Vaticano

Crecimiento inclusivo para erradicar la pobreza

Mañana comienza la conferencia internacional promovida por la Fundación Centesimus Annus-Pro Pontifice

Antonino Piccione·5 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

Los trabajos de la conferencia internacional promovida por la Fundación Centesimus Annus-Pro Pontifice (CAPPF) y dedicada al “Crecimiento inclusivo para erradicar la pobreza y promover el desarrollo sostenible y la paz” se inauguran mañana por la tarde en el Palacio de la Cancillería de Roma. El viernes, los contenidos de la iniciativa serán objeto de profundos y amplios debates entre expertos de diversas partes del mundo. El sábado 8, los participantes disfrutarán de un momento de oración y escucha en el Palacio Apostólico: la Santa Misa celebrada por el Cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, un encuentro con el Cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin y una audiencia privada concedida por el Papa Francisco.

Causas de la pobreza

Hay numerosas causas que determinan la pobreza y exigen medidas incisivas y oportunas: situaciones geopolíticas, económicas, climáticas, digitales, espirituales, educativas y sanitarias. Tanto las palabras de Juan Pablo II – “…hay muchas otras formas de pobreza, sobre todo en la sociedad moderna, no sólo económica, sino también cultural y espiritual” (Centesimus Annus, nº 57) – como las de Francisco – “La modernidad tiene que contar con tres tipos de ´indigencia`. Esta de la pobreza es mucho peor porque implica una situación ´sin fe, sin apoyo, sin esperanza`” (Mensaje para la Cuaresma 2014) señalan la gravedad del problema. 

La concentración en el estudio y la realización de actividades en el ámbito de la dinámica socioeconómica caracterizan el patrimonio especial que el CAPPF promueve desde su creación en 1993. “Se compromete a confrontarse -se lee en el comunicado de prensa de presentación del evento de tres días- con el mundo real, llevando a cabo su misión de difundir el conocimiento de la Doctrina Social cristiana entre personas cualificadas para su responsabilidad empresarial y profesional, implicándolas para que se conviertan ellas mismas en actores y actrices de la aplicación concreta del Magisterio Social”.

Con el objetivo de un crecimiento realmente inclusivo, por recordar el título de la conferencia: es decir, generar empleos decentes y ofrecer oportunidades a todos, en nombre de una economía más justa y respetuosa, yo diría que más civilizada. La propia Agenda 2030 propone la eliminación de la pobreza en todas sus manifestaciones y aberraciones a escala mundial, un requisito previo para cualquier hipótesis de desarrollo sostenible.

¿Qué se puede hacer para erradicar la pobreza?

Los expertos se reunirán en Roma por la Centesimus Annus para debatir sobre los temas centrales de la conferencia: la situación real de las diferentes dimensiones de la pobreza; las nuevas formas de pobreza; las medidas para conseguir una economía inclusiva; la solidaridad, la subsidiariedad y la sostenibilidad en la lucha contra la pobreza; el papel de los gobiernos y las instituciones en la lucha contra la pobreza; los mercados agrícolas y la cadena de valor alimentaria para la inclusión y la sostenibilidad. Sobre este último punto, y su impacto en el reto de la sostenibilidad, cabe señalar que el sector alimentario constituye aproximadamente una quinta parte de la economía mundial y es la mayor fuente de ingresos y empleo del mundo.

Sin embargo, cientos de millones de personas carecen de seguridad alimentaria. La pobreza afecta de forma desproporcionada a las poblaciones rurales, cuyos medios de vida dependen en gran medida de la agroindustria. Las mujeres constituyen casi la mitad de la mano de obra agrícola y muchas gestionan actividades agrícolas y no agrícolas a pequeña escala. Más de la mitad de los jóvenes trabajadores de los países en desarrollo están empleados en el sector agroalimentario.

Los efectos de la pandemia

La pandemia no sólo revirtió los avances en la reducción de la pobreza mundial por primera vez en una generación, sino que también profundizó los desafíos de la inseguridad alimentaria y el aumento de los precios de los alimentos para muchos millones de personas (Banco Mundial, Global Economic Prospects, junio de 2021).

Los efectos de la pandemia y la guerra de agresión en Ucrania son otros aspectos que se examinarán en la conferencia, que también abordará el papel de las finanzas sostenibles y las empresas en la lucha contra la pobreza. En este caso, se requieren cambios importantes en los objetivos estratégicos, los modelos de negocio, los procesos de producción, la gestión de los recursos humanos y los estilos de liderazgo.

Dejar crecer a los países pobres

Un problema que debe abordarse con especial cuidado es el de una transición justa y sostenible, especialmente en los países pobres, por ejemplo en África. Una de las consecuencias imprevistas de la emergencia de Covid-19 es que los gobiernos y las empresas occidentales han empezado a promover una agenda de descarbonización. Sin embargo, si se les presiona en exceso, los países africanos podrían verse privados de la energía que necesitan para sus procesos de industrialización.

La cuestión, por tanto, es cómo combinar el proceso hacia la sostenibilidad medioambiental con la necesidad de proteger a las personas y naciones más pobres y vulnerables. Concretamente, evitando los compromisos vacíos y las promesas incumplidas. Porque “si se margina a los pobres, como si fueran los culpables de su condición, entonces se socava el concepto mismo de democracia y cualquier política social fracasará”. Con gran humildad, debemos confesar que a menudo no tenemos ni idea cuando se trata de los pobres. Hablamos de ello en abstracto; nos detenemos en las estadísticas y pensamos que podemos conmover a la gente haciendo un documental.

La pobreza, por el contrario, debería motivarnos a una planificación creativa, destinada a aumentar la libertad necesaria para vivir una vida de plenitud según las propias capacidades. Es una ilusión, que debemos rechazar, pensar que la libertad nace y crece con la posesión de dinero. El servicio a los pobres nos impulsa eficazmente a la acción y nos permite encontrar las formas más adecuadas para alimentar y promover a esta parte de la humanidad, demasiado a menudo anónima y sin voz, pero que lleva impreso el rostro del Salvador que pide nuestra ayuda» (Mensaje del Papa Francisco para la Jornada de los Pobres – 2021)

El autorAntonino Piccione

Vaticano

El Papa señala las estrategias del demonio para tentar a los hombres

El Papa Francisco ha continuado sus catequesis sobre el discernimiento espiritual. Hoy, 5 de octubre, ha subrayado la importancia de conocerse a uno mismo para no dejarse engañar por el demonio.

Javier García Herrería·5 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Papa Francisco ha expuesto su tercera audiencia sobre el discernimiento, poniéndola en relación con el conocimiento de uno mismo, algo que involucra diversas facultades humanas: memoria, intelecto, voluntad, afectos. El Papa señala que “no sabemos discernir porque no nos conocemos lo suficiente, y así no sabemos qué queremos realmente. En la base de dudas espirituales y crisis vocacionales suele haber un diálogo insuficiente entre la  vida religiosa y nuestra dimensión humana, cognitiva y afectiva».

El Pontífice ha citado un texto del jesuita Thomas Green, especialista en acompañamiento espiritual, que señala que conocer la voluntad de Dios en muchas ocasiones depende de problemas que no son espirituales propiamente, sino más bien psicológicos. Así escribe este autor: “He llegado a la convicción de que el obstáculo más grande al verdadero discernimiento (y a un verdadero crecimiento en la oración) no es la naturaleza intangible de Dios, sino el hecho de que no nos conocemos suficientemente a nosotros mismos, y no queremos ni siquiera conocernos por cómo somos verdaderamente. Casi todos nosotros nos escondemos detrás de una máscara, no solo frente a los otros, sino también cuando nos miramos al espejo” (Th. Green,  La cizaña entre el trigo, Roma, 1992, 25).  

El conocimiento propio para conocer a Dios

“El olvido de la presencia de Dios en nuestra vida”, continuaba diciendo el Papa, “va a la par que la ignorancia sobre nosotros mismos, sobre las características de nuestra personalidad y sobre nuestros deseos más profundos. Conocerse a uno mismo no es difícil, sino que es cansado: implica un paciente trabajo de excavación interior”. Para conocerse es necesario reflexionar sobre los propios sentimientos, necesidades y el conjunto de condicionamientos inconscientes que tenemos.

El Santo Padre ha subrayado la importancia de distinguir cuidadosamente entre los diferentes estados psicológicos, pues no es lo mismo decir “siento” que “estoy convencido”, “tengo ganas  de” o “quiero”. Cada una de estos pensamientos tiene importantes matices, que pueden llevar al conocimiento o al engaño acerca de uno mismo. Y así las personas nos vamos autolimitando, hasta el punto de que “muchas veces puede suceder que convicciones erróneas sobre la realidad, basadas en experiencias  del pasado, nos influyen fuertemente, limitando nuestra libertad de jugárnosla por lo que realmente cuenta  en nuestra vida”.  

Hacer examen de conciencia

Si uno no se conoce bien, facilita la tarea del “tentador” (así se ha referido al diablo), pues fácilmente ataca la debilidad humana. En palabras el Papa: “La tentación no sugiere necesariamente cosas malas, sino a menudo desordenadas, presentadas con una importancia excesiva. De esta manera nos hipnotiza con lo atractivo que estas cosas suscitan en nosotros, cosas bellas pero ilusorias, que no pueden mantener lo que prometen, dejándonos al final con un sentido de vacío y de tristeza”. Concretando algunos ejemplos que pueden resultar engañosos ha señalado objetivos loables -como un título académico, la carrera profesional, las relaciones personales- pero que pueden nublar nuestras expectativas, sobre todo como termómetros de la valía personal. “De este malentendido”, continuaba diciendo, “derivan a menudo los sufrimientos más grandes,  porque ninguna de esas cosas puede ser la garantía de nuestra dignidad”. 

El diablo utiliza “palabras persuasivas para manipularnos”, pero es posible reconocerlo si uno acude al “examen de conciencia, es decir la buena costumbre de releer con calma lo que sucede en nuestra jornada, aprendiendo a notar en las valoraciones y en las elecciones aquello a lo que damos más importancia, qué buscamos y por qué, y qué hemos encontrado al final. Sobre todo aprendiendo a reconocer qué sacia el corazón. Porque solo el Señor puede darnos la confirmación de lo que valemos. Nos lo dice cada día desde la cruz: ha muerto por nosotros, para mostrarnos cuánto somos valiosos a sus ojos. No hay obstáculo o fracaso que pueda impedir su tierno abrazo”.  

España

Pistoletazo de salida al mes misionero en España 

El mes de octubre es el mes de las misiones, conocido especialmente por la campaña del Domund. Estas semanas espolean la ayuda y la oración por tantos misioneros repartidos por todo el mundo. 

Maria José Atienza·5 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

El rosario misionero que se rezará el 8 de octubre abre las celebraciones de este mes misionero en el que, por primera vez, se entregarán los premios Pauline Jaricot y Beato Paolo Manna.

Octubre es, para la Iglesia española, el mes misionero por excelencia. La celebración del Domund de este año viene además marcado por los múltiples aniversarios que OMP celebra este 2022: el 3 de mayo se cumplía el 200 aniversario de la fundación de la Obra de la Propagación de la Fe, germen del Domund, el primer centenario de la creación de Obras Misionales Pontificias, así como de la primera publicación de “Illuminare”, la revista de pastoral misionera. 

A estas celebraciones se suman los 400 años de la canonización de san Francisco Javier, patrono de las misiones, y otros tantos de la institución de “Propaganda Fide”, la actual Congregación para la Evangelización de los Pueblos, que nació el 12 de junio de 1622. Todo ello unido a la beatificación de Paulina Jaricot, fundadora de la Obra de la Propagación de la Fe el 22 de mayo pasado. 

José María Calderon, director de OMP España, ha sido el encargado de presentar “El Domund al descubierto”, la exposición que este año podrá visitarse de 18 al 23 de octubre en el Palacio de Cristal de Arganzuela y que acerca la labor de los misioneros a todas las personas. 

Premios Pauline Jaricot y Beato Paolo Manna 

Las diversas celebraciones de la familia misionera en 2022 no han alterado su ritmo habitual, pero sí que desde el inicio de este año se quería recordar, de algún modo esta momento.

Con este motivo, como ha explicado José María Calderon: “Hemos creado dos premios de OMP. El premio Pauline Jaricot lo queremos destinar a algún misionero que representa al resto de misioneros que dan la vida por Cristo. Lo daríamos a todos, pero tenemos que centrar el premio en uno. Este año es doble : la hermana Gloria Cecilia Narváez, que sufrió secuestro 4 años y al padre Luigi Macalli secuestrado en Nigeria 2 años”.  

Por otra parte, “el premio Beato Paolo Manna (fundador de la Pontifica Unión Misional) lo queremos destinar a alguna institución o persona que haya hecho que la misión en España tenga valor”. Este primer premio ha recaído en Ana Álvarez, quien fuera presidenta de Manos Unidas y de la ONG Misión América. Una mujer que, como ha destacado José Mari Calderón “ha estado intentando motivar a los españoles para que sean generosos con los misioneros”.

Actividades del Mes misionero

Este año, las actividades del mes misionero se desarrollarán en la provincia eclesiástica de Madrid. 

ROSARIO MISIONERO. Sábado, 8 de octubre. Hora: 20:30

Lugar: Iglesia de San Bernardo, (Plaza de las Bernardas s/n. Alcalá de Henares)

VIGILIA DE ORACIÓN PARA JÓVENES. Viernes, 14 de octubre. Hora: 21:00

Lugar: Catedral de Sta. María Magdalena, (Plaza de la Magdalena, 1. Getafe)

TREN MISIONERO PARA NIÑOS. Sábado, 15 de octubre.

Salida: Estación de Atocha Cercanías Hora: 09:00. Encuentro: El Cerro de los Ángeles (Getafe). Información e inscripciones en www.csf.es

CORRE POR EL DOMUND. Domingo, 16 de octubre.

Información e inscripciones en www.correporeldomund.es

APERTURA DE LA EXPOSICIÓN EL DOMUND AL DESCUBIERTO. Martes, 18 de octubre

Lugar: Invernadero del Palacio de Cristal de Arganzuela (Paseo de la Chopera, 10. Madrid)

Abierto: Martes 18 a Domingo 23 Hora: 10:00 a 14:00

PREGÓN DEL DOMUND. Miércoles,19 de octubre. Hora: 20:00

Lugar: Real Colegiata de San Isidro. (Calle Toledo, 37. Madrid)

MESA REDONDA: TESTIMONIOS MISIONEROS. Jueves, 20 de octubre

Lugar: Salón de actos del Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares. (Plaza de Palacio, 1 bis. Alcalá de Henares) Hora: 20:00

ENTREGA DE LOS PREMIOS MISIONEROS: «BEATA PAULINE JARICOT» Y «BEATO PAOLO MANNA». Sábado, 22 de octubre. Hora: 19:30

Lugar: Invernadero del Palacio de Cristal de Arganzuela (Paseo de la Chopera, 10. 28045 Madrid)

JORNADA DEL DOMUND. Domingo, 23 de octubre. Hora: 10:30

Misa retransmitida por la 2 de TVE desde la Catedral de

Sta. María Magdalena (Pl. de la Magdalena, 1. Getafe)

VIGILIA DE ORACIÓN CON LA VIDA CONSAGRADA. Viernes, 28 de octubre. Hora: 20:30

Lugar: Catedral Magistral de los Santos Justo y Pastor. (Plaza de los Santos Niños, s/n. Alcalá de Henares)

Vaticano

«La Carta»: Ve la luz el documental sobre Laudato Si’

Rome Reports·5 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto
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El documental, dirigido por Nicolas Brown, pretende ayudar a entender el problema del cambio climático en toda su magnitud pero también pretende ofrecer un mensaje de esperanza gracias a los testimonios de las personas que participan, entre ellas Francisco.

«La Carta» sigue a diversos defensores de la ecología de todo el mundo: un refugiado climático de Senegal, una joven activista de India, dos biólogos marinos de Estados Unidos y el líder de una comunidad indígena de Brasil.


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Mundo

Alexandre Goodarzy: «Durante mi cautiverio recordé el retiro ignaciano»

Alexandre Goodarzy fue liberado de su secuestro en Irak en marzo de 2020. Aquella experiencia le ha llevado a escribir un libro, Guerrero de la paz.

Bernard Larraín·5 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

Hace dos años, la opinión pública francesa seguía con atención la noticia del secuestro de tres miembros de la ONG “SOS Chrétiens d’Orient” en Irak. Como es prudente en este tipo de situaciones, los medios no dieron mayores informaciones para facilitar las negociaciones e intentos de liberar a los rehenes. Dos meses de cautiverio, que para los interesados parecieron años, terminaron gracias a múltiples gestiones diplomáticas y humanitarias. Alexandre Goodarzy, 38 años, casado y padre un niño, fue uno de ellos y decidió escribir su experiencia en un libro-testimonio Guerrero de la paz (“Guerrier de la Paix”). 

¿Cuál es tu historia? 

–Vengo de una familia y ambiente modestos, de una ciudad de inmigrantes. En aquella época, se trataba de una de las ciudades más peligrosas de Francia. Mi padre es iraní y mi madre francesa. Tuve una infancia y juventud complicada, violenta, a veces incluso ideológicamente extrema, como muchos de mis amigos. Además de cierta miseria material y social, mi entorno se caracterizó por una verdadera escasez cultural y espiritual. Durante mucho tiempo sentía un vacío existencial, una falta de “verticalidad” y de trascendencia en mi vida. Mi entorno, bastante marcado por el comunismo, era justamente lo contrario a lo que buscaba: familias monoparentales e inestables. 

En esos barrios, se vive una especie de choque de civilizaciones entre el cristianismo, cada vez más ausente, y el islamismo, cada vez más fuerte y dinámico. La pérdida de la propia identidad y de las raíces de la cultura judeo-cristiana ha provocado un vacío que el islam, y en particular, ciertas corrientes radicales, ha sabido aprovechar. Si este choque comienza apenas a ser visible a nivel más general en Francia y es por eso que algunos movimientos políticos intentan canalizar estas angustias y miedos, es la situación cotidiana de las comunidades cristianas en oriente desde hace muchos años. 

¿Recibiste educación cristiana?

–Mi historia personal está ligada al cristianismo porque fue la religión de mi hogar. De hecho, recibí los sacramentos. Sin embargo, mi fe no era muy fuerte y tampoco el ambiente me ayudaba, por lo que era fácilmente influenciado por ese entorno. El punto de inflexión en mi vida es claro y corresponde al encuentro que tuve con la comunidad de los franciscanos del Bronx que se instalaron en mi ciudad. Ellos me enseñaron que Dios es Amor; esta verdad fundamental no siempre es fácil de asimilar cuando la vida te ha mostrado que hay que pasar por etapas difíciles.

Estuve viviendo nueve meses en un convento, una especie de retiro espiritual para discernir mi vocación y prepararme a recibir la Confirmación. Durante ese retiro, sentí especialmente la presencia de Dios en una confesión donde pienso que incluso el sacerdote tuvo palabras proféticas pues solo las entendí años más tarde en Irak, estando secuestrado. La Confirmación fue para mí también un momento de fe muy fuerte al considerarme un soldado de Cristo. Las palabras que se pronuncian en esa ceremonia “Aquí estoy” me marcaron profundamente. 

En paralelo, realicé mis estudios universitarios y me convertí en profesor de colegio en Angers, aunque todavía sentía que no había encontrado completamente mi camino. Fue en Angers donde escuché por primera vez hablar de la asociación “SOS Chrétiens d’Orient”. 

Alexandre Goodarzy en los restos de una iglesia destruida

¿Qué es para ti SOS Chrétiens d’Orient? 

–Se podría decir de alguna manera que es mi vocación. Ésta se presentó a mí de manera inesperada. Un día, dando clases de geografía en el colegio donde trabajaba, uno de los alumnos comentó algo de unos jóvenes que iban a Siria a celebrar Navidad con comunidades cristianas de ese país. Aquello me llamó mucho la atención y me atrajo desde el primer momento. Así fue como pedí más información sobre esos aventureros que iban a Siria y entré en contacto con ellos. 

SOS Chrétien ha dado unidad a mi vida, a mis aspiraciones, a mi fe y a mi energía interior. Dicho de manera sencilla, nuestro objetivo es tratar que los cristianos de oriente puedan quedarse en sus países, es su derecho. No es una búsqueda parcial, es la búsqueda del bien común porque los cristianos son, en general, un factor de paz y de unidad en esos países. En occidente, hemos ido perdiendo ciertos ritos culturales y religiosos que estructuraban nuestra sociedad, que daban cierto ritmo a nuestra existencia.

En oriente, esos ritos y tradiciones siguen existiendo con el riesgo quizás de que estén siendo utilizados únicamente como símbolos de pertenencia a una comunidad, desvinculados de las razones de su existencia. Paralelamente, en Oriente el mal aparece de manera evidente con la guerra y las persecuciones; en Occidente el mal, al contrario, aparece como disfrazado de bien, de derechos, de tolerancia, por ejemplo el aborto o las persecuciones mediáticas. 

De manera más general e histórica, pero no menos espiritual, Francia tiene un rol importante de protección de los cristianos de Oriente desde la época del Rey San Luis. En este marco se inscribe también nuestro trabajo. Mi misión dentro de SOS Chrétiens d’Orient es el de ser responsable de desarrollo internacional. Enviamos numerosos jóvenes voluntarios a países de Oriente donde existen comunidades cristianas. 

¿Cómo fue tu secuestro? 

–Para saber todos los detalles tienes que leer mi libro que para eso lo escribí (risas). Estábamos en Bagdad con otros dos voluntarios para hacer unos trámites administrativos de nuestra asociación y, esperando en una calle en el coche, unas milicias se acercaron a nosotros, nos subieron a unas camionetas y de ahí no paramos más: cambios de lugares y de circunstancias, sin saber qué pasaba.

Los detalles concretos tienen su importancia pero lo fundamental es sin duda el factor espiritual. Me daba cuenta de que en cualquier momento podíamos morir y yo necesitaba confesarme. Me doy cuenta del valor de poder acudir a este sacramento cuando uno quiere. Recordé durante esos momentos de cautiverio el retiro ignaciano que había hecho y las ideas principales: en su angustia, Dios visita al hombre; el silencio te impone estar frente a ti mismo, no te puedes esconder. Dios estaba ahí y eso cambió para siempre mi vida. 

A fines de marzo de 2020, cuando se decretó el confinamiento y gracias a gestiones diplomáticas, nos liberaron. 

El autorBernard Larraín

Vaticano

El deporte, protagonista en un mundo nuevo

En septiembre tuvo lugar un evento en el Vaticano sobre el estado de salud del deporte en nuestros días y se firmará un Manifiesto por el deporte inclusivo. Omnes entrevista a su responsable, Santiago Pérez de Camino.

Giovanni Tridente·5 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

¿Por qué es importante la atención de la Iglesia a los valores del deporte?

—La Iglesia siempre ha estado involucrada en el mundo del deporte, empezando por sus Pontífices, que desde León XIII hasta el Papa Francisco lo han acompañado. Esta relación hunde sus raíces en los santos del siglo XIX, entre ellos san Juan Bosco, que percibió el gran potencial educativo y social del juego y, posteriormente, del deporte. Ya en 1906, la Iglesia se había organizado con una Federación de Asociaciones Deportivas Católicas Italianas y poco después también a nivel internacional. 

En 2004, Juan Pablo II, no por casualidad recordado como el atleta de Dios por su gran pasión por el deporte y por su profundo conocimiento de este fenómeno humano, intuyó la importancia de crear una Sección Iglesia y Deporte dentro del entonces Consejo Pontificio para los Laicos, hoy Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida. 

El Documento Dar lo mejor de uno mismo (2018) fue como un compendio de la doctrina sobre el deporte… 

—Si se quiere llamar así, ¿por qué no? Es un documento ágil, porque contiene la visión de la persona y del deporte que la Iglesia ha desarrollado a lo largo de más de un siglo de promoción y cercanía a la práctica deportiva, pero sin filosofías enrevesadas o teorías incomprensibles. 

Una visión que, por primera vez, ha encontrado forma estructurada. El documento explica en cinco capítulos el valor y el anclaje ético en el que se apoya la visión cristiana del deporte, ilumina el potencial educativo, social y espiritual del deporte, ofrece una lectura crítica de ciertos desafíos que el deporte contemporáneo afronta y, finalmente, propone ideas concretas para una metodología educativa a través del deporte. 

¿Qué impacto tuvo la suspensión de actividades durante la pandemia en la actividad deportiva y con qué consecuencias?

—La pandemia ha sido una prueba muy significativa para el mundo del deporte. Interrumpió o limitó gravemente las actividades durante muchos meses, poniendo de rodillas a todo el sistema, que mostró su fragilidad económica y su sostenibilidad general, acelerando procesos de transformación ya estaban presentes desde hacía tiempo. 

Por eso ahora ya podemos ver algunas de las consecuencias: las dificultades financieras y la resistencia económica; la crisis del voluntariado deportivo; la disminución del número de practicantes de las disciplinas tradicionales; la explosión de los deportes individuales, o más bien individualistas, favorecida también por la difusión de muchas aplicaciones digitales, que sin ser malas en sí mismas, fomentan la práctica de deportes en solitario; y el aumento del número de practicantes de deportes electrónicos. Un mundo del deporte que ha visto ampliarse aún más la brecha entre el deporte profesional de alto nivel, dedicado al espectáculo, y el deporte para todos, de carácter juvenil, amateur y social. 

¿Cómo favorecer que el deporte se vea como una actividad importante para el crecimiento integral de la persona?

—El deporte nunca ha sido una pura experiencia recreativa o de entretenimiento. Ciertamente, al hacer deporte, la gente se divierte y la dimensión recreativa sigue siendo la principal motivación que les acerca al deporte. Y es importante que no se pierda. Es una gran suerte para el deporte el que sea divertido, pero muchos lo han entendido y explotado el punto de vista puramente comercial, aprovechando la dimensión lúdica para convertirlo en entretenimiento. Afortunadamente, sigue teniendo muchos anticuerpos para resistir estas derivas. Hacer deporte es una práctica que implica no sólo la mente, sino también el cuerpo y el espíritu. Nos envuelve por completo y nos impregna de un estilo de vida hecho de virtudes como el sacrificio, la perseverancia, el compromiso, la búsqueda de la excelencia… 

Lecturas del domingo

La fe que sugiere gratitud al corazón. XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario (C) 

Andrea Mardegan comenta las lecturas del XXVIII domingo del tiempo ordinario y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Andrea Mardegan·5 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

La curación de la lepra de Naamán el Sirio sirve de contexto a la de los diez leprosos curados por Jesús. Se convenció a Naamán de que se lavara siete veces en el río Jordán y, curado, abrazó la fe en el Dios de Israel y, agradecido a Eliseo, decidió serle fiel para siempre, también en su propia tierra.

A los leprosos no estaba permitido acercarse, eran marginados por la comunidad, considerados impuros y culpables de grandes pecados. En el relato de Lucas su drama queda plasmado en esos dos verbos: “Vinieron a su encuentro” y “Se pararon a lo lejos”. Quieren conocer a Jesús, pero la ley de Moisés les prohíbe acercarse a él. Superan la distancia física gritándole: “Ten compasión de nosotros”, la petición que en la Biblia se dirige sobre todo a Dios. Lo dicen con una sola voz, un ejemplo de oración concorde, llamándole Maestro, declarándose sus discípulos. Jesús escucha su oración, y su primera respuesta es su mirada: trae a esta tierra la mirada benévola de Dios para la salvación del hombre: “El Señor mira desde el cielo, se fija en todos los hombres” (Sal 33, 13). Luego les dice que se presenten ante los sacerdotes, una orden que podría parecer ilógica: estaba prescrito que los sacerdotes verificaran la curación y dieran permiso para volver a entrar en la sociedad civil y religiosa, ¡pero ellos aún no estaban curados! Los leprosos van de todos modos: creen, como Naamán, que se baña en el Jordán. Y su fe se ve recompensada: se curan por el camino. Pero sólo uno vuelve a Jesús, lleno de gratitud: alabando a Dios con gran voz se postra a sus pies para darle las gracias. Cree que es Dios quien actúa en Jesús. Lucas señala: es un samaritano. Esto también es chocante porque Jesús, en su grandeza de corazón, lo ha enviado a los sacerdotes a pesar de no pertenecer al pueblo de Israel. 

Una vez más en el Evangelio, como había ocurrido con el centurión, es un extranjero el que tiene una fe ejemplar. Una fe que le ha llevado a seguir el impulso de su corazón. Los otros nueve quedaron atrapados por las prisas por conseguir la aprobación de los sacerdotes para volver a entrar en su comunidad y en su familia. Han obedecido a la letra las instrucciones de Jesús. El samaritano, en cambio, ha obedecido lo que su fe sugería a su corazón, y que ha conmovido el corazón de Jesús. Su fe inicial lo ha “purificado”, su fe plena lo ha “salvado”. Fue la fe la que le impulsó a volver a Jesús para mostrarle su amor, que le ha ayudado a prescindir del consenso de los otros nueve que pensaban de otro modo, y a anteponer la gratitud a Dios y su relación con Jesús al cumplimiento de la costumbre. Es la misma prioridad que Pablo le recuerda a Timoteo: “Acuérdate de Jesucristo”. Con él viviremos, con él reinaremos.

La homilía sobre las lecturas del domingo XXV

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas.

Enseñanzas del Papa

El Espíritu Santo, los pobres y la teología

Como cada mes, estudiamos los diversos textos y alocuciones del Santo Padre el Papa Francisco, para encontrar los principales temas de su magisterio y acompañar lo que interesa a su pensamiento y su corazón.

Ramiro Pellitero·4 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 8 minutos

Entre las enseñanzas del Papa durante estas últimas semanas, hemos escogido tres temas aparentemente muy distintos, pero en realidad interconectados: el Espíritu Santo, los pobres, la teología. 

Caminar con el Espíritu Santo: pedir, discernir, salir

En la homilía de Pentecostés (5-VI-2022) se reconocía el Papa impresionado por una palabra del Evangelio: “El Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho” (Jn 14, 26). ¿Qué significa ese “todo”?, se preguntaba, y respondía: no es cuestión de cantidad ni erudición, sino de cualidad, de perspectiva y olfato, pues el Espíritu nos hacer ver todo de modo nuevo, según la mirada de Jesús. “En el gran camino de la vida, Él nos enseña de dónde partir, qué vías tomar y cómo caminar”. Y así explicó esos tres aspectos. 

Primero, de dónde partir. Estamos acostumbrados a pensar que, si cumplimos los mandamientos, entonces amamos. Pero Jesús lo ha dicho al revés: “Si me amáis, guardaréis mis mandamientos”. El amor es el punto de partida, y ese amor no depende sobre todo de nuestras capacidades porque es don suyo. De ahí que hay que pedirlo al Espíritu Santo, “motor” de la vida espiritual. Como en otras ocasiones, Francisco ha señalado que el Espíritu Santo es la “memoria” de Dios, en varios sentidos. 

De un lado, el Espíritu Santo es una “memoria activa, que enciende y reaviva el afecto de Dios en el corazón”; es decir, nos recuerda su misericordia, su perdón, su consuelo. De otro lado, aunque nosotros nos olvidáramos de Dios, Él se acuerda de nosotros continuamente; y no en general, sino que “cura” y “sana” nuestros recuerdos, sobre todo nuestras derrotas, errores y fracasos, porque nos recuerda siempre el punto de partida: el amor de Dios. Y así el Espíritu “pone orden en la vida: nos enseña a acogernos, nos enseña a perdonar, a perdonarnos”. No es fácil perdonarse a uno mismo: el Espíritu nos enseña ese camino, nos enseña a reconciliarnos con el pasado.  A recomenzar.

En segundo lugar, nos indica qué caminos tomar. Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, dice San Pablo, “no andan conforme a la carne, sino conforme al espíritu” (Rm 8, 4). Por tanto, además de pedir el amor al espíritu Santo, hay que “aprender a discernir para entender dónde está la voz del Espíritu, reconocerla y seguir el camino, seguir las cosas que Él nos dice”. 

Esto no es nada genérico, explica Francisco: el Espíritu Santo nos corrige, nos impulsa a cambiar a esforzarnos, sin dejarnos llevar por los caprichos. Y cuando fallamos, no nos deja en el suelo (como hace el espíritu maligno), sino que nos lleva de la mano, nos consuela y nos anima. En cambio, la amargura, el pesimismo, la tristeza, el victimismo, las quejas, la envidia… no vienen del Espíritu Santo, sino del mal. 

Además, añade el Papa, el Espíritu no es idealista sino concreto: “Quiere que nos concentremos en el aquí y ahora”; no en las fantasías ni en las murmuraciones, ni en la nostalgia del pasado, ni en los temores o falsas esperanzas del futuro. Y es claro a qué se refiere Francisco: “No, el Espíritu Santo nos lleva a amar aquí y ahora, en concreto: no un mundo ideal, una Iglesia ideal, una congregación religiosa ideal, sino lo que está ahí, a la luz del sol, con transparencia, con sencillez”

En tercer lugar, el Espíritu Santo nos enseña cómo caminar. Como a los discípulos, nos hace salir del encierro para anunciar, abrirnos a todos y a las novedades de Dios, ser hogar acogedor y olvidarnos de nosotros mismos. Y así rejuvenece a la Iglesia. “El Espíritu” –observa el sucesor de Pedro– “nos libera de la obsesión por las urgencias y nos invita a caminar por caminos antiguos y siempre nuevos, los del testimonio, los caminos del buen ejemplo, los caminos de la pobreza, los caminos de la misión, para liberarnos de nosotros mismos y enviarnos en el mundo”.

Incluso, concluye, el Espíritu es autor de una aparente división, ruido y desorden, como sucedió en la mañana de Pentecostés. Pero en el fondo trabaja por la armonía: “Él crea división con carismas y Él crea armonía con toda esa división, y esa es la riqueza de la Iglesia”.

El Espíritu Santo, “maestro” y “memoria” viva

En el Regina Caeli del mismo domingo de Pentecostés, el Papa acudió a dos imágenes para explicar el papel del Espíritu Santo con nosotros: como “maestro” y, de nuevo, como “memoria”.

En primer lugar, Espíritu Santo enseña a superar la distancia que puede parecer que existe entre el mensaje del Evangelio y la vida cotidiana. Ya que Jesús vivió hace dos mil años en situaciones muy distintas, el Evangelio puede parecer inadecuado para nuestras necesidades y problemas. ¿Qué puede decir el Evangelio -podríamos preguntarnos– en la era de internet, en la era de la globalización? 

Pero el Espíritu Santo es “especialista en salvar distancias”: “conecta las enseñanzas de Jesús con cada tiempo y cada persona”. Actualiza la enseñanza de Jesús, resucitado y vivo, ante los problemas de nuestro tiempo. 

Es propio del Espíritu “re-cordar” (traer de vuelta al corazón) las palabras de Cristo. Antes de Pentecostés, los apóstoles habían escuchado a Jesús muchas veces, pero le habían entendido poco. Así nosotros: el Espíritu Santo nos hace recordar y entender: “Hace pasar de lo ‘oído’ al conocimiento personal de Jesús, que entra en el corazón”. Y así el Espíritu cambia nuestra vida: “Hace que los pensamientos de Jesús se conviertan en nuestros pensamientos”

En cambio, sin el Espíritu, advierte Francisco, la fe se vuelve olvidadiza, perdemos la memoria viva del amor del Señor, quizá con motivo de un esfuerzo, de una crisis, de una duda. Por eso, nos propone el Papa,hemos de invocar con frecuencia el Espíritu: “Ven, Espíritu Santo, recuérdame a Jesús, ilumina mi corazón”

La pobreza que libera

El 13 de junio Francisco publicó su Mensaje para la VI Jornada mundial de los pobres, que se celebrará el mismo día del próximo noviembre. El lema resume la enseñanza y la propuesta. “Jesucristo se hizo pobre por vosotros (cfr. 2Co 8, 9)”. Se trata de una sana provocación, dice Francisco, “para ayudarnos a reflexionar sobre nuestro estilo de vida y sobre tantas pobrezas del momento presente”.

También en el actual contexto de conflictos, enfermedad y guerras, Francisco evoca el ejemplo de San Pablo, que organizó colectas, por ejemplo, en Corinto, para atender a los pobres de Jerusalén. Se refiere concretamente a las colectas de la misa del domingo. “Por indicación de Pablo, cada primer día de la semana recogían lo que habían logrado ahorrar y todos eran muy generosos”. También nosotros debemos serlo por el mismo motivo, como signo del amor que hemos recibido de Jesucristo. “Es un signo que los cristianos siempre han realizado con alegría y sentido de responsabilidad, para que a ninguna hermana o hermano le falte lo necesario”, como atestigua ya san Justino (cfr. Primera Apología, LXVII, 1-6).

Así el Papa nos exhorta a no cansarnos de vivir la solidaridad y la acogida: “Como miembros de la sociedad civil, mantengamos viva la llamada a los valores de libertad, responsabilidad, fraternidad y solidaridad. Y como cristianos encontremos siempre en la caridad, en la fe y en la esperanza el fundamento de nuestro ser y nuestro actuar”. Ante los pobres, es necesario renunciar a la retórica, a la indiferencia, al mal uso de los bienes materiales. No se trata de un mero asistencialismo. Tampoco del activismo: “No es el activismo lo que salva, sino la atención sincera y generosa que permite acercarse a un pobre como a un hermano que tiende la mano para que yo me despierte del letargo en el que he caído”. 

Por eso, añade con palabras exigentes de su exhortación programática Evangelii gaudium: “Nadie debería decir que se mantiene lejos de los pobres porque sus opciones de vida implican prestar más atención a otros asuntos. Ésta es una excusa frecuente en ambientes académicos, empresariales o profesionales, e incluso eclesiales. […] Nadie puede sentirse exceptuado de la preocupación por los pobres y por la justicia social” (n.  201). 

Y concluye el obispo de Roma señalando dos tipos bien distintos de pobreza: “Hay una pobreza –la carestía y la miseria– que humilla y mata, y hay otra pobreza, la suya –la de Cristo–, que nos libera y nos hace felices”.

La primera, afirma, es hija de la injusticia, la explotación, la violencia y la injusta distribución de los recursos. “Es una pobreza desesperada, sin futuro, porque la impone la cultura del descarte que no ofrece perspectivas ni salidas”

Esta pobreza que con frecuencia es extrema, también afecta a “la dimensión espiritual que, aunque a menudo sea descuidada, no por esto no existe o no cuenta”

Se trata, en efecto, de un fenómeno por desgracia frecuente en la dinámica actual del beneficio sin el contrapeso –que debería ser lo primero y que no se opone al justo beneficio– del servicio a las personas. 

Y esa dinámica es implacable, tal como describe Francisco: “Cuando la única ley es la del cálculo de las ganancias al final del día, entonces ya no hay freno para pasar a la lógica de la explotación de las personas: los demás son sólo medios. No existen más salarios justos, horas de trabajo justas, y se crean nuevas formas de esclavitud, sufridas por personas que no tienen otra alternativa y deben aceptar esta venenosa injusticia con tal de obtener lo mínimo para su sustento”.

En cuanto a la pobreza que libera (la virtud del desprendimiento o de la pobreza voluntaria), es fruto de la actitud de desprendimiento que debe cultivar todo cristiano: “La pobreza que libera, en cambio, es la que se nos presenta como una elección responsable para aligerar el lastre y centrarnos en lo esencial”

Observa el Papa que hoy muchos buscan atender a los más pequeños, débiles y pobres, porque lo ven como una necesidad propia. Lejos de criticar esta actitud, la valora a la vez que aprecia este papel educativo de los pobres hacia nosotros: “El encuentro con los pobres permite poner fin a tantas angustias y miedos inconsistentes, para llegar a lo que realmente importa en la vida y que nadie nos puede robar: el amor verdadero y gratuito. Los pobres, en realidad, antes que ser objeto de nuestra limosna, son sujetos que nos ayudan a liberarnos de las ataduras de la inquietud y la superficialidad”.

El servicio de la teología 

Un tercer tema, que interesa sobre todo a los educadores cristianos, es el de la teología como servicio. En un discurso con motivo de los 150 años de la revista teológica La Scuola Cattolica, del seminario de Milán (17-VI-2022), el Papa ha puesto de relieve tres aspectos importantes de cómo ha de entenderse hoy la teología.  

Primero, la teología es un servicio a la fe viva de toda la Iglesia, no solo de los sacerdotes, de los religiosos o de los maestros de religión. Todos necesitamos de ese trabajo, que consiste en “interpretar la fe, de traducirla y retraducirla, de hacerla comprensible, de exponerla con palabras nuevas […], el esfuerzo por redefinir el contenido de la fe en cada época, en el dinamismo de la tradición”. Es importante, señala Francisco, que los contenidos de la predicación y de la catequesis sean “capaces de hablarnos de Dios y de responder a los interrogantes sobre el sentido que acompañan la vida de las personas, y que muchas veces no tienen el valor de formular abiertamente”.

Como consecuencia del primer punto, el Papa subraya: “La renovación y el futuro de las vocaciones sólo es posible si hay sacerdotes, diáconos, consagrados y laicos bien formados”, frente al individualismo e indiferentismo propios de nuestra época. Y esto implica una enseñanza acompañada siempre por la vida del que enseña, su generosidad y disponibilidad hacia los demás, su capacidad de escucha (y también, cabría añadir, enlazando con el tema anterior, su desprendimiento personal de los bienes).

Tercero y último, consecuencia de todo lo anterior, la teología está al servicio de la evangelización, a partir del diálogo y la acogida. De fondo está la acción del Espíritu Santo en el teólogo y en sus interlocutores. Francisco traza en algunas pinceladas un perfil del teólogo y de la teología de nuestro tiempo.

El teólogo debe ser“hombre espiritual, humilde de corazón, abierto a las infinitas novedades del Espíritu y cercano a las heridas de la humanidad pobre, descartada y doliente”. Así es, dice, porque sin humildad no hay compasión ni misericordia, ni capacidad para encarnar el mensaje del Evangelio, ni hablar al corazón, ni alcanzar, por tanto, la plenitud de la verdad a la que conduce el Espíritu.

La teología necesita vivir de los contextos y respondera las necesidades reales de la gente. Esto, dice Francisco como en otras ocasiones, es contrario a una teología de “escritorio”, y significa la capacidad de “acompañar los procesos culturales y sociales, en particular las transiciones difíciles, asumiendo también la responsabilidad de los conflictos”

Como vemos, el obispo de Roma sigue pendiente de la situación actual, complicada en distintos frentes. En cualquier caso, añade que “debemos cuidarnos de una teología que se agota en la disputa académica o que mira a la humanidad desde un castillo de cristal” (cfr. Carta al Gran Canciller de la Pontificia Universidad Católica Argentina, 3-III-2015).

La teología ha de servir para dar vida y sabor a la vez que conocimiento, a la vida cristiana; para evitar la tibieza y promover el discernimiento sinodal desde las comunidades locales, en diálogo con las trasformaciones culturales.

Evangelización

San Francisco de Asís, un santo perenne

Hoy, 4 de octubre, se celebra la fiesta de san Francisco de Asís, el fundador de los franciscanos. Sus enseñanzas han sido relanzadas en los últimos años gracias a la devoción personal del Papa Francisco. En este texto se narra una de las anécdotas más famosas de su vida, que ilustra bien su personalidad.

Juan Ignacio Izquierdo Hübner·4 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

Tierra Santa. Lugar Santo custodiado por los frailes franciscanos. Yo los vi cuando hice mi peregrinación a esos parajes en el año 2016, un año antes de que se cumpliera el 800 aniversario de la llegada de los franciscanos a la zona. Estaban siempre con una sonrisa de disponibilidad, atendían a todos con humildad y dialogaban con unos y otros; daba gusto saludarlos o preguntarles algo. Años más tarde, en el 2020, visité la Basílica de san Francisco, en Asís, y entonces me enteré de una anécdota buenísima que explica bastante el entusiasmo con que los franciscanos han asumido el encargo de esa Custodia.

Historia de la basílica

San Francisco murió en el año 1226 (cuando tenía solo 44 años, una lástima). Dos años después fue proclamado santo; para entonces muchísima gente estaba empeñada en construir una Basílica para que albergara su tumba. Cómo sería el clamor, que al día siguiente de la canonización, el Papa Gregorio IX en persona fue a la ciudad del santo para poner la primera piedra. Con participación de mucha gente y durante más de un siglo, se construyó un santuario blanco y enorme; situado en el borde oeste de la colina más humilde de la ciudad, con unas vistas pacíficas hacia el valle de Espoleto. 

Cuando entras en la basílica superior (hay otra inferior y, todavía más abajo, una cripta) te encuentras con un espacio alto, luminoso y dorado, con techo azul y estrellado, en el que quedas rodeado por los 28 frescos de Giotto, el famoso pintor florentino, artista cumbre del “Trecento”, en los que relata las “Historias de la vida de San Francisco” según la hagiografía que escribió san Buenaventura. Es para impresionarse. Y cuando te dicen que era la primera vez en la historia que se pintaba un ciclo pictórico con la entera vida de un santo dentro de una iglesia, lo valoras más. En la pared derecha, rápidamente te encuentras con un panel intrigante, que representa la anécdota que anuncié al principio: la prueba de fuego frente al sultán de Egipto, Al-Kamil al-Malik. Y cuidado con ese fuego, que tiene su historia.  

La prueba de fuego

Junio de 1219. Los cruzados habían acampado en el norte de África, bajo las murallas de Damieta, para luchar contra el sultán de Egipto, Al-Kamil al-Malik, e intentar así recuperar el dominio de Tierra Santa. San Francisco, encendido en el amor de Dios y con deseos de morir mártir, viajó al frente para pedir un encuentro con el sultán. 

En cuanto Francisco cruzó la línea del frente, los sarracenos lo tomaron prisionero y lo llevaron a la presencia del sultán. Justo lo que el santo quería, pues entonces tuvo tiempo para estar con él (dicen que podría haber estado hasta tres semanas en su compañía) y le predicó sobre Dios uno y trino, sobre la salvación que nos ganó Jesucristo, etc. Por lo visto, si bien el sultán era un hombre sociable (el historiador musulmán al-Maqrizi asegura: “Al-Kamil amaba mucho a los hombres de saber, gustaba de su compañía”). San Francisco, un hombre modesto, le agradó especialmente. ¿Cómo se desarrolló ese encuentro? San Buenaventura lo relata con enjundia, así que mejor te dejo con él: 

“Observando el sultán el admirable fervor y virtud del hombre de Dios, lo escuchó con gusto y lo invitó insistentemente a permanecer consigo. Pero el siervo de Cristo, inspirado de lo alto, le respondió: ´Si os resolvéis a convertiros a Cristo tú y tu pueblo, muy gustoso permaneceré por su amor en vuestra compañía. Mas, si dudas en abandonar la ley de Mahoma a cambio de la fe de Cristo, manda encender una gran hoguera, y yo entraré en ella junto con tus sacerdotes, para que así conozcas cuál de las dos creencias ha de ser tenida, sin duda, como más segura y santa`. 

Respondió el sultán: ´No creo que entre mis sacerdotes haya alguno que por defender su fe quiera exponerse a la prueba del fuego, ni que esté dispuesto a sufrir cualquier otro tormento`. Había observado, en efecto, que uno de sus sacerdotes, hombre íntegro y avanzado en edad, tan pronto como oyó hablar del asunto, desapareció de su presencia. 

Entonces, el santo le hizo esta proposición: «Si en tu nombre y en el de tu pueblo me quieres prometer que os convertiréis al culto de Cristo si salgo ileso del fuego, entraré yo solo a la hoguera. Si el fuego me consume, impútese a mis pecados; pero, si me protege el poder divino, reconoceréis a Cristo, fuerza y sabiduría de Dios, verdadero Dios y Señor, salvador de todos los hombres.

El sultán respondió que no se atrevía a aceptar dicha opción, porque temía una sublevación del pueblo. Con todo, le ofreció muchos y valiosos regalos, que el varón de Dios rechazó cual si fueran lodo” (“Leyenda Mayor”, 9,8). 

Los franciscanos en Tierra Santa

¿Cómo iba a temer San Francisco el fuego, si el fuego habitaba dentro de él? Chesterton lo imaginaba así: “en sus ojos brillaba el fuego que le agitaba día y noche”. Al final del encuentro, el “poverello” regresó a Italia y el sultán se quedó luchando. Pero la relación entre cristianos y musulmanes, según el estilo de san Francisco, permanece. 

Los franciscanos sentían una llamada de Dios para custodiar Tierra Santa, algunos ya se habían lanzado a esa misión en el año 1217, y el fogoso ejemplo de su fundador en el 1219 los reafirmó en ese empeño. Desde que san Francisco se reunió con Al-Kamil y quedaron en tan buenas relaciones, tanto los cruzados como los musulmanes que se disputaban el dominio de los Lugares Santos contaron con un recurso valiosísimo que les llenó de respeto por los frailes: el audaz y humilde ejemplo de san Francisco en el diálogo con los hermanos de otras religiones. 

Es lo que dijo el anterior ministro general de los Hermanos Menores, cuando celebraron los 800 años del encuentro entre San Francisco y el sultán: “Muchos contemporáneos de san Francisco y del Sultán estaban de acuerdo en que la única respuesta al desafío mutuo era el conflicto y el choque. Los ejemplos de Francisco y del Sultán presentan una opción diferente. Ya no se puede insistir en que el diálogo con los musulmanes es imposible”. 

Por mi parte, desde que vi este fresco de Giotto y me contaron la anécdota sobre la prueba de fuego, entendí mejor las sonrisas, el espíritu de servicio y las maneras tan amables y abiertas de los franciscanos que conocí en los Lugares Santos. La presencia de los franciscanos en Medio Oriente tuvo un estreno fulgurante con un diálogo, y gracias a ese espíritu han sido capaces de permanecer tantos siglos allí, fieles a los encargos de los papas, felices servidores de Cristo. Que Dios les siga infundiendo paz y bien.

El autorJuan Ignacio Izquierdo Hübner

La gran renuncia

Francisco y Teresa, lo que más querían no era ser santos, sino felices. Y buscando esta felicidad, encontraron la perla por la que vale la pena dejarlo todo.

4 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

El inicio del mes de octubre trae consigo las fiestas de dos pequeños grandes santos, pequeños porque se distinguieron por su humildad y pobreza, pero grandes porque su testimonio continúa impresionando al mundo entero: Francisco de Asís y Teresa de Lisieux. ¿Qué nos dicen hoy?

Cuando me preguntan sobre el mensaje de los santos en general, suelo responder que su principal característica es que eran felices. ¿Qué otra cosa produce el encuentro personal con Jesucristo sino felicidad y plenitud? ¿Qué es la fe sino la convicción de que existe Dios y que nos ama tal y como somos satisfaciendo de forma extraordinaria nuestros anhelos? «¡Cuántas cosas tengo que agradecer a Jesús, que ha sabido colmar todos mis deseos!», exclama la joven doctora de la Iglesia en su célebre “Historia de un alma”.

Francisco y Teresa, lo que más querían no era ser santos, sino felices. Y buscando esta felicidad, encontraron la perla por la que vale la pena dejarlo todo. Aunque la vida de ambos discurrió por senderos muy distintos, los dos encontraron su camino hacia la felicidad (hacia la santidad) en su desapego de las cosas materiales y de sí mismos.

La carrera hacia el ser y el tener es una de las trampas mortales en las que el ser humano se empecina en participar sin darse cuenta de que está trucada. Como hámsters en su rueda giratoria, corremos y corremos para llegar a ningún sitio, porque no conozco a ningún rico que esté satisfecho y no quiera ganar un millón más; y no conozco a ninguna personalidad que, por muy alto que haya llegado, no quiera subir un peldaño más.

La prensa del corazón ha convertido esta carrera cruenta en su particular negocio. En la arena del circo mediático, los gladiadores ricos y famosos se baten en duelo. Un día se les encumbra y proclama campeones, mientras que al día siguiente se les hunde en la miseria. Sus vidas se abren en canal a la vista de todos y, al público, envidioso de su éxito, le encanta verlos caer y fracasar.

A pequeña escala pasa también. En los pueblos, en los vecindarios, el seno de las empresas e instituciones, en las grandes familias, entre los propios compañeros de clase, en cualquier grupo humano hay quien sube y quien, muy a su pesar, baja. Pero ¿bajar por gusto? ¿buscar ser el último? ¿Rechazar la tentación de ganar más, de ser más que el otro?  ¿Y todo ello, no por masoquismo sino porque les hace más felices? ¡A ver si va a ser verdad que el dinero no da la felicidad!

Estoy convencido de que esta verdad que nos revela el Evangelio (y que como verdad objetiva sirve tanto para cristianos como para ateos) está detrás, aunque solo sea como intuición, del fenómeno que se ha venido a llamar “la gran renuncia”. Se trata de un movimiento detectado sobre todo en EE.UU. pero que se está extendiendo por todo el mundo occidental tras la pandemia, por el que millones de trabajadores están abandonando sus puestos de trabajo, en ocasiones extraordinariamente bien remunerados, renunciando al carrerismo y apostando por formas de vida más sencillas y satisfactorias.

Quizá ninguno lleguemos a ser como il poverello de Asís que describía la “perfecta alegría” como llegar a uno de los conventos de la congregación que él fundó en una gélida noche, cansado, muerto de hambre, mojado y aterido y, tras suplicar ser acogido, recibir un portazo en la cara; pero sí que es sin duda el ideal evangélico que Jesús nos enseñó y que tan bien cantó San Pablo en su famoso himno de la epístola a los Filipenses.

Teresa y Francisco, Francisco y Teresa, nos enseñan que la pobreza y la humildad, el “no obrar por ostentación” y el “considerar a los demás como superiores” no son vicios de débiles buenistas, sino virtudes heroicas de quienes son capaces de dar el salto de la mentira de la competición por ser más, a la verdad de la humildad inscrita en el corazón del ser humano y manifestada en Cristo Jesús. Frente a nuestras insignificantes pero necesarias renuncias, Él dejó clavado en la cruz, el mayor mensaje de amor que jamás se haya escrito. Aquella sí que fue la gran renuncia.

El autorAntonio Moreno

Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

Vaticano

El Estado de la Ciudad del Vaticano, pasado y presente

Desde la Santa Sede el Papa gobierna la Iglesia universal. Para conseguirlo se apoya en la existencia de un Estado, el Estado de la Ciudad del Vaticano, que le garantiza la independencia suficiente para llevar a cabo su labor.

Ricardo Bazán·4 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 11 minutos

La brecha de la Puerta Pía el 20 de septiembre de 1870, en la ciudad de Roma, marcó la pérdida de los Estados Pontificios, símbolo del poder temporal del Papa a lo largo de los siglos. Este hecho histórico puede ser abordado desde diversos puntos de vista: político, histórico, jurídico, eclesiástico. Para la Iglesia católica, y en particular para el Papa Pío IX, fue una situación traumática. Es lógico que nos hagamos la pregunta de si a la Iglesia le interesaba seguir conservando unos territorios y un poder temporal cuando su misión es sobrenatural. Lo cierto es que esos territorios se perdieron para siempre y ello significó la unificación del territorio italiano en el Reino de Italia. Sin embargo, hoy en día nos encontramos con que en territorio italiano, en la ciudad de Roma, se encuentra uno de los estados más pequeños del mundo, con tan solo 0.49 km2: el Estado de la Ciudad del Vaticano.

La cuestión romana

Tras la caída de los Estados Pontificios, se produce una fractura de las relaciones entre la Iglesia y el nuevo Reino de Italia, conocida como la cuestión romana. En esta cuestión, Pío IX no reconoce al reino italiano y decide considerarse como prisionero en el Vaticano, unos territorios al otro lado del río Tíber, donde se levanta la basílica de San Pedro. Hasta ese momento, los Papas habían vivido en el Palacio del Quirinal, ahora sede del presidente de la República de Italia. 

Fue tan fuerte la presión que Pío IX ejercía que prohibió a los católicos italianos participar en las elecciones. No podían ser elegidos ni ser electores (nè eletti, nè elettori), como un modo de protesta, a la vez que se buscaba no legitimar la existencia del estado italiano. Así las cosas, la cuestión romana permaneció abierta hasta su resolución con los Pactos Lateranenses de 1929, a través de los cuales se crea el Estado de la Ciudad del Vaticano.

Independencia necesaria

¿Por qué a la Iglesia le interesaba mantener un territorio? Básicamente se trata de la independencia en las cosas temporales. Esta ha sido una lección de siglos. La paz de Constantino significó un respiro para los cristianos frente a las cruentas persecuciones romanas. Sin embargo, el precio a pagar parece haber sido alto, pues desde ese momento la Iglesia debió someterse al poder del emperador, más adelante, a los intereses de los distintos reyes o príncipes que buscaron hacerse con el poder tras la caída del imperio de Carlomagno. Quedó claro que convenía tener unos territorios que garantizaran una cierta independencia del poder temporal, aunque eso incluyera tener su propio ejército y su propia armada. Sin embargo, para la entonces cristiandad europea, el verdadero poder del Papa era un poder en las cosas divinas.

Los Papas que sucedieron a Pío IX tenían claro que era necesario poner punto final a la cuestión romana, no sólo por la falta de relaciones con Italia, sino también para que la Iglesia pudiera ejercer su misión. Durante el resto del pontificado de Pío IX la Iglesia pareció haberse cerrado al mundo, y los esfuerzos de León XIII no fueron suficientes, mientras no se resolviera esa fractura. Es así que iniciaron las conversaciones entre las dos partes, que culminaron con la firma de los tratados en el Palacio del Laterano, el 11 de febrero de 1929, teniendo como contenido el reconocimiento de la independencia y soberanía de la Santa Sede y la creación del Estado de la Ciudad del Vaticano. Además incluía el concordato que definía las relaciones civiles y religiosas en Italia entre la Iglesia y el gobierno italiano. Todo esto bajo la batuta del entonces Cardenal Secretario de Estado, Pietro Gasparri, del lado de la Santa Sede, y Jefe del gobierno Primer Ministro, Benito Mussolini, por el Reino de Italia.

Estas relaciones son muy estrechas, teniendo en cuenta que hablamos de un territorio dentro del estado italiano. Por eso mismo, en el Concordato se establece que Italia garantiza la soberanía del Estado Vaticano, evitando cualquier tipo de injerencia, incluso de posibles ocupantes. Por ejemplo, en caso de que Italia entre en guerra, como sucedió en la Segunda Guerra Mundial. El Concordato desciende a detalles tales como el aprovisionamiento del agua, así como el sistema ferroviario; de hecho, el Vaticano cuenta con su propia estación, que actualmente funciona, y permite que los visitantes, partiendo desde la antigua estación, puedan ir en tren a Castel Gandolfo, una residencia papal ubicada en la localidad del mismo nombre.

Funcionamiento del Estado

Aunque para la mayoría de personas el Estado de la Ciudad del Vaticano y la Santa Sede son lo mismo, lo cierto es que son dos entidades que conviene diferenciar para entender mejor cómo funciona el gobierno de la Iglesia. La Santa Sede es el organismo que dirige la Iglesia en todo el mundo. A su cabeza está el Papa, que gobierna asistido por los dicasterios. El Estado Vaticano, por el contrario, es la institución que da soporte material a las entidades que gobiernan la Iglesia. Aunque su máxima autoridad también es el Papa, sus funciones están delegadas en una comisión para el gobierno de la Ciudad del Vaticano.

¿Cómo funciona el Estado de la Ciudad del Vaticano? En primer lugar, habría que decir que estamos frente a un Estado muy particular, pues técnicamente es una monarquía, en cuanto que el Papa es el máximo jerarca, que ostenta todos los poderes, es decir, el poder ejecutivo, el poder legislativo y el poder judicial. Esto es así porque el estado fue creado para garantizar la independencia de la Santa Sede en el desarrollo de su misión evangelizadora. Por eso, el Papa reside allí y tiene todas las prerrogativas que corresponden a un monarca. Esto es extraño en nuestros tiempos porque los actuales reyes o monarcas no ejercen un verdadero poder como antaño, sino que son figuras representativas con algunas funciones de jefes de Estado. En la actualidad son más bien otros órganos, como los parlamentos los que ejercen el poder. Sin embargo, los organismos que componen al Estado Vaticano han sido reducidos a la mínima expresión, según las necesidades del caso y siempre mirando la misión de la Iglesia. Un ejemplo de ello es que su población es de 618 habitantes, de los cuales solo 246 viven dentro de las murallas vaticanas, incluidos los miembros de la Guardia Suiza.

Los tres poderes

Si bien es cierto que el Papa ostenta todo el poder, por motivos de prudencia y de buen gobierno, este poder lo ejercen de manera permanente algunos órganos que han sido designados para eso. Así pues, el poder judicial reside en un juez único, una Corte de Apelación y una Corte de Casación, los cuales ejercen sus funciones en nombre del Papa. Por otro lado, el poder legislativo es ejercido tanto por el romano pontífice, como por la Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano. Por último, el poder ejecutivo lo ejerce el cardenal Presidente de la Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano, cuyo nombre simplificado es el de Presidente del Governatorato, actualmente Mons. Fernando Vérgez Alzaga.

Como todo Estado, necesita de un cuerpo u organismo que proteja a los ciudadanos, y por supuesto, al Papa, por ello, el Estado de la Ciudad del Vaticano cuenta con el Cuerpo de la Gendarmería. Ellos se encargan del orden público, la seguridad y la función de policía judiciaria. Este organismo tiene una antigüedad de dos siglos, cuando ostentaba el nombre de Cuerpo de Carabineros Pontificios. De hecho, fueron ellos los que tuvieron que hacer frente a las tropas que tomaron Roma en 1870. Unido a este cuerpo, se encuentran el Cuerpo de Bomberos, cuya función, además de extinguir incendios, consiste en brindar seguridad y cuidar la vida y los bienes antes diversas catástrofes. El trabajo de estos dos cuerpos no es poca cosa pues, aunque se trate de un territorio muy pequeño, cada día deben hacer frente a miles de peregrinos que visitan este original estado, especialmente la basílica de San Pedro y los Museos Vaticanos.

En efecto, esto último es algo muy peculiar, pues estamos hablando de un estado, por lo tanto, tiene sus fronteras, a pesar de estar dentro de otro Estado. El Estado Vaticano está rodeado por las antiguas murallas, que lo protegen y que al mismo tiempo lo delimitan, sin embargo, existen algunos ambientes a los que los visitantes sí pueden acceder, como son los ya mencionados, la basílica de San Pedro y los Museos Vaticanos, que cada día reciben a miles de personas que llegan a rezar o a visitar las incalculables obras de arte que allí se encuentran.

La basílica de San Pedro

Muchos otros monumentos custodian las murallas vaticanas. La basílica de San Pedro es una de las principales, pero dentro de ella podemos visitar las Grutas Vaticanas, unos ambientes debajo de la basílica que albergan los cuerpos de los difuntos pontífices, sin mencionar la tumba del mismo príncipe de los apóstoles, san Pedro. Pasando la sacristía está el Tesoro de San Pedro, donde se exponen ornamentos sagrados, estatuas, tiaras papales y otros regalos de reyes o príncipes. Especial interés suscitan la necrópolis pre-constantiniana o más conocida como scavi vaticani, unas sepulturas paganas del siglo II a.C, a las que se unieron sepulturas de cristianos, que buscaban enterrarse cerca del lugar donde se cree que está enterrado el mismo Pedro.

Pero no todo son monumentos y palacios. El Estado de la Ciudad del Vaticano cuenta con leyes y reglamentos propios, pues no deja de ser un estado, por ello, ha debido adecuarse a las normas internacionales, como las que corresponden a la prevención de actividades ilícitas en ámbito financiero, monetario, de la prevención del lavado de activos, etc. Así mismo, cuenta con normas sobre la protección de menores y de personas vulnerables, todo ello en coherencia con la política del Papa Francisco de cero tolerancia ante el abuso de menores. Por eso, en los últimos años, este Estado ha debido adecuar sus normas y código penal a las exigencias actuales.

Hemos hecho una radiografía del Vaticano, que no es más que una fórmula humana que permite a los romanos pontífices y a la Iglesia poder cumplir con ese mandato que Cristo les dio: evangelizar a todos los pueblos. ¿Es necesaria toda esa estructura de un estado para llevar a cabo esa misión? No necesariamente, pero es muy conveniente, pues la historia demuestra que la Iglesia necesita de un mínimo de poder temporal que le dé una cierta independencia en el ejercicio de su función, libre de los avatares políticos del momento, de modo que no oscile entre ese extremo del cesaropapismo, es decir, la subordinación de la Iglesia al Estado, o la hierocracia, la subordinación del Estado a la Iglesia. Prueba de ello es el modo como el Papa delega sus funciones de monarca en unos órganos a quienes les compete mantener un estado al servicio de la Iglesia, y por tanto, de las almas. n

El vaticano a fondo

—texto Javier García Herrería

La Ciudad del Vaticano es un estado a todos los niveles. Por eso posee himno, bandera o tribunales; y también emite pasaportes, sellos, monedas o matrículas de coches. La bandera vaticana está formada por dos franjas verticales con los colores amarillo y blanco. En la zona blanca están las llaves del Reino de los Cielos entregadas por Cristo a san Pedro, símbolo de la autoridad papal. El color blanco simboliza el cielo y la Gracia. 

¿Gendarmería Vaticana o Guardia Suiza?

Tiene los servicios habituales que provee un estado, pero con unas proporciones mínimas. Una de sus principales áreas es la de seguridad. Para ello, el Vaticano cuenta con la Guardia Suiza, por un lado, y con la Gendarmería Vaticana por otro. Como es bien conocido, los poco más de 100 guardias suizos se encargan de la seguridad del Papa y los accesos de algunos puntos del Vaticano.

Está muy extendida la leyenda que cuenta que el emblemático uniforme de la Guardia Suiza fue diseñado por mismísimo Miguel Ángel. Sin embargo, la realidad en este caso es mucho menos poética. Se sabe con toda certeza que la vestimenta fue diseñada por el comandante Jules Repond, quien eliminó los sombreros e introdujo las actuales boinas negras. El uniforme para el uso diario es completamente azul. El uniforme de gala, por el que son mundialmente conocidos, se compone del vistoso collar blanco, guantes y casco ligero con una pluma de avestruz de distintos  colores según la graduación de los oficiales. Los colores son los tradicionales de los Medici: azul, rojo y amarillo, que conjugan bien con los guantes blancos y el cuello blanco.

De la protección del Papa también es responsable la Gendarmería. Se trata de un cuerpo policial encargado también del orden público, el control de fronteras, el control de tráfico, la investigación penal, y la seguridad del Papa fuera del Vaticano. La Gendarmería cuenta con 130 miembros y forma parte del Departamento de Servicios de Seguridad y Defensa Civil, que incluye también el Cuerpo de Bomberos del Vaticano. Es importante no confundir la Gendarmería ​con el Servicio Vaticano de la Policía Italiana, que está formado por los policías italianos que custodian la Plaza de San Pedro y sus alrededores.

Farmacia, correos y observatorio

La Ciudad del Vaticano posee independencia financiera respecto al Estado italiano, por lo que establece sus propias leyes en materia fiscal. Por ejemplo, la farmacia y el supermercado ubicados dentro de sus muros no tienen el impuesto del IVA, por lo que sus productos valen un 25 % menos que en Italia. Estos precios constituyen una gran ayuda para los empleados del Vaticano, pues sus sueldos no son especialmente elevados. Por cierto que la farmacia vaticana ha cumplido recientemente 400 años de servicio a la sede de Pedro. Desde sus comienzos ofrecía un servicio puntero pues sus productos provenían de plantas de todo el mundo facilitadas por los embajadores y misioneros que iban a Roma.

Otro de los servicios más conocidos es el de correos. En un mundo que ha dejado de comunicarse por carta, la numismática vaticana sigue resultando atractiva para muchos peregrinos. A todo el mundo le gusta recibir cartas y más aún si son desde un lugar tan emblemático como la Plaza de San Pedro. Por eso, su amplio local, que está justo a la salida de la Basílica, suele estar abarrotado con frecuencia. Esta es la razón por la que desde hace unos años un camión-tienda de la Poste Vaticane se instala en la Plaza de San Pedro en las épocas de mayor afluencia de peregrinos. 

Del Governatorato también depende la gestión de los Museos Vaticanos. Además de conservar un valioso patrimonio artístico, constituyen una importante fuente de ingresos del Vaticano. Para hacerse una idea de lo grandes que son, basta considerar que tienen 700 empleados, 300 de ellos dedicados solo a la seguridad. 

Desde la llegada del Papa Francisco al pontificado, la residencia veraniega de los Papas en Castel Gandolfo ha dejado de utilizarse. El Papa trabaja en verano y, si descansa, lo hace en Roma. Así las cosas, el Papa Francisco estableció que el palacio y los jardines de Castel Gandolfo pudieran ser visitados por los turistas. Entre las curiosidades que alberga la residencia de Castel Gandolfo está la habitación papal en la que nacieron niños judíos refugiados allí durante la persecución nazi en la Segunda Guerra Mundial.

El Observatorio Astronómico Vaticano. Los tópicos culturales suelen contraponer la fe y la ciencia, pero cualquiera que haya estudiado la historia de la Iglesia sabe que en absoluto ha sido así. La ciencia nació en un contexto cultural cristiano y son muchos los creyentes que se han dedicado a esta noble actividad. Una prueba del interés de la Iglesia por el desarrollo científico es la existencia de este observatorio. Fue creado en 1578 y es uno de los más antiguos del mundo. Sus aportaciones a la historia de la astronomía han sido numerosas y como la contaminación lumínica de la zona ha ido en aumento, la nueva sede del observatorio se ha situado nada menos que en Arizona (Estados Unidos).

Las cuentas del Estado Vaticano y la Santa Sede

El Instituto para las Obras de Religión (IOR), más conocido como el banco vaticano, fue creado en 1942, en plena guerra mundial, para salvaguardar el patrimonio de diócesis e instituciones de la Iglesia que se veían asediadas en algunos lugares del mundo. El IOR ha sido protagonista de muchos titulares y escándalos a lo largo de la última década, aunque sus números son bastante discretos si los comparamos con los de un banco medio. No cabe duda de que es bastante triste que una institución vaticana de este nivel no sea máximamente ejemplar, aunque por suerte tanto Benedicto XVI como Francisco han impulsado notablemente el control y la transparencia de todos los organismos económicos de la Santa Sede y el Estado Vaticano. Uno de los frutos de este proceso fue la publicación en 2021 del patrimonio de ambas entidades por primera vez en la historia. 

En 2020 la Santa Sede tuvo unos ingresos de 248 millones de euros y un gasto de 315 millones de euros. El conjunto de su patrimonio neto asciende a unos 1.379 millones. Las oficinas romanas y las nunciaturas suponen el 36 % del presupuesto total, mientras que el 14 % lo representa el Estado de la Ciudad del Vaticano, el IOR el 18 %, otras fundaciones y fondos el 24 %, el Óbolo de San Pedro es el 5 % y otros fondos relacionados con la Secretaría de Estado, el 3 %. Los gastos del Estado Vaticano son algo inferiores a los de la Santa Sede. Sumadas ambas cantidades el montante asciende a unos 600 millones de euros anuales. Puede parecer una cantidad muy grande, pero no lo es tanto si se compara con el presupuesto de diócesis alemanas como la de Colonia (que supera los 900 millones), u otras diócesis estadounidenses. 

Los ingresos en 2021 provinieron en un 58 % de las rentas, inversiones, visitantes y prestación de servicios; el 23 % fueron donaciones externas (de diócesis u otras instituciones); y el 19 % proviene de entidades vinculadas (como IOR o del Governatorato). Hay que tener en cuenta que la Santa Sede tiene más de 5.000 propiedades inmobiliarias repartidas por todo el mundo: 4.051 en Italia y 1.120 en el extranjero, sin incluir sus embajadas por todo el mundo. Muchas de estas propiedades están alquiladas y procuran estos ingresos.

Vaticano

El Sínodo no es una encuesta, ni un parlamento sino que tiene que ver con la oración

La Red Mundial de Oración por el Papa ha publicado el vídeo con la intención mensual del Papa para el mes de octubre. El Santo Padre invita a rezar para que la Iglesia viva cada vez más la sinodalidad y sea un lugar de solidaridad, de fraternidad y de acogida“.

Javier García Herrería·3 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

En su vídeo del mes de octubre, el Papa Francisco invita a rezar por los frutos del camino sinodal en el que se encuentra la Iglesia. Un Sínodo que tiene que ver con una verdadera actitud de escucha, pues no en vano sínodo significa “caminar juntos”.

Las palabras del Papa Francisco a lo largo del vídeo dicen:

“Es escucharse entre sí en nuestra diversidad y abrir puertas a los que están fuera de la Iglesia. No se trata de recoger opiniones, ni hacer un parlamento. El sínodo no es una encuesta; se trata de escuchar al protagonista, que es el Espíritu Santo, se trata de rezar. Sin oración, no habrá Sínodo.

¿Qué significa “hacer sínodo”? Significa caminar juntos: sí-no-do. En griego es eso, “caminar juntos” y caminar en la misma dirección. Y esto es lo que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio. Que retome la conciencia que es un pueblo en camino y que debe hacerlo junto.

Una Iglesia con este estilo sinodal es una Iglesia de la escucha, que sabe que escuchar es más que oír.
Es escucharse entre sí en nuestra diversidad y abrir puertas a los que están fuera de la Iglesia. No se trata de recoger opiniones, ni hacer un parlamento. El sínodo no es una encuesta; se trata de escuchar al protagonista, que es el Espíritu Santo, se trata de rezar. Sin oración, no habrá Sínodo.

Aprovechemos esta oportunidad para ser una Iglesia de la cercanía, que es el estilo de Dios, la cercanía. Y demos las gracias a todo el pueblo de Dios que, con su escucha atenta, está recorriendo un camino sinodal.

Recemos para que la Iglesia, fiel al Evangelio y valiente en su anuncio, viva cada vez más la sinodalidad y sea un lugar de solidaridad, de fraternidad y de acogida”.

FirmasJosé Mazuelos Pérez

El cuidado y protección de la vida humana

La dignidad del ser humano, especialmente los más vulnerables está más amenazada que nunca. Ante esta realidad, se hace necesario verificar si la referencia a la dignidad de la persona se fundamenta en una adecuada y verdadera visión del ser humano.  

3 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

A lo largo de la historia han aparecido diferentes discusiones en las que se trataba de dilucidar la igualdad o la desigualdad radical entre los seres humanos. Se discutía si la mujer, o si los negros, indios y esclavos en general eran personas o no. En la actualidad, dichas discusiones nos parecen aberrantes, aunque no podemos decir trasnochadas. Hoy se vuelve a cuestionar la dignidad personal de los seres humanos en el inicio y al final de la vida en donde las determinaciones personales son más frágiles, bien porque la potencialidad del sujeto no se expresa todavía a nivel personal o porque el sujeto corre el riesgo de caer en simple estado de vida biológica. Por tanto, también hoy es necesario abordar seriamente la cuestión de la igualdad radical de todos los seres humanos y afirmar la igualdad de derechos y de naturaleza de los seres humanos no nacidos, o nacidos con alguna deficiencia notable, de los enfermos que suponen una carga para la familia o para la sociedad, de los deficientes mentales, etc. Es esta la cuestión que abordaremos. 

Actualmente se quiere responder a la cuestión de la dignidad desde una óptica inmanente, cimentada en una antropología individualista, materialista y subjetivista que conlleva hacer depender la dignidad del ser humano exclusivamente en las manifestaciones corporales visibles, olvidando la dimensión espiritual del ser humano. Está claro que a la sombra del materialismo, el hombre nunca llegará a ser más que un ilustre simio o el individuo de una especie egregia, pero que, por no ser nada, podrá ser clonado, manipulado, producido y sacrificado, en el inicio o en el final de su vida, en aras de la colectividad, cuando parezca requerirlo el bienestar o la simple voluntad de la mayoría o minoría dominante. En esta visión, la persona en los estados límites de su existencia no es más que un accidente de la otra persona, hoy del cuerpo de la madre, mañana de éste o aquel grupo social, político o cultural.

Frente al subjetivismo, tenemos que objetar que la realidad no es algo subjetivo, sino que hay en toda realidad algo objetivo, que marcará el plano axiológico. La dignidad de la persona no depende sólo de su cuerpo visible, sino de su espíritu invisible, que la hacen singular, única e irrepetible, es decir, toda persona es un alguien que tiene algo de indecible, de misterioso, que configura un espacio sacro inviolable.

El hombre, por el hecho de ser persona posee una verdadera e insondable excelencia. Y la excelencia o dignidad la tiene con independencia de que sea o no consciente de ella, y del juicio que se haya formado sobre el asunto, porque no es el juicio del hombre lo que hace la realidad, sino la realidad la que fecunda el pensamiento y presta veracidad a sus juicios. Aquél que existe en sí, también el concebido, no tiene necesidad del permiso de vivir. Toda decisión de los otros sobre su vida es una ofensa contra su identidad y contra su ser.

La persona, por un lado, es un individuo confiado al cuidado y responsabilidad de su propia libertad. Por otro, debido a que en su estructura constitutiva radica su condición social, podemos afirmar que el ser humano nunca está solo, ni puede afirmar de forma absoluta la propiedad de su vida. Por tanto, la relación del médico con el enfermo debe tener en cuenta que sus decisiones no sólo pertenecen a la esfera de lo privado, sino que tienen una doble responsabilidad con la sociedad: el médico al ser depositario de la profesión por excelencia tiene una enorme responsabilidad social, política y humana; el enfermo al no ser una isla en medio del océano, sino un miembro de la sociedad humana debe tener presente que por encima del bien individual está el bien común, que incluye el respeto a la integridad física de la vida de todas las personas, incluso la propia.

Una mentalidad que no defiende al hombre del puro hacer técnico y lo convierte en un objeto más del dominio de la técnica no sirve para responder a los nuevos desafíos éticos que plantea el avance tecnológico, ni para humanizar una sociedad cada vez más amenazada por el egoísmo y alejada del espíritu del buen samaritano. 

A su vez, como recoge el documento de los ancianos y no se cansa de repetir el Papa, es necesario una sociedad que ponga al centro a los mayores que impida seguir imponiendo una sociedad del descarte y del consumo donde los débiles son rechazados y la persona humana sometida al poder del deseo y de la técnica.

En conclusión, podemos afirmar que hoy nadie niega en teoría que el hombre es persona y en razón de su ser personal tiene una dignidad, un valor único y un derecho a ser respetado. El problema en el debate bioético actual es verificar si la referencia a la dignidad de la persona se fundamenta en una adecuada y verdadera visión del ser humano, que constituye el principio fundamental y el criterio de discernimiento de todo discurso ético.

El autorJosé Mazuelos Pérez

Obispo de Canarias. Presidente de la Subcomisión Episcopal Familia y Defensa de la Vida.

Vaticano

El Papa condena duramente la situación en Ucrania: «¡Ciertas acciones no pueden ser justificadas nunca, nunca!»

En más de 80 ocasiones a los largo de este año el Papa Francisco ha hablado de la situación en Ucrania, pero en ninguna ha dedicado palabras tan claras y con peticiones concretas para los principales actores del conflicto. Ayer, domingo 2 de octubre, le dedicó todo el mensaje del Ángelus desde el balcón de su despacho de trabajo.

Javier García Herrería·3 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Los fieles congregados en la Plaza de san Pedro escucharon en directo una denuncia contundente del desarrollo del conflicto armado, el sufrimiento de la población inocente y la petición para que los responsables políticos acuerden un alto el fuego de inmediato. Al presidente Vladimir Putin le suplicó -es la palabra que utilizó- que detenga la “espiral de violencia y muerte”. De igual modo, tras recordar el inmenso sufrimiento padecido por la población ucraniana, dirigió “un llamamiento igualmente confiado al presidente de Ucrania para que esté abierto a serias propuestas de paz”.

También pidió a los diferentes líderes internacionales “que hagan todo lo que esté a su alcance para poner fin a la guerra en curso, sin dejarse arrastrar en escaladas peligrosas, y que promuevan y apoyen iniciativas de diálogo. ¡Por favor, hagamos posible que las jóvenes generaciones respiren el aire saludable de la paz, no el aire contaminado de la guerra, que es una locura!”.

Deterioro de la situación en Ucrania

El Papa está especialmente preocupado por cómo va empeorando el curso de los acontecimientos. Una guerra cuyas heridas “en vez de cicatrizarse, sigue sangrando cada vez más, con el riesgo de agrandarse”. Las noticias de los últimos días resultan especialmente preocupantes, pues “aumenta el riesgo de una escalada nuclear, hasta el punto que hacen temer consecuencias incontrolables y catastróficas a nivel mundial”.

En las últimas semanas el Papa se ha referido en varias ocasiones al conflicto ucraniano como una tercera guerra mundial, desarrollada en Ucrania pero con muchos actores e intereses internacionales. Tras el viaje llevado a cabo por el limosnero polaco y cardenal Konrad Krajewski, el Papa ha tenido un conocimiento más directo de las barbaridades de la guerra y ahora está especialmente preocupado por cómo se agrava la situación . Por eso, en la última parte de su discurso, volvió a mostrar de nuevo su preocupación “¿Y qué decir del hecho de que la humanidad se enfrenta una vez más a la amenaza atómica? Es absurdo”.

El Papa recuerda el no a la guerra

El Papa Francisco habló con cercanía y verdadera empatía acerca del conflicto: “Me afligen los ríos de sangre y lágrimas derramados en los últimos meses. Me duelen las miles de víctimas, especialmente niños, y las numerosas destrucciones, que han dejado a muchas personas y familias sin casa y amenazan con el frío y el hambre a vastos territorios. ¡Ciertas acciones no pueden ser justificadas nunca, nunca! […] ¿Qué más tiene que pasar? ¿Cuánta sangre debe correr aún para que entendamos que la guerra nunca es una solución, sino solo destrucción? En nombre de Dios y en nombre del sentido de humanidad que habita en cada corazón, renuevo mi llamamiento para que se llegue inmediatamente a un alto el fuego. Que callen las armas y se busquen las condiciones para iniciar negociaciones capaces de conducir a soluciones no impuestas por la fuerza, sino consensuadas, justas y estables. Y serán tales si se fundan en el respeto del sacrosanto valor de la vida humana, así como de la soberanía e integridad territorial de cada país, como también de los derechos de las minorías y de sus legítimas preocupaciones”.

Vaticano

20 años de Harambee

Rome Reports·3 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto
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La iniciativa social promovida por el Opus Dei con ocasión de la canonización de san Josemaría Escrivá de Balaguer cumple 20 años en los cuales han realizado más de 80 proyectos centrados en la educación y formación de personas en unos 20 países del África Subsahariana.

El objetivo de Harambee es conseguir que África pueda depender de sí misma. Por eso es clave invertir en educación e dedicar tiempo a encontrar socios locales en los que apoyarse. 


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Cultura

Entrevista con María Caballero sobre escritores conversos contemporáneos

María Caballero, Catedrática de Literatura, recientemente ha participado en Madrid en un congreso sobre Dios en la literatura contemporánea. Repasamos el panorama de intelectuales y escritores conversos, muchos de ellos del siglo XXI.

Javier García Herrería·3 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 9 minutos

María Caballero es Catedrática de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Sevilla. Su investigación en los últimos años se ha centrado en el ensayo sobre la identidad de los países del Nuevo Mundo de cuño hispánico, y en las escrituras del yo (diarios, autobiografías, memorias…), con especial incidencia en la escritura de mujeres. Desde hace décadas viene investigando, como parte de las escrituras del yo, en la literatura escrita por conversos, en los testimonios de ese fenómeno inapresable que es la conversión religiosa de un ser humano

Recientemente ha inaugurado el VI Congreso de “Dios en la Literatura Contemporánea: Autores en busca de Autor”, celebrado en el paraninfo de la Universidad Complutense de Madrid los días 22 y 23 de septiembre.

Un grupo de participantes del congreso «Autores en busca de autor»

Su ponencia se ha centrado en escritores conversos de los siglos XX-XXI. ¿Qué autores le parecen más relevantes?

Desde Pablo de Tarso y Agustín de Hipona, los relatos de conversión sacuden al lector amodorrado en nuestro mundo cotidiano teñido de superficialidad y activismo. De ellos arrancan dos modelos de conversión religiosa: las “tumbativas” no buscadas por el sujeto y catalogables como “hechos extraordinarios”  (Claudel, García Morente…). Se trata de una experiencia oscura donde la intuición se impone: “Dios existe, yo me lo encontré” –dirá Frossard-. Al respecto, es muy sugerente y actual el libro de José María Contreras Espuny, “Dios de repente” (2018).

En el polo opuesto y lideradas por Agustín de Hipona, estarían las “racionales” (Chesterton, Lewis), que culminan una búsqueda de años: la honestidad del sujeto acaba aceptando la Verdad del Dios católico, no sin resistencias. 

Hay dos libros que son marco ineludible a la hora de estudiar estas cuestiones: “Literatura del siglo XX y cristianismo”, de Ch. Moeller, en varios volúmenes. Recorre las páginas de los mejores escritores del siglo XX que siempre, por activa o por pasiva recalaron en el tema de Dios… Y “Escritores conversos” (2006), de J. Pearce, que se restringe al mundo anglosajón y trabaja a fondo un buen número de escritores ingleses cuyos testimonios de conversión siguen siendo cautivadores. Por no hablar de sus novelas y cuentos que los consagran como clásicos del siglo XX: Chesterton, Lewis, E. Waugh, o Tolkien son referentes ineludibles, como lo muestra la larga herencia de “El señor de los anillos”.

Ana Iris Simón, una autora con una sensibilidad y herencia de izquierdas, en su novela Feria y en sus artículos en El País está poniendo sobre el tapete la cuestión de Dios. ¿Cómo valora este fenómeno?

Antes que ella lo hizo en su momento Juan Manuel de Prada, que se define como converso. En las últimas décadas el mercado se ha visto inundado de literatura testimonial, no sólo memorias y autobiografías (“best-seller” del momento), sino también literatura religiosa. Es que la cuestión de Dios está en el ambiente, como lo demuestran dos libritos de divulgación: “10 ateos cambian de autobús” (2009), de José Ramón Ayllón, y “Conversos buscadores de Dios. 12 historias de fe de los siglos XX y XXI” (2019), de Pablo J, Ginés. No son, sobre todo el segundo necesariamente escritores, sino conversos variopintos: la hermana del embalsamador de Lenin, un preso de la KGB, el inventor del fusil Kalashnikov, León Felipe, poeta republicano y español…

¿Qué obras de conversos recientes le resultan especialmente interesantes?

En la conferencia yo no me circunscribí a los escritores del ámbito español, sino que enfoqué el mundo intelectual, donde el fenómeno de la búsqueda de un sentido de la vida, de un posible Dios, de algo más… es palmario. A pesar de vivir en un mundo aparentemente postmoderno y secularizado, hay cada vez más testimonios de escritores conversos, algo que se ha convertido en una especie de subgénero literario. Tras algunas pinceladas sobre conversos de nuestro mundo occidental (E, Waugh, Mauriac, S. Hahn…) y del Islam (Qurehi, J. Fadelle…), me centré en cinco intelectuales con perspectiva internacional y de distinto cuño: A. Flew, S. Ahmari, J. Pearce, J. Arana y R. Gaillard. Trabajé los relatos de conversión de los cuatro primeros y una novela escrita por el último. 

Bajo el título “Dios existe. Cómo cambió de opinión el ateo más famoso del mundo” (2012), el filósofo A. Flew (1923-2010) explica las razones de su cambio de postura. Un sorprendente giro de 360 grados partiendo de su trabajo científico le llevó al afirmar: “Dios existe… el universo sin su presencia es inconcebible”: de hecho, no se decanta por un dios concreto, pero afirma con rotundidad la presencia de lo sagrado en el universo. La suya fue una “conversión” escandalosa: dedicado a dar conferencias y a carearse en espectaculares y multitudinarias mesas redondas de científicos que discutían acerca del asunto, pasó de ser el ateo oficial a descolocar a sus contrincantes con sus afirmaciones.

“Fuego y agua. Mi viaje hacia la fe católica” (2019) es el testimonio de Sohrab Ahmari (1985) afamado columnista de Gran Bretaña que en un twit de 2016 anunció su conversión al catolicismo, con gran escándalo en las redes. Extranjero residente en Estados Unidos, se convierte en lector de Nietzsche  iniciando un camino intelectual y espiritual que, años después y contrarrestado por la lectura de la Biblia, desembocaría en la Iglesia católica. No sin antes pasar por el marxismo. “Llegaría a la conclusión de que la voz interior que me animaba a hacer el bien y rechazar el mal era prueba irrefutable de la existencia de un Dios personal” –dirá-.

Por lo que se refiere a J. Pearce (1961) se definió a sí mismo como “fanático militante racista” y el relato que dedicó a su conversión, “Mi carrera con el diablo” (2014) lleva este subtítulo: “del odio racial al amor racional” que no deja lugar a dudas de cómo ha visto su propio proceso de conversión un fanático militante del Frente Nacional que coqueteó con el IRA. La lectura de Chesterton, Lewis y los conversos de Oxford herederos del también converso Newman le acabará llevando a Dios. Hoy es un excelente escritor y apologista, muy centrado en biografías de conversos ilustres.

Del ámbito español escogí “Teología para incrédulos” (2020), de J. Arana (1950), catedrático de filosofía de la Universidad de Sevilla y académico de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas de Madrid. Nada más lejos de una sesuda reflexión sobre cuestiones límites de filosofía y teología, de intención más o menos apologética.

El título despista si no entendemos que el incrédulo del que habla no es otro que el mismo autor y que el libro aborda muchas cuestiones teóricas —salvación y pecado, libertad, milagros, Iglesia y laicismo, fe y ciencia— con seriedad intelectual pero siempre desde la crónica de su propio recorrido existencial hacia una fe que viene para él de la tradición familiar, que se pierde en la juventud si bien nunca del todo en la práctica y se va poco a poco recuperando hasta llegar a su plenitud en la madurez, como fruto de la reflexión y de la respuesta a la gracia de Dios. El paisaje que ese camino recorre, en el que muchos se pueden reconocer, es el de nuestra cultura contemporánea, el de la historia del pensamiento occidental.

¿Hasta qué punto autores así han tenido o tienen un papel relevante a la hora de abordar la cuestión de Dios en la opinión pública?

¿Qué incidencia tienen las declaraciones de conversos como Messori o Mondadori? Textos como “¿En qué creen los que no creen?” (1997), un diálogo entre Umberto Eco y Carlo María Martini, arzobispo de Milán  han puesto sobre el tapete las cuestiones relacionadas con la fe. Ahora bien, el mercado, los medios y las redes privilegian y ocultan, como todos sabemos… Hace unos años se publicaron casi paralelamente dos libros de Alejandro Llano y Fernando Sabater sobre estas cuestiones y obviamente la difusión del segundo arrolló al primero.

¿Y autores en otros países hispanoamericanos?

Hace un par de años impartí una conferencia en el Centro de Estudios Teológicos de Sevilla, publicada después en la revista “Isidorianum” y colgada en las redes. Bajo el título “¿Ha desaparecido Dios de nuestra literatura?” desfilaban Rubén Darío, y su poema “Lo fatal, Pedro Páramo”, de J. Rulfo en su búsqueda existencial del padre (¿tal vez Dios?), “Cien años de soledad”, de G. García Márquez con su estructura bíblica del Génesis al Apocalipsis… y unas cuantas novelas contemporáneas de Otero Silva (“La piedra que era Cristo”), Vicente Leñero, (“El evangelio de Lucas Gavilán”) y otros…

Entre todos ocupa un lugar destaco el agnóstico argentino Jorge Luis Borges que en sus poemas, ensayos e incluso tras la superficie de suspense policíaco de alguno de sus relatos (“Ficciones”, “El Aleph”) esconde preguntas existenciales sobre el ser y el destino de hombre, mundo y Dios, como ha estudiado Arana en su libro “El centro del laberinto” (1999). Una búsqueda que llega hasta el lecho de muerte al que convoca –según testimonio de su viuda María Kodama- a un pastor protestante y un sacerdote católico para seguir buscando…

Hace un año tuvimos en España un debate sobre la poca influencia de los intelectuales cristianos en la cultura. ¿Cree que ha cambiado algo en este tiempo? ¿Hay “brotes verdes” en España u otros países?

Hay “brotes verdes” y sorprenden específicamente en un país “laico” como Francia. Dios y los temas relacionados con la trascendencia interesan. El inusitado éxito de Fabrice Hadjad (1971), profesor y filósofo francés, fruto de judíos de ascendencia tunecina. Converso él mismo, ha dedicado su vida a impartir conferencias y escribir libros como “La fe de los demonios” (2014) o “Tenga Ud éxito en su muerte. Anti método para vivir” (2011); “¿Cómo hablar de Dios hoy?” (2013);)… 

“Últimas noticias del hombre (y de la mujer)”,(2018) y “Juana y los poshumanos o el sexo del ángel”, (2019) son algunas de las últimas entregas de este profesor universitario y padre de nueve hijos, que ha escrito casi veinte monografías e impartido conferencias por todo el mundo. Están redactados con altura apologética, junto al desenfado de quien vive según esa ya vieja fórmula de 1928 refrendada por el Vaticano II: “ser contemplativos en medio del mundo”.

María Caballero durante su intervención en el congreso

Susanna Tamaro o Natalia Sanmartín son voces femeninas que han tenido enorme éxito y comunican una antropología cristiana muy atractiva. ¿Cómo valora la aportación de la mirada femenina?

Es plural y muy rica con nombres como Etty Hillesum (1914.1943) actualmente muy de moda y objeto de tesis doctorales, que forma parte de un cuarteto de mujeres judías y escritoras, muertas en la segunda guerra mundial junto a Edith Stein (1891-1942), Simone Weil (1909.1943) y Ana Frank (1929-1945).

Pero no solo ellas. En el polo opuesto, la norteamericana Dorothy Day (1897-1980), fue periodista, activista social y oblata benedictina anarquista cristiana estadounidense –así la presenta wikipedia y no deja de ser sorprendente el cocktail-.

Retomando a las escritoras, nuestra Carmen Laforet (1921-2004) se convirtió a través de su amiga Lili Álvarez y el resultado fue una vuelta de tuerca en su narrativa, la novela “La mujer nueva” (1955), con toques autobiográficos de existencialismo cristiano.

Y siguiendo con las españolas, yo no olvidaría a Ernestina de Champourcín (1905-1999), una de las dos grandes poetas de la generación del 27. Aunque oscurecida por los varones del grupo, esta mujer inquieta y republicana de la alta sociedad madrileña fue amiga de Juan Ramón Jiménez y asidua del Lyceum que impulsó la vida cultural femenina. El exilio en México se plasmó en poemarios donde muestra su aclimatación al nuevo medio en el que sobrevivió como traductora. Paradójicamente el retorno a España fue duro, un nuevo exilio para esta mujer conversa y del Opus Dei. No desdeñó la poesía religiosa, como pone de manifiesto la antología de poesía religiosa que preparó para la BAC en 1970.

Por lo que se refiere a la pregunta, Susana Tamaro fue un best-seller con su novela “Donde el corazón te lleve” (1994), donde tres generaciones de mujeres enlazan sus experiencias. Recuerdo haber escrito contra el lema del título en mi libro “Femenino plural. La mujer en la literatura” (1998) porque el leitmotiv del título me parecía demasiado facilón. Pero no cabe duda de que a partir de “Anima mundi” (2001) incursiona en el campo religioso con un tirón llamativo.

Me interesa mucho más Natalia Sanmartín, una mujer joven (1970) que ha sabido asimilar con originalidad las lecturas de Newman y los conversos ingleses, elaborando una nueva utopía. Como utopía es la película “El bosque” (2004), de Shyamalam. Porque eso es lo que propone “El despertar de la señorita Prim” (2013), un mundo con valores, donde lo religioso no solo cabe sino que articula la vida cotidiana. La escuché en un congreso en Roma hace unos años y me pareció una alternativa sugerente. Después ha escrito un cuento de Navidad, no tan excepcional para mi gusto… Ojalá tenga por delante una carrera con valores.

Volvemos a las preguntas del comienzo. ¿Sigue vigente el tema de Dios en la literatura?

Indudablemente, Dios tuvo su sitio en la novela del siglo XX: S. Undset, H. Haase, Vintila Horia, Mauriac…, con un importante apartado sobre el mal, ese escollo de todos los tiempos que bordan Dostoyevski o Hanah Arent… Y cuando parece que ya no interesa a los escritores, encontramos en la novela postmoderna (por ejemplo, “La carretera”, de Mc Carthy, premio Pulitzer 2007), una cierta nostalgia del Dios perdido. Sucede algo semejante con la poesía religiosa, veta escondida que, como nuevo Guadiana, aflora en excelentes escritores: Gerardo Diedo, J. Mª Pemán, Dámaso Alonso… y en generaciones más cercanas  Miguel D´Ors, J.J. Cabanillas, Carmelo Guillén…  Como muestra, la antología “Dios en la poesía actual” (2018), editada por los dos últimos poetas citados. 

Volviendo a los conversos que escriben novelas habría que resaltar a Reginald Gaillard (1972). Un cuasi desconocido, está dando que hablar en los círculos intelectuales de la vecina Francia. Profesor de secundaria, impulsor de al menos tres revistas y fundador de la editorial Corlevour, ha publicado tres poemarios y su condición de poeta es muy palmaria en “La partitura interior (2018), su primera novela aclamada por la crítica francesa. . La novela es una confesión, un ajuste de cuentas al final de la vida en la línea de “Nudo de víboras” de Mauriac: un diálogo a tres bandas entre el protagonista (sacerdote), Dios y los demás.

¿Meras agujas en un pajar? Sí y no. A quien pregunte por escritores actuales interesados en Dios, lo sagrado o la religión en la literatura y las artes le remitiría a las redes. Antonio Barnés tuve hace unos años el enorme mérito de apostar por algo que no parecía de moda: un proyecto de investigación cuajado de actividades y abierto online sobre “Dios en la literatura y en las artes”. Acabamos de celebrar el VI Congreso y es inmenso el material publicado en papel o accesible online, fruto de estos encuentros. Como muestra, un botón: el libro “La presencia del ausente, Dios en la literatura contemporánea”, recién editado por la Universidad de Castilla y la Mancha. 

Para concluir ¿dónde está Dios?

La pregunta no es en absoluto retórica y desde luego flota en el ambiente, por ejemplo en las redes donde hace unos meses se ha colgado un libro homónimo coordinado por A. Barnés y presentado en nuestro congreso como volumen en papel, en que 40 poetas responden en / con su obra a esta inquisición. Vivimos en una sociedad postcristiana en la que Dios parece haber desaparecido; pero incluso sin ser conscientes de ello lo seguimos buscando.

Enseñanzas del Papa

Levantemos la mirada

La visita del Santo Padre a Malta en los primeros días del mes de abril, y el ciclo litúrgico de la Semana Santa y el comienzo de la Pascua son los principales momentos en los que se ha pronunciado el Papa Francisco.

Ramiro Pellitero·2 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 8 minutos

Nos centramos en el viaje apostólico a Malta y en la Semana Santa. El sábado santo, durante la vigilia pascual, Francisco invitó a “levantar la mirada”, porque el sufrimiento y la muerte han sido abrazados por Cristo y ahora ha resucitado. Mirando sus llagas gloriosas escuchamos a la vez el anuncio pascual que tanto necesitamos: “¡Paz a vosotros!”.

“Con una humanidad poco común”

Haciendo balance de su viaje apostólico a Malta (pospuesto durante dos años a causa del Covid), decía el Papa el miércoles 6 de abril que Malta es un lugar privilegiado, una “rosa de los vientos”, un lugar clave, por varias razones.

Primero, por su situación en medio del Meditarráneo (que recibe y procesa muchas culturas), y porque recibió muy pronto el Evangelio, por boca de san Pablo, al que los malteses acogieron “con una humanidad poco común” (Hch 28, 2), palabras que escogió Francisco como lema de su viaje. Y eso es importante para salvar a la humanidad de un naufragio que nos amenaza a todos, porque –decía el Papa evocando implícitamente su mensaje durante la pandemia– “estamos en la misma barca” (cfr. Momento de oración en la Plaza de San Pedro, vacía, el 27-III-2020). Y por eso necesitamos, dice ahora, que el mundo se vuelva “más fraterno, más vivible”. Malta representa ese horizonte y esa esperanza. Representa “el derecho y la fuerza de los pequeños, de las naciones pequeñas pero ricas de historia y civilización, que deberían llevar adelante otra lógica: la del respeto y la libertad, la del respeto y también la lógica de la libertad”.

En segundo lugar, Malta es clave por el fenómeno de las migraciones: “Cada inmigrante” –señaló el Papa ese día– “es una persona con su dignidad, sus raíces, su cultura. Cada uno de ellos es portador de una riqueza infinitamente más grande que los problemas que implica. Y no olvidemos que Europa fue hecha con las migraciones”.

Ciertamente, la acogida de los inmigrantes –observa Francisco– debe ser proyectada, organizada y gobernada con tiempo, sin esperar a las situaciones de emergencia. “Porque el fenómeno migratorio no puede ser reducido a una emergencia, es un signo de nuestros tiempos. Y como tal debe ser leído e interpretado. Se puede convertir en un signo de conflicto, o en un signo de paz”. Y Malta es, por eso, “un laboratorio de paz”: el pueblo maltés ha recibido, junto con el Evangelio, “la savia de la fraternidad, de la compasión, de la solidaridad […] y gracias al Evangelio podrá mantenerlos vivos”.

En tercer lugar, Malta es lugar clave también desde el punto de vista de la evangelización. Porque de sus dos diócesis, Malta y Gozo, han salido muchos sacerdotes y religiosos, y también fieles laicos, que han llevado a todo el mundo el testimonio cristiano. Exclama Francisco: “¡Como si el paso de san Pablo hubiera dejado la misión en el ADN de los malteses!”. Y por ello esta visita quiso ser ante todo un acto de reconocimiento y agradecimiento. 

Tenemos, en suma, tres elementos para situar esta “rosa de los vientos”: su “humanidad” especial, su encrucijada para los inmigrantes y su implicación en la evangelización. Sin embargo, también en Malta –dice Francisco–, soplan los vientos “del secularismo y de la pseudo-cultura globalizada a base de consumismo, neocapitalismo y relativismo”. Por ese motivo acudió a la Gruta de san Pablo y al santuario nacional de Ta’ Pinu: para pedirles al apóstol de las gentes y a la Virgen una renovada fuerza, que viene siempre del Espíritu Santo, para la nueva evangelización. 

En efecto, en la basílica de san Pablo rezó Francisco a Dios Padre: “Ayúdanos a reconocer desde lejos las necesidades de cuantos luchan entre las olas del mar, golpeados contra las rocas de una costa desconocida. Haz que nuestra compasión no se agote en palabras vanas, sino que encienda la hoguera de la acogida, que hace olvidar el mal tiempo, da calor a los corazones y los une; fuego de la casa construida sobre roca, de la única familia de tus hijos, hermanas y hermanos todos” (Visita a la Gruta de san Pablo, 3-IV-2022). Y de ese modo la unidad y la fraternidad que provienen de la fe se muestren a todos con obras. 

En el santuario de Ta´Pinu (isla de Gozo) señaló el Papa que, en la Cruz, donde muere Jesús y parece que todo está perdido, a la vez nace una vida nueva: la vida que viene con el tiempo de la Iglesia. Volver a ese comienzo significa redescubrir lo esencial de la fe. Y eso esencial es la alegría de evangelizar. 

No se anda con rodeos Francisco, sino que se sitúa en la realidad de lo que está pasando: “La crisis de la fe, la apatía de la práctica creyente sobre todo en la pospandemia y la indiferencia de tantos jóvenes respecto a la presencia de Dios no son cuestiones que debemos ‘endulzar’, pensando que al fin y al cabo un cierto espíritu religioso todavía resiste, no. Es necesario vigilar para que las prácticas religiosas no se reduzcan a la repetición de un repertorio del pasado, sino que expresen una fe viva, abierta, que difunda la alegría del Evangelio, porque la alegría de la Iglesia es evangelizar” (Encuentro de oración, homilía2-IV-2022).

Volver al comienzo de la Iglesia junto a la cruz de Cristo, significa también la acogida (de nuevo, alusión a los inmigrantes): “Sois una isla pequeña, pero de corazón grande. Sois un tesoro en la Iglesia y para la Iglesia. Lo digo otra vez: sois un tesoro en la Iglesia y para la Iglesia. Para cuidarlo, es necesario volver a la esencia del cristianismo: al amor de Dios, motor de nuestra alegría, que nos hace salir y recorrer los caminos del mundo; y a la acogida del prójimo, que es nuestro testimonio más sencillo y hermoso en la tierra, y así seguir avanzando, recorriendo los caminos del mundo, porque la alegría de la Iglesia es evangelizar”.

La misericordia: el corazón de Dios

El domingo 3 de abril Francisco celebró la misa en Floriana (en las afueras de La Valeta, capital de Malta). En su homilía, tomó pie del evangelio del día, que recogía el episodio de la mujer adúltera (cfr. Jn 8, 2 ss). En los acusadores de la mujer puede verse una religiosidad carcomida por la hipocresía, y por la mala costumbre de señalar con el dedo. 

También nosotros, observó el Papa, podemos tener el nombre de Jesús en los labios, pero desmentirlo con los hechos. Y enunció un criterio muy claro: “El que cree que defiende la fe señalando con el dedo a los demás tendrá incluso una visión religiosa, pero no abraza el espíritu del Evangelio, porque olvida la misericordia, que es el corazón de Dios”. 

Aquellos acusadores, explica el sucesor de Pedro,“son el retrato de esos creyentes de todos los tiempos, que hacen de la fe un elemento de fachada, donde lo que se resalta es la exterioridad solemne, pero falta la pobreza interior, que es el tesoro más valioso del hombre”. Por eso, Jesús quiere que nos preguntemos: “¿Qué quieres que cambie en mi corazón, en mi vida? ¿Cómo quieres que vea a los demás?”.

En el modo de tratar Jesús a la adúlterase encontraron la Misericordia y la miseria–, señala el Papa, “aprendemos que cualquier observación, si no está movida por la caridad y no contiene caridad, hunde ulteriormente a quien la recibe”. Dios, en cambio, siempre deja abierta una posibilidad y sabe encontrar caminos de liberación y de salvación en cada circunstancia.

Para Dios no existe nadie que sea “irrecuperable”, porque siempre perdona. Más aún –retoma aquí Francisco a uno de sus argumentos preferidos– “Dios nos visita valiéndose de nuestras llagas interiores”,porque no ha venido para los sanos sino para los enfermos (cfr. Mt 9, 12).

Por eso debemos a aprender de Jesús en la escuela del Evangelio: “Si lo imitamos, no nos enfocaremos en denunciar los pecados, sino en salir en busca de los pecadores con amor. No nos fijaremos en quienes están, sino que iremos a buscar a los que faltan. No volveremos a señalar con el dedo, sino que empezaremos a ponernos a la escucha. No descartaremos a los despreciados, sino que miraremos como primeros aquellos que son considerados últimos”.

Pedir perdón y perdonar

La predicación de Francisco durante la Semana Santa comenzó contraponiendo el afán de salvarse a sí mismo (cfr. Lc 23, 35; Ib., 37 y 39) con la actitud de Jesús que no busca nada para sí, solo implora el perdón del Padre. “Clavado al patíbulo de la humillación, aumenta la intensidad del don, que se convierte en per-dón(Homilía en el Domingo de Ramos, 10-IV-2022). 

En efecto, en la estructura de esta palabra, perdón, se puede ver que perdonar es más que dar, es dar del modo más perfecto, dar implicándose a sí mismo, dar por completo.

Nadie nos ha amado, a todos y a cada uno, como Jesús nos ama. En la cruz, Él vive el más difícil de sus mandamientos: el amor a los enemigos. No hace como nosotros, que lamemos nuestras heridas y rencores. Además, pidió perdón, “porque no saben lo que hacen”. “Porque no saben”, subraya Francisco y señala: “Esa ignorancia del corazón que tenemos todos los pecadores. Cuando se usa la violencia, nada se sabe de Dios, que es Padre, ni de los demás, que son hermanos”. Así es: cuando se rechaza el amor se desconoce la verdad. Y un ejemplo de todo ello, concluye el Papa, es la guerra: “En la guerra volvemos a crucificar a Cristo”.

En las palabras de Jesús dirigidas al buen ladrón, “Hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lc 23, 43), vemos “el prodigio del perdón de Dios, que transforma la última petición de un condenado a muerte en la primera canonización de la historia”. 

Así comprobamos que la santidad se alcanza pidiendo perdón y perdonando, y que “con Dios siempre se puede volver a vivir”. “Dios no se cansa de perdonar”, repitió varias veces estos días el Papa, también en relación con el servicio que los sacerdotes han de prestar a los fieles (cfr. Homilía en la Misa in Cœna Domini, en el nuevo Complejo Penitenciario de Civitavecchia, 14-IV-2022).

Ver, escuchar y anunciar

En la homilía durante la vigilia pascual (sábado santo, 16-IV-2022), Francisco se fijó en el relato evangélico del anuncio de la resurrección a las mujeres (cfr. Lc 41, 1-10). Y subrayó tres verbos. 

En primer lugar, “ver”. Vieron la piedra corrida y cuando entraron no hallaron el cuerpo del Señor. Su primera reacción fue el miedo, no levantar la vista del suelo. Algo así, observa el Papa, nos pasa a nosotros: “Con mucha frecuencia, miramos la vida y la realidad sin levantar los ojos del suelo; sólo enfocamos el hoy que pasa, sentimos desilusión por el futuro y nos encerramos en nuestras necesidades, nos acomodamos en la cárcel de la apatía, mientras seguimos lamentándonos y pensando que las cosas no cambiarán nunca”. Y así sepultamos la alegría de vivir. 

Luego, “escuchar”, teniendo en cuenta que el Señor “no está aquí”. Quizá le buscamos “en nuestras palabras, en nuestras fórmulas y en nuestras costumbres, pero nos olvidamos de buscarlo en los rincones más oscuros de la vida, donde hay alguien que llora, quien lucha, sufre y espera”. Hemos de levantar la mirada y abrirnos a la esperanza. 

Escuchemos: “¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No debemos buscar a Dios, interpreta Francisco, entre las cosas muertas: ennuestra falta de valentía para dejarnos perdonar por Dios, para cambiar y terminar con las obras del mal, para decidirnos por Jesús y por su amor; en el reducir la fe a un amuleto, “haciendo de Dios un hermoso recuerdo de tiempos pasados, en lugar de descubrirlo como el Dios vivo que hoy quiere transformarnos a nosotros y al mundo”; en “un cristianismo que busca al Señor entre los vestigios del pasado y lo encierra en el sepulcro de la costumbre”

Y finalmente, “anunciar”. Las mujeres anuncian la alegría de la Resurrección: “La luz de la Resurrección no quiere retener a las mujeres en el éxtasis de un gozo personal, no tolera actitudes sedentarias, sino que genera discípulos misioneros que ‘regresan del sepulcro’ y llevan a todos el Evangelio del Resucitado. Después de haber visto y escuchado, las mujeres corrieron a anunciar la alegría de la Resurrección a los discípulos”, aunque sabían que les tomarían por locas. Pero ellas no se preocuparon de su reputación ni de defender su imagen; no midieron sus sentimientos ni calcularon sus palabras. Sólo tenían el fuego en el corazón para llevar la noticia, el anuncio: “¡El Señor ha resucitado!”.

De ahí la propuesta para nosotros: “Llevémoslo a la vida ordinaria: con gestos de paz en este tiempo marcado por los horrores de la guerra; con obras de reconciliación en las relaciones rotas y de compasión hacia los necesitados; con acciones de justicia en medio de las desigualdades y de verdad en medio de las mentiras. Y, sobre todo, con obras de amor y de fraternidad”.

En la audiencia general del 13 de abril el Papa había explicado en qué consiste la paz de Cristo, y lo hizo en el contexto de la guerra actual en Ucrania. La de Cristo no es una paz de acuerdos, y, menos, una paz armada. La paz que Cristo nos da (cfr. Jn 20, 19.21) es la que ha conquistado sobre la cruz con el don de sí mismo.

El mensaje pascual del Papa, “al término de una cuaresma que parece no querer acabar” (entre el fin de la pandemia y la guerra) tiene que ver con esa paz que Jesús nos trae llevando “nuestras llagas”. Nuestras porque se las hemos causado nosotros y porque Él las lleva por nosotros. “Las llagas en el Cuerpo de Jesús resucitado son el signo de la lucha que Él ha combatido y vencido por nosotros, con las armas del amor, para que nosotros podamos tener paz, estar en paz, vivir en paz”(Bendición urbi et orbi Domingo de resurrección, 17-IV-2022).

Vaticano

Los refugiados no son un peligro para nuestra identidad

No pasa un día sin que el Papa Francisco pida el fin de la guerra en Ucrania, y no deja de valorar el espíritu de acogida de los pueblos de Europa hacia los refugiados. Un reciente documento del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral ofrece directrices sobre cómo ejercer la acogida en contextos interculturales e interreligiosos.

Giovanni Tridente·2 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 5 minutos

La guerra en Ucrania, que se prolonga desde el trágico 27 de febrero, entre las muchas tragedias humanitarias que conlleva, ha vuelto a amplificar en Europa la movilidad de los migrantes y refugiados, que huyen de las bombas y buscan hospitalidad allí donde pueden. Frente a los efectos de una guerra “en la puerta de al lado”, los pueblos de Europa están dando un ejemplo de acogida y cercanía hacia sus “primos” ucranianos como nunca antes, empezando por Polonia, que ha acogido a cientos de miles de ellos. El actual flujo migratorio se considera el más grave desde la Segunda Guerra Mundial. 

En las decenas de discursos en los que el Papa Francisco ha apelado casi a diario al fin de la guerra -definida sin ambages como una tragedia inútil y a la vez sacrílega-, al tiempo que ha pedido la apertura urgente de corredores humanitarios, se aprecia mucho el espíritu de acogida que se vive en el continente incluso en el indescriptible drama del conflicto. En su reciente Mensaje Urbi et Orbi del Domingo de Pascua, por ejemplo, el Papa destacó cómo las puertas abiertas de tantas familias en Europa son signos alentadores, verdaderos actos de caridad y bendición para nuestras sociedades “a veces degradadas por tanto egoísmo e individualismo”.

Sin embargo, no basta con detenerse en la extemporaneidad del momento o en la contingencia de un drama que tiene lugar a pocos kilómetros de nosotros, porque estas situaciones también existen desde hace muchos años en otras partes del mundo. No es casualidad que en el mismo Mensaje, Francisco haya mencionado a Oriente Medio, Libia, varios países africanos, los pueblos de América Latina, Canadá… recordando cómo las consecuencias de la guerra afectan a toda la humanidad. Sin embargo, “la paz es nuestro deber, la paz es la principal responsabilidad de todos”.

Acogida intercultural

En este contexto, vuelve a la palestra un documento publicado el 24 de marzo por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, un documento que ha pasado algo desapercibido. Se trata de las Orientaciones sobre la pastoral de los migrantes interculturales, que ponen de relieve las propuestas que pueden surgir para las comunidades llamadas a acoger a quienes huyen de las situaciones más diversas.

La perspectiva de estas Orientaciones está ligada a la temática intercultural que caracteriza a las migraciones actuales, por lo que analiza todos aquellos retos que surgen en un escenario cada vez más global y multicultural, sugiriendo a las comunidades cristianas prácticas de acogida que son también una oportunidad para el trabajo misionero, así como para el testimonio y la caridad. 

Se trata de un texto surgido de los encuentros con diversos representantes de Conferencias Episcopales, congregaciones religiosas y realidades católicas locales, que profundizaron inicialmente en el tema elegido por el Papa Francisco para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado de 2021, Hacia un nosotros cada vez más grande.

En el prefacio de las Orientaciones, que se componen de 7 puntos-retos (cada uno con 5 respuestas concretas), el Papa Francisco reitera la necesidad de construir una “cultura del encuentro”, como había subrayado en Fratelli Tutti, con vistas a una fraternidad universal, porque éste es el sentido de la verdadera catolicidad. Del encuentro con los que son extranjeros y pertenecen a culturas diferentes, entre otras cosas, surge la oportunidad de crecer como Iglesia y de enriquecerse mutuamente.

Es una invitación “a ampliar el modo en que vivimos el ser Iglesia”, mirando el drama del “desarraigo prolongado” en el que muchos se ven obligados también a causa de las guerras, permitiendo vivir “un nuevo Pentecostés en nuestros barrios y en nuestras parroquias”, escribe el Papa. Pero también es una forma de “vivir una Iglesia auténticamente sinodal, en movimiento, no estática”, que no hace diferencia entre nativos y extranjeros porque todos estamos en movimiento.

Superar el miedo

El primer punto del documento es una invitación a reconocer y superar el miedo a los diferentes, a menudo víctima de prejuicios y percepciones negativas exageradas, como la amenaza a la seguridad política y económica del país de acogida, que suelen desembocar en actitudes de intolerancia.

La respuesta de la Iglesia a este primer reto puede articularse de varias maneras, empezando por dar a conocer las historias personales de quienes huyen de sus tierras, las causas que les llevaron a emigrar; después es necesario implicar a los medios de comunicación en la difusión de buenas prácticas de acogida y solidaridad; utilizar un lenguaje positivo basado en argumentos sólidos; promover la empatía y la solidaridad e implicar a los adolescentes y jóvenes en estas dinámicas. 

Promover el encuentro

El segundo aspecto se refiere a la promoción del encuentro, facilitando prácticas de integración en lugar de exclusión. En este sentido, también son necesarias una serie de acciones, como promover un cambio de mentalidad que lleve a invertir la lógica del descarte por una “cultura del cuidado”; ayudar a ver el fenómeno migratorio en su globalidad e interconexión; organizar sesiones de formación para ayudar a entender la acogida, la solidaridad y la apertura hacia los extranjeros; crear espacios de encuentro para los recién llegados; formar a agentes de pastoral que se dediquen a la acogida de los inmigrantes para que se sientan parte activa de la dinámica de la parroquia. 

Escucha y compasión

Un tercer punto se refiere a la escucha y la compasión, ya que el recelo y la falta de preparación pueden llevar a menudo a ignorar las necesidades, los temores y las aspiraciones de los inmigrantes. Esto debería dirigirse en primer lugar a los menores y a los heridos profundos, organizando programas de asistencia con los más necesitados; animando a los trabajadores sanitarios y sociales a ofrecer servicios específicos para abordar situaciones concretas.

Vivir la catolicidad

Uno de los problemas encontrados en las últimas décadas es que, incluso en las poblaciones de tradición católica, han arraigado sentimientos nacionalistas que excluyen al “diferente”. Esta tendencia es, de hecho, contraria a la universalidad de la Iglesia, provocando divisiones y no promoviendo la comunión universal. Aquí es importante hacer entender este aspecto particular de la Iglesia como “comunión en la diversidad”, a partir de la imagen del Dios Trino. También hay que entender que la multiplicidad de culturas y religiones puede ser una oportunidad para aprender a apreciar a los que son diferentes de nosotros; esto también requiere una atención pastoral específica, como primer paso hacia una integración más duradera, a través de trabajadores bien formados y competentes. 

Los inmigrantes como una bendición

A menudo se olvida que hay comunidades en las que prácticamente todos los feligreses son extranjeros, o en las que los propios sacerdotes proceden del extranjero. Esto puede considerarse una bendición en medio del desierto espiritual que ha traído el secularismo. Por tanto, hay que potenciar las oportunidades que ofrecen los que vienen de fuera, permitiéndoles sentirse también parte activa de la vida de las comunidades locales, haciéndoles sentir como “verdaderos misioneros” y testigos de la fe; posiblemente adaptando las estructuras pastorales, los programas de catequesis y la formación.

Misión evangelizadora

Una correcta comprensión del fenómeno migratorio, junto con una identidad habitual, aleja también la percepción de amenazas a las propias raíces religiosas y culturales. En este sentido, la llegada de inmigrantes, especialmente de otras confesiones, puede considerarse una oportunidad providencial para llevar a cabo la propia “misión evangelizadora” a través del testimonio y la caridad. Esto requiere la activación de un dinamismo ampliado que incluya también la activación de los servicios caritativos y el diálogo interreligioso.

Cooperación

El último punto se refiere al reto de coordinar todas estas iniciativas para evitar la fragmentación con vistas a un apostolado realmente eficaz que optimice los recursos y evite las divisiones internas. Todos deben involucrarse en compartir visiones y proyectos, experimentando de primera mano la responsabilidad pastoral de este tipo de “cuidado”. La cooperación debe incluir también a otras confesiones religiosas, a la sociedad civil y a las organizaciones internacionales.

Como vemos, todos estos son elementos concretos para una acogida verdadera y digna, que también pueden ser útiles en este periodo en el que muchas parroquias están dando pasos para mostrar su cercanía al pueblo ucraniano. Un verdadero campo de pruebas de caridad y misión.

Cultura

«Autores en busca de Autor», un congreso sobre Dios en la literatura contemporánea

Dios en la literatura contemporánea. Crónica del VI congreso "Autores en busca de Autor", celebrado en el Paraninfo de la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense.

Antonio Barnés·1 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

Tras seis congresos sobre la presencia de Dios en la literatura contemporánea donde han participado 97 investigadores de 40 universidades de 13 países (Alemania, Australia, Bielorrusia, Brasil, Camerún, Francia, Eslovaquia, España, Estados Unidos, Italia, México, Venezuela, Rusia), que han presentado 166 ponencias y comunicaciones sobre 134 autores de 16 lenguas diferentes, se pueden obtener una serie de conclusiones.

Dios está muy presente en la literatura contemporánea de manera diversísima, como corresponde a una literatura, la de los últimos siglos, en que la hibridación de géneros y las modalidades de escritura son casi infinitas. Las actitudes que florecen son tantas como las posibilidades humanas de relación con Dios: amor, búsqueda, duda, rechazo, etcétera.

Por centrarnos en el último congreso, celebrado el 22 y el 23 de septiembre en la Facultad de Filología de la Universidad Complutense de Madrid, podemos enumerar una serie de aportaciones.

Asistentes al congreso

La nómina de escritores conversos o de conversos que escriben su testimonio de conversión es muy abultada. Para el mundo anglosajón basta conocer la obra de Joseph Pierce para comprobarlo.

La poesía lírica es un espacio privilegiado para encontrar la huella de Dios, pues los poetas suelen desnudar su alma. Es difícil encontrar un poeta que, de un modo u otro, no deje constancia de su actitud hacia Dios. En el VI congreso lo hemos observado en el poeta venezolano Armando Rojas Guardia o el español Luis Alberto de Cuenca. 

La tradición cristiana ha provocado un tuteo con Dios, consecuencia de la encarnación del Verbo que se manifiesta aún entre escritores no creyentes o agnósticos. En este sentido, es significativa la figura de Concha Zardoya, poeta española (1914-2004), que puede calificarse de “agnóstica mística”, pues expresa su búsqueda de Dios con un lenguaje místico sumamente eficaz aprendido en los autores del Siglo de Oro español. 

En otros casos, la espiritualidad y sensibilidad hacia lo religioso impregna toda la producción poética, como ocurre con la premio Nobel chilena Gabriela Mistral. Anne Carson, María Victoria Atencia, Juan Ramón Jiménez, Gerardo Diego y Dulce María Loynaz también han desfilado por el congreso, que suele organizar igualmente recitales en la voz de sus autores. La poeta madrileña Izara Batres fue la encargada de poner voz a sus versos.

La conexión de la lírica con lo divino da lugar a antologías sobre la poesía religiosa o alusiva a lo divino. En el sexto congreso se ha ofrecido un estudio sobre las antologías hispánicas de este tenor desde los años 40 del siglo pasado hasta ahora.

Es interesante el estudio de cristianos o no cristianos de otras tradiciones ante la figura de Dios. Paradigmático es el caso del japonés converso Shusaku Endo en su novela “Silencio”, o del también japonés Yukio Mishima.

Las memorias, diarios (escrituras del yo) o las cartas son espacios particularmente interesantes para manifestar las actitudes ante Dios. Lo hemos visto en las cartas entre las escritoras norteamericanas católicas Caroline Gordon y Flannery O’Connor. 

El mundo de la ciencia ficción, de las utopías y distopías es campo abonado para proyectar los deseos ante los grandes temas humanos: Dios, el mundo y el propio hombre. Hemos escuchado una ponencia sobre lo trascendente en los relatos cortos de Ted Chiang y otra sobre el humanitarismo sin alma y la religión sin Dios en la primera obra distópica: “Señor del mundo” de Robert H. Benson. 

Posiblemente la escritura femenina desvele con más claridad los recovecos del alma. Se ha visto en la narradora Ana María Matute y su pregunta por el sentido en su obra “Pequeño teatro”.

Los congresos sirven también para dar a conocer a autores de valía menos conocidos. Tal ha sido el caso, en esta sexta edición, del poeta eslovaco Janko Silan, sacerdote católico, y del obispo español Gilberto Gómez González.

Es grande la variedad de perspectivas: desde el vanguardista alemán Hugo Ball hasta el original y profundo novelista francés Christian Bobin pasando por el médico egipcio del siglo XX Kamil Huseyn. Autores de tradiciones religiosas diferentes que convergen en su interés por Dios o lo religioso.

La secularización contemporánea también se refleja en la literatura. Un ejemplo de ello ha sido “La saga/fuga” de J.B. de Gonzalo Torrente Ballester. 

Desde hace tres años los congresos “Autores en busca de Autor” vienen dedicando una mesa de ponencias a las figuras del cardenal Newman y de Edith Stein, ambos santos católicos e iconos del diálogo entre religión y modernidad. En el VI congreso se han presentado dos interesantísimas ponencias sobre Newman. En una de ellas se establecieron algunas conexiones entre el cardenal y la obra de Tolkien y en otra se glosó la novela newmaniana “Perder o ganar”, que ficcionaliza su conversión al catolicismo.

La Universidad de Salamanca publicará en próximos meses una monografía con lo más granado de este VI congreso.

El autorAntonio Barnés

Recursos

Carismas y nuevas comunidades

El acompañamiento pastoral y la responsabilidad de la jerarquía en relación con nuevos movimientos y asociaciones han de procurar evitar ciertos riesgos, como los que han puesto de manifiesto algunas situaciones de escándalo en los tiempos recientes.

Denis Biju-Duval·1 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

En el Nuevo Testamento, sobre todo en San Pablo, los carismas se perciben como dones particulares que, a partir del bautismo, permiten a los diferentes miembrosde la Iglesia encontrar su lugar y su papel específico y complementario, para el bien y el crecimiento de todo el Cuerpo. Esa noción, ¿puede extenderse a realidades que no son sólo personales, sino comunitarias, como los nuevos movimientos y comunidades? La terminología paulina alude tanto a realidades esenciales o estructurales para la Iglesia, como a dones de carácter más circunstancial, que el Espíritu Santo le concede en un momento determinado para afrontar los retos particulares de la época. El Concilio Vaticano II reservó la noción de carisma para los dones de carácter circunstancial (cfr. Lumen Gentium, n. 12), y los distinguió de los “sacramentos y ministerios” y de los “dones jerárquicos”, a la vez que señaló como sus destinatarios a “los fieles de todos los órdenes”.

La noción de carisma en sentido comunitario se aplicó pronto al ámbito de la vida consagrada. El Señor no ha dejado de suscitar formas de vida consagrada que respondieran a las necesidades concretas de su tiempo, en muchos casos al margen de la programación pastoral jerárquica, manifestando la libre iniciativa del Espíritu Santo. Por otra parte, en el siglo XX han surgido también diversas formas de movimientos y comunidades aptas para potenciar la llamada a la santidad y a la evangelización entre los bautizados. El Concilio Vaticano II las abordó desde el punto de vista de la vida bautismal: los fieles pueden actuar por iniciativa propia de muchos modos, sin esperar a que la jerarquía los autorice o asuma. Se podría hablar incluso de un derecho del mismo Espíritu Santo a suscitar en la Iglesia formas originales de santidad, fecundidad y apostolado (vid. Carta Iuvenescit Ecclesia, Congregación para la Doctrina de la Fe, 2016). 

Cuando nace una nueva comunidad o un nuevo movimiento, ¿qué responsabilidad puede ejercer la jerarquía eclesiástica? Las iniciativas del Espíritu Santo no son siempre evidentes: hay una distancia entre lo que ocurre visiblemente y el origen que se le debe atribuir. Puede tratarse de una iniciativa del Espíritu Santo, o de un fruto más o menos feliz del simple genio humano, o incluso de una influencia del Maligno. El discernimiento es necesario, y los pastores están llamados a “juzgar la autenticidad de estos dones y su uso adecuado” (LG n. 12); identificarlos, apoyarlos, ayudarles a integrarse en la comunión de la Iglesia y, en su caso, corregir desequilibrios.

El acompañamiento pastoral de las nuevas comunidades exige una atención especial. En los últimos años se han dado escándalos referidos a fundadores de algunas de ellas, conocidas a veces precisamente por su fecundidad y dinamismo. Se ha de considerar al propio fundador y su equilibrio espiritual, así como el funcionamiento de la comunidad en torno a él. En cierto sentido es toda la comunidad la que constituye el sujeto fundamental del carisma comunitario, el cual incluye dones, habilidades y talentos que el fundador no encuentra en sí mismo, sino en sus hermanos, y desde este punto de vista es el servidor de su desarrollo. Siempre ha de tenerse en cuentael misterio del encuentro entre la gracia divina y la miseria humana. Los dones de Dios y los pecados de los hombres en cierto modo se entrelazan; el pecado puede pervertir desde dentro el ejercicio de carismas inicialmente auténticos, o viceversa, la gran miseria del poseedor de un carisma puede hacer más evidente su origen divino.

El acompañamiento eclesial de las nuevas comunidades y de sus carismas propios exige tanto benevolencia como autoridad. Los carismas auténticos podrían pervivir en un estado paradójico, dando frutos innegables al tiempo que se encuentran, por así decirlo, desequilibrados. ¿Podemos decir que, como el árbol es malo, los frutos son necesariamente malos? ¿Se puede salvar algo? Los comportamientos inicuos del fundador no siempre bastarán para concluir que la comunidad no pueda ser reconocida como un buen árbol en su conjunto. Sería oportuno sacar a la luz las intuiciones espirituales y apostólicas que explican los frutos, y desvincularlos de las derivas que los han afectado; debería normalmente evitarse la tentación de una especie de “damnatio memoriae” que eliminara toda referencia al fundador; habría que discernir en su vida, escritos y acciones lo que requiera corrección y purificación, y lo que contribuyó a los buenos frutos que siguieron, identificar las disfunciones y los abusos, localizar sus causas y, si fuera el caso, extraer las consecuencias en las modificaciones a realizar en las normas.

Los problemas son numerosos y complejos. Pero es significativo que, en los últimos años, en varias ocasiones la opción de la autoridad eclesiástica ha consistido en intentar salvar a las comunidades afectadas. Eso sólo es posible si creemos que, a pesar de los escándalos y de la acción del Maligno, la constatación de ciertos frutos buenos sólo se explica por la acción de un auténtico carisma, que debe salir a la luz. A la larga, podemos esperar que la indignidad de algunos no haga sino poner de manifiesto con mayor claridad la acción del Espíritu Santo.

El autorDenis Biju-Duval

Profesor en la Pontificia Universidad Lateranense.

Cultura

Nidhal Guessoum: «La teología islámica no exige la confesionalidad del Estado»

No es fácil encontrar científicos musulmanes capaces de dialogar con profundidad sobre filosofía, ciencia y teología. Nidhal Guessoum es una esas personas. Omnes charla con él con ocasión de su paso por Madrid.

Javier García Herrería·30 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: 6 minutos

Nidhal Guessoum (1960) es un astrofísico argelino doctorado por la Universidad de California en San Diego. Ha impartido clases en universidades de Argelia y Kuwait, y actualmente es profesor titular de la Universidad Americana de Sharjah, en los Emiratos Árabes Unidos. Además de su investigación académica, escribe y da conferencias sobre temas relacionados con la ciencia, la educación, el mundo árabe y el Islam. En 2010, fue autor del bien recibido libro «La cuestión cuántica del Islam: Reconciliar la tradición musulmana y la ciencia moderna«, que fue traducido al árabe, francés, indonesio y urdu. Sostiene que la ciencia moderna debe integrarse en la cosmovisión islámica, incluida la teoría de la evolución biológica, que, según él, no contradice la teología islámica.

El 19 de septiembre participó en una jornada en la Universidad San Pablo CEU, en colaboración con el Instituto Acton, sobre la historia, los retos y las perspectivas de las relaciones entre las confesiones abrahámicas. Su ponencia en la conferencia versó sobre la colaboración científica de las tres religiones en Al-Andalus durante la Edad Media.

¿Cómo caracterizaría esa «colaboración científica» entre las confesiones abrahámicas en Al-Andalus? ¿Hubo un verdadero entendimiento y aprecio o se basó en un mero interés científico?

La colaboración no era del mismo tipo que entendemos o practicamos hoy en día. Los eruditos no se reunían en universidades, centros de investigación y bibliotecas para trabajar juntos en determinados problemas durante días y meses. Más bien, recibían los trabajos de los demás, los leían y los comentaban. También solían traducir obras antiguas y nuevas a varias lenguas (normalmente, del griego al árabe, luego al hebreo o a una lengua vernácula, por ejemplo el castellano, y luego al latín). De hecho, la traducción era una de las funciones científicas más importantes y creativas que realizaban los eruditos.

En segundo lugar, una cosmovisión común (creador divino, gran cadena del ser, etc.) entre las tres religiones/culturas y una lengua común de erudición (el árabe) contribuyeron a reforzar el interés mutuo por las obras que abordaban cuestiones de interés común: la eternidad (pasada) del mundo, la causalidad, la acción divina, las enfermedades, la astrología, los calendarios, etc.

En España, es conocida la fructífera sinergia de las tres grandes religiones en la ciudad de Toledo. ¿Ha habido otras ciudades donde haya habido un intercambio cultural tan importante esas religiones?

Toledo fue una ciudad en la que, efectivamente, las tres comunidades vivieron en armonía e interactuaron de forma beneficiosa. Córdoba fue otra famosa ciudad de rica interacción intercultural. Sin embargo, ese no fue el único modelo o modo de intercambio cultural entre los eruditos. Más a menudo, como he mencionado anteriormente, recibían libros y comentarios de unos y otros, y los eruditos se desplazaban entre ciudades (a menudo buscando el patrocinio de emires, reyes y príncipes), llevando y difundiendo así sus conocimientos y formando redes de comunicación científica.

¿En qué ámbitos ha sido especialmente importante la relación entre las tres grandes religiones?

La medicina, la filosofía y la astronomía fueron probablemente los tres campos en los que se produjeron los máximos beneficios cruzados. La medicina por razones obvias: de hecho, a menudo se encontraba un importante médico judío o cristiano sirviendo en la corte de un gobernante musulmán. La astronomía, tanto por los intereses prácticos del calendario como por las predicciones astrológicas (tanto si los practicantes sabían que eran erróneas y se limitaban a venderlas a los gobernantes que las querían como si creían que eran ciertas).

Puedo mencionar el caso de Al-Idrissi, el geógrafo cordobés que viajó mucho y luego se instaló en Sicilia, en la corte del rey Roger II, que le encargó el mejor libro de geografía actualizado, que se conoció como «El Libro de Roger».

Y en la filosofía porque se abordaron temas importantes, como los que he mencionado anteriormente, que suscitaron un gran interés entre los grandes pensadores medievales de las tres religiones.

¿Cómo deben interpretarse el Islam y la teoría de la evolución para que sean compatibles?

Para que sean compatibles, el islam (y otras religiones monoteístas) tiene que defender primero el principio de que las escrituras son libros de orientación espiritual y moral y de organización social, y no tratados científicos. El islam (y las demás religiones) también tienen que acabar con las lecturas literalistas de las escrituras, de modo que cuando se encuentren versículos que hablen (teológicamente) de la creación de Adán o de la Tierra, o de otros temas de la historia natural, hay que centrarse en el mensaje o la lección que se transmite, no en el «proceso»; de hecho, las escrituras no pretenden explicar los fenómenos, sino señalar sus significados.

Por último, el concepto de «creación» en sí mismo debe entenderse como no necesariamente instantáneo, ya que, de hecho, la creación-formación de la tierra no llevó millones, sino miles de millones de años, y los musulmanes nunca se oponen a ello, por lo que no debería haber ningún problema con que la «creación» de los seres humanos haya llevado millones de años y un proceso gradual de varios pasos.

¿Hay algún aspecto de la relación entre las grandes religiones que no sea especialmente conocido?

Creo que es importante subrayar el hecho de que las grandes religiones comparten muchos puntos en común y una visión del mundo de relevancia directa para las cuestiones de conocimiento del mundo: la historia de la humanidad, los calendarios, prácticas como el ayuno, el cuidado del medio ambiente, etc.

Hay algunas diferencias teológicas (importantes), por ejemplo, la aceptación de la divinidad de Jesús, el concepto y la naturaleza de la salvación, el origen divino de las escrituras frente a la composición por parte de los humanos, etc. Y esto explica por qué algunos de nosotros somos musulmanes, y otros son cristianos, judíos, budistas u otros. Pero incluso en el ámbito teológico, estamos de acuerdo en varios asuntos importantes, por ejemplo, el Día del Juicio, la vida espiritual, el cielo y el infierno, los profetas del pasado, las revelaciones, etc.

Y con una comprensión clara de nuestros puntos comunes y diferencias teológicas, podemos y debemos colaborar en muchas cuestiones en beneficio de la humanidad.

¿Por qué el mundo islámico dejó de ser líder en ciencia, medicina y filosofía? ¿Se debe el rechazo de la filosofía y la ciencia principalmente a las consecuencias de la teoría de la «doble verdad» de Averroes?

La idea de la «doble verdad» es a menudo malinterpretada en la filosofía de Averroes. En su magnífico «Discurso Definitivo sobre la Armonía entre la Religión y la Filosofía», afirmó muy claramente: «La verdad (la Revelación) no puede contradecir a la ‘sabiduría’ (la filosofía); por el contrario, deben estar de acuerdo entre sí y apoyarse (apoyarse) mutuamente». También se refirió a la Religión y a la Filosofía como «hermanas íntimas». En otras palabras, no hay contraste entre la verdad religiosa y la filosófica, sino armonía. Por lo tanto, no había ninguna razón para rechazar la filosofía y la ciencia. De hecho, Averroes sostenía que para aquellos que son capaces, la búsqueda del alto conocimiento (filosófico) era una obligación. 

El declive de la ciencia y la filosofía en la civilización islámica se debió a varios factores, algunos internos y otros externos. Entre los factores internos se encontraban la inestabilidad política, las objeciones religiosas (los eruditos musulmanes no siempre aceptaban plenamente todos los conocimientos filosóficos y científicos), la falta de desarrollo de las instituciones y la dependencia del mecenazgo en su lugar, la masa crítica de eruditos suficiente raramente se alcanzaba en un lugar determinado, etc. Entre los factores externos se encuentran el auge económico de Europa (el descubrimiento de América y la prosperidad subsiguiente), la aparición de universidades, la invención de la imprenta, etc.

¿Cree usted que la ciencia y la filosofía son conciliables con la teología musulmana? ¿Cómo ve el mundo musulmán la relación entre la fe y la razón?

Sí, creo que la fe y la razón, y la ciencia, la filosofía y la teología islámica son conciliables; de hecho, el subtítulo de mi libro de 2010 («La cuestión cuántica del islam») era «reconciliar la tradición musulmana y la ciencia moderna». Ya mencioné que Averroes ya había explicado y mostrado con sólidos argumentos tanto del Islam como de la Filosofía que ambos son «hermanos de pecho».

Y en el tema más difícil, el de la evolución biológica y humana, he mencionado brevemente cómo se pueden conciliar ambas. Para un tratamiento más completo y detallado del tema, invito al lector a consultar mi libro, mis otros escritos y conferencias.

Mucha gente teme el crecimiento demográfico de los musulmanes en los países occidentales, especialmente porque la teología islámica sostiene la necesidad de la confesionalidad del Estado, a la manera de una teología política. ¿Está usted de acuerdo con esta interpretación del islam? ¿Es posible ser un verdadero musulmán y aceptar la democracia y la tolerancia en las sociedades occidentales?

Los musulmanes llevan décadas, si no siglos, viviendo como minorías en «Estados no musulmanes», es decir, en Estados donde las leyes no se basan en los principios islámicos. Por supuesto, es más fácil para los musulmanes vivir en Estados donde las leyes sean totalmente coherentes con sus creencias y prácticas religiosas, pero no es una obligación. La teología islámica no exige la «confesionalidad del Estado». 

Mientras las democracias laicas respeten las opciones de vida personales de la gente -¿por qué habría que obligar a una mujer a quitarse el pañuelo en el trabajo o en los espacios públicos?-, no veo ninguna razón por la que los musulmanes no puedan vivir pacífica y armoniosamente con otras comunidades (religiosas o laicas) en diversas ciudades y países, de forma mutuamente tolerante y respetuosa. 

Falsas dialécticas

30 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Vivimos en un contexto cultural plagado de contradicciones. La postmodernidad ha fragmentado la unidad de sentido que el ser humano ha intentado dar al mundo.

Hoy conviven “pacíficamente” movimientos dialécticos, como el ambientalismo, el cientifismo y las diversas propuestas de ingeniería social, a partir de doctrinas como la de género, o la de los derechos del individualismo capitalista.

El ecologismo o ambientalismo trata de fomentar el respeto de los ciclos de la naturaleza, eliminar los elementos contaminantes provenientes de la libre acción humana y preservar la biodiversidad. Por su parte, el cientifismo positivista afirma que sólo es verdadero aquello que es comprobable empíricamente.

Sin embargo, los desarrollos de la doctrina de género se basan en afirmaciones sobre las diferencias sexuales que echan por tierra las evidencias más elementales provenientes de las ciencias empíricas como la genética, la biología o la anatomía, entre otras.

Muchos de los actuales movimientos de la ingeniería social capitalista justifican en los derechos del individuo prácticas de muerte, como el aborto y la eutanasia. Y crean nuevas fuentes de negocio mediante la comercialización de la vida humana, como las clínicas de fecundación artificial; o a través de la instrumentalización de las mujeres en la praxis -legal o ilegal- de la gestación subrogada. ¿No es esto alterar -y radicalmente- los ciclos de la naturaleza, que actúa siempre preservando la vida y la continuidad de las especies?

Como afirma Francisco en Laudato si, “todo está conectado”. La crisis ecológica no es un problema técnico, sino una manifestación de la profunda crisis ética, cultural y espiritual de la postmodernidad. No podemos pretender sanar nuestra relación con el ambiente sin sanar todas las relaciones básicas del ser humano.

Hemos de ser capaces de identificar las grandes contradicciones de nuestro tiempo: la defensa de la naturaleza exige el pleno respeto de los ciclos de la vida y de la muerte. 

Los cristianos, fieles al tesoro de verdad que hemos recibido, estamos especialmente llamados a realizar una tarea pendiente: el desarrollo de una nueva síntesis que supere falsas dialécticas de la cultura contemporánea.

El autorMontserrat Gas Aixendri

Catedrática en la Facultad de Derecho de la Universidad Internacional de Cataluña y directora del Instituto de Estudios Superiores de la Familia. Dirige la Cátedra sobre Solidaridad Intergeneracional en la Familia (Cátedra IsFamily Santander) y la Cátedra Childcare and Family Policies de la Fundación Joaquim Molins Figueras. Es además vicedecana en la Facultad de Derecho de UIC Barcelona.

España

Los temas de la reunión de la comisión permanente de la conferencia episcopal española

Luis Argüello ha explicado los trabajos llevados a cabo en la reunión de la comisión permanente de la conferencia episcopal que ha tenido lugar en Madrid.

Javier García Herrería·29 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Mons. Luis Argüello ha comentado el resultado de los trabajos de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española que ha tenido lugar en Madrid el 27 y 28 de septiembre. El objetivo de la reunión ha sido preparar los trabajos para la reunión de todos los obispos españoles que tendrá lugar el próximo mes de noviembre. 

Ese encuentro será determinante para la elección del nuevo secretario general y portavoz de los obispos españoles. Además se estudiará la aprobación de algunos documentos en los que han estado trabajando algunas comisiones episcopales en los últimos meses. 

Mons. Argüello ha ofrecido la que seguramente será su última rueda de prensa como portavoz de la conferencia episcopal española. En tono distendido ha agradecido a los periodistas el trabajo que han realizado en los cuatro años que ha estado en el cargo, al tiempo que con mano izquierda ha subrayado cómo en ocasiones en las ruedas de prensa que ha ofrecido los titulares que han salido en los medios han tenido poco que ver con el contenido principal de la convocatoria a los medios.

Catecismo de adultos y ministerios laicales

Mons. José Rico, presidente de la Comisión Episcopal para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado,  ha presentado a los miembros de la Comisión Permanente el avance del trabajo de redacción de un catecismo para adultos en el que se está trabajando para facilitar la formación de los que están realizando el catecumenado de adultos o se reinician en la vida cristiana en la madurez. Su desarrollo sigue el proceso del “Ritual de la iniciación cristiana de adultos”. 

Por otro lado, Rico Pavés y el presidente de la Comisión Episcopal para la Liturgia, Leonardo Lemos, han presentado las “Orientaciones sobre los Ministerios Instituidos: Lector, Acólito y Catequista”. Este documento se ha preparado después de la promulgación por parte del papa Francisco del “Motu proprio Spiritus Domini”, el 11 de enero de 2021, sobre el acceso de las mujeres a los ministerios instituidos, y del “Motu proprio Antiquum ministerium”, de 10 de mayo de 2021, por la que se instituye el ministerio de los catequistas. 

Siguiendo el deseo del Papa, las conferencia episcopales de los distintos países debían concretar esta propuesta, por lo que se emprendió un proceso de reflexión sobre las consecuencias prácticas y la aplicación de ambas cartas.

Futuro documento sobre el apostolado de los laicos

La Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida ha presentado su propuesta de trabajo basada en las conclusiones del congreso de laicos que se celebró en España en febrero de 2020 y que ha sido enriquecido con las aportaciones que salen del proceso sinodal, que se clausuró en junio de 2022. Las conclusiones del citado congreso impulsaron cuatro líneas de trabajo: primer anuncio, acompañamiento, formación y presencia en la vida pública. El documento que elaborarán los obispos españoles será un servicio al apostolado seglar y a movimientos y asociaciones a él vinculados

Por último, los obispos también han comentado el borrador de un futuro documento que llevará por título “Persona, familia y sociedad” y que analizará la situación social actual y recogerá la propuesta de la Iglesia en España.

Vaticano

El papa Francisco confirma su viaje a Baréin

Maria José Atienza·29 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto

El Papa viajará a Baréin del 3 al 6 de noviembre. Allí participará en el “Foro para el diálogo”, una iniciativa creada para promover el diálogo entre Oriente y Occidente.

El viaje papal a Bahrein tendrá lugar menos de un año después de la entrega de la carta oficial de invitación enviada al Papa Francisco por el Rey Hamad bin Isa al Khalifa.

Con este viaje, el número 39 de su pontificado, Francisco se convertirá en el primer Papa en visitar el Reino de Baréin, situado en la costa oeste del golfo Pérsico.


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Cultura

¿Está presente el cristianismo de Tolkien en sus obras?

Al hilo del estreno de Amazon "Los Anillos de poder", analizamos un libro -"Un camino inesperado", de Diego Blanco- sobre el cristianismo de Tolkien en su obras.

Javier Segura·29 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

La obra del escritor británico J.R.R. Tolkien vuelve de nuevo a estar de actualidad a raíz del estreno de la serie ”Los anillos de poder”. Un estreno que, dicho sea de paso, tiene más de sacarle jugo a una franquicia comercial rentable que de reproducción fidedigna del universo creado por este genial filólogo y escritor. Con esta ocasión he releído el libro de Diego Blanco Albarova, “Un camino inesperado, desvelando la parábola de ”El Señor de los Anillos” (editorial Encuentro), en el que analiza la obra de Tolkien desde la perspectiva de autor católico. 

Este análisis que hace Diego Blanco, sin duda un gran conocedor y entusiasta de “El Señor de los Anillos”, ha sido abordado por diversos autores, pues la religiosidad de Tolkien era sin duda uno de los elementos más configurantes de su vida y es esencial tenerlo en cuenta si se quiere analizar correctamente su obra. Recomiendo a este respecto la obra de Caldecott, “El poder del anillo”, también de Encuentro.

Diferencias con C. S. Lewis

Tolkien era un autor católico, pero a mi entender, nunca pretendió hacer una parábola de sus creencias a través de su obra, como sí haría C.S. Lewis en “Las crónicas de Narnia”. Más bien esta perspectiva fue motivo de discusión literaria entre los dos amigos literatos y profesores de Oxford. Tolkien pretendía, como él dice a Milton Waldeman ‘crear un cuerpo de leyendas más o menos conectadas

Ese universo mitológico que Tolkien quiere crear tiene de trasfondo una antropología cristiana, de lucha del bien y el mal, de la realidad de un ser espiritual (Eru) que ha creado el universo, de una mano providente y de un sentido en la historia. Pero a mi entender nuestro autor no intentará plantear un paralelismo simbólico entre el catolicismo y su obra, tal como plantea Diego Blanco en su libro. Tolkien es simplemente un autor católico que escribe una obra literaria colosal y que, por ello, transmite una mirada católica de la realidad. Tal y como le ocurriera a Cervantes al escribir “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”.

Ahora bien, es verdad que el profesor, cuando crea su obra, tiene presente la fe católica y la hace concordar con su obra. Será cuidadoso en construir un universo que es eco fiel de Dios Creador, pero no anticipará ningún contenido de la revelación cristiana. Tolkien, además, no puede evitar que elementos tan queridos como la eucaristía o la Virgen María, tengan un reflejo en su obra. Galadriel y Elbereth serán dos personajes femeninos élficos que reflejen, de alguna manera ,el arquetipo mariano. Y a ningún lector se le escapa que el pan del camino de los elfos, las lembas, tienen un parecido con la eucaristía. Tolkien se refiere a ello cuando dice que ‘cosas mucho más grandes pueden dar color a una mente cuando trata los detalles menores de un cuento de hadas’ (carta 213)

Como creador Tolkien escribió una obra grandiosa, un universo propio, en el que dejó la huella de su ser, profundamente católico. Podemos seguir el rastro de su autor, igual que descubrimos rasgos de Dios en su creación, sin caer necesariamente en un simbolismo literal. Ahí reside, a mi entender, la gran fuerza literaria y, por qué no decirlo también, evangelizadora de la obra del viejo profesor.

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Zoom

Procesión eucarística en Matera

Procesión eucarística en Matera, Italia, el 24 de septiembre de 2022. La procesión se enmarcó dentro del Congreso Eucarístico Nacional de Italia que fue clausurado por el Papa Francisco.

Maria José Atienza·29 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Mundo

En Asís, una «vela virtual» por los fallecidos a causa de la pandemia

El 4 de octubre tendrá lugar en Asís una iniciativa de la conferencia episcopal italiana para rezar por los fallecidos durante el covid.

Giovanni Tridente·29 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Traducción del artículo al italiano

Después de haber acogido durante tres días a miles de jóvenes de todo el mundo que, impulsados por el actual Magisterio, se reunieron para reflexionar sobre la economía del futuro, llamada a ser más justa y solidaria, Asís volverá a ser protagonista en los próximos días de una iniciativa deseada por la Conferencia Episcopal Italiana: recordar en la oración los miles de muertos que ha sufrido Italia en los dos últimos años a causa de Covid-19.

La propuesta se titula “Reza por tu ser querido” y utilizará la tecnología para llevar a los pies de San Francisco el recuerdo de las familias de los que han sido víctimas de la pandemia. Por encargo del presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, el cardenal Matteo Zuppi, la movilización virtual -a través de una página web especial en la que todos pueden indicar los nombres de los familiares- quiere retomar ese hilo que se interrumpió en los duros momentos del encierro, cuando muchas personas “se despidieron de nosotros, por culpa de Covid, de alguna manera anónima”.

Situaciones que añadían dolor al dolor, precisamente por un desapego frío y a veces inhumano, sin un abrazo o una caricia. Incluso el Papa Francisco se refirió varias veces a lo que se juzgó como una tragedia dentro de una tragedia, que dejó un rastro de sufrimiento, arrepentimiento y a veces un sentimiento de culpa.

Oraciones en Asís

“He confiado a los frailes de la Basílica de San Francisco de Asís la tarea de recoger los nombres de los difuntos y de ponerse en contacto con quienes deseen recordar a un ser querido para esta conmemoración especial”, dijo el cardenal Zuppi. Será una forma concreta de “tender la mano en la fe y en la cercanía de la amistad a todos aquellos que todavía hoy sufren por no poder dar el último adiós a sus familiares y seres queridos”.

Accediendo a la página web será posible “encender” una vela virtual indicando el nombre de su familiar; los Hermanos de Asís colocarán todos los nombres recogidos para esta ocasión en la Tumba de San Francisco, para confiarle a él y al Señor estas personas.

Lo harán el 4 de octubre, fiesta del Santo, ocasión en la que el Presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, encenderá una Lámpara Votiva ofrecida por Italia -de la que San Francisco es Patrono junto con Santa Catalina de Siena- para agradecer a los trabajadores sanitarios, fuerzas policiales y voluntarios que trabajaron durante la pandemia y recordar a todos los fallecidos.

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Evangelización

Un congreso sobre el deporte en el Vaticano

Cumbre internacional en el Vaticano sobre el deporte, con instituciones deportivas e intergubernamentales, y diversas confesiones cristianas.

Antonino Piccione·28 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

¿Cuál es la idea básica y la finalidad del congreso “Deporte para todos. Cohesionado, accesible y a la medida de cada persona”, el encuentro internacional previsto del 29 al 30 de septiembre en el Vaticano, promovido por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, en colaboración con el Dicasterio para la Cultura y la Educación y la Fundación Juan Pablo II para el Deporte?

Cartel del congreso «Deporte para todos»

Si prestamos atención a la imagen que acompaña este escrito, ya podemos encontrar la respuesta en el logotipo del evento, que en definitiva identifica la práctica del deporte como instrumento de encuentro, formación, misión y santificación. A través de tres ejes principales la “cohesión”, con la que acercar el deporte profesional al deporte de base, contrarrestando las dinámicas que tienden a separarlos (en el logotipo, piernas y brazos entrelazados como signo de unidad entre las personas); “accesibilidad”, es decir, facilitar la posibilidad de que las personas practiquen deporte, reduciendo los obstáculos sociales y culturales; apto para todas las personas para garantizar la participación en el deporte de todos, incluidas las personas con discapacidades físicas, intelectuales, psíquicas y sensoriales (se ha estilizado un símbolo de discapacidad para englobar a todas las personas con condiciones frágiles). 

Figuras e instituciones del mundo del deporte

A la cumbre asistirán numerosos testimonios, atletas, entrenadores, pero también asociaciones y representantes de diferentes confesiones cristianas y otras religiones. Al final, en presencia del Papa Francisco, se invitará a los participantes a firmar la “Declaración sobre el Deporte”, es decir, el compromiso de promover cada vez más -dentro de sus respectivas instituciones y en sinergia entre ellas- la dimensión social e inclusiva de la cultura y la práctica deportiva. Esta invitación se hará extensiva a todas las realidades del deporte, empezando por las que se inspiran en la visión cristiana de la persona y del propio deporte, participando a través de internet. 

Con la implicación de las principales instituciones y organizaciones deportivas e intergubernamentales, esta cita -explica el Dicasterio promotor- continúa el camino que comenzó en octubre de 2016 con el encuentro internacional “El deporte al servicio de la humanidad”, seguido después por “Dar lo mejor de uno mismo”, el documento publicado a principios de junio de 2018 con el que la Santa Sede aborda por primera vez el tema en su totalidad. “Dar lo mejor de uno mismo en el deporte es también una llamada a aspirar a la santidad”. Así escribe el Santo Padre en la carta introductoria del documento, que consta de cinco capítulos, con el objetivo de ofrecer una perspectiva cristiana del deporte, dirigiéndose a quienes lo practican, a quienes lo ven como espectadores, a quienes lo viven como técnicos, árbitros, entrenadores, familias, sacerdotes y parroquias.

El evento de dos días en el Vaticano se inscribe, por tanto, en el camino que desde hace siglos une al Sucesor de Pedro, a la Santa Sede y a toda la Iglesia con el deporte y, en particular, responde a la llamada del Papa Francisco a su proyección social, educativa y espiritual. 

El papel del deporte

En la rueda de prensa de presentación del evento, celebrada esta mañana en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el padre Alexandre Awi Mello, ISch -secretario del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida- recordó el papel y la función del deporte que, lejos de perseguir intereses biempensantes, está llamado a “poner en el centro a la persona humana en el marco de la comunidad de la que forma parte, superando las tentaciones de la corrupción y la mercantilización. En nombre de la amistad, el juego y la gratuidad, bienes que la política (regional, nacional e internacional) debe proteger y consolidar». 

En el fondo están las reflexiones que el Papa Francisco pronunció en la “Sportweek” a principios de 2021, que se pueden resumir en 7 conceptos clave: 

  • Lealtad. “El deporte es respeto a las reglas pero también lucha contra el dopaje, cuya práctica es también querer robar a Dios esa chispa que, por sus designios, ha dado a algunos de forma especial”.
  • Compromiso. “El talento no es nada sin aplicación”. 
  • Sacrificio. “Sacrificio es un término que el deporte comparte con la religión. El atleta es un poco como el santo: conoce el cansancio pero no le pesa».
  • Inclusión. “Siempre un signo de inclusión, frente a la cultura del racismo, los Juegos Olímpicos expresan el deseo innato de construir puentes en lugar de muros”.
  • Espíritu de equipo. “El trabajo en equipo es esencial en la lógica del deporte. Pensemos en Moisés que, en la montaña, le dice a Dios que salve también al pueblo, no sólo a él (Ex 32)”.
  • Ascesis. “Las grandes hazañas nos llevan a pensar que el acto deportivo es una especie de ascesis: escalar ocho mil metros, sumergirse en el abismo, cruzar océanos como intentos de buscar una dimensión diferente”.
  • Redención. “Decir deporte es decir redención, la posibilidad de redención para todos los hombres. No basta con soñar con el éxito, hay que trabajar duro. Por eso el deporte está lleno de gente que, con el sudor de su frente, ha vencido a los que nacieron con el talento en el bolsillo”.
El autorAntonino Piccione

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Vaticano

El Papa da pistas para la vida de oración

El Santo Padre ha abordado su segunda catequesis sobre el discernimiento, centrada en el papel que juega la oración personal para descubrir la voluntad de Dios.

Javier García Herrería·28 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Tras hacer balance del viaje a Kazajistán en su audiencia del pasado miércoles, 21 de septiembre, el Papa ha continuado la serie de catequesis sobre el discernimiento espiritual. En esta ocasión se ha detenido en el papel central que juega la oración personal para entender la realidad con visión sobrenatural.

Confiar en Dios realmente

La oración personal debe incluir diversas dimensiones humanas, también la afectiva, de forma que nos acerquemos a Dios con “con sencillez y familiaridad, como se habla a un amigo”. Hacer oración no es algo formal o complicado sino que se caracteriza por una “espontaneidad afectuosa. El secreto de la vida de los santos es la familiaridad y confidencia con Dios, que crece en ellos y hace cada vez más fácil reconocer lo que a Él le agrada. Esta familiaridad vence el miedo o la duda que su voluntad no sea por nuestro bien, una tentación que a veces atraviesa nuestros pensamientos y vuelve el corazón inquieto e inseguro”.

El Papa ha destacado cómo la vida cristiana consiste en “vivir una relación de amistad con el Señor, como un amigo habla al amigo (cfr S. Ignacio de L., Ejercicios espirituales, 53). Es una gracia que debemos pedir los unos por los otros: ver a Jesús como nuestro Amigo más grande y fiel, que no chantajea, sobre todo que no nos abandona nunca, tampoco cuando nos alejamos de Él”.

No hay certeza absoluta en el discernimiento

Salvo ocasiones muy contadas, la vida del cristiano transcurre en el claroscuro de la fe, es decir, que en la mayoría de ocasiones es la prudencia humana la que debe descubrir la voluntad de Dios acudiendo a él con rectitud de intención. “El discernimiento no pretende una certeza absoluta, porque se refiere a la vida, y la vida no siempre es lógica, presenta muchos aspectos que no se dejan encerrar en una sola categoría de pensamiento. Queremos saber con precisión qué habría que hacer, pero, incluso cuando sucede, no siempre actuamos en consecuencia”.

Dios quiere nuestra felicidad

El Papa ha señalado que la intención de Satanás es ofrecer a los hombres una imagen equivocada de Dios: “la de un Dios que no quiere nuestra felicidad”. Esto no es algo que ocurre solo a los no creyentes sino también a muchos cristianos. Incluso “algunos temen que tomarse en serio su propuesta signifique arruinarse la vida, mortificar nuestros deseos, nuestras aspiraciones más fuertes. Estos pensamientos a veces se asoman dentro de nosotros: que Dios nos está pidiendo demasiado, o que quiere quitarnos lo que más queremos. En resumen, que realmente no nos ama”.

La consecuencia de estar cerca de Dios es la alegría, al contrario que la tristeza o el miedo “signos de lejanía de Él”. Glosando la parábola del joven rico el Papa comentaba cómo sus buenos deseos no fueron suficientes para seguir más de cerca a Jesús. “Era un joven interesado, emprendedor, había tomado la iniciativa de ver a Jesús, pero estaba también muy dividido en los afectos, para él las riquezas eran demasiado importantes. Jesús no le obliga a decidirse, pero el texto señala que el joven se aleja de Jesús ´triste`. Quien se aleja del Señor nunca está contento, incluso teniendo a su disposición una gran abundancia de bienes y posibilidades”.

La guerra en las redes

28 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

La guerra de Ucrania está en todas partes, incluso en las redes sociales. Mientras el Papa Francisco tuiteaba en 11 idiomas, incluidos el ucraniano y el ruso, “¡En nombre de Dios, basta! Piensen en los niños”, circulaba la foto de una niña hecha por su padre: una imagen que pasará a la historia como emblema de todo lo que ha sido falso en este conflicto. Me refiero a la niña ucraniana de nueve años que chupa una piruleta y sostiene un rifle. El padre había colocado un fusil propio descargado en las manos de su hija y había construido artificialmente la imagen con todos sus elementos y actitudes -incluida la piruleta- como emblema contra la invasión rusa. Él lo había dicho pero mucha gente no se dio cuenta y la tomó como real. Acabó en las portadas de muchos periódicos y en muchos sitios y se convirtió en un símbolo del horror de la guerra: pero no según las intenciones del padre, no como una imagen de orgullo resistente contra el invasor, sino como una prueba más de cómo la tragedia desencadenada por la agresión de Putin puede distorsionar toda relación y envenenar todo y a todos. La gravísima imprudencia que cometen muchos influencers al colgar en las redes sociales vídeos y fotos de sus hijos menores de edad con el único afán de ganar visibilidad y por tanto dinero, se convierte en este caso en una violencia intolerable. Esa niña de nueve años a la que su padre puso un fusil en la mano se ha transformado en una “niña soldado” de una forma no muy diferente a la de sus compañeros que no tienen nombre y mueren lejos de Europa en los miles de conflictos del Tercer Mundo. Lo único que queda es la necesidad de pedir perdón a todas las niñas y niños utilizados y abusados en la lógica de la guerra, incluso por su propio padre y hasta con las mejores intenciones. 

El autorMauro Leonardi

Sacerdote y escritor.

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Lecturas del domingo

Una fe pequeña para hacer cosas grandes. XXVII domingo del tiempo ordinario (C)

Andrea Mardegan comenta las lecturas del XXVII domingo del tiempo ordinario y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Andrea Mardegan / Luis Herrera·28 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

La fe es el tema que une las lecturas de este domingo. El profeta Habacuc dialoga con Dios para intentar comprender el sentido de los acontecimientos de la historia, especialmente los dramáticos, la violencia, la iniquidad, la opresión, las riñas, los robos, las disputas. Y parece que Dios no interviene y no salva. Pero la fe en él, para el justo, se convierte en una fuente de vida: le permite confiar en una respuesta y una solución que seguramente llegarán, en el momento establecido. 

Pablo reitera este concepto en la carta a los Romanos y en la carta a los Gálatas: “El justo vivirá por la fe”. La fe, por tanto, como recurso para leer las dificultades de la historia en diálogo con Dios, que lleva a captar su mirada sobre la historia, como hace Habacuc. El contexto próximo de las palabras de Pablo en su segunda carta a Timoteo es el recuerdo “de tu fe sincera, la que arraigó primero en tu abuela Lidia y en tu madre Eunice, y estoy seguro que también en ti”. Fe que Pablo recomienda a Timoteo que guarde y que dé testimonio de ella, sin avergonzarse de las consecuencias difíciles que conlleva, como el encarcelamiento del propio Pablo. 

Jesús ha hablado a los suyos de los escándalos que hay que evitar y de los pecadores que hay que perdonar también hasta siete veces al día, y los apóstoles se dan cuenta de que la tarea que tienen por delante es muy difícil. Sienten que su fe es insuficiente, por lo que piden a Jesús que la aumente: han entendido que es un don de Dios. Jesús en su respuesta les deja claro que no es una cuestión de cantidad, basta una fe tan pequeña como un grano de mostaza. Es la imagen que Jesús ya ha utilizado con ellos para hablar del Reino que luego se desarrolla como un árbol frondoso. Pero incluso cuando la fe es tan pequeña como esa semilla, es suficiente para arrancar una morera, con raíces profundas y por tanto difíciles de arrancar, y hacer algo impensable como plantarla en el mar. En la historia de la Iglesia han ocurrido muchas cosas impensables. Los apóstoles no deben preocuparse: también una fe inicial produce maravillas de la gracia y les hace participar en el dominio de Dios sobre las realidades creadas, poniéndolas al servicio del Reino. Esa misma fe pequeña les ayuda a servir a Dios sin pretender alguna de recompensas terrenales. Les ayuda a considerarse “siervos inútiles” y a no pretender que sea el amo quien les sirva en el momento de cansancio. Pero también han escuchado de Jesús una parábola en la que dice justo lo contrario: los siervos fieles y despiertos a la vuelta del amo son invitados por él a sentarse a la mesa, y él mismo pasa a servirles. Por eso entienden que Jesús se refiere a una actitud interior de fe y humildad, que los hace fieles y despiertos. Entonces el Señor, a pesar de lo que ha dicho, pasará a servirles y serán bendecidos.

La homilía sobre las lecturas del domingo XXV

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas.

El autorAndrea Mardegan / Luis Herrera

Vaticano

“Una gran sinfonía de oración” para preparar el Jubileo de 2025

En una carta dirigida al presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, el Papa Francisco anticipa las claves del próximo Jubileo 2025, que tendrá como lema Peregrinos de la Esperanza y estará precedido por un año dedicado a la oración.

Giovanni Tridente·27 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

Traducción del artículo al italiano

Hace unas semanas, Omnes anunció en la edición digital el tema del próximo Jubileo de la Iglesia universal que se celebrará en 2025, Peregrinos de la Esperanza. La información, poco difundida por otros medios, había surgido en una audiencia privada que el Papa Francisco mantuvo con el presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, Rino Fisichella.

A mediados de febrero, fue el propio Pontífice quien lo anunció, comunicando públicamente por primera vez algunos detalles y deseos sobre el próximo Año Santo, en una carta dirigida al propio obispo Fisichella y hecha pública por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

En nuestra anticipación, pusimos de manifiesto que, además del tema y del aspecto logístico de la preparación de un acontecimiento que verá converger a millones de fieles de todo el mundo en Roma, centro de la cristiandad, era necesario reflexionar también sobre el camino de preparación espiritual que lo acompañará. 

El precedente más inmediato, el Gran Jubileo del año 2000, había sido preparado de hecho por san Juan Pablo II seis años antes, en 1994, con la famosa Carta Apostólica Tertio Millenio Adveniente.

El texto recientemente publicado por el Papa Francisco va precisamente en la dirección de salvaguardar y potenciar la dimensión espiritual del Jubileo, un acontecimiento que debe ser vivido “como un don especial de gracia, caracterizado por el perdón de los pecados y, en particular, por la indulgencia, expresión plena de la misericordia de Dios”, como siempre ha sido desde el primer Año Santo de 1300 convocado por el Papa Bonifacio VIII.

Fe, esperanza y caridad 

Precisamente por ello, el Santo Padre sugiere que el Dicasterio para la Evangelización encuentre el modo y las formas más adecuadas para vivir la tan esperada experiencia “con fe intensa, esperanza viva y caridad operante”.

El lema general será, como también anticipó Omnes, Peregrinos de la esperanza, y pretende ser el signo -escribe el Papa en su carta a Fisichella- “de una nueva renovación que todos sentimos como urgente”. Precisamente porque venimos de dos años caracterizados por una epidemia que también ha alterado el bienestar espiritual de las personas, trayendo muerte, incertidumbre, sufrimiento, soledad y limitaciones de todo tipo. Francisco también cita como ejemplos las iglesias que se ven obligadas a cerrar oficinas, escuelas, lugares de trabajo e instalaciones de ocio.

Debemos mantener encendida la llama de la esperanza que nos ha sido dada, y hacer todo lo posible para que cada uno recupere la fuerza y la certeza de mirar al futuro con mente abierta, corazón confiado y amplitud de miras”, es la perspectiva que propone el Santo Padre. Una visión de apertura y de esperanza, en efecto, que sólo puede alcanzarse redescubriendo una fraternidad universal efectiva, que se materializa en primer lugar escuchando a los más pobres y desfavorecidos, que deberían ser el público privilegiado del Jubileo de 2025.

Estos aspectos fundamentales de la vida social” deberán combinarse, por tanto, con la dimensión espiritual de la “peregrinación”, que no debe descuidar la belleza de la creación y el cuidado de la casa común, a través de los cuales -como demuestran muchos jóvenes en muchas partes del mundo- también es posible mostrar la esencia “de la fe en Dios y de la obediencia a su voluntad”.

Las cuatro del Concilio Vaticano II

En este punto, el Papa Francisco propone tomar como modelo para el camino de preparación las cuatro constituciones del Concilio Vaticano II, Dei Verbum sobre la revelación divina, Lumen Gentium sobre el misterio y la conformación de la Iglesia y el Pueblo de Dios, Sacrosanctum Concilium sobre la liturgia y Gaudium et Spes sobre la proyección de la Iglesia en el mundo contemporáneo, enriquecidas por toda la aportación magisterial de las últimas décadas con los sucesivos pontífices, hasta la actualidad.

Una gran sinfonía de oración 

A la espera de la lectura de la bula con las indicaciones específicas para la celebración del Jubileo, que se publicará más adelante, el Papa sugiere que el año que precede al acontecimiento jubilar se dedique “a una gran ‘sinfonía’ de oración”, porque antes de ponerse en marcha hacia el lugar santo hay que “recuperar el deseo de estar en presencia del Señor, de escucharlo y adorarlo”.

En definitiva, la oración debe ser el primer paso en la peregrinación de la esperanza, a través de un año intenso “en el que los corazones puedan abrirse para recibir la abundancia de la gracia, haciendo del ‘Padre Nuestro’, la oración que Jesús nos enseñó, el programa de vida de cada uno de sus discípulos”.

Un primer balance del viaje sinodal

En cuanto a la escucha y a la implicación universal de toda la Iglesia, el camino del proceso sinodal, que en este primer año está implicando a las iglesias locales, avanza con satisfacción. Una nota reciente de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos afirma que el 98 % de las Conferencias Episcopales y de los sínodos de las Iglesias orientales de todo el mundo han nombrado a una persona o a un equipo dedicado al proceso sinodal.

Según los datos recogidos en varios encuentros online con los responsables del sínodo, también hay un gran entusiasmo por parte de los laicos y de la vida consagrada. “No es casualidad”, se lee en la nota, “que se hayan llevado a cabo innumerables iniciativas para promover la consulta y el discernimiento eclesial en los distintos territorios”. Muchos de estos testimonios se recogen puntualmente en el sitio web www.synodresources.org.

También está siendo un éxito la iniciativa multimedia dedicada a la oración para el Sínodo – www.prayforthesynod.va – que se ha puesto en marcha junto con la Red Mundial de Oración del Papa y la Unión Internacional de Superiores Generales, que también utiliza una app llamada Click to Pray: se proponen intenciones de oración escritas por las comunidades monásticas y de vida contemplativa, sobre las que cualquiera puede meditar. 

No faltan desafíos en el camino sinodal, entre ellos “los temores y reticencias de algunos grupos de fieles y del clero” y una cierta desconfianza entre los laicos “que dudan de que su contribución sea realmente tenida en cuenta”. A ello se suma la persistente situación de pandemia, que sigue sin favorecer los encuentros presenciales, que son sin duda mucho más fructíferos para compartir e intercambiar. No es casualidad, reflexiona el Secretariado del Sínodo, que la consulta al Pueblo de Dios “no pueda reducirse a un simple cuestionario, ya que el verdadero reto de la sinodalidad es precisamente la escucha mutua y el discernimiento comunitario”.

Esto recuerda también cuatro aspectos que no deben subestimarse: la formación específica en la escucha y el discernimiento, que no siempre es la norma; la necesidad de evitar la autorreferencialidad en las reuniones de grupo, valorando en cambio las experiencias de cada bautizado; una mayor implicación de los jóvenes, así como de los que viven al margen de las realidades eclesiales; tratar de superar la desorientación expresada por una parte del clero.

En definitiva, además de la alegría y el dinamismo que sin duda inspira la novedad del proceso sinodal, hay que trabajar con paciencia todo el proceso, para que cada bautizado pueda redescubrirse realmente como miembro esencial del Pueblo de Dios.

Cultura

Un museo para conocer y disfrutar la Biblia en el corazón de Washington

Se cumplen quince años de la apertura del Museo de la Biblia. La pedagogía de sus exposiciones facilita a los visitantes la comprensión de las historias y el proceso de escritura del libro más vendido de la historia.

Gonzalo Meza·27 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: 7 minutos

“Sostenemos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales, que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables, entre ellos la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad” (4 de julio de 1776). El inicio de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América contiene grandes ideales que miles de norteamericanos han defendido a lo lago de la historia. Los edificios, calles, plazas y jardines de la capital norteamericana, Washington D.C. les rinden tributo con monumentos para recordar su influencia en la configuración de la nación. Sin embargo, nadie había puesto atención en evocar otro factor decisivo: la Biblia. Para cumplir esa función abrió sus puertas el Museo de la Biblia, ubicado tan solo a unas manzanas de la Explanada Nacional (National Mall), la inmensa área de jardines rodeada por los museos Smithsonianos, los monumentos nacionales y los memoriales. 

Tan solo la red de Museos del Instituto Smithsoniano (Smithsonian), comprende 19 museos, galerías e incluso un zoológico. 

Un museo del siglo XXI

El Museo de la Biblia abrió sus puertas en noviembre del 2017. Es un edificio de siete pisos que abarcan casi cuatro mil metros cuadrados. Se exhiben objetos que abarcan 4,000 años de historia del cristianismo y de la Palabra de Dios, desde réplicas de los rollos del Mar Muerto hasta las Biblias que trajeron los primeros peregrinos en el Mayflower (1620) y las Biblias de los primeros colonizadores. El museo cuenta con exposiciones temporales y permanentes. Entre estas últimas se encuentran: El impacto de la Biblia (segundo piso); Las historias de la Biblia (tercer piso); La historia de la Biblia (cuarto piso). Las salas de exposición incluyen de manera admirable tecnología punta, proporcionando al visitante una lectura inmersiva y comprensiva de los temas expuestos. Asimismo, en el museo se puede hacer un recorrido virtual por los sitios emblemáticos del cristianismo, por ejemplo la Tierra Santa o las calles de Galilea durante el tiempo de Jesús. 

El impacto de la Biblia en Norteamérica y en el mundo

¿Qué influencia ha tenido la Biblia en la configuración política de los EE.UU.? La colección del segundo piso, “El impacto de la Biblia”, pretende responder a esa pregunta. No se puede entender la historia norteamericana si no se entiende la influencia que tuvo la Biblia en la configuración de la nación. Por ello, esta sección se inicia con la llegada de los primeros peregrinos a Plymouth, Massachusetts en 1620 y hace un recorrido histórico hasta la actualidad. También se presenta el enorme impacto que tiene el libro sagrado en el mundo de hoy, en las películas, la música, la literatura, e incluso en la moda. 

El museo narra las diferentes denominaciones cristianas que se establecieron en las 13 colonias y las profundas diferencias que existían entre ellas y que afectaron su forma de gobierno y sociedad. Por ejemplo, en el Norte (New Hampshire, Massachusetts, Connecticut) se establecieron los Puritanos, quienes eran poco tolerantes a convivir con otras religiones o denominaciones. En cambio, Rhode Island fue un asentamiento fundado por Baptistas y Cuáqueros, mucho más tolerantes con otras denominaciones en su territorio. 

Al hablar del cristianismo de las 13 colonias en el siglo XVIII, se dedica una sección al periodo llamado Great Awakening o el Gran Despertar evangélico (1730-1760), el cual provocó un fuerte aumento por el interés religioso. Fue dirigido por líderes protestantes que se trasladaban de una colonia a otra para predicar. Entre los líderes más destacados están el pastor anglicano George Whitefield. El Museo de la Biblia habla sobre esta figura: “Se estima que 20,000 personas lo escucharon hablar en tan solo una reunión en el Boston Common, y este fue solo uno de los más de 18,000 sermones que pronunció. Whitefield dio vida a las historias bíblicas de una manera tan fascinante que sus oyentes gritaron, sollozaron e incluso se desmayaron”. Avanzando en el recorrido se llega al doloroso periodo esclavista y la lucha contra ese flagelo, desde sus inicios hasta los derechos civiles de los 60. Este periodo se ensombrece aun mas al saber que la Biblia no siempre se usó para fomentar el fervor y la piedad, sino para perpetuar el sistema esclavista. A inicios del siglo XIX existía una versión alterada de la Biblia, conocida como la “Biblia de los esclavos”. Publicada en Londres en 1807, fue utilizada por algunos colonizadores británicos para convertir y educar a los africanos esclavizados. Ese libro omitía secciones y libros completos del libro sagrado. 

Historias de la Biblia

El tercer piso tiene como objetivo llevar al visitante en un recorrido virtual por el Antiguo y Nuevo Testamento. En la primera parte se puede hacer una caminata virtual recorriendo los eventos más significativos del Antiguo Testamento, tales como el relato del Arca de Noé, el Éxodo, y la Pascua. Al terminar, es posible acercarse al Nuevo Testamento a través de un teatro de 270 grados que ofrece una proyección inmersiva donde se narra cómo los Apóstoles y primeros discípulos de Jesús llevaron a cabo su mandato de ir y evangelizar por todo el mundo. Finalmente, para conectar físicamente al visitante con el mundo real de Jesús, se presenta una réplica de tamaño natural de una ciudad en Galilea en donde se contemplan calles, casas de piedra, establos, pozos de agua, e incluso un taller de carpintería. Un grupo de artistas dan vida a esta ciudad por medio de personajes que encarnan la sociedad y costumbres de aquel entonces e interactúan con los visitantes. 

La historia de la Biblia

El cuarto piso ofrece un admirable recorrido de las diferentes versiones de la Biblia, desde los primeros rollos de la Torah, hasta las versiones móviles. En la colección es posible apreciar fragmentos y piezas originales de: El Papiro del Evangelio de Juan (AD 250-350); el Libro de Oraciones de Carlos V (1516); la traducción del Nuevo testamento de Erasmo de Róterdam (Novum Instrumentum Omne, 1516); el comentario sobre la Mishná de Maimónides (incunable de 1492); la Biblia del Oso (1569), es decir la versión traducida al español por el Reformador Casiodoro de Reina (1520-1594). Es llamada “del Oso” por el emblema del editor en la página frontal. Esta parte del museo también cuenta con una sala de lectura donde se puede leer la Biblia en un espacio pensado para la meditación. Al final de la sala hay una biblioteca simulada donde se presentan las Biblias en todos los idiomas que se ha traducido. En esta tarea de traducir la Biblia y hacerla accesible en todos los idiomas destaca el trabajo de la Sociedad Bíblica Americana (American Bible Society, ABS). Esta institución ha colaborado con la Iglesia católica editando traducciones aprobadas por la Conferencia Episcopal Americana e incluso una lectio divina, disponible en su sitio internet. Es loable esta labor pues como se aprende en el Museo, hay dialectos que todavía no cuentan con una traducción. Por ejemplo, para los indígenas de la Sierra Tarahumara, al norte de México, la tradición oral es más importante que el papel. Por ello, aunque ya existía la Biblia en Rarámuri desde los años 70, pocos indígenas tenían acceso a esta. Para superar esa barrera, hace unos años LA ABS y otras organizaciones pusieron a disposición de estas comunidades 3,500 reproductores MP3 con la versión oral del Antiguo y Nuevo Testamento en su lengua. 

La influencia protestante

Aunque el Museo de la Biblia asegura no estar asociado a ninguna denominación cristiana en particular e indica ser imparcial, es posible entrever en la institución una línea narrativa ligada al protestantismo evangélico anglosajón. Algunos ejemplos. En el recorrido histórico por la influencia de la Biblia en las diferentes etapas de la historia de Norteamérica se habla muy poco del catolicismo y de su presencia e impacto en Florida, Luisiana y el norte de la Nueva España (que hoy comprende los Estados de California, Nuevo México, Arizona). 

La historia de los EE.UU. no empezó con los primeros Peregrinos del Mayflower en 1620. Muchas décadas antes el mensaje evangélico ya llegaba a las poblaciones indígenas por medio de jesuitas y franciscanos. Uno de esos grupos fue el dirigido por fray Pedro de Corpa y sus compañeros franciscanos, quienes llegaron a Georgia y Florida en el siglo XVI y sufrieron el martirio a manos de los nativos en 1597 (su causa de beatificación está siendo estudiada en Roma). Esta influencia de la fe católica en los EE.UU. también dejó su legado en grandes ciudades del país que llevan el nombre de María, los santos o los sacramentos: “El Pueblo de Nuestra Señora, la Reina de Los Ángeles” (California); el estado de Maryland; San Antonio, Texas; San Francisco, San Diego y Sacramento en California; San Agustín en Florida; Corpus Christi, Texas; Las Cruces Nuevo México. Cabe destacar que los municipios en Luisiana, colonia francesa en los siglos XVII y XVIII, se denominan “parroquias”, y son los equivalentes a un condado, siendo el más poblado la “ciudad-parroquia” de Nueva Orleans. 

De igual forma, el Museo de la Biblia evoca muy poco la intolerancia religiosa hacia los católicos en la historia norteamericana. Los primeros colonizadores huían de cualquier forma de monarquía en el Viejo Continente. Llegaron a las 13 colonias en busca de prosperidad y libertad religiosa. Sin embargo, al poco tiempo algunas colonias se convirtieron en intolerantes, en particular hacia el catolicismo, en cuyos obispos y sacerdotes veían como legados de un gobierno extranjero encabezados por un monarca, el Papa. El culmen de esta intolerancia hacia el catolicismo se dio en 1850 con el partido político nativista Know Nothing y con su aliado, el presidente Millard Fillmore. Una anécdota de esta etapa es el monumento a Washington, hecho a base de mármol, granito y acero. Para su construcción se solicitaron donaciones, las cuales llegaron no solo en forma monetaria sino con bloques de piedra y mármol. En 1850 el Papa Pío IX envió su donación: un bloque de mármol procedente del Templo de la Concordia del Foro Romano. En 1854, miembros del Know Nothing al enterarse de que el pontífice había donado ese bloque para unirlo a los otros y conformar el monumento, lo partieron para robarlo y luego arrojarlo a una de las vertientes del Potomac. Algunos fragmentos rescatados de esa piedra, ahora forman parte del acervo del Instituto Smithsoniano. 

Para compensar ese vacío del catolicismo en la institución, el museo ha entablado una relación con la Iglesia y más recientemente con los Museos Vaticanos. Fruto de esa colaboración es la exposición temporal Basilica Sancti Petri: La transformación de la Basílica de San Pedro, la cual presenta la historia de su construcción y su transformación a manos de arquitectos y artistas como Antonio da Sangallo, Michelangelo Buonarroti, Gian Lorenzo Bernini, Carlo Fontana, Agostino Veneziano y otros. Adicionalmente, se presenta en el quinto piso la muestra Misterio y Fe: El Manto de Turín, la cual a través de una sofisticada tecnología explora el Manto, presentándolo como un espejo de los evangelios a través del Rostro y Cuerpo Crucificado de Nuestro Señor. Es imposible tocar directamente el textil de esta pieza en la catedral de San Juan Bautista en Turín, pero sí es posible hacerlo en esta exposición por medio de una réplica en tercera dimensión que le permite al visitante palpar cada sección de este signo de fe. 

Para los que no puedan realizar un viaje transatlántico para visitar el Museo de la Biblia, se cuenta con un sitio internet en donde es posible recorrer sus salas, apreciar en detalle algunos manuscritos, Biblias o papiros e incluso escuchar audios en inglés sobre temas tan diversos como las investigaciones arqueológicas en Israel; los nuevos descubrimientos de la ciudad del Rey David; la Biblia Hebrea; el papel de la Biblia en la conversión de los reos en las prisiones; y la Biblia y la política exterior norteamericana. El museo de la Biblia, en persona o de forma virtual, es un sitio de referencia para quienes deseen adentrarse y conocer más del libro que ha cambiado la historia de la humanidad.

Vaticano

¿Pueden los obispos belgas bendecir uniones del mismo sexo?

Rome Reports·26 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto
rome reports88

Los obispos de Flandes (Bélgica) publicaron un documento, hace unas semanas, en el que afirmaban que bendecirían las uniones entre personas del mismo sexo. Su argumento fue que bendición no es un “matrimonio eclesiástico” y por tanto, no se trata de una equiparación.

Sin embargo, algunos expertos piensan que esta decisión es contradictoria con las enseñanzas de la Iglesia. La declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe realizada en marzo de 2021 explica que estas relaciones no pueden ser bendecidas porque no se pueden bendecir relaciones “que impliquen prácticas sexuales fuera del matrimonio”.


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Ecología integral

Invertir de acuerdo con la teología moral católica

Michele Mifsud, asesor financiero y de inversiones registrado, consultor con la empresa Valori A.M. y ecónomo general adjunto de la Congregación de la Misión de los Padres Paúles realiza destaca entre otras cosas, en este artículo, la existencia de fondos e índices que se basan en los principios católicos a la hora de evaluar los valores para incluirlos en las carteras, realizando una selección que sigue la moral católica.

Michele Mifsud·26 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

El crecimiento económico siempre ha tenido aspectos positivos: aumento de la esperanza de vida, aumento de la igualdad entre hombres y mujeres, aumento de las tasas de alfabetización, disminución de la pobreza. Sin embargo, también hay consecuencias negativas como los efectos secundarios en el medio ambiente, las repercusiones en la sociedad civil y los efectos negativos en la administración de las empresas.

En los últimos años, la cuestión de la globalización ha cambiado el enfoque de los sistemas económicos. La crisis financiera de 2008 provocó enormes pérdidas económicas y llevó a diferentes operadores financieros a cuestionar el hecho de que el beneficio por sí solo, como finalidad de las actividades económicas, no es suficiente si no va acompañado de la consecución del bien común.

De ahí surgió la idea de un desarrollo económico que no excluya el principio de sostenibilidad, identificado en el acrónimo ESG (Environmental Social Governance). Con este nuevo concepto hay tres aspectos a tener en cuenta: en primer lugar, el respeto al medio ambiente, no puede haber desarrollo sostenible en detrimento del medio ambiente; después, el respeto a los derechos humanos y sociales, comunes a todos los seres humanos; por último, el respeto a la ley y a un sistema de reglas compartidas que se resume en el término de Gobernabilidad.

Invertir de forma ética significa invertir utilizando estrategias que permitan una rentabilidad financiera competitiva, pero también mitigar y, si es posible, anular los riesgos éticos, los riesgos ASG.

El enfoque ESG, como estrategia de inversión a medio y largo plazo, ofrece un análisis aún más profundo de los valores con el enfoque «basado en la fe», utilizando una estrategia que permite no sólo considerar los valores que deben excluirse, sino también los que deben incluirse.

Un inversor que sigue una doctrina moral religiosa prestará aún más atención a la ética de sus inversiones. Por ejemplo, se asegurará de que las empresas cotizadas en las que invierte respetan los valores de la vida, el medio ambiente, el trabajo y la familia, y sin buscar sólo el beneficio seguirá los principios de la fe religiosa.

La Iglesia Católica y la inversión ética.

La Doctrina Social de la Iglesia con la encíclica «Centesimus annus» del Papa Juan Pablo II en 1991, con la encíclica «Caritas in veritate» del Papa Benedicto XVI, pidiendo una ética de las finanzas en 2009 y con la encíclica «Laudato si‘» del Papa Francisco en 2015, siempre ha reiterado la importancia de desarrollar un sistema económico global y sostenible.

La Conferencia Episcopal de Estados Unidos (USCCB) ha dedicado un importante estudio a la redacción de unas «Directrices de Inversión Socialmente Responsable» para proteger la vida humana contra las prácticas del aborto, la anticoncepción y el uso de células madre embrionarias y la clonación humana.

Las Directrices de la USCCB también promueven la dignidad humana frente a la discriminación, el acceso a los medicamentos para todos, pero también indican no participar en empresas que promueven la pornografía, producen y venden armas y animan a invertir en empresas que persiguen la justicia económica y las prácticas laborales justas, protegen el medio ambiente y la responsabilidad social corporativa.

El accionismo activo basado en valores religiosos también está muy presente en Estados Unidos a través del «Interfaith Center on Corporate Responsibility». En 1971, fue la primera en presentar una moción contra General Motors porque violaba los derechos humanos al hacer negocios con Sudáfrica durante el apartheid.

Hoy en día, hay fondos e índices que se basan en los principios católicos a la hora de evaluar los valores para incluirlos en las carteras, realizando una selección que sigue la moral católica.

Hay fondos pasivos que replican un índice de referencia y fondos equilibrados activos que se califican como éticos y acordes con la moral católica, basándose en calificaciones que no sólo siguen los principios ESG, sino también la moral de la Iglesia católica.

Las calificaciones pueden cambiar de un año a otro para que los inversores y asesores financieros puedan evaluar los productos éticos a lo largo del tiempo.

Inversión de impacto.

La estrategia de inversión de impacto, que tiene sus orígenes en la microfinanciación, tiene varios aspectos relevantes. Por lo general, se trata de capital privado, capital riesgo e infraestructuras verdes, pero se está ampliando gradualmente a otras formas de inversión. Las inversiones de capital privado y de riesgo no son accesibles para todos los inversores, por lo que la inversión de impacto también se está moviendo hacia el «capital público», es decir, los mercados regulados.

La inversión de impacto en los mercados regulados permite la presencia de todos los inversores, no sólo de los institucionales, como es el caso de las inversiones de capital privado.

Para ser clasificadas como inversiones de impacto, las empresas cotizadas en las que se invierte deben cumplir criterios materiales, es decir, deben ayudar a resolver un problema medioambiental o social grave, y deben cumplir criterios de complementariedad, es decir, deben aportar un valor añadido.

A través de sus productos o servicios, las empresas en las que se invierte deben responder a una necesidad que no ha sido satisfecha por los competidores o los gobiernos. Para ello, estas empresas deben utilizar tecnología de punta, modelos de negocio innovadores y responder a las demandas de las poblaciones desfavorecidas.

Además, los mercados privados por sí solos no pueden satisfacer toda la demanda de inversión de impacto social; la inversión en acciones y bonos negociados en mercados regulados puede satisfacer mejor esta necesidad, por lo que también hay una contribución a nivel de clase de activos.

La estrategia de inversión de impacto social es muy utilizada por los inversores católicos institucionales porque pretende combatir las desigualdades sociales de las personas en las zonas más pobres y desfavorecidas del mundo, al tiempo que genera un rendimiento financiero.

La Iglesia católica ha desarrollado un gran interés por la inversión de impacto, con un horizonte temporal de medio a largo plazo, tanto en la búsqueda de beneficios como de solidaridad, y en obras de caridad que no necesariamente producirán un rendimiento financiero.

La necesidad de invertir sin excluir los principios de sostenibilidad y una perspectiva ética es una parte no despreciable de la inversión. Habrá gente que argumente que el objetivo de la inversión es simplemente obtener beneficios, pero no se puede negar la importancia de actuar con responsabilidad en el mundo financiero, por razones éticas o religiosas, pero también desde una perspectiva de futuro.

Las inversiones actuales deben dirigirse al bien común de las generaciones presentes y futuras, asegurando que el inversor obtenga un beneficio tanto financiero como ético.

El autorMichele Mifsud

Ecónomo general adjunto de la Congregación de la Misión de los Padres Paúles, asesor financiero y de inversiones registrado.

América Latina

La Virgen de Suyapa. 275 años de su aparición en Honduras

El aniversario del hallazgo de la imagen de la Virgen de Suyapa en Honduras es el motivo de la concesión de un año jubilar especial y de celebración para los hondureños y la Iglesia universal. Además de las ya conocidas indulgencias que se pueden lucrar, este año también estará marcado por una serie de celebraciones en torno a la basílica de Nuestra Señora de Suyapa, en Tegucigalpa.

Carlos Luis Páez·26 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: 6 minutos

Desde el 8 de diciembre del 2021 hasta el 3 de febrero de 2023, los católicos en Honduras podrán ganar indulgencias plenarias concedidas por la Penitenciaría Apostólica gracias a la solicitud de moseñor Ángel Garachana, presidente de la Conferencia Episcopal de Honduras

El motivo de la concesión es la celebración del 275 aniversario del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Inmaculada Concepción de Suyapa, patrona de Honduras. Este es el mejor regalo que a podemos dar a la Virgen, porque lo que más le agrada a una madre es que sus hijos estén bien, por eso la Iglesia de Honduras fomenta que los fieles acudan a la Virgen de Suyapa para recibir allí en su casa, la gracia de los sacramentos y así mejorar su relación con Cristo y llegar al cielo.

La Iglesia concede benignamente indulgencia plenaria bajo las condiciones acostumbradas (confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice) a los fieles, que movidos por la penitencia y la caridad quieran lucrar para sí e incluso aplicar como sufragio a las almas del purgatorio, siempre que visiten en peregrinación la basílica de Nuestra Señora de Suyapa, y allí celebren devotamente los ritos sagrados, o al menos, delante de la imagen de Nuestra Señora de Suyapa, celestial Patrona de Honduras, expuesta a la veneración pública, dedicasen algún tiempo a la meditación, concluyendo con la oración del Padre Nuestro, el Credo y otras invocaciones de la Bienaventurada Virgen María.

Los ancianos, los enfermos, y otras personas que por causa grave no pueden salir de sus casas, pueden también conseguir la indulgencia rechazando cualquier pecado y con la intención de cumplir las intenciones acostumbradas. Si se unen espiritualmente a las celebraciones de la Bienaventurada Virgen María, ofreciendo sus oraciones, dolores, las incomodidades de la propia vida a la Misericordia de Dios

Además durante el año se han programado distintas actividades: del 30 de noviembre al 8 de diciembre del 2021 se realizó una novena a la Inmaculada Concepción de María en todas las parroquias; del 23 al 31 de enero, novena a Nuestra Señora de Suyapa; el 1 de febrero Vigilia en el Pilligüin, con los jóvenes; 2 de febrero, gran serenata jubilar en la Basílica; 3 de febrero Eucaristías de acción de gracias por el regalo del cielo en Santa María de Suyapa; del 24 al 25 de marzo, vigilias parroquiales en honor a la Encarnación del Hijo de Dios en María Virgen; el 15 de agosto, peregrinación por familias a la Basílica de Suyapa previo a la solemnidad de la Asunción de María el 15 de agosto; 8 de septiembre recital celebrando la fiesta del Nacimiento de la Virgen; 7 de octubre festival del Rosario.

Visitas de todo el país

Quienes visitamos con frecuencia a la Virgen de Suyapa en la Basílica constatamos que son muchos los peregrinos que llegan a implorar su ayuda y luego se presentan para agradecer las gracias concedidas. A la Basílica acuden personas de todo el país: Entibucá, la Esperanza, Santa Rosa de Copan, Puerto Cortes, Comayagua, Choluteca, Marcala, la Paz, etc. Muchos salen de su casa de madrugada para poder confesarse, participar en la Santa Misa y agradecer a la Virgen su ayuda. Vienen tanto niños como ancianos, sanos como enfermos -incluso en camillas-, personas de toda clase social, personas muy sencillas y personas con grandes responsabilidades, porque la Virgen como buena madre que es, acoge a todos. Uno de estos peregrinos fue el Papa san Juan Pablo II, que en marzo de 1983 visitó a la Virgen de Suyapa y le hizo la siguiente petición: 

Peregrino por los países de América Central, llego a este santuario de Suyapa para poner bajo tu amparo a todos los hijos de estas naciones hermanas, renovando la confesión de nuestra fe, la esperanza ilimitada que hemos puesto en tu protección, el amor filial hacia ti, que Cristo mismo nos ha mandado. Creemos que eres la Madre de Cristo, Dios hecho hombre, y la Madre de los discípulos de Jesús. Esperamos poseer contigo la bienaventuranza eterna de la que eres prenda y anticipación en tu Asunción gloriosa. Te amamos porque eres Madre misericordiosa, siempre compasiva y clemente, llena de piedad. Te encomiendo todos los países de esta área geográfica. Haz que conserven, como el tesoro más precioso, la fe en Jesucristo, el amor a ti, la fidelidad a la Iglesia. Ayúdales a conseguir, por caminos pacíficos, el cese de tantas injusticias, el compromiso en favor del que más sufre, el respeto y promoción de la dignidad humana y espiritual de todos sus hijos […] Bendice a las familias, para que sean hogares cristianos donde se respete la vida que nace, la fidelidad del matrimonio, la educación integral de los hijos, abierta a la consagración a Dios. Te encomiendo los valores de los jóvenes de estos pueblos; haz que encuentren en Cristo el modelo de entrega generosa a los demás; fomenta en sus corazones el deseo de una consagración total al servicio del Evangelio”. 

Desde esta altura de Tegucigalpa y desde este santuario, contemplo los países que he visitado – continúa el Papa san Juan Pablo II – unidos en la misma fe católica, reunidos espiritualmente en torno a María, la Madre de Cristo y de la Iglesia, vínculo de amor que hace de todos estos pueblos naciones hermanas.

Un mismo nombre, María, modulado con diversas advocaciones, invocado con las mismas oraciones, pronunciado con idéntico amor. En Panamá se la invoca con el nombre de la Asunción; en Costa Rica, Nuestra Señora de los Ángeles; en Nicaragua, la Purísima; en El Salvador se la invoca como Reina de la Paz; en Guatemala se venera su Asunción gloriosa; Belice ha sido consagrada a la Madre de Guadalupe y Haití venera a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Aquí, el nombre de la Virgen de Suyapa tiene sabor de misericordia por parte de María y de reconocimiento de sus favores por parte del pueblo hondureño”. 

Lugar de fe y conexión

La basílica de Suyapa desde hace ya mucho tiempo, se ha convertido en lugar de fe, conversión y esperanza, nos recuerda el Padre Carlo Magno, por eso podemos decir que María de Suyapa es el sol que ilumina sin número de corazones. Hoy por hoy, se ha constituido en lugar de consuelo ante las dificultades que enfrentan los fieles.

Son muchas y muy variadas las peticiones que se realizan a la Virgen de Suyapa, entre ellas llama particularmente la atención, nos dijo el padre Cecilio Rivera, vicario de la basílica, el gran número de matrimonios que llegan a agradecer a la Virgen de la Inmaculada Concepción de Suyapa por haberles concedido la gracia de concebir un hijo. Por eso, el Padre Javier Martínez afirma que “con Santa María de Suyapa se han construido familias”. Las palabras de María que desde Suyapa resuenan, son siempre un eco de acogida al don de la Vida, son un sí generoso y sin reserva a la invitación “…vas a concebir en tu seno ya dar a luz un hijo” (Lc 1, 31). No cabe duda que estas palabras sirven de inspiración a las familias de hoy, sobre todo a repensar en el proyecto hermoso y perenne de Dios, que bendice la comunidad matrimonial con el don de un hijo (cfr. Gen 1-3). El don maravilloso de la vida humana suscita en quienes lo reciben con admiración, gratitud y anhelos de cultivarlo mediante la propia donación. María es un icono de este amor generoso (oblativo), que lanza a los matrimonios a una vivencia del amor por encima de lo material, y por encima de las condiciones pujantes de este tiempo.

Con la llegada de este Jubileo Nacional, la basílica de Nuestra Señora de Suyapa, subrayó el cardenal Oscar Andrés Rodríguez, se volverá al centro y al corazón del pueblo creyente, que peregrina para rendirle su homenaje y agradecimiento. Porque la casa de María, allí donde encontramos a su Hijo, es también la casa de todos los hondureños, que, movidos por su deseo de contemplarla, honrarla y hacerla objeto de sus confidencias a manera de fervorosas súplicas, evidencia el carácter peregrino de nuestra fe. 

Casa de sacramentos

La Virgen de Suyapa también ha permitido que muchos reciban a su hijo por medio de los sacramentos. En la basílica en la que se encuentra, se celebran muchos bautismos, primeras comuniones, se administran muchas confirmaciones, se celebran muchos matrimonios y cada día acuden muchas personas a recibir el perdón de Dios a través del sacramento de la confirmación y participar del Santo Sacrificio. 

Los domingos, por ejemplo, entre la basílica, la ermita y el nuevo templo aledaño a la basílica, se celebran catorce Eucaristías y cada día son muchas las personas que acuden buscando el perdón de Dios a través del sacramento de la Confesión.

Para crecer en piedad 

La Virgen ha venido a Honduras para ayudar a sus hijos a crecer en piedad y amor a Jesucristo, a valorar los sacramentos y con la gracias que de ellos reciben poder llegar al Cielo. 

Cuenta el Padre Juan Antonio Hernández, que hace algunos años, una ancianita que rondaba los 80 años de edad llegó un día a la basílica para cumplir una promesa hecha a la Virgen, luego buscó la Confesión sacramental, participó en la Santa Misa, rezó delante de la imagen de la Virgen de Suyapa, y mientras participaba de una segunda Eucaristía descansó en la paz del Señor. Así cuida la Madre de sus hijos, los acompaña hasta el final, dándoles una paz y alegría que nadie les puede arrebatar.

El autorCarlos Luis Páez

Honduras

Vaticano

Myanmar, Camerún, Ucrania y los migrantes; el Papa Francisco pone desde Matera el foco en los que sufren

El Santo Padre ha visitado la ciudad italiana de Matera, donde ha clausurado el congreso eucarístico nacional. Desde allí ha lanzado un mensaje sobre la centralidad de Jesucristo en la vida cristiana y ha  pedido oraciones para diversos conflictos internacionales.

Javier García Herrería·25 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Traducción del artículo al italiano

Esta mañana el Santo Padre ha viajado a Matera para celebrar la misa de clausura del XXVII Congreso Eucarístico Nacional italiano. En su homilía ha subrayado la importancia de “adorar a Dios y no al yo. Ponerlo a Él en el centro y no a la vanidad del yo. Para recordar que sólo el Señor es Dios y que todo lo demás es un regalo de su amor. Porque si nos adoramos a nosotros mismos, morimos en la asfixia de nuestro pequeño yo; si adoramos las riquezas de este mundo, se apoderan de nosotros y nos hacen esclavos; si adoramos al dios de la apariencia y nos embriagamos en el despilfarro, tarde o temprano la vida misma nos pedirá la cuenta”.

El Papa pide por los necesitados

El evangelio del día de hoy narra la escena del rico Epulón y el pobre Lázaro, especialmente adecuado para hablar de la ayuda al prójimo. Por eso, a la hora del rezo del Ángelus el Pontífice se ha acordado especialmente de algunos de los conflictos de nuestros días.

Entre los lugares más periféricos que ha visitado el Papa Francisco sin duda Myanmar, por lo que no es extraño que haya recordado cómo desde “hace más de dos años ese noble país se ha visto azotado por graves enfrentamientos armados y violencias, que han causado muchas víctimas y desplazados. Esta semana escuché el grito de dolor por la muerte de niños en una escuela bombardeada. ¡Que el grito de estos pequeños no caiga en el olvido! ¡Estas tragedias no tienen que suceder!”.

Tampoco podía faltar Ucrania, que ya sido mencionada en más de 80 ocasiones por el Papa en lo que va de año. “Que María, Reina de la Paz, consuele al pueblo ucraniano y obtenga para los líderes de las naciones la fuerza de voluntad para encontrar inmediatamente iniciativas eficaces que conduzcan al fin de la guerra”. Recientemente desde el Vaticano se ha lanzado una propuesta de paz para solucionar el conflicto.

Los migrantes en el recuerdo de Matera

La violencia que se ha desatado en algunos países africanos contra sacerdotes y fieles vuelve a ser noticia semanalmente en los medios occidentales. En esta ocasión el Papa se ha sumado al llamamiento de los obispos de Camerún para que se libere a ocho personas secuestradas en la diócesis de Mamfe, entre los que se cuentan cinco sacerdotes y una monja.

Por último, este domingo la Iglesia celebra la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado. El tema de este año lleva por título “Construir el futuro con los migrantes y refugiados”. El Santo Padre ha exhortado a facilitar que cada persona encuentre su lugar y sea respetada: “donde los migrantes, refugiados, desplazados y víctimas de la trata puedan vivir en paz y con dignidad. Porque el Reino de Dios se realiza con ellos, sin excluidos”. También ha resaltado cómo gracias a estas personas las comunidades pueden crecer en diversos niveles, social, económico, cultural y espiritual. Compartir la propia tradición puede enriquecer al Pueblo de Dios.

El uso del lenguaje en las batallas culturales

El lenguaje siempre ha sido un arma poderosa para influir en la opinión pública. Hoy día los debates sociales se platean muchas veces como auténticas batallas culturales, pero cabe preguntarse hasta qué punto seguir esta lógica ayuda a resolver los conflictos.

25 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: 5 minutos

1984 de George Orwell se ha convertido para muchos en una preclara guía, adelantada a su tiempo, de los peligros que supone el totalitarismo social y político bajo el cual todos podemos acabar viviendo sin casi darnos cuenta. Se dice que él probablemente tenía en la cabeza a la Unión Soviética, esa gran cárcel hoy felizmente desaparecida gracias a la ayuda entre otros del recientemente fallecido Mijaíl Gorbachov. Pero su alegoría es válida para muchos de los totalitarismos actuales. Una de las aportaciones del escritor británico, nacido en lo que hoy es la India, es lo que dio en llamar neolengua, concepto que define cómo han de ser las palabras para que la masa de ciudadanos pueda ser más fácilmente sometida por el Partido.

Años después, el ensayo “No pienses en un elefante”, del lingüista cognitivo norteamericano George Lakoff, nos explicó la necesidad de dotarse de un lenguaje coherente que permita definir desde tus propios valores y sentimientos los asuntos en juego en el espacio público, si uno quiere hacer avanzar su agenda ideológica y política en una sociedad. Lo que viene a decir Lakoff es que su partido (en este caso, los Demócratas de Estados Unidos) no había sido capaz de construir un encuadre convincente de su modo de ver la vida. O, al menos, no de la manera tan eficiente y eficaz como lo hicieron los Republicanos.

Marcos de conocimiento y lenguaje

Los marcos son estructuras mentales que conforman el modo como los individuos ven el mundo. Cuando se oye una palabra, se activa en el cerebro de ese individuo un marco o una colección de marcos. Cambiar ese marco significa también cambiar el modo que la gente tiene de ver el mundo. Por ello, Lakoff da gran importancia, a la hora de enmarcar acontecimientos conforme a los propios valores, a no utilizar el lenguaje del adversario (no pensar en un elefante). Y ello es así porque el lenguaje del adversario apuntará hacia un marco que no será el marco deseado.

En este influyente librito se sostiene que tanto las políticas conservadoras como las progresistas tienen una consistencia moral básica. Se fundamentan en visiones diferentes de la moral familiar que se extienden al mundo de la política. Los progresistas tienen un sistema moral que se enraíza en una concepción determinada de las relaciones familiares. Es el modelo de los padres protectores, que creen que deben comprender y apoyar a sus hijos, escucharlos y darles libertad y confianza en los demás, con los que deben cooperar. El lenguaje triunfante de los conservadores se basaría en cambio en el modelo antagónico del padre estricto basado en la idea de esfuerzo personal, desconfianza hacia los demás e imposibilidad de una verdadera vida comunitaria.

En este sentido, la ventaja conservadora que Lakoff veía en la política norteamericana de la primera década de nuestro siglo es que la política de aquel país utilizaba habitualmente su lenguaje y tales palabra arrastraban a los demás políticos y partidos (a los Demócratas, principalmente) hacia la visión del mundo conservadora. Y todo ello porque, para Lakoff, el enmarcado es un proceso que consiste precisamente en elegir el lenguaje que encaja con la visión del mundo de quién enmarca.

Perspectivas conservadoras y progresistas

Lakoff pone algunos ejemplos desde la óptica conservadora: es inmoral darle a la gente cosas que no se ha ganado, porque entonces no conseguirán ser disciplinados y se convertirán en dependientes e inmorales. La concepción de los impuestos como una desgracia y la necesidad de bajarlos se enmarca muy gráficamente en la frase “alivio fiscal”. Los progresistas no deben usar esa frase y sí en cambio “solidaridad fiscal”, “sostenimiento del estado del bienestar”, etc. Sobre los gais, sostiene que en EE. UU. y bajo la óptica conservadora la palabra gay en aquella época connotaba un estilo de vida desenfrenado y poco saludable. Los progresistas cambiaron ese marco por el de “matrimonio igualitario”, “el derecho a amar a quien quieras”, etc.

Los marcos que escandalizan a los progresistas son los que los conservadores consideran, o consideraban, verdaderos o deseables (y viceversa). Sin embargo, si la visión del mundo que prevalece es la de que el acuerdo o el consenso no sólo es posible (porque el ser humano es, en esencia, bueno) sino deseable (y nosotros tenemos que poner nuestro granito de arena para que así sea), hay que erradicar de la arena política la lucha encarnizada, la descalificación, el ignorar o desprestigiar al otro… Y es posible que el partido o ideología dominante consiga imponer sus ideas y sus leyes sin que sus adversarios puedan contradecirlas ni cambiarlas una vez impuestas sin ser acusados de fascistas.

El lenguaje en las batallas culturales

Evidentemente, Estados Unidos no es Europa ni España es Estados Unidos, pero creo que todos somos conscientes de cómo las victorias culturales y legislativas de los últimos 20 años reflejan un modelo en el que el lenguaje es decisivo para ganar esas batallas… La victoria de lo que algunos llaman ideología Woke (propugnada por movimientos políticos de izquierda y perspectivas que enfatizan la política identitaria de las personas LGTBI, de la comunidad negra y de las mujeres) en muchas de nuestras leyes y costumbres, se ha dado porque algunas personas han trabajado, pensado y luchado mucho para que así sea. Y el uso del lenguaje ha tenido un papel importante en esas victorias.

Sí es sólo sí, muerte digna, derecho a la salud sexual y reproductiva, matrimonio igualitario, derecho a definir la propia identidad sexual, escuela pública y gratuita para todos, lucha contra el cambio climático, etc. Son ejemplos de batallas culturales y legislativas emprendidas inteligentemente mediante el lenguaje. Habría ejemplos distintos en el otro sector ideológico: el derecho a la vida (con la reciente victoria legislativa en el TS de Estados Unidos), objeción de conciencia, libertad educativa, derecho de los padres a la educación moral de los hijos, etc.

Tolerancia y firmeza en las batallas culturales

Pienso que conviene preservar y fomentar el pluralismo, el consenso, hablar con todo el mundo, no etiquetar, huir del maniqueísmo, aprender del diferente, respetar las opiniones distintas a las nuestras y ese tipo de cuestiones propias de las sociedades democráticas. Pero no podemos ignorar que hay personas, entidades e intereses empeñados en cambiar la realidad social y legislativa de nuestros países y no siempre esos cambios son en favor de la dignidad humana, el derecho y la diversidad religiosa, sino que a veces esos cambios nos dirigen al totalitarismo. Recomiendo la lectura del clásico libro de Victor Klemperer, «El lenguaje del Tercer Reich, apuntes de un filólogo” y “La manipulación del hombre a través del lenguaje” de Alfonso López Quintás.

En 1991, el sociólogo norteamericano James Davison Hunter publicó un libro llamado “Guerras Culturales”, donde señalaba que, aunque históricamente los temas de campaña política habían sido la salud, la seguridad, la educación y el crecimiento económico, ahora se manifestaba un nuevo paradigma político-ideológico para socavar las bases de los valores tradicionales de occidente. El lenguaje, la palabra, puede ser un medio para someter a las sociedades o para liberarlas. Y a uno le puede gustar más o menos por temperamento discutir, pero hay veces que no hay más remedio que hacerlo -eso sí de manera civilizada y respetuosa con todo el mundo- si uno quiere defenderse y defender las ideas y valores que le parecen más valiosos.

Usemos la palabra de manera inteligente para que esté al servicio de la paz, la dignidad humana, la libertad y todos los derechos humanos. Y estemos atentos para poder desenmascarar los atropellos de estos derechos cuando vienen disfrazados con bellas palabras.

El grupo joven de la hermandad

La actividad del Grupo Joven de una hermandad no se debe limitar al montaje de altares de culto. Ha de ser ocasión de animarlos a volar alto, un tiempo privilegiado para la formación y el compromiso cristiano.

24 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

En algunas hermandades se organizan actividades o sesiones de formación para los hermanos agrupándolos según las edades, situación familiar u otras circunstancias personales: actividades para padres de familia, para personas mayores, para niños, para hermanas (con permiso de las feministas), por ejemplo; pero en todas suele haber un grupo al que se dedica siempre especial atención: los jóvenes, hasta el punto de que se suelen constituir como conjunto con entidad y denominación propias, el Grupo Joven, e incluso con un miembro de la Junta de Gobierno dedicado a ese Grupo.  

Es una buena praxis que da sus frutos. En el Sur de España, donde están más arraigadas las hermandades, entre los jóvenes que ingresan cada año en el seminario, un porcentaje significativo procede de las hermandades; pero conviene estar atentos para que los grupos jóvenes no se desvirtúen, se conviertan incluso en foco de problemas y pierdan su sentido.

Una primera idea a tener en cuenta: los jóvenes no conforman un grupo especial, son hermanos como los demás; que se les dedique una atención singular por su potencialidad y su capacidad de compromiso generoso no es excusa para atribuirse la condición de una hermandad paralela, con una dinámica propia en la que, además, en ocasiones se replican todos los defectos de los partidos políticos: pequeñas intrigas de pasillo, zancadillas, críticas para tratar de ir eliminando contrincantes potenciales e ir escalando puestos en una imaginaria carrera cofrade hasta llegar a ocupar un sitio en la Junta de Gobierno o, en el mejor de los casos, ser Hermano Mayor, lo que colmaría sus aspiraciones.

Salir de acólito en las funciones litúrgicas o llevar un cirial en la procesión es para algunos un buen comienzo en esa carrera. No digamos participar, representando a su hermandad, en la salida procesional de otra ¡llevando una vara! En época de elecciones se mueven tratando de orientar el mayor número de votos hacia “su candidato”.

En este contexto, si la Junta de Gobierno no vela por el correcto funcionamiento del Grupo Joven éste podría convertirse en una Escuela de Rancios, como se denomina a los cofrades que adoptan todas las formas externas convencionales y se afanan en lo accesorio, pero carecen de fundamento. Eso no casa con las virtudes de los jóvenes: generosidad, desprendimiento, ideales, entusiasmo. Se les condena a la mediocridad.

La actividad del Grupo Joven no se debe limitar al montaje de altares de culto, concursos cofrades y otras actividades más o menos divertidas. Ha de ser ocasión de animarlos a volar alto, ser libres, asumir riesgos, aprender a querer a la hermandad, un amor que, como todos los amores nobles, necesita sentimiento, pero también inteligencia y voluntad. Hacerles ver que no pueden insertarse eficazmente en la hermandad, ni en la sociedad, sin más equipamiento que sus sentimientos y sus experiencias cofrades (a veces poco afortunadas). Su paso por el Grupo Joven es una buena ocasión para atender a su formación, equipar su inteligencia y reforzar su voluntad.

Eso pasa por la elaboración de un plan de formación que abarque el conocimiento del Catecismo de la Iglesia Católica; el fomento de las virtudes humanas: compañerismo, lealtad, sinceridad, fortaleza, laboriosidad, … ; la educación de la afectividad; conocimiento de la Doctrina Social de la Iglesia; capacidad crítica. Además de animarlos a frecuentar los sacramentos, especialmente confesión y comunión y al trato con el Señor y su Madre, a través de las imágenes titulares de la hermandad y también directamente ante el Sagrario.

Llevar a cada miembro del Grupo Joven al convencimiento de que es “un pensamiento de Dios, un latido del corazón de Dios. Tienes para Dios un valor infinito” (San Juan Pablo II 23-09-2001). Animarlos a “jugarse la vida por grandes ideales. No hemos sido elegidos por el Señor para hacer cosas pequeñas. Id siempre más allá. Hacia cosas grandes”, tal como animaba Francisco a los jóvenes (Francisco 28-04-2013).

Merece la pena repensar el Grupo Joven de la hermandad para que, sin perder su frescura y entusiasmo, sea también ocasión de crecimiento interior, que en definitiva es de lo que se trata.

El autorIgnacio Valduérteles

Doctor en Administración de Empresas. Director del Instituto de Investigación Aplicada a la Pyme Hermano Mayor (2017-2020) de la Hermandad de la Soledad de San Lorenzo, en Sevilla. Ha publicado varios libros, monografías y artículos sobre las hermandades.

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Sagrada Escritura

El buen samaritano (Lc 10, 25-37) 

En este texto Josep Boira glosa la parábola del Buen Samaritano en la que se explica de modo paradigmático la universalidad de la fraternidad humana que propone el Cristianismo.

Josep Boira·24 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

Una de las características del evangelio de Lucas es el énfasis puesto en Dios misericordioso. Las parábolas del capítulo 15 (oveja perdida, dracma perdida e hijo pródigo) son emblemáticas en este sentido. Esta misericordia la encarna Jesucristo, cuando se conmueve y atiende las necesidades de los demás (cfr. Lc. 7 13; 11, 14; 13, 10; etc.). Pero Jesús exige que también sus discípulos practiquen la misma misericordia. Las palabras del sermón de la montaña (“sed vosotros perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”, Mt 5, 48) tiene un nuevo matiz en el discurso en el llano: “sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso”, Lc 6, 36). Esta enseñanza es magistralmente narrada en la parábola del buen samaritano.

¿Qué…? ¿Cómo…?

Un doctor de la Ley se “levantó” y dijo a Jesús “para tentarle”: “¿Qué puedo hacer para heredar la vida eterna?” (Lc. 10, 7, 25). Parecen dos actitudes incompatibles: “tentar” al Maestro y querer “heredar la vida eterna”. Pero Jesús quiere aprovechar la ocasión, pues detrás de esa tentadora interrogación -una pregunta radical- puede esconderse un deseo sincero de verdad y mayor coherencia. La respuesta del Maestro hace cambiar los roles: el doctor se convierte de interrogador a interrogado: “¿Qué ha sido escrito en la Ley? ¿Cómo [la] lees?” (Lc. 10, 26), le responde Jesús. Estas dos preguntas parecen referirse la primera a lo que dice la Escritura y la segunda a cómo hay que interpretarla. 

El escriba responde solo a la primera, aludiendo a dos textos de la Escritura: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con toda tu mente [Dt 6, 5], y a tu prójimo como a ti mismo [Lv 19, 18]”. El Maestro lo elogia y le invita a practicar lo ya sabido. Pero el doctor quiere justificarse preguntando quién es su prójimo. La respuesta, una parábola, servirá para esclarecer la segunda pregunta del Maestro: ¿Cómo lees la Escritura? El amor a Dios es incuestionable, pero la práctica del amor al prójimo supone una toma de posición, que, a ojos del doctor, parece que va a ser cuestionada. Aun así, la pregunta está hecha, y el diálogo puede continuar.

Un samaritano

La parábola está perfectamente situada. Un hombre baja de Jerusalén a Jericó y es asaltado por unos bandidos y abandonado medio muerto.  Casualmente un sacerdote también bajaba por el mismo camino, y viendo al hombre, evitó acercarse a él, quizá por conservar la pureza legal (cfr. Lv 5, 3; 21, 1). Lo mismo un levita: pasa por ahí, lo ve y tampoco se acerca. Ambos, como volviendo de ejercitar su función sacerdotal en Jerusalén, no son capaces de conjugar el amor al prójimo con el servicio de Dios. Sin embargo, un tercer hombre, considerado despreciable por ser samaritano, al pasar por allí y verlo, “se movió a compasión”, más literalmente “se le movieron las entrañas”. La secuencia de los tres personajes es la misma: pasan por allí y lo ven. Los dos primeros evitan el encuentro, el tercero “se compadece”. Es el mismo verbo que Lucas utiliza cuando Jesús vio a la madre viuda cuyo único hijo llevaban a enterrar. “El Señor la vio y se compadeció de ella” (Lc 7, 13). 

Es la palabra clave de la parábola: “compadecerse” (en gr.: splanjnizomai), en claro contraste con “pasó de largo”. El samaritano, del movimiento interior del corazón, pasó a la acción: “se acercó y le vendó las heridas echando en ellas aceite y vino. Lo montó en su propia cabalgadura, lo condujo a la posada y él mismo lo cuidó. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo: «Cuida de él, y lo que gastes de más te lo daré a mi vuelta»” (Lc 10, 34). 

¿Cuál es mi prójimo?

Terminada la parábola, la pregunta de Jesús invierte los términos de la pregunta del doctor. Este quería saber hasta dónde llegaba el precepto del amor al prójimo. ¿Hay límites? ¿Hay personas que están excluidas de ese prójimo? Sin embargo, Jesús le dice: “¿Cuál de los tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los salteadores?” (Lc. 10, 36). No se trata de saber quién es mi prójimo, sino de serlo uno mismo con su modo de actuar: moverse a compasión ante el sufrimiento ajeno y hacer lo posible para mitigarlo. 

Ante un relato tan claro, el doctor no duda en identificar al que se comportó como prójimo, y responde con la idea clave del texto, esta vez usando una palabra sinónima: “El que tuvo misericordia de él” (Lc 10, 37, en gr.: eleos). Jesús concluye con una respuesta parecida a la primera invitación: “Pues anda, y haz tú lo mismo” (Lc 10, 37). Es fácil imaginarse una sonrisa de Jesús unida a la invitación, viendo que el doctor ha sabido rectificar su inicial actitud. 

Con su compasión, Jesús encarna al Dios cuya misericordia es infinita (cfr. Sal 136). Es más, al mostrar al samaritano haciéndose cargo del pobre malherido e invitando al posadero a hacer lo mismo en los días siguientes, Jesús, en su pasión y muerte, encarna la figura del samaritano, tomando sobre sí nuestras enfermedades y cargando con nuestros dolores (cfr. Is 5, 4). Y así los dos mandamientos quedan unidos en la acción: la adhesión amorosa a Dios se refleja en comportarse como prójimo de los demás, teniendo a Jesús por modelo, pues es Él quien se ha hecho prójimo a todos los hombres.

El autorJosep Boira

Profesor de Sagrada Escritura

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Vaticano

El Papa Francisco en Asís: por una economía al servicio de la persona

Ha comenzado en Asís la tercera edición de The Economy of Francesco”, en la que se reflexiona sobre los desafíos del desarrollo sostenible de nuestros días. 

Antonino Piccione·23 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: 6 minutos

Traducción del artículo al italiano

Repensar los paradigmas económicos de nuestro tiempo para lograr la equidad social, proteger la dignidad de los trabajadores y contribuir a salvaguardar el planeta. Una economía “con alma” que se persigue también gracias al valiente compromiso y a la inteligente pasión de un millar de jóvenes, entre economistas y empresarios, reunidos desde ayer en Asís para la tercera edición de The Economy of Francesco (EoF).

La ciudad de San Francisco se organizó en 12 “aldeas” para acoger los trabajos del evento de tres días deseado por el Santo Padre, centrados en los siguientes temas: trabajo y cuidado; gestión y don; finanzas y humanidad; agricultura y justicia; energía y pobreza; beneficio y vocación; políticas para la felicidad; CO2 de la desigualdad; empresa y paz; economía es mujer; empresas en transición; vida y estilos de vida.

Primera jornada presencial

En 2020, la primera edición de EoF se celebró íntegramente en línea, con conexiones en directo y en streaming con los miembros y los ponentes y un videomensaje del Papa Francisco. En 2021 la fórmula no cambió, con jóvenes conectados de los cinco continentes y un nuevo videomensaje del Papa.
Sin embargo, “The Economy of Francesco” ha inspirado cientos de iniciativas en estos dos años y ha generado numerosas vías de reflexión y acción en muchos países del mundo.

Según los organizadores, el debate presencial previsto para este año en Asís permitirá sintetizar el trabajo realizado durante estos años. “Gracias a San Francisco y al Santo Padre, ha nacido un movimiento mundial de jóvenes que ya representan una fuerza de pensamiento y práctica económica: nos ha sorprendido, en términos de calidad y cantidad, su participación en los últimos meses”, afirma Luigino Bruni, director científico del evento.

“Queridos jóvenes, ¡bienvenidos! Os doy la bienvenida con el saludo de San Francisco: ¡que el Señor os dé la paz! Por fin estáis en Asís: para reflexionar, para encontraros con el Papa, para sumergiros en la ciudad. Asís te abre sus tesoros. Te ofrece muchas oportunidades. Aquí puedes aprender de Francisco el secreto de una nueva economía. Lo descubrirás en muchos pasajes de su vida. Lo sentirás en la Porciúncula, en Rivotorto, en San Damián, en la Chiesa Nuova, en la Basílica de San Francisco”. Con estas palabras, monseñor Domenico Sorrentino, obispo de Asís-Nocera Umbra-Gualdo Tadino y de Foligno y presidente del comité organizador, dio la bienvenida a los participantes en el evento. 

Testimonios para comunicar la economía de Francisco

“La única guerra justa es la que no combatimos” fue el mensaje de paz lanzado durante la primera jornada por los habitantes de EoF. “¿Puedes oír? Es el grito de nuestra humanidad, las guerras y los atentados terroristas, las persecuciones raciales y religiosas, los conflictos violentos. Situaciones que se han vuelto tan comunes que constituyen una tercera guerra mundial librada de forma fragmentada. Pero la gente quiere la paz, quiere que se reconozcan sus derechos humanos y su dignidad. Por eso debemos promover la cooperación”. Y evitar “que se retiren recursos de las escuelas, de la salud, de nuestro futuro y de nuestro presente sólo para construir armas y alimentar las guerras necesarias para venderlas”.

Entre los testimonios de quienes están en primera línea en el ámbito de la educación para la paz en las escuelas, cabe destacar el de Martina Pignatti, directora de “Un ponte per”, que relató el trabajo de su ONG en las zonas de guerra y post-conflicto de Irak y Siria, instando a oponerse a “las economías de guerra, las instituciones, el sistema bancario y las empresas que financian las armas”. Lo que provocará -en su opinión- uno de los mayores cambios que se lograrán junto con la transición ecológica.

Desde Colombia, el grito de dolor de dos jóvenes agricultores de la región de San José (Sayda Arteaga Guerra, de 27 años, y José Roviro López Rivera, de 31). Su país lleva décadas desgarrado por la guerra y la injusticia. Una tierra rica en recursos minerales y agrícolas donde los grupos armados siembran la muerte y la violencia, favoreciendo el tráfico ilegal de drogas y los intereses de las multinacionales. “Nuestra comunidad de paz”, dicen, “ha conseguido comprar pequeñas parcelas de tierra”.

La iraquí Fatima Alwardi destacó la importancia de utilizar el deporte como herramienta de inclusión y diálogo: en 2015, la asociación de voluntarios que fundó llevó a cabo el primer maratón de Bagdad, que en 2018 contó con la participación de mujeres por primera vez.

Tras las huellas de san Francisco

En el programa de hoy viernes 23, “Cara a cara con Francisco. Caminos tras las huellas de San Francisco”, contaba con visitas a lugares relacionados con la vida del santo; a continuación, a las 11 horas, los jóvenes participantes se reunirán en los distintos pueblos. A las 18.00 horas, conferencias abiertas a todos, con jóvenes economistas y empresarios que dialogan con ponentes internacionales sobre los principales temas del evento.

En la “Pro Civitate Christiana” el economista Gael Giraud hablará sobre “La economía de Francisco: una nueva economía construida por los jóvenes»; en el Sacro Convento Francesco Sylos Labini hablará sobre “Meritocracia, evaluación, excelencia: el caso de las universidades y la investigación”; en el Monte Frumentario Vandana Shiva hablará sobre “Economía del cuidado, economía del regalo. Reflexiones sobre San Francisco: Sólo dando recibimos”; en la Sala della Conciliazione Vilson Groh abordará el tema “Caminos para un nuevo pacto educativo y económico: construyendo puentes entre el centro y la periferia”.

Y de nuevo, en el Instituto Serafico, la hermana Helen Alford abordará el tema “La fraternidad universal: una idea que podría cambiar el mundo”; en la Basílica de Santa Maria degli Angeli, el economista Stefano Zamagni hablará sobre “Los peligros, ya evidentes, de la generalización de la sociedad. ¿Cuál es la contraestrategia?”. Por la noche, a las 21 horas, visitas guiadas a la basílica de San Francisco y a la basílica de Santa María de los Ángeles.

El objetivo de «La economía de Francisco»

En la rueda de prensa de presentación del evento, el 7 de septiembre, Monseñor Domenico Sorrentino expresó un deseo y un sueño. El deseo es “que estos jóvenes que firmarán el pacto con el Papa se comprometan a abrir un diálogo con la economía real, el mundo empresarial, las instituciones bancarias, los gigantes de la energía y los centros financieros”. El sueño es que “en Asís, ciudad-mensaje, ciudad-símbolo, ahora también capital de una nueva economía, un día, como el Papa hoy, los llamados ´grandes de la tierra` puedan venir a encontrarse con los jóvenes de la Alianza, para inspirarse en la profecía de Francisco y dejarse interpelar por su pasión juvenil”.

Por su parte, Sor Alessandra Smerilli, secretaria del Dicasterio Vaticano para el Servicio Humano Integral, explicó que el objetivo de “The Economy of Francesco” es reunir la profecía de ´Laudato si` y de ´Fratelli tutti`, y el valor de tocar, de abrazar la pobreza, propio de San Francisco de Asís”. Para la monja salesiana, la Iglesia “debe alegrarse” ante “tantos jóvenes que se ponen a trabajar para dar contenido a los sueños y experimentar la profecía de una economía que no deja a nadie atrás y sabe vivir en armonía con las personas y la tierra”.

“Toda la Iglesia” -añadió- “debe sentir el deber de informar, seguir y acompañar este proceso, evitando la tentación de querer encajonar a los jóvenes y sus proyectos en estructuras preexistentes. Como Dicasterio, queremos comprometernos a custodiar y acompañar el camino ya recorrido, queremos conocer mejor a estos jóvenes, para ayudarnos juntos a estar al servicio de las Iglesias locales, donde se viven los mayores desafíos, donde los excluidos tienen derecho a tener un nombre y un apellido, donde se necesita el entusiasmo de los jóvenes y su creatividad”.

Encuentro con el Papa

El evento de tres días concluye mañana sábado, 24 de septiembre, con el encuentro de los participantes con el Papa en el Lyrick Theatre, donde se firmará el “Pacto por la Juventud”. El encuentro podrá seguirse en “streaming” en el canal de YouTube de la EoF y en VaticanNews en siete idiomas, además del lenguaje de signos.

Pacto, cuyo preámbulo fue en cierto modo anticipado ayer por el propio Pontífice, con la ayuda de una audiencia en Deloitte International, una de las mayores consultoras económicas y financieras del mundo. “Ningún beneficio es legítimo cuando falta el horizonte de la promoción integral de la persona humana, del destino universal de los bienes, de la opción preferencial por los pobres y del cuidado de nuestra casa común”.

Por ello, en el mensaje difundido en vísperas de “The Economy of Francesco”, bautizada por algunos comentaristas como el anti Davos, el Papa aprovechó para recordar que la reconstrucción del mundo post pandémico y post bélico en Ucrania (cuando termine el conflicto) requerirá un cambio de perspectiva, dado que el sistema global hasta ahora basado en el consumismo y la especulación no puede ser sostenible a estos niveles, poniendo en peligro el futuro de los niños. 

Es cierto lo que decía San Pablo VI cuando afirmaba «que el nuevo nombre de la paz es desarrollo en la justicia social”. El trabajo digno de las personas, el cuidado de la casa común, el valor económico y social, el impacto positivo en las comunidades son realidades interconectadas.

El autorAntonino Piccione

Evangelización

Elemento material, gestos humanos y palabras en los sacramentos del Bautismo y la Confirmación

Cada sacramento tiene un rito propio, compuesto de una materia y una forma específicas. En este artículo abordamos de una forma introductoria los sacramentos del Bautismo y la Confirmación.

Alejandro Vázquez-Dodero·23 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

De acuerdo con el Catecismo de la Iglesia Católica –punto 1131– los sacramentos “son signos eficaces de la gracia, instituidos por Cristo y confiados a la Iglesia, por los cuales nos es dispensada la vida divina. Los ritos visibles bajo los cuales los sacramentos son celebrados significan y realizan las gracias propias de cada sacramento”.

Además, destaca el punto 1084 que “son signos sensibles palabras y acciones accesibles a nuestra humanidad actual”.

¿Qué son, qué significan y cómo se celebran los sacramentos?

Como es sabido, los siete sacramentos corresponden a todos los momentos importantes de la vida del cristiano: dan nacimiento y crecimiento, curación y misión a la vida de fe de los cristianos. Podríamos decir que forman un conjunto ordenado, en el que la Eucaristía ocupa el centro, pues contiene al Autor mismo de los sacramentos, a Jesucristo.

Cada sacramento está constituido por elementos tangibles que constituyen la materia: agua, aceite, pan, vino, de un lado; y gestos humanos —ablución, unción, imposición de las manos, etc.— de otro. Además, forman parte del sacramento las palabras que pronuncia el ministro, constituyendo la forma.

En la liturgia o celebración de los sacramentos existe una parte inmutable –establecida por el mismo Jesucristo– y partes que la Iglesia puede modificar, para bien de los fieles y mayor veneración de los sacramentos, adaptándolas a las circunstancias de lugar y tiempo.

Nos proponemos en este artículo y los siguientes definir brevemente esa materia y forma en la actualidad de cada uno de los sacramentos.

¿Cuáles son el elemento material, los gestos humanos y las palabras en el Bautismo?

La materia del Bautismo es el agua natural, según declaró el Concilio de Trento como dogma de Fe, pues así lo dispuso Cristo y así lo acataron los apóstoles.

La celebración del Bautismo comienza con los llamados “ritos de acogida”, que intentan discernir debidamente la voluntad de los candidatos –o de sus padres si se trata de menores de edad o tutelados– de recibir el sacramento y de asumir sus consecuencias. Siguen las lecturas bíblicas, que ilustran el misterio bautismal, y son comentadas en la homilía.

Seguidamente se invoca la intercesión de los santos, en cuya comunión el candidato será integrado; con la oración de exorcismo y la unción con el óleo de catecúmenos se significa la protección divina contra las insidias del demonio.

A continuación, se bendice el agua mediante la profesión trinitaria y la renuncia a Satanás y al pecado.

Llega así la fase sacramental del rito, mediante la ablución, en modo tal que el agua corra por la cabeza del catecúmeno, significando así el verdadero lavado del alma.

Mientras el ministro derrama tres veces el agua sobre la cabeza del candidato –o la sumerge– pronuncia las palabras: “NN, yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. Se confiere el sacramento por una única vez y con carácter indeleble, imborrable.

Tras la administración del sacramento nos encontramos con los ritos posbautismales: se unge la cabeza del bautizado –si no sigue inmediatamente la administración del sacramento de la Confirmación– para significar su participación en el sacerdocio común y evocar la futura crismación en ese otro sacramento. Se entrega una vestidura blanca como exhortación a conservar la inocencia bautismal y como símbolo de la nueva vida pura conferida.

La candela encendida en el cirio pascual simboliza la luz de Cristo, entregada para vivir como hijos de la luz. Puede añadirse el rito del “effeta”, realizado en las orejas y en la boca del candidato, que quiere significar la actitud de escucha y de proclamación de la palabra de Dios.

¿Cuáles son el elemento material, los gestos humanos y las palabras en la Confirmación?

La materia del sacramento de la Confirmación es el “crisma”, compuesto de aceite de oliva y bálsamo, consagrado por el obispo –o patriarca si se trata de rito oriental– durante la misa crismal que preceda al momento de celebración del sacramento.

Antes de recibir la unción los candidatos son llamados a renovar las promesas bautismales y hacer profesión de fe.

Seguidamente el obispo –o el ministro en quien haya delegado expresamente la celebración del sacramento– extiende las manos sobre los confirmandos e invoca la efusión del Espíritu Santo –o Paráclito– sobre ellos.

A este gesto se une la unción del crisma en la frente del candidato, que indica cómo la tercera persona de la Santísima Trinidad penetra hasta lo más profundo del alma.

De este modo, el sacramento se confiere con la unción del santo crisma en la frente y pronunciando estas palabras: “Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo”. Es una señal visible del don invisible: también en este caso se nos confiere el sacramento por una única vez y con carácter indeleble, configurándonos más plenamente con Jesús y otorgándonos la gracia para difundir por el mundo el buen olor de Cristo. El rito se concluye con el saludo de paz, como manifestación de comunión eclesial con el obispo.

El confirmado completa así los dones sobrenaturales característicos de la madurez cristiana. Recibe de este modo con particular abundancia los dones del Espíritu Santo, y queda más estrechamente vinculado a la Iglesia, mayormente comprometido para difundir y defender la fe, con su palabra y sus obras.

Evangelización

¿Una Iglesia santa, o una Iglesia de santos?

A muchos sorprende la afirmación del Credo que dice que la Iglesia es santa, cuando los defectos y pecados de sus miembros, incluidos los de sus dirigentes, son bien visibles. Para entender bien el alcance de esta expresión es útil acudir a la historia, desde sus orígenes patrísticos hasta los documentos del último Concilio. 

Philip Goyret·23 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: 9 minutos

Traducción del artículo al italiano

Al menos desde el tercer siglo de la era cristiana —hacia esa época se remontan las primeras versiones completas de los símbolos de la fe— los bautizados confesamos nuestra fe en la Iglesia, cuando decimos: “Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica…” (Credo apostólico), o “Creo en la Iglesia, que es una santa, católica y apostólica” (Credo niceno-constantinopolitano). Efectivamente, aunque no sea Dios (pues es una realidad creada), ella es su instrumento, un instrumento sobrenatural, y en ese sentido es objeto de nuestra fe. De esto daban cuenta debida los Padres de la Iglesia, cuando hablaban de ella como el mysterium lunae, que solamente refleja, sin producirla, la única luz, la que viene de Cristo, el “sol de soles”. 

La realidad del pecado

Particularmente nos interesa ahora la afirmación sobre la santidad de la Iglesia, en cuanto que, para muchos, ella pareciera contrastar con una realidad manchada por pecados abominables como los abusos sexuales de menores, o los de conciencia, o los de autoridad, o por severas disfunciones financieras que afectan incluso los niveles más altos del gobierno eclesiástico. Podríamos añadir a esto una larga cola de “pecados históricos”, como la convivencia con la esclavitud, el consenso respecto a las guerras de religión, las condenas injustas obradas por la Inquisición, el antijudaísmo (no identificable con el antisemitismo), etc. ¿Podemos verdaderamente hablar de la “Iglesia santa” en modo coherente? ¿O estamos simplemente arrastrando por inercia una fórmula heredada de la historia?

Una posición, asumida desde los años 60 del siglo pasado entre diversos teólogos, tiende a tomar distancia de la “Iglesia santa”, usando el adjetivo “pecadora” aplicado a la Iglesia. De esta manera, la Iglesia sería llamada según le corresponde teniendo en cuenta la responsabilidad de sus culpas. Se ha intentado hacer remontar la expresión “Iglesia pecadora” a la patrística, más concretamente a través de la fórmula casta meretrix, aunque se trate en realidad de un solo Padre de la Iglesia, san Ambrosio de Milán (In Lucam III, 23), cuando habla sobre Rahab, la meretriz de Jericó, usándola como figura de la Iglesia (como también lo hicieron otros escritores eclesiásticos): pero el santo obispo de Milán lo hace en sentido positivo, diciendo que la fe castamente conservada (no corrompida) es difundida entre todas las gentes (simbolizadas por todos los que gozan de los favores de la meretriz, usando el lenguaje cruento de esa época).

Sin entrar ahora en esta debatida cuestión patrística, cabe en cambio preguntarnos si la posición apenas expuesta es legítima. Tengamos en cuenta que los juicios temerarios están severamente condenados en la Biblia, ya desde el Antiguo Testamento, y Yahvé exhorta a no juzgar por las apariencias. Cuando el profeta Samuel intenta individuar a quien deberá ungir como el futuro rey David, el Señor le advierte: “No te fijes en su aspecto ni en lo elevado de su estatura, porque yo lo he descartado. Dios no mira como mira el hombre; porque el hombre ve las apariencias, pero Dios ve el corazón” (1Sa 16, 7). 

La gran pregunta, en definitiva, sería: vistas las faltas de santidad en la Iglesia, ¿debo descartar la santidad de la Iglesia? La clave de la respuesta, siguiendo la lógica del texto bíblico citado, está en la palabra “vistas”. Si juzgamos por lo que vemos, la respuesta apunta hacia la negación. Pero eso comporta proceder según “las apariencias”, mientras que lo correcto es mirar “el corazón”. ¿Y cuál es el corazón de la Iglesia? ¿Cuál es la Iglesia que se encuentra detrás de las apariencias?

¿Qué es la Iglesia?

Aquí es donde las aguas se dividen. Mirada con ojos mundanos, la Iglesia es una organización religiosa, es la curia vaticana, es una estructura de poder, o incluso, más benignamente, es una iniciativa humanitaria a favor de la educación, de la sanidad, de la paz, de ayuda a los pobres, etc. 

Mirada con los ojos de la fe, en la Iglesia no se excluyen estas actividades ni esas formas de existencia, pero no se conciben como lo fundamental, no se identifica lo eclesiástico con lo eclesial. La Iglesia ya era Iglesia en Pentecostés, cuando esas formas y actividades aun no existían. Ella “no existe principalmente donde está organizada, donde se reforma o se gobierna, sino en los que creen sencillamente y reciben en ella el don de la fe que para ellos es vida”, como afirma Ratzinger en su Introducción al cristianismo. Concretamente sobre la santidad de la Iglesia, ese mismo texto nos recuerda que ella “consiste en el poder por el que Dios obra la santidad en ella, dentro de la pecaminosidad humana”. Más aún: ella “es expresión del amor de Dios que no se deja vencer por la incapacidad del hombre, sino que siempre es bueno con él, lo asume continuamente como pecador, lo transforma, lo santifica y lo ama”

En un sentido muy profundo, podemos (y debemos) decir, en definitiva, que la santidad de la Iglesia no es la de los hombres, sino la de Dios. En esta dirección, decimos que ella es santa porque santifica siempre, también a través de ministros indignos, por el evangelio y los sacramentos. Como dice Henri de Lubac en una de sus mejores obras, Meditación sobre la Iglesia, “su doctrina es siempre pura, y la fuente de sus sacramentos está siempre viva”.

La Iglesia es santa porque no es otra cosa que Dios mismo santificando a los hombres en Cristo y por su Espíritu. Ella brilla sin mancha alguna en sus sacramentos, con los que alimenta a sus fieles; en la fe, que conserva siempre incontaminada; en los consejos evangélicos que propone, y en los dones y carismas, con los que promueve multitudes de mártires, vírgenes y confesores (Pío XII, Mystici Corporis). Es la santidad de la Iglesia que podemos llamar “objetiva”: aquella que la caracteriza como “cuerpo”, no como simple yuxtaposición de fieles (Congar, Santa Iglesia). Añadamos que la Iglesia es santa también porque exhorta continuamente a alcanzar la santidad.

La Iglesia de los puros

Pero concurre sobre esta cuestión otra problemática, indicada casi irónicamente en Introducción al cristianismo: la del “sueño humano de un mundo sanado e incontaminado por el mal, (que) presenta la Iglesia como algo que no se mezcla con el pecado”. Este “sueño”, el de la “Iglesia de los puros”, nace y renace continuamente a lo largo de la historia bajo diversas formas: montanistas, novacianos, donatistas (primer milenio), cátaros, albigenses, husitas, jansenistas (segundo milenio) y otros más aun, tienen en común concebir a la Iglesia como una institución formada exclusivamente por “cristianos incontaminados”, “escogidos y puros”, los “perfectos” que nunca caen, los “predestinados”. De modo que cuando de hecho se percibe en la Iglesia la existencia del pecado, se concluye que esa no es la Iglesia verdadera, la “santa Iglesia” del Símbolo de la fe. 

Subyace aquí el equívoco de pensar en la Iglesia de hoy aplicando las categorías del mañana, de la Iglesia escatológica, identificando en el hoy de la historia la Iglesia santa con la Iglesia de los santos. Se olvida que, mientras aun peregrinamos, el trigo crece mezclado con la cizaña, y fue Jesús mismo quien, en la conocida parábola, explicó cómo la cizaña deberá ser eliminada solo al final de los tiempos. Por eso san Ambrosio hablaba de la Iglesia usando también, y prevalentemente (incluso en la misma obra ya citada), la expresión immaculata ex maculatis, literalmente “la sin mancha, formada por manchados”. ¡Solo después, en el más allá, ella será immaculata ex immaculatis!

El magisterio contemporáneo ha vuelto a reafirmar esta idea en el Vaticano II, diciendo que “la Iglesia encierra en su propio seno a pecadores”. Estos pertenecen a la Iglesia y es justamente gracias a esa pertenencia que pueden purificarse de sus pecados. De Lubac, siempre en la misma obra, dice con gracia que “la Iglesia es aquí abajo y seguirá siendo hasta el final una comunidad revuelta: trigo todavía entre la paja, arca que contiene animales puros e impuros, nave llena de malos pasajeros, que parecen estar siempre a punto de llevarla al naufragio”

Al mismo tiempo, es importante percibir que el pecador no pertenece a la Iglesia en razón de su pecado, sino a causa de las realidades santas que aún conserva en su alma, principalmente el carácter sacramental del bautismo. Este es el sentido de la expresión “comunión de los santos”, que el Símbolo de los Apóstoles aplica a la Iglesia: no porque sea compuesta solo por santos, sino porque es la realidad de santidad, ontológica o moral, lo que la conforma como tal. Es comunión entre la santidad de las personas y en las cosas santas.

Aclarados estos puntos esenciales, conviene ahora añadir una importante precisión. Dijimos, y lo confirmamos, que la Iglesia es santa independientemente de la santidad de sus miembros. Pero eso no impide afirmar la existencia de un vínculo entre santidad y difusión de la santidad, tanto a nivel personal como institucional. Los medios de santificación de la Iglesia son en sí mismo infalibles, y hacen de ella una realidad santa, independientemente de la calidad moral de los instrumentos. Pero la recepción subjetiva de la gracia en las almas de quienes son objeto de la misión de la Iglesia depende también de la santidad de los ministros, ordenados y no ordenados, como también del good standing del aspecto institucional de la Iglesia.

Ministros dignos

Un ejemplo nos puede ayudar a entender esto. La Eucaristía es siempre presencia sacramental del misterio pascual y, como tal, posee una capacidad inagotable de fuerza redentora. Aun así, una celebración eucarística presidida por un sacerdote públicamente indigno producirá frutos de santidad solo en aquellos fieles que, formados profundamente en su fe, saben que los efectos de la comunión son independientes de la situación moral del ministro celebrante. Pero para muchos otros, esa celebración no los acercará a Dios, porque no ven coherencia entre la vida del celebrante y el misterio celebrado. Habrá otros quienes incluso huirán espantados. Como dice el Decreto Presbyterorum ordinis del Concilio Vaticano II (n. 12), “aunque la gracia de Dios puede realizar la obra de la salvación, también por medio de ministros indignos, sin embargo, Dios prefiere, por ley ordinaria, manifestar sus maravillas por medio de quienes, hechos más dóciles al impulso y guía del Espíritu Santo, por su íntima unión con Cristo y su santidad de vida, pueden decir con el apóstol: ‘Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí’ (Gal. 2, 20)”.

En esta óptica cobran un ardor especial las palabras dirigidas en octubre de 1985 por san Juan Pablo II a los obispos europeos, en vista de la nueva evangelización de Europa: “Se necesitan heraldos del Evangelio que sean expertos en humanidad, que conozcan a fondo el corazón del hombre de hoy, que participen de las alegrías y esperanzas, de las angustias y tristezas, y al mismo tiempo sean contemplativos enamorados de Dios. Para esto necesitamos nuevos santos. Los grandes evangelizadores de Europa fueron los santos. Debemos rogar al Señor que aumente el espíritu de santidad de la Iglesia y nos envíe nuevos santos para evangelizar el mundo de hoy”.

Lo que sucede en el caso individual apenas reseñado sucede también respecto a la Iglesia como institución. Si se predica la honestidad, y luego se descubre que en una diócesis hay malversación de fondos, esa predicación, aunque esté sólidamente fundamentada en el Evangelio, surtirá poco efecto. Muchos que la escuchan dirán “aplícate a ti mismo esa enseñanza, antes de predicarla a nosotros”. Y esto puede pasar también cuando esa “malversación de fondos” haya tenido lugar sin mala intención, por simple ignorancia o ingenuidad.

El Concilio Vaticano II

En el contexto de esta problemática destaca mejor el texto completo del pasaje del Concilio Vaticano II, ya citado: “La Iglesia encierra en su propio seno a pecadores, y siendo al mismo tiempo santa y siempre necesitada de purificación, avanza continuamente por la senda de la penitencia y de la renovación” (Lumen Gentium 8). Podemos añadir otras palabras del mismo Concilio, dirigidas no solo a la Iglesia Católica, que dicen: “Todos, finalmente, examinan su fidelidad a la voluntad de Cristo con relación a la Iglesia y, como es debido, emprenden animosos la obra de renovación y de reforma(Unitatis Redintegratio 4). Esto nos permite contemplar el cuadro en todas sus dimensiones: purificación, reforma, renovación: conceptos que, en sentido estricto, no son sinónimos.

En efecto, la “purificación” suele referirse más directamente a las personas individuales. Los pecadores siguen perteneciendo a la Iglesia (si están bautizados), pero deben ser purificados. La “reforma” tiene un aspecto más marcadamente institucional; además, no se trata de una mejoría cualquiera, sino de “retomar la forma original” y, a partir de ahí, relanzarla hacia el futuro. 

Téngase en cuenta que, aunque el aspecto visible “divinamente instituído” sea inmutable, el aspecto humano-institucional es mudable y perfectible. Hablamos así de un aspecto humano-institucional que, strada facendo, perdió su sentido evangélico original. 

La situación moral de la Iglesia en el siglo XVI, y muy particularmente del episcopado, necesitaba reformarse, y fue esto lo que se implementó en el Concilio de Trento. Finalmente, la “renovación”, que no presupone de por sí una situación estructural moralmente negativa: simplemente se intenta aplicar un update para que la evangelización pueda incidir con eficacia sobre una sociedad que evoluciona constantemente. Basta comparar el actual Catecismo de la Iglesia Católica con un catecismo de inicios del siglo XX para darse cuenta de la importancia de la renovación. Puede pensarse en la última modificación del Libro VI del Código de Derecho Canónico como una sana renovación.

Una conversión continua

Dos últimos aspectos antes de cerrar estas reflexiones. El primero de los textos del Vaticano II apenas citados habla de una purificación que ha de realizarse “siempre” (no todas las traducciones castellanas respetan el original latino semper). 

Algo similar podemos pensar respecto a la reforma y a la renovación, que deberían actualizarse sin dejar pasar lapsos desmesurados de tiempo. No se trata de estar siempre cambiando las cosas, pero sí de “limpiar” constantemente lo que se ve y lo que no se ve. Si el Concilio de Trento hubiese “limpiado” antes la Iglesia (quizá un siglo antes), probablemente nos hubiésemos ahorrado la “otra reforma”, la protestante, con todos los efectos negativos que comportaron las divisiones en la Iglesia.

Finalmente, conviene no perder de vista que purificación, reforma y renovación deben desarrollarse conjuntamente. Muchos no comprenden la importancia de esto último. Si se diseña una buena reforma o renovación (por ejemplo, la reciente de la curia romana; o antes, la reforma litúrgica), pero no hay purificación de las personas, los resultados serán insignificantes. No basta cambiar las estructuras: hay que convertir a las personas. Y esta “conversión de las personas” no se refiere exclusivamente a su situación moral-espiritual, sino también, aunque desde otra perspectiva, a su formación profesional, a su capacidad de relación, a las soft skills tan apreciadas hoy en el mundo de la empresa, etc. 

Para algunos, la afirmación del Vaticano II (Lumen Gentium 39) sobre la Iglesia “indefectiblemente santa” (no puede dejar de ser santa) sería escandalosa, triunfalista y contradictoria. En realidad, ella sería eso y cosas mucho peores todavía, si fuese compuesta solo por hombres y por iniciativa de hombres. El texto sagrado nos dice, en cambio, que “Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella, para santificarla. El la purificó con el bautismo del agua y la palabra, porque quiso para sí una Iglesia resplandeciente, sin mancha ni arruga y sin ningún defecto, sino santa e inmaculada” (Ef. 5, 25-27). Es santa porque Cristo la santificó, y aunque se levanten innumerables hombres desalmados para mancharla, no dejará nunca de ser santa. Volviendo a De Lubac, podemos decir con él: “Es una ilusión creer en una ‘Iglesia de santos’: existe únicamente una ‘Iglesia santa’”. Pero justamente porque es santa, la Iglesia necesita de santos para cumplir con su misión.

El autorPhilip Goyret

Profesor de Eclesiología en la Universidad de la Santa Cruz.

Cultura

“Los novios”, de Alessandro Manzoni

Tercera entrega comentando grandes obras de la literatura con una visión cristiana positiva. En esta ocasión comentamos “Los novios”, de Alessandro Manzoni, considerada junto con la “Divina comedia” de Dante la obra más importante de la literatura italiana.

Gustavo Milano·22 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

En 1827 Alessandro Manzoni publicaba la primera edición de su novela “Los novios” (en el original, “I promessi sposi”). La segunda edición, muy revisada, vendría en 1840. La trama se sitúa en Lombardía, norte de la actual Italia, entre 1628-1630, y cuenta la historia de Renzo y Lucía, que quieren casarse, pero encuentran una serie de impedimentos civiles y eclesiásticos para ello. En este escueto artículo me propongo indicar cuatro notas principales sobre esta obra, que es, por cierto, una de las preferidas del Papa Francisco.

El amor en “Los novios”

La primera nota es que se trata de una novela histórica, es decir, que, en medio de su narración ficticia, cuenta sucesos realmente ocurridos, como es el caso del dominio español en Milán, la monja de Monza, la gran peste de 1629-1631, la revuelta del pan en Milán o la vida del cardenal Federico Borromeo. En determinados momentos el autor se permite hacer digresiones al hilo principal de la trama para contar esos episodios paralelos, que mucho enriquecen la narrativa y le confieren cierto rasgo didáctico.

Después, la segunda nota es la del amor noble entre Renzo y Lucía. Ellos tienen personalidades muy diferentes entre sí, reaccionan de modos bastante distintos a las mismas situaciones, pero saben que se complementan y ven con claridad que su destino es estar unidos. Que el respeto mutuo, el amor y la fidelidad sean los fundamentos de una vida matrimonial feliz es mucho más que una bella frase.

Una rica antropología

En tercer lugar, destaca el tema de la esperanza en dos claves distintas. De un lado, frente a las dificultades causadas por uno mismo: Renzo se mete en muchos líos por debilidad propia, y está llamado a no desanimarse si quiere cumplir el objetivo de casarse con Lucía. De otro lado, frente a las dificultades causadas por errores ajenos: si no fuera por el nefasto carácter de Don Rodrigo todo estaría en paz desde el inicio. Pero con la fuerza del perdón y la confianza en la Providencia divina –ambos anclados en la esperanza– esas contrariedades son siempre superadas.

Por último, la cuarta nota de “Los novios” viene a ser la riqueza de matices en la caracterización de los personajes, con sus acciones y reacciones proporcionadas. A lo largo de la lectura yo personalmente – y espero que tú también – fui sometido a una avalancha de emociones tan distantes entre sí como son la conmoción, la decepción, la risa, la pena, la admiración, el enfado, la nostalgia, entre otras. De la mano del narrador circularás entre militares, hambrientos, religiosos, políticos, nobles y una amplia gama de gente normal, trabajadores de clase media, como son los mismos dos protagonistas.

“Los novios” presenta, en resumen, el verdadero amor entre un hombre y una mujer sencillos, que desde el noviazgo buscan no el bien propio, sino el del otro. Así y solo así son capaces de, con la ayuda del que instituyó el mismo sacramento del matrimonio, Dios, vencer todo y cualquier obstáculo que se les oponga.

El autorGustavo Milano

Familia

La segunda virginidad

Hay parejas que comienzan un noviazgo con la ilusión de vivir la castidad hasta el matrimonio y, por alguna razón, caen. Es el momento, entonces, de retomar esa ilusión y vivir una segunda virginidad.

José María Contreras·22 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Escucha el podcast «La segunda virginidad»

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En esta vida, hay veces en que no se consigue lo que uno pretende, pero no por eso deja uno de luchar, de pelear las cosas.

Así, hay personas que se propusieron tener un noviazgo limpio y no lo consiguen, por la razón que sea, aunque siempre podemos hablar, como mínimo, de falta de prudencia.

Si la solución que se da a esa situación es que “como ya no lo hemos conseguido, como hemos tenido relaciones sexuales, qué más da tener una vez, que dos, que cien…” pues eso no arregla las cosas. La tensión que debe haber en un noviazgo por hacer las cosas como en un principio se quería, desaparece, y la ilusión, con el tiempo, también.

Lo que suele ocurrir en estos casos es que, muchas veces, se rompe esa relación por falta de ilusión y, en el siguiente noviazgo, es muy posible que se ponga más bajo el nivel: Los chantajes empiezan a aflorar “Si lo hiciste con el otro/a, por qué no conmigo, eso es síntoma de que no me quieres…” Y otros por el estilo.

Yo creo que hay que intentar recomponer la ilusión en ese noviazgo que tan bien iba hasta que llegó el contacto sexual. ¿Cómo? Proponiéndose vivir la segunda virginidad. Manteniendo una charla a fondo con la pareja, y recomenzando de nuevo, de tal modo que lo anterior sirva para coger fuerzas, experiencia, y para ser más cuidadosos en todo lo que es la sexualidad.

La segunda virginidad es un canto a la esperanza y a la ilusión.

Hasta aquí no ha sido como queríamos, pero a partir de ahora lo será. Lo he visto muchas veces y con mucho éxito.

Una vez dicho esto, hay que procurar poner todos los medios para hacer las cosas bien.

Hay parejas de novios que parece que todas las relaciones que tienen, son sin querer. ¿Por qué ocurre esto? Naturalmente, porque en el fondo quieren. Es, por decirlo así, un querer sin querer.

No ponen los medios, no son prudentes, van a casa del otro cuando no hay nadie, tardan en despedirse mucho tiempo, se pasean por sitios poco iluminados, se podría decir otras muchas situaciones que, por otra parte, cada pareja conoce.

Como consecuencia de esto ocurre lo que, en teoría, no quieren que pasase, pero en realidad están poniendo pocos medios.

Esa falta de fortaleza, de reciedumbre, esa carencia de fuerza de voluntad, aparecerá luego en la relación en miles de situaciones. La vida de pareja es difícil y hay que estar entrenados en la exigencia personal. La segunda virginidad es un buen entrenamiento.

Proponerse vivir así fortalece mucho a la pareja y si se lo toman con seriedad, devuelve la ilusión. 

Zoom

Adiós a la reina de Inglaterra

El féretro de la reina Isabel II, con la Corona Imperial de Estado sobre la parte superior, abandona la Abadía de Westminster después de su funeral de Estado en Londres el 19 de septiembre de 2022.

Maria José Atienza·22 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Vocaciones

Geraldo Morujão. Un sacerdote diocesano todoterreno

Un sacerdote incombustible, procededente de una familia autenticamente cristiana. Políglota, biblista y apasionado de la música. Volvió a la vida tras sufrir un paro cardíaco y sigue “dando guerra” allí donde esté.

Arsenio Fernández de Mesa·22 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

Conviví este verano una semana con varios sacerdotes. Me llamó la atención el más anciano de todos: sonriente, servicial, instruido, cercano, humilde. Tenía un algo especial. Recordé, asombrado, aquella noticia que había leído hace unos años de un tal Geraldo Morujão, sacerdote de la diócesis de Viseu (Portugal), que sufrió un paro cardíaco en una piscina en Tierra Santa en 2013, del que se recuperó milagrosamente. Milagro, por cierto, que él atribuyó a la intercesión del beato Álvaro del Portillo. Pensé: “no puede ser el mismo señor, ya ha pasado tiempo desde aquél incidente y ya por entonces era mayor, tuvo que fallecer tiempo después”. Cuando nos presentamos, casi me desmayo: sí, era el padre Geraldo. Esperé algunos días pero terminé por abordarle para que me contase tantas cosas. 

Una familia cristiana

Es el mayor de nueve hermanos. Tiene 92 años y está a punto de cumplir 68 como sacerdote, pero rebosa juventud interior. Tiene otros dos hermanos curas y una hermana misionera. Otras dos hermanas se dedicaron a cuidar a sus hermanos sacerdotes durante muchos años: la ropa, la comida, la iglesia, las catequesis. Fueron su sombra. Siempre con cariño. Sin ellas todo habría sido muy distinto. “Podrían ser profesionales de la decoración”, me comenta entre risas. Una de ellas ya está en el Cielo.

El padre Geraldo estudió en Navarra, Roma y Jerusalén. Reza el Rosario en nueve lenguas y le he pillado recitando el Breviario en hebreo. Le gusta mucho la música: me sorprendió cómo nada más ver un piano en la casa se puso a tocar. Fue organista: “Quería ser sacerdote para el pueblo y por eso no estudié música”. Me cuenta que al año siguiente de casi morirse volvió de peregrinación a Tierra Santa, estuvo en el mismo hotel donde todo sucedió y nadó en esa misma piscina: “¡Usted ha nadado donde estuvo muerto!”, le gritaba el dueño del hotel, que no era creyente pero desde aquello se ha acercado a Dios. Siempre ha sido muy deportista: “Nado casi todos los días a las 7 de la mañana, después de hacer la oración”. Pero su gran afición es la montaña: ha subido mucho el Pirineo, el Monte Perdido desde Torreciudad o el Aneto. Lleva un marcapasos, pero eso no le amilana y está en buena forma. 

Encargos pastorales

Su labor ministerial ha tenido un ritmo frenético: 13 años en la pastoral de la juventud acudiendo a casi todas las JMJ. Es Consiliario de los Scouts en Viseu desde 1992. Y aún sigue: se dedica a la formación de los jefes para que puedan educar a los chavales a vivir la ley scout. En abril recuerda una preciosa Misa que celebró con mil scouts y también vienen a su memoria la cantidad de campamentos en los que ha colaborado. El último, hace apenas cuatro años. 

Su abuela le había llevado hacía años a una obra de piedad llamada “Adoración nocturna en el hogar”, fundada por el padre Mateo. La familia tenía toda una noche para rezar delante de una imagen del Corazón de Jesús. Recuerda con mucho cariño esos momentos a solas, que le han marcado en su relación con Jesucristo. Me cuenta que comenzó con esa devoción el 18 de septiembre de 1940. Cosas de la providencia, pero ese mismo día, catorce años después, se ordenó sacerdote. Antes de eso estuvo doce años en el Seminario, cinco en el Menor y el resto en el Mayor. Allí volvió poco después de la ordenación, porque le nombraron superior y profesor. Impartía música y latín. 

El padre Geraldo conoció y trató a san Josemaría. Su primer encuentro fue en 1967 “había esperado ver a un hombre con una personalidad arrolladora que nos dejase a todos impresionados, pero nada más entrar en la sala se arrodilló delante de todos los sacerdotes y nos pidió la bendición”. Confiesa: “Quedé completamente deshecho”

Le pido un consejo para los sacerdotes más jóvenes: “El primero, la importancia de la vida de oración y celebrar bien la Misa, pero centrado en Cristo, para que sea Cristo quien brille y no el sacerdote como actor, porque quien preside es Cristo”.

Mundo

El Cardenal Roche explica la amistad entre la Reina y el cardenal Murphy-O’Connor

Como cabeza de la Iglesia de Inglaterra la Reina tuvo trato con el cardenal Murphy-O'Connor, pero su relación fraguó en una afectuosa amistad.

Sean Richardson·21 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Traducción del artículo al inglés

El lunes 19 de septiembre marcó un momento histórico para el Reino Unido y el resto del mundo, ya que finalmente se despidió y dio sepultura a la Reina Isabel II, que falleció el 8 de septiembre de 2022. Es una, si no la última, de esas figuras monumentales de la época moderna, como San Juan Pablo II y Nelson Mandela, cuyo fallecimiento coge al mundo entero por sorpresa y hace que se detenga un momento para reflexionar sobre la vida.  

Estos últimos días hemos asistido a una avalancha de afecto por la difunta Reina y de reflexiones sobre su reinado. Celebridades, políticos y ciudadanos normales han expresado lo que ella significó para ellos y el ejemplo que dio.  

La amistad de la Reina y el cardenal Murphy-O’Connor

En una reciente conversación con Omnes, hablamos con el cardenal inglés Arthur Roche, Prefecto del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, para reflexionar sobre el impacto que tuvo en su vida y en la Iglesia. Señala que la Reina, en tiempos del cardenal Basil Hume, fue el primer miembro de la realeza que visitó públicamente por primera vez una iglesia católica el 1 de noviembre, fiesta de todos los santos; y que asistió a la celebración de las vísperas en la catedral.  

Además, añade que era muy cercana al cardenal Cormac Murphy-O’Connor, originalmente arzobispo de Westminster entre 2000 y 2009, a quien invitaba en muchas ocasiones a participar en los banquetes de Estado; y “también a quedarse con ellos en Sandringham y a predicar en el servicio matutino al que siempre asistía los domingos en Sandringham. Este fue un paso muy significativo y que hablaba de su afecto por el cardenal Murphy-O’Connor; pero también por la comunidad católica porque ella sabía que los católicos eran muy fieles”. 

El cardenal Roche subraya aún más el afecto de la Reina por los católicos al recordar que, durante su asistencia a una oración matutina en Belfast con los presbiterianos, cuando “salía de su iglesia, se dio cuenta de que enfrente había una iglesia católica, así que simplemente cruzó la calle y entró en la iglesia católica, para descubrir que el ministro presbiteriano y el sacerdote católico habían estado trabajando juntos por una mayor cohesión social entre esa comunidad”.

Primeros pasos de Carlos III

Como gobernador supremo de la Iglesia de Inglaterra, la importancia y el ejemplo que la Reina dio a las relaciones interconfesionales es algo que, según el Cardenal Roche, el Rey Carlos III ha tratado de mantener, “durante estos días de luto en los que ha aceptado acceder al trono y ha visitado los principales lugares del Reino Unido. En Londres tuvo lugar una reunión, en el Palacio de Buckingham, de todos los líderes religiosos. Allí dijo que ´sí era cristiano´ y ´sí era y seguiría siendo miembro de la Iglesia de Inglaterra`, pero que era un hombre que reconocía que los fieles son una parte importante de la sociedad para bien. Ya ha hecho una declaración muy importante al hacer posible esta reunión, mostrando su relevancia. Y es que podría haberse reunido con trabajadores sociales, parlamentarios, o con personas de los servicios de los hospitales, bomberos, policía, etc., pero en su lugar se reunió con los líderes religiosos, que tiene un importante significado para lo que hará en el futuro”.

El autorSean Richardson

Vaticano

El Papa Francisco hace balance de su viaje a Kazajistán

El Santo Padre ha participado en el “VII Congreso de Líderes de las religiones mundiales y tradicionales“, el más importante en nuestros días. Hoy miércoles, 21 de septiembre, ha interrumpido sus catequesis habituales para hacer balance de su viaje a Kazajistán.

Javier García Herrería·21 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

Richard Dawkins, uno de los máximos divulgadores del ateísmo en nuestros días, insiste con frecuencia en que las religiones son una amenaza para el sostenimiento de la paz en las sociedades contemporáneas. Sin embargo, menos del 7% de todas las guerras de la historia han tenido como causa conflictos religiosos, como puede comprobarse con facilidad en la “Encyclopedia of Wars“, de 2004, de Charles Phillips y Alan Axelrod. No obstante, hay que reconocer que la tesis de que la religión genera habitualmente violencia es una opinión común para muchos. Por eso, son especialmente relevantes los encuentros entre los líderes de las grandes religiones como el que tuvo lugar el 14 y 15 de septiembre en Kazajistán, especialmente si muestran cordialidad y una perspectiva común. En su audiencia de hoy, miércoles 21 de septiembre, el Papa Francisco ha hecho balance de su reciente viaje a Kazajistán.

Balance del viaje a Kazajistán

El Santo Padre participó en el VII “Congreso de los Líderes de las religiones mundiales y tradicionales“, una iniciativa que comenzó hace veinte años auspiciada por las autoridades políticas del país. El Papa ha destacado “la vocación de Kazajistán de ser país del encuentro: en él, de hecho, conviven cerca de ciento cincuenta grupos étnicos y se hablan más de ochenta lenguas. Esta vocación, que se debe a sus características geográficas y a su historia, – esta vocación de ser país de encuentro, de cultura, de lenguas – fue acogida y abrazada como un camino que merece ser animado y sostenido”.

En el país asiático el pontífice animó a construir “una democracia cada vez más madura, capaz de responder efectivamente a las exigencias de toda la sociedad”. Aun reconociendo que se trata de una tarea ardua y que requiere tiempo, Francisco ha reconocido “que Kazajistán ha hecho elecciones muy positivas, como la de decir ´no` a las armas nucleares y la de buenas políticas energéticas y ambientales”, un gesto que ha calificado como “valiente”.

Las religiones, promotoras de paz

El Papa he elogiado el esfuerzo de Kazajistán como lugar de encuentro multicultural y multireligioso, y sus esfuerzos por la promoción de la paz y de la fraternidad humana. Ha sido la séptima edición de este congreso, algo sorprendente en un país que tiene 30 años de independencia. “Esto significa poner las religiones en el centro del compromiso para la construcción de un mundo en el que nos escuchamos y nos respetamos en la diversidad. Y esto no es relativismo, no: es escuchar y respetar. Y esto hay que reconocérselo al gobierno kazajo que, tras haberse liberado del yugo del régimen ateo, propone ahora un camino de civilización que mantiene unidos política y religión, sin confundirlas ni separarlas, condenando claramente fundamentalismos y extremismos. Es una posición equilibrada y de unidad”.

El Congreso aprobó una “Declaración final“ en continuidad con la que se firmó en Abu Dabi en febrero de 2019 sobre la fraternidad humana. Desde que Juan Pablo II convocara en Asís la jornada interreligiosa de oración por la paz en 1986, los encuentros de los líderes de las principales religiones se han sucedido con cierta regularidad. El Papa ha señalado que aquel encuentro fue criticado por algunas personas que no supieron entrever su valor.

La Iglesia en Kazajistán

El Santo Padre también tuvo un encuentro y una misa con los fieles católicos de Kazajistán, una minoría en el conjunto del país. Señaló que aunque sean pocos, “esta condición, si es vivida con fe, puede llevar frutos evangélicos: sobre todo la bienaventuranza de la pequeñez, del ser levadura, sal y luz contando únicamente con el Señor y no en alguna forma de relevancia humana. Además, la escasez numérica invita a desarrollar las relaciones con los cristianos de otras confesiones, y también la fraternidad con todos. Por tanto, pequeño rebaño, sí, pero abierto, no cerrado, no defensivo, abierto y confiado en la acción del Espíritu Santo”.

La Eucaristía celebrada en la plaza de la Expo 2017 coincidió con la fiesta de la Santa Cruz, un lugar rodeado por una arquitectura de vanguardia. Precisamente el Papa aprovechó esta circunstancia para señalar que vivimos en un mundo en el cual se entremezclan progresos y retrocesos, sin embargo “la Cruz de Cristo permanece como ancla de salvación: signo de la esperanza que no decepciona porque está fundada en el amor de Dios, misericordioso y fiel”.

Vaticano

La vida de San Pedro en un mapping en la fachada vaticana

Rome Reports·21 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto
rome reports88

La fachada de la Basílica de San Pedro será la pantalla de un video mapping que contará la historia del apóstol pescando en el mar de Galilea, descubriendo su vocación y siguiendo a Jesús.

El espectáculo, que se podrá ver del 2 al 21 de octubre, lleva como nombre “Seguimi. La vita di Pietro” y es la primera etapa del programa pastoral de la Basílica para acercar la fe a través del arte.


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