Mundo

Los «corredores humanitarios», puentes eficaces para una verdadera acogida

Más de 6.000 personas han podido salvar sus vidas y encontrar un verdadero hogar fuera de sus países de origen gracias a esta iniciativa de la Comunidad de Sant'Egidio que comenzó en 2016. 

Giovanni Tridente·21 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

«Puentes» que permiten a muchos niños, mujeres, hombres y ancianos realizar un «viaje en condiciones de seguridad, legalidad y dignidad», superando situaciones de precariedad y peligro e intentando recuperar un poco de esperanza una vez instalados en los países de acogida.

Esta es la fructífera experiencia de los llamados «corredores humanitarios«, puestos en marcha por primera vez en 2016 por la Comunidad de Sant’Egidio, tal y como resumió el Papa Francisco en el encuentro que mantuvo con cientos de refugiados y familias implicadas a través de esta red de acogida.

Se trata de un proyecto nacido gracias a la «generosa creatividad» de la Comunidad de Sant’Egidio en el que participan también la Federación de Iglesias Evangélicas y la Mesa Valdense, así como la contribución de la Iglesia italiana a través de Cáritas. Un ejemplo pequeño, al mismo tiempo, de ecumenismo de la caridad.

Un camino viable para evitar tragedias

Según el Papa Francisco, los corredores humanitarios «son una vía viable para evitar tragedias -como la más reciente ocurrida en la costa italiana de Calabria, en Cutro, con más de 80 víctimas- y los peligros ligados al tráfico de seres humanos». Evidentemente, se trata de un modelo que debe extenderse aún más y que debe abrir «vías legales para la migración».

El Pontífice lanza también un llamamiento a los políticos para que actúen en interés de sus propios países, porque «una migración segura, ordenada, regular y sostenible» beneficia a todos.

No en vano, a través de la experiencia de los «Corredores», tras la acogida se produce la integración, aunque el proceso no siempre sea fácil: «no todos los que llegan están preparados para el largo camino que les espera».

Pero el aliento del Papa a los operadores es muy claro: «no sois intermediarios, sino mediadores, y demostráis que, si trabajáis seriamente para sentar las bases, es posible acoger e integrar eficazmente».

Además, la acogida representa también «un compromiso concreto por la paz», además de convertirse en «una fuerte experiencia de unidad entre los cristianos», ya que implica a otros hermanos y hermanas que comparten la misma fe en Cristo.

Las primeras recepciones

La experiencia de los «corredores humanitarios» nació oficialmente el 15 de diciembre de 2015, cuando la Comunidad de Sant’Egidio, con las Iglesias protestantes italianas y los Ministerios del Interior y de Asuntos Exteriores, firmó un acuerdo-protocolo: 1.000 visados para otros tantos refugiados sirios procedentes de los campos del Líbano.

El protocolo había sido posible gracias a un trabajo jurídico que había encontrado una posibilidad en el artículo 25 del Reglamento europeo 810/2009, que prevé que los Estados de la Unión Europea expidan visados humanitarios limitados a un solo país. Y así fue por primera vez para Italia.

Venía de la trágica experiencia de dos naufragios masivos en el mar Mediterráneo, el primero el 3 de octubre de 2013 a pocas millas de la isla de Lampedusa, con el ahogamiento de 386 personas, en su mayoría eritreos; en 2015, el 18 de abril, 900 personas embarcadas en un pesquero egipcio murieron en el Canal de Sicilia.

Según datos facilitados a la propia Comunidad de Sant’Egidio, desde 1990 hasta hoy -en treinta años, prácticamente- se calcula que más de 60.000 personas han muerto o desaparecido en el Mediterráneo en su intento de llegar a Europa. Cifras que a menudo han llevado al Papa Francisco a definir esa encrucijada de intercambios y personas, antaño «mare nostrum», en riesgo de convertirse en «un desolador mare mortuum».

Sobre los hombros de la sociedad civil

Desde febrero de 2016, los corredores humanitarios han permitido llegar sanas y salvas a Europa a 6.018 personas procedentes de Siria, Eritrea, Afganistán, Somalia, Sudán, Sudán del Sur, Irak, Yemen, Congo y Camerún.

El 87% de estas personas fueron acogidas en Italia, el resto en Francia, Bélgica y Andorra. Gracias a un programa de reubicación, Alemania y Suiza acogieron a 9 y 3 personas procedentes de Grecia, respectivamente.

Cifras que pueden no parecer excesivamente grandes, pero la explicación está en que es la «sociedad civil» la que financia el sistema sin intervención de entidades o instituciones estatales.

Una vez que llegan a los países de acogida, de hecho, los refugiados son acogidos por los promotores del proyecto y alojados en diversas casas e instalaciones repartidas por todo el país según el modelo denominado de «acogida generalizada».

A continuación, los operadores acompañan a estas personas para que se integren en el tejido social y cultural del país, mediante el aprendizaje de idiomas, la escolarización de menores y otras iniciativas de inclusión.

Un modelo, como vemos, altamente replicable a través de una sinergia virtuosa entre las instituciones públicas y las asociaciones ciudadanas.

El autorGiovanni Tridente

Adulto centrismo

La gestación subrogada es un ejemplo del interés de unos adultos ricos por encima de los derechos de mujeres y niños que se convierten en productos que se compran y se venden.

21 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos

A algunos políticos se les llena la boca hablando sobre el bienestar de los niños y sobre el denominado “interés superior del menor”.

Hacen bien, porque son nuestro futuro. Sin embargo, las tendencias legislativas van por otros derroteros, en los que lo que, a pesar de la buena voluntad de algunos, realmente acaba contando el deseo y el interés de los adultos.

Los ejemplos lamentablemente no son pocos, pero el caso de la gestación subrogada es emblemático. Una práctica emergente en la que el niño y la mujer son convertidos en objetos o productos que se compran y se venden.

Se constata que el negocio de la subrogación está construido sobre el deseo de tener un hijo, y se presenta la subrogación como una solución. Sin embargo, ese deseo de los adultos, por legítimo que sea, no puede obtenerse a cualquier costo, especialmente si ese costo es tratar a mujeres vulnerables como su fuesen objetos, y a los niños como si fuesen mercancías que se compran y se venden. Un niño debería ser siempre un regalo, no el objeto del deseo de los adultos.

En el debate público hay un amplio consenso en contra de esta práctica: desde los grupos feministas hasta las confesiones religiosas. Sin embargo, gran parte de las legislaciones europeas juegan un doble juego en relación a esta cuestión. Mientras por delante rechazan esta práctica en defensa de la dignidad de la mujer, por la puerta de atrás la legitiman normalizando el reconocimiento de la filiación de los niños nacidos en el extranjero por estos medios.

No pocos estados parecen estar cediendo ante la presión de determinados grupos de interés en este negocio cuya razón fundamental de ser es la producción de niños por encargo.

El pasado 3 de marzo tuve ocasión de intervenir en el seminario celebrado en Casablanca con motivo de la firma de la Declaración para la Abolición Universal de la Gestación Subrogada, también llamada Declaración de Casablanca. Se ve necesario colaborar para desarrollar un compromiso universal que proteja a las mujeres y a los niños del mercado global de los vientres de alquiler.

Mediante esta Declaración, expertos de todo el mundo han pedido a los Estados que tomen medidas para prohibir esta práctica en su territorio. Se trata de prohibir y no de regular o poner condiciones. Se ha demostrado que la legalización de ciertas prácticas implica el denominado efecto slippery slope, de pendiente resbaladiza, dándose un aumento de los supuestos, aunque se pretenda lo contrario.

El hecho de que algunos famosos estén recurriendo a la gestación por sustitución no ayuda a que haya un rechazo social más amplio hacia este negocio con seres humanos, que me atrevería a comparar con la esclavitud, pues como en la esclavitud, son numerosos los intereses económicos que se mueven.

Solo una actitud decidida y valiente como la que se ha emprendido en Casablanca puede lograr este ambicioso objetivo: erradicar una práctica que se basa exclusivamente en los deseos de los adultos y prescinde del interés y los derechos de los niños.

El autorMontserrat Gas Aixendri

Catedrática en la Facultad de Derecho de la Universidad Internacional de Cataluña y directora del Instituto de Estudios Superiores de la Familia. Dirige la Cátedra sobre Solidaridad Intergeneracional en la Familia (Cátedra IsFamily Santander) y la Cátedra Childcare and Family Policies de la Fundación Joaquim Molins Figueras. Es además vicedecana en la Facultad de Derecho de UIC Barcelona.

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Mundo

Giulio Mencuccini, el obispo que evangelizaba «sobre dos ruedas»

Giulio Mencuccini ha sido el último obispo extranjero en abandonar Indonesia tras dejar, por edad, el gobierno de la diócesis de Sanggau. Ahora en Italia, su sueño sigue siendo evangelizar "sobre dos ruedas". 

Federico Piana·21 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

Un sacerdote surcando senderos polvorientos en una potente moto de cross no es algo que se vea todos los días. Quién sabe qué cara habrán puesto en Kalimantan cuando lo vieron por primera vez avanzar a toda velocidad con su ondeante sotana sentado en un tosco sillín de cuero y agarrado a un reluciente manillar.

Era casi mediados de los años setenta y el religioso pasionista Giulio Mencuccini acababa de pisar la región insular indonesia de Borneo procedente directamente de Italia. «Hay que saber una cosa: cuando llegué sólo había una carretera asfaltada y para llegar hasta mis hermanos recorrí 500 kilómetros en autobús. Fue realmente una aventura», cuenta a Omnes, con un punto de orgullo.

La primera moto

Allí, el hombre que más tarde sería nombrado obispo de la diócesis de Sanggau en los años 90, pronto tuvo que acostumbrarse a la inconsistencia de las carreteras y si quería visitar un pueblo tenía que ir andando. «¡Y qué caminatas hacíamos! Mochila al hombro, yo y los demás misioneros recorríamos los llamados ‘caminos de ratones’ para llevar a la gente el Evangelio y consuelo».

Fue en 1975 cuando Mencuccini, cansado de emplear horas y esfuerzo para llegar a aglomeraciones urbanas distantes kilómetros entre sí, decidió, junto con dos de sus hermanos, comprar tres motos de trial, consideradas capaces de superar todo tipo de obstáculos.

Apostolado sobre dos ruedas

Fue el impetuoso comienzo de una evangelización arrolladora. «Sí, porque con las motos podíamos visitar todos los pueblos. Por la tarde celebrábamos misa en uno y por la mañana del día siguiente lo hacíamos en otro».

La moto también dio otra oportunidad al joven misionero pasionista: «Al poder desplazarme con mucha más facilidad, podía permitirme quedarme en los pueblos por las tardes. Y la noche era la ocasión propicia para enseñar el rosario, hacer catequesis y confesar».  La pernoctación de los misioneros en los pueblos era una ventaja añadida, porque después de la oración, antes de acostarse, había largas charlas en las que a menudo participaban los ancianos. «En esencia, pernoctar en los pueblos ayudaba mucho a la expansión de la fe…».

Crecimiento exponencial

Las cifras dan la razón a Mencuccini. En 32 años de gobierno pastoral, su diócesis ha pasado de 11 a 1.608 iglesias, 966 de las cuales fueron bendecidas por el propio obispo motociclista. «Todas son iglesias reconocidas por el Ministerio de Religión indonesio y se construyeron también gracias a la ayuda del Gobierno», afirma el clérigo, que explica por qué, incluso hoy, hay una atención especial de las autoridades hacia la Iglesia: «Las escuelas católicas, presentes no sólo en la diócesis sino en todo el país, son muy apreciadas porque acogen a todos, no sólo a los católicos. Y en nuestras escuelas han estudiado muchos de los que, con el tiempo, han asumido funciones de responsabilidad».

Mons. Mencuccini
Mons. Mencuccini con un grupo de moteros

Último obispo extranjero

A la edad de setenta y siete años, en 2022, el obispo motociclista regresó a Italia el 30 de noviembre, entregando el gobierno de la diócesis de Sanggau a monseñor Valentinus Saeng, religioso indonesio.

De hecho, Mencuccini ha sido el último obispo extranjero en abandonar Indonesia, lo que le llena de alegría porque es una clara señal de que la Iglesia local goza de buena salud.

También gracias a su apostolado realizado en moto. «Hoy los bautizados en mi diócesis son más de 370.000, casi el 50% de la población. Y ahora en Sanggau, además de los sacerdotes, las monjas también tienen moto, en total son 140».

El sueño: 10.000 moteros al Papa

Pensar que Mencuccini, ahora que ha vuelto a Italia, abandonará su pasión por las motos es una piadosa ilusión.

Su nuevo gran sueño es llevar a diez mil amantes de las motos ante el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro: al fin y al cabo, ellos también necesitan catequesis. «Todavía me emociono cuando pienso en las misas celebradas al aire libre ante una extensión de motociclistas junto a sus llameantes vehículos de dos ruedas. Oírles tocar el claxon después de mi bendición casi me hace llorar».

El encuentro con Valentino Rossi

En el relato de Mencuccini también hay espacio para un recuerdo muy personal que a un amante de las motos como él le costará borrar: el encuentro, en 2008, con el campeón de motociclismo Valentino Rossi. Fue una fiesta en su honor y en aquella ocasión me firmó muchas camisetas para que me las llevara a Indonesia.

Solía pasar muy a menudo sus vacaciones en el país del sudeste asiático. Una vez vino a verme y me dijo: «Monseñor, tenga cuidado porque su moto lleva neumáticos normales, no son como los de carreras, si no tiene cuidado puede resbalar». ¿Su consejo? Todavía hoy lo sigo cuando me subo a una moto.

El autorFederico Piana

 Periodista. Trabaja en Radio Vaticana y colabora con L'Osservatore Romano.

Cultura

Los monstruos “sexys”, el “mantra” de Mr. Wonderful y la crisis de sentido de la adolescencia

El escritor y cineasta Diego Blanco presentó en Bilbao su nuevo documental, ‘Cuando oscurece’, que aborda la “epidemia de tristeza” entre la juventud

Guillermo Altarriba·20 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos

“El covid-19 ha hecho salir a la superficie otra pandemia mucho más profunda, una epidemia de tristeza”. Así lo asegura la sinopsis oficial del Cuando oscurece, el documental dirigido por Diego Blanco que se presentó el pasado fin de semana en la XVII edición de las Jornadas Católicos y Vida Pública del País Vasco, organizadas por la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP).

Para Blanco, esta tristeza resulta especialmente preocupante en los jóvenes, y critica que se está abordando en muchas ocasiones de forma errónea. “Estamos atajando de modo terapéutico, con pastillas y psicólogos, algo que tiene como base una carencia de sentido”, aseguraba en Bilbao el documentalista y escritor, que lleva años abordando la cuestión de la salud mental y el suicidio en adolescentes.

Tres cambios de paradigma “que vuelven locos”

El también autor de la serie de novelas El club del Fuego Secreto advirtió de que en la base del sufrimiento adolescente hay una doble crisis: “el ataque a la familia y a la biología más básica, la ciencia ha sido sustituida por una cierta mitología”. A partir de ahí, señaló, se han producido tres cambios de paradigma “que están volviendo locos a los chavales”.

El primero es un cambio narrativo: “Hoy los protagonistas de las películas son los malos”, apuntó, en referencia a las narraciones posmodernas protagonizadas por personajes tradicionalmente malvados, como vampiros o brujas. “Estamos en un nuevo romanticismo oscuro, donde el monstruo es sexy y el malo -porque las historias han de tener un malo- es el príncipe, que representa el machismo y el heteropatriarcado”, reflexionó.

En segundo lugar, un cambio psicológico, por el cual se pretende “que la psicología responda a cuál es el sentido de tu vida”. “Te dicen que la felicidad es responsabilidad tuya, y que si no eres feliz es que no te has esforzado lo suficiente”, lamentó Blanco, criticando lo que considera “el mantra de Mr. Wonderful”. El último cambio sería tecnológico: “llevamos en el bolsillo un aparato diseñado como una máquina tragaperras”, señaló.

Una propuesta narrativa

Frente a ello, ¿qué propuesta plantea Blanco? “Una propuesta narrativa”, dice citando al teólogo Hans Urs von Balthasar, quien planteó que la revelación divina es narrativa, tiene forma de tragedia, y al papa Francisco, cuando comentó que a través de las historias uno puede comprenderse a sí mismo. “Los libros o las películas son pequeñas unidades de sentido, muestran que el sufrimiento que atraviesan los personajes no es absoluto”, destacaba Blanco.

Esto es lo que el ponente trabaja en el proyecto que lleva por varios colegios de toda España, Ex Libris, un itinerario literario y fílmico donde trata de hacer entender a los alumnos que son protagonistas de su vida, pero no autores. “Los cristianos tenemos una ventaja: el Autor se ha hecho personaje, nada de lo que nos pase no le ha pasado a Él primero, incluido el sufrimiento”, dijo, y recordó que la salvación de Cristo tuvo lugar, precisamente, a través del sufrimiento. “Dios no te manda nada que Él no haya pasado”, concluyó.

El autorGuillermo Altarriba

Evangelización

Pilar Río: Los laicos, hombres y mujeres «del mundo en el corazón de la Iglesia»

Entrevista a la profesora de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz sobre el papel de los laicos en una Iglesia sinodal.

Antonino Piccione·20 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 5 minutos

Chilena, profesora extraordinaria de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, donde enseña Eclesiología y Sacramentos. También licenciada en Periodismo, trabajó en «El Mercurio» de Santiago antes de trasladarse a Roma.

Planteamos algunas preguntas a Pilar Río, con el fin de arrojar luz sobre lo que el Papa Francisco señala como la actitud «de los laicos de vivir principalmente su misión en las realidades seculares en las que están inmersos cada día, pero esto no excluye que también tengan habilidades, carismas y competencias para contribuir a la vida de la Iglesia: en la animación litúrgica, la catequesis y la formación, las estructuras de gobierno, la administración de los bienes, la planificación y ejecución de programas pastorales, etcétera».

“Caminar juntos»: comunión, participación, misión. ¿Cuáles son las principales dimensiones de la sinodalidad y de qué tentaciones debe cuidarse?

–La sinodalidad es una dimensión constitutiva de la Iglesia, un estilo de vida y de trabajo que manifiesta su ser misterio de comunión para la misión, de modo que lo que el Señor nos pide en este momento de la historia podría resumirse, en cierto sentido, en estas actitudes: encontrarse – escuchar – discernir – caminar juntos como pueblo unido en la realización de la misión que Cristo ha confiado a su Iglesia.

La palabra «sínodo» procede del griego y significa «caminar juntos».

La sinodalidad indica, pues, un camino de reflexión, de escucha, de narración y de sueño para el futuro, que apunta a la renovación del modo de ser y de actuar de la Iglesia como comunión misionera. Compartir una visión, una perspectiva que nos atrae, e identificar las etapas y modalidades (procesos) que activan un cambio duradero y eficaz.

Una experiencia inspirada por el Espíritu Santo, que conserva por tanto un amplio margen de apertura e imprevisibilidad, características del Espíritu, que sopla y va donde quiere. Por eso utilizamos la expresión «celebrar el Sínodo», porque en realidad significa reconocer la acción del Espíritu que acompaña siempre a nuestra Iglesia.

En cuanto a la tentación de la que debemos cuidarnos, permítanme recordar las recientes palabras del Papa Francisco para quien «el camino que Dios está mostrando a la Iglesia es precisamente el de vivir la comunión y caminar juntos de manera más intensa y concreta.

La está invitando a superar los modos de actuar independientes o las vías paralelas que nunca se encuentran: el clero separado de los laicos, los consagrados separados del clero y de los fieles, la fe intelectual de ciertas élites separada de la fe popular, la Curia romana separada de las Iglesias particulares, los obispos separados de los sacerdotes, los jóvenes separados de los ancianos, los cónyuges y las familias poco implicados en la vida de las comunidades, los movimientos carismáticos separados de las parroquias, etcétera. Esta es la tentación más grave en este momento».

¿Quién es el fiel laico y qué papel puede atribuir a los laicos en una Iglesia sinodal?

–El laico es un fiel cristiano, es decir, una persona bautizada y, por tanto, incorporada a Cristo y a la Iglesia. En virtud de su estatuto en el mundo, teológico y no simplemente sociológico, este cristiano es llamado por Dios al mundo para informarlo con el espíritu del Evangelio.

De ahí que su papel en una Iglesia sinodal sea el de un sujeto eclesial activo, plenamente participante y corresponsable de toda la misión de la Iglesia y, de modo peculiar aunque no exclusivo, de la santificación del mundo.

Toda su misión está orientada, también en clave sinodal y por tanto junto con los demás miembros de la Iglesia, a la evangelización, a la santificación y a la caridad vivida en medio del mundo.

Por lo que se refiere a servicios como la catequesis, la animación litúrgica, la formación, la colaboración en determinadas tareas de los pastores, la administración de bienes, el cuidado de las estructuras pastorales, etc., hay que recordar que el laico, como fiel, tiene no sólo el derecho sino también, en algunas ocasiones, el deber de asumirlos, obviamente según su condición laical.

Tanto en el ámbito intraeclesial como en el temporal, son muchos y complejos los retos que los laicos no pueden dejar de afrontar. ¿Puede recordar alguno que considere especialmente importante?

–Por lo que se refiere al primero, el ámbito intraeclesial, los retos más exigentes se refieren a las cuestiones de la colaboración mutua, la formación (tanto de laicos como de pastores), la superación de dicotomías, miedos y desconfianzas mutuas, la escucha, la presencia más incisiva de la mujer, la valorización de las competencias profesionales de los laicos, el riesgo de clericalización…

En el ámbito temporal, en cambio, me referiría en primer lugar al desafío de reconocer el valor plenamente eclesial de la misión especial e insustituible de los laicos en el mundo, pero también de reconocer el carisma de la vida laical.

Los desafíos son también los de no mundanizarse, de ahí la importancia de la vida sacramental y de oración, de vivir con los pies en la tierra pero con la mirada hacia el cielo, de no refugiarse en ambientes protegidos sino salir hacia las periferias.

En definitiva, ser hombres y mujeres «de Iglesia en el corazón del mundo» y hombres y mujeres «del mundo en el corazón de la Iglesia».

En el fondo, la santificación de las realidades temporales constituye el desafío de los desafíos. Un desafío que estamos llamados a jugar en muchos campos: los bienes de la vida y la familia, la cultura, la economía, las artes y las profesiones, las instituciones políticas, las estructuras sociales, las relaciones internacionales.

La presencia más incisiva de la mujer en la vida y misión de la Iglesia, como bautizada, es un derecho. ¿Lo considera plenamente reconocido en la perspectiva de la Evangelii gaudium, el documento programático del actual pontificado?

–Yo diría que Francisco ha innovado hasta el punto de introducir un cambio de paradigma, por el que todos no podemos sino estar agradecidos y agradecidas. «Los fieles laicos [como fieles] -son palabras del Santo Padre- no son ‘huéspedes’ en la Iglesia, están en su casa, por lo que están llamados a cuidar de su propia casa. Los laicos, y especialmente las mujeres, deben ser más valorados en sus competencias y en sus dones humanos y espirituales para la vida de las parroquias y de las diócesis. Pueden llevar el anuncio del Evangelio en su lenguaje «cotidiano», comprometiéndose en diversas formas de predicación. Pueden colaborar con los sacerdotes en la formación de niños y jóvenes, ayudar a los novios en su preparación al matrimonio y acompañarles en su vida conyugal y familiar. Deben ser siempre consultados en la preparación de nuevas iniciativas pastorales a todos los niveles, local, nacional y universal. Deben tener voz en los consejos pastorales de las Iglesias particulares. Deben estar presentes en las oficinas de las diócesis. Pueden ayudar en el acompañamiento espiritual de otros laicos y también aportar su contribución en la formación de seminaristas y religiosos’. No somos huéspedes sino, como mujeres bautizadas, sujetos eclesiales, partícipes y corresponsables de toda la misión».

Aunque estas palabras del Papa ponen el acento en el aspecto intraeclesial de la misión, quisiera destacar también la ¡importante tarea eclesial que la mujer está llamada a desempeñar en el mundo, contribuyendo con su genio femenino al cuidado de lo humano.

El cardenal Farrell, ha exhortado a superar «la lógica de la ‘delegación’ o la de la ‘sustitución’. ¿Qué pasos quedan por dar para que se supere esta lógica reductiva? 

–Esta lógica nos hace ver lo lejos que estamos todavía de un reconocimiento de la eclesiología conciliar, más concretamente del capítulo segundo de la constitución dogmática sobre la Iglesia Lumen gentium sobre el Pueblo de Dios, donde el cristiano, por razón del bautismo, aparece como sujeto de la misión, como discípulo misionero, como suele decir el Papa Francisco.

En efecto, la misión no se comparte a través de la jerarquía, sino directamente de Cristo a la Iglesia, a cada bautizado, por lo que los cristianos no somos auxiliares, delegados o sustitutos, sino verdaderos protagonistas de la misión eclesial.

Partir de esta toma de conciencia puede ser un buen comienzo para iniciar un cambio de mentalidad y de cultura dentro de la Iglesia, que concierna no sólo a los pastores, sino también a los propios laicos. Profundizar y asimilar la doctrina sobre el Pueblo de Dios que el Concilio nos ha legado es un paso fundamental.

El autorAntonino Piccione

Aborto y libertad

El miedo al estigma social, a la muerte política, acallan las voces de la necesaria discrepancia para la supervivencia de la conciencia.

20 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

Es lo que tienen los buenos escritores. Que siempre son actuales.

Estoy releyendo un texto de Julián Marías de 1975 del libro La España real que cuando se lee con perspectiva histórica uno no puede dejarse de preguntarse si hace referencia a la dictadura del franquismo o a lo que Benedicto XVI denominó ‘la dictadura del relativismo’ que estamos viviendo hoy.

Dejo al lector que juzgue.

Mientras un pueblo se mantiene alerta, con vitalidad histórica, con salud mental, con creencias vivaces, con capacidad de reacción e iniciativa, puede soportar un régimen político torpe, inmoral, opresivo, sin que esto signifique la anulación de la libertad. Podrá la libertad política ser mínima, casi inexistente, pero puede persistir una considerable libertad social y personal, lo que es todavía más importante.

En cambio, la excesiva nivelación, la homogeneidad, la ausencia de tensiones y ‘diferencias de potencial’ dentro de una sociedad, el martilleo constante de ideas o pseudo ideas uniformes en las escuela, en la Universidad, en la Prensa, en todos los medios de comunicación, la falta de individualidades discrepantes y creadoras, puede conducir a una sociedad, formalmente gobernada de manera admirable, a una tremenda desmoralización, a una pasividad que significa, si se miran las cosas de frente, una anulación de la libertad.

Julián Marías

Lo curioso del artículo es que nuestro filósofo no habla sobre política, sino que habla sobre el aborto y analiza sus repercusiones sociales a raíz de su ampliación en Suecia en aquellos años.

Un asunto en el que Julián Marías veía que estaba en juego toda una forma de ver la sociedad, las relaciones humanas, la propia destrucción de la libertad, que se van minando por debajo, desde sus raíces.

¿Qué diría hoy este gran defensor de la libertad? ¿Encontraría un pueblo alerta, capaz de resistir? ¿O más bien habrá sucumbido al ‘continuo martilleo de pseudo ideas uniformes en las escuelas, en la Universidad, en la Prensa’ y hoy añadiríamos en las redes sociales de Internet?

Mucho me temo que estamos en tiempos en el que esta dictadura avanza a ritmo acelerado. Las noticias del arresto en Gran Bretaña del sacerdote católico Sean Gough y de Isabel Vaughan Spruce por rezar en silencio delante de una clínica abortista nos dejan entrever el camino esa ‘tremenda desmoralización’ que significa esa anulación de la libertad, que auguraba Julián Marías.

Y las acciones que van llegando, especialmente de las elites que orientan las políticas de la ONU, van en la misma línea por-abortista, que rechazan como valores «nocivos» y «discriminatorios» las que defienden la familia y la vida como fundamento de la sociedad.

El pensamiento único que se basa en una nueva antropología y que quiere configurar un nuevo orden social avanza y quiere colonizar, imponiéndose por la fuerza de la ley, todos los espacios de la vida.

La mayor parte de las personas no sabemos cómo actuar ante esta presión. Nos imponemos una autocensura que nos lleva a callarnos, al menos en el ámbito público. Y aunque sabemos que el rey está desnudo, no nos atrevemos a decirlo por miedo a las represalias.

Vuelvo de nuevo al texto de Julián Marías en búsqueda de respuestas sobre qué hacer ante esta situación.

El porvenir de la libertad depende de un problema de equilibrio. Si existe un número suficiente de hombres y mujeres capaces de ejercer su libertad personal y no dejarse imponer por ningún tipo de terrorismo -desde el de las metralletas hasta el de las modas o la ‘ciencia’-, (…) se superará la inmensa ofensiva actual conta la libertad, y esta prevalecerá.

Y dentro de pocos años, los hombres se preguntarán cómo habían podido estar fascinados por tan estúpida pesadilla.

Julián Marías

Esa libertad la ejercimos valientemente contra el terrorismo de las metralletas hace años. La fuerza brutal de los atentados no acalló la conciencia de muchos de nuestros conciudadanos. Y ahora, con el tiempo, nos preguntamos cómo se pudo estar fascinado e incluso justificar el asesinato por causas políticas.

Pero el terrorismo de la moda o de la ‘ciencia’, como lo definía Julián Marías, parece estar siendo más letal en esta pérdida de libertad que el mismo terrorismo de las metralletas.

Y así el miedo al estigma social, a la muerte política, acallan las voces de la necesaria discrepancia para la supervivencia de la conciencia. Todavía seguimos fascinados por esta pesadilla. Han pasado muchos años y todavía no hemos despertado de este mal sueño. Quizás éste sea el principal problema.

Retorno al maestro y concluyo con sus palabras que creo que describen perfectamente el momento en el que nos encontramos:

Pero si pasan algunos años sin que esto ocurra -quizás no más de un decenio-, la falta de libertad quedará firmemente asentada, la libertad quedará extirpada por mucho tiempo, y el mundo entrará en una de sus largas épocas oscuras en que la condición humana queda reducida al mínimo indestructible sin el cual no es posible vivir, hasta que vuelva a germinar lentamente la vocación para la vida como libertad.

Julián Marías
El autorJavier Segura

Delegado de enseñanzas en la Diócesis de Getafe desde el curso 2010-2011, ha ejercido con anterioridad este servicio en el Arzobispado de Pamplona y Tudela, durante siete años (2003-2009). En la actualidad compagina esta labor con su dedicación a la pastoral juvenil dirigiendo la Asociación Pública de Fieles 'Milicia de Santa María' y la asociación educativa 'VEN Y VERÁS. EDUCACIÓN', de la que es Presidente.

Vaticano

Papa Francisco: «¿Estamos felices de decir que Jesús nos ama?»

El Papa Francisco rezó el Ángelus en este cuarto domingo de Cuaresma, conocido como el domingo de la alegría.

Paloma López Campos·19 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos

En el cuarto domingo de Cuaresma, el domingo de la alegría, el Papa Francisco rezó el Ángelus y pronunció una meditación acerca del pasaje del Evangelio sobre el ciego de nacimiento, un prodigio que “no es bien recibido por varias personas y grupos”.

Francisco comenzó fijándose en los discípulos, que están buscando un culpable y se preguntan si la culpa es de los padres o del propio ciego. El Papa señaló que “es cómodo buscar un culpable, en lugar de plantearse preguntas más exigentes, como, por ejemplo: ¿qué significa para nosotros la presencia de este hombre?, ¿qué nos pide a nosotros?”.

Tras la curación y esa primera pregunta, vienen las reacciones. Algunos son escépticos, otros consideran ilícito curar en sábado y, por último, hay reacciones temerosas. “En todas estas reacciones, emergen corazones cerrados frente al signo de Jesús, por varios motivos: porque buscan un culpable, porque no saben sorprenderse, porque no quieren cambiar, porque están bloqueados por el miedo”.

La alegría en la sencillez

Sin embargo, hay una persona cuya reacción es bien distinta. Como apuntó el Papa, “el único que reacciona bien es el ciego: feliz de ver, testimonia lo que le ha sucedido de la forma más sencilla: «Era ciego y ahora veo»”. El ciego “no tiene miedo de lo que dirán los otros: el sabor amargo de la marginación ya lo ha conocido durante toda la vida, ya ha sentido sobre él la indiferencia y el desprecio de los transeúntes, de quien lo consideraba como un descarte de la sociedad, útil a lo sumo para la piedad de alguna limosna”.

Todo esto nos debe llevar a preguntarnos “¿qué hubiéramos dicho entonces? Y, sobre todo, ¿qué hacemos hoy? Como el ciego, ¿sabemos ver el bien y ser agradecidos por los dones que recibimos? ¿Testimoniamos a Jesús o difundimos críticas y sospechas? ¿Somos libres frente a los prejuicios o nos asociamos a los que difunden negatividad y chismes? ¿Estamos felices de decir que Jesús nos ama y nos salva o, como los padres del ciego de nacimiento, nos dejamos enjaular por temor a lo que pensará la gente? Y también, ¿cómo acogemos las dificultades y los sufrimientos de los demás, como maldiciones o como ocasiones para hacernos cercanos a ellos con amor?”

Para finalizar, el Papa pidió la intercesión de la Virgen María y de san José, “hombre justo y fiel”.

Libros

12 lecturas sobre san José

El 8 de diciembre  de 1870, a petición de los padres del Concilio Vaticano I, el Papa Pío IX proclamó a san José patrono de la Iglesia universal, como ha recordado el Papa Francisco. Ahora, en 2023, en vísperas de su solemnidad, que será el día 20 lunes, al celebrar la liturgia el 19 el IV Domingo de Cuaresma, se ofrecen algunas lecturas sobre el Santo Patriarca.

Francisco Otamendi·19 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Papa Francisco escribió en su carta apostólica ‘Patris corde’ (Con corazón de padre) (8.12.2020), que “al cumplirse ciento cincuenta años de que el beato Pío IX, el 8 de diciembre de 1870, lo declarara como ‘Patrono de la Iglesia Católica’, quisiera —como dice Jesús— que ‘la boca hable de aquello de lo que está lleno el corazón’ (cf. Mt 12,34), para compartir con ustedes algunas reflexiones personales sobre esta figura extraordinaria, tan cercana a nuestra condición humana”.

Con motivo de esa efemérides, el Papa estableció un Año de san José, especialmente dedicado a él, que concluyó el 8 de diciembre de 2021, solemnidad de la Inmaculada Concepción, del que se hizo eco Omnes. ‘Patris corde’ es por tanto el primer documento que se cita en este breve elenco de lecturas.  

Los títulos que se ofrecen son variados. Por ejemplo, obras del escritor polaco Jan Dobraczyński, de Henri-Michel Gasnier, del investigador y teólogo Pedro Beteta, de Fabio Rosini, o de la familia carmelitana.

He aquí unos cuantos textos:

1)  ‘Patris corde’, Papa Francisco. 

Un padre amado, un padre en la ternura, en la obediencia y en la acogida; un padre de valentía creativa, un trabajador, siempre en la sombra: con estas palabras el Papa Francisco describe a san José de una manera tierna y conmovedora (Vatican News). Ramiro Pelliterio ha comentado en Omnes las doce catequesis del Papa Francisco sobre san José.

2) La sombra del Padre, Jan Dobraczyński. 

El autor afronta la tarea de rehacer no solo la vida del santo Patriarca, sino también el entorno en el que se desarrolló. El subtítulo es ‘Historia de José de Nazaret’.

3) Redemptoris custos, san Juan Pablo II.

San Juan Pablo II reflexiona, a lo largo de seis apartados, sobre la figura de san José, Custodio del Redentor, estimulando a todo el pueblo cristiano a confiar en su patrocinio y a tener siempre ante sus ojos su humilde y maduro modo de servir.

4) Los silencios de San José, Henri-Michel Gasnier

Desde la base histórica que constituyen las alusiones evangélicas y los datos de la Tradición, corroborados por los Santos Padres, el autor describe al hombre que veló y cuidó en la tierra de María y de Jesús.

5) San José. Acoger, proteger y alimentar. Fabio Rosini.

Reflexión sobre la figura de san José, que  marca un camino para todo cristiano que quiere entender mejor la relación entre la libertad y la obediencia a Dios, entre la autonomía de uno y la iniciativa del Padre.

6) San José, modelo de cristiano, Pedro Beteta

El libro muestra “la grandeza humana y divina del Santo Patriarca en el que se alcanzan las cotas máximas de perfección”. “Nadie como san José adquirió mayor identificación con Cristo, su virginal Hijo”, afirma. Otra obra suya es Descubriendo a san José en el Evangelio.

7) San José en la fe de la Iglesia. Francisco Canals (ed).

Son 16 estudios y ensayos publicados  en esta antología no exhaustiva, que pretende señalar los hitos fundamentales en la comprensión de la figura de san José. Se han tenido en cuenta enseñanzas del Magisterio, de los santos y de estudiosos del santo Patriarca.

8) El Patrocinio de san José sobre el Carmelo. Superiores Generales Carmelitanos.

Se trata de una Carta de los Superiores Generales  de la O. Carm. y O.CV.D. a la familia carmelitana, en el 150 aniversario de la proclamación del patrocinio de san José sobre la Iglesia universal.

9) La devoción a san José en san Josemaría Escrivá. Laurentino María Herrán-

Muchos cristianos tienen -y han tenido- por san José una gran devoción. En estas páginas se propone la que le profesó san Josemaría Escrivá, quien llamaba a san José Maestro de vida interior, y escribió la homilía En el taller de José, incluida en el volumen ‘Es Cristo que pasa’.

10) San José, padre y guía. Dominique Le Tourneau.

El 8 de diciembre de 2021 concluyó el año dedicado a san José. Con ese motivo, el autor expuso en Omnes los principales rasgos de quien es padre y guía de Jesús, y de todos los cristianos.

11) Oración a san José. Papa Francisco. 

En su carta ‘Patris corde’, el Papa Francisco propone la siguiente oración al final del texto:

Salve, custodio del Redentor
y esposo de la Virgen María.
A ti Dios confió a su Hijo,
en ti María depositó su confianza,
contigo Cristo se forjó como hombre.
Oh, bienaventurado José,
muéstrate padre también a nosotros
y guíanos en el camino de la vida.
Concédenos gracia, misericordia y valentía
defiéndenos de todo mal. Amén.

12) Una devoción de Francisco.En la misma carta ‘Patris corde’, el Papa Francisco abría su corazón en la nota 10, del siguiente modo: “Todos los días, durante más de cuarenta años, después de Laudes, recito una oración a san José tomada de un libro de devociones francés del siglo XIX, de la Congregación de las Religiosas de Jesús y María, que expresa devoción, confianza y un cierto reto a san José: ‘Glorioso patriarca san José, cuyo poder sabe hacer posibles las cosas imposibles, ven en mi ayuda en estos momentos de angustia y dificultad. Toma bajo tu protección las situaciones tan graves y difíciles que te confío, para que tengan una buena solución. Mi amado Padre, toda mi confianza está puesta en ti. Que no se diga que te haya invocado en vano y, como puedes hacer todo con Jesús y María, muéstrame que tu bondad es tan grande como tu poder. Amén’”.

El autorFrancisco Otamendi

Vocaciones

Vocación sacerdotal. “La llamada es tan actual hoy como en los primeros siglos”

Sus nombres son Pedro, Hashita, Rosemberg Augusto, Iván y David. Son jóvenes, tienen toda la vida por delante, esa misma vida que han puesto, por entero, al servicio de Dios. Sus historias y procedencias no pueden ser más distintas. Proceden tanto de familias de raigambre católica como de ambientes sin fe o de otras creencias. Todos ellos han decidido, como los Apóstoles, dejar las barcas y a su padre y seguirle. Estos jóvenes han compartido con Omnes sus miedos y alegrías, la historia de su vocación y su idea del futuro y de lo que la Iglesia y el mundo pide a los sacerdotes en el mundo de hoy.

Maria José Atienza·19 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 8 minutos

La familia de Hasitha Menaka Nanayakkara llama la atención por su originalidad. Hijo de padre budista y madre católica, este diácono de la archidiócesis de Colombo, que no llega a la treintena, vivió la fe católica desde pequeño. “Mi padre, que es budista, respetaba a su mujer y a sus hijos y también su fe. Nosotros le respetábamos a él”. De hecho, recuerda Hashita, “de vez en cuando salía el tema de religión cuando hablamos en la cena, pero cada uno sabía cómo no llevar la conversación a un punto de división, sino al de ver la diversidad y aceptarla”. 

También en la vida de Rosemberg A. Franco la fe y el ejemplo de su madre, catequista desde su juventud, influyó en la piedad y el discernimiento vocacional. Para este guatemalteco, “es muy claro que conocí a Dios gracias a la devoción tan grande de mi madre, que siempre doblaba rodillas ante Jesús. Mi vocación siento muy dentro de mí que es la vocación que Dios ha pensada desde el vientre de mi madre. Cuando niño jugaba a celebrar misa, y algo muy bonito que recuerdo es jugar a procesiones, ya en que Guatemala, la devoción popular es muy especial para todos los católicos”. 

El ejemplo de estas madres y padres fue el humus del que Dios se sirvió para hacer crecer en estos jóvenes la llamada a su servicio. Vida de fe fuerte, como apunta Hashita: “Bautizar a los niños no es suficiente, aunque es lo más importante. Para mí y para mi hermana fue una bendición tener una madre nos bautizó y nos educó en la fe. Ella, con su fe sencilla sabía que tenía que ser luz y sal donde estaba: en su familia. Mi madre nos llevó a la Misa y a catequesis. Todos los días, mi hermana, mi madre y yo rezábamos el Rosario por la noche. Papá no rezaba con nosotros, claro, pero nunca se olvidó de bajar el volumen de televisión para no distraernos”.

También para Iván Brito, que se prepara para ser sacerdocio en el Seminario Castrense de España, el “testimonio de un familiar sacerdote y él de la religiosidad de mi familia” jugaron un papel decisivo en su decisión de responder a la vocación sacerdotal. 

La entrada en el seminario es siempre un momento de sentimientos encontrados en la familia y en el propio interesado. Iván, al ser militar decidió que “la mejor opción, respecto al servicio, era dentro de las Fuerzas Armadas”. 

david repor vocacion
David Carrascal

David Carrascal cursa el sexto año en el Seminario Conciliar de Madrid. Recuerda cómo “dentro de haber aceptado bien mi ingreso al seminario, a mis padres les costó un poco más, porque tenían muchas dudas sobre cómo sería mi vida en el seminario; quizá un poco influenciados por lo que habían visto en historias o películas antiguas. Pero en ningún momento me pusieron dificultades”. “Para mí ha sido un regalo del Señor que, tanto mi familia como mis amigos y mi parroquia, me apoyaran en la entrada del seminario” subraya este madrileño. 

La respuesta

Aunque a los 13 años, tras una confesión Rosemberg Franco le dijo al sacerdote que sentía “que Él quiere que sea como usted, que sea sacerdote”, pasó bastante tiempo antes de que se decidiera. Años más tarde, cuenta para Omnes, “yo ya era profesor de primaria y un día, entrando a la Iglesia, me encontré con un antiguo profesor, al que le sorprendió y me dijo: ¿Usted viene a la Iglesia?’”. Su sorpresa, destaca Franco procedía de que “mientras estudié la carrera de educación, nunca mostré algún interés religioso en clase”. 

No fue un simple encuentro fortuito. Aquel  profesor le preguntó a su antiguo pupilo “¿Qué le dice a Jesús en su oración?”. Rosemberg le contestó: “Nada, yo solo lo veo, no sé qué decirle. Entonces me dijo estas palabras, dígale: ‘Jesús, ayúdame a enamorarme más de Ti’. Desde aquel día mis oraciones comienzan así”. 

Franco había terminado su noviazgo “con una chica muy buena y que me acercó más a Dios” y, en esos momentos comenzó a pedir al Señor “ayúdame a enamorarme más de Ti”. 

En 2014 comenzó a asistir a los encuentros vocacionales en el Seminario Mayor Nacional de la Asunción en Guatemala, y en 2015 ingresó en el Seminario guatemalteco en el que ha estudiado hasta 2019. 

Pedro de Andrés es diácono de la diócesis de Madrid, formado en el Seminario Diocesano Misionero Redemptoris Mater–Nuestra Señora de la Almudena y recibirá la ordenación sacerdotal en mayo de 2023. Su familia, perteneciente al Camino Neocatecumenal, lo crió en un ambiente de piedad sólida y comunitaria. 

En su caso, apunta: “La inquietud por la llamada surgió de manera paulatina. Con 14 años, al entrar en mi propia comunidad, fue cuando por primera vez me planteé seriamente ser sacerdote, como una alegre respuesta al amor incondicional de Cristo por mí, que se me había anunciado. Sin embargo, este primer impulso no tomó forma concreta por mi negativa a entrar al Seminario Menor a causa de mi timidez. Fueron pasando los años y en mí apareció con fuerza una pregunta hacia Dios: ‘Señor, ¿cuál es mi vocación? ¿Qué quieres que sea?’”. Esa pregunta continuó resonando en su interior hasta la época universitaria. 

El verano de 2012, Pedro acudió a una peregrinación a Lourdes:“Puse a los pies de la Virgen el tema de la vocación, porque yo no sabía qué hacer”. Sería un año más tarde, en la Jornada Mundial de la Juventud cuando “tras hablar por primera vez de mis inquietudes vocacionales con un presbítero, el Señor me llamó en una Eucaristía: ‘Yo soy la Luz del mundo, el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida’. Estas palabras de Cristo fueron para mí la verdadera vocación: ¡Dios me llamaba! Ya no era yo quien buscaba saber cuál era su voluntad sobre mí, era Él mismo quien hablaba y me llamaba. Lleno de alegría y nervios, me levanté para ir al seminario”. 

“No apareció ningún ángel para comunicarme la llamada de Dios al sacerdocio, pero, poco a poco vi que era mi camino”, apunta, divertido Hasitha Menaka. En su Sri Lanka natal, durante sus primeros años, estudió en una escuela católica. Más tarde, acudió a un colegio budista. “En ese colegio éramos pocos cristianos. Cuando los otros alumnos hacían sus ritos budistas antes de empezar las clases yo hablaba con Jesús solo. Tenía que esforzarme en vivir lo que creía. Mis compañeros de clase hacían preguntas sobre mi fe y tenía que buscar las respuestas y cómo explicarla. Este empeño me hizo profundizar en mi propia fe buscando ’razones de nuestra esperanza’ Lo experimenté cómo unos desafíos del ambiente que hacen que la persona crezca. Cuando uno conoce y comprende aquello que cree, quiere vivirlo y transmitir esa verdad a los demás. Creo que en este proceso escuché la llamada al sacerdocio”.

¿Ante la duda y los miedos? Oración

Cualquier vida de relación, sea con Dios o con otra persona, lleva aparejada momentos de dudas y desconcierto interior. Estos chicos, que son los sacerdotes del mañana, lo viven a diario. Al mismo tiempo, tienen claro que esas dudas y miedos se han de tratar en la oración, porque muchas veces vienen “cuando nos separamos de nuestro Señor, mirando únicamente nuestras miserias y olvidando la fidelidad de Jesús hacia nosotros”, como apunta Hasitha Menaka. 

gus repor vocacion
Rosemberg Augusto Franco

Algo similar subraya Rosemberg Franco: “Muchas veces, en lo que llevo de seminario, han venido muchas dudas y miedos y lo que me ha mantenido en pie es la oración; propia y la de tantas almas que doblan rodillas orando por mí, la ayuda y acompañamiento de mi director espiritual, la confesión, y sobre todo el encuentro diario con Jesús en la Santa Misa. 

A veces claro, desde mi condición humana me es difícil abandonarme plenamente en los brazos y planes de Dios, pero es allí donde recuerdo que debo ver con visión sobrenatural todo aquello que me pasa, que si todo es para salvar más almas, que si todo es para mayor gloria de Él, que se haga su voluntad”. 

Dudas y, también, temor ante un camino que se presenta, ya desde ahora, especialmente expuesto a la crítica e incluso a la burla social. Una realidad ante la que se vive, en palabras de David Carrascal “asentado en tres ideas: Reconocer quien llama a la vocación, sabiendo que el Señor no nos ha llamado a una vida sin dificultades; Lo segundo pedir por aquellos que dificultan la vida de los sacerdotes, que hacen más difícil una entrega libre al Señor. Y, por último, rezar por aquellos que hacen críticas, que deshonran a los sacerdotes para saber acogerlos y amarlos, porque para ellos también es el anuncio del Señor”. 

¿Qué nos pide el mundo? Santidad

¿Cómo ha de ser el sacerdote de hoy? “Santo”, subraya Rosemberg Franco. “Hoy la Iglesia quiere sacerdotes santos y fieles santos, la llamada a la santidad es tan actual como lo es desde los primeros siglos”. Y no sólo los sacerdotes, “que los santos de este siglo, ya sean sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, sostendrán la fe, mantendrán vivo el amor del Señor, ante una sociedad que se hunde en lo superficial y en el individualismo, el consumismo y el relativismo”. 

Una convicción compartida por Menaka, para el que “vivir lo que se cree es la mejor manera de evangelización tanto en un ambiente no cristiano como en uno cristiano. La misma vida del cristiano es una predicación de lo que cree y, en un ambiente no cristiano, la alegría y santidad de los cristianos llaman mucho la atención de los demás”.

Una llamada universal a la santidad que, en el caso de Pedro de Andrés  se concreta en un carisma fuertemente misionero, como explica “hacemos el Camino en una comunidad como un hermano más, participando en las celebraciones de la Palabra, la Eucaristía y la Convivencia con familias, solteros, jóvenes, mayores, presbíteros… Somos un cristiano más que sigue a Cristo en la Iglesia. De esta relación con Cristo, que nos ama siendo pecadores, nace el celo por la evangelización, por la misión ad gentes”. 

La vida del cristiano es la que puede dar respuesta a esa sed de Dios que, sin saberlo, impregna el ambiente actual y, especialmente, entre los más jóvenes. Como apunta David: “En mi experiencia con los amigos y las parroquias donde he estado, he podido ver que hay una gran sed de Dios, pero, a la vez, muchas corrientes e ideales que hacen que, a los jóvenes, se les haga más difícil encontrar lo trascendente”. 

“Soy plenamente feliz”

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Pedro de Andrés

“Hoy puedo decir que sí, soy feliz”, afirma rotundo Pedro – “La fuente de esta no está en los bienes, ni siquiera en las seguridades humanas. A mí me viene la felicidad de la intimidad con Cristo. Él es quien me ha llamado, el garante de mi vida. Por eso cada día la oración es parte fundamental de mi vida, a través de la liturgia de las horas, la lectura orante de la Sagrada Escritura, la lectura espiritual, la oración contemplativa… En esa precariedad hay veces que surgen miedos al futuro, pero es con Cristo como puedo salir de mi tierra y mi parentela, como Abraham, a la tierra que Él me muestre, donde ya me está esperando y en la que Él me va a unir a su cruz, que es la fuente de la evangelización”.

Hasitha Menaka cuenta entre sus motivos de gozo, en primer lugar “mi camino vocacional y mi formación sacerdotal en mi país y en España”, pero además esos frutos del testimonio de su familia que se manifiesta en “mis dos sobrinos bautizados, la vida de mi madre y el buen corazón de mi padre”.

Historias de vocación, vidas muy diferentes y una llamada: ser la voz y las manos de Cristo en medio del mundo. 

Recursos

Un barco tallado en el silencio

El autor relata un hermoso cuento de entrega y detalles para celebrar la Solemnidad de san José.

Santiago Populín Such·19 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

– Papá, ¿me cuentas una historia? Pero una larga, mañana es diecinueve de marzo y no hay colegio.

Riendo, su padre le contestó:

– Te sabes bien estas fechas, ¿eh, Juanito?… Bueno, a ver, déjame pensar uno mientras te pones el pijama.

– Papi, no le digas a mamá, pero me gustan más tus cuentos, los de ella son un poco aburridos, no tienen castillos, ni batallas, ni monstruos, ni un villano a quien capturar…

Con una risa disimulada, su padre le contestó:

– Ya tengo uno, pero esta vez no será de castillos, ni de batallas, ni de monstruos, ni habrá un villano a quien atrapar. Hoy, te contaré uno especial.

– Bueno, ¿y de qué va?

– Hace muchos, muchos años, vivía en un humilde pueblo un niño de unos doce años, muy virtuoso, de un gran corazón. Todas las mañanas ayudaba a su padre en su taller de carpintería y por las tardes le gustaba jugar con sus amigos. Pero este niño tenía una habilidad muy especial: todo trozo de madera o tronco que encontraba, lo tallaba y lo convertía en algo útil; por ejemplo, un juguete, una cuchara, o cualquier otro instrumento del hogar.

Una tarde, mientras caminaba por el huerto, encontró un gran tronco de olivo que quizá se le había caído a algún leñador. Se alegró mucho, pues hacía tiempo que buscaba uno de ese tamaño para poder fabricarse un pequeño baúl para guardar sus herramientas. Como era un tronco muy pesado, se dirigió a su casa a toda velocidad para buscar la carretilla.

Cuando regresó, encontró el tronco intacto y respiró profundamente con gran alivio. De camino a su casa, pasó por el mercado del pueblo para comprar algo que su padre le había encargado, y mientras esperaba ser atendido, escuchó detrás de él a unos padres jóvenes que se lamentaban por no contar con el dinero suficiente para comprar un barco de juguete para su hijo pequeño.

Él reconoció esas voces, sabía quiénes eran. Se trataba de una familia muy pobre que vivía cerca del río, no lejos de su hogar. De camino a su casa, tuvo una idea. En lugar de usar el tronco para fabricar su baúl, pensó tallar un barco para regalar a ese niño.

Entró a su casa, saludó a sus padres y cenó con ellos. Cuando sus padres se fueron a dormir, en silencio se dirigió al taller de su padre. Allí le esperaban, junto al tronco, todas sus herramientas al abrigo de una antorcha luminosa. Durante toda la noche talló el tronco, e hizo un hermoso barco.

Cuando lo tuvo listo, lo lijó y, antes que el gallo cantara, sacó de su bolsillo un trozo de tela y lo utilizó para fabricar la vela. El cielo estaba aclarando y antes que las gallinas comenzaran a alborotarse reclamando sus granos de maíz, apagó la antorcha, tomó el barco y regresó a su habitación sin dejar huellas.

Cuando salió el sol y mientras su madre preparaba el desayuno, tomó el barco y se fue a toda prisa. Al llegar a la casa del niño, se asomó a la ventana y no vió ningún movimiento.

Con alivio de haber llegado a tiempo, dejó el barco en la puerta y corrió sin ser visto.

En la tarde, su madre le pidió que fuera al río a llenar los cántaros de agua. Con cansancio, fruto de no haber dormido en toda la noche, bajó al río lentamente. Cuando sumergía el cántaro en el río le sorprendió el choque de un pequeño barco en sus manos.

Lo reconoció –era el que había fabricado durante toda la noche–, lo tomó en sus manos, levantó la vista y vió a un niño con una gran sonrisa que corría hacia él para recuperarlo.

Se lo entregó, y el niño le dijo: “Muchas gracias por detenerlo, pensé que nunca lo alcanzaría. Hasta luego”.

Cuando regresaba a su casa, con los cántaros llenos de agua y una sonrisa en su rostro, recordó unas palabras que su padre le había dicho meses atrás: «Hijo, nunca olvides que hay más alegría en dar que en recibir».

Juanito, este cuento se ha acabado.

Juanito bostezó, cual león somnoliento, y con las manos restregándose los ojos, preguntó a su padre:

– Papá, ¿cómo se llamaba ese niño? Hizo algo bueno y sin que nadie sepa que fue él…

Su padre, sonriendo y mirándolo con cariño, le contestó:

–  Ese niño se llamaba José.

El autorSantiago Populín Such

Bachiller en Teología por la Universidad de Navarra. Licenciado en Teología Espiritual por la Universidad de la Santa Cruz, Roma.

Cultura

Pablo Muñoz Ruiz: «Las vidrieras son joyas que nos iluminan»

Es fácil quedarse extasiado al entrar en una catedral llena de vidrieras coloreando el interior. El arte con el vidrio siempre ha buscado impresionar al espectador, porque su autor al final lo que quiere es “que te cautive y te cuente cosas cuando la veas, que te vaya guiando el discurrir de la mirada, y que cuando te des la vuelta para marcharte te envuelva y te acompañe”.

Paloma López Campos·18 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 7 minutos

Vetraria Muñoz de Pablos es una empresa familiar dedicada a la creación, restauración y conservación de vidrieras. Es muy normal que nos encontremos con este tipo de arte cuando entramos en una iglesia, sin embargo, normalmente no sabemos mucho de lo que ocurre a esas alturas.

Pablo Muñoz Ruiz, licenciado en Bellas Artes y miembro del equipo de Vetraria, baja las vidrieras a nuestra altura para que las conozcamos un poco mejor.

¿En qué consiste la restauración de vidrieras?

–La restauración como idea plantea la recuperación de un bien que se ha dañado o deteriorado para llevarlo a su estado inicial, dentro de lo posible, eliminando los factores que lo han deteriorado y mejorando su conservación hacia el futuro. Eso llevado a la práctica es complejo porque hay muchos casos y muy distintos. Además, la restauración de una vidriera abarca distintos ámbitos, no sólo supone la restauración de un objeto. La vidriera histórica es a la vez cerramiento, soporte plástico e iconográfico y filtro luminoso. Cuando se restaura una vidriera tenemos en cuenta todos esos factores y planteamos, no sólo la restauración material del objeto, sino también la restauración del programa iconográfico y la luz interior creada como forma simbólica.

La vidriera es un elemento que hace notar su presencia mucho antes de verla, porque genera un entorno luminoso que te envuelve. En ese sentido cada momento de la historia ha buscado darle un sentido intencional y específico. No es igual la luz en el gótico que se fundamenta en las palabras de Jesús “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”, que en el barroco en el que se busca toda la luz blanca disponible, o en un espacio contemporáneo que tiene múltiples intenciones. 

Nosotros siempre hemos insistido en la necesidad de restaurar cada uno de esos elementos en su conjunto, pues forman parte de la identidad de la obra. Lógicamente hay obras muy diversas en espacios muy diferentes con planteamientos y circunstancias muy distintas, pero nuestro compromiso siempre nos lleva a valorar el bien en su conjunto, para que la intervención sea lo más completa y respetuosa posible. Al final lo ideal es que la restauración en sí pase desapercibida y que la obra quede puesta en valor en el entorno en que fue pensada.

¿Cuál es el estado actual del arte con vidrieras?

–La vidriera, como muchas otras disciplinas artísticas y artesanales, siempre ha dependido mucho de la arquitectura. Dependiendo del uso y necesidad de luz que ha tenido a lo largo de la histórica la vidriera ha ido dando soluciones a esa arquitectura. Es una disciplina artística que nace y tiene lugar principalmente en el arte religioso, pero desde finales del siglo XIX hasta ahora también hay muy buenos ejemplos de vidrieras fuera de ese entorno religioso.

 La arquitectura contemporánea ha prescindido de muchas de esas disciplinas en favor de materiales prefabricados y montajes estandarizados de uso industrial, lo que hace que las vidrieras actuales ocupen espacios muy especiales o más exclusivos, con un propósito claro de intervención en el entorno que ocupan. Así que realmente existen dos líneas en las que se desarrolla: La vidriera exenta e independiente de la arquitectura que se expone y exhibe en salas de exposiciones junto a pintura y escultura. Y una vidriera en transformación formal y conceptual que se está adaptando a los nuevos materiales y nuevas formas dentro de la arquitectura. Los conceptos de cerramiento, soporte plástico y filtro de luz de los que te hablaba antes siguen siendo factores inevitables a tener en cuenta y por lo tanto siguen funcionando a la hora de crear y concebir obras nuevas.

¿Cómo ha cambiado esta industria con la tecnología?

 –La tecnología influye en todo. Y el arte y la tecnología siempre han ido de la mano. En el caso de la vidriera más aún porque todo lo que la construye, todos los materiales que utiliza y los procesos necesarios para su realización han sido y son un alarde tecnológico indudable, tanto en la fabricación del vidrio como de los metales que le acompañan o el tratamiento y elaboración posterior.

Por otra parte, hace más de dos décadas que el mundo digital forma parte de cualquier taller. Para nosotros el escalado digital, los centros de control numérico multiherramienta, el corte y grabado con láser o los plotters están integrados perfectamente en muchas labores diarias. Pero todas estas herramientas de última generación conviven con procesos medievales, máquinas del siglo XIX y herramientas de mano que también utilizamos a diario. El trabajo sigue siendo el mismo y sustancialmente se sigue elaborando de la misma manera que siglos atrás, aunque existan herramientas que te faciliten las cosas en algunos aspectos.

¿Sufren variaciones las obras originales tras la restauración?

–Depende de los casos y el deterioro que hayan sufrido. Podríamos decir que una restauración es consecuencia de una mala conservación, por lo que en restauración se contemplan daños que en una buena conservación no se hubieran producido o no hubieran llegado a ser dramáticos. En el caso de las vidrieras que carecen de protección o de barreras físicas que las defiendan es fácil que se produzcan roturas y pérdidas de vidrio, lo que tradicionalmente ha llevado en muchos casos a intervenciones de emergencia desafortunadas que acaban produciendo otro tipo de daños y hace que las restauraciones posteriores sean más complicadas.

La restauración siempre es dramática para una obra de arte de cualquier tipo porque supone el tratamiento de los daños  que han violentado esa obra, por eso es importante que sea realizada por profesionales cualificados que le devuelvan su entidad y garanticen su conservación y estabilidad en el tiempo.

¿Qué proceso hay que seguir para la conservación de vidrieras? 

–Para conservar una vidriera, como cualquier otro bien, primero hay que valorar cuáles pueden ser las causas de su deterioro, tanto físicas como ambientales, y poder establecer las medidas de protección adecuadas que eviten que se produzcan estos daños. Una vez establecidas esas causas y realizada la protección adecuada es cuando se debería restaurar y establecer las pautas de conservación, que son fáciles de realizar cuando se ha minimizado el daño en todo lo posible. Es mucho más caro restaurar que conservar. Lo que pasa es que la conservación supone una vigilancia y una tutela que debe estar organizada por personas preparadas para saber lo que deben hacer en cada momento dentro de un marco ordenado, y esa parte es complicada de coordinar.

¿Es distinto el proceso en las iglesias, por ser lugares santos? 

–Nosotros siempre trabajamos pensando que la vidriera tiene una función dentro del templo y no es un objeto descontextualizado en un museo, y esa función la deberá seguir desempeñando mientras el templo siga activo. Esa es su justificación y su razón de ser y es un factor importante a tener en cuenta cuando se interviene.

A veces restauras una obra que no está en el hueco que le corresponde, o que le faltan elementos que ha perdido y son necesarios para entenderla, o que formaba parte de un conjunto que se ha visto alterado o mermado. En esos casos plantear la recuperación de la idea inicial que devuelve la obra a su función religiosa es más que necesaria, porque forma parte de su identidad, es para lo que ha sido pensada y es lo que lo justifica. No siempre es posible porque lógicamente supone la utilización de recursos que no siempre están disponibles, pero es importante llegar hasta dónde sea posible para que eso sea así.

¿Cómo es el proceso creativo en la creación de vidrieras?

–Como venimos hablando, la vidriera necesita y utiliza una cantidad de materiales, técnicas y procedimientos bastante grande y variada. Cada uno con sus particularidades y que precisa de un conocimiento específico. Eso se traduce en la suma de varios oficios que en etapas anteriores de la historia se desarrollaban de manera especializada por diferentes trabajadores. En la actualidad esos grandes talleres de trabajadores especializados no son posibles y uno mismo asume todas las tareas a realizar. Dibujo, cartonaje, corte, pintura, hornos y fusión, emplomado, herrería, albañilería, la oficina y la parte comercial también.

Es bastante complejo. Pero para nosotros lo más importante es el diálogo o la conversación que se genera con el lugar al que va destinada. No se trata de hacer una pieza sin más que poder colocar en un espacio o una ventana, se trata de que la obra tenga sentido en su lugar. Que te cautive y te cuente cosas cuando la veas, que te vaya guiando el discurrir de la mirada, y que cuando te des la vuelta para marcharte te envuelva y te acompañe. Ese es nuestro trabajo.

¿Hay algún dato interesante sobre las vidrieras que la gente no suele conocer?

–Pues, sinceramente, te diría que casi todo. Las vidrieras suelen estar a una altura que las hace inaccesibles a casi cualquier persona, y cuando las puedes ver de cerca es difícil entenderlas si previamente alguien no te ha explicado en qué consiste lo que estás viendo más allá de una imagen. Nosotros intentamos hacer toda la divulgación que podemos, entre profesionales del patrimonio, aficionados al arte y otros colectivos. La frase “no me podía imaginar que esto pudiera ser así” es bastante frecuente.

Existen muchas técnicas diferentes aplicables al vidrio que nos permiten crear una vidriera. Se puede pintar como un cuadro con técnicas al agua o al aceite, fundir por piezas o capas en un horno, ensamblar con metales como el plomo, el bronce o el hierro, o colar con materiales como el hormigón o las resina. Por no hablar de la variedad de procedimientos diferentes que nos permiten alterar la naturaleza del vidrio para cambiarlo de color o darle forma. La vidriera es un arte desconocido para la mayor parte de la gente y sin embargo es extraordinariamente seductor y apasionante para quien se acerca y comienza a descubrirlo.

¿Qué obras de vidrio nos recomiendan conocer?

–Podríamos empezar a citar muchas obras europeas como la Sainte chapelle que es una referencia inevitable y emocionante verla. Pero prefiero centrarme en España porque tenemos muy buenas vidrieras y muy buenos conjuntos. En arte religioso se podría empezar citando muchas catedrales. En la de Segovia llevamos trabajando varios años en un ambicioso proyecto que financia con mucho esfuerzo el cabildo catedralicio y se terminará en pocos años. Tiene un conjunto magnífico de vidrieras manieristas, otras del XVII y del XIX extraordinarias. La catedral de Ávila también, en la zona del presbiterio y el crucero. Sevilla es fantástica. Granada. La catedral de León por supuesto. Hay algunas joyas desconocidas como las vidrieras de la Capilla del Hospital Niño Jesús de Madrid de 1881. La iglesia de los Jerónimos. al lado del museo del Prado.

Y fuera del entorno religioso son magníficas las vidrieras del Banco de España en Madrid. Tiene una colección de finales del XIX y principios del XX que son de referencia en cualquier libro de arte. También tiene vidrieras contemporáneas de los años 80 muy interesantes. En la Universidad Complutense en la facultad de filosofía, o en el salón de actos de la escuela de arquitectura. No es difícil encontrar vidrieras en nuestro entorno, lo difícil es que la gente las aprecie como lo que son: las joyas que nos iluminan y enriquecen.

Recursos

Riquezas del Misal romano: los domingos de Cuaresma (IV)

En el domingo de la alegría, el cuarto en este tiempo de Cuaresma, la oración colecta y la liturgia nos invitan a acercarnos al misterio redentor de Cristo.

Carlos Guillén·18 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

Cruzando el ecuador de la Cuaresma, llegamos al domingo llamado Laetare por las primeras palabras de la antífona de entrada: “¡Alégrate, Jerusalén…!”. Sorprendentemente, la Colecta de este domingo no tiene referencias directas a la alegría propia de este domingo.

Oh, Dios, que, por tu Verbo realizas de modo admirable la reconciliación del género humano, haz que el pueblo cristiano se apresure, con fe gozosa y entrega diligente, a celebrar las próximas fiestas pascuales.Deus, qui per Verbum tuum humáni géneris reconciliatiónem mirabíliter operáris, praesta, quaésumus, ut pópulus christiánus prompta devotióne et álacri fide ad ventúra sollémnia váleat festináre.

Antes de profundizar en su contenido, hay que apuntar que se compuso este nuevo texto para el Misal de Pablo VI en base a una oración del sacramentario Gelasianum Vetus y a un sermón cuaresmal del papa S. León Magno (+461). 

Del asombro a la alegría

La estructura de esta oración consta de la invocación más breve posible –Deus-, seguida por una interesante cláusula de anámnesis y una única petición. La parte de mayor calado teológico es ese recuerdo de la manera admirable como el Padre realiza la reconciliación del género humano por medio de su Verbo. Esta es la clave alrededor de la cual gira no solo el texto de la Colecta sino toda la liturgia, dado que la reconciliación de la humanidad por el Verbo hecho hombre es el centro de nuestra fe. 

Fijémonos en la manera tan fina como la Iglesia convierte la doctrina en contemplación con una sola palabra: mirabiliter. La oración litúrgica (lex orandi) nos propone la verdad que hemos de creer (lex credendi), pero nos ayuda además a desearla, despertando nuestro asombro. La atención se fija en ese modo tan fuera de lo común, tan propio del obrar de Dios, el único capaz de hacer cosas verdaderamente “admirables”. El uso de este adverbio nos proyecta hacia el Domingo de Resurrección, donde la admiración alcanzará su punto culminante en el Pregón Pascual: “¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros! ¡Qué incomparable ternura y caridad! ¡Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo! Necesario fue el pecado de Adán, que ha sido borrado por la muerte de Cristo. ¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!”.

Encontremos aquí el fundamento más fuerte de nuestra alegría como cristianos, en este asombro ante el amor de Dios Trinidad por los hombres que lleva a la Iglesia a invitar a sus hijos a alegrarse, regocijarse y exultar de gozo. Resulta muy a propósito citar uno de los primeros textos del pontificado de Francisco: “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría”.

De la alegría a la prisa

No se trata de recordar sucesos asombrosos del pasado, que ya no nos afectan. El presente indicativo del verbo operaris remarca que la reconciliación se continúa realizando hoy, especialmente a través de la acción del Espíritu Santo en la celebración litúrgica; es algo que nos afecta existencialmente. De ese convencimiento proviene lo que pedimos a continuación a Dios: que su pueblo sea capaz de apresurarse (festinare) para llegar a esas solemnidades ya próximas con una entrega presta, dispuesta, preparada (prompta devotione) y una fe vivaz, activa, animosa (alacri fide).

La colecta para el cuarto domingo de Cuaresma nos transmite ese movimiento, nos recuerda que estamos de peregrinación. Nos hace pensar, por ejemplo, en esa marcha alegre y presurosa de la Virgen (cum festinatione) al ir a visitar a Isabel, al saber por el ángel que su prima se encontraba en el sexto mes de gestación (cf. Lc 1,39); y también en la firme decisión con la que Jesús subía a Jerusalén con sus discípulos, estando ya cercana su Pasión (cf. Lc 9,51; 12,50; 13,33).

El asombro y la alegría ponen en marcha al pueblo de Dios. Para sostenerse en el camino y llegar hasta el final, se necesita pedir la fe, fe con obras, y también estar dispuesto a cargar con generosidad la propia cruz en pos del Maestro. El premio será entrar en su Reino, en el gozo, en la Vida. San Josemaría decía que “el auténtico amor trae consigo la alegría: una alegría que tiene sus raíces en forma de Cruz” (Forja, n. 28). La penitencia del cristiano es alegre, no porque no le cueste, sino porque vive alegre en Cristo, también cuando se identifica con Él llevando la Cruz.  Y en el horizonte de su camino, que recorre con prisa, fe gozosa y entrega diligente está la fiesta que no tendrá fin.

El autorCarlos Guillén

Sacerdote de Perú. Liturgista.

Vaticano

Vincenzo Paglia apela a la necesidad de una ética de los algoritmos

La multiplicidad de ámbitos en los que interviene la Inteligencia Artificial y su influencia en la vida cotidiana hace necesaria una reflexión sobre esta misma para orientarla al bien común.

Antonino Piccione·17 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 6 minutos

«Para afrontar los desafíos de la IA, el Llamamiento de Roma propone una algorética, es decir, una ética de los algoritmos, capaz de actuar no como instrumento de contención, sino como orientación y guía, basada en los principios de la Doctrina Social de la Iglesia: dignidad de la persona, justicia, subsidiariedad y solidaridad. Los destinatarios son la sociedad en su conjunto, las organizaciones, los gobiernos, las instituciones, las empresas tecnológicas internacionales: todos son necesarios para compartir un sentido de responsabilidad que garantice a toda la humanidad un futuro en el que la innovación digital y el progreso tecnológico pongan al ser humano en el centro».

Este es uno de los pasajes clave del discurso pronunciado por monseñor Vincenzo Paglia, presidente de la Pontificia Academia para la Vida, en el marco de la Jornada de estudio y formación para periodistas, promovida por la Asociación ISCOM y la Pontificia Universidad de la Santa Cruz.

La innovación tecnológica siempre ha revestido el mundo de la Información. Con el poder de los algoritmos, hoy la Inteligencia Artificial condiciona cada vez más los escenarios del periodismo. Los procesos de automatización plantean cuestiones de carácter ético, profesional y jurídico. Acaban afectando a los fundamentos mismos de la profesión periodística: independencia, formación, deontología.

¿Es posible aprovechar las oportunidades que ofrece el salto tecnológico salvaguardando al mismo tiempo la cultura, el olfato y la sensibilidad del periodista? Esta es la cuestión central de la iniciativa sobre la que han debatido académicos, profesionales de la información, juristas y expertos digitales.

El Papa Francisco, en la audiencia concedida el pasado 20 de febrero a la Pontificia Academia para la Vida, dijo lo siguiente, en referencia al tema mucho más amplio de la bioética: «Es paradójico hablar de un hombre ‘aumentado’ si se olvida que el cuerpo humano se refiere al bien integral de la persona y, por lo tanto, no se puede identificar sólo con el organismo biológico», un enfoque equivocado en este campo termina en realidad no por ‘aumentar’, sino por ‘comprimir’ al hombre».

De ahí -continúa el Pontífice- «la importancia del conocimiento a escala humana, orgánica», incluso en el ámbito teológico, para promover un nuevo humanismo, un nuevo humanismo tecnológico podríamos decir. Palabras, las del Santo Padre, que sirven un poco de telón de fondo a la reflexión de monseñor Vincenzo Paglia, para quien «el núcleo del debate en torno a la inteligencia artificial -es decir, lo que hace única y enormemente poderosa a esta tecnología específica- es su capacidad de actuar por sí misma: la IA adapta su comportamiento en función de la situación, analiza los efectos de sus acciones anteriores y trabaja de forma autónoma. Los avances en potencia informática, la disponibilidad de enormes cantidades de datos y el desarrollo de nuevos algoritmos han llevado a la inteligencia artificial a dar saltos de dimensiones epocales en los últimos años».

En cuanto a la omnipresencia de la influencia de la Inteligencia Artificial, de la que pocos son plenamente conscientes, «es bueno leer», sugiere Paglia, «el libro de Susanna Zuboff, El capitalismo de la vigilancia, en el que la autora muestra el enorme poder sobre nuestras vidas de quienes detentan los datos recogidos y procesados a través de la IA sobre nuestras vidas».

Hasta el punto -dice el libro- de que los capitalistas de la vigilancia lo saben todo sobre nosotros, mientras que a nosotros nos resulta imposible saber lo que ellos saben. Acumulan infinidad de datos y conocimientos de nosotros, pero no para nosotros. Se aprovechan de nuestro futuro para que otro se beneficie, pero no nosotros.

Mientras el capitalismo de la vigilancia y su mercado de comportamientos futuros puedan prosperar, la propiedad de los nuevos medios de modificación de los comportamientos eclipsará a los medios de producción como fuente de riqueza y de poder en el siglo XXI.

Evitando un enfoque maniqueo, es decir, evitando adhesiones entusiastas y exclusiones infundadas, en línea con el planteamiento de Day, según el cual no se trata de elegir entre los dos extremos, entre los ultratecnófilos que ensalzan las alabanzas y exaltan las tecnologías emergentes y los pesimistas tecnófobos que las demonizan, Paglia llama la atención sobre lo que considera «la cuestión dirimente», a saber, que «estos dispositivos no tienen cuerpo. Son máquinas que pueden procesar flujos abstractos de datos. Pero sólo máquinas. El hecho de que percibamos comportamientos o efectos de procesos con automatización nos lleva a pasar por alto que las máquinas llegan a nosotros a través de procesos muy diferentes. Son una imitación de las apariencias. En realidad, las máquinas no nos hablan, ni nos escuchan, ni nos responden, sencillamente porque ni siquiera saben que existimos y no entienden lo que nos dicen».

Ante el riesgo de que el impetuoso desarrollo de la tecnología pierda de vista la dimensión humana, la Pontificia Academia para la Vida organizó en 2020 la conferencia «RenAIssance. Por una inteligencia artificial humanista’, y promovió conjuntamente, el 28 de febrero del mismo año en Roma, la firma de un llamamiento a la responsabilidad.

Este llamamiento tomó el nombre -recuerda Paglia- de Llamamiento de Roma por la Ética de la IA, y «fue firmado en primera instancia por mí, como presidente de la Academia Pontificia; por Brad Smith, presidente de Microsoft; por John Kelly III, subdirector ejecutivo de IBM; por Qu Dongyu, director general de la FAO; y por la entonces ministra de Innovación Tecnológica y Digitalización Paola Pisano por parte del gobierno italiano. También pudimos contar en su momento con la presencia y los aplausos del entonces Presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli».

Para orientar los desafíos de la IA hacia el respeto de la dignidad de todo ser humano, el presidente de la Academia Pontificia para la Vida precisa que «el Llamamiento de Roma propone una algorética, es decir, una ética de los algoritmos, capaz de actuar no como instrumento de contención, sino como orientación y guía». El Papa dice sobre la algorética: «pretende asegurar una verificación competente y compartida de los procesos mediante los cuales se integran en nuestra época las relaciones entre los seres humanos y las máquinas. En la búsqueda común de estos objetivos, los principios de la Doctrina Social de la Iglesia aportan una contribución decisiva: dignidad de la persona, justicia, subsidiariedad y solidaridad. Expresan el compromiso de estar al servicio de cada persona en su integridad, sin discriminaciones ni exclusiones. Pero la complejidad del mundo tecnológico nos pide una elaboración ética más articulada, para que este compromiso sea verdaderamente «incisivo».

¿Quiénes son los destinatarios? Toda la sociedad, responde Paglia, organizaciones, gobiernos, instituciones, empresas tecnológicas internacionales: «todos son necesarios para compartir un sentido de responsabilidad que garantice a toda la humanidad un futuro en el que la innovación digital y el progreso tecnológico pongan al ser humano en el centro».

¿Qué compromisos asumen los firmantes y sobre la base de qué principios fundamentales?
Son seis, explica Paglia, los principios rectores de conducta que los firmantes están llamados a observar: «Transparencia: en principio, los sistemas de inteligencia artificial deben ser comprensibles; Inclusión: deben tenerse en cuenta las necesidades de todos los seres humanos para que todos puedan beneficiarse y ofrecer a todos los individuos las mejores condiciones posibles para expresarse y desarrollarse; Responsabilidad: quienes diseñan y aplican soluciones de inteligencia artificial deben proceder con responsabilidad y transparencia; Imparcialidad: no crear ni actuar en función de prejuicios, salvaguardando así la equidad y la dignidad humana; Fiabilidad: los sistemas de inteligencia artificial deben poder funcionar de forma fiable; Seguridad y privacidad: los sistemas de inteligencia artificial deben funcionar de forma segura y respetar la privacidad de los usuarios.»

El Llamamiento de Roma es ante todo un movimiento cultural que quiere provocar un cambio, hasta el punto de que ha llegado a su firma interreligiosa. «Así, el 10 de enero de este año, ante el Papa, nos presentamos junto con representantes del Foro de la Paz de Abu Dhabi (Emiratos Árabes) y de la Comisión para el Diálogo Interreligioso del Gran Rabinato de Israel. Ese mismo día, después de que los primeros firmantes del Llamamiento de Roma confirmaran su compromiso con la concepción y realización de una inteligencia artificial que siga sus principios, reunimos a destacados ponentes que analizaron el tema desde una perspectiva tanto religiosa como laica», añade Paglia, consciente de que «las religiones han desempeñado y seguirán desempeñando un papel crucial en la configuración de un mundo en el que el ser humano esté en el centro del concepto de desarrollo. Por esta razón, un desarrollo ético de la inteligencia artificial debe abordarse también desde una perspectiva interreligiosa. En nuestro acto de enero, las tres religiones abrahámicas se reunieron para orientar la búsqueda de sentido de la humanidad en esta nueva era».

El siguiente paso -concluyó monseñor Vincenzo Paglia- es la implicación de las religiones orientales, con la intención de que en 2024, en Japón, «unamos nuestras voces a las de nuestros hermanos y hermanas de otras tradiciones religiosas, para que las conquistas tecnológicas se utilicen en beneficio de todos, y promuevan la dignidad humana, la equidad y la justicia», y «valores compartidos como la fraternidad humana, en lugar de la división y la desconfianza».

El autorAntonino Piccione

Vaticano

La mujer como clave para interpretar el futuro

La presencia, el liderazgo y la riqueza que aporta la mirada femenina en la Iglesia y la sociedad han sido algunos de los ejes de las últimas intervenciones del Papa Francisco.

Giovanni Tridente·17 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

Inclusión, respeto y creatividad. Son tres características fundamentales, según el Papa Francisco, que lo femenino es capaz de transmitir de manera específica, ejerciendo ese «cuidado» que nuestra sociedad necesita para lograr un «mundo mejor». Elementos de verdadero liderazgo que hacen a la mujer singularmente extraordinaria para afrontar -junto a otros actores sociales- los desafíos de nuestro tiempo.

Reflexiones que el Santo Padre ha compartido en los últimos días con estudiosos e investigadores reunidos bajo la égida de la Alianza Estratégica de Universidades Católicas de Investigación (SACRU) -la red de universidades que colaboran de forma permanente para promover la excelencia de los estudios en el campo de la doctrina social de la Iglesia- y miembros de la Fundación «Centesimus Annus Pro Pontifice» dedicada a los mismos temas de doctrina social, reunidos en Roma precisamente para una iniciativa sobre el liderazgo femenino.

Cuidar

El tema del cuidado remite a la misa de inicio de pontificado, hace diez años, en la solemnidad de San José, el 19 de marzo de 2013, cuando el recién elegido pontífice se refirió precisamente al padre putativo de Jesús, fuerte, valiente y trabajador, pero de cuya alma brota «una gran ternura, que no es la virtud de los débiles, sino más bien todo lo contrario: denota fortaleza de ánimo y capacidad de atención, de compasión, de verdadera apertura al otro, de amor».

Aspectos que bien pueden aplicarse a la sensibilidad de las mujeres y proyectarlas para dar vida, en el mundo, a una «mayor inclusividad» y a un «mayor respeto al otro». Esto significa, según el Pontífice, reconocer que «la verdadera sabiduría, con sus mil facetas, se aprende y se vive caminando juntos», y al hacerlo se convierte en «generadora de paz».

Integrar a todos

Hoy es más necesario, de hecho, «integrar a todos, especialmente a los más frágiles desde el punto de vista económico, cultural, racial y de género», salvaguardando el «principio sagrado» de no excluir a nadie. En resumen, como haría una madre con sus hijos: «inclusivos, siempre».

Toda persona debe ser entonces «respetada en su dignidad y en sus derechos fundamentales», más aún si se trata de mujeres, que lamentablemente son «más fácilmente objeto de violencia y abusos». Entre ellos, el Papa Francisco señala, como ha hecho en otras ocasiones, la discriminación económica – «te pagan menos»- o incluso el despido tras un embarazo, una auténtica «lacra».

La invitación del Santo Padre es a no dejar sin voz a las mujeres víctimas de abusos y explotación, que hablen por su dolor y denuncien las muchas injusticias a las que se ven sometidas.

Por otra parte, hay que dar espacio también a la acción de las propias mujeres, «natural y poderosamente sensibles y orientadas a la protección de la vida en todo estado, en toda edad y condición».

Creatividad

Otra característica que hay que valorizar es la creatividad, para afrontar los desafíos de hoy de manera nueva y original, ya que la «contribución femenina al bien común es innegable», basta pensar en las muchas mujeres mencionadas en la Sagrada Escritura o en la historia de la Iglesia que, con valentía, han permitido «importantes virajes en momentos decisivos de la historia de la salvación». Entre ellas están también las mujeres «de la puerta de al lado», que llevan adelante heroicamente «matrimonios difíciles, hijos con problemas…».

El Papa Francisco se declaró entonces edificado por la determinación, el coraje, la fidelidad, pero también por la «capacidad de sufrir y de transmitir alegría, honestidad, humildad, tenacidad» y paciencia de las mujeres y de las madres, que cuando se les confían tareas incluso complejas, entonces «las cosas salen mejor».

Síntesis armoniosa

El Pontífice hizo una última referencia al contexto reciente, notorio en las últimas semanas, relacionado con la inteligencia artificial, donde también aquí la contribución de las mujeres sigue siendo indispensable.

Frente a un escenario aún desconocido y no explorado del todo, donde se viaja por conjeturas y aproximaciones, la presencia femenina tendría «tanto que decir», porque las mujeres «saben sintetizar de manera única, en su modo de actuar, tres lenguajes: el de la mente, el del corazón y el de las manos».

Una «brillantez» que las propias mujeres, gracias a Dios, también son capaces de transmitir a los hombres.

Lecturas del domingo

Seguir la propia vocación. Solemnidad de San José (A)

Joseph Evans comenta las lecturas de la Solemnidad de San José y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·17 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos

San José es un gran santo porque siempre estuvo dispuesto a responder a los desafíos de Dios. Utilizando una imagen del mundo del tenis, José siempre estaba dispuesto a responder a cualquier saque que la vida le lanzara. Y cada desafío le llevaba a una mayor fidelidad. 

El Evangelio de la solemnidad de hoy -una fiesta que nos llena de tanta alegría y nos anima a renovar nuestra propia vocación- nos muestra a José teniendo que enfrentarse a uno de los mayores desafíos que cualquiera puede afrontar: la idea de perder al amor de su vida. Y su angustia era aún mayor porque se enfrentaba a una situación angustiosa sin saber cómo se había producido. María estaba embarazada pero, ¿cómo? Se han propuesto numerosas teorías sobre lo que José podría haber estado pensando, pero el punto clave es que su prioridad no es avergonzar a María. ¿No es asombroso que el primer episodio que encontramos en los evangelios cristianos trate de un hombre que intenta no avergonzar a una mujer? Hay aquí grandes lecciones, sobre todo para nosotros los hombres. Los evangelios son mucho más “feministas” de lo que pensamos.

Así que decidió poner fin a los esponsales de la forma más discreta posible. Mientras pensaba en esto, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: “José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”. ¿Qué está diciendo aquí el ángel? Le está diciendo a san José (y a nosotros a través de él): no tengas miedo de seguir tu vocación. Una vocación que para san José fue tanto el matrimonio como el celibato, como lo fue para Nuestra Señora. María y José vivieron ambas vocaciones y, por tanto, son modelos tanto para los casados como para los célibes.

El ángel le dice a José: no tengas miedo de vivir tu vocación sabiendo que esto te supera totalmente, que Dios ha intervenido, que entras en una situación en la que eres totalmente inadecuado, que te lleva mucho más allá de los planes limitados -aunque perfectamente legítimos- que habías hecho (“lo concebido en ella es del Espíritu Santo”).

No tengas miedo de entrar en una situación en la que el Espíritu Santo hace cosas que no entiendes, te pide un nivel de amor que nunca esperaste, incluso un nivel totalmente nuevo de pureza y refinamiento. No tenga miedo de permitir que el Espíritu Santo complique su vida con la entrada de Dios hecho hombre en ella. Dios irrumpió en su vida de un modo totalmente nuevo, como irrumpe en la nuestra. Para la mayoría de nosotros es una llamada al matrimonio; algunos estamos llamados al celibato.

La fiesta de hoy nos desafía a considerar cómo respondemos a los planes de Dios, lo que a menudo significa cambiar los nuestros, conscientes de que esos planes también pueden llegarnos a través de intermediarios, igual que los planes de Dios llegaron a José a través de un ángel.

La homilía sobre las lecturas de la Solemnidad de San José (A)

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas del domingo.

Vocaciones

Jean-Luc Moens: «Yo no quiero ir al cielo sin mi mujer»

Matemático, casado y padre de siete hijos, Jean-Luc Moens, es miembro de la comunidad del Emmanuel, una de las comunidades carismáticas de la Iglesia católica. En una entrevista concedida a Omnes, nos cuenta cómo vive esta llamada de Dios en medio del mundo con las particularidades de la comunidad a la que pertenece.

Leticia Sánchez de León·16 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 8 minutos

Jean-Luc Moens es un laico, padre de familia, conocido en todo el panorama carismático católico.

Fue el primer moderador de Charis, institución erigida el 8 de diciembre de 2018 por voluntad del papa Francisco y que reúne a diversas entidades carismáticas de la Iglesia Católica en todo el mundo.

Durante su mandato como moderador, Moens defendió la importancia de una experiencia espiritual auténtica, la unidad entre los miembros de la comunidad carismática y la colaboración con otras realidades de la Iglesia católica.

En el año 2021 dejó su cargo como moderador de Charis para ocuparse de su familia y, especialmente de su hija, que en ese periodo enfermó gravemente.

¿Cómo está su hija?

– Igual. Tuvo una embolia, se le paró el corazón. No está claro por qué ocurrió, pero durante un tiempo no se encontraba bien, y un día se cayó al suelo, delante de su hija. Mi hija le dijo a la suya en ese momento: “llama a la ambulancia”. Cuando llegó la ambulancia se le paró el corazón. Le hicieron -como es normal en estos casos- la maniobra de reanimación, solo que se la hicieron durante 45 minutos…. tenía en ese momento 42 años.

Jean-Luc Moens
Jean-Luc Moens junto a su mujer y su hija

Cuando aún estaba en coma después de la primera embolia su marido la abandonó. Mi hija se quedó sin nada: perdió su cuerpo, su marido, su casa, sus hijos, su trabajo. Lo perdió todo. Ahora tiene una hemiplejia (parálisis de la mitad del cuerpo) del lado izquierdo; y tampoco le funciona bien la pierna derecha.

Además, el ictus le dañó el cerebro y ha perdido la memoria inmediata, olvida las cosas recientes. En algún momento, hablando con sus hijos, les dice: «¿Qué tal el colegio?» -y le cuentan- y al cabo de una hora, la misma pregunta: «¿Qué tal el colegio?».  Es muy duro para ellos porque no entienden lo que pasa.

Al principio, mi mujer y yo buscamos un lugar donde pudieran acogerla y atenderla bien, con todas las particularidades que la enfermedad conlleva, pero todas eran residencias para personas mayores y ella es tan joven…así que transformamos nuestra casa para que pudiera vivir con nosotros. Pusimos todo eléctrico para que pudiera abrir las puertas, un ascensor para que pudiera subir al segundo piso, etc.

Todo esto lo cuento para decir que, a pesar de todo, sé que Dios me ama. Y veo en esta situación un plan de Dios para mí. No se si veremos ese plan aquí en la tierra, pero sin duda lo veremos en el cielo. Hay que pensarlo así, porque si no, es imposible seguir adelante.

Este año es el año de Santa Teresa de Lisieux y ella siempre decía en sus cartas: “Jesús me ha enviado este sufrimiento, gracias Jesús”. Todo esto hace crecer nuestra fe. Sin fe es difícil afrontar las dificultades. Lo que el Señor nos da para vivir, es también para dar testimonio y esperanza, porque debemos esperar.

Cuando Jesús pregunta a sus apóstoles: «¿Quién decís que soy yo?» Pedro responde: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo», y Jesús le responde como diciendo: «Bien hecho, mi Padre te ha inspirado esto». Pero luego añade -“Ahora tengo que ir a Jerusalén para ser rechazado, encarcelado, crucificado…» y entonces Pedro dice: «Ah no, eso no».

Nosotros somos como Pedro: queremos un Cristo glorioso, pero no aceptamos un Cristo crucificado. Y ésta es también nuestra vocación. Porque todo cambia si vemos nuestra vida como un todo. Puede que viva 80 u 85 años o que muera mañana, pero no es el final.

Yo veo el tiempo en la tierra y el tiempo después de la muerte de una manera matemática: el tiempo en la tierra es un tiempo limitado que está insertado en un todo infinito, la “intemporalidad”. Lo importante es observar nuestra vida como un todo, de manera que lo que vivo ahora encontrará su sentido y su recompensa en la segunda parte.

A propósito del infinito, usted es matemático. Ésta idea del infinito, el concepto de eternidad, ¿Cómo la entiende? ¿Cómo se puede aceptar ese tiempo infinito, eterno, al que todos aspiramos?

– Decía alguien “La eternidad es muy larga, sobre todo al final” (se ríe). Yo pienso mucho en la eternidad: los humanos vivimos insertos en un tiempo concreto, y no tenemos la capacidad de imaginar cómo es la eternidad.

Pero, como matemático, me lo explico de la siguiente manera: Vivimos en tres dimensiones: la primera dimensión es lineal, es el tiempo, como una línea horizontal. Si añadimos una segunda dimensión, una línea vertical, tendríamos el espacio. Y con esas dos condiciones de tiempo y espacio cabe que exista el movimiento, la tercera dimensión. Si salimos por un momento de esas tres dimensiones (espacio, tiempo y movimiento) y vemos todo desde fuera, estaríamos en una cuarta dimensión, y si estoy fuera de estas dimensiones, lo veo todo en un instante.

Así es Dios para nosotros: está fuera del espacio-tiempo y lo ve todo en un instante. La eternidad es un instante y un presente que nunca termina. Pero es un presente, no una espera.

Porque si pensamos en la eternidad como un tiempo que no acaba, no querríamos ir, porque nos parecería aburrido. Dicho esto, sigue siendo un misterio a los ojos humanos.

Matemático,  casado, con 7 hijos y 13 nietos. Su vocación fue tardía. ¿Qué es para usted la vocación?

– Llamada. «Vocare» es «llamar». Estoy convencido de que Dios llama a cada uno con un plan único. Dios nunca hace las cosas en serie, cada uno es único. ¿Qué es la santidad? Es llegar a ser lo que Dios quiso que yo fuera. El santo es el que realiza plenamente su vocación.

Carlo Acutis decía: «Todo el mundo nace original y desgraciadamente mueren como fotocopias”. El santo es el que sigue siendo original, y ésa es nuestra vocación.

Para mí la vocación no es sólo saber si me casaré, si seré sacerdote, etc. Ciertamente, es parte de la vocación, pero la vocación es también mi lugar en la Iglesia, lo que el Señor me pide, mi misión, cómo estoy llamado por Él a servir -a servirle- en el mundo. En este sentido existe una infinidad de vocaciones, y eso es lo bonito. Claramente la realización de mi vocación es estar casado, ser padre, abuelo, etc., pero también mi vocación es evangelizar, dar a conocer a Dios.

La vocación implica algo más amplio, más extenso y que yo acepto libremente. No es que Dios me haya llamado y me haya puesto sobre unos raíles como el tren que sigue un camino preestablecido y no se sale de los raíles. Cuando uno toma otra ruta que quizá no es la que Dios quiere para él, Dios adecúa su plan de alguna manera.

También me siento muy afortunado de vivir en esta época de la Historia. Porque en este tiempo, después del Vaticano II, como laico, puedo estar seguro de que mi vocación es la santidad. Como laico, he sido evangelizador toda mi vida.

Hace 45 años hablé con un sacerdote, y le dije: “Me gustaría ser misionero”, y me dijo: “Pero usted está casado y tiene hijos, eso es imposible”. Pero fue posible. Fui elegido para evangelizar a tiempo completo. ¡Qué gracia tan inmensa! Todos estamos llamados a ser testigos de la Fe en el mundo, pero yo tuve la gracia de poder hacerlo a tiempo completo, en comunidad. Y esto es un regalo de Dios en mi vida que le agradezco todos los días.

Jean Luc Moens

Esta «llamada», esta misión que menciona, se hace realidad en su vida a través de la comunidad a la que pertenece, la Comunidad del Emmanuel. ¿Cuál es el carisma de esta comunidad?

– Como cualquier carisma es difícil de explicar en pocas palabras, pero podemos decir que la base es la efusión del Espíritu Santo. Y esta efusión ha cambiado mi vida. Yo era cristiano porque nací en una familia cristiana: iba a misa todos los domingos y rezaba las tres avemarías junto a mi cama cada noche, nada más. Después, recibí la efusión del Espíritu Santo y empecé a tener una relación personal con Dios, con Jesús. Jesús se convirtió en una persona para mí, con quién hablo mucho. Y al que también intento escuchar (se ríe).

Nuestra comunidad nació de la efusión del Espíritu Santo y, junto a eso, son importantes los momentos de convivencia fraterna con los demás miembros de la comunidad. De hecho, la vocación del Emmanuel es dar a conocer a Dios a todos los hombres, lejanos o cercanos a la Iglesia. Sus miembros se comprometen juntos a vivir la adoración, la compasión por los necesitados, la evangelización, la comunión de estados de vida (laicos, sacerdotes, consagrados juntos) y la especial devoción a Teresa de Lisieux para avanzar en el camino de la santidad.

Porque ¿Cómo habla el Espíritu? A menudo nos gustaría oír la voz de Dios: «Jean Luc, tienes que hacer esto», pero normalmente no es así. Yo he oído la voz de Dios en mi vida, pero lo normal es escuchar a los hermanos y Dios habla a través de los hermanos.

A mí siempre me gusta hacer una comparación. ¿Qué es un carisma comunitario? Es como un cóctel. La Iglesia es como una bodega donde están todos los ingredientes, todos ellos pertenecen a la Iglesia. Cada comunidad coge ciertos ingredientes en cantidades diferentes.

Por ejemplo, si se coge el ingrediente de la pobreza, la evangelización, el amor a la Iglesia, y se mezcla bien, tenemos a los franciscanos. Si añadimos la predicación, el estudio, tenemos a los dominicos; y si cogemos la efusión del Espíritu Santo, la vida fraterna, la adoración, la compasión por los pobres…lo mezclamos todo bien et voilà: la Comunidad del Emmanuel. Que es única. Pero en todo cóctel hay un líquido de base o ingrediente principal: para nosotros es la efusión del Espíritu Santo y la vida fraterna.

Un carisma comunitario es, de hecho, un camino hacia la santidad. Yo entré en una comunidad para ser santo, nada menos. Quiero ser santo. Y con nuestro carisma particular y junto con mis hermanos, y a través de los otros elementos que ya he mencionado, recorro un camino de santidad, pero, que dura una vida obviamente, no es que cuando entré, me hice santo, es un camino y esa es mi verdadera vocación. Y ésto me da una alegría inmensa.

Usted fue moderador de Charis hasta que decidió dejar el cargo por los problemas de salud de su hija. ¿Considera la familia el primer lugar donde se materializa su vocación?

– Desde luego. Mi primer lugar de santidad, de esta llamada, es mi familia, y antes de nada mi mujer. No me casé para estar por ahí haciendo otras cosas. Creo que la vocación a la santidad, sea donde sea, se vive sobre todo en familia; no puedo hacerme santo lejos de mi familia, o a pesar de mi familia.

No, yo puedo llegar a ser santo porque estoy casado, soy padre, soy abuelo, y es ahí donde el Señor me está esperando y, cuando decía que el Señor habla a través de los hermanos, el Señor me habla a través de mi mujer primero de todo, porque no puedo escuchar a los demás y sin escuchar primero a mi mujer.

Creo que hemos llegado a un momento en la historia de la Iglesia en el que esta llamada a la santidad de los laicos, de los casados y de la familia en su conjunto, es cada vez más clara.

Yo veo que empieza a haber conciencia de la santidad familiar: la familia Ulma, por ejemplo, una familia polaca, serán beatificados todos juntos, como una familia: los padres y los seis hijos y también el séptimo niño que estaban esperando.

Otro ejemplo es la familia Rugamba, de Rwanda, -yo estoy ayudando en la causa de beatificación y espero que sean beatificados pronto-, y tantos otros ejemplos que están dejando claro que la vida de pareja es también una llamada a la santidad, y la Iglesia quiere dar esta señal a los casados.

Yo no quiero ir al cielo sin mi mujer. Y quiero que todos mis hijos, incluso mis hijos políticos, todos, vayan conmigo al cielo. Y por eso rezo por cada uno de ellos todos los días.

El autorLeticia Sánchez de León

Cultura

El misterio de otra presencia. La capilla de san Juan Pablo II en la catedral de Madrid

Hace pocos meses, el cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, inauguraba en la catedral de la Almudena de Madrid una capilla dedicada a san Juan Pablo II obra de los arquitectos Benjamín Cano y Diego Escario. Además de una breve descripción de la misma, reflexionamos sobre algunos simbolismos de la arquitectura cristiana desde sus orígenes hasta hoy, que están presentes en esta obra de Cano y Escario.

Andrés Iráizoz·16 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 6 minutos

La catedrales son edificios concebidos para durar “eternamente” y es frecuente que con el paso de los siglos se realicen obras en ellas que, poco a poco, van alterando su fisonomía. Al inaugurarse la catedral de Santa María la Real de la Almudena había una serie de capillas laterales, una de las cuales es la que el Cabildo Catedralicio decidió dedicar a san Juan Pablo II, pontífice que dedicó el templo catedralicio en 1993. 

Cuando el encargo llega al estudio de Cano y Escario ya existía una primera capilla que ellos deciden respetar y plantean su actuación diseñando una envoltura interior confeccionada con una serie de pórticos de madera muy cercanos unos de otros que permiten ver a su través la arquitectura primigenia pero con una sutileza muy conseguida, pues el visitante lo que experimenta es estar en una capilla completamente nueva. 

Es decir, Cano y Escario plantean su actuación como una trama espacial escénica dentro del espacio de una capilla lateral. Esta, a su vez, es enmarcada en el espacio global de la catedral.

Vista general de la capilla de Juan Pablo II. ©Archimadrid/Luis Millán

Elementos simbólicos

A la entrada de la capilla, llama la atención una gran roca que simboliza la dimensión material de la creación. La roca de mármol, además de esta significación, remite al primado de Pedro y a la continuidad apostólica.

Justo detrás de esta piedra, a modo de barca, hay una mesa longitudinal y estrecha en cuyo extremo más lejano a la piedra se sitúa un cirio pascual, en cuya vertical, sujetas desde el cielo o seno de Abraham, penden tres luminarias que están simbolizando a la Santísima Trinidad.

Tradicionalmente en los templos, se usaba la piedra para la materialización de sus bóvedas, simbolizándose el ámbito de lo celeste y/o sagrado. 

Aquí se produce un cambio aparente, pues Cano y Escario se han decantado por el uso de la madera, elección de gran interés y sutileza pues, en esencia, se trata de simbolizar la unión de los fieles en la edificación de la Iglesia. Si en algunos ejemplos, los fieles quedan representados por las piedras talladas aquí son las piezas de madera en sus pórticos sucesivos, separados treinta centímetros unos de otros, los que transparentan la capilla originaria: es la Iglesia en marcha, en tradición y vibrantemente actual configurando la estructura de la Capilla, simbolizándose así el lugar de este mundo y el trabajo del hombre en su designio de dominar la creación. 

Relicario con la ampolla de sangre del Papa santo. ©Archimadrid/Luis Millán

El taller de José estaría también aquí representado, recordándose, en esta madera, tanto el compromiso de la Iglesia con la creación, así como la pasión del Papa polaco por los bosques y las montañas.

San Juan Pablo II inició su pontificado encomendando toda la Iglesia a la Virgen María con aquella memorable invocación “Totus Tuus” (Todo tuyo). En esta capilla, quizás echamos en falta, figurativamente, ese misterio de la presencia virginal mariana. Sin embargo, quizás de un modo más críptico, en estos escenarios petrinos queremos intuir, ya reflejado en su sección, algo así como el claustro materno de Nuestra Madre, santa María. En este sentido, hay que apuntar que una de las novedades que introdujo la arquitectura cristiana fue que, a diferencia de los templos clásicos de Grecia y Roma, los fieles pasaban al interior del templo. Este concepto se plasma en la concepción general de las iglesias cristianas en las que a modo de un seno materno los fieles son engendrados en el mundo de la gracia.

En el caso que nos ocupa, también podemos ver esa presencia gestante tanto en la planta como en la sección. Mientras que en otras capillas de la catedral no se puede acceder a su interior, sino que están concebidas sólo ara su observación, en esta capilla de san Juan Pablo II podemos establecer un recorrido interno que nos hable sobre el principio y fin de la significación de los símbolos incluidos.

La pureza de la dimensión espiritual queda simbolizada en la luz emitida por el cirio pascual y de las luces intercaladas como luminarias entre los pórticos de madera que simbolizan el alba y las sombras de la vida de los fieles y los santos, dando una impresión de fondo en perspectiva con su serialidad. Son los hitos y luces que la Providencia marca en el camino del deambular por esta vida hasta llegar al Padre.

En este grupo simbólico, podemos entender también que estamos viendo el misterio de nuestra redención, en la que Jesucristo se encarna en la materia (roca) y tras su vida representada en la barca qué a su vez es la Iglesia, tras su Ascensión, abrió el camino que lleva al encuentro con Dios Padre. 

Roca con las palabras de inicio del pontificado de san Juan Pablo II. ©Archimadrid/Luis Millán

Esta ascensión en madera se quiebra por los derroteros de la vida, desde el inicio del suelo en damero hasta el cenit de la redención del que pende la Cruz de Cristo. 

Debajo de ella, como preámbulo sacramental se dispone el confesionario para los penitentes.

Los listones que desde el plano del suelo se van elevando hacia aquel, quiebran su recorrido y direccionalidad en un itinerario grácil, como niños que siempre están jugando en su presencia. 

Estas tablas alojan en la parte inferior de la capilla unas luminarias romboidales con fotos de la vida del Papa o de la vida de san Juan Pablo II como hitos significativos de su historia y paso por esta vida. Esas escenas de la vida del santo son como ventanas que se abren de su intimidad al espacio exterior de los fieles.

Al fondo de la capilla hay una gran foto de san Juan Pablo II tras la que se sitúa el espacio del ministerio de la penitencia que es en el caso del hombre redimido, junto con la eucaristía y los otros sacramentos, la forma establecida por Jesucristo para que se incoe nuestra resurrección ya en esta vida. Éste -el confesionario- por la gracia nos eleva penitencialmente al Padre. O sea, el penitente se transforma así en un embrión destinado a nacer en la vida eterna. Es así mostrado el hombre como imagen y semejanza de Dios, además de santificado por la gracia y elevado el orden sobrenatural.

En este caso, al tratarse de una capilla penitencial y no existir altar, esa imagen queda como frontal anterior al confesionario, simbolizando así, la enorme dedicación y valoración a este sacramento que tuvo en la vida y el Magisterio del Papa Wojtyła. Como señaló el Deán de la Catedral en la inauguración, sería una bonita actitud del visitante, antes de entrar en la capilla, aquella consideración del santo a los jóvenes que decía: “entrar, no temer y abrir las puertas a Cristo”; palabras pronunciadas por él nada más acceder al ministerio petrino.

En uno de los rombos laterales, también retroiluminados, se ha situado el relicario que se conservaba en la catedral madrileña, en ese primer espacio dedicado al Papa polaco albergando una ampolla con su sangre.

Una de las paredes de la capilla. ©Archimadrid/Luis Millán

Si atendemos a los aspectos formales de la trama escénica que la capilla nos ofrece, podríamos decir que esta tiene reminiscencias minimalistas, arquitectura Nord-europea orgánica, arte conceptual y una particular “maniera” de disponer y concebir las cosas de acusada expresividad.

Se da una gran depuración formal que a su vez revela arquitectónicamente cierta complejidad y contradicción en el lenguaje utilizado. Los juegos y alabeos que los elementos de los pórticos de madera en su ir y venir, bajar y subir asimétricamente… etc., dan fe de ello.

Podríamos hablar también de un rastro o aire simbólico de las procesiones de Semana Santa, con un cierto efecto nocturno de las mismas. Algo así como el inconsciente colectivo que los artistas, no sé si queriendo o sin querer, han dejado plasmado. Es el sueño arquetípico de lo sacro en el hombre manifestado por sus rituales simbólicos. Escenarios de un recorrido: el misterio de otra presencia.

El autorAndrés Iráizoz

Arquitecto.

Lecturas del domingo

Una mirada nueva. Domingo IV de Cuaresma (A)

Joseph Evans comenta las lecturas del IV domingo de Cuaresma y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·16 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos

La Cuaresma quiere prepararnos para la gran conquista de la luz sobre las tinieblas que es la Resurrección de Cristo. Y en las lecturas de hoy la Iglesia nos conduce hacia una fe más profunda en Jesús, presentándola como verdadera visión, participación en su luz. Hay una visión que trasciende lo físico. Hay una luz que no es sólo ver, sino también vivir. Hay personas que, simplemente con su vida, dan luz. Por eso San Pablo dice a los Efesios en la segunda lectura de hoy: “Antes sí erais tinieblas, pero ahora, sois luz por el Señor. Vivid como hijos de la luz”. Y cita un dicho que parece que circulaba en aquella época: “Despierta tú que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo te iluminará”.

El Evangelio se centra en este mismo tema con el relato de San Juan sobre la curación del ciego de nacimiento. Este hombre era físicamente ciego, pero gracias a la fe en Cristo recupera la vista. Pero Jesús subraya que su verdadera vista es espiritual, su fe. Nuestro Señor contrasta esto con los fariseos que, aunque físicamente pueden ver, permanecen en la oscuridad espiritual debido a su falta de fe. Así que Nuestro Señor concluye el milagro diciendo: “Para un juicio he venido yo a este mundo: para que los que no ven, vean, y los que ven, se queden ciegos”.

La Iglesia nos anima a ver de un modo nuevo mediante el crecimiento en la fe. Podemos hacer todos los actos cuaresmales que queramos, pero si terminamos este tiempo sin una fe más profunda en Jesucristo como Dios hecho hombre y nuestro Salvador, todos nuestros esfuerzos habrán sido inútiles. Queremos vivir en nuestras propias vidas este extraordinario intercambio entre Jesús y el ciego de nacimiento: “¿Crees tú en el Hijo del hombre?”. le pregunta el Señor. Y él respondió: “¿Y quién es, Señor, para que crea en él?”. Jesús le dijo: “Le has visto, y es él quien te habla”. Y él respondió: “Creo, Señor”, y le adoró. Se nos invita a conocer mejor a Jesús y a verlo más claramente con los ojos de la fe.

La primera lectura habla también de la vista en el episodio del profeta Samuel que encuentra y unge rey a David. Cuando Jesé le presenta a sus hijos mayores, Samuel queda impresionado y piensa que uno de ellos debe ser el elegido. Pero Dios le dice que no se fije en su aspecto ni en su estatura: “No se trata de lo que vea el hombre. Pues el hombre mira a los ojos, mas el Señor mira el corazón”. Y finalmente David, el más joven, un mero muchacho, será el elegido.

La fe nos llevará a ver a los demás más como Dios los ve, a darnos cuenta de su potencial divino a pesar de las posibles primeras impresiones decepcionantes. La fe es una unción, un derramamiento de gracia sobre nosotros, para que podamos seguir a Dios confiadamente como las ovejas siguen a su pastor. Por la fe vemos a Dios, también en los demás, y le seguimos con confianza.

La homilía sobre las lecturas del domingo IV de Cuaresma (A)

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas del domingo.

Vocaciones

Carlos Chiclana: «Los sacerdotes se deben cuidar para poder cuidar a los demás»

¿Qué sacerdotes necesita la Iglesia hoy? ¿Cómo ha de ser su formación humana y espiritual? ¿Echan de menos algo en esta formación? Estas son algunas de las preguntas tratadas en el Foro Omnes del 15 de marzo, sobre la vida afectiva y la personalidad sacerdotal.

María José Atienza / Paloma López·15 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 4 minutos

Joan Enric Vives, arzobispo y presidente de la Comisión episcopal para el Clero y Seminarios de la Conferencia Episcopal Española, y el doctor Carlos Chiclana, psiquiatra y autor de “Retos, riesgos y oportunidades de la vida afectiva del sacerdote”, fueron los ponentes del último Foro Omnes centrado en la Vida afectiva y personalidad sacerdotal. Claves para la formación, organizado junto a la Fundación CARF y con la colaboración del banco Sabadell.

Decenas de personas se dieron cita en la sede de la Fundación Carlos de Amberes (Madrid, España), el miércoles 15 de marzo para este Foro en el que se pusieron de relieve la necesidad de formación clara y adecuada en el tiempo del seminario y durante la vida sacerdotal, así como las principales conclusiones que el equipo del doctor Chiclana ha extraído de su estudio “Retos, riesgos y oportunidades de la vida afectiva del sacerdote”, en el que participaron más de un centenar de sacerdotes y seminaristas.

El director de Omnes, Alfonso Riobó, dio la bienvenida a ponentes y asistentes destacando que “la afectividad y la felicidad están muy relacionadas”, pues a través de una buena formación se puede integrar “la afectividad en el conjunto de la personalidad”, un aspecto necesario para la plenitud de cualquier persona.

“La formación sacerdotal es un único gran camino”

Joan Enric Vives, arzobispo y presidente de la Comisión episcopal para el Clero y Seminarios de la Conferencia Episcopal Española y obispo de Urgell, fue el primero en tomar la palabra. En su intervención se refirió a “Formar pastores misioneros, el Plan de Formación sacerdotal de la Iglesia en España, un documento que obtuvo total unanimidad por parte de todos los obispos españoles”, esencial para comprender el proceso formativo de los sacerdotes y seminaristas. En dicho texto, se puede apreciar que “la formación sacerdotal es un único gran camino”.

Vives quiso partir de la idea de que el sacramento del orden consiste en “hacer llegar la gracia de la paternidad de Dios a todos”. El sacerdote, explicó el obispo, es “portador las 24 horas del día, toda su vida, hasta que muera, de la gracia del orden sacerdotal para la Iglesia y para el mundo”. Precisamente por ello, es importante que “el proceso formativo dure toda la vida, no solo durante la época del seminario”.

En este sentido, el obispo de Urgell destacó que “psiquiatría y formación sacerdotal tienen que ir juntos, tienen que buscar juntos el bienestar de nuestros sacerdotes y seminaristas”. Especialmente importante es “la colaboración con la psiquiatría y la psicología en el periodo de discernimiento vocacional”.

Todo ello sin olvidar que “uno se forma también a sí mismo, acogiendo el don de Dios, dejando que te forme el Espíritu Santo en la Iglesia y en los caminos que la vida nos abra”.

La importancia de cuidar el corazón

Vives señaló que “los sacerdotes, como hombres que son, no dejan de tener unas necesidades y unas carencias”. Por ello, es bueno que “tengan como lema para toda la vida la importancia de dejarse ayudar”.

La ayuda que puedan obtener se dirige a cuidar el corazón, algo de lo que se ha hecho eco multitud de veces el Papa Francisco y es que, como recalcó el arzobispo, “en la Escritura se destaca el papel del corazón” constantemente.

Pero, ¿por qué es importante cuidar el corazón? Como afirmó Vives, porque esa atención permite “formar el corazón del hombre para que pueda amar como Cristo ama a su Iglesia”.

Claves para la formación en la caridad pastoral

Joan Enric Vives finalizó su ponencia concretando cinco claves para la formación en la caridad pastoral, con el fin de ayudar tanto a seminaristas como a sacerdotes. Los puntos mencionados por el obispo fueron:

  • Adquirir los sentimientos del Hijo de Dios
  • Sentir con el Pueblo de Dios, sentirlo como propio
  • Dar consistencia a la personalidad
  • Vivir la fraternidad
  • Acoger la simplicidad de vida, la pobreza y la infancia espiritual
  • Fomentar el espíritu evangelizador o misionero

La vida espiritual como centro de todo

En segundo lugar, tomó la palabra el médico psiquiatra Carlos Chiclana, que centró su ponencia en los resultados del estudio anteriormente citado. En este estudio participaron 128 sacerdotes y seminaristas, con una media de edad de 50 y 20 años de vida sacerdotal, aproximadamente.

Explicó el doctor Chiclana que dicho estudio se basó en “cinco preguntas abiertas sobre qué retos parecían más significativos para la vida afectiva de un sacerdote, qué riesgos apreciaban, qué oportunidades veían, qué les ayudó en particular en su formación sobre la afectividad y qué echaron de menos en la formación”.

Los resultados demostraron que “las áreas de mayor interés son la vida espiritual, la soledad, las relaciones interpersonales y la formación”, sin embargo, Chiclana aclaró que entre los participantes “no se muestra que hayan echado en falta formación en relación a la soledad, tanto física como afectiva”.

Las conclusiones del estudio

Carlos Chiclana afirmó que, teniendo en cuenta los datos aportados por el estudio, es importante “potenciar en los sacerdotes todo lo relacional, la amistad”, de tal modo que “puedan vivir las relaciones humanas con normalidad, intimidad, libertad afectiva y compromiso”.

Además, el psiquiatra propuso “que todos los seminaristas sean evaluados psicológicamente para ayudarles”. Con el fin de conocerlos mejor y ayudarlos “a poner todos los medios necesarios para madurar en su vocación personal”. Y, junto a todo esto, reforzar la idea de que “los sacerdotes se tienen que cuidar para poder cuidar a los demás”.

Antídotos contra la soledad

El doctor Chiclana, al igual que Vives, quiso concretar algunos puntos y, en su caso, estos se refirieron a la lucha contra la soledad que puedo aquejar a los sacerdotes y seminaristas:

  • Apego ordenado que aporte seguridad y protección
  • Integración social
  • Nutrirse de relaciones con los demás
  • Reafirmación de la valía
  • Alianza fiable con otros
  • Orientación a través de alguien de confianza y con experiencia

Responsabilidad e integración

Tras las ponencias, se dio paso a un turno de preguntas en el que emergieron cuestiones como el acompañamiento a los sacerdotes de las familias en las comunidades cristianas. A lo que respondió el doctor Chiclana que “lo primero y más sencillo es en lo material”. Si se ayuda a los sacerdotes en cosas del día a día, los pastores pueden dedicar más tiempo a la administración de los sacramentos y a su vida espiritual.

Por su parte, Vives explicó que “hay una responsabilidad mutua” que debe llevarnos a “fomentar diversas formas de fraternidad”, con el fin de cuidar unos de otros.

También trataron la idea de excluir una vía, ya sea la espiritual o la psicológica, cuando el sacerdote o seminarista tiene algún tipo de malestar, haciendo que el problema intente resolverse desde un punto de vista muy limitado. En este aspecto, el doctor Chiclana recalcó la importancia de fomentar la integridad en todos los aspectos de la persona, de tal modo que se trabaje cada cuestión del modo más adecuado, logrando así “integrar los aspectos tanto espirituales como humanos”.

El autorMaría José Atienza / Paloma López

Vaticano

Francisco pide a san José que nos ayude a «ser apóstoles fieles y valientes»

El Papa Francisco ha alentado en la audiencia general de este miércoles en la Plaza de San Pedro, a pedir a san José, “patrono de la Iglesia Universal”, que nos ayude a “ser apóstoles fieles y valientes, abiertos al diálogo, y dispuestos a afrontar los desafíos de la Evangelización”, a la que todos los bautizados estamos llamados por nuestra vocación cristiana.

Francisco Otamendi·15 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 5 minutos

El Papa Francisco ha animado en la audiencia general a pedir a san José, que nos ayude a “ser apóstoles fieles y valientes, abiertos al diálogo, y dispuestos a afrontar los desafíos de la Evangelización”, a la que todos los bautizados estamos llamados por nuestra vocación cristiana.

Tras formular la petición al Señor por intercesión de san José, el Papa argentino ha agradecido “de una manera especial a todas las personas pertenecientes a los partidos políticos y referentes sociales de mi país, que se han unido para firmar una carta de saludo con motivo del décimo año del pontificado. Gracias por este gesto”, manifestó. 

A continuación, el Santo Padre añadió que “así como se han unido para firmar esta carta, qué lindo que se unan para hablar, para discutir, y llevar la patria adelante. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide”.

La mención a san José y a los responsables políticos y sociales de Argentina tuvo lugar al referirse a los fieles y peregrinos de lengua española. Poco más tarde, al dirigirse a los de lengua italiana, el Papa manifestó su “cercanía a la población de Malawi, que ha sido golpeada por un ciclón en los últimos días. El Señor sostenga a las familias y a las comunidades golpeadas por esta calamidad”. 

Asimismo, como es habitual en prácticamente todas las audiencias y en el Ángelus, el Papa ha realizado un llamamiento en relación a la guerra de Ucrania. En esta ocasión se ha dirigido a los responsables políticos para “que se respeten los lugares de culto”.

Vocación cristiana, una llamada al apostolado

En la audiencia, que por segunda vez este año, en un día soleado, ha tenido lugar en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco prosiguió las catequesis sobre la pasión de evangelizar, “y en la escuela del Concilio Vaticano II, tratemos de entender mejor qué significa ser “apóstoles” hoy”, afirmó. 

“La palabra “apóstol” nos trae a la mente el grupo de los Doce apóstoles elegidos por Jesús. A veces llamamos “apóstol” a algún santo, o más en general a los obispos. Pero ¿somos conscientes que el ser apóstoles se refiere a cada cristiano, y por tanto también a cada uno de nosotros? En efecto, estamos llamados a ser apóstoles en una Iglesia que en el Credo profesamos como apostólica”. 

Sus primeras palabras se refirieron a la misión, y a la llamada. “Por tanto, ¿qué significa ser apóstol? Significa ser enviado para una misión. Ejemplar y fundacional es el acontecimiento en el que Cristo Resucitado manda a sus apóstoles al mundo, transmitiéndoles el poder que Él mismo ha recibido del Padre y donándoles su Espíritu. Leemos en el Evangelio de Juan: ‘Jesús les dijo otra vez: “La paz con vosotros”. Como el Padre me envió, también yo os envío”. Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo”» (20,21-22)”

“Otro aspecto fundamental del ser apóstol es la vocación, es decir la llamada”, subrayó el Papa Francisco. “Ha sido así desde el principio, cuando el Señor Jesús «llamó a los que él quiso; y vinieron donde él» (Mc 3,13). Les constituyó como grupo, atribuyéndoles el título de “apóstoles”, para que estuvieran con Él y para enviarles en misión. San Pablo en sus cartas se presenta así: «Pablo, llamado a ser apóstol» (1 Cor 1,1) y también: ‘Pablo, siervo de Cristo, apóstol por vocación, escogido para el Evangelio de Dios’ (Rm 1,1). E insiste en el hecho de ser «apóstol, no de parte de los hombres ni por mediación de hombre alguno, sino por Jesucristo y Dios Padre, que le resucitó de entre los muertos» (Gal 1,1); Dios lo ha llamado desde el seno de su madre para anunciar el evangelio en medio de las gentes (cfr Gal 1,15-16)”.

Sacerdotes, consagrados, fieles laicos 

Enseguida, el Papa comenzó a extraer consecuencias de las Escrituras. “La experiencia de los Doce y el testimonio de Pablo nos interpelan también a nosotros hoy”, dijo. “Todo depende de una llamada gratuita de Dios; Dios nos elige también para servicios que a veces parecen sobrepasar nuestras capacidades o no corresponder a nuestras expectativas; a la llamada recibida como don gratuito es necesario responder gratuitamente. 

Dice el Concilio: «La vocación cristiana, por su misma naturaleza, es también vocación al apostolado» (Decr. Apostolicam actuositatem [AA, 2)”. 

“El testimonio de los primeros cristianos ilumina también nuestro apostolado en la Iglesia de hoy. Su experiencia nos muestra que es Dios quien nos elige y nos da las gracias para la misión”, señaló.

“Se trata de una llamada que es común, ‘como común es la dignidad de los miembros, que deriva de su regeneración en Cristo; común la gracia de la filiación; común la llamada a la perfección: una sola salvación, única la esperanza e indivisa la caridad’”, añadió, citando el número 32 de la Lumen Gentium (LG) del Concilio Vaticano II. 

“Es una llamada que se refiere a todos, tanto a aquellos que han recibido el sacramento del Orden, como a las personas consagradas, como a cada fiel laico, hombre o mujer”, subrayó el Santo Padre. “Y es una llamada que capacita para desempeñar de forma activa y creativa la propia tarea apostólica, en el seno de una Iglesia en la que ‘hay variedad de ministerios, pero unidad de misión. A los Apóstoles y a sus sucesores les confirió Cristo el encargo de enseñar, de santificar y de regir en su mismo nombre y autoridad. Mas también los laicos hechos partícipes del ministerio sacerdotal, profético y real de Cristo, cumplen su cometido en la misión de todo el pueblo de Dios en la Iglesia y en el mundo’ (AA.2)”.

Colaboración laicos y jerarquía: igual dignidad, sin privilegios

“En este cuadro, ¿cómo entiende el Concilio la colaboración del laicado con la jerarquía? ¿Se trata de una mera adaptación estratégica a las nuevas situaciones emergentes?”, se fue preguntando el Papa. Y respondió acentuando que no hay “categorías privilegiadas”. 

No se trata de adaptaciones estratégicas, señaló el Papa. “En absoluto, hay algo más, que va más allá de las contingencias del momento y que mantiene su propio valor también para nosotros. «La Iglesia –afirma el Decreto Ad gentes– no está verdaderamente fundada, ni vive plenamente, ni es signo perfecto de Cristo entre las gentes, mientras no exista y trabaje con la Jerarquía un laicado propiamente dicho» (n. 21)”. 

“En el cuadro de la unidad de la misión, la diversidad de carismas y de ministerios no debe dar lugar, dentro del cuerpo eclesial, a categorías privilegiadas; ni puede servir de pretexto a formas de desigualdad que no encuentran cabida en Cristo y en la Iglesia. Esto se debe a que, aunque ‘algunos, por voluntad de Cristo, han sido constituidos doctores, dispensadores de los misterios y pastores para los demás, existe una auténtica igualdad entre todos en cuanto a la dignidad y a la acción común a todos los fieles en orden a la edificación del Cuerpo de Cristo’ (LG, 32).” «¿Quién tiene más dignidad, el obispo, el sacerdote…? No, todos somos iguales», agregó.

“Así planteada, la cuestión de la igualdad en dignidad nos pide repensar muchos aspectos de nuestras relaciones, que son decisivas para la evangelización”, fue concluyendo el Papa Francisco. “Por ejemplo, ¿somos conscientes del hecho de que con nuestras palabras podemos dañar la dignidad de las personas, arruinando así las relaciones? Mientras tratamos de dialogar con el mundo, ¿sabemos también dialogar entre nosotros creyentes? ¿Nuestro hablar es transparente, sincero y positivo, o es opaco, equívoco y negativo? ¿Hay voluntad para dialogar directamente, cara a cara, o mandamos mensajes a través de un tercero? ¿Sabemos escuchar para comprender las razones del otro, o nos imponemos, quizá también con palabras suaves?” 

“Queridos hermanos y hermanas, no temamos plantearnos estas preguntas”, terminó el Papa. “Nos pueden ayudar a verificar la forma en la que vivimos nuestra vocación bautismal, nuestra forma de ser apóstoles en una Iglesia apostólica”.

El autorFrancisco Otamendi

Vocaciones

Cardenal Lazzaro You: “Para que haya buenos pastores, hay que poner todos los medios”

Son muchas las dimensiones del sacerdocio que requieren la atención diligente de la Iglesia. En la opinión pública, la perspectiva es muchas veces negativa: descenso del número de vocaciones, concepciones polémicas sobre el sacerdocio, comportamientos poco ejemplares… El cardenal Lazzaro You se refiere a todos esos aspectos en esta entrevista.

Alfonso Riobó·15 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 11 minutos

El cardenal Lazzaro You Heoung Sik, procedente de Corea, fue designado por Francisco Prefecto del Dicasterio para el Clero en 2021. Es una persona jovial, que irradia afecto y simpatía. En la conversación informal que rodeó a esta entrevista con Omnes en Roma, se definió como un “tifoso” (partidario entusiasta) de los sacerdotes. Pocas expresiones señalarían mejor lo que se desea en quien desempeña esa tarea.

Hace algo más de un año llegó usted a este Dicasterio como Prefecto. ¿Qué significado tiene el nombramiento de un obispo coreano para esta tarea?

—Es la primera vez que un coreano es nombrado Prefecto de un Dicasterio de la Santa Sede. Lo entiendo como un don recíproco. No es que yo como persona tenga mucho que dar, pero querría ofrecer mucho. A la vez, es para mí un enriquecimiento.

Permítame que al comienzo de esta entrevista recuerde algo que el Santo Padre ha escrito a los periodistas en su Mensaje para la Jornada mundial de las Comunicaciones Sociales de este año: que lo importante es “hablar con el corazón”. Si se habla desde el corazón, llega lo que se dice, porque el corazón asemeja al Señor. Con el corazón, vale; sin el corazón, no vale. Por eso, atendiendo al mensaje del Papa Francisco, y para ponerlo en práctica, procuraré hablar desde el corazón.

¿Cómo se está poniendo en práctica Praedicate Evangelium en el Dicasterio?

—La Constitución Apostólica Praedicate Evangelium ha reformado la Curia romana. El Papa la preparó desde el inicio de su pontificado; ya en abril de 2013, transcurrido poco más de un mes desde el inicio de su pontificado, formó el Consejo con los ocho cardenales de continentes diversos, y estudió toda la vida de la Iglesia juntamente con ellos; así es la Iglesia en modo sinodal. Además, es significativo que esos cardenales son pastores en sus respectivas diócesis; por tanto, la Constitución está hecha por pastores, lo cual es muy importante. Quizá los expertos puedan hacer alguna observación desde el punto de vista del Derecho Canónico, pero se trata de un texto elaborado desde la perspectiva pastoral.

En la Constitución, el Papa ha querido poner la evangelización en el primer plano, y por eso el Dicasterio para la Evangelización figura en primer lugar. Eso significa que la primera tarea en la Iglesia es anunciar la Palaba de Dios, la buena nueva; es algo muy bello. La buena nueva la anunciamos con el testimonio; sin él no hay evangelización. Y, a continuación, enseguida viene la Caridad, que en Praedicate Evangelium se ha convertido en el tercer Dicasterio, el del Servicio de la Caridad.

Esto es lo que tenemos que hacer también nosotros, los sacerdotes, los pastores: es necesario anunciar la Palabra, y eso requiere que siempre vivamos la Palabra, y con ella pongamos en práctica la Caridad, un amor recíproco y concreto. Por eso, en el Dicasterio para el Clero es importante formar sacerdotes según Praedicate Evangelium. No es una tarea para un solo día, sino una visión, un camino que hay que recorrer hacia adelante, comenzando por nosotros, por mí mismo: yo soy la primera persona que debe convertirse.

¿Cómo trabaja el Dicasterio?

—Como usted decía, llevamos aquí todavía poco tiempo, y varios de los responsables del Dicasterio son nuevos. Nuestra preocupación principal no es cambiar las estructuras de este Organismo, sino poner el alma y el corazón en el trabajo cotidiano. Sin corazón no se puede avanzar. Esa es nuestra tarea.

Y procuramos hacerlo en colaboración entre nosotros; así, tenemos que encontrar una visión del Dicasterio, y lo estamos haciendo con ayuda de la escucha a todos los Miembros y a los Consultores, entre los que hay expertos en los diversos campos, procedentes de varios países.

Nuestra relación con los demás Dicasterios es asimismo de colaboración: nuestro trabajo es un trabajo hecho en equipo.

No olvidamos que nuestra tarea es un servicio a las Iglesias locales. Ha sido una característica de la Santa Sede desde siempre, pero ahora el Papa ha subrayado aún más que nuestro papel consiste en servir a las Iglesias locales y a los obispos y sacerdotes de todo el mundo. Estamos para servir, no para ordenar, vigilar o controlar. Lo perciben los obispos que vienen aquí por cualquier motivo: se encuentran bien, porque se sienten muy queridos. 

Una novedad es la competencia del Dicasterio sobre las Prelaturas personales. ¿Cómo es la relación con la Prelatura del Opus Dei?

La competencia sobre la Prelatura personal nos ha llegado a nosotros, y la hemos recibido con gran alegría. Con el Opus Dei hemos tenido muchos encuentros y reuniones. 

Esta tarea nos recuerda que todos somos para el Señor, somos para la Iglesia. Por eso, abramos el corazón. Hablemos. Escuchémonos recíprocamente. Veamos los asuntos, y lleguemos juntos a donde Dios quiera. El Espíritu Santo nos llevará adelante. Así se lo he dicho a los miembros de la Prelatura, y ellos estaban contentos de escucharlo. 

El pasado mes de noviembre ordené a veinticinco diáconos de la Prelatura del Opus Dei. Fue muy bonito. Cuando se acercaba la fecha, les dije: para ordenar a estos seminaristas, quiero conocerlos antes; y les pedí que vinieran a verme. Estuvimos hablando alrededor una hora, conociendo la historia de cada uno de ellos. Uno era ingeniero, otro profesor, o periodista, o médico… pero con la llamada al sacerdocio todo cambió; se encontraron con el Señor y cambió el rumbo. ¡Qué bonito es esto! También después de la ordenación estuvimos juntos, en un ambiente muy familiar. 

Una de sus tareas es ocuparse de los sacerdotes, en lo referente a su persona y a su ministerio pastoral. ¿No es hoy una gran responsabilidad?

—El Papa Francisco ha observado que estamos en un cambio de época, tanto en la Iglesia como en la sociedad misma. Después de haber hablado mucho con él, pienso que lo importante es que nos preguntemos: ¿qué Iglesia quiere Dios ahora? Y, dado que el sacerdocio es un servicio en la Iglesia, en ese contexto, ¿qué sacerdotes son necesarios en ella?

Ahora bien, como el sacerdote no cae del cielo, sino que hace falta formación, debemos preguntarnos, ¿cómo formar a ese sacerdote? Finalmente, de ahí resultará la posibilidad de encontrar las vocaciones, de manera que la pregunta continúa: ¿qué Iglesia, qué sacerdotes, qué formación, qué vocaciones?

Yo estoy convencido de que tenía razón el Papa san Juan Pablo II cuando afirmaba en Tertio millennio adveniente que la Iglesia es casa y fuente de comunión. Francisco añade que es sinodal, porque caminamos juntos. A su vez, caminar juntos significa que uno vive la Palabra, pues en caso contrario no puede caminar con los demás. Vivir la Palabra es muy importante, porque es una exigencia derivada del hecho de que somos cristianos. Al hablar de la Iglesia sinodal el Papa se refiere precisamente a esto. Ya en Evangelii Gaudium subraya la importancia de la Palabra, y en efecto, ha instituido la celebración anual del Domingo de la Palabra de Dios.

Jesús dice que quien vive la Palabra y la pone en práctica construye la casa sobre roca, y quien no la pone en práctica construye sobre arena. La Palabra nos lleva al amor; quien pone en práctica la Palabra va hacia los demás, y su vida se convierte en amor recíproco.

Entendemos el sacerdocio en referencia a Jesús, que es siempre sacerdote, pero lo es de modo particular cuando muere sobre la Cruz. Cuando se acercaba la muerte, el Señor se sentía abandonado por Dios, porque no se manifestaba como Padre (“Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”), y por los hombres, que primero claman “Hosanna” y luego gritan “Crucifícalo”. Allí, entre el cielo y la tierra, cuando Jesús sufre el dolor más grande, su muerte nos abre el paraíso. Cuanto mayor es el dolor de Jesús, tanto mayor es la gracia para la humanidad. Él mismo se convierte en sacrificio, en verdadero sacerdote. Yo concibo mi sacerdocio en la cruz.

Cuando me ordenaron sacerdote, mi padre espiritual me dio esta cruz [la enseña], y me dijo: éste es tu esposo, vive toda tu vida como entre esposo y esposa, no importa quien vence, ponte siempre bajo el otro, bajo el esposo. El Papa quiere que nos escuchemos, que participemos juntos, que con la ayuda del Espíritu Santo discernamos lo que Dios quiere; no sólo la Iglesia, sino cada comunidad, cada diócesis, cada movimiento.

¿Cómo se está aplicando en la Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis, el documento básico para la formación de los sacerdotes?

—La Ratio Fundamentalis es un instrumento muy importante.

En el Dicasterio somos conscientes de que las circunstancias no son iguales en todos los países, y comprobamos que las situaciones son distintas, e incluso dentro de una nación como la española hay diversidad en las diferentes diócesis. Por eso es necesario preparar las pautas de formación necesarias para cada lugar, aplicando los principios generales de la Ratio Fundamentalis concretada en la Ratio nationalis

Es cierto que, en cada diócesis, el principal responsable del seminario es el obispo; pero junto a él también son responsables los formadores, los seminaristas, las familias, el Pueblo de Dios: todos han de caminar juntos. También el seminario camina como Iglesia sinodal. Si el obispo actuase solo, o el rector del seminario, entonces estaríamos ante un síntoma de que las cosas no van bien.

Vemos que actualmente están disminuyendo mucho las vocaciones. Antes no era raro encontrar seminarios con ciento cincuenta o doscientos seminaristas, o incluso más, mientras que ahora muchos tienen solamente cinco, diez o quince. ¿Cómo pueden ir adelante estos seminarios?

¿Y en España, donde está en curso una visita a todos los seminarios?

—También en España hubo épocas anteriores con seminarios abundantes de vocaciones de candidatos al sacerdocio. ¡Cuánto ha contribuido la Iglesia en España a la evangelización! ¡A cuántos lugares del mundo ha llevado la fe! ¡Ha sido una ayuda bellísima, también para los seminarios! En cambio, ahora, ¿cuántos seminaristas hay?

Debemos reconocer que es difícil formar bien a la vida sacerdotal si solamente se cuenta con diez o quince seminaristas; es un desafío actual contar con un buen número de vocaciones sacerdotales, tener los formadores necesarios, conseguir que los seminarios puedan mantenerse en lo económico, hacer que sea posible la vida comunitaria. Es difícil a pesar del buen deseo, de un deseo santo de crecer. Por eso hemos pedido a los obispos españoles que lo estudien, y ellos mismos nos han dicho que conviene hacerlo.

Para ser sincero, debo decir que algunos obispos no son capaces de hacer esto. Por ese motivo, se ha previsto la visita apostólica a la que Usted hace referencia, esperando que en el futuro los seminarios puedan crecer de nuevo.

Se han enviado a las personas adecuadas para la visita que está teniendo lugar en estas semanas, y han sido enviadas para que conozcan la situación de cerca. No todos los obispos españoles están convencidos de su necesidad, pero, tomándolos en consideración, les he dicho que hagan sus propias propuestas, para que podamos estudiarlas.

Entonces, ¿se prevé el cierre de algunos seminarios españoles?

—No necesariamente. Es cierto que, si fuese conveniente crear un seminario interdiocesano, para ello habría que cerrar algún seminario diocesano, pues de otro modo sería imposible, pero la visita no va dirigida a cerrar seminarios.

Los visitadores, una vez concluyan su labor, verán todo con los obispos y pensarán juntos, en su caso, qué seminarios concretos convendría cerrar o reorientar; y al final, será el Papa quien decida, después de un atento discernimiento de todas las propuestas.

Por nuestra parte, estamos siempre dispuestos a servir. Es importante entender que la tarea de fomentar las vocaciones es responsabilidad de todos, así como formar a los candidatos al sacerdocio. Para avanzar, todo debe hacerse en la clave de la Iglesia sinodal.

Por todo ello, pienso que la visita está constituyendo un momento de gracia para todos nosotros, para los obispos, los seminaristas y comunidades cristianas. El primer momento puede ser un momento de dificultad y de sufrimiento, pero para el futuro será un momento de gracia.

¿Son frecuentes visitas de este tipo a los seminarios?

—Sí, desde luego. Hay, o ha habido, otras visitas de esta naturaleza en otros países, ya sea a todos los seminarios del país o a los de determinadas provincias o regiones.

No olvidemos que la finalidad última de formar sacerdotes es procurar que haya buenos pastores, y para este fin hay que poner todos los medios, porque es un trabajo importantísimo, y es labor de la Santa Sede animar esa tarea formativa de los seminarios.

Los datos indican un descenso del número de seminaristas en el mundo. ¿Cómo ven desde Roma la evolución de las vocaciones?

—Efectivamente, en general, el número de seminaristas está descendiendo mucho en todas partes, y son muy pocos los lugares donde aumenta. Un primer factor importante es que hay pocos niños, y menos familias cristianas.

En segundo lugar, hay que alentar a los sacerdotes a que sean buenos pastores. Un sacerdote es un buen pastor cuando se asemeja a Jesús: ese es un testimonio necesario, que mueve.

Cuando hay alrededor de los sacerdotes una comunidad viva y bella, surgen también abundantes vocaciones.

Tenemos que volver siempre a la comunidad primitiva, que se alimentaba de la Palabra de Dios y de los Sacramentos, se amaban unos a otros, compartían todo…: este es el ejemplo de una Iglesia que es comunión, que es una verdadera comunidad.

¿Están los sacerdotes bien repartidos en las zonas donde son necesarios?

—La distribución más adecuada de los sacerdotes se realiza de varias maneras.

Pienso, por ejemplo, en los sacerdotes que se trasladan Fidei donum a otros países, con la necesaria inculturación, puesto que han de conocer e integrarse en la mentalidad del país, aprender a convivir con las personas que se encuentran allí, etc. Eso no siempre es fácil, pues requiere anteponer, a la propia mentalidad y tradiciones, la cultura del nuevo lugar al que se llega y el anuncio del Evangelio.

Para nosotros los sacerdotes, y para los seminaristas, es muy importante tener espíritu misionero. En los cinco años en que fui rector del seminario, y en los dieciocho que fui obispo de la diócesis -por tanto, durante veintitrés años- le hacía esta pregunta a cada seminarista: ¿estás dispuesto a ir a cualquier lugar del mundo? Algunos decían que les costaba porque no soportaban el frío, o el calor, o lo que fuera; y alguno decía que sí porque le gustaba viajar. ¡Pero no es para hacer un viaje, es para toda tu vida!

Tienes que querer que tus huesos reposen allí; tu tumba debe estar allí. Luego todos ya decían que sí, que estaban dispuestos a ir donde hiciera falta por Jesús, por la Iglesia. Todavía muchos me lo recuerdan: ¡Usted nos decía que teníamos que estar preparados para ir a cualquier lugar! Sí, cierto, uno que se sienta llamado a ser sacerdote tiene que estar preparado para asumir esta actitud misionera.

Por su mesa de trabajo pasan también datos sobre situaciones difíciles. ¿Qué causas provocan las crisis vocacionales?

—Los motivos pueden ser muy variados.

Una de las dificultades existentes es el problema de la soledad: hay sacerdotes que se sienten solos.

El seminario no es sólo una institución para formar futuros sacerdotes, sino que es la comunidad de los que siguen a Jesús. Jesús te ama, y tú te conviertes en discípulo de Jesús. Procuras vivir la Palabra, y en torno a la vivencia de la Palabra se forma esa comunión. Todo en la vida del seminario y durante el tiempo que dura la formación, debe ser una vida comunitaria.

Sin embargo, una vez que se es sacerdote, ¿qué sucede? Que, si se abandona el sentido de la vida comunitaria o presbiteral, si se descuida la meditación, si no hay vida de adoración, si el breviario comienza a fallar, si me dejo llevar por las prisas para trabajar, si desaparece la confesión, si descuido el rosario y la Misa, si el sacerdote se acuesta tarde, se queda hasta la media noche ocupado con el ordenador y se levanta muy tarde… ¿dónde está la vida adecuada? Así el sacerdote difícilmente sentirá la alegría del Evangelio y caerá en el sentimiento de soledad y de decepción. En esas condiciones es lógico sentirse solo.

En medio de tanta actividad, ¿Qué lugar tiene la vida espiritual de los sacerdotes?

—Como le decía anteriormente, hace falta cuidar ese aspecto comunitario del sacerdote: que el presbítero busque a otros sacerdotes, cuide las relaciones, fomente la comunión, acuda a la confesión, etc. Sin esto, también es difícil tener una vida espiritual sólida, a pesar de las muchas ocupaciones.

Por ejemplo, ahora estamos muy ocupados con el teléfono móvil y con las posibilidades del mundo digital, que en sí son buenas, pero… ¡Oh, es terrible!

Realmente hay que mantenerse despierto, no dormirse, buscar a Dios con todas las fuerzas, estar en Él, y también ayudarse recíprocamente.

Hace pocas semanas di un retiro espiritual a unos cincuenta sacerdotes; ha sido muy enriquecedor, y hablé personalmente con los que me lo pidieron, que fue un grupo numeroso.

Muchos me hablaban de sus actividades en la parroquia, y cómo a veces han de emplear demasiado tiempo trabajando en asuntos relacionados con la administración, en detrimento de su tarea más directa como pastores. Pero, ¡hay tantos laicos que podrían ayudar en esas tareas! Y el sacerdote podrá actuar más como pastor.

La soledad, o el mucho trabajo, ¿inciden en la afectividad?

—Para el celibato es muy importante una afectividad equilibrada. ¿Cómo hacer para alcanzar esa madurez? No es fácil, pero hay que cultivar el camino que nos lleva a la madurez humana, junto con la vivencia de la Palabra.

Una persona no está nunca sola si busca vivir en Dios. Nuestro Dios no es soledad, es Uno y Trino. Y nosotros no podemos vivir solos, tampoco humanamente. 

Otro aspecto de la formación es el aspecto cultural e intelectual.

—La lectura y el estudio son muy importantes para un sacerdote. Antes de ser rector del seminario, durante cuatro años fui también profesor del seminario mayor, y lo seguí siendo también después.

Pues bien, advertí que cuando alguien decía “basta” a la vida intelectual, todo el tono general de su vida disminuía. No se trata necesariamente de saber mucho, sino de alcanzar una sabiduría que viene de Dios, y para eso hay que formarse bien y estudiar.

Día del Seminario

En torno a la celebración del Día del seminario es importante alentar la única vocación cristiana: la santidad, el servicio, la entrega absoluta de la propia existencia traducida en la entrega total, consagración a Dios o matrimonio.

15 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

Tal día como hoy del año 1660 fallecía en París Santa Luisa de Marillac. Siendo adolescente, quiso ser monja, pero su mala salud se lo impidió, por lo que se casó con un hombre con quien compartió 12 años de difícil matrimonio. Al morir su esposo, se consagró al Señor sirviendo a los pobres y enfermos, acompañando a San Vicente de Paúl en la puesta en marcha de la Compañía de las Hijas de la Caridad.

Su vida nos enseña que la vocación cristiana es una: la santidad, y que esta se desarrolla en las circunstancias concretas con que Dios se hace presente en la historia de cada uno. Luisa fue santa siendo soltera, casada y consagrada, porque su vida fue un dejarse hacer por el Señor en cada uno de aquellos tres estados.

En los días previos a la festividad de San José, la Iglesia realiza su tradicional campaña por el Día del Seminario. Es tiempo para la reflexión en torno a las vocaciones y para animar a los jóvenes a plantearse su posible llamada al sacerdocio. Desde luego que es importante que surjan vocaciones sacerdotales, pero creo que, sin darnos cuenta, proyectamos cierta predilección por una vocación frente a otras, lo que, en mi opinión, podría ser contraproducente hoy en día.

Hasta hace unos años, en nuestras sociedades sociológicamente católicas, lo normal era casarse. Se consideraba como la llamada natural y muchos llegaban a ella casi sin planteárselo. Conocían a un chico o a una chica, comenzaban a salir y se casaban por la Iglesia porque era lo que todo el mundo hacía. Los que profundizaban en su fe, llegaban a una reflexión más seria en torno a su vocación y sí que podían plantearse el sacerdocio o la vida consagrada. También el matrimonio, pero como lo que es: un sacramento de servicio a la comunidad, un camino de santidad.

Hoy en día las cosas han cambiado mucho. Si en el año 2000 el 75% de las bodas celebradas en España fueron católicas, en 2020 este porcentaje descendió hasta el 10%. Aun así, muchos de esos pocos que todavía acuden a los despachos parroquiales a solicitar el sacramento lo hacen manifiestamente en contra de este, pues no han esperado al enlace para vivir en común y no están dispuestos a aceptar lo que la fe nos revela sobre su sentido y finalidad. En estas circunstancias, el matrimonio cristiano sigue estando hoy muy devaluado en el propio seno de la Iglesia y es normal que siga siendo considerado como una vocación “de segunda”, porque está desdibujado.

En el prefacio de los Itinerarios Catecumenales para la Vida Matrimonial y Familiar del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, el papa Francisco reflexiona sobre esta realidad llamando la atención sobre «que la Iglesia dedica mucho tiempo, varios años, a la preparación de los candidatos al sacerdocio o a la vida religiosa, pero dedica poco tiempo, sólo unas semanas, a los que se preparan para el matrimonio».

Y es que no se nos ocurre ordenar a un muchacho, por mucho deseo y convencimiento que tenga de su vocación sacerdotal, tras darle un cursillo de ocho sesiones o de fin de semana. Tampoco nos imaginamos admitir a una candidata a la vida consagrada, por muy enamorada que esté del carisma de la fundadora, sin un tiempo largo de noviciado y discernimiento vocacional. Pero, para acceder al sacramento matrimonial, basta con llevar a tu novio o tu novia del brazo, acudir a unas charlas y ¡hala, a fundar una Iglesia doméstica para toda la vida según los designios del Señor!

Presentando el matrimonio como una vocación inferior, puesto que se necesita menos preparación o discernimiento para acceder a ella, estamos provocando que muchos accedan engañados, pues mientras que antes las costumbres sociales acompañaban a los esposos, lo que la sociedad actual entiende como vivir en pareja no tiene nada que ver con la familia cristiana. Algunos matrimonios son directamente nulos y otros muchos fracasan pues se cierran a la gracia sacramental.

Pero esta minusvaloración del matrimonio puede cerrar también las puertas a muchos posibles candidatos a la ordenación que pueden no creerse capaces de alcanzar los (supuestamente) superiores requisitos del sacerdocio, decantándose por la siempre más fácil (en apariencia, por desconocimiento) vida matrimonial.

No hagamos distinciones a la hora de presentar a los jóvenes las diferentes formas en las que los puede llamar el Señor. Con las enseñanzas de Santa Luisa de Marillac, en plena campaña del Día del Seminario, alentemos la única vocación cristiana: la santidad, el servicio, la entrega absoluta de la propia existencia… Y que sea Dios el que llame a través de las diferentes formas de vida, que no están tan lejos unas de otras. Nos puede servir también de ejemplo San José, patrón de los seminarios y casado para más señas.

El autorAntonio Moreno

Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

Evangelización

Francisco Vélez: “La Iglesia pide a los cofrades ser consecuentes con su fe”

Entrevista a Francisco Vélez de Luna, presidente del Consejo General de Hermandades y Cofradías de la Ciudad de Sevilla.

Maria José Atienza·14 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 4 minutos

Sevilla y Semana Santa son dos términos inseparables. A fuerza que tienen en España las Hermandades y Cofradías se nota de manera especial en la capital andaluza que acoge, durante la semana de pasión a más de 2 millones de personas. Pero las hermandades y cofradías van más allá de su estación de penitencia.

Su capacidad evangelizadora toca corazones de jóvenes y mayores y son un dique de contención de la secularización. Prueba de ello es que, en las zonas donde la piedad popular tiene más fuerza son muchísimos más los bautizos y matrimonios sacramentales o, como señalaba en este medio, Marcelino Manzano, Delegado Diocesano de Hermandades y Cofradías de la Archidiócesis de Sevilla, casi la mitad de los seminaristas sevillanos procede del mundo de las hermandades.

Francisco Vélez de Luna preside el Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla, abogado de profesión, profundamente creyente y vinculado desde hace dedenios al mundo cofrade, destaca, en esta entrevista para Omnes, la necesidad de una formación permanente en los hermanos puesto que “la formación es el alimento de la fe”.

Ser presidente del Consejo de Cofradías en una ciudad como Sevilla, epicentro de la religiosidad popular de Pasión, es algo más que un «cargo de gestión». ¿Cuáles son sus retos? 

–En primer lugar he de señalar que el Consejo General de Hermandades y Cofradías de la Ciudad de Sevilla es un organismo diocesano que agrupa a todas las hermandades erigidas canónicamente en la Archidiócesis hispalense. El Presidente del Consejo debe velar por el cumplimiento de los fines establecidos en los Estatutos, aprobados por la Autoridad eclesiástica, así como coordinar las labores propias de cada una de las Secciones en las que se organizan las hermandades: Sacramentales, de Penitencia y de Gloria.

Vivimos en una sociedad en la que la secularización es una realidad que avanza día a día. Son muchos los que consideran las cofradías ese «dique de contención» ante la secularización… 

–La piedad popular tiene una gran importancia en la actividad pastoral de la Iglesia en los momentos actuales. Es innegable el poder de convocatoria de las cofradías y la devoción que inspiran sus titulares a miles y miles de personas. De ahí que la Jerarquía eclesiástica valore cada vez más la importancia de la piedad popular y buena prueba de ello es el II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular que, recientemente, ha sido convocado por el Sr. Arzobispo para el próximo año.

¿Cómo se vive la fe en una hermandad? ¿Qué dice a quienes acusan a los cofrades de vivir una «piedad sentimental»? 

– En una hermandad se vive la fe a dos niveles. Un primer nivel es personal, la forma en que cada persona se acerca al misterio insondable de Dios y participa de la vida espiritual a la que todos estamos convocados y eso se hace por medio de la práctica sacramental.

El segundo nivel es el colectivo, compartiendo la fe con los hermanos, unidos por una misma devoción a los titulares, las actividades de formación que se organizan y la caridad, que no solo debe ser material, sino también de acompañamiento a tantas personas que precisan de la solidaridad y el calor de sus semejantes.

¿Qué pide la Iglesia a los cofrades en nuestra sociedad?

­–Que sea consecuentes con la fe que se profesa. Que exista unidad de vida, coherencia entre lo que se cree y lo que se practica. Es la forma en la que todo cofrade, como hijo fiel de la Iglesia, debe contribuir a la construcción del Reino de Dios. Esa sinodalidad a la que últimamente nos convoca tanto el Papa como el resto de los pastores.

¿Cree que habría que mejorar el acompañamiento espiritual y la formación de los hermanos para que fueran conscientes de su testimonio de fe? 

–En los últimos años se ha avanzado mucho en la labores de la formación y todavía resta camino por recorrer. De hecho, la formación no termina nunca, dado que es el alimento de la fe, de la espiritualidad. Una fe que no desarrolle queda anquilosada, estancada. Es preciso cuidarla con la tarea formativa para que nos haga crecer por dentro.

velez hermandades
Vélez, Mons. José Ángel Saiz, Arzobispo de Sevilla y un sacerdote

Más allá del día de la estación de penitencia. ¿Cómo vive una Hermandad a lo largo del año? 

–La reciente pandemia que hemos padecido ha hecho aflorar la tarea asistencial que desarrollan las cofradías, que es mucha y variada. Todas las hermandades cuentan con su Diputación de Caridad que canaliza esta labor, una veces a cargo exclusivamente de la hermandad, otras veces unidas unas con otras para potenciar las acciones.

El propio Consejo cuenta con una labor asistencial, “Proyecto Fraternitas”, que desarrolla en una de las zonas social y económicamente más deprimidas, en un barrio que, por desgracia, figura entre los tres más pobres de nuestro país.

Son muchas las personas que sin la contribución de las hermandades y de la Iglesia, a través de Cáritas, pueden afrontar cada día las más elementales necesidades.

Las Hermandades Sacramentales y de Gloria son también una fuerte realidad en Sevilla y en otros lugares. ¿Qué papel tienen dentro del Consejo? 

–Las Hermandades Sacramentales y de Gloria participan de los fines generales de cualquier hermandad: culto, Formación y caridad; si bien, poseen sus propios carismas.

Las Sacramentales tienen como principal cometido fomentar la devoción y el culto a Jesús Sacramentado, realmente vivo y presente en la Eucaristía.

Las hermandades de Gloria son eminentemente marianas. La mayoría dan culto al misterio de la maternidad divina de María. Son devociones muy íntimas, que aglutinan a familias y a muchas collaciones de la ciudad, en las que vertebran a sus vecinos como un verdadero común denominador y una seña específica de identificación.

Vaticano

El legado teológico pastoral del Papa Francisco tras 10 años de pontificado

10 mensajes de Francisco de sus 10 años de Pontificado. Así resume Mons. Mariano Fazio, vicario auxiliar del Opus Dei, el legado que el Papa ha dejado a la Iglesia y a la sociedad desde 2013 hasta hoy. Estas ideas fueron presentadas en un evento organizado recientemente por la Academia de líderes católicos y la Pontificia Comisión para América Latina.

Mariano Fazio·13 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 4 minutos

Me gustaría subrayar algunos puntos del Magisterio de Papa Francisco, que están ayudando a renovar la fe de la Iglesia siempre dentro de la tradición.

Diez años son muchos, por lo que se trata necesariamente de una selección de ideas.

“El nombre de Dios es misericordia”.

Al recordarnos que Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre, Francisco plantea una realidad en la que tanto insistió san Juan Pablo II: nos dice que el anuncio del kerigma salvífico es el mensaje fundamental de la fe cristiana. Dios se encarnó para salvarnos, muriendo en la Cruz y abriéndonos las puertas de su perdón a través de su infinita misericordia.

Las bienaventuranzas, corazón del Evangelio.

Tanto las bienaventuranzas como el capítulo 25 del Evangelio de san Mateo -donde se habla de las vírgenes necias y prudentes, de la parábola de los talentos y del juicio final- son el corazón del Evangelio, porque esos textos ponen de manifiesto la misericordia divina y su acogida en el corazón de cada persona.

El matrimonio, participación del amor de Dios.

En Amoris laetitiae, el Papa hace una relectura del himno del amor de la carta de san Pablo a los Corintios que permite comprender que el amor de los esposos es participación del amor de Dios: “Podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada”, dice san Pablo.

Y el Papa añade en su exhortación apostólica: “No podremos alentar un camino de fidelidad y de entrega recíproca si no estimulamos el crecimiento, la consolidación y la profundización del amor conyugal y familiar. Propone, en concreto, que en la familia se usen tres palabras para estimular ese amor: gracias, perdón, permiso.

El buen samaritano, inspiración para acoger al otro.

En la encíclica Fratelli tutti, el Papa sugiere una relectura de la parábola del buen samaritano. Rastrea sus antecedentes en el Antiguo Testamento e interpela al lector preguntando con qué personaje se identifica.

Mirando al mundo de hoy e incluso a la Iglesia, afirma: “Todavía hay quienes parecen sentirse alentados o al menos autorizados por su fe para sostener diversas formas de nacionalismos cerrados y violentos, actitudes xenófobas, desprecios e incluso maltratos hacia los que son diferentes”. Francisco invita a que en la catequesis y la predicación se tenga más presente hablar dignidad de cada persona.

La santidad “de la puerta de al lado”.

En Gaudete et exsultate, Francisco acerca la santidad a la vida ordinaria, rememorando aquellos gestos cotidianos que podemos llevar a plenitud con la presencia de Dios. Dice así: “Me gusta ver la santidad en el pueblo de Dios paciente: a los padres que crían con tanto amor a sus hijos, en esos hombres y mujeres que trabajan para llevar el pan a su casa, en los enfermos, en las religiosas ancianas que siguen sonriendo. En esta constancia para seguir adelante día a día, veo la santidad de la Iglesia militante. Esa es muchas veces la santidad de la puerta de al lado, de aquellos que viven cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios, o, para usar otra expresión, ‘la clase media de la santidad’”.

A los jóvenes: Dios es Amor. Cristo salva. Vive.

Estas tres realidades componen el anuncio kerigmático vivencial que Francisco quiere transmitirles. “No conocerás la verdadera plenitud de ser joven -dice en Christus vivit-, si no encuentras cada día al gran amigo, si no vives en amistad con Jesús”. Y añade que los amigos nos ayudan a madurar y son, al mismo tiempo, un reflejo del cariño del Señor.

Tener amigos nos enseña a abrirnos, a comprender, a cuidar a otros, a salir de nuestra comodidad. Por eso, la amistad con Jesús transforma, porque él “los quiere como sus instrumentos para derramar luz y esperanza, porque quiere contar con vuestra valentía, frescura y entusiasmo”. El Señor invita a todos al anuncio misionero en “cualquier ambiente, hasta las periferias existenciales, también a quien parece más lejano, más indiferente”.

Contagiarnos de la alegría del Evangelio.

El Papa invita a vivir y transmitir la alegría evangélica, y lo recuerda con expresiones como: “No tener cara de Cuaresma sin Pascua”. Es decir, el cristiano tiene que renovar la esperanza -en ocasiones, tantas veces al día- porque “Dios puede actuar en cualquier circunstancia, también en medio de aparentes fracasos”. El pesimismo no es cristiano. Quien se entrega a Dios por amor será fecundo.

“Tal fecundidad es muchas veces invisible, inaferrable, no puede ser contabilizada. Uno sabe bien que su vida dará frutos, pero sin pretender saber cómo, ni dónde, ni cuándo”. Nada hecho por amor se pierde: ningún trabajo, ninguna preocupación sincera, ningún acto de amor a Dios, ningún cansancio generoso… Pero esa espera no implica inactividad o una actitud pasiva ya que, en el misterio de una aparente esterilidad, “sólo sabemos que nuestra entrega es necesaria”.

Cuidar y proteger la casa común.

Tomando como inspiración las palabras del santo de Asís –Laudato si’”-, papa Francisco recuerda la necesidad de cuidar la tierra, que nos ha sido confiada por Dios. “Hago una invitación urgente a un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta. Necesitamos una conversación que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos”.

El Papa subraya la íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta, con la convicción de que en el mundo todo está conectado. Además, denuncia la cultura del descarte y propone una base para desarrollar una nueva ecología humana.

La fe, luz para vernos y para ver como Cristo.

El Papa dedicó su primera encíclica a la fe. Lumen fidei explica que la fe nos ayuda a participar de la visión de Jesús. “Para la fe, Cristo no es sólo aquel en quien creemos, la manifestación máxima del amor de Dios, sino también aquel con quien nos unimos para poder creer. La fe no sólo mira a Jesús, sino que mira desde el punto de vista de Jesús, con sus ojos: es una participación en su modo de ver”.

Señalaba, además, que es urgente recuperar el carácter luminoso propio de la fe, “pues cuando su llama se apaga, todas las otras luces acaban languideciendo”. La fe, dice el Papa, nace del encuentro con el Dios vivo, que nos llama y nos revela su amor, “un amor que nos precede y en el que nos podemos apoyar para estar seguros y construir la vida”.

La piedad y la revolución de la ternura.

El Papa ha hecho numerosas referencias a devociones cristianas que pueden provocar una revolución en la vida de los cristianos si se viven con ternura: nos ha invitado a poner el belén en Navidad para acoger a Dios (Admirabile Signum), ha escrito sobre san José para que aprendamos a ser custodios de los demás (Patris Corde) y sabemos que acude a saludar a la Virgen a la basílica romana de Santa María la Mayor cada vez que regresa de un viaje. Son gestos de hijo del que aprendemos a ser hijos del Padre.

El autorMariano Fazio

Sacerdote, historiador y profesor. Actual vicario auxiliar del Opus Dei.​

Vaticano

Diez artículos para entender al Papa Francisco

El Santo Padre Francisco cumple hoy diez años de pontificado (2013). Unos años en los que ha situado el acento en el amor al prójimo, en especial a los más pobres y descartados, y en asuntos tan relevantes como la fraternidad humana, la lucha contra los abusos, el cuidado de la creación y la familia, o diversas reformas, además de clamar por la paz.

Francisco Otamendi·13 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos

Con ocasión de estos temas de fondo manifestados por el Papa Francisco en estos diez años como Sucesor de Pedro, Omnes ha ido recogiendo artículos y colaboraciones que puede venir bien recordar, para entender mejor el gobierno del Papa.

Sin ánimo de ser exhaustivos, porque la relación podría ser larga, he aquí algunos de ellos.

1) Las 9 “apuestas” del Papa Francisco

Giovanni Tridente recordó en su artículo nueve años de pontificado del Papa Francisco al frente de la Iglesia, y nueve retos por los que apuesta el Romano Pontífice. 9 apuestas que continúan plenamente vigentes en el pontificado del Papa argentino

2) La culminación de las reformas en la Santa Sede: “Praedicate Evangelium”.

El 5 de junio de 2022 entró en vigor la Constitución Apostólica ‘Praedicate Evangelium’, sobre la Curia Romana y su servicio a la Iglesia. Culminaba así el proceso de reformas de la Curia y organismos vaticanos que, desde el inicio de su pontificado, ha marcado el paso del Papa Francisco por la sede petrina.

3) El Papa Francisco y las iniciativas de diálogo con el islam.

Andrea Gagliarducci analizó el último encuentro del Papa Francisco con el Gran Imán de Al Azhar en Baréin, que confirma un diálogo basado en el encuentro.

4) Más allá de Ucrania. Preocupación y trabajo por la paz.

El Presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, cardenal Miguel Angel Ayuso, habló con Omnes sobre el Papa, la Iglesia como ‘hospital de campaña’, y el dialogo interreligioso.

5) Lucha contra los abusos. La reforma del libro VI del Código de Derecho canónico.

Otro de los ejes del pontificado de Francisco ha sido la lucha contra los abusos sexuales cometidos por personas de la Iglesia o en su entorno. En este sentido, Omnes entrevistó a Mons. Juan Ignacio Arrieta, Secretario del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, sobre la reforma del Libro VI del Código de Derecho Canónico.

6) La Iglesia sinodal. El reto de una conversión total en formas y estructuras.

El Sínodo de la sinodalidad, un proceso de renovación eclesial en la Iglesia es un tema nuclear en la agenda de Francisco en estos últimos años. Mons. Luis Marín de San Martín, O.S.A., trabaja junto al cardenal Mario Grech y la religiosa francesa Nathalie Becquart, núcleo visible de la Secretaría del Sínodo. Habló así con Omnes del Papa y el Sínodo.

7) Benedicto XVI y Francisco. Continuidad y novedad.

En contra de lo que algunas voces quieran dar a entender, el cardenal Herranz, considera que no existe oposición entre los pontificados de Francisco y Benedicto XVI. En una elocuente entrevista enfatizó que existen «diferentes prioridades pastorales entre ambos, pero no diferencias de fondo».

8) Catequesis: desde los mensajes de san Pablo a la conversión del corazón

Las catequesis de los miércoles de este pontificado han tocado temas muy diversos. La misericordia, la figura de san José o el papel de los ancianos en la sociedad han sido algunos de los protagonistas de estas audiencias.

9) La «sociología» de Francisco

Para Massimiliano Padula, sociólogo de los procesos culturales y comunicativos del Instituto Pastoral de la Pontificia Universidad Lateranense, la influencia de Guardini explica las claves del pensamiento de Francisco.

10) Francisco y los jóvenes

Con ocasión de la JMJ de Lisboa se celebrará del 1 al 6 de agosto de 2023 en la capital portuguesa con el lema “María se levantó y partió sin demora”, el Papa Francisco, «retó» a los jóvenes a una vida en camino como María.

El autorFrancisco Otamendi

Vaticano

Francisco y el sacerdocio: 10 años alentando «Pastores según el corazón de Cristo»

El décimo aniversario de la elección del Papa Francisco y la cercanía del 19 de marzo, solemnidad de san José y día en que se reza especialmente por las vocaciones al sacerdocio, constituyen el marco para recordar las claves en las que el Papa Francisco sitúa el ministerio sacerdotal en la actualidad.

Giovanni Tridente·13 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 6 minutos

El sacerdote es aquel que ha decidido seguir e imitar a Cristo, viviendo plenamente su propio ministerio-vocación, en una dinámica misionera en la que cuida de los fieles que le han sido confiados, pero sin cansarse de salir a buscar a aquellos que por tantas razones se han alejado “de casa”, o del redil para referirnos a una imagen evangélica. 

Esta es, en pocas palabras, la síntesis del pensamiento y la enseñanza sobre el ministerio sacerdotal que el Papa Francisco ha “dispensado” a lo largo de los diez años de su pontificado, que se cumplen este mes de marzo de 2023.

Una “fotografía” que se deduce también del ejemplo personal del Pontífice de cómo ha “encarnado” ese ser pastor según el corazón de Cristo, en medio de una sociedad llena de exigencias y necesidades.

Para mostrar algunos rasgos sobresalientes hemos elegido diez intervenciones públicas del Santo Padre -discursos, homilías, cartas-, cada una de ellas correspondiente a cada año de su ministerio como pastor de la Iglesia universal, y otra del año recién comenzado.

—2013. Salida hacia las periferias

Uno de sus primeros discursos no podía ser otro que la homilía de su primera Misa Crismal como Obispo de Roma, ante los sacerdotes de su diócesis recordando el día de su ordenación, el 28 de marzo de 2013. Aquí el Papa, refiriéndose a las lecturas propias de esa celebración, explica que el sacerdote es quien lleva “sobre sus hombros al pueblo que le ha sido confiado” y lleva los nombres de este pueblo –“nuestro pueblo fiel”– “grabados en su corazón”. Luego está el aceite de la unción, que es “para los pobres, para los presos, para los enfermos y para los que están tristes y solos”. 

Una clara referencia primordial a la “Iglesia en salida” que cuida de los últimos y de los olvidados, y una referencia explícita a las “periferias”, donde se encuentran las penas y las alegrías, las angustias y las esperanzas, y donde el sacerdote debe llevar la fuerza y la eficacia redentora de esta “unción”. 

—2014. El tiempo de la misericordia 

Un corazón sacerdotal misericordioso es lo que el Papa Francisco presenta el año siguiente a los sacerdotes de su diócesis, al inicio de la Cuaresma, en un encuentro en el Aula Pablo VI el 6 de marzo de 2014. 

Aquí recuerda, refiriéndose a un pasaje del Evangelio de Mateo, que el lugar donde más a menudo se encontraba Jesús eran “los caminos” y esto permite captar la profundidad de su corazón, animado por la compasión hacia las numerosas “multitudes” cansadas y agotadas. A continuación, el Pontífice explica cómo la Iglesia se encuentra en el “tiempo de la misericordia”, una gran intuición que ya había transmitido al Pueblo de Dios su predecesor Juan Pablo II. 

Para los sacerdotes, esto se traduce en “cercanía” y proximidad a quien está herido en su propia vida, demostrando “entrañas de misericordia”, por ejemplo, en la administración del sacramento de la Reconciliación, pero también en la actitud de acoger, escuchar, aconsejar, absolver… Por tanto, hay que “tener el corazón conmovido” y esto sólo puede suceder si se vive en primera persona la misericordia de Dios.

—2015. “No te canses de perdonar”

“No te canses de perdonar. Sean perdonadores”, como lo hizo Jesús. Así lo pidió el Papa Francisco a los sacerdotes durante el viaje a Cuba de septiembre de 2015, en su homilía durante el rezo de las Vísperas con los consagrados en la catedral de La Habana.

Entonces recordó que sigue siendo fundamental para un pastor ir en busca de los más pequeños: los hambrientos, los encarcelados, los enfermos según el “protocolo de Mateo 25”. 

Y el lugar privilegiado para acoger a estos hermanos y hermanas es el confesionario, sin ser neurótico ni mal dispuesto sino dejando fluir el abrazo del perdón.

—2016. Apuntar al centro de la persona

Siguiendo con el tema de la Misericordia, en 2016 el Papa proclamó un Jubileo especial, y en el día dedicado a los sacerdotes, en la fiesta del Sacratísimo Corazón de Jesús, el 3 de junio, comenzó hablando de la necesidad de “apuntar el corazón” de los pastores “al centro de la persona”, a las raíces más fuertes de la vida y al núcleo de los afectos, imitando al Buen Pastor, que “es la misericordia misma”. 

Para formar este corazón que imita a Cristo, el Santo Padre sugiere a los sacerdotes tres acciones: salir de sí mismos para buscar a quienes ya no quieren formar parte del rebaño; ser capaces de escuchar y acompañar los pasos de las personas con compasión generosa y espíritu de inclusión; alegrarse de percibirse como ese canal de misericordia que precisamente acerca a las personas a Dios.

—2017. Expertos en el arte del discernimiento

Evidentemente, antes de llegar a ser sacerdote, se pasa por un intenso camino de formación, y uno de los aspectos que el Papa Francisco tiene mucho interés en subrayar, apoyándose también en su familiaridad con la tradición ignaciana y jesuita, es el del discernimiento.

Un arte que se aprende ante todo familiarizándose con la escucha de la Palabra de Dios, con un conocimiento creciente del propio mundo interior, de los afectos y de los miedos.

Así lo explicó a los seminaristas del seminario de Campania de Posillipo, reunidos en el Vaticano el 6 de mayo de 2017, reiterando la urgencia de “huir de la tentación de refugiarse detrás de una norma rígida o detrás de la imagen de una libertad idealizada”. 

—2018. Oración, obediencia y libertad

En septiembre de 2018, el Papa Francisco se dirigió a los sacerdotes de la archidiócesis de Valencia, acompañado de su arzobispo Antonio Cañizares Llovera. 

Aprovechando el Jubileo de San Vicente Ferrer celebrado ese año, el Pontífice propuso tres medios fundamentales para que un sacerdote conserve la amistad y la unión con Jesucristo.

En primer lugar, la oración, porque un sacerdote que se priva de ella “no llega muy lejos”, y la gente se da cuenta de ello; después, la obediencia para predicar el Evangelio a toda criatura, es decir, el anuncio de la Palabra, que debe hacerse con alegría sin sentirse su dueño o incluso “empresario”. 

Por último, la libertad para saber “salir” al encuentro del hermano, pero también para saber distanciarse de la mundanidad.

—2019. Dos vínculos: Jesús y el Pueblo

Con motivo del 160 aniversario de la muerte del Santo Cura de Ars (Juan María Vianney), propuesto por Pío XI en 1929 como patrón de todos los párrocos, el 4 de agosto de 2019 el Papa Francisco escribió una carta paternal a todos los sacerdotes del mundo, hermanos que silenciosamente “lo dejan todo” para dedicarse a la vida de sus comunidades. Hermanos que trabajan “en las trincheras” y que “ponen la cara” para cuidar y acompañar a su pueblo. 

La finalidad de la carta la explica el Papa en la introducción: ser cercana, dar gracias y aliento. No hay que olvidar que surge en un periodo de fuertes críticas a los sacerdotes, tras los tristes sucesos de abusos sexuales 

Tras el agradecimiento por la “perseverancia”, la resistencia, la administración de los sacramentos y la pasión por el pueblo, el estímulo consistió en reiterar la importancia de no descuidar “dos lazos constitutivos de nuestra identidad”, el que nos une a Jesús – “buscadle, encontradle y gozad de la alegría de dejaros curar, acompañar y aconsejar”- y el que nos une al pueblo -“no os aisléis de vuestro pueblo”, “no os encerréis en grupos cerrados y elitistas”-. 

—2020. Llamados a anunciar y profetizar el futuro

Al año siguiente Francisco escribe una nueva carta, esta vez a los sacerdotes de la diócesis de Roma, dado que, a causa de la pandemia del Covid-19 no fue posible celebrar juntos la Misa Crismal.

También en este caso se trata de estar cerca y acompañar a una comunidad de hermanos que, sin embargo, se vio muy probada por las consecuencias de las restricciones sanitarias.

El enfoque del Santo Padre es apuntar todo -después de los muchos sufrimientos vistos y experimentados- a la Resurrección: “Como comunidad sacerdotal estamos llamados a anunciar y profetizar el futuro”, tratando de establecer “un tiempo siempre nuevo: el tiempo del Señor”. 

—2021. Soñar con una Iglesia enteramente al servicio

“Queridos hermanos sacerdotes, os invito a tener siempre grandes horizontes, a soñar, a soñar una Iglesia enteramente al servicio, un mundo más fraterno y solidario. Y para ello, como protagonistas, tenéis que aportar vuestra contribución. No tengáis miedo de atreveros, de arriesgar, de ir adelante porque todo lo podéis con Cristo que os da la fuerza”. Son las palabras que el Papa Francisco dirigió en junio de 2021 a los sacerdotes del Convitto San Luigi dei Francesi, una comunidad situada en el corazón de Roma. 

Junto a este acicate, referido a todos los sacerdotes, el Pontífice reafirmó la importancia de “ser apóstoles de la alegría”, sin olvidar también un poco de sano humor, bien consciente de que esta sensibilidad tiene su fuente en permanecer enraizados en Cristo.

—2022. Las cuatro proximidades

En febrero del año pasado, por iniciativa del entonces Prefecto del Dicasterio para los Obispos, el cardenal Marc Ouellet, se celebró en el Vaticano un simposio sobre la teología del sacerdocio, ocasión en la que el Papa Francisco recibió en audiencia a los participantes. 

Aquí, el Santo Padre invitó a los presbíteros a “interceptar el cambio” de la época que estamos viviendo, permaneciendo anclados “a la Tradición viva y sabia de la Iglesia, que puede permitirse emprender el camino sin miedo”. 

Como “instrumentos concretos” de esta misión hoy, habló más extensamente de las ya mencionadas “cuatro proximidades”. Ante todo, la cercanía a Dios, de quien sacar la fuerza necesaria; la cercanía al obispo, para consolidar los lazos de obediencia y la capacidad de escucha; la cercanía entre presbíteros, para sentirse parte de una gran comunidad; por último, la cercanía al pueblo de Dios, para “llevar adelante el estilo del Señor”.

—2023. Verdaderos testigos del amor de Dios

La intervención más reciente dirigida a los sacerdotes es el encuentro de oración -junto a diáconos, consagrados y seminaristas- que el Papa Francisco tuvo con ellos en su viaje a la República Democrática del Congo a principios de febrero.

Aquí retomó, como al inicio de su pontificado, la referencia a la unción y al óleo “de consolación y esperanza”, que el Señor da a su pueblo a través de sus ministros sagrados. A continuación, el Santo Padre reiteró la importancia del servicio -servir al pueblo y no ser utilizado por él-, conjurando tres tentaciones particulares.

La primera es la “mediocridad espiritual”, que puede ser vencida mediante la celebración eucarística diaria y la Liturgia de las Horas. Luego, el desafío de la “comodidad mundana” debe ser vencido difundiendo más bien modelos de sobriedad y libertad interior.

Por último, la tentación de la superficialidad, aprendiendo a “entrar en el corazón del misterio cristiano, a profundizar en la doctrina, a estudiar y meditar la palabra de Dios”. El objetivo último es llegar a ser, evidentemente, en la variedad de las angustias de nuestro tiempo, verdaderos “testigos del amor de Dios”

Vaticano

Papa Francisco. Una década al frente de la Iglesia

Rome Reports·13 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: < 1 minuto
rome reports88

Combatir la corrupción económica dentro del Vaticano, los abusos sexuales, y quitar protagonismo a la curia para dárselo a las diócesis eran los tres ejes principales que los cardenales propusieron durante los encuentros realizados antes del cónclave de 2013 del que salió elegido Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco.

Estos temas han sido, asimismo, ejes de su pontificado caracterizado, también, por su cercanía con los más vulnerables.


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Familia

Miles de familias defienden la vida en Madrid

Varias decenas de miles de personas han salido este domingo a las calles madrileñas para defender el derecho a la vida y la dignidad de todo ser humano, desde su concepción hasta su muerte natural. Madrid se tiñó de verde con familias enteras, incluidos abuelos y muchos bebés en carrito o silla.

Francisco Otamendi·13 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 4 minutos

No es fácil saber si los integrantes de la Plataforma Sí a la Vida esperaban a estas miles de personas y tantas familias. Pero lo cierto es que allí estaban este domingo en torno a cincuenta mil personas, según los organizadores, para mantener la llama encendida de la vida, y proclamar, como señala el Manifiesto leído al final de la Marcha, “que todo ser humano tiene derecho a la vida y a ser tratado como merece su especial dignidad, desde su concepción hasta la muerte natural y en todos los momentos y circunstancias”.

La Marcha tuvo lugar entre el final de la calle Serrano, a la altura de la Plaza de Colón, hasta la Puerta de Alcalá, y luego bajando hasta Cibeles, para subir por Castellana, donde se situó el escenario este año. Allí estaban mayores y jóvenes, más de cuatrocientos voluntarios, varones y mujeres, y muchos niños, cosa no frecuente en estos tiempos, de Madrid y de diversas ciudades españolas, animados por el ‘Viva la vida’ de Coldplay o el ‘Que viva la vida’, de los Hermanos Martínez, junto a los influencers Carla Restoy, José Martín Aguado o Pablo Delgado (desde Instagram). Todo amenizado por el Dj Juan Herranz, fundador de Eight Ball Event.

Tras la pancarta, entre otros, estaban Alicia Latorre, presidenta de la Federación Española de Asociacioones Provida, y Esperanza Puente; Alfonso Bullón de Mendoza, presidente de la ACdP y de la Fundacion Universitaria San Pablo CEU, y Carmen F. de la Cigoña (Instituto CEU de Estudios de la Familia); Amaya Azcona (directora gral. Red Madre), Álvaro Ortega (Fundación + Vida) y representantes del Foro de la Familia.

Además, Marta Velarde (+Futuro), Rosa Arregui (Adevida), Ana del Pino (One of Us), Eva María Martín (Andoc); Oscar Rivas (Educatio Servanda); Reme Losada (Aesvida) o Javier Fernández Jáuregui (Deportistas por la Vida y la Familia). Junto a la primera fila se situaron Jaime Mayor Oreja (One of Us) y María San Gil (Fundación Villacisneros), por ejemplo. Y en la zona del escenario, se pudo ver, entre otros, a Jesús Poveda (Escuela de rescatadores), y representantes de más de 500 asociaciones provida.

Entre las pancartas, fotos de embriones humanos, “escucha el latido, te digo que estoy vivo”, “la voz del corazón”, “¿éste es el latido que queréis ocultar?”, “ninguna madre se arrepiente de serlo”, “Plataforma Córdoba por el derecho a la Vida”, “Cantabria por la Vida”, “Álava, verdad y vida”, ó “Cada vida importa. Alicante”, entre otros muchos, y globos, muchos globos verdes y blancos.

En los últimos días, Omnes ha publicado reportajes sobre la defensa de la vida, y ha subrayado que el aborto es también es cosa de hombres. También entrevistas como las realizadas a Isabel Vaughan-Spruce, la mujer que fue detenida en Birmingham por “rezar en su mente” ante una clínica abortista, y a Alejandra y Benjamín, matrimonio de evangelistas, padres de Samuel, que vivió 6 horas fuera del vientre materno.

9 puntos del Manifiesto

Los nueve puntos del Manifiesto leído este domingo por la Plataforma Sí a la Vida son los siguientes:

“1) Proclamamos que todo ser humano tiene derecho a la vida y a ser tratado como merece su especial dignidad, desde su concepción hasta la muerte natural y en todos los momentos y circunstancias.

2) Queremos mostrar la grandeza de la cultura de la vida y sus frutos, una cultura que es generosa, acogedora, constructiva, alegre, que cura heridas, que no se rinde.

3) Rechazamos todas las leyes y prácticas que atentan contra la vida y la naturaleza humana en cualquier momento de su existencia, así como los negocios e ideologías que las sustentan.

4) Exigimos que no se oculte la verdad biológica de la vida humana, ni los conocimientos y experiencias que pueden aportarse desde todos los ámbitos. Asimismo exigimos que no se mienta sobre lo que es el aborto, la eutanasia, los ataques al embrión, la ideología de género… ni se niegue la crueldad, injusticia y dolor que infringe la cultura de la muerte.

5) Reclamamos que, de manera prioritaria, los avances médicos y los cuidados lleguen a todos sin excepción, a quienes aún no han nacido y a sus madres, a los enfermos crónicos, a quienes padecen enfermedades poco o muy frecuentes, a quienes necesitan paliativos… y se destinen a ello todos los recursos materiales y personales necesarios.

6) Respaldamos y agradecemos a todas las personas y asociaciones que desde distintos campos de acción trabajan a favor de toda vida humana, a pesar de las muchas dificultades e incluso de la persecución.

7) Y nos dirigimos también a quienes piensan de otra forma, a quienes sufren por las malas decisiones del pasado o por su indiferencia, porque no podemos recuperar las vidas perdidas ni cambiar el pasado, pero tenemos el futuro en nuestras manos, porque tenemos por delante mucho bien por hacer y todos, sin excepción somos necesarios.

8) Seguiremos trabajando por conseguir que ninguna ley ilegítima y perversa esté vigente en nuestro ordenamiento jurídico, pues consideramos que España debe ser una nación avanzada, progresista en cuanto a los verdaderos derechos y conservadora de los valores objetivos y perennes.

 Y 9) Y mientras cambian las leyes, mientras la cultura de la muerte pretenda seguir dominando, seguiremos encendiendo una luz, mostrando la verdad, salvando vidas y esperanzas. Por todo ello, mostramos, un año más, nuestro compromiso público y unitario de continuar diciendo siempre y en toda circunstancia ¡Sí a la vida!”

Sorteos, viajes, apoyo

Con motivo de la celebración se ha realizado también un sorteo en el perfil de Instagram de la Plataforma Sí a la Vida patrocinados por Methos Media, dos bonos de 100 euros y una cena en un restaurante de Madrid. Y un viaje Pack Multi Aventura para 4 personas patrocinado por Viajes Pangea y Methos.Media.

La organización realiza asimismo un llamamiento a la solidaridad para ayudar sufragar los gastos que supone este evento. Se puede colaborar mediante: Bizum ONG: 00589; por transferencia: ES28 0081 7306 6900 0140 0041, titular de la cuenta: Federación Española de Asociaciones Provida. Concepto: Sí a la Vida, e indicar qué persona o asociación hace el ingreso. O por la campaña de crowdfunding creada para esta Marcha Sí a la Vida 2023.

El autorFrancisco Otamendi

Vaticano

Una década con el Papa Francisco

Se cumple una década desde que, tras la renuncia de Benedicto XVI, el Papa Francisco asumiera el timón de la Iglesia.

Giancarlos Candanedo·13 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

Al cumplirse diez años de la elección de Francisco (13-III-2013), se nos presenta la ocasión para recordar algunos hitos de su pontificado.

La euforia que causó la elección del primer pontífice proveniente del continente americano, fue alimentada por signos que algunos interpretaron como el anuncio de cambios radicales en la Iglesia.

A continuación señalo 10 de las acciones que numerosos comentadores consideran entre las más relevantes del papa argentino.

1. Énfasis en la justicia social

No ha cesado de promover medidas para combatir la pobreza y la desigualdad, criticando en ocasiones los excesos del capitalismo. Ha sido una voz de apoyo para los miles de refugiados y migrantes, promoviendo y defendiendo sus derechos y pidiendo a los gobiernos que les proporcionen protección y asistencia.

2. Esfuerzos para combatir los abusos sexuales

En continuidad con su predecesor, ha tomado medidas para enfrentar este drama. En 2019, el Papa celebró una cumbre sobre el tema y, en 2020, introdujo nuevas normas que obligan a informar de las denuncias de abusos a las autoridades civiles.

3. Reforma de la curia

Con la promulgación de la constitución apostólica Prædicate Evangelium (19-III-2023), sobre la curia romana y su servicio a la Iglesia en el mundo, reestructuró este organismo central de la Iglesia para subrayar su dimensión misionera; entre otras cosas, buscaba la unificación de algunos dicasterios (ministerios vaticanos) para optimizar recursos económicos y reducir la burocracia.

4. Reformas en las finanzas

Optó por la creación de una nueva secretaría económica; además no ha cesado en sus esfuerzos para promover la transparencia y la rendición de cuentas en materia financiera. La más reciente acción se trata de un rescripto en el que elimina las facilidades económicas a los prelados de más alto nivel que trabajan en la curia y que se benefician de alquileres de apartamentos y tarifas especiales en alojamientos vaticanos.

5. Pandemia COVID-19

Lanzó diversos mensajes de índole espiritual y también mensajes a los gobernantes y científicos, animándoles a la solidaridad en búsqueda de respuestas y acciones concretas para superar la crisis, haciendo hincapié en la importancia de atender a los más vulnerables de la sociedad.

En algunos países la situación supuso un reto en relación al derecho humano de libertad religiosa.

6. Documentos pontificios

Ha presentado tres encíclicas de gran relevancia: Lumen Fidei (2013), completando la trilogía de encíclicas sobre las virtudes teologales (fe, esperanza, caridad) iniciada por Benedicto XVI; Laudato si (2015), primer documento papal dedicado exclusivamente a cuestiones medioambientales; y Fratelli tutti (2020), presentando una reflexión “para que, frente a diversas y actuales formas de eliminar o de ignorar a otros, seamos capaces de reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad y de amistad social que no se quede en las palabras”.

Ha firmado cinco exhortaciones apostólicas en las que aborda aspectos importantes y actuales para la Iglesia tales como: el anuncio del Evangelio en el mundo de hoy (Evangelii gaudium, 24-XI-2013); el amor en la familia, sus problemáticas, retos y posibles soluciones (Amoris laetitia, 19-III-2016); la llamada a la santidad en el mundo contemporáneo y en medio de las actividades ordinarias (Gaudete et exsultate, 19-III-2018); la juventud, alentándoles a “crecer en la santidad y en el compromiso con la propia vocación” (Christus vivit, 25-III-2019); y la realidad y problemática de la Amazonia (Querida Amazonia, 2-II-2020).

7. Llamamientos a la paz

Está haciendo frente a las situaciones políticas y de guerra que hay alrededor del mundo. Con la colaboración de la Secretaría de Estado, responsables de la diplomacia vaticana, ha hecho presente a la Iglesia en diversos esfuerzos diplomáticos relacionados con las situaciones políticas en Nicaragua y Venezuela, así como en el conflicto bélico en curso entre Rusia y Ucrania.

Ha hecho llamamientos al diálogo, la búsqueda de soluciones pacíficas, la protección de los derechos humanos y de las instituciones democráticas en estos y otros conflictos.

Sinodalidad y camino sinodal alemán

Con el objetivo de que los católicos disciernan conjuntamente sobre cómo avanzar para ser una Iglesia más sinodal a largo plazo, ha convocado un sínodo sobre la sinodalidad (“caminar juntos”), con el que trata de poner en práctica una de las asignaturas pendientes previstas por el Concilio Vaticano II.

Al mismo tiempo, ha hecho llamamientos para que el sínodo alemán, convocado con la intención de debatir y encontrar soluciones a diversas cuestiones a las que se enfrenta la Iglesia en Alemania, entre las que destacan temas como el celibato, la ordenación de mujeres y la moralidad sexual, aborde estos temas desde la doctrina y la moral católica vigente, no al margen de ella.

En general, la postura de la Iglesia católica ante el sínodo alemán es de cautela y diálogo, haciendo énfasis en la necesidad de equilibrar las preocupaciones locales con la unidad y fidelidad más amplias de la Iglesia.

Difusión de la reconciliación

Es uno de los pontífices que más ha difundido el sacramento de la reconciliación. Convocó el Jubileo Extraordinario de la Misericordia, que tuvo lugar del 29 de noviembre de 2015 al 20 de noviembre de 2016.

Lo hemos visto confesar y confesarse, y ha desarrollado una pastoral de la confesión que poco a poco se difunde en todo el mundo.

Diálogo con otras religiones

Hace esfuerzos por promover el diálogo y el entendimiento entre la Iglesia católica y otras religiones, en particular el Islam.

Ha realizado varios viajes a países predominantemente musulmanes y se ha pronunciado contra el extremismo religioso.

El autorGiancarlos Candanedo

Mundo

El Camino Sinodal y la política de hechos consumados

Con la adopción de una serie de resoluciones, el Camino Sinodal alemán se aparta de la doctrina de la Iglesia católica y pretende comenzar a implementar ya algunas de ellas. Pide al Papa que reconsidere el celibato, que las mujeres puedan ser diáconos, que los laicos puedan predicar en la Misa y administrar varios sacramentos. También rompe con la antropología cristiana para introducir la “diversidad sexual” y la bendición de parejas homosexuales.

José M. García Pelegrín·13 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 7 minutos

Una de las cuestiones más esperadas de la quinta Asamblea del Camino Sinodal alemán, celebrada del 9 al 11 de marzo, era cómo iban a posicionarse los obispos en relación con el denominado “Consejo Sinodal”: inicialmente previsto para perpetuar el Camino Sinodal –pues se trataría de un órgano de gobierno formado por clérigos y laicos que dirigiría la diócesis junto con el obispo, pudiendo controlar al ordinario e incluso imponerse a este–, la Santa Sede advirtió en una Nota de julio de 2022 que “no sería lícito introducir en las diócesis nuevas estructuras oficiales o doctrinas que constituirían una violación de la comunión eclesial y una amenaza para la unidad de la Iglesia antes de que se haya llegado a un acuerdo a nivel de la Iglesia universal”.

Por este motivo, en la cuarta Asamblea de septiembre de 2022 se llegó a una fórmula de compromiso, al aprobar la creación de una “Comisión sinodal” para preparar el “Consejo sinodal”.

Consejos sinodales

Sin embargo, en el orden del día de la quinta Asamblea volvía a aparecer el texto sobre la creación de “consejos sinodales con capacidad de asesoramiento y de decisión a nivel de las diócesis y las parroquias”.

Entre las Asambleas de noviembre de 2022 y la de marzo de 2023 se habían producido pronunciamientos significativos del Vaticano, en la visita ad limina de noviembre de 2022 (cfr. Dossier sobre el Camino Sinodal publicado en el número de febrero de 2023 en la revista Omnes) y posteriormente en una carta, fechada el 16 de enero de 2023 y firmada por el cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin y los cardenales Luis Ladaria y Marc Ouellet, con la aprobación expresa del Papa, en la que se decía nuevamente que el Camino Sinodal no tiene competencia para crear un “Consejo Sinodal”.

Además, en unas palabras de saludo a la Conferencia Episcopal con ocasión de su Asamblea de primavera, que ha tenido lugar del 27 de febrero al 2 de marzo, el nuncio apostólico Nikola Eterović volvía a repetir la ilicitud de crear consejos sinodales, también a nivel diocesano o de cada parroquia.

Esta insistencia y claridad llevó a que varios obispos tomaran la palabra en la Asamblea, entre ellos los tres obispos auxiliares de Colonia: Dominik Schwaderlapp (“Me siento vinculado por la instrucción del Papa y por lo tanto no puedo estar de acuerdo con el texto”), Rolf Steinhäuser y Ansgar Puff. En vistas de que no se obtendría la mayoría de dos tercios de los obispos, se decidió no votar sobre este texto, sino dar traslado a la “Comisión sinodal”, cuyos miembros se eligieron en la quinta Asamblea, que se ocupará de actualizar o modificar el texto.

Según Mons. Georg Bätzing, presidente de la Conferencia Episcopal alemana y co-presidente del Camino Sinodal, esto se hará “sobre la base del Derecho Canónico vigente”, lo cual –visto los pronunciamientos vaticanos y los comentarios de conocidos canonistas– parece más bien la cuadratura del círculo.

Reconsiderar el celibato, diaconado de la mujer

El resto de los documentos presentados en la Asamblea sí obtuvieron la mayoría necesaria; en un primer texto básico sobre “Existencia sacerdotal hoy” se decía que es “imposible continuar como hasta ahora”, también por el elevado número de sacerdotes que han cometido abusos sexuales y “las causas sistémicas que favorecen actos de abusos sexuales y de poder”. Por este motivo se “solicita al Santo Padre que, en el contexto del proceso del Sínodo universal, se examine el nexo entre administración del Orden y la obligación del celibato”. Entretanto se ruega al Papa que admita “con rapidez” al sacerdocio a los llamados “viri probati”.

La Asamblea votó asimismo por el diaconado de la mujer: si bien varias participantes habían abogado por que el texto se refiriera no al diaconado, sino al sacerdocio –“necesitamos estar a la misma altura en el altar”, “la Iglesia católica tiene una responsabilidad sobre la imagen de la mujer en el mundo”– el texto definitivo se refiere al diaconado: “La Asamblea del Camino Sinodal solicita a la máxima autoridad de la Iglesia, esto es al Papa y al Concilio, el examen de si la doctrina de Ordinatio Sacerdotalis vincula definitivamente a la Iglesia o no”. Ahora bien, eso no debe hacer pensar que los asambleístas hayan abandonado la idea de exigir el sacerdocio para la mujer. A pesar de que el Nuncio Nikola Eterović, en las mencionadas palabras de saludo a la Conferencia Episcopal en la Asamblea de primavera, recordó que la doctrina contenida en Ordinatio Sacerdotalis es definitiva, el texto del Camino Sinodal decía: “La argumentación teológica en Alemania ha mostrado que los textos doctrinales presentados no han alcanzado el grado de vinculación definitiva”. Por esta razón se aprobó que en Alemania se cree una comisión para tratar “la temática del Orden sacramental para personas de cualquier sexo”.

Predicación y administración de sacramentos por laicos

Sobre una mayor participación de la mujer versaba el texto sobre “Mujeres en servicios y ministerios en la Iglesia”; en definitiva se trataba de la predicación dentro de la Eucaristía y de la administración de ciertos sacramentos por laicos y laicas. Después de que a solicitud de la Conferencia Episcopal –contra una mayoría de las mujeres– se eliminara la introducción de “la administración de la confesión por laicos en el marco del acompañamiento espiritual”, se aprobó un texto en el que se exhortaba a los obispos a que se elaborara una norma particular sobre la predicación de los laicos en la Eucaristía y se solicitara el permiso de la Santa Sede. También se aprobó la administración del Bautismo y la Unción de enfermos por laicos “en casos de necesidad”, si bien el obispo auxiliar de Colonia Ansgar Puff no considera que en Alemania haya una necesidad que lo justifique. En este contexto, el obispo de Augsburgo Betram Meier habló de una “cierta tendencia en Alemania a que cada vez más mujeres y hombres pudieran administrar sacramentos”; así podría terminar por plantearse la cuestión: “¿Para qué necesitamos personas consagradas?”.

A pesar de que el texto habla de situaciones de necesidad, en la rueda de prensa al término de la Asamblea Mons. Bode, obispo de Osnabrück, se refirió a que, tras un periodo de formación de unos meses, se introduciría en su diócesis la predicación en la Eucaristía por parte de laicos y laicas, así como la administración del Bautismo por “personas no consagradas”. Según esto, parece que no considera necesario el permiso que según el texto se debe solicitar a la Santa Sede.

En el origen del Camino Sinodal estaba el deseo de prevenir los abusos sexuales, tras el shock producido por el estudio realizado por tres universidades en 2018. Ahora, la quinta Asamblea ha aprobado un texto con medidas de “Prevención de abusos sexuales”. Resulta significativo, sin embargo, que tan solo dos días antes de comenzar la Asamblea, el diario Augsburger Allgemeine publicara una entrevista con el jesuita alemán Hans Zollner, director del Instituto para la protección contra abusos de la Gregoriana y uno de los mayores expertos en la materia, en la que este criticaba “la lentitud y la falta de estándares para tratar los abusos en Alemania”, a diferencia de las medidas adoptadas por otros países. Tales declaraciones vienen a corroborar las repetidas críticas de que al hablar exclusivamente de “causas sistémicas o estructurales” se obvia perseguir la culpa, en cuanto a comisión de estos crímenes y a su encubrimiento, de personas individuales. Igualmente ha sido muy criticado que los abusos sexuales hayan sido instrumentalizados por el Camino Sinodal (“abuso de los abusos”) para introducir modificaciones de la doctrina católica.

Diversidad sexual, bendición de parejas homosexuales

Entre esas modificaciones se encuentra “el reconocimiento de la diversidad sexual”, lo cual significa una ruptura con la antropología cristiana basada en Génesis 1, 27: “Y Dios creó al hombre a su imagen. Lo creó a imagen de Dios; los creó varón y mujer”. A pesar de que por ejemplo Stefan Zekorn, obispo auxiliar de Münster, expresó que no podía asentir a un texto “que prácticamente se basa por completo en la teoría de género”, éste fue aprobado, y en él se dice que “la actual antropología cristiana positivista de derecho natural, tal y como subyace en los textos eclesiásticos vigentes, legitima y promueve la exclusión, la violencia y la persecución de personas a las que la Iglesia debería en realidad proteger”. En cambio, “la doctrina y el derecho de la Iglesia siguen asignando posiciones altamente precarias y vulnerables a las personas trans e intersexuales”. Por ello, la Asamblea Sinodal hace una serie de recomendaciones a los obispos, entre ellas el nombramiento de “responsables LGBTI*” en todas las diócesis para supervisar “el acompañamiento espiritual marcado por la aceptación de los creyentes trans e intersexuales”. Entre otras cosas se solicita que los creyentes transexuales puedan cambiar su género en el registro de bautismo sin trámites burocráticos.

En relación con el sacerdocio, el texto dice que “la determinación de los caracteres sexuales externos debe suprimirse allí donde todavía se practique en el curso de la aceptación de una persona como candidato al sacerdocio”. En esta línea, la Asamblea sinodal exige al Papa que “el acceso a los ministerios de la Iglesia y a las vocaciones pastorales también debe ser examinado en cada caso individual para los bautizados y confirmados intersexuales y transexuales que intuyen una vocación para sí mismos; éstos no deben ser excluidos de manera generalizada”.

Relacionada con esto se encuentra también la aprobación por la Asamblea de la bendición de parejas “que se aman” y que no pueden o no quieren acudir al sacramento del matrimonio –es decir, parejas homosexuales o divorciados que han contraído un nuevo matrimonio civil–, pues se reconoce “que en la vida común de parejas que conviven comprometidas y responsables hay un bien moral”. Si bien el texto hace referencia a la Nota de la Congregación para la doctrina de la fe de 2021 en la que se decía que no es posible bendecir parejas homosexuales, “la negativa a bendecir la relación de dos personas que quieren vivir su pareja en el amor, el compromiso y la responsabilidad mutua y con Dios resulta despiadada o incluso discriminatoria en una sociedad que ha conquistado la dignidad humana y la libre autodeterminación como máximas de normalización moral”.

En la rueda de prensa final, Mons. Bätzing dijo que en su diócesis de Limburgo la bendición de parejas “que se aman” se introduciría “inmediatamente”.

¿Cómo seguirá el Camino Sinodal?

Si bien esta quinta Asamblea es teóricamente la última –se ha previsto una sexta para dentro de tres años con el fin de evaluar la implementación de las resoluciones–, la presidenta del Comité central de los católicos alemanes y co-presidenta del Camino Sinodal, Irme Stetter-Karp, señaló en dicha rueda de prensa que el Camino Sinodal comenzaba realmente ahora. Por su parte, Mons. Bätzing declaró que enviará, en aquellas cuestiones que no son competencia de un determinado obispo o de una Conferencia Episcopal, “nuestras preguntas al espacio de la Iglesia universal”, y que no se conformará con “respuestas burocráticas a estas preguntas desde ningún despacho de la Curia, y menos aún desde cuartos oscuros, sino que espera procesos sinodales a nivel de la Iglesia universal que aborden cuestiones de tanto peso, las debatan y conduzcan a decisiones”.

Para ello ha solicitado a la Santa Sede una reunión en Roma, con la Presidencia del Camino Sinodal al completo; es decir, también con los laicos. Y añadió que le había dicho al cardenal Luis Ladaria, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe: “Tienen que aprender también en Roma a seguir procesos sinodales en los que participan muchos”.

Recursos

Los monjes del desierto

Los Padres del Desierto, primeros exponentes de la vida monacal, surgen primero en las comunidades cristianas de Oriente y después en las de Occidente. Veremos en este mes a los orientales, iniciadores de una fecunda tradición que ha llegado hasta nuestros días.

Antonio de la Torre·13 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 5 minutos

Durante los tres primeros siglos de cristianismo las comunidades que vivían su fe en Jesucristo formaron una extensa red a lo ancho de todo el Imperio Romano. Hemos visto cómo, instruidos, alentados, y protegidos por los Santos Padres, los cristianos cumplieron a fondo el papel de ser levadura en medio del mundo que Jesús les encomendó en su enseñanza. Organizados en comunidades pequeñas y muy vivas, presididas por un obispo y atendidas por un colegio de presbíteros, los cristianos sembraron en el mundo pagano con abundancia. En el mundo realizaron su apostolado, sufrieron conflictos, dialogaron con las diversas culturas, padecieron persecuciones, y fueron pasando por diversos escenarios políticos hasta que, al final, el Imperio Romano se hizo cristiano.

Un nuevo camino

Junto a este camino de los cristianos en medio del mundo, encontramos un pequeño sendero, que, si bien al principio pasó escondido, con el tiempo dio origen a una amplia y nueva vivencia de la vida cristiana. Nos referimos a los cristianos que decidieron vivir una consagración particular a Dios, primero viviendo en el mundo y después saliendo de él para vivir en el desierto.

Desde el principio, en efecto, hubo cristianos que descubrieron como vocación propia vivir lo más ajustadamente posible el consejo de ascetismo predicado por Jesús de Nazaret: “Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga” (Mc 8, 34). Así, tanto en el Nuevo Testamento como en los primeros Padres de la Iglesia, encontramos testimonios de esta forma de vida, que se concretaría pronto en la virginidad y en la vida continente dentro del mundo, como modo de vivir la renuncia para imitar a Jesús y llegar a la plenitud de la contemplación en su seguimiento.

Por tanto, en numerosos lugares de Oriente, pero especialmente en Egipto, muchos cristianos tomaron este ideal de vida evangélica o de vida apostólica, complementario al ideal de la mayoría de los cristianos, que vivían como levadura en medio del mundo. Fue cuestión de tiempo que este ideal moviera a muchos a una imitación más estricta, saliendo del mundo para vivir el seguimiento radical de Jesús en la soledad del desierto, viviendo como solos, como monjes, del mismo modo que Jesús en su vida pública se retiraba con asiduidad a la soledad de los parajes desérticos para entregarse a la oración y a la contemplación íntima de su Padre Dios.

Los monjes anacoretas

A lo largo del siglo III, coincidiendo con las grandes persecuciones, encontramos grandes figuras del cristianismo antiguo que huyeron al desierto, no para escapar de la violencia imperial, sino para huir de la corrupción y tóxica vanidad del mundo todavía pagano. Esta fuga mundi rechazaba una sociedad que vivía para la gloria mundana, la ambición del lujo, la auto celebración de sí mismo y el deseo de dejar un glorioso recuerdo para la posteridad.

Frente a este planteamiento, la llamada de irse a vivir solo (monachós en griego, de donde vendrá el latín monachus, monje) al desierto supondrá buscar la humildad, el alejamiento, la austeridad, el silencio, el vivir escondido y el olvido de uno mismo. No por mera oposición al mundo, sino por manifestar ante él “lo único necesario” (Lc 10, 42), que es la contemplación de las realidades divinas, y para imitar la vida de Jesucristo como orante solitario en lugares desérticos.

En el desierto, como Jesús, el monje que ha renunciado a su familia, a su patrimonio, a sus afectos, y a sí mismo, para dedicarse a la soledad y a la oración, sufrirá un duro combate por parte del diablo, como las sufrió Jesucristo en el desierto de Judea. No le faltarán tentaciones, acosos, ataques ni seducciones; tampoco la violencia del mundo ni los ataques de las fieras. Pero de todas saldrá triunfante gracias a la bendición de Dios y a su esfuerzo ascético personal para conquistar las virtudes.

Así nos lo narran las numerosas Vidas que han llegado hasta nosotros de los llamados Padres del Desiertos, los primeros anacoretas (los separados, en griego) que marcharon a la soledad para abrir un nuevo camino de perfección en la vida cristiana. La más importante es la que escribió san Atanasio sobre san Antonio Abad, el verdadero padre de esta nueva experiencia monástica en la soledad. En ella nos narra la conversión de san Antonio, sus comienzos en la dura experiencia como anacoreta, su vida entre sepulcros primero, y en los desiertos egipcios después. Y nos descubre que la fama de santidad y sabiduría del santo, fruto de su entrega generosa a la imitación y al seguimiento de Jesucristo, le trajo numerosos discípulos.

Como podemos imaginar, los Padres de este monacato en el desierto no se dedicaron a escribir libros, como los demás Padres que estamos viendo en esta serie. Mucho menos su propia biografía. Pero, afortunadamente, sus discípulos, y los de otros padres del desierto primitivos, fueron recogidos en unas colecciones llamadas Apotegmas. Cada una de estas narraciones nos presenta, el hilo de alguna anécdota de la vida del monje, un diálogo donde el monje va enseñando a su discípulo. Y es que cada vez más cristianos comenzaban un camino discipular con estos venerados anacoretas, buscando “practicar con éxito la vida celestial y recorrer el camino del reino de los Cielos”, como nos cuenta un antiguo apotegma.

El movimiento cenobítico

Con el tiempo esta experiencia individual, un tanto carismática, y sorprendentemente contagiosa, fue dando lugar a una configuración progresiva de instituciones, organización comunitaria y producción literaria. Es lo que conocemos como el cenobismo (de koinós-bios, comunidad de vida en griego). Comunidades de anacoretas se iban formando con una primera forma de vida común, guiada ya por una regla escrita, por las grandes áreas del cristianismo: Egipto, Palestina, Siria o Capadocia.

Tenemos que destacar Egipto, especialmente el desierto en torno a Tebas (lo que se conoce como la Tebaida), como lugar de origen de este movimiento, como lo fue también de la vida de los anacoretas. Pacomio es el gran patriarca de la vida cenobítica, escritor de la primera regla monástica e iniciador de una importante serie de grandes héroes del monaquismo antiguo, como Shenute, Porfirio, Sabas o Eutimio. Las vidas de estos padres eran leídas como biografías de auténticos héroes de la espiritualidad, que inspiraron a muchos cristianos en su experiencia de vida cenobítica. Durante los siglos IV y V, ya con el cristianismo plenamente asentado en el Imperio Romano, se irán enriqueciendo las colecciones de apotegmas y biografías de estos padres del desierto, como lo vemos en la Historia Lausíaca, de Paladio, una curiosa enciclopedia de estos grandes héroes de la ascética y de sus enseñanzas espirituales.

Porque no podemos olvidar que lo esencial en esta experiencia no es el esfuerzo ascético personal ni la radicalidad de las renuncias, sino la gracia espiritual que Dios pone en estas personas al llamarlas a la vida en el desierto. De ahí que las enseñanzas de estos padres sean una fuente inagotable de alimento espiritual. En este sentido son de un gran valor las recopiladas por autores como Evagrio Póntico o Casiano (siglos IV-V).

En concreto, el Tratado práctico y el Sobre la oración de Evagrio constituyen una referencia esencial para entender la espiritualidad monástica de la Iglesia oriental, que tanto influyó después en las diversas corrientes del cenobismo de la Iglesia latina. De la segunda obra, que busca instruir al discípulo en la impasibilidad y en la contemplación, siguiendo las antiguas tradiciones de los primeros padres, proceden las citas que acompañan a este artículo. 

Seguro que todavía hoy tienen mucho que decir a quienes, dentro o fuera del mundo, buscan una mayor identificación con Jesucristo y una mayor profundidad espiritual en su seguimiento.

El autorAntonio de la Torre

Doctor en Teología

Vaticano

Papa Francisco: «Jesús sacia nuestra sed con amor»

El Papa Francisco ha rezado el Ángelus asomado a la ventana con los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro. Durante la meditación se ha centrado en la petición que Jesús dirige a la samaritana en el Evangelio de hoy: “Dame de beber”.

Paloma López Campos·12 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos

Este domingo el Papa Francisco ha rezado el Ángelus con las personas reunidas en la plaza de San Pedro. También ha pronunciado una breve meditación sobre el pasaje del Evangelio que se lee este tercer domingo de Cuaresma, sobre Jesús y la samaritana en el pozo de Jacob.

El Papa explica que el hecho de que Jesús, sediento y cansado, se pare a descansar y pida de beber a una mujer, nos muestra “una imagen del abajamiento de Dios: en Jesús, Dios se hizo uno de nosotros; sediento como nosotros”. Esta sed de Cristo, dice Francisco, “no es solo física, expresa las sequedades más profundas de nuestra vida: es sobre todo la sed de nuestro amor”.

Pero el Señor, aquel que pide de beber, también es quien da de beber. “Jesús, sediento de amor, sacia nuestra sed con amor. Y hace con nosotros como con la samaritana: se acerca a nosotros en lo cotidiano, comparte nuestra sed, nos promete el agua viva que hace brotar en nosotros la vida eterna”.

Una sed mucho más profunda

Esta frase de Jesús es mucho más profunda, dice el Papa. “Estas palabras no son solo la petición de Jesús a la samaritana, sino un llamamiento – a veces silencioso – que cada día se eleva hacia nosotros y nos pide que nos hagamos cargo de la sed de los demás”.

“Dame de beber es el llamamiento de nuestra sociedad, donde la prisa, la carrera por el consumo y la indiferencia generan aridez y vacío interior”.

De este modo, señala Francisco, “el Evangelio hoy nos ofrece a cada uno de nosotros el agua viva que puede hacer que nos convirtamos en fuente de refrigerio para los demás”. Y, además, este pasaje nos invita a preguntarnos “¿Yo tengo sed de Dios, me doy cuenta de que necesito su amor como el agua para beber? Y después: ¿Me preocupo de la sed de los demás?”

Familia

Suzanne Aho (ONU): «Tenemos que difundir la Declaración de Casablanca»

Suzanne Aho, ex Ministra de Salud de Togo, ha participado como observadora independiente en la firma de la Declaración de Casablanca para la abolición universal de la maternidad subrogada.

Maria José Atienza·12 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

El 3 de marzo de 2023 es un día histórico para la promoción de la dignidad de las mujeres y los niños. Ese día se firma en Casablanca (Marruecos) la Declaración de Casablanca para la abolición universal de la maternidad subrogada.

La Declaración, firmada por 100 juristas, médicos, psicólogos y otros expertos de 75 países de todo el mundo, es un primer paso hacia la celebración de un tratado internacional para abolir esta práctica. Los miembros del Grupo de Expertos de Casablanca proceden de ámbitos y culturas muy diversos, y lo único que les une es el deseo de abolir la práctica en todo el mundo, sea cual sea la forma que adopte. Pretenden trabajar juntos en esta dirección para sensibilizar a la opinión pública y a los Estados sobre la realidad de este mercado globalizado. Constatan que, a pesar de que pocos países han legalizado la maternidad subrogada, sus promotores aprovechan la globalización para ofrecer su negocio a personas ricas que podrán alquilar los vientres de mujeres pobres que no tienen otro medio de subsistencia.

Como primer paso en este esfuerzo por informar a las autoridades, se invitó como observadores independientes a dos miembros del Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas (CDN), órgano que supervisa la aplicación de la Convención sobre los Derechos del Niño. Luis Ernesto Pedernera Reyna, de Uruguay, antiguo Presidente del CDN y actual miembro, dio la bienvenida y las gracias a los participantes.

Suzanne Aho, ex Ministra de Salud de Togo (2003-2006) y alcaldesa de Lomé durante 10 años, que inicia su tercer mandato como miembro del CDN (2023-2027), también pronunció un discurso de bienvenida y asistió al seminario de Casablanca. Nos lo cuenta,en esta entrevista con Omnes.

¿Qué opina del trabajo y del seminario del 3 de marzo de 2023 del grupo Casablanca?

–En primer lugar, me gustaría dar las gracias a todos aquellos que, de cerca o de lejos, han contribuido y apoyado el éxito del seminario del 3 de marzo de 2023 del Grupo Casablanca sobre un tema tan delicado como ella gestación subrogada. Celebro esta iniciativa, que suscita debates contradictorios y apela a los ámbitos médico, ético y jurídico. Uno de los problemas jurídicos se plantea a la hora de transcribir los certificados de nacimiento expedidos en el extranjero. Algunas jurisdicciones no reconocen la maternidad subrogada como modo legal de procreación en nombre del principio de mercantilización. Este seminario es oportuno. Los diferentes temas tratados muestran acertadamente todos los aspectos de la maternidad subrogada.

¿Hasta qué punto se controla la maternidad subrogada (vientre de alquiler) en el marco de la CDN de la ONU?

–Para el comité es tan relevante y preocupante como cualquier otro tema. La CDN habla de la maternidad subrogada, incluida la internacional. El tema está en nuestra lista de asuntos a tratar.

¿Cuáles son los riesgos de esta práctica?

–Las consecuencias para la madre y el niño son bastante graves, según los casos: dignidad, violencia, etc. Estas son las palabras clave de esta práctica.

El Comité Consultivo Nacional de Ética francés ha emitido un dictamen (Dictamen n.º 126 de 15 de junio de 2017) en el que se declara «favorable a la elaboración de una convención internacional que prohíba la gestación subrogada y se muestra especialmente apegado al esfuerzo diplomático». Se trata de la misma posición adoptada por el grupo de expertos de Casablanca. ¿Ve posible un tratado internacional para abolir la gestación subrogada?

–Sí, sería posible celebrar un convenio internacional, pero antes hay que responder a varias preguntas: ¿se ha preparado bien para ello el comité consultivo francés? ¿Cuál es el estado de la cuestión? ¿Cuáles son las estadísticas del mercado de maternidad subrogada en el mundo? ¿Están preparados para ello los Estados que practican y autorizan la gestación subrogada?

En mi humilde opinión, aún es demasiado pronto para concluir un convenio de este tipo. Debemos iniciar este proceso dando a conocer la Declaración de Casablanca.

¿No representa esta práctica una regresión de los derechos de los niños y las mujeres, que se ven reducidos a «objetos de transacción»?

–Ciertamente, es un atentado contra la dignidad humana y, por tanto, una violación de los derechos del niño y de los de la mujer.

Debemos luchar contra el tráfico de niños nacidos de la gestación subrogada.

Familia

Los padres de Samuel, ante la presión de abortar: «No te rindas»

Ésta es la historia de un joven matrimonio de evangélicos, Alejandra y Benjamín, ella costarricense, él alemán, que se negaron a seguir el insistente consejo médico de abortar, y tuvieron a Samuel, con síndrome de Edwards, que vivió sólo 6 horas fuera del seno materno. En vísperas de la Marcha por la Vida de este domingo día 12, lo cuentan a Omnes.

Francisco Otamendi·11 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 6 minutos

Alejandra y Benjamín son un matrimonio evangélico que se negó a abortar a Samuel, su hijo con síndrome de Edwards, quien vivió seis horas fuera del vientre de su madre. “El mayor milagro fue que Samuel llegara a la semana 38 en el embarazo. Fue doloroso, muy duro, perderlo tras el parto, pero hoy está en el cielo”, dice Alejandra a Omnes, tras explicar que se quedó embarazada en el año 2020, en pleno Covid. Su hijo, diagnosticado con síndrome de Edwards, nació el 5 de julio de 2021, y falleció a las seis horas de nacer”. 

Con este síndrome, el bebé, en lugar de tener dos copias del cromosoma 18 (dos pares), tiene tres. Es, por lo tanto, similar al síndrome de Down, aunque éste es una trisomía del cromosoma 21.

“Tuvimos mucha presión de los médicos para abortar”, explica Alejandra, pero “aun en medio del dolor más grande que jamás había sentido, pude escuchar a Dios, en un momento de oración, en la noche, decirme claro y directo: ‘sigue, no te rindas’. Estas palabras me dieron la fuerza para tener fe de que mi embarazo iba a estar bien”.

Para el primer médico al que acudieron, “por lo privado, en un centro médico de Torrejón de Ardoz, el aborto era “la solución más rápida’ y quizás para él ‘menos dolorosa’, pues de todas maneras según las estadísticas médicas, el bebé moriría en mi vientre”.

“Ben y yo quisimos una segunda opinión y la respuesta fue igual, nuestro hijo no sobreviviría en mi vientre y que lo mejor era abortar. Así pasaron las semanas, e incluso meses, en los que me vieron al menos diez médicos; seis de ellos nos sugerían el aborto como solución al embarazo que estaba llevando”, añade Alejandra.

“Mejor el aborto y así no corres ningún riesgo, porque uno de los riesgos era que su corazón dejara de latir y que él muriera dentro de mi vientre, entonces habría que hacer cirugía para sacarlo, etc. Pero como he dicho, tenía como una promesa de Dios de que no iba a morir en mi vientre, no que iba a vivir, sino que no moriría en mi vientre”, precisa la madre de Samuel, al que llaman Sami.

“Pero como he dicho, las palabras que recibí de Dios: ‘sigue, no te rindas’, me mantuvieron firme, conforme pasaba el tiempo yo sabía que Sami no moriría en mi vientre, incluso yo podía sentirlo moviéndose dentro de mí”, revela Alejandra. 

“Fue un embarazo muy duro, una constante lucha por la vida, pero nunca estuve sola”, añade esta costarricense: “me refugié muchísimo en Dios, nuestras familias crearon cadenas de oración para Sami, y nuestra iglesia y amigos siempre estuvieron a nuestro lado dándonos apoyo incondicional. La angustia en soledad hubiera sido mucho más dolorosa”.

Ben: “Una declaración médica no tiene la palabra final”

En la conversación surge una pregunta natural, que Alejandra no evita: ¿Encontraste apoyo en tu marido? Su respuesta es inmediata: “Muchísimo. Él estaba, de hecho, muy dolido porque al estar tan cerca del Covid, con sus secuelas, a él no le dejaban entrar, y yo recibí casi todas las noticias sola. Iba a las citas y él me esperaba fuera. Creo que es doloroso no haber podido estar conmigo en esas consultas. Pero sí, él pensaba igual que yo, en ningún momento el aborto ha sido una opción”.

Benjamín (Hamburgo, Alemania), misionero evangelista, corrobora lo que dice su mujer, y afirma a Omnes que “una declaración médica no tiene ni jamás puede tener la palabra final. En muchas instancias y situaciones diferentes, he visto a Dios sanando personas. Esto no es ninguna exageración. La palabra final sólo corresponde a Dios. Recuerdo que cuando recibimos la noticia, estábamos orando, y dije: no puedo permitir que esto tenga la última influencia sobre la vida de nuestro bebé, que en aquel momento no sabíamos que iba a ser un hijo, pensábamos que sería una hija”.

“Dios ha dado un valor, una dignidad a la vida humana, hecha a su imagen y semejanza, que nadie tiene derecho a quitar, mucho menos por conveniencia. Esto ha sido muy claro para nosotros. Decidimos luchar por la vida de nuestro bebé, en ese momento y en adelante. Porque la dignidad de la vida que se recibe viene de Dios, y no de nosotros, de nuestra conveniencia, o de reportes médicos”, señala el padre de Samuel, que vive en España desde principios de 2018. 

¿Es más duro que tu mujer tuviera que entrar sola, por el tema de la pandemia, a las consultas médicas, o esperar tú fuera el resultado de esas consultas? “Pienso que fue más duro para mi esposa”, contesta, “porque sé que a ella le ha afectado un montón esto también. Para mí, esperar afuera ha sido durísimo en todas las citas médicas, y especialmente en la cesárea. Yo he luchado mucho en la vida, pero donde he experimentado el apoyo y la guía de Dios ha sido aquí. En cada tiempo de espera he estado orando”.

“Él reaccionaba a mi voz”

Dejamos que siga Ben, padre de Sami: “Era muy difícil que sobreviviera nuestro hijo, por todos los problemas que tenía, podía morirse en cualquier momento, y afectar a la vida de la madre. Nosotros pensamos que esto no era verdad, y hasta yo pude sentir desde afuera los movimientos de nuestro hijo, y pudo experimentar que él reaccionaba a mi voz. Esto ha sido un milagro, sí, a pesar de lo que los médicos dijeron”.

“También cuando él nació, en el primer momento no respiró, y los doctores luchaban por su vida, y hemos podido conocer también fuera del vientre a nuestro hijo, le hemos podido coger. Esto era una respuesta a nuestras oraciones. Bueno, yo estaba entre la planta de arriba, para conocerle, y grabarle, y con Ale, que estaba abajo, volviendo de la cesárea. Todo esto ha sido un milagro”.

El regalo de Ester Marie

“Seis meses después nos quedamos embarazados. Me regañó un poco la doctora, pero ahí está Ester Marie, que nació en septiembre de 2022, y ahora tiene cinco meses. La vemos como un regalo de Dios, y está completamente sana, muy rosada, muy gordita, ningún problema genético, ni nada”, me había dicho Alejandra por la mañana. Horas más tarde, su marido, Ben, lo reitera: “Absolutamente, un regalo de Dios”.

Alejandra comenta: “Con AESVIDA fuimos a la Marcha el año pasado. Ahora estamos hablando con Susana, y la idea es crear algo para ayudar a mamás en Torrejón de Ardoz. A semejanza de de los bancos de Alimentos, crear un banco de necesidades de bebé. Porque nosotros trabajamos en Torrejón, aunque vivimos cerca de Alcalá”.

Al concluir, preguntamos a Ben cómo le surgió esa convicción, esa fuerza para defender la vida y su dignidad. “Es una larga historia. Mi familia es algo complicada. Pero surge tras el fallecimiento de mi madre en Alemania, entonces comencé a buscar a Dios. Y conectado con JCUM, empecé a leer la Biblia… Ahí empezó todo. Desde 2010 me entregué a Dios, y he tratado de vivir de la mejor forma que puedo. Y años después me ha llevado a misiones aquí en España. Ahora soy misionero con una organización que se llama Juventud con una Misión. Mi enfoque en estos momentos es Escuelas Bíblicas. Y mi esposa también es misionera, con un ministerio que se llama Transformación”.

Marcha Sí a la Vida el domingo

Como ha informado Omnes, este domingo día 12 tiene lugar una Marcha impulsada por la Plataforma Sí a la Vida, apoyada por más de 500 asociaciones y entidades cívicas, que recorrerá el centro de Madrid, y comenzará a las 12 horas en la calle Serrano esquina Goya, hasta Cibeles, donde se leerá el manifiesto de la Plataforma. 
El acto estará conducido por los influencers Carla Restoy y José Martín Aguado. Juan Herranz, fundador de Eight Ball Events, llevará el tema musical con un pequeño concierto, en el que sonará el himno ‘Que viva la Vida’, creado por Hermanos Martínez, que en 2023 cumple 5 años. Además, entre otros, ofrecerá su testimonio Pablo Delgado de la Serna, influencer, fisioterapeuta y profesor universitario,
La Marcha Sí a la Vida 2023 cuenta ya con más de 400 voluntarios que ayudan a su organización. Según la Plataforma, han confirmado su asistencia organizaciones que saldrán en buses desde ciudades como Murcia, Pamplona, Salamanca, Cuenca, Alicante, Bilbao, Getxo, Valencia, Ávila, Santander, Zaragoza o Huesca, entre otras.

El autorFrancisco Otamendi

Cultura

Foro Omnes sobre vida afectiva y personalidad sacerdotal

El Foro Omnes "Vida afectiva y personalidad sacerdotal. Claves para la formación" se celebrará, de manera presencial, el próximo miércoles 15 de marzo a las 17:30h. en la Fundación Carlos de Amberes.

Maria José Atienza·10 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: < 1 minuto

¿Qué sacerdotes necesita la Iglesia de hoy?¿Cómo ha de ser su formación humana y espiritual? ¿Echan de menos algo en esta formación?

Estas y otras cuestiones centrarán el próximo Foro Omnes «Vida afectiva y personalidad sacerdotal. Claves para la formación» que se celebrará, de manera presencial, el próximo miércoles 15 de marzo a las 17:30h.

Joan Enric Vives, Presidente de la comisión episcopal para el Clero y Seminarios de la Conferencia Episcopal Española y el doctor Carlos Chiclana, psiquiatra y autor del estudio Retos, riesgos y oportunidades de la vida afectiva del sacerdote serán los ponentes de este encuentro que tendrá lugar en la Fundación Carlos de Amberes, (Claudio Coello 99, 28006 Madrid).

Como seguidor y lector de Omnes le invitamos a asistir. En el caso de que así lo desee, le rogamos que confirme su asistencia a través del correo [email protected].

El Foro, organizado por Omnes junto a la Fundación CARF, cuenta con la colaboración del Banco Sabadell.

Vaticano

Lo que ha cambiado y lo que no en el llamado «Banco Vaticano»

El Instituto para las Obras de Religión estrena estatuto desde el pasado 7 de marzo. Un quirógrafo que, sin embargo no trae grandes novedades aunque sí cambia el órgano de dirección.

Andrea Gagliarducci·10 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 4 minutos

Se llama, realmente, Instituto para las Obras de Religión, y muchos lo consideran el «banco vaticano». Pero no es un banco, es una institución financiera creada para servir a sujetos vinculados a la Iglesia católica (desde empleados de la Curia a congregaciones religiosas; desde diócesis a embajadas acreditadas ante la Santa Sede) y destinar los beneficios, precisamente, a «obras religiosas».

Aunque su nombre se ha vinculado a menudo, con y sin razón, a escándalos, el IOR es un organismo de la Santa Sede que tiene su razón de ser precisamente en la necesidad de dotar a la Santa Sede de independencia a la hora de gestionar y distribuir fondos y llevar a cabo su misión. El Papa Francisco lo ha reformado, por segunda vez en pocos años.

El 7 de marzo se promulgaron los nuevos estatutos del Instituto para las Obras de Religión, también conocido como IOR. Hace apenas tres años y medio, el IOR ya contaba con un nuevo estatuto, que sustituía al quirógrafo de San Juan Pablo II de 1990.

Sin embargo, es erróneo pensar que los nuevos estatutos presentan novedades sustanciales. Se trata principalmente de ajustes, algunas novedades menores y, en el caso de este último estatuto, un nuevo ajuste a la nueva constitución de la Curia, el Praedicate Evangelium, especialmente en lo que se refiere a la duración de los nombramientos, que son quinquenales.

Un poco de historia

La historia del IOR comienza en 1942, cuando Pío XII erigió el Instituto para las Obras de Religión en la Ciudad del Vaticano, con personalidad jurídica, absorbiendo en él a la preexistente Administración para las Obras de Religión.

El estatuto del IOR había sido aprobado por el propio Papa Pacelli el 17 de marzo de 1941 y tuvo su primer origen en la Comisión ad pias causas establecida por León XIII en 1887.

Juan Pablo II reguló el IOR con un quirógrafo en 1990. El papa Francisco renovó el estatuto en 2019. Pero, ¿qué cambia, qué permanece y qué falta en los nuevos estatutos?

Lo que permanece

El IOR sigue siendo autónomo en lo que respecta a la selección de personal y también a los salarios, que por lo tanto se desvían de los niveles salariales generales de la Curia Romana (artículo 27 del Estatuto).

Se mantienen los órganos del Instituto: la Comisión Cardenalicia, el Prelado, el Consejo de Superintendencia, la Dirección.

Los mandatos son todos por cinco años con posibilidad de una única renovación, como define Praedicate Evangelium y como, en cualquier caso, ya establecía el Estatuto de 2019.

En cuanto a la Comisión Cardenalicia, lo cierto es que serán los cardenales quienes elijan a sus presidentes, y también elegirán al prelado del IOR.

También se mantienen las últimas novedades del Estatuto de 2019: la externalización de los auditores, el aumento del número de la junta de gobierno laica de cinco a siete, y algunas restricciones a la extensión temporal de los nombramientos.

Qué cambia

Cambia el órgano de dirección. En 2019, estaba estructurado con un director y un vicedirector, nombrados por la Junta de Superintendencia con la aprobación de la comisión cardenalicia.

Con el nuevo estatuto, la dirección pasa a ser un órgano monocrático, y el director tiene todas las facultades, y solo está obligado a someter a la Junta de Superintendencia cualquier acto que no sea de su competencia. Además, «en casos de urgencia, el Director General podrá ser autorizado a actuar fuera de su competencia por el Presidente del Consejo de Superintendencia, que oirá al menos a uno de los demás miembros del Consejo. La determinación, firmada por el Director General y con eficacia inmediata frente a terceros, deberá, sin embargo, ser sometida a la ratificación de la Junta de Superintendencia en su primera reunión útil».

Se mantiene la figura del Director Adjunto, pero se trata sólo de una función que el Director General puede delegar cada cierto tiempo.

Por lo tanto, el director tiene más poderes y gestiona y administra el Instituto. El Consejo de Superintendencia, por su parte, tiene la función de definir las líneas estratégicas, las políticas generales y la supervisión de las actividades del IOR.

La Comisión Cardenalicia y el Consejo de Superintendencia tendrán un mandato no simultáneo, es decir, no expirarán juntos. Por lo tanto, habrá un momento en que el Consejo de Superintendencia actuará con una nueva Comisión Cardenalicia, y viceversa.

También se incluye una disposición sobre conflicto de intereses, según la cual «cada miembro de la Junta de Superintendencia se abstendrá de votar en las resoluciones en las que tenga un interés, real o potencial, en nombre propio o de terceros».

El Director General sigue siendo nombrado por el Consejo de Superintendencia y aprobado por la Comisión Cardenalicia, pero a partir de ahora «a partir de una terna de candidatos idóneos como mínimo». Podrá ser contratado por tiempo indefinido o fijo.

Lo que falta

¿Qué falta en el Estatuto? No se menciona el marco de supervisión al que pertenece el IOR, ni la Autoridad de Vigilancia e Inteligencia Financiera, que es el organismo que supervisa las operaciones del IOR. Parece, en definitiva, que el IOR sigue siendo una especie de instituto en sí mismo, casi ajeno a la gran reforma de las finanzas vaticanas deseada por el papa Francisco.

Una impresión que se ve reforzada por el hecho de que el IOR sólo puede aceptar depósitos entre entidades y personas de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano. Se trata de una redacción que ya estaba presente en el Estatuto de 2019, que, sin embargo, no llegaba a incluir a otros usuarios del IOR, como diócesis y parroquias, pero también institutos de derecho canónico y embajadas ante la Santa Sede. 

Tanto el marco de supervisión como la variedad de clientes se mencionan en el sitio web oficial del Instituto, por lo que resulta sorprendente que no se incluyan en cambio en los nuevos estatutos.

Estas omisiones sugieren que habrá que hacer más ajustes. Más que verdaderas reformas, se trata de adaptaciones a las nuevas normas y reglamentos. Pero el IOR sigue siendo un organismo independiente, supervisado por la Autoridad de Vigilancia e Inteligencia Financiera, pero no forma parte de la Curia Romana.

El autorAndrea Gagliarducci

Familia

El aborto también es cosa de hombres

Normalmente vemos el aborto como un tema de mujeres, lo cual tiene sentido. Pero, si realmente queremos hablar sobre este asunto tan importante y controvertido, tenemos que pensar en todos los involucrados: mujeres, niños… ¿y hombres?

Paloma López Campos·10 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

Cuando hablamos sobre el aborto, tiene sentido que el foco esté puesto sobre las mujeres. Ellas son las principales afectadas, pero hay muchas otras víctimas.

La verdad sea dicha, el aborto afecta a los hombres. No se habla lo suficiente, pero no podemos olvidar que esa vida humana, eliminada en un aborto, tiene una madre y un padre. Por ello, hay una organización en la archidiócesis de Los Ángeles (Estados Unidos) llamada “By Your Side LA”, donde ayudan a las mujeres, los hombres, familiares y amigos que sufren tras un aborto.

Jeanette Seneviratne, directora

Omnes ha hablado con la directora de este proyecto, Jeanette Seneviratne, quien ha comentado la experiencia de los hombres y el trabajo que realizan con ellos en “By Your Side”.

¿Cómo afecta el aborto a los hombres?

–Los hombres experimentan un potencial efecto negativo en su salud mental, tanto en lo personal como en lo relativo a las relaciones con los demás. Muchos estudios demuestran que, tras el aborto, especialmente cuando los sentimientos hacia este eran ambivalentes, los hombres suelen sentirse deprimidos , y si no les consultaron para tomar la decisión, normalmente sienten enfado por haber sido legalmente privados de derechos o por no verse reconocidos.

El aborto afecta a los hombres a nivel personal, espiritual y emocional; el trauma de una intervención directa o indirecta con el aborto afecta a toda la persona y a la perspectiva sobre la vida. También comprendemos que, desde el punto de vista de la fe, la relación entre Dios y el hombre se puede ver cercenada por los sentimientos de culpa, vergüenza y trauma. Por eso, sanar y entender la misericordia de Dios son parte del acompañamiento en “By Your Side LA” que aportan los “Merciful Companions” (acompañantes misericordiosos o de la misericordia).

¿Es distinto el duelo en hombre que en mujeres?

–Tanto los hombres como las mujeres pasan por un duelo individual, pero muchas emociones, como la culpabilidad, el enfado o la vergüenza pueden experimentarlas ambos, porque son parte de ese duelo invalidado o fuera del cauce que dicta la sociedad.

¿En qué consiste el trabajo de los “Merciful Companions”? 

–Son personas entrenadas para escuchar que ayudan a aquellos afectados por un aborto a contar sus historias, y les brindan apoyo para que puedan empezar a sanar las heridas.

¿Cómo ayudáis a los hombres afectados por el aborto?

–”By Your Side LA” tiene una página web, una central telefónica, los “Merciful Companions” que caminan junto a aquellos que necesitan curarse, y también remitimos a profesionales de la salud mental, retiros, grupos de apoyo, sanación interior, y otros recursos.

El aborto está muy relacionado con las mujeres. ¿Cómo podemos ayudar a los hombres a entender que también es importante que ellos busquen ayuda y guías?

–Les podemos ayudar enseñándoles que el aborto afecta a todos en la familia y que, a través de la curación, se recupera la comunidad y vuelve la alegría. También contamos con los “Merciful Companions” que son hombres que puedan hablar desde su propia experiencia, brindando una guía y esperanza.

Podemos facilitar un acompañamiento compasivo y decirles: “Compartir tu experiencia con el aborto puede parecer desalentador. Puede que nunca se lo hayas contado a nadie. Es posible que te sientas culpable. Puede que estés triste. Puedes estar enfadado. Lo que sea que estés sintiendo, es normal, pero no es lo que quieres sentir el resto de tu vida. Puedes curarte. Puedes encontrar ayuda. No estás solo. Hay personas con las que puedes hablar, personas en las que puedes confiar. Y es posible que no sepas qué decir o cómo iniciar la conversación. Nosotros te ayudamos a empezar. Es fácil entrar en contacto con nosotros para que te apoyemos”.

¿Cómo puede crecer un hombre en la fe mientras sana las heridas del aborto?

–La fe y la relación de un hombre con Dios pueden recuperarse a lo largo del camino, entendiendo que hay lugar para el perdón y la paz. El hombre no necesita quedarse atascado en esa situación dolorosa en la que el aborto le ha precipitado. Hay una senda hacia la redención y la restauración interior por la que un padre que haya intervenido en un aborto puede caminar, allí puede encontrar esperanza, sanación y plenitud.

Recursos

Riquezas del Misal romano: los domingos de Cuaresma (III)

El tercer domingo de Cuaresma nos asomamos a una oración colecta que eleva nuestra mirada a la misericordia divina.

Carlos Guillén·10 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

Al comenzar esta tercera semana nos encontramos con la Colecta dominical más larga de la Cuaresma. Los peritos encargados de la revisión de las oraciones del Misal sustituyeron la que estaba en uso hasta 1962 por una proveniente del antiguo sacramentario gelasiano, con muy pequeños cambios. Así es como llegamos a la formulación actual:

Oh, Dios, autor de toda misericordia y bondad, que aceptas el ayuno, la oración y la limosna como remedio de nuestros pecados,mira con amor el reconocimiento de nuestra pequeñez y levanta con tu misericordia a los que nos sentimos abatidos por nuestra conciencia.Deus, ómnium misericordiárum et totíus bonitátis auctor, qui peccatórum remédia in ieiúniis oratiónibus et eleemósynis demonstrásti, hanc humilitátis nostrae confessiónem propítius intuére,ut, qui inclinámur consciéntia nostra, tua semper misericórdia sublevémur.

Los pilares de la Cuaresma

Una primera lectura es suficiente para desvelarnos cuál es la piedra angular sobre la que descansa este texto: la misericordia de Dios. En efecto, este atributo divino aparece tanto en la extensa invocación inicial como en la segunda petición, recibiendo, por tanto, un énfasis especial. Invocamos al Padre de las misericordias (cf. 2Co 1,3), como lo han invocado tantos judíos piadosos (cf. Sal 41 [40]; 51 [50]), de una manera que ya en sí misma es una petición. Lo mismo enseñó Jesús en la parábola del fariseo y el publicano (cf. Lc 18,9-14). Y así le suplicaron tantos, como aquel ciego en las afueras de Jericó (cf. Lc 18,38). Ya sea que lo que necesitemos sea la sanación del alma o la del cuerpo, el camino pasa siempre por la misericordia divina.

No por nada quiso el Santo Padre proclamar hace unos años un Jubileo de la Misericordia. Para aquella ocasión, escribió en la bula de convocación: “Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y de paz. Es condición para nuestra salvación. Misericordia: es la palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad. Misericordia: es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro (…) Misericordia: es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados para siempre no obstante el límite de nuestro pecado”.

Al mismo tiempo, la bondad divina tiene que encontrarse con la buena disposición humana y, quien pide lo que no puede, debe hacer todo lo que puede. Por eso, la colecta menciona como pilares ascéticos de la Cuaresma la oración, el ayuno y la limosna. Usándolos encontraremos buen remedio para nuestros pecados. Jesús se refiere a ellos en su predicación, como recordamos el miércoles de Ceniza (cf. Mt 6,1-18). En esta misma línea, san Agustín nos ayuda a entender el valor que tienen: “¿Quieres que tu oración vuele a Dios? Dale dos alas: el ayuno y la limosna”.

Sobre el suelo firme de la misericordia divina

A través de las mencionadas prácticas cuaresmales, vividas con espíritu de penitencia y confianza en el Señor, confesamos nuestra humildad y pequeñez ante Dios (humilitatis nostrae confessionem), y le rogamos que pose sobre nosotros una mirada indulgente, de comprensión y perdón (propitius intuere), no de rechazo, ni de condena, porque estamos seguros de que Dios quiere que todos los hombres se salven (cf. 1 Tm 2,4) y con ese propósito envió a su Hijo al mundo (cf. Jn 3,17).

Es la misma mirada que invocamos que tenga el Padre cuando le presentamos dentro de la plegaria eucarística nuestros dones y nuestra vida unidos a la ofrenda que hace Cristo en la Cruz: “Mira con ojos de bondad esta ofrenda y acéptala” (Canon Romano). El tener limitaciones, miserias y pecados no es motivo ni para apartarnos de Dios, ni para pensar que Él se aparta de nosotros. Muy por el contrario, es un motivo para que lo busquemos con más empeño y es una llamada para que Él se haga próximo a nosotros, porque, así como no necesitan médico los sanos sino los enfermos, así vino el Señor a llamar no a los justos sino a los pecadores a la penitencia (cf. Mc 2,17).

Por eso, la mirada de Dios siempre será una mirada misericordiosa, que nos levanta (misericordia sublevemur), aun cuando los pecados que pesan en nuestra conciencia quisieran mantenernos oprimidos, inclinados (inclinamur conscientia nostra). Es la reacción del padre misericordioso que, cuando el hijo pródigo comienza a confesarle “he pecado contra el cielo y contra ti, ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo”, se lanza a cubrirlo de besos y pide el mejor traje, el anillo, las sandalias y organiza un banquete (cf. Lc 15,11-32).

Nada mejor, por otra parte, que terminar esta oración de Cuaresma haciendo una velada alusión a la Pascua, porque la gracia de Cristo nos levanta, nos alza desde lo más bajo a lo más alto, es decir, nos da una vida nueva, la del Resucitado. Llenos de esta vida nueva podemos caminar erguidos y rectos, como corresponde a los resucitados en Cristo, firmemente apoyados en el suelo firme de la misericordia divina.

El autorCarlos Guillén

Sacerdote de Perú. Liturgista.

Lecturas del domingo

El poder salvador de Dios. Domingo III de Cuaresma (A)

Joseph Evans comenta las lecturas del III domingo de Cuaresma y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·9 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos

No cabe duda de que la sed es el tema dominante en las lecturas de hoy. Mientras que en la primera lectura la sed aleja al propio pueblo de Dios, en el evangelio la sed acerca a Dios a una mujer pecadora y a su pueblo renegado.

La primera lectura describe el episodio ocurrido en un lugar llamado Masá, cuando el pueblo de Israel atravesaba el desierto tras su huida de Egipto. Leemos simplemente: “Pero el pueblo, sediento, murmuró contra Moisés”. Están a punto de apedrearlo, así que invoca al Señor. Dios le dice entonces que golpee la roca “y saldrá agua para que beba el pueblo”. Moisés lo hace y brota agua. Pero el escritor sagrado comenta: “Y llamó a aquel lugar Masá y Meribá, a causa de la querella de los hijos de Israel y porque habían tentado al Señor, diciendo: «¿Está el Señor entre nosotros o no?”.

En el Evangelio, la sed de una samaritana pecadora la lleva a encontrarse con Jesús. Los samaritanos se habían separado de Israel y eran considerados étnica y religiosamente impuros por los israelitas. La mujer, aprenderemos, tenía una vida personal profundamente desordenada. Se había casado cinco veces y ahora vivía con un hombre que no era su marido. Fue al pozo en busca de agua, pero se encontró con que Dios hecho hombre la estaba esperando. Sentado junto al pozo, Nuestro Señor entabla conversación con ella.

Sin duda la confrontará con el desorden de su vida, pero antes le hablará del “don de Dios”, no sólo del agua corriente, sino de un “surtidor de agua que salta hasta la vida eterna”. Habla tanto del bautismo como de la gracia del Espíritu Santo en nuestras almas. San Pablo, en la segunda lectura, utiliza una imagen “líquida” similar para describir la acción del Espíritu: “El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado”. La mujer, que al parecer había sido rechazada por sus paisanos (tuvo que ir sola a por agua en las horas más calurosas del día), va ahora a anunciarles a Jesús: “Venid a ver un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho; ¿será este el Mesías?”

El mensaje es claro: no debemos tener sed sólo de satisfacciones terrenas (nuestras penitencias cuaresmales deberían ayudarnos a refrenar este deseo), sino de la gracia de Dios. No debemos fiarnos de nuestro “estatus”, sino confiar más en el poder de Dios para salvarnos y convertirnos, por muy desordenada que haya sido nuestra vida hasta ahora: el pueblo de Israel se rebela contra Dios; una mujer pecadora se convierte en apóstol de Cristo. Nuestros corazones duros como rocas necesitan ser regados por la gracia del Espíritu. La amargada samaritana fue sorprendida por Cristo y su vida encontró un nuevo sentido. Dios también tiene sorpresas para nosotros en este tiempo santo. 

La homilía sobre las lecturas del domingo III de Cuaresma (A)

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas del domingo.

Vaticano

Raffaella Petrini: «El liderazgo de las mujeres al servicio de la Iglesia»

"La mujer presenta dones innatos, entre ellos el cuidado de los demás, que pueden rastrearse ante todo en su capacidad estructural de realizar la maternidad", cuenta Sor Raffaella Petrini, Secretaria General del Governatorato del Estado de la Ciudad del Vaticano.

Antonino Piccione·8 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 4 minutos

 «Las mujeres que ocupan altos cargos, dentro y fuera de la Iglesia, están llamadas hoy a ejercer su libertad para llevar a cabo las tareas que el Papa Francisco atribuye a todo líder: cuidar de los frágiles y volver a poner la dignidad de la persona en el centro de cada decisión. Sabiendo que el paradigma de la «gerencialidad del cuidado» constituye un punto de referencia ético para cualquier organización: todos estamos inmersos en una red de relaciones de dependencia, que definen lo que somos y lo que llegaremos a ser, resultando fundamentales para nosotros y para los demás».

Así se expresó Sor Raffaella Petrini, Secretaria General del Governatorato del Estado de la Ciudad del Vaticano, con ocasión del Día Internacional de la Mujer. En su intervención en la segunda sesión del Curso de Especialización en Información Religiosa promovido por ISCOM y la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, Petrini traslada su reflexión al dilema del liderazgo puesto de relieve por el filósofo polaco Zygmunt Bauman, es decir, la elección entre competencia y solidaridad. “La competencia», explica Bauman, «empuja a los seres humanos a avanzar en su propia posición imponiendo sus propios deseos e intereses al otro, o a los otros”; la solidaridad, en cambio, presupone que «los hombres y las mujeres pueden vivir juntos de forma colaborativa y pueden intentar llegar a ser, todos ellos, más felices».

“A lo largo de los últimos pontificados», observa Petrini, «especialmente con el Papa Francisco, se ha hecho mucho para ofrecer a las mujeres la oportunidad de expresar su libertad de manera más concreta, incluso nombrándolas formalmente para puestos de liderazgo, administración y gestión dentro de las estructuras eclesiales, incluida la Curia Romana y el Governatorato del Estado de la Ciudad del Vaticano».

La solidaridad, principio central del pensamiento social cristiano, es definida así por el Papa Juan Pablo II en su encíclica “Sollicitudo rei socialis” (1987): «Es, ante todo, interdependencia, sentida como sistema determinante de relaciones en el mundo contemporáneo, en sus componentes económico, cultural, político y religioso, y asumida como categoría moral. Cuando se reconoce así la interdependencia, la respuesta correlativa, como actitud moral y social, como «virtud», es la solidaridad. No se trata, pues, de un sentimiento de vaga compasión o de simpatía superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas. Por el contrario, es la determinación firme y perseverante de comprometerse por el bien común: es decir, por el bien de todos y cada uno, porque todos somos verdaderamente responsables de todos».

Tres dimensiones

En este sentido, Sor Raffaella indica «tres dimensiones que, al menos en mi experiencia personal en este primer año como Secretaria General del Governatorato del Estado de la Ciudad del Vaticano, vinculan las expresiones de solidaridad dentro de una organización».

En primer lugar, la conciencia de la diversidad, es decir, el reconocimiento de las cualidades femeninas, según las cuales «la mujer presenta dones innatos, entre ellos el cuidado de los demás, que pueden rastrearse ante todo en su capacidad estructural de realizar la maternidad, de ahí su disposición a acoger la nueva vida, al cambio y a la transformación, a proteger la vulnerabilidad, al sacrificio y a relacionarse con la alteridad». Entre los corolarios, según el Secretario General del Governatorato del Estado de la Ciudad del Vaticano, están la atención a las necesidades de las personas, la responsabilidad que genera el deseo de satisfacer esas necesidades, la competencia profesional y el respeto. Todos ellos son ingredientes que están en el origen del funcionamiento eficaz de cualquier sistema organizativo.

La complejidad de las organizaciones modernas -la segunda dimensión del análisis de la monja franciscana- «requiere necesariamente un enfoque multidisciplinar de la resolución de problemas y la disposición, por tanto, a buscar y acoger la contribución de diferentes competencias, tanto blandas como duras». Se trata de un tema que afecta a la propia Gobernación, dividida en siete direcciones, de naturaleza y funciones muy diferentes, que colaboran con el Presidente, el Secretario General y el Vicesecretario General para llevar a cabo las actividades institucionales del Estado de la Ciudad del Vaticano: 1) Infraestructuras y Servicios; 2) Telecomunicaciones y Sistemas de Información; 3) Economía; 4) Servicios de Seguridad y Protección Civil; 5) Sanidad e Higiene; 6) Museos y Bienes Culturales; 7) Villas Papales.

Por último, el servicio como actitud esencial del liderazgo. En los cuatro pilares identificados desde los años setenta por el investigador estadounidense Robert Greenleaf, y esquematizados así por Petrini: el servicio a los empleados, que, reforzado por la motivación interna, fomenta la productividad; un enfoque holístico del trabajo, según el cual el trabajo es para el hombre, y no viceversa; el sentido de comunidad, en la conciencia de una fragilidad compartida que requiere apoyo mutuo; la participación del poder de decisión, fomentada por estructuras menos verticalistas y más flexibles y horizontales.

Del despliegue de las dimensiones descritas desciende la aptitud para el cuidado de las cosas, que estamos llamados a gestionar y no a poseer, como nos recuerda también el último Motu Proprio del Papa sobre el Derecho Originario, y de las personas, del capital humano capaz de hacer funcionar las organizaciones, más allá de las necesarias reformas estructurales. Raffaella Petrini concluye: «Se trata de una actitud basada esencialmente en el principio de mutua dependencia, que pertenece también al núcleo de nuestra fe cristiana, es decir, en la conciencia de que, en el curso de la existencia, todos, sin excepción, hemos sido, somos y seremos sujetos activos y pasivos de cuidado. Hoy, las mujeres, al asumir mayores funciones de responsabilidad en la esfera pública, en el ámbito político-económico, así como en el seno de la Iglesia, participan en el esfuerzo por conciliar el sentimiento moral del cuidado con el sentimiento moral de la justicia».

Con vistas a construir esa «amistad social» que nos induce a «apuntar más alto que nosotros mismos y que nuestros intereses particulares», como propugna el Papa Francisco (“Fratelli Tutti”, 245).

El autorAntonino Piccione

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Vaticano

El Papa agradece a las mujeres que construyan «una sociedad más humana»

El agradecimiento del Papa Francisco a las mujeres por “su compromiso en la construcción de una sociedad más humana, y su capacidad de captar la realidad con una mirada creativa y un corazón tierno”, ha marcado la audiencia general de hoy, junto al sufrimiento por el “dolor del martirizado pueblo ucraniano”.

Francisco Otamendi·8 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 4 minutos

En el Día Internacional de la Mujer, el Papa Francisco ha tenido palabras de agradecimiento y elogio hacia las mujeres al final de la audiencia general celebrada en la Plaza de San Pedro. “Una bendición especial para todas las mujeres de la plaza. ¡Y un aplauso para las mujeres! ¡Se lo merecen!”, dijo el Santo Padre. El tema de catequesis ha sido ‘El Concilio Vaticano II. La evangelización como servicio’, continuando el ciclo sobre ‘La pasión de la evangelización. El celo apostólico del creyente’.

Desde hace unos días, el Papa viene refiriéndose a las mujeres en diversas audiencias a grupos más reducidos, y también en publicaciones. Así lo ha hecho, por ejemplo, en el prefacio al volumen ‘Más liderazgo femenino para un mundo mejor: el cuidado como motor de nuestra casa común’, fruto de una investigación promovida por la Fundacion Centesimus Annus pro Pontifice, que preside Anna Maria Tarantola, y la Alianza Estratégica de Universidades Católicas de Investigación (Sacru), publicada por ‘Vita e Pensiero’

En este prefacio, el Santo Padre ha escrito que “el hombre no trae armonía: es ella. Es ella la que trae esa armonía que nos enseña a acariciar, a amar con ternura y que hace del mundo una cosa bella” (Homilía en Santa Marta, 9 de febrero de 2017)”. Y “tenemos mucha necesidad de armonía para luchar contra la injusticia, la codicia ciega que perjudica a las personas y al medioambiente, la guerra injusta e inaceptable”, ha informado Vatican News.

Además, Francisco añade que “las mujeres saben que dan a luz con dolor para lograr una gran alegría: dar vida y abrir vastos y nuevos horizontes. Por eso las mujeres desean la paz, siempre. Las mujeres saben expresar tanto fuerza como ternura, son buenas, competentes, están preparadas, saben inspirar a las nuevas generaciones (no solo a sus hijos). Es justo que puedan aplicar estas competencias en todos los ámbitos, no solo en el familiar, y que reciban la misma remuneración que los hombres a igualdad de funciones, compromiso y responsabilidad. Las diferencias que aún existen son una grave injusticia”.

En esta línea de la paz, el Papa se refirió una vez más en la Audiencia  al “dolor del martirizado ucraniano”, que “sufre tanto”. Antes, al concluir la intervención de la religiosa polaca, había dado las gracias al pueblo de Polonia por la “acogida” a los refugiados ucranianos que huyen de la guerra.

“Llamados a evangelizar”

En primera parte de la Audiencia, el Papa Francisco centró su catequesis evangelizadora en el Concilio Ecuménico Vaticano II, que “presentó a la Iglesia como Pueblo de Dios peregrino en el tiempo y por su naturaleza misionero (cfr Decr. Ad gentes 2). ¿Qué significa esto?”, se preguntó.

 “Hay como un puente entre el primer y el último Concilio, en el signo de la evangelización, un puente cuyo arquitecto es el Espíritu Santo. Hoy nos ponemos a la escucha del Concilio Vaticano II, para descubrir que evangelizar siempre es un servicio eclesial, nunca solitario, nunca aislado o individualista. La evangelización se hace siempre en Iglesia, y sin hacer proselitismo, porque eso no es evangelización”, señaló.

El núcleo de su mensaje, que el mismo Papa sintetizó más adelante, ha sido 

que “el Pueblo de Dios peregrino y misionero”, tal como el Concilio Vaticano II presentó a la Iglesia, “los que formamos parte de este Pueblo santo —somos todos los bautizados— estamos llamados a evangelizar. Y lo que transmitimos es lo que, a su vez, hemos recibido. Este dinamismo garantiza la autenticidad del mensaje cristiano. Evangelizar no es una tarea solitaria o individual, sino un servicio eclesial”.

“Vocación cristiana de cada bautizado”

“Cada bautizado participa en la misión de Cristo”, añadió el Santo Padre de diversos modos. “Es decir, es enviado a anunciar la Buena Noticia, amando y sirviendo a los demás hasta dar la propia vida. Esto significa que no podemos permanecer como sujetos pasivos o meros espectadores; el celo apostólico nos impulsa a buscar siempre nuevos modos de anunciar y de testimoniar el amor de Dios. También nos urge a que, siguiendo el ejemplo de Cristo, demos respuestas concretas para consolar a los hermanos y hermanas que sufren”. 

“Cada uno de los bautizados, cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de ilustración de su fe, es un agente evangelizador» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 120)”, reiteró el Papa. “En virtud del Bautismo recibido y de la consecuente incorporación en la Iglesia, cada bautizado participa en la misión de la Iglesia y, en ella, a la misión de Cristo Rey, Sacerdote y Profeta. Este deber ‘es único e idéntico en todas partes y en todas las condiciones, aunque no se realice del mismo modo según las circunstancias’ (AG, 6)”. “Si no eres evangelizador, si no das testimonio, no eres un buen cristiano”, agregó el Papa, saliéndose del guión.

“Búsqueda creativa de nuevos modos”

“Esto nos invita a no esclerotizarnos o fosilizarnos; el celo misionero del creyente se expresa también como búsqueda creativa de nuevos modos de anunciar y testimoniar, de nuevos modos para encontrar la humanidad herida de la que Cristo se hizo cargo. En definitiva, nuevos modos de prestar servicio al Evangelio y a la humanidad”, manifestó el Santo Padre.

“Volver al amor fundamental del Padre y a las misiones del Hijo y del Espíritu Santo no nos encierra en espacios de estática tranquilidad personal. Al contrario, nos lleva a reconocer la gratuidad del don de la plenitud de vida a la que estamos llamados, don por el cual alabamos y agradecemos a Dios. Es para darlo, no sólo para nosotros”.

El Romano Pontífice concluyó: “Pidamos al Señor esta gracias de tomarnos en serio esta vocación cristiana y dar gracias al Señor por este tesoro que nos ha dado, y tratar de comunicarlo a los otros”.

El autorFrancisco Otamendi

Ecología integral

Ecología y feminismo

A la sociedad le vendría mucho mejor ocupar el genio femenino en tareas de mayor impacto social que ser futbolista o bombero. El cuidado ambiental sería una de ellas, pues la mujer está más involucrada en la conservación de la naturaleza.

Emilio Chuvieco·8 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

Hace unos meses me comentaba un buen amigo, muy comprometido desde joven con los temas ambientales, su frustración por la deriva ideológica de algunos movimientos ecologistas actuales, que mezclan el cuidado ambiental con otros temas sociales, en su opinión con poca o ninguna relación con la conservación de la naturaleza.

Precisamente, uno de los temas que mi amigo consideraba más claramente influidos por ese desvío del ecologismo era el del llamado ecofeminismo. El término se lo debemos a una feminista francesa, Francoise D’Eubonne, que lo acuñó a mediados de los años 70 para describir el paralelismo entre la marginación de la mujer y de la naturaleza, ambas influidas -en opinión de la pensadora francesa- por la sociedad patriarcal y jerárquica, poniendo en relación algunas notas propias de la feminidad (como la apertura a la vida o el cuidado) con las de la naturaleza. La liberación femenina y la ambiental serían, así, parte de la misma lucha.

El ecofeminismo se fue consolidando en los años ochenta y noventa del pasado siglo, diversificándose a la vez en diversas ramas: unas más sociales, caracterizadas por la reivindicación y el enfrentamiento entre polos opuestos, y otras más culturales (o espiritualistas), en donde se favorecía un retorno a tradiciones paganas de culto a la fecundidad y mitologías religiosas ligadas a ella. En esas tendencias del ecofeminismo occidental destacan algunas figuras, como Petra Kelly, fundadora del partido verde alemán, o las filósofas Karen Warren, Carolyn Merchant o Val Plumwood.

Por otro lado, el ecofeminismo del sur pone más énfasis en los impactos que el deterioro ambiental tiene para las mujeres de las sociedades en desarrollo (búsqueda de agua, alimentos, salud), y se enfatiza la figura de la madre y la ética del cuidado, a la vez que se evidencia el papel de la mujer en la conservación de formas tradicionales de agricultura y gestión urbana.

Las figuras de la keniana Wangari Maathai, premio nobel de la paz, o de la india Vandana Shiva, una de las promotoras de la agro-ecología y la permacultura, son claros exponentes de esta tendencia.

Más allá de las opiniones de mi amigo sobre la conveniencia o no de mezclar el compromiso por la conservación ambiental con otros temas sociales, creo que sí existe una relación, quizá más profunda, entre ecología y feminismo, o mejor entre ecología y feminidad.

Por un lado, la ecología subraya la importancia de la diversidad y la cooperación entre complementarios. No es tan amiga de los enfrentamientos, como de la cooperación. Bajo ese punto de vista, no tiene mucho sentido el interés de algunas ramas del feminismo en que las mujeres se mantengan en permanente oposición a los varones o, peor aún, a que su máxima aspiración sea que hagan las mismas cosas que hacemos los hombres.

Obviamente aquí no me estoy refiriendo a la igualdad de oportunidades o a la promoción profesional y educativa de la mujer, con la que no puedo estar más de acuerdo. Me refiero a una cierta obsesión de algunos feminismos por considerar los valores masculinos, que en algunos casos son más bien antivalores, como algo digno de imitación. Me llama la atención la cantidad de series y películas donde la protagonista se dedica a dar tantos o más puñetazos con sus colegas varones, como si eso la hiciera más digna de encomio.

Como me decía una alumna hace algunos años, ¿no sería más razonable que el feminismo reivindicara que los hombres hagan las mismas cosas que las mujeres? Quizá, en mi opinión, sería todavía mejor que los hombres tengamos los mismos valores nobles que tienen las mujeres, que aprendiéramos de ellas a acoger, a compartir y a cuidar.

En otras palabras, me parece que a la sociedad le vendría mucho mejor ocupar el genio femenino en tareas de mayor impacto social que ser futbolista o bombero, incluyendo muchas actividades que se han realizado tradicionalmente por ellas y que son imprescindibles para que la sociedad sea más humana, como es el cuidado de otras personas.

Además, la contribución de las mujeres en tareas antes solo ocupadas por varones debería también ayudar a que se humanicen más esas labores, aportando una visión distinta, más cercana a la percepción femenina de las cosas.

Seguramente el cuidado ambiental sería una de ellas, pues la mujer -sea por su instinto material, sea por su mayor sensibilidad o su mayor capacidad contemplativa- no me cabe duda que está mas interesada y más involucrada en la conservación de la naturaleza que los varones. Todo sea, obviamente, como afirmación general.

El sexo tiene una gran influencia en los hábitos y la percepción de las personas, nada menos que un cromosoma distinto, pero no determina su carácter, así que todos podemos aprender de lo mejor que nos aportan los demás, hombres y mujeres, aprovechando la biodiversidad cultural que a todos nos enriquece.

El autorEmilio Chuvieco

Catedrático de Geografía de la Universidad de Alcalá.

Cultura

Wisława Szymborska. La poeta del “no sé”

Se la considera una de las voces más intensas y transparentes de la poesía mundial contemporánea. Con doce poemarios, destaca por la maestría técnica, la agudeza, el gracejo, la ironía y la cercanía lírica, iluminando con su poesía la realidad, en particular la cotidiana.

Carmelo Guillén·8 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 5 minutos

Al establecer las claves de la poesía de Wisława Szymborska, inevitablemente hay que recurrir a su discurso de recepción del Premio Nobel de Literatura, en el que, de una manera llana, sencilla, directa, manifiesta qué la impulsa a escribir, siendo la inspiración el resultado de lo que ella define como un no sé. De esta forma escribe: “Hay, ha habido y seguirá habiendo cierto grupo de personas a las que toca la inspiración. Son todos aquellos que conscientemente eligen su trabajo y lo realizan con amor e imaginación. Se encuentra médicos así, y pedagogos, y jardineros, y otros en cien profesiones más. Su trabajo puede ser una aventura sin fin siempre y cuando sean capaces de percibir nuevos desafíos. A pesar de dificultades y fracasos, su curiosidad no se enfría. De cada duda resuelta sale volando un enjambre de nuevas preguntas. La inspiración, sea lo que sea, nace de un constante ‘no sé’”. 

Fruto de la inspiración

De ese no sé se genera en la obra poética de Wisława Szymborska todo un proceso creativo de profundización y de búsqueda de lo esencial a partir de lo cotidiano, concibiendo la escritura lírica como un descubrimiento continuo que va de lo concreto a lo general, de lo particular a lo universal, de lo insignificante a lo que excede el conocimiento; proceso creativo que, a su vez, es un modo de apreciación de la realidad en la que lo diminuto contiene lo grande, lo fútil lo trascendente, lo contingente lo eterno; proceso creativo, además, cargado de preguntas ante el asombro de lo que acontece diariamente y que lo mismo lleva a la autora a un sinfín de incertidumbres que a hacerla ver que la existencia es inaprensible, escurridiza, demasiado sutil.  

No puedo olvidar textos concretos suyos tan excelentes como el “Elogio de mi hermana”, “Las nubes”, “Puede ser sin título”, “Fin y principio” o “Despedida de un paisaje”, títulos que se hallan en la memoria de cualquier lector que se precie y que merecen el privilegio de pasar a la historia de la lírica contemporánea por su capacidad de desvelamiento de las cosas o de los hechos que refieren, todos ellos genuinos testimonios de su poderosa e inconfundible voz. 

Exposición reflexiva

Centrada por lo general en la exposición reflexiva de escenas de la vida corriente en sus aspectos cómicos y dramáticos, cualquiera de los poemas de Szymborska despierta en el lector cierta curiosidad que lo incita a mantenerse absorto en la lectura de sus versos como si de una revelación continua e insólita se tratara. De muestra, escojo al azar una de las composiciones citadas, “Fin y principio”, en la que la poeta muestra, con discreto distanciamiento, sabia ironía e inteligente ingenuidad, lo que puede suceder en un campo de batalla tras el final de una guerra. 

El caso es que da la impresión de que lo que expone no parece el resultado doloroso ni trágico de un suceso bélico, como sería lo propio, sino el día después de una celebración festiva en la que se ve conveniente adecentar un supuesto espacio alterado. De esta manera enuncia: “Después de cada guerra / alguien tiene que limpiar. / No se van a ordenar solas las cosas, / digo yo. / Alguien debe echar los escombros / a la cuneta / para que puedan pasar / los carros llenos de cadáveres”, siendo este el punto de vista, aparentemente frío e impasible, que destaca comúnmente en su creación poética. 

Otro ejemplo del mismo jaez es el poema “Las nubes”, en el que se percata de que su función, al hablar de esas masas de vapor acuoso, debe ajustarse al momento en que están presentes en el cielo, de lo contrario no podría fotografiarlas poéticamente en su estado instantáneo, ya que son transitorias, fugaces, efímeras. Así consigna: “Con la descripción de las nubes / debería darme mucha prisa, / en una milésima de segundo / dejan de ser ésas y empiezan a ser otras. / Es propio de ellas / no repetirse nunca / en formas, matices, posturas y orden”. Y concluye: “Que exista la gente si quiere, / y después se muera uno tras otro, / poco les importa a las nubes […]. / Sobre toda Tu vida / y también la mía, aún incompleta, / desfilan pomposas igual que desfilaban. / No tienen la obligación de morir con nosotros. / No necesitan ser vistas para poder pasar”. 

La lista de referencias podría ser amplísima, sin embargo creo que con las ya apuntadas el lector puede hacerse una idea de que la poesía de Szymborska, sin brillo formal, conversacional a veces, de apariencia prosaica, pero repleta de hallazgos e iluminaciones, es de enorme poderío emocional, siempre proclive al desvelamiento, como ya dije, de una realidad a la que sin cesar desea acceder. 

De ella es la frase: “Las cosas que no se saben son las que convierten la vida en algo fascinante”, vuelta de tuerca a la idea del no sé que apunté al principio y que se encuentra en la base de su admirable hacer lírico. Vuelta de tuerca también que le permite asentar su verso a lomos de la ignorancia, de la perplejidad, del asombro, como si en el no saber tomara asiento paradójicamente la mismísima sabiduría. En el poema “Es una gran suerte” lo expresa de manera sucinta con su particular estilo: “Es una gran suerte / no saber del todo / en qué mundo se vive”.

Pasado y futuro

Y es en el devenir de la existencia donde se implantan finalmente sus poemas, un devenir en el que todo tiene su inevitable pasado –así lo expresa en la composición “Puede ser sin título”: “El instante más fugaz también tiene su pasado, / su viernes antes del sábado, / su mayo antes de junio”–, sin posibilidad de volver atrás. Pero no solamente su inevitable pasado, sino su enigmático y sorpresivo futuro. Y es que en todo comienzo se da una continuidad a otra realidad preexistente. Lo repite de muchas maneras. Como ejemplo, traigo aquí “Despedida de un paisaje”: “No le reprocho a la primavera / que llegue de nuevo. / No me quejo de que cumpla / como todos los años / con sus obligaciones. / […] No exijo ningún cambio / de las olas a la orilla, / ligeras o perezosas, / pero nunca obedientes. / Nada le pido / a las aguas junto al bosque […]. / Una cosa no acepto. / Volver a ese lugar. / Renuncio al privilegio / de la presencia. / Te he sobrevivido suficiente / y sólo lo suficiente / como para recordar desde lejos”. Consideraciones que la poeta polaca hace con la conciencia lúcida de que, como expresa a modo de aforismo en “Vista con grano de arena”: “El tiempo pasó corriendo como un mensajero con una noticia urgente”.

Tiempo y vida

Tiempo y vida, los dos apoyos en los que se mueve la obra lírica de Wisława Szymborska y que tienen su base en el carácter no sólo reflexivo sino también contemplativo con el que esta mujer mira la existencia, la suya y la de quienes la rodean, deteniéndose en múltiples circunstancias profundamente humanas, en apariencia intrascendentes, pero siempre concebidas como puro prodigio: “Milagro común / es que sucedan muchos milagros comunes. / Milagro corriente: / en el silencio de la noche, ladridos / de perros invisibles. / Milagro, uno de muchos: / una nube ligera y pequeña / es capaz de ocultar una luna grande y pesada. / […] Milagro con sólo mirar alrededor: el mundo omnipresente”. Milagros, en suma, que son fruto de esa extraordinaria capacidad de descubrir la riqueza de matices que conlleva la vida, apenas uno se pone en marcha desde el no sé, como si emprendiera “una aventura sin fin” repleta de desafíos.

Vaticano

Flaminia Giovanelli: Más que «la cuestión de la mujer» hay que tratar la «la relación entre la mujer y el hombre» 

Entrevista a Flaminia Giovanelli, la primera mujer laica en ocupar un puesto de responsabilidad en el Vaticano.

Marta Isabel González Álvarez·8 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 9 minutos

“(…) Ha llegado la hora (…) en que la mujer adquiere en el mundo una influencia,
 un peso, un poder jamás alcanzado hasta ahora.
(…)
Mujeres del universo todo, cristianas o no creyentes,
a quienes os está confiada la vida en este momento tan grave de la historia,
a vosotras toca salvar la paz del mundo.”

Pablo VI. Mensaje a las mujeres

Aunque quizá lo parezca, lo que acaba de leer no es el extracto de ningún manifiesto feminista, sino parte del mensaje dirigido por el Papa San Pablo VI “A las mujeres” el 8 de diciembre de 1965 en la clausura del Concilio Vaticano II. Y es uno de los mensajes favoritos de Flaminia Giovanelli, nuestra protagonista de hoy. Para ella, estas breves líneas, aportaron la gran novedad de tener en cuenta a las mujeres solteras y no religiosas ni consagradas de nuestro mundo, de las que ella forma parte.

Comprometida con la Iglesia desde su más tierna juventud, Flaminia nació en Roma, el 24 de mayo de 1948, y ha sido la primera mujer laica en ocupar un puesto de responsabilidad en la Iglesia, cuando Benedicto XVI la nombró en 2010 Subsecretaria del Consejo Pontificio Justicia y Paz, cargo que ejerció también después en el actual Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.

Habla fluidamente castellano, francés, e inglés, su italiano natal y tiene nociones de portugués. Licenciada en Ciencias Políticas y Diplomada en Biblioteconomía, estudió Ciencias Religiosas en la Pontificia Universidad Gregoriana y, desde adolescente participaba en grupos de reflexión católicos. Pero asegura que fue el ejemplo de sus padres, quienes ponían en práctica de modo natural las más fundamentales bases de la doctrina social de la iglesia, lo que la marcó.

Flaminia es elegante, discreta y prudente, especialmente acogedora y alegre, inteligente y buena. Pequeñita y delgada, es capaz de comentar las últimas noticias de la agenda internacional mientras cocina unas riquísimas “alcachofas a la romana” con la receta de su madre. Tiene debilidad por los felinos, especialmente su gato “Cesare” de color gris plata, el mismo de su cabello, que junto a los signos de expresión de su rostro son lo único que te hace intuir su edad oficial. Porque la verdadera edad de Flaminia te la dice el brillo de sus ojos, su risa contagiosa, su sentido de humor limpio, su energía tan desbordante como para seguir moviéndose en su bicicleta blanca con cesta por la “Ciudad Eterna” y su presencia en mil y una actividades que la mantienen al día investigando, escribiendo y dando su testimonio donde se la requiere, pero sobre todo, ayudando con todas sus fuerzas al desarrollo de las niñas, jóvenes y mujeres de Mozambique a través de la educación y la capacitación profesional.

¿Cómo era la joven Flaminia que llegó al Vaticano hace casi 50 año?

–Entré en el Vaticano en 1974 con 26 años. Pertenecía a una familia con recorrido internacional. Había estudiado en Bruselas y hablaba francés, inglés y español, porque tengo familia en Colombia y había pasado allí algún tiempo. Tuve la suerte de vivir en una sociedad cristiana. Mis padres eran creyentes, iban a misa y no pertenecían a ningún grupo católico concreto. La familia es importantísima. En mi casa ayudar a los más desfavorecidos era lo normal. Mi madre era voluntaria vicenciana y en Bruselas también participamos en una asociación para ayudar a las familias de los mineros italianos. Ese compromiso social en mi familia era lo normal.

Esa joven Flaminia tenía ese «espíritu religioso» del que hablaba el Papa Benedicto XVI. Tenía muchos defectos, como los que tengo ahora (ríe), pero también valores como el sentido del deber y la responsabilidad con los compromisos. Era alegre y buena niña. Soy la segunda de dos hermanos. Mis padres se casaron el 14 de abril de 40 y mi padre se alistó el 2 de junio cuando Italia entró en la II Guerra Mundial. Se fue y volvió después de seis años, incluso estuvo de prisionero en India. Yo estaba muy unida a mis padres, sobre todo a mi padre que era muy particular, alegre, culto y con un sentido del humor extraordinario. Era funcionario internacional en el Ministerio de Industria y Comercio. Era el inicio de la CECA (Comunidad Europea del Carbón y del Acero) y le invitaron a trabajar en Bruselas y viajaba mucho entre Luxemburgo, París, y Ginebra. Falleció muy joven cuando yo tenía 19 años así que él no me vio en el Vaticano. MI madre sí, no decía nada, pero le gustaban mucho las ceremonias de San Pedro.

Pero nunca busqué un trabajo de Iglesia, se me ofreció. Había terminado mis estudios y estaba enseñando francés en algunas escuelas y también formaba parte de un grupo de jóvenes amigos, que hablábamos de religión y nuestro asistente era Monseñor Lanza di Montezemolo, en ese momento el Secretario del Pontificio Consejo Justicia y Paz, que necesitaba de un documentalista. Y así comencé en la biblioteca.

Y muchos años después, llegó mi nombramiento como Subsecretaria. ¿Pero sabes una cosa? Que me sorprendió la sorpresa de mi nombramiento, porque las circunstancias eran las naturales, aunque no fuera lo normal. Yo era la única que trabajaba en esa oficina desde hacía tantos años y había un cambio de presidente y secretario, así que bueno era lo normal tomar a alguien de la curia en ese momento. ¡No sabes la cantidad de mensajes que recibí! Los tengo guardados. Así que así fue como yo percibí que había algo inusual, algo extraño. O sea, se veía que la voluntad estaba allí, pero no era fácil, y eso que era más fácil de aceptar a una persona que ya estaba dentro y ya mayor como era yo, que en ese momento ya tenía más de 60 años…

Durante mis años de servicio en Justicia y Paz antes y después en el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral he puesto en práctica algo que creo que es muy de mujer y es la capacidad de acogida, recibiendo a las personas con verdadero cariño y haciendo que las personas se sientan cómodas.

Liderazgo femenino en la Iglesia

¿Crees que el tema de la mujer en la iglesia dejará de interesar cuando haya más mujeres y en especial laicas, en cargos directivos?

–Yo nunca he sido de forzar las cosas. Pero sí me gusta mirar para atrás, para contemplar y comprender mejor. De joven pensaba que mi vida iba a ser como la de mi madre o las mujeres de ese tiempo. Pero no fue así. Y después mirando hacia atrás sí que entendí que había como un plan de Dios, que era distinto. Y así con todo: creo que hay que ir hacia adelante y después mirar hacia atrás para ver lo que pasó y cómo han ido las cosas en la Iglesia para las mujeres. Después de tantos años de servicio en la iglesia puedo decir que he visto muchos cambios y que van a ir cambiando más cosas en un marco que cada vez se va dibujando más.

Pero ¿no ocurre un poco en la Iglesia como en la sociedad, que las mujeres llegan a «sub-secretarias» o «Vice-presidentas» pero no llegan casi nunca a ser directivas?

–¡En el Vaticano las mujeres ya hemos llegado a directivas! En cuanto a lo administrativo, la hermana franciscana Raffaela Petrini (15/1/1969) fue nombrada en 2021 Secretaria General del Governatorato, el cargo de responsabilidad más alto que se otorga a una mujer en el Vaticano. Y es un órgano muy grande, con más de 2.000 personas, mayoría hombres y laicos y ella se maneja muy bien. Y en el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral la Secretaria es la hermana Alessandra Smerilli (14/11/1974).

“En la Iglesia hay dos tipos de mujeres, las institucionales y las reivindicativas. Yo me considero más bien reformista y alguien que confía en el caminar de la historia”

¿Y por qué se nombran a más mujeres religiosas que laicas?

–Muchas veces cuando se ofrecen estos puestos, las personas no lo aceptan. Y si tienen que venir del extranjero la cosa se complica más. Quizá por eso hay muchos italianos en la curia. Incluso ahora que el salario es mejor que cuando yo empecé a trabajar, la realidad es que lo que se pide es mucho, mucha entrega, se piden idiomas, teología…

Pero también tiene que ver con los estudios. En mi tiempo era muy difícil estudiar teología. Ahora hay más teólogas, pero bueno, yo creo que tiene que pasar algún tiempo porque algunas de las que estudian hoy teología son «un poco peligrosas», son las que quieren cambios más radicales, más reivindicativas. Y claro esto para el Vaticano y para muchos hombres, no es aceptado. Tendrá que pasar algún tiempo para esos cambios.

¿Qué hay en lo que reivindican estas mujeres que es justo reivindicar y qué se sale de lo razonablemente reivindicable?

–No me atrevo a juzgarlas, supongo que yo no soy tan de tipo reivindicativo, incluso si admito que a veces doy las gracias a las que sí son reivindicativas. No juzgo lo que es justo y no justo. Pero lo que sí está claro es que vivimos en una institución y trabajar en una institución con este espíritu es un poco difícil. Parece que en la Iglesia hay dos tipos de mujeres, las institucionales y las reivindicativas. Yo me considero más bien reformista y alguien que confía en el caminar de la historia y en que ciertas tensiones se ajustan con el paso del tiempo.

“La gente se escandaliza por lo que está pasando en Irán, o en Afganistán, pero no se escandaliza suficiente, no se indignan suficientemente.”

Flaminia Giovanelli

Los últimos Papas y «la cuestión de la mujer»

Flaminia, tú has conocido y trabajado con varios de los últimos Papas, desde Pablo VI hasta Francisco. Háblanos de cada uno y destaca lo más significativo que cada uno ha aportado a la cuestión de la mujer

–Yo creo que más que «la cuestión de la mujer” hoy deberíamos de tratar la cuestión de «la relación entre la mujer y el hombre» pues tratando sólo la cuestión de la mujer no se encontrará la solución y es urgente pues entre los jóvenes y con tanta tecnología se corre el riesgo de que se olviden la básica relación entre hombre y mujer. Y en esto la Iglesia tiene mucho que aportar, con ejemplos de colaboración en perfecta cooperación, como entre San Francisco y Santa Clara. En la Edad Media había muchos monasterios donde había mujeres y hombres juntos, y la mayoría de las veces la abadesa era la mujer. Algo parecido pasa hoy con los misioneros, hombres y mujeres que trabajan juntos.

En cuanto a los Papas y aunque no trabajé con Juan XXIII déjame que de él te diga solo que su encíclica Pacem in terris es esencial en lo referente a los Derechos Humanos y la visión de la justicia y de la paz. Pero, además, él consideraba el “cuarto signo de los tiempos” la aparición de la mujer en la escena pública, algo que ocurre cuando la mujer comienza a estudiar de manera habitual y no excepcional.

De Pablo VI, resaltaría que era un gran intelectual. El Papa del Concilio Vaticano II y el de la Populorum proressio, que para el Consejo Pontificio Justicia y Paz fue esencial pero que además supuso que la Iglesia empezase a estar “al día” pues todo lo que trabaja esa encíclica es 100% actual. El comenzó los Mensajes para la Jornada Mundial de la Paz que se presentaban al final del año y que expresaban el deseo de poner sobre la mesa los temas esenciales que se trabajarían al año siguiente. Yo ya le conocí anciano y aunque no era muy dado a las multitudes en las distancias cortas era afectuoso, muy caluroso. Escribió su mensaje “A las mujeres” donde habla de las mujeres laicas no casadas, que es mi caso. esencial pues parece a veces que sólo se concibe a la mujer o religiosa o esposa.

Juan Pablo I supuso «cambio» en el estilo, pues fue quien empezó a hablar en «primera persona» abandonando el plural mayestático y eso supuso mucha diferencia.

Juan Palo II era la vitalidad, la vida, el entusiasmo, con una fe explosiva. Generaciones de jóvenes fueron atraídos por su carisma. Trabajamos mucho con él en encíclicas sociales tan importantes como: Solicitudo res socialis o Centesimus annus y con él se realizó el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia. En la cuestión de la mujer por supuesto destaca su Mulieris dignitatem, y es él quien plantea «la cuestión de la mujer»; y también su carta a Gertrude Mongella, secretaria general de la IV Conferencia Internacional de las Naciones Unidas sobre la mujer de Beijing.

Benedicto XVI fue el Papa de la Caritas in veritate, que en nuestro Consejo Pontificio y luego en el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral hemos trabajado mucho. En la curia lo queríamos mucho, nos conocía y reconocía el trabajo que realizábamos y era muy afectuoso.

Papa Francisco, es quien más nombramientos de mujeres ha realizado. En una interesante entrevista que concedió al magazine «América» habla de la mujer y la Iglesia como algo que tiene que ser más desarrollado, pero centrado en tres ministerios: el petrino, el ordenado y el ministerio administrativo. Pero resaltando con fuerza que la Iglesia es mujer y que es el «Principio Mariano» el que inspira todo.

Flaminia con el Papa Francisco

El debate del género

¿Crees que en la Iglesia tenemos formación suficiente para diferenciar entre igualdad de género, ideología de género e identidad sexual?

–Los Derechos Humanos nacen del cristianismo ya que es en el Evangelio y con Jesús con quien se trata a las mujeres y a todas las personas como hijos de un mismo padre, con la misma dignidad. La gente se escandaliza por lo que está pasando en Irán, o en Afganistán, pero no se escandaliza suficiente, no se indignan suficientemente. Es urgente.

Es muy desconcertante que no todas las religiones respeten los derechos humanos.

Sobre el género, son los cristianos que trabajan en organismos internacionales quienes más tienen que enfrentarse a esta cuestión. Cuando la Santa Sede toma la palabra en estas cosas lo explica de manera muy larga y complicada. Y es que antes se hablaba de sexo, pero en un momento determinado se habla de «gender» y parece una broma, pero la única que habla de sexo hoy día es la Iglesia. La solución es usar la palabra género y especificar cada vez que nos referimos a la diferencia de los dos sexos y decir que trabajamos para la igualdad entre el hombre y la mujer y no decir igualdad de género. Ni nosotros y nuestras agencias de cooperación van a discriminar nunca a nadie por estas cuestiones. Y la cuestión esencial es que en los países en desarrollo todo pasa por la mujer y por eso la educación de la mujer es el elemento principal para el desarrollo. Tanto la vida social, el comercio como por supuesto la familia está en manos de la mujer y eso es lo que a la Iglesia le debe importar, formar a la mujer y protegerla.

Estoy muy involucrada en una organización que ayuda en Mozambique y recibí el otro día un mensaje de una niña que había sido huésped en nuestro Centro O Viveiro hasta el final de la secundaria y que era un caso de éxito. Decía «soy una mujer con formación de enfermera, tengo una hija y tengo un marido, es un buen marido y nos respetamos el uno al otro» Y eso me gustó mucho. Pienso que ese es el futuro, lograr que cada vez haya más relaciones conyugales respetuosas y que la mujer no tenga que cargar con todo ella sola. Ese es el camino.

“Parece una broma, pero la única que habla de sexo hoy en día es la Iglesia”

Flaminia Giovanelli
El autorMarta Isabel González Álvarez

Doctora en periodismo, experta en comunicación institucional y Comunicación para la Solidaridad. En Bruselas ha coordinado la comunicación de la red internacional CIDSE y en Roma la comunicación del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral con quien sigue colaborando. Hoy aporta su experiencia al departamento de campañas de incidencia sociopolítica y trabajo en red de Manos Unidas y coordina la comunicación de la red Enlázate por la Justicia. Twitter: @migasocial

Mundo

Florence Oloo, premio Harambee: «Empoderar a la mujer es empoderar a la comunidad»

Florence Jacqueline Achieng Oloo es la ganadora del premio Harambee 2023 a la Promoción e Igualdad de la Mujer Africana. Además de ser profesora de Ciencias Químicas y miembro fundador del Comité Ético de Strathmore, ha impulsado un programa para empoderar a las mujeres en Kenya, el “Women Empowerment Program, Jakana - Kenyawegi”.

Paloma López Campos·7 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos

El proyecto internacional Harambee ha concedido el premio Harambee 2023 a la Promoción e Igualdad de la Mujer Africana a Florence Oloo. La doctora Oloo es doctora en Ciencias Químicas por la Universidad de Agricultura y Tecnología, Jomo Kenyatta de Kenia; licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad de Roma; profesora en la universidad; fundadora de un comité ético en el que dirige la supervisión de investigaciones relacionadas con la persona, con el fin de evitar los abusos en los ensayos clínicos con seres humanos; es directora del “Centre for Research in Therapeutic Sciences; y, además, es la impulsora de “Women Empowerment Program, Jakana – Kenyawegi”, el programa por el que ha recibido el premio Harambee.

Un programa para ayudar a las mujeres en Kenya

El Centro Jakana impulsado por la doctora Oloo está orientado a las mujeres y niñas vulnerables del condado de Kisumu (Kenia). Ellas son más del 50 % de la población y crecen en situaciones de pobreza con la amenaza constante de los embarazos adolescentes, los matrimonios infantiles, las enfermedades de transmisión sexual y la violencia.

En la zona de Jakana, próxima a Kisumu, es muy frecuente que los padres vendan a sus hijas, siendo todavía niñas, a hombres mayores. A cambio, los padres reciben una dote con la que suelen pagar los estudios de los hijos varones, mientras las pequeñas entran a vivir en una relación de absoluta dependencia con sus esposos.

Para luchar contra esta situación de abuso, el Centro Jakana modeló un programa de tres meses en el que las mujeres aprenden sobre finanzas, gestión de empresas y liderazgo. De esta manera, se les brinda la oportunidad de emprender proyectos propios con los que ganar independencia.

El primer programa ha concluido ya y en él han participado 30 mujeres. El premio Harambee supone una ayuda importante para impulsar todavía más el Centro Jakana, de tal modo que se haga realidad la visión que Florence Oloo tiene. La doctora asegura que “empoderar a la mujer es empoderar a toda su comunidad, y así al país entero”.

El galardón, que se otorga anualmente, pretende recompensar a las personas, instituciones o grupos que tengan labores humanitarias, culturales o educativas que beneficien a las mujeres africanas. La dotación económica del premio es de 10.000 euros y está patrocinada por la marca René Furterer de los Laboratorios Pierre Fabre. Además, supone toda una campaña para visibilizar y promover la actividad del ganador del premio.

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Vaticano

El Papa Francisco renueva el Consejo de Cardenales

Cinco nuevos cardenales entran a formar parte de este Consejo, creado por el Papa Francisco a pocos meses de su llegada a la Santa Sede y que tiene como objetivo asesorar al Papa en el gobierno de la Iglesia.

Maria José Atienza·7 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: < 1 minuto

La Santa Sede ha hecho públicos los nombres de los 9 cardenales que formarán el Consejo de cardenales del Papa Francisco. La primera reunión de este renovado consejo será el próximo 24 de abril en la casa de Santa Marta.

El Papa Francisco creó el Consejo de Cardenales poco después de su llegada a la sede de Pedro, en 2013, para asesorarle en el gobierno de la Iglesia. Inicialmente se trataba de 9 cardenales, posteriormente pasaron a ser 8 y, en la actualidad, 6 cardenales formaban parte este consejo y, con la renovación de miembros y entrada de nuevos cardenales vuelven a ser 9 los integrantes de este Consejo.

El principal objetivo del grupo es el del asesoramiento del Papa en el gobierno, tanto de manera conjunta, como consejo como de manera personal pudiendo hacer sugerencias propias aunque la decisión final recae sobre el pontífice

Se incorporan, a este órgano de trabajo, los cardenales españoles Fernando Vérgez Alzaga, L.C., Presidente de la Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano y Presidente del Governatorato del Estado de la Ciudad del Vaticano; y Juan José Omella Omella, Arzobispo de Barcelona (España) y presidente de la Conferencia Episcopal Española. Además se unen, el cardenal Gérald C. Lacroix, Arzobispo de Québec (Canadá); el cardenal Arzobispo de Luxemburgo, Jean-Claude Hollerich, S.I.,y el Arzobispo Metropolitano de San Salvador de Bahia (Brasil), el cardenal Sérgio da Rocha.

Asimismo, continúan formando parte de este consejo los cardenales Fridolin Ambongo Besungu, O.F.M. Cap., Arzobispo de Kinshasa, el Card. Seán Patrick O’Malley, O.F.M.Cap., Arzobispo Metropolitano de Boston y Oswald Gracias, Arzobispo Metropolitano de Bombay.

Junto a ellos, evidentemente el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, que se incorporó al Consejo de Cardenales en 2014 y el secretario, Mons. Marco Mellino, Obispo titular de Cresima (Italia).

¿Qué Iglesia, qué sacerdotes?

La formación de los sacerdotes y candidatos al sacerdocio es uno de los eternos retos de la Iglesia que ha de cuidar la selección de quienes se ordenarán ministros y el crecimiento en su vida de piedad.

7 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos

Una parte de las informaciones que llegan a la opinión pública acerca del sacerdocio transmite una visión problemática, y a veces abiertamente negativa: abusos y desequilibrios, disonancia respecto de las tendencias actuales en los estilos de vida, escasez de vocaciones, acumulación de tareas… Además de cumplirse aquí el dicho sobre el árbol que cae y la hierba que crece (el primero llama más la atención que la segunda), es comprensible que en la noticia se busque lo llamativo. Por otro lado, es una realidad que muchas de esas sombras existen. Pero tampoco falta en muchas personas una consideración positiva de lo que representa el sacerdocio y su tarea de servicio. 

Para la Iglesia los sacerdotes tienen una importancia grande que justifica una atención particular. No por ser ellos personajes especiales, sino por reconocer la acción de Dios y el servicio que prestan a la vida cristiana de los demás bautizados, para el que han sido ordenados. De ahí que los documentos de los Papas se hayan referido a él con frecuencia, y que el Magisterio acerca del sacerdocio en el último siglo haya sido reiterado y especialmente rico. Varios artículos de este número de Omnes pueden servir para redescubrir esa enseñanza y para ayudar a tomar de ella impulsos para una renovación. No en vano se encuentran en esos textos magisteriales las razones teológicas, sacramentales y espirituales de aspectos tan centrales como la misma vocación sacerdotal, el celibato o la misión de los sacerdotes en la Iglesia y en la sociedad.

Ofrecemos también una entrevista con el cardenal Lazzaro You, Prefecto del Dicasterio para el Clero en la Santa Sede, que recorre los asuntos que definen el momento actual de la vida de los sacerdotes, y en particular lo relacionado con su adecuada formación. El cardenal You afirma que vale la pena cualquier esfuerzo para formar buenos pastores; en el aspecto afectivo de esa formación se centra la entrevista con el doctor Carlos Chiclana, que lo ha estudiado desde el punto de vista clínico. Sobre todo, el Prefecto subraya que el tipo de sacerdote que se busca formar ha de corresponder al modelo de Iglesia que Dios quiere en este momento, según esta serie de cuestiones: ¿qué Iglesia, qué sacerdotes, qué formación, qué vocaciones?

El tema de las vocaciones sacerdotales se aborda también en este número desde otros dos puntos de vista. En primer término, el más personal de la correspondencia a una llamada para el seguimiento de Cristo: son luminosos los testimonios de algunos jóvenes que se están formando para responder bien a esa llamada. En segundo lugar, el de una consideración numérica; no siendo naturalmente absoluta, ayuda a conocer la realidad. Los datos muestran un descenso global del número de vocaciones en el mundo, y un desplazamiento hacia los continentes africano y asiático.

El autorOmnes

Mundo

Valeria Gavilanes: «La Eucaristía nos permite sentir y descubrir a Dios que nos libera»

Quito es la sede del próximo Congreso Eucarístico Internacional que cumple su 53 edición y que tiene como lema “Fraternidad para sanar el mundo”.

Maria José Atienza·7 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 8 minutos

La Iglesia católica en Ecuador tiene su mirada puesta en septiembre de 2024. Del 8 al 15 de septiembre de 2024, con ocasión de los 150 años de Consagración de Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús, la capital ecuariana acogerá el 53° Congreso Eucarístico Internacional.

Valeria Gavilanes, jefe de prensa del Congreso Eucarístico Internacional y portavoz del IEC2024 ha destacado para Omnes que este congreso “permitirá repensar la realidad del mundo católico en América latina, respetando su diversidad. Es preciso reevangelizar desde el servicio a ejemplo de Jesús”.

Quito toma el testigo de Budapest para el próximo Congreso Eucarístico Internacional. ¿Qué pasos se han ido dando en la preparación del Congreso?

–En una solemne Eucaristía realizada en Budapest en septiembre de 2021 y presidida por Monseñor Alfredo José Espinoza Mateus, sdb, Arzobispo de Quito y Primado del Ecuador, se informó públicamente que la capital ecuatoriana será la sede del 53° Congreso Eucarístico Internacional, IEC2024, previsto realizarse del 8 al 15 de septiembre de 2024, con ocasión de los 150 años de Consagración de Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús.

Desde aquel momento, hemos puesto el pie en el acelerador para que tan bendecido acontecimiento se lleve a cabo con la altura que merece. El tema propuesto y escogido por el Papa Francisco es “Fraternidad para sanar el mundo”, con el texto bíblico: “Ustedes son todos hermanos” Mt 23,8.

Sabemos que la preparación espiritual es fundamental y por ello contamos con la oración preparatoria en español, inglés, portugués, italiano, shuar y quichua, que se encuentra en las distintas plataformas digitales.

También el himno oficial del Congreso estará listo muy pronto; las propuestas melódicas y musicales fueron sometidas a concurso y su ganador o ganadora recibirá el monto USD 3.000,00. Existe un jurado calificador que ultima detalles.

Un encuentro de tal magnitud requiere de una organización previa. El Comité Local está presidido por Monseñor Espinoza, quien nombró al P. Juan Carlos Garzón, de la Arquidiócesis de Quito como secretario general, encargado de la coordinación y supervisión de la preparación del Congreso.

Adicionalmente se conformaron las siguientes comisiones: logística, financiera, teológica, litúrgica, musical, comunicacional, cultural, pastoral y de voluntariado. Por su parte la Conferencia Episcopal Ecuatoriana está comprometida y cuenta con delegados en las distintas jurisdicciones y provincias del país.

Este camino lo recorremos de la mano del Comité Pontificio. En noviembre de 2022 recibimos la grata visita del P. Corrado Maggoni, y del P. Vittore Boccardi, presidente y secretario del Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales, respectivamente, quienes se mostraron felices y maravillados de la belleza de nuestro país así como de la calidez de su gente.

¿Cómo se está dando a conocer, dentro y fuera de Ecuador?

–Dar a conocer este acontecimiento trascendental para Ecuador, Latinoamérica y el mundo es de vital importancia. Contamos con plataformas digitales como la página web www.iec2024.ec y redes sociales, por ejemplo @IEC2024 en Facebook, iec2024quito en Twitter o en Instagram.

Asimismo remitimos información a medios de comunicación nacionales e internacionales; visitamos las distintas provincias y pronto estará al aire nuestro primer programa en radio María, cuya señal llega al mundo entero.

Posteriormente, contaremos con nuestro noticiero on line. ¡Espacios como este en revista Omnes, constituyen una gran ventana hacia el mundo.

La socialización del IEC2024 se lleva a cabo con el compromiso de obispos, sacerdotes, comunidades religiosas, movimientos laicales, jóvenes, catequistas, medios de comunicación nacionales e internacionales.

El tema del Congreso se centra en la Fraternidad. En un mundo golpeado por las guerras ¿Qué relación podemos establecer entre la Eucaristía y la fraternidad?

–El tema lo escogió el mismo Papa Francisco. La Eucaristía es donación y la fraternidad es hermandad, esta donación del amor puro e infinito de Dios debe llegar a toda la humanidad. Es preciso salir de la oración a la acción, es decir, alcanzar una coherencia eucarística para evitar limitarnos a la mera oración, valiosa sí, pues la Eucaristía es el culmen de la fe católica; sin embargo, Dios desea que aquel amor que hemos experimentado, lo compartamos con los demás, es decir un amor que se traduzca en obras.

Si bien es cierto, nuestro mundo está golpeado por las guerras, es preciso preguntarse ¿cuál es su origen?, y ¿si quizás está dentro del corazón de cada ser humano? Las heridas no solamente se encuentran en los campos de batalla, en la pobreza, en la desigualdad, sino también en la tristeza de quien espera una voz de aliento en medio de la tormenta y ahí es el lugar en donde podemos actuar como hermanos, como hijos de Dios, consolando, curando las heridas del cuerpo, pero también las del corazón.

Vivimos en una sociedad de apariencias en donde tratamos de ocultar lo que está dentro, con máscaras que nos separan del otro, es Dios quien nos invita a mostrarnos tal y como somos, a no temer sentirnos débiles y vulnerables, a permitir que sea Él quien nos cure con su infinito poder, y a través del hermano.

El Papa Francisco en el Congreso Eucarístico Nacional celebrado en Italia en septiembre de 2022 expresó la necesidad de que exista “Una Iglesia que se arrodilla delante de la Eucaristía y adora con asombro al Señor presente en el pan; pero que sabe también inclinarse con compasión y ternura ante las heridas de quien sufre, levantando a los pobres, secando las lágrimas de quien sufre, haciéndose pan de esperanza y de alegría para todos.” (25 de septiembre de 2022, Matera).

La Eucaristía nos permite sentir y descubrir a Dios que nos libera, para salir al encuentro del hermano, sin juzgamientos y sin ningún otro lenguaje, más que el del amor. Solo ahí se ganarán batallas, cuando decidamos apostar por la paz, por la unidad, por la fraternidad, sintiéndonos hijos de un mismo Padre.

¿Cómo proponer paz en un mundo de guerra?, ¿cómo motivar la devoción a la Eucaristía en un mundo convulsionado? Ese es el reto del católico de hoy, puesto que no podemos quedarnos de brazos cruzados y guardar silencio cuando prevalece la violencia como solucionadora de conflictos. Las batallas se vencen desde el corazón. Es momento de voltear la mirada a Jesús Eucaristía, cuya misión no terminó hace más de dos mil años, sino que prevalece y se actualiza porque decidió quedarse entre nosotros como un Dios vivo, cercano, humano.

¿Cómo llegar a los hermanos del mundo entero a través del amor de Cristo en la Eucaristía?

–El mensaje de Cristo es universal; marcó la historia del mundo en un antes y un después. Pese al transcurrir del tiempo, sigue vigente. Es momento de reavivar su legado, de contar sin miedo, ni vergüenza, que creemos en un Cristo que murió, resucitó y que decidió quedarse en las especies de pan y vino.

Parecería ilusorio en un mundo donde la ciencia avanza aceleradamente y en donde la inteligencia artificial es cada vez mayor. Sin embargo, resulta necesario volver a aquel Jueves Santo en el cual Jesucristo decidió generosamente instituir el sacramento de la Eucaristía, para quedarse con nosotros y donarse a los demás. Es la expresión más grande de amor, pues Jesús vivió unido al Padre en obediencia, sirvió a la humanidad, enseñó que el amor es el sentimiento que mueve el mundo y decidió quedarse con nosotros. No es un cuento, es una realidad. Es el pan vivo bajado del cielo que generosamente se comparte.

Cada Eucaristía es un milagro de amor, es Dios mismo que entra en nuestra intimidad para ser uno con nosotros y nos impulsa a vivir en Él y por Él. Es quien sana nuestras heridas físicas, sicológicas, y espirituales. Es un regalo de amor, es el Misterio Eucarístico que se dona a la humanidad a través de la fe. Hoy en día resulta una aventura creer en Cristo, y justamente ese debe ser el motivo que nos impulse a arriesgarnos por Él, tal como Él lo hizo. No es un salto al vacío, sino un salto al amor, con la seguridad de que Dios cuida de nosotros.

congreso eucaristico quito

¿Cómo se está preparando la Iglesia, sus fieles, en Ecuador, para este Congreso Internacional?

–La Iglesia ecuatoriana se prepara con gran entusiasmo para vivir este acontecimiento; se ha traducido la oración del IEC2024 a distintos idiomas y lenguas nativas; en los próximos días estará listo el himno oficial; se trabaja en la elaboración del documento base que regirá las catequesis eucarísticas de 2024 con el tema “Fraternidad para sanar el mundo”, y de 2023 en torno a la profundización del misterio Eucarístico, cuyos destinatarios son niños, jóvenes, religiosos y sacerdotes.

Asimismo trabajamos en productos comunicacionales que permitan llegar con el mensaje evangelizador, al público en general a fin de motivar su preparación y participación en este importante encuentro eclesial que pondrá a Quito en el centro de la atención mundial.

Las comisiones logística y económica también llevan adelante iniciativas que permitirán cubrir las necesidades del encuentro, previsto llevarse a cabo en el Centro de Convenciones Metropolitano de Quito, lugar en donde el Papa Francisco estuvo presente durante su visita a Ecuador, en el año 2015.

Se prevé que, en la misa de inauguración, 5.000 niños realicen su Primera Comunión; durante la semana del 8 al 15 de septiembre de 2024, las calles del centro histórico de Quito serán el escenario de una importante procesión eucarística, y dentro de las iglesias del casco colonial se llevarán a cabo celebraciones en distintos idiomas. La misa de clausura es una de las más esperadas, puesto que existe la expectativa de que el Santo Padre, esté presente.

Una vez puesto el pie en el acelerador, en el mes de septiembre de 2023, se realizará la Asamblea Plenaria del Pontificio Comité Eucarístico, a la cual asistirán delegados para los Congresos Eucarísticos Internacionales de las conferencias episcopales del mundo, a fin de conocer lugares y definir los detalles de la realización del IEC2024.

En este contexto, tanto la Iglesia ecuatoriana, como el país en general, se preparan para tan importante acontecimiento. Es Monseñor Alfredo José Espinoza Mateus, Arzobispo de Quito y Primado del Ecuador, quien preside esta preparación y motiva permanentemente desde la Arquidiócesis Metropolitana, a la comunidad entera para colaborar en la organización del IEC2024.

Para la Iglesia que peregrina en Quito, constituye una verdadera alegría ser la anfitriona de este encuentro que permitirá, además, mostrar la belleza de la capital de los ecuatorianos, al mundo entero.

América latina vive un momento de reevangelización y de renovación eclesial ¿Qué cree que supondrá un congreso de estas características para este proceso?

–El Santo Padre, espera que la vivencia de este Congreso manifieste la fecundidad de la Eucaristía para la evangelización y la renovación de la fe en el continente latinoamericano.

Un Congreso de semejantes características permitirá repensar la realidad del mundo católico en América latina, respetando su diversidad. Es preciso reevangelizar desde el servicio a ejemplo de Jesús, quien luchó por la justicia social.

El tema “Fraternidad para sanar el mundo”, nos permite reconocernos como verdaderos hermanos y nos invita a sanar heridas a través de la misericordia y del perdón.

Es importante entender la dimensión social de Latinoamérica, pues atraviesa circunstancias de pobreza, inseguridad, corrupción, narcotráfico, tráfico de personas, migración, falta de acceso a empleo, a servicios básicos, entre otras. Su situación sociopolítica ha tenido altos y bajos, pues pese a que ha contado con gobernantes de distintas tendencias ideológicas, es evidente que existe una clara deuda social y económica. Los sistemas democráticos débiles han contribuido para que esta realidad exista.

El Congreso permitirá centrar la atención en Latinoamérica e identificar sus necesidades, con una mirada evangelizadora y fraterna. Es necesario conocer sus heridas y cómo sanarlas, partiendo desde la Eucaristía, hacia la misión, es decir, alcanzando una fe traducida en obras.

Esta tarea debe llevarse a cabo con la colaboración de católicos comprometidos y dispuestos a romper paradigmas, y a tomar el timón para trabajar juntos en la consecución de tiempos mejores para nuestros hermanos latinoamericanos.

Aspiramos que la realización del 53° Congreso Eucarístico Internacional contribuya en la reevangelización y renovación eclesial que está en marcha, y que su mensaje llegue no solamente al mundo católico sino de manera especial a quienes por diversos motivos están alejados de la Iglesia, acogiéndolos con un corazón abierto que transmita fraternidad, esperanza y aceptación; que no juzga, sino que simplemente, ama.

Vaticano

Ucrania anhela una visita del Papa

Rome Reports·6 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: < 1 minuto
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Andrii Yurash, embajador de Ucrania ante la Santa Sede ve muy posible que el Papa visite su país y está tranquilo. Ellos ya están preparados.

Lo ha afirmado en una entrevista con Rome reports cuando se cumple un año desde que llegó a Roma, justo al inicio de la invasión rusa a Ucrania.


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Mundo

Nigeria y Kenia, donde más católicos asisten a Misa

Nigeria, Kenia y Líbano encabezan los países con católicos que asisten a Misa dominical o con más frecuencia en el mundo, según la Encuesta Mundial de Valores, analizada por el Centro de Investigación Aplicada en el Apostolado, de la Universidad de Georgetown (Estados Unidos).

Francisco Otamendi·6 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 5 minutos

Nigeria, Kenia y Líbano encabezan los países con católicos que asisten a Misa dominical o con más frecuencia en el mundo. Van seguidos de Filipinas, Colombia, Polonia y Ecuador, según la Encuesta Mundial de Valores (WVS), analizada por el Centro de Investigación Aplicada en el Apostolado (CARA), de la Universidad de Georgetown (EEUU).

Nigeria es el país más poblado del continente africano, con 210 millones de habitantes, de los que cerca del 16 por ciento, 33 millones, son católicos. Y en Kenia, con una población de 42,9 millones de personas, los católicos representan el 32,3 por ciento (16 millones aproximadamente). Líbano, el tercero del ranking, tiene 6,67 millones de habitantes, de los que 2,1 millones son católicos.

Son los países que lideran el ranking de católicos que asisten a Misa el domingo, o con más frecuencia (en Nigeria, un 94 %, en Kenia, un 73 %, y en Líbano, un 69 %), asegura la Encuesta Mundial de Valores (WVS) en su séptima ola (a partir de la década de 1980), difundida y analizada por Nineteen Sixty four, blog de investigación el Centro de Investigación CARA de Georgetown, con datos de 36 países con grandes poblaciones católicas. 

El estudio no incluye países como la República Democrática del Congo, con 90 millones de habitantes, de los que más de mitad tiene la fe cristiana, y que acaba de visitar el Papa Francisco, ni Uganda, en el que los católicos son el 47 por ciento, más de 17 millones, el 47 por ciento de los 36,4 millones del país.

Grupo 2: Filipinas, Colombia, Polonia, Ecuador…

El siguiente grupo de países, donde la mitad o más de los católicos (50 % o más) asisten cada semana a la Eucaristía, incluye Filipinas (56 %), Colombia (54 %), Polonia (52 %) y Ecuador (50 %). 

Llega ahora un bloque en el que se encuentran Italia, por ejemplo, y en el que menos de la mitad, pero un tercio o más, asiste cada semana a Misa. Son Bosnia y Herzegovina (48 %), México (47 %), Nicaragua (45 %), Bolivia (42 %), Eslovaquia (40 %), Italia (34 %) y Perú (33 %).

Entre tres de cada diez y una cuarta parte de los católicos asiste a Misa cada semana en Venezuela (30 %), Albania (29 %), España (27 %), Croacia (27 %), Nueva Zelanda (25 %) y Reino Unido (25 %).

En la encuesta de CARA y WVS, aproximadamente el 24 % de los católicos en los Estados Unidos asistían a Misa todas las semanas o con más frecuencia antes de la pandemia del Covid-19 en 2019. 

En la encuesta más reciente de los mismos organismos, el 17 % de los adultos católicos estadounidenses informaron que asistían a Misa con esta frecuencia, con un 5 % viendo la Misa online o en la televisión desde casa.

Otros países con una asistencia a Misa católica similar a la de Estados Unidos son Hungría (24 %), Eslovenia (24 %), Uruguay (23 %), Australia (21 %), Argentina (21 %), Portugal (20 %), los República Checa (20%) y Austria (17 %). 

Los niveles más bajos de asistencia semanal se observan, según este trabajo, en Lituania (16 %), Alemania (14 %), Canadá (14 %), Letonia (11 %), Suiza (11 %), Brasil (8 %), Francia (8 %) y Holanda (7 %).

Personas que se consideran religiosas

Se podría suponer, señala el informe, que cuantos más católicos religiosos hay en un país, es más probable que asistan a Misa con frecuencia. Sin embargo, no existe una fuerte correlación entre los números de los que se identifican como católicos ‘religiosos’ y la asistencia frecuente a Misa. En concreto, el estudio de WVS preguntó a los encuestados: “Independientemente de si va a la iglesia o no, diría que es…: una persona religiosa, no una persona religiosa, ateo o no sabe”. 

Hay países donde se produce una estrecha relación entre las respuestas a ambas preguntas, incluidos los Países Bajos, Argentina, Ecuador, Filipinas, Kenia y Nigeria. 

Pero en muchos otros países esto no es así. Líbano, por ejemplo, tiene una asistencia a Misa muy alta, comparativamente hablando, pero la proporción de católicos allí que se consideran religiosos es sustancialmente menor en comparación con otros países. El noventa y siete por ciento de los católicos en Uruguay se considera una persona religiosa, sin embargo, solo el 23 % de los católicos asisten a misa semanalmente o con más frecuencia. 

Además de Uruguay, los países donde los católicos “tienen más probabilidades de considerarse religiosos”, señala el estudio, son Nigeria (95 %), Albania (94 %), Eslovaquia (93 %), República Checa (92 %), Italia (92 %), Lituania (92 %), Kenia (92 %), Colombia (92 %), Bolivia (91 %) y Polonia (90 %).
Más de las tres cuartas partes, pero menos de nueve de cada diez católicos, se consideran personas religiosas en estos países: Croacia (88 %), Bosnia y Herzegovina (88 %), Eslovenia (87 %), Hungría (86 %), Portugal (85 %), Letonia (85 %), Perú (84 %), Filipinas (83 %), Ecuador (82 %), Brasil (82 %), Argentina (79 %), Países Bajos (78 %), México (77 %) y Nicaragua (76 %).
Los católicos en los Estados Unidos se encuentran detrás de este grupo con un 74 % que se considera una persona religiosa. A Estados Unidos le siguen Francia (72 %), Austria (69 %), Australia (67 %), España (67 %), Alemania (65 %), Suiza (63 %), Líbano (62 %), Reino Unido, (59 %), Venezuela (57%), Canadá (55%) y Nueva Zelanda (55%).
Es interesante notar, según el informe, que en términos de identificación como persona religiosa, los católicos en los Estados Unidos y Francia son bastante similares (74 % y 72 %, respectivamente). Sin embargo, solo el 8 % de los católicos en Francia asiste a Misa semanalmente en comparación con el 17 % de los católicos en los Estados Unidos (y el 24 % asistía semanalmente antes de la pandemia).

El factor económico

Existe un tercer factor que afronta el informe y es el PIB (Producto Interior Bruto, la riqueza nacional) per cápita. La asistencia a Misa cae bruscamente a medida que el PIB per cápita aumenta a 10.000 dólares, y luego esta caída se ralentiza y se aplana a medida que el PIB per cápita continúa aumentando. 

La religiosidad tiene una relación más lineal, aunque más débil, con el PIB per cápita. Hay un gran grupo de países con un PIB per cápita inferior a 25.000 dólares que tienen una de las proporciones más altas de católicos que se identifican a sí mismos como religiosos. 

“En los países de mayores ingresos, la religiosidad cae”, señalan CARA y WVS. Suiza, con el PIB per cápita más alto de los países encuestados, tiene niveles bajos de asistencia a Misa semanal y un número relativamente menor de católicos que se identifican a sí mismos como personas religiosas. 
En esta pequeña muestra de países, el informe afirma que “podemos suponer que el catolicismo es más fuerte en lo que a menudo se llama el mundo en desarrollo, donde el PIB per cápita es más bajo, mientras que parece estar contrayéndose en los países ‘desarrollados’ más ricos. Los mecanismos precisos asociados con el desarrollo económico y la riqueza que están afectando la participación de los católicos en la fe y la identificación como religiosos no están claros. Sean lo que sean, importan significativamente”, concluye el trabajo.

Ranking de la asistencia a Misa
El autorFrancisco Otamendi