Vaticano

El Papa llama a los jóvenes a rezar por el Sínodo en un encuentro ecuménico

Miles de jóvenes de toda Europa están convocados del 29 de septiembre al 1 de octubre, en Roma para una gran Vigilia Ecuménica de Oración convocada por el Papa Francisco para confiar los trabajos del Sínodo de los Obispos.

Giovanni Tridente·25 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Pueblo de Dios -especialmente los jóvenes- se reunirá para rezar por los trabajos del próximo Sínodo de los Obispos, a través de una Vigilia con un enfoque declaradamente ecuménico. Se trata de la iniciativa Togheter, que el Papa Francisco lanzó tras el Angelus del domingo 15 de enero, invitando a los jóvenes de todo el mundo a unirse en Roma la noche del 30 de septiembre, antes del inicio de la Asamblea sinodal, prevista (la primera fase) del 4 al 29 de octubre próximos.

El ecumenismo será el centro de este acontecimiento. Unido al «el camino para la unidad de los cristianos y el camino de conversión sinodal de la Iglesia», dijo el Santo Padre presentando la Vigilia y anticipando que ese fin de semana habrá un programa especial preparado por la Comunidad de Taizé para los jóvenes que vendrán a Roma.

Paradas para celebrar la unidad

De hecho, fue el actual prior de la comunidad ecuménica, el Hermano Alois, quien participó en la apertura del Sínodo en octubre de 2021, el que deseó que a lo largo del camino sinodal «haya momentos de respiro, como pausas, para celebrar la unidad ya realizada en Cristo y hacerla visible».

Reuniones en las que podían participar no sólo los delegados, sino todo el pueblo de Dios, no sólo los católicos, sino también los fieles de otras Iglesias, hermanas y hermanos en Cristo hechos tales por el mismo Bautismo.

Ya entonces, el sucesor del Hermano Roger creía que la iniciativa podía ser también una advertencia para la paz, gracias a la unidad y al compartir.

El mismo Papa Francisco había subrayado hace unos meses, en la Audiencia concedida a Su Santidad Mar Awa III, Catholicos y Patriarca de la Iglesia Asiria de Oriente, la estrecha relación entre sinodalidad y ecumenismo, que por tanto debe caracterizar también el camino que ahora se está recorriendo en la Iglesia.

Como contribución a la paz

En la página web de la iniciativa, www.together2023.net, se subraya la importancia del viaje entre compañeros de viaje, haciéndoles conscientes de que «se necesitan unos a otros, no para ser más fuertes juntos, sino como contribución a la paz en la familia humana». Viviendo también la comunión ecuménica «podemos sacar el impulso para afrontar los desafíos de hoy frente a las polarizaciones que fracturan la familia humana y el grito de la Tierra».

En concreto, todos los jóvenes de entre 18 y 35 años de distintos países de Europa y de todas las tradiciones cristianas están invitados al encuentro Togheter. Serán acogidos en parroquias romanas y se alojarán con familias de la ciudad.

Los jóvenes católicos podrán vivir esta cita adicional en continuidad con la Jornada Mundial de la Juventud que tendrá lugar en Lisboa a principios de agosto.

Bajo la misma tienda

La imagen elegida como logotipo se inspira en el logotipo del viaje sinodal -las siluetas de muchas personas en camino con diferentes situaciones vitales, generaciones y orígenes- y le añade una tienda, como recordatorio del versículo de Isaías 54:2: «¡Amplía el espacio de tu tienda!», que es también una invitación a meternos todos «bajo la misma tienda», un espacio de comunión y un lugar de la presencia de Dios.

El centro del fin de semana -del viernes 29 al domingo 1 de octubre-, será la Vigilia ecuménica de oración el sábado por la tarde en la plaza de San Pedro, con la presencia del Papa Francisco y de representantes de las demás Iglesias, que incluirá la escucha de la Palabra de Dios, la alabanza y la intercesión, los cantos de Taizé y el silencio.

El viernes, los jóvenes se alojarán en una parroquia de acogida y en una casa; el sábado por la mañana, el programa incluirá una serie de «itinerarios» con encuentros y visitas a diversos lugares de Roma, incluida la participación en talleres, mesas redondas y conversaciones espirituales.

Diversas confesiones

Unas cincuenta realidades eclesiales de diversas confesiones trabajan ya en los preparativos: iglesias y federaciones eclesiales, comunidades y movimientos, servicios de pastoral juvenil, etc. Además de la Comunidad de Taizé, colaboran por parte de la Santa Sede la Secretaría del Sínodo, el Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida y el Vicariato de la Diócesis de Roma.

Mientras tanto, del 12 al 14 de marzo, delegados de las distintas realidades eclesiales implicadas se reunirán en la Ciudad Eterna para hacer un primer balance de la organización, que continuará en los meses siguientes, hasta junio, para planificar las distintas soluciones logísticas. Se puede acceder a la iniciativa en las redes sociales con el hashtag #Togheter2023.

«El deseo de Dios de la unidad depende de cada uno»

No sólo durante esta Semana de oración por la Unidad de los cristianos sino, durante todo el año, todos hemos de preguntarnos ¿Qué debo hacer yo ante el desafío de la unidad?

25 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 4 minutos

“El empeño por el restablecimiento de la unión corresponde a la Iglesia entera, afecta tanto a los fieles como a los pastores, a cada uno según su propio valor, ya en la vida cristiana diaria, ya en las investigaciones teológicas e históricas” (Unitatis Redintegratio 5).

Aunque de esta afirmación clara y rotunda del Concilio Vaticano II, concretamente del Decreto sobre el ecumenismo, nos distancian cerca de 60 años, podemos afirmar que esta llamada a promover la unidad entre los cristianos, es aún una tarea pendiente.

En la forma concreta y práctica de vivir y entender la experiencia de fe de los cristianos “de a pie” no se percibe un interés, una búsqueda o una preocupación comprometida y fuerte por la unidad —no solo con las otras confesiones cristianas sino, incluso, dentro de las propias comunidades de pertenencia—.

De hecho, la vocación ecuménica —cuando se entiende y se sabe lo que es y no se la mira con recelo o sospecha de cierto relativismo fruto y moda de esta sociedad postmoderna plural — se concibe generalmente como “cosa” de algunos cristianos concretos que, por circunstancias muy específicas, se han comprometido con esta causa.

Pero, la realidad es que, el designio eterno de Dios Trinidad se nos ha revelado como un proyecto de comunión de los hombres entre sí y con Dios y esta es la razón última de la creación, de la historia de la salvación, de la encarnación y de la muerte y resurrección de Cristo: recibir y acoger, gracias al don del Espíritu, la unidad de todos los pueblos en Cristo por el Espíritu hacia el Padre que como gracia pascual ha sido derramada sobre nosotros: “Ahora, en Cristo Jesús, vosotros, los que en otro tiempo estabais lejos, habéis llegado a estar cerca por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz: el que de los dos pueblos hizo uno, derribando el muro que los separaba, la enemistad” (Ef 2,13-14).

La comunión es lo que Dios nos ha dado como don en Cristo Jesús y lo que espera recibir de nosotros como respuesta. Por todo esto, los creyentes, cada uno desde su propia vocación y misión en la Iglesia, somos llamados a trabajar por la unidad.

Ecumenismo espiritual

Existen diversos modos de desplegar esta misión. En primer lugar, está el ecumenismo espiritual por el que, a través de la oración, nos abrimos a recibir el don de Dios, cuyo signo y fruto es la unidad.

Cuando nos reunimos cristianos de diversas confesiones para orar juntos reconocemos y expresamos la unidad real que ya existe entre nosotros, puesto que, injertados en Cristo por el bautismo, podemos dirigirnos unidos al Padre para invocarle manifestando así nuestra común condición de hijos y hermanos.

Este ecumenismo espiritual va modelando en los creyentes un modo de estar en el mundo marcado por actitudes de reconciliación, de diálogo, de paz, de acogida, de escucha y de apertura al prójimo reconociendo su dignidad, el valor de sus convicciones —aunque diferentes de las propias—, su experiencia de fe y su testimonio.

Se va fraguando así un respeto y estima por el otro, gracias al conocimiento mutuo, que es el fundamento del ecumenismo de la amistad.

Ecumenismo del martirio

El Papa Francisco en diversas ocasiones ha hecho mención al ecumenismo del martirio. “Los mártires pertenecen a todas las Iglesias y su sufrimiento constituye un «ecumenismo de sangre» que trasciende las divisiones históricas entre los cristianos, llamándonos a todos a promover la unidad visible de los discípulos de Cristo”, (Declaración conjunta de Francisco y de Karekin II en San Etchmiadzin, República de Armenia, 26 de junio de 2016).

Hay muchos creyentes de diversas confesiones cristianas que han dado la vida por confesar la fe en Cristo. Aún perteneciendo a otras comunidades cristianas, nosotros reconocemos su condición de verdaderos mártires y testigos.

Este drama doloroso, a la vez, acontecimiento de gracia por el testimonio de amor fuerte a Cristo que expresa, es signo ya de unidad y es también semilla de comunión y paz para el mundo.

Ecumenismo teológico.

En un ámbito más específico pero, igualmente, muy necesario está el ecumenismo teológico. Ligado a contextos universitarios, filosóficos, teológicos e históricos, se trata de la reflexión e investigación sobre la fe cristiana y sus diversas expresiones en las diferentes confesiones para buscar caminos que diálogo y comunión doctrinal.

Esta práctica del ecumenismo requiere una seria preparación doctrinal para poder dar razón de la propia confesión con convicción personal y apertura a la escucha y el diálogo con los miembros de otras confesiones cristianas buscando el modo de, conociéndonos mejor y ahondando juntos en el Misterio de Dios, alcanzar una comprensión común de los misterios revelados.

Es muy significativo señalar que solo desde una sólida posición personal hacia las propias convicciones, desde una identidad profunda, se puede afrontar un encuentro verdadero con el diferente y una acogida de sus posiciones de vista, pues la verdadera identidad y pertenencia no generan cerrazón ni inmovilismo, al contrario, justamente permiten al creyente, sin miedo, en la libertad que nace de la identidad, salir al encuentro del otro, para abrirse a él, acogerle, hacer un camino común en el intercambio recíproco de bienes y dones mutuos.

Ecumenismo de la caridad

Por último, está el ecumenismo de la caridad que busca afrontar retos sociales y políticos comunes a todos los cristianos donde podemos expresar un testimonio unidos del nuevo modo de vivir y estar en la realidad, de tratarnos y amar los hombres, que nace del Evangelio.

Este ecumenismo práctico está en el trasfondo de la semana de oración por la unidad de los cristianos que estamos a punto de terminar este año 2023 y que tiene como lema “Haz el bien; practica la justicia” (Is 1,17).

Los textos y materiales que han sido propuestos para meditar y reflexionar en esta semana han sido preparados por el Consejo de Iglesias de Minnesota en colaboración con la Iglesia Católica, principalmente con la Diócesis de San Pablo y Minneapolis.

Los cristianos de este Estado de Norteamérica han querido hacerse eco del problema del racismo, aún presente en la sociedad americana. Esta herida de la exclusión y la marginación racial requiere una reflexión ecuménica porque, en muchos casos y por mucho tiempo, fue defendida y sostenida por los que se reconocían cristianos.

Es, por tanto, absolutamente necesario reconocer esta culpa y promover espacios y actos concretos de reconciliación y perdón, de acogida y respeto al diferente, al extranjero, al inmigrante reconociendo en todos su dignidad sagrada y la presencia escondida de Cristo que hay en cada ser humano puesto que, por la encarnación, Cristo se ha unido en cierto modo a todo hombre.

La pregunta permanente de esta semana de oración por la unidad y que solo puede responder cada uno en el misterio de la libertad es: ¿Qué debo hacer yo? Debemos preguntárnoslo con valentía pues hay un sí único y personal que solo puede dar cada uno a favor del ecumenismo. El gran deseo de Dios de la unidad depende también de ti.

El autorHna. Carolina Blázquez OSA

Priora del Monasterio de la Conversión, en Sotillo de la Adrada (Ávila). Es también profesora de la Facultad de Teología en la Universidad Eclesiástica San Dámaso, de Madrid.

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Ignacio Orbegozo y el Concilio Vaticano II

Tal día como hoy, el 25 de enero de 1964 recibía la ordenación episcopal en Lima, Mons. Ignacio Orbegozo cuya participación en el Concilio Vaticano II fue, aunque poco conocida, muy prolífica.

Gustavo Milano·25 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 12 minutos

Ignacio María Orbegozo y Goicoechea nació el 25 de marzo de 1923 en la ciudad de Bilbao, al norte de España. Estudió en colegios llevados por escolapios y por jesuítas, durante los turbulentos años 1930 en su país. En 1941 concluyó sus estudios de bachillerato, y, en el mismo año, accedió a la Universidad Central de Madrid como estudiante de medicina.

Por sugerencia de un amigo de su padre, Ignacio fue a vivir a la residencia universitaria de Jenner, llevada por personas del Opus Dei, lo que acabó cambiándole la vida. Conoció a Josemaría Escrivá, el fundador del Opus Dei, y con el tiempo su piedad se fue fortaleciendo, hasta que, el 29 de septiembre de 1942, solicitó la admisión en el Opus Dei como numerario.

Después de un par de años en Jenner, Ignacio se trasladó a otra residencia dirigida por el Opus Dei, ubicada también en Madrid, llamada Diego de León.

Tras dos años más, en 1945, se fue a vivir en Granada a fin de impulsar las labores apostólicas de la Obra allí. Siguiendo con el ritmo bienal, en 1947 se fue a vivir en Sevilla, trabajando como alumno interno de la Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla. Al año siguiente obtuvo el título de médico y siguió trabajando en la misma Facultad.

Como ya se puede esperar, dos años después, en 1949, Ignacio se regresó a Madrid y fue a vivir en el Centro de la Obra en la calle Gurtubay.

En este periodo Josemaría Escrivá le preguntó si estaría dispuesto a ordenarse sacerdote, lo que él libremente aceptó, y en 1951 (otro bienio) fue ordenado sacerdote. Se siguieron viajes pastorales por toda España e incluso algo en Marruecos.

En agosto de 1953 Manuel Botas, entonces vicario del Opus Dei en Perú, comunicó al Consejo General de la Obra que el Secretario de la Comisión Organizadora del Congreso Eucarístico y Mariano que se habría de celebrar en Lima (Perú) el año siguiente le había pedido nombres de algunos sacerdotes de la Obra a los que pudiera invitar. Entre otros, se habló de Ignacio Orbegozo, que tenía unos parientes en Perú, y Raimon Panikkar.

Primera visita a Perú

Sería en 1954 (¡por fin se interrumpe el ritmo bienal!) cuando Ignacio por primera vez iría a Lima, a pedido de Josemaría Escrivá, para participar en el V Congreso Eucarístico Nacional y I Mariano del Perú, y este fue su primer contacto directo con el país en nombre del cual habría de participar en el Concilio Vaticano II.

Después de un largo viaje con escalas en Lisboa, Dakar, Recife, Rio de Janeiro y São Paulo, Ignacio desembarca en la capital peruana el 13 de septiembre. Como la labor de la Obra había empezado en este país el año anterior, los sacerdotes Manuel Botas y Antonio Torrella le pudieron recibir en el aeropuerto.

“En el documento y crónica del congreso se reseña que ‘el Rvdo. Padre Dr. Ignacio María Orbegozo, del Opus Dei, especialmente invitado por la Junta Organizadora, dictó una serie de conferencias y ejercicios espirituales para universitarios, señoras y hombres, durante el mes de noviembre’”, se lee en la acta del congreso.

Doctorado en Roma

De 1954 a 1956 (los bienios han regresado…) estuvo en Roma haciendo su doctorado en teología moral por la Universidad Lateranense, y escribió una tesis titulada “Estudio teológico-moral de las inflexiones vitales”. En este periodo pudo estar más cercano al Papa Pío XII y a Josemaría Escrivá.

Concretamente desde 1948 la Santa Sede estuvo de modo más especial empeñada en mejorar la atención pastoral en zonas de difícil acceso en el territorio peruano. Para ello, erigía prelaturas territoriales y las confiaba a distintas instituciones eclesiales. El mismo Josemaría Escrivá cuenta cómo le tocó al Opus Dei su turno:

Vino monseñor Samorè a casa, y me dijo: “Vengo de parte del Santo Padre para ver si usted quiere escoger una prelatura de las de Perú”. Y yo le contesté: “No quiero escoger ninguna prelatura, ni queremos ser prelados de nada”. “Pero el Papa está tan ilusionado”, contestó monseñor Samorè. “Pues entonces no la escojo”, le contesté. “Que escojan los demás, y la que nadie desee, con esa nos quedamos”. Y nos tocó el pedazo fuerte, el que nadie quiso.

Y efectivamente, en 18 de abril de 1956, mientras Ignacio Orbegozo todavía estaba en la Ciudad Eterna, Escrivá dirige a Manuel Botas las siguientes palabras:

Puedes decir al Sr. Nuncio –de mi parte– que no tendríamos inconveniente (al contrario) en hacernos cargo de un territorio de misión en el Perú, siempre que fuera en la segunda mitad del año próximo el comienzo allí de nuestra labor. Puedes decirle que he hablado con Mons. Samorè.

Botas entonces se encargó de comunicarlo al nuncio apostólico en Lima, Francesco Lardone, que enseguida escribió a Josemaría Escrivá. Este le propuso como prelado a Ignacio Orbegozo o al propio Manuel Botas, aclarando, sin embargo, que prefería que fuera el primero. Y así fue. Habiendo concluido la tesis en junio de 1956, Orbegozo se volvió a España, pero poco tiempo después, en octubre del mismo año, ya tenía Perú como destino pastoral, y antes de irse hizo una corta visita a Josemaría Escrivá en Roma.

La prelatura de Yauyos

En 1957 el Papa Pío XII erigiría la prelatura territorial de Yauyos, en Perú, conformada por las dos provincias civiles de Yauyos y Huarochirí, sufragánea de la archidiócesis de Lima, a fin de mejorar la atención pastoral de los habitantes de aquella extensa zona montañosa, y la confiaba al Opus Dei. En 1962 le fue anexada la provincia civil de Cañete, trasladándose la sede a la ciudad de San Vicente de Cañete.

Así, Ignacio Orbegozo una vez más se mostró disponible, aceptó lo que Dios le pedía a través de la Iglesia, y enfrentó los retos que su misión le presentaba.

Para conocer mejor las circunstancias eclesiales y sociales latinoamericanas y prepararse mejor para su nuevo ministerio, Orbegozo viajó a México, Guatemala, Cuba, Colombia, Argentina y Chile, y el 2 de octubre de 1957 fue recepcionado como prelado de Yauyos por sus habitantes y autoridades. Como refuerzo, otros cinco sacerdotes socios de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz le acompañaron: Frutos Berzal, Alfonso Fernández Galiana, José de Pedro Gressa, Jesús María Sada Aldaz y Enric Pèlach i Feliu.

Padre conciliar

Iniciado el Concilio Ecuménico Vaticano II el 11 de octubre de 1962, de entre los 2450 obispos convocados estaba el prelado nullius de Yauyos, Ignacio Orbegozo. Participó como padre conciliar en las cuatro sesiones del Concilio, aunque solo habría de ser ordenado obispo entre la segunda y la tercera sesiones, el 25 de enero de 1964 en Lima, a los cuarenta años.

Estando presente en todo el arco del Concilio, tomó parte en la votación de nueve de los dieciseis documentos publicados por la asamblea conciliar. Pero su participación empezó años antes, cuando, el 18 de junio de 1959, el cardenal Domenico Tardini, le pidió – como a todos los demás futuros padres conciliares – una colaboración en la fase antepreparatoria del Concilio.

En carta de tres páginas fechada el 12 de septiembre de 1959 y redactada en un elegante italiano, Orbegozo expone sus “animadversiones, consilia et vota” (observaciones, consejos y votos) respecto de lo que convendría tratarse en tan solemne ocasión.

Empieza constatando el buen éxito del “experimento” puesto en práctica en su prelatura, y en este sentido sugiere “favorecer y animar al máximo posible esta nueva forma de participación del clero diocesano en la vida de perfección evangélica”.

Menciona luego que las principales dificultades que encuentra son la escasez de clero y las numerosas exigencias de los fieles, que no pueden ser satisfechas.

Se detiene a considerar después los beneficios para la evangelización que observa con la buena formación de los laicos, en especial de aquellos que cuentan con “las nuevas energías y los modernos métodos de apostolado de los Institutos Seculares”, aludiendo en esta y en otras ocasiones a los miembros del mismo Opus Dei que le sirven de sólido apoyo en su misión pastoral andina.

A continuación transmite que considera madura, por lo menos para que sea discutida en el Concilio, la cuestión de la institución del diaconato permanente, sin la obligación del celibato eclesiástico, como remedio a la mencionada escasez de clero, instando también a que se faciliten las pías uniones de sacristanes, como ya existían en Austria.

Al verificar que en su prelatura muchas parejas todavía se encontraban en estado de concubinato, propone, en base al canon 1098 del Código de derecho canónico, extender el caso del matrimonio “coram solis testibus” de modo que incluya más situaciones.

Propone además que se reduzca el Oficio divino, es decir, las oraciones propias de los sacerdotes y religiosos reunidas en el Breviario, de modo que su rezo no supere los veinte minutos diarios. Pero aclara que, en su opinión, esa reducción debería afectar no a los religiosos y los canónigos, sino a “todos los demás” sacerdotes “empeñados en el cuidado de almas”. Es decir, no lo propone solo al clero de su prelatura territorial o de todas las prelaturas territoriales, sino efectivamente a toda la Iglesia, excepto los religiosos y los canónigos.

Solicita, al final, una ayuda más intensa de la Iglesia a los países subdesarrollados, donde se encuentran los territorios de misión, concretando esta ayuda en que los representantes de la Iglesia estén más activamente presentes en los organismos internacionales creados con la finalidad de ocuparse de los problemas de esos países.

Estas fueron, pues, sus seis propuestas en la fase antepreparatoria: promoción de los Institutos Seculares, discusión de la institución del diaconato permanente, facilitación de las pías uniones de sacristanes, ampliación de los casos del matrimonio “coram solis testibus”, reducción del Oficio divino para el clero secular, e intensificación de la ayuda eclesial a los países subdesarrollados.

Por tanto, Orbegozo se ha mostrado en sintonía con las necesidades eclesiales más urgentes de su tiempo, puesto que sus sugerencias han sido acogidas positivamente y discutidas, como se comprueba con lo que a la postre ha sido aprobado.

Iniciado el Concilio, su participación más intensa se dio en la tercera sesión, cuya duración fue de 14 de septiembre de 1964 a 21 de noviembre de 1964, después de la cual se promulgaron la constitución Lumen Gentium y los decretos Unitatis Redintegratio y Orientalium Ecclesiarum.

En cambio, en el primer periodo, comprendido entre 11 de octubre de 1962 y 17 de diciembre de 1962, no se tiene documentados palabras o actos de Ignacio Orbegozo con relación al Concilio, probablemente porque todo estaba aún muy en los inicios.

Pero en el segundo periodo, que se extendió de 29 de septiembre de 1963 a 4 de diciembre del mismo año, durante la tercera sesión pública, Orbegozo firmó la constitución sobre la sagrada liturgia, de 4 de diciembre de 1963, a la postre llamada Sacrosanctum Concilium, y el decreto sobre los medios de comunicación social, de 24 de noviembre de 1963, luego denominado Inter Mirifica, los dos primeros documentos aprobados, los únicos en este segundo año de reuniones.

A su vez, de 14 de septiembre a 21 de noviembre de 1964, en el tercer periodo conciliar, les tocó a los obispos peruanos la intervención en el Aula Vaticana, siempre hechas en latín. Tuvieron la palabra Ignacio Orbegozo y otros cuatro obispos peruanos.

Uno de ellos, Luis Sánchez-Moreno, que fue el primer peruano miembro del Opus Dei, testimonia lo siguiente respecto de la ponencia de Orbegozo:

Una de esas ponencias que, después de leída en privado, nos llamó la atención por su riqueza de pensamiento, nos llenó de pícaro asombro a los que conocíamos a Ignacio, ante el cansancio de la venerable asamblea, después de muchas horas con lecturas interminables, de pie ante el micro, dijo, insólitamente, que su propuesta la entregaba por escrito. Precisamente él, que se caracterizaba por su gran capacidad de hablar. Su gesto provocó dentro de la hermosa e imponente basílica prolongados y fuertes aplausos.

Sobre este episodio, que rendió destaques en las noticias de la prensa, el mismo Ignacio Orbegozo, en una carta informal de 26 de octubre de 1965 a amigos y familiares, relata:

Fueron hablando otros “oradores” y – como habíamos hecho nuestro trabajillo entre bastidores – no faltaron muchos que tocaron la flautina con nuestras mismas notas. ¡Y mi intervención iba reduciendo sus límites y contenido! Más, cuando las cosas fuertecillas se decían y me las ahorraban. De ahí que, cuando me tocaba ya el turno, planteamos la estratagema que me valió un indudable “éxito”. Como mi intervención era ya cortísima, me la aprendí de memoria un rato antes, bajé al micro, dije que para evitarles el tedio de las repeticiones – plaga de las intervenciones, de ordinario – no usaría el derecho de hablar y solo me limitaría a decir que estaba plenamente de acuerdo con lo dicho […]. ¡Y todo en menos de dos minutos y de memoria! Aplausos en la sala y encomiástica gratitud del moderador de turno, que era, casualmente, el cardenal Suenens. En lo de memoria reconozco que fue un movimiento “de venganza y revancha” por lo mucho que sufrí con los latines en la “Lateranense University”. ¡Aunque con truco, causó su efecto!

Sin embargo, aparte de esta anécdota, esta intervención suya versaba sobre el esquema del decreto sobre el apostolado de los laicos, futuro Apostolicam Actuositatem, en la nonagésima octava congregación general, de 9 de octubre de 1964, junto con otros 2069 padres conciliares.

También intervino en la segunda parte del esquema de la constitución sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo, posteriormente nombrada Gaudium et Spes, en la centésimo trigésimo novena congregación general, de 30 de septiembre de 1965, junto con otros 2176 padres conciliares. Pero, en las observaciones personales exhibidas durante el Concilio, Orbegozo opinó sobre el esquema del decreto sobre el ministerio y la vida de los presbíteros, luego conocido como Presbyterorum Ordinis, aprobado solo al año siguiente, el 7 de diciembre de 1965, víspera de la clausura del Concilio, y a eso se ha podido tener acceso directo.

En una página y media de un perfecto latín, Ignacio Orbegozo expresa su completa satisfacción con el texto en cuestión y solicita que no se introduzcan cambios en él. Señala la importancia de la familia y de la dirección espiritual en el suscitar y aceptar la vocación sacerdotal entre los fieles. Ruega que, en la frase: “inter Presbyteros, sicut inter ipsos primos Apostolos, semper adfuerunt nonnulli, et quidem optime meriti, legitime coniugati”, se quite lo que se encuentra en itálico, diciendo que, en el primer caso, la frase es equívoca, puesto que algunos apóstoles, aunque estuvieran casados cuando recibieron la vocación, lo dejaron todo (“relictis omnibus”, Lc 5,28) para seguir a Cristo, y se puede lógicamente pensar que eso incluía la propia esposa; en cambio, según él, la segunda frase debería ser eliminada por ser inoportuna, si se considera la confusión nacida en algunos sectores de la opinión pública causada por quienes consideraban el celibato sacerdotal una “negación innecesaria”.

A continuación solicita que se diga claramente que la perfecta castidad es señal y consecuencia del amor integral y completo del hombre a Dios, y que se explicite la doctrina paulina del “indiviso corde” (1Cor 7,34), “de modo que se puedan afirmar con mayor fuerza y eficacia los argumentos de la conveniencia de que el sacerdote sea un vivo testimonio de este amor integral y completa donación de la persona a Dios y a todas las almas, no solo según el consejo del Espíritu Santo que san Pablo refiere, sino también según el ejemplo vivo de Jesucristo Eterno Sacerdote, que pusó la humanidad asunta en pleno servicio de la misión sacerdotal, como también según el ejemplo de la Beata Virgen María, que tan directamente ha cooperado en la misión sacerdotal de su Hijo”.

Finalmente, remarca la importancia del curso de retiro anual para la vida espiritual de los sacerdotes, “sobre todo por la grande y continua actividad a que obligan los encargos pastorales del mundo hodierno”, aunque prefiera que eso no sea una obligación a ser incluida en el Código de Derecho Canónico. Postula más bien que se siga una vía media: que se lo recomiende, pero “dejando a cada Conferencia Episcopal u Ordinariato el modo de seguir tal recomendación, de acuerdo con las peculiaridades y posibilidades de cada circunscripción eclesiástica”.

A raiz de la colaboración del prelado de Yauyos en Presbyterorum Ordinis, se entiende mejor lo que afirma Frutos Berzal, un sacerdote español que trabajó en dicha prelatura territorial desde que empezó hasta su muerte en el 2016: “Desde su arribo al Perú, Monseñor Orbegozo y los sacerdotes que quisieron acompañarle en los comienzos se propusieron – alentados por el fundador del Opus Dei – no solo llevar el testimonio de la Palabra de Dios a todos los rincones de las provincias de Yauyos, Cañete y Huarochirí, sino fomentar las vocaciones sacerdotales”. Aunque el seminario mayor local solo haya sido fundado en 1971 por su sucesor, Luis Sánchez-Moreno, mucho de lo que permitió tal gran paso fue protagonizado por Ignacio desde 1957, como la misma fundación del seminario menor.

En el cuarto y último periodo conciliar, inaugurado el 14 de septiembre de 1965 y clausurado el 8 de diciembre del mismo año, durante la octava sesión pública, el entonces prelado de Yauyos firmó la constitución dogmática sobre la divina revelación, después conocida como Dei Verbum, y el decreto Apostolicam Actuositatem. Y en el mismo periodo, pero en la novena sesión pública, firmó la constitución pastoral Gaudium et Spes. Además, su nombre se encuentra en la lista de los participantes en la elaboración del esquema del ya citado decreto sobre el apostolado de los laicos, de 1965, y en la elaboración del esquema sobre la constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo, de 1965, también ya mencionada.

Sobre el esquema de lo que vendría a ser Apostolicam Actuositatem, refiere Esteban Puig Tarratsque Orbegozo:

Escribía al respecto a los sacerdotes de Yauyos: “Ayer intervino el Prelado de Yauyos [él mismo, hablando en tercera persona] sobre el asuntillo del matrimonio y la santidad de la familia… ¡Esta vez, deprisa y todo, se sopló los diez minutos de ley! Y si me hubieran dejado decir en castellano y sin reloj… ¡aún estaría allí y no se hubieran aburrido los más!”. Siguiendo las fechas de las cartas que enviaba desde Roma, Orbegozo no paraba de notificar a sus sacerdotes los sucesos del Concilio, los encuentros con san Josemaría y, también, las gestiones que estaba realizando con el fin de conseguir los medios económicos necesarios para terminar las obras de la catedral y del seminario menor de Cañete.

Por tanto, en la tercera y cuarta sesiones del Concilio el prelado Orbegozo contribuyó activamente, con intervenciones orales ante la asamblea y escritas enviadas a la comisión conciliar que elaboraba el esquema del decreto en cuestión.

Otros siete miembros del Opus Dei participaron directamente en el Concilio: Luis Sánchez-Moreno y Alberto Cosme do Amaral como padres conciliares; y Álvaro del Portillo, Amadeo de Fuenmayor, José María Albareda, Julián Herranz y Salvador Canals como peritos. Juntamente con ellos, Orbegozo se alegró al ver la llamada universal a la santidad, núcleo del mensaje predicado por Josemaría Escrivá y plasmado en el Opus Dei, ser solemnemente afirmada por el mismo Concilio Ecuménico en la constitución dogmática Lumen Gentium. Otra prueba más – por si cabían dudas – de que todo aquello era parte significativa de la voluntad de Dios para el mundo a partir del siglo XX.

En este periodo la relación de Ignacio Orbegozo con personalidades eclesiásticas se intensificó. Se destaca su cercanía con Ildebrando Antoniutti, entonces cardenal prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, y con Romolo Carboni, entonces nuncio apostólico en Perú.

Un evento de relieve durante el Concilio, aunque no directamente relacionado con ello, fue la inauguración del Centro ELIS en Roma. Juan XXIII había decidido destinar los fondos recogidos con motivo del ochenta cumpleaños del Papa Pío XII a una labor social, y encomendó la realización y gestión al Opus Dei.

Pablo VI decidió que tal inauguración se diera durante una de las sesiones del Concilio, como transmitido por Angelo Dell’Acqua. Por eso, el 21 de noviembre de 1965, Ignacio Orbegozo y Luis Sánchez-Moreno ayudaron en la Misa inaugural del Papa en este centro social.

El primer prelado de Yauyos estuvo ahí por solo pocos años más. Tras once años en este cargo, en 1968 fue nombrado obispo de Chiclayo (Perú), siendo su segundo obispo, donde estaría por nada menos que treinta años. Fallecido el 4 de mayo de 1998 en Chiclayo, a los 75 años, Orbegozo no ha escrito ningún libro sobre su vivencia del Concilio.

Se ha verificado que la aportación directa de Ignacio Orbegozo al Concilio Vaticano II, además de sus oraciones y sacrificios personales, aunque haya tenido contacto con diversos documentos, se han concentrado en Apostolicam Actuositatem, Presbyterorum Ordinis y Gaudium et Spes, en cuyos esquemas redaccionales él participó diligentemente.

El autorGustavo Milano

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Roma frena la propuesta de un Consejo sinodal alemán

Una carta del cardenal secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, junto a los cardenales Ladaria y Ouellet y respaldada por el Papa Francisco afirma que “nadie tiene derecho a constituir un Consejo Sinodal ni a nivel nacional ni diocesano o parroquial”.

José M. García Pelegrín·24 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

Una nueva carta del Secretario de Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin, firmada asimismo por los cardenales Luis Ladaria, prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe, y Marc Ouellet, prefecto del Dicasterio para los Obispos, fechada el 16 de enero y enviada con la aprobación expresa del Papa Francisco, afirma que “nadie tiene derecho a constituir un Consejo Sinodal ni a nivel nacional ni diocesano o parroquial”. 

Los cardenales enviaron este escrito en respuesta a la consulta que les habían enviado cinco obispos diocesanos alemanes –el cardenal Rainer Maria Woelki, arzobispo de Colonia, así como los obispos Gregor Maria Hanke OSB (Eichstätt), Bertram Meier (Augsburgo), Rudolf Voderholzer (Ratisbona) y Stefan Oster SDB (Passau)– tras la visita ad limina de los obispos alemanes

Concretamente preguntaban si los obispos alemanes estaban obligados a participar en la “Comisión sinodal” preparatoria del Consejo Sinodal permanente, con el que se pretende perpetuar el Camino Sinodal.

Con ocasión de la cuarta Asamblea de este, en septiembre de 2022, se llegó a una fórmula de compromiso –“hoy no tomamos ninguna decisión definitiva”– para sortear la nota de la Santa Sede del pasado mes de julio, que recordaba que el camino sinodal “no está facultado para obligar a los obispos y a los fieles a adoptar nuevas formas de gobierno”.

Sin embargo, en la asamblea del Comité Central de los católicos alemanes ZdK celebrada en diciembre de 2022, su vicepresidente Thomas Söding dejó claro que para ellos, la Comisión sinodal solo era una fase preparatoria: “estamos creando ahora el Consejo Sinodal a nivel federal, con su preludio, la Comisión sinodal”.

Tampoco dejaba ninguna duda de la función de dicho Consejo, enfrentándose así a la citada nota de la Santa Sede: en dicho organismo “se decidirán cuestiones importantes para el futuro de la Iglesia”.

Ya no se trata de un organismo consultivo, sino de “una acción conjunta” del ZdK y la Conferencia Episcopal Alemana. Y concluía su intervención: “Solo espero que la Conferencia Episcopal comprenda la seriedad con la que el ZdK quiere reformar la Iglesia”.

Al contestar que ningún obispo puede ser obligado a participar en la “Comisión sinodal”, los cardenales exponen por qué un Consejo de esas características no puede llevarse a la práctica: “El «Consejo sinodal» constituiría una nueva estructura de gobierno de la Iglesia en Alemania, que —según el texto de acción publicado en la página web «Fortalecer la sinodalidad a largo plazo: un Consejo Sinodal para la Iglesia católica en Alemania»– parece situarse por encima de la autoridad de la Conferencia Episcopal Alemana y, de hecho, sustituirla”. 

La principal preocupación doctrinal se refiere a la misión de obispo, “tal y como se recoge en el nº 21 de la Constitución dogmática Lumen Gentium”.

En un comunicado de prensa, el Presidente de la Conferencia Episcopal Alemana DBK afirma que el Consejo Sinodal previsto no tiene más competencias que la Asamblea del Camino Sinodal y que se encontraría dentro del Derecho Canónico. Añadía que la gran mayoría del Consejo Permanente –los obispos diocesanos de la DBK– ha reafirmado la voluntad de aplicar la resolución de la Asamblea Sinodal sobre el Comité Sinodal.

También la Presidenta del Comité Central de los católicos alemanes ZdK, Irme Stetter-Karp, se ha pronunciado al respecto: considera “absolutamente correcto” que Mons Bätzing se niegue a aceptar la acusación de Roma.

Thomas Söding, vicepresidente del ZdK, añadió: “el Consejo Sinodal llegará. Y espero de verdad que consiga ganar para ello a todos los obispos alemanes”.

Sin embargo, a pesar de esta reacción desafiante, no parece que el Consejo Sinodal tenga mucho recorrido ya, pues el documento del 16 de enero no es la directiva de una autoridad vaticana que pueda ser impugnada. 

El veto que allí expresan los tres cardenales al Consejo Sinodal cuenta con la plena autoridad del Papa, según la fórmula literal que emplean: “el Santo Padre ha aprobado esta carta in forma specifica y ha ordenado que se trasmita”.

A esta conclusión llega por ejemplo Norbert Lüdecke, catedrático de Derecho Canónico en la Facultad de Teología Católica de la Universidad de Bonn, en una entrevista con la agencia católica de noticias KNA: “En mi opinión este escrito supone el final del Consejo Sinodal previsto”.

Si ahora el Presidente de la DBK, Mons. Bätzing, afirma que este estaría dentro del marco del Derecho canónico, Lüdecke se pregunta: “¿Por qué han hablado hasta ahora de que tendría capacidad de decisión y fuerza vinculante? Aquí es precisamente donde entra la carta de la Secretaría de Estado, que no acepta que ningún organismo tenga poder de decisión sobre los obispos”. 

Que el Papa la haya aprobado in forma specifica quiere decir que “ya no es un acto oficial de la Curia, sino del Papa. Las decisiones de la Curia se pueden apelar al Papa; pero contra el Papa no se puede hacer nada”.

Vaticano

Papa Francisco: «Para comunicar en la verdad hay que purificar el corazón»

El Papa Francisco ha pronunciado un mensaje con motivo de la Jornada Mundial de la Comunicación Social, celebrada el mismo día que se recuerda a San Francisco de Sales, patrón de los periodistas.

Paloma López Campos·24 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 4 minutos

El Papa Francisco se ha dirigido a todos los comunicadores en la festividad de San Francisco de Sales, que coincide con la Jornada Mundial de la Comunicación Social. Bajo el lema Hablar con el corazón, “en la verdad y en el amor” (Ef 4,15), el Papa se ha dirigido a los comunicadores.

Partiendo de las reflexiones pronunciadas en años anteriores sobre los verbos “ir”, “ver” y “escuchar”, necesarios para una buena comunicación, Francisco ha centrado el mensaje en “hablar con el corazón”.

Una escucha que nace del corazón

El Papa ha dicho que el corazón es “el que nos ha movido a ir, ver y escuchar; y es el corazón el que nos mueve a una comunicación abierta y acogedora”. Después de la escucha, “podemos entrar en la dinámica del diálogo y el intercambio, que es precisamente la de comunicar cordialmente”.

Solo así, escuchando con un corazón puro, “lograremos hablar «en la verdad y en el amor» (cf. Ef 4,15). No debemos tener miedo a proclamar la verdad, aunque a veces sea incómoda, sino a hacerlo sin caridad, sin corazón”. Cuando la comunicación se realiza con este espíritu, “se hace posible el milagro del encuentro, que nos permite mirarnos los unos a los otros con compasión, acogiendo con respeto las fragilidades de cada uno, en lugar de juzgar de oídas y sembrar discordia y divisiones”.

¿Por qué es tan importante tener un corazón limpio? La respuesta del Papa es que “para poder comunicar «en la verdad y en el amor» es necesario purificar el corazón. Sólo escuchando y hablando con un corazón puro podemos ver más allá de las apariencias y superar los ruidos confusos que, también en el campo de la información, no nos ayudan a discernir en la complejidad del mundo en que vivimos”.

Comunicar cordialmente

Hablar con el corazón, “comunicar cordialmente, quiere decir que quien nos lee o nos escucha capta nuestra participación en las alegrías y los miedos, en las esperanzas y en los sufrimientos de las mujeres y los hombres de nuestro tiempo. Quien habla así quiere bien al otro, porque se preocupa por él y custodia su libertad sin violarla”.

En una sociedad llena de polarizaciones y contraposiciones, prosiguió el Papa, “el compromiso por una comunicación “con el corazón y con los brazos abiertos” no concierne exclusivamente a los profesionales de la información, sino que es responsabilidad de cada uno”. La comunicación cordial nos acerca a los otros, “el hablar amablemente abre una brecha incluso en los corazones más endurecidos”.

La comunicación de corazón a corazón

Como ejemplo de esta comunicación, el Papa puso de ejemplo a san Francisco de Sales, al que describió como “intelecto brillante, escritor fecundo, teólogo de gran profundidad”. Sobre él, dijo el Santo Padre que “su actitud apacible, su humanidad, su disposición a dialogar pacientemente con todos, especialmente con quien lo contradecía, lo convirtieron en un testigo extraordinario del amor misericordioso de Dios”.

A través de su vida, “el santo obispo de Ginebra nos recuerda que somos lo que comunicamos. Una lección que va contracorriente hoy, en un tiempo en el que, como experimentamos sobre todo en las redes sociales, la comunicación frecuentemente se instrumentaliza, para que el mundo nos vea como querríamos ser y no como somos”.

La comunicación en el proceso sinodal

Pensando en el proceso sinodal que atraviesa la Iglesia, el Papa dijo que “necesitamos urgentemente una comunicación que encienda los corazones, que sea bálsamo sobre las heridas e ilumine el camino de los hermanos y de las hermanas. Sueño una comunicación eclesial que sepa dejarse guiar por el Espíritu Santo, amable y, al mismo tiempo, profética; que sepa encontrar nuevas formas y modalidades para el maravilloso anuncio que está llamada a dar en el tercer milenio. Una comunicación que ponga en el centro la relación con Dios y con el prójimo, especialmente con el más necesitado, y que sepa encender el fuego de la fe en vez de preservar las cenizas de una identidad autorreferencial. Una comunicación cuyas bases sean la humildad en el escuchar y la parresia en el hablar; que no separe nunca la verdad de la caridad”.

Paz y comunicación

Refiriéndose a los conflictos que se desarrollan actualmente en el mundo, Francisco afirmó también que “hablar con el corazón es hoy muy necesario para promover una cultura de paz allí donde hay guerra; para abrir senderos que permitan el diálogo y la reconciliación allí donde el odio y la enemistad causan estragos. En el dramático contexto del conflicto global que estamos viviendo, es urgente afirmar una comunicación no hostil”.

Y es que, dijo el Papa, “uno se queda horrorizado al escuchar con qué facilidad se pronuncian palabras que claman por la destrucción de pueblos y territorios. Palabras que, desgraciadamente, se convierten a menudo en acciones bélicas de cruel violencia. He aquí por qué se ha de rechazar toda retórica belicista, así como cualquier forma de propaganda que manipule la verdad, desfigurándola por razones ideológicas. Se debe promover, en cambio, en todos los niveles, una comunicación que ayude a crear las condiciones para resolver las controversias entre los pueblos”.

El mensaje finalizó con el Santo Padre haciendo tres peticiones dirigiéndose a Cristo, Palabra de Dios viva: “Que el Señor Jesús, Palabra pura que surge del corazón del Padre, nos ayude a hacer nuestra comunicación libre, limpia y cordial; que el Señor Jesús, Palabra que se hizo carne, nos ayude a escuchar el latido de los corazones, para redescubrirnos hermanos y hermanas, y desarmar la hostilidad que nos divide; que el Señor Jesús, Palabra de verdad y de amor, nos ayude a decir la verdad en la caridad, para sentirnos custodios los unos de los otros”.

Vocaciones

Cecil, de Kenia: trabajando para su comunidad

Cecil Agutu es de Kenia y a través de la Fundación CARF presenta su proyecto de parroquia que mejorará los servicios de su comunidad. En la actualidad, estudia Teología en la Universidad de Navarra donde se prepara para ser sacerdote.

Espacio patrocinado·24 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos

Cecil Agutu es católico de tercera generación. Sus abuelos se convirtieron al catolicismo. “Mi abuelo era polígamo y antes de convertirse, había practicado la religión del animismo africano. Junto con mi abuela se convirtieron a la Iglesia católica gracias a la labor de los misioneros católicos de la Sociedad de San José en nuestro distrito rural”, relata. Es el segundo de seis hermanos, tres hermanas y tres hermanos.  

Cecil está liderando una iniciativa para construir una nueva parroquia conocida como Uganda Martyrs Achego Catholic Church en su pueblo natal, Kagan, que se encuentra en el condado rural de Homa Bay en Kenia.

El objetivo de esta parroquia es múltiple, porque no solo atendería a los fieles del condado, sino que el proyecto contribuirá a mejorar la salud, la educación y el empleo de sus habitantes.

En primer lugar, esta parroquia aglutinará a las 21 capillas que dependen de ella y que atienden a 3.080 católicos y a una comunidad más amplia de 30.553 habitantes. “Se trata de un noble proyecto que hará un enorme bien a muchas familias”, afirma Cecil a la Fundación CARF.

Además, la construcción de la iglesia parroquial dará lugar a la creación de un hospital cuyos servicios mejorarán la salud de los fieles y de la comunidad en general. 

La parroquia también contará con un pozo de agua.La falta de agua potable es la mayor necesidad de la zona, ya que no hay río ni suministro de agua por tubería por parte del gobierno del condado. Este pozo abastecerá de agua potable a 1.055 personas de familias que viven en los alrededores de la iglesia. Además, aumentará el nivel educativo gracias a las mejoras de los colegios de Primaria y Secundaria de Achego que están patrocinados por la Iglesia Católica. Por último, la construcción de la iglesia conllevará a la creación de infraestructuras vitales y generará empleo. 

Cecil cuenta los principales retos de la evangelización en su diócesis de Homa Bay en Kenia: «Persisten varias prácticas culturales tradicionales que perjudican la dignidad de las personas y la difusión y práctica de la fe católica. Entre ellas están la poligamia y la herencia de la viuda que es la práctica cultural por la que un pariente de un hombre que ha muerto se hace cargo de la viuda. La propagación de sectas y otras comunidades heterodoxas es también algo frecuente. Por otra parte, existe una baja formación humana y espiritual de la gente.

Estados Unidos

La defensa de la vida en América sigue: Las Marchas por la Vida

El final del mes de enero sigue siendo una fecha destacada en el calendario de los defensores de la vida en Estados Unidos. Las marchas por la vida recuerdan que, aún después de la anulación de la sentencia "Roe vs Wade" queda mucho camino por recorrer para llegar a una protección de la vida desde su concepción.

Gonzalo Meza·24 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 4 minutos

El 22 o 23 de enero de cada año se conmemora en todo Estados Unidos la Jornada de oración para la protección legal de los niños no nacidos. La fecha no es una coincidencia. Ese mismo día en 1973 la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos legalizó el aborto por medio del veredicto conocido como “Roe contra Wade”.

Casi 50 años más tarde, en junio de 2022, el mismo Tribunal anuló dicha sentencia, indicando que el aborto no es un derecho constitucional y dejando en manos de las legislaturas estatales las regulaciones concernientes a la “interrupción” del embarazo.

El núcleo central de la Jornada de oración por la vida es la Santa Misa, la cual, según la Instrucción General del Misal Romano de los EUA, se debe observar en todas las diócesis del país para orar por el restablecimiento de las garantías legales del derecho a la vida desde su concepción hasta la muerte natural. Se trata también una jornada penitencial por las violaciones cometidas por el aborto y que van en contra la dignidad de la persona humana.

La jornada de oración es acompañada por una novena y diversas caminatas por la vida que se realizan en diferentes fechas en distintos estados, siendo la más importante y antigua la de Washington DC.

Marchando en una América Post Roe: Washington DC

La 50 edición de la Marcha por la Vida en la capital del país tuvo lugar el viernes 20 de enero del 2023. Fue la primera marcha realizada después de que la Corte Suprema anulara la sentencia “Roe contra Wade”.

Sin embargo, la lucha en defensa por la vida no ha terminado, sino que ha entrado en una nueva fase, tal como se indicaba en el lema de la marcha: “Próximos pasos. Marchando en una América post Roe”.

La nueva batalla se está librando ahora en las legislaturas estatales y en el Congreso Federal, que han estado formulando numerosas propuestas de ley para “blindar” el “derecho a la mujer a decidir”. Cuentan con el respaldo total del Partido Demócrata y del Ejecutivo Federal.

El 22 de enero el presidente Joe Biden (quien se declara católico, acude a Misa y recibe la comunión) indicó en un comunicado: “Seguiré luchando para proteger el derecho a la mujer a elegir. El Congreso debe restaurar, por medio de leyes federales, las protecciones establecidas en Roe vs Wade. Es la única forma en que podemos garantizar en todos los estados el derecho de la mujer a elegir”.

Sobre esta nueva etapa de la lucha por la vida en Estados Unidos, Mons. Michael F. Burbidge -Obispo de Arlington, Virginia y presidente del Comité de Actividades Provida de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos- señaló: “Comienza ahora una importante fase de trabajo en el movimiento provida.

A nivel nacional, debemos continuar nuestros esfuerzos para poner fin a las políticas dirigidas a las poblaciones vulnerables, políticas que financian el aborto o facilitan métodos alternativos para abortar en el hogar. Debemos también centrar nuestra atención en las comunidades locales para limitar el acceso al aborto, detener su financiamiento e idealmente prohibirlo totalmente” (Homilía de la Vigilia de Oración por la Vida el 19 de enero del 2023 en la Basílica de la Inmaculada Concepción, Washington DC).

Por su parte, Jeanne Mancini, presidenta del Fondo de Educación y Defensa por la vida indicó que este año 2023 “será un sombrío recordatorio de los millones de vidas que se perdieron a causa de Roe vs Wade en los últimos 50 años. Pero también marca una celebración para apreciar lo que hemos hecho y hacia dónde debemos centrar nuestro esfuerzo en esta nueva etapa de la protección de la vida”.

Caminata por la vida en Los Ángeles: “One Life LA”

Otra de las caminatas multitudinarias por la vida se llevó a cabo en Los Ángeles el sábado 21 de enero. Miles de personas, sobre todo jóvenes, se dieron cita en el centro de Los Ángeles para defender y celebrar la vida. No solo fue una marcha, sino un festival que incluyó música, un espacio de exposiciones y conferencias presentadas por expertos y organizaciones provida.

La marcha concluyó con la Santa Misa en la Catedral de la ciudad presidida por Mons. José Gómez, arzobispo de Los Ángeles. Según los organizadores, One Life LA busca promover la cultura de la vida pues “cada vida humana posee una dignidad.

Esta caminata no es un evento de un solo día, sino un movimiento para cada día del año”. El tema de este año fue “Nuestra misión es el amor”, lo cual es un llamado para honrar la dignidad de la persona humana y reconocer que cada uno de nosotros fue creado a imagen y semejanza de Dios”, señaló Michael P. Donaldson, Director Senior de la Oficina de Justicia y Paz de la Arquidiócesis de Los Ángeles.

Próximas marchas por la Vida en Estados Unidos

En las próximas semanas otros estados realizarán multitudinarias marchas por la vida, entre las más importantes destacan: Richmond, Virginia (1 de febrero); Phoenix, Arizona (23 de febrero); Sacramento, California (6 de marzo); Hartford, Connecticut (22 de marzo); Columbus, Ohio (6 de octubre); Harrisburg, Pennsylvania (19 de septiembre).

Estos esfuerzos por la defensa de la vida son reconocidos y emulados en otros países. Incluso por el Papa Francisco destacó los esfuerzos que miles de estadounidenses realizan en defensa de la vida.

En un mensaje leído por Mons. Christophe Pierre, Nuncio Apostólico en los Estados Unidos, durante la Vigilia de Oración por la Vida, el Papa señaló que está “profundamente agradecido por el testimonio fiel mostrado a lo largo de los años por quienes promueven y defienden el derecho a la vida de los inocentes y los miembros más vulnerables de nuestra familia humana. La construcción de una sociedad verdaderamente justa subyace en el respecto a la dignidad sagrada de cada persona y en la aceptación de cada persona como como hermano o hermana”.

Vocaciones

La Orden de la Visitación de Santa María: el espíritu de San Francisco de Sales hoy

En el marco del Año Jubilar con motivo del IV Centenario de la muerte de san Francisco de Sales que hemos vivido en 2022, es bueno echar una mirada a una de las obras más importantes de su vida, aquella en la que puso sus más ardientes esperanzas: La fundación de la Orden de la Visitación.

Comunidad del Monasterio de la Visitación de Sevilla·24 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 5 minutos

Quien quiera conocer a fondo a san Francisco de Sales, profundizar en su pensamiento, adivinar sus sentimientos y poseer en su integridad la revelación de su alma y de su corazón, podrá verlo reflejado en su “pequeña Congregación”.

La Visitación fue, en los últimos 15 años de su vida, su obra por excelencia, fruto de sus profundas meditaciones y de sus cuidados paternales.

La Providencia de Dios quiso que el encuentro de dos grandes santos, san Francisco de Sales y santa Juana Francisca Fremiot de Chantal, diese como fruto en su Iglesia un nuevo carisma, una nueva Orden religiosa destinada a honrar las dos virtudes más amadas del Sagrado Corazón del Verbo Encarnado: la dulzura y la humildad.

Es difícil querer sintetizar en pocas líneas la espiritualidad de san Francisco de Sales, una espiritualidad que él transmitió a sus hijas de la Visitación, y de la que se han enriquecido a lo largo de la historia muchas otras congregaciones religiosas en la Iglesia, e innumerables laicos.

Podría decirse que la vida de los santos no termina nunca: mueren, sí, sus cuerpos; viven sus almas en el Cielo intercediendo por los que peregrinamos en la tierra; pero además permanecen sus obras, y su espíritu sigue vivo en la Iglesia de hoy.

Por este motivo, la Orden de la Visitación, que cuenta hoy con más de 150 Monasterios extendidos por todo el mundo, sigue difundiendo el carisma recibido como don del Espíritu Santo para toda la Iglesia y transmitido por los fundadores.

Los orígenes de la orden de la Visitación

Pero, ¿Cómo nació la Visitación? El santo fundador afirmaba sin vacilar: “nuestra pequeña Congregación es obra del Corazón de Jesús y de María, el Salvador al morir nos dio a luz por la abertura de su Sagrado Corazón”.

Así fue realmente, el carisma propio de la Orden nació del Corazón de Jesús. De Él lo bebieron los dos santos fundadores y de Él siguen bebiendo hoy las visitandinas de todo el mundo. De hecho esta devoción al Sagrado Corazón de Jesús querida y deseada por los Fundadores, fue providencialmente preparada por voluntad del Señor.

Pasadas unas décadas de la muerte de los fundadores, en Paray-le-monial una humilde hija de san Francisco de Sales recibía las Revelaciones del mismo Sagrado Corazón de Jesús encargándole darlas a conocer y difundirlas por toda la Iglesia.

El Señor eligió a santa Margarita María Alacoque como confidente particular de este misterio de su corazón, y en ella, dio a toda la Orden de la Visitación una misión particular, llevar al Sagrado Corazón a todos los hombres.

Del mismo modo, quiso el santo que la nueva congregación por él fundada llevara el título de “La Visitación de santa María”, por una especialísima devoción y amor a la Madre de Dios, por encontrar en este Misterio “mil detalles particulares que le daban una especial luz sobre el espíritu que deseaba establecer en su Instituto”.

El santo Doctor del Amor de Dios, a lo largo de su vida pastoral y sobre todo de su inmensa labor como director de almas, había encontrado en su camino muchas personas deseosas de consagrarse por entero a Dios en la vida religiosa, pero que no podían hacerlo por falta de salud.

En efecto, las órdenes religiosas que existían por entonces exigían una fuerte complexión corporal capaz de soportar grandes ayunos y penitencias externas macadas por las reglas.

La admirable intuición del santo, le hizo comprender cómo era necesario en la Iglesia un camino nuevo de santificación, que abriese la puerta a personas con poca salud física, personas de edad avanzada, o que simplemente no se sintieran atraídas la práctica de las grandes austeridades exteriores.

Sin embargo, estas austeridades exteriores deberían ser sustituidas por la renuncia interior y una gran sencillez y alegría en la vida común.

El eje y fundamento del edificio espiritual querido por san Francisco de Sales para la Visitación no podía ser otro que el Puro Amor de Dios.

En mayo de 1610, apenas unos días antes de dar comienzo a la Fundación, él mismo escribía a la santa fundadora: “Oh, hija mía, ¡Cuánto deseo que llegue el día en que muertos a nosotros mismos, vivamos sólo para Dios, y que nuestra vida esté escondida con Jesucristo en Dios! ¡Oh! ¿Cuándo será que no seamos ya nosotros los que vivamos sino Jesucristo en nosotros?”.

Estas pocas líneas resumen los deseos de los dos santos al llegar la fecha señalada para la Fundación: el 6 de Junio de 1610, Solemnidad de la Santísima Trinidad.

Un tiempo después preguntaron al Santo para qué fundaba una nueva Orden si había ya tantas en la Iglesia, el respondió: “Es para das a Dios hijas de oración y almas tan interiores, que sean halladas dignas de servir a su Divina Majestad y de adorarle en espíritu y verdad. Dejando a las grandes Órdenes ya establecidas en la Iglesia, el honrar a Nuestro Señor por medio de excelentes ejercicios y virtudes brillantes, quiero que mis hijas no tengan más pretensión que glorificarle por su vida humilde”.  

Por su parte santa Juana Francisca explicaba a sus hijas años más tarde: “hay un martirio, el del Amor, por el cual Dios sosteniendo la vida de sus siervos y siervas, a fin de que trabajen para su gloria los hace a un tiempo mártires y confesores. Yo sé que éste es el martirio a que están destinas las Hijas de la Visitación, y el que Dios dará a las que tengan la dicha de desearlo… Dadle a Dios vuestro consentimiento, y lo experimentaréis. Consiste en que el Amor de Dios atraviesa, como una espada las partes más íntimas y secretas de nuestra alma, y nos separa de nosotras mismas”.

Y san Francisco de Sales hablaba así a las primeras visitandinas: “¿Para qué pensáis, hijas mías, que os ha puesto Dios en el mundo … sino a fin de que seáis para su Divina Majestad, hostias de holocausto y víctimas que se consuman a diario en su Divino Amor?”.

Así pues, teniendo el Amor de Dios como fundamento, el “espíritu particular de la Visitación no es otro que un espíritu de profunda humildad para con Dios y de una gran dulzura para con el prójimo”. Una pequeña anécdota de la vida del santo nos lo deja bien claro.

Pocos días antes de su muerte estando en el locutorio con sus hijas, le presentaron un papel pidiéndole que dejase por escrito aquellas cosas que considerase más importantes para poder guardarlas especialmente. El santo Fundador tomo la pluma y escribió pausadamente una sola palabra: humildad.

Unida a esta humildad y dulzura, otra virtud propia del espíritu visitandino es la sencillez de corazón. Decía el Santo: “la sencillez no es sino un acto de caridad puro y simple, que solo tiene un objetivo: adquirir el amor de Dios. Y nuestra alma es sencilla cuando es eso lo único que pretendemos en cuánto hacemos o deseamos”.

San Francisco de Sales huía de todo lo complicado, aparatoso, de todo lo superfluo y recargado, la sencillez del Evangelio era su forma de vida habitual. Una sencillez de corazón que emanaba del profundo desprendimiento de todo lo que no fuera Dios y el servicio a los hermanos.

Por eso, sobre todo al final de su vida, tenía constantemente en sus labios estas palabras que se han hecho célebres por su sencillez, pero también por la profundidad que encierran: Nada pedir, nada rehusar. “Recibid lo que os den, y no pidáis lo que no quieran daros. En esta práctica encontraréis la Paz para vuestras almas. Sí, queridas Hermanas, mantened vuestro corazón en esta santa indiferencia para recibir lo que os den y no desear lo que no os van a dar. En una palabra: no deseéis nada; poneos vosotras mismas y poned, plena y perfectamente, todas vuestras preocupaciones en manos de la Divina Providencia”.

Hemos querido hacer un pequeño esbozo de esta rica espiritualidad visitandina que San Francisco de Sales dejó como legado no solo a sus hijas, sino a todo cristiano que quiera seguir sus enseñanzas y vivir este espíritu asequible a cualquier persona sea cual sea su vocación personal.

Hace más de 400 años brotó una nueva rama en el árbol de la Iglesia, rama que continúa produciendo sus frutos.

Como Orden religiosa de vida contemplativa, esos frutos quedan en su mayor parte ocultos a los ojos de los hombres.

Una vida escondida en el silencio de un claustro puede parecer estéril según el criterio humano, pero la visión sobrenatural nos hace adivinar en esa entrega silenciosa la sabia de la gracia que se difunde por medio de la oración hasta todos los rincones de la Iglesia y del mundo.

Este es el testimonio oculto de toda religiosa de la visitación, de aquéllas que fueron contemporáneas de los santos fundadores y también de las que en el siglo XXI desean seguir con toda fidelidad su espíritu.

El autorComunidad del Monasterio de la Visitación de Sevilla

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Evangelización

Colleen Carroll Campbell: “La libertad engendra libertad”

Colleen Carroll Campbell es una importante periodista y escritora estadounidense que combina su labor profesional con el cuidado de la familia. En esta entrevista habla sobre Dios y su presencia en la vida.

Paloma López Campos·24 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 5 minutos

A inicios de los 2000, Colleen Carroll Campbell era una joven periodista estadounidense que se trasladó a Washington para incorporarse al equipo del presidente George W. Bush, siendo la única mujer en el grupo de redactores de los discursos del que se conoce como el hombre más poderoso del mundo.

Siguiendo sus intuiciones y confiando en la Providencia divina, Colleen dejó su trabajo en la Casa Blanca para volver a su ciudad natal, contraer matrimonio con su entonces novio y, a la par, acompañar a su padre durante una dura lucha contra el alzheimer. En su libro “Mis hermanas las santas”, recoge su biografía espiritual de unos años muy particulares. Además de esta obra, ha publicado también, en inglés, “The Heart of Perfection” (2019) y “The New Faithful” (2002).

En la actualidad, Colleen, ejerce como periodista y autora, lo que combina con la educación en casa de sus hijos. En esta entrevista concedida a Omnes habla sobre su relación con Dios, la tentación de caer en el perfeccionismo y su vida como mujer de Iglesia.

Has trabajado en ambientes diferentes, desde periódicos hasta la Casa Blanca. Son lugares en los que, habitualmente, es difícil vivir según la fe y los mandamientos del Señor. ¿Qué consejos das a las personas que quieren vivir acordes a la fe en esas situaciones?

–Mantente fiel a la oración diaria y los sacramentos, incluyendo la Misa entre semana cuando sea posible y la confesión regular; cultiva lo sobrenatural y la humildad mediante una aproximación sobrenatural a tu trabajo y a la confianza en los designios de Dios antes que en tus estrategias profesionales; invoca con frecuencia al Espíritu Santo durante la jornada laboral; pasa tus horas de descanso con personas que comparten tu fe y te pueden ayudar a mantenerte con los pies en la tierra. Y como dirían los padres del desierto, “recuerda tu muerte”.

Estás en esta posición influyente por un espacio de tiempo muy corto; la eternidad es para siempre. Muévete en tu carrera profesional sin perder de vista tu destino de eternidad y lo que desearás haber hecho en tu lecho de muerte.

Eres esposa y madre. ¿Han cambiado estas experiencias tu relación con Dios y el modo en el que le miras?

–He sido bendecida con un esposo maravilloso y nuestro matrimonio ha sido un gran regalo -un modelo precioso de la intimidad que Jesús quiere tener con cada uno de nosotros. No puedo imaginarme caminando en esta vida y en la fe sin mi esposo John.

La maternidad ha sido particularmente instructiva. He descubierto de una manera completamente nueva lo mucho que me ama Dios, la misericordia con la que mira mis debilidades y mis fracasos, lo dispuesto que está a darme un millón de segundas oportunidades. He visto también que lo que yo muchas veces considero un desastre es en realidad la providencia amorosa de Dios en acción – mi padre celestial me permite sufrir un poco para que, al final, sea más fuerte y libre. El versículo de Romanos 8, 28 siempre ha sido uno de mis favoritos, pero creo que ahora que soy madre lo entiendo mejor.

En tu nuevo libro hablas sobre el perfeccionismo ¿Qué es el perfeccionismo espiritual? ¿Cómo nos afecta en la vida cotidiana?

–El perfeccionismo espiritual es la creencia tóxica de que podemos, y debemos, ganarnos el amor de Dios. Es, normalmente, una actitud inconsciente de vergüenza y aversión hacia nuestros defectos, con la incorrecta percepción de que Dios también está escandalizado y de que le repelen nuestras miserias, y de que debemos esconderle nuestras debilidades para no ser rechazados, abandonados o que para que no nos deje de amar. Esto abre una brecha entre nosotros y Dios, y tiene el potencial de infectar todos los ámbitos de nuestra vida.

Podemos ver los trazos de este perfeccionismo espiritual manifestándose en cualquier cosa, desde el desaliento por defectos en los que nos obcecamos, la culpa devastadora por errores pasados, pequeños pecados, hasta la actitud compulsiva por comparar nuestras vidas con las de otros, o incluso la tendencia hacia el compromiso excesivo que nos lleva a desgastarnos haciendo cosas buenas. El perfeccionismo espiritual nos puede hacer hipersensibles a la crítica. Nos puede hacer demasiado críticos hacia los demás. O simplemente puede provocar que nos cerremos espiritualmente, por la frustración de que somos demasiado imperfectos como para vivir esta fe en la que los ideales siempre parecen fuera de nuestro alcance.

Es una tentación espiritual muy sutil -la gran mayoría no queremos admitir que albergamos una visión tan sombría de Dios y su misericordia – lo cual es, precisamente, lo que la hace tan dominante y peligrosa. Escribí “The Heart of Perfection” para exponer esto, porque creo que es uno de los obstáculos clave en el crecimiento hacia la santidad para los cristianos comprometidos de hoy en día.

¿Qué hay en la cultura contemporánea que cultiva de manera excesiva el culto del esfuerzo, el perfeccionismo y la adicción al trabajo?

–Podría señalar miles de factores, pero tal vez el más obviado en las discusiones seglares sobre el perfeccionismo sea nuestra pérdida del sentido de la presencia de Dios y su acción en el mundo de hoy. Nuestra cultura secular ha destronado a Dios y nos ha dicho que podemos ser nuestros propios dioses, pero algo dentro de nosotros sabe que esa no es nuestra tarea.

Nuestra idolatría -el culto moderno al éxito y a uno mismo- lleva inevitablemente a la ansiedad y a la lucha constante. Corremos intentando encontrar el sentido y la seguridad en los logros, el estatus, el dinero, o incluso en el físico perfecto o los hijos perfectos. Tratamos de escapar de la verdadera condición humana, queremos creer a todos los gurús modernos que nos dicen que somos autosuficientes.

El Evangelio -la Buena Noticia de Jesús y su Iglesia- dice que no nos bastamos a nosotros mismos, y que eso está bien. Jesús vino a salvarnos porque no podemos hacerlo por nuestra cuenta.

¿Cómo podemos enseñar a nuestros amigos e hijos a tener una perspectiva distinta?

–El mejor modo de ayudar a los demás es empezando por nosotros mismos. Escucho con frecuencia a lectores que dicen que han comprado “The Heart of Perfection” para un amigo o familiar, pero luego lo empezaban a leer y se daban cuenta de que ellos mismos eran quienes necesitaban ese mensaje.

Es muy fácil ver el perfeccionismo en otra persona, pero es más difícil detectarlo en nosotros mismos. Podemos ayudar a otros buscando la libertad y la sanación de este perfeccionismo espiritual para nosotros mismos -a través de la oración, los sacramentos, la Sagrada Escritura y la lectura espiritual, encontrando compañía y guías espirituales en otros que también estén en este camino hacia la libertad, y aprendiendo las lecciones de los santos perfeccionistas que cambiaron, muchos de los cuales están retratados en mi libro “The Heart of Perfection”- y después, vivir con esta nueva libertad en nuestros hogares, en nuestro trabajo, en las parroquias y comunidades. La libertad engendra libertad. Una vez rotas las cadenas del perfeccionismo espiritual, nuestro ejemplo permite a otros hacer lo mismo.

¿Sigues manteniendo una estrecha relación con tus hermanas las santas?

–Sí, siempre estoy conociendo santos nuevos -desde que me mudé a California, san Junípero Serra se ha convertido en uno de mis favoritos- y mis fieles viejos amigos, como santa Teresa de Lisieux o Teresa de Ávila, no me han abandonado. ¡Qué encuentro más glorioso tendremos algún día en el Cielo, si Dios quiere, cuando podamos conocer a estas grandes almas y santos amigos cara a cara!

Reverendo SOS

Software para la edición de fotos

En esta ocasión, te propongo algunos de los mejores programas para editar imágenes o fotografías de forma gratuita y sencilla.

José Luis Pascual·24 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

Nadie dice que no pagues por un software costoso, si eso es lo que quieres. Sin embargo, tal vez no necesitas comprarlo. ¿Buscas una plataforma para trabajar en tus creaciones fotográficas? Antes de gastar, te invito a probar alguno de los mejores programas gratuitos para editar fotos y aprovechar las diversas opciones creativas que estos ponen en tus manos.

—GIMP. Es por consenso una de las mejores alternativas a Photoshop. Fue creado y es actualizado por una comunidad de especialistas que desarrollaron el producto voluntariamente y continúan mejorándolo. Está disponible para MacOS, Windows y Linux. Esta opción es muy profesional y es la más parecida a Photoshop. Es muy adecuada para diseñadores que no pueden o no quieren dar a Adobe cientos de euros por su producto. Cuando abras el programa, encontrarás una ventana exclusiva para ver la imagen que quieres editar y otra para organizar las herramientas y las diferentes capas. Se parece a Photoshop, pero tiene su sello propio. Si tienes un monitor grande o dos, tendrás un espacio adecuado para jugar con las imágenes. Los iconos en la caja de herramientas representan las diferentes opciones que tienes para modificar tus fotos, como Scale, Pencil, etc.

Paint.NET. Inicialmente fue patrocinado por Microsoft como parte de un proyecto con alumnos universitarios de último año de diseño. Hoy sigue siendo parte del programa educativo. El objetivo era desarrollar un remplazo para Paint. Hoy es mucho más útil que el Paint de Microsoft y tiene algunas funciones avanzadas. El interfaz es fácil de manejar; entre otras cosas, permite utilizar capas y efectos especiales. Es capaz de hacer ediciones avanzadas que envidiarían otros programas de pago como Photoshop. Y está disponible como programa de escritorio tradicional gratuito para Windows y como app de pago en la Microsoft Store.

—Photoshop Express. Si las opciones anteriores te parecen esxcesivas o si deseas obtener más de la experiencia de Adobe sin la etiqueta de precio asociada, Photoshop Express es otra opción. Aunque reducida, la variante Express tiene una serie de excelentes posibilidades para editar tus fotos, con una curva de aprendizaje mucho más gradual. Ofrece un acceso rápido y fácil a los ajustes de la barra de desplazamiento y correcciones “de un toque” para fotos de todo tipo. Los “efectos” empaquetados hacen cambios rápidos en las imágenes, por ejemplo para mejorar la coloración y el contraste. Las herramientas de recorte y transformación te permiten ajustar la orientación y el enfoque de una fotografía, y los “detalles” te brindan control sobre la nitidez. Su compatibilidad está limitada a archivos de cámara sin formato y archivos TIFF, JPG y PNG. Es una aplicación gratuita que puedes usar sin problemas en tu PC con Windows, iOS o dispositivo Android.

—Adobe Lightroom (app móvil). Con Adobe Lightroom en un teléfono móvil o celular, puedes hacer muchos de los ajustes que normalmente harías con otras apps de edición: recortar, ajustar la luz, personalizar el color, agregar efectos o agregar filtros. La app misma es fácil de navegar, ya que cuenta con una interfaz sencilla e iconos muy identificables y sencillos. Pero no solo te ayuda con la calidad de tus ediciones; también tiene sus propios controles de la cámara para ayudarte a mejorar la calidad de las fotos que tomas con tu dispositivo móvil. Dependiendo de tus dispositivos, puedes elegir de diferentes modos de cámara como Auto, Profesional y HDR. La mayoría de las funciones no requieren una suscripción. 

—PhotoDemon. Es un programa de fotos gratuito, portátil y de código abierto. Se basa en tres principios:

-portabilidad: no requiere instalación, derechos de administrador o acceso a internet. Su pequeño tamaño le permite ejecutarse directamente desde memorias USB o tarjetas SD.

-energía: La versión actual proporciona más de 200 herramientas de nivel profesional, incluidas capas, herramientas de selección y pinceles digitales, relleno y cambio de tamaño según el contenido, recuperación de sombras/iluminación, corrección de perspectiva y lente, y soporte completo para archivos de imagen de otros editores de fotos populares, incluidos Photoshop (PSD), Paintshop Pro (PSP) y GIMP (XCF).

-usabilidad: Una elegante interfaz creada por diseñadores no ingenieros, se aparta del camino y le permite trabajar. Las pruebas de usabilidad impulsan nuestras decisiones de diseño.

Viene con una grabadora de macros y un procesador por lotes integrados. Su interfaz de usuario es totalmente temática, con temas claros, oscuros y monocromáticos integrados. Todas las herramientas admiten vistas previas en tiempo real, ajustes preestablecidos personalizados, navegación por teclado y deshacer/rehacer ilimitados.

Cultura

Juan Luis Vives, el Erasmo español

Vives nació en Valencia el 6 de marzo de 1492, año en que Colón descubrió América, los judíos no conversos fueron expulsados de Castilla y Aragón y Nebrija publicó el Arte de la lengua castellana, la primera gramática europea de una lengua vernácula.

Santiago Leyra Curiá·24 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 7 minutos

La Valencia en la que Vives pasó sus primeros 17 años de vida, era la metrópoli más próspera de la Corona de Aragón (el reino de Aragón incluía a Aragón, Cataluña y Valencia). La mayor parte de los judíos valencianos prefirieron hacerse cristianos antes que dirigirse al exilio tras el decreto de expulsión de 1492. En sus obras, Vives expresa un grato recuerdo de Valencia, por su gente “alegre, optimista, afable…” y por su fertilidad y belleza. Recuerda con especial afecto la armonía del hogar paterno y las virtudes ejemplares de su madre, lo que terminó por irritar a Erasmo, que carecía de una especial devoción hacia sus padres.

En 1964, Miguel de la Pinta, especialista en Historia de la Inquisición, y José Mª Palacio, archivero valenciano, publicaron, con el título “Procesos inquisitoriales contra la familia judía de Luis Vives” (C.S.I.C.) Madrid, unos documentos que prueban, sin duda alguna, que:

Juan Luis Vives fue judío, por línea paterna (su padre, Luis Vives Valeriola) y materna (su madre, Blanquina March y Almenara).

Su madre se hizo cristiana en 1491, un año antes del decreto de expulsión. Y murió en la peste de 1509, en un pequeño pueblo al sur de Valencia.

Su padre, probablemente hijo de judíos conversos, tuvo problemas con la Inquisición valenciana a los 17 años. Entre 1522 y 1524 tuvo lugar un proceso más largo que terminó con la sentencia fatal: “fue entregado al brazo secular”, expresión sombría que quiere decir que fue ejecutado, probablemente quemado en la hoguera.

En 1525, las hermanas de Juan Luis (Beatriz, Leonor y Ana) recuperaron en un proceso legal la propiedad de sus padres, que había sido confiscada por la Inquisición.

En 1528, casi 20 años tras la muerte de su madre, fue abierto un nuevo proceso para esclarecer la conducta de ella tras su conversión. El testimonio afirmó que había visitado la sinagoga, siendo cristiana y, en consecuencia, sus restos fueron sacados del cementerio cristiano y quemados públicamente. Las hermanas de Vives fueron privadas seguidamente de todo derecho a la herencia de las propiedades paterna y materna.

Permaneciendo en España tras el decreto de 1492, sus padres dieron a Juan Luis la única filiación religiosa que podían para una vida futura en una sociedad cristiana. En 1508, Vives entró en el Estudio General de Valencia, centro fundado en 1500 por el Papa español Alejandro VI. En 1505 se publicaron en Valencia las “Introductiones latinae”, de Antonio de Nebrija, el único estudioso español que Vives siempre recomendó y admiró (cuando Nebrija hizo pública su intención de imprimir una gramática de la Biblia, el Inquisidor general fray Diego de Deza inició, en 1504, un proceso contra él. En 1507, se publicó la “Apología” de Nebrija, uno de los documentos más importantes del humanismo español).

En 1509 Vives cambió Valencia por París donde estuvo tres años. La Universidad de París había nacido como una corporación de maestros bajo la dirección del canciller de Nôtre Dame. Hacia los días en que Vives llegaba a París, Erasmo hacía su última visita a esa Universidad y publicaba su “Elogio a la locura”.

Aunque por entonces la universidad parisina estaba en decadencia, Vives vivió en uno de los centros- el Colegio de Monteagudo- más importantes para la reforma moral y religiosa de Francia. En 1483 Jean Standonck se había hecho cargo de Monteagudo, llevando a él el fervor religioso de los Hermanos de la Vida Común (que trabajaban, especialmente copiando textos cristianos, sin votos, rechazando la mendicidad para su sostenimiento) -fundados por Geert Groote (1340/1384), un holandés que predicó -a instancia de su obispo- la conversión y la salvación de las almas y la denuncia del lujo, la usura y la simonía, enseñanzas que estaban en consonancia con la doctrina de la Iglesia católica. Impulsó también la traducción de la Biblia a la lengua vernácula para beneficio de todos. El Colegio de Monteagudo contó entre sus alumnos a hombres como Ignacio de Loyola, Erasmo, Rabelais o Calvino.

Vives siguió en París el programa de la Facultad de Artes (las siete artes liberales del trivium y quadrivium). Pero, como ya había estudiado en Valencia gramática y retórica, dedicó principalmente los tres años en París al estudio de filosofía (un curso largo de lógica, un curso abreviado de física y rudimentos de filosofía moral y metafísica).

En 1512 fijaría su residencia en los Países Bajos viviendo en Brujas desde aquel año. En la ciudad de Brujas vivía una importante colonia de judíos españoles, entre ellos la familia de los Valdaura, procedentes de Valencia. La mansión de los Valdaura fue el primer refugio de Vives en Brujas.

Allí trabajó como preceptor de los hijos del matrimonio, entre los que estaba Margarita, la futura esposa de Vives. En Brujas se hizo buen amigo de Francisco Cranevelt, apoderado municipal de la ciudad, devoto cristiano, con buen gusto literario y doctor en Derecho por la Universidad de Lovaina.

El primer libro de Vives, Christi Iesu Triumphus (1514) es una conversación sobre el triunfo de Cristo en el día de su Resurrección y un ataque contra la exaltación y glorificación de las guerras y del heroísmo cesarista; uno de los personajes de esta obra dice que Cristo sostuvo cinco guerras: contra los demonios, contra el mundo, contra la carne, contra los judíos y contra la muerte. La segunda parte de esta obra, titulada Virginis Dei Parentis Oratio, aplica a María el mensaje central del libro: el verdadero heroísmo consiste en luchar y vencer al pecado y al mal.

En el verano de 1516 se encontraron por vez primera Vives y Erasmo y el encuentro tuvo lugar en Brujas. En marzo de ese año había dedicado Erasmo a León X sus Anotaciones al Nuevo Testamento y en mayo su Institutio Principis Christiani. En diciembre publicaría Tomás Moro su Utopía.

En el año 1517, tal vez por recomendación de Erasmo, Guillermo De Croy –íntimo amigo de Erasmo – eligió a Vives como preceptor privado suyo. Aunque tenía 19 años, Guillermo era ya obispo de Cambray, cardenal y arzobispo electo de Toledo para suceder a Cisneros. En compañía de su pupilo, Vives se trasladó de Brujas a Lovaina, donde había un Colegio trilingüe para el estudio de griego, latín y hebreo. Dentro del círculo de Vives en Lovaina estaba el judío español Mateo Adriano, uno de los mejores hebraístas de entonces.

El profesorado de Lovaina se dividía en teólogos conservadores y humanistas, éstos de mentalidad más abierta. Aunque las simpatías de Vives estaban con los humanistas, procuró mantenerse al margen de las rivalidades personales y moderar la posición de los teólogos.

En los cuatro años (1517/1521, año de la muerte del pupilo) del preceptorado de De Croy, las ideas personales de Vives comenzaron a tomar cuerpo. En ese tiempo escribió Vives cuatro obras de contenido religioso (Meditationes in septem Psalmos Poenitentiales, Genethiacon Iesu Christi, De tempore quo, id est, de pace in qua natus est Christus, Clypei Christi Descriptio), en las que expresa un tipo de piedad que, como la de sus amigos íntimos, había bebido en las fuentes de la Devotio Moderna y en escritos de Erasmo. El mensaje de aquellas obras de Vives era claro y ortodoxo: los destinos del Cristianismo están dirigidos por la providencia, lo sobrenatural no debe separase del plano de la naturaleza y de la historia; sigue Vives – en las dos últimas obras citadas – la concepción agustiniana de la historia como síntesis entre las libres decisiones humanas y la providencia divina. Abunda además en un elogio de la paz, característico del círculo erasmiano.

En 1519 Erasmo decía que Vives, como español nativo, habla castellano y, habiendo vivido largo tiempo en París, está muy versado en el francés. Nuestra lengua la entiende mejor que la habla. Vives sabía el griego suficiente como para usarlo en su correspondencia privada como subterfugio para la crítica atrevida. En la introducción de la obra de Vives Declamationes Syllanae, dice Erasmo: Mientras otros gritan, Vives declama con sabiduría y serenidad única… Apenas conozco a nadie de este tiempo comparable a Vives… y, finalmente, no conozco a nadie en el cual el torrente de elocuencia vaya de tal modo apoyado por su mucho saber filosófico.

El último período de la vida de Vives llevó consigo un fuerte avivamiento de su fervor religioso. Su primera ocupación tras su partida de Inglaterra fue la de escribir, a petición de un eclesiástico de San Donaciano y con ocasión de la plaga que infestó Brujas en 1529, una plegaria al sudor de la sangre de Cristo en Getsemaní (Sacrum Diurnum de sudore Domini Nostri Iesu Christi). En 1535 escribió una colección de plegarias bajo el título Excitationes animi in Deum, que incluye normas para la meditación, preces diurnas, preces para cualquier ocasión y un comentario de la oración dominical.

Otra obra maestra de Vives es el tratado enciclopédico De Disciplinis (1531) que, a juicio de Ortega y Gasset es, no sólo un programa revolucionario de educación sino también la primera reflexión del hombre occidental sobre su cultura y una ambiciosa meditación sobre los propósitos, la corrupción y la reforma de toda la cultura humana.

El tercer gran tratado de Vives fue impreso dos años antes de su muerte, De anima et vita, con el que inauguró el estudio del hombre basado en la observación y en la reflexión. Por ese libro Lange llama a Vives el padre de la psicología moderna.

En 1538 publicó Vives su Lingua Latinae Exercitatio, brillante colección de diálogos escritos con un texto de vocabulario básico y una gramática latinos, dedicados a Felipe, el hijo del emperador Carlos. De este libro dijo Azorín: Acaso no haya libro en nuestra literatura más íntimo y gustoso. Abridlo; ved cómo pasa la existencia menuda y prosaica de los pueblos en una serie de pequeños cuadros.

En los dos últimos años de su vida (1538/1540), Vives se dedicó a escribir una obra apologética de conjunto que pretendía ofrecer al Papa. Aunque no terminó el libro, después de su muerte y a petición de su viuda, su amigo Cranevelt lo publicó en enero de 1543 y se le dedicó a Paulo III. Este libro, De Veritate Fidei Christianae, es el mejor documento para apreciar cómo Vives contemplaba la vida cristiana en sus últimos años.

El exceso de trabajo había puesto a Vives más de una vez a las puertas del agotamiento. A partir de los cuarenta, estuvo sufriendo un caso maligno de artritis que casi lo lisió. El 6 de mayo de 1540, Juan Luis Vives murió en Brujas probablemente de un cálculo biliar. Fue inhumado debajo del altar de san José, en la iglesia de san Donaciano, que actualmente no existe. Su joven esposa lo acompañó doce años más tarde.

Algunas obras de Vives, que escribió siempre en latín:

  • Christi Iesu Triumphus, París, 1514.
  • Adversus pseudodialecticos, Lovaina, 1520.
  • Preces et Meditationes genenerales, Lovaina, 1520.
  • Declamationes quinque Syllanae, Lovaina, 1520.
  • Commentaria in XXII libri De Civitate Dei Divini Aurelii Augustini, Lovaina, 1521.
  • Introductio ad Sapientiam, Lovaina, 1524.
  • De Institutione feminae christianae, Amberes, 1524.
  • De causas corruptarum artium, Amberes, 1531.
  • De tradentis disciplinis, 1531.
  • De disciplinis libri XX, Amberes, 1531.
  • De officio mariti, Basilea, 1538.
  • Exercitatio linguae latinae, Basilea, 1538.
  • De Anima et Vita, Basilea, 1538.
  • De Aristoteles operibus censura, 1538.
  • Satellitium animae sive Symbola, Francfort, 1540.
  • De Veritate Fidei Christianae, Brujas, 1543.
Mundo

Ecumenismo, el camino de la paz

La causa de la paz y la de la unidad de los cristianos aparecen unidas en la Semana de Oración de este año, especialmente en el caso de Ucrania: una delegación ucraniana acude a Roma para participar en la Semana. Pero también sucede en Sudán del Sur y en otras dimensiones del ecumenismo.

Andrea Gagliarducci·23 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 5 minutos

La presencia en Roma del Consejo Pan-ucraniano de Iglesias y Organizaciones Religiosas, con motivo de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, es una noticia que no debe subestimarse. En efecto, en el contexto de la guerra en Ucrania, esta asociación de organizaciones religiosas, independiente, no financiada por el gobierno, tiene un peso importante.

Desde los tiempos de la anexión de Crimea y de las repúblicas auto-proclamadas de Donbass y Luhansk, las crisis que forman parte integrante de la guerra que estalló hace ya un año, esta organización, que representa al 95 % de las confesiones religiosas de Ucrania, ha estado presente sobre el terreno, ha ayudado a la población, y ha colaborado con el gobierno para que las leyes se ajustaran al sentimiento religioso de la nación.

Su visita, por tanto, es un hecho importante, que tiñe la Semana de Oración por la unidad de los cristianos de un matiz nuevo, pero no desconocido en el diálogo ecuménico: la búsqueda de la paz.

Esta parece ser una característica del Papa Francisco. Desde hace tiempo, el Papa programaba un “viaje ecuménico” a Sudán del Sur, que realizará junto con el Arzobispo de Canterbury y el Moderador de la Iglesia de Escocia. Lo hará del 3 al 5 de febrero, después de que en 2019, cuando el viaje parecía inminente, el Papa convocara al Vaticano a los líderes sur-sudaneses para un retiro espiritual. Y en esa ocasión Justin Welby estaba allí.

Y aún más recientemente, el Papa ha hecho un llamamiento humanitario para que se ponga fin al bloqueo azerbaiyano en el corredor de Lachin, la única carretera que conduce de Ereván a la capital de Nagorno Karabaj, Stepanekart, y la única fuente de sustento. Un llamamiento que respondía también a una petición concreta del Catholicos Karekin II, jefe de la Iglesia Apostólica Armenia, con quien el Papa Francisco está siempre en contacto y que, por cierto, se encontraba en el Vaticano cuando comenzó la última guerra armenio-azerbaiyana por Nagorno Karabaj.

El ecumenismo y la guerra en Ucrania

Ciertamente, el compromiso ecuménico parece ser aún más crucial en el caso de la guerra en Ucrania. No hay que olvidar que Rusia sintió que había perdido definitivamente el control sobre Ucrania cuando el Patriarca Bartolomé aceptó el nacimiento de una Iglesia Ortodoxa Ucraniana. Era 2018. Hasta entonces, Ucrania era considerada territorio canónico del Patriarcado de Moscú.

La decisión de Bartolomé produjo el llamado “cisma ortodoxo”, y llevó a la decisión del Patriarcado de Moscú de abandonar todas las mesas co-presididas por el Patriarcado de Constantinopla. Moscú, sin embargo, siempre ha mantenido una relación con Roma, que se mantuvo constante hasta el estallido de la guerra.

Incluso había planes para un segundo encuentro entre el Patriarca Kirill de Moscú y el Papa Francisco, y todo estaba preparado para que tuviera lugar en Jerusalén en junio. Pero la reunión no se celebró, ni se hizo oficial su preparación. Fue entonces el Papa Francisco quien reveló todo el asunto en una entrevista, entre otras cosas revelando también detalles sobre la videoconferencia que había mantenido con el Patriarca Kirill el 6 de marzo. En aquella ocasión, el Papa contó que le había dicho a Kirill que no fuera un “monaguillo del Estado”.

Moscú no se lo tomó bien. Después de Jerusalén, existía la posibilidad de una reunión en Kazajstán durante el Encuentro de Líderes y Religiones Mundiales: el Papa Francisco habría asistido, y Kirill también. Pero Kirill retiró su presencia poco antes del acto, y Francisco sólo pudo reunirse en Astana con el metropolita Antonij, jefe del Departamento de Relaciones Exteriores de Moscú.

¿Es realmente un hielo institucional? Mucho dependerá de cómo se desarrolle la visita del Consejo Pan-ucraniano de Iglesias. Porque entre los miembros del Consejo se encuentra también el metropolita Onufry, que dirige la Iglesia ortodoxa ucraniana y por primera vez vendrá al Vaticano en calidad de tal. Los detalles marcarán la diferencia.

En cualquier caso, está claro ahora que la paz en Ucrania pasa también por el diálogo ecuménico y, sobre todo, por cómo se resuelvan los conflictos entre las Iglesias hermanas. El Consejo es un ejemplo de cómo es posible trabajar juntos. La guerra lo hace todo mucho más difícil.

Tanto es así que el cardenal Koch, que dirige el Dicasterio para la Unidad de los Cristianos, no dejó de condenar la postura del Patriarcado de Moscú apoyando la guerra. Según el cardenal, que habló en una entrevista con el diario católico alemán “Die Tagespost”, la unidad religiosa de ucranianos y rusos, surgida del bautismo del príncipe Vladimir en 988, “es hoy cruelmente refutada: si rusos y ucranianos han nacido del mismo baño bautismal, pero los rusos atacan hoy a los ucranianos y hacen la guerra, entonces se niega la unidad. En mi opinión, es herejía que el Patriarca se atreva a legitimar la brutal y absurda guerra de Ucrania por razones pseudo- religiosas”.

La situación ecuménica

Las palabras del cardenal Koch parecieron enseguida inusitadamente duras. Entre otras cosas, porque cayeron en un momento especialmente favorable del diálogo, en varios frentes.

En efecto, el Dicasterio ecuménico del Vaticano había dado muchos pasos adelante en el curso del año pasado, en la publicación de un documento conjunto católico-ortodoxo sobre la sinodalidad y el primado en el segundo milenio. El documento, que debería estar casi listo, representa un paso más en la comprensión de la primacía entre las Iglesias cristianas, el verdadero núcleo de la cuestión cuando se trata de la división ecuménica. 

Además se está trabajando en un documento conjunto católico-protestante, cuyo título provisional es “En camino hacia una comprensión común de las Iglesias. Comparaciones, profundizaciones, perspectivas”. Por último, católicos y anglicanos están trabajando en un documento conjunto que reflexiona sobre la herencia común a partir de las enseñanzas de Tomás de Aquino.

Los documentos no son sólo un ejercicio de estilo. Representan puntos de llegada importantes en el diálogo, que permiten limar las diferencias teológicas y continuar avanzando en el camino hacia la unidad de los cristianos.

Un camino difícil, pero que parece estar dando pasos decisivos. El objetivo está fijado para 2025, cuando se celebrará el 1700 aniversario del Concilio de Nicea, el primer y último concilio ecuménico de la Iglesia indivisa. Por una feliz coincidencia, en ese año la Pascua católica (calculada sobre la base del calendario gregoriano) y la Pascua ortodoxa (que sigue el calendario juliano) caerán el mismo día.

A menudo se ha hablado de la idea de fijar una fecha común para la Pascua como punto de partida o de llegada. La circunstancia de 2025 podría ser un momento importante de reflexión. En 2025 también debería celebrarse la Cuarta Asamblea Ecuménica Europea, que será una cita a tener en cuenta para valorar la situación ecuménica en Europa.

De aquí a 2025 quedan sólo dos años, y sólo cabe esperar que las semillas sembradas en estos años puedan crecer. El Papa Francisco ha hablado a menudo de un ecumenismo de la sangre. Ciertamente existe un ecumenismo práctico que lleva a las diferentes confesiones cristianas a trabajar juntas por el bien común. Son acciones que aportan ejemplos de unidad, pero no consiguen formalizarla. Hace falta, precisamente, una conciencia teológica. Y esa es a la que se debe aspirar especialmente.

El ecumenismo para la reconciliación entre los pueblos

Un ejemplo será precisamente el viaje del Papa Francisco a Sudán del Sur. En la joven nación africana, el Consejo Ecuménico de las Iglesias lleva a cabo enérgicamente el trabajo de campo, incluida la labor diplomática. Los hospitales son cristianos, las escuelas son cristianas, las instituciones que se sostienen son cristianas, ante un Estado que aún no ha logrado estructurarse.

No es casualidad que el Papa quisiera que el viaje fuera ecuménico, dando así también una clara señal a los dirigentes de la nación. Pero también es una señal para el mundo: la paz puede perseguirse cooperando juntos, caminando juntos, aunque estemos teológicamente divididos.

La reconciliación ecuménica es, pues, esencial para lograr una verdadera reconciliación entre los pueblos. Así, el tema de la Semana de Oración por la unidad de los cristianos adquiere un significado aún mayor. La paz ecuménica sirve para reescribir la historia sin prejuicios, odios ni rencores, sino con la conciencia de saber mirar las razones de los demás. Es, en definitiva, un antídoto contra la “cultura de la cancelación”, que reescribe la historia dejando de lado las religiones. Ocurre con las narrativas de la guerra de Ucrania, por ejemplo. Así, el camino ecuménico se convierte en un verdadero camino de reconciliación entre los pueblos. Es cierto hoy más que nunca: el ecumenismo es el camino hacia la paz.

El autorAndrea Gagliarducci

Educación

Enseñar la asignatura nueva de la fraternidad

La última "petición de oración" el Santo Padre la ha dedicado a los educadores, aquellos que cada día tienen en sus manos la posibilidad de realizar "un acto de amor que ilumina el camino" de los más jóvenes y que con su saber, compromiso y alegría al comunicarlo pueden ser verdaderos "creadores de comunidad", testigos creíbles.

Giovanni Tridente·23 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos

El tema de la educación -y de los educadores- y su contribución a la mejora de la sociedad ha cobrado protagonismo en las últimas semanas gracias a la intención de oración que el Papa Francisco ha confiado a toda la Iglesia para el mes de enero a través de la Red Mundial de Oración del Papa.

Con esta iniciativa, a través de un vídeo mensual – «El vídeo del Papa»- , el Pontífice lanza un mensaje concreto sobre una de las realidades que en nuestros días necesitan el acompañamiento y la cercanía de todos los fieles, quienes, por ello, están llamados a rezar con esta intención específica durante todo el mes natural en el que se lanza el vídeo.

Una nueva asignatura

A los educadores el Papa dirigió una original propuesta: «añadir una nueva materia a la enseñanza la fraternidad», logrando combinar y armonizar bien «los tres lenguajes: el de la cabeza, el del corazón y el de las manos» para ser escuchados con mucha más atención por las jóvenes generaciones.

Una referencia que ya había retomado el año pasado, cuando dirigiéndose a una delegación del Global Researchers Advancing Catholic Education Project explicó que la armonía educativa parte de «pensar lo que siento y hago», «sentir lo que pienso y hago», «hacer lo que siento y pienso».

La fraternidad es, en efecto, un tema central de este pontificado, que evidentemente tiene en cuenta la urgencia de reconducir nuestro mundo ensombrecido por conflictos de todo tipo, empezando por los que llevamos dentro y que exteriorizamos también con las personas más cercanas, hasta las guerras armadas como la que se desarrolla desde hace un año en Ucrania.

Visión profética

Evidentemente, el Papa Francisco llevaba tiempo viendo el futuro -quizá proféticamente- y no es casualidad que hace tres años ya decidiera escribir y entregar a toda la Iglesia Fratelli Tutti, su tercera encíclica. Un texto que a su vez había tenido como premisa fundamental el Documento sobre la Fraternidad Humana para la Paz Mundial y la Convivencia Común, firmado incluso un año antes, el 4 de febrero de 2019, en Abu Dabi junto al gran imán Ahmad Al-Tayyeb.

Esta vez el llamamiento es a los educadores -desde los que dedican su profesión al contacto directo con las futuras generaciones, pero también a los que educan como padres, abuelos o hermanos- para que unan sus esfuerzos para devolver la paz al mundo, empezando por una comprensión justa de la convivencia humana «que supere las incomprensiones y prevenga los conflictos», como escribe el propio Papa Francisco en la encíclica.

100 millones de educadores formales

Según datos de la propia Red Mundial de Oración, en el mundo hay casi 100 millones de «educadores formales» que imparten clases en escuelas primarias y secundarias o institutos universitarios, pero se trata de una función que, evidentemente, también está presente en muchos otros ámbitos de la vida cotidiana. Pensemos en líderes religiosos, párrocos, catequistas, líderes comunitarios, padres, voluntarios en organizaciones sin ánimo de lucro, entrenadores deportivos, consultores en empresas…

Evidentemente, la educación debe ir acompañada también de una gran capacidad de escucha y animada por la cultura del encuentro, porque al fin y al cabo debemos llegar a ser capaces de «acoger al otro como es, no como yo quiero que sea, como es, y sin juzgar ni condenar a nadie», como dijo Francisco en 2021 en una audiencia a los representantes de diversas religiones recibidos en el Vaticano.

A propósito de los “tipos” de familia

Los dieciséis tipos de familia que pretende “establecer” la ideologizada ley de familias que se quiere llevar a cabo en España tan sólo evidencian la genuinidad y autenticidad de la única familia capaz de llevar en plenitud ese nombre.

23 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos

El anteproyecto de Ley de Familias de la ministra Belarra anuncia nuevos tambores de guerra.

Tanto es el “cante”, que hasta el gobierno más ideológico de nuestra reciente historia democrática se está dando cuenta de que no es el momento de llevarla al parlamento.

Está cerca un período preelectoral plagado de nubarrones de incertidumbre para este ejecutivo. No hace falta echar más leña al fuego que ya arde -y abundantemente- después de la aprobación, sin ningún tipo de debate social, de leyes como la eutanasia, la ampliación del aborto, o la chapucera ley del “solo sí es sí”. 

Siempre me ha gustado tratar de hacer una lectura positiva de todo lo que cae en mis manos. Del mismo modo que un cuadro lleno de sombras permite ver con mucha más claridad una figura llena de luz, las ocurrencias de este anteproyecto no hacen más que arrojar resplandor sobre la única familia que lo es en plenitud.

Por más que se empeñen en inventar múltiples tipos de familia -cada vez aparecen más: hasta 16, parece que ha alcanzado a destilar el laboratorio ideológico de Belarra-, siguen sin poder evitar que todos tengan como única posible referencia la familia natural. Es decir, una mujer, un hombre y los hijos que sólo pueden proceder de la unión de ambos.

Todo lo demás son simples imitaciones construidas a imagen y semejanza de ese único modelo. Y los tipos varios que se sigan inventando en el futuro sólo servirán para poner en evidencia la genuinidad y autenticidad de la única familia capaz de llevar en plenitud ese nombre. 

Pretenden hacernos creer que formar una familia es como ir al supermercado o a unos grandes almacenes y elegir el modelo que se nos antoje. La realidad es que nadie elige a priori formar un determinado tipo de familia. Y también que ninguna familia es perfecta.

Por eso la apariencia de diversidad -mucho más reducida que la que la aprendiz de ingeniera social vislumbra- no es más que la manifestación de la imperfección humana y de nuestra creciente limitación para amar de verdad. 

En lugar de encerrarse en su cuarto oscuro ideológico a elucubrar sinsentidos, sería mucho más útil a la sociedad que nuestros gobernantes fuesen capaces de observar la realidad.

Lo que verían son los millones de familias españolas que cada día se esfuerzan por sacar lo mejor de ellas mismas para sostener y atender a los suyos.

Y lo que esperan y se merecen todas ellas es la ayuda del Estado para atender sus necesidades reales: educar a sus hijos y cuidar de sus mayores. Que tomen nota, para la próxima vez, las becarias del laboratorio.

El autorMontserrat Gas Aixendri

Catedrática en la Facultad de Derecho de la Universidad Internacional de Cataluña y directora del Instituto de Estudios Superiores de la Familia. Dirige la Cátedra sobre Solidaridad Intergeneracional en la Familia (Cátedra IsFamily Santander) y la Cátedra Childcare and Family Policies de la Fundación Joaquim Molins Figueras. Es además vicedecana en la Facultad de Derecho de UIC Barcelona.

Vaticano

Papa Francisco: «Permanecer con Jesús requiere la valentía de dejar»

El Papa Francisco ha rezado el Ángelus con los fieles el domingo de la Palabra de Dios. Como es habitual, ha pronunciado una breve meditación, esta vez centrada en la llamada de los primeros discípulos.

Paloma López Campos·22 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos

En el tercer domingo de la Palabra de Dios el Papa ha pronunciado una meditación antes del rezo del Ángelus, durante la cual ha reflexionado sobre la llamada a los primeros discípulos que es, según el Santo Padre, “el momento del encuentro decisivo con Jesús, el momento que recordarán durante toda su vida y que entra en el Evangelio. Desde entonces siguen a Jesús, y para seguirlo, lo dejan todo”.

Dejar para seguir

Francisco recalca esta idea: dejar para seguir. “Siempre es así con Jesús. Se puede comenzar de alguna manera a sentir su atracción, quizás gracias a otros. Luego el conocimiento puede ser más personal y encender una luz en el corazón. Se convierte en algo hermoso que compartir”. Esta primera emoción, tarde o temprano, se convierte en una decisión que tomar, pues “llega el momento en que hay que dejarlo todo para seguirle”.

Dice el Papa con claridad: “aquí hay que decidir. ¿Dejo atrás algunas certezas y me embarco en una nueva aventura, o me quedo donde estoy? Es un momento decisivo para todo cristiano, porque se juega el sentido de todo lo demás. Si no se encuentra la valentía de ponerse en marcha, se corre el riesgo de quedarse como espectador de la propia existencia y vivir la fe a medias”.

La valentía de dejar

Esto nos enseña que “permanecer con Jesús requiere la valentía de dejar. ¿Dejar qué? Nuestros vicios y nuestros pecados, por supuesto, que son como anclas que nos sujetan a la orilla y nos impiden remar mar adentro. Pero hay que dejar también lo que nos impide vivir plenamente, como los miedos, los cálculos egoístas, las garantías de estar seguro viviendo una vida mediocre. Y también hay que renunciar al tiempo que se pierde en tantas cosas inútiles”.

Dejar las cosas no debe producirnos tristeza. Dice el Papa: “Qué hermoso es dejar todo esto para vivir, por ejemplo, el arduo pero gratificante riesgo del servicio, o dedicar tiempo a la oración para crecer en la amistad con el Señor”.

El reto

Si bien, esto es un desafío, “para realizar la vida hay que aceptar el reto de dejar. Y a ello nos invita hoy Jesús a cada uno de nosotros”. Con el fin de ayudarnos a vivir este reto, esta invitación del mismo Cristo, el Papa concluye su meditación con unas preguntas: “En primer lugar: ¿recuerdo algún «momento fuerte» en el que ya haya encontrado a Jesús? ¿Y algo hermoso y significativo que sucedió en mi vida por haber dejado atrás cosas menos importantes? Y hoy, ¿hay algo a lo que Jesús me pide que renuncie? ¿Cuáles son las cosas materiales, las formas de pensar, las actitudes que necesito dejar atrás para decirle “sí” a Él?”

Como siempre, Francisco nos invita a ponernos bajo la protección de Santa María, especialmente en ocasiones tan vitales como esta, para que “nos ayude a decir, como Ella, un sí pleno a Dios, a saber dejar algo atrás para seguirle mejor”.

Vaticano

Papa Francisco: «La Palabra de Dios nos pone en crisis»

El tercer domingo del tiempo ordinario la Iglesia celebra el domingo de la Palabra de Dios y el Papa Francisco ha pronunciado una homilía durante la misa centrada en el dinamismo de la acción de la Palabra en la vida de quienes la acogen.

Paloma López Campos·22 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 4 minutos

El Papa Francisco ha pronunciado una homilía especial con motivo del domingo de la Palabra de Dios. Dice el Santo Padre que, tras los años de vida oculta, Cristo tiene una urgencia que le impulsa a trasladarse hasta Cafarnaún, “lugar de paso, encrucijada de pueblos y culturas diferentes”. 

Esta urgencia “es el anuncio de la Palabra de Dios, que debe ser llevada a todos”. La acción de Jesús señala que “la Palabra es para todos, la Palabra llama a la conversión, la Palabra hace anunciadores”.

La Palabra es para todos

Estudiando la misión de Jesús, el Papa dice: “El Evangelio nos presenta a Jesús siempre en movimiento, en camino hacia los demás. En ninguna ocasión de su vida pública nos da la idea de que sea un maestro estático, un doctor sentado en una cátedra; al contrario, lo vemos como itinerante y peregrino, recorriendo pueblos y aldeas, encontrando rostros e historias. Sus pies son los del mensajero que anuncia la buena nueva del amor de Dios”.

Cristo sale en busca de todos, no teme al encuentro. Él es “la Palabra de Dios, que sana y levanta, no está destinada sólo a los justos de Israel, sino a todos; quiere llegar a los lejanos, quiere sanar a los enfermos, quiere salvar a los pecadores, quiere reunir a las ovejas perdidas y levantar a los que tienen el corazón cansado y agobiado. Jesús, en definitiva, “va más allá” para decirnos que la misericordia de Dios es para todos”.

Esto, dice el Papa, es fundamental para nosotros, pues “nos recuerda que la Palabra es un don dirigido a cada uno y que, por tanto, nunca podemos restringirle el campo de acción, porque ella, más allá de todos nuestros cálculos, brota de manera espontánea, inesperada e imprevisible, en los modos y tiempos que el Espíritu conoce”.

Si Cristo no hizo acepción de personas, sino que vino a salvar a todos, la acción de la Iglesia debe tener la misma dinámica. No podemos “profesar la fe en un Dios de corazón ancho y ser una Iglesia de corazón estrecho; predicar la salvación para todos y hacer impracticable el camino para recibirla; sabernos llamados a llevar el anuncio del Reino y descuidar la Palabra, distrayéndonos en tantas actividades secundarias”.

La Palabra llama a la conversión

Acerca del segundo aspecto sobre la Palabra, la llamada a la conversión, dice Francisco que “la cercanía de Dios no es neutra, su presencia no deja las cosas como están, no preserva la vida tranquila. Al contrario, su Palabra nos sacude, nos inquieta, nos apremia al cambio, a la conversión; nos pone en crisis porque es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de doble filo”.

Y, al igual que una espada, “la Palabra penetra en la vida, haciéndonos discernir los sentimientos y pensamientos del corazón, es decir, haciéndonos ver cuál es la luz del bien a la que hay que dar cabida y dónde, en cambio, se adensan las tinieblas de los vicios y pecados que hay que combatir. La Palabra, cuando entra en nosotros, transforma nuestro corazón y nuestra mente, nos cambia, nos lleva a orientar nuestra vida hacia el Señor”.

Todo esto, ¿qué implica para quienes escuchan la Palabra? Responde Francisco: “Dios se ha hecho cercano a ti, hazle lugar a su Palabra y cambiarás la perspectiva de tu vida”. Con esto, el Santo Padre también nos invita a poner la vida bajo la Palabra de Dios.

Además, el Papa lanza unas preguntas para que cada uno reflexione: “¿dónde encuentra dirección mi vida? ¿De dónde saca su orientación? ¿De las muchas palabras que oigo o de la Palabra de Dios que me guía y purifica? Y, ¿cuáles son los aspectos en mí que requieren cambio y conversión?”

La Palabra hace anunciadores

El último aspecto en el que se ha centrado el Papa durante la homilía es en el hecho de que la Palabra hace anunciadores. “En efecto, Jesús pasó por la orilla del mar de Galilea y llamó a Simón y Andrés, dos hermanos que eran pescadores. Los invitó con su Palabra a seguirlo, diciéndoles que los haría pescadores de hombres”. Estos hermanos, que “para la navegación y la pesca habían aprendido a alejarse de la orilla y a echar las redes mar adentro, del mismo modo se convertirán en apóstoles capaces de navegar por el mar abierto del mundo, de salir al encuentro de sus hermanos y de proclamar la alegría del Evangelio”.

En esta idea se encuentra encerrado el dinamismo de la Palabra, que “nos atrae hacia la red del amor del Padre y nos convierte en apóstoles que sienten el deseo irreprimible de hacer subir a la barca del Reino a todos los que encuentran”.

Francisco advierte que “también hoy a nosotros se dirige la invitación a ser pescadores de hombres. Sintámonos llamados por Jesús mismo a anunciar su Palabra, a testimoniarla en las situaciones de cada día, a vivirla en la justicia y la caridad, a darle carne acariciando la carne de los que sufren. Esa es nuestra misión, convertirnos en buscadores del que está perdido, de quien se siente oprimido y desanimado, no para llevarles a nosotros mismos, sino el consuelo de la Palabra, el anuncio impetuoso de Dios que transforma la vida”.

El Papa concluye la homilía agradeciendo a todas las personas que se dedican a predicar o estudiar la Palabra de Dios, y espera que este anuncio se convierta en “consuelo y recompensa” para todos.

De nuevo el aborto

El debate sobre el aborto se vuelve a encender tras las medidas anunciadas por un gobierno autonómico español. Entre tantas preguntas, ¿qué es lo que debe estar claro?

22 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos

Escribo estas líneas sobre el aborto, a propósito de la polémica suscitada recientemente en la Comunidad Autónoma de Castilla y León, pero quedando fuera de toda discusión política partidista. Quiero escribir desde la realidad de las cosas, desde la evidencia. Hay, al menos, dos evidencias, que no se pueden soslayar y que hay que seguir repitiendo si no queremos perder del todo la razón en una cuestión tan fundamental para la persona y para la sociedad.

La primera es que, desde el primer momento de la concepción, hay una nueva vida humana, que comienza su andadura vital en el seno de la madre; íntimamente unida a ella, íntimamente dependiente de ella, pero una vida humana distinta de ella. No podemos poner el comienzo de una nueva vida humana ni un segundo después de ese instante preciso de la concepción, porque, si así lo hacemos, ya no habrá forma de ponerse de acuerdo cuando es el comienzo.

La segunda evidencia es que realizar un aborto no es competencia exclusiva de la mujer, ya que se trata de un embrión de la especie humana y su preservación atañe a toda la humanidad.

En estas dos evidencias pienso que estamos de acuerdo todas las mujeres y hombres con un mínimo de sentido común.

Son dos evidencias que no van a cambiar por mucho que se repita que el embrión es “una cosa”, una “protuberancia”, una “amalgama de células” hasta no se sabe en qué momento mientras dura su proceso de formación o por mucho que se repita que el aborto es de exclusiva competencia de la mujer.

Imagino que cuando una mujer va a abortar por graves dificultades en su vida, lo que más le puede molestar es que le hablen de que se trata de su exclusiva competencia o responsabilidad, o de que tiene derecho a hacerlo. Imagino que esa mujer les diría en lo íntimo de su conciencia: “por favor, déjeme ustedes en paz; ¿piensa usted de verdad que pueda tener un verdadero derecho para obrar así?”. Esto no es cuestión de derechos, sino de dramas humanos muy profundos, que nos afectan a todos, mujeres y hombres, como seres humanos y que habría que afrontar globalmente de otro modo. Pero esto por ahora es una utopía.

El aborto es un drama humano mundial que tuvo sus inicios, en los tiempos modernos, durante los años 60 del siglo pasado, alentado por la oligarquía financiera internacional bajo influencia de la famosa familia Rockefeller. ¿Llegará el momento en que caeremos en la cuenta del drama humano colosal que se está produciendo? Espero que llegue ese día en que triunfe el verdadero progreso humano.

El autorCelso Morga

Arzobispo emérito de la diócesis de Mérida Badajoz

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San Ignacio de Loyola y el multitasking

En nuestro mundo tan frenético y que busca el mayor rendimiento posible, el multitasking nos da una sensación falsa de eficacia y hasta de importancia. Pero, en realidad, nos vamos configurando como personas con menos capacidad de concentración y de interioridad.

22 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos

Hoy se presenta el multitasking, el hecho de realizar varias tareas al mismo tiempo, como una capacidad positiva que mejora el rendimiento de nuestro trabajo. Algo que, supuestamente, a los jóvenes, por su estrecha relación con la tecnología, les resultaría más fácil que a las anteriores generaciones.

Así podemos ver a personas que están en una reunión, pero a la vez están respondiendo mensajes de whatsapp por su teléfono móvil o contestando a correos electrónicos. Asisten a clase, pero además están revisando algunas de sus redes sociales. Están charlando contigo y sacando fotos para alimentar sus perfiles.

La pregunta obvia es si realmente las personas podemos hacer bien varias tareas a la vez. Los científicos apuntan a que no. René Marois, experto en neurociencia, señala que «nuestro cerebro no maneja bien situaciones de multitasking. En cuanto dos tareas necesitan nuestra atención, la productividad se resiente».

Así es. En realidad, con la multitarea lo que hacemos es o bien realizar una de esas tareas de manera automática, o bien pasar de una a otra tarea, conectando y desconectando constantemente. Esto, lejos de mejorar nuestro trabajo tiene una serie de consecuencias negativas: una menor eficacia, el empeoramiento de la memoria, mayor riesgo de errores, aumento del estrés…

Es una forma de trabajar, y de relacionarnos, que nos da la sensación de eficacia, de estar aprovechando el tiempo, pero en realidad lo que hace es descentrarnos y fragmentarnos. Justo lo contrario a lo que nuestra psicología y nuestro espíritu necesitan.

San Ignacio de Loyola acuñó aquella frase de ‘haz lo que haces’ y que podría repetírnosla a los hombres y mujeres del siglo XXI con mayor actualidad. Realizar solo una tarea y entregarse a ella con toda el alma es la mejor manera de realizarla correctamente. Una idea que, de una manera u otra, está en las diferentes tradiciones culturales y religiosas. La concentración, vivir el momento presente, hacer lo que haces… son versiones distintas de esa unidad de mente y acción.

En nuestro mundo tan frenético y que busca el mayor rendimiento posible, el multitasking nos da una sensación falsa de eficacia y hasta de importancia. Pero, en realidad, nos vamos configurando como personas con menos capacidad de concentración y de interioridad. Y justo por ello nos hacemos menos reflexivos y críticos. Funcionamos en gran medida por estímulos externos.

Todo esto tiene una consecuencia también en la dimensión espiritual y en nuestra relación con Dios. Nos cuesta concentrarnos, y por ello, la oración se hace un ejercicio arduo. Necesitamos de estímulos externos que muevan nuestra sensibilidad, pero nos es difícil entrar en un diálogo interior con quien habita en nosotros que es, como decía san Agustín en las Confesiones ‘más interior que lo más íntimo mío y más elevado que lo más sumo mío’. Dios habita en nuestro interior que es donde podemos encontrarle.

No es un mal propósito de año nuevo acoger el consejo del militar guipuzcoano y hacer, sencillamente, aquello que debemos hacer. Y hacerlo bien. Una tarea detrás de otra. Esperando su turno.

Y sin empujar.

El autorJavier Segura

Delegado de enseñanzas en la Diócesis de Getafe desde el curso 2010-2011, ha ejercido con anterioridad este servicio en el Arzobispado de Pamplona y Tudela, durante siete años (2003-2009). En la actualidad compagina esta labor con su dedicación a la pastoral juvenil dirigiendo la Asociación Pública de Fieles 'Milicia de Santa María' y la asociación educativa 'VEN Y VERÁS. EDUCACIÓN', de la que es Presidente.

Experiencias

Arte, Belleza y Dios. Gaudí, encarnación de la belleza divina

El nombre de Antoni Gaudí se asocia de manera directa a su obra más grandiosa: la iglesia de la Sagrada Familia, emblema de la ciudad de Barcelona y en la que Gaudí plasmó, de manera genial, su profunda fe católica, su fortísima vivencia espiritual y su manera de entender el arte como un camino de unión directa con el Creador.  

Federico Fernández de Buján·22 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 9 minutos

El amor es el motor de la Historia. Aunque, a veces, la Historia deba explicarse a través del desamor. Por amor se ha hecho todo lo bueno que en este mundo ha sido. Fue el desamor quien ha propiciado que el mal acampe en nuestra tierra. El hombre se mueve a impulsos del amor, a veces del desamor. A impulsos de su corazón de carne, puro y generoso… o bajo el presagio de su corazón de piedra, perverso y soberbio.

Todo lo bueno y lo malo del hombre sale de lo íntimo de su ser, de su corazón inexpugnable que ningún detector puede penetrar. 

Del corazón integral, sin doblez, del corazón que no engaña y que tampoco se deja engañar. Del corazón allí donde todo es veraz, sale el verdadero pensar y sentir. También de él sale el hacer y actuar. Y, así, el cariño verdadero, ese que sale del corazón sincero, necesita expresar sus sentimientos y dar forma material a sus afectos. 

De esta forma y por esta causa, a veces el amor necesita manifestarse a través de lo más bello, ya que la belleza es un reflejo, aunque pálido, de la bondad.

También la belleza es una manera de expresar la verdad. Con la belleza intentamos los pobres hombres, siempre tan necesitados de signos externos- expresar nuestro amor.  Y, así, con un regalo bello, también valioso, manifestamos lo mucho que queremos y lo grande que es nuestro amor. ¿Si así nos comportamos en el amor humano, es distinto cuando expresamos el amor de Dios? ¿Es que tenemos dos corazones diferentes, según quien sea el sujeto de nuestro amor?

Durante siglos el hombre intentó presentar a su Dios las más sublimes creaciones del ingenio. Era el amor que rendía culto a Dios. Era el amor que tendía al “Amor”. Era el amor amando al “Amor”. La creación ofrecida al Creador. 

Y surgen pueblos y naciones, siglos y épocas, que consagran lo mejor de cada uno, a ofrendar al Señor las obras recreadas por los hombres. Y se alzan catedrales, colegiatas, iglesias, capillas, monasterios, abadías y conventos…, con sus fachadas, pórticos, bóvedas, claustros, columnas, pilares, capiteles y retablos., que son, en inefable expresión artística en expresión corpórea, la manifestación de la fe y la vivencia espiritual de quienes fueron sus mentores y artistas. Y todo el arte y la creación humana, arquitectónica, escultórica, pictórica, musical y literaria… quiso adorar al Creador. 

Esta explosión generosa de ingenio dedicado al Señor de todo lo creado es indudable que no está presente en nuestros días. ¿Es que nuestro tiempo lo preside el desamor? ¿Es que el amor del hombre no tiene hoy como sujeto al “Amor”? Creo que la carencia estética en las manifestaciones religiosas actuales tiene distintas causas, quizá complementarias. El mundo, desde hace siglos, sufre un proceso progresivo de pérdida del sentido trascendente de la Historia. El hombre camina en sentido horizontal y ha perdido la referencia vertical. Así, el sentimiento religioso haya decaído como fuente de inspiración de los artistas. 

Además, el carácter secular de nuestro mundo ha producido también la desvirtuación del incalculable tesoro artístico con representación sacra, que las generaciones precedentes nos han transmitido, con el mandato ineludible de que seamos meros detentadores durante nuestra existencia y fieles transmisores a su término. No sólo se ha alterado sino, a veces, se ha traicionado el fin para el que estas manifestaciones artísticas fueron concebidas y creadas. 

Tomando como ejemplo paradigmático, las catedrales es indudable que su destino actual -como centro de atracción turística-, dista mucho del fin originario para el que se construyeron, como lugares de culto y oración. Con pasmosa naturalidad se esconde y casi oculta, en demasiados de esos templos, la presencia de su exclusivo Señor, para “reconvertir” su destino en “museos” por los que sus visitantes discurren, sin las elementales limitaciones y cautelas que se exigen en sus homólogos profanos. Las naves se transforman en pasillos de tránsito, por los que masas de gente buscan una apresurada visión de esas creaciones, sin pararse a considerar, ni un instante siquiera, la razón de ser de todo lo contemplan. 

Al tiempo, en una pequeña, pobre y lúgubre capilla se traslada, hartas ocasiones, a Aquel que es el exclusivo “Señor de esa Casa”. Se hace preciso preguntarle a nuestro mundo: ¿Para quién se construyeron las catedrales? ¿Para quién los altares mayores? ¿Para quién las capillas absidales? ¿Para quién fueron talladas y esculpidas las imágenes? ¿Para quién los frescos y los lienzos? ¿Para quién las patenas y los cálices? ¿Para quién se bordaron las ricas casullas? ¿Para quién las preciosas custodias? ¿Para quién los valiosos sagrarios? 

Y el hombre, que ha perdido, en gran parte, el sentido trascendente se convierte a sí mismo, en el centro de la Historia. Y este nuevo sentimiento invade asimismo a los artistas. Volviendo de nuevo a ejemplificar, me resulta descorazonador comprobar cómo, en ocasiones, se utilizan para celebrar la Santa Misa y consagrar, en definitiva, para «posar» el Sacratísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, vasos sagrados de escaso o nulo valor artístico y económico, mientras que se amontonan valiosas patenas y cálices en los museos catedralicios. 

Parece que hoy el mundo ha disociado el amor humano y el amor a Dios. Y aplica a esos amores “dos pesas y dos medidas”. Y a Dios le ha tocado la medida más pobre. Sin embargo, a pesar del poco aprecio que hoy expresamos por esa presencia “física y real” del Dios verdadero en las especies consagradas, Él sigue ahí, escondido, paciente, callado, en el Tabernáculo.

Paso ahora a referir alguna reflexión sobre Gaudí, como un ejemplo paradigmático de artista que recrea su obra desde su fe y para la gloria de Dios. Centenares páginas se han escrito para resaltar este aspecto. De entre las que destaco las obras de José Manuel Almuzara, arquitecto, incansable conferenciante, escritor enamorado de Gaudí y de su obra y hoy solo Gaudiólogo: Gaudí y la Sagrada Familia y De la piedra al Maestro, éste en coautoría con Etsuro Sotoo. 

La eventual originalidad de mi enfoque podría consistir en una especie de “guía lingüística” que titulo el “ABC de nuestro querido Antonio Gaudí, Siervo de Dios”. 

Con la A, Amor, como la causa del Arte 

El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (RAE) define el amor en su primera acepción como: “Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser”. Se completa con las siguientes que afirman: “Sentimiento hacia otra persona y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear. Sentimiento de afecto y entrega a alguien o algo”.

Gaudí concibe, planifica y ejecuta el Templo expiatorio de la Sagrada familia desde los treinta y un años hasta su muerte, desde su apasionado su amor a Jesús, María y José. Su corazón estaba centrado en el Amor “a” Dios y en el Amor “de” Dios. La Santa Misa y la devoción a la Virgen y a San José son la energía poderosa de la que saca fuerzas de flaqueza para trabajar sin dormir y aún sin comer. 

El rezo diario Rosario era su descanso. Cuando es atropellado por un tranvía, de las pocas pertenencias que se encuentran en sus bolsillos es un Rosario. En el parque Güell construye un itinerario con ciento cincuenta bolas de piedra, correspondientes a las diez avemarías de cada uno de los quince misterios. Gaudí completaba la vertiente “vertical” del amor a Dios con la “horizontal” del amor a los demás. Así afirma: “El trabajo es fruto de la colaboración que se basa en el amor”.

Por lo que se refiera a concepto de Arte, El diccionario de Autoridades lo define como: “La facultad que prescribe reglas y preceptos para hacer rectamente las cosas. Vale asimismo como perfección en la obra hecha. Así, lo que está ejecutado ò labrado con todo cuidado, y compuesto según los preceptos y reglas de cada arte, se dice que está ejecutado con arte”. Y añade: “Se llama también maña, destreza de alguna persona y la habilidad con que dispone las cosas”. 

 Y el diccionario general de la RAE define el arte como la: “Manifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado”. Puede constatarse -con solo contemplar la Creación-, que el Supremo Creador artístico es Dios. 

Así, en el Génesis toda la creación, pautada en los seis días de formación del mundo y disfrutada el séptimo día, se hace desde la Belleza de Dios que conforma las cosas bellas y las transmite al hombre para su disfrute y deleite. 

Dios entregó al hombre capacidad para lograr la belleza a través de las expresiones estéticas e inspira el corazón de los artistas para crear sus obras.  Y el cristianismo es la mayor influencia sobre el arte de la Historia de la Humanidad. Así se afirma: “Retirad de vuestros museos las obras de inspiración cristiana y habréis mermado de forma irreparable el patrimonio artístico de la humanidad”. 

 “De la abundancia del corazón habla la boca”. Ello se hace realidad en Gaudí. Su arte era manifestación, aún más, prolongación extrahumana de su fe. La Sagrada Familia pone al descubierto toda su alma.  En Gaudí y en su obra, se descubre que “Dios le es más íntimo que su propia intimidad”. 

Con la B, belleza

En el diccionario de Autoridades de la RAE se define belleza en su segunda acepción como: “Se suele tomar por cosa excelente, bien ejecutada, y que tiene en sí grande primor y perfección”. 

Se me antoja que Gaudí que no sería partidario del “el arte por el arte”, sino el arte como “medio de expresar la belleza y las cualidades de lo creado” para contribuir a llevar al hombre a la plenitud de su ser, que no es ni más ni menos que Dios. Recordemos así el luminoso pensamiento de San Agustín que expresa: “Nos has hecho Señor para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti”. 

Con la C, crear

En la última edición del diccionario publicado con ocasión de su tercer centenario se decía en su primera acepción: Atributo de Dios por el que es capaz hacer existir algo de la nada hora. Por desgracias la edición digital -que está en www.uned.es-, lo relega a la segunda acepción y lo define como: “Producir algo de la nada”. Y pone de ejemplo “Dios creó los cielos y la tierra”. 

Es evidente que el lenguaje se ha degradado y el diccionario sigue también esa tendencia, en cuanto que define crear, en su primer sentido, diciendo: “Producir algo nuevo, desentendiendo su prístino significado, el único que define plenamente crear. Lo demás es recrear”. 

Con la D, Dios

Afirma el diccionario de Autoridades. “Nombre Sagrado del primer y supremo. Ente necesario, eterno e infinito, cuyo Ser como no se puede comprehender no se puede definir y solo se puede sacar de sus Sagrados Oráculos, principio y fin de todas las cosas. El que “crió” el Universo por su Poder, que conserva por su Bondad, que rige por su Providencia, que todo pende de su magnificencia infinita”. Y el diccionario general de la RAE en su primera acepción define: “Ser supremo que en las religiones monoteístas es considerado hacedor del universo”.

El brazo de Dios es símbolo de su poder y grandeza y el dedo de Dios lo es de la “gracia divina”, la misión de Gaudí en la Sagrada Familia estuvo apoyada en el “brazo” y se delineó con el “dedo” de Dios.  Uno y otro estuvieron siempre con él. 

Con la G, genialidad

Afirma el diccionario de la RAE: “Dicho, hecho o ideas geniales”. Y de genial señala: “Propio del genio de alguien. Sobresaliente, extremado, que revela genio creador”. 

Define genio como: “Capacidad mental extraordinaria para crear o inventar cosas nuevas y admirables”. 

Gaudí es absolutamente irrepetible, único.  Su genialidad procede de su religiosidad. 

Ambiciona trasmitir a la posteridad el mensaje de que Dios que nos está cercano, nos cuida y se introduce en nuestra vida. 

Su arquitectura la concibe como una participación de la obra creadora de Quien nos sostiene en su infinita Providencia. 

Con la I, inspiración unida a la S, sacrificio 

Se define inspiración como el “estímulo que anima la labor creadora en el arte o la ciencia”. Pero la inspiración no lleva a nada, es estéril sin la transpiración. 

Transpirar se define como “exhalar a través de cuerpo. Dicho de otra formar: sudar”. La transpiración es pues fruto del sacrifico y la entrega. 

Es evidente que en el mundo artístico la “creación”, depende de la “inspiración”, más que en el ámbito científico. En éste el estudio es causa del resultado que se alcanza con un 99% de transpiración y un 1% de inspiración. Además, suele aparecer cuando es más intensa aquella. Se suele afirmar: “La inspiración siempre te encontrará sentado”.  

Por su parte, se define sacrificio como: “ofrenda a una deidad en señal de homenaje o expiación. Acto de abnegación inspirado por la vehemencia del amor”. Y delimita “entregarse” como: “atención, interés, esfuerzo, en apoyo de una o varias personas, una acción, un ideal”

Si sacrificio es “ofrenda a Dios en señal de homenaje o expiación”, y si en una complementaria acepción sacrificio es “acto de abnegación inspirado por la vehemencia del amor”, es evidente que Gaudí es la perfecta encarnación del sacrificio hasta la extenuación, en el cumplimiento fiel de la misión encomendada. 

Convencido de que las cosas sin sacrificio no tienen valor, Gaudí se dedica a su obra de la Sagrada Familia desde una vida austera, acompañado siempre su trabajo con mucha oración y penitencia.

Si entrega es la “acción y efecto de entregarse” y en una acepción complementaria es “atención, interés, esfuerzo, para hacer posible una acción” es evidente que Gaudí “entregó” la mayor parte de su vida a su obra más excelsa por la que vivió y aún diría que murió: El templo expiatorio de La Sagrada Familia. 

Con la N, naturaleza

Dice el diccionario en su primera acepción: “Conjunto de todo lo que existe y que está determinado y armonizado en sus propias leyes”

La niñez de Gaudí, de salud delicada, transcurrió mucho tiempo en el campo, donde aprendió a contemplar la belleza de la naturaleza. Así, su concepción del arte se basa en los modelos de la naturaleza, como “la obra maestra del Creador, en la que brilla la Verdad”. Para él, todo lo bello debe llevar a Dios, ya que, en realidad, es solo una pálida manifestación suya. 

Concluyo. Y deseo hacerlo a través de unas palabras de José Manuel Almuzara: “Gaudí actuó de acuerdo con su pensamiento, vivió con lealtad absoluta a sus arraigadas creencias religiosas y a sus depurados ideales estéticos, y demostró que la altísima inspiración artística corona el trabajo intenso, sostenido, lento, metódico y disciplinado”.

El autorFederico Fernández de Buján

Catedrático de Derecho Romano. UNED. Académico de número de la Real de Doctores de España.

España

Cáritas pide atención a las familias vulnerables ante las elecciones

Natalia Peiro, secretaria general de Cáritas España, ha manifestado que “es fundamental que todos tomemos conciencia sobre la importancia de tener en cuenta a las personas y familias vulnerables en el diseño, seguimiento y evaluación de las políticas públicas”. Cáritas elabora propuestas para los partidos políticos ante las elecciones de este año.  

Francisco Otamendi·21 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos

Natalia Peiro señaló, el sábado 21 de enero en los Coloquios Alumni del colegio Tajamar, en Vallecas, que en Cáritas están elaborando “propuestas legislativas y de políticas públicas para pedir a los partidos que las incluyan en sus programas electorales de cara a las próximas elecciones generales”.

“Estas propuestas”, añadió la secretaria general de Cáritas, “son fruto de la participación directa de las personas en situación de exclusión acompañadas por Cáritas. Nuestra propuesta es lograr un marco legislativo que garantice los derechos humanos para el conjunto de la sociedad, pero prestando especial atención a las personas con mayores dificultades y que no tienen garantizado un nivel de vida adecuado”.

Hogares vulnerables

Natalia Peiro recordó que “el 31,5 por ciento de la población no cuenta con ingresos suficientes para alcanzar unas condiciones de vida digna. Esta realidad hace que sea más necesario que nunca impulsar el modelo de Estado de bienestar, con una orientación clara hacia el acceso a los derechos de todas las personas”.

Dijo también que “una tercera parte de los hogares con graves dificultades se encuentra en la situación de renunciar a la propia salud dejando de acudir al dentista o de comprar un accesorio sociosanitario, como unas gafas o unos audífonos”.

Familia y escuela

Pero advirtió, que “no son decisiones, sino imposiciones marcadas por la privación”. La secretaria general de Cáritas en España señaló que en la práctica “son estrategias de supervivencia con consecuencias negativas directas y que condicionan su vida”.

En relación a la comunidad educativa de Tajamar, Natalia Peiro dijo que “la familia, los colegios, los profesores…, son las comunidades educativas por excelencia y son, también, los principales transmisores de la fe para los niños.

Familia y escuela son quienes realizan “la formación del corazón” de esos niños. Desde ahí, es obligado transmitir que el amor a Dios solo lo es a través del amor al prójimo, especialmente a los más débiles”.

Respecto a la organización de Cáritas y su reciente 75 Aniversario, cifró en 73.000 el número de voluntarios, con la necesidad de que haya una renovación con el fin de afrontar nuevos retos.

“No buscamos perfiles concretos para hacer trabajos gratis, buscamos personas capaces de acompañar a los demás, de gastarse y desgastarse por los demás, estar disponibles para escuchar…, y estar dispuestos también a que esta entrega cambie su vida”, señaló en el coloquio, moderado por Fernando H. Valls, periodista de La Vanguardia.

Peiro concluyó señalando que los voluntarios son “el corazón de nuestra organización y hacen posible ese lema de nuestras campañas y que dice la caridad no cierra. Tenemos un gran reto en este campo, que es también el reto de la Iglesia. Los voluntarios de Cáritas nacen de la comunidad cristiana y de las parroquias. El reto, como el de toda la Iglesia, es la transmisión de la fe, esa transmisión de valores”.

El autorFrancisco Otamendi

Recursos

Elemento material, gestos humanos y palabras en el Matrimonio, Orden sacerdotal y Unción de enfermos

La profundización en los sacramentos es vital para la formación de los cristianos. En este artículo se profundiza en el elemento material, los gestos humanos y las palabras del Matrimonio, el Orden Sacerdotal y la Unción de enfermos.

Alejandro Vázquez-Dodero·21 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

Comentábamos en los dos fascículos anteriores el significado de los otros cuatro sacramentos que, junto con los tres que nos van a ocupar en estas líneas, se corresponden con todos los momentos importantes de la vida del cristiano: dan nacimiento y crecimiento, curación y misión al camino de la fe. 

¿Cuáles son el elemento material, los gestos humanos y las palabras en el sacramento del Matrimonio?

El matrimonio es sacramento al encontrarse en él los elementos necesarios para ello: el signo sensible –contrato o alianza–, la gracia santificante y sacramental, y el hecho de haber sido instituido por Cristo.

La materia es “remota” –los mismos contrayentes– y “próxima” –entrega recíproca de los esposos, que se donan mutuamente toda la persona, todo su ser–.

El signo externo de este sacramento, como decíamos, es el contrato o alianza matrimonial, que a la vez conforman la forma. La forma es el “sí”, que significa la aceptación recíproca de esa donación personal y total.

Dicha alianza es recogida en el rito del matrimonio mediante las siguientes palabras: “Yo (nombre del contrayente) te recibo a ti (nombre del contrayente) para ser mi esposa/-o, para tenerte y protegerte de hoy en adelante, para bien y para mal, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, para amarte y cuidarte hasta que la muerte nos separe”.

El matrimonio nace del consentimiento personal e irrevocable de los esposos manifestado con tales palabras –cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1626–.

Por ser el matrimonio un estado de vida en la Iglesia es preciso que exista certeza sobre él; de ahí la obligación de tener testigos; de ahí el carácter público del consentimiento, que protege el “sí” una vez dado y ayuda a permanecer fiel a él –cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1631–.

¿Cuáles son el elemento material, los gestos humanos y las palabras en el sacramento del Orden sacerdotal?

La materia del sacramento del Orden sacerdotal –u Orden sagrado– es la imposición de las manos. Se trata de un momento del rito de celebración de tal sacramento en el que el obispo, posando sus manos sobre la cabeza de los candidatos al sacerdocio, se dirige al Señor implorando su asistencia para ellos.

La forma se refiere a la oración consecratoria que los libros litúrgicos prescriben para cada grado –diaconado, presbiterado y episcopado–. En ella se pide al Espíritu Santo que confiera a los candidatos el sacramento del Orden sacerdotal en el grado correspondiente.

En la ordenación de  presbíteros la forma viene constituida por las palabras de la oración que el obispo dice después de que el ordenado ha recibido la imposición de las manos. Las esenciales son: «Te pedimos, Padre Todopoderoso, que confieras a estos siervos tuyos la dignidad del presbiterado; renueva en sus corazones el Espíritu de santidad; reciban de Ti el sacerdocio de segundo grado y sean, con su conducta, ejemplo de vida» –ritual de Ordenación–.

¿Cuáles son el elemento material, los gestos humanos y las palabras en el sacramento de la Unción de los enfermos?

La Unción de los enfermos tiene lugar en familia, en el hospital o en una iglesia, para un solo enfermo o para un grupo de ellos. Si las circunstancias lo permiten, la celebración del sacramento puede ir precedida del sacramento de la Reconciliación y seguida de la Comunión, supuesto en que la liturgia habla de “viático” o paso a la vida eterna.

La celebración comienza con un acto penitencial –arrepentimiento de haber pecado ante Dios– seguido de la liturgia de la palabra –lectura de algunos pasajes de la sagrada escritura–.

El ministro –sacerdote– unge al enfermo con lo que constituye la materia del sacramento: el aceite consagrado por el obispo el Jueves Santo. La unción la realiza en la frente y en las palmas de las manos del enfermo, pronunciando a su vez las siguientes palabras: “Por esta santa unción, y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad”.

Finalizamos con este fascículo la breve exposición que nos proponíamos sobre la materia, los gestos y palabras en cada uno de los siete sacramentos. La intención no era otra que la de “visualizar” la celebración de cada uno de ellos en esos tres aspectos, a través de lo que la gracia sacramental actúa en el alma de quien los recibe, y le santifica.

Poniendo puertas al campo

En las Hermandades existe un peligro cierto de perderse realizando muchas actividades si éstas no se sistematizan y ordenan hacia un fin concreto.

21 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

Si alguien consultara el Código de Derecho Canónico vigente para tener una idea precisa sobre las hermandades se llevaría una sorpresa: no hay ninguna referencia a ellas, como si no existieran, aún siendo una realidad evidente en la Iglesia, a veces con siglos de existencia.

La explicación de este aparente olvido está en el Decreto Apostolicam Actuositatem, del Concilio Vaticano II, en el que establece que, «guardada la sumisión debida a la autoridad eclesiástica, pueden los laicos fundar y regir asociaciones» (n.19).

No se hace mención expresa de las hermandades en el texto jurídico porque están comprendidas en el concepto, más amplio, de asociaciones de fieles.

El Código reconoce y anima las asociaciones de fieles que busquen «fomentar una vida más perfecta, promover el culto público, o la doctrina cristiana, o realizar otras actividades de apostolado, a saber, iniciativas para la evangelización, el ejercicio de obras de piedad o de caridad y la animación con espíritu cristiano del orden temporal» (Cfr. c. 298.1), advirtiendo que «corresponde exclusivamente a la autoridad eclesiástica competente la erección de las asociaciones de fieles que pretendan esos fines» (Cfr. c. 301. 1 ).

A partir de aquí se abre un amplio campo de cuestiones para ir organizado el día a día de la hermandad. Hay un peligro cierto de perderse en ese campo realizando muchas actividades, si éstas no se sistematizan y ordenan hacia un fin concreto.

Se trata, en definitiva, de poner puertas a ese campo de límites difusos.

En el mundo de la empresa, que también son asociaciones de personas aunque con misiones diferentes a la de las hermandades, vemos que existen muchas soluciones informáticas para su gestión, son los conocidos genéricamente como ERP (Entreprise Resources Planning) que registran, analizan y relacionan entre sí todas las áreas de la empresa, facilitando su gestión y la toma de decisiones.

Este ejemplo no es trasladable sin más a las hermandades. En una organización que tiene como misión fomentar una vida más perfecta resulta impensable cuantificar los resultados; pero el modelo de estos programas sí puede servir de referencia para definir las distintas áreas de trabajo en la hermandad y la forma en que esas áreas se relacionan entre sí, para ofrecer modelos de gestión.

En principio, en este empeño de sistematizar el gobierno de las hermandades, se podrían identificar cuatro grandes áreas de trabajo:

  • El lugar de las hermandades la Iglesia,
  • La gestión de los procesos puramente administrativos,
  • La organización y realización de las actividades propias de la hermandades,
  • La fundamentación doctrinal y social en la que anclarlas.

1) Para definir cuál es el lugar de las hermandades en el seno de la Iglesia, hay que tener ideas muy claras sobre la naturaleza y fines de la Iglesia; el papel de los fieles laicos en la misma; cómo enlazar la libertad y responsabilidad de los fieles cofrades con la dependencia jerárquica, y el conocimiento de las normas canónicas que les afectan. También el papel de las hermandades en la sociedad.

2) Una organización compleja, con personalidad jurídica propia, y a veces con un número elevado de integrantes, exige dotarse de las herramientas adecuadas para que funcionen todos los procesos administrativos y financieros imprescindibles en cualquier organización de personas. Hay que hacer notar que están muy extendidas las soluciones informáticas, tipo ERP, para realizar todos esos procesos con rapidez y seguridad.

3) La organización y realización de las actividades propias de las hermandades, caridad, formación y cultos, es la parte más atractiva de la gestión; pero corre el peligro de convertirse en un fin en sí misma, desligándolas de su misión que es fomentar en los hermanos una vida más perfecta (CIC c. 298). La misión de una hermandad no es la organización de actos litúrgicos o piadosos, aún cuando algunos de estos actos, como la Misa, tiene un valor infinito con independencia de las motivaciones de quienes la organizan.

4) No acaban aquí las tareas de la hermandad, de los responsables de su gobierno. También forma parte de su misión la santificación de la sociedad desde dentro (cfr. LG n.31) lo que significa formarse, y formar a los hermanos, para tener criterio propio y fundamentado en una sociedad tan líquida como la actual, dominada por la cultura woke. Una formación que permita la mejora de una sociedad respetuosa con la dignidad de la persona y su libertad.

Así ponemos puertas al campo, acotamos las referencias que delimitan el trabajo, amplio, de las hermandades, para no perderse en una sucesión de actividades, siempre bienintencionadas, en las que se pierden una buena parte de las energías dedicadas a su gobierno.

El autorIgnacio Valduérteles

Doctor en Administración de Empresas. Director del Instituto de Investigación Aplicada a la Pyme Hermano Mayor (2017-2020) de la Hermandad de la Soledad de San Lorenzo, en Sevilla. Ha publicado varios libros, monografías y artículos sobre las hermandades.

Estados Unidos

Los estadounidenses marchan por la vida

Cada enero los estadounidenses salen a la calle en una marcha por la vida que, por primera vez, en lugar de dirigirse a la Corte Suprema se encaminará hacia el Capitolio.

Paloma López Campos·20 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

En junio de 2022, la Corte Suprema de Estados Unidos hizo historia y creó polémica. Los magistrados derogaron la sentencia Roe v Wade, que sentaba como principio el derecho de las mujeres a abortar.

Desde que la Corte publicara su decisión, los gobiernos de cada estado tomaron medidas legislativas, bien para proteger a las mujeres que quisieran abortar, o bien para ilegalizar los abortos. El complicado entramado de los órganos legislativos y políticos estadounidenses da mucho juego y todavía queda mucho camino por recorrer en la lucha por el derecho a la vida. Para continuar con los avances, muchas personas “provida” se han lanzado a las calles del país en una marcha por la vida.

Roe v. Wade

En el año 1973, la Corte Suprema de Estados Unidos dictó una sentencia en la que se contemplaba que, incluido en el derecho a la privacidad que se recoge en la constitución, se encontraba el derecho a la aborto, por el que una mujer puede decidir acabar con un embarazo.

Desde entonces, el aborto pasó a ser legal y a practicarse en miles de clínicas a lo largo y ancho del país, protegidas desde las instancias públicas. Ya no solo era un acto impune el aborto, sino que la sentencia lo declaraba un derecho fundamental.

Planned Parenthood v. Casey

Aquella sentencia de los años setenta sufrió un primer golpe en 1992, con otra nueva decisión de la Corte. Un nuevo caso sacó a relucir los fallos en los argumentos en cuanto a la privacidad sobre los que se sostenía el derecho al aborto. En un ejemplo claro de ello, se alegó que la mujer casada debía informar a su marido y firmar un documento dando fe de esto, lo cual violaba claramente el derecho a la privacidad. Además, muchas clínicas tenían obligación de redactar informes antes de practicar los abortos.

Esta sentencia de los noventa cambió el panorama legislativo en cuanto a los abortos, pero no los ilegalizó. Se anulaba, en parte, Roe v. Wade, sin embargo, todavía existía el derecho fundamental para acabar con la vida de los no nacidos.

Dobbs v. Jackson Women´s Health Organization

En junio de 2022, la Corte Suprema de Estados Unidos publicó una nueva sentencia. Esta vez, el golpe fue mucho más definitivo. Los magistrados estadounidenses anularon por completo Roe v. Wade, señalando que el derecho al aborto no está recogido en la constitución y no hay raíces históricas suficientes como para considerarlo, aunque fuera de forma subjetiva, como un elemento esencial a defender por las leyes.

Manifestantes por la vida tras la anulación de la sentencia Roe v. Wade (CNS photo/Tyler Orsburn)

Esta sentencia implica que los estados pueden regular con mucha más libertad el acceso al aborto, por lo que se puede ilegalizar por completo desde las instituciones políticas o permitir todavía que se practique. Cada estado, por tanto, toma la decisión, teniendo siempre en cuenta que el derecho al aborto no existe o, por lo menos, no en la constitución.

Marcha por la vida

Todos los años durante el mes de enero las personas a favor de la vida salen a las calles de Estados Unidos para luchar por los derechos de los no nacidos. Antes de tomar el asfalto y llenar las ciudades, los “provida” se reúnen en una vigilia, dejando todo en manos de Dios y orando por los no nacidos. Pero la marcha por la vida de 2022, que también ha tenido su vigilia, es diferente a la de años anteriores, puesto que la batalla ya se ha ganado en la Corte Suprema. El siguiente paso es el Capitolio, es decir, la sede del Congreso.

Misa celebrada en Washington para iniciar la vigilia por la vida en 2022 (CNS photo/Bob Roller)

Una vez se ha establecido una base en la jurisprudencia (la cual tiene un papel fundamental en los procesos legales estadounidenses), ahora el movimiento provida quiere buscar apoyo en el ámbito directamente legislativo y representativo, por ello acuden a las Cámaras políticas.

¿La petición concreta? Que los congresistas apoyen el derecho a la vida o que se retiren de sus puestos públicos. ¿El objetivo? Seguir protegiendo los derechos de los no nacidos, aumentando la cifra de 60.000 bebés que ya se han salvado desde que se anulara Roe v. Wade.

Vaticano

El Papa a los jóvenes: «Miren sobre todo con el corazón»

El Papa Francisco ha lanzado un mensaje a los jóvenes por la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará la primera semana de agosto.

Paloma López Campos·20 de enero de 2023·Tiempo de lectura: < 1 minuto

El Papa Francisco ha grabado un vídeo con un mensaje para todos aquellos jóvenes que asistirán a la Jornada Mundial de la Juventud este agosto en Lisboa. El Santo Padre recalca con sorpresa los 40.000 jóvenes que ya se han inscrito y muestra alegría por ello. Sobre los participantes, dice Francisco: “el joven que viene es porque, en el fondo, tiene sed de participar, de compartir, de contar su experiencia y recibir la experiencia del otro. Tiene sed de horizontes”.

El Papa invita a que “en este encuentro, en esta Jornada, aprendan a mirar siempre el horizonte, a mirar siempre más allá. No levanten una pared delante de la vida de ustedes. Las paredes te cierran, el horizonte te hace crecer. Miren siempre el horizonte con los ojos, pero miren sobre todo con el corazón”.

Finaliza su mensaje el Santo Padre con una bendición breve: “Que Dios los bendiga, que la Virgen los cuide. Recen por mí, que yo rezo por ustedes. Y no se olviden: paredes no, horizontes sí”.

Aquí está el mensaje completo del Papa a los jóvenes:

Mundo

«Aprende a hacer el bien, busca la justicia»

La Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos se celebra en toda la Iglesia al hilo de una invocación del Libro de Isaías.

Antonino Piccione·20 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

El tema fue elegido por un grupo local de Estados Unidos convocado por el Consejo de Iglesias de Minnesota. Es una invocación tomada del Libro del Profeta Isaías (1:17): «Aprende a hacer el bien, busca la justicia». Es el tema que sirve de telón de fondo a la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.

La Comisión Internacional nombrada conjuntamente por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, ahora Dicasterio, y la Comisión Fe y Constitución del Consejo Mundial de las Iglesias, y encargada de revisar la subvención de la Semana, se reunió con los delegados del Consejo de Iglesias de Minnesota en Bossey (Suiza), del 19 al 23 de septiembre de 2021.

El grupo local que redactó la subvención estaba formado por hombres, mujeres, madres, padres, todas personas que podían contar sus historias y curar sus heridas. Representantes de diferentes experiencias de culto y expresiones espirituales, tanto de los pueblos indígenas de Estados Unidos como de las comunidades de inmigrantes -forzados o voluntarios- que ahora llaman hogar a esta región, y que muestran -como escribe hoy Alessandro Di Bussolo en Vatican News- una asombrosa capacidad para contar y sanar sus propias historias.

En el grupo de Minnesota también había inmigrantes y víctimas del racismo. Los miembros del grupo eran también expresión de regiones urbanas y suburbanas y de numerosas comunidades cristianas. Esto fomentó una profunda reflexión y una experiencia de solidaridad enriquecida por múltiples perspectivas. De los miembros del grupo local de Minnesota, el deseo de que su experiencia personal de víctimas del racismo como seres humanos pueda servir de testimonio de la maldad de quienes no dudan en ofender y denigrar al prójimo. Junto con el deseo de que los cristianos, gracias al don divino de la unidad, superen las divisiones que les impiden comprender y experimentar la verdad de que todos pertenecemos a Cristo.

Durante la Semana de Oración, el Papa Francisco, tras la audiencia general de esta mañana, celebrará la Misa del 22 de enero, Domingo de la Palabra de Dios, a las 9:30 horas en la Basílica de San Pedro. Tres días después, el 25 de enero, en la basílica de San Pablo Extramuros, a las 17.30 horas, el Papa celebrará las Segundas Vísperas para clausurar la Semana de oración por la unidad de los cristianos, en la solemnidad de la conversión del apóstol san Pablo.

Algunas notas históricas pueden ayudar a comprender mejor el espíritu y el contenido de la Semana: una iniciativa ecuménica de oración en la que todas las confesiones cristianas rezan juntas por la consecución de la plena unidad que es voluntad del propio Cristo. Tradicionalmente, se celebra del 18 al 25 de enero, porque cae entre la Fiesta de la Cátedra de San Pedro y la Fiesta de la Conversión de San Pablo. El reverendo episcopaliano Paul Wattson la inició oficialmente en Graymoor (Nueva York) en 1908 con el nombre de Octavario por la Unidad de la Iglesia, con la esperanza de que se convirtiera en una práctica común.

Esta iniciativa surgió en los círculos protestantes en 1908; desde 1968, el tema y los textos de la oración han sido elaborados conjuntamente por la Comisión Fe y Constitución del Consejo Ecuménico de las Iglesias, para protestantes y ortodoxos, y por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, para los católicos (antecesor del actual Dicasterio).

Como se ha dicho, la primera hipótesis de una oración por la unidad de las Iglesias surgió en el ámbito protestante a finales del siglo XVIII; y en la segunda mitad del siglo XIX comenzó a difundirse una Unión de oración por la unidad, apoyada tanto por la primera Asamblea de obispos anglicanos de Lambeth (1867) como por el Papa León XIII (1894), que invitó a incluirla en el contexto de la fiesta de Pentecostés. Más tarde, a principios del siglo XX, el Patriarca Ecuménico de Constantinopla Joaquín III escribió la encíclica patriarcal y sinodal Lettera irenica (1902), en la que hacía un llamamiento a la oración por la unión de los creyentes en Cristo. Fue finalmente el reverendo Paul Wattson quien propuso la celebración de la Octava por primera vez en Graymoor (Nueva York), del 18 al 25 de enero.

En 1926, el movimiento Fe y Constitución inició la publicación de Sugerencias para un Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos, mientras que en 1935, el abad Paul Couturier, en Francia, promovió la Semana Universal de Oración por la Unidad de los Cristianos, basada en la oración por «la unidad querida por Cristo, por los medios queridos por Él». En 1958, el Centre Oecuménique Unité Chrétienne de Lyon, Francia, comenzó a preparar material para la Semana de Oración en colaboración con la Comisión Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias.

En 2008, el primer centenario de la Semana de Oración se celebró solemnemente en todo el mundo con diversos actos. El lema de la Semana de Oración, «¡Orad continuamente!» (1 Tes 5,17), expresaba la alegría por los cien años de oración en común y por los resultados obtenidos.

El autorAntonino Piccione

Vaticano

Encuentro del Papa con las Cofradías italianas

En su reciente encuentro con la Confederación de Cofradías de las Diócesis de Italia, el Papa Francisco animó a estas asociaciones de fieles a articular su camino en torno a tres líneas fundamentales: Evangelio, eclesialidad y espíritu misionero

Stefano Grossi Gondi·20 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

El 16 de enero, el Papa Francisco recibió en el Vaticano a representantes de la Confederación de Cofradías de las Diócesis de Italia. Esta organización se fundó en el año jubilar 2000 y se proyecta hacia el año 2025, cuando se celebrará el próximo Jubileo.

En Italia cuenta actualmente con unas tres mil doscientas realidades (hay otras tantas cofradías en el país que no están inscritas en esta asociación) y dos millones de miembros.

Historia de las Hermandades

La experiencia de las Cofradías tiene una historia muy antigua, que comenzó hacia el siglo VIII con la participación en pie de igualdad de consagrados y laicos.

Mucho antes de que se establecieran las primeras órdenes religiosas, muchas Cofradías ya practicaban obras de caridad y misericordia, y trabajaban para aumentar el culto público y la piedad popular.

En el siglo XIV se produjo un nuevo desarrollo con la creación de las Compañías del Cuerpo de Cristo y de la Misericordia, y más tarde las de la Caridad y del Divino Amor, que fundaron hospitales y albergues para los necesitados. En esta época, prácticamente todas las órdenes religiosas crearon Cofradías.

En el siglo XVI se produjo una evolución con la aparición de las archicofradías; formaban parte de una red de cofradías, realizaban más obras pías y diversas obligaciones, gozando de mayores indulgencias.

En siglos posteriores, cuando se desarrolló el fenómeno de las misiones, las Hermandades se desarrollaron en nuevos países, donde representaban obras de evangelización.

Durante la época napoleónica, casi todas las cofradías fueron suprimidas y sus bienes confiscados. Sólo las que tenían un carácter puramente religioso lograron sobrevivir.

En Italia, en el siglo XIX, las cofradías que tenían una finalidad caritativa se distinguían de las que tenían una finalidad de culto; las cofradías que hacían obras de caridad quedaban bajo el control de la autoridad estatal.

Una ley de 1890 confiscó todos los bienes generadores de riqueza de todas las cofradías con fines de culto, dejando sólo los oratorios y las iglesias, y suprimió las oficinas de caridad y la congregación de caridad.

Como ya se ha mencionado, en el año 2000 se produjo una reforma deseada por el Papa Juan Pablo II, que estableció la Confederación de Cofradías de las Diócesis de Italia. Esta realidad de la Iglesia tuvo así un reconocimiento oficial con el nuevo siglo, amparado por la autoridad eclesiástica.

En Europa, las cofradías se desarrollan con cifras significativas no sólo en Italia sino en otros países, con un volumen global de 27 mil cofradías y más de 6 millones de adherentes. La presencia más impresionante está en España (13 mil con más de tres millones de afiliados).

Las palabras del Papa Francisco

En su encuentro dedicado a esta realidad de la Iglesia, el Papa tomó como referencia el Concilio Vaticano II sobre el tema de la presencia de los laicos en la Iglesia «llamados por Dios a contribuir, casi desde dentro a modo de levadura, a la santificación del mundo».

«En el contexto de la nueva evangelización -dijo el Papa-, la piedad popular constituye una poderosa fuerza de anuncio, que tiene mucho que dar a los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Os animo a cultivar con empeño creativo y dinámico vuestra vida asociativa y vuestra presencia caritativa, que se fundan en el don del Bautismo e implican un camino de crecimiento bajo la guía del Espíritu Santo. Dejaos animar por el Espíritu y caminad».

La invitación del Papa a las cofradías fue articular su camino en torno a tres líneas fundamentales: evangelio , eclesialidad y espíritu misionero.

Esta indicación significa: caminar tras las huellas de Cristo cultivando diariamente la escucha de la Palabra de Dios, leyendo cada día aunque sea un pequeño trozo del Evangelio, y la centralidad de Cristo en la propia vida en una intensa vida de oración personal y litúrgica; caminar juntos a través de momentos comunitarios de diálogo fraterno, formación, discernimiento y deliberación y un contacto vivo con la Iglesia local; caminar anunciando el Evangelio, dando testimonio de la propia fe y cuidando de los hermanos, especialmente de las nuevas pobrezas de nuestro tiempo.

Al final de su discurso, el Papa Francisco se dirigió con afectuosas palabras a los representantes de las cofradías, renovándoles su invitación «a ser misioneros del amor y de la ternura, misioneros de la misericordia de Dios, que siempre nos perdona, siempre nos espera y tanto nos ama».

El autorStefano Grossi Gondi

Sagrada Escritura

Palabra de Dios: “Os anunciamos lo que hemos visto»

El tercer domingo del tiempo ordinario toda la Iglesia celebra el domingo de la Palabra de Dios y son muchos los documentos que hablan sobre la Sagrada Escritura.

Paloma López Campos·20 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

El tercer domingo del tiempo ordinario la Iglesia universal celebra el domingo de la Palabra de Dios. A través de una carta apostólica en forma de motu proprio, Aperuit Illis, el Papa Francisco instituyó esta fiesta en septiembre de 2019.

Este domingo tiene como objetivo “resaltar la presencia del Señor en la vida de todos los fieles”. Por ello, es importante que en los días previos a la celebración el Pueblo de Dios se vaya preparando para aprovechar este día dedicado a la Palabra. Son muchos los documentos eclesiales que profundizan en la Sagrada Escritura y su centralidad en la vida de la Iglesia.

Aperuit Illis

El Papa Francisco, en la carta Aperuit Illis, señala que “la relación entre el Resucitado, la comunidad de creyentes y la Sagrada Escritura es intensamente vital para nuestra identidad. Si el Señor no nos introduce es imposible comprender en profundidad la Sagrada Escritura, pero lo contrario también es cierto: sin la Sagrada Escritura, los acontecimientos de la misión de Jesús y de su Iglesia en el mundo permanecen indescifrables”.

La celebración litúrgica de este domingo permite “hacer que la Iglesia reviva el gesto del Resucitado que abre también para nosotros el tesoro de su Palabra para que podamos anunciar por todo el mundo esta riqueza inagotable”.

Lo que el Santo Padre desea es que “el domingo dedicado a la Palabra haga crecer en el pueblo de Dios la familiaridad religiosa y asidua con la Sagrada Escritura, como el autor sagrado lo enseñaba ya en tiempos antiguos: esta Palabra «está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca, para que la cumplas» (Dt 30,14)”.

Dei Verbum

El Concilio Vaticano II preparó una constitución dogmática, Dei Verbum, sobre la revelación divina. En este documento explican que “la Iglesia ha venerado siempre las Sagradas Escrituras al igual que el mismo Cuerpo del Señor, no dejando de tomar de la mesa y de distribuir a los fieles el pan de vida, tanto de la palabra de Dios como del Cuerpo de Cristo, sobre todo en la Sagrada Liturgia”.

Esto explica la necesidad de que “toda la predicación eclesiástica, como la misma religión cristiana, se nutra de la Sagrada Escritura”. Y es que no debemos olvidar la grandeza de la Biblia, ya que “las palabras de Dios expresadas con lenguas humanas se han hecho semejantes al habla humana, como en otro tiempo el Verbo del Padre Eterno, tomada la carne de la debilidad humana, se hizo semejante a los hombres”.

Verbum Domini

Benedicto XVI publicó una exhortación apostólica, Verbum Domini, centrada en la Palabra de Dios en la vida y misión de la Iglesia. En ella resalta “la urgencia y la belleza de anunciar la Palabra para que llegue el Reino de Dios, predicado por Cristo mismo. Renovamos en este sentido la conciencia, tan familiar a los Padres de la Iglesia, de que el anuncio de la Palabra tiene como contenido el Reino de Dios (cf. Mc 1,14-15)”.

Pero, ¿por qué necesitamos tanto la Palabra? Benedicto responde con claridad: “La Palabra divina ilumina la existencia humana y mueve a la conciencia a revisar en profundidad la propia vida, pues toda la historia de la humanidad está bajo el juicio de Dios”.

Catecismo de la Iglesia Católica

Cuando contemplamos la Palabra es esencial recordar lo que afirma el Catecismo de la Iglesia Católica: “Dios es el autor de la Sagrada Escritura”. Sin embargo, no podemos olvidar que “la fe cristiana no es una «religión del Libro». El cristianismo es la religión de la «Palabra» de Dios, «no de un verbo escrito y mudo, sino del Verbo encarnado y vivo» (San Bernardo de Claraval, Homilia super missus est, 4,11: PL 183, 86B)”.

Inspirándose en Dei Verbum, el Catecismo señala tres claves para interpretar la Biblia según el Espíritu que la inspiró:

  1. “Prestar una gran atención «al contenido y a la unidad de toda la Escritura». En efecto, por muy diferentes que sean los libros que la componen, la Escritura es una en razón de la unidad del designio de Dios , del que Cristo Jesús es el centro y el corazón, abierto desde su Pascua (cf. Lc 24,25-27. 44-46)”.
  2. “Leer la Escritura en «la Tradición viva de toda la Iglesia». Según un adagio de los Padres, Sacra Scriptura pincipalius est in corde Ecclesiae quam in materialibus instrumentis scripta («La sagrada Escritura está más en el corazón de la Iglesia que en la materialidad de los libros escritos»). En efecto, la Iglesia encierra en su Tradición la memoria viva de la Palabra de Dios, y el Espíritu Santo le da la interpretación espiritual de la Escritura (…secundum spiritualem sensum quem Spiritus donat Ecclesiae [Orígenes, Homiliae in Leviticum, 5,5])”.
  3. “Estar atento «a la analogía de la fe» (cf. Rm 12, 6). Por «analogía de la fe» entendemos la cohesión de las verdades de la fe entre sí y en el proyecto total de la Revelación”.

El latido

De los fetos podrán decirse muchas cosas pero lo indudable es que su corazón late. Y, aunque no sea médico, me arriesgo a apostar que ese minúsculo palpitar se acelera cuando algún estrés perturba su amenazada existencia.

20 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 4 minutos

La circunstancia de que deban celebrarse unas elecciones dentro de unos meses ha dado pie a que se haya montado todo un aquelarre mediático que me tiene asombrado. Soy de los que por pura inercia todavía pone el telediario a las tres de la tarde o a las nueve de la noche, a pesar del adoctrinamiento al que últimamente nos somete la pequeña pantalla.

En tiempos como los que corren uno esperaría que dieran parte de tempestades invernales, la inacabable guerra ucraniana, las perspectivas para superar la inflación y la crisis económica… ¡qué sé yo!

Sin embargo, desde hace una semana día tras día el primer cuarto de hora se consagra ineluctablemente a la terrible noticia: ¡Una comunidad autónoma ha decidido que las mujeres deseosas de abortar con cargo a los fondos públicos estén obligadas —o bien se les recomiende o tal vez simplemente aconseje (las versiones varían)— a escuchar un minuto el latido del pequeño ser que llevan dentro de sí antes de eliminarlo!

¡Oh, escándalo! Los partidos han tomado postura; algunos de sus representantes se han rasgado una y otra vez las vestiduras (supongo que a tal fin utilizan túnicas con velcro; de otro modo les saldría carísimo). Hasta el gobierno se ha puesto en pie de guerra, dispuesto a aplicar la legislación vigente (endureciéndola si fuera necesario) para proceder contra la autonomía que ha tenido semejante pretensión, cuyos regidores tampoco parecen estar en completo acuerdo sobre los términos de la iniciativa.

Como a estas alturas de la película los ciudadanos nos hemos vuelto bastante escépticos respecto a las motivaciones de la clase política, no parece temerario sospechar que en este contencioso muy pocos se guían por otro principio que la mera rentabilidad electoral. De ser así, las indignadas proclamas en un sentido o los tibios pronunciamientos en otro obedecerían tan solo a la esperanza de ganar unos miles de votos, o bien de perder los menos que sea posible.

Cierto es que los expertos en demoscopia parecen equivocarse últimamente con desconcertante frecuencia. En semejante contexto, debo confesar mi satisfacción con que algunos hayan hecho su apuesta dando la espalda a tan miserable contabilidad.

Cálculos y estrategias aparte, ¿de qué se trata al fin y al cabo? ¿De escuchar? ¿Qué hay de malo en ello? Tirios y troyanos nos apremian día a día para que oigamos la voz de los sectores menos favorecidos de la sociedad: minorías, marginados, oprimidos, quienes no saben expresarse por sí mismos ni tienen abogados que den la cara por ellos…

Pues bien: desde que nacen y hasta que aprenden a hablar, los niños se expresan mediante lloros y sonrisas; antes únicamente con pataditas y latidos. Las pataditas son algo más tardías, de manera que el latido es procedimiento obligado para anunciar: “¡Aquí estoy!” Allá cada cual con cómo quiera entender el gesto.

Antes se pensaba que el bombeo cardiaco sólo empezaba al mes y medio de gestación, luego se vio que ya principia a los 21 días y últimamente parece que incluso poco después de dos semanas tras la concepción.

“¡Pum, pum!, ¡Pum, pum!” No es un mensaje complicado, pero desde luego sí repetido e insistente: se calcula que todos lo hacemos 100.000 veces diarias, 35 millones cada año y más de 2.500 millones de veces a lo largo de una vida octogenaria. A no ser, claro está, que algo —por ejemplo, un accidente o enfermedad— o alguien —un homicida o un feticida— interrumpa el discurso antes de su natural acabamiento. Hay quien piensa que al fin y al cabo no es para tanto. Todo depende.

Charles Aznavour, por ejemplo, compuso una canción preciosa en la que únicamente pedía a su amante “oír enamorado latir tu joven corazón”. Tampoco exigen más circunstanciados recados millones de parejas que acuden emocionadas a la primera cita con el ecógrafo.

Porque claro, antes no era tan sencillo: había que aplicar el fonendoscopio al vientre gestante y supongo que la interesada no sabría muy bien distinguir sus propios latidos de los de la criatura.

Pero los tiempos cambian y no siempre para mal: ahora es más difícil acallar la voz de los que no la tienen. Eso me recuerda que conocí a un jesuita que trabajaba en Caracas, en los barrios de miseria. Me comentaba que las chabolas trepaban por las laderas de las montañas que rodean la capital. “Mejor así —añadía—: no hay modo de disimularlas…” Algo no muy diferente pasa con lo que comento.

De los fetos podrán decirse muchas cosas, como afirmar su presunta condición “infrahumana”, su insuficiente autonomía biológica, su falta de derechos consolidados, etc. Me llena de admiración que haya gente capaz de desempolvar escritos de vetustos autores para documentar que la inserción de “alma inmortal” en el nasciturus (alma en la que, por lo demás, tampoco cree la mayoría de los que forjan tales argumentos) se produce con tanto o cuanto retraso.

Se dan mucha maña, en definitiva, para negar que sean “personas”, aprovechándose de que lo único que los pobrecitos saben hacer dentro del útero es esbozar un gesto como de chuparse el dedo. Tendrán o no tendrán alma; serán o no serán personas; se chuparán o no se chuparán el dedo; pero lo indudable es que su corazón late. Y, aunque no sea médico, me arriesgo a apostar que ese minúsculo palpitar se acelera cuando algún estrés perturba su amenazada existencia.

Yo solo he sido padre una vez. Mi hija pesaba al nacer 850 gramos: no hubo forma de retenerla en su lugar natural hasta el término correspondiente. Llamó a las puertas del planeta cuando según las pautas hoy vigentes todavía era “abortable”. Tuve oportunidad de observarla muchas veces en la incubadora, donde la lámpara encendida para controlar el nivel de bilirrubina volvía su cuerpecito semitransparente: yo podía ver sus venillas y también (aunque no oír) sus latidos. Puedo dar testimonio de que se agarraba a la vida como una lapa, aun cuando al ingresarla en el hospital me dijeron que podía hacerlo con el nombre de la madre: todavía no se había ganado el derecho a tener uno propio.

No sé si ustedes han visto una serie de televisión en que se reúnen varios herreros profesionales para forjar y probar las armas blancas que el jurado les propone. Al final, se blande la espada, alfanje o cimitarra contra un cuarto de res colgante hasta partirlo en dos, tras lo cual se felicita al artesano diciéndole: “Enhorabuena: su arma mata”.

El ejemplo es truculento y seguramente de mal gusto, pero me sirve para añadir que podrá discutirse hasta la extenuación sobre presencia o ausencia de derechos en los no nacidos. Pero todavía tenemos oportunidad de felicitar a la futura madre —y por extensión al padre— diciéndoles: “Enhorabuena: su ‘cosa’ late.” Aprovechemos para repetírselo mientras no haya una ley que nos lo prohíba.

El autorJuan Arana

Zoom

Unos animales muy «benditos» en San Pedro

Unos niños conducen su burro en la tradicional bendición de animales de granja y caballos militares italianos en el exterior de la Plaza de San Pedro el 17 de enero de 2023.

Maria José Atienza·19 de enero de 2023·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Vaticano

La unidad de los cristianos, una intención «para todo el año»

Rome Reports·19 de enero de 2023·Tiempo de lectura: < 1 minuto
rome reports88

El Pontificio Instituto Oriental organizó una oración ecuménica en la Iglesia de San Antonio Abad, en Roma con motivo de la semana de oración por la unidad de los cristianos que vive la Iglesia.

En este encuentro se puso de manifiesto cómo la unidad de los cristianos no sólo es posible, sino que comienza con las relaciones entre los cristianos individuales. 


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Lecturas del domingo

Misión de luz. Domingo III del Tiempo Ordinario (A)

Joseph Evans comenta las lecturas del III domingo del tiempo ordinario y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·19 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos

“En otro tiempo humilló el Señor la tierra de Zabulón y la tierra de Neftalí, pero luego ha llenado de gloria el camino del mar, el otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles”, leemos en la primera lectura de hoy, del profeta Isaías.

Pero, ¿cómo humilló Dios a Galilea, y cómo la glorificó después? La humilló permitiendo que fuera arrasada por los brutales invasores asirios en el siglo VIII a.C. Y le dio gloria temporal bajo el piadoso rey de Judá, Ezequías, que la reconquistó, de modo que por algún tiempo recuperó su esplendor.

Sin embargo, esta breve gloria sólo fue un presagio de la gloria mucho mayor que llegaría a Galilea cuando Dios mismo, “la luz del mundo”, se encarnara y viviera más tarde en la ciudad galilea de Nazaret.

Aunque velado mientras caminaba por la tierra, Jesucristo, “la luz verdadera, que alumbra a todo hombre”, vino al mundo en Galilea (Jn 1, 9), de modo que Juan pudo escribir más tarde: “Hemos contemplado su gloria, gloria como del Unigénito del Padre” (Jn 1, 14).

Por eso, en el evangelio de hoy, Mateo aplica a Jesús apropiadamente las palabras de Isaías: “El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande, habitaba en tierra y sombras de muerte, y una luz les brilló”.

Cristo comienza entonces su “misión de luz” llamando al arrepentimiento, enseñando y proclamando el reino y curando enfermedades. Apartarse del pecado -la forma más profunda de oscuridad- y volver a la verdad traen luz al mundo, al igual que el tierno cuidado de los que experimentan sufrimiento.

Pero, para esta misión Cristo buscó la cooperación de los hombres, particularmente a través de su Iglesia, y así le vemos llamar a sus primeros discípulos. Les dice: “Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres”.

En otras palabras, seréis mis instrumentos para sacar a las personas de la oscuridad del mar -que simboliza el caos y la muerte- a la luz del día y a tierra firme, que simbolizan la vida y la seguridad en Dios.

Vemos a algunos apóstoles echando las redes al mar, y a otros remendándolas. La labor de evangelización, de traer luz al mundo, debe ser un esfuerzo constantemente renovado, con frecuentes revisiones, evaluaciones y, cuando sea necesario, rectificación, para corregir lo que ha ido mal.

Hoy es también el Domingo de la Palabra de Dios. La palabra de Dios en la Escritura es luz para el mundo y luz para nuestras almas, y debemos intentar llevarla a los demás de manera nueva y creativa.

Como dice san Pablo a los Corintios, es mucho más grande que la mera “sabiduría” humana, por muy elocuente que sea, porque contiene en sí misma el poder de la cruz de Cristo (1 Co 1, 17).

Cuanto más nos lancemos a las profundidades de la Palabra de Dios, más inspirados nos sentiremos para lanzarnos a la labor de evangelización.

La homilía sobre las lecturas del domingo III del tiempo ordinario (A)

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para las lecturas de este domingo

Teología del siglo XX

Las correcciones al Catecismo holandés

El asunto del Catecismo holandés (1966-1968) provocó una de las crisis más significativas del posconcilio. Al cumplirse los 50 años no se recordó ni se celebró, sobre todo porque la poca Iglesia holandesa que quedaba no estaba para triunfalismos, sino vendiendo templos vacíos. 

Juan Luis Lorda·19 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 8 minutos

Los católicos holandeses habían sido una minoría perseguida y marginada en un país oficialmente protestante desde que se independizó del dominio español (1581). Habían sobrevivido a base de unirse y crear un fuerte clima católico. Tenían un sólido sistema de catequesis y formación de catequistas y sacerdotes. Y, en el siglo XX, habían logrado emanciparse y convertirse en el grupo religioso mayoritario, con muchas instituciones católicas, una marcada identidad y muchos misioneros repartidos por todo el mundo.

Pero los tiempos de bonanza y desarrollo de la posguerra estaban cambiando los ideales de vida. Descendía la práctica sacramental (hasta entonces con medias superiores al 70%). Y, desde principios de los 60, antes que en ningún otro sitio, se había difundido entre los católicos el consumo de anticonceptivos, lo que inmediatamente disminuyó el tamaño de las familias y el número de candidatos al seminario (y quizá también la finura de conciencia y la plena adhesión a la Iglesia). Pero el asunto quedaba como velado en un segundo plano. Venían tiempos menos heroicos para una cristiandad que sentía también la necesidad de distanciarse de un pasado tan neto. Tampoco tenía sentido ya el distanciamiento tradicional con los protestantes.   

Un poco de historia y contexto

Desde 1956, el episcopado holandés había pedido a los profesores del Instituto de Pastoral de la Universidad católica de Nimega un Catecismo para niños. Después se pensó que sería más provechoso hacerlo para adultos (1960). Se esperó a que finalizara el Concilio Vaticano II (1962-1965) para recoger sus sugerencias, y se publicó en 1966. En el proceso intervinieron muchos grupos y cientos de personas, pero la orientación intelectual se debe al jesuita holandés Piet Schoonenberg (1911-1999) y al dominico de origen belga Edward Schillebeeckx (1914-2009), profesores del Instituto. Los dos jugarían un papel importante en la crisis del Catecismo y evolucionarían hacia posiciones doctrinales críticas. Schillebeeckx fue una voz escuchada en el Concilio, aunque no fue nombrado perito. 

En el Concilio se había creado, en algunos momentos, una dialéctica entre una mayoría que quería cambios de fondo y una minoría más conservadora; dialéctica que fue constantemente jaleada en los medios de comunicación (seguramente, porque le parecía lo más interesante y era lo que mejor comprendía). Además, se había censurado el papel excesivo que había jugado en el pasado el santo Oficio. Eso creó un ambiente de despego hacia las instituciones romanas y de protagonismo de los teólogos centroeuropeos. Los buenos oficios del papa Pablo VI y la buena voluntad de los obispos (que en todo momento fueron adictos a los papas, como confiesa el propio Alberigo en su Breve historia del Concilio Vaticano II) logró que los documentos se aprobaran con mayorías enormes y en un clima de comunión. A algunos les parecían concesiones inadmisibles; y en la opinión pública, se creó un ambiente que explica la posterior actitud de resistencia (y desdén) de los teólogos holandeses a las propuestas de Roma.  

Las lagunas del Catecismo 

En una primera aproximación, el texto del Catecismo es narrativo e interesante, con una distribución bastante lograda e integrada de los distintos aspectos de la fe. Llama la atención que comienza por la situación humana en el mundo, intentando recoger positivamente (y quizá ingenuamente) el legado de las distintas religiones, incluso del marxismo, como expresiones de la búsqueda de Dios. También quiere integrar las perspectivas de las ciencias, sobre todo la evolución. Aunque recogerlas en un Catecismo puede llevar a pensar que todo es lo mismo. Por otra parte, resultaba bastante exigente para un lector medio. 

Con todo, los problemas no estaban allí y podían pasar desapercibidos (como sucedió a muchos obispos holandeses plenamente confiados en sus teólogos). Lo problemático procedía de dos intenciones de fondo. La primera, congeniar con la parte protestante del país, sobre todo en temas sensibles, mejorando las explicaciones católicas, pero también evitando lo que podía disgustarles. Esto afectaba directamente a la Misa como sacrificio y satisfacción, la presencia eucarística, la identidad del sacerdocio ordenado y su distinción con respecto al sacerdocio común, y el ministerio del Papa. 

Por otro lado, se quería llegar a un mundo moderno más culto y poco dispuesto a creer cualquier cosa. Esto llevó a buscar fórmulas suaves, orillar los temas difíciles (pecado original, los milagros, el alma) e interpretar como metáforas aspectos “menos creíbles” como la concepción virginal de María, los ángeles y la resurrección. Llegaron a convencerse de que todas estas cosas no eran propiamente de fe y había libertad para buscarles una interpretación simbólica.

Por otra parte, los redactores, quizá inspirados en Rahner, buscaron expresiones alternativas a las fórmulas tradicionales de la fe (dogmas), sustituyendo la terminología “filosófica”. Esto exigía reconstrucciones bastante difíciles y desacostumbradas en temas centrales (Trinidad, personalidad de Jesucristo, pecado, sacramentos), que perdían precisión. Más que en afirmaciones abiertamente opuestas a la fe, el problema del Catecismo estaba en lo que no se afirmaba o se reinterpretaba. Pero esto no era fácil de ver en una primera lectura. 

Primeras reacciones

Todos, teólogos y obispos, quedaron satisfechos y orgullosos del resultado. El cardenal primado Alfrink pidió a Schillebeeckx una última revisión para el nihil obstat y lo presentó en público con entusiasmo (1966). El libro despertó mucho interés nacional e internacional. Era el primer catecismo posconciliar. 

Pero surgió inmediatamente la oposición de grupos cristianos más tradicionales que ya venían observando la evolución de los teólogos de Nimega. Expusieron los defectos en una revista combativa (Confrontatie) y enviaron una carta al Papa que publicaron en la prensa católica (De Tijd). Esto resultó sumamente irritante para los teólogos y desconcertante para los obispos, que tendieron a apoyar a los teólogos. Estos respondieron con mucha dureza a quienes consideraban mucho menos preparados que ellos. 

Pablo VI entendió enseguida que debía intervenir. De acuerdo con el cardenal Alfrink, nombró una comisión mixta con tres teólogos residentes en Roma (Dhanis, belga y los holandeses Visser y Lemeer) y tres miembros del Instituto de Pastoral de Nimega (Schoonenberg, Schillebeckx y Bless, que era el director). Se reunieron en Gazzada en abril de 1967, pero la delegación del Instituto se negó a ningún cambio que consideraba una abdicación de sus principios. 

Por mucho que se pueda comprender en su contexto, era una neta manifestación de hybris teológica ante el Magisterio y suponía preferir el enfrentamiento a la comunión propia de la Iglesia y del trabajo teológico. Además, el Instituto adoptó una fea e improcedente pero eficaz estrategia mediática al presentar el tema ante el establishment de la Iglesia holandesa (muy adicto e influido por el Instituto de Pastoral) y al público en general como una confrontación entre la Roma dogmática, escolástica y atrasada, y la Nimega pastoral, moderna y abierta: el cliché, sugerido en las entrevistas, se repitió por doquier (todavía hoy). 

Comisión de cardenales y correcciones

Tras el fracaso de Gazzada, Pablo Vl nombró una comisión de cardenales deliberadamente internacional (junio 1967): Frings, Lefebre, Jaeger, Florit, Browne y Journet. Estos buscaron el apoyo de una comisión internacional de teólogos: además de Dhanis, Visser y Lemeer, De Lubac, Alfaro, Doolan y Ratzinger. Compusieron un conjunto de correcciones concretas que debían introducirse en el texto, por páginas. Al mismo tiempo que reconocían su valor pastoral y declaraban que solo afectaba a algunos puntos (un 20 % del texto). De acuerdo con el cardenal Alfrink se nombró un equipo para ejecutarlo: Dahnis y Visser en representación de los cardenales y, por parte holandesa, el obispo Fortmann y el jesuita profesor del Instituto Mulders, pero este último se negó a participar. 

Ya se han mencionado algunos puntos. Resultaba particularmente desconcertante la negativa a usar la idea de satisfacción y el valor sacrificial de la Misa, de fuerte arraigo en los evangelios. La identificación de la presencia y conversión eucarística como un cambio de significado (inspiración de Schillebeeckx) que, por más interpretación realista que se le quisiera dar, siempre suena insuficiente. La interpretación más bien alegórica del nacimiento virginal de Cristo. La sensación consiguiente de que toda la doctrina está sometida a cambio según el espíritu de la época. Y de que tampoco hay una moral fija ni pecados graves.

El Instituto se negó a corregir el texto y promovió las traducciones al alemán, francés, inglés y castellano, sin rectificaciones ni nihil obstat, generando desconcierto y protestas de los episcopados locales (1968-1969). Era una grave política de hechos consumados, pero estaban seguros de que su propuesta era el futuro de la Iglesia universal y estaban dispuestos a defenderla a cualquier precio.

Se decidió entonces convertir las correcciones en un “Suplemento” de unas 20 páginas, que se pudiera añadir a los volúmenes que todavía no se habían vendido de las diversas ediciones y traducciones, contando con el beneplácito de las editoriales. Hubo que transformar las correcciones y simplificarlas para convertirlas en un texto coherente. Era una mala solución. Cándido Pozo publicó este texto con comentarios (Las correcciones al Catecismo holandés, BAC 1969). En la edición castellana (1969), de Herder, se pegó al final. En el ejemplar que manejo ha sido arrancado, quedando solo la carta de Mons. Morcillo que lo presentaba. 

Complicaciones en paralelo

En 1968, Pablo VI publicó su encíclica Humanae vitae, que afrontaba la regulación de la natalidad (la “píldora”). Se había reservado el tema en el Concilio (como el del celibato sacerdotal) y era fruto de mucho estudio y oración. Pero no podía llegar a Holanda en un momento peor. 

Desde 1966, la Iglesia holandesa había puesto en marcha un Sínodo para aplicar los deseos del Concilio Vaticano II. La tercera sesión (1969) resultó muy afectada por el clima creado por el asunto del Catecismo y por la reacción ante Humanae vitae, y se convirtió en contestación abierta del establishment eclesiástico (mientras los obispos quedaban como atrapados en el medio). Afloraron también todas las cuestiones que después quedarían en el calendario progresista: ordenación de mujeres, abolición del celibato, inclusión alternativas al matrimonio… Los teólogos de Munich Michael Schmauss y Leo Scheffczyk, previendo las repercusiones en Alemania, prepararon un análisis crítico de este sínodo en La Nueva Teología Holandesa (BAC, 1972).

El Credo del Pueblo de Dios

Maritain, pensador francés converso en su juventud, seguía con preocupación los acontecimientos holandeses y le pareció que se necesitaba un acto solemne magisterial que reafirmase los grandes puntos de la fe. Escribió en ese sentido a su amigo el cardenal Journet, que había participado en las correcciones, para que hiciera llegar la idea al Papa, que estimaba mucho a Maritain y a Journet. Al Papa le gustó y les pidió que preparasen un texto, que dio lugar al Credo del Pueblo de Dios, proclamado solemnemente en el Vaticano el 30 de junio de 1968, como cierre del año de la fe y, simbólicamente, del periodo conciliar. 

Estaba escrito con un evidente paralelismo con las cuestiones suscitadas por el Catecismo holandés. Son casi las mismas que, de forma patente o latente, han afectado y siguen presentes en la Iglesia. Aunque se puede añadir en particular la “Cristología desde abajo”, que muchas veces es solo una reconstrucción de la figura de Cristo, despojándola de su dimensión divina y convirtiéndolo en un hombre amigo de Dios y, en cierto modo, asumido por Él. Esto no se expresaba tan claro en el Catecismo holandés, pero está como iniciado. Será también la tendencia posterior de Schillebeekcx (y de Küng). 

La Iglesia en Holanda después

Así Holanda llevó la cabecera y en parte inspiró la crisis posconciliar que, en distinto grado, afectó a todos los países occidentales. La antigua y fuerte cohesión de las instituciones católicas de Holanda hizo que los efectos fueran más inmediatos, traumáticos y profundos, con una drástica disminución de candidatos al sacerdocio y de cristianos practicantes, miles de abandonos de sacerdotes (unos 2000, en la década de los sesenta), religiosos (unos 5.500) y religiosas (unas 2700), según datos de Jan Bots (L’éxperiencie hollandaise, “Communio”, IV,1, 1979, 83). Y una importante desorientación de las instituciones católicas. 

Pablo Vl intentó rectificarlo con algunos nombramientos episcopales en contra de los deseos locales (De Simonis, en 1971 y Gijsen, en 1972), que obtuvieron algunos frutos en un ambiente muy distorsionado. 

Un hermoso contrapunto es la historia de Cornelia de Vogel, profesora de filosofía antigua de la Universidad de Utrecht, conversa al catolicismo después de un largo itinerario, espléndidamente contado en su relato autobiográfico Del protestantismo ortodoxo a la Iglesia católica (se puede encontrar en francés). A partir de 1972, ante la rebelión que habían suscitado los nombramientos de Pablo VI, quiso aportar su valoración sobre la situación de la Iglesia holandesa en un inspirado libro A los católicos de Holanda, a todos (1973).  

Al inicio de su pontificado, Juan Pablo II convocó a Roma a los obispos holandeses para un Sínodo especial (1980). Y visitó Holanda en 1985, entre una de las contestaciones más violentas de todos sus viajes. Al cabo de los años, una Iglesia muy reducida después del vendaval, pero más serena y recompuesta también con la ayuda de emigrantes afronta con fe su futuro y asume su papel de testimonio y evangelización en un contexto muy secularizado y de mayoría atea. 

Puede dar más información el artículo de Enrique Alonso de Velasco, La crisis de la Iglesia católica en los Países Bajos en la segunda mitad del siglo XX, disponible online.

Vaticano

Papa Francisco: «El corazón de Jesús es un corazón pastoral»

El Papa Francisco ha continuado en la audiencia general con su catequesis sobre el celo apostólico. Esta vez se ha centrado en la figura de Jesucristo como modelo de evangelización.

Paloma López Campos·18 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Papa Francisco ha retomado la catequesis sobre el celo apostólico. Esta vez ha centrado la predicación en la figura de Jesús y su corazón pastoral, “modelo insuperable del anuncio”. Cristo, que es el Verbo de Dios, “está siempre en relación, en salida”. Al ser Verbo es Palabra, que “existe para ser transmitida, comunicada”. En definitiva, Jesús es la “Palabra eterna del Padre que llega a nosotros. Cristo no solo tiene palabras de vida, sino que hace de su vida una Palabra: es decir, vive siempre dirigido hacia el Padre y hacia nosotros”.

El comienzo

El Papa invita a fijar la mirada en las jornadas de Jesús, en las que “vemos que en el primer lugar está la intimidad con el Padre, la oración, por la que Jesús se levanta temprano, cuando todavía está oscuro, y se dirige a zonas desiertas a rezar”. Es ahí, “en esta relación, en la oración que le une al Padre en el Espíritu, donde Jesús descubre el sentido de su ser hombre, de su existencia en el mundo como misión para nosotros”.

Para profundizar en esto, Francisco analiza la primera aparición pública de Cristo: “Jesús no hace un gran prodigio, no lanza un mensaje con efecto, sino que se mezcla con la gente que iba para ser bautizada por Juan. Así nos ofrece la clave de su acción en el mundo: desgastarse por los pecadores, haciéndose solidario con nosotros sin distancias, en el compartir total de la vida”.

De este modo, dice el Santo Padre, podemos ver que “cada día, después de la oración, Jesús dedica toda su jornada al anuncio del Reino de Dios y a las personas, sobre todo a los más pobres y débiles, a los pecadores y a los enfermos”.

El corazón pastoral de Jesús

Es fácil identificar a Jesús con una imagen concreta. Señala el Papa, “Jesús mismo nos la ofrece, hablando de sí como del buen Pastor, aquel que – dice – «da su vida por las ovejas». De hecho, ser el pastor no era solo un trabajo, que requería tiempo y mucho empeño; era una verdadera forma de vida: veinticuatro horas al día, viviendo con el rebaño, acompañándolo a pastar, durmiendo entre las ovejas, cuidando de las más débiles. En otras palabras, Jesús no hace algo por nosotros, sino que da su vida por nosotros. El suyo es un corazón pastoral”.

La pastoral de la Iglesia

Francisco señala la comparativa entre la misión de Jesús y la acción de la Iglesia, que suele calificarse como “pastoral”. Al evaluar esta actividad, “debemos compararnos con el modelo, Jesús buen Pastor. En primer lugar, podemos preguntarnos: ¿lo imitamos bebiendo de las fuentes de la oración, para que nuestro corazón esté en sintonía con el suyo?”

El Papa invita a tener presente el capítulo 15 del Evangelio de Lucas, donde se encuentra recogida la parábola de la oveja perdida. En esa puede verse el corazón pastoral que “sufre y arriesga. Sufre: sí, Dios sufre por quien se va y, mientras lo llora, lo ama todavía más. El Señor sufre cuando nos distanciamos de su corazón. Sufre por los que no conocen la belleza de su amor y el calor de su abrazo. Pero, en respuesta a este sufrimiento, no se cierra, sino que arriesga: deja las noventa y nueve ovejas que están a salvo y se aventura por la única perdida, haciendo algo arriesgado y también irracional, pero acorde con su corazón pastoral, que tiene nostalgia de los que se han ido; no rabia ni resentimiento, sino una irreductible nostalgia por nosotros. Es el celo de Dios”.

Con esto, el Papa Francisco concluye diciendo: “¿tenemos sentimientos similares? Quizá vemos como adversarios o enemigos a los que han dejado el rebaño. Encontrándoles en la escuela, el trabajo, en las calles de la ciudad, ¿por qué no pensar más bien que tenemos una bonita ocasión de testimoniarles la alegría de un Padre que les ama y que nunca les ha olvidado? Hay una buena palabra para ellos y nosotros tenemos el honor y la carga de llevarla. Porque la Palabra, Jesús, nos pide esto. ¡Quizá seguimos y amamos a Jesús desde hace tiempo y nunca nos hemos preguntado si compartimos los sentimientos, si sufrimos y arriesgamos en sintonía con su corazón pastoral! No se trata de hacer proselitismo para que los otros sean “de los nuestros”, sino de amar para que sean hijos felices de Dios”.

Mundo

El compromiso ecuménico del Papa Francisco

El Papa Francisco opta por una cultura del encuentro basada en gestos de cercanía y amistad personal con los líderes de diferentes confesiones cristianas. Sus viajes y audiencias así lo confirman.

Andrea Gagliarducci·18 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 6 minutos

En el Ángelus del 18 de diciembre, el Papa Francisco hizo un llamamiento para solucionar la situación del corredor de Lachin, único punto de contacto entre Nagorno Karabaj (o Artsaj, según su antiguo nombre armenio) y Armenia.

El bloqueo del corredor por parte de algunos activistas amenaza con provocar una tragedia humanitaria, mientras que las maniobras en ese corredor, y en Nagorno Karabaj en general, llevan tiempo planteando interrogantes sobre el futuro del patrimonio cristiano de la región.

Sin embargo, ese llamamiento también tenía otro significado. Fue un llamamiento que vino al rescate de una Iglesia «hermana», la Iglesia Apostólica Armenia, y del patriarca Karekin II, que se reunió varias veces con el Papa Francisco y le dio la bienvenida a Armenia en 2016.

La última reunión entre ambos fue en octubre de 2021, cuando Karekin II se hizo acompañar por el responsable de derechos humanos para denunciar los crímenes que se estaban produciendo en la región. Los contactos, sin embargo, son frecuentes, y el llamamiento hecho hace cinco días a los líderes de todas las Iglesias hermanas, ciertamente, no pasó desapercibido para el Papa Francisco.

El episodio es digno de mención porque relata la forma en que el Papa Francisco lleva a cabo el ecumenismo. Varias veces ha recordado, sonriendo, un viejo chiste que dice que si se pusiera a todos los teólogos en una isla, el ecumenismo se produciría inmediatamente. Pero, a continuación, el Papa tuvo a bien decir que la teología es, en efecto, útil para el diálogo ecuménico. Él, sin embargo, prefiere centrarse en otra cosa: en gestos de cercanía y amistad personal.

Regalos ecuménicos

Lo cierto es que todo el pontificado del Papa Francisco está tachonado de «dones ecuménicos». La semana pasada, tres piezas del Partenón conservadas en los Museos Vaticanos fueron devueltas a Grecia, directamente al arzobispo ortodoxo Ieronymos, con quien el Papa se había reunido hace un año durante su viaje al país.

Antes, el 29 de junio de 2019, el Papa Francisco decidió repentinamente donar una reliquia de San Pedro al Patriarca Ecuménico de Constantinopla Bartolomé.

Y luego está el ecumenismo de las reliquias. El máximo ejemplo es el de la reliquia de san Nicolás extraída del cuerpo del Santo en Bari y llevada a la veneración de los fieles en Rusia en 2017.  También en 2017, fueron las reliquias de san Felipe las que se enviaron a Esmirna, al Patriarcado Ecuménico de Constantinopla. 

La túnica ensangrentada, de Thomas Beckett, el obispo inglés asesinado a filo de espada en la catedral de Canterbury, fue prestada a la Iglesia anglicana y de Santa María la Mayor volvió a Canterbury en 2020, con motivo de las celebraciones del 850 aniversario del martirio del mártir de Albión. También en 2020, el Papa Francisco donó las reliquias de san Clemente y san Potito al Patriarca Neofit de Bulgaria. 

Todos estos son gestos que pretenden fomentar gestos de distensión con las Iglesias hermanas. El Papa Francisco, de hecho, deja la tarea de definir las cuestiones teológicas al Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. En general, se basa en los encuentros, en las relaciones personales, para llevar a cabo un ecumenismo práctico que muestre a las Iglesias hermanas trabajando juntas.

Los viajes ecuménicos del Papa Francisco

Parte de esta estrategia es el largamente planeado «viaje ecuménico» a Sudán del Sur, donde estará con el Arzobispo de Canterbury Justin Welby, Primado Anglicano, y el Moderador de la Iglesia de Escocia Iain Greenshields. El Papa Francisco estará en Sudán del Sur los días 4 y 5 de febrero de 2023, al término de un viaje que le llevará a la República Democrática del Congo del 31 de enero al 3 de febrero.

El viaje estaba previsto desde hacía tiempo, y las relaciones con el primado anglicano Welby se habían estrechado en vísperas de este viaje. El 11 de abril de 2019, el arzobispo Welby también estuvo en la reunión de oración para las autoridades civiles y políticas de Sudán del Sur que el papa Francisco había querido en el Vaticano.

Era la época anterior a la pandemia, y el Papa Francisco había planeado nada menos que dos viajes ecuménicos en 2020. Además del de Sudán del Sur, también estaba previsto un viaje más largo a Grecia, siguiendo los pasos de San Pablo, con el Patriarca Bartolomé, que siempre ha mostrado su cercanía al Papa Francisco, a su lado.

Debido a la pandemia, el viaje a Grecia no pudo realizarse como estaba previsto en 2020. Cuando tuvo lugar en diciembre de 2021, las condiciones eran diferentes, y se decidió hacer un viaje con parada en Atenas y un rápido desvío a Lesbos, donde el Papa ya había estado.

Sin embargo, el hecho de que se fuera a hacer dice mucho sobre la dirección que el Papa Francisco quiere dar al diálogo ecuménico. Baste decir que la mayoría de las naciones que ha visitado el Papa Francisco en Europa son de mayoría ortodoxa: en 2019 fueron Bulgaria, Macedonia del Norte y Rumanía. En 2021, Chipre y Grecia.

Ahora está prevista una visita a Serbia, que también se ha ofrecido para un encuentro entre el Papa Francisco y el Patriarca de Moscú Kirill. Terreno difícil por la oposición del Patriarcado ortodoxo local a la canonización del cardenal Aloizije Stepniac, arzobispo de Zagreb durante los años de la II Guerra Mundial, considerado por los ortodoxos un colaborador nazi -para ello, el Papa también ha creado una comisión católica ortodoxa que no ha llevado a ninguna conclusión definitiva-.

Además, se han realizado viajes a países de mayoría protestante. En Suecia, en 2016, el Papa Francisco fue a conmemorar el 500 aniversario de la Reforma Protestante, lanzando una declaración conjunta entre Caritas Internationalis y el Servicio Luterano Mundial.

Y no hay que olvidar la visita del Papa Francisco a Suiza, primero a la sede del Consejo Mundial de Iglesias y después a Bossey en 2018, subrayando de nuevo el deseo de estar presentes.

La relación con el Patriarcado de Moscú

No es de extrañar, pues, que el Papa busque más los encuentros personales que los grandes discursos. Mantuvo conversaciones con su «querido hermano» Bartolomé tanto en su último viaje a Bahréin, en noviembre de 2022, como en su viaje a Kazajstán, en septiembre de 2022. Y no es de extrañar que los países que más se esfuerzan por mostrar su compromiso con el diálogo y sacudirse una imagen difícil (Kazajstán y Bahrein, pero también Emiratos Árabes Unidos e Irak) hayan invitado siempre al Papa a encuentros interreligiosos en los que también puede mantener «bilaterales ecuménicos».

Desde su viaje a Kazajstán en septiembre de 2022, el Papa Francisco también se ha reunido con el metropolita Antonij, que dirige el Departamento de Relaciones Exteriores del Patriarcado. El Patriarca Kirill, que había confirmado su participación y luego la canceló en el último momento, tenía previsto estar allí. Con Antonij se habló de un posible segundo encuentro entre el Patriarca y el Papa, previsto para junio en Tierra Santa, que luego fue cancelado y dificultado también por unas declaraciones del Papa Francisco, quien -hablando de la videoconferencia que mantuvo con Kirill en marzo de este año- había dejado entrever que había ordenado al Patriarca: «No somos clérigos de Estado».

Y así se diluyó la posibilidad de un encuentro, con el telón de fondo de una guerra en Ucrania que ha visto al Patriarca tomar posiciones muy claras a favor de la guerra, mientras que el cardenal Koch, Prefecto del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, no ha dudado en definir algunas de estas posiciones como «heréticas».

Para el Papa, sin embargo, la reunión debe celebrarse, en la línea de la de febrero de 2016 en La Habana. El trasfondo de la guerra en Ucrania lo hace todo más difícil, incluso calibrar la eventual declaración final. El termómetro de las relaciones entre la Iglesia ortodoxa rusa y la Iglesia católica podrá medir la situación en febrero: ¿se celebrará la habitual reunión conmemorativa anual en La Habana? ¿Y de qué forma? Eso está por ver.

Reconciliación ecuménica en Ucrania

Mientras tanto, también podría existir otra posibilidad en el frente ucraniano, donde desde hace 25 años existe un Consejo Panucraniano de Iglesias y Organizaciones Religiosas que representa al 95% del mosaico religioso de Ucrania.

Este consejo, que también es muy activo en el apoyo a la población local, ha escrito una carta al Papa, solicitando la posibilidad de un encuentro, y se espera que su visita a Roma tenga lugar en enero, durante la Semana de Promoción de la Unidad de los Cristianos.

Sería una visita importante, una forma de buscar la paz también a través del diálogo ecuménico. Pero también sería una visita que habría que calibrar bien, en reuniones, modos y términos, teniendo en cuenta que Ucrania es también un campo de batalla ecuménico. Allí, de hecho, la declaración de autocefalia (autonomía) de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana en 2019 había desencadenado el llamado «cisma ortodoxo».

La autocefalia había sido concedida por Bartolomé, el primero de la Synaxis de las Iglesias ortodoxas, pero había provocado la firme protesta del Patriarcado de Moscú, que también se había retirado de todos los organismos copresididos por el Patriarcado de Constantinopla, incluida la Comisión Teológica Católico-Ortodoxa.

Moscú consideraba a Ucrania su territorio canónico y, entre otras cosas, la autocefalia se había percibido precisamente como un nuevo distanciamiento de Ucrania de Rusia, lo que también influyó en la narrativa rusa sobre la guerra actual.

Todo, en definitiva, dependerá de cómo se perfilen las cosas. El Papa Francisco continúa con su idea de la cultura del encuentro, dejando el debate a los teólogos. ¿Será suficiente?

El autorAndrea Gagliarducci

América Latina

El cardenal Porras, nuevo arzobispo de Caracas (Venezuela)

El Papa Francisco ha nombrado arzobispo de Caracas, la capital venezolana, al cardenal Baltazar Porras, que regía ya la archidiócesis como administrador apostólico desde julio de 2018, y era arzobispo de Mérida desde 1991. Caracas llevaba desde 2018 sin arzobispo titular, tras la renuncia del cardenal Jorge Urosa, fallecido en 2021.

Francisco Otamendi·18 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos

Baltazar Porras, que cuenta en la actualidad con 78 años, fue creado cardenal por el Papa Francisco en el consistorio de noviembre de 2016.

En la Curia romana es miembro de la Pontificia Comisión para América Latina, y de los dicasterios para el Clero; para los Laicos, Familia y Vida, para la Cultura y la Educación, según ha informado la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV).

Por otra parte, en la archidiócesis de Mérida sucede inmediatamente al cardenal Baltazar Porras el arzobispo Monseñor Helizando Terán, OSA, que había sido nombrado arzobispo coadjutor, con derecho a sucesión, el 19 de marzo del año pasado.

En Venezuela y en sus viajes a otros países, como el realizado a Estados Unidos en mayo del año pasado con objeto de presentar una reliquia del beato José Gregorio Hernández, conocido como “el médico de los pobres”.

El cardenal Baltazar Porras ha defendido una solución negociada para el país, de modo que Venezuela pueda retomar una senda democrática, a pesar de los muchos intentos sin resultados desde hace años.

Crítico con el régimen de Maduro

Al mismo tiempo, el cardenal se ha mostrado crítico con el régimen del presidente Nicolás Maduro. Por ejemplo, en el citado viaje, señaló que “ha faltado siempre la voluntad real por parte del régimen de no solamente conversar, sino de entrar en un entendimiento y esto hace que en buena parte de la población, hablar de diálogo en Venezuela es casi una mala palabra”.

Según declaraciones del cardenal Baltazar Porras, el gobierno de Maduro se siente actualmente “tranquilo y seguro”, porque la pandemia le ha permitido evitar las protestas.

Eso no significa que los venezolanos estén conformes, sino que hay “represión” y “militarismo”, según ha informado la agencia Efe.

A pesar de algunas mejorías, el cardenal Porras denunció “una situación de pobreza creciente”, que explica, entre otras cosas, “el número de gente que sigue saliendo del país”.

El difícil papel de los obispos de Venezuela

Los obispos de Venezuela, en una exhortación pastoral publicada tras concluir la Asamblea plenaria hace unos días, han señalado, entre otras cosas, que “nuestro país continúa viviendo una crisis política, social y económica profunda. Un escenario que pone en entredicho el modelo de gestión que por más de veinte años ha guiado los destinos de la nación”.

En este contexto, el primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, acaba de criticar que el obispo Víctor Hugo Basabe aprovechara la homilía de la procesión de la Divina Pastora, el pasado sábado, para hacer, a su juicio, “politiquería” contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro.

En la plenaria, del 7 al 12 de enero, los obispos eligieron como presidente a Monseñor Jesús González de Zárate, arzobispo de Cumaná; y como primer vicepresidente, fue ratificado Monseñor Mario del Valle Moronta Rodríguez, obispo de San Cristóbal.

También fueron elegidos Monseñor Ulises Gutiérrez, arzobispo de Ciudad Bolívar, como segundo vicepresidente; y el obispo de La Guaira, Monseñor Raúl Biord, como secretario general de la CEV.

El autorFrancisco Otamendi

Evangelización

Pablo Blanco: «La unidad hace más creíble el mensaje evangélico»

En la semana de la oración por la unidad de los cristianos el teólogo y profesor de la Universidad de Navarra, Pablo Blanco, señala que "la unión de golpe -por así decir- hoy por hoy es una utopía".

Maria José Atienza·18 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 6 minutos

La Semana de oración por la unidad de los cristianos pone en la palestra, un año más, el panorama de las distintas confesiones cristianas que existen en el mundo. Los avances en materia de ecumenismo y relación con las Iglesias ortodoxas, anglicana y protestantes han sido notorios en los últimos años.

Pablo Blanco, profesor de Teología Dogmática en la Universidad de Navarra y colaborador de Omnes, recoge en su libro «Ecumenismo hoy», una interesante síntesis de la situación actual de este diálogo entre la Iglesia católica y el resto de confesiones cristianas, la realidad de estas confesiones así como los avances hacia la unidad que la Iglesia ha vivido, especialmente, en las últimas décadas.

Aunque Blanco no esconde que «la unión de golpe -por así decir- hoy por hoy es una utopía», su apuesta se centra en anunciar, con palabra y vida el mensaje íntegro de Jesucristo, ya que es quien «conquista la mente y los corazones de la gente».

Cada año, la Iglesia celebra no un día, sino una Semana por esta unidad de los cristianos. ¿Qué importancia tiene o cómo podemos destacar la actualidad de esta intención?  

–Sí, es el Octavario por la Unidad de los Cristianos. Antes se celebraba en la víspera de Pentecostés, para invocar al Espíritu la unidad.

Pablo Blanco Sarto

Más adelante se fijó en los ocho días anteriores a la fiesta de la Conversión de san Pablo, para expresar que -sin conversión, nuestra y de los demás cristianos- no hay unidad.

El concilio Vaticano II afirma que el «ecumenismo espiritual» (Unitatis Redintegratio 4) es el «alma del ecumenismo»: sin conversión, sin oración, sin santidad no habrá esa unidad que solo el Espíritu santo nos puede traer.

¿No iría esta intención de unidad en contra de un bien como es la pluralidad, también para la Iglesia? ¿Cómo conjugar esta diversidad (dones, carismas…) en una unidad de los cristianos? 

–La unidad de la Iglesia es como la unidad de la Trinidad: tres Personas distintas y un solo Dios verdadero. En la Iglesia, tiene que haber esa diversidad que se convierte en una riqueza que mira hacia el bien de trabajar y rezar unidos. Eso es vivir la comunión desde la propia diferencia, sea uno oriental, o de distintas tradiciones occidentales; asiático, africano o americano. La diferencia nos enriquece cuando sabemos sumar. 

La anécdota ocurrida en la Conferencia misionera mundial de Edimburgo, en 1910, nos puede servir también en nuestros días. Allí se levantó un oriental y dijo: «ustedes nos han traído a Cristo y les estamos agradecidos». «Pero también nos han traídos sus divisiones», continuó. «Por favor, tráigannos a Cristo, pero nos sus divisiones». La unidad hace más creíble el mensaje evangélico y, por eso, los movimientos misionero y ecuménico han estado unidos desde el origen.

En su libro Ecumenismo hoy, realiza un descriptivo mapa de los cristianos en la actualidad así como los pasos claves en el diálogo ecuménico ¿Qué destacaría de este camino? 

–Hay otros muy buenos libros de ecumenismo en nuestra lengua, pero en el caso de Ecumenismo hoy, he intentado ofrecer una lectura actualizada de las enseñanzas de la Iglesia católica sobre el ecumenismo. En primer lugar, los documentos del Vaticano II, pero también las enseñanzas de los últimos papas y el nuevo Vademécum de ecumenismo

Todos esto permite trazar un mapa, donde se pueden situar la situación de la Iglesia católica respecto a los ortodoxos, los anglicanos y los protestantes.

Para cada uno hay un tema de conversación y diálogo distintos, pero con todos se debe rezar, hablar y trabajar. En este camino hemos de trabajar juntos por la paz, los pobres y el medio ambiente, por ejemplo. Es el llamado «ecumenismo de las manos». Pero también hay que abordar las cuestiones doctrinales para ver qué nos une y qué nos separa todavía. Es este el «ecumenismo de la cabeza», y un ecumenismo sin cabeza sería un ecumenismo sin norte, sin orientación, sin un horizonte común.

Pero sobre todo es necesario el «ecumenismo del corazón»: el ecumenismo espiritual del que hablábamos; el de la conversión, la oración, la santidad. Hemos de rezar más, unos por otros y unos con otros. Entonces el Espíritu nos concederá el don de la unidad.

El papa Francisco nos habla también del «ecumenismo de la sangre», por cómo los cristianos -de una y otra confesión- mueren por dar testimonio de su fe. Esto también nos une. Suelo añadir el «ecumenismo de la lengua»: el procurar hablar bien los unos de los otros.

Los tres últimos Papas han sido claves en el avance del diálogo con las demás confesiones cristianas. Recordamos a Benedicto XVI: ¿Cómo valora los gestos de Benedicto XVI en particular con lefevbrianos y anglicanos que tantas críticas, dentro y fuera de la Iglesia, acarrearon?

–Sí, Benedicto XVI dio importantes pasos en primer lugar con los ortodoxos, restableciendo el diálogo con estas iglesias hermanas en 2000 y estudiando el tema del primado petrino con el Documento de Rávena, en 2007, tal como había pedido Juan Pablo II en la encíclica Ut unum sint.

Con los lefevbrianos se hizo todo lo posible para buscar una fórmula de comunión con Roma, pero su rechazo de la doctrina del Vaticano II -precisamente sobre ecumenismo y diálogo interreligioso- no ha conseguido desbloquear las conversaciones.

En cuanto a los protestantes, Ratzinger intervino en primera persona en la Declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación, de 1999, suscrita ya por luteranos, metodistas, anglicanos y reformados. Es un buen comienzo que debe propiciar las futuras conversaciones sobre la idea de Iglesia, sobre los sacramentos y el ministerio. Está también pendiente la cuestión metodológica sobre el modo de leer la Escritura.

Con los anglicanos se ensayó un modo de alcanzar la unidad que tal vez podría dar sus frutos en el futuro: con los ordinariatos personales creados en 2009, estas comunidades alcanzaron la plena comunión con Roma, a la vez que esta reconocía la legitimidad del Libro de la oración común propio de la liturgia anglicana. Una fórmula que, si alcanza el éxito, podría propiciar nuevos pasos con otras confesiones cristianas.

Es cierto que, a nivel de las grandes confesiones el diálogo está muy avanzado pero, ¿no es utópico pensar en la futura unidad con la diversidad existente en las confesiones nacidas de las sucesivas Reformas? 

–Sí, una unión de golpe -por así decir- hoy por hoy es una utopía. Por eso esta fórmula de alcanzar la plena comunión comunidad por comunidad permite respetar la conciencia de cada creyente, a la vez que no acelera innecesariamente los tiempos.

El ecumenismo requiere paciencia, afirmaba Walter Kasper, y tiene algo del lento ascenso a la montaña. Hay que alimentar la paciencia y la esperanza, y seguir por supuesto dando pasos. Algún día, cuando Dios quiera, llegaremos a la cima y nos daremos ese abrazo de unidad.

Las relaciones con la Iglesia ortodoxa se encuentran ahora en un punto delicado, especialmente con el patriarcado de Rusia ¿Ve signos de esperanza entre ambas confesiones? 

–En efecto, el problema de la Iglesia católica con los ortodoxos es en primer lugar un problema entre ortodoxos.

Sin embargo, el papa Francisco está promoviendo el diálogo a distintos niveles con todos los patriarcados, sin dejarse influir por cuestiones políticas. Ha dirigido palabras duras contra el patriarca Kiril de Moscú con motivo de la guerra en Ucrania, que hacen pensar en una corrección de hermano, como la que hizo también Pablo a Pedro por la cuestión de Antioquía.

En este caso, es Pedro quien corrige pero, al igual que ocurrió en los primeros años del cristianismo, si sabemos acoger fraternalmente esas correcciones, la Iglesia alcanzará los vuelos que logró en los primeros siglos.

¿Cómo establecer un diálogo ecuménico fructífero sin «diluir» los principios fundantes de la Iglesia, especialmente en lo que refiere a moral y vida sacramental?

–La plenitud de la fe es fundamental para alcanzar la verdadera unidad. A veces tenemos la tentación de diluir el mensaje para conseguir más adeptos, pero la experiencia nos ha mostrado precisamente lo contrario.

Lo que conquista la mente y los corazones de la gente es Cristo, y por eso nosotros hemos de predicar su mensaje de modo íntegro. También en lo que se refiere a cuestiones morales y sacramentales, siempre más controvertidas.

Cuestiones como la defensa de la vida y la familia, el género, en qué consiste la fe eucarística o la naturaleza del propio ministerio tienen que ser también abordados, con la seriedad y delicadeza que requieren.

Cultura

Armenia, la primera nación cristiana

La historia de la nación armenia sorprende por su inagotable riqueza y el devenir de la que fuera una de las primeras tierras evangelizadas, cuna de civilización y progreso.

Gerardo Ferrara·17 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 5 minutos

Imaginemos un gran imperio que, en el siglo I d.C., se extiende desde el Mediterráneo hasta Persia y domina también el Mar Negro y el Mar Caspio.

Es un gran imperio, próspero y rico en cultura y tradiciones. Sus orígenes se remontan al reinado de Urartu (nombre dado a la montaña conocida en la Biblia como Ararat, debido a una traducción incorrecta de las fuentes asirias) y, en su vasto territorio, hay tres grandes lagos: el lago Van, el lago Urmia y el lago Sevan.

En este imperio se hablaba una antigua lengua indoeuropea, el armenio, cuyo alfabeto actual es invención de un santo, Mesrop Mashtots. Tradujo la Biblia al armenio, reforzando en su pueblo una identidad basada, desde hace casi dos milenios, en el vínculo inseparable entre fe cristiana, lengua, cultura y tradiciones.

El cristianismo, de hecho, ya había sido introducido en Armenia en el primer siglo de la era cristiana, por los apóstoles Bartolomé y Tadeo, pero no fue hasta el gobernador Tridates III, convertido y bautizado por San Gregorio el Iluminador, cuando se convirtió, en el año 301, en la religión del Estado, ¡unas décadas antes que en Roma!

La Iglesia apostólica armenia no participó en el Concilio de Calcedonia (451), (aquel, para entendernos, en el que se afirmó que Cristo es una sola persona en la que coexisten dos naturalezas, una humana y otra divina). La propia Iglesia católica se separó definitivamente en 554.

Aunque definida, a lo largo de los siglos, como «monofisita», la Iglesia apostólica armenia consideraba herética esta doctrina, prefiriendo, en cambio, considerar la naturaleza de Cristo como única, pero fruto de la unión de las naturalezas humana y divina, definición conocida como «miafisismo» (el monofisismo, en cambio, teoría elaborada en el siglo V por el monje bizantino Eutiche y condenada por el Concilio de Calcedonia, niega la doble naturaleza, divina y humana, de Cristo, reconociendo en él únicamente la naturaleza divina).

Aunque debilitada y progresivamente desmembrada, al encontrarse en la encrucijada de imperios como el romano y el persa, y más tarde el árabe y el turco, incluso en los siglos IX y X de nuestra era, Armenia siguió siendo una nación próspera, sobre todo desde el punto de vista religioso y cultural, hasta el punto de que su nueva capital, Ani (actualmente a pocos metros de la frontera turca), fue llamada «la ciudad de las mil iglesias».

Desgarrada entre naciones

A pesar de su floreciente cultura, Armenia se dividió entre el recién formado Imperio Otomano y el persa safávida, sobre todo después de que los turcos tomaran Constantinopla (1453). Sin embargo, durante varios siglos, debido a las incursiones de los turcos selyúcidas en su territorio, muchos súbditos armenios habían huido a la costa mediterránea y allí se fundó el reino armenio de Cilicia, que se extendía por gran parte de Anatolia oriental. Este reino también era conocido como Armenia menor o Pequeña Armenia.

A partir de ese momento, la división entre armenios orientales y occidentales se convirtió en un hecho de considerable importancia, sobre todo en el momento en que se produjo la última y más importante partición entre las potencias de este pueblo que siempre había estado en la balanza entre potencias más fuertes que él.

De hecho, tras las guerras ruso-turcas, especialmente la librada entre 1877 y 1878, y el posterior Tratado de San Esteban, el territorio correspondiente a lo que hoy es la República de Armenia fue anexionado al Imperio ruso.

Los armenios en el Imperio Otomano

En cuanto a Armenia Menor, permaneció bajo control otomano, que en cualquier caso la administró oficialmente a partir de 1639, fecha de la separación definitiva de Armenia Occidental y Oriental, sancionada por el Tratado de Zuhab, que puso fin a la guerra otomano-safávida de 1623-1639 asignando Georgia Occidental, Armenia Occidental y Mesopotamia al Imperio Otomano, mientras que mantenía Armenia Oriental y Georgia Oriental, así como Azerbaiyán, bajo dominio safávida.

Sin embargo, la distinción entre Armenia occidental y oriental también adquirió importancia desde el punto de vista cultural, ya que la propia lengua armenia se divide en dos ramas, la occidental (hoy casi extinguida, tras la aniquilación de casi todos sus hablantes debido al gran Genocidio llevado a cabo por los turcos) y la oriental, lengua oficial de la República de Armenia.

La presencia armenia en Anatolia, como hemos visto, es sin embargo mucho más antigua que las subdivisiones oficiales que hemos mencionado. De hecho, está bien documentada ya en el siglo VI a.C., es decir, unos 1.500 años antes de la llegada de los turcomanos selyúcidas.

Bajo el Imperio Otomano, al igual que las demás minorías, los armenios también se encontraron sometidos a una entidad estatal fundada sobre una base religiosa y no étnica: el sultán era también «príncipe de los creyentes», por tanto califa de los musulmanes de cualquier etnia (árabes, turcos, kurdos, etc.), que eran considerados ciudadanos del mundo. ), considerados ciudadanos de primera clase, mientras que los cristianos de las distintas confesiones (ortodoxos griegos, armenios, católicos y otros) y los judíos estaban sometidos a un régimen especial, el del millet, que preveía que toda comunidad religiosa no musulmana fuera reconocida como «nación» dentro del imperio, pero con un estatus de inferioridad jurídica (según el principio islámico del dhimma). Cristianos y judíos, por tanto, no participaban en el gobierno de la ciudad, pagaban exención del servicio militar mediante un impuesto de capitación (jizya) y otro sobre la tierra (kharaj), y el jefe de cada comunidad era su líder religioso. Obispos y patriarcas, en otras palabras, eran por tanto funcionarios civiles sometidos inmediatamente al sultán.

Sin embargo, en el siglo XIX entraron en vigor una serie de reformas para «modernizar» el Imperio Otomano, entre otras cosas mediante una mayor integración de los ciudadanos no musulmanes y no turcos, protegiendo sus derechos mediante la aplicación del principio de igualdad ante la ley. Estas reformas, conocidas como Tanzimat, se promulgaron desde 1839 (bajo el sultán Abdül Mejid I) hasta 1876.

Y fue precisamente durante este periodo cuando, de una población total de unos 17 millones de habitantes, un gran número de cristianos de diferentes etnias y confesiones vivían en territorio otomano. Los armenios, en particular, sumaban al menos dos millones. El Patriarcado Armenio estimó hacia 1914 que había unas 2.925 ciudades y pueblos armenios, de los cuales 2.084 se encontraban sólo en Anatolia oriental.

Los armenios eran minoría en muchos de los lugares donde vivían, pero en ciertos distritos incluso superaban en número a los turcos (en otras partes de Anatolia, ocurría lo mismo con los griegos y los asirios).

Aunque la mayoría de los armenios otomanos eran campesinos, una parte de ellos constituía la élite comercial de la Sublime Puerta, especialmente en los centros urbanos más importantes. Sin embargo, el poder económico que ostentaban no reflejaba su representación e influencia políticas, que eran más bien escasas y las hacían especialmente vulnerables.

Las masacres de Hamid: pródromos del genocidio

En este contexto, Rusia, aprovechando la debilidad del Imperio Otomano y sus recientes adquisiciones territoriales, deseosa de asegurarse una salida al mar Mediterráneo, decidió extender su influencia a los territorios habitados por los armenios occidentales que aún formaban parte de la Puerta. Estos últimos, a su pesar, fueron considerados cada vez más prorrusos por las autoridades de Constantinopla y, alentados por los rusos y a pesar de las reformas promulgadas desde 1839, comenzaron a rebelarse contra el dominio otomano, planteando reivindicaciones de autodeterminación y territoriales y fundando dos movimientos revolucionarios: Hënchak (en armenio: la campana) y Dashnaktsutyun (la unión).

Mientras tanto, el sultán Abdülhamid, con el objetivo de reprimir cualquier sentimiento nacionalista en los grupos étnicos minoritarios de su imperio, aumentó drásticamente los impuestos a sus súbditos de origen armenio, alimentando también un fuerte resentimiento en sus vecinos kurdos. En consecuencia, ante la rebelión de los miembros más radicales de la comunidad armenia, las tribus kurdas masacraron a miles de armenios en 1894, quemando y saqueando sus aldeas.

Con la esperanza de atraer la atención del mundo hacia su causa, los revolucionarios armenios ocuparon un banco en Estambul en 1896, provocando la reacción del sultán. En los disturbios que siguieron, conocidos como las Masacres Hamidianas, la violencia se extendió rápidamente y afectó a la mayoría de las ciudades habitadas por armenios en el Imperio Otomano. Las peores atrocidades afectaron, entre otras, a la catedral de Urfa, en la que se habían refugiado tres mil civiles cristianos, que fueron quemados vivos.

Las cifras indican, como consecuencia de las masacres de Hamidian, más de 50.000 armenios masacrados por grupos de musulmanes turcos y kurdos, cuyas acciones, sin embargo, como en el gran Genocidio posterior (del que hablaremos en un artículo posterior) fueron coordinadas por tropas gubernamentales.

El autorGerardo Ferrara

Escritor, historiador y experto en historia, política y cultura de Oriente Medio.

FirmasPedro Chiesa

La Virgen del Rosario, madre y fundadora

En Argentina hay una especial devoción a la Virgen María, que es considerada patrona y fundadora. Para conmemorar los 250 años de la presencia de esta advocación, la archidiócesis del Rosario convoca un año mariano.

17 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

El objetivo es pedir por la paz, honrando los 250 años de presencia de una imagen de Nuestra Señora del Rosario, esculpida en Cádiz (España), a la cual los rosarinos consideran “Fundadora” de la ciudad, hecho que ha sido declarado simbólicamente en el ámbito civil, tanto por múltiples resoluciones del Municipio respectivo, así como por leyes provinciales y nacionales. 

La devoción a Nuestra Señora del Rosario se remonta a 1730, cuando la ciudad era un insignificante caserío. El amor a la Señora del Rosario fue creciendo de modo pujante, especialmente desde la llegada de la imagen encargada a un escultor de Cádiz.

Además de suplicarse a Dios, por intercesión de su Madre bendita, que haya paz, el arzobispo Mons. Eduardo Martín ha promovido que réplicas especialmente bendecidas de la imagen, recorran durante este tiempo de gracia, todos y cada uno de los hogares, para que en ellos reine de modo efectivo la paz; y lo hizo invitando a los fieles a recibirla en sus casas con singular devoción. 

Rosario es una de las principales ciudades del país, en la cual destacan sus luces y sombras. Como hecho anecdótico puntual, no podemos obviar señalar en estos días que es cuna de grandes líderes de renombre mundial en lo atinente al deporte y que es una ciudad portuaria y trabajadora, agroindustrial y cerealera. Pero, he aquí las sombras, el narcotráfico en los últimos 20 años está haciendo estragos, y el principal es el siguiente: no hay paz en los corazones. 

La Virgen del Rosario es reconocida como patrona y fundadora de la ciudad. Y este año, como bien señala el obispo del lugar, será oportuno para “hacer memoria y mantener vivas las raíces que hacen profunda nuestra identidad, reafirmando a Rosario como ciudad de María, y a nuestra arquidiócesis como arquidiócesis de María”.

El Año Mariano ha sido objeto de atención por parte del Papa Francisco, quien además de conceder las habituales indulgencias plenarias, quiso dirigir un singular y emotivo mensaje a todos los fieles católicos de la ciudad. 

El Papa vivió hasta su elección como Romano Pontífice en la ciudad de Buenos Aires, próxima a Rosario, y es gran conocedor del principal problema de inseguridad que aflige especialmente a la población: el tráfico de drogas (con todos sus derivados: crímenes, pobreza, robos, descomposición familiar, daños cerebrales irreparables…). En este sentido, destaca el lema del Año Mariano: “Con María del Rosario misionamos por la paz”

El obispo Eduardo Martín señaló: “Necesitamos vivir seguros y en paz en nuestra sociedad. Hay mucha sangre derramada, muchas familias destrozadas, muchos inocentes que han perdido la vida. Por eso, imploramos a la Virgen el don de la paz y nos comprometemos a ser instrumentos de esa paz que nos da el Señor, siendo misioneros por la paz”.

La Señora del Rosario es venerada por haber dispensado innumerables gracias a sus devotos, curando enfermedades, trayendo la lluvia en tiempos de sequía y, sobre todo, protegiendo a la población de las epidemias vecinas y de los sangrientos ataques de los indígenas que azotaban a la población con robos, secuestros de mujeres y niños, y múltiples asesinatos. 

Según la historia, la devoción a la Virgen tocó el corazón de los nativos, inicialmente hostiles, dando lugar a la paz y la fraterna convivencia con los colonos, generando atracción por el bautismo cristiano. Así, en un tiempo relativamente breve de inmensa paz (menos de cien años), Rosario, ciudad que se encuentra a orillas del río Paraná, llegó a ser una localidad notable, dotada de uno de los principales puertos exportadores de cereales del mundo. Esto hubiera sido imposible sin la paz y la unidad con los nativos.

A la luz de este hecho histórico, merece observarse que,  hace 250 años, el problema de inseguridad rosarino era externo (hostiles indígenas), en cambio, ahora, es predominantemente interno: droga y asesinatos; de hecho, el Papa Francisco en su mensaje, alude a los casi 300 homicidios cometidos en la ciudad a lo largo de este 2022. 

Por tanto, a diferencia de otros tiempos, en los que se invocaba a la Virgen pidiendo la paz externa (los “malones” que azotaban a la población), ahora se pide por la paz interna de los corazones, por los jóvenes que son víctimas de la droga procurando huir erróneamente del vacío existencial interior, por la ausencia de valores familiares, y de familia en sí, que da lugar a múltiples corazones agobiados de dolor y resentidos. 

Este es el gran objetivo, curar a los rosarinos por dentro, para que puedan peregrinar por esta vida, con alegría y paz, en unión con sus hermanos, hacia la Patria celestial. Quiera Dios que este objetivo se difumine en tantos otros lugares del mundo donde existen crecientes problemas análogos.

El autorPedro Chiesa

Sacerdote. Doctor en Derecho y en Filosofía, Argentina.

Aquel Casio del 85

Mis padres, que no eran músicos ni estrellas deportivas, componían, cada día, con sus vidas sencillas, la mejor melodía nunca oída, los más bellos versos jamás escuchados, la más espectacular de las jugadas.

17 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

Aquel primer día de clase tras las vacaciones de 1985 no se me olvidará jamás. Lucir el Casio nuevecito me convirtió por un día en el más popular del colegio. Todos querían que se lo enseñase, que les mostrara todas sus funciones, escuchar su alarma y ver cómo se encendía en su modo nocturno.

Era resistente al agua hasta los 50 metros de profundidad, una característica que en mi casi medio siglo de vida no he tenido la suerte de necesitar jamás, pero que sin duda marcaba la diferencia entre “mi Casio” y todos los demás relojes que pudieran existir en mi pequeño gran universo vital.

Cuento esta anécdota nostálgica en estos días en los que la marca japonesa ha salido a la palestra a raíz de la mención que de ella ha hecho una famosa cantante en su tema de despecho contra el exfutbolista padre de sus hijos.

Reconozco que, en un principio, me dejé llevar también por el gusto morboso por el salseo escudriñando la letra, hasta que una tertuliana de un programa de radio me hizo preguntarme por cómo marcaría lo que dice la canción a los hijos de la pareja ahora y en el futuro.

Mientras quienes no tenemos vínculo afectivo disfrutamos del espectáculo, como niños en el corrillo de la pelea de patio, los puñetazos y las patadas duelen de verdad; si no a los adultos, que al fin y al cabo han aprovechado para monetizar cada golpe, sí a unos niños para quienes las dos personas más importantes de sus vidas se han convertido entre sí en enemigos públicos.

Los padres, llamados a enseñar a sus hijos, mediante su respeto y cariño mutuo lo que es el amor, pasan a ser el peor de los ejemplos posibles de lo que este significa. Y sin amor, que es la mayor fuerza que existe en el universo, ¿qué sentido tiene esta vida?

En aquel curso del 85, yo no sabía cuánto costaba un Rolex, ni falta que me hacía, pero sí estaba acostumbrado al lujo: al lujo de contar con un padre y una madre que, con sus más y sus menos, con sus diferencias y acuerdos, incluso con sus riñas y discusiones, se respetaban profundamente, se daban el uno al otro, se perdonaban…

En definitiva: se amaban.

En mi casa nadábamos en la abundancia, pero no de dinero, porque siempre íbamos justos para llegar a fin de mes, sino de fidelidad, de comprensión, de generosidad e incluso de solidaridad intergeneracional, pues la abuela vivía con nosotros.

Una suegra en casa no siempre es fácil, pero ahí estaba el amor para limar asperezas y para soportar con paciencia los defectos de cada uno.

Viendo el panorama actual, en el que las parejas se deshacen con la misma rapidez con la que suben los millones de reproducciones del polémico vídeo en Youtube, me convenzo cada vez más de que el mejor legado que puedo dejar a mis hijos no se mide en euros, porque no hay euros suficientes para pagarlo, y se llama el ejemplo de lo que es el amor.

Porque, ¿en qué exclusivo colegio o carísima universidad enseñan la más importante de las potencialidades humanas? ¿Qué prestigioso laboratorio puede descifrar la fórmula de la verdadera fuente de la felicidad que es el amor?

En aquel curso del 85, mis padres, que no eran músicos ni estrellas deportivas, componían, cada día, con sus vidas sencillas, la mejor melodía nunca oída, los más bellos versos jamás escuchados, la más espectacular de las jugadas.

Soy el hijo de dos estrellas mundiales que nadie conoce, ni falta que hace, porque su legado no es de este mundo; es eterno, verdaderamente inmortal, inalcanzable materialmente.

Cuando pienso en aquel Casio del 85 pienso en lo poco que necesita un niño para llegar a ser un adulto feliz. Le basta con saber que el amor existe, que hay alguien capaz de dar la vida por él, sin esperar nada a cambio y que, en las guerras, aunque solo sean verbales, todos pierden. Gracias papá, gracias mamá.

El autorAntonio Moreno

Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

Mundo

África se prepara para recibir al Papa

Las iglesias locales de República Democrática del Congo y Sudán del Sur han comenzado la cuenta atrás para la llegada del Papa Francisco a estos territorios. Desde Ayuda a la Iglesia Necesitada, han convocado una conferencia con dos de los organizadores de estas visitas.

Paloma López Campos·16 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

Las iglesias locales de República Democrática del Congo y Sudán del Sur han comenzado la cuenta atrás para la llegada del Papa Francisco a estos territorios. Ayuda a la Iglesia Necesita ha invitado a dos organizadores de estos países para hablar sobre la próxima visita del Santo Padre.

La República Democrática del Congo

La República Democrática del Congo es el país más grande del Sáhara Subsahariano y, a pesar de la riqueza de su naturaleza y sus recursos, vive inmerso en la pobreza. 60000 personas viven con menos de dos dólares al día. Esta carencia se nota también en la educación, que es muy pobre.

El logo de la visita del Papa a la República Democrática del Congo (CNS photo/Holy See Press Office)

La situación se ve agravada por las crisis humanitarias, empeoradas por la pandemia del COVID y por la enfermedad del ébola. Además, en la parte este del país hay unos conflictos violentos que provocan mucha desestabilidad.

Con todo esto, el padre Godefroid Mombula Alekiabo ha expresado su alegría por la visita del Papa Francisco al territorio. Según él, la visita del Santo Padre responde a su papel como dirigente de la Iglesia Católica, como un padre que va a visitar a sus hijos.

El padre Godefroid ha destacado el gran papel que desempeña la Iglesia en el país. Muchos colegios, hospitales y negocios pertenecen a la Iglesia, pero esto no siempre fue así.

En 1971, el Gobierno se apropió de las tres universidades que había en la República Democrática. Un año después, obligaron a retirar todos los símbolos cristianos de los colegios y hospitales. Viendo las consecuencias devastadoras de esto, tuvieron que pedir a los institutos religiosos, pocos años después, que retomaran la actividad educativa.

Godefroid considera que la Iglesia es la voz de la oposición en el país pero que depende demasiado económicamente del exterior. Sin embargo, desde un punto de vista más positivo, ensalza la capacidad de la Iglesia local por adaptar la liturgia a la cultura del territorio, afirmando que “la liturgia está muy viva en la República Democrática del Congo”.

Este sacerdote espera que la visita del Papa ayude a los esfuerzos que se están haciendo por la unidad y reconciliación, teniendo en cuenta tres documentos pontificios especialmente importantes para los fieles del país: Fratelli Tutti, Laudato si y Christus vivit.

Para concluir su intervención, el padre Godefroid ha señalado tres pilares sobre los que se debe entender la situación en el país. Por un lado, que la guerra y los conflictos violentos en el territorio entorpecen mucho el camino hacia la unidad y destruyen las oportunidades de los jóvenes que son “el ahora de Dios”. Por otro lado, destaca que la presencia de multinacionales extranjeras que desabastecen de sus recursos naturales al país con motivos egoístas fomenta el enfrentamiento. Sin embargo, como tercer punto clave, el sacerdote ha señalado que la reforma de la situación pasa por los individuos, no por las instituciones. En su opinión, el cambio está en el corazón de los hombres y se debe realizar a través del entendimiento mutuo, no por la fuerza.

Sabiendo todo esto, el padre Godefroid espera que la visita del Papa contribuya a la paz y a la unidad. Desea que el Santo Padre se reúna también con los grandes empresarios del país y que se trate el tema del tribalismo, que tantos problemas ocasiona dentro del territorio nacional.

Sudán del Sur

El logo de la visita del Papa a Sudán del Sur (CNS photo/ Holy See Press Office)

El padre Samuel Abe se encarga de la organización de la visita del Papa Francisco a Sudán del Sur. Durante su intervención ha señalado el conflicto civil en el que están involucrados los ciudadanos del país. Ante esta situación, los obispos y sacerdotes insisten en la necesidad de vivir en paz. Sin embargo, a pesar de la comunicación entre la Iglesia local y el Gobierno, los esfuerzos no están dando fruto.

Hace años, los representantes de la Iglesia de Sudán del Sur fueron al Vaticano pidiendo la visita del Santo Padre. El viaje no se ha podido realizar durante años debido a dificultades surgidas desde uno y otro lado. Ahora que, por fin, Francisco llegará al país, los ciudadanos han expresado su alegría.

Por otro lado, el padre Samuel destaca que, la visita junto a otros líderes religiosos, lanza un mensaje de paz y unidad, de cooperación. Esto, dice, es muy necesario dada la situación interna de Sudán del Sur.

El deseo de Samuel es que la visita del Papa abra un nuevo capítulo en la vida del país para acabar con los conflictos y promocionar la paz entre los ciudadanos.

Evangelización

Avivamiento Eucarístico: Cristo nos espera

Cultivar el amor a la Eucaristía cambia por completo los corazones de los fieles, así lo demuestra un grupo de feligreses en una iglesia de California, Estados Unidos.

Daniel Seo·16 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 4 minutos

El deseo católico por la autenticidad mientras vivimos en esta era en la que hemos abandonado la privacidad, acompaña nuevos desafíos: una cacofonía de las aplicaciones que roban nuestra atención en los teléfonos, noticias alarmantes, estrategias empresariales que mercantilizan la atención y nuevas tecnologías que satisfacen cualquier deseo que el hombre pueda imaginar. La necesidad de desintoxicarse del ruido digital y recuperar la esencia del ser cristiano se han vuelto significativamente relevantes. Pero la pregunta sigue ahí, ¿cuál es la mejor manera de hacerlo?

Mientras muchos aspectos doctrinales pueden restituir la integridad de nuestra identidad católico-romana, hay una tradición central a la que nunca se dará el suficiente énfasis: la devoción personal al Santísimo Sacramento.

Una campaña eucarística

Esta idea no es personal, pues la Conferencia Episcopal de Estados Unidos ha lanzado “Eucharistic Revival”, una campaña para todas las diócesis americanas en pie desde la Solemnidad del Corpus Christi el 19 de junio de 2022.

El logo de la Campaña para el proyecto «Avivamiento Eucarístico» en Estados Unidos (CNS photo / USCCB)

Esta decisión de la Conferencia Episcopal surge como respuesta a la encuesta que hizo el PEW Research Center a nivel nacional en el año 2019. Esta indicó que el 69% de los creyentes norteamericanos creen que el pan y el vino usados en la Comunión son “símbolos del Cuerpo y la Sangre de Cristo”. Esta aleccionadora estadística se realizó antes de la pandemia del COVID-19. Apenas se puede uno imaginar lo mucho que pueden dar de pensar las estadísticas en esta época de post pandemia. Muchos parroquianos, ya antes de la pandemia, obviaban la asistencia presencial en la Misa, “¿para qué ir a la iglesia si mi obispo ha dicho que puede ver la Misa desde la televisión?”

Escucho esta pregunta y me digo a mí mismo: ¿Todavía? ¿Por dónde empiezo? Como sacerdote, respondo directamente ante Dios por corregir o no a este hijo suyo. Pero si le corrijo, ¿cuánta delicadeza hay que utilizar sin por ello ocultar la verdad? En la cultura predominante actual, que persiste en mimar la mente de los norteamericanos, una corrección mal llevada puede llevar a un alma ofendida a abandonar durante mucho tiempo a la Esposa de Cristo. Por otro lado, un alma que se pierde por cobardía puede poner en peligro la salvación eterna de un sacerdote. Evangelizar hoy en día se asemeja algunas veces a hacer malabares con huevos, una maniobra incorrecta y se acabó todo. Por ello, estoy emocionado por la campaña que ha lanzado la Conferencia Episcopal y la apoyo completamente.

Ven y verás

Todo lo que tenemos que hacer es llevar a nuestra familias, nuestros amigos, compañeros de trabajo y vecinos a Jesús. Le dejamos a Él, Médico de almas, prescribir lo necesario para que se revitalicen. Sus visitas son como las de los primeros discípulos, Juan y Andrés, “Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: «¿Qué buscáis?». Ellos le contestaron: «Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?». Él les dijo: «Venid y veréis»”.

Invitar a la gente que se ha alejado de la Iglesia a adoraciones eucarísticas ha sido siempre, y sigue siendo, un poderoso antídoto para las ovejas perdidas, o para cualquier oveja. Desde que empecé la campaña “Eucharistic Revival” en mi iglesia, he sido testigo de gracias increíbles que me aportan mucha esperanza para el futuro. Desde mayo de 2022 organizo una adoración eucarística nocturna en mi encargo actual, en el centro coreano católico “Our Lady of Peace”, en Irvine, California.

No puedo explicar lo mucho que han crecido los miembros de mi iglesia durante estos últimos meses. Estoy viendo que la gracia de Dios da muchos frutos a través de numerosas conversiones.

La fría indiferencia

Pero primero, debo confesar algo. Cuando me instalé para mi nuevo encargo pastoral en este centro el 1 de julio de 2022, me empecé a preocupar por la pretenciosidad de algunos miembros de la parroquia en cuanto a la liturgia y, en particular, acerca de la Eucaristía. Muchas veces las hostias consagradas se caían al suelo durante la Comunión. Una vez uno de los miembros de la parroquia le quitó el polvo a la hostia limpiándola en sus pantalones pero, en general, había un sentimiento de indiferencia hacia la Eucaristía y muchos fieles se acercaban a recibir la Comunión como si fuera simplemente un gesto más de un rito ya antiguo.

Reconocí entonces que no podían ser totalmente culpados por su ignorancia y que lo que necesitaban era ser animados a más. Por ello, cuando empezaron las adoraciones nocturnas, hubo un cambio repentino en la actitud de muchos feligreses. Crecieron en dos virtudes: ¡docilidad y humildad!

Una fe contagiosa

 Un grupo de feligreses que con frecuencia, “vienen y ven” a Cristo en estas adoraciones están empezando a unirse a su Sagrado Corazón. Este grupo, que no está oficialmente constituido, para expresar su agradecimiento, ha crecido en piedad y ha adquirido prácticas para reverenciar a Dios que son más tradicionales. Su presencia en la liturgia de los domingos ha transformado la comunidad parroquial. Ahora, un gran número de miembros de la parroquia reciben la Comunión en la boca, la gran mayoría se arrodillan para comulgar, muchos se quedan rezando un rato después de la Misa para hacer la acción de gracias. Me siento muy agradecido viendo sus deseos sinceros de acompañar a Cristo durante la Comunión. Cada vez vienen más personas a la iglesia, la Esposa de Cristo se está purificando, y está más bella que nunca.

Tenemos mucho por lo que rezar en cuanto al futuro de la Iglesia durante esta transición entre la Epifanía y la Cuaresma del 2023. Sin embargo, hay algo seguro, y es que el Señor nos acompaña en todo momento y en todas las circunstancias con una simple invitación: “Venid y veréis”.

El autorDaniel Seo

Sacerdote encargado de la iglesia Our Lady of Peace en California, EEUU

Mundo

El Papa viaja a RD Congo y Sudán del Sur. “Mbote François”, ahora sí, bienvenido

Los videos “Mbote François” se editaron en 2022 en Youtube para preparar la visita del Papa a la República Democrática del Congo. Entonces no pudo ser, pero ahora sí, y también a Sudán del Sur. “Mbote”, en lingala, lengua principal de Kinshasa, significa “Bonjour”, y es el saludo habitual (buenos días, hola). Entusiasmo contenido entre los congoleños ante este viaje del Papa (del 31 de enero al 5 de febrero) de paz y ecuménico.

Alberto García Marcos·16 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 5 minutos

El uno de diciembre pasado los medios de comunicación confirmaban y publicaban el programa del viaje del Papa Francisco a República Democrática del Congo (RDC) y Sudán del Sur. En un primer momento el viaje estaba previsto del 2 al 5 de julio de 2022. La invitación de Francisco a la República Democrática del Congo y a Sudán del Sur había llegado el año pasado para no perder la “confianza” y alimentar la “esperanza” de un encuentro lo antes posible. 

Era el 2 de julio, día en el que el Papa debía partir, hasta el 7 de julio, “para una peregrinación de paz y reconciliación” en aquellas tierras, pero tuvo que ser aplazada para permitir el tratamiento de la rodilla al que el Papa estaba sometido en ese momento. 

“¡No os dejéis robar la esperanza!”, pidió entonces Francisco en un videomensaje dirigido a las poblaciones de RDC y Sudán del Sur, en el que expresó su pesar “por haberme visto obligado a posponer esta visita tan deseada y esperada”. A ellos, pues, les confió la gran misión de “pasar la página para abrir nuevos caminos” de reconciliación, perdón, convivencia pacífica y desarrollo. 

Pasaron unos meses, y el anuncio del encuentro en 2023 llegó el 1 de diciembre, con el programa del viaje, el logotipo y el lema de las dos etapas. Una visita que será la quinta de Francisco al continente africano. Antes viajó a Kenia, República Centroafricana y Uganda (2015), Egipto (2017), Marruecos (2019), y Mozambique, Madagascar y República de Mauricio (2019).

Sufrimiento en silencio

Del 31 de enero al 5 de febrero de este año, los focos del mundo se concentrarán en estos dos países africanos que sufren en silencio desde hace mucho tiempo. La República Democrática del Congo es uno de los países más grandes y más poblados de África. En un crecimiento demográfico constante, es un país casi totalmente cristiano (90 %) y con un número considerable de católicos. De hecho, los católicos son el 53 %, otros cristianos, 41 %, musulmanes, 1,4 %, y religiones tradicionales y otras, 3,5 %. En la RDC viven más de 200 grupos étnicos, siendo la mayoría bantúes. 

Futuro y presente de la Iglesia, la población es profundamente creyente y religiosa, lo que contrasta con la sociedad occidental, cada vez más secularizada. Católicos o no, todos esperan al Papa Francisco como portador de esperanza y de consuelo. El sufrimiento es el pan de cada día de millones de personas que luchan por vivir o mejor dicho por sobrevivir. Falta de infraestructuras, pobreza extrema y en algunos territorios la presencia de la violencia, hacen la vida difícil. Pero los congoleños no pierden ni la esperanza, ni la alegría, y continúan soñando con un mundo mejor.

Kinsasa, la capital, no deja de crecer en población. Al crecimiento demográfico se añaden las personas que vienen del interior del país con un flujo constante. Imposible de conocer el número de habitantes, las estimaciones varían por millones. Una ciudad en ebullición constante, que se prepara a la llegada del Papa. Todo un desafío para la organización, que tendrá que canalizar entre un millón y dos millones de personas que se esperan para la Misa en el Aeropuerto de Ndolo.

Desafío de formación y dinamismo 

De un punto de vista religioso, Kinsasa especialmente, hace frente a la multiplicación de las llamadas Églises de Réveil”, sectas que aprovechan de la situación de sufrimiento de la población, para ofrecer soluciones fáciles que nunca llegan a cumplirse. La Iglesia católica hace frente a un gran desafío de formación de sus fieles que reciben una gran presión de amigos, familiares, y predicadores ambulantes. La venida del Papa será una oportunidad para evangelizar y “cerrar filas” en torno a la jerarquía de la Iglesia. 

El dinamismo de la Iglesia congoleña es una fuente de esperanza y de consuelo para toda la Iglesia universal. Es uno de los raros países donde las vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa siguen en crecimiento. Lejos de los conflictos que sacuden a la Iglesia en Europa y América del Norte, la Iglesia continúa extendiéndose, se abren nuevas parroquias, nacen nuevos movimientos y congregaciones. 

El este del Congo, sin paz 

Desde hace más de veinte años, el este del país no ha conocido la paz. Decenas de milicias con la complicidad de los países vecinos y de políticos sedientos de riqueza, se enfrentan ante la presencia de los Cascos Azules [ONU], que están en suelo congoleño desde que los conflictos empezaron. Los desplazamientos y las crisis humanitarias son constantes. 

En los últimos meses, decenas de miles de personas han dejado sus casas y sus campos para huir de una guerra difícil de entender. Los llamados rebeldes M23, armados como un ejército regular, se han instalado a pocos kilómetros de la ciudad de Goma, de más de un millón de habitantes, lo que ha sido seguramente la causa de la anulación de esta etapa del viaje prevista en un inicio. La Iglesia católica, ante un peligro real de balcanización del este del país, organizó una marcha pacífica el segundo domingo de Adviento para denunciar el silencio y la complicidad de países extranjeros. 

“Todos reconciliados en Cristo”. Éste es el lema del viaje del Papa Francisco a la República Democrática del Congo. En el mes de junio de 2022, las calles de Kinsasa y de Goma se llenaron de carteles que anunciaban la llegada del Papa. La población se preparaba con entusiasmo, y el anuncio del retraso fue duro de aceptar. Ante las nuevas fechas el entusiasmo es contenido, todos esperan ver el sueño hecho realidad. Los congoleños son un pueblo caluroso, y darán una acogida inolvidable al Santo Padre.

Sudán del Sur: unidad

Sudán del Sur es un nuevo país independiente desde 2011. La guerra civil de 2013 ha producido grandes desplazamientos de la populación y una crisis humanitaria. Las heridas en el país todavía se resienten y todos esperan al Papa que vendrá con un mensaje de paz y de esperanza. La Iglesia celebra a santa Joséphine Bakhita el 8 de febrero, tres días después de la visita del Papa. La vida de esta santa dice mucho del sufrimiento de este pueblo africano, pero también de la esperanza en un Dios que es amor y no olvida los gritos de sufrimiento de sus hijas y de sus hijos.

Sudán es árabe y musulmán (90 %), mientras que la población de Sudán del Sur es negra, y más de la mitad son de religión católica (52 %), como en la RD Congo. El 9 por ciento son otros cristianos; musulmanes, el 6 %, y de otras creencias, el 32 %.  El Papa Francisco realizará este viaje junto a Justin Welby, arzobispo de Canterbury, y Jim Wallance, moderador de la Asamblea general de la Iglesia de Escocia. Signo de unidad y de ejemplo al pueblo para dejar de lado las divisiones. El lema del viaje lo dice todo: “Ruego que todos sean uno” (Jn 17). Un viaje de paz y al mismo tiempo de carácter ecuménico. 

Arrodillado ante líderes en guerra

En abril de 2019, el Papa Francisco dejó al mundo una de las imágenes de su ministerio petrino al recibir en el Vaticano a los principales líderes sursudaneses, y besarles los pies para rogarles que dejaran de matarse y alcanzaran un acuerdo de paz.

“Es muy importante recordar que ‘paz’ fue la primera palabra que la voz del Señor pronunció a los Apóstoles después de su dolorosa pasión y después de haber vencido a la muerte”, manifestó el Papa a las autoridades de Sudán del Sur. Y subrayó que él les dirigía “el mismo saludo”, de modo que sea posible “encender una nueva luz de esperanza para todo el pueblo de Sudán del Sur”.

¡La paz es posible!

Francisco añadió que Dios nos ha dado a cada uno una misión en nuestro pueblo: “Nosotros mismos somos miembros del pueblo y tenemos una responsabilidad y una misión particulares: servirlo, y nos ha elegido para ser sus colaboradores en la construcción de un mundo más justo”.

Finalmente, el Papa reveló: “Mis pensamientos se dirigen principalmente a las personas que han perdido a sus seres queridos y sus hogares, a las familias que se han separado y nunca se han vuelto a encontrar, a todos los niños y ancianos, a las mujeres y hombres que sufren terriblemente debido a conflictos y la violencia que siembra muerte, hambre, dolor y lágrimas”. “¡Nunca me cansaré de repetir que la paz es posible!”, exclamó el Santo Padre al final de su discurso. Una llamada que tuvo eco, y que ahora repite constantemente con ocasión de la guerra de Ucrania.

El autorAlberto García Marcos

 Kinsasa, República Democrática del Congo.

Vaticano

Papa Francisco: «¿Somos capaces de hacer sitio a los demás?»

El Papa Francisco ha centrado la reflexión del Ángelus en la figura de san Juan Bautista y su rol como siervo humilde, auténtico educador.

Paloma López Campos·15 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos

El Papa Francisco ha reflexionado hoy en el Ángelus sobre la figura de san Juan Bautista, cuyo “espíritu de servicio” se muestra en el Evangelio. Considerando la labor que realiza el Precursor, dice el Santo Padre, “se podría pensar que le será entregado un premio, un puesto relevante en la vida pública de Jesús”. Pero esto no ocurre. Al contrario, “una vez cumplida su misión, Juan sabe hacerse a un lado, se retira de la escena para dejar el sitio a Jesús”.

Juan el Bautista, dice el Papa, “ha predicado al pueblo, ha reunido discípulos y los ha formado durante mucho tiempo. Y, sin embargo, no ata a nadie a sí. Esto es difícil, pero es el signo del verdadero educador: no atar a las personas a uno mismo”.

La gratuidad del servicio

Es en este ejemplo donde encontramos la lección de hoy: “Con este espíritu de servicio, con su capacidad de dejar sitio, Juan el Bautista nos enseña una cosa importante: la libertad respecto a los apegos”. A través del Bautista, el Evangelio resalta que “el servicio implica la gratuidad, el cuidar de los demás sin ventajas para uno mismo, sin segundos fines”. El único objetivo debe ser mostrar “que el punto de referencia de la vida es Jesús”.

El Papa aplica esta idea del servicio a distintas vocaciones. Así, dice: “Pensemos en lo importante que es esto para un sacerdote, que está llamado a predicar y celebrar no por afán de protagonismo o por interés, sino para acompañar a los demás hacia Jesús. Pensemos en lo importante que es para los padres, que crían a los hijos con muchos sacrificios y luego deben dejarlos libres de emprender su propio camino en el trabajo, en el matrimonio, en la vida”.

El Papa es consciente de que esto no es algo fácil: “Liberarse de los propios apegos y saber hacerse a un lado cuesta, pero es muy importante: es el paso decisivo para crecer en el espíritu de servicio”.

Un breve examen de conciencia

Para concluir, Francisco nos invita a hacernos algunas preguntas: “¿Somos capaces de hacer sitio a los demás? ¿De escucharlos, de dejarlos libres, de no atarlos a nosotros pretendiendo gratitud? ¿Atraemos a los demás hacia Jesús o hacia nosotros mismos? Y aún más, siguiendo el ejemplo de Juan: ¿sabemos alegrarnos de que las personas emprendan su propio camino y sigan su llamada, incluso si eso implica un poco de desapego respecto a nosotros? ¿Nos alegramos de sus logros, con sinceridad y sin envidia?”

Y ya que María, además de Madre es Maestra, el Papa nos invita a ponernos bajo su protección diciendo “que María, la sierva del Señor, nos ayude a librarnos de los apegos para hacer sitio al Señor y dar espacio a los demás”.

Vaticano

‘Jesús de Nazaret’ es la obra de la vida de Benedicto XVI

Rome Reports·15 de enero de 2023·Tiempo de lectura: < 1 minuto
rome reports88

El profesor de Teología y colaborador de Omnes, Pablo Blanco, es uno de los mayores estudiosos de la obra de Benedicto XVI.

Autor de una completa biografía en castellano sobre el Papa emérito, Blanco señala que ‘Jesús de Nazaret’ es la obra de su vida.

En esta obra, Benedicto XVI, «no solo se contiene gran parte de su pensamiento, sino que además él habla de aquel que fue el objeto de sus últimas palabras, según se ha desvelado en estos días”.


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Recordando a Benedicto XVI

Allí, en Cuatro Vientos, a pesar de la tormenta, Benedicto XVI permaneció firme bajo la lluvia en el altar y, ante el silencio atronador de más de un millón de fieles, adorando a Jesús de rodillas nos hablaba de la centralidad de Cristo, camino, verdad y vida.

15 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

“¡Jesús, te amo!”. Estas fueron las últimas palabras de nuestro querido papa emérito Benedicto XVI en la madrugada del 31 de diciembre. Con estas palabras, que resumen toda su vida, nos dejó para partir a la Casa del Padre.

La noticia de su fallecimiento, en el quicio final del año, al tiempo que nos sobrecoge, nos debe impulsar a la oración confiada por el que ha sido como un padre en la fe para todos los cristianos y a dar muchas gracias a Dios por su vida y ministerio como sucesor de Pedro.

Testimonio especialmente elocuente en estos diez últimos años ‘sosteniendo a la Iglesia con su silencio’, como dijo el papa Francisco hace pocos días. Él mismo se definió al inicio de su pontificado como un ‘humilde trabajador en la viña del Señor’.

En su testamento, hecho público con motivo de su fallecimiento, impresionan las palabras: “¡Manténganse firmes en la fe! ¡No se dejen confundir!” En este escrito que data del año 2006 nos descubre lo íntimo de su corazón: la gratitud a Dios por el don de la familia, que ha marcado la vida de fe de un teólogo tan eximio; el reconocimiento de la presencia de Dios en los avatares difíciles y sinuosos de la vida; la riqueza que ha supuesto el contacto con tantas personas a lo largo de su vida.

Es una llamada a la confianza en Dios, que guía en última instancia la historia de los hombres con la potencia de su Amor, revelado en Jesucristo, que ha hecho de la Iglesia verdaderamente su cuerpo, a pesar de todos sus defectos e insuficiencias, la relación íntima entre la fe y la razón, la fe y la verdadera ciencia, la fe y la recta interpretación de la Sagrada Escritura.

¡Son tantos los hitos que podríamos recordar de su pontificado, especialmente de su riquísimo magisterio! En España hemos tenido la gracia de tenerlo entre nosotros en varias ocasiones muy significativas.

Todas son dignas de ser recordadas, pero qué duda cabe que aquella vigilia de adoración en Cuatro Vientos, en la JMJ de 2011 en Madrid, fue una experiencia absolutamente inolvidable para todos.

A pesar de la tormenta, permaneció firme bajo la lluvia en el altar y, ante el silencio atronador de más de un millón de fieles, adorando a Jesús de rodillas nos hablaba de la centralidad de Cristo, camino, verdad y vida.

Precisamente Jesucristo ha sido el centro de su vida y de su pontificado. El regalo que nos ha hecho con su obra en tres volúmenes sobre Jesús de Nazaret así lo indica. Seguramente, uno de los mejores testimonios de gratitud, que podemos dar en estos momentos, es volver a leer y estudiar su rico y sabroso magisterio, accesible a todos, porque a pesar de su elevada teología, sus destinatarios eran los fieles sencillos, cuya fe siempre tuvo como empeño defender, proteger y aumentar de los fríos y recios vientos de la secularización.

Siguen resonando en mi corazón aquellas palabras con las que comienza su encíclica Deus Caritas est: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”.

Le pedimos al Señor que le dé el descanso en su seno al servidor bueno y fiel. Más aún, le pedimos al Padre Eterno, que nuestro querido Benedicto siga cuidando de nosotros, de la Iglesia y del mundo, desde el cielo.

Personalmente, doy gracias al Señor por haber recibido a través de él la ordenación episcopal. ¡Gracias, Benedicto! ¡Gracias, Señor!

El autorCelso Morga

Arzobispo emérito de la diócesis de Mérida Badajoz

Mundo

Mons. Cristóbal López: “Ser misionero no es una cuestión de geografía”

Hoy 15 de enero se celebra en España la Jornada de la Infancia Misionera, promovida por Obras Misionales Pontificias (OMP), que es el instrumento de la Iglesia que se encarga del sostenimiento de los territorios de misión.

Paloma López Campos·15 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

Hoy, segundo domingo del tiempo ordinario, se celebra en España la Jornada de la Infancia Misionera. Marruecos es un país que todos los años recibe ayuda de Obras Misionales Pontificias y, en concreto, a través de Infancia Misionera, obtiene fondos para proyectos infantiles, como casas de acogida, comedores, etc. El arzobispo de Rabat, monseñor Cristóbal López Romero, sacerdote y religioso salesiano, habla en esta entrevista sobre la labor de OMP en Marruecos.

¿Qué proyectos tiene Obras Misionales Pontificias en Marruecos?

– Las dos archidiócesis que existen en Marruecos, Rabat y Tánger, presentan cada año diversos proyectos de tipo religioso, social y cultural a las Obras Misionales Pontificias.

Entre las de tipo cultural destaca el apoyo a bibliotecas y centros culturales en Meknès, Beni-Mellal, Rabat y Casablanca. Dichos centros son lugares de encuentro y de diálogo islamo-cristiano, así como también de servicio a los estudiantes de diversos niveles que no disponen en sus casas de lugares adecuados para el estudio.

En el campo social, destacamos la escuela Effetá para sordo-mudos, el Hogar Lerchundi para el apoyo escolar de niños de familias desfavorecidas, la casa de acogida para niñas (Dar Tika) que deben ser protegidas, el orfelinato Lalla Meriem y el Centro Rural de Servicios Sociales, que ofrece dispensario, guardería y formación femenina.

En el campo religioso puedo citar el apoyo a la formación cristiana de jóvenes universitarios, la ayuda económica para la catequesis de niños y la manutención de asistentes pastorales al servicio de las parroquias y de las actividades diocesanas.

A todo esto hay que añadir la ayuda que cada año las diócesis reciben para su funcionamiento ordinario.

¿Qué suponen estas ayudas para la Iglesia?

-Sin las ayudas recibidas a través de las OMP se nos haría muy cuesta arriba mantener y llevar adelante todos estos proyectos.

Se trata de un gesto de solidaridad de las Iglesias que tienen más posibilidades hacia las que, por diversas circunstancias, tenemos menos. Y este compartir los bienes es un gesto eminentemente cristiano

¿Ha notado una evolución en la generosidad e implicación de la gente a lo largo de los años?

-Si nos referimos a los países del “norte”, no lo sé.

De nuestra parte, intentamos mentalizar a las comunidades cristianas de Marruecos para que, dentro de sus escasas posibilidades, colaboren también, tanto en la colecta de la Jornada Mundial de las Misiones, como en el apoyo directo a los proyectos a través de las parroquias.

Ya es un gran logro que, a pesar de la pandemia y de la crisis económica, nuestro aporte a las OPM se mantenga. Y aunque cuantitativamente no represente mucho, es muy significativo que también aportemos desde nuestra pobreza.

¿Cómo es la labor de los misioneros en Marruecos?

-La de todo cristiano en todos los tiempos y en todos los lugares. Debemos dejar de lado la idea de misionero como persona que deja su país para ir a otro… Ser misionero no es una cuestión de geografía, sino de espíritu y de misión.

En Marruecos como en todas partes, la misión de los cristianos (¡todos misioneros!) es anunciar y construir el Reino de Dios, reino de amor, de justicia y de paz.

En Marruecos intentamos llevar a cabo nuestra misión siendo una minoría absoluta (el 0’08% de la población), trabajando no contra sino con nuestros hermanos musulmanes.

¿Qué espera para el futuro de los niños en la Iglesia de Marruecos?

-Somos una Iglesia con pocos niños, porque la mayoría de los cristianos son estudiantes universitarios subsaharianos. Hay pocas familias… Pero nosotros no trabajamos sólo para los niños cristianos, sino para todos. Y ahí, entre la población marroquí, sí que tenemos millones de niños para los que quisiéramos un futuro digno en cuanto a alimentación, salud, familia, educación y hogar. Aunque el país ha mejorado muchísimo, queda todavía mucho por hacer.

“Uno para todos, todos para Él”

El 15 de enero celebraremos la Jornada de Infancia Misionera y, este año, queremos destacar algo que es fundamental en la vida de los cristianos: ¡no podemos ser cristianos aislados.

15 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos

Esta frase está inspirada en un reconocidísimo dicho de la famosa novela de Alejandro Dumas Los tres mosqueteros: “Uno para todos, todos para Él”.

El 15 de enero celebraremos la Jornada de Infancia Misionera y, este año, queremos destacar algo que es fundamental en la vida de los cristianos: ¡no podemos ser cristianos aislados! La fe se vive en comunidad y se comparte con los hermanos.

Como indicó Benedicto XVI en su último viaje a España: “Seguir a Jesús en la fe es caminar con Él en la comunión de la Iglesia. No se puede seguirlo en solitario. Quien cede a la tentación de ir ‘por su cuenta’ o de vivir la fe según la mentalidad individualista, que predomina en la sociedad, corre el riesgo de no encontrarle o de acabar siguiendo una imagen falsa de Él” (Misa de clausura de la JMJ 2011).

Y esto es lo que hemos querido poner en relieve con el lema elegido: Uno para todos, todos para Él. ¡Qué alegría sienten los niños y niñas del mundo cuando se saben queridos, acogidos, protegidos por la Iglesia!

Qué bonito es hacer ver a los niños del mundo que la Iglesia es una gran familia en la que cada uno es importante. ¡Los niños tienen derecho a no estar solos!

Los misioneros son, en muchos sitios del mundo, la familia de los más pequeños… el lugar donde saben que no se les va a juzgar, a poner en duda, a ignorar.

Los misioneros son, incluso para las familias cristianas con las que trabajan pastoralmente, el instrumento que Dios tiene para ayudar a los fieles a sentirse Iglesia, a saberse Iglesia… unidos a todos los bautizados del mundo, estén donde estén, y unidos a Cristo, que es la cabeza de esa Iglesia.

“Sería ilusorio pretender amar al prójimo sin amar a Dios; y también sería ilusorio pretender amar a Dios sin amar al prójimo. Las dos dimensiones del amor, a Dios y al prójimo, en su unidad, caracterizan al discípulo de Cristo” (Francisco, 4-11-18).

El autorJosé María Calderón

Director de las Obras Misionales Pontificias en España.

Libros

Usted puede ser santa (o santo)

La reedición de "La casa de los santos", de Carlos Pujol, pone de relieve el variado mosaico de la santidad de hombres y mujeres de todos los tiempos.

Maria José Atienza·14 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos

Ciertamente no es lo mismo hablar de la hagiografía, o vida de un santo que acerca de un libro que recoja a cientos de ellos. Literalmente a 366, porque el autor tuvo a bien incluir a san Dositeo el 29 de febrero y no olvidar que, cada cuatro años aunque sea, hay mucho que celebrar siempre en la Iglesia.

La reedición de La casa de los santos es una de esas decisiones por las que estar agradecidos a las editoriales católicas. En este caso, CEU ediciones recoge el testigo de aquella primera edición de La casa de los santos que publicaba Rialp a inicios de los años noventa del pasado siglo.

Su autor, Carlos Pujol, recoge, no sólo la historia sino además parte del legado, las manifestaciones artísticas y una reflexión, plenamente actual y llena de sentido común, de uno de los santos y santas que, en cada día del año, propone la Iglesia como ejemplo de vida.

La casa de los santos. Un santo para cada día del año

Autor: Carlos Pujol
Editorial: CEU Ediciones
Páginas: 465
Año: 2022
Ciudad: Madrid

El resultado es una colección de historias que señalan un punto común, usted y yo podemos y debemos ser santos. Porque «haberlos, haylos» de toda clase y condición.

Encontramos santos conocidos como Carlos Borromeo, Juan Bautista de la Salle o Teresa del niño Jesús, pero, ¿conocía usted a san Pafnucio, que se celebra el 11 de septiembre? ¿Podría contar algo de la vida de santa Liduvina o de san Hospicio? ¿Sabe cuándo celebra la Iglesia a san Dimas, el santo «in extremis»? Pues todos ellos forman parte de ese catálogo de los santos al que todos los cristianos estamos llamados a pertenecer.

Si bien La casa de los santos no se presenta como un sesudo estudio acerca de la santidad, la realidad es que, entre sus páginas, encontramos religiosas, madres de familia, sacerdotes y eremitas, reinas y pobres. Recoge también el libro fiestas y memorias de antigua tradición como la visitación de la Virgen, los fieles difuntos o la Navidad. No es un estudio pero es, sin duda, una reflexiva consideración de la llamada universal a la santidad.

Historias cortas, para leer en un par de minutos y que despiertan, sin duda, el deseo de conocer más sobre la vida de estos hombres y mujeres, de todos los tiempos, que hicieron de Dios el principio y el fin de sus vidas… no sin determinados avatares en sus historias.

Los comentarios, vibrantes y llenos de sentido sobrenatural y humano, constituyen una ayuda innegable para identificar la realidad de estas historias de santidad en nuestras propias vidas.

Si, hace más de tres décadas, Pujol incluía algunos santos que han sido canonizados en los últimos años y cuyas biografías se encomendaron a amigos y admiradores de Carlos Pujol el volumen reeditado por la Asociación Católica de Propagandistas no olvida a Luis Campos, Ricardo Plá, Alfonso Sebastiá, Luis Belda y Miguel Vilatimó, todos ellos mártires de la persecución religiosa en España de los años 1936 – 1939 y beatos pertenecientes a la ACdP.

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Recursos

Unción de enfermos, el sacramento del que no se habla

La Unción de enfermos es un sacramento del que muchas veces se teme hablar. Este artículo es una reflexión acerca del que podría ser el sacramento del consuelo.

Lorenzo Bueno·14 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 8 minutos

La Unción de los enfermos es un sacramento instituido por Jesucristo, insinuado como tal en el Evangelio de san Marcos (cfr. Mc 6,13), y recomendado a los fieles por el apóstol Santiago: «¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor. Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor hará que se levante, y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados» ( St 5,14-15). Está especialmente destinado a reconfortar a los atribulados por la enfermedad. La Tradición viva de la Iglesia, reflejada en los textos del Magisterio eclesiástico, ha reconocido en este rito, especialmente destinado para ayudar a los enfermos y purificarlos del pecado y sus secuelas, uno de los siete sacramentos de la Nueva Ley (cfr. CIC, n. 1510).

La doctrina sobre este sacramento

En el Concilio Vaticano II se promulgó: “la Extremaunción, que puede llamarse también, y más propiamente, Unción de los enfermos, no es sólo el sacramento de quienes se encuentran en los últimos momentos de su vida. Por tanto, el tiempo oportuno para recibirlo empieza cuando el cristiano comienza a estar en peligro de muerte por enfermedad o por vejez” (Sacrosanctum Concilium, n.73) Con la sagrada unción de los enfermos la Iglesia entera encomienda a los enfermos al Señor sufriente y glorificado, para que los alivie y los salve. Incluso los anima a unirse libremente a la pasión y muerte de Cristo (cfr LG 11).

Más tarde se concretó: “La familia de los enfermos y los que, desde cualquier nivel los atienden, tienen una parte primordial en este ministerio reconfortador. A ellos les corresponde en primer lugar fortalecer a los enfermos con palabras de fe y con oraciones en común, y encomendarlos al Señor doliente; y al hacerse más grave la enfermedad, a ellos corresponde prevenir al párroco y preparar al enfermo con palabras prudentes y afectuosas para que pueda recibir los sacramentos en el momento oportuno”. (Praenotanda: Unción y pastoral de enfermos, n.34).

“Recuerden los sacerdotes, sobre todo los párrocos, que pertenece a su misión visitar a los enfermos con atención constante y ayudarles con inagotable caridad. Deberán estimular la esperanza de los presentes y fomentar su fe en Cristo paciente y glorificado, de modo que, aportando el piadoso afecto de la madre Iglesia y el consuelo de la fe, reconforten a los creyentes e inviten a los demás a pensar en las realidades eternas” (Ibid, n. 35).

“El sacramento de la Unción de los enfermos se administra a los gravemente enfermos ungiéndolos en la frente y en las manos con aceite de oliva debidamente bendecido o, según las circunstancias, con otro aceite de plantas, y pronunciando una sola vez estas palabras: Por esta santa unción, y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo, para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad”. (CIC, n. 1513)

Por tanto, es apropiado recibir la Unción de los enfermos antes de una operación importante. Y esto mismo puede aplicarse a las personas de edad avanzada cuyas fuerzas se debilitan. (CIC, n. 1515).

El sufrimiento

Añade el Catecismo de la Iglesia Católica que: “La enfermedad puede conducir a la angustia, al repliegue sobre sí mismo, a veces incluso a la desesperación y a la rebelión contra Dios. Puede también hacer a la persona más madura, ayudarla a discernir en su vida lo que no es esencial para volverse hacia lo que lo es. Con mucha frecuencia, la enfermedad empuja a una búsqueda de Dios, un retorno a Él» (CIC n. 1501). Por su pasión y su muerte en la Cruz, Cristo dio un sentido nuevo al sufrimiento: desde entonces éste nos configura con Él y nos une a su pasión redentora. (CIC, n.1505)

¡Sanad a los enfermos! (Mt 10,8): La Iglesia ha recibido esta tarea del Señor e intenta realizarla tanto mediante los cuidados que proporciona a los enfermos, como por la oración de intercesión con la que los acompaña (CIC, n. 1509).

Las gracias de este sacramento

La gracia primera de este sacramento es de consuelo, paz y ánimo para vencer las dificultades propias del estado de enfermedad grave o de la fragilidad de la vejez. Esta gracia es un don del Espíritu Santo que renueva la confianza y la fe en Dios y fortalece contra las tentaciones del maligno, especialmente tentación de desaliento y de angustia ante la muerte (CIC, n. 520).

Así pues. la gracia especial del sacramento de la Unción de los enfermos tiene como efectos:

— la unión del enfermo a la Pasión de Cristo, para su bien y el de toda la Iglesia;

— el consuelo, la paz y el ánimo para soportar cristianamente los sufrimientos de la enfermedad o de la vejez;

— el perdón de los pecados si el enfermo no ha podido obtenerlo por el sacramento de la penitencia;

— el restablecimiento de la salud corporal, si conviene a la salud espiritual;

— la preparación para el paso a la vida eterna. (CIC 1532)

La experiencia pastoral enseña que los enfermos y ancianos que reciben la Santa Unción con fe no se asustan, sino que encuentran fortaleza, esperanza, serenidad y consuelo. El Concilio Vaticano II dio un enfoque más dirigido a orientar el sentido de la enfermedad, el dolor y la misma muerte con fe en la misericordia de Dios. Es un sacramento de salvación que ayuda a estar con paz en los momentos de sufrimiento.

La Iglesia y los enfermos

Los párrocos, los capellanes de hospitales y residencias de ancianos, los voluntarios de la Pastoral de la Salud ofrecen un servicio esmerado de atención personalizada a los enfermos. Su presencia junto a los enfermos es la respuesta a la invitación de Jesús a realizar la obra de misericordia de “visitar a los enfermos”.

La Iglesia, que está presente en los momentos más significativos de la vida de los fieles, los acompaña con un cariño y ternura especial en los preparativos del tránsito definitivo a la nueva vida en el encuentro con Dios. Toda la comunidad cristiana reza por ellos, para que el Espíritu Santo les conceda la “sabiduría del corazón”.

No es fácil a veces valorar si el enfermo tiene la intención, al menos habitual e implícita, de recibir este sacramento, o sea: la voluntad no retractada de morir como mueren los cristianos, y con los auxilios sobrenaturales que a éstos se destinan. Pero en caso de duda más vale suponer que sí pues sólo Dios conoce su conciencia y le puede juzgar, y lo encomendamos a su misericordia.

Aunque la Unción de enfermos puede administrarse a quien ha perdido ya los sentidos, hay que procurar que se reciba con conocimiento, para que el enfermo pueda disponerse mejor a recibir la gracia del sacramento. No debe administrarse a aquellos que permanecen obstinadamente impenitentes en pecado mortal manifiesto (cfr. CIC, can.1007).

Si un enfermo que recibió la Unción recupera la salud, puede, en caso de nueva enfermedad grave, recibir otra vez este sacramento; y, en el curso de la misma enfermedad, el sacramento puede ser reiterado si la enfermedad se agrava (cfr. CIC, can. 1004, 2).

Por último, conviene tener presente esta indicación de la Iglesia: «En la duda sobre si el enfermo ha alcanzado el uso de razón, sufre una enfermedad grave o ha fallecido ya, adminístrese este sacramento» (CIC, can. 1005).

Caridad y enfermedad

En la práctica, para bastantes católicos hablar de la Unción de los enfermos resulta difícil, pues lo tienen asociado a la muerte, y no saben o no quieren plantearlo a sus familiares y amigos. Es un problema más de la falta de fe y formación cristiana, pues desconocen el significado de este sacramento de esperanza.

Si educamos en las postrimerías y en la vocación de eternidad, la experiencia de la enfermedad sería una toma de conciencia para enfrentar, ahora o más tarde, la muerte y el juicio de Dios. La enfermedad invita a recordar que “para Dios vivimos, para Dios morimos; sea que vivamos, sea que muramos, somos del Señor”(Rom. 14,8). En la ancianidad se alteran algunos equilibrios que comprometen la armonía y unidad del hombre, por eso a efectos del sujeto del sacramento de la Unción se equipara a la enfermedad.

Cuando hablamos de “dolor” o “enfermedad”, todos sabemos que hay también dolores y enfermedades “espirituales”, que no son exactamente lo mismo que las dolencias psíquicas. En todo caso la unidad del ser humano hace que una aflicción espiritual pueda tener consecuencias somáticas y viceversa. Por eso este sacramento de la Unción tiene también consecuencia en la paz del enfermo. Es un error pastoral y una falta de caridad retrasar la administración de la Santa Unción hasta que el enfermo esté agónico, o poco menos, y quizás ya privado de conocimiento.

Como se dijo, el sacramento da gracias para asumir la cruz de la enfermedad, que se hace presente mucho antes de la inminencia de la muerte. Decimos falta de caridad porque se priva a un cristiano de las gracias sacramentales, que tienen precisamente como fruto el ayudarlo a asumir la realidad de la enfermedad o de la ancianidad.

La enfermedad es una realidad que resulta ambivalente en orden a la salvación. Puede vivirse en íntima unión con Cristo en su dolorosa Pasión, en espíritu de penitencia y de ofrenda, con paciencia y serenidad. Pero puede también vivirse, desgraciadamente, con rebeldía hacia Dios e incluso con desesperación; con impaciencia, con dudas de fe o con desconfianza en la misericordia de Dios. “Vivirla en Cristo”, con los ojos de la fe, supone vencer la natural dificultad y repugnancia a aceptar el dolor y la muerte. Para esta victoria el cauce ordinario de la gracia es el sacramento de la Unción de los enfermos.

Un sacramento cada vez menos frecuente

El folleto de propaganda para el día de la iglesia diocesana incluía una estadística de administración de sacramentos, y en cuanto a la Unción de enfermos la cifra era tristemente ridícula. Claro que, como no se lleva contabilidad parroquial de este sacramento, los datos solo pueden ser aproximados. Pero lo cierto es que se conoce poco, y pocos lo solicitan espontáneamente, lo que puede significar un déficit en la catequesis de lo que significa y produce este sacramento.

La atención pastoral a los enfermos, y más si están en peligro de muerte, ha sido siempre una prioridad para todos los cristianos y especialmente para los presbíteros, que son los que pueden administrar esta Unción.

Recuerdo tertulias impresionantes con sacerdotes de los pueblos, que contaban historias preciosas de los auxilios espirituales que prestaban a los moribundos, en circunstancias a veces difíciles, y con resultados maravillosos. Cuando no había tantos medios para aliviar la angustia y el dolor en las agonías, los efectos calmantes eran muy llamativos.

Hoy día la asistencia pastoral hospitalaria y parroquial suele ser garantía para ofrecer este sacramento a los que lo piden. Aunque hubo muchas tristes y justificadas quejas por parte de los fieles en la primera época de la pandemia. Pero, ¿cuántos solicitan recibir la Unción? Cada vez menos. Solo si se ofrece también a los que no practican, explicándoles en qué consiste, su naturaleza y efectos, se consigue ayudar a un buen número de moribundos en ese trance final.

El miedo

No trato aquí de la administración a personas mayores en parroquias o residencias. Esta práctica contribuye a deslindar este sacramento de la muerte, con el fin de “no asustar” por no asociarlo exclusivamente a los moribundos. Bastantes veces hay que superar el temor de las familias, más que el del paciente que se va a morir y lo sabe. Da pena comprobar el poco respeto y amor a la libertad personal que muestran los parientes que se oponen a que un sacerdote visite al que está en peligro de muerte. Los llamados “pactos de silencio” son una triste muestra del fracaso de la fe en algunas familias.

Si se fomenta una buena catequesis del sacramento, y los cristianos conocieran la fórmula que se utiliza y las consoladoras oraciones del rito, no existiría sino paz, consuelo y agradecimiento por ese auxilio, en ese momento tan importante como es el tránsito a la Vida.

Ojalá tomemos conciencia de que los cristianos estamos obligados a prepararnos lo mejor posible para la muerte. Las personas allegadas a los moribundos tienen el deber de procurar que reciba la Unción, ya sea presentándole la conveniencia de hacerlo o mencionando que se encuentra en una situación de peligro, con sentido común y caridad. Normalmente el enfermo acoge la sugerencia con serenidad, sobre todo si se le explica que es por su bien.

El autorLorenzo Bueno

Cine

The Chosen: “El Jesús que muestra la serie conecta con la audiencia porque ¡es tan creíble!”

En esta entrevista coral, tres de los actores de la exitosa serie The Chosen han compartido su experiencia y su visión de este proyecto, que se ha encumbrado como una opción indudable dentro de la narrativa cinematográfica de temática religiosa. The Chosen muestra la historia “que pudo ser” de los Apóstoles y las santas mujeres con una notable precisión histórica y bíblica, y a través de un drama conmovedor en el que no falta el humor.

Maria José Atienza·14 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 7 minutos

Sus nombres son Elizabeth Tabish, Noah James y Amber Shana Williams, pero muchos los conocen, a través de la exitosa serie The Chosen como María Magdalena, Andrés y Tamar. 

Omnes estuvo con ellos durante la promoción de la tercera temporada de esta serie en España. Los capítulos se publican, de manera progresiva, en las diversas plataformas en las que The Chosen se emite. Esta tercera temporada se va adentrando, poco a poco, en algunos de los momentos “complicados” de la vida de Cristo.

The Chosen ha sido para sus propios creadores un éxito inesperado. Las dos primeras temporadas y esta tercera que ha comenzado acumulan más de 450.000.000 visualizaciones en más de 140 países y en 56 idiomas. 

El proyecto ha sido posible gracias al crowfunding que, desde sus inicios, Angel Studios, la productora de The Chosen, puso en marcha para financiar esta serie y que ha supuesto el mayor crowdfunding en la historia de las producciones audiovisuales: para la primera temporada, más de 19.000 personas donaron 11 millones de dólares, y para la segunda y tercera temporada se han recaudado más de 40 millones de dólares. 

El proyecto comprende 7 temporadas, con más de 50 episodios. El éxito de su primera y segunda temporadas a través de su aplicación móvil llevó a la productora a emitir las dos primeras temporadas en diferentes salas de cine con ocasión del estreno de la tercera entrega de la serie. 

Su director, Dallas Jenkins, es un cristiano evangélico, casado desde 1998 con la escritora y profesora Amanda Jenkins, y padre de cuatro hijos, el último de ellos adoptado. 

Entre los actores de The Chosen encontramos personas de todo tipo y procedentes de culturas muy diversas. El actor que interpreta a Jesús, Jonathan Roumie, es hijo de padre egipcio y madre irlandesa. Fue bautizado en la Iglesia ortodoxa griega, pero se convirtió al catolicismo. En el elenco hay actores de tradición ortodoxa y cristianos de diversas confesiones, de familia judía o incluso agnósticos. Sin embargo, todos apuntan que The Chosen les ha cambiado la manera de considerar a Jesús y, especialmente, de verlo en sus propias vidas. 

“La experiencia más significativa”, “uno de mis mayores retos personales”…, así definen los actores que encarnan a esos hombres y mujeres “elegidos” la experiencia de ser parte del reparto de The Chosen. La charla con Elizabeth Tabish, Noah James y Amber Shana Williams es amena, divertida y sencilla. Tres actores a los que el éxito de una serie de temática religiosa les ha sorprendido e impulsado también en su vida profesional. 

¿Cómo ha sido vuestra experiencia de dar voz y rostro a los Apóstoles y santas mujeres? ¿Qué os ha llamado más la atención? 

[E. Tabish] Desde que hice el casting para el papel me sentí muy identificada con la figura de María Magdalena. En el primer episodio, ella está en una situación desesperada, sin futuro, depresiva. Yo misma he pasado por esas experiencias, por lo que hacerlo realidad en el personaje fue sencillo, casi podría decirse que supuso una catarsis, porque, más adelante, María Magdalena vive ese encuentro con Jesús y comienza a seguirle. Del mismo modo, yo misma he avanzado personalmente y me siento más segura en el proyecto, en el propio personaje.

—[N. James] En mi caso, siempre que hago un papel o que realizo un trabajo, intento traer algo de mi propia personalidad al personaje, al proyecto que realizo. Creo que, en el fondo, todos tenemos algo de Andrés o de María Magdalena o de Tamar… o de Romeo o Julieta… Es cuestión de mirarse a uno mismo y decir: “¡Ah!, esta parte de mí se encadena a este rasgo o a este otro del personaje”; y así en diferentes circunstancias, y situaciones. En mi vida, siempre intento ser tan alegre como Andrés, y también es cierto que estoy tan estresado como el propio Andrés. Poner algo de mí para hacer creíble, real, el personaje. 

—[A.S. Williams] La realidad es que nos hemos dado cuenta, también en el propio set, de que muchas veces somos muy parecidos a nuestros personajes, e incluso lo comentamos entre nosotros: “¡Estás tan estresado como Andrés!” o “¡Eres tan impulsivo como Pedro!”

En el ámbito profesional, cuando se es actor, lo último que pretendes es que tu manera de actuar parezca falsa. Nuestro objetivo, como actores es traer aquello que tú eres al personaje, todos los rasgos que puedes ofrecer al personaje, porque cada uno es cada uno. Nuestro objetivo, entonces, es tener parte de estos personajes, de estas historias. Hacernos parte de ella para ser tan auténticos como ellos son, honestos, creíbles.  Tenemos la tarea de encontrar esos puntos que tienes más en común con tu personaje, con tu papel. Y, con esas cosas, aunque existan pequeñas diferencias, encontrar la manera de transmitirlo y, al mismo tiempo, que el propio personaje nos inspire. Se crea una relación entre el actor y el personaje. Siempre hay que tener un especial respeto por el personaje; no se trata de juzgar al personaje sino de respetarlo y de ser honesto con él y con la historia. 

Más allá de que seáis o no creyentes. ¿Ha cambiado vuestra concepción de Jesucristo con esta serie? 

—[A.S. Williams] La mía sí, completamente. Mi padre era ministro en nuestra comunidad, encargado de los cantos. Crecí con una imagen de Jesús asociada a la de las estatuas o las pinturas de las paredes. Un Jesús muy “celestial”, inaccesible. A veces me preguntaba si, realmente, le podía hablar. Creo que, en ocasiones, la experiencia ha sido casi dramática. 

Cuando me encontré con The Chosen esto cambió. El Jesús que muestra The Chosen conecta con la audiencia —no solo con los creyentes, sino también con quienes están alejados de la fe o no son creyentes— porque es un Jesús ¡tan creíble! Un Jesús que baila, que ríe, que se lava los dientes, que habla con autoridad, como rey, pero no da una orden fría. Es muy refrescante. 

Pienso que nos recuerda que Jesús vivió como un hombre, que tuvo sus necesidades diarias, no fue un extraño a lo que somos nosotros. Nos hace sentir que pertenecemos a su mundo. Todos los que ven a este Jesús pueden decir “Me encanta, amo a este hombre”. Porque es un Jesús que me sonríe, es un Jesús que nos dice que no tenemos que ser perfectos para estar en su presencia. Un Jesús que nos habla y nos recuerda que está aquí para nosotros, para esa redención y que podemos hacerlo, podemos seguirle. Creo que The Chosen hace un excelente trabajo en este retrato humano de Cristo. 

¿Es difícil dar vida a María Magdalena o a un apóstol de quienes podemos tener ideas preconcebidas? 

[E. Tabish] En mi caso, que interpreto a María Magdalena, conozco muchos retratos de ella, pintados a lo largo de los años. También es una figura que, en nuestro trabajo de cine, ha sido tratada en diversas ocasiones. Se han hecho muchas historias, muchas especulaciones sobre ella, sobre lo que era, su profesión, o cómo se la ve en los Evangelios.

La realidad es que lo poco que sabemos de María Magdalena lo conocemos por lo que aparece en los Evangelios. 

En mi caso, he intentado evitar esas otras interpretaciones y centrarme en lo que de ella aparece en los Evangelios y, junto a esto, estudiar sobre cómo podría ser una mujer como ella, sus costumbres, la cultura de su tiempo… y poner mis propias emociones en su corazón. 

He tenido mucho respeto por este personaje porque me encanta el gran amor siente por Jesús y cómo le sigue. 

—[N. James] Efectivamente. También, en mi experiencia, el primer paso es acercarme al personaje con el mayor respeto posible. En el caso de The Chosen, además, estamos haciendo una historia que “podía haber sido” y esa es una historia que, en cierto modo, hemos visto desde hace cientos de años en pinturas, en vidrieras… 

Cuando he tenido que preparar el personaje del apóstol Andrés, lo que he intentado siempre es preguntarme qué significaría para mi estar pescando durante horas y no coger nada, o pagar mis impuestos, una y otra vez, y ver que, a pesar de todo, pierdo mi barco… ¿Cómo me sentiría ante esas realidades? Es cierto que podemos ver pinturas, interpretaciones de otras personas pero, principalmente hemos de hacer la nuestra, crear una relación con esa materia, crear el personaje en cada momento. 

¿Como definiríais The Chosen

[E. Tabish] Sin duda, para mí ha sido el proyecto con más significado personal. Es una rara oportunidad para los actores ser capaces de trabajar en un proyecto, terminar la temporada, poder verla, tener feedback y, más aún, hacer otra temporada y continuar creciendo como actores, unos con los otros, inspirándonos los unos a los otros. Incluso en la tercera temporada. 

Creo que para mí era casi un propósito de vida ser incluida en algo tan especial. Y así ha sido. 

—[N. James] Creo que, con mucho, ha sido el proyecto más gratificante del que he formado parte. The Chosen ha sido además el trabajo que más me ha cuestionado, como actor y persona. Ha sido también el proyecto más retador de grabar, especialmente debido a los elementos meteorológicos. Hemos tenido que grabar mientras nos asábamos de calor, o bajo la lluvia, metidos en agua fría durante horas… A veces las cosas mas gratificantes son las mas retadoras. Y esto ha sido así en The Chosen. 

—[A.S. Williams] Para mi ha sido una experiencia clave y, sobre todo, una sorpresa. 

Todos teníamos esperanzas de que algún día The Chosen tendría su éxito, pero no podíamos imaginar, ni de lejos, el impacto global que la serie está teniendo hoy. Es una bendición verlo crecer y especialmente, es impactante ver cómo aumenta el nivel en cada temporada. La primera temporada es fantástica y eso mejora a lo largo del proyecto. 

Mi propio personaje es una sorpresa, por ejemplo. Con respecto a este papel creo que The Chosen asume muchos riesgos porque, en mi caso, no se trata de un personaje con un nombre conocido en la Biblia. Tamar representa a mucha gente. Aúna a muchas personas que, en los Evangelios, no tienen un nombre concreto. Los amigos del paralítico que lo descuelgan del techo, las mujeres que acompañan a Jesús en su ministerio, etc., no las conocemos a todas por su nombre, pero Tamar representa lo que son todos ellos. 

¿Con qué escena os quedáis de la serie? 

[E. Tabish] ¡Oh! Con muchas. Aunque creo que la escena que más me gustó grabar, mi favorita, es cuando, en la segunda temporada, María Magdalena se siente otra vez perdida y se va. Vuelve y no se siente capaz de hablar con Jesús y, entonces, María, la madre de Jesús la lleva a él. Es un momento precioso cuando Jesús le dice que no tiene que ser perfecta, que Dios solo quiere su corazón. Esa escena me conmovió porque, en el fondo, me lo dijo a mi. Es algo que llevo conmigo.

—[N. James] La escena que creo que no olvidaré es la del milagro de los peces del episodio cuarto de la primera temporada. Ha sido de las escenas más difíciles de grabar. Estuvimos 14 o 15 horas metidos en el agua que estaba muy fría… Teníamos que reunir los peces en la barca, poniéndolos juntos, eran como burritos que se escapaban de las manos… sin saber si los efectos visuales iban a funcionar. De hecho, durante varios días no sabíamos si había servido la escena y, cuando la ves, una vez producida, es estupenda. 

—[A.S. Williams] Mi escena favorita también se enmarca en la segunda temporada. Es aquella en la que los apóstoles y las mujeres estamos sentados alrededor del fuego y comienza una pelea sobre “si tú tienes derecho a estar aquí o no”, “si yo hago las cosas de este modo o de otro”. En el fondo, se están centrando en ellos mismos, en lo que se merecían o no… En ese momento Jesús aparece exhausto, agotado después de haber estado escuchando y curando a la gente durante todo el día, y es un momento de humillación para esas personas. Es una escena que recuerda que tenemos que parar, y dejar nuestros egos, nuestras opiniones o disputas porque Jesús se está dando a los demás. 

También me gustan especialmente las escenas de Jesús con su madre, cómo la mira, cómo se hablan. ¡Porque Jesús tiene una madre! Y todas ellas son impresionantes.