Cultura

Viaje a Tierra Santa (II): El judaísmo en la época de Jesús

Continuación del texto de Gerardo Ferrara, escritor, historiador y experto en historia de Oriente Medio. En esta ocasión se centra en la explicación de los grupos sociales, creencias y fiestas judías de los tiempos de Jesús.

Gerardo Ferrara·17 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 6 minutos

Tierra Santa de Jesús (I)

En la época de Jesús, el judaísmo no formaba un bloque uniforme, sino que estaba dividido en seis escuelas:

  • Los saduceos (en hebreo “saddoqím”, de su progenitor, “Saddóq”), que constituían la clase sacerdotal y la élite de la época. Eran funcionarios religiosos ricos, que servían en el templo, que no creían en la resurrección de los muertos ni en la existencia de ángeles, demonios y espíritus y sostenían que la única ley que había que seguir era la escrita, contenida en la Torá, es decir, los cinco primeros libros de la Biblia (Pentateuco).
  • Los fariseos (en hebreo, “perushím”, que significa “separados”), piadosos observadores de la Ley, solían fijarse incluso en las minucias de la misma, que para ellos no era sólo la Ley escrita (Torá), sino también y sobre todo la oral, la “halajá”, que se extendía a las más variadas acciones de la vida civil y religiosa, desde las complicadas reglas para los sacrificios de culto hasta el lavado de los platos antes de las comidas. Los fariseos eran muy parecidos a los judíos ultraortodoxos de hoy en día, de los que son prácticamente los precursores. Se describían a sí mismos como “separados”, ya que se consideraban contrarios a todo lo que no fuera puramente judío, es decir, a ellos mismos. Baste decir que se les llamaba “am ha-areṣ”, gente de la tierra, en sentido despectivo.
  • Los herodianos, conocidos más por su lealtad al rey Herodes. También debían estar muy cerca de los saduceos, ya que estos últimos eran la élite más proclive al poder tanto de Herodes como de los romanos, empeñados como estaban en mantener los privilegios derivados del “statu quo”.
  • Los Doctores de la Ley, o escribas (en hebreo “ṣofarím”). Progresivamente codificaron todo lo que podían legislar. Por ejemplo, en la época de Jesús el tema más debatido, en las dos principales escuelas rabínicas de los grandes maestros Hillel y Shammai, era si estaba permitido comer un huevo de gallina en sábado).
  • Los zelotes (cuyo nombre en italiano viene del griego “zelotés”, pero en hebreo es “qana’ím”). Los términos “zelotés” y “qana’ īm” significan “seguidores” en ambos idiomas y hacen referencia al celo con el que este grupo se adhería a la doctrina judía, también en un sentido político. Entre los discípulos de Jesús hay uno llamado Simón el Cananeo, donde “cananeo” no se refiere al origen geográfico, sino a la pertenencia al grupo “qana’īm”, es decir, a los zelotes. Estos eran básicamente fariseos intransigentes también desde un punto de vista político, no sólo religioso. Los romanos los llamaban “Sicarii”, por los puñales (“sicæ”) que escondían bajo sus mantos y con los que mataban a todo el que encontraban infringiendo los preceptos de la ley judía.
  • Los esenios, nunca mencionados en las Escrituras judías o cristianas, pero de los que hablan Flavio Josefo, Filón, Plinio y otros, constituían una verdadera hermandad religiosa, extendida por toda la tierra de Israel, pero concentrada en particular alrededor del Mar Muerto, cerca del oasis de En Gedi (Qumrán). Eran muy parecidos a una orden religiosa y rechazaban el culto del Templo y otras sectas judías como impuras. Eran literalmente fanáticos de la pureza ritual y de la estricta separación del resto del mundo, que consideraban impuro, y tenían una rígida aversión a las mujeres. La propiedad privada no existía entre ellos y practicaban, con algunas excepciones, el celibato. Se ha planteado la hipótesis de que tanto Jesús como Juan el Bautista eran esenios, pero esto choca con la universalidad de su mensaje (abierto, entre otras cosas, a las mujeres).

Estos eran, pues, los principales grupos en los que se dividía el judaísmo en la época de Jesús. Tras la gran catástrofe del 70 y el 132 d.C., los únicos que sobrevivieron, desde el punto de vista doctrinal, fueron los fariseos, de los que desciende el judaísmo moderno.

Creencias, costumbres y tradiciones del judaísmo

El judaísmo en la época de Jesús se encontraba en la llamada fase “mishnaica” (10-220 d.C.), de la raíz hebrea “shanah”, la misma que las palabras “Mishnah” y “shanah”, que significa año. La “Mishnah”, de hecho, junto con el Talmud y el Tanaj (término que designa el corpus de la Biblia hebrea) es el texto sagrado de la ley judía. Sin embargo, el Talmud y la Mishnah no son la Biblia, sino textos exegéticos que recogen las enseñanzas de miles de rabinos y eruditos hasta el siglo IV de nuestra era.

Pues bien, el inmenso material de tales textos exegéticos estaba siendo elaborado al principio mismo de la era cristiana, por tanto bajo la ocupación romana, por los Tannaim (“tannà” es el equivalente arameo de “shanah” e indica el acto de repetir), verdaderos “repetidores” y difusores de la doctrina adquirida de los maestros y ellos mismos maestros de la Ley Oral. Un ejemplo de esta fase son los escribas, que codificaron progresivamente todo lo que podían legislar, desde los alimentos prohibidos hasta las normas de pureza.

A través de este proceso de codificación, la Ley judía ya no se extendía a las diez reglas contenidas en el Decálogo, sino que ahora dominaba cada acción del observante piadoso, con 613 mandamientos principales, divididos entre 365 prohibiciones (como los días del año) y 248 obligaciones (el mismo número que los huesos del cuerpo humano).

Cuando Jesús vivía, había dos grandes escuelas de pensamiento judío, la de Hillel y la de Shammai, que representaban dos perspectivas distintas de la ley judía, siendo la primera más rigurosa y la segunda proponiendo una reforma espiritual del judaísmo a partir del concepto “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, expresado en un midrash. Jesús, que desde un punto de vista puramente judío podría considerarse uno de los Tannaim, se situó como una síntesis entre las dos escuelas de Hillel y Shammai, al predicar que no se aboliría ni un ápice de la Ley, sino que el cumplimiento de la propia Ley era el amor a Dios y al prójimo.

Dos eran los pilares fundamentales de la vida de todo judío, además de profesar la unicidad de Dios, y sobre estos pilares, especialmente después de las persecuciones de Antíoco IV Epífanes (167 a.C.), se formó la identidad misma del pueblo de Israel:

La circuncisión, que se realizaba ocho días después del nacimiento de cada varón y se solía practicar en casa, daba nombre al niño. Las tradiciones piadosas contaban que incluso los ángeles del cielo estaban circuncidados y que ningún incircunciso entraría en el paraíso (la no circuncisión era una abominación para los judíos como símbolo de paganismo).

La observancia del sábado, que comenzaba con la puesta de sol del viernes (la parasceve) y terminaba con la puesta de sol siguiente. Esta observancia era tan estricta que dos tratados del Talmud estaban dedicados a su casuística, con toda una serie de prohibiciones (por ejemplo, encender fuego en sábado) y las decenas de minucias que permitían escapar de ella (por ejemplo, estaba prohibido desatar un nudo de cuerda pero, en el caso de un ronzal de buey, caballo o camello, si se podía desatar con una mano, no había violación del sábado; o bien, quien tiene un dolor de muelas puede enjuagarse con vinagre, siempre que lo trague después y no lo escupa, pues en el primer caso sería tomar comida, lo cual es lícito, y en el segundo tomar una medicina, lo cual es ilícito).

El sábado era, y es, para el judaísmo un día de descanso y de fiesta, en el que uno se dedica a comer con su familia los alimentos preparados en la víspera del sábado, a vestirse con ropas y adornos adecuados y a dedicar tiempo a la oración, en el Templo o en la sinagoga.

A los dos pilares mencionados hay que añadir la pureza ritual, a la que se dedican no menos de doce tratados (los “Tohoroth”) en el Talmud, sobre lo que está permitido comer, tocar, beber, etc. Se daba gran importancia, para mantener o recuperar la pureza, al lavado de las manos, de la vajilla y de diversos objetos, hasta el punto de que, en algunas sentencias, se compara a los que no se lavan las manos con los que van en compañía de prostitutas. Entendemos, en este punto, el escándalo causado por los discípulos de Jesús al tomar alimentos con manos impuras (Marcos 7:1-8. 14-15. 21-23).

Las fiestas

Además del sábado, una fiesta semanal, el judaísmo observaba otras fiestas periódicas, siendo las principales la Pascua (“Pesah”, la fiesta que celebra la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto) el 14 del mes de Nisan, seguida de la Fiesta de los Panes sin Levadura; Pentecostés (“Shavu’ot”, que en hebreo significa “semanas” e indica los cincuenta días posteriores a la Pascua) y Tabernáculos (“Sukkòt”, entre septiembre y octubre, que conmemora la estancia de los judíos en Egipto, de hecho era y es costumbre construir tabernáculos o tiendas de campaña y pasar el tiempo allí). Estas tres se llamaban «fiestas de peregrinación» porque todo israelita varón y púber estaba obligado a ir al Templo de Jerusalén.

Otras fiestas eran el Yom Kippur (el Día de la Expiación, un día de ayuno para todo el pueblo y el único en el que el sumo sacerdote podía entrar en el Lugar Santísimo del Templo), la Hannukah y el Purìm.

El autorGerardo Ferrara

Escritor, historiador y experto en historia, política y cultura de Oriente Medio.

Vaticano

“La oración es la medicina de la fe”, afirma el Papa Francisco

Durante el rezo del Ángelus, el Pontífice ha animado a los fieles a decir jaculatorias para encender la presencia de Dios en medio de las ocupaciones diarias.

Javier García Herrería·16 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

El comentario del Evangelio del domingo de hoy, 16 de octubre, ha dado pie al Papa para glosar algunas ideas sobre las oraciones vocales. A raíz de la pregunta que plantea Jesús, “cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?” (Lc 18,8), el Papa Francisco ha invitado a los fieles a reflexionar sobre esta cuestión a nivel personal: “¿encontraría [Jesucristo] quien le dedique tiempo y afecto, quien lo ponga en el primer lugar? Y sobre todo preguntémonos: ¿qué encontraría en mí, si el Señor hoy viniera, qué encontraría en mí, en mi vida, en mi corazón? ¿Qué prioridades de mi vida vería?”

El Papa señalaba que en nuestro mundo vivimos a gran velocidad, absorbidos por muchas cosas urgentes, pero no importantes, de forma que sin pretenderlo imposibilitamos que Dios esté cerca de nosotros y nuestra fe se va enfriando poco a poco. “Hoy Jesús nos ofrece el remedio para calentar una fe tibia. ¿Y cuál es el remedio? La oración. La oración es la medicina de la fe, el reconstituyente del alma. Pero es necesario que sea una oración constante. Si tenemos que seguir una cura para estar mejor, es importarte cumplirla bien, tomar los medicamentos en la forma correcta y a su debido tiempo, con constancia y regularidad”. 

El ejemplo de cuidar una planta

El Santo Padre ha comparado la importancia de la constancia en la oración, con la perseverancia para cuidar una planta: necesita agua y nutrientes de forma regular. De igual modo ocurre con la vida de oración. “No se puede vivir solo de momentos fuertes o de encuentros intensos de vez en cuando para después ´entrar en letargo`. Nuestra fe se secará. Necesita el agua cotidiana de la oración, necesita de un tiempo dedicado a Dios, de forma que Él pueda entrar en nuestro tiempo, en nuestra historia; de momentos constantes en los que abrimos el corazón, para que Él pueda derramar en nosotros cada día amor, paz, gloria, fuerza, esperanza; es decir nutrir nuestra fe”.

Por esto Jesucristo insiste a sus discípulos en la necesidad de orar sin desfallecer. El Papa señalaba que no hay que dejarse llevar por las excusas del tipo, “¡No vivo en un convento, no tengo tiempo para rezar!”. Si uno lleva una vida ajetreada, el Papa Francisco le recomienda a acudir a las oraciones vocales en forma de jaculatorias. Se trata de “oraciones muy breves, fáciles de memorizar, que podemos repetir a menudo durante el día, durante las diversas actividades, para estar ´en sintonía` con el Señor. Hagamos algún ejemplo. Nada más levantarnos podemos decir: ´Señor, te doy las gracias y te ofrezco este día`; esta es una pequeña oración; después, antes de una actividad, podemos repetir: ´Ven, Espíritu Santo`; y entre una cosa y la otra rezar así: ´Jesús, confío en ti, Jesús, te amo`. Pequeñas oraciones pero que nos mantienen en contacto con el Señor. 

El ejemplo de enviar mensajes 

Para ilustrar la eficacia de la repetición de jaculatorias y su sentido, el Papa Francisco las ha comparado con los frecuentes mensajes que uno envía a las personas que quiere. “Hagámoslo también con el Señor, para que el corazón permanezca conectado a Él. Y no nos olvidemos de leer sus respuestas. El Señor responde, siempre. ¿Dónde las encontramos? En el Evangelio, que hay que tenerlo siempre a mano y abrir cada día algunas veces, para recibir una Palabra de vida dirigida a nosotros”.

Cambios en el futuro Sínodo

Tras la oración del Ángelus el Papa ha señalado que la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, sobre el tema “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión”, se desarrollará en dos fases. La primera del 4 al 29 de octubre de 2023 y la segunda en octubre de 2024. 

Finanzas en la Hermandad

No basta el entusiasmo y la buena voluntad para gestionar y sacar adelante una hermandad, es necesario soportarla en un trabajo callado, oscuro, generoso y realizado además con el máximo rigor y profesionalidad

16 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

Puede resultar extraño que en una publicación enfocada a proporcionar “una mirada católica a la actualidad” se presente una colaboración sobre contabilidad y finanzas, aunque éstas se refieran al mundo de las hermandades.

Una hermandad es una asociación razonablemente compleja y tiene que generar y aplicar recursos económicos para la realización de sus fines en el tiempo, para su sostenibilidad, como cualquier otra organización.

Hay una particularidad, las hermandades no son entes autónomos, una hermandad no existe hasta que la autoridad diocesana no la reconoce e inscribe como tal. Es la autoridad canónica quien la dota de personalidad jurídica. Desde ese momento todo lo relativo a su funcionamiento está sujeto a la legislación canónica.

Tampoco adquiere personalidad jurídica civil hasta que no está inscrita en el Registro de Entidades Religiosas del Ministerio de Justicia, quedando sometida a las normas civiles que le afecten.

¿Qué consecuencias tiene esto en los temas económicos? En lo que se refiere a su personalidad canónica, el Código de Derecho Canónico (canon 1257) deja claro que «todos los bienes temporales que pertenecen a la Iglesia universal, a la Sede Apostólica o a otras personas jurídicas públicas en la Iglesia, son bienes eclesiásticos».

En coherencia con esto, la hermandad «administra sus bienes bajo la superior dirección de la autoridad eclesiástica (canon 319.§1)».

En lo que se refiere a su personalidad civil a las hermandades les alcanza la Ley de Transparencia (Ley 19/2013) que obliga a las entidades que reciban fondos públicos, entre las que se encuentra la Iglesia y asociaciones que formen parte de ella, «a la llevanza de una contabilidad transparente y homologable, y al acceso de cualquier ciudadano a la información publicada por esas entidades».

Hay una cuestión en la que ambas administraciones, canónica y civil, coinciden: la obligación de llevar una contabilidad transparente y homologable y de que sus cuentas sean públicas y accesibles a cualquier ciudadano, hermano o no. Unas cuentas que han de abarcar años naturales, han de ser aprobadas por el Cabildo General a los dos meses del cierre del ejercicio, es decir el 28 de febrero, y posteriormente depositadas en el Protectorado Canónico, que viene a ser el como Registro Mercantil de las hermandades.

Algo más: los temas fiscales. El ordenamiento jurídico español reconoce beneficios tributarios a las confesiones religiosas, y hermandades, a las que equipara, a efectos de tributación, con las entidades sin ánimo de lucro cuyos fines son considerados de interés general. Esta consideración supone un régimen económico y fiscal más favorable, pero es preciso realizar una serie de trámites administrativos para ser reconocidas formalmente como tales.

No terminan aquí las cuitas administrativas de las hermandades. Precisamente por su carácter de entidades sin ánimo de lucro, los donativos que realicen personas físicas o jurídicas –normalmente los hermanos- generan derecho a deducciones fiscales. Entre esos donativos están las cuotas que normalmente se pagan u otros donativos extraordinarios para caridad o cualquier otro fin.

Esto también supone una carga administrativa añadida a la hermandad, que cada año, en el mes de enero tendrá que comunicara la Agencia Tributaria quiénes son los donantes y el importe total de la donación (Mod. 182) y expedirles el correspondiente certificado.

En determinadas circunstancias estarían también obligadas a presentar declaración del Impuesto de Sociedades (Ley 49/2002).

Comprendo que todas estas consideraciones pueden resultar y tediosas a los responsables de las hermandades, incluso molestas. Es mucho más agradable dedicarse a los aspectos esenciales: preparar los cultos anuales o la salida procesional, organizar alguna conferencia o charla de formación para los hermanos y atender la Bolsa de Caridad, entre otras cosas, pero todas esas actividades se soportan necesariamente en tareas administrativas fastidiosas pero imprescindibles. No basta el entusiasmo y la buena voluntad para gestionar y sacar adelante una hermandad, es necesario soportarla en un trabajo callado, oscuro, generoso y realizado además con el máximo rigor y profesionalidad.

Una última consideración, aunque mucha gente no lo sepa las hermandades tienen una doble contabilidad: la que llevan los responsables económicos en sus libros y la que van llevando simultáneamente en el Cielo, en ésta las partidas del Debe y el Haber son anotadas por Cristo y revisadas por su Madre.

El autorIgnacio Valduérteles

Doctor en Administración de Empresas. Director del Instituto de Investigación Aplicada a la Pyme Hermano Mayor (2017-2020) de la Hermandad de la Soledad de San Lorenzo, en Sevilla. Ha publicado varios libros, monografías y artículos sobre las hermandades.

Vocaciones

Miguel Brugarolas: «En el Evangelio no encontramos ninguna invitación a encerrarse»

Los múltiples frentes en los que se desarrolla la vida y el ministerio sacerdotal en la actualidad se combinan con una imagen, en muchos casos, desgastada o ignorada.

Maria José Atienza·16 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 5 minutos

La vida de un sacerdote católico no ha sido fácil en ningún periodo de la historia, tampoco lo es en la actual. Los sacerdotes asumen que su ministerio no será fácil, por circunstancias diversas, y en esta labor, la tarea de la formación continua, la actualización en los campos de la pastoral y el cuidado de a vida de oración son claves para responder a las demandas que la Iglesia y la sociedad plantean a los sacerdotes de hoy.

En este sentido, como destaca Miguel Brugarolas, Doctor en Teología Sistemática por la Universidad de Navarra y director de las Jornadas de Actualización Pastoral que se han desarrollado en este centro académico a finales del mes de septiembre, la «línea roja» de la mundanización «es siempre el pecado, que es lo único que nos separa de Dios».

Si hay una figura cuestionada en las sociedades occidentales, ésa es la del sacerdote católico ¿Cómo sobrellevar, espiritual y también psíquicamente, un entorno más o menos hostil?

– La sociedad occidental bajo el lema de diversity, equity and inclusion y bajo una apariencia de tolerancia es intransigente con cualquier pretensión de verdad o fundamento trascendente de la vida. No solo la figura del sacerdote, sino toda identidad y todo modo de vida –como la familia, la educación y otras instituciones– que proponga una verdad y un bien universal sobre el hombre y el mundo, ajenos a las reglas ideológicas de turno y a los sistemas de poder, es rechazada de plano.

Esto es así y hay que contar con ello para no crearse falsas expectativas, situarse bien e involucrarse en las cosas que valen realmente la pena. Pero tampoco creo que haya que detenerse demasiado en las adversidades del ambiente. Las dificultades contra las que podemos luchar siempre porque dependen directamente de nosotros son las interiores.

Así las describieron hace años San Pablo VI y San Juan Pablo II: “la falta de fervor que se manifiesta en la fatiga y desilusión, en la acomodación al ambiente y el desinterés, y sobre todo en la falta de alegría y esperanza” (Evangelii nuntiandi, 80; Redemptoris missio, 36). Y también ha insistido en ello el Papa Francisco: “los males de nuestro mundo no deberían ser excusas para reducir nuestra entrega y nuestro fervor” (Evangelii gaudium, 84).

¿No cree que existe el peligro de replegarse en un ámbito de seguridad que lleve al raquitismo apostólico?

– Si miramos al Evangelio, no encontramos ninguna invitación a encerrarse; al contrario, Cristo nos invita a “remar mar adentro”, duc in altum! Toda vocación cristiana, y la del sacerdote, por ser sacerdote, de modo especial, es esencialmente apostólica y siembra en el alma el deseo de abrirse a los demás. La dinámica contraria, la de replegarse en uno mismo, es la propia del pecado, que nos aísla; así funciona la soberbia, el egoísmo, la impureza, etc.

También la especial vocación divina de quienes se separan del mundo para vivir en la clausura de un monasterio es esencialmente apostólica y no repliega el corazón, sino que lo dilata para que quepa en él el mundo entero. En este sentido, tenemos el precioso ejemplo, por decir uno, de Santa Teresa de Lisieux, patrona de las misiones.

También se podría contestar a esta pregunta con una expresión que, en otro contexto, utiliza Pedro Herrero y que aquí adquiere un valor inspirador: quien cree, crea.

Al mismo tiempo, en el afán de hacerse al mundo, ¿dónde marcamos las líneas rojas?

– Cuando el cristiano habla del “mundo” distingue entre el mundo como lo opuesto a Dios, lo mundano, el pecado; y el mundo como realidad a la que Cristo fue enviado y en la que han sido puestos los apóstoles y todos los discípulos para santificarla y santificarse en ella.

Por eso, los cristianos amamos el mundo como el lugar propio de nuestra santificación y tenemos una visión muy positiva de él. Dios lo ha puesto en nuestras manos para trabajarlo, para transformarlo con el Espíritu divino que actúa en nosotros, para ser fermento en toda la masa. Este es el mundo que al final será transformado en los cielos nuevos y la tierra nueva.

Viviendo así no se cae en la mundanidad, porque se trata de poner a Cristo en la cumbre de todas las realidades humanas.

La línea roja es siempre el pecado, que es lo único que nos separa de Dios. Antes morir que pecar es el primer propósito de una vida cristiana auténtica. Así han vivido los santos.

Las sociedades occidentales son sociedades envejecidas, no sólo en el plano físico, sino también en los impulsos y el ardor, en este sentido, cuando hablan de mantener joven el espíritu sacerdotal. ¿Constatamos que, en ocasiones, se ha «endurecido» o «envejecido» esta vida sacerdotal?

– La juventud en su sentido más profundo es una condición que no tiene tanto que ver con la edad, como con la disposición personal para aventurarse en proyectos de amor y de entrega que valgan la pena o, mejor dicho, que valgan la vida entera.

De hecho, uno de los dramas que hoy constatamos es la cantidad de personas que en el mejor momento de sus vidas están ya de vuelta de todo. Quien no tiene un amor que conquistar o no sabe luchar por algo más allá de sí mismo, ese ha perdido la juventud y está malbaratando sus mejores capacidades.

El sacerdote, en cambio, ha conocido personalmente el amor de Dios y en su ministerio lo palpa de un modo extraordinario. Los sacerdotes tienen el mejor motivo que puede existir para levantarse cada mañana: ¡traernos a Dios y llevarnos a Él! Claro que todos sufrimos el desgaste del tiempo y la fragilidad de nuestro querer. Nadie vive mucho tiempo de experiencias pasadas, por eso el problema del amor es el tiempo. Pero con Dios las cosas se renuevan cada día. La clave está en conquistar ese amor cada día. Qué exceso de vida manifiesta la fidelidad en el amor.

¿Cómo pueden, los fieles, ayudar a nuestros sacerdotes en el día a día?

– El pueblo cristiano siempre ha querido y ha rezado por sus sacerdotes. La oración es lo que nos sostiene a todos, y el cariño –que si es auténtico será siempre humano y sobrenatural– lo necesitamos porque convierte en amable la superficie un poco áspera que a veces la vida nos presenta, pero, sobre todo, porque nos ayuda a ver las cosas desde la perspectiva acertada. Solo vemos bien a las personas y a las circunstancias que las envuelven, cuando en nuestra mirada ponemos cariño.

Por otro lado, hay personas que parecen empeñadas en quitar credibilidad a la figura del sacerdote y restarle confianza, ofreciendo en ocasiones una información injusta o sesgada sobre quiénes son realmente los sacerdotes.

Creo que hoy es muy necesario dar a conocer buenos ejemplos de sacerdotes y ofrecer noticias positivas sobre el inmenso trabajo que hacen desde el silencio de su vida normal. Urge más que nunca mostrar la belleza y la santidad del sacerdocio, porque cuando a la gente se le priva de la confianza en sus sacerdotes, en realidad, se le está privando de algo muy necesario: los sacerdotes son quienes Dios ha puesto a nuestro lado con la especial misión de cuidarnos, alentarnos y guiarnos por el camino que todos hemos de recorrer para llegar al Cielo.

Luego hay un sinfín de acciones concretas que podemos emprender en beneficio de los sacerdotes. Por ejemplo, en nuestra Facultad de Teología se forman cada año más de doscientos seminaristas y sacerdotes de los cinco continentes, gracias, en buena medida, a muchas personas que apoyan generosamente sus estudios a través de fundaciones como el Centro Académico Romano Fundación (Carf).

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Enseñanzas del Papa

Los mensajes del Papa en Kazajistán

Entre el martes 13 y el jueves 15 de septiembre el Papa Francisco realizó un viaje apostólico a Kazajistán. El motivo principal era participar en el VII Congreso de los líderes de las religiones mundiales y tradicionales. 

Ramiro Pellitero·16 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 8 minutos

Desde hace dos décadas las autoridades de Kazajistán vienen organizando, cada 3 años, el congreso de líderes religiosos. Llama la atención que 10 años después de su independencia Kazajistán decidiera, como ha expresado Francisco en su balance del viaje, “poner las religiones en el centro del compromiso para la construcción de un mundo en el que nos escuchamos y nos respetamos en la diversidad”. Y ha dejado claro que “eso no es relativismo, no: es escuchar y respetar”, a la vez que se rechazan fundamentalismos y extremismos (Audiencia general 21-IX-2022).

A juicio del Papa, este congreso ha sido un paso adelante en el camino iniciado por los santos Juan XXIII y Pablo VI, junto con “grandes almas de otras religiones” como Gandhi, y “tantos mártires hombres y mujeres de todas las edades, lenguas y naciones, que han pagado con la vida la fidelidad al Dios de la paz y de la fraternidad” (ibíd.). Y no sólo en momentos extraordinarios, sino en el esfuerzo diario de contribuir a mejorar el mundo para todos. De hecho, Kazajistán fue descrito por Juan Pablo II como “tierra de mártires y creyentes, tierra de deportados y héroes, tierra de pensadores y artistas” (Discurso durante la ceremonia de bienvenida, 22-IX-2001).

Una sinfonía de tradiciones culturales y religiosas

Durante el encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático, el Papa destacó la vocación de Kazajistán a ser “país del encuentro”, por su geografía y por su historia (Discurso en la sala de conciertos Qazaq, en Nursultán, 13-IX-2022). Allí viven cerca de 150 grupos étnicos y se hablan más de 80 lenguas. Es una vocación que merece ser animada y sostenida, junto con el fortalecimiento de su joven democracia. En este camino, el país ha tomado ya decisiones muy positivas, como el rechazo a las armas nucleares.

Tomando como símbolo el dombra –un tipo de laúd con dos cuerdas–, el Papa señaló con palabras de Juan Pablo II, que resuenan en el país las notas de dos almas, la asiática y la europea, que tienen una permanente “misión de conexión entre dos continentes” (Discurso a los jóvenes, 23-IX-2001); “un puente entre Europa y Asia”, un “eslabón de unión entre Oriente y Occidente” (Discurso en la ceremonia de despedida, 25-IX-2001). También alabó Francisco el concierto de los grupos étnicos y de las lenguas presentes en Kazajistán, con sus tradiciones culturales y religiosas variadas, que logra componer una gran sinfonía, “un taller multiétnico, multicultural y multirreligioso único”, un “país del encuentro”. 

La sana laicidad, condición de ciudadanía libre

De hecho, la constitución del país, al definirlo como laico, prevé la libertad de religión. Esto equivale, dice Francisco, a una sana laicidad, que reconoce “el rol valioso e insustituible de la religión” y se contrapone al extremismo que la corroe. Representa así “una condición esencial para el trato equitativo de cada ciudadano, además de favorecer el sentido de pertenencia al país por parte de todos sus elementos étnicos, lingüísticos, culturales y religiosos”. Por tanto, “la libertad religiosa constituye el mejor cauce para la convivencia civil”.

También se fijaba el Papa en el significado del nombre “kazajo”, que evoca un caminar libre e independiente. La tutela de la libertad implica reconocer los derechos, acompañados de los deberes. Francisco aprovechó para aplaudir la abolición de la pena de muerte –en nombre del derecho de todo ser humano a la esperanza–, junto con la  libertad de pensamiento, de conciencia y de expresión; así como el fortalecimiento de los mecanismos democráticos en las instituciones y al servicio del pueblo, la lucha contra la corrupción y la protección de los más débiles.

Juan Pablo II llegó al país para sembrar esperanza, después de los trágicos atentados de las torres gemelas en Nueva York (2001). “Yo” –aseguró Francisco– “llego aquí mientras está en curso la insensata y trágica guerra originada por la invasión de Ucrania, mientras otros enfrentamientos y amenazas de conflictos ponen en peligro nuestra época”. Y añadió: “Vengo para amplificar el grito de tantos que imploran la paz, camino de desarrollo esencial para nuestro mundo globalizado”. Para esto –consideró– son necesarias la comprensión, la paciencia y el diálogo con todos. 

La fraternidad se fundamenta en nuestro ser “criaturas”

En la apertura de la sesión plenaria del Congreso de líderes de religiones mundiales y tradicionales, el Papa se dirigió a los líderes y representantes de las religiones “en nombre de esa fraternidad que nos une a todos, como hijos e hijas del mismo cielo” (Discurso en el Palacio de la Independencia, Nursultán, 14-IX-2022). En su discurso citó abundantemente al poeta más célebre del país y padre de su literatura moderna, Abay Ibrahim Qunanbayuli (1845-1904), conocido popularmente como Abai. “Necesitamos” –afirmó Francisco– “encontrar un sentido a las preguntas últimas, cultivar la espiritualidad; necesitamos, decía Abai, mantener ‘despierta el alma y clara la mente’.

Un mensaje para una convivencia más armoniosa

En nuestros días, apuntaba el Papa, ha llegado la hora de una religiosidad auténtica, libre de fundamentalismos. La hora de rechazar los “discursos que […] han inculcado sospechas y desprecio respecto a la religión, como si fuera un factor de desestabilización de la sociedad moderna”. Concretamente, los discursos provenientes del ateísmo de Estado, con su “mentalidad opresora y sofocante por la cual el simple uso de la palabra ‘religión’ era incómodo”. “En realidad” –observa Francisco–, “las religiones no son un problema, sino parte de la solución para una convivencia más armoniosa”.

En la última parte del discurso señaló cuatro desafíos que las religiones pueden ayudar a vencer: la pospandemia (cuidando especialmente de los más débiles y necesitados); la paz (comprometiéndose en ella en nombre del Creador); la hospitalidad y acogida fraterna (porque todo ser humano es sagrado), especialmente de los migrantes; y al cuidado de la casa común, que es regalo del padre celestial.

Y por si alguien no tuviera claro en qué sentido pueden colaborar en todo esto los creyentes (aportando lo que cada uno tiene de positivo y purificándose de lo negativo), concluye el Papa: “No busquemos falsos sincretismos conciliadores —no sirven—, sino más bien conservemos nuestras identidades abiertas a la valentía de la alteridad, al encuentro fraterno. Sólo así, por este camino, en los tiempos oscuros que vivimos, podremos irradiar la luz de nuestro Creador”.

El Papa anima al “pequeño rebaño” cristiano abierto a todos

En su balance del viaje, señalaba el sucesor de Pedro: “En lo que se refiere a la Iglesia, me ha alegrado mucho encontrar una comunidad de personas contentas, alegres, con entusiasmo. Los católicos son pocos en ese vasto país. Pero esa condición, si se vive con fe, puede dar frutos evangélicos: sobre todo la bienaventuranza de la pequeñez, de ser levadura, sal y luz, contando únicamente con el Señor y ninguna forma de relevancia humana. Además, la escasez numérica invita a desarrollar las relaciones con los cristianos de otras confesiones, y también la fraternidad con todos.

Por tanto, pequeño rebaño, sí, pero abierto, no cerrado, no defensivo, abierto y confiado a la acción del Espíritu Santo, que sopla libremente donde y como quiere”. También recordó a los mártires: “Los mártires de ese Pueblo santo de Dios —porque ha sufrido decenios de opresión atea, hasta la liberación hace 30 años—, hombres y mujeres que han sufrido tanto por la fe durante el periodo de la persecución: asesinados, torturados, encarcelados por la fe” (Audiencia general, 21-IX-2022).

De hecho, en el encuentro con los obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados, seminaristas y agentes pastorales (cfr. Discurso en la catedral de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, Nursultán, 14-IX-2022), el obispo de Roma les recordó que la fe se transmite con la vida y con el testimonio. Y para ello no son un obstáculo nuestras debilidades ni nuestra pequeñez, porque tenemos la fuerza de Cristo. Lo que necesitamos no es la ilusoria exhibición de nuestras fortalezas, sino la humildad dejarnos conducir por la gracia de Dios. Los fieles laicos deben ser, dentro de la sociedad, hombres y mujeres de comunión y de paz, rechazando los miedos y las quejas, con la ayuda de pastores cercanos y compasivos. 

Ser cristianos significa “vivir sin venenos”

“Con ese pequeño pero alegre rebaño celebramos la Eucaristía, en Nursultán, en la plaza de la Expo 2017, rodeada de arquitecturas muy modernas. Era la fiesta de la Santa Cruz. Y eso nos hace reflexionar. En un mundo en el que progreso y retroceso se cruzan, la Cruz de Cristo sigue siendo el ancla de salvación: signo de la esperanza que no decepciona porque está fundada en el amor de Dios, misericordioso y fiel” (Audiencia general, 21-IX-2022).

En efecto, la homilía de la misa en la fiesta de la exaltación de la Cruz (14-IX-2022) fue toda una lección de teología pastoral sobre el sentido de la Cruz. Recordó Francisco el suceso de las serpientes que mordían a los israelitas durante el camino por el desierto, ycómo Dios le indicó a Moisés que hiciera una serpiente de bronce para que el que la mirara quedase curado (cfr. capítulo 21 de Nm). 

A partir de ahí, distinguió Francisco dos tipos de serpientes: primero, “las serpientes que muerden” (las murmuraciones, el desánimo, la desconfianza ante Dios, la violencia y la persecución atea y, como raíz de todo ello, el pecado). En segundo lugar, “la serpiente que salva”, que prefiguraba a Jesús, clavado sobre la cruz; de modo que “mirándolo a Él, podamos resistir las mordeduras venenosas de las serpientes malignas que nos atacan”. Los brazos de Jesús, extendidos sobre la cruz nos muestran la fraternidad que hemos de vivir entre nosotros y con todos: “el camino del amor humilde, gratuito y universal, sin condiciones y sin peros”. 

En Kazajistán las religiones están al servicio de la paz

Finalmente, con motivo de la clausura del congreso, Francisco recordó el lema de su visita, alusivo a los creyentes de todas las religiones: “Mensajeros de la paz y de la unidad”. Y recordó que, tras los sucesos del 11 de septiembre de 2001, Juan Pablo II consideró que “era necesario […] reaccionar juntos ante el clima incendiario que la violencia terrorista quería provocar y que amenazaba con hacer de las religiones un factor de conflicto” (Discurso en el Palacio de la Independencia, Nursultán, 15-IX-2022). Por eso en 2002 convocó a los creyentes en Asís para rezar por la paz (24-I-2002).

Y añadió el Papa Bergoglio: “El terrorismo de matriz pseudorreligiosa, el extremismo, el radicalismo, el nacionalismo alimentado de sacralidad, fomentan todavía hoy temores y preocupaciones en relación a la religión”. “Por eso en estos días ha sido providencial reencontrarnos y reafirmar la esencia verdadera e irrenunciable de la misma”.

¿Y qué ha concluido el congreso en este sentido? En palabras de Francisco: “La Declaración de nuestro Congreso afirma que el extremismo, el radicalismo, el terrorismo y cualquier otra incitación al odio, a la hostilidad, a la violencia y a la guerra, cualquier motivación u objetivo que se propongan, no tienen relación alguna con el auténtico espíritu religioso y han de ser rechazados con la más resuelta determinación (cfr. n. 5); han de ser condenados, sin condiciones y sin peros”.

Política y religión

Kazajistán, situado en el corazón de Asia, ha sido el lugar para aclarar la relación entre política y religión (con su apelación a la trascendencia), entre las autoridades terrenas y la autoridad divina. Entre ellas hay distinción, no confusión ni separación. No haya confusión, porque el ser humano necesita libertad para volar hacia la trascendencia sin estar limitado por el poder terreno; tampoco debe traducirse la trascendencia en poder humano partidista. Al mismo tiempo, no hay separación entre política y trascendencia, puesto que, señaló el Papa, “las más altas aspiraciones humanas no pueden ser excluidas de la vida pública y relegadas al mero ámbito privado”; y por eso los Estados deben proteger la libertad religiosa, también frente a la violencia de extremistas y terroristas. 

Recordó que la Iglesia Católica cree en la dignidad de cada persona, creada a imagen de Dios (cfr. Gn 1, 26). Cree también en la unidad de la familia humana sobre la base del mismo origen en Dios creador (cfr. Concilio Vaticano II, Decl. Nostra aetate, sobre las relaciones con las religiones no cristianas, n. 1). Y considera que el diálogo interreligioso es un camino de paz, no solo posible sino imprescindible, sobre las huellas del camino del hombre, que es el camino de la Iglesia (cfr. Juan Pablo II, enc. Redemptor hominis, 14). 

Francisco ha concluido señalando que “el hombre es el camino de todas las religiones”. Los creyentes estamos llamados, también en la pospandemia, a dar testimonio de la trascendencia (ese ir “más allá”, hacia la adoración), de la fraternidad y del cuidado de la creación. Y para ello conviene dejar especialmente paso a las mujeres y a los jóvenes.

Vaticano

La diplomacia de la caridad

El Papa Francisco está dispuesto a asumir riesgos para ayudar a los más débiles estén donde estén. Esta es una de las notas más distintivas de su pontificado.

Federico Piana·15 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

En el actual pontificado, hay una dimensión que se ha vuelto esencial para toda la Iglesia: lo que podría ser llamada diplomacia de la caridad. El Papa Francisco no se cansa de repetir al mundo entero la necesidad de estar cerca del sufrimiento de los pueblos hasta el punto de sentir la urgencia de acudir en su ayuda, de defenderlos sin demora. Esta forma de actuar, llena de amor, en el pontificado del Papa Francisco se ha convertido en un modus operandi sistemático que implica también a todas las instituciones de la Santa Sede.

Y cuando el Pontífice moviliza la oración y la ayuda humanitaria concreta para socorrer a un pueblo angustiado, se desencadena un círculo virtuoso de comprensión, respeto y confianza, capaz incluso de acortar las más largas distancias diplomáticas o de iniciar un diálogo donde no lo había. 

La diplomacia de la caridad no tiene límites territoriales ni religiosos; no rehúye las crisis más agudas; no espera agradecimientos ni medallas. Como ejemplo exhaustivo, se podría citar la guerra de Ucrania. 

La diplomacia de la caridad del Papa Francisco no sólo permitió el envío de alimentos, medicinas y dinero a este país devastado por las bombas, sino que consintió que dos cardenales, Michael Czerny y Konrad Krajeswki, arriesgaran sus propias vidas para llevar una palabra de paz y esperanza, con el claro resultado de que la Santa Sede se ha contado entre las posibles instituciones que puedan ayudar a las dos partes enfrentadas a encontrar una salida a un conflicto sin sentido.  

De Haití a Bangladesh, del Líbano a Irán, la diplomacia de la caridad también ha demostrado ser una herramienta útil para animar a esas pequeñas porciones de la Iglesia que en muchas naciones son minorías, a menudo discriminadas. 

Por último, no se pueden olvidar los frutos de conversión -que no se pueden contar con una estadística- que genera la diplomacia de la caridad sin imposiciones: porque Dios se anuncia mejor con una caricia suave.

El autorFederico Piana

 Periodista. Trabaja en Radio Vaticana y colabora con L'Osservatore Romano.

Libros

Sienkiewicz: sus obras, su personalidad y el final de su vida

Segunda parte del artículo sobre el Nobel de origen polaco, abordando en esta ocasión sus obras más conocidas y el final de su vida.

Ignacy Soler·15 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 14 minutos

Primera parte del artículo

La ya mencionada trilogía nacional polaca de Sienkiewicz– A sangre y fuego, El diluvio, Un héroe polaco, es para muchos la obra cumbre del este escritor. Son tres novelas históricas hiladas con figuras de fantasía. Lo que más llama la atención es el conocimiento profundo de la historia polaca del siglo XVII -Sienkiewicz se documentaba metódicamente-, la utilización de un bello y arcaico lenguaje, la apasionante historia de amor que en ellas se encuentra, así como su publicación periódica por capítulos en la revista Słowo entre los años1883 y 1886. Son novelas históricas, y como para muchos la historia la hacen las guerras, hay una presencia continua de escenas de batalla, con explicación de sus motivos, descripción de paisajes y una presentación psicológica de los personajes. Se representan los momentos más importantes de la historia de Polonia en el siglo XVII, sus héroes nacionales, nobles y caballeros. Todo bajo el lema «para fortalecer los corazones», es decir Sienkiewicz pretende animar a sus lectores para que defiendan su patria en el siglo XIX como lo hicieron sus antepasados dos siglos antes.

A sangre y fuego – Ogiem i mieczem (1883–1884) es una novela histórica de la época de las guerras cosacas y con Ucrania en la región del Dniéper, durante los años 1648-1654. La pérdida de lo que podía haber sido La República de las tres naciones (Polonia, Lituania y Ucrania). Primer gran éxito de Sienkiewicz que le puso ya entonces en la cumbre de los escritores polacos en prosa. El romance amoroso del noble militar Skrzetuski llena toda la narración con el rapto de la amada -tema que repite en sus obras-, con su continua búsqueda y el final feliz: „El rey paga muy bien los servicios pero el Rey de reyes los paga con el mejor de los dones”. Sienkiewicz ve a la mujer como un don, un regalo del cielo.

El diluvio  – Potop (1884-1886) en donde se narra la lucha contra la invasión sueca y la defensa en el santuario fortaleza de Jasna Góra en Częstochowa en el año 1655.  La ansiosa espera de los capítulos y su asombrosa difusión y lectura despertó la conciencia patriótica entre los campesinos. Recordemos que en aquel tiempo el diez por ciento de la población eran nobles y tenían un profunda conciencia de su identidad polaca. El resto, los campesinos, era del lugar del campo y no les importaba mucho que estuvieran los rusos, prusianos o austríacos, con tal que les dejaran vivir bien y con sus costumbres. Pero la lectura de El diluvio despertó en muchos de ellos su identidad, de tal manera que le decía a Sienkiewicz: ¡tú nos has hecho polacos!

Publicando capítulo tras capítulo del El diluvio, el escritor lucha contra la devastadora enfermedad de su amada esposa María, que muere en octubre de 1885 a los treinta y un años en el Balneario de Reichenhall en Bavaria. Henryk está destrozado pero tiene que seguir escribiendo, según el hilo de la narración, páginas llenas de esperanza.

Un héroe polaco (1887–1888)  el título original es Pan Wołodyjowski (El Señor Wołodyjowski). Se narra la historia de este militar caballero en la guerra de Turquía y termina con la victoria de Sobieski sobre los turcos en Chocim (1673). Como la entonces república de Polonia tenía un rey electo por los nobles, cosa única en Europa, Jan III Sobieski fue elegido rey y venció nuevamente a los turcos en la batalla de Viena (1683), y parafraseando a Julio Cesar dijo: venimus, vedimus, Deus vicit.  A pesar de todo Sienkiewicz narra en esta última parte de su trilogía menos historia y traza todo un romance de aventuras.

La Trilogía dio a los lectores polacos un fortalecimiento de sus corazones, de sus esperanzas en la recuperación de su estado, una lección artística de patriotismo, una fe en el valor del ser humano y del heroísmo. En sus narraciones la gente corriente se convierte en héroes a imitar, defensores de la justicia, vencedores de sus enemigos, hombres de oración y de fe cristiana, piadosos observantes de la ley de Dios y de la Iglesia. Gracias a la Trilogía, Sienkiewicz comenzó a ser una gran figura nacional, llegando a ser una autoridad literaria y política reconocida, algunos lo veían como el líder espiritual de la nación. Nadie ha igualado mejor el sentido de orgullo nacional de los lectores polacos de todas las clases y generaciones. Sus libros fueron muy leídos entonces y hasta el día de hoy. La Trilogía es una lectura que fluye, que se lee con gusto y sin esfuerzo.

Quo vadis

Es interesante pensar en qué consiste un libro, una obra clásica de la literatura. No es solamente algo material o ahora con soporte electrónico en mucho de sus diferentes formatos. Una obra literaria existe de verdad cuando una persona la lee y la vive. Por eso hay tantas lecturas e interpretaciones como lectores. Cada uno de nosotros nos acordamos del momento de nuestra vida en que leímos una obra de la literatura universal que nos conmovió fuertemente.

Mi primer recuerdo de Quo vadis se remonta a junio del año 1975, un mes de muchos exámenes en mi tercer curso de matemáticas en la Universidad Complutense de Madrid. Tenía entonces una lucha personal con la asignatura de Estadística matemática, que conseguí aprobar en junio. Lo que confirma que el estudio, además de un hacer de la inteligencia, es sobre todo un esfuerzo de la voluntad para querer aprender. Yo estudiaba a rabiar en una biblioteca donde había un estudiante de Derecho que leía Quo vadis sin parar. -¿Es que no tienes exámenes en junio? – Sí, pero no puedo dejar de leer esta novela. Llegué a la conclusión de que Derecho se podía aprobar sin estudiar y de que esa novela debía de ser apasionante.

El invierno de 1995, en Cracovia, fue el más frio de todos los que hasta ahora he pasado en Polonia. Durante varios meses el termómetro estuvo variando entre menos veinte y menos diez. Recuerdo una jornada en la que todo el día estuvimos a menos cinco y se estaba fenomenal. En ese tiempo se nos estropeó la calefacción en la academia de estudiantes en la que vivía, y hasta que se decidió comprar alguna estufa eléctrica pasaron dos semanitas frescas. Yo estaba en mi habitación sentado ante mi escritorio, con abrigo, guates, sombrero de lana y doble calcetín en los pies, leyendo en polaco, por primera vez en mi vida, Quo vadis. Llegó el encargado de la casa con un termómetro y dijo: – Padre, usted no se puede quejar, su habitación está a cero grados, ni frio ni calor. A mí me daba absolutamente igual pues estaba enfrascado, embebido por Quo vadis. Lectura apasionante. Pero dejémonos de recuerdos personales y volvamos al artículo.

Con la experiencia de la Trilogía y su éxito, Sienkiewicz va a dar un cambio de escenario: en vez de la historia de Polonia en la segunda mitad del siglo XVII, vámonos a Roma, a los últimos años del emperador Nerón (63-68). Sin embargo el sistema funciona igual: historia real e historia ficticia entrelazándose en un hilo de aventura amorosa que da continuidad, consistencia y tensión a la lectura.

Quo vadis significa ¿adónde vas? Según una tradición-leyenda, durante la persecución de Nerón a los cristianos, Pedro huía de Roma por la vía Apia. Vio entonces al Señor resucitado que iba en dirección opuesta, hacia Roma, y le dijo: Quo vadis, Domine? A lo que Jesús le responde: «Voy a ser crucificado en Roma por segunda vez ya que tú abandonas mi rebaño». Avergonzado de su cobardía, Pedro regresa a Roma para afrontar su destino: el martirio.

Quo vadis narra magistralmente cómo era la Roma del siglo primero. El hilo histórico de la novela se centra en la persona del emperador romano Nerón, así como en la persecución y difusión de la fe cristiana. Se presenta el contraste entre el Imperio Romano y los primeros cristianos. Hay un contraposición entre el libertinaje pagano del palacio imperial con el poder de las razones morales de los seguidores de Cristo, que se convertiría más tarde en la base para la construcción de la civilización europea.

La trama principal de la novela es la historia de amor entre Marco Vinicio y Ligia. Pertenecen a dos mundos separados: Vinicio es un patricio romano, miembro del ejército, Ligia pertenece a una tribu bárbara, es rehén en una familia romana y cristiana. La trama amorosa, que lógicamente es ficticia, influye decisivamente en el desarrollo de la acción en la que destaca la huida de Ligia, la búsqueda de su amada por parte de Vinicio, el intento de secuestro, la transformación y el bautismo de Vinicio, y la milagrosa salvación de Ligia en el circo. El punto culminante de la trama es el enfrentamiento de Ursus, el protector de Ligia, con el toro. La victoria del hombre frente al animal en la arena del circo simboliza un final feliz de la trama ya que, a partir de entonces, Ligia, Vinicio y el propio Ursus están en manos del pueblo romano. Se trata de un acontecimiento clave ya que, en ese mismo momento, el pueblo da la espalda a Nerón y se declara a favor de los cristianos.

Una figura importante en la obra es Petronio, un patricio romano, consejero cercano de Nerón, que constituye un ejemplo de gusto y  elegancia de la Antigüedad clásica, Petronio es el arbiter elegantiae, simboliza la cultura clásica del pasado, grandiosa en comparación con la que reina durante el gobierno de Nerón, una cultura en constante decadencia. A lo largo de una lucha constante entre la vida y la muerte, Petronio critica la idea del emperador y pierde.

El personaje más trágico y cómico es Chilon Chilonides, un sofista escéptico sin principios morales. Se hace pasar por cristiano para traicionarles. Vende como esclavos a la familia de Glaucus, un médico cristiano de ascendencia griega, que también traicionado muere mártir perdonando a Chilon. Gracias a ese ejemplo se produce en el despreciable sofista un cambio radical y al final muere en la cruz en defensa de los que ha entregado: los cristianos.

En esta gran novela cabe destacar lo bien representado y escrito que está la Roma del primer siglo. Sienkiewicz se documentaba muy bien. Hay como una gran alabanza a la grandeza del Imperio Romano con sus virtudes y defectos. En segundo lugar lo bien que describe a los primeros cristianos. Hombres y mujeres apasionados por Cristo: las virtudes de la justicia, honor y dignidad, pureza y pobreza son admirables en ellos. Eran cristianos que creían y oraban. En una buena crítica de esta novela la autora se preguntaba si realmente la descripción de esos primeros cristianos, de su vida tan ejemplar, es una invención de Sienkiewicz o se dio en realidad.

Es una narración llena de valores cristianos. Quizá el primero de ellos sea el amor entre Vinicio y Ligia. Vinicio que ha conocido a Ligia en la familia romana de la que es rehen, huésped y hasta familiar se enamora locamente. Quiere poseerla abusando de ella en las orgías de Nerón, pero Ligia no está dispuesta. Vinicio descubre poco a poco que quiere a Ligia porque hay en ella un secreto, algo que la hace fuerte, pura, justa. Vinicio descubre el gran secreto de Ligia: es cristiana. Marco Vinicio busca desesperadamente a Ligia y quiere conquistar su amor por eso empieza a conocer el cristianismo. Lo que descubre le deja asombrado: todo un nuevo mundo, una nueva manera de pensar, de vivir y de tratar a las personas. Vinicio buscando y amando a Ligia está como inconscientemente buscando y amando el secreto de ella: Jesucristo.

Para quien no haya leído todavía Quo vadis, lo cual me parece una carencia fundamental, pero quiera confirmar que tratándose de una novela de literatura clásica es además de profundos valores cristianos, le recomiendo la lectura del capítulo VIII, tres páginas en mi versión polaca que en lectura sosegada llevan diez minutos; y el capítulo XXXIII cinco páginas, unos quince minutos. En el capítulo octavo se describe la impresión de Akte, antigua amante de Nerón, cuando ve cómo reza Ligia que se encuentra en una situación desesperada. Akte nunca ha visto a nadie rezar de esa manera y siente que está dirigiendo sus palabras a Alguien que la ve y que solamente Él la puede ayudar.

En el capítulo treinta y tres es toda una declaración de amor entre Vinicio y Ligia junto a los apóstoles Pedro y Pablo. Algunos de los cristianos critican duramente a Ligia por enamorarse de un pagano pero „Pedro se acercó a ella y le dijo: -Ligia, ¿tú le quieres de verdad, para siempre? Se hizo un momento de silencio. Sus labios empezaron a temblar como los de un niño que va a irrumpir en llanto, que sabiendo que es culpable se da cuenta al mismo tiempo que tiene que reconocer su culpa. -¡Respóndeme! Insistió el apóstol. Entonces humildemente, con voz temblorosa y susurrando, se postró de rodillas ante Pedro: -Sí, así es… Vinicio en ese mismo momento se arrodilló también ante ella. Pedro extendió sus manos y las reposó sobre sus cabezas diciendo: – Amaos en el Señor y para su gloria, no hay ningún pecado en vuestro amor”.

La narración termina con la muerte de Nerón y el epitafio  final: „Y así paso Nerón como pasa el viento y la tormenta, el fuego o las plagas, pero la basílica de san Pedro sigue dominando desde la colina vaticana la ciudad y el mundo. Donde estaba antes la puerta Capena se levanta ahora una pequeña capilla con una difusa inscripción: Quo vadis, Domine?” Una pregunta actual que Sienkiewicz une al Quo vadis, homine?, ¿a dónde va el ser humano si pierde su humanidad? Pero todavía hay esperanza y el sufrimiento y martirio de los cristianos dio su fruto, como también lo dará el sufrimiento de los héroes polacos.

La novela rápidamente tuvo un éxito increíble en todo el mundo. Mas de cien ediciones en francés y en italiano. En 1916, cuando murió Sienkiewicz, la tirada de Quo vadis sólo en Estados Unidos superaba el millón y medio de ejemplares. Ha sido traducido a más de cuarenta idiomas y hasta el día de hoy goza de una popularidad excepcional.

La personalidad de Sienkiewicz

Muchos dicen que Henryk Sienkiewicz se identifica bastante con el personaje Petronio, arbiter elegantiae, de su Quo vadis, que realmente existió. Culto, distante, elegante, algo escéptico, con un gusto por la belleza, especialmente en las mujeres pero siempre con un trato delicado, respetuoso. Utiliza una crítica irónica y humorística de la realidad en la que vive.

Después de completar la Trilogía, Sienkiewicz publicó dos novelas contemporáneas: Bez dogmatuSin dogma y Rodzina PołanieckichLa familia Polaniecki. Que en forma de diario recogen muchos datos autobiográficos. Sin dogma es el diario con los pensamientos de un rico conde polaco que vive con su padre en Roma, asiduo visitante de los salones europeos, un ejemplo de la «improductividad eslava» en constante análisis de la belleza y del espíritu humano.

Alguien me preguntó últimamente si Sienkiewicz era creyente. No supe contestarle, tampoco a la pregunta si era practicante católico, siendo esta segunda más fácil de encontrar respuesta pues es un dato empírico. Lo que está claro por sus obras es que no se entiende la historia de Polonia sin el cristianismo, como tampoco Sienkiewicz entiende su propia vida sin la fe católica y la devoción a la Madre de Dios. Su pensamiento es católico pero teológicamente poco pensado. Me parece que las corrientes filosófica de la época, de cuya lectura era también muy asiduo, le llevaron a un escepticismo que quiso superarlo con un voluntarismo: quiero creer.

Escribe en Sin dogma: “Estoy esperando que se me dé un estado de mi alma en el cual pueda creer firmemente y sin mezcla de dudas, para creer como creía cuando era niño. Tengo nobles motivos, no busco ningún interés personal pues sería más cómodo para mi ser un animal alegre y cebado (…) Yo en este grande ´no sé´ de mi alma procuro cumplir todas las normas religiosas y no me tengo como un hombre insincero. Lo sería si en vez de decir ´no sé´ pudiera decir: sé, que no hay nada. Pero nuestro escepticismo no es una abierta negación, es más bien una dolorosa y penosa intuición de que puede no haber nada, es una densa niebla que rodea nuestra cabeza, presiona en nuestros pechos y nos cubre la luz. Así que extiendo mis manos hacia ese sol que tras la niebla brilla. Pienso que no estoy solo en esta mi situación, que la oración de muchos, de muchos de los que van a misa el domingo, podría resumirse en estas palabras: ¡Señor, dispersa la niebla!”

La familia Polaniecki es una defensa del papel social de la nobleza y la burguesía, así como una apoteosis abierta del tradicionalismo católico. El protagonista de la novela es un noble empobrecido que hace negocios en Varsovia. Escribiendo esta novela conoció a María Romanowska, la hija adoptiva de un hombre rico de Odessa. Henryk tiene ya cuarenta y seis años, María dieciocho. Los dos tienen dudas pero la madre, fascinada por la lectura de Sin dogma, presiona a su hija para que se case. La boda tuvo lugar en Cracovia en el año 1893 y fueron casados por el cardenal obispo de esa ciudad. La suegra pasa de la fascinación por Sienkiewicz a la reprobación. Ella hizo los trámites para conseguir ante el Vaticano la nulidad del matrimonio, lo que se consiguió en menos de un año de la ceremonia de la boda. Sienkiewicz recibió la confirmación papal de la inexistencia del sacramento del matrimonio con pena y dolor. La desagradable aventura de una suegra que hace y deshace está retratada en las páginas de La familia de los Polaniecki.

Los cruzados

Poco después el escritor planeó visitar los campos de Grunwald -estaba escribiendo Krzyżacy – Los cruzados, historia de los caballeros Teutónicos en el siglo XV-, pero no obtuvo el permiso de la policía prusiana. En cambio, conoció a otra María: «Una hermosa mujer de Wielkopolska, la señorita Radziejewska, que me causó una impresión electrizante». Ella era periodista, entonces tenía veintitrés años, Sienkiewicz, cincuenta y tres. Era una mujer muy hermosa e inteligente pero Henryk, a pesar de estar muy enamorado, descubre en ella alguna anomalía psíquica. Tras las tristes experiencias del segundo matrimonio, el escritor decidió romper esta relación. Años más tarde se confirmaría trágicamente el desequilibrio de esta cuarta María.

La combinación de aventura caballeresca y romance se puede encontrar en Los Cruzados (1900). Es una gran pintura histórica con un contenido más extenso, profundo y exacto que cualquiera de sus obras anteriores obras. La epopeya cuenta la historia de las luchas polaco-teutónicas, llenas de un fuerte sentimiento patriótico, y constituye una respuesta de Sienkiewicz ante los abusos prusianos.

La idea de escribir Los cruzados surgió al ver los abusos cometidos por las autoridades prusianas contra la población polaca. Lo más fuerte fue la cruel persecución de los niños y sus padres en Września, ciudad cerca de la actual Poznań, que protestaron contra la enseñanza de la religión en alemán en la escuela. No se permitía hablar en polaco en la escuela, pero que la enseñanza de la religión católica se hiciera en alemán, para los polacos colmó el vaso. Henryk participó activamente en las acciones de protesta contra ellos. La descripción final de la victoriosa Batalla de Grunwald (1410) hizo que la novela fuera adoptada desde el principio como una obra de actualidad política, y los acontecimientos históricos posteriores -con la derrota de Alemania en ambas guerras mundiales- la hicieron casi profética.

La última María y su actividad social

En 1904, Sienkiewicz, de 58 años, se casó con Maria Babska, de 42. Esta mujer era su prima, y ella estaba enamorada de él desde hacía mucho tiempo, pues lógicamente como familiares se conocían desde antiguo. La boda fue íntima, solo en compañía de los seres queridos. Los Sienkiewicz se reencontraron para vivir juntos doce felices años, hasta la muerte del escritor.

Henryk Sienkiewicz fue un gran trabajador social promoviendo y financiando muchas iniciativas sociales: museos, fundaciones para promover la cultura, la investigación científica o la promoción de jóvenes escritores. Promovió santuarios para niños tuberculosos y financió la construcción de iglesias. En los últimos años de su vida intensificó su cooperación en proyectos sociales ayudado por su esposa.

El estallido de la Primera Guerra Mundial (1914) sorprendió a Sienkiewicz en Oblęgorek, su residencia palacio -Dworek- cerca de Varsovia, desde donde partió hacia Suiza vía Cracovia y Viena. Con la participación de Ignacy Jan Paderewski, organizó en Vevey el Comité General Suizo de Ayuda a las Víctimas de la Guerra en Polonia, enviando dinero, medicinas, alimentos y ropa a un país devastado por ejércitos combatientes

Su gran última novela: A través de la selva y de las estepas

La novela para jóvenes W pustyni i w puszczy – A través de la selva y de las estepas (1911) es la última gran novela de aventuras con las que concluyó su carrera de más de cuarenta años de escritor. Este romance de aventuras, que deja notar la influencia de Julio Verne, trata del viaje de dos niños secuestrados por los musulmanes durante el levantamiento del Mahdi en Sudán (1881-1885). Consiguen escaparse y atraviesan todo el continente africano para ser encontrados, al borde ya de la muerte, por un equipo de rescate. El autor utiliza sus propias experiencias de su viaje a África. Tiene toda la maestría de sus grandes obras, de muy fácil lectura, especialmente para los jóvenes.

El amor a su patria y su muerte en Suiza

En 1905, en respuesta a una entrevista del periódico parisino Le Courrier Européen, decía: „Debes amar a tu patria por encima de todo y pensar ante todo en su felicidad. Pero al mismo tiempo, el primer deber de un verdadero patriota es hacer que la idea de su patria no sólo no se oponga a la felicidad de la humanidad, sino que se convierta en uno de sus fundamentos. Sólo bajo estas condiciones la existencia y el desarrollo de la Patria se convertirán en un asunto que atañe a toda la humanidad. En otras palabras, la consigna de todos los patriotas debe ser: por la Patria a la humanidad, y no: por la Patria contra la humanidad”.

Henryk Sienkiewicz murió como vivió, trabajando en el extranjero. Su último escrito es una novela de la era  napoleónica LegionyLegiones, un trabajo que se publicó póstumamente. Murió en su residencia temporal de Vevey, en Suiza, de un ataque al corazón. En 1924, en la Polonia libre, las cenizas del escritor fueron traídas solemnemente desde Vevey al país. Sus restos mortales reposan en la catedral de san Juan de Varsovia.

Acabemos recalcando que el talento literario de Henryk Sienkiewicz se mide por su habilidad para usar palabras prestadas del lenguaje de épocas pasadas, con el uso de términos que hacen único el estilo de este escritor. Además el autor de la Trilogía contribuyó de una manera decisiva en la formación de la conciencia nacional de los polacos del siglo XIX. Witold Gombrowicz, conocido escritor y crítico de la literatura polaca escribía estas palabras en su Diario (1953 – 1956): „¿Quién leyó a Mickiewicz por su propia voluntad, quién conoció a Słowacki? Pero Sienkiewicz es el vino con el que realmente nos embriagamos. Aquí late nuestro corazón… y hables con quien hables, con un médico, un obrero, un profesor, un terrateniente, un oficinista, siempre te encontraras con Sienkiewicz. Sienkiewicz es el último y más íntimo secreto del gusto polaco: el sueño de belleza polaca”.

Henryk Sienkiewicz sigue siendo considerado un clásico de la novela histórica, uno de los más grandes escritores de la historia de la literatura polaca y un estilista sin igual. Las listas bibliográficas internacionales prueban que Sienkiewicz es uno de los escritores polacos más populares en el mundo. Sus obras siguen apareciendo en reimpresiones y nuevas traducciones.

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Cultura

La revista ‘Misión’ entrega sus premios 2022

Diez iniciativas y personas relacionadas con la promoción de la familia, la vida y las creencias cristianas, han recibido esta semana en la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid los premios 2022 de la revista ‘Misión’, en una gala que se desarrolló en un ambiente festivo.

Francisco Otamendi·14 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Las iniciativas y personalidades galardonadas este año han sido los Rescatadores Juan Pablo II (Marta Velarde); Puy du Fou España (José Ramón Molinero); Manuel Martínez-Sellés (Colegio de Médicos de Madrid); la campaña “Vivan los padres” de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) (Pablo Velasco); el “Proyecto Nosotras” de Dale una Vuelta (Blanca Elía); el documental ‘Soy Fuego, la vida del padre Henry’ (padre Brian Jackson); el Rosario de las 11 pm (Belén Perales); el cineasta Juan Manuel Cotelo (Sofía Cotelo); el Xacobeo 2021-2022 (Javier Vázquez Prado); y la película Corazón de Padre (Andrés Garrigó).

Al inicio de la gala de la revista, que cuenta con más de 60.000 suscriptores en toda España, y 14 años de vida, el rector de la Universidad Francisco de Vitoria, Daniel Sada, felicitó a ‘Misión’y recordó que la institución ha estado siempre muy ligada y comprometida con la revista desde su nacimiento.

“Esta publicación nos sigue pareciendo un milagro que entra dentro de la categoría de lo improbable, como es que cada año siga publicándose, manteniendo la calidad que tiene y representando no solo una buena propuesta para las familias, sino para toda la sociedad. En ‘Misión’ os prestáis a las cosas improbables que Dios de repente pretende hacer en nuestras vidas”, afirmó Daniel Sada.

A los premiados: “Nos devolvéis la esperanza”

Isabel Molina Estrada, directora de la publicación, dio las gracias a todas las iniciativas premiadas, y señaló: “A veces parece que la fe se extingue, pero vosotros nos devolvéis la esperanza. Unidos a los premiados de otros años nos demostráis que el Evangelio está vivo, que Cristo sigue suscitando conversiones a diario y prendiendo fuego en el mundo”.

Vinculada a la Universidad Francisco de Vitoria, al movimiento Regnum Christi y a los Legionarios de Cristo, ‘Misión’ es una publicación generalista, trimestral, de inspiración católica, enfocada al público familiar, con más de 400.000 lectores, y cien por cien gratuita, informan sus promotores.

Por su parte, el padre Javier Cereceda L.C., director territorial de los Legionarios de Cristo en España, hizo un llamamiento a trabajar unidos en el seno de la Iglesia. “Que el Señor nos conceda no desfallecer en este mundo, seguir orgullosamente dando la cara por Él, merece la pena plenamente. Gracias a los que ya lo hacen, muchas veces con el desprecio del mundo, en la ignorancia en otras tantas, pero siempre unidos y en la Iglesia. Gracias a los que trabajan desde esta revista para que podamos ser un pequeño foco de unión de tantos y tantos esfuerzos en la Iglesia”, manifestó.

El autorFrancisco Otamendi

Vaticano

«The Mystery Man». La exposición sobre la Sábana Santa

Rome Reports·14 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto
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La Catedral de Salamanca (España) acoge la exposición «The Mystery Man», organizada por Artisplendore Exhibitions y que muestra una obra hiperrealista del hombre cuya silueta aparece plasmada en el sudario.

La idea de los organizadores es que esta exposición «The Mystery Man» recorra todo el mundo para mostrar la recreación más exacta hasta la fecha, de lo que pudo ser el rostro y el cuerpo de Jesús. 

El Papa Francisco celebró la Misa en el 60 Aniversario del Concilio Vaticano II. Durante la celebración se recordó el discurso de apertura de Juan XXIII. El pontífice pidió no desanimarse ante quienes aseguraban que la Iglesia estaba peor que nunca sin recordar los problemas que rodeaban a otros concilios del pasado.


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Iniciativas

Encuentro Omnes – Carf sobre «La mujer en la Iglesia»

En Encuentro Omnes - Carf "La mujer en la Iglesia" podrá seguirse a través del canal de YouTube de Omnes, el miércoles 19 de octubre a partir de las 19:00 y contará con la participación de Franca Ovadje (Nigeria) y Janeth Chávez (USA).

Maria José Atienza·14 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto

En los últimos años, la reflexión y el debate sobre la presencia de la mujer en la Iglesia ha sido una constante en la vida social y eclesial.

En el desarrollo de esta reflexión, en no pocas ocasiones, se ha confundido la visibilización de la mujer con el hecho de ocupar cargos, sin complementarlo con la revalorización de la ingente y variada tarea que las mujeres realizan en todos los campos de la sociedad.

Este tema será el centro de la próxima edición de los Encuentros Omnes – Carf.

A través de la labor de dos mujeres comprometidas con sus semejantes en ámbitos heterogéneos, podremos conocer la importancia de diferentes proyectos y trabajos para que la mujer tenga, en todos los aspectos, las mayores oportunidades y la valoración merecida en los ámbitos en los que se halla presente.

El encuentro contará con la intervención de Franca Ovadje, premio Harambee 2022, Fundadora y Directora Ejecutiva del Instituto Danne de Investigación, en Nigeria, que lidera el proyecto TECH, a través del que ayuda e impulsa el acceso de mujeres a carreras de tecnología y la ingeniería, y con Janeth Chávez, directora de Magnífica Groups, una plataforma de formación humana dirigida a la mujer en Estados Unidos.

«La mujer en la Iglesia» podrá seguirse a través del canal de YouTube de Omnes, el miércoles 19 de octubre a partir de las siete de la tarde hora española.

El arma del Apocalipsis

Releyendo el Apocalipsis en clave actual, podemos encontrar hoy a las nuevas bestias y dragones que nos atemorizan, pero que no lograrán la victoria final.

14 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

“Tristeza y melancolía no las quiero en casa mía”, repetía Santa Teresa de Jesús a sus monjas. En esta víspera de su fiesta, me pregunto si realmente hay motivos para estar alegres en un mundo que parece hundirse bajo nuestros pies.

Cuando la mayor pandemia global en décadas parecía estar alejándose en el retrovisor, dejándonos la sensación de haber sido solo un mal sueño, la “tercera guerra mundial”, como el propio Papa Francisco ha denominado ya al conflicto que la humanidad entera está librando, por ahora, en el tablero de Ucrania, cubre de oscuros nubarrones el futuro de Europa y el mundo.

Si a eso añadimos las consecuencias del cambio climático, con una sequía de récord y la amenaza de fenómenos meteorológicos extremos, ¿qué podemos esperar de los años venideros sino sufrimientos de todo tipo? Es más, con la posibilidad de un armagedón nuclear sobre la mesa ¿es que existirán siquiera los años venideros o la humanidad habrá sido solo un insignificante soplo en medio de los eones de vida del planeta tierra?

Estoy seguro de que la fe cristiana puede ayudarnos a recuperar la esperanza haciendo algo más que rezar por el fin de las hostilidades y por la mejora del clima –siendo esto muy necesario– y la solución está en el Apocalipsis, un libro tan nombrado como desconocido por los propios creyentes.

Y es que el último libro de la Biblia, lejos de servir para infundir temor y terror, como parecería a un lector poco avezado que se enfrenta a las visiones que describe, lo que trata es de animar, consolar y promover la esperanza a la comunidad cristiana a la que va dirigido. Las terribles visiones que describe no son vaticinios futuros a los que haya que temer, sino formas metafóricas de aludir a los males ya presentes, como la monstruosa persecución del imperio romano entonces, animando a los fieles a resistir confiando en la asistencia divina. Es, en definitiva, no un texto catastrofista, sino que tiene un carácter positivo y gozoso.

Releyendo el Apocalipsis en clave actual, podemos encontrar hoy a las nuevas bestias y dragones que nos atemorizan, pero que no lograrán la victoria final, porque la mujer vestida de sol (imagen de María o de la Iglesia) y el cordero degollado (imagen de Cristo) se imponen al final de la historia. Es una llamada, en definitiva, a no tener miedo a pesar de los pesares, porque la llave de los acontecimientos está en manos de Dios, y sólo Él sabe el día y la hora de cada uno.

Llegan momentos duros, siempre los ha habido en la historia de la humanidad, pero el cristiano se apoya en el espíritu de las bienaventuranzas, pilar del Evangelio: bienaventurados los pobres, los que lloran, los perseguidos… A pesar de las pruebas de este mundo, podemos experimentar, ya aquí en primicias, los frutos del Reino de los cielos: la alegría, el consuelo, la esperanza de la justicia al final de los tiempos. Saberse amado y reconocer a Dios en los pliegues de la historia es motivo de esperanza y repelente para los demonios de la tristeza y melancolía que nos acechan.

Frente al miedo y la incertidumbre, es bueno invocar la esperanza cantando, con el salmista: «el Señor está conmigo: no temo. ¿Qué podrá hacerme el hombre?» y recurrir una vez más a la santa de Ávila que nos recuerda: «Espera, espera, que no sabes cuándo vendrá el día ni la hora. Vela con cuidado, que todo se pasa con brevedad, aunque tu deseo hace lo cierto dudoso, y el tiempo breve largo. Mira que mientras más peleares, más mostrarás el amor que tienes a tu Dios y más te gozarás con tu Amado con gozo y deleite que no puede tener fin».

La esperanza, esa sí que es un arma invencible. Literalmente, el arma del Apocalipsis.

El autorAntonio Moreno

Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

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Evangelización

250 evangelizadores digitales participan en el proceso sinodal

Entre las muchas ramificaciones del proceso sinodal en curso en toda la Iglesia, una en particular se refería al entorno digital, que ha ganado su propio espacio de relevancia.

Giovanni Tridente·14 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

RIIAL, la Red Informática de la Iglesia en América Latina, que lleva más de treinta años realizando iniciativas de comunicación y pastoral digital. Con su iniciativa y la supervisión del Dicasterio para la Comunicación, se lanzó en los últimos meses una consulta a la gente de internet con el proyecto La Iglesia te escucha, para aplicar la “pastoral del oído” tan querida por el Papa Francisco, con el enfoque de la “Iglesia en salida”, también en estos espacios.

Han participado unos 250 evangelizadores digitales, como se les ha llamado, que a través de un cuestionario online han abierto esta conversación a la escucha para implicar sobre todo a los que están lejos, pero también para empezar a sentar las bases de una verdadera pastoral del continente digital.

En cuanto a las diócesis y las conferencias episcopales, los misioneros digitales también elaboraron un resumen de esta primera fase de escucha, entregado a la Secretaría General del Sínodo. Se rellenaron un total de 110 mil cuestionarios, para un número estimado de 20 millones de personas implicadas, teniendo en cuenta los compromisos y las acciones en la red: 115 países involucrados y 7 idiomas cubiertos (inglés, español, francés, portugués, italiano, malayalam y tagalo).

Una realidad transversal para acompañar

En las diez páginas del documento se aclara, en primer lugar, que se trata de un proyecto piloto, que representa una ventana abierta a una realidad transversal, como es el continente digital, que también hay que acompañar.

Uno de los descubrimientos que ha hecho la experiencia de la escucha digital es la existencia de un gran número de laicos, no sólo sacerdotes, religiosos o consagrados, por tanto, que evangelizan en la red con audacia y creatividad. De hecho, existen verdaderos procesos interactivos “entre el anuncio, la búsqueda de la fe y el acompañamiento”, afirma el documento. De todos los influenciadores implicados, el 63 % eran, como es lógico, catequistas y laicos comprometidos.

Al mismo tiempo, “los evangelizadores expresaron la necesidad de ser escuchados, ayudados, reconocidos e integrados en la acción más amplia de la Iglesia”. Además de establecer una relación “formal y recíproca” con la Institución, para contribuir también a su cultura comunicativa.

Otra cuestión es la de abandonar la consideración de la realidad digital como una mera herramienta y entenderla en cambio como un lugar (locus) que debe ser habitado “con su propio lenguaje y dinámica”.

Además de los creyentes bautizados y practicantes, hubo una importante participación de personas distantes o que se han distanciado (40 %); agnósticos, miembros de otras religiones y ateos (10 %) que deseaban participar en el proyecto de escucha rellenando el cuestionario. La imagen que surgió es la de “personas heridas que expresan sus preguntas existenciales”. Muchos se sienten excluidos, desilusionados… y entre los motivos de abandono, el principal se refiere al “escándalo relacionado con la pederastia y la corrupción en la Iglesia”, que entre otras cosas ni siquiera responde a “sus preocupaciones y prioridades; otros se sienten juzgados”.

Se trata evidentemente de un primer paso, que todos esperan que continúe en las próximas etapas del Sínodo, para dar mayor consistencia a la presencia de la Iglesia en este lugar transversal que es internet.

“Haber realizado el proyecto La Iglesia te escucha es un bello y gran fruto”, confió monseñor Lucio Adrián Ruiz, secretario del Dicasterio para la Comunicación, “que siembra una importante semilla ya en el presente, y sobre todo para el futuro”. De hecho, “más allá de la importancia y la grandeza de los contenidos producidos, hay algo aún más esencial y es el propio proceso sinodal, como repite a menudo el Papa Francisco”

La iniciativa también fue validada públicamente por la Secretaría General del Sínodo, en la conferencia de prensa de presentación de la fase continental del camino sinodal, que comienza este mismo mes.

Mundo

Samad: la guerra dio un vuelco a su vida y le devolvió una nueva, siempre para los demás

Hablamos con Samad Qayumi, de origen de afgano, para conocer su historia como emigrante en Europa.

Leticia Sánchez de León·14 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

Samad es un amigo de las Misioneras Seculares Scalabrininas, que lo conocieron en Solothurn, en Suiza. Así como pasa con muchos migrantes, a él  también lo encontraron en un momento muy crítico, al poco tiempo de haber llegado en tierra extranjera, cuando la herida de la salida está fresca, las incertidumbres debidas a los permisos de residencia son muchas y la necesidad de compartir el camino con alguien es muy importante.

Así fue con Samad: desde los primeros pasos, a través de las diferentes etapas del camino, la amistad ha crecido, se ha fortalecido y su testimonio, que desde un principio nos hizo bien a nosotras, con el tiempo se ha convertido en un regalo para muchos jóvenes, una ayuda para reflexionar, para aprender a valorar todo momento de la vida, incluso los más duros y a no dejar de tener esperanza, porque el amor recorre la historia siempre, pase lo que pase, y la está cargando.

Samad, ¿puedes presentarte?

Me llamo Samad Qayumi. Nací y crecí en Kabul, Afganistán, donde también cumplí mis estudios universitarios con una licenciatura en ingeniería. Trabajé en el sector petrolero en Irán y después, de vuelta a mi país, me contrataron en una empresa de Mazar-e-Sharif que producía fertilizantes y daba trabajo a 3000 personas. Empecé como ingeniero jefe, llegué a ser subdirector y después director de esta planta. Siempre he tratado de hacer bien mi trabajo y de llevarme bien con todos.

¿Y cómo llegaste a asumir responsabilidades políticas?

Inesperadamente en 1982 recibí un telegrama del primer ministro del gobierno con la invitación a ir a Kabul. Se trataba de mi nombramiento a responsable de todas las provincias, encargo que ocupé durante cuatro años. Cuando surgían problemas en ámbito escolar, sanitario, agricola, de la construcción u otras cosas, se dirigían a mí y yo buscaba una solución junto con el ministro competente.

Y luego el salto al mundo de la formación… 

Posteriormente fui nombrado ministro de Educación. En este cargo me ocupé sobre todo de la construcción y de la mejora de las escuelas de nuestro país. Siempre he pensado que la educación es fundamental para el futuro de Afganistán.

Para encontrarme más preparado para esta tarea hice un doctorado en pedagogía. El trabajo era inmenso porque el sistema educativo estaba atrasado y también porque los fundamentalistas eran muy activos y seguían destruyendo los edificios escolares y matando a los profesores.

¿Qué cambió el curso de tu historia?

En 1989 fui nombrado nuevamente responsable de las provincias y permanecí en el cargo hasta que en 1992 los mujhaiddin han llegado al poder. Seis millones de afganos han tenido que dejar el país. Yo también tuve que huir con mi familia en el espacio de dos horas, dejándolo todo. Otros miembros del gobierno ya habían sido matados. Por dos meses nos quedamos cerca de la frontera con Pakistán, esperando que la situación mejorara. Luego dejamos el país y, con dos de nuestros tres hijos, llegamos a Suiza. Hubiera preferido ir a Alemania, pero en aquel entonces los traficantes que organizaban la fuga tenían más facilidad para llevar a los solicitantes de asilo a Suiza.

Al llegar a Suiza, ¿habéis podido rehacer sus vidas?

Una vez en Suiza, finalmente nos sentimos seguros. Sin embargo, por seis años y medio, mientras se procesaba nuestra solicitud de asilo, no pudimos ni estudiar, ni trabajar: teníamos que vivir de la ayuda del Estado. Nos preguntábamos: ¿Cuándo terminará nuestra espera? Fue un tiempo muy difícil. En Afganistán no tenía ni tiempo libre, ni vacaciones y aquí de repente me había encontrado sin ocupación alguna… Mi esposa en Afganistán era profesora. Cada día penssaba en sus alumnos y llorando se cuestionaba acerca de su destino. Tuvo también momentos de depresión.

¿Cómo le hiciste para resistir?

Vivir sin tener un trabajo a realizar puede llevar a perder la confianza en uno mismo, a no saber ya si uno es capaz de hacer algo. En aquellos años, en el tiempo largo de inactividad al que fui obligado, leí el Corán y la Biblia y logré vivir aquel tiempo sin enojo y rencor gracias a la fe y a la oración: siempre he creído que Dios no me habría abandonado. Leyendo el Evangelio me fascinó especialmente la respuesta de Jesús a la pregunta de sus discípulo acerca del mandamiento más grande: “Ama a tú prójimo como a ti mismo”, “Ámense como yo los he amado”.

¿Luego algo mejoró?

Después de más de seis años de espera finalmente llegó la respuesta positiva a nuestra solicitud de asilo y desde aquel día me dijeron que tenía que encontrar inmediatamente un empleo, pero no fue fácil. Después de los primeros intentos de encontrar un trabajo, en la agencia de empleo me preguntaron hasta cuándo quería seguir viviendo a costa de los demás. Fui a presentarme en muchos sitios, pero cuando me preguntaban qué había hecho antes, siempre recibía respuestas negativas. Sin embargo no dejé de buscar, porque para un hombre es importante poder hacer algo con y para los demás.

Después de tres años un día tuve la oportunidad de presentar solicitud para un empleo como portero en el condominio donde vivíamos. La primera vez que corté el pasto mi esposa lloró. Después, ya que el trabajo era mucho, ella también empezó a ayudarme. Esto cambió también las relaciones con los vecinos: antes eran muy alejados, nos evitaban y luego comenzaron a hablar y a entretenerse con nostros.

Más adelante me contrataron como vigilante en un museo histórico de armas y de armaduras. Pero después de dos años, gracias a mis habilidades técnicas, me convertí en restaurador de armaduras antiguas.

¿Crees que tu vida e historia pasada pueden ser un regalo valioso para los demás?

Justo en aquellos años he conocido el Centro Internazional de Formación para Jóvenes (IBZ) “J. B. Scalabrini” de Solothurn y comencé a colaborar con las misioneras seculares scalabrinianas en el trabajo de sensibilización y de formación de los jóvenes. Pude presentar mi experiencia y mis reflexiones a muchos estudiantes universitarios, sobre todo de las facultades de pedagogía y de derecho, o a grupos de jóvenes de diferentes nacionalidades que participaban en los encuentros internacionales. Los temas que trato normalmente son la situación en Afganistán, las condiciones de vida de los solicitantes de asilo y refugiados, pero también mi personal testimonio de vida, los valores que me han guiado desde mi juventud.

A menudo digo a los jóvenes que es importante tener mucha paciencia y estar listos a dar el primer paso hacia el otro. El amor hace crecer al otro y es la clave para construir la paz. Él que ama lo hace todo por el otro. Él que no ama destruye, llega a odiar y a hacer la guerra. A través del amor es posible perdonar, superar el odio y ser feliz.

El autorLeticia Sánchez de León

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60 Aniversario del Concilio Vaticano II

El Papa Francisco preside la misa en la Basílica de San Pedro el 11 de octubre de 2022, con motivo del 60º aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II.

Maria José Atienza·13 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto
España

Carmen Peña: “Al Derecho Canónico corresponde crear un marco para la prevención de abusos”

Abuso de conciencia, vulnerabilidad o la investigación previa en los casos de abuso sexual son algunos de los temas que tratará, en una jornada extraordinaria de derecho penal, la Asociación Española de Canonistas.

Maria José Atienza·13 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

Desde que la Iglesia se puso al frente de la lucha contra los abusos sexuales, promulgando diversas iniciativas normativas, se observa una creciente preocupación por poner el acento en la protección de la víctima y la salvaguarda de los derechos de los implicados en un proceso.

De todo ello hablamos con Carmen Peña, presidenta de la Asociación Española de Canonistas, a pocos días de celebrarse este encuentro.

Desde hace unos años, hemos venido observando diversos cambios y avances en el tratamiento de los abusos sexuales en el Derecho Canónico. ¿Cuales son, a su juicio, las claves del nuevo libro VI del Código? 

–El tema de los abusos sexuales es un tema muy complejo, que permite diversas aproximaciones, siendo la penal sólo una de ellas. De hecho, el castigo penal es el remedio podríamos decir último, en cuanto que sanciona el delito ya cometido, lo que supone de suyo un fracaso del sistema.

El tratamiento eclesial de los abusos, tanto sexuales como de conciencia y de poder, permite -y exige- una aproximación mucho más amplia, que ha ido desarrollándose en los últimos años en sucesivas normas e intervenciones pontificias: así, se ha ido poniendo el foco más en la prevención, en la creación de entornos seguros en las entidades eclesiales y obras religiosas, y se ha buscado generar un cambio de actitud en el tratamiento de estos abusos.

También desde la perspectiva penal -insuficiente, pero necesaria- se han ido sucediendo las normas. En concreto, en la reciente reforma del libro sexto del Código, se han producido cambios significativos en la regulación sustantiva de estos abusos, no sólo endureciendo con carácter general las penas para estos delitos o limitando la prescripción, sino también ampliando los sujetos susceptibles de cometer estos delitos canónicos, que ya no son únicamente los clérigos, sino también los laicos que desempeñen oficios o funciones en la Iglesia.

Uno de los ámbitos en los que ha habido un significativo cambio de mentalidad se centra en el llamado abuso de autoridad, ¿cómo discernir si ha existido este tipo de abuso, ciertamente complejo de detectar? ¿Cómo trata este tipo de abuso el código de Derecho Canónico?, ¿no lo hacía antes? 

–Efectivamente, las nuevas normas han introducido conceptos muy difíciles de delimitar jurídicamente, y más en el ámbito penal, de interpretación necesariamente estricta. Sería el caso de conceptos como el abuso de autoridad o los sujetos vulnerables, cuyo alcance y contenido exacto distan de estar claros. Es el motivo por el que, en la Jornada de la Asociación Española de Canonistas del día 20 de octubre, hemos querido prestar especial atención a estos conceptos para intentar clarificarlos, no tanto desde una perspectiva de elucubración teórica, sino de cara a facilitar la tarea de los agentes jurídicos en la tramitación y resolución de estos casos.

Respecto a los abusos de autoridad en concreto, más allá de su configuración penal, debe insistirse en la necesidad de ir generando un cambio en los hábitos y modos de gobierno que ayuden a evitar los abusos y la arbitrariedad. El objetivo no es sólo evitar ejercicios abusivos o delictivos de la autoridad, sino ir creando, de modo proactivo, dinámicas y hábitos de buen gobierno en el ejercicio de la autoridad en la iglesia, así como promover una cultura del cuidado, a todas las personas, y muy especialmente a las más vulnerables.

Tras estos años en los que éste ha sido «el tema» en medios y en conversaciones de expertos dentro de la Iglesia. ¿Cuáles con los campos que merecen más atención? ¿Por qué seguir estudiando y profundizando acerca de este campo del Derecho Canónico? 

–Aunque la aproximación a los abusos, sean sexuales, de conciencia o de autoridad, deba ser necesariamente interdisciplinar, pues envuelve también cuestiones teológicas, espirituales, morales y psicológicas, el Derecho Canónico tiene también un papel importante que jugar. De hecho, ya había en el Derecho Canónico normas que protegen la inviolabilidad de la conciencia de las personas, que predican la distinción de fueros, sancionan la utilización de la penitencia con fines espúreos, etc.

Pero queda todavía mucho por hacer.

En el ámbito de la prevención, al Derecho Canónico corresponde crear un marco de buen gobierno y de relaciones interpersonales  que favorezcan la erradicación de la arbitrariedad, el establecimiento de mecanismos de control y de detección de conductas irregulares.

Y, respecto a los abusos cometidos, será fundamental establecer vías claras, accesibles y eficaces de denuncia, y también mejorar la aproximación penal, especialmente a nivel procesal.

Respondiendo a título personal, creo que está pendiente todavía la reforma del proceso penal, que debería garantizar mejor los derechos de todos los implicados. Ello implicaría revisar aspectos como la regulación de la posición jurídica y la posibilidad de actuación de las víctimas en los procesos por estos delitos, la necesidad de evitar la revictimización, o el logro de un efectivo resarcimiento del daño causado, pero también la salvaguarda de la seguridad jurídica y el derecho de defensa de los acusados, el resarcimiento de su buena fama en caso de denuncias falsas, etc.

¿Cómo conjugar el trabajo propio del Derecho Canónico y el civil ordinario en asuntos de esta índole?

–En el caso concreto de la persecución de los delitos sexuales, el principio a seguir, superadas ya antiguos concepciones autodefensivas, es el de la plena colaboración de las autoridades eclesiásticas con las autoridades civiles en la investigación de estos delitos.

No obstante, en el plano jurídico, sería conveniente profundizar, en bien de las víctimas, de la seguridad jurídica, de los derechos de las partes y de la misma investigación del delito, en cuestiones como la recepción recíproca de las actuaciones realizadas en sede estatal y canónica, el alcance de la obligación de denuncia, etc.

Al tratarse de abusos ocurridos en el ámbito de la Iglesia y no sólo por clérigos / religiosos ¿Cómo se procede en los casos de abusos por parte de laicos en entornos de la Iglesia?

–Como he indicado, la comisión de estos delitos por parte de laicos no estaba regulada en el Derecho Canónico hasta la reciente reforma del libro VI, en gran medida por la finalidad del mismo Derecho Penal Canónico, que no pretende sustituir o reduplicar la legislación penal estatal, que ya contempla estos delitos, con independencia de que los cometan clérigos o laicos.

Pero, ello no significa que no hubiera una responsabilidad de la Iglesia en la prevención de abusos cometidos por laicos en entornos que dependen de ella, y de ahí que, ya con anterioridad a la reforma del Código, hubiera un llamamiento a implementar medidas para crear entornos seguros para la infancia y adolescencia en colegios, parroquias, etc.

España

San Isidro. Historia y devoción

La actualidad de san Isidro sorprende. Un labrador del siglo XII está vigente en la era tecnológica del siglo XXI. Su vida, y la devoción que se ha mantenido a lo largo de los siglos, nos recuerdan que es un ejemplo que no pasa de moda.

Cristina Tarrero·13 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

La Catedral de la Almudena acoge bienes vinculados a la figura de san Isidro Labrador que nos ayudan a conformar y descubrir su figura. Su cuerpo descansa en la colegiata que lleva su nombre, pero su vinculación con el templo mayor de Madrid es evidente desde que uno entra a orar al templo. La Catedral de la Almudena desde el año 1993 ha expuesto el arca que contuvo el cuerpo del santo. Este año jubilar, el arca, sin moverse de su ubicación inicial, se ha musealizado y permite al visitante una mirada más detallada y minuciosa. En ella podemos descubrir sus milagros y la primera imagen que se plasmó del santo y que sin duda nos acerca al mundo medieval, una imagen muy diferente a la que hoy día se presenta. Según la pintura del arca, Isidro con una aureola sobre su cabeza (halo o nimbo), lleva como atuendo la túnica larga propia de los labradores de castilla, la saya, con mangas estrechas. Su representación es muy familiar pues está acompañado de santa María de la Cabeza, su esposa. Esta imagen es muy diferente a la ha llegado hasta nosotros y que reconocemos en tallas y lienzos, pues está se fijó a finales del siglo XVI y principios del XVII, cuando se canonizó y seguía modelos de la edad moderna y no medievales. Es, por tanto, la imagen del arca la representación artística más fiel del santo pues lleva la indumentaria que le corresponde. 

En esta misma capilla podemos contemplar unos pequeños leones, que sustentaban el arca y dos figuras del matrimonio santo que realizó el escultor Alonso de Villalbrille y Ron, de una gran calidad. Los milagros que se describen en arca están de plena actualidad pues nos muestran la oración del santo durante el trabajo, el cuidado de la naturaleza atendiendo a las palomas, y la ayuda que junto con su esposa prestó a los necesitados 

Acercarnos a la girola este año jubilar y ver el arca el santo, no solo es conocer su imagen y descubrir uno de sus primeros sepulcros, sino profundizar en su figura a través de un cronograma que se ha instalado y que desgrana el fervor que ha suscitado a lo largo de la historia. En este cronograma no sólo recorreremos Madrid y la fe de tantos devotos, sino que nos sorprenderá la devoción que los reyes españoles le profesaron. En uno de los paneles se puede observar una fotografía del arca de plata que contemplamos el pasado mes de mayo cuando san Isidro procesionó a la Catedral. Fue regalo de la reina Mariana de Neoburgo y completaba la realizada unos años antes con motivo de su beatificación. La cofradía de los plateros de Madrid en 1619 había realizado una pieza excepcional para custodiar el cuerpo del santo cuando este fue beatificado, y en el año 1692 la reina Mariana de Neoburgo estando enferma se encomendó al santo para solicitar su recuperación; para ello, su el cuerpo fue trasladado a los aposentos reales. Una vez restablecida atribuyó esta curación a la intervención de san Isidro y mando realizar una nueva interior que es la que actualmente se conserva. Esta arca sólo la hemos podido contemplar durante la exposición y veneración el pasado mes de mayo del cuerpo incorrupto del santo, pues custodia el cuerpo dentro de la urna que se expone en la Colegiata de san Isidro. La pieza encargada por la reina es de nogal y está ensayada en seda con filigrana de plata y aldabones, y dotada de ocho cerraduras. Fue realizada por el platero Simón Navarro, el bordador José Flores y el cerrajero, Tomas Flores. Con motivo del centenario de la canonización ha sido restaurada por el taller de platerías Martínez, habiendo costeado dicha restauración el Cabildo Catedral, el heredero del Cabildo de San Isidro, que se encargaba del cuidado y la devoción al santo y tenía su sede en la Colegiata antes de constituirse la diócesis. 

El Cabildo Catedral custodia también piezas excepcionales que nos acercan a la devoción a san Isidro, entre ellos el códice de Juan Diácono y el terno de su canonización. El códice es el texto más antiguo que recoge los milagros del santo, esta datado en torno al siglo XIII y es un documento trascendental para conocerle. Desgrana los milagros que realizó y servía de guía a los sacerdotes que custodiaban el cuerpo y atendían a los peregrinos que acudían a la parroquia de san Andrés, donde inicialmente estuvo enterrado. El códice ha sido estudiado en muchas ocasiones y este año, con motivo del año jubilar el Cabildo Catedral ha encomendado al Instituto de Estudios Madrileños una digitalización y traducción para poder darlo a conocer. Su lectura sin duda es enriquecedora. Por otro lado, junto con otros objetos, en el museo se expone el terno que tradicionalmente se ha considerado que fue utilizado en 1622 en la canonización y que se conserva de forma excepcional. Por todo ello, la catedral es un lugar para visitar este año jubilar. Complementa los recorridos por templos isidrianos y nos recuerda que la devoción a los patronos de la diócesis siempre estuvo estrelazada.

El autorCristina Tarrero

Directora del Museo Catedral de la Almudena. Madrid

España

San Isidro, nueve siglos de ejemplo de santidad en la vida matrimonial y familiar

San Isidro Labrador, junto con su esposa, santa María de la Cabeza, son ejemplo de matrimonio cristiano, de santidad oculta y desarrollada en la vida ordinaria. En el año jubilar del patrón de los agricultores repasamos su figura y su ejemplo en el mundo actual.

Maria José Atienza·13 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 7 minutos

“Me gusta ver la santidad en el pueblo de Dios paciente: a los padres que crían con tanto amor a sus hijos, en esos hombres y mujeres que trabajan para llevar el pan a su casa”: esta cita de Gaudete et exsultate del Papa Francisco bien puede aplicarse a san Isidro Labrador y su esposa, santa María de la Cabeza. 

La figura de san Isidro, del que se cumplen 400 años de la canonización, emerge con fuerza y plena actualidad casi diez siglos después. 

Laico, esposo y padre de familia, trabajador…, las características de este “santo de la puerta de al lado” han sido redescubiertas, no sólo en Madrid, donde reposan sus restos, sino en los numerosos lugares del mundo donde pervive la devoción a san Isidro.

Una devoción casi milenaria

Como destaca para Omnes Joaquín Martín Abad, doctor en teología, canónigo de la catedral de la Almudena y capellán mayor del Real Monasterio de la Encarnación de Madrid, “la devoción a san Isidro comenzó desde el principio por tradición oral. A los cuarenta años de su muerte es cuando el pueblo de Madrid tomó conciencia colectiva de que Isidro, que es nombre de Isidoro apocopado, había vivido como un santo. Y a esos cuarenta años de su muerte, como narra el Códice de Juan diácono escrito siglo y medio después, fue el pueblo de Madrid quien realizó la exhumación del cementerio y el traslado de su cuerpo, que descubrieron entonces incorrupto, hasta la iglesia de san Andrés donde había sido bautizado”.

Conocedor de la figura del santo patrón de los labradores, Martín Abad señala que “la narración del códice es detallista y cuenta que esa traslación se hizo ‘sin la autoridad pastoral’, espontáneamente. Hasta el siglo XI, e incluso el XII, la elevatio corporis, la exhumación desde el suelo hasta elevar el cuerpo sobre un altar, y la traslatio corporis, la traslación desde el cementerio al interior de una iglesia, si las realizaba el obispo diocesano con licencia del arzobispo metropolitano y del concilio provincial, equivalía a una canonización local. En este caso, al hacerse sin la autoridad eclesiástica, eso mismo se convirtió en una dificultad para que fuera canonizado pronto por el Papa, pues la canonización no se dio hasta cinco siglos más tarde. No obstante, desde el inicio de aquella traslación desde el cementerio de san Andrés a su iglesia, el pueblo y el clero de Madrid lo tenían ya por santo”

Esta devoción primigenia se extendió rápidamente “por los reinos de León y de Castilla, y finalmente por toda España, pues incluso su vida y milagros figuraban en los libros de santos. Desde la beatificación por el Papa Pablo V en 1619 y la canonización por Gregorio XV en 1622, con las gestiones insistentes del concejo de Madrid y de los reyes Felipe II, III y IV, y del arzobispado de Toledo, el culto al santo fue extendiéndose por el reino de España y todos sus reinos, por Europa, y singularmente por América y Asia, llevada esta devoción por los misioneros españoles. Desde entonces multitud de asociaciones están bajo su patrocinio, y hay poblaciones y diócesis con el mismo nombre de ‘san Isidro’, en Argentina y en Costa Rica. Fue el Papa san Juan XXIII, quien, en 1960 a instancias del cardenal Pla y Deniel, arzobispo de Toledo, declaró a san Isidro patrono de los agricultores españoles”.

El códice de Juan diácono

Uno de los documentos más antiguos que recoge la vida del santo labrador lo encontramos en el conocido Códice de Juan diácono, datado en 1275. 

Este códige, apunta Jiménez Abad, “cuenta los milagros que hizo san Isidro en vida y, por su intercesión, después de su muerte. Los cinco en vida: el de las palomas hambrientas dándoles trigo que luego se multiplicó; el de los bueyes arando con él; el de su asnillo y el lobo que no lo atacó; el de la olla que su esposa dijo que estaba vacía y sin embargo hubo para dar al pobre que pedía; y el de la cofradía, en la que también hubo comida multiplicada para todos”. 

Junto a este documento, la bula de Benedicto XIII publicada en 1724, un siglo después de la canonización, “recoge estos milagros y, en cambio, no hace caso a los bulos que existían sobre el santo, inventados en el siglo XVI; y fijó la fecha de su muerte ‘cerca del año 1130’. Como hay consenso sobre el año de su nacimiento (c. 1082), san Isidro habría muerto antes de cumplir cincuenta años, y no a los noventa como querían los que asociaban a san Isidro con el pastor que condujo a Alfonso VIII y sus tropas en la batalla de las Navas de Tolosa. Y esta edad, de menos de cincuenta años que tenía a la hora de su muerte, lo confirma ahora el estudio médico forense sobre el TAC. Así que la bula tenía y tiene razón”.

El santo que te mira

Martín Abad es desde 1998 prelado de honor del Papa y, en este año 2022, ha sido promotor de justicia en el tribunal delegado para la recognitio canonica y exposición pública del cuerpo incorrupto de san Isidro Labrador, una exposición que se realizó el pasado mes de mayo con motivo de la celebración jubilar. y que no se había dado desde el año 1985, cuando se cumplió el I centenario de la creación de la diócesis de Madrid. 

Como explica Martín Abad, “el cardenal Osoro, arzobispo de Madrid, nombró un tribunal para el proceso de exhumación, reconocimiento canónico y mostración del cuerpo de san Isidro, compuesto por el Delegado Episcopal, el Promotor de Justicia, un Notario, cuatro forenses y dos testigos. Este tribunal estuvo presente: en la primera apertura de la urna, el 12 de enero pasado; el 26 de febrero, día en que se le practicó un TAC, cuyos resultados se darán a conocer públicamente en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense el próximo día 28 de noviembre; también el 25 de abril, y el 21 de mayo cuando el cuerpo quedó expuesto a la vista de los fieles hasta el 29 de mayo; en esos días pasaron a venerarlo cerca de cien mil visitantes.

Como Promotor de justicia, al examinar con el tribunal el cuerpo incorrupto del santo, no solo me impresionó el estado de conservación de todo él, pues su osamenta está cubierta con tejidos blandos, carnosos y epidérmicos, sino, sobre todo, que los cuencos de los ojos no están vacíos, pues se conservan perfectamente los glóbulos oculares y los iris de cada uno de ellos, de tal forma que mirándole cara a cara hasta parecería que te hubiera podido mirar”.

El estado de conservación del santo, de hecho, ha sido objeto de estudio y admiración para devotos y no devotos desde las primeras aperturas del féretro.

En este sentido, apunta también Joaquín Martín Abad que “en 1504 cuando Juan de Centenera comprobó la compleción del cuerpo lo describió en estado de incorrupción: ‘en hueso y carne’, y es ésta la primera descripción escrita que se conoce. Todo un portento”.

Santo en la vida ordinaria

San Isidro Labrador fue canonizado en 1622 junto a san Ignacio de Loyola, san Francisco Javier, san Felipe Neri y santa Teresa de Jesús. El único laico en un grupo de religiosos insignes.

Aunque la santidad en la vida ordinaria ha sido una constante en la Iglesia desde sus orígenes, la llamada a redescubrir la vocación universal a la santidad vivido hoy con la mayor naturalidad, hace que la figura de san Isidro, laico, trabajador, padre de familia, emerja como un modelo plenamente actual.

Así lo subraya Joaquín Martín Abad cuando recuerda que “san Isidro es modelo de trabajadores. Hay una deformación extendida de algo que cuenta el códice. Trabajaba el santo, en compañía de su mujer, dando a Dios lo que es de Dios y a los vecinos la debida fraternidad, como está pintado en el arcón funerario donde estuvo su cuerpo desde finales del XIII, o comienzos del XIV, hasta el siglo XVIII, arcón que puede verse en una capilla de la girola de la catedral de la Almudena. 

Cuando lo acusaron de que, por rezar, no trabajaba lo suyo, su empleador al ir a recriminarlo ‘vio de repente en el mismo campo, por designio del poder divino, realizando el trabajo de labranza, que dos yugadas de bueyes de color blanco, que araban al lado del siervo de Dios, labraban el campo rápida y resueltamente.’ Y como después algunos artistas pintaron en el mismo cuadro a san Isidro rezando y a los ángeles con los bueyes arando, eso dio falsamente origen a pensar que, mientras rezaba, otros le trabajaban. Pero no fue así. San Isidro, primero orando y, después, arando. Cumplía, pues, con los deberes de Dios y con los deberes de su trabajo.

La santidad de san Isidro, un laico labrador en una población diminuta como entonces era Madrid, en una esquina del arzobispado de Toledo, es la santidad en lo ordinario, la heroicidad de las virtudes en lo de cada día. Buen trabajador, espléndido esposo y padre de familia”

Como destacaba el arzobispo de Madrid en la apertura del Año Santo de san Isidro: “Es urgente promover el valor y la dignidad de la familia, defender el trabajo digno, cuidar la tierra… San Isidro no fue un teórico de estas realidades, sino que fue un testigo cristiano de la importancia que estas tienen en la vida del hombre, en su dignidad de hijo de Dios”. 

Un modelo de santidad matrimonial que se plasma también en la iconografía y el lugar en el que se veneran los restos del santo matrimonio. 

En la colegiata de san Isidro “llama la atención que, en medio del retablo de la iglesia, están integrados el sarcófago con el cuerpo incorrupto de san Isidro y la urna con las reliquias de su esposa santa María de la Cabeza”, puntualiza Martín Abad. Añade, “la misma mirada hace comprender que un matrimonio de santos resulta ejemplar para todos los que están unidos por este sacramento. Y, al estar juntos en el retablo, manifiestan la fidelidad que se mantuvieron en vida, pues esa fidelidad ha querido perpetuarse de esta manera, teniendo las reliquias de los dos a la vista en el mismo lugar. Y es que el amor verdadero en el matrimonio es para siempre, pues el amor que no es para siempre es que no era auténtico. Además, el amor matrimonial es un proceso en el que siempre cabe más”.

El Año Jubilar de san Isidro

El 15 de mayo de 2022, una Santa Misa presidida por el cardenal arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro, y celebrada en la colegiata que alberga los restos del santo y su esposa, abría el Año Santo de san Isidro. 

Desde ese momento numerosos fieles y devotos del santo labrador están pasando por la real colegiata basílica de san Isidro y han podido subir al camarín, donde se puede rezar ante el arcón que contiene el cuerpo incorrupto de san Isidro y la arqueta que contiene las reliquias de su esposa santa María de la Cabeza.

Peregrinando hasta allí se puede recibir la indulgencia plenaria cumpliendo las condiciones habituales establecidas por la Iglesia, y hasta pueden lograr un documento acreditativo de su peregrinación. 

Un tiempo para impulsar la devoción la familia del santo labrador y seguir su ejemplo de santidad en el día a día plenamente actual nueve siglos después.

Vaticano

«El deseo no son las ganas del momento», afirma el Papa Francisco

En una soleada mañana romana ha tenido lugar en la Plaza de san Pedro la cuarta catequesis del Papa sobre el discernimiento espiritual, centrada en el papel del deseo.

Javier García Herrería·12 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Papa Francisco ha continuado este miércoles, 12 de octubre, fiesta de la Hispanidad, las catequesis sobre el discernimiento. En las anteriores sesiones había abordado la importancia de la oración y el conocimiento propio para descubrir la voluntad de Dios. Hoy ha reflexionado sobre un “´ingrediente` indispensable: el deseo. De hecho, el discernimiento es una forma de búsqueda, y la búsqueda nace siempre de algo que nos falta pero que de alguna manera conocemos”.  

Todos los hombres tenemos deseos, algunos nobles y otros egoístas. Unos nos elevan y apuntan a la mejor versión de nosotros mismos y otros nos envilecen. El Papa ha señalado que “el deseo no son las ganas del momento”, sino la raíz de “una nostalgia de plenitud que no encuentra nunca plena satisfacción, y es el signo de la presencia de Dios en nosotros”. Si uno sabe identificar los deseos que hacen bien al hombre tiene una “brújula para entender dónde me encuentro y dónde estoy yendo”.

Los deseos buenos

Las reflexiones del Papa han reconocido que el problema muchas veces es saber reconocer qué deseos son buenos y cuáles no. Para averiguarlo proponía advertir cómo “un deseo sincero sabe tocar en profundidad las cuerdas de nuestro ser, por eso no se apaga frente  a las dificultades o a los contratiempos”, de forma que los “obstáculos y fracasos no sofocan el deseo, al contrario, lo hacen todavía más vivo en nosotros. A diferencia de las ganas o de la emoción del momento, el deseo dura en el tiempo, un tiempo  también largo, y tiende a concretizarse. Si, por ejemplo, un joven desea convertirse en médico, tendrá que  emprender un recorrido de estudios y de trabajo que ocupará algunos años de su vida, como consecuencia tendrá que poner límites, decir algún ´no`, en primer lugar, a otros recorridos de estudio, pero también a posibles entretenimientos o distracciones, especialmente en los momentos de estudio más intenso. Pero, el deseo de dar una dirección a su vida y de alcanzar esa meta le consiente superar estas dificultades”.  

Nuestro mundo posmoderno ha desatado la caja de pandora de los deseos humanos, encumbrando una libertad separada del bien y la verdad. Como decía el Santo Padre, “la época en la que vivimos parece favorecer la máxima libertad de elección, pero al mismo tiempo atrofia el deseo, mayormente reducido a las ganas del momento. Estamos bombardeados por miles de propuestas, proyectos, posibilidades, que corremos el riesgo de distraernos y no permitirnos valorar con calma lo que realmente queremos”.  

Aprender del Evangelio

Para discriminar entre unos deseos y otros el Papa proponía fijarse en la actitud de Jesús en el Evangelio. “Llama la atención el hecho de que Jesús, antes de realizar un milagro, a menudo pregunta a la persona sobre su deseo. Y a veces esta pregunta parece estar fuera de lugar. Por ejemplo, cuando encuentra al paralítico en la piscina de Betesda, que estaba allí desde hacía muchos años y nunca encontraba el momento adecuado para entrar en el agua. Jesús le pregunta: ´¿Quieres curarte` (Jn 5,6). ¿Por qué? En realidad, la respuesta del paralítico revela una serie de resistencias extrañas a la sanación, que no tienen que ver solo con él. La pregunta de Jesús era una invitación a aclarar su corazón, para acoger un posible salto de calidad: no pensar más en sí mismo y en la propia vida ´de paralítico`, transportado por otros. Pero el hombre en la camilla no parecer estar tan convencido. Dialogando con el Señor, aprendemos a entender qué queremos realmente de nuestra vida”.  

El Papa también ha acudido a otra escena evangélica, la curación del ciego de Jericó, cuando Jesús le pregunta al protagonista “´¿Qué quieres que te haga?` (Mc 10,51), ¿qué responderíamos? Quizá, podríamos finalmente pedirle que nos ayude a conocer el deseo profundo de Él, que Dios mismo ha puesto en nuestro corazón. Y darnos la fuerza de concretizarlo. Es una gracia inmensa, en la base de todas las demás: consentir al Señor, como en el Evangelio, de hacer milagros por nosotros. Porque también Él tiene un gran deseo respecto a nosotros: hacernos partícipes de su plenitud de  vida”.  

Vaticano

El movimiento Comunión y Liberación en audiencia con el Papa

El 15 de octubre de 2022 se conmemora el Centenario del nacimiento del Siervo de Dios don Luigi Giussani. Un año especialmente oportuno para reflexionar sobre sus enseñanzas hoy día.

Giovanni Tridente·12 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

“Queremos afirmar una vez más nuestro afectuoso seguimiento del Papa y en él nuestro apasionado amor a Cristo y a la Iglesia”. Lo escribió hace unas semanas el presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación, Davide Prosperi, a todos los adherentes del movimiento italiano fundado por el sacerdote Luigi Giussani, que este sábado 15 de octubre será recibido en audiencia especial por el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro.

Se esperan más de 50 mil personas de más de 60 países de todo el mundo, y el motivo principal es precisamente el centenario del nacimiento del carismático sacerdote, teólogo y profesor que, a principios de los años 70, impulsado también por los acontecimientos sociales de aquellos años, dio vida a este próspero movimiento juvenil dedicado a la evangelización, que luego se extendió por todo el mundo.

El entonces cardenal Joseph Ratzinger, durante la homilía de los funerales de don Giussani en 2005, pocas semanas antes de su elección como Papa, recordó cómo fue el Espíritu Santo quien suscitó en la Iglesia, a través de este sacerdote, un movimiento “que testimoniaba la belleza de ser cristiano en un momento en que se extendía la opinión de que el cristianismo era algo agotador y opresivo de vivir”.

Giussani, por tanto, consiguió despertar en los jóvenes “el amor a Cristo ‘Camino, Verdad y Vida’, repitiendo que sólo Él es el camino para la realización de los deseos más profundos del corazón humano” y que Cristo nos salva precisamente a través de nuestra humanidad.

Una fase de “renacimiento”

Sus hijos, sacudidos por muchas pruebas en los últimos años -la más reciente, algunos malentendidos en la cúpula directiva que llevaron a la dimisión anticipada del anterior presidente, el español Julián Carrón-, se encuentran ahora en una fase de “renacimiento” que debe llevar a superar algunos malentendidos precisamente en relación con el cambio de liderazgo al frente del Movimiento. 

La Santa Sede ha intervenido para acompañar este proceso, que luego afecta a todos los Movimientos de antigua y nueva generación, que hoy deben atenerse a las directrices del Decreto sobre el ejercicio del gobierno en las asociaciones internacionales de fieles, privadas y públicas, emitido en junio de 2021 por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida. Básicamente, este Decreto define una duración máxima de 5 años para los mandatos en el órgano central de gobierno, con posibilidad de renovación pero no superior a 10 años, excepto para los fundadores.

Construir el bien común

Volviendo a la carta de Prosperi a los adherentes de CL (como se conoce comúnmente a la Asociación), leemos: “Al Papa Francisco le confiamos, por tanto, como hijos, el deseo que desde lo más profundo nos anima a ofrecer, a través de la concreción de nuestra existencia, nuestra contribución de fe y la construcción del bien común en beneficio de todos nuestros hermanos humanos, continuando a suplicar, en primer lugar para nosotros mismos, a Aquel que es el único que puede colmar la sed del corazón humano: Jesús de Nazaret”.

El evento en la Plaza de San Pedro

El acto en la plaza de San Pedro se abrirá con el rezo de la oración de Laudes, la lectura de pasajes del Evangelio y la proyección de intervenciones audiovisuales de don Giussani, que se alternarán con los cantos interpretados por el coro Comunión y Liberación.

La llegada del Papa Francisco está prevista a las 11.30 horas; tras los saludos del Presidente de la Fraternidad de CL, se escucharán los testimonios de Rose Busingye (fundadora y guía de la organización benéfica “Meeting Point International” en Kampala, Uganda) y de Hassina Houari (antigua alumna del centro de ayuda al estudio de Portofranco, Milán).

El día anterior, en el Auditorio de la Pontificia Universidad Urbaniana, se presentará el libro “Il cristianesimo come avvenimento. Saggi sul pensiero teologico di Luigi Giussani”, la primera de tres colecciones de artículos sobre el pensamiento del Fundador de CL. Intervendrán el Cardenal Marc Ouellet, Prefecto del Dicasterio para los Obispos; Mons. Giuseppe Baturi, Arzobispo de Cagliari y Secretario General de la Conferencia Episcopal Italiana; y Don Javier Prades, Rector de la Universidad San Dámaso de Madrid.

“Somos conscientes de nuestra nada y, al mismo tiempo, estamos llenos de una esperanza indomable en Aquel que todo lo puede, en el seguimiento de ese ´hermoso camino` del que don Giussani nunca dejó de darnos certeza”, concluye Prosperi en su carta a los adherentes, citando a todos en la plaza de San Pedro.

Lecturas del domingo

El don de una oración que no se cansa. XXIX Domingo del Tiempo Ordinario (C)

Andrea Mardegan comenta las lecturas del XXIX domingo del tiempo ordinario y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Andrea Mardegan·12 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Cuando Moisés insiste en la oración, Josué vence a Amalec. Pero si sus brazos se caen por la fatiga, Josué pierde la batalla. Es agotador mantener los brazos levantados durante mucho tiempo: es una imagen del cansancio de la oración. La ayuda de las personas que nos aman, Aarón y Coré para Moisés, nos sostiene: seguimos rezando. 

Pablo escribe a Timoteo sobre otros aspectos de la constancia: en la fe que ha recibido y en la instrucción en la Escritura, cuya eficacia alaba: sirve para enseñar, convencer, corregir, educar, madurar el hombre de Dios y prepararlo para toda buena obra. ¡No es poca cosa! También se anima a Timoteo a insistir en el anuncio de la palabra, amonestando, reprendiendo y exhortando. De todos modos, lo que hará que su discurso sea eficaz, aunque el momento elegido no sea el adecuado, será la forma: “con toda magnanimidad”. Con un corazón grande, con la caridad como criterio subyacente, le recuerda Pablo. 

La parábola de la viuda que insiste con el juez sólo es relatada por Lucas, que la introduce ya con la interpretación: la necesidad de rezar siempre, sin cansarse nunca. Los protagonistas de la historia son la viuda, el juez y el adversario. Una viuda de aquella época representaba el máximo de la pobreza y la fragilidad. Tal vez los primeros cristianos también se sentían así frente a los adversarios. Jesús esboza una diferencia total entre el juez y Dios. Un juez que no teme a Dios y no tiene consideración por nadie es lo peor que puede pasar: no le afecta la obediencia al mandato de Dios de amar y servir al prójimo no le toca, ni el respeto a la dignidad humana. Se mueve sólo porque la insistencia de la viuda perjudica a su comodidad. Paradójicamente, Jesús nos propone el mismo comportamiento en la oración: ser insistentes, clamar a Dios día y noche, y nos asegura que Dios vendrá enseguida a hacernos justicia. Se puede objetar: si Dios es tan diferente del juez, en su paternidad y misericordia, ¿por qué es tan necesario clamar a él noche y día? Y de nuevo: la experiencia de los creyentes es que a veces Dios parece no intervenir o que tarda en responder. Se puede responder que el don de la oración es, en gran medida, la oración misma, que nos hace estar en comunión con Dios, creer en él, ejercitar la esperanza y el abandono confiado, nos lleva a amar y a ser amados por él. La oración nos hace vencer a ese Amalec que nos acecha y nos tienta a desconfiar de Dios y de su amor, a sentirlo como un enemigo. Al vencer a Amalec nos convertimos y tenemos la certeza de que Dios viene inmediatamente en nuestra ayuda dándonos la fe para ver las cosas de la vida según su mirada, y abandonarnos a su voluntad: así Dios lo resolverá todo, pero a su manera y a su tiempo. 

La homilía sobre las lecturas del domingo XXIX

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas.

Evangelización

«La santidad hoy» centra un congreso celebrado en el Vaticano

La primera semana de octubre ha tenido lugar un congreso en el Vaticano para reflexionar sobre la santidad

José Carlos Martín de la Hoz·11 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Congreso “La santidad hoy” (3-6 de octubre 2022) organizado por el Dicasterio de los Causas de los Santos, comenzó con unas palabras de bienvenida del cardenal prefecto, Marcello Semeraro y con el expreso deseo de organizarlo cada año y, finalmente, de publicar las actas a la mayor brevedad posible. 

La asistencia fue nutrida hasta abarrotar el salón de actos del “Agustinianum” de Roma, pues la respuesta de los consultores, miembros del Dicasterio, postuladores romanos delegados episcopales de muchas diócesis y postuladores diocesanos de Italia, España y de otros países de Europa y América, fue masiva, no solo a la inauguración sino a todas las sesiones del Congreso.

Particularmente, Lourdes Grosso, Directora de la Oficina de las Causas de los Santos de la Conferencia Episcopal española, como directora del Master que acaba de celebrarse en Madrid organizado con el Dicasterio y la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad de San Dámaso de Madrid, animó a un buen grupo de postuladores del curso y profesores del master a acudir al Congreso, donde ocupaba lugar preferente, Mons. Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, consultor del Dicasterio quien ha firmado los diplomas del Master de Madrid junto con el Prefecto del Dicasterio Romano.

Ponentes y temas

El Congreso “La santità oggi” ha sido organizado por el Dicasterio de las Causas de los Santos y la Universidad Lateranense. Ha sido interesante visualizar a los cardenales, arzobispos y obispos consultores, como verdaderos miembros del Dicasterio quienes han estado presentes en todas las sesiones del Congreso y ver al Prefecto, Promotor de la fe y Secretario del Dicasterio sentados en la presidencia en todos los actos.

La distribución de los ponentes ha estado muy medida para que hubiese una representación de todos las grandes órdenes y congregaciones religiosas: dominicos, franciscanos, jesuitas, agustinos, carmelitas. También, sacerdotes, teólogos, canonistas, profesora/es de la Gregoriana, Angelicum y Laterano. Se nota el peso importante de las grandes órdenes religiosas en la vida cotidiana de la Dicasterio. Había una amplia representación de consagrados y miembros de movimientos y nuevas formas eclesiales en la sala, pero no se les ha mencionado. 

El contenido de las ponencias y sesiones ha expresado la situación actual de la teología espiritual. El capítulo V de la Lumen Gentium sobre la llamada universal a la santidad y la “Gaudete et exultate” del papa Francisco han sido ampliamente citadas y mencionadas, pero después los desarrollos teológicos se han centrado sobre los textos clásicos de la Escritura, la Tradición y de los grandes teólogos y santos, san Agustín, santo Tomás, san Francisco y san Ignacio. 

La santidad hoy día

Precisamente, la aportación de renovación teológica llegó de manos de Mons. Bruno Forte, Arzobispo de Chieti-Vasto con un importante discurso “La santidad fruto del Espíritu Santo” y, asimismo, de la mejor intervención del Congreso a cargo de la Profesora de la Universidad Gregoriana, Rosalba Manes, que desarrolló el tema “las bienaventuranzas camino de santidad”.  La conferencia sobre la “llamada universal a la santidad” corrió a cargo del Padre Maruzio Faggioni de la Academia Alfonsiana que comparó la vía hacia la santidad de santa Teresa y la de santa Teresita.

Indudablemente, queda mucho trabajo de actualización y profundización teológica, canónica e histórica para los próximos años pues, por ejemplo, la actual “Positio” se sigue redactando sobre el ejercicio heroico de las virtudes cristianas, pero las virtudes no han sido tratadas en profundidad en este Congreso. Todavía hay mucho espacio para un urgente desarrollo teológico de la espiritualidad laical y secular.

Recibimiento del Papa

El Santo Padre tuvo la deferencia de recibir al Congreso y saludar personalmente a las 400 personas del Congreso. El cardenal prefecto Semararo agradeció al Santo Padre la Exhortación “Gaudete et exultate” y habló de la amplia variedad de carismas y perfiles humanos de los santos que se están estudiando. 

El santo Padre subrayó en su discurso dos ideas: una para el Congreso, es decir, la necesidad de promover una estable devoción privada y fama de santidad y evitar caer en una efímera fama “digital”.  A la vez, dirigiéndose a la Iglesia universal habló de la santidad alegre y citó el “conocido texto”: “Un santo triste es un triste santo” y habló de la importancia del buen humor y del optimismo cristiano, puso como ejemplo al beato Juan Pablo I, Carlo Accutis, santo Tomás Moro y san Francisco como santos alegres.

Los días fueron soleados y daba mucha alegría volver a ver Roma llena de turistas y de vida por toda la ciudad, pues, de hecho, no había ninguna referencia al COVID, ni a las mascarillas por ninguna parte.

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Teología del siglo XX

La teología del Concilio Vaticano II

En el Concilio Vaticano II se recogió y se hizo mucha teología. Fueron tres años de trabajo de numerosos expertos y obispos para pensar la fe (fides quaerens intellectum) con el objetivo propuesto por Juan XXIII: explicar mejor el mensaje de la Iglesia al mundo moderno.

Juan Luis Lorda·11 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 8 minutos

Traducción del artículo al italiano

Hablar de “teología del Concilio” es perfectamente legítimo. El Concilio tuvo una orientación pastoral, pero recogió los frutos de tanta buena teología y consolidó muchas expresiones y perspectivas. Sin poder mencionarlas todas, es útil intentar una síntesis. Nos fijaremos solo en las cuatro Constituciones y en el Decreto sobre la libertad religiosa.

Dei Verbum y la forma de la revelación cristiana

El Concilio empezó tratando de la revelación, pero el primer esquema (1962) no gustó, por demasiado escolástico. Eso llevó a cambiar todos los esquemas preparados. Rahner y Ratzinger propusieron uno para este documento, pero no prosperó. Tras larga elaboración, se consiguió un texto breve sobre la Revelación y la Escritura que recoge la renovación de la Teología Fundamental (1965) (e inspiraciones de Newman). En los primeros capítulos, trata de la revelación, de Dios, de la respuesta humana (fe) y de la transmisión o tradición (I y II); y el resto trata de la Sagrada Escritura.

Ante la vieja costumbre escolástica de centrar la revelación en el conjunto de verdades reveladas (dogmas), “Dei verbum” se fijó en el fenómeno histórico de la revelación (nn. 1 y 6). Dios se manifiesta obrando la salvación en la historia, con unas etapas, hasta la plenitud en Cristo. “Con hechos y palabras”, no solo palabras. Hay una profunda revelación en hechos como la Creación y el Éxodo, la Alianza y, más todavía, la Encarnación, Muerte y Resurrección del Señor. Son los grandes misterios de la historia de la salvación. Además, “no hay que esperar ya ninguna revelación pública antes de la gloriosa manifestación de nuestro Señor Jesucristo” (n. 4).

Presenta la fe como respuesta personal (en la Iglesia) a esa revelación (así comienza después el Catecismo), y explica el concepto de tradición (viva) y su relación con el Magisterio y la Escritura (cap. II). La misma Escritura es fruto de la primera tradición. “La Sagrada Tradición, pues, y la Sagrada Escritura constituyen un solo depósito sagrado” (10), supera así el esquema poco feliz de las “dos fuentes”.

Describe la peculiar relación entre acción de Dios y libertad (y cultura) humana en la redacción de los textos (inspiración). Reconoce la conveniencia de distinguir géneros literarios para interpretarlos (no es lo mismo una narración simbólica que la descripción histórica de un hecho). Y propone todo un tratado de exégesis creyente en tres líneas: “La Sagrada Escritura hay que leerla e interpretarla con el mismo Espíritu con que se escribió para sacar el sentido exacto de los textos sagrados, hay que atender no menos diligentemente al contenido y a la unidad de toda la Sagrada Escritura, teniendo en cuanta la Tradición viva de toda la Iglesia y la analogía de la fe” (12).

Tras explicar la profunda relación entre el Viejo y el Nuevo Testamento, da un decidido impulso pastoral a conocer y usar más la Escritura (cap. VI), con buenas traducciones e instruyendo a los fieles. Señala que “el estudio de la Sagrada Escritura ha de ser como el alma de la Sagrada Teología” (24). Y también de la predicación y catequesis (24). Porque “el desconocimiento de las Escrituras es desconocimiento de Cristo” (25).

Sacrosanctum Concilium y el corazón de la vida de la Iglesia

Al ser retirado el esquema sobre la revelación, el Concilio empezó a trabajar este hermoso documento, que recoge lo mejor del movimiento litúrgico, que va desde la renovación de Solesmes (Dom Geranguer) hasta “El sentido de la liturgia”, de Guardini, pasando por la teología de los misterios de Odo Casel.

Presenta la liturgia como celebración del misterio de Cristo, donde se realiza nuestra salvación y crece la Iglesia. El primer capítulo, el más largo, trata los principios de la “reforma” (así la llama). El segundo se refiere al “sacrosanto Misterio de la Eucaristía” (II), y después a los demás sacramentos y sacramentales (lll), el Oficio Divino (IV), el año litúrgico (V), la música sagrada (Vl), y el arte y objetos del culto (VII). Cierra con un apéndice sobre la posibilidad de adaptar el calendario y la fecha de la Pascua.

La liturgia celebra siempre el Misterio Pascual de Cristo (6), desde el Bautismo en que los fieles, muriendo al pecado y resucitando en Cristo se incorporan a su Cuerpo por la vida eterna que da el Espíritu Santo. Es un culto dirigido al Padre, en Cristo, animado por el Espíritu Santo, y siempre eclesial, porque actúa el cuerpo entero de la Iglesia unido a su Cabeza (dimensión eclesial). Y se celebra el único misterio Pascual de Cristo, en la tierra a la vez que en el cielo, y para siempre (dimensión escatológica).

El Concilio deseaba que los fieles participaran mejor en el misterio litúrgico aumentando su formación. Además, dio una multitud de indicaciones para mejorar el culto cristiano en todos sus aspectos.

Desgraciadamente, la aplicación de estas sabías indicaciones desbordó por completo a los organismos encargados (“Consilium” y conferencias episcopales). Antes de que los obispos recibieran instrucciones, y mucho antes de que se reelaboraran los libros litúrgicos, muchos entusiastas alteraron la liturgia con trivializaciones arbitrarias. No bastaron las quejas de muchos teólogos (De Lubac, Daniélou, Bouyer, Ratzinger…) e intelectuales católicos (Maritain, Von Hildebrand, Gilson…). Este desorden provocó en
algunos fieles desconcertados una reacción anticonciliar que dura hasta el día de hoy, dando alas también al cisma de Lefebvre. Conviene releer el documento para ver cuánto queda por aprender.

Lumen Gentium, culmen del Concilio

Esta Constitución “dogmática” (la única llamada así) es el núcleo teológico del Concilio, porque tras la estela del Concilio Vaticano I y “Mystici corporis”, desarrolla ampliamente la doctrina sobre la Iglesia e ilumina los demás documentos conciliares sobre los obispos, clérigos, religiosos, ecumenismo, relación con otras religiones y evangelización. Su riqueza y articulación teológicas deben mucho a Johan Adam Moeller, Guardini, De Lubac y Congar, y a la sabia mano redactora de Gerard Philips, que le hizo después un espléndido comentario.

Ya el primer número pone todo en una cota altísima: “La Iglesia es en Cristo como un sacramento, o sea signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano”. Esa convocatoria universal expresa lo que es la Iglesia, y a la vez, la realiza entre los hombres al unirlos al Padre en Cristo por el Espíritu. Por eso, es “como un sacramento”.

Hay que subrayar la relativa novedad de la palabra patrística “misterio”, porque la Iglesia es, en sí misma, misterio de presencia, revelación y acción salvadora de Dios, y por eso mismo misterio de fe. Misterio unido al misterio de la Trinidad (Iglesia de la Trinidad) porque la Iglesia es un pueblo creado y convocado por Dios Padre, reunido para el culto en el Cuerpo de Cristo, que es su cabeza (y quien realiza el culto), y construido en Cristo como un templo de piedras vivas por la acción del Espíritu Santo. Por tanto, íntimamente unido al Misterio de la liturgia (“Ecclesia de Eucharistia”). También es Iglesia de la Trinidad, porque su comunión de personas (comunión de los santos, comunión en las cosas santas) refleja y expande en el mundo, como fermento y anticipo del Reino, la comunión de personas trinitaria, que es el destino último de la humanidad (dimensión escatológica).

Comprender la Iglesia como misterio salvífico de comunión con Dios y entre los hombres permite superar una visión externa, sociológica o jerárquica de la Iglesia; abordar debidamente la relación entre el Primado y el Colegio de los Obispos. Y destacar la dignidad del Pueblo de Dios y la llamada universal a la santidad, y a participar plenamente en el culto litúrgico y en la misión de la Iglesia.

Todos los seres humanos están llamado a unirse a Cristo en su Iglesia. Lo realiza en la historia el Espíritu Santo en diversos grados y formas, desde la comunión explícita de quienes participan plenamente, hasta la comunión interior de quienes son fieles a Dios en su conciencia (“Lumen Gentium”, nn. 13-16).

Por eso este misterio de unidad es la clave del ecumenismo, nuevo empeño del Concilio por voluntad del Señor (“que todos sean uno”), con un cambio de perspectiva en un gran documento (“Unitatis redintegrario”). Es distinto contemplar la génesis histórica de las divisiones con sus traumas, que su estado actual, donde cristianos de buena fe (ortodoxos, protestantes y otros) participan realmente en los bienes de la Iglesia. Partiendo de ahí, se ha de buscar la plena comunión, por la oración, colaboración, diálogo y conocimiento mutuo, y sobre todo por la acción del Espíritu Santo. La comunión plena in sacris no es el punto de partida, sino el de llegada.

Gaudium et Spes y lo que la Iglesia puede ofrecer al mundo

Para entender el alcance teológico de Gaudium et Spes, hay que recordar su historia.

Cuando se retiraron los primeros esquemas, como antes hemos visto, se decidió orientar el Concilio con dos preguntas: lo que la Iglesia dice de sí misma, que dio lugar a “Lumen gentium”, y lo que la Iglesia puede aportar a “la construcción del mundo”, que daría lugar a “Gaudium et spes”. Ya entonces se pensaba en las grandes cuestiones: la familia, la educación, la vida social y económica, y la paz, que forman los capítulos de la segunda parte.

Aunque parece fácil hablar cristianamente de estos temas, no es tan fácil establecer una doctrina teológica universal, porque hay demasiadas cuestiones temporales, especializadas y… opinables. Por eso, se le puso el título de Constitución “pastoral”, y se advirtió que la segunda parte, llena de sugerencias interesantes, era más opinable que la primera, más doctrinal.

Esa primera parte había surgido espontáneamente, por la necesidad de dar un fundamento doctrinal a lo que la Iglesia podía aportar al mundo. Y resultó un feliz compendio de antropología cristiana, con tres intensos capítulos sobre la persona humana y su dignidad, la dimensión social del ser humano, y el sentido de su acción en el mundo. Y un cuarto capítulo de resumen (que al parecer redactó en gran parte el propio Karol Wojtyła con Daniélou). Pablo VI en su viaje a la ONU recordaría que la Iglesia es “experta en humanidad”.

Juan Pablo II constantemente subrayó que Cristo conoce al ser humano y es la verdadera imagen del hombre (n. 22) y que “existe una cierta semejanza entre la unión de las personas divinas y la unión de los hijos de Dios en la verdad y en la caridad” (24), como sucede en las familias, en las comunidades cristianas y hay que procurarlo en toda la sociedad. Esta frase concluye con esta luminosa expresión de la vocación humana: “Esta semejanza demuestra que el hombre, única criatura terrestre a la que Dios ha amado por sí mismo, no puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás” (24).

Además, el último capítulo de la primera parte de la Constitución pastoral recordó que: “Competen a los laicos propiamente, aunque no exclusivamente, las tareas y el dinamismo seculares […] deben esforzarse por adquirir verdadera competencia en todos los campos” y “a la conciencia bien formada del seglar toca lograr que la ley divina quede grabada en la ciudad terrena” (43). Aquí también queda mucho por hacer…

Dignitatis humanae y un cambio de criterio ante el liberalismo

Aunque es un documento menor, este decreto tiene una importancia estratégica en la relación de la Iglesia con el mundo moderno.

Muchos obispos habían pedido que el Concilio proclamara el derecho a la libertad religiosa, porque estaban sometidos a dictaduras comunistas, como es el caso de Karol Wojtyła. Los regímenes liberales democráticos reconocían ese derecho como parte esencial de su pedigree. Los ciudadanos son libres para buscar la verdad también religiosa y expresarla libremente en el culto, incluso público, respetando el orden público. La experiencia histórica era que la proclamación liberal de la libertad de cultos había sido muy beneficiosa para la Iglesia católica donde estaba perseguida o donde existía una religión oficial, como en Inglaterra y en los países oficialmente protestantes (Suecia, Dinamarca…), y sería una gran liberación en los países comunistas y también musulmanes.

Pero no era la tradición de las viejas naciones cristianas (ni católicas ni protestantes) porque, se argüía, “no tiene los mismos derechos la verdad que el error”. Por eso, en el XIX, las autoridades eclesiásticas, a todos los niveles, lo mismo que se habían opuesto a la difusión de publicaciones contra la fe y la moral, se opusieron firmemente a los intentos liberales de instaurar la “libertad de cultos” en los países católicos. Era un conflicto entre perspectivas: la de una nación entendida como comunidad religiosa y la de la conciencia de cada persona.

Es verdad que, en un régimen tutelado, como el de una familia con sus hijos, los padres pueden e incluso deben impedir, dentro de unos límites, que se difundan opiniones erróneas en su casa. Pero esto queda fuera de lugar cuando los hijos se emancipan, porque entonces prevalece el derecho fundamental que tiene cada persona para buscar la verdad por sí misma. Y es lo que sucede en las sociedades modernas, con personas emancipadas y en plenitud de sus derechos. Se pasa de la protección del bien común de una sociedad homogéneamente religiosa, al reconocimiento del derecho fundamental de cada persona a buscar la verdad.

Sin embargo, este cambio fue considerado herético por monseñor Lefebvre originando su cisma. Defendió que el Concilio en este punto contradice la doctrina tradicional de la Iglesia y por tanto es inválido.

Amar a la Iglesia

Hoy debemos volver a actualizar el deseo de sentir con la Iglesia, de amarla con todo nuestro corazón, yendo más allá de sus límites, descubriendo su verdadera grandeza.

11 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

Desde hace años existe una triple línea de mensajes en muchos medios de comunicación en lo que se refiere a las noticias que tienen que ver con lo religioso, y más en concreto, con la Iglesia católica.

Por una parte, uno puede ver cómo las noticias que tengan que abordan el tema religioso silencian la dimensión trascendente, precisamente la que le es más específica, y dan las noticias con los datos que son más ‘a ras de tierra’. El camino de Santiago queda reducido a turismo, las catedrales y templos a arte, una Jornada Mundial de la Juventud a ingresos económicos para el país anfitrión.

En otra segunda línea de comunicación se tiende a presentar y resaltar la parte negativa, silenciando lo positivo que hacen los cristianos. El bombardeo de noticias sobre la pederastia en los sacerdotes y religiosos iría en esta línea. Así se va generando un rechazo a la institución en global.

La tercera clave es la de presentar una Iglesia dividida entre el pueblo y los pastores, de forma que se abra una brecha dentro del pueblo de Dios. Separar, distanciar afectivamente a unos de otros es también un mensaje que va calando poco a poco.

Sin duda esta línea informativa va poco a poco generando una mentalidad de desconocimiento e incluso de rechazo que se suma a los retos que la Iglesia tiene en la evangelización. ¿Cómo abordar este reto?

Evidentemente hay que realizar una buena comunicación, diríamos, en un orden inverso. Dar noticias religiosas con una mirada profunda, contar también las historias de amor y generosidad que surgen en la vida de los cristianos, mostrar con cercanía a nuestros pastores y su labor de servicio que ejercen desde su puesto.

Pero principalmente creo que es importante que cultivemos una verdadera visión (y vivencia) de lo que es la Iglesia. Mientras no vivamos los cristianos una visión profunda de la Iglesia, vamos a arrastrar los límites que toda institución humana tiene.

Porque la Iglesia es mucho más que una agrupación, un colectivo, una asociación. Nuestro refuerzo de la ‘percepción ‘de la Iglesia no puede ser encontrar nuestros puntos fuertes, generar una corriente de orgullo de pertenencia o fortalecer la adhesión como podría hacer cualquier colectivo. No, no va por ahí.

Tenemos que entender que la Iglesia es nuestra madre. Vivir desde esta dimensión espiritual será lo que nos haga realmente tener un verdadero sentido de pertenencia que superará cualquier crisis o desafío. La Iglesia nos entrega a Cristo, un Cristo real, vivo, no retocado por nuestras ideas o gustos, por las modas históricas. La Iglesia nos engendra a la vida de Dios y nos nutre para que crezcamos en esa vida que se nos regala. Es verdaderamente nuestra madre. Amo a la Iglesia con ese amor que nace de las entrañas y del corazón, entrañable y cordial, que es el amor a mi madre. Un amor cálido, que une y adhiere con ese cordón umbilical que supera de largo cualquier campaña de marketing o de refuerzo de la imagen pública que se quiera hacer.

Esta vivencia de la Iglesia es la que hemos de transmitir especialmente a las nuevas generaciones. Y tengo la sensación de que estamos fallando en ello, quizás por superficialidad, puede ser que por que estamos en distintos registros culturales. Pero el riesgo de una visión meramente sociológica de nuestra pertenencia a la iglesia, sin un calado profundo, es algo que debemos tener en cuenta y reorientar, si fuese necesario.

San Ignacio de Loyola incluyó en sus Ejercicios Espirituales las ‘reglas para sentir con la Iglesia’ en aquel siglo convulso de ruptura por la reforma protestante. Quizás hoy debemos volver a actualizar el deseo de sentir con la Iglesia, de amarla con todo nuestro corazón, yendo más allá de sus límites, descubriendo su verdadera grandeza, que estriba principalmente en su maternidad. Por eso nuestra relación con la Iglesia es una relación principalmente de amor.

Amor a la Iglesia y amor a Cristo. Que no es algo distinto.

El autorJavier Segura

Delegado de enseñanzas en la Diócesis de Getafe desde el curso 2010-2011, ha ejercido con anterioridad este servicio en el Arzobispado de Pamplona y Tudela, durante siete años (2003-2009). En la actualidad compagina esta labor con su dedicación a la pastoral juvenil dirigiendo la Asociación Pública de Fieles 'Milicia de Santa María' y la asociación educativa 'VEN Y VERÁS. EDUCACIÓN', de la que es Presidente.

Vaticano

Revivir el ardor de la época del Concilio, sesenta años después del acontecimiento

Se cumple un nuevo aniversario del inicio del Concilio Vaticano II, cuyo impulso evangelizador es inspirador para el proceso sinodal en el que se encuentra la Iglesia universal.

Giovanni Tridente·11 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 5 minutos

Traducción del artículo al italiano

El 11 de octubre, en la memoria litúrgica de san Juan XXIII, el Papa Francisco celebrará una Santa Misa en el 60 aniversario del inicio del Concilio Ecuménico Vaticano II. Será, sin duda, una ocasión para revivir el impulso de renovación de la Iglesia, que llegó hace sólo unas décadas gracias a la voluntad de un Pontífice clarividente, que no tuvo miedo de emprender una movilización general que en su momento sólo podía parecer revolucionaria: Juan XXIII.

Es un poco el mismo dinamismo reformador que el Papa Francisco ha impreso también a la Iglesia desde su elección, fiel en todo caso a las peticiones que habían llegado de las congregaciones generales de los Cardenales antes de la votación en la Capilla Sixtina. 

Desde su aparición en la logia de la Plaza de San Pedro, la misión del Papa “venido casi del fin del mundo” se ha valido de muchas pequeñas piezas que han puesto el protagonismo de cada bautizado, la alegría de la evangelización, la atención a los últimos, el diálogo interreligioso, la denuncia de las muchas contradicciones de nuestra época y la convocatoria de toda la comunidad eclesial en estado “sinodal” permanente.

Injertado en las raíces del pasado

Francisco siempre ha dejado claro que no es importante “ocupar espacios” sino “iniciar procesos”, algo así como la dinámica que caracterizó los trabajos del Concilio Vaticano II durante tres años. No todos los procesos iniciados allí se han completado, es más, después de 60 años probablemente hay varias cosas que incluso hoy pueden parecer vanguardistas si se interpretan bajo la luz correcta y con el discernimiento adecuado.

Celebrar entonces el 60 aniversario del inicio del camino conciliar busque probablemente permitir al Pontífice volver a saborear el ardor de aquella época y revivir la solemnidad de aquella apertura conciliar, que fue sin duda, en línea con la historia anterior, signo de una vitalidad todavía presente.

Ninguna iniciativa conciliar en la Iglesia ha pretendido nunca borrar el pasado; al contrario, siempre se ha injertado en aquellas sólidas raíces que han permitido a Cristo seguir estando presente a lo largo de los siglos.

El mismo Juan XXIII lo afirmaba el 11 de octubre de 1962: “Después de casi veinte siglos, las situaciones y los problemas gravísimos de la humanidad no han cambiado; porque Cristo ocupa siempre el lugar central en la historia y en la vida. Los hombres, o bien se adhieren a él y a su Iglesia, y gozan así de la luz, del bien, del orden justo y de la bondad de la paz; o bien viven sin él o luchan contra él y permanecen deliberadamente fuera de la Iglesia, y por ello hay confusión entre ellos, las relaciones mutuas se hacen difíciles, se cierne el peligro de guerras sangrientas”.

Cuánta previsión en esas palabras, cuánta verdad y cuánta correspondencia con la misma agitación que vivimos hoy, incluidas las guerras sangrientas. Seguramente querrá volver con la mente y el corazón a esa unidad de propósito que sesenta años después sigue viva. Hay otro aspecto del que se hace eco hoy la relectura del discurso de apertura del Concilio y es el de los numerosos “agoreros” que “en las condiciones actuales de la sociedad humana” sólo ven “ruina y problemas”, comportándose “como si no tuvieran nada que aprender de la historia”.

En un estado perpetuo de misión

Más bien, pedía ya el Papa Roncalli, debemos redescubrir “los misteriosos designios de la Divina Providencia”, es decir, discernir lo que el Espíritu Santo quiere comunicarnos, diría el Papa Francisco, para nuestro bien y el de la Iglesia. 

Un poco como lo que se intenta hacer desde hace tiempo a través del instrumento del Sínodo de los Obispos, que es, entre otras cosas, un fruto concreto del Concilio Vaticano II, y que el actual Pontífice considera fundamental e indispensable para diseñar una Iglesia y una comunidad de fe que esté en perpetuo estado de misión y que sepa difundir con fecundidad la luz y la belleza del Evangelio, mostrando y testimoniando la presencia viva del Señor Jesucristo. Y luego vendrá el Jubileo de la Esperanza…

Dos nuevos santos para la Iglesia hoy

Dos figuras nacidas en el siglo XIX, que se ocuparon de las periferias existenciales de aquella época que, a decir verdad, nunca faltaron en la vida de la humanidad, serán canonizados por el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro el 9 de octubre, tal y como se anunció en el último Consistorio de agosto. Son los dos italianos, Giovanni Battista Scalabrini y Artemide Zatti. 

El primero fue obispo de Piacenza y fundador de las Congregaciones de los Misioneros y de los Misioneros de San Carlos (Scalabrinianos), con la misión de servir a los emigrantes. Fue el propio Papa Francisco quien el pasado mes de mayo autorizó la dispensa del segundo milagro para su canonización.

Su labor pastoral ha sido juzgada por muchos como una “profecía de una Iglesia cercana a la gente y a sus problemas concretos”. Huellas imborrables que su ministerio episcopal, vivido en contacto directo con el pueblo, ha dejado efectivamente en los fieles. Entre otras cosas, inició la reforma de la vida diocesana, se hizo cercano a su presbiterio, con una preocupación constante por la enseñanza de la doctrina cristiana y por las obras de caridad para los más necesitados.

El impulso para atender a los emigrantes llegó cuando, a principios de siglo, se dio cuenta de que casi 9 millones de italianos habían abandonado el país con destino a Brasil, Argentina y luego a Estados Unidos. Pero su preocupación por estos fieles no era sólo material, sino también pastoral: creía, en efecto, que desarraigados de su contexto cultural, muchos emigrantes habían perdido la fe. De ahí surgió la idea de la Congregación Misionera, que hoy cuenta con tres institutos: religioso, religiosas y secular.

Compasión y misericordia

El segundo en convertirse en santo fue Artemide Zatti, un coadjutor salesiano que trabajaba principalmente para los enfermos en Argentina, emigrando con sus padres desde Emilia Romagna. Quería ser sacerdote, siguió siendo enfermero y se asoció a los sufrimientos de sus pacientes, llegando a contraer tuberculosis, para recuperarse después gracias a la intercesión de María Auxiliadora.

Un signo vivo de la compasión y la misericordia de Dios para con los enfermos”, lo ha descrito en varias ocasiones el postulador general de los salesianos, el padre Pierluigi Cameroni. Y su vocación de coadjutor salesiano también lo caracterizaba por completo: seguía siendo un laico a todos los efectos, aunque profesaba los votos de caridad, castidad y obediencia como religioso, compartiendo también la vida comunitaria.

Su grandeza no estuvo en aceptar, sino en elegir el plan que Dios tenía para él” -continuó explicando el postulador-, “y la radicalidad evangélica con la que se lanzó a seguir a Cristo, con el espíritu de Don Bosco, es decir, sin que le faltara nunca la alegría y la sonrisa que da el encuentro con el Señor”.

En el Consistorio con el que anunció la canonización, el Papa Francisco los calificó de “ejemplos de vida cristiana y de santidad”, para proponerlos a toda la Iglesia “especialmente ante la situación de nuestros tiempos”. No es casualidad que el Prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos haya destacado cómo su testimonio “devuelve la atención de los creyentes en Cristo al tema de los migrantes” que, como ha dicho el Papa en varias ocasiones, “si se integran, pueden ayudar a respirar el aire de una diversidad que regenera la unidad”.

Evangelización

Los obispos polacos reivindican el valor de la «Veritatis splendor»

La Conferencia Episcopal Polaca ha publicado una breve carta poniendo en valor el magisterio de Juan Pablo II sobre la moral católica.

Javier García Herrería·10 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 7 minutos

El domingo anterior al 22 de octubre, fiesta de san Juan Pablo II, en Polonia se celebra el “Día Papal” en recuerdo de su legado. En esta ocasión los obispos polacos han querido rememorar los mensajes de la encíclica “Veritatis splendor”, que exponía los fundamentos de la moral cristiana. El episcopado polaco considera que a pesar de los intentos de distorsionar el texto, continúa siendo una propuesta relevante para promover la auténtica búsqueda de la felicidad.

El texto de los obispos es breve y utiliza un lenguaje sencillo, a través del cual se relacionan las tesis de la encíclica con el problema de la desinformación y la proliferación de nuevos derechos (por ejemplo el aborto) que no ofrecen una verdadera felicidad. El auténtico esplendor de la verdad “sólo puede lograrse mostrando el verdadero rostro de la fe cristiana”. Por eso la encíclica sigue siendo tan importante para la Iglesia y el mundo, pues Cristo tiene el poder de hacer libre al hombre. 

En la carta, los obispos animan a apoyar la Fundación Obra del Nuevo Milenio, de la Conferencia Episcopal Polaca, nacida en el año 2000 para ayudar a los jóvenes que quieren estudiar y no tienen posibilidades económicas. La colecta del próximo domingo, 16 de octubre, se destinará a este propósito. “A través de los sacrificios realizados, tenemos la oportunidad de mantener y muchas veces restaurar en el corazón de los jóvenes la esperanza de un futuro mejor y la realización de sus aspiraciones educativas para el bien de la Iglesia y la Patria”, puede leerse en la Carta.

juan pablo II
San Juan Pablo II

Publicamos el texto completo de la carta en una traducción no oficial.

El brillo de la verdad

Carta pastoral del Episcopado polaco anunciando la celebración nacional de la XXII Jornada Papal

¡Amadas hermanas y hermanos en Cristo!

Los diez leprosos que se encontraron con Jesús en la frontera entre Samaria y Galilea experimentaron el milagro de la curación sólo por su obediencia a las palabras de Jesús (cf. Lc 17,14). Lo mismo sucedió con el sirio Naamán, quien, siguiendo el mandato del profeta Eliseo, se zambulló siete veces en el río Jordán (cf. 2 Reyes 5,14). Así, el Señor Dios en su Palabra muestra la esencia del acto de fe, que se expresa no sólo en el conocimiento intelectual de la verdad revelada, sino sobre todo en la elección cotidiana a su luz. “La fe es una decisión que conduce a (…) confiar y confiar en Cristo y nos permite vivir como Él lo hizo” (VS, 88) .

Reviviendo en apenas una semana, el domingo 16 de octubre, 22° Día Papal, bajo el lema “El esplendor de la verdad”, queremos retomar el mensaje que San Pablo nos transmitió. Juan Pablo II incluido en “Veritatis splendor” . El propósito de la encíclica, cuyo título es “El esplendor de la Verdad” en polaco, es recordar los fundamentos de la moral cristiana. A pesar de los intentos de distorsionarlo o socavarlo, sigue siendo una buena propuesta que puede alegrar la vida de una persona.

I. La crisis del concepto de verdad

Hoy en día, la existencia de la ley natural, escrita en el alma humana, es cada vez más cuestionada. La universalidad e inmutabilidad de sus mandatos también se ven socavadas. “La naturaleza dramática de la situación actual” -dice san Juan Pablo II- “en el que los valores morales básicos parecen desaparecer, depende en gran medida de la pérdida del sentido del pecado” (Catequesis del 25 de agosto de 1999, Roma) En efecto, el hombre es tentado a tomar el lugar de Dios y determinar por sí mismo lo que es bueno y lo que es malo (cf. Gn 3, 4). Como resultado, la verdad se vuelve dependiente de la voluntad de la mayoría, grupos de interés, circunstancias, contextos culturales y de moda, y juicios individuales de personas individuales. Entonces, cualquier comportamiento se considera la norma de comportamiento, y todas las opiniones son iguales entre sí.

A medida que se vuelve cada vez más difícil distinguir la verdad de la falsedad, los límites entre hecho y opinión, publicidad y mentira deliberada también se desdibujan. Los algoritmos nos acompañan constantemente cuando usamos Internet. Seleccionan el contenido buscado y visto por nosotros para que se adapte lo más posible a nuestros intereses y expectativas. Esto, sin embargo, dificulta confrontar opiniones alternativas y, en consecuencia, llegar a la verdad objetiva. Los usuarios de las redes sociales a menudo no se guían por el deseo de presentarse de manera auténtica, sino que adaptan los materiales preparados a las expectativas de los destinatarios. En pos de la popularidad, superan los límites de la moralidad, el buen gusto y la privacidad. En el espacio de los medios, nos enfrentamos cada vez más a los llamados “hechos alternativos” (“noticias falsas ”). La consecuencia de esto es una disminución de la confianza en todo el contenido publicado. En la era de la posverdad no solo tenemos la verdad y la mentira, sino también una tercera categoría de declaraciones ambiguas, es decir, “falta de verdad, exageración, coloración de la realidad“.

En un mundo en el que está desapareciendo la capacidad de distinguir la verdad de la mentira, la cultura también se cierra sobre el sentido y el valor de la humanidad. Se distorsionan conceptos como el amor, la libertad, la comunidad y la definición misma de la persona humana y sus derechos. Vivimos tiempos “en los que las personas se convierten en objetos de uso, como se usan las cosas” (GS, 13). La trágica confirmación de este proceso es el aborto, que se presenta como el “derecho a elegir” de los cónyuges, especialmente las mujeres. Los niños son tratados como un obstáculo para el desarrollo de los padres y la familia se convierte en una institución que limita la libertad de sus miembros. Estos procesos golpean los pilares de la civilización y desafían la herencia de la cultura cristiana.

II. El vínculo inseparable entre la verdad, el bien y la libertad

La renovación de la vida moral sólo puede lograrse mostrando el verdadero rostro de la fe cristiana, “que no es una colección de tesis que requieren la aceptación y aprobación de la razón. Es, sin embargo, el conocimiento de Cristo” (VS, 88). “Por eso la Encíclica sobre ´el esplendor de la verdad`” (“Veritas splendor”) es tan importante para la Iglesia y el mundo . Sólo el esplendor de la verdad que es Jesús puede iluminar la mente para que el hombre descubra el sentido de su vida y de su vocación y distinga entre el bien y el mal.

Seguir a Cristo es el fundamento de la moral cristiana. Sus palabras, hechos y mandamientos forman la regla moral de la vida cristiana. Sin embargo, el hombre no puede seguir a Cristo por sí mismo. Se hace posible gracias a la apertura al don del Espíritu Santo. El fruto de su acción es un “corazón nuevo” (cf. Ez 36, 26), que permite al hombre descubrir la ley de Dios no ya como constricción, carga y restricción de la libertad, sino como bien que lo protege de la esclavitud del pecado. La verdad que trae Cristo se convierte así en el poder que libera al hombre. Así descubre que “la libertad humana y la ley de Dios no son contradictorias, sino que se refieren la una a la otra”.(VS, 17). La esencia de la libertad se expresa en el don de sí mismo al servicio de Dios y de los hombres. Consciente de la altura de esta tarea, así como de las debilidades de la condición humana, la Iglesia ofrece al hombre la misericordia de Dios, que le permite superar sus debilidades.

La armonía entre libertad y verdad a veces requiere sacrificios y hay que pagarla. En ciertas situaciones, guardar la ley de Dios puede ser difícil, pero nunca es imposible. Así lo confirma la Iglesia, que ha elevado a la gloria de los altares a numerosos santos que, de palabra y obra, testimoniaron la verdad moral en el martirio, prefiriendo morir antes que cometer pecado. Cada uno de nosotros también está llamado a dar este testimonio de la fe, incluso a costa del sufrimiento y del sacrificio.

III. La formación de la conciencia

La conciencia es el espacio para el diálogo de la verdad y la libertad en todo ser humano. Aquí es donde se hace el juicio práctico, qué es lo que se debe hacer y qué se debe evitar. Pero la conciencia no está libre del peligro del error. Por tanto, la tarea clave de los pastores y educadores, pero también de todo creyente, es formar la conciencia. Sólo una conciencia bien formada permite a una persona adaptarse a las normas objetivas de la moral y evitar la arbitrariedad ciega en la toma de decisiones (cf. KDK 16). Aquí juega un papel especial la “Iglesia y su Magisterio, que es maestra de la verdad y tiene el deber de proclamar y enseñar auténticamente la Verdad que es Cristo, y al mismo tiempo de explicar y confirmar los principios del orden moral resultantes de la humanidad. naturaleza con seriedad“ (VS, 64). La gran obra del pontificado de S. Juan Pablo II, que es el Catecismo de la Iglesia Católica. Sigue siendo un punto de referencia en nuestras elecciones cotidianas y valoraciones de la realidad.

La Iglesia lleva a cabo la misión de la formación de las conciencias a través de la catequesis regular de niños, jóvenes y adultos, la formación en movimientos y asociaciones, y cada vez más en las redes sociales, en forma de respuestas a las preguntas formuladas. Es fundamental la labor de los confesores y directores espirituales que forman la conciencia de las personas a través de conversaciones, instrucciones y, sobre todo, a través de la celebración de los sacramentos. En este punto, alentamos la formación personal de todos los creyentes a través de la práctica diaria de la oración, el examen de conciencia y la confesión frecuente.

IV. “Monumento viviente” de S. Juan Pablo II

La Fundación “Dzieło Nowy Tysiąclecia” también se ocupa de la formación de la conciencia de los jóvenes. “La comunidad de becarios de Toruń” -recuerda Magdalena, graduada del programa de becas- “fue para mí un apoyo y un hogar espiritual al que me gusta volver. La conciencia de que hay personas en la misma ciudad que se guían por valores similares y son capaces de entender mis dudas o buscar respuestas a preguntas inquietantes juntos, fue muy alentador durante mis estudios“. Cada año, la Fundación atiende a cerca de dos mil alumnos y estudiantes talentosos de familias pobres, pueblos y ciudades pequeñas de toda Polonia, y recientemente también de Ucrania.

El próximo domingo, durante la colecta en iglesias y lugares públicos, podremos apoyar materialmente el “monumento vivo” de S. Juan Pablo II. Hoy, ante las dificultades económicas de muchas familias, tenemos la oportunidad de mantener, y muchas veces restaurar en el corazón de los jóvenes, la esperanza de un futuro mejor y la realización de sus aspiraciones educativas para el bien de la Iglesia y de la Patria, a través de los sacrificios realizados. Que el apoyo así prestado, incluso ante las dificultades y carencias personales, sea expresión de nuestra solidaridad y de la imaginación de la misericordia.

Durante la fecunda experiencia de la XXII Jornada pontificia, impartimos a todos una bendición pastoral.

Firmado por: Cardenales, Arzobispos y Obispos presentes en la 392ª Reunión Plenaria de la Conferencia Episcopal Polaca,

Zakopane, 6 y 7 de junio de 2022. La carta debe leerse el domingo 9 de octubre de 2022.

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España

«Un estado democrático no puede imponer una visión antropológica en todos los ámbitos»

Los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal Española han publicado una nota sobre los aspectos más preocupantes de las nuevas leyes sobre el aborto o los derechos de las personas LGTBI.

Maria José Atienza·10 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

La aprobación de la Ley sobre salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo y la Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI ha llevado a los obispos que conforman la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal Española a alzar la voz ante los ataques a la dignidad personal y la vida humana que se contienen en estas normas.

De hecho, los obispos hablan de una colonización ideológica ante las que «queremos recordar la antropología adecuada que nos muestra que la persona es la unión de cuerpo y alma».

La ley del aborto

En este sentido, los obispos, destacan su rechazo frontal a la nueva ley del aborto que no sólo lo ampara sino que promulga el aborto como un derecho y contiene aspectos tan preocupantes como la permisión del «aborto de los discapacitados hasta los cinco meses y medio, la posibilidad de que las chicas de 16 y 17 años puedan abortar sin el consentimiento de sus padres, la obligatoriedad de que los médicos que rechacen realizar abortos tengan que inscribirse en un registro de objetores de conciencia o la eliminación del período de reflexión antes de abortar y de la información sobre alternativas al aborto».

En efecto, esta nueva ley del aborto eleva la eliminación del no nacido a «bien jurídico” como destacaban para Omnes hace unas semanas Pilar Zambrano, profesora de Filosofía del Derecho de la Universidad de Navarra.

La llamada «ley trans»

Asimismo, desde la Subcomisión han señalado la ideologización total de la norma jurídica manifestada en la «Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI» que impone, de manera unilateral, la teoría queer en el sistema judicial y sanitario español «estableciendo e imponiendo arbitrariamente una única concepción antropológica». 

En este punto, los obispos han querido recordar varios puntos clave que respaldan este rechazo de los obispos a la imposición de esta ley:

– Los testimonios de familias, madres, jóvenes y adolescentes que han sufrido las consecuencias de esta imposición de la teoría de género a los que los prelados han mostrado su «apoyo y ayuda».

– La imposición de «una peculiar y reducida visión antropológica en todos los ámbitos: educativo, jurídico, sanitario, laboral, en los medios de comunicación, en la cultura, el deporte y el ocio» que, desde diversas instancias gubernamentales se ha incrementado en los últimos años.

– La falta de rigor científico en la elaboración de estas leyes. Como apunta esta nota» los estudios científicos coinciden en que más del 70% de los niños que piden cambiar de sexo, cuando pasan la adolescencia, no siguen pidiendo el cambio». En esta línea, los obispos recuerdan que «la despatologización de la transexualidad se identifica con favorecer una intervención médica, pero sin criterios médicos, sino con criterios subjetivos del paciente. Una subjetivización que «obliga al personal sanitario a obedecer los deseos de los pacientes, aunque ello conlleve graves riesgos para la persona». 

Además, la nueva ley «niega la posibilidad de tratamiento psicosexual e incluso la necesidad de obtener un diagnóstico de las personas con trastorno de identidad de género, confundiendo el diagnóstico médico con un intento de anulación de la personalidad». A esto se suman «los testimonios de personas que se han sometido a la reasignación y no han visto solucionado su situación. Igualmente hay que valorar bien los tratamientos y explicar las secuelas, los efectos secundarios y las complicaciones de los mismos».

La posición de los fieles

Además de enumerar algunos de los principales aspectos rechazables de esta norma, los obispos han querido también dibujar la actitud de los fieles cristianos ante las personas con disforia de género ante la que «comunidad cristiana y, en particular, los pastores debemos desarrollar, siempre, sentimientos de acogida».

Al mismo tiempo han animado a «alzar la voz con fuerza y denunciar el uso de tratamientos prematuros e irreversibles aún más cuando no se está seguro de la existencia de una auténtica Disforia de Género. Las actuaciones médicas que se lleven a cabo en los menores, después de una serena reflexión, nunca deben ser de carácter irreversible». 

Al tiempo, los obispos han manifestado que quienes sufren este tipo de disforia de género «están llamados por Jesucristo a la santidad y a realizar, animados por el Espíritu Santo la voluntad de Dios en sus vidas, uniendo al sacrificio de la cruz los sufrimientos y las dificultades que puedan experimentar a causa de su condición» y han apelado al respeto de la «libertad de conciencia y de ciencia a todos los profesionales de los diversos ámbitos de la vida social sin condicionar el desempeño profesional en libertad» ante un adoctrinamiento que condiciona «el desempeño profesional en el campo educativo, sanitario, función pública, judicatura, cultura, medios de comunicación».

La imposición de leyes que atentan contra la vida humana en diversas etapas llevó, a la Conferencia Episcopal Española, a publicar, el pasado mes de marzo, una nota doctrinal sobre la objeción de conciencia en la que pretenden ofrecer criterios y principios ante los problemas que leyes como la de la eutanasia, o la nueva ley sobre el aborto plantean para los católicos.

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Estados Unidos

Stephen Siller, la conmovedora historia de un bombero cristiano el 11S

Jimmy Chart, un español residente en Nueva York desde hace un año por motivos de trabajo, cuenta la historia de Stephen Gerard Siller, un valioso testimonio de entrega a los demás.

Jimmy Chart·10 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

A comienzos de septiembre, un compañero de trabajo envió un correo electrónico a todo mi equipo animándonos a participar en el NYC 5K Tunnel to Towers Race el 25 de septiembre. Esta carrera de algo más de cinco kilómetros, se ha convertido en uno de los eventos más importantes del calendario de la ciudad, dado que conmemora a los 343 bomberos y a todas las personas que fallecieron en el atentado del 11-S, y en especial a Stephen Siller. Os cuento su historia.

El bombero Stephen Gerard Siller nació en una familia numerosa católica de Queens en 1966. Era hijo de Mae y George Siller, y el pequeño de siete hermanos. A los ocho años, perdió a su padre, falleciendo un año y medio más tarde su madre también. Fue criado entonces por sus seis hermanos mayores, uniéndose tras acabar sus estudios al cuerpo de bomberos de la ciudad de Nueva York. Stephen pertenecía al Brooklyn Squad N.1, una de las unidades más reconocidas de dicho cuerpo. 

La mañana del 11-S

La mañana del 11 de septiembre de 2001, Stephen acababa de terminar una noche larga en la que había estado de guardia. A las 8:46 am de camino en coche a una partida de golf con sus hermanos, recibió el aviso por el “walkie talkie” que siempre llevaba consigo. Se dio la voz de alarma de que un avión se había estrellado contra la Torre Norte del World Trade Center. En ese momento, Stephen llamó a su mujer Sally y le pidió que informara a sus hermanos que se uniría más tarde a su partida de golf. Dio la vuelta y volvió a la estación del Squad 1 para cambiarse y coger su equipo. 

Cuando llegó con el camión a la entrada del túnel de Battery (que conecta Brooklyn con Manhattan), este se encontraba cerrado por motivos de seguridad. Empeñado en unirse a sus compañeros para salvar a tanta gente que estaba encerrada en las Torres Gemelas, se vistió con todo el equipo de bombero (de 27kg) y corrió los 5 kilómetros de túnel todo lo rápido que pudo. Falleció ese mismo día, con 34 años. 

La vida cristiana de una persona normal

Stephen tenía todo en su vida: una mujer maravillosa, cinco hijos y muchísimos amigos. Al estar sus padres muy próximos a la orden Franciscana, le enseñaron a vivir con la filosofía de San Francisco de Asís. A Stephen le gustaba mucho la frase del santo que dice “while we have time, let us do good” (“mientras tengamos tiempo, hagamos el bien). Stephen es, sin duda, un gran ejemplo de alguien que da la vida por los demás.

Hace unos días tuvo lugar la carrera en su honor, que corre gente de todo el mundo. Muchos bomberos de todo el país se desplazan hasta Nueva York para correrla con sus uniformes. El recorrido está lleno de banderas y el ambiente es espectacular. 

La conmemoración anual de los neoyorquinos en recuerdo de aquel fatídico día pone de manifiesto también historias de entrega como la de Stephen.

El autorJimmy Chart

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El Papa, primer misionero

10 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto

El 22 de junio de ¡hace 400 años! el Papa Gregorio XV, mediante la bula Inscrutabili Divinae, constituye la Congregación Propaganda Fide. Con esta Congregación el Papa pretendía poner fin a que la tarea evangelizadora esté encomendada a las coronas europeas. La Iglesia, que es quien ha recibido el mandato del Señor de llevar el Evangelio a todo el mundo, debe ser también quien ordene con criterios evangélicos toda la tarea misionera. Pablo VI, en 1967, le cambió el nombre por Congregación para la Evangelización de los Pueblos.

Y el Santo Padre, Francisco, el pasado 19 de marzo, publicó la nueva estructura de la curia vaticana con la Constitución Praedicate Evangelium, con la que ha querido que toda la actividad que la Santa Sede realiza, esté bañada por el espíritu de la evangelización.

Si al principio de su pontificado, Francisco soñaba “con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación” (EG 27), con esta Constitución lo quiere realizar.

Sí, con todas estas propuestas los Papas han querido recalcar que la tarea de la Evangelización es la exigencia fundamental de la Iglesia y que ellos, como sucesores de Pedro son los primeros responsables de que se viva este talante.

Francisco lo ha afirmado varias veces. De hecho, hay dos cosas que son verdaderamente significativas: el nuevo Dicasterio para la Evangelización es el primero propuesto de todos los departamentos que forman la curia, y… ¡el Santo Padre asume su presidencia! Son dos muestras claras y concretas del talante misionero del Papa Francisco y de su voluntad de que todo tenga la impronta de la misión, y desde aquí… ¡lo agradecemos!

El autorJosé María Calderón

Director de las Obras Misionales Pontificias en España.

Evangelización

Por tierra, por aire o por mar; la misión “fronteriza” de los misioneros scalabrinianos

Hoy domingo, 9 de octubre, el Papa Francisco ha proclamado santo a Juan Bautista Scalabrini, padre de los emigrantes, como lo denominó Juan Pablo II. Se trata de un obispo italiano del siglo XIX, fundador de la Congregación de Misioneros de San Carlos Borromeo, también conocidos como los “scalabrinianos”.

Leticia Sánchez de León·9 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

El día 27 del pasado mes de agosto, al finalizar el Consistorio para la creación de nuevos cardenales, el papa Francisco anunció que el 9 de octubre proclamaría santos a dos beatos: un argentino, Artemide Zatti, y el obispo italiano Juan Bautista Scalabrini, fundador de la Congregación Internacional de Misioneros de San Carlos, comúnmente conocida como los “scalabrinianos”. Estos misioneros tienen como misión específica prestar un apoyo espiritual a personas migrantes y refugiadas así como ayudarles en la tutela de sus derechos civiles, políticos y económicos, y en su inserción social en los países de destino.

El obispo profeta

Juan Bautista Scalabrini fue un hombre con visión de futuro. Además de su misión como obispo de la diócesis de Piacenza, el obispo italiano miraba más allá incluso de las fronteras de su patria. Italia atravesaba momentos difíciles y esto hizo que muchos italianos tuvieran que marcharse a otros países. El obispo de Piacenza sufría ante este fenómeno y, con el deseo de que esas personas mantuvieran viva su fe y pudieran ser acogidos de la manera más digna posible, fundó en 1887 la congregación que lleva su nombre y comenzó a enviar misioneros allí donde se encontraban los inmigrantes italianos que habían tenido que abandonar su patria en busca de una oportunidad de futuro.

En la primera de las misiones scalabrinianas, se enviaron siete sacerdotes y tres hermanos laicos de la Congregación, quienes pusieron rumbo a Nueva York y a Brasil en el verano de 1888. La labor se extendió rápidamente entre las comunidades italianas en Estados Unidos y Brasil. En aquellas comunidades se establecieron iglesias, escuelas y hogares misioneros, donde conservaron las costumbres y tradiciones italianas. En 1969, los scalabrinianos comenzaron a realizar misiones entre otros inmigrantes diferentes a los italianos.

Los misioneros scalabrinianos se conocen también por el nombre de “misioneros de San Carlos”, nombre escogido en honor a San Carlos Borromeo, considerado uno de los baluartes de la reforma católica en Italia en el siglo XVI. La “familia scalabriniana” está formada por tres ramas: por un lado, los Hermanos Misioneros de San Carlos y las Hermanas Misioneras de San Carlos y por otro, las Misioneras Seculares, laicas consagradas que, inspiradas por las enseñanzas de Juan Bautista Scalabrini, siguieron el ejemplo y los pasos de los misioneros scalabrinianos.

La ayuda que se presta actualmente en todo el mundo es de diverso tipo: sanitaria, familiar, social, económica; pero no se trata de un apoyo distante, proporcionando un trabajo, dinero, medicinas, etc., sino una ayuda fraternal, de hermano a hermano. Los misioneros scalabrinianos “se hacen inmigrantes con los inmigrantes”, Es, de hecho, lo propio de su carisma: es la manera que tienen de llevar a Dios a los demás y de “ver” a Dios en los demás. 

Iglesia “de frontera”

Lo cierto es que, visto con los ojos del presente, el obispo Scalabrini fue un hombre adelantado a su tiempo, al haber visto, con mirada de madre (la mirada de la Iglesia que ve peligrar la fe y la integridad de sus hijos), una realidad que sigue existiendo hoy en día y a la que no siempre se presta la debida atención.

No en vano, el papa Francisco ha recordado en múltiples ocasiones que las personas migrantes y refugiadas no deben verse como “destructores o invasores”. Más bien al contrario: el Papa, en el mensaje para la Jornada del Migrante y el Refugiado del pasado 25 de septiembre, nos recuerda que “la aportación de los migrantes y refugiados ha sido fundamental para el crecimiento social y económico de nuestras sociedades. Y lo sigue siendo también hoy”. 

De este modo, la “Iglesia en salida” tantas veces nombrada por el papa Francisco, para los misioneros scalabrinianos se podría llamar, más bien, Iglesia “de frontera” porque es ahí donde desarrollan la mayor parte de su labor. Con presencia en 33 países de todo el mundo, los scalabrinianos buscan “hacer sentir en casa” a aquéllos que han tenido que dejar las suyas en sus países de origen y tienen que empezar de cero, muchas veces, solo con lo puesto. Así, los misioneros de esta congregación acuden a puertos, barcos, aeropuertos, etc, para auxiliar y acompañar a tanta gente que llega buscando un futuro mejor. Pero no se limitan a hacer una acogida inicial, sino que también les ayudan en los países de destino y les proporcionan lo básico en sus casas de acogida, orfanatos, pequeñas localidades para inmigrantes ancianos, etc. 

Hacer del mundo la patria del ser humano

Giulia Civitelli, italiana y médico en el Poliambulatorio de la Cáritas Diocesana de Roma, ayuda a extranjeros sin permiso de residencia y a personas en situación de exclusión social. Ella es una de las misioneras seculares que siguieron los pasos de Mons. Scalabrini y, además de ejercer su profesión, se dedica a la formación de jóvenes migrantes y refugiados. 

“La palabra clave es ´acogida`, un mirarse a los ojos, un intentar hablar aunque muchas veces no se hable el mismo idioma, y de ahí precisamente nace ese encuentro fraternal” – explica a Omnes. 

Giulia es una de las misioneras que viajan a menudo a Suiza para ayudar en la labor de formación de jóvenes. De aquellos tiempos, recuerda especialmente la historia de un refugiado afgano, Samad Quayumi, que tuvo que escapar de su país con motivo de la guerra: 

“Era ingeniero de formación pero con el tiempo acabó siendo ministro de educación en Afganistán. Llegó a Suiza hace más de 20 años con su mujer y dos de sus tres hijos cuando tuvo que escapar por la primera llegada de los talibanes al país. En los primeros 7 años, esperando el permiso de residencia, su vida cambió radicalmente: de ser ministro de educación, pasó a ser casi invisible, por así decir. Con el permiso de residencia pudo empezar a trabajar y lo hizo como portero en la casa donde vivía. 

Algo más tarde se especializó en la restauración de armaduras. Él mismo aprendió este trabajo porque quería trabajar a toda costa y, tanto fue su empeño, que llegó a ser uno de los restauradores de armaduras más conocidos del país. Al conocerle, seguía teniendo muy dentro, la formación de los jóvenes, así que empezó a venir a encuentros que organizábamos con los jóvenes. Al compartir con los jóvenes su historia, hizo que muchos reflexionaran sobre su vida, sobre lo que significa valorar cada momento, incluso los momentos duros, como huir de un país en guerra, o sobre qué es la fe y la esperanza, porque él suscitaba también en los jóvenes preguntas sobre su fe. Él era de religión musulmana pero tenía mucho cariño y respeto a la religión católica”.

La canonización del obispo Scalabrini, junto con el argentino Artemide Zatti, es una buena noticia no sólo para todos los scalabrinianos, o para los emigrantes y refugiados, sino para toda la Iglesia. La mirada maternal hacia los refugiados y los inmigrantes de Juan Bautista Scalabrini marca un camino a seguir. Si los papas, durante toda la historia de la Iglesia, han proclamado santos a muchos hombres y mujeres de todos los tiempos, ha sido para presentarlos como referentes ante el Pueblo de Dios, y por qué no, ante el mundo.

El autorLeticia Sánchez de León

Familia

Iniciativas y libros sobre el matrimonio y la familia

Aprender a conocer la naturaleza humana es esencial para llevar a buen puerto la vida matrimonial. Para eso necesitamos una formación continua.

Leticia Rodríguez·9 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

En el año 1981 se aprobó en España la ley del divorcio a través de la cual se establecieron unas causas por las cuales la gente podía divorciarse. 24 años después llegaría lo que conocemos como ley del divorcio exprés, según la cual no es necesario alegar ninguna causa. Como hemos oído y leído en infinidad de ocasiones, es más fácil divorciarse que darse de baja de la línea telefónica móvil. Hoy en día mucha gente acepta sin pestañear realidades como el sexo sin amor, la pornografía o, incluso, el poliamor. Hoy en día, querer a una persona el resto de nuestra vida no es tarea fácil, porque, si no, no estaríamos hablando del índice de divorcios que hay actualmente en España (60 %). 

Hay un asunto asunto en el que creo que hemos dado pasos de gigante en las últimas décadas. El hombre aportando mucho más que antes en el ámbito familiar y la mujer haciendo lo propio en el ámbito laboral. Una gran riqueza que hemos de seguir perfeccionando. 

El Papa Francisco en Amoris Laetitia dice que, hasta el momento, en muchas ocasiones los cristianos hemos demostrado poca capacidad para mostrar caminos de felicidad. Creo que los cristianos estamos llamados a dar buen ejemplo. Ejemplo de amor incondicional. Ejemplo de familias imperfectas que hacemos a veces las cosas mal pero que no perdemos la ilusión de hacerlas bien y procuramos poner medios para conseguirlo. 

Los cristianos contamos con dos medios de lucha en esta vida, los naturales y los sobrenaturales. Y hemos de poner ambos. Los sobrenaturales son la oración y los Sacramentos. Los naturales, en este área, son aquellos que consisten en aprovechar la sabiduría de gente que ha estudiado profunda y ampliamente el matrimonio y la familia y que tiene unos consejos maravillosos para hacernos mucho más fácil el camino. Un ejemplo de esto es aprovechar el contenido del Congreso digital Love talks, sobre sexualidad y afectividad.

Entre los libros que aconsejo están Los 7 principios de los matrimonios que funcionan de John Gotmann. Espectacular la distinción que hace entre los problemas perpetuos y los solucionables de las parejas. Qué gran estudio hizo y cuánto nos puede ayudar en nuestro día a día. 

Otro es Los 5 lenguajes del amor, de Gary Chapman, que habla de que el secreto de un amor que perdura está en hablar el lenguaje emocional de nuestra pareja en vez de el nuestro. Hay cinco lenguajes que expresan el amor: palabras de afirmación, contacto físico, regalos, actos de servicio y tiempo de calidad. A todos nos es muy fácil hablar nuestros lenguajes del amor, no lo es tanto hablar los lenguajes del amor ajenos. Es importante identificar lo antes posible nuestros lenguajes del amor y los de nuestra pareja para actuar en consecuencia. 

Las personas somos una especie de recipientes emocionales. Hay gente que tiene su recipiente emocional lleno porque se ha sentido querido habitualmente. Hay gente que tiene el tanque emocional vacío porque ha tenido grandes carencias en este sentido. Si nos aseguramos de mantener nuestros tanques emocionales llenos, de seguro esta tarea a la que nos comprometimos el día de nuestro “sí, quiero” será mucho más llevadera.

Hay veces que los hijos tendrán la suerte de ser testigos del amor recíproco (aunque nunca perfecto) de su madre y su padre. Otras veces los hijos aprenderán un amor incondicional de un cónyuge abandonado que perdona, de un cónyuge que durante largas temporadas ha de amar al otro aunque aparentemente el otro no se lo merezca. Muchas veces lo que nos transforma es el hecho de sentirnos queridos cuando de verdad no nos sentimos, o no somos, dignos de ese amor.

Llevo trabajando 20 años para la IFFD (International Federation for Family Development). Es una maravilla lo que ha hecho IFFD desde que se constituyó su antecesora en el año ’78. Ahora estamos en 70 países y tenemos estatuto consultivo general en las Naciones Unidas. Usamos primordialmente la metodología del caso, que ayuda a las personas a identificar los hechos (diferenciándolos de las opiniones), diagnosticar los problemas y a ser muy creativos buscando soluciones. Seguiremos trabajando con ilusión y esfuerzo para diseñar nuevas dinámicas que ayuden a descubrir la belleza de la vida de familia.

El mejor regalo que podemos dar a nuestros hijos es nuestro amor. Cuando uno de los dos falla en su promesa, aún tenemos la oportunidad de seguir siendo fieles a la nuestra, perdonando al otro y haciendo testigos a nuestros hijos de ese perdón. Estamos llamados a amarnos. Somos capaces de amarnos. Vale la pena amarnos.

El autorLeticia Rodríguez

Directora de IFFD Family Enrichment.

Vaticano

Misa por el Aniversario del Concilio Vaticano II

Rome Reports·8 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto
rome reports88

El Papa Francisco celebró la Misa en el 60 Aniversario del Concilio Vaticano II. Durante la celebración se recordó el discurso de apertura de Juan XXIII. El pontífice pidió no desanimarse ante quienes aseguraban que la Iglesia estaba peor que nunca sin recordar los problemas que rodeaban a otros concilios del pasado.


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Cultura

Henryk Sienkiewicz, la forja de un escritor insigne

El autor repasa la primera parte de la vida del Nobel de origen polaco en este primer artículo al que seguirá una segunda parte sobre sus obras más conocidas y el final de su vida.

Ignacy Soler·8 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 9 minutos

“Petroniusz obudził się zaledwie koło południa i jak zwykle, zmęczony bardzo”. Así empieza Quo vadis. Palabras absolutamente incompresible para el desconocedor de la lengua de Henryk Sienkiewicz, como totalmente indescifrables son para el que ignora la lengua de Cervantes las palabras que cualquier hispano hablante reconoce de inmediato: “En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor”. Pero en estos textos hay dos palabras inteligibles para el ignorante: Petroniusz y  la Mancha.

Sin lugar a dudas las lenguas dividen y forman los modos de pensar y de comunicarse. La belleza de la literatura y de la novela está en relación con los modos de expresarse. Por eso con razón dicen los italianos que traduttore-traditore, toda traducción es de alguna manera una traición. ¿Se puede leer el Quijote en polaco? ¿Se puede leer Pan Tadeusz o Quo vadis en castellano? La respuesta es afirmativa pues existe algo común que une a todas las lenguas: la comprensibilidad de la realidad y del ser humano. Sin embargo, es necesario añadir que su comprensión y su belleza está limitada por su traducción-interpretación. De hecho, cada obra maestra de la literatura y del pensamiento debería leerse en el idioma escrito en su original, pues todo hacer literario es fruto de un pensar enraizado en una lengua, cultura e historia. Veamos un poco el fondo cultural literario e histórico en el que vive Sienkiewicz.

Novelista, periodista, columnista y erudito. Es el primer polaco ganador del Premio Nobel de Literatura, admirado por generaciones de sus compatriotas por despertar el sentido de comunidad nacional y espíritu patriótico. Nació el 5 de mayo de 1846 en Wola Okrzejska, en el tal llamado campo polaco a mitad de camino entre Varsovia y Lublin, en la región de Podlaquia al noreste de Polonia, y murió el 15 de noviembre de 1916 en Vevey, Suiza.

En el tiempo que nació Henryk Sienkiewicz, Kierkegard escribía su obra Enfermedad mortal con el análisis de la naturaleza de la angustia existencial y el acto de fe como algo aterrador, un salto no racional para llegar a un compromiso apasionado, total y personal con Dios. Auguste Comte acababa su Curso de filosofía positiva, rechazando toda teología y metafísica para afirmar que solo la ciencia positiva es capaz de dar orden y progreso al ser humano. Ernest Renan empezaba el camino de la búsqueda del Jesús histórico, sin fe en su divinidad, que acabaría en su obra Vida de Jesús. La segunda mitad del siglo XIX es tiempo de escepticismo y dudas de la fe antigua, y en Polonia es tiempo de penitencia en espera de un nuevo nacimiento.

No es posible entender a Sienkiewicz y su trilogía nacional polaca – A sangre y fuego, El diluvio, Un héroe polaco –, sin explicar brevemente algo de historia de ese país. La República de las Dos Naciones (Polonia y Lituania) desapareció del mapa político al ser repartida definitivamente entre Rusia, Prusia y Austria entre 1772 y 1795.

Todo el siglo XIX es una lucha para que la identidad nacional polaca adquiera su propio estado, su independencia política, sobre todo de Rusia. Por eso es necesario mencionar las dos sublevaciones en lucha armada: el Levantamiento de Noviembre (1830-1831) y el Levantamiento de Enero (1863-1864). Los dos acabaron con derrota de los polacos por los rusos, con enormes deportaciones de población a Siberia y un gran sufrimiento del pueblo. Sin embargo sirvieron para mantener viva la llama de la esperanza de unas libertades, del nacimiento de un nuevo estado.

Por toda su obra literaria, no solamente por Quo vadis, Sienkiewicz obtuvo el premio nobel de literatura en 1905. En la ceremonia de entrega del premio, Sienkiewicz acentuó fuertemente sus orígenes polacos.

Para evitar represiones del gobierno ruso no pronunció su discurso en la audiencia oficial de entrega del premio. Sin embargo, tres días más tardes, en presencia del rey de Suecia y otros escritores expresó su pensamiento en latín con estas palabras: “Todas las naciones del mundo intentan conseguir prestigiosos premios para sus poetas y escritores. Este gran areópago que concede su premio con la presencia del monarca que lo entrega, es una coronación no solamente del poeta sino que al mismo tiempo de toda la nación de la cual esa persona es hijo. Al mismo tiempo se confirma que esa nación toma parte en este acontecimiento, que da fruto y que es necesaria para el bien de toda la humanidad. Este honor, importante para todos, lo es todavía más para un hijo de Polonia. Se ha proclamado que Polonia está muerta, pero tenemos aquí uno entre mil motivos para afirmar que ella vive. Han dicho que es incapaz de pensar y de trabajar, y eh aquí la prueba de que actúa. Han afirmado que está vencida pero ahora tenemos una nueva evidencia de su victoria”.

Orígenes

Henryk provenía de una familia de terratenientes nobles empobrecidos descendientes de los tártaros asentados en Lituania. Sus padres eran nobles cultos con antepasados gloriosos que lucharon en los diversos levantamientos para conseguir la independencia polaca.

A partir de 1858 empezó a estudiar en diferentes escuelas secundarias en Varsovia viviendo en pensiones. La difícil situación económica de la familia hizo que tuviera que ganarse la vida ya desde muy joven como tutor, dando clases particulares. Tenemos aquí uno de los rasgos fundamentales de la personalidad de Sienkiewicz: fue un trabajador infatigable, siempre en viaje, siempre ocupado, con gran iniciativa social.

Ya desde su primera juventud se interesó por la historia y la literatura, empezando a escribir y ganando un premio nacional de literatura a los 18 años. Los autores que más le influyeron entonces y que para siempre dejaron rastro en su escritos fueron: Homero, Adam Mickiewicz, Juliusz Słowacki, Walter Scott y Aleksander Dumas. Recibió las calificaciones más altas en humanidades y no prestó demasiada atención a las demás materias.

Después de obtener el certificado de estudios secundarios en 1866, de acuerdo con los deseos de sus padres, se matriculó en el departamento de medicina de la Escuela Principal de Varsovia. Sin embargo, rápidamente se cambió a derecho y al final eligió filología e historia, gracias a lo cual se familiarizó a fondo con la literatura y el idioma polaco antiguo.

Curiosamente en ese mismo año y Escuela comenzaron sus estudios Bolesław Prus y  Aleksander Świętochowski. Este último recordaba sus estudios universitarios en un artículo publicado en Prawda en 1884, cuando ya Sienkiewicz era famoso: “Había un estudiante en el pequeño grupo de la Facultad de Historia y Filología, que no presagiaba ningún gran talento y vivía completamente fuera de este círculo de elección. Recuerdo que, una vez paseando con él por la calle, me asombró su habilidad para reconocer escudos de armas en edificios y carruajes aristocráticos, y su considerable conocimiento sobre la historia de las familias nobles. Esbelto, enfermizo. Participaba poco en la vida estudiantil y se mantenía distante. Atraía tan poco la atención de sus colegas que cuando, después de graduarse en la universidad, Kotarbiński nos aseguró que Sienkiewicz había escrito una hermosa novela En vano, nos reímos de buena gana no dando ninguna importancia al hecho”.

En 1869, siendo todavía estudiante, empieza a publicar artículos de crítica literaria y social en el semanario Przegląd Tygodniowy, y en los años siguientes se consolida en la prensa de Varsovia como reportero y columnista talentoso. En 1873 colabora ​​con la publicación conservadora Gazeta Polska. Sus perspicaces columnas aparecieron en los ciclos Sin título (1873) y Momento presente (1875) bajo el seudónimo de Litwos. Está presente en los salones de cultura de Varsovia, especialmente en el círculo de la actora de teatro, de obras de Shakespeare, Helena Modrzejewska. Esta era entonces la más conocida actora polaca, que más tarde adquiriría la ciudadanía americana y también una merecida fama como actora teatral, representando obras de Shakespeare pero esta vez en inglés.

Durante este tiempo conoció a María Kellerówna, procedente de una rica y noble familia de Varsovia, la primera de las cinco «Marías en su vida». La comprensión de la obra de Sienkiewicz va unida no solamente a sus raíces nacionales, especialmente por la literatura e historia polaca, sino también por su amor apasionado por la mujer, como también por sus raíces de pensamiento y tradición católica. En muchas de sus obras se dejan continuamente ver rasgos autobiográficos.

Su primer gran amor fue María Kellerówna. Estos dos jóvenes se querían con locura. Estaban ya comprometidos pero al pedir la mano a los padres de la novia, estos dieron la negativa y rompieron el compromiso, preocupados por el futuro financiero de su hija. Henryk no era lo suficientemente rico, no era un buen partido. La joven Kellerówna, profundamente enamorada de Henryk, sufrió enormemente, nunca pudo olvidarle y no se casó jamás.

Viajes

Sienkiewicz también lo vivió dolorosamente, rechazado y humillado, no tenía a dónde volver su corazón. Afortunadamente apareció en el horizonte un viaje con sus amigos de la cultura teatral y con Helena Modrzejewska a América. Sienkiewicz consiguió un contracto como redactor de la revista Gazeta Polska de sus relatos de viaje al otro lado del océano. El viaje de dos años a América del Norte (1876/1878) – el primer sueño de los robinsones hecho realidad – tuvo un gran impacto en la obra del escritor y la solidificación de su personalidad.

Sienkiewicz con  sus amigos intentaron crear una comunidad agrícola cultural en California y establecieron su «cuartel general» estadounidense en Anaheim, una ciudad en Orange Country, no muy lejos de Los Ángeles. Era un pueblo diminuto, rodeado de campos de cultivo. Fue allí, donde fueron llegando toda la compañía de bellezas polacas, encabezada por Helena Modrzejewska.

Los intentos de cultivar la finca no duraron mucho y terminaron casi en bancarrota, lo cual era de esperar, pero de alguna manera nuestros viajeros románticos no pensaron en eso antes. Y aunque toda su estancia en Anaheim duró menos de un año, el agradecido pueblo erigió más tarde un monumento al gran artista polaco.

El proyecto se derrumbó, lo que se convirtió en ventaja para Helena Modrzejewska, que tuvo que volver a los escenarios. Sus actuaciones fueron calurosamente recibidas por el público estadounidense y Sienkiewicz informaba meticulosamente en la correspondencia para la prensa nacional sobre el fenomenal éxito de la actriz polaca en sus giros artísticos.

Fue durante esta bianual estancia americana en donde Sienkiewicz adquirirá una característica propia de sus escritos. Escribe siempre en camino, en viaje, sin parar. Sus futuras obras literarias, lo mismo que Dumas hiciera en Francia, se publicaban periódicamente por capítulos en la prensa polaca. Más de 17 años los pasó viajando fuera de Polonia y escribiendo.

Tuvieron una gran difusión sus Cartas de un viaje a América (1876 -1879) que llevaban consigo un relato actual de la vida estadounidense con sus logros y amenazas. Con sentido del detalle y no sin humor, Sienkiewicz contaba las costumbres de la América de aquella época. A sus ojos, sin embargo, el impulso tecnológico y civilizatorio de Estados Unidos no justificaba los profundos contrastes sociales.

El escritor lo expresaba en sus textos condenando especial y enérgicamente el exterminio de los indios. Estoy en estos días leyendo ese libro y como botón de muestra traduzco un pequeño texto de una de esas cartas, que me ha hecho especialmente gracia. Estamos en el año 1877.

«En el sur de California sin el español no haces nada. Además, me animó a estudiar esta lengua el trato con diferentes ´señoritas´ con las que empecé a hablar en su idioma natal. Señorita América y Señorita Sol me ayudaron con mucho entusiasmo y gracias a ellas he hecho admirables avances. Me dieron también un diccionario francés-español, así que no me faltaba ya nada más. Ni me faltaron tampoco las ganas, pues me ha encantado este idioma, que considero una de los más hermosos en el mundo de las lenguas. Cada palabra tiene un sonido como de plata, cada letra vibra con su propia melodía, tan varonil, tan noble y musical que fácilmente queda grabada en la memoria, atraída por las palabras como un imán atrae el hierro. Quien ha pasado por todas las dificultades del inglés, doblando la lengua como una rueca, pronunciando sonidos sin ninguna identidad, y ahora empieza con el español, le parece pasar entre zarzas y espinos, para encontrarse de repente en un jardín lleno de flores. No conozco una lengua más fácil de pronunciar y de aprender”.

Publicaciones y cuentos

Sienkiewicz no se limitó a publicar en la prensa polaca desde América. El 8 de septiembre de 1877, publicó el artículo Polonia y Rusia en el diario de California Daily Evening Post. En él, condenaba la política engañosa de las autoridades rusas, que actuaban como defensoras de los eslavos en los Balcanes, al mismo tiempo que perseguían a los polacos en el territorio de Polonia. En 1878 regresó a Europa. Se quedó en Londres y luego en París durante un año. También visitó Italia.

Tras regresar a Polonia en 1879 y viajando a Lviv conoce a Maria Szetkiewiczówna y se enamora. Al enterarse de que su familia se dirigía a Venecia, los siguió. Después del período de compromiso, el 18 de agosto de 1881, María y Henryk se casaron en la Iglesia de la Congregación de las hermanas canónicas, en la Plaza del Teatro, en Varsovia. Tuvieron dos hijos Henryk Józef y Jadwiga María. La esposa, enferma de tuberculosis muere en 1885.

Ya desde novios en 1880 Henryk acompaña continuamente a su amada y buscaba para ella los mejores lugares de Europa para su tratamiento médico. Tras la muerte de su amada esposa, siguió viajando con sus hijos por balnearios austriacos, italianos y franceses.

Continuamente en viaje, escribe sin descanso desde cada rincón en donde se encuentra. En 1886 viaja a través de Bucarest a Constantinopla y Atenas, después a Nápoles y Roma. En 1888 se encuentra en España. De ese viaje surge su libro Corrida de toros, traducida desde hace poco al castellano. A fines de 1890, partió en una expedición de caza a Zanzíbar, y publica sus Cartas de África. De las ciudades polacas, le gustaba especialmente Zakopane, aunque constantemente se quejaba del clima demasiado lluvioso de los Tatras.

Sienkiewicz comenzó su obra literaria con cuentos, escribió más de cuarenta. Le gustaba la forma humorística de contar historias, describiendo lo que veía como si de un diario se tratara. Además de muchos datos concretos de la época, hay en ellas una nota patriótica, que será rasgo específico de toda la obra de Sienkiewicz.

Las obras humorísticas se caracterizan por la retórica y el didactismo, pero contienen elementos grotescos, revelando el talento satírico del escritor. Se ve también en la prosa posterior, especialmente en Szkice węglem – Bocetos a carbón (1877), donde lo grotesco y caricaturesco contrasta con el significado trágico del relato sobre el exterminio de una familia campesina, por parte de la nobleza y el clero, junto con los funcionarios zaristas y municipales. El destino de los campesinos, confundidos e indefensos, tratados como carne de cañón por los ejércitos de las potencias divisorias, es un tema importante para Sienkiewicz. En el cuento Bartek Zwycięzca – Bartek el vencedor (1882) acusa a las élites polacas de traicionar los intereses nacionales y describe la difícil situación de un campesino que se enfrenta a los prusianos. El trágico destino de la emigración campesina en América fue esbozado en su ensayo Za chlebemPor el pan (1880). En estas obras maestras hay que incluir un excelente estudio de los sentimientos patrióticos LatarnikEl farero (1881).

Los cuentos de Sienkiewicz fueron un elocuente testimonio de la vivacidad con la que reaccionaba ante los asuntos que tocaban a la opinión pública, y al mismo tiempo demostraba un conocimiento profundo de la psicología humana.

Tenía un agudo sentido de la naturaleza del cuento, era capaz de resumir dramáticamente una situación de la vida real, la explicaba saturándola de tensión, para acabar con un final inesperado. Con sus proliferas obras, contribuyó significativamente al magnífico florecimiento del cuento polaco de finales del siglo XIX y creó una gran colección de cuentos clásicos muy leídos.

Cultura

Manuel Lucena: “Las leyes de Indias, monumento al humanitarismo cristiano”

“El imperio español extendió la religión cristiana y desarrolló los derechos humanos y el derecho internacional”, explica a Omnes Manuel Lucena Giraldo, investigador y académico, que dirige la Cátedra del Español y la Hispanidad de las Universidades de Madrid. Lucena defiende la historia profesional frente a visiones populistas.

Francisco Otamendi·8 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 9 minutos

Hace unas semanas, Omnes entrevistó al mexicano Rodrigo Guerra, Secretario de la Pontificia Comisión para América Latina, que había participado como ponente en el I Congreso Internacional Hispanoamericano organizado por las universidades UNIR y UFV. Hoy se ofrece una vuelta de tuerca al tema de la historia y la hispanidad, asunto de alcance y con creciente demanda, en una conversación con el académico e investigador del Instituto de Historia del CSIC, Manuel Lucena, director desde mayo de este año de la Cátedra del Español y la Hispanidad de las Universidades de Madrid, que cuenta con la presidencia de honor de Mario Vargas Llosa.

El descubrimiento de América, que no tenía nombre en 1492 ―aparece en 1507―, tiene que ver con que “el continente americano se reconecta con el gran núcleo de civilización común global euroasiático, en primer lugar”, asegura el historiador. Y luego, “con que la acción cultural y política española funda ciudades, extiende la religión cristiana, se hace en nombre de un providencialismo humanitario, desarrolla los derechos humanos, y también el derecho internacional”.

Por otra parte, Manuel Lucena precisa que, a su juicio, “el drama de los indígenas americanos viene sobre todo del siglo XIX y del siglo XX, que es cuando los exterminan las entidades políticas que se independizan de España a partir de 1820. El problema son los indígenas contemporáneos, no los indígenas del pasado”. Comenzamos charlando de la cátedra, y luego hablamos de América.

¿Cuáles son las tareas fundamentales de su cátedra del español y la hispanidad?

― Postula una presencia institucional de la CCAA de Madrid en cuestiones de prospectiva del español como lengua global, y de la hispanidad como concepto que articula una comunidad de hablantes con muchas cosas en común, y diferencias también desde el punto de vista cultural. La cátedra está poniéndose en marcha.

En torno a 600 millones de personas hablan español en el mundo, el 7,6 % de la población mundial, según el Instituto Cervantes. ¿Cómo valora este hecho?

― Se puede resumir en que tenemos en el español la segunda lengua global. La primera lengua hablada, en términos de hablantes, es por supuesto el chino, como lengua específica de una comunidad determinada. La primera lengua global es el inglés, pero la segunda lengua global es el español, y esto se debe a que hay culturas en español, en plural, culturas hispanas, si se quiere utilizar el término ―yo me siento muy cómodo con él―, y eso equivale a 600 millones de personas.

Fernando Rodríguez Lafuente, que fue director del Instituto Cervantes, afirma que el idioma español es el petróleo que tenemos, el petróleo de España. En ese sentido, la valoración del hecho tiene que ver con que más allá de las fronteras de España, están las fronteras del español. Y las fronteras son globales, están en todos los continentes, forman parte de los movimientos más dinámicos en innovación y en construcción del futuro del mundo, Y por eso tenemos que sentirnos por un lado muy orgullosos. Así que la valoración sólo puede ser muy positiva.

Un historiador comentaba en Omnes que “el anacronismo es letal para juzgar la historia. Hoy estamos muy tentados a juzgar lo sucedido en la historia con los criterios del siglo XXI”. ¿Algún comentario?

― Estoy de acuerdo con que todo buen historiador, diría que cualquier persona, tiene la obligación de estar en guardia respecto a juzgar el pasado bajo los parámetros del presente. En el caso de los historiadores en particular, hay un difícil encaje con el estudio del pasado, que te obliga a vivir en él, a recrearlo, a pensar sus valores, sus estilos, sus lenguajes, y al mismo tiempo se lo tienes que contar a tus contemporáneos.

Me acordaba el otro día de Benedetto Croce, cuando dijo aquello de que toda historia es historia contemporánea.

Comparto la afirmación de que el anacronismo es letal, para juzgar la historia, pero también tenemos que dirigirnos a nuestros contemporáneos. Y ser capaces de explicarles que la experiencia humana, la historia, tiene elementos de verdad, que la verdad en la historia existe, esto no es relativismo. Y la verdad de la historia es la verdad del historiador, en ese sentido. Por lo tanto, yo comparto ese criterio, y simplemente añadiría que no hay que tener miedo a decir que la verdad de la historia existe, y que podemos acercarnos a ella todo lo posible, aunque es obvio que tenemos que tener muy en cuenta este principio del anacronismo.

Usted habla de la verdad de la historia.

― La vida de la historia es la vida del historiador, dice un viejo maestro. Pero al mismo tiempo, tenemos que ser capaces de dirigirnos, de divulgar, de contar, de responder a las demandas del pasado que tiene el presente, y distinguir muy bien la historia como escritura de no ficción, de la invención.

La historia, la ciencia política, la sociología, la economía, responden a escrituras de no ficción, a narrativas que cuentan la verdad., la verdad que hemos sido capaces de rescatar, desde el punto de vista de las fuentes científicas, pasadas por el filtro de la crítica de las fuentes. Porque el pasado también está lleno de mentiras, como el presente. La desinformación no es un invento de ahora.

Pero por supuesto tenemos que contarlo. Y para eso creo que es fundamental contar bien las cosas, hacer de la historia una disciplina atractiva, acercarnos todo lo posible a nuestros públicos. Señalando siempre que aquí hay un contrato. Y el contrato es que les voy a contar la verdad de lo que yo he descubierto como historiador, la verdad de la historia. Los públicos de la historia son muy importantes y están creciendo. La demanda de conocimiento histórico es muy interesante, y no la cubre ninguna novela supuestamente histórica, ninguna invención, o ninguna mentira del pasado. La historia existe como el estudio de la verdad. No podemos renunciar a contar la verdad del pasado, la verdad del presente y la verdad del futuro.

Con esto del anacronismo no deseo tapar nada. Por poner un ejemplo, el asesinato de César. O Caín, que mató a su hermano Abel, según la Biblia.

̶  Mi maestro John Elliot señalaba que la labor del historiador era iluminar las opciones de libertad. Era un gran humanista. Él nos contaba que, en efecto, yo me voy a la historia, y un magnicidio como la muerte de César, casi nuestro primer magnicidio político en Occidente, de los que recordamos  ̶ hay otros muchos, por supuesto, antes y después ̶ , ahí hay un hecho que es un asesinato político, que intentan justificar los de la desinformación, como resultado de la reacción a la tiranía, etc. etc.

Ahí está la labor de la historia. Y encuentra fuentes que dicen: esto es un magnicidio, esto es un crimen; y fuentes que dicen: esto está justificado porque César era un tirano, y hay derecho moral a eliminar a los tiranos. Lo fascinante de la aproximación del historiador y de la historia a ese hecho, o a cualquier otro, sería: iluminamos lo complejo que hay en las decisiones de los seres humanos.

La labor del historiador es dura, difícil, y muy sacrificada, y hay que echar muchas horas de biblioteca y de archivo, de búsqueda de fuentes, y recuperar la perspectiva sobre el pasado. Eso es importante contarlo, y contarlo a la gente joven hoy es fundamental.

Vamos a un acontecimiento concreto. Desde hace unos años, algunos dirigentes americanos han criticado la colonización de América por españoles, entre ellos el presidente mexicano. Por otra parte, papas como san Juan Pablo II y Francisco han pedido perdón por los errores cometidos, incluso «crímenes». ¿Cómo ve esa tarea de los españoles en América?

Por cierto, el abuelo del presidente mexicano era de Santander… Yendo al tema, estamos en negociados distintos, la historia y la propaganda política, entendiendo historia como la historia profesional, no la historia de los propagandistas. La historia profesional se lleva mal con visiones populistas que no obedecen a la realidad del pasado, y que no serían sostenibles bajo el punto de vista del historiador profesional.

La primera entidad política de la historia del mundo es la monarquía española, católica, universal. Porque la monarquía de Felipe II, y de Felipe III y Felipe IV, hispano-portuguesa, fue la primera entidad política de la historia de la humanidad, que integró de manera definitiva posesiones, en este sentido territorios en términos de igualdad, en América, en Asia, en África y en Europa. Fue ese carácter pionero del imperio español, que dura tres siglos. Es difícil de explicar en términos de continuidad, lo diría de esta manera. El imperio español, el virreinato de la nueva España ha durado más todavía que la República mexicana, que tiene doscientos años recién cumplidos.

El nacionalismo como forma de construcción de una comunidad política ―la nación es más antigua que el nacionalismo, esto es muy importante tenerlo en cuenta también―, se articula en una construcción de economía políticas del resentimiento, de la dejación de responsabilidades, del victimismo. Toda nación política funda su nacionalismo en los últimos dos siglos en alguien a quien hay que odiar, a quien hay que echar la culpa de lo que no somos capaces de resolver por nosotros mismos.

Prosiga…

― El que sea susceptible de escuchar esas doctrinas de odio de los populismos, allá cada cual con lo que quiera asumir. En este caso, por supuesto hay que decir que no. El descubrimiento de América, que no tenía un nombre en 1492 ―el nombre aparece en 1507―, tiene que ver con que el continente americano se reconecta con el gran núcleo de civilización común global euroasiático, en primer lugar; y en segundo lugar tiene que ver con que la acción del imperio español, la acción cultural y política española funda ciudades, extiende la religión cristiana, se hace en nombre de un providencialismo humanitario, desarrolla los derechos humanos, y desarrolla el derecho internacional.

Todo eso llegó mucho antes de que México existiera como entidad política independiente. Si hay mexicanos actuales que quieren renunciar a una parte esencial de su pasado y de su ejemplaridad política y cultural, allá cada cual. Yo conozco México bastante bien, lo admiro profundamente, y tiene una estatura política y cultural enorme en la era de la globalización, fundamentalmente gracias a su etapa española, su etapa hispana. México era la capital del imperio español. México estaba en el centro de la entidad política global que fue el imperio español.

¿Y los términos?

En cuanto al uso de estos términos, de los pueblos originarios o precolombinos, creo que cualquier estudioso de la globalización sabe que todos venimos de otra parte. No existen los pueblos originarios, los pueblos nativos, eso no te da una entidad política diferenciada que obliga a los demás a que les reconozcamos una prelación o una superioridad. Esto por supuesto no quiere decir que no reconozcamos el drama de los indígenas americanos, que sobre todo viene del siglo XIX y del siglo XX, que es cuando los exterminan las entidades políticas que se independizan de España a partir de 1820, éste es el problema. El problema son los indígenas contemporáneos, no los indígenas del pasado.

Como español de hoy, tenemos que tener toda la tranquilidad al respecto. Hay una entidad política que desaparece en 1825, que se llamaba el imperio español, la monarquía española, que se parte en 22 trozos. Uno es la España europea, la España actual en la que estamos, y hay otros 21 trozos, que se llaman las repúblicas latinoamericanas actuales, y que cada uno haga su ajuste con el pasado como mejor quiera. Hay gente allá que está trabajando y lo está elaborando de manera muy positiva, integrándose en la globalización a partir de la herencia hispana, sin rechazarla, sin negarla, sino por el contrario integrándola.

El Secretario de la Pontificia Comisión para América Latina, Rodrigo Guerra, ha comentado a Omnes que “en la experiencia, se puede constatar que la buena noticia del Evangelio, vivida en comunión, es fuente de humanidad renovada, de verdadero desarrollo”.

Me gusta mucho un libro que escribió un historiador estadounidense ya fallecido, Lewis Hanke,que se titula ‘La lucha por la justicia en la conquista de América’. Él describe muy bien cómo el gran problema de los españoles del siglo XVI fue entender esas otras humanidades, esa cantidad de orígenes, las personas que había ahí, que para empezar había que decir qué estatuto legal iban a tener, si eran súbditos de su Majestad o no. Isabel la Católica lo resolvió en su testamento de 1504 cuando dijo aquello de que todos los nativos de las nuevas tierras eran discípulos de la Corona de Castilla, y punto, se acabó.

Todo el siglo XVI es el debate en términos de derechos. Estamos hablando del nacimiento de los derechos humanos y del derecho internacional. Era un debate difícil y complicado, en el cual algunos lo aceptaron, otros no lo aceptaron. Lo fundamental es que la Corona aceptó este debate, lo auspició, suspendió las conquistas, y al final normalizó la situación en la colonización. Las Leyes de Indias son un monumento al humanitarismo cristiano. El que no acepte este principio tan sencillo, tiene que leerse las Leyes de Indias. [Nota: Las Leyes de Indias son la recopilación puesta en vigor por el rey Carlos II de España en 1680 de la legislación especial dictada por España para el gobierno de sus territorios de ultramar en casi dos siglos].

Hace poco se ha estrenado un musical sobre el nacimiento del mestizaje, Malinche. Unas palabras sobre el mestizaje…

El viaje de Magallanes y Elcano que se cerró hace cinco siglos, forzó a los seres humanos de este planeta que la tierra es una, desde el punto de vista geográfico, ¿no?. Pero el otro debate que ellos abrieron, y ellos también lo vieron, es que la humanidad es una, ¿o no? El mestizaje es el escenario sobrevenido en el cual, desde el primer momento, desde 1492, cuando Colón y sus compañeros llegan a las Bahamas, y creen que están en Asia, el mestizaje es el resultado de una humanidad global, es el espejo de la humanidad global. Y por supuesto es un hecho de absoluto valor. El ser mestizo es el ser humano en un mundo global.

El mestizaje no es sólo étnico, es cultural, emocional, biológico por supuesto, producto de los capitales, de las tecnologías. El mestizaje es lo que nos ha traído hasta aquí. Somos el resultado del mestizaje, de esa ansia de conocer al otro, de saber quién es y qué quiere contar. Y también de proyectarle valores, pero ese otro también te los proyecta a ti.

En ese sentido, pensar en el mundo global es pensar en el mestizaje, reivindicarlo como una solución, como un escenario del cual procedemos. La Monarquía española fue global, multiétnica, policéntrica, lo contábamos en TRECE uno de estos días, al hablar de un libro, ‘Conversación con un mestizo de la nueva España’, del historiador francés Serge Gruzinski.

Concluimos hablando con el académico Manuel Lucena de la expresión ‘Leyenda Negra’, que surgió en 1910 de un personaje del Ministerio de Asuntos Exteriores, Julián Juderías, que ganó un concurso de la Real Academia de la Historia. Sobre la Leyenda Negra, “ni acomplejados ni excesivos. Lo que hay que hacer es estudiar historia de España, leerla, amarla. Las culturas en lengua española tienen muchísimo que decir”.

El autorFrancisco Otamendi

Artículos

La urgencia de la misión

El cardenal arzobispo de Madrid hace balance del reciente consistorio extraordinario al que asistió y señala las claves del compromiso cristiano que demanda la sociedad actual: renovar el sentido misionero para llevar la Buena Noticia en todos los ambientes.

Carlos Osoro Sierra·8 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

A finales del pasado mes de agosto participé en Roma en un consistorio extraordinario convocado por el Papa para hablar de la constitución apostólica Praedicate Evangelium. Con este texto, precioso y de lectura muy recomendable, concluye la reforma Curia romana y se nos recuerda, a cada uno de los creyentes, que la Iglesia “cumple su mandato sobre todo cuando da testimonio, de palabra y obra, de la misericordia que ella misma ha recibido gratuitamente” (n. 1).

Aunque las reuniones son a puerta cerrada, sí puedo decir que, para mí, fue un regalo poder compartir tiempo y reflexiones sobre este mandato con el Sucesor de Pedro y con todo el colegio cardenalicio, cuya composición habla precisamente de la riqueza de nuestra Iglesia. Juntos sentimos de nuevo que el Señor nos alienta a la misión; experimentamos cómo nos anima y empuja a llevar la Buena Noticia a nuestros contemporáneos, allá donde se encuentren y en las condiciones en las que estén.

Como Francisco ha señalado en numerosísimas ocasiones a lo largo de estos años de pontificado, el propio Jesús nos pone en camino: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16, 15). Ahora, cuando el mundo se ve golpeado por tantos conflictos y enfrentamientos —de Ucrania a Etiopía, pasando por Armenia o Nicaragua— y muchas personas —especialmente las más vulnerables— afrontan el futuro con miedo e incertidumbre, es más urgente que nunca que los católicos anunciemos que Cristo ha vencido a la muerte y que el dolor no puede tener la última palabra.

Para incidir en esta urgencia de la misión, en mi carta pastoral para este curso que acabamos de comenzar, titulada A la misión: retornar a la alegría del Evangelio, recurro a la parábola del hijo pródigo o, mejor, del padre misericordioso. 

Los católicos no podemos quedarnos encerrados; no podemos ser complacientes y autorreferenciales, ni debemos perder la capacidad de sorpresa o la gratitud como le ocurrió al hijo mayor de la parábola. Tenemos que llegar a los bautizados que, como el hijo pequeño, se fueron de casa y se alejaron del amor de Dios, al tiempo que hemos de buscar a quienes no conocen a Jesucristo o lo rechazan.

En esta clave, emociona releer lo que dice el padre de la parábola: “Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo, pero era preciso celebrar un banquete y alegrarse, porque a este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado” (Lc 15, 31-32). En ese padre vemos a Dios, a un Dios que nos ama, a un Dios misericordioso que nos ha dado todo y que incluso nos deja libertad para marcharnos. 

En la fase diocesana del Sínodo en Madrid salió claramente el deseo de vivir que Dios nos ama y también de mostrárselo a nuestros hermanos, a los que se fueron y a los que nunca lo conocieron. Para ello, en primer lugar, en nuestra archidiócesis quedó patente que es necesario que cada uno de los creyentes cuidemos la oración y el encuentro con Dios, que intentemos vivir con coherencia el Evangelio y que lo hagamos también en comunidad. No podemos ser islas desiertas ni encerrarnos en nuestros grupos, sino que hemos de sentirnos parte de la Iglesia que peregrina en el mundo.

Solo así podremos abordar, en segundo lugar, retos de la propia Iglesia que se plantearon en esta fase como la concepción de la autoridad y el clericalismo; la responsabilidad de los laicos y la generación de espacios de participación; el papel de los jóvenes y de las mujeres; la atención a la vida familiar; el cuidado de las celebraciones, para que sean vivas y profundas; la valoración de la pluralidad de carismas; la formación en sinodalidad y doctrina social de la Iglesia, o la mayor transparencia.

Esto nos llevará, en tercer lugar, a ser una Iglesia que, sin escamotear la verdad, se sitúa siempre en un necesario diálogo con la sociedad. Y nos llevará también a ser una Iglesia samaritana y de puertas abiertas; una Iglesia que no deja a nadie tirado en el camino, que ayuda y acompaña a quienes la sociedad ha dejado en los márgenes —como tantas personas en situación de vulnerabilidad— y que acoge a aquellos que se han podido sentir rechazados incluso por la propia Iglesia.

En una catequesis sobre el discernimiento en la audiencia general del 28 de septiembre —que releo mientras termino estas líneas—, el Papa recurrió a su apreciado san Ignacio para pedir la gracia de “vivir una relación de amistad con el Señor, como un amigo habla al amigo”. Según contó, conoció a “un anciano hermano religioso que era el portero de un colegio”, que, cuando podía, “se acercaba a la capilla, miraba el altar, decía: ‘Hola’, porque tenía cercanía con Jesús”. “Él no necesita decir: ‘Bla, bla, bla’, no: ‘Hola, estoy cerca de ti y tú estás cerca de mí’”, aseveró Francisco, poniendo el foco en que “esta es la relación que debemos tener en la oración: cercanía, cercanía afectiva, como hermanos, cercanía con Jesús”. Que todos sepamos mantener esta relación con el Señor para así embarcarnos, de manera decidida, en la apasionante misión que nos ha sido encomendada.

El autorCarlos Osoro Sierra

Cardenal Arzobispo de Madrid.

Vaticano

El Papa Francisco, último llamamiento para Ucrania

Con su llamamiento al fin de la guerra en Ucrania el 2 de octubre de 2022, el Papa Francisco ha marcado una clara línea divisoria y ha aclarado su posición sobre la guerra. Una aclaración que probablemente era necesaria, después de que las palabras y la postura del Papa Francisco hayan dado lugar a las críticas en la propia Ucrania.

Andrea Gagliarducci·7 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 5 minutos

El discurso del 2 de octubre de 2022 del Papa Francisco fue un texto muy estudiado, diplomático y calibrado en cada palabra, destinado precisamente a resaltar la gravedad de la situación. No sabemos qué llevó al Papa a hacer ese llamamiento, si la nueva amenaza nuclear o la situación tras las anexiones rusas de Donetsk. Luhansk, Zaporizhzhia y Kherson, y el discurso de Putin, que ha hecho surgir el fantasma de la amenaza nuclear.

Sin embargo, sabemos que las palabras del Papa Francisco se produjeron en la culminación de un gran esfuerzo diplomático de la Santa Sede, que ha trabajado incansablemente entre bastidores desde el inicio del conflicto.

Discurso del Papa Francisco

El Papa Francisco decidió hablar durante el rezo del Ángelus. El llamamiento al fin de la guerra en Ucrania se hizo en lugar del comentario del Evangelio que suele preceder a la oración del Ángelus. Sólo en otra ocasión había sucedido esto: el 1 de septiembre de 2013, cuando el Papa abordó el tema de la guerra en Siria y lanzó la jornada de oración y ayuno por la paz el 7 de septiembre siguiente.

El riesgo, al hacer esta elección, era dar al discurso del Papa una connotación puramente político-diplomática, sin anclarlo en el Evangelio, como suelen ser todos los discursos del Papa. Como se ha dicho, esto sólo ha ocurrido en otra ocasión. Es una señal de que la situación para el Papa es trágica.

En el discurso, el Papa Francisco subrayó que «ciertas acciones no pueden justificarse nunca», y dijo que es «penoso que el mundo esté aprendiendo la geografía de Ucrania a través de nombres como Bucha, Irpin, Mariupol, Izium, Zaporizhzhia y otros lugares, que se han convertido en lugares de sufrimiento y miedo indescriptibles». ¿Y qué hay del hecho de que la humanidad se enfrente de nuevo a la amenaza atómica? Es absurdo».

Claramente, el Papa estigmatizó así los asesinatos en masa y las pruebas de tortura encontradas en estos lugares.

Por ello, el Papa Francisco se dirigió en primer lugar al Presidente de la Federación Rusa «rogándole que detenga, también por amor a su pueblo, esta espiral de violencia y muerte».

El Papa también hizo un llamamiento al Presidente de Ucrania para que esté «abierto a propuestas serias de paz».

Esto no es una petición al presidente ucraniano para que acepte la invasión. El detalle importante es que esté abierto a propuestas de paz «serias». Para la Santa Sede, las «propuestas de paz serias» deben entenderse como propuestas de paz que no tocan la integridad territorial de Ucrania, que ponen fin al goteo de la guerra, que restablecen el equilibrio en la región. 

Diálogo con la Federación Rusa

La Santa Sede nunca ha dejado de dialogar con la Federación Rusa. El Papa Francisco ha hecho saber en varias ocasiones que está dispuesto a ir a Moscú. El 25 de febrero, cuando la guerra no había hecho más que empezar, decidió, de una manera nada convencional, visitar la embajada de la Federación Rusa en la Santa Sede, buscando un diálogo con el presidente ruso Vladimir Putin, una «ventana» abierta, como señaló el propio Papa.

Esta «ventanita» nunca se abrió. Sin embargo, el diálogo se mantuvo constante. El cardenal Pietro Parolin mantuvo una conversación telefónica con el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, el 8 de marzo de 2022, y se reunió con él al margen de la Asamblea General de la ONU en Nueva York.

Según el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, durante la conversación Lavrov «explicaría las razones de la actual crisis en las relaciones entre Rusia y Occidente, resultado de la ‘cruzada’ de la OTAN para destruir a Rusia y dividir el mundo». El Ministerio de Asuntos Exteriores también subrayó que «las medidas adoptadas por nuestro país tienen como objetivo garantizar la independencia y la seguridad, así como contrarrestar las aspiraciones hegemónicas de Estados Unidos de controlar todos los procesos mundiales».

En esa ocasión también se habló de referendos, que, según el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, «son la realización de los derechos legítimos de los habitantes de estos territorios a la autodeterminación y a organizar su vida según sus propias tradiciones civiles, culturales y religiosas».

Obviamente, esta es sólo la versión rusa de la historia. La Santa Sede no ha hecho ninguna comunicación oficial. Sin embargo, se sabe que fue el cardenal Parolin quien solicitó la reunión.

La reunión reveló no sólo una situación complicada, sino también la absoluta dificultad (por no decir imposibilidad) de involucrar a los rusos en una negociación de paz. De ahí, probablemente, el Ángelus del Papa Francisco matizado en sus detalles. Como si fuera consciente de que la Santa Sede no puede ser una fuerza mediadora.

¿Mediación de la Santa Sede para poner fin a la guerra?

No puede ser porque una mediación, para que dé frutos, debe ser deseada por ambas partes. Sin embargo, por el momento, no parece que Rusia esté dispuesta a mediar. Incluso una reciente entrevista con el Metropolitano Antonij, jefe del Departamento de Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú, mostró que Rusia y la Santa Sede no parecen estar tan cerca.

Por el momento, las relaciones entre el Vaticano y el Patriarcado de Moscú están congeladas», dijo Antonij a la agencia de noticias rusa Interfax. Por mucho que se hable de una relación ecuménica, esta relación también tiene una repercusión política, especialmente por la forma en que el Patriarcado de Moscú está inextricablemente ligado a la presidencia de la Federación Rusa.

Son tiempos muy diferentes a los de junio, cuando fue la agencia gubernamental rusa Ria Novosti la que dio la noticia de que la Federación Rusa apoyaba la mediación de la Santa Sede en la resolución de la guerra en Ucrania. Lo hizo informando de las declaraciones de Alexei Paramonov, director del primer departamento europeo del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, que había señalado, en un cambio de tono muy significativo, que «los dirigentes del Vaticano han declarado repetidamente su disposición a prestar toda la ayuda posible para lograr la paz y detener las hostilidades en Ucrania». Estas observaciones se confirman en la práctica. Mantenemos un diálogo abierto y de confianza sobre una serie de cuestiones, principalmente relacionadas con la situación humanitaria en Ucrania».

¿Qué ha cambiado entre junio y hoy? En primer lugar, el curso de la guerra ha cambiado, y por tanto también la disposición a negociar. Y entonces, el compromiso de la Santa Sede ha cambiado. Que, en el plano diplomático, siempre parte de un punto ineludible: el respeto a la integridad territorial ucraniana.

Integridad territorial ucraniana

El arzobispo Paul Richard Gallagher, «ministro de Asuntos Exteriores» del Vaticano, había llamado a «resistir la tentación de comprometer la integridad territorial ucraniana» al margen de una conferencia en la Pontificia Universidad Gregoriana el 14 de junio.

Gallagher había visitado Ucrania entre el 18 y el 21 de mayo, y durante ese viaje destacó que la Santa Sede «defiende la integridad territorial ucraniana».

Obviamente, para la Santa Sede es necesaria una solución negociada, no bélica.

Como Iglesia, dijo Gallagher, «debemos trabajar por la paz y también hacer hincapié en la dimensión ecuménica». Además, debemos resistir la tentación de comprometer la integridad territorial de Ucrania. Debemos utilizar esto», el de la territorialidad, «como un principio de paz. Esperemos que pronto podamos iniciar las negociaciones para un futuro pacífico».

El gesto del Papa Francisco debe entenderse, pues, en este marco diplomático. La integridad territorial de Ucrania no está en cuestión. Al igual que no se cuestiona el juicio de la Santa Sede sobre la guerra. Baste considerar que ya en 2019, cuando el Papa convocó al Sínodo y a los obispos greco-católicos ucranianos a Roma para una reunión interdicasterial, el cardenal Parolin calificó lo que estaba ocurriendo en Ucrania como una «guerra híbrida».

Con su declaración, el Papa Francisco ha querido aclarar aún más su posición. Tal vez sea una aclaración tardía, ante varias situaciones que han golpeado a una sensible opinión pública ucraniana: desde la decisión de que una mujer rusa y otra ucraniana lleven la cruz en el Vía Crucis del Viernes Santo, un gesto visto como una presión por la reconciliación, hasta la oración por la intelectual rusa Darya Dugina, lanzada sin hacer referencia a la persona, pero vinculando el atentado que causó su muerte a la guerra en Ucrania cuando aún no se sabe quién puso una bomba en su coche.

En cualquier caso, el Papa ha marcado una línea clara, un punto de no retorno. Puede parecer un intento desesperado, un último llamamiento a Ucrania. Pero quizás sea el comienzo de una nueva ofensiva diplomática de la Santa Sede, que se desarrolla entre bastidores.

El autorAndrea Gagliarducci

Ecología integral

Pilar Arias: «Una campaña de captación de suscripciones debe ir acompañada de menor ´agresividad` al pasar el cestillo»

Entrevistamos a Pilar Arias, responsable de gestionar las suscripciones domiciliadas para hacer donativos a las parroquias madrileñas. Nos cuenta los entresijos de esta forma de obtener ingresos, cada vez más determinante para el sostenimiento de las parroquias.

Diego Zalbidea·7 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 9 minutos

Nacida en Madrid hace 37 años, casada y madre de tres niños de 9, 6 y 4 años. Licenciada en Derecho y en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Autónoma de Madrid. De 2009 a 2011 trabajó en el Departamento de planificación financiera y análisis de Kraft Foods, hoy Mondelez International Inc, empresa que produce las Chips Ahoy, las Oreo o los chicles Trident. Desde entonces hasta 2016 lo hizo en el departamento de Análisis Económico-Financiero y Control Presupuestario de CLH (la actual Exolum). En ese año fue nombrada para el cargo que actualmente ocupa, Subdirectora de Administración Diocesana del Arzobispado de Madrid.

¿Cuántas familias prefieren las suscripciones periódicas para ayudar a la Iglesia en Madrid?

Muchas. Más de 23.000 familias tienen una suscripción a favor de su parroquia en Madrid. Sin embargo, aún tenemos una amplia parte de la población que no es consciente de las ventajas que esta forma de colaboración tiene, tanto para ellos como para la parroquia con la que colaboran. 

Detectamos que mucha gente, cuando se habla de cuentas en el ámbito parroquial, de recursos necesarios o utilizados, de deducciones, de declaraciones de la renta, etcétera, desconectan porque se trata de temas difíciles de entender. Tenemos que generar un lenguaje muy sencillo para este colectivo.

También hay un porcentaje de personas que “siempre han echado efectivo en el cestillo de la colecta de la misa” y no están dispuestas a cambiar esa costumbre. Además, no saben cómo gestionar el momento en el que se pasa el cestillo si se suscriben. Se sienten violentos si no echan algo, y observados por sus vecinos, que no saben que ya colaboran con una suscripción. Por ello pensamos que una campaña de captación de suscripciones debe ir acompañada de menor “agresividad” al pasar el cestillo.

¿El enfoque tiene que ser el mismo para todos los públicos?

Hay que llegar a cada segmento de población con un mensaje distinto, en función de su edad, de su situación económica, de su lugar de residencia, etcétera. Y ahí está el reto. En ir cambiando el mensaje para conseguir llegar a todos.

Nos encontramos otra dificultad para comunicarnos con los feligreses: actualmente tenemos población muy digitalizada y otra que no lo está en absoluto. Cuando sabemos la edad, les consideramos digitalizados hasta los 60 años. No podemos saber el grado de digitalización de los mayores de 60. Muchos nada, pero otros, incluso mayores de 90, se han digitalizado. La pandemia nos ha ayudado en este sentido.

En cualquier caso, hay que detectar en las parroquias qué tipo de comunicación se adapta más a los feligreses, y conseguir alcanzar a cada uno de la forma que él prefiera. El reto es alcanzarles con el mensaje adecuado y por el canal adecuado.

¿Qué ventajas tiene este tipo de colaboración?

En España, la Iglesia no tiene ninguna asignación en los presupuestos generales del Estado desde el año 2007. Se sostiene fundamentalmente con las aportaciones voluntarias de todos los fieles, cada uno en función de sus posibilidades. El 0,7% del IRPF que los contribuyentes deciden libremente dar a la Iglesia cubre en Madrid sólo el 18,14% de los gastos totales. 

Colaborar a través de una suscripción periódica, en vez de hacerlo en el cestillo, beneficia tanto a la parroquia como al donante. La parroquia puede hacer previsiones de ingresos para afrontar los gastos y se ahorra los costes del manejo de efectivo. Además, el donante se beneficia de importantes deducciones en caso de tener que hacer declaración de la renta. Por eso las suscripciones son tan importantes.

¿Cuánto se puede desgravar el donante?

De los primeros 150 euros donados a una parroquia, el donante que deba hacer la declaración de la renta puede deducirse el 80%, si se trata de su única donación, y de lo que exceda de esa cifra el 35% (en determinadas ocasiones el 40%). Si el donante tiene varias donaciones, el porcentaje del 80% se aplica a una de ellas, y al resto, el 35% o el 40% según se trate de un donativo recurrente o no.

Por tanto, si hacemos la cuenta de lo que anualmente echaríamos al cestillo, y nos planteamos hacerlo mediante una suscripción, podemos hacer una donación mayor, ya que nos deduciremos una cantidad importante y la parroquia recibirá más dinero. Todos ganamos.

Es interesante como ejemplo, echar un vistazo al siguiente cuadro:

(tu esfuerzo económico) SI QUIERES DONAR AL AÑO: (lo que recibirá la parroquia) PUEDES HACER UNA APORTACIÓN DE: PORQUE TE DEDUCIRÁS:
30 €150 €120 €
95 €250 €155 €
160 €350 €190 €
225 €450 €225 €

¿Requiere mucho trabajo para la diócesis la gestión, promoción y conservación del sistema de suscripciones?

En el Arzobispado de Madrid tenemos un departamento que cuenta con tres personas, mujeres todas, que ayuda a la mayoría de las 479 parroquias que tiene la archidiócesis de Madrid con la labor administrativa que generan las suscripciones, y elabora campañas para la promoción de las mismas. 

Damos servicio a más de 18.000 donantes. Esto libera a las parroquias de bastante trabajo administrativo para que puedan centrarse en labores más pastorales, asistenciales y caritativas. Además, al poder negociar con los bancos con mayores cifras, obtenemos menores comisiones por domiciliación y devolución de recibos. Las parroquias tienen menores costes, y reciben por tanto más dinero.

Se hacen las remesas para el banco, se contabilizan los ingresos mensuales de cada parroquia y donante, se genera el modelo 182 de declaración de donativos para Hacienda, y se asesora a las parroquias en lo que necesiten. En este sentido, nos pueden contactar tanto los párrocos como los miembros de los consejos económicos de las parroquias.

Entonces, merece realmente la pena

Requiere trabajo, pero en horas globales, menos de lo que se emplearía en cada parroquia, y con la seguridad que aporta dedicarnos profesionalmente a esto, conociendo y aplicando toda la normativa que nos afecta, como es la ley orgánica y reglamento de protección de datos, la ley 49/2002, de régimen fiscal de entidades sin fines lucrativos e incentivos fiscales al mecenazgo, etcétera.

El donante se puede suscribir rellenando una ficha, que es lo que suelen hacer los “no digitalizados”. Cuando esa ficha llega al departamento, se introducen los datos en el sistema, se procesa y desde ese momento se gestiona.

¿Hay otras formas de colaboración?

Existe otro camino para realizar una suscripción, que es el portal de donativos de la Conferencia Episcopal “Dono a mi Iglesia” (www.donoamiigleisa.es), desde el que se puede donar a cualquier parroquia de España. Esa base de datos se gestiona también desde este departamento, estando perfectamente informadas las parroquias de las suscripciones que reciben por este canal.

Informamos de todo lo que va ocurriendo a las parroquias a través del correo electrónico, y realizamos gestiones de recobro de los donativos devueltos. La parroquia nunca se desvincula del donante. Por ejemplo, si detectamos que hay que dar de baja una suscripción porque una familia tiene dificultades económicas, informamos al párroco para que se interese por ellos.

Hay llamadas continuas de suscriptores para notificar nuevas cuentas corrientes, cambios de importe, etcétera. Todas las llamadas se atienden. En caso de estar todos los teléfonos ocupados, o llamar fuera de nuestro horario de trabajo, el donante puede dejar un mensaje, y aunque no lo deje se nos quedan registrados sus teléfonos, y contestamos todas las llamadas perdidas. 

Supongo que habrá también bajas en los donantes

Sí, es frecuente que nos llamen familiares para dar de baja suscripciones de donantes que han fallecido. Se les da el pésame y se encomienda al donante en una de las misas que tienen lugar en nuestra sede.

Los terceros miércoles de mes se ofrece la misa que se celebra en el Arzobispado de Madrid por todos nuestros benefactores. Sin ellos no se podría llevar a cabo la misión evangelizadora de la Iglesia.

Y con los donantes, ¿qué comunicación hay?

Periódicamente también hacemos campañas de recogida de datos de donantes, cambios de domicilio, e-mail si ahora lo utilizan, edad… Queremos comunicarnos de forma digital todos los donantes habituados a este medio, pues es más barato, y cada euro cuenta, pero para ello tenemos que conseguir su correo electrónico.

También nos encargamos de tener una comunicación constante con los donantes, porque son parte fundamental de la Iglesia, y queremos que así lo sientan, y que estén informados de las actividades de la Iglesia que ellos ayudan a sufragar. Contactamos con ellos con motivo de la campaña de la Renta, cuando la Conferencia Episcopal elabora la Memoria Anual de Actividades, por el Día de la Iglesia Diocesana y en Navidad. 

Por último, cuando el tiempo nos lo permite, ya que los recursos son limitados, elaboramos materiales que ayuden a las parroquias en la captación de suscripciones: folletos, carteles, etcétera.

¿Qué experiencias positivas tenéis de estos años de funcionamiento del sistema?

Lo más importante de tener una base de datos agregada con los donantes de todas las parroquias es que nos permite tener visibilidad de lo que está ocurriendo en la sociedad. Podemos sacar múltiples estadísticas. Los números grandes no mienten. 

Además de la gestión administrativa, y la atención al donante, nos parece que lo que aporta mucho valor es recoger desde el departamento las “mejores prácticas” de parroquias que nos cuentan iniciativas interesantes que han dado fruto, ya que las podemos exportar a parroquias de características similares. A veces no nos contactan para contárnoslo, pero lo podemos detectar nosotras porque vemos cómo evolucionan las suscripciones de cada una de ellas.

Nos seguimos formando en fundraising y en marketing digital, para estar en condiciones de ofrecer consejo y formación a las parroquias, párrocos y consejos económicos sin los cuales nada de todo esto sería posible.

También estamos al tanto de lo que ocurre en el tercer sector. De alguna forma las ONGs son nuestros competidores, en el sentido de que cada familia tiene una cantidad limitada de recursos para ayudar. Si colaboran con tres ONGs que se nos han adelantado en campañas de captación, puede que no les quede dinero para colaborar con nosotros. Por eso tenemos que estar muy atentas a lo que ocurre en el sector, para poder transmitir ese conocimiento con pinceladas prácticas a las parroquias.

Administrativamente, cuidamos con mimo las bases de datos intentando mantenerlas lo más actualizadas posible. En todas las comunicaciones que reciben los donantes, aparece nuestro teléfono y mail, para que puedan contactarnos y comunicarnos si alguno de sus datos ha cambiado, o si quieren modificar su suscripción. Y los donantes agradecen tenernos cerca. 

Como hacemos gestiones con los donantes que han devuelto sus recibos, en coordinación con las parroquias, muchas veces no se pierden donaciones por devoluciones, sino que las recobramos. A menudo son cambios de cuentas bancarias que los donantes no se han acordado de notificarnos.

Quedan establecidos los mismos criterios para todas las parroquias, y al trabajar con mayor número de donantes ahorramos costes en envíos de documentación tanto en papel, como de forma digital y en comisiones bancarias. Los párrocos agradecen esto.

¿Tiene alguna «sombra» esta forma sostener a la Iglesia?

A día de hoy no le vemos ninguna sombra, y no nos cabe duda de que en pocos años será la forma mayoritaria que los feligreses elegirán para colaborar económicamente, entre otras cosas porque cada vez circula menos efectivo en la sociedad. Si no hay monedas, no podemos aportar en el cestillo. Nos queda por tanto hacerlo mediante suscripción o en atriles con datáfonos para pagos con tarjeta bancaria, que habrá que ir instalando en las parroquias que aún no los tienen.

¿Podría ser utilizado ese sistema para el compromiso de tiempo, cualidades y oración, además del sostenimiento económico de la Iglesia?

Si bien la captación de fondos, a los que nosotras nos dedicamos, es necesaria para el sostenimiento de las parroquias, no es todo, ni lo más importante, para el fin al que Dios ha llamado a su Iglesia. Cada fiel debe colaborar con lo que puede, y esto no incluye siempre dinero. El tiempo, la oración y las cualidades de cada uno son fundamentales, y son actos de amor que Dios valora y hace fructificar como el grano de mostaza, de ello estamos seguras. El Arzobispado de Madrid apoya a las parroquias en estos aspectos desde las diferentes Vicarías y Delegaciones. 

¿Habéis encontrado alguna dificultad especial para ponerlo en marcha?

Inicialmente los donantes eran reticentes a que el Arzobispado de Madrid girase los recibos de sus donaciones, pues desconfiaban de que el importe donado fuese íntegramente a las parroquias, o no nos conocían y eso les generaba desconfianza. Pero con el tiempo, los párrocos y consejos económicos han contado con nosotras para la gestión de las suscripciones y han explicado las causas a la feligresía, entre las que está la gratuidad de nuestros servicios y la transparencia de todo el proceso, y esas reticencias se han vencido. 

Somos cercanas, respondemos y damos el servicio que se necesita, y creemos que esto ha ayudado muchísimo al crecimiento del departamento en pocos años.

¿Qué retos os planteáis una vez que ya funciona el sistema?

Queremos aportar más valor, exportando experiencias de unas parroquias a otras, promoviendo mesas redondas con los párrocos, reuniones con los consejos económicos, e impartiendo formación relacionada con comunicación y captación de fondos, entre otras cosas. 

Tenemos muchas ideas, pero no conseguimos el tiempo suficiente para materializarlas. Algo en lo que estamos trabajando es hacer captación de nuevos suscriptores. El primer objetivo es conseguir comunicarnos con feligreses que aún no lo son. Tenemos que buscar formas de conseguir sus datos, encontrar mensajes que les sean de utilidad para establecer relaciones con ellos, y poco a poco, hacerles ver las ventajas que una suscripción tiene para ellos y para la parroquia. 

¿Hay algún perfil de donante que prefiere la suscripción a otras formas de colaboración?

Detectamos que muchos feligreses empiezan a suscribirse entre los 30 y los 40 años. Creemos que es cuando ya tienen bastante estabilidad económica. A la población digitalizada le ayuda tener todos sus movimientos económicos registrados de alguna manera y así lo consiguen. Además, aquellos donantes obligados a presentar la declaración de la renta, y que conocen las ventajas fiscales explicadas, prefieren realizar suscripciones a donativos anónimos, pues les benefician. 

¿Hay un mínimo para aportar de esta forma o existen también fieles que colaboran con suscripciones «minúsculas» desde el punto de vista económico? 

No existe una cantidad mínima para hacer una suscripción. Sí, hay muchos feligreses que hacen verdaderos malabarismos para colaborar, aunque sea con muy poco, desde el punto de vista meramente económico, porque no tienen más. Ya lo explicó el Señor cuando vio a la viuda depositar su moneda en el arca del Tesoro, esos importes son más valiosos que los grandes donativos que dan los que viven rodeados de riquezas. Eso por eso que hay que cuidar mucho en qué se gasta el dinero. La austeridad debe ser la clave.

Ecología integral

«Be to Care» (ser para cuidar), un congreso para repensar la innovación social

Harambee Africa International, con motivo de su 20° aniversario, en colaboración con el comité del Centenario del Opus Dei, ha organizado a finales de septiembre de 2022 un Congreso internacional en Roma:  un espacio de reflexión y de diálogo sobre las posibles respuestas a los retos sociales de nuestro tiempo.

Stefano Grossi Gondi·7 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

El simposio se celebró durante los días 28, 29 y 30 de septiembre en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz (Roma, Italia), con la presencia de 200 participantes, en representación de 70 iniciativas de 30 países de todo el mundo.

Los trabajos comenzaron el día 28 de septiembre con dos meses redondas con expertos de varios continentes, que reflexionaron sobre los desafíos de la innovación social.

El día 29 se inició con la conferencia de mons. Fernando Ocáriz sobre la acción social del cristiano en el mensaje de san Josemaría (puede leer la conferencia completa aquí). Hacia el final de su intervención el Prelado animaba a que este encuentro fuese una ocasión de revitalizar el servicio a los más necesitados trabajando con todos y haciendo propia una expresión del fundador del Opus Dei («está todo hecho, y está todo por hacer»), que también puede aplicarse a las instituciones y a las personas que trabajan en ellas, sin conformarse con lo que ya se ha hecho.

A continuación Fernanda Lopes, Presidenta del comité del centenario (2028-30), presentó el marco de este día de “tormenta de ideas” con la vista en el centenario del Opus Dei: la transformación del corazón como motor de la innovación social. Entre los aspectos propuestos para la reflexión y el diálogo se encontraban: la santificación del trabajo y sus consecuencias en la mejora de la sociedad; la transformación del mundo desde dentro; el compromiso social de los cristianos; la ciudadanía y la amistad social; el atractivo de hacer vida la doctrina social de la Iglesia; la importancia del cuidado de la casa común y de las personas, especialmente de las más vulnerables; la conexión entre la sostenibilidad medioambiental y la sostenibilidad social.

Tras el tiempo de trabajo de los 200 participantes en nueve grupos (“Promover la sensibilidad social”), los portavoces expusieron las conclusiones que han girado en torno a diversos temas: el valor de la experiencia, el protagonismo de los propios beneficiarios, confiar en las nuevas generaciones, una formación que lleve a las personas a servir mejor a los demás. La jornada continuó en la tarde con el segundo taller, “La misión de servicio de las iniciativas sociales”: escuchar a todas las personas, investigación para encontrar nuevas necesidades, no perder la identidad de los proyectos y el propósito que las impulsa; el desafío de la comunicación. El último taller versó sobre el legado que el futuro centenario del Opus Dei pueda suscitar en el ámbito del desarrollo social.

Los diferentes grupos abrieron un amplio abanico de ideas. Desde actitudes y espacios de formación y sensibilización, hasta iniciativas para una mayor profesionalización de las instituciones, así como plataformas para compartir experiencias, think tanks y espacios de diálogo intergeneracional, entre otras.

El viernes 30 concluyó el evento con una jornada dedicada a la innovación social y a los jóvenes en África.

El autorStefano Grossi Gondi

América Latina

Ricardo García, obispo prelado de Yauyos-Cañete: “Hay que ‘vacunar’ con sacramentos”

La pandemia del Covid ha sido muy dura en Perú, con doscientos mil fallecimientos. “Hemos sido el país del mundo con más muertos per cápita”, comenta Monseñor Ricardo García, obispo-prelado de Yauyos, Cañete y Huarochirí, en una entrevista con Omnes. “La Iglesia ha ayudado de modo importante en Perú, y la gente lo ha percibido”, añade, tras considerar que “hemos tenido una pandemia médica, pero también espiritual”.

Francisco Otamendi·7 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 8 minutos

El obispo prelado de Yauyos-Cañete volvió de Roma a finales de mayo, donde ordenó a 24 nuevos sacerdotes del Opus Dei. Entre otras cosas, les dijo: “Vuestras vidas, a partir de hoy, estarán marcadas por el ministerio de los sacramentos, el ministerio de la palabra y el ministerio de la caridad. Ayudad a mucha gente a conocer la vida de Jesús”.

La centralidad de Jesús, mirar a Jesús, es el mismo mensaje que lanzó la Conferencia Episcopal del Perú en mayo de 2020, a raíz del zarpazo del Covid: “En estos momentos cruciales que vive nuestra sociedad, los obispos del Perú, como pastores del pueblo de Dios, deseamos transmitir un mensaje de fe y esperanza al pueblo peruano, desde la luz de Cristo resucitado, el eterno viviente, nuestro Dios y Salvador”. 

En su escala en España, antes de despegar hacia Perú, Monseñor Ricardo García concedió esta entrevista a Omnes, en la que conversamos sobre la pandemia [él mismo estuvo muy grave en 2020]; el territorio de la Prelatura, entre las crestas de los Andes y la costa; el Sínodo sobre la sinodalidad; la migración venezolana (un millón de personas) y la inmigración interior, la educación, san Josemaría también, porque es historia de la Prelatura; sus sacerdotes; la familia, que “está golpeada”, como en tantos países, y su reciente viaje a Alemania, para solicitar donativos.

¿Cómo podría describirse la Prelatura de Yauyos?

—Cuando se creó en 1957, la Prelatura de Yauyos tenía dos provincias: Yauyos y Huarochirí. A los pocos años, en 1962, Mons. Orbegozo pidió que se añadiera Cañete, que tiene más riqueza natural, costa, ahora industria, y últimamente playas buenísimas, que se han convertido en playas de Lima. 

Tenemos 22 parroquias bastante extensas, de las que dos están encargadas a comunidades de religiosas. Una de las congregaciones, peruana, tiene religiosas con varias facultades, pueden casar y bautizar, por ejemplo.

La parte andina de la Prelatura (Yauyos), es muy distinta a la costa…

—En efecto. Hay bastante diferencia entre la costa y la sierra. La sierra es muy difícil, con carreteras mínimas, asfaltadas, pero con laterales de tierra a los lados. Hace 60 años había que ir con mulas o a caballo, yo he ido alguna vez así, pero ahora no. Un problema en la sierra es que la población está muy diseminada. Y además, la población andina, y pasa en todo el Perú, se está yendo a la costa, porque hay más desarrollo y los jóvenes pueden estudiar. El desarrollo está en la costa. La población andina vive de una agricultura de subsistencia. Ha cambiado la mentalidad de la gente.

Mi gente, de uno y otro sitio, sigue siendo piadosa. Hay respeto al sacerdote, al obispo no digamos, te tratan con mucho cariño, da vergüenza lo buena gente que son, te tocan, como si fuera un santo que está llegando.

Hablemos un momento de educación, también para situarnos. Yauyos tiene varios colegios parroquiales.

—Tenemos cuatro colegios parroquiales, uno menor; uno de mil quinientos alumnos, otro de mil, otro tiene quinientos. El seminario menor tiene cien alumnos: no es que todos los alumnos del seminario menor vayan a ir al seminario mayor. Un año van cuatro, otro uno, otro ninguno, otro año aumentan… Yo lo miro desde otro lado. El 60 por ciento de mis sacerdotes son ex alumnos del seminario menor. Es un indicador interesante. 

¿Qué es lo que más le preocupa?

—Sigo teniendo necesidad económica. Necesito un auto para Cáritas. Necesito ayuda económica. He ido a Alemania a buscar dinero, porque tengo allí varias parroquias amigas. He recorrido ahora miles de kilómetros en Alemania, visitando parroquias, gente sencilla que da su limosna. 

En otro orden de cosas, puedo comentar algo en relación a las playas. Las playas de Lima son las playas de Cañete. Es un público nuevo, que en verano hay que atenderlo. La sierra tiene mucha lluvia y está más despoblada en verano, y los curas de la sierra atienden las playas. Y hay playas que ayudan generosamente. Llegan personas que han ayudado a resolver temas económicos, por ejemplo, al seminario, y dan una beca para la formación de un sacerdote, etcétera.

En obra social, tiene en su territorio Valle Grande y Condoray, por ejemplo.

—Sí, se hace una obra social importante. Son dos obras corporativas del Opus Dei. El Instituto Valle Grande está especializado en temas agrícolas. La Escuela tiene estudios de tres años para técnicos agrícolas, con muy buenos resultados. Los chicos encuentran trabajo inmediatamente, y se colocan muy bien, porque hay un desarrollo agrícola moderno. Desde hace tiempo existe también informática. Ha habido también asesoría agrícola, cursos de formación, se ha ayudado al pequeño agricultor a poder exportar… Esto está en stand by desde hace unos años, por diversos factores.

Desde hace tiempo han venido reflexionado. ¿Qué quieren hacer con estas personas? Se centran en el tema educativo, la formación profesional. Durante la pandemia fue un momento complicado, pasaron a distancia, les fue bien, y van a seguir a distancia, están equilibrándose económicamente. En cuanto a las mujeres, en Cañete existe Condoray, donde forman chicas para secretariado, hostelería, y tiene prestigio, es querida por la gente, y funciona muy bien.

   Por supuesto en Cañete hay mucha devoción a san Josemaría [fundador del Opus Dei], que estuvo ahí en 1974. “Cañete, valle bendito”, esta frase ha quedado acuñada, y aparece incluso en eslogans de empresas de turismo, etc. La gente le tiene aprecio. 

¿Cómo están trabajando en el Sínodo, en el proceso de escucha, en su Prelatura?

—Desde que comenzó, planteamos el Sínodo como una oportunidad para escuchar a gente que está lejos de la Iglesia. Ése ha sido nuestro objetivo. Nos hemos organizado como en dos líneas. Una la escucha en la parroquia, el ámbito natural. Hemos convertido los documentos que había en preguntas, porque a la gente le sonaba un poco abstracto, por eso del Sínodo sobre la sinodalidad. Y ha funcionado.

Y luego hemos ido sector por sector, digamos que por agrupaciones sectoriales, por sectores laborales. Por ejemplo, maestros, empleados públicos, también la policía, profesionales, Y también ha habido buena respuesta. ¿Qué pida la gente? Cosas bien sencillas. Por ejemplo, que haya una presencia, más atención sacerdotal, que le dé más formación doctrinal. Nadie ha pedido que las mujeres se ordenen sacerdotes. 

Estamos ya en fase de realizar el compendio de todas las cosas que se han escuchado. Se ha hecho mucho por zoom. Creo que la respuesta ha sido positiva. Sí me hubiera gustado llegar a más gente nueva. Hay una gente cercana que responde siempre. Pero las respuestas han ido por ahí, atención sacerdotal, más formación, etc.

Usted preside la Comisión Episcopal de Educación y Cultura en la Conferencia Episcopal peruana. ¿Qué objetivos tiene en la actualidad? 

—En primer lugar, potenciar nuestra ONDEC (Oficina Nacional de Educación Católica),para que pueda ayudar a las oficinas diocesanas (ODEC), porque a veces les falta apoyo, para que tengan recursos para formar a sus profesores. En segundo lugar, fortalecer las relaciones con el Estado, con el gobierno, para que se respeten ciertos derechos que tiene la Iglesia, que se pongan en práctica, que se respeten las plazas de profesores, etc. Las ODEC en cada diócesis deben tener más presupuesto, y el Estado les debe dar más dinero para su tarea. 

La Constitución actual reconoce el aporte de la Iglesia católica a la formación en Perú, se reconocen convenios, y hay un marco que es principio es bastante positivo para la Iglesia. También, adelantarnos a temas que se van planteando. Por ejemplo, para los estudios de religión en los colegios, no esperar a que venga el Ministerio y te diga: mañana tienes que decir lo que está bien y lo que está mal. Hay que ir por delante y decir: éste es nuestro proyecto. Ser proactivos. 

¿Pueden elegir los padres el colegio que desean para sus hijos de acuerdo a sus convicciones, o hay una imposición estatal?

—Pueden elegir el colegio, pero hay una realidad: si son de un pueblo del Perú donde solamente hay uno, no hay otra posibilidad. O ese colegio o ese colegio, no tienen dónde elegir. Pero sí, en principio hay libertad. 

¿Financia el Estado la educación privada? 

—No. El Estado no financia la educación privada. Pero sí hay colegios de convenio, primero con la Iglesia, en los que el Estado paga los sueldos. Eso hay que subrayarlo. 

¿Los colegios de la Prelatura de Yauyos son de convenio?

—No. En uno el Estado financia todas las plazas, pero en los otros unas cuantas plazas solamente. Tenemos uno bilingüe, en el que sí lo paga todo el Estado. Hay otro colegio, que se llama Cerro Alegre, en el que el sacerdote es muy apostólico, con gran don de gentes. Una de las dificultadas que tiene mi Prelatura es que entre parroquia y parroquia existe una gran distancia, y en medio está la arena, o el desierto. Tengo Cañete, que está todo conectado, pero también tengo Mala, que está a 70 kilómetros y es como una unidad independiente, o Chisca, a 80 kilómetros. Tanto en Cañete, Mala, como en muchos otros lugares, hay gente muy buena.

Perú tiene muchos inmigrantes.

Hay mucha inmigración externa, sobre todo de Venezuela. En los últimos tres años ha llegado un millón de inmigrantes venezolanos. Por supuesto hay de todo, pero la gente es buenísima. Por ejemplo, el organista de mi catedral es un migrante venezolano, que ha venido con su señora y la familia. Buenísimo. 

Como es lógico, esto ha creado problemas, pero les hemos acogido bien. Me estoy acordando de una migrante que ha estudiado Teología en Roma, y la han contratado en un colegio para dar literatura y ayuda en relaciones públicas. Hay gente muy buena. Pero un millón es mucho. Perú tiene 32 millones de habitantes. Ecuador lo mismo. Y en Colombia hay tres millones de venezolanos. Se les trata bien, al menos en las cuestiones más importantes, hay una pastoral para acogerlos, para seguirlos, para acompañarlos, etc. 

Y está también la inmigración interna

—Hay gente que baja de la sierra a las ciudades principales. Cañete ha crecido con migrantes de la sierra. Y no digamos Lima, que tiene una periferia… Lima tiene casi 12 millones de habitantes. Yo recuerdo hace unos años, saliendo de Lima, tramos que eran desierto, ahora está poblado. 

Una cosa positiva para Cañete, para todos, es que el crecimiento hacia el sur es más ordenado, más urbanizado. En poco tiempo, va a estar casi todo poblado, desde Lima hasta Cañete, y de Cañete a Lima. Hablan de que van a poner un tren, ojalá que así sea. 

En su país lo han pasado muy mal con la pandemia.

—Es cierto. Y la Iglesia ha ayudado de modo importante durante la pandemia en Perú. Cuando no había vacuna, la medicina que se creía que podía servir, campañas para llevar medicinas, de la mano del Ministerio de Salud. Alimentos. Durante bastante tiempo, puse unos comedores populares. Durante nueve meses, hemos dado de comer a más de mil personas todos los días. También hemos construido una planta de oxígeno. 

Como venía diciendo, la percepción de la ayuda de la Iglesia ha sido muy notoria y positiva. La gente se ha dado cuenta de esto. Incluso empresas privadas han ayudado a través de la Iglesia. 

¿Va volviendo la gente a las iglesias?

—Suelo decir que hemos tenido una pandemia médica, pero también espiritual, porque mucha gente se ha alejado, no ha ido a la iglesia, se trata ahora de recuperar la normalidad. Con mucha cautela, también ir reduciendo las Misas a distancia, para recuperar la presencia. Hay que vacunar a la gente ya con sacramentos. 

En muchos sitios las iglesias estaban llenas en Semana Santa. Aquí tenemos un santuario muy bonito, de la Madre del Amor Hermoso, en el que caben apretadas cuatro o cinco mil personas. En Semana Santa hubo mucha gente en Cañete, y ocurre en todas las parroquias. Luego hemos tenido una reunión con obispos, por zoom, y estaban muy contentos de la respuesta muy buena de la gente. El Covid ha sido muy duro en Perú. Han muerto doscientas mil personas. Estos números hay que mirarlos comparados con la población. Hemos sido el país del mundo con más muertos per cápita. Las cifras estuvieron escondidas, hasta que salieron a la luz, cuando cambió el gobierno. Y la Iglesia ha tenido un papel importante de ayuda.

Si alguien se animara a apoyar las tareas de su Prelatura, ¿qué referencia se le podría dar?  ¿Algún destino concreto?

—Pueden ver la página web prelaturayauyos/org.pe/y les puedo proporcionar un email: [email protected] ¿Qué me preocupa? Aunque sea una cosa puntual, una casa para mis curas. 

¿Cómo se había resuelto esto antes? 

—El Seminario también es Instituto pedagógico. Los sacerdotes hacen cursos extra, en verano, para ser maestros. Tienen título de maestro. La gran mayoría son profesores también, de religión. En los pueblos, el sacerdote, que es un personaje, tiene sueldo y jubilación, y también asistencia médica, tiene seguro social. Casi todos, aunque no todos, porque alguno trabaja en la curia o en el seminario, Incluso mi seminario, como es Instituto pedagógico, también recibe algunas asignaciones del Estado, que las ocupan los que son formadores del seminario.

Concluimos la conversación con el obispo prelado de Yauyos, Cañete y Huarochirí. Nos quedamos con dos ideas. Perú lo ha pasado muy mal en la pandemia, y obispos y sacerdotes se han volcado con la gente. Y a don Ricardo García, el obispo prelado, le preocupan las necesidades económicas de Cáritas, y sus sacerdotes.

El autorFrancisco Otamendi

Recursos

Algunas preguntas habituales sobre el Opus Dei

En relación con el Opus Dei, se plantean con frecuencia algunas preguntas, tanto en relación con la misión que realiza como sobre su contexto y lugar en la Iglesia. El autor se detiene en tres de esas preguntas habituales, evitando los tecnicismos jurídicos que requeriría un estudio de derecho canónico, pero sin abandonar la precisión.

Ricardo Bazán·6 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 10 minutos

Unas semanas atrás, cuando fue publicado el motu proprio Ad carisma tuendum del Papa Francisco sobre la prelatura personal del Opus Dei, tuve la oportunidad de conversar con algunos jóvenes que buscaban aclarar ciertas dudas a causa de una serie de comentarios sobre esta norma pontifica y la institución a la que se refiere.

En esta ocasión opté por preguntarles qué definición darían ellos del Opus Dei. Entre las distintas respuestas que refirieron, me quedo con una: es una institución de la Iglesia católica cuyos miembros buscan la santidad a través del trabajo y la vida corriente. Esta definición nos servirá para comentar qué es una prelatura personal, su contexto y lugar en la Iglesia, así como abordar algunas cuestiones: si es un privilegio para una élite de la Iglesia y si el Opus Dei es una especie de «Iglesia paralela».

¿Es la prelatura personal un privilegio del Opus Dei?

El 28 de noviembre de 1982, el Papa Juan Pablo II erigió el Opus Dei en prelatura personal a través de la Constitución Apostólica Ut sit. Hasta esa fecha, esta institución había tenido la figura jurídica de Instituto secular, en el cual podíamos encontrar distintas realidades eclesiales equiparadas a los institutos religiosos, es decir, a fieles de la Iglesia que se consagran a Dios a través de unos votos y viven según unas reglas debidamente aprobadas por la autoridad de la Iglesia. Por tanto, es natural que surja la siguiente pregunta: ¿por qué san Juan Pablo II otorgó esta nueva figura de prelatura personal al Opus Dei? ¿Se trataría acaso de un privilegio? Para responder estos interrogantes, primero debemos saber qué es una prelatura personal y en qué consiste la realidad del Opus Dei.

La figura de la prelatura personal es relativamente nueva, pues surge en el n. 10 del decreto Presbyterorum ordinis, del Concilio Vaticano II. Allí se lee: “Donde lo exija la consideración del apostolado, háganse más factibles, no sólo la conveniente distribución de los presbíteros, sino también las obras pastorales peculiares a los diversos grupos sociales que hay que llevar a cabo en alguna región o nación, o en cualquier parte de la tierra. Para ello, pues, pueden establecerse útilmente algunos seminarios internacionales, diócesis peculiares o prelaturas personales y otras providencias por el estilo, en las que puedan entrar o incardinarse los presbíteros para el bien común de toda la Iglesia, según normas que hay que determinar para cada caso, quedando siempre a salvo los derechos de los ordinarios del lugar” (cfr. canon 294 Código de Derecho Canónico).

Es decir, se trata de una figura muy flexible, orientada no sólo a la distribución de los sacerdotes, sino para obras pastorales peculiares en la cual se incardinan, es decir, dependen de ella, sacerdotes con miras a atender esa obra peculiar o, en otras palabras, a atender a un grupo de fieles.

Así pues, las prelaturas personales son figuras que permiten una mejor atención de fieles según esa obra peculiar, según esa necesidad, a diferencia de las diócesis, que se caracterizan por el territorio en el que se asientan. Es decir, los fieles de una diócesis pertenecen a esa circunscripción porque residen en ese territorio, y por ende, en lo que se refiere a la misión general de la Iglesia, dependerán del obispo del lugar y podrán gozar de la atención de los sacerdotes que están incardinados en esa diócesis.

Por su parte, las prelaturas personales presentan un criterio personal, es decir, allí donde haya un fiel de la prelatura, que necesita de esa atención peculiar, allí se le debe atender.

Es lo que sucede con las eparquías orientales en territorios de distinto rito, cuyos fieles requieren de una atención peculiar debido a la tradición a la que pertenecen (antioquena, alejandrina, caldea, etc.). En esos casos, lo que importa es la persona más que el criterio territorial.

La prelatura personal es una figura que tiene como cabeza a un prelado, alrededor del cual están unos sacerdotes, cuya misión es atender a los fieles que requieren de una atención peculiar, por ejemplo a causa de sus condiciones particulares de vida, de su trabajo, de su vocación, etc. Es decir, no se entiende la prelatura personal si no es con un grupo de fieles a quienes atender espiritualmente pues, a fin de cuentas, esa es la misión de la Iglesia.

Es así que san Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, comprendió que esa figura, la prelatura personal, era la forma adecuada a la realidad de la Obra, una institución cuyo carisma consiste en que sus miembros -en su gran mayoría laicos, el resto sacerdotes- busquen la santidad a través del cumplimiento de los deberes ordinarios, como el estudio o el trabajo, allí en medio del mundo, como fieles corrientes, de la misma manera que los primeros cristianos buscaban ser santos.

Era oportuna para el Opus Dei una figura jurídica que protegiera ese carisma, esa misión y esa fisonomía peculiar, donde debían entrar tanto hombres como mujeres, sencillamente bautizados que no son religiosos (consagrados) ni se asemejan a ellos, pues son fieles corrientes: abogados, obreros, taxistas, empresarios, estudiantes universitarios, profesores, empleadas del hogar etc. Y es este justamente el segundo rasgo a custodiar, el hecho de que son fieles corrientes, fieles laicos a los que, como señala el Concilio Vaticano II, “corresponde, por propia vocación, tratar de obtener el reino de Dios gestionando los asuntos temporales y ordenándolos según Dios. Viven en el siglo, es decir, en todos y cada uno de los deberes y ocupaciones del mundo, y en las condiciones ordinarias de la vida familiar y social, con las que su existencia está como entretejida” (Lumen gentium, n. 31). Se trata de personas que están en medio del mundo y en todo el mundo.

Siendo el Opus Dei de inspiración divina y para el bien de tantas almas, era cosa justa otorgarle una forma jurídica acorde a su naturaleza. Con ese fin, el fundador recurrió a la autoridad de la Iglesia.

San Pablo VI hizo notar a san Josemaría la conveniencia de esperar a la celebración del Vaticano II; y también las circunstancias posteriores aconsejaron esperar un poco. Finalmente, 17 años después, san Juan Pablo II otorgó al Opus Dei la figura de la prelatura personal, no sin antes realizar un estudio minucioso sobre la conveniencia de hacerlo, diríamos también sobre la justicia de atender este pedido (para ello se hizo un estudio minucioso a nivel de las congregaciones de la Curia Romana directamente involucradas, pasando por una comisión paritaria, conformada por expertos de la Santa Sede y del Opus Dei para poder responder a todas las cuestiones que pudieran surgir, hasta llegar a la firma del Papa). Conforme al carisma, misión y fisonomía espiritual del Opus Dei, la prelatura personal se presentaba efectivamente como la figura adecuada.

De lo dicho hasta ahora podemos plantear una nueva pregunta, si la prelatura personal no es un privilegio dado al Opus Dei, ¿por qué es la única prelatura personal hasta el momento?

La respuesta final solo la puede dar Dios. Sin embargo, un par de cosas podemos decir. En primer lugar, la prelatura personal es una figura abierta, que puede servir también para otras realidades que la requieran; de hecho, está regulada de manera genérica en los cánones 294 a 297 del Código de Derecho Canónico, que prevén también que los estatutos de cada una de ellas desciendan a los detalles específicos. Por tanto, no ha sido pensada tan sólo para el Opus Dei, ni está limitada a él.

También conviene recordar que en la Iglesia los años se cuentan por siglos, es decir, las prelaturas personales son nuevas en la Iglesia, y además (esta es la segunda idea) esta figura tiene unas características propias que no se pueden aplicar a todas las realidades eclesiales sin un estudio reposado sobre la conveniencia.

¿Es el Opus Dei para unos privilegiados?

Del punto anterior, quizá se podría interpretar erróneamente que la prelatura personal del Opus Dei sería para unos privilegiados, pues está pensada para personas que requieren de una atención peculiar, de una obra peculiar. Institivamente, lo “peculiar” puede hacernos pensar en la exclusividad o el privilegio, que hace alusión a una exención de una obligación o ventaja exclusiva de la que goza una persona, la cual ha sido concedida por un superior.

¿Quiénes pueden pertenecer al Opus Dei? A partir de los estatutos del Opus Dei (Statuta), la primera condición es que, para pertenecer a esta prelatura personal, se requiere de una vocación divina (cfr. Statuta, n. 18).

No se trata propiamente de un privilegio, sino que de un elemento que nos permite diferenciar quiénes pueden formar parte de esa institución, que es una obra peculiar justamente por ese carisma y misión -contribuir de una manera específica a la proclamación de la llamada universal a la santidad- y esa llamada divina que tienen sus miembros.

Por tanto, al Opus Dei pueden y deben pertenecer personas de todos los estratos sociales, de las más variadas condiciones, razas, profesiones, etc., que hayan recibido de Dios una vocación específica para buscar la santidad en medio del mundo, en su ocupación o trabajo corriente, en ese camino concreto, que reclama una atención pastoral peculiar.

Los datos oficiales que encontramos en el Anuario Pontificio del 2022 nos dicen que pertenecen a esta prelatura 93.510 fieles católicos. No es un número pequeño para una institución que no ha cumplido aún un siglo de existencia.

Así mismo, esto no quita que personas que no tienen esa vocación al Opus Dei puedan beneficiarse de los bienes espirituales de la prelatura. Y es que como decía su fundador, la Obra es una gran catequesis, es decir, la institución y sus miembros están abocados en dar formación cristiana a través de distintos medios.

Como es lógico, esa formación se dirige a todas las personas, donde no tendría sentido hacer acepción de personas o grupos cerrados, pues la misión radica en difundir la llamada universal a la santidad y al apostolado, universal, no particular, no cerrada. Dirigir ese mensaje o esa llamada a un grupo de privilegiados sería totalmente contrario a su carisma y a su misión (cfr. Statuta, n. 115).

Hemos hablado repetidamente de una misión, un carisma y una vocación. Puesto que más arriba hemos presentado la misión, veamos en qué consiste esa vocación y ese carisma.

La vocación es una llamada divina, para eso se requiere de un proceso de discernimiento, algo sobre lo que el Papa Francisco hace mucho hincapié en sus intervenciones públicas y en su catequesis.

Esa vocación está unida a un carisma y presenta unos rasgos propios del espíritu del Opus Dei, los cuales no radican en el nivel social, económico, rasgos físicos o culturales, etc., sino más bien en una serie de rasgos sobrenaturales como la filiación divina, la santificación del trabajo, el espíritu laical, la santa Misa como centro y raíz de la vida interior, entre otros.

¿Es el Opus Dei una Iglesia dentro de la Iglesia?

En una ocasión una persona comentó a un miembro del Opus Dei que las personas de la Obra se caracterizan porque están en contra del aborto. Aquel le explicó que el aborto no es algo a lo que el Opus Dei se oponga como algo propio, sino porque es parte de las enseñanzas de la Iglesia católica, como recoge el Catecismo. Esta anécdota describe muy bien la idea que podemos encontrar en algunos casos de que el Opus Dei es un grupo aparte de la Iglesia. Así se entiende que la concesión de la prelatura personal por parte de san Juan Pablo II sea entendida por algunos como un privilegio, para que sea una especie de Iglesia dentro de la Iglesia.

Sin embargo, esto no es algo que pueda ser admisible en la estructura de la Iglesia, la cual tiene como autoridad suprema al Romano Pontífice y al Colegio Apostólico con el Papa a la cabeza (cfr. cánones 330-341 del Código de Derecho Canónico).

Así, el Papa ejerce su potestad de manera universal, siendo el obispo de Roma. Por su parte, los obispos ejercen su potestad dentro de los límites de su diócesis, y en el contexto del colegio episcopal. Sea el Papa o los obispos, todos ellos ejercen esa potestad de acuerdo con la misión recibida de Jesucristo, en esa triple función: enseñar, santificar y gobernar.

Que Juan Pablo II hubiese otorgado un privilegio al Opus Dei a través de la prelatura personal sería una contradicción a dicha estructura que hemos esbozado.

De hecho, la norma que crea las prelaturas personales señala claramente que esta figura se debe dar “quedando siempre a salvo los derechos de los ordinarios del lugar” (Presbyterorum ordinis, n, 10). Es decir, que en su configuración inicial, la prelatura personal está pensada para que coexista pacíficamente con la potestad de los obispos allí donde trabajen y la potestad del prelado se refiera sólo a los fines de la prelatura.

Esto no es algo que obedece únicamente a una relación de justicia, sino que además es consecuencia lógica de que los fieles del Opus Dei son personas corrientes, que deben buscar la santidad allí donde se encuentren, justamente en las diócesis donde habitan, teniendo en cuenta -por ejemplo- que nadie es bautizado en la prelatura, sino en una parroquia que es una parte de la diócesis, esa porción del pueblo de Dios.

En otras palabras, siendo los fieles del Opus Dei gente corriente, no conviene que sean exentos de la potestad del obispo (nótese que los fieles del Opus Dei pertenecen en primer lugar a la diócesis en la que viven), que formen un grupo aparte en la diócesis o en la parroquia, sino que más bien vivifiquen el ambiente cristiano en el que se mueven.

Al mismo tiempo, esas personas, por la específica vocación que tienen, requieren de una atención propia, según su carisma, pero sobre todo, cada uno de esos fieles, hombres y mujeres, deberán santificar su oficio, trabajo o quehacer allí donde estén, según ese espíritu propio del Opus Dei.

En lo práctico, según las normas del Derecho de la Iglesia y la configuración jurídica de la Obra, ¿puede constituirse el Opus Dei en una Iglesia paralela? Para explicarlo debemos hablar de la persona que dirige la prelatura personal, el prelado.

La prelatura personal recibe su nombre justamente del prelado, que ha sido puesto a cargo de esta institución para guiarla en su misión, por lo cual, se ve investido de una serie de capacidades con miras a conseguir ese fin, una finalidad estrictamente sobrenatural. Sin embargo, esas capacidades están bien delimitadas, pues ya se encuentran limitadas por la potestad que ejerce el Papa en toda Iglesia y la de los obispos en sus respectivas diócesis.

Por tanto, las capacidades del prelado se limitan o circunscriben a la misión de la prelatura y no son suficientes como para decir que estamos delante de una Iglesia paralela. Así, el prelado podrá pedir a sus miembros que cuiden de manera especial la asistencia a la Santa Misa, como centro y raíz de la vida interior, para identificarse más con Cristo.

En cambio, no podrá imponer a los miembros de la prelatura que cambien de trabajo, como tampoco lo puede hacer el Papa ni los obispos, porque no es de su competencia, ni mucho menos pedir que desobedezcan las normas dictadas por el Romano Pontífice o de los obispos en comunión con el Papa.

El motu proprio Ad charisma tuendum no es una norma que haya privado al Opus Dei de algún privilegio que tuviera. Esta institución de la Iglesia sigue siendo una prelatura personal conforme a la norma dada por Juan Pablo II, la constitución apostólica Ut sit, así como a sus Estatutos aprobados por la Santa Sede.

Más aun, dicho motu proprio resalta de manera especial el carisma recibido por san Josemaría y la importancia de esta obra de Dios en la misión evangelizadora de la Iglesia, y así dice el Papa Francisco: “Para tutelar el carisma, mi predecesor san Juan Pablo II, en la Constitución Apostólica Ut sit, del 28 de noviembre de 1982, erigió la Prelatura del Opus Dei, encomendándole la tarea pastoral de contribuir de un modo peculiar a la misión evangelizadora de la Iglesia.

Según el don del Espíritu recibido por san Josemaría Escrivá de Balaguer, en efecto, la Prelatura del Opus Dei, bajo la guía de su Prelado, lleva a cabo la tarea de difundir la llamada a la santidad en el mundo, a través de la santificación del trabajo y de los compromisos familiares y sociales” (introducción).

Para ello subraya la importancia de los clérigos (sacerdotes) incardinados en esa prelatura con la cooperación orgánica de los fieles laicos. Esto último es de vital importancia, porque unos y otros, clérigos y laicos, están llamados a realizar funciones distintas según su propio estado en la Iglesia, por eso, los fieles laicos reclaman el ministerio del sacerdote, y el sacerdocio existe justamente para servir a esos fieles de la prelatura, así como a todas aquellas personas que se acercan a sus apostolados.

Uno y otro se reclaman mutuamente, bajo la unidad de un prelado que los guía según un mismo carisma y una misma vocación, dentro de la misma barca de la Iglesia.

Ecología integral

«Es necesaria una nueva medicina que sea justa para todos»

El presidente de la Pontificia Academia por la Vida ha defendido la necesidad de un cambio de mentalidad en nuestra sociedad que ponga en el centro del cuidado a los más vulnerables: ancianos y niños.

Maria José Atienza·6 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Un millar de médicos de atención primaria estadounidenses se encuentra en Madrid en el simposio Advancing Community Health and Well-Being  impulsado por Somos, una iniciativa fundada por el doctor Ramon Tallaj y que agrupa a más de dos mil médicos que atienden a personas sin recursos en el estado de Nueva York.

Carta de reflexión sobre la medicina actual

En el marco de este simposio, Mons. Vicenzo Paglia ha anunciado una Carta, que recogerá la importancia de la relación de los médicos de atención primaria con los pacientes.

Una relación que no sea comercial sino que vaya más allá, considerando al paciente en su integridad personal, y que sea el inicio de una “reflexión política, cultural y económica de la salud para dar lugar a una nueva medicina que sea justa para todos”, ha subrayado el presidente de la Pontificia Academia para la Vida.

«Vemos injusticias económicas e injusticias de la salud» ha continuado Paglia y «es necesaria una revolución cultural» en este sentido.

Paglia se ha centrado especialmente en lo que ha llamado “un nuevo pueblo que vive en el mundo” y que son los ancianos.

En la actualidad, ha destacado “los ancianos son más que nunca en el mundo, millones de personas que conforman un pueblo desconocido, ignorado, sobre el que nadie reflexiona”. En este sentido, ha afirmado que “gracias a la medicina vivimos 30 años más y no sabemos para qué. Todos, no sólo los gobiernos, sino también en la Iglesia, hemos de reflexionar sobre los ancianos”.

Paglia ha recordado los sucesos recientemente vividos durante la pandemia de coronavirus; unos meses en los que fallecieron miles de personas. En este contexto, ha afirmado que «todos nos enfrentábamos a la misma tormenta pero en diferentes barcos; los barcos de los pobres, de los ancianos, ésos fueron destruidos con una crueldad tremenda, a veces sin poder despedirse de los familiares.

De estos mayores “muchos de ellos murieron más por la soledad que por el virus”, ha dicho Paglia, que ha subrayado que “la vacuna más importante es el amor en una sociedad individualista”, de ahí la importancia de esta carta, ya en marcha.

SOMOS Community Care

Por su parte el director ejecutivo de SOMOS, Mario Paredes, ha presentado esta organización que nació hace 7 años de la mano del médico Ramón Tallaj y que tiene como objetivo “humanizar el sistema sanitario” especialmente en el estado de Nueva York.

Su misión es humanizar y elevar la atención primaria, y por tanto las condiciones de salud de la población, especialmente la del llamado inner city.

Ramón Tallaj, fundador de SOMOS, ha puesto el acento en la relación entre el enfermo “y aquel que le cura, que es lo que conocemos como medicina”.

Hoy en día, SOMOS atiende a más de un millón de personas sin recursos y su red de médicos, muchos de ellos de origen hispano, atienden a los pacientes beneficiarios del Medicalaid de la ciudad de Nueva York con un criterio holístico, integral.

Un millar de estos médicos han acudido a Madrid, sede del simposio médico de este año centrado en la equidad sanitaria y el acceso universal y garantizado a la salud.

Vaticano

El reto del cambio climático: la Santa Sede en el Acuerdo de París

Se estrena un documental sobre los problemas ecológicos de nuestro tiempo que ha contado con la participación del Papa Francisco. 

Giovanni Tridente·6 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Los instrumentos de adhesión de la Santa Sede a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) de 1992 y al Acuerdo de París de 2015 entraron en vigor el 4 de octubre, solemnidad de San Francisco de Asís.

La iniciativa ya se había anunciado en julio, con el depósito de los mismos instrumentos en la Secretaría General de la ONU. De este modo, la Iglesia, y concretamente el Estado de la Ciudad del Vaticano, quiere estar en primera línea para apoyar moralmente los esfuerzos de los Estados para cooperar de manera adecuada y eficaz “a los desafíos que el cambio climático plantea a nuestra humanidad y a nuestra casa común”, que luego tiene un impacto particular en los más pobres y frágiles.

Un reto que concierne a todos

Fue el Papa Francisco, en su Encíclica “Laudato si’”, hace ya más de siete años, quien renovó la invitación a todos los pueblos del planeta a dialogar ante “una confrontación que nos une a todos, porque el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos afectan y tocan a todos”.

En octubre del año pasado, en un Mensaje a la COP-26 de la CMNUCC, el Santo Padre había pedido “una verdadera y propia conversión, individual pero también comunitaria”, deseando la “transición hacia un modelo de desarrollo más integral y completo, basado en la solidaridad y la responsabilidad”.

La película «La Carta

En vísperas de este importante acontecimiento de la adhesión al Acuerdo de París, se ha presentado en el Vaticano un nuevo documental titulado “La Lettera”, que narra los viajes a Roma de varios líderes que están en la vanguardia de la promoción de los temas de Laudato si’, desde la Amazonia brasileña, Senegal, India y Estados Unidos.

Entre ellos se encuentra Arouna Kandé, licenciado en trabajo social, que está explorando formas de desarrollar su pueblo natal de forma sostenible, incluyendo la construcción de una clínica local de salud. Cacique Dadá dirige un grupo de trabajo regional para mejorar la salud de las comunidades indígenas y ha desarrollado un programa de formación para activistas medioambientales.

Otra protagonista es Ridhima Pandey, cuya iniciativa ofrece educación y apoyo a las comunidades más pobres de la India, mientras que Greg Asner y Robin Martin crearon el MERC de Hawai, un centro educativo en Hawai que combina los conocimientos de la ciencia, las comunidades y los socios indígenas para proteger y restaurar la biodiversidad marina.

La película fue producida por los ganadores del Oscar “Off the Fence” e incluye un diálogo exclusivo con el Papa Francisco e imágenes nunca antes vistas de su toma de posesión como Pontífice.

Está presentado por “Youtube Originals” y es la primera vez que una película con el Papa está disponible de forma gratuita a través de un servicio de “streaming”. Puede verse aquí:

Campaña mundial

En los próximos meses está prevista una campaña mundial de proyecciones en diversas partes del mundo para presionar a los responsables de la cumbre del clima COP27 y de la cumbre de la naturaleza COP15 de la ONU.

“Guiados por la brújula moral proporcionada por el Papa Francisco, espero que todos podamos encontrar una motivación y un compromiso renovados para proteger nuestra casa común y tener compasión por todos los seres vivos, incluidos los seres humanos”, dijo el director Nicolas Brown.

El Movimiento “Laudato si’”, que reúne a más de 800 organizaciones y 1.000 voluntarios en todo el mundo, el Dicasterio para la Comunicación y el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral han colaborado en el proyecto.

Zoom

Bendición de animales en Filipinas

Un sacerdote rocía agua bendita a los perros durante una bendición de mascotas en Manila, Filipinas, el 2 de octubre de 2022 con motivo del Día Mundial de los Animales que se celebra el 4 de octubre, fiesta de San Francisco de Asís.

Maria José Atienza·6 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Actualidad

Pobreza como carencia de recursos, y como virtud cristiana

Estos son los contenidos del número de la revista Omnes del mes de octubre (accesibles para suscriptores). Destacan un amplio dossier sobre la pobreza, las clarificaciones de Juan Luis Lorda sobre el concepto de “tradición”, un artículo sobre Chesterton en el centenario de su conversión, y las demás secciones.

Redacción·6 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

El día 13 noviembre se celebrará la VI Jornada Mundial de los Pobres. Las formas de la pobreza en el mundo siguen siendo múltiples, y debido a las tres recientes crisis -la financiera de 2009-2013, la sanitaria por el Covid-19 y la energética inflacionaria con la invasión rusa de Ucrania- afectan sobre todo a los más pobres, que son en torno a 800 millones de personas en el mundo. Para contribuir a erradicarla, el Papa ha impulsado en Asís la reunión de “The Economy of Francesco”, que promueve una economía más justa y solidaria.

Se ocupa de esta situación un reportaje en el número de octubre de Omnes, seguido por un artículo de Raúl Flores, coordinador del equipo de estudios de Cáritas España y secretario técnico de la Fundación Foessa, y una entrevista con Isaías Hernando, co-coordinador de la “Economía de Comunión” y miembro de la comunidad global de “The Economy of Francesco”.

En su Mensaje para la Jornada de los Pobres, el Papa señala que en el Evangelio encontramos una pobreza “que nos libera y nos hace felices”, porque es “una elección responsable para aligerar el lastre y centrarnos en lo esencial”. Esa otra forma de pobreza, que no es carencia de recursos sino virtud cristiana propuesta y vivida por Jesucristo, es objeto de un conjunto de artículos, dedicados a cada una de sus expresiones en los distintos estados de vida: en la vida de los laicos, los cristianos corrientes en el mundo, en la de los sacerdotes y en la de las personas consagradas. Los escriben Pablo Olábarri, un abogado y padre familia, Mons. José María Yanguas, obispo de Cuenca (España), y Francisco Javier Vergara, religioso franciscano, que presenta un profundo testimonio personal.

Entre los restantes contenidos exclusivos de la revista, es decir, no ofrecidos en abierto en la página web sino reservados a los suscriptores de la versión en papel u online (que estos pueden leer a través de la zona de suscriptores de esta página web), destacan las explicaciones de Juan Luis Lorda sobre “Tradición y tradiciones”. Se trata de una clarificación necesaria, puesto que la crisis posconciliar mostró en la Iglesia una dialéctica entre progresismo, que quería otro Concilio “a la altura de los tiempos”, y tradicionalismo, dolido por las novedades del Vaticano II o del posconcilio. Tal dialéctica hizo necesaria la clarificación de diversos conceptos, entre ellos el de la noción católica de Tradición. Es un artículo más de la serie sobre “Teología del siglo XX” que escribe el profesor de Teología de la Universidad de Navarra.

Los Santos Padres se encuentran en las “raíces de nuestra tradición”. Antonio de la Torre subraya cómo nos dan testimonio de su fe en sus instituciones y escritos; los mártires, por su parte, lo hacen ofreciendo su vida. En su artículo en este número, presenta algunos de los escritos que nos han conservado la memoria de su testimonio.

Del texto sobre la Sagrada Escritura es autor en este número el profesor Juan Luis Caballero. Está dedicado a comentar los versículos 1 a 16 de capítulo cuarto de la Carta de san Pablo a los Efesios: “Y dio dones a los hombres”.

Gilbert Keith Chesterton se hizo católico hace cien años, en 1922. Es muy citado, pero poco conocido. Vale la pena dirigir la mirada a personajes de la entidad de Tomás Moro, John Henry Newman, o del propio Chesterton para descubrir razonamientos de una lógica clara y sorprendente. Les proponemos el artículo de Victoria de Julián y Jaime Nubiola.

La “Tribuna” está escrita por el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro Sierra, que señala las claves del compromiso cristiano que demanda la sociedad actual: renovar el sentido misionero para llevar la Buena Noticia en todos los ambientes.

El autorRedacción

Mundo

El Opus Dei adecuará sus estatutos a las indicaciones de «Ad charisma tuendum»

Un Congreso General determinará los cambios que habrán de darse en los estatutos de la prelatura personal con el fin de adecuarlos a lo establecido por el Motu Proprio Ad charisma tuendum.

Maria José Atienza·6 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz, ha remitido una carta a los miembros de la Prelatura que se encuentra disponible en la web del Opus Dei, en la que explica que, a raíz de la publicación del Motu Proprio Ad charisma tuendum, los hombres y las mujeres del Consejo General y de la Asesoría Central, órganos centrales de gobierno del Opus Dei, se encuentran estudiando, desde hace semanas, cómo “proceder para llevar a cabo lo que el Papa nos ha pedido sobre la adecuación de los Estatutos de la Obra a las indicaciones del Motu proprio”.

Este Congreso General Extraordinario, que se convocará para “esa precisa y limitada finalidad”, tendrá lugar el primer semestre del 2023. Siguiendo el parecer de la Santa Sede, no se limitará cambiar lo relativo “a la dependencia de la Prelatura a este Dicasterio y al paso de quinquenal a anual del informe a la Santa Sede sobre la actividad de la Prelatura”. En efecto, como destaca Mons. Ocáriz en su carta, el Vaticano ha aconsejado a la Obra la conveniencia de considerar “otros posibles retoques a los Estatutos, que nos parezcan convenientes a la luz del Motu proprio”, y que el estudio se haga de manera sosegada: “Nos han aconsejado que dediquemos sin prisa todo el tiempo necesario”.

Con este motivo, el prelado ha pedido a los miembros de la Prelatura “sugerencias concretas”, encaminadas a adecuar la labor y el desarrollo de la Obra a las necesidades de la Iglesia en la actualidad. En este sentido, Fernando Ocáriz ha querido subrayar que “se trata de cumplir lo que ha indicado la Santa Sede, no de proponer cualquier cambio que nos pudiese parecer interesante”.

Además, el Prelado del Opus Dei apunta que “junto al deseo de ser fieles a la herencia de nuestro fundador, es importante considerar el bien general que supone la estabilidad jurídica de las instituciones”, y abre la puerta a “otras sugerencias para dar nuevo impulso a las labores apostólicas” que pueden ser tratadas en el futuro.

Los Congresos Generales en el Opus Dei

Los Congresos generales son, junto al Prelado que los convoca y al que asisten, la principal instancia de gobierno dentro del Opus Dei en el nivel central. Según recogen sus actuales estatutos, en el punto 133, cada ocho años deben celebrarse “Congresos Generales ordinarios convocados por el Prelado, para expresar su parecer sobre el estado de la Prelatura y para poder aconsejar las oportunas normas para la futura acción de gobierno”.

Pueden celebrarse también congresos generales extraordinarios, como el que se celebrará en 2023, que se convocan “cuando las circunstancias lo pidan a juicio del Prelado”

El Motu Proprio Ad charisma tuendum

El Motu Proprio Ad charisma tuendum, publicado el pasado mes de julio, concretaba algunos aspectos del régimen jurídico de la prelatura personal del Opus Dei para ajustarla a lo establecido por la Constitución Apostólica Praedicate Evangelium. Este documento determina que las prelaturas personales (hasta la fecha, sólo hay la del Opus Dei) pasan a depender del Dicasterio para el Clero y no del de los Obispos, como sucedía hasta ahora.

Además, el Motu Proprio señalaba otros cambios relacionados con el Opus Dei. En concreto: por un lado, la frecuencia con la que el Opus Dei deberá presentar su informe acerca de la situación de la Prelatura y del desarrollo de su trabajo apostólico pasa a ser anual en lugar de quinquenal; por otro lado, se decide que “el prelado no recibirá el orden episcopal”. Hasta ahora no era imprescindible y no estaba recogida en los estatutos del Opus Dei, pero habían recibido la ordenación episcopal los predecesores de Mons. Ocáriz: el beato Álvaro del Portillo y Mons. Javier Echevarría.

Vaticano

Crecimiento inclusivo para erradicar la pobreza

Mañana comienza la conferencia internacional promovida por la Fundación Centesimus Annus-Pro Pontifice

Antonino Piccione·5 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

Los trabajos de la conferencia internacional promovida por la Fundación Centesimus Annus-Pro Pontifice (CAPPF) y dedicada al “Crecimiento inclusivo para erradicar la pobreza y promover el desarrollo sostenible y la paz” se inauguran mañana por la tarde en el Palacio de la Cancillería de Roma. El viernes, los contenidos de la iniciativa serán objeto de profundos y amplios debates entre expertos de diversas partes del mundo. El sábado 8, los participantes disfrutarán de un momento de oración y escucha en el Palacio Apostólico: la Santa Misa celebrada por el Cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, un encuentro con el Cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin y una audiencia privada concedida por el Papa Francisco.

Causas de la pobreza

Hay numerosas causas que determinan la pobreza y exigen medidas incisivas y oportunas: situaciones geopolíticas, económicas, climáticas, digitales, espirituales, educativas y sanitarias. Tanto las palabras de Juan Pablo II – “…hay muchas otras formas de pobreza, sobre todo en la sociedad moderna, no sólo económica, sino también cultural y espiritual” (Centesimus Annus, nº 57) – como las de Francisco – “La modernidad tiene que contar con tres tipos de ´indigencia`. Esta de la pobreza es mucho peor porque implica una situación ´sin fe, sin apoyo, sin esperanza`” (Mensaje para la Cuaresma 2014) señalan la gravedad del problema. 

La concentración en el estudio y la realización de actividades en el ámbito de la dinámica socioeconómica caracterizan el patrimonio especial que el CAPPF promueve desde su creación en 1993. “Se compromete a confrontarse -se lee en el comunicado de prensa de presentación del evento de tres días- con el mundo real, llevando a cabo su misión de difundir el conocimiento de la Doctrina Social cristiana entre personas cualificadas para su responsabilidad empresarial y profesional, implicándolas para que se conviertan ellas mismas en actores y actrices de la aplicación concreta del Magisterio Social”.

Con el objetivo de un crecimiento realmente inclusivo, por recordar el título de la conferencia: es decir, generar empleos decentes y ofrecer oportunidades a todos, en nombre de una economía más justa y respetuosa, yo diría que más civilizada. La propia Agenda 2030 propone la eliminación de la pobreza en todas sus manifestaciones y aberraciones a escala mundial, un requisito previo para cualquier hipótesis de desarrollo sostenible.

¿Qué se puede hacer para erradicar la pobreza?

Los expertos se reunirán en Roma por la Centesimus Annus para debatir sobre los temas centrales de la conferencia: la situación real de las diferentes dimensiones de la pobreza; las nuevas formas de pobreza; las medidas para conseguir una economía inclusiva; la solidaridad, la subsidiariedad y la sostenibilidad en la lucha contra la pobreza; el papel de los gobiernos y las instituciones en la lucha contra la pobreza; los mercados agrícolas y la cadena de valor alimentaria para la inclusión y la sostenibilidad. Sobre este último punto, y su impacto en el reto de la sostenibilidad, cabe señalar que el sector alimentario constituye aproximadamente una quinta parte de la economía mundial y es la mayor fuente de ingresos y empleo del mundo.

Sin embargo, cientos de millones de personas carecen de seguridad alimentaria. La pobreza afecta de forma desproporcionada a las poblaciones rurales, cuyos medios de vida dependen en gran medida de la agroindustria. Las mujeres constituyen casi la mitad de la mano de obra agrícola y muchas gestionan actividades agrícolas y no agrícolas a pequeña escala. Más de la mitad de los jóvenes trabajadores de los países en desarrollo están empleados en el sector agroalimentario.

Los efectos de la pandemia

La pandemia no sólo revirtió los avances en la reducción de la pobreza mundial por primera vez en una generación, sino que también profundizó los desafíos de la inseguridad alimentaria y el aumento de los precios de los alimentos para muchos millones de personas (Banco Mundial, Global Economic Prospects, junio de 2021).

Los efectos de la pandemia y la guerra de agresión en Ucrania son otros aspectos que se examinarán en la conferencia, que también abordará el papel de las finanzas sostenibles y las empresas en la lucha contra la pobreza. En este caso, se requieren cambios importantes en los objetivos estratégicos, los modelos de negocio, los procesos de producción, la gestión de los recursos humanos y los estilos de liderazgo.

Dejar crecer a los países pobres

Un problema que debe abordarse con especial cuidado es el de una transición justa y sostenible, especialmente en los países pobres, por ejemplo en África. Una de las consecuencias imprevistas de la emergencia de Covid-19 es que los gobiernos y las empresas occidentales han empezado a promover una agenda de descarbonización. Sin embargo, si se les presiona en exceso, los países africanos podrían verse privados de la energía que necesitan para sus procesos de industrialización.

La cuestión, por tanto, es cómo combinar el proceso hacia la sostenibilidad medioambiental con la necesidad de proteger a las personas y naciones más pobres y vulnerables. Concretamente, evitando los compromisos vacíos y las promesas incumplidas. Porque “si se margina a los pobres, como si fueran los culpables de su condición, entonces se socava el concepto mismo de democracia y cualquier política social fracasará”. Con gran humildad, debemos confesar que a menudo no tenemos ni idea cuando se trata de los pobres. Hablamos de ello en abstracto; nos detenemos en las estadísticas y pensamos que podemos conmover a la gente haciendo un documental.

La pobreza, por el contrario, debería motivarnos a una planificación creativa, destinada a aumentar la libertad necesaria para vivir una vida de plenitud según las propias capacidades. Es una ilusión, que debemos rechazar, pensar que la libertad nace y crece con la posesión de dinero. El servicio a los pobres nos impulsa eficazmente a la acción y nos permite encontrar las formas más adecuadas para alimentar y promover a esta parte de la humanidad, demasiado a menudo anónima y sin voz, pero que lleva impreso el rostro del Salvador que pide nuestra ayuda» (Mensaje del Papa Francisco para la Jornada de los Pobres – 2021)

El autorAntonino Piccione

Vaticano

El Papa señala las estrategias del demonio para tentar a los hombres

El Papa Francisco ha continuado sus catequesis sobre el discernimiento espiritual. Hoy, 5 de octubre, ha subrayado la importancia de conocerse a uno mismo para no dejarse engañar por el demonio.

Javier García Herrería·5 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Papa Francisco ha expuesto su tercera audiencia sobre el discernimiento, poniéndola en relación con el conocimiento de uno mismo, algo que involucra diversas facultades humanas: memoria, intelecto, voluntad, afectos. El Papa señala que “no sabemos discernir porque no nos conocemos lo suficiente, y así no sabemos qué queremos realmente. En la base de dudas espirituales y crisis vocacionales suele haber un diálogo insuficiente entre la  vida religiosa y nuestra dimensión humana, cognitiva y afectiva».

El Pontífice ha citado un texto del jesuita Thomas Green, especialista en acompañamiento espiritual, que señala que conocer la voluntad de Dios en muchas ocasiones depende de problemas que no son espirituales propiamente, sino más bien psicológicos. Así escribe este autor: “He llegado a la convicción de que el obstáculo más grande al verdadero discernimiento (y a un verdadero crecimiento en la oración) no es la naturaleza intangible de Dios, sino el hecho de que no nos conocemos suficientemente a nosotros mismos, y no queremos ni siquiera conocernos por cómo somos verdaderamente. Casi todos nosotros nos escondemos detrás de una máscara, no solo frente a los otros, sino también cuando nos miramos al espejo” (Th. Green,  La cizaña entre el trigo, Roma, 1992, 25).  

El conocimiento propio para conocer a Dios

“El olvido de la presencia de Dios en nuestra vida”, continuaba diciendo el Papa, “va a la par que la ignorancia sobre nosotros mismos, sobre las características de nuestra personalidad y sobre nuestros deseos más profundos. Conocerse a uno mismo no es difícil, sino que es cansado: implica un paciente trabajo de excavación interior”. Para conocerse es necesario reflexionar sobre los propios sentimientos, necesidades y el conjunto de condicionamientos inconscientes que tenemos.

El Santo Padre ha subrayado la importancia de distinguir cuidadosamente entre los diferentes estados psicológicos, pues no es lo mismo decir “siento” que “estoy convencido”, “tengo ganas  de” o “quiero”. Cada una de estos pensamientos tiene importantes matices, que pueden llevar al conocimiento o al engaño acerca de uno mismo. Y así las personas nos vamos autolimitando, hasta el punto de que “muchas veces puede suceder que convicciones erróneas sobre la realidad, basadas en experiencias  del pasado, nos influyen fuertemente, limitando nuestra libertad de jugárnosla por lo que realmente cuenta  en nuestra vida”.  

Hacer examen de conciencia

Si uno no se conoce bien, facilita la tarea del “tentador” (así se ha referido al diablo), pues fácilmente ataca la debilidad humana. En palabras el Papa: “La tentación no sugiere necesariamente cosas malas, sino a menudo desordenadas, presentadas con una importancia excesiva. De esta manera nos hipnotiza con lo atractivo que estas cosas suscitan en nosotros, cosas bellas pero ilusorias, que no pueden mantener lo que prometen, dejándonos al final con un sentido de vacío y de tristeza”. Concretando algunos ejemplos que pueden resultar engañosos ha señalado objetivos loables -como un título académico, la carrera profesional, las relaciones personales- pero que pueden nublar nuestras expectativas, sobre todo como termómetros de la valía personal. “De este malentendido”, continuaba diciendo, “derivan a menudo los sufrimientos más grandes,  porque ninguna de esas cosas puede ser la garantía de nuestra dignidad”. 

El diablo utiliza “palabras persuasivas para manipularnos”, pero es posible reconocerlo si uno acude al “examen de conciencia, es decir la buena costumbre de releer con calma lo que sucede en nuestra jornada, aprendiendo a notar en las valoraciones y en las elecciones aquello a lo que damos más importancia, qué buscamos y por qué, y qué hemos encontrado al final. Sobre todo aprendiendo a reconocer qué sacia el corazón. Porque solo el Señor puede darnos la confirmación de lo que valemos. Nos lo dice cada día desde la cruz: ha muerto por nosotros, para mostrarnos cuánto somos valiosos a sus ojos. No hay obstáculo o fracaso que pueda impedir su tierno abrazo”.  

España

Pistoletazo de salida al mes misionero en España 

El mes de octubre es el mes de las misiones, conocido especialmente por la campaña del Domund. Estas semanas espolean la ayuda y la oración por tantos misioneros repartidos por todo el mundo. 

Maria José Atienza·5 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

El rosario misionero que se rezará el 8 de octubre abre las celebraciones de este mes misionero en el que, por primera vez, se entregarán los premios Pauline Jaricot y Beato Paolo Manna.

Octubre es, para la Iglesia española, el mes misionero por excelencia. La celebración del Domund de este año viene además marcado por los múltiples aniversarios que OMP celebra este 2022: el 3 de mayo se cumplía el 200 aniversario de la fundación de la Obra de la Propagación de la Fe, germen del Domund, el primer centenario de la creación de Obras Misionales Pontificias, así como de la primera publicación de “Illuminare”, la revista de pastoral misionera. 

A estas celebraciones se suman los 400 años de la canonización de san Francisco Javier, patrono de las misiones, y otros tantos de la institución de “Propaganda Fide”, la actual Congregación para la Evangelización de los Pueblos, que nació el 12 de junio de 1622. Todo ello unido a la beatificación de Paulina Jaricot, fundadora de la Obra de la Propagación de la Fe el 22 de mayo pasado. 

José María Calderon, director de OMP España, ha sido el encargado de presentar “El Domund al descubierto”, la exposición que este año podrá visitarse de 18 al 23 de octubre en el Palacio de Cristal de Arganzuela y que acerca la labor de los misioneros a todas las personas. 

Premios Pauline Jaricot y Beato Paolo Manna 

Las diversas celebraciones de la familia misionera en 2022 no han alterado su ritmo habitual, pero sí que desde el inicio de este año se quería recordar, de algún modo esta momento.

Con este motivo, como ha explicado José María Calderon: “Hemos creado dos premios de OMP. El premio Pauline Jaricot lo queremos destinar a algún misionero que representa al resto de misioneros que dan la vida por Cristo. Lo daríamos a todos, pero tenemos que centrar el premio en uno. Este año es doble : la hermana Gloria Cecilia Narváez, que sufrió secuestro 4 años y al padre Luigi Macalli secuestrado en Nigeria 2 años”.  

Por otra parte, “el premio Beato Paolo Manna (fundador de la Pontifica Unión Misional) lo queremos destinar a alguna institución o persona que haya hecho que la misión en España tenga valor”. Este primer premio ha recaído en Ana Álvarez, quien fuera presidenta de Manos Unidas y de la ONG Misión América. Una mujer que, como ha destacado José Mari Calderón “ha estado intentando motivar a los españoles para que sean generosos con los misioneros”.

Actividades del Mes misionero

Este año, las actividades del mes misionero se desarrollarán en la provincia eclesiástica de Madrid. 

ROSARIO MISIONERO. Sábado, 8 de octubre. Hora: 20:30

Lugar: Iglesia de San Bernardo, (Plaza de las Bernardas s/n. Alcalá de Henares)

VIGILIA DE ORACIÓN PARA JÓVENES. Viernes, 14 de octubre. Hora: 21:00

Lugar: Catedral de Sta. María Magdalena, (Plaza de la Magdalena, 1. Getafe)

TREN MISIONERO PARA NIÑOS. Sábado, 15 de octubre.

Salida: Estación de Atocha Cercanías Hora: 09:00. Encuentro: El Cerro de los Ángeles (Getafe). Información e inscripciones en www.csf.es

CORRE POR EL DOMUND. Domingo, 16 de octubre.

Información e inscripciones en www.correporeldomund.es

APERTURA DE LA EXPOSICIÓN EL DOMUND AL DESCUBIERTO. Martes, 18 de octubre

Lugar: Invernadero del Palacio de Cristal de Arganzuela (Paseo de la Chopera, 10. Madrid)

Abierto: Martes 18 a Domingo 23 Hora: 10:00 a 14:00

PREGÓN DEL DOMUND. Miércoles,19 de octubre. Hora: 20:00

Lugar: Real Colegiata de San Isidro. (Calle Toledo, 37. Madrid)

MESA REDONDA: TESTIMONIOS MISIONEROS. Jueves, 20 de octubre

Lugar: Salón de actos del Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares. (Plaza de Palacio, 1 bis. Alcalá de Henares) Hora: 20:00

ENTREGA DE LOS PREMIOS MISIONEROS: «BEATA PAULINE JARICOT» Y «BEATO PAOLO MANNA». Sábado, 22 de octubre. Hora: 19:30

Lugar: Invernadero del Palacio de Cristal de Arganzuela (Paseo de la Chopera, 10. 28045 Madrid)

JORNADA DEL DOMUND. Domingo, 23 de octubre. Hora: 10:30

Misa retransmitida por la 2 de TVE desde la Catedral de

Sta. María Magdalena (Pl. de la Magdalena, 1. Getafe)

VIGILIA DE ORACIÓN CON LA VIDA CONSAGRADA. Viernes, 28 de octubre. Hora: 20:30

Lugar: Catedral Magistral de los Santos Justo y Pastor. (Plaza de los Santos Niños, s/n. Alcalá de Henares)

Vaticano

«La Carta»: Ve la luz el documental sobre Laudato Si’

Rome Reports·5 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto
rome reports88

El documental, dirigido por Nicolas Brown, pretende ayudar a entender el problema del cambio climático en toda su magnitud pero también pretende ofrecer un mensaje de esperanza gracias a los testimonios de las personas que participan, entre ellas Francisco.

«La Carta» sigue a diversos defensores de la ecología de todo el mundo: un refugiado climático de Senegal, una joven activista de India, dos biólogos marinos de Estados Unidos y el líder de una comunidad indígena de Brasil.


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Mundo

Alexandre Goodarzy: «Durante mi cautiverio recordé el retiro ignaciano»

Alexandre Goodarzy fue liberado de su secuestro en Irak en marzo de 2020. Aquella experiencia le ha llevado a escribir un libro, Guerrero de la paz.

Bernard Larraín·5 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

Hace dos años, la opinión pública francesa seguía con atención la noticia del secuestro de tres miembros de la ONG “SOS Chrétiens d’Orient” en Irak. Como es prudente en este tipo de situaciones, los medios no dieron mayores informaciones para facilitar las negociaciones e intentos de liberar a los rehenes. Dos meses de cautiverio, que para los interesados parecieron años, terminaron gracias a múltiples gestiones diplomáticas y humanitarias. Alexandre Goodarzy, 38 años, casado y padre un niño, fue uno de ellos y decidió escribir su experiencia en un libro-testimonio Guerrero de la paz (“Guerrier de la Paix”). 

¿Cuál es tu historia? 

–Vengo de una familia y ambiente modestos, de una ciudad de inmigrantes. En aquella época, se trataba de una de las ciudades más peligrosas de Francia. Mi padre es iraní y mi madre francesa. Tuve una infancia y juventud complicada, violenta, a veces incluso ideológicamente extrema, como muchos de mis amigos. Además de cierta miseria material y social, mi entorno se caracterizó por una verdadera escasez cultural y espiritual. Durante mucho tiempo sentía un vacío existencial, una falta de “verticalidad” y de trascendencia en mi vida. Mi entorno, bastante marcado por el comunismo, era justamente lo contrario a lo que buscaba: familias monoparentales e inestables. 

En esos barrios, se vive una especie de choque de civilizaciones entre el cristianismo, cada vez más ausente, y el islamismo, cada vez más fuerte y dinámico. La pérdida de la propia identidad y de las raíces de la cultura judeo-cristiana ha provocado un vacío que el islam, y en particular, ciertas corrientes radicales, ha sabido aprovechar. Si este choque comienza apenas a ser visible a nivel más general en Francia y es por eso que algunos movimientos políticos intentan canalizar estas angustias y miedos, es la situación cotidiana de las comunidades cristianas en oriente desde hace muchos años. 

¿Recibiste educación cristiana?

–Mi historia personal está ligada al cristianismo porque fue la religión de mi hogar. De hecho, recibí los sacramentos. Sin embargo, mi fe no era muy fuerte y tampoco el ambiente me ayudaba, por lo que era fácilmente influenciado por ese entorno. El punto de inflexión en mi vida es claro y corresponde al encuentro que tuve con la comunidad de los franciscanos del Bronx que se instalaron en mi ciudad. Ellos me enseñaron que Dios es Amor; esta verdad fundamental no siempre es fácil de asimilar cuando la vida te ha mostrado que hay que pasar por etapas difíciles.

Estuve viviendo nueve meses en un convento, una especie de retiro espiritual para discernir mi vocación y prepararme a recibir la Confirmación. Durante ese retiro, sentí especialmente la presencia de Dios en una confesión donde pienso que incluso el sacerdote tuvo palabras proféticas pues solo las entendí años más tarde en Irak, estando secuestrado. La Confirmación fue para mí también un momento de fe muy fuerte al considerarme un soldado de Cristo. Las palabras que se pronuncian en esa ceremonia “Aquí estoy” me marcaron profundamente. 

En paralelo, realicé mis estudios universitarios y me convertí en profesor de colegio en Angers, aunque todavía sentía que no había encontrado completamente mi camino. Fue en Angers donde escuché por primera vez hablar de la asociación “SOS Chrétiens d’Orient”. 

Alexandre Goodarzy en los restos de una iglesia destruida

¿Qué es para ti SOS Chrétiens d’Orient? 

–Se podría decir de alguna manera que es mi vocación. Ésta se presentó a mí de manera inesperada. Un día, dando clases de geografía en el colegio donde trabajaba, uno de los alumnos comentó algo de unos jóvenes que iban a Siria a celebrar Navidad con comunidades cristianas de ese país. Aquello me llamó mucho la atención y me atrajo desde el primer momento. Así fue como pedí más información sobre esos aventureros que iban a Siria y entré en contacto con ellos. 

SOS Chrétien ha dado unidad a mi vida, a mis aspiraciones, a mi fe y a mi energía interior. Dicho de manera sencilla, nuestro objetivo es tratar que los cristianos de oriente puedan quedarse en sus países, es su derecho. No es una búsqueda parcial, es la búsqueda del bien común porque los cristianos son, en general, un factor de paz y de unidad en esos países. En occidente, hemos ido perdiendo ciertos ritos culturales y religiosos que estructuraban nuestra sociedad, que daban cierto ritmo a nuestra existencia.

En oriente, esos ritos y tradiciones siguen existiendo con el riesgo quizás de que estén siendo utilizados únicamente como símbolos de pertenencia a una comunidad, desvinculados de las razones de su existencia. Paralelamente, en Oriente el mal aparece de manera evidente con la guerra y las persecuciones; en Occidente el mal, al contrario, aparece como disfrazado de bien, de derechos, de tolerancia, por ejemplo el aborto o las persecuciones mediáticas. 

De manera más general e histórica, pero no menos espiritual, Francia tiene un rol importante de protección de los cristianos de Oriente desde la época del Rey San Luis. En este marco se inscribe también nuestro trabajo. Mi misión dentro de SOS Chrétiens d’Orient es el de ser responsable de desarrollo internacional. Enviamos numerosos jóvenes voluntarios a países de Oriente donde existen comunidades cristianas. 

¿Cómo fue tu secuestro? 

–Para saber todos los detalles tienes que leer mi libro que para eso lo escribí (risas). Estábamos en Bagdad con otros dos voluntarios para hacer unos trámites administrativos de nuestra asociación y, esperando en una calle en el coche, unas milicias se acercaron a nosotros, nos subieron a unas camionetas y de ahí no paramos más: cambios de lugares y de circunstancias, sin saber qué pasaba.

Los detalles concretos tienen su importancia pero lo fundamental es sin duda el factor espiritual. Me daba cuenta de que en cualquier momento podíamos morir y yo necesitaba confesarme. Me doy cuenta del valor de poder acudir a este sacramento cuando uno quiere. Recordé durante esos momentos de cautiverio el retiro ignaciano que había hecho y las ideas principales: en su angustia, Dios visita al hombre; el silencio te impone estar frente a ti mismo, no te puedes esconder. Dios estaba ahí y eso cambió para siempre mi vida. 

A fines de marzo de 2020, cuando se decretó el confinamiento y gracias a gestiones diplomáticas, nos liberaron. 

El autorBernard Larraín

Vaticano

El deporte, protagonista en un mundo nuevo

En septiembre tuvo lugar un evento en el Vaticano sobre el estado de salud del deporte en nuestros días y se firmará un Manifiesto por el deporte inclusivo. Omnes entrevista a su responsable, Santiago Pérez de Camino.

Giovanni Tridente·5 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

¿Por qué es importante la atención de la Iglesia a los valores del deporte?

—La Iglesia siempre ha estado involucrada en el mundo del deporte, empezando por sus Pontífices, que desde León XIII hasta el Papa Francisco lo han acompañado. Esta relación hunde sus raíces en los santos del siglo XIX, entre ellos san Juan Bosco, que percibió el gran potencial educativo y social del juego y, posteriormente, del deporte. Ya en 1906, la Iglesia se había organizado con una Federación de Asociaciones Deportivas Católicas Italianas y poco después también a nivel internacional. 

En 2004, Juan Pablo II, no por casualidad recordado como el atleta de Dios por su gran pasión por el deporte y por su profundo conocimiento de este fenómeno humano, intuyó la importancia de crear una Sección Iglesia y Deporte dentro del entonces Consejo Pontificio para los Laicos, hoy Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida. 

El Documento Dar lo mejor de uno mismo (2018) fue como un compendio de la doctrina sobre el deporte… 

—Si se quiere llamar así, ¿por qué no? Es un documento ágil, porque contiene la visión de la persona y del deporte que la Iglesia ha desarrollado a lo largo de más de un siglo de promoción y cercanía a la práctica deportiva, pero sin filosofías enrevesadas o teorías incomprensibles. 

Una visión que, por primera vez, ha encontrado forma estructurada. El documento explica en cinco capítulos el valor y el anclaje ético en el que se apoya la visión cristiana del deporte, ilumina el potencial educativo, social y espiritual del deporte, ofrece una lectura crítica de ciertos desafíos que el deporte contemporáneo afronta y, finalmente, propone ideas concretas para una metodología educativa a través del deporte. 

¿Qué impacto tuvo la suspensión de actividades durante la pandemia en la actividad deportiva y con qué consecuencias?

—La pandemia ha sido una prueba muy significativa para el mundo del deporte. Interrumpió o limitó gravemente las actividades durante muchos meses, poniendo de rodillas a todo el sistema, que mostró su fragilidad económica y su sostenibilidad general, acelerando procesos de transformación ya estaban presentes desde hacía tiempo. 

Por eso ahora ya podemos ver algunas de las consecuencias: las dificultades financieras y la resistencia económica; la crisis del voluntariado deportivo; la disminución del número de practicantes de las disciplinas tradicionales; la explosión de los deportes individuales, o más bien individualistas, favorecida también por la difusión de muchas aplicaciones digitales, que sin ser malas en sí mismas, fomentan la práctica de deportes en solitario; y el aumento del número de practicantes de deportes electrónicos. Un mundo del deporte que ha visto ampliarse aún más la brecha entre el deporte profesional de alto nivel, dedicado al espectáculo, y el deporte para todos, de carácter juvenil, amateur y social. 

¿Cómo favorecer que el deporte se vea como una actividad importante para el crecimiento integral de la persona?

—El deporte nunca ha sido una pura experiencia recreativa o de entretenimiento. Ciertamente, al hacer deporte, la gente se divierte y la dimensión recreativa sigue siendo la principal motivación que les acerca al deporte. Y es importante que no se pierda. Es una gran suerte para el deporte el que sea divertido, pero muchos lo han entendido y explotado el punto de vista puramente comercial, aprovechando la dimensión lúdica para convertirlo en entretenimiento. Afortunadamente, sigue teniendo muchos anticuerpos para resistir estas derivas. Hacer deporte es una práctica que implica no sólo la mente, sino también el cuerpo y el espíritu. Nos envuelve por completo y nos impregna de un estilo de vida hecho de virtudes como el sacrificio, la perseverancia, el compromiso, la búsqueda de la excelencia…