España

La Iglesia en España renuncia a algunas exenciones fiscales

La Conferencia Episcopal Española publicó el 29 de marzo por la mañana una nota de prensa anunciando su renuncia a las exenciones en las Contribuciones Especiales y al Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras.

Paloma López Campos·29 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: < 1 minuto

El Gobierno de España y la Conferencia Episcopal Española firmaron un acuerdo, efectivo desde el 29 de marzo de 2023, por el que se equipara el régimen fiscal de la Iglesia española al de otras entidades sin ánimo de lucro del país. Por ello, y con el asenso de la Santa Sede, la Conferencia Episcopal renuncia a las exenciones en las Contribuciones Especiales y al Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y obras.

La nota de prensa publicada por la CEE es la siguiente:

«Fruto del trabajo conjunto entre el Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática y la Iglesia católica en materia de fiscalidad, el Gobierno de España y la Conferencia Episcopal Española, con el asenso de la Santa Sede, han alcanzado un acuerdo por el cual se tramita ante la Santa Sede la renuncia a las exenciones, derivadas de los Acuerdos, que afectan a las Contribuciones Especiales y al Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO).

Con este fin, el Gobierno procederá a la derogación de la Orden Ministerial de 5 de junio de 2001 del Ministerio de Economía y Hacienda donde se regula la inclusión del Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras (ICO) en el Acuerdo entre el Estado Español y la Santa Sede sobre Asuntos Económicos.

El acuerdo se desarrolla en la voluntad compartida entre el Gobierno de España y la Conferencia Episcopal Española de equiparar el régimen fiscal de la Iglesia católica con las entidades sin ánimo de lucro, conforme al principio de no privilegio y no discriminación. Hoy se hace efectivo dicho acuerdo mediante el correspondiente canje de notas entre el Gobierno y la Nunciatura Apostólica».

Cultura

La Cuaresma y Semana Santa en Ecuador: Procesiones, devoción y tradiciones

El Arrastre de Caudas, una costumbre que sólo pervive en Ecuador; la procesión del Jesús del Gran Poder y la tradicional sopa "Fanesca" hacen del tiempo de Cuaresma y Semana Santa un momento de especial tradición y fe en el país ecuatoriano.

Juan Carlos Vasconez·29 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

Son numerosas las costumbres que, en Ecuador, acompañan la vivencia de tiempo cuaresmal y la Semana Santa. En ellas se entrelazan la fe y la cultura dando lugar a tradiciones de gran belleza y simbolismo. Entre ellas, destacamos en este artículo tres: la tradicional sopa «Fanesca», la procesión del Jesús del Gran Poder y Arrastre de Caudas.

Fanesca 

La fanesca es un plato de comida tradicional que se suele preparar para toda la Cuaresma, en especial para los días viernes de abstinencia, ya que no contiene carne. Esta sopa se prepara con bacalao seco y 12 granos diferentes. Se dice que el pez representa a Jesús y los 12 granos representan a los discípulos. 

La tradición más pura es comer la Fanesca el Jueves Santo. Sin embargo, se sabe que el plato se prepara a nivel nacional y por eso se puede conseguir toda la semana Santa en varios restaurantes.

Suele servirse caliente en un plato y es tradicional decorarlo con trozos de bacalao, ya sea cocido o frito, masas de sal en forma de empanadas, hilos o bolitas. También plátano maduro frito, chiles rojos, hojas de perejil, queso fresco, un trozo de cebolla blanca y rodajas de huevo cocido.

Procesión de Jesús del Gran Poder 

La procesión de Jesús del Gran Poder es bastante antigua. Cada año alrededor de 250.000 mil personas salen a las calles del centro de la ciudad de Quito, y sobre todo se concentran en la Plaza San Francisco. La procesión dura hasta las tres de la tarde, hora de la muerte del Señor. La bajada se realiza a las seis de la tarde, cuando termina la jornada para la comunidad judía.

Los Cucuruchos, junto con las Verónicas, son personajes tradicionales que acompañan a Jesús del Gran Poder y a la Virgen Dolorosa en este recorrido que comienza y termina en San Francisco y que recorre buena parte del Centro Histórico de Quito, el casco colonial más grande de toda Sudamérica. Toda la ciudad y las calles se tiñen de púrpura.

Los Cucuruchos simbolizan a los penitentes que muestran su arrepentimiento y su voluntad de cambio y quieren reivindicarse y comenzar una vida libre de pecados. Las Verónicas son la representación de la valiente mujer que se abrió paso a través de él, para limpiar el sudor y la sangre del rostro de Jesús con un paño que habría sido grabado milagrosamente en el paño por la Santa Faz. 

El Arrastre de Caudas

Cada Miércoles Santo en la catedral de Quito se realiza el Arrastre de Caudas, también conocido como el “Paso de la Reseña” es de origen romano del siglo XVI, se hace en la Catedral.

La ceremonia tiene lugar dentro la catedral cuando, el Arzobispo de Quito, junto a sus ocho canónigos, realizan una procesión en las que llevan en sus espaldas las caudas, que son pesadas capas negras de casi dos metros de largo, que simbolizan los pecados del mundo

Los canónigos se postran delante del altar mayor para que el Arzobispo agite una inmensa bandera negra con una cruz roja sobre ellos para transmitir, simbólicamente, las virtudes de Jesucristo. La bandera, también pasa por las cabezas de muchos de los asistentes. Para finalizar al acto litúrgico, el Arzobispo golpea el hasta de la bandera tres veces contra el suelo, símbolo de la resurrección de Cristo, para luego bendecir a todos los fieles con la reliquia de Santa Cruz.

José Asimbaya, párroco encargado de la cArrastre de Caudasatedral, señala que “es una celebración llena de esperanza, de vida. Si bien los ritos que se realizan hablan de muerte por este mundo convulsionado, lleno de violencia, hay una esperanza para vivir. Por eso mismo la bandera que se flamea es para hacer ver que la muerte ha sido vencida”.

La Iglesia, ¿un estorbo?

Quien juzga la Iglesia desde fuera, como una institución humana más, sin fe en Cristo, la considerará siempre como “atrasada”, no acorde con los tiempos, en definitiva, un estorbo para el goce del cuerpo y de la vida.

29 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos

Algunas de las informaciones que llegan a la opinión pública sobre la Iglesia trasmiten una visión problemática sobre la misma, cuando no abiertamente negativa: abusos, disonancia con lo que hoy pide la sociedad, la cultura moderna, las tendencias actuales y los estilos de vida. 

Desde esa perspectiva, la Iglesia y el cristianismo, en general, aparecen como un estorbo, un entorpecimiento al “progreso”. Es normal que los cristianos notemos ese ambiente social, cultural, que intenta ocultar, solapar o pasar indiferente ante la fe cristiana. 

Ello ni nos debe asustar, ni nos debe inquietar o impresionar, ni mucho menos nos debe llevar a ocultar nuestra fe. Con sencillez, sin perder la calma, hemos de vivir conforme a lo que creemos en todos los ambientes en los que se desenvuelve nuestra vida de cristianas, de cristianos. El Señor ya nos advirtió que habría oposición, que la fe cristiana no sería aceptada siempre con paz. Lo que no puede suceder es que nos achiquemos, nos llenemos de complejos u ocultemos nuestro ser discípulos de Cristo. 

Se ataca, por ejemplo, el celibato o la doctrina cristiana sobre la sexualidad humana o el protagonismo de la mujer en la Iglesia, pero en el fondo lo que está en juego y lo que se ataca es la fe cristiana. Quien juzga la Iglesia desde fuera, como una institución humana más, sin fe en Cristo, la considerará siempre como “atrasada”, no acorde con los tiempos, en definitiva, un estorbo para el goce del cuerpo y de la vida. 

Estamos a las puertas de la Semana Santa y la Iglesia proclamará de nuevo la Cruz de Cristo como fuente de salvación, de felicidad y de vida. He ahí la paradoja del cristianismo. Quien hace opción por la fuerza de su deseo, autónomo e individualista, como único camino de felicidad, no necesitará a Dios ni ninguna redención, ni mediación alguna entre Dios y el hombre. Pero esa opción, llevada al extremo, deja al hombre solo, sometido a su deseo, que al final es “su dios”. Para quien hace esa opción sobra Cristo, sobra la Iglesia y sobra el sacerdocio, porque queda anulado el valor eterno de la persona.

El autorCelso Morga

Arzobispo emérito de la diócesis de Mérida Badajoz

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Mundo

Alerta de los obispos nórdicos ante «un discurso laico sobre la sexualidad»

Los obispos de la Conferencia Episcopal de Escandinavia, entre los que se encuentra el de Estocolmo, cardenal Arborelius, han expuesto ideas de la enseñanza cristiana sobre la sexualidad, alertando sobre “los límites de un discurso puramente laico”, en una carta pastoral recién publicada.

Francisco Otamendi·28 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 4 minutos

La carta pastoral de los ocho obispos, titulada «Sobre la sexualidad humana»,  “pretende indicar una dirección a aquellos creyentes y personas de buena voluntad que se sienten inquietos por una visión demasiado mundana del ser humano y su sexualidad”, afirma la conferencia episcopal escandinava, y se ha publicado el V domingo de Cuaresma, como continuación de su recién concluida Asamblea Plenaria de Primavera.

“Nuestra misión y tarea como obispos es indicar el camino pacificador y vivificante de los mandamientos de Cristo, que es estrecho al principio, pero que se ensancha a medida que avanzamos. Os fallaríamos si ofreciéramos menos. No fuimos ordenados para predicar nuestras pequeñas nociones”.

Firman la carta pastoral los obispos Czeslaw Kozon (Copenhague), actual presidente; el cardenal Anders Arborelius (Estocolmo), que presidió la conferencia de 2005 a 2015; Peter Bürcher, emérito de Reikjavik; Bernt Eidsvig Can.Reg. (Oslo); Berislav Grgić, Tromsø; P Marco Pasinato, Ap.Adm. (Helsinki); David Tencer OFM Cap. (Reikiavik); y Erik Varden OCSO, Trondheim.

Enseñanza cristiana sobre la sexualidad

Tras un repaso de imágenes bíblicas, los obispos manifiestan que “necesitamos raíces profundas. Intentemos, pues, apropiarnos de los principios fundamentales de la antropología cristiana, acercándonos con amistad, con respeto, a quienes se sienten ajenos a ellos. Debemos al Señor, a nosotros mismos y a nuestro mundo dar cuenta de lo que creemos y por qué creemos que es verdad.”.

“Muchos se sienten perplejos ante la enseñanza cristiana tradicional sobre la sexualidad”, añaden. “A éstos les ofrecemos un consejo amistoso. En primer lugar: intenta familiarizarte con la llamada y la promesa de Cristo, para conocerle mejor a través de las Escrituras y en la oración, a través de la liturgia y el estudio de toda la doctrina de la Iglesia, no sólo a través de fragmentos tomados aquí y allá. Participa en la vida de la Iglesia. Así ampliarás el horizonte de las preguntas de las que partías, y también tu mente y tu corazón”.

En segundo lugar, el episcopado nórdico aconseja “considerar los límites de un discurso puramente laico sobre la sexualidad. Tiene que enriquecerlo. Necesitamos términos adecuados para hablar de estas cosas importantes. Tendremos una valiosa contribución que hacer si recuperamos la naturaleza sacramental de la sexualidad en el plan de Dios, la belleza de la castidad cristiana y la alegría de la amistad, que muestra la gran intimidad liberadora que también se puede encontrar en las relaciones no sexuales”.

Complementariedad del varón y la mujer

En este contexto, los obispos escandinavos recuerdan: “La imagen de Dios en la naturaleza humana se manifiesta en la complementariedad del varón y la mujer. El hombre y la mujer han sido creados el uno para el otro: el mandamiento de ser fecundos depende de esta reciprocidad, santificada en la unión nupcial”. 

A continuación, añaden: “En la Escritura, el matrimonio del hombre y la mujer se convierte en imagen de la comunión de Dios con la humanidad, que será perfecta en las bodas del Cordero al final de la historia. Esto no significa que tal unión, para nosotros, sea fácil o indolora. A algunos les parece una opción imposible. A nivel interno, la integración de las características masculinas y femeninas puede ser difícil. La Iglesia lo reconoce. Desea abrazar y consolar a todos aquellos que experimentan esta cuestión con dificultad”.

Sobre el movimiento LGBTQ+

La carta pastoral de los obispos nórdicos habla explícitamente de valorar el movimiento LGBTQ+ “en la medida en que se relaciona con la dignidad de todas las personas y su anhelo de ser tenidas en cuenta”, señala la conferencia episcopal. “La Iglesia condena explícitamente ‘cualquier tipo de discriminación’, y eso incluye la discriminación basada en la identidad u orientación de género”.

Sin embargo, los obispos se oponen a una visión de la naturaleza humana “que transmite una imagen de la humanidad (…) que disuelve la integridad corporal de la persona, como si el sexo biológico fuera algo puramente accidental”. En particular, critican que “tales puntos de vista se imponen a los niños como si no fueran hipótesis audaces sino hechos probados” y “se imponen a los menores como una carga opresiva de tener que determinar su propia identidad sin estar equipados para hacerlo”.

El cuerpo, ligado a la personalidad

Más adelante, añaden: “Es curioso: nuestra sociedad, tan preocupada por el cuerpo, en realidad se lo toma a la ligera, negándose a ver en el cuerpo una seña de identidad, y asumiendo en consecuencia que la única individualidad es la que produce la autopercepción subjetiva, construyéndonos a nuestra propia imagen”. 

“Cuando profesamos que Dios nos ha hecho a su imagen, esto no sólo se refiere al alma. Misteriosamente se refiere también al cuerpo”, añaden los prelados escandinavos. “Para nosotros, los cristianos, el cuerpo está intrínsecamente ligado a la personalidad. Creemos en la resurrección del cuerpo. Por supuesto, ‘Todos seremos transformados’. Lo que será nuestro cuerpo en la eternidad es difícil de imaginar”.

Los obispos escriben también: “Creemos con autoridad bíblica, basada en la tradición, que la unidad de mente, alma y cuerpo durará para siempre. En la eternidad seremos reconocibles por lo que ya somos, pero se habrán resuelto los aspectos conflictivos que aún impiden el desarrollo armonioso de nuestro verdadero yo”.

Realizar el amor

Por último, los obispos se refieren a la caridad, al amor y a los misterios pascuales. “La enseñanza de la Iglesia no pretende reducir el amor, sino realizarlo”. “Para que se comprenda que todo ejercicio de la perfecta virtud cristiana sólo puede brotar del amor, pues en el amor tiene su fin último. De este amor se hizo el mundo y tomó forma nuestra naturaleza. Este amor se manifestó en la ejemplaridad de Cristo, en su enseñanza, en su pasión salvadora y en su muerte”. 

Y concluyen de este modo: “El amor triunfó en su gloriosa resurrección, que celebraremos con alegría durante los cincuenta días de Pascua. Que nuestra polifacética y multicolor comunidad católica pueda dar testimonio de este amor en la verdad”.

El cardenal Arborelius, obispo de Estocolmo, ha señalado que era “importante llevar la fe de la Iglesia a la gente de hoy” y hacerlo “especialmente con el trasfondo de las diferentes teorías sobre la sexualidad humana”. Y el obispo Erik Varden (Trondheim), ha subrayado:  “Nuestros fieles nos preguntan qué dice la Iglesia sobre el género, y queremos responder constructivamente”.

El autorFrancisco Otamendi

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España

Mons. José Rico Pavés: «Una Iglesia viva es rica en ministerios»

La sede de la Conferencia Episcopal Española acogió el 28 de marzo por la mañana un briefing con los presidentes de las Comisiones Episcopales para la Liturgia y para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado, Monseñor José Leonardo Lemos Montanet y Monseñor José Rico Pavés, durante el que se habló del nuevo documento “Orientaciones sobre la institución de los ministerios de lector, acólito y catequista”.

Paloma López Campos·28 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

El 28 de marzo por la mañana, monseñor José Leonardo Lemos Montanet y monseñor José Rico Pavés, presidentes de las Comisiones Episcopales para la Liturgia y para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado, tuvieron un encuentro con periodistas para presentar un documento realizado a petición del pleno de la Conferencia Episcopal Española. Se trata de las “Orientaciones sobre la institución de los ministerios de lector, acólito y catequista”, que estarán a prueba durante los próximos cinco años y que destacan la riqueza de la Iglesia y sus miembros.

Estas directrices nacen como respuesta a dos documentos publicados por el Papa Francisco en 2023, “Spiritus Domini”, por el que permitió que sean instituidas mujeres en los ministerios, y “Antiquum ministerium”, por el que instituyó un ministerio no litúrgico: el del catequista. Tal como expresan los obispos en el escrito presentado, las novedades del Papa “han impulsado a la Iglesia Española a reflexionar sobre la praxis de los ministerios y, fruto de esta reflexión, se ofrecen estas Orientaciones”.

Recepción, apertura y esperanza

Monseñor José Rico Pavés calificó el escrito como un “documento de recepción, abierto y esperanzador”. De recepción, porque la idea principal es “acoger en el ámbito de las diócesis de España las últimas directrices del Papa Francisco”.

Por otro lado, es abierto en cuanto que la Conferencia Episcopal está en pleno “proceso de ir acogiendo directrices recientes, y además propone unas orientaciones de carácter experimental”. Y, por último, es esperanzador “porque nos sitúa en la estela amplia de acogida de las directrices del Concilio Vaticano II”.

Iglesia viva

Profundizar en la naturaleza e identidad de los ministerios es importante, ya que “una Iglesia viva es una Iglesia rica en ministerios”, observó Rico Pavés. Dichos ministerios, además, no son puras concesiones de los clérigos a los demás miembros del Pueblo de Dios, sino que “tienen su origen en el Bautismo” y por ello indican la riqueza de todos los miembros de la Iglesia.

Todavía profundizó más en este aspecto,  monseñor José Leonardo Lemos Montanet, al decir que el lector, el acólito y el catequista “no son ministerios de sustitución, no están pensados para sustituir a los sacerdotes. No sustituyen, sino que cooperan con el ministerio ordenado”.

Formación y conservación

Las tareas de los instituidos como ministros, como se puede observar, no pueden tomarse a la ligera. Por ello, Lemos Montanet hizo hincapié en la idea de que “hay que formar de una manera adecuada a los que se sienten llamados en la Iglesia para servir en estos ministerios”. De ahí también la importancia de las Orientaciones presentadas.

Con todo, al asomarse a estas directrices es importante la aclaración que hizo monseñor José Rico Pavés: “No se trata de inventar cosas nuevas, sino de recuperar aquello que ha pertenecido a la Iglesia desde antiguo”.

Ministerios en la Iglesia

Entrando de lleno en el documento, este tiene tres partes: la primera contiene una explicación de los ministerios laicales constituidos; la segunda trata sobre las competencias, la naturaleza y la identidad del ministro instituido como lector, acólito o catequista; y, por último, los obispos plantean una propuesta de formación con elementos comunes para los tres ministerios y específicos para cada uno de ellos.

Como expresa el escrito, “los ministerios laicales (léase el de lector, acólito y catequista) son servicios de colaboración, y en casos especiales, pueden también suplir la ausencia de los ministerios ordenados”. Son llamadas especiales de Dios a servir que han de ser discernidas por la Iglesia y, en concreto, por los obispos.

El lector

El del lector es un ministerio litúrgico “al servicio de la Palabra de Dios”. Las competencias del ministro instituido incluyen “proclamar las lecturas no evangélicas”, sustituir al salmista o al diácono para la oración de los fieles, y preparar a otros lectores. Además, también puede ser el encargado de coordinar otros ministerios, de tareas relacionadas con la formación permanente, preparar a los fieles para la recepción de los sacramentos y otras actividades relacionadas con la lectura de la Sagrada Escritura.

El acólito

El ministerio del acólito es litúrgico y está “al servicio del altar, del presidente de la celebración y de los otros ministros”. El acólito también es “ministro extraordinario de la sagrada comunión de forma estable” y se le pueden encomendar “tareas de coordinación del equipo litúrgico, la preparación y ensayo de las celebraciones, coordinación de los demás ministros extraordinarios, etc”.

El catequista

Es “la gran novedad de estas Orientaciones”, si bien “no es propiamente un ministerio litúrgico”. El catequista está “al servicio del anuncio y de la transmisión de la fe, en todas sus dimensiones”. Sus competencias son muy diversas y “se le pueden encomendar tareas de formación, de trabajo del primer anuncio, de catequesis de iniciación en la vida cristiana de niños, adolescentes o adultos, formación permanente, reiniciación cristiana, pastoral familiar…”.

Una oportunidad de renovación pastoral

En resumen, y como conclusión a las “Orientaciones sobre la institución de los ministerios de lector, acólito y catequista”, los obispos consideran esta “una oportunidad preciosa de renovación pastoral, que no se ha dejar pasar de largo, y que se concretará en cada diócesis de acuerdo con las necesidades concretas”.

Familia

G. K. Chesterton: profeta de la familia

El centenario de la conversión al catolicismo de G. K. Chesterton es una ocasión propicia para acercarse a este genial escritor, polemista de aguda inteligencia y crítico demoledor de las fatuas modas culturales desde la perspectiva del realismo cristiano. Dedicó muchas páginas al matrimonio y a la familia. Con frecuencia puso de relieve las flagrantes contradicciones de la modernidad en la comprensión de esta institución vital para la persona y la sociedad.

José Miguel Granados·28 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

El centenario de la conversión al catolicismo de G. K. Chesterton (1874-1936) es una ocasión propicia para acercarse a este genial escritor, polemista de aguda inteligencia y crítico demoledor de las fatuas modas culturales desde la perspectiva del realismo cristiano. El prolífico periodista y literato inglés fue capaz de desvelar las paradojas y perplejidades humanas a la luz del misterio del Dios vivo.

Dedicó muchas páginas al matrimonio y a la familia. Con frecuencia puso de relieve las flagrantes contradicciones de la modernidad en la comprensión de esta institución vital para la persona y la sociedad. Además, recordó de modo incisivo los valores perennes de la antropología conyugal, conforme al proyecto del Creador, asequibles al sentido común.

La familia, teatro de lo extraordinario

Chesterton denuncia la inanidad del afán de novedades sin sentido que exhibe el esnob de turno, al subrayar la perenne originalidad y grandeza de la institución familiar, decisiva para la vida humana. “La cosa más extraordinaria en el mundo es un hombre ordinario y una mujer ordinaria y sus niños ordinarios”, dice el pensador inglés con un punto de humor. El hogar familiar es cuna y escuela de humanidad: ámbito de acogida y de protección, de maduración y de socialización; es en la familia donde se reconoce la propia identidad y valor, donde se aprende a vivir y a amar. Pues, en definitiva: “La familia es el teatro del drama espiritual, el lugar donde las cosas ocurren, especialmente las cosas que importan”.

La aventura del hogar

La búsqueda desaforada del éxito profesional puede suponer una trampa -incluso, una idolatría- si se descuidan los valores familiares: “Triunfar en el trabajo no merece la pena cuando supone fracasar en casa”. Por supuesto que también los hijos pueden ser objeto de un amor desordenado.

“El matrimonio es una aventura: como ir a la guerra”. El curioseo del turista contemporáneo, su huida constante hacia falsos paraísos -con frecuencia virtuales-, resulta vulgar si se compara con lo que realmente merece la pena: la auténtica aventura consiste en quedarse en casa, para responder con coraje a la vocación más apasionante, y emprender allí la hermosa tarea de formar un hogar. “Cuando entramos en la familia, por el acto de nacer, entramos en un mundo incalculable, en un mundo que tiene sus propias leyes extrañas, en un mundo que puede existir sin nosotros, en un mundo que no hemos hecho nosotros. En otras palabras, cuando entramos en la familia nos introducimos en un cuento de hadas”.

Dedicar la propia existencia al disfrute de emociones sin fundamento se disuelve en un vagabundeo errático. Pues el sentido de la libertad es el compromiso: entregarse es al ser humano lo que volar es al pájaro. “El amor no es ciego; eso es lo último que es; el amor es atadura, y cuanto más atadura menos ciego”.

La donación de sí mismo en favor de los demás llena de sentido la vida. El “nosotros” matrimonial y familiar -que nace de la alianza conyugal, conforme al plan de Dios inscrito en la masculinidad y feminidad, y asequible a la razón formada y madura- construye la humanidad: es el primer desafío al que nos enfrentamos. “El matrimonio es un duelo a muerte que ningún hombre de honor debería declinar”.

La superstición del divorcio

Con frecuencia se alega la incompatibilidad de caracteres como motivo para justificar una ruptura matrimonial. Chesterton responde con ironía provocativa: “He conocido muchos matrimonios felices, pero nunca uno compatible. Todo el propósito del matrimonio consiste en luchar y sobrevivir desde el momento en que la incompatibilidad resulta incuestionable. Puesto que un hombre y una mujer, en cuanto tales, son incompatibles”.

El divorcio mismo lo califica de superstición, pues no es concebible una convivencia sin dificultades: “Todo el placer del matrimonio consiste en que constituye una crisis perpetua”, sentencia con desparpajo. Y, sin embargo, vivir en comunión es imprescindible, pues la soledad resulta dañina y estéril. La artesanía de las relaciones familiares es imprescindible para crecer, desplegarnos y dar vida: necesitamos ayudarnos, compartir la intimidad, trabajar por hacer comunidad doméstica, superando los roces de la compañía para obtener lo mejor de cada uno.

Paradoja y salvación

En definitiva, solamente desde la presencia del Dios verdadero -el Ser infinito que es en sí mismo comunión interpersonal, fuente de toda vida familiar- se pueden superar las grandes contradicciones de la vida humana en la búsqueda del sentido del misterio que la envuelve. Pues la mayor paradoja de la historia humana, y la única que descifra su sentido, es la presencia de Jesucristo, el Verbo encarnado, el Salvador del mundo, el Redentor del hombre y el Esposo de la Iglesia. Él nos enseña que, superando los límites humanos para adentrarnos en las dimensiones de la vida divina, “amar significa querer lo que no es amable; perdonar conlleva perdonar lo imperdonable. Fe supone creer lo increíble. Esperar significa confiar cuando todo parece desesperado”.

Para saber más

    G. K. Chesterton, Historia de la familia. Sobre el único Estado que crea y ama a sus propios ciudadanos (edición e introducción de D. Ahlquist). Rialp, Madrid 2023;
    Idem, La superstición del divorcio: seguido de divorcio versus democracia. Espuela de Plata, Madrid 2013;
    Idem, La mujer y la familia. Styria, Madrid 2006;
    Idem, El amor o la fuerza del sino (selección, traducción e introducción de Álvaro de Silva). Rialp, Madrid 1993.
    J. M. Granados, Transformar el amor. Matrimonio y esperanza en los grandes relatos. Eunsa, Pamplona 2022;
    Idem, El evangelio del matrimonio y de la familia. Eunsa, Pamplona 2021.

El autorJosé Miguel Granados

Universidad de San Dámaso

Cultura

El amor según Kierkegaard

En “Las obras del amor”, Sören Kierkegaard insiste en la concepción cristiana del amor frente a la pagana. Afirma que, para el cristianismo, Dios es amor y sin amor todo es banal.

Santiago Leyra Curiá·28 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 4 minutos

En “Las obras del amor”, de 29-IX-1847, Sören Kierkegaard insiste en la concepción cristiana del amor frente a la pagana. Afirma que, para el cristianismo, Dios es amor y sin amor todo es banal. Dios es la fuente del amor en la más profunda e insondable intimidad de la persona humana.

Solo el que ama participa del amor y bebe de su misma fuente y, así, “el absolutamente Otro” se hace próximo porque en toda relación amorosa verdadera aparece Dios: el amor verdadero no es una relación entre una persona y otra, sino más bien una relación persona –Dios– persona; Dios es “el Común Denominador”.

El libro del célebre autor danés se divide en una primera parte, que trata del origen del amor, y de una segunda parte, que trata de las características del amor.

Comienza con una oración en la que, entre otras cosas, dice:

“¿Cómo podría hablarse rectamente del amor si quedases olvidado Tú, oh Dios, de quien procede todo amor en el cielo y en la tierra? ¡Tú que no has regateado nada, sino que lo diste todo por amor… ¡Tú que revelaste lo que es el amor!”

En la primera parte dice que el amor surge del interior del hombre del mismo modo que un lago se nutre del manantial oculto. Este manantial es infinito porque es Dios mismo.

El amor en el mundo se manifiesta temporalmente, pero su fuente es eterna. Dios nos está manteniendo continuamente con su acción amorosa. Si este amor se retirase un solo instante, todo volvería al caos.

En la segunda parte, profundiza en la idea de que guardar amorosamente en la memoria a los difuntos constituye el acto de amor humano “más desinteresado”, el más libre y el más fiel de todos.

Por eso aconseja Kierkegaard: “recuerda así a algún difunto y cabalmente con ello aprenderás a amar a los vivos con un amor desinteresado, libre y fiel”. 

Eternidad y libertad

Las obras del amor manifiestan la eternidad de Dios y son prueba de su existencia. Por amor, Dios crea, se encarna y se manifiesta a los hombres.

Nuestro amor nos asemeja a Él y nos hace partícipes de su vida, pues es “la fuente de agua que salta hasta la vida eterna”.  

Dios nos ha otorgado la libertad porque solo un amor libre es verdadero amor. A Él le debemos una correspondencia de amor absoluta. Solo hay un ser a quien el hombre puede amar más que a sí mismo. Este ser no es otro que Dios, a quien hay que amar no como a uno mismo, sino con todo el corazón, con toda el alma y con toda la mente.

Como el origen del amor es oculto “la vida secreta del amor se conoce por los frutos”, por las obras.

Solo podemos hablar de verdaderas obras de amor cuando es el amor de Dios lo que nos mueve a obrar desde lo más profundo de nuestro ser. Aunque no siempre las buenas obras son reflejo del amor, el amor se manifiesta en las buenas obras.

Para Kierkegaard solo podemos ser cristianos auténticos si nos convertimos en personas singulares y estamos dispuestos a sufrir por la verdad.

En cambio, la mediocridad, la inteligencia mundana, “¡está eternamente excluida y aborrecida en el cielo, más que cualquier vicio y delito, pues en su esencia pertenece, más que ninguna otra cosa a este mundo vil y más que ninguna otra cosa está alejada del cielo y de lo eterno!”.

Existe una enorme distancia entre el eros griego y el ágape cristiano que aparece con el Nuevo Testamento.

El primero es un amor de deseo que tiende a la posesión de la persona amada; en el ágape, se ama al otro en cuanto otro, el amante se alegra de la existencia de la persona amada y quiere su bien.

La persona próxima a quien amamos no es un ser abstracto sino un ser concreto a quien las circunstancias de la vida han colocado cerca de nosotros. Hay que amarle como a sí mismo.  

Amor cristiano y amor pagano

El amor tiene un doble objeto: el bien que se quiere y el sujeto para quien se quiere ese bien. 

El amor verdadero, cristiano, es respetuoso con la persona amada ya que se quiere el bien para ella y tiene un fundamento divino, jamás envejece porque no es según la carne sino según el espíritu, no es finito sino infinito.

Amar verdaderamente es un deber, ese deber hace que la abnegación sea la forma esencial del cristianismo; amar es obedecer a la ley divina que manda amar por amor de Dios, no por amor al deber, como en Kant.

El amor pagano es egoísta y posesivo, no surge del manantial eterno ni está ligado a la eternidad, es hijo de la temporalidad; es un amor rebelde contra el Amor, lucha contra toda dependencia, no reconoce ni la renuncia ni la abnegación ni el deber. Es un amor caduco.

Si una persona cesa de amar es señal clarísima de que jamás amó. La mediocridad y la inteligencia mundana están eternamente excluidas del cielo pues pertenecen esencialmente al mundo caduco.

La persona humana alcanza su yo al autorrealizarse como único ante Dios. Desesperar consiste en querer ser el que no se es y en no querer ser el que se es.

El hombre estético todavía no es un individuo; el hombre ético empieza a presentar las características del individuo singular y comienza a estar en condiciones de descubrir la verdad.

La primera condición de la religiosidad es ser un individuo singular porque es imposible edificar o ser edificado en masa, aún más imposible que estar enamorado en masa (“Mi punto de vista sobre mi actividad como escritor”, 1848).

Si nos convertimos en personas singulares, dispuestas a sufrir por la verdad, podemos aspirar a ser cristianos auténticos.

Vaticano

Así trabaja Cáritas Internationalis

Rome Reports·27 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: < 1 minuto
rome reports88

Cáritas Internationalis ha puesto en marcha un proceso de escucha permanente de sus trabajadores complementado con coaching y counseling. Quieren poner a las personas en el centro e insisten en que los cambios no se deben a ningún escándalo sexual ni económico y que han cumplido con todos sus objetivos.


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Ecología integral

Julio Banacloche: “Las mujeres son las grandes perjudicadas por la ‘ingeniería social

“Los vientos ideológicos no son favorables para quienes defienden una visión cristiana -o simplemente moral- de la vida”. O “las grandes perjudicadas por estas reformas son las mujeres, que ven cómo se diluyen todas las conquistas sociales y laborales conseguidas en los últimos decenios”. Así lo ve el catedrático de Derecho Procesal de la Universidad Complutense, Julio Banacloche, en una entrevista con Omnes.

Francisco Otamendi·27 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 5 minutos

El Papa Francisco ha manifestado este mes en una entrevista con el diario argentino La Nación que “la ideología de género es de las colonizaciones ideológicas más peligrosas”. Hace ya años el Papa realizó un llamamiento, reiterado luego, para negar “las nuevas colonizaciones ideológicas que buscan destruir la familia”.

La lectura de la reflexión titulada ‘Maternifobia: ni madres, ni padres, ni hijos’, donde se escribía que “es innegable que, en nuestra sociedad, encontramos una corriente que intenta borrar cualquier signo positivo de la maternidad o paternidad”, puede introducir adecuadamente esta entrevista.

El antecedente inmediato ha sido una conferencia sobre “La familia ante las nuevas leyes de ingeniería social”, que se implantan en varias partes del mundo, no sólo en España, organizada por Jara Siglo XXI.

El ponente ha sido el profesor Julio Banacloche Palao, catedrático de Derecho Procesal de la Universidad Complutense de Madrid, autor prolífico en materias jurídicas, quien habla con Omnes, por ejemplo, de la neutralidad del Estado, o de la ‘contraeducación’ en casa. 

Otro antecedente cercano es el documento “El Dios fiel mantiene su alianza» (DT 7,9), de la Conferencia Episcopal Española, presentado en enero de este año. Se trata de un instrumento de trabajo pastoral sobre persona, familia y sociedad, al se refiere el entrevistado en la conversación.

Usted ha comenzado su intervención citando al sociólogo Zygmunt Bauman. ¿Por qué Bauman?

–Porque Bauma, a pesar de su adscripción al marxismo (que siempre supone un condicionante teórico), fue un gran sociólogo que caracterizó muy bien a nuestra época, definiéndola como una sociedad líquida, en la que los grandes pilares que daban estabilidad, solidez, a la vida en el mundo occidental (la familia, el trabajo y la nación), se han desmoronado, generando una situación de inseguridad e incertidumbre. 

Esa falta de referentes “sólidos”, por otra parte, es lo que ha permitido que se sitúen en un primer plano ideas y construcciones sobre el hombre, el mundo y la vida contrarias a la ciencia y al sentido común, e inconcebibles hace cincuenta años.

No sé si entre las ideas de Bauman, o como conclusiones suyas, se ha referido usted a la inseguridad y al miedo del futuro. 

–Son ideas de Bauman. A su juicio, esa pérdida de seguridades (el matrimonio ya no es para siempre, el empleo no es estable, la nación se diluye ante los poderes globales) genera una inseguridad en el presente y una incertidumbre para el futuro que genera miedo e incapacita especialmente para el compromiso. Lo único seguro es el consumo (“todo deseo de felicidad termina en una tienda”, decía Bauman), aunque este también es efímero y genera más frustración (siempre aparecerá un iPhone mejor que el que acabo de comprar). 

Esto hace muy difícil construir una sociedad basada en los valores clásicos, forjados en el cristianismo (lealtad, compromiso, solidaridad), porque la virtud dominante es la flexibilidad, que el propio Bauman define como la capacidad de incumplir los compromisos asumidos sin sentimiento alguno de culpa ni arrepentimiento (“hay que adaptarse, son los nuevos tiempos, es lo que toca”).

Ha mencionado un documento de la Conferencia Episcopal Española. ¿Cómo nos afecta la libre autodeterminación de la voluntad? ¿Qué destaca de ese texto?

–Lo más interesante de ese documento de enero de 2023 es que los obispos españoles detectan que estamos ante un cambio de época, donde no hay que analizar cada cambio legal producto de la denominada “ingeniería social” de una forma aislada, sino en conjunto. Se está tratando precisamente de “disolver” lo que queda de los pilares sólidos de los que hablaba Bauman: frente a la idea de comunidad, se impone el individualismo y el solipsismo donde uno solo se ve a sí mismo, es lo que quiere ser, y decide incluso sobre cuestiones que le vienen impuestas. Como decía Benedicto XVI, es el último estadio de rebelión de la criatura contra su Creador. 

El principio de libre autodeterminación de la voluntad, que hunde sus raíces en Hegel, se proyecta en que yo decido si permito o no la vida ajena (aborto), si sigo viviendo o pongo fin a mi vida de forma “oficial” (la eutanasia), o si soy hombre o mujer según ahora me sienta (ley trans). 

En esas decisiones, que además el Estado tiene que reconocer, promover y realizar, los demás no importan nada: ni el padre (ni mucho menos el hijo al que se aborta) en la eufemísticamente llamada “interrupción voluntaria del embarazo” (cuando no se interrumpe nada, sino que le pone fin), ni los familiares en la eutanasia, ni el resto de personas y colectivos afectados por un cambio de sexo en la ley trans. 

Además del aborto y la eutanasia, se ha referido usted a la denominada ‘ley trans’…

–Sí, es el penúltimo producto de la factoría de ingeniería social que ha conseguido acceder al gobierno y al parlamento. Se trata, una vez más, de aprovechar una realidad que merece un tratamiento respetuoso, equilibrado y adecuado a sus circunstancias (como es la de las personas intersexuales o de las transexuales), para imponer una regulación desproporcionada, ideologizada y contraria a la ciencia, a la lógica y a la seguridad jurídica y social más elementales. 

Nadie entiende que una persona pueda cambiar de sexo simplemente con decirlo en la ventanilla del Registro, y aprovecharse a partir de ese momento de las ventajas atribuidas al nuevo sexo. 

Por otra parte, las grandes perjudicadas por estas reformas son las mujeres, que ven como a través de estas normas se diluyen todas las conquistas sociales y laborales conseguidas en los últimos decenios. Pero esta ley no es la última en este delirio legislativo que estamos viviendo (“diarrea”, le llamó la Secretaria de Igualdad, nunca mejor dicho por la descomposición y falta de consistencia que implica el término): la ley del bienestar animal, que concede derechos a los animales en su condición de “seres sintientes”, o el anteproyecto de ley de familias, que considera como tales a dieciocho realidades diferentes, son otros ejemplos.

La pregunta ahora es por qué tiene el Estado que hacer proselitismo de tantas cosas.  

–Es que el Estado debe ser neutral en lo ideológico, y así lo exige nuestro Tribunal Constitucional. Eso es lo que significa vivir en una sociedad plural y diversa: que se aceptan todos los planteamientos en cuestiones de moral, siempre que no rebasen las normas básicas de la convivencia, que se concretan en los principios y valores constitucionales. 

Por eso el Estado no debe asumir ni hacer propia la perspectiva cristiana o marxista del mundo o del hombre, pero tampoco la perspectiva de género, que no deja de ser un planteamiento ideológico basado en la existencia de un heteropatriarcado y una invisibilización secular de la mujer, y que promueve un nihilismo destructor. 

Lo que estamos viendo es que el Estado a través de su legislación se convierte en activista de determinadas ideas y proscriptor de otras, excluyendo no ya del debate sino de la legalidad a quien sostiene planteamientos contrarios. E implantar un pensamiento único y castigar administrativa o penalmente a quien opina lo contrario nos acerca peligrosamente al totalitarismo.

¿Qué es hacer ‘contraeducación’ en casa?

–Es una llamada a la responsabilidad de los padres y madres y de las familias, especialmente a las católicas, pero en general a todas que quieran que sus hijos tengan valores morales. Ya nada se puede dar por sentado, y los vientos ideológicos no son favorables para quienes defienden una visión cristiana -o simplemente moral- de la vida. 

Por eso, ya no es posible dejar la formación a los colegios, ni siquiera a los que tienen un ideario católico o están regentados -muchas veces solo nominalmente- por religiosos, sino que, en cuestiones religiosas o morales, hay que preguntar en casa qué se ha explicado en el colegio, o qué se ha visto en las redes, y explicar y corregir lo que no sea conforme con las convicciones que los padres quieren transmitir a sus hijos. 

En la misma línea, ¿cómo pueden influir más los padres en la educación, o en los centros educativos?

–La situación actual es una gran oportunidad para asumir un compromiso social mayor en todos los ámbitos. Que esas leyes disparatadas y antihumanas hayan logrado aprobarse se debe en buena medida al “silencio de los buenos”, a la pasividad de la gente normal que ha preferido dedicarse a sus cosas (que ya es bastante) y no vincularse en la esfera política o de la sociedad civil. 

Por eso creo que ha llegado el momento de que todos asumamos con valentía compromisos personales y sociales en la defensa del bien común: los padres dedicando tiempo y esfuerzo a la educación de sus hijos (sacrificando a veces ratos de ocio o realización personal), los profesores volcándonos con nuestros alumnos, y en general todos formando parte de entidades y asociaciones que pueden influir en la sociedad.

El autorFrancisco Otamendi

Hermanos mayores

Esas personas mayores, hermanos de nuestras cofradías desde hace decenios, son el verdadero tesoro de las hermandades.

27 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

Al hablar de hermanos mayores no me estoy refiriendo a los hermanos que presiden las juntas de gobierno y dirigen la hermandad, sino a los de más edad, los más ancianos; me gusta llamarlos así, ni tercera edad, ni segunda juventud, ni edad de plata ni cualquier otro nombre que trate de disimular la realidad. El lenguaje no crea realidades.

Desde la tribuna de los años los hermanos mayores adquieren la suficiente perspectiva como para poder contemplar la vida, la vida de la hermandad y su vida, con especial lucidez siempre que reúnan dos condiciones: experiencia reflexionada y criterios de análisis.

Digo experiencia reflexionada porque si uno no reflexiona sobre las distintas circunstancias y situaciones vividas no puede decir que tiene experiencia, simplemente le han pasado cosas que le han resbalado como el agua por una piedra; para reflexionar es necesario tener criterios de análisis, un modelo de valores y creencias en el que encajar los sucesos que componen su biografía.

Esa ponderación interior de todos los acontecimientos en los que han sido protagonistas o espectadores, dota a los hermanos mayores de una especial serenidad y libertad. Al recuperar o afianzar sus principios refuerza su identidad, de una forma que ningún vendaval totalitario o populista podrá anular. En definitiva: son más libres. Desde la serenidad de la madurez, entienden la libertad como la capacidad de amar más a los suyos y a su hermandad. Y más fieles, porque la fidelidad es la palabra amor en el tiempo y ya la han acreditado.

Con la libertad refuerzan su esperanza, fortaleza y coraje. No han llegado hasta aquí para añorar el pasado, sino para crear el futuro y se aplican a ello con audacia, sin excusarse por su edad, reforzando los fundamentos doctrinales de su hermandad y atreviéndose a innovar, a ser disruptivos, conscientes de que son precisamente los más viejos quienes, por su experiencia, tienen más capacidad de innovación.

También tienen otras notas diferenciales:

Simplifican, saben qué es lo fundamental, aquello en lo que hay que exigir sin ceder, y qué lo accesorio. Descubren que lo fundamental son unas pocas cosas que hacen referencia a los valores, centrándose en éstas, así disfrutan más ellos y los demás.

Saben pasar a un segundo o tercer plano, se alegran con los aciertos de los hermanos más jóvenes de las nuevas juntas de gobierno, sin reclamar, ni pensar siquiera, en la parte que les corresponde en ese acierto.

Llevan con naturalidad “su mochila”, que la vida ha ido llenando de sinsabores, traiciones y ausencias. También ahí van cargadas las equivocaciones y el daño que pudo causar a otros. No la carga con resignación, sino con la alegría de quien sabe hijo de Dios y confía en Él.

Sus sueños ya no los tienen a ellos como protagonistas, sino a los que vienen.

Hay un pasaje del Evangelio que parece dedicado expresamente a los hermanos mayores: el episodio de los discípulos de Emaús. Han perdido las ilusiones. Desanimados, sin horizontes, se vuelven a casa. Jesús se pone al lado, aunque no le reconocen, les habla y les va haciendo recuperar la esperanza. Hacia el final del camino, Él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado». (San Lucas, 24).

Y se quedó. Y su vida cambió. Y volvieron alegres a Jerusalén, a recomenzar.

También atardece en la vida de los hermanos mayores. Tuvieron ocasión de vivir el amanecer de la infancia y juventud y han superado las horas brillantes del mediodía, de la madurez. Cae ya la tarde, es el momento de volver a casa tranquilo, para encontrarse consigo mismo y con los demás, en el espesor de los afectos, del bien realizado y recibido, de la aceptación serena de los éxitos y fracasos.

Nunca es tarde para vivir lo mejor de la vida; nunca es tarde para, como los de Emaús, decir a Jesús y a su Madre: ¡quédate con nosotros!; para constituirse en apoyo permanente de los demás, sabiendo situarse en un segundo plano a contemplar activamente el atardecer de un día que es víspera gozosa de los que están por venir y que ya verán desde otra perspectiva.

Es necesario acercarse a ellos y al tesoro que suponen en la hermandad. Realmente son los auténticos hermanos mayores.

El autorIgnacio Valduérteles

Doctor en Administración de Empresas. Director del Instituto de Investigación Aplicada a la Pyme Hermano Mayor (2017-2020) de la Hermandad de la Soledad de San Lorenzo, en Sevilla. Ha publicado varios libros, monografías y artículos sobre las hermandades.

Reverendo SOS

ChatGPT (de OpenAI)

La “inteligencia artificial” está cada vez más desarrollada. Así lo demuestra una de las herramientas más populares de hoy: ChatGPT, un modelo de lenguaje desarrollado por OpenAI.

José Luis Pascual·27 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

El año de lainteligencia artificial (IA)ha sido2022. Con posibilidades casi infinitas y aplicables a muchas acciones o actividades humanas y creativas, hasta ahora era una tecnología fuera del alcance de la mayoría de los usuarios. Pero la llegada del sistema gratuito de chat con inteligencia artificial, ChatGPT, capaz de responder a cualquier cosa que le pidas, podría romper esa barrera. 

Desde su lanzamiento en noviembre de 2022, la herramienta ChatGPT ha sido comparada con Google, pues ambos responden preguntas. Sin embargo, se diferencian en la forma: el ChatGPT lo hace creando textos inéditos, que parecen escritos por un humano, coherentes y orgánicos. Es un chat que ha sido entrenado para que le preguntes y pueda explicarte cualquier cosa. Para usarlo solo necesitas registrarte. Es capaz de generar textos, resúmenes, el código para una página web, un guión para un texto de YouTube o TikTok, y hacerlo con un tono más informal o serio, dependiendo de tus órdenes. 

¿Qué es ChatGPT?

ChatGPT es un modelo de lenguaje de gran escala desarrollado por OpenAI, una organización de investigación en inteligencia artificial. Es un sistema de conversación avanzado que utiliza una red neuronal de gran tamaño para producir texto coherente y significativo en respuesta a una pregunta o un aviso.

ChatGPT se basa en el modelo de lenguaje transformacional GPT (Generative Pre-trained Transformer), que fue operado con una gran cantidad de texto disponible en internet. Este entrenamiento permite a ChatGPT comprender el contexto y producir texto relevante y coherente en una amplia variedad de tareas, desde la generación de respuestas y preguntas hasta la escritura de textos complejos.

En ChatGPT, los usuarios experimentan con la tecnología de aprendizaje automático (Machine Learning), sin tener que codificar, ya que los algoritmos de Machine Learning deberían ser capaces de entender lo que le estés preguntando con precisión, respondiendo de una manera coherente. Pero como cualquier modelo de inteligencia artificial, es posible que cometa errores, ya que no es una ciencia exacta. 

¿Cómo usarlo?

Tener tus conversaciones con esta inteligencia artificial es muy sencillo. Lo único que tienes que hacer es entrar en la web oficial de OpenAI (https://chat.openai.com/) y darte de alta de manera gratuita.

Uno de los usos más populares de ChatGPT es como un agente conversacional en aplicaciones de mensajería y chatbots. Además, ChatGPT puede ser utilizado para tareas de procesamiento del lenguaje natural, traducción automática, clasificación de texto e identificación de entidades nombradas. Se utiliza en aplicaciones de generación de texto, como los resúmenes de noticias o descripciones de productos.

Otro uso importante de ChatGPT es su aplicación en la investigación en inteligencia artificial. Los investigadores utilizan modelos como ChatGPT para entender mejor cómo funciona el lenguaje y para desarrollar nuevos sistemas de inteligencia artificial que sean capaces de comprender mejor y producir textos de buena calidad. Además, ChatGPT también se está utilizando para mejorar la accesibilidad, ya que puede ser utilizado para texto escrito en voz y viceversa, lo que lo hace útil para personas con discapacidades visuales y auditivas.

Esta innovadora herramienta puede escribir artículos o resúmenes de un número concreto de caracteres. Incluso se le puede pedir que escriba esos textos de una manera determinada, señalando las carcaterísticas concretas que deseamos que incluya el resultado. También se le puede pedir consejo sobre qué complemento comprar o explicaciones a cuestiones planteadas. 

Si bien su uso no está exento de polémicas, especialmente en al ámbito académico. Este modelo puede responder a preguntas de manera rápida y precisa, lo que le hace ideal para aplicaciones como el soporte técnico y la atención al cliente, pero también puede abrir las puertas a que los estudiantes usen la herramienta para realizar trabajos aplicando apenas esfuerzo propio.

A pesar de esto, la gran mayoría de expertos favorecen el uso de ChatGPT, pues abre la puerta a un sinfín de posibilidades e implica un avance nunca antes visto en el terreno de la inteligencia artificial.

Vaticano

El Papa al final de Cuaresma: “No cedan al pesimismo ni al desánimo”

“En los momentos en que la vida se asemeja a un sepulcro cerrado, y todo es oscuridad”, con “dolor y desesperación”, Jesús nos dice que en esos momentos “no estamos solos”. Y como a Lázaro, nos impulsa: “¡Sal fuera! ¡Levántate, reemprende el camino, reencuentra la confianza! No cedas al pesimismo que deprime, ni al temor ni al desánimo”, ha alentado el Papa Francisco en el Ángelus.

Francisco Otamendi·26 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

“Hoy, quinto domingo de Cuaresma, el Evangelio nos presenta la resurrección de Lázaro (cfr. Jn 11, 1- 45). Es el último de los milagros de Jesús narrados antes de la Pascua; podemos decir, por tanto, que nos encontramos en el culmen de sus ‘signos’”, comenzó diciendo el Papa Francisco antes de rezar la oración mariana del Ángelus desde la ventana del estudio del Palacio Apostólico Vaticano, en la Plaza de San Pedro.

“Lázaro es un querido amigo de Jesús, quien sabe que está a punto de morir”, pero cuando llega a su casa, se ha perdido toda esperanza: ya murió y ha sido sepultado, prosiguió el Santo Padre.

Sin embargo, “su presencia enciende un poco de confianza en el corazón de las hermanas, Marta y María. “Ellas, en medio del dolor, se aferran a esa luz. Jesús las invita a tener fe, y pide que abran el sepulcro. Luego reza al Padre, y entonces grita a Lázaro: ‘¡Sal fuera!’. Éste vuelve a vivir y sale.”.

El Papa aprecia un “mensaje claro: Jesús da la vida incluso cuando parece que ya no hay esperanza. Sucede, a veces, que uno se siente sin esperanza, o que encuentra personas que han dejado de tenerla, a causa de una pérdida dolorosa, de una enfermedad, de un cruel desengaño, de una injusticia o una traición sufrida, de un grave error cometido. En ocasiones, oímos decir: ‘Ya no hay nada que hacer’”. 

“No estamos solos en la oscuridad”

Son momentos en los que “la vida se asemeja a un sepulcro cerrado: todo es oscuridad, en torno se ve solamente dolor y desesperación”. Pero “hoy Jesús nos dice que no es así, que en esos momentos no estamos solos, es más, que precisamente en esos momentos Él se hace más cercano que nunca para darnos de nuevo la vida”, ha afirmado el Papa.

“Él llora con nosotros, como lloró por Lázaro”. Sin embargo, al mismo tiempo, “Jesús nos invita a no dejar de creer y esperar, a no dejarnos abatir por los sentimientos negativos. Se acerca a nuestros sepulcros y nos dice, como entonces: ‘¡Quitad la piedra!’”. Sacad todo lo que hay dentro, ponedlo ante mí con confianza, sin temor, porque yo estoy con vosotros, os amo y deseo que volváis a vivir. Y, como a Lázaro, repite a cada uno de nosotros: ¡Sal fuera! ¡Levántate, reemprende el camino, reencuentra la confianza!”.

Jesús nos dice: “¡estoy contigo!” 

Acudiendo al recuerdo de la infancia de cada uno, el Santo Padre transmitió el mensaje de Jesús: “Yo te tomo de la mano, como cuando de pequeño aprendías a dar los primeros pasos. Quita las vendas que te atan, no cedas al pesimismo que deprime, al temor que aísla, al desánimo por el recuerdo de malas experiencias, al miedo que paraliza. ¡Yo te quiero libre y vivo, no te abandono, estoy contigo! No te dejes aprisionar por el dolor, no dejes que muera la esperanza: ¡vuelve a vivir!”, exclamó.

Este pasaje, que se encuentra en el capítulo 11 del Evangelio de Juan “y que nos hace mucho bien leer, es un himno a la vida, y lo leemos cuando la Pascua está cerca”, reiteró el Papa. “Quizá también nosotros llevamos ahora en el corazón algún peso o algún sufrimiento que parece aplastarnos. Es el momento de quitar la piedra y de salir al encuentro de Jesús que está cerca”. 

Y como es habitual, el Santo Padre suscitó unas preguntas: “¿Somos capaces de abrirle el corazón y confiarle nuestras preocupaciones? ¿De abrir el sepulcro de los problemas y mirar más allá del umbral, hacia su luz? Y, a nuestra vez, como pequeños espejos del amor de Dios, ¿logramos iluminar los ambientes en los que vivimos con palabras y gestos de vida? ¿Testimoniamos la esperanza y la alegría de Jesús?” 

“Que María, Madre de la esperanza, renueve en nosotros la alegría de no sentirnos solos y la llamada a llevar luz a la oscuridad que nos rodea”, concluyó, antes de rezar el Ángelus.

Ucrania, Misisipi, Turquía y Siria, Perú

Tras el rezo de la oración mariana, el Papa Francisco reveló que “ayer, solemnidad de la Anunciación, hemos renovado la consagración al Corazon Inmaculado de Maria, con la certidumbre de que se abra el camino hacia la paz. Sigamos rezando por el martirizado pueblo ucraniano”.

El Romano Pontífice rogó también que “permanezcamos cercanos a quienes han padecido el terremoto en Turquía y en Siria, colaborando con las parroquias, y también recemos por las poblaciones de Misisipi devastadas por un tornado” en Estados Unidos. 

El Papa saludó asimismo a los romanos y peregrinos procedentes de numerosos países, “en especial de España, de Madrid y de Pamplona, y también mexicanos, así como peruanos, renovando la oración por la reconciliación en Perú, para que tenga paz”.

El autorFrancisco Otamendi

Cine

Antonio Cuadri: «Las oblatas rompen los estereotipos de la gente»

Antonio Cuadri es el director de la película “Si todas las puertas se cierran”, un proyecto cinematográfico emocionante con un mensaje muy claro: la gratuidad del amor.

Paloma López Campos·26 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 4 minutos

Hay una película que “cuenta la historia de tres mujeres, separadas aparentemente en el tiempo y en el espacio, pero que acaban confluyendo en su proceso por encontrase a sí mismas. Las tres tendrán que escuchar una llamada interior que les exige enfrentarse a sus miedos y ser las verdaderas protagonistas de su vida, abriendo caminos nuevos de transformación y liberación”. Así explican en la página web la trama de “Si todas las puertas se cierran”, la nueva película de Antonio Cuadri.

Cuadri es guionista y director de cine. Entre sus trabajos hay títulos como “La gran vida”, “El corazón de la tierra” o “Thomas vive”. Ahora presenta su nuevo proyecto, involucrado con las hermanas oblatas del Santísimo Redentor.

Las oblatas viven en comunidad y dedican sus vidas a llevar el Evangelio a las mujeres que ejercen la prostitución y/o son víctimas de trata. Su fundadora inspira el mensaje de esta película, tal como explica Antonio Cuadri en esta entrevista con Omnes.

¿Cómo se deciden a realizar este proyecto?

–Este proyecto tiene sus raíces hace nueve o diez años. Mi mujer es educadora social y colaboradora operante y voluntaria con la congregación religiosa de las Oblatas del Santísimo Redentor. Yo entré en contacto con el trabajo de estas religiosas y me impresionó mucho. Fui testigo de un acompañamiento que hicieron.

Ellas intentan integrar socialmente a las mujeres en prostitución, especialmente a las que son víctimas de trata. Hacen un trabajo maravilloso, muy silencioso y callado. Rompen el estereotipo que tiene mucha gente, de unas monjas adoctrinando a unas chicas descarriadas. Para nada es así.

Cartel de la película

La actitud tan humilde y silenciosa, ese acompañamiento, me impresionó mucho. Entonces empezamos a ver la posibilidad de hacer una acción de voluntariado a través de una película.

Unos años después de ese primer contacto, las oblatas celebraban en Ciempozuelos (Madrid, España) el 150 aniversario de la apertura de la primera casa de acogida que abrieron, en el siglo XIX. Con este motivo, yo escribí una pequeña obra de teatro, que ha sido el origen del guión de “Si todas las puertas se cierran”.

Ya entonces se vislumbraba que de marzo del 2022 a marzo de 2023 sería el año del bicentenario del nacimiento de la fundadora, Antonia María de Oviedo y Shönthal

La historia de la fundadora es maravillosa, de película. Con mucho esfuerzo y dedicación, y con la colaboración desinteresada de mucha gente, tanto del equipo técnico como de los artistas, hemos hecho realidad esta película.

¿Qué fue lo más importante a la hora de escribir esta historia?

–Hay dos religiosas oblatas, Marisa Cotolí e Inmaculada Ruiz de Balugera, que han colaborado con Claudio Crespo y conmigo, que somos los guionistas.

Lo más importante a la hora de escribir el guión era ser fiel al carisma y a la misión que tienen las oblatas, a su enfoque. Este es el acompañamiento y la ayuda.

Ellas no querían hacer una película sobre la historia de la fundadora, sino sobre la actualidad y la pervivencia que tiene la obra y el mensaje de Madre Antonia en la actualidad.

Queríamos hacer algo muy vivo. De hecho, el guión se estructura en tres niveles. Por una parte está la historia de la fundadora en el siglo XIX, que es la parte de época. Y de ahí saltamos a dos historias actuales, todo basado en hechos reales. Está la historia de una nigeriana en España, víctima de trata, y la de una profesora joven que ayuda a la hija de esa mujer. Ellas entran en contacto con las oblatas y de ahí se conecta con la fundadora.

¿Por qué es actual la historia de la Madre Antonia? ¿Cuál es el mensaje que nos puede aportar hoy Madre Antonia, tantos años después?

–Yo creo que, aunque no esté muy de moda, el amor, la gratuidad en el amor en clave del mensaje cristiano, es algo eterno. Podría ser una paradoja para muchas personas que quizá no conocen suficientemente la acción social de la Iglesia. Creo que dar visibilidad a este mensaje es muy interesante.

La historia de la película es muy delicada. Habláis de prostitución, de niños con depresión infantil… ¿Hay dificultades especiales al llevar a la gran pantalla una historia así?

–Yo creo que el límite está en el buen gusto. Hay que sugerir, más que mostrar. Hay que hacerlo de una forma muy respetuosa, pero a la vez, muy valiente. Estamos mostrando una realidad muy dura, pero tenemos la conciencia de que estamos mostrando una historia de superación. Hay un mensaje positivo: si todas las puertas, al final algo se abre. Es un mensaje alentador, luminoso.

Estamos en las antípodas de lo que podría ser un tratamiento morboso. La realidad se muestra, es bastante evidente, pero nos guiamos por la elegancia, por el buen gusto, y siempre planteando esa puerta de esperanza.

¿Qué ilusión tiene con este proyecto? ¿Qué espera que se lleven los espectadores a casa?

–Sería muy bonito que los espectadores conocieran la labor de las oblatas. En un mundo lleno de tantos intereses, es bonito invitar a que la mirada de los espectadores se deposite en estas mujeres que hacen una labor con una fe y un cariño tan grandes.

En segundo lugar, el proyecto es una llamada al voluntariado. Y, por último, sería estupendo que el público captase esa llamada al amor que hay en esta historia. Es muy emocionante ver cómo estas mujeres, movidas por su fe, sienten en profundidad el dolor de otras mujeres, pero no se quedan en eso, sino que actúan y dedican su vida a ofrecer otras alternativas y a la integración social.

Todo esto me parece lo suficientemente importante como para invitar a los espectadores a ver la película. Los beneficios están al servicio de la obra social de las oblatas. Pero quiero que se sepa que ir al cine a ver esta película es, de alguna manera, apoyar el proyecto que ellas tienen.

Esta película busca emocionar, pero no buscando la emoción por la emoción. Es una emoción compartida con empatía y con la maravillosa capacidad de solidaridad que tienen las oblatas.

Cine

Para ver: «La maravillosa Señora Maisel» y «Ted Lasso»

Dos propuestas para ver en casa durante este mes de marzo: "La maravillosa Señora Maisel" y "Ted Lasso".

Patricio Sánchez-Jáuregui·26 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: < 1 minuto

La maravillosa Señora Maisel

Miriam «Midge» Maisel, una estilosa y asentada esposa, madre y ama de casa de Nueva York, amanece un día a la hecatombe de un marido enfermo de crisis de mediana edad con agravante de infidelidad. Midge descubre entonces, y por accidente, su vocación y nueva vida: monologuista.

Ambientada a fines de la década de 1950 y principios de la de 1960, esta serie de televisión es comedia dramática de época, con especial énfasis en una estética fabulosa, unos personajes bien construidos y unos diálogos bien traídos.

Creada por Amy Sherman-Palladino (Las chicas Gilmore), se estrenó en 2017 y ha sido aclamada por público y crítica hasta llegar al estreno de la que será su quinta y última temporada (abril de 2023).

La maravillosa Señora Maisel

Creador: Amy Sherman-Palladino
Actores principales: Rachel Brosnahan
Plataforma: Amazon Prime Video

Ted Lasso

Vuelve la serie buenrollista que arreglará tus problemas psicológicos sin necesidad de cambiar tu sofá por el del terapeuta. Café para todos y recordar que lo importante es sonreir, amar y ser amable. Positivismo crónico y acento de cowboy. Esas son unas cuantas de las características de esta comedia dramática deportiva estadounidense.

Ted Lasso es un entrenador de fútbol americano universitario contratado como entrenador de la Premier League. Rechazado de pleno por los medios y los fans, su eterno optimismo y fe ciega en el ser humano levantará la moral del equipo, la ciudad y los periodistas.

Esta elogiada serie se ha hecho un hueco dentro de una parrilla televisiva llena de dramatismo y morbo, una generación hipersensible y unas ganas de evasión generalizadas.

Estrenada en 2020, nos encontramos a las puertas del estreno de su tercera temporada

Ted Lasso

Creador: Jason Sudeikis, Bill Lawrence, Brendan Hunt y Joe Kelly
Actores principales: Sudeikis
Plataforma: Apple TV
Vaticano

El Papa confirma la política de lucha contra los abusos sexuales con un definitivo «Vos estis lux mundi»

La Santa Sede ha hecho pública la nueva versión del motu proprio "Vos estis lux mundi" que entra en vigor el 30 de abril y deroga la precedente "ad experimentum" del 7 de mayo de 2019. Un hecho que confirma la voluntad de proseguir en la lucha contra los abusos sexuales.

Maria José Atienza·25 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

«Vos estis lux mundi» ha sido, desde 2019, el documento marco en el que toda la Iglesia católica ha establecido los consiguientes protocolos de acogida, escucha, sanación y denuncia ante casos de abuso sexual por parte de personas consagradas: religiosos, sacerdotes o religiosas.

Ahora, el Papa Francisco ha confirmado esta línea de actuación con la publicación de la versión definitiva de este documento destinado a prevenir y combatir el fenómeno de los abusos sexuales en el seno de la Iglesia católica.

La nueva versión del Motu Proprio «Vos estis lux mundi» entrará en vigor el 30 de abril y deroga la precedente de mayo de 2019. Entre las novedades clave que recoge este nuevo documento destaca la inclusión de la responsabilidad de los laicos que hayan sido moderadores de asociaciones de fieles, el cambio de término y definición de «adultos vulnerables» o la inclusión del abuso de poder como otro de los delitos.

Novedades de la versión definitiva de «Vos estis lux mundi»

Responsabilidad de laicos

La nueva versión de este Motu Propio introduce una novedad significativa referida, específicamente al «Título II», con las disposiciones relativas a las responsabilidades de los obispos, superiores religiosos y clérigos encargados de la guía de una Iglesia particular o de una prelatura.

En este punto, la nueva versión recoge las responsabilidades también para «fieles laicos que son o hayan sido moderadores de asociaciones internacionales de fieles reconocidas o erigidas por la Sede Apostólica, para los hechos cometidos» mientras ejercían su cargo.

Otro de los puntos novedosos se refiere a la ampliación de la definición de adultos «vulnerables». Mientras en el documento de 2019 se hablaba de «actos sexuales con un menor o una persona vulnerable», esta nueva versión habla de «delito contra el VI mandamiento del decálogo cometido con un menor o con una persona que tenga habitualmente un uso imperfecto de la razón o con un adulto vulnerable».

Otra modificación se refiere a la protección de quien presenta la denuncia de un presunto abuso: mientras antes se afirmaba que a aquel que señala no puede ser impuesto ningún vínculo de silencio, ahora se añade que esta protección debe extenderse también a «la persona que afirma ser ofendida y a los testigos».

Presunción de inocencia y abuso de autoridad

Asimismo, se refuerza la parte en la que se pide salvaguardar «la legítima protección del buen nombre y de la esfera privada de todas las personas implicadas», así como la presunción de inocencia para quien es investigado en espera de que sean determinadas sus responsabilidades.

En la nueva versión de «Vos estis lux mundi» también se especifica que las diócesis y las eparquías deben dotarse de «organismos y oficinas» – en el antiguo texto se hablaba más genéricamente de «sistemas estables» – fácilmente accesibles al público para recibir las denuncias de abusos. Y también se especifica que la tarea de proceder con la investigación es deber del obispo del lugar donde habrían ocurrido los hechos denunciados.

Así como, en 2019 se establecía ya de modo preciso cómo comportarse frente a las acusaciones de casos de abuso y aseguran que obispos y superiores religiosos – ahora también los laicos al frente de asociaciones internacionales – rindan cuentas de su actuación y estén obligados – con un precepto legal establecido universalmente – a señalar los abusos de los que hayan tenido conocimiento.

El documento incluía y sigue incluyendo no sólo las molestias y las violencias contra menores y adultos vulnerables, sino que también se refiere a la violencia sexual y a las molestias derivadas del abuso de autoridad. Por lo tanto, esta obligación también incluye cualquier caso de violencia contra las religiosas por parte de clérigos, así como el caso de molestias a seminaristas o novicios mayores de edad.

Gran parte de las modificaciones de esta nueva versión han sido introducidas para armonizar el texto de los procedimientos contra los abusos con las demás reformas normativas introducidas desde el 2019 hasta hoy, en particular con la revisión del motu proprio “Sacramentorum sanctitatis tutela”; con las modificaciones del Libro VI del Código de Derecho Canónico y con la nueva Constitución sobre la Curia Romana, “Praedicate Evangelium”.

El documento de 2019

El 7 de mayo de 2019, el Papa Francisco hacia pública la carta apostólica en forma de Motu Proprio «Vos estis lux mundi» que establecía las líneas fundamentales de la Iglesia católica en la lucha y prevención de abusos sexuales por parte de clérigos y religiosos.

Entre las normas que se recogían entonces destaca la obligación a todas las diócesis de contar con “sistemas estables y de acceso público para informar de los casos de abuso sexual y de encubrimiento de los mismos”, se introducían procedimientos de denuncia en el caso de abusos por parte de un obispo e iba un paso más allá en la consideración de «personas vulnerables» y el establecimiento de sistemas de escucha y acogida.

Ya en aquel momento, el documento se establecía como experimental para un trienio. Ha sido poco más de este tiempo, cuatro años, lo que ha estado vigente. La culminación de la reforma de la curia y la consiguiente promulgación de Praedicate Evangelium ha sido clave en la redefinición de este documento.

Ecología integral

Ecología de la vida

La ecología integral no puede mirar para otro lado cuando se trata de defender la vida humana en todas sus edades y en todas sus condiciones.

Emilio Chuvieco / Maria Carmen Molina/ Paulina Nuñez·25 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 4 minutos

El día 25 de marzo se conmemora la Jornada por la vida. Desde la Comisión diocesana de Ecología Integral de Madrid, nos parece un buen momento para recordar el valor sagrado de toda vida.

Nos parece paradójico que sea necesario dedicar un día a recordar un derecho que está en la base de todos los demás: sin derecho a la vida, no existe ningún otro derecho.

Como ocurre en celebraciones similares, el día 25 de marzo nos da pie para recordar la importancia de lo que celebramos y reivindicar lo que todavía queda por conseguir.

A lo largo de la historia, los derechos han ido consiguiéndose de manera gradual: primero fue la abolición de la esclavitud, luego la independencia jurídica de las mujeres, más tarde los derechos civiles para las poblaciones marginales, personas de otras razas o religiones.

Desgraciadamente, no en todos los países está ampliación de la frontera moral está asegurada, no en todos hay igualdad ante la ley respecto a los grupos minoritarios, no en todos las mujeres tienen las mismas oportunidades que los hombres, todavía en muchos se siguen despreciando los derechos humanos más elementales.

Es triste también recordar que en la mayor parte de los países que consideramos socialmente avanzados, todavía no todos los seres humanos tienen garantizado el derecho a la vida, lo cual resulta a la vez sonrojante y sorprendente, casi inconcebible.

La ciencia moderna sabe lo suficiente sobre los primeros estadios del desarrollo embrionario para afirmar, sin ninguna duda, que una vez producida la fecundación, el ser resultante tiene una carga genética genuinamente humana, distinta a la de sus padres biológicos, y perfectamente autónoma, en el sentido que no necesita algo externo que le complete, solo que le alimente.

Entre la fecundación y el nacimiento no ocurre nada biológicamente relevante para establecer un antes y un después en el proceso de “humanización” de ese embrión gestante.

Por otro lado, la dependencia de ese niño o niña no puede justificar que se decida sobre ellos a voluntad: al fin y al cabo, también serán dependientes de su madre muchos días después de nacer.

Discutir sobre la viabilidad de un embrión humano, cuando ahora se hacen tratamientos y operaciones intrauterinas, tampoco aporta nada al fondo de la discusión; es más, parece que ya ni siquiera es necesaria la discusión, pues algunos consideran el debate cerrado.

La gran mayoría de los ciudadanos de los países occidentales asumen como moralmente aceptable el aborto, la eliminación de un ser humano en gestación, cuyo derecho a la vida se pone por debajo de otros derechos que se esgrimen como confrontados: la necesidad, la autonomía, la inmadurez o el descuido se consideran razones suficientes para acabar con la vida de quien pocos meses después será un ser humano como cualquiera de nosotros.

Ciertamente, deben considerarse las dificultades económicas, la juventud de las gestantes y las situaciones de violencia que a veces ocurren en torno a un embarazo. En este sentido, no se trata tanto de enjuiciar sino de proteger a quien es más vulnerable.

Los movimientos pro-provida no solo denuncian, sino que también se implican, para apoyar -económica y sicológicamente- a quien pasa por situaciones difíciles. Ver ahora las fotos de jóvenes de 14 o 15 años que, sin ese apoyo, hubieran sido abortados, que no existirían, es un argumento humano incontestable para seguir defendiendo la vida del ser humano en gestación.

La ecología es la ciencia de la vida, de las relaciones de dependencia entre los seres vivos, de los sistemas biodiversos, donde todos reciben algo y ponen algo, donde no debería haber excluidos. Los niños y niñas en gestación parece que no forman todavía parte de la comunidad moral que garantice su continuidad: todo queda al criterio de los padres.

Pero una vida humana, toda vida, no puede ser instrumento para otra cosa, tiene una dignidad inviolable, es preciso protegerla, precisamente por ser la más vulnerable.

La ecología integral no puede mirar para otro lado cuando se trata de defender la vida humana en todas sus edades, en todas sus condiciones: no hay vidas dignas e indignas, a nosotros no nos toca juzgar eso; tan solo aceptarlas con la acogida de quien recibe a un ser débil y decide cuidarlo.

Romper la cadena de la vida traerá consecuencias graves para nuestra civilización, ya las está teniendo, tanto sociales como ambientales.

Como bien nos recuerda el papa Francisco: “Cuando no se reconoce en la realidad misma el valor de un pobre, de un embrión humano, de una persona con discapacidad –por poner sólo algunos ejemplos–, difícilmente se escucharán los gritos de la misma naturaleza. Todo está conectado” (LS, n. 117). Respetar la vida es respetarla en todas sus formas; no tendría sentido hacerlo para las vidas de otras especies, despreciando la nuestra.

La lógica del cuidado es la misma en un caso y en otro, también la lógica del desprecio:  «si pensás que el aborto, la eutanasia y la pena de muerte son aceptables, a tu corazón le va a resultar difícil preocuparse por la contaminación de los ríos y la destrucción de la selva. Y lo inverso también es cierto. Así que, aunque la gente siga sosteniendo vehementemente que son problemas de un orden moral distinto, mientras se insista en que el aborto está justificado, pero no la desertificación, o que la eutanasia está mal, pero la contaminación de los ríos es el precio del progreso económico, seguiremos estancados en la misma falta de integridad que nos llevó a donde estamos» (Papa Francisco, Soñemos juntos. El camino a un mundo futuro mejor, 2020, 37).

El autorEmilio Chuvieco / Maria Carmen Molina/ Paulina Nuñez

Comisión Diocesana de Ecología Integral de Madrid

Evangelización

Mila Glodava: «En Filipinas, la Iglesia aspira a ser de los pobres»

Mila Glodava, natural de Filipinas, ha estado trabajando con su párroco y el Socio-Pastoral Institute, una agencia de la Conferencia Episcopal de Filipinas, para introducir la corresponsabilidad en su país.

Diego Zalbidea·25 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 11 minutos

Mila Glodava acaba de retirarse del ministerio parroquial activo para continuar su labor misionera de corresponsabilidad en Filipinas, así como su trabajo en una fundación benéfica. En 2019 coordinó la primera conferencia sobre corresponsabilidad en Asia-Pacífico, celebrada en Filipinas y copatrocinada por el International Catholic Stewardship Council y el Socio-Pastoral Institute.

Antigua directora de corresponsabilidad de la parroquia de San Vicente de Paúl de Denver (Colorado), Mila había sido su directora de comunicaciones y corresponsabilidad desde 2014. Ocupó este último cargo durante más de 25 años en la parroquia de Santo Tomás Moro en Centennial (Colorado). Bajo su dirección, junto con el párroco, Andrew, su parroquia recibió numerosos premios, incluido el premio Arzobispo Thomas Murphy en 2007.

Desde 2002, Mila, natural de Filipinas, ha estado trabajando con Andrew y el Socio-Pastoral Institute, una agencia de la Conferencia Episcopal de Filipinas, para introducir la corresponsabilidad en su país. En 2009, ella y Andrew escribieron un libro titulado “Making Stewardship a Way of Life: A Complete Guide for Catholic Parishes”, publicado por Our Sunday Visitor.

Mila es licenciada en Educación por la Universidad San Pablo de Manila, y en 2015, después de muchos años de servicio, ha realizado un máster en Teología por el “Augustine Institute” de Denver. Ella y su marido, Mark, tienen dos hijos y cuatro nietos.

¿Qué distingue a las personas más generosas?

–Para mí son las personas más felices. Contagian vibración y enfrentan los problemas con un sentido de confianza y de esperanza. También sienten que Dios los ha bendecido inmensamente y están agradecidos por sus muchas bendiciones: su vida, salud, fe, familia, educación, trabajo, amigos, la belleza de la creación y muchas más.

¿Qué puede hacer un pastor para ayudar a sus fieles a ser más generosos?

–Respuesta corta, ¡él mismo debe ser generoso! Respuesta larga: ¡Debe ser la primera persona en dar! Los feligreses tomarán la generosidad de su párroco como modelo a seguir. ¿Por qué? Porque saben que los sacerdotes no ganan mucho dinero. Enseñan con el ejemplo. El Papa san Pablo VI en su Evangelii Nuntiandi n. 41 escribió que «El hombre moderno escucha con más gusto a los testigos que a los maestros, y si escucha a los maestros es porque son testigos». Por supuesto, también debe entender que lo que él ofrece nace de la acción de gracias por las innumerables bendiciones recibidas de Dios.

Si un párroco no ha introducido la corresponsabilidad como una forma de vida en su parroquia, le recomiendo que lo haga. Los obispos católicos de EE.UU sostenían en su Carta Pastoral “Stewardship: A Disciple’s Response” (USCCB, 1992), que la corresponsabilidad, como indica el título, trata de la respuesta de un discípulo a la invitación de seguir a Jesús y a la llamada universal a la santidad. Por lo tanto, la corresponsabilidad implica mucho más que simplemente dar dinero y ser generoso.

¿Qué pueden hacer un padre o una madre muy atareada para vivir mejor como discípulos corresponsables?

–En primer lugar, amar a nuestros hijos es la mejor manera de vivir como un discípulo corresponsable y enseñar con el ejemplo, especialmente las virtudes de la gratitud y la generosidad. Una lección muy importante que pueden dar a sus hijos es ser agradecidos por lo que tienen, especialmente en un mundo que empuja continuamente a lograr las cosas que se desean. A menudo he dicho en mis sesiones por varios países que «la corresponsabilidad es una forma de vida cristiana, una vida de acción de gracias por las innumerables bendiciones de Dios».

¿En qué medida la vida cotidiana de los fieles está preparada para desarrollar la corresponsabilidad?

–Creo que una vida de oración y Eucaristía, que significa “acción de gracias”, es la mejor manera de desarrollar la corresponsabilidad. Es por eso que cuando enseñamos nuestro modelo de corresponsabilidad en la parroquia de Santo Tomás Moro (Denver), solemos poner mucho énfasis en comenzar por hacer tiempo para Dios en la oración y en la adoración, y desarrollar de ese modo una relación más profunda de amor por Dios. Con este amor, uno no necesita preocuparse demasiado para hacer algo hermoso para Dios. Esto es muy patente en una relación amorosa como la de marido y mujer. Hacemos cosas los unos por los otros debido a nuestro amor mutuo.

Lo mismo es también cierto para nuestros hijos. Todavía recuerdo un gesto de cariño de mi hijo mientras yo lo esperaba después de la escuela. Al descender del autobús escolar, vio un hermoso diente de león amarillo, que en realidad es una mala hierba, en nuestro jardín delantero. Tomó uno y me lo dio diciendo: “¡Te quiero, mamá!”. ¡Y quién es nuestro mejor ejemplo de amor, sino el mismo Jesucristo que murió en la cruz por nosotros! Andrew Kemberling, con quien he escrito “Hacer de la corresponsabilidad una forma de vida: una guía completa para las parroquias católicas” («Our Sunday Visitor», 2009), a menudo dice: “Él [Jesucristo] pagó una deuda que no debía, porque nosotros debíamos una deuda que no podíamos pagar”. Entonces, ¿cómo podemos corresponderle? Devolviéndole nuestro tiempo, talento y tesoro, en acción de gracias por lo que ha hecho por nosotros.

¿Cuáles han sido sus mejores experiencias de corresponsabilidad?

–Mi mejor experiencia de corresponsabilidad es mi propia conversión personal. La corresponsabilidad fue definitivamente un reto para mí, porque no sólo no sabía mucho sobre la corresponsabilidad, sino que tampoco la vivía. Sin embargo, si conocieras mi personalidad, sabrías que me encanta aceptar retos. Aunque utilizábamos la palabra corresponsabilidad, el reto para mí en aquel momento era aumentar la colecta del ofertorio. Además, ¡soy una aprendiz! El Gallup StrengthFinder (una encuesta para conocer nuestros talentos) afirmó que el aprendizaje es, de hecho, mi mayor fortaleza. Por lo tanto, estaba decidida a aprender más sobre la corresponsabilidad. 

En 1989, los programas de corresponsabilidad no eran nada comunes en la Iglesia de Estados Unidos. De hecho, los obispos católicos estadounidenses no escribieron la carta pastoral sobre la corresponsabilidad que he mencionado antes hasta 1992. Cuando se me pidió que la revisara antes de su publicación, no pude aceptar porque no me sentía con la experiencia necesaria para ello.

No obstante, había algunas iniciativas pioneras, pero eran extremadamente escasas. Además, toda la literatura que se podía encontrar estaba escrita por Protestantes. En aquel momento, sin embargo, todas estas ayudas me bastaron para arrancar, y el resultado fue lo bastante convincente como para que continuáramos con el programa año tras año y lo desarrolláramos hasta lo que es hoy.

Sin embargo, no fue hasta 1991 cuando experimenté una conversión a la corresponsabilidad como forma de vida, no gracias a ningún sacerdote, sino de una feligresa, Jean Harper. Mientras escribía su historia para nuestro boletín, sentí que el Espíritu Santo agitaba algo dentro de mí. La historia de la conversión de Jean me hizo darme cuenta de que, aunque yo había sido católica desde la cuna, no había dado prioridad a Dios en mi vida. También me di cuenta de que, para mí, dar era un acto de orgullo por tener algo que compartir, más que una acción de gracias por todo lo que Dios me había dado.

En aquella época, el dinero tampoco nos sobraba. Aunque Mark y yo trabajábamos, el dinero entraba por una mano y salía por la otra. Lo que me hizo replantearme nuestro modo de vida fue el versículo que Jean citó de Malaquías, capítulo 3, versículo 10: «Llevad el diezmo íntegro a la casa del tesoro, para que haya sustento en mi Templo. Ponedme a prueba en esto —dice el Señor de los ejércitos—: ¿No os abriré entonces las compuertas del cielo y derramaré bendiciones sin tasa?».

Había oído este versículo muchas veces, pero nunca le di mucha importancia; nunca lo había asimilado. ¿No respondió Jesús cuando fue tentado por el diablo que «No tentarás al Señor tu Dios»? (Mt 4, 7) Pero esta vez lo oí de otra manera. Dios quiere que lo ponga a prueba. Me estaba retando a ofrecer el diezmo.

En casa, después de cenar, le leí a Mark la historia de Jean. No estaba segura de si realmente prestaba atención, pero no dijo «no» cuando le insinué «tenemos que atrevernos»: dar a Dios el diezmo, lo primero y lo mejor. Lo hicimos. Y nuestra vida nunca volvió a ser la misma después de eso. ¿Significa eso que nunca hemos tenido dificultades en la vida desde que empezamos a abrazar la corresponsabilidad? Al contrario. En nuestros 50 años de vida matrimonial, Mark fue despedido al menos cuatro veces. Puedo afirmar que fue durísimo sobrevivir con el sueldo de un empleado eclesiástico (aunque tengo que admitir que father Andrew, que practicaba lo que predicaba, ajustaba los sueldos en la parroquia en función de las responsabilidades).

Sin embargo, la recesión de 1991 en Estados Unidos fue una verdadera prueba para nosotros, ¡porque acabábamos de empezar a diezmar! Cuando Mark perdió su trabajo, nos enfrentamos a un dilema. ¿Debíamos seguir o no dando lo que sabíamos que era una cantidad importante a la Iglesia y a algunas causas benéficas escogidas? Decidimos continuar, pero tuvimos que revisar nuestras prioridades en la vida, confiando en que Dios proveería para nuestras necesidades. ¿Y adivina qué? Lo hizo. Efectivamente, Dios proveyó a nuestras necesidades durante los cinco años que Mark, ingeniero eléctrico, no pudo encontrar un trabajo en su campo. Sin embargo, teníamos comida en nuestra mesa, nuestra hipoteca estaba pagada, nuestros hijos tenían ropa que ponerse, y terminaron la escuela secundaria en ese momento. Es verdad: «Dios no se deja ganar en generosidad».

Hoy, estoy feliz de decir que con más de 50 años de matrimonio, Dios nos ha bendecido de innumerables maneras, incluyendo cuatro nietos de nuestros hijos, Kirsten y Kevin, y sus cónyuges. Por supuesto, Dios nos ha bendecido con mucho más, pero me llevaría demasiado tiempo y espacio mencionarlos a todos.

¿Por qué el dinero no es lo principal en la corresponsabilidad?

–Es una pena que la corresponsabilidad se identifique a menudo con el dinero o la recaudación de fondos. Esto se debe al hecho de que los primeros impulsores e incluso los de los últimos tiempos utilizaban la palabra sólo cuando querían aumentar la colecta de la Misa. De hecho, así fue precisamente como la utilizamos cuando empezamos la corresponsabilidad en Santo Tomás Moro (mi parroquia), porque las ofrendas tendían a la baja. La buena noticia fue que no nos detuvimos ante la necesidad de aumentar esas colectas. Continuamos abrazando y desarrollando la corresponsabilidad con el tiempo, talento y tesoro. Esto hizo que el dinero fuera sólo un tercio del programa de corresponsabilidad.

Durante el tiempo en que Andrew Kemberling fue párroco, enfatizamos el tiempo dedicado a la oración en lugar de unirlo al talento. También añadimos la corresponsabilidad de la fe, de la vocación y de la tierra, haciendo que el dinero fuera sólo una sexta parte del modelo de corresponsabilidad de santo Tomás Moro. En realidad, estas fases coinciden más con el fondo de lo que la Conferencia Episcopal (USCCB) escribió en su carta pastoral. De hecho, los obispos también describieron cómo podemos ser administradores de la Iglesia (fe), administradores de la vocación y administradores de la creación (tierra).

¿Cómo afecta la corresponsabilidad a una parroquia?

–Permíteme que te describa a un observador objetivo, Luciano Pili, sacerdote filipino que visitó la parroquia de santo Tomás Moro, siguiendo instrucciones del obispo Julio X. Labayen, OCD, de la Prelatura de Infanta. Mencioné por casualidad mi trabajo como Directora de Comunicaciones y Corresponsabilidad en Santo Tomás Moro en una reunión del clero en 2000. El obispo Labayen sintió curiosidad y quiso saber más sobre mi trabajo. De ahí la visita de Pili, junto con otros clérigos y religiosos, a Santo Tomás Moro.

«Encontramos en la parroquia de santo Tomás Moro, dirigida por Andrew Kemberling», dijo Pili, «una parroquia vibrante y dinámica, con un modelo de Iglesia que había integrado con éxito la espiritualidad de la corresponsabilidad en todas las facetas de la vida de la comunidad eclesial, incluida la vida de oración, la ecología, las vocaciones, el voluntariado, las finanzas, el liderazgo y la vida litúrgica y sacramental. Utilizaban como guía un cambio de paradigma: la necesidad de dar, en lugar de dar para una necesidad».

Estoy absolutamente de acuerdo con la observación de Pili. Santo Tomás Moro es una comunidad que reza, acoge, sirve, da y celebra, deseosa de conocer su fe, vivirla y compartirla. Con la corresponsabilidad, los feligreses están preparados y listos para «ir y hacer discípulos», para evangelizar. Y lo que es más importante, Pili pensaba que la corresponsabilidad era la clave de la sostenibilidad de la Iglesia de los pobres, que se ha mostrado desde que adoptaron la «nueva forma de ser Iglesia, una comunidad de discípulos, la Iglesia de los pobres».

Un sacerdote que asistió a nuestra primera conferencia en 2003 sobre la «sostenibilidad de la Iglesia de los pobres» escuchó el mensaje de la corresponsabilidad, lo abrazó y lo compartió con sus feligreses, que recibieron con entusiasmo el mensaje y lo abrazaron también. Su ejemplo inspiró a otras parroquias y a un número creciente de diócesis, hasta que se convirtió en un movimiento que la Conferencia Episcopal de Filipinas ya no podía ignorar.

Como resultado, y después de más de 20 años, la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas finalmente lo adoptó con una Instrucción Pastoral sobre Corresponsabilidad y también creó la Oficina de Corresponsabilidad en 2021. Ese texto también afirmaba que la Iglesia filipina ya estaba dispuesta para intentar cambiar el sistema de aranceles o estipendios por la administración de los sacramentos, practicado durante quinientos años. Lo habían intentado al menos desde el Segundo Concilio Plenario de Filipinas, aunque no lograban los medios para reemplazar las cantidades obtenidas anteriormente. Solo después de practicar la corresponsabilidad en las parroquias y finalmente en las diócesis lograron sustituir esa forma sostener a la Iglesia. 

¿Qué tiene que ver la corresponsabilidad con la sinodalidad?

–Mi idea de la sinodalidad es que se trata de la renovación de la Iglesia en «Comunión, Participación y Misión». Se guía por la escucha, el juicio y la acción desde la base. No cabe duda de que la corresponsabilidad y la sinodalidad tienen algo en común. Daré sólo un ejemplo de todo esto que está ocurriendo en la Iglesia de Filipinas.

Para celebrar los 500 años de cristianismo, la Conferencia Episcopal de Filipinas (CBCP) publicó en enero de 2021 una Instrucción Pastoral sobre la Corresponsabilidad que ofrece una prueba concreta de que la Iglesia filipina busca la renovación. Todo comenzó, sin embargo, en 1991, cuando el Segundo Consejo Plenario de Filipinas (PCPII) declaró que la Iglesia en Filipinas debía:

  1. Transformarse en una comunidad de discípulos;
  2. convertirse en la Iglesia de los pobres;
  3. comprometerse en la evangelización integral.

En otras palabras, la Iglesia en Filipinas aspira a ser una «nueva forma de ser Iglesia, la Iglesia de los pobres». San Juan XXIII utilizó esta frase en el Concilio Vaticano II, en 1962. El obispo Labayen de la Prelatura de Infanta y la Federación de Obispos Asiáticos la adoptaron en 1975, y en 1991, el PCPII proclamó: “Siguiendo el camino del Señor, optamos por ser la Iglesia de los pobres».

Sin embargo, diez años más tarde, durante la Consulta Pastoral Nacional de 2001 sobre la Renovación de la Iglesia, una evaluación de sus progresos como «Iglesia de los Pobres» dio lugar a críticas contradictorias. Algunos no querían llamarse a sí mismos «Iglesia de los Pobres» y no querían tener nada que ver con ello. Otros no querían cambiar el modelo de «cristiandad» por el de «Iglesia de los pobres». Otros, como el obispo Labayen, acusado de comunista por su amor a los pobres, querían este último modelo y tomaron medidas para hacerlo realidad. Aunque tardó algunos años, la iniciativa del obispo Labayen sobre el modelo de la «Iglesia de los pobres» empezó a cobrar fuerza. También resultó de ahí mi colaboración activa con el obispo Labayen.

En 2002, el obispo Labayen profundizó en la corresponsabilidad como una forma de vida. Aquí es donde escuchar, juzgar y actuar resultó esencial. Monseñor Labayen escuchó, juzgó y actuó cómo la corresponsabilidad era la clave para la sostenibilidad de “la Iglesia de los Pobres», la nueva forma de ser Iglesia. Compartió todo lo que aprendió sobre la corresponsabilidad como forma de vida con otros obispos y el resto, como suele decirse, es historia.

La Declaración Pastoral de la CBCP sobre la Corresponsabilidad prometió tres cosas: 1) comprometerse con la educación, formación y catequesis en la Espiritualidad de la Corresponsabilidad, 2) adoptar un programa concreto de corresponsabilidad en las diócesis para reemplazar el «arancel» lo antes posible, y 3) crear un equipo de apoyo para ayudar a las diócesis a implementar un programa de corresponsabilidad. Era mucho pedir. Sin embargo, la determinación de los obispos de cumplir sus promesas ha sido real. En julio de 2021, la CBCP cumplió su promesa nº 3, creando la Oficina Episcopal de Corresponsabilidad, dirigida ahora por el Obispo Broderick Pabillo, anteriormente Obispo Auxiliar de la Archidiócesis de Manila, y ahora Vicario Apostólico del Vicariato Apostólico de Taytay. La Oficina de Corresponsabilidad también tenía como objetivo cumplir la primera de las promesas, y comenzó inmediatamente con un seminario virtual para las diócesis, que continúa realizándose en la actualidad.

De hecho, la corresponsabilidad como forma de vida no sólo está produciendo una conversión personal, sino también una transformación estructural, especialmente en lo que se refiere a la rendición de cuentas y a la transparencia.

El ex presidente de la CBCP, el arzobispo Sócrates Villegas (archidiócesis de Lingayen-Dagupan), fue uno de los muchos obispos que implantaron la corresponsabilidad en sus diócesis. Su diócesis utilizó la palabra «Pananabangan» en lugar de «corresponsabilidad». Cree en que es posible «vivir una vida valiente de donación generosa, sin volver al viejo sistema, sin tener miedo.» Su diócesis aspira a proporcionar una «estructura más fuerte y viable para construir un sistema más profesional y una relación con nuestros feligreses, como miembros activos y comprometidos en la vida y misión de la Iglesia.» Como resumen afirma que «la Iglesia no tendrá un poker con «pananabangan». La Iglesia será más creíble, más profética y más semejante a Cristo con «pananabangan».

Además, la CBCP adoptó el tema «Gifted to give«, que sin duda se ha visto influido por el mensaje de la corresponsabilidad. Los frutos del cristianismo que la Iglesia de Filipinas recibió hace 500 años están ahora maduros para compartir el don de la fe con otras naciones, cumpliendo el punto 3 del PCPII, la evangelización integral. Esta es, de hecho, la esencia de la sinodalidad: «Comunión, Participación y Misión».

¿Puede arraigar la corresponsabilidad en otros países alejados de Estados Unidos?

–No tengo ninguna duda al respecto. Sin embargo, no me resultaba evidente cuando llevé por primera vez el mensaje de la Corresponsabilidad a la Prelatura de Infanta y, con el tiempo, a toda la Iglesia de Filipinas.

¿Tienen los niños algo que enseñarnos sobre la corresponsabilidad?

–¡Absolutamente! En santo Tomás Moro, no sólo promovimos las ofrendas de los niños, sino que también empezamos a llamar al altar a los niños durante la colecta del ofertorio. Mientras que los niños mayores daban de su paga, los más pequeños solían poner en el ofertorio los regalos de sus padres. La colecta de ofrendas de los niños iba a una cuenta especial de caridad, que se distribuía a organizaciones benéficas que los niños estudiaban e investigaban con la ayuda de sus profesores, catequistas o pastores juveniles. La mayoría de las veces, lo que los niños quieren es ayudar a los pobres, especialmente a los niños pobres. Con el tiempo, los padres que no hacían aportaciones regulares, acabaron siguiendo el ejemplo de sus hijos.

El autorDiego Zalbidea

Profesor de Derecho patrimonial canónico, Universidad de Navarra

Experiencias

Mariano Ugarte: “La enfermedad de un hijo afecta a mucha gente”

La enfermedad y fallecimiento de su tercer hijo, llevó a Mariano y su familia a fundar la Asociación Pablo Ugarte. A través de esta Fundación, son muchas las personas que, con su aportación, apoyan proyectos de investigación en cáncer infantil y, además, aconsejan y facilitan información y gestiones a familias con situaciones similares. 

Arsenio Fernández de Mesa·24 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

Mariano es capitán de navío de la Armada Española. Echa de menos navegar, algo que lleva diez años sin hacer, pero es inmensamente feliz. Desde 1986 está casado con Dori y juntos tienen cinco hijos: Dori, Mariano, Pablo, Quique y Marta. El tercero, Pablo, les espera en el cielo. 

Pablo nació en 2000 y falleció en 2010. “Era un chaval de lo más normal. Guapísimo, animado, muy movido”. 

Un día, Pablo comenzó a sentir un dolor en la cadera. Le diagnostican un tumor óseo: sarcoma de Ewing que, en caso de recaída, tiene casi un cien por cien de mortalidad. Tanto él como su mujer dijeron: “Se trata, se cura y no hay más que hablar”. Llevaron la enfermedad fenomenal, animados. 

El niño seguía acudiendo al colegio y echaba de menos a los amigos en las temporadas en las que no podía acudir.

Mariano estaba convencidísimo de que Pablo superaría la enfermedad. Rezaba y estaba seguro de que, con la ayuda de la oración, Pablo se curaría. “Pero la salvación es otra, no está centrada en lo material”, apunta. La enfermedad de Pablo se complicó y falleció en Madrid al año y medio del diagnóstico. “Cuando Pablo estaba a punto de fallecer, yo lo tocaba y acariciaba pensando: estoy tocando el cuerpo de alguien que va a estar con Dios en breve”, relata Mariano, que confiesa cómo “perder a un ser querido, un niño, indefenso, al que has estado diciendo que se va a poner bueno, es duro”. 

El momento de su muerte dió lugar a una gran tranquilidad interior, porque sabían que habían hecho todo lo posible y que su hijo había estado acompañado. 

Mariano no olvida el inmenso cariño recibido: “La Armada, amigos, compañeros, conocidos, vecinos de Colmenar Viejo, todos se implicaron. La enfermedad de un niño no sólo afecta a unos pocos sino a muchos: al cole, a los compañeros de fútbol, de teatro, de judo, al barrio. Todo el mundo siente como suya la enfermedad”, confiesa orgulloso.

Su hija mayor tenía 14 años cuando Pablo falleció. “No les dimos oportunidad de que lo pensaran mucho ni que se viniesen abajo y ya a los dos días estaban todos en el colegio, sin posibilidad de protestar. Había que seguir con la vida”, asegura Mariano. 

Recuerda cómo, en los últimos días de Pablo en la tierra, el doctor les comunicó que no había nada que hacer: “Cuando recibí esa noticia pensé que estaba bromeando, porque veía a mi hijo fenomenal”

Ese “no parar” fue lo que le encendió la bombilla: “No podía estar quieto”. Tras la muerte de Pablo preguntó a la oncóloga qué podían hacer para apoyar proyectos de investigación. Esto les llevó a un doctor que investigaba de forma distinta y crearon un grupo de gente para apoyar esta investigación. “En dos días aparecieron 400 personas y no podíamos mandar dinero, así por así, a un investigador”, recuerda Mariano. De este modo nació la Asociación Pablo Ugarte, a través de la que se canaliza ese dinero y apoyan proyectos de investigación del cáncer infantil. Pablo falleció un 27 de noviembre de 2010, y la primera reunión de la fundación fue el domingo 16 de enero de 2011, que coincidía con su cumpleaños.

Desde entonces, la Asociación Pablo Ugarte ha ido creciendo, ayudando a la investigación en todos los aspectos. A hablar con padres de chicos enfermos, Mariano les dice: “No soy psicólogo, te puedo echar una mano, contar mis vivencias, decir por lo que he pasado”. Trata de ayudarles y hacerles ver las posibilidades. Tienen 29 proyectos de investigación en toda España. “Les apoyamos de muchos modos. Orientándoles sobre dónde se tratan mejor uno u otro tumor o si necesitan segundas opiniones. Tenemos un buen grupo de doctores que les dan su parecer. También hemos conseguido agilizar citas”, cuenta Mariano.

Cuando vienen chicos de lugares que no tienen hospitales de referencia, hablan con los médicos y éstos los reciben lo más pronto posible. Son muchas las personas que participan en la Asociación Pablo Ugarte. Son transparentes con lo que hacen con su dinero, explicando quién dona y a qué se dedica el dinero que reciben. “Gozamos de gran confianza por parte de las personas que pertenecen a esta preciosa iniciativa”, señala Mariano.

Una familia a la que el sufrimiento no les ha bloqueado ni paralizado, sino que ha servido de estímulo para ayudar a tantos otros. Seguro que Pablo lo mira orgulloso desde el Cielo.

Recursos

Riquezas del Misal romano: los domingos de Cuaresma (V)

El Misal romano nos anima hoy a pedir la gracia para caminar hacia Dios siguiendo el ejemplo amoroso de Cristo.

Carlos Guillén·24 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

Entramos en lo que antiguamente se llamaba el “Tiempo de Pasión”, caracterizado por el cubrimiento de las cruces e imágenes en las iglesias. Esos símbolos intensifican nuestra vivencia de la proximidad de la Pasión del Señor, nos ponen en camino con Él y nos llaman a un mayor desprendimiento.

En ese contexto, reza la Iglesia:

Te pedimos, Señor Dios nuestro, que, con tu ayuda, avancemos animosamente hacia aquel mismo amor que movió a tu Hijo a entregarse a la muerte por la salvación del mundo.Quaésumus, Dómine Deus noster,ut in illa caritáte, qua Fílius tuus díligens mundum morti se trádiditinveniámur ipsi, te opitulánte, alácriter ambulantes.

Nuevamente estamos ante una Colecta que fue redactada para el Misal de Pablo VI, con tres particularidades. La primera es que se tomó como fuente de inspiración un texto del Rito hispano, que relee en clave de oración un versículo de la Carta a los Efesios: “Caminad en el amor, lo mismo que Cristo nos amó y se entregó por nosotros como oblación y ofrenda de suave olor ante Dios” (Ef 5, 2). La segunda es su estructura, en la que prima la petición y dentro de ella se insertan tanto la invocación como la anamnesis. La tercera, que es la primera colecta dominical de Cuaresma que hace una referencia explícita a la muerte del Señor.

El Hijo que entregó su vida por amor

Las colectas del Misal usan con frecuencia el verbo quaésumus (pedimos), pero pocas veces como encabezamiento. Al hacerlo hoy la Iglesia nos lleva a enfatizar la absoluta necesidad que tenemos de pedir aquello de lo que carecemos. Desde nuestra pequeñez nos dirigimos a Dios con toda solemnidad llamándolo Dómine Deus. Pero con toda confianza agregamos noster, lo que nos da un sentido de relación y cercanía. Es “nuestro” porque, dando Él el primer paso, quiso que fuéramos su pueblo. Apoyándonos en la firmeza de la voluntad divina tenemos la seguridad de que Dios permanecerá fiel a su alianza.

La oración le recuerda al Padre la inmensa caridad con la que su Hijo nos amó y se entregó a la muerte, para instituir una alianza aún más favorable a nosotros. La construcción del pronombre personal más el verbo en presente indicativo se trádidit (se entregó) nos anuncia justamente que a Jesús nadie le arrebata la vida, sino que, movido por el amor, Él la da libremente, porque para eso vino al mundo (cfr. Jn 10, 18; 15; 13; Mc 10, 45). Nos habla además de un hecho real, histórico, que se hace sacramentalmente presente en cada celebración.

San Juan Pablo II enseña en la encíclica Ecclesia de Eucharistia que “cuando la Iglesia celebra la Eucaristía, memorial de la muerte y resurrección de su Señor, se hace realmente presente este acontecimiento central de salvación y «se realiza la obra de nuestra redención». Este sacrificio es tan decisivo para la salvación del género humano, que Jesucristo lo ha realizado y ha vuelto al Padre sólo después de habernos dejado el medio para participar de él, como si hubiéramos estado presentes. Así, todo fiel puede tomar parte en él, obteniendo frutos inagotablemente”.

Caminar en el amor

El fundamento para que podamos elevar nuestra petición a Dios es el más firme posible. Como afirma san Pablo: “El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con Él todas las cosas?” (Rm 8, 32). Por eso no hay ningún reparo en decir que esperamos conseguir lo que pedimos, te opitulante, es decir, contando con que tú, Señor, nos socorras, contando con la ayuda de tu gracia, sin la cual no podríamos nada.

La gran petición que hace la Iglesia a Dios este domingo es que nos encuentre caminando animosamente en la misma caridad de su Hijo. Nuevamente esta Colecta nos transmite la idea de movimiento al referirse a los caminantes (ambulantes) y reaparece el adverbio alácriter, reforzando el carácter animoso, vivaz, de ese caminar, como en un crescendo a medida que se acerca la Pascua.

No tenemos nada más grande que pedir en nuestra oración que aquella virtud teologal que sobrepuja a todas las demás y que más nos identifica con Dios. Como escribió Benedicto XVI en su primera encíclica: “Si el mundo antiguo había soñado que, en el fondo, el verdadero alimento del hombre —aquello por lo que el hombre vive— era el Logos, la sabiduría eterna, ahora este Logos se ha hecho para nosotros verdadera comida, como amor. La Eucaristía nos adentra en el acto oblativo de Jesús. No recibimos solamente de modo pasivo el Logos encarnado, sino que nos implicamos en la dinámica de su entrega”.

Celebrar, por tanto, los sagrados misterios a lo largo del camino cuaresmal es dejarnos implicar en esa entrega; revestirnos, por la gracia, de aquella misma caridad de Cristo, que nos mueve a entregar también nosotros la vida por Dios y por los demás. En la vivencia concreta de esta caridad encontraremos la piedra de toque para saber cómo va nuestra conversión cuaresmal.

El autorCarlos Guillén

Sacerdote de Perú. Liturgista.

España

Apoyo de la Iglesia a 4 millones de personas en la campaña Xtantos 2023

La Iglesia en España pone en marcha el lunes la campaña Xtantos 2023 con el lema “Por ellos, por ti, por tantos”, que anima a marcar la casilla de la Iglesia en la declaración de la Renta. Detrás de cada ‘X’ hay una historia, representada este año por cinco personas que encontraron ayuda en la Iglesia católica: Ruth, Ángela, Halyna, José y el padre Ramón.

Francisco Otamendi·23 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

Ruth, Ángela, Halyna, José y el padre Ramón representan a cerca de cuatro millones de personas que la Iglesia ayuda cada año en España, a través de las parroquias y sus diferentes centros caritativos y asistenciales. En momentos de desesperación y dificultad, ellos encontraron el apoyo que necesitaban. En Xtantos.es pueden escuchar un resumen de su historia.

En síntesis, Ruth salió del maltrato gracias al “empujón” que recibió de sus amigas de la parroquia. Ángela, que protagoniza el cartel principal, tiene síndrome de Down y se siente ahora independiente desde que vive en un piso de acogida de la Iglesia en Talavera de la Reina (Toledo). Halyna es ucraniana y tuvo que tomar a su hija y a sus dos nietos para huir todos de las bombas, y la Iglesia les ha proporcionado una nueva vida en España.

José pasó por la cárcel, por la Legión y terminó en la construcción, donde un accidente le cambió la vida. En la parroquia le dan de comer y ha encontrado una familia y un lugar donde vivir. Y Ramón es hoy sacerdote, pero vivió en el mundo de las drogas hasta que a los 17 años intentó suicidarse. La fuerza para cambiar se la dio el joven sacerdote que estaba en su parroquia.

Inversión inferior a un 1 %

La campaña dará comienzo el próximo lunes, 27 de marzo, unos días antes de que los contribuyentes puedan presentar su renta (el plazo se abre el 11 de abril). El cierre de la campaña sí coincidirá con el final del periodo habilitado por la Agencia Tributaria, el 30 de junio, como último día para presentar la declaración de la Renta, ha explicado en rueda de prensa el director del secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia de la Conferencia Episcopal Española (CEE), José María Albalad.

La CEE ha trabajado en el plan de medios de la campaña con la agencia Universal Media (IPG Mediabrands), desarrollada con el apoyo de TBWA, y contempla una inversión de 2.777.594 euros, lo que supone un 0,87 % de la cantidad recaudada en la campaña del año anterior, que ascendió a más de 320 millones de euros. Un importe que permitirá “a la Iglesia hacer frente al aumento de las necesidades sociales en un contexto económico difícil”, como subrayó Fernando Giménez Barriocanal, vicepresidente de Asuntos económicos de la CEE. 

José María Albalad señaló, a preguntas de los periodistas, que buena parte de esa cantidad se destina al sostenimiento del clero en las diócesis españolas y a la labor asistencial de esas  millones de personas más necesitadas. La aportación que recibe cada diócesis de la Asignación tributaria supone en torno a un 22 % del presupuesto total medio de las diócesis.

Más solidaridad que inflación

“La solidaridad crece más que la inflación”, ha manifestado José María Albalad, a pesar de que, según fuentes oficiales, la inflación anual estimada del IPC en febrero de 2023 ha sido del 6,1 %, de acuerdo con el indicador adelantado elaborado por el INE. El periódico Xtantos, que edita el departamento de Albalad, con una tirada que roza el millón de ejemplares, recoge este tema en su titular: “La inflación resucita las colas del hambre”.

Hace un mes, la CEE, en la presentación de los datos de la campaña de la Renta del año 2022, que corresponde al ejercicio fiscal de 2021, la CEE constató un aumento de más de un 8,5 % de declaraciones a favor de la Iglesia.

José María Albalad ha subrayado que “Marcar la ‘X’ de la Iglesia es una decisión libre que no perjudica a nadie y no tiene coste alguno, porque ni te cobran más ni te devuelven menos. Es un ejercicio de democracia fiscal”. Además, ha recordado que “se pueden marcar simultáneamente las casillas de la Iglesia católica y de otros fines sociales”.

El autorFrancisco Otamendi

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Una campana, voz de los no nacidos

El Papa Francisco bendice una campana que simboliza la voz de los no nacidos. Es un regalo de la fundación polaca "Yes to Live" a Zambia, país donde se exhibirá en diversas ciudades. (CNS photo/Vatican Media)

Paloma López Campos·23 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: < 1 minuto

El Papa Francisco bendice una campana que simboliza la voz de los no nacidos. Es un regalo de la fundación polaca «Yes to Live» a Zambia, país donde se exhibirá en diversas ciudades. (CNS photo/Vatican Media)

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El Papa Francisco vuelve a la plaza de San Pedro

Con la llegada del buen tiempo, el Papa Francisco vuelve a mantener la audiencia general de los miércoles en la plaza de san Pedro. (CNS photo/Vatican Media)

Paloma López Campos·23 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Con la llegada del buen tiempo, el Papa Francisco vuelve a mantener la audiencia general de los miércoles en la plaza de san Pedro. (CNS photo/Vatican Media)

Vaticano

Unidad y paz para Europa, el sueño del Papa Francisco

El Papa ha destacado la necesidad de una unidad entendida como elemento que "respeta y valora las singularidades, las peculiaridades de los pueblos y de las culturas" para Europa.

Giovanni Tridente·23 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

Dos grandes sueños, el de la unidad y el de la paz para Europa. El Papa Francisco así lo ha confiado en la audiencia a los participantes en la Asamblea Plenaria de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE), que ha renovado recientemente sus órganos.

Sueños que ya pertenecían a los «padres fundadores«, valores inspiradores del «proyecto-Europa» que volverán a ser horizonte y punto de referencia para los próximos años.

En particular -el Pontífice fue implacable- es decisiva la «unidad», no entendida como uniformidad u homologación, sino como elemento que «respeta y valora las singularidades, las peculiaridades de los pueblos y de las culturas».

La riqueza de Europa, de hecho, «reside en la convergencia de diferentes fuentes de pensamiento y experiencias históricas» y el continente tendrá futuro si es capaz de ser «verdaderamente unión y no reducción de países con sus respectivas características». En definitiva, «unidad en la diversidad», como ha repetido a menudo el Santo Padre, para evitar que prevalezca la burocracia o el paradigma tecnocrático, elementos que no entusiasman a la gente y menos aún atraen a las nuevas generaciones.

Leer los signos de los tiempos

En este desafío, sigue siendo central el papel de la inspiración cristiana, por lo que la Iglesia está llamada a participar en este renacimiento formando personas que «leyendo los signos de los tiempos, sepan interpretar el proyecto europeo en la historia de hoy».

Un tiempo, el de hoy, en el que salvaguardar la paz sigue siendo central. Y mientras continúa el dramático conflicto en Ucrania, es necesario flanquear las múltiples expresiones de solidaridad, ejercidas por ejemplo en la acogida a los refugiados, con un «compromiso cohesionado por la paz», conscientes de que «la guerra no puede ni debe considerarse ya como una solución a los conflictos», como escribió el propio Papa Francisco en Fratelli tutti. Además, «si los países de la Europa actual no comparten este principio ético-político, significa que se han alejado del sueño original».

Valores y contribución profesional

Por lo demás, deben estar a la altura del compromiso a pesar de la fatiga y la complejidad que entraña la situación histórica que vivimos actualmente. En este sentido, la Comisión de las Conferencias Episcopales de todo el continente europeo debe aportar su «valor y contribución profesional», con profecía, clarividencia y creatividad. Una obra para la paz», concluyó el Papa, donde «se necesitan tanto arquitectos como artesanos»; es más, donde un verdadero constructor es ambas cosas.

La COMECE es un organismo creado en 1980, reconocido por la Santa Sede, que reúne a los obispos europeos para las instancias que conciernen a la política y a la legislación de la Unión Europea, que no debe confundirse con el CCEE, que es en cambio el Consejo de las Conferencias Episcopales Europeas.

Nueva presidencia

La Asamblea General celebrada hace unos días para elegir a los nuevos miembros del Comité Permanente, eligió como Presidente al obispo italiano Mariano Crociata, hasta ahora Secretario de la Conferencia Episcopal Italiana, que sustituye al cardenal Jean Claude Hollerich al final de su mandato de cinco años, y entre otras cosas Relator General del Sínodo de los Obispos sobre la Sinodalidad.

Como Vicepresidentes fueron elegidos Mons. Rimantas Norvila, obispo de Lituania; Nuno Bras da Silva Martins, obispo de Portugal; y Czeslaw Kozon, delegado de los obispos de los países escandinavos.

En su saludo al Pontífice, el recién elegido Presidente reiteró el compromiso de la Comisión en favor de los sectores más débiles de la sociedad, con especial atención al drama de las migraciones y las peticiones de asilo, así como la atención a la ecología integral y la cuestión de la libertad religiosa.

El 20 de marzo, Comece había firmado también un memorándum de entendimiento con la Federación de Asociaciones Familiares Católicas de Europa (Fafce), presidida por el abogado italiano Vincenzo Bassi, para reforzar la cooperación en el ámbito de las políticas familiares a nivel europeo.

Familia

Juan de Dios Larrú: «Aprender a amar implica aprender a prometer»

“El amor, al que el apóstol Pablo dedicó un himno en la primera carta a los Corintios —amor «paciente», «servicial», y que «todo lo soporta» (1 Co 13, 4. 7)—, es ciertamente exigente. Su belleza está precisamente en el hecho de ser exigente, porque de este modo constituye el verdadero bien del hombre y lo irradia también a los demás” (Carta a las familias “Gratissimam sane” de san Juan Pablo II, 1994).

Paloma López Campos·23 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 5 minutos

Hablar de amor es hablar de un tópico, pero también es hablar de un modo de vida. “Toda la vida del hombre es vocacional” y esta vocación, la llamada divina, es precisamente una invitación a tener una vida enraizada en el amor.

La respuesta a dicha llamada se concreta de formas muy distintas y una de ellas es el matrimonio, sacramento que une al varón y la mujer para que sean una sola carne. La importancia de esto no es poca y de ello sabe mucho el sacerdote Juan de Dios Larrú, presidente de la asociación Persona y Familia, dedicada, tal como se describe en su web “a la promoción social, la investigación y la formación sobre el matrimonio y la familia”.

En esta entrevista con Omnes, Juan de Dios habla sobre esta iniciativa de formación, sobre la sexualidad y la llamada de la Iglesia “a ser una gran familia que genera, educa y acompaña a todas las personas hacia Cristo”.

¿Cómo y por qué nace la asociación Persona y Familia? El nombre recuerda mucho al título de San Juan Pablo II, “Persona y Acción”, ¿hay alguna relación con este santo?

–La Asociación nace en el año 2000, coincidiendo con el fin de la primera promoción de los matrimonios y familias que terminan la especialidad universitaria de pastoral familiar. Una experiencia que empezó en España en el año 1996 como experiencia piloto.

Nace de un deseo de las familias de seguir unidas. Habiendo vivido una experiencia de comunión entre ellas, que procedían de distintas partes de España, y querían seguir en contacto, promoviendo la pastoral familiar, profundizando en la formación que habían recibido, pero fundamentalmente con la vocación apostólica de llevar a otros lo que ellos habían experimentado. La importancia de una asociación familiar es muy grande, porque la raíz de la sociedad es la familia y la Iglesia está llamada a ser una gran familia que genera, educa y acompaña a todas las personas hacia Cristo.

San Juan Pablo II en un viaje a Cracovia en 1979 (OSV News photo/CNS file, Chris Niedenthal)

“Persona y Familia” tiene relación con Juan Pablo II porque la especialización universitaria de pastoral familiar nace en el seno del Instituto Juan Pablo II para estudios sobre matrimonio y familia. Es una experiencia inspirada en la genialidad de Juan Pablo II para acercarse al matrimonio y a la familia. Él hizo una experiencia, siendo un joven sacerdote, en su diócesis de origen, en Cracovia. Y después, cuando fue elegido sucesor de Pedro, ofreció a toda la Iglesia aquella experiencia que él había vivido, creando el Instituto en el año 1981 en Roma, con distintas secciones en todo el mundo. Aquí en España, en el año 94 llegó el Instituto a Valencia.

¿Cómo surge la idea de la experiencia y del diploma de especialización en pastoral familiar?

–La Asociación nació con la vocación de formar familias a través de una experiencia que no fuera simplemente un curso, sino que tuviera el ingrediente de la formación integrada con la convivencia de las familias, la espiritualidad matrimonial y familiar, en la forma de encuentros.

El acontecimiento de encontrarse unas familias con otras, de ver que procedían de distintos ámbitos eclesiales, diferentes diócesis, parroquias y movimientos, les enriquecía enormemente. Se crearon amistades que han perdurado en el tiempo.

¿A quién está dirigido el Diploma de Especialización en Pastoral Familiar?

–Está dirigido a todo el mundo. El hombre es un ser familiar. Evidentemente está orientado principalmente a las familias, pero un sacerdote, un religioso, una religiosa, un seminarista, una persona soltera, también lo pueden hacer. Porque también tienen familias. También las personas que no tengan una titulación universitaria pueden hacer el curso, aunque el título que obtienen no tiene lógicamente valor universitario.

En definitiva, es para cualquier persona que quiera hacer una experiencia de encuentro de familias para comprender mejor esta pastoral familiar y para promoverla.

¿Por qué está dividido el plan de estudios en cinco módulos tan concretos: filosófico, teológico, pastoral, moral y psicopedagógico?

–El plan de estudios se inspira en la original metodología de san Juan Pablo II, desarrollada en las catequesis sobre el amor humano en el plan divino. La genialidad del santo papa polaco consiste en acercarse a la realidad del matrimonio y la familia desde la circularidad entre Revelación divina y experiencias humanas. Este acercamiento sapiencial permite integrar teología, filosofía y ciencias humanas para reconocer el significado de las experiencias humanas que se viven en el matrimonio y la familia, y que se encuentran inscritas en el lenguaje del cuerpo creado por Dios y llamado a la gloria.

En las últimas décadas, las ciencias mencionadas han profundizado en el matrimonio y se encuentran juntas en un acercamiento unitario. La unidad en la diferencia es una clave, distinguir en lo unido es una clave metodológica en el saber de Juan Pablo II.

Actualmente es muy difícil encontrar a personas dispuestas a comprometerse con otra para toda la vida y, si lo hacen, la decisión se retrasa muchísimo. ¿Es esto un problema? ¿Cómo puede solucionarse?

 –Es verdad que vivimos en lo que podríamos llamar una “crisis de la promesa”, hay miedo al compromiso, temor al fracaso, incertidumbre del futuro. El momento histórico que vivimos está marcado por el primado de la emotividad. La transición cultural posmoderna está llena de incógnitas todavía. Esto genera mucha inseguridad en las personas y se refleja en la crisis de la promesa que es inseparable de la crisis de la generatividad. Es decir, las personas se han dejado de casar y han dejado de tener hijos, y esto constituye un verdadero desafío para la sociedad y para la Iglesia.

Toda la vida del hombre es vocacional, y la vocación al amor es el hilo conductor de toda la pastoral familiar. Aprender a amar incluye necesariamente aprender a prometer, pues la promesa es la forma del amor. La dificultad o imposibilidad para prometer está provocando un gran cambio en nuestra sociedad. Lo que está en juego es la felicidad de las personas, la capacidad generativa y la fecundidad de una vida. No es tanto un problema que hay que solucionar sino un misterio en el que es necesario saber introducirse para que las personas podamos vivir una vida plena, lograda, grande, a la altura de la vocación a la santidad a la que Dios nos llama a todos.

Durante mucho tiempo daba la sensación de que a la Iglesia le daba miedo hablar sobre la sexualidad, ¿por qué? ¿Qué ha cambiado?

–El siglo XX ha sido testigo de dos revoluciones sexuales, la de 1917, que coincide con la revolución rusa, y la del 68, marcada por el cambio generacional tras la segunda guerra mundial. Por eso, hoy es más necesario que nunca profundizar en el significado de la diferencia sexual, aprender a integrar la afectividad y descubrir que el misterio de la sexualidad se dirige al don sincero de sí.

Hoy podemos constatar el potente influjo de las ideologías que han desfigurado y deconstruido el verdadero significado de la sexualidad. La Iglesia experimenta la apremiante necesidad de ayudar a tantas personas que sufren a causa de todo esto, y de mostrar y comunicar el tesoro que ha recibido en un modo asequible para el hombre de hoy.

¿Cómo se puede ayudar a los novios a llevar una relación dirigida al matrimonio? ¿Qué necesitan conocer para saber si están con la persona adecuada?

–Lo primero que diría es que hoy necesitamos generar novios, pues el principal desafío es de índole generativo. El acompañamiento de los novios es fundamental. La “Familiaris consortio” dividió en tres etapas la preparación al matrimonio: remota, próxima e inmediata, y “Amoris laetitia” ha insistido en la importancia de la preparación, la necesidad de crear itinerarios de fe que vayan haciendo madurar a las personas hacia el sacramento, que no es únicamente el final, sino más bien el principio. Por ello, junto al acompañamiento de los novios, es necesario cuidar a los matrimonios jóvenes, enseñándoles a vivir el amor conyugal.

Lecturas del domingo

El rostro lloroso de Jesús. Domingo V de Cuaresma (A)

Joseph Evans comenta las lecturas del V domingo de Cuaresma y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·23 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos

“Esto dice el Señor Dios: Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os sacaré de ellos”. Así escuchamos en la primera lectura de hoy al profeta Ezequiel. Pero lo que entonces era sólo metafórico -Dios “resucitando” a Israel, dando a la nación un nuevo comienzo, sacándola del exilio- se convierte en realidad literal en el evangelio de hoy, cuando Jesús resucita a Lázaro de entre los muertos. Por supuesto, esto es sólo un signo de una resurrección mayor y más verdadera que ocurrirá poco después: Jesús que se resucita a sí mismo de entre los muertos, levantándose de la tumba por su propio poder.

Se podrían decir tantas cosas sobre este episodio, pero hoy podríamos centrarnos en el control total de la situación por parte de Cristo, en contraste con la impotencia de todos los demás. Desde el principio, como es habitual en el Evangelio de Juan, Jesús lo tiene tod o bajo control y sabe exactamente lo que hace. Así, cuando le comunican la enfermedad de Lázaro, precisamente por su amor a Lázaro, Marta y María, “se quedó todavía dos días donde estaba”. Declara su intención de ir a Judea y no se inmuta ante la respuesta de sus discípulos: “Maestro, hace poco intentaban apedrearte los judíos, ¿y vas a volver de nuevo allí?”. Entonces “les replicó claramente: ‘Lázaro ha muerto, y me alegro por vosotros de que no hayamos estado allí, para que creáis. Y ahora vamos a su encuentro’”.

Cuando llega a Betania, la gente se mueve confusa y llora. Él aclara a Marta que tiene el poder de resucitar a Lázaro porque es “la resurrección y la vida”. El que es vida puede darla a los demás. 

Cuando, en el sepulcro, la fe de Marta vacila – “Señor, ya huele mal porque lleva cuatro días”-, Nuestro Señor insiste: “¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?”. Y entonces, a su palabra, Lázaro sale vivo.

Pero, ¿por qué lloró el propio Jesús? ¿Por qué esta aparente muestra de debilidad en alguien que es tan consciente de su propio poder? Porque el verdadero poder no carece de corazón. Dios se hizo hombre para tener un corazón humano y compartir sentimientos humanos, y los humanos no podemos dejar de sentirnos turbados ante la muerte. Quizá también la muerte y resurrección de Lázaro le hicieron pensar en su propio misterio pascual, que estaba por llegar.

La Iglesia nos ofrece este evangelio hoy, en Cuaresma, para animarnos. Nuestro Dios, que tiene poder para resucitar a los muertos, también llora. Él, que es todopoderoso, conoce y, en cierta medida, en Cristo Jesús, comparte nuestra debilidad. Podemos estar muertos en nuestros pecados, podemos estar pudriéndonos en algún mal hábito o atados por las vendas hediondas de algún vicio, pero Cristo puede llamarnos a salir de nuestra tumba. No hay fragilidad humana que Jesús no pueda superar, incluida la muerte, y no hay fragilidad humana por la que Jesús, con su corazón humano, no sienta compasión.

La homilía sobre las lecturas del domingo V de Cuaresma (A)

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas del domingo.

Vaticano

El Papa invita a renovar la consagración de Rusia y Ucrania a la Virgen

El Papa Francisco ha invitado esta mañana a renovar la consagración a la Virgen de la Iglesia y la humanidad, en especial Rusia y Ucrania, que se realizó el 25 de marzo del año pasado por la paz. Además, recordó que “toda vida es sagrada e inviolable, desde la concepción hasta la muerte natural”, y que “evangelizar es ante todo dar testimonio de un encuentro personal con Jesucristo”.

Francisco Otamendi·22 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

En la Audiencia General de este miércoles, el Santo Padre Francisco pidió que “no nos cansemos de pedir a la Reina de la Paz por la causa de la paz”, y animó a los grupos de oración, a los peregrinos y a todos, a “renovar el acto de consagración a la Virgen del año pasado, para que nos custodie a todos en la paz, y no olvidemos en estos días a la martirizada Ucrania, que sufre tanto”, afirmó.

Además, dirigiéndose a los polacos, pero luego a todo el mundo, recordó que el sábado próximo, 25 de marzo, “celebraremos la solemnidad de la Anunciación del Señor, que en su patria es también el día de la santidad de la vida. Como signo de la necesidad de proteger la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural, la Fundación Sí a la vida dedica la campana denominada ‘Voz de los no nacidos’, que he bendecido esta mañana. Su sonido lleva el mensaje de que toda vida es sagrada e inviolable”.

El Papa ha continuado dedicando su catequesis a la pasión de evangelizar y al celo apostólico, y ha reflexionado sobre la Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, de san Pablo VI, dedicada a la evangelización en el mundo contemporáneo, fechada el 8 de diciembre de 1975, que recomendó vivamente “leer y releer”.

Coherencia para evangelizar

Francisco recordó que “evangelizar, más que la mera transmisión de contenidos doctrinales o morales, es ante todo dar testimonio del encuentro personal con Jesucristo. Esto es muy importante porque la gente necesita de testigos, es decir, de personas que sean coherentes entre lo que creen y lo que viven, entre la fe que profesan y las obras que realizan. Coherencia, armonía entre lo que se cree y lo que se vive”, subrayó.

“El testimonio de una vida cristiana conlleva un camino de santidad”, prosiguió el Santo Padre. “la santidad no está reservada a unos pocos. Somos elegidos por Dios y debemos llevar ese don a los demás. El celo de la evangelización brota de la santidad, del corazón”, manifestó Francisco.

“Otro aspecto a tener en cuenta es que los destinatarios de la evangelización no son solamente las personas que están fuera de la Iglesia, porque profesan otra religión o no profesan ninguna, sino también nosotros mismos, que pertenecemos al Pueblo de Dios. Esto significa que la misma Iglesia, para poder evangelizar, necesita ser evangelizada. Y para ello está llamada a recorrer un camino exigente, un camino de continua conversión y renovación”, alentó el Papa. 

Tres preguntas de san Pablo VI

Después, en el saludo a los peregrinos de lengua española, invitó “a leer y reflexionar de una manera personal y de una manera comunitaria la Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi (sobre el anuncio del Evangelio), y llevar a la oración estas preguntas que formuló san Pablo VI: ¿qué es lo que anuncias? ¿Vives lo que crees? ¿Anuncias lo que vives?”. 

El Papa denominó esta mañana a la ‘Evangelii nuntiandi’ “carta magna de la evangelización”. Al final de su texto, san Pablo VI deposita sus deseos “en las manos y en el corazón de la Santísima Virgen, la Inmaculada, en este día especialmente dedicado a Ella y en el X aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II”.

“Sea Ella la estrella de la evangelización siempre renovada que la Iglesia, dócil al mandato del Señor, debe promover y realizar, sobre todo en estos tiempos difíciles y llenos de esperanza”, concluía san Pablo VI.

Jornada mundial del Agua

Antes de terminar, el Papa Francisco se refirió  a la celebración de la Jornada Mundial del Agua. “Vuelven a la mente las palabras de san Francisco de Asís, que agradece al Señor la humilde agua que es casta y pura”, señaló. “Estas palabras sencillas hablan de la belleza de la creación, con la conciencia de lo que significa ocuparse de la creación”.

“En estos días se lleva a cabo la II Conferencia del Agua”, añadió. “Rezo por el éxito de los trabajos y deseo que este importante evento resuelva los problema de quienes padecen la escasez de este importante bien primario. El agua no puede ser objeto de guerras, de especulación”.

El autorFrancisco Otamendi

Educación

Florence Oloo: “Sólo los africanos pueden aportar soluciones eficaces a sus propios problemas”

La ONGD Harambee ha reconocido el trabajo de Florence Oloo, química de profesión e impulsora del Women Empowerment Program a través del que se ofrece educación y habilidades empresariales para niñas y mujeres en situaciones de vulnerabilidad.

Maria José Atienza·22 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 6 minutos

Florence Jacqueline Achieng ’Oloo es la ganadora del Premio Harambee 2023 a la Promoción e Igualdad de la Mujer Africana. Oloo es licenciada en Ciencias Químicas por la Universidad de Nairobi, en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad de Roma y doctora en Ciencias Químicas por la Universidad de Agricultura y Tecnología, Jomo Kenyatta de Kenya.

Esta profesora de Ciencias Químicas de la Technical University of Kenya, es miembro fundador del Comité Ético de Strathmore en el que dirige la revisión y supervisión de las investigaciones de cualquier naturaleza que involucren a seres humanos, con el fin de garantizar que los protocolos propuestos cumplen con las pautas éticas apropiadas antes de que los participantes puedan inscribirse. 

Además de esto, la Dra. Oloo ha impulsado el Women Empowerment Program, Jakana – Kenyawegi para niñas y mujeres de diversos orígenes, todos ellos vulnerables, en el condado de Kisumu. Una zona colindante con la vecina Uganda en la que viven más de medio millón de mujeres muchas de las cuales se encuentran en un entorno de pobreza.

La Dra. Oloo destaca para Omnes el mayor potencial que tienen las mujeres en estas comunidades y la necesidad de armonizar tradiciones y valores africanos con el necesario avance de los derechos de las mujeres y niñas, especialmente, en ámbitos rurales.

¿Cuáles son los ejes del proyecto al que se destinará el Premio Harambee 2023?

– El premio se destinará a la educación de las mujeres en las zonas rurales, en particular en el condado de Kisumu. Allí se impartirán habilidades de autoliderazgo: para mejorar su autoconciencia, autoestima, sentido de la iniciativa y capacidad de expresar sus opiniones.

Además se les enseñan técnicas empresariales para proporcionarles habilidades que les permitan iniciar y mantener una actividad económica que les proporcione ingresos. Junto a éstos, se realizan cursos de pastelería y panadería con los que se garantiza que tengan un conjunto de habilidades que puedan monetizar.

Estos cursos se acompañan con un seguimiento o tutorización de las mujeres para reforzar y garantizar la aplicación de los resultados antes mencionados y además se muestra a las mujeres diversas oportunidades empresariales que contribuyan a garantizar la seguridad alimentaria y reducir los niveles de pobreza.

Harambee lleva más de 20 años poniendo en valor el papel de la mujer africana. ¿Queda mucho por recorrer en el terreno de los derechos y la igualdad de oportunidades de la mujer en África?

– Es cierto que ha habido enormes avances, por ejemplo, en la educación de las niñas y en el desarrollo de sus capacidades para que puedan ocupar los mismos puestos de trabajo o espacios de actividad que los hombres. Sin embargo, aún queda mucho por hacer, especialmente en el caso de las mujeres de las zonas rurales.

Las mujeres de las zonas urbanas están más expuestas a la educación y a las oportunidades de crecimiento. Este no es el caso de muchas mujeres de las zonas rurales, de ahí que algunas se vean atrapadas en situaciones que limitan para siempre sus capacidades de ser la mejor versión de sí mismas, por ejemplo, matrimonios precoces, matrimonios polígamos, machismo, fuertes creencias patriarcales o sistemas que silencian a las mujeres.

Sin embargo, la principal causa de estos problemas es la pobreza, que conduce a la falta de educación.

Ante ejemplos de “empoderamiento femenino” que ataca valores considerados tradicionales e incluso opresores como la familia, la maternidad o el cuidado de los más débiles ¿Cómo equilibrar los valores de la mujer africana en estos campos y el necesario avance en sus derechos?

– Por mucho que capacitemos a las mujeres para que busquen empleo u oportunidades empresariales como los hombres, la educación en los valores tradicionales es igualmente importante.

Las mujeres son la clave para mantener unida a una familia. Las familias son esenciales para el desarrollo y el sustento de la sociedad en su conjunto.

Sólo cuando tenemos individuos bien criados en familia podemos tener una sociedad que cuente con personas sobrias, innovadoras, trabajadoras, persistentes y resistentes, deseosas de crear un mundo y un entorno mejores. La clave de estos resultados es la mujer.

Las mujeres que cuidan de sus familias sacan lo mejor de sus cónyuges y de sus hijos. Las mujeres tienen esta más capacidad en este punto que los hombres, de ahí la necesidad de garantizar que, por mucho que se las empodere desde una perspectiva educativa y profesional, sus papeles tradicionales no se desechen por completo.

Hay que educar a la mujer africana para que sepa conciliar su trabajo y sus funciones tradicionales. Los hombres, por su parte, deben aprender a apoyar a sus esposas para que las mujeres no se sientan abrumadas intentando conciliar trabajo y familia.

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Foto: Un grupo de mujeres tras uno de los cursos de liderazgo impulsado por la Dra. Oloo ©Harambee

Educada una mujer, educada su familia y la sociedad. Usted habla de la mirada holística de la mujer. ¿Cómo se manifiesta esta mirada a pesar de las dificultades?

– Las mujeres tienen más capacidad que los hombres para ver los problemas de forma holística. Pueden realizar varias tareas a la vez, ocupándose de sí mismas y de sus funciones en el hogar y en el trabajo. También tienen capacidad para prever el impacto de sus actividades en todos los que les rodean. Teniendo esto en cuenta, si está empoderada es capaz de aprovechar su fuerza, así como la de su familia y otras personas de su entorno.

Esto sólo puede ilustrarse bien con un ejemplo. Lucy es una mujer que vive en una zona rural. Tiene 29 años, está casada y tiene tres hijos. Hace poco le diagnosticaron diabetes y fue hospitalizada. Salió del hospital, pero su salud se había deteriorado y se sentía miserable, literalmente sin saber qué hacer con su vida. En el pasado, su marido había intentado montar negocios para ella, pero todos fracasaron porque ella no tenía los conocimientos ni la voluntad para trabajar en ellos. Así que su marido le dijo que se dedicara a ser ama de casa. En su estado, tampoco le iba bien como ama de casa porque había mucho desorden y además despilfarraba el dinero que su marido le daba a diario. Esto provocó conflictos entre ella y su marido. Y su salud también se deterioró a causa del estrés.

Más adelante, Lucy participó en un programa de formación para mujeres de siete meses de duración, centrado en técnicas empresariales, técnicas culinarias, técnicas de autoliderazgo, sesiones de asesoramiento y tutoría. Esto le abrió los ojos. La primera habilidad que aprendió y puso en práctica fue la gestión de sus finanzas y empezó a ahorrar dinero de lo que le daba su marido y de los pequeños ingresos que obtenía de la venta de huevos de su granja. Con el dinero que ahorró en dos meses se compró un glucómetro para controlar mejor su diabetes. Empezó a llevar un registro de las ventas de huevos y a cuidar mejor de sus aves de corral. En casa cocinaba mejor y preparaba comidas más sanas. Su casa estaba más ordenada y limpia. Estos aspectos impresionaron mucho a su marido y a sus hijos. De hecho, el marido dice que está deseando volver a casa para estar con su familia. El hogar es más tranquilo y disfrutan del tiempo juntos.

El marido estaba tan contento con Lucy que decidió abrirle un negocio de restauración ya que ella cocina muy bien y ahora sabe cómo manejar el dinero. Su restaurante está cerca de su carnicería y él le suministra la carne. A día de hoy, ha contratado a dos personas para que la ayuden y obtiene beneficios a diario. Como se puede ver en esta situación, la familia está ordenada desde el punto de vista económico y social. Y otros individuos ajenos a la familia también están ordenados económicamente.

¿Seguimos mirando a África con “ojos blancos” e intentando imponer pensamientos, actitudes…, muy alejadas del espíritu africano?

–Sí, esta mirada “de fuera” sigue prevaleciendo.

Sólo los africanos pueden aportar soluciones eficaces a sus propios problemas.

Nuestras tradiciones desempeñan un papel clave en nuestra forma de ser y de abordar los problemas. No podemos desecharlas. Al contrario, tenemos que ver los aspectos positivos de nuestras tradiciones que pueden incorporarse al proceso de capacitación del pueblo africano. Es una forma más sostenible de abordar nuestros problemas. Por ejemplo, prosperamos más haciendo las cosas en grupo o en comunidad, en contraposición al modo occidental que promueve el individualismo.

La comunidad es clave en la forma de ser africana, de ahí que los proyectos de desarrollo deban diseñarse y llevarse a cabo teniendo en cuenta este factor.

Discurso de agradecimiento

Durante su discurso de agradecimiento por el premio Harambee, Oloo expresó que su pasión en el trabajo «ha sido formar científicos para que la ciencia se lleve a cabo éticamente». De tal modo que «los datos no sean falsificados, que se respeten los derechos y la privacidad de los participantes y que los resultados de la investigación científica sean genuinos».

Su otra gran pasión «es trabajar para la mujer que vive en las zonas rurales de Kenia». Esto es especialmente importante porque las mujeres se enfrentan a muchos desafíos. Como explicó Florence, «la deserción escolar conduce a la ociosidad de las niñas. Esta situación las expone a relaciones sexuales, lo que conduce a embarazos adolescentes. Además, las niñas son fácilmente atraídas por hombres adinerados o proveedores de motocicletas, para participar en relaciones sexuales a cambio de dinero, que las niñas usan para cubrir sus necesidades básicas».

La premiada destacó que su preocupación, desde que inició la carrera científica, «ha sido impulsar una investigación social y técnica que llevase a la excelencia y fomentase el desarrollo de mi país». Y finalizó el discurso afirmando: «Estoy muy orgullosa de ser africana, estoy muy orgullosa de ser mujer africana y de tener la oportunidad de ayudar a mi país desde mi trabajo».

Vocaciones

Carlos Chiclana: “Una conducta sexual problemática es algo más complejo que una lucha por la virtud de la castidad”

En un reciente estudio, Carlos Chiclana, médico psiquiatra ha centrado su atención en las necesidades, carencias y retos afectivos y emocionales de sacerdotes y seminaristas. Los resultados muestran la importancia de atender, en la formación sacerdotal tanto a los elementos esenciales del sacerdocio, como a necesidades particulares según formación, educación, origen social, sistema familiar y experiencias vitales.

Maria José Atienza·22 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 10 minutos

Carlos Chiclana es médico psiquiatra y colaborador habitual de Omnes. Recientemente, ha dirigido un estudio centrado en los aspectos afectivos de la vida sacerdotal y su integración con las demás dimensiones de la persona. Un estudio que revela, entre otras cosas, la importancia de una seria formación afectiva personal y comunitaria, así como el necesario tiempo de preparación y discernimiento antes de la ordenación sacerdotal. 

Usted ha llevado a cabo un estudio entre numerosos sacerdotes, diáconos y seminaristas ¿Qué resultados relevantes arroja la encuesta? 

—Hicimos una investigación cualitativa con cinco preguntas abiertas sobre qué retos parecían más significativos para la vida afectiva de un sacerdote, qué riesgos apreciaban, qué oportunidades veían, qué les ayudó en particular en su formación sobre la afectividad y qué echaron de menos en la formación y ahora consideraban que les habría ayudado.

Completaron la encuesta 128 participantes, principalmente sacerdotes, con una media de edad de 50 años y 20 años de media de vida sacerdotal. El número total de las respuestas obtenidas fue de 605 respuestas abiertas, que albergaban más de mil ideas diferentes (en concreto 1.039) que fueron categorizadas y estructuradas según su temática para un posterior análisis más detallado.

En cuanto a los retos, los más referidos fueron la vida espiritual, la soledad, la misión, las dificultades en la tarea, y dar y recibir afecto de una manera sana y equilibrada. También se mencionaba el desarrollo de buenas amistades, la vida comunitaria y familiar y algunos aspectos psicológicos. Podría resultar llamativo que la integración de la sexualidad, el trato con mujeres o la presión del ambiente no eran algo que les preocupara de manera principal, aunque sí se recogía en algunas respuestas. 

Sin embargo, al mencionar los riesgos, aparece de nuevo la soledad como algo que se percibe como importante, a la par que las limitaciones psicológicas personales, las posibles dependencias afectivas o los defectos morales. También refieren que el descuido de la vida espiritual personal por tener alta ocupación del tiempo, el exceso de dedicación pastoral y el desapego afectivo como estrategia de defensa pueden ser riesgos a los que se enfrentan.

Cuando expresan qué oportunidades pueden encontrar, la gran mayoría percibe que su vida afectiva tiene un escenario muy favorable que es el continuo trato con personas, seguido de la vida espiritual y el desarrollo de buenas amistades con otros sacerdotes.

La vida espiritual, la formación, las amistades sacerdotales, con el testimonio de esas personas, y poder apoyarse en la familia de origen son, en base a las respuestas, aquello que les había ayudado para un buen desarrollo de su vida afectiva . 

Al recoger la información sobre aquellos aspectos que los sacerdotes han echado en falta y que consideraban que hubiera sido de ayuda en el desarrollo personal, señalaban con mayor frecuencia que les gustaría haber recibido mejor formació. Otros estaban satisfechos y no echaban nada en falta, y algunos hubieran agradecido una mejor atención a la espiritualidad y a las necesidades psicológicas.

Si analizamos de forma agrupada las categorías principales, apreciamos que las áreas de mayor interés son la vida espiritual, la soledad, las relaciones interpersonales (trato con personas, amistades en general y la propia entre sacerdotes, dar y recibir afecto) y la formación. Este último aspecto –disponer de una buena formación particular (personalmente dirigida por uno mismo y con un buen acompañamiento espiritual) y en comunidad (programas específicos de formación general y adaptados a las necesidades reales de esos sacerdotes)- puede ser una de las conclusiones de este estudio. En el estudio sí hemos apreciado el deseo de una mayor formación, mejor acompañamiento y un desarrollo de la vida espiritual más afectuoso y menos normativo.

Uno de los aspectos recurrente que mencionan, especialmente en los apartados de retos y riesgos, es la soledad. Sin embargo, a pesar de ello, no se muestra que hayan echado en falta formación en relación a la soledad, tanto física como afectiva, que puede experimentarse dentro del sacerdocio, y si esa soledad es natural y deseable, una consecuencia negativa o algo a tolerar sin más. 

En cuanto a la soledad, ¿que ayudaría a mejorar la calidad de vida sacerdotal?

—Sugiero que podría ser de interés continuar con la formación en este ámbito, para que cada sacerdote que se sienta solo pueda comprender por qué le ocurre. Puede valorar si el origen de esta soledad pudiera estar relacionado con heridas o carencias de la infancia que hayan configurado un apego inseguro. En caso afirmativo precisará de un acompañamiento espiritual específico que le facilite sanar el apego, o de una ayuda profesional psicoterapéutica.

En caso negativo, habrá de discernir si sufre soledad social -remediable con el desarrollo de una red de amistades generales, sacerdotales y familiares- o si es precisamente esa soledad el lugar donde desarrollar con mayor intensidad la vivencia del celibato y su vinculación con Dios.

El cardenal Lazzaro You afirma que la soledad muchas veces se produce por una falta de radicación de la vida en el evangelio y el abandono de la oración. ¿Cómo acompañar a un sacerdote y evitar esa soledad? 

—Todos, en cada comunidad, grupo, parroquia, etc., tenemos responsabilidad de acompañar y cuidar de los sacerdotes. Podemos estar atentos a sus necesidades materiales (domicilio, si come bien, etc.), necesidades de descanso y ocio (facilitarle planes, invitarles a casa en modo amigos), necesidades de compartir (alegrías, preocupaciones).

En el estudio se muestra cómo les ayuda tener colaboración en los proyectos que tienen entre manos, de forma que el sacerdote pueda centrarse en lo que sólo puede hacer él, y tener tiempo para la vida en el evangelio y la oración, le vendrá muy bien. A la vez es necesario que el sacerdote se deje ayudar, pida ayuda concreta, manifieste sus necesidades y comparta de forma sana sus ilusiones y penas.

¿Cuándo deben pedir las personas entregadas a Dios ayuda psicológica profesional?

—Como cualquier otra persona: cuando la necesite. Estar entregado a Dios, por sí mismo, no protege de la patología mental ni es preventivo de problemas psicológicos. Tenemos ejemplos de santos que tenían patologías mentales, desde el ingreso en un hospital de psiquiatría de san Louis Martin (padre de Teresa de Liseux), hasta la ludopatía de san Camilo de Lelis.

El propio Papa Francisco contó que acudió a psicoterapia cuando lo necesitó. Entiendo que esta autorevelación no iba dirigida sólo a las personas entregadas argentinas sino para que todo el que lo necesite se anime, sin miedo, aunque le suponga un cierto cansancio o respeto.

Es necesario preguntar a un médico cuando aparecen síntomas médicos de forma continua durante más de dos semanas seguidas, que generan malestar a la persona o alteran su modo de funcionar en el día a día o interfieren en las relaciones con los demás, y que no son explicables por una circunstancia interna o externa que es temporal y ocasional.

Si es la primera vez que pasa, a veces basta con consultar inicialmente con el médico de cabecera. El médico hará una exploración, descartará que sea secundario a una patología médica y, si lo ve necesario, derivará al especialista en salud mental.

Hay ocasiones en las que algunas cuestiones psicológicas requieren ayuda de un psicólogo para dar un paso adelante y seguir creciendo. Entre esas cuestiones están la baja estima, el uso desordenado de la tecnología, conductas sexuales desordenadas o heridas afectivas del pasado. También aquí se encuentran dinámicas familiares complejas, haber recibido abusos o tener problemas en las relaciones interpersonales: Otros aspectos a tratar pueden ser el miedo desproporcionado a alguna situación, evitar los conflictos o no saber tratar con mujeres. Asimismo, el exceso de afán de seguridad, o de poder, estima o control y las dificultades para mantener relaciones de amistad; ausencia de planes personales o las dificultades en la comunicación y la visión del sacerdocio como una meta, un estatus… son susceptibles de esta atención profesional.

La Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis destaca la formación afectiva y maduración personal en el discernimiento de los candidatos. ¿Qué puntos considera clave en esta formación afectiva? 

—Al igual que otras ocupaciones profesionales, los sacerdotes han de reunir unas condiciones. Por ello, son necesarias unas características psicológicas y de personalidad. Parece, por tanto, muy adecuado que antes de acceder a la ordenación -e incluso antes del ingreso en el seminario- se examine a los candidatos para conocer si estarán felices, equilibrados y sanos siendo sacerdotes.

No se trata, por tanto, de examinarle de manera judicial, sino de conocerle y comprenderle, saber de su historia personal y ayudarle a poner todos los medios necesarios para madurar en su vocación personal y, si da signos de vocación para el sacerdocio, a que disponga de las ayudas precisas para madurar en las diferentes dimensiones de su yo, también en la psicológica. Si hiciera falta, habrá que sanar todo aquello que pueda dificultar el desarrollo armónico e integral de su personalidad. También participan en la formación del candidato su familia, sus amigos, profesores, acompañantes y otros miembros de la comunidad cristiana que le rodea.

Si en este proceso compartido se observa que no reúne las condiciones necesarias, la decisión de que no sea sacerdote será una decisión alegre y serena, porque el mismo candidato asumirá que eso es lo bueno para él, lo que le hará feliz y le ubicará en su lugar adecuado en la Iglesia.

Para ser sacerdote no basta con buenas intenciones. Son necesarias condiciones previas que fundamenten la vida de fe, como una intensa vida sacramental, práctica de oración y servicio en la comunidad. Además de esto, son necesarias la sinceridad, la lealtad, el desarrollo afectivo o la predisposición a vivir en comunidad. Otros aspectos refieren a la capacidad para la amistad y la responsabilidad, la creatividad. Los candidatos al sacerdocio deben tener además espíritu de iniciativa y la disponibilidad hacia los demás, sin olvidar la obediencia, la castidad juvenil, así como vivir la pobreza con sencillez de vida. 

¿Cómo evaluar estos aspectos en los candidatos al sacerdocio? 

—Ayudará evaluar los estilos de apego que desarrolla cada chico. Hay que conocer el estilo educativo, la dinámica de la familia de origen, que condiciona muchas veces su modo de entender las relaciones interpersonales, la esponsalidad, la fraternidad o la recta estima de los valores del estado matrimonial. También es necesario conocer antecedentes familiares psiquiátricos, para poder prevenir su aparición con los cuidados pertinentes. 

Es obligado conocer el ambiente y el entorno de donde procede, cómo se entiende el sacerdocio en su país, ciudad, familia, barrio, parroquia, etc. Así procuraremos integrar su llamada personal con la “convocación grupal y comunitaria”.

De acuerdo con la medicina y la psicología, se habla de personalidad sana cuando la persona es coherente en el modo de conocerse y entenderse a sí misma, de relacionarse con los demás y de entender y adaptarse a la realidad que le rodea. Ha de poder llegar a tener una estima coherente, conocer sus propias emociones y validarlas, comprenderse como válido, único y auténtico, integrando esta dinámica humana con la dinámica sobrenatural de la filiación divina y el origen en Dios.

Algunas cuestiones que hemos de observar y aplicar pueden ser: observación en el día a día; información por parte de colaboradores del seminario; escucha activa en el acompañamiento espiritual; información por parte de familia y amigos; modos de comportarse en la convivencia dentro y fuera del seminario; estilo personal en el trato con los demás; capacidad en las tareas académicas; desarrollo de la vida de piedad; evaluación por un psicólogo externo e independiente y cuestionarios para la propia evaluación, y lecturas específicas sobre psicología.

En una entrevista en Omnes, el cardenal Marc Ouellet señaló que la “verdadera causa de los abusos no es el estado de celibato consagrado sino la falta de autocontrol y el desequilibrio afectivo”. ¿Comparte esta afirmación? 

—Parece que los datos de las investigaciones realizadas van en esta dirección y que los sacerdotes que abusan son aquellos que no viven coherentemente su celibato. Un celibato bien integrado prevendría los abusos. Algunos ven el celibato sacerdotal como una represión poco saludable de los impulsos sexuales, y consideran que esto fomentaría la tendencia en el clero a abusar sexualmente. Pero los abusos sexuales no son más frecuentes entre el clero católico célibe que en otros estilos de vida. 

La gran mayoría de los abusos sexuales a menores suceden en la propia familia y en el hogar, cometidos por miembros de la familia. No existe evidencia de una prevalencia mayor de los abusos sexuales en las actividades de la Iglesia en comparación con otros contextos institucionales relacionados con menores. Con esto no se pretende restar importancia a las conductas inapropiadas de algunos clérigos, sino señalar que no hay datos que indiquen que sea el celibato el origen del problema. 

No se puede afirmar que celibato y pedofilia tengan una relación causal. Sí podemos afirmar que, cuando un sacerdote abusa, la gravedad es mayor por su responsabilidad y por las consecuencias de que sea precisamente un ministro de Cristo el abusador. Es conveniente que las víctimas puedan comunicar su drama, el dolor, las angustias, la rabia y la vergüenza y sanar las heridas que les han causado. 

Según el  John Jay Report, el porcentaje de sacerdotes acusados es similar al de los clérigos de otras religiones que no viven el celibato; y los que habían cometido abusos sexuales, no vivían la castidad y habían tenido relaciones sexuales con adultos después de la ordenación. 

 ¿Como abordar este tema para evitar sucesos como los que hemos conocido?

—No es recomendable que se ordene alguien con problemas habituales en el control de los impulsos relativos a la sexualidad, que consuma pornografía o cuestiones similares. El candidato tiene la responsabilidad de comunicarlo a su obispo o a quien corresponda. En el caso del director espiritual o confesor, ha de animarle a que lo haga. Sobre todo, considerando la felicidad del interesado, que tiene derecho a vivir su vida de una manera sana e integrada y en verdad.

Habitualmente los candidatos con problemas de este tipo son personas con buenas intenciones, con deseos reales de santidad, con una lucha activa en muchos campos, pero esto no es suficiente. El afecto que los formadores tienen a estas personas podría dificultar ayudarles de la manera que necesitan. Podrían estar ilusionados por haber visto sus luchas, sus deseos de ser fiel a Dios, etc., pero podrían no percibir que probablemente el problema no es de “castidad” sino que está relacionado con otros asuntos más hondos, que requieren de un abordaje psicológico. 

Si se permitiese a un candidato con estos problemas avanzar en el itinerario formativo como si nada pasara, se puede fomentar que, aun en el caso de que tuviera vocación, ésta no madure de forma sana o se vea imposibilitado su desarrollo. Con unos tiempos limitados por plazos, no es posible arreglar el fondo, que no va de sexo, sino de identidad, estima personal, apego, regulación emocional, etc

En este sentido sugiero diversos abordajes que podrían ayudar: que las personas que empiezan a tener problemas con la virtud de la castidad pongan los medios ascéticos de forma adecuada e intensa, y medios extraordinarios cuando las situaciones son extraordinarias. Es frecuente observar en la consulta profesional que no se hizo en los momentos iniciales y después “ya no funcionan”. Hay que formar a los formadores en el campo de la sexualidad, que sepan cuándo algo es esporádico y de solución normal, y cuándo se sale de la norma, aunque sea habitual; formarles también en las nuevas dinámicas familiares y psicológicas de las familias de origen (familias rotas, maltrato en el domicilio, adicciones, uniones familiares recompuestas, etc.). También es necesario incluir asignaturas sobre sexualidad y afectividad donde se explique lo normal y lo anormal e insistir en una mayor formación en el sentido y significado del celibato. Si es necesario, se ha de mantener a los “posibles candidatos al seminario” como “posibles” todo el tiempo que necesiten para madurar. 

Además de todo esto, hay que intervenir firmemente desde el primer momento con los medios espirituales y los psicológicos precisos en cada caso. Hemos de tener claro que, cuando alguien tiene un problema con una conducta sexual, nos encontramos ante algo más complejo que una lucha por la virtud de la castidad y es necesario disponer de acompañantes espirituales especializados en atender situaciones que requieren un abordaje más hondo.

Teología del siglo XX

Los “herejes” de Chesterton y los nuestros

La pervivencia, con diversos ropajes, de distintas posiciones filosóficas e intelectuales a las que Gilbert Keith Chesterton dejó sin argumentos, hace que el pensamiento del genial autor ingles continúe siendo, un siglo después, plenamente actual.

Juan Luis Lorda·22 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 7 minutos

Uno de los primeros ensayos de Gilbert Keith Chesterton es Herejes (1905). Pero en Ortodoxia (1908) identifica mejor las corrientes modernas que atacan al cristianismo. Advertir que esas críticas y alternativas eran insensatas es lo que le condujo a la fe cristiana y a la Ortodoxia. 

¿Por qué resulta tan actual Chesterton? Entre otros méritos porque muchos de los pensamientos a los que él se enfrenta con tanto garbo siguen vigentes. 

Chesterton tenía una gracia particular para superarlos con una eficaz y simpática contundencia, combinación realmente difícil, pero muy cristiana y oportuna también en nuestros tiempos. 

Desde la época en que Chesterton escribió su Ortodoxia (1908) a la nuestra, median más de cien años. Y han pasado muchas cosas. La principal en el mundo de las ideas ha sido el despliegue y colapso del marxismo en el plano geográfico y también mental, con algunos dolorosos epígonos (Corea del Norte, Cuba, Nicaragua, China, Vietnam…). Pero la clase intelectual mundial ya no es marxista en su mayoría, como lo era (asombrosa y paradójicamente) hace cincuenta años. Por esta razón, lo que tenemos delante se parece bastante a lo que tenía Chesterton. Y por eso nos ayuda tanto leerlo. 

En la Inglaterra de Chesterton, tras una oleada de librepensadores en el s. XVIII, la emancipación y distanciamiento con respecto al cristianismo había llegado a la calle. La antigua fe común y tradicional cristiana, hasta entonces base espiritual de la nación, era criticada desde distintos ángulos en el espacio público y surgían entusiastas alternativas para sustituirla. 

Con todas las salvedades necesarias, se puede decir que la crisis intelectual, en la calle, de la conciencia cristiana se adelantó en la Inglaterra anglicana más de medio siglo con respecto a la Europa católica.  

El monismo materialista

Chesterton tenía delante varias corrientes que podían mezclarse o sumarse en las mismas personas. En primer lugar, el avance de las ciencias, reforzado por la teoría de la evolución (Darwin, El origen de las especies, 1859), formaba fácilmente una mentalidad materialista. Puesto que todo el universo, incluido el ser humano, está hecho de lo mismo y ha venido de abajo por un proceso único, no se necesita otra explicación. Es un monismo materialista que sigue vigente, muy contundente aunque poco sutil, porque no advierte que las leyes y programas inteligentes -el “software” del universo y cada una de sus partes- no ha podido hacerse a sí mismo salvo que el universo mismo sea una inteligencia. 

Así pensaban poderosos naturalistas y ensayistas científicos como Herbert Spencer (1820-1903), Thomas Huxley (1825-1895) y Ernst Haeckel (1834-1919). También poetas y escritores como John Davidson y H. G. Wells. Estaban seguros de que todo lo que existe en el mundo se puede explicar reduciéndolo a sus componentes materiales, dudaban de lo específico del espíritu humano y de su libertad, y sacaban aplicaciones de la teoría de la evolución para la vida social (y la eugenesia). Le parece un pensamiento singularmente “loco” y autodestructivo, porque descalifica directamente el propio pensamiento (que solo podría ser una combinación de impulsos materiales), y no puede dar cuenta de la complejidad del universo, y por supuesto de la libertad. Hoy seguimos igual, aunque las aplicaciones evolucionistas a la vida social quedaron aparcadas cuando los nazis, que se justificaban con ellas y querían sacarles partido, perdieron la II Guerra Mundial. 

El voluntarismo y el relativismo moral

Para Chesterton era evidente el valor de la razón, pero también que el racionalismo puro, la razón aislada, lleva a la locura; porque la razón necesita el conjunto de recursos que componen el sentido común, el sentido de la proporción, la percepción de lo conveniente. Por eso decía que el loco no es el que ha perdido la razón, sino el que ha perdido todo menos la razón. 

Algo parecido sucede con la voluntad. El ser humano tampoco es pura voluntad o libertad, como pretendía Schopenhauer y recogió Nietzsche. La voluntad sin razón es ciega y campa en el vacío. Chesterton identifica el poder de Nietzsche. Le gusta su intrepidez y su deseo de superar la mediocridad, pero le parece flojo e incoherente en su propósito de superar la moral. Además, en el momento en que la moral queda al arbitrio del individuo desaparece cualquier estándar para juzgar que una acción es mejor que otra. Ni se puede condenar al tirano ni se puede alabar al librepensador. No es posible el progreso porque, sin estándares fijos, no hay modo de saber qué es progresar. 

El mesianismo socialista

Chesterton, muy enraizado en la clase media, no congeniaba con los tics y prejuicios de la nobleza inglesa. En cambio simpatizaba realmente con algunos aspectos de las aspiraciones socialistas. Era partidario del sufragio universal porque confiaba mucho más en el sentido común de la gente corriente que en el de las élites económicas o intelectuales. También deseaba una mayor igualdad social con su “distributismo”. Pero criticaba el utopismo y la falta de realismo de muchas teorías y exponentes socialistas (el fabianismo, por ejemplo, que gustaba a Bernard Shaw o H. G. Wells). Señalaba su desconocimiento del pecado original y por tanto su incapacidad para detectar y resolver los verdaderos problemas. También criticaba sus tendencias materialistas y deterministas, que destruían las libertades y amenazaban con convertir la sociedad en un gallinero. 

Tenía delante exponentes socialistas muy entusiastas y beligerantes. El principal era Robert Blatchford (1851-1943) que, con su periódico, el Clarion (1891), quería hacer socialista a Inglaterra en siete años. Es poco conocido fuera de las islas, pero creó revistas y editoriales para combatir la fe cristiana, favorecer el agnosticismo y generar un movimiento socialista. Y colaboró en la formación del partido laborista inglés. Chesterton polemizó con él en diversos momentos, aunque alabó su franqueza y su buena voluntad y conservó su simpatía. 

Este aspecto ha cambiado más. Tras el desplome de los regímenes socialistas del Este, lo que queda del pensamiento revolucionario socialista son nostalgias, jirones de teoría y tics, aunque todavía operan en la política a través de partidos casi marginales que entran en las combinaciones parlamentarias. Es como si no quedara ingenio y ganas para superar las viejas poses y los viejos tópicos. Aparte de que no han hecho las cuentas. 

Las alternativas “espirituales”

También en este punto, la situación de la Inglaterra de Chesterton era bastante distinta de la nuestra. El desprestigio del cristianismo fue acompañado de una especie de fervor por las novedades religiosas que se apoderó de los estratos sociales bajos y altos. Chesterton veía a sus contemporáneos como ovejas sin pastor, dispuestos a seguir a cualquier cosa que se moviera.

Por un lado, el espiritismo, la cienciología, la sociedad teosófica que, en Londres, impulsaban Annie Besant (1848-1933), todo un personaje, o el físico sir Oliver Lodge (1841-1940). Mezclaban todas las experiencias esotéricas, combinaban las religiones, especialmente las orientales, y creían ciegamente en la reencarnación y en la unidad de todos los espíritus. 

Chesterton critica especialmente a todos los cultivadores de la “luz interior” y con eso se refiere a los que creen que la verdad religiosa nace espontáneamente del fondo del corazón porque fácilmente se engañan y la confunden con los propios sentimientos. Es un modo, como otros, de darse siempre la razón. 

El budismo en particular 

Por otro lado, comenzaba a expandirse entonces por Occidente el Budismo que encontró aceptación, como siempre, en algunos esnobs que querían sentirse avanzados y distintos con respecto a la masa. Como es el caso de Swedenborg. 

Chesterton critica a aquellos que veían en el budismo el fondo común de todas las religiones, incluido el cristianismo. Y hace una genial comparación entre las imágenes del santón budista, con los ojos cerrados, mirando hacia adentro, y aceptando el destino tal como viene; y las de los santos medievales tallados en piedra mirando el mundo y sobre todo a Dios con los ojos muy abiertos. Dos actitudes que generan dos filosofías de la vida completamente distintas, la de la aceptación resignada del mundo o la del que quiere mejorarlo a toda costa. Si en Occidente ha habido un progreso histórico se debe precisamente a esa diferente actitud. 

Por otra parte, pero esto lo hemos sabido después, sobre el budismo se extiende generalmente en Occidente una confusión, incluso en beneméritas reuniones interconfesionales. El budismo no es una religión unitaria con una doctrina común y un gobierno central, sino una antigua tradición sapiencial y después religiosa repartida en la cultura y costumbres de muchas regiones asiáticas, y profundamente mezclada en cada lugar con las religiones y supersticiones antiguas. Carece de unidad. Por eso mismo no puede tener representantes autorizados en el extranjero, sino solo aficionados aislados, y centrados generalmente en unas pocas prácticas relacionadas con la salud y el bienestar, que es lo que les suele dar para vivir. 

Excristianos y poscristianos

A Chesterton le tocó también debatir con personas que habían perdido la fe y se habían vuelto muy críticas con el cristianismo. Quizá el más importante sea Joseph McCabe, que había sido franciscano y profesor de filosofía cristiana y se convirtió en ferviente propagador de Nietzsche y del materialismo. 

Otros profesaban, como hoy, un cristianismo rebajado o convertido en invitación a la benevolencia, como es el caso de Tolstoi y sus adeptos ingleses. 

También se tropezó con corrientes acomodaticias o “amplias” (Broad) que estaban dispuestas a adaptar el cristianismo a los tiempos para hacerlo más creíble, prescindiendo de lo que hiciera falta. No sería difícil encontrar hoy representantes de estas tres posturas. 

La peculiaridad del cristianismo 

Cuando todavía no creía, Chesterton se fijó en el fondo disparatado de algunas corrientes como el materialismo, relativismo, esoterismo. Más tarde, encontraría algo similar en las múltiples críticas al cristianismo, que se producían con una animosidad desproporcionada y con una disparidad desconcertante. Al analizar sus contradicciones llegó a dos conclusiones geniales, que siguen teniendo vigencia. La primera que, si el cristianismo era criticado con argumentos opuestos desde posiciones opuestas, eso significaba que el cristianismo representa el centro y la norma o lo normal de las aspiraciones humanas. 

La segunda, que el cristianismo encierra una especial capacidad para hacer vivir en tensión fuerzas enormes que no se contradicen ni se anulan: la humildad y la valentía, el reconocimiento de que se es pecador y de que se es hijo de Dios, el desprecio de sí mismo y el amor de sí mismo. Desprenderse del mundo con todo el corazón y el amar al mundo con todo el corazón. “No basta, dice, la aceptación malhumorada de los estoicos”. Amar el mundo con todo el corazón es consecuencia del “optimismo cósmico” que viene de saber que el mundo ha salido de Dios. Desprenderse del mundo es consecuencia de la sabiduría cristiana que señala la caída original, para Chesterton, aspecto fundamental de la comprensión de la historia humana y estímulo para una lucha sin cuartel no contra “los malos” sino contra el mal. Máximo argumento de cada vida y de toda la civilización en su conjunto. Ayer y hoy. 

Conclusión 

Ortodoxia narra el itinerario mental del propio Chesterton. Hoy, Ortodoxia aporta un impulso formidable de lucidez intelectual para una cultura castigada por vicios muy parecidos a los del tiempo de Chesterton. 

Entonces, hay que decir, había un debate inteligente y Chesterton debatió con mucha claridad, con mucha gracia y con mucho respeto, y sus oponentes se vieron obligados a responder. En la actualidad el debate se evita absolutamente, porque quizá se evita pensar y los tópicos se instalan por repetición y sobreviven por inercia. Mayor razón para mantener vivo entre los cristianos un estímulo intelectual tan formidable como este.

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Mundo

Sobreinterpretación y manipulación: la polémica sobre el cardenal Wojtyła en Polonia

Las acusaciones de encubrimiento de casos de pederastia por parte del entonces cardenal Wojtyła se basan en documentos poco fiables, procedentes de los archivos comunistas de la época, conocidos por "fabricar" documentos para dirigir la memoria posterior.  

Barbara Stefańska·21 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 4 minutos

Tras la publicación de un libro y la emisión de un reportaje televisivo, la polémica sobre el legado de san Juan Pablo II se ha recrudecido en Polonia. Los autores le acusan de encubrir casos de pederastia cuando era Arzobispo metropolitano de Cracovia. Las acusaciones se basan en denuncias poco fiables de la época comunista.

Un libro escrito por el periodista holandés Ekke Overbeek y un reportaje televisivo en una cadena privada se hicieron públicos en Polonia al mismo tiempo. Algunos creadores de opinión aceptaron inmediatamente como creíbles las tesis contenidas en ambos acerca del comportamiento del cardenal Karol Wojtyła respecto a ciertos sacerdotes pedófilos.  

Por el contrario, numerosas asociaciones e instituciones se levantaron en defensa de la memoria del Papa santo; incluso el Parlamento polaco emitió una resolución al respecto.

Sin embargo, el mayor mérito reside en los análisis, sobre todo históricos, de los materiales que utilizaron los autores de estas acusaciones quienes se basaron en documentos de los servicios secretos comunistas almacenados en el Instituto de la Memoria Nacional.

Acusaciones falsas y desacreditación de la Iglesia

Antes de 1989, en Polonia existía una lucha sistemática contra la Iglesia por parte del régimen comunista.

Además de la falta de libertad religiosa hubo incluso asesinatos del clero.

Los servicios estatales se nutrían de una red de informadores, entre los había también sacerdotes. A veces, el aparato estatal utilizaba sus conocimientos acerca de datos problemáticos como medio de control; por ejemplo, que un sacerdote abusaba del alcohol o tenía un hijo, para chantajearle y conseguir que cooperara. Los informadores recogían noticias de diversa calidad y también numerosos rumores.

El libro de Ekke Overbeek comienza con acusaciones contra el predecesor y mentor del cardenal Wojtyła, el cardenal Adam Sapieha. El autor cita las denuncias del sacerdote Anatol Boczek, a quien el cardenal suspendió del sacerdocio.

Boczek describe dos encuentros con el cardenal Sapieha en 1950, durante los cuales supuestamente sufrió abusos. Ahora bien, basta comprobar las fechas para dudar de esta explicación: el enfermo cardenal Sapieha tenía entonces 83 años, y supuestamente golpeó al joven sacerdote. Sin embargo, como señala el historiador profesor Paweł Skibiński, el autor del libro no reflexiona sobre la realidad fáctica de las acusaciones.

La mención del cardenal Sapieha es importante en la medida en que es directamente, por así decirlo, una introducción al ataque contra el posterior cardenal Wojtyła. La tesis es que el propio Wojtyła se vio afectado por abusos y que esto influyó en su actitud hacia los abusos sexuales. Algo que ni siquiera los funcionarios comunistas de la época habrían inventado.

El reportaje televisivo cita los casos de tres sacerdotes cuyos delitos sexuales habría encubierto el cardenal Wojtyla siendo arzobispo de Cracovia. Como señala el historiador del Instituto de la Memoria Nacional, el profesor Rafał Łatka, uno de estos sacerdotes fue enviado por el futuro Papa la diócesis a la que pertenecía ya que no formaba parte del clero de Cracovia. Así pues, actuó de acuerdo con el derecho canónico. En el segundo caso, el sacerdote fue suspendido y se le prohibió ejercer mientras que en el caso del tercer sacerdote, no existen pruebas convincentes de que el cardenal conociera los abusos. Además, no se sabe exactamente en qué consistieron.

La conclusión es que estos materiales periodísticos han sido preparados bajo una tesis prefabricada.

Los autores no verificaron las fuentes, que proceden de un contexto muy concreto. Además, como ha señalado el historiador Dr. Marek Lasota, «ni siquiera hubo una solicitud a la curia de Cracovia para acceder al material fuente sobre los clérigos sobre los que escribe Overbeek». Lo mismo ocurrió con el reportaje televisivo.

«Fabricación» de documentos

El arzobispo Grzegorz Ryś, historiador que formó parte de la comisión histórica que investigó el periodo de Cracovia del cardenal Karol Wojtyła durante el proceso de canonización subraya que una de las claves para interpretar los documentos es que se trataba de un Estado comunista totalitario, donde las autoridades de la época estaban en guerra contra la Iglesia y la nación.  “Puedo mostrar los documentos de la época del cardenal Karol Wojtyła en Cracovia, que se fabricaron no para resolver nada en aquel momento, sino para orientar la reflexión 50 años después. Se trata de una disputa sobre la memoria”, subrayó el arzobispo Ryś.

El modo en que actuaban los servicios estatales de aquella época queda ilustrado, por ejemplo, por el caso del sacerdote Roman Kotlarz, que fue asesinado. Cuando aún vivía, el SB (Służba Bezpieczeństwa, el servicio de inteligencia y policía secreta comunista) difundió el rumor de que el sacerdote Kotlarz se veía con mujeres y era alcohólico. La consecuencia de esto fue que, hace 10 años cuando el obispo de Radom preguntó a los sacerdotes de la diócesis sobre la posibilidad de abrir el proceso de beatificación de Kotlarz, como mártir, los sacerdotes dijeron que era promiscuo y un borracho. “¿Funcionó? ¡Funcionó!” – explica el arzobispo a los jóvenes refiriéndose a los métodos utilizados entonces.

Asimismo, los documentos también podrían haber sido «fabricados» deliberadamente. Por ejemplo, el arzobispo Rys encontró en los archivos una carta de un activista comunista que elogiaba al cardenal Wojtyla. “¿Por qué escribir una carta que era una total mentira? Para que, tiempo después, quien acudiera a los archivos encontrara esta carta […]. Fue una carta escrita con la esperanza de crear otra memoria», afirma el arzobispo.

Como se ve, es fácil restar credibilidad a las tesis presentadas en los medios de comunicación sobre el supuesto encubrimiento estos casos por parte del cardenal Wojtyła. Desgraciadamente, la campaña mediática en Polonia es fuerte, lo que puede hacer pensar a mucha gente: ¿Tal vez haya algo de cierto después de todo? Esto demuestra lo importante que es pensar de forma crítica y tener al menos un poco de conocimiento sobre los tiempos pasados en Polonia.

Hay mucho en juego. Nada puede dañar la santidad de Juan Pablo II, pero socavar su autoridad en su patria nos daña a nosotros mismos, a nuestra identidad. Porque Juan Pablo II sigue siendo para mucha gente un punto de referencia y una guía. Pero las generaciones más jóvenes saben cada vez menos de él y no tuvieron la oportunidad de conocerlo, por lo que debemos luchar por su memoria.

El autorBarbara Stefańska

Periodista y secretaria de la redacción del semanario "Idziemy"

Mundo

Los «corredores humanitarios», puentes eficaces para una verdadera acogida

Más de 6.000 personas han podido salvar sus vidas y encontrar un verdadero hogar fuera de sus países de origen gracias a esta iniciativa de la Comunidad de Sant'Egidio que comenzó en 2016. 

Giovanni Tridente·21 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

«Puentes» que permiten a muchos niños, mujeres, hombres y ancianos realizar un «viaje en condiciones de seguridad, legalidad y dignidad», superando situaciones de precariedad y peligro e intentando recuperar un poco de esperanza una vez instalados en los países de acogida.

Esta es la fructífera experiencia de los llamados «corredores humanitarios«, puestos en marcha por primera vez en 2016 por la Comunidad de Sant’Egidio, tal y como resumió el Papa Francisco en el encuentro que mantuvo con cientos de refugiados y familias implicadas a través de esta red de acogida.

Se trata de un proyecto nacido gracias a la «generosa creatividad» de la Comunidad de Sant’Egidio en el que participan también la Federación de Iglesias Evangélicas y la Mesa Valdense, así como la contribución de la Iglesia italiana a través de Cáritas. Un ejemplo pequeño, al mismo tiempo, de ecumenismo de la caridad.

Un camino viable para evitar tragedias

Según el Papa Francisco, los corredores humanitarios «son una vía viable para evitar tragedias -como la más reciente ocurrida en la costa italiana de Calabria, en Cutro, con más de 80 víctimas- y los peligros ligados al tráfico de seres humanos». Evidentemente, se trata de un modelo que debe extenderse aún más y que debe abrir «vías legales para la migración».

El Pontífice lanza también un llamamiento a los políticos para que actúen en interés de sus propios países, porque «una migración segura, ordenada, regular y sostenible» beneficia a todos.

No en vano, a través de la experiencia de los «Corredores», tras la acogida se produce la integración, aunque el proceso no siempre sea fácil: «no todos los que llegan están preparados para el largo camino que les espera».

Pero el aliento del Papa a los operadores es muy claro: «no sois intermediarios, sino mediadores, y demostráis que, si trabajáis seriamente para sentar las bases, es posible acoger e integrar eficazmente».

Además, la acogida representa también «un compromiso concreto por la paz», además de convertirse en «una fuerte experiencia de unidad entre los cristianos», ya que implica a otros hermanos y hermanas que comparten la misma fe en Cristo.

Las primeras recepciones

La experiencia de los «corredores humanitarios» nació oficialmente el 15 de diciembre de 2015, cuando la Comunidad de Sant’Egidio, con las Iglesias protestantes italianas y los Ministerios del Interior y de Asuntos Exteriores, firmó un acuerdo-protocolo: 1.000 visados para otros tantos refugiados sirios procedentes de los campos del Líbano.

El protocolo había sido posible gracias a un trabajo jurídico que había encontrado una posibilidad en el artículo 25 del Reglamento europeo 810/2009, que prevé que los Estados de la Unión Europea expidan visados humanitarios limitados a un solo país. Y así fue por primera vez para Italia.

Venía de la trágica experiencia de dos naufragios masivos en el mar Mediterráneo, el primero el 3 de octubre de 2013 a pocas millas de la isla de Lampedusa, con el ahogamiento de 386 personas, en su mayoría eritreos; en 2015, el 18 de abril, 900 personas embarcadas en un pesquero egipcio murieron en el Canal de Sicilia.

Según datos facilitados a la propia Comunidad de Sant’Egidio, desde 1990 hasta hoy -en treinta años, prácticamente- se calcula que más de 60.000 personas han muerto o desaparecido en el Mediterráneo en su intento de llegar a Europa. Cifras que a menudo han llevado al Papa Francisco a definir esa encrucijada de intercambios y personas, antaño «mare nostrum», en riesgo de convertirse en «un desolador mare mortuum».

Sobre los hombros de la sociedad civil

Desde febrero de 2016, los corredores humanitarios han permitido llegar sanas y salvas a Europa a 6.018 personas procedentes de Siria, Eritrea, Afganistán, Somalia, Sudán, Sudán del Sur, Irak, Yemen, Congo y Camerún.

El 87% de estas personas fueron acogidas en Italia, el resto en Francia, Bélgica y Andorra. Gracias a un programa de reubicación, Alemania y Suiza acogieron a 9 y 3 personas procedentes de Grecia, respectivamente.

Cifras que pueden no parecer excesivamente grandes, pero la explicación está en que es la «sociedad civil» la que financia el sistema sin intervención de entidades o instituciones estatales.

Una vez que llegan a los países de acogida, de hecho, los refugiados son acogidos por los promotores del proyecto y alojados en diversas casas e instalaciones repartidas por todo el país según el modelo denominado de «acogida generalizada».

A continuación, los operadores acompañan a estas personas para que se integren en el tejido social y cultural del país, mediante el aprendizaje de idiomas, la escolarización de menores y otras iniciativas de inclusión.

Un modelo, como vemos, altamente replicable a través de una sinergia virtuosa entre las instituciones públicas y las asociaciones ciudadanas.

El autorGiovanni Tridente

Adulto centrismo

La gestación subrogada es un ejemplo del interés de unos adultos ricos por encima de los derechos de mujeres y niños que se convierten en productos que se compran y se venden.

21 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos

A algunos políticos se les llena la boca hablando sobre el bienestar de los niños y sobre el denominado “interés superior del menor”.

Hacen bien, porque son nuestro futuro. Sin embargo, las tendencias legislativas van por otros derroteros, en los que lo que, a pesar de la buena voluntad de algunos, realmente acaba contando el deseo y el interés de los adultos.

Los ejemplos lamentablemente no son pocos, pero el caso de la gestación subrogada es emblemático. Una práctica emergente en la que el niño y la mujer son convertidos en objetos o productos que se compran y se venden.

Se constata que el negocio de la subrogación está construido sobre el deseo de tener un hijo, y se presenta la subrogación como una solución. Sin embargo, ese deseo de los adultos, por legítimo que sea, no puede obtenerse a cualquier costo, especialmente si ese costo es tratar a mujeres vulnerables como su fuesen objetos, y a los niños como si fuesen mercancías que se compran y se venden. Un niño debería ser siempre un regalo, no el objeto del deseo de los adultos.

En el debate público hay un amplio consenso en contra de esta práctica: desde los grupos feministas hasta las confesiones religiosas. Sin embargo, gran parte de las legislaciones europeas juegan un doble juego en relación a esta cuestión. Mientras por delante rechazan esta práctica en defensa de la dignidad de la mujer, por la puerta de atrás la legitiman normalizando el reconocimiento de la filiación de los niños nacidos en el extranjero por estos medios.

No pocos estados parecen estar cediendo ante la presión de determinados grupos de interés en este negocio cuya razón fundamental de ser es la producción de niños por encargo.

El pasado 3 de marzo tuve ocasión de intervenir en el seminario celebrado en Casablanca con motivo de la firma de la Declaración para la Abolición Universal de la Gestación Subrogada, también llamada Declaración de Casablanca. Se ve necesario colaborar para desarrollar un compromiso universal que proteja a las mujeres y a los niños del mercado global de los vientres de alquiler.

Mediante esta Declaración, expertos de todo el mundo han pedido a los Estados que tomen medidas para prohibir esta práctica en su territorio. Se trata de prohibir y no de regular o poner condiciones. Se ha demostrado que la legalización de ciertas prácticas implica el denominado efecto slippery slope, de pendiente resbaladiza, dándose un aumento de los supuestos, aunque se pretenda lo contrario.

El hecho de que algunos famosos estén recurriendo a la gestación por sustitución no ayuda a que haya un rechazo social más amplio hacia este negocio con seres humanos, que me atrevería a comparar con la esclavitud, pues como en la esclavitud, son numerosos los intereses económicos que se mueven.

Solo una actitud decidida y valiente como la que se ha emprendido en Casablanca puede lograr este ambicioso objetivo: erradicar una práctica que se basa exclusivamente en los deseos de los adultos y prescinde del interés y los derechos de los niños.

El autorMontserrat Gas Aixendri

Catedrática en la Facultad de Derecho de la Universidad Internacional de Cataluña y directora del Instituto de Estudios Superiores de la Familia. Dirige la Cátedra sobre Solidaridad Intergeneracional en la Familia (Cátedra IsFamily Santander) y la Cátedra Childcare and Family Policies de la Fundación Joaquim Molins Figueras. Es además vicedecana en la Facultad de Derecho de UIC Barcelona.

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Mundo

Giulio Mencuccini, el obispo que evangelizaba «sobre dos ruedas»

Giulio Mencuccini ha sido el último obispo extranjero en abandonar Indonesia tras dejar, por edad, el gobierno de la diócesis de Sanggau. Ahora en Italia, su sueño sigue siendo evangelizar "sobre dos ruedas". 

Federico Piana·21 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

Un sacerdote surcando senderos polvorientos en una potente moto de cross no es algo que se vea todos los días. Quién sabe qué cara habrán puesto en Kalimantan cuando lo vieron por primera vez avanzar a toda velocidad con su ondeante sotana sentado en un tosco sillín de cuero y agarrado a un reluciente manillar.

Era casi mediados de los años setenta y el religioso pasionista Giulio Mencuccini acababa de pisar la región insular indonesia de Borneo procedente directamente de Italia. «Hay que saber una cosa: cuando llegué sólo había una carretera asfaltada y para llegar hasta mis hermanos recorrí 500 kilómetros en autobús. Fue realmente una aventura», cuenta a Omnes, con un punto de orgullo.

La primera moto

Allí, el hombre que más tarde sería nombrado obispo de la diócesis de Sanggau en los años 90, pronto tuvo que acostumbrarse a la inconsistencia de las carreteras y si quería visitar un pueblo tenía que ir andando. «¡Y qué caminatas hacíamos! Mochila al hombro, yo y los demás misioneros recorríamos los llamados ‘caminos de ratones’ para llevar a la gente el Evangelio y consuelo».

Fue en 1975 cuando Mencuccini, cansado de emplear horas y esfuerzo para llegar a aglomeraciones urbanas distantes kilómetros entre sí, decidió, junto con dos de sus hermanos, comprar tres motos de trial, consideradas capaces de superar todo tipo de obstáculos.

Apostolado sobre dos ruedas

Fue el impetuoso comienzo de una evangelización arrolladora. «Sí, porque con las motos podíamos visitar todos los pueblos. Por la tarde celebrábamos misa en uno y por la mañana del día siguiente lo hacíamos en otro».

La moto también dio otra oportunidad al joven misionero pasionista: «Al poder desplazarme con mucha más facilidad, podía permitirme quedarme en los pueblos por las tardes. Y la noche era la ocasión propicia para enseñar el rosario, hacer catequesis y confesar».  La pernoctación de los misioneros en los pueblos era una ventaja añadida, porque después de la oración, antes de acostarse, había largas charlas en las que a menudo participaban los ancianos. «En esencia, pernoctar en los pueblos ayudaba mucho a la expansión de la fe…».

Crecimiento exponencial

Las cifras dan la razón a Mencuccini. En 32 años de gobierno pastoral, su diócesis ha pasado de 11 a 1.608 iglesias, 966 de las cuales fueron bendecidas por el propio obispo motociclista. «Todas son iglesias reconocidas por el Ministerio de Religión indonesio y se construyeron también gracias a la ayuda del Gobierno», afirma el clérigo, que explica por qué, incluso hoy, hay una atención especial de las autoridades hacia la Iglesia: «Las escuelas católicas, presentes no sólo en la diócesis sino en todo el país, son muy apreciadas porque acogen a todos, no sólo a los católicos. Y en nuestras escuelas han estudiado muchos de los que, con el tiempo, han asumido funciones de responsabilidad».

Mons. Mencuccini
Mons. Mencuccini con un grupo de moteros

Último obispo extranjero

A la edad de setenta y siete años, en 2022, el obispo motociclista regresó a Italia el 30 de noviembre, entregando el gobierno de la diócesis de Sanggau a monseñor Valentinus Saeng, religioso indonesio.

De hecho, Mencuccini ha sido el último obispo extranjero en abandonar Indonesia, lo que le llena de alegría porque es una clara señal de que la Iglesia local goza de buena salud.

También gracias a su apostolado realizado en moto. «Hoy los bautizados en mi diócesis son más de 370.000, casi el 50% de la población. Y ahora en Sanggau, además de los sacerdotes, las monjas también tienen moto, en total son 140».

El sueño: 10.000 moteros al Papa

Pensar que Mencuccini, ahora que ha vuelto a Italia, abandonará su pasión por las motos es una piadosa ilusión.

Su nuevo gran sueño es llevar a diez mil amantes de las motos ante el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro: al fin y al cabo, ellos también necesitan catequesis. «Todavía me emociono cuando pienso en las misas celebradas al aire libre ante una extensión de motociclistas junto a sus llameantes vehículos de dos ruedas. Oírles tocar el claxon después de mi bendición casi me hace llorar».

El encuentro con Valentino Rossi

En el relato de Mencuccini también hay espacio para un recuerdo muy personal que a un amante de las motos como él le costará borrar: el encuentro, en 2008, con el campeón de motociclismo Valentino Rossi. Fue una fiesta en su honor y en aquella ocasión me firmó muchas camisetas para que me las llevara a Indonesia.

Solía pasar muy a menudo sus vacaciones en el país del sudeste asiático. Una vez vino a verme y me dijo: «Monseñor, tenga cuidado porque su moto lleva neumáticos normales, no son como los de carreras, si no tiene cuidado puede resbalar». ¿Su consejo? Todavía hoy lo sigo cuando me subo a una moto.

El autorFederico Piana

 Periodista. Trabaja en Radio Vaticana y colabora con L'Osservatore Romano.

Cultura

Los monstruos “sexys”, el “mantra” de Mr. Wonderful y la crisis de sentido de la adolescencia

El escritor y cineasta Diego Blanco presentó en Bilbao su nuevo documental, ‘Cuando oscurece’, que aborda la “epidemia de tristeza” entre la juventud

Guillermo Altarriba·20 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos

“El covid-19 ha hecho salir a la superficie otra pandemia mucho más profunda, una epidemia de tristeza”. Así lo asegura la sinopsis oficial del Cuando oscurece, el documental dirigido por Diego Blanco que se presentó el pasado fin de semana en la XVII edición de las Jornadas Católicos y Vida Pública del País Vasco, organizadas por la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP).

Para Blanco, esta tristeza resulta especialmente preocupante en los jóvenes, y critica que se está abordando en muchas ocasiones de forma errónea. “Estamos atajando de modo terapéutico, con pastillas y psicólogos, algo que tiene como base una carencia de sentido”, aseguraba en Bilbao el documentalista y escritor, que lleva años abordando la cuestión de la salud mental y el suicidio en adolescentes.

Tres cambios de paradigma “que vuelven locos”

El también autor de la serie de novelas El club del Fuego Secreto advirtió de que en la base del sufrimiento adolescente hay una doble crisis: “el ataque a la familia y a la biología más básica, la ciencia ha sido sustituida por una cierta mitología”. A partir de ahí, señaló, se han producido tres cambios de paradigma “que están volviendo locos a los chavales”.

El primero es un cambio narrativo: “Hoy los protagonistas de las películas son los malos”, apuntó, en referencia a las narraciones posmodernas protagonizadas por personajes tradicionalmente malvados, como vampiros o brujas. “Estamos en un nuevo romanticismo oscuro, donde el monstruo es sexy y el malo -porque las historias han de tener un malo- es el príncipe, que representa el machismo y el heteropatriarcado”, reflexionó.

En segundo lugar, un cambio psicológico, por el cual se pretende “que la psicología responda a cuál es el sentido de tu vida”. “Te dicen que la felicidad es responsabilidad tuya, y que si no eres feliz es que no te has esforzado lo suficiente”, lamentó Blanco, criticando lo que considera “el mantra de Mr. Wonderful”. El último cambio sería tecnológico: “llevamos en el bolsillo un aparato diseñado como una máquina tragaperras”, señaló.

Una propuesta narrativa

Frente a ello, ¿qué propuesta plantea Blanco? “Una propuesta narrativa”, dice citando al teólogo Hans Urs von Balthasar, quien planteó que la revelación divina es narrativa, tiene forma de tragedia, y al papa Francisco, cuando comentó que a través de las historias uno puede comprenderse a sí mismo. “Los libros o las películas son pequeñas unidades de sentido, muestran que el sufrimiento que atraviesan los personajes no es absoluto”, destacaba Blanco.

Esto es lo que el ponente trabaja en el proyecto que lleva por varios colegios de toda España, Ex Libris, un itinerario literario y fílmico donde trata de hacer entender a los alumnos que son protagonistas de su vida, pero no autores. “Los cristianos tenemos una ventaja: el Autor se ha hecho personaje, nada de lo que nos pase no le ha pasado a Él primero, incluido el sufrimiento”, dijo, y recordó que la salvación de Cristo tuvo lugar, precisamente, a través del sufrimiento. “Dios no te manda nada que Él no haya pasado”, concluyó.

El autorGuillermo Altarriba

Evangelización

Pilar Río: Los laicos, hombres y mujeres «del mundo en el corazón de la Iglesia»

Entrevista a la profesora de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz sobre el papel de los laicos en una Iglesia sinodal.

Antonino Piccione·20 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 5 minutos

Chilena, profesora extraordinaria de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, donde enseña Eclesiología y Sacramentos. También licenciada en Periodismo, trabajó en «El Mercurio» de Santiago antes de trasladarse a Roma.

Planteamos algunas preguntas a Pilar Río, con el fin de arrojar luz sobre lo que el Papa Francisco señala como la actitud «de los laicos de vivir principalmente su misión en las realidades seculares en las que están inmersos cada día, pero esto no excluye que también tengan habilidades, carismas y competencias para contribuir a la vida de la Iglesia: en la animación litúrgica, la catequesis y la formación, las estructuras de gobierno, la administración de los bienes, la planificación y ejecución de programas pastorales, etcétera».

“Caminar juntos»: comunión, participación, misión. ¿Cuáles son las principales dimensiones de la sinodalidad y de qué tentaciones debe cuidarse?

–La sinodalidad es una dimensión constitutiva de la Iglesia, un estilo de vida y de trabajo que manifiesta su ser misterio de comunión para la misión, de modo que lo que el Señor nos pide en este momento de la historia podría resumirse, en cierto sentido, en estas actitudes: encontrarse – escuchar – discernir – caminar juntos como pueblo unido en la realización de la misión que Cristo ha confiado a su Iglesia.

La palabra «sínodo» procede del griego y significa «caminar juntos».

La sinodalidad indica, pues, un camino de reflexión, de escucha, de narración y de sueño para el futuro, que apunta a la renovación del modo de ser y de actuar de la Iglesia como comunión misionera. Compartir una visión, una perspectiva que nos atrae, e identificar las etapas y modalidades (procesos) que activan un cambio duradero y eficaz.

Una experiencia inspirada por el Espíritu Santo, que conserva por tanto un amplio margen de apertura e imprevisibilidad, características del Espíritu, que sopla y va donde quiere. Por eso utilizamos la expresión «celebrar el Sínodo», porque en realidad significa reconocer la acción del Espíritu que acompaña siempre a nuestra Iglesia.

En cuanto a la tentación de la que debemos cuidarnos, permítanme recordar las recientes palabras del Papa Francisco para quien «el camino que Dios está mostrando a la Iglesia es precisamente el de vivir la comunión y caminar juntos de manera más intensa y concreta.

La está invitando a superar los modos de actuar independientes o las vías paralelas que nunca se encuentran: el clero separado de los laicos, los consagrados separados del clero y de los fieles, la fe intelectual de ciertas élites separada de la fe popular, la Curia romana separada de las Iglesias particulares, los obispos separados de los sacerdotes, los jóvenes separados de los ancianos, los cónyuges y las familias poco implicados en la vida de las comunidades, los movimientos carismáticos separados de las parroquias, etcétera. Esta es la tentación más grave en este momento».

¿Quién es el fiel laico y qué papel puede atribuir a los laicos en una Iglesia sinodal?

–El laico es un fiel cristiano, es decir, una persona bautizada y, por tanto, incorporada a Cristo y a la Iglesia. En virtud de su estatuto en el mundo, teológico y no simplemente sociológico, este cristiano es llamado por Dios al mundo para informarlo con el espíritu del Evangelio.

De ahí que su papel en una Iglesia sinodal sea el de un sujeto eclesial activo, plenamente participante y corresponsable de toda la misión de la Iglesia y, de modo peculiar aunque no exclusivo, de la santificación del mundo.

Toda su misión está orientada, también en clave sinodal y por tanto junto con los demás miembros de la Iglesia, a la evangelización, a la santificación y a la caridad vivida en medio del mundo.

Por lo que se refiere a servicios como la catequesis, la animación litúrgica, la formación, la colaboración en determinadas tareas de los pastores, la administración de bienes, el cuidado de las estructuras pastorales, etc., hay que recordar que el laico, como fiel, tiene no sólo el derecho sino también, en algunas ocasiones, el deber de asumirlos, obviamente según su condición laical.

Tanto en el ámbito intraeclesial como en el temporal, son muchos y complejos los retos que los laicos no pueden dejar de afrontar. ¿Puede recordar alguno que considere especialmente importante?

–Por lo que se refiere al primero, el ámbito intraeclesial, los retos más exigentes se refieren a las cuestiones de la colaboración mutua, la formación (tanto de laicos como de pastores), la superación de dicotomías, miedos y desconfianzas mutuas, la escucha, la presencia más incisiva de la mujer, la valorización de las competencias profesionales de los laicos, el riesgo de clericalización…

En el ámbito temporal, en cambio, me referiría en primer lugar al desafío de reconocer el valor plenamente eclesial de la misión especial e insustituible de los laicos en el mundo, pero también de reconocer el carisma de la vida laical.

Los desafíos son también los de no mundanizarse, de ahí la importancia de la vida sacramental y de oración, de vivir con los pies en la tierra pero con la mirada hacia el cielo, de no refugiarse en ambientes protegidos sino salir hacia las periferias.

En definitiva, ser hombres y mujeres «de Iglesia en el corazón del mundo» y hombres y mujeres «del mundo en el corazón de la Iglesia».

En el fondo, la santificación de las realidades temporales constituye el desafío de los desafíos. Un desafío que estamos llamados a jugar en muchos campos: los bienes de la vida y la familia, la cultura, la economía, las artes y las profesiones, las instituciones políticas, las estructuras sociales, las relaciones internacionales.

La presencia más incisiva de la mujer en la vida y misión de la Iglesia, como bautizada, es un derecho. ¿Lo considera plenamente reconocido en la perspectiva de la Evangelii gaudium, el documento programático del actual pontificado?

–Yo diría que Francisco ha innovado hasta el punto de introducir un cambio de paradigma, por el que todos no podemos sino estar agradecidos y agradecidas. «Los fieles laicos [como fieles] -son palabras del Santo Padre- no son ‘huéspedes’ en la Iglesia, están en su casa, por lo que están llamados a cuidar de su propia casa. Los laicos, y especialmente las mujeres, deben ser más valorados en sus competencias y en sus dones humanos y espirituales para la vida de las parroquias y de las diócesis. Pueden llevar el anuncio del Evangelio en su lenguaje «cotidiano», comprometiéndose en diversas formas de predicación. Pueden colaborar con los sacerdotes en la formación de niños y jóvenes, ayudar a los novios en su preparación al matrimonio y acompañarles en su vida conyugal y familiar. Deben ser siempre consultados en la preparación de nuevas iniciativas pastorales a todos los niveles, local, nacional y universal. Deben tener voz en los consejos pastorales de las Iglesias particulares. Deben estar presentes en las oficinas de las diócesis. Pueden ayudar en el acompañamiento espiritual de otros laicos y también aportar su contribución en la formación de seminaristas y religiosos’. No somos huéspedes sino, como mujeres bautizadas, sujetos eclesiales, partícipes y corresponsables de toda la misión».

Aunque estas palabras del Papa ponen el acento en el aspecto intraeclesial de la misión, quisiera destacar también la ¡importante tarea eclesial que la mujer está llamada a desempeñar en el mundo, contribuyendo con su genio femenino al cuidado de lo humano.

El cardenal Farrell, ha exhortado a superar «la lógica de la ‘delegación’ o la de la ‘sustitución’. ¿Qué pasos quedan por dar para que se supere esta lógica reductiva? 

–Esta lógica nos hace ver lo lejos que estamos todavía de un reconocimiento de la eclesiología conciliar, más concretamente del capítulo segundo de la constitución dogmática sobre la Iglesia Lumen gentium sobre el Pueblo de Dios, donde el cristiano, por razón del bautismo, aparece como sujeto de la misión, como discípulo misionero, como suele decir el Papa Francisco.

En efecto, la misión no se comparte a través de la jerarquía, sino directamente de Cristo a la Iglesia, a cada bautizado, por lo que los cristianos no somos auxiliares, delegados o sustitutos, sino verdaderos protagonistas de la misión eclesial.

Partir de esta toma de conciencia puede ser un buen comienzo para iniciar un cambio de mentalidad y de cultura dentro de la Iglesia, que concierna no sólo a los pastores, sino también a los propios laicos. Profundizar y asimilar la doctrina sobre el Pueblo de Dios que el Concilio nos ha legado es un paso fundamental.

El autorAntonino Piccione

Aborto y libertad

El miedo al estigma social, a la muerte política, acallan las voces de la necesaria discrepancia para la supervivencia de la conciencia.

20 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

Es lo que tienen los buenos escritores. Que siempre son actuales.

Estoy releyendo un texto de Julián Marías de 1975 del libro La España real que cuando se lee con perspectiva histórica uno no puede dejarse de preguntarse si hace referencia a la dictadura del franquismo o a lo que Benedicto XVI denominó ‘la dictadura del relativismo’ que estamos viviendo hoy.

Dejo al lector que juzgue.

Mientras un pueblo se mantiene alerta, con vitalidad histórica, con salud mental, con creencias vivaces, con capacidad de reacción e iniciativa, puede soportar un régimen político torpe, inmoral, opresivo, sin que esto signifique la anulación de la libertad. Podrá la libertad política ser mínima, casi inexistente, pero puede persistir una considerable libertad social y personal, lo que es todavía más importante.

En cambio, la excesiva nivelación, la homogeneidad, la ausencia de tensiones y ‘diferencias de potencial’ dentro de una sociedad, el martilleo constante de ideas o pseudo ideas uniformes en las escuela, en la Universidad, en la Prensa, en todos los medios de comunicación, la falta de individualidades discrepantes y creadoras, puede conducir a una sociedad, formalmente gobernada de manera admirable, a una tremenda desmoralización, a una pasividad que significa, si se miran las cosas de frente, una anulación de la libertad.

Julián Marías

Lo curioso del artículo es que nuestro filósofo no habla sobre política, sino que habla sobre el aborto y analiza sus repercusiones sociales a raíz de su ampliación en Suecia en aquellos años.

Un asunto en el que Julián Marías veía que estaba en juego toda una forma de ver la sociedad, las relaciones humanas, la propia destrucción de la libertad, que se van minando por debajo, desde sus raíces.

¿Qué diría hoy este gran defensor de la libertad? ¿Encontraría un pueblo alerta, capaz de resistir? ¿O más bien habrá sucumbido al ‘continuo martilleo de pseudo ideas uniformes en las escuelas, en la Universidad, en la Prensa’ y hoy añadiríamos en las redes sociales de Internet?

Mucho me temo que estamos en tiempos en el que esta dictadura avanza a ritmo acelerado. Las noticias del arresto en Gran Bretaña del sacerdote católico Sean Gough y de Isabel Vaughan Spruce por rezar en silencio delante de una clínica abortista nos dejan entrever el camino esa ‘tremenda desmoralización’ que significa esa anulación de la libertad, que auguraba Julián Marías.

Y las acciones que van llegando, especialmente de las elites que orientan las políticas de la ONU, van en la misma línea por-abortista, que rechazan como valores «nocivos» y «discriminatorios» las que defienden la familia y la vida como fundamento de la sociedad.

El pensamiento único que se basa en una nueva antropología y que quiere configurar un nuevo orden social avanza y quiere colonizar, imponiéndose por la fuerza de la ley, todos los espacios de la vida.

La mayor parte de las personas no sabemos cómo actuar ante esta presión. Nos imponemos una autocensura que nos lleva a callarnos, al menos en el ámbito público. Y aunque sabemos que el rey está desnudo, no nos atrevemos a decirlo por miedo a las represalias.

Vuelvo de nuevo al texto de Julián Marías en búsqueda de respuestas sobre qué hacer ante esta situación.

El porvenir de la libertad depende de un problema de equilibrio. Si existe un número suficiente de hombres y mujeres capaces de ejercer su libertad personal y no dejarse imponer por ningún tipo de terrorismo -desde el de las metralletas hasta el de las modas o la ‘ciencia’-, (…) se superará la inmensa ofensiva actual conta la libertad, y esta prevalecerá.

Y dentro de pocos años, los hombres se preguntarán cómo habían podido estar fascinados por tan estúpida pesadilla.

Julián Marías

Esa libertad la ejercimos valientemente contra el terrorismo de las metralletas hace años. La fuerza brutal de los atentados no acalló la conciencia de muchos de nuestros conciudadanos. Y ahora, con el tiempo, nos preguntamos cómo se pudo estar fascinado e incluso justificar el asesinato por causas políticas.

Pero el terrorismo de la moda o de la ‘ciencia’, como lo definía Julián Marías, parece estar siendo más letal en esta pérdida de libertad que el mismo terrorismo de las metralletas.

Y así el miedo al estigma social, a la muerte política, acallan las voces de la necesaria discrepancia para la supervivencia de la conciencia. Todavía seguimos fascinados por esta pesadilla. Han pasado muchos años y todavía no hemos despertado de este mal sueño. Quizás éste sea el principal problema.

Retorno al maestro y concluyo con sus palabras que creo que describen perfectamente el momento en el que nos encontramos:

Pero si pasan algunos años sin que esto ocurra -quizás no más de un decenio-, la falta de libertad quedará firmemente asentada, la libertad quedará extirpada por mucho tiempo, y el mundo entrará en una de sus largas épocas oscuras en que la condición humana queda reducida al mínimo indestructible sin el cual no es posible vivir, hasta que vuelva a germinar lentamente la vocación para la vida como libertad.

Julián Marías
El autorJavier Segura

Delegado de enseñanzas en la Diócesis de Getafe desde el curso 2010-2011, ha ejercido con anterioridad este servicio en el Arzobispado de Pamplona y Tudela, durante siete años (2003-2009). En la actualidad compagina esta labor con su dedicación a la pastoral juvenil dirigiendo la Asociación Pública de Fieles 'Milicia de Santa María' y la asociación educativa 'VEN Y VERÁS. EDUCACIÓN', de la que es Presidente.

Vaticano

Papa Francisco: «¿Estamos felices de decir que Jesús nos ama?»

El Papa Francisco rezó el Ángelus en este cuarto domingo de Cuaresma, conocido como el domingo de la alegría.

Paloma López Campos·19 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos

En el cuarto domingo de Cuaresma, el domingo de la alegría, el Papa Francisco rezó el Ángelus y pronunció una meditación acerca del pasaje del Evangelio sobre el ciego de nacimiento, un prodigio que “no es bien recibido por varias personas y grupos”.

Francisco comenzó fijándose en los discípulos, que están buscando un culpable y se preguntan si la culpa es de los padres o del propio ciego. El Papa señaló que “es cómodo buscar un culpable, en lugar de plantearse preguntas más exigentes, como, por ejemplo: ¿qué significa para nosotros la presencia de este hombre?, ¿qué nos pide a nosotros?”.

Tras la curación y esa primera pregunta, vienen las reacciones. Algunos son escépticos, otros consideran ilícito curar en sábado y, por último, hay reacciones temerosas. “En todas estas reacciones, emergen corazones cerrados frente al signo de Jesús, por varios motivos: porque buscan un culpable, porque no saben sorprenderse, porque no quieren cambiar, porque están bloqueados por el miedo”.

La alegría en la sencillez

Sin embargo, hay una persona cuya reacción es bien distinta. Como apuntó el Papa, “el único que reacciona bien es el ciego: feliz de ver, testimonia lo que le ha sucedido de la forma más sencilla: «Era ciego y ahora veo»”. El ciego “no tiene miedo de lo que dirán los otros: el sabor amargo de la marginación ya lo ha conocido durante toda la vida, ya ha sentido sobre él la indiferencia y el desprecio de los transeúntes, de quien lo consideraba como un descarte de la sociedad, útil a lo sumo para la piedad de alguna limosna”.

Todo esto nos debe llevar a preguntarnos “¿qué hubiéramos dicho entonces? Y, sobre todo, ¿qué hacemos hoy? Como el ciego, ¿sabemos ver el bien y ser agradecidos por los dones que recibimos? ¿Testimoniamos a Jesús o difundimos críticas y sospechas? ¿Somos libres frente a los prejuicios o nos asociamos a los que difunden negatividad y chismes? ¿Estamos felices de decir que Jesús nos ama y nos salva o, como los padres del ciego de nacimiento, nos dejamos enjaular por temor a lo que pensará la gente? Y también, ¿cómo acogemos las dificultades y los sufrimientos de los demás, como maldiciones o como ocasiones para hacernos cercanos a ellos con amor?”

Para finalizar, el Papa pidió la intercesión de la Virgen María y de san José, “hombre justo y fiel”.

Libros

12 lecturas sobre san José

El 8 de diciembre  de 1870, a petición de los padres del Concilio Vaticano I, el Papa Pío IX proclamó a san José patrono de la Iglesia universal, como ha recordado el Papa Francisco. Ahora, en 2023, en vísperas de su solemnidad, que será el día 20 lunes, al celebrar la liturgia el 19 el IV Domingo de Cuaresma, se ofrecen algunas lecturas sobre el Santo Patriarca.

Francisco Otamendi·19 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Papa Francisco escribió en su carta apostólica ‘Patris corde’ (Con corazón de padre) (8.12.2020), que “al cumplirse ciento cincuenta años de que el beato Pío IX, el 8 de diciembre de 1870, lo declarara como ‘Patrono de la Iglesia Católica’, quisiera —como dice Jesús— que ‘la boca hable de aquello de lo que está lleno el corazón’ (cf. Mt 12,34), para compartir con ustedes algunas reflexiones personales sobre esta figura extraordinaria, tan cercana a nuestra condición humana”.

Con motivo de esa efemérides, el Papa estableció un Año de san José, especialmente dedicado a él, que concluyó el 8 de diciembre de 2021, solemnidad de la Inmaculada Concepción, del que se hizo eco Omnes. ‘Patris corde’ es por tanto el primer documento que se cita en este breve elenco de lecturas.  

Los títulos que se ofrecen son variados. Por ejemplo, obras del escritor polaco Jan Dobraczyński, de Henri-Michel Gasnier, del investigador y teólogo Pedro Beteta, de Fabio Rosini, o de la familia carmelitana.

He aquí unos cuantos textos:

1)  ‘Patris corde’, Papa Francisco. 

Un padre amado, un padre en la ternura, en la obediencia y en la acogida; un padre de valentía creativa, un trabajador, siempre en la sombra: con estas palabras el Papa Francisco describe a san José de una manera tierna y conmovedora (Vatican News). Ramiro Pelliterio ha comentado en Omnes las doce catequesis del Papa Francisco sobre san José.

2) La sombra del Padre, Jan Dobraczyński. 

El autor afronta la tarea de rehacer no solo la vida del santo Patriarca, sino también el entorno en el que se desarrolló. El subtítulo es ‘Historia de José de Nazaret’.

3) Redemptoris custos, san Juan Pablo II.

San Juan Pablo II reflexiona, a lo largo de seis apartados, sobre la figura de san José, Custodio del Redentor, estimulando a todo el pueblo cristiano a confiar en su patrocinio y a tener siempre ante sus ojos su humilde y maduro modo de servir.

4) Los silencios de San José, Henri-Michel Gasnier

Desde la base histórica que constituyen las alusiones evangélicas y los datos de la Tradición, corroborados por los Santos Padres, el autor describe al hombre que veló y cuidó en la tierra de María y de Jesús.

5) San José. Acoger, proteger y alimentar. Fabio Rosini.

Reflexión sobre la figura de san José, que  marca un camino para todo cristiano que quiere entender mejor la relación entre la libertad y la obediencia a Dios, entre la autonomía de uno y la iniciativa del Padre.

6) San José, modelo de cristiano, Pedro Beteta

El libro muestra “la grandeza humana y divina del Santo Patriarca en el que se alcanzan las cotas máximas de perfección”. “Nadie como san José adquirió mayor identificación con Cristo, su virginal Hijo”, afirma. Otra obra suya es Descubriendo a san José en el Evangelio.

7) San José en la fe de la Iglesia. Francisco Canals (ed).

Son 16 estudios y ensayos publicados  en esta antología no exhaustiva, que pretende señalar los hitos fundamentales en la comprensión de la figura de san José. Se han tenido en cuenta enseñanzas del Magisterio, de los santos y de estudiosos del santo Patriarca.

8) El Patrocinio de san José sobre el Carmelo. Superiores Generales Carmelitanos.

Se trata de una Carta de los Superiores Generales  de la O. Carm. y O.CV.D. a la familia carmelitana, en el 150 aniversario de la proclamación del patrocinio de san José sobre la Iglesia universal.

9) La devoción a san José en san Josemaría Escrivá. Laurentino María Herrán-

Muchos cristianos tienen -y han tenido- por san José una gran devoción. En estas páginas se propone la que le profesó san Josemaría Escrivá, quien llamaba a san José Maestro de vida interior, y escribió la homilía En el taller de José, incluida en el volumen ‘Es Cristo que pasa’.

10) San José, padre y guía. Dominique Le Tourneau.

El 8 de diciembre de 2021 concluyó el año dedicado a san José. Con ese motivo, el autor expuso en Omnes los principales rasgos de quien es padre y guía de Jesús, y de todos los cristianos.

11) Oración a san José. Papa Francisco. 

En su carta ‘Patris corde’, el Papa Francisco propone la siguiente oración al final del texto:

Salve, custodio del Redentor
y esposo de la Virgen María.
A ti Dios confió a su Hijo,
en ti María depositó su confianza,
contigo Cristo se forjó como hombre.
Oh, bienaventurado José,
muéstrate padre también a nosotros
y guíanos en el camino de la vida.
Concédenos gracia, misericordia y valentía
defiéndenos de todo mal. Amén.

12) Una devoción de Francisco.En la misma carta ‘Patris corde’, el Papa Francisco abría su corazón en la nota 10, del siguiente modo: “Todos los días, durante más de cuarenta años, después de Laudes, recito una oración a san José tomada de un libro de devociones francés del siglo XIX, de la Congregación de las Religiosas de Jesús y María, que expresa devoción, confianza y un cierto reto a san José: ‘Glorioso patriarca san José, cuyo poder sabe hacer posibles las cosas imposibles, ven en mi ayuda en estos momentos de angustia y dificultad. Toma bajo tu protección las situaciones tan graves y difíciles que te confío, para que tengan una buena solución. Mi amado Padre, toda mi confianza está puesta en ti. Que no se diga que te haya invocado en vano y, como puedes hacer todo con Jesús y María, muéstrame que tu bondad es tan grande como tu poder. Amén’”.

El autorFrancisco Otamendi

Vocaciones

Vocación sacerdotal. “La llamada es tan actual hoy como en los primeros siglos”

Sus nombres son Pedro, Hashita, Rosemberg Augusto, Iván y David. Son jóvenes, tienen toda la vida por delante, esa misma vida que han puesto, por entero, al servicio de Dios. Sus historias y procedencias no pueden ser más distintas. Proceden tanto de familias de raigambre católica como de ambientes sin fe o de otras creencias. Todos ellos han decidido, como los Apóstoles, dejar las barcas y a su padre y seguirle. Estos jóvenes han compartido con Omnes sus miedos y alegrías, la historia de su vocación y su idea del futuro y de lo que la Iglesia y el mundo pide a los sacerdotes en el mundo de hoy.

Maria José Atienza·19 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 8 minutos

La familia de Hasitha Menaka Nanayakkara llama la atención por su originalidad. Hijo de padre budista y madre católica, este diácono de la archidiócesis de Colombo, que no llega a la treintena, vivió la fe católica desde pequeño. “Mi padre, que es budista, respetaba a su mujer y a sus hijos y también su fe. Nosotros le respetábamos a él”. De hecho, recuerda Hashita, “de vez en cuando salía el tema de religión cuando hablamos en la cena, pero cada uno sabía cómo no llevar la conversación a un punto de división, sino al de ver la diversidad y aceptarla”. 

También en la vida de Rosemberg A. Franco la fe y el ejemplo de su madre, catequista desde su juventud, influyó en la piedad y el discernimiento vocacional. Para este guatemalteco, “es muy claro que conocí a Dios gracias a la devoción tan grande de mi madre, que siempre doblaba rodillas ante Jesús. Mi vocación siento muy dentro de mí que es la vocación que Dios ha pensada desde el vientre de mi madre. Cuando niño jugaba a celebrar misa, y algo muy bonito que recuerdo es jugar a procesiones, ya en que Guatemala, la devoción popular es muy especial para todos los católicos”. 

El ejemplo de estas madres y padres fue el humus del que Dios se sirvió para hacer crecer en estos jóvenes la llamada a su servicio. Vida de fe fuerte, como apunta Hashita: “Bautizar a los niños no es suficiente, aunque es lo más importante. Para mí y para mi hermana fue una bendición tener una madre nos bautizó y nos educó en la fe. Ella, con su fe sencilla sabía que tenía que ser luz y sal donde estaba: en su familia. Mi madre nos llevó a la Misa y a catequesis. Todos los días, mi hermana, mi madre y yo rezábamos el Rosario por la noche. Papá no rezaba con nosotros, claro, pero nunca se olvidó de bajar el volumen de televisión para no distraernos”.

También para Iván Brito, que se prepara para ser sacerdocio en el Seminario Castrense de España, el “testimonio de un familiar sacerdote y él de la religiosidad de mi familia” jugaron un papel decisivo en su decisión de responder a la vocación sacerdotal. 

La entrada en el seminario es siempre un momento de sentimientos encontrados en la familia y en el propio interesado. Iván, al ser militar decidió que “la mejor opción, respecto al servicio, era dentro de las Fuerzas Armadas”. 

david repor vocacion
David Carrascal

David Carrascal cursa el sexto año en el Seminario Conciliar de Madrid. Recuerda cómo “dentro de haber aceptado bien mi ingreso al seminario, a mis padres les costó un poco más, porque tenían muchas dudas sobre cómo sería mi vida en el seminario; quizá un poco influenciados por lo que habían visto en historias o películas antiguas. Pero en ningún momento me pusieron dificultades”. “Para mí ha sido un regalo del Señor que, tanto mi familia como mis amigos y mi parroquia, me apoyaran en la entrada del seminario” subraya este madrileño. 

La respuesta

Aunque a los 13 años, tras una confesión Rosemberg Franco le dijo al sacerdote que sentía “que Él quiere que sea como usted, que sea sacerdote”, pasó bastante tiempo antes de que se decidiera. Años más tarde, cuenta para Omnes, “yo ya era profesor de primaria y un día, entrando a la Iglesia, me encontré con un antiguo profesor, al que le sorprendió y me dijo: ¿Usted viene a la Iglesia?’”. Su sorpresa, destaca Franco procedía de que “mientras estudié la carrera de educación, nunca mostré algún interés religioso en clase”. 

No fue un simple encuentro fortuito. Aquel  profesor le preguntó a su antiguo pupilo “¿Qué le dice a Jesús en su oración?”. Rosemberg le contestó: “Nada, yo solo lo veo, no sé qué decirle. Entonces me dijo estas palabras, dígale: ‘Jesús, ayúdame a enamorarme más de Ti’. Desde aquel día mis oraciones comienzan así”. 

Franco había terminado su noviazgo “con una chica muy buena y que me acercó más a Dios” y, en esos momentos comenzó a pedir al Señor “ayúdame a enamorarme más de Ti”. 

En 2014 comenzó a asistir a los encuentros vocacionales en el Seminario Mayor Nacional de la Asunción en Guatemala, y en 2015 ingresó en el Seminario guatemalteco en el que ha estudiado hasta 2019. 

Pedro de Andrés es diácono de la diócesis de Madrid, formado en el Seminario Diocesano Misionero Redemptoris Mater–Nuestra Señora de la Almudena y recibirá la ordenación sacerdotal en mayo de 2023. Su familia, perteneciente al Camino Neocatecumenal, lo crió en un ambiente de piedad sólida y comunitaria. 

En su caso, apunta: “La inquietud por la llamada surgió de manera paulatina. Con 14 años, al entrar en mi propia comunidad, fue cuando por primera vez me planteé seriamente ser sacerdote, como una alegre respuesta al amor incondicional de Cristo por mí, que se me había anunciado. Sin embargo, este primer impulso no tomó forma concreta por mi negativa a entrar al Seminario Menor a causa de mi timidez. Fueron pasando los años y en mí apareció con fuerza una pregunta hacia Dios: ‘Señor, ¿cuál es mi vocación? ¿Qué quieres que sea?’”. Esa pregunta continuó resonando en su interior hasta la época universitaria. 

El verano de 2012, Pedro acudió a una peregrinación a Lourdes:“Puse a los pies de la Virgen el tema de la vocación, porque yo no sabía qué hacer”. Sería un año más tarde, en la Jornada Mundial de la Juventud cuando “tras hablar por primera vez de mis inquietudes vocacionales con un presbítero, el Señor me llamó en una Eucaristía: ‘Yo soy la Luz del mundo, el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida’. Estas palabras de Cristo fueron para mí la verdadera vocación: ¡Dios me llamaba! Ya no era yo quien buscaba saber cuál era su voluntad sobre mí, era Él mismo quien hablaba y me llamaba. Lleno de alegría y nervios, me levanté para ir al seminario”. 

“No apareció ningún ángel para comunicarme la llamada de Dios al sacerdocio, pero, poco a poco vi que era mi camino”, apunta, divertido Hasitha Menaka. En su Sri Lanka natal, durante sus primeros años, estudió en una escuela católica. Más tarde, acudió a un colegio budista. “En ese colegio éramos pocos cristianos. Cuando los otros alumnos hacían sus ritos budistas antes de empezar las clases yo hablaba con Jesús solo. Tenía que esforzarme en vivir lo que creía. Mis compañeros de clase hacían preguntas sobre mi fe y tenía que buscar las respuestas y cómo explicarla. Este empeño me hizo profundizar en mi propia fe buscando ’razones de nuestra esperanza’ Lo experimenté cómo unos desafíos del ambiente que hacen que la persona crezca. Cuando uno conoce y comprende aquello que cree, quiere vivirlo y transmitir esa verdad a los demás. Creo que en este proceso escuché la llamada al sacerdocio”.

¿Ante la duda y los miedos? Oración

Cualquier vida de relación, sea con Dios o con otra persona, lleva aparejada momentos de dudas y desconcierto interior. Estos chicos, que son los sacerdotes del mañana, lo viven a diario. Al mismo tiempo, tienen claro que esas dudas y miedos se han de tratar en la oración, porque muchas veces vienen “cuando nos separamos de nuestro Señor, mirando únicamente nuestras miserias y olvidando la fidelidad de Jesús hacia nosotros”, como apunta Hasitha Menaka. 

gus repor vocacion
Rosemberg Augusto Franco

Algo similar subraya Rosemberg Franco: “Muchas veces, en lo que llevo de seminario, han venido muchas dudas y miedos y lo que me ha mantenido en pie es la oración; propia y la de tantas almas que doblan rodillas orando por mí, la ayuda y acompañamiento de mi director espiritual, la confesión, y sobre todo el encuentro diario con Jesús en la Santa Misa. 

A veces claro, desde mi condición humana me es difícil abandonarme plenamente en los brazos y planes de Dios, pero es allí donde recuerdo que debo ver con visión sobrenatural todo aquello que me pasa, que si todo es para salvar más almas, que si todo es para mayor gloria de Él, que se haga su voluntad”. 

Dudas y, también, temor ante un camino que se presenta, ya desde ahora, especialmente expuesto a la crítica e incluso a la burla social. Una realidad ante la que se vive, en palabras de David Carrascal “asentado en tres ideas: Reconocer quien llama a la vocación, sabiendo que el Señor no nos ha llamado a una vida sin dificultades; Lo segundo pedir por aquellos que dificultan la vida de los sacerdotes, que hacen más difícil una entrega libre al Señor. Y, por último, rezar por aquellos que hacen críticas, que deshonran a los sacerdotes para saber acogerlos y amarlos, porque para ellos también es el anuncio del Señor”. 

¿Qué nos pide el mundo? Santidad

¿Cómo ha de ser el sacerdote de hoy? “Santo”, subraya Rosemberg Franco. “Hoy la Iglesia quiere sacerdotes santos y fieles santos, la llamada a la santidad es tan actual como lo es desde los primeros siglos”. Y no sólo los sacerdotes, “que los santos de este siglo, ya sean sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, sostendrán la fe, mantendrán vivo el amor del Señor, ante una sociedad que se hunde en lo superficial y en el individualismo, el consumismo y el relativismo”. 

Una convicción compartida por Menaka, para el que “vivir lo que se cree es la mejor manera de evangelización tanto en un ambiente no cristiano como en uno cristiano. La misma vida del cristiano es una predicación de lo que cree y, en un ambiente no cristiano, la alegría y santidad de los cristianos llaman mucho la atención de los demás”.

Una llamada universal a la santidad que, en el caso de Pedro de Andrés  se concreta en un carisma fuertemente misionero, como explica “hacemos el Camino en una comunidad como un hermano más, participando en las celebraciones de la Palabra, la Eucaristía y la Convivencia con familias, solteros, jóvenes, mayores, presbíteros… Somos un cristiano más que sigue a Cristo en la Iglesia. De esta relación con Cristo, que nos ama siendo pecadores, nace el celo por la evangelización, por la misión ad gentes”. 

La vida del cristiano es la que puede dar respuesta a esa sed de Dios que, sin saberlo, impregna el ambiente actual y, especialmente, entre los más jóvenes. Como apunta David: “En mi experiencia con los amigos y las parroquias donde he estado, he podido ver que hay una gran sed de Dios, pero, a la vez, muchas corrientes e ideales que hacen que, a los jóvenes, se les haga más difícil encontrar lo trascendente”. 

“Soy plenamente feliz”

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Pedro de Andrés

“Hoy puedo decir que sí, soy feliz”, afirma rotundo Pedro – “La fuente de esta no está en los bienes, ni siquiera en las seguridades humanas. A mí me viene la felicidad de la intimidad con Cristo. Él es quien me ha llamado, el garante de mi vida. Por eso cada día la oración es parte fundamental de mi vida, a través de la liturgia de las horas, la lectura orante de la Sagrada Escritura, la lectura espiritual, la oración contemplativa… En esa precariedad hay veces que surgen miedos al futuro, pero es con Cristo como puedo salir de mi tierra y mi parentela, como Abraham, a la tierra que Él me muestre, donde ya me está esperando y en la que Él me va a unir a su cruz, que es la fuente de la evangelización”.

Hasitha Menaka cuenta entre sus motivos de gozo, en primer lugar “mi camino vocacional y mi formación sacerdotal en mi país y en España”, pero además esos frutos del testimonio de su familia que se manifiesta en “mis dos sobrinos bautizados, la vida de mi madre y el buen corazón de mi padre”.

Historias de vocación, vidas muy diferentes y una llamada: ser la voz y las manos de Cristo en medio del mundo. 

Recursos

Un barco tallado en el silencio

El autor relata un hermoso cuento de entrega y detalles para celebrar la Solemnidad de san José.

Santiago Populín Such·19 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

– Papá, ¿me cuentas una historia? Pero una larga, mañana es diecinueve de marzo y no hay colegio.

Riendo, su padre le contestó:

– Te sabes bien estas fechas, ¿eh, Juanito?… Bueno, a ver, déjame pensar uno mientras te pones el pijama.

– Papi, no le digas a mamá, pero me gustan más tus cuentos, los de ella son un poco aburridos, no tienen castillos, ni batallas, ni monstruos, ni un villano a quien capturar…

Con una risa disimulada, su padre le contestó:

– Ya tengo uno, pero esta vez no será de castillos, ni de batallas, ni de monstruos, ni habrá un villano a quien atrapar. Hoy, te contaré uno especial.

– Bueno, ¿y de qué va?

– Hace muchos, muchos años, vivía en un humilde pueblo un niño de unos doce años, muy virtuoso, de un gran corazón. Todas las mañanas ayudaba a su padre en su taller de carpintería y por las tardes le gustaba jugar con sus amigos. Pero este niño tenía una habilidad muy especial: todo trozo de madera o tronco que encontraba, lo tallaba y lo convertía en algo útil; por ejemplo, un juguete, una cuchara, o cualquier otro instrumento del hogar.

Una tarde, mientras caminaba por el huerto, encontró un gran tronco de olivo que quizá se le había caído a algún leñador. Se alegró mucho, pues hacía tiempo que buscaba uno de ese tamaño para poder fabricarse un pequeño baúl para guardar sus herramientas. Como era un tronco muy pesado, se dirigió a su casa a toda velocidad para buscar la carretilla.

Cuando regresó, encontró el tronco intacto y respiró profundamente con gran alivio. De camino a su casa, pasó por el mercado del pueblo para comprar algo que su padre le había encargado, y mientras esperaba ser atendido, escuchó detrás de él a unos padres jóvenes que se lamentaban por no contar con el dinero suficiente para comprar un barco de juguete para su hijo pequeño.

Él reconoció esas voces, sabía quiénes eran. Se trataba de una familia muy pobre que vivía cerca del río, no lejos de su hogar. De camino a su casa, tuvo una idea. En lugar de usar el tronco para fabricar su baúl, pensó tallar un barco para regalar a ese niño.

Entró a su casa, saludó a sus padres y cenó con ellos. Cuando sus padres se fueron a dormir, en silencio se dirigió al taller de su padre. Allí le esperaban, junto al tronco, todas sus herramientas al abrigo de una antorcha luminosa. Durante toda la noche talló el tronco, e hizo un hermoso barco.

Cuando lo tuvo listo, lo lijó y, antes que el gallo cantara, sacó de su bolsillo un trozo de tela y lo utilizó para fabricar la vela. El cielo estaba aclarando y antes que las gallinas comenzaran a alborotarse reclamando sus granos de maíz, apagó la antorcha, tomó el barco y regresó a su habitación sin dejar huellas.

Cuando salió el sol y mientras su madre preparaba el desayuno, tomó el barco y se fue a toda prisa. Al llegar a la casa del niño, se asomó a la ventana y no vió ningún movimiento.

Con alivio de haber llegado a tiempo, dejó el barco en la puerta y corrió sin ser visto.

En la tarde, su madre le pidió que fuera al río a llenar los cántaros de agua. Con cansancio, fruto de no haber dormido en toda la noche, bajó al río lentamente. Cuando sumergía el cántaro en el río le sorprendió el choque de un pequeño barco en sus manos.

Lo reconoció –era el que había fabricado durante toda la noche–, lo tomó en sus manos, levantó la vista y vió a un niño con una gran sonrisa que corría hacia él para recuperarlo.

Se lo entregó, y el niño le dijo: “Muchas gracias por detenerlo, pensé que nunca lo alcanzaría. Hasta luego”.

Cuando regresaba a su casa, con los cántaros llenos de agua y una sonrisa en su rostro, recordó unas palabras que su padre le había dicho meses atrás: «Hijo, nunca olvides que hay más alegría en dar que en recibir».

Juanito, este cuento se ha acabado.

Juanito bostezó, cual león somnoliento, y con las manos restregándose los ojos, preguntó a su padre:

– Papá, ¿cómo se llamaba ese niño? Hizo algo bueno y sin que nadie sepa que fue él…

Su padre, sonriendo y mirándolo con cariño, le contestó:

–  Ese niño se llamaba José.

El autorSantiago Populín Such

Bachiller en Teología por la Universidad de Navarra. Licenciado en Teología Espiritual por la Universidad de la Santa Cruz, Roma.

Cultura

Pablo Muñoz Ruiz: «Las vidrieras son joyas que nos iluminan»

Es fácil quedarse extasiado al entrar en una catedral llena de vidrieras coloreando el interior. El arte con el vidrio siempre ha buscado impresionar al espectador, porque su autor al final lo que quiere es “que te cautive y te cuente cosas cuando la veas, que te vaya guiando el discurrir de la mirada, y que cuando te des la vuelta para marcharte te envuelva y te acompañe”.

Paloma López Campos·18 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 7 minutos

Vetraria Muñoz de Pablos es una empresa familiar dedicada a la creación, restauración y conservación de vidrieras. Es muy normal que nos encontremos con este tipo de arte cuando entramos en una iglesia, sin embargo, normalmente no sabemos mucho de lo que ocurre a esas alturas.

Pablo Muñoz Ruiz, licenciado en Bellas Artes y miembro del equipo de Vetraria, baja las vidrieras a nuestra altura para que las conozcamos un poco mejor.

¿En qué consiste la restauración de vidrieras?

–La restauración como idea plantea la recuperación de un bien que se ha dañado o deteriorado para llevarlo a su estado inicial, dentro de lo posible, eliminando los factores que lo han deteriorado y mejorando su conservación hacia el futuro. Eso llevado a la práctica es complejo porque hay muchos casos y muy distintos. Además, la restauración de una vidriera abarca distintos ámbitos, no sólo supone la restauración de un objeto. La vidriera histórica es a la vez cerramiento, soporte plástico e iconográfico y filtro luminoso. Cuando se restaura una vidriera tenemos en cuenta todos esos factores y planteamos, no sólo la restauración material del objeto, sino también la restauración del programa iconográfico y la luz interior creada como forma simbólica.

La vidriera es un elemento que hace notar su presencia mucho antes de verla, porque genera un entorno luminoso que te envuelve. En ese sentido cada momento de la historia ha buscado darle un sentido intencional y específico. No es igual la luz en el gótico que se fundamenta en las palabras de Jesús “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”, que en el barroco en el que se busca toda la luz blanca disponible, o en un espacio contemporáneo que tiene múltiples intenciones. 

Nosotros siempre hemos insistido en la necesidad de restaurar cada uno de esos elementos en su conjunto, pues forman parte de la identidad de la obra. Lógicamente hay obras muy diversas en espacios muy diferentes con planteamientos y circunstancias muy distintas, pero nuestro compromiso siempre nos lleva a valorar el bien en su conjunto, para que la intervención sea lo más completa y respetuosa posible. Al final lo ideal es que la restauración en sí pase desapercibida y que la obra quede puesta en valor en el entorno en que fue pensada.

¿Cuál es el estado actual del arte con vidrieras?

–La vidriera, como muchas otras disciplinas artísticas y artesanales, siempre ha dependido mucho de la arquitectura. Dependiendo del uso y necesidad de luz que ha tenido a lo largo de la histórica la vidriera ha ido dando soluciones a esa arquitectura. Es una disciplina artística que nace y tiene lugar principalmente en el arte religioso, pero desde finales del siglo XIX hasta ahora también hay muy buenos ejemplos de vidrieras fuera de ese entorno religioso.

 La arquitectura contemporánea ha prescindido de muchas de esas disciplinas en favor de materiales prefabricados y montajes estandarizados de uso industrial, lo que hace que las vidrieras actuales ocupen espacios muy especiales o más exclusivos, con un propósito claro de intervención en el entorno que ocupan. Así que realmente existen dos líneas en las que se desarrolla: La vidriera exenta e independiente de la arquitectura que se expone y exhibe en salas de exposiciones junto a pintura y escultura. Y una vidriera en transformación formal y conceptual que se está adaptando a los nuevos materiales y nuevas formas dentro de la arquitectura. Los conceptos de cerramiento, soporte plástico y filtro de luz de los que te hablaba antes siguen siendo factores inevitables a tener en cuenta y por lo tanto siguen funcionando a la hora de crear y concebir obras nuevas.

¿Cómo ha cambiado esta industria con la tecnología?

 –La tecnología influye en todo. Y el arte y la tecnología siempre han ido de la mano. En el caso de la vidriera más aún porque todo lo que la construye, todos los materiales que utiliza y los procesos necesarios para su realización han sido y son un alarde tecnológico indudable, tanto en la fabricación del vidrio como de los metales que le acompañan o el tratamiento y elaboración posterior.

Por otra parte, hace más de dos décadas que el mundo digital forma parte de cualquier taller. Para nosotros el escalado digital, los centros de control numérico multiherramienta, el corte y grabado con láser o los plotters están integrados perfectamente en muchas labores diarias. Pero todas estas herramientas de última generación conviven con procesos medievales, máquinas del siglo XIX y herramientas de mano que también utilizamos a diario. El trabajo sigue siendo el mismo y sustancialmente se sigue elaborando de la misma manera que siglos atrás, aunque existan herramientas que te faciliten las cosas en algunos aspectos.

¿Sufren variaciones las obras originales tras la restauración?

–Depende de los casos y el deterioro que hayan sufrido. Podríamos decir que una restauración es consecuencia de una mala conservación, por lo que en restauración se contemplan daños que en una buena conservación no se hubieran producido o no hubieran llegado a ser dramáticos. En el caso de las vidrieras que carecen de protección o de barreras físicas que las defiendan es fácil que se produzcan roturas y pérdidas de vidrio, lo que tradicionalmente ha llevado en muchos casos a intervenciones de emergencia desafortunadas que acaban produciendo otro tipo de daños y hace que las restauraciones posteriores sean más complicadas.

La restauración siempre es dramática para una obra de arte de cualquier tipo porque supone el tratamiento de los daños  que han violentado esa obra, por eso es importante que sea realizada por profesionales cualificados que le devuelvan su entidad y garanticen su conservación y estabilidad en el tiempo.

¿Qué proceso hay que seguir para la conservación de vidrieras? 

–Para conservar una vidriera, como cualquier otro bien, primero hay que valorar cuáles pueden ser las causas de su deterioro, tanto físicas como ambientales, y poder establecer las medidas de protección adecuadas que eviten que se produzcan estos daños. Una vez establecidas esas causas y realizada la protección adecuada es cuando se debería restaurar y establecer las pautas de conservación, que son fáciles de realizar cuando se ha minimizado el daño en todo lo posible. Es mucho más caro restaurar que conservar. Lo que pasa es que la conservación supone una vigilancia y una tutela que debe estar organizada por personas preparadas para saber lo que deben hacer en cada momento dentro de un marco ordenado, y esa parte es complicada de coordinar.

¿Es distinto el proceso en las iglesias, por ser lugares santos? 

–Nosotros siempre trabajamos pensando que la vidriera tiene una función dentro del templo y no es un objeto descontextualizado en un museo, y esa función la deberá seguir desempeñando mientras el templo siga activo. Esa es su justificación y su razón de ser y es un factor importante a tener en cuenta cuando se interviene.

A veces restauras una obra que no está en el hueco que le corresponde, o que le faltan elementos que ha perdido y son necesarios para entenderla, o que formaba parte de un conjunto que se ha visto alterado o mermado. En esos casos plantear la recuperación de la idea inicial que devuelve la obra a su función religiosa es más que necesaria, porque forma parte de su identidad, es para lo que ha sido pensada y es lo que lo justifica. No siempre es posible porque lógicamente supone la utilización de recursos que no siempre están disponibles, pero es importante llegar hasta dónde sea posible para que eso sea así.

¿Cómo es el proceso creativo en la creación de vidrieras?

–Como venimos hablando, la vidriera necesita y utiliza una cantidad de materiales, técnicas y procedimientos bastante grande y variada. Cada uno con sus particularidades y que precisa de un conocimiento específico. Eso se traduce en la suma de varios oficios que en etapas anteriores de la historia se desarrollaban de manera especializada por diferentes trabajadores. En la actualidad esos grandes talleres de trabajadores especializados no son posibles y uno mismo asume todas las tareas a realizar. Dibujo, cartonaje, corte, pintura, hornos y fusión, emplomado, herrería, albañilería, la oficina y la parte comercial también.

Es bastante complejo. Pero para nosotros lo más importante es el diálogo o la conversación que se genera con el lugar al que va destinada. No se trata de hacer una pieza sin más que poder colocar en un espacio o una ventana, se trata de que la obra tenga sentido en su lugar. Que te cautive y te cuente cosas cuando la veas, que te vaya guiando el discurrir de la mirada, y que cuando te des la vuelta para marcharte te envuelva y te acompañe. Ese es nuestro trabajo.

¿Hay algún dato interesante sobre las vidrieras que la gente no suele conocer?

–Pues, sinceramente, te diría que casi todo. Las vidrieras suelen estar a una altura que las hace inaccesibles a casi cualquier persona, y cuando las puedes ver de cerca es difícil entenderlas si previamente alguien no te ha explicado en qué consiste lo que estás viendo más allá de una imagen. Nosotros intentamos hacer toda la divulgación que podemos, entre profesionales del patrimonio, aficionados al arte y otros colectivos. La frase “no me podía imaginar que esto pudiera ser así” es bastante frecuente.

Existen muchas técnicas diferentes aplicables al vidrio que nos permiten crear una vidriera. Se puede pintar como un cuadro con técnicas al agua o al aceite, fundir por piezas o capas en un horno, ensamblar con metales como el plomo, el bronce o el hierro, o colar con materiales como el hormigón o las resina. Por no hablar de la variedad de procedimientos diferentes que nos permiten alterar la naturaleza del vidrio para cambiarlo de color o darle forma. La vidriera es un arte desconocido para la mayor parte de la gente y sin embargo es extraordinariamente seductor y apasionante para quien se acerca y comienza a descubrirlo.

¿Qué obras de vidrio nos recomiendan conocer?

–Podríamos empezar a citar muchas obras europeas como la Sainte chapelle que es una referencia inevitable y emocionante verla. Pero prefiero centrarme en España porque tenemos muy buenas vidrieras y muy buenos conjuntos. En arte religioso se podría empezar citando muchas catedrales. En la de Segovia llevamos trabajando varios años en un ambicioso proyecto que financia con mucho esfuerzo el cabildo catedralicio y se terminará en pocos años. Tiene un conjunto magnífico de vidrieras manieristas, otras del XVII y del XIX extraordinarias. La catedral de Ávila también, en la zona del presbiterio y el crucero. Sevilla es fantástica. Granada. La catedral de León por supuesto. Hay algunas joyas desconocidas como las vidrieras de la Capilla del Hospital Niño Jesús de Madrid de 1881. La iglesia de los Jerónimos. al lado del museo del Prado.

Y fuera del entorno religioso son magníficas las vidrieras del Banco de España en Madrid. Tiene una colección de finales del XIX y principios del XX que son de referencia en cualquier libro de arte. También tiene vidrieras contemporáneas de los años 80 muy interesantes. En la Universidad Complutense en la facultad de filosofía, o en el salón de actos de la escuela de arquitectura. No es difícil encontrar vidrieras en nuestro entorno, lo difícil es que la gente las aprecie como lo que son: las joyas que nos iluminan y enriquecen.

Recursos

Riquezas del Misal romano: los domingos de Cuaresma (IV)

En el domingo de la alegría, el cuarto en este tiempo de Cuaresma, la oración colecta y la liturgia nos invitan a acercarnos al misterio redentor de Cristo.

Carlos Guillén·18 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

Cruzando el ecuador de la Cuaresma, llegamos al domingo llamado Laetare por las primeras palabras de la antífona de entrada: “¡Alégrate, Jerusalén…!”. Sorprendentemente, la Colecta de este domingo no tiene referencias directas a la alegría propia de este domingo.

Oh, Dios, que, por tu Verbo realizas de modo admirable la reconciliación del género humano, haz que el pueblo cristiano se apresure, con fe gozosa y entrega diligente, a celebrar las próximas fiestas pascuales.Deus, qui per Verbum tuum humáni géneris reconciliatiónem mirabíliter operáris, praesta, quaésumus, ut pópulus christiánus prompta devotióne et álacri fide ad ventúra sollémnia váleat festináre.

Antes de profundizar en su contenido, hay que apuntar que se compuso este nuevo texto para el Misal de Pablo VI en base a una oración del sacramentario Gelasianum Vetus y a un sermón cuaresmal del papa S. León Magno (+461). 

Del asombro a la alegría

La estructura de esta oración consta de la invocación más breve posible –Deus-, seguida por una interesante cláusula de anámnesis y una única petición. La parte de mayor calado teológico es ese recuerdo de la manera admirable como el Padre realiza la reconciliación del género humano por medio de su Verbo. Esta es la clave alrededor de la cual gira no solo el texto de la Colecta sino toda la liturgia, dado que la reconciliación de la humanidad por el Verbo hecho hombre es el centro de nuestra fe. 

Fijémonos en la manera tan fina como la Iglesia convierte la doctrina en contemplación con una sola palabra: mirabiliter. La oración litúrgica (lex orandi) nos propone la verdad que hemos de creer (lex credendi), pero nos ayuda además a desearla, despertando nuestro asombro. La atención se fija en ese modo tan fuera de lo común, tan propio del obrar de Dios, el único capaz de hacer cosas verdaderamente “admirables”. El uso de este adverbio nos proyecta hacia el Domingo de Resurrección, donde la admiración alcanzará su punto culminante en el Pregón Pascual: “¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros! ¡Qué incomparable ternura y caridad! ¡Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo! Necesario fue el pecado de Adán, que ha sido borrado por la muerte de Cristo. ¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!”.

Encontremos aquí el fundamento más fuerte de nuestra alegría como cristianos, en este asombro ante el amor de Dios Trinidad por los hombres que lleva a la Iglesia a invitar a sus hijos a alegrarse, regocijarse y exultar de gozo. Resulta muy a propósito citar uno de los primeros textos del pontificado de Francisco: “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría”.

De la alegría a la prisa

No se trata de recordar sucesos asombrosos del pasado, que ya no nos afectan. El presente indicativo del verbo operaris remarca que la reconciliación se continúa realizando hoy, especialmente a través de la acción del Espíritu Santo en la celebración litúrgica; es algo que nos afecta existencialmente. De ese convencimiento proviene lo que pedimos a continuación a Dios: que su pueblo sea capaz de apresurarse (festinare) para llegar a esas solemnidades ya próximas con una entrega presta, dispuesta, preparada (prompta devotione) y una fe vivaz, activa, animosa (alacri fide).

La colecta para el cuarto domingo de Cuaresma nos transmite ese movimiento, nos recuerda que estamos de peregrinación. Nos hace pensar, por ejemplo, en esa marcha alegre y presurosa de la Virgen (cum festinatione) al ir a visitar a Isabel, al saber por el ángel que su prima se encontraba en el sexto mes de gestación (cf. Lc 1,39); y también en la firme decisión con la que Jesús subía a Jerusalén con sus discípulos, estando ya cercana su Pasión (cf. Lc 9,51; 12,50; 13,33).

El asombro y la alegría ponen en marcha al pueblo de Dios. Para sostenerse en el camino y llegar hasta el final, se necesita pedir la fe, fe con obras, y también estar dispuesto a cargar con generosidad la propia cruz en pos del Maestro. El premio será entrar en su Reino, en el gozo, en la Vida. San Josemaría decía que “el auténtico amor trae consigo la alegría: una alegría que tiene sus raíces en forma de Cruz” (Forja, n. 28). La penitencia del cristiano es alegre, no porque no le cueste, sino porque vive alegre en Cristo, también cuando se identifica con Él llevando la Cruz.  Y en el horizonte de su camino, que recorre con prisa, fe gozosa y entrega diligente está la fiesta que no tendrá fin.

El autorCarlos Guillén

Sacerdote de Perú. Liturgista.

Vaticano

Vincenzo Paglia apela a la necesidad de una ética de los algoritmos

La multiplicidad de ámbitos en los que interviene la Inteligencia Artificial y su influencia en la vida cotidiana hace necesaria una reflexión sobre esta misma para orientarla al bien común.

Antonino Piccione·17 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 6 minutos

«Para afrontar los desafíos de la IA, el Llamamiento de Roma propone una algorética, es decir, una ética de los algoritmos, capaz de actuar no como instrumento de contención, sino como orientación y guía, basada en los principios de la Doctrina Social de la Iglesia: dignidad de la persona, justicia, subsidiariedad y solidaridad. Los destinatarios son la sociedad en su conjunto, las organizaciones, los gobiernos, las instituciones, las empresas tecnológicas internacionales: todos son necesarios para compartir un sentido de responsabilidad que garantice a toda la humanidad un futuro en el que la innovación digital y el progreso tecnológico pongan al ser humano en el centro».

Este es uno de los pasajes clave del discurso pronunciado por monseñor Vincenzo Paglia, presidente de la Pontificia Academia para la Vida, en el marco de la Jornada de estudio y formación para periodistas, promovida por la Asociación ISCOM y la Pontificia Universidad de la Santa Cruz.

La innovación tecnológica siempre ha revestido el mundo de la Información. Con el poder de los algoritmos, hoy la Inteligencia Artificial condiciona cada vez más los escenarios del periodismo. Los procesos de automatización plantean cuestiones de carácter ético, profesional y jurídico. Acaban afectando a los fundamentos mismos de la profesión periodística: independencia, formación, deontología.

¿Es posible aprovechar las oportunidades que ofrece el salto tecnológico salvaguardando al mismo tiempo la cultura, el olfato y la sensibilidad del periodista? Esta es la cuestión central de la iniciativa sobre la que han debatido académicos, profesionales de la información, juristas y expertos digitales.

El Papa Francisco, en la audiencia concedida el pasado 20 de febrero a la Pontificia Academia para la Vida, dijo lo siguiente, en referencia al tema mucho más amplio de la bioética: «Es paradójico hablar de un hombre ‘aumentado’ si se olvida que el cuerpo humano se refiere al bien integral de la persona y, por lo tanto, no se puede identificar sólo con el organismo biológico», un enfoque equivocado en este campo termina en realidad no por ‘aumentar’, sino por ‘comprimir’ al hombre».

De ahí -continúa el Pontífice- «la importancia del conocimiento a escala humana, orgánica», incluso en el ámbito teológico, para promover un nuevo humanismo, un nuevo humanismo tecnológico podríamos decir. Palabras, las del Santo Padre, que sirven un poco de telón de fondo a la reflexión de monseñor Vincenzo Paglia, para quien «el núcleo del debate en torno a la inteligencia artificial -es decir, lo que hace única y enormemente poderosa a esta tecnología específica- es su capacidad de actuar por sí misma: la IA adapta su comportamiento en función de la situación, analiza los efectos de sus acciones anteriores y trabaja de forma autónoma. Los avances en potencia informática, la disponibilidad de enormes cantidades de datos y el desarrollo de nuevos algoritmos han llevado a la inteligencia artificial a dar saltos de dimensiones epocales en los últimos años».

En cuanto a la omnipresencia de la influencia de la Inteligencia Artificial, de la que pocos son plenamente conscientes, «es bueno leer», sugiere Paglia, «el libro de Susanna Zuboff, El capitalismo de la vigilancia, en el que la autora muestra el enorme poder sobre nuestras vidas de quienes detentan los datos recogidos y procesados a través de la IA sobre nuestras vidas».

Hasta el punto -dice el libro- de que los capitalistas de la vigilancia lo saben todo sobre nosotros, mientras que a nosotros nos resulta imposible saber lo que ellos saben. Acumulan infinidad de datos y conocimientos de nosotros, pero no para nosotros. Se aprovechan de nuestro futuro para que otro se beneficie, pero no nosotros.

Mientras el capitalismo de la vigilancia y su mercado de comportamientos futuros puedan prosperar, la propiedad de los nuevos medios de modificación de los comportamientos eclipsará a los medios de producción como fuente de riqueza y de poder en el siglo XXI.

Evitando un enfoque maniqueo, es decir, evitando adhesiones entusiastas y exclusiones infundadas, en línea con el planteamiento de Day, según el cual no se trata de elegir entre los dos extremos, entre los ultratecnófilos que ensalzan las alabanzas y exaltan las tecnologías emergentes y los pesimistas tecnófobos que las demonizan, Paglia llama la atención sobre lo que considera «la cuestión dirimente», a saber, que «estos dispositivos no tienen cuerpo. Son máquinas que pueden procesar flujos abstractos de datos. Pero sólo máquinas. El hecho de que percibamos comportamientos o efectos de procesos con automatización nos lleva a pasar por alto que las máquinas llegan a nosotros a través de procesos muy diferentes. Son una imitación de las apariencias. En realidad, las máquinas no nos hablan, ni nos escuchan, ni nos responden, sencillamente porque ni siquiera saben que existimos y no entienden lo que nos dicen».

Ante el riesgo de que el impetuoso desarrollo de la tecnología pierda de vista la dimensión humana, la Pontificia Academia para la Vida organizó en 2020 la conferencia «RenAIssance. Por una inteligencia artificial humanista’, y promovió conjuntamente, el 28 de febrero del mismo año en Roma, la firma de un llamamiento a la responsabilidad.

Este llamamiento tomó el nombre -recuerda Paglia- de Llamamiento de Roma por la Ética de la IA, y «fue firmado en primera instancia por mí, como presidente de la Academia Pontificia; por Brad Smith, presidente de Microsoft; por John Kelly III, subdirector ejecutivo de IBM; por Qu Dongyu, director general de la FAO; y por la entonces ministra de Innovación Tecnológica y Digitalización Paola Pisano por parte del gobierno italiano. También pudimos contar en su momento con la presencia y los aplausos del entonces Presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli».

Para orientar los desafíos de la IA hacia el respeto de la dignidad de todo ser humano, el presidente de la Academia Pontificia para la Vida precisa que «el Llamamiento de Roma propone una algorética, es decir, una ética de los algoritmos, capaz de actuar no como instrumento de contención, sino como orientación y guía». El Papa dice sobre la algorética: «pretende asegurar una verificación competente y compartida de los procesos mediante los cuales se integran en nuestra época las relaciones entre los seres humanos y las máquinas. En la búsqueda común de estos objetivos, los principios de la Doctrina Social de la Iglesia aportan una contribución decisiva: dignidad de la persona, justicia, subsidiariedad y solidaridad. Expresan el compromiso de estar al servicio de cada persona en su integridad, sin discriminaciones ni exclusiones. Pero la complejidad del mundo tecnológico nos pide una elaboración ética más articulada, para que este compromiso sea verdaderamente «incisivo».

¿Quiénes son los destinatarios? Toda la sociedad, responde Paglia, organizaciones, gobiernos, instituciones, empresas tecnológicas internacionales: «todos son necesarios para compartir un sentido de responsabilidad que garantice a toda la humanidad un futuro en el que la innovación digital y el progreso tecnológico pongan al ser humano en el centro».

¿Qué compromisos asumen los firmantes y sobre la base de qué principios fundamentales?
Son seis, explica Paglia, los principios rectores de conducta que los firmantes están llamados a observar: «Transparencia: en principio, los sistemas de inteligencia artificial deben ser comprensibles; Inclusión: deben tenerse en cuenta las necesidades de todos los seres humanos para que todos puedan beneficiarse y ofrecer a todos los individuos las mejores condiciones posibles para expresarse y desarrollarse; Responsabilidad: quienes diseñan y aplican soluciones de inteligencia artificial deben proceder con responsabilidad y transparencia; Imparcialidad: no crear ni actuar en función de prejuicios, salvaguardando así la equidad y la dignidad humana; Fiabilidad: los sistemas de inteligencia artificial deben poder funcionar de forma fiable; Seguridad y privacidad: los sistemas de inteligencia artificial deben funcionar de forma segura y respetar la privacidad de los usuarios.»

El Llamamiento de Roma es ante todo un movimiento cultural que quiere provocar un cambio, hasta el punto de que ha llegado a su firma interreligiosa. «Así, el 10 de enero de este año, ante el Papa, nos presentamos junto con representantes del Foro de la Paz de Abu Dhabi (Emiratos Árabes) y de la Comisión para el Diálogo Interreligioso del Gran Rabinato de Israel. Ese mismo día, después de que los primeros firmantes del Llamamiento de Roma confirmaran su compromiso con la concepción y realización de una inteligencia artificial que siga sus principios, reunimos a destacados ponentes que analizaron el tema desde una perspectiva tanto religiosa como laica», añade Paglia, consciente de que «las religiones han desempeñado y seguirán desempeñando un papel crucial en la configuración de un mundo en el que el ser humano esté en el centro del concepto de desarrollo. Por esta razón, un desarrollo ético de la inteligencia artificial debe abordarse también desde una perspectiva interreligiosa. En nuestro acto de enero, las tres religiones abrahámicas se reunieron para orientar la búsqueda de sentido de la humanidad en esta nueva era».

El siguiente paso -concluyó monseñor Vincenzo Paglia- es la implicación de las religiones orientales, con la intención de que en 2024, en Japón, «unamos nuestras voces a las de nuestros hermanos y hermanas de otras tradiciones religiosas, para que las conquistas tecnológicas se utilicen en beneficio de todos, y promuevan la dignidad humana, la equidad y la justicia», y «valores compartidos como la fraternidad humana, en lugar de la división y la desconfianza».

El autorAntonino Piccione

Vaticano

La mujer como clave para interpretar el futuro

La presencia, el liderazgo y la riqueza que aporta la mirada femenina en la Iglesia y la sociedad han sido algunos de los ejes de las últimas intervenciones del Papa Francisco.

Giovanni Tridente·17 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

Inclusión, respeto y creatividad. Son tres características fundamentales, según el Papa Francisco, que lo femenino es capaz de transmitir de manera específica, ejerciendo ese «cuidado» que nuestra sociedad necesita para lograr un «mundo mejor». Elementos de verdadero liderazgo que hacen a la mujer singularmente extraordinaria para afrontar -junto a otros actores sociales- los desafíos de nuestro tiempo.

Reflexiones que el Santo Padre ha compartido en los últimos días con estudiosos e investigadores reunidos bajo la égida de la Alianza Estratégica de Universidades Católicas de Investigación (SACRU) -la red de universidades que colaboran de forma permanente para promover la excelencia de los estudios en el campo de la doctrina social de la Iglesia- y miembros de la Fundación «Centesimus Annus Pro Pontifice» dedicada a los mismos temas de doctrina social, reunidos en Roma precisamente para una iniciativa sobre el liderazgo femenino.

Cuidar

El tema del cuidado remite a la misa de inicio de pontificado, hace diez años, en la solemnidad de San José, el 19 de marzo de 2013, cuando el recién elegido pontífice se refirió precisamente al padre putativo de Jesús, fuerte, valiente y trabajador, pero de cuya alma brota «una gran ternura, que no es la virtud de los débiles, sino más bien todo lo contrario: denota fortaleza de ánimo y capacidad de atención, de compasión, de verdadera apertura al otro, de amor».

Aspectos que bien pueden aplicarse a la sensibilidad de las mujeres y proyectarlas para dar vida, en el mundo, a una «mayor inclusividad» y a un «mayor respeto al otro». Esto significa, según el Pontífice, reconocer que «la verdadera sabiduría, con sus mil facetas, se aprende y se vive caminando juntos», y al hacerlo se convierte en «generadora de paz».

Integrar a todos

Hoy es más necesario, de hecho, «integrar a todos, especialmente a los más frágiles desde el punto de vista económico, cultural, racial y de género», salvaguardando el «principio sagrado» de no excluir a nadie. En resumen, como haría una madre con sus hijos: «inclusivos, siempre».

Toda persona debe ser entonces «respetada en su dignidad y en sus derechos fundamentales», más aún si se trata de mujeres, que lamentablemente son «más fácilmente objeto de violencia y abusos». Entre ellos, el Papa Francisco señala, como ha hecho en otras ocasiones, la discriminación económica – «te pagan menos»- o incluso el despido tras un embarazo, una auténtica «lacra».

La invitación del Santo Padre es a no dejar sin voz a las mujeres víctimas de abusos y explotación, que hablen por su dolor y denuncien las muchas injusticias a las que se ven sometidas.

Por otra parte, hay que dar espacio también a la acción de las propias mujeres, «natural y poderosamente sensibles y orientadas a la protección de la vida en todo estado, en toda edad y condición».

Creatividad

Otra característica que hay que valorizar es la creatividad, para afrontar los desafíos de hoy de manera nueva y original, ya que la «contribución femenina al bien común es innegable», basta pensar en las muchas mujeres mencionadas en la Sagrada Escritura o en la historia de la Iglesia que, con valentía, han permitido «importantes virajes en momentos decisivos de la historia de la salvación». Entre ellas están también las mujeres «de la puerta de al lado», que llevan adelante heroicamente «matrimonios difíciles, hijos con problemas…».

El Papa Francisco se declaró entonces edificado por la determinación, el coraje, la fidelidad, pero también por la «capacidad de sufrir y de transmitir alegría, honestidad, humildad, tenacidad» y paciencia de las mujeres y de las madres, que cuando se les confían tareas incluso complejas, entonces «las cosas salen mejor».

Síntesis armoniosa

El Pontífice hizo una última referencia al contexto reciente, notorio en las últimas semanas, relacionado con la inteligencia artificial, donde también aquí la contribución de las mujeres sigue siendo indispensable.

Frente a un escenario aún desconocido y no explorado del todo, donde se viaja por conjeturas y aproximaciones, la presencia femenina tendría «tanto que decir», porque las mujeres «saben sintetizar de manera única, en su modo de actuar, tres lenguajes: el de la mente, el del corazón y el de las manos».

Una «brillantez» que las propias mujeres, gracias a Dios, también son capaces de transmitir a los hombres.

Lecturas del domingo

Seguir la propia vocación. Solemnidad de San José (A)

Joseph Evans comenta las lecturas de la Solemnidad de San José y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·17 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos

San José es un gran santo porque siempre estuvo dispuesto a responder a los desafíos de Dios. Utilizando una imagen del mundo del tenis, José siempre estaba dispuesto a responder a cualquier saque que la vida le lanzara. Y cada desafío le llevaba a una mayor fidelidad. 

El Evangelio de la solemnidad de hoy -una fiesta que nos llena de tanta alegría y nos anima a renovar nuestra propia vocación- nos muestra a José teniendo que enfrentarse a uno de los mayores desafíos que cualquiera puede afrontar: la idea de perder al amor de su vida. Y su angustia era aún mayor porque se enfrentaba a una situación angustiosa sin saber cómo se había producido. María estaba embarazada pero, ¿cómo? Se han propuesto numerosas teorías sobre lo que José podría haber estado pensando, pero el punto clave es que su prioridad no es avergonzar a María. ¿No es asombroso que el primer episodio que encontramos en los evangelios cristianos trate de un hombre que intenta no avergonzar a una mujer? Hay aquí grandes lecciones, sobre todo para nosotros los hombres. Los evangelios son mucho más “feministas” de lo que pensamos.

Así que decidió poner fin a los esponsales de la forma más discreta posible. Mientras pensaba en esto, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: “José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”. ¿Qué está diciendo aquí el ángel? Le está diciendo a san José (y a nosotros a través de él): no tengas miedo de seguir tu vocación. Una vocación que para san José fue tanto el matrimonio como el celibato, como lo fue para Nuestra Señora. María y José vivieron ambas vocaciones y, por tanto, son modelos tanto para los casados como para los célibes.

El ángel le dice a José: no tengas miedo de vivir tu vocación sabiendo que esto te supera totalmente, que Dios ha intervenido, que entras en una situación en la que eres totalmente inadecuado, que te lleva mucho más allá de los planes limitados -aunque perfectamente legítimos- que habías hecho (“lo concebido en ella es del Espíritu Santo”).

No tengas miedo de entrar en una situación en la que el Espíritu Santo hace cosas que no entiendes, te pide un nivel de amor que nunca esperaste, incluso un nivel totalmente nuevo de pureza y refinamiento. No tenga miedo de permitir que el Espíritu Santo complique su vida con la entrada de Dios hecho hombre en ella. Dios irrumpió en su vida de un modo totalmente nuevo, como irrumpe en la nuestra. Para la mayoría de nosotros es una llamada al matrimonio; algunos estamos llamados al celibato.

La fiesta de hoy nos desafía a considerar cómo respondemos a los planes de Dios, lo que a menudo significa cambiar los nuestros, conscientes de que esos planes también pueden llegarnos a través de intermediarios, igual que los planes de Dios llegaron a José a través de un ángel.

La homilía sobre las lecturas de la Solemnidad de San José (A)

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas del domingo.

Vocaciones

Jean-Luc Moens: «Yo no quiero ir al cielo sin mi mujer»

Matemático, casado y padre de siete hijos, Jean-Luc Moens, es miembro de la comunidad del Emmanuel, una de las comunidades carismáticas de la Iglesia católica. En una entrevista concedida a Omnes, nos cuenta cómo vive esta llamada de Dios en medio del mundo con las particularidades de la comunidad a la que pertenece.

Leticia Sánchez de León·16 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 8 minutos

Jean-Luc Moens es un laico, padre de familia, conocido en todo el panorama carismático católico.

Fue el primer moderador de Charis, institución erigida el 8 de diciembre de 2018 por voluntad del papa Francisco y que reúne a diversas entidades carismáticas de la Iglesia Católica en todo el mundo.

Durante su mandato como moderador, Moens defendió la importancia de una experiencia espiritual auténtica, la unidad entre los miembros de la comunidad carismática y la colaboración con otras realidades de la Iglesia católica.

En el año 2021 dejó su cargo como moderador de Charis para ocuparse de su familia y, especialmente de su hija, que en ese periodo enfermó gravemente.

¿Cómo está su hija?

– Igual. Tuvo una embolia, se le paró el corazón. No está claro por qué ocurrió, pero durante un tiempo no se encontraba bien, y un día se cayó al suelo, delante de su hija. Mi hija le dijo a la suya en ese momento: “llama a la ambulancia”. Cuando llegó la ambulancia se le paró el corazón. Le hicieron -como es normal en estos casos- la maniobra de reanimación, solo que se la hicieron durante 45 minutos…. tenía en ese momento 42 años.

Jean-Luc Moens
Jean-Luc Moens junto a su mujer y su hija

Cuando aún estaba en coma después de la primera embolia su marido la abandonó. Mi hija se quedó sin nada: perdió su cuerpo, su marido, su casa, sus hijos, su trabajo. Lo perdió todo. Ahora tiene una hemiplejia (parálisis de la mitad del cuerpo) del lado izquierdo; y tampoco le funciona bien la pierna derecha.

Además, el ictus le dañó el cerebro y ha perdido la memoria inmediata, olvida las cosas recientes. En algún momento, hablando con sus hijos, les dice: «¿Qué tal el colegio?» -y le cuentan- y al cabo de una hora, la misma pregunta: «¿Qué tal el colegio?».  Es muy duro para ellos porque no entienden lo que pasa.

Al principio, mi mujer y yo buscamos un lugar donde pudieran acogerla y atenderla bien, con todas las particularidades que la enfermedad conlleva, pero todas eran residencias para personas mayores y ella es tan joven…así que transformamos nuestra casa para que pudiera vivir con nosotros. Pusimos todo eléctrico para que pudiera abrir las puertas, un ascensor para que pudiera subir al segundo piso, etc.

Todo esto lo cuento para decir que, a pesar de todo, sé que Dios me ama. Y veo en esta situación un plan de Dios para mí. No se si veremos ese plan aquí en la tierra, pero sin duda lo veremos en el cielo. Hay que pensarlo así, porque si no, es imposible seguir adelante.

Este año es el año de Santa Teresa de Lisieux y ella siempre decía en sus cartas: “Jesús me ha enviado este sufrimiento, gracias Jesús”. Todo esto hace crecer nuestra fe. Sin fe es difícil afrontar las dificultades. Lo que el Señor nos da para vivir, es también para dar testimonio y esperanza, porque debemos esperar.

Cuando Jesús pregunta a sus apóstoles: «¿Quién decís que soy yo?» Pedro responde: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo», y Jesús le responde como diciendo: «Bien hecho, mi Padre te ha inspirado esto». Pero luego añade -“Ahora tengo que ir a Jerusalén para ser rechazado, encarcelado, crucificado…» y entonces Pedro dice: «Ah no, eso no».

Nosotros somos como Pedro: queremos un Cristo glorioso, pero no aceptamos un Cristo crucificado. Y ésta es también nuestra vocación. Porque todo cambia si vemos nuestra vida como un todo. Puede que viva 80 u 85 años o que muera mañana, pero no es el final.

Yo veo el tiempo en la tierra y el tiempo después de la muerte de una manera matemática: el tiempo en la tierra es un tiempo limitado que está insertado en un todo infinito, la “intemporalidad”. Lo importante es observar nuestra vida como un todo, de manera que lo que vivo ahora encontrará su sentido y su recompensa en la segunda parte.

A propósito del infinito, usted es matemático. Ésta idea del infinito, el concepto de eternidad, ¿Cómo la entiende? ¿Cómo se puede aceptar ese tiempo infinito, eterno, al que todos aspiramos?

– Decía alguien “La eternidad es muy larga, sobre todo al final” (se ríe). Yo pienso mucho en la eternidad: los humanos vivimos insertos en un tiempo concreto, y no tenemos la capacidad de imaginar cómo es la eternidad.

Pero, como matemático, me lo explico de la siguiente manera: Vivimos en tres dimensiones: la primera dimensión es lineal, es el tiempo, como una línea horizontal. Si añadimos una segunda dimensión, una línea vertical, tendríamos el espacio. Y con esas dos condiciones de tiempo y espacio cabe que exista el movimiento, la tercera dimensión. Si salimos por un momento de esas tres dimensiones (espacio, tiempo y movimiento) y vemos todo desde fuera, estaríamos en una cuarta dimensión, y si estoy fuera de estas dimensiones, lo veo todo en un instante.

Así es Dios para nosotros: está fuera del espacio-tiempo y lo ve todo en un instante. La eternidad es un instante y un presente que nunca termina. Pero es un presente, no una espera.

Porque si pensamos en la eternidad como un tiempo que no acaba, no querríamos ir, porque nos parecería aburrido. Dicho esto, sigue siendo un misterio a los ojos humanos.

Matemático,  casado, con 7 hijos y 13 nietos. Su vocación fue tardía. ¿Qué es para usted la vocación?

– Llamada. «Vocare» es «llamar». Estoy convencido de que Dios llama a cada uno con un plan único. Dios nunca hace las cosas en serie, cada uno es único. ¿Qué es la santidad? Es llegar a ser lo que Dios quiso que yo fuera. El santo es el que realiza plenamente su vocación.

Carlo Acutis decía: «Todo el mundo nace original y desgraciadamente mueren como fotocopias”. El santo es el que sigue siendo original, y ésa es nuestra vocación.

Para mí la vocación no es sólo saber si me casaré, si seré sacerdote, etc. Ciertamente, es parte de la vocación, pero la vocación es también mi lugar en la Iglesia, lo que el Señor me pide, mi misión, cómo estoy llamado por Él a servir -a servirle- en el mundo. En este sentido existe una infinidad de vocaciones, y eso es lo bonito. Claramente la realización de mi vocación es estar casado, ser padre, abuelo, etc., pero también mi vocación es evangelizar, dar a conocer a Dios.

La vocación implica algo más amplio, más extenso y que yo acepto libremente. No es que Dios me haya llamado y me haya puesto sobre unos raíles como el tren que sigue un camino preestablecido y no se sale de los raíles. Cuando uno toma otra ruta que quizá no es la que Dios quiere para él, Dios adecúa su plan de alguna manera.

También me siento muy afortunado de vivir en esta época de la Historia. Porque en este tiempo, después del Vaticano II, como laico, puedo estar seguro de que mi vocación es la santidad. Como laico, he sido evangelizador toda mi vida.

Hace 45 años hablé con un sacerdote, y le dije: “Me gustaría ser misionero”, y me dijo: “Pero usted está casado y tiene hijos, eso es imposible”. Pero fue posible. Fui elegido para evangelizar a tiempo completo. ¡Qué gracia tan inmensa! Todos estamos llamados a ser testigos de la Fe en el mundo, pero yo tuve la gracia de poder hacerlo a tiempo completo, en comunidad. Y esto es un regalo de Dios en mi vida que le agradezco todos los días.

Jean Luc Moens

Esta «llamada», esta misión que menciona, se hace realidad en su vida a través de la comunidad a la que pertenece, la Comunidad del Emmanuel. ¿Cuál es el carisma de esta comunidad?

– Como cualquier carisma es difícil de explicar en pocas palabras, pero podemos decir que la base es la efusión del Espíritu Santo. Y esta efusión ha cambiado mi vida. Yo era cristiano porque nací en una familia cristiana: iba a misa todos los domingos y rezaba las tres avemarías junto a mi cama cada noche, nada más. Después, recibí la efusión del Espíritu Santo y empecé a tener una relación personal con Dios, con Jesús. Jesús se convirtió en una persona para mí, con quién hablo mucho. Y al que también intento escuchar (se ríe).

Nuestra comunidad nació de la efusión del Espíritu Santo y, junto a eso, son importantes los momentos de convivencia fraterna con los demás miembros de la comunidad. De hecho, la vocación del Emmanuel es dar a conocer a Dios a todos los hombres, lejanos o cercanos a la Iglesia. Sus miembros se comprometen juntos a vivir la adoración, la compasión por los necesitados, la evangelización, la comunión de estados de vida (laicos, sacerdotes, consagrados juntos) y la especial devoción a Teresa de Lisieux para avanzar en el camino de la santidad.

Porque ¿Cómo habla el Espíritu? A menudo nos gustaría oír la voz de Dios: «Jean Luc, tienes que hacer esto», pero normalmente no es así. Yo he oído la voz de Dios en mi vida, pero lo normal es escuchar a los hermanos y Dios habla a través de los hermanos.

A mí siempre me gusta hacer una comparación. ¿Qué es un carisma comunitario? Es como un cóctel. La Iglesia es como una bodega donde están todos los ingredientes, todos ellos pertenecen a la Iglesia. Cada comunidad coge ciertos ingredientes en cantidades diferentes.

Por ejemplo, si se coge el ingrediente de la pobreza, la evangelización, el amor a la Iglesia, y se mezcla bien, tenemos a los franciscanos. Si añadimos la predicación, el estudio, tenemos a los dominicos; y si cogemos la efusión del Espíritu Santo, la vida fraterna, la adoración, la compasión por los pobres…lo mezclamos todo bien et voilà: la Comunidad del Emmanuel. Que es única. Pero en todo cóctel hay un líquido de base o ingrediente principal: para nosotros es la efusión del Espíritu Santo y la vida fraterna.

Un carisma comunitario es, de hecho, un camino hacia la santidad. Yo entré en una comunidad para ser santo, nada menos. Quiero ser santo. Y con nuestro carisma particular y junto con mis hermanos, y a través de los otros elementos que ya he mencionado, recorro un camino de santidad, pero, que dura una vida obviamente, no es que cuando entré, me hice santo, es un camino y esa es mi verdadera vocación. Y ésto me da una alegría inmensa.

Usted fue moderador de Charis hasta que decidió dejar el cargo por los problemas de salud de su hija. ¿Considera la familia el primer lugar donde se materializa su vocación?

– Desde luego. Mi primer lugar de santidad, de esta llamada, es mi familia, y antes de nada mi mujer. No me casé para estar por ahí haciendo otras cosas. Creo que la vocación a la santidad, sea donde sea, se vive sobre todo en familia; no puedo hacerme santo lejos de mi familia, o a pesar de mi familia.

No, yo puedo llegar a ser santo porque estoy casado, soy padre, soy abuelo, y es ahí donde el Señor me está esperando y, cuando decía que el Señor habla a través de los hermanos, el Señor me habla a través de mi mujer primero de todo, porque no puedo escuchar a los demás y sin escuchar primero a mi mujer.

Creo que hemos llegado a un momento en la historia de la Iglesia en el que esta llamada a la santidad de los laicos, de los casados y de la familia en su conjunto, es cada vez más clara.

Yo veo que empieza a haber conciencia de la santidad familiar: la familia Ulma, por ejemplo, una familia polaca, serán beatificados todos juntos, como una familia: los padres y los seis hijos y también el séptimo niño que estaban esperando.

Otro ejemplo es la familia Rugamba, de Rwanda, -yo estoy ayudando en la causa de beatificación y espero que sean beatificados pronto-, y tantos otros ejemplos que están dejando claro que la vida de pareja es también una llamada a la santidad, y la Iglesia quiere dar esta señal a los casados.

Yo no quiero ir al cielo sin mi mujer. Y quiero que todos mis hijos, incluso mis hijos políticos, todos, vayan conmigo al cielo. Y por eso rezo por cada uno de ellos todos los días.

El autorLeticia Sánchez de León

Cultura

El misterio de otra presencia. La capilla de san Juan Pablo II en la catedral de Madrid

Hace pocos meses, el cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, inauguraba en la catedral de la Almudena de Madrid una capilla dedicada a san Juan Pablo II obra de los arquitectos Benjamín Cano y Diego Escario. Además de una breve descripción de la misma, reflexionamos sobre algunos simbolismos de la arquitectura cristiana desde sus orígenes hasta hoy, que están presentes en esta obra de Cano y Escario.

Andrés Iráizoz·16 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 6 minutos

La catedrales son edificios concebidos para durar “eternamente” y es frecuente que con el paso de los siglos se realicen obras en ellas que, poco a poco, van alterando su fisonomía. Al inaugurarse la catedral de Santa María la Real de la Almudena había una serie de capillas laterales, una de las cuales es la que el Cabildo Catedralicio decidió dedicar a san Juan Pablo II, pontífice que dedicó el templo catedralicio en 1993. 

Cuando el encargo llega al estudio de Cano y Escario ya existía una primera capilla que ellos deciden respetar y plantean su actuación diseñando una envoltura interior confeccionada con una serie de pórticos de madera muy cercanos unos de otros que permiten ver a su través la arquitectura primigenia pero con una sutileza muy conseguida, pues el visitante lo que experimenta es estar en una capilla completamente nueva. 

Es decir, Cano y Escario plantean su actuación como una trama espacial escénica dentro del espacio de una capilla lateral. Esta, a su vez, es enmarcada en el espacio global de la catedral.

Vista general de la capilla de Juan Pablo II. ©Archimadrid/Luis Millán

Elementos simbólicos

A la entrada de la capilla, llama la atención una gran roca que simboliza la dimensión material de la creación. La roca de mármol, además de esta significación, remite al primado de Pedro y a la continuidad apostólica.

Justo detrás de esta piedra, a modo de barca, hay una mesa longitudinal y estrecha en cuyo extremo más lejano a la piedra se sitúa un cirio pascual, en cuya vertical, sujetas desde el cielo o seno de Abraham, penden tres luminarias que están simbolizando a la Santísima Trinidad.

Tradicionalmente en los templos, se usaba la piedra para la materialización de sus bóvedas, simbolizándose el ámbito de lo celeste y/o sagrado. 

Aquí se produce un cambio aparente, pues Cano y Escario se han decantado por el uso de la madera, elección de gran interés y sutileza pues, en esencia, se trata de simbolizar la unión de los fieles en la edificación de la Iglesia. Si en algunos ejemplos, los fieles quedan representados por las piedras talladas aquí son las piezas de madera en sus pórticos sucesivos, separados treinta centímetros unos de otros, los que transparentan la capilla originaria: es la Iglesia en marcha, en tradición y vibrantemente actual configurando la estructura de la Capilla, simbolizándose así el lugar de este mundo y el trabajo del hombre en su designio de dominar la creación. 

Relicario con la ampolla de sangre del Papa santo. ©Archimadrid/Luis Millán

El taller de José estaría también aquí representado, recordándose, en esta madera, tanto el compromiso de la Iglesia con la creación, así como la pasión del Papa polaco por los bosques y las montañas.

San Juan Pablo II inició su pontificado encomendando toda la Iglesia a la Virgen María con aquella memorable invocación “Totus Tuus” (Todo tuyo). En esta capilla, quizás echamos en falta, figurativamente, ese misterio de la presencia virginal mariana. Sin embargo, quizás de un modo más críptico, en estos escenarios petrinos queremos intuir, ya reflejado en su sección, algo así como el claustro materno de Nuestra Madre, santa María. En este sentido, hay que apuntar que una de las novedades que introdujo la arquitectura cristiana fue que, a diferencia de los templos clásicos de Grecia y Roma, los fieles pasaban al interior del templo. Este concepto se plasma en la concepción general de las iglesias cristianas en las que a modo de un seno materno los fieles son engendrados en el mundo de la gracia.

En el caso que nos ocupa, también podemos ver esa presencia gestante tanto en la planta como en la sección. Mientras que en otras capillas de la catedral no se puede acceder a su interior, sino que están concebidas sólo ara su observación, en esta capilla de san Juan Pablo II podemos establecer un recorrido interno que nos hable sobre el principio y fin de la significación de los símbolos incluidos.

La pureza de la dimensión espiritual queda simbolizada en la luz emitida por el cirio pascual y de las luces intercaladas como luminarias entre los pórticos de madera que simbolizan el alba y las sombras de la vida de los fieles y los santos, dando una impresión de fondo en perspectiva con su serialidad. Son los hitos y luces que la Providencia marca en el camino del deambular por esta vida hasta llegar al Padre.

En este grupo simbólico, podemos entender también que estamos viendo el misterio de nuestra redención, en la que Jesucristo se encarna en la materia (roca) y tras su vida representada en la barca qué a su vez es la Iglesia, tras su Ascensión, abrió el camino que lleva al encuentro con Dios Padre. 

Roca con las palabras de inicio del pontificado de san Juan Pablo II. ©Archimadrid/Luis Millán

Esta ascensión en madera se quiebra por los derroteros de la vida, desde el inicio del suelo en damero hasta el cenit de la redención del que pende la Cruz de Cristo. 

Debajo de ella, como preámbulo sacramental se dispone el confesionario para los penitentes.

Los listones que desde el plano del suelo se van elevando hacia aquel, quiebran su recorrido y direccionalidad en un itinerario grácil, como niños que siempre están jugando en su presencia. 

Estas tablas alojan en la parte inferior de la capilla unas luminarias romboidales con fotos de la vida del Papa o de la vida de san Juan Pablo II como hitos significativos de su historia y paso por esta vida. Esas escenas de la vida del santo son como ventanas que se abren de su intimidad al espacio exterior de los fieles.

Al fondo de la capilla hay una gran foto de san Juan Pablo II tras la que se sitúa el espacio del ministerio de la penitencia que es en el caso del hombre redimido, junto con la eucaristía y los otros sacramentos, la forma establecida por Jesucristo para que se incoe nuestra resurrección ya en esta vida. Éste -el confesionario- por la gracia nos eleva penitencialmente al Padre. O sea, el penitente se transforma así en un embrión destinado a nacer en la vida eterna. Es así mostrado el hombre como imagen y semejanza de Dios, además de santificado por la gracia y elevado el orden sobrenatural.

En este caso, al tratarse de una capilla penitencial y no existir altar, esa imagen queda como frontal anterior al confesionario, simbolizando así, la enorme dedicación y valoración a este sacramento que tuvo en la vida y el Magisterio del Papa Wojtyła. Como señaló el Deán de la Catedral en la inauguración, sería una bonita actitud del visitante, antes de entrar en la capilla, aquella consideración del santo a los jóvenes que decía: “entrar, no temer y abrir las puertas a Cristo”; palabras pronunciadas por él nada más acceder al ministerio petrino.

En uno de los rombos laterales, también retroiluminados, se ha situado el relicario que se conservaba en la catedral madrileña, en ese primer espacio dedicado al Papa polaco albergando una ampolla con su sangre.

Una de las paredes de la capilla. ©Archimadrid/Luis Millán

Si atendemos a los aspectos formales de la trama escénica que la capilla nos ofrece, podríamos decir que esta tiene reminiscencias minimalistas, arquitectura Nord-europea orgánica, arte conceptual y una particular “maniera” de disponer y concebir las cosas de acusada expresividad.

Se da una gran depuración formal que a su vez revela arquitectónicamente cierta complejidad y contradicción en el lenguaje utilizado. Los juegos y alabeos que los elementos de los pórticos de madera en su ir y venir, bajar y subir asimétricamente… etc., dan fe de ello.

Podríamos hablar también de un rastro o aire simbólico de las procesiones de Semana Santa, con un cierto efecto nocturno de las mismas. Algo así como el inconsciente colectivo que los artistas, no sé si queriendo o sin querer, han dejado plasmado. Es el sueño arquetípico de lo sacro en el hombre manifestado por sus rituales simbólicos. Escenarios de un recorrido: el misterio de otra presencia.

El autorAndrés Iráizoz

Arquitecto.

Lecturas del domingo

Una mirada nueva. Domingo IV de Cuaresma (A)

Joseph Evans comenta las lecturas del IV domingo de Cuaresma y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·16 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos

La Cuaresma quiere prepararnos para la gran conquista de la luz sobre las tinieblas que es la Resurrección de Cristo. Y en las lecturas de hoy la Iglesia nos conduce hacia una fe más profunda en Jesús, presentándola como verdadera visión, participación en su luz. Hay una visión que trasciende lo físico. Hay una luz que no es sólo ver, sino también vivir. Hay personas que, simplemente con su vida, dan luz. Por eso San Pablo dice a los Efesios en la segunda lectura de hoy: “Antes sí erais tinieblas, pero ahora, sois luz por el Señor. Vivid como hijos de la luz”. Y cita un dicho que parece que circulaba en aquella época: “Despierta tú que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo te iluminará”.

El Evangelio se centra en este mismo tema con el relato de San Juan sobre la curación del ciego de nacimiento. Este hombre era físicamente ciego, pero gracias a la fe en Cristo recupera la vista. Pero Jesús subraya que su verdadera vista es espiritual, su fe. Nuestro Señor contrasta esto con los fariseos que, aunque físicamente pueden ver, permanecen en la oscuridad espiritual debido a su falta de fe. Así que Nuestro Señor concluye el milagro diciendo: “Para un juicio he venido yo a este mundo: para que los que no ven, vean, y los que ven, se queden ciegos”.

La Iglesia nos anima a ver de un modo nuevo mediante el crecimiento en la fe. Podemos hacer todos los actos cuaresmales que queramos, pero si terminamos este tiempo sin una fe más profunda en Jesucristo como Dios hecho hombre y nuestro Salvador, todos nuestros esfuerzos habrán sido inútiles. Queremos vivir en nuestras propias vidas este extraordinario intercambio entre Jesús y el ciego de nacimiento: “¿Crees tú en el Hijo del hombre?”. le pregunta el Señor. Y él respondió: “¿Y quién es, Señor, para que crea en él?”. Jesús le dijo: “Le has visto, y es él quien te habla”. Y él respondió: “Creo, Señor”, y le adoró. Se nos invita a conocer mejor a Jesús y a verlo más claramente con los ojos de la fe.

La primera lectura habla también de la vista en el episodio del profeta Samuel que encuentra y unge rey a David. Cuando Jesé le presenta a sus hijos mayores, Samuel queda impresionado y piensa que uno de ellos debe ser el elegido. Pero Dios le dice que no se fije en su aspecto ni en su estatura: “No se trata de lo que vea el hombre. Pues el hombre mira a los ojos, mas el Señor mira el corazón”. Y finalmente David, el más joven, un mero muchacho, será el elegido.

La fe nos llevará a ver a los demás más como Dios los ve, a darnos cuenta de su potencial divino a pesar de las posibles primeras impresiones decepcionantes. La fe es una unción, un derramamiento de gracia sobre nosotros, para que podamos seguir a Dios confiadamente como las ovejas siguen a su pastor. Por la fe vemos a Dios, también en los demás, y le seguimos con confianza.

La homilía sobre las lecturas del domingo IV de Cuaresma (A)

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas del domingo.

Vocaciones

Carlos Chiclana: «Los sacerdotes se deben cuidar para poder cuidar a los demás»

¿Qué sacerdotes necesita la Iglesia hoy? ¿Cómo ha de ser su formación humana y espiritual? ¿Echan de menos algo en esta formación? Estas son algunas de las preguntas tratadas en el Foro Omnes del 15 de marzo, sobre la vida afectiva y la personalidad sacerdotal.

María José Atienza / Paloma López·15 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 4 minutos

Joan Enric Vives, arzobispo y presidente de la Comisión episcopal para el Clero y Seminarios de la Conferencia Episcopal Española, y el doctor Carlos Chiclana, psiquiatra y autor de “Retos, riesgos y oportunidades de la vida afectiva del sacerdote”, fueron los ponentes del último Foro Omnes centrado en la Vida afectiva y personalidad sacerdotal. Claves para la formación, organizado junto a la Fundación CARF y con la colaboración del banco Sabadell.

Decenas de personas se dieron cita en la sede de la Fundación Carlos de Amberes (Madrid, España), el miércoles 15 de marzo para este Foro en el que se pusieron de relieve la necesidad de formación clara y adecuada en el tiempo del seminario y durante la vida sacerdotal, así como las principales conclusiones que el equipo del doctor Chiclana ha extraído de su estudio “Retos, riesgos y oportunidades de la vida afectiva del sacerdote”, en el que participaron más de un centenar de sacerdotes y seminaristas.

El director de Omnes, Alfonso Riobó, dio la bienvenida a ponentes y asistentes destacando que “la afectividad y la felicidad están muy relacionadas”, pues a través de una buena formación se puede integrar “la afectividad en el conjunto de la personalidad”, un aspecto necesario para la plenitud de cualquier persona.

“La formación sacerdotal es un único gran camino”

Joan Enric Vives, arzobispo y presidente de la Comisión episcopal para el Clero y Seminarios de la Conferencia Episcopal Española y obispo de Urgell, fue el primero en tomar la palabra. En su intervención se refirió a “Formar pastores misioneros, el Plan de Formación sacerdotal de la Iglesia en España, un documento que obtuvo total unanimidad por parte de todos los obispos españoles”, esencial para comprender el proceso formativo de los sacerdotes y seminaristas. En dicho texto, se puede apreciar que “la formación sacerdotal es un único gran camino”.

Vives quiso partir de la idea de que el sacramento del orden consiste en “hacer llegar la gracia de la paternidad de Dios a todos”. El sacerdote, explicó el obispo, es “portador las 24 horas del día, toda su vida, hasta que muera, de la gracia del orden sacerdotal para la Iglesia y para el mundo”. Precisamente por ello, es importante que “el proceso formativo dure toda la vida, no solo durante la época del seminario”.

En este sentido, el obispo de Urgell destacó que “psiquiatría y formación sacerdotal tienen que ir juntos, tienen que buscar juntos el bienestar de nuestros sacerdotes y seminaristas”. Especialmente importante es “la colaboración con la psiquiatría y la psicología en el periodo de discernimiento vocacional”.

Todo ello sin olvidar que “uno se forma también a sí mismo, acogiendo el don de Dios, dejando que te forme el Espíritu Santo en la Iglesia y en los caminos que la vida nos abra”.

La importancia de cuidar el corazón

Vives señaló que “los sacerdotes, como hombres que son, no dejan de tener unas necesidades y unas carencias”. Por ello, es bueno que “tengan como lema para toda la vida la importancia de dejarse ayudar”.

La ayuda que puedan obtener se dirige a cuidar el corazón, algo de lo que se ha hecho eco multitud de veces el Papa Francisco y es que, como recalcó el arzobispo, “en la Escritura se destaca el papel del corazón” constantemente.

Pero, ¿por qué es importante cuidar el corazón? Como afirmó Vives, porque esa atención permite “formar el corazón del hombre para que pueda amar como Cristo ama a su Iglesia”.

Claves para la formación en la caridad pastoral

Joan Enric Vives finalizó su ponencia concretando cinco claves para la formación en la caridad pastoral, con el fin de ayudar tanto a seminaristas como a sacerdotes. Los puntos mencionados por el obispo fueron:

  • Adquirir los sentimientos del Hijo de Dios
  • Sentir con el Pueblo de Dios, sentirlo como propio
  • Dar consistencia a la personalidad
  • Vivir la fraternidad
  • Acoger la simplicidad de vida, la pobreza y la infancia espiritual
  • Fomentar el espíritu evangelizador o misionero

La vida espiritual como centro de todo

En segundo lugar, tomó la palabra el médico psiquiatra Carlos Chiclana, que centró su ponencia en los resultados del estudio anteriormente citado. En este estudio participaron 128 sacerdotes y seminaristas, con una media de edad de 50 y 20 años de vida sacerdotal, aproximadamente.

Explicó el doctor Chiclana que dicho estudio se basó en “cinco preguntas abiertas sobre qué retos parecían más significativos para la vida afectiva de un sacerdote, qué riesgos apreciaban, qué oportunidades veían, qué les ayudó en particular en su formación sobre la afectividad y qué echaron de menos en la formación”.

Los resultados demostraron que “las áreas de mayor interés son la vida espiritual, la soledad, las relaciones interpersonales y la formación”, sin embargo, Chiclana aclaró que entre los participantes “no se muestra que hayan echado en falta formación en relación a la soledad, tanto física como afectiva”.

Las conclusiones del estudio

Carlos Chiclana afirmó que, teniendo en cuenta los datos aportados por el estudio, es importante “potenciar en los sacerdotes todo lo relacional, la amistad”, de tal modo que “puedan vivir las relaciones humanas con normalidad, intimidad, libertad afectiva y compromiso”.

Además, el psiquiatra propuso “que todos los seminaristas sean evaluados psicológicamente para ayudarles”. Con el fin de conocerlos mejor y ayudarlos “a poner todos los medios necesarios para madurar en su vocación personal”. Y, junto a todo esto, reforzar la idea de que “los sacerdotes se tienen que cuidar para poder cuidar a los demás”.

Antídotos contra la soledad

El doctor Chiclana, al igual que Vives, quiso concretar algunos puntos y, en su caso, estos se refirieron a la lucha contra la soledad que puedo aquejar a los sacerdotes y seminaristas:

  • Apego ordenado que aporte seguridad y protección
  • Integración social
  • Nutrirse de relaciones con los demás
  • Reafirmación de la valía
  • Alianza fiable con otros
  • Orientación a través de alguien de confianza y con experiencia

Responsabilidad e integración

Tras las ponencias, se dio paso a un turno de preguntas en el que emergieron cuestiones como el acompañamiento a los sacerdotes de las familias en las comunidades cristianas. A lo que respondió el doctor Chiclana que “lo primero y más sencillo es en lo material”. Si se ayuda a los sacerdotes en cosas del día a día, los pastores pueden dedicar más tiempo a la administración de los sacramentos y a su vida espiritual.

Por su parte, Vives explicó que “hay una responsabilidad mutua” que debe llevarnos a “fomentar diversas formas de fraternidad”, con el fin de cuidar unos de otros.

También trataron la idea de excluir una vía, ya sea la espiritual o la psicológica, cuando el sacerdote o seminarista tiene algún tipo de malestar, haciendo que el problema intente resolverse desde un punto de vista muy limitado. En este aspecto, el doctor Chiclana recalcó la importancia de fomentar la integridad en todos los aspectos de la persona, de tal modo que se trabaje cada cuestión del modo más adecuado, logrando así “integrar los aspectos tanto espirituales como humanos”.

El autorMaría José Atienza / Paloma López

Vaticano

Francisco pide a san José que nos ayude a «ser apóstoles fieles y valientes»

El Papa Francisco ha alentado en la audiencia general de este miércoles en la Plaza de San Pedro, a pedir a san José, “patrono de la Iglesia Universal”, que nos ayude a “ser apóstoles fieles y valientes, abiertos al diálogo, y dispuestos a afrontar los desafíos de la Evangelización”, a la que todos los bautizados estamos llamados por nuestra vocación cristiana.

Francisco Otamendi·15 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 5 minutos

El Papa Francisco ha animado en la audiencia general a pedir a san José, que nos ayude a “ser apóstoles fieles y valientes, abiertos al diálogo, y dispuestos a afrontar los desafíos de la Evangelización”, a la que todos los bautizados estamos llamados por nuestra vocación cristiana.

Tras formular la petición al Señor por intercesión de san José, el Papa argentino ha agradecido “de una manera especial a todas las personas pertenecientes a los partidos políticos y referentes sociales de mi país, que se han unido para firmar una carta de saludo con motivo del décimo año del pontificado. Gracias por este gesto”, manifestó. 

A continuación, el Santo Padre añadió que “así como se han unido para firmar esta carta, qué lindo que se unan para hablar, para discutir, y llevar la patria adelante. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide”.

La mención a san José y a los responsables políticos y sociales de Argentina tuvo lugar al referirse a los fieles y peregrinos de lengua española. Poco más tarde, al dirigirse a los de lengua italiana, el Papa manifestó su “cercanía a la población de Malawi, que ha sido golpeada por un ciclón en los últimos días. El Señor sostenga a las familias y a las comunidades golpeadas por esta calamidad”. 

Asimismo, como es habitual en prácticamente todas las audiencias y en el Ángelus, el Papa ha realizado un llamamiento en relación a la guerra de Ucrania. En esta ocasión se ha dirigido a los responsables políticos para “que se respeten los lugares de culto”.

Vocación cristiana, una llamada al apostolado

En la audiencia, que por segunda vez este año, en un día soleado, ha tenido lugar en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco prosiguió las catequesis sobre la pasión de evangelizar, “y en la escuela del Concilio Vaticano II, tratemos de entender mejor qué significa ser “apóstoles” hoy”, afirmó. 

“La palabra “apóstol” nos trae a la mente el grupo de los Doce apóstoles elegidos por Jesús. A veces llamamos “apóstol” a algún santo, o más en general a los obispos. Pero ¿somos conscientes que el ser apóstoles se refiere a cada cristiano, y por tanto también a cada uno de nosotros? En efecto, estamos llamados a ser apóstoles en una Iglesia que en el Credo profesamos como apostólica”. 

Sus primeras palabras se refirieron a la misión, y a la llamada. “Por tanto, ¿qué significa ser apóstol? Significa ser enviado para una misión. Ejemplar y fundacional es el acontecimiento en el que Cristo Resucitado manda a sus apóstoles al mundo, transmitiéndoles el poder que Él mismo ha recibido del Padre y donándoles su Espíritu. Leemos en el Evangelio de Juan: ‘Jesús les dijo otra vez: “La paz con vosotros”. Como el Padre me envió, también yo os envío”. Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo”» (20,21-22)”

“Otro aspecto fundamental del ser apóstol es la vocación, es decir la llamada”, subrayó el Papa Francisco. “Ha sido así desde el principio, cuando el Señor Jesús «llamó a los que él quiso; y vinieron donde él» (Mc 3,13). Les constituyó como grupo, atribuyéndoles el título de “apóstoles”, para que estuvieran con Él y para enviarles en misión. San Pablo en sus cartas se presenta así: «Pablo, llamado a ser apóstol» (1 Cor 1,1) y también: ‘Pablo, siervo de Cristo, apóstol por vocación, escogido para el Evangelio de Dios’ (Rm 1,1). E insiste en el hecho de ser «apóstol, no de parte de los hombres ni por mediación de hombre alguno, sino por Jesucristo y Dios Padre, que le resucitó de entre los muertos» (Gal 1,1); Dios lo ha llamado desde el seno de su madre para anunciar el evangelio en medio de las gentes (cfr Gal 1,15-16)”.

Sacerdotes, consagrados, fieles laicos 

Enseguida, el Papa comenzó a extraer consecuencias de las Escrituras. “La experiencia de los Doce y el testimonio de Pablo nos interpelan también a nosotros hoy”, dijo. “Todo depende de una llamada gratuita de Dios; Dios nos elige también para servicios que a veces parecen sobrepasar nuestras capacidades o no corresponder a nuestras expectativas; a la llamada recibida como don gratuito es necesario responder gratuitamente. 

Dice el Concilio: «La vocación cristiana, por su misma naturaleza, es también vocación al apostolado» (Decr. Apostolicam actuositatem [AA, 2)”. 

“El testimonio de los primeros cristianos ilumina también nuestro apostolado en la Iglesia de hoy. Su experiencia nos muestra que es Dios quien nos elige y nos da las gracias para la misión”, señaló.

“Se trata de una llamada que es común, ‘como común es la dignidad de los miembros, que deriva de su regeneración en Cristo; común la gracia de la filiación; común la llamada a la perfección: una sola salvación, única la esperanza e indivisa la caridad’”, añadió, citando el número 32 de la Lumen Gentium (LG) del Concilio Vaticano II. 

“Es una llamada que se refiere a todos, tanto a aquellos que han recibido el sacramento del Orden, como a las personas consagradas, como a cada fiel laico, hombre o mujer”, subrayó el Santo Padre. “Y es una llamada que capacita para desempeñar de forma activa y creativa la propia tarea apostólica, en el seno de una Iglesia en la que ‘hay variedad de ministerios, pero unidad de misión. A los Apóstoles y a sus sucesores les confirió Cristo el encargo de enseñar, de santificar y de regir en su mismo nombre y autoridad. Mas también los laicos hechos partícipes del ministerio sacerdotal, profético y real de Cristo, cumplen su cometido en la misión de todo el pueblo de Dios en la Iglesia y en el mundo’ (AA.2)”.

Colaboración laicos y jerarquía: igual dignidad, sin privilegios

“En este cuadro, ¿cómo entiende el Concilio la colaboración del laicado con la jerarquía? ¿Se trata de una mera adaptación estratégica a las nuevas situaciones emergentes?”, se fue preguntando el Papa. Y respondió acentuando que no hay “categorías privilegiadas”. 

No se trata de adaptaciones estratégicas, señaló el Papa. “En absoluto, hay algo más, que va más allá de las contingencias del momento y que mantiene su propio valor también para nosotros. «La Iglesia –afirma el Decreto Ad gentes– no está verdaderamente fundada, ni vive plenamente, ni es signo perfecto de Cristo entre las gentes, mientras no exista y trabaje con la Jerarquía un laicado propiamente dicho» (n. 21)”. 

“En el cuadro de la unidad de la misión, la diversidad de carismas y de ministerios no debe dar lugar, dentro del cuerpo eclesial, a categorías privilegiadas; ni puede servir de pretexto a formas de desigualdad que no encuentran cabida en Cristo y en la Iglesia. Esto se debe a que, aunque ‘algunos, por voluntad de Cristo, han sido constituidos doctores, dispensadores de los misterios y pastores para los demás, existe una auténtica igualdad entre todos en cuanto a la dignidad y a la acción común a todos los fieles en orden a la edificación del Cuerpo de Cristo’ (LG, 32).” «¿Quién tiene más dignidad, el obispo, el sacerdote…? No, todos somos iguales», agregó.

“Así planteada, la cuestión de la igualdad en dignidad nos pide repensar muchos aspectos de nuestras relaciones, que son decisivas para la evangelización”, fue concluyendo el Papa Francisco. “Por ejemplo, ¿somos conscientes del hecho de que con nuestras palabras podemos dañar la dignidad de las personas, arruinando así las relaciones? Mientras tratamos de dialogar con el mundo, ¿sabemos también dialogar entre nosotros creyentes? ¿Nuestro hablar es transparente, sincero y positivo, o es opaco, equívoco y negativo? ¿Hay voluntad para dialogar directamente, cara a cara, o mandamos mensajes a través de un tercero? ¿Sabemos escuchar para comprender las razones del otro, o nos imponemos, quizá también con palabras suaves?” 

“Queridos hermanos y hermanas, no temamos plantearnos estas preguntas”, terminó el Papa. “Nos pueden ayudar a verificar la forma en la que vivimos nuestra vocación bautismal, nuestra forma de ser apóstoles en una Iglesia apostólica”.

El autorFrancisco Otamendi