por la vida sacramental de los sacerdotes o de la animación de la vida religiosa. Si la Iglesia hoy manda familias de laicos a la misión no es porque faltan curas. El laico no necesita un especial permiso para hacer apostolado, porque se lo dio Cristo. Es vocación dada en el bautismo. A la misión nos envía la Iglesia, a todos. Cuando envía laicos, confirma esa vocación misionera de los laicos, que van a ser testigos de la Iglesia, presencia de la Iglesia. A la misión tienen que ir todos los laicos que tengan que ir, todos los religiosos y religiosas que tengan que ir y los sacerdotes que tengan que ir. La vocación misionera de los laicos no es una vocación de segunda fila, ni se puede ver como una simple solución a un problema de vocaciones.

Cultura

Nuria Barrera: “Rezo a la imagen que estoy pintando”

En la prolífica colección de Nuria Barrera destaca la luz y el colorido de sus obras de temática religiosa destinadas a carteles de romerías, Semana Santa o fiestas patronales.

Maria José Atienza·21 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

Los pinceles de Nuria Barrera, como la naturaleza, parecen renacer tras el invierno. Parecen, porque, realmente, en el estudio de esta pintora natural de la localidad sevillana de Carmona, no hay tiempo baldío.

Nuria Barrera se ha convertido en una referencia pictórica en la actualidad, especialmente en el sur de España. En su amplia colección destacan sus obras de temática religiosa destinada especialmente a cartelería de romerías, Semana Santa o fiestas patronales.

Carteles como el del Rocío en su Año Jubilar, la Redención de León o para la salida procesional de la Inmaculada de los Padres Blancos de Sevilla jalonan su producción en este ámbito.

Hace pocos meses, en plena pandemia, se inauguraba en el Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla el “Mural de la Esperanza”, emplazado de camino a la UCI y que reúne imágenes de la Virgen Macarena realizada por 7 pintores para dar esperanza a quienes se encuentran en momentos difíciles.

Pero, ante todo, Nuria Barrera es una mujer creyente, y eso se nota en cada pincelada de su temática religiosa. Obras desde la fe y para la fe, porque está convencida de que, la fe del autor es imprescindible, para lograr una buena obra de temática religiosa.

Una parte de tu obra es de temática religiosa. Como artista, como creyente, ¿consideras una responsabilidad «poner rostro» a Cristo, a la Virgen? 

– Siempre con mucho respeto. Pero, además, cuando  se trata de una devoción popular, más, ya que debe ser reconocible en pinceladas, porque no debe parecerse, sino ser.

¿Cómo se llega a dar con el rostro, con la mirada o el gesto perfecto? 

– Con mucha documentación y estudio previo de la imagen a representar. 

Para realizar una obra de temática religiosa, ¿es preciso ser creyente?

– Creo que es imprescindible, a través de la obra transmitimos lo que sentimos, y esa Fe interviene de manera directa en el trabajo que se está realizando.

¿Qué supone ese «plus» de la fe cuando se aborda un encargo de estas características? 

– Es aliento. Fuerza y ánimo para realizar de la mejor manera el nuevo proyecto. Yo personalmente me encomiendo a la imagen que esté dibujando o pintando, con la que me confieso y rezo mientras dura el proceso. Cuando además en tu vida personal sufres algún bache, es un modo de oración y de acercarme más a Dios. Es un privilegio para mí. 

Una obra religiosa ¿se plantea igual o de manera diferente a las de otro tipo de temática? ¿cómo es su proceso creativo? 

– El planteamiento es igual siempre, información, formación y ejecución. Con una base, en mi caso fotográfica, dibujo, compongo y después llega el color. Cómo pequeño secreto, confieso que suelo trazar una cruz antes de comenzar, rogando al Señor me inspire y guíe en cada pincelada.

Toda obra de arte es un diálogo, entre el autor y la obra, la obra y quien la contempla y por ende, el autor y el contemplador. En el caso de la pintura religiosa, ¿cómo se vive ese diálogo cuando se pinta «parte de lo que es uno mismo», de su fe?

– Como decía antes, se vive en ese diálogo con la obra, esa oración que impregna cada pincelada, para luego una vez acabada llegar al que la contemple, provocar emoción y sentimiento. Cuando se consigue es una satisfacción enorme.

En un mundo marcado por la rapidez, ¿tiene cabida un arte que llama a la contemplación, aunque sea «efímera» como un cartel de Romería o de Semana Santa? 

– Por supuesto, ése es el poder del Arte, que es capaz de abstraernos de la realidad para transportarnos a ese momento anunciado que nos haga sentir y vivir a través de la imagen. Ésa es la magia de la pintura. 

Dos cofrades ejemplares: Karol Wojtyła y Edith Stein

Ni Karol Wojtyła, ni Edith Stein fueron conscientes de la importancia de sus planteamientos personalistas para las Hermandades, pero han abierto un camino muy interesante, lleno de oportunidades, para el desarrollo de las mismas.

21 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

A estas alturas nadie discute que las hermandades no son cuerpos extraños a la sociedad, sino que forman parte de la misma y les afectan los mismos problemas.

En el análisis de la sociedad actual destacan una fuerte corriente de relativismo y un discurso populista que lleva al hombre a entregar su libertad al estado a cambio de garantizarse un cierto bienestar; aunque al final termina sin libertad y sin bienestar.

En un entorno social tan líquido como el que vivimos las hermandades no se han de posicionar corporativamente en la lucha política, pero han de dar criterios a los hermanos (CIC c. 298) para que éstos incidan positivamente en la sociedad.

No han de presentar soluciones técnicas para la resolución de los problemas sociales, tampoco proponer sistemas, ni manifestar preferencias partidistas.

Entre las misiones que el Código de Derecho Canónico asigna a las hermandades está el perfeccionamiento cristiano de sus miembros; para cumplir esta misión es preciso identificar las notas diferenciales de la persona y potenciarlas.

Han de proclamar los principios morales y dar criterio sobre cualquier asunto humano, también los referentes al orden social, en la medida que lo exijan los derechos fundamentales de la persona, de sus hermanos.

Ese análisis de la sociedad no se hace en el vacío, sino desde una cierta antropología, más o menos explícita, por eso la gestión y desenvolvimiento de las hermandades han de ser la manifestación externa de una fundamentación doctrinal firme y una sólida vida interior de sus responsables.

Sin embargo, hay hermandades que están comprando el discurso dominante de la sociología kofrade, centrado en los temas más gratificantes -salida procesional, cultos anuales, actividades sociales- y aislándose del debate de las ideas, al que consideran ajeno a la vida de la hermandad. Asumen así una visión de la realidad sin fundamentación y centrada en los sentimientos. Un modelo amable y cómodo, pero que debilita a las hermandades, a las que hace vulnerables.

El Concilio Vaticano II propone a los fieles “la cristianización de la sociedad desde dentro” (LG nº 31) y el Código de Derecho Canónico traslada ese imperativo a las hermandades (CIC c. 298).

Para trabajar en esa línea la Iglesia proporciona continuamente a todos, también a las hermandades, los fundamentos doctrinales para el necesario diálogo social.

Últimamente lo ha hecho a través de dos figuras excepcionales y muy actuales: San Juan Pablo II y Santa Edith Stein, Doctora de la Iglesia.

Los dos se mueven en el ámbito del personalismo: el sentido de la existencia humana se reconoce en la medida que la persona [la hermandad] atienda la tarea que se le ha señalado [su propósito], en la que ha de alcanzar su perfección.

En consecuencia la “calidad” de la persona [de la hermandad], no depende de su acomodo a unas determinadas normas, ni a la observancia de usos y costumbres cofrades decantados en el tiempo, sino de que su comportamiento sea acorde con su naturaleza.

Es el estudio de la acción el que revela a la persona y su desarrollo como tal: «cada persona [cada hermano] se perfecciona en la acción, en la medida que esa acción se ajusta a la ley natural, impresa en el hombre como participación en la naturaleza divina» (Karol Wojtyla, “Persona y Acción”).

En la hermandad, como en la sociedad, cada uno ha de poner sus capacidades al servicio de los demás, consciente de que el criterio último del valor de una persona no es qué aporta a la comunidad, a la familia, a su hermandad, «sino si esa aportación responde o no a la llamada de Dios, si es acorde con su naturaleza» (Edith Stein, “La estructura de la persona humana”).

Este planteamiento resulta un poco laborioso de asumir, pero proporciona al Hermano Mayor y demás responsables de la hermandad una especial libertad y serenidad en su actuación, aún cuando ésta pudiera resultar chocante a algunos.

Es muy probable que ninguno de estos dos santos, de sólida formación intelectual, fuera consciente de la importancia de sus planteamientos personalistas para las hermandades, pero han abierto un camino muy interesante, lleno de oportunidades, para el desarrollo de las mismas. Ahora se trata de recorrerlos.

El autorIgnacio Valduérteles

Doctor en Administración de Empresas. Director del Instituto de Investigación Aplicada a la Pyme Hermano Mayor (2017-2020) de la Hermandad de la Soledad de San Lorenzo, en Sevilla. Ha publicado varios libros, monografías y artículos sobre las hermandades.

Mundo

Gallagher, una misión por la paz

"Demostrar la cercanía del Papa y de la Santa Sede a Ucrania y reiterar la importancia del diálogo para restablecer la paz": este es el objetivo de la visita del secretario para las Relaciones con los Estados, monseñor Paul Richard Gallagher, a Lviv, Kiev y los lugares afectados por la guerra.

Antonino Piccione·20 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

La visita comenzó el miércoles 18 de mayo y está previsto que finalice hoy tras las conversaciones con Dmytro Kuleba, Ministro de Asuntos Exteriores del país.

El viaje, programado inicialmente antes de Semana Santa con motivo del 30º aniversario de las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y Ucrania y aplazado después por motivos de salud, incluía numerosos encuentros con líderes religiosos y representantes institucionales de las ciudades visitadas.

El primer día, el miércoles, hubo una gran participación y recogimiento. En la catedral de Lviv, uno de los edificios eclesiásticos más antiguos de Ucrania, que sobrevivió indemne al régimen comunista, monseñor Gallagher se reunió por la tarde para un intenso momento de oración acompañado por el arzobispo de Lviv de los latinos y presidente de la Conferencia Episcopal Ucraniana, monseñor Mieczysław Mokrzycki. También ser testigo de la cercanía y empatía del Papa Francisco hacia un pueblo en guerra desde hace tres meses.

Por la mañana, recibiendo al secretario para las Relaciones con los Estados en el paso fronterizo de Korczowa, entre Polonia y Ucrania, estaba el propio arzobispo Mokrzycki acompañado del embajador ucraniano ante la Santa Sede, Andrii Yurash; Desde aquí, escoltado por un eficaz dispositivo de seguridad, el prelado llegó al edificio de la Curia Arzobispal, en el centro de la ciudad, y a continuación partió hacia el complejo arzobispal greco-católico para mantener un encuentro fraternal con Mons. Igor Vozniak, arzobispo de Lviv, Mons. Volodymyr Hrutsa, obispo auxiliar, y otros obispos greco-católicos de la región.

Entre lo más destacado de este primer día de viaje se encuentra el encuentro con dos grupos diferentes de ucranianos desplazados acogidos en la parroquia de San Juan Pablo II y en el monasterio benedictino de San José; en total, unas doscientas personas, en su mayoría madres jóvenes con hijos y personas mayores. Sin embargo, estos dos centros de la comunidad católica latina han llegado a acoger a un total de más de cuatrocientas personas que huyen de los bombardeos y de los combates, todavía muy violentos, en amplias zonas del país.

En dos momentos distintos, Monseñor Gallagher se dirigió a los desplazados, asegurándoles las oraciones y la simpatía del Papa por el angustioso sufrimiento que les inflige el conflicto en curso. Y reiteró su esperanza de que la paz vuelva pronto a toda Ucrania. «En estas pocas horas -dijo el arzobispo- ya he podido escuchar muchos testimonios de vuestro sufrimiento, vuestro valor y vuestro gran espíritu de solidaridad. Y es precisamente la solidaridad», coincidió el arzobispo Mokrzycki, «la clave en la que hay que centrarse para la futura reconstrucción de Ucrania, cuando la locura de la guerra llegue a su fin».

De hecho, será a través del espíritu de solidaridad que ha surgido en estos días que podremos intentar reconstruir la sociedad nacional y las personas que la componen. Celebrando la Santa Misa en privado en la capilla de la residencia del Arzobispo de Lviv, Monseñor Gallagher, en una breve homilía, dijo estar convencido del momento histórico que vive la Iglesia Católica en Ucrania, en particular de los desafíos a los que los pastores están llamados a responder con gran amor y cercanía a su rebaño. Una situación que transforma un tiempo terrible de guerra en un tiempo de esperanza, en el que todos tienen la oportunidad de demostrar que están firmemente arraigados en Cristo.

El programa para el jueves 19 y el viernes 20 de mayo, marcado por importantes encuentros institucionales y ecuménicos, compromete al Secretario para las Relaciones con los Estados principalmente en la capital, Kiev, con una visita a algunos de los lugares que se han convertido en símbolos de esta guerra, que dura ya tres meses.

En primer lugar, las conversaciones con el presidente de la región de Lviv, Maksym Kozytskyy, y después la reunión con el arzobispo mayor de Kiev, Sviatoslav Shevchuk, jefe de la Iglesia greco-católica ucraniana, y con el presidente de la Conferencia Episcopal Polaca, Stanisław Gądecki. De hecho, una delegación de obispos polacos se encuentra en Ucrania del 17 al 20 de mayo y hará escala en Lviv y Kiev.

El objetivo de su misión es mostrar la solidaridad con el pueblo ucraniano y esbozar unfuturo común de la cooperación entre las estructuras eclesiales de los dos países en diferentes ámbitos: religioso, espiritual y humanitario.

En la entrevista con Mariusz Krawiec de Vatican News (jueves 19 de mayo), es el propio Gallagher quien se centra en el alcance de su misión en Ucrania y explica sus impresiones tras los dos primeros días: «Ver la guerra en la televisión es una cosa, tocar esta realidad es otra. También quiero expresar mi apoyo y solidaridad en nombre del Santo Padre.

La Santa Sede y el propio Santo Padre están dispuestos a hacer todo lo posible, la Santa Sede continúa su actividad diplomática con contactos con las autoridades ucranianas y también a través de la embajada rusa ante la Santa Sede tenemos algún contacto con Moscú.

La Santa Sede desea seguir fomentando el envío de ayuda humanitaria y, al mismo tiempo, sensibilizar a la comunidad internacional, lo que siempre es necesario». Sobre la respuesta de la Iglesia católica a la tremenda crisis humanitaria, Gallagher destaca la ayuda ofrecida a todos, no sólo a los católicos sino también a los miembros de otras religiones.

Sobre la misión del Secretario para las Relaciones con los Estados, se refirió el Secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, respondiendo a los periodistas al margen de un encuentro en la Universidad Católica de Milán: «Veamos cómo transcurre la visita de Gallagher a Ucrania y cuando vuelva haremos una valoración».

Sin embargo, el cardenal reiteró que, por el momento, «no hay ninguna intención por parte del Papa de ir a Ucrania». Además, el propio Pontífice, al tiempo que se declaraba dispuesto a hacer todo por la paz, había precisado que la hipótesis de una visita suya debía ser evaluada muy bien.

Sobre la cuestión del envío de armas a Ucrania, un tema que divide a la opinión pública y a los alineamientos políticos: «Me remito al Catecismo de la Iglesia Católica -respondió el cardenal-, que dice que hay un derecho a la defensa armada bajo ciertas condiciones que deben respetarse para poder hablar de una guerra justa. La cuestión de las armas se sitúa en este contexto. Es necesario relanzar el sistema de relaciones internacionales y el papel de los organismos internacionales -como la ONU-, que están en crisis, pero que la Santa Sede siempre ha apoyado y confiado».

El autorAntonino Piccione

Mundo

Canadá: Ir a las periferias. Al Polo Norte y al desierto laicista

Edmonton (provincia de Alberta), Iqaluit (territorio de Nunavut) y la ciudad de Québec son los tres lugares de Canadá a los que irá el Papa.

Fernando Emilio Mignone·20 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

El Papa Francisco vendrá a las periferias geográficas y existenciales del 24 al 29 de julio, cuando viaje al Canadá secularizado. Entrevistado por televisión en la ciudad de Québec, el cardenal Gérald Lacroix, arzobispo de esa ciudad y primado de Canadá, dijo que “aunque venga en silla de ruedas lo recibiremos con los brazos abiertos”. 

Se ha confirmado que las tres ciudades a donde Francisco irá son Edmonton (provincia de Alberta), Iqaluit (territorio de Nunavut) y la ciudad de Québec. La última visita papal a la provincia francófona tan laicista fue en 1984. 

Las fechas rondan el 26 de julio, fiesta de Santa Ana, muy querida por los indígenas canadienses. La abuela de Cristo es venerada por ellos desde hace siglos en Sainte Anne de Beaupré, cerca de la ciudad de Québec, y desde hace 133 años en Lac Sainte Anne, 100 km al oeste de la capital de Edmonton.

El arzobispo de Edmonton Richard Smith será el coordinador de la visita. Dijo el 13 de mayo que “la visita será una oportunidad para que el Papa, aquí en Canadá, pueda escuchar y dialogar con los pueblos indígenas, manifestarles su sincera cercanía y abordar el impacto de las escuelas residenciales.” Dijo que las tradiciones y ceremonias autóctonas serán esenciales durante la visita papal. Está admirado de que el Papa venga dada su salud, ya que, por ejemplo, ha cancelado su viaje al Líbano en junio. 

Iqaluit no existía como localidad habitada hasta la segunda guerra mundial, cuando Estados Unidos estableció una base aérea ahí. En 1999 Canadá creó el Territorio nacional de Nunavut, con dos millones de km2 que llegan al Polo Norte, mas con solo cuarenta mil habitantes. La mayor parte son inuit (antes se los llamaba esquimales) y cristianos. Su capital, Iqaluit, con ocho mil habitantes (la mitad, inuit), está situada en la bahía Frobisher, al sureste de la enorme isla Baffin. 

Siguiendo el consejo de Jesús, el Papa echará las redes en Iqaluit, que quiere decir “lugar de muchos peces”. Va en el mes más caluroso del año, cuando la temperatura oscila entre 4 y 12 grados centígrados. Francisco seguramente saludará a la gobernadora general de Canadá, Mary Simon, la primera gobernadora indígena de este país (o sea la representante de la Reina Isabel de Inglaterra). La madre de Simon era inuk (en singular: inuit está en plural) y Simon creció en esa cultura, como anglicana. El 1 de abril ella agradeció al Papa Francisco el que hubiera pedido perdón ese día en el Vaticano a los indígenas canadienses.

Para más background se puede leer Ir a la periferia del Gran Norte canadiense; Los “desaparecidos” de Canadá; El Papa viajará a Canadá para reunirse con indígenas; mi entrevista al historiador montrealense Jacques Rouillard; “Caminemos juntos, arrivederci Canada”: Histórica disculpa del Papa a indígenas canadienses.

Lecturas del domingo

«Las manos de Jesús que bendicen». Solemnidad de la Ascensión del Señor

Andrea Mardegan comenta las lecturas de la Ascensión del Señor y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo. 

Andrea Mardegan / Luis Herrera·20 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Con la Ascensión, Lucas concluye su Evangelio, y con el mismo Misterio comienza el libro de los Hechos. Por tanto, podemos entender la Ascensión como un nuevo comienzo, más que como una conclusión. También podemos entenderlo como una nueva forma de estar con nosotros, y no como una separación.

Es también la condición para el envío de aquel “al que mi Padre ha prometido”, de “la fuerza de lo alto”. Por eso los apóstoles tienen una gran alegría, y no la tristeza que sería tan comprensible ante la separación de un ser querido, y más aún si es el Hijo de Dios, quien ha cambiado sus vidas y la historia del mundo. 

Al final del Evangelio de Lucas Jesús se refiere a lo que “está escrito”: los libros del Antiguo Testamento que revelan el plan eterno de salvación del Padre, en el que siempre estaban previstos el sufrimiento y la resurrección de Cristo, y también la predicación de la conversión y del perdón de los pecados a todos los pueblos. Esta es la síntesis del anuncio confiado a los apóstoles como testigos.

Esta es su tarea, que también es la nuestra. Así pues, la Ascensión nos ayuda a recordar el kerigma, el anuncio esencial de la Iglesia primitiva, que debemos dar siempre al mundo: Cristo fue crucificado y resucitó, nos invita a la conversión y a recibir el perdón de Dios como sobreabundancia de amor.

Para su despedida, Jesús “los condujo a Betania”. Lucas utiliza el verbo que se usa muchas veces la Biblia de los LXX para decir que Dios condujo a su pueblo fuera de la tierra de Egipto, y en el Evangelio de Juan se usa para el buen pastor que guía a sus ovejas: Jesús lleva como buen pastor a sus apóstoles hacia Betania, el lugar tranquilo de su descanso. Y entonces levanta las manos. Esas mismas manos que cuarenta días antes les había mostrado en el Cenáculo: “¡Mirad mis manos y mis pies!”. Ahora también las miran y ven las huellas imperecederas de su pasión, y con esas manos los bendice.

Al final de sus días en la tierra Jesús no hace recomendaciones, reproches, lamentaciones, juicios o condenas. Al contrario, bendice a los suyos y a todos los que han de venir, a toda la Iglesia de todos los tiempos, a toda la creación. 

Pensemos en la bendición de Jesús cuando la recibimos en la liturgia o en las grandes fiestas: es siempre esa bendición, que se repite.

Una benevolencia divina, una fuerza que desciende de lo alto, que produce una vida más fuerte que la muerte, que el pecado, que toda fragilidad y toda maldad de los hombres. Que dona una paz que es más fuerte que cualquier guerra.

Los dos hombres con túnica blanca sacuden a los hombres de Galilea que estaban mirando al cielo y les dicen que Jesús volverá “de igual manera”: por lo tanto, volverá bendiciendo. 

La homilía sobre las lecturas de la Ascensión del Señor

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas.

El autorAndrea Mardegan / Luis Herrera

Mundo

Personas de todo el mundo felicitan a Benedicto XVI en su 95 cumpleaños

El Papa emérito: “las muestras de solidaridad de todo el mundo me han hecho muy feliz”

José M. García Pelegrín·19 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Con ocasión del 95o cumpleaños de Benedicto XVI, el pasado 16 de abril, el Papa emérito ha recibido un aluvión de felicitaciones a través de Internet, procedentes de todo el mundo; se recibieron casi 3.000 mensajes –en su mayoría en alemán, pero también en polaco, inglés, italiano y alguno en español–.

La iniciativa procedió de la Fundación “Tagespost de promoción del periodismo católico”, editora entre otras cosas del semanario homónimo, que creó un portal en Internet donde quien quisiera podía felicitar personalmente al Papa emérito (www.benedictusXVI.org). La página web, realizada en estrecha colaboración con Benedicto XVI, informa regularmente sobre la obra teológica del Papa emérito.

Uno de los primeros en enviar la felicitación a través de este medio fue el cardenal Kurt Koch, quien escribió: “Mi primera palabra solo puede ser gratitud. Doy gracias a Dios porque el Sábado Santo de 1927 nos dio a Joseph Ratzinger como un excelente ser humano, cristiano profundamente creyente, destacado teólogo y buen obispo y papa. Y doy las gracias al Papa emérito Benedicto XVI por su testimonio del amor de Dios durante toda una vida y por su convincente y magna obra teológica”.

Como para muestra basta un botón, entresacamos al azar dos mensajes entre esos miles: en alemán, Björn Hirsch, de Fulda, escribe: “Estimado Papa Benedicto XVI: me acerqué a la fe en la Jornada Mundial de la Juventud de Colonia en 2005. Posteriormente estudié Teología; y en estos estudios sus enseñanzas dejaron una profunda huella en mí. Y eso quisiera agradecérselo personalmente en su 95 cumpleaños, en el que le deseo la paz y la bendición de nuestro Señor Resucitado. Que Él le siga acompañando”.

En inglés, una persona que firma sencillamente “Lucy” escribe: “Sus enseñanzas seguirán inspirándonos y guiándonos durante las próximas décadas. Gracias por todo lo que ha aportado a la Iglesia y al mundo. Todos estamos en deuda con usted. ¡Que Dios le bendiga siempre!”.

El Papa emérito pudo leer las felicitaciones en un laptop con la ayuda de su secretario, Mons. Georg Gänswein, en su domicilio “Mater Ecclesiae”, dentro del Vaticano.

En el sitio web se puede leer también la respuesta de Benedicto XVI: “Con motivo de mi 95º cumpleaños, he recibido numerosas felicitaciones de todo el mundo. Estas numerosas muestras de fidelidad y solidaridad me han hecho muy feliz. Estoy muy agradecido y me uno a todos en la oración”.

Y Mons. Gänswein añade: “Benedicto XVI me ha pedido que transmita su más sincero agradecimiento a todos los que han felicitado al Papa emérito a través de la página web www.BenedictusXVI.org. Con gran alegría y conmovido interiormente, ha leído las numerosas y sentidas palabras que allí la han dirigido”.

Zoom

Ave Regina Pacis, la Reina de la Paz en Santa María Mayor

La escultura es obra de Guido Galli, que fue subdirector de los Museos y Galerías Pontificias. Se inauguró en 1918. La Virgen está sentada en el trono y levanta una mano en un gesto entre bendición y imposición del fin del conflicto armado.

Omnes·19 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Lecturas del domingo

«La habitación del Espíritu Santo». VI domingo de pascua

Andrea Mardegan comenta las lecturas del VI domingo del tiempo ordinario y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo. 

Andrea Mardegan·19 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Jesús, en el evangelio de Juan, ya nos habló de cómo el Padre lo ama. En la última cena habla también de nuestro amor por él, pero no lo manda, como el mandamiento nuevo, lo menciona como una posibilidad: “Si alguno me ama”.

Como condición para el inicio de un camino que lleva a observar su palabra y a recibir la promesa grande: llegar a ser nosotros el lugar donde el Padre y el Hijo se aman y, por tanto, la habitación del Espíritu Santo.

El autor del Apocalipsis dice que en la nueva Jerusalén no vio ningún templo: Dios es todo en todos. Porque es en el corazón humano donde desea habitar. Está a la puerta y llama; si le abrimos, amándole, entrará y cenará con nosotros y nosotros con él.

Es la única vez que Jesús dice explícitamente que el Paráclito es el Espíritu Santo, que nos “enseñará todo”. Jesús no quiso decir todo, es más, dijo poco, lo que éramos capaces de entender, y, además, el Espíritu Santo tiene que recordárnoslo.

Los Hechos de los Apóstoles nos hablan del primer concilio de Jerusalén y de su “larga discusión”, porque los cristianos judaizantes querían imponer la circuncisión a los paganos convertidos.

Un nuevo problema que Jesús no mencionó porque aún no existía, y tampoco quiso anticiparlo, como, a parte de las persecuciones, con los innumerables problemas que surgen a lo largo de la historia de la Iglesia y del mundo, y que la Iglesia está llamada a afrontar. 

Jesús tuvo una humildad infinita: quiso desaparecer para dejar su Iglesia y sus ovejas, con una confianza abrumadora, en manos de sus apóstoles, débiles, frágiles, pecadores.

Es así como estos se enfrentan a la primera gran crisis, y después de escuchar a Pedro, a Pablo y Bernabé, Santiago, obispo de Jerusalén, propone su mediación y sugiere a los paganos convertidos que sigan algunas prescripciones rituales para evitar que, al estar con ellos, a los cristianos procedentes del judaísmo les entrara el temor de la impureza legal.

La carta que envían a todas las comunidades, el primer documento oficial del Magisterio de la Iglesia, dice: “Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables”: y mencionan cuatro aspectos, de los muchos que causan impureza legal según el Levítico, que aconsejaba evitar. Han hecho la experiencia del Espíritu Santo que les enseña todo y les guía incluso en decisiones que son prudenciales.

En verdad Jesús puede darnos su paz frente a los problemas que nos aquejan, y a su aparente ausencia o distancia. Porque realmente el Espíritu Santo está con nosotros y nos enseña todo y nos recuerda las palabras de Jesús, y nos ayuda para entenderlas, poco a poco. Y porque Jesús sale al cielo en obediencia al Padre y porque volverá. 

La homilía sobre las lecturas del VI domingo de Pascua

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas.

América Latina

Pedro Brassesco: «El continente latinoamericano tiene una historia propia marcada por la sinodalidad»

Pedro Brassesco, secretario general adjunto del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), destaca que la sinodalidad "fortalece la misión porque hace más atractiva a la Iglesia".

Federico Piana·19 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

“¿El primer gran fruto? La misma práctica sinodal que se inició en las comunidades y parroquias con la escucha del Espíritu Santo que habla a través del Pueblo de Dios” apunta el padre Pedro Brassesco.

Brassesco es secretario general adjunto del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), el organismo eclesial que agrupa a los obispos de América Latina y el Caribe, y elabora un balance del camino sinodal en marcha que conducirá a la fase universal prevista para 2023.

“La fase continental latinoamericana comenzará el próximo mes de noviembre, cuando la Secretaría del Sínodo publicará el Instrumentum Laboris que recoge la síntesis del trabajo realizado por cada país. Mientras tanto, el CELAM está animando a las Conferencias Episcopales locales a continuar en esta fase diocesana y nacional”, dice el padre Brassesco.

¿Con qué herramientas está ayudando el CELAM a las Conferencias Episcopales?

– Hemos creado una comisión llamada ‘CELAM camino al Sínodo’ con la que organizaremos también la etapa continental, obviamente en coordinación con la Secretaría del Sínodo. Creemos que esta etapa debe caracterizarse por un encuentro continental y estamos analizando las diversas posibilidades de desarrollo: presencial o híbrido; regional o por país. Es un camino que debemos recorrer para que los aportes del continente reflejen sus particularidades y diversidades.

¿Cuáles son los frutos generados hasta ahora por este camino sinodal?

– Uno de los frutos más importantes es la escucha de los miembros del Pueblo de Dios, porque cada miembro tiene voz y es reconocido como sujeto dentro de la Iglesia. No se trata de abordar un tema concreto para sacar conclusiones sino de hacer un ejercicio sinodal.

¿Cuáles son las dificultades?

– Cierta resistencia a la idea misma de sinodalidad, especialmente por parte de algunos sectores clericalizados. También a varios sacerdotes les ha costado entusiasmarse, quizás por el cansancio, abrumados por las pesadas tareas pastorales o debilitados por la decepción por los resultados que no alcanzaron sus expectativas.

Otra dificultad está ligada a las distancias, tanto geográficas como existenciales. Todos deberían poder escuchar, pero la consulta, a menudo, se limita únicamente a las actividades comunitarias y litúrgicas. A pesar de ello, sin embargo, muchas diócesis han puesto en marcha iniciativas muy interesantes para entrar en contacto con sectores cuyas voces no siempre son escuchadas.

¿Qué representa la sinodalidad para el continente latinoamericano?

– El continente latinoamericano tiene una historia propia marcada por la sinodalidad como estilo eclesial.

En este territorio, desde finales del siglo XVI, los sínodos y concilios fueron muy frecuentes.

Las creaciones del CELAM y de las cinco Conferencias Episcopales Generales del Episcopado fueron el signo concreto de este ‘caminar juntos’ de la Iglesia latinoamericana. También muchas diócesis, en los últimos años, han retomado la práctica de organizar asambleas o sínodos en los que se perfilan los horizontes y la acción pastoral de la Iglesia particular.

El proceso de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe representó una instancia inédita de participación y comunión para discernir juntos sobre los desafíos pastorales de los próximos años.

¿Afectará la sinodalidad a la comunión y la misión?

– Sí. Una cosa es cierta: la sinodalidad pone en acto la comunión, la hace real y palpable en situaciones y procesos concretos. Posteriormente, transforma la comunión en un estilo, en un modo de ser Iglesia marcado por relaciones de escucha y respeto. Y luego la sinodalidad fortalece la misión porque hace más atractiva a la Iglesia, la transforma en testimonio vivo de la unidad en la diversidad. Una Iglesia sinodal no derrocha energías obsesionada por cuidar los espacios de poder o la conservación de las estructuras, sino que se deja animar por la novedad del Espíritu Santo que abre nuevos espacios de encuentro y de evangelización.

El CELAM realizó recientemente una semana de reuniones virtuales sobre el Sínodo. ¿Cuáles eran los objetivos de estas reuniones?

– Los encuentros se realizaron para facilitar la escucha y el diálogo y contaron con la participación de los diversos equipos de animación del Sínodo de las Conferencias Episcopales. El trabajo fue muy fructífero y notamos que el proceso sinodal fue bien recibido en casi todas las diócesis.

En su opinión, ¿cómo cambiará el Sínodo a la Iglesia en América Latina y el Caribe?

– Creo que el Sínodo es una etapa de un proceso más largo. No se pueden esperar cambios inmediatos porque la sinodalidad está íntimamente ligada a una conversión pastoral que no se puede imponer.

El Sínodo, como práctica, nos hace perder el miedo a escuchar a todo el Pueblo de Dios, cuya participación debe ser valorada.

Estoy seguro de que el Sínodo confirmará nuestro compromiso de transformar las estructuras eclesiales, pero esto no es suficiente: ciertamente será necesario seguir dando pasos nuevos y fructíferos.

En la Amazonía, en cambio, ¿cómo se está desarrollando el camino sinodal?

– Las conferencias episcopales, en los encuentros con los equipos de animación, nos han hecho saber que en la Amazonía estamos participando con entusiasmo en el camino sinodal.

También se destacó que la experiencia de escucha realizada en el Sínodo por la Amazonía fue un punto de partida fundamental.

A pesar de todo, existen obstáculos que impiden una mayor inclusión en el proceso sinodal: las grandes distancias, la dificultad para llegar a las comunidades y la falta de conectividad. Aún así, se han realizado experiencias muy significativas y creativas para lograr una mayor participación.

La Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA) fue invitada a realizar un camino propio de acompañamiento al Sínodo y decidió incentivar y promover la participación en las respectivas diócesis para no generar un proceso de doble escucha. Posteriormente, en la fase continental, se ofrecerán aportaciones concretas, necesarias para que podamos reflexionar sobre realidades concretas.

El autorFederico Piana

 Periodista. Trabaja en Radio Vaticana y colabora con L'Osservatore Romano.

América Latina

Max Silva: “Ahora, el derecho a la vida ya no es fundamental”

Entrevista con el profesor Max Silva, experto en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, sobre un fallo relativo al derecho a la libertad religiosa.

Pablo Aguilera·18 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

En marzo de 2021 informamos de un relevante litigio que presentó una mujer chilena, Sandra Pavez, profesora de religión católica. Era lesbiana y convivía con otra mujer. El obispo de la diócesis de San Bernardo, donde estaba el colegio, le advirtió que su decisión era contraria a los deberes de castidad y que si no había un cambio se vería en la obligación de revocar su certificado de idoneidad, al no dar “testimonio de vida cristiana”, que la Iglesia católica espera y exige de los profesores de esa asignatura. Ella no accedió, y se le retiró la autorización para enseñar la religión católica, aunque pudo seguir trabajando en otras funciones en esa escuela. La profesora recurrió a los tribunales civiles y perdió en todas las instancias. 

En 2008 presentó su caso a la Comisión Interamericana de Derechos humanos que le dio la razón. A continuación presentó un reclamo a la Corte Interamericana de Derechos humanos (CIDH) contra el Estado de Chile. A fines de abril 2022 emitió el fallo favorable a Pavez. La Corte estuvo de acuerdo en que los niños y los padres tienen derecho a recibir educación religiosa, y que ésta puede incluirse en la enseñanza pública para garantizar los derechos de los padres. Hay, además, una intromisión en la libertad de las confesiones religiosas pues ordena crear e implementar un plan de capacitación permanente a los encargados de evaluar la idoneidad del personal docente; pide al Estado chileno determinar un procedimiento para impugnar las decisiones de los establecimientos educativos públicos en torno al nombramiento o remoción de profesores de religión como consecuencia de la emisión o revocación de un certificado de idoneidad.

Esta decisión podría afectar a una mayoría de los niños de Chile -y de los otros 21 países del continente sometidos a la CIDH- que reciben su educación a través de escuelas financiadas con fondos públicos. El fallo del tribunal implica que cualquier grupo religioso no podrá garantizar que los designados para enseñar esa religión vivan de acuerdo con lo que enseñan.

¿Este fallo es sorpresivo o va en la línea ideológica de dicho tribunal?

—La verdad es que no sorprende, no solo por la trayectoria de la jurisprudencia de este tribunal en los últimos años, sino también porque entre sus miembros hay destacados promotores de la causa LGTBI. Debe tenerse en cuenta que los derechos humanos que más se enarbolan hoy, poco tienen que ver con los así llamados “tradicionales”; y que dentro de esta nueva reconfiguración, el derecho a la vida, principal y previo derecho que posibilita el goce de todos los demás, ha dejado de ser la prerrogativa fundamental, pasando a ser sustituido por los llamados “derechos sexuales y reproductivos”. Estos son hoy el centro de tablero de los “nuevos derechos humanos”, ante los cuales ceden todos los restantes derechos, incluida la vida, como en el caso del no nacido. Y todo hace presagiar que este proceso continuará.

¿Qué es lo más relevante de este fallo?

—Si bien no he podido estudiar el fallo detenidamente, destaca que aunque la sentencia señale que se garantiza el derecho de los padres para dar la educación religiosa que estimen pertinente a sus hijos, en la práctica se hace casi inviable este derecho, al impedir que las instituciones religiosas puedan vigilar que sus docentes sean fieles al credo que dicen profesar. Y además, que el Estado adquiere una injerencia indebida y peligrosa en este ámbito, usurpándola arbitrariamente de las entidades religiosas a las que se deja casi sin herramientas eficaces para realizar su labor. Y la causa es que el derecho a la libertad religiosa y de los padres a educar a sus hijos de acuerdo con sus convicciones, choca contra lo que los organismos internacionales en general consideran lo más importante: los derechos sexuales y reproductivos.

¿Qué fuerza legal tendrá para el Estado de Chile?

—Existe la obligación de acatar y hacer cumplir los fallos en que el país sea condenado. Sin embargo, hay que hacer presente que este tribunal no tiene manera de forzar al país condenado para que efectivamente lo lleve a cabo. Es por eso que el índice de cumplimiento total de los fallos de la Corte a nivel continental es bastante bajo. Por tanto, depende sobre todo de la voluntad política de los gobiernos de turno llevarlo a la práctica. En todo caso, de hacerlo, se produciría una grave colisión con otros derechos consagrados en nuestra actual Constitución (como los que la Corte en los hechos ignora, pese a reconocerlos nominalmente), si bien esta incompatibilidad podría no darse en caso de ser aprobado un nuevo texto constitucional que vaya en la misma línea de lo señalado por la Corte Interamericana.

¿Las confesiones religiosas quedarán imposibilitadas de determinar la idoneidad de los profesores que enseñan religión?

—De cumplirse a cabalidad con el fallo, sí. En la práctica, lo que la Corte ha hecho, aunque no lo diga, es hacer inoperante esta facultad de las confesiones religiosas. El asunto es grave, pues en el fondo, implica que el poder civil pretende dominar por completo el ámbito religioso, terminando así con la justa autonomía de estas confesiones. Además, lo anterior afecta el derecho de los padres para educar a sus hijos de acuerdo con sus propias convicciones, la libertad de enseñanza, y de manera más lejana, la libertad de expresión y la objeción de conciencia, entre otros. En suma y aunque no se diga, se ha dado un paso en favor de la constitución de un Estado totalitario, paradójicamente, se insiste, en nombre de estos mismos “derechos humanos”.

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¿Qué sacerdote para qué África?

¿Afecta la crisis del sacerdocio al continente africano? Los números parecen no responder afirmativamente a esta cuestión. Sin embargo, la formación de los sacerdotes africanos es un desafío importante: la calidad de la formación y el discernimiento es un reto permanente.

Jean Paulin Mbida·18 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 5 minutos

El último congreso sobre la teología fundamental del sacerdocio (17-19 de febrero de 2022 en Roma), convocado por el cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación de Obispos, interpeló a todas las iglesias particulares. Sobre todo, puso de relieve ciertos puntos fundamentales sobre la crisis del sacerdocio que hasta entonces se habían descuidado e incluso ignorado. De hecho, para un buen número de observadores, e incluso de cristianos, que no siempre distinguen entre las causas y las consecuencias, la crisis del sacerdocio, la crisis de la fe, se manifiesta principalmente por el fenómeno de la crisis de las vocaciones. El agotamiento de las vocaciones, el vaciado o incluso el cierre de seminarios, noviciados y otras casas de formación, la desaparición de comunidades religiosas enteras, preocupan a las iglesias occidentales desde hace varias décadas, y siguen buscando las soluciones adecuadas.

Contraste en la Iglesia en África

Esto contrasta con la Iglesia en África, que crece en número hasta el punto de suscitar el interés de los grandes periódicos europeos occidentales laicos o secularistas (Le Monde, Le Figaro, etc.). El número de sacerdotes aumenta con cifras impresionantes y muy envidiables. En algunas partes del continente, el número de sacerdotes ha aumentado un 85% en veinte años, el de monjas un 60% y el de obispos un 45%. Las recientes publicaciones de los anuarios estadísticos de la Santa Sede ponen de manifiesto este verdadero auge vocacional en la Iglesia africana. Una crisis del sacerdocio en África aparece entonces como una tesis absurda, incoherente, un sinsentido y por lo tanto difícilmente defendible.

El congreso sobre el sacerdocio celebrado el pasado mes de febrero permitió ver más allá de la mera manifestación numérica y estadística de la crisis que atraviesa el sacerdocio y que sólo afecta a algunas iglesias. La crisis sistémica y empírica es mucho más profunda y dañina. En este sentido, las comunidades africanas se enfrentan a una crisis de fondo, de forma y de sustancia. La crisis de fondo se produce cuando la base doctrinal del sacerdocio no es correcta y, en consecuencia, afecta a la propia identidad del sacerdote, a su vida humana y espiritual y a su acción sacerdotal.

La crisis de forma es cierta cuando los múltiples rostros asumidos por el sacerdocio están desfasados de las expectativas del pueblo y de los objetivos de la misión, y cuando se desvían de lo esencial para construir sobre cuestiones marginales o ajenas a su finalidad. La crisis es sustancial porque el sacerdocio se está volviendo convencional, es decir, según la conveniencia de un mundo cuyos deseos se siguen ciegamente.

El congreso nos permite, una vez más, examinar a África, un continente que no experimenta una disminución de las vocaciones porque la crisis de las vocaciones no es una preocupación importante en comparación con las vocaciones en crisis. Si varios pastores africanos reconocen que todas las vocaciones son un don de Dios, han cuestionado varias veces la autenticidad de las mismas. De hecho, en una sociedad africana que está cambiando, que ha evolucionado mucho, y que pide mucho a los jóvenes, especialmente a los que desean un ideal de vida, el riesgo para algunos de que el sacerdocio sea una forma de avanzar en el estatus social es más evidente.

Continente codiciado

África es hoy el mercado codiciado por los epígonos de los barones espirituales y evangélicos que dicen luchar contra la pobreza en favor de la prosperidad. Se habla de una terra nullius, dividida en zonas de influencia, negocios y corporaciones. La pobreza y la dureza de la vida, padre de todos los demás desafíos, la depravación de la moral, el paro endémico de los jóvenes, aunque sean licenciados, que ahora están dispuestos a hacer cualquier cosa para ganarse la vida, aunque sea tirarse al Mediterráneo, son noticia desde hace décadas. Esta situación repercute, obviamente, en la acción de la Iglesia. Influye en el modelo de sacerdote e incluso dicta el perfil del sacerdote a formar. La condición social precaria, deletérea y aproximada ha repercutido efectivamente en el sacerdocio ministerial.

La situación del clero africano depende del diverso contexto en el que se ejerce el ministerio, de las disposiciones sociales y culturales y de las variadas inversiones de los sacerdotes. Ignace Ndongala Maduku describe las condiciones de algunos sacerdotes africanos de hoy como vagabundos en los que la vejez rima con la angustia, la enfermedad con la miseria. Nos encontramos con muchos funcionarios de Dios, un clero estatal y no pastores del pueblo. Una preocupación constante del clero africano es la subsistencia material de los sacerdotes, lo que lleva al establecimiento tácito de privilegios.

El lenguaje es a menudo insólito y escalofriante al describir este aspecto de la calidad de vida de los sacerdotes africanos: el darwinismo eclesiástico. Por otra parte, se castiga su actitud ante la élite y la autoridad: inclinarse ante los superiores y pisar a los inferiores, ser humilde ante las autoridades y autoritario ante los humildes. En este contexto, los nombramientos se perciben como avances, ascensos que a veces parecen plebiscitos, fuentes de ventajas materiales y diversos privilegios reales o imaginarios. La falta de equiparación entre los sacerdotes y el déficit de seguridad social, material y financiera crea una escandalosa desigualdad e injusticia entre los sacerdotes.

Prioridad formativa

Existe, por tanto, un verdadero reto educativo en relación con la formación de los futuros sacerdotes. El tema emerge con mayor agudeza ante los escándalos actuales, pero en realidad debe ser llevado a la atención de toda la comunidad cristiana, evitando la lógica del chivo expiatorio o la de la emergencia. Existe un riesgo muy real de que el sacerdocio sea una vía de escape para alcanzar un estatus social que los jóvenes no tendrían en la vida ordinaria. Algunas preguntas son esenciales hoy en día: ¿El modelo de formación de los futuros sacerdotes, heredado de la época misionera, sigue siendo eficaz con respecto al perfil de los sacerdotes a formar? ¿Qué sacerdotes? ¿Para qué sociedad? ¿El marco de los pequeños y grandes seminarios de reclusión que aún existen hoy en día, representan una garantía estable para la maduración de las vocaciones sacerdotales?

La formación de verdaderos pastores es una prioridad para la Iglesia africana, es la prioridad de las prioridades. Es un trabajo que requiere hombres y medios importantes. La calidad de la formación y el discernimiento es un reto permanente con la exigencia necesaria. Además, el seminario no es la única «rama» que tiene la responsabilidad de la formación de los candidatos al sacerdocio. La labor del seminario no puede ser la de ofrecer «productos acabados». Se necesita una visión sistémica que implique a los pastores, a los formadores, pero también a los sacerdotes y a toda la comunidad cristiana. La formación en el seminario implica, en sentido ascendente, la pastoral juvenil y debe favorecer una seria verificación de las condiciones de posibilidad para el desarrollo de personas determinadas en todos los ámbitos de la formación.

El discernimiento vocacional de los jóvenes debe seguir de cerca la evolución de las necesidades pastorales, ordenando las acciones concretas en una dirección precisa. Hay que prestar mucha atención al buen y santo discernimiento. Es cierto que no todos los seminaristas llegan a ser sacerdotes, pero la rapidez de la elección y la falta de discernimiento pueden llevar a los jóvenes de hoy a no vivir en profundidad su discernimiento vocacional, ya que la sociedad ofrece facilidades y atajos.

«Los ejemplos guían»

Un punto importante y crítico, muy a menudo descuidado en la mejora de la calidad de la formación de los futuros sacerdotes, sigue siendo la calidad y el testimonio concreto de los sacerdotes, de los obispos en su conjunto. Los seminaristas suelen ser más sensibles de lo que se cree al clima general de la vida del clero. Como dice un refrán italiano: las palabras enseñan, pero los ejemplos guían. Dado que el horizonte de la formación es prospectivo y «los futuros sacerdotes reciben una formación acorde con la importancia y el sentido que debe darse a su consagración», hay importantes reconstituciones del papel del sacerdote en la sociedad africana según el tria munera (enseñar, santificar y gobernar) que exigen una redefinición y actualización del oficio pastoral.

La animación y el despertar misionero, la instancia bíblica del profeta, la memoria de la llamada universal a la santidad: el bautismo y no la «sacramentalización» a ultranza parecen ser la base de una profundización y de un examen fecundos para un auténtico sacerdocio también para la Iglesia africana.

El autorJean Paulin Mbida

Director de Estudios del Seminario Mayor de Teología de Yaoundé-Nkolbisson (Camerún). Profesor de Ética social y política.

La objeción de conciencia

La objeción de conciencia supone que una persona antepone el dictado de su propia conciencia a lo ordenado o permitido por las leyes. Es un derecho fundamental de toda persona, esencial para el bien común de toda la ciudadanía, que el Estado debe reconocer y valorar.

18 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

La Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe de la Conferencia Episcopal Española acaba de publicar una Nota doctrinal sobre la objeción de conciencia, titulada “Para la libertad nos ha liberado Cristo” (Gal 5,1).

La Nota fundamenta el derecho a la objeción de conciencia en la libertad que, a su vez, se fundamenta en la dignidad propia del ser humano.

Dicha dignidad humana y libertad no es fruto o consecuencia de la voluntad de los seres humanos, ni de la voluntad del Estado o de los poderes públicos, sino que encuentra su fundamento en el hombre mismo y, en última instancia, en Dios su creador.

La objeción de conciencia en el Magisterio

Ya el Concilio Vaticano II hacía notar que “jamás tuvieron los hombres un sentido tan agudo de la libertad (que les es propia) como hoy” (cf Gaudium et Spes, n. 4). P

ero esta libertad, que consiste en “el poder, radicado en la razón y en la voluntad de obrar o de no obrar, de hacer esto o aquello, y de ejecutar así, por sí mismo, acciones deliberadas” (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1731), no se debe entender como una ausencia de toda ley moral que indique límites a su actuación, o como “una licencia para hacer todo lo que me agrada, aunque sea malo” (Conc. Vat. II, Gaudium et Spes, n.17).

El ser humano no se ha dado a sí mismo la existencia, por lo que ejerce correctamente su libertad cuando reconoce su radical dependencia de Dios, vive en permanente apertura a Él, busca cumplir su voluntad y, además, cuando reconoce que es miembro de la gran familia humana, por lo que el ejercicio de su libertad está condicionado por las relaciones sociales que condicionan su ejercicio.

Los poderes públicos deben no solo respetar, sino también defender y promover el ejercicio de la libertad de todas las personas y limitarlo solo en los casos que sea verdaderamente necesario para el bien común, el orden público y la convivencia pacífica.

Una característica muy profunda de la libertad humana se encuentra en el ámbito de la propia conciencia y de la religión o libertad religiosa.

Estamos ante un derecho fundamental, porque el hombre es un ser abierto a la trascendencia y porque afecta a lo más íntimo y profundo de su ser, cual es la propia conciencia. 

Hoy corremos el riesgo, también a nivel del ejercicio de los poderes públicos, de no favorecer suficientemente este derecho fundamental por una acusada tendencia a considerar que Dios pertenece solo al ámbito privado de la persona.

Para el Catecismo de la Iglesia Católica es claro que “el ciudadano tiene obligación en conciencia de no seguir las prescripciones de las autoridades civiles cuando estos preceptos son contrarios a las exigencias del orden moral, a los derechos fundamentales de las personas o a las enseñanzas del Evangelio” (n. 2.242).

La objeción de conciencia supone que una persona antepone el dictado de su propia conciencia a lo ordenado o permitido por las leyes. Es un derecho fundamental de toda persona, esencial para el bien común de toda la ciudadanía, que el Estado debe reconocer y valorar.

Es un derecho pre-político que el Estado no debe restringir o minimizar con la excusa de garantizar el acceso de las personas a ciertas prácticas reconocidas por la legislación positiva del Estado y menos presentarlo como un atentado contra “los derechos” de los demás.

Hay que regular este derecho fundamental a la objeción de conciencia garantizando que quienes quieran ejercitarlo no serán discriminados en el ámbito laboral o social.

La elaboración de un registro de objetores de conciencia atenta contra el derecho de todo ciudadano a no ser obligado a declarar sobre sus propias convicciones religiosas o simplemente filosóficas o ideológicas.

Termino invitandoos a leer con atención esta Nota de la Comisión Episcopal de la Doctrina de la Fe. Merece la pena.

El autorCelso Morga

Arzobispo emérito de la diócesis de Mérida Badajoz

España

Mons. Luis Argüello: «La salud moral de una sociedad se demuestra en su defensa de la vida»

La nueva ley permite abortar a las menores sin consentimiento paterno, “blinda” el acceso al aborto en los centros públicos y elimina el periodo de reflexión de 3 días y la información que se entregaba a la mujer para poder llevar adelante el embarazo.

Maria José Atienza·17 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

El portavoz de la Conferencia Episcopal española, Mons. Luis Argüello ha calificado de «mala noticia el proyecto de ley “de salud sexual y reproductiva y de interrupción voluntaria del embarazo” aprobada por el Gobierno de España.

La nueva ley permite abortar a las menores sin consentimiento paterno, “blinda” el acceso al aborto en los centros públicos y elimina el periodo de reflexión de 3 días y la información que se entregaba a la mujer para poder llevar adelante el embarazo.

En un mensaje difundido por la Conferencia Episcopal Española, Mons. Argüello destaca que “la defensa y la protección de la vida es una de las fuentes de la civilización. Una de las líneas rojas que expresan la salud moral de un pueblo”.

Argüello ha recordado que considerar el aborto como un “derecho” es afirmar el “derecho del fuerte sobre el débil a la hora de eliminar una vida nueva y distinta que existe en el seno de la madre” y ha querido destacar que “los avances de la ciencia nos hacen afirmar, con toda fuerza, que en el seno de una mujer embarazada existe nueva vida que es preciso acoger y cuidar, para lo que hay que defender a la madre”.

Una ley sin alternativas al aborto

La nueva ley apenas presta atención a las mujeres que quieren ser madres, a pesar de que puedan presentarse dificultades. De hecho, se centra en la promoción de la eliminación del bebé, por ejemplo en el refuerzo de la “formación de los y las profesionales en materia de interrupción voluntaria del embarazo”.

Entre los que esta ley considera “derechos reproductivos” se contempla además que “las mujeres de 16 a 18 años y las mujeres con discapacidad puedan acceder a la interrupción voluntaria del embarazo sin el permiso de sus tutores legales,

Además se incluye como delito la actuación de grupos como los rescatadores que, de manera pacífica, ofrecen a muchas mujeres alternativas al aborto hasta el último momento.

El portavoz de la CEE no ha dudado en defender la necesidad de ofrecer a las mujeres “las condiciones económicas, laborales, de vivienda… para acoger esta nueva vida. Argüello ha subrayado que la salud moral de una sociedad se demuestra en su defensa de la vida desde el “seno materno, pasando por todas las peripecias vitales hasta el momento final de la muerte como parte de la existencia”.

Vaticano

¿Cómo está, realmente, el Papa Francisco?

Los dolores de la rodilla del Pontífice, que han impedido varios encuentros y celebraciones, han hecho saltar los rumores sobre la salud del Papa que, tras varios días de rehabilitación, avanza en su movilidad y autonomía.

Giovanni Tridente·17 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Traducción del artículo al italiano

Desde hace días, incluso en la prensa internacional, circulan rumores sobre posibles complicaciones para la salud del Pontífice, hasta el punto de que también han comenzado los rumores sobre los principales candidatos a un posible próximo Cónclave como sucesores del Papa Francisco.

Ciertamente, no es agradable ver cómo empieza el torbellino de los llamados toto-nomi, en el que se plantean hipótesis, se «estudian» estrategias, se observan «jugadas» y se analiza con cierta vena exegética cualquier declaración dentro y fuera de los muros del Vaticano.

Es cierto que, desde finales del mes pasado, el Papa ha tenido que reducir el ritmo de su trabajo debido al empeoramiento de los dolores en su rodilla derecha, en la que padece artrosis (gonartrosis). Hemos empezado a verle en una silla de ruedas y cojeando notablemente incluso en pequeños movimientos. No ha presidido algunas celebraciones y ha pospuesto algunos nombramientos.

Sin embargo, hace unos días ha comenzado su periodo de rehabilitación, unas dos horas al día y, en comparación con el reposo absoluto prescrito por los médicos hace unas semanas, le vemos algo más «autónomo». En las audiencias privadas de la Casa Santa Marta se mueve más fácilmente con la ayuda de un bastón.

La salud del Papa Francisco

Nada de qué preocuparse, en definitiva; se trata simplemente de los clásicos achaques de la edad. Francisco tiene 85 años y ya sufría de ciática antes de su elección al papado, por lo que usa zapatos ortopédicos para ayudar a corregir la postura de su cadera.

Hace un año se sometió a una operación programada en el Hospital Gemelli de Roma para resolver una «estenosis diverticular sintomática del colon». La recuperación fue muy buena, y el Papa nunca ha rehuido reunirse con grupos de fieles, incluso los sábados por la mañana en la Sala Clementina. Desde entonces también ha realizado varios viajes al extranjero y hay más previstos para este verano, como Canadá y Sudán del Sur.

Desde hace un par de semanas recibe constantemente a diferentes grupos de fieles, incluso durante la misma mañana, como si quisiera compensar algunas de las reuniones aplazadas.

Permanece sentado en su silla de ruedas, desde la que pronuncia su discurso de despedida, pero no elude besar la mano al final de las audiencias.

El domingo celebró la misa de canonización de 10 nuevos santos y, tras el Regina Caeli, fue él mismo a saludar a los cardenales presentes en la Basílica de San Pedro. A continuación, hizo un recorrido por la Piazza y la Via della Conciliazione sentado en el Papamóvil.

Aunque un poco dolorido y cojeando de la rodilla, se le ve con su habitual determinación. Él mismo está convencido de que pasará, tardará algún tiempo, pero pasará.

Libros

Cásate conmigo… de nuevo

María José Atienza recomienda la lectura de Cásate conmigo... de nuevo de Mariolina Ceriotti Migliarese.

Maria José Atienza·17 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Libro

Título: Cásate conmigo… de nuevo
Autora: Mariolina Ceriotti Miliarese
Páginas: 156
Editorial: Rialp
Ciudad : Madrid
Año: 2022

Tal y como hiciera con La familia imperfecta y La pareja imperfecta, la psicoterapeuta italiana Mariolina Ceriotti aborda impecablemente diversas situaciones por las que pasan, con mayor o menor intensidad, la mayoría de los matrimonios. on la frescura y actualidad que concede el conocimiento y la ayuda que Ceriotti presta a parejas de hoy en día, expone los sentimientos, las preguntas y también muchas de las respuestas que se plantean a lo largo de la convivencia matrimonial, especialmente cuando surgen pequeños o grandes problemas.

Mariolina Ceriotti pone el acento en la importancia de reconocer la unicidad de cada uno de los componentes del matrimonio, el peso de su biografía previa y, sobre todo, la realidad de que la persona, aunque es la misma, necesariamente cambia debido a las circunstancias que le rodean. Evitando caer en conclusiones sentimentalistas o superficiales, Ceriotti se adentra en los terrenos pantanosos de la infidelidad, el desaliento y, en contraste, del perdón y las condiciones para recomenzar de nuevo. Breve, completo y agudo, Cásate conmigo… de nuevo es uno de esos libros que debería estar en todas las estanterías del mundo.

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Cultura

Mariano Fazio: “El cristiano tiene que ser tradicional, no tradicionalista: abierto a la renovación, sin caer en un progresismo imprudente”

“Estamos en la Iglesia y en el mundo para amar, porque ésa es la vocación humana y cristiana”. Mariano Fazio, vicario auxiliar del Opus Dei, habla en esta entrevista con Omnes de libertad y amor, temas de su último libro, pero también de pertenencia a la Iglesia, de la familia y de cómo los clásicos pueden ser preparación para la siembra del Evangelio en una sociedad secularizada. 

Maria José Atienza·17 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 9 minutos

Traducción del artículo al inglés

Traducción del artículo al italiano

Mariano Fazio Fernández, sacerdote nacido en Buenos Aires en 1960 y, en la actualidad, vicario auxiliar del Opus Dei, presentaba hace pocas semanas en la sede madrileña de la Universidad de Navarra su libro Libertad para amar a través de los clásicos (cuya reseña fue publicada en el número 714 de Omnes). Una obra, la última de casi una treintena de títulos, en la que, a través de ejemplos contenidos en obras clásicas de la literatura de todos los tiempos, y especialmente entre ellas “el clásico de los clásicos, la Biblia”, el autor muestra cómo la libertad del ser humano está orientada al amor: al amor de Dios y al amor entre nosotros, especialmente en la vida de los miembros de la Iglesia. 

De hecho, “estar en la Iglesia es amar a Cristo y, por Cristo, a los demás” señala Mariano Fazio en esta entrevista, en la que comparte su opinión sobre la secularización y el papel de la cultura actual, la tarea de las familias en la evangelización o la continuidad de magisterio en los últimos pontificados. 

Hablar de libertad y amor en estos tiempos, en los que gran parte de la sociedad parece haber perdido el norte, no es fácil. ¿Hemos perdido el rumbo de la libertad o del amor? 

—Creo que en lo que hemos perdido el rumbo es en el hecho de haber separado la libertad del amor. 

Los seres humanos hemos sido creados libres para algo. Toda realidad tiene una finalidad. En algunas dimensiones de la cultura contemporánea se ha señalado mucho la libertad de elección, la posibilidad de elegir en cosas sin importancia. Por lo tanto, tenemos una visión de la libertad muy empobrecida. 

En cambio, si caemos en la cuenta de que esa libertad tiene una dirección y esa dirección —de acuerdo con la antropología cristiana— es el amor de Dios y de los demás tendríamos una visión de la libertad infinitamente más rica. 

Hoy se habla mucho de libertad y, sin embargo, me parece que hay una gran falta de libertad porque lamentablemente todos estamos sujetos a las adicciones de todo tipo. La principal adicción es el egocentrismo: el hecho de centrarnos en nuestra propia comodidad, nuestro proyecto personal, etc. Junto a esto, vemos adicciones más específicas presentes en muchos sectores, como la droga, la pornografía o la ambición de bienes materiales. 

Estamos en una sociedad contradictoria en la que proclamamos la libertad como el valor humano más alto, pero vivimos esclavos de nuestras dependencias. Hemos reducido la libertad a elegir una cosa u otra y hemos perdido la visión de que es una visión orientada al amor. 

Sin embargo, la sociedad vende muchas veces esa libertad basada en la multiplicidad de elegir, de “temporalmente” probarlo todo… 

—No es posible hallar la felicidad en la simple opción. Para elegir hay que tener un criterio, -esa orientación de la libertad. Kierkegaard afirma que cuando una persona tiene todas las posibilidades delante de sí es como si estuviera delante de la nada, porque no tiene ningún motivo para elegir esto o lo otro. 

Para ser felices hemos de orientar cada una de nuestras elecciones a que sean coherentes con el fin último del amor. Esto no es sólo una doctrina teológica o filosófica. Todo el mundo experimenta en su corazón el deseo de felicidad. Lo decía Aristóteles; y no es verdad porque lo diga Aristóteles, sino porque lo vivimos en todas las circunstancias de nuestra vida. 

Muchas veces nos equivocamos en el lugar donde está la felicidad. Los tres lugares clásicos en los que caemos son los placeres, los bienes materiales o nuestro propio yo: el poder, la ambición de ser admirados. Y no es así. 

La felicidad la encontramos en el amor, que implica donación. No la encontramos en la simple elección. Por experiencia universal, encontramos la felicidad cuando elegimos olvidarnos de nosotros mismos y darnos a Dios y a los demás por amor. 

En Libertad para amar a través de los clásicos recurre no sólo esas grandes obras de la literatura, sino que vuelve a la Biblia de manera frecuente. Hay quien considera la Biblia un libro dogmático que poco tiene que decir sobre la libertad. 

—Utilizo esas grandes obras clásicas porque son libros que, aunque hayan sido escritos siglos antes, nos siguen hablando hoy. Los clásicos presentan los grandes valores de la persona humana: la verdad, el bien la belleza, el amor. Además de todos ellos, tenemos un clásico que se puede llamar el clásico de los clásicos:la Biblia. 

Es impresionante ver cómo todos los grandes clásicos de la literatura universal, por lo menos los modernos y contemporáneos, beben de la fuente bíblica. Lo hacen explícitamente o incluso sin saberlo, porque se encuentran inmersos en nuestra tradición cultural, que hemos de preservar porque se corre el riesgo de perderla.

El mismo Dios ha elegido una forma narrativa para presentarnos su proyecto para la felicidad humana. La forma narrativa es lo menos dogmático que puede haber: se nos ofrece una narración histórica. Jesucristo, cuando nos abre los caminos de la Vida lo hace a través de las parábolas; no presenta una lista de principios dogmáticos, sino que nos cuenta una historia: “Un padre tenía dos hijos…”; “En el camino que va de Jerusalén a Jericó…”. Incluso la misma forma es una propuesta, que cada uno puede decidir si la sigue o no. 

Evidentemente, después, a lo largo de la historia de la Iglesia, ha habido que formular estas verdades cristianas que están contenidas en la Biblia, de una manera sistemática; pero no es una imposición, sino que siempre será una propuesta. Esto no quita que, en ocasiones, los cristianos hayamos querido imponer estas verdades por medios poco “edificantes”, pero sin duda ahí hemos traicionado el espíritu evangélico, que es ese proponer la fe, no imponerla. 

Usted ha publicado casi una treintena de libros, entre los que encontramos semblanzas biográficas. Como la del Papa Francisco, san Juan XXIII o san Josemaría Escrivá, pero también libros sobre la cultura y la sociedad moderna. ¿Por qué esa mirada a los temas culturales y literarios? 

Tengo el convencimiento de que la crisis de la cultura contemporánea es tan grande que se han perdido los puntos de referencia. No sólo de la vida cristiana, sino de qué o quién es la persona humana. 

Los hombres y las mujeres están hechos para la verdad, el bien, la belleza. Las grandes obras clásicas de la literatura universal proponen esa visión de la persona humana. No son libros buenistas o simples, ni mucho menos. En ellos se tratan todos los temas claves del drama de la existencia: el pecado, la muerte, la violencia, el sexo, el amor….

Leyendo grandes obras como Los Miserables, Los Novios o Don Quijote de la Mancha, uno se da cuenta de que la persona se realiza con el bien y no con el mal, o de que es mejor decir la verdad que mentir, o de que el alma se ennoblece contemplando la belleza. En resumen, los clásicos nos dan instrumentos para distinguir los grandes valores que son valores humanos y valores cristianos. Hoy en día, en muchas ocasiones, es más difícil ir directamente con el catecismo. En cambio, este estilo narrativo de los autores clásicos, ese que hemos visto que es el mismo que eligió Dios para transmitirnos sus verdades, puede ser una preparación para el Evangelio. 

Vivimos una sociedad muy secularizada en la que hay que preparar el terreno para plantar el Evangelio. Todas mis obras sobre temas culturales tienen, por tanto, este afán apostólico, evangelizador. 

Usted señala que hemos sido creados libres para amar. En este sentido, ¿podemos afirmar que estamos en la Iglesia para amar?

—Estamos en la Iglesia y en el mundo para amar, porque esa es la vocación cristiana y la vocación humana. Es una experiencia existencial. 

Las personas que son verdaderamente libres, con una existencia plena, son las personas que saben amar. 

Podríamos poner tantos ejemplos en la historia y en la literatura, donde los grandes personajes, los más atrayentes, son aquellos que están pensando siempre en los demás. Estamos en la Iglesia para amar a Dios y al prójimo con la medida del amor que Cristo nos dió. 

Amor significa también cumplir una serie de obligaciones, es evidente, pero no por una simple cuestión de deber, sino porque nos damos cuenta que, a través de esos preceptos, materializamos una manera de amar. 

Uno de los puntos clave en esta relación de amor, también dentro de la Iglesia, es el de sentirse o saberse correspondido. ¿Cómo amar a los demás, a la Iglesia, cuando no sentimos esta correspondencia? 

—Es importante recordar, esto es una idea de san Josemaría Escrivá, que la Iglesia, es, sobre todo, Jesucristo. Somos el cuerpo místico de Cristo.

Puede ser que, subjetivamente, haya quien no se sienta bien dentro de la Iglesia en un momento u otro porque hay muchas sensibilidades, y considera que su sensibilidad no está aceptada o porque le escandalizan algunos sucesos poco edificantes que se dan en la Iglesia de hoy y de todos los tiempos. Pero no formamos parte de la Iglesia porque sea una comunidad de santos o de puros, sino que somos parte de ella porque seguimos a Jesucristo que sí es la santidad total. Estar en la Iglesia es amar a Cristo y, por Cristo, a los demás. 

Y en el ámbito de la libertad, ¿cómo no caer en la falacia de intentar eliminar aspectos esenciales de la Iglesia en nombre de una falsa libertad?

—En este aspecto nos puede dar mucha luz todo lo que el entonces cardenal Ratzinger dijo sobre la interpretación del Concilio Vaticano II, que creo que sirve no sólo para este hecho concreto, porque la Iglesia esta renovándose continuamente siendo fiel a la tradición. 

Los dos extremos equivocados serán, por un lado, aquellos que quieren un inmovilismo dentro de la Iglesia —quizás por temor a que se pierda lo esencial— y, por otro, aquellos que quieren que todo cambie a riesgo de que se olvide o incluso se elimine lo esencial. 

Lo esencial es nuestra relación con Cristo, el amor de Dios…, etc. Las verdades que el Señor nos ha revelado serán siendo las mismas porque ya la revelación pública acabó con la muerte de san Juan. 

La revelación es lo que tenemos que hacer creíble en las distintas etapas de la Historia. Ahora es el turno de la cultura contemporánea, por lo tanto, es lógico que haya una renovación, por ejemplo, en los métodos catequísticos. 

El cristiano tiene que ser tradicional, pero no ha de ser tradicionalista. Ha de estar abierto a la renovación sin caer en un progresismo imprudente. 

Ha apuntado a conceptos que, muchas veces, se usan para establecer “grupos o divisiones” dentro de la Iglesia: progresistas y conservadores, o tradicionalistas. ¿Existe realmente una división?

—Un católico tiene que ser católico cien por cien. Esto significa abrazar la totalidad de la fe y la vivencia cristiana en todas sus dimensiones y no elegir, por ejemplo, entre la defensa de la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte y entre la opción preferencial por los pobres y que todo el mundo tenga acceso a una casa, a comida, vestido…, etc. 

En 2007 participé en la Conferencia General del Episcopado de América Latina y del Caribe en Aparecida. Allí se dieron cita distintas sensibilidades en un clima de gran comunión eclesial. En ese contexto, uno de los padres sinodales dijo: “Yo escucho aquí como muchos defienden la familia, la vida…etc. Otros tienen una gran sensibilidad social. Tenemos que llegar a una síntesis. Tenemos que defender la vida desde el momento de la concepción a la muerte natural y, en el medio, en todos esos años de vida de las personas, hacer posible que la gente tenga derecho y acceso a todos esos bienes”. 

En este sentido, me parece que los pontificados de Benedicto XVI y Francisco son perfectamente complementarios. Cada uno hace hincapié en unos temas, pero no significa que Francisco no haya hablado de la defensa de la vida. Por ejemplo, Benedicto XVI tiene unas afirmaciones dentro de la Doctrina Social de la Iglesia, sobre economía y ecología, que Francisco ha continuado. 

Hoy es el momento de establecer puentes, de no tener visiones unilaterales, de querernos y respetar todas las sensibilidades. 

Hablando del peligro de quedarnos en visiones o categorías humanas en la Iglesia ¿hemos perdido el sentido de eternidad?

—Creo que no, porque la Iglesia es Jesucristo. La Iglesia en cuanto institución no lo ha perdido. 

En este campo, recuerdo una anécdota que me contó quien fuera portavoz de Juan Pablo II más de veinte años, Joaquín Navarro Valls. En una ocasión, había concertado una entrevista del Papa con la BBC. En esa entrevista, el periodista le pidió a Juan Pablo II que definiera la Iglesia en tres palabras y el Papa respondió: “Me sobran dos. La Iglesia es Salvación”. Por tanto, la Iglesia es un instrumento para la salvación eterna. 

Los católicos, claro, podemos tener el riesgo de mundanizarnos. Este peligro que el Papa Francisco ha subrayado tanto: la mundanidad, tanto en la jerarquía como en los fieles. El peligro de dar un valor absoluto a las cosas de esta tierra que tienen un valor relativo. 

La familia, la vocación matrimonial, es un tema nuclear en la Iglesia, más aún en un año como este, dedicado a la familia. Pero, ¿sigue habiendo una percepción por ambos lados de ser los evangelizadores suplentes?

—Tengo la impresión de que aún no hemos sacado todas las consecuencias de la doctrina del Concilio Vaticano II. San Pablo VI destacaba en ese Concilio el mensaje fundamental: la llamada universal a la santidad. Universal, para todos, y, en particular, se subraya el papel de los laicos en la Iglesia y en la evangelización. 

En concreto, creo que tenemos que iluminar aun más nuestra vocación bautismal. Por el Bautismo estamos llamados a la santidad, y la santidad implica el apostolado. La santidad sin apostolado no es santidad. Por lo tanto, lo natural es que los laicos, que están en medio del mundo, en todas las instituciones sociales, políticas, económicas…, sean el fermento que cambie la masa de nuestro mundo. Y en este campo, de forma muy particular la familia, Iglesia doméstica

Todos los últimos Papas, san Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco se han llamado a sí mismos anticlericales porque subrayan, con este calificativo, este papel fundamental de los laicos. La jerarquía cumple un papel imprescindible, claro está, porque la Iglesia es una institución jerárquica; pero todos estamos llamados al apostolado desde nuestras funciones propias. 

Hoy la familia está en crisis; pero si logramos una vivencia profunda de la fe en las familias, si hacemos posible que no sean familias autorreferenciales, como dice el Papa, sino que se abran a otras familias que vean en ellas un testimonio de perdón, generosidad, servicio… ese testimonio hará que otras familias quieran ser semejantes a estas familias cristianas. Creo que ése es un gran camino para la evangelización en el mundo de hoy. 

Hace unas semanas se hizo pública la Constitución Apostólica Predicate Evangelium, en virtud de la que las prelaturas personales pasan a depender, no de la congregación de los Obispos, sino de la del Clero. ¿Qué supone esto en la Prelatura del Opus Dei? 

—El mismo día que se publicó la constitución apostólica, el Prelado del Opus Dei, que es la voz más autorizada, dijo que no cambia nada sustancial. 

Lo importante es conservar el espíritu del Opus Dei. Conservar el carisma fundacional con la flexibilidad –siempre inspirada en ese carisma–, para responder a los desafíos del mundo contemporáneo. 

En una entrevista que concedió Mons. Arrieta, Secretario del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, repitió estas palabras del prelado y puso ejemplos de muchas realidades que, a lo largo de la historia, han cambiado de dependencia en la Santa Sede y han seguido conservando su esencia. Por tanto, la Prelatura del Opus Dei sigue siendo la misma más allá de este cambio.

Vaticano

El Papa hace dos horas de rehabilitación y usa bastón

Rome Reports·17 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto
rome reports88

Víctor Manuel Fernández ‘Tucho’, arzobispo de La Plata y amigo personal de Jorge Bergoglio desde antes de que accediera a la cátedra de San Pedro, visitó al Papa y publicó el proceso de rehabilitación al que está sometiéndose el Papa.


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Libros

Historia de la Iglesia antigua y medieval

David Fernández Alonso recomienda la lectura de Historia de la Iglesia antigua y medieval, de Fermín Labarga.

David Fernández Alonso·16 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Libro

Título: Historia de la Iglesia antigua y medieval
Autor: Fermín Labarga
Páginas: 210
Editorial: EUNSA
Ciudad: Pamplona
Año: 2022

La Colección de Manuales del ISCR, que ofrece materiales de estudio de Teología, Filosofía y otras ciencias, cuenta ya con un amplio repertorio de volúmenes. La colección ha sido una respuesta al interés de muchas personas por adquirir una formación filosófica y teológica seria y profunda que enriquezca la propia vida cristiana y ayude a vivir con coherencia la fe. En este caso, presentan un nuevo libro sobre Historia de la Iglesia, antigua y medieval, imprescindible para la formación integral de aquel que estudia cualquier disciplina humanística. 

En este manual, Fermín Labarga, profesor ordinario de Historia de la Iglesia en la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, abarca los principales acontecimientos desde el nacimiento de la Iglesia en tiempos apostólicos hasta la caída de Constantinopla en 1453, centrándose también en las corrientes teológicas y espirituales. Los recursos que acompañan al grueso del texto constituyen un gran apoyo al contenido principal: tablas con la lista de los Papas, cuadros con citas de los protagonistas de cada época, mapas de elaboración propia, y ejercicios de autoevaluación, y listados de bibliografía de apoyo.

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Teología del siglo XX

La exégesis que hizo Jesucristo 

En los últimos dos siglos la exégesis bíblica ha suscitado, con una erudición fantástica, un enorme volumen de materiales, aunque también bastante dispersos y no siempre coherentes. Por eso, conviene recordar que el mismo Jesucristo hizo una exégesis explícita, que es la clave de toda exégesis creyente. 

Juan Luis Lorda·16 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 7 minutos

Es un ejercicio que hay que hacer y que aquí solo podemos esbozar. Conviene empezar por la escena de Emaús (Lc 24, 13-35). Allí el Señor, a aquellos discípulos entristecidos y desconcertados por su muerte humillante en Jerusalén, les increpa: “¡Necios y torpes de corazón para creer todo lo que anunciaron los Profetas! ¿No era preciso que el Cristo [el Mesías] padeciera estas cosas y así entrara en su gloria? Y comenzando por Moisés y por todos los Profetas les interpretó en todas las Escrituras lo que se refería a Él”

El Mesías y el Siervo de Dios 

Lamentablemente, el texto no recoge las referencias del Señor. La mención a la Ley y los Profetas es un recurso tradicional judío, pero también recuerda la misteriosa escena de la transfiguración, donde Jesús apareció glorioso ante sus discípulos, con Moisés y Elías. Y, según san Lucas, “hablaban de su partida, que iba a cumplirse en Jerusalén” (Lc 9, 31). Lo más importante de esta exégesis es que Cristo une la figura, en principio gloriosa y triunfante, del Mesías, profeta y Rey, con la necesidad de padecer, que se expresa en los cantos del Siervo de Yahveh de Isaías y en los salmos del justo perseguido, como especialmente el Salmo 22, que los Evangelistas aplican largamente al Señor. 

Los discípulos lo habían reconocido como Mesías por el testimonio de Juan el bautista sobre la unción con el Espíritu Santo y por los signos y milagros, especialmente la expulsión de los demonios. Israel conservaba, según los casos, una fuerte tradición mesiánica, relacionada con la restauración de Israel e ilustrada con una variada multitud de textos bíblicos. Sobre todo, con la espera de un nuevo profeta a la altura de Moisés; “Dios suscitará de entre vuestros hermanos un profeta como yo” (Dt 18, 15); capaz de “hablar con Dios cara a cara”, nostalgia y anhelo final del Deuteronomio (34, 10); y con la tradición del Hijo de David, que el Señor, por ejemplo, asume explícitamente cuando entra en Jerusalén montado en un pollino, cumpliendo deliberadamente la profecía de Zacarías (9, 9), entre el entusiasmo de sus discípulos (Mt 21, 4-5; Jn 12, 14-15).  

Cómo se hará el Reino

Al estar vinculada la figura del Mesías con la restauración de Israel, se esperaba una solución fuerte y liberadora. Un Mesías capaz de vencer a los enemigos. Desde luego no se esperaban un Mesías que fuera vencido por los enemigos. Es llamativo que los Evangelios recojan tres anuncios del Señor sobre su pasión (Mc 8, 31-32; 9, 30-32; 10, 32-34), que desconciertan a los discípulos y provocan el reproche de Pedro (Mt 16, 22-24). 

Por muchas variantes que la figura del Mesías pudiera tener, se esperaban un triunfo. Si no, ¿cómo podía restaurar Israel? Los Hechos de los Apóstoles recogen la ansiedad de los discípulos ante el Resucitado: “Los que estaban reunidos allí le hicieron esta pregunta. Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el Reino de Israel?”. Evidentemente era preciso ampliar y trascender la noción de ese Reino. Si no, ¿cómo podría congregar escatológicamente a todas las naciones? De hecho, Jesús prefiere usar “Reino de Dios”. 

A aquellos discípulos ansiosos por la restauración de Israel les ha explicado durante casi tres años con parábolas que el Reino ya está en ellos como un fermento, y que crecerá poco a poco hasta el final de los tiempos. Sabía que todavía no le podían entender. Además, “después de su pasión, se presentó ante ellos con muchas pruebas: se les apareció durante cuarenta días y les habló de lo referente al Reino de Dios” (Hch 1, 3).

Lo más desconcertante para los discípulos era el paso de una liberación política, dentro de la historia del mundo, a una liberación del pecado, argumento de la historia cósmica, de una creación caída. La exégesis de Cristo une y contrapesa las dos figuras principales, Mesías y Siervo de Dios, y, por lo tanto, cambia el tiempo y la naturaleza de la liberación. No va a ser dentro de la historia humana, aunque se difundirá como un fermento en la historia humana. Tampoco se hará a la manera humana, con los medios económicos, políticos y militares. Entonces, ¿cómo se va a hacer?

La Ley, los Profetas y los Salmos

Volvamos a san Lucas, al final de la escena de Emaús, cuando los discípulos descubren al Señor, éste desaparece, y vuelven a Jerusalén entusiasmados. Y allí se presenta de nuevo Jesucristo. Tras enseñarles “las manos y los pies” con las huellas de los clavos (que el resucitado conservará eternamente) les dice: “Esto es lo que os decía cuando aún estaba con vosotros: es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí. Entonces les abrió el entendimiento para que comprendiesen las escrituras: Así está escrito que el Cristo tiene que padecer y resucitar de entre los muertos y que se predique en su nombre la conversión para el perdón de los pecados” (Lc 24, 44-45). 

Fijémonos en la exégesis de Cristo: “Lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos”. ¿En qué pasajes? No los recogen los evangelistas. Pero es posible saberlo indirectamente, fijándose en los que usa la primera tradición cristiana. No tanto los pasajes mesiánicos, pues esos ya cabía esperar que se aplicasen a Cristo, sino precisamente los que se refieren a que “Cristo tiene que padecer y resucitar” y a que se predique “el perdón de los pecados”. Solo podemos dar unas pinceladas en un tema enorme que comprende la relación de Jesucristo con los Cantos del Siervo y con los salmos y la cuestión del “cumplimiento” en Él de las Escrituras. 

Los Hechos de los Apóstoles   

Es simpática y significativa la escena del eunuco de la reina etíope Candace, que encuentra Felipe en el camino. El eunuco va sentado en la carroza leyendo: “Como oveja fue llevado al matadero…” (Is 53, 7-8). Y pregunta a Felipe: “Te ruego que me digas de quién dice esto el profeta”. Y Felipe “comenzando por este pasaje le anunció el Evangelio de Jesús” (Hech 8, 26-40). Aplica a Jesucristo uno de los cantos del Siervo de Yahveh.

Los cinco grandes “discursos” que figuran en la primera parte de los Hechos son muy significativos. Allí los discípulos se ven obligados a explicar el sentido de la muerte de Jesucristo. Pedro, el día de Pentecostés, aplica unos versículos del Salmo 16 (15): “No abandonarás mi alma en los infiernos ni dejarás a tu Santo vea la corrupción” (Hch 2, 17). Además, del 110: “Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos como escabel de tus pies”, que había usado el mismo Señor (Mc 12, 36) y que los cristianos relacionan desde el principio con la profecía de Daniel (7, 13) y la ascensión de Cristo a la gloria (a la derecha del Padre).

En el templo, Pedro predica: “Dios cumplió lo que había anunciado de antemano por boca de los profetas, que su Cristo padecería. Arrepentíos por tanto y convertíos para que sean borrados vuestros pecados” (Hch 3, 18). Y, por cierto, recuerda entonces al profeta prometido por Moisés. Y ante el Sanedrín, que les llama para pedir explicaciones, usa el Salmo 118: “La piedra rechazada por los arquitectos es ahora la piedra angular”, que el mismo Señor había usado (cfr. Lc 20, 17).  Y, al ser liberados, recuerda el Salmo 2: “Los príncipes se han aliado contra el Señor y contra su Cristo” (Hch 4, 26). De nuevo ante el Sanedrín, declara: “A éste lo exaltó Dios a su derecha como Príncipe y Salvador, para otorgar a Israel el perdón de los pecados” (Hch 5, 31). Al ser llevado al martirio, Esteban recuerda la profecía de Moisés (“un profeta como yo”) y ve a Cristo “de pie a la diestra de Dios” (Hch 7, 55). 

La exégesis que hizo el Bautista

Aquí confluyen, por otro lado, las palabras del Bautista en el inicio del Evangelio de San Juan. “Vio a Jesús venir hacia él y dijo: ‘He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo’”. Y tras testimoniar la manifestación del Espíritu Santo sobre Jesús en el momento del Bautismo, el texto sigue: “Al día siguiente, Juan se encontraba de nuevo allí con dos de sus discípulos. Fijándose en Jesús que pasaba, dijo: ‘He aquí el cordero de Dios’. Los dos discípulos le oyeron hablar así y siguieron a Jesús” (1, 35-37). Eran Juan y Andrés, que luego buscó a su hermano Pedro y le dijo: “Hemos encontrado al Mesías” (1,41).

Interesa destacar que Juan une desde el principio la figura de Jesús de Nazaret como Mesías con la del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Por dos veces atribuye a Jesús ser el “Cordero de Dios”, imagen que fuera del Apocalipsis (donde se usa 24 veces), no aparece explícita en otros textos. Aunque san Juan asimila Cristo al Cordero pascual, cuando ya muerto, no le rompen las piernas “para que se cumpliera la Escritura que dice no le romperán ninguno de sus huesos” (Jn 19, 36; Sal 34, 21, Ex 12, 46; Num 9, 12). Estaba prohibido romper los huesos del cordero pascual. Y los evangelistas destacan que Cristo muere “a la hora de nona”, del viernes, cuando se sacrificaban los corderos pascuales, tras exclamar: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”, inicio del Salmo 22 (23) y expresión del justo perseguido. 

Debemos al exegeta protestante Joaquín Jeremías la observación que recoge Ratzinger en su Jesús de Nazaret (volumen II, capítulo 1): “Jeremías llama la atención sobre el hecho de que la palabra hebrea talja significa tanto cordero como mozo o siervo” (en el ThWNT I, 343), con lo que se vinculan las dos cosas de que venimos hablando. 

La Carta a los Hebreos y el Apocalipsis

El sentido de la muerte de Cristo sintetiza la figura del Siervo perseguido y doliente por su fidelidad a Dios con el aspecto pascual y sacrificial ligado al cordero. Y tiene una magnífica expansión litúrgica, tanto en la Carta a los Hebreos como en el Apocalipsis. En la Carta a los Hebreos, se explica magníficamente el sentido sacrificial de la muerte de Cristo, sacrificio de la nueva Alianza, hecha con el Espíritu Santo; mientras que el Apocalipsis subraya la dimensión cósmica de esta ofrenda de Cristo Cordero celebrada en el Cielo. 

La Carta a los Hebreos razona “bíblicamente” con estos elementos. En ella es muy importante el recuerdo de Melquisedec, sacerdote del Dios altísimo, pero no levita ni de la casa de Aarón, como los sacerdotes judíos del Antiguo Testamento. De ahí la importancia del Salmo 110 (109), aplicado a Cristo: “Tú eres sacerdote eterno según el rito de Melquisedeq”, con la salvedad que la ofrenda de Cristo es él mismo. Lo que es el gran pecado del rechazo de Dios se convierte, por la fidelidad de Cristo, en el sacrificio cristiano. Así, la muerte de Cristo es la ofrenda y el sacrificio cristiano fundador de la Nueva Alianza. Todo lo que los sacrificios podían significar de reconocimiento, ofrenda y pacto con Dios recibe una realización máxima en el sacrificio de Cristo. “Lo realizó de una vez para siempre ofreciéndose a sí mismo” (7, 27). “Este es el punto capital de cuanto venimos diciendo, que tenemos un sumo sacerdote tal, que se sentó a la diestra del trono de la Majestad de los cielos” (8, 1-2).

Y en el Apocalipsis: “Fuiste degollado y compraste para Dios con tu sangre hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes” (Apc 5, 10); “Estos siguen al cordero a dondequiera que vaya y han sido rescataos ente los hombres como primicias para Dios” (Apc 14, 4). 

Esto da una nueva dimensión a la salvación, al perdón de Dios y a la instauración del Reino. El Reino de Dios no se va a instaurar política ni militarmente, sino mediante el sacrificio de Cristo que implora y obtiene el perdón de Dios (“perdónales, porque no saben lo que hacen”) y mediante la aplicación mistérica, primero moral y después física, de la resurrección de Cristo. Así crece el Reino de Dios en este mundo, a la espera de la resurrección final. Camino de renovación real de las personas, que nos permite pasar del hombre viejo, herencia de Adán, al nuevo, en Cristo, como sintetiza, por su parte, san Pablo.

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Cultura

Rod Dreher: «Si los cristianos no estamos dispuestos a sufrir, desapareceremos»

El redactor jefe de la revista The American Conservative habla de su visión en temas como la dictadura soft, la resistencia de los mártires o la batalla cultural.

Guillermo Altarriba·16 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

Traducción del artículo al alemán

Traducción del artículo al inglés

Rod Dreher no deja indiferente. En sus dos libros –La opción benedictina y Vivir sin mentiras, ambos publicados en España por Ediciones Encuentro-, el periodista y escritor estadounidense advierte del peligro del totalitarismo woke y del colapso de la civilización cristiana. En la entrevista que concedió a El Efecto Avestruz -una iniciativa de la Asociación Católica de Propagandistas-, el redactor jefe de la revista The American Conservative aborda temas como la dictadura soft, la resistencia de los mártires o la batalla cultural.

En Vivir sin mentiras destaca que nuestro tiempo se parece a los momentos previos a la Unión Soviética. ¿No es algo exagerado?

– Eso me parecía a mí también hace seis o siete años, cuando tuve la idea de escribir este libro. Entré en contacto entonces con personas que habían emigrado a los Estados Unidos desde la Unión Soviética, escapando del comunismo, y ellos decían que las cosas que estaban viendo en Occidente les recordaba a aquello que habían dejado atrás. Me parecía exagerado, pero cuanto más hablaba con ellos, más me convencía de que estaban viendo cosas que a mí se me escapaban.

¿Qué estaban viendo?

– El nacimiento de un sistema en el que no puedes discrepar de la ideología woke dominante. Lo veo en mi país, y también en España, de alguna manera: si no estás de acuerdo con la ideología de género o con la teoría crítica de la raza, puedes ser cancelado. Puedes perder tu trabajo, tus amigos o tu estatus. No hay discusión posible, debes aceptar esta ideología para ser parte de la sociedad… y eso es totalitario. De ahí el vínculo con el comunismo soviético.

¿No considera que haya libertad de expresión?

– Sobre el papel, sí, lo garantiza nuestra Constitución… pero en la práctica se va extendiendo una mentalidad totalitaria sobre todos los aspectos de la vida norteamericana; todo se vuelve ideológico. No es solo un control desde el Estado: las grandes corporaciones se han vuelto woke y están liderando buena parte del proceso, pero también los medios de comunicación, las universidades, los deportes… incluso el ejército.

En su libro señala que no se trata de un totalitarismo «duro», sino «blando», soft. ¿Eso lo hace más difícil de resistir?

– Sí, así es. En el pasado, el totalitarismo comunista era como el descrito por George Orwell en 1984, pero el de hoy se parece más a Aldous Huxley y Un mundo feliz. Entregamos nuestras libertades a cambio de confort, de entretenimiento y de la seguridad de que no tendremos que afrontar nada que nos incomode. James Poulos lo llama el «estado policial rosa», un totalitarismo terapéutico en el que odiamos la idea de libertad porque implica hacernos responsables de nuestros actos, así que nos rendimos a las autoridades.

En la novela de Huxley que cita se describe el sistema como un «cristianismo sin lágrimas».

– Así es, y este es el desafío que tenemos delante. Muchas personas, especialmente la gente joven, están tan aterrorizadas ante la perspectiva de la incomodidad que están dispuestas a aceptar lo que sea con tal de que se les garantice que el mundo será un espacio seguro… pero esa no es la realidad.

En este contexto, ¿los cristianos estamos llamados a dar la batalla cultural?

– Estados Unidos lleva inmerso en una batalla cultural desde que nací, y creo que se está extendiendo por Occidente. No es una guerra que me entusiasme, pero es una que ha venido a nosotros y que -como cristianos- no podemos ignorar. Queremos la paz, pero la izquierda woke se ha vuelto tan intolerante y militante que debemos alzarnos para defender nuestras creencias, insistir en que se respeten.

Señala que esta ideología tiene algo de religioso, ¿en qué sentido?

– En el de que el movimiento woke es un sustituto de la religión para gente que no cree en Dios. Ocurría con el movimiento bolchevique durante la Revolución Rusa, que convirtió unas creencias políticas en una pseudoreligión para llenar el agujero en forma de Dios que tiene el alma. Ocurrió entonces y está pasando también ahora: aquellos que se adhieren a esta ideología creen que obtienen un sentido vital, un objetivo y una sensación de solidaridad. Y hay otro elemento.

¿Cuál?

– Que no se puede discutir con ellos. En un entorno político normal, puedes tener una disputa, una discusión radical sobre los principios… pero no con los woke. Insisten en sus creencias dogmáticamente; lo son tanto como el Gran Inquisidor de la Inquisición española o la policía religiosa en Arabia Saudí.

Hablemos ahora de propuestas de acción. Escribió La opción benedictina, que muchos malinterpretan como una invitación a escapar del conflicto.

– Sí, este ha sido el malentendido más común de este libro, y a menudo proviene de gente que no lo ha leído. Creen que digo «¡Huyamos a las colinas y escondámonos!», pero no. No es posible escapar a lo que sucede a nuestro alrededor. Lo que planteo es que si vamos a afrontar los desafíos de este mundo post-cristiano como cristianos fieles, debemos unirnos, formar comunidades más fuertes y estudiar y practicar más nuestra fe. Debemos entender nuestra fe para mostrar al mundo a Jesucristo como Él es realmente. Debemos estar preparados para sufrir por defender las verdades de la fe; si no, seremos asimilados por el mundo.

¿Necesitamos recordar el testimonio de los mártires?

– Esa es una de las cosas más importantes que podemos hacer los cristianos. Tenemos casos en el pasado, pero también ejemplos modernos. Ciertamente, están los mártires de la Guerra Civil española, o la historia del beato Franz Jägerstätter, el granjero austríaco asesinado por negarse a jurar lealtad a Hitler. Todo su pueblo era católico, pero solo Franz y su familia se mantuvieron firmes: debemos preguntarnos cómo se preparó él para sufrir. Si no, no sobreviviremos como cristianos.

¿Qué papel juegan las comunidades cristianas en esta preparación al sufrimiento?

Hannah Arendt, la gran filósofa política del siglo XX, descubrió que tanto la Alemania pre-nazi como la – – Rusia antes del comunismo eran sociedades con sentimientos masivos de soledad y atomización. Es uno de los aspectos clave del totalitarismo, que da una respuesta a estos anhelos. Por eso, debemos esforzarnos por crear comunidad, porque ya no va a darse de forma natural… pero la comunidad es la única manera de saber quiénes somos y cuáles son nuestras responsabilidades con los demás y con Dios. Ahora es momento de prepararnos: no tenemos tiempo que perder.

Fotos: Guadalupe Belmonte

El autorGuillermo Altarriba

Sexo, mentiras y leyes del aborto

En la defensa de la vida, es clave atacar a la raíz del mal: esas mentiras que presentan la muerte del niño inocente como una liberación o un derecho de otros.

16 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

La filtración de un borrador del Tribunal Supremo de los Estados Unidos por el que se ilegalizaría el aborto en el país norteamericano ha reabierto el debate.

En España, además, se ha anunciado la aprobación, mañana martes, de una nueva ley al respecto precisamente para sortear el posible fallo del Tribunal Constitucional contra la anterior, que lleva más de una década sin resolverse.

Aunque hace unos años fui bastante beligerante al respecto, hoy reconozco que trato de no insistir mucho en el tema. Y no es que haya disminuido un ápice mi defensa de la vida humana en el seno materno, sino que creo que nuestras sociedades supuestamente desarrolladas han asimilado tan profundamente la barbaridad de aceptar el derecho de las madres a decidir sobre las vidas de sus hijos e hijas, que son incapaces de darse cuenta del error en el que están.

Pocos recapacitarán si solo ponemos el foco en el final de esa gran cadena de mentiras que tiene como consecuencia el aborto. En mi opinión, hay que insistir en otro sitio: hay que atacar a la raíz del mal.

Cuando explico a mis hijos la gravedad de las mentiras, siempre utilizo el ejemplo que nos da el segundo libro de Samuel, con la historia de David y Betsabé. El rey David cayó en la mentira de que la sexualidad puede convertirse en un divertimento sin consecuencias.

Aquella mentira le llevó a acostarse con la mujer de uno de sus soldados, lo que lo obligaba a seguir mintiendo porque, de haberse descubierto el adulterio, Betsabé lo habría tenido que pagar con su vida. Al enterarse de que, fruto de aquel “desliz sin importancia», se había producido un embarazo no deseado, volvió a inventarse una serie de mentiras para tratar de que el marido, Urías, regresara del frente con urgencia. Su intención no era otra que la de propiciar el encuentro matrimonial para poder así maquillar como legítimo el nacimiento de la criatura.

Pero la negativa de Urías, un hombre de honor, a ir a su casa y a acostarse con su mujer por respeto a sus hombres a quienes había dejado en las duras condiciones propias de la guerra, obligaron al rey a inventar una mentira aún mayor: la muerte fortuita del soldado en el combate para poder así tomar a la viuda como esposa y legitimar el embarazo. Así pues, mandó al jefe de su ejército que colocara a Urías en una posición de peligro en la batalla para luego retirarse y dejarlo morir a manos del enemigo. Consumada la orden del rey, junto a Urías murieron también varios de sus hombres más valientes.

Y todo por una sola mentira.

¿Pensó en algún momento David en matar por propia voluntad a quienes se jugaban a diario la vida por él y por su pueblo en el momento de acostarse con Betsabé? En ningún momento, pero una mentira lleva a la otra y luego no hay más remedio que cometer un disparate para ocultarlas. Así de simples somos.

Las mentiras del aborto

Igualmente pasa con el aborto, hay que remontarse muy atrás en la cadena de mentiras para tratar de entenderlo como fenómeno.

La primera mentira es la misma en la que cayó David: la sexualidad es una diversión inocua, desligándola de su componente biológico, afectivo y social.

La segunda es que los anticonceptivos evitarían los embarazos no deseados, cuando estos se han modernizado y popularizado y muchas mujeres siguen teniendo que recurrir a la píldora del día después o al aborto para tratar de enmendar el fallo.

La tercera es decir que el aborto es un derecho de la mujer, cuando lo que han conseguido las leyes es cargar solo sobre ella un problema que es de dos. La llamada “interrupción voluntaria del embarazo” es la panacea del varón sexualmente irresponsable y abusón pues, como denuncian las ONGs que acompañan a mujeres embarazadas, una de las frases más repetidas es la de: “o abortas o te dejo”; cuando no son directamente obligadas a abortar bajo amenazas violentas. Y así podríamos seguir añadiendo mentira tras mentira que hemos venido inventando para tratar de justificar lo injustificable.

Cuando las ideologías vienen a construir un modelo de humanidad distinto a la verdad que hombres y mujeres llevamos inscritos en nuestra naturaleza, ocurren estas cosas.

Hoy, nuestra sociedad, necesita del aborto para sostener el falso modelo de hombre y mujer que nos ha propuesto. Por eso, eliminar el aborto llevaría consigo reconocer la gran mentira previa y nadie está dispuesto a hacerlo. ¡No pueden!

Estos días oiremos a muchos defender el aborto apelando a la libertad. No saben que son esclavos de sus mentiras y que solo la verdad nos hará libres.

El autorAntonio Moreno

Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

Libros

Dios sobre todo

María José Atienza recomienda la lectura de Dios sobre todo, de Pilar Abraira C.S.

Maria José Atienza·15 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Libro

Título: Dios sobre todo
Autora: Pilar Abraira, C.S.
Páginas: 320
Editorial: Palabra
Ciudad: Madrid
Año: 2022

Dios sobre todo. Ese podría ser el resumen de la vida de la Venerable Madre Félix, fundadora de la Compañía del Salvador, encargada de los colegios Mater Salvatoris que se encuentran en diversas ciudades de España e Hispanoamérica. La vida de esta religiosa da su primer vuelco a los 14 años cuando se decide a entregar su vida a Dios. Una llamada divina que vivirá no pocas idas y venidas: oposición familiar, incomprensión de su director espiritual o el estallido de la Guerra Civil forman parte de este camino que vería su realización plena con la fundación de la Compañía del Salvador, una “Compañía de Jesús para mujeres” como ella misma la llamaba. Los primeros años de esta compañía, las dificultades de los comienzos o los primeros pasos en la enseñanza en tiempos de posguerra se recogen junto a retazos de la vida interior de esta mujer enamorada de Dios. También destacan la importancia que en su vida, y en el desarrollo de la Compañía, tendrían nombres como el P. Mazón, o el P. Luis Mª Mendizábal cuyo aliento y formación en el espíritu de San Ignacio de Loyola hicieron posible esta Compañía y la respuesta plena de la Madre Félix al querer de Dios. 

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Evangelización

Nuevos santos en Roma y IV centenario de la canonización de san Isidro

El Papa Francisco canoniza hoy en Roma a diez nuevos beatos, entre los que se encuentran Charles de Foucauld y el carmelita holandés Tito Brandsma. Al mismo tiempo, comienza hoy en Madrid un Año Jubilar de san Isidro Labrador, que concluirá en 2023. “Os invito a recordar su vida, a peregrinar a su sepulcro y al de su mujer, santa María de la Cabeza, y rezar allí”, alienta el cardenal Carlos Osoro.

Eulalia Eufrosina·15 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 5 minutos

Traducción del artículo al italiano

El Santo Padre declarará este domingo en la plaza de San Pedro en Roma a diez nuevos santos, entre ellos la primera de Uruguay, la religiosa ítalo-uruguaya María Francesca di Gesù, nacida Anna María Rubatto (1844-1904), que pasó parte de su vida en América del Sur, falleció en Montevideo, y fue fundadora de las Hermanas Terciarias Capuchinas de Loano.

Numerosos fieles de diferentes países acudirán a la ceremonia, en la que serán canonizados también el sacerdote diocesano francés Charles de Foucauld (1858-1916), “pobre entre los pobres”, y el carmelita periodista holandés Tito Brandsma, ejecutado en el campo de exterminio nazi de Dachau en 1942, y Lázaro, mártir indio del siglo XVIII, asesinado por odio a la fe.

Como ha informado Omnes, un grupo de periodistas ha solicitado al Papa Francisco que nombre al carmelita holandés patrón de los periodistas junto a san Francisco de Sales. Para ellos, Brandsma encarnó los valores de un periodismo de paz entendido como un servicio a todas las personas.

Entre los nuevos santos se encuentran asimismo otras Marías. María Rivier, fundadora de la Congregación de las Hermanas de la Presentación de María; María de Jesús (nacida Carolina Santocanale), fundadora de la Congregación de las Hermanas Capuchinas de la Inmaculada Concepción de Lourdes; y María Domenica Mantovani, cofundadora y primera superiora general del Instituto de las Hermanitas de la Sagrada Familia.

“Los santos son nuestros hermanos y hermanas que acogieron la luz de Dios en su corazón y la transmitieron al mundo, cada uno según su propio tono”, ha manifestado el cardenal Marcello Semeraro, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, al trazar un perfil de los tres beatos que se añadieron a los siete anteriores previstos para la canonización. Sobre Tito Brandsma, por ejemplo, señaló que murió mártir en el campo de concentración de Dachau, “después de haber estudiado a fondo la ideología nazi, vislumbrando sus peligros y criticando su enfoque antihumano», subrayó el cardenal Semeraro. 

Cuarto centenario de una gran canonización

El 12 de marzo de 1622, hace 400 años, el Papa Gregorio XV canonizaba solemnemente a cinco santos que, con el paso del tiempo, serían reconocidos como grandes figuras de la historia de la Iglesia: san Felipe Neri, santa Teresa de Jesús, san Ignacio de Loyola, san Francisco Javier y san Isidro Labrador.

“Corrió entre los italianos la noticia, quizá movida por cierta envidia, de que aquel día el Papa había canonizado a cuatro españoles y a un santo. Lo que es cierto es que, de los cinco nuevos santos, cuatro eran relativamente contemporáneos, mientras que el culto que se tributaba a san Isidro venía de siglos atrás”, ha escrito en Omnes Alberto Fernández Sánchez, delegado episcopal de las Causas de los Santos de la archidiócesis de Madrid.

En efecto, “este año 2022 se celebra el cuarto centenario de este gran acontecimiento para la Iglesia, y, además, el 850 aniversario de la devoción popular que se tributó a san Isidro Labrador desde su muerte, que según las fuentes tuvo lugar en el año 1172”, añade el delegado episcopal.

Para celebrar esta efeméride, la Santa Sede ha concedido a la archidiócesis de Madrid un Año Jubilar de san Isidro, que se prolongará desde hoy 15 de mayo, hasta el mismo día del año que viene”.

“En una sociedad tan necesitada de modelos de vida familiar, san Isidro, junto con su esposa, santa María de la Cabeza, y su hijo, Illán, se nos regalan como ejemplo concreto de familia que vive en el amor mutuo. En una sociedad tan necesitada de estímulo y ejemplo para los trabajadores, el santo labrador se nos regala como modelo de trabajo confiado en la providencia de Dios Padre”, ha escrito Alberto Fernández.

Jalones de la Ruta de san Isidro

La ruta jubilar es una manera de conocer mejor a San Isidro al recorrer lugares en los que vivió, junto a su esposa Santa María de la Cabeza y su hijo Illán, y reflexionar sobre aspectos significativos. También es la oportunidad para ganar la gracia del Jubileo.

Durante el Año Santo, la archidiócesis de Madrid acogerá numerosas celebraciones religiosas y culturales. Quienes se acerquen al sepulcro del Santo, en la Real Colegiata de San Isidro, podrán obtener indulgencia plenaria., que es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados.

Para ello deberán tener una disposición interior, rezar el Credo, orar por las intenciones del Papa, acudir al sacramento de la Penitencia (unos 15-20 días antes o 15-20 días después), y comulgar en una Eucaristía próxima a la fecha de la visita, ha informado la archidiócesis de Madrid por diversos medios.

La ruta jubilar de san Isidro consta de seis etapas: 1) Capilla del Nacimiento; 2) parroquia de san Andrés, donde fue bautizado san Isidro y vivió su fe; 3) museo de san Isidro, que fue en su tiempo la casa de Iván de Vargas, para quien trabajó el santo; 4) Colegiata de san Isidro, que fue catedral con carácter provisional al crearse la diócesis de Madrid-Alcalá en 1885, categoría que perdió en 1992 al ser consagrada la catedral de La Almudena; 5) Ermita de san Isidro, situada en la Pradera; y 6) Ermita de santa María la Antigua, donde la tradición sitúa dos de los milagros atribuidos a san Isidro.

Las beatificaciones, ejemplo de sinodalidad

“La santidad en la vida de la Iglesia se palpa en el sentir del pueblo fiel de Dios”, escribe Alberto Fernández. “Los procesos de beatificación y canonización son quizá uno de los acontecimientos eclesiales donde más entra en juego el ‘sensus fidelium’, la sinodalidad de la que hoy tanto se habla, puesto que en ellos la Iglesia escucha la voz del pueblo fiel que, de modo espontáneo, movido internamente por el Espíritu, pide que se reconozca solemnemente lo que los fieles ya saben con certeza: que esa persona ha vivido y ha muerto santamente, cumpliendo la voluntad de Dios, y que puede ser tenida como modelo e intercesora ante el Padre”.

En el caso de san Isidro, sólo un siglo después de su muerte, “el códice de Juan Diácono recogía toda esta fama de santidad del santo labrador madrileño, su abandono a la voluntad de Dios, su amor a los pobres y menesterosos, su oración confiada, su trabajo vivido bajo la mirada providente del Padre”, añade el delegado episcopal madrileño.

De este modo, “lo que los cristianos de Madrid se transmitían unos a otros, se puso por escrito en este códice, y siglos después, como hemos dicho, el 12 de marzo de 1622, fue reconocido solemnemente por el magisterio pontificio. Su culto se extendió con rapidez a toda la Iglesia, y no es raro encontrar en rincones y aldeas de todo el mundo capillas y ermitas dedicadas a este santo, que fue además nombrado por el Papa Juan XXIII en el año 1960 patrono de los agricultores españoles”.

“San Isidro no fue un superhombre”

En Madrid se custodia y venera la reliquia del sagrado cuerpo incorrupto de san Isidro Labrador, que se ha conservado de forma ininterrumpida desde su muerte, y que, más allá de los milagros de los que ha sido protagonista, es una muestra más de la devoción que el pueblo de Madrid, con los reyes y autoridades a la cabeza, han tributado a este gran santo”, señala Alberto Fernández.

Monseñor Juan Antonio Martínez Camino, obispo auxiliar de Madrid, manifestó, precisamente en el acto de clausura de una jornada organizada por la Fundación Cultural Ángel Herrera Oria con motivo del cuarto centenario de las canonizaciones del 12 de marzo de 1622, que “no podemos conocer el rostro de Dios si no conocemos a los santos”.

“En nuestro patrón podemos ver con claridad lo que a veces no vemos. Creemos en muchas ocasiones que los santos son superhombres, que nacieron perfectos. Pero mirémoslos en su verdad: son hombres como nosotros. La única diferencia es que supieron acoger el amor de Dios y dedicaron su vida a entregar ese amor a los demás”, ha escrito el cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, en una carta que pueden consultar aquí.

El autorEulalia Eufrosina

Vaticano

El matrimonio es “camino dinámico de realización” y no “carga”, afirma el Papa

El Santo Padre ha alentado a presentar el matrimonio “como un camino dinámico de crecimiento y realización”, y no “como una carga que hay que soportar toda la vida”, en la audiencia a una Conferencia internacional organizada por la Pontificia Universidad Gregoriana y el Instituto Teológico Juan Pablo II. Al final, criticó el “volver atrás” de “figuras eclesiásticas” en materia moral.

Francisco Otamendi·14 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 5 minutos

Aumentan estas semanas la reflexión y los congresos en el tramo final del Año Familia ‘Amoris Laetitia’, que está previsto concluya con el Encuentro Mundial de las Familias el próximo 26 de junio, en Roma y en las diócesis, impulsado por el Dicasterio vaticano para los Laicos, la Familia y la Vida, cuyo prefecto es el cardenal Kevin Joseph Farrell.

Además de la Conferencia de la Universidad Gregoriana, que ha contado con un comité científico de expertos de doce universidades internacionales, este mismo fin de semana, por ejemplo, tiene lugar en Barcelona el I Workshop Internacional sobre Acompañamiento Familiar, organizado por la Universitat Internacional de Catalunya (UIC), y los próximos 4 y 5 junio se celebrará el Love Talks, congreso digital de la International Federation for Family Development (IFFD), en el que más de 40 expertos de diferentes países y especialidades hablarán sobre afectividad y sexualidad, las relaciones de pareja o la pornografía.

“La barca de la familia”

En Roma, el Papa Francisco ha subrayado algunas ideas expuestas en la Exhortación Apostólica ‘Amoris Laetitia’, al recibir en audiencia a los organizadores y ponentes de la Conferencia Internacional sobre Teología Moral, promovida por el Instituto Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y la Familia, y la Pontificia Universidad Gregoriana. El tema del Congreso ha sido “Prácticas pastorales, experiencia de vida y teología moral: ‘Amoris Laetitia’ entre nuevas oportunidades y caminos”.

En su bienvenida, el Santo Padre agradeció las palabras del P. Da Silva Gonçalves, y saludó al cardenal Farrell, monseñor Paglia y monseñor Bordeyne, junto con todos los que han colaborado y participado en la Conferencia procedentes de todo el mundo.

El Papa recordó en su Discurso que “la iniciativa tiene lugar en el contexto del Año de la ‘Familia Amoris Laetitia’, convocado para estimular la comprensión de la Exhortación Apostólica y ayudar a orientar las prácticas pastorales de la Iglesia, que quiere ser más y mejor sinodal y misionera”, y que “recoge los frutos de las dos Asambleas Sinodales sobre la familia: la extraordinaria en 2014 y la ordinaria en 2015. Los frutos maduraron al escuchar al Pueblo de Dios, que se compone en gran parte de familias, que son el primer lugar en el que se vive la fe en Jesucristo y el amor mutuo”, señaló Francisco.

“Es bueno que la teología moral se nutra de la rica espiritualidad que germina en la familia”, añadió el Santo Padre. “La familia es la Iglesia doméstica (Lumen gentium, 11; Amoris Laetitia, 67, en adelante AL); en ella los cónyuges y los hijos están llamados a cooperar en la vivencia del misterio de Cristo, mediante la oración y el amor implementado en la concreción de la vida y las situaciones cotidianas, en el cuidado mutuo capaz de acompañar para que nadie quede excluido y abandonado. No olvidemos que, a través del sacramento del Matrimonio, Jesús está presente en esta barca’, la barca de la familia”.

La familia, “más probada que nunca”

“Sin embargo, la vida familiar está hoy más probada que nunca”, subrayó el Papa. “En primer lugar, durante algún tiempo ‘la familia ha estado pasando por una profunda crisis cultural, como todas las comunidades y vínculos sociales’ (Evangelii gaudium, 66). Además, muchas familias sufren la falta de trabajo, de una vivienda digna o de un terreno en el que vivir en paz, en una época de grandes y rápidos cambios. Estas dificultades afectan a la vida familiar, generan problemas relacionales. Hay muchas ‘situaciones difíciles y familias heridas’” (AL 79).

“La posibilidad misma de formar una familia hoy en día es a menudo difícil y los jóvenes encuentran muchas dificultades para casarse y tener hijos”, prosiguió el Santo Padre. “De hecho, los cambios de época que estamos viviendo están provocando que la teología moral asuma los retos de nuestro tiempo y hable un lenguaje que sea comprensible para los interlocutores – no sólo para los ‘iniciados’ – y así ayudar a ‘superar las adversidades y los contrastes’ y fomentar ‘una nueva creatividad para expresar en el actual desafío los valores que nos constituyen como pueblo en nuestras sociedades y en la Iglesia, el Pueblo de Dios’”.

“Descubrir el significado del amor”

Francisco destacó en su discurso que “la diferencia de culturas es una oportunidad preciosa que nos ayuda a comprender aún más cuánto puede el Evangelio enriquecer y purificar la experiencia moral de la humanidad, en su pluralidad cultural”.

“Así ayudaremos a las familias a redescubrir el significado del amor, una palabra que hoy ‘muchas veces aparece desfigurada’ (AL 89)”, afirmó, “porque el amor ‘no es sólo un sentimiento’, sino la elección en la que cada persona decide ‘hacer el bien’ […] de forma sobreabundante, sin medir, sin exigir recompensas, por el solo hecho de dar y servir» (AL 94).

Y de este modo elogió la lucha diaria en las familias: “La experiencia concreta de las familias es una extraordinaria escuela de la buena vida. Por lo tanto, os invito, teólogos de la moral, a continuar su trabajo, riguroso y valioso, con fidelidad creativa al Evangelio y a la experiencia de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, en particular la experiencia viva de los creyentes”.

“El ‘sensus fidei fidelium’, en la pluralidad de culturas, enriquece a la Iglesia, para que sea hoy el signo de misericordia de Dios, que no se cansa de nosotros”, señaló el Santo Padre en este punto. “Desde este punto de vista, sus reflexiones encajan muy bien en el actual proceso sinodal: esta Conferencia Internacional se inscribe plenamente en él y puede hacer hacer su propia y original contribución a la misma”.

El Papa salió también al paso de visiones desalentadoras: “¿Cuántas veces el matrimonio se presenta ‘como una carga que hay que soportar toda la vida’ en lugar de ‘como un camino dinámico de crecimiento y realización?’ (AL 37). Esto no quiere decir que la moral evangélica renuncie a proclamar el don de Dios. La teología tiene una función crítica, de comprensión de la fe, pero su reflexión parte de la experiencia viva y del ‘sensus fidei fidelium’. Sólo así la inteligencia teológica de la fe presta su necesario servicio a la Iglesia”.

Crítica a la “vuelta atrás” con la casuística

El Papa Francisco introdujo al final de su discurso una idea que no estaba escrita en el texto inicial. Fue la crítica a “tantas figuras eclesiásticas”, dijo textualmente, por lo que denominó “vuelta atrás”. Sus palabras fueron las siguientes:

“Me gustaría añadir una cosa, que tanto daño está haciendo a la Iglesia en estos momentos: es como un ‘ir hacia atrás’, ya sea por miedo, por falta de ingenio o por falta de valor”.

“Es cierto que los teólogos, incluso los cristianos, debemos volver a las raíces, es cierto. Sin las raíces no podemos no podemos dar un paso adelante. En las raíces nos inspiramos, pero para avanzar. Esto es diferente de volver atrás. Retroceder no es cristiano. Por el contrario, creo que es el autor de la Carta a los Hebreos quien dice: ‘No somos gente que va hacia atrás’. El cristiano no puede volver atrás. Volver a las raíces sí, para inspirarse, para continuar. Pero volver atrás es volver para tener una defensa, una seguridad para evitar el riesgo de avanzar, el riesgo cristiano de llevar la fe, el riesgo cristiano de hacer el camino con Jesucristo. Y esto es un riesgo”.

“Hoy, este volver atrás se ve en muchas figuras eclesiásticas -no eclesiales, eclesiásticas- que brotan como hongos, aquí, allá, y se presentan como propuestas de vida cristiana. En la teología moral también hay una vuelta atrás con propuestas casuísticas, y la casuística que creía enterrada bajo siete metros, resurge como una propuesta  ̶ algo disfrazada ̶ de ‘hasta aquí se puede, hasta aquí no, desde aquí sí, desde aquí no’”.

“El verdadero tomismo”

“Y reducir la teología moral a la casuística es el pecado de volver atrás. La casuística ha sido superada. La casuística ha sido el alimento para mí y mi generación en el estudio de la teología moral. Pero es propio del tomismo decadente.

El verdadero tomismo es el de ‘Amoris Laetitia’, el que tiene lugar allí, bien explicado en el Sínodo y aceptado por todos.

Es la doctrina de Santo Tomás viva, que nos hace avanzar arriesgando, pero en obediencia. Y esto no es fácil. Por favor, estén atentos a esta vuelta atrás que es una tentación actual, incluso para ustedes, teólogos de la teología moral”.

Así se expresó el Papa Francisco, que pronunció entonces el párrafo final: “Que la alegría del amor, que encuentra un testimonio ejemplar en la familia, se convierta en el signo eficaz de la alegría de Dios, que es misericordia, y de la alegría de los que reciben esta misericordia como don. Alegría. Gracias y, por favor, no se olviden de rezar por mí, porque lo necesito. Gracias”.

El autorFrancisco Otamendi

Libros

Vagón silencio

David Fernández Alonso recomienda la lectura de Vagón silencio, de Ana Medina.

David Fernández Alonso·14 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Libro

Título: Vagón silencio
Autora: Ana Medina
Páginas: 115
Editorial: PPC
Ciudad: Madrid
Año: 2021

El “vagón silencio”, ese espacio del tren reservado para el viaje sereno, que permita la lectura, la contemplación, o simplemente el transcurrir del tiempo en silencio, es la alegoría utilizada por Ana Medina para titular su nueva obra poética. 

La autora es periodista, escritora y poeta, desarrollando su trabajo en prensa escrita, radio y televisión. Ha sido premiada en 2020 con el Primer Premio de Poesía del certamen Poesía para la esperanza en tiempos de dificultad organizado por la Fundación Cultural Ángel Herrera Oria.

En este nuevo poemario, sus páginas “nos ayudan a percatarnos de que nuestra vida es un viaje extraordinario repleto de rostros y de nombres, de detalles tan sencillos que a veces pasan desapercibidos”. A través de los 93 poemas, podremos profundizar en nosotros mismos, a la vez que orar, para despojarnos de lo que no es esencial, a descubrir el trayecto de nuestras vidas. 

Origen, Trayecto y Destino. En estas tres etapas se engloban sus versos, a modo de itinerario vital, en el cual podemos decirle al Señor que “Siendo Tú / elegiste recorrer el camino de la cruz / abrazar conmigo el dolor, / llorar mis lágrimas, sangrar mi sangre”.

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Vaticano

Juicio en el Vaticano a Becciu: tres claves de interpretación

En el centro del juicio que se lleva a cabo en el Vaticano está la inversión de la Secretaría de Estado en una propiedad de lujo en Londres. Sin embargo, estas son las tres claves para entender el proceso en su conjunto.

Andrea Gagliarducci·13 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

Lo han llamado el «juicio del siglo», o incluso el «juicio Becciu«. En realidad, lo que está ocurriendo en el Vaticano desde el pasado mes de julio no puede ser ni lo uno ni lo otro. No es el juicio del siglo, porque los cargos, leídos a fondo, sólo revelan -si se prueban- algunas malversaciones y fraudes, ciertamente no delitos memorables. Y no es el juicio de Becciu, porque al cardenal Angelo Becciu, que responde por lo que supuestamente hizo como sustituto de la Secretaría de Estado, solo se refieren algunos de los cargos, y no los más importantes.

El piso de Londres y la diócesis de Becciu

Entonces, ¿cómo se puede definir este juicio que comenzó el pasado mes de julio en el Vaticano? En el centro del juicio está el asunto de la inversión de la Secretaría de Estado en una propiedad de lujo en Londres. Inicialmente, la inversión se confió al broker italiano Fabrizio Mincione. Entonces, insatisfecha con el retorno de la inversión, la Secretaría de Estado recurrió al otro broker Gianluigi Torzi, que había retenido 1.000 acciones de la propiedad, que eran, sin embargo, las únicas con derecho a voto, ejerciendo de hecho el control total de la propiedad. Finalmente, la Secretaría de Estado tomó la decisión de hacerse cargo del edificio, poniendo fin a todas las relaciones con Torzi.

A este asunto hay que añadir otros. El cardenal Becciu está imputado por malversación de fondos, ya que como adjunto a la Secretaría de Estado habría enviado fondos de ésta a la Cáritas de su diócesis, Ozieri, cuyo presidente era su hermano, y además a la cooperativa SPES, también vinculada a la diócesis. El cardenal también está imputado por haber «contratado» a la consultora Cecilia Marogna para operaciones de mediación (y, como se ha sabido, por el pago de un rescate para liberar a la hermana Cecilia Narváez, secuestrada en Sudán), y finalmente por «soborno», es decir, por haber presionado al antiguo jefe de la administración de la Secretaría de Estado, monseñor Alberto Perlasca, para que cambiara el tono de las declaraciones en su contra.

Acusaciones, evidentemente, todas por demostrar, en un juicio que se prevé muy largo. El juicio abarca al menos tres líneas de investigación: la relativa a la inversión de la Secretaría de Estado en la propiedad de Londres; la relativa a la presunta malversación del cardenal Becciu; la relativa a la relación con la consultora de «intelligence» Cecilia Marogna.

Tres claves para entender el juicio

Del mismo modo, hay tres claves de lectura para entender el juicio del Vaticano, y la más importante ni siquiera es la financiera.

La primera es la procesal. La investigación surgió de un informe del auditor general del Vaticano, a raíz de una denuncia del director del Istituto delle Opere di Religione, el llamado «banco del Vaticano».

Este hecho ha sido señalado en repetidas ocasiones como un claro ejemplo de que las reformas financieras impulsadas por el Papa Francisco están funcionando. Sin embargo, estas denuncias más bien atestiguan la debilidad del sistema judicial del Vaticano.

Las denuncias dieron lugar a investigaciones en la Autoridad de Información Financiera y en la Secretaría de Estado. Se trata de dos organismos independientes dentro de la Santa Sede. La Autoridad intercambia datos de inteligencia y mantiene relaciones de cooperación internacional con autoridades similares en el extranjero que se han visto involucrados por las investigaciones, ya que también se incautaron documentos pertenecientes a entidades extranjeras y soberanas. Dado que la Autoridad no podía supervisar las operaciones de la Secretaría de Estado, sino que debía supervisar las transacciones financieras, las investigaciones no sólo crearon una pequeña herida, sino que también han podido bloquear investigaciones que hubieran podido haber sido decisivas en el juicio del edificio de Londres.

La Secretaría de Estado era completamente autónoma desde el punto de vista financiero. No es un dicasterio como cualquier otro, ni podría serlo, porque es la Secretaría del Papa, y representa al gobierno. ¿Puede haber delitos si un organismo soberano, con plena disponibilidad financiera, decide realizar inversiones? ¿Y una mala inversión es un delito?

El resultado de esta gestión de las investigaciones ha debilitado en último término al órgano de gobierno de la Iglesia, al que el Papa también ha quitado la autonomía financiera.

El sistema jurídico del Vaticano

La segunda línea se refiere al sistema jurídico del Vaticano. El Papa Francisco intervino en las investigaciones con cuatro rescriptos (documentos escritos de su puño y letra) que en algunos casos también suspendieron los derechos procesales. Esto creó un problema para la Santa Sede. El Estado de la Ciudad del Vaticano es, en efecto, un Estado con leyes propias, una monarquía absoluta donde el Papa es el primer juez y legislador. Sin embargo, la Santa Sede se adhiere a los tratados y defiende los principios del justo proceso en los ámbitos internacionales. Por eso, los Papas nunca han intervenido demasiado en los asuntos judiciales, para mantener inalterada la autoridad de la Santa Sede. Además, el propio gobierno del Estado de la Ciudad del Vaticano se delega en un gobernador y una comisión de cardenales.

Con los rescriptos, el Papa Francisco ha llevado a cabo una «vaticanización» de la Santa Sede, dando la vuelta el paradigma por el que el Estado sirve a la Santa Sede y no a la inversa. Esto podría tener consecuencias en el ámbito internacional, si los acusados acudieran entonces a los tribunales europeos por violaciones de los derechos humanos. Este es un camino posible.

La cuestión financiera

Por último, está la cuestión financiera. Sin entrar en detalles, es suficiente con saber que la Secretaría de Estado había juzgado rentable la inversión, hasta el punto de querer recuperar el control. Hasta ahora ha salido a la luz que todo se había hecho precisamente para no perder una inversión considerada rentable, y que el Papa estaba informado. El propio tribunal vaticano admitió que el Papa estaba en la sala donde se negociaba la salida del intermediario Gianluigi Torzi.

Por lo tanto, se verá si Torzi ha sido culpable de extorsión, y también se definirá el papel del cardenal Becciu, que siempre ha subrayado que había actuado en uso de sus prerrogativas.

También se verá a dónde lleva el testimonio de monseñor Mauro Carlino, secretario del Sustituto (que antes era Angelo Becciu, ahora Edgar Peña Parra), ha hecho saber que también se estaban haciendo controles a Mammì, director del IOR, que fue quien dio pie a las investigaciones.

Y se deberá explicar también por qué el IOR había aceptado primero financiar a la Secretaría de Estado con un préstamo que ayudaría a recuperar el control del edificio de Londres, y luego se negó inesperadamente, llegando incluso a la denuncia del director.

Se verá si ha habido corrupción, si se tomaron algunas medidas sin razón. Sin embargo, la forma en que se llevó a cabo el proceso, por su parte, también podría crear problemas con los socios internacionales. Y así, tras el gobierno de la Santa Sede, quedaría en peligro la credibilidad de la propia Santa Sede. Estas cuestiones están quizá demasiado poco presentes en el debate actual, pero no por ello deben subestimarse.

El autorAndrea Gagliarducci

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Libros

Aprender a querer

María José Atienza recomienda la lectura de Aprender a querer, de Jaime Sanz Santacruz.

Maria José Atienza·13 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Libro

Título: Aprender a querer
Autor: Jaime Sanz Santacruz
Páginas: 192
Editorial: Palabra
Ciudad: Madrid
Año: 2022

No llegan a 200 las páginas de este librito, escrito por el capellán de la Universidad de Navarra en Madrid, Jaime Sanz, que constituye un sencillo pero profundo resumen del verdadero significado del amor y sus consecuencias en la vida actual. 

El autor, conocedor de la vida universitaria y habitual de jóvenes matrimonios, desgrana, regado con abundantes ejemplos, canciones, películas o libros, situaciones, retos y “trampas” en las que ejercitar y examinar si vivimos el verdadero amor. El autor se pone en la piel de un cristiano del día a día tratando, además, los diferentes ámbitos en los que se desarrolla nuestro trato con las demás personas y con Dios: familia, relaciones de amistad, coincidencias esporádicas… así como diversos modos o procesos de relación por los que pasamos en nuestra vida tanto en el plano espiritual, de relación con Dios, como en la habitual. 

Un libro especialmente útil para adolescentes y jóvenes que se ven retratados a través de las páginas de un libro fácil de leer y que puede constituir un regalo muy recomendable para cualquier lector. 

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Familia

María Álvarez de las Asturias: “El matrimonio real es imperfecto y ¡no pasa nada!”

María Álvarez de las Asturias es una de las ponentes del I Workshop Internacional sobre Acompañamiento Familiar que se celebra en Barcelona la segunda semana de mayo. Con más de diez años de experiencia en acompañamiento familiar señala la necesidad de mostrar la vida de matrimonios reales, imperfectos y por ello, felices.

Maria José Atienza·13 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 6 minutos

El nombre de María Álvarez de las Asturias es bien conocido en el mundo de la ayuda, el acompañamiento y la formación matrimonial. Su amplia experiencia en este ámbito la avala: ha sido Defensora del Vínculo y Promotora de Justicia del Tribunal Eclesiástico de Madrid y profesora en distintas universidades. Desde hace más de 10 años, se dedica a la asesoría y formación sobre noviazgo, prevención y resolución de dificultades y Derecho Matrimonial canónico en el Instituto Coincidir.

Álvarez de las Asturias es una de las ponentes del I Workshop Internacional sobre Acompañamiento Familiar, impulsado por el Instituto de Estudios Superiores de la Familia de la Universitat Internacional de Catalunya donde compartirá “mi experiencia de trabajo en el instituto Coincidir: las dificultades que hemos tenido y aún nos encontramos, qué respuestas ofrecemos a quienes vienen, cómo acompañamos desde Coincidir…, etc. Me hace mucha ilusión transmitir este know how a personas que se quieren formar en el acompañamiento”.

En los últimos decenios, se habla de “crisis de la familia” pero, ¿no deberíamos hablar de crisis personales que afectan directamente al proyecto familiar? 

–¿En que época no se ha hablado de crisis de la familia? Yo creo que la familia es un ser vivo y, por ello, siempre está “en crisis” porque cambia y crece. Indudablemente, en la actualidad se unen dos cosas: crisis de la persona y crisis de la familia. La pérdida de los vínculos, la ruptura de la relación con el pasado y la historia, con todo lo que nos forma y nos da nuestra identidad hace que las personas estemos más perdidas y entremos en crisis… Y una persona perdida difícilmente podrá formar una familia en condiciones.

En el trabajo de asesoramiento y formación de familias en la actualidad, ¿con qué casuística nos encontramos? ¿Acuden sólo en momentos de crisis o problemas casi irresolubles o también hay quien acude a este tipo de formación para impulsar un matrimonio / familia sano? 

María Álvarez de las Asturias

–Cuando comenzamos el trabajo en Coincidir venían, casi únicamente, personas con problemas y, sobre todo, que ya habían tomado la decisión de separarse. Recuerdo que nos llamaban conocidos para preguntarnos ‘¿Podéis ayudar a esta persona? Es que se van a separar’. Nosotros respondíamos siempre que el problema no está en la separación sino en el origen de la distancia que les ha llevado a este momento.

Estos años de trabajo hemos querido sembrar la idea de que una crisis no es necesariamente motivo de ruptura. Se tiene un problema que hace entrar en desequilibrio la estabilidad familia –esa es la definición de la crisis, el desequilibrio–, si se arregla es una crisis de crecimiento y, si no podemos solucionarlo comienza la distancia entre la pareja. Ese tiempo, en el que se puede ir agrandando la distancia en la pareja, es el momento de acudir a la mediación preventiva para ayudar a solucionar los problemas, para que fortalezcan la relación y evitar llegar a una ruptura.

Al principio las personas que acudían ya estaban en este punto de pensar en la separación, pero, con el tiempo, cada vez vienen más familias que no esperan a la situación límite sino que vienen cuando algo comienza a no funcionar. Se soluciona antes. Esto es una alegría porque esta es nuestra propuesta de acompañamiento. Vemos con satisfacción que vienen familias para solucionar dificultades o para mejorar en algún aspecto. Recuerdo una pareja a la que les había impartido clases en el curso de preparación al matrimonio y me llamaron meses después. Me asusté un poco, la verdad, pero me explicaron que habían recordado que les dije que me llamaran si tenían una dificultad que no podían solucionar solos: ellos se habían dado cuenta que no sabían discutir. Comenzaron unas sesiones de comunicación, aprendieron trucos y técnicas…, y solucionaron este aspecto.

Cada vez nos piden más formación, para saber cómo prepararse bien para el matrimonio o cómo vivir mejor las relaciones: amistad, noviazgo… En este sentido, han ayudado mucho la publicación de libros como Una decisión original o Mas que juntos.

¿Qué cambia y que no en lo que conocemos como «modelo de familia»?¿Hay un único modelo de familia? 

–No me gusta entrar en la comparación de “modelos” de familia. Me gusta proponer, eso sí, un modelo de familia que tiene unos elementos que yo considero que son los mejores para todos los miembros. El modelo de familia basado en el derecho natural: hombre y mujer en relación de amor para siempre. Es mejor para la pareja, en primer lugar, porque otorga una estabilidad emocional, psicológica. Es mejor para los hijos porque tienen a padre y madre presentes en su vida y en una relación de amor. Y es mejor porque esta relación, basada en una unión que nace para ser vivida para siempre, facilita y “arropa” la atención a los miembros más frágiles de la familia.

Vivimos en una sociedad “instagramera” en la que se filtra aquello que no es “considerado perfecto”. En este sentido, ¿cómo afectan las falsas expectativas: matrimonio, felicidad, hijos, perfección de la pareja… en la familia? 

–Creo que afectan muchísimo. Esa es una de las dificultades que hay que señalar ahora mismo a quienes se van a casar. No hace mucho, he preguntado a través de Instagram qué decir a las parejas para que se interesen por el matrimonio, y no pocas respuestas iban en la línea de mostrar familias reales. Y es muy importante, porque la familia perfecta de todos guapos, limpios y con la casa ordenada siempre, no existe. Somos personas, limitadas y frágiles. Si queremos alcanzar la perfección en una relación nos vamos a frustrar porque no vamos a poder.

El manejo de las expectativas es, por ello, importantísimo. Es clave, en este sentido, vivir un buen noviazgo para conocer al otro y conocernos a nosotros mismos también en la debilidad. Si directamente entras en la convivencia te has perdido la posibilidad de conocer esa debilidad y ajustar tus expectativas a la realidad de lo que es la otra persona. Es verdad que mejoramos, pero, en lo esencial, los seres humanos no cambiamos.

Aparte de esto, estar comparándose con otros es malísimo. No sabemos lo que viven los demás y ellos no tienen que darnos explicaciones de lo que pasa en su casa. Es mucho mejor centrarnos en vivir bien nuestro matrimonio y nuestra familia sin ponernos obligaciones que no son necesarias. Tenemos que volver a lo esencial.

El Papa en Amoris Laetitia explica que el otro te quiere tal y como es, y como puede, con imperfecciones, pero eso no quiere decir que no sea un amor real. Tenemos que mostrar el amor y el matrimonio real, que es imperfecto y ¡no pasa nada!

Para alguien que ha conocido situaciones y familias de todo tipo, ¿la fe aporta algo a la familia? 

–Creo que aporta mucho. Si hablamos de relaciones de amor, conocer a Dios, que es amor, te cambia todo, en la alegría y en la dificultad. Se trata de vivir siempre acompañado por Alguien que sabes que está presente, Alguien a quien puedes recurrir para recargar tu amor, para poder darlo tú los demás; Alguien a quien acudir para tener esa compañía en las dificultades, que no necesariamente significa que te soluciona las dificultades, pero se viven de otra manera.

En un ambiente “poco amable” con la familia ¿con qué aliados puede contar?

Aquí podemos parafrasear lo que dijo san Juan Pablo II en Cuatrovientos sobre que se puede ser moderno y fiel a Cristo… pues en el caso de la familia podemos mostrar que podemos ser modernos y felices en el matrimonio. El matrimonio es un invento buenísimo y muchas personas normales y corrientes somos muy felices en el matrimonio.

También pienso que otro aliado es la ‘atracción por envidia sana’. Eso que te dicen muchas personas ‘yo querría esto que tú vives, pero no me veo capaz, me cuesta mucho’… ¡Bienvenido al club! A todos nos puede parecer difícil, pero la realidad es que vivir bien el matrimonio es posible.

Otro aliado es el acompañamiento en sus distintas formas, cada cual el que mejor le convenga o le guste: grupos de matrimonio, unos amigos o el acompañamiento profesional.

Usted es habitual en ponencias y sesiones de formación para familias o agentes de orientación… ¿Qué comparte en estas sesiones como en la próxima de Barcelona? 

– La mayor parte de las conferencias y sesiones en las que participo se refieren a temas de noviazgo, matrimonio, acompañamiento… Creo que, principalmente, aporto la formación y la experiencia en Derecho Matrimonial Canónico, que es una peculiaridad que aporta muchísimo. Es cierto que voy adaptando los contenidos según el público y el tema, porque no es lo mismo hablar con abogados sobre procesos de nulidad que con jóvenes que todavía ni viven un noviazgo. Pero el fondo es siempre el mismo, procurando transmitir la verdad del matrimonio y cómo ayudar a las personas que viven cualquier tipo de situación.

Desde que empezamos a trabajar en Coincidir el foco de nuestro trabajo ha sido la mediación como resolución de dificultades y la prevención de las rupturas matrimoniales. Trabajar con las parejas cuando empiezan a notar que ciertos aspectos de sus relaciones atraviesan por dificultades que no pueden solucionar por sí mismas. De este modo se evita que esas dificultades se enquisten y provoquen unas heridas y unos problemas que empiecen a hacer pensar en una ruptura.

Yo destacaría la importancia de la formación para el noviazgo. Merece la pena hacer ver a los matrimonios mas jóvenes lo que se pueden encontrar en el matrimonio, para que sean realistas, que sepan que el matrimonio es un invento buenísimo pero que, a lo largo de la vida, se van a encontrar dificultades, que no se asusten de esto y, sobre todo, que tengan herramientas para que, cuando se encuentren con un problema lo sepan afrontar y, si no pueden solucionarlo solos que sepan que hay ayudas profesionales y que no se asusten si tienen que acudir a ellas.

Lecturas del domingo

«Como perlas en el oro del crisol». V domingo de Pascua

Andrea Mardegan comenta las lecturas del V domingo de Pascua y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo. 

Andrea Mardegan·13 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Las palabras de Jesús sobre el sentido misterioso de su glorificación y sobre el nuevo mandamiento del amor están engarzadas entre la traición de Judas y la negación de Pedro, que se revela inmediatamente después, como perlas en el oro del crisol de la cruz, y de las traiciones y debilidades de los amigos y del odio de los enemigos. 

Judas que sale del Cenáculo es para Jesús el comienzo de su hora. Dice la palabra glorificación cinco veces, para que no la olvidemos. Ciertamente no es la gloria humana, porque en su pasión será insultado, condenado, torturado y abandonado por todos. Por toda autoridad, por la opinión pública, por la gente de cerca y de lejos, por los judíos y los paganos. Sólo su madre y sus amigas, con el discípulo amado, permanecerán para consolarlo.

Es, pues, una gloria en sentido divino: en esa hora se manifiesta misteriosamente y para siempre el amor infinito del Padre que por los hombres dio a su Hijo, y el amor del Hijo que tomó sobre sí todo pecado en obediencia al Padre para expiarlos a todos. Con el poder infinito de este amor vivido y manifestado, Jesús puede revelar y entregarnos su mandamiento nuevo. Como yo os he amado.

No se trata de un “como” de comparación, el amor de Dios siempre será imposible para nosotros vivirlo en su infinitud. Es un “como” de fundamento: ya que él nos ha amado de esta manera, entonces nosotros también, a través de la fuerza que nos da, podemos construir nuestro amor mutuo. También es un “como en el modo, un ejemplo que nos enseña: dar la vida, perder la vida, el honor y la fama. Superar y vencer las costumbres adversas. Rebajarse hasta la muerte, y una muerte de cruz. 

Es un amor ligado a su glorificación y a su desaparición de nuestra vista: con su pasión, muerte, resurrección y ascensión nos ha ganado el don de amarnos así. Nos ha dado el Espíritu Santo, que es el amor entre el Padre y el Hijo. Podemos vivir el mandamiento nuevo del amor porque la Jerusalén celestial, como dice el Apocalipsis, desciende hacia nosotros.

Dios habita con nosotros y hace nuevas todas las cosas. Dios, que enjuga toda lágrima de nuestros ojos, nos da la gracia de comprender y aceptar, como Pablo y Bernabé enseñaron a los cristianos de Antioquía, que se entra en el reino de Dios “a través de muchas tribulaciones”.

La cruz y la resurrección recibidas en el bautismo y absorbidas en nuestra vida nos permiten acercarnos al mandamiento nuevo y tratar de vivirlo, como amor recíproco que se difunde continuamente y se extiende en círculos concéntricos, y se multiplica, gratuitamente, que no busca nada para sí mismo, que vence al pecado y a la muerte. Amor que identifica a la comunidad de creyentes y la hace fructificar y crecer.

La homilía sobre las lecturas del V domingo de Pascua

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas.