Familia

“Necesitamos redescubrir la belleza del matrimonio”

El pasado 15 de abril se celebró el Foro Omnes "Desde la esencia del matrimonio: varón y mujer", con los ponentes María Calvo y Fernando Simón. Los invitados destacaron que asistimos en la actualidad a un gran desconocimiento de la belleza del matrimonio, que se manifiesta entre otras cosas en no saber qué es el hombre ni qué es la mujer, en la “ausencia de la capacidad de amar”, en un “matrimonio en clave emotivista”, y en “la sustitución de la genealogía por la tecnología”.    

Francisco Otamendi·16 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 8 minutos

Las estadísticas indican que más de la mitad de los matrimonios se rompen en España, y en otros países occidentales existen tasas similares. Sin embargo, Álvaro González, director del Máster de Formación Permanente en Derecho Matrimonial y Procesal Canónico de la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad de Navarra, aseguró ayer tarde en el Foro Omnes que “hay una sensación de que el matrimonio está en crisis, y no es verdad”. 

“Necesitamos redescubrir una vez más la belleza de esta auténtica maravilla del matrimonio, la realidad del matrimonio desde su misma naturaleza, conocer cada vez mejor esta realidad, para saber descubrir la belleza y la bondad, que siempre se apoyan en la verdad”, añadió Álvaro González, quien aseguró a Omnes hace tiempo que “hacen falta profesionales bien preparados para asistir y ayudar a quienes lo deseen”. Ayer lo reiteró: “Este Máster nació con la ilusión de contribuir a la formación de tanta gente que trabaja en los tribunales eclesiásticos, con el deseo de ayudar y aportar una formación integral”.

En paralelo, en la sociedad actual es fácil ver, por citar sólo dos o tres tendencias, padres que declaran no querer “ejercer de padres” al conocer su paternidad, mujeres en pareja, o solas, que deciden tener un hijo por reproducción asistida, prescindiendo del varón, con lo que se priva al niño de la referencia paterna, o la disminución de jóvenes que se casan.

Ponentes

En este contexto ha tenido lugar ayer tarde en Madrid este Foro organizado por Omnes junto a este Máster formativo, en la sede de Posgrado de la Universidad de Navarra en Madrid, moderado por la redactora jefe de Omnes, María José Atienza, y patrocinado por Fundación CARF, con la presencia de su director general, Luis Alberto Rosales, y el Banco Sabadell. El título fue “Desde la esencia del matrimonio: varón y mujer”, y fue presentado por el citado Álvaro González y el director de Omnes, Alfonso Riobó. 

El coloquio contó con la participación de María Calvo Charro, profesora titular de Derecho Administrativo, profesora del Máster, y autora de libros sobre hombre y mujer; maternidad y paternidad, como “La masculinidad robada” o “La mujer femenina”, y de Fernando Simón Yarza, catedrático acreditado de Derecho Constitucional en la Universidad de Navarra, y Premio Tomás y Valiente 2011 a la mejor obra en Derecho Constitucional. 

María Calvo: “Hemos perdido la capacidad de amar”

La profesora María Calvo, madre de cuatro hijos, comenzó afirmando que “hablar de matrimonio es hablar de la solución a muchos de los problemas sociales que hay actualmente. ¿Por qué se separa un matrimonio cada segundo en el mundo desarrollado?” “¿Por qué nuestros jóvenes no quieren casarse?”.¿Qué es lo que hemos hecho mal? ¿Qué está pasando en la sociedad?”

“Hay muchísimas causas, muchísimas razones, pero yo creo que podríamos dar una respuesta muy genérica, y a la vez muy concreta: hemos perdido la capacidad de amar. Hemos perdido la capacidad de amar porque hemos perdido el conocimiento sobre nosotros mismos”. “Sin  conocimiento no hay amor, es imposible amar lo que no se conoce, pero el gran problema es que no nos conocemos a nosotros mismos, no que no conozcamos al otro”. 

“Mutación antropológica”

“¿Y por qué no nos conocemos?”, prosiguió, “pues porque realmente, en las últimas décadas, hemos experimentado una mutación antropológica. Toda época histórica tiene crisis, pero yo creo sinceramente que esta época tiene una crisis con una novedad radical que no se ha dado nunca antes, y es esa mutación del ser humano, del concepto del ser humano, esa nueva ética, esa nueva metafísica que nos han impuesto, esa alteración también en los códigos simbólicos, especialmente en los códigos simbólico-familiares que se han vuelto muy líquidos: es lo mismo ser padre, que ser hijo, que ser hombre, que ser una mujer, que estar casado, que no estar casado. Hay una fluidez ahí que nos conduce al final a la angustia”. 

Según María Calvo, esta mutación antropológica “ha permeado con mucha facilidad, con mucha rapidez, bien por los medios tecnológicos que tenemos evidentemente, pero también porque se está utilizando un lenguaje performativo, muy manipulador, muy teatralizado que se ve en la legislación misma, y éste es el peligro para los jóvenes, que les hace parecer muy atractivos conceptos y principios que realmente son degenerados, y les hace parecer muy progresistas con otros conceptos y otras realidades que son realmente perversas”.

Entre otros ejemplos, la profesora y escritora considera que “hablar de salud reproductiva para identificar el aborto es una de esas manipulaciones del lenguaje. Realmente estamos hablando de violencia extrema contra la mujer y el hijo; y las leyes y la administración hablan de salud reproductiva cuando realmente es salud mental y salud espiritual, porque extirpas al hijo de tu cuerpo pero queda instalada en tu mente de por vida una huella indeleble, una fractura irreversible en el corazón de la feminidad. Ese es el lenguaje que hace que estos postulados vayan filtrándose con esa facilidad especialmente entre los jóvenes”.

Tres elementos, tres renuncias 

“¿En qué ha consistido esta mutación antropológica? Yo he podido detectar tres elementos que son los que tejen las bases de nuestra civilización occidental: la falta de naturaleza, la renuncia a la naturaleza humana, a la alteridad sexual, a la biología; la renuncia a la racionalidad y la renuncia a la trascendencia. Desnaturalizados, sin racionalidad y sin trascendencia. Esos son los postulados que sostienen al ser humano ahora. Y afectan directísimamente al matrimonio”.

A juicio de María Calvo, “sin naturaleza, sin biología, sin alteridad sexual, pensando que somos iguales, idénticos, intercambiables, que el sexo no es constitutivo de la persona y que por lo tanto el ser hombre o ser mujer depende de un sentimiento, de la voluntad, y que es absolutamente fluida y que la puedes escoger; esto produce un daño horrible a la pareja. Es imposible que un matrimonio se sostenga pensando que el que tiene al lado es idéntico, fungible, intercambiable, que va a ver el mundo desde el mismo prisma que lo estás viendo tú, cuando realmente hay diferencias entre los sexos que hay que tener en cuenta”.

Iguales, pero con diferencias

“Es verdad que (varón y mujer) somos iguales y que somos iguales en derechos, deberes, en dignidad, en humanidad y somos iguales en cociente intelectual, en objetivos a cumplir”, ha señalado la profesora del Máster. “Pero realmente, la forma de ver la vida, la forma de amar, la sexualidad es tan distinta y así lo ha demostrado la ciencia. De manera que no atender a esto produce conflicto, desencanto y ruptura realmente”.

“Y cuando somos padre y madre eso se exacerba porque realmente la neuroquímica cerebral de la mujer cambia, y cambia para proteger a esa criatura que ha llegado tan indefensa, y que es una mezcla entre necesidad y libertad, y también la del padre, porque de repente se vuelve protector, se da cuenta de que tiene que dar seguridad, protección, fortalecer a esa criatura, y entonces es verdad que diferencias que al principio nos parecían un poco nímias, luego, cuando ejercemos la paternidad y la maternidad se exacerban mucho; pero son necesarias para ese niño, para el equilibrio de ese niño”.

Fernando Simón: subjetivización del matrimonio

El catedrático de Derecho Fernando Simón Yarza realizó un enfoque de fundamentación jurídica, para “centrarme en la dualidad sexual como rasgo esencial de la institución matrimonial”, y pasó del análisis del concepto clásico “a la concepción emotivista”. El concepto clásico se ha roto, a su juicio, en la ley española 13/2005 (regulación del matrimonio entre personas del mismo sexo), o en Estados Unidos en Obergefell v. Hodges (2015). 

Se trata de un fenómeno de “subjetivización del matrimonio. Nos encontramos ante un cambio que altera radicalmente el significado de la institución, que supone la subjetivización radical del matrimonio en clave emotivista”.

“La masculinidad y la feminidad son arquetipos, no estereotipos”, señaló el jurista. “No aluden a un modelo (typos) que se asiente simplemente sobre una convicción social firme (stereos), sino a algo que está en el principio u origen (archē) de la realidad. Por lo que es imposible suprimir el atractivo de la dualidad sexual, justamente porque es un arquetipo (Peter Kreeft)”.

Órgano reproductor, hombre y mujer unidos

Fernando Simón definió el matrimonio entre un hombre y una mujer como “una alianza comprehensiva de vida. Unión orgánica comprehensiva (expresión fascinante que emplean, entre otros, John Finnis)”, manifestó. “Es orgánica, forma un solo órgano. A diferencia de lo que sucede con la unión de los sexos, ninguna otra unión física entre dos personas puede formar tal órgano unitario. El individuo se basta a sí mismo para realizar sus funciones vitales (digestiva, respiratoria, etc.) porque es capaz de coordinar orgánicamente distintas partes de su cuerpo”.

“La función de transmitir la vida, sin embargo, es la única para la que el individuo no se basta a sí mismo, sino que es, a tal  efecto, orgánicamente incompleto”, subrayó. “En sentido riguroso, es falso decir que el individuo tiene órganos reproductores. El órgano reproductor son el-hombre-y-la-mujer unidos. La donación de la vida trasciende al individuo, y sólo puede realizarse naturalmente en la coordinación biológica de hombre y mujer formando un único órgano. Por eso el Génesis no es metafórico cuando dice que el hombre y la mujer se hacen un solo cuerpo”.

Tres rasgos del matrimonio emotivista

“La nueva visión del matrimonio es esencialmente emotivista”, subrayó Fernando Simón en varios momentos, “y está plagada de aporías, de contradicciones, y se caracteriza por “tres rasgos: unión afectivo-sexual, entendiendo lo sexual como pura coexistencia en contacto libidinoso consentido, sin necesidad de complementariedad (1), cuidado y apoyo mutuo (2), y reparto de las cargas domésticas (3). El problema es que el afecto sexual, al margen de la orientación estructural a la vida que es propia del matrimonio, debería carecer de relevancia jurídica», señaló Simón.

Algunas consecuencias de sus palabras, son, a su juicio, que “la legalización de la nueva visión del matrimonio distorsiona el entendimiento conyugal del matrimonio. El sexo se entiende, en esencia, como libido, pero entonces se ve como carente de una orientación estructural y normativa más allá de la libido”. En segundo lugar,oscurece la realidad de que la educación en un hogar con un padre y una madre natural favorece el desarrollo del niño, una tesis avalada, a mi modo de ver, por el sentido común, y defendida por destacados académicos. La lucha contra este lugar del “common sense” ha sido agresiva, y ha llevado a la cancelación de científicos sociales”.

Y también, en su opinión, “el  oscurecimiento  de  las  correlaciones  entre  “matrimonio  conyugal”  y “procreación y educación de los hijos” conduce inexorablemente a una pérdida de sentido de multitud de normas maritales basadas en dicha correlación”.

En sus conclusiones, Fernando Simón señaló que “el matrimonio es un arquetipo. Como tal, no puede oscurecerse de la conciencia. Para oscurecerlo en la conciencia hay que hacer violencia constante, vivir en el continuo activismo violento. El derecho que trata de alterar este arquetipo con ficciones constituye un acto de violencia sobre la sociedad. Incide en la conciencia de las personas confundiéndolas sobre el objeto de sus deseos, sobre el objeto de la justicia, sobre la verdad de las cosas”.

Los deseos se transforman en derechos

Tras Fernando Simón, María Calvo se refirió también al segundo factor de desestabilización del matrimonio, que es, a su juicio, “ la pérdida de racionalidad terrible que estamos experimentando. Porque ahora mismo, y si miramos las leyes es increíble, por ejemplo la de transexualidad, pero muchas otras, la ley del aborto también está incluida en este emotivismo y en esta sensiblonería en la que hemos caído y en esta anulación de la razón”.

“Hemos eliminado la razón y hemos sublimado los deseos hasta un punto en el que, como dice algún autor, mi deseo es la ley”, añadió la profesora. “Entonces, si yo no deseo tener un hijo, pues tengo derecho al aborto, es decir, los deseos se transforman en derechos. El problema de sublimar los deseos, los sentimientos, las emociones y de anular la razón es que no podemos amar. No podemos amar porque el amor es uso de la razón”.

En sus intervenciones, Maria Calvo analizó la alteridad sexual: “El problema de ahora es qué es ser hombre y qué es ser mujer”. “Está haciendo mucho daño esta ideología de género que niega las diferencias biológicas”. “Qué es ser varón”. Ahora los niños se han adaptado culturalmente al arquetipo femenino, es cariñoso, empático, etc.”. “Hay miedo a ser hombre, y lo que implica (autoridad, protección, seguridad)”.

“Mi tiempo, mi libertad”

En una encuesta de 2022 del Instituto valenciano de infertilidad, el 62 % de las mujeres  declaraba abiertamente que quería estar sola, no quería casarse ni tener hijos. Los motivos eran “mi tiempo y mi libertad”. Y si se plantean tener algún hijo, ¿para qué queremos el matrimonio, si puedo tener hijos sola?, reflexionó María Calvo, al aportar que un porcentaje alto de mujeres jóvenes españolas se plantea ser madre sola, sin padre, a lo largo de su vida, citando un trabajo del instituto valenciano de infertilidad.

“Este prescindir de los hombres ha llegado hasta extremos insospechados”, dijo en otro momento. “No necesitamos a los hombres, todo lo que tiene que ver con la maternidad ya está conseguido (técnicas de reproducción asistida): se sustituye la genealogía por la tecnología”.

“Si se pierde a Dios, nos perdemos a nosotros mismos”

En cuanto a la pérdida de la trascendencia, María Calvo señaló al final. “Si se pierde a Dios, nos perdemos a nosotros mismos. Porque realmente nos emancipamos del Creador, caemos en la idolatría del yo, entonces es mi yo autorreferencial, mi tiempo, mi libertad. En ese egocentrismo y en ese narcisismo el matrimonio es imposible, por lo que hemos dicho antes, el amor es pensar en el otro antes que en uno mismo como hábito”.

En el número de mayo de la revista Omnes, encontrarán éstas y otras cuestiones tratadas en el Foro Omnes, incluyendo preguntas de los asistentes.

El autorFrancisco Otamendi

Los abuelos clínex

Dios, o la teoría evolutiva de la abuela como queramos llamarle, quiso que los abuelos estuvieran ahí para ayudarnos a crecer y para transmitirnos los conocimientos que requieren más experiencia.

16 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

¿Sabía que, en comunidades cazadoras-recolectoras, los niños que cuentan con una abuela tienen un 40 por ciento más de probabilidades de sobrevivir? Las abuelas son parte fundamental del éxito de la especie humana, aunque ahora, lamentablemente, sean de usar y tirar.

Se lo escuché decir a María Martinón, una eminencia en la antropología a la que suelo citar a menudo. La aparente evidencia científica que ella describe tiene incluso un simpático nombre: la «teoría de la abuela«. ¿En qué consiste? La directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, lo explica así: «la menopausia, en las mujeres, sucede demasiado pronto porque somos una especie muy longeva. No es, por tanto, un deterioro sino una estrategia de éxito. Y es que contar con una abuela con plenas capacidades físicas y mentales es contar con alguien que va a invertir parte de su vida para que nosotros salgamos adelante. Además –añade– son un inmenso reservorio de conocimiento y de memoria».

También en nuestras comunidades urbanas del siglo XXI a nadie le cabe la menor duda de que esto es una verdad como un templo.

Las abuelas y los abuelos son una riqueza enorme para nuestra sociedad y son ellos quienes han soportado y siguen soportando sobre sus hombros gran parte de la carga familiar: cuidan a los nietos, los llevan al colegio, a las actividades extraescolares, a la catequesis, preparan la comida a sus hijos, hijas y cónyuges, contribuyen económicamente con las casas o empresas de sus hijos en momentos de crisis… ¡Qué grandes son los abuelos!

Pero, ¡ay cuando empiezan a dejar de ser productivos y «convenientes» al sistema! Dependemos de ellos para todo, pero cuando son ellos los que dependen de nosotros, los descartamos. Se convierten en abuelos clínex.

También ellos son culpables, en cierta medida, de esta triste tendencia. Porque muchos han educado a sus hijos en no sufrir por absolutamente nada, en salir corriendo ante el mínimo problema que les exigiera esfuerzo o desprendimiento. Mamá y papá estaban siempre ahí para sacarnos las castañas del fuego; pero ahora, como ya no pueden ayudarnos y el problema de su cuidado recae sobre nosotros, no somos capaces de afrontarlo.

La solución de la eutanasia se presenta como una atractiva solución al problema y son los propios abuelos, en su obsesión por evitarle sufrimientos a sus hijos, quienes ya están pidiendo la ayuda al suicidio llegado el caso de no poder afrontar sus cuidados. Se lo escuché decir el otro día a una anciana: «yo no quiero ser una carga para mis hijos. En cuanto no pueda valerme por mí misma, que me den la inyección». Podría parecer un gesto de generosidad extrema, pero en realidad, el suicidio (cuando no hay desequilibrio mental de por medio) no deja de ser un acto de soberbia, la más radical autoafirmación del yo: «Soy tan grande que hasta puedo decidir cuándo morir».

En la reciente declaración «Dignitas infinita» publicada por la Santa Sede, se nos recuerda que «ayudar al suicida a quitarse la vida es una ofensa objetiva contra la dignidad de la persona que lo pide, aunque con ello se cumpliese su deseo: «debemos acompañar a la muerte, pero no provocar la muerte o ayudar cualquier forma de suicidio. Recuerdo que se debe privilegiar siempre el derecho al cuidado y al cuidado para todos, para que los más débiles, en particular los ancianos y los enfermos, nunca sean descartados».

Dios, o la teoría evolutiva de la abuela como queramos llamarle, quiso que los abuelos estuvieran ahí para ayudarnos a crecer y para transmitirnos los conocimientos que requieren más experiencia. Y es que una persona mayor desvalida, lejos de ser un estorbo, puede llegar a ser la mejor lección de vida para nuestros hijos pues les explicita dónde acaban todos los esfuerzos humanos, les da la perspectiva necesaria para entender quiénes somos y adónde vamos.

Privar a nuestros hijos de verlos envejecer, de ayudarlos cuando ya no se pueden valer, de acompañarlos en sus últimos años y en el momento de la muerte es privarles de la enseñanza más importante de la vida: que los seres humanos tenemos fecha de caducidad y una dignidad que va mucho más allá de si valemos o no para algo. Nadie como una abuela en casa para explicar, con su sola presencia, que somos seres finitos dotados de una dignidad infinita.

El autorAntonio Moreno

Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

Vaticano

El Papa Francisco pide la paz en Oriente Medio

Además de la última petición de paz del Papa el pasado domingo en el Regina Caeli con motivo de la intervención de Irán en el conflicto palestino-israelí, el Santo Padre ha hecho en las últimas semanas numerosos llamamientos a que haya paz en Oriente Medio.

Giovanni Tridente·15 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Mientras los diversos conflictos siguen ensangrentando Oriente Medio, el Papa Francisco no se cansa de utilizar su autorizada voz para renovar una vez más un enérgico llamamiento en favor de la reconciliación y la paz también en esta especial región del mundo, al tiempo que no pasa un día sin que pida oraciones por la «atormentada Ucrania».

De hecho, en las últimas semanas se han emitido dos importantes mensajes, uno dirigido al mundo árabe y otro dirigido específicamente a la comunidad católica de Tierra Santa, unidos por el mismo sentimiento de angustia por la dramática situación de esa región y la firme convicción de que sólo a través del diálogo y la superación de las divisiones es posible construir un futuro de esperanza.

La intervención más reciente figura en un mensaje enviado a la cadena de televisión árabe Al Arabiya, con ocasión del final del Ramadán. En él, Francisco expresa su profunda angustia por los conflictos que ensangrientan desde hace demasiado tiempo las «tierras benditas» de la región, desde Palestina e Israel hasta Siria y Líbano. «Dios es paz y quiere la paz», dice el Papa, reiterando con fuerza que «la guerra es siempre y sólo una derrota: es un camino sin rumbo; no abre perspectivas, sino que apaga la esperanza».

Dirigiéndose directamente a los líderes políticos, el Pontífice les insta a detener «el ruido de las armas» y a pensar en los niños, que necesitan «casas, parques y escuelas, no tumbas y fosas». Aunque entristecido por la «sangre que corre» en esas tierras, Francisco expresa su confianza en que «los desiertos pueden florecer» y en que broten semillas de esperanza de los «desiertos del odio», si se sabe caminar juntos en el respeto mutuo y en el reconocimiento del derecho a la existencia de cada pueblo.

«Creo y espero en esto», dice el Papa en el Mensaje, «y conmigo los cristianos que, en medio de tantas dificultades, viven en Oriente Medio: los abrazo y los animo, pidiendo que tengan siempre y en todas partes el derecho y la posibilidad de profesar libremente su fe, que habla de paz y fraternidad».

A los católicos de Tierra Santa

Durante la Semana Santa, el propio Pontífice había tomado la iniciativa de enviar una carta a los católicos de Tierra Santa, con vistas a la Pascua de este año. El texto expresaba una vez más la cercanía del Pontífice y la solidaridad de los católicos con esa comunidad cristiana que durante siglos ha sido testigo del misterio de la Pasión y Resurrección de Jesús en los llamados Santos Lugares.

Aunque consciente del grave sufrimiento que atraviesan en estos momentos los fieles de Tierra Santa, «inmersos en la Pasión», el Papa les animó a no perder la esperanza en la Resurrección. Llegó a llamarlos «antorchas encendidas en la noche» y «semillas de bien en una tierra desgarrada por los conflictos», que con su capacidad de «levantarse y seguir adelante» anuncian que el Crucificado ha resucitado de verdad.

En la Carta, Francisco había mostrado también su afecto paterno a quienes, especialmente, «son niños a los que se les niega el futuro, a los que lloran y se afligen, a los que sienten angustia y desconcierto». Y renovó su invitación a todos los cristianos del mundo a convertirse en «apoyo concreto» y a rezar sin cesar para que «toda la población de su querida Tierra esté finalmente en paz».

Aunque dirigidos a contextos diferentes -el mundo árabe y la comunidad católica de Tierra Santa-, los dos documentos pontificios comparten, por tanto, el mismo llamamiento: en este tiempo oscuro marcado por la «inútil locura de la guerra», es necesario redescubrir la esperanza de la Resurrección y construir con determinación la paz, único camino para el futuro de toda la región y de la humanidad.

Una sentida invitación dirigida a todos los creyentes, pero también a toda persona de buena voluntad, para que no se rindan ante la violencia y sigan sembrando las semillas de una posible reconciliación.

El autorGiovanni Tridente

FirmasFederico Piana

Artesanos de la paz

Hay un modo concreto de comprender con qué intensidad la Iglesia promueve y defiende la paz en el mundo: basta contar a todos los hombres y mujeres que, en todos los continentes, arriesgan su vida para difundir los valores de fraternidad humana que enseña el Evangelio.

15 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 1 minuto

Hay un modo concreto de comprender con qué intensidad la Iglesia promueve y defiende la paz en el mundo: basta contar a todos los hombres y mujeres que, en todos los continentes, arriesgan su vida para difundir los valores de fraternidad humana que enseña el Evangelio. Sería demasiado largo relatar aquí las historias de los últimos quince años, pero dos de ellas, emblemáticas, pueden ayudar a esclarecer el gran empeño de los católicos por conseguir pacificar pueblos y naciones. 

La primera historia procede de Haití, nación caribeña sumida hoy en el caos más absoluto y enfrentada a la feroz violencia de las bandas armadas que asolan el país y agravan su ya gran pobreza. En este contexto, Monseñor Pierre André Dumas, obispo de la diócesis de Anse-à-Veau-Miragoâne, siempre ha intentado que las distintas facciones enfrentadas dialoguen, organizando reuniones con los líderes de las distintas bandas armadas con el objetivo de alcanzar la paz. A finales de febrero, se encontraba en la capital haitiana, Puerto Príncipe, para una de estas reuniones cuando un atentado interrumpió sus sueños: ahora, herido, se debate entre la vida y la muerte. 

Otra historia procede de Sudán, país africano desgarrado por un sangriento conflicto civil. Aquí hay una monja, la comboniana Elena Balatti, que en la frontera con Sudán del Sur reúne cada día a cientos de refugiados que, a causa de la guerra, quieren escapar a un lugar seguro. La hermana Elena, arriesgando cada vez su propia vida, los sube a un barco y los pone a salvo. Entre estos hombres y mujeres, sudaneses y sursudaneses, la Hermana Elena intenta reavivar el entendimiento y la paz. 

Un compromiso global que no sólo une a monseñor Dumas y a la hermana Elena, sino también a muchos católicos de los que, tal vez, nunca se sepa nada.

El autorFederico Piana

 Periodista. Trabaja en Radio Vaticana y colabora con L'Osservatore Romano.

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Ecología integral

Laura Iglesias. Una convencida de la complementariedad entre fe y ciencia

La investigación de esta mujer, católica comprometida, resultó de gran utilidad para la identificación de espectros estelares en el contexto del desarrollo de la Astrofísica. Esta serie de biografías breves de científicos católicos se publica gracias a la colaboración de la Sociedad de Científicos Católicos de España.

Ignacio del Villar·15 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Laura Iglesias Romero, fallecida el 15 de abril de 2022, fue doctora en Ciencias y profesora de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Gran parte de su carrera se desarrolló en el Instituto de Óptica «Daza de Valdés», hoy conocido como Miguel Catalán, en honor al ilustre químico de la Edad de Plata Miguel Catalán Sañudo, quien fue su mentor.

También desempeñó el cargo de profesora adjunta de Estructura Atómico-Molecular y Espectroscopia en la Universidad Complutense de Madrid.

En 1956, solicitó una beca al CSIC para estudiar en la Universidad de Princeton, en el estado de Nueva Jersey (EE. UU.), donde trabajó como asistente de investigación con el profesor Allen Shenstone, entonces decano de la Facultad de Física. Posteriormente, se trasladó a Washington, donde trabajó en el National Bureau of Standards durante la década de los sesenta.

A pesar de recibir varias ofertas, decidió regresar a España y se reintegró al CSIC. En el Instituto de Óptica Daza de Valdés, se enfocó en la obtención y observación de espectros de elementos de transición relevantes para la astrofísica, contribuyendo al entendimiento del movimiento estelar y otros componentes pesados en el sistema periódico. Sus datos fueron de gran utilidad para la identificación de espectros estelares en el contexto del desarrollo de la Astrofísica.

Además de su labor científica, impartió clases de Cálculo de Sistemas Ópticos, convirtiéndose en una experta en el tema. Llegó a diseñar un periscopio, lo que le valió ser Jefa de Sección de Proyectos del Laboratorio y Taller de Investigación del Estado Mayor de la Armada. Igualmente, realizó una estancia posdoctoral en el Massachusetts Institute of Technology (MIT).

En cuanto a su fe, recibió las catequesis del Camino Neocatecumenal de la mano de Kiko Argüello en San Antonio de la Florida (Madrid) y completó su formación en la parroquia de Santiago (Madrid). Ante la pregunta sobre la compatibilidad entre ciencia y fe, no dudaba en afirmar que no solo son compatibles, sino que se complementan. 

El autorIgnacio del Villar

Universidad Pública de Navarra.

Sociedad de Científicos católicos de España

Vaticano

El Papa expresa su preocupación por el agravamiento del conflicto en Tierra Santa

Este domingo, 14 de abril, el Papa Francisco ha rezado el Regina Caeli ante los fieles congregados en la Plaza de san Pedro. Al finalizar, ha pedido oraciones por la paz, especialmente por el conflicto palestino-israelí.

Loreto Rios·14 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

En el Regina Caeli de hoy, el Papa Francisco ha recordado que «el Evangelio nos traslada a la noche de Pascua. Los apóstoles están reunidos en el cenáculo, cuando desde Emaús vuelven los dos discípulos y relatan su encuentro con Jesús, ‘lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan’ (Lc 24,35). Y, mientras expresan la alegría de su experiencia, el Resucitado se aparece a toda la comunidad. Jesús llega precisamente mientras están compartiendo el relato del encuentro con Él. Reflexionemos sobre esto, sobre la importancia de compartir la fe».

En esta línea, el Papa Francisco ha señalado que «cada día nos bombardean con mil mensajes. Muchos son superficiales e inútiles, otros revelan una curiosidad indiscreta o, peor aún, nacen de cotilleos y malicia. Son noticias que no sirven para nada, es más, hacen daño. Pero también hay noticias hermosas, positivas y constructivas, y todos sabemos lo bien que sienta escuchar cosas buenas y cómo nos sentimos mejor cuando eso ocurre. Y es hermoso también compartir las realidades que, en lo bueno y en lo malo, han tocado nuestra vida, de modo que podamos ayudar a los demás».

El Pontífice ha invitado a continuación a reflexionar sobre «algo de lo que a menudo nos cuesta hablar. Se trata, paradójicamente, de lo más hermoso que tenemos que contar: nuestro encuentro con Jesús. Cada uno de nosotros podría decir tanto al respecto: no haciendo de maestro de los demás, sino compartiendo los momentos únicos en los que ha sentido al Señor vivo y cercano, que encendía en el corazón la alegría o enjugaba las lágrimas, que transmitía confianza y consuelo, fuerza y entusiasmo, o perdón, ternura, paz. Es importante compartir esto en familia, en la comunidad, con los amigos. De igual modo que sienta bien hablar de las inspiraciones buenas que nos han orientado en la vida, de los pensamientos y de los sentimientos que surgen cuando nos hallamos en presencia de Dios, y también de los esfuerzos y de las fatigas que hacemos para entender y para progresar en el camino de la fe, tal vez también para arrepentirnos y volver sobre nuestros pasos. Si lo hacemos, Jesús, precisamente como sucedió a los discípulos la noche de Pascua, nos sorprenderá y hará aún más hermosos nuestros encuentros y nuestros ambientes».

A continuación, el Papa ha propuesto estas preguntas para meditar sobre ellas: «Probemos entonces a recordar, ahora, un momento fuerte de nuestra vida de fe, un encuentro decisivo con Jesús. Y preguntémonos: ¿He hablado de ello con alguien? ¿He obsequiado con ello, con sencillez, a familiares, a cohermanos, a las personas queridas y a aquellos con los que me relaciono? Y finalmente: ¿Estoy interesado, a su vez, en escuchar de los demás lo que tienen que decirme sobre su encuentro con Cristo?
Que la Virgen nos ayude a compartir la fe para que nuestras comunidades sean cada vez más lugares de encuentro con el Señor».

Agravamiento del conflicto en Israel

Al finalizar el rezo del Regina Caeli, el Papa ha indicado que sigue con dolor las noticias sobre el agravamiento de la situación en Israel a causa de la intervención de Irán ayer noche debido a que considera a Israel culpable del ataque a su consulado en Damasco (Siria).

El Santo Padre ha hecho un llamamiento a que se detenga la «espiral de violencia», que puede llevar a Oriente Medio a un conflicto mayor, y a que se rece por la paz.

Jornada Mundial de los Niños

Tras saludar a los peregrinos de diferentes países, el Papa ha enviado un saludo especial para los niños presentes, y ha recordado que el 25 y 26 de mayo se celebrará en la Iglesia la primera Jornada Mundial de los Niños. Además, el Pontífice ha pedido que los fieles acompañen con la oración el camino hacia esta jornada, y ha indicado a los niños que los espera «a todos»: «Tenemos necesidad de su alegría y su deseo de un mundo mejor».

Para finalizar, el Papa ha pedido oraciones por los niños que sufren por las guerras y, como es habitual, nos ha recordado que recemos por él.

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Mundo

Luis Alfonso Zamorano: “Las víctimas llegan a creer que Dios es cómplice del abuso”

El sacerdote Luis Alfonso Zamorano lleva años acompañando a víctimas de abusos, además de haber escrito varios libros sobre este tema. En esta entrevista, nos ofrece algunas claves importantes.

Loreto Rios·14 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 6 minutos

El sacerdote Luis Alfonso Zamorano, además de haber sido misionero en Chile durante casi dos décadas, lleva años acompañando a víctimas de abusos. Recientemente, ha participado en el III Congreso Latinoamericano “Vulnerabilidad y abuso: hacia una mirada más amplia de la prevención”, celebrado en la ciudad de Panamá del 12 al 14 de marzo. Además, es autor de varios libros sobre acompañamiento a víctimas de abusos, entre ellos “Ya no te llamarán ‘abandonada’”. En este entrevista, nos ofrece algunas claves importantes.

¿Cómo ha evolucionado la postura de la Iglesia con respecto al tema de los abusos?

-Es una pregunta muy amplia, pero yo creo que desde el año 2018, a raíz de la crisis de Chile, hay un antes y un después. Nunca un Papa había hecho un magisterio tan activo y tan abundante sobre este ámbito. Experiencias como las de REPARA, en Madrid, son un faro muy potente de esperanza. A nivel jurídico, aunque sigue habiendo muchos desafíos, hemos reformado el libro sexto del Código de Derecho Canónico, existe un Vademécum y protocolos más claros. Creo que donde más se ha avanzado es en la prevención. Por ejemplo, la mayoría de colegios de la Iglesia hoy en día tienen protocolos de prevención bastante serios. Sin embargo, también es verdad que, en muchas parroquias e instancias formativas, esto todavía se sigue sin hablar, y sigue sin haber formación seria para los sacerdotes y laicos en este ámbito. Gracias a Dios en estos últimos años han ido creciendo exponencialmente el número de publicaciones, de libros y de Congresos, dedicados a la investigación y prevención del abuso sexual, de conciencia o de autoridad. Pero sería un error caer en la autocomplacencia. Creo que todavía nos falta hacer un camino profundo de verdad y de reconocimiento.

¿Cuáles considera que son esas tareas pendientes?

-Todavía seguimos teniendo miedo a las víctimas y las miramos con desconfianza. Hay que hacer lo mismo que Jesús: llamó a un niño, lo puso en el centro de la comunidad y dijo: “Este es el más importante”: el vulnerable, el pequeño, el frágil, quien está herido… Nos falta entender la gravedad del abuso sexual y de conciencia dentro de la Iglesia por el terrible daño espiritual que genera cuando el que abusa o encubre los delitos es alguien que representa a Dios y actúa en su nombre. Las víctimas llegan a creer que Dios es cómplice del abuso. Tenemos vocaciones partidas por la mitad, vidas quebradas en su fe, comunidades heridas y escandalizadas… Tenemos que dejar de echar balones fuera y asumir la gravedad de lo que significa el abuso intraeclesial.

Después, tiene que haber formación transversal, que atraviese de forma orgánica todos los ámbitos de pastoral. En muchas parroquias y movimientos sigue sin apenas hablarse de este tema.

Hay muchas cosas que mejorar de los procesos canónicos. Por ejemplo, el trato que se da a los denunciantes: falta que la víctima pueda ser parte del proceso.

En mi opinión, lo que está haciendo el Papa Francisco con el Sínodo es una respuesta de raíz al problema de los abusos, porque en el fondo estamos tratando de revisar nuestro mundo de relaciones dentro de la Iglesia, el concepto del poder, de la toma de decisiones, el clericalismo, etc. Sin hablar del abuso directamente, creo que, si de verdad se asumen los principios de la sinodalidad, estaremos atajando el problema de raíz.

Después de haber sido víctima de un consagrado ¿es posible sanar y recuperar la confianza?

-La confianza es la gran herida, entre otras. Es uno de los principales desafíos, porque el abuso, al ser cometido por personas cercanas de las que nunca podrías sospechar algo, ante todo es una gran traición de la confianza. ¿Es posible la sanación? Absolutamente. Sí, es posible sanar. ¿Qué se necesita para sanar?

Yo diría que, en primer lugar, hay que entender qué significa la sanación. La sanación no significa que llegue un momento en que desaparezca mágicamente de mi vida cualquier síntoma relacionado con los abusos que he sufrido. A veces, las manifestaciones del trauma a nivel psicológico y emocional se hacen presentes en la vida de la forma más inesperada. Puedes estar bien una larga temporada y de repente pasar por una etapa de pesadillas, o tener otra vez ataques de pánico, cuando ya estaban superados, porque vuelves a estar sometido a alguna situación estresante que te recuerda el momento traumático. ¿Significa eso que no te has curado? No, significa que estás en camino y que es un camino donde la cicatriz se puede volver a abrir. La curación tiene mucho más que ver a veces con la actitud que tenemos ante esas heridas que no siempre llegan a cerrar del todo. Y es que de la herida puede brotar luz y vida para los demás…

Dicho esto, para los supervivientes en el seno de la Iglesia, la sanación pasa también por la justicia. Dice el salmo 85: “La misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan”. Sin justicia, muchos supervivientes no encuentran paz. Y la justicia está en nuestras manos como Iglesia otorgarla. Sin medidas de reparación, las víctimas no cierran heridas. Porque el daño es muy grande, en todas las facetas de la vida. Te podría decir de personas que no logran tener un trabajo estable, pasan largas temporadas de depresión, han perdido carreras brillantes, porque el abuso ha ralentizado todas sus energías, su creatividad… Y ya no digamos a nivel de su fe. Si les seguimos negando justicia, yo considero que no es imposible, porque hay supervivientes que salen adelante, pero para otros muchos será muy difícil rehacer su vida.

¿Cuáles considera que son las claves principales del acompañamiento a las víctimas?

Creo que lo primero que hay que hacer es escuchar con una acogida incondicional, sin juicios, y creer. Si alguien te abre el corazón en un contexto supuestamente de confianza y de confidencialidad como ese, y no la crees, no la acoges… si cuestionas su testimonio… puedes hacer mucho daño. Yo diría que, en primer lugar, siempre creer. No me refiero a creer a cualquiera que salga en la televisión o en los medios, sino a una persona que viene en un contexto de tú a tú. No me toca a mí indagar la veracidad del testimonio. A mí lo que me corresponde es acoger el testimonio como acompañante de la persona.

En segundo lugar, desculpabilizar, porque generalmente suelen arrastrar una culpabilidad persecutoria muy intensa. Esto es terrible, porque siendo inocentes, el abusador les hizo creer que eran los que “provocaban el abuso” Hay que hacerle entender que no fue su culpa. Incluso aunque haya sido una persona adulta. Aquí el único responsable de la agresión sexual es el abusador. Eso es muy liberador, y lo necesitan.

Por otra parte, creo que, si no tenemos formación especializada, tenemos que aprender a derivar a quienes sí tienen una formación específica. O, si no, que nos formemos bien, porque este un trauma muy específico, con unas características muy particulares. Por tanto, hay que formarse, no basta la buena voluntad. Hay que tener mucho cuidado con nuestro lenguaje religioso, al usar conceptos como el perdón: “Bueno, pero después de tantos años, hay que pasar página”. O “mira, esto guárdalo para ti, llévatelo a la tumba, no se lo comentes a nadie”. Es un abuso que lleva silenciado durante años, y, con esa frase, vuelves a silenciar a la persona, en vez de ayudarla. El perdón se encuentra al final de un proceso. Y “perdón” no significa ignorar las exigencias de la justicia.

Además, es muy importante que el vínculo que establezcas en esa relación de ayuda sea un vínculo que le pueda servir a la persona como experiencia de contraste: si la herida justamente ha sido la rotura de la confianza, que esa persona sea capaz de establecer un vínculo de confianza con alguien ya de por sí es terapéutico. Pero esa confianza hay que purificarla, tiene que ser verdadera, no se puede volver a traicionar. El acompañante no es el salvador; no soy quien va a solucionar todos los problemas de la persona, pero no la puedo defraudar en la confianza. Tendré que regular expectativas también, eso es muy importante. Y, si hace falta, a lo mejor hay que acompañar un proceso de denuncia. Eso se discierne, porque dependerá del caso: si son menores, está claro, hay que poner en conocimiento de quien corresponda, pero, si son adultos habrá que discernir cuándo, cómo, en qué momento, si la persona lo quiere o no lo quiere, porque es una decisión suya.

Este tema daría para mucho, pero esas serían las claves de un primer encuentro.

¿Ha habido casos de arrepentimiento entre los abusadores? En muchos casos, no parecen ser conscientes del mal que han causado.

Es parte de su trastorno de personalidad. Generalmente, quienes agreden son personas muy narcisistas, antisociales, con rasgos paranoides y limítrofes. Eso no significa que estén locos. Es gente que puede ser brillante en muchas facetas de la vida y son muy difíciles de distinguir. Ojalá fuera fácil. Con esto quiero decir que justamente una de las dificultades que tiene el narcisismo patológico es aceptar que hay algo que no haces bien. Estás lleno de distorsiones cognitivas y justificaciones, y por tanto se da una desconexión moral. Entonces, el trabajo es ayudar a que puedan reconocer poco a poco el terrible daño que han causado.

Las estadísticas que manejo de algunos años atrás hablaban de que un 60-70 % no reconocía el delito. Pero hay veces que sí. Hace poco escuché el testimonio de un sacerdote, que fue denunciado ya mayor, y que lo ha aceptado, e incluso ha dicho: “Esto es una cosa que me ha pesado toda mi vida, siempre he pensado qué habría sido de ese adolescente. Si antes de morir se me concediera poder pedir perdón, y de alguna manera puedo aliviar su dolor, aquí estoy”. Estar dispuesto a aceptar que algo así ha sucedido, venciendo el temor a que tu imagen de hombre de bien y de hombre santo se venga al suelo, al juicio de tus propios hermanos sacerdotes, no es fácil. Sin embargo, es el único camino para su sanación también. El Papa Benedicto dejó un itinerario muy claro: “Reconoced abiertamente vuestros crímenes, someteos a las exigencias de la justicia, pero no desesperéis de la misericordia de Dios”. Ahí está el resumen de lo que sería un buen acompañamiento. Requiere un camino, un proceso de profunda verdad y humildad, pero no es imposible.

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Dignidad infinita

Esta semana, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe ha publicado el documento "Dignitas infinita" sobre la dignidad humana, en el que condena, entre otras cosas, la violencia, la precaria situación de los emigrantes, el aborto, la maternidad subrogada o la teoría de género.

13 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

El Dicasterio para la Doctrina de la Fe acaba de publicar una Declaración titulada “Dignitas Infinita” (Dignidad Infinita) referida a la dignidad humana. La Iglesia, apoyada en la razón y en la Revelación, afirma que la dignidad de toda persona humana es «inalienable e intrínseca, desde el principio de su existencia (hasta su final natural) como don irrevocable». Precisamente porque esta dignidad es intrínseca permanece «más allá de toda circunstancia» y su reconocimiento no puede depender del juicio sobre la capacidad de una persona para comprender y actuar libremente. Una persona puede estar privada del uso de la razón o de su libertad sin por ello perder su dignidad humana. En este sentido, la Declaración denuncia que «a veces también se abusa del concepto de dignidad humana para justificar una multiplicación arbitraria de nuevos derechos, muchos de los cuales suelen ser contrarios a los definidos originalmente y no pocas veces se ponen en contradicción con el derecho fundamental a la vida».

La Declaración desglosa una amplia serie de temas que son «violaciones graves de la dignidad humana». Entre ellos, el drama de la pobreza, la tragedia de la guerra, la trata de personas, los abusos sexuales y la violencia contra las mujeres, el aborto, la maternidad subrogada, la eutanasia y el suicidio asistido, la ideología de género y el cambio de sexo. En este tema tan delicado, la Declaración matiza que «esto no significa que se excluya la posibilidad que una persona afectada por anomalías genitales, que ya son evidentes al nacer o que se desarrollan posteriormente, pueda optar por recibir asistencia médica con el objetivo de resolver dichas anomalías».

Como veis, se trata de un amplio texto donde se abordan temas de mucha gravedad y actualidad. A veces, nos puede dar la impresión de estar predicando en el desierto, aun tratándose de cuestiones, en las que la misma razón humana llega sin gran dificultad para saber distinguir qué es conforme a la dignidad humana y qué le es contrario. Sin embargo, respiramos una cultura relativista, individualista y hedonista en la cual lo que era evidente se convierte en problemático y se confunde, justificando -como dice la misma Declaración- una multiplicación arbitraria de nuevos derechos, que contradicen la misma dignidad humana en la que se pretenden fundamentar. Os animo a leerla con calma. Con mi bendición.

El autorCelso Morga

Arzobispo emérito de la diócesis de Mérida Badajoz

Mundo

Olivia Maurel: “No existe absolutamente ningún ‘derecho’ a tener un hijo”

Cuando Olivia Maurel descubrió, en su juventud, que había sido "encargada" por sus padres, su vida encajó como un rompecabezas. Su testimonio en el parlamento de la República Checa en noviembre de 2023 fue nítido: nunca hay ninguna justificación para obligar a un niño a nacer para separarlo de su madre biológica.

Maria José Atienza·13 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 7 minutos

“El camino hacia la paz exige el respeto de la vida, de toda vida humana, empezando por la del niño no nacido en el seno materno, que no puede ser suprimida ni convertirse en un producto comercial. En este sentido, considero deplorable la práctica de la llamada maternidad subrogada, que ofende gravemente la dignidad de la mujer y del niño; y se basa en la explotación de la situación de necesidad material de la madre. Un hijo es siempre un don y nunca el objeto de un contrato. Por ello, hago un llamamiento para que la Comunidad internacional se comprometa a prohibir universalmente esta práctica”. Con estas duras palabras, el Papa Francisco denunciaba, a principios de enero de 2024, la práctica de la maternidad subrogada en el discurso a los miembros del cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede.

Unas semanas antes de este discurso, uno de los más importantes del año para el Papa, la joven Olivia Maurel había hecho llegar una carta al Santo Padre. Aunque Olivia se declara atea y militante feminista, remitió al pontífice una carta en la que contaba su experiencia de sufrimiento como hija por maternidad subrogada y señalaba que el Papa podría comprenderla “y compartir la angustia y la injusticia que he sufrido, porque conozco su compromiso contra las ‘nuevas formas de esclavitud’, su crítica a la ‘globalización de la indiferencia’ y a la ‘cultura del despilfarro’, de las que la maternidad subrogada es una manifestación, además de una amenaza para la familia”.

La maternidad subrogada, que fue tratada en profundidad por Omnes en el número 727, correspondiente al mes de mayo de 2023, se encuentra, en los últimos meses, de plena actualidad. Son numerosas las informaciones sobre personas, siempre adineradas, que recurren a una tercera para gestar un hijo.

Los problemas jurídicos y la flagrante violación de Derechos Humanos fundamentales se unen a las secuelas físicas y psicológicas que arrastran madres gestantes e hijos.

Preocupados por esta situación, en marzo de 2023, juristas, médicos y académicos de diversos países firmaban la Declaración de Casablanca por la abolición de la maternidad subrogada de la que la francesa Olivia Maurel se ha convertido en la cara visible.

Maurel, que ha concedido una entrevista a Omnes con este motivo, espera que “la Iglesia católica sea una de las abanderadas de la lucha contra la maternidad subrogada”.

De 32 años y residente en Francia, es hoy la portavoz legítima de la lucha contra una nueva esclavitud moderna como es la práctica de la maternidad por vientre de alquiler. Su testimonio ha dado la vuelta al mundo apareciendo en numerosos medios de comunicación de diversos países. Su meta es denunciar esta práctica, pedir su abolición y sobre todo, dar a conocer su experiencia personal y las consecuencias de los vientres de alquiler, tanto en las madres gestantes o portadoras como en los niños subrogados.

Usted descubrió que era hija por subrogación cuando ya era adulta, pero antes había sentido que “algo ocurría”. ¿Cómo fue su vida de infancia? ¿Qué sintió al conocer que había sido hija por subrogación?

—Mis padres eran mayores que la media de los padres de mis amigos, y yo tenía un estilo de educación “mayor”.

Nunca tuve con mis padres la relación que tengo actualmente con mis hijos. No me acurrucaba con ellos, nunca confiaba en ellos, aunque tenía todo lo que necesitaba, materialmente hablando.

Hoy estoy muy unida a mis hijos, con una conexión muy estrecha con ellos. Yo quería a mis padres y sé que ellos me querían a mí, y creo que lo hicieron lo mejor que pudieron con lo que tenían. Ambos tuvieron una infancia dura, así que no se criaron con la mentalidad que tiene mi generación, por ejemplo.

De niña siempre que estaba con mis padres tenía que estar acompañada de niñeras, pues temía que me abandonaran. Siempre tuve esa sensación visceral de que algo no iba bien.

Esta corazonada se hizo más intensa durante mi adolescencia. Me convertí en una adolescente muy complicada (más difícil que el adolescente medio, creo) y era extremadamente difícil con mis padres. En realidad, tomé distancia mentalmente con ellos en esos momentos.

Alrededor de 2016 – 2017 empecé a buscar en Google la ciudad en la que había nacido para encontrar respuestas a cómo había sido mi nacimiento. Entonces descubrí que la maternidad subrogada se estaba llevando a cabo en Louisville (Kentucky) en esos años.

Fue como si, finalmente, hubiera encontrado la última pieza del rompecabezas. Las cosas fueron cuesta abajo a partir de ahí y desde entonces la relación con mis padres no ha sido muy buena.

Reconoce que ha tenido una vida materialmente cómoda, pero espiritualmente dolorosa. Gran parte de los argumentos a favor de la subrogación se basan en el “deseo irrefrenable” de tener un hijo y “la capacidad de darles una buena vida”. ¿Qué tiene que decir desde su experiencia?

—Sí. Tuve una vida muy, muy, cómoda materialmente. Mis padres me lo dieron todo en el plano material. En este sentido no puedo estar en desacuerdo. Pero me faltó amor tierno, materno y paterno. Que los padres tengan recursos económicos no significa que sean capaces de ofrecer una buena vida a un niño. A un niño, hasta cierto punto, no le importa el dinero, le importa la presencia de sus padres, el amor, los mimos, las palabras amables.

Sinceramente, ¿quién se acuerda de qué regalo nos hicieron por nuestro quinto cumpleaños? Sin embargo, sí recordamos cuándo tuvimos nuestra primera ruptura y cómo nuestros padres nos apoyaron o no.

No existe absolutamente ningún derecho a tener un hijo. La gente puede tener deseos irreprimibles de tener una familia, y puedo entender las situaciones desgarradoras por las que tienen que pasar algunas familias, pero hay otras formas de construir una familia, como la adopción.

Una “necesidad” no es una llamada. No porque podamos debemos hacerlo. La maternidad subrogada es ilegal en muchos países por una razón, para proteger a las mujeres y a los niños. Éticamente no es aceptable comprar un bebé y alquilar el vientre de una mujer.

Usted no es creyente, pero escribió hace semanas una carta al Papa Francisco explicando su historia. ¿Por qué lo hizo?

—Lo hice porque sé que el Papa Francisco es importante. Su palabra es escuchada por mucha gente, y con razón, porque su discurso ante los diplomáticos del pasado 8 de enero se hizo viral en internet.

Muchos cristianos, católicos, recurren a la maternidad subrogada, o se convierten en vientres de alquiler. Realmente, yo quería que insistiera en el hecho de que condena la práctica de la maternidad subrogada para recordar a su pueblo que la maternidad subrogada es atroz para los bebés y las mujeres.

Sus palabras pueden hacer que algunas personas dejaran de recurrir a los vientres de alquiler o de convertirse en madres de alquiler. Sus palabras también pueden hacer ver a la gente lo que realmente es la maternidad subrogada: una nueva esclavitud.

Sin embargo, lo más importante es que el Papa pidió la prohibición internacional de los vientres de alquiler, que es exactamente lo que la Declaración de Casablanca promueve e intenta conseguir. Como portavoz de la Declaración de Casablanca, estoy muy orgullosa y feliz de que un hombre tan influyente esté de acuerdo con nuestro trabajo: una convención internacional para la abolición de los vientres de alquiler.

En España, por ejemplo, la radio propiedad de la Conferencia Episcopal Española invitó recientemente a Ana Obregón, una actriz que utilizó el esperma de su hijo fallecido para tener un hijo mediante gestación subrogada.

Durante la entrevista, presentaron la maternidad subrogada como algo hermoso. Como mujer y madre, comprendo su dolor, pero tengo una opinión muy diferente sobre la gestación subrogada. Soy atea, pero decidí escribir una carta al presidente de los Obispos de España para expresarle mi decepción por esta entrevista, porque la Iglesia católica está en contra de la gestación subrogada. No he tenido respuesta a mi carta, lo cual me parece preocupante porque no creo que sea normal que se hable de la gestación subrogada como algo estupendo en una radio de la Iglesia. Espero que la radio reitere la posición de la Iglesia sobre la gestación subrogada: es decir, que está en contra de esta práctica.

La subrogación tiene un claro perfil económico: mujeres vulnerables y “padres” adinerados.

¿Cómo pueden actuar los estados política y socialmente para evitar esta compraventa de seres humanos?

—Los estados tienen que empezar a hacer ilegal la gestación subrogada promulgando leyes severas contra el uso de vientres de alquiler en sus propios países, pero también leyes que impidan a la gente ir al extranjero y traer niños comprados. Sin esto, será difícil acabar por completo con la maternidad subrogada.

Debemos proteger a estas mujeres vulnerables. En los últimos años se han multiplicado las informaciones sobre famosos o parejas que han recurrido a la maternidad subrogada.

¿Cree que hay una campaña para “blanquear” esta práctica y que los ciudadanos la lleguen a ver como algo normal?

—Sí, creo que hay una campaña en todo el mundo para que parezca “guay” recurrir a la gestación subrogada.

Tomaré como ejemplo el país en el que vivo, Francia. La gestación subrogada es ilegal en Francia, sin embargo, en mi opinión, sólo hemos visto documentales positivos en la televisión sobre esta práctica. No hemos visto a personas que estén en contra de la práctica de la maternidad subrogada, como médicos, psicólogos, abogados o incluso madres de alquiler.

Sólo me ha contactado una vez un periódico local del sur de Francia, pero ningún gran medio de comunicación (televisión, periódico). Todo esto se debe a que los medios de comunicación franceses están en manos de gente a favor de la gestación subrogada, y quieren que se legalice aquí en Francia.

Así que están haciendo creer a la gente que la maternidad subrogada es hermosa y no muestran el lado real de la maternidad subrogada: la compra y venta de niños, arrancando a los niños de sus madres al nacer y alquilando a mujeres vulnerables.

Espero que pronto me inviten a hablar y debatir sobre la gestación subrogada en mi propio país. De hecho, la ICAMS (Coalición Internacional para la Abolición de la Maternidad Subrogada) había presentado un informe en el que afirmaba que los medios de comunicación franceses mostraban un sesgo hacia la maternidad subrogada.

La ICAMS demostró que durante los documentales sobre maternidad subrogada en la televisión francesa, nunca había nadie en contra de la maternidad subrogada para matizar y equilibrar los dichos de las personas a favor de la maternidad subrogada.

Usted se ha convertido en un referente de la lucha contra la maternidad subrogada. ¿Qué feedback ha recibido? ¿Qué espera lograr con esta nueva visibilidad que tiene?

—He recibido muchos comentarios positivos de personas que no se atreverían a decir que están en contra de la gestación subrogada, quizás por estar demasiado asustadas para recibir críticas.

La gente está hablando, se les están abriendo los ojos y se está dando a conocer a la gente la realidad de la gestación subrogada. Esto es muy importante.

También he recibido muchos comentarios negativos, pero la verdad es que no me molestan. Siempre estoy dispuesta a debatir. Espero que con esta nueva visibilidad que tengo, pueda empezar a hacer comprender realmente a la gente lo negativa que es la gestación subrogada y lo importante que es que los Estados se unan para la abolición universal de la gestación subrogada. Esto es lo que intenta conseguir la Declaración de Casablanca y muchas personas están trabajando mucho para que se firme un tratado internacional.

Vaticano

El Papa Francisco viajará a Asia y Oceanía en septiembre

El Papa Francisco viajará a Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur en septiembre de 2024, en el que será su viaje apostólico más largo hasta la fecha.

Paloma López Campos·12 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

La Santa Sede confirma el viaje del Papa Francisco a distintos países de Asia y Oceanía el próximo mes de septiembre. Del 2 al 13 de dicho mes el Santo Padre visitará Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur.

A pesar de que todavía no se conoce el itinerario exacto del viaje apostólico, la Sala Stampa ha señalado las fechas de la visita del Papa. Francisco estará del 3 al 6 de septiembre en Yakarta, capital de Indonesia. A continuación estará tres días, del 6 al 9, en Puerto Moresby, capital de Papúa Nueva Guinea, y Vanimo, capital de la provincia de Sandaun en el país oceánico. Después se trasladará a Dili, ciudad central de Timor Oriental donde estará del 9 al 11 de septiembre. Finalmente, el Pontífice pasará 2 días en Singapur.

Población variada

De los cuatro países que visitará el Santo Padre, solo dos tienen una población de mayoría católica, Papúa Nueva Guinea y Timor Oriental. Indonesia es de mayoría musulmana mientras que en Singapur el budismo es la religión más practicada.

La diversidad en el viaje no está solo en la geografía o en las confesiones religiosas, también hay una gran diferencia económica entre los países que va a visitar el Santo Padre. Indonesia es la economía más potente de todo el continente asiático y Singapur tiene un mercado importante que hace que tenga el PIB per cápita más alto del mundo. Frente a esto, casi el 40 % de la población en Timor Oriental vive por debajo del umbral de pobreza y la mitad de los habitantes son analfabetos.

Itinerario sin especificar

El Papa Francisco llega a todos estos territorios por invitación de los Jefes de Estado y las autoridades eclesiásticas. Sin embargo, los encuentros que tenga con ellos, así como con organizaciones y ciudadanos de los distintos países, se especificarán más adelante, tal y como ha señalado la Sala Stampa.

Estados Unidos

Asistentes al Congreso Eucarístico podrán obtener una indulgencia plenaria

Los fieles que asistan al Congreso Nacional Eucarístico o participen en la Peregrinación Eucarística podrán obtener una indulgencia plenaria.

Paloma López Campos·12 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

El Papa Francisco ha concedido una bendición apostólica a los asistentes del Congreso Nacional Eucarístico en Estados Unidos. Quienes participen en alguno de los eventos del Renacimiento Eucarístico podrán obtener una indulgencia plenaria, tal y como informa la Conferencia episcopal estadounidense.

La noticia llega después de que el arzobispo Timothy Broglio pidiera a la Penitenciaría Apostólica del Vaticano la concesión de una indulgencia a quienes realizaran la Peregrinación Eucarística Nacional. Del mismo modo, el arzobispo también solicitó que él u otro pelado pudiesen impartir una bendición y la indulgencia plenaria a quienes asistieran al Congreso nacional.

Indulgencia en la Peregrinación Eucarística

El decreto emitido por el Vaticano señala que “la indulgencia plenaria se concederá a los fieles cristianos que participen en la Peregrinación Eucarística Nacional en cualquier momento entre el 17 de mayo y el 16 de julio de 2024”. Los ancianos, enfermos y aquellos que por motivos de gravedad no puedan desplazarse pero que “participen en espíritu” en la peregrinación también obtendrán la indulgencia si unen “sus oraciones, dolores o inconvenientes a Cristo” y al viaje de los peregrinos. Además, los fieles pueden aplicar la bendición recibida a las almas del Purgatorio.

Como recuerda la Conferencia episcopal, las condiciones para obtener la indulgencia son:

  • Acudir al sacramento de la Confesión
  • Recibir la Eucaristía
  • Orar por las intenciones del Papa

Para facilitar la obtención de esta gracia, la Penitenciaría Apostólica pide a los sacerdotes que estén disponibles para que los peregrinos puedan confesarse durante la peregrinación.

Mapa de las rutas de la Peregrinación Nacional Eucarística (OSV News illustration / courtesy National Eucharistic Congress)

Bendición apostólica para el Congreso Nacional Eucarístico

Los asistentes al Congreso Nacional Eucarístico también podrán recibir la bendición papal y la indulgencia plenaria, que impartirán el arzobispo Broglio u otro obispo que este asigne. El dicasterio del Vaticano pide a quienes quieran recibir la indulgencia, además de las condiciones habituales ya mencionadas, “que estén verdaderamente arrepentidos y movidos por la caridad”.

La Penitenciaría también señala en su decreto para esta ocasión que “pueden obtener la indulgencia plenaria los fieles que, por circunstancias razonables y con piadosa intención, hayan participado en los ritos sagrados y recibido la bendición papal a través de los medios de comunicación”.

Mundo

Turquía, un vecino incómodo

Con este artículo, el historiador Gerardo Ferrara inicia una serie de tres estudios en la que nos introducirá en la cultura, historia y religión de Turquía.

Gerardo Ferrara·12 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 7 minutos

El proceso de ampliación de la Unión Europea ha enfrentado a sus miembros fundadores con realidades, países y pueblos que hasta hace poco se consideraban enemigos, “otros”, exóticos, casi olvidados.

Hoy, Europa se ve obligada a interrogarse sobre la identidad de las poblaciones que presionan en sus fronteras y a comprender plenamente las complejas realidades que, si se descuidan, pueden convertirse en conflictos sangrientos como los que asolaron el Viejo Continente en el siglo pasado y que llevan siglos inflamando zonas vecinas como los Balcanes, el Cáucaso y el Mediterráneo oriental.

Una de esas realidades es Turquía, país transcontinental (a caballo entre Europa y Asia) que siempre ha sido punto de encuentro (y choque) entre Oriente y Occidente.

Algunos datos

Con una superficie de 783.356 km², Turquía (oficialmente: República de Turquía) es un Estado que ocupa la totalidad de la península de Anatolia (con la parte oriental del país situada en Cilicia y en la plataforma árabe) y una pequeña porción de Tracia, en Europa (lindando con Grecia y Bulgaria). Limita con nada menos que ocho países diferentes (y bien podríamos decir mundos culturales diferentes, siendo Grecia y Bulgaria en Europa; Georgia, Armenia y Azerbaiyán en el Cáucaso; Irán en el este; Irak y Siria, por tanto el mundo árabe, en el sur). Da a cuatro mares: Mediterráneo, Egeo, Mar Negro y Mar de Mármara, que divide la parte asiática de la europea. Tiene una población de más de 85 millones de habitantes, en su mayoría clasificados como «turcos», pero con una gran variedad de minorías étnicas y religiosas.

Turquía es una república presidencial desde 2017, oficialmente un Estado laico. El islam es la religión predominante (el 99 % de los turcos se consideran musulmanes). Además de los suníes, que son mayoría, también hay una minoría significativa (al menos un 10 %) de chiíes, principalmente en la comunidad aleví. También hay unos 120.000 cristianos (en su mayoría griegos ortodoxos, pero también armenios apostólicos) y una pequeña comunidad judía, concentrada principalmente en Estambul. Las minorías cristiana y judía representan un legado microscópico de lo que fueron grandes e importantes comunidades hasta el siglo XX.

Un poco de historia

En primer lugar, ¿por qué Turquía tiene este nombre? En efecto, hasta 1923 lo que hoy es la república turca formaba parte (de hecho, la parte principal) del Imperio otomano. El término «turco», de hecho, es un etnónimo (de «türk») de los habitantes de la Turquía actual, pero también se refiere a los pueblos turcos en general (incluidos hunos, ávaros, búlgaros, etc.), aquellos que, procedentes de las estepas de Mongolia y Asia Central, colonizaron durante milenios partes de Europa Oriental, Oriente Próximo y Asia. Hoy se habla también de «pueblos túrquicos», es decir, aquellos (turcos, azeríes, kazajos, turcomanos, uzbekos, tártaros, uigures, etc.) que hablan lenguas túrquicas, lenguas estrechamente emparentadas y pertenecientes a la familia altaica.

La primera vez que se utilizó el término «turcos», no para designar a los pueblos turcos en general, sino a los que más propiamente ocupaban Anatolia, fue a partir de 1071, tras la batalla de Manzicerta, por la que Bizancio perdió gran parte de Anatolia a manos de los selyúcidas turcomanos, que ya habían empezado a invadir y ocupar las provincias de esta región desde el siglo VI d. C.

Hasta entonces, pero también más tarde, la Turquía actual no era un país «turco».

Si, en efecto, las raíces de la historia de Anatolia se remontan a los hititas (pueblo de lengua indoeuropea cuya civilización floreció entre los siglos XVIII y XII a. C. ), también hubo otras culturas que encontraron en la región un lugar ideal para proliferar, los urartios (protoarmenios), los frigios, los lidios, los gálatas, sin olvidar a los griegos y su asentamiento en Jonia (región occidental de Anatolia, a lo largo de la costa del mar Egeo) en ciudades fundadas por ellos, como Éfeso). No olvidemos, pues, que en Jonia se encontraba también la antigua ciudad de Troya, cuyo auge y trágica destrucción narra Homero.

Fue precisamente en relación con Anatolia donde griegos y romanos utilizaron por primera vez el término Asia (y de hecho parte de Anatolia formaba la provincia romana de Asia).

Tras la fundación de Constantinopla por el emperador romano Constantino en el emplazamiento de la antigua Byzas (Bizancio), y los esplendores del Imperio Romano de Oriente, también conocido como Imperio bizantino, Anatolia, que ya albergaba una población diversa de unos 14 millones de personas (entre griegos, romanos, armenios asirios y otras poblaciones cristianas) fue objeto de una invasión progresiva, sobre todo a raíz de la batalla de Manzicerta (en la que los turcos selyúcidas derrotaron a los bizantinos en su frontera oriental), de poblaciones turcas que emigraban desde Asia Central hacia Europa y Oriente Próximo, una migración que ya había comenzado en el siglo VI d. C. y que se considera en los inicios del Imperio bizantino. d. C. y se considera una de las mayores de la historia.

Después de Manzicerta, sin embargo, Constantinopla (hoy conocida como Estambul) siguió siendo la capital de lo que quedaba del Imperio bizantino hasta 1453, cuando las tropas de otra tribu turca, los otomanos, dirigidas por el líder Muhammad II, la sitiaron, derrotando al ejército del emperador Constantino XI Paleólogo (que presumiblemente murió durante el asedio, considerado santo y mártir por la Iglesia ortodoxa, así como por algunas iglesias católicas de rito oriental, también por su intento de recomponer el Gran Cisma) y establecieron el Imperio otomano, haciendo de la propia Constantinopla (que conservó este nombre hasta la fundación de la república turca) su capital.

En cuanto al topónimo Estambul, este no fue adoptado oficialmente por Atatürk hasta 1930, para liberar a la ciudad de sus raíces grecorromanas, que evidentemente los sultanes otomanos habían sabido conservar mucho mejor que él, empleando a obreros griegos y armenios para construir los monumentos más famosos por los que aún hoy es visitada, entre ellos la Mezquita Azul y los famosos baños, construidos por el insigne arquitecto de origen grecoarmenio (y cristiano) Sinan. Estambul, sin embargo, tampoco es un topónimo de origen turco, sino que procede de Stambùl, que a su vez es una contracción de la locución griega εἰς τὴν πόλιν (èis ten polin): “hacia la ciudad”. Y por “polis” se entiende la Ciudad por excelencia, con el mismo significado que el término latino Urbs referido a Roma (Constantinopla es considerada por los cristianos orientales como la nueva Roma).

El Imperio otomano alcanzó su apogeo en los siglos XVI y XVII, abarcando tres continentes y dominando una vasta zona que incluía el sureste de Europa, Oriente Próximo y el norte de África, y se hizo famoso por ser extremadamente diverso desde el punto de vista étnico y religioso. Si bien es cierto que el sultán era de etnia turca y religión islámica, millones de sus súbditos no hablaban turco como primera lengua y eran cristianos o judíos, sometidos (hasta el siglo XIX) a un régimen especial, el de los “millets”. De hecho, el Estado se fundó sobre una base religiosa y no étnica: el sultán era también el «príncipe de los creyentes», por tanto el califa de los musulmanes de cualquier etnia (árabes, turcos, kurdos, etc.), considerados ciudadanos de primera clase, mientras que los cristianos de las distintas confesiones (ortodoxos griegos, armenios, católicos y otros) y los judíos estaban sujetos a un régimen especial, el del “millet”, que establecía que toda comunidad religiosa no musulmana era reconocida como una «nación» dentro del imperio, pero con un estatus de inferioridad jurídica (según el principio islámico del “dhimma”). Cristianos y judíos, por tanto, no participaban oficialmente en el gobierno del Estado, pagaban exención del servicio militar mediante un impuesto de capitación (“jizya”) y otro sobre la tierra (“kharaj”), y el jefe de cada comunidad era su líder religioso. Obispos y patriarcas eran, pues, funcionarios civiles sometidos inmediatamente al sultán.

En el siglo XIX, el Imperio otomano empezó a declinar debido a las derrotas militares, las revueltas internas y la presión de las potencias europeas. De hecho, de esta época datan las reformas conocidas como “Tanzimat” (destinadas a «modernizar» el Estado también a través de una mayor integración de los ciudadanos no musulmanes y no turcos, protegiendo sus derechos mediante la aplicación del principio de igualdad ante la ley).

De esta época son también tanto las masacres hamidianas, perpetradas contra la población armenia bajo el sultán Abdül Hamid II, como, a principios del siglo XX, los tres grandes genocidios contra los tres principales componentes cristianos del ya moribundo Imperio: los armenios, los griegos y los asirios.

Durante la época de Hamid se produjo un golpe de Estado en el Imperio otomano en 1908, mediante el cual un movimiento nacionalista, conocido como los Jóvenes Turcos, se hizo con el poder y obligó a Abdül Hamid a restablecer un sistema de gobierno multipartidista que modernizó el Estado y el ejército, haciéndolos más eficientes.

La ideología de los Jóvenes Turcos se inspiraba en los nacionalismos europeos, pero también en doctrinas como el darwinismo social, el nacionalismo elitista y el panturanismo, que consideraban erróneamente que Anatolia oriental y Cilicia eran la patria turca (hemos mencionado en cambio que los turcos son un pueblo de origen mongol y altaico).

Según sus visiones, aspiraban a construir una nación étnicamente pura y a deshacerse de los elementos que no fueran plenamente turcos. Por conclusión lógica, un no musulmán no era turco: para lograr un Estado turco purificado de elementos perturbadores, era necesario deshacerse de los súbditos cristianos, es decir, griegos, asirios y armenios, estos últimos considerados tanto más peligrosos cuanto que, desde la zona caucásica del Imperio ruso, se habían formado batallones de voluntarios armenios al principio de la Primera Guerra Mundial para apoyar al ejército ruso contra los turcos, en los que participaban armenios de este lado de la frontera.

Durante la Primera Guerra Mundial, el Imperio otomano se alió con las Potencias Centrales y sufrió una dura derrota, hasta el punto de que Mustafa Kemal Atatürk, un prometedor héroe militar, lideró una guerra de independencia turca contra las fuerzas de ocupación extranjeras y proclamó la República de Turquía en 1923, poniendo fin al dominio otomano.

Bajo el liderazgo de Atatürk, Turquía emprendió una serie de reformas radicales para modernizar el país, como la secularización, la democratización y la reforma del sistema jurídico (también hubo una reforma lingüística de la lengua turca, purgada de elementos extranjeros y escrita en caracteres latinos en lugar de árabes a partir de entonces, y la capital se trasladó de Estambul a Ankara). En los años siguientes, Turquía se encontró en el centro de acontecimientos cruciales como la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría, así como de cambios políticos internos que vieron la alternancia de gobiernos civiles y militares (estos últimos considerados los guardianes de la laicidad del Estado).

En el siglo XXI, Turquía ha seguido desempeñando un papel importante en la escena internacional, tanto política como económicamente, especialmente con el advenimiento de Recep Tayyip Erdoğan, presidente desde 2014, al tiempo que se enfrenta a continuos desafíos internos y externos, como las tensiones étnicas, los problemas de derechos humanos, el conflicto kurdo y las cuestiones geopolíticas en la región de Oriente Medio.

El autorGerardo Ferrara

Escritor, historiador y experto en historia, política y cultura de Oriente Medio.

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Ecología integral

Argüello defiende la vida frente al respaldo abortista de la Eurocámara

El presidente de la Conferencia Episcopal Española, Monseñor Luis Argüello, ha alentado en redes sociales a “luchar en favor de la vida, su dignidad es infinita”, ante la resolución del Parlamento europeo de instar a un derecho al aborto en la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea. La votación no es vinculante, porque requería el respaldo de los 27.

Francisco Otamendi·11 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

La Eurocámara ha respaldado la inclusión del aborto en la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE, por 336 votos a favor y 163 en contra y 39 abstenciones. Una votación en gran medida simbólica, aunque reveladora, ya que la moción, para ser incluida en la Carta de la Unión Europea, requería el respaldo de los 27 Estados miembros del bloque comunitario. Ahora, el Parlamento europeo traslada la resolución al Consejo europeo y a la Comisión.

La iniciativa sigue al Parlamento francés, que a primeros de marzo votó a favor de introducir ese derecho al aborto, como “libertad garantizada”, en su Constitución, con 780 diputados y senadores por el “sí” frente a 72 por el “no”, con el apoyo explícito del presidente de la República, Emmanuel Macron, a pesar de reconocer que su país necesita urgentemente incrementar su natalidad.

“Reconocimiento de la decadencia moral y democrática”

Una de las primeras personas en formular duras críticas en redes sociales a esta resolución del Parlamento europeo ha sido el arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Monseñor Luis Argüello, quien ha considerado la decisión como “el reconocimiento de la decadencia moral”.

“Para la Eurocamara el aborto es un derecho humano contra la vida humana naciente. Quiere defender a la mujer a costa de la vida que gesta. Dice asegurar el progresismo frente a los reaccionarios, cuando impide el progreso de la vida. Es el reconocimiento de la decadencia moral”, ha escrito el arzobispo Argüello en la red X (antes Twitter).

En la continuación del mensaje, el presidente de la conferencia de obispos españoles ha asegurado que “este exceso legislativo expresa la debilidad ética de quienes lo defienden. Además se sitúa en contra de la objeción de conciencia y del derecho de asociación de quien tiene una posición distinta. “Es la decadencia democrática. ¡LUCHEMOS EN FAVOR de la VIDA, su dignidad es infinita”. (las mayúsculas son del arzobispo).

Argüello publicó hace dos días que “el derecho a la vida es el pilar fundamental de todos los demás derechos, especialmente el de la vida de los más vulnerables. Qué bueno será que quienes hemos defendido la dignidad de los migrantes promoviendo una ILP (iniciativa legislativa popular), estemos ahora en contra de definir el aborto como derecho”.

Obispos franceses

También los obispos franceses se han pronunciado recientemente en defensa de la vida. A raíz de la decisión del Parlamento de Francia, la Pontificia Academia para la Vida de la Santa Sede hizo pública una declaración en la que apoyó la postura de la Conferencia Episcopal Francesa (CEF) respecto a la inclusión del aborto en la Constitución francesa. La Academia considera que «la protección de la vida humana es el objetivo primordial de la humanidad» y hace un llamamiento a todos los gobiernos y tradiciones religiosas para que se comprometan con la protección de la vida.

Muy recientemente, el documento vaticano Dignitas infinita ha reiterado la condena del aborto, recordando las palabras de san Juan Pablo II en “Evangelium Vitae”, y señalando que “hay que afirmar con toda fuerza y claridad, también en nuestro tiempo, que esta defensa de la vida naciente está íntimamente ligada a la defensa de todo derecho humano”.

“Envenenaría todos los derechos humanos”

Por otra parte, Rafael Domingo Oslé. catedrático de la Universidad de Navarra (campus Madrid), ha sido uno de los expertos en reaccionar con mayor rapidez a la decisión parlamentaria europea, y ha señalado que el derecho al aborto “envenenaría” todos los derechos humanos, como ha recogido en la red X y ha manifestado en la cadena Cope. A su juicio, el aborto no se va a incluir como derecho fundamental porque hay países como Malta, como Polonia, como Hungría o como Irlanda que van a decir que no.

En su opinión, estamos ante “una pataleta francesa que quiere liderar Europa y ponerse al mismo nivel que Estados Unidos. A Francia hay que decirle no al derecho al aborto y sí al don de la vida que tiene una dimensión jurídica como derecho”, ha afirmado.

El autorFrancisco Otamendi

Cine

Llega a los cines «El milagro de la Madre Teresa»

Este viernes, 12 de abril, se estrena en España "El milagro de la Madre Teresa", una historia de ficción que entrelaza la vida de la santa y su "noche oscura" con la de una joven británica de origen indio. Los beneficios de taquilla irán destinados a la Fundación Zariya, para cuidar a pobres y enfermos de diferentes ciudades de La India.

Loreto Rios·11 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

El milagro de la Madre Teresa”, como se ha traducido al español el título original, “Mother Teresa and me”, es una cinta escrita y dirigida por el cineasta indio Kamal Musale que se estrena en los cines españoles este viernes, 12 de abril, distribuida por European Dreams Factory.

Esta película, estrenada en Reino Unido en 2022, nos presenta la figura de la santa de una manera diferente, a través de la ficción: Kavita, una joven británica de nuestros días de origen indio, viaja a Calcuta huyendo de una situación imprevista después de sufrir un accidente de coche en Inglaterra. En La India, se familiarizará con la historia de la Madre Teresa de Calcuta a través de Deepali, su antigua niñera, que la lleva a conocer Nirmal Hriday, la casa para moribundos fundada por la santa. Ambas historias, con flashbacks al pasado que nos cuentan pinceladas de la vida de Madre Teresa y su “noche oscura”, quedan entretejidas en un relato ficticio, pero que ayuda al espectador del siglo XXI a familiarizarse con la santa de Calcuta, a la vez que pone sobre la mesa temas actuales como el aborto, la soledad en la sociedad actual, el abandono, el amor a los más vulnerables o la adopción.

Tal y como indican desde la distribuidora, una de las novedades del film, que recibió el Premio a la Mejor Película en el Festival Internacional de Cine Católico «Mirabile Dictu» en 2022, es precisamente su género, ya que, “hasta ahora, casi todas las producciones audiovisuales dedicadas a la Madre Teresa han tenido un carácter documental. Rompiendo esta tendencia, ‘El milagro de la Madre Teresa’ es una película de ficción, con ambientación de época”.

Cartel de la película «El milagro de la Madre Teresa»

En cuanto al reparto, los papeles principales del film recaen en Banita Sandhu, actriz británica de origen punjabi («October», 2018; «Eternal Beauty», 2019; «Sardar Udham Singh», 2021), como Kavita; Jacqueline Fritschi-Cornaz, actriz y productora suiza con más de treinta años de carrera interpretativa y una de las principales promotoras de la película tras quedar profundamente impactada por su primer viaje a la India en 2010, como Madre Teresa; y Deepti Naval, actriz estadounidense de origen indio muy famosa en la India, con más de 90 películas a sus espaldas (una de ellas, “Un camino a casa”, de 2016, fue nominada a varios Oscar y Premios Globo), como Deepali, la antigua niñera de Kavita.

Por su parte, el director y guionista, Kamal Musale, cuenta ya con más de treinta películas y ha obtenido varios galardones, como el premio a la mejor película indie de los European Cinematography Awards 2017 por “Bumbai Bird”, así como el de mejor guion en el Indian Cine Film Festival 2017 por la misma cinta, o el premio a su obra más reciente, Curry Western, en el Festival Internacional de Cine WorldFest-Houston de Texas, entre otros.

Sobre «El milagro de la Madre Teresa», Kamal ha afirmado que “trata sobre la compasión. […] Una extensa investigación me permitió explorar las complejidades de la interioridad de la Madre Teresa y acercarme a sus tormentos internos, a los sufrimientos de una mujer que, junto a alegrías y tristezas, experimentó incluso un sentimiento de fracaso en lo que más le importaba: su fe en Dios. […] Opté por descubrirla a través de los ojos de una joven moderna que vive en la sociedad occidental de ahora, y que representa la vibrante búsqueda del sentido de la vida de una generación como la actual. […] Uno de los objetivos de esta película es tocar el corazón de los espectadores e inspirar a las personas a amarse mutuamente, independientemente de su origen o religión”.

Además, el director ha señalado algunos de los retos de la producción de esta película, como “recrear una atmósfera auténtica de la década de 1950 en Calcuta”, o encontrar extras que parecieran hambrientos, para lo que se optó por “agricultores de aspecto delgado de más de 20 aldeas cerca de Mumbai”. Nirmal Hriday, la Casa de los Moribundos fundada por santa Teresa de Calcuta, es una réplica de la casa original, que todavía sigue en funcionamiento en Calcuta.

Por otra parte, cabe destacar que todos los beneficios de taquilla de “El milagro de la Madre Teresa” serán destinados a la Fundación Zariya, promotora de la película, erigida en 2010, año en que se cumplían cien del nacimiento de la Madre Teresa, y la recaudación se destinará al cuidado de pobres y enfermos en la India a través de las organizaciones Deepalaya, Genesis Foundation, Kalinga Institute of Social Sciences y Spread a Smile India.

Para más información sobre la película, se puede consultar esta página.

Tráiler de «El milagro de la Madre Teresa»

El Dios cristiano según Josep Vives Solé

Josep Vives Solé, S. J. (1928-2015), en su obra Creer en Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo (1983), ofrece un sencillo trabajo de síntesis sobre Dios.

11 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

El sacerdote, teólogo y helenista español Josep Vives Solé, S. J. (1928-2015), en su obra «Creer en Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo» (1983), ofrece un sencillo trabajo de síntesis sobre Dios, desde la filosofía al Dios mostrado por Cristo a su Iglesia.

Desde la metafísica se puede hablar de Dios: como fundamento de todos los seres que no tienen en sí mismos su total razón de ser; como la verdad incomprensible que sustenta las verdades que comprendemos; Aquel de quien afirmamos su existencia sin conocer su esencia; Al que lo explica todo, sin que Él mismo haya de ser explicado; A quien, al no depender de nada tampoco puede ser demostrado, probado o conocido a partir de nada; al Inidentificable, el Indenominable, el Indelimitable, el Indescriptible; A quien no conocemos como las cosas que conocemos; al Misterio que afirmamos sin conocerlo; A quien tiene que ver con nuestra realidad pero no puede ser comprendido adecuadamente desde nuestra realidad.

Pero Dios se ha revelado por Jesucristo a su Iglesia: Dios se ha comunicado y ha entrado en la historia al final de una línea continua de comunicaciones a los hombres:

“De una manera fragmentaria y de muchos modos habló Dios en el pasado a nuestros Padres por medio de los Profetas; en estos últimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo a quien instituyó heredero de todo, por quien también hizo los mundos, el cual siendo resplandor de su gloria e impronta de su esencia, y el que sostiene todo con su palabra poderosa, después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, con una superioridad sobre los ángeles tanto mayor cuanto más les supera en el nombre que ha heredado” (Heb 1, 1-4).

En la historia bíblica, condensada en este pasaje, Dios es primordialmente Quien actúa con su palabra y Quien se comunica en su actuar.

En el Nuevo Testamento, Jesús y el Espíritu revelan al Padre; y el Padre se comunica realmente en el Hijo y el Espíritu. Las misiones históricas del Hijo y del Espíritu implican los procesos eternos del mismo Hijo y del Espíritu con el Padre: Dios no podría expresarse en el orden temporal enviando el Padre a su Hijo y al Espíritu, si no fuera, en sí y en su eternidad, Padre, Hijo y Espíritu.

El Hijo del Padre eterno ha vivido y actuado en el mundo y en la historia durante más de treinta años, tras encarnarse en el seno de una joven virgen israelita.

Los que creemos damos fe a unos hombres que convivieron con Él y afirmaron a partir de una serie de vivencias -que culminaron en la Resurrección de Jesús-, que en el hombre Jesús de Nazaret se ha comunicado real e inmediatamente el mismo Dios. Creer en el mensaje apostólico es creer que Jesús es la comunicación real y efectiva de Dios a los hombres, que, en Jesús, Dios ha entrado y obrado en la historia, se ha hecho visible (Imagen del Padre), se ha revelado (Verbo o Palabra de Dios), se ha hecho corporal (Encarnación de Dios). Jesucristo no es una palabra más sobre Dios o de parte de Dios, es la definitiva Palabra de Dios.

La doctrina cristiana sobre la Trinidad es la expresión de cómo se ha manifestado y actuado Dios entre nosotros.

La historia es una sucesión de acontecimientos relacionados, interpretados y evaluados, en relación con un principio de inteligibilidad y de sentido, por un sujeto capaz de captar, interpretar y evaluar esos acontecimientos en su sucesión. Esa definición presupone que existe un sentido en los sucesos mismos. La historia estudia esos acontecimientos y busca su sentido.

Se ha dicho a veces que si Dios es el Señor de la historia humana ya no se puede hablar más de historia: no existiría más que la Historia del señor de la historia, que la hace a su albedrío. Pero no es así; Dios no es el Señor de la historia en el sentido de que la manipule como le dé la gana. La concepción del mundo como un teatro de marionetas en que Dios se entretiene manejando los hilos no es cristiana sino pagana.

Pero la comunicación de Dios puede ser rechazada por el hombre; la Biblia entera es testimonio de esa dinámica de oferta y rechazo. La Palabra de Dios nunca es impositiva sino interpelativa: interpela a los hombres y se les ofrece a fin de que den sentido a la historia. No se impone como una fuerza sino como una invitación; y eso hasta el punto de que, cuando la misma Palabra se hace presente a los hombres en forma humana, la pueden incluso crucificar… La historia es el tiempo de la resistencia y sumisión del hombre en relación con Dios. Cuando finalice la posibilidad de resistencia, terminará el tiempo de la historia y empezará el tiempo del absoluto señorío de Dios… Dios ha entrado en la historia por su Espíritu, que es capaz de transformar a los hombres dentro de su libertad, no anulándola, sino potenciándola. Dios y el hombre hacen la historia… Dios, siendo comunicación en sí mismo, siendo Padre, Hijo y Espíritu Santo, pude ser también comunicación fuera de sí como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Ni el dios panteísta, ni el dios deísta podrían haber dado origen a la historia.

Además de los escritos recordados atrás de varios santos sobre la existencia y el ser divino, cabe reflexionar también sobre la santidad misma vivida por los santos, como testimonio o señal acerca del existir y el ser de Dios.

La santidad ha llamado poderosamente la atención no sólo de personas creyentes en la existencia de Dios sino incluso de pensadores que se han considerado a sí mismos como ateos.

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Evangelio

Testigos de la resurrección. Domingo III de Pascua (B)

Joseph Evans comenta las lecturas del domingo III de Pascua y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·11 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Los dos discípulos están contando a los apóstoles lo que les sucedió en Emaús y, de repente, Jesús se aparece entre ellos. Todos se asustan y piensan que es un fantasma. Cristo tiene que mostrarles sus heridas. Ha resucitado con el mismo cuerpo con el que murió, aunque ahora es glorioso. La Resurrección física de Cristo está en el corazón de nuestra fe: no es una metáfora.

Como decía san Pablo: “Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra predicación y vana también es vuestra fe”. Está de moda negar la Resurrección real de Cristo, alegando que no resucitó literalmente de entre los muertos. Pero nosotros creemos que la Resurrección de Cristo es real y corporal: Jesús puede comer y ser tocado, aunque, eso sí, su cuerpo glorioso también tiene poderes espirituales, entre ellos la capacidad de estar donde quiere cuando quiere, atravesar puertas, aparecer y desaparecer de repente, y ocultarse o revelarse a su antojo.

Jesús come en presencia de los apóstoles y su miedo y sus dudas se convierten en alegría. Una vez más les remite a las Escrituras: “Y les dijo: ‘Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca de mí’. Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras”. Podríamos preguntarnos: ¿necesito que me abran la mente? A todos nos gusta pensar que tenemos la mente abierta. Y, sin embargo, cuando se trata de la Palabra de Dios, a menudo nos cerramos en banda.

Pasamos del contacto con Cristo en su palabra en la Escritura al contacto con Cristo en su cuerpo en la Eucaristía. Ambas nos ayudan a tener un contacto real con Jesús resucitado, a verlo más que como un fantasma. No es solo un recuerdo, es real, está vivo, triunfante hoy.

Vosotros sois testigos de esto”. Somos nosotros los que debemos llevar a nuestros coetáneos la buena noticia de la muerte salvadora de Cristo y de su gloriosa Resurrección. Como María ardía llevando el Verbo de Dios encarnado a Isabel y lo proclamaba con tanto entusiasmo “Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador”, podríamos pedirle que nos ayude a contagiarnos algo de su fuego. Y más aún cuando ahora tocamos y llevamos el cuerpo glorioso de Jesús que recibimos en la Eucaristía.

La homilía sobre las lecturas del domingo III de Pascua (B)

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas del domingo.

Cultura

La nueva capilla de la Universidad Francisco de Vitoria, “corazón del campus”

El arzobispo de Madrid, cardenal José Cobo, denominó ayer a la nueva capilla de la Universidad Francisco de Vitoria “corazón del campus”, en su dedicación como espacio sagrado. Y también “gimnasio de virtudes cristianas”, “lugar de la Palabra de Dios”, “lugar de Eucaristía”, “de encuentro”, “al despliegue de la caridad”. La universidad se vistió de gala en su 30 aniversario.    

Francisco Otamendi·10 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Había algunos nervios previos, lógicos, pero todo salió bien, como señaló al final el cardenal Cobo. Porque la Dedicación de un templo en la Iglesia, en este caso bajo la advocación de “Sede de la Sabiduría” (Sedes Sapientiae), tiene muchas rúbricas, bendición del agua, unción del altar y de los muros de la iglesia, etcétera., que lo consagran como espacio sacro.

La Universidad Francisco de Vitoria (UFV), de inspiración católica, está cumpliendo los 30 años de su fundación, y allí estaba el rector, Daniel Sada, dando gracias a todos los que llenaban el templo al inicio de la ceremonia, porque desde la bendición de su primera piedra, en septiembre de 2022, la capilla ha sido “más que un proyecto de construcción dentro del plan de desarrollo de nuestro campus; una manifestación del compromiso de la UFV con el crecimiento espiritual y la fe de su comunidad universitaria”.

Espacio de convivencia

Un campus en el que “conviven personas no sólo de distintos grupos, movimientos o asociaciones de la Iglesia, sino también de otras creencias y religiones o posturas ante el sentido de la vida, todas ellas bienvenidas”, añadió el rector.

El acto, celebrado con una ceremonia de dedicación que reunió a más de 500 personas, y una Eucaristía, contó también con la presencia del vicario Jesús González, Javier Cereceda, L.C., director territorial de los Legionarios de Cristo en España; Mario Palacios, arcipreste; Justo Gómez, L.C., capellán mayor de la UFV; y autoridades civiles como la alcaldesa de Pozuelo de Alarcón, Paloma Tejero, rectores de otras universidades, y empresarios, amigos y colaboradores de la universidad.

“Signo de la presencia de Dios en la Iglesia”

Edificar una capilla, señaló el cardenal Cobo en la homilía tras dar las gracias “a todos los que de una manera u otra estáis implicados en la celebración de hoy”, “es edificar un lugar abierto, un lugar de la presencia de Dios que invita a recibir, a todos”, y añadió: “se convierte en signo de la presencia de Dios en la vida de la Iglesia. La sabiduría es un don, es un regalo que nos recuerda que Dios siempre está donde se busca la verdad y donde se encuentra la fe”. 

El cardenal recordó las palabras de san Juan Pablo II al expresar que “esta capilla es un lugar del espíritu, en el que los creyentes en Cristo, que participan de diferentes modos en el estudio académico, pueden detenerse para rezar y encontrar alimento y orientación. Es un gimnasio de virtudes cristianas, en el que la vida recibida en el bautismo crece y se desarrolla sistemáticamente”.

“Es una casa acogedora y abierta para todos los que, escuchando la voz del Maestro en su interior, se convierten en buscadores de la verdad (como Nicodemo), y sirven a los hombres mediante su dedicación diaria a un saber que no se limita a objetivos estrechos y pragmáticos”. En definitiva, concluyó, “éste es el misterio que esta casa recoge. Una casa de encuentro en el que todos los que entran y la componen ponen al servicio de la realidad sus dones”. “Un edificio en el que todos están al servicio de la caridad, al despliegue de la caridad”. 

El proyecto arquitectónico y artístico 

El diseño arquitectónico de la nueva capilla es obra de los arquitectos Emilio Delgado, Felipe Samarán, profesores del Grado en Arquitectura de la UFV, y Antonio Álvarez Cienfuegos, y la construcción ha correspondido a Cabbsa.

Los arquitectos Delgado y Samarán fueron ponentes en mayo del año pasado de un Foro Omnes sobre “La arquitectura sagrada en el siglo XXI”, en el que intervinieron también el catedrático emérito de proyectos en la Escuela de Arquitectura de Madrid, Ignacio Vicens, y el párroco de Santa María de Caná (Pozuelo), Jesús Higueras.

Con una capacidad para 500 personas, la estructura de la nueva capilla de la UFV alberga no solo un espacio de culto sino también un Centro de formación en la fe. Su forma elíptica, caracterizada por dos grandes cúpulas sostenidas por siete columnas, simboliza la unión entre la perfección del círculo y la direccionalidad espiritual, creando un espacio que invita a la reflexión y al encuentro espiritual.

La planta bajo tierra está destinada a actividades como congresos y reuniones y replica la forma elíptica del templo. El ábside de la capilla está recubierto de pan de oro según un diseño del artista Alberto Guerrero Gil con la colaboración de alumnos y profesores del Grado de Bellas Artes de la UFV, junto con su director, Pablo López Raso. El altar, el ambón y la sede son de mármol blanco de Macael (Almería). El sagrario se aloja en la tienda dorada de Dios y es de doble cara, sirviendo a la capilla principal y a la del Santísimo.

Otros elementos

La capilla cuenta además con un vía crucis interior en bronce y una Virgen embarazada, obra de Javier Viver, a la espera de la definitiva, que recoja la mencionada advocación del templo “Sede de la Sabiduría”. Será una Virgen atendiendo a un joven niño Jesús escribiendo en un cuaderno sobre su regazo, como primera formadora.

Debajo del altar se encuentra un relicario con las reliquias de san Pedro Poveda, sacerdote y educador, fundador de la Institución Teresiana; José Sánchez del Río, laico que con 14 años murió durante la guerra cristera en México; y la beata María Gabriela Hinojosa y 6 compañeras religiosas de la Visitación, todos ellos mártires.

El autorFrancisco Otamendi

Vaticano

La fortaleza nos hace “marineros resistentes”, alienta el Santo Padre

El Papa ha animado en la Audiencia de hoy a pedir la virtud cardinal de la fortaleza, para “ser personas que no se atemorizan ni se desaniman ante las pruebas y que se toman en serio los desafíos del mundo, actuando decididamente contra el mal y la indiferencia”. Además, ha rezado por las víctimas de las inundaciones en Kazajstán y por la paz en Ucrania, Palestina e Israel, y Myanmar.  

Francisco Otamendi·10 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

En la Audiencia general de este miércoles, el Pontífice ha continuado en la Plaza de San Pedro el ciclo de catequesis sobre «los vicios y las virtudes», centrando su reflexión en la virtud de la fortaleza, con base en la lectura del salmo 31,2.4.25, tras dedicar el miércoles pasado a la justicia

En su catequesis en las distintas lenguas, el Papa ha animado “a entrenaros en la virtud de la fortaleza para combatir vuestros miedos y encontrar el valor para manifestar vuestra fe con entusiasmo”, como ha manifestado a los fieles de lengua francesa; o a recordar “la alegría de Cristo resucitado también en los momentos difíciles”, invocando “sobre vosotros y vuestras familias el amor misericordioso de Dios, nuestro Padre” (peregrinos de lengua inglesa).

Dirigiéndose a los participantes de lengua española, ha manifestado que “este tiempo pascual aumente en nosotros los dones de la gracia, para que comprendamos mejor la excelencia del bautismo y que la misericordia eterna del Señor, que hemos celebrado el domingo pasado, nos haga crecer más en la virtud de la fortaleza y en obras de bien”. 

Rezar por los que sufren en Kazajstán y por la paz

En un momento de la Audiencia, el Pontífice ha deseado “transmitir al pueblo de Kazajstán mi cercanía espiritual en este momento, en el que las inundaciones masivas han afectado a muchas regiones del país y han provocado la evacuación de miles de personas de sus hogares.Os Invito a todos a rezar por todos los que están sufriendo los efectos de esta catástrofe natural”. 

En lengua italiana, ha añadido al final, como hace en todas sus intervenciones, que su pensamiento “se dirige a la martirizada Ucrania, a Palestina. a Israel, que el Señor nos dé la paz, pidamos al Señor por la paz. Hay tantas personas que sufren en los lugares de guerra! La guerra está por todas partes, no olvidemos a  Myanmar”.

“Capaces de vencer el temor, incluso a la muerte”

“En la catequesis de hoy reflexionamos sobre la virtud de la fortaleza. Es esa virtud que nos asegura el firme y el constante deseo de buscar el bien. Para los antiguos pensadores no era posible imaginar un ser humano sin pasiones, sin ellas seríamos como piedras inertes. Todos tenemos pasiones, sin embargo, hay que educarlas, encauzarlas y purificarlas en el agua del Bautismo, con el fuego del Espíritu Santo”, ha comenzado el Santo Padre.

“Empecemos por la descripción que hace el Catecismo de la Iglesia Católica: “La fortaleza es la virtud moral que, en las dificultades, asegura la firmeza y la constancia en la búsqueda del bien. Reafirma la decisión de resistir a las tentaciones y de superar los obstáculos en la vida moral. La virtud de la fortaleza hace capaz de vencer el temor, incluso a la muerte, y de hacer frente a las pruebas y a las persecuciones”. (n. 1808). He aquí, por tanto, la más “combativa” de las virtudes”, ha subrayado.

“La fortaleza nos sirve para confrontar y vencer los enemigos internos como la ansiedad, la angustia, el temor, la culpa y muchas otras fuerzas que se agitan en nuestro interior y que tantas veces nos paralizan.  También nos ayuda a combatir a los enemigos externos que se presentan en la vida en forma de dificultades de todo tipo”. 

A continuación, ha insistido en que “cultivar esta virtud nos hará ser personas que no se atemorizan ni se desaniman ante las pruebas y que se toman en serio los desafíos del mundo, actuando decididamente contra el mal y la indiferencia”.

Ante un “Occidente cómodo”, la “fortaleza de Jesús”

“En nuestro cómodo Occidente, que ha “aguado” un poco todo, que ha convertido el camino de la perfección en un simple desarrollo orgánico, que no necesita luchar porque todo le parece igual, sentimos a veces una sana nostalgia de los profetas. Pero las personas incómodas y visionarias son muy raras”. 

“Necesitamos que alguien nos levante del “blando lugar” en el que nos hemos acostado y nos haga repetir con decisión nuestro «no» al mal y a todo lo que conduce a la indiferencia. Sí al camino que nos hace progresar en la vida, para esto es necesario luchar. Redescubramos, entonces, en el Evangelio la fortaleza de Jesús, y aprendámosla del testimonio de los santos y de las santas”, ha instado el Papa.

El autorFrancisco Otamendi

Zoom

El viento se lleva el solideo del Papa

El solideo del Papa Francisco sale volando a causa de un golpe de viento durante la audiencia del miércoles 10 de abril de 2024, en la plaza de San Pedro del Vaticano.

Maria José Atienza·10 de abril de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Vaticano

Los ataques actuales a la dignidad humana

Rome Reports·10 de abril de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
rome reports88

La ideología de género, el cambio de sexo, la guerra o la maternidad subrogada son algunas de las violaciones de la dignidad humana que señala «Dignitas infinita».

“Dignitas infinita” es un esfuerzo por reafirmar y sistematizar la postura del Vaticano ante cuestiones éticas de actualidad.


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Tres puntos para entender «Dignitas infinita»

El sacerdote y teólogo Ricardo Bazán analiza en este artículo el esperado documento sobre la dignidad humana que ha publicado esta semana el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, con temas como el aborto, la ideología de género o la maternidad subrogada, entre otros.

Ricardo Bazán·10 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 5 minutos

El pasado 8 de abril vio la luz finalmente la declaración Dignitas infinita sobre la dignidad humana, del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. 

Se trata de un documento muy esperado debido a la materia que aborda. Como señalaba el Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el cardenal Víctor Manuel Fernández en la presentación del documento, se ha requerido de cinco años para llegar al producto final, algo que cabe destacar ya que nos encontraríamos ante un documento maduro y de ninguna manera improvisado, sino que ha pasado por diversos borradores y bajo la supervisión de muchos expertos de ese Dicasterio. 

En ese sentido, la declaración presenta una primera parte (los tres primeros capítulos) que busca sentar las bases de la dignidad humana, recurriendo al magisterio de san Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco. Este último ha dado importantes aportes en los que corresponde al capítulo cuarto, donde se presenta una lista de las graves violaciones a la dignidad humana.

El origen de Dignitas infinita

El nombre Dignitas infinita, dignidad infinita, viene de una cita de san Juan Pablo II con motivo del Ángelus con personas con discapacidad, para señalar que esa dignidad puede entenderse como infinita, es decir, que “va más allá de todas las apariencias externas o características de la vida concreta de las personas” (Dignitas infinita, Presentación). 

Esto nos permite abordar un tema que es el hilo conductor de la declaración, la base de todo lo demás, y es que el hombre posee una dignidad infinita que se fundamenta en su propio ser y no en las circunstancias. 

Este aspecto es reflexionar más aun en estos tiempos donde la dignidad y tantas cuestiones morales dependen de criterios totalmente arbitrarios. Por eso resulta importante este documento, no porque necesariamente sea innovador en cuanto a la teoría de la dignidad humana, sino porque se atreve a ir a contracorriente, fiel a la misión que tiene la Iglesia y que san Juan Pablo II señalaba en Veritaris splendorcomo la diaconía de la verdad.

Dignidad ontológica, dignidad moral, dignidad social y dignidad existencial

Otro punto por destacar es la distinción que hace entre dignidad ontológica, dignidad moral, dignidad social y dignidad existencial. 

La primera es el concepto que el documento trabaja a fondo y consiste en la dignidad que todos tenemos por el mero hecho de ser persona, que lo fundamenta en dos puntos: “existir y haber sido querida, creada y amada por Dios” (Dignitas infinita, n. 7). Recuerda que esta dignidad nunca se pierde, no se puede disponer de ella y para nada depende de las circunstancias, algo que es muy común en estos tiempos. 

La segunda acepción, dignidad moral, está relacionada con la libertad, es decir, cuando la persona actúa de manera contraria a su conciencia, por tanto, la persona estaría actuando en contra de su propia dignidad. Se trata de una distinción muy útil, puesto que la libertad tiende a ser concebida como una mera capacidad para elegir entre una opción u otra, pero no se ve como una capacidad que permite a la persona crecer y perfeccionarse justamente cuando se ejerce y se actúa correctamente, y ni qué decir cuando se entiende que la moralidad de los actos depende de si tiene efectos en otros o si la persona siente que ha hecho algo malo o no.

Por otro lado, la dignidad social se centra en los condicionamientos sociales en los que viven las personas. Esos condicionamientos pueden estar por debajo de lo que exige la dignidad ontológica. Cómo no pensar en personas que se encuentran en estado de pobreza extrema, que no tienen acceso a agua o desagüe, niños que padecen de desnutrición, anemia y que ni siquiera pueden acceder a los servicios más básicos de salud. Por último, la dignidad existencial está enfocada en aquellas circunstancias que no permiten a la persona vivir una vida digna ya no tanto en el ámbito material o externo que contradicen la dignidad ontológica, sino que son condicionamientos internos o existenciales, como enfermedades, contextos familiares violentos, etc.

El dicasterio pone énfasis en una distinción muy sutil pero que puede resultar peligrosa, el preferir utilizar el término dignidad personal en vez de dignidad humana, puesto que se entiende a la persona como el sujeto capaz de razonar de modo que, si nos encontramos ante un sujeto que no posee esa capacidad, o al menos en plenitud, por tanto, no sería merecedora del reconocimiento de la dignidad, por ejemplo, un feto o una persona con alguna enfermedad o discapacidad mental. 

Y es que el texto, además de todos los fundamentos que presenta, considera que la dignidad humana está muy por encima de lo que podemos pensar gracias a tres convicciones: todos somos creados a imagen de Dios, Cristo ha elevado esa dignidad y la vocación a la plenitud que tenemos, de estar llamados a la comunión con Dios, algo que no se puede decir de ninguna otra criatura. 

Así entendemos que la Iglesia deba ser la primera en respetar la dignidad humana, promoverla y desempeñar el papel de garante de la dignidad de toda persona, sin excepción alguna.

Violaciones de la dignidad

En la presentación del documento, el cardenal Fernández cuenta cómo se envió el borrador del texto con la siguiente aclaración: “Esta nueva redacción se hizo necesaria para responder a una petición específica del Santo Padre. El Santo Padre había pedido explícitamente que se prestara mayor atención a las graves violaciones de la dignidad humana que se producen actualmente en nuestro tiempo, en la senda de la encíclica Fratelli tutti. Así pues, la Sección Doctrinal tomó medidas para reducir la parte inicial […] y elaborar con más detalle lo que el Santo Padre había indicado” (Dignitas infinita, Presentación). 

Así pues, el capítulo cuarto nos ofrece un elenco, que no es una lista exhaustiva o cerrada, de las graves violaciones que podemos encontrar en nuestros tiempos, muchas de ellas ya conocidas y sobre las cuales ya se ha pronunciado el Magisterio, por ejemplo, san Juan Pablo II en Evangelium vitae; mientras que otras son violaciones que están más presentes en la sociedad contemporánea y que poco a poco se van normalizando o sobre las que se habla poco. 

Antes de la publicación de la tan esperada declaración estaba la duda de si abordaría la ideología de género, ya que el Papa Francisco recientemente había declarado que «el peligro más feo es la ideología de género, que anula las diferencias» (Audiencia del Papa Francisco con los participantes en la conferencia «Hombre-Mujer Imagen de Dios. Por una antropología de las vocaciones»). En efecto, el texto señala a la teoría de género como una de las graves violaciones ya que “pretende negar la mayor diferencia posible entre los seres vivos: la diferencia sexual. Esta diferencia constitutiva no sólo es la mayor imaginable, sino también la más bella y la más poderosa: logra, en la pareja varón-mujer, la reciprocidad más admirable y es, por tanto, la fuente de ese milagro que nunca deja de asombrarnos que es la llegada de nuevos seres humanos al mundo” (Dignitas infinita, n. 58).

Dignitas infinita es un aporte de la Iglesia para esa lucha que, como señala el Papa Francisco, nunca acaba y nunca debe acabar (cfr. Dignitas infinita, n. 63) cuando se trata de los derechos humanos y de la dignidad humana, al mismo tiempo que nos previene de esa tentación de quitar la dignidad humana como fundamento de los derechos humanos, de manera que estos quedan al vaivén de las ideologías y de los intereses de los más fuertes. 

Se agradece la claridad del documento en cuanto se refiere a las bases de la dignidad humana, así como en las graves violaciones que pueden presentarse y que, lastimosamente siempre se presentarán, de allí que no se pueda hacer una lista exhaustiva de todas violaciones ni tampoco ofrecer soluciones para cada caso, se trata de tomar conciencia del valor de cada persona y de la dignidad que les precede: “el respeto de la dignidad de todos y de cada uno, es la base indispensable para la existencia misma de toda sociedad que pretenda fundarse en el derecho justo y no en la fuerza del poder. Es sobre la base del reconocimiento de la dignidad humana como se sostienen los derechos humanos fundamentales, que preceden y sustentan toda convivencia civilizada” (Dignitas infinita, n. 64).

Evangelización

Nicolas Torcheboeuf: “CatéGPT no sustituye a la Iglesia; quiere ayudarla en su misión”

Nicolas Torcheboeuf, ingeniero y católico, es el creador de CatéGTP, un chatbox que se documenta, principalmente, en el Catecismo de la Iglesia Católica, el Código de Derecho Canónico, los principales Concilios y las enseñanzas de los Papas.

Hernan Sergio Mora·10 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 7 minutos

¿En qué encíclica se habla sobre contracepción? ¿Dónde sale la frase ‘en polvo te convertirás? ¿En qué parte del Evangelio se habla sobre los puros de corazón? Encontrar las respuestas a esas preguntas se ha vuelto más fácil, gracias a las herramientas ofrecidas por la inteligencia artificial (IA) que buscan entre los textos del Magisterio de la Iglesia, de las Sagradas Escrituras o de los doctores de la Iglesia la pregunta planteada. Este es el objetivo de CatéGPT (caté por catecismo) que tiene como base de datos los documentos oficiales presentes en la web del Vaticano.

Nicolas Torcheboeuf, ingeniero y católico es el creador de CatéGPT, este chatbot que utiliza las herramientas puestas a disposición por OpenAI, la empresa que está en el origen de ChatGPT para encontrar estas respuestas. CatéGPT es abierto y para utilizarlo no es necesario suscribirse, aunque ofrece la posibilidad de realizar pequeñas donaciones para permitir que siga creciendo.

En esta entrevista con Omnes, Torcheboeuf explica cómo se lanzó al proyecto CatéGPT y su visión sobre las posibilidades de la Inteligencia Artificial en la misión pastoral de la Iglesia y la formación de los católicos e interesados. 

¿Quién es Nicolás Torcheboeuf? ¿Cuál es su perfil profesional y religioso?

–Me presento brevemente: soy católico practicante e ingeniero. No trabajo directamente en el campo de la inteligencia artificial, pero el tema me interesa y, tras el éxito de ChatGPT, empecé a desarrollar pequeñas herramientas que utilizan esta tecnología.

¿Qué llevo a desarrollar CatéGPT?

–Hubo dos motivaciones principales que me llevaron a desarrollar CatéGPT. En primer lugar, ya llevaba unos meses explorando las posibilidades que ofrecen las herramientas puestas a disposición por OpenAI, la empresa que está en el origen de ChatGPT.

Desde un punto de vista técnico, la forma más sencilla de crear un chatbot de alto rendimiento es utilizar datos que no necesiten actualizarse con regularidad, para garantizar la fiabilidad de las respuestas. Así es como se nos ocurrió la idea de desarrollar una herramienta de Inteligencia Artificial que trabajara con los textos fundamentales de la Iglesia católica: estos textos son públicos y su sustancia cambia muy poco con el tiempo. Estas dos condiciones permitían desarrollar una herramienta fiable y estable.

La segunda motivación procede de mi experiencia, como católico, de que los creyentes de hoy tienen un nivel muy bajo de cultura religiosa y de formación doctrinal. Desde hace varios años, intento ayudar a la gente a redescubrir el increíble número de documentos y textos que la Iglesia ha producido a lo largo de los siglos, y que desgraciadamente, son demasiado poco conocidos.

Estoy convencido de que nuestros contemporáneos podrían encontrar muchas aclaraciones a las preguntas que se plantean reencontrándose con la enseñanza secular de la Iglesia. Para realizar una buena labor pastoral, la Iglesia no debe descuidar la formación doctrinal pues, de lo contrario, correrá necesariamente riesgos que podrían alejarla de la coherencia de su enseñanza.

En mi opinión, la Inteligencia Artificial es una oportunidad para poner en práctica parte de esta síntesis entre el rol pastoral de la Iglesia y su misión doctrinal.

¿Cuántas personas trabajan en ello?

–Principalmente yo, durante mi tiempo libre. A veces, amigos y familiares me echan una mano en el desarrollo la herramienta.

En el futuro me gustaría ampliar CatéGPT para hacerlo más profesional e intentar integrarla más profundamente en el corazón de la misión evangelizadora de la Iglesia.

¿Qué distingue a CatéGPT de otros chatbots católicos como Catholic.chat o Magisterium AI?

–La idea detrás de CatéGPT es completamente original, en el sentido de que ninguna de estas herramientas existía cuando empecé a desarrollarla. CatéGPT comenzó a publicarse en mayo de 2023 en una versión todavía bastante sencilla, y no fue hasta julio cuando aparecieron Catholic.chat Magisterium AI.

Si tuviéramos que comparar CatéGPT con otros chatbots católicos, pienso que se acerca más a Magisterium AI, al centrarse principalmente en respuestas que incorporan la enseñanza del Magisterio de la forma más completa posible, y al hacer un esfuerzo especial por identificar las fuentes de las cuales proceden las respuestas.

Un chatbot como Catholic.chat se limita a reproducir la posición de la Iglesia en el catecismo. Por otra parte, cuando descubrí Magisterium AI me sorprendió su similitud con CatéGPT en la forma en que funciona. Creo que esto se debe a que las dos herramientas comparten la misma motivación: ayudar a las personas a redescubrir los textos fundamentales del Magisterio de la Iglesia Católica proporcionando respuestas completas e invitando al usuario a profundizar en la respuesta leyendo los propios textos gracias a una respuesta documentada.

Una de las particularidades de CatéGPT (que más tarde fue retomada por Magisterium AI) fue la introducción de dos tipos de respuesta: un modo «Enseñanza», que ofrece una respuesta muy estructurada (una respuesta extraída de las Escrituras, los Padres de la Iglesia, el Magisterio y los Papas) y un modo «Discusión», más cercano a un chatbot estándar y que permite a los usuarios profundizar debatiendo la respuesta con la inteligencia artificial.

¿Cuáles son sus principales fuentes documentales?

–Por el momento, para simplificar, la principal fuente de documentación de CatéGPT es el contenido disponible en el sitio web del Vaticano. Se trata principalmente del Catecismo de la Iglesia Católica, el Código de Derecho Canónico, los principales Concilios y las enseñanzas de los Papas. 

Para ser más eficaz, CatéGPT necesitaría integrar muchos otros textos: todos los Concilios y los textos de los Padres de la Iglesia para empezar. Pero eso requeriría mucho trabajo en la base de datos. Como estoy prácticamente solo trabajando en este proyecto, esta parte de la documentación formará parte de un futuro desarrollo.

¿Cómo se financia y mantiene un proyecto como CatéGPT?

–La particularidad de CatéGPT es que es totalmente gratuito para los usuarios. Dado que su principal objetivo es ayudar a la gente a redescubrir la enseñanza de la Iglesia lo más ampliamente posible, sería contraproducente establecer un sistema de suscripción.

Por ejemplo, si se cobrara una cuota, CatéGPT sólo atraería a las personas que ya están convencidas. Magisterium AI, por ejemplo, ha optado por poner cada vez más restricciones para incitar a los usuarios a suscribirse. No me parece una buena estrategia para llevar a cabo la misión de CatéGPT.

Aunque el sitio sea gratuito, conlleva un coste importante. Por eso hacemos un llamamiento a que la gente pueda hacer donaciones para CatéGPT. Gracias a la generosidad de los donantes, estas contribuciones permiten financiar el sitio, sin obtener beneficios. Mientras podamos mantener esta situación, creo que CatéGPT será viable y podrá continuar su desarrollo.

En su opinión, ¿cuáles son las lagunas en la formación de los católicos?

–»Mi pueblo muere por falta de conocimiento» (Oseas 4:6). La observación del profeta Oseas se observa cruelmente hoy. A este respecto, creo que el pontificado de Benedicto XVI ha sido una magnífica oportunidad para esta generación, que pudo conocerle en las Jornadas Mundiales de la Juventud de Madrid o en la explanada de Les Invalides.

En comparación con el largo pontificado de Juan Pablo II, podríamos pensar que estos 7 años han sido un periodo de transición para la Iglesia. Por el contrario, la elección del cardenal Ratzinger al trono de San Pedro fue providencial para la Iglesia.

Necesitábamos esas palabras fuertes contra la confusión y el relativismo, pronunciadas con tanta dulzura por su parte. Hoy tenemos que aprovechar esta herencia, y para eso se concibió el CatéGPT, retomando las palabras de Benedicto XVI a los jóvenes: «Pero, ¿cómo se puede amar a quien no se conoce?» (Génova, 18 de mayo de 2008).

En los últimos años se ha hecho mucho hincapié en la evangelización. Pero, ¿cómo cumplir esta misión vital para la Iglesia si los laicos no somos capaces de dar un testimonio claro de lo que creemos? Redescubramos, pues, toda la riqueza de la Iglesia que se encuentra en sus textos, en los escritos de sus santos y doctores.

Releamos las Escrituras a la luz del Magisterio. Y cuando nos hayamos reapropiado de esos textos, habremos fortalecido nuestra Fe y podremos apoyarnos en el Espíritu Santo para llevar a cabo plenamente nuestra labor de evangelización. Creo que hoy es vital no perder esta etapa de la formación, que con demasiada frecuencia se descuida.

¿Qué influencia tendrá la IA en la formación de los católicos?

–Me gusta decir que la Inteligencia Artificial es inteligente en la medida en que no sustituye a la inteligencia humana. Es una herramienta y debe seguir siéndolo. 

Si los católicos no se molestan en abrir el Catecismo o no tienen la costumbre de sumergirse en las Sagradas Escrituras, podemos hacer todos los CatéGPT que queramos, pero la IA no tendrá ninguna influencia en la formación de los católicos.

Lo único que puede hacer la IA -y es lo que hemos intentado hacer con CatéGPT – es responder a las preguntas que los usuarios formulan de la forma más precisa y directa posible, cuidando de proporcionar todas las referencias en las que se basan las respuestas.

De este modo, los usuarios se darán cuenta de que las respuestas a sus preguntas se encuentran en gran medida en los numerosos textos de la Iglesia, y poco a poco querrán ir a consultar las fuentes que la IA les envíe.

Volviendo a Catholic.chat, creo que su diferencia fundamental con CatéGPT (o Magisterium AI) es que no se centra en estos textos del Magisterio y se contenta con dar respuesta a las preguntas. En mi opinión, una herramienta de este tipo no da en el blanco.

El objetivo de la inteligencia artificial no debe ser asumir prematuramente el trabajo intelectual de su usuario; ahí reside el peligro de la IA. Por el contrario, si explotamos toda la potencia de la IA con sus grandísimas capacidades generativas, estoy convencido de que podremos volver a poner el acento en la educación de los católicos. Pero los católicos tienen que ser conscientes de sus carencias y sentir la necesidad de educarse a sí mismos.

¿Puede la fe católica, en su expresión y difusión, sentirse amenazada por la IA? Sabemos que el papel de la familia, los catequistas y los sacerdotes es fundamental en la enseñanza de la fe católica. ¿Cuál será su papel en un futuro en el que la interacción personal disminuirá y nos interesaremos más por lo que podamos encontrar de forma independiente en Internet?

–En mi opinión, CatéGPT responde principalmente a una necesidad de formación de los católicos y en ningún caso sustituye a nadie en la Iglesia, sino que más bien quiere ayudarla en su misión.

Nunca podremos dar a una Inteligencia Artificial la sabiduría suficiente para desempeñar un papel pastoral en la Iglesia. 

Imagino que ninguna IA, por potente que sea, sería capaz de percibir, como Salomón, los sentimientos de la madre del bebé que debía detectar entre las dos mujeres que se le presentaron. 

La IA puede ser útil para reafirmar nuestra fe en un mundo cada vez más relativista y cegado por el sentimentalismo. Pero nunca será suficiente para proporcionar todas las condiciones para que florezca una verdadera vida de fe. Sólo espero que pueda contribuir a sentar unas bases sólidas sobre las que los distintos agentes de la Iglesia puedan construir.

Por otra parte, la Iglesia nunca podrá prescindir de su papel pastoral, principalmente a través de sus sacerdotes, y ninguna inteligencia artificial podrá responder a las necesidades espirituales propias de cada persona. La gracia seguirá pasando siempre a través de los signos sensibles que son los sacramentos. Las personas pueden descubrir la fe católica por sí mismas, quizá a través de CatéGPT, pero todo ello no dará fruto si esta fe no florece en su familia o en su comunidad y si no profundizan en su búsqueda de la verdad con los pastores de la Iglesia.

Tenemos que ver estas herramientas de inteligencia artificial como nuevos medios de evangelización y formación, pero debido a su naturaleza virtual, sólo pueden dar fruto si su uso va seguido de una interacción personal (empezando por la vida sacramental). Hoy en día, en mi opinión, CatéGPT forma parte del mismo movimiento que el desarrollo de la presencia de sacerdotes o religiosos en las redes sociales. Como ocurre con la IA, la aparición de influencers católicos puede ser peligrosa. Pero si están especialmente atentos y justifican su presencia en las redes sociales por una gran preocupación por la evangelización, pueden muy bien servirse de la IA como ganchos para captar a nuevas personas en busca de la verdad y hacer la transición del mundo virtual de las IA y las redes sociales al mundo concreto de la Iglesia expresada a través de sus sacerdotes y comunidades.

Si se pensara en llevar CatéGPT a un nivel superior, sería necesario entrar en contacto con estos sacerdotes influyentes y trabajar juntos para satisfacer las necesidades tanto de formación doctrinal como de acompañamiento espiritual y pastoral. Así que sí, la IA puede ser una pequeña revolución para la Iglesia, sólo contribuirá a reforzar la forma en que actualmente se expresa y difunde la fe católica.

El autorHernan Sergio Mora

Iniciativas

Oraciones por los enemigos. Ucrania y Tierra Santa

En los contextos de guerra y violencia, resuena con fuerza especialmente una de las frases de Jesucristo en el Sermón de la Montaña: “Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen” (Mt 5, 44). Hoy en día, en diferentes partes del mundo, hay cristianos que intentan vivir este mandamiento.

Loreto Rios·10 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

Debido a los diferentes enfrentamientos bélicos que están desarrollándose actualmente en diferentes puntos del planeta, el Papa Francisco ha afirmado en varias ocasiones que estamos viviendo una III guerra mundial a pedazos. El pasado 24 de febrero la guerra de Ucrania cumplía dos años, mientras que el 7 de octubre de 2023 estallaba otro conflicto en Tierra Santa entre Israel y Palestina que parece ser solo el comienzo de otra larga guerra.

Amar a los enemigos

¿Cómo pueden actuar los cristianos que se ven envueltos en situaciones semejantes? El padre Mateusz Adamski, un sacerdote polaco que es actualmente párroco de la Asunción de la Santísima Virgen María en Kiev (Ucrania) y vicerrector del seminario Redemptoris Mater, tiene claro que estos dos últimos años, aun colmados de sufrimiento, han sido también “un tiempo de gracia” en el que “hemos podido tocar a Dios vivo realmente”.

A pesar del miedo, de que “la gente está cansada psicológicamente” y que “son varios los parroquianos que tenemos en el ejército”, desde la parroquia de la Asunción de Kiev han llevado adelante una importante iniciativa: rezar en comunidad por los enemigos. Porque un contexto de guerra, según comenta el padre Mateusz, “exige reflexionar sobre el mandamiento de amar al enemigo”, y esto “se manifiesta especialmente en las oraciones comunes con el pueblo de Dios por nuestros enemigos”.

Según explica el padre Mateusz, “el mandamiento del Sermón de la Montaña” ha hecho que los parroquianos experimenten una purificación “en su camino de fe, aunque esto suponga ir en contra de ellos mismos”, y esto “les está fortaleciendo en la fe a través de la oración en común”.

Imitar el perdón de Cristo

Lo mismo indica a Omnes el padre Pedro Zafra, vicario parroquial de la misma parroquia de Kiev, quien lleva en Ucrania más de diez años. Este sacerdote cordobés explica que “la oración continua por los enemigos en nuestra comunidad parroquial está a la orden del día”, y señala particularmente que a diario, “en cada Eucaristía, especialmente en la oración de los fieles, rezamos por todos aquellos que han perdido la vida en este conflicto, por los combatientes, por la paz en Ucrania, en el mundo”. Subraya que la comunidad reza por que “el Señor cambie los corazones de nuestros enemigos y, en primer lugar, cambie también nuestros corazones”. 

Además, todos los domingos llevan a cabo una adoración al Santísimo en la que piden por la paz, mientras que todos los viernes, en el Vía Crucis, encomiendan a sus perseguidores. “Le pedimos al Señor que nos ayude a entrar en este sufrimiento, en esta cruz. Así como Él mismo, siendo nosotros sus enemigos, intercedió ante el Padre por nosotros, diciendo ‘Perdónalos, porque no saben lo que hacen’, también lo debemos hacer nosotros. Esta es la misión de cada cristiano y es también nuestra misión, y vemos que es algo fundamental, sobre todo para darle un sentido al sufrimiento, porque muchas veces nos concentramos más en lo que es la justicia humana. Sin embargo, la justicia de Jesucristo es aquella que reza por los enemigos, aquella que es capaz de responder al mal con el bien, responder al mal con la oración”, afirma.

Como ejemplo de perdón, el padre Pedro Zafra pone un testimonio cercano, cuando un matrimonio mayor, con seis hijos, perdió a uno de ellos que combatía en el frente. “En el entierro, tanto sus padres como sus hermanos dijeron públicamente: ‘Perdonamos a nuestros enemigos, perdonamos a aquellos que han matado a nuestro hijo y a nuestro hermano’. Es un testimonio también de cómo el Señor actúa en el corazón de cada persona, de que, a pesar del odio que está a la orden del día, se dan también estos milagros, en los que experimentamos que Dios es bueno y que Dios está presente y no nos deja solos, sino que manifiesta su presencia y amor a través de esta situación difícil en la que nos sentimos apoyados, nos sentimos confortados por Jesucristo. Además, a través de los sacramentos, de la Eucaristía y la Confesión, podemos acceder a este perdón, podemos ver cómo el Señor también cambia nuestros corazones”.

También en Rusia se han impulsado propuestas de oración por la paz. En mayo de 2022, en Moscú se llevó a cabo el rezo comunitario del Rosario por la paz en conexión directa con el Papa Francisco desde el Vaticano. En la capital rusa, la ceremonia estuvo presidida por monseñor Paolo Pezzi, arzobispo metropolitano de la Madre de Dios en Moscú desde el año 2007, y participaron más de un centenar de personas.

“También debemos rezar por los culpables”

La oraciones por la paz no se limitan a la guerra de Ucrania. Fray Manuel pertenece a la Custodia de Tierra Santa, la orden, fundada por san Francisco de Asís, a la que la Santa Sede encomendó guardar los lugares que fueron testigos de la Encarnación de Cristo, y explica que “en mi santuario de Betfagé, que tiene un barrio cristiano construido por la Custodia, y que se encuentra en zona árabe más bien radical, los martes, los jueves y los sábados nos reunimos para rezar el rosario por la paz. Conmueve ver a cristianos, en su mayoría palestinos, que se unen convencidos de que la paz es posible si somos capaces de mantenernos unidos en el Dios de la paz y que María, Reina de la paz, es nuestra fortaleza”.

Además, en Tierra Santa se han llevado a cabo varias jornadas de oración por la paz y los enemigos. 

En los primeros días del conflicto, el 17 de octubre de 2023, los monjes benedictinos residentes en el monte Sión organizaron una jornada de oración en la basílica de la Dormición, con el lema La Iglesia bajo la cruz. La basílica permaneció abierta durante veinticuatro horas, desde las doce de la noche del 17 de octubre. Durante la jornada, se celebró una Eucaristía a las 7:30 de la mañana y se leyeron todos los salmos recogidos en la Biblia (en total, ciento cincuenta), mientras que los jóvenes llevaron a cabo un rezo inspirado en las oraciones de Taizé.

En esta iniciativa, no faltó la oración por los enemigos, ya que, según dijo el abad benedictino, el padre Nikodemus Schnabel, “creemos que cada ser humano está creado a imagen de Dios. Incluso un asesino, incluso una persona que tiene pecados terribles sigue siendo un ser humano, una persona creada a imagen de Dios. Todos rezamos por las víctimas, pero ¡también debemos rezar por los culpables! Oremos por las personas que han cometido crímenes indescriptibles, que han matado, para que se den cuenta de lo que han hecho, se arrepientan y pidan perdón, y puedan encontrar la misericordia de Dios”. 

Cultura

El lenguaje “inclusivo” comienza a retroceder en Alemania

Después de años de intentar inocular dicho lenguaje a través de la escuela, los medios de comunicación y las administraciones públicas, algunas de éstas han comenzado últimamente a dar marcha atrás.

José M. García Pelegrín·9 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

El 1 de abril entró en vigor en Baviera la prohibición del uso del denominado lenguaje inclusivo tanto en el ámbito docente (escuelas y universidades) como en la administración pública.

A mediados de marzo, el Gobierno regional aprobó una ampliación del Reglamento que, ya antes, obligaba a los organismos oficiales –incluyendo las escuelas estatales, que suponen la gran mayoría– a utilizar las normas ortográficas oficiales alemanas, que no contemplan tal lenguaje inclusivo.

Ahora, esta nueva norma da un paso más al prohibir expresamente los diferentes modos de expresar dicha “inclusividad” o “neutralidad”.

Para comprender el alcance de esta normativa, es importante aclarar que, en Alemania, las competencias sobre el uso del lenguaje en organismos públicos corresponden a los Länder (Estados Federados) y no al Bund (Gobierno central, lo que en España se denominaría Estado).

Consejo de Ortografía Alemana

En segundo lugar, en el ámbito de lengua alemana no hay una “Academia de la Lengua”. Existe un “Consejo de Ortografía Alemana” que se define como “organismo intergubernamental encargado de mantener la uniformidad de la ortografía en el mundo de habla alemana y seguir desarrollándola en la medida necesaria sobre la base de las reglas ortográficas”.

Forman parte de él 41 personalidades de siete países o regiones (Alemania, Austria, Suiza, Liechtenstein, la Provincia Autónoma de Bolzano-Alto Adigio y la Comunidad germanófona de Bélgica). Luxemburgo es miembro con voz, pero sin voto. A mediados de diciembre de 2023, el Consejo volvió a pronunciarse en contra de incluir “caracteres especiales” en las normas ortográficas alemanas. 

Por otro lado, el lenguaje “inclusivo” comenzó a expresarse con el desdoblamiento de los sexos (“Zuschauerinnen und Zuschauer”: “espectadoras y espectadores”); pero debido a razones de economía lingüística –en el folleto oficial de un organismo público llegaba a decirse que, en los campos de concentración, “las nacionalsocialistas y los nacionalsocialistas torturaban a las judías y a los judíos”– se buscaron otras formas de expresarlo como los “caracteres especiales” a los que se refería el Consejo.

Estos caracteres incluyen formas como Zuschauer_innen, ZuschauerInnen, Zuschauer*innen o, el que más se ha extendido últimamente y que ha adoptado gran número de medios de comunicación, los dos puntos intermedios: Zuschauer:innen. 

¿Cómo se pronuncian estas palabras, por ejemplo “Zuschauer:innen”? Cuando surgió este fenómeno se podían observar –principalmente en radio y televisión– dos modos de pronunciarlo: o bien haciendo una pequeña pausa o bien un sonido “oclusivo” (una especie de “ataque de hipo”, según sus detractores).

Sin embargo, también aquí se aplica el principio de la economía del lenguaje: últimamente cada vez se hace menos esa pausa o sonido oclusivo. El resultado es que se pronuncia “Zuschauerinnen”, el femenino plural. En lugar de inclusión se consigue todo lo contrario: la exclusión involuntaria (?) del masculino. ¿O es algo premeditado para sustituir el “masculino genérico” por el “femenino genérico”?

No sorprende que, debido a lo farragoso y ambiguo que en definitiva resulta este lenguaje, gran número de ciudadanos “de a pie” lo rechacen; todas las encuestas realizadas al respecto arrojan un elevado porcentaje de personas que se oponen a este tipo de “caracteres”.

La población contra el lenguaje inclusivo

Según el “barómetro de tendencias de RTL/ntv” (julio de 2023), casi tres cuartas partes (73%) están en contra de dicho lenguaje. Sólo el 22% de los encuestados cree que es bueno que la gente hable o escriba de esta manera.

Por sexos, los hombres presentan una mayor oposición (77% en contra, 18% a favor) que las mujeres (70% a 26%). El único grupo que presenta una mayoría a favor es el de los simpatizantes del partido “Los Verdes” (58%). 

Ante estas cifras resulta poco comprensible el intento de imponer este lenguaje por parte de prácticamente todos los medios de comunicación –con la radiotelevisión estatal a la cabeza– y también de las administraciones públicas, a pesar de la oposición mayoritaria de la población.

No obstante, algunas administraciones públicas comienzan ya a dar marcha atrás, como demuestra la decisión tomada por Baviera.

Pero esta no ha sido la única: por ejemplo, también el estado federado de Hesse ha anunciado que en la correspondencia oficial sólo empleará “un lenguaje normalizado y comprensible”, basado en las directrices del Consejo Alemán de Ortografía.

Ya antes, en 2021, el ministerio regional (equivalente a “consejería”) de Educación y Cultura de Sajonia decidió que el lenguaje “inclusivo” no se utilizaría en las escuelas ni en las autoridades de supervisión escolar.

El ministerio se reafirmó en ello en julio de 2023, ampliando la directiva con un decreto: se remite asimismo al Consejo Alemán de Ortografía, que según afirma la consejería sajona, “señala que la lengua escrita debe estar libre de barreras y tener en cuenta a quienes tienen dificultades para leer o escribir incluso textos sencillos, así como a quienes aprenden alemán como segunda lengua o lengua extranjera”.

El lenguaje inclusivo en los estados federados

Recientemente, la plataforma “Redaktionsnetzwerk Deutschland (RND)” ha publicado un resumen sobre el estado de la cuestión en los estados federados. Según este informe, Schleswig-Holstein también prohíbe el uso de caracteres especiales; es decir, si un alumno lo utiliza en su examen, se considera como “falta”.

Lo mismo sucede en el estado federado de Sajonia-Anhalt, donde su uso también se penaliza. Y eso, a pesar de que el ministerio de Educación de dicho land se esfuerza por utilizar términos neutros en cuanto al género, según declaró el ministerio a RND: la administración lleva utilizando el desdoblamiento en la forma femenina y masculina desde 1992.

Los otros once estados federados tienen una postura más abierta respecto a este lenguaje inclusivo. Por ejemplo, el ministerio regional de Cultura de Baja Sajonia subraya: “Es importante que, en el sector escolar, todas las personas –con independencia de su identidad de género– sientan que se dirigen a ellas correctamente”.

Se busca elegir un “lenguaje comprensible que no discrimine a nadie”. Una opinión similar se sostiene en Mecklemburgo-Pomerania Occidental y Renania-Palatinado, según RND.

Sólo dos estados federados, Bremen y Sarre, están claramente a favor de emplear dichos caracteres especiales y así lo hace la administración pública de dichos estados federados.

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“Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura, que él había de resucitar de entre los muertos”

En este artículo, se analiza el pasaje evangélico Jn 20, 9: "Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura, que él había de resucitar de entre los muertos”.

Rafael Sanz Carrera·9 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 9 minutos

Después de relatar los eventos relacionados con la resurrección (Juan 20, 1-9), Juan se siente compelido a disculparse por su incredulidad, y concluye con una explicación: «Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura, que él había de resucitar de entre los muertos” (Jn 20, 9). Con estas palabras el evangelista explica por qué, sólo ahora, en vista del sepulcro vacío y los lienzos doblados, ambos discípulos (“habían”: en plural: Pedro y Juan), creen en la resurrección de Jesús. Esta noción se encontraba ya anticipada en Jn 2, 22: “Cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho y creyeron en la Escritura y en la palabra que Jesús había hablado”.

La idea no es exclusiva de Juan, como vemos por las palabras de Jesús a los discípulos de Emaús: “Entonces él les dijo: ‘¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria?’. Y, comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras […]. Y les dijo: ‘Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca de mí’. Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y les dijo: ‘Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día’… ” (Lucas 24, 25-27. 44-46).

La misma necesidad de comprender las Escrituras para interpretar adecuadamente la muerte y resurrección de Cristo, la encontramos en Pablo: “Porque yo os transmití en primer lugar, lo que también yo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras; y que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras” (1 Corintios 15, 3-4).

Sin embargo, en el Evangelio de Juan no se menciona ningún pasaje de las Escrituras del que se deduzca que el Señor debía resucitar de entre los muertos. Así que hemos de buscar esas referencias en los otros pasajes que hablan de la resurrección en el Nuevo Testamento. Así encontramos:

  • El Salmo 2, 7 citado en Hechos 13, 32-37: sobre la Resurrección y el reinado eterno de David. En la exégesis de estos dos textos, Jesús emerge como el rey mesiánico prometido, el Hijo de Dios, cuya resurrección da cumplimiento a las promesas divinas, especialmente en lo que respecta al reinado eterno y universal de su Hijo.
  • El Salmo 16, 10 citado en Hechos 2, 27ss y Hechos 13, 35: sobre la incorruptibilidad del cuerpo resucitado. Estos pasajes están interconectados para relacionar la resurrección de Jesús con la incorruptibilidad del cuerpo del Mesías.
  • El Salmo 110, 1.4 mencionado en Hebreos 6, 20: sobre la resurrección y el sacerdocio eterno de Melquisedec. Ambos pasajes bíblicos están relacionados con la resurrección de Jesús y su papel de Sumo Sacerdote eterno según el orden de Melquisedec.
  • En Isaías 53, 10-12 referido en Romanos 4, 25: sobre la Resurrección de Jesús y su significado salvífico universal. Estos pasajes de Isaías 53 y Romanos 4 están relacionados en la comprensión cristiana de la resurrección de Jesús y su significado para la salvación de la humanidad.
  • En Mateo 16, 21; 17, 23; 20, 19 (y par.) encontramos las predicciones de Jesús sobre su resurrección. Se trata de las predicciones que Jesús mismo hizo sobre su muerte y su resurrección.

Antes de empezar a estudiar con detalle cada pasaje, es relevante resaltar dos aspectos cruciales sobre estos textos del Antiguo Testamento en relación con la resurrección de Jesús.

1º Escasez y oscuridad de las citas. Encontramos pocas referencias del Antiguo Testamento que respalden la resurrección de Jesús en el Nuevo Testamento. Estos pasajes, además de no ser abundantes, resultan oscuros y no parecen estar relacionados con la resurrección a primera vista. De hecho, para el dr. William Lane Craig, esta misma dificultad fue lo que llevó a muchos estudiosos a rechazar la opinión del siglo XIX según la cual los discípulos llegaron a creer que Jesús había resucitado al leer dichos pasajes del Antiguo Testamento. En realidad el recorrido de los discípulos fue al revés: desde la evidencia de la resurrección hacia la comprensión más profunda de las Escrituras.

2º Perspectiva innovadora. No obstante, aquí se presenta una paradoja interesante: antes de creer en la resurrección de Jesús, nadie habría interpretado estos textos del Antiguo Testamento de esa manera. Fue sólo después de verificar la autenticidad de la resurrección, que los discípulos recurrieron al Antiguo Testamento en busca de textos que la respaldasen. Esto implicó leer los pasajes de una manera innovadora, con una perspectiva que no habrían considerado legítima sin la convicción de que Jesús había resucitado. Así, la resurrección de Jesús transformó la interpretación de los textos antiguos: se convirtió en la clave hermenéutica que ilumina todo el Antiguo Testamento.

Una última aclaración importante: aunque las referencias a las Escrituras sobre la resurrección de Jesucristo sean escasas y poco claras, los cuatro temas principales que abordan -el reinado eterno de David, la incorruptibilidad y la victoria sobre la muerte, el sacerdocio eterno de Melquisedec y la justificación a través de su sacrificio- nos proporcionan una clave hermenéutica para entender toda la Escritura. Estos cuatro temas, de alguna manera, funcionan como herramientas interpretativas para cientos de pasajes del Antiguo Testamento. Veámoslos brevemente.

La Resurrección y el reinado eterno de David

Por un lado tenemos el Salmo 2, donde se dibuja el ungimiento de un rey mesiánico, es decir, destinado a reinar sobre las naciones. En este contexto, el versículo 7 dice: “Voy a proclamar el decreto del Señor; él me ha dicho: ‘Tú eres mi hijo; yo te he engendrado hoy’”. La coronación y unción de un rey en Israel era un evento solemne y significativo, pues su investidura establecía el reconocimiento divino de su autoridad.

En el Salmo 2 están presentes dos grandes promesas mesiánicas: el reinado universal y la filiación divina que lo sustenta. Estas promesas, aunque se referirán a la dinastía de David, sólo alcanzarán su cumplimiento por la resurrección de Jesucristo. Así lo entienden Pablo y Bernabé, que en su predicación en Antioquía vinculan el Salmo 2 con Jesucristo y su resurrección: “Os anunciamos la Buena Noticia de que la promesa que Dios hizo a nuestros padres, nos la ha cumplido a nosotros, sus hijos, resucitando a Jesús. Así está escrito en el salmo segundo: ‘Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy’. Y que lo resucitó de la muerte para nunca volver a la corrupción, lo tiene expresado así: ‘Os cumpliré las promesas santas y seguras hechas a David’ [Is 55, 3]. Por eso dice en otro lugar: ‘No dejarás que tu santo experimente la corrupción’ [Sal 16, 10]. David … experimentó la corrupción. En cambio, aquel a quien Dios resucitó no experimentó la corrupción” (Hechos 13, 32-37). Argumentan que la resurrección de Jesús representa el cumplimiento de las promesas que Dios hizo a David de darle un trono para siempre (Hechos 13, 36-37). Y por eso, al cumplirse en Jesús estas promesas, se erige como el verdadero heredero del trono de David; el verdadero Rey, Hijo de Dios, del Salmo 2.

Las promesas divinas de otorgar un linaje perpetuo al rey David las encontramos en muchos lugares del Antiguo Testamento Así comprobamos cómo la resurrección de Jesús es un evento que conecta el Antiguo y el Nuevo Testamento, revelando la fidelidad de Dios a sus promesas y su plan redentor para la humanidad por medio de Jesucristo.

La incorruptibilidad del cuerpo resucitado

Los pasajes del Salmo 16 y de Hechos 2 y 13 están interconectados para resaltar cómo la resurrección da cumplimiento a las profecías acerca de la no corrupción del cuerpo del Mesías.

El Salmo 16, 10 proclama: “Porque no me abandonarás en la región de los muertos, ni dejarás a tu fiel ver la corrupción”. Este versículo es citado dos veces en Hechos 2, 27.31, para enfatizar que Dios no permitirá que su Santo experimente corrupción: “Porque no me abandonarás en el lugar de los muertos, ni dejarás que tu Santo experimente corrupción. Me has enseñado senderos de vida, me saciarás de gozo con tu rostro. Hermanos, permitidme hablaros con franqueza: el patriarca David murió y lo enterraron, y su sepulcro está entre nosotros hasta el día de hoy. Pero, como era profeta y sabía que Dios le había jurado con juramento sentar en su trono a un descendiente suyo, previéndolo, habló de la resurrección del Mesías cuando dijo que no lo abandonará en el lugar de los muertos y que su carne no experimentará corrupción” (Hechos 2 ,27-31). Pedro concluye que -como el patriarca David, murió y fue sepultado-, el salmo está profetizando sobre la resurrección del Mesías.

Es importante advertir que, aunque el Salmo en sí mismo no trata de la resurrección sino de evitar la muerte, Pedro da al salmo una interpretación novedosa al decir que profetizaba la resurrección del Mesías. Esta interpretación innovadora sólo es posible tras el acontecimiento de la resurrección; antes no hubiera sido legítima.

También existe otra referencia al Salmo 16, 10 en Hechos 13, 35-37, -ya lo vimos- donde se argumenta de modo parecido de la resurrección como requisito para la no corrupción del cuerpo. En definitiva, la incorruptibilidad del cuerpo de Jesús y su victoria sobre la muerte está intrínsecamente ligada a su resurrección.

La resurrección y el sacerdocio eterno de Melquisedec

Tanto el Salmo 110 como Hebreos 6 están relacionados con la figura de Jesús y su papel como Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec.

El Salmo 110 comienza con una invitación divina: “Oráculo del Señor a mi Señor: ‘Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies’”. Aquí, el Señor (Dios Padre) invita al Mesías (Cristo) a ocupar un lugar de honor y autoridad a su diestra. Esta posición simboliza la exaltación y el poder del Mesías sobre todas las cosas. Se trata pues de un Salmo real y mesiánico.

Más adelante en el v. 4 dice: “El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: ‘Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec”. Acaba de hablar de la autoridad del Mesías como Rey (v. 1) y ahora de su papel como sacerdote. La combinación de ambas funciones es significativa, pues afirma que el Mesías será un “sacerdote eterno según el rito de Melquisedec”, un personaje misterioso, que el Antiguo Testamento describe como sacerdote del Dios Altísimo y rey de Salem (Jerusalén). Esta referencia resulta crucial porque ejerce funciones sacerdotales antes de la institución del sacerdocio levítico.

Hebreos 6, 20 se refiere a Jesús como el Sumo Sacerdote eterno según el orden de Melquisedec. Esto tiene profundas implicaciones. Cuando Jesús resucita y asciende al cielo, entra en el santuario celestial no hecho por manos humanas. Lleva consigo su propia sangre como sacrificio por el pecado, similar al papel del sumo sacerdote en el Antiguo Testamento durante el Día de la Expiación. La mención del “rito de Melquisedec” indica que Jesús al resucitar ejerce su sacerdocio de una manera superior y eterna, que trasciende el sistema levítico. Su sacrificio es perfecto y completo. Tanto en su autoridad como Rey como en su función sacerdotal según el orden de Melquisedec se despliega su divinidad y se revela su papel central en la redención de la humanidad.

La Resurrección de Jesús y su significado salvífico universal

Isaías 53, 10-12 dice: “El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiación: verá su descendencia, prolongará sus años, lo que el Señor quiere prosperará por su mano. Por los trabajos de su alma verá la luz, el justo se saciará de conocimiento. Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos. Le daré una multitud como parte, y tendrá como despojo una muchedumbre. Porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los pecadores, él tomó el pecado de muchos e intercedió por los pecadores”. En este pasaje se nos descubre dos cosas. Por un lado, Isaías profetiza aquí sobre el Siervo Sufriente, figura mesiánica -que enseguida fue asociada con Jesús-, y que sufrirá y entregará su vida como expiación por los pecados del pueblo. Y por otro lado, la poderosa idea de que a pesar de exponer su vida a la muerte y ser contado entre los pecadores, será exaltado: “Verá la luz… prolongará sus años”: esto simboliza la resurrección como triunfo sobre la muerte y la garantía de vida eterna.

Por su lado Romanos 4, 24-25 dice: “Nosotros, los que creemos en el que resucitó de entre los muertos a Jesucristo nuestro Señor, el cual fue entregado por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación.”. Aquí el apóstol Pablo conecta magistralmente la resurrección de Jesús con nuestra justificación. Jesús fue entregado por nuestros pecados, pero resucitó para nuestra justificación. Es decir, su resurrección corrobora su obra redentora y su papel como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

La relación entre ambos pasajes reside en que ambos hablan del sufrimiento, muerte y exaltación del Siervo (Jesús). La resurrección de Jesús no sólo valida su identidad como el Siervo Sufriente de Isaías, sino que también es una confirmación del cumplimiento de su misión salvadora. En efecto, la ofrenda de Jesús -como Sumo Sacerdote eterno-, ha sido aceptada por el Padre, como sacrificio perfecto por nuestros pecados.

Las predicciones de Jesús sobre su resurrección

Mateo, en particular, nos proporciona tres momentos cruciales en los cuales Jesús anunció su destino y resurrección, y cómo los discípulos reaccionaron ante estas predicciones.

En Mateo 16, 21, Jesús comienza a desvelar -de camino hacia Jerusalén-, que enfrentará sufrimiento, ejecución y resurrección al tercer día. Esta primera predicción, aunque clara en sus términos, parece haber confundido a los discípulos, pues la idea de sufrimiento y resurrección no logra abrirse paso en sus mentes.

La confusión persiste incluso después de la segunda predicción, narrada en Mateo 17, 23. Después del maravilloso evento revelador del monte de la Transfiguración, Jesús repite su destino inminente, pero a pesar de estar más familiarizados con la idea, ni siquiera los tres más cercanos la comprenden.

En la tercera predicción -Mateo 20, 19-, Jesús añade detalles específicos sobre su entrega a los gentiles y su destino en la cruz. Sin embargo, incluso con esta clarificación adicional, los discípulos siguen sin entender la realidad de lo que Jesús les está anunciando.

Por eso, Juan nos dice: “Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura, que él había de resucitar de entre los muertos” (Jn 20, 9). En efecto, los discípulos no comprendieron las Escrituras ni las predicciones de Jesús sobre su resurrección hasta después de los eventos de la resurrección misma. A pesar de las claras predicciones de Jesús, los discípulos no llegaron a entender plenamente su significado hasta después de la resurrección. Solo entonces comenzaron a comprender cómo la Escritura estaba alineada con las predicciones de Jesús sobre la resurrección.

Conclusión

La resurrección de Jesús se convierte en la clave hermenéutica que ilumina toda la Escritura. Esta perspectiva interpretativa innovadora surge tras el acontecimiento de la resurrección, que llevó a los discípulos a buscar textos de la Escritura que la respaldaran. Además, aunque las referencias a la resurrección sean escasas, los temas que tratan -el reinado eterno de David, la incorruptibilidad, el sacerdocio eterno de Melquisedec y la justificación- proporcionan herramientas interpretativas, de modo que actúan como claves para comprender numerosos pasajes del Antiguo Testamento.

El autorRafael Sanz Carrera

Doctor en Derecho Canónico

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Vaticano

El Vaticano publica el esperado documento sobre la dignidad humana

En la rueda de prensa de presentación del documento, el cardenal Fernández ha comentado que espera que este texto tenga la misma repercusión que "Fiducia supplicans".

Andrea Acali·8 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 9 minutos

Se ha publicado la tan esperada declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe «Dignitas infinita» sobre el tema de la dignidad humana. El prefecto, el cardenal Fernández, en su presentación, recuerda que se han necesitado cinco años para preparar el documento, con una sustancial modificación final «para responder a una petición del Santo Padre, que explícitamente instaba a centrar la atención en las graves violaciones actuales de la dignidad humana en nuestro tiempo, en la estela de la encíclica ‘Fratelli tutti’»: el drama de la pobreza, la situación de los emigrantes, la violencia contra las mujeres, la trata de personas, la guerra.

La Declaración recuerda que «el respeto de la dignidad de todas y cada una de las personas es la base indispensable para la existencia misma de toda sociedad que pretenda fundarse en el derecho justo y no en la fuerza del poder. Es sobre la base del reconocimiento de la dignidad humana como se defienden los derechos humanos fundamentales, que preceden y fundamentan toda convivencia civilizada. A cada persona individual y, al mismo tiempo, a cada comunidad humana corresponde, por tanto, la tarea de la realización concreta y efectiva de la dignidad humana, mientras que es deber de los Estados no sólo protegerla, sino también garantizar las condiciones necesarias para que florezca en la promoción integral de la persona humana».

La Declaración está estructurada en cuatro partes: «En las tres primeras, recuerda principios fundamentales y supuestos teóricos para ofrecer importantes aclaraciones que puedan evitar las frecuentes confusiones que se producen en el uso del término ‘dignidad’. En la cuarta parte, presenta algunas situaciones problemáticas actuales en las que no se reconoce adecuadamente la inmensa e inalienable dignidad que corresponde a todo ser humano. Denunciar estas graves y actuales violaciones de la dignidad humana es un gesto necesario, porque la Iglesia alimenta la profunda convicción de que no se puede separar la fe de la defensa de la dignidad humana, la evangelización de la promoción de una vida digna y la espiritualidad del compromiso por la dignidad de todos los seres humanos».

Dignidad humana

El documento, publicado con ocasión del 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, recuerda en primer lugar que «la dignidad infinita» de toda persona humana, hecha a imagen y semejanza de Dios, está «inalienablemente fundada en su propio ser». Es la «dignidad ontológica» que «nunca puede ser borrada y sigue siendo válida más allá de cualquier circunstancia en la que los individuos puedan encontrarse». A continuación, la Declaración hace referencia a otros tres conceptos de dignidad: moral, social y existencial, que pueden fallar pero nunca borrar la dignidad ontológica de todo ser humano.

La Iglesia «proclama la igual dignidad de todos los seres humanos, independientemente de su condición en la vida o de sus cualidades». Un anuncio basado en tres convicciones: el amor de Dios Creador, la Encarnación de Cristo y el destino del hombre llamado a la comunión con Dios a la luz de la Resurrección. No obstante, la dignidad humana puede verse empañada por el pecado: aquí radica la respuesta personal de cada uno para hacer crecer y madurar su dignidad, con la aportación decisiva de la fe a la razón.

A continuación, el documento del Dicasterio recuerda «algunos principios esenciales que deben respetarse siempre» de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y aclara malentendidos que han surgido en torno al concepto de dignidad. Como la propuesta de utilizar la definición de dignidad personal, que implicaría que sólo se reconocería como personas a aquellas capaces de razonar. La consecuencia sería que «el niño no nacido y el anciano no autosuficiente no tendrían dignidad personal, ni tampoco los discapacitados mentales». En cambio, la Iglesia insiste en el reconocimiento de una «dignidad intrínseca» de todo ser humano. A continuación, critica el uso indebido del concepto de dignidad para «justificar una multiplicación arbitraria de nuevos derechos, muchos de los cuales se contraponen no pocas veces al derecho fundamental a la vida, como si se quisiera garantizar la capacidad de expresar y realizar cada preferencia individual o deseo subjetivo. La dignidad se identifica entonces con una libertad aislada e individualista, que pretende imponer como «derechos», garantizados y financiados por la comunidad, ciertos deseos y propensiones subjetivos. Pero la dignidad humana no puede basarse en criterios meramente individuales ni identificarse sólo con el bienestar psicofísico del individuo. Por el contrario, la defensa de la dignidad humana se basa en las exigencias constitutivas de la naturaleza humana, que no dependen ni de la arbitrariedad individual ni del reconocimiento social. Los deberes que se derivan del reconocimiento de la dignidad del otro y los correspondientes derechos que de ello se derivan tienen, por tanto, un contenido concreto y objetivo, basado en la naturaleza humana común. Sin tal referencia objetiva, el concepto de dignidad queda de hecho sometido a las más diversas arbitrariedades, así como a los intereses del poder».

El documento recuerda que la dignidad del ser humano incluye también la capacidad de asumir obligaciones hacia los demás y la importancia de la libertad, abordando lo que la condiciona, limita y oscurece, así como la cuestión del relativismo.

Durante la presentación, Fernández calificó la dignidad humana como «un pilar fundamental de la enseñanza cristiana». El cardenal argentino partió de la anterior declaración sobre las bendiciones, «Fiducia supplicans», que «ha tenido siete mil millones de visitas en internet», citando una encuesta que mostraba que en Italia, entre los menores de 35 años, el 75% de los encuestados estaba de acuerdo con ese documento. «El de hoy es mucho más importante y desearíamos que tuviera el mismo nivel de impacto, porque el mundo necesita redescubrir las inmensas implicaciones de la dignidad humana». Precisó, sin embargo, que estas palabras no eran una autodefensa tras la encendida polémica de las últimas semanas sobre “Fiducia supplicans”.

El Prefecto destacó el «crecimiento de la Iglesia en la comprensión de la dignidad, hasta el rechazo total de la pena de muerte, culminación de la reflexión sobre la inviolabilidad de la vida humana» y contó dos anécdotas. La primera sobre la elección del título: habían pensado en «Más allá de toda circunstancia», porque es la clave para entender toda la Declaración, pero luego eligieron la cita de un discurso a los discapacitados de Juan Pablo II en 1980, durante su primer viaje a Alemania. La otra fue personal, cuando en un momento personal difícil en Buenos Aires, con motivo de su nombramiento como rector de la Universidad Católica, Bergoglio le dijo «No, Tucho, levanta la cabeza porque no te pueden quitar la dignidad…».

La última sección de la Declaración «aborda algunas violaciones concretas y graves» de la dignidad humana, empezando por la «tragedia de la pobreza», que afecta no sólo a los países ricos y pobres, sino también a las desigualdades sociales: «Todos somos responsables, aunque en mayor o menor medida, de esta desigualdad flagrante». También está la guerra que «con su estela de destrucción y dolor atenta contra la dignidad humana a corto y largo plazo». Además de hacerse eco del llamamiento «nunca más la guerra», el documento reitera que «la íntima relación que existe entre la fe y la dignidad humana hace que sea contradictorio que la guerra se base en convicciones religiosas».

Migrantes

Y de nuevo los migrantes, «entre las primeras víctimas de las múltiples formas de pobreza»: su acogida «es una forma importante y significativa de defender la dignidad inalienable de toda persona humana». La trata de personas también «se considera una grave violación de la dignidad humana» y se define como un «crimen contra la humanidad»: «La Iglesia y la humanidad no deben renunciar a la lucha contra fenómenos como el comercio de órganos y tejidos humanos, la explotación sexual de niños y niñas, el trabajo esclavo, incluida la prostitución, el tráfico de drogas y de armas, el terrorismo y la delincuencia internacional organizada». Se reafirma el compromiso de la Iglesia en la lucha contra la lacra de los abusos sexuales.

Violencia contra las mujeres

Se hace mucho hincapié en la violencia contra las mujeres: «Es un escándalo mundial, cada vez más reconocido. Si bien se reconoce de palabra la igual dignidad de la mujer, en algunos países las desigualdades entre mujeres y hombres son muy graves, e incluso en los países más desarrollados y democráticos, la realidad social concreta atestigua que a menudo no se reconoce a la mujer la misma dignidad que al hombre». Además de condenar las diversas formas de discriminación, «entre las formas de violencia ejercidas sobre las mujeres, ¿cómo no mencionar la compulsión al aborto, que afecta tanto a la madre como al hijo, tantas veces para satisfacer el egoísmo de los varones? ¿Y cómo no mencionar también la práctica de la poligamia?». «En este horizonte de violencia contra las mujeres, nunca se condenará lo suficiente el fenómeno del feminicidio. En este frente, el compromiso de toda la comunidad internacional debe ser compacto y concreto».

Aborto

A continuación, se reitera la condena sin exclusión del aborto, recordando las palabras de san Juan Pablo II en «Evangelium Vitae», y se reafirma que «hay que afirmar con toda fuerza y claridad, también en nuestro tiempo, que esta defensa de la vida naciente está íntimamente ligada a la defensa de todo derecho humano». En este sentido, «merece ser recordado el generoso y valiente compromiso de santa Teresa de Calcuta por la defensa de toda persona concebida».

Maternidad subrogada

Expresa la condena de la «práctica de la maternidad subrogada, mediante la cual el hijo inmensamente digno se convierte en un mero objeto»: «Viola, ante todo, la dignidad del hijo» que tiene «derecho, en virtud de su dignidad inalienable, a tener un origen plenamente humano y no inducido artificialmente, y a recibir el don de una vida que manifieste, al mismo tiempo, la dignidad del que la da y del que la recibe». El reconocimiento de la dignidad de la persona humana implica también el reconocimiento de la dignidad de la unión conyugal y de la procreación humana en todas sus dimensiones. En esta dirección, el deseo legítimo de tener un hijo no puede transformarse en un «derecho al hijo» que no respete la dignidad del propio hijo como destinatario del don gratuito de la vida». Luego va contra «la dignidad de la propia mujer que se ve forzada a ello o decide libremente someterse a ello. Con tal práctica, la mujer se desvincula del niño que crece en ella y se convierte en un mero medio al servicio del beneficio o del deseo arbitrario de otros».

Eutanasia

Otro capítulo clave está dedicado a la eutanasia, «un caso particular de violación de la dignidad humana, más silencioso pero que está ganando mucho terreno. Tiene la particularidad de utilizar un concepto erróneo de la dignidad humana para volverla contra la vida misma». «Está muy extendida la idea de que la eutanasia o el suicidio asistido son compatibles con el respeto a la dignidad de la persona humana. Frente a este hecho, hay que reafirmar con fuerza que el sufrimiento no hace perder al enfermo esa dignidad que le es intrínseca e inalienablemente propia, sino que puede convertirse en una oportunidad para estrechar los lazos de una mutua pertenencia y para tomar mayor conciencia de la preciosidad de cada persona para toda la humanidad. Ciertamente, la dignidad de la persona enferma en estado crítico o terminal exige un esfuerzo adecuado y necesario por parte de todos para aliviar su sufrimiento mediante cuidados paliativos adecuados y evitando cualquier obstinación terapéutica o intervención desproporcionada […]. Pero tal esfuerzo es totalmente distinto, diferente, incluso contrario a la decisión de eliminar la propia vida o la de los demás bajo el peso del sufrimiento. La vida humana, incluso en su condición dolorosa, es portadora de una dignidad que debe respetarse siempre, que no puede perderse y cuyo respeto sigue siendo incondicional». Conceptos similares para el cuidado de las personas discapacitadas y vulnerables, para quienes «se debe fomentar en la medida de lo posible la inclusión y la participación activa en la vida social y eclesial de todos aquellos que de alguna manera están marcados por la fragilidad o la discapacidad».

Ideología de género

Una condena explícita se refiere a la teoría de género. Al tiempo que reafirma el respeto debido a toda persona y la condena de toda discriminación basada en la orientación sexual, con un llamamiento a despenalizar la homosexualidad en los países donde sigue siendo un delito, la Declaración «recuerda que la vida humana, en todos sus componentes, físicos y espirituales, es un don de Dios, que debe acogerse con gratitud y ponerse al servicio del bien. Querer disponer de sí mismo, como prescribe la teoría de género, independientemente de esta verdad básica de la vida humana como don, no significa otra cosa que ceder a la antigua tentación de que el ser humano se convierta en Dios y entre en competencia con el verdadero Dios de amor que nos revela el Evangelio». La diferencia sexual, por tanto, es «no sólo la mayor imaginable, sino también la más bella y la más poderosa […], el respeto por el propio cuerpo y el de los demás es esencial frente a la proliferación y las reivindicaciones de nuevos derechos avanzadas por la teoría de género […]. Todos aquellos intentos que oscurezcan la referencia a la ineliminable diferencia sexual entre hombre y mujer son, por tanto, rechazables». En este contexto, «cualquier intervención para cambiar el sexo, por regla general, corre el riesgo de amenazar la dignidad única que la persona ha recibido desde el momento de la concepción. Esto no excluye la posibilidad de que una persona que sufra anomalías genitales ya evidentes al nacer o que se desarrollen posteriormente pueda optar por recibir asistencia médica con el fin de resolver dichas anomalías».

Violencia digital

Por último, el documento examina la violencia digital, advirtiendo contra la creación de un mundo en el que crecen la explotación, la exclusión y la violencia, facilitadas por el progreso tecnológico: «Tales tendencias representan un lado oscuro del progreso digital. Desde esta perspectiva, para que la tecnología esté al servicio de la dignidad humana y no la dañe, y para que promueva la paz en lugar de la violencia, la comunidad humana debe ser proactiva a la hora de abordar estas tendencias respetando la dignidad humana y promoviendo el bien».

Respondiendo a una pregunta durante la presentación, el cardenal afirmó finalmente que el infierno es compatible con la libertad humana, que Dios respeta, pero entonces queda la pregunta que el Papa Francisco plantea a menudo sobre la posibilidad de que el infierno esté vacío.

El autorAndrea Acali

-Roma

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Texto en español de la Declaración «Dignitas infinita» sobre la dignidad humana

Texto de la Declaración Dignitas infinita sobre la dignidad humana presentado el lunes 8 de abril en la Sala Stampa.

Maria José Atienza·8 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 42 minutos

Ofrecemos a continuación, la traducción española del texto de la Declaración Dignitas infinita sobre la dignidad humana presentado esta mañana en la Oficina de prensa de la Santa Sede.

Presentación 

En el Congreso del 15 de marzo del 2019, la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe decidió iniciar «la redacción de un texto subrayando lo imprescindible del concepto de dignidad de la persona humana en el seno de la antropología cristiana e ilustrando el alcance y las implicaciones beneficiosas a nivel social, político y económico, teniendo en cuenta los últimos desarrollos del tema en el ámbito académico y sus comprensiones ambivalentes en el contexto actual». Un primer proyecto a este respecto, elaborado con la ayuda de algunos expertos durante el año 2019, fue considerado insatisfactorio, en una Consulta restringida de la Congregación, el 8 de octubre del mismo año. 

La Sección Doctrinal elaboró ex novo otro borrador del texto, basándose en las aportaciones de diversos expertos. Ese borrador fue presentado y debatido en una Consulta restringida el 4 de octubre de 2021. En enero de 2022, el nuevo borrador se presentó a la Sesión Plenaria de la Congregación, durante la cual los miembros acortaron y simplificaron el texto. 

El 6 de febrero de 2023, el nuevo texto corregido fue evaluado en una Consulta restringida que propuso algunas modificaciones posteriores. La nueva versión se sometió a la valoración de las Sesión Ordinaria del Dicasterio (Feria IV) el 3 de mayo de 2023. Los miembros acordaron que el documento, con algunas modificaciones, podía ser publicado. El Santo Padre aprobó los Deliberata de esta Feria IV en el curso de la Audiencia concedida a mi el 13 de noviembre de 2023. En esa ocasión me pidió, además, resaltar en el texto algunas temáticas estrechamente relacionadas con el tema de la dignidad, como por ejemplo el drama de la pobreza, la situación de los emigrantes, las violencias contra las mujeres, la trata de personas, la guerra y otros. Para honrar lo mejor posible esta indicación del Santo Padre, la Sección Doctrinal del Dicasterio dedicó un Congreso a profundizar en la carta encíclica Fratelli tutti, que ofrece un análisis original y un estudio en profundidad del tema de la dignidad humana “más allá de toda circunstancia”. 

En una carta fechada el 2 de febrero de 2024, con vistas a la Feria IV del 28 de febrero siguiente, se envió a los miembros del Dicasterio un nuevo borrador del texto, considerablemente modificado, con la siguiente aclaración: «Esta nueva redacción se hizo necesaria para responder a una petición específica del Santo Padre. El Santo Padre había pedido explícitamente que se prestara mayor atención a las graves violaciones de la dignidad humana que se producen actualmente en nuestro tiempo, en la senda de la encíclica Fratelli tutti. Así pues, la Sección Doctrinal tomó medidas para reducir la parte inicial […] y elaborar con más detalle lo que el Santo Padre había indicado». La Sesión Ordinaria del Dicasterio, aprobó finalmente el texto de la actual Declaración el 28 de febrero de 2024. Durante la Audiencia concedida a mí, junto con el Secretario de la Sección Doctrinal, Mons. Armando Matteo, el 25 de marzo de 2024, el Santo Padre aprobó esta Declaración y ordenó su publicación. 

La elaboración del texto, que duró cinco años, nos permite comprender que estamos ante un documento que, debido a la seriedad y centralidad de la cuestión de la dignidad en el pensamiento cristiano, necesitó un considerable proceso de maduración para llegar a la redacción final que hoy publicamos. 

En las tres primeras partes, la Declaración recuerda los principios fundamentales y los supuestos teóricos para ofrecer importantes aclaraciones que puedan evitar las frecuentes confusiones que se producen en el uso del término “dignidad”. En la cuarta parte, presenta algunas situaciones problemáticas actuales en las que no se reconoce adecuadamente la inmensa e inalienable dignidad que corresponde a todo ser humano. La denuncia de estas graves y actuales violaciones de la dignidad humana es un gesto necesario, porque la Iglesia está profundamente convencida de que no se puede separar la fe de la defensa de la dignidad humana, la evangelización de la promoción de una vida digna y la espiritualidad del compromiso por la dignidad de todos los seres humanos. 

Esta dignidad de todos los seres humanos puede, de hecho, entenderse como “infinita” (dignitas infinita), como afirmó San Juan Pablo II en un encuentro con personas que sufrían ciertas limitaciones o discapacidades, para mostrar cómo la dignidad de todos los seres humanos va más allá de todas las apariencias externas o características de la vida concreta de las personas.

El Papa Francisco, en la encíclica Fratelli tutti, ha querido subrayar con particular insistencia que esta dignidad existe “más allá de toda circunstancia”, invitando a todos a defenderla en cada contexto cultural, en cada momento de la existencia de una persona, independientemente de cualquier deficiencia física, psicológica, social o incluso moral. En este sentido, la Declaración se esfuerza por mostrar que estamos ante una verdad universal, que todos estamos llamados a reconocer, como condición fundamental para que nuestras sociedades sean verdaderamente justas, pacíficas, sanas y, en definitiva, auténticamente humanas. 

La lista de temas elegidos por la Declaración no es, ciertamente, exhaustiva. Sin embargo, los temas tratados son, precisamente, los que permiten expresar diversos aspectos de la dignidad humana que pueden estar oscurecidos en la conciencia de muchas personas hoy en día. Algunos serán fácilmente compartidos por distintos sectores de nuestras sociedades, otros no tanto. Sin embargo, todos nos parecen necesarios porque, en su conjunto, ayudan a reconocer la armonía y la riqueza del pensamiento sobre la dignidad que brota del Evangelio.

Esta Declaración no pretende agotar un tema tan rico y decisivo, pero pretende aportar algunos elementos de reflexión que nos ayudarán a tenerlo presente en el complejo momento histórico que vivimos para que, en medio de tantas preocupaciones y angustias, no perdamos el rumbo y nos expongamos a sufrimientos más lacerantes y profundos. 

Víctor Manuel Card. Fernández 

Prefecto

Introducción 

1. (Dignitas infinita) Una dignidad infinita, que se fundamenta inalienablemente en su propio ser, le corresponde a cada persona humana, más allá de toda circunstancia y en cualquier estado o situación en que se encuentre. Este principio, plenamente reconocible incluso por la sola razón, fundamenta la primacía de la persona humana y la protección de sus derechos. La Iglesia, a la luz de la Revelación, reafirma y confirma absolutamente esta dignidad ontológica de la persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios y redimida en Cristo Jesús. De esta verdad extrae las razones de su compromiso con los que son más débiles y menos capacitados, insistiendo siempre «sobre el primado de la persona humana y la defensa de su dignidad más allá de toda circunstancia». 

2. Esta dignidad ontológica y el valor único y eminente de cada mujer y cada hombre que existen en este mundo fueron recogidos con autoridad en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (10 de diciembre de 1948) por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Al conmemorar el 75 aniversario de este Documento, la Iglesia ve la oportunidad de proclamar una vez más su convicción de que, creado por Dios y redimido por Cristo, todo ser humano debe ser reconocido y tratado con respeto y amor,precisamente por su dignidad inalienable. El mencionado aniversario ofrece también a la Iglesia la oportunidad de aclarar algunos malentendidos que surgen a menudo en torno a la dignidad humana y de abordar algunas cuestiones concretas, graves y urgentes, relacionadas con ella.

3. Desde el principio de su misión, la Iglesia, impulsada por el Evangelio, se ha esforzado por afirmar la libertad y promover los derechos de todos los seres humanos. En los últimos tiempos, gracias a la voz de los Pontífices, ha tratado de formular más explícitamente este compromiso a través de la renovada llamada al reconocimiento de la dignidad fundamental debida a la persona humana. San Pablo VI decía «ninguna antropología iguala a la antropología de la Iglesia sobre la persona humana, incluso considerada individualmente, en cuanto a su originalidad, dignidad, intangibilidad y riqueza de sus derechos fundamentales, sacralidad, educabilidad, aspiración a un desarrollo completo e inmortalidad». 

4. San Juan Pablo II, en el 1979, afirmó durante la Tercera Conferencia Episcopal Latinoamericana en Puebla: «la dignidad humana es un valor evangélico que no puede ser despreciado sin grande ofensa al Creador. Esta dignidad es conculcada, a nivel individual, cuando no son debidamente tenidos en cuenta valores como la libertad, el derecho a profesar la religión, la integridad física y psíquica, el derecho a los bienes esenciales, a la vida. Es conculcada, a nivel social y político, cuando el hombre no puede ejercer su derecho de participación o es sujeto a injustas e ilegítimas coacciones, o sometido a torturas físicas o psíquicas, etc. […] Si la Iglesia se hace presente en la defensa o en la promoción de la dignidad del hombre, lo hace en la línea de su misión, que aun siendo de carácter religioso y no social o político, no puede menos de considerar al hombre en la integridad de su ser».

5. En el 2010, delante de la Pontificia Academia para la Vida, Benedicto XVI afirmó que la dignidad de la persona es «un principio fundamental que la fe en Jesucristo crucificado y resucitado ha defendido desde siempre, sobre todo cuando no se respeta en relación a los sujetos más sencillos e indefensos». En otra ocasión, hablándoles a los economistas, dijo que «la economía y las finanzas no existen sólo para sí mismas; son sólo un instrumento, un medio. Su finalidad es únicamente la persona humana y su realización plena en la dignidad. Este es el único capital que conviene salvar». 

6. Desde los inicios de su pontificado, el Papa Francisco ha invitado a la Iglesia a «confesar a un Padre que ama infinitamente a cada ser humano» y a «descubrir que “con ello le confiere una dignidad infinita”», subrayando con fuerza que esta dignidad inmensa representa un dato originario a reconocer con lealtad y a acoger con gratitud. Es precisamente en ese reconocimiento y aceptación donde puede fundarse una nueva convivencia entre los seres humanos, que decline la sociabilidad en un horizonte de auténtica fraternidad: sólo «reconociendo la dignidad de cada persona humana, podamos hacer renacer entre todos un deseo mundial de hermandad». Según el Papa Francisco «ese manantial de dignidad humana y de fraternidad está en el Evangelio de Jesucristo», pero también es una convicción a la que la razón humana puede llegar mediante la reflexión y el diálogo, ya que «hay que respetar en toda situación la dignidad ajena, es porque nosotros no inventamos o suponemos la dignidad de los demás, sino porque hay efectivamente en ellos un valor que supera las cosas materiales y las circunstancias, y que exige que se les trate de otra manera. Que todo ser humano posee una dignidad inalienable es una verdad que responde a la naturaleza humana más allá de cualquier cambio cultural». En realidad, concluye el Papa Francisco, «el ser humano tiene la misma dignidad inviolable en cualquier época de la historia y nadie puede sentirse autorizado por las circunstancias a negar esta convicción o a no obrar en consecuencia». En este horizonte, su encíclica Fratelli tutti constituye ya una especie de Carta Magna de las tareas actuales para salvaguardar y promover la dignidad humana. 

Una aclaración fundamental 

7. Aunque en la actualidad existe un consenso bastante general sobre la importancia e incluso el alcance normativo de la dignidad y el valor único y trascendente de todo ser humano, la expresión “dignidad humana” a menudo corre el riesgo de prestarse a muchos significados y, por tanto, a posibles malentendidos y «contradicciones que nos llevan a preguntarnos si verdaderamente la igual dignidad de todos los seres humanos […], [sea] reconocida, respetada, protegida y promovida en todas las circunstancias». Todo esto nos lleva a reconocer la posibilidad de una cuádruple distinción del concepto de dignidad: dignidad ontológica, dignidad moral, dignidad social y finalmente dignidad existencial. El sentido más importante permanece, como se ha argumentado hasta ahora, el vinculado a la dignidad ontológica que corresponde a la persona como tal por el mero hecho de existir y haber sido querida, creada y amada por Dios. Esta dignidad no puede ser nunca eliminada y permanece válida más allá de toda circunstancia en la que pueden encontrarse los individuos. Cuando se habla de la dignidad moral se refiere, como se acaba de considerar, al ejercicio de la libertad por parte de la criatura humana. Esta última, aunque dotada de conciencia, permanece siempre abierta a la posibilidad de actuar contra ella. Al hacerlo, el ser humano se comporta de un modo que “no es digno” de su naturaleza de criatura amada por Dios y llamada a amar a los otros. Pero esta posibilidad existe. Y no sólo eso. La historia nos atestigua que el ejercicio de la libertad contra la ley del amor revelada por el Evangelio puede alcanzar cotas incalculables de mal infligido a los otros. Cuando esto sucede, nos encontramos ante personas que parecen haber perdido todo rastro de humanidad, todo rastro de dignidad. A este respecto, la distinción introducida aquí nos ayuda a discernir con precisión entre el aspecto de la dignidad moral, que de hecho puede “perderse”, y el aspecto de la dignidad ontológica que nunca puede ser anulada. Y es precisamente en razón de esta 

Perspectivas bíblicas 

11. La Revelación bíblica enseña que todos los seres humanos poseen una dignidad intrínseca porque han sido creados a imagen y semejanza de Dios: «Dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza” […] Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los creó» (Gen 1, 2627). La humanidad tiene una cualidad específica que la hace no reducible a la pura materialidad. La “imagen” no define el alma o las capacidades intelectuales, sino la dignidad del varón y de la mujer. Ambos, en su mutua relación de igualdad y amor recíproco, cumplen la función de representar a Dios en el mundo y están llamados a cuidar y nutrir el mundo. Ser creados a imagen de Dios significa, por tanto, que poseemos un valor sagrado en nuestro interior que trasciende toda distinción sexual, social, política, cultural y religiosa. Nuestra dignidad nos es conferida, no es pretendida ni merecida. Todo ser humano es amado y querido por Dios por sí mismo y, por tanto, es inviolable en su dignidad. En el Éxodo, corazón del Antiguo Testamento, Dios se muestra como el que escucha el clamor de los pobres, ve la miseria de su pueblo, cuida de los últimos y de los oprimidos (cf. Ex 3, 7; 22, 20-26). La misma enseñanza vuelve a aparecer en el Código Deuteronómico (cf. Dt 12-26): aquí la enseñanza sobre los derechos se transforma en un “manifiesto” de la dignidad humana, en particular a favor de la triple categoría del huérfano, de la viuda y del extranjero (cf. Dt 24, 17). Los antiguos preceptos del Éxodo son recordados y actualizados por la predicación de los profetas, que representan la conciencia crítica de Israel. Los profetas Amós, Oseas, Isaías, Miqueas y Jeremías dedican capítulos enteros a denunciar la injusticia. Amós reprende amargamente la opresión de los pobres, la falta de reconocimiento de toda dignidad humana fundamental para los miserables (cf. Am 2, 6-7; 4, 1; 5, 11-12). Isaías pronuncia una maldición contra quienes pisotean los derechos de los pobres, negándoles toda justicia: «ay de los que establecen decretos inicuos, y publican prescripciones vejatorias, para oprimir a los pobres en el juicio y privar de su derecho a los humildes de mi pueblo» (Is 10, 1-2). Esta enseñanza profética se recoge en la literatura sapiencial. El Sirácida equipara la opresión de los pobres con el asesinato: «mata a su prójimo quien le roba el sustento, |quien no paga el sueldo al jornalero derrama sangre» (Si 34, 22). En los Salmos, la relación religiosa con Dios pasa por la defensa de los débiles y necesitados: «proteged al desvalido y al huérfano, haced justicia al humilde y al necesitado, defended al pobre y al indigente, sacándolos de las manos del culpable» (Sal 82, 3-4).

12. Jesús nació y creció en condiciones humildes y reveló la dignidad de los necesitados y los trabajadores. A lo largo de su ministerio, Jesús afirmó el valor y la dignidad de todos los que son portadores de la imagen de Dios, independientemente de su condición social y circunstancias externas. Jesús rompió las barreras culturales y de culto, devolviendo la dignidad a los “descartados” o a los considerados al margen de la sociedad: los recaudadores de impuestos (cf. Mt 9, 10-11), las mujeres (cf. Jn 4, 1-42), los niños (cf. Mc 10, 14-15), los leprosos (cf. Mt 8, 2-3), los enfermos (cf. Mc 1, 29-34), los extranjeros (cf. Mt 25, 35), las viudas (cf. Lc 7, 11-15). Él sana, alimenta, defiende, libera, salva. Se le describe como un pastor solícito por la única oveja perdida (cf. Mt 18, 12-14). Él mismo se identifica con sus hermanos más pequeños: «cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis» (Mt 25, 40). En el lenguaje bíblico, los “pequeños” no son sólo los niños por edad, sino los desvalidos, los más insignificantes, los marginados, los oprimidos, los descartados, los pobres, los marginados, los ignorantes, los enfermos, los degradados por los grupos dominantes. El Cristo glorioso juzgará en función del amor al prójimo, que consiste en haber asistido al hambriento, al sediento, al forastero, al desnudo, al enfermo, al encarcelado, con los que él mismo se identifica (cf. Mt 25, 34-36). Para Jesús, el bien hecho a todo ser humano, independientemente de los lazos de sangre o de religión, es el único criterio de juicio. El apóstol Pablo afirma que todo cristiano debe comportarse según las exigencias de la dignidad y el respeto de los derechos de todos los seres humanos (cf. Rm 13,8-10), según el mandamiento nuevo de la caridad (cf. 1 Co 13, 1-13).

13. El desarrollo del pensamiento cristiano estimuló y acompañó posteriormente el progreso de la reflexión humana sobre el tema de la dignidad. La antropología cristiana clásica, basada en la gran tradición de los Padres de la Iglesia, puso de relieve la doctrina del ser humano creado a imagen y semejanza de Dios y su papel singular en la creación. El pensamiento cristiano medieval, escrutando críticamente el legado del pensamiento filosófico antiguo, llegó a una síntesis de la noción de persona, reconociendo el fundamento metafísico de su dignidad, como atestiguan las siguientes palabras de santo Tomás de Aquino: «persona significa lo que en toda naturaleza es perfectísimo, lo que subsiste en la naturaleza racional». Esta dignidad ontológica, en su manifestación privilegiada a través de la libre acción humana, fue subrayada más tarde sobre todo por el humanismo cristiano del Renacimiento. Incluso en la visión de pensadores modernos, como Descartes y Kant, que cuestionaron algunos de los fundamentos de la antropología cristiana tradicional, se perciben con fuerza los ecos de la Revelación. A partir de algunas reflexiones filosóficas más recientes sobre el estatuto de la subjetividad teórica y práctica, la reflexión cristiana ha llegado después a acentuar aún más la profundidad del concepto de dignidad, alcanzando en el siglo XX una perspectiva original, como por ejemplo la del personalismo. Esta perspectiva no sólo retoma la cuestión de la subjetividad, sino que la profundiza en la dirección de la intersubjetividad y de las relaciones que unen a las personas humanas entre sí. La propuesta antropológica cristiana y contemporánea también se ha enriquecido con el pensamiento procedente de esta última visión. 

Los tiempos defensa de los débiles y necesitados: «proteged al desvalido y al huérfano, haced justicia al humilde y al necesitado, defended al pobre y al indigente, sacándolos de las manos del culpable» (Sal 82, 3-4). 

Los tiempos actuales 

14. En nuestros días, el término “dignidad” viene utilizado principalmente para destacar el carácter singular de la persona humana, inconmensurable con respecto a los demás seres del universo. Dentro de este horizonte, se entiende la forma en que se utiliza el término dignidad en la Declaración de las Naciones Unidas de 1948, donde se habla de «la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana». Sólo este carácter inalienable de la dignidad humana permite hablar de los derechos del hombre. 

15. Para aclarar aún más el concepto de dignidad, es importante señalar que la dignidad no es concedida a la persona por otros seres humanos, sobre la base de determinados dones y cualidades, de modo que podría ser eventualmente retirada. Si la dignidad le fuese concedida a la persona por otros seres humanos, entonces se daría de manera condicional y alienable, y el significado mismo de la dignidad (por muy digno de gran respeto que sea) quedaría expuesto al riesgo de ser abolido. En realidad, la dignidad es intrínseca a la persona, no conferida a posteriori, previa a todo reconocimiento y no puede perderse. Por consiguiente, todos los seres humanos poseen la misma e intrínseca dignidad, independientemente del hecho sean o no capaces de expresarla adecuadamente. 

16. Por ello, el Concilio Vaticano II habla de la «excelsa dignidad de la persona humana, de su superioridad sobre las cosas y de sus derechos y deberes universales e inviolables». Como recuerda el incipit de la Declaración conciliar Dignitatis Humanae, «los hombres de nuestro tiempo se hacen cada vez más conscientes de la dignidad de la persona humana, y aumenta el número de aquellos que exigen que los hombres en su actuación gocen y usen del propio criterio y libertad responsables, guiados por la conciencia del deber y no movidos por la coacción». Esta libertad de pensamiento y de conciencia, tanto individual como comunitaria, está basada sobre el reconocimiento de la dignidad humana «tal como se la conoce por la palabra revelada de Dios y por la misma razón natural». El mismo magisterio eclesial ha madurado, cada vez con más plenitud, el significado de esta dignidad, junto con las exigencias e implicaciones relacionadas con ella, llegando a la comprensión de que la dignidad de todo ser humano es tal más allá de toda circunstancia.

2. La Iglesia anuncia, promueve y se hace garante de la dignidad humana 

17. La Iglesia proclama la igual dignidad de todos los seres humanos, independientemente de su condición de vida o de su calidad. Este anuncio se apoya sobre una triple convicción que, a la luz de la fe cristiana, confiere un valor inconmensurable a la dignidad humana y refuerza sus exigencias intrínsecas. 

Una imagen de Dios indeleble 

18. Antes que nada, según la Revelación, la dignidad del ser humano proviene del amor de su Creador, que ha impreso en él los rasgos indelebles de su imagen (cf. Gn 1, 26), llamándolo a conocerlo, a amarlo y a vivir en una relación de alianza con Dios mismo y de fraternidad, justicia y paz con todos los demás hombres y mujeres. En esta visión, la dignidad se refiere no sólo al alma, sino a la persona como unidad inseparable, y por tanto también inherente a su cuerpo, que a su manera participa del ser imagen de Dios de la persona humana y está llamado también a compartir la gloria del alma en la bienaventuranza divina. 

Cristo eleva la dignidad del hombre 

19. Una segunda convicción procede del hecho que la dignidad de la persona humana se reveló en su plenitud cuando el Padre envió su Hijo que asumió plenamente la existencia humana: «el Hijo de Dios, en el misterio de la Encarnación, confirmó la dignidad del cuerpo y del alma que constituyen el ser humano». Así, al unirse en cierto modo a cada ser humano por su encarnación, Jesucristo confirmó que todo ser humano posee una dignidad inestimable, por el mero hecho de pertenecer a la misma comunidad humana, y que esta dignidad no puede perderse jamás. Proclamando que el Reino de Dios pertenece a los pobres, a los humildes, a quienes son despreciados, a los que sufren en el cuerpo y en el espíritu; curando todo tipo de enfermedades y dolencias, incluso las más deshumanizadoras como la lepra; afirmando que lo que se hace a estas personas se le hace a él, porque él está presente en esas personas, Jesús aportó la gran novedad del reconocimiento de la dignidad de toda persona, y también, y sobre todo, de aquellas personas que eran calificadas de “indignas”. Este nuevo principio de la historia humana, por el que el ser humano es más “digno” de respeto y amor cuanto más débil, miserable y sufriente, hasta el punto de perder la propia “figura” humana, ha cambiado la faz del mundo, dando lugar a instituciones que se ocupan de personas en condiciones inhumanas: los neonatos abandonados, los huérfanos, los ancianos en soledad, los enfermos mentales, personas con enfermedades incurables o graves malformaciones y aquellos que viven en la calle. 

Una vocación a la plenitud de la dignidad 

20. La tercera convicción se refiere al destino último del ser humano: tras la creación y la encarnación, la resurrección de Cristo nos revela un ulterior aspecto de la dignidad humana. En efecto, «la razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la unión con Dios», destinada a durar por siempre. De este modo, «la dignidad [de la vida humana] no sólo está ligada a sus orígenes, a su procedencia divina, sino también a su fin, a su destino de comunión con Dios en su conocimiento y amor. A la luz de esta verdad san Ireneo precisa y completa su exaltación del hombre: “el hombre que vive” es “gloria de Dios” pero “la vida del hombre consiste en la visión de Dios”». 

21. Por consiguiente, la Iglesia cree y afirma que todos los seres humanos, creados a imagen y semejanza de Dios y recreados en el Hijo hecho hombre, crucificado y resucitado, están llamados a crecer bajo la acción del Espíritu Santo para reflejar la gloria del Padre, en aquella misma imagen, participando de la vida eterna (cf. Jn 10, 15-16.17, 22-24; 2 Cor 3, 18; Ef 1, 3-14). En efecto, «la Revelación […] manifiesta la dignidad de la persona humana en toda su amplitud». 

Un compromiso con la propia libertad 

22. Aunque cada ser humano posee una dignidad inalienable e intrínseca desde el principio de su existencia como don irrevocable, depende de su decisión libre y responsable expresarla y manifestarla en plenitud o empañarla. Algunos Padres de la Iglesia – como san Ireneo o san Juan Damasceno – establecieron una distinción entre la imagen y la semejanza de las que habla el Génesis, permitiendo así una visión dinámica de la propia dignidad humana: la imagen de Dios se confía a la libertad del ser humano para que, bajo la guía y la acción del Espíritu, crezca su semejanza con Dios y cada persona alcance su máxima dignidad. Cada persona está llamada a manifestar en el plano existencial y moral el horizonte ontológico de su dignidad, en la medida en que con su propia libertad se orienta hacia el verdadero bien, como respuesta al amor de Dios. Así, en la medida en que ha sido creada a imagen de Dios, por una parte, la persona humana nunca pierde su dignidad y nunca deja de estar llamada a abrazar libremente el bien; por otra parte, en la medida en que la persona humana responde al bien, su dignidad puede manifestarse, crecer y madurar libre, dinámica y progresivamente. Esto significa que también el ser humano debe esforzarse por vivir a la altura de su dignidad. Se comprende entonces en qué sentido el pecado puede herir y ensombrecer la dignidad humana, como acto contrario a ella, pero, al mismo tiempo, que nunca puede borrar el hecho que el ser humano ha sido creado a imagen de Dios. La fe, por tanto, contribuye decisivamente a ayudar a la razón en su percepción de la dignidad humana, y a acoger, consolidar y clarificar sus rasgos esenciales, como ha señalado Benedicto XVI: «sin la ayuda correctora de la religión, la razón puede ser también presa de distorsiones, como cuando es manipulada por las ideologías o se aplica de forma parcial en detrimento de la consideración plena de la dignidad de la persona humana. Después de todo, dicho abuso de la razón fue lo que provocó la trata de esclavos en primer lugar y otros muchos males sociales, en particular la difusión de las ideologías totalitarias del siglo XX». 

3. La dignidad, fundamento de los derechos y de los deberes humanos 

23. Como ya recordó el Papa Francisco, «en la cultura moderna, la referencia más cercana al principio de la dignidad inalienable de la persona es la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, que san Juan Pablo II definió “piedra miliar puesta en el largo y difícil camino del género humano”, y como “una de las más altas expresiones de la conciencia humana”». Para resistir a los intentos de alterar o eliminar el significado profundo de esa Declaración, vale la pena recordar algunos principios esenciales que deben siempre respetarse. 

El respeto incondicionado de la dignidad humana 

24. En primer lugar, aunque cada vez hay más conciencia de la cuestión de la dignidad humana, sigue habiendo hoy muchos malentendidos sobre el concepto de dignidad, que distorsionan su significado. Algunos proponen que es mejor utilizar la expresión “dignidad personal” (y derechos “de la persona”) en lugar de “dignidad humana” (y derechos “del hombre”), porque entienden por persona sólo “un ser capaz de razonar”. En consecuencia, sostienen que la dignidad y los derechos se infieren de la capacidad de conocimiento y libertad, de las que no todos los seres humanos están dotados. Así pues, el niño no nacido no tendría dignidad personal, ni el anciano incapacitado, ni los discapacitados mentales. La Iglesia, por el contrario, insiste en el hecho de que la dignidad de toda persona humana, precisamente porque es intrínseca, permanece “más allá de toda circunstancia”, y su reconocimiento no puede depender, en modo alguno, del juicio sobre la capacidad de una persona para comprender y actuar libremente. De lo contrario, la dignidad no sería como tal inherente a la persona, independiente de sus condicionamientos y, por tanto, merecedora de un respeto incondicional. Sólo mediante el reconocimiento de la dignidad intrínseca del ser humano, que nunca puede perderse, desde la concepción hasta la muerte natural, puede garantizarse a esta cualidad un fundamento inviolable y seguro. Sin referencia ontológica alguna, el reconocimiento de la dignidad humana oscilaría a merced de valoraciones diversas y arbitrarias. La única condición, por tanto, para que pueda hablarse de dignidad por sí misma inherente a la persona es que ésta pertenezca a la especie humana, por lo que «los derechos de la persona son los derechos humanos». 

Una referencia objetiva para la libertad humana 

25. En segundo lugar, a veces también se abusa del concepto de dignidad humana para justificar una multiplicación arbitraria de nuevos derechos, muchos de los cuales suelen ser contrarios a los definidos originalmente y no pocas veces se ponen en contradicción con el derecho fundamental a la vida, como si hubiera que garantizar la capacidad de expresar y realizar cada preferencia individual o deseo subjetivo. La dignidad se identifica entonces con una libertad aislada e individualista, que pretende imponer como “derechos”, garantizados y financiados por la comunidad, ciertos deseos y preferencias que son subjetivas. Pero la dignidad humana no puede basarse en estándares meramente individuales ni identificarse únicamente con el bienestar psicofísico del individuo. Al contrario, la defensa de la dignidad del ser humano se fundamenta en las exigencias constitutivas de la naturaleza humana, que no dependen ni de la arbitrariedad individual ni del reconocimiento social. Los deberes que se derivan del reconocimiento de la dignidad del otro y los correspondientes derechos que de ello se derivan tienen, por tanto, un contenido concreto y objetivo, basado en la naturaleza humana común Sin esa referencia objetiva, el concepto de dignidad queda sometido de hecho a las más diversas arbitrariedades, así como a los intereses de poder. 

La estructura relacional de la persona humana 

26. La dignidad de la persona humana, a la luz del carácter relacional de la persona, ayuda también a superar la perspectiva reductiva de una libertad autorreferencial e individualista, que pretende crear los propios valores prescindiendo de las normas objetivas del bien y de la relación con los demás seres vivos. Cada vez más, de hecho, se corre el riesgo de restringir la dignidad humana a la capacidad de decidir discrecionalmente sobre uno mismo y sobre su propio destino, independientemente del de los demás, sin tener en cuenta la pertenencia a la comunidad humana. En esta concepción tan errónea de la libertad, los deberes y los derechos no pueden reconocerse mutuamente para que cuidemos unos de otros. En realidad, como recuerda san Juan Pablo II, la libertad es puesta «al servicio de la persona y de su realización mediante el don de sí misma y la acogida del otro. Sin embargo, cuando la libertad es absolutizada en clave individualista, se vacía de su contenido original y se contradice en su misma vocación y dignidad». 

27. Así pues, la dignidad del ser humano incluye también la capacidad, inherente a la propia naturaleza humana, de asumir obligaciones hacia los otros.

28. La diferencia entre el ser humano y el resto de los otros seres vivos, que resalta gracias al concepto de dignidad, no debe hacernos olvidar la bondad de los demás seres creados, que existen no sólo en función del ser humano, sino también con un valor propio y, por tanto, como dones que le han sido confiados para que custodiados y cultivados. Así, mientras se reserva al ser humano el concepto de dignidad, se debe afirmar al mismo tiempo la bondad creatural del resto del cosmos. Como subrayaba el Papa Francisco: «Precisamente por su dignidad única y por estar dotado de inteligencia, el ser humano está llamado a respetar lo creado con sus leyes internas […]: “Toda criatura posee su bondad y su perfección propias […] Las distintas criaturas, queridas en su ser propio, reflejan, cada una a su manera, un rayo de la sabiduría y de la bondad infinitas de Dios. Por esto, el hombre debe respetar la bondad propia de cada criatura para evitar un uso desordenado de las cosas”». Todavía más, «hoy nos vemos obligados a reconocer que sólo es posible sostener un “antropocentrismo situado”. Es decir, reconocer que la vida humana es incomprensible e insostenible sin las demás criaturas». Desde esta perspectiva, «no es irrelevante para nosotros que desaparezcan tantas especies, que la crisis climática ponga en riesgo la vida de tantos seres». Pertenece, de hecho, a la dignidad del hombre el cuidado del ambiente, teniendo en cuenta en particular aquella ecología humana que preserva su misma existencia. 

La liberación del ser humano de condicionamientos morales y sociales 

29. Estos requisitos previos básicos, por muy necesarios que sean, no bastan para garantizar el crecimiento de una persona en coherencia con su dignidad. Aun cuando «Dios ha creado al hombre racional confiriéndole la dignidad de una persona dotada de la iniciativa y del dominio de sus actos» en vista del bien, el libre albedrío con frecuencia prefiere el mal al bien. Por eso la libertad humana necesita a su vez ser liberada. En la carta a los Gálatas, «para la libertad nos ha liberado Cristo» (Gal 5, 1), san Pablo recuerda la tarea propia de cada cristiano, sobre cuyos hombros descansa una responsabilidad de liberación que se extiende al mundo entero (cf. Rm 8,19ss). Se trata de una liberación que, desde el corazón de cada persona está llamada a difundirse y a manifestar su fuerza humanizadora en todas las relaciones. 

30. La libertad es un don maravilloso de Dios. Incluso cuando nos atrae con su gracia, Dios lo hace de tal manera que nuestra libertad nunca se ve violentada. Por eso, sería un grave error pensar que, lejos de Dios y de su ayuda, podemos ser más libres y, en consecuencia, sentirnos más dignos. Desvinculada de su Creador, nuestra libertad sólo puede debilitarse y oscurecerse. Lo mismo ocurre si la libertad se imagina como independiente de cualquier referencia que no sea ella misma y se percibe como una amenaza cualquier relación con una verdad precedente. Como consecuencia, también fracasará el respeto por la libertad y la dignidad de los demás. Así lo explicó el Papa Benedicto XVI: «una voluntad que se cree radicalmente incapaz de buscar la verdad y el bien no tiene razones objetivas y motivos para obrar, sino aquellos que provienen de sus intereses momentáneos y pasajeros; no tiene una “identidad” que custodiar y construir a través de las opciones verdaderamente libres y conscientes. No puede, pues, reclamar el respeto por parte de otras “voluntades”, que también están desconectadas de su ser más profundo, y que pueden hacer prevalecer otras “razones” o incluso ninguna “razón”. La ilusión de encontrar en el relativismo moral la clave para una pacífica convivencia, es en realidad el origen de la división y negación de la dignidad de los seres humanos». 

31. Además, no sería realista afirmar una libertad abstracta, libre de cualquier condicionamiento, contexto o límite. Por el contrario, «el recto ejercicio de la libertad personal exige unas determinadas condiciones de orden económico, social, jurídico, político y cultural», que a menudo no se cumplen. En este sentido, podemos decir que unos son más “libres” que otros. El Papa Francisco se ha detenido especialmente en este punto: «algunos nacen en familias de buena posición económica, reciben buena educación, crecen bien alimentados, o poseen naturalmente capacidades destacadas. Ellos seguramente no necesitarán un Estado activo y sólo reclamarán libertad. Pero evidentemente no cabe la misma regla para una persona con discapacidad, para alguien que nació en un hogar extremadamente pobre, para alguien que creció con una educación de baja calidad y con escasas posibilidades de curar adecuadamente sus enfermedades. Si la sociedad se rige primariamente por los criterios de la libertad de mercado y de la eficiencia, no hay lugar para ellos, y la fraternidad será una expresión romántica más». Por lo tanto, es indispensable comprender que «la liberación de las injusticias promueve la libertad y la dignidad humana» en todos los niveles y relaciones de las acciones humanas. Para que sea posible una auténtica libertad «tenemos que volver a llevar la dignidad humana al centro y que sobre ese pilar se construyan las estructuras sociales alternativas que necesitamos». Análogamente, la libertad se ve frecuentemente oscurecida por numerosos condicionamientos psicológicos, históricos, sociales, educativos y culturales. La libertad real e histórica siempre necesita ser “liberada”. Y se deberá, también, reafirmar el derecho fundamental a la libertad religiosa. 

32. Al mismo tiempo, es evidente que la historia de la humanidad muestra un progreso en la comprensión de la dignidad y la libertad de las personas, no sin sombras y peligros de involución. Testigo de ello es la creciente aspiración – también por influencia cristiana, que sigue siendo fermento incluso en una sociedad cada vez más secularizada – a erradicar el racismo, la esclavitud y la marginación de mujeres, niños, enfermos y personas con discapacidad. Pero este arduo camino dista mucho de haber terminado. 

4. Algunas violaciones graves de la dignidad humana 

33. A la luz de las reflexiones hechas hasta ahora sobre la centralidad de la dignidad humana, esta última sección de la Declaración aborda algunas violaciones concretas y graves de la misma. Lo hace con el espíritu propio del magisterio de la Iglesia, que ha encontrado su expresión plena en el magisterio de los últimos Pontífices, como ya se ha recordado. Por ejemplo el Papa Francisco, por una parte, no se cansa de pedir el respeto de la dignidad humana: «todo ser humano tiene derecho a vivir con dignidad y a desarrollarse integralmente, y ese derecho básico no puede ser negado por ningún país. Lo tiene aunque sea poco eficiente, aunque haya nacido o crecido con limitaciones. Porque eso no menoscaba su inmensa dignidad como persona humana, que no se fundamenta en las circunstancias sino en el valor de su ser. Cuando este principio elemental no queda a salvo, no hay futuro ni para la fraternidad ni para la sobrevivencia de la humanidad». Por otra parte, no deja nunca de señalar a todos las violaciones concretas de la dignidad humana en nuestro tiempo, llamando a todos y cada uno a una sacudida de responsabilidad y de compromiso activo. 

34. Queriendo señalar algunas de las muchas violaciones de la dignidad humana en nuestro mundo contemporáneo, podemos recordar lo que el Concilio Vaticano II enseñó a este respecto. Hay que reconocer que se opone a la dignidad humana «cuanto atenta contra la vida – homicidios de cualquier clase, genocidios, aborto, eutanasia y el mismo suicidio deliberado». Atenta además contra nuestra dignidad «cuanto viola la integridad de la persona humana, como, por ejemplo, las mutilaciones, las torturas morales o físicas, los conatos sistemáticos para dominar la mente ajena». Y finalmente «cuanto ofende a la dignidad humana, como son las condiciones infrahumanas de vida, las detenciones arbitrarias, las deportaciones, la esclavitud, la prostitución, la trata de blancas y de jóvenes; o las condiciones laborales degradantes, que reducen al operario al rango de mero instrumento de lucro, sin respeto a la libertad y a la responsabilidad de la persona humana». Será necesario también mencionar aquí el tema de la pena de muerte: también esta última viola la dignidad inalienable de toda persona humana más allá de cualquier circunstancia. Por el contrario, hay que reconocer que «el firme rechazo de la pena de muerte muestra hasta qué punto es posible reconocer la inalienable dignidad de todo ser humano y aceptar que tenga un lugar en este universo. Ya que, si no se lo niego a

36. Uno de los fenómenos que más contribuye a negar la dignidad de tantos seres humanos es la pobreza extrema, ligada a la desigual distribución de la riqueza. Como ya fue subrayado por san Juan Pablo II, «una de las mayores injusticias del mundo contemporáneo consiste precisamente en esto: en que son relativamente pocos los que poseen mucho, y muchos los que no poseen casi nada. Es la injusticia de la mala distribución de los bienes y servicios destinados originariamente a todos.». Además, sería ilusorio hacer una distinción superficial entre “Países ricos” y “Países pobres”. Benedicto XVI ya reconoció, de hecho, que «la riqueza mundial crece en términos absolutos, pero aumentan también las desigualdades. En los países ricos, nuevas categorías sociales se empobrecen y nacen nuevas pobrezas. En las zonas más pobres, algunos grupos gozan de un tipo de superdesarrollo derrochador y consumista, que contrasta de modo inaceptable con situaciones persistentes de miseria deshumanizadora. Se sigue produciendo “el escándalo de las disparidades hirientes”», donde la dignidad de los pobres es doblemente negada, tanto por la falta de recursos disponibles para satisfacer sus necesidades básicas, como por la indiferencia con que son tratados por quienes viven junto a ellos. 

37. Por tanto, con el Papa Francisco hay que concluir que «aumentó la riqueza, pero con inequidad, y así lo que ocurre es que “nacen nuevas pobrezas”. Cuando dicen que el mundo moderno redujo la pobreza, lo hacen midiéndola con criterios de otras épocas no comparables con la realidad actual». Como resultado, la pobreza se extiende «de múltiples maneras, como en la obsesión por reducir los costos laborales, que no advierte las graves consecuencias que esto ocasiona, porque el desempleo que se produce tiene como efecto directo expandir las fronteras de la pobreza». Entre estos «destructores efectos del Imperio del dinero», se debe reconocer che «no existe peor pobreza que aquella que priva del trabajo y de la dignidad del trabajo». Si algunos nacen en un país o en una familia donde tienen menos oportunidades de desarrollo, hay que reconocer que eso está reñido con su dignidad, que es exactamente la misma que la de quienes nacen en una familia o en un país ricos. Todos somos responsables, aunque en diversos grados, de esta flagrante desigualdad. 

La guerra 

38. Otra tragedia que niega la dignidad humana es la que provoca la guerra, hoy como en todos los tiempos: «guerras, atentados, persecuciones por motivos raciales o religiosos, y tantas afrentas contra la dignidad humana […] van “multiplicándose dolorosamente en muchas regiones del mundo, hasta asumir las formas de la que podría llamar una ‘tercera guerra mundial en etapas’”». Con su estela de destrucción y dolor, la guerra atenta contra la dignidad humana a corto y largo plazo: «incluso reafirmando el derecho inalienable a la legítima defensa, así como la responsabilidad de proteger aquellos cuya existencia está amenazada, debemos admitir que la guerra siempre es una “derrota de la humanidad”. Ninguna guerra vale las lágrimas de una madre que ha visto a su hijo mutilado o muerto; ninguna guerra vale la pérdida de la vida, aunque sea de una sola persona humana, ser sagrado, creado a imagen y semejanza del Creador; ninguna guerra vale el envenenamiento de nuestra Casa Común; y ninguna guerra vale la desesperación de los que están obligados a dejar su patria y son privados, de un momento a otro, de su casa y de todos los vínculos familiares, de amistad, sociales y culturales que se han construido, a veces a través de generaciones». Todas las guerras, por el mero hecho de contradecir la dignidad humana, son «conflictos que no resolverán los problemas, sino que los aumentarán». Esto es aún más grave en nuestra época, en la que se ha convertido en normal que, fuera del campo de batalla, mueran tantos civiles inocentes. 

39. En consecuencia, aún hoy la Iglesia no puede dejar de hacer suyas las palabras de los Pontífices, repitiendo con san Pablo VI: «¡Nunca jamás guerra! ¡Nunca jamás guerra!», y pidiendo, junto a san Juan Pablo II, «a todos en nombre de Dios y en nombre del hombre: ¡no matéis! ¡No preparéis a los hombres destrucciones y exterminio! ¡Pensad en vuestros hermanos que sufren hambre y miseria! ¡Respetad la dignidad y la libertad de cada uno!». Precisamente en nuestro tiempo, éste es el gritode la Iglesia y de toda la humanidad. Por último, el Papa Francisco subraya que «no podemos pensar en la guerra como solución, debido a que los riesgos probablemente siempre serán superiores a la hipotética utilidad que se le atribuya. Ante esta realidad, hoy es muy difícil sostener los criterios racionales madurados en otros siglos para hablar de una posible “guerra justa”. ¡Nunca más la guerra!». Como la humanidad vuelve a caer a menudo en los mismos errores del pasado, «para construir la paz es necesario salir de la lógica de la legitimidad de la guerra». La íntima relación que existe entre fe y dignidad humana hace contradictorio que se fundamente la guerra sobre convicciones religiosas: «quien invoca el nombre de Dios para justificar el terrorismo, la violencia y la guerra, no sigue el camino de Dios: la guerra en nombre de la religión es una guerra contra la religión misma».

El trabajo de los emigrantes 

40. Los emigrantes están entre las primeras victimas de las múltiples formas de pobreza. No es solo que su dignidad viene negada en sus países, sino que su misma vida es puesta en riesgo porque no tienen los medios para crear una familia, para trabajar o para alimentarse. Una vez llegados a los países que deberían poder recibirlos, «no son considerados suficientemente dignos para participar en la vida social como cualquier otro, y se olvida que tienen la misma dignidad intrínseca de cualquier persona. […] Nunca se dirá que no son humanos pero, en la práctica, con las decisiones y el modo de tratarlos, se expresa que se los considera menos valiosos, menos importantes, menos humanos». Por tanto, es siempre urgente recordar que «todo emigrante es una persona humana que, en cuanto tal, posee derechos fundamentales inalienables que han de ser respetados por todos y en cualquier situación». Su acogida es una forma importante y significativa de defender «la inalienable dignidad de cada persona humana más allá de su origen, color o religión». 

La trata de personas 

41. La trata de personas también debe considerarse una grave violación de la dignidad humana. Esto no constituye una novedad, pero su desarrollo adquiere dimensiones trágicas que están a la vista de todos, por lo que el Papa Francisco lo ha denunciado en términos particularmente enérgicos: «reafirmo que la “trata de personas” es una actividad innoble, una vergüenza para nuestras sociedades que se consideran civilizadas. ¡Explotadores y clientes a todos los niveles deberían hacer un serio examen de conciencia ante sí mismos y ante Dios! La Iglesia renueva hoy su fuerte llamamiento para que se defienda siempre la dignidad y la centralidad de toda persona, en el respeto de los derechos fundamentales, como destaca su doctrina social, y pide que los derechos se extiendan realmente allí donde no se los reconoce a millones de hombres y mujeres en todos los continentes. En un mundo en el que se habla mucho de derechos, ¡cuántas veces se ultraja de hecho la dignidad humana! En un mundo donde se habla tanto de derechos, parece que el dinero es el único que los tiene. Queridos hermanos y hermanas, vivimos en un mundo donde manda el dinero. Vivimos en un mundo, en una cultura donde reina el fetichismo del dinero». 

42. Por estos motivos, la Iglesia y la humanidad no deben abandonar la lucha contra fenómenos como el «comercio de órganos y tejidos humanos, explotación sexual de niños y niñas, trabajo esclavo, incluyendo la prostitución, tráfico de drogas y de armas, terrorismo y crimen internacional organizado. Es tal la magnitud de estas situaciones y el grado de vidas inocentes que va cobrando, que hemos de evitar toda tentación de caer en un nominalismo declaracionista con efecto tranquilizador en las conciencias. Debemos cuidar que nuestras instituciones sean realmente efectivas en la lucha contra todos estos flagelos». Ante formas tan diversas y brutales de negación de la dignidad humana, es necesario ser cada vez más conscientes de que «la trata de personas es un crimen contra la humanidad». Niega en sustancia la dignidad humana al menos de dos formas: «desfigura  la humanidad de la víctima, ofendiendo su libertad y su dignidad. Pero, al mismo tiempo, deshumaniza a quienes la llevan a cabo». 

Los abusos sexuales 

43. La profunda dignidad inherente al ser humano en su totalidad de mente y cuerpo nos permite comprender también por qué todo abuso sexual deja profundas cicatrices en el corazón de quienes lo sufren: éstos están, de hecho, heridos en su dignidad humana. Se trata de «sufrimientos que pueden llegar a durar toda la vida y a los que ningún arrepentimiento puede poner remedio. Este fenómeno está muy difundido en la sociedad, afecta también a la Iglesia y representa un serio obstáculo para su misión». De ahí su inquebrantable compromiso de poner fin a cualquier tipo de abuso, empezando desde dentro. 

Las violencias contra las mujeres 

44. Las violencias contra las mujeres es un escándalo global, cada vez más reconocido. Aunque de palabra se reconoce la igual dignidad de la mujer, en algunos países las desigualdades entre mujeres y varones son muy graves e incluso en los países más desarrollados y democráticos la realidad social concreta atestigua que a menudo no se reconoce a la mujer la misma dignidad que al varón. El Papa Francisco subraya este hecho cuando afirma que «la organización de las sociedades en todo el mundo todavía está lejos de reflejar con claridad que las mujeres tienen exactamente la misma dignidad e idénticos derechos que los varones. Se afirma algo con las palabras, pero las decisiones y la realidad gritan otro mensaje. Es un hecho que “doblemente pobres son las mujeres que sufren situaciones de exclusión, maltrato y violencia, porque frecuentemente se encuentran con menores posibilidades de defender sus derechos”». 

45. Ya san Juan Pablo II reconocía que «aún queda mucho por hacer para que el ser mujer y madre no comporte una discriminación. Es urgente alcanzar en todas partes la efectiva igualdad de los derechos de la persona y por tanto igualdad de salario respecto a igualdad de trabajo, tutela de la trabajadora-madre, justas promociones en la carrera, igualdad de los esposos en el derecho de familia, reconocimiento de todo lo que va unido a los derechos y deberes del ciudadano en un régimen democrático». Las desigualdades en estos aspectos son distintas formas de violencia. También recordó que «es hora de condenar con determinación, empleando los medios legislativos apropiados de defensa, las formas de violencia sexual que con frecuencia tienen por objeto a las mujeres. En nombre del respeto de la persona no podemos además no denunciar la difundida cultura hedonística y comercial que promueve la explotación sistemática de la sexualidad, induciendo a chicas incluso de muy joven edad a caer en los ambientes de la corrupción y hacer un uso mercenario de su cuerpo». Entre las formas de violencia ejercidas contera las mujeres, ¿cómo no mencionar la coacción al aborto, que afecta tanto a la madre como al hijo, tan a menudo para satisfacer el egoísmo de los varones? ¿Y cómo no mencionar también la práctica de la poligamia que – como recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica – es contraria a la igual dignidad de mujeres y varones y también es contraria a «al amor conyugal que es único y exclusivo»? 

46. Es este horizonte de violencia contra las mujeres, no se condenará nunca de forma suficiente el fenómeno del feminicidio. En este frente, el compromiso de toda la comunidad internacional debe ser sólido y concreto, como ha reiterado el Papa Francisco: «el amor a María nos tiene que ayudar a generar actitudes de reconocimiento y gratitud frente a la mujer, frente a nuestras madres y abuelas que son un bastión en la vida de nuestras ciudades. Casi siempre silenciosas llevan la vida adelante. Es el silencio y la fuerza de la esperanza. Gracias por su testimonio […] pero mirando a las madres y a las abuelas, quiero invitarlos a luchar contra una plaga que afecta a nuestro continente americano: los numerosos casos de feminicidio. Y detrás de tantas paredes. Los invito a luchar contra esta fuente de sufrimiento pidiendo que se promueva una legislación y una cultura de repudio a toda forma de violencia». 

El aborto 

47. La Iglesia no cesa de recordar que «la dignidad de todo ser humano tiene un carácter intrínseco y vale desde el momento de su concepción hasta su muerte natural. Precisamente la afirmación de tal dignidad es el presupuesto irrenunciable para la tutela de una existencia personal y social, y también la condición necesaria para que la fraternidad y la amistad social puedan realizarse en todos los pueblos de la tierra». Sobre la base de este valor intangible de la vida humana, el magisterio eclesial se ha siempre pronunciado contra el aborto. Al respecto escribe san Juan Pablo II: «entre todos los delitos que el hombre puede cometer contra la vida, el aborto procurado presenta características que lo hacen particularmente grave e ignominioso […] Hoy, sin embargo, la percepción de su gravedad se ha ido debilitando progresivamente en la conciencia de muchos. La aceptación del aborto en la mentalidad, en las costumbres y en la misma ley es señal evidente de una peligrosísima crisis del sentido moral, que es cada vez más incapaz de distinguir entre el bien y el mal, incluso cuando está en juego el derecho fundamental a la vida. Ante una situación tan grave, se requiere más que nunca el valor de mirar de frente a la verdad y de llamar a las cosas por su nombre, sin ceder a compromisos de conveniencia o a la tentación de autoengaño. A este propósito resuena categórico el reproche del Profeta: “¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal!; que dan oscuridad por luz, y luz por oscuridad” (Is 5, 20). Precisamente en el caso del aborto se percibe la difusión de una terminología ambigua, como la de “interrupción del embarazo”, que tiende a ocultar su verdadera naturaleza y a atenuar su gravedad en la opinión pública. Quizás este mismo fenómeno lingüístico sea síntoma de un malestar de las conciencias. Pero ninguna palabra puede cambiar la realidad de las cosas: el aborto procurado es la eliminación deliberada y directa, como quiera que se realice, de un ser humano en la fase inicial de su existencia, que va de la concepción al nacimiento». Los niños que van a nacer «son los más indefensos e inocentes de todos, a quienes hoy se les quiere negar su dignidad humana en orden a hacer con ellos lo que se quiera, quitándoles la vida y promoviendo legislaciones para que nadie pueda impedirlo». Se deberá, por tanto, afirmar con total fuerza y claridad, también en nuestro tiempo, que «esta defensa de la vida por nacer está íntimamente ligada a la defensa de cualquier derecho humano. Supone la convicción de que un ser humano es siempre sagrado e inviolable, en cualquier situación y en cada etapa de su desarrollo. Es un fin en sí mismo y nunca un medio para resolver otras dificultades. Si esta convicción cae, no quedan fundamentos sólidos y permanentes para defender los derechos humanos, que siempre estarían sometidos a conveniencias circunstanciales de los poderosos de turno. La sola razón es suficiente para reconocer el valor inviolable de cualquier vida humana, pero si además la miramos desde la fe, “toda violación de la dignidad personal del ser humano grita venganza delante de Dios y se configura como ofensa al Creador del hombre”». Merece mencionarse aquí el compromiso generoso y valiente de santa Teresa de Calcuta en defensa de todo concebido. 

La maternidad subrogada 

48. La Iglesia, también, se posiciona en contra de la práctica de la maternidad subrogada, mediante la cual el niño, inmensamente digno, se convierte en un mero objeto. A este respecto, las palabras del Papa Francisco son de una claridad única: «el camino hacia la paz exige el respeto de la vida, de toda vida humana, empezando por la del niño no nacido en el seno materno, que no puede ser suprimida ni convertirse en un producto comercial. En este sentido, considero deplorable la práctica de la llamada maternidad subrogada, que ofende gravemente la dignidad de la mujer y del niño; y se basa en la explotación de la situación de necesidad material de la madre. Un hijo es siempre un don y nunca el objeto de un contrato. Por ello, hago un llamamiento para que la Comunidad internacional se comprometa a prohibir universalmente esta práctica». 

49. La práctica de la maternidad subrogada viola, ante todo, la dignidad del niño. En efecto, todo niño, desde el momento de su concepción, de su nacimiento, y luego al crecer como joven, convirtiéndose en adulto, posee una dignidad intangible que se expresa claramente, aunque de manera singular y diferenciada, en cada etapa de su vida. Por tanto, el niño tiene derecho, en virtud de su dignidad inalienable, a tener un origen plenamente humano y no inducido artificialmente, y a recibir el don de una vida que manifieste, al mismo tiempo, la dignidad de quien la da y de quien la recibe. El reconocimiento de la dignidad de la persona humana implica también el reconocimiento de la dignidad de la unión conyugal y de la procreación humana en todas sus dimensiones. En este sentido, el deseo legítimo de tener un hijo no puede convertirse en un “derecho al hijo” que no respete la dignidad del propio hijo como destinatario del don gratuito de la vida.  

50. La práctica de la maternidad subrogada viola, al mismo tiempo, la dignidad de la propia mujer que o se ve obligada a ello o decide libremente someterse. Con esta práctica, la mujer se desvincula del hijo que crece en ella y se convierte en un mero medio al servicio del beneficio o del deseo arbitrario de otros. Esto se contrapone, totalmente, con la dignidad fundamental de todo ser humano y su derecho a ser reconocido siempre por sí mismo y nunca como instrumento para otra cosa. 

La eutanasia y el suicidio asistido 

51. Hay un caso particular de violación de la dignidad humana, más silencioso pero que está ganando mucho terreno. Tiene la peculiaridad de utilizar un concepto erróneo de la dignidad humana para volverla contra la vida misma. Esta confusión, muy común hoy en día, sale a la luz cuando se habla de eutanasia. Por ejemplo, las leyes que reconocen la posibilidad de la eutanasia o el suicidio asistido se denominan a veces “leyes de muerte digna” (“death with dignity acts”). Está muy extendida la idea de que la eutanasia o el suicidio asistido son compatibles con el respeto a la dignidad de la persona humana. Frente a este hecho, hay que reafirmar con fuerza que el sufrimiento no hace perder al enfermo esa dignidad que le es intrínseca e inalienablemente propia, sino que puede convertirse en una oportunidad para reforzar los lazos de pertenencia mutua y tomar mayor conciencia de lo preciosa que es cada persona para el conjunto de la humanidad. 

52. Ciertamente, la dignidad del enfermo, en condiciones críticas o terminales, exige que todos realicen los esfuerzos adecuados y necesarios para aliviar su sufrimiento mediante unos cuidados paliativos apropiados y evitando cualquier encarnizamiento terapéutico o intervención desproporcionada. Estos cuidados responden al «constante deber de comprender las necesidades del enfermo: necesidad de asistencia, de alivio del dolor, necesidades emotivas, afectivas y espirituales». Pero tal esfuerzo es totalmente distinto, diferente, incluso contrario a la decisión de eliminar la propia vida o la de los demás bajo el peso del sufrimiento. La vida humana, incluso en su condición dolorosa, es portadora de una dignidad que debe respetarse siempre, que no puede perderse y cuyo respeto permanece incondicional. En efecto, no hay condiciones en ausencia de las cuales la vida humana deje de ser digna y pueda, por tanto, suprimirse: «la vida tiene la misma dignidad y el mismo valor para todos y cada uno: el respeto de la vida del otro es el mismo que se debe a la propia existencia». Ayudar al suicida a quitarse la vida es, por tanto, una ofensa objetiva contra la dignidad de la persona que lo pide, aunque con ello se cumpliese su deseo: «debemos acompañar a la muerte, pero no provocar la muerte o ayudar cualquier forma de suicidio. Recuerdo que se debe privilegiar siempre el derecho al cuidado y al cuidado para todos, para que los más débiles, en particular los ancianos y los enfermos, nunca sean descartados. La vida es un derecho, no la muerte, que debe ser acogida, no suministrada. Y este principio ético concierne a todos, no solo a los cristianos o a los creyentes». Como ya se ha dicho, la dignidad de cada persona, por débil o sufriente que sea, implica a la dignidad de todos.

El descarte de las personas con discapacidad 

53. Un criterio para verificar la atención real a la dignidad de cada individuo es, obviamente, la atención prestada a los más desfavorecidos. Nuestro tiempo, por desgracia, no se distingue mucho por esa atención: en verdad, se está imponiendo una cultura del descarte. Para contrarrestar esta tendencia, merece especial atención y solicitud la condición de quienes se encuentran en situación de déficit físico o psíquico. Esta condición de especial vulnerabilidad, tan relevante en los relatos evangélicos, cuestiona universalmente lo que significa ser una persona humana, precisamente desde un estado de deficiencia o discapacidad. La cuestión de la imperfección humana tiene también claras implicaciones desde el punto de vista sociocultural, ya que, en algunas culturas, las personas con discapacidad sufren a veces marginación, cuando no opresión, al ser tratadas como auténticos “descartados”. En realidad, todo ser humano, sea cual sea su condición de vulnerabilidad, recibe su dignidad por el hecho mismo de ser querido y amado por Dios. Por estas razones, debe fomentarse en la medida de lo posible la inclusión y la participación activa en la vida social y eclesial de todos aquellos que, de alguna manera, están marcados por la fragilidad o la discapacidad. 

54. En una perspectiva más amplia, se deberá recordar que la «caridad, corazón del espíritu de la política, es siempre un amor preferencial por los últimos, que está detrás de todas las acciones que se realicen a su favor los pobres […] “preocuparse de la fragilidad, de la fragilidad de los pueblos y de las personas. Cuidar la fragilidad quiere decir fuerza y ternura, lucha y fecundidad, en medio de un modelo funcionalista y privatista que conduce inexorablemente a la ‘cultura del descarte’. […] Significa hacerse cargo del presente en su situación más marginal y angustiante, y ser capaz de dotarlo de dignidad”. Así ciertamente se genera una actividad intensa, porque “hay que hacer lo que sea para salvaguardar la condición y dignidad de la persona humana”». 

La teoría de género 

55. La Iglesia desea, ante todo, «reiterar que toda persona, independientemente de su tendencia sexual, ha de ser respetada en su dignidad y acogida con respeto, procurando evitar «todo signo de discriminación injusta», y particularmente cualquier forma de agresión y violencia». Por ello, hay que denunciar como contrario a la dignidad humana que en algunos lugares se encarcele, torture e incluso prive del bien de la vida, a no pocas personas, únicamente por su orientación sexual. 

56. Al mismo tiempo, la Iglesia destaca los decisivos elementos críticos presentes en la teoría de género. A este respecto, el Papa Francisco recordó: «el camino hacia la paz exige el respeto de los derechos humanos, según la sencilla pero clara formulación contenida en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuyo 75 aniversario hemos celebrado recientemente. Se trata de principios racionalmente evidentes y comúnmente aceptados. Desgraciadamente, los intentos que se han producido en las últimas décadas de introducir nuevos derechos, no del todo compatibles respecto a los definidos originalmente y no siempre aceptables, han dado lugar a colonizaciones ideológicas, entre las que ocupa un lugar central la teoría de género, que es extremadamente peligrosa porque borra las diferencias en su pretensión de igualar a todos». 

57. Con respecto a la teoría de género, sobre cuya consistencia científica se debate mucho en la comunidad de expertos, la Iglesia recuerda que la vida humana, en todos sus componentes, físicos y espirituales, es un don de Dios, que debe ser acogido con gratitud y puesto al servicio del bien. Querer disponer de sí mismo, como prescribe la teoría de género, sin tener en cuenta esta verdad fundamental de la vida humana como don, no significa otra cosa que ceder a la vieja tentación de que el ser humano se convierta en Dios y entre en competencia con el verdadero Dios del amor que nos revela el Evangelio.

58. Un segundo aspecto sobre la teoría de género es que pretende negar la mayor diferencia posible entre los seres vivos: la diferencia sexual. Esta diferencia constitutiva no sólo es la mayor imaginable, sino también la más bella y la más poderosa: logra, en la pareja varón-mujer, la reciprocidad más admirable y es, por tanto, la fuente de ese milagro que nunca deja de asombrarnos que es la llegada de nuevos seres humanos al mundo. 

59. En este sentido, el respeto del propio cuerpo y de aquel de los otros es esencial ante la proliferación y reivindicación de nuevos derechos que avanza la teoría de género. Esta ideología «presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia». Por tanto, resulta inaceptable que «algunas ideologías de este tipo, que pretenden responder a ciertas aspiraciones a veces comprensibles, procuren imponerse como un pensamiento único que determine incluso la educación de los niños. No hay que ignorar que “el sexo biológico (sex) y el papel sociocultural del sexo (gender), se pueden distinguir pero no separar”». Por lo tanto, debe rechazarse todo intento de ocultar la referencia a la evidente diferencia sexual entre hombres y mujeres: «no podemos separar lo que es masculino y femenino de la obra creada por Dios, que es anterior a todas nuestras decisiones y experiencias, donde hay elementos biológicos que es imposible ignorar». Sólo cuando cada persona humana puede reconocer y aceptar esta diferencia en reciprocidad es capaz de descubrirse plenamente a sí misma, su dignidad y su identidad. 

El cambio de sexo 

60. La dignidad del cuerpo no puede considerarse inferior a la de la persona como tal. El Catecismo de la Iglesia Católica nos invita expresamente a reconocer que «el cuerpo del hombre participa de la dignidad de la “imagen de Dios”». Tal verdad merece ser recordada especialmente cuando se trata del cambio de sexo. En efecto, el ser humano está inseparablemente compuesto de cuerpo y alma, y el cuerpo es el lugar vivo donde se despliega y manifiesta la interioridad del alma, incluso a través de la red de relaciones humanas. Constituyendo el ser de la persona, alma y cuerpo participan así de esa dignidad que caracteriza a todo ser humano. En este sentido, hay que recordar que el cuerpo humano participa de la dignidad de la persona, ya que está dotado de significados personales, especialmente en su condición sexual. Es en el cuerpo, de hecho, donde cada persona se reconoce generada por los demás, y es a través de su cuerpo que el varón y la mujer pueden establecer una relación de amor capaz de generar a otras personas. Sobre la necesidad de respetar el orden natural de la persona humana, el Papa Francisco enseña que «lo creado nos precede y debe ser recibido como don. Al mismo tiempo, somos llamados a custodiar nuestra humanidad, y eso significa ante todo aceptarla y respetarla como ha sido creada». De ahí que toda operación de cambio de sexo, por regla general, corra el riesgo de atentar contra la dignidad única que la persona ha recibido desde el momento de la concepción. Esto no significa que se excluya la posibilidad que una persona afectada por anomalías genitales, que ya son evidentes al nacer o que se desarrollan posteriormente, pueda optar por recibir asistencia médica con el objetivo de resolver esas anomalías. En este caso, la operación no constituiría un cambio de sexo en el sentido que aquí se entiende. 

La violencia digital 

61. El avance de las tecnologías digitales, aunque ofrece muchas posibilidades para promover la dignidad humana, tiende cada vez más a crear un mundo en el que crecen la explotación, la exclusión y la violencia, que pueden llegar a atentar contra la dignidad de la persona humana. Basta pensar en lo fácil que es, a través de estos medios, poner en peligro la buena reputación de cualquier persona con noticias falsas y calumnias. Sobre este punto el Papa Francisco subraya que «no es sano confundir la comunicación con el mero contacto virtual. De hecho, el ambiente digital también es un territorio de soledad, manipulación, explotación y violencia, hasta llegar al caso extremo del dark web. Los medios de comunicación digitales pueden exponer al riesgo de dependencia, de aislamiento y de progresiva pérdida de contacto con la realidad concreta, obstaculizando el desarrollo de relaciones interpersonales auténticas. Nuevas formas de violencia se difunden mediante los social media, por ejemplo el ciberacoso; la web también es un canal de difusión de la pornografía y de explotación de las personas para fines sexuales o mediante el juego de azar”». Y así es como, allí donde crecen las posibilidades de conexión, ocurre paradójicamente que todo el mundo se encuentra en realidad cada vez más aislado y empobrecido de relaciones interpersonales: «en la comunicación digital se quiere mostrar todo y cada individuo se convierte en objeto de miradas que hurgan, desnudan y divulgan, frecuentemente de manera anónima. El respeto al otro se hace pedazos y, de esa manera, al mismo tiempo que lo desplazo, lo ignoro y lo mantengo lejos, sin pudor alguno puedo invadir su vida hasta el extremo». Estas tendencias representan el lado oscuro del progreso digital. 

62. Desde esta perspectiva, si la tecnología ha de estar al servicio de la dignidad humana y no perjudicarla, y si ha de promover la paz en lugar de la violencia, la comunidad humana debe ser proactiva a la hora de abordar estas tendencias respetando la dignidad humana y promover el bien: «en este mundo globalizado “los medios de comunicación pueden ayudar a que nos sintamos más cercanos los unos de los otros, a que percibamos un renovado sentido de unidad de la familia humana que nos impulse a la solidaridad y al compromiso serio por una vida más digna para todos. […] Pueden ayudarnos en esta tarea, especialmente hoy, cuando las redes de la comunicación humana han alcanzado niveles de desarrollo inauditos. En particular, internet puede ofrecer mayores posibilidades de encuentro y de solidaridad entre todos; y esto es algo bueno, es un don de Dios”. Pero es necesario verificar constantemente que las actuales formas de comunicación nos orienten efectivamente al encuentro generoso, a la búsqueda sincera de la verdad íntegra, al servicio, a la cercanía con los últimos, a la tarea de construir el bien común». 

Conclusión 

63. En el 75 aniversario de la promulgación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), el Papa Francisco reiteró que ese documento «es como una vía maestra, sobre la que se han dado muchos pasos adelante, pero faltan todavía tantos, y a veces, desafortunadamente, se vuelve atrás. ¡El compromiso con los derechos humanos nunca se acaba! A este respecto, estoy cerca de todos aquellos que, sin proclamas, en la vida concreta de cada día luchan y pagan en persona por defender los derechos de los que no cuentan». 

64. Es en este espíritu, con esta Declaración, en el que la Iglesia exhorta ardientemente a que el respeto de la dignidad de la persona humana, más allá de toda circunstancia, se sitúe en el centro del compromiso por el bien común y de todo ordenamiento jurídico. En efecto, el respeto de la dignidad de todos y de cada uno, es la base indispensable para la existencia misma de toda sociedad que pretenda fundarse en el derecho justo y no en la fuerza del poder. Es sobre la base del reconocimiento de la dignidad humana como se sostienen los derechos humanos fundamentales, que preceden y sustentan toda convivencia civilizada. 

65. Cada persona individual y, al mismo tiempo, cada comunidad humana tiene, por tanto, la tarea de la realización concreta y efectiva de la dignidad humana, mientras que corresponde a los Estados no sólo protegerla, sino también garantizar las condiciones necesarias para que florezca en la promoción integral de la persona humana: «en la actividad política hay que recordar que “más allá de toda apariencia, cada uno es inmensamente sagrado y merece nuestro cariño y nuestra entrega”». 

66. También hoy, ante tantas violaciones de la dignidad humana, que amenazan gravemente el futuro de la humanidad, la Iglesia no cesa de alentar la promoción de la dignidad de toda persona humana, cualesquiera que sean sus cualidades físicas, psíquicas, culturales, sociales y religiosas. Lo hace con esperanza, segura de la fuerza que brota de Cristo resucitado, que ha llevado ya a su plenitud definitiva la dignidad integral de todo varón y de toda mujer. Esta certeza se convierte en un llamamiento en las palabras del Papa Francisco a cada uno de nosotros: «a cada persona de este mundo le pido que no olvide esa dignidad suya que nadie tiene derecho a quitarle». 

El Sumo Pontífice Francisco, en la Audiencia concedida al suscrito Prefecto junto al Secretario para la Sección Doctrinal del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el día de 25 marzo de 2024, ha aprobado la presente Declaración, decidida en la Sesión Ordinaria de este Dicasterio con fecha 28 de febrero de 2024, y ha ordenado su publicación. 

Dado en Roma, en la sede del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el 2 de abril de 2024, 19° aniversario de la muerte de san Juan Pablo II. 

Víctor Manuel Card. Fernández 

Iniciativas

Dr. Chiclana: “Vamos a profundizar en la soledad y el sacerdocio”

La soledad ha sido percibida por numerosos sacerdotes como el segundo reto, tras su vida espiritual, y el principal riesgo para su vida afectiva, según una investigación del psiquiatra Carlos Chiclana y sus colaboradoras Laura García-Borreguero y Raquel López Hernández. Ahora, el doctor Chiclana confirma un nuevo estudio de investigación sobre “soledad y sacerdocio”.  

Francisco Otamendi·8 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

La soledad ha sido diagnosticada como uno de los grandes males actuales, hasta constituir una epidemia que acentuó el Covid-19. La soledad tenía bastantes papeletas para aparecer en la primera investigación del médico psiquiatra Carlos Chiclana sobre los aspectos afectivos de la vida sacerdotal. Y así sucedió.

Su estudio de 2022/2023 describió los “retos, riesgos y oportunidades de la vida afectiva del sacerdote”, y en ella participaron más de 130 sacerdotes, diáconos y seminaristas de diversas diócesis e instituciones de la Iglesia católica, con 605 respuestas abiertas y 1039 ideas diferentes clasificadas en diferentes temas.

“Hicimos una investigación cualitativa con cinco preguntas abiertas sobre qué retos parecían más significativos para la vida afectiva de un sacerdote, qué riesgos apreciaban, qué oportunidades veían, qué les ayudó en particular en su formación sobre la afectividad y qué echaron de menos en la formación y ahora consideraban que les habría ayudado”, ha explicado a Omnes.

Reto y riesgo para la afectividad

A raíz del trabajo, que acaba de publicarse en Scripta Theologica de febrero de este año, el Dr. Chiclana aseguró a Omnes que “se generaron nuevas hipótesis de investigación sobre la soledad que sienten los sacerdotes”. 

“La refirieron como un reto y fue el principal riesgo referido (para su afectividad), pero no sabemos si se referían a la soledad física por el aislamiento que puedan tener, a una soledad afectiva por no sentirse queridos, soledad institucional por falta de apoyo, psicológica por tener un sistema de apego inseguro, soledad pastoral por el exceso de tareas, social o emocional”.

En la misma entrevista, el psiquiatra señaló también que “podría ser que no estuvieran aprovechando la soledad propia del célibe para cultivar ahí su particular y cómplice relación con Dios, un ámbito íntimo donde cortejarle”.

Entre los riesgos citados en el estudio aparecían asimismo las limitaciones psicológicas personales, las posibles dependencias afectivas o los defectos morales. También refieren el descuido de la vida espiritual personal por tener alta ocupación del tiempo, el exceso de dedicación pastoral y el desapego afectivo como estrategia de defensa.

Un estudio específico

Carlos Chiclana preanunció entonces que “en breve comenzaremos un estudio específico sobre la soledad de los sacerdotes, con la intención de conocer mejor cuál es la que les preocupa y proponerles herramientas prácticas para solventarla”. Y el estudio acaba de comenzar.

Hasta ahora, añade Chiclana, estudios centrados en sacerdotes han encontrado factores protectores para disminuir esta soledad, como vivir en comunidad, la propia vida espiritual bien cuidada, contar con el apoyo de otros sacerdotes, tener una buena red social (amistad general y con otros sacerdotes), cuidar la salud y poder descansar, y otros.

Amar a todos desde la intimidad

También en enero, el médico especialista ha lanzado al mercado un libro titulado “Celibato. Disfruta de tu regalo”, editado por Ediciones Día Diez. A su juicio, fijándose en el subtítulo del libro, puede afirmarse que el celibato, “al ser un don que te facilita amar todo, a todos y a todas, precisamente debería ser un factor protector frente a la soledad, porque la vida del célibe está llamada a estar constantemente habitada por muchas personas, sin que ninguna se quede a vivir en tu “hogar interior” ni te quedes tú a vivir en exclusiva en ninguna”.

“Ahora bien, tiene una proporción de soledad que es necesario tolerar y que a la vez te facilita la entrada en ese ámbito donde poder estar a solas con Dios, en esa relación espiritual exclusiva”. “Eres sacerdote, no un “coach” ni un cooperante de una ONG, ni un agente social”.

El primer estudio recogió también información sobre aquellos aspectos que los sacerdotes han echado en falta y que consideraban que hubiera sido de ayuda en el desarrollo personal. Señalaban, por ejemplo, que les gustaría haber recibido mejor formación. Otros estaban satisfechos y no echaban nada en falta, y algunos hubieran agradecido una mejor atención a la espiritualidad y a necesidades psicológicas.

Las personas que deseen participar en el estudio sobre “soledad y sacerdocio”, pueden completarlo escaneando el siguiente código QR:

El autorFrancisco Otamendi

Mundo

Expertos y políticos piden la abolición de la maternidad subrogada

El encuentro, que ha contado con representantes del Vaticano y las Naciones Unidas, y con el apoyo de destacadas feministas, ha pedido la prohibición de una práctica que vulnera derechos fundamentales de las mujeres y los niños.

María Candela Temes·8 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Los líderes de la “Declaración de Casablanca” se han reunido este fin de semana en Roma para seguir trabajando por la abolición universal de la maternidad subrogada. La conferencia, de dos días de duración, ha congregado en la capital italiana a políticos, representantes de organismos internacionales, académicos y exponentes del feminismo con la finalidad de hacer presente en el debate público cómo esta práctica viola la dignidad humana.

La conferencia estuvo precedida el jueves pasado por una audiencia privada del Papa Francisco con los principales organizadores del encuentro: el abogado franco-chileno Bernard García Larraín, la jurista uruguaya Sofía Maruri y la portavoz Olivia Maurel, activista franco-americana que se manifiesta contraria a esta práctica tras haber sufrido en primera persona las consecuencias psicológicas y afectivas de haber nacido por subrogación. El Romano Pontífice los alentó en el trabajo que llevan adelante y los invitó a no perder el sentido del humor.

La presencia de voces destacadas

El apoyo del Vaticano se confirmó con la presencia en el congreso de Miroslaw Wachowski, subsecretario de la Sección para los Estados y los Organismos Internacionales de la Secretaría de Estado de la Santa Sede, que abrió el encuentro con una apelación fuerte y clara a defender la dignidad de las mujeres y los niños.

Además de Monseñor Wachowski, se contó con la intervención de Eugenia Roccella, Ministra de la Familia, la Natalidad y la Igualdad de Oportunidades de Italia; así como Velina Todorova, miembro del Comité de las Naciones Unidas para los Derechos del Niño, y Reem Alsalem, relatora especial de Naciones Unidas en la Violencia contra las Mujeres y las Niñas. En sus palabras destacaron que, si bien la subrogación en muchos países no está regulada, se debe atender a los daños que puede causar contra los derechos humanos y el riesgo de comercialización que representa.

Olivia Maurel ofreció un conmovedor y poderoso testimonio, en el que compartió su historia personal, marcada por un pasado de depresión, alcoholismo e intentos de suicidio que sólo encontraron explicación cuando descubrió sus orígenes y que había nacido de una mujer distinta a su madre mediante la práctica de la subrogación. Olivia, casada y madre de tres niños, se ha convertido en una destacada activista que reclama a los poderes políticos y organismos internacionales una acción más contundente para evitar que historias de dolor como la suya se repitan.

La Declaración de Casablanca, que trabaja por lograr un tratado internacional que prohíba la subrogación, busca apoyos transversales en todos los niveles y logró congregar en este encuentro a importantes figuras del feminismo como la sueca Kajsa Ekis Ekman, la alemana Birgit Kelle o la austríaca Eva Maria Bachinger.

Qué es la Declaración de Casablanca

Tal y como destacan sus promotores, la “Declaración de Casablanca para la abolición universal de los vientres de alquiler”, que se hizo pública en Casablanca (Marruecos) el 3 de marzo de 2023, ha sido firmada por 100 expertos de 75 nacionalidades. El objetivo de este texto es comprometer a los Estados a adoptar medidas contra la maternidad subrogada en todas sus formas y modalidades, ya sea remunerada o no.

El Papa Francisco, en su discurso al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, el pasado 8 de enero, fue contundente en su rechazo a la práctica del vientre de alquiler: “Considero deplorable la práctica de la llamada maternidad subrogada, que ofende gravemente la dignidad de la mujer y del niño; y se basa en la explotación de la situación de necesidad material de la madre. Un hijo es siempre un don y nunca el objeto de un contrato. Por ello, hago un llamamiento para que la Comunidad internacional se comprometa a prohibir universalmente esta práctica”. Las palabras del Romano Pontífice trajeron la cuestión a la primera plana de numerosos medios de comunicación y supusieron un importante aliento para los promotores de Casablanca.

El autorMaría Candela Temes

Estados Unidos

Aborto en Estados Unidos, ¿quién lo facilita y quién defiende la vida?

La legislación estadounidense varía en cada estado, lo cual tiene un impacto especial en el tema del aborto. Según el territorio, la finalización del embarazo está prohibida o es de libre acceso.

Paloma López Campos·8 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

El complejo entramado legislativo de Estados Unidos tiene como consecuencia que las leyes del aborto no estén unificadas. Cada estado de la nación tiene una ley distinta en lo que se refiere a la defensa (o ataque) de la vida.

Cuando el Tribunal Supremo declaró que el aborto no es un derecho constitucional, la maquinaria de cada territorio comenzó a moverse para promulgar distintas leyes. Mientras algunas legislaciones se adaptaron para defender la vida, otros estados trataron de convertirse en “lugares seguros” para las mujeres, blindando el aborto y facilitando su práctica.

Florida es uno de los últimos estados en dar un auténtico paso adelante. A partir del 1 de mayo el aborto estará prohibido a partir de las 6 semanas de embarazado, es decir, desde el momento en el que puede detectarse el latido del corazón del feto. Sin embargo, también hay una iniciativa en Florida que podría deshacer por completo este avance y que, en caso de aprobarse, blindará el “derecho” al aborto en todo el estado.

Estados provida

En muchos sitios web hacen publicidad de los lugares en los que el acceso al aborto es libre. Frente a ello, aquí hay un listado de los estados en los que la legislación defiende la vida y considera el aborto ilegal:

-Idaho

-Dakota del Norte

-Dakota del Sur

-Texas

-Missouri

-Louisiana

-Mississippi

-Alabama

-Arkansas

-Oklahoma

-Tennessee

-Kentucky

-Indiana

-Virginia Occidental

El aborto en números

El “Pew Research Center” publicó el 25 de marzo un informe con datos estadísticos sobre el aborto en Estados Unidos. Algunas cifras están atrasadas en el tiempo, por ejemplo, el último año del que se disponen datos sobre el número de abortos a nivel nacional es 2020, cuando hubo 930.160 abortos en Estados Unidos.

A pesar de este dato, la tendencia a recurrir a estas intervenciones es a la baja desde la década de los 90, con una leve subida desde el año de la pandemia. Así lo indican tanto la organización “Guttmacher” como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades del país.

En cuanto al tipo de abortos, más de la mitad se realizan consumiendo fármacos, mientras que las intervenciones son menos comunes. Esto se debe a que es el método menos invasivo durante el primer trimestre, que es cuando más mujeres quieren poner término al embarazo. Por otro lado, las clínicas son las que más abortos facilitan, frente a los hospitales, donde se realizan aproximadamente un 3 % de las finalizaciones del embarazo, ya sea a través de medicamentos o de intervenciones.

El “Pew Research Center” señala que la mayoría de mujeres que buscan un aborto están en la veintena. Además, el 87 % de las madres que abortan no están casadas.

Aborto en las elecciones

Debido a que a finales de 2024 habrá elecciones en Estados Unidos, los dos candidatos más sonados, Donald Trump y Joe Biden, aluden frecuentemente a la cuestión del aborto. Mientras que el primero afirma que su mandato defenderá la vida, el segundo insiste en que luchará por “los derechos reproductivos” de las mujeres.

Es interesante observar esta diferencia entre los dos políticos, puesto que los estados en los que más apoyan a Trump, del bando republicano, son en los que suele perseguirse el aborto, mientras que los territorios que votan por Biden, del ala demócrata, quieren que el aborto sea un derecho constitucional.

El debate está abierto y parece que saldrá a la luz constantemente a lo largo de 2024, también a nivel local con los cambios que haga cada estado de forma independiente.

Mundo

Anuarios Estadísticos de la Santa Sede: aumentan los bautizados y descienden los sacerdotes

El número de católicos bautizados en el mundo ha aumentado un 1 %, hasta 1.390 millones. El número de sacerdotes ha disminuido ligeramente, mientras que el de diáconos permanentes ha aumentado un 2 % en todo el mundo.  

Giovanni Tridente·8 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Los Anuarios Estadísticos de la Santa Sede, el “Annuarium Statisticum Ecclesiae 2022” y el “Anuario Pontificio 2024”, que acaba de publicar la Tipografia Vaticana, ofrecen, como siempre, una interesante visión de la evolución de la Iglesia católica a nivel mundial. Estos volúmenes, editados por la Oficina Central de Estadística de la Iglesia, representan una fuente autorizada para que fieles e iniciados analicen las dinámicas en juego en el panorama eclesial internacional.

De los datos se desprende un panorama contrastado, con luces y sombras que varían según las zonas geográficas. A nivel mundial, se registra un aumento del 1% en el número de católicos bautizados, alcanzando los 1.390 millones en 2022 frente a los 1.376 millones en 2021. Este aumento está impulsado principalmente por el continente africano, donde los fieles aumentaron de 265 a 273 millones (+3%), mientras que Europa se mantiene estable en 286 millones de católicos.

Una tendencia positiva afecta al número de obispos, que aumentó un 0,25% en el bienio 2021-2022, pasando de 5.340 a 5.353. El crecimiento más significativo se registró en África (+2,1%) y Asia (+1,4%).

El número de diáconos permanentes también sigue creciendo a nivel mundial, pasando de 49.176 a 50.150 (aproximadamente +2%). Los avances más importantes se han producido en África, Asia y Oceanía, donde esta cifra aún no es generalizada pero ha aumentado un 1,1%, alcanzando los 1.380 diáconos permanentes en 2022.

Algunas cuestiones críticas

Sin embargo, persisten algunos problemas críticos. El número de sacerdotes disminuyó en 142 en 2022, de 407.872 a 407.730 (-0,03%), continuando la tendencia a la baja iniciada en 2012. Este descenso es especialmente acusado en Europa (-1,7%) y Oceanía (-1,5%), mientras que África (de 38.570 a 39.742, +3,2%) y Asia (de 70.936 a 72.062, +1,6%) muestran una dinámica positiva.

Del mismo modo, las vocaciones sacerdotales siguen disminuyendo a nivel mundial, con un descenso de los seminaristas mayores de 109.811 a 108.481 (-1,3%). Los descensos más preocupantes se dan en Europa (de 15.416 a 14.461, -6,2%) y en América (de 28.632 a 27.738, -3,2%). Las excepciones son África, donde los seminaristas aumentaron de 33.796 a 34.541 (+2,1%), y Oceanía (de 963 a 974, +1,3%).

El número de religiosos profesos no sacerdotes también disminuyó globalmente casi un 1%, al igual que el de religiosas profesas, de 608.958 a 599.228 (-1,6%). En este último caso, se produjeron descensos significativos en Europa (-3,5%), América (-2,3%) y Oceanía (-3,6%), sólo parcialmente compensados por aumentos en África (+1,7%) y Asia (+0,1%).

Interrogantes y retos

Estos datos plantean interrogantes sobre los retos que esperan a la Iglesia católica en un futuro próximo, especialmente en lo que se refiere a las vocaciones sacerdotales y religiosas, y a la presencia generalizada de clérigos y religiosos en determinadas zonas del mundo como Europa, América y Oceanía. Sin embargo, los signos alentadores procedentes de África y Asia auguran una continua difusión del mensaje cristiano en estos continentes.

El autorGiovanni Tridente

El amor no es amado

En su firma para Omnes, Lupita Venegas cuenta que ser imitador de Cristo es hacer las cosas como Él las haría: amar al Amor.

5 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

En una de sus audiencias, el Papa Francisco lamentaba nuestra incoherencia: “la humanidad que se enorgullece de sus avances en la ciencia, va para atrás cuando se trata de tejer la paz. Es campeona para hacer la guerra” dijo.

Nos enteramos de la guerra en Ucrania, en Gaza, Sudán… hay guerra en diferentes puntos de la tierra. En nuestros países y ciudades: narco tráfico, desaparecidos, trata de personas. A nivel familiar infidelidades, escándalos, divorcios. A nivel personal angustia, ansiedad, estrés y depresión.

Hace poco una mujer me decía que defendería su herencia “caiga quien caiga”. Sus padres no habían repartido las propiedades como ella lo hubiera hecho y ante lo que consideraba una injusticia, decidió actuar incluso cometiendo injusticias, si fuese necesario. ¿Dónde comienza la paz?, ¿Dónde comienza la guerra?

Responsables de la paz

Un acontecimiento en la vida de san Francisco de Asís, puede darnos la clave para lograr el mundo que todos quisiéramos; un mundo sin guerras, sin injusticias, sin miedo. Uno solidario, responsable, en paz.

San Buenaventura narra que San Francisco acudió al palacio del sultán Malik al Kamil en Egipto, para entrevistarse con él. Era el año 1219, tiempo de la quinta cruzada y el pueblo musulmán peleaba con los cristianos por los lugares santos.

El sultán lo recibió cortésmente y le preguntó: “¿Por qué los cristianos quieren la paz y hacen la guerra?, -”Porque el amor no es amado”- respondió el pobrecillo de Asís.

San Francisco fue hasta el Sultán como testigo de paz, buscando el diálogo y renunciando a la violencia. Con absoluta confianza en Dios. Logró por cierto, una paz temporal y la iniciativa del propio sultán para vivir una tregua que fue rechazada por los cristianos.

Amar a Dios, fuente de amor, es hacer Su voluntad. Conocemos lo que Dios quiere a través de las Sagradas Escrituras. En ellas encontramos los 10 mandamientos, las bienaventuranzas, las obras de misericordia y el mandamiento del amor. Este deseo de Dios no debo interpretarlo como un llamado que es para los demás sino para mí. ¡Para mí! Si amo a Dios, de inmediato quiero amar a mis hermanos. Amar al Amor es amar a mi prójimo y a mí misma.

Dar la paz

No podemos seguir adelante esperando que los demás nos den esa paz que anhela el corazón. No es el otro: tu cónyuge, tus hijos, tus compañeros de trabajo, las autoridades, los sistemas políticos…si quieres paz, primero debes darla. ¿Cómo hacerlo?

  • En lo personal. Valórate y trátate a ti mismo como si fueras tu mejor amigo. Cultiva buenos hábitos.
  • En casa. Recuerda que la guerra no está en la ofensa recibida sino en la ofensa contestada. Si alguien hace o dice algo que te incomoda, no respondas con violencia sino con paz. Sé asertivo, pide lo que necesitas sin ofender.
  • En el trabajo (o escuela). Se tú el cambio que quieres ver, como decía Mahatma Ghandi. Somos responsables de los ambientes en que nos desenvolvemos. En tu trabajo o escuela no hagas chismes, no ataques a otros en pláticas con los demás o en redes sociales. Sé conciliador con tus comentarios y procura hacer equipo. Que tu labor esté bien hecha, da siempre un poco más de lo que se te pide.
  • En tu comunidad civil. Respeta las leyes y favorece los encuentros con los más necesitados. Involúcrate en un servicio social organizado u organiza alguno.
  • En tu comunidad religiosa. Participa en las actividades de oración, formación y apostolado a las que se te invita. Hazlo con responsabilidad y cumple en aquello a lo que te comprometes. 
  • En tu país. Sé un ciudadano responsable, vota por las autoridades en las que confías, las que velan por el bien común genuino.

Que quiera ser yo imitador de Cristo. Que haga las cosas como Cristo las haría. ¡Amar al Amor! Nos recuerda san Pablo: en efecto, la paz se identifica con Jesucristo mismo que es nuestra paz (Ef 2, 14-15).

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Vocaciones

Daniela Saetta: «A los 17 años no tenía ganas de vivir”

Daniela Saetta es una farmaceútica siciliana miembro de la Comunidad Magnificat. Su encuentro con Dios en esta comunidad, a los 17 años, cambió radicalmente su vida.

Leticia Sánchez de León·5 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 7 minutos

Daniela Saetta es de origen siciliano, aunque ha pasado la mayor parte de su vida en Perugia, donde se trasladó con su hermana cuando sus padres se separaron. Hoy trabaja como farmacéutica en un hospital, está casada con Massimo y tienen tres hijos. En esta conversación con Omnes, Daniela nos cuenta cómo Dios irrumpió inesperadamente en su vida, a través de la Comunidad Magnificat, cuando sólo tenía 17 años y estaba lejos de Dios.

¿Qué significa para usted la palabra vocación?

–»Encuentro». Un encuentro que transformó toda mi vida. Yo era una chica con muchos problemas a mis espaldas. Primero, durante la infancia, por la separación y el divorcio de mis padres. Luego, durante la adolescencia, cuando todas las heridas e incomprensiones que teníamos mi hermana y yo volvieron a surgir y se convirtieron en una rebelión continua contra todo. Decepción y rabia contra el mundo entero, contra la vida, contra la religión y contra Dios que, decía yo, ¡ciertamente no puede existir! He experimentado lo que significa sentirse viejo a los 17 años, no querer vivir más… es algo que he vivido en mi propia piel. Por otra parte, mi familia, muy probada, no era practicante y estaba absolutamente alejada de Dios. A mi hermana y a mí nunca nos llevaron a catequesis, por ejemplo, e incluso había rasgos anticlericales en ciertas asignaturas.

En la adolescencia, el período en que uno busca la amistad, el amor, y hace sus primeras experiencias, incluso equivocadas, sentí, aún con más fuerza, ese vacío interior de amor y comprensión que no se me había dado. Y, aunque en los primeros años de instituto se había apoderado de mí un cierto radicalismo anticatólico, en realidad buscaba algo -no sé exactamente qué-. En cierto sentido, creo que buscaba algo espiritual, un sentido trascendente, que siempre acababa en decepción.

Viví aquellos años con la sensación de que todo a mi alrededor era falso y burgués, donde a veces predominaba un cristianismo de fachada, hecho de hábitos y poca sustancia. Poco a poco, los contactos con un profesor de instituto marxista, unidos a la falta de coherencia en el comportamiento de las personas que se decían católicas, me llevaron a afirmar que Dios no existía. Y así seguí, en un creciente malestar interior hasta que todo se vino abajo de golpe cuando, en medio de una crisis en la que se repetía la idea del suicidio, me invitaron a una reunión de oración de la Comunidad Magnificat, que acababa de nacer por entonces. Yo sólo tenía 17 años.

Allí encontré algo que realmente me atrajo, algo nuevo, encontré autenticidad y, sobre todo, tuve un encuentro personal con el Señor que hoy, después de casi 45 años, puedo decir con certeza que fue un verdadero encuentro en el que el Espíritu Santo encendió en mí un fuego que -a pesar de las dificultades y los cambios que uno tiene en la vida-, nunca se ha apagado. Todo cambió a partir de aquella tarde: se produjo un verdadero punto de inflexión para mí, un punto de inflexión.

Unos años más tarde conocí en la Comunidad a Massimo, un chico que venía de una vida difícil y había pasado por la experiencia de la droga. Nos enamoramos y nos casamos. Hoy nuestros tres hijos son mayores y tenemos también dos nietos maravillosos.

¿Qué significa formar parte de la Comunidad Magnificat en tu vida diaria? Por ejemplo, ¿en tu trabajo?

–La mía es una vida normal, es decir, vivo el carisma de mi comunidad haciendo lo que otros hacen en la vida ordinaria: cuido de mi familia, voy a trabajar, establezco relaciones con mis colegas, con mis vecinos.

En el trabajo, el entorno hospitalario no es fácil, el tipo de relación con la gente suele ser fría y distante. No siempre puedo hablar tan abiertamente de Dios, pero tampoco lo oculto; todo el mundo sabe que soy cristiana y que formo parte de una comunidad.

Sucede que la gente se abre a mí y me pide consejo, y entonces es más fácil hablar de Dios o dar testimonio de cómo vivo diversas situaciones. Suelo decir a todo el mundo que Dios es como un «buen padre» y no un «juez estricto e inflexible». En el entorno laboral, la gente suele criticar o hablar mal de otros compañerosy esos momentos se convierten en oportunidades para decir que no merece la pena enfadarse ni guardar rencor.

Fuera del trabajo, desde un punto de vista más personal, como cada miembro «aliado» de la comunidad -porque nuestra comunidad es una comunidad de alianza- renuevo públicamente una vez al año, junto con los demás miembros aliados de la comunidad, las «promesas». Son cuatro: la promesa de pobreza, de perdón permanente, de amor edificante y de servicio.

Los miembros aliados de la comunidad viven estas cuatro promesas según su propio estado de vida y sus circunstancias particulares: por ejemplo, nuestra promesa de pobreza no puede ser vivida como lo haría un franciscano que no posee nada. En una familia, las cosas son necesarias para vivir y cumplir nuestra misión de educar y acompañar a nuestros hijos. Pero esta promesa implica para nosotros una elección del estilo de vida que pretendemos llevar: una vida sobria, sin lujos excesivos, una vida en la que tengamos presentes a los pobres. Además, incluso a través del Diezmo (de lo que se gana) que se dona a la comunidad.

Cuando hablo de la Comunidad Magnificat constato que este compromiso de “diezmo” suscita, muy a menudo, curiosidad e incluso perplejidad. Pero donar una parte del propio salario a la Comunidad significa no sólo apoyar la vida comunitaria en sus necesidades (desde las misiones hasta la ayuda fraterna a los pobres), sino también confiar en Dios, porque todos experimentamos que el Señor nunca se deja superar en generosidad y, por tanto, nunca deja que a los que le dan algo les falte lo necesario.

Otra promesa que concierne a los aliados es la del perdón permanente. Esto se refleja en toda la vida: porque ¿quién no sufre en las relaciones con los demás, en los malentendidos y en los desacuerdos?

La promesa de construir el amor es el compromiso que adquirimos de ser constructores del Reino de Dios y del amor que Él representa, por lo que también refuerza las promesas anteriores al ayudarnos no sólo a no permanecer enfadados con los demás, sino también a dar el primer paso hacia la reconciliación. ¡Es la premisa para la vida fraterna!

Por último, el servicio a la comunidad y a la Iglesia. En mi caso, por ejemplo, participo en actividades que tienen que ver con la música y el canto, además de proclamar la palabra y servir en la evangelización. A veces ayudo en las misiones; el año pasado estuve en Uganda, donde se está estableciendo una de nuestras fraternidades.

Además, nuestra Comunidad tiene un rasgo característico, que es la adoración del Santísimo Sacramento. Nos llamamos «Comunidad Magnificat» porque el nombre hace referencia a María, nuestra madre, que quiso unir contemplación y acción.

Toda nuestra acción (el anuncio de la Palabra, la evangelización, las misiones, la ayuda a los pobres…) procede de la oración, nace de la Eucaristía, nuestra fuente y nuestra fuerza.

La Eucaristía es precisamente un punto fuerte que tenemos: Tarcisio, iniciador de la Comunidad Magnificat junto con su hermana Inés, vio proféticamente un altar con una hostia consagrada al oír de Dios las palabras «con Jesús, sobre Jesús construir». Era necesario que la Comunidad Magnificat se construyera sobre la Eucaristía. Por eso, en comunidad, además de la celebración diaria de la Eucaristía, una vez a la semana todos nos dedicamos a la adoración eucarística.

Puede parecer mucho, y todos los compromisos y promesas pueden asustar, pero en la comunidad se respira un ambiente de libertad y flexibilidad. Cada uno discierne junto con un hermano de la comunidad que actúa como apoyo y también como acompañamiento espiritual con responsabilidad personal según su situación personal y familiar. Las que son madres con niños pequeños, por ejemplo, encuentran comprensión en la manera de vivir sus compromisos comunitarios. La comunidad, por supuesto, nos anima fuertemente a seguir adelante, pero mira a cada hermano con prudente sabiduría para ver hasta dónde puede llegar.

Este modo de vida no está muy de moda. Dedicas mucho tiempo a las actividades comunitarias y a Dios. A la gente que no entiende este modo de vida, ¿cómo se lo explicas?

–La mayoría somos laicos, hablamos el mismo lenguaje del mundo; muchas veces los problemas que rodean a la gente son también nuestros problemas. Vivimos la misma realidad que los demás. Así podemos entender perfectamente lo que los demás sienten en sus vidas, la resistencia interior o los deseos de sus corazones.

¿Qué podemos hacer? Vivimos en un mundo de pobres, pobres también desde el punto de vista espiritual, pero no sólo porque les falte Dios en sus vidas, sino porque también les faltan valores.

El Papa habla continuamente del consumismo en el que estamos inmersos y también de la cultura del derroche, y de una sociedad que vive una sexualidad privada de su verdadero sentido, porque no se le ha enseñado la belleza del cuerpo.

Por otra parte, en el mundo del trabajo, veo cómo a menudo las personas sienten el peso del desempleo o se preocupan por ascender de puesto, pero en todas ellas hay una gran soledad. Hoy la gente tiene una sed increíble de amor.

Los hermanos de la Comunidad intentan dar a todos un mensaje de auténtico amor con el ejemplo. Se podría decir que la Comunidad es la respuesta a lo que tantos buscan: a la gente le impresiona ver una comunidad de hermanos formada por muchos jóvenes y familias, que se quieren de verdad (¡porque el afecto entre nosotros es sincero!). Esto llama mucho la atención, es lo que dice la Biblia de que la Iglesia es «la ciudad en la cima del monte» o la lámpara sobre el candelabro y «no debajo del celemín», «para que alumbre a todos los que están en la casa».

En los seminarios sobre vida nueva en el Espíritu Santo que organizamos hablamos del amor de Dios. Y esto no deja de ser una respuesta a los deseos interiores de nuestros hermanos. En estos seminarios hay todo tipo de personas: jóvenes y mayores, personas alejadas de Dios y personas que ya están en un camino de fe. No puedo decir por qué, pero evidentemente esta propuesta atrae. Y no es gracias a nosotros, sino que creo que tiene que ver con el hambre de amor y de Dios que la gente tiene en su corazón.

No puedo concluir sin decir que poco a poco el Señor ha traído luz a la historia de toda la familia: el padre murió después de acercarse a Dios, la madre, que estaba alejada del Señor, abrazó la fe con todo su corazón hasta el punto de hacer de Él la razón de su vida y la roca de su existencia. Mis 3 hijos tuvieron la gracia de un fuerte encuentro con Dios, mi hija mayor es monja;  mi hermana, médico y miembro consagrado de la comunidad, y casi todos los miembros de la familia se han unido a la comunidad… ¡Para gloria de Dios!

La Comunidad Magnificat

La Comunidad Magnificat nació el 8 de diciembre de 1978, en la parroquia de San Donato all’Elce de Perugia. Es una Comunidad de Alianza desarrollada en la corriente de gracia de la Renovación Carismática Católica.

Es una respuesta a una llamada específica de Dios a vivir la vida nueva en el Espíritu en un compromiso estable y está formada por fieles de todos los estados de vida, pero predominantemente por laicos y familias. Nacida en Italia, se ha desarrollado gradualmente en varias partes del mundo: Rumanía, Argentina, Turquía, Uganda y Pakistán.

El 19 de enero de 2024, en el Palazzo San Callisto de Roma, en el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, se celebró la ceremonia de consignación del Decreto de reconocimiento de la Comunidad Magnificat «como asociación internacional privada de fieles» y se aprobó su Estatuto por un período ad experimentum de 5 años.

Daniella durante el acto de reconocimiento de la Comunidad Magnificat «como asociación internacional privada de fieles»
El autorLeticia Sánchez de León

Cultura

80 años de ‘La Abadesa de las Huelgas’ de san Josemaría Escrivá

Se cumplen 80 años de la publicación de 'La Abadesa de las Huelgas' de san Josemaría Escrivá, una investigación académica que hoy aún tiene ecos y que refleja el legado intelectual del autor.

Eliana Fucili·5 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

San Josemaría Escrivá es reconocido, principalmente, por su impronta fundacional del Opus Dei. De ahí la singularidad de ‘La Abadesa de las Huelgas’, en la trayectoria del santo aragonés.

Publicado en 1944, este libro lleva a cabo un análisis histórico-canónico de la jurisdicción ejercida, durante siglos, por la abadesa del monasterio de Las Huelgas en Burgos.

A juicio de quienes realizaron la edición crítico-histórica, esta investigación, responde probablemente, a dos finalidades. Una es su deseo de transmitir el mensaje central del Opus Dei -el de la santificación personal a través del trabajo-, por ello realizó con esmero este estudio. Otra es su gran aprecio por la tarea intelectual y universitaria.

‘La Abadesa de las Huelgas’ examina cuestiones teológicas, jurídicas e históricas. Aún hoy es una obra de referencia en los estudios académicos y su lectura muestra la sincera estima del autor por la vida religiosa.

Legado intelectual

San Josemaría Escrivá comenzó a investigar sobre la abadesa de las Huelgas cuando llegó a Burgos, en enero de 1938, tras atravesar los Pirineos durante la guerra civil española. En Madrid quedó perdido todo el material recopilado durante algunos años para su tesis doctoral. No obstante, en Burgos encontró un nuevo tema y  el archivo del monasterio para elaborar esa nueva tesis.

En diciembre de 1939, Escrivá presentó su tesis en la Universidad Central de Madrid alcanzando una calificación sobresaliente que le otorgó el grado de doctor en derecho.

Este trabajo doctoral sirvió como base e inspiración para emprender un estudio más detallado sobre la figura de la Abadesa de las Huelgas y su peculiar jurisdicción. Para ello, entre 1940 y 1943, san Josemaría viajó nuevamente a Burgos en varias ocasiones para consultar el archivo del monasterio.

La figura de la Abadesa de las Huelgas

El monasterio de las Huelgas constituye un episodio particular en la historia de la Iglesia en España. Desde su fundación en el siglo XII acogió a hijas de nobles. Quienes ingresaban en él aportaban dotes que incluían tierras y beneficios otorgados por la realeza.

Con el correr de los siglos, estas donaciones contribuyeron al incremento del territorio del monasterio y de la jurisdicción de la abadesa.

En ella se condensaban tres potestades diferentes: la potestad civil, la potestad canónica como superiora de una comunidad religiosa y una potestad cuasi episcopal (excepto, por supuesto, en todo lo referido al orden sagrado).

La Abadesa ejercía tal potestad sobre los fieles cristianos que vivían dentro de los límites de su territorio, situados entre Toledo y la Cantabria actual.

Así, por ejemplo, concedía licencias a sacerdotes para celebrar misa, predicar en las iglesias y parroquias, confesar a sus religiosas, religiosos y fieles del territorio. En su territorio, también presidía y recibía personalmente la profesión religiosa en su monasterio y en otros.

Igualmente, imponía penas eclesiásticas y civiles mediante jueces que impartían justicia en su nombre.

San Josemaría Escrivá

Aportaciones del libro de Escrivá

San Josemaría Escrivá estudió la jurisdicción cuasi episcopal ejercida durante siglos por la Abadesa de las Huelgas, la cual llegó a su fin en 1874 mediante la bula papal Quae diversa.

Su análisis histórico-canónico resalta la relevancia y el impacto de la costumbre como fuente del derecho canónico, subrayando cómo el uso continuado por parte de una comunidad puede influir en la formulación de la norma eclesiástica, a menos que esta sea explícitamente invalidada por el legislador.

‘La Abadesa de las Huelgas’ tuvo dos ediciones mientras Escrivá aún vivía: la primera en 1944 y la segunda en 1974. Más tarde, en 1988, fue reeditada.

Desde su primera publicación se convirtió en un referente en el ámbito del derecho canónico. Aún sigue siendo citada entre la literatura canónica, así como también en los estudios sobre la historia de la mujer; en particular, en el mundo anglosajón.

En 2016 el Istituto Storico San Josemaría Escrivá publicó la edición crítico-histórica de La Abadesa de las Huelgas, a cargo de las profesoras María Blanco y María del Mar Martín. Las autoras presentan un exhaustivo análisis crítico y jurídico-histórico del texto original.

En el prólogo de la edición crítico-histórica, monseñor Javier Echevarría afirmó que la investigación de san Josemaría sobre la Abadesa de las Huelgas no solo destacó el papel de la mujer en la Iglesia y la sociedad en tiempos pasados, sino que también puede contribuir a nuevas reflexiones sobre el lugar de la mujer en la sociedad y la Iglesia contemporáneas.

El autorEliana Fucili

Centro de Estudios Josemaría Escrivá (CEJE) 
Universidad de Navarra

Vaticano

Concretar expectativas de paz, ruta de Francisco para las religiones

“La brutalidad de los conflictos en el mundo está matando a miles de personas”, y hay que dar “concreción a las expectativas de paz, verdaderas expectativas de los pueblos y de las personas”, ha manifestado el Papa Francisco en el primer Coloquio entre el Dicasterio para el Diálogo Interreligioso de la Santa Sede y el Congreso de Líderes de Religiones de Kazajstán.  

Francisco Otamendi·4 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

“Hoy muchos, demasiados, hablan de guerra: la retórica belicosa vuelve a estar de moda, por desgracia. Pero mientras se difunden palabras de odio, la gente muere en la brutalidad de los conflictos. En cambio, hay que hablar de paz, soñar con la paz, dar creatividad y concreción a las expectativas de paz, que son las verdaderas expectativas de los pueblos y de las personas. Haced todos los esfuerzos posibles en este sentido, en diálogo con todos”, ha señalado el Santo Padre a los participantes en el Coloquio.

“Que vuestro encuentro en el respeto de la diversidad y con la intención de enriqueceros  mutuamente sea un ejemplo para no ver en el otro una amenaza, sino un don y un interlocutor precioso para el crecimiento recíproco. 

“Os deseo días de fraternidad, fecundos en amistad y buenos proyectos, y un fructífero compartir los resultados de vuestro trabajo”, ha deseado el Papa Francisco, líder del orbe católico, tras recordar las iniciativas surgidas en el marco de su viaje apostólico al país más extenso de Asia Central, Kazajstán, en septiembre de 2022.

Congreso de líderes, “plataforma bien probada para el diálogo”

El Pontífice ha saludado de modo especial a la parte kazaja del Coloquio, el Congreso de Líderes de las Religiones Tradicionales y Mundiales, al que asistió el Papa en su séptima edición; el Senado de la República y el Centro Nursultán Nazarbayev para el Diálogo Interreligioso e Intercultural, y ha subrayado su “alegría por ver en este evento un primer fruto significativo del Memorando de Entendimiento concluido entre el Centro Nazarbayev y el citado Dicasterio”.

El Congreso “es una plataforma única y bien probada para el diálogo no sólo entre líderes religiosos, sino también con el mundo de la política, la cultura y los medios de comunicación”, ha valorado Francisco. Se trata de “una iniciativa meritoria que se corresponde bien con la vocación de Kazajstán de ser «un país de encuentro».  

“Además del viaje apostólico”, ha recordado el Papa que “tuve ocasión de mostrar mi cercanía al pueblo kazajo con ocasión de la visita al Vaticano, el pasado mes de enero, del presidente de la República, que tan cortésmente me acogió en el país, y en el encuentro con S.E. el Sr. Ashimbayev, presidente del Senado y Jefe de la Secretaría del Congreso, que participa en vuestro coloquio como Jefe de la Delegación kazaja”. 

“Apoyarnos en el cultivo de la armonía entre religiones y culturas”

“Deben ustedes apoyarnos en el cultivo de la armonía entre religiones, etnias y culturas, armonía de la que su gran país puede sentirse orgulloso”, ha solicitado el Santo Padre. “En particular, hay tres aspectos de su realidad que me gustaría destacar: el respeto a la diversidad, el compromiso con la “casa común” y la promoción de la paz”.

Por lo que respecta al respeto de la diversidad, “elemento indispensable de la democracia –que debe promoverse constantemente–, el hecho de que el Estado sea “laico” contribuye en gran medida a crear armonía”, ha añadido. 

“Se trata, evidentemente, de una sana laicidad, que no mezcla religión y política, sino que las distingue por el bien de ambas, y que al mismo tiempo reconoce el papel esencial de las religiones en la sociedad, al servicio del bien común”. Pueden consultar el texto íntegro aquí, del que se han reseñado al comienzo algunos aspectos. 

Sobre Kazajstán, 1 % de católicos, país de encuentro 

Kazajstán, tras su independencia en 1991, es en la actualidad un país soberano de inmensas estepas, con una pequeña población (apenas 19 millones de habitantes) para una gran extensión que lo convierte en el noveno país más grande del mundo (2.750.000 kilómetros cuadrados: cinco veces más grande que España).

Como informó Omnes, en el país kazajo residen aproximadamente 182.000 católicos: en torno al 1 % de la población. Se trata de la segunda minoría cristiana, después de la Iglesia ortodoxa, en un país de mayoría musulmana. Aunque es frecuente que los católicos pertenezcan a familias de raíces europeas (polacos, alemanes, ucranianos o lituanos), poco a poco la Iglesia católica se va enraizando en aquellas tierras.

El autorFrancisco Otamendi

América Latina

«La Pasión de Cañete», una tradición de Semana Santa en Perú

"La Pasión de Cañete" es una representación de la Pasión de Cristo que se realiza tradicionalmente en Perú cada Semana Santa.

Jesús Colquepisco·4 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

A 140 kilómetros al sur de Lima se encuentra la provincia de Cañete, “Valle bendito” -tal como lo llamó san Josemaría Escrivá en su visita a Perú en julio de 1974. En él se representa durante la Semana Santa una de las más reconocidas escenificaciones de la Pasión de Cristo en el Perú, la “Pasión de Cañete”, organizada por la Prelatura de Yauyos y la ACAR Cañete (Agrupación Cañetana Artístico Recreativa).

La tradicional escenificación (iniciada en 1966) se representa cada Semana Santa en las instalaciones del santuario Madre del Amor Hermoso, uno de los principales destinos religioso-culturales que hay en San Vicente de Cañete. Dura aproximadamente dos horas e incluye -entre otros- los impactantes pasajes bíblicos de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, la Última Cena, la Traición de Judas, la Negación de Pedro, la Pasión, muerte y resurrección del Señor.

Escena de «La Pasión de Cañete»

Para la Semana Santa 2024 los días de presentación fueron el Domingo de Ramos, Miércoles Santo, Jueves y Viernes Santo, siendo estos dos últimos los que contaron con mayor asistencia de personas, superando los 2000 asistentes por día, un total de siete mil asistentes durante la semana.

Orígenes de la Pasión de Cañete

El guión de la Pasión lo elaboró monseñor Enrique Pélach, primer Vicario General de la Prelatura de Yauyos, quien para la Semana Santa de 1966 motivó a los pobladores de San Vicente de Cañete a representar el misterio de la pasión y muerte de Jesús. Por aquel entonces se conformó el ACAR (Agrupación Cañetana Artístico-Recreativa) que integró a los actores para la Pasión. Posteriormente el texto de la Pasión recibió algunos ajustes y adecuaciones de Mons. Esteban Puig, sacerdote español que dirigió la puesta en escena durante un importante período.

Sólo dejó de representarse la Pasión de Cañete entre los años 2008 – 2012 por obras en el Santuario a causa del terremoto de agosto de 2007; como también entre 2020 – 2022 debido a la Pandemia del COVID-19.

ACAR y la Prelatura de Yayos

Actualmente el ACAR Cañete cuenta con 200 personas en escena bajo la dirección de Julio Hidalgo. Entre ellos se cuentan los actores locales, sonidistas, luminotécnicos, maquilladores, utileros y personal de vestuario. El representante de la Prelatura es Félix Cuzcano, delegado episcopal para la representación de la Pasión.

El ACAR y la Prelatura de Yauyos han recibido diversos reconocimientos civiles por el aporte de la Pasión a la fe y cultura de la Provincia de Cañete.

Asistentes a la representación tradicional peruana
El autorJesús Colquepisco

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Evangelización

Iglesia y comunicación: un reto de 21 siglos

Anunciar la buena noticia de la salvación es una tarea fundante de la Iglesia que ha de ayudarse de cada uno de los lenguajes de la comunicación presentes en la sociedad.

Pablo Alfonso Fernández·4 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 6 minutos

Desde su origen, la Iglesia tiene encomendada por Jesucristo una tarea de comunicación: su misión evangelizadora consiste en anunciar la buena noticia de la salvación. Para llevarla a cabo cuenta principalmente con la ayuda del Espíritu Santo, que ilumina, impulsa y vivifica su Iglesia. Pero, como enseña la teología, la gracia no sustituye a la naturaleza, y por eso conviene emplear los medios humanos a nuestro alcance para facilitar su acción en las almas.

Entre esos medios están las denominadas Ciencias de la Información, con todo su bagaje técnico y especificaciones propias de una actividad cada vez más profesionalizada.

Las tareas de comunicación han evolucionado con los medios y las capacitaciones especializadas, por eso conviene plantearse el mejor modo de hacer comunicación institucional en la Iglesia, a la vez que se respeta y se facilita el trabajo de los profesionales.

Se trata de una colaboración necesaria, que beneficia tanto a los comunicadores, en su labor de presentar y difundir hechos de relevancia informativa, como a la propia Iglesia, que resulta mejor conocida y puede mostrar al mundo la belleza del evangelio en los acontecimientos presentados como noticia.

Una tarea ética

Al igual que en otras profesiones, la tarea del comunicador tiene un fuerte componente de confianza. La fuente informativa que elegimos viene determinada por las garantías de veracidad y de integridad en la interpretación de la realidad que nos transmite.

Por eso, la Iglesia no puede permanecer ajena a las implicaciones morales del uso de los medios de comunicación, y le interesa contribuir a su desarrollo respetuoso con la dignidad de la persona. Así lo afirma en el Decreto Inter Mirifica, del Concilio Vaticano II, donde reconoce en primer lugar el derecho humano a la información, y su vinculación con la verdad, la caridad y la justicia.

También invita a pensar en las consecuencias que tiene en la conducta de las personas aquello que se transmite, y por eso recuerda la responsabilidad de los profesionales, los destinatarios y la autoridad civil a la hora de seleccionar y de difundir los contenidos.

En el fondo, se trata de recordar que existe una diferencia entre la resonancia informativa que pueda tener un hecho y su relevancia. Reconocer que nos interesa estar a la última, pero aprender a leer los acontecimientos en otra clave distinta del sensacionalismo, para saber interpretar lo que sucede: siempre hace más ruido un árbol caído que un bosque en crecimiento. Y esto tanto en los acontecimientos del mundo como en los que hacer referencia a la vida de la Iglesia.

Ya explicaba el sacerdote británico Ronald Knox (1888-1957) que en Jerusalén todos supieron enseguida que Judas se había ahorcado, sin embargo, muy pocos advirtieron la sencilla y fecunda fidelidad de María.

Desde hace más de 50 años la Iglesia ayuda a reflexionar sobre esta tarea desde una perspectiva ética, con los Mensajes para la Jornada de las Comunicaciones Sociales. Los publica el Papa cada año con ocasión de la festividad de san Francisco de Sales, y nos hacen fijar la mirada en algún aspecto relevante y de actualidad que despierta las conciencias. Por ejemplo, en su mensaje de 2024 el Papa Francisco menciona algunas consecuencias del empleo de la inteligencia artificial.

Con una dinámica propia

El documento que hemos mencionado del Concilio Vaticano II recuerda además que “toca principalmente a los laicos vivificar con espíritu humano y cristiano estos medios”. Es esta una de las expresiones de la Doctrina Social de la Iglesia, a la que se refería genéricamente Benedicto XVI en su primera Encíclica. Allí explicaba que no es tarea de la Iglesia emprender por cuenta propia la empresa política de realizar la sociedad más justa posible.

Es cierto que puede ni debe quedarse al margen de esa lucha por la justicia, pero se inserta en ella a través de la argumentación racional y debe despertar las fuerzas espirituales, esforzándose por abrir la inteligencia y la voluntad a las exigencias del bien (cfr. Deus caritas est, n.28).

En cuanto a las tareas de comunicación, se comprende que el papel de la autoridad eclesiástica no es propiamente el de disponer de ciertos medios desde los que contribuir a la opinión pública, sino más bien vivificar las distintas iniciativas de los ciudadanos con el espíritu cristiano.

Es verdad que la Iglesia no tiene por misión propia la presencia institucional en el mundo de la comunicación, como tampoco en el de la enseñanza, la atención hospitalaria o la prestación de servicios sociales. Pero, al mismo tiempo, goza de los mismos derechos que cualquier otra institución pública o privada para dirigir o impulsar iniciativas en esos campos de la vida social.

Por eso también se entiende que cabe la promoción de medios católicos (y a esta propuesta dedica el Decreto Inter Mirifica su capítulo II), que puedan actuar en el mundo de la comunicación con profesionalidad y presenten su propuesta informativa, como cualquier otro interlocutor válido en la sociedad.

La Comunicación Institucional en la Iglesia se lleva a cabo cada vez con más profesionalidad, y son de agradecer los esfuerzos de Universidades eclesiásticas por otorgar importancia a la preparación de comunicadores profesionales que puedan dirigir Delegaciones de Medios en las diócesis o poner en marcha iniciativas en el mundo de las agencias de noticias sobre la Iglesia.

Un encuentro reciente

En un coloquio reciente organizado por una diócesis española se convocó a un grupo de periodistas para dialogar sobre la comunicación de la Iglesia, en un clima de franqueza y respeto mutuos. Por ejemplo, hablar de la gestión informativa de los abusos sirvió para reclamar mayor profesionalidad a los informadores, y mejores canales de comunicación a las autoridades eclesiásticas.

La conclusión del encuentro fue que los medios están dispuestos a sacar más informaciones sobre la Iglesia, y que el trabajo de las Delegaciones de medios es apreciado y valorado por los profesionales de los medios generalistas.

De hecho, la mayor parte de las noticias sobre la Iglesia son referencias positivas, sobre Cáritas, testimonios de personas implicadas en tareas educativas o el cuidado del patrimonio artístico religioso.

En general, las intervenciones de carácter social promovidas por la Iglesia tienen interés informativo, así como algunos eventos religiosos que implican movilización de recursos en los lugares en los que se desarrollan como peregrinaciones o celebraciones patronales.

Una contribución necesaria

De todos modos, todavía la visión de la actividad de la Iglesia desde algunos medios de comunicación sigue siendo limitada, ya sea por desconocimiento o por intereses ideológicos. Algunos profesionales siguen atrincherados en cierta mentalidad cerril frente a la vida espiritual, que tiende a marginar las opiniones y actuaciones de los creyentes por el simple hecho de pertenecer a personas que entienden su fe como algo importante y decisivo en sus vidas. No se atiende a la razonabilidad o interés de las propuestas, y se tachan directamente por su origen si llegar siquiera a escucharlas.

Lo refleja bien un pasaje de la novela El despertar de la señorita Prim (Natalia Sanmartín, 2014). La protagonista de esa historia mantiene un diálogo con el dueño de la casa en la que trabaja como bibliotecaria. En un momento de la conversación ella rechaza un argumento al considerar que su origen está en las convicciones religiosas de su interlocutor. Pero este la invita a razonar, y a decirle si le parece correcto o no lo que ha planteado: si únicamente puede contradecirlo por el hecho de venir de una persona creyente, eso no es un argumento válido.

Algunos querrían que los católicos volvieran a las catacumbas, o al menos que no salieran de las sacristías. En algunos ambientes parece que se aplica nuevamente aquel Edicto del emperador Juliano (años 361-363) que exigía a los maestros de las escuelas de Retórica y Gramática creer lealmente en los dioses: los que fueran cristianos debían permanecer “recluidos en las iglesias para comentar allí a Mateo y Lucas”.

Existe un empeño por mostrar como irrelevantes las aportaciones de la fe a la vida social, o reducir su impacto a un ámbito limitado sin reconocer su influjo en tantas manifestaciones culturales que configuran la convivencia.

El pensamiento creyente se tolera a lo sumo como expresión folclórica que tiene su lugar y su momento, como concesión a un regionalismo inevitable, pero no se admite como postura razonable y sensata que pueda ayudar al desarrollo del mundo.

Servidores de la verdad

La Iglesia está llamada a compartir el destino de los hombres, y por eso tiene el derecho y la obligación de darse a conocer en sus palabras, en sus actuaciones, en sus contribuciones al bien común. Por su parte, aquellos que trabajan en la elaboración y difusión de los mensajes informativos, han de ser cada vez más conscientes de su responsabilidad, como servidores de la verdad.

Así lo ha recordado recientemente el Papa Francisco en un Discurso el 23 de marzo de este año a los directivos y trabajadores de la RAI y sus familias, donde califica su trabajo de verdadero servicio público que es un don para la comunidad, y anima a cultivar una actitud de escucha que les ayude a captar la verdad como una realidad sinfónica, hecha de una variedad de voces.

El verdadero servicio de un profesional de la comunicación, en palabras del Papa, contribuye a la verdad y al bien común, promueve la belleza, pone en marcha dinámicas de solidaridad y ayuda a encontrar sentido a la vida en una perspectiva de bien. Su trabajo involucra a todos, y aporta nuevas miradas a la realidad, sin perseguir cuotas de audiencia en detrimento del contenido.

Puede parecer una visión idealizada o algo ingenua, pero la alternativa sería el derrotismo, y parece que Francisco no está dispuesto a tirar la toalla: se puede construir una mayor oferta de calidad de contenidos, todo depende de la capacidad de soñar a lo grande.

Y concluye con una invitación a los profesionales de los medios de comunicación para convertir su trabajo en una sorpresa, que aporte compañía, unidad, reconciliación, escucha, diálogo, respeto y humildad. Todo un reto para los periodistas, y para los que colaboran son su trabajo desde la Iglesia.

El autorPablo Alfonso Fernández

Evangelio

El envío de los apóstoles. Domingo II de Pascua (B)

Joseph Evans comenta las lecturas del domingo II de Pascua y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·4 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo”. Este es el hermoso mensaje del Evangelio de la Misa de hoy, día llamado también Domingo de la Divina Misericordia. El envío de los apóstoles, la predicación de la Iglesia, y el envío de Cristo también a nosotros, forman parte del plan misericordioso de Dios para que su mensaje salvífico llegue a todos los pueblos y a todos los tiempos.

Jesucristo nos envía a ti y a mí a proclamar su buena nueva de salvación en nuestro lugar concreto: nuestro pueblo, nuestra ciudad. Alguien nos trajo la buena nueva a nosotros; ahora se nos encarga que la llevemos a los demás. No se basa en nuestras capacidades o en nuestro poder, sino en el poder del Espíritu Santo. Y así leemos: “Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: ‘Recibid el Espíritu Santo’”. Es el don del Espíritu, y no nuestros propios dones, lo que nos permite evangelizar. Y una parte importante de esta buena nueva es el perdón de los pecados: “A quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos”.

Un aspecto clave de la misericordia es el perdón de los pecados, que nos llega principalmente en el sacramento de la Confesión. Somos instrumentos de misericordia cuando llevamos a las personas a confesarse. Pero también podemos serlo de otras maneras: por ejemplo, cuando reconciliamos a las personas. Una vez oí hablar de una señora moribunda que le dijo a una conocida suya, una mujer que había tenido una amarga disputa con otra mujer: “¿No es hora de que te reconcilies con ella?”. Utilizó su último aliento para intentar reconciliar a los demás. Cuánto necesitamos rezar para que haya más perdón en el mundo. Todas las guerras de las que somos testigos estos días son precisamente expresiones de una falta de perdón y solo hacen que el perdón sea más difícil.

Pero hemos recibido el soplo del Espíritu, que es más poderoso que el aliento viciado de Satanás. Tenemos el poder de ser misericordiosos y pacificadores como Cristo nos llama a ser (Mt 5, 7.9). Podríamos traer la paz de Cristo si tan solo tuviéramos fe. El evangelio de hoy también nos muestra la falta de fe de Tomás. Este necesitaba curación. A veces no conseguimos compartir la misericordia de Dios con los demás porque nosotros mismos no creemos lo suficiente en ella. En la práctica, consideramos a Cristo más muerto que vivo. Entonces necesitamos tocar a Jesús, entrar en contacto con él, en la Escritura, en la Eucaristía, en los pobres, para que transforme nuestra falta de fe en profunda creencia. “No seáis incrédulos, sino creyentes”, nos dice Jesús. Y nosotros podemos responder con Tomás: “¡Señor mío y Dios mío!”.

La homilía sobre las lecturas del domingo II de Pascua (B)

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas del domingo.

Vaticano

Clamor del Papa por un alto el fuego en Gaza y un mundo fraterno

El Santo Padre Francisco ha instado en la Audiencia de este miércoles de la Octava de Pascua, en su catequesis sobre la virtud cardinal de la justicia, a la construcción de un mundo fraterno y solidario. Y ha clamado por un alto el fuego en Gaza y contra la “locura de la guerra”, con el rosario y el Nuevo Testamento de un joven soldado de 23 años muerto en Ucrania, Alexander.   

Francisco Otamendi·3 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Papa Francisco ha instado de nuevo esta mañana a un alto el fuego inmediato en la Franja de Gaza, de modo que puedan llegar ayudas humanitarias a la población civil, y a la liberación de los rehenes, y ha manifestado su “profunda tristeza” por la muerte de siete cooperantes tras un bombardeo israelí. “Rezo por ellos y sus familias”, ha afirmado. 

Además, ha enseñado el rosario y un Nuevo Testamento de Alexander, un joven soldado de 23 años muerto en la guerra de Ucrania. Con este motivo, el Pontífice ha clamado por el cese de “la locura de la guerra, que destruye siempre”, y ha rogado no olvidar a «la atormentada Ucrania. ¡Tantos muertos!».

En ese momento, al final de la Audiencia general de este miércoles de la Octava de Pascua, el Papa ha rogado un momento de oración en silencio por todos los fallecidos, pidiendo que “recemos” por la paz, con el testimonio de Alexander y de tantos jóvenes muertos en esta guerra y en las otras que azotan el mundo.

La muerte en Gaza anteayer de siete trabajadores humanitarios de la organización no gubernamental World Central Kitchen (WCK), fundada por el chef José Andrés, ha consternado a la comunidad internacional. Entre los fallecidos de la ONG hay ciudadanos británicos, de Australia, Polonia, un palestino y un ciudadano de doble nacionalidad estadounidense/canadiense.

Justicia, fundamental para la convivencia pacífica

La Audiencia de hoy ha tenido lugar en la Plaza de San Pedro y el Papa ha leído todas sus intervenciones personalmente, ante numerosos grupos de peregrinos y fieles procedentes de Italia y de todo el mundo. En su discurso en italiano, ha continuado el ciclo de catequesis sobre “Los vicios y las virtudes” centrando su reflexión en el tema de la justicia, con la lectura de un fragmento del libro de los Proverbios, 21.

La segunda de las virtudes cardinales es la justicia. Es la virtud social por excelencia. El Catecismo de la Iglesia Católica la define así: “La virtud moral que consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido” (n. 1807), A menudo, cuando se nombra la justicia, se cita también el lema que la representa: “unicuique suum – a cada uno lo suyo”, ha comenzado Francisco. 

Se trata de una virtud fundamental para la convivencia pacífica en la sociedad, que consiste en regular con equidad las relaciones —con Dios y entre las personas—, dando a cada uno lo suyo; y por eso se la representa simbólicamente con una balanza.

“Sin justicia no hay paz”

“La persona justa es recta, sencilla y honesta; conoce las leyes y las respeta; mantiene la palabra dada; en su hablar no utiliza medias verdades ni sutilezas engañosas. Para vivir esta virtud es necesario vigilar y examinarse, ser fieles “en lo poco y en lo mucho”, y ser agradecidos”

“La justicia es un antídoto contra la corrupción y contra otros comportamientos nocivos —como la calumnia, el falso testimonio, el fraude, la usura— que carcomen la fraternidad y la amistad social. Por eso, es primordial educar en el sentido de justicia y fomentar la cultura de la legalidad”. “Sin justicia no hay paz”, ha manifestado el Papa.

En sus palabras a peregrinos de diversas lenguas, el Santo Padre ha rezado para que “la luz de Cristo resucitado nos guíe por caminos de justicia y de paz, y la fuerza vivificante de su amor nos haga audaces constructores de un mundo más fraterno y solidario. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide”.

Domingo de la Divina Misericordia

Al saludar a los peregrinos polacos, Francisco ha recordado el Domingo de la Divina Misericordia, que la Iglesia celebra el 7 abril, y que “recuerda  el mensaje de santa Faustina Kowalska. No dudemos nunca del amor de Dios, sino que confiemos con firmeza y confianza nuestra vida y el mundo al Señor, pidiéndole en particular especialmente una paz justa para las naciones desgarradas por la guerra”.

El autorFrancisco Otamendi

Cine

Cabrini, la italiana que revolucionó Nueva York

La vida de la primera ciudadana estadounidense santa, Francisca Javier Cabrini, llega a los cines bajo la dirección de Alejandro Monteverde en una película de singular belleza fotográfica y musical.

Paloma López Campos·3 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

La primera ciudadana estadounidense canonizada ya tiene una película. Bajo la dirección de Alejandro Monteverde (“Sound of Freedom”, “Bella” o “Little Boy”) llega a las pantallas la biografía de la santa italiana Francisca Javier Cabrini.

La madre Cabrini fundó, junto a otras seis compañeras, la orden de las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús. Siendo superiora, quiso llevar la misión a Oriente, para cuidar de los niños necesitados allí. Sin embargo, a instancias del Papa León XIII, acabó viajando a Estados Unidos, concretamente a Nueva York, para comenzar allí un trabajo social con los niños huérfanos del “Five Points”.

Tras muchos obstáculos y un duro proceso de adaptación a la vida norteamericana, tan hostil para los inmigrantes italianos, madre Cabrini consiguió expandir su labor de acompañamiento y cuidado de los más vulnerables por muchas ciudades de Estados Unidos. Finalmente, adoptó la nacionalidad estadounidense y falleció en Chicago con 67 años.

Fotograma de la película «Una mujer italiana (Cabrini)» (Angel Studios)

Fotografía y banda sonora impecables

Alejandro Monteverde retrata la apasionante vida de esta monja en una película que se estrenó el 8 de marzo en Estados Unidos y llegará a España el 10 de mayo. Está protagonizada por Cristiana Dell’ Anna, quien encarna el papel de manera maravillosa. La firmeza de Cabrini se asoma a las miradas de Dell’ Anna, asegurándose de que el espectador no pueda dejar de admirar a aquella valiente mujer que se enfrentó a toda una sociedad.

La fotografía de Gorka Gómez Andreu es visualmente magnífica. Pasando de Roma a Nueva York, las escenas son de una belleza especial. Acompañadas por la banda sonora de Gene Back, es difícil sentarse indiferente ante la pantalla.

Sin embargo, el guion escrito por Alejandro Monteverde y Rod Barr hace que la película pierda parte de encanto. Es una pena que algunos instantes de una historia tan conmovedora y con un gran potencial de inspirar al público se pierda en los diálogos.

La imagen y la música hacen mucho más por contar la vida de madre Cabrini que el guion, al que cuesta engancharse. Eso sí, hay frases que dejan al espectador pensando y los artículos que escribe y lee en alto el personaje Theodore Calloway, periodista del “New York Times”, reflejan de forma magnífica la labor de las misioneras. Estas intervenciones “en off” ayudan realmente a entender la grandeza de lo que Francisca Cabrini y sus compañeras hicieron en Nueva York.

Cabrini, imperfecta y admirable

Por otro lado, la película representa la crudeza de la vida de los inmigrantes italianos, pero no se recrea en el dolor. Al contrario, la cinta aporta una visión iluminada del sufrimiento, centrándose en lo que la protagonista califica en la película como un “imperio de esperanza”. Sin embargo, es de extrañar que en una empresa tan noble no se muestre rezando a su impulsora, una monja que hoy es santa.

La protagonista aparece una sola vez rezando y es en un momento de absoluta desesperación. Cabrini entrará otra vez en una iglesia a lo largo de la película, pero en lugar de rezar discute a gritos con el arzobispo Corrigan.

A pesar de esto, la fundadora de la orden misionera sí hace alusiones frecuentes a Dios y a la importancia de considerar al prójimo como un hijo del Padre. Del mismo modo, los personajes repiten en muchas ocasiones que Cabrini se enfrenta a muchos problemas precisamente por su condición de mujer. La película hace un esfuerzo admirable para mostrar que el sexo no es una limitación para la santa, pero sus frases demoledoras al respecto llegan a una dureza casi extrema hacia lo masculino en ocasiones.

Una película que hay que ver

Con todo, la película merece la pena. Acerca a nuestros días la vida difícil de los inmigrantes en Estados Unidos, y el testimonio de madre Cabrini sigue tocando los corazones de muchos. Su valentía y amor por los más vulnerables son ejemplares, arrancando alguna lágrima al público cuando menos se lo espera.

La calidad en la imagen y el sonido borran por completo el prejuicio de que el cine cristiano no tiene el nivel de Hollywood, pues en esta película Monteverde se ha asegurado de que el producto final sea de una calidad finísima. La película no es perfecta, como tampoco lo fue Cabrini, algo que el largometraje no tiene miedo de mostrar, pero es una historia impactante, inspiradora y real. Es la historia de una mujer santa que no tuvo miedo de desafiar los límites por un amor auténtico y evangélico por sus hijos, los vulnerables.

Fotograma de la película «Una mujer italiana (Cabrini)» (Angel Studios)
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Enseñanzas del Papa

Evangelizar con el estilo de la misericordia

Los católicos están llamados a la misión y el Papa ha profundizado en esta vocación universal a través de aspectos como la educación, la misericordia y el testimonio de la esperanza.

Ramiro Pellitero·3 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 7 minutos

¿Cuáles serían las prioridades educativas en la actualidad? ¿Cómo transmitir hoy, especialmente entre los jóvenes, varones y mujeres, el sentido de la vida como “misión”?

Al acercarse el próximo jubileo, en 2025, el Papa se ha referido estas semanas a grandes temas de la misión evangelizadora: la fe y su transmisión, la misericordia como principal manifestación de la caridad, la esperanza como fuerza que nos sostiene en el camino.

La tarea formativa y educativa

Con motivo del 90º aniversario del seminario arzobispal de Nápoles, el Papa tuvo un encuentro con las autoridades y los seminaristas. A propósito de la formación, observó Francisco, la Iglesia es como “una obra en continua construcción”

Y esto es también lo que pide de vosotros: ser servidores –esto significa ministros– que saben adoptar un estilo de discernimiento pastoral en toda situación, sabiendo que todos, sacerdotes y laicos, estamos en camino hacia la plenitud y somos obreros de una obra en construcción. No podemos ofrecer a la compleja realidad de hoy respuestas monolíticas y preconfeccionadas, sino que debemos invertir nuestras energías en el anuncio de lo esencial, que es la misericordia de Dios, manifestándola a través de la cercanía, de la paternidad, la mansedumbre, perfeccionando el arte del discernimiento”.

Subrayó la necesidad de una formación sacerdotal que se enraíza en el compromiso, en la pasión y en la creatividad, junto con la caridad, la vida espiritual y la fraternidad.

En un plano más general, el de la educación de inspiración católica, el Papa escribió un mensaje para el Congreso promovido por los obispos españoles y clausurado en España durante el mes de febrero, con el título “La Iglesia en la Educación. Presencia y compromiso” (cfr. Mensaje del 20-II-2024). El anterior congreso de similares características había sido celebrado cien años antes.

Escribe Francisco: “La misión educativa de la Iglesia permanece a lo largo de los siglos. Entonces y ahora nos impulsa una misma gran esperanza que brota del Evangelio, con la que miramos a todos, empezando por los más pequeños y vulnerables”. Añade que la educación es ante todo “un acto de esperanza” ante las personas, los horizontes de su vida, sus posibilidades de cambio y de contribuir a la renovación de la sociedad. 

Hoy –continúa el Papala misión educativa tiene una urgencia particular, por eso he insistido en unpacto educativo global (cfr. Francisco, Mensaje de lanzamiento del Pacto educativo global, 2019 y Documento de trabajo, 2020), cuya prioridad es saber poner en el centro a la persona”. 

Y a continuación evoca algunos principios fundamentales para una educación de inspiración católica.

En primer lugar, el derecho a la educación, pues nadie debe ser excluido, teniendo en cuenta que todavía hay tantos niños y jóvenes sin acceso a la educación en tantos lugares del mundo, sufriendo por la opresión, la guerra y violencia.

Por eso exhorta Francisco a los congresistas (el día final fueron unos 1200 educadores de todo el país, reunidos en Madrid), para que trabajen ante todo por las necesidades de España, pero sin olvidar a nadie.

Sed sensibles a las nuevas exclusiones que genera la cultura del descarte. Y no perdáis nunca de vista que la generación de relaciones de justicia entre los pueblos, la capacidad de solidaridad con los necesitados, y el cuidado de la casa común pasarán por el corazón, la mente y las manos de quienes hoy son educados”.

En tercer lugar, subraya que “lo propio de la educación católica en todos los ámbitos es la verdadera humanización, una humanización que brota de la fe y que genera cultura”. 

Esto se apoya en la realidad de que Cristo vive y está entre nosotros: “Cristo habita siempre en medio de nuestras casas, habla nuestra lengua, acompaña a nuestras familias y a nuestro pueblo”.

Finalmente, agradeció el compromiso de tantas personas en favor de la educación católica en España que, a la vez, contribuyen a la identidad cultural de nuestra sociedad; teniendo en cuenta que “la educación es una labor coral, que pide siempre colaboración y trabajo en red”, amistad social, cultura del encuentro y artesanía de la paz.

Hombre-mujer, imagen de Dios

En el contexto de un discurso al Congreso “Hombre-mujer imagen de Dios. Para una antropología de las vocaciones” (1-III-2024), Francisco se pronunció sobre la “fealdad” de la ideología de género, en cuanto que tiende a anular la diferencias entre varones y mujeres y, por tanto, a cancelar la humanidad. 

Ante todo, señaló, es preciso redescubrir que “el camino del ser humano es vocación”, porque el hombre mismo es vocación. “Cada uno de nosotros se descubre y expresa a sí mismo como llamado, como llamada, como persona que se realiza en la escucha y en la respuesta, compartiendo el propio ser y los propios dones con los otros por el bien común”. 

Esto se refleja en nuestra conducta: “Este descubrimiento nos hace salir del aislamiento de un yo autorreferencial y nos hace mirarnos a nosotros mismos como a una identidad en relación: yo existo y vivo en relación con quien me ha engendrado, con la realidad que me trasciende, con los otros y el mundo que me circunda, respecto al cual estoy llamado a abrazar con alegría y responsabilidad una misión específica y personal”.

El Papa explicó que hoy se tiende a olvidar esta realidad, reduciendo la persona a sus necesidades materiales o sus exigencias primarias, como si fuese un objeto sin conciencia ni voluntad, arrastrado por la vida como parte de un engranaje mecánico. 

En cambio –observó– el hombre y la mujer son creados por Dios y son imagen del creador; es decir, llevan dentro un deseo de eternidad y de felicidad que Dios mismo ha sembrado en su corazón y están llamados a realizar a través de una vocación específica”. Se trata de una tensión interior que no debemos apagar, pues estamos llamados a la felicidad.

Una vocación al “nosotros”

Esto tiene importantes consecuencias: “La vida de cada uno de nosotros, sin excluir ninguno, no es un accidente del camino; nuestro estar en el mundo no es un mero fruto de la casualidad, sino que formamos parte de un designio de amor y estamos invitados a salir de nosotros mismos y a realizarlo, para nosotros y para los demás”.

Precisó el sucesor de Pedro que con esto no se trata de una tarea externa a nuestra vida, sino de “una dimensión que envuelve nuestra misma naturaleza, la estructura de nuestro ser hombre-mujer a imagen y semejanza de Dios”. 

E insistió: “No solo se nos ha confiado una misión, sino que cada una y cada uno de nosotros es una misión”. Retomó aquí unas palabras dichas anteriormente: “Yo soy siempre una misión; tú eres siempre una misión; todo bautizado y bautizada es una misión. Quien ama se pone en movimiento, sale de sí mismo, es atraído y atrae, se da al otro y teje relaciones que generan vida. Para el amor de Dios nadie es inútil e insignificante” (Jornada mundial de las misiones, 2019).

Evocó, a este propósito, las iluminadoras palabras del santo cardenal Newman: “Yo he sido creado para hacer y para ser alguien para lo que ningún otro ha sido creado. (…) Tengo mi propia misión. De algún modo soy necesario para sus intenciones”. Y también: “[Dios] no me ha creado inútilmente. Haré el bien, haré su trabajo. Seré un ángel de paz, un predicador de la verdad en el lugar que él me ha señalado e incluso aunque yo no lo sepa, para que siga sus mandamientos y lo sirva en mi vocación” (Meditazioni e preghiere, Milano 2002, 38-39).

Francisco señaló la necesidad e importancia de profundizar en estos temas, para difundir “la conciencia de la vocación a la que todo ser humano está llamado por Dios, en los diversos estados de vida y gracias a sus múltiples carismas”. También para interrogarse sobre los desafíos actuales en relación con la crisis antropológica y la necesaria promoción de las vocaciones humanas y cristianas.

La importancia, a este respecto, de desarrollar “una circularidad, cada vez más eficaz entre las diversas vocaciones, de modo que las obras que fluyen del estado de vida laical al servicio de la sociedad y de la Iglesia, junto con el don del ministerio ordenado y de la vida consagrada, puedan contribuir a generar la esperanza en un mundo sobre el cual se ciernen pesadas experiencias de muerte”.

Tres temas en el horizonte del jubileo de 2025

Finalmente, cabe destacar el discurso del Papa al dicasterio para la evangelización (15-III-2024), en relación con la preparación del Jubileo de 2025

Al trazar el marco de los desafíos contemporáneos, subrayó el secularismo (vivir como si Dios no existiera) de las últimas décadas, la pérdida del sentido de pertenencia en la comunidad cristiana y la indiferencia respecto a la fe. Estos desafíos necesitan respuestas adecuadas, teniendo también en cuenta la cultura digital en que nos encontramos: saber situar lo legítimo de la hoy tan reclamada autonomía de la persona, pero no al margen de Dios. 

Tras esta introducción el Papa señaló tres temas importantes en este momento y cara al jubileo del 2025.

La transmisión de la fe

En primer lugar, la ruptura en la transmisión de la fe. A este propósito apuntó la urgencia de recuperar la relación con las familias y los centros de formación. Y señaló que la fe se transmite sobre todo con el testimonio de la vida. Un testimonio que tiene un centro: “La fe en el Señor resucitado, que es el corazón de la evangelización, para ser transmitida pide una experiencia significativa, vivida en familia y en la comunidad cristiana como encuentro con Jesucristo que cambia la vida”.

En este marco subrayó la importancia de la catequesis. También en este contexto puso de relieve el ministerio del catequista, sobre todo en el ámbito de los jóvenes, al servicio de la evangelización. 

Una tercera llamada de atención en el mismo marco, la dirigió el Papa al Catecismo de la Iglesia Católica, referencia fundamental para la educación de la fe. “En este sentido os animo a encontrar las formas para que el Catecismo de la Iglesia Católica pueda seguir siendo conocido, estudiado, valorado, de modo que de él se extraigan las respuestas a las nuevas exigencias que se manifiestan con el paso de los decenios”.

La espiritualidad de la misericordia

Segundo tema: la misericordia, como “contenido fundamental de la obra de la evangelización” que hemos de hacer circular por las venas del cuerpo de la Iglesia. “Dios es misericordia”, como anunció ya san Juan Pablo II al inicio del tercer milenio. 

En relación con la misericordia, apuntó Francisco el papel de la pastoral de lossantuarios y tambiénel de los misioneros de la misericordia, como testigos de esa misericordia divina en el sacramento de la Confesión de los pecados. “Cuando la evangelización se realiza con la unción y el estilo de la misericordia, encuentra mayor escucha, y el corazón se abre con más disponibilidad para la conversión”.

La fuerza de la esperanza

Por último, se refirió el obispo de Roma a la preparación para el jubileo ordinario de 2025 bajo el signo de la fuerza de la esperanza, y anunció que dentro de pocas semanas se publicará la carta apostólica para su lanzamiento. Ocupará un lugar central la esperanza, como virtud “más pequeña” que parece llevada por sus dos hermanas, la Fe y la Caridad, pero también es ella la que las sustenta (Francisco suele evocar este pasaje de las obras de Paul Claudel en El Pórtico del misterio de la segunda virtud, en 1911).

Mundo

Las religiones en Irak

En este artículo, que concluye una serie de dos, Gerardo Ferrara profundiza en las religiones presentes actualmente en Irak.

Gerardo Ferrara·3 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 6 minutos

En el anterior artículo sobre Irak, informábamos de que en el país el islam es la religión del 95-98 % de la población, el 60 % chií y el 40 % suní aproximadamente (sobre las diferencias entre chiíes y suníes remitimos a nuestro artículo sobre Irán). Las minorías no islámicas representan menos del 2 %, en particular cristianos, judíos, mandeos y yazidíes.

Sin embargo, hasta 2003, Irak albergaba una de las mayores minorías cristianas de Oriente Próximo, con 1,5 millones de creyentes: eran el 6 % de la población (el 12 % en 1947), pero hoy quedan menos de 200.000.

El cristianismo en Irak

El cristianismo está presente en Irak desde hace milenios (también aquí, como en Irán, desde hace más tiempo que la actual religión estatal, el islam), y con una tradición muy rica.

Tradicionalmente, santo Tomás Apóstol es considerado el evangelizador de Mesopotamia y Persia, seguido en la misión por Addai (Tadeo), uno de los setenta discípulos de Jesús y primer obispo de Edesa, y su discípulo Mari (famosa es la Anáfora de Addai y Mari, considerada una de las fórmulas eucarísticas más antiguas), ya en el siglo I. La Iglesia de Oriente, también conocida como Iglesia de Persia, Iglesia asiria o Iglesia nestoriana, con una identidad propia y específica, nació sin embargo entre los siglos III y IV, cuando se separó del cristianismo occidental en el Concilio de Éfeso (431), al no aceptar los obispos asirios y persas la condena del obispo Nestorio y sus ideas, y posteriormente con el Concilio de Calcedonia (451). Esto condujo a una división dentro de la Iglesia oriental, con jerarquías eclesiásticas calcedonianas y no calcedonianas enfrentadas.

La Iglesia asiria, cuyo centro de gravedad estaba por tanto en Mesopotamia y Persia, se caracterizó por la tradición antioquena, representada sobre todo por Teodoro de Mopsuestia, amigo y cofrade en la misma comunidad monástica que Juan Crisóstomo en Antioquía, y la liturgia propia de la Iglesia primitiva, muy cercana por tanto a la sinagogal judía. Al no estar influido por la mentalidad y la filosofía helenísticas, ni siquiera por la arquitectura, su teología es muy espiritual y simbólica, carente casi por completo de herramientas conceptuales abstractas, hasta el punto de que en siríaco no tenemos obras sistemáticas de teología, sino relatos alegóricos, homilías en verso que desarrollan el simbolismo bíblico, escritos que relatan las experiencias ascéticas y místicas de sus respectivos autores, como Afraates el Sabio o Efrén el Sirio, considerados Padres de esta Iglesia a la altura de Narses, el propio Teodoro, Abraham de Kashkar y otros.

El cristianismo asirio tuvo una enorme fecundidad en el primer milenio. Sus misioneros, de hecho, mucho antes que Matteo Ricci y otros evangelizadores occidentales, llegaron hasta China (como atestigua la estela nestoriana, erigida en 781 en Xi’an, China central, para celebrar los 150 años de presencia cristiana asiria en el país), Afganistán y el Himalaya, a lo largo de las rutas de la Ruta de la Seda.

Los asirios cristianos

Cuando hablamos de asirios cristianos, no nos referimos al antiguo pueblo mesopotámico, sino a un grupo étnico-religioso que habla siríaco (una variante moderna del antiguo arameo) y profesa el cristianismo siríaco (o asirio, sinónimo en este caso de “sirio” y no asirio-babilónico). En la actualidad, los asirios rondan los 3,5 millones, asentados principalmente en Irak (300.000, sobre todo entre Bagdad, Mosul y la llanura de Nínive), Siria (180.000), Estados Unidos y Europa. También eran numerosos en el sur de Turquía, pero fueron exterminados o exiliados en el transcurso del Genocidio Asirio (contemporáneo, pero menos conocido que el armenio) que supuso la masacre sistemática de entre 275 y 750 mil cristianos asirios, también obviamente negada por Turquía pero reconocida internacionalmente y por historiadores dignos de tal nombre.

La cuna de este grupo étnico y religioso es la ciudad de Mosul (la antigua Nínive, a orillas del Tigris), junto con la Llanura de Nínive (al noreste de esta última ciudad), una zona que forma parte de la gobernación de Nínive pero cuyos habitantes reclaman una provincia asiria autónoma. Entre la ciudad de Mosul y la Llanura de Nínive (habitada también por kurdos, turcomanos, árabes, yazidíes y otros grupos etnorreligiosos) se encuentran algunos de los lugares santos más importantes del cristianismo siríaco y mundial, entre ellos el monasterio sirio católico de Mar Benham, del siglo IV, cerca de la ciudad cristiana de Qaraqosh (Bakhdida, en arameo, 50.000 habitantes antes de la proclamación del ISIS y 35.000 en la actualidad), la iglesia de Al-Tahira (Inmaculada, en árabe, la más antigua de Mosul, del siglo VII), los monasterios de Mar Mattai y Rabban Ormisda (entre los monasterios cristianos más antiguos del mundo).

La lengua que hablan es una evolución del antiguo arameo, en una de sus variantes orientales ahora llamada suroyo o turoyo, que sigue muy extendida entre la población.

Antes de la conquista árabe-islámica, los cristianos eran mayoría en Irak, pero su presencia, aunque sigue siendo fundamental a nivel cultural y económico, como en otros países de Oriente Medio, corre un riesgo constante, sobre todo tras la caída de Sadam Husein. Según el cardenal Louis Raphaël I Sako, Patriarca de la Iglesia caldea de Irak pero punto de referencia para todas las comunidades cristianas iraquíes, ahora cada vez más unidas en lo que el Papa Francisco llama “ecumenismo de sangre”, tras el derrocamiento del dictador, 1.200 cristianos fueron asesinados (entre ellos varios sacerdotes y diáconos y el arzobispo Paulos Faraj Rahho), 62 iglesias sufrieron graves daños y más de 100.000 personas se convirtieron en refugiados, privados de todas sus posesiones.

La persecución, ya feroz debido a los atentados de Al Qaeda (decenas de muertos en varias iglesias de Bagdad, el asesinato del sacerdote Ragheed Ganni en 2007, del obispo Sahho en 2008, por citar solo algunos), se intensificó en 2014, cuando los yihadistas del ISIS invadieron Mosul y ocuparon la Llanura de Nínive durante cerca de un año, volviéndose contra las minorías presentes, en particular cristianos y yazidíes.

Un informe de Ayuda a la Iglesia Necesitada pone de relieve cómo, incluso con un retorno parcial de los refugiados a los distintos pueblos y ciudades entre Mosul y la llanura de Nínive tras la derrota del Califato (entre el 20 % y el 70 % según la ubicación y las condiciones), la situación de los cristianos (y de otros grupos) en el país sigue siendo dramática y el éxodo continúa.

En la actualidad, el cristianismo siríaco en Irak está presente bajo diferentes denominaciones. De hecho, a partir del siglo XVI, una parte considerable de la Iglesia ortodoxa siria y de la Iglesia siríaca oriental volvieron a la comunión con Roma, aceptando formalmente el Concilio de Calcedonia y sus conclusiones sobre cuestiones cristológicas, aunque salvaguardando sus propias tradiciones espirituales, teológicas y litúrgicas (al igual que otras Iglesias orientales, se definen como Iglesias Sui Iuris), y son respectivamente la Iglesia sirocatólica (de rito siríaco occidental, como la Iglesia Ortodoxa Siríaca) y la Iglesia caldea, mayoritaria en el país (de rito siríaco oriental, como la Iglesia Siríaca, o Asiria, de Oriente).

Los yazidíes

Además de los cristianos y los mandeos, otra minoría iraquí de la que se oye hablar mucho últimamente son los yazidíes.

Son una población de habla kurda que profesa el yazidismo, una religión sincrética. Se concentran sobre todo en la región de Sinjar, a unos 160 km al este de Mosul.

Su creencia en un Dios supremo e inefable, que se relaciona con el mundo por medio de sus siete ángeles creadores o avatares, cuyo primero en dignidad es Melek Ta’ùs (ángel del pavo real o ángel caído), ha creado en torno a ellos la denominación de adoradores del diablo (Satán), ya que, según algunos relatos orientales, el tentador de Eva asumió la figura de un pavo real.

Se llaman yazidíes porque se dice que este ángel del Pavo Real se dividió en una tríada y se manifestó a lo largo del tiempo en la forma (siempre avatares) de una serie de figuras fundamentales para este pueblo, entre ellas Yazid (el califa omeya Yazid ibn Mu‛awiyah) y el jeque Adi ibn Musafir (un gran sufí musulmán del siglo XII). Creen, en una curiosa mezcla de gnosticismo, cristianismo e islam, en la metempsicosis (reencarnación, un elemento gnóstico), la inmortalidad del alma, el paraíso para los justos y el castigo para los pecadores, consistente en la transmigración en seres inferiores hasta el día del juicio final.

Sus cultos son también sincréticos, mezclando elementos cristianos (bautismo, formas de comunión), debidos seguramente a contactos con comunidades cristianas, especialmente nestorianas (que también influyeron fuertemente en el islam y sus ritos), gnósticas y musulmanas (circuncisión, ayuno, peregrinación, aunque para los yazidíes la peregrinación tiene lugar anualmente al santuario del jeque Adi en Lalish, en el Kurdistán iraquí septentrional).

El origen gnóstico es igualmente evidente en el orden comunitario, de naturaleza teocrática y según el nivel de conocimiento de los misterios, entre laicos (definidos como “aspirantes”) y clérigos (divididos en varias categorías).

Los yazidíes fueron sin duda la minoría más perseguida bajo el califato del ISIS, ya que se les consideraba, a diferencia de los cristianos, simples paganos, o peor aún, adoradores del diablo, y por tanto susceptibles de ser perseguidos hasta la muerte a menos que se convirtieran al islam.

Se calcula (las cifras proceden de Marzio Babille, portavoz de UNICEF) que en el periodo de ocupación del norte de Irak por los yihadistas de Abu Bakr Al-Baghadi, al menos 1.582 jóvenes yazidíes de entre 12 y 25 años fueron secuestradas (si no el doble) para ser violadas y utilizadas como esclavas sexuales, pasadas de una guerrilla a otra, y luego quedarse embarazadas a menudo, incluso más que las cristianas.

Los horrores de sus historias conmovieron e indignaron al mundo entero en su momento, que sin embargo ya no parece interesado en la suerte de los supervivientes de esta barbarie en un país cada vez más abandonado a sí mismo.

El autorGerardo Ferrara

Escritor, historiador y experto en historia, política y cultura de Oriente Medio.

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Cultura

Iglesia, jóvenes y debate de género. ¿Una relación imposible?

Género, jóvenes e Iglesia, escrito por Marta Rodríguez Díaz y editado por Encuentro hace un esfuerzo por solventar la brecha que parece abrirse cuando una persona, especialmente joven, aborda el tema del género.

Maria José Atienza·2 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Sin ir mucho muy lejos, al menos en Occidente, son cada vez más frecuentes los casos de “amigos o amigas transexuales, de género fluido” que encontramos a nuestro alrededor. Una realidad con especial incidencia en los jóvenes.

La rapidez y amplitud con la que la cuestión del género ha irrumpido en la sociedad, y por tanto también en la Iglesia, no ha sido buena compañera para una deliberación sosegada o un diálogo fructífero. Por el contrario, en este campo, el prejuicio y la falta de comprensión y diálogo parecen ser la tónica en “uno y otro lado”. Un puzzle cuyas piezas han resultado difíciles de encarar en no pocas ocasiones.

Esa brecha, generacional, social y pastoral que parece abrirse siempre entorno a esta cuestión, es justamente lo que Marta Rodríguez intenta evitar con Género, jóvenes e Iglesia, editado por Encuentro y que se presenta como una bibliografía necesaria en la tarea pastoral con jóvenes. 

Género, jóvenes e Iglesia

Autor: Marta Rodríguez Díaz
Editorial: Encuentro
Páginas: 196
Año: 2024

Desde su experiencia como educadora y de convivencia con los más jóvenes, Marta Rodríguez Díaz comienza con esta aparente oposición irresoluble para abordar no sólo el impacto de las teorías de género en la sociedad, sino el modo de tratar a quienes, de un modo u otro, se encuentran dentro de este complicado entorno y sus familiares.

De hecho, Rodríguez Díaz directora académica del curso en «Género, sexo y educación», de la Universidad Francisco de Vitoria en colaboración con el Regina Apostolorum, fue responsable del Dicasterio para Laicos, Familia y Vida.

Término «género»

Resulta especialmente interesante la posición que plantea el libro sobre la asunción o no del término género, dentro también de la Iglesia. En este sentido, Marta Rodríguez Díaz se posiciona a favor de una asunción crítica del término género para establecer un diálogo fecundo con la sociedad de hoy y evitar heridas o malas comprensiones por parte todos los actores. 

La autora aborda esta relación desde el punto de partida de la cercanía. De ese amigo de un hijo, o alumno / a de un colegio en el que se imparte clase, etc., y que hace mirar esta realidad con otros ojos.

Sorprende la apertura mental y conceptual con la que la autora, sin ceder en lo mínimo en el ámbito doctrinal o moral sobre el género, trata estos casos. 

En este sentido, el libro anima a una valiente actitud de acogida, especialmente por parte de familiares y educadores, pero sin legitimar las conductas. Rodríguez no habla desde un plano teórico, sino que propone, con base en la experiencia y el trato con los jóvenes, una serie de principios muy interesantes para la convivencia y, sobre todo, el acompañamiento de jóvenes que se definen como LGTBI+.

Acompañamiento y escucha

Quizás el término que más importancia tenga en este libro es, justamente este último, acompañamiento y junto a éste, el de escucha. Para quienes realizan trabajos de pastoral juvenil y familiar en la Iglesia, Rodríguez Díaz aboga por asumir una tarea de acompañamiento, no de convencimiento, de quienes viven situaciones alejadas de la moral y la doctrina de la Iglesia sobre la responsabilidad sexual. 

La autora no esconde la necesidad de una formación continuada, abierta y consciente de quienes acompañan a estos jóvenes.

Tampoco elude la necesidad de paciencia y flexibilidad por parte del acompañante. Junto a este acompañamiento paciente, la autora destaca el valor de la escucha real de estas personas.

Marta Rodríguez Díaz desarrolla esta posición con el convencimiento de que, en el fondo, quienes defienden o viven un modo de vida marcado por la teoría de género, comparten el ansia de una relación de amor verdadero. 

Un interesante libro, especialmente útil para padres y educadores que ayuda a afrontar, sin miedos, la tarea de dialogar con un mundo marcado por el género y en el que la Iglesia tiene que seguir actuando como madre, maestra y sobre todo, compañera y guía para los más jóvenes. 

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Vaticano

El Papa anima a los católicos a ser “testigos gozosos” del Resucitado

En su meditación del lunes de Pascua, el Papa Francisco anima a los católicos a ser "testigos gozosos" de la Resurrección de Cristo.

Paloma López Campos·1 de abril de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Tras el Domingo de Resurrección, el Papa Francisco reza este lunes de Pascua el «Regina Caeli«. Asomado al balcón que da a la plaza de san Pedro, el Santo Padre anima a los católicos a fijarse en “la alegría de las mujeres por la resurrección de Jesús”. Explica, además, que esta es una alegría que nace “del encuentro vivo con el Resucitado” y que “las impulsa a difundir y contar lo que han visto”.

Francisco señala que la Resurrección de Cristo “cambia nuestras vidas por completo y para siempre”, pues es “la victoria de la vida sobre la muerte”. Con el Señor resucitado, continúa el Papa, “cada día se convierte en la etapa de un viaje eterno, cada ‘hoy’ puede esperar un ‘mañana’”.

La alegría de la Resurrección

El Pontífice recuerda en su meditación que esta alegría y esperanza de la Resurrección “no es algo lejano”, sino un regalo que tienen todos los católicos desde el día de su Bautismo. Por lo tanto, insiste el obispo de Roma, “no renunciemos a la alegría de la Pascua”.

Pero, ¿cómo asegurar esa alegría? El Papa Francisco aconseja salir al encuentro del Resucitado, “porque Él es la fuente de una alegría que nunca se extingue”. Este encuentro se produce “en la Eucaristía, en su perdón, en la oración y en la caridad vivida”.

El Papa invita a dar testimonio

Por último, Francisco pide que “no olvidemos que la alegría de Jesús crece también de otra manera, como demuestran siempre las mujeres: anunciándola, dando testimonio de ella. Porque la alegría, cuando se comparte, aumenta”.

El Papa concluye pidiendo la intercesión de la Virgen María para que ayude a todos los católicos a ser “testigos gozosos” del Resucitado.

Cultura

El perdón, la clave de una vida sana, centra la revista Omnes de abril

La revista impresa de abril de 2024 trata del tema del perdón, abordado con una dimensión poliédrica, junto a otros interesantes artículos sobre prevención de abusos, los conflictos sociopolíticos actuales y propuestas culturales.

Maria José Atienza·1 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

Perdonar y ser perdonado. La Pascua de Resurrección trae, al ritmo de la liturgia de la Iglesia el misterio que da sentido a la fe: la resurrección de Cristo y, con ella, la recuperación a la gracia de los hijos de Dios, la rotura de las cadenas de la muerte sobrevenidas del pecado. El perdón de Dios emerge como fuente de vida y modelo del perdón, necesario, entre los hombres.

El difícil acto de perdonar

Pocas realidades son tan complejas y difíciles de abordar como el perdón. Perdonar y ser perdonado es el centro del dossier de este mes de abril de 2024. Para ello, la revista aborda esta cuestión desde diferentes ángulos.

La psicóloga Patricia Díez desgrana la importancia del perdón como base de las relaciones humanas, en una entrevista en la que Díez define el perdón como un acto de amor, “una toma de postura ante una persona y ante un mal que se nos presenta; se elige querer a la persona, pero no al mal cometido. En este sentido, el que perdona reconoce el mal y lo valora como tal, pero no iguala la acción mala con el sujeto que la comete, sino que es capaz de ver en él una persona digna de ser amada a pesar de sus errores”. 

Andrea Gagliarducci se adentra en las peticiones históricas de perdón encarnadas en la vida de San Juan Pablo II y las que se antojan necesarias en la actualidad, como en el caso del conflicto entre Rusia y Ucrania.

Por su parte, Mariano Crespo, desgrana el sentido de la “purificación de la memoria” y la afirmación de la dignidad humana que supone un acto de perdón. El dossier se centra con un interesante artículo de Fernando del Moral sobre el perdón como sacramento de la Iglesia: la Confesión  

El sínodo sigue adelante

El sínodo de la Sinodalidad tiene también más de un hueco en la revista Omnes de este mes de abril de 2024. No en vano, la misiva enviada al Cardenal Mario Grech por el Papa Francisco indicando el camino de estos trabajos, con la creación de grupos específicos y la reserva de algunos temas, ha vuelto a poner en primer plano el proceso sinodal

A este nuevo camino se refiere, en la Tribuna de este mes, Mons. Vicente Jiménez, Administrador apostólico de las diócesis de Huesca y de Jaca y coordinador del Equipo sinodal de la Conferencia Episcopal Española para el Sínodo de los Obispos que analiza las formas de trabajo planteadas.

Nuestro redactor en Roma, Giovanni Tridente ha entrevistado al P. Giacomo Costa, SJ, Secretario Especial de la Asamblea Sinodal, que explica el nuevo método de trabajo del Sínodo de la Sinodalidad a partir de los Grupos de Trabajo. Estos grupos, coordinados por la Secretaría del sínodo, contarán con aportaciones de todo el mundo. 

Las Enseñanzas del Papa de este mes se centran en las palabras del Papa que, en marzo, han tocado temas tan delicados como el alcance de la ideología de género, insistiendo en que el hombre y la mujer son imagen de Dios y la labor educativa de la Iglesia de la que el Papa ha recordado que permanece a lo largo de los siglos. Entonces y ahora nos impulsa una misma gran esperanza que brota del Evangelio, con la que miramos a todos, empezando por los más pequeños.  

Trabajo contra los abusos y un teólogo alemán

La tarea del Consejo Latinoamericano del Centro de Investigación y Formación Interdisciplinar para la Protección del Menor, CEPROME, institución de referencia en el trabajo de formación en la prevención de abusos sexuales en entornos eclesiales para América Latina centra el tema de América de esta revista.

El pasado marzo, CERPOME, celebraba el tercero de sus congresos centrado, en esta edición, en el concepto de vulnerabilidad. Uno de sus ponentes, Luis Alfonso Zamorano, señala en una entrevista contenida en este número, la importancia del acompañamiento, la escucha y los procesos de sanación de las víctimas de abuso. 

Teología del siglo XX de Juan Luis Lorda se detiene en “Una mystica persona”, de Heribert Mühlen, autor alemán, que se relacionó con la Renovación carismática y cuyas tesis, en opinión de Lorda “siguen contribuyendo a renovar la teología sobre el Espíritu Santo y la Iglesia. Caben matices al trasvase entre la gramática de los pronombres y la ontología de las personas”.

Por su parte, Reverendo SOS se adentra en la Computación Espacial, “una forma de procesamiento que considera el espacio tridimensional como un escenario para interactuar con los sistemas digitales” y que puede llegar a ser un aliado en la tarea de formación y catequética.

III guerra mundial

Nuestro reportaje de Razones se adentra, por otra parte, en la realidad de la “tercera guerra mundial a pedazos”, como denomina el Papa a un panorama internacional marcado por la inestabilidad y los conflictos. El reportaje recorre el panorama político internacional desde la guerra de Ucrania o Tierra Santa hasta los diferentes conflictos en África, América, China e India, entre otros. 

En las últimas páginas, la sección de cultura, Carmelo Guillén acerca la poesía del Cardenal Jose Tolentino Mendonça, prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación y una de las voces más representativas de la última lírica portuguesa. 

El contenido de la revista correspondiente al mes de abril de 2024 está disponible en su versión digital (pdf) para suscriptores de las versiones digital y digital e impresa.

En los próximos días, además, llegará al domicilio habitual de quienes tengan la modalidad de suscripción impresa.

Vaticano

El viaje a Venecia del Papa Francisco

Rome Reports·1 de abril de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
rome reports88

El próximo 28 de abril, el Papa Francisco viajará a Venecia. Allí visitará la cárcel de mujeres y se reunirá con un grupo de artistas que participan en la Bienal de Arte de Venecia, donde la Santa Sede también participa con un pabellón propio.

Posteriormente, mantendrá un encuentro con un grupo de jóvenes.


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Zoom

Las flores toman el Vaticano por Pascua

Un Guardia Suizo observa el adorno floral preparado para el Domingo de Pascua de Resurrección de 2024 en la Plaza de San Pedro del Vaticano.

Maria José Atienza·1 de abril de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
TribunaMons. Vicente Jiménez Zamora

El Sínodo camina hacia octubre de 2024

El Sínodo sobre la sinodalidad ha entrado en una nueva etapa de su camino con la constitución de grupos de estudio para temas concretos. Un nuevo paso en este camino de redescubrimiento de la naturaleza y misión de la Iglesia.

1 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Sínodo sobre la sinodalidad continúa su camino hacia la segunda sesión de octubre de 2024. Fruto de la primera sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos de octubre de 2023, ha sido el Informe de Síntesis (IdS), que constituye el documento de referencia para los trabajos del Pueblo de Dios entre las dos sesiones. El Informe de Síntesis consta de tres partes y veinte capítulos. En cada capítulo se recogenlas convergencias, las cuestiones que afrontar y las propuestas  surgidas del diálogo.

En el tiempo que media entre las dos sesiones se nos invita a mantener vivo el dinamismo sinodal en las Iglesias locales, que ha implicado a todo el Pueblo de Dios durante los últimos años, para que un número cada vez mayor de laicos, miembros de vida consagrada y pastores puedan vivirlo directamente, a partir de una pregunta fundamental y orientadora: ¿Cómo ser Iglesia sinodal en misión?

El trabajo sinodal en esta fase se articula en tres niveles complementarios: Iglesia local; agrupaciones de Iglesias (regional, nacional y continental); y toda la Iglesia en la relación entre primado del Obispo de Roma, la colegialidad episcopal y la sinodalidad eclesial.

La profundización en estos tres niveles debe hacerse según unos principios transversales: la misión de evangelización como motor y razón de ser de la Iglesia; la promoción de la participación en la misión de todos los bautizados; la articulación entre lo local y lo universal; carácter espiritual de todo el proceso sinodal.

El Papa Francisco, en una carta dirigida al Secretario General del Sínodo, Mons. Mario Grech, (22.02.2024) indica el camino que hay que seguir  antes de la celebración de la segunda sesión del Sínodo en octubre de 2024. 

El Papa afirma que el Informe de síntesis “enumera numerosas e importantes cuestiones teológicas, todas relacionadas en distinta medida con la renovación sinodal de la Iglesia y no faltas de repercusiones jurídicas y pastorales […] Tales cuestiones, por su propia naturaleza, exigen un estudio en profundidad. Puesto que no es posible realizar este estudio en el tiempo de la segunda sesión (2-27 de octubre de 2024), dispone el Papa, que se asignen a Grupos de Estudio específicos, a fin de poder examinarlas adecuadamente”.

Para dar cumplimento a esta disposición y mandatodel Santo Padre, la Secretaría General del Sínodo (14.03.2024) ha publicado el documento: Grupos de Estudio sobre temas surgidos de la primera sesión para profundizar en colaboración con los Dicasterios de la Curia Romana.

Para tal fin se están constituyendo Grupos de Estudio en orden a profundizar en los diez temas señalados por el Papa Francisco. Son los siguientes: 1) Algunos aspectos referentes a las relaciones entre las Iglesias orientales católicas y la Iglesia latina (IdS 6). 2) La escucha del grito de los pobres (IdS 4 y 16). 3) La misión en el espacio digital (IdS 17). 4) La revisión de la Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis en perspectiva sinodal misionera (IdS 11). 5) Algunas cuestiones teológicas y canónicas en torno a las formas ministeriales específicas (IdS 8 y 9). 6) La revisión, en perspectiva sinodal y misionera, de los documentos sobre las relaciones entre Obispos, Vida Consagrada, Agregaciones eclesiales (IdS 10). 7) Algunos aspectos de la figura y del ministerio del Obispo (en particular: los criterios de selección de candidatos al episcopado, la función judicial del Obispo, la naturaleza y el desarrollo de las visitas ad limina Apostolorum) en una perspectiva sinodal misionera (IdS 12 y 13). 8) El rol de los Representantes Pontificios desde una perspectiva sinodal misionera (IdS 13). 9) Criterios teológicos y metodologías sinodales para un discernimiento compartido de cuestiones doctrinales, pastorales y éticas controvertidas (IdS 15). 10) La recepción de los frutos del camino ecuménico en la praxis eclesial (IdS 7).

Además, al servicio del proceso sinodal en sentido más amplio, la Secretaría General del Sínodo activará un ‘Fórum permanente’ para profundizar en los aspectos teológicos, canónicos, pastorales, espirituales y comunicativos de la sinodalidad de la Iglesia, también para responder a la petición de “promover, en lugar oportuno, el trabajo teológico de profundización terminológica y conceptual de la noción y de la práctica de la sinodalidad” (IdS 1p). Para llevar a cabo esta tarea, contará con la ayuda de la Comisión Teológica Internacional, la Pontificia Comisión Bíblica y una Comisión de Derecho Canónico establecida al servicio del Sínodo de acuerdo con el Dicasterio para los Textos Legislativos.

Con la convocatoria del Sínodo de los Obispos, el Papa Francisco invita a toda la Iglesia a interrogarse sobre un tema decisivo para su vida y misión. El itinerario sinodal que se sitúa en la línea del “aggiornamento” de la Iglesia propuesto por el Concilio Vaticano II, es un don y una tarea: caminando juntos, la Iglesia podrá aprender a vivir la comunión, a realizar la participación y a abrirse a la misión. El camino sinodal manifiesta y realiza la naturaleza de la Iglesia como Pueblo de Dios peregrino y misionero.

El autorMons. Vicente Jiménez Zamora

Administrador apostólico de las diócesis de Huesca y de Jaca. Coordinador del Equipo sinodal de la CEE para el Sínodo de los Obispos

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Perdonar, ser perdonado, pedir perdón

Uno de los temas más complicados, especialmente en los tiempos que vivimos, es el perdón. El perdón como acto de perdonar y como recepción del perdón de otros.

1 de abril de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Es conocida la expresión que el Papa Francisco utiliza frecuentemente para aludir a los conflictos y las tensiones internacionales, cuando señala que estamos viviendo “una tercera guerra mundial a pedazos”.

Se trata de una guerra consistente en muchos enfrentamientos, en principio no globales sino locales, y quizá no sólo bélicos.

Pueden asumir la forma de conquistas unilaterales, guerras, afrentas internacionales, humillaciones y muchas otras expresiones, pero siempre son situaciones de las que nacen, además de daños terribles en las vidas y en los bienes, divisiones y odios entre los pueblos que muchas veces sobreviven a las generaciones que los vivieron.

Por tratarse de una experiencia que todos conocemos parece casi superfluo decir que también en la vida de las personas singulares ocurre el mismo fenómeno.

Sufrimos en ocasiones faltas de respeto a la persona y a sus derechos, soportamos injusticias efectivas, algunas veces abiertamente reales y otras veces percibidas como tales, o bien no enraizadas en un comportamiento intencionalmente dañino.

Nacen así tensiones entre las personas, distanciamientos pasajeros o enemistades duraderas, y hasta pueden aparecer problemas psíquicos.

Hay que reconocer que puede no ser fácil salir de esa dinámica, y ofrecer juego al perdón. Esta otra lógica presenta diversas variantes: la benevolencia de perdonar, el atrevimiento de pedir perdón, la apertura para recibir el perdón cuando se nos ofrece. 

Por eso conviene detenerse a considerar qué significan todos esos comportamientos. Algunos textos en este número facilitan distintas aproximaciones: los aspectos básicamente antropológicos, la explicación psicológica, la consideración filosófica y teológica.

Se plantea la diferencia y las reacciones entre el perdón y el olvido, o entre el perdón y la cancelación; y se analiza la línea estrecha que separa la verdadera petición de perdón de la estrategia que se sirve de él para alcanzar objetivos políticos o para blanquear una imagen.

El perdón es más difícil si se pretende adoptarlo sin una predisposición arraigada en la conducta.

La educación en la familia y fuera de ella, y más ampliamente el hábito de tolerancia y comprensión que forma la virtud, tienen efectos positivos, personales y sociales, muy directos. Y en el contexto de la vida de los cristianos, la gracia recibida de Dios hace de la capacidad de perdonar una reacción característicamente cristiana.

En este ámbito, quien perdona no encuentra la fuente de su disposición en su propia condición: primeramente recibe el perdón y lo aprende de un Dios que sabe perdonar, suceda lo que suceda.

El autorOmnes

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Vaticano

Francisco pide respeto a la vida humana en su Mensaje Pascual de 2024

Que Cristo resucitado abra un camino de paz para las martirizadas poblaciones de Tierra Santa y en Ucrania, con respeto al derecho internacional, un inmediato alto el fuego, y rápida liberación de los rehenes. Que la luz de la resurrección nos haga “conscientes del valor de toda vida humana”, ha rezado el Papa Francisco en la Bendición Urbi et Orbi de 2024.  

Francisco Otamendi·31 de marzo de 2024·Tiempo de lectura: 6 minutos

El respeto “al don precioso de la vida” ha sido idea nuclear del Mensaje Pascual del Papa Francisco en la Bendición Urbi et Orbi al pueblo de Roma y al mundo, impartida por el Santo Padre desde el balcón central tras la celebración de la solemne Misa del Domingo de Pascua de Resurrección de este año en la Plaza de San Pedro, y del rezo del Regina Coeli a la Virgen María. El mensaje ha sido leído por el Papa.

En la Misa, presidida por el Santo Padre y cuyo primer concelebrante ha sido el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, se ha leído el conocido Evangelio en el que María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, vio la losa quitada del sepulcro, y tras avisar a Pedro y al “otro discípulo, a quien Jesús amaba”, fueron éstos los que corrieron y vieron los lienzos tendidos y el sudario con el que habían cubierto la cabeza de Jesús.

“Jesús Nazareno, el Crucificado, ha resucitado” 

“Hoy resuena en todo el mundo el anuncio que salió hace dos mil años desde Jerusalén: “Jesús Nazareno, el Crucificado, ha resucitado” (cf. Mc 16,6)2, ha comenzado su Mensaje el Santo Padre.

“La Iglesia revive el asombro de las mujeres que fueron al sepulcro al amanecer del primer día de la semana. La tumba de Jesús había sido cerrada con una gran piedra; y así también hoy hay rocas pesadas, demasiado pesadas, que cierran las esperanzas de la humanidad: la roca de la guerra, la roca de las crisis humanitarias, la roca de las violaciones de los derechos humanos, la roca del tráfico de personas, y otras más”. 

También nosotros, como las mujeres discípulas de Jesús, nos preguntamos unos a otros: “¿Quién nos correrá estas piedras?” (cf. Mc 16,3). Y he aquí el gran descubrimiento de la mañana de Pascua: la piedra, aquella piedra tan grande, ya había sido corrida. El asombro de las mujeres es nuestro asombro. La tumba de Jesús está abierta y vacía. A partir de ahí comienza todo”.

“Sólo Jesús quita las piedras que cierran el camino a la vida”

“Jesucristo ha resucitado, y sólo Él es capaz de quitar las piedras que cierran el camino hacia la vida. Más aún, Él mismo, el Viviente, es el Camino; el Camino de la vida, de la paz, de la reconciliación, de la fraternidad”, ha proseguido el Papa.

“Él nos abre un pasaje que humanamente es imposible, porque sólo Él quita el pecado del mundo y perdona nuestros pecados. Y sin el perdón de Dios esa piedra no puede ser removida. Sin el perdón de los pecados no es posible salir de las cerrazones, de los prejuicios, de las sospechas recíprocas o de las presunciones que siempre absuelven a uno mismo y acusan a los demás. 

Sólo Cristo resucitado, dándonos el perdón de los pecados, nos abre el camino a un mundo renovado. Sólo Él nos abre las puertas de la vida, esas puertas que cerramos continuamente con las guerras que proliferan en el mundo. 

En este día en que celebramos la vida que se nos da en la resurrección del Hijo, recordamos el amor infinito de Dios por cada uno de nosotros, un amor que supera todo límite y toda debilidad”. 

“Desprecio del don precioso de la vida”

“Y, sin embargo, con cuánta frecuencia se desprecia el don precioso de la vida”, ha subrayado el Sucesor de Pedro. “Cuántos niños ni siquiera pueden ver la luz? ¿Cuántos mueren de hambre o carecen de cuidados esenciales o son víctimas de abusos y violencia? ¿Cuántas vidas se compran y se venden por el creciente comercio de seres humanos?” 

“En el día en que Cristo nos ha liberado de la esclavitud de la muerte, exhorto a cuantos tienen responsabilidades políticas para que no escatimen esfuerzos en combatir el flagelo de la trata de seres humanos, trabajando incansablemente para desmantelar sus redes de explotación y conducir a la libertad a quienes son sus víctimas. 

Que el Señor consuele a sus familias, sobre todo a las que esperan ansiosamente noticias de sus seres queridos, asegurándoles conforto y esperanza. 

Que la luz de la resurrección ilumine nuestras mentes y convierta nuestros corazones, haciéndonos conscientes del valor de toda vida humana, que debe ser acogida, protegida y amada. 

Tierra Santa, Ucrania, Siria, Líbano, Balcanes, Armenia y Azerbaiyán

En su discurso, el Papa ha dirigido “su pensamiento principalmente a las víctimas de tantos conflictos que están en curso en el mundo, comenzando por los de Israel y Palestina, y en Ucrania. Que Cristo resucitado abra un camino de paz para las martirizadas poblaciones de esas regiones”. y ha formulado las peticiones señaladas al comienzo de alto el fuego, liberación de rehenes, etc.

“No permitamos que las hostilidades en curso continúen afectando gravemente a la población civil, ya de por sí extenuada, y principalmente a los niños. Cuánto sufrimiento vemos en sus ojos. Con su mirada nos preguntan: ¿por qué? ¿Por qué tanta muerte? ¿Por qué tanta destrucción? La guerra es siempre un absurdo y una derrota. No permitamos que los vientos de la guerra soplen cada vez más fuertes sobre Europa y sobre el Mediterráneo. Que no se ceda a la lógica de las armas y del rearme. La paz no se construye nunca con las armas, sino tendiendo la mano y abriendo el corazón”. 

A continuación, se ha referido a Siria,” que lleva catorce años sufriendo las consecuencias de una guerra larga y devastadora. Muchísimos muertos, personas desaparecidas, tanta pobreza y destrucción esperan respuestas por parte de todos, también de la Comunidad internacional. 

Mi mirada se dirige hoy de modo especial al Líbano, afectado desde hace tiempo por un bloqueo institucional y por una profunda crisis económica y social, agravados ahora por las hostilidades en la frontera con Israel. Que el Resucitado consuele al amado pueblo libanés y sostenga a todo el país en su vocación a ser una tierra de encuentro, convivencia y pluralismo. 

Mi pensamiento se orienta en particular a la Región de los Balcanes Occidentales, donde se están dando pasos significativos hacia la integración en el proyecto europeo. Que las diferencias étnicas, culturales y confesionales no sean causa de división, sino fuente de riqueza para toda Europa y para el mundo entero. 

Asimismo, aliento las conversaciones entre Armenia y Azerbaiyán para que, con el apoyo de la Comunidad internacional, puedan proseguir el diálogo, ayudar a las personas desplazadas, respetar los lugares de culto de las diversas confesiones religiosas y llegar cuanto antes a un acuerdo de paz definitivo”. 

Terrorismo, Myanmar, Haití, continente africano…

“Que Cristo resucitado abra un camino de esperanza a las personas que en otras partes del mundo sufren a causa de la violencia, los conflictos y la inseguridad alimentaria, como también por los efectos del cambio climático. 

Que dé consuelo a las víctimas de cualquier forma de terrorismo. Recemos por los que han perdido la vida e imploremos el arrepentimiento y la conversión de los autores de estos crímenes. 

Que el Resucitado asista al pueblo haitiano, para que cese cuanto antes la violencia que lacera y ensangrienta el país, y pueda progresar en el camino de la democracia y la fraternidad. Que conforte a los Rohinyá, afligidos por una grave crisis humanitaria, y abra el camino de la reconciliación en Myanmar, país golpeado desde hace años por conflictos internos, para que se abandone definitivamente toda lógica de violencia. 

Que abra vías de paz en el continente africano, especialmente para las poblaciones exhaustas en Sudán y en toda la región del Sahel, en el Cuerno de África, en la región de Kivu en la República Democrática del Congo y en la provincia de Cabo Delgado en Mozambique, y ponga fin a la prolongada situación de sequía que afecta a amplias zonas y provoca carestía y hambre. 

Que el Resucitado haga resplandecer su luz sobre los migrantes y sobre todos aquellos que están atravesando un período de dificultad económica, brindándoles consuelo y esperanza en los momentos de necesidad. 

Que Cristo guíe a todas las personas de buena voluntad a unirse en la solidaridad, para afrontar juntos los numerosos desafíos que conciernen a las familias más pobres en su búsqueda de una vida mejor y de la felicidad”.

Al final de la Misa, antes de leer el Mensaje Pascual, el Pontífice saludó a los numerosos fieles presentes en la plaza de san Pedro.

Al concluir, como se ha subrayado, el Papa Francisco ha rezado para que “la luz de la resurrección ilumine nuestras mentes y convierta nuestros corazones, haciéndonos conscientes del valor de toda vida humana, que debe ser acogida, protegida y amada. ¡Feliz Pascua a todos!”.

Llamamientos a la oración

Los llamamientos del Papa a la oración,  en concreto pidiendo por la paz ante las guerras y conflictos que azotan el mundo, se han intensificado en los últimos años. Sin ir más lejos, el Vía Crucis del Viernes Santo, escrito por el Romano Pontífice aunque no pudiera acudir en persona, ha estado marcado por la celebración del año dedicado a la oración en la Iglesia. Por ello, han sido continuas las referencias a la oración cristiana.

Al mismo tiempo, la esperanza ha sido una de las virtudes que más ha mencionado el Papa Francisco estos días. Por ejemplo, en la Vigilia Pascual de ayer mismo, o sus recientes palabras a los jóvenes del mundo con motivo del quinto aniversario de su exhortación apostólica “Christus vivit”, en las que les ha animado a recuperar la esperanza.

“Dejarnos aferrar por el Resucitado”

Al considerar el hecho que narran los Evangelios, en el sentido de que la piedra del sepulcro, que era muy grande, había sido corrida, el Pontífice señaló ayer en la Vigilia Pascual que esto es “la Pascua de Cristo, la fuerza de Dios, la victoria de la vida sobre la muerte, el triunfo de la luz sobre las tinieblas, el renacimiento de la esperanza entre los escombros del fracaso. Es el Señor, Dios de lo imposible que, para siempre, hizo correr la piedra y comenzó a abrir nuestros sepulcros, para que la esperanza no tenga fin. Hacia Él, entonces, también nosotros debemos levantar la mirada”. 

El autorFrancisco Otamendi