La evangelización, misión del cristiano tema de la revista Omnes de septiembre
El número de Omnes correspondiente al mes de septiembre de 2023 ya está disponible en su versión digital para los suscriptores de la revista. En los próximos días, además, llegará al domicilio habitual de quienes tengan este tipo de suscripción.
La evangelización forma parte de la identidad más profunda de la Iglesia. Una misión que todo cristiano, por virtud de su Bautismo, ha de tener en su vida. Éste es el tema que centra el número 731 de la revista Omnes.
La revista cuenta con una amplia reflexión sobre la urgencia de la evangelización en el mundo actual, los ejemplos y la llamada constante del Papa Francisco en las catequesis de este año, en las que, sucesivamente ha puesto ante los ojos de los bautizados diversos ejemplos de santidad y evangelización, así como una disertación sobre algunas líneas evangelizadoras de Benedicto XVI, en tres órbitas: la razón, el arte y la belleza y la cultura y el diálogo.
En este número se repasan además otros ejemplos de evangelización y compromiso cristiano en el mundo actual, especialmente en el ámbito de la vida civil y laboral de la mayor parte de los cristianos; en el de la caridad, con ejemplos como Christ in the city, un proyecto de voluntariado que se desarrolla en las ciudades de Denver y Philadelphia, en Estados Unidos; además recoge las experiencias misionales de Tanzania y Uganda y los inicios de la fe en estas zonas de África.
Los mensajes de la JMJ
La JMJ de Lisboa cuenta con una gran parte de las páginas de esta revista. De este modo, el número de Omnes se hace eco del IV Congreso Internacional sobre el Cuidado de la Creación que tuvo lugar a finales de julio en la Universidad Católica Portuguesa, en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa. Dicho congreso dio lugar a un manifiesto en el que se ponía de relieve la necesidad de tomar decisiones verdaderamente políticas, con especial atención a los más vulnerables y con proyectos a largo plazo adaptados a las necesidades de cada realidad local, mientras que en el ámbito económico hay que superar las decisiones egoístas e insostenibles.
Las Enseñanzas del Papa recogen, como no podía ser de otro modo, las líneas claves de los discursos que el Papa Francisco dirigió a los participantes de la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa. De estos discursos se destaca el llamado a ir todos juntos, viviendo el espíritu de comunión y de corresponsabilidad, construyendo una red de relaciones humanas, espirituales y pastorales, así como de “encontrar caminos para una participación alegre, generosa y transformadora, para la Iglesia y la humanidad”.
The Chosen, más allá de un trabajo
Derral Eves productor de la serie televisiva, ha concedido una entrevista a Omnes en la que destaca cómo ser parte de la serie de televisión The Chosenle ha cambiado la vida y cómo la “colaboración con personas de tanto talento, todos unidos por una visión compartida, ha reafirmado mi fe y profundizado mi compromiso de utilizar los medios de comunicación como una fuerza para el bien y la inspiración”. Eves subraya además en esta entrevista que trabajar en The Chosen“no es sólo un trabajo; es una vocación a la que me siento privilegiado de haber respondido”.
Juan Luis Lorda, por su parte, aborda en la sección Teología del siglo XX la renovación de la moral que se produjo en el siglo XX y en la que confluyeron fecundas inspiraciones con algunas perplejidades y difíciles contextos.
Los movimientos eclesiales
La sección de Experiencias trae, en este número, un interesante artículo, firmado por el sacerdote y profesor de la Universidad eclesiástica San Dámaso, José Miguel Granados, sobre los movimientos y grupos eclesiales y la integración adecuada de los diversos grupos, asociaciones, comunidades y movimientos eclesiales en la vida parroquial.
Entre otras cosas, destaca que la inserción parroquial de grupos y movimientos bien encauzada puede enriquecer enormemente la comunidad parroquial y su acción evangelizadora que, gracias a ellos, se llena muchas veces de entusiasmo, compromiso, fuerza y vitalidad.
Este será además el tema del próximo Foro Omnes que se celebrará de modo presencial en Madrid el próximo 20 de septiembre y del que, en los próximos días, ofreceremos una información detallada.
Frente a la tentación de la nostalgia, debemos pedir el don de la esperanza. No es fácil de obtener, porque solemos resistirnos a la gracia. Preferimos instalarnos y quedarnos en nuestra zona de confort.
1 de septiembre de 2023·Tiempo de lectura: 3minutos
El… final… del… verano… Ninguna canción como esta del Dúo Dinámico consigue suscitar ese sentimiento agridulce que se siente en días como hoy, cuando la pena por dejar el tiempo de descanso se mezcla con una extraña ilusión por volver a la necesaria rutina.
Los periódicos llevan días publicando entrevistas con psicólogos y psiquiatras que nos explican cómo evitar el llamado síndrome postvacacional, cómo adaptarnos al cambio de actividad o cómo sobrellevar la vuelta al cole que este año será “la más cara de la historia” debido a la inflación galopante.
La nostalgia es la envidia hacia uno mismo, hacia el “yo” del pasado. Es un sentimiento que se regodea en contemplar lo bueno que tuve y que ya no puedo tener. Hay cierto gusto perverso en esas lágrimas de autocompasión, en ese lamerse las heridas como si uno fuera el centro del mundo. «Pobrecillo de mí –se consuela a sí mismo el nostálgico– que tengo que soportar una conspiración cósmica contra mi felicidad». Convertir nuestra vida en drama ha llegado a convertirse incluso en una moda en redes sociales. Es el llamado “sadfishing” consistente en compartir publicaciones o vídeos en los que se busca dar pena para conseguir así la compasión del público y, por tanto, más seguidores.
Frente a la tentación de la nostalgia, debemos pedir el don de la esperanza. No es fácil de obtener, porque solemos resistirnos a la gracia. Preferimos instalarnos y quedarnos en nuestra zona de confort. Abraham, el padre de la fe de más de la mitad de los habitantes del planeta, nos sirve de modelo frente al sedentarismo. Obedeciendo a la voz del Padre: “sal de tu tierra”, se puso en camino, sin miedo al futuro, apoyado solo en una promesa. La mujer de Lot, en cambio, convertida en estatua de sal por mirar atrás, nos advierte del peligro de no querer soltar amarras, de no confiar en que Dios va ya por delante preparándonos el camino. Por segunda vez, Abraham, salió de sí tomando consigo a su hijo Isaac y subió con él al Monte Moria dispuesto a sacrificarlo, convencido de que, en Dios, no cabe el mal.
En tantas y tantas ocasiones, la Palabra de Dios nos habla de confiar, de esperar contra toda esperanza, de no añorar el pasado como el pueblo de Israel cuando echaba de menos las cebollas de Egipto, pues no es ese el deseo de Dios. Frente a este sentimiento, las bienaventuranzas nos hablan de una recompensa grande para quien espera y confía en Dios. ¿Por qué preocuparse por comenzar una nueva etapa? ¿Es que desconfiamos de quien dio la vida por nosotros?
No soy un ingenuo. Sé que son muchas y a veces muy duras las dificultades que afrontamos a lo largo de nuestra vida, pero Él ha prometido estar con nosotros, todos los días, hasta el fin del mundo. En su compañía, el yugo es suave y ligero.
Volver al trabajo, al estudio, a las labores domésticas o pastorales puede darnos pereza, pero ahí está Él esperándonos. El Espíritu Santo está siempre vivo, en movimiento, sacándonos del cenáculo y llevándonos a las azoteas, zonas menos seguras donde es Él, y no nosotros, quien habla en idiomas. Como la snitch dorada del universo de J. K. Rowling, su aleteo es caprichoso y veloz, no es fácil seguirlo y no se deja atrapar. Tantas veces nos desconcierta cuando vemos cómo echa abajo nuestros planes y nos dice: “venga, comienza de nuevo”. ¿No podría ser todo tan fácil como en verano? ¿No podríamos volver a lo de antes?
Para no renegar de sus empujones que nos sacan de la tibieza, hay que tener una fe como la de Abraham. Él vería oportunidades y retos donde otros vemos obstáculos insalvables o enemigos empeñados en fastidiarnos; Él sentiría la llamada de Dios a levantarse para ir a un sitio mejor donde otros sentimos pavor, agarrándonos a nuestras estructuras como niño que se aferra a su madre en su primer día de colegio; Él se ilusionaría por el futuro cuando nosotros nos deprimimos por no poder volver al pasado.
El final del verano llegó, cambia nuestra actividad, pero el Señor nos lanza una promesa para este nuevo curso y es que “nunca, nunca yo te olvidaré”.
Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.
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El Papa Francisco pisa, los primeros días de septiembre, suelo mongol. Lo que fuera un inmenso imperio durante el siglo XIII es, hoy en día, un país de contrastes y caracterizado por una amplia pluralidad de tribus y tradiciones.
Será un viaje corto y poco común. El Papa Francisco inaugura septiembre con la visita a Mongolia. Esta nación extensa en kilometraje, en la que las interminables estepas se unen a los desiertos y las cadenas montañosas del norte, acoge a una pequeña comunidad católica, pastoreada por el cardenal más joven en la Iglesia actualmente, Mons. Giorgio Marengo.
Una rica historia de tribus y antiguo imperio
La edad dorada de la historia de Mongolia va indisolublemente unida al nombre de gengis Kan, cuyo imperio, en el siglo XIII, llegó a ocupar regiones de lo que hoy es China, Europa Oriental, y parte de la India o Rusia, entre otras. La población de lo que era entonces el gran imperio mongol llego a superar los 100 millones de habitantes.
Un siglo más tarde, el imperio mongol comenzaría una decadencia que se vería acentuada por la conquista del trono por parte de China. En el siglo XVII, China logró el control total de Mongolia. El imperio fue dividido y la presencia de la dinastía china Qing sería una constante hasta inicios del siglo XX.
La caída de la dinastía Qing dio lugar a un brevísimo tiempo de independencia de las zonas central y septentrional de Mongolia, sin embrago en 1918, estas zonas volverían a estar bajo control chino.
En 1924, apoyado por la Unión Soviética se formaría la República Popular de Mongolia. Fue entonces cuando se establece como capital la ciudad de Ulán Bator (literalmente en mongol «Guerrero Rojo»).
En su periodo comunista, Mongolia permaneció afín a la órbita soviética y no en el bloque comunista chino. Coyuntura que el gobierno soviético aprovecharía para utilizar Mongolia como base de “control” a su homólogo chino.
El sistema comunista en Mongolia duró hasta 1990, cuando los comunistas abandonaron el control del gobierno. En 1992 se aprobó una constitución que creó un Estado híbrido presidencial-parlamentario.
Mongolia se caracteriza por la multitud de tribus nómadas que, desde tiempos remotos, han recorrido y habitado sus extensos parajes. Una historia de tradiciones diversas y de convivencia, marcada en los últimos tiempos por la búsqueda de la paz, en palabras de Bruni.
El catolicismo en Mongolia
En la actualidad, el catolicismo representa el 0,04% de la religión de los habitantes de Mongolia. Una nación en la que predomina el budismo tibetano, el chamanismo tradicional y el islam (en menor medida). En los últimos decenios, Mongolia ha visto crecer las comunidades cristianas, católicas, evangélicas y otras denominaciones protestantes. Esta multiplicidad de confesiones se hará presente en el encuentro ecuménico e interreligioso
La historia del catolicismo en Mongolia está ligada a la historia de la Congregación del Inmaculado Corazón de María (o Misioneros de Scheut), fundada por el belga Teófilo Verbist. Esta historia misionera es una de las características de su comunidad católica, como quiso destacar en el briefing para la prensa, el director de la Sala Stampa, Matteo Bruni.
Verbist sería uno de los primeros misioneros en adentrarse en la nación asiática. Este carisma de apostolado entre los no cristianos, propio de los Misioneros del Inmaculado Corazón de María llevó a otros miembros de la congregación a tierras mongolas a lo largo de los siglos. De hecho, en 1863 la Congregación de Propaganda Fide confió a esta congregación la administración de la misión en Mongolia.
Teófilo Verbist murió en Laohoukeou, una localidad de Mongolia Interior, el 23 de febrero de 1868. La presencia de la comunidad ha sido una constante hasta hoy, tanto en sus ramas femenina como masculina.
En la época soviética, la prohibición de la práctica religiosa fue especialmente dura con las confesiones cristianas cuya presencia, al menos en las cifras oficiales, era prácticamente nula.
En 1991, Mongolia y la Santa Sede establecen relaciones diplomáticas y se establece nuevamente, una comunidad de Misioneros del Inmaculado Corazón de María. Allí llegaría Wenceslao Selga Padilla que fue nombrado superior eclesiástico de la misión sui iuris de Urga (Antiguo nombre de Ulan Bator).
El padre Wenceslao sería nombrado primer prefecto de Ulán Bator por san Juan Pablo II en 2002, cuando se establece esta prefectura. Padilla, es una de las figuras más recordadas y queridas por los mongoles, su especial atención y cuidado de los niños de la calle, las personas sin casa, los discapacitados y ancianos, fue una constante hasta su muerte, en 2018 y sin él no se entiende el restablecimiento del culto católico en la capital mongola.
En la actualidad, el Anuario Pontificio Vaticano recoge 1.394 católicos en todo el país. Se reparten en 8 parroquias que cuentan con la atención de 25 sacerdotes (6 diocesanos y 19 sacerdotes religiosos). Junto a ellos, 5 religiosos varones no sacerdotes, 33 religiosas, 1 misionero laico y 35 catequistas. Un dato esperanzador, Mongolia en la actualidad cuenta con 6 seminaristas mayores.
Una pequeña comunidad fiel a Roma a la que el Papa les dirigirá palabras de aliento.
El viaje papal
El Papa inicia el día 31 de agosto este viaje papal, el número 43 de su pontificado, a Mongolia. Un viaje de largo trayecto que, unido a la salud del Papa, algo delicada, hará que los actos, excepto el recibimiento oficial en el aeropuerto, comiencen una jornada más tarde de la llegada del Santo Padre al país.
De entre los actos de este viaje, cuya agenda se puede ver en la web del Vaticano, destaca el encuentro con los obispos, sacerdotes, misioneros, consagrados, consagradas y agentes pastorales en la Catedral de San Pedro y San Pablo. Este templo, construido en el pasado decenio, recuerda en su estructura a las tradicionales yurtas mongolas y su silueta forma parte del logo oficial del viaje.
Al día siguiente, el Teatro Hun será testigo del encuentro ecuménico e interreligioso, uno de los puntos centrales del viaje A él asistirán representantes de casi todas las religiones presentes en el país: budismo tibetano, chamanismo tradicional así como confesiones protestantes diversas.
Quizás uno de los asuntos más llamativos de este viaje es la total ausencia de representantes ortodoxos en este encuentro. La comunidad ortodoxa tiene una pequeña presencia en Mongolia, localizada en Ulan Bator, y depende de la Iglesia ortodoxa rusa, liderada por el patriarca de Moscú. En este sentido, Mateo Bruni, destacó durante el briefing de presentación de este viaje a la prensa que «la puerta está abierta siempre».
La tarde del domingo 3 de septiembre será el momento de la celebración de la Santa Misa en el Steppe Arena. A esta Misa se esperan peregrinos no sólo de Mongolia sino de China, Rusia, Macao, Corea del Sur, Vietnam o Kirguistán, entre otras naciones.
El broche final: la casa de la Misericordia
Sin duda, uno de los puntos más esperados e este viaje será el encuentro que pondrá el broche final a esta visita: la inauguración de la Casa de la Misericordia.
Este proyecto, que se inició hace 4 años, tiene atenderá, especialmente, a mujeres y menores de edad víctimas de la violencia doméstica. Además tiene una zona habilitada para acoger a personas sin hogar y también servirá como albergue temporal para inmigrantes.
Un significativo broche final, como destacó Mateo Bruni, concluir este viaje con una llamada a «la atención a los más pobres».
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Se cumplen 60 años del famoso “Tengo un sueño” de Martin Luther King Jr.
El 28 de agosto se conmemoraron 60 años del evento que marcó uno de los momentos más importantes de la lucha por los derechos civiles en los Estados Unidos: "La marcha por el trabajo y la libertad".
Gonzalo Meza·31 de agosto de 2023·Tiempo de lectura: 5minutos
El 28 de agosto se conmemoraron 60 años del emblemático evento que marcó uno de los momentos más importantes de la lucha por los derechos civiles en los Estados Unidos en Washington D.C.: «La marcha por el trabajo y la libertad». En esa ocasión, 250 mil personas marcharon desde el Monumento a George Washington hasta la explanada del Memorial de Abraham Lincoln en la Explanada Nacional («National Mall») para protestar contra la discriminación racial y apoyar lo que entonces era solo una propuesta de ley sobre los derechos civiles para ser aprobada en el Congreso norteamericano.
Aquella convocatoria del 28 de agosto de 1963 fue lanzada por el grupo conocido como los «Seis grandes» del movimiento de los derechos civiles en EUA: James Farmer, John Lewis, A. Philip Randolph, Roy Wilkins, Whitney Young y el Rev. Dr. Martin Luther King Jr.
Los participantes en la marcha pedían igualdad ante la ley para todos: blancos, negros, asiáticos, hispanos, sin distinciones. Este evento fue uno de los vértices que dieron forma a la lucha por los derechos civiles en Norteamérica. Una batalla que ya se había iniciado desde los años cincuenta pero que se concretaría con una serie de acontecimientos clave. En primer lugar, la decisión del Tribunal Supremo de EUA en el histórico veredicto conocido como «Brown v. Board of Education» de 1954.
La Corte dictaminó que las leyes que establecían la segregación racial en las escuelas públicas eran inconstitucionales, incluso cuando dichas instituciones se regían bajo el principio de «segregadas pero iguales». Este veredicto anuló así la decisión de 1896 «Plessy v. Ferguson» que declaraba como constitucional la segregación racial. El caso de «Brown v. Board of Education» se inició cuando en 1951 una escuela pública en Topeka, Kansas, se negó a inscribir en el colegio a la hija de un afroamericano llamado Oliver Brown. Su familia y otras doce más presentaron una demanda ante el Tribunal de Distrito de Kansas. La sentencia fue negativa y por ello Brown, junto con Thurgood Marshall apelaron el fallo introduciéndolo ante la Corte Suprema. Marshall se convertiría más tarde en uno de los más grandes juristas norteamericanos y el primer afroestadounidense elegido juez en el Tribunal Supremo.
El boicot de autobuses
Otro acontecimiento que marcaría la historia de la lucha por los derechos civiles fue el llamado «Boicot de autobuses de Montgomery», Alabama, iniciado por Rosa Parks, una mujer estadounidense que fue arrestada por negarse a ceder su asiento del autobús de transporte público a una persona blanca. Hasta inicios de los años cincuenta los afroamericanos sólo se podían sentar en la parte trasera. Por dicha conducta fue encarcelada y multada. Esto provocó un boicot contra los autobuses públicos de Montgomery, protesta que fue dirigida por un pastor bautista poco conocido: Martin Luther King Jr.
A la manifestación de Alabama le seguiría otra en la costa este, la llamada «Sit-ins de Greensboro». En 1960 un grupo de estudiantes universitarios afroamericanos fueron a una tienda de la cadena «Woolworth» ubicada en Greensboro, Carolina del Norte, para comprar artículos y luego decidieron quedarse a almorzar en el mostrador. Al verlos cómodamente sentados y listos para pedir comida, la camarera les dijo enfáticamente: «Lo siento. Aquí no servimos a negros». Y se les pidió desalojar. Ante la negativa de los estudiantes el gerente intervino. Sin embargo, persistieron y se quedaron sentados («sit-in») en las bancas del mostrador hasta que la tienda cerró. Esta misma acción de quedarse sentados se repitió en otras tiendas similares de la región. Aunque muchos de los que participaron en dichos «sit-ins» fueron llevados presos por «conducta desordenada» y «perturbación de la paz», sus acciones tuvieron un impacto que trascendería las fronteras de Carolina del Norte, pues unos meses más tarde Woolworth y otros establecimientos públicos eliminarían sus políticas segregacionistas.
La marcha de agosto
La lucha por los derechos civiles tuvo su auge en «La marcha por el trabajo y la libertad» del 28 de agosto de 1963 en Washington D.C. El evento contó con la participación de varias personalidades, entre ellas Bob Dylan y varias luchadoras de los derechos civiles como Rosa Parks y Myrlie Evers, entre otras. El discurso final de dicho evento fue pronunciado por el Rev. Martin Luther King Jr., a los pies del Memorial de Abraham Lincoln, el presidente que en 1863 había proclamado la emancipación de tres y medio millones de afroamericanos esclavizados. Martin Luther King Jr., dijo: «Tengo un sueño: que un día sobre las rojas colinas de Georgia los hijos de quienes fueron esclavos y los hijos de quienes fueron propietarios de esclavos puedan sentarse juntos en la mesa de la fraternidad. Tengo un sueño: que un día incluso en el estado de Mississippi, un estado sofocante por el calor de la injusticia, sofocante por el calor de la opresión, se transforme en un oasis de libertad y justicia. Tengo un sueño: que un día allá abajo en Alabama… niños negros y niñas negras puedan darse la mano con niños blancos y niñas blancas, como hermanas y hermanos».
Un año después de esta histórica marcha el Congreso norteamericano aprobó la Ley de Derechos Civiles de 1964, la cual prohibió la discriminación civil y laboral basada en el sexo o la raza. Desde esa fecha hasta ahora se han dado avances y victorias legislativas en los derechos civiles.
Una lucha que sigue
Sin embargo, aún queda mucho trabajo por hacer, tal como lo reconoció el arzobispo de Baltimore William E. Lori en un mensaje que emitió con motivo del 60 aniversario de la marcha en Washington D.C.: «Tal vez nos consuele el progreso obtenido hasta ahora. O quizá tengamos la falsa creencia de que hemos llegado a una sociedad post-racial, en la cual, como señalaba el Dr. King la gente no es juzgada por el color de su piel. No obstante, basta mirar las desigualdades sociales que existen en materias de salud, patrimonio y prosperidad entre los grupos raciales en EUA, para darse cuenta de que aún no hemos llegado».
Esas disparidades sociales, afirma Lori, son las consecuencias que aún se arrastran del racismo que prevaleció en el país durante décadas y que algunos han denominado uno de los pecados originales de EUA. Ante ello, Mons. Lori dijo que es necesaria una continua conversión de corazón. Para hacerlo es necesario acudir a la doctrina social de la Iglesia, arraigada en la dignidad de la persona humana. «La sociedad pacífica y compasiva que el Dr. King soñó requiere la gracia de Dios y nuestro compromiso de enseñar, aprender y practicar acciones no violentas para fomentar el cambio social». El Arzobispo Lori exhortó a reflexionar sobre el racismo a partir de dos reflexiones pastorales de su autoría denominadas: «El poder perdurable del Dr. Martin Luther King Jr., y los principios de la no violencia», del 2018 y «El itinerario a la justicia racial: arrepentimiento, sanación y acción» del 2019.
Las consecuencias de décadas de segregación racial se dejan sentir 60 años después de la histórica marcha en la capital de la nación. El sueño del Dr. King aún está por realizarse tal como él lo planteó. «Y cuando esto ocurra y cuando permitamos que suene la libertad, cuando la dejemos sonar desde cada poblado y cada aldea, desde cada estado y cada ciudad, podremos acelerar la llegada de aquel día en el que todos los hijos de Dios, hombres blancos y hombres negros, judíos y gentiles, protestantes y católicos, sean capaces de juntar las manos y cantar en las palabras del viejo (cántico) espiritual negro: “¡Al fin libres! ¡Al fin libres! ¡Gracias a Dios Omnipotente! Somos al fin libres».
La cruz como camino de salvación. Domingo XXII del Tiempo Ordinario (A)
Joseph Evans comenta las lecturas del XXII domingo del Tiempo Ordinario y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.
Joseph Evans·31 de agosto de 2023·Tiempo de lectura: 2minutos
Las grandes religiones del mundo han intentado abordar el problema del sufrimiento de diferentes maneras. El budismo propone una vía ascética para intentar liberarnos de todas las pasiones, aspirando a un desapego tan radical de ellas que podamos ser indiferentes incluso al sufrimiento. La cumbre del pensamiento judío e islámico es reconocer lo poco que sabemos y que el sufrimiento forma parte de un plan divino mayor que nunca podremos, y ni siquiera deberíamos intentar, comprender. Solo debemos aceptarlo. Vemos este enfoque en el libro de Job del Antiguo Testamento. Pero el cristianismo, basado en la vida de Jesús y en la profecía de Isaías que anuncia un Mesías que salva al pueblo a través del sufrimiento (algo que el antiguo Israel nunca pudo aceptar), llegó a ver en el sufrimiento un camino hacia la salvación, la nuestra y la de los demás. En el evangelio de hoy, Jesús anuncia este camino a los apóstoles, pero Pedro, demasiado influido aún por su formación judía, se escandaliza ante esta posibilidad.
“Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: ‘¡Lejos de ti tal cosa, Señor! Eso no puede pasarte’”.
Pedro comete un error tan grande que Nuestro Señor tiene que reprenderle públicamente. “Dijo a Pedro: ‘¡Ponte detrás de mí, Satanás! Eres para mí piedra de tropiezo, porque tú piensas como los hombres, no como Dios’”. Al intentar apartar a Jesús de su Pasión, Pedro actuaba, aunque sin saberlo, como instrumento de Satanás, porque es a través del sufrimiento como Cristo nos salvaría. Es un misterio que nunca llegaremos a comprender del todo. Pero al menos podemos percibir que el mal causa necesariamente sufrimiento y que, aceptando su “aguijón” en unión amorosa con Dios, podemos convertir algo malo en algo bueno. El veneno del pecado trae sufrimiento, pero podemos aceptar este sufrimiento y vencerlo mediante el “antídoto” del amor. Así insiste Nuestro Señor: “Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga”. Debemos estar dispuestos a perder esta vida, explica, para ganar la otra. Con la misma visión, san Pablo nos exhorta a presentar “vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios; este es vuestro culto espiritual”. Aceptado con amor, el sufrimiento puede convertirse en una forma de culto, corporal al menos, aunque nuestra mente no esté suficientemente lúcida para rezar. El profeta Jeremías, en la primera lectura de hoy, aunque no capta plenamente el poder salvador del sufrimiento, lo vislumbra en su determinación de seguir proclamando la palabra de Dios aunque sufra el ridículo por ello. Merece la pena hacerlo fielmente incluso cuando “la palabra del Señor me ha servido de oprobio y desprecio a diario”.
La homilía sobre las lecturas del domingo XXII del Tiempo Ordinario (A)
El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas del domingo.
El Papa exalta a Catalina Tekakwitha, primera nativa norteamericana santa
El Santo Padre Francisco ha alabado esta mañana a santa Catalina Tekakwitha, primera nativa norteamericana en ser canonizada, al elogiar su “gran amor a la Cruz ante las dificultades e incomprensiones”, “signo definitivo del amor de Cristo por todos nosotros”. El Papa ha animado a “que también nosotros sepamos vivir lo ordinario de manera extraordinaria”.
Francisco Otamendi·30 de agosto de 2023·Tiempo de lectura: 4minutos
Un día antes de iniciar su viaje apostólico “al continente asiático, para visitar a los hermanos y hermanas de Mongolia”, para el que el Papa ha solicitado que “me acompañen con su oración”, el Romano Pontífice ha reanudado la mañana de hoy el ciclo de catequesis sobre ‘La pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente”. El objeto de su reflexión ha sido la primera santa nativa de Norteamérica, Catalina Tekakwitha.
En sus primeras palabras en el Aula Pablo VI, repleta de fieles de diversos países, Francisco ha recordado en la Audiencia general algunos rasgos de la biografía de la santa norteamericana. Tal como ha referido Omnes, Catalina Tekakwitha nació en 1656 en Ossernenon, que formaba parte de la Confederación iroquesa. Esta unión de naciones tenía su capital en el actual Estado de Nueva York. Catalina era hija de un jefe mohawk y una india algonquina (del este de Canadá). Su madre era cristiana, pero su padre era pagano, por lo que la joven india no se acercó realmente a la fe hasta que cumplió los dieciocho años.
“Muchos de nosotros”, ha subrayado el Papa, “también fuimos presentados al Señor por primera vez en el ámbito familiar, sobre todo por nuestras madres y abuelas. La evangelización comienza a menudo así: con gestos sencillos, pequeños, como los padres que ayudan a sus hijos a aprender a hablar con Dios en la oración y les hablan a ellos de su amor grande y misericordioso. Las bases de la fe de Catalina, y a menudo también para nosotros, se pusieron de este modo”.
Cuando Catalina tenía cuatro años, una grave epidemia de viruela azotó a su pueblo. Tanto sus padres como su hermano menor murieron y la misma Catalina quedó con cicatrices en su rostro y problemas de visión. “A partir de ese momento Catalina tuvo que enfrentarse a muchas dificultades: ciertamente las físicas debidas a los efectos de la viruela, pero también las incomprensiones, las persecuciones e incluso las amenazas de muerte que sufrió tras su Bautismo el domingo de Pascua del 1676”, ha recordado el Papa.
“Una santidad que atraía”
“Todo esto hizo que Catalina sintiera un gran amor por la cruz, signo definitivo del amor de Cristo, que se entregó hasta el final por nosotros. En efecto, el testimonio del Evangelio no consiste sólo en lo que es agradable; también debemos saber llevar nuestras cruces cotidianas con paciencia, con confianza y esperanza”, ha señalado el Papa Francisco.
La decisión de bautizarse “provocó incomprensiones y amenazas entre los suyos, por lo que tuvo que refugiarse en la región de los mohicanos, en una Misión de los Padres jesuitas. Estos acontecimientos suscitaron en Catalina “un gran amor por la cruz, que es a su vez el signo definitivo del amor de Cristo por todos nosotros. En la comunidad, ella se distinguió por su vida de oración y de servicio humilde y constante” a los niños de la misión a los que enseñó a rezar, a los enfermos y a los ancianos.
En la misión jesuita, cercana a Montreal, Catalina “asistía a misa todas las mañanas, dedicaba tiempo a la adoración ante el Santísimo Sacramento, rezaba el Rosario y llevaba una vida de penitencia”, “prácticas espirituales que impresionaban a todos en la Misión; reconocían en Catalina una santidad que atraía porque nacía de su profundo amor a Dios”, ha manifestado el Santo Padre.
“Vivir lo ordinario de manera extraordinaria”
Aunque la animaron a casarse, ha proseguido el Papa, “Catalina, en cambio, quería dedicar su vida por completo a Cristo. Imposibilitada a entrar en la vida consagrada, hizo voto de virginidad perpetua el 25 de marzo de 1679, solemnidad de la Anunciación. Su elección revela otro aspecto del celo apostólico: la entrega total al Señor. Por supuesto, no todos están llamados a hacer el mismo voto de Catalina; sin embargo, todo cristiano está llamado a comprometerse diariamente con corazón indiviso en la vocación y en la misión que Dios le ha confiado, sirviendo a Él y al prójimo con espíritu de caridad”, ha manifestado.
Francisco ha señalado que “en Catalina Tekakwitha, por tanto, encontramos a una mujer que dio testimonio del Evangelio, no tanto con grandes obras, porque nunca fundó una comunidad religiosa ni ninguna institución educativa o caritativa, sino con la alegría silenciosa y la libertad de una vida abierta al Señor y a los demás. También en los días previos a su muerte, acaecida a la edad de 24 años, el 17 de abril de 1680, Catalina cumplió su vocación con sencillez, amando y alabando a Dios y enseñando a aquellos con los que vivía a hacer lo mismo. De hecho, sus últimas palabras fueron: ‘Jesús, te amo’”.
“En definitiva”, ha concluido el Papa, “supo dar testimonio del Evangelio viviendo lo cotidiano con fidelidad y sencillez. Que también nosotros sepamos vivir lo ordinario de manera extraordinaria, pidiendo la gracia de ser —como esta joven santa— auténticos seguidores de Jesús”.
Canonizaciones en Francia y en Polonia
En su saludo a los peregrinos de lengua francesa, el Papa se ha referido en especial “a las Hermanas de la Presentación de María, que celebran su Capítulo General, a la luz de la reciente canonización de la fundadora Marie Rivier”. Y entre los de lengua inglesa,
ha saludado “a los ciclistas que han venido desde Inglaterra, con la seguridad de mis oraciones por su compromiso en la lucha contra el cáncer”, y de modo particular a los provenientes de Malta y a diversos grupos de Estados Unidos.
En Polonia “esperan con impaciencia la inminente beatificación de la familia Ulma. En muchas parroquias la novena, que comenzará pasado mañana, será una preparación espiritual para el acontecimiento. Que el ejemplo de esta heroica familia”, ha añadido el Santo Padre, “que sacrificó su vida para salvar a los judíos perseguidos, os ayude a comprender que la santidad y los actos heroicos se logran mediante la fidelidad en las pequeñas cosas”.
Ucrania y segunda Laudato si’
Al saludar a los peregrinos de lengua italiana, entre otros destinatarios, el Papa ha renovado “nuestra cercanía y nuestras oraciones por la querida y atormentada Ucrania, tan probada por grandes sufrimientos”.
El Papa ha recordado la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, que se celebra este viernes, 1 de septiembre. Y ha reiterado que tiene intención de publicar una segunda Laudato si’ el 4 de octubre, fiesta de san Francisco de Asís. En una audiencia con juristas el pasado 21 de agosto, Francisco reveló esta próxima exhortación.
La familia Ulma: una vida normal, base de su entrega extraordinaria
Antes de la próxima beatificación de Józef y Wiktoria Ulma y sus siete hijos, que tendrá lugar el 10 de septiembre en Markowa, la Conferencia Episcopal Polaca envió una carta pastoral a los fieles. Se trata de una beatificación sin precedentes. Toda la familia será llevada a los altares, incluido el bebé que esperaba Wiktoria cuando fue asesinada.
Ignacy Soler·30 de agosto de 2023·Tiempo de lectura: 10minutos
Los hechos son conocidos: durante la segunda guerra mundial, todos los miembros de la familia Ulma fueron asesinados por ocultar a familias judías en sus posesiones. El mayor de los hijos tenía ocho años y el menor año y medio. La madre esperaba un hijo que ya tenía siete meses.
Junto con ellos fueron asesinados ocho judíos de las familias Szall y Goldman, incluida la pequeña hija de este último. En la carta publicada ante esta beatificación, los obispos polacos subrayan que la familia Ulma «es una inspiración para los matrimonios y las familias modernas. Su actitud heroica es un testimonio de que el amor es más fuerte que la muerte», se lee en la carta del episcopado.
Mártires
El acto heroico de la familia Ulma fue reconocido por la Iglesia católica como un martirio de la fe. Es lógico preguntarse: ¿Por qué mártires? La motivación de este martirio es clara y elocuente: una manifestación de la fe cristiana es la defensa por amor de la vida del prójimo. En este caso no hubo ningún tipo de dudas, todo fue más fácil gracias a la innovadora decisión de san Juan Pablo II sobre la canonización de Maximiliano Kolbe. Fue entonces cuando el Papa polaco afirmó que para reconocer a alguien como santo basta con demostrar que el candidato a la santidad dio su vida por otra persona.
La beatificación de Maximiliano Maria Kolbe, realizada por san Pablo VI en 1971, por diversas razones, incluidas las políticas, fue como defensor de fe no como mártir. Juan Pablo II rompió la tradición y decidió que dar la vida por un hombre en el campo de Auschwitz era motivo suficiente para la canonización como mártir, sin exigir el proceso de un nuevo milagro. Este gesto de hace cuarenta años abrió el camino a todas las beatificaciones y canonizaciones que tienen lugar con esta fórmula ampliada, es decir, dar la vida por otro hombre, como consecuencia de la fe cristiana vivida es un acto de testimonio de fe, es ser mártir.
«Al preparar la ceremonia de beatificación, queremos contemplar su santidad y sacar de ella un ejemplo para los matrimonios y las familias contemporáneas. Será una beatificación sin precedentes, porque por primera vez toda la familia será elevada a los altares y por primera vez será beatificado un niño no nacido» escribieron los obispos.
Los obispos destacaron que Józef y Wiktoria Ulma muestran la belleza y el valor del matrimonio basado en Cristo. “Su amor, realizado en la vida cotidiana, también puede motivarlos a abrirse a la vida y asumir la responsabilidad de la educación de la generación joven. La actitud heroica del amor hacia el prójimo debería impulsarnos a vivir no tanto para nuestro propio confort o el deseo de poseer, sino para vivir como un don de nosotros mismos a los demás.
“A la espera de la beatificación, miremos el ejemplo de una familia extraordinaria que alcanzó la santidad en circunstancias de vida ordinarias. Es una inspiración para los matrimonios y las familias contemporáneas”.
Extraordinaria santidad en lo ordinario de la vida
“¡Debes decidirte a ser santo! Los santos deben ser bajados de las nubes y convertirse en un ideal cotidiano y normal para los creyentes” (Rev. F. Blachnicki. Cartas al prisionero, Krościenko 1990, pp. 15-16).
La familia de Józef y Wiktoria Ulma vivió a principios del siglo XX en Markowa, en Podkarpacie. Tuvieron siete hijos. Como cabeza de familia, Józef combinó el cuidado de sus seres queridos con el trabajo duro en la granja. Al mismo tiempo, estaba abierto al desarrollo y al conocimiento. A pesar del esfuerzo que dedicó a administrar la granja, pudo encontrar tiempo para disfrutar de su pasión por la fotografía, la apicultura, la cría de gusanos de seda, la encuadernación y la horticultura. Él mismo construyó una cámara y un molino de viento, que utilizó para generar electricidad.
La pasión de Józef por la fotografía la utilizó para registrar no solo la vida de sus seres queridos, sino también eventos locales, iglesias y celebraciones familiares. También hizo fotos por encargo, retratos para documentos, gracias a los cuales se dio a conocer en toda la zona. Inspiró a otros no solo por sus conocimientos y habilidades, sino también con su constante disposición a ayudar y dar consejos.
Wiktoria Ulma, de soltera Niemczak, era una esposa y madre ejemplar, con gran esmero y amor se preocupaba por la buena educación católica de sus hijos. Provenía de un hogar donde el principio era que ningún hombre que pidiera ayuda podía ser rechazado. Siempre fue un apoyo para su esposo, y en el momento trascendente, cuando tuvieron que decidir acoger a los judíos amenazados de muerte, ella dio testimonio de su amor por los demás. Trató de introducir un ambiente amable y amistoso en el hogar, enfatizando que la familia debe basarse en el respeto mutuo, la bondad y la devoción.
Józef y Wiktoria se casaron el 7 de julio de 1935 en la iglesia local. Pronto la familia empezó a crecer. Nacieron Stasia, Basia, Władzio, Franuś, Antoś y Marysia, y en el momento de su trágica muerte, Wiktoria estaba en estado de bienaventuranza con otro hijo.
La familia Ulma trató su matrimonio como una comunidad de personas que confían, aman y luchan por la santidad mediante el fiel desempeño de sus deberes diarios. En sus vidas se realizó la esencia del sacramento del matrimonio, en el que Cristo mismo «Permanece con ellos, les da la fuerza de seguirle tomando su cruz, de levantarse después de sus caídas, de perdonarse mutuamente, de llevar unos las cargas de los otros». (Catecismo de la Iglesia Católica, 1642).
Su amor humano fue purificado por la gracia del sacramento del matrimonio, llevado a la plenitud, y por el poder del Espíritu Santo impregnó sus vidas de fe, esperanza y amor.
La cotidianidad de su matrimonio se basó en gestos reales y concretos a través de los cuales Dios habita en esta diversidad de dones y encuentros. Vivieron las promesas hechas el día de la boda, cumpliendo cada día la alianza del amor conyugal fiel.
Como afirmó el Papa Francisco durante la audiencia del 28 de noviembre de 2022, la familia de Józef y Wiktoria Ulma debe ser “un ejemplo de fidelidad a Dios y a sus mandamientos, amor al prójimo y respeto a la dignidad humana”.
Mirando el ejemplo de la vida matrimonial de Józef y Wiktoria, vale la pena percibir nuestros hogares como lugares donde el amor de Dios es visible y personal, donde se manifiesta en hechos concretos, y Cristo está presente en los sufrimientos, las luchas y las alegrías de cada día. Fortalece y aviva el amor, reinando con su alegría y paz.
El matrimonio Ulma, abierto a la vida
“La tarea fundamental de la familia es servir a la vida” (Juan Pablo II, Familiaris Consortio, 28).
Józef y Wiktoria descubrieron la vocación a una participación especial en la obra creativa de Dios, a través de la vida de sus siete niños. A pesar de las difíciles condiciones, no temían la adversidad. Confiaron en la Providencia de Dios. Creían que Dios, al dar vida, también da fuerza para realizar plenamente la vocación a la maternidad y paternidad.
Se preocupaban por la buena educación de sus hijos, basada en valores evangélicos. Vivían una vida de fe bajo su propio techo. Transmitieron una fe viva a los niños a través del ejemplo de vida y la enseñanza de la oración. Los niños aprendieron a hablar con Dios viendo a sus padres hacerlo. En la oración familiar encontraron fuerza para hacer sacrificios diarios y testificar a Cristo. Los Ulma enseñaron a sus hijos a adorar a Dios tanto en la iglesia como en casa. Nos introdujeron a experimentar la Santa Misa y a practicar el amor al prójimo.
Wiktoria, como madre amorosa, dedicó tiempo a sus hijos, ayudándolos a aprender, ocupándose de su crianza y educación. Por los relatos de los testigos, sabemos que enseñaba a los niños las tareas del hogar y la limpieza en el hogar y en los alrededores, el cuidado de los hermanos menores y el cuidado entre ellos. Disfrutaba del ambiente de amor entre hermanos. Observó cómo formaban una comunidad mientras trabajaban, jugaban, caminaban y oraban. Józef, por su parte, enseñó a sus hijos a trabajar en la granja y en el huerto y respondió a sus numerosas preguntas.
Amor misericordioso
“El amor comienza en el hogar y se desarrolla en el hogar” (Madre Teresa de Calcuta), pero no termina ahí. Debe irradiar a los demás.
La vida de los Venerables Siervos de Dios Józef y Wiktoria consistió en innumerables sacrificios y obras de amor todos los días. El fruto de adoptar este estilo de vida fue la heroica decisión de ayudar a los judíos condenados al exterminio. No fue apresurado, sino que fue el resultado de la lectura de la Palabra de Dios, que moldeó sus corazones y sus mentes y, por tanto, su actitud hacia el prójimo. Para ellos, la Biblia era el auténtico libro de la vida, como lo confirman los fragmentos destacados del Evangelio, especialmente la parábola del Buen Samaritano.
Los Ulma, tratando de vivir como Cristo, implementando diariamente el mandamiento del amor, estaban dispuestos a dar la vida por el prójimo. Józef y Wiktoria decidieron acoger a ocho judíos, a pesar de la amenaza de pena de muerte de los alemanes por ayudar a ocultar judíos. Tres familias se refugiaron en el desván de su pequeña casa: los Goldman, los Grünfeld y los Didner. Durante muchos meses, les proporcionaron un techo sobre sus cabezas y comida, lo que fue un verdadero desafío durante la guerra.
Su actitud abnegada tuvo su trágico final el 24 de marzo de 1944. Luego los nazis alemanes irrumpieron en su casa, dispararon cruelmente a los judíos que escondían y luego Józef y Wiktoria fueron asesinados delante de los niños. La tragedia fue el asesinato de niños. Józef y Wiktoria Ulma, plenamente conscientes del riesgo, sacrificaron sus vidas para salvar a los judíos necesitados. Su actitud heroica es un testimonio de que el amor es más fuerte que la muerte.
Markowa: un pueblo de justos entre las naciones.
No se trata de intentar beatificar una nación, ni de exponer el lado positivo de una gran parte de la sociedad polaca durante la gran guerra. Se quiere preparar un hermosa ceremonia de beatificación de una familia que sacrificó su vida para salvar a los judíos.
La base de datos del Instituto de la Memoria Polaca tiene archivados los nombres de unas seis mil personas que pagaron con sus vidas el ocultar a judíos durante la segunda guerra. Por eso la familia Ulma no es una excepción.
Cabe destacar el papel de inspiración cristiana del movimiento campesino en la formación de las actitudes de Józef y Wiktoria (Józef fue, entre otros, presidente del Comité de Educación Agrícola de la Junta Distrital de Jóvenes de la República de Polonia «Wici»).
Se tiene una lista de personas de Markowa que escondieron a familias judías. Eran Michał y Maria Bar, Antoni y Dorota Szylar, Józef y Julia Bar, Michał y Katarzyna Cwynar, Michał y Wiktoria Drewniak. Además de la familia Ulma, alrededor de 9 familias participaron en la ayuda. Gracias a esto probablemente se salvaron 21 judíos en Markowa. Las familias que acogieron a judíos, incluidos niños, ascendían a casi 36 personas.
Algunos describieron a Marków como «el pueblo de los justos entre las naciones». Es mejor decir que era un pueblo donde vivían muchos Justos. Sin embargo, los que participaron activamente en la ayuda a los judíos perseguidos no constituían la mayoría de los habitantes, porque en aquella época la ciudad contaba con unas 4.000 personas, de los cuales un diez por ciento eran judíos. Por supuesto, esto no es sorprendente, porque el heroísmo no es un atributo de la mayoría de la sociedad. Siempre los grandes héroes son los que están en minoría, por eso son tan apreciados.
Entre los polacos también hubo personas que entregaron judíos a los alemanes, o delataron a familias polacas que escondían judíos, o incluso participaron en esos asesinaron. El ocupante los alentaba. Sin embargo, con motivo de la beatificación de los Ulma, se quiere recordar que hubo otras familias en Polonia que, contrariamente a la ley alemana, ayudaron a los judíos. Hubo muchos polacos que se atrevieron a ayudar. La familia Ulma es la más famosa, pero hubo muchos más y que gracias a esta beatificación el mundo puede descubrir que el comportamiento humano y cristiano hasta el heroísmo no es propiedad de unos pocos.
¿Qué nos dice hoy la familia Ulma?
La familia Ulma es un ejemplo de un «fenómeno muy amplio» que fue el rescate de judíos por parte de los polacos durante la Segunda Guerra Mundial. No decenas, ni cientos, ni miles, sino cientos de miles de personas participaron en esta actividad. ´Salvar a los judíos´ se puede afirmar que fue una divisa para muchos polacos. Esta actividad fue organizada y llevada a cabo sistemáticamente por el Estado clandestino polaco y el gobierno en el exilio. Ayudar a los judíos era oficialmente uno de los objetivos del Estado clandestino.
La familia Ulma y su comportamiento es vista hoy día como una actitud ética especial que debería mantenerse en Polonia. La actitud de los Ulma, en la que hoy vemos el mayor heroísmo, podría haberse percibido de otra manera durante la guerra.
En aquel entonces, muchos no lo vieron como heroísmo. Es necesario conocer el contexto del antisemitismo polaco de antes de la guerra -tanto el antisemitismo popular como el antisemitismo de las élites- y el contexto de la cruel ley alemana que prohibía ayudar a los judíos.
La familia Ulma debería ser un modelo para el mundo, su ejemplo tiene que seguir presente en Polonia. En la Polonia de antes de la guerra existían actitudes antijudías, había un conflicto real de intereses nacionales y económicos, pero sin llegar nunca a una discriminación legal como ocurrió en el Tercer Reich. Incluso personas con actitudes antijudías antes de la guerra, como Zofia Kossak-Szczucka, pidieron ayuda a los judíos perseguidos por los alemanes.
Vale la pena señalar que las Ulmas son un ejemplo de santidad en la vida cotidiana, santidad que la historia ha puesto a prueba. Hay que saber que en Markowa prevalecían relaciones normales y de buena vecindad entre polacos y judíos. Es imposible entender la historia de la familia Ulma si no se conoce la historia del pueblo de Markowa.
En espera de la beatificación, miremos el ejemplo de una familia extraordinaria que alcanzó la santidad en circunstancias de vida ordinaria. Es una inspiración para los matrimonios y las familias modernas. Józef y Wiktoria Ulma muestran, sobre todo, la belleza y el valor del matrimonio basado en Cristo, donde la gracia de Dios es el fundamento de todo.
Su amor realizado en la vida cotidiana también puede motivarlos a estar abiertos a la vida y a asumir la responsabilidad de la educación de la generación joven. La actitud heroica de amor hacia el prójimo debería estimularnos a vivir no tanto para nuestro propio confort o el deseo de poseer, sino para vivir como un don de nosotros mismos a los demás.
El Papa pone el foco sobre quienes viven al margen de la sociedad
La Red Mundial de Oración del Papa Francisco ha publicado el vídeo del mes de septiembre. En esta ocasión, el Papa pide oraciones por aquellos que “viven al margen de la sociedad”.
El vídeo del Papa Francisco con su intención de oración para septiembre ya se ha hecho público. Durante este mes, el Pontífice pide a los católicos que oren por quienes “viven al margen de la sociedad”.
El Papa denuncia la indiferencia generalizada. Pone el énfasis en los medios de comunicación, donde no se denuncia la situación en la que viven más de 700 millones de personas. La “cultura del descarte”, dice Francisco, “domina nuestras vidas, nuestras ciudades, nuestro modo de vivir”.
Ante esta situación, el Santo Padre pide que “dejemos de hacer invisibles a los que están al margen de la sociedad, ya sea por motivos de pobreza, dependencias, enfermedades psíquicas o minusvalías”. De este modo, podremos pasar de la cultura del descarte a una “cultura de acogida”.
Por tanto, el Papa pide que “oremos para que las personas que viven al margen de la sociedad, en condiciones de vida infrahumanas, no sean olvidadas por las instituciones y nunca sean descartadas”.
Extracto del vídeo con la intención de oración del Papa
José Ángel Saiz Meneses: “Las hermandades tienen cada vez más una conciencia evangelizadora”
Pastorea la archidiócesis de Sevilla desde 2021. A la sede hispalense llegó desde Terrasa, lo que supuso un cambio sustancial en el perfil de diócesis. Sevilla es además uno de los grandes epicentros de la Semana Santa española, una de las manifestaciones de la piedad popular más arraigadas y, en poco más de un año, la archidiócesis acogerá el II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular.
La cuenta de twitter del arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses (Sisante (Cuenca) 2 de agosto de 1956) daba cuenta de un hecho: el pasado 12 de agosto, el Obispo Auxiliar de Sidney, mons. Richard Umbers y un equipo de su diócesis visitaban Sevilla durante varios días para aprender, en el terreno, sobre las Hermandades y Cofradías. Además de simpática, la anécdota es reveladora: la piedad popular es, en la actualidad, el principal freno a la secularización en las naciones occidentales.
Este año, se cumplía además el trigésimo aniversario de la visita de san Juan Pablo II a la aldea del Rocío. Allí, en el corazón de una de las devociones populares más queridas de España, el santo Papa alentó a los católicos a ahondar en “los fundamentos de esta devoción, seáis capaces de dar a estas raíces de fe su plenitud evangélica; esto es, que descubráis las razones profundas de la presencia de María en vuestras vidas como modelo en el peregrinar de la fe”.
Recordando este acontecimiento y con la vista puesta en la fuerza innegable de la piedad popular, los obispos de las diócesis del sur de España publicaron la Carta Pastoral “María, Estrella de la evangelización. La fuerza evangelizadora de la piedad popular”, en la que afirman cómo la piedad popular “recoge lo mejor de cada cultura y lo convierte en expresión viva de la fe”.
En esta entrevista con Omnes, Mons. Saiz Meneses, que prepara ya el congreso de piedad popular, destaca cómo las «Hermandades son una realidad trasversal, como la misma Iglesia» y la piedad popular es sin duda «un dique de contención de la secularización».
Usted ha podido impregnarse de la importancia de la piedad popular en una diócesis tan señera en este aspecto como Sevilla. ¿Es verdaderamente dique de contención de la secularización?
–Llegué a Sevilla hace dos años. Vengo de Cataluña. En Tarrasa, acompañaba a 24 hermandades rocieras que no podían ir al Rocío y celebraban su romería allí, con mucho cariño. Aquello era como una plantita de piedad popular. Aquí, en Sevilla es un bosque entero. En esta diócesis tenemos Hermandades con miles de hermanos, algunas con más de 16.000. En estos años, por mis manos no ha pasado ningún expediente de supresión de ninguna hermandad; en cambio, peticiones de nuevas hermandades hay continuamente. Por lo tanto, es un fenómeno al alza.
He podido constatar que la mitad sur de España está menos secularizada que la mitad norte y esto, en buena parte, se debe a este mundo de las Hermandades y Cofradías. ¿Por qué? Porque la trasmisión de la fe, que es algo tan importante en la vida y la pastoral de la Iglesia, en las Hermandades se sigue haciendo de una manera natural.
Cuando habla de ese modo natural, ¿a qué se refiere concretamente?
–La fe se transmite en las Hermandades como por ósmosis. Se vive. Durante la Semana Santa, suelo aprovechar para ir a la salida de las procesiones que puedo, sobre todo en parroquias de barrio. Me llama la atención ver a mamás vestidas de nazarena, con niños en brazos, que no andan, vestidos también de nazarenos, y ese niño, cuando empiece a andar, ya irá junto a su madre acompañando a la Virgen o a Cristo.
Mons. Saiz Meneses junto al Papa Francisco.
El junio pasado, viajé junto a la comisión ejecutiva del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular para ver al Papa Francisco y recordé este ejemplo. El Papa comentó que las madres usan un “dialecto materno” para transmitir la fe, que son las que hablan a sus hijos pequeños de la Virgen, de Jesús… que los llevan junto a ellas, en brazos a esta fe.
Esto se vive, con naturalidad, en las Hermandades y explica ese freno de la secularización.
Hay quien, aun a día de hoy, encasilla la piedad popular en una mera muestra de “sentimentalismo”…
–En dos casillas: la del sentimentalismo y en la de la escasa cultura. Hace años, sobre todo, parecía que la piedad popular era la propia de personas con escasa cultura. Que era propia de gente con escasa formación que “no podían aspirar a más”. No es así.
Yo recibo a muchas juntas de gobierno de hermandades que vienen a presentar sus acciones y proyectos y me encuentro con empresarios, directivos de empresas, muchos profesores y catedráticos de Universidad. Junto a ellos, autónomos, obreros, empleados… Las Hermandades son una realidad trasversal, como la misma Iglesia.
La piedad popular no es para gente iletrada, es una vía de encuentro con Dios: la via pulchritudinis que, no sólo es perfectamente válida para el encuentro por Dios sino que es complementaria con una vía más especulativa. Hay muchísimas personas muy formadas, muy cultas, para las que esta vía es la que más les ayuda a encontrarse con Dios.
¿Cree que se va avanzando en el tema de la formación en las cofradías?
–Las Hermandades se rigen por unas reglas en las que hay tres pilares: cultos formación y caridad.
Los cultos son las celebraciones, solemnísimas, que las hacen muy bien.
La formación, efectivamente, es el ámbito que más cuesta, pero como cuesta a los sacerdotes y a los obispos la formación permanente. Muchas veces tenemos tantas urgencias pastorales que ya la oración se salva a duras penas…, no digamos en el caso de los laicos y laicas, padres y madres de familia…
Por último, la caridad. Las hermandades tienen una obra social y caritativa impresionante, por tanto, ¿qué mas podemos pedir?
¿Cómo se impulsa, en este ámbito, la manifestación de fe, el compromiso personal?
–Además de las tres dimensiones ya conocidas, poco a poco, vamos viendo una cuarta dimensión que va tomando importancia en la vida de las Hermandades: la conciencia de misión y la evangelización.
En noviembre de 2021, poco después de mi llegada a Sevilla, tuvo lugar la misión del Gran Poder. La talla visitó los barrios más pobres de la ciudad, estuvo en cada una de las parroquias. Asistí a todo lo que pude, especialmente a los traslados. Aquello fue impresionante: los rostros, las miradas de los niños, de los jóvenes y las personas mayores, los enfermos…
La talla de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder tiene, ya en sí misma una gran belleza estética y, sobre todo, una fuerza espiritual y religiosa que se palpaba sólo con que pasara. “El Señor de Sevilla que viene a verme”, decía la gente… Eso fue algo muy grande.
Ahora otras hermandades van realizando esas misiones. Se está afianzado esta dimensión, porque el ser humano es sensibilidad, sentimiento, corazón; es razón, entendimiento; y es fe y espiritualidad. Los tres niveles son necesarios y complementarios, no excluyentes. Entonces, ¿por qué excluir ese nivel que ayuda tanto a las personas? Es una tarea pastoral que va tomando fuerza.
La piedad popular, ¿cómo se engarza en la vida parroquial, de comunidad, diaria?
–Cuando explico la archidiócesis de Sevilla a personas que no la conocen, les voy apuntando: 264 parroquias, con mucha actividad la mayor parte de ellas en toda la diócesis, 125 comunidades de vida activa, 34 monasterios y conventos de vida contemplativa. Junto a ellos, todas las realidades eclesiales: Opus Dei, Camino Neocatecumenal, Cursillos de Cristiandad, Focolarinos, la Obra de la Iglesia, Acción católica…, etc. Todos con mucha presencia y vitalidad. Y junto a ellos, 700 hermandades.
Ante esta realidad, lo primero es no caer en la autocomplacencia y, sobre todo, lo que hemos de hacer es crecer en comunión eclesial y sinodalidad. Así, unidos, el efecto pastoral y evangelizador se multiplicará.
En el caso de las Hermandades, por ejemplo, sus directores espirituales suelen ser párrocos de las iglesias del pueblo, están unidas a muchas parroquias y, por tanto, se unen a esta vida de parroquia. Por ejemplo, los itinerarios catequéticos se hacen en las parroquias, no se duplican.
Los obispos del Sur han publicado una interesante carta pastoral hablando de la piedad popular. ¿Cómo evitar que se quede en un papel olvidado?
–Ciertamente, con todos los documentos oficiales se corre el peligro de que vayan de la imprenta a la estantería. En Sevilla, como preparación al II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular de diciembre de 2024, la formación permanente de las Hermandades versará, este curso, sobre esta carta. Yo mismo siempre imparto una conferencia a los hermanos mayores a inicios de curso y hablaremos de esta carta.
¿Cómo ha acogido el Papa este II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular?
–El pasado junio, presenté el congreso al Papa. Él nos habló de la importancia de evangelizar la cultura y de inculturar la fe. Subrayó la importancia de la piedad popular como esa piedad personal, familiar, cercana, que se transmite en la casa, a través del dialecto materno.
Nos urgió a que potenciáramos este ámbito, que lo acompañáramos y fuéramos muy acogedores. Además, el Papa nos pidió que cuidáramos la “fe de los sencillos” y de todos. Nos aconsejó que diéramos contenido y formación a todo esto ámbito y que reforzáramos esta dimensión evangelizadora.
También nos insistió en la coherencia de vida, que ayudáramos a vivir una coherencia en su vida social, profesional y eclesial a todos los fieles.
Al atardecer, cuando el intenso calor del verano ya decaía, Me encontré con un grupo de chicas, podrían tener 14 o 15 años, bailando delante de un trípode con un teléfono. Ensayaban una coreografía sencilla con la música de fondo de una canción de los 90, pero a mayor velocidad: un “speed-up” de algo de Alanis Morrisette. La composición del grupo y el ánimo con el que acometían el “challenge” para Tiktok eran encomiables. Y claramente llevaban a la práctica aquel consejo de Séneca: “No hay un camino suave de la tierra a las estrellas” (“Hercules furens”). Desde tiempos inmemoriales, cada generación ha enfrentado desafíos únicos que definen su era. Sin embargo, esa verdad atemporal, expresada por el filósofo Séneca con las palabras «Non est ad astra mollis e terris via», nos recuerda que no existe un camino fácil desde la tierra hasta las estrellas. Esta es la travesía que nuestra joven generación, esas almas entre los 15 y los 20 años, está comenzando a recorrer, y a medida que lo hacen, los desafíos que enfrentan son tanto universales como específicos de su tiempo. Pero ¡qué bajo está el nivel, si el bailecito de redes sociales es la máxima dificultad de esta generación” … podríamos pensar. En efecto, si solo se están enfrentando al drama del número de likes, es poca aspiración. Nada que ver con una guerra mundial (o civil) o con el hambre y la pobreza de otras épocas.
Los desafíos actuales
Pero es que el futuro de nuestra sociedad sufre una epidemia silenciosa y más profunda. Los desafíos de esta generación son algo más invisibles y perniciosos. Y aquí me gustaría presentar los tres efectos más claros de la plaga que les diezma: El miedo a singularizarse, la rémora de la indiferencia, y el drama de la cortedad de miras.
No es esta una visión pesimista. Cada generación tiene sus desafíos, y sus glorias. La historia nos ha mostrado que en cada época emergen referentes que, a pesar de su juventud, logran impactar profundamente la conciencia colectiva. El Renacimiento, por ejemplo, fue una era dorada donde jóvenes como Leonardo da Vinci y Miguel Ángel pusieron en alto el espíritu humano con su insaciable curiosidad y pasión por descubrir y crear. No muy diferente a lo que jóvenes de fe, como san Sebastián y santa Teresa de Lisieux, hicieron al mostrar una inquebrantable convicción en sus creencias, incluso en tiempos difíciles.
Si bien los referentes culturales del pasado pueden ofrecernos lecciones, las circunstancias actuales también tienen sus propias peculiaridades. En este mundo globalizado, la tecnología ha traído consigo una doble espada: por un lado, ha democratizado el acceso a la información y ha permitido conexiones interpersonales más allá de las barreras geográficas, pero por otro lado, ha magnificado una cultura de la instantaneidad y de constante comparación social. Las redes sociales, a pesar de ser herramientas poderosas de comunicación, a menudo pueden ser una fuente de presión, especialmente para los más jóvenes, quienes pueden sentir la necesidad imperante de adaptarse a ciertos moldes y buscar una constante validación externa.
Los jóvenes revolucionarios de hoy
Carlo Acutis, un joven italiano que dejó este mundo a la tierna edad de 15 años, es un ejemplo inspirador de cómo uno puede combinar fe, pasión y tecnología para dejar un impacto duradero. Carlo, quien fue beatificado en 2020, utilizó la tecnología para crear una exposición virtual sobre milagros eucarísticos alrededor del mundo. Su mantra, «todos nacemos originales y morimos como copias», es una reflexión profunda sobre la importancia de abrazar nuestra singularidad en un mundo que a menudo favorece la conformidad.
La realidad es que, aunque cada generación ha enfrentado el desafío de encontrar su identidad, nuestra juventud actual lo hace en un escenario inundado de estímulos y distracciones. A menudo, en su búsqueda de pertenencia, pueden surgir tentaciones. Una de estas es la tentación de no complicarse, o en otras palabras, buscar el camino de menor resistencia en una cultura que favorece la gratificación instantánea. Las recompensas duraderas, aquellas que verdaderamente importan, requieren tiempo, esfuerzo y, a veces, enfrentar la adversidad. Es aquí donde la analogía de construir una torre, piedra por piedra, adquiere significado. Cada esfuerzo, cada pequeño logro, es un paso más hacia la culminación de un objetivo más grande.
Otro reto que enfrentan es el «drama de la ignorancia y cortedad de mirás». El desinterés, muchas veces, nace de una falta de exposición al mundo en toda su diversidad y maravilla. Por eso, es fundamental promover en ellos una mentalidad exploradora, donde el deseo de descubrimiento se convierte en un motor para aprender y crecer. Sabrina Gonzalez Pasterski es un testimonio vivo de este espíritu. Desde construir su propio avión a los 14 años hasta ser reconocida por su trabajo en física teórica, Sabrina personifica el poder de la dedicación y la pasión por el aprendizaje.
Por todo lo anterior, es crucial que no solo identifiquemos estos desafíos, sino que actuemos. Los jóvenes, con todo su potencial y energía, necesitan mentores, guías que les ayuden a navegar este complejo paisaje. Como sociedad, es nuestro deber proporcionarles herramientas, no solo para superar los obstáculos, sino también para construir un mundo mejor para todos. Imagino un mundo donde se crean espacios, como grupos de mentoría o talleres comunitarios, que fomenten el diálogo intergeneracional. Donde las experiencias y sabidurías de generaciones pasadas se fusionen con la frescura y el ímpetu de la juventud.
En definitiva, enfrentar los desafíos de formar a una nueva generación no es tarea fácil, pero con amor, apoyo mutuo y acción consciente, podemos ayudarles a trazar su propio camino desde la tierra hasta las estrellas. Porque, al final del día, nuestra responsabilidad colectiva es asegurar que el futuro esté en manos capaces, y ¿quién mejor que nuestros jóvenes para llevarnos hacia un mañana más brillante? Invito a todos a unirse en esta misión y a ser, en cada paso, el faro que guía a las próximas generaciones hacia un futuro lleno de promesa y esperanza.
Jóvenes rusos católicos se reúnen en San Petersburgo tras la JMJ de Lisboa
Del 23 al 27 de agosto de 2023 tuvo lugar en San Petersburgo el X Encuentro Nacional de Jóvenes Católicos de Rusia, que este año ha sido una prolongación de la JMJ de Lisboa 2023.
Loreto Rios·28 de agosto de 2023·Tiempo de lectura: 4minutos
El X Encuentro Nacional de Jóvenes Católicos de Rusia se lleva convocando desde el año 2000. En 2023, primera ocasión en que se celebra en San Petersburgo, ha contado con unos 400 participantes de 54 ciudades rusas y de las cuatro archidiócesis católicas de Rusia. El día 25 de agosto, el Papa Francisco intervino en el evento por videoconferencia pronunciando un discurso, escuchando los testimonios de los jóvenes y respondiendo a algunas preguntas. Su participación duró un poco más de una hora.
Una JMJ rusa
En esta ocasión, el evento se ha concebido como una prolongación de la JMJ Lisboa 2023 y ha seguido una estructura parecida, con misas en común y catequesis cada mañana en grupos de 25-30 personas basadas en los mismos temas que se trataron en Lisboa. Se ha contado con la participación de los cinco obispos de la Conferencia Episcopal rusa: Paolo Pezzi, arzobispo de la archidiócesis de la Madre de Dios de Moscú (la principal archidiócesis de Rusia), y el obispo auxiliar Nikolai Dubinin; Clemens Pickel, de San Clemente de Saratov; Joseph Werth, de la diócesis de la Transfiguración, en Novosibirsk, y Kirill Klimovich, de San José de Irkutsk.
Además de jóvenes rusos, también han participado en el evento estudiantes extranjeros de Armenia, Azerbaiyán, India y Colombia, entre otros países, así como religiosos y catequistas.
Las jornadas se abrieron en la parroquia de la Visitación de María a Isabel de San Petersburgo, haciéndose eco del lema de la JMJ de Lisboa, “María se levantó y partió sin demora” (Lc 1, 39). Además de las misas, catequesis y veladas de oración, el encuentro ha incluido momentos festivos y oración personal y comunitaria. Al igual que en Lisboa, los peregrinos fueron acogidos por parroquias y familias católicas de San Petersburgo.
Católicos en Rusia: menos del 1 % de la población
Oksana Pimenova, subdirectora del Instituto Santo Tomás de Moscú y una de las organizadoras del encuentro, comentó a Agencia Fides que “a pesar de que la Iglesia católica en Rusia está formada por pequeñas comunidades dispersas en un vasto territorio, estamos como unidos por una ‘cadena de apretones de manos’: no todos nos conocemos directamente, pero a menudo tenemos conocidos en común, y momentos como este nos ayudan a crecer en comunión y amistad entre nosotros. Estar juntos con personas tan diferentes en cuanto a origen y vocación significa poder reconocernos como parte de una gran familia que no conoce fronteras, cuyos miembros, a pesar de su diversidad, están llamados a estar juntos”.
Durante la jornada dieron su testimonio dos jóvenes rusos católicos, Alexander y Varvara. Después de escucharles, el Papa Francisco pronunció un discurso en español retomando algunas reflexiones en torno al lema de la JMJ Lisboa 2023.
Llamados y en salida
En primer lugar, el Papa indicó que “Dios nos manda salir y caminar. (…) Todos somos elegidos y llamados (…) antes de los talentos que tenemos, antes de nuestros méritos, antes de nuestras oscuridades y heridas, antes de todo hemos sido llamados. Llamados por nuestro nombre, tú a tú. Dios no va al montón, no. Dios va del tú a tú.
Isabel, que era estéril, y María, la Virgen: dos mujeres que se convirtieron en testimonio, ¿de qué?, de la fuerza transformadora de Dios. Dios transforma. Es esa experiencia del amor desbordante de Dios que no se puede dejar de compartir. Por eso, María se levantó y se fue sin demora, fue rápido. Tiene que levantarse con prisa. Cuando Dios llama, no podemos quedarnos sentados”.
«Dios acoge siempre»
La segunda idea que el Papa destacó fue que “el amor de Dios es para todos y la Iglesia es de todos. El amor de Dios se reconoce por su hospitalidad. Dios acoge siempre, crea, crea espacio para que todos tengamos lugar y se sacrifica por el otro, está atento a las necesidades del otro. María se quedó tres meses con Isabel, ayudándola en sus necesidades. Estas dos mujeres están creando espacio para las nuevas vidas que nacen: Juan Bautista y Jesús.
Pero también crean espacio una para la otra, se comunican. La Iglesia es una madre de corazón abierto, que sabe acoger y recibir, sobre todo a quien tiene necesidad de mayor cuidado. (…) La entrada es libre. Y después que cada uno sienta la invitación de Jesús a seguirlo, a ver cómo está delante de Dios; y para este viaje están las enseñanzas y los Sacramentos. Recordemos el Evangelio: cuando el señor del banquete manda a llamar a los cruces del camino dice: ‘Vayan y traigan a todos’ (cfr. Mt22, 9)”.
Jóvenes y ancianos
En tercer lugar, Francisco subrayó que “es vital que los jóvenes y los ancianos se abran uno al otro. Los jóvenes, al encontrarse con los ancianos, tienen la oportunidad de recibir la riqueza de sus experiencias y sus vivencias. Y los ancianos, al encontrarse con los jóvenes, encuentran en ellos la promesa de un futuro de esperanza. Es importante, ustedes, jóvenes, que dialoguen con los ancianos, que dialoguen con los abuelos, que escuchen a los abuelos, que escuchen esa experiencia de vida que va más allá de la de los padres.
El punto de encuentro entre María e Isabel son los sueños. Ambas soñaban. Los jóvenes sueñan, los viejos sueñan. Es precisamente el sueño, la capacidad de soñar, la visión del mañana lo que ha mantenido y sostiene unidos a las generaciones (…). Isabel, con la sabiduría de los años -era vieja-, fortalece a María, que era joven y estaba llena de gracia, guiada por el Espíritu”.
«Artesanos de la paz»
En último lugar, el Papa comentó que desea para los jóvenes rusos “la vocación de ser artesanos de la paz en medio de tantos conflictos, en medio de tantas polarizaciones que hay de todos lados, que acechan nuestro mundo. Los invito a ser sembradores de semillas, de semillas de reconciliación, pequeñas semillas que en este invierno de guerra no brotarán por el momento en la tierra helada, pero en una primavera futura van a florecer. Como dije en Lisboa: tengan la valentía de sustituir los miedos por los sueños. (…) ¡Dense el lujo de soñar a la grande!”
Para concluir, el Santo Padre puso de ejemplo a la Virgen María, pidiendo a los jóvenes que “conciban” al Señor “en el corazón, y rápido, con prisa, llévenlo a quienes están lejos, llévenlo a quienes los necesitan. Sean signo de esperanza, signo de paz y de alegría, como María, porque con la misma ‘humildad de su servidora’, puedan ustedes también cambiar la historia que les toca vivir”.
Los jóvenes rusos en Lisboa
A la JMJ de Lisboa acudieron menos de veinte peregrinos de Rusia, algunos de los cuales, aunque venían con el grupo, eran estudiantes extranjeros. Solo una docena de este grupo eran de nacionalidad rusa.
Por su parte, participaron en la JMJ de Lisboa 300 peregrinos ucranianos. Se puede leer la crónica sobre estos grupos aquí y aquí.
Carol Enhua recibe el lazo Dama de San Silvestre de manos del Papa
Carol Enuha tuvo el inmenso honor de recibir el lazo Dama de San Silvestre de manos del Papa Francisco, en reconocimiento a su labor de ayuda y apoyo a cristianos en Nigeria y en Estados Unidos.
«Ir adelante y hacer la obra de Cristo» es lo que Carol Enhua ha estado haciendo toda su vida. Quizá por eso el Papa Francisco ha reconocido sus esfuerzos y su ministerio.
No todos los días se conoce a alguien que haya sido nombrado caballero. Sin embargo, entre 1.300 millones de católicos de todo el mundo, Carol Enuha recibió el inmenso honor de recibir el lazo Dama de San Silvestre de manos del Papa Francisco. Este honor especial se concede a laicos cuyo altruismo y filantropía repercuten positivamente en sus comunidades, que «salen y hacen la obra de Cristo» y se toman en serio su vocación de servicio.
Carol Enhua el día que recibió el lazo de Dama de san Silvestre (Copyright: Carol Enhua)
La Orden de San Silvestre fue instituida por el Papa Gregorio XVI y reformada posteriormente. Esta prestigiosa condecoración se concede a hombres y mujeres laicos que son miembros activos de su Iglesia y realizan cambios positivos en la vida de sus hermanos.
Omnes se sentó con Carol y descubrió que siempre ha escuchado la «llamada» que Jesús puso en su corazón. Al crecer en Nigeria, Carol fue testigo de la pobreza extrema y la desesperanza en sus comunidades locales.
La buena samaritana
A los treinta años, comenzó su ministerio en Lagos, Nigeria. Carol siempre se sintió llamada a servir a la Iglesia. Decía: «Cuando veo una necesidad, ayudo». Durante más de cuarenta años, Carol, con la ayuda de su marido, Engr. Hyacinth Enuha, ha creado soluciones para sus vecinos católicos y ha encendido la esperanza de muchos cuando no la había.
No es ninguna sorpresa que Carol haya recibido este premio papal único. Su dedicación a su comunidad es impresionante. Carol contó cómo una vez vio una escuela en Nigeria que estaba «ruinosa, sin techo». La buena samaritana que era, y sigue siendo, aportó los fondos necesarios para derribar el edificio y luego lo hizo reconstruir.
«Destruid este templo, y yo lo levantaré de nuevo en tres días» (Juan, 2, 19). ¿Qué quiso decir Jesús con estas palabras a los fariseos? Tal vez que con Él, nada puede ser destruido. Pero, si somos como Cristo en nuestras palabras, pensamientos y acciones, podemos hacer todas las cosas a través de Cristo.
Además, Carol recaudó dinero para pagar a doscientas personas que necesitaban cirugía de cataratas y glaucoma, proporcionó exámenes oculares realizados por entomólogos y distribuyó gafas a los necesitados. «Vas a su encuentro allí donde están sus puntos de necesidad», dice Carol.
También fue presidenta del Lyons Club y, durante su mandato, Carol puso en marcha numerosos actos benéficos y recaudó importantes sumas de dinero para impulsar su labor misionera. Sin embargo, sus esfuerzos continuaron. Por ejemplo, cuando las parroquias locales de Nigeria necesitaron bancos, Carol donó más de doscientos. Además, donó un terreno en Ketu, Lagos, a los Oblatos de San José para construir una iglesia. La lista continúa. Carol se arremanga y se pone manos a la obra cuando hay una necesidad. Sabemos que Jesús nos enseñó que es más gratificante dar que recibir, y Carol no busca adquirir regalos sino dar.
Una combinación perfecta
Carol conoció a su marido, el ingeniero Engr. Hyacinthn, cuando él estaba de viaje de negocios en Nigeria. Acabarían casándose. Y viajarían una y otra vez a Delaware, donde tuvieron una segunda residencia durante muchos años. Sin embargo, en 2015 se mudaron definitivamente a Nueva York y llamaron a La Gran Manzana su nuevo hogar, junto con sus hijos y nietos.
Su premio y el reconocimiento de su filantropía no se le han subido a la cabeza; sigue siendo humilde y trata de servir en todo lo que puede en su vida diaria y en sus parroquias locales, donde le encanta ir a misa, rezar y estrechar lazos con sus feligreses. Le gustan muchas cosas de su Iglesia local; por ejemplo, «Hay un sentido de comunidad; mucha unión entre los feligreses, y realmente puedes sentirlo». Y la gente se preocupa por ti». También aprecia cuando los compañeros de la parroquia «… te llaman para saber dónde has estado cuando no te ven». Carol también comentó lo amables que son los feligreses. Hay una sensación palpable de apoyo.
Su ministerio continúa y su fe es inquebrantable. Es miembro fundador y secretaria pionera de la Legión de María y de Nuestra Señora del Cenáculo, LOM, y se toma en serio su premio papal. Su misión sigue siendo la misma: se esfuerza por ayudar a su comunidad, restaurar la confianza de alguien, inculcar el amor eterno de Dios y reconstruir todo lo que pueda estar roto, ya sea el corazón de una persona, su fe o un edificio.
Con Dios todo es posible
La vida está llena de bendiciones, pero hay temporadas en las que todos somos puestos a prueba. Pero la fe de Carol no vacila. A lo largo de nuestra conversación, dijo repetidamente que «siempre llega el momento señalado». «¡No pierdas la esperanza!».
Compartió que el Señor estuvo y permaneció cerca cuando su marido tuvo un corazón dilatado. «En intensos problemas y necesidades, Dios ha sido fiel y nuestra ayuda siempre presente».
El lema de Carol y su familia es: «Con Dios, todo es posible». Por eso, con Carol, su marido y el apoyo y el amor de sus hijos Sandy, Uche, Abua y Oluchi, y de sus dulces nietos Harry, Charlie y Somtochukwu, no hay nada que no puedan hacer cuando encarnan las virtudes que el buen Dios nos concedió. Y, cuando los familiares de Carol y su marido vean la sencilla elocuencia del ejemplo con el que viven, la bondad y la misericordia se multiplicarán.
Carol Enhua tras recibir la condecoración (Copyright: Carol Enhua)
El pintor Philippe de Champaigne (1602-1674) representó a san Agustín llevando en la mano un corazón en llamas, para dar a entender que el pensamiento y la doctrina de san Agustín se pueden resumir en el amor.
El mismo san Agustín, una vez convertido se arrepentirá de no haber amado antes a Dios y dirá: “Tarde te ame, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé” (conf. 10, 38).
La vida de san Agustín es un intenso itinerario de purificación del amor, pasando de los amores mundanos hasta llegar al amor de Dios. Por ello san Agustín retoma una frase del poeta pagano Virgilio, quien había dicho Omnia vincit amor. San Agustín dirá que no es el amor de este mundo, sino la caritas, el amor de Dios el que vence todo. Así lo comprendió san Agustín cuando escuchó la voz en el jardín de Milán que le invitaba a tomar y leer (Tolle lege) las cartas de san Pablo. Pero la aventura de san Agustín había empezado más lejos.
Sus primeros años
San Agustín había nacido el 13 de noviembre del 354 en Tagaste (hoy Souk Ahras en Argelia). Sus padres fueron santa Mónica y Patricio. Después de haber estudiado en su ciudad natal, aprendió gramática en Madaura, y posteriormente Retórica en Cartago. En Cartago con dieciocho años conoció a una mujer con la que viviría por quince años y con la que tuvo un hijo, a quien puso el nombre de Adeodato (conf. 4, 2).
Después de haber enseñado Retórica en Cartago, emigró en el 383 hacia Italia en busca de nuevos horizontes (conf. 5, 14).
Viaje a Italia
En Italia encontraría a unos alumnos más formales que los de Cartago, pero que no le pagaban sus honorarios (conf. 5, 22). Por ello al encontrase vacante el puesto de orador oficial de la corte del emperador Valentiniano II, san Agustín se presentó a las pruebas establecidas para elegir al mejor candidato, y fue elegido por sus extraordinarias dotes como orador (conf. 5, 23).
Hacia el año de 385 san Agustín dejó Roma para dirigirse a Milán en donde se entrevistó con el obispo de la ciudad, san Ambrosio, quedando impactado por el recibimiento tan cercano y familiar que le brindó (conf. 5, 23). En Milán cumplió con su misión de orador oficial de la corte, y le tocó pronunciar diferentes piezas oratorias en las efemérides de la corte imperial.
El comienzo de su conversión
En Milán decidió acercarse de nuevo a la religión en la que lo había instruido su madre. De hecho san Agustín nunca fue pagano. Desde su más tierna infancia había sido llevado a la Iglesia en donde recibió el rito de iniciación cristiana y quedó convertido en catecúmeno de la Iglesia católica (conf. 1, 17). Por eso, después de haber buscado la verdad por muchos caminos —el maniqueo, los filósofos platónicos, los escépticos—, finalmente regresaba al punto donde había comenzado su búsqueda, a la Iglesia católica.
Los sermones de san Ambrosio le demostraron que la verdad que él buscaba estaba en la Iglesia católica (conf. 5, 24)
Tocado y marcado por las palabras de san Ambrosio, san Agustín se decidió a romper con su vida pasada. Para ello, después de la escena del Tolle Lege a la que ya hemos hecho referencia (conf. 8, 29), dejó sus clases de Retórica y renunció al puesto de orador oficial de la corte de emperador Valentiniano II.
Bautismo de san Agustín
En la noche de Pascua del año 387, san Agustín recibió el bautismo en Milán de manos de san Ambrosio (ep. 36, 32). Esa noche se cumplía la petición que su madre santa Mónica le había presentado con insistencia a Dios, pues ella oraba y derramaba abundantes lágrimas delante de Dios pidiendo la conversión de su hijo (conf. 3, 21).
Después del bautismo san Agustín tomó la decisión de convertirse en monje y emprendió el camino hacia el puerto marítimo de Ostia. En esta ciudad vivirá junto con su madre el famoso éxtasis de Ostia, en donde ambos, sentados junto a la ventana que daba al jardín de la casa en la que se hospedaban, comenzaron a conversar de los misterios de Dios y de la vida eterna, y paulatinamente se fueron elevando por encima de las cosas de esta tierra hasta llegar a tocar por un breve instante el misterio mismo de Dios (conf. 9, 23). Su madre Mónica moriría poco tiempo después en esa misma ciudad de Ostia, y ahí sería enterrada (conf. 9, 17)
Regreso a Tagaste y vida monástica
En el año 388 san Agustín regresó al norte de África. En Tagaste estableció el primer monasterio. San Agustín tenía el sueño de pasar el resto de su existencia retirado en una tranquila vida monacal, compartiendo con sus hermanos de comunidad y escribiendo sus obras (ep. 10, 2).
No obstante la providencia de Dios tenía otros planes para él. Así en el año 391 hizo un viaje a la ciudad de Hipona (actualmente Annaba, a unos 100 km al norte de Tagaste) para visitar a un amigo y para ver la posibilidad de fundar un segundo monasterio en dicha ciudad (s. 355, 2). Al acudir a la celebración litúrgica en esa ciudad, el obispo Valerio pidió al pueblo fiel que le ayuda a elegir un nuevo colaborador en el ministerio sacerdotal para la ciudad de Hipona. Los ojos de toda la asamblea se fijaron en san Agustín. Y como lo señala el mismo Hiponate (s. 355, 2), fue literalmente apresado por la multitud y presentado ante el obispo Valerio para que fuera ordenado.
San Agustín sacerdote
Como presbítero san Agustín será llamado a combatir a sus antiguos correligionarios, los maniqueos. Asimismo comenzaría su labor en contra del cisma donatista que había aquejado al norte de África casi por un siglo.
Fueron muy numerosos los sermones que san Agustín pronunció siendo presbítero. Nos ha dejado muchas obras de comentarios bíblicos de esta etapa de sus vida, como es el comentario al sermón de la Montaña y la exposición de la carta a los Gálatas entre otros.
San Agustín, obispo de Hipona
El obispo Valerio no solo daba gracias a Dios por haberle enviado a san Agustín, sino que había comenzado a temer que algún día vinieran de alguna diócesis que no tenia obispo y se lo llevaran (Vita 8, 2). Por ello pidió secretamente permiso al obispo primado para ordenar de obispo a san Agustín. De este modo, hacia el año 395 o 396 san Agustín fue ordenado como obispo.
Como obispo escribió su obra más famosa, las Confesiones, así como múltiples obras de exégesis bíblica, obras teológicas, apologéticas, pastorales y morales, así como su Regla que marcaría toda la tradición monástica occidental.
Fueron varios miles los sermones que san Agustín pronunció como obispo, aunque solo conservamos en la actualidad unos seiscientos.
La ciudad de Dios
En el año 410 sucedió un acontecimiento que convulsionó al mundo en aquella época. Las tropas godas de Alarico entraron en la ciudad de Roma y la saquearon durante tres días. Como consecuencia de estos hechos los paganos acusaron a los cristianos de ser los culpables del saqueo de Roma. Ellos decían que Roma había sufrido dicha vejación porque se había abandonado el culto a los dioses que habían hecho grande a Roma. San Agustín respondió a estas acusaciones con su obra maestra llamada La Ciudad de Dios, en donde en la primera parte hace una critica de la historia y la religión pagana, y en la segunda expone el nacimiento, el desarrollo y la culminación de la ciudad de Dios. En esta obra recuerda que todo creyente es peregrino o extranjero en esta tierra y se dirige hacia su destino eterno en la ciudad de Dios, donde “descansaremos y contemplaremos, contemplaremos y amaremos, amaremos y alabaremos” (ciu. 22, 5).
San Agustín y el segundo hospital cristiano
Una faceta desconocida de san Agustín es su gran interés por los pobres y su propia creatividad para remediar sus necesidades. De hecho tenía una maticula pauperum (ep. 20*, 2), es decir tanto una lista de los pobres de Hipona a los que se socorría periódicamente, así como un lugar para acogerlos, una especie de “cáritas” diocesana, algo que no existía en otras diócesis de aquel tiempo. Pero la gran aportación social agustiniana es que fue el constructor del segundo hospital cristiano en la historia. Y si tomamos en cuenta el mundo latino, la obra de san Agustín es la primera. De este modo para acoger y socorrer a pobres, emigrantes y enfermos mandó edificar en Hipona un edificio al que llamó Xenodochium (s. 356, 10). La caridad para san Agustín no era solo una bella teoría, sino que implicaba un compromiso real con los pobres y necesitados.
Sus últimos años y muerte
Los últimos años de la vida de san Agustín no fueron tranquilos, sino que estuvieron marcados por diversas polémicas teológicas y el imparable desmoronamiento del imperio romano de occidente.
De hecho san Agustín murió en una ciudad sitiada, ya que los vándalos habían cruzado el estrecho de Gibraltar en el año 429, y habían comenzado un avance imparable hacia Cartago. En el 430 llegaron a la ciudad de Hipona y le pusieron asedio.
San Agustín murió el 28 de agoto a los 76 años de edad en una ciudad en estado de angustia, rodeada por las tropas enemigas de los terribles vándalos. No obstante san Agustín murió con la consciencia de que aunque había algo que moría con la caída del imperio romano de Occidente, un mundo nuevo estaba surgiendo, y sus obras serían una guía espiritual, humana y teológica fundamental para este nuevo mundo.
Los restos de san Agustín se conservan actualmente en la Iglesia san Pietro in Ciel d’Oro en Pavía (Itaia). Ahí, en la monumental arca dedicada a san Agustín, podemos ver una imagen yacente del Obispo de Hipona en la parte superior de dicho monumento. Esta imagen lleva entre las manos un libro abierto. Este libro es la Sagrada Escritura. San Agustín sigue vivo en sus obras y cada vez que leemos sus escritos, él mismo nos explica la Biblia y nos invita al encuentro con el Maestro interior, el mismo que lo llamó en el jardín de Milán en el año 386 y que sigue llamando a todo hombre y mujer a “Tomar y leer” las Escrituras para descubrir en ellas que, a pesar de todos los pesares, el amor de Dios acaba venciendo todo (Omnia caritas vincit: s. 145, 5).
El autorEnrique A. Eguiarte B. OAR
Pontificio Instituto Patristico Augustinianum (Roma)
Jesús camina a nuestro lado, alienta un Papa “feliz” de viajar a Mongolia
El Santo Padre Francisco ha solicitado en el Ángelus de este domingo oraciones por su viaje apostólico al corazón de Asia, a Mongolia, que comienza el día 31. Además, ha manifestado que “Cristo no es un recuerdo del pasado, sino el Dios del presente”. Jesús está vivo y nos acompaña, está a nuestro lado, nos ofrece su Palabra y su gracia, que iluminan y reconfortan en el camino, ha alentado el Papa en la fiesta de Santa Mónica, madre de san Agustín.
Francisco Otamendi·27 de agosto de 2023·Tiempo de lectura: 2minutos
El Romano Pontífice ha manifestado esta mañana en el Ángelus en la plaza de San Pedro que está “feliz” de viajar al corazón de Asia el próximo día 31, en “una visita muy deseada” a Mongolia, “una Iglesia muy pequeña en número pero grande en la caridad”, ha señalado.
Se trata de un viaje en un “contexto interreligioso”, ha añadido el Papa, que acude al Estado mongol “como hermano de todos”. También ha dado las gracias a todos los que están participando en los preparativos del viaje.
Durante su visita, el Papa Francisco se reunirá con las autoridades civiles, el clero, consagrados y trabajadores en instituciones caritativas. El programa del viaje incluye también un encuentro ecuménico.
Mongolia tiene unos tres millones y medio de habitantes con mil quinientos bautizados católicos locales reunidos en ocho parroquias y una capilla, repartidos en un vasto territorio de más de un millón y medio de kilómetros cuadrados. Es una comunidad pequeña pero muy viva, ha informado la agencia oficial vaticana en una entrevista con el cardenal Giorgio Marengo, prefecto apostólico de Ulán Bator, capital del país del este asiático, quien ha señalado que la visita del Papa es “una gracia especial y un gran honor, un don inmenso”.
“No estamos solos”
Antes del rezo de la adoración mariana del Ángelus, al comentar el evangelio en el que Jesús pregunta a los discípulos “¿quién dice la gente es el Hijo del hombre?”, el Papa ha subrayado que “en el camino de la vida no estamos solos, porque Cristo está con nosotros y nos ayuda a caminar, como hizo con Pedro y con los demás discípulos”.
“Precisamente Pedro, en el Evangelio de hoy, lo comprende y por gracia reconoce en Jesús ‘el Hijo del Dios vivo’, ha señalado el Papa. “No es un personaje del pasado, no es un héroe difunto, sino el Hijo de Dios vivo, hecho hombre y venido para compartir las alegrías y las fatigas de nuestro camino!
“No nos desanimemos, por lo tanto, si a veces la cima de la vida cristiana parece demasiado alta y el camino demasiado empinado”, ha alentado el Papa. “Miremos a Jesús, que camina junto a nosotros, que acoge nuestras fragilidades, comparte nuestros esfuerzos y apoya sobre nuestros hombros débiles su brazo firme y suave. Con Él cerca, también nosotros tendámonos la mano los unos a los otros y renovemos la confianza: ¡Con Jesús lo que parece imposible en solitario ya no lo es!”.
Finalmente, el Papa ha preguntado: “Para mí, ¿quién es Jesús? ¿Un gran personaje, un punto de referencia, un modelo inalcanzable? ¿O el Hijo de Dios, que camina a mi lado, que puede llevarme hasta la cima de la santidad, allí donde en solitario no soy capaz de llegar? ¿Jesús está realmente vivo en mi vida, es mi Señor? ¿Me encomiendo a él en los momentos de dificultad? ¿Cultivo su presencia a través de la Palabra y los Sacramentos? ¿Me dejo guiar por Él, junto a mis hermanos y hermanas, en la comunidad?”
El Papa ha recordado a los afectados por los incendios de Grecia y ha vuelto a elevar una oración por el sufrimiento del pueblo ucraniano y ha hecho mención a santa Mónica, cuya fiesta celebra la Iglesia y ha querido rezar «por tantas madres que sufren cuando un hijo esta un poco perdido en las calles de la vida».
“Que María, Madre del Camino, nos ayude a sentir a su Hijo vivo y presente junto a nosotros”, ha concluido el Santo Padre, antes de rezar el Ángelus con los fieles en la plaza de San Pedro.
Santa Mónica y el café de las madres en el siglo IV
Hoy pones la lavadora, mandas unos informes, vas a buscar a los niños al colegio, tomas un café con las amigas, te haces unas mechas y sigues siendo madre y esposa. Santa Mónica, paradigma de la vocación familiar en la Iglesia católica, probablemente hacía algo muy parecido a nosotras pero en su versión del siglo IV.
Quien es esposa y madre sabe que nunca podrá dejar de serlo. Hoy pones la lavadora, mandas unos informes, respondes veinte correos, vas a buscar a los niños al colegio, tomas un café con las amigas, te haces unas mechas para disimular las canas, y sigues siendo madre y esposa. Santa Mónica, paradigma de la vocación familiar en la Iglesia católica, probablemente hacía algo muy parecido a nosotras pero en su versión del siglo IV.
En el año 332 nació en Argelia Mónica de Hipona. Es conocida por ser la madre del brillante (y algo problemático) intelectual, san Agustín. Su incansable amor y dedicación a los varones de su hogar, que tantos dolores de cabeza le provocaron sin duda alguna, han hecho de ella el paradigma de la esposa y madre católica. Paciente, bondadosa, humilde, generosa, honesta, honrada… Santa Mónica vivió en plenitud aquello que san Pablo cantara acerca de la caridad.
Es fácil creer que Mónica de Hipona no tuvo grandes ambiciones de grandeza en su vida, lo cual la convierte todavía más en un ejemplo para vivir lo cotidiano. Creció en una familia católica y su educación estuvo a manos de una criada que compartía la fe del hogar. Siendo todavía muy joven se casó con un miembro del senado de su ciudad, Patricio. Este decurión era mayor que ella y tenía vicios que chocaban frontalmente con los de su esposa: era dado a la bebida, libertino y de temperamento violento.
Mónica resistió con paciencia todas las faltas de su marido. Se sabía engañada y aguantaba los arrebatos de cólera, pero no era un ángel impasible. Ella también necesitaba respirar, tomar distancia. ¿Sabes ese café con las amigas que te devuelve la vida tras una semana de deberes de matemáticas con tu niño pequeño? La santa tendría su equivalente. Tagaste era una ciudad llena de comercio y cultura, por lo que no es difícil imaginar a Mónica paseando por sus calles, entretenida hablando con alguna vecina, curioseando por los puestos, tal vez acariciando al burrito cargado de mercancía, o sentada en un banco de la iglesia, donde acudía todos los días para rezar por su marido, que vaya humor tiene hoy…
Sabemos gracias a san Agustín que su madre dedicaba mucho tiempo a la oración por los miembros de su familia. Cada lágrima estaba ofrecida a Dios y sus ruegos encontraron respuesta. Patricio se convirtió al final de su vida, falleció poco después de abrazar el cristianismo y Mónica decidió no casarse de nuevo. Era momento de dedicarse por completo a sus hijos.
Los descendientes del matrimonio no estaban bautizados. El padre se negó a ello cuando nacieron, por lo que los pequeños crecieron sin recibir el sacramento. Sin embargo, Mónica se aseguró de hacer lo que todas las madres: un gesto, una frase, una mirada… La casa de Tagaste estaba, seguro, impregnada del suave olor de Cristo. Era una fragancia delicada, pero la santa la repartía por las habitaciones del hogar a la espera de que alguno pillara la indirecta.
El famoso Agustín no fue el único hijo de Mónica al que ella dedicaba esos gestos de madre. Tres de sus descendientes sobrevivieron a la infancia, un varón llamado Navigio, una niña cuyo nombre se desconoce, y el obispo de Hipona. Poco se sabe de los hermanos del santo en comparación con él, que dejó su propia biografía en las “Confesiones”.
Agustín dice de sí mismo que desperdició su vida siendo un vago. Su inteligencia y carisma le abrieron las puertas a un mundo de descontrol y sensualidad, que más tarde condenó en su obra. A pesar de ello, fuera del hogar familiar mantuvo una relación estable con una mujer y a los diecisiete años tuvo un hijo, Adeodato.
Santa Mónica conocía el estilo de vida de su hijo y sufría por él. Sin embargo, ya se sabe que era una mujer, un ser humano. Agustín consiguió desquiciar a su madre, quien le echó de casa cuando el joven volvió con ella obsesionado con algo del maniqueísmo y más cosas de jóvenes que no hay quien entienda. Pero el destierro no duró mucho. Al parecer la santa recibió en una visión aliento para reconciliarse con su hijo. Mónica abrió de nuevo las puertas para que Agustín regresara y siguió rezando con la convicción de que “no se perderá el hijo de tantas lágrimas”.
La paciencia de la madre se vería probada de nuevo no mucho más tarde. El hijo escapó a Roma y Mónica, con ese instinto maternal que sigue a los niños hasta el fin del mundo, viajó tras él. Con decepción se dio cuenta de que llegaba tarde, pues Agustín partió a Milán antes de que la santa llegara. El dolor provocado por este juego del ratón y el gato se vio paliado por un evento esencial en la vida del joven: en Milán se encontró con el obispo Ambrosio, figura clave para su conversión al cristianismo.
Cuando san Agustín abrazó la religión de su madre, llegó a la vida de santa Mónica un tiempo de paz. Adeodato, Agustín y Mónica vivieron juntos en la actual Lombardía. El pequeño recibió el bautismo, pero falleció dos años después, cuando todavía no contaba con veinte años.
Para entonces, el espíritu de santa Mónica reclamaba una vuelta a casa, al continente africano. Su entrega y oración daban frutos que ella empezaba a ver, ya era hora de descansar. Sin embargo, nunca pisó de nuevo su hogar. Dios llamó a Mónica en Ostia, Italia. Su muerte inspiró a Agustín para escribir las páginas más bellas de las “Confesiones”, y a dejar prueba del legado de su madre: una mujer que vivió en plenitud su vocación como esposa y madre, que acogió las pruebas y los consuelos.
Tras su muerte, santa Mónica empezó a ser considerada ejemplo para las mujeres cristianas. Su vida consistió en llevar con amor el equivalente del siglo IV a nuestras lavadoras, nuestros paseos de chófer entre prácticas de fútbol y cumpleaños, el silencio ante el bufido de los adolescentes y la caricia al marido enfurruñado porque el Real Madrid no mete gol. Esposa y madre, como ayer, como hoy, como siempre.
Santa Mónica recibiendo el cíngulo de manos de la Virgen María (Wikimedia Commons)
Cine y Familia. Un libro para tratar los grandes temas que salen en las pantallas
La influencia del cine en los jóvenes y la familia, cómo se presentan los abuelos en las series y películas actuales, temas como el perdón o la sexualidad en diversas películas son algunos de los temas que componen el volumen Cine y Familia. Descubrir los valores a través de las películas de nuestra vida.
Cine y Familia. Descubrir los valores a través de las películas de nuestra vida está coordinado por Daniel Arasa, director de Cinemanet, una asociación que promueve valores humanos, familiares, sociales y educativos a través del cine.
El libro reúne las aportaciones de expertos en cine y ligados a esta asociación como Guillermo Altarriba, Isabel Rodríguez Alenza, Gloria Tomás o Alfonso Méndiz. Todos ellos, cada uno con matices y enfoques propios, han dado lugar a una útil y dinámica guía, muy recomendable para padres y profesores, en la que se ofrecen valiosas pistas para entender y sobre todo, utilizar el lenguaje audiovisual como vehículo de formación para los más jóvenes.
Como destaca para Omnes su coordinador, Daniel Arasa, “hoy más que nunca tenemos que estar formados para ver y entender el cine, porque su influencia y su poder como vehículo de transmisión de valores es muy grande”.
Arasa apunta que los cambios que la propia industria audiovisual ha vivido en los últimos decenios han sido muy grandes: “no sólo han cambiado los aspectos técnicos sino también la concepción de los grandes temas”.
Efectivamente “hemos pasado de ir a las salas de cine o ver una película concreta toda la familia en el salón a tener cada miembro de la familia quizás, un dispositivo en el que se reproducen cosas muy diferentes, que no se ven juntos y luego, además, el auge de las series, que al final son 8, 20 ó 200 películas pequeñas”.
Daniel Arasa, coordinador del libro Cine y Familia. Descubrir los valores a través de las películas de nuestra vida
Este cambio conceptual y, sobre todo, la incidencia en el cambio de comportamientos sociales o la normalización de situaciones diversas es una de las claves de comprensión del libro y de las que más se trata para ayudar a padres y profesores a crear diálogos y espacios críticos con los jóvenes sobre temas clave: la familia, la mujer, la sexualidad, la dignidad o el amor.
Temas universales que aparecen, de un modo u otro, en todas y cada una de las propuestas cinematográficas que llegan a las pantallas.
Los grandes temas
“Todo el cine -porque las series son cine en otro formato-, habla de un modo u otro de los temas claves de la humanidad: la persona, el amor, la familia… aunque lo haga de manera tangencial”, afirma Arasa, “en una película bélica, quizás el tema principal no se centre en una relación de amor, pero habla del amor, por ejemplo, de la familia de las personas que luchan, sus relaciones en esos momentos…”
Para Arasa, “la responsabilidad de los cineastas es algo difícil de delimitar. Pero creo que todo cineasta debería hacerse la pregunta de si aquello que está haciendo levanta y dignifica a la persona o la degrada”.
El libro desgrana estos grandes temas y su tratamiento en títulos que van desde Sophie Scholl o Heidi hasta Padre no hay más que uno o Frozen sin olvidar series como Gambito de Dama, Por trece razones o Homeland. Entre estos temas, en el libro sobresalen la familia, el amor, el perdón…
“No es un libro que dice qué películas ‘puedes ver’ o no”, explica Arasa, “hay que saber las razones de por qué no conviene ver una película o una serie, por ejemplo, para unos menores, para explicarles las razones. Prohibir por prohibir no vale. Por eso también se quiere dar luz sobre algunos temas que salen en series o películas que quizás no recomendemos a nadie”.
Un libro útil
El libro Cine y Familia. Descubrir los valores a través de las películas de nuestra vida no presenta una estructura simétrica. Como explica Arasa, “quisimos que cada una de las personas que escriben, que están ligadas a Cinemanet hace años, aportara aquello que sabe y lo hiciera en su propio estilo. El objetivo es ofrecer a los lectores, sobre todo a los padres y educadores, un instrumento que les sirva, que les sea útil y les de ejemplos que puedan utilizar.
El libro recoge la experiencia de los más de tres lustros que lleva Cinemanet de dicada al cine y a la formación de familias a través del séptimo arte. Muestra de ello son los premios “Familia”, que, cada año, Cinemanet otorga a un título estrenado el año anterior en España en la que, de una u otra forma, se reflejen los valores humanos, familiares, educativos, sociales y cívicos que promovía la organización. Otro reconocimiento se otorga, además a la persona del mundo cinematográfico (director, guionista, actor, actriz, productor, distribuidor…) que en su trayectoria profesional y vital refleje estos valores.
Cine y Familia. Descubrir los valores a través de las películas de nuestra vida
Coordinador: Daniel Arasa
Editorial: Sekotia
Páginas: 320
Año : 2023
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La verdad, desde la más profunda caridad, también hay que saber decirla y exponerla con pedagogía, en su momento oportuno.
26 de agosto de 2023·Tiempo de lectura: 2minutos
El traje nuevo del emperador de Hans Christian Andersen me parece un cuento de tremenda actualidad. Vemos paseando delante de nuestros ojos al Emperador totalmente desnudo y nadie se atreve a decirlo en voz alta por no quedar mal. Y a costa de nuestra estupidez y miedo unos presuntos sastres timadores, que conocen muy bien el corazón humano, se hacen ricos y se escapan con nuestro dinero.
Quizás algo de esto nos suceda hoy con la ideología de género. ¿Quién se atreve a decir que la sexualidad humana tiene por finalidad la unión de la pareja y la reproducción de la especie y que su propia naturaleza es la de la complementariedad entre el hombre y la mujer? Simplemente citar la Escritura y decir aquello de ‘hombre y mujer los creó (cf. Gn 1, 27) parece ya una provocación.
Decía Chesterton que «llegará el día en que sea preciso desenvainar la espada para afirmar que el pasto es verde». No sé si hay que desenvainar la espada o el bolígrafo para defender la verdad, pero lo cierto es que se ha impuesto una tiranía de lo políticamente correcto en la que por defender lo obvio eres tachado de radical o te relegan al ostracismo.
Pero es necesario atreverse a decir que el rey está desnudo. No es suficiente el que no nos hagamos eco de esta ideología y pasemos, como de puntillas, sin pronunciarnos en silencio. Hay silencios que son afirmaciones. Hay verdades que, si no las proclamamos, por muy obvias que parezcan, quedan oscurecidas.
Quizás por eso me ayudó escuchar a D. Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, abordó este tema en la catequesis que impartió en la Jornada Mundial de la Juventud ante las preguntas de los jóvenes. No escabulló la pregunta difícil. Y otras tantas incómodas sobre el aborto, la agenda 2030 y otras cuestiones espinosas para las que los jóvenes buscan respuestas.
Habría muchas preguntas que hacernos con entera justicia en torno a este tema. El interpelante Cui prodest, a quién beneficia, que nos lleva a mirar a los presuntos sastres que nos han vendido un traje que es falso y que escapan con el dinero del emperador. Porque no me cabe duda de que hay una confluencia de intereses económicos, ideológicos y de poder en que asumamos esta nueva dictadura ideológica.
Necesitamos que algún niño con mirada inocente, como en el cuento o como ocurrió con el profeta Daniel cuando iban a apedrear a la casta Susana, nos haga ver con claridad lo que por temor a los poderosos no nos atrevíamos a decir.
Y ser a la vez que inocentes como palomas, prudentes como serpientes (cf. Mt 10,16 ) porque en todas las esquinas se esconden aquellos que tienen las piedras preparadas para lanzarlas. La verdad, desde la más profunda caridad, también hay que saber decirla y exponerla con pedagogía, en su momento oportuno.
Porque, de nuevo recogiendo la sabiduría del periodista inglés, ‘la aventura puede ser loca, pero el aventurero debe ser cuerdo’.
Y hoy no hay aventura más apasionante y dificultosa que decir la verdad.
Delegado de enseñanzas en la Diócesis de Getafe desde el curso 2010-2011, ha ejercido con anterioridad este servicio en el Arzobispado de Pamplona y Tudela, durante siete años (2003-2009). En la actualidad compagina esta labor con su dedicación a la pastoral juvenil dirigiendo la Asociación Pública de Fieles 'Milicia de Santa María' y la asociación educativa 'VEN Y VERÁS. EDUCACIÓN', de la que es Presidente.
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Rome Reports·25 de agosto de 2023·Tiempo de lectura: < 1minuto
La Spezieria di Santa Cecilia in Trastevere y la sala de las Cerámicas, ambas a la salida de la Capilla Sixtina, son las dos nuevas salas que se pueden visitar en los Museos Vaticanos.
La primera recrea la farmacia del siglo XVII que llevaron las religiosas benedictinas durante tres siglos, mientras que, en la segunda, se pueden contemplar el pavimento diseñado por Rafael para algunas de las dependencias vaticanas u otras obras únicas como los 34 platos de la Colección Carpegna.
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"From Union Square to Rome" ("De Union Square a Roma", un nuevo libro de memorias de Dorothy Day verá la luz en los próximos meses. Day fue cofundadora del Movimiento del Trabajador Católico. Su causa de santidad se abrió oficialmente en 2000.
El gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua ha disuelto la orden de los jesuitas. Este es solo uno de los últimos incidentes que señalan una escalada de violencia contra los cristianos en diversos países del mundo.
La tensión y la intolerancia religiosa crecen en algunos países. El 16 de agosto de 2023 varias iglesias, hogares y un cementerio cristiano fueron atacados por una multitud en Pakistán. Por otro lado, el régimen de Daniel Ortega en Nicaragua disolvió a finales de mes la orden de los jesuitas tras confiscar todos los bienes de la universidad y de la residencia que la congregación tenía en el país. Estos incidentes son solo una muestra de las amenazas que sufren miles de cristianos en distintos países de todo el mundo.
En el caso de Nicaragua, la Iglesia sufre persecución desde hace años. En 2022 tuvo lugar uno de los momentos de mayor tensión cuando el gobierno encarceló a monseñor Rolando Álvarez. El obispo sigue en prisión tras haber rechazado las oportunidades de destierro, por considerar que los fieles del país necesitan que siga con ellos. El prelado está acusado de traición y, en gran medida, se desconocen las condiciones en las que vive su cautiverio.
El obispo de Nicaragua, Rolando Álvarez, en una foto de 2022 (OSV News photo /Maynor Valenzuela, Reuters)
El comunicado oficial de los jesuitas en Nicaragua
Tras la mencionada disolución de la orden de los jesuitas, la Provincia de Centroamérica de la Compañía de Jesús publicó un comunicado condenando la agresión y señalando que la represión que están sufriendo se considera crimen de lesa humanidad. Por otro lado, los jesuitas señalan que los actos del gobierno de Ortega se encaminan “al pleno establecimiento de un régimen totalitario”.
El comunicado pide el fin de la represión y la búsqueda de soluciones que respeten la libertad de las personas. También muestra su cercanía con las víctimas de la dictadura y agradece “las innumerables muestras de reconocimiento, apoyo y solidaridad».
La persecución en Pakistán
Al mismo tiempo, en Pakistán también se está viviendo una intensa persecución religiosa. Las leyes del país en contra de las blasfemias se aplican con mucha frecuencia a grupos religiosos minoritarios.
Según los datos que ofrece la organización evangélica “Puertas Abiertas”, el nivel de violencia que viven los cristianos en Pakistán es extremo. Además, “son considerados ciudadanos de segunda clase y sufren discriminación en todos los aspectos de la vida”.
Los ataques hacia comunidades cristianas, que se encuentran mayoritariamente en las provincias de Punjab y Sindh, incluyen palizas, secuestros, torturas, matrimonios forzosos o violencia sexual. A pesar de las agresiones, las víctimas dicen que no hay una autoridad que vele por sus derechos y que la situación de inseguridad es muy alta.
El arzobispo de Lahore, Sebastian Shaw, visitó las comunidades atacadas el pasado 16 de agosto. Con él fueron varios líderes musulmanes que quisieron mostrar su apoyo y cercanía a las víctimas. Monseñor Shaw animó a los cristianos a llevarse consuelo los unos a los otros, haciéndose “testigos del amor de Jesús”.
Protesta en Pakistán por los ataques a las comunidades cristianas (Foto OSV News /Akhtar Soomro, Reuters)
Los ataques en Nigeria
Nigeria es el sexto país en el que se sufre más persecución religiosa, según los datos de “Puertas Abiertas”. A pesar de los ataques, casi la mitad de la población es cristiana. La mayoría de cristianos viven en el sur del país, mientras que el norte es, en gran parte, musulmán.
Diversos grupos violentos hacen incursiones a poblados de comunidades cristianas, allí realizan ataques y confiscan las tierras de los habitantes. Esto ha provocado que haya miles de desplazados internos en Nigeria que huyen de los asesinatos, secuestros, torturas y de la marginación.
Una iglesia en Nigeria tras ser atacada por un grupo armado (OSV News photo / Temilade Adelaja, Reuters)
Los datos sobre la falta de libertad religiosa
Para obtener una visión general de la situación actual, “Ayuda a la Iglesia necesitada” publicó en su informe anual de 2023 los datos sobre las violaciones de la libertad religiosa. Tras el análisis, se confirma que de los 196 países que hay en el mundo, la libertad religiosa se viola en 61. De ellos, en 28 países hay persecución, mientras que en 33 hay discriminación.
Las diferencias entre estos dos tipos de ataques a la libertad religiosa también se explican en el informe. Entre las características de la persecución están los delitos de odio y violencia, o la aprobación de leyes que afectan directa y negativamente a grupos religiosos. Por otro lado, la discriminación supone conductas como las limitaciones a la libertad de expresión, la prohibición de llevar ciertos símbolos religiosos o las dificultades en el acceso al empleo o a la vivienda.
Entre los atacantes de la libertad religiosa hay tres grupos mayoritarios: los nacionalismos etnoreligiosos, el extremismo islamista y los gobiernos autoritarios. La mayor concentración de ataques en el mundo se da en África, que en el informe anual de “Ayuda a la Iglesia Necesitada” se señala como “el continente más violento por la expansión del yihadismo”.
Los evangelios recogen cómo Jesús vivió, durante su pasión y muerte, dos procesos judiciales paralelos: el judío y el romano.
Gustavo Milano·25 de agosto de 2023·Tiempo de lectura: 5minutos
Mientras rezaba entre unos olivos junto al torrente Cedrón, el Mesías fue capturado. Unos líderes judíos habían decidido dar fin a aquel que tozudamente sostenía que Dios se había encarnado.
Quizás pensaban que el Altísimo ya les había dado toda la revelación y que no quedaba nada más por aprender. A lo mejor creían que sus intelectos eran, si no la fuente, por lo menos el límite de la realidad.
Su problema, en el fondo, era de raíz filosófico, muy semejante a algo que llamamos incluso “contemporáneo”: dar por supuesto que solo existe lo que yo puedo comprender. Es decir, confundir lo real con lo racional, como hacía Hegel.
El panorama que Jesús Dios les había abierto a los judíos tenía la audacia de corregir algunos modos tradicionales de entender los mandatos divinos. La tradición, como medio eficaz de relacionarse con verdades archiconocidas, se había transformado en un fin en sí misma.
Para aquellas personas, la finalidad de sus vidas no era conocer y amar a Dios a través de unos actos de culto, sino simplemente repetir aquellos actos. Sus gafas se habían transformado en pantallas.
El proceso judío
Viniendo desde la bajada del Cedrón hasta su primer destino, la casa del todavía prestigioso ex-sumo sacerdote Anás, probablemente los soldados que llevaban a Jesús atado ingresaron en la ciudad vieja por la “puerta de los esenios”.
Es plausible que hayan pasado delante del cenáculo donde Cristo y sus discípulos habían celebrado la Eucaristía aquella misma noche, o que al menos hayan podido ver el edificio en la cercanía, pues ambos estaban a solo unas calles de distancia. Jesús seguramente habría echado una mirada hacia el cenáculo y habría relacionado su reciente “muerte” sacramental con su próxima muerte real.
Como afirman Mateo y Marcos, hubo una discusión en el Sanedrín aquella misma noche de jueves sobre el caso de Jesús, pero a lo que parece la del viernes por la mañana fue la decisiva, como cuenta Lucas.
La noche del jueves al viernes él la habría pasado en una especie de calabozo en esa misma casa de Anás, donde también estaría su yerno, el entonces sumo-sacerdote en cargo Caifás, el mismo que había dicho: “Conviene que un solo hombre muera por el pueblo y no que perezca toda la nación” (Jn 11,50). De ese modo el caso ya quedaba juzgado de antemano.
Las acusaciones y condenas pasan de ser religiosas a políticas, supuestamente a fin de ganarse el apoyo romano para esa ejecución, que ya se preveía ruidosa en la ciudad. El silencio inicial de Jesús es elocuente, y sus torrenciales palabras –mezcla poderosa de fortaleza y mansedumbre– desvelan del todo lo que aún quedaba en el tintero.
Una capillita nepótica, celosa de su poder tan religioso como social, había liderado esa persecución mortal contra el hijo de María, sometiéndolo a un proceso más criminal que la más descabellada de las acusaciones que se le dirigían.
A diferencia de otros miembros de las altas clases judías, como Nicodemo o José de Arimatea, esos anónimos colaboradores de Anás y Caifás hicieron historia sin entrar en ella.
Mientras tanto, se imagina que los tres apóstoles que habían intentado orar con Jesús aquella noche en Getsemaní (Pedro, Juan y Santiago el Mayor) fueron avisar a los otros ocho (totalizando once, porque Judas Iscariote a esas alturas ya estaría lejos del grupo). Pedro les contaría que el Señor no le dejó detener a los soldados, pero que aún así le seguiría, y Juan se animaría a acompañarle.
Los demás, entre oraciones y angustias, se dispersarían para pasar quizás en vela la peor noche de sus vidas hasta entonces. Pedro, sin embargo, también cayó. Primero había sido la traición de Judas, después el abandono de los nueve, y por fin las negaciones del príncipe de los apóstoles. Solo Juan resistió, sostenido por las manos de María.
En las negaciones del valiente Pedro, ante la posibilidad de que también a él le quisieran matar, se distinguen mejor los contornos de la fortaleza de Jesús y de su amor por la voluntad de Dios Padre. De un lado están los soldados que caen por tierra al oír unas palabras del Señor; de otro, una criada es capaz de doblegar moralmente a un pescador impulsivo y con tendencias agresivas. ¡Qué contrastes, qué abismal diferencia entre Jesús y Pedro! Pero Pedro fue suficientemente valiente a punto de conseguir llorar por sus errores.
Dentro de la casa del sumo-sacerdote, en cambio, falta, además de Nicodemo y José de Arimatea, alguien más. ¿Por qué el Iscariote no estaba ahí para acusar a su Maestro, si ya lo había entregado? ¿Será que lo que quería comprar con las treinta monedas de plata no podía esperar ni hasta la mañana siguiente? ¿O a lo mejor en Getsemaní él quiso dar la impresión de que en realidad no estaba conduciendo aquella muchedumbre que iba a capturar a Jesús, sino que solo iba a saludar con un beso al Señor, y ahora le faltaba coraje para declararse frontalmente contrario a Cristo a punto de acusarle cara a cara? Es posible que se haya excusado diciendo que hacía falta un mínimo de dos testigos para que un testimonio fuera jurídicamente válido. ¡Cómo si aquel proceso fuera un primor de legalidad! De todos modos, nunca estuvo más claro que el pecado debilita la voluntad de la persona y la divide interiormente.
No obstante, justamente por eso todo pecador tiene por lo menos la mitad de su corazón aún buena, y está listo para ser perdonado y convertirse si se arrepiente con esperanza.
Al final, los miembros del Sanedrín consiguen una declaración abierta de Jesús confesando ser el Mesías, el Hijo de Dios. Es suficiente, religiosamente no queda nada más por averiguar. Ahora necesitan la crucifixión romana.
El proceso romano
La torre Antonia estaba en el barrio alto y ahí vivía Poncio Pilato, el procurador de Judea. El horario comercial del pretorio iniciaba a las nueve de la mañana desde que Pilato había asumido el cargo, el año que hoy llamamos 26 después de Cristo.
Unos del Sanedrín se habrían dirigido al procurador, quizás en latín, intentando convencerle para que condenara a aquel sedicioso, probablemente ya conocido de Pilato. A él tampoco le convenía oponerse sin más a los líderes judíos, porque tenían mucha influencia sobre la población local.
En tiempos de “Pax romana”, el mantenimiento del orden era considerado una gran virtud del gobernante. Así que les escucha, como también a Jesús, e intenta crear el menor número de enemistades posible para no complicarse la vida.
A Pilato no le importa saber qué es la verdad, sino solo qué clase de reino es el de este acusado. Otra vez se constata una tendencia llamada “contemporánea” ya presente hace veinte siglos: el desprecio por la verdad por creer que lo que “de verdad” importa es el poder, sea político, económico, religioso o cultural. La paleta de errores humanos de hecho es muy limitada.
Cuando Pilato se enteró de que Jesús era galileo, tuvo la idea de quitarse el peso de encima enviándolo a Antipas. Atraído por la Pascua, Herodes Antipas se encontraría en su palacio de Sión, en el mismo barrio alto. Pero a él Jesús no le dirigió palabra alguna. También Herodes le despreció, dice el Evangelio (cf. Lc 23,11), a Jesús que era la verdad (cf. Jn 14,6), y le devolvió a Pilato. A raíz de eso, por primera vez se hicieron amigos los despreciadores de la verdad. Anticipando el final de los tiempos, los perdidos ya se juntaban en un mismo lado.
Ni el sueño de su esposa (cf. Mt 27,19), ni la costumbre del indulto, ni la flagelación preventiva fueron capaces de persuadir al procurador romano a ser recto aquella vez. Hay que aclarar que las redacciones de los evangelios, por diversos motivos de orden histórico y religioso coyuntural, tienden a exculpar a Pilato y a culpabilizar más a los judíos, de modo que conviene ponderar la cuestión siguiendo más por las acciones concretas de cada persona que las palabras o relaciones causales que puedan estar siendo sugeridas.
La situación del procurador no era fácil, a lo mejor solo con un acto heroico saldría bien de aquel aprieto. Eventualmente debía afrontar toda una revuelta en su territorio si no condenara a Jesús. Sin embargo, él también cedió a la injusticia y prefirió dar muerte torturada a un inocente en vez de poner en riesgo su cargo político y quizás también su propia vida.
Son iguales, los hombres somos iguales: paganos, judíos, cristianos, ancianos, jóvenes, contemporáneos de Jesús, contemporáneos míos y tuyos.
Sin la ayuda de Dios, nosotros habríamos hecho lo mismo o incluso algo peor que aquellos del siglo I. Dentro de poco, ellos, como algún filósofo de anteayer, también dirían: “Dios ha muerto, y nosotros lo hemos matado”.
El autorGustavo Milano
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La esbelta torre de ladrillo rojo que emerge de la escarpada silueta de los montes que rodean el pantano de El Grado dan idea certera de la situación de Torreciudad. Este centro de devoción mariana, arraigada desde hace siglos en la zona e internacionalizada en los últimos cuarenta años, ha pasado a la primera plana informativa por el nombramiento de un rector por parte del obispo de Barbastro-Monzón.
¿Qué es Torreciudad? ¿Por qué su rector no era nombrado, hasta la fecha, por el obispo diocesano sino por el vicario regional del Opus Dei en España? ¿Es esa decisión conforme con el derecho de la Iglesia? ¿Cómo se sostiene el templo?
Un poco de historia
Lo que hoy se identifica como Torreciudad comprende en primer término, el templo diseñado por el equipo de arquitectos dirigidos por Heliodoro Dols. Dicho templo fue levantado en el primer lustro de los años 70 del siglo XX gracias a los donativos de fieles de diversos lugares alentados por el Opus Dei..
El nuevo templo se sitúa a pocos metros de la antigua ermita del siglo XI que custodiaba la imagen de Nuestra Señora de los Ángeles, patrona de la comarca.
La antigua ermita de Torreciudad
Entre los años 1960 y 1975, el fundador del Opus Dei, san Josemaría Escrivá decide impulsar el nuevo santuario para promover la devoción a la Virgen. En 1962 concluye un acuerdo con el obispado de Barbastro que, mediante escritura pública, cedió a perpetuidad el dominio útil de la antigua ermita y la custodia de la imagen de la Virgen al Opus Dei, siempre que se cumplan las condiciones recogidas en el contrato.
El templo nuevo de Torreciudad pertenece a la Fundación Canónica Santuario Nuestra Señora de los Ángeles de Torreciudad.
La imagen de la Virgen
La imagen de la Virgen pasó de la antigua ermita a la nueva edificación al terminarse ésta en 1975 tras una restauración y la pertinente autorización del entonces obispo de la diócesis. Hasta entonces, lo escarpado de la zona no facilitaba la llegada al lugar y el momento central de devoción lo constituían los meses de entre mayo y octubre, cuando la santera se trasladaba a la ermita, donde no vivía de manera habitual. La celebración de la fiesta de Nuestra Señora, en agosto, era la fecha clave para la vida de la ermita de la Virgen de los Ángeles de Turris Civitatis.
Desde entonces, la devoción ha traspasado, con mucho, las fronteras de la comarca aragonesa. De hecho, la Memoria Anual del santuario correspondiente a 2022 señala a Madrid como origen principal de los peregrinos que acuden a Torreciudad con un 28,79%, seguida de Cataluña con un 26,95%, y de la Comunidad Valenciana con un 12,71%. Los peregrinos de fuera de España supusieron el 14,82% de todos los que acudieron a Torreciudad en 2022. De entre ellos, la mayor parte procedían de Francia, (un 36,23% sobre el total de extranjeros), de Portugal (con un 7,39%), de Estados Unidos (7,22%) y de Polonia (7,13%).
La consideración jurídica de Torreciudad no es, actualmente la de santuario diocesano, sino la de oratorio de la Prelatura del Opus Dei. Por ello, desde el comienzo, el rector ha venido siendo nombrado por el Opus Dei. En la nota del 17 de julio de 2023 el obispado de Barbastro-Monzón aludía a una necesidad de “regularizar la situación canónica del santuario” como la justificación del nombramiento de un nuevo rector por parte del obispo diocesano.
El obispado no ha precisado, la naturaleza de esta irregularidad, pero el Opus Dei y el obispado habían comenzado unas conversaciones con el fin de actualizar el marco jurídico y de transformar Torreciudad, en su caso, en santuario diocesano.
En este caso, el obispo ha actuado aplicando la normativa que considera aplicable formada por los cánones 556 y 557 del Código de Derecho Canónico.
¿Quién financia Torreciudad?
Desde que se cedió al Opus Dei el dominio útil de la ermita antigua de Torreciudad, la prelatura se ha encargado de su rehabilitación, el mantenimiento y los arreglos posteriores, así como de promover el culto y garantizar el acceso a los peregrinos. Ha costeado, asimismo, la construcción del nuevo templo de estilo sobrio y enraizado en la tradición arquitectónica local. A ello hay que sumar la modernización de los espacios de evangelización que se han llevado a cabo en Torreciudad en los últimos años, y que han dado lugar a unos modernos espacios museográficos y catequéticos.
El sostenimiento económico del complejo de Torreciudad corresponde a la asociación civil Patronato de Torreciudad, una entidad sin ánimo de lucro declarada de utilidad pública que incluye entre sus fines el sostenimiento del santuario de Torreciudad y la promoción de peregrinaciones. Actualmente, la preside una mujer, Mª Victoria Zorzano. Este Patronato reúne los donativos y aportaciones necesarias para cubrir los gastos de Torreciudad, que se suman a las demás fuentes de ingresos. La diócesis no realiza ninguna aportación. Desde 1962, Torreciudad abona una cantidad a la diócesis en reconocimiento de la nuda propiedad, que sigue perteneciendo a ésta. La cantidad pactada en su momento equivale en la actualidad a 19 euros al año.
¿Cuáles son los pasos siguientes?
A grandes rasgos, la historia reciente de Torreciudad se caracteriza por la internacionalización de la devoción mariana y, sobre todo, por haberse consolidado como un lugar de oración por la familia y para las familias.
En este contexto, las Jornadas marianas de la Familia, que tienen lugar cada año son unas nutridas celebraciones, que han estado presididas, en muchas ocasiones, por obispos de numerosas diócesis españolas y en las que se ha puesto en manos de la Virgen, de manera muy especial, la santidad y el futuro de la familia.
La próxima, el 16 de septiembre, estará presidida por el obispo de la diócesis de Barbastro-Monzón, Mons. Ángel Pérez Pueyo. Para esa fecha, debería haberse aclarado si el rector legítimo es, según la decisión del obispo y desde el 1 de septiembre, José Mairal, párroco de Bolturina-Ubiergo, o bien, el rector actual Ángel Lasheras, nombrado en su momento por la prelatura del Opus Dei, que ha recurrido el último nombramiento ante el dicasterio vaticano competente
La sensación es que podría comenzar ahora un largo periplo judicial para determinar la validez de los argumentos esgrimidos por una y otra parte, pero también un periodo en el que ambas podrían conocer mejor las razones mutuas y llegar a un acuerdo que las tenga en cuenta.
Las llaves del reino de los cielos. Domingo XXI del Tiempo Ordinario (A)
Joseph Evans comenta las lecturas del XXI domingo del Tiempo Ordinario y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.
Joseph Evans·24 de agosto de 2023·Tiempo de lectura: 2minutos
La monarquía davídica -esto es, los reyes del linaje de David- organizaba su casa de una manera específica, y esto incluía un ministro principal que era el segundo del rey. En nombre del rey era “padre de los habitantes de Jerusalén y de la casa de Judá”. Como señal de esta autoridad recibía una llave o llaves, como el mayordomo principal en casa de un hombre rico podría poseer todas las llaves necesarias para abrir cada puerta de la casa. De hecho, la primera lectura continúa: “Abrirá y nadie cerrará; cerrará y nadie abrirá”.
La imagen, deliberadamente escogida por Jesús, nos ayuda a entender el evangelio de hoy, en el que Nuestro Señor entrega a Pedro “las llaves del reino de los cielos”. Jesús está haciendo a Pedro, y a los Papas tras él, su ministro principal en la tierra, padre del nuevo pueblo que está formando. Y para hacer esto aun más claro, Nuestro Señor continúa: “Lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos”. Del mismo modo que solo el ministro principal podía abrir o cerrar algunas puertas, el Papa recibe una autoridad que solo a él corresponde. Lo que el Papa “ata”, lo que define con autoridad o legisla de manera permanente para que todos lo sigan o crean, se ratifica en el cielo, pero solo porque el cielo ha inspirado esto en él: “Porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos”. Como enseña el catecismo de la Iglesia católica, el Papa ejerce esta infabilidad cuando “proclama por un acto definitivo la doctrina en cuestiones de fe y moral” (n.º 891), es decir, es una enseñanza destinada a durar, a ser sostenida para siempre, no solo una cuestión de una época. El Papa no es infalible cada vez que abre la boca. De hecho, ejerce su infabilidad muy raramente, aunque en la práctica, incluso en sus declaraciones ordinarias y cotidianas, podemos asumir que tiene mucha más guía del Espíritu Santo que nosotros.
Dios no tiene un consejero humano , ni siquera angélico, como señala la segunda lectura: “¡Qué abismo de riqueza, de sabiduría y de conocimiento el de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos! En efecto, ¿quién conoció la mente del Señor? O ¿quién fue su consejero?”. Pero aunque no podamos “descifrar” los caminos de Dios, Él puede revelarlos. Y lo hace para nuestra salvación. Y habiéndonos revelado sus verdades salvíficas, tiene sentido que haya encontrado la manera de que esas verdades se transmitan a lo largo del tiempo sin error. La afirmación católica de la infalibilidad papal no es arrogancia por parte de la Iglesia. Es más bien reconocer que, precisamente a causa de la debilidad humana (a menudo vista en los Papas), Dios ha intervenido para asegurarse de que esta debilidad no dañe o limite su verdad. La infalibilidad papal simplemente nos muestra que el poder de Dios es mayor que la debilidad humana.
La homilía sobre las lecturas del domingo XXI del Tiempo Ordinario (A)
El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas del domingo.
Cristo en el centro del proceso educativo de las escuelas católicas
Agosto marca el inicio del año académico en Estados Unidos. Escuelas tanto públicas como privadas regresan a las aulas y las escuelas católicas no son la excepción.
Gonzalo Meza·24 de agosto de 2023·Tiempo de lectura: 5minutos
Agosto marca el inicio del año académico en los Estados Unidos. Escuelas de educación primaria, media y superior tanto públicas como privadas regresan a las aulas, iniciando un nuevo ciclo lectivo. Las escuelas católicas no son la excepción. En el país hay 5,920 escuelas de enseñanza primaria y media superior (bachillerato) con 1 millón 700 mil estudiantes. Asimismo, hay más de 200 universidades católicas a donde acuden aproximadamente 700 mil alumnos. La más antigua es la Universidad de Georgetown en Washington D.C., fundada por los jesuitas en 1789.
En el país muchas escuelas de educación básica y media son «escuelas parroquiales» que nacieron como parte integral de la comunidad parroquial y forman parte de la parroquia; otras son administradas por congregaciones religiosas dedicadas a la educación. Estas instituciones destacan por la fe y los principios cristianos que transmiten a los educandos: la moral cristiana, el respeto, el servicio y la autodisciplina. No son cuestiones irrelevantes especialmente en el ambiente que se vive en las escuelas públicas, lugares donde se inculca a los alumnos ideas contrarias a la fe tales como: la ideología de género o el aborto. Otro elemento por el que destacan las instituciones católicas es la excelencia académica y la innovación.
En los últimos años algunas instituciones católicas han iniciado programas para estar a la vanguardia en la ciencia y humanidades de forma que los alumnos puedan iniciarse tempranamente a la universidad o al menos lleguen con bases sólidas. Según la Evaluación Nacional del Progreso Educativo (NAEP, por sus siglas en inglés), en el 2021 los estudiantes de escuelas católicas de primaria tuvieron un mejor desempeño en lectura y matemáticas en comparación con las escuelas públicas. Asimismo, la tasa de graduación de las escuelas secundarias es de 99%. El 85% de los graduados asiste a la universidad. Las instituciones educativas católicas incorporan en sus planes de estudio la fe, la cultura y la vida. Es un esquema en cuyo proceso se involucran y participan: los alumnos, los padres de familia, los docentes y directivos. El cuerpo docente desempeña su profesión como un servicio a Dios, a la iglesia y a su comunidad.
Escuelas católicas en Los Ángeles
Uno de los lugares donde miles de estudiantes regresaron a las aulas fue en las escuelas católicas de Los Ángeles. El 14 de agosto 68,000 estudiantes iniciaron clases en las 250 escuelas primarias y secundarias de la Arquidiócesis. Este ciclo lectivo trae buenas noticias: han aumentado las inscripciones y siguen adelante programas innovadores en la enseñanza. Al respecto, Paul Escala, Director y Superintendente de estas instituciones señaló: «Estamos emocionados pues tras finalizar la pandemia las inscripciones se incrementaron en los últimos dos años. Este aumento es el más grande en 30 años». Asimismo, continúan con buenos resultados tres programas muy innovadores: La «Red STEM», es decir escuelas con programas orientados a la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM por sus siglas en inglés); el programa de inmersión bilingüe que cuentan con un sistema educativo dual, inglés-español e inglés mandarín; y también programas de micro escuelas, que como su nombre lo indica, son instituciones con una comunidad de menos de 100 personas.
Paul Escala también expresó su gratitud hacia la comunidad filantrópica que ayuda financieramente a las escuelas y hace posible que miles de estudiantes acudan a instituciones católicas. A diferencia de otros sistemas educativos en el mundo, las escuelas católicas de enseñanza básica y media superior en los Estados Unidos no reciben financiación pública directa del gobierno federal. Son autónomas financieramente; no obstante, hay algunos estados que cuentan con programas de ayuda financiera cuyo funcionamiento y elegibilidad varían dependiendo de cada jurisdicción. Entre ellos existen los denominados «tuition vouchers» (cupones para la colegiatura), en los cuales las familias con hijos de escuelas católicas reciben ayuda financiera; y el llamado «tax credit» (crédito educativo del impuesto), en los que el estado otorga incentivos fiscales al contribuyente y a las instituciones educativas para que estas brinden becas a sus alumnos que lo requieran. No todos los estados cuentan con esos incentivos a la educación católica, es el caso de California.
Para conocer mejor las escuelas católicas, Omnes entrevistó a Erick Ruvalcaba, jefe de misión e identidad católicas de las escuelas católicas en Los Ángeles.
¿Las escuelas católicas de California reciben algún apoyo estatal o federal, por ejemplo, los programas de «voucher» o de «tax credit»?
– No. A pesar de que las escuelas públicas se sostienen con los impuestos que todos pagamos, aquí no tenemos ese beneficio. Yo soy padre de familia y tengo hijos en escuelas católicas. Pago impuestos para subsidiar las instituciones educativas públicas. No obstante, tengo que hacer un sacrificio para pagar la colegiatura de mis hijos. Pero merece la pena pues en las escuelas públicas mis hijos no van a recibir lo que aquí les damos: los valores y principios cristianos fundamentados en la fe.
¿Cuáles son las ventajas de una escuela católica frente a una pública?
– Cristo es el centro de la experiencia educativa en nuestras escuelas. Formamos líderes con valores cristianos. Nuestros maestros transmiten a sus alumnos esa identidad católica. Dios está al centro de todo lo que hacemos. La fe se integra en nuestras actividades diarias, por ejemplo, en las misas a lo largo del año, la oración que iniciamos antes de cualquier evento, académico o deportivo. Creemos que las escuelas son un instrumento de evangelización para la iglesia. Los sacramentos dan fundamento a nuestro trabajo y los estudiantes tiene acceso a ellos. Los padres inscriben a sus hijos por los valores espirituales que les ofrecemos, pero también por la preparación académica de excelencia. Las escuelas públicas no practican la fe ni los valores cristianos.
En Los Ángeles y en otras diócesis hay escuelas que enfocan su enseñanza en torno a las materias «STEM». ¿En qué consisten estos programas?
– Tenemos siete escuelas que forman parte de la Red «STEM». En ellas se provee una formación holística que integran en el sistema de aprendizaje las matemáticas, la ciencia y la tecnología aplicada a los problemas de la vida diaria. Asimismo, tenemos diez escuelas que pertenecen al «Dual Language Immersion Program» (Programa de inmersión dual, en dos idiomas). Hay mandarín (chino) y español. En estos programas se educa a los niños para que lean, escriban y dominen el contenido académico en dos idiomas, además de fomentar un sólido carácter moral basado en las tradiciones de la Iglesia. Y finalmente tenemos 3 escuelas en la «Red de Micro escuelas». Se trata de instituciones con una comunidad reducida, de hasta 90 estudiantes enfocadas en el aprendizaje a nivel personal.
Sabemos que existe la Fundación Católica para la Educación «Catholic Education Foundation», la cual en el ciclo 2021-2022 otorgó apoyos por 13 millones de dólares para beneficiar a más de 10 mil estudiantes. ¿Cómo pueden las familias beneficiarse de una beca?
– Uno de cada seis niños en nuestras escuelas tiene becas. Asimismo, Las familias pueden solicitar la beca en la escuela donde desean inscribir a los niños y dependiendo de su situación financiera recibirán un apoyo. Cada escuela tiene su propio programa de ayuda financiera. Los padres de familia pueden contactar a los directivos de las escuelas para conocer específicamente los apoyos disponibles. Pero el dinero no debe ser un problema para inscribir a los hijos a la escuela católica.
En enero del 2023, con motivo de la semana de las escuelas católicas, que se celebra cada año en Estados Unidos, el obispo Robert Barron señaló: «Vivimos en una sociedad donde impera una filosofía materialista y secular”. «Por eso estoy convencido que especialmente ahora es necesario inculcar el ethos católico. Las escuelas católicas a las que yo asistí (desde la primaria a la universidad) me dieron la oportunidad de asistir a la Misa, a los sacramentos, a las clases de religión, todo esto enriquecido con la presencia de sacerdotes y monjas. Pero quizá lo más importante fue la manera en que esas escuelas integraron en el proceso educativo la fe y la razón».
Laico, célibe, del Opus Dei: «Lo que más te alegra es que toda la Iglesia sea sal y luz para la sociedad»
El asturiano Pablo Álvarez explica, en esta entrevista, su vocación al Opus Dei y su aportación a la misión evangelizadora a través de su vida diaria en su trabajo y junto a los miembros de la parroquia a la que pertenece.
Implicado en su profesión, es miembro de la junta directiva de la Asociación de la Prensa de Oviedo y del Colegio de Periodistas de Asturias. Pablo es agregado del Opus Dei, mantiene una estrecha relación con sus párrocos y los miembros de su comunidad parroquial.
Aunque acostumbrado por su labor profesional a ser él quien “formule las preguntas”, explica, para Omnes, lo que supone e influye su vocación en su vida diaria.
–Ser del Opus Dei significa que Dios te ha llamado y te ha situado en una parcelita de su viña para que la cultives. Los frutos, si es que los hay, los da el mismo Dios si tú no estorbas demasiado. Te alegra que tu parcela sea productiva, pero lo que más te alegra es que toda la viña, toda la Iglesia, sea sal y luz para la sociedad. Disfrutas con la alta producción de las otras parcelas. En la Iglesia, quien está centrado en su particularismo no se ha enterado de nada.
¿De qué manera participas en la misión evangelizadora de la Iglesia?
–En esa parcelita del Opus Dei se cultiva y se difunde la búsqueda de la santidad en las ocupaciones cotidianas. El Opus Dei me ayuda a tratar a Jesucristo con toda la intensidad posible en medio de una profesión muy competitiva y acelerada en busca de noticias, entrevistas, reportajes… Me ayuda a desarrollar mi trabajo de periodista huyendo de las chapuzas, siendo muy respetuoso con las personas y buscando contar verdades que ayuden al ciudadano a situarse en el mundo. Me anima a desvivirme por hacer más grata la vida a los que me rodean.
Todo esto me supera por todos los lados. Por eso, en el Opus Dei me ayudan a no desanimarme y a levantarme cada vez que caigo, cosa que suele ocurrir varias veces al día.
¿Cómo influye el Opus Dei en tu vida?
–De muchas maneras, pero voy a destacar una: en el Opus Dei me dicen a la cara lo que hago mal, con el afán de que mejore. Que lo consiga ya es otra cosa, pero esa lealtad de los demás te proporciona mucha paz y mucha libertad: si haces algo mal, van a decírtelo y hasta rezan para que cambies. La vida cristiana es genial: es un antídoto radical frente al narcisismo, es un continuo ponerte en tu sitio.
Cuando perteneces al Opus Dei, hay gente que piensa que eres mejor de lo que realmente eres. Muchos te dicen: “Reza por mí (o por mi hijo, o mi marido…), que tú estás más cerca de Dios”. Pero tú sabes lo que hay, y con cierta periodicidad alguien se encarga de recordártelo.
Para ti, ¿qué encarna la figura del Padre en el Opus Dei?
–El Padre es el que sirve a todos. El que desbroza el camino. El que no tiene ni un minuto para dedicarlo a sus aficiones. El que no tiene derecho a anteponer ni sus gustos ni sus ideas. Yo nunca he mandado nada en el Opus Dei, pero sí sé que mandar en la Obra es una faena porque te obliga a escuchar incluso a los más pelmazos como si lo que dicen fuera interesante; a ponerte siempre en el lugar de los otros…
Yo mismo he dado “chapas” a los que mandan que a día de hoy me parecen inconcebibles. Todo eso, el Padre lo hace las 24 horas del día. Y tú rezas por él para que sea muy fiel a Dios y muy leal a la Iglesia. Hasta la fecha, hemos tenido mucha suerte con los cuatro padres que Dios nos ha dado: personas muy inteligentes, muy santas, muy humildes.
¿Cómo colaboras con la parroquia y con el obispo de la zona?
–Con mi arzobispo, Jesús Sanz Montes, me llevo muy bien, pese a que le he formulado preguntas bastante incómodas en algunas entrevistas que le he hecho. Siempre ha respetado rigurosamente mi trabajo y no me constan amenazas de excomunión (risas).
Don Jesús aprecia al Opus Dei, y así lo ha dicho públicamente en muchas ocasiones. Con mis párrocos, lo más plástico que puedo decir es que vienen a comer a mi casa con cierta frecuencia, incluso en Nochebuena, y que compartimos ilusiones y preocupaciones.
Me gusta mucho conocer a la gente de mi parroquia y, la verdad, no me cuesta nada comprender a nadie. Esa apertura de miras creo que es fruto de la formación recibida en la Obra.
El Papa ensalza a la Virgen de Guadalupe, “modelo de evangelización”
Al retomar la catequesis sobre la pasión de evangelizar, el Papa Francisco ha situado en la Audiencia general de hoy a la Virgen de Guadalupe como “modelo excepcional” de evangelización, con la particularidad de que anunció a Jesús siguiendo “el camino de la inculturación”, y se apareció a san Juan Diego, “un indio del pueblo”.
Francisco Otamendi·23 de agosto de 2023·Tiempo de lectura: 3minutos
“En nuestro camino para redescubrir nuestra pasión por el anuncio del Evangelio, miramos hoy a las Américas. Aquí la evangelización tiene una fuente siempre viva: Guadalupe”, ha comenzado el Santo Padre su catequesis sobre la pasión de evangelizar, retomada tras el paréntesis debido a la fiesta de la Asunción de la Virgen María.
“Ciertamente, el Evangelio ya había llegado allí antes de aquellas apariciones”, ha proseguido el Papa, pero “desgraciadamente había sido acompañado por intereses mundanos, en lugar del camino de la inculturación, faltando el respeto a los pueblos indígenas”.
“En México —como en Lourdes y en Fátima— María se apareció a una persona humilde y sencilla, a un indio que se llamaba Juan Diego, y de ese modo hizo llegar su mensaje a todo el Pueblo fiel de Dios. Ella anuncia a Jesús siguiendo el camino de la inculturación, es decir, por medio de la lengua y la cultura autóctonas, y con su cercanía materna manifiesta a todos sus hijos el amor y el consuelo de su Inmaculado Corazón”, ha subrayado el Romano Pontífice en la Audiencia de hoy.
En este sentido, el Papa ha destacado que “la Virgen de Guadalupe aparece vestida con los ropajes de los nativos, habla su lengua, acoge y ama la cultura local: es Madre y bajo su manto todos los niños encuentran un lugar”.
En cuanto a san Juan Diego, Francisco ha subrayado que “era una persona humilde, un indio del pueblo: sobre él se posó la mirada de Dios, que ama realizar milagros a través de los más pequeños. Juan Diego había llegado a la fe ya adulto y casado. En diciembre de 1531 tenía unos 55 años. Mientras iba de camino, ve en una colina a la Madre de Dios, que le llama tiernamente ‘mi hijito amado Juanito’. Entonces le envía al obispo para pedirle que construya un templo en el lugar donde se había aparecido. Juan Diego acude con la generosidad de su corazón puro, pero tiene que esperar mucho tiempo”.
“Madres y abuelas, primeras anunciadoras”
Francisco ha realizado un inciso en este punto para recordar a las abuelas y a las madres la transmisión de la fe. “En María, Dios se hizo carne y, a través de María, sigue encarnándose en la vida de los pueblos. La Virgen proclama a Dios en la lengua más adecuada, la lengua materna. Sí, el Evangelio se transmite en la lengua materna. Y quiero dar las gracias a tantas madres y abuelas que transmiten a sus hijos y nietos la fe, por eso las madres y las abuelas son las primeras anunciadoras del Evangelio, para sus hijos y sus nietos”, ha señalado el Papa.
El Santo Padre ha proseguido: “Y se comunica, como muestra María, en la sencillez: la Virgen elige siempre lo sencillo, en la colina del Tepeyac en México, como en Lourdes y Fátima: hablándoles, habla a cada uno, en un lenguaje apto para todos, comprensible, como el de Jesús”.
“Sufrir los males con paciencia”
A continuación, el Papa se ha centrado en las dificultades que encontró el indio san Juan Diego, “a quien no le fue fácil ser mensajero de la Virgen; tuvo que afrontar incomprensiones, dificultades e imprevistos. Esto nos enseña que para anunciar el Evangelio no es suficiente dar testimonio del bien, sino a veces también saber sufrir los males, con paciencia y constancia, sin miedo a los conflictos”, ha subrayado Francisco en la catequesis. “En esos momentos difíciles, invoquemos a María, nuestra Madre, que siempre nos ayuda, nos alienta y nos guía hacia Dios”.
El Papa ha recordado que el obispo no creía en la aparición, y que la Señora le consoló y le pidió que lo intentara de nuevo. “A pesar del celo, llega lo inesperado, a veces de la propia Iglesia. Al anunciar, de hecho, no basta con dar testimonio del bien, es necesario saber soportar el mal”, ha manifestado el Papa. “Incluso hoy, en tantos lugares, inculturar el Evangelio y evangelizar las culturas requiere perseverancia y paciencia, no hay que temer el conflicto, no hay que desanimarse”.
“Santuarios marianos: La Virgen nos escucha”
“He aquí la sorpresa de Dios: cuando hay voluntad y obediencia, Él puede realizar algo
inesperado, en tiempos y formas que no podemos prever. Y así se construye el santuario pedido por la Virgen”, ha señalado el Papa.
El Santo Padre Francisco ha concluido con una referencia a los santuarios marianos. “Juan Diego lo deja todo y, con el permiso del obispo, dedica su vida al santuario. Acoge a los peregrinos y los evangeliza. Esto es lo que ocurre en los santuarios marianos, meta de peregrinaciones y lugares de anuncio, donde todos se sienten en casa y experimentan una morriña, una nostalgia del Cielo. Allí, la fe es acogida de forma sencilla y genuina, popular, y la Virgen, como le dijo a Juan Diego, escucha nuestros gritos y cura nuestras penas”.
“Tenemos necesidad de acudir a estos oasis de consuelo y misericordia”, ha alentado el Papa, “donde la fe se expresa en lengua materna, donde se habla la lengua materna, donde se depositan las fatigas de la vida en los brazos de la Virgen y se vuelve a la vida con paz en el corazón”.
Colonia: una catedral como símbolo de la fe de siglos
Construida a lo largo de más de seis siglos, de acuerdo con los planos originales del siglo XIII, la catedral no sólo es una de las más famosas del mundo, sino que alberga numerosos tesoros artísticos.
La catedral de Colonia, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996, es una de las más conocidas del mundo, también debido a su inconfundible silueta. Además, es el monumento más visitado –con gran diferencia– en Alemania: el número de visitantes ascendió, en 2022, a 4,3 millones, mientras que la nueva Filarmonía de Hamburgo y la Isla de los Museos de Berlín, que ocupan el segundo y tercer lugar en este ranking, recibieron 2,8 y 2,2 millones de visitas, respectivamente.
Sin embargo, la catedral actual, la gótica, no fue la primera catedral en Colonia. Cuando comenzó a construirse en 1248, el cristianismo tenía ya una historia de al menos diez siglos en esta ciudad del Rin. Como denota su nombre, Colonia fue fundada como colonia romana (Colonia Claudia Ara Agrippinensium, CCAA), en el terreno que ocuparon a comienzos de nuestra era las legiones I Germanica y XX Valeria Victrix. Fue Claudio –emperador entre 41 y 54 d.C.– quien le otorgó el estatus de colonia, con más derechos imperiales que el anterior oppidum. Claudio estaba casado con la Agripina que da nombre a Colonia y que era hija del general Germánico.
Aunque apenas existen fuentes sobre la difusión del cristianismo por el Rin, se parte de la base de que se extendió lentamente, también en Colonia. En cualquier caso, el primer obispo conocido es san Materno, al que se nombra como tal tanto en el sínodo de Roma de 313 como en el de Arles en 314. Tras la caída del Imperio Romano y el surgimiento de nuevos reinos, el primer obispo documentado de la época de los francos es Evergislus (Eberigisil), en el siglo VI. El obispo Hildebold recibió el título de arzobispo de manos de Carlomagno en 794-795. Desde entonces, Colonia es arzobispado.
Aunque existen restos de construcciones anteriores, como un baptisterio de época tardorromana y de una iglesia merovingia del siglo VI, la primera catedral de Colonia –la carolingia– data del siglo IX. Aunque suele denominarse “catedral de Hildebold” probablemente no se comenzó a construir sino después de la muerte de este obispo en 818. Se consagró en el año 870.
Los Reyes Magos y la catedral de Colonia
Sobre el mismo terreno de esta catedral carolingia, que el arzobispo Konrad von Hochstaden mandó derruir en abril de 1248, comienza a construirse la actual catedral; el mencionado obispo pone la primera piedra el 15 de agosto de 1248. La construcción de una nueva catedral, mucho mayor y más rica, está íntimamente relacionada con los Reyes Magos, cuya reliquia trajo en 1164 el arzobispo Rainald von Dassel de Milán a Colonia. Considerada como una de las reliquias más importantes de la cristiandad, para albergarlas no sólo se crea un lujoso relicario, realizado por el orfebre Nicolás de Verdún entre 1190 y 1225, y que está considerado como el más grande y artísticamente más logrado que se conserva de la Edad Media. Además, esta nueva catedral se concibe como una especie de “sobre-relicario” o de “relicario en piedra”. El cabildo catedralicio decidió que se construyera en el estilo del gótico de las catedrales francesas y que superara en altura a las doce basílicas románicas que ya existían en la ciudad.
La translatio de los Reyes Magos responde a la idea del emperador Federico I Barbarroja de “sacralizar” el imperio, con independencia y en el mismo plano que la sancta ecclesia. Para ello, llevó a cabo tres actos: en primer lugar, en 1157 se añade a imperium el predicado sacrum; desde entonces, se extiende la expresión “Sacro Imperio Romano-Germánico”. En segundo lugar, los “magos de Oriente” (Mt 2,1) se transforman en los “tres Reyes Magos” siguiendo la tradición veterotestamentaria de, por ejemplo, el salmo 72 (71): “Los reyes de Saba y de Arabia le ofrezcan sus dones; póstrense ante él todos los reyes”. En tercer lugar, Federico I ordena la canonización de Carlomagno: desde que, en 1165, el arzobispo Rainald von Dassel de Colonia le canoniza en Aquisgrán, el emperador puede contar entre sus filas, por así decir, no solo con los reyes magos, sino también con un rey santo.
La Mailaender Madonna de la catedral de Colonia
Hasta finalizar su construcción hubieron de pasar más de seis siglos: aunque entre 1248 y 1528 comienza a edificarse, siguiendo los planos del maestro Gerhard, en dicha fecha se interrumpen los trabajos por casi 300 años: sólo en 1823 se decide finalizar la construcción, siguiendo los planos originales: el 4 de septiembre de 1842, el rey de Prusia Federico Guillermo IV –tras las guerras napoleónicas, Renania se convirtió en una provincia prusiana– y el arzobispo Johannes von Geissel ponen la primera piedra para la construcción de la fachada occidental con las características torres, de 157 metros de altura; la culminación se celebra oficialmente el 15 de octubre de 1880, si bien el mosaico del coro no se terminaría hasta 1899.
Reliquias e imágenes de gran devoción y valor artístico
Además de la reliquia de los Reyes Magos, la Catedral de Colonia alberga una serie de obras maestras como la Cruz de Gero (“Gerokreuz”), así denominada por haber sido encargada por el arzobispo Gero (obispo entre 969 y 976). Es uno de los crucifijos de grandes dimensiones (2,88 metros) más antiguos que se han conservado al norte de los Alpes: realizado en madera de roble hacia finales del siglo X, iconográficamente está considerado como punto de inflexión en la representación del Salvador; hasta entonces, representado victorioso en posición erguida, aparece ahora sufriente y humano. Posiblemente se debe a nuevas tendencias en la Teología, que a finales del siglo X sitúan la muerte redentora de Cristo en el centro de la doctrina. La Cruz de Gero sirvió de modelo para numerosas representaciones medievales.
Como tercer objeto de veneración, tras los Reyes Magos y la Cruz de Gero, se encuentra en la Catedral la “Virgen de Milán” (“Mailänder Madonna”). Esculpida hacia 1290 en madera policromada, es actualmente la imagen de la Virgen más antigua en la Catedral. Su nombre se debe a que vino a sustituir a una estatua que Rainald von Dassel trajo de Milán junto con los Reyes Magos y que fue destruida en el incendio de la anterior catedral. De estilo gótico, está estrechamente relacionada con las figuras del pilar del coro, un momento culminante del estilo manierista del pleno gótico.
La Virgen de los exvotos. Catedral de Colonia
En la capilla de celebración diaria durante los meses de verano –en invierno, las Misas de diario se celebran en la capilla del Santísimo– se alza otra de las joyas que alberga la catedral: el retablo “de los Patronos de la ciudad”, considerado como la obra más importante de Stefan Lochner y una de las más destacadas de la pintura medieval en Colonia. El tríptico, encargado por el concejo municipal en 1426, se encuentra en la catedral desde 1809. Fusionando el colorido italiano con el realismo flamenco, Stefan Lochner representó en la tabla central a los Reyes Magos adorando al Niño Jesús, en el regazo de su madre entronizada. En las alas están representados los patronos de Colonia: a la izquierda Santa Úrsula con sus “once mil vírgenes”; a la derecha, San Gereón con soldados de la Legión Tebaica. En el exterior, cuando el altar está cerrado, puede verse la Anunciación de María.
Una de las imágenes que gozan de mayor devoción es la “Schmuckmadonna” (“Virgen de los exvotos”), como atestigua el elevado número de velas que siempre pueden encontrarse encendidas ante ellas. La imagen está adornada por numerosas piezas de joyería de los siglos XIX y XX como exvotos en acción de gracias por los favores recibidos. La veneración de la imagen se remonta a finales del siglo XVII.
Báculos expuestos en la catedral de Colonia
Junto a esta imagen cuelgan los “báculos anuales”: en madera cubierta de oro, están situados sobre la entrada a la Cámara del tesoro e indican cuántos años lleva en el cargo el arzobispo actual. Año tras año, se añade otro báculo en el aniversario de la toma de posesión del arzobispo. Así puede leerse en la inscripción: “Quot pendere vides baculos, tot episcopus annos huic Aggripinae praefuit” (“Cuantos báculos veas colgados, tantos años reside el obispo de Colonia”). El origen de esta costumbre es desconocido, pero aparece reseñada ya en el informe de viaje de Arnoldus Buchelius, de Utrecht, del año 1587.
Personalidades enterradas
En la catedral de Colonia están enterrados, además de algunas personalidades como Richeza, reina de Polonia (995-1063), los obispos de la diócesis: desde los mencionados Gero († 976) y Rainald von Dassel († 1167) hasta los últimos, los cardenales Josef Frings († 1978), Joseph Höffner († 1987) y Joachim Meisner († 2017), estos últimos en la cripta construida entre 1958 y 1969.
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«Joseph House», un hogar de redención tras la cárcel
El sacerdote Dustin Feddon es el fundador de “Joseph House”, una casa en Florida en la que acoge a hombres que han salido de la cárcel y quieren rehacer su vida. Inspirados por el ejemplo de José, hijo de Jacob, esta comunidad quiere ser testigo de que en todas las personas está el potencial de ser buenas y de hacer el bien.
En Florida hay una casa en la que viven hombres con ocupaciones y pasados diversos que, sin embargo, comparten una característica: todos han pasado por la cárcel. “Joseph House” es un hogar para ex presidiarios que desean rehacer su vida, tras haber encontrado esperanza en el Evangelio.
La idea nació en el corazón del sacerdote Dustin Feddon cuando todavía era un seminarista. Durante su año pastoral, sintió que Dios le llamaba “a servir a los que están encarcelados o han estado en prisión”. Por ello, desde hace años vive en la casa con hombres que han salido de prisión y dedica gran parte de su tiempo a acompañar a aquellos que están encarcelados, en el corredor de la muerte o en régimen de aislamiento.
El fundador de «Joseph House», Dustin Feddon.
En esta entrevista con Omnes, Feddon habla sobre el ministerio que ejerce, explica su visión sobre el sistema penitenciario de Estados Unidos y la gran realidad de la misericordia de Dios en la vida de las personas.
¿Cuándo se dio cuenta de que quería ser un sacerdote que trabaja en las prisiones?
– Era seminarista y en mi diócesis tenemos un «año pastoral», que es como un año de aprendizaje. Durante mi período de prácticas me destinaron a una parroquia no muy lejos de donde estoy ahora. En aquel momento yo ya pensaba que quería hacer un ministerio fuera de los muros de la parroquia y el sacerdote que conocí durante mi año pastoral me sugirió las prisiones y me puso en contacto con el capellán del corredor de la muerte y de la zona de aislamiento en aquella época.
Todavía era seminarista, pero en mis dos primeras visitas sentí con fuerza que dentro de mí había algo que aclaraba mi propia vocación. La Madre Teresa y otros lo llaman «la vocación dentro de la vocación», así que sentí como si algo sucediera dentro de mí, algo que me estaba llamando a dedicar mi vida a servir a los que están encarcelados o han estado en prisión.
¿Cómo nació exactamente “Joseph House” y por qué decidió llamarla así?
– Para mí empezó yendo a las cárceles de Florida en 2014. Comencé a ir a las zonas de aislamiento, a los corredores de la muerte y a otras partes de las prisiones. Empecé a conocer a los hombres a los que visitaba y, al principio, algunos de ellos mencionaban el nombre de José, el hijo de Jacob, como una historia que les inspiraba porque él también estaba separado de su familia, esclavizado, encarcelado, recluido…Y, sin embargo, era un soñador implacable. Creo que los hombres con los que hablaba de José se sentían soñadores. Y su sueño les permitía ser resistentes en sus condiciones actuales, estando encarcelados en Florida.
La capacidad de soñar significaba que tenían esperanza en su futuro, que un día se reincorporarían a sus familias y a la sociedad, y que podrían aportar algo. Entonces, entre 2013 y 2017, fue cuando empecé a pensar en un lugar y una comunidad donde los hombres pudieran venir a vivir tras su periodo de encarcelamiento.
¿Cómo ayuda a estos hombres a encontrar esperanza a través de su ministerio?
– Ciertamente hay mucha tristeza y desesperación en las celdas y dormitorios de las prisiones que visito. Y, sin embargo, me desconcierta y me sorprende la esperanza que tienen muchos de estos hombres. Creen que, si se les dan las oportunidades, aún pueden vivir una buena vida y cumplir sus sueños. Así que, a menudo, espero a escuchar esos débiles ecos de esperanza en el interior de los hombres a los que visito. Y entonces, respondo a eso y lo animo. Trato de soñar con ellos sobre sus propias esperanzas y deseos. Todo ello, ciertamente, se lo atribuyo a Dios.
Al final, cuando crees firmemente que Dios está presente en cada situación y en cada persona, nunca sientes que haya una situación o una persona totalmente desesperada.
¿Cómo hablar de justicia y esperanza a quienes esperan en el corredor de la muerte o en régimen de aislamiento?
– He estado con hombres que esperaban ser ejecutados y los he acompañado a su ejecución, y en ese momento hablamos de cómo el estado de Florida, el alcaide, el gobernador, etc., en última instancia, no tienen poder sobre su alma. Especialmente si la persona es creyente, sabe que Dios es infinitamente misericordioso y es el amor mismo, Él es su único juez, el juez último, así que puede descubrir la liberación y la esperanza en Él.
He visto que para algunos hombres, esto evoca un verdadero sentido y realidad de esperanza. Aunque vayan a ser ejecutados, todavía pueden tener una esperanza real de que su vida puede ser un testimonio para los demás y de que, en última instancia, Dios es su sustentador.
¿Te ha dado tu ministerio una perspectiva diferente sobre el sacramento de la reconciliación, la misericordia de Dios, la libertad y el perdón?
– Sí. Creo que gran parte de mi propia comprensión de la teología y de mi lectura de las Escrituras, y de los sacramentos, se ha desarrollado de nuevas maneras a través de mi experiencia en las prisiones, de los rostros de los hombres a los que he servido y a los que he acompañado.
El sacramento de la reconciliación es algo, de una manera muy particular, que he llegado a descubrir hablando con hombres que cometieron asesinatos, por ejemplo. Lo he descubierto al ver su propia transformación y su capacidad de entrar en contacto con esa bondad indestructible que está dentro de cada uno de nosotros, así viven enteramente en un estado de misericordia.
El punto está en que la mayoría de la gente no sabrá, por ejemplo, qué es lo peor que yo he hecho, mientras que en el caso de todos estos hombres, sus actos han sido publicados por la mayoría de los periódicos, se han emitido en las noticias, están ahí en Internet. Lo peor que han hecho es a menudo con lo que la gente los identifica primero. Y sin embargo, estos hombres pueden vivir en un estado de misericordia, en un lugar de libertad.
No quiero sonar descarado, pero no hay nada que nadie en mi parroquia, en su mayor parte, vaya a decirme que vaya a superar de alguna manera lo que he oído en las prisiones. Y, sin embargo, estos hombres en prisión han llegado a un lugar de libertad, de misericordia, y tengo una sensación real al impartir el sacramento de la reconciliación de que la misericordia de Dios triunfa.
¿Cómo permiten las actividades de “Joseph House” que estos aspectos de la libertad y de la misericordia se cumplan en la vida de los presos?
– Bueno, la parte de «casa» es importante. Es «Casa Joseph», no «Comunidad Joseph», «Programa Joseph» o «Institución Joseph»… Es un hogar. «Joseph House» es como cualquier hogar típico de clase media en el que hay chicos en el instituto o en la universidad. Y no lo digo para ser condescendiente con los hombres que están aquí, que son hombres adultos, sino que lo digo en términos de que cada uno va a lo suyo. Aquí cada uno está trabajando, o yendo a la escuela, o trabajando en cosas en la casa, y vivimos nuestra vida juntos.
Por eso la palabra acompañamiento es tan importante para mí, porque “Joseph House” no consiste en ponerles programas y normas rigurosas, o lo que sea, sino más bien en cómo vivimos la vida juntos para poder caminar codo con codo en este camino compartido.
Debe de ser duro para algunos de estos hombres dejar atrás la cárcel, con toda su soledad, y entrar en un nuevo capítulo viviendo con más gente, ¿verdad?
– Cierto, cada hombre responde de una manera. Algunos se aclimatan inmediatamente y desde el momento en que llegan sienten el confort, el calor y la solidaridad de la casa. Otros hombres, debido a traumas bastante graves, tardan bastante más y a menudo por eso damos mucha importancia a la terapia. Nuestros chicos tienen la oportunidad de ver a terapeutas que les ayuden. Intentamos trabajar de tal manera que seamos un entorno terapéutico. Además, intentamos no obligar a nuestros hombres a socializar si no quieren.
¿Cree que hay aspectos que deben tratarse principalmente por vía psicológica más que por vía espiritual?
– Creo que la gracia se construye sobre la naturaleza. Como creyente, como discípulo de Cristo comprometido con la Iglesia, mi máxima esperanza es que cada uno de los hombres a los que acompaño, visito o con los que vivo, lleguen a descubrir a Dios y su amor en sus vidas. Y sé también, porque muchos están heridos y tienen sus propias historias de traumas y tragedias, que se necesita tiempo para que sus mentes, su psicología y emociones sanen de una manera que les prepare para la posibilidad de creer en un Dios que es todo bondad, no en un Dios que es un tirano que sólo quiere castigar. Eso lleva tiempo y a veces requiere la curación de la mente.
Hay que preparar a los voluntarios y a las personas que trabajan en «Joseph House», ¿cómo se les ayuda a enfrentarse a las distintas situaciones que pueden encontrarse?
– Sabiendo que nuestros residentes llegan a nosotros procedentes de entornos traumatizados que fomentan la exclusión, el sentimiento de no pertenencia, la violencia, el empobrecimiento y el abuso, en Joseph House tratamos de mitigar estos efectos creando una comunidad terapéutica que refuerce su dignidad. Los voluntarios desempeñan un papel importante en esta comunidad. Al principio dependíamos mucho de los voluntarios porque no teníamos personal. Pero ahora que tenemos personal, incluida una maravillosa trabajadora social, podemos formar a nuestros voluntarios para que contribuyan a nuestra comunidad de forma que beneficie a nuestros residentes. Como pueden imaginar, conocer a gente nueva de todas las profesiones y condiciones sociales puede resultar abrumador para los hombres que han estado aislados de la sociedad.
Una comunidad terapéutica da prioridad a la dignidad de cada persona y funciona de manera que facilite a cada residente llegar a ser más plenamente él mismo en relación con la comunidad en general. Como comunidad, cumplimos este objetivo modelando estilos de comunicación en la convivencia diaria que cultivan el deseo de dar a conocer nuestras necesidades y de comprendernos más. Con el tiempo y el aumento de los encuentros, modelamos la resolución de conflictos y nuestros voluntarios nos ayudan a ello. Como casa, hacemos hincapié en el valor de la vida cotidiana que abre nuevas vías para el cambio. Nuestra misión es crear una cultura de hospitalidad y convivencia mutua en comunidad para modelar un entorno seguro.
¿Cuáles son sus esperanzas y sueños para “Joseph House”?
– Con “Joseph House”, mi sueño personal es que los hombres a los que hemos atendido, al menos algunos de ellos, se conviertan ahora en la próxima generación de “Joseph House”. Que ellos mismos se conviertan en líderes de nuestra comunidad y que sean los que realmente lleven el legado de “Joseph House” como un lugar donde se restaura la dignidad, donde llegamos a descubrir que todos somos hermanas y hermanos, y que ellos nos guíen hacia adelante. Ellos son los que más conocen las realidades de donde vienen, pero también lo que han podido hacer fuera. Mi sueño es que sean nuestros pastores y profetas en el futuro.
Y, por supuesto, me encantaría que hubiera más casas. Porque sé que hay muchos hombres y mujeres que lo necesitan.
¿Qué cree que falta ahora mismo en el sistema penitenciario estadounidense para tratar a las personas de forma más humana?
– Faltan muchas cosas. Falta todo lo que podríamos considerar una asistencia sanitaria o una educación humanas. Pero creo que lo que falta es la creencia y la esperanza en la restauración, la convicción de que todas las personas pueden ser restauradas y redimidas. Necesitamos saber que la suma de nosotros no es nuestra peor parte ni nuestras peores acciones. Yo diría que lo que falta es la convicción de que la justicia puede, y quizá incluso deba, ser restauradora.
En Florida, el sistema de justicia penal equipara justicia con castigo o retribución. Así que no se ve más allá de la retribución y no se concibe la justicia como algo que también puede contribuir a la restauración.
¿Qué espera del sistema penitenciario estadounidense para que Dios pueda estar presente también en la cárcel?
– El sistema es una especie de monstruo, una institución rebelde. Es difícil saber por dónde empezar. Pero supongo que mi esperanza sería que comunidades como Joseph House y otras organizaciones que hacen el trabajo de la justicia reparadora, puedan ser modelos de lo que significa cuando vemos el potencial de cada persona para llegar a ser buena y hacer el bien.
Lo que creo que eso significa es que el sistema de justicia tiene que empezar a mirar a las personas que a menudo se ven atrapadas en el sistema como cuando eran niños, porque no querían crecer para ser delincuentes, sino que algo sucedió en el camino. También tenemos una crisis de salud mental, y cada persona necesita curarse de una manera. Tenemos que entender que a ninguna persona se le debe decir que es menos que humana o incapaz de redimirse.
Dos propuestas muy diversas para ver en casa o en cines
Misión:Imposible. Sentencia Mortal. Parte 1 y Tetris son las recomendaciones de Patricio Sánchez Jaúregui para estos días de verano.
Patricio Sánchez-Jáuregui·23 de agosto de 2023·Tiempo de lectura: 2minutos
Este mes, recomendamos dos películas completamente diferentes entre sí. La última entrega de la saga de Misión: Imposible y el biopic sobre el creador de uno de los más populares juegos digitales de todos los tiempos.
Misión:Imposible. Sentencia Mortal. Parte 1
Con un título que suena a parodia, llega otra propuesta más (la séptima) de Misión Imposible, una de esas películas que uno puede ir a ver para comer palomitas sin llevarse un disgusto y que le vendan gato por liebre.
Misión:Imposible. Sentencia Mortal. Parte 1
Diector: Christopher McQuarrie
Guión: Christopher McQuarrie, Erik Jendresen
Actor: Tom Cruise
Emisión: Cines
A estas alturas, confiamos en que Tom sabe lo que hace. Ethan Hunt y su equipo deben encontrar una nueva arma aterradora (¡que amenaza a toda la humanidad!) antes de que caiga en las manos equivocadas (villanos con acento de Europa del Este, antiguos compañeros de oficina, Sectas elitistas globales…)
Con un blablabla de catastróficas desdichas amenazando todo (el control del futuro, el destino del mundo, la esterilización masiva de abejas que podría desencadenar un armageddon), comienza una trepidante carrera mortal.
En esta, Ethan tendrá que elegir entre lo que siempre ha tenido que elegir en toda la saga MI: o la misión, o las vidas de sus amigos. ¿Conseguirá esta vez volver a burlar al destino? ¿Morirá por fin alguien que no sea el que esperamos?
En realidad, nos vamos a divertir igual.
Tetris
Henk Rogers es un desarrollador de videojuegos que se enamora de una versión primitiva y adictiva del Tetris. Esta pasión y sus ganas de triunfar y llevarlo a las masas, le llevará a hipotecar todo y arriesgar un poco más para conseguir contactar con el creador del juego, Alexey Pajitnov, viajar a la URSS y sacar Tetris del telón de acero.
Tetris
Director: Jon S. Baird Escritor
Escritor: Noah Pink
Actores: Taron Egerton, Nikita Efremov, Mara Huf, Miles Barrow
Producción: Apple
Comunismo, KGB, historia de los videojuegos… nos encontramos ante una buena y refrescante combinación de factores que trae Apple a la palestra de manera cuidada y mimada.
Una buena propuesta para todos los públicos.
El autorPatricio Sánchez-Jáuregui
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Ecuador, mucho más que lo que sale en las noticias
Cuando el país está más de actualidad que nunca por su convulso y violento proceso electoral y por estar haciendo historia con un referendo para detener la explotación petrolífera en el Parque Nacional Yasuní, entrevistamos a Monseñor Adalberto Jiménez, Obispo Vicario Apostólico de Aguarico (Orellana, Amazonas) y presidente de la REPAM (Red Eclesial Panamazónica) en Ecuador.
Marta Isabel González Álvarez·22 de agosto de 2023·Tiempo de lectura: 13minutos
Su nombre es José Adalberto Jiménez Mendoza O.F.M. y está celebrando su 54 cumpleaños (23/6/1969, San Plácido, Portoviejo, Manabí) justo los días en los que nos vemos en persona con él en plena Amazonía ecuatoriana. Concretamente le encontramos en la sede del Vicariato Apostólico de Aguarico, situado en la localidad de Puerto Francisco de Orellana también conocida como “El Coca” (Orellana, Región de Oriente).
Aunque su formación académica es Filosofía y Teología, también ha hecho estudios superiores en España, en Madrid el Magister en Terapia Familiar y de Pareja para Profesionales de la salud de la Universidad Complutense y Especialista en Terapia Humanista, centrada en la Persona por el Instituto Laureano Cuesta; y en Salamanca estudios sobre Discernimiento Vocacional y Acompañamiento Espiritual y asegura agradecer mucho toda esta formación pues le ha dado una profundidad profesional desde la espiritualidad a su vocación natural de escuchar a las personas.
Desde 2017 es el Obispo Vicario Apostólico de Aguarico, cantón donde se encuentra la Reserva Natural Cuyabeno y el Parque Nacional Yasuní. Pertenece a la familia Franciscana a través de la Congregación de Padres Capuchinos y este año 2023 ha sido nombrado presidente para Ecuador de la REPAM (Red Eclesial Panamazónica). Y es que la Amazonía le ha conmovido y transformado interiormente.
Se define como humilde sucesor en el cargo de Monseñor Alejandro Labaka, el obispo capuchino español (Beizama, Guipúzoa) que dedicó 25 años de su vida a estudiar a los indígenas Waoranis o Huaoranis (una de las catorce nacionalidades indígenas de Ecuador) y que junto a la religiosa colombiana Inés Arango, fueron sometidos al martirio al morir brutalmente asesinados acribillados por lanzas el 21 de julio de 1987.
¿Cómo fue llegar a la Amazonia Ecuatoriana y qué proceso interno vivió de “conversión ecológica”?
–Si bien en estos momentos se me conoce como “el Obispo de la Amazonía”, soy ante todo un misionero capuchino. Durante mi formación religiosa, con 18 años tuve la oportunidad de descubrir la Amazonía durante un año en mi época de postulante. Este periodo me marcó enormemente y despertó en mí una sensibilidad especial por esta región.
Y aunque mis estudios y otras misiones que se me encomendaron no me permitieron retomar el contacto con la misión capuchina en la Amazonía, en mi interior permaneció latente este espíritu misionero que, finalmente se ha concretado con mi nombramiento de Obispo de la Provincia Francisco de Orellana.
Yo le había pedido al Señor que me enviara como misionero a otra región del mundo y al ser nombrado Obispo fui enviado a esta Iglesia que es misionera en todos los sentidos. Creo que era el lugar donde el Señor me esperaba para que yo viviera mi vocación de discípulo misionero, como Pastor de esta Iglesia en la Amazonia.
En mi larga experiencia apostólica no puedo dejar de mencionar la importancia que ha tenido para mí la vida del mártir capuchino Mons. Alejandro Labaka: su historia y su compromiso fueron una fuente de inspiración que no tardaron en despertar en mí una profunda inquietud sobre cómo responder al legado de Mons. Alejandro desde el Vicariato Apostólico. La duda que me asaltó fue que, si bien amo la idea de llegar a ser plenamente un Obispo misionero, no conocía profundamente toda la región y su realidad. A veces me abruman las múltiples necesidades y realidades tan numerosas y variadas. Pero ya me he puesto en camino visitando con frecuencia el territorio y las comunidades, lo que me ha permitido estar más cerca de la gente en sus luchas, tristezas y alegrías.
A mi llegada a la Amazonía me integré inmediatamente al trabajo preparatorio del Sínodo para la Amazonía,en el que participaban Obispos de la Amazonia, laicos comprometidos, y diversas organizaciones como Cáritas y REPAM. Este trabajo preparatorio fue inmenso y me permitió conocer de manera concreta la realidad de esta región que comparte los mismos problemas a lo largo de los nueve países que formamos parte de la cuenca amazónica.
Este fue sin duda el despertar profundo de mi opción por la defensa de la vida en la Amazonía. Sentía que, como pastor de la Iglesia de Aguarico, junto con todos los agentes de pastoral, la evangelización sólo sería posible si somos capaces de involucrarnos en la defensa de la Casa Común, nuestra selva amazónica, tal y como lo pide el Papa Francisco. Sentía la llamada a una pastoral de conjunto que como eje transversal tuviese presente a las personas concretas como su principal objetivo, hasta llevarlas con Cristo a velar por el cuidado de la creación en esta selva amazónica sagrada.
En nuestro vicariato los tres principales problemas ecológicos que afrontamos son:
1.-La explotación petrolera irresponsable que ha producido más de mil derrames de crudo en estos últimos 10 años.
2.- La deforestación depredadora que destruye cada día cientos de hectáreas, sin plantearse la reforestación.
3.- La minería ilegal sin respeto de las más básicas normas ecológicas que ha envenenado los ríos con metales pesados como: mercurio, cadmio y cianuro.
El proceso de opción ecológica es para mí un legado que me transmitió el Papa Francisco, quien cuando me recibió en el Vaticano en mi presentación como nuevo Obispo me dijo: “Cuida la selva y a su gente”. En realidad, aún me falta dar pasos hacia la “conversión ecológica”, pero estoy en camino junto a los misioneros de mi Vicariato.
Para aquellos que nos lean y no lo recuerden, relátenos cómo fue el martirio que vivieron a manos de los indígenas Monseñor Alejandro Labaka y Sor Inés Arango y qué supone este testimonio para su Vicariato y toda la Iglesia de América y del mundo
–Justamente para quien no lo recuerde, Monseñor Alejandro Labaka, nacido en Guipúzcoa (España) abandonó China expulsado en el año de 1953 por Mao Tse-Tung y pidió venir de misionero al Vicariato de Aguarico. Entonces era fraile y sacerdote. Vino a Ecuador y una vez que conoció la Amazonía se enamoró de la selva y de sus pueblos, sobre todo de los más vulnerables que entonces eran los Waoranis. Lo adoptaron en una familia. Aún vive su padre adoptivo llamado Inigua. Cuando más adelante fue nombrado Obispo quiso estar rodeado, no solo se sus agentes de pastoral, misioneros, blancos y mestizos, sino que puso a su lado a la familia Waorani, como un signo claro de cuáles eran sus preferencias: los grupos humanos más vulnerables de la selva.
Otra gran misionera fue la hermana Inés Arango, Religiosa Terciara de la Sagrada Familia. Se conocieron en la misión. Ella traía un gran fuego misionero en su corazón para estar cerca de las minorías y concretamente de los pueblos no contactados (sin contacto con la sociedad dominante y/o que habiendo tenido algo de contacto han optado por vivir en aislamiento).
En 1987 viendo que las operaciones extractivas petrolíferas iban a poner en peligro la vida de los pueblos aún sin contacto, estos dos grandes misioneros, con el fin de salvar a estos pueblos de la reducción y de la muerte, se ofrecieron y decidieron bajar al bohío donde se encontraban los Tagaeri-Taromenani. Los hermanos y hermanas de comunidad de estos dos misioneros les decían que no fueran, que era muy peligroso, pero ellos entraron dejándoles esta frase que perdura en el tiempo como un legado espiritual para los nuevos misioneros: “Si no vamos nosotros, los matan a ellos”.
Recomiendo a nuestros lectores estos dos videos para conocer mejor a Alejandro e Inés y el contexto del que hablamos:
Accediendo a VIMEO se puede ver con este link el documental completo de Carlos Andrés Vera «Taromenani, el exterminio de los pueblo ocultos» de 2007 y Premio del público festival “One World”, Berlín : https://vimeo.com/35717321
Hoy estos dos misioneros, Inés y Alejandro, han sido declarados “Siervos de Dios”. Son la guía de nuestro caminar para la Iglesia de la Amazonía en Ecuador y en estos 36 años seguimos su impulso misionero. Estamos a la espera de un milagro para continuar su camino hacia la santidad. Sus cuerpos descansan en la catedral de El Coca y allí son visitados por muchas personas que llegan a las tumbas de estos mártires de la caridad al servicio de la fe.
En su honor, desde hace 17 años, los misioneros del Vicariato, conjuntamente con los hermanos capuchinos y las hermanas Terciarias capuchinas, organizamos una caminata de más de 300 km y dirigidos por los Hermanos Franciscanos recorremos desde el Santuario de la Virgen de la Nube (Azogues, Cañar) hasta El Coca. En esa caminata se invita a la conversión personal, pastoral, espiritual y ecológica.
Nuestro deseo es que Alejandro e Inés nos sigan acompañando e impulsando la misión de Cristo y susciten desde el Cielo nuevas vocaciones para la vida Sacerdotal, Religiosa y Laical. Les pedimos que nos ayuden a ser la Iglesia misionera y sinodal que nuestro hermano mayor, Jesucristo, el misionero del Padre, espera de nosotros.
¿Cuál es la actual situación de su Vicariato y cómo es, en cuanto a extensión, riqueza natural y población?
–El Vicariato de Aguarico está situado en la provincia de Orellana, en la Amazónica Región de Oriente de Ecuador y se extiende por unos 22.000 Km2. El río que atraviesa toda la provincia es el Río Napo que, unido al río Aguarico, es uno de los principales afluentes del Río Amazonas. Aquí se encuentra el Parque Nacional Yasuní, uno de los lugares de mayor diversidad del mundo, en el que habitan pueblos en aislamiento voluntario como los Tagaeri y Taromenani.
El 55,95% de la población habita en el área urbana mientras el restante 44,05% se localiza de forma dispersa en las zonas rurales. Los habitantes son 86.493. Indígenas el 80%, mestizos 17%., tribus en estado aislado y no contactados el 3%. Los grupos indígenas existentes en la zona eran Kichwas, Sionas, Secoyas, Cofanes, Tetetes y Waoranis.
El Vicariato de Aguarico pone a disposición de la comunidad los siguientes centros de servicios:
Unidad educativa Fiscomsional PCEI Yachana Inti (Matriz Coca)
1
El Coca
Unidad educativa Fiscomsional PCEI Yachana Inti: 23 centros tutoriales ubicados en cantones
4
Frco Orellana 13 Aguarico 4; joya de los Sachas; Loreto:3
Unidad educativa Fiscomsional Monseñor Luis Alberto Luna Tobar
1
Dayuma – El Triunfo
Salud y pastoral social
Hospital Fiscomsional Franklin Tello
1
Nuevo Rocafuerte
Casa Albergue de Acogida a enfermos
1
Quito
Casa de acogida a la Huaorani
1
El Coca
Oficina técnica de la Pastoral social
1
El Coca
Monasterio Nuestra Señora Guadalupe
1
El Coca
Formación pastoral y espiritualidad
Centro de espiritualidad Alejandro e Inés
1
Comunidad Tiputini
Centros de formación pastoral – Casas de cursos
4
El Coca; Joya de los Sachas; Nuevo Rocafuerte; Pompeya
Ambiente e incidencia
Laboratorio Ambiental LABSU
1
El Coca
Fundación Alejandro Labaka
1
El Coca
TOTAL
21
Considerando los 4 cantones donde Yachana Inti tiene centros tutoriales
La tabla que sigue nos va a mostrar la cantidad de Comunidades (caseríos, centros pastorales) que atienden los misioneros, y también un dato estimado de católicos y no católicos. Esto nos ofrece el número aproximado de habitantes que pertenecen a las comunidades o centros pastorales donde se desarrolla la labor misionera, evangelizadora, social y ambiental.
ZONAS PASTORALES
COMUNIDADES EXISTENTES
NÚMERO DE CATÓLICOS
NÚMERO DE NO CATÓLICOS
TOTAL HABITANTES
Nuevo Rocafuerte
29
5.300
160
5.460
Pompeya
23
5.431
40
5.471
Coca indígena
73
17.571
288
17.859
Coca urbana
16
65.843
18.000
83.843
Yuca – Zorros
24
7.000
740
7.740
v. Aucas N
26
4.400
760
5.160
v. Aucas S
69
2.445
475
2.920
Sachas
87
35.244
7.210
42.454
TOTAL
347
143.234
27.673
170.907
A continuación, os cuento, por zonas pastorales, los lugares atendidos, las capillas, catequistas y animadores existentes. Esta información en realidad va a marcar el pulso de la pastoral a partir de la catequesis, como una de las actividades pastorales significativas del vicariato.
ZONAS PASTORALES
LUGARES ATENDIDOS
CAPILLAS CATÓLICAS
CAPILLAS NO CATÓLICAS
CATEQUISTAS
ANIMADORES
Nuevo Rocafuerte
2
4
6
40
4
Pompeya
23
1
1
29
Coca indígena
71
6
6
105
95
Coca urbana
18
15
17
182
15
Yuca – Zorros
3
20
5
68
18
v. Aucas N
3
20
5
68
18
v. Aucas S
26
18
9
40
15
Sachas
18
14
6
68
17
Rocafuerte
88
86
16
300
50
Vivir en la amazonia ha significado para mí, abrirme a la variedad de culturas, así he conocido y he compartido con las nacionalidades indígenas Kichwas, Shuar, Secoyas, Waoranis y Cofanes. Vivo con admiración cómo, en esta creación de Dios, habitan en armonía todos estos pueblos con su identidad cultural y su lenguaje propio.
Además de su propio idioma, la mayoría han aprendido también el español y en el compartir con los misioneros podemos ver la unidad la alegría y la belleza de este “Pentescostés Vivo” que nos concede el Espíritu.
Entre indígenas y mestizos contamos con alrededor de mil catequistas. Uno de los ejes transversales de nuestra evangelización tiene como objetivo Promover el cuidado de la “Casa Común”, de esta creación maravillosa que Dios nos ha regalado.
Me siento muy contento con los misioneros, hombres y mujeres entregándose con “parresia” a la misión, viviendo así el cuarto sueño que el Papa Francisco nos regla en la exhortación “Querida Amazonía” “Sueño con comunidades eclesiales repletas de vida” (QA 61-69).
Y me complace de manera especial el que algunos indígenas jóvenes de las diferentes nacionalidades van comprometiéndose con los valores del evangelio desde su propia lengua y sin perder su tradición cultural.
Muchísima riqueza natural y humana, sin duda, pero también sabemos que la Amazonía no es sencilla, ¿cuáles son los principales retos y desafíos que vivís actualmente?
–La región amazónica ecuatoriana ocupa aproximadamente la mitad del territorio nacional donde habita un reducido número de pobladores indígenas y campesinos, lo que hace de ella una región compleja aquejada para una situación particular porque los sucesivos gobiernos han visto en este territorio aparentemente despoblado un área de explotación minera, vegetal, pero al mismo tiempo un territorio a colonizar.
En los años 50 comienza en nuestro país la explotación petrolera, de manera que se incentiva también el asentamiento de obreros, quienes sin darse cuenta van invadiendo los territorios de los pueblos aborígenes.
Estos pueblos son víctimas del auge petrolero que transforma sus tierras ancestrales en una simple fuente de recursos a explotar.
En el Sínodo para la Amazonía de 2019 se pusieron en evidencia los graves atropellos sufridos por estos pueblos que encuentran en los gobiernos de turno una total indiferencia ante la injusticia de que son víctimas a nombre de un supuesto desarrollo del cual ellos no participan, pues, a cambio de la riqueza explotada, ellos han cosechado pobreza, falta de acceso a la educación y a la salud, más aún cuando la extracción de la riqueza de la Amazonía ha provocado la aparición de enfermedades catastróficas relacionadas a la explotación minera y petrolera, tales como cáncer de piel y de estómago, así como malformaciones congénitas.
Se da la gran contradicción de que, en este espacio nacional que genera la mayor riqueza de nuestro país no se cuenta con centros educativos ni centros de salud que puedan responder a las urgentes necesidades de sus pobladores.
Como iglesia evangelizadora que anuncia la buena nueva a todos los pueblos nos hemos visto enfrentados también al desafío profético de denunciar con valentía estos atropellos, invitando a las autoridades de gobiernos locales y nacionales a una toma de conciencia ecológica y social.
¿Qué es lo que ha supuesto para usted y su Vicariato apostólico la celebración del Sinodo para la Amazonía, el documento final y la Exhortación apostólica “Querida Amazonia”?
–En el contexto que he explicado antes el Sínodo para la Amazonía ha sido para nuestra iglesia una fortaleza, pues les ha trazado líneas apostólicas de lucha para la conversión integral y ecológica.
El Sínodo para la Amazonía es la aplicación práctica de la encíclica Laudato si’ del Papa Francisco, encíclica que es una invitación urgente a toda la humanidad a salvar nuestro planeta. Su aplicación concreta en nuestra región es lo que se denomina Sínodo de la Amazonía, y que el Papa lo concretizó a través de la exhortación apostólica “Querida Amazonía” donde nos anima a seguir trabajando por las personas en concreto luchando por sus derechos. Así nos lo dice en el primer sueño: “la Iglesia al lado de los que sufren”. (QA 9-14).Para mí en mi calidad de pastor de la iglesia, la realidad concreta del Vicariato y la Amazonía ha supuesto una opción fundamental por la defensa de este territorio, defensa traducida en constantes denuncias de la contaminación de grandes empresas que laboran en la extracción de los recursos del suelo, igualmente después del Sínodo para la Amazonía hemos reforzado la integración a las celebraciones litúrgicas de la población de los pueblos indígenas, a fin de permitirles a través de la valoración de sus expresiones culturales propias, integradas a la liturgia, ser más visibles ante la sociedad ecuatoriana.
En lo social el vicariato acompaña varias denuncias ante tribunales internacionales exigiendo la remediación ambiental de los ríos y territorios contaminados. Y brindamos igualmente nuestro respaldo a líderes indígenas que están siendo perseguidos y amenazados por su lucha en defensa de su territorio.
En lo cultural hemos desarrollados foros, festivales, conferencias interculturales con la participación de diferentes actores sociales, a fin de que estos espacios de intercambio nos permitan seguir encarnando el sueño del Papa Francisco de preservar la riqueza de lo que hoy es el más importante pulmón de la humanidad “donde brilla de modos tan diversos la belleza humana”. (QA, 7)
Como pastor estoy empeñado en que se cumpla el cuarto sueño, el “Sueño Eclesial” del Papa Francisco en “Querida Amazonía”, que es una llamada a toda nuestra iglesia sea una realidad presente, “Sueño con comunidades cristianas capaces de entregarse y de encarnarse en la Amazonia, hasta el punto de regalar a la Iglesia nuevos rostros con rasgos amazónicos”. (QA 61-110)
Por si todo esto fuera poco, es además el presidente de REPAM en Ecuador. ¿Qué supone esta responsabilidad?
–Esta responsabilidad de estar frente a una red es un llamado a la lucha fraterna donde nos escuchamos mutuamente, nos esforzamos en conjunto compartiendo tristezas, alegrías, esperanzas y el sueño de salvar nuestra selva, donde se albergan los hijos de Dios que esperan atentos su mensaje salvador.
REPAM-Red Eclesial Panamazónica, ha supuesto para mi adoptar la teología del cuidado y de la solidaridad, pues todo cristiano en la Amazonía debe hacer un compromiso evangélico de cuidar cada una de las fuentes de vida para preservar los pueblos que se nutren de estas fuentes: agua, aire, fauna, vegetación, cultura.
Nuestra lucha conjunta y solidaria se traduce en nuestro lema “SÍ A LA VIDA Y NO A LA MUERTE EN LA AMAZONÍA”. Ser parte de REPAM es para mí una opción personal y pastoral que se traduce en: pasar del Cristo del sagrario al Cristo que sufre en cada indígena amazónico, desposeído y empobrecido. Traducir las ceremonias y celebraciones en una aplicación concreta del evangelio en la persona del sufriente, del débil y del perseguido, porque la palabra solo tiene sentido cuando se hace vida y nos transforma.
La REPAM impulsa una iglesia “con rostro amazónico” diversa en la que se refleja la variedad de los pueblos viviendo en unidad y comunión, donde -como dice el Documento Final del del Sínodo para la Amazonia– “Todo está interligado”.
El trabajo que llevamos a cabo en la REPAM cuenta con cuatro ejes que responden a los 4 sueños del Papa Francisco.
Estos ejes son:
Derechos humanos – sueño social
Formación – sueño cultural
Comunicación – sueño eclesial
Cuidado de la naturaleza – sueño Ecológico
Un proyecto concreto de REPAM Ecuador que se lleva adelante con la participación de los 6 vicariatos amazónicos, es la reforestación de la Amazonía a través de la siembra y el cuidado de un millón de árboles en los próximos 3 años.
Además, nos hemos fortalecido al articularnos con grupos como Caritas Ecuador, Movimiento Laudato si`o el Movimiento ecuménico Iglesias y Minería, entre otros, que están a favor de la vida a nivel nacional y hemos sumado fuerzas para denunciar los atropellos y no permitir que queden invisibles los daños a los pueblos y territorios.
Mons. José Adalberto Jiménez Mendoza O.F.M junto al Papa Francisco
Hemos podido participar con usted en una liturgia amazónica. ¿Cómo están inculturando aquí los sacramentos?¿Qué diferencias habría con un rito clásico?¿Qué opina de la propuesta de creación del Rito Amazónico que impulsa la CEAMA y del cual hablamos con Mauricio López, aquí en OMNES?
–En las ciudades más grandes de la Amazonía los ritos tradicionales de la iglesia son respetados en las celebraciones eucarísticas y sacramentales. Sin embargo, en las comunidades indígenas es importante que ciertos símbolos culturales que conectan con su espiritualidad, como son la música y la danza, permitan a estas poblaciones manifestar sus sentimientos y encontrar puentes de comunicación con el Dios de la Vida, de quien paulatinamente van recibiendo su mensaje salvador, en la propia cultura.
En las celebraciones litúrgicas, tanto de la palabra como de la Eucaristía, respetamos y acogemos la liturgia que ofrece la Iglesia Universal y es dentro de la misma donde hemos acogido manifestaciones culturales de los pueblos que enriquecen y llenan de vida y sentido la celebración indígena.
Por ejemplo, en la celebración eucarística, después de pedir perdón a Dios, hay un perdón humano externo que consiste en acercarse al otro (padres, compadres, padrinos, hermanos, hijos) y pedirle perdón. El que recibe las palabras le hace una “kamachina” es decir, le aconseja para que cambie lo malo en bueno.
Se camina hacia una Universidad de la Amazonia como deseaba Dom Cláudio Hummes, primer presidente de la REPAM, ¿cómo reciben los jóvenes de su Vicariato la reciente creación del PUAM-Programa Universitario Amazónico?
–Todo proyecto de educación es una esperanza para los pueblos amazónicos y yo vivo con optimismo la concreción de este proyecto que permitirá brindar oportunidades a los jóvenes que hasta hoy sólo tenían acceso a una educación secundaria. El contar con un centro de educación superior insertado en medio de un territorio, con una realidad concreta, permitirá a los jóvenes beneficiarios, no sólo adquirir la formación académica sino una formación que fortalezca la toma de conciencia de los recursos de su territorio, creando nuevos líderes que defiendan la Amazonía, una de las eco regiones más importantes del mundo.
Felicito y agradezco a la Pontificia Universidad Católica del Ecuador – PUCE y a la Conferencia Eclesial de la Amazonía por haber creado el PUAM-Programa Universitario Amazónico.
Por el momento, alrededor de 20 jóvenes Huaoranis estén siendo beneficiados en este proyecto y son acompañados para que puedan concretar sus metas. El acompañamiento de comunidades religiosas es vital para su formación.
Nosotros esperamos que en el futuro estos profesionales sean quienes tomen la posta, y a su vez, ser profesores de las futuras generaciones en sus propias lenguas, lo que hasta el momento no ha sido posible en otras universidades.
El autorMarta Isabel González Álvarez
Doctora en periodismo, experta en comunicación institucional y Comunicación para la Solidaridad. En Bruselas ha coordinado la comunicación de la red internacional CIDSE y en Roma la comunicación del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral con quien sigue colaborando. Hoy aporta su experiencia al departamento de campañas de incidencia sociopolítica y trabajo en red de Manos Unidas y coordina la comunicación de la red Enlázate por la Justicia. Twitter: @migasocial
Las “Sisters of Life” dan la bienvenida a 7 hermanas más
La congregación "Sisters of Life" recibió a principios de agosto de 2023 a siete nuevas hermanas, en una celebración solemne en la catedral de san Patricio en Nueva York.
El cardenal John J. O’Connor (15 de enero de 1920 – 3 de mayo de 2000), arzobispo de Nueva York entre 1984 y 2000, fundador de las “Sisters of Life”, (en español, Hermanas de la Vida), debió de sonreír cuando siete nuevas hermanas emitieron sus votos perpetuos el 5 de agosto en la catedral de San Patricio de Nueva York.
En 1991, el cardenal O’Connor publicó un artículo titulado «Se busca ayuda: Hermanas de la Vida». Su visión era «la de una comunidad religiosa de mujeres que se entregaran plenamente a la protección y realce del carácter sagrado de toda vida humana, comenzando por las más vulnerables.» El 1 de junio de 1991, ocho hermanas se reunieron en Nueva York para formar la nueva comunidad de las “Sisters of Life”. Hoy, más de cien hermanas prestan sus servicios.
La ceremonia de los votos
El cardenal Timothy Dolan fue el celebrante principal, y entre los concelebrantes se encontraban el arzobispo Gabriele Giordano Caccia, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas; el obispo James D. Conley de Lincoln, Nebraska; y los obispos auxiliares de la archidiócesis de Nueva York, mons. Conley, de Lincoln, Nebraska; y los obispos auxiliares de la archidiócesis de Nueva York, monseñor Peter J. Byrne, monseñor John J. O’Hara y monseñor Edmund J. Whalen; el vicario general de la archidiócesis de Nueva York, monseñor Joseph P. LaMorte, y el padre Enrique Salvo, rector de la catedral de San Patricio.
Asistieron unos 1.500 familiares, amigos, hermanas de las “Sisters of Life”, hermanos religiosos, sacerdotes y simpatizantes, todos los cuales estaban allí para dar la bienvenida a las nuevas hermanas y presenciar cómo emitían sus votos perceptivos.
Las siete hermanas que emitieron sus votos perpetuos son Mary Pieta, Mercy Marie, Mary Grace, Fidelity Grace, Zelie Maria Louis, Ann Immaculee’ y Catherine Joy Marie.
Las facetas de un diamante
Omnes tuvo la oportunidad de hablar con la hermana Marie Veritas, S.V., superiora local de Denver y coordinadora de misiones. Ella compartió lo que encuentra más especial cuando celebran una profesión religiosa de votos: «Siempre me impresiona en primer lugar la belleza de sus corazones y sus voces cuando profesan sus votos».
La hermana. Marie Veritas también aprecia «la tradición en nuestra comunidad… de tomar un título, un título religioso después de su nombre… y si así lo desean y sienten que el Señor las guía a eso, y… creo que hay algo tan especial cada año, y luego este año acerca de compartir los títulos de las hermanas la primera vez que los escuchas».
Cuando las nuevas hermanas profesan sus votos y dicen sus nombres y su nuevo título en voz alta, «es como una revelación más de su corazón, de su carisma personal único o de las gracias personales que el Señor les ha confiado… los misterios que el Señor les ha pedido que vivan de una manera particular…» dijo la hermana Marie Veritas.
«Es casi como ver las facetas de un diamante, y cada faceta refleja la luz de un modo único… y cada uno de nosotros refleja la gloria de Dios de un modo tan particular, único e irrepetible», añadió.
En su homilía, el cardenal Dolan pidió a quienes emiten sus votos perpetuos que «cambien la cultura de la muerte por la cultura de la vida». Sus predecesores y sus nuevos colegas se han comprometido diariamente a ello y se toman en serio su llamada.
«Creo que… elegir la vida sobre la muerte, es como una elección que en realidad hacemos todos los días», afirmó Marie Veritas. Es ser consciente de la verdad de que eres «amado» y «precioso».
El carisma familiar de «Sisters of Life»
Las “Sisters of Life” trabajan con los más vulnerables: los no nacidos, los no elegidos, y su llamamiento es «proteger y mejorar cada vida».
Reconocen que «con ese dolor del corazón humano… puedes buscar el amor en el lugar equivocado… o sustituir el amor por muertes». Animan a aquellos con quienes se encuentran a elegir el amor y a recordar «que nuestras vidas importan, que somos buenos, que somos sagrados, que somos importantes.»
La madre Mary Concepta, S.V., elegida nueva madre superiora de las “Sisters of Life” a principios de este año, estuvo allí para rezar con y por las nuevas hermanas. También asistió su predecesora, la madre Agnes Mary Donovan, S.V., que se jubiló recientemente tras 30 años en el cargo. ¡Fue un evento familiar!
Diario de un cura en Lisboa. “Viejo soñador y jóvenes profetas”
Fernando Mignone, un sacerdote canadiense del Opus Dei, fue uno de los miles de presbíteros que acudieron a la Jornada Mundial de la Juventud.
Fernando Mignone·22 de agosto de 2023·Tiempo de lectura: 11minutos
«Desde el terreno”, Mignone recogió sus impresiones en un pequeño “diario de viaje” que ilustra, de manera privilegiada los momentos, encuentros y anécdotas de esos intensos días.
Lunes 31. En este vuelo 680 de Air Transat desde Montreal quizás un tercio de los pasajeros seamos peregrinos de la JMJ.
Arribo a Lisboa encomendando al Papa en la fiesta de San Ignacio. Dormiré en la Residencia Universitaria Montes Claros, junto con otros 50 o 60 sacerdotes del Opus Dei, de Europa y de América; también hay laicos residentes.
Jóvenes de la parroquia Corpus Christi de Vancouver, que acudieron a la JMJ
Soy de la Obra y estoy aquí para celebrar misa, predicar y confesar a 55 chicas canadienses. Me reuniré también, cuando pueda y como pueda, con 25 muchachos canadienses, también vinculados a la Obra. Pero ellos tienen otro cura.
Confesiones, encuentros y «selfies»
Martes 1. Voy al Parque del Perdón a escuchar confesiones, en cinco idiomas. Cuenta con 150 confesionarios, construidos por presos. Al llegar, conozco de casualidad a los seis miembros de la familia Scholten de Colorado y a otros, de los estados de Florida e Indiana, del Jesus Film Project. Han sido invitados por los organizadores de la JMJ a promover esa iniciativa (ver jesusfilm.org).
Cuando termino de confesar, una periodista portuguesa de la agencia Lusa me entrevista en inglés. Quiere saber cuál es mi mensaje para los jóvenes. “Es el mensaje del Papa: Cristo vive y hay que encontrarlo.”
El autor con el joven Noah Smith, de Iowa
Hago cola durante una hora antes de poder abordar el tren urbano, y en el barullo conozco a Noah Smith, de Des Moines, Iowa. Me cuenta que su padre es miembro del Opus Dei y que él va a entrar al noviciado de los jesuitas en septiembre. Nos sacamos un selfie.
Por la tarde concelebro la misa en el Parque Eduardo VII con el Patriarca de Lisboa, unos ocho mil sacerdotes y cientos de obispos, para más de medio millón de jóvenes. ¡Qué bien que canta el coro y que toca la orquesta! El Marqués de Pombal parece mirarnos asombrado desde su monumento más abajo de la colina, y al fondo está el azul del agua.
Llega el Papa Francisco
Miércoles 2. ¡Llega Francisco! Se reúne con dignatarios. Cita a Camões: «Aqui… onde a terra se acaba e o mar começa». Les habla poéticamente de paz, diálogo, encuentro, ecología, futuro, fraternidad. De tener más hijos. “¿Hacia dónde navegan, Europa y Occidente, con el descarte de los ancianos, los muros de alambre espigado, las tragedias en el mar y las cunas vacías? ¿Hacia dónde navegan? ¿Hacia dónde van si, ante el dolor de vivir, ofrecen remedios superficiales y equivocados, como el fácil acceso a la muerte, una solución de conveniencia que parece dulce, pero que en realidad es más amarga que las aguas del mar? Y pienso en tantas leyes rebuscadas sobre la eutanasia… Lisboa, abrazada por el océano, nos da, sin embargo, motivos de esperanza, es ciudad de la esperanza. Un océano de jóvenes está inundando esta acogedora ciudad.”
El Papa reza las Vísperas con obispos, sacerdotes, consagradas portugueses… pidiéndoles encarecidamente que no se desanimen, no se achiquen, sino que remen mar adentro. Cita al gran misionero portugués Padre António Vieira. “Él decía que Dios les ha dado una pequeña tierra para nacer; pero, haciéndolos asomarse al océano, les ha dado el mundo entero para morir: ‘Para nacer, poca tierra; para morir, toda la tierra; para nacer, Portugal; para morir, el mundo’. Echar de nuevo las redes y abrazar al mundo con la esperanza del Evangelio: ¡a esto estamos llamados! No es tiempo de detenerse, no es tiempo de rendirse, no es tiempo de amarrar la barca en tierra o de mirar atrás; no tenemos que evadir este tiempo porque nos da miedo y refugiarnos en formas y estilos del pasado”.
Luego Francisco se reúne con víctimas de abusos, con ucranianos…
Jueves 3. Sopla fuerte el viento marítimo: el viento del Espíritu Santo. Hace casi un lustro que no se reúne presencialmente, como decimos después de la pandemia, la juventud del Papa. “Vuestros ancianos tendrán sueños, vuestros jóvenes tendrán visiones”. En un libro que me traje, Dios es joven, Francisco cita a Joel 3,1. Y ahí acota: “Viejos soñadores y jóvenes profetas son el camino de salvación de nuestra sociedad desarraigada”.
Por la mañana, en la Universidad Católica, el Papa contesta los testimonios de tres chicas y de un chico, Beatriz, Mahoor, Mariana y Tomás. Lesdice a los universitarios portugueses que los dos verbos del peregrino son buscar y arriesgar. “Estudien bien esto que les digo. En nombre del progreso, se ha abierto el camino hacia una gran regresión. Ustedes son la generación que puede vencer este desafío, tienen los instrumentos científicos y tecnológicos más avanzados, pero, por favor, no caigan en la trampa de visiones parciales. No olviden que necesitamos de una ecología integral; necesitamos escuchar el sufrimiento del planeta junto al de los pobres; necesitamos poner el drama de la desertificación en paralelo al de los refugiados, el tema de las migraciones junto al del descenso de la natalidad; necesitamos ocuparnos de la dimensión material de la vida dentro de una dimensión espiritual. No crear polarizaciones sino visiones de conjunto.”
Explica, en Scholas Ocurrentes, una organización cultural para jóvenes que se halla en casi 200 países: “A veces, en la vida, hay que ensuciarse las manos para no ensuciar el corazón.” Un joven evangelista, una católica, y un musulmán dialogan con Francisco sobre su proyecto que une arte, cultura y religión.
Ceremonia de bienvenida, por la tarde. “Todos, todos, todos cabemos en la Iglesia!” clama el Papa a casi un millón de jóvenes. Fue un lindísimo evento, el primero multitudinario con él. Y él nos advierte que no debemos caer en el maquillaje, en buscar los “likes”. Y les habla de vocación.
“Ustedes no están aquí por casualidad. El Señor los llamó, no sólo en estos días, sino desde el comienzo de sus vidas. A todos nos llamó desde el comienzo de la vida. Él los llamó por sus nombres. Escuchamos la Palabra de Dios que nos llamó por sus nombres. Intenten imaginar estas palabras escritas en letras grandes; y después piensen que están escritas dentro de cada uno de ustedes, en sus corazones, como formando el título de tu vida, el sentido de lo que sos: has sido llamado por tu nombre: vos, vos, vos, vos, acá, todos nosotros, yo, todos fuimos llamados por nuestro nombre. No fuimos llamados automáticamente, fuimos llamados por el nombre. Pensemos esto: Jesús me llamó por mi nombre. Son palabras escritas en el corazón, y después pensemos que están escritas dentro de cada uno de nosotros, en nuestros corazones, y forman una especie del título de tu vida, el sentido de lo que somos, el sentido de lo que sos».
«Has sido llamado por tu nombre. Ninguno de nosotros es cristiano por casualidad, todos fuimos llamados por nuestro nombre. Al principio de la trama de la vida, antes de los talentos que tenemos, antes de las sombras de las heridas que llevamos dentro, hemos sido llamados. Hemos sido llamados, ¿por qué? Porque somos amados. Hemos sido llamados porque somos amados. Es lindo. A los ojos de Dios somos hijos valiosos, que Él llama cada día para abrazar, para animar, para hacer de cada uno de nosotros una obra maestra única, original. Cada uno de nosotros es único y es original, y la belleza de todo esto no la podemos vislumbrar.”
Ceno con un nuevo amigo, el párroco venezolano Rolando Rojas, con quien me acabo de tropezar. Él va a los medios de formación de la Sociedad sacerdotal de la Santa Cruz (Opus Dei) en su diócesis.
“¿Le tengo asco a la pobreza, a la pobreza de los demás? ¿Busco siempre la vida destilada, esa que existe en mi fantasía, pero no existe en la realidad? ¡Cuántas vidas destiladas, inútiles, que pasan por la vida sin dejar huella, porque su vida no tiene peso!”
En un restaurante entablo conversación por enésima vez con un desconocido. Se trata ahora del párroco austriaco Martin Truttenberger, ¡que acaba de atravesar los Alpes en moto, en nueve días! Reparte docenas de medallitas de la Virgen en la cafetería de la Universidad Católica, y después vamos en moto hasta el Oratorio de Sao Josemaria.
El escenario donde tiene lugar el Vía Crucis por la tarde ha sido construido sobre el palco donde está el Papa, y fue ahí donde tuvo lugar la bienvenida papal ayer y la misa con el Patriarca el martes. Torres azules, audazmente trepadas por los jóvenes actores, atados a cuerdas, trasladando una cruz de madera de una torre a otra. Un Vía Crucis magnífico, exquisitamente coreografiado, entre otros por la conocida directora teatral Matilde Trocado, y magnánimamente actuado por 50 jóvenes de muchos países, con el apoyo de otros centenares de músicos, cantores o jóvenes trabajadores entre bambalinas. En total los chicos y chicas son de una veintena de países.
Este Vía Crucis fue preparado por unos sacerdotes jesuitas y por jóvenes portugueses durante dos años, y el texto destaca la vulnerabilidad y la fe. En estos años de sínodos sobre la sinodalidad, miles de jóvenes, con la ayuda del Dicasterio para los Laicos, fueron sondeados en todo el mundo. Sus inquietudes, debilidades y heridas fueron incorporadas al texto del Vía Crucis: salud mental (hay un testimonio, grabado y mostrado en pantalla grande, de un joven portugués), soledad, violencia, miedo, desempleo, las falsas ilusiones de los medios sociales, adicciones.Otros dos testimonios grabados, el de una jóven española que abortó y luego se convirtió, y el de un jóven americanoque superó adicciones – ambos están sobre el estrado muy cerca del Papa con sus respectivos cónyuges.
Esto nos ha dicho el Papa al comenzar el Vía Crucis:
“Cada uno le diga a Jesús por qué llora en la vida, cada uno de nosotros se lo dice ahora, en silencio. (Momento de silencio) Jesús, con su ternura, enjuga nuestras lágrimas escondidas. Jesús espera colmar, con su cercanía, nuestra soledad. ¡Qué tristes son los momentos de soledad! Él está ahí, Él quiere colmar esa soledad. Jesús quiere colmar nuestro miedo, tu miedo, mi miedo, esos miedos oscuros los quiere colmar con su consolación, y Él espera a empujarnos, a abrazar el riesgo de amar. Porque ustedes lo saben, lo saben mejor que yo: amar es riesgoso. Hay que correr el riesgo de amar. Es un riesgo, pero vale la pena correrlo, y Él nos acompaña en esto. Siempre nos acompaña. Siempre camina».
«Siempre, a lo largo de la vida, está junto a nosotros. Yo no quisiera abundar más cosas. Hoy vamos a hacer el camino con Él, el camino de su sufrimiento, el camino de nuestras ansiedades, …de nuestras soledades. Ahora, un segundito de silencio y cada uno de nosotros piense en el propio sufrimiento, piense en la propia ansiedad, piense en las propias miserias. No tengan miedo, piénsenlas, y piensen en las ganas de que el alma vuelva a sonreír. (Minuto de silencio) Y Jesús camina a la Cruz, muere en la Cruz para que nuestra alma pueda sonreír. Amén.”
Sábado 5.El Papa viaja a Fátima, la capital de la paz. Reza por la paz. Reza el rosario con jóvenes enfermos, en la Capelinha, en el lugar donde María se apareció a Sor Lucia Santos, a Santa Jacinta y San Francisco Marto, los 13 de mayo, abril, junio, julio, septiembre y octubre de 1917, en plena Gran Guerra. Le rezan a la Virgen “apressada – apresurada”, de la Visitación.
El autor con Peter (irlandés) y Mayara (brasileña) O’Brien, que conoció en Lisboa.
Yo, hacia la una, acabo mis ocupaciones pastorales, y conozco a un irlandés que se casó hace un año con una brasileña: se conocieron en catholicmatch.com y ahora viven en Dublín. Sueñan con formar una familia cristiana.
Todos los peregrinos corren, vuelan, caminan hacia el Parque de la Gracia. ¡A ver quién llega primero! En el camino, nosotros conocemos, entre muchos otros, a dos seminaristas cubanos, Lázaro y Dionne, que vinieron con más de 200 peregrinos de su isla.
Al llegar a nuestro sector hacia las tres de la tarde, no es nada fácil adueñarse de un pedacito de terreno para poder apoyar ahí la cabeza esta noche, para poder ver la ceremonia de la Vigilia, para poder ver al Papa, al pasar. Este sector se debe de haber llenado ya antes del mediodía, y eso que nosotros teníamos entradas.
Gracias a Dios por la tecnología audiovisual, por las pantallas gigantes, por el trabajo de los 25.000 voluntarios de más de veinte países… Como Charlotte de Victoriaville, Québec. “Yo vine con la idea de que me contentaba con ver el meñique del Papa. Pero como me encargaron de la seguridad, pude verlo cuatro veces a pocos metros de distancia.”
Desde el estrado-oratorio, donde están el Papa y el altar, se oye en las grandes pantallas el testimonio de un sacerdote portugués, y la música que acompaña a la danza, el discurso del Papa, y sobre todo, se adora al Señor transfigurado. ¡Qué solemne suena el himno Panis Angelicum! Hay muchas otras composiciones musicales.
Destacó al día siguiente, a Vatican News, el cardenal de Lisboa Manuel Clemente, “la convicción de estas personas. No es fácil, en una multitud, una muchedumbre de este tamaño. Se vio en todas las celebraciones… No fue necesario que alguien pidiera silencio, inmediatamente todos callaron … en la adoración eucarística, había un millón y medio de jóvenes, que se perdieron de vista. Pero cuando el Santísimo Sacramento fue colocado sobre el altar, ¿qué fue? Convicción, devoción…un momento muy fuerte…nadie dijo una palabra. Se colocó el Santísimo y… tac tac, se quedaron en silencio. ¿Qué es esto? Es algo que viene del Cielo, no es cosa nuestra.”
Y después, fiesta, compañerismo, y a tratar de dormir…
La Santa Misa final
Domingo 6. Fiesta de la Transfiguración del Señor. Es lógico que se diga, en el singular, “la jornada mundial de la juventud”, porque todo culmina en la celebración de esta Eucaristía dominical, en este caso, dado el calendario, litúrgicamente la Transfiguración.
Yo veo la Iglesia transfigurada, al concelebrar con más de diez mil sacerdotes y unos 800 obispos, liderados por el de Roma: consagramos el pan y el vino que van a nutrir a un millón y medio de jóvenes cristianos de todos los países, de los cinco continentes, ahí están sus banderas. Iglesia transfigurada del siglo XXI.
En mi acción de gracias después de la Comunión, inmune al sudor deshidratante, pienso que el mundo ha doblado la esquina. ¡Qué providencial que es este pontífice! Le pide a los jóvenes en la homilía ¡que no tengan miedo! Él reza una letanía de “obrigados” al final de la Misa, explicándonos que obligarse significa comprometerse, actuar. Termina: “Obrigado a Ti, Señor Jesús. Obrigado a ti, María, Madre nuestra; y ahora recemos” el Angelus.
Por la tarde Francisco invita a los voluntarios a que se suban a la ola del Amor de Dios. “Al norte de Lisboa hay una localidad, Nazaré, donde se pueden admirar olas que llegan hasta treinta metros de altura y son una atracción mundial, especialmente para los surfistas que las desafían. …Ustedes han afrontado una verdadera ola; no de agua, sino de jóvenes, jóvenes que han inundado esta ciudad. Pero, con la ayuda de Dios, con mucha generosidad y apoyándose mutuamente, ustedes han desafiado esta gran ola. Fíjense que son valientes. ¡Gracias, obrigado! Quiero decirles que sigan así, sigan manteniéndose en las olas del amor, en las olas de la caridad, ¡sean surfistas del amor!”
Lunes 7. Visito Fátima, a hora y media hacia el norte, en autobús. Mientras viajo, valoro las Jornadas. ¿Fue esta la mejor JMJ? Para este cronista de a pie, que ha estado en cuatro, esta ha sido la más perfecta, dentro del habitual caos. Para el Papa, de sus cuatro JMJ (Rio de Janeiro, Cracovia, Panamá, Lisboa), ésta ha sido la mejor organizada.
¡Ay qué gente más buena, son las portuguesas, los portugueses! Son sencillos, discretos, trabajadores, acogedores, respetuosos con los cristianos. Dice un guía turístico que hay portugueses que no son católicos pero que acuden a la Virgen de Fátima en sus necesidades. En Fátima se ve a penitentes portugueses, avanzando de rodillas hacia la Capelinha de las Apariciones. En el Camino de la Cruz, un montón de italianos de Comunione e Liberazione rezan y cantan bajo un sol alucinante.
Martes 8. Vuelvo a Montreal. En el avión, me encuentro con mi amigo Father Richard Conlin, de la parroquia Corpus Christi de Vancouver. Viaja con 25 parroquianos, jóvenes de 16 a 24 años de edad y adultos que los acompañan. Los chicos quieren ir a Seúl en 2027.
Miércoles 9. Francisco llegó al Vaticano el domingo por la noche. Ahí él resume la JMJ. Transcribo para terminar citas de la Audiencia papal de hoy. “Tantos jóvenes de todas las partes del mundo, ¡tantas! Para ir a encontrarse y encontrar a Jesús.” María “guía la peregrinación de los jóvenes tras las huellas de Jesús… Como hizo hace un siglo precisamente en Portugal, en Fátima, cuando se dirigió a tres niños encomendándoles un mensaje de fe y de esperanza para la Iglesia y para el mundo”.
En Fátima, “he rezado por la paz, porque hay tantas guerras en todas las partes del mundo, todas”.
“Los jóvenes del mundo acudieron a Lisboa numerosos y con gran entusiasmo… No eran unas vacaciones, un viaje turístico, y tampoco un evento espiritual, fin en sí mismo; la JMJ es un encuentro con Cristo vivo a través de la Iglesia, los jóvenes van al encuentro de Cristo… Doy gracias a Dios por” el ambiente festivo. “Donde hay jóvenes hay lío, ¡saben hacerlo bien!”.
Y mientras que en Ucrania y en otros lugares del mundo se combate, y mientras en ciertas salas escondidas se planifica la guerra, la JMJ ha mostrado a todos que otro mundo es posible. “Un mundo de hermanos y hermanas, donde las banderas de todos los pueblos ondean juntas, una junto a la otra, ¡sin odio, sin miedo, sin cierres, sin armas!”. ¿Escucharán los “grandes de la tierra” este entusiasmo juvenil que quiere la paz?
“Es una parábola para nuestro tiempo, y todavía hoy Jesús dice: ‘¡El que tenga oídos, que oiga! ¡El que tenga ojos, que vea!’. Esperamos que el mundo entero escuche esta Jornada de la Juventud y vea avanzar esta belleza de jóvenes”.
El autorFernando Mignone
Montreal
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La curación de Jimena durante la JMJ, una joven madrileña de dieciséis años prácticamente ciega, ha conmovido al mundo entero. Ha ocurrido el cinco de agosto en la festividad de Nuestra Señora de las Nieves, en el último día de una novena que estaban realizando para pedir su curación ella y todas sus amigas. Y ha tenido lugar en medio de la Jornada Mundial de la Juventud, en Lisboa, donde Jimena asistía para unirse a una multitud incontable de jóvenes llegados de todo el mundo.
Me ha sorprendido (quizás no demasiado) la reacción de algunos periodistas que, incluso con la evidencia puesta ante sus propios ojos de que esta chica estaba ciega y ahora ve, se niegan a reconocer este hecho inexplicable, este posible milagro. Sencillamente lo están viendo con sus propios ojos, pero ellos no creen en los milagros.
Están más ciegos que lo que estaba Jimena. Lo tienen delante de sus ojos y no lo ven.
En realidad, esta ceguera no es sino la que padece toda nuestra sociedad. Nuestro mundo no cree en los milagros. E incluso a los que nos decimos creyentes nos cuesta creer en estas manifestaciones extraordinarias de lo sobrenatural en nuestra vida. La razón principal es que tenemos un preconcepto materialista de la realidad en el que, incluso en el caso de que creamos en la existencia de Dios, no creemos que este pueda actuar en la realidad material. Concebimos a Dios y todo lo sobrenatural como una realidad distinta y distante de la realidad material, sin ningún tipo de conexión. Se nos ha colado la visión deísta de un relojero que pone en marcha una maquinaria que luego funciona por sí sola.
Pero esa no es la visión cristiana de Dios y de su relación con el mundo. Dios no creó simplemente el mundo hace millones de años. Dios sigue creándolo y sosteniéndolo en su existencia. Y como un Padre amoroso, está presente en nuestra vida y nos cuida con su providencia.
Un día Jesús lanzó un grito de alegría porque el Padre de los cielos ocultaba los misterios del Reino a los sabios e inteligentes y se los mostraba a los sencillos (cfr. Mt 11, 25). También algo así sigue ocurriendo hoy en día. Para los millones de jóvenes que como Jimena asistieron a la JMJ les resultó extraordinariamente normal que Dios obrase ese posible milagro y se alegraron con Jimena de su curación. Quizás porque durante esos días ellos mismos habían vivido en un ambiente de espiritualidad y trascendencia en el que Dios estaba cercanamente presente.
Los milagros son signos que Dios hace para mostrarnos la cercanía de un Reino que está ya entre nosotros. Jesús curó a ciegos, no solo como acto de caridad y misericordia, sino para enseñarnos a ver más profundamente, con la mirada de la fe.
La gran pregunta que me brota en el corazón es ¿qué ha querido decirnos con este posible milagro Dios? Sin duda el Señor ha respondido a la fe de Jimena y sus amigas que realizaban esa novena para su curación. ¿Cuántos jóvenes se atreverían a decirles a sus amigos que se uniesen a ellos en oración para pedir algo? Hay que ser valiente para ello, como señalaba D. Ignacio Munilla en un encuentro con jóvenes en la JMJ al comentar este acontecimiento.
Pero, además, creo que Dios nos está diciendo con esta curación mucho más. Está confirmando a los jóvenes de todo el mundo en el camino que han recorrido de la mano de Francisco en estos días que, como María, deben levantarse y salir al encuentro de sus hermanos, llevando a Jesús en sus entrañas. Que es posible la fraternidad universal. Y que Dios, el Emmanuel, camina con nosotros como el Dios cercano y real.
Y es que, como decía Chesterton, “lo más increíble de los milagros es que ocurren”.
Y ahora los jóvenes de todo el mundo lo saben. Lo han visto con sus propios ojos.
Delegado de enseñanzas en la Diócesis de Getafe desde el curso 2010-2011, ha ejercido con anterioridad este servicio en el Arzobispado de Pamplona y Tudela, durante siete años (2003-2009). En la actualidad compagina esta labor con su dedicación a la pastoral juvenil dirigiendo la Asociación Pública de Fieles 'Milicia de Santa María' y la asociación educativa 'VEN Y VERÁS. EDUCACIÓN', de la que es Presidente.
Cerca de 2.000 jóvenes pudieron estudiar gracias a Fundación CARF en 2022
1.915 seminaristas, sacerdotes diocesanos y religiosos de 79 países distintos de los cinco continentes han podido realizar sus estudios en diversas facultades eclesiásticas gracias a la generosidad de miles de personas a través de Fundación CARF.
La fundación CARF ha presentado su Memoria correspondiente al ejercicio 2022. Un año que supuso un récord de donaciones que hicieron posible que 1.915 alumnos de todo el mundo pudieran realizar sus estudios de Teología y Filosofía en Roma y Pamplona.
La Fundación CARF apoyó, durante el curso 2022 a 1.915 seminaristas, sacerdotes diocesanos y religiosos de 79 países distintos de los cinco continentes. Para financiar sus estudios, la fundación ha destinado 5.810.000 €, (incluidas las ayudas del Patronato de Acción Social), lo que supone un 67,6 % del total de los recursos aplicado durante 2022.
Asimismo, el endowment o fondo de dotación de la Fundación CARF ha aportado para becas la cantidad de 450.000 € que han supuesto el 8 % del total de ayudas concedidas.
Más donaciones pero ejercicio negativo
Según recoge la Memoria, en 2022 las donaciones recurrentes y puntuales alcanzaron los 5.264.000 €. De este total, 1.415.000 € proceden de donaciones periódicas y suscripciones mientras que 3.849.000 € lo hacen de donaciones puntuales. De hecho, la Fundación CARF no recibe subvenciones públicas y los aproximadamente 5.300 donantes anuales, garantizan la independencia y continuidad de la institución.
En este apartado, sin embargo, ha habido un descenso significativo de los recursos procedentes de legados y testamentos que han alcanzado en 2022 los 872.000 €, muy por debajo de los 4.206.000 € de los que se recibieron en 2021 y también desciende el total obtenido por la renta e ingresos derivados de la gestión del patrimonio que se sitúa en 2022 en 533.000 €.
El descenso de estas dos últimas partidas ha llevado a un cierre del ejercicio negativo y la Fundación, ha cerrado con una pérdida de 1.906.000 € en 2022.
La tarea de Fundación CARF
A pesar de este descenso, la Fundación CARF continúa cumpliendo sus objetivos: rezar por las vocaciones y los sacerdotes, difundir su buen nombre en todo el mundo y ayudar a la formación de los sacerdotes para evitar que ninguna vocación de seminarista, sacerdote diocesano o religioso se pierda por falta de medios económicos.
Países de procedencia de los estudiantes ayudados por Fundación CARF
Campañas de Fundación CARF
Durante 2022, la Fundación CARF impulsó cuatro campañas de donaciones con diferentes misiones: Dona estuches de vasos sagrados, para que los seminaristas, una vez regresen a sus diócesis para ordenarse sacerdote, puedan celebrar la Santa Misa en lugares inaccesibles y con escasos recursos.
Legados solidarios y testamentos: toda tu vida para darla, con la que busca concienciar sobre la importancia de trascender a tu vida de una forma perpetua, y seguir con el apoyo a sacerdotes y seminaristas de todo el mundo;
la iniciativa Ayúdanos a sembrar el mundo de sacerdotes: qué ninguna vocación se pierda que pretende transmitir la urgencia de promover las vocaciones, indispensables para la administración de los sacramentos.
Por último, Los sacerdotes, la sonrisa de Dios en la tierra: pon cara a tu donativo, se enfoca en donantes cuya aportación supera los 500 € anuales para asignarles un becario, con nombre y apellido, al que irá destinada su ayuda.
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Actualmente, la comunidad de Carmelitas Descalzas de Santiago de Compostela está compuesta por cinco religiosas. A comienzos del año 2022 iniciaron un proceso para discernir qué hacer con la comunidad y finalmente han decidido su cierre.
En un escrito reciente dirigido al P. General de la Orden, el padre Miguel Márquez, la comunidad indicaba que “en Abril del año 2022 nuestra comunidad comenzó un período de discernimiento sobre su futuro, pues cada vez hemos ido disminuyendo numéricamente hasta resultar verdaderamente difícil mantener un ritmo de vida sereno y contemplativo, armonizando
la vida de oración y de trabajo”, según se indica en un comunicado de la orden.
El mismo comunicado señala que todo este proceso y la decisión final han estado contrastados en todo momento con los arzobispos de Santiago y con los superiores del Carmelo descalzo, “tanto a nivel provincial como general”. El escrito continúa indicando que “desde la Orden del Carmelo Descalzo queremos poner de manifiesto que las Carmelitas Descalzas de Santiago de Compostela han buscado alternativas antes de decidir el cese de la fundación. En concreto, han solicitado a otros monasterios de diversos países que alguna hermana carmelita pudiera reforzar esta comunidad. La falta de vocaciones actual ha hecho inviable esta posibilidad”.
No obstante, desde que esa opción quedó descartada, las carmelitas han buscado el medio de que el monasterio continúe teniendo vida religiosa, objetivo que se ha conseguido gracias a los Hermanos Carmelitas Contemplativos.
“Cuando la comunidad decidió que teníamos que tomar la dolorosa decisión de salir de nuestro Carmelo todas las hermanas teníamos un único deseo: que la iglesia del Carmen permaneciese abierta, que la Virgen siguiera recibiendo culto, que el monasterio pudiese seguir albergando una vida de oración e intercesión y que el sepulcro y la Causa de Nuestra Venerable Madre M.ª Antonia de Jesús estuviera cuidado.”, indican las Carmelitas Descalzas de Santiago de Compostela en el escrito al padre Miguel Márquez. La madre M.ª Antonia de Jesús, declarada venerable, se encuentra actualmente en proceso de beatificación.
En el comunicado de la orden, las carmelitas agradecen al arzobispado de Santiago “su cercanía y acompañamiento en esta difícil etapa” y “el respeto y cariño que siempre ha tenido la ciudad con ellas”.
Las fechas definitivas para el cierre de la comunidad todavía se desconocen, aunque se prevé que será durante el año 2024.
Rome Reports·21 de agosto de 2023·Tiempo de lectura: < 1minuto
El Observatorio Astronómico Vaticano es una institución educativa y de investigación astronómica financiada por la Santa Sede.
En la actualidad, tiene su sede en Castel Gandandolfo, Italia, y opera un telescopio en el Observatorio Internacional del Monte Graham, en Estados Unidos.
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La piedad popular como oportunidad para una nueva evangelización
David Schwingenschuh es párroco de las dos parroquias de Krieglach y Langenwang, en la diócesis de Graz-Seckau, provincia de Estiria, en el sureste de Austria. En este artículo, nos habla de las tradiciones populares de la Austria rural y de los retos pastorales de la zona.
David Schwingenschuh·21 de agosto de 2023·Tiempo de lectura: 4minutos
Las parroquias de Krieglach y Langenwang están situadas en el valle del Mürz, Austria, caracterizado por el tránsito del noreste al suroeste, con el ferrocarril y la autopista como vías de circulación, por lo que el patrón de la iglesia parroquial de Krieglach es muy apropiado: está dedicada a Santiago Apóstol. Con más de 5.000 y algo más de 3.000 habitantes, no son especialmente grandes y, al igual que otras ciudades y todo el campo que las rodea, se caracterizas por la coexistencia de la agricultura y pequeñas empresas industriales. Por ello, en la vida secular y eclesiástica, las tradiciones y costumbres de estos pueblos, algunas bastante antiguas, se conservan junto a todas las innovaciones del siglo XXI.
El punto de partida de mis reflexiones es mi propia condición de párroco en esta región rural de Austria. Por un lado, existe una tradición religiosa popular, y una estructura pastoral, muy arraigada. Por otro, estoy sirviendo como sacerdote solo donde hace 50 años ejercían su ministerio tres sacerdotes.
Además, por una parte hay un fuerte cambio en la vida religiosa y eclesiástica de la población, pero, por otra, existe la llamada a una nueva evangelización o misión en el propio país.
Algunas personas ven las expectativas tradicionales sobre el sacerdote y la parroquia como un obstáculo para un nuevo ministerio pastoral y las descartan como una pérdida de tiempo. Yo intento verlo de otra manera, y me animó a ello un artículo de 30giorni que leí siendo un párroco muy joven en 2008. En él se describía la labor de los sacerdotes de Buenos Aires que, con el apoyo activo de su entonces obispo, Jorge Bergoglio, alcanzaban y evangelizaban a mucha gente en zonas problemáticas de la ciudad a través de la devoción popular, capillas y obras sociales afines.
Evangelización a través de la piedad popular
Entonces, ¿por qué rechazar lo que ya existe para implantar algo nuevo y no probado? «Más vale pájaro en mano que ciento volando», dice el refrán. ¿Por qué no utilizar los elementos de piedad popular para proclamar la fe? Al fin y al cabo, algunos actos demasiado intelectuales o supuestamente modernos atraen a poca gente, mientras que numerosas fiestas tradicionales atraen multitudes. Me parece que estas fiestas sencillas y populares toman especialmente en serio la verdad de fe de la Encarnación, porque no se difumina la parte corporal del ser humano. Tampoco se olvida el aspecto social, porque la mayor necesidad en nuestras latitudes es probablemente la soledad, que se contrarresta con estas celebraciones litúrgico-pastorales.
Bendición de los caballos
Un buen ejemplo es la llamada «bendición de la carne», oficialmente denominada «Bendición de los Alimentos de Pascua». Se celebra en diferentes capillas y cruces de caminos y atrae a muchísimas personas, que traen grandes cestas de carne, huevos y pan para que se las bendigan. En lugar de reprenderles por no venir nunca a la iglesia, se les puede explicar de forma breve y concisa el mensaje de la resurrección y, con un poco de humor, hacerles también una amonestación. Como hay muchos puestos, también se les encarga a laicos capacitados que dirijan las oraciones y una sencilla bendición. En general, es una gran ayuda contar con laicos fieles en esta ocupación, que le alivian a uno de muchas tareas. A menudo actúan también de catequistas, pero a veces son muy prácticos y funcionales, como muestra el punto siguiente.
Cruces de camino y otras costumbres
Hay muchas capillas y cruces de camino que se cuidan con cariño. A menudo están alejadas, en pequeños pueblos, e intento reunir allí a los fieles al menos una vez al año y afianzarles en su fe con la Eucaristía o una devoción mariana. A menudo, después de la misa, se celebra un ágape o incluso una pequeña fiesta, lo que favorece mucho el vínculo con la población local. Con frecuencia, al hilo de una reunión de este tipo, surge una conversación sobre la fe o la iniciación a un sacramento.
En algunos valles, varias cruces, a menudo situadas en medio de las alquerías o aisladas en el bosque, se conectan para formar un recorrido, que luego se sigue para celebrar un Vía Crucis durante la Cuaresma. Además, hay que mencionar algunas fiestas asociadas a tradiciones, como el Día de Todos los Santos, san Martín, santa Isabel, santa Bárbara, san Nicolás, los Reyes Magos y muchas más. Estas costumbres son especialmente buenas para los niños y, por tanto, también para los padres.
En Pascua hay otras costumbres singulares. Por ejemplo, una solemne procesión de los distintos pueblos, acompañada por bandas de música, monaguillos y sacerdotes en la madrugada del día de Pascua. Se recrea así el camino de los apóstoles Pedro y Juan hacia la tumba vacía.
Bendición de un Bildstock
Como estas costumbres estaban restringidas o era imposible celebrarlas durante la pandemia, muchas personas han tomado conciencia de lo apegadas que estaban a ellas y de lo mucho que significa para ellas su fe. Por eso, últimamente la participación ha vuelto a ser muy alta y se ha convertido en una oportunidad para proclamar la fe. Me parece que con una pizca de humor y una profunda seriedad ante las preocupaciones de los demás se puede sembrar el mensaje de esperanza en los corazones de la gente de una manera piadosa y auténtica, y luego pedir al Señor de la mies su bendición y su gracia para la semilla germinada.
Reflexiones sobre el posible milagro de Jimena en la JMJ
Durante la JMJ Lisboa 2023 tuvo lugar una curación que algunos, como el autor de este artículo, consideran milagrosa. Corresponde a la Iglesia determinar si realmente es un hecho sobrenatural.
Sergio Gascón Valverde·21 de agosto de 2023·Tiempo de lectura: 10minutos
Para los cristianos las cosas no suceden por casualidad. La Providencia de Dios guía y cuida de nosotros. Dios sigue hablando al hombre. Lo hace a través del Espíritu Santo, Espíritu de Jesucristo. Jesucristo habló a través de signos (milagros) y palabras. Su manera de explicar su enseñanza era la propia de su cultura y su lengua aramea, es decir, a través de parábolas, imágenes simbólicas, etc. Esta manera de comunicar la entiende mejor el hombre de todos los tiempos porque va dirigida al corazón del hombre y no sólo a su entendimiento.
Estos signos e imágenes que utilizaba Jesús son fuente de luz para el corazón del hombre cuando éste procura ponderarlas (“meditarlas”) en su corazón. San Lucas dice explícitamente que ante el comportamiento de Jesús adolescente (llena de simbolismo teológico y antropológico) difícil de entender, María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón (Lc 2,19).
Dios ha comunicado en los últimos tiempos mensajes muy claros a través de su Santísima Hija, Madre y Esposa, la Virgen María. Y lo sigue haciendo aún con signos (milagros) e imágenes, acontecimientos que valen la pena ponderar en el corazón, en el espíritu de la enseñanza del Evangelio que la Iglesia conserva y enseña.
En este milagro se dan algunas circunstancias, signos e imágenes que animan a la consideración y la ponderación. Por eso me he animado a escribir sobre ello.
El milagro
Jimena es una chica de 16 años, española, que acude a la JMJ ‘23 en Lisboa con un grupo de amigas en el viaje organizado por un club juvenil y un colegio del Opus Dei de Madrid. Desde hacía dos años y medio perdió el 95% de la vista. Los médicos lo habían tachado de incurable. Había empezado a estudiar el sistema de lectura Braille. Antes del viaje – cuenta ella – sintió que la Virgen la iba a curar y pidió a su padres, familia y amigas rezar una novena a la Virgen de las Nieves cuya festividad se celebra el 5 de agosto, para pedir su curación. Con fe, empezaron esa novena y se fue a la JMJ. El sábado 5 de agosto asistió a la santa Misa como solía hacer esos días de la JMJ. Jimena se acercó a comulgar. Empezó a llorar. Llena de lágrimas durante la acción de gracias después de la Comunión, abrió los ojos y podía ver perfectamente. Ella misma lo cuenta en un audio que se ha difundido por las redes sociales.
Mi reflexión
1. Dios sigue haciendo milagros cuándo quiere, cómo quiere y a quien quiere. Por qué a Jimena sí y a otros no. Dios sabe lo que conviene a cada alma. A algunos no les conviene que el Señor les haga el milagro porque sabe que no le hará ningún bien o, no haciéndolo, alcanzará mejores bienes él y los que están con él. Por otro lado, para hacer milagros, Nuestro Señor nos pide fe y confianza en Él. Jimena creyó, estaba convencida que la Virgen le curaría. Por eso pidió a su familia y amigas empezar una novena a la Virgen de las Nieves1 cuya fiesta se celebra el 5 de agosto y el día que terminaba la novena de oraciones. Y con esa convicción, ciega físicamente se fue a Lisboa para participar en la JMJ ’23. Por qué la novena a la Virgen de las Nieves, no lo sé. Tendremos que preguntárselo a ella.
El padre de Jimena, cuenta a ACI Prensa con sencillez y entereza los detalles de lo que define como “un salto en la fe” y un “regalo de la Virgen María para la JMJ”.
Para ver hay que aceptar de corazón la voluntad de Dios Padre bueno. Él sabe lo que nos conviene a cada uno y en cada circunstancia.
2. Necesidad de llorar para ver. Jimena se acerca a comulgar ciega en la Misa del 5 de agosto. Comulga, se vuelve a su banco y empieza a llorar sin parar, con los ojos cerrados. Al cabo, con los ojos llenos de lágrimas, abre los ojos y ve perfectamente.
Parece como que el Señor nos dice que es importante ver pero que solamente podemos verdaderamente ver si antes aprendemos a llorar. El Papa Francisco en Filipinas en 2015, de manera espontánea, explicaba la necesidad de llorar como manera para explicar cosas que no tienen respuesta (en este caso era la prostitución infantil que sufrió aquella pobre niña que mientras le preguntaba al Papa rompió a llorar debido a los recuerdos de la experiencia que había pasado). Aquí se puede ver:
Necesitamos purificar el corazón para poder ver. Llorar es una expresión corporal de lo que sucede en el corazón. Los hombres sufrimos en la vida todo tipo de experiencias. Muchas de ellas dejan huellas en el corazón. No podemos ocultarlas o hacerlas callar. Llorar ayuda sacarlas fuera y a compartirlas con otro que acoge el sufrimiento o la alegría que produce ese llanto. Especialmente hace falta llorar por los pecados personales y los pecados de los hombres, llorar por la presencia del mal en el mundo, por el engaño del demonio en el que caen tantas almas.
Precisamente el día anterior, el Papa habló durante su discurso del Via Crucis sobre la necesidad del llorar. Decía lo siguiente:
Jesús camina y espera con su amor, espera con su ternura, darnos consuelo, enjugar nuestras lágrimas. Yo les hago una pregunta ahora, pero no la contesten en voz alta, cada uno se la contesta a sí mismo: ¿yo lloro de vez en cuando? ¿Hay cosas en la vida que me hacen llorar? Todos en la vida hemos llorado, y lloramos todavía. Y ahí está Jesús con nosotros, Él llora con nosotros, porque nos acompaña en la oscuridad que nos lleva al llanto. cada uno de nosotros se lo dice ahora, en silencio.
Jesús, con su ternura, enjuga nuestras lágrimas escondidas. Jesús espera colmar, con su cercanía, nuestra soledad. ¡Qué tristes son los momentos de soledad! Él está ahí, Él quiere colmar esa soledad. Jesús quiere colmar nuestro miedo, tu miedo, mi miedo, esos miedos oscuros los quiere colmar con su consolación.
Cada uno de nosotros piense en el propio sufrimiento, piense en la propia ansiedad, piense en las propias miserias. No tengan miedo, piénsenlas. Y piensen en las ganas de que el alma vuelva a sonreír.
Jimena tiene una gran pena en el corazón que le hace sufrir mucho y llora en el momento de la comunión y pide llena de fe su curación. Parece como que el Señor nos quiere recordar que tenemos que aprender a abrir nuestro corazón a Dios y llorar nuestras miserias para que la compunción y el amor verdadero limpie y purifique la presencia del mal en nuestro corazón. Pero hace falta llorar ante Jesucristo que es quien nos sana. Y Jesucristo lo encontramos en nuestro corazón y en la Eucaristía. Llorar ante otras personas puede consolar y ayudar, pero no sanar en profundidad. Llorar ante Jesucristo, consuela y sana el corazón. Nuestro Señor sigue siendo el mismo, sigue curando a los hombres y mujeres de nuestro tiempo.
Para ver necesitamos antes aprender a llorar por lo que realmente importa en la vida.
3. Los ciegos ven. Me llama la atención que el milagro se produzca en una persona ciega y no, por ejemplo, en un paralítico, un sordo o en cualquier otro tipo de hándicap. Parece como que el Señor a través de la Virgen nos dice que veamos. A los que saben que están ciegos para las cosas de Dios y lo reconocen, les confirma – si piden auxilio con fe – que pueden ver o recuperar la vista, si en algún momento la perdieron; A los que no ven y dicen que ven, les dice lo mismo con este milagro: que vean la verdad, no su verdad. El demonio con sus mentiras nos enturbia la vista y nos deja ciegos promoviendo en nosotros la soberbia. Soberbia que ciega y no deja reconocer y aceptar las cosas que han sucedido en nuestra vida, nuestros errores personales o los errores de otros cometidos sobre nosotros. Con humildad y con fe, como hace Jimena, tenemos que pedir a Dios a través de la Virgen Santísima que veamos las cosas importantes de la vida que sólo se ven con el corazón.
Para ver, necesitamos reconocer y aceptar que no vemos, y querer ver.
4. La Eucaristía y la Virgen. El milagro se produce durante la celebración de la santa Misa y justo después que Jimena recibe el Cuerpo de Jesucristo en la comunión. Parece como que Dios quiere dejar patente la centralidad de la Eucaristía en la vida de la Iglesia. La Eucaristía, el mayor y más grande milagro que se produce en la tierra todos los días. Como que Dios nos quiere confirmar que tenemos que cuidar la Eucaristía. La Eucaristía hace la Iglesia. Éste es el título de la última encíclica de san Juan Pablo II. Sin la Eucaristía la Iglesia desaparecería. Como que el Señor nos quiere remarcar la necesidad de adorar, celebrar, cuidar la Eucaristía. Es Jesucristo en la Eucaristía el centro y raíz de la vida cristiana o como dice el Concilio Vaticano II, fuente y culmen de la vida de la Iglesia.
La fe mueve el corazón de Jesucristo. La misma Jimena dice en su audio, “esto ha sido una prueba de fe”. Los cristianos estamos siempre ante la prueba de fe de la presencia de Jesucristo en la Eucaristía. Ahí se encuentra Él con su Cuerpo Sangre, Alma y Divinidad. O se cree o no se cree. Y si se cree, hay que ser consecuente con la inmensidad de amor de Dios que ello supone. Esto supone: acudir a Él en la Eucaristía para alabarle, adorarle, desagraviarle, agradecerle, impetrarle. La Virgen Santísima nos lleva a su Hijo en la Eucaristía. A los tres pastorcillos videntes de Fátima, antes de la primera aparición de la Virgen, se les apareció varias veces un ángel. En su última aparición les dio a comulgar el Cuerpo y la Sangre de Jesús bajo las dos especies. Después llegarían las apariciones de la Santísima Virgen.
Jimena, familia y amigas hicieron una novena a Nuestra Señora de las Nieves. Se lo pidieron a la Virgen María. Una vez más atiende los ruegos de una niña. La Virgen atiende siempre los ruegos de sus hijos. Dios en su providencia concede lo que se pide. María sin duda y por fe, intercede de manera especial por nosotros. El Señor ha dejado otra vez claro la poderosa intercesión de su Madre, Medianera de todas las gracias. Él quiere que le pidamos a través de su Madre. La Virgen está con los jóvenes. No abandona a los jóvenes que no ven o no quieren ver. Ella nos abre la vista al misterio de su Hijo.
Para ver necesitamos ver a Jesucristo en la Eucaristía. Para conseguirlo María es el camino más corto y seguro.
5. El contexto del milagro. Este milagro se produce en un momento muy concreto: se da en un contexto de comunión eclesial muy especial, la JMJ. 1,5 millones de jóvenes reunidos por el Papa Francisco y con la participación de decenas de obispos de todo el mundo y cientos de sacerdotes venidos de los cinco continentes. Ese día 5 de agosto en Fátima se encontraba el Papa. Junto al Papa se habían acercado unos 200.000 peregrinos para rezar a la Virgen junto a Francisco, que curiosamente estaba acompañado por jóvenes enfermos que no habían podido asistir a las JMJ. Fátima, santuario Mariano tan vinculado a los acontecimientos recientes de la historia de los hombres. La difusión de su mensaje e historia es universal.
Parece como que el Señor a través de la Virgen nos pide: manteneos unidos, en comunión con mi Vicario en la tierra, en torno a mi Madre. Conservad la unidad. Rezad juntos, trabajad juntos, sufrid juntos y los corazones verán. Y al mismo tiempo nos pide dar testimonio de las gracias que recibimos. En el caso de Jimena una gracia además corporal. Y toda esta comunión que se ha vivido en la JMJ, la alegría de la fe, de todo esto hay que dar testimonio en el mundo de hoy, especialmente lo tienen que dar los jóvenes.
Para ver necesitamos estar unidos al Papa y entre nosotros, los hijos de la Iglesia. Ver juntos para caminar juntos.
Epílogo
En los tiempos actuales estamos saturados de imágenes audiovisuales de cosas, a veces, muy impactantes. Y uno se llega a acostumbrar a ver cosas que hace unos años nos resultaban fascinantes o muy impactantes. Ahora, realmente, en Youtube, Tiktok, etc. nos asombran ya pocas cosas.
Con este milagro en directo, en plena JMJ, con el Papa presente, con 1,5 millones de jóvenes, Nuestro Señor y su Madre nos han regalado esta gracia que no podemos dejar pasar como un video más de Tiktok o Youtube. No. Hay que pararse a pensar y sobre todo rezar. Hay que ponderar las cosas en la presencia de Dios, como hacía la Virgen y los santos. Y ahí recibir las luces del Espíritu Santo que Él quiera enviarnos.
Especialmente los que hemos participado de esta JMJ tenemos una mayor sensibilidad para hacerlo. Pero tendrían que hacerlo sobre todo los jóvenes de hoy, cristianos o no. 1,5 millones de jóvenes junto a un anciano venerable de 86 años cantando y adorando a Jesucristo y su Madre no es una cuestión superficial. Y si además, se ha producido un hecho milagroso patente como el de Jimena, sería triste quedarse indiferente.
Como comentario anecdótico. El ambiente de formación cristiana donde ha crecido Jimena, tanto en su familia como en el colegio, es el de la espiritualidad del Opus Dei. Ésta predica la llamada universal a la santidad en la vida ordinaria. El carisma que el Espíritu Santo infundió al fundador del Opus Dei, san Josemaría Escrivá, inspira a buscar a Jesucristo en lo más ordinario de la jornada sin esperar ni buscar hechos extraordinarios. El mismo San Josemaría (que recibió gracias extraordinarias en su vida llevadas con total discreción) decía en este sentido: Yo no soy milagrero. He escrito desde hace años, y he dicho tantas veces de palabra, que me sobran y me bastan los milagros del Evangelio. Pero si afirmara que no toco a Dios, que no siento toda la fuerza de su Omnipotencia, ¡mentiría!2
El hecho de producirse en una familia y entorno cristiano muy poco propenso a los milagros o “milagrerías”, sino todo lo contrario, a la vida cristiana ordinaria y al trabajo cotidiano, me hace ver por un lado el buen humor de Dios, y por otro, me hace pensar con más convicción, que Dios nos ha querido hablar a través de este milagro por intercesión de María.
Y en otra ocasión decía san Josemaría: La vida nuestra no contiene milagrerías. Contiene, en cambio, nuestras pequeñeces diarias, nuestro trabajo bien cumplido, nuestra vida de piedad y, sobre todo, el complemento inefable de la fortaleza y de la Omnipotencia de Dios. Pero no podemos conformarnos con la ambición personal de llegar al Cielo solos: si de veras estamos unidos a Dios y confiamos en Dios, nos ocuparemos de que todas las almas conozcan al Señor y le sigan, amando sus mandatos.3
Para esto nos habla una vez más María través de Jimena y la JMJ. Ella nos manda ocuparnos en pleno siglo XXI de que todas las almas conozcan al Señor y le sigan, amando sus mandatos.
1 Es la advocación de la Virgen que se venera en la Basílica de Santa Maria Maggiore en Roma. Es el templo dedicado a la Virgen más antiguo de occidente. Data de la segunda mitad del siglo IV. La Virgen se apareció a un matrimonio romano y simultáneamente al Papa Liberio. La Virgen les pidió que le construyeran allí un templo para honrarla. El lugar para construirla sería sobre una de las colinas de Roma donde habría nevado. Así, en un caluroso 5 de agosto nevó sobre la colina Esquilina donde se sitúa desde entonces la Basílica de Santa Maria Maggiore. Allí se encuentra el famoso icono de la Virgen Salus Populi Romani. En Roma se le tiene mucha devoción. Ésta es la imagen a la que el Papa Francisco siempre visita antes y después de cada viaje que hace fuera de Roma.
2 JAVIER ECHEVARRÍA, Memoria del Beato Josemaría Escrivá (Entrevista con Salvador Bernal) Rialp, 2ª ed., Madrid 2000, pp. 175-176.
3 JAVIER ECHEVARRÍA, Memoria del Beato Josemaría Escrivá (Entrevista con Salvador Bernal) Rialp, 2ª ed. Madrid 2000, p. 268
Monseñor Masondole: «En África no hay vergüenza en decir ‘soy cristiano'»
Monseñor Simon Chibuga Masondole es obispo de la diócesis de Bunda, en Tanzania. Procede de una tribu de las islas de Ukerewe, una comunidad que se ha sostenido gracias a los catequistas, ya que no había sacerdotes en la región. En esta entrevista con Omnes, nos habla de la Iglesia en África.
Loreto Rios·20 de agosto de 2023·Tiempo de lectura: 12minutos
Monseñor Simon Chibuga Masondole tuvo en mayo la visita ad limina con el Papa y luego estuvo en España visitando a los seminaristas tanzanos que están estudiando en el país. En esta entrevista con Omnes, nos cuenta los principales retos y fortalezas de la iglesia africana, las diferencias en la vivencia de la fe entre África y Europa y la situación actual de su diócesis, que comparte características con muchas otras en el continente africano.
¿Cómo percibe la situación de la Iglesia en África y en Tanzania en concreto? ¿Qué fortalezas y retos ve?
Una de las características principales de la Iglesia en Tanzania es que es una iglesia joven, está creciendo, apenas ha celebrado los 150 años de su evangelización. Hay un gran número de conversiones, tanto de jóvenes como de adultos. Las familias que se convirtieron hace más tiempo también se caracterizan por que son las que están mejor arraigadas en la fe y son el semillero de vocaciones para la Iglesia.
En este contexto, hay muchos movimientos apostólicos, por ejemplo la Infancia Misionera o TYCS (Estudiantes Católicos Tanzanos). Además, muchos jóvenes que están en la universidad forman coros. El coro en Tanzania es como un movimiento apostólico, tienen su inscripción, sus normas. Su forma de evangelizar es a través del canto. No es solo como en Europa el “coro de la parroquia”, es un apostolado concreto.
Monseñor Simon antes de la Confirmación de los niños (de blanco y rojo) de la parroquia de Murutunguru.
Frente a esta bendición que es el aumento del número de cristianos, y la esperanza de ver que la Iglesia crece, tenemos la dificultad de que nos faltan pastores, tanto en una cuestión de número como de formación. No solo en Tanzania, sino en África en general.
Por otra parte, se constata también que en África hay una especie de sincretismo. No hay fronteras de decir: yo soy católico y lo propio de la vida cristiana es esto. Por ello, se dan muchas situaciones en que hay personas que vienen a la Iglesia católica pidiendo ayuda u oración porque están enfermos, pero, si el problema sigue estando presente y no ven satisfecha esa necesidad, no tienen ningún problema en ir a otras confesiones o a otras partes.
Pueden estar una mañana en una iglesia católica pidiendo la unción de enfermos, pero luego ir a una oración de sanación de los pentecostales, y, si eso tampoco les funciona, van al chamán o al curandero. Por tanto, es verdad que hay una necesidad del Señor, pero también una necesidad cotidiana de superar estas dificultades. Así que el reto también es esta tarea evangelizadora, lidiar con este sincretismo, que en parte viene por una fe poco firme todavía, que está gestándose, y, por otra parte, por una tradición de milenios que está muy anclada.
Este grupo de cristianos que “deambula” con sus problemas de un sitio a otro está creciendo y tiene cierta envergadura. Es un reto para la Iglesia en África atenderles, pero también ayudarles a afianzarse en la fe católica y en esas fronteras de la fe.
Otra dificultad que se encuentra no solo la Iglesia, sino la población africana, es la proliferación de unos grupos que se denominan cristianos, pero que en el fondo son predicadores de la falsedad, que buscan un beneficio personal. Por ejemplo, con fórmulas del tipo: “Si pisas este aceite sagrado, vas a ser rico”.
Se aprovechan de esa necesidad humana que tiene la gente. Recientemente hemos tenido un caso en Kenia: en Pascua, el pastor predicó que el encuentro con Cristo es a través de la muerte, y ha influido en la gente hasta el punto de que han estado ayunando hasta morir, y ha tenido que intervenir la policía. Otro caso ha sido el que llamamos el Jesús de Tongaren, un hombre que se ha autoproclamado Jesús diciendo que ha venido a la tierra en la Segunda Venida, y tiene un grupo de seguidores.
O hace unos años otro predicador que decía que era el fin del mundo e hizo que la gente se embadurnase de aceite y prendió fuego a la iglesia con la gente dentro, y hubo muertes. Suelen ser grupos pentecostales, aunque no solo, hay otras ramas. Así que otro reto de la Iglesia en África es el aumento de estos grupos, que dicen que les ha hablado el Espíritu Santo y les ha pedido que funden algo nuevo. A través de las predicaciones además consiguen una recaudación de fondos. Hay un grupo en concreto en el que cada tipo de bendición conlleva una cantidad de dinero diferente: si solo son unas palabras, es cierta cantidad; si tengo que imponerte las manos, otra cantidad.
La Iglesia católica ante esto debe velar por predicar el Evangelio auténtico, pero también ayudar y atender a esta gente que es engañada, abusada y estafada usando el nombre de Cristo.
También hay que pedir más vocaciones, promover la pastoral vocacional, pero, al mismo tiempo, fortalecer la formación de los sacerdotes, que son hijos de su tiempo y pueden venir con tradiciones o costumbres que no son propias del cristianismo.
Pero lo bueno es que el número de cristianos aumenta, en Tanzania en concreto hay mayor número de cristianos que de musulmanes. Lo positivo es que no hay un fundamentalismo, hay una libertad de relación entre las confesiones, pero hay que poner también el límite de, sin ser fundamentalista, ser capaces de reconocer qué es lo que cabe en la fe católica y qué no.
¿Cuáles considera que son las principales diferencias entre la Iglesia en Europa y en África?
La primera diferencia es que la Iglesia en África crece rápidamente en el número de cristianos, mientras que en Europa se ha ralentizado el crecimiento.
En España, en las parroquias en las que he podido estar, he visto que hay jóvenes, mientras que, en lo que conozco de Italia, eso es muy difícil de encontrar. Aunque es un mal, creo que en general, en Europa, me ha alegrado ver que en España todavía hay una semilla viva del Evangelio.
Además, en África, no hay vergüenza de decir “soy cristiano” o “estoy buscando a Dios”. Los jóvenes en la universidad no tienen vergüenza de decir que son cristianos, que están yendo a la iglesia, al ensayo de coro… Los profesionales católicos tampoco, puedes ser médico y que se sepa que eres cristiano y no hay ningún problema. En Europa sí que veo esa vergüenza a la hora de decir que se es cristiano, o de anunciar el Evangelio. Y parece haber una creencia de que no se puede ser buen profesional y católico, que son cosas incompatibles.
Otra diferencia con respecto a las que ya he dicho es que en la Iglesia en África en la celebración litúrgica entra muchísimo en juego la expresión de la fe a través del cuerpo. Por ejemplo, en cada canto siempre hay una coreografía, no es solo música. O están también los niños de la Infancia Misionera, que son los encargados de bailar en la Eucaristía. En la liturgia europea, todo es más estático. Es la muerte de la emoción, frente a la viveza de la expresión en la Iglesia en África: baile, palmas, el vigelegele o grito de júbilo, y también en la procesión de entrada el coro tiene un paso de entrada.
Es un baile litúrgico, claro, pero no se entra simplemente andando. En Europa, para ver emociones tiene que haber un accidente en la carretera. Pero si no, no se expresan. El otro día, hablando con el rector de Jaén, comentábamos que en ningún sitio de la Biblia está escrito que la misa tenga que ser de cuerpo rígido. Lo importante es respetar el rito litúrgico, pero eso no impide que haya una expresión emocional o corporal.
A lo mejor en Europa donde más se está viendo la exaltación del cuerpo es a través de tatuajes, piercings… Pero no en la celebración litúrgica. Recuperar la corporalidad en la celebración es una forma también de purificar la concepción de la corporalidad entre los jóvenes, en vez de los piercings y los tatuajes.
La Iglesia en África aporta esa holgura dentro del rito, comprender que mi fe se manifiesta también a través del cuerpo. El hombre es cuerpo y alma.
Otra diferencia es el sentido del ofertorio en la misa. Por una parte, está la ofrenda económica. No conozco tanto la situación en España, pero la experiencia que tengo en Italia, donde he vivido diez años, es que lo normal es echar 50 céntimos. Se pierde el sentido de la ofrenda como expresión de que unes tu vida a la entrega del Señor, y esto tiene un sentido material. Eso en África está muy vivo. Si una comunidad ve que necesita una iglesia, no espera a que el obispo mande construirla. Se ponen a ello, hacen colectas, y la construyen.
Quizá esto es debido a que en Europa la gente está acostumbrada a que los sacerdotes reciben sueldo, pero se pierde esa vinculación de que es el pueblo el que sostiene a los sacerdotes. Por otra parte, está la ofrenda material. En África, junto al dinero, también se ofrecen cosas: gallinas, huevos, cerillas, sal, harina, fruta… Estas cosas realmente son una ofrenda, la persona está renunciando a ello y lo entrega a la iglesia, y luego el sacerdote lo administra: algunas cosas las destinará para su sustento, porque no tiene otra forma de mantenerse, y otras para repartir a los pobres.
Sin embargo, lo que he observado en Europa es que cuando se ofrece algo que no es dinero, en las misas de jóvenes o niños, es una ofrenda simbólica, como por ejemplo: “Te ofrezco estos zapatos en representación de nuestro caminar cristiano”. Pero después de la misa se llevan los zapatos, no hay una ofrenda para que por lo menos esos zapatos sirvan a un pobre, no es una entrega real.
¿Toda la Iglesia en África se sostiene por las ofrendas, nadie recibe sueldo?
No, nadie recibe sueldo. En África no existe eso. A no ser que sea un sacerdote que trabaja en un colegio, entonces recibe su sueldo de profesor. Pero un sacerdote de parroquia, o un obispo, no reciben sueldo, se vive de las ofrendas de las misas y de lo que da la gente, ya sea económica o materialmente. También está el pago del diezmo al final de mes, que es otra forma de ofrenda. Según el tipo de trabajo que se haga, se tiene una cantidad asignada, que no es realmente el 10 %, es simbólica. Los funcionarios tienen una cantidad asignada, que es diferente a la de los agricultores o estudiantes.
Lo que hace el sacerdote es que lo que recibe por medio del diezmo y la ofrenda lo administra: para su propio sustento (desde comida hasta la gasolina del coche para ir a celebrar misa a los pueblos o atender a los enfermos), para el desarrollo y las reparaciones de la Iglesia y para las necesidades de los pobres. El problema está en que las parroquias de la ciudad son más pudientes, se vive más holgadamente, y las parroquias de los poblados pasan más necesidad.
Usted ha enviado a varios seminaristas a estudiar a la Universidad de Navarra, en Pamplona. ¿Cómo piensa que puede enriquecerles esta experiencia?
El hecho de empezar a enviar sacerdotes y seminaristas a estudiar a Navarra surgió cuando estaba estudiando en Roma. Allí conocí a un sacerdote que me dijo que había estudiado en Navarra. Me dio el contacto para hablar con el obispo y conseguimos plaza para el primer sacerdote tanzano que fue a Bidasoa, de mi diócesis de Bunda. Estando él en Navarra, descubrió que también podían ir seminaristas, así que lo pedimos para el año siguiente y comenzamos a mandarlos también.
El obispo con los seminaristas tanzanos que estudian en Bidasoa, Navarra.
Hay muchos beneficios en que seminaristas y sacerdotes vayan a estudiar fuera. En primer lugar, de esa manera constatan que la Iglesia es una, católica, apostólica y romana. Ven la universalidad y la unidad de la Iglesia. Todos los institutos o universidades son un bien de la Iglesia, con lo cual son para todos. Ir a estudiar a cualquier universidad es una forma de experimentar en carne propia que la Iglesia es una, y que en todas partes hay universidades católicas y la teología es la misma.
No todos los seminarios tienen un sistema que permita acoger a estudiantes extranjeros. Bidasoa es uno de los pocos internacionales, está expresamente pensado para la formación de seminaristas que vienen de distintas partes del mundo, no es un seminario diocesano.
Por otra parte, la enseñanza también conlleva una tradición. No se puede comparar la tradición de vida cristiana y de universidades cristianas que tiene la Iglesia en Europa con las que tiene en Tanzania, que acaba de celebrar los 150 años de la llegada de los primeros misioneros.
La Iglesia en Europa tiene un tesoro de enseñanza, bibliotecas, libros, de profesores bien formados, que además son investigadores y escriben, que en África no hay. Es inútil querer decir que estamos en las mismas condiciones.
La idea es que reciban esa formación para poder traerla a la iglesia africana y enriquecerla.
He tenido la oportunidad en esta visita a España de ver muchas bibliotecas, y es la primera vez que he visto un libro de pergamino. O yo, por ejemplo, soy doctor en Liturgia por el Ateneo Pontificio de San Anselmo, y he visto por primera vez un sacramentario, los primeros libros litúrgicos. Había estudiado o memorizado cosas que nunca había podido ver físicamente. La Iglesia en África no tiene esa riqueza, o una biblioteca en la que ver estas cosas.
Por otra parte, en África somos de rito latino. Está el copto, en Egipto, pero básicamente somos de rito latino. Sin embargo en Europa está el romano, el mozárabe, el ambrosiano… En este viaje a España, he tenido la oportunidad de asistir por primera vez a una misa de rito mozárabe.
Además, en cada iglesia local hay una forma de piedad popular. Poder salir de casa y ver otras formas culturales de vivir y expresar la fe es una gran riqueza, porque hay muchas cosas que aprender. También ayuda conocer lo negativo, para prevenir y evitar que ocurra en la diócesis de origen.
La tradición es profundización, es desarrollo. En África todavía no tenemos. Estudias lo que es una basílica, pero en África no hay, ni existen ese tipo de edificios grandes. Creo que hay dos en toda África que se podrían considerar basílica. En Europa hay tanta historia, y tantos estilos arquitectónicos, con iglesias románicas, góticas, barrocas, renacentistas, neoclásicas… Eso es una riqueza.
O los canónigos de una catedral, en África es una figura que no existe, y en cambio aquí he podido ver que es muy común. Estudiar en otra diócesis te abre el horizonte y las perspectivas.
Había una tradición africana cristiana, pero sobre todo en la parte norte, y con la llegada del islam se perdió. Así que dentro de África hubo una barrera de comunicación de lo que podría haber sido la tradición africana de la fe cristiana.
Quiero con esto hacer una llamada también a la iglesia occidental a que abra un poquito más las puertas. En África nos faltan estas raíces de historia, educación, tradición litúrgica… Si esto no se conoce y no se profundiza en ello se corre el riesgo también de que a la fe africana le falte arraigo. Nos ayudaría mucho que Occidente abriese más las puertas a la iglesia africana y fuese más fácil recibir esta formación. Es necesario fomentar esa firmeza en la fe.
A la inversa, también es un beneficio para la iglesia europea. La iglesia africana es joven, todavía no tiene miedo de decir “soy católico”. Que jóvenes africanos lleguen a la iglesia europea es un testimonio. Es una fe sin miedo. Y también es un beneficio para la iglesia local ver otra forma de vivir la fe. El intercambio es beneficioso para todos. Nos necesitamos unos a otros para realmente ser universales.
¿Cómo fue su proceso de vocación? ¿Qué le animó a ordenarse?
Yo vengo de una familia cristiana y mi vocación surgió cuando era pequeño. Hay dos momentos clave que puedo recordar. Cuando tenía 5 o 6 años, vino por primera vez el obispo a mi isla (soy de Ukara, una isla del archipiélago de Ukerewe, en el lago Victoria). Habían terminado de construir el primer kigango de Bukiko, mi pueblo natal, y vino el obispo a inaugurarlo. Recuerdo cómo recibimos al obispo, los cantos… El obispo habló de la importancia de que los padres apostasen por la educación de sus hijos. De entre todos los niños, se acercó a mí, me colocó la mano en la cabeza y dijo: “Un niño como este, si estudia, un día puede llegar a ser sacerdote”.
El segundo momento fue poco después. En la isla no había sacerdotes, venían solo a celebrar la Pascua y la Navidad. No había misa ni los domingos, porque no teníamos ferry como ahora, había que ir en barca de pescadores. La fe en mi comunidad la han conservado y extendido los catequistas, y yo me he formado a través de ellos también.
Mi madre ese año me llevó a mí a misa de Navidad y dejó a mi hermano mayor encargado de la casa. Está muy lejos la parroquia e íbamos andando, por eso no podíamos ir todos. Recuerdo entrar en la iglesia y ver por primera vez un sacerdote. Dije: “Yo quiero ser como él”. Luego, estudié en el seminario menor, después en el mayor y me ordené sacerdote en 2006. Fui consagrado obispo en 2021.
¿Cuáles son los principales retos pastorales de su diócesis?
La diócesis de Bunda es muy joven, tiene doce años, fue erigida en el último año del Papa Benedicto XVI. Así que todavía está creciendo.
Una de las primeras dificultades en la diócesis son algunas tradiciones y costumbres que están profundamente arraigadas, como la veneración o el temor a ciertos animales considerados como tótem. Por ejemplo, en las islas, la serpiente pitón. Hasta el extremo de que si pusiésemos una pitón, aunque estuviese muerta, en la puerta de la iglesia, nadie iría, porque piensan que les puede maldecir, a pesar de ser cristianos.
La creencia de que la pitón tiene poder para maldecirles es mucho mayor que su fe cristiana.
Si hubiese una pitón en la puerta de mi parroquia, igual yo tampoco entraría.
(risas)
Pero tú la temerías en cuanto a serpiente, no como animal sagrado que tiene poder para maldecirte viva o muerta.
Luego hay costumbres tan arraigadas que es muy difícil extirpar. Por ejemplo, los ritos de purificación: si te quedas viudo o viuda, aunque es más común en las mujeres, tienes que purificarte, y el medio es acostarse con otro hombre. O la poligamia. En ciertas tribus, ser monógamo está mal visto, hay que ser polígamo, y eso afecta a la vida cristiana, al matrimonio y a las familias. En concreto, es muy difícil que los hombres de la tribu kurya vengan a misa por este motivo.
O también hay veces que se da el caso de que, por ejemplo, la quinta esposa se quiere hacer cristiana. Pide bautizarse, pero sigue viviendo como quinta mujer. Para la administración de los sacramentos, esto es un problema pastoral también.
Hay otros problemas administrativos: no tenemos una curia, un edificio para gestionar las cosas. Hemos hecho en la sala de estar de mi residencia una división con tres pequeñas oficinas, pero nos falta esa estructura todavía, aunque estamos intentando conseguirla.
Además, la diócesis de Bunda es una diócesis pobre. Para tener sacerdotes formados que formen a su vez a la población hace falta dinero. Por eso recibir una beca para nosotros es una gran ayuda.
Por otra parte, tenemos muy pocos sacerdotes. Por eso, los catequistas en nuestra diócesis son muy importantes, pero tienen que estar bien formados. Las dos grandes obras que tenemos ahora entre manos son la construcción de la curia y una pequeña escuela de catequistas, con aulas, oficina, que sirva también de lugar de retiro al que puedan ir un fin de semana o un mes y hacer un curso intensivo en temas pastorales o en liturgia. Dado que los catequistas son una pieza clave en la evangelización de nuestra diócesis, es necesario que tengan una formación acorde con la labor que realizan.
Vamos dando pasitos para crecer, pero aún estamos en una fase muy inicial. Pero estamos muy animados y caminando hacia delante.
Steven Schloeder: «Con la arquitectura buscamos expresar una verdad más profunda»
El arquitecto y teólogo Steven Schloeder repasa en esta entrevista con Omnes los aspectos fundamentales de la arquitectura sacra y su evolución histórica.
Loreto Rios·19 de agosto de 2023·Tiempo de lectura: 11minutos
Arquitecto y teólogo, Steven Schloeder busca responder a los retos contemporáneos a la hora de construir iglesias católicas basándose en la simbología que las ha acompañado a lo largo de la historia. En su libro Architecture in Communion (Ignatius Press), aún no traducido al español, habla de tres símbolos principales en el lenguaje de la arquitectura: el cuerpo, el templo y la ciudad.
¿Cómo simboliza y representa la arquitectura la importancia de lo que se celebra?
-Principalmente, construimos iglesias para la celebración de la liturgia, que es necesariamente un evento comunitario de creyentes en Cristo reunidos. La liturgia manifiesta el Cuerpo de Cristo. La Iglesia es el Cuerpo de Cristo, y la continuación del Cuerpo de Cristo en la Tierra. Es una realidad física y espiritual, eterna y temporal, celestial y terrenal.
Dios se revela a través de símbolos, y Cristo nos ha revelado el significado de símbolos específicos: el símbolo del cuerpo, la sangre, de su crucifixión. Son símbolos sacramentales, eficaces, la verdadera realidad en la que participamos. La liturgia es tanto material como espiritual, comunitaria y jerárquica.
Cuando nos acercamos a una iglesia desde fuera, en la calle, ayuda si tiene aspecto de iglesia. No todas las iglesias contemporáneas parecen iglesias, y ese es un problema que hay que abordar. Cuando nos acercamos a una iglesia, nos acercamos a la Jerusalén celeste, la Ciudad de Dios, el Cuerpo de Cristo, el Templo del Espíritu santo, y creo que la parroquia local o la catedral deberían pensarse como la presencia de la Jerusalén celeste en nuestra ciudad. Es una interrupción en el entramado de la ciudad, el lugar donde algo sagrado está ocurriendo. En el Apocalipsis aparece esta imagen de la Jerusalén celeste descendiendo, Dios viviendo entre los hombres, y eso es lo que deberíamos ver realmente cuando vemos una iglesia y lo que los arquitectos deberíamos expresar de alguna manera.
Una vez estamos dentro de la Iglesia y nos acercamos al altar, el lenguaje del altar nos ayuda a entender que estamos entrando en un evento y un lugar sagrados. Es muy significativo el crucifijo como el icono central de la liturgia, como dijo el cardenal Ratzinger.
Esto no es solo una comida, no es solo una mesa, no es solo una reunión de gente, sino de la gente en la Tierra y la de la Jerusalén celeste, la Iglesia triunfante. Creo que la formalidad del lenguaje de la arquitectura y cosas como la simetría, altura o materiales de calidad son fundamentales, porque estamos intentando expresar algo que es tremendamente importante. Expresamos la importancia y la dignidad a través del valor y el modo en que tratamos a las cosas en nuestra cultura material.
Un altar, por ejemplo, no es solo una tabla de madera, como una mesa para comer. Usar vestiduras buenas, objetos litúrgicos valiosos, como el cáliz o el ciborio, buen lino y piedra de buena calidad nos ayuda a entender la importancia de lo que se está diciendo. Luego, por supuesto, están los textos litúrgicos mismos, las plegarias del sacerdote y las respuestas. Eso es lo que transmite la intención de la iglesia: ofrecer este sacrificio perfecto en la misa.
Ese es el motivo de que haya una disciplina litúrgica: ayunar antes de recibir la Comunión, estar en estado de gracia antes de recibir la Comunión, vestirse adecuadamente, tener un sentido de verdadera dignidad en lo que respecta al escenario material de la iglesia. Creo que esa es una de las cosas importantes de las generaciones previas de la arquitectura, que la iglesia era muy deliberada e intencionada en su cultura material y arquitectónica.
Mostraba que era algo de gran importancia y que merecía toda nuestra atención.
¿Cómo han evolucionado las iglesias a lo largo del tiempo? ¿Cuáles han sido los puntos de inflexión más importantes?
-Sabemos que al principio las comunidades se reunían en casas. Muy pronto, a mitad del s. II, comienza a haber vestigios de iglesias consagradas. No tenemos pruebas arqueológicas de esto, porque se han perdido. Las primeras iglesias que se conservan son de aproximadamente un siglo más tarde, pero tenemos evidencias a través de documentos escritos de que había iglesias unos cien años antes, edificios visibles que podían identificarse como lugares de culto. Los cristianos se habían establecido en comunidades que podían tener un terreno en propiedad y construir. Esto ocurre muy pronto en la historia de la cristiandad. Antes de Constantino, durante las persecuciones, a finales del s. III-principios del IV, Lactancio, por ejemplo, el historiador, habla sobre grandes edificios que eran destruidos como parte de la persecución. Así que la Iglesia estaba teniendo una identidad sólida a la hora de dejar su impronta en la ciudad o el poblado.
Eusebio tiene un pasaje fantástico en su Historia sobre la dedicación de la catedral de Tiro que habla sobre el simbolismo, la belleza y la importancia del edificio. Creo que Eusebio no se está inventando este lenguaje de arquitectura eclesial, sino que ya había un conocimiento bien asentado sobre lo que debía ser una iglesia, porque escribe a principios del s. IV y tiene una teología completamente formada sobre arquitectura que no creo que se le ocurriese de repente, sino que está expresando lo que la Iglesia ya había cultivado. Así que ya había edificios monumentales que eran importantes e identificables.
Quizá bajo Constantino, que es el jefe de Eusebio, la Iglesia adoptó probablemente una formalidad imitando la corte real por considerarla adecuada para el Rey de Reyes, el Señor de Señores. En ese momento se adopta la planta basilical, la forma tradicional de la iglesia, que aparece en el s. III y probablemente algo antes. A partir de aquí hay una serie de innovaciones estilísticas: la arquitectura bizantina, el Románico, el Gótico…
La cuestión es que cada uno de esos estilos siguen un patrón. Encontramos una comunalidad en el lenguaje formal de la arquitectura. En primer lugar hay un lenguaje relacionado con el cuerpo: simétrico y jerárquico (tenemos cabeza, pecho, piernas…). Y esto es algo precioso que creo que tenemos que recuperar tanto en la arquitectura como en el arte: reencontrarnos con nuestro cuerpo en un sentido sacramental.
En una iglesia en forma de cruz, la cabeza es el ábside, donde está la sede del obispo, porque representa a Cristo gobernando la Iglesia, el crucero es el pecho, donde está el altar, el corazón; de ahí salen los brazos, y los pies son la entrada, porque entras caminando en la Iglesia. Hay una forma simbólica de pensar relacionada con el cuerpo.
También creo que esto hace referencia a la Encarnación y la defiende como el “logos”, que es comunicativo, formativo y crea realidad. La Encarnación de Cristo en un cuerpo humano es siempre nuestro modelo para comprender quiénes somos como personas y como Iglesia. Inmediatamente recordamos a san Pablo (1 Co 12, 12).
También hay un lenguaje relacionado con el templo, con la Tienda del Encuentro y el templo de Salomón. Cristo mismo habla de su cuerpo como “el templo”. Él mismo establece estas relaciones. San Pablo desarrolla esto, y también habla de ello Eusebio. Siempre pensamos en la forma simbólicamente. Con la arquitectura, buscamos expresar una verdad más profunda.
En Apocalipsis, 21-22, vemos que el tabernáculo luego se transforma en la Ciudad. Si miramos una iglesia gótica, es brillante el modo en que se representa: cada parte de la construcción, el ciborio o el baldaquino sobre el altar, es un pequeño edificio. Los contrafuertes fuera del edificio son pequeños santuarios y todos los santuarios son pequeñas casas que constituyen una ciudad. Los pasillos y corredores son como calzadas. Hay analogías directas que nos ayudan a entender esta interconexión entre el cuerpo, el templo y la ciudad.
A lo largo de los siglos, independientemente del estilo de la iglesia, este es el lenguaje principal, que de alguna manera hace referencia al hecho de que somos cuerpo y vivimos en edificios, casas, que es la casa familiar, la iglesia doméstica. Esto es fundamental para la importancia de la familia como núcleo central de la sociedad. Y también subyace el concepto de que somos seres sociales y tenemos que vivir en comunidad para crecer. La iglesia como edificio y la teología de la arquitectura deberían de alguna manera representar todo esto. Son conceptos fieles al modo en que Dios se nos ha revelado: el Cuerpo de Cristo y la Iglesia como templo, como la ciudad celestial.
Luego llegamos al s. XX, que es una ruptura radical. Especialmente, surge en Alemania, a través del trabajo de Rudolf Schwarz, por ejemplo, y la Bauhaus. Muchas otras personas que no eran parte de la Bauhaus estaban haciendo cosas similares, pero hablamos de arquitectura modernista en general.
Las iglesias dejan de ser jerárquicas, y comienzan a tener formas circulares. Los luteranos alemanes y los católicos comienzan a jugar con otras formas más centralizadas. Y en ese punto creo que hemos perdido la unidad de la iglesia como presentación simbólica de la realidad celestial. No es que esté completamente divorciado de lo anterior, pero la forma centralizada, que generalmente tiene algún tipo de bajada en picado, como si fuese la forma de una tienda, es una ruptura decisiva en la continuidad que había los 1900 años anteriores. Se convierte en la forma principal de la arquitectura sagrada en Europa y América, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial y el auge del modernismo. Muchas de las ciudades de Europa que habían sido bombardeadas se reconstruyeron con formas modernistas.
¿Cuál ha sido la evolución del baptisterio y su simbolismo?
-Lo principal del bautismo es que es uno de los sacramentos de iniciación, que nos introduce en el Cuerpo de Cristo. En el rito anterior, antes de las revisiones de los sesenta, había un lenguaje muy interesante relacionado con pasar de la región de las tinieblas al reino de la vida. Había una serie de oraciones mientras la persona entraba por primera vez en la iglesia, porque estabas siendo introducido en el Reino. El baptisterio en aquel entonces estaba cercado, con una verja alrededor o algún tipo de artilugio de protección, porque había un sentido de ser devuelto a la inocencia y justicia primigenias, y las puertas del Paraíso se abrían para nosotros. El bautismo es una entrada en la Iglesia, en el Reino de Dios, saliendo de la oscuridad y el caos, y la luz se convierte en un elemento muy importante.
Ahora habitualmente el baptisterio se coloca en la entrada de la iglesia, que no es que esté mal, es de hecho una entrada en la Iglesia, pero a menudo se coloca alineado con el altar, al menos en Estados Unidos. Porque en Estados Unidos en los cincuenta un liturgista alemán publicó un libro en el que decía que lo más importante era el altar y, después, el baptisterio, y todos se reúnen alrededor de ambos. Así que se alinean y todo el mundo tiene que esquivar el baptisterio, no se puede hacer una procesión recta. Esto se convirtió en un motivo estilístico.
El símbolo que se ha perdido es que el baptisterio es también un lugar de muerte, en el que morimos a nuestros pecados y nos convertimos en un hombre nuevo. El baptisterio es el vientre en el que nacen los cristianos, pero también la tumba donde morimos y nacemos en Cristo. Es posible que los antiguos modelos ya no estén vigentes: si vemos algunos de los baptisterios famosos, como el de Pisa, Florencia o Rávena, suelen ser de forma octogonal, basados en el mausoleo romano. Pero tenemos que recuperar una forma de expresar los diferentes significados del baptisterio: agua, vida, muerte, ser incorporado en el Cuerpo de Cristo. Los arquitectos jugamos con un lenguaje rico en simbolismo con el que intentamos transmitir y respaldar lo que la Iglesia intenta enseñarnos, y el baptisterio es un microcosmos en este sentido.
En arquitectura, creo que en los últimos veinte años hemos estado trabajando para recuperar la dimensión sacramental del edificio.
¿Y el confesionario?
-Lo que sabemos de la confesión es que antiguamente, cuando los asesinos iban camino de su ejecución, gritaban: “He pecado, rezad por mí”. Tenemos algunos documentos de eso. Luego, en la iglesia primitiva podías confesarte una vez en la vida, así que generalmente se hacía hacia el final de la vida. Tenías que ponerte en los escalones de la iglesia y confesabas tus pecados al obispo. Y todo el mundo lo sabía. Así que creo que ha sido razonable el desarrollo de la confesión privada desde una perspectiva más pastoral, que fue especialmente desarrollada a través de los monjes de Irlanda.
Hoy en día, he visto confesionarios que tienen unas casetas de cristal, como un espacio de oficina, con una mesa para el penitente y el confesor. Es muy transaccional. Creo que tenemos que recuperar el sentido de la confesión como un sacramento que merece su propio espacio, como el confesionario barroco, donde tienes al sacerdote en el centro y espacio para los penitentes a cada lado. Se convierte en un objeto en el espacio, en el lugar del sacramento.
Durante los últimos veinte años ha habido una revisión sobre la importancia de la confesión privada, discreta y anónima, tanto para el sacerdote como para el penitente. Es un encuentro con Cristo, mediante el ministro y las palabras del sacerdote de Cristo. Estamos en un tiempo interesante en el desarrollo de la arquitectura sagrada, en el que tenemos al sacerdote cara a cara y nos familiarizamos con él, y lo mismo ocurre en la confesión.
Como teólogo y arquitecto, lo que busco es dar cuerpo al lenguaje de la disposición y forma arquitectónicas, para que secunde lo que la Iglesia hace sacramentalmente.
¿Qué características tienen que tener los elementos del santuario y qué hay que tener en cuenta a la hora de construirlos?
-El altar es lo central y prevalente, y el ambón es el lugar de la proclamación. En la época de san Juan Pablo II se desarrolló el concepto de “las dos mesas”: la mesa del sacrificio y la mesa de la Palabra. Creo que es importante establecer una relación entre la Palabra proclamada y la Palabra como pan (Mt 4, 4). Son dos elementos que deberían estar relacionados arquitectónicamente.
Luego, tenemos también el lugar de la reserva eucarística, el tabernáculo. No sé cuál es la situación en España, pero hace unos años hubo un gran movimiento en Estados Unidos que buscaba separar el tabernáculo en una capilla aparte. Era, de alguna manera, impuesto por los liturgistas. Actualmente, la tendencia es a restablecer el tabernáculo en el templo, y creo que con razón. Porque uno de los argumentos era que, puesto que el sacerdote ahora está de cara a la asamblea, está dando la espalda al sagrario.
Pero el lenguaje del sagrario ya resuelve eso. Es la Tienda del Encuentro. Lo apropiado es que sea opaco y sólido, y cubierto, así que es su propia habitación, su propio espacio sagrado, cuando está construido adecuadamente. Es el mismo lenguaje de “ocultar” o “velar” que hay en la Tienda del Encuentro o en el templo de Salomón. Cuando las puertas están cerradas, la vida puede continuar. Cuando están abiertas, vemos al Señor en su gloria, en la shejiná. Esto nos permite vivir nuestras vidas en presencia de Dios. Porque, si vemos a Dios cara a cara, ¿qué podemos hacer más que caer de rodillas en adoración?
Creo que el punto en el que estamos ahora, devolviendo el tabernáculo a su lugar original, funciona, porque, cuando entramos en una iglesia, nos arrodillamos ante el Señor que está en el sagrario, no necesitamos buscar alrededor para encontrarlo.
En cuando a la sede, en los documentos de la Iglesia se señala que recalca la presencia del ministro como Cristo presidiendo entre su pueblo. El sacerdote está representando al obispo. Es un lugar de dignidad, un lugar de presidere, “sentarse al frente”, pero es un problema arquitectónico. La Iglesia no nos dice mucho sobre ella. En algunos de los documentos más antiguos, se habla de que la sede se colocaba en el vértice, el punto más alto del santuario, pero no debería parecer un trono. Pero si observas cualquier trono real, siempre está en el lugar más alto, en el centro. Así que hay mensajes contradictorios en el lenguaje de la sede. Es un lugar de servicio, un lugar para presidir, pero no debe ser un trono ni una cátedra.
Después, está el propio crucifijo. En palabras del cardenal Ratzinger, es el icono central de la liturgia, porque todo tiene que ver con la madera de la Cruz y la crucifixión de Cristo y su muerte en la Cruz. ¿Así que cuál es el mejor sitio para situarlo? ¿Qué representa? No rezamos a la Cruz, ni estamos rezando a Cristo, estamos participando con Cristo en su ofrenda al Padre, y esa es la teología del crucifijo, ese es el mensaje central de la misa en su sentido sacramental, sacerdotal y sacrificial.
Cristo el Sumo Sacerdote ofreciéndose a sí mismo en la Cruz. En La fiesta de la fe, Ratzinger decía que el crucifijo se convierte en un iconostasio abierto al que mira tanto el sacerdote como la asamblea. Está en medio, sobre el altar, y creo que es un lugar precioso y razonable, se convierte en un punto de referencia compartido por toda la iglesia en oración, el sacerdote ministerial y el sacerdocio real, del bautismo, ofreciendo nuestras vidas unidos con el ministro en un único sacerdote.
Esa es la dinámica de la liturgia, que el crucifijo debería secundar. Tiene la importancia de desarrollar la teología de los laicos como miembros del sacerdocio bautismal. Y ese fue un mensaje muy claro en los documentos del Concilio Vaticano II, que realmente hay un sacrificio que nosotros como laicos estamos llamados a ofrecer, y es el sacrificio de la carta de san Pablo a los romanos: presentaos como “sacrificio vivo, santo, agradable a Dios” (Rm 12, 1). Así que creo que estamos llamados a tomar toda nuestra vida y llevarla al altar. Mientras presentamos las ofrendas del pan y el vino, estamos presentando nuestro corazón para que Cristo lo sane y estamos ofreciendo también nuestras propias vidas.
Rímini reunirá a científicos, intelectuales y artistas en un evento cultural
Del 20 al 25 de agosto de 2023 tendrá lugar en Rímini la 44ª edición del Meeting por la Amistad entre los Pueblos. Este año, el evento girará en torno al tema “La existencia humana es una amistad inagotable”.
Loreto Rios·18 de agosto de 2023·Tiempo de lectura: 3minutos
El Meeting por la Amistad entre los Pueblos arrancará el domingo 20 de agosto con una misa presidida por el cardenal Matteo Zuppi en la que concelebrará el obispo de Rímini, Nicolò Anselmi.
Historia del Meeting
Organizado por el movimiento católico de Comunión y Liberación, la primera edición del meeting se celebró en 1980. En 2008 el comité promotor, constituido en asociación desde el 8 de diciembre de 1980, se transformó en la Fundación Meeting para la Amistad entre los Pueblos, entidad encargada cada año de organizar el encuentro.
Esta fundación, según indica la web, “nace del deseo de algunos amigos de encontrar, conocer y llevar a Rímini todo lo bello y bueno que hay en la cultura” de nuestro tiempo. La Fundación Meeting “apuesta por el deseo y la pasión que cada hombre tiene en su corazón para crear un terreno común para el encuentro y el diálogo”. Los voluntarios son un pilar clave en la organización del evento, poniendo “en común” su inclinación “hacia la verdad, el bien y la belleza”.
Durante siete días de agosto, el Meeting reúne cada año a importantes personalidades de diferentes ámbitos académicos y artísticos y de diferentes religiones y culturas, y se define como “el festival cultural con más participación del mundo” y “un lugar de amistad donde se puede construir la paz, la convivencia y la amistad entre los pueblos”.
El programa es muy variado: incluye conferencias sobre diferentes temas (economía, arte, literatura, ciencia, política…), mesas redondas, exposiciones, conciertos o representaciones teatrales.
Edición 2023
El lema de la edición 2023, “La existencia humana es una amistad inagotable”, es “una invitación a descubrir el significado más profundo de la amistad, su fuerza generadora, sus orígenes y sus perspectivas para la existencia de todo hombre y para la construcción de una nueva sociedad. La amistad siempre ha sido el centro del deseo del corazón humano; es un don que nadie puede pretender”.
Este año, el programa tratará temas relacionados con la educación, la responsabilidad de la prensa, ciencia, física, política, la amistad en la Biblia, fusión nuclear, la vocación en el trabajo, la encíclica Fratelli Tutti, razón y fe, inteligencia artificial, sanidad, demografía, literatura y poesía, arquitectura, economía azul y circular, o naturaleza, entre otros.
Tolkien, Dostoyevski y moto GP
Algunos encuentros a destacar son el del viernes 25 con el presidente de Italia, Sergio Mattarella, o la entrevista con Marco Bezzecchi, piloto de moto GP. También tendrá lugar un concurso musical, el Meeting Music Contest y un taller de escritura creativa.
En relación a las artes escénicas, cabe destacar la puesta en escena de “El sueño de un hombre ridículo”, de Dostoyevski, protagonizado por el icono del teatro italiano Gabriele Lavia, y el concierto “El corazón en cada cosa”, dedicado al cirujano y educador Enzo Piccinini, en proceso de beatificación.
Tolkien también estará presente en el programa con la ponencia “La misión de Frodo: individuo y compañía en ‘El señor de los anillos’. 50 años después de la muerte de Tolkien”, a cargo de Giuseppe Pezzini, profesor del Corpus Christi College de Oxford, y Paolo Prosperi, sacerdote de la Fraternidad de San Carlos Borromeo.
El Meeting contará, además, con ponencias que recuerdan a personalidades como Aldo Moro, Lorenzo Milani, Dorothy Day, el beato venezolano José Gregorio Hernández, el beato Pino Puglisi o el japonés Takashi Pablo Nagai, médico superviviente de la bomba atómica en proceso de beatificación, del que recientemente Ediciones Encuentro ha publicado un libro, “Lo que no muere nunca”. Esta última ponencia, titulada “Amistades inagotables. ‘Lo que no muere nunca’. La figura de Takashi Nagai”, contará con la participación de Paola Marenco, vicepresidenta del Comité de Amigos de Takashi y Midori Nagai.
Mensaje del Papa
Con motivo del Meeting, el Papa ha enviado un mensaje al obispo de Rímini, monseñor Nicolò Anselmi, a través del cardenal secretario de Estado Pietro Parolin, en el que se resalta que el Meeting para la Amistad entre los Pueblos busca “ser lugar de amistad entre las personas y los pueblos, abriendo caminos de encuentro y de diálogo”.
Para finalizar, el comunicado subraya que “el Papa Francisco desea que el Meeting para la Amistad entre los Pueblos siga promoviendo la cultura del encuentro, abierta a todos, sin excluir a nadie, porque en todos hay un reflejo del Padre (…). Que cada uno de los participantes aprenda un poco a acercarse a los demás a la manera de Jesús (…)”.
Ana y Gerardo pasaron por una prueba difícil de infidelidad. Habían llevado el tema hasta el divorcio. El día en que daban la firma final, ella lo hizo pero él se detuvo. Algo muy dentro le decía que eso no solucionaría nada. Pensó en sus hijos, renunció a sus criterios y en el nombre de Dios decidió no firmar: “no quiero divorciarme”, dijo al abogado. Se levantó y salió de ahí decidido a luchar por la unidad de su familia.
Ana interiormente estaba feliz por aquel acto. Se dio cuenta de que no quería acabar con su matrimonio, solo quería acabar con sus problemas. A partir de entonces, ambos han reiniciado su relación. Se perdonaron mutuamente, renovaron su hogar comprendiendo que sólo Dios nos da la capacidad para amar de verdad, para perdonar lo que nos parece imperdonable, para morir a nosotros mismos por un bien mayor.
Hoy la familia de Gerardo y Ana sirve al Señor, ellos son testigos de los frutos del perdón y lo anuncian con entusiasmo.
La enseñanza de Cristo
Perdonar no es humano sino divino. No es posible para nosotros perdonar lo que consideramos imperdonable. Surge en las entrañas del corazón ese ¡no quiero!, no es justo, no lo merezco, ¿por qué a mí?
Sólo Jesucristo habla de un perdón necesario para la vida. Nadie más, ninguna forma de pensamiento plantea el perdón como lo hace Él. Nuestra búsqueda genuina de justicia afirma: “el que la hace la paga”.
Pero llega Dios a la tierra y sus palabras nos desconciertan:
«Sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo» (Efe 4, 32).
«Porque, si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial» (Mt 6, 14).
«De modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes» (Col 3, 13).
«No juzguen, y no se les juzgará. No condenen, y no se les condenará. Perdonen, y se les perdonará» (Lc. 6, 37).
«Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: —Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete veces? —No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta y siete veces —le contestó Jesús» (Mt 18, 21-22).
No queremos perdonar pero nos damos cuenta que es necesario. Piensas en tus hijos a quienes amas y no deseas que sufran. De pronto sabes que es renunciando a ti mismo que puedes salvarlos. Quizá empieces a entender que Dios hizo lo mismo por ti. “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, se queda solo; pero si muere, produce mucho fruto” (Jn 12, 24).
Actualmente se rompen hogares y corazones como consecuencia de las infidelidades. Si bien es necesario acabar con este flagelo y vivir el amor fiel, también es fundamental fortalecer el amor en familia a través del perdón cristiano, el verdadero, el que edifica, el que reconstruye desde la fe y acaba con el mal del único modo posible: ¡en abundancia de bien!
J. Marrodán: “Estamos llamados más que nunca a buscar puntos de encuentro”
Javier Marrodán, periodista y profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, fue ordenado sacerdote el 20 de mayo por el cardenal coreano Lazzaro You Heung-sik, prefecto del Dicasterio para el Clero, junto a otros 24 miembros del Opus Dei. Tras casi cien días de ordenación, habla desde Sevilla con Omnes de su tarea pastoral y temas actuales.
Francisco Otamendi·18 de agosto de 2023·Tiempo de lectura: 6minutos
No fue posible entrevistar al navarro Javier Marrodán cuando fue ordenado sacerdote en Roma por el cardenal de Corea Lazzaro You Heung-sik, prefecto del Clero. Ahora, con casi cien días de sacerdote, conversa con Omnes sobre algunas inquietudes.
Por ejemplo, su “admiración” por Albert Camus, objeto de su tesis doctoral. A Marrodán le conmueve que “alguien supuestamente alejado de Dios y de la Iglesia como Albert Camus proponga un modo de vivir tan próximo al Evangelio, y que lo haga de forma tan convencida y tan auténtica”.
En parte por esa razón piensa que “hoy estamos llamados más que nunca a buscar puntos de encuentro y a descubrir en los demás inquietudes y aspiraciones emparentadas con las nuestras”, y pone el ejemplo de Jesús con la samaritana del pozo de Sicar, como se aprecia en la entrevista.
Javier Marrodán comenta “la pasión de evangelizar a través de la alegría” que pide el Papa Francisco, y sobre “el amor a los enemigos”, señala que “no es habitual tener enemigos declarados o agresivos, pero casi todos guardamos en algún rincón del alma nuestras pequeñas listas negras. Salir de esa espiral es una auténtica revolución”.
Lleva usted tres meses de sacerdote. Estos primeros cien días, ¿están siendo como los había imaginado? ¿Cómo es su tarea pastoral? ¿Qué les subrayó el cardenal Lazzaro You Heung-sik en la ordenación?
–Me he estrenado como sacerdote en Sevilla. Vivo en el Colegio Mayor Almonte y por ahora estoy atendiendo algunas actividades relacionadas con la labor del Opus Dei: una convivencia, algún retiro, meditaciones a gente joven, un campamento de niñas en la Sierra de Cazorla… También echo una mano en la iglesia del Señor San José. El cardenal Lazzaro You Heung-sik nos recordó en la homilía de la ordenación que Cristo mismo hablaría a través de nosotros, que ofrecería por medio de nuestras manos la absolución de los pecados y reconciliaría a los fieles con el Padre.
Casi todos los días paso un rato en el confesionario y procuro acordarme siempre del padre de la parábola del hijo pródigo: tengo la ilusión de que Dios pueda servirse de mí para acoger a todos los que llegan, me gustaría no empañar ni estorbar de ningún modo su misericordia. El Papa Francisco nos escribió a los 25 sacerdotes que nos ordenamos en mayo que “el estilo de Dios es compasión, cercanía y ternura”. Y también el prelado del Opus Dei nos pidió que fuéramos acogedores, que sembráramos esperanza. Espero no alejarme nunca de esas coordenadas.
Ha trabajado en Diario de Navarra, también ha sido profesor. Suele decirse que «el periodismo es un sacerdocio». ¿Cómo lo ve usted? ¿Continuará contando cosas?
– Creo que se puede decir que el periodismo consiste esencialmente en proporcionar información para que la sociedad tenga más y mejores elementos de juicios, para que las personas puedan tomar más libremente sus decisiones. En ese sentido, cabe hablar de una cierta continuidad profesional: al fin y al cabo, el sacerdote también trata de transmitir eficazmente la buena noticia del Evangelio.
Hay sin embargo una diferencia relevante que ya he podido comprobar en estas primeras semanas de trabajo pastoral. Como periodista me he dedicado durante mucho tiempo a descubrir y documentar historias para después contarlas, había una finalidad muy clara que es casi como una premisa del trabajo informativo: se trata de contar historias para alguien.
Como sacerdote, las historias que voy conociendo y escuchando no me pertenecen, no me llegan para yo las escriba o las complete: son historias que muchas personas depositan en mis manos para que yo se las presente a Dios, para que se las cuente sólo a Él. En ese sentido, la diferencia es profunda.
Todos los días, cuando me acerco al altar para celebrar la santa misa, llevo conmigo las preocupaciones, los pecados, las ilusiones, los líos, las alegrías y las lágrimas de quienes se han dirigido a Dios a través de mí, a veces de forma inconsciente. Sigue habiendo historias y sigo siendo un mediador, pero ahora giro en otra órbita, en la órbita de Dios.
Su último libro ha sido «Tirar del hilo». ¿Qué ha querido decirnos?
–Pienso que la característica principal de ese libro es justamente la de que no he querido decir nada. Lo empecé a escribir durante el primer confinamiento, de forma un poco improvisada, sin ninguna aspiración editorial. Me dediqué sobre todo a reunir historias dispersas que ya había escrito, historias de personas y de acontecimientos que han sido importantes para mí por razones diversas y personalísimas. Luego vi que todo ese material se podía ordenar y cohesionar, que tenía un sentido. El subtítulo lo resume de algún modo: ‘Todas las historias que me han llevado a Roma’.
Supongo que en el fondo el libro es un himno de acción de gracias a Dios, que ha cruzado mis caminos con los de tantas personas buenas, interesantes e inolvidables. Y ofrece alguna pista sobre el cambio de tercio que he dado a estas alturas de la vida.
Usted es del Opus Dei desde hace 41 años. ¿Cómo percibió que Dios le llamaba al sacerdocio? ¿Puede ofrecer un consejo para vivir la pasión de evangelizar con alegría, como pide el Papa?
–Había considerado en muchas ocasiones la posibilidad del sacerdocio, pero hubo un día muy concreto de 2018 en que lo vi de un modo mucho más claro. Pienso que la palabra ‘llamada’ es la más oportuna: intuí que Jesucristo me animaba a invertir los años venideros tratando de hacer sus veces también de un modo ministerial, transmitiendo sus mensajes, ayudándole a administrar los sacramentos, implicándome de lleno en ese gran ‘hospital de campaña’ que es la Iglesia —la expresión es del papa Francisco—, intentando ser uno más entre los sacerdotes “santos, doctos, humildes, alegres y deportistas” que deseaba san Josemaría. Me gusta la expresión de ‘ayudar a Dios’ que utilizaba Etty Hillesum, a eso voy a tratar de dedicarme en adelante.
Sobre la pasión de la que habla el Papa, pienso que una clave es precisamente la de evangelizar a través de la alegría: los cristianos tenemos más y mejores razones que nadie para estar contentos a pesar de todo, para ofrecer la mejor versión de nosotros mismos, para encontrarnos cómodos en el mundo. Todo eso procede del encuentro personal de cada uno con Jesús: si nos dejamos interpelar y querer por él, dejamos de ser peregrinos para convertirnos en apóstoles. “La alegría es misionera”, repitió varias veces el Papa en la memorable vigilia de la JMJ en Lisboa.
A veces se observan posturas sociales y políticas que parecen irreconciliables. Desde su óptica de profesor de Comunicación, y ahora sacerdotal, ¿cómo conciliar posturas antagónicas con la defensa legítima, por ejemplo, de una visión cristiana de la sociedad, que subraye la dignidad de la persona humana?
– Durante estos años que he pasado en Roma he completado la licenciatura en Teología Moral y he hecho una tesis doctoral que se titula ‘La dimensión teológica y moral de la literatura. El caso de Albert Camus’. Me interesé por Albert Camus hace ya años, cuando leí el primer capítulo del primer volumen de Literatura del siglo XX y cristianismo, del gran Charles Moeller, un sacerdote belga que estableció un diálogo muy interesante desde la fe con grandes autores de su época.
Me admira y me conmueve que alguien supuestamente alejado de Dios y de la Iglesia como Albert Camus proponga un modo de vivir tan próximo al Evangelio, y que lo haga de forma tan convencida y tan auténtica. Me aventuré con esa tesis porque me atraía la idea de tender un puente con Camus desde la orilla de la teología. A veces reducimos nuestras relaciones a aquellas personas o instituciones con las que mantenemos una sintonía total.
Este fenómeno se puede comprobar de un modo matemático en las redes sociales, que ofrecen un sesgo de confirmación, pero ocurre algo similar en la política y en la sociedad, tantas veces fracturada por esas posturas antagónicas que menciona en su pregunta. Creo que hoy estamos llamados más que nunca a buscar puntos de encuentro y a descubrir en los demás inquietudes y aspiraciones emparentadas con las nuestras. La samaritana del pozo de Sicar llevaba una vida moralmente desordenada, pero era sobre todo una persona que estaba buscando. Jesús aprovecha ese anhelo suyo y lo encauza de un modo insospechado para ella.
Jesús dijo: amad a vuestros enemigos, rezad por lo que os persigan. San Josemaría dispuso en 1932 que en los centros de la Obra hubiera un cuadro con estas palabras de Jesús: “Un mandamiento nuevo os doy: que os améis unos a otros”. ¿Algún comentario?
Uno de los mensajes más revolucionarios del Evangelio es ése del amor a los enemigos. No es habitual tener enemigos declarados o agresivos, pero casi todos guardamos en algún rincón del alma nuestras pequeñas listas negras. Salir de esa espiral es una auténtica revolución. Pienso que la novedad del mandamiento de Jesús tiene tanto que ver con el hecho de que lo plantease por primera vez como con la evidencia de que siempre resulta nuevo, precisamente porque los hombres tendemos fácilmente a lo contrario.
El mandamiento nuevo es una llamada a sobreponernos a nuestras inclinaciones, a los agravios acumulados, a los prejuicios, a lo que se presenta como más fácil o más cómodo; es una invitación a dar lo mejor de nosotros mismos en la relación con cualquier otra persona.
El susurro de Dios en la tragedia. Devastadores incendios en Hawái
Los incendios forestales en Hawái han dejado, hasta el 15 de agosto, 99 muertos, decenas de desaparecidos y miles de damnificados.
Gonzalo Meza·17 de agosto de 2023·Tiempo de lectura: 3minutos
Los incendios forestales que iniciaron el 8 de agosto en la isla de Maui en Hawái han dejado, hasta el 15 de agosto, 99 muertos, decenas de desaparecidos y miles de damnificados. Conforme pasan los días esta cifra podría aumentar, según señala el gobernador de Hawái Josh Green. Aunque los incendios ya están controlados, las autoridades continúan el trabajo de rescate y búsqueda.
El fuego destruyó a su paso miles de estructuras, en su mayoría zonas residenciales del poblado de «Lahaina», ciudad de 12,000 habitantes en la costa oeste de la isla de Maui y la segunda más grande del archipiélago. Otras comunidades severamente afectadas fueron la zona de «Kihei» y las comunidades del interior conocidas como «Upcountry».
El 11 de agosto el Presidente Biden declaró al estado de Hawái como zona de desastre y puso a disposición del estado una serie de asistencias federales que abarcan desde albergues temporales hasta ayuda financiera para las víctimas. Las autoridades estatales y locales también han puesto a disposición de los afectados, seis centros de refugio temporal, albergues, centros médicos móviles, transporte y centros de asistencia.
La diócesis de Honolulu
El Papa Francisco, en su mensaje después del Ángelus del 13 de agosto, expresó su tristeza por la tragedia y aseguró sus oraciones por las víctimas. Asimismo, en un telegrama enviado el día anterior, Su Santidad manifestó su cercanía y solidaridad con los que perdieron seres queridos.
Eclesiásticamente, Maui y las otras islas del archipiélago de Hawái pertenecen a la diócesis de Honolulu, gobernada por mons. Clarence R. Silva. La diócesis cuenta con 66 parroquias atendidas por 56 sacerdotes. En la isla de Maui hay 18 iglesias una de ellas llamada «Maria Lanakila”, ubicada en el centro histórico de Lahaina, una de las zonas más devastadas. No obstante, la parroquia no sufrió mayores afectaciones. Esta iglesia fue construida en 1846, aunque la primera Misa celebrada en la ciudad de Lahaina fue en 1841.
Dios sigue cerca
El obispo Clarence Silva visitó la zona de desastre en Maui y presidió la Misa el 13 de agosto en la iglesia de los Sagrados Corazones en Kapalua. En su homilía dijo que aun en medio de estos dramáticos acontecimientos, la voz de Dios nos asegura su amor y cuidado.
A pesar de esta tragedia, señaló, «Dios nunca nos abandona, sino que nos abraza con susurros de consuelo y de amor. La mano de Dios está cerca y se hace visible por medio de miles de personas que, en Hawái, Estados Unidos y en el mundo están orando por ustedes. El susurro del amor de Dios es más fuerte que el ruido y el drama del desastre», indicó el purpurado. Durante su visita, el obispo Silva escuchó los dramáticos relatos de las familias que sufrieron daños o pérdidas. «Contemplar los escombros de la ciudad de Lahaina fue un momento muy triste», expresó.
Hawái se convirtió en el estado número 50 de la Unión Americana en 1959. Se ubica a 3,200 kilómetros al suroeste de California. Es un archipiélago de 8 islas con varios islotes y atolones. Su capital es Honolulu. Debido a sus bellezas naturales y su clima, el turismo es la principal actividad económica del Estado.
Para ayudar a los damnificados de Maui, las Caridades Católicas de Hawái han hecho un llamado a enviar donativos por medio de su sitio oficial de internet
Asimismo, la Arquidiócesis de Los Ángeles ha solicitado a todas sus parroquias realizar una colecta especial los fines de semana del 19-20 y 26-27 de agosto para enviar a las víctimas de los siniestros. Lo recaudado en las parroquias de Los Ángeles será enviado a Hawái por medio de las Obras Misionales Pontificias de Los Ángeles («The Pontifical Mission Societies in Los Angeles»).
Acoger a los demás. Domingo XX del Tiempo Ordinario (A)
Joseph Evans comenta las lecturas del XX domingo del Tiempo Ordinario y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.
Joseph Evans·17 de agosto de 2023·Tiempo de lectura: 2minutos
¡Cuánto insiste el Santo Padre en el cuidado y acogida de los migrantes y refugiados! Una y otra vez el Papa Francisco ha instado al mundo, y a la Iglesia, a abrirse más a nuestros hermanos sufrientes que vienen a nuestras costas huyendo de la pobreza y la persecución, sea cual sea su origen étnico o religioso. Un verdadero corazón católico no hace distinciones. Ser católico, para Francisco, significa tanto “salir hacia todos”, especialmente los excluidos -aquellos en las “periferias existenciales”, como él dice- como “acoger a todos”, amando primero y solo después pensando en problemas prácticos, e incluso entonces solo para solucionarlos.
Pero esta insistencia no es una invención del Papa. Es la enseñanza de la Biblia y, muy concretamente, de nuestro Señor Jesús. Y esto queda muy claro en las lecturas de hoy. En una época en que la santidad, para el pueblo de Israel, se consideraba a menudo como algo exclusivo, manteniendo la distancia con las naciones paganas, que se veían como idólatras y fuentes de tentación, Dios insiste a través del profeta Isaías en integrarlas en la vida y el culto de Israel.
“A los extranjeros que se han unido al Señor para servirlo, para amar el nombre del Señor y ser sus servidores, que observan el sábado sin profanarlo y mantienen mi alianza, los traeré a mi monte santo, los llenaré de júbilo en mi casa de oración; sus holocaustos y sacrificios serán aceptables sobre mi altar; porque mi casa es casa de oración, y así la llamarán todos los pueblos”.
En la segunda lectura, san Pablo habla de haber sido “enviado a los paganos”, un hecho del que está orgulloso. De hecho, explica, su ministerio con ellos es en parte para incitar a los israelitas a la conversión. Nuestro propio acercamiento a los no católicos y a otros grupos étnicos también puede llevarnos a nosotros a la conversión.
Y todo el evangelio trata de que Jesús tiende la mano a una persona -una mujer pagana- más allá de los límites considerados “aceptables” por los israelitas de aquel tiempo. Jesús utiliza una imagen gráfica para enseñar que su misión principal estaba dirigida ciertamente hacia el propio Israel: “No está bien”, dice, “tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos”. Ciertamente, muchos israelitas habrían visto a los paganos como simples perros. Pero Jesús utiliza la imagen en un sentido más profundo: Israel es el pueblo elegido de Dios, su primogénito, su hijo, y por tanto tiene derecho preferente a su enseñanza. Pero la respuesta de la mujer sorprende a Jesús y le lleva a alabarla por su gran fe: “Pero ella repuso: ‘Tienes razón, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de los amos’”. Como vemos también en otras ocasiones (véase Mt 8, 10), los paganos pueden, si tienen la oportunidad, mostrar más fe que el propio pueblo de Dios.
Y lo mismo ocurre en nuestros días: si tienen la oportunidad, los extranjeros, inmigrantes, refugiados, migrantes pueden también superarnos en la fe. Así que no les veamos como un problema, sino como una oportunidad evangelizadora.
La homilía sobre las lecturas del domingo XVIII del Tiempo Ordinario (A)
El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas del domingo.
La "Vocación de san Mateo" es un famoso cuadro del pintor italiano Michelangelo Merisi Caravaggio. La riqueza de su simbología y su propia temática expresan realidades profundas de la doctrina cristiana.
Alfonso García-Huidobro·17 de agosto de 2023·Tiempo de lectura: 9minutos
La «Vocazione di San Matteo» (1599-1600) del maestro italiano Michelangelo Merisi da Caravaggio se presta, tanto por las palabras del Evangelio en las que se inspira, como por su rica simbología, a un comentario de carácter teológico. Los contrastes cromáticos, típicos de la técnica barroca del claroscuro, la expresividad de los rostros y la intensidad de las miradas, y muchos otros pequeños detalles, captan inmediatamente la atención del observador. Lo mismo puede decirse de algunos elementos u objetos cuyo sentido no se comprende en un primer momento como, por ejemplo, el hecho de que la ventana ciega emplazada en lo alto tenga grandes proporciones, siendo que la luz que domina la escena no entra por ella.
Aspectos importantes del cuadro
Una primera mirada permite distinguir en la parte inferior del cuadro -delimitada por la proyección horizontal de la base de la ventana- un conjunto de siete personas. En la parte superior es posible ver, de izquierda a derecha, una zona de oscuridad, una ventana y la entrada de un rayo de luz.
En la parte inferior, se observa un primer grupo de cinco personas reunidas en torno a una mesa de recaudación de impuestos, lo que hace suponer que se dedican al oficio de recaudación o, al menos, que colaboran en ese oficio. Están vestidos a la usanza del siglo XV-XVI, es decir, de la época de Caravaggio. En el segundo grupo, por contraste, se distinguen dos figuras vestidas con túnicas antiguas, características de la época de Cristo. Se puede decir, por ello, que entre ambos grupos de personas se simboliza una separación temporal. Desde el punto de vista de la composición del cuadro, la línea que separa el presente del pasado es la proyección de la mediana vertical de la ventana.
En el grupo de recaudadores, llama la atención, en primer lugar, la variedad progresiva de edades que caracterictiza al conjunto: el muchacho de amarillo y rojo, casi un niño, con mirada cándida e inocente; otro muchacho de negro y blanco, con facciones y porte de adolescente; aquel de rojo y azul, que parece haber alcanzado ya una cierta madurez; el hombre barbado y maduro del centro y, por fin, el anciano, medio calvo y miope.
También llaman la atención algunos objetos que portan o usan los recaudadores: un vistoso sombrero de pluma blanca (el segundo está en la penumbra), una espada, una bolsa de dinero atada al cinto, las monedas y el libro de cuentas sobre la mesa y también unas gafas. Podría entenderse que son objetos más o menos característicos del oficio.
Simbolismo
No resulta, pues, difícil ver un simbolismo en esa caracterización. Está ahí el recaudador en todas la etapas de su oficio (desde el aprendizaje hasta la jubilación), y, si se quiere, con visión más amplia, al hombre de todos los tiempos en las diversas etapas de su vida. La mesa de recaudación y los objetos ya descritos vienen a ser como una escenificación del mundo con sus elementos característicos: la belleza y la vanidad, el poder y la fuerza, el dinero y el afán de lucro, y un cierto afán de sabiduría autosuficiente. Es el lugar habitual y característico de la vocación: el hombre inmerso en los afanes del mundo.
Las dos figuras de la derecha se encuentran ambas de pie. Cristo es claramente singularizado por la aureola en la cabeza. Es de destacar que solo se encuentran iluminados su rostro, parcialmente en la penumbra, y su mano derecha, completamente extendida. La mirada transmite determinación, y la mano, fuertemente evocadora por el gesto que asume, sugiere al mismo tiempo imperio y suavidad. Los pies, apenas perceptibles en la penumbra, no se encuentran en la dirección del rostro y de la mano, sino que están casi perpendiculares a ellos, en dirección de salida, en consonancia con el texto evangélico: “Cuando se iba de allí, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo”. El brazo izquierdo y la mano izquierda son también apenas perceptibles en la penumbra, y la posición abierta en que se encuentran sugiere invitación y acogida.
La segunda figura –según opinión común- fue añadida posteriormente por el mismo Caravaggio. Cubre casi completamente la figura de Cristo y puede afirmarse con seguridad que es san Pedro, pues lleva en su mano el bastón propio del pastor, encargado de apacentar el rebaño. Pedro, de hecho, fue constituido como primer sucesor del Buen Pastor según el encargo que de Él recibió: «Apacienta mis ovejas» (cfr. Jn 21, 16). Su posición tan cercana a Cristo lo confirma como su discípulo, lo mismo que el gesto de su mano izquierda, que es como una réplica del gesto de la mano del Maestro. Sus pies, como los de Cristo, se encuentran en movimiento, pero no en dirección de salida, sino dirigidos hacia el interior de la escena.
La posición relativa, la tonalidad de los colores, los gestos y los movimientos de las figuras de Cristo y Pedro tienen una significación. El cuerpo de Pedro oculta casi completamente a Cristo y deja ver tras de sí solo el rostro y la mano del Maestro. Su apariencia opaca y cansina contrasta con el porte lleno de juventud, imperio y energía de Cristo.
De ahí que la figura de Pedro pueda interpretarse como símbolo de la Iglesia: transmite de generación en generación los gestos y palabras de Cristo, aunque no siempre consiga hacerlo con la fuerza y resplandor originales, debido a la frágil condición humana de quienes la componen. La dirección en la que se dirige, hacia la mesa, confirma su misión de estar en el mundo, en medio de los hombres; y el bastón que lleva en su mano, su condición de peregrina a lo largo de la historia, hasta el fin de los tiempos.
Elementos de la parte superior
La parte superior del cuadro, en contraste con la escena representada en el inferior, es de una absoluta sencillez y quietud. Está constituida por solo tres elementos: el rayo de luz que entra desde la derecha, una ventana ciega y una zona de completa oscuridad. La única señal de movimiento es el rayo de luz que entra en la escena, pero de forma tan serena y estable que parece inmóvil. Es posible entender la relación de estos tres elementos según el recurso del contraste, tan propio de la pintura barroca: la ventana es la frontera entre luz y oscuridad.
Pero ahora, ¿no cabría preguntarse si las partes del cuadro, con sentido y significación en sí mismas, no forman un todo, una unidad de sentido como sucede en toda obra maestra? Por ejemplo, ¿tiene alguna relación estrecha la ventana con la vocación de Mateo? La respuesta es, obviamente, que sí. Hay una unidad de sentido y hay también una clave de compresión de todo el cuadro. Esa clave es la mano extendida de Cristo. Y ahora veremos por qué.
La vocación
La mano de Cristo no se encuentra en el centro geométrico del cuadro, sino en la encrucijada dramática de la escena. Ahí convergen la línea que une la mirada de Cristo y del recaudador sentado en el centro de la mesa; la proyección de la mediana vertical de la ventana que, como ya se ha dicho, constituye como una frontera temporal de la escena: el cojunto de recaudadores a la izquierda, en el presente, Cristo y Pedro a la derecha, en el pasado; y, en tercer lugar, la diagonal formada por el rayo de luz que parece regir la dirección de la mano de Cristo.
El gesto de la mano de Cristo es del todo singular y no pasa desapercibido a la mirada de quien conoce el arte romano de la época y las estancias del Vaticano. Es una evocación a la escena de la creación pintada por Michelangelo Buonaroti en el techo de la capilla Sixtina. La mano derecha de Cristo es una réplica en espejo de la mano izquierda de Adán. De ahí que pueda afirmarse que Cristo es representado como un nuevo Adán: «Porque si por la caída de uno solo murieron todos, cuánto más la gracia de Dios y el don que se da en la gracia de un solo hombre, Jesucristo, sobreabundó para todos» (cfr. Rm 5, 15).
De ahí también que quede de manifiesto que la vocación es una gracia íntimamente unida a la creación de cada hombre, pues es lo que da sentido a su existencia. Pero, por tratarse precisamente de la mano derecha de Cristo y porque Cristo no solo tiene la naturaleza humana de Adán, sino que también la naturaleza divina de Dios Padre, esa mano es imagen del poder omnipotente y de la voluntad del Padre: el dedo de Dios.
Por otra parte, la ventana ciega, opaca y sencilla, como ya se dijo, no cumple en la escena la función de dejar entrar la luz. Su función es simbólica y muy importante, dadas las dimensiones que tiene. Esconde en sí algo que habitualmente pasa desapercibido e incluso es despreciado: la cruz. En el contexto del cuadro, bien puede interpretarse como la cruz de Cristo. Situada en lo alto, justo sobre la mano del Maestro, es la señal propia del cristiano y el lugar donde Cristo lleva a plenitud su propia vocación: dar la vida por la salvación del mundo.
La cruz es el modo de vida para el que ha recibido la vocación y quiere ser discípulo de Cristo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame»(Mt 16,24). Es, por último, el medio para alcanzar la salvación y la bienaventuranza, fines de la vocación cristiana. En ella murió no solo Cristo, sino que también Pedro y Mateo. Ambos dieron con ello prueba de su fiel condición de discípulos de Cristo y coronaron su propia vocación.
La cruz, situada en la composición del cuadro como frontera entre luz y oscuridad, simboliza, pues, el instrumento que permite dirimir la permanente oposición entre el bien y el mal, la verdad y la mentira, y, en el caso de la vocación, entre la indecisión y el paso de la fe.
¿Quién es Mateo?
Por último, cabría preguntarse quién de los cinco recaudadores es Mateo, pues desde el punto de vista de la crítica contemporánea ha sido puesto en duda que sea el recaudador barbado del centro, en el que naturalmente se centra la mirada del observador.
En primer lugar, hay un elemento común que permite caracterizar a cada uno de los siete personajes que componen la escena: la mirada. Se produce un intenso juego de miradas que domina la silenciosa comunicación entre los personajes y que llena de tensión dramática el instante. Los dos recaudadores de la izquierda la mantienen fija sobre el dinero que está en la mesa, absolutamente absortos en ello y sin percatarse siquiera de la presencia de Cristo y Pedro.
Simbolizan a aquella porción de hombres que, sumergidos en lo material, están como incapacitados para percibir la presencia y la existencia de Dios y de todo aquello que sea espiritual. Los otros tres recaudadores, en cambio, la tienen fija en Cristo y Pedro que, como dos misteriosos visitantes del pasado, han irrumpido de improviso en la escena. Ellos también miran a los recaudadores. Hay, sin embargo, solo un cruce de miradas que es singularizado explícitamente: la de Cristo y la del recaudador del centro. Ambas se cruzan en la mano extendida de Cristo.
En segundo lugar, no parece ser casualidad que el gesto de la mano de Cristo, de Pedro y del recaudador del centro, sean presentadas en trío: la mano de Cristo es la mano de quien llama; la mano de Pedro, la de quien ya ha sido llamado; y la del recaudador, la de quien está siendo llamado. Lleno de asombro y perplejidad, se pregunta si es acaso él el llamado o si acaso su compañero sentado a su derecha, en el extremo de la mesa.
En tercer lugar, en el grupo de recaudadores hay solo dos rostros visibles casi completamente y especialmente iluminados. El que más resplandece es el del pequeño de amarillo y rojo, con sombrero de pluma blanca. No es posible establecer con seguridad el origen de la fuente que lo ilumina. En el caso del recaudador del centro, resulta claro que la luz que ilumina su rostro no procede de Cristo. Procede del rayo de luz diagonal. Su rostro queda literalmente enmarcado por la proyección de la parte superior e inferior de ese rayo, cuyo origen o fuente no es posible ver.
De ahí que pueda decirse que el recaudador del centro es precisamente Mateo. El suave rayo de luz que llega a su rostro no es sino un símbolo de la gracia que procede de lo alto, es decir, de Dios Padre. Dios Padre que está en los cielos, trascendente al mundo, pero condescendiente con los hombres, ha sido considerado desde siempre como la fuente invisible, inaccesible y misteriosa de toda gracia. El tono inmutable y sereno del rayo de luz, que introduce equilibrio y armonía en la escena, simboliza el origen atemporal de aquello que es anterior a la vocación, es decir, la elección. Quien elige es Dios Padre.
El punto de confluencia del suave rayo de luz, de la mirada y de la mano de Cristo, es también el rostro del recaudador del centro. Cristo, secundando la voluntad del Padre, actualiza en el tiempo la elección eterna, y llama: «Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,(…), ya que en Él nos eligió antes de la creación del mundo para que fuéramos santos y sin mancha en su presencia, por el amor» (Ef 1,4).
La respuesta a la vocación
Ahora solo queda esperar la respuesta libre de quien ha sido elegido y llamado. De quien todavía tiene su mano derecha cerca del dinero. Es precisamente el instante que inmortalizó Caravaggio.
A modo de conclusión, una pregunta y una consideración: ¿acaso la intuición creadora del artista le llevó a interpretar en su obra el instante preciso de la vocación de Mateo, no solo en forma magistral desde el punto de vista estético, sino que también con asombrosa profundidad teológica?… No lo sabemos. Lo que sí es claro es que la «Vocazione di San Matteo» sigue estando ahí, en la capilla Contarelli de la iglesia «San Luigi dei Francesi» a unos pasos de «Piazza Navona», en Roma, causando admiración y asombro en quienes la contemplan.
Con todo, no puede pasar desapercibido un detalle: la mesa representada en el cuadro, alrededor de la que están reunidos los recaudadores, deja un espacio libre en el ángulo en el que necesariamente se sitúa el observador. Ese vacío parece ser una invitación para que el observador del siglo XVI, del siglo XXI y de cada época deje su pasiva contemplación y entre en la escena como un personaje más… Y, a lo mejor, se haga la decisiva pregunta, la más importante: la pregunta sobre su propia vocación, ¿por qué y para qué estoy en este mundo?
La localidad austriaca de Pöllau es todos los años escenario de un encuentro de familias jóvenes, para celebrar y difundir la fe y la alegría de la familia.
Fritz Brunthaler·16 de agosto de 2023·Tiempo de lectura: 5minutos
Todos los años tiene lugar en Pöllau, una pequeña ciudad en el este de la región austriaca de Estiria, uno de los acontecimientos pastorales más importantes para las familias cristianas de Austria: el “Jungfamilientreffen”, o “Encuentro de familias jóvenes”. Este año se ha celebrado del 18 al 23 de julio, y participaron 170 familias y más de 200 ayudantes, en total casi 1000 personas procedentes de toda Austria y de algunos países vecinos. El lema de la semana fue: “¡Renueva la gloria!”. El centro de atención era la familia: cada familia que participaba y que también venía para encontrarse con otras familias, recargarse, intercambiar y animarse, rezar juntos, “fortalecer el matrimonio y recibir los sacramentos”.
Todo tuvo su comienzo allí hace más de 30 años. En el seno de la Renovación Carismática Católica y con un gran y evidente apoyo de la parroquia y del párroco, en 1992 empezaron en Pöllau encuentros de jóvenes. Cuando los jóvenes crecieron, se casaron y tuvieron hijos ellos mismos, empezaron los encuentros para familias jóvenes, y así en 2003 hubo el primer “Encuentro de familias jóvenes”: querían experimentar lo que habían vivido en Pöllau siendo jóvenes: la comunidad de jóvenes cristianos, la renovación en la fe y la nueva alegría en la vida cristiana, rezando y cantando juntos y también divirtiéndose juntos, ahora como familias, y transmitirlo a sus hijos y también a otras familias.
No sólo con entusiasmo “carismático”, sino con mucha dedicación y esfuerzo, fe y alegría, los organizadores y desde el principio muchos voluntarios han organizado hasta ahora 21 encuentros de este tipo con unas 3.300 familias, y los han llevado a cabo con gran éxito; éxito, no sólo en el sentido mundano, sino cada una de las veces con mucha ganancia espiritual, una experiencia con mucha alegría para todos, para las familias participantes y los ayudantes, que en su mayoría son jóvenes.
Tres elementos esenciales
En lo que para las familias -para los padres y para los niños- es sencillamente un gran programa completo, un observador objetivo podría identificar tres elementos principales: conferencias y talleres, programa espiritual, convivencia.
Los títulos de las conferencias, como “Veracidad y amor”, “Libertad y profundidad”, “Fuentes del amor conyugal” hablan por sí solos a los adultos: transmitir valores duraderos, y al mismo tiempo una ayuda práctica para las familias y su futuro.
Pero en el centro y a lo largo de toda la semana está el programa espiritual, con la Santa Misa, la oración de la mañana y de la tarde, la vigilia o más bien la Fiesta de la Misericordia, la peregrinación. La Misa diaria se celebra en la gran iglesia del pueblo, justo al lado de la zona donde tienen lugar los actos. En la carpa con el Santísimo Sacramento se puede adorar al Señor en el Sacramento del Altar durante varias horas al día. Una y otra vez, niños y jóvenes vienen a rezar un rato; para ellos es muy natural encontrarse con Jesús aquí, “en medio del prado”.
Y todo con una alegre convivencia durante todo el día, con un programa especial para niños con teatro infantil y la Abeja Maya, y sesiones para jóvenes con charlas y debates. Durante todo el día, es como un intercambio constante de las familias entre sí, durante las comidas juntos, durante los paseos por el prado, o incluso las parejas entre sí durante la renovación del matrimonio. En la página web del “Encuentro de Familias Jóvenes” se puede leer el testimonio de Andreas y Maria: “Recibimos tantas gracias como pareja, fuimos reconfortados en la vigilia de renovación matrimonial y Dios nos marco la guía para criar a nuestros hijos”.
Nuevo enfoque
Los “Encuentros de familias jóvenes” cuentan con el apoyo de la ICF, la Iniciativa Familiar Cristiana. La ICF trabaja en nombre de la Conferencia Episcopal Austriaca. En su página web se describe su labor: “Como ICF nos consideramos proveedores y organizadores de ofertas para familias, matrimonios y niños. Nuestra preocupación es servir a las familias y fortalecerlas en su vocación. Con nuestras ofertas queremos volver a concienciar a la gente del alto valor del matrimonio y la familia en nuestra sociedad”. El director del ICF, Robert Schmalzbauer, ha participado desde el principio en los encuentros de familias jóvenes como animador junto con su esposa Michaela. Desde entonces, se han convertido en abuelos, y sus ocho hijos participan: los más pequeños aún en el programa infantil, los mayores ya como padres con sus propios hijos.
No sólo su propia experiencia, sino décadas de trabajo pastoral con familias han llevado a Robert Schmalzbauer a la convicción de que la familia es esencial para el trabajo pastoral con jóvenes. Afirma que todos tienen claro que los jóvenes son el futuro. Pero cuando los jóvenes crecen en una familia fortalecida en la fe y en su propia vida, crecen de otra manera. “Y cuando muchos jóvenes vuelven aquí para servir a las familias junto con sacerdotes y religiosos, eso influye en su visión del matrimonio, de la familia y también del sacerdocio o la vocación religiosa. Ven aquí que las familias necesitan a los sacerdotes y los sacerdotes necesitan a las familias”.
Por eso es importante cuidar mucho a las familias en Pöllau, para que esta semana signifique para ellas un fortalecimiento como familia, también como familia cristiana y creyente: que haya un programa bien pensado para todas las edades; que haya tantos voluntarios que se ocupen de todo lo que haga falta; que los matrimonios también tengan espacio para así con la ayuda del programa para los niños, para que también puedan tener tiempo suficiente para ellos durante esta semana.
Así, el Encuentro de familias jóvenes se convierte en un acontecimiento espiritual para todos, para los matrimonios, para toda la familia y para los organizadores y voluntarios, que les fortalece para las próximas semanas y meses y les hace esperar con ilusión el próximo Encuentro de familias jóvenes. En la página https://jungfamilien, Christoph y Katharina cuentan: “Nuestra familia se ha unido más profundamente durante esta semana y nuestra relación ha experimentado una dimensión más íntima. Hemos podido sentir a Dios en nuestra familia”.
En 2024 el Encuentro ya no será en Pöllau, porque allí ya no se dispone de la infraestructura necesaria por parte de la parroquia, de modo que ya no es factible celebrar el encuentro de la manera acostumbrada. El nuevo emplazamiento es la abadía benedictina de Kremsmünster, en la Alta Austria, fundada en el año 777 y donde hay mucha experiencia en eventos de grandes dimensiones, con el “Treffpunkt Benedikt” (Punto de Encuentro Benedicto) mensual como oferta espiritual para jóvenes.
La Inteligencia Artificial, ¿ventaja o peligro en el campo educativo?
¿Cómo usar la tecnología y en particular la Inteligencia Artificial para mejorar los procesos de enseñanza y potencializar la educación? ¿Cuáles son los retos y las ventajas que presenta para profesores y estudiantes? Para responder a estas interrogantes Omnes entrevistó a Rushton Huxley, fundador de la organización "Next Vista for Learning".
Gonzalo Meza·16 de agosto de 2023·Tiempo de lectura: 6minutos
El surgimiento de la inteligencia artificial (IA) marca un hito en la informática y en la sociedad. Los notables progresos realizados en ese campo tendrán un impacto cada vez más profundo en todas las áreas de la actividad humana, política, económica y social. El Papa Francisco ha señalado que es necesario vigilar para que no arraigue una lógica de violencia en el uso de la IA. Es por ello que el tema para la próxima Jornada Mundial de la Paz, el 1 de enero del 2024, es «Inteligencias artificiales y la paz».
Al respecto, el Dicasterio para el Desarrollo Humano e Integral señala que el Santo Padre pide establecer un diálogo para conocer las potencialidades y riesgos de la IA. El Pontífice exhorta a orientar el uso de la IA de forma responsable y que esté al servicio de la humanidad. «La tutela de la dignidad de la persona y el cuidado de la fraternidad humana son condiciones imprescindibles para que el desarrollo tecnológico pueda contribuir a la promoción de la justicia y de la paz en el mundo», indica el Dicasterio.
Uno de los campos con enorme potencialidad es el uso de la IA al servicio de la educación. Las herramientas que derivan de la IA tienen la capacidad y el potencial de cambiar para bien (o para mal) la forma en que aprendemos. ¿Cómo usar la tecnología y en particular la Inteligencia Artificial para mejorar los procesos de enseñanza y potencializar la educación? ¿Cuáles son los retos y las ventajas que presenta para profesores y estudiantes?
Para responder a estas interrogantes Omnes entrevistó a Rushton Huxley, fundador de la organización «Next Vista for Learning» y profesor de las materias «Soluciones creativas para el bien global» y «Soluciones avanzadas para el bien global» en la escuela preparatoria católica Junípero Serra en San Mateo California. Huxley fue el orador principal en la Conferencia C3 para la Comunicación Global que ofreció la Arquidiócesis de Los Ángeles del 2 al 4 de agosto para capacitar a profesores y personal de escuela católicas sobre el potencial de IA en las instituciones educativas católicas.
¿Podría hablarnos un poco de su labor y de la organización que fundó «Next Vista Learning»?
– Soy el fundador y director ejecutivo de Next Vista Learning, la cual dirijo desde hace 18 años. La organización tiene un sitio web que básicamente es una biblioteca de vídeos hechos por y para profesores y estudiantes de todo el mundo sobre enfoques creativos de la enseñanza y el aprendizaje. También soy director de innovación en el Instituto Junípero Serra en San Mateo, California. Y allí doy clases con otro profesor.
¿Por qué se crea Next Vista Learning?
– En 2005 me di cuenta de que muchos niños tenían problemas para aprender algunos temas en la escuela. Sabía que, en algún lugar, existía un profesor que tenía una forma más inteligente o creativa para explicarlo. Entonces decidí crear un espacio donde esas explicaciones inteligentes y cortas estuvieran disponibles de forma gratuita para los niños. Con el tiempo también se incorporaron a la biblioteca videos en donde los mismos niños explican algunos temas y lo hacer demostrando la forma en que ellos lo aprendieron, compartiendo ideas sobre la forma de aprender. Ya tenemos unos 2,800 vídeos en el sitio de internet. Cubren varios temas desde el aprendizaje de inglés hasta el servicio en las comunidades. Hay contenidos diferentes en este espacio.
¿Cree que la inteligencia artificial marcará un antes y un después en la educación?
– Sí. Llevo mucho tiempo en el mundo de la tecnología educativa y en los últimos años han surgido muchas herramientas que te dan la capacidad de crear tus propios medios digitales y la habilidad de colaborar en equipo, por ejemplo, con «Google Workspace». Hoy es posible mostrar mapas a los alumnos a través de la realidad virtual. La Inteligencia Artificial (IA) generativa, como chat GPT, o «Google Bard» nos interpela en muchos sentidos. Uno de esos rubros es pensar si en la enseñanza hemos estado pidiendo a los estudiantes que formulen sus preguntas y las respondan de forma correcta. Por ejemplo, si queremos que aprendan a escribir, podemos pedirles que hagan un texto muy elaborado, con indicaciones precisas. En ese caso lo que debemos hacer es enseñarles a pensar qué tipo de cosas debe haber antes de generar la escritura. Luego evaluarla y finalmente complementarla. Es muy importante que los niños aprendan a escribir, pero hay nuevas formas de hacerlo gracias a las herramientas que tenemos a nuestra disposición.
Desde la perspectiva educativa, ¿cuáles son las ventajas y desventajas de las aplicaciones de inteligencia artificial?
– Para mí, la esperanza de esto es que la gente piense de forma muy diferente sobre sus propias posibilidades. La mayor ventaja para un profesor es que ahorran tiempo. Ya que puedes decirle a la aplicación: «Escribe un programa para la clase sobre este tema». El profesor retoma esa información y la usa en clase. El 80 % del trabajo ya está hecho. O por ejemplo si pedimos a la IA ideas para trabajar el tema de la lucha por los derechos civiles en los Estados Unidos. Probablemente la aplicación te va a decir que pidas a los estudiantes que lean la «carta desde la cárcel de Birmingham» de Martin Luther King Jr. O pedirle a la IA: «dame 10 preguntas para los estudiantes sobre ese argumento». Con esta tecnología obtienes lo que es útil en cuestión de segundos y eso te permitirá como profesor ser más creativo a la hora de decidir cómo impartir o mejorar tu clase.
En el caso de la IA y los estudiantes hay muchas formas en que pueden aprovechar su potencial. Por ejemplo si escriben un ensayo y lo quieren mejorar, pueden ponerlo en la aplicación de IA y pedirle ideas para perfeccionarlo. Así pueden obtener una retroalimentación. Esta se obtiene no porque la IA esté pensando como un humano, sino porque puede generar una escritura coherente con la pregunta que le formules, basándose en la inmensa cantidad de información que tiene disponible. Otro ejemplo, un estudiante puede solicitar a la aplicación: «Haz un resumen de una página acerca de este tema». ¿Por qué elegir ese tema? Para que, al día siguiente, ese estudiante vaya a clase y sepa lo que el profesor va a exponer y de esa forma pueda aportar a la clase. No van a ser expertos, pero cuando el profesor empiece a impartir la materia van a entenderla mejor. Y si se les dificulta, podrían pedirle a la IA que genere un resumen del mismo tema usando una terminología simple en inglés llano (para los alumnos angloparlantes). Otro ejemplo. Para las personas que estén aprendiendo inglés (o idiomas) le pueden pedir a la AI que genere una lista de vocabulario relacionado con algún tema. ¿Qué es lo que no van a encontrar los estudiantes en una IA? Si le piden que describa una ciudad como Los Ángeles o Nueva York, la IA lo hará. Pero si le piden información sobre la vida de su abuelita que vive en la ciudad de Coalinga, en California, probablemente no produzca resultados.
Uno de los riesgos de la IA es la deshonestidad o la trampa en el salón de clases, es decir que los estudiantes copien y peguen un texto que no es suyo. Esta es una conducta sumamente delicada que en las universidades norteamericanas conlleva penas muy graves incluyendo la expulsión. ¿Cómo prevenirla?
– En ese sentido sí es un riesgo. Si no les hablamos a los estudiantes de las cosas realmente buenas, honestas y sorprendentes como pueden usar esta tecnología, efectivamente la van a ver simplemente como una herramienta para hacer trampa. La pregunta que tenemos que hacernos es «¿estamos creando los factores para hacer más propensos a los estudiantes a que hagan trampa?» Las habilidades se poseen porque se han practicado y se han mejorado. En lo que respecta a la parte académica, cuanto más sencillas sean las instrucciones que damos a nuestros alumnos, más fácil podrán hacerlo. La IA nos permite desafiar a los estudiantes a pensar de manera más compleja sobre el mundo que les rodea, sobre la validez de las fuentes, sobre su capacidad para evaluar la calidad de un texto bien escrito con gramática y ortografía usadas correctamente. Pero para que un estudiante piense con ese esquema, tiene que poseer conocimientos de gramática y ortografía para luego reconocer y evaluar.
Para que lleguen a ese punto es importante que se les muestre historias de vida o experiencias en las que aprecien cómo los enfoques creativos e innovadores pueden ser útiles a los demás y marcar la diferencia en una comunidad. «¿Puedo hacer algo que marque la diferencia en mi comunidad?» Aunque sea algo pequeño, eso crea confianza. La tarea del profesor es propiciar que el estudiante sepa que hay un espacio en donde pueda hacer algo muy interesante y académicamente significativo. Esto implica hacer cambios en la forma como trabajan los maestros. Muchas cosas surgen de cambios muy sencillos. Escribí un libro titulado «Making Your Teaching Something Special» (Haciendo de su enseñanza algo especial). Se basa en la premisa de que las pequeñas cosas hechas en cantidad y calidad te convierte en mejor profesor. Por ejemplo, algo que pasa en todos los salones que los alumnos se la pasan gritando y parece que son incontrolables. El maestro tiene que buscar formas de que se callen. Puede gritarles con voz potente varias veces «cállense»; pero quizá esos gritos le recuerden a un niño los gritos que escucha en casa y resulta una mala asociación cognitiva. Pero si el profesor cambia la estrategia y en vez de gritar consigue una campana de las que se usan en las granjas (Soy de Texas y esas campanas las usamos mucho) y a la par les sonríes para indicarles que se callen, es muy probable que los estudiantes empiecen a asociar el ruido de campana de granja con el silencio.
Retomando la IA generativa, hay pequeñas cosas que puedes usar para ser mejor profesor. Hay muchas cosas que podemos hacer para que nuestro trabajo sea más eficaz y satisfactorio a nivel personal y profesional.
Joseph Evans comenta las lecturas de la Asunción de María (A).
Joseph Evans·15 de agosto de 2023·Tiempo de lectura: 2minutos
La preciosa festividad que celebramos hoy nos enseña que María, al finalizar su vida en la tierra, fue asunta en cuerpo y alma al Cielo. La Iglesia no define si murió o no, pero la mayoría de los teólogos y santos a lo largo de los siglos han pensado que María sí experimentó la muerte, no como castigo por el pecado, sino para estar completamente unida a su Hijo, que sufrió voluntariamente la muerte para salvarnos. Nuestra Señora nos ayuda a no tener miedo de la muerte y a morir a nosotros mismos cada día, porque este es el camino hacia la vida. También lo es, por tanto, la vejez.
La primera lectura de hoy nos muestra a Nuestra Señora en gloria. No solamente “brilla como el sol”, como dice Jesús que le ocurrirá a los justos. Está “vestida de sol”, con una corona de doce estrellas y la luna a sus pies. Su gloria es mucho más grande que la nuestra porque su santidad es mucho mayor. Esto nos enseña cómo Dios recompensa generosamente y nos da la esperanza del Cielo. Pero esto fue porque María se humilló a sí misma. Es exaltada por su humildad, como puede verse en su respuesta al ángel (Lc 1, 38) y su Magníficat. Los orgullosos y ricos son derribados, y los humildes enaltecidos. Si queremos compartir la gloria celestial de Nuestra Señora, tenemos que ser humildes y pobres.
Esta fiesta también nos enseña la importancia de la feminidad: María es asunta al Cielo con un cuerpo de mujer (no solamente con un alma puramente espiritual), como la primera de todas las mujeres santas. La feminidad es muy importante para Dios. Estamos hechos a imagen y semejanza de Dios como varón y mujer. Pero la verdadera feminidad implica todo lo que vemos que María vive: su respuesta total a Dios y su flexibilidad para responder a sus planes, incluso cuando estos parecen cambiar los suyos; su generosidad para ir a ayudar a los que lo necesitan, como fue a ayudar a su prima; y la alegría con la que llega, alabando a Dios con un corazón alegre, un corazón que se regocija con el poder y las obras salvíficas de Dios, y que se alegra siendo una de sus pequeños.
La verdadera feminidad es la mirada atenta de María hacia las necesidades de los demás, como en Caná, y su audacia para dirigirse a su Hijo, y su suave insistencia. Es su valor al pie de la Cruz. No puede hacer mucho, pero está ahí y eso ya es mucho. La verdadera feminidad es la preocupación maternal de María por la Iglesia, manteniéndola unida cuando corría el riesgo de romperse, y su presencia en Pentecostés en el corazón de la Iglesia orante, porque ¿qué es la Iglesia sin la oración de las mujeres?
María intercede por nosotros desde el Cielo y nos invita a seguirla. Y, de nuevo, el modo de seguirla es pedirle su ayuda para ser humildes. “Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes”: de sus tronos, sus altos caballos, sus lugares de superioridad asumida. María nos ayuda a vernos a nosotros mismos y a vivir como siervos, y a encontrar en esto nuestra alegría.
Hoy, 15 de agosto, celebramos la Asunción de la Virgen, es decir, que María fue llevada al Cielo en cuerpo y alma y que, por tanto, su cuerpo ya está glorificado, como primicia de lo que les ocurrirá a todos los salvados al final de los tiempos.
El 15 de agosto celebramos la Asunción de María, una de las fiestas cristianas más populares que se sustenta, sin embargo, en uno de los artículos más impopulares de nuestro credo, el de la “resurrección de la carne”: ¡qué pocos se lo creen!
Resultaría un curioso ejercicio si nos fuéramos a una de esas avenidas comerciales llenas de gente en la que los reporteros suelen hacer las típicas encuestas a pie de calle a preguntar a los ciudadanos por sus creencias en la vida después de la muerte. Muchos nos negarían la mayor; otros tantos afirmarían sin ambages creer en la reencarnación o en la fusión con una ambigua energía cósmica; si acaso algunos se atreverían a hablar de un cielo etéreo ¿con nubecitas y angelitos?; pero pocos, muy pocos, afirmarían con rotundidad creer –como afirma la Iglesia– que su cuerpo; ojo, su propio cuerpo (manos, pies, dientes, hígado, estómago…), resucitará transfigurado al fin de los tiempos para la vida eterna. ¿Creen que la muestra sería muy diferente si la encuesta la hiciéramos en la puerta de una parroquia a la salida de Misa? Tengo mis dudas.
El dogma de la Asunción de María, cuya fiesta hacemos coincidir a mitad de agosto con innumerables advocaciones marianas locales, proclama que la Virgen, al igual que su Hijo, está resucitada en cuerpo y alma y vive ya eternamente con Él. La suerte que corrió María es la misma que nos espera a nosotros. Así nos lo prometió Jesús. Su único privilegio es haber adelantado el momento. Ella no tuvo que esperar, como a nosotros nos toca, al final de los tiempos. Tratamiento VIP para una mujer realmente VIP, nada menos que la madre de Dios.
¿Pero por qué nos cuesta tanto creerlo? Perdónenme que insista, pero el tema me parece muy importante pues toca el cimiento del cristianismo: el sepulcro vacío. Si Cristo no ha resucitado ¿en qué consiste esto de la fe?
Pienso que una de las razones de esta incredulidad es que se trata de algo bastante antiintuitivo. Cuando alguien muere, vemos cómo su cuerpo se corrompe. Aunque leamos las antiguas escrituras, los testimonios de los primeros cristianos y digamos que esperamos la resurrección, no sabemos muy bien cómo será porque lo material desaparece en nuestra dimensión temporal. Mucho más intuitivas son las ideas platónicas que impregnan nuestra cultura y el cristianismo con ella.
La clásica división entre cuerpo mortal y alma inmortal hace que caigamos una y otra vez en una doctrina, la dualista, que es contraria a lo que la comunidad cristiana ha creído históricamente y cree hoy. También se nos adhieren de vez en cuando ideas maniqueas (también contrarias al depósito de nuestra fe) como las que sedujeron a San Agustín y de las que tanto se arrepintió en las que el cuerpo es considerado el origen del mal mientras que el espíritu lo es del bien.
En estas dos doctrinas se basan muchas de las colonizaciones ideológicas que el papa Francisco ha vuelto a denunciar en la JMJ y que impregnan hoy el pensamiento mayoritario. Las jóvenes generaciones, por ejemplo, ven normal entregar su cuerpo en una noche de fiesta a una persona desconocida con quien no compartirían quizá ni su número de teléfono, porque el cuerpo es, al fin y al cabo, solo materia que se comerá la tierra. Es como una realidad distinta a mí.
Por otro lado, cada vez más, hay personas que rechazan su cuerpo porque ven en él el origen del mal que les afecta. Algunas no están de acuerdo con su sexo, otras con su silueta o su rostro. Se ven como almas puras (en las que no cabe la equivocación) atrapadas en un cuerpo (este sí) equivocado y están dispuestas a mutilarlo o a forzarlo hasta lograr que tenga la forma o el uso que ellas creen perfecta. También se da el caso de quienes piden que sus cenizas se esparzan en tal o cual lugar idílico como una forma en definitiva de dejar de ser ellos mismos y unirse a un impersonal universo.
Frente a estas formas de dualismo, maniqueísmo o materialismo prácticos, la Iglesia afirma que el ser humano es a la vez un ser corporal y espiritual. Cuerpo y alma tienen dignidad. De ahí el secular respeto al propio cuerpo y al del prójimo incluso después de muertos. Pues la carne no es una especie de funda o cáscara desechable, sino que es, en sí misma, el ser humano, la obra perfecta del creador, templo del Espíritu Santo.
«¡Glorificad a Dios con vuestro cuerpo!, pedía san Pablo a los Corintios. En eso fue pionera María, poniendo su carne, su vida entera, al servicio de Dios y la humanidad. Y por eso conmemoramos que su carne es ya inmortal. Un consejo para celebrar esta fiesta: mírense al espejo, contemplen cada detalle (les guste o no) pensando, como María, que si Dios lo ha querido así: “He aquí la esclava del Señor”. Miren sus manos, acérquenlas a su boca y bésenlas: ellas les acompañarán en la eternidad. Y glorifiquen a Dios con ellas: júntenlas para rezar, extiéndanlas para abrazar a quien necesite cariño o consuelo, alárguenlas para ayudar a quien lo necesite y chóquenlas para aplaudir a María en su asunción al cielo. Ella nos espera (allí y aquí) en cuerpo y alma.
Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.
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