Cultura

Mujeres protagonistas de la historia medieval: Teófano, la gran emperatriz

En esta serie de artículos, José García Pelegrín recorre las vidas de cuatro mujeres que protagonizaron la historia medieval en Alemania. En esta segunda entrega habla de Teófano, la gran emperatriz.

José M. García Pelegrín·16 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

A lo largo de la Edad Media, destacaron mujeres que supieron imponerse en un mundo dominado por hombres y ejercieron una influencia duradera en la sociedad y la Iglesia. Resulta significativo que en los albores del (sacro) imperio romano-germánico, durante prácticamente todo el siglo X, surgieron cuatro figuras femeninas que desempeñaron un papel crucial en la consolidación del reino.

Una de ellas fue Teófano, a quien algunos consideran como la “mujer que mayor poder tuvo en Occidente”, fue co-emperatriz del Imperio Romano-Germánico durante once años como esposa del emperador Otón II, sobre quien ejerció una gran influencia, y emperatriz durante siete años después de la muerte de su marido.

La llegada a la corte

Sin embargo, su llegada a tierras germánicas provocó inicialmente un cierto malestar entre la familia del emperador Otón I. Éste buscaba una unión duradera con el Imperio bizantino, lo que elevaría su prestigio como emperador de Occidente, mediante el matrimonio de su hijo Otón (II) con una princesa bizantina “purpúrea”, alusión al nacimiento en el palacio, como hija del Emperador. Otón lo había intentado ya en dos ocasiones, enviando emisarios a Constantinopla; pero sólo cuando se produjo una revuelta palaciega que llevó al trono constantinopolitano a Juan I Tzimiskes, este accedió a dicho matrimonio, también debido a la amenaza común para ambos imperios, los sarracenos.

Otón I partía de la base de que Juan I Tzimiskes enviaría a la princesa Ana, hija del difunto emperador Romanos II; sin embargo, el nuevo emperador bizantino envió a una sobrina-nieta, que no reunía el requisito de la “púrpura”.

Las fuentes suelen señalar que Otón el Grande quedó gratamente sorprendido por la refinada educación y las dotes de esta muchacha de, presumiblemente, 17 años, aunque algunas fuentes sostienen que sólo tenía 12. Ya fuera por esto o por no perjudicar las relaciones con Bizancio, Otón accedió a casar a su hijo con Teófano.

Teófano, emperatriz

Otón (II), que tenía entonces 18 años, y Teófano contrajeron matrimonio ante el Papa Juan XIII en la basílica de San Pedro de Roma el 14 de abril de 972. Ella incluso fue investida como “partícipe en el imperio”. A diferencia de lo que solía ocurrir en matrimonios de conveniencia, las fuentes resaltan la cariñosa relación entre ambos.

A pesar de su juventud, Teófano estuvo a la altura de su elevada posición como emperatriz en Occidente.  Pronto acompañó a su esposo Otón II, quien fue coronado emperador un año después de su matrimonio, en casi todos sus viajes por el imperio. Demostró ser una consejera diplomática y políticamente capaz para él y ejerció una influencia considerable en la política.

Con el emperador viajó a Italia en 980, donde permanecerían tres años. Aquí falleció Otón II en 983, a la edad de 29 años, víctima de la malaria. A su lado estaban también su madre, la emperatriz Adelaida, y su hermana, la abadesa Matilde, además de Teófano.

Otón II fue enterrado en la cripta de San Pedro, algo excepcional considerando que el último emperador allí sepultado fue Honorio, en 423. El sencillo sarcófago de piedra se alza sobre patas de águila y lleva la inscripción “Otto Secundus Imperator Augustus”. Se reforzaba así la idea de la “ translatio” o “renovatio” del Imperio Romano.

Fallecimiento en Roma

La emperatriz Teófano asumió, junto con su suegra Adelaida y la abadesa Matilde, la regencia de su hijo menor Otto durante ocho años. A pesar de que las fuentes son escasas y permiten varias interpretaciones, parece que Teófano consiguió apartar tanto a Adelaida como a Matilde de la regencia, convirtiéndose en la única emperatriz alemana que gobernó temporalmente en solitario durante la minoría de edad de su hijo.

No sólo logró imponerse ante nobles rebeldes y un gran levantamiento eslavo, sino que también allanó el camino para la coronación de su hijo como “Imperator Augustus”. Poco después de regresar de Roma falleció en Nimega en junio de 991, a la edad de aproximadamente 31 años. A su solicitud, fue enterrada en la iglesia abacial de San Pantaleón de Colonia, que ella había dotado generosamente, y donde hoy se encuentra su monumental tumba.

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La identificación de María con el Arca de la Alianza

El Arca de la Alianza es una de las figuras que la tradición y los Padres de la Iglesia han identificado con la Virgen María.

Rafael Sanz Carrera·15 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 7 minutos

La interpretación de María en el libro del Apocalipsis de San Juan, específicamente en el capítulo 12, ha sido un tema central para la exégesis católica. Intentaremos explicar la idea de que María es la mujer representada simbólicamente como el Arca de la Alianza, basándonos en algunos análisis bíblicos, patrísticos y teológicos.

1. María como la Mujer del Apocalipsis y el Arca de la Alianza

El capítulo 12 del Apocalipsis describe una visión de «una gran señal en el cielo, una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza» (Apocalipsis 12, 1). Esta mujer ha sido tradicionalmente interpretada de varias maneras, pero dentro de la exégesis católica, se la ve como una representación de la Virgen María.

Además, en Apocalipsis 11, 19, justo antes de la aparición de esta «mujer», se menciona que «el templo de Dios que está en el cielo fue abierto, y el arca de su pacto se veía en su templo» (Apocalipsis 11, 19). Esta referencia al arca ha sido vista por muchos teólogos como un indicio de la conexión simbólica entre el arca de la alianza del Antiguo Testamento y María, quien es considerada el nuevo arca, ya que llevó en su vientre a Cristo, la presencia misma de Dios entre los hombres.

En efecto, así como el arca del Antiguo Testamento contenía las tablas de la ley, el maná y la vara de Aarón, María contiene la Palabra de Dios encarnada, el pan de vida y el sacerdote eterno, Jesucristo. San Juan, al revelar el arca en el cielo, nos muestra que el arca de la nueva alianza es María, el vaso elegido para traer al mundo la nueva y definitiva alianza de Dios con la humanidad.

2. Fundamentos bíblicos del simbolismo

La comparación de María con el Arca de la Alianza encuentra fundamento en varias citas bíblicas.

En el Antiguo Testamento, el arca era el lugar donde residía la gloria de Dios,

Juan 1, 14Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.» Este versículo habla de la Encarnación, donde el Verbo se hace carne y habita entre nosotros. La palabra griega utilizada para «habitó» es «eskēnōsen«, que literalmente significa «puso su tienda», evocando la presencia de Dios en el tabernáculo (arca) en el desierto. María es vista como la nueva morada de Dios, la nueva «tienda» donde la gloria de Dios se manifiesta.

En 2 Macabeos 2, 4-8, se narra que Jeremías escondió el arca antes del exilio, y que «el lugar permanecerá desconocido hasta que Dios reúna a su pueblo y le sea propicio» (2 Macabeos 2, 7). Este contexto prepara la llegada de María, quien se convierte en el nuevo arca, portadora de la nueva alianza en la figura de Jesús, de quien se dice, “Él es el resplandor de la gloria de Dios” (Hebreos 1, 3)

El Evangelio de Lucas también refuerza esta imagen: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra» (Lucas 1, 35). Este versículo recuerda a la nube que cubría el arca en el Éxodo (Éxodo 40, 34-35), sugiriendo que María, cubierta por la sombra del Espíritu Santo, es una figura que cumple (y trasciende) el rol del arca.

Estas otras citas también refuerzan la identificación de María con el Arca de la Alianza y su papel en la nueva alianza,

Salmo 132, 8: «Levántate, Señor, y ven a tu reposo, tú y el arca de tu poder.» Esta cita conecta el arca con la presencia de Dios, lo que puede aplicarse a María como el nuevo arca que lleva a Dios mismo en su seno. La invitación a Dios, «ven a tu reposo», también puede verse como una prefiguración de la Encarnación.

Jeremías 31, 31-33: «He aquí que vienen días, dice el Señor, en que haré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. (…) Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor, Pondré mi ley en su mente y la escribiré en su corazón; y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.» Este pasaje profético habla de un «nuevo pacto» que se cumplirá en Cristo, quien es llevado en el vientre de María. María, en este contexto, puede ser vista como el arca que lleva no solo la Ley (como el arca del antiguo pacto) sino a la misma Palabra hecha carne.

2 Samuel 6, 9-12: «¿Cómo ha de venir a mí el arca del Señor? […] Y sucedió que, desde el día en que el arca quedó en la casa de Obed-edom hasta el día en que David la llevó a la ciudad de David, el Señor bendijo la casa de Obed-edom.» Este pasaje recuerda la visita del arca a la casa de Obed-edom, que resultó en bendición para él. De manera similar, la visita de María a Isabel en Lucas 1, 39-45 resulta en una bendición para Isabel, lo que subraya la conexión entre el arca y María como portadora de la bendición divina.

2 Samuel 6 y Lucas 1. El paralelismo resulta sorprendente entre el relato del traslado a Jerusalén del Arca por David y el relato de la visita de María a Isabel. La historia comienza con que David «se levantó y fue» (2 Sam 6, 2). El relato de Lucas de la visitación, comienza con las mismas palabras, María «se levantó y fue» (1, 39). En sus respectivos viajes, María y David se dirigieron a la región montañosa de Judá. David reconoce su indignidad con las palabras «¿cómo puede el arca del Señor venir a mí?» (2 Samuel 6, 9)… palabras que encontramos repetidas cuando María se acerca a su pariente Isabel, «¿de dónde a mí, que la madre de mi Señor venga a mí?» (Lucas 1, 43). Date cuenta de que la frase es casi literal, excepto que «arca» es reemplazada por «madre». Más adelante leemos que David «bailó» de alegría en presencia del arca (2 Samuel 6, 14.16), y encontramos que se usa una expresión similar para describir que el niño saltó en el seno de Isabel cuando se acercó María (Lucas 1, 44). Finalmente, el arca permaneció en las montañas durante tres meses (2 Samuel 6, 11), el mismo tiempo que pasó María con Isabel (Lucas 1, 56).

Apocalipsis 12, 5: «Y ella dio a luz un hijo varón, que ha de regir todas las naciones con vara de hierro; y su hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono.» Este versículo del Apocalipsis se refiere al hijo de la mujer (María), identificándolo con Jesús, quien cumple la profecía mesiánica. La conexión entre esta mujer y el arca de la alianza en el versículo anterior refuerza la identificación de María con el arca.

Hebreos 9, 4-5: «En el arca había una urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció, y las tablas de la alianza. Y encima del arca, los querubines de la gloria, que cubrían el propiciatorio.» El arca contenía elementos sagrados que prefiguraban a Cristo, el maná (pan de vida), la vara de Aarón (autoridad sacerdotal) y las tablas de la Ley (la palabra de Dios). María, como el nuevo arca, contiene a Cristo, quien es el pan de vida, el sumo sacerdote y la Palabra encarnada.

3. Comentarios patrísticos y de la teología mariana

Los Padres de la Iglesia también interpretaron a María como el Arca de la Alianza. San Ambrosio, por ejemplo, en sus comentarios, habla de María como la portadora de la nueva ley en Cristo, haciendo un paralelo con el arca que contenía las tablas de la ley dadas a Moisés. Este simbolismo se desarrolló más tarde en la teología medieval y moderna.

John Henry Newman, en su obra Mary, The Second Eve, también reflexiona sobre esta identificación, argumentando que así como el arca contenía los objetos sagrados del pacto, María llevó en su seno al Hijo de Dios, el cumplimiento de la alianza. Para Newman, María es, por tanto, el arca viva, la tabernáculo perfecto de la divinidad.

4. Aplicaciones Contemporáneas

En la teología contemporánea, autores como Scott Hahn en Hail, Holy Queen han popularizado esta interpretación, mostrando cómo el Apocalipsis revela la plena glorificación de María en el cielo, reflejando su papel como el arca definitiva de la alianza. Hahn argumenta que la aparición del arca en Apocalipsis 11, 19 seguida inmediatamente por la visión de la mujer en el capítulo 12, no es una coincidencia, sino una revelación de la continuidad y cumplimiento de la historia de la salvación.

5. Conclusión, María y el misterio del Pacto

La identificación de María con el Arca de la Alianza en el Apocalipsis de San Juan es una rica imagen teológica que conecta el Antiguo y el Nuevo Testamento. A través de las citas bíblicas y los comentarios patrísticos, podemos ver cómo esta interpretación ha sido desarrollada a lo largo de los siglos. María, como la nueva arca, no solo lleva a Cristo, sino que también representa el nuevo pacto de Dios con la humanidad, una alianza eterna sellada con el amor y la redención.

Esta visión mariana tiene profundas implicaciones para la espiritualidad cristiana, especialmente en la veneración de María como la Madre de Dios y la primera discípula de Cristo, cuya vida y misión están íntimamente ligadas al misterio de la salvación revelado en las Escrituras.

En la Iglesia católica al celebrar este misterio de María en la liturgia de la Asunción de María se emplean textos que evocan estos misterios,

1ª Lectura, Apocalipsis 11, 19a; 12, 1-6a, 10ab: que ya hemos hablado arriba, es central en la liturgia de la Asunción. La identificación del arca con la mujer «vestida del sol» ha sido tradicionalmente interpretada por la Iglesia como una imagen de María. La referencia al arca conecta directamente con la idea de María como el nuevo arca, portadora de la presencia de Dios en la persona de Jesús.

El Salmo 44 (45), 10-12, 16: quecelebra la entrada de la Reina al palacio del Rey, con gran alegría y honor. Una referencia a la glorificación de María, reconocida como Reina del Cielo (Benedicto XVI, sobre la cabeza de la mujer vestida de sol hay «una corona de doce estrellas«. Este signo simboliza las 12 tribus de Israel y significa que la Virgen María está en el centro del Pueblo de Dios, de toda la comunión de los santos). La figura de la Reina asociada al Arca de la Alianza en el templo refuerza la imagen de María como la morada de Dios y la Madre del Rey de Reyes.

2ª Lectura, 1 Corintios 15, 20-27: en la que San Pablo habla de la resurrección de los muertos y la primacía de Cristo sobre la muerte, «Porque así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su orden, Cristo, las primicias; luego, los que son de Cristo, en su venida» (1 Corintios 15, 22-23). Este pasaje resuena con la doctrina de la Asunción, que sostiene que María (las primicias), como la primera redimida por Cristo, es también la primera en compartir plenamente en su victoria sobre la muerte.

Evangelio, Lucas 1, 39-56 (La Visitación y el Magníficat). En este pasaje, Isabel se llena del Espíritu Santo y reconoce en María a la Madre de Dios, evocando el respeto y la veneración que David mostró hacia el Arca en 2 Samuel 6. El cántico del Magníficat refleja la alegría y la exaltación de la humildad de María, quien lleva en su seno al Salvador del mundo. La «sombra del Altísimo» que cubre a María en la Anunciación (Lucas 1, 35) es similar a la nube que cubría el arca en el Éxodo, subrayando nuevamente su rol como la nueva arca.

El autorRafael Sanz Carrera

Doctor en Derecho Canónico

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Cultura

Ruta Mariana: Cinco paradas para honrar a la Virgen María

El Pilar, Torreciudad, Montserrat, Lourdes y Meritxell: unos 800 kilómetros unen cinco santuarios en los que la presencia mariana constituye el eje principal. La Ruta Mariana bordea los Pirineos y, desde su constitución, se ha convertido en una vía de promoción, no sólo de los santuarios sino de las comarcas y pueblos de alrededor.

Maria José Atienza·15 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 6 minutos

Sólo en España, cerca de 15 millones de personas se desplazan anualmente por motivos religiosos. Entre éstos destaca la Semana Santa, que goza en España de numerosos puntos clave y celebraciones que han sido declaradas de Interés cultural o incluso Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, junto a destinos como Roma o Tierra Santa.

Pero el turismo religioso tiene además uno de sus ejes de desarrollo clave en los santuarios marianos, esparcidos por todo el mundo. Una muestra de esa fuerza y del futuro del turismo religioso lo constituye la Ruta Mariana que une cinco santuarios de tres países: España, Francia y Andorra, en una peregrinación en la que se combinan fe, cultura, devoción e impulso al desarrollo territorial.

Mucho antes de la constitución de la asociación Ruta Mariana ya se denominaba de este modo al antiguo camino mariano que se desplegaba desde la basílica del Pilar hasta el santuario de Lourdes, pasando por Torreciudad.

La Ruta Mariana

La asociación Ruta Mariana nace poco después de la Exposición Universal de Zaragoza, en 2008. El sacerdote Javier Mora–Figueroa, por entonces rector del Santuario de Torreciudad y José Joaquín Sancho Dronda, presidente de la Junta de Gobierno del Patronato de Torreciudad entraron en contacto con Aradex, la empresa encargada de la comunicación de la Expo. Tras asistir con ellos a diversos congresos sobre turismo religioso, impulsaron una asociación de santuarios que da lugar a lo que hoy es la asociación Ruta Mariana que contó con la colaboración y el apoyo del Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Zaragoza.

En efecto, la asociación la conforman los distintos santuarios marianos, y en cierto sentido son sus rectores los “dueños” de Ruta Mariana, que deciden las líneas de acción o si, por ejemplo, un santuario que se encuentra dentro de este camino, cumple lo requerido para formar parte de la Ruta Mariana.

Desde Ruta Mariana destacan que “es algo diferente. Es verdad que es un camino de espiritualidad. Sin embargo, es también un recorrido que conjuga la devoción y el recogimiento, con la cultura, el arte, y la naturaleza. Los santuarios de El Pilar, Torreciudad, Montserrat, Meritxell y Lourdes ayudan -y mucho, nos lo dice la experiencia de todos estos años- a que este itinerario sea válido para el peregrino que se acerca por motivos religiosos como para los visitantes que se sienten atraídos por la historia o por la belleza artística, arquitectónica y natural de los templos y sus entornos. Por eso, la Ruta Mariana es visitada tanto por creyentes como por amantes del patrimonio”.

Devoción, fe y cultura

Desde sus inicios, la Ruta Mariana se funda en una idea clara: impulsar el conocimiento de los santuarios de la Virgen y la devoción mariana y, al mismo tiempo, ser agentes desarrolladores del entorno. Este es el sello distintivo de Ruta Mariana: una propuesta marcada por el carácter religioso que no olvida la cultura, la gastronomía u otros aspectos reseñables propios de las zonas en las que se enclavan los santuarios marianos.

La combinación que se ofrece desde Ruta Mariana hace posible que el turista tenga diferentes campos en los que disfrutar y que la experiencia sea conjunta. En este sentido, como destacan en Ruta Mariana, “se trata de un itinerario plural y multicultural donde cada santuario posee unas cualidades y características propias y cuyos enclaves ofrecen una importante y variada oferta de atractivos turísticos”.

Por esta razón, Ruta Mariana no debe entenderse como una agencia de viajes, sino que es lo más parecido a las delegaciones de turismo de una comunidad: es decir, una herramienta en la que se apoyan los turoperadores para organizar sus viajes, y los medios de comunicación para dar a conocer los distintos santuarios de la Virgen del trazado.

La basílica sobre el Pilar de la Virgen

En pleno centro de Zaragoza, a orillas del Ebro, se encuentra la basílica de Nuestra Señora del Pilar, fácilmente accesible en tren, bus, coche o avión. El santuario es de entrada libre y está abierto todos los días, de lunes a sábados de 6:45 a 20:30 horas y los domingos de 6:45 a 21:30 horas.

Algunos lugares importantes que visitar en el entorno son el Palacio de la Aljafería, la catedral de la Seo o los vestigios de la Cesaraugusta romana. Pero Zaragoza cuenta además con otros muchos puntos de interés. Otra de las rutas interesantes que se puede recorrer en la ciudad es la que sigue las huellas del pintor Francisco de Goya, que residió en la ciudad durante parte de su infancia y adolescencia y del que se conservan allí diferentes obras.

Torreciudad, santuario de las familias

El santuario de Torreciudad se encuentra en la provincia de Huesca, y es un punto de encuentro para miles de familias y peregrinos. Está bien comunicado tanto con las poblaciones circundantes como con Francia, lo que hace posible llegar desde allí al santuario de Lourdes en tres horas, gracias al túnel de Bielsa, bajo los Pirineos. El santuario es de entrada libre y su horario cambia según los meses del año: julio y agosto de 10 a 20:30; de mayo a octubre de 10 a 19; y de noviembre a abril, los sábados y domingos de 10 a 19 y los lunes a viernes de 10 a 14 y de 16 a 18 horas.

Además del santuario, se puede visitar el Espacio multimedia Vive la experiencia de la fe, que muestra de manera dinámica y actual el mensaje del Evangelio, con tecnología como gafas de realidad virtual.

En las proximidades de Torreciudad hay numerosos lugares de interés turístico: el castillo de Loarre; Barbastro, donde se puede visitar la catedral de Nuestra Señora de la Asunción y el Museo Diocesano Barbastro-Monzón; la villa medieval de Alquézar, donde se puede realizar la ruta de las Pasarelas del Vero, del Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara, y la visita a alguna de las bodegas de la Denominación de Origen Somontano; los pueblos recuperados Ligüerre de Cinca o Morillo de Tou; además de preciosos lugares como Roda de Isábena, con la ex-catedral de San Vicente, considerada la más antigua de Aragón, Aínsa, Boltaña, Fonz, Monzón, Graus, o el Parque Nacional de Ordesa.

Lourdes, el lugar de las apariciones

El santuario de Lourdes se encuentra al sur de Francia, en los Altos Pirineos. Se puede llegar fácilmente en coche y la localidad cuenta con aparcamientos tanto de pago como gratuitos. Otro medio posible es el avión, ya que cerca del santuario hay dos aeropuertos internacionales: Tarbes Lourdes Pirineos y Pau Pirineos, que se encuentran a 10 y 40 kilómetros. También se puede llegar en tren desde distintos puntos de Francia. La estación de tren se encuentra a unos 2 kilómetros del santuario.

La entrada al santuario de Lourdes es libre y está abierto todos los días de 5:30 a 00:00 horas.

Cerca del santuario se puede visitar el castillo de Lourdes, el Pico de Jer, el Parque Nacional Pirineos franceses o las grutas de Bhétarram.

Montserrat, “nuestro Sinaí”

El monasterio de Montserrat se encuentra situado a 60 kilómetros de Barcelona. Se puede acceder en coche, o bien llegar en tren, bus o avión a Barcelona y desde allí coger el teleférico, el tren cremallera o el cercanías FGC (desde la estación Barcelona-Plaça Espanya) hasta el monasterio.

La basílica está abierta todos los días de 7 a 20. El Trono de la Virgen o la Capilla de la Santa Cueva, así como otros servicios, tienen un horario diferente. La entrada es gratuita para residentes en España y los asistentes a actos litúrgicos, pero de pago para turistas, con precios diferentes según lo que se desee incluir en la visita.

Además del santuario, se puede disfrutar del coro de la Escolanía, el Parque Natural de Montserrat o el museo.

Meritxell, patrona de Andorra

El santuario de Meritxell se encuentra ubicado en la parroquia de Canillo, en Andorra, y se puede acceder a él en coche o en autobús. La entrada al santuario es libre y está abierto todos los días excepto el martes. El horario es de 9 a 13 horas y de 15 a 19 horas.

En el entorno de Meritxell podemos encontrar numerosos ejemplos de arte románico, el mapping románico santa Coloma, la Casa de la Vall (construida a finales del siglo XVI) y un entorno natural extraordinario.

Algunas de las rutas para disfrutar de la naturaleza que se pueden realizar en sus alrededores son el Camino del Toll Bullidor, un sendero sencillo que suele comenzar en el puente de Molleres; la Cruz de Mertixell, un antiguo crucero que se encuentra en el antiguo Camino Real que une Canillo con Merixell; la Cruz de los siete brazos; la antigua iglesia románica de Sant Miquel de Prats; el Mirador Roc del Quer; y, para expertos en escalada, la Vía Ferrata Roc de Quer.

María, la primera medallista

Con mil y un nombres diferentes, todos los pueblos del mundo invocan hoy a la Virgen y celebran con ella sus fiestas porque el premio que ha recibido, estando ya en el cielo en cuerpo y alma, es un premio compartido realmente con cada uno de nosotros.

15 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Por muchos rankings que vea por ahí estos días, no hay mujer con más medallas que María. Y a los hechos me remito. El 15 de agosto celebramos su gran victoria en la final y voy a explicar por qué debería alegrarse más que si el oro lo hubiera ganado usted.

En los recientes Juegos Olímpicos, todos hemos disfrutado con las victorias de nuestros atletas (cada uno con los de su país, claro). Con los deportistas más conocidos o en las categorías más populares, tiene su lógica, pero es un poco extraño ver cómo un completo desconocido consigue una victoria en una disciplina deportiva de la que ni conocíamos su existencia y, por el hecho de ser compatriota, la sentimos como nuestra.

¿Cuántas horas, días, meses y años de entrenamiento, con frío, calor, penurias económicas, etc. habrá pasado esa persona sin que nos hayamos interesado por ella y, ahora, nos apropiamos de su victoria?

Las Olimpiadas nos demuestran cada cuatro años que el verdadero deporte nacional es ganar medallas desde el sofá, y no diré que sin mover un solo dedo porque el mando de la tele y del aire acondicionado hay que accionarlo de alguna manera.

Por otra parte, la adhesión patriótica tenía mucho más sentido cuando el mundo era más estanco; pero, en nuestras sociedades multiculturales, marcadas por los grandes movimientos migratorios, las limitaciones geográficas son cada vez más difusas y hay deportistas que uno nunca diría a simple vista que pertenecen al país que representan. Algunos, incluso, tienen que elegir bajo qué bandera competir pues tienen múltiple nacionalidad y hasta hay quienes juegan en representación de una enseña con la que no se sienten identificados. ¿Quiénes son entonces los míos y quiénes los otros? 

Mientras tanto, en la fiesta de la Asunción celebramos, no la subida al Olimpo sino al mismísimo cielo de una que sí que es de los míos, de mi familia: María. ¡Y esa sí que es una victoria de la que participamos todos! Porque, igual que con Eva toda la humanidad cayó en la maldición del pecado y la muerte; gracias a María, nueva Eva, todas las naciones estamos implicadas en la bendición de la gracia y la vida eterna. 

Con mil y un nombres diferentes, todos los pueblos del mundo invocan hoy a la Virgen y celebran con ella sus fiestas porque el premio que ha recibido, estando ya en el cielo en cuerpo y alma, es un premio compartido realmente con cada uno de nosotros.

Como cuando una ciudad recibe a sus campeones y los hace recorrer entre multitudes las calles en un autobús panorámico, en muchas localidades se sacará estos días a la Virgen en procesión, para poder ser aclamada por todos y para que todos puedan sentirla cerca.

Y es que, cuando hablamos de la Asunción de la Virgen estamos hablando de su plena configuración con Cristo resucitado. Es decir: la que ha sido asumida (asunta) por Dios, está ya con Él en todas partes. El tiempo y el espacio no nos separan de ella. María está aquí, presente en cuerpo y alma, aunque no seamos capaces de descubrirla con nuestros sentidos. 

Ella es la primera, la que nos ha abierto las puertas de la gloria y la que, desde allí (aquí mismo), nos acompaña, nos guía y nos consuela en cada sesión de entrenamiento que es cada día de nuestra vida, hacia el encuentro definitivo con el Padre.

Son muchas las caídas que nos quedan por tener, muchas las lesiones, muchos los sinsabores y las soledades del camino hacia la meta, pero en ningún momento ella deja de estar a nuestro lado, como hacen las mejores entrenadoras, como hacen las mejores madres de gimnastas.

Tradicionalmente, millones de creyentes hemos querido recordarnos esta presencia cercana y perpetua materializando su imagen en forma de medalla que colgamos al cuello. Por eso, jugaba al comienzo del artículo con eso de que no hay nadie con más medallas que ella.

Si usted lleva una, aproveche para lucirla hoy con orgullo como si fuera un oro olímpico. Porque hoy estamos de fiesta, porque hoy todos hemos subido al podio con ella. ¡Felicidades!

El autorAntonio Moreno

Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

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Vaticano

Escuchar la voz de alguien: el Papa escribe sobre la importancia de la lectura

La lectura “nos abre a nuevos espacios interiores”, dice el Papa Francisco en una Carta publicada el 4 de agosto. El “camino de maduración personal” se ve facilitado por la lectura de novelas y poemas, y por eso Francisco reclama espacio para la literatura en la preparación de los candidatos al sacerdocio y de todos los creyentes.

Fidel Villegas·14 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

La primera intención del Papa Francisco con esta carta había sido, según explica él mismo, “proponer un cambio radical acerca de la atención que debe darse a la literatura en el contexto de la formación de los candidatos al sacerdocio”. Pero al considerar que su mensaje es perfectamente válido para cualquier persona que tenga el deseo de comprender el corazón del hombre, lo hace extensivo a todos los comparten esta inquietud.

“Esta es la cuestión”, afirma el Papa”; la tarea de los creyentes, y en particular de los sacerdotes, es precisamente ‘tocar’ el corazón del ser humano contemporáneo para que se conmueva y se abra ante el anuncio del Señor Jesús y, en este esfuerzo, la contribución que la literatura y la poesía pueden ofrecer es de un valor inigualable”. 

Quien es indiferente al arte, al mundo interior que los artistas expresan, quien no se deja impregnar por la belleza que manifiesta, muy probablemente tenga una experiencia empobrecida de la vida y de la verdad.

Por tanto, un sacerdote, un cristiano cualquiera que desee alimentar esa “pasión por la evangelización” a la que el Papa en numerosas ocasiones se refiere, de ningún modo puede desconocer la absoluta necesidad de vivir en contacto con ese mundo más alto. 

El documento papal debe insertarse en una doble tradición. Por una parte, en el secular y multifacético interés de la Iglesia por el arte, expresado en los últimos decenios en diversos textos magisteriales, algunos de ellos citados expresamente por el pontífice. Por otra, en el movimiento educativo –por definirlo de alguna manera– que, reflexionando sobre la naturaleza de la auténtica cultura, sobre las cualidades que verdaderamente enriquecen a la persona y son imprescindibles para la sociedad justa, ponen el énfasis en el conocimiento de los llamados “grandes libros”.

Precisamente buena parte del documento papal, junto a la ponderación de los beneficios del simple acto de leer para la maduración, está vinculado al tema clásico del “elogio del libro”.

Acceso al corazón del hombre

Lo que le interesa es mostrar que el acercamiento a la literatura es un “acceso privilegiado al corazón de la cultura humana y más concretamente al corazón del ser humano”.

La lectura ayuda a abrir en cada uno nuevos espacios de interiorización en la medida en que pone en contacto con otras experiencias que enriquecen el propio universo.

Leer significa “escuchar la voz de alguien”, tocar el corazón de los demás, liberarse de las propias ideas obsesivas y de la incapacidad de emocionarse. Quien lee puede ver por los ojos de otro, da igual cuándo y dónde haya vivido; puede sentir con el corazón de otras culturas y de otros tiempos. 

Estos beneficios de la lectura a los que, entre otros, el Papa se refiere en su carta, son analizados en particular desde la perspectiva específica del pastor de almas, a quien nada de lo auténticamente humano debe resultar ajeno.

Pensando concretamente en el ministerio sacerdotal, Francisco aborda la cuestión de la naturaleza de la palabra, reflexiona sobre su sentido y valor, sobre lo sagrado que hay en ella. A este respecto aporta una interesantísima idea, en la que valdría la pena profundizar: “Todas las palabras humanas dejan el rastro de una intrínseca nostalgia de Dios”.

El Papa Francisco pide que quienes tienen el deber de hablar, quienes deben dirigirse a otros para anunciar la buena nueva, valoren y respeten la palabra, recuerden siempre su responsabilidad, pues es precisamente hablando como pueden llegar a las fibras del espíritu, ya que “la palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo; penetra hasta el punto donde se dividen alma y espíritu, coyunturas y tuétanos; juzga los deseos e intenciones del corazón” (Hb 4,12-13).

La luz del arte

Y para desenvolverse con soltura en este territorio de la transmisión, de la comunicación cordial, donde se conjuga la capacidad de entender la verdad del corazón y la sensibilidad para percibir la belleza y el poder de las formas, es una necesidad de primer orden saber percibir la luz que se desprende de las obras del arte. “En el hombre expresado en el arte están las semillas de lo sobrenatural”, y allí hay que ir a recogerlas para luego, como hizo san Pablo en Atenas, hacerlas fructificar con las enseñanzas evangélicas. 

Hay “una misteriosa e indisoluble unión sacramental entre la Palabra divina y la palabra humana”, insiste el Papa; y es muy sugerente confrontar esta afirmación con el siguiente texto del pensador ruso Pável Florenski (1882-1937): “Al igual que existen personas especialmente inspiradas y llenas de luz interior, a veces las palabras se llenan del Espíritu. Acontece entonces el sacramento de la transubstanciación de la palabra: ‘bajo el aspecto’ de palabras comunes nacen de las entrañas de la persona portadora del espíritu palabras con otra sustancia: palabras sobre las cuales verdaderamente ha descendido la gracia divina. Y de estas palabras sopla constantemente una brisa suave, silencio y tranquilidad para el alma enferma y cansada. Se derraman sobre el alma como un bálsamo, curando las heridas”. Es éste un texto inédito en español, que se encuentra en El llanto de la Madre de Dios. Introducción a la traducción rusa del ‘Canon de la crucifixión del Señor y el llanto de la Madre de Dios’, obra de Simón Metafraste.

La tarea de la evangelización, en conclusión, la han de llevar a cabo esos –en palabras de san Juan Pablo II– “heraldos”, expertos en humanidad, conocedores del corazón del hombre. La certeza del valor de la vía de la belleza, la Via Pulchritudinis, late en el fondo de esta carta del Papa Francisco. Y no solo los pastores de la Iglesia, sino cualquier cristiano, han de estimarla, conocerla y seguirla en lo que es: camino privilegiado para conocer a Dios, para hablar de Dios; para conocer al hombre y para hablar con los hombres.

El memorable discurso sobre la contemplación de la belleza que pronunció el cardenal Ratzinger en agosto de 2002 lo afirma con total claridad: “A menudo he afirmado que estoy convencido de que la verdadera apología de la fe cristiana, la demostración más convincente de su verdad contra cualquier negación, se encuentra, por un lado, en sus santos y, por otro, en la belleza que la fe genera. Para que actualmente la fe pueda crecer, tanto nosotros como los hombres que encontramos, debemos dirigirnos hacia los santos y hacia lo Bello”.

El impulso a los estudios de carácter humanístico (que sustancialmente dependen de la capacidad de leer) es una absoluta prioridad para cualquier entidad educativa inspirada en el evangelio.

El autorFidel Villegas

Profesor de Literatura.

Familia

El matrimonio y el paso del tiempo

De esta unión única, exclusiva, perpetua, que es el matrimonio válido, surge la ayuda mutua que se concreta en el día a día de los cónyuges a través de mil y un detalles de auxilio, cuidado e interés.

Alejandro Vázquez-Dodero·13 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

En el punto 339 el Catecismo de la Iglesia Católica, refiriéndose al modo como el pecado amenaza al matrimonio, recuerda que ”la unión matrimonial está muy frecuentemente amenazada por la discordia y la infidelidad. Sin embargo, Dios, en su infinita misericordia, da al hombre y a la mujer su gracia para realizar la unión de sus vidas según el designio divino original”.

Un poco más adelante, en el punto 346, señala que “este sacramento confiere a los esposos la gracia necesaria para alcanzar la santidad en la vida conyugal y acoger y educar responsablemente a los hijos”.

El paso del tiempo, las circunstancias personales de cada cónyuge, las dificultades u otros aspectos ordinarios de la vida, no desfiguran la esencia del vínculo matrimonial que se origina en el mutuo consentimiento de los cónyuges manifestado legítimamente: del matrimonio válido se origina entre los esposos un vínculo perpetuo y exclusivo por su misma naturaleza.

En el matrimonio cristiano los cónyuges son fortalecidos y quedan como consagrados por un sacramento peculiar para los deberes y dignidad de su estado.

Es en ese “sí, quiero” cuando los esposos se “transforman” en una realidad nueva, una unidad en la diferencia personal; su matrimonio será el lugar en que cada uno busque en el bien y la felicidad del otro: su propia plenitud.

De esta unión única, exclusiva, perpetua, surge la ayuda mutua que se concreta en el día a día de los cónyuges a través de mil y un detalles de auxilio, cuidado, interés. Detalles que abarcan desde lo más íntimo y espiritual hasta lo material: un “te quiero”, una sonrisa, un obsequio en ocasiones señaladas, un pasar por alto menudos roces sin importancia, etc.

Por el acto espiritual del amor se es capaz de contemplar los rasgos y trazos esenciales de la persona amada. Mediante el amor, la persona que ama posibilita al amado la actualización de sus potencialidades ocultas. El que ama ve más allá y urge al otro a consumar sus inadvertidas capacidades personales.

El Papa Francisco, en una de sus catequesis sobre el matrimonio y la familia proponía en tres palabras un refugio, no exento de lucha contra el propio egoísmo, un camino para sostener el matrimonio: estas palabras son: permisograciasperdón.

Si no somos capaces de disculparnos, quiere decir que ni siquiera somos capaces de perdonar. En la casa donde no se pide perdón comienza a faltar el aire, “las aguas se estancan”. Tantas heridas de los afectos, tantas laceraciones en las familias comienzan con la pérdida de esta preciosa palabra: discúlpame.

No podemos olvidar que ese otro, esa otra, a quien nos dirigimos, es la persona a la que un día libremente escogimos para recorrer juntos el camino de la vida y a la que nos entregamos por amor.

Conviene ejercitar la memoria afectiva, que actualiza el cariño: porque conviene, porque hace bien al amor entendido como acto de la inteligencia, de la voluntad y del sentimiento; y entonces “re-cordamos” –volvemos a colocar, con sumo cuidado, en el corazón– todos aquellos rasgos distintivos –también los defectos y las limitaciones– que nos llevaron a comprometernos, a querer “para siempre”.

La vida conyugal está llamada a adquirir matices insospechados que llevan a “priorizar” el matrimonio por encima de cualesquiera otras circunstancias o realidades, en tanto que vocación específica –humana y sobrenatural– para cada uno de los llamados a ese estado. 

Para descubrir tales matices es necesario no solo el amor sino el buen humor: ante los errores que nos permiten alejarnos de una pretendida y al mismo tiempo inalcanzable perfección; ante las situaciones adversas o los pequeños -y a veces no tan pequeños- despistes.

Cuando las cosas no salen como las habíamos planeado, saber reírse de uno mismo, aceptar la crítica constructiva con agradecimiento y simpatía, ayudan a no caer en el “orgullo herido”, que tanto mal hace a cualquier relación, sea de amistad, filial o conyugal.

Ahí está la grandeza y la belleza del amor conyugal, que redunda directamente en el bien de los hijos.

Muchas veces se ha dicho: “si el matrimonio está bien, los hijos están bien”. Una educación sin amor “despersonaliza” pues no alcanza el núcleo central, constitutivo de la persona. 

Si falla el amor entre los esposos se quiebra el orden natural de la entrega recíproca, que tiene como beneficiarios no solo a los propios cónyuges sino a los hijos. 

Hoy educamos a los hombres y mujeres que algún día acogerán lo que Dios quiera de ellos: y serán capaces de respeto, de amor, de generosidad y de entrega en la medida en que lo hayan visto en sus padres y compartido en sus familias.

Por último, y a modo de colofón, podríamos afirmar que mirar el pasado con agradecimiento, el presente con determinación y el futuro con esperanza, ayuda a vivir la entrega con plenitud, aceptar el paso del tiempo en el matrimonio con alegría.

Vaticano

La lluvia de estrellas con nombre de santo

Rome Reports·12 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
rome reports88

Las «Lágrimas de San Lorenzo». Así se conoce la tradicional lluvia de estrellas propia del hemisferio norte en el mes de agosto.  

Su «santo nombre» deviene del llanto del que fuera uno de los primeros mártires de la Iglesia, martirizado en una parrilla en el mes de agosto.


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Zoom

La fe «olímpica» de Sydney McLaughlin-Levrone

La atleta norteamericana Sydney McLaughlin-Levrone celebra su oro en los 400 metros vallas femeninos durante los Juegos Olímpicos de París el 8 de agosto de 2024. La atleta es autora de "Far Beyond Gold: Correr del miedo a la fe", sobre cómo apoyarse en su fe.

Maria José Atienza·12 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Lecturas del domingo

María, vestida de gloria. Solemnidad de la Asunción de la Virgen

Joseph Evans comenta las lecturas de la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María.

Joseph Evans·12 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

“Proclama mi alma la grandeza del Señor […] porque ha mirado la humildad de su esclava”. María proclama la grandeza de Dios y a sí misma como su esclava. En su humildad se abre a la acción y al poder de Dios. Esto es la humildad: vaciarnos de nosotros mismos para dejar que el poder de Dios actúe plenamente en nosotros y nos eleve.

María es la que mejor vive las palabras de Cristo: “El que se humilla será enaltecido” (Mt 23,12). Esto explica la solemnidad de hoy de la Asunción. Si la soberbia es una muerte en vida, la humildad es una resurrección y una exaltación vivas y continuas por parte de Dios.

Y así vemos a María en la primera lectura como la “gran señal… en el cielo”. Antes, al comienzo de la vida de Cristo en la tierra, la “señal” había sido su pequeñez en el pesebre: “Aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre” (Lc 2,12). Ahora está, en su humanidad, a la derecha del Padre (Hch 2, 33). 

La humilde sierva es ahora la Reina radiante, revestida del esplendor mismo de la creación transformada y gloriosa: María es la “mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza”. No intentemos revestirnos de una falsa gloria, la pálida gloria de los tejidos que se marchitan y se desgastan. 

Una preocupación excesiva por la vestimenta externa, por vanidad orgullosa, es como una “antiasunción”. Aunque es bueno vestirse con elegancia por sentido de la propia dignidad de hijos de Dios y por caridad hacia los demás, sólo dejando que Dios nos vista de su gracia podemos esperar participar, al menos en cierta medida, de la gloria celestial de María: “Cuantos habéis sido bautizados en Cristo, os habéis revestido de Cristo.” (Ga 3, 27). “Y, de hecho, en esta situación suspiramos anhelando ser revestidos de la morada que viene del cielo” (2 Co 5, 2).

María aceptó la Palabra de Dios diciendo sí a la palabra del ángel: “María contestó: ‘He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra’” (Lc 1, 38). La primera lectura de hoy muestra a María dando a luz al niño, el Verbo, Jesucristo, como un parto continuo a lo largo de la historia, ya que lo da a luz en nosotros, “el resto de su descendencia” (Ap 12,17). 

La Reina gloriosa sigue siendo la madre amorosa en los dolores de parto junto con la creación y a través de la Iglesia (véase también Rm 8, 22). Cuanto más le permitamos que nos levante en sus brazos, para compartir su Asunción, más aliviaremos sus dolores.

Cultura

Científicos católicos: Miguel Asín, arabista e islamólogo español

Miguel Asín compaginó su actividad científica con sus creencias católicas y su ministerio sacerdotal. Omnes ofrece esta serie de biografías breves de científicos católicos gracias a la colaboración de la Sociedad de Científicos Católicos de España.

Alfonso Carrascosa·12 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Miguel Asín Palacios (1871-1944) vicepresidente fundacional del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y famoso arabista español además de islamólogo.

Compaginó perfectamente su actividad científica, docente y de gestión con sus creencias católicas y su ministerio sacerdotal, llegando a formar parte del equipo directivo fundador del CSIC como Vicepresidente 2º.

Nacido en Zaragoza el 5 de julio de 1871, estudió en el Colegio del Salvador, de la Compañía de Jesús, el bachillerato. Discípulo del prestigioso arabista Julián Ribera, vocal fundador de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, se trasladó a Madrid para doctorarse en 1896.

Su tesis doctoral, que marcó la dirección posterior de sus estudios, se publicó con prólogo de Menéndez y Pelayo, otro vocal fundador de la JAE a quién conoció por esas fechas.

Profesor del Seminario, obtuvo por oposición la cátedra de Árabe en la Universidad Central el 24 de abril de 1903, donde sucedió al también famoso arabista católico Francisco Codera Zaidín.

Fue pensionado por la JAE para estudiar en el extranjero y llegó a ser vocal de la misma.

Su actividad científica incluyó su faceta de filólogo, lingüista y lexicógrafo. Su obra escrita abarca alrededor de 250 títulos entre libros, traducciones, ediciones y artículos, así como las numerosas reseñas que publicó para las revistas más serias y académicas y su actividad como arabista e islamólogo no estuvo reñida con una objetividad con una objetividad que no es fácil encontrar hoy en día.

El 29 de marzo de 1914 ingresaba en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Como promotor de instituciones científicas, participó en la fundación del Centro de Estudios Históricos de la JAE (1910), fue miembro de la Junta Constructora de la Ciudad Universitaria de Madrid y vicepresidente fundador del CSIC.

Fue también Miembro de numerosas sociedades científicas extranjeras como la Hispanic Society.

El autorAlfonso Carrascosa

Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Vaticano

El Papa advierte del peligro de no escuchar la voz de Dios

El Papa Francisco ha advertido en su meditación previa al Ángelus del peligro de encerrarse en ideas preconcebidas, eliminando la posibilidad de escuchar realmente la voz de Dios en la oración.

Paloma López Campos·11 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

En su meditación del Evangelio pronunciada antes del rezo del Ángelus, el Papa Francisco ha destacado la reacción de los judíos ante la afirmación de Cristo: “He bajado del Cielo”. Sus contemporáneos, ha dicho el Santo Padre, “están convencidos de que Jesús no puede venir del Cielo, porque es hijo de un carpintero y porque su madre y sus hermanos son gente común”.

Esta reacción, ha continuado Francisco, muestra que “están bloqueados en su fe por su idea preconcebida sobre sus orígenes humildes y por la presunción, por tanto, de que no tienen nada que aprender de Él”. Sus prejuicios, ha señalado el Pontífice, muestran una cerrazón de corazón y de mente.

Sin embargo, “son personas que cumplen la ley, dan limosna, respetan los ayunos y los tiempos de la oración”. Además, para el momento del Evangelio en el que se coloca este pasaje, “Cristo ya ha realizado varios milagros”. Por tanto, “¿cómo es que esto no les ayuda a reconocer en Él al Mesías?”, se ha preguntado el Papa.

El Papa advierte de los prejuicios

“Porque realizan sus prácticas religiosas no tanto para escuchar al Señor, sino más bien para encontrar en estas una confirmación a lo que ellos ya piensan”, ha sido la contundente respuesta de Francisco. Y ha señalado que los judíos “no se preocupan siquiera de pedir a Jesús una explicación: se limitan a murmurar entre ellos contra Él”.

El Papa ha pedido por ello que “prestemos atención a todo esto, porque a veces nos puede suceder lo mismo también a nosotros”. Ha subrayado que “la fe y la oración verdaderas abren la mente y el corazón, no los cierran”.

El Santo Padre ha planteado unas preguntas finales para la reflexión personal: “¿En mi vida de fe soy capaz de callar realmente en mi interior y de escuchar a Dios? ¿Estoy dispuesto a acoger su voz más allá de mis esquemas y venciendo también, con su ayuda, mis miedos?”.

Para concluir, el Papa Francisco ha acudido a la intercesión de la Virgen María, para que “nos ayude a escuchar con fe la voz del Señor y a cumplir con valentía su voluntad”.

Hacer a Dios presente en nuestro entorno

Si Dios desaparece, desaparece también toda posibilidad de fundamentar una ética sólida y definitiva. Si Dios no existe, todo está permitido y sólo cabe una postura: la del consenso arbitrario.

11 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Es necesario proveer de entornos adecuados para educar a nuestros hijos. Sus necesidades básicas son: refugio, alimentación, descanso, juego, sentirse aceptados, respetados y protegidos. No recibir maltratos. Amor y límites. Así crecerán sanos y seguros.

Es deber y derecho de los padres proveer de todo esto a los hijos. Y en la sociedad actual, se hace básico además educarlos para un sano discernimiento de la información que reciben. Hay cosas que les destruyen y otras que les edifican. Se trata de platicar mucho con ellos y darles educación moral.

Que en nuestro entorno, Dios esté presente

“Es pérdida total”, dijo el ajustador del seguro de mi auto después de la evaluación de daños por inundación. “El auto estuvo demasiado tiempo en el agua y no está hecho para eso”.

Reflexioné sobre ello y me pareció un paralelismo significativo para la vida del ser humano. Recordé una luminosa frase de san Agustín: “Nos hiciste Señor para Ti, y nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en Ti”.

Cuando por cualquier motivo nos alejamos de Dios, podemos experimentar una especie de pérdida total de nosotros mismos.

Todos quisiéramos un mundo de paz y vivimos en guerra. Quisiéramos solidaridad y actuamos egoístamente. Deseamos ser valorados y acogidos, pero nos comportamos con desprecio hacia algunos de nuestros hermanos.

Necesitamos volver al ambiente que nos es propio, natural, uno impregnado de fe, esperanza y caridad. Cultivemos estas tres virtudes en nuestros hogares.

El escritor y filósofo ruso Nikolai Berdiáyev, señala tres momentos clave en la evolución del pensamiento humano.

Había una teonomía hasta el s. XVI. Por sus raíces griegas, Teonomía significa “Ley de Dios”, “theos” (Dios) y “nomos” (ley, regla). Dios importaba. Dios nos marcaba con claridad la diferencia entre el bien y el mal y nos pedía optar por el bien.

Vino entonces la antroponimia, las leyes las fundamos nosotros sobre nuestros propios criterios. Dios no existe y nuestra razón nos puede dar todas las respuestas. Pero al no obtener esas respuestas con la sola razón, crece la ansiedad humana, entran la confusión y el miedo. Dando paso así a  lo que hoy vivimos y que podríamos llamar entroponomía. De “entropía”, desorden, caos, no existen leyes. Cada uno que haga lo que quiera, relativismo puro.

¿Podemos vivir así? ¿Sin un faro, sin un norte, sin luz?

Relativismo

Si Dios desaparece, desaparece también toda posibilidad de fundamentar una ética sólida y definitiva. Si Dios no existe, todo está permitido y sólo cabe una postura: la del consenso arbitrario. En los recientes juegos olímpicos pudimos observar manifestaciones claras de sus efectos. Desde la inauguración presenciamos cómo se pretende normalizar la ideología de género. Nos dicen que cada uno es lo que siente ser, que es posible cambiar de sexo sin tener consecuencias dolorosas; es como afirmar que un auto puede permanecer en el agua sin dañarse, o que puedes llamar freno al acelerador y usarlo como tal si así lo “sientes”.

Sin Dios como referente, perdemos la verdad objetiva, el sentido común, la brújula. Este relativismo en el que estamos sumergidos, nos esclaviza a todos. Sólo la Verdad nos libera.

Generar entornos cristianos

Generemos entornos cristianos para nuestros hijos. Ahí donde está Cristo, hay Luz, hay Verdad. Que ellos nos vean orar juntos, que en la conversación cotidiana se agradezca a Dios, que platiquemos en la mesa sobre nuestra fe, sobre las personas que la viven coherentemente y nos inspiran. Que conozcamos las bienaventuranzas, que practiquemos las obras de misericordia en familia. Que ante la duda sobre cómo debemos actuar, acudamos a las enseñanzas de la Iglesia en materia moral.

Asistamos a Misa con ilusión, no para cumplir con un precepto sino para amar y agradecer  a quien dio su vida por nosotros.

Desarrollemos ambientes en los que caminen juntos fe y razón. San Juan Pablo II decía que son dos alas necesarias para ser libres, sin ambas, vamos a pique. Ni racionalismo (razón sin fe), ni fideísmo (fe sin razón). Preparémonos para dar razón de nuestra fe.

Es importante que en los eventos mundiales, generemos un ambiente de valores universales, aquellos que contribuyen a dignificar nuestras relaciones y nuestra esencia: responsabilidad, esfuerzo, generosidad, solidaridad, orden, alegría, unidad, respeto, honestidad, tenacidad, perseverancia. Que estos eventos no se conviertan en trincheras para hacer proselitismo de ningún tipo. Y cuando esto suceda, hablemos con nuestros hijos para ese sano discernimiento que deben desarrollar.

Volverá Dios al mundo cuando nos decidamos a practicar las virtudes teologales, cuando cada uno de nosotros viva en primera persona los principios cristianos. La transmisión de la fe se da con el testimonio de una vida que practica la caridad y que siembra la esperanza.

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Reverendo SOS

Yo hice sonreír a un santo

San Juan Pablo II era muy consciente de la importancia del ocio, que puede fomentar un sano sentido de la deportividad, integrando así la psicología y la salud mental.

Carlos Chiclana·11 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Un frío día de diciembre de 1983 mis padres, los hermanos mayores y yo llegamos nerviosos de madrugada al Portone di bronzo en el Vaticano. Nos recibió un serio y elegante guardia suizo, quien nos acompañó por enormes pasillos hasta una sala donde dejar los abrigos.

Llegó también un grupo de circunspectos cardenales quienes colgaron también los suyos en un perchero, sin ver que un niño pequeño andaba por allí. Me sepultaron en telas, pero conseguí salir y reunirme con mi familia. Íbamos a Misa con el Papa, a su Misa personal, junto con unos poquitos más.

De nuevo el soldado de la guardia del Romano Pontífice nos animó a seguirle. Avanzamos en silencio por nuevos pasillos hasta que se detuvo para hacer una reverencia. Nos indicó con gestos que allí era. Nos asomamos y vimos a san Juan Pablo II sentado frente al sagrario, rezando.

Nos situamos delante a la derecha, y a mí me tocó sentarme a la izquierda en ese primer banco, el más cercano a un hombre que llevaba todo el peso de la Iglesia. El vicario de Cristo en la tierra rezaba concentrado, ajeno al movimiento y sonidos que hacíamos al entrar el reducido número de asistentes a la Misa. 

Pero la vida trae sorpresas y ni san Juan Pablo II ni nadie esperaba lo que iba a ocurrir. Aquel niño de ocho años hacía lo que tenía que hacer, ser un niño, y llevaba unas canicas en el bolsillo. Superado el frío húmedo romano para llegar hasta Ciudad del Vaticano, el susto con los abrigos y los cardenales, el sobrecogimiento del paseo por amenazantes pasillos siguiendo a un formal soldado, la novedad de todo lo que estaba viviendo y con la ilusión de estar allí con el Papa, ¿qué mejor que serenarse y ganar seguridad gracias al conocido tacto de mis canicas en el bolsillo?

Sin embargo, las canicas no se habían tranquilizado todavía y, con esa manía suya de moverse alocadamente, salieron de mi bolsillo y ¡a botar y a rodar! Su alegre y cantarín repicar en el suelo de mármol de la capilla personal del Papa rompió el silencio e interrumpió la conversación entre Dios y Karol Wojtyla, o quizá no les molestó, sino que la alimentó.

En mi cabeza las canicas rebotaban a cámara lenta y era el único sonido que escuchábamos todos los que estábamos ahí y retumbaba en el techo. ¿Qué iba a pasar? San Juan Pablo II levantó la cabeza, se giró y sonrió. Podría haber enviado a la guardia suiza que expulsaran a ese niño de su palacio, pero sonrió. Podría haber aparentado que aquel alboroto durante su oración matutina no le llamaba la atención, pero sonrió.

Podría haberme mirado con gesto adusto y severo y haberme dicho “¿no ves que estoy hablando con Dios de todo lo que tenemos que poner en orden en la iglesia y en mundo?”, pero sonrió. Podría haber regañado a mis padres, pero sonrió.

Karol Wojtyla atendía a la realidad y se dejaba sorprender y afectar por ella; tenía los pies en el suelo y la cabeza en el cielo; no se daba importancia; permitía que cada uno fuera él mismo y contaba contigo para los planes de Dios; sabía que jugar es necesario todos los días de la vida para afrontar con sentido deportivo y lúdico cada instante; tenía sentido del humor; andaba con Dios y convertía lo ordinario en oración; no perdía el tiempo con enfados sin sentido; de lo inoportuno sacaba una oportunidad; hacía familia y hogar allí donde estaba… y sonreía, sonreía mucho. Todo un tratado de sana psicología y de integración de psicología y salud mental.

Gracias a su intervención, y esa honda espontaneidad que él mismo vivía y que propone en Amor y responsabilidad, yo puedo decir que soy un niño que hizo sonreír a un santo, en vez de ser un niño que distrajo o que enfadó al jefe de Estado del Vaticano.

Después de Misa nos saludó uno a uno y nos regaló un rosario. Cuando llegó mi turno, mi madre le dijo: “Se llama como usted”. Él me dio un beso y dijo: “¡Carolo, Carolo!”. No lo expresó en voz alta, pero de niño a niño yo comprendí lo que ocurría: lo que le apetecía era jugar conmigo un rato a las canicas, pero no podía quedarse. Había quedado para jugar con otros mayores, y me pedía que jugara yo por él. Así, hasta hoy, ¡venga a jugar!

Mundo

La Fundación CARF ayudó a 2.171 estudiantes en 2023

Como muestra la memoria publicada referente al ejercicio 2023, la Fundación CARF prestó su ayuda a 2.171 estudiantes de todo el mundo.

Paloma López Campos·10 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

En 2023, la Fundación CARF ha prestado su ayuda a 2.171 estudiantes. 427 de ellos son europeos, 415 nacieron en América, 214 en África, 169 son de Asia y 11 de Oceanía. Para ayudar a todos estos alumnos, la Fundación contó con 8.972.838 euros, procedentes de testamentos y legados, donaciones periódicas y puntuales, y rentas e ingresos derivados del patrimonio que pertenece a la organización.

Como señala el documento que detalla el ejercicio 2023, CARF destinó más de cinco millones de euros a ayudas. De todos los recursos disponibles, más del 76 % se destinó a la formación de seminaristas y sacerdotes; casi un 8 % a los gastos de administración; el 6,85 % al coste laboral; un 4,45 % a la publicidad y al marketing; casi un 4 % a amortizaciones y depreciaciones; y, por último, un 0,77 % al Patronato de Acción Social.

Las instituciones

La Fundación CARF aportó 3 millones de euros para ayudar al mantenimiento de las instituciones académicas y las residencias de Roma, y otros dos millones para el mismo fin en Pamplona.

Las instituciones que la Fundación mantiene son:

– la Universidad Pontificia de la Santa Cruz (Roma),

– las facultades de estudios eclesiásticos de la Universidad de Navarra (España),

– el colegio eclesiástico internacional Sedes Sapientiae (Roma),

– los colegios sacerdotales Altomonte y Tiberino (Roma),

– el seminario internacional Bidasoa (Pamplona)

– los colegios mayores Echalar, Aralar y Albaizar (Pamplona)

– la residencia Los Tilos (Pamplona)

Además, a lo largo de 2023 la Fundación aportó 55.440 euros para atender diversas necesidades materiales de sacerdotes y seminaristas. Entre los proyectos a los que se entregó este dinero están la ayuda médica para seminaristas y sacerdotes, la aportación de objetos litúrgicos y la ayuda al sostenimiento de parroquias con pocos recursos.

Los alumnos de la Fundación CARF

La memoria publicada por la Fundación señala que el coste medio anual por alumno es de 18000 euros, los cuales se desglosan de la siguiente forma:

-11 000 euros en alojamiento y manutención

– 2700 euros por matrícula universitaria

– 800 euros para la formación humana y espiritual

– 3500 euros de complemento por la formación académica

Por otro lado, los costes personales los asumen los propios alumnos, su diócesis o la congregación religiosa de la que forman parte.

De los 2171 alumnos ayudados por la Fundación CARF en 2023:

– 925 son estudiantes de Teología,

– 193 estudian Filosofía,

– 251 están realizando estudios en Derecho Canónico,

– 120 reciben formación en Comunicación Social e Institucional,

– 647 son miembros del Instituto Superior de Ciencias Religiosas,

– 35 acuden como oyentes.

Además, la Fundación puede decir con orgullo que cuatro ex alumnos que obtuvieron sus ayudas en algún momento recibieron un nombramiento episcopal en 2023. Estos antiguos alumnos son:

– Juan Manuel Cuá Ajucum, obispo de Quiché (Guatemala)

– Teodoro León Muñoz, obispo auxiliar de Sevilla (España)

– Francisco José Prieto, arzobispo metropolitano de Santiago de Compostela (España)

Raimo Goyarrola, obispo de Helsinki (Finlandia)

Campañas

A lo largo de 2023 la institución lanzó cuatro campañas que obtuvieron una gran respuesta por parte de los donantes y benefactores:

– ”Comparte la sonrisa de Dios en la tierra: pon cara a tu donativo”. A través de esta campaña aquellos que ayudan a los alumnos conocen la biografía del beneficiado.

– ”Ayuda a sembrar el mundo de sacerdotes: que ninguna vocación se pierda”. Con esta iniciativa se busca promover las vocaciones al sacerdocio en internet y en las redes sociales.

– ”Tú das vida a la Iglesia: dona legados y testamentos solidarios”. Con esta campaña la Fundación CARF obtiene gran parte de sus recursos económicos.

– ”Dona una mochila de vasos sagrados”. Con esta iniciativa, todos los seminaristas que se gradúan en el seminario “Sedes Sapientiae” y en Bidasoa, reciben una mochila con vasos sagrados y un alba.

¿Qué es el CARF?

La Fundación CARF nació en 1989 con la misión de promover las vocaciones al sacerdocio y ayudar a los seminaristas en sus estudios. Está comprometida con la formación humana, académica y espiritual de quienes se benefician con sus becas, y sostiene los valores de responsabilidad, innovación, transparencia y cercanía entre los benefactores y los alumnos.

En el ejercicio 2023 la organización realizó un cambio de imagen, actualizando su identidad de marca, y ha aumentado su presencia en redes sociales para alcanzar a más personas.

Recursos

De la mesa a la Misa, de Emaús a la celebración

Una explicación catequética, de la mano de los discípulos de Emaús, de los principales momentos y actitudes que podemos vivir en la celebración de la Santa Misa. 

Javier Sánchez Cervera·10 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 6 minutos

Las cosas importantes se explican muchas veces y de muchas maneras. Lo que más ayuda siempre es el ejemplo, las propias acciones, pero hay que reconocer que una buena historia puede hacer inolvidable una enseñanza. 

Empecemos con la historia. Sucedió el mismo día de la resurrección de Jesús con dos de los seguidores del Maestro que, desilusionados, regresaban a su casa maldiciendo el día en el que pusieron su corazón en Jesús. Lo cuenta san Lucas en el capítulo 24 de su Evangelio.

Comencemos. 

Reconozcamos nuestros pecados

En Misa, como en la vida, Jesús siempre camina con nosotros, otra cosa es que seamos capaces de reconocerlo. Los desilusionados discípulos de Emaús no veían nada, ni siquiera fueron capaces de distinguir a Jesús cuando se puso a su lado. 

En nuestro caso son tantas las cosas que tenemos entre manos que, al comenzar la Eucaristía, el sacerdote nos desea que “el Señor esté con vosotros” y, ciertamente, lo está. Otra cosa es que, como Cleofás y su amigo, nos demos cuenta. Jesús, que ya camina a su lado, les pregunta: “¿Qué conversación es esa que lleváis por el camino?”. “De lo que está lleno el corazón habla la boca”, había dicho Jesús al comenzar su ministerio. Así que la pregunta no era una simple curiosidad. El Maestro que ha venido a “sanar los corazones desgarrados” (Is 61, 1) necesita que le abramos el corazón para ponerse manos a la obra. En la Misa el momento paralelo a este es en el que se nos anima a que “reconozcamos nuestros pecados” con el silencio posterior. Ahí le abrimos el corazón a Cristo, que va a venir después a remendar las heridas. 

Escuchar la Palabra de Dios

Los dos alicaídos caminantes volcaron toda su frustración con el Acompañante misterioso que se interesaba por ellos: todo lo que ha salido mal, las oraciones sin respuesta, las esperanzas frustradas, el trabajo inútil…. Junto a esto, su propia cobardía al huir y dejar solo al Maestro frente a sus enemigos y la forma en la que le mataron, en parte, por su culpa. A sus palabras nosotros, en la Eucaristía, añadimos: “Señor, ten piedad, Cristo, ten piedad.”

Abierto el corazón, podemos empezar a cambiarlo a través del oído. La fe comienza por el oído – “fides ex auditu” (Rm 10, 17)-, y ellos van a escuchar, ahora, la mejor lección de Sagrada Escritura que se ha pronunciado en la historia de la humanidad: “Y, comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras”. (Lc 24) En la Misa dominical lo hacemos leyendo dos lecturas, el salmo, el Evangelio y, finalmente, con la predicación de la homilía. Es un bloque intenso pero muy necesario, porque ahí, como aquel día, nos habla realmente Jesús. 

¡Y vaya que si habló! Empezó llamándoles “duros de entendimiento”. Aquel recorrido les abrió los oídos, los ojos, el corazón y lo llenó de fuego, y ellos, mientras seguían caminando, ni se daban cuenta. Así es la oración, así es la lectura de la Palabra de Dios. 

Peticiones

Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le insistieron: ‘Quédate con nosotros’”. 

Aunque no te lo creas, a estas alturas todavía no sabían quién era el que estaba con ellos, aunque era tan grande la fuerza de sus palabras y les había cautivado el corazón de tal forma que tuvieron miedo de volver a estar solos, de volver “a las andadas” y buscaron esa excusa para suplicarle que se quedara. Y lo hizo. 

También nosotros, después de escuchar su Palabra, formulamos nuestras súplicas, “rogamos al Señor” que se quede y que ilumine con su presencia tantos lugares que, de no estar él, nos darían miedo: La enfermedad, las guerras, el hambre, las injusticias, la muerte… 

Ofertorio

Por fin, ya más tranquilos, sentados a la mesa pasarán de las palabras a las obras. Jesús siempre fue más de obras que de palabras, aunque, en esta ocasión, las palabras eran muy necesarias. Ahora van a compartir el alimento, que es tanto como compartir la vida. Sentarse a la mesa de alguien era, para el pueblo judío, una forma de manifestar la intimidad con esa persona, la unión de amistad, el deseo de ser uno solo. Un deseo inalcanzable en el caso de Dios y el hombre. Hasta que llegó Él. 

En Misa vemos cómo el sacerdote comienza a preparar la mesa-altar. Es todo un ritual delicado y lleno de gestos sencillos pero significativos: desplegar el corporal donde se colocará el Cuerpo de Cristo; preparar el cáliz con el vino, signo de la divinidad de Jesús con unas gotitas de agua, signo de nuestra pobre humanidad; ofrecérselos al Padre y orar, inclinado, para que este sacrificio “sea agradable en tu presencia”. Al terminar estos signos el sacerdote se lava las manos para preparar su cuerpo y su alma a lo que va a pasar a continuación. Nosotros ya lo sabemos, Cleofás y su amigo no tenían ni idea.

Consagración

“Él entró y se quedó con ellos. Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio. Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron” (Lc 6).

Las palabras que escogió eran las mismas, la forma de pronunciarlas, el gesto al tomar el pan y luego al partirlo. Eso ya lo habían visto en otro lado. Reconocieron que era el mismo que en la Última Cena les había dicho, por primera vez: “Tomad y comed, esto es mi cuerpo”. 

Dicen los exégetas que la narración de la Última Cena es lo primero que se puso por escrito y que pequeños papiros con copias de las palabras y gestos de Jesús en la tarde del Jueves Santo circulaban entre las primeras comunidades de cristianos. Pues bien, esos mismos gestos y esas mismas palabras fueron repetidas por Él mismo después de resucitar en Emaús y son repetidas por Él mismo a través de sus sacerdotes cada día en el altar de todas las iglesias del mundo. Los discípulos lo reconocieron en ese momento. ¡Ojalá que nunca nos acostumbremos al misterio -así se llama- de la transubstanciación!

Comunión

Asombrados, los caminantes no dejaban de mirar el Pan Consagrado, reconociendo la presencia de Jesús en medio de ellos. Esta Presencia será, de ahora en adelante, la que marque el ritmo de nuestra vida espiritual, la “fuente y culmen de nuestra vida cristiana” (LG 11). 

La enseñanza ya estaba sembrada en sus corazones para ellos y para toda la Iglesia hasta el final de los tiempos. Se cumplía la promesa de Jesús: “Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”(Mt 28, 20). Por eso ya Jesús “había desaparecido de su vista” (Lc 6), pero sigue verdaderamente, sustancialmente presente en la Eucaristía.

Comulgar es recibir este Pan Consagrado que es, verdaderamente, Jesús. Él mismo lo había dicho en el discurso del Pan de Vida: “El pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo” (Jn 6, 51), “el que coma mi carne y beba mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día” (Jn 6, 54).

Los discípulos de Emaús se quedaron mirando el Pan Consagrado y ¡con qué emoción lo llevarían a su boca! Jesús ahora es “carne de su carne”, se hace, verdaderamente, uno con nosotros para sanar nuestros corazones desgarrados, para darnos vida eterna, para “divinizarnos”. 

Acción de gracias

Ahora se hacen conscientes los dos -y todos nosotros- del inmenso amor de Cristo manifestado en la Eucaristía. La presencia de Jesús les atrae hacia su interior y ahí reconocen el fuego de su amor. Al terminar de rezar comentan: “¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?”. Por fin entienden la obra que el Señor está haciendo con ellos. 

Para nosotros esos minutos de tranquilidad después de la comunión son oro. Son momentos de entrar a lo profundo de nuestro corazón donde está Él y entablar diálogo de amor con quien sabemos que nos ama. Un diálogo que bien podría transcurrir con esta plantilla: “Te quiero, te doy gracias, te pido perdón, te pido ayudo”.

Vuelta a casa

La palabra “Misa” proviene del texto en latín de la Eucaristía. Al final de la celebración el sacerdote decía: “Ite, missa est”. Es decir: “Ahora sois enviados”. Y es que tanta alegría no puede ser solo para unos pocos. El descubrimiento del amor de Dios nos lleva a anunciarlo a los demás, comenzando por los más cercanos. Cleofás y su amigo -tú y yo- “en ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los Once y a los demás […] contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan” (Lc 6).

Así también nosotros al salir de este encuentro con el Maestro podemos dar testimonio a todos del amor que Él nos tiene y de cómo se ha quedado -escondido- para siempre en la Eucaristía. 

El autorJavier Sánchez Cervera

Párroco en San Sebastián de los Reyes (Madrid)

Evangelización

Edith Stein: judía, filósofa, carmelita

El 9 de agosto se cumplen 82 años del asesinato de Edith Stein en Auschwitz. Su vida se caracterizó por la búsqueda de la verdad y de la plenitud espiritual.

José M. García Pelegrín·9 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

“Ven, vamos por nuestro pueblo”. Con estas palabras, Edith Stein se dirigió a su hermana Rosa en la tristemente célebre rampa de Auschwitz el 9 de agosto de 1942, camino de la cámara de gas. El 2 de agosto, ambas religiosas carmelitas habían sido detenidas en Utrecht junto con otros 244 judíos católicos, como represalia contra los obispos holandeses que criticaron públicamente la ocupación nazi. Las palabras que Edith Stein había escrito años atrás resultaron proféticas: “El mundo está en llamas: la batalla entre Cristo y el Anticristo ha estallado abiertamente; si te decides por Cristo, puede costarte la vida”. Edith y Rosa fueron asesinadas por su ascendencia judía.

Para Edith Stein, ser cristiana y católica sin renegar de sus raíces judías no era una contradicción. Fue bautizada a los treinta años, el 1 de enero de 1922, el día de la circuncisión de Jesús; eligió deliberadamente esta fecha para subrayar que su conversión no era una renuncia al judaísmo. En Colonia, desde 1999, un monumento de bronce titulado “Grupo con una santa” se erige frente al seminario arzobispal. La mujer sentada en el taburete, apoyada pensativamente en una estrella de David, representa a la joven Edith Stein. De pie está la monja que sostiene a Cristo en la cruz.

Como nombre de religión eligió Teresia Benedicta a Cruce, “bendecida por la cruz». Una de sus principales obras se titula “La ciencia de la cruz”. No sólo llevó la cruz tras su detención, sino también durante el doloroso alejamiento de su familia después de su bautismo. En su beatificación, el 1 de mayo de 1987, el Papa Juan Pablo II la describió como “judía, filósofa, monja y mártir”.

La búsqueda de la verdad

Nació en Breslau el 12 de octubre de 1891, el día de Yom Kippur, una de las festividades judías más importantes. Durante una estancia con su hermana Elsa y su cuñado Max Gordon en Hamburgo, en 1906, la joven de 15 años, según contó más tarde, “dejé deliberadamente de rezar, por mi propia voluntad”. Sin embargo, su búsqueda de la verdad continuó a lo largo de su vida.

En Hamburgo, entró en contacto por primera vez con el pensamiento científico, ya que Max era médico. En otoño de 1911, Edith se matriculó en la Universidad de Breslau para estudiar filología germánica, historia y filosofía. Pronto descubrió la obra del filósofo Edmund Husserl y su fenomenología.

Husserl buscaba un acceso directo a los fenómenos eliminando las ideas preconcebidas sobre las apariencias. Su objetivo era una conciencia “pura” de las cosas tal y como son objetivamente. “Hacia las cosas mismas”, fue la máxima de Husserl, que Edith Stein siguió con entusiasmo. Tras doctorarse, trabajó como ayudante de este catedrático y se dedicó intensamente a la investigación.  

Edith Stein elaboró la tesis de habilitación para acceder a cátedra, pero fue rechazada tanto por la facultad de Gotinga como por las de Kiel y Hamburgo. Como mujer, y además judía, no tenía ninguna posibilidad. En los primeros años de la República de Weimar, escribió tratados sobre política nacional y reflexionó cada vez más sobre su propia imagen de Dios.

El bautismo de Edith Stein

Estudió los Ejercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola y los escritos místicos de santa Teresa de Ávila, encuentro que la llevó al bautismo, sin rechazar el judaísmo. Edith Stein reconoció los vínculos entre ambas religiones y nunca negó lo que el cristianismo debía al judaísmo. Sin embargo, su bautismo supuso una conmoción para su familia. Su sobrina Susanne Batzdorff-Bieberstein recordaba: “Al hacerse católica, nuestra tía había defraudado a su pueblo”. 

Tras su bautismo, Edith Stein trabajó como profesora de alemán en el convento dominico de Santa Magdalena de Speyer. Aunque al principio vivió fuera de los muros del convento, se acercó a la vida monástica. Continuó su búsqueda científica de la verdad en sus obras de filosofía religiosa y se sumergió en las verdades de la fe siguiendo las “Quaestiones disputatae de veritate” de santo Tomás de Aquino.

Edith Stein buscaba nuevas formas de relacionar la razón con la fe y de llenarla con su propia experiencia de Dios. Comparó la fenomenología moderna de su gran modelo Husserl con las enseñanzas del Aquinate: “Nuestra época ya no se conforma con consideraciones metodológicas. La gente es inestable y busca un punto de apoyo. Quieren una verdad tangible, sustantiva, que se demuestre en la vida. Quieren una ‘filosofía de la vida’, y la encontrarán en Tomás de Aquino”.

Patrona de Europa

Placa conmemorativa

Tras la llegada de los nazis al poder, a Edith Stein se le prohibió cualquier trabajo público. En 1935, a la edad de 44 años, ingresó en la orden contemplativa de las Carmelitas Descalzas y tomó el nombre de Teresia Benedicta a Cruce. El 31 de diciembre de 1938 huyó a Holanda, donde vivió en el Carmelo de Echt y redactó su testamento, en el que ofrecía su vida y su muerte a Cristo por la santificación de su orden y para “expiar la incredulidad del pueblo judío”.

A pesar de las críticas del lado judío, porque no fue asesinada por su cristianismo sino por sus orígenes judíos, fue beatificada el 1 de mayo de 1987 y canonizada el 11 de octubre de 1998. Un año después, san Juan Pablo II la incluyó entre las patronas de Europa.

La vida de Edith Stein se caracterizó por una búsqueda constante de la verdad y un profundo afán de plenitud espiritual e intelectual. Su compromiso con la filosofía y su posterior ingreso en el Carmelo son testimonio de su inquebrantable entrega a sus convicciones y a su fe. Su asesinato en Auschwitz sigue siendo un testimonio del inconmensurable sufrimiento experimentado por el pueblo judío durante la Shoa.

Vaticano

Perdón y esperanza, claves de la Jornada Mundial de la Paz 2025

Para la Jornada Mundial de la Paz de 2025 el Papa Francisco ha elegido como lema: "Perdona nuestras ofensas, concédenos tu paz”.

Paloma López Campos·8 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto

“Perdona nuestras ofensas, concédenos tu paz” es el lema elegido por el Papa Francisco para la Jornada Mundial de la Paz de 2025. El Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral explica que este título “corresponde a la comprensión bíblica y eclesial del Año Jubilar”.

El Santo Padre se ha inspirado en las encíclicas “Laudato Si’” y “Fratelli Tutti” para elegir el tema de la jornada que la Iglesia celebrará el 1 de enero de 2025. Su elección quiere resaltar “los conceptos de esperanza y perdón, que están en el corazón del Jubileo, un tiempo de conversión que nos llama a no condenar, sino a la reconciliación y a la paz”.

El Dicasterio espera que tanto la Jornada Mundial de la Paz como el Jubileo del próximo año provoquen “un muy necesario cambio espiritual, social, económico, ecológico y cultural”.

Gracias a esta conversión, concluye el Dicasterio, “podrá florecer una verdadera paz” que no se limite al fin de los conflictos, sino que implique también “que se curen las heridas y se reconozca la dignidad de cada persona”.

Evangelización

El buen humor es mano de santo

Son muchos los santos que han insistido en que el buen humor es característico del cristiano y el mismo Papa Francisco afirma que "un cristiano triste es un triste cristiano".

Paloma López Campos·8 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

El 14 de junio de 2024 el Papa Francisco se reunió con humoristas del mundo entero. Durante el encuentro, el Pontífice destacó el trabajo de estos profesionales, cuyo “don precioso” nos “permite compartir y es el mejor antídoto contra el egoísmo y el individualismo”.

El Santo Padre no es el único consciente de la importancia de la alegría. A lo largo de la historia, muchos santos han resaltado que el buen humor es una gran virtud, característica del cristiano.

Tanto es así, que santo Tomás Moro escribió una oración para pedirle al Señor que le concediera el hábito de tomarse las cosas a bien: “Concédeme, Señor, una buena digestión, y también algo que digerir. Concédeme la salud del cuerpo, con el buen humor necesario para mantenerla. Dame, Señor, un alma santa que sepa aprovechar lo que es bueno y puro, para que no se asuste ante el pecado, sino que encuentre el modo de poner las cosas de nuevo en orden. Concédeme un alma que no conozca el aburrimiento, las murmuraciones, los suspiros y los lamentos y no permitas que sufra excesivamente por ese ser tan dominante que se llama: ‘Yo’. Dame, Señor, el sentido del humor. Concédeme la gracia de comprender las bromas, para que conozca en la vida un poco de alegría y pueda comunicársela a los demás”.

Buen humor y evangelización

Una comunicación que, san Josemaría Escrivá sabía bien, es esencial para la evangelización. Por ello, en el punto 661 de “Camino” escribió: “Caras largas…, modales bruscos…, facha ridícula…, aire antipático: ¿Así esperas animar a los demás a seguir a Cristo?”. Tarea difícil, desde luego. Lo mismo opina el Papa Francisco, quien afirma que “un cristiano triste es un triste cristiano”.

Sin embargo, es importante notar que el buen humor no equivale a ingenuidad. Esto es algo que Gilbert Keith Chesterton sabía bien, tal como demuestran sus textos. Los escritos del autor inglés están llenos de sentido común, una fina ironía y un buen humor que arrollan al lector. ¿Defender la fe? Por supuesto, pero sin perder la sonrisa.

Otro gran ejemplo de ello es san Juan Pablo II, a quien le encantaba reír. Joaquín Navarro-Valls, que estuvo muy cerca de él, destacó muchas veces el buen humor del Papa, no a pesar de todo, sino con todo. El Pontífice polaco también destacó en una audiencia general “la capacidad de convertir en una alegre sonrisa, en la medida y modo convenientes, las cosas oídas y vistas”, como predicaba santo Tomás de Aquino.

Buen humor, cosa de santos

El Papa Francisco, en la encíclica “Gaudete et exsultate”, afirma que “el santo es capaz de vivir con alegría y sentido del humor. Sin perder el realismo, ilumina a los demás con un espíritu positivo y esperanzado”.

Puede decirse, por tanto, que el buen humor es cosa de santos, una virtud que nos acerca un poco más al Cielo y permite hacer realidad las palabras de san Pablo en su carta a los Filipenses: “Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos”.

Lecturas del domingo

El alimento de la Eucaristía. Domingo XIX del Tiempo Ordinario (B)

Joseph Evans comenta las lecturas del domingo XIX del Tiempo Ordinario y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·8 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Cuánto nos quejamos. De hecho, cada lengua tiene varias palabras para describir distintas formas de quejarse. Ciertamente, hay muchas quejas en las lecturas de hoy. Elías se queja. Está harto y pide a Dios que le quite la vida. En su defensa, tenía razones para sentir lástima de sí mismo. Acababa de enfrentarse a los 450 profetas del falso dios Baal y, aunque había salido victorioso, se sentía muy solo: perseguido y el único profeta que defendía al Dios verdadero, cuando todos los demás lo habían abandonado para adorar a dioses falsos. 

También podemos quejarnos demasiado, a menudo con problemas del Primer Mundo. Nos centramos en lo que no tenemos, y no lo suficiente en los dones de Dios. Nuestra queja por lo que creemos que no tenemos nos lleva a dudar de Él. Pero si confiamos en Él, no nos defraudará.

Elías se quejó, pero Dios se ocupó de él. Le dio el pan y el agua milagrosos, que aparecieron sobre la piedra, dos veces. Y con ese pan y esa agua pudo caminar 40 días y 40 noches hasta el monte Horeb, donde se encontraría con Dios. Si somos fieles a Dios como lo fue Elías, Él nos dará todo lo que necesitemos: milagrosamente cuando sea necesario, aunque normalmente utiliza medios ordinarios. 

El alimento milagroso que comió Elías, el pan milagroso que comieron los judíos en el desierto, todo apunta a un milagro mayor, el milagro de la Eucaristía del que Cristo empieza a hablar en el evangelio de hoy y que explicará más en la lectura del próximo domingo. 

Se nos invita a preparar nuestros corazones para este don. Y una manera de hacerlo es precisamente fomentar en nuestra alma el sentido de la gratitud. No apreciamos la Eucaristía porque no somos suficientemente agradecidos. Nos quejamos de lo que no tenemos y, por tanto, despreciamos este don tan grande.

En el Evangelio, también hay quejas. “Los judíos murmuraban de él porque había dicho: ‘Yo soy el pan bajado del cielo’”. Esta queja y la referencia al pan recordarían a cualquier judío a los israelitas en el desierto, cuando Dios los sacó de Egipto. También entonces se quejaron, y precisamente por falta de pan. Y luego se quejaron cuando consiguieron pan de que querían carne. Y se quejaron cuando no había agua. Cada vez Dios les daba lo que querían: pan, carne, agua. Tomaron el regalo, pero no reconocieron al dador.

La homilía sobre las lecturas del domingo XIX del Tiempo Ordinario (B)

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas del domingo.

Vaticano

El Papa retoma las audiencias generales tras el descanso en julio

El Papa Francisco ha retomado las audiencias generales y ha comenzado una nueva fase en su ciclo de catequesis, centrada “en la obra de la Redención, es decir, en Jesucristo”.

Paloma López Campos·7 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

El Papa Francisco ha retomado las audiencias tras su descanso en el mes de julio. En este nuevo ciclo de catequesis “entramos en la segunda fase de la historia de la salvación”. Durante sus próximas audiencias, el Pontífice profundizará “en la obra de la Redención, es decir, en Jesucristo”.

Para introducir el tema, el Santo Padre ha centrado la mirada en “el Espíritu Santo en la Encarnación del Verbo”. Tomando los versículos que hablan sobre la Encarnación en los Evangelios de san Lucas y san Mateo, el Papa ha explicado que la Iglesia “ha recogido este dato revelado y pronto lo colocó en el corazón de su Símbolo de fe”.

María, la esposa por excelencia

Desde el Concilio Ecuménico de Constantinopla en el año 381, ha subrayado el Papa, los católicos afirman con fe “que el Hijo de Dios ‘por obra del Espíritu Santo se encarnó en el seno de la Virgen María y se hizo hombre’”.

Al tratarse de un dato recogido en un concilio ecuménico, ha dicho el Papa Francisco, “todos los cristianos profesan juntos ese mismo Símbolo de fe”. Por otro lado, la Iglesia católica se ha basado en ello para componer una de sus oraciones diarias más conocidas, el Ángelus.

El artículo de fe recogido en el Concilio Ecuménico de Constantinopla “permite hablar de María como de la Esposa por excelencia, que es figura de la Iglesia”, ha explicado el Pontífice. Gracias a ello, el Concilio Vaticano II pudo dibujar un paralelismo entre la figura de María y la de la Iglesia, madre de los hijos de Dios por medio del Bautismo.

El Papa Francisco ha concluido la catequesis “con una reflexión práctica para nuestra vida, sugerida por la insistencia de la Escritura en los verbos ‘concebir’ y ‘parir’”. Al igual que María, quien “primero concibió, luego dio a luz a Jesús”, la Iglesia debe acoger primero la Palabra de Dios “para luego darla a luz con la vida y la predicación”.

Al terminar la audiencia, el Santo Padre ha saludado a diversos peregrinos de lengua francesa y española, además de a católicos irlandeses y portugueses, entre otros. Finalmente, ha vuelto a pedir el alto al fuego en Oriente Medio, Ucrania, Myanmar y Sudán.

Recursos

De Qumran a la Tablet, las aproximaciones a la Biblia hoy

La Biblia ha sido y sigue siendo inspiración de las principales manifestaciones artísticas. Por eso, en este artículo hay un listado con una multitud de recursos para conocer mejor la Palabra de Dios.

Maria José Atienza·7 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 6 minutos

“Aunque la fe cristiana no es una ‘religión del Libro’: el cristianismo es la ‘religión de la Palabra de Dios’, no de ‘una palabra escrita y muda, sino del Verbo encarnado y vivo’”. Con estas palabras, introducía Benedicto XVI la Exhortación Apostólica Postsinodal «Verbum Domini” sobre la Palabra de Dios en la Iglesia. Dios que se ha manifestado plenamente en Cristo, -logos-, palabra, deja en la Biblia al hombre, de todo tiempo y lugar una privilegiada vía de encuentro y de relación. 

La Biblia ha sido y sigue siendo inspiración de las principales manifestaciones artísticas: la música, la pintura, la arquitectura… dan muestra de ello. En los dos últimos siglos, además, a estas artes se han unido el cine y los nuevos formatos de comunicación dando lugar a una nueva manera de acercarse a Dios y a la Iglesia en una sociedad secularizada.

Este artículo presenta una lista de recursos en distintos formatos que pueden servir para conocer mejor la Biblia.

Podcast. “The Bible in a Year”

Un plan de 365 podcasts dirigidos, en su versión anglófona, por el sacerdote Mike Schmitz. Se trata de uno de los proyectos más conocidos de “Ascension”, una red multimedia dedicada a la creación de contenidos de formación en la fe católica y contenido digital.

La Biblia en un año está” compuesta de 365 episodios en los que se encuentran dos o tres lecturas de las Escrituras, una reflexión del P. Mike Schmitz y una oración guiada para ayudar a escuchar la voz de Dios en su Palabra, es decir, a “concretar” la llamada de Dios en la vida diaria. El podcast sigue una original manera de lectura bíblica ideada por Jeff Cavins que, a través de catorce libros narrativos de la Biblia cuentan la historia bíblica de principio a fin. Desde su lanzamiento, en enero de 2021, ”La Biblia en un año” ha tenido casi 700 millones de descargas y está disponible en las principales plataformas de podcasting. 

Ebook . La Sagrada Biblia (EUNSA) 

Esta Sagrada Biblia en castellano ofrece una interesante colección de recursos para entender y contextualizar los textos bíblicos. Cada libro se abre con un texto explicativo introductorio al que se suman comentarios de los pasajes. Además, esta Sagrada Biblia contiene un Apéndice con las referencias del antiguo Testamento en el Nuevo, glosario de medidas, pesos y monedas, las fiestas del calendario judío, etc., así como una serie de mapas que ayudan a entender y situar físicamente los hechos narrados en los libros de la Biblia. En su versión ebook, muy fácil de usar, la explicación de los pasajes y los enlaces internos, hacen la lectura ágil y comprensible. 

La edición en audiolibro de la Biblia de la Universidad de Navarra reúne por primera vez en audio los textos de la Biblia de Navarra y unas breves introducciones a cada libro.

Serie. “The Chosen” 

Sin duda, uno de los fenómenos audiovisuales de los últimos años. La serie creada por Dallas Jenkins y financiada por crowdfunding se ha convertido en uno de los fenómenos más importantes del panorama cristiano. Aunque sus creadores no son católicos, cuentan con varios católicos como asesores o incluso entre sus actores, como el caso de Jonathan Roumie, encargado de interpretar a Jesús.

La serie recrea la historia “alrededor de la Historia Sagrada” de Cristo y sus discípulos dentro de un guion caracterizado por la profundidad de sus conversaciones y la capacidad para atrapar al espectador. La figura de un Jesús “muy humano” y que, al mismo tiempo, no diluye su naturaleza divina es uno de los equilibrios mejor logrados de una serie que acaba de estrenar la cuarta de sus siete temporadas y que ha sido vista por más de 500 millones de personas.  

Derral Eves, productor de “The Chosen”, afirmaba en Omnes que “para la Iglesia católica, la utilización del lenguaje audiovisual puede ser una poderosa herramienta de divulgación, conexión con el público y transmisión de mensajes de forma impactante”. No en vano, en la “comunidad” de The Chosen son miles los mensajes de personas que no habían escuchado hablar de Jesús o de la Biblia y han llegado a ella gracias al visionado de la serie. 

Película. “La Pasión” 

La Pasión” supuso un punto de inflexión dentro del cine religioso actual. Tras las superproducciones de carácter religioso de mitad del siglo XX, la industria del cine en Estados Unidos había prestado una atención marginal o de bajo coste al tema religioso. La cinta, dirigida por Mel Gibson, contó con el guion del propio director junto a Benedict Fitzgerald partiendo de los Evangelios e inspirándose en las obras La mística ciudad de Dios, de la venerable María Jesús de Ágreda y en La dolorosa pasión de Nuestro Señor Jesucristo, un libro de Clemens Brentano que detalla las visiones de la beata Ana Catalina Emmerick.

La película, que narra las horas de la Pasión, muerte y termina con la Resurreción de Cristo fue duramente criticada por el realismo con el que Gibson muestra la pasión de Cristo. Una acusación que el propio Gibson rebatía afirmando que “nos hemos acostumbrado a ver cruces bonitas en la pared y nos olvidamos de lo que realmente ocurrió. Sabemos que Jesús sufrió y murió, pero no nos hacemos realmente idea de lo que esto significa. Yo tampoco me daba cuenta hasta ahora”.

La película, que contó con Jim Caviezel en el papel de Jesús, Maia Morgenstern como la Virgen María o Monica Bellucci como María Magdalena resultó ser un éxito en taquilla y una cinta que llegó a cambiar vidas. En los últimos años, se habla de una segunda parte de esta película que ha cumplido veinte años y sigue estando de plena actualidad. 

Libros. “El Pórtico de la Biblia” y “Huellas de Nuestra fe”

Se trata de dos volúmenes editados por la Fundación Saxum pensados para ayudar y enriquecer el conocimiento de la Biblia y la peregrinación a Tierra Santa

“Pórtico de la Biblia”, obra de Jesús Gil y Joseángel Domínguez, realiza un didáctico y trabajado recorrido por los libros que componen la Biblia. Los libros no se presentan en el orden canónico sino cronológico-temporal, siguiendo el orden en el que fueron escritos lo que ayuda a encuadrar el momento de la Escritura o al que se refieren los libros bíblicos en el contexto de la historia universal. 

Para cada libro se detalla su género literario, la historia narrada o su contexto histórico, la época y proceso de composición, la autoría, las enseñanzas principales, conceptos clave, aspectos relevantes de la estructura y pasajes centrales. 

Los gráficos van acompañados de unas ilustraciones de National Geographic Magazine y de datos sobre los manuscritos más antiguos que se conservan para cada libro.

“Huellas de nuestra fe”, de Jesús y Eduardo Gil, es una guía a través de la que se ayuda a preparar para el encuentro con Jesús que supone una peregrinación a Tierra Santa. El volumen “presenta las razones por las que veneramos algunos sitios, los que suelen visitar todas las peregrinaciones, como verdaderamente relacionados con la vida de Jesús” como destaca Jesús Gil. 

Los autores recurren a datos de la Sagrada Escritura, testimonios históricos y a resultados de las investigaciones arqueológicas para dar razón de la veracidad de cada sitio. También incluyen apuntes espirituales con el deseo de que ayuden al lector a meditar las escenas del Evangelio, de modo que la Palabra de Dios resuene eficazmente en la propia vida. 

Libro. Ver a Jesús con los ojos de Pedro. 

Este volumen, el primero de la nueva colección «Meditar la Biblia», comenta cada pasaje del segundo evangelio desde el horizonte de la «composición del lugar» practicada por san Ignacio, santa Teresa o san Josemaría. Ilustra las palabras y los lugares del evangelio, pero sin recurrir a la imaginación de lo posible, pero no real; solo desde la geografía y la arqueología, desde los documentos de la época —el Antiguo Testamento, Filón, Flavio Josefo, literatura intertestamentaria o rabínica—, y desde los rasgos estilísticos del mismo evangelio, que suponen la enunciación desde un testigo de los acontecimientos. En resumen, en los evangelios tenemos, seminalmente, lo que podemos conocer de Jesús. En manos de sus lectores los medios para que esa semilla se haga hierba, tallo y árbol frondoso.

Exposición. “The Mystery man”

Una muestra única sobre “el hombre de la Sábana Santa”. Esto es, básicamente, “The Mystery man«, una exposición itinerante, creada por  Artisplendore, una empresa de gestión cultural especializada en arte sacro, y que ya ha recorrido diversas localidades de Europa. La muestra desglosa, a lo largo de seis zonas expositivas, los aspectos más importantes de la figura de Jesús de Nazaret, la condena y muerte de Cristo, la Sábana Santa, estudios forenses sobre la Síndone, una espectacular sala inmersiva y, por último, el culmen de esta exposición, la sala donde se expone el cuerpo recreado a partir de la Sábana Santa.

Esta reproducción es, para sus creadores “el punto diferenciador clave de esta exposición con respecto a otras que hayamos podido ver”. En el cuerpo, a tamaño natural, se observan las heridas de las que da cuenta la Sábana Santa y que se identifican con lo recogido en los evangelios sobre la pasión de Cristo. Junto a esta reproducción además, se halla una copia a tamaño real de la Síndone. De este modo, el espectador percibe, en tres dimensiones los resultados de una investigación que lleva más de quince años en marcha.

Desde el 1 de agosto hasta el día 31  la ostensión del cuerpo estará en la Catedral de Sigüenza. A partir de septiembre la exposición completa de “The Mystery Man” estará en Barcelona.

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América Latina

Solemnidad de la Transfiguración: cinco siglos de devoción en El Salvador

Este año, los católicos de El Salvador celebran la solemnidad de la Transfiguración con el lema "500 años evangelizando. Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre", en honor a los 500 años de la primera Misa celebrada en Centroamérica.

José Daniel Mejía Fuentes·6 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

El mes de agosto en El Salvador es un período repleto de eventos festivos, culturales y religiosos únicos. En esta pequeña república, se celebran las fiestas patronales en honor al Divino Salvador del Mundo. El 5 de agosto una procesión con la imagen del patrón parte desde la basílica del Sagrado Corazón de Jesús, recorriendo las principales calles de la capital hasta llegar a la catedral metropolitana de San Salvador. Aquí se realiza, año tras año, una representación de la Transfiguración. Al día siguiente, se celebra una Misa solemne presidida por el arzobispo y concelebrada por la Conferencia Episcopal Salvadoreña, con la participación de sacerdotes y laicos de todo el país.

Según una crónica del siglo XVII, la fiesta del Divino Salvador del Mundo se celebra desde 1526. En aquel entonces, se conmemoraba sólo el 6 de agosto y tenía un carácter principalmente cívico, debido a la fundación de la villa de San Salvador (1525), por don Pedro de Alvarado. El festejo incluía sacar el “real pendón” por las calles principales con un lúcido acompañamiento de caballeros. Sin embargo, en algunas ocasiones, la festividad se trasladó a Navidad. Por ejemplo, el presidente Gerardo Barrios decretó el cambio el 25 de octubre de 1861 debido a que agosto era la época “más rigurosa en la estación de lluvias”.

Representación del Divino Salvador del Mundo

La procesión

La imagen del Divino Salvador del Mundo, conocida coloquialmente como “El colocho” por su cabello rizado, fue esculpida por el maestro Silvestre García en 1777. A García se le atribuye el carácter cívico y religioso de la celebración, ya que organizó una fiesta anual al santo patrón con novenario y jubileo. Anteriormente, a finales del siglo XVI, el rey Felipe II había obsequiado una imagen del Salvador del Mundo para la procesión.

Desde 1777, el recorrido tradicional de la procesión iba desde la iglesia El Calvario hasta la Plaza de Armas, donde se realizaba la transfiguración. Con la construcción de la nueva catedral en la Plaza Barrios, la imagen se trasladó allí. En 1963, monseñor Luis Chávez y González extendió el recorrido desde la basílica del Sagrado Corazón hasta la catedral metropolitana. Sin embargo, los “calvareños” protestaron por la modificación de su tradición, y el arzobispo prometió que cada 5 de agosto por la mañana, el Divino Salvador del Mundo visitaría la iglesia de El Calvario, una promesa que se mantiene hasta hoy.

La bajada

En 1810, en el atrio de la iglesia parroquial, hoy iglesia El Rosario, se elaboró un “gran volcán” con la imagen de Jesucristo en la cima. Esta tradición originó el monumento metálico de 15 metros de altura que se utiliza para “la bajada”, en cuya cima está el globo terráqueo y sobre él, la imagen del Divino Salvador del Mundo. En un momento determinado, el globo se abre y la imagen baja vestida de rojo para resurgir vestida de blanco.

El sobrenombre “La bajada” tiene dos posibles explicaciones: una de índole religiosa, evocando cómo los discípulos de Jesús bajan su cuerpo de la cruz y lo colocan en el sepulcro, anticipando la Resurrección; y otra topográfica, ya que la iglesia El Calvario se ubicaba en una posición más elevada que la Plaza Libertad, según el antiguo catastro de la ciudad.

Cada año la fiesta patronal tiene un lema distinto. El de 2024 es “500 años evangelizando. Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre”, en honor a los 500 años de la primera Misa celebrada en Centroamérica, el 12 de mayo de 1524 en Quetzaltenango, Guatemala.

Asistentes a la procesión en la solemnidad de la Transfiguración

Historia y religión de El Salvador

Cada 6 de agosto, san Óscar Romero solía ofrecer una carta pastoral en la que abordaba los desafíos de la Iglesia salvadoreña de la época y realizaba un análisis profundo de los problemas más graves del país. Por ejemplo, en su última exhortación decía: “llamarnos la República de El Salvador y celebrar la fiesta de la Transfiguración del Señor cada 6 de agosto es un privilegio para los salvadoreños. Este nombre, otorgado por el capitán don Pedro de Alvarado y recordado por el Papa Pío XII en 1942, refleja la providencia divina que asigna a cada pueblo su nombre, lugar y misión. Escuchar cada año en la liturgia que nuestro patrón es el Hijo de Dios y que debemos escucharlo constituye nuestro legado histórico y religioso más preciado y la mayor motivación para nuestras esperanzas como nación”.

El mártir salvadoreño tenía la capacidad de integrar en su interpretación de la historia de El Salvador un sentido religioso profundo. En el marco de la celebración de los 500 años de la primera misa en Centroamérica, esta capacidad es particularmente sugerente. Es innegable que la herencia de la fe está profundamente vinculada al encuentro cultural entre Europa y América.

El autorJosé Daniel Mejía Fuentes

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La Última Cena, un acontecimiento “descomunal”

En la última cena, Jesús se estaba despidiendo de sus discípulos ante la pasión ya inminente, pero se “inventó” una forma insospechada de quedarse: la eucaristía.

5 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

La última cena que Jesús compartió con sus apóstoles poco antes de ser torturado y ejecutado debe de ser uno de los banquetes más representados de la historia. Lo que sabemos de aquel encuentro reúne elementos muy sugerentes: los trece comensales, la institución de la eucaristía, la inminencia de la Pasión, la complicidad de Juan, la traición de Judas, la audacia un poco temeraria de Pedro, hasta el menú ensayado durante siglos por los judíos piadosos.

Muchos artistas se han inspirado en la escena evangélica para crear cuadros, sonetos, vidrieras, performances o sinfonías. Probablemente, todos eran o son conscientes de que allí ocurrió algo extraordinario, de que en aquella reunión de amigos Dios tuvo un protagonismo destacado, de que hizo algo insospechado por los hombres, por nosotros. Por eso los cristianos le damos tanta importancia.

Entre las representaciones más recientes resulta especialmente conmovedora la que de forma muy sutil compuso Juan Antonio Bayona para la escena final de La sociedad de la nieve. Los 16 supervivientes del Fairchild aún convalecen en un desbordado hospital chileno mientras sus familiares viajan emocionados desde Uruguay para reunirse con ellos después de 72 días. Están famélicos, aturdidos y felices. Se dejan lavar y conducir de un sitio a otro, uno sonríe agradecido a la joven religiosa que lo está curando, otro parece abismado en sus recuerdos mientras le van quitando las capas de ropa que le han permitido sobrevivir en la montaña, un tercero recibe radiante a su novia y a sus padres. Y cuando ya parece que las miradas luminosas de todos ellos van a dejar paso a los créditos, se reúnen sorpresivamente en una habitación, se sientan muy juntos en torno a las cuatro camas sumidas en la penumbra y despiden en silencio al espectador con ese elegantísimo homenaje —también ellos— a Leonardo da Vinci y, sobre todo, a la cena que otro grupo de amigos compartió hace dos mil años con el Hijo de Dios en la «sala grande» de una casa particular de Jerusalén.

No sé por qué Juan Antonio Bayona quiso terminar de ese modo su extraordinaria película, supongo que algo tendría que ver el relato que aparece en el libro La sociedad de la nieve sobre el momento en el que los jóvenes jugadores de rugby que habían sobrevivido al accidente inicial debaten la posibilidad de alimentarse con los cuerpos de sus compañeros muertos.

Pedro Algorta deshizo los prejuicios y la aprensión de casi todos los demás con una reflexión directamente emparentada con la Última Cena: «¿No es el sacramento de la comunión justamente eso, comer el cuerpo de Jesucristo para recibir a Dios y la vida eterna en nuestros corazones?». Años después, cuando recordaba aquel instante decisivo, lo resumió de forma emocionante: «Nuestros amigos habían muerto para que nosotros siguiéramos viviendo. Teníamos la obligación de alimentarnos de su carne. No era simple canibalismo, sino un acto de amor descomunal».

De eso se trata, justamente: de un acto de amor «descomunal». Jesús se estaba despidiendo de sus discípulos ante la pasión ya inminente, pero se «inventó» una forma insospechada de quedarse: la eucaristía. Lo hizo para darse del todo, para seguir estado cerca de nosotros, para estar accesible por los siglos de los siglos. Por eso se dice de la eucaristía que es un misterio de amor.

Hace unos meses, una sevillana de 16 o 17 años me contó que suele ir todos los domingos a misa con sus padres, y que también en la parroquia y en el colegio le aconsejan que lo haga, y que ella lo tiene como muy asumido, pero que en el fondo no sabe por qué la misa es tan importante.

—¿Qué ocurre en la Misa para que todo el mundo me recuerde que merece la pena ir? —quiso saber.

Podría haberle respondido de forma extensa y documentada, pero en aquel momento lo primero que se me ocurrió fue otra pregunta:

—¿Te imaginas que todos los domingos te invitaran a sumarte a la Última Cena?

Lecturas del domingo

La apertura del corazón. Domingo XXIII del Tiempo Ordinario (B)

Joseph Evans comenta las lecturas del domingo XXIII del Tiempo Ordinario y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·5 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Lo que llama la atención del evangelio de hoy es la molestia que se toma Jesús para curar al hombre que le trajeron, que era sordo y tenía problemas para hablar. “Él, apartándolo de la gente, a solas, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y mirando al cielo, suspiró y le dijo: Effetá (esto es, ‘ábrete’)”. El hombre quedó curado y pudo oír y hablar libremente. ¿Por qué hizo Jesús todo esto? No era su práctica habitual. Normalmente curaba en el acto, simplemente con una palabra.

Una posibilidad es que el estado físico del hombre expresara un estado espiritual: la falta de sinceridad, el no querer darse a conocer. Hay personas que van por la vida esquivando la verdad. No quieren oírla ni decirla. La sinceridad es la apertura a la verdad. 

A menudo, las personas esquivan la verdad buscando el anonimato, perdiéndose de diversas maneras: entre la multitud, de fiesta, en el trabajo, en las redes sociales… Cualquier cosa antes que enfrentarse a sí mismas, a su conciencia, a Dios. Y aquí Jesús lleva al hombre aparte, precisamente lejos de la multitud. Necesitamos hablar con Jesús a solas, ser sinceros con él, dejar que nos diga lo que necesitamos oír, sin esquivarlo ni negarlo. Jesús pone los dedos en el oído del hombre, como si tuviera que esforzarse más para curar su sordera. Como si Dios tuviera que “esforzarse más” para hablar a quienes no quieren escucharle.

Luego viene la siguiente fase del milagro: Jesús con la saliva le tocó la lengua. Este hombre no era completamente mudo. En el Nuevo Testamento encontramos a otras personas poseídas por un “demonio mudo”. No pueden decir ni una palabra. Esa es la peor condición: gente que no habla, que no pide ayuda. Pero este hombre no estaba tan mal. Sólo tenía un impedimento para hablar. Espiritualmente hablando hay personas que dicen algo del problema, pero no todo, una parte, pero no el todo. 

Entonces aprendemos: “mirando al cielo, suspiró y le dijo: Effetá (esto es, ‘ábrete’)”. Este suspiro podría expresar el dolor de Dios ante la insinceridad humana. Le entristece nuestra resistencia a su gracia. Es el suspiro de Dios por aquellas personas a las que quiso ayudar pero que lo rechazaron. 

Todo esto nos enseña la importancia de ser sinceros en aquellos ámbitos en los que Dios quiere ayudarnos: la confesión, la orientación espiritual, con los propios padres, maestros y guías, y también, cuando sea necesario, con los especialistas médicos que tienen la experiencia necesaria para ayudarnos.

La homilía sobre las lecturas del domingo XXIII del Tiempo Ordinario (B)

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas del domingo.

María Luisa Curiá Martínez-Alayón

Estas sencillas líneas quieren ser un merecido homenaje a María Luisa Curiá Martínez-Alayón y a las millones de mujeres que a lo largo de la historia han decidido libremente sacrificar en parte o totalmente su carrera profesional y su posible brillo personal para dedicarse a sus hijos y a su familia.

5 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

Mi madre nació el 30 de marzo de 1942 en Santa Cruz de Tenerife (Islas Canarias) y fue bautizada en la iglesia de la Concepción de esa ciudad. Sus padres fueron Jesús Curiá Cabra, nacido en San Sebastián y Clemencia Martínez-Alayón Guerra, nacida en Tenerife. Su padrino de bautismo fue su abuelo el veterinario valenciano Severo Curiá Martínez. Hizo su primera Comunión en 1949 con 7 años en el colegio la Pureza de María, donde se confirmó en 1952 con 10 años siendo su padrino de confirmación su hermano mayor Ángel. Después del mayor, vino su hermano Néstor y, más pequeños que ella, Jesús y Carlos.

En 1958 terminó el bachillerato en el colegio la Pureza de María. En el conservatorio de Santa Cruz de Tenerife estudió solfeo, estética, historia de la música y hasta 6º curso de piano (no terminó los cursos 7º y 8º porque su padre le animó a irse al extranjero a aprender idiomas). El curso 1959/1960 lo pasó en Francia, estudiando francés y literatura francesa en el “Cours Albert le Grand” de las Dominicas de Burdeos. De 1960 a 1962 estudió Secretariado en “St. Godric´s College” (Hamstead, Londres). Allí también obtuvo el “Lower Certificate in English» y el de la “London Chambers of Commerce».

Durante un año trabajó en Tenerife en la empresa naviera Cory, empleo que dejó para trasladarse a Madrid. Ya en esta ciudad, trabajó un año en la empresa inglesa Fertiberia. En 1964 obtuvo el “Proficiency” en inglés en el Instituto Británico y en 1966 realizó un curso en la Escuela Oficial de Idiomas de Madrid. En esos años también estudió taquigrafía internacional en inglés, francés y español en la Academia Samper de Madrid. De 1966 a 1968 trabajó como secretaria de dirección en la empresa britano-holandesa Unilever.

La vocación

En 1966 pidió la admisión como supernumeraria del Opus Dei en el Colegio Mayor Alcor de Madrid, que conoció gracias a una antigua vecina de Tenerife que le invitó a conocerlo en una ocasión. En la Semana Santa de ese año acudió a Roma con otras jóvenes de su edad y pudo conocer personalmente a san Josemaría Escrivá de Balaguer, que la recibió a ella y a su amiga Ana Rodríguez Corazón en una sala de estar de Villa Tevere, la sede central del Opus Dei en Roma. Estos hechos tendrían una importancia decisiva en las profundas convicciones cristianas que transmitió a toda su familia.

En marzo de 1966 conoció en un guateque a Ángel María Leyra Faraldo (Ferrol, 25-II-1938 – 27-VIII-2021). Ángel se fijó en ella y le pidió su teléfono, para poder llamarla. Después de dos años de noviazgo, se casarían en la Basílica Pontificia de San Miguel el 10 de agosto de 1968 y viajarían en el Seat 600 de ella de luna de miel a Cataluña. En el monasterio de Montserrat prometieron a la Virgen que le darían ese nombre a su primera hija, como así hicieron un año después. Antes de tener a su primera hija Montse, que llegaría a ser doctora en Filología Clásica y Semítica por la Universidad Hebrea de Jerusalén, dio clases de inglés durante un curso en el colegio Besana. En 1970 nacería su hijo Miguel Ángel, que llegaría a ser filósofo, doctor en teología y ordenado sacerdote en el año 2000. En 1972 nació su hija María José, licenciada en ADE y en la actualidad casada y con una hija.

Filología inglesa

En 1972 se trasladó a La Laguna porque su marido fue destinado a la Universidad Laboral de la Laguna. Allí nacerían sus hijos Ana Isabel (1974, licenciada en Magisterio, en la actualidad casada y con dos hijos), María Luisa (1976-2014, licenciada en Derecho, casada y madre de cuatro hijos) y Pablo (1976), que fallecería una semana después de nacer por complicaciones en el parto. En 1974 superó las pruebas de acceso a la Universidad para mayores de 25 años en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de La Laguna para comenzar 1º de Filología Inglesa, estudios que tuvo que interrumpir por no poder compatibilizarlo con la atención que quiso prestar a su ya extensa familia. En 1978 toda la familia se trasladaría a Madrid. En 1980 nacería su último hijo, Santiago, doctor en Derecho y profesor universitario.

El curso 1985/1986 realizó un curso de Literatura inglesa en el Instituto Británico y en 1987 uno de Técnicas de enseñanza de inglés en el British Council. Durante años dio clases particulares de inglés a alumnos de entre 13 y 18 años y realizó trabajos de traducción y transcripción de textos.

Homenaje a la entrega

Hoy en día es difícil que muchos padres o madres -por cómo se ha ido configurando la sociedad contemporánea- puedan permitirse renunciar a su carrera profesional para dedicarse a la atención y educación de sus hijos, los que deciden apostar por la vida contra la “generosa” opinión de muchos de que somos demasiados en este planeta. Ahora se habla más de conseguir la llamada “conciliación trabajo y familia”, que no parece ir demasiado bien a juzgar por los índices de salud de la familia al menos en occidente.  

En la actualidad, mi madre vive en su casa de siempre de Mirasierra su entrada en la ancianidad viuda y rodeada y cuidada por sus hijos, que la queremos y admiramos mucho. Estas sencillas líneas quieren ser un merecido homenaje a ella y a las millones de mujeres -más numerosas que los hombres aunque también los ha habido- que a lo largo de la historia y también en la actualidad han decidido libremente sacrificar en parte o totalmente su carrera profesional y su posible brillo personal para dedicarse a sus hijos y a su familia, siendo verdaderamente felices viviendo un amor verdadero: dando su vida por los demás y recogiendo los abundantes frutos de su entrega, como nos enseñó Jesucristo desde el misterio luminoso de la Cruz. Muchas gracias, mamá.

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Vaticano

El Papa vuelve a clamar por la paz en el Ángelus

Líbano, Tierra Santa, India y Venezuela han estado presentes en la oración del Papa en el ángelus de este 4 de agosto.

Maria José Atienza·4 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Una soleada y calurosa Roma ha acogido el rezo del Ángelus del Papa Francisco desde el balcón de las dependencias papales junto a cientos de peregrinos que, a pesar de las altas temperaturas, han querido acompañar al pontífice en el tradicional rezo mariano.

Tras la oración a Nuestra Señora, el Papa ha fijado su mirada en el Líbano, recordando, en primer lugar la reciente beatificación del patriarca Stefano Douayhy, patriarca de Antioquía de los maronitas, que, como ha destacado el Papa: “fue testigo de esperanza en una época difícil”.

El pontífice ha manifestado su cercanía y oración por el pueblo libanés que, hoy, sufre igualmente momentos complicados y violentos. Ha dirigido su oración por las familias de las víctimas de la explosión que, hace hoy justo 4 años, tuvo lugar en el puerto de Beirut en la que murieron 217 personas y mas de 7.000 resultaron heridas. 

No sofoquen la palabra de paz de Dios

El Papa Francisco ha manifestado su preocupación por la violencia incesante que vive Oriente Medio y ha orado para que el conflicto “no se extienda aun más”. Además de

las poblaciones de Israel, Palestina y Líbano –con mención a la comunidad drusa presente en estas zonas-, el Papa no se ha olvidado de Myanmar y ha lanzado un fuerte llamamiento a detener las guerras. “¡Basta! ¡No sofoquen la palabra de paz de Dios! La guerra es un fracaso”, ha destacado con fuerza el pontífice. 

También Venezuela ha estado presente en esta oración. Refiriéndose a los difíciles momentos del país latinoamericano, el Papa ha dirigido un llamamiento para que “todos busquen la verdad y eviten la violencia en la población, por el bien de la población y no por intereses partidistas”.

Por último, ha querido recordar a los afectados por las últimas lluvias torrenciales en la India, en especial, en el estado de Kerala. 

Antes de despedirse, el Papa ha querido destacar la fiesta del Santo Cura de Ars que la Iglesia celebra el 4 de agosto y ha agradecido a tantos párrocos “ que con celo y generosidad, a veces con mucho sufrimiento, gastan la vida por Dios y sus pueblos” y ha pedido a los fieles un aplauso para los párrocos antes de desearles un buen almuerzo y un buen domingo.

Recursos

Santo Tomás de Aquino, una comprensión sintética de la realidad

En 2024 se celebra el 750 aniversario de la muerte de santo Tomás de Aquino, quien encontró en el pensamiento aristotélico la confirmación de su propia visión sintética de la realidad, fundada en una comprensión dinámica de los seres.

José Manuel Giménez Amaya y José Ángel Lombo·4 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

Se ha dicho con frecuencia que Tomás de Aquino es un pensador de síntesis. Recibió de Alberto Magno enseñanzas fundamentales sobre Aristóteles y el neoplatonismo, elaboradas por ambos sobre una base cristiana.

Junto a la Sagrada Escritura y los Padres de la Iglesia, Tomás de Aquino conoce también los clásicos de la cultura grecorromana y la filosofía árabe. Esta capacidad de síntesis explica, en buena medida, por qué su visión sería propuesta, siglos después, como base segura en los estudios de filosofía y de teología, a pesar del recelo que el aristotelismo había suscitado en el siglo XIII.

Si consideramos ese rechazo inicial, sorprende aún más la insistencia del Aquinate en proponer el pensamiento aristotélico. Parece razonable pensar que encontró, en el Estagirita, una confirmación de su propia visión sintética de la realidad.

Esa visión se fundaba en una comprensión dinámica de los seres a partir de sus causas: la integridad de materia y forma (unidad sustancial “hilemórfica”) y la orientación de todos los movimientos hacia un fin (teleología de la naturaleza).

La metafísica

Esta comprensión de la realidad implicaba, una metafísica que era al mismo tiempo unitaria y dinámica. De aquí que ni Aristóteles ni Tomás de Aquino tengan una concepción rígida de la sustancia: para ellos, toda sustancia posee algún grado de actividad, y las sustancias por excelencia son los seres naturales y, más precisamente, los seres vivos. A su vez, la vida se da según grados, esto es, las plantas, los animales y los seres intelectuales.

Desde esta metafísica unitaria y dinámica, el Aquinate llegaba a una antropología opuesta igualmente al dualismo y al monismo. La naturaleza racional incluye el cuerpo y el alma, y es principio de la actividad libre. Por ello, esta comprensión antropológica del ser humano tenía notables consecuencias en la ética.

La actividad libre está abierta al bien universal, que el ser humano es capaz de alcanzar por sí mismo. Este bien es el más excelente y constituye su felicidad, que es la vida lograda. Sin embargo, en cuanto somos una unidad de alma y cuerpo, nuestro obrar no consiste exclusivamente en realizar acciones, sino también en recibir el influjo de las acciones de otros seres. La dirección hacia el fin último requiere, por tanto, el orden racional tanto de las acciones como de las pasiones, y ese orden lo dan las virtudes.

En la medida en que necesitamos la acción de los otros, el ser racional requiere la colaboración de los otros seres racionales. Por tanto, el bien de cada individuo está en continuidad con el de los otros. Los seres racionales tienden a ese bien común configurando entre ellos una unidad, que es la sociedad humana. De esta manera, la sociabilidad es constitutiva de nuestra naturaleza.

Una visión unitaria

Al inicio de estas líneas, nos hemos preguntado qué había visto Tomás de Aquino en Aristóteles para seguir su filosofía en ámbitos fundamentales, como la metafísica, la antropología y la ética. De acuerdo con lo que hemos expuesto, la clave se encuentra en una comprensión sintética de la realidad, que se demuestra como una interpretación válida en cuanto permite poner en diálogo diferentes tradiciones filosóficas, con una visión unitaria y dinámica de la multiplicidad de los seres.

El pensamiento del Aquinate también ha sido objeto de múltiples lecturas. Estas concepciones buscaban, en el fondo, acercarse a la visión unitaria y dinámica de los seres a la que antes nos hemos referido. En otras palabras, Tomás de Aquino, como el Estagirita, aspiraba a una comprensión sintética de la realidad.

En el fondo, el pensamiento del Aquinate pretendía mantener la continuidad con Aristóteles, pero no desde el punto de vista de una determinada escuela, sino como un acceso adecuado a la realidad. Esto es lo que se ha conocido tradicionalmente como philosophia perennis, que ha quedado interrumpido, de alguna manera, en la modernidad. Una manifestación de esto ha sido la fragmentación del saber en perspectivas parciales y una cierta renuncia a alcanzar la comprensión de las cosas en sí mismas.

Desde aquí, se entiende cómo la renovación de un planteamiento filosófico en la línea de Aristóteles y de Tomás de Aquino debe cumplir, al menos, tres condiciones. La primera es que esté abierto a una continuidad en el conocimiento de las cosas. La segunda es que sea capaz de establecer un diálogo con otras tradiciones que puedan encontrarse en un terreno común. La tercera es que busque superar la fragmentación del saber para acceder a la realidad en su unidad y en su dinamismo.

MacIntyre y otras propuestas

En tiempos recientes, han surgido varios intentos de acercamiento a una filosofía realista, en la línea de Aristóteles y Tomás de Aquino. Una de las propuestas que nos parece más destacable es la que ha llevado a cabo el pensador anglosajón Alasdair MacIntyre, que se distingue por acceder a la filosofía aristotélico-tomista precisamente a través de la ética.

En el caso de MacIntyre, su punto de partida es un contexto moderno –filosofía analítica, marxismo, psicoanálisis–, en el que se siente insatisfecho al no encontrar respuestas que den razón del ser humano, de manera unitaria, en su actuar en relación con otros. De esta manera, para él, la modernidad ha quedado lastrada por el individualismo y por la fragmentación del ser humano. De aquí que inicialmente planteara la recuperación de la noción aristotélica de virtud, a través de una concepción narrativa de la vida humana, que se entreteje con la de los otros en el seno de una tradición común.

Teleología en el pensamiento tomista

Sin embargo, el autor británico toma conciencia del papel fundamental de la teleología para alcanzar esa concepción unitaria de la vida humana. En esta búsqueda, descubre a Tomás de Aquino como lector de Aristóteles, lo cual le acerca progresivamente a planteamientos claramente metafísicos y a una visión más unitaria del saber.

En este proceso, también descubre con mayor profundidad la relevancia de la unidad del cuerpo y el alma en el ser humano, y en esta investigación reconoce la importancia de la biología para comprender adecuadamente la naturaleza de los seres racionales. De esta manera, esa naturaleza racional se muestra no solo en su unidad espiritual-corpórea, sino también en su propia vulnerabilidad. Esta condición significa una dependencia recíproca entre los seres racionales, que manifiesta la capacidad de dar y recibir en la relación con los demás.

A esta conclusión llega el filósofo escocés al comprender en profundidad no solo la integridad espiritual-corpórea de cada ser humano en sí mismo, sino también la unidad de unos con otros en una vida común. En este punto, se da cuenta de que el planteamiento del Aquinate continúa la concepción aristotélica del ser humano como un ser unitario y social. Así pues, Alasdair MacIntyre ha tenido la audacia de reconocer que Tomás de Aquino ha llevado a Aristóteles más allá que el propio Aristóteles.

El autorJosé Manuel Giménez Amaya y José Ángel Lombo

Universidad de Navarra y Universidad Pontificia de la Santa Cruz

Evangelio

Testigos de la Transfiguración. Transfiguración del Señor (B)

Joseph Evans comenta las lecturas de la Transfiguración del Señor y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·4 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

La importancia de la Transfiguración se refleja en el hecho de que se narra en los tres evangelios sinópticos. Mateo, Marcos y Lucas consideraron que se trataba de un acontecimiento notable en la vida de Cristo, que cada uno debía relatar a su manera. Este año, año B, se nos ofrece la versión de Marcos, que proporciona una serie de descripciones gráficas que sugieren precisamente lo que nos dice la tradición: que Marcos nos presenta la predicación de Pedro. Aunque algo tosco en su forma, y sin gran pulimento literario, Marcos da a menudo detalles que sugieren realmente a un testigo ocular.

Así, en este relato no sólo se nos dice que las vestiduras de Cristo parecían “blancas como la luz” (Mateo) o “brillaban de resplandor” (Lucas), sino que “se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlas ningún batanero del mundo”. Pedro debió de quedar muy impresionado por la blancura de las vestiduras de Cristo en aquel momento e intuyó que habían entrado en una dimensión totalmente nueva, celestial. También subraya más que los otros evangelios el miedo de los tres discípulos, en particular el suyo: “No sabía qué decir, pues estaban asustados”. Y sólo Marcos nos dice que los tres discípulos discutían entre ellos “qué quería decir aquello de resucitar de entre los muertos”.

Se trata de alguien que estuvo allí, que vio la extraordinaria blancura de las vestiduras de Cristo, que sintió un miedo intenso y que habló con Santiago y Juan sobre lo que sucedió en la montaña. En efecto, como nos dice la primera lectura, precisamente de la segunda epístola de Pedro: “Habíamos sido testigos oculares de su grandeza. Porque él recibió de Dios Padre honor y gloria cuando desde la sublime Gloria se le transmitió aquella voz: ‘Este es mi Hijo amado, en quien me he complacido’. Y esta misma voz, transmitida desde el cielo, es la que nosotros oímos estando con él en la montaña sagrada” (2 Pe 1, 16-18).

El Jesús que pronto se mostraría débil y despreciado, casi demasiado feo para ser mirado, como profetizó Isaías (cfr. capítulo 53), deja entrever aquí su gloria a sus tres discípulos más cercanos. Así como Dios Padre reveló especialmente a Pedro la condición divina y mesiánica de Cristo (cfr. Mt 16, 17), aquí le ayuda a comprender más profundamente la gloria preexistente de Nuestro Señor. Por Pedro, por el Papa, comprendemos mejor tanto la gloria divina de Cristo como cuánto se abajó para sufrir por nosotros. A través de la Iglesia nos adentramos más en la nube del misterio de Cristo, que es oscuro, aterrador y lleno de luz al mismo tiempo. Pedro es capaz de decir en su segunda epístola, con un plural que sugiere la voz de la Iglesia bajo la autoridad de los Papas: “Así tenemos más confirmada la palabra profética y hacéis muy bien en prestarle atención” (2 Pe 1, 19).

Recursos

La oración de los sencillos

Se considera a la oración vocal la más básica de las formas de dirigirse a Dios. Y lo es. El peligro está en que de ahí a infravalorarla en ocasiones no hay más que un paso. En este año dedicado a la oración, previo al próximo Jubileo, no está de más ponderar su importancia.

José Ramón Pérez Arangüena·3 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 5 minutos

Hace tres años, durante unas catequesis sobre la oración, afirmó Francisco: “Por favor, no caigamos en la soberbia de despreciar la oración vocal. Es la oración de los sencillos, la que nos ha enseñado Jesús: Padre nuestro, que estás en el cielo…”.

Alcance

Cuando nos planteamos qué se entiende por oración vocal, no es difícil que la mente se vaya de primeras al Padre nuestro, al Avemaría y a ese espléndido maridaje de ambas oraciones que, junto con el Gloria a la Trinidad, constituye el Santo Rosario. 

Luego quizá caemos en la cuenta de que entran también en la categoría desde el signarse y santiguarse, el Señor mío Jesucristo, la Salve o el Angelus hasta tantísimas otras fórmulas orantes, ya sean más breves, como las jaculatorias y las letanías, o más largas.

Entre las cuales se incluyen el Oficio divino y la Misa entera, con su Yo confieso, el Gloria, el Credo, la consagración de las especies eucarísticas y todo lo demás. 

En suma, la oración vocal es la elevación del alma a Dios expresada con palabras, ya sean de adoración, de alabanza, de gratitud, de arrepentimiento, de desahogo, de lamento, de queja, de sumisión, de súplica o de cualquier otra expresión verbal de trato o relación filial con Él.

Y aún hay más, según señala el n. 2700 del Catecismo de la Iglesia Católica, ya que las palabras abarcan tanto a las proferidas como a las mentales. 

Todo lo cual equivale a decir que la oración vocal comprende la plegaria personal y grupal; la más popular y la menos notoria, ya sea pública o privada, exterior o interior; la leída y la espontánea; la de autoría propia y la compuesta o formulada por otros; la rezada, salmodiada o cantada y, por supuesto, la litúrgica.

Descubrimos así un amplísimo y riquísimo panorama espiritual. ¡Como para pretender despreciarlo!

Tradición nativa

La tradición cristiana de la oración vocal tiene claros antecedentes en los salmos judíos. En el Evangelio de la infancia es patente en los sucesivos cánticos de María (Lc 1,46-55), Zacarías (Lc 1,68-79) y Simeón (Lc 2,29-32). 

Cristo potenció dicha tradición. Si el ruego o la súplica es una de las primeras y más clásicas manifestaciones de oración vocal, narra el Evangelio que Jesús instó repetidas veces a sus discípulos a que, ante cualquier necesidad, acudieran con prontitud, reiteración y firme esperanza a su Padre celestial: “Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá” (Mt 7,7). 

Además, los Evangelios recogen ejemplos vivos, prácticos y maestros de Jesús mismo, que ilustran diferentes modos de oración vocal. He aquí una muestra.

Desde luego el Padrenuestro, plegaria densa con la que enseñó a sus inmediatos y futuros seguidores a dar en primer término gloria a Dios, y después a pedirle con entera confianza cosas útiles y cotidianas, perdón de las ofensas y fortaleza frente al pecado, así como esperanza frente a la adversidad física y moral. 

Constan también frecuentes oraciones personales de alabanza y agradecimiento de Cristo, como ésta: “Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla” (Mt 11,25).

O su filial aceptación de la cruda voluntad divina: “Padre mío, si es posible, aparta de mí este cáliz, pero no se haga como yo quiero, sino como quieres Tú” (Mt 26,39).

O su lastimosa queja pendiente de la cruz: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mt 27,46), que oyeron los circunstantes y algunos interpretaron a su manera. En aquella tesitura mortal, constituye sin duda una verdadera oración, probablemente emitida a ritmo entrecortado de asfixia, que coincide con la frase inicial del largo salmo 22, el cual ‒no olvidemos‒ culmina con el reconocimiento de la sabia grandeza de la acción de Dios, a veces incomprensible para los hombres.

Engañosa imagen del Rosario

Hace años, un estudiante universitario me confió:

Yo antes no entendía el Rosario. Hasta que empecé a rezarlo.

Y por lo que me contó a continuación el asunto tenía que ver conmigo, pues por lo visto, tiempo atrás, le había dicho algo así como: 

Déjate de rollos, Juan, y empieza a rezar un misterio al menos.

No lo recordaba yo. Pero él sí había cogido la onda (del Espíritu Santo), comenzó a rezarlo y feliz, muy feliz por entenderlo y gozarlo, fue ampliándolo paulatinamente. Tanto que ahí estaba al cabo de unos meses desgranando ya cinco misterios. 

El Rosario integra diversos planos orantes, todos ellos de gran valía meditativa y contemplativa, y de los que el más evidente es la repetición de padrenuestros, avemarías y glorias.

Ante esto, hay quienes recalcan la dificultad de mantener la atención. No les falta razón. Pero eso tampoco justifica dejar de rezarlo, pues las cosas solo cuadran cuando se armonizan todos los factores.

Y, si no, ¿dónde queda la intención, el rumiar los misterios, el tiempo invertido y robado a otros menesteres, el hecho mismo de rezarlo, la historia del 98 por ciento de los santos canonizados desde la Edad Media o la sabiduría de María Santísima al pedirlo desde entonces a hoy? 

Al final, el Rosario es cariño, cariño a Ella como vía hacia Dios. Y para captarlo hay que rezarlo, como descubrió mi amigo Juan.

En ese sentido, nada más lejos de la realidad de un varón o mujer meditativo y/o contemplativo que desdeñar la oración vocal. Entre otras razones, porque se sirve de ella numerosas veces al día como excelente recurso para cultivar su vida interior, tanto al celebrar o asistir a Misa, rezar el Rosario y otras muchas plegarias, o como combustible inequívoco de trato filial con Dios.

Sencillez

Afirma el Papa Francisco que la vocal “es la oración de los sencillos”. 

Ser sencillo no equivale a ser simple, lelo, insustancial. La sencillez es una de las virtudes más simpáticas. No denota inconsciencia ni puerilidad, sino carencia de doblez, engaño y artificio. Es lo que Jesús pondera en Natanael cuando se conocen a orillas del Jordán (Jn 1,47). El sencillo es honrado, fiable. De ahí que a su vez se fíe de Dios y le rece con esperanza y perseverancia. Como niño, cuando niño y, más adelante, con la madurez oportuna en cada ocasión.

Con oraciones vocales se empieza a rezar en la infancia y, si no se dan mayores crisis, con ellas se prosigue a lo largo de la vida, al tiempo que se crece de forma efectiva en el trato y el diálogo personal con Dios. 

Así lo señalaba san Josemaría: “Empezamos con oraciones vocales, que muchos hemos repetido de niños: son frases ardientes y sencillas, enderezadas a Dios y a su Madre, que es Madre nuestra.

Todavía, por las mañanas y por las tardes, no un día, habitualmente, renuevo aquel ofrecimiento que me enseñaron mis padres: ¡Oh Señora mía, oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a Vos. Y, en prueba de mi filial afecto, os consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón… ¿No es esto –de alguna manera– un principio de contemplación, demostración evidente de confiado abandono?” (Amigos de Dios, 296)

En la edad adulta, con tales oraciones hay quienes comienzan o recomienzan, según que el tipo de conversión a Dios sea ex novo a la Iglesia, o a la fe abandonada desde época juvenil. 

En tal caso, los confesores tenemos nutrida experiencia de penitentes que vienen a reconciliarse al cabo de cinco, diez o más años y que, al preguntarles si en ese período han rezado algo, por poco que sea, aseguran que sí, que ante una dificultad o bien movidos por un impulso repentino a veces se han encontrado rezando una o más Avemarías. A lo que sale espontáneo glosar:—¿Ves? Por esa oración a la Virgen estás tú hoy aquí.

El autorJosé Ramón Pérez Arangüena

Iniciativas

«Primeros cristianos», una web para descubrir las raíces del cristianismo

La web “Primeros cristianos”, creada por un grupo de estudiantes universitarios, recoge datos e información sobre la forma de vida de las comunidades de los primeros siglos del cristianismo.

Loreto Rios·3 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

La web “Primeros cristianos” es un portal dedicado en exclusiva a la forma de vida, la fe, y los datos que conocemos actualmente de los primeros siglos del cristianismo. “Nuestro objetivo principal”, señalan los actuales responsables de la web, “es dar a conocer y difundir el ejemplo de la vida de los primeros seguidores de Cristo, la fidelidad con que vivieron su fe, a pesar de las dificultades y persecuciones que sufrieron. Creemos que en el siglo XXI los primeros cristianos son más actuales que nunca y pueden ser una fuente inspiradora para la nueva evangelización”.

Sobre el diseño de la página, indican que el portal “pretende ser como un álbum de familia para los católicos. Por ello la página está diseñada de un modo atractivo, con contenidos divulgativos más que académicos, para que cualquier persona interesada pueda aprender y enseñar la historia de los primeros cristianos”.

Responsables de la web «Primeros cristianos»

Los primeros cristianos como referencia

La idea surgió “en el verano de 2006 y se puso en marcha en octubre de ese año. Quienes comenzaron el proyecto compartían dos ideas fundamentales: entender que la vida de los primeros cristianos era fascinante y que, sin embargo, apenas eran conocidos. A lo largo de los años, hemos ido tomando el relevo varias generaciones de estudiantes universitarios con las mismas convicciones y con la ilusión de que cada vez más gente descubra este tesoro”.

Era un proyecto innovador, ya que, por aquel entonces, “no existía ninguna web que abordara el tema desde una perspectiva católica. Ante eso, decidimos llenar nosotros ese vacío. Consideramos importante acercar el modelo de vida de los primeros cristianos como una referencia para el mundo de este siglo XXI”. Esto es debido, según indican los fundadores, a que quieren “acercar al hombre de hoy la idea de imitar y vivir como los primeros cristianos que, con el ejemplo y la fuerza de su vida ordinaria, lograron cambiar el mundo en el que vivían. Además, vivimos en un momento muy propicio para ello. Creo que a todos nos conviene conocer la vida de los primeros cristianos y aprender de ellos a conducirnos en estos tiempos en los que existen nuevas persecuciones”.

Además, los responsables del proyecto consideran que “tenemos una gran deuda de gratitud con aquellos hermanos nuestros de los primeros siglos; de algún modo fueron héroes, tuvieron mucho mérito, merecen nuestra veneración y agradecimiento: si somos cristianos hoy, se lo debemos a ellos”.

Hay muchas cosas que les llaman la atención de las primeras comunidades: “Su vida era una apuesta en la que se jugaba el destino de la Iglesia y de los hombres. Y fueron fieles. Convirtieron un imperio. Los primeros cristianos son tan interesantes por su carácter paradójico: en primer lugar, son personas que vivieron hace miles de años, en un mundo aparentemente muy distinto al nuestro; y, sin embargo, al conocer sus vidas y al escuchar sus palabras, sentimos que nos interpelan con mucha fuerza, que logran llegar al centro de las inquietudes y luchas de los cristianos del siglo XXI. Su testimonio posee una frescura única, por la cercanía que tienen con los orígenes de nuestra fe. Los primeros cristianos tienen una extraordinaria vigencia cultural. De un modo especial, a la hora de comprender el mundo en el que vivimos y la interacción entre cristianismo y mundo contemporáneo. La cultura europea está configurada desde el cristianismo, y por tanto a partir del esfuerzo de los primeros cristianos. Son ellos las famosas ‘raíces cristianas’ de Europa. Es importante resaltar esto, pues el cristianismo se extendió a todo el mundo precisamente desde Europa”.

Conocer los primeros siglos

Además, en la web hay información sobre temas muy variados relacionados con la vida de los primeros cristianos. Nos indica Jaime que se abarcan temas como “quiénes era, cómo vivían, las persecuciones, la expansión del cristianismo, las Actas de los mártires, los Padres de la Iglesia, las catacumbas, etc.”.

Además, “la página alberga algunos documentos y vídeos (en nuestro canal de Youtube). También ofrece listados de libros y películas relacionados con el mundo del cristianismo primitivo, así como archivos de las actas de los mártires o la situación del cristianismo en los cuatro primeros siglos. También tenemos secciones como ‘Tesoros de Roma’ o ‘Lugares de Tierra Santa’, que despiertan mucho interés. Otro de nuestros grandes temas es el de los cristianos perseguidos que siguen dando a día de hoy un testimonio muy similar al de los primeros cristianos”.

La respuesta de los usuarios

El tiempo ha demostrado que, lejos de ser un tema secundario, la vida de los primeros cristianos interesa a muchísima gente. “Ya hay miles de personas suscritas a la página”, indica a Omnes Jaime Alonso de Velasco, uno de los responsables actuales de la web, “con deseos de recibir semanalmente el boletín gratuito de noticias referentes a la vida de los primeros cristianos”.

Algunos no solo se suscriben a la newsletter, sino que se deciden a enviar también un mensaje: “En estos años hemos recibido cientos de mensajes de apoyo y de agradecimiento desde los sitios más diversos del planeta. Es muy gratificante ver que estás animando a vivir la fe a personas que se encuentran en circunstancias difíciles. En esos momentos, el ejemplo de vida de los primeros cristianos les ha sostenido y ayudado mucho. Desde una catequista en la selva amazónica que nos agradece lo que le ayuda nuestra web; un sacerdote de Ghana, una madre de familia numerosa de Brasil, un abogado desde Washington D. C., un universitario escocés, y bastantes personas desde países difíciles para los cristianos como Cuba, Rusia o Indonesia. En este sentido ha ayudado mucho la versión inglesa de nuestra página, que se ha difundido por todo el mundo”.

Cultura

Mujeres protagonistas de la historia medieval: Adelaida, la santa regente

En esta serie de artículos, José García Pelegrín recorre las vidas de cuatro mujeres que protagonizaron la historia medieval en Alemania. Santa Adelaida de Italia es la protagonista de esta entrega.

José M. García Pelegrín·2 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

A lo largo de la Edad Media, destacaron mujeres que supieron imponerse en un mundo dominado por hombres y ejercieron una influencia duradera en la sociedad y la Iglesia. Resulta significativo que en los albores del (sacro) imperio romano-germánico, durante prácticamente todo el siglo X, surgieron cuatro figuras femeninas que desempeñaron un papel crucial en la consolidación del reino.

En 919, Enrique I fue elegido rey del “reino franco oriental”, convirtiéndose en el primer rey que no pertenecía a la dinastía franca, sino a la estirpe de los Liudolfinger. Se da comienzo así a la dinastía “otónida” o “sajona”, ya que antes de su elección era duque de Sajonia. Esta transición marcó el inicio de la historia alemana al consolidar la división del Imperio Carolingio en tres partes, con los nietos de Carlomagno. La parte oriental, gobernada a partir de 843 por Luis, conocido como “el Germánico”, sería la cuna de Alemania.

Una joven viuda

Adelaida, nuera de santa Matilde de Ringelheim, quien fuera esposa de Enrique I, es hija del rey Rodolfo II de Borgoña y de Bertha de Suabia. Los primeros años de su vida están marcados por vicisitudes que revelan las estrechas relaciones entre diferentes reinos y cómo estas se sellaban más mediante matrimonios que mediante

tratados. Tras la muerte de su padre en 937, su madre contrajo matrimonio con Hugo de Arles, rey de “Italia” (prácticamente las antiguas posesiones de los lombardos), mientras que Adelaida fue prometida con el hijo de Hugo, Lotario. Contrajeron matrimonio en 947 después del fallecimiento de Hugo.

Sin embargo, Lotario, quien se convirtió en rey de Italia tras la muerte de su padre, fue envenenado en 950. Aunque Berengario de Ivrea, el sucesor (y presunto asesino) de Lotario, insistió en que Adelaida se casara con su hijo Adalberto, ella se negó. La joven viuda fue encerrada en un castillo, pero logró escapar con ayuda de un sacerdote.

Matrimonio con Otón I

Adelaida solicitó la ayuda del joven rey alemán Otón I, quien derrotó a Berengario, conquistó Pavía y se casó con la joven viuda en 951. En 962, Otón I fue coronado emperador, uniendo el llamado “Reino de Italia” (el norte de la península) con el imperio romano-germánico.

Adelaida estaba familiarizada con la reforma cluniacense debido a su ascendencia borgoñona. Como emperatriz, promovió la expansión de la orden cluniacense en tierras germánicas. Tras la muerte de su esposo, Adelaida asumió la regencia de su hijo, el joven Otón II, con Majolus de Cluny como su principal consejero. Después de la temprana muerte de Otón II en 983, Adelaida asumió nuevamente la regencia, esta vez junto a su nuera Teófano. Dirigieron juntas los destinos del imperio junto con el arzobispo Willigis de Maguncia.

Adelaida, emperatriz

Tras la muerte de Teófano en 991, Adelaida se ocupó de gobernar el imperio en solitario. Incluso se acuñaron monedas de plata que muestra en una cara el nombre del joven Otón III y, en la otra, el de su abuela “Athalhet”. Tras la mayoría de edad de su nieto Otón III en 994, Adelaida se dedicó a tareas caritativas y promovió la fundación de monasterios.

Finalmente, se retiró al monasterio que ella misma había fundado en Seltz, en el norte de Alsacia, donde falleció en 999. Su tumba se convirtió en un destino de peregrinación y los cluniacenses promovieron su veneración. Fue canonizada por el papa Urbano II en 1054.

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Vocaciones

Vedastus Machibula: “Tengo en mi corazón el deseo de servir a Dios donde haga falta”

Vedastus Machibula nació en 1999 en Tanzania. Hijo de madre católica y padre no cristiano, recibirá la ordenación sacerdotal en agosto de 2024. Una vocación que nació a raíz de una pregunta a su madre. 

Espacio patrocinado·1 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Nacido en una familia numerosa, Vedastus Machibula fue educado en la fe por su madre. Su pueblo distaba 7 kilómetros de la iglesia más cercana y, cada domingo, asistían a la celebración de la Palabra. En algunas ocasiones, también podían tener la Eucaristía, cuando el sacerdote podía ir. Ahora, gracias a una beca de la Fundación CARF, será ordenado sacerdote y servirá en su país, Tanzania.

¿Cómo llegas a plantearte la vocación sacerdotal? 

—Los domingos íbamos al oficio de la Palabra que celebraban los catequistas. En una ocasión, llegó un sacerdote al pueblo y comenzó a celebrar la Misa. Yo era muy niño y me daba cuenta que era diferente a lo que hacían los catequistas. Me interesó mucho cómo celebraba la liturgia y, cuando llegué a casa le pregunté a mi madre “Mamá, ¿por qué hoy ha sido diferente?, ¿quién es ese hombre que ha celebrado hoy?”. Mi madre me contó que era un sacerdote y cuál es la diferencia entre sacerdotes y catequistas.

Me señaló la importancia de los sacerdotes para la salvación y para ayudar a que los demás que también conozcan a Cristo. Pregunté por qué no teníamos sacerdote todos los domingos y ella me respondió que era imposible, porque los dos sacerdotes de esa parroquia atendían treinta y tres iglesias. Entonces le dije: “Cuando sea mayor quiero ser sacerdote ayudar a la iglesia de mi pueblo, que tengan siempre sacerdotes para enseñarles la fe y para celebrar los sacramentos”. Mi madre me explicó que tendría que estudiar mucho y ser muy disciplinado y me animó a que, si era mi camino, hablara con mi padre por si podían pagarme los estudios. 

Así sucedió cuando, a los 14 años, quise ir al seminario menor. Mi padre me dijo “voy a pagar lo que tú necesites para que tus sueños sean una realidad. Aunque no soy rico, sé lo importante es estudiar. Nos podrá faltar hasta lo necesario para vivir, pero no te faltará lo que necesites para tus estudios”. Esto hizo que siempre me esforzara mucho, porque sé el esfuerzo que ha supuesto a mi familia.

Pronto será ordenado sacerdote. ¿Qué le pide a Dios en ese momento?

—Efectivamente, recibiré la ordenación sacerdotal a finales de agosto. Doy gracias a Dios por este don que me va a entregar dentro de poco. Ese deseo de servir a Dios donde haga falta, que tuve desde el primer día, lo he mantenido en mi corazón con la ayuda de Dios y de la Virgen. 

El mundo necesita sacerdotes, necesita los sacramentos. Le pido a Dios que me ayude a recordar por qué quería ser sacerdote, por qué quiero serlo y por qué voy a luchar por permanecer fiel hasta el último momento. Esas palabras de san Pedro “Señor, tu sabes todo, tu sabes que te quiero”, han sido mi oración ante Dios en los momentos difíciles de mi camino, porque siempre el Señor conoce el interior de nuestro corazón. 

En su país, ¿cuáles son los principales retos a los que se enfrenta la Iglesia católica?

—La Iglesia católica en Tanzania es una iglesia muy joven con menos de dos siglos de vida. Entre los retos, por ejemplo, hay muchos jóvenes (y mayores) que conviven, pero no están casados por la Iglesia. 

Además, en algunos lugares la cultura de la poligamia sigue siendo fuerte. Otro campo es la práctica de la religión tradicional, que muchos practicaban entes de recibir la fe y cuesta abandonar totalmente. 

Junto a esto, la Iglesia está luchando siempre para mejorar la vida de la comunidad tanto en el ámbito académico como en el ámbito socio-económico y ha sido un instrumento muy importante para mantener la paz y el desarrollo del país. 

¿Cómo te ayuda en tu vocación y futura vida sacerdotal la formación en la Universidad de Navarra y en un seminario como Bidasoa?

—Mi estancia en Pamplona ha sido una maravilla. Salgo de Pamplona siendo una persona diferente que hace cuatro años. Me ha impresionado la formación tanto humana como académica. 

Estar en Pamplona ha sido un regalo porque viven personas de cinco continentes, de diferentes culturas, pensamientos, cada uno con su peculiaridad, pero unidos juntos por Cristo bajo su Iglesia. 

Eso es una maravilla que manifiesta claramente la catolicidad de la Iglesia, porque la Iglesia católica no tiene límite, llega a donde Dios quiere que llegue y Dios quiere siempre que la Iglesia llegue a todo el mundo.

París y la revolución cristiana

Son muchos los factores que llevan a los hombres a cometer el mal y, muchas veces, quienes lo ejercen no son más que peones al servicio del prefecto, del rey, de la república o del grupo de presión de turno, que la cosa ha ido cambiando de nombres.

1 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

La parodia de la última cena que París 2024 ofreció a millones de espectadores de todo el mundo nos regala la oportunidad de explicar la más grande revolución de la historia, que no fue la francesa, sino precisamente la de aquel judío y sus 12 amigos. 

En la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos, el país cuna del chauvinismo nos ofreció una exhibición de su orgullo patrio. Nada que objetar pues, al fin y al cabo, organizar unas Olimpiadas es, ante todo, una operación de marketing para demostrar poderío con fines políticos y económicos. 

Orgullosos de su sangrienta revolución, María Antonieta decapitada incluida, mostraron al mundo sus mejores triunfos y valores, incluidos el de la libertad de expresión sin límites que incluye el derecho a mostrar aquellas «escenas de escarnio y burla del cristianismo» que obligó a los obispos franceses a pedir explicaciones a la organización.

Yendo a la historia para iluminar este acontecimiento, la primera imagen que se me ha venido a la mente es otro momento de escarnio y burla vivido por Jesús en persona. Se trata de cuando, tras ser crucificado, rezó así: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. ¿Sabían realmente los autores e intérpretes del espectáculo lo dolorosas que pueden llegar a ser para un creyente este tipo de burlas? ¿Sabían exactamente qué significado tiene la escena y a quién estaban parodiando?

En Andalucía, donde vivo, región en la que la arraigada religiosidad popular está siendo un freno tremendo para la secularización, son pocos los menores de 30 que sabrían distinguir a San Pedro de San Pablo, y muchos miles los que creen que María Magdalena era la pareja de Jesús y que la Santísima Trinidad es una advocación mariana. En serio, tengo pruebas. La incultura religiosa alcanza límites insospechados desde hace unos años.

Tampoco me chupo el dedo como para creer que nadie sabía que la escena buscaba la provocación y el escándalo, esencia por otra parte de la estética drag, pero ¿no sabían también los soldados romanos que estaban crucificando a Cristo que cometían una injusticia? Y, sin embargo, Jesús intercedió por ellos ante el Padre.

Son muchos los factores que llevan a los hombres a cometer el mal y, muchas veces, quienes lo ejercen no son más que peones al servicio del prefecto, del rey, de la república o del grupo de presión de turno, que la cosa ha ido cambiando de nombres. Vaya, en primer lugar, por tanto, hacia los autores e intérpretes, mi oración porque «no saben lo que hacen». 

El segundo momento evangélico que me interpela es aquel en el que el Maestro decía: aquello de: “Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”. Pero yo os digo: no hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra”. La bofetada en la mejilla derecha es aquella que se da con el dorso de la mano en señal de desprecio, para no mancharse siquiera la palma con el rostro del otro.

La primera respuesta que se nos ocurre a todos al ser objeto de una injusticia, de una burla, es devolver no solo ojo por ojo (lo que de por sí ya fue un avance moral en su época), sino el mismo daño multiplicado al menos por dos o tres. Y aquí es donde hace aparición la mayor revolución de la historia, la que introdujo Cristo apostando por el amor al enemigo, poniendo la otra mejilla, devolviendo bien por mal.

A este respecto, Benedicto XVI reflexionaba así: “El amor a los enemigos constituye el núcleo de la «revolución cristiana», revolución que no se basa en estrategias de poder económico, político o mediático. La revolución del amor, un amor que en definitiva no se apoya en los recursos humanos, sino que es don de Dios que se obtiene confiando únicamente y sin reservas en su bondad misericordiosa. Esta es la novedad del Evangelio, que cambia el mundo sin hacer ruido. Este es el heroísmo de los «pequeños», que creen en el amor de Dios y lo difunden incluso a costa de su vida”. 

Ojalá una Iglesia cada vez más pequeña, más alejada del poder, menos ofendida por sí misma y más ofendida por las afrentas a la dignidad de sus hermanos; una comunidad de pequeños dispuestos a evangelizar sin límites, a amar sin miedo a las afrentas, a ser testigos hasta el martirio, como aquellos apóstoles ahora parodiados.

Y, para concluir mi reflexión evangélica al hilo de la polémica olímpica, otra frase de la Pasión de Jesús. Una que resume lo que los obispos galos han querido decir y a la que nos sumamos la mayoría de cristianos y personas de buena voluntad que creemos en la verdad, la democracia, el respeto, el diálogo y la tolerancia. Se trata de la que pronunció Cristo en casa de Anás. Mientras prestaba declaración y, tras recibir una bofetada de la que no pudo siquiera protegerse porque estaba atado, le dijo a su agresor (y repite hoy en la ciudad de la Bastilla): “Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?”.

El autorAntonio Moreno

Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

Ecología integral

Nicholas Spencer: «Tanto la ciencia como la religión contribuyen al progreso»

Nicholas Spencer forma parte de "Theos Think Tank", un grupo de expertos en religión y sociedad que busca estimular el debate público a través de la investigación. En esta entrevista con Omnes habla sobre la relación entre ciencia y fe que, según él, "va a convertirse en la cuestión más importante de nuestro siglo".

Paloma López Campos·1 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 7 minutos

Nicholas Spencer es miembro de “Theos Think Tank”, un grupo de expertos en religión y sociedad que busca estimular el debate público a través de la investigación. Además, tiene un grado en Historia Moderna e Inglés, de la universidad de Oxford, y es doctor en Filosofía por la universidad de Cambridge.

Es autor de diversos libros y artículos. El último de ellos, “Magisteria: The Entangled Histories of Science and Religion”, por ahora solo está disponible en inglés y se publicó el 2 de marzo de 2023. En él habla sobre la relación histórica entre la ciencia y la religión, que es mucho más compleja de lo que permite entender el mito popular.

La opinión de Nicholas es que la relación entre ciencia y religiónva a convertirse en la cuestión más importante de nuestro siglo, porque la ciencia es cada vez más capaz de rediseñar la naturaleza humana”. Considera que algunos avances, como puede ser la famosa herramienta “Chat GPT”, son piezas de desarrollo mucho más grandes que el espacio que tenemos para la reflexión ética sobre ellas. Y esa es una cuestión religiosa, porque se remonta a la idea de lo humano”.

Dada su amplia experiencia en la investigación sobre temas relacionados con la ciencia y la fe, en esta entrevista habla sobre cuestiones como los límites entre una y otra, su vínculo con la política o las posibles consecuencias futuras de los grandes avances que se están dando en la actualidad.

¿Cómo nos ayudan la ciencia y la religión, cada una a su manera, a responder a la pregunta de quiénes somos?

– Para responder a esto hay que volver a lo que son la ciencia y la religión, y ambas son entidades muy delicadas. La ciencia es un intento de obtener una comprensión objetiva, o al menos neutral, del mundo material. Los humanos somos seres materiales, así que la ciencia es un intento de entendernos de esa forma.

Pero los humanos también somos complejos. Somos personas, en el sentido de que nuestra complejidad emergente ha producido en nosotros algo que podría llamarse alma. Recurrimos naturalmente al lenguaje del alma para intentar explicar la dimensión personal emergente de la naturaleza humana. Y la religión, por decirlo negativamente, es parasitaria de esa dimensión. En términos más positivos, la religión es uno de los ámbitos, probablemente el más destacado, en el que nos relacionamos unos con otros y con la realidad a nivel personal.

Uno de los argumentos para ello es que hay que entender a los seres humanos en múltiples niveles. Si sólo se nos entiende con métodos científicos, como organismos materiales, se acaba deshumanizándonos. Si sólo nos entiendes como «seres espirituales», ignorarás nuestra presencia material, de vital importancia.

Por eso, tanto la ciencia como la religión pueden contribuir positivamente a una comprensión completa de lo humano.

¿Podemos tener una visión realmente positiva del progreso sin los conceptos religiosos de ser humano, dignidad y el sistema moral que implica la existencia de una Providencia?

– El progreso depende naturalmente de algún tipo de teleología, de algún tipo de meta. Sólo se puede progresar si se tiene algo hacia lo que progresar.

Ahora bien, creo que es posible tener formas de progreso completamente desprovistas de cualquier marco religioso o espiritual, o incluso moral. Por ejemplo, ¿es mejor tener menos dolor físico que más dolor físico? Y si se avanza hacia que haya menos dolor físico, eso es un tipo de progreso. Así que no creo que la idea misma de progreso dependa totalmente de tener un marco moral o espiritual. Se puede progresar en términos puramente seculares.

Sin embargo, creo que por ser el tipo de criaturas que somos también ansiamos una forma de progreso moral y espiritual.

Nuestra civilización occidental ha progresado increíblemente a lo largo de los siglos, tanto en ciencia como en religión. ¿Existe alguna correlación entre estos dos ámbitos que pueda explicar este progreso?

– Sin duda, la ciencia, como tecnología e ingeniería, ha transformado la faz de la tierra y la vida humana en un periodo de tiempo relativamente corto. Y el mundo es abrumadoramente religioso, y probablemente lo será más, en el siglo XXI.

Ahora bien, la política, que tiene muy mala fama hoy en día, probablemente sea más importante que la ciencia o la religión como vehículo de progreso. Un ejemplo de ello es la erradicación de la enfermedad del cólera en el siglo XIX. La comprensión científica de la enfermedad y el deseo humanitario de erradicarla, que a menudo procedía de un impulso religioso, se coordinaron a través del gobierno y el Estado, a través de la política, y entonces el cólera se erradicó por completo.

Tanto la ciencia como la religión contribuyen, pero muy a menudo requieren coordinación pública a través de la política para lograr ese progreso.

Ha hablado en ocasiones de ciertas revoluciones científicas que tenían una base teológica. ¿Cómo se entrelazan la ciencia y la religión sin pisarse la una a la otra?

– Hay que tener en cuenta que la ciencia y la religión, tal y como las entendemos hoy, son términos bastante modernos. Si retrocedemos unos doscientos años, la gente hablaba de ciencia y religión, pero no lo hacían como lo hacemos nosotros.

En el Reino Unido, hasta mediados del siglo XIX, existía un solapamiento muy importante, desde el punto de vista social, conceptual e intelectual, entre la ciencia y la religión. Una de las razones por las que había tensión y conflicto entre la ciencia y la religión en esta época eran los dos magisterios diferentes, que estaban socialmente distanciados. Y desde entonces la cuestión ha sido cuál es la relación entre ciencia y religión. Algunos sostienen que son magisterios totalmente separados, uno se ocupa de los hechos y el otro de los valores. Por lo tanto, no pueden superponerse.

Se pueden delimitar los distintos magisterios. Sin embargo, mi argumento es que en un área muy importante se solapan, y es en lo referente a nosotros, los seres humanos. Cuando se trata de nosotros, no es tan fácil distinguir entre hechos y valores.

Así pues, la tensión actual proviene de la perspectiva de que, en determinadas cuestiones, tanto la ciencia como la religión tienen un papel muy pertinente que desempeñar. Y eso requiere una negociación cuidadosa. No basta con decir que están separadas. Cuando hablamos de inteligencia artificial o ingeniería genética, aborto o prolongación de la vida, todas estas cosas son cuestiones científicas importantes en nuestro siglo. Pero también se está entrometiendo en la idea de lo que significa ser humano y esa es una cuestión profundamente religiosa.

¿Por qué escribió su libro “Magisteria: The entangled histories of science and religion” (de momento, solo disponible en inglés)? ¿Cuál era la idea que había detrás?

– Llevo unos quince años trabajando en temas de ciencia y religión. Soy muy consciente de que la opinión pública por defecto es que ambas están en conflicto y que, históricamente, siempre lo han estado. Se trata de una narrativa que nace de finales del siglo XIX, de un periodo de tensión, y en particular de historias muy influyentes acerca de la ciencia y la religión que sostenían que la relación entre ambas ha sido durante mucho tiempo un conflicto perpetuo.

En el mundo académico, la disciplina de la historia de la ciencia y la religión es relativamente nueva. El mundo académico ha dado un vuelco total a esa imagen, demostrando que la relación es mucho más compleja y mucho más positiva de lo que admite el mito popular. Pero nunca se ha filtrado al gran público. Hace unos años hice una serie en la BBC contando la historia, y «Magisteria» fue el libro que se publicó a raíz de ella.

Hace siglos, muchos científicos eran cristianos, pero hoy en día, los nombres más populares en las áreas científicas se declaran ateos. ¿Cómo explicaría este cambio?

– En realidad, el panorama es mucho menos dramático y emocionante. No es que los científicos hayan dejado de ser religiosos, sino que la sociedad es mucho menos religiosa. La tendencia general es que la proporción de científicos religiosos es aproximadamente igual a la proporción de personas religiosas en el país. O más exactamente, es aproximadamente igual a la proporción de personas religiosas de la clase socioeconómica de la que proceden los científicos. En términos generales, los científicos de una sociedad son tan religiosos como la propia sociedad.

Usted forma parte de un proyecto llamado “Theos Think Tank” ¿Por qué nació esta unión de expertos en religión y sociedad? ¿Cuál es su finalidad?

– Somos un grupo de reflexión cristiano, llevamos ya diecisiete años funcionando. Fuimos fundados con el apoyo del arzobispo de Canterbury y del arzobispo católico de Westminster, pero no estamos afiliados a ninguna confesión en particular. Existimos para contar una historia mejor sobre el cristianismo, concretamente sobre la fe en general, en la vida pública contemporánea.

Una historia mejor en dos sentidos: mejor en el sentido de más precisa, ya que la investigación está en el centro de lo que hacemos; pero también mejor en el sentido de más atractiva y coherente.

A través del proyecto «Theos Think Tank» ha hablado de la relación que existe entre belleza, ciencia y religión. ¿Qué puede decirnos de esta correlación entre los tres elementos?

– Aquella investigación formaba parte de un proyecto más amplio que inició la Universidad Católica de América. Yo hice una pequeña parte de la investigación en el Reino Unido, porque me interesaba especialmente la estética.

La regla general es que existe cierta resonancia profunda entre lo verdadero y lo bello. Algunos investigadores famosos sí piensan que la belleza es una guía hacia la verdad. Eso tiene mucha resonancia, pero en algunos científicos más que en otros. Los físicos son más propensos a decirlo. Y también depende de una comprensión particular de la belleza, que es estéticamente un poco cuestionable. Trata la belleza como sinónimo de elegancia, simplicidad y simetría. Y muchos teóricos de la estética creen que esa no es una definición especialmente acertada de la belleza.

Así que la investigación fue un intento de saber cuánta repercusión tiene esta idea. Y la respuesta es que había alguna, pero muy matizada. La belleza puede utilizarse como heurística en los esfuerzos científicos, pero si es así, hay que manejarla con sumo cuidado.

¿Cuál es nuestra responsabilidad como cristianos ante la ciencia?

– La respuesta corta es celebrar y apoyar. La respuesta larga es atender con cuidado a lo que ocurre, porque en cierto sentido no existe la ciencia, existen los científicos. Hay momentos en la historia en que los cristianos se han opuesto firmemente a la ciencia y se han equivocado totalmente, y hay otros momentos en los que tenían toda la razón. Así que la respuesta más larga es examinar con cuidado porque no toda la ciencia es igual.

¿Cree que la religión sirve para marcar los límites de la ciencia? ¿Son necesarios estos límites?

– Lo primero que hay que decir es que se puede limitar absolutamente la ciencia sin religión, y hay ejemplos de sociedades ateas que limitaban la ciencia, de forma bastante equivocada, pero no había ningún problema en limitar la ciencia. Del mismo modo, hay innumerables comités de ética en todo el mundo que cuestionan y ponen límites a la práctica de la ciencia hoy en día.

En términos generales, estoy muy a favor de investigar a través de la ciencia. Los límites deben estar en cómo lo hace uno, más que en el hecho de hacerlo. Y luego lo que es crucial son los límites en el uso de lo que uno hace con la información que adquiere.

Así que, sí, debería haber algunos límites en la ciencia, pero deberíamos hacerlo tentativamente.

Usted es una persona con una amplia perspectiva en lo que se refiere al diálogo entre religión y ciencia. Conociendo todos los avances que se están produciendo, ¿siente esperanza o miedo cuando piensa en el futuro?

– Esa pregunta casi siempre se responde sabiendo qué tipo de persona eres.  No soy optimista por naturaleza, por lo tanto no soy optimista sobre el futuro, pero eso dice más de mí que del porvenir.

Pero para ser más preciso, no me preocupa que la inteligencia artificial llegue a ser consciente y sensible. Lo que me preocupa es la forma en que la IA será utilizada por actores nefastos que deseen manipular la realidad. No me preocupa tanto lo que las nuevas tecnologías puedan hacernos, sino lo que otros seres humanos puedan hacernos con las nuevas tecnologías.

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Evangelio

El alimento que no perece. Domingo XVIII del Tiempo Ordinario (B)

Joseph Evans comenta las lecturas del domingo XVIII del Tiempo Ordinario y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·1 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Con demasiada frecuencia culpamos a Dios por lo que no nos da, en lugar de agradecerle lo que sí nos da. Al principio de los tiempos, Satanás sembró la sospecha sobre Dios, haciéndole aparecer como un tirano y un aguafiestas: “Dijo a la mujer: ‘¿Conque Dios os ha dicho que no comáis de ningún árbol del jardín?’” (Gn 3, 1). Adán y Eva cayeron en su trampa, permitiéndose dudar de Dios, y esa sospecha ha entrado en nosotros a través del pecado original. Por eso, en la primera lectura de hoy, el pueblo se queja cuando parece faltarle el pan y la carne, y no tiene en cuenta que el Dios que tan extraordinariamente los había salvado de la esclavitud en Egipto también podría haber pensado en cómo alimentarlos en el desierto. En efecto, Dios les proporciona el pan milagroso del maná. Poco después les dará carne, haciendo que una bandada migratoria de codornices aterrice -cansada y débil- allí mismo, en el desierto, para satisfacer el ansia de carne del pueblo.

Pero si reducimos a Dios a un servicio de reparto de comida -y luego nos quejamos cuando, de vez en cuando, parece que no cumple- perdemos mucho. Tratamos de satisfacer nuestro cuerpo, pero no satisfacemos las necesidades mucho más importantes de nuestra alma. Y esto es lo que Jesús intenta enseñar a la gente en el evangelio de hoy. Después de haber disfrutado de un banquete de pan proporcionado por él, la gente quiere otro. Pero Nuestro Señor tiene que decirles: “En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a este lo ha sellado el Padre, Dios”.

Podemos reducir el cristianismo a sus beneficios materiales. Una fiesta se convierte en una mera excusa para comer bien, o incluso, como vemos -ay- en el caso de algunas fiestas populares, para beber en exceso. No se ayuna por amor a Dios, sino como un acto de vana dietética. La gente insiste en buscar el pan material. Jesús les ofrece un pan mucho más grande, el pan del cielo, que resulta ser tanto su palabra en la Escritura como su cuerpo en la Eucaristía. Sólo este pan nos da la vida eterna. Cuando damos prioridad a nuestros deseos corporales, nunca estaremos satisfechos. Cuando, en cambio, deseamos el alimento espiritual de Dios, disfrutamos más del alimento material y encontramos sentido espiritual, e incluso alegría, cuando este falta.

La homilía sobre las lecturas del domingo XVIII del Tiempo Ordinario (B)

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas del domingo.

Vaticano

Los monaguillos: el rostro joven de la Iglesia

En un encuentro de más de 50.000 servidores del altar con el Papa Francisco, el pontífice destacó la importancia de servir en la Eucaristía, donde Dios se hace presente real y concretamente en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

José M. García Pelegrín·31 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

“Gracias por haber venido hasta aquí, como peregrinos, a compartir la alegría de pertenecer a Jesús, de ser servidores de su Amor, servidores de su Corazón herido que sana nuestras heridas, que nos salva de la muerte, que nos da la vida eterna”. Con estas palabras, el Papa Francisco se dirigió a los más de 50.000 monaguillos, procedentes de 88 diócesis de 20 países del mundo que participan en la “XIII Peregrinación Internacional de Monaguillos”. 

El Santo Padre alentó a los jóvenes a conservar “en vuestro corazón y carne, como María, el misterio de Dios que está con vosotros, de modo que puedan estar con los demás de una manera nueva”. 

El encuentro con el Papa ha sido el momento más destacado de la peregrinación, que tiene lugar del 29 de julio al 3 de agosto. Está organizada por la Asociación Internacional de Monaguillos, Coetus Internationalis Ministrantium (CIM), fundada en noviembre de 1960 en Altenberg, cerca de Colonia. Esta actividad se celebra cada cuatro o cinco años, aunque la edición de este año, inicialmente prevista para 2023, se aplazó debido a la pandemia del COVID. La gran mayoría de los participantes procede de Alemania: en la anterior edición, en 2018, de los 68.000 monaguillos 48.000 eran alemanes; en esta ocasión, los alemanes eran unos 35.000, de edades comprendidas entre los 13 y los 27 años.

Al dirigirse a los jóvenes, Francisco glosó el lema de la peregrinación, “Contigo”, considerándolo muy significativo porque enlaza el misterio de la vida y el amor en una sola palabra. El Papa explicó que este “contigo” adquiere nuevos significados cuando los acólitos realizan su servicio en la liturgia, donde el protagonista es Dios. Citando a Jesús, recordó: “Donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos”. Subrayó que esto se cumple de manera suprema en la Eucaristía, donde el «contigo» se convierte en la presencia real y concreta de Dios en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. El Papa resaltó que tanto los sacerdotes como los acólitos son testigos de este misterio, y que al recibir la Sagrada Comunión, podemos experimentar que Jesús está “con nosotros” espiritual y físicamente.


Según el Papa, ese “contigo” se puede ofrecer también a los demás, para cumplir el mandamiento de amarnos los unos a los otros como Él nos ha amado: “También tú puedes decirle a tu prójimo ‘yo estoy contigo’ no con palabras, sino con las obras, con los gestos, con el corazón, con la cercanía concreta: llorar con los que lloran, alegrarse con los que se alegran, sin juicios ni prejuicios, sin cerrazones, sin exclusiones. También contigo, que no me resultas simpático; contigo, que eres diferente a mí; contigo, que eres extranjero; contigo, aunque sienta que no me comprendes; contigo, que nunca vas a la Iglesia; contigo, que dices que no crees en Dios”.

El cardenal Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo y actual presidente de la CIM, se dirigió al Santo Padre en nombre de los monaguillos presentes: “Queremos ser amigos de todas las personas, pero este deseo sólo es eficaz cuando tendemos una mano a quienes atraviesan problemas. Cultivar una amistad con Dios nos ayuda a cultivar la amistad con los más pobres”, dijo. Representantes de los 20 países presentes llevaron puñados de incienso hasta un gran incensario, para recordar las dificultades que atraviesan jóvenes en todo el mundo, como enfermedades, guerras, indiferencia en sus hogares y falta de oportunidades.

Además del encuentro con el Papa, los jóvenes participan en la Misa diaria y asisten a encuentros de formación, concretamente de catecismo, así como a conciertos, talleres y reuniones. El lema de la peregrinación de 2024, “Contigo”, se basa en Isaías 41,10: “No temas, porque yo estoy contigo”. La junta de la CIM destacó que sin los monaguillos falta algo crucial en la Iglesia, y que su testimonio en el servicio y en la vida cotidiana es fundamental. Con los monaguillos, la Iglesia se realiza en el mundo, celebrando el culto, siendo comunidad y dando testimonio.

Por su parte, Johannes Wübbe, obispo auxiliar y Administrador Apostólico de la diócesis actualmente vacante de Osnabrück, es uno de los organizadores el encuentro, en su condición de presidente de la “Comisión XII – Juventud” de la Conferencia Episcopal Alemana.  Mons. Wübbe resaltó el significado del lema “Contigo”, que incluye una triple promesa: la promesa bíblica de Dios, la promesa de la Iglesia a los monaguillos y la promesa de los monaguillos a Dios y a la Iglesia. También dijo que está “orgulloso del valiente ejemplo de estos jóvenes”, que son el rostro joven de la Iglesia, pues “con su compromiso, que adopta muchas formas, están presentes donde vive la Iglesia y son testigos alegres del Evangelio a pesar de todas las preguntas y dudas que puedan tener”.

La Peregrinación Internacional de Monaguillos es uno de los mayores acontecimientos de la pastoral juvenil de la Iglesia en Alemania.

Vaticano

¿Dialogar con la cultura woke?

Rome Reports·31 de julio de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
rome reports88

El Instituto Aquino, de la Universidad de Princetown acogerá en octubre una conferencia que tratará temas divisivos desde un punto de vista católico: se hablará de inclusión, diversidad y equidad.

En ella participarán profesores, escritores y líderes religiosos y su objetivo es abrir el debate en ámbito católico para encontrar respuestas a ámbitos que generan polémica en la fe.


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Zoom

50.000 monaguillos con el Papa

Dos jóvenes cantan durante un encuentro con el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro el 30 de julio de 2024, junto a ellas, más de 50.000 monaguillos de 20 países peregrinaron a Roma a este encuentro internacional.

Maria José Atienza·31 de julio de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Cultura

La Tradición como método de transmisión de la Revelación divina

Durante las XXXVII Conversaciones de Salamanca, diversos profesores y teólogos se reunieron en la Universidad Pontificia de Salamanca para hablar sobre el papel de la Tradición como medio para transmitir la Revelación divina.

Paloma López Campos·31 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Los días 30 y 31 de mayo la Universidad Pontificia de Salamanca celebró las XXXVII Conversaciones de Salamanca. Durante estas dos jornadas, distintos expertos hablaron sobre el papel de la Tradición como medio para descubrir la Revelación.

El rector, Santiago García-Jalón de la Lama, el decano de la facultad de Teología, Francisco García Martínez y el coordinador de las jornadas, Gonzalo Tejerina Arias, inauguraron las Conversaciones el 30 de mayo.

Aspectos teológicos fundamentales

El primer día de las jornadas los ponentes trataron los aspectos teológicos fundamentales de la Tradición según la perspectiva católica. Las exposiciones estuvieron a cargo de profesores y teólogos, siendo la primera “Antropología y Teología de la Tradición”, presentada por el coordinador del evento. A continuación, Fernando Llenín Iglesias, director del Instituto Superior de Estudios Teológicos de Oviedo, habló sobre “Tradición de la fe. Magisterio de la Iglesia”.

Por su parte, el profesor del Instituto Teológico Compostelano, Benito Méndez Fernández, trató los “Núcleos doctrinales de la enseñanza del Concilio de Trento y del Vaticano II”. Por último, el profesor de la Universidad Pontificia de Salamanca, Fernando Rodríguez Garrapucho, expuso “el diálogo con la Reforma protestante a propósito de la Tradición”.

La Tradición en la realidad eclesial

El día 31 los participantes de las Conversaciones exploraron la relevancia de la Tradición en diversas realidades eclesiales. El primer ponente de la jornada fue el profesor Gaspar Hernández Peludo, profesor que ofreció una sesión con el título “Los padres de la Iglesia y la Patrología en la consideración de la Tradición”.

Más tarde, el profesor Juan Carlos Fernández leyó un texto de Luis García Gutiérrez, miembro del Instituto Superior de Teología de Astorga y León, titulado “La liturgia, elemento primordial de la tradición de la fe”. Para concluir, Pablo Largo Domínguez, del Instituto de Vida Religiosa, expuso a los asistentes el tema “La madre del Señor y la mariología desde la perspectiva determinante de la tradición de la fe del pueblo de Dios”.

Las Conversaciones de Salamanca finalizaron con un encuentro entre el decano de Teología, la secretaria general Mirian Cortés Diéguez, el coordinador del encuentro, directores y secretarios de centros que mantienen un vínculo con la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca.

Vaticano

Piero Coda: «El modelo de ser Iglesia clerical ya ha llegado a su fin»

Omnes entrevista a Piero Coda, secretario general de la Comisión Teológica Internacional y encargado de coordinar un grupo de trabajo sinodal con vistas a la segunda sesión del Sínodo.

Federico Piana·30 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

El camino hacia la segunda sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que tendrá lugar en el Vaticano el próximo mes de octubre, no se detiene. Tras la presentación del “Instrumentum laboris”, que tuvo lugar el pasado 9 de julio en la sala de prensa vaticana, ahora se espera la publicación de un vademécum, que debería contener un comentario razonado sobre ese texto de trabajo.

Confirma la noticia monseñor Piero Coda, secretario general de la Comisión Teológica Internacional y profesor de teología dogmática en el Instituto Universitario “Sophia” de Loppiano. El teólogo, llamado a coordinar un grupo de trabajo sinodal con vistas a la segunda sesión, explica en una entrevista a Omnes que este vademécum, presumiblemente listo para mediados de agosto, será muy útil porque “ofrecerá perspectivas de profundización teológica, pastoral y canónica”.

La oración intensa, un paso importante

Entre los muchos pasos que hay que dar para llegar a la apertura de la segunda sesión sinodal, hay algunos que deben considerarse de primera importancia. En primer lugar, explica Coda, “es deseable que las Iglesias locales, las Conferencias Episcopales en particular, examinen el ‘Instrumentum laboris’, como deberán hacerlo los miembros de la próxima sesión del Sínodo”. Sin olvidar, añadió, la dimensión de la oración que “deberá ser intensa sobre todo por parte de las comunidades, los institutos monásticos, las monjas de clausura y, por supuesto, todo el pueblo de Dios”.

Pero acompañando a la preparación de la nueva fase sinodal deberá estar también, según el teólogo, “la posibilidad de profundizar a través de los medios de comunicación, como las redes sociales, para hacer consciente no sólo a todo el pueblo de Dios de la importancia de este acontecimiento, sino también para filtrar las exigencias del Sínodo en un ámbito social y cultural más amplio”.

Instrumento coral

El “Instrumentum laboris», en esencia, se considera el fruto de la escucha de las peticiones procedentes de las Iglesias locales, de las Conferencias Episcopales, de los movimientos eclesiales, de los religiosos y de los laicos de todo el mundo. Piero Coda, resumiendo, lo define como un instrumento coral: “Y podríamos añadir que también puede considerarse un instrumento bastante original en el camino que hasta ahora han recorrido positivamente los diversos eventos sinodales: las propuestas hechas a nivel local se han convertido en centrales para determinar la perspectiva y los contenidos concretos del ‘Instrumentum laboris’. Que, como se puede imaginar, parte del informe de síntesis de la primera sesión sinodal”.

Las tres dimensiones

El “Instrumentum laboris» tiene tres dimensiones: la de las relaciones, la de los caminos y la de los lugares. “Es una buena perspectiva -afirma el teólogo- declinar lo que es el tema fundamental del Sínodo: cómo ser una Iglesia sinodal. Y cómo ser Iglesia sinodal implica, en primer lugar, una visión y una práctica de las relaciones dentro de la vida eclesial que se ajuste a la vocación sinodal y misionera del Pueblo de Dios”. Relaciones, añade, que “deben madurar gracias a caminos concretos y que finalmente deben encarnarse en lugares donde se exprese la naturaleza sinodal de toda la Iglesia, global y local”.

Iglesia ministerial

En el capítulo dedicado a las relaciones, entre otras instancias, el “Instrumentum laboris” destaca la dedicada a los ministerios ordenados y la posibilidad de dar vida a nuevos ministerios. Coda está convencido de que “está madurando una conciencia muy profunda y articulada de que la ministerialidad de la Iglesia no es sólo prerrogativa de lo que conocemos como ministerios ordenados -episcopado, presbiterado y diaconado-, sino que implica una promoción, vinculada también a los diversos contextos eclesiales del mundo, de los ministerios instituidos y una valorización del ministerio bautismal, de los nacidos del sacramento de la confirmación y del sacramento del matrimonio. Una Iglesia totalmente ministerial fundada en el discernimiento de la acción del Espíritu Santo”.

Cambio de ritmo

En la dimensión de los caminos, hay un aspecto de transparencia, responsabilidad y evaluación que no se limita al ámbito de los abusos sexuales y financieros, sino que debe afectar también a los planes pastorales, los métodos de evangelización y la forma en que la Iglesia respeta la dignidad de la persona humana. “Podría decirse que la cuestión de los abusos sexuales, de poder y psicológicos no es más que la punta de un iceberg, es decir, de un modelo de ser Iglesia esencialmente piramidal, verticalista e incluso clerical, que a estas alturas ya ha llegado a su fin”, argumenta Coda.

El secretario de la Comisión Teológica Internacional espera que sobre esto “haya un profundo cambio de paso capaz de invertir concretamente la metodología de participación y gobierno de la Iglesia capaz de poner en marcha mecanismos válidos de verificación y transparencia”.

Lugares de encarnación

Pero ¿cuáles son los lugares, de los que habla también el “Instrumentum laboris», en los que todo esto debe encarnarse y que deben evitar dos riesgos: el del particularismo extremo y el del universalismo abstracto? Monseñor Coda da una respuesta clara: “Son lugares enraizados en contextos específicos, como las comunidades parroquiales en comunión con otras comunidades eclesiales. Luego están las diócesis, las Conferencias Episcopales regionales, las agrupaciones de las Iglesias a nivel continental, sin olvidar la Iglesia universal con el ministerio del Papa a través del instrumento de la Curia Romana, instrumento de comunión entre los obispos y toda la sinodalidad del Pueblo de Dios”.

Mundo

Los Juegos Olímpicos y la relevancia de los católicos en la cultura contemporánea

La inauguración de los Juegos Olímpicos en París ha vuelto a llamar la atención pública sobre cuestiones fundamentales acerca de la relación entre fe, cultura y sociedad moderna.

Giovanni Tridente·29 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

La reciente inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024 ha reavivado el debate sobre la presencia y el papel de los valores cristianos en la sociedad contemporánea. El acontecimiento, que tradicionalmente celebra la unidad y la diversidad mundiales, se ha convertido en el centro de una polémica en la que están implicados varios miembros de la Iglesia católica y ha vuelto a llamar la atención pública sobre cuestiones fundamentales acerca de la relación entre fe, cultura y sociedad moderna.

En el centro de la polémica estuvo una representación artística durante la ceremonia inaugural que, según muchos observadores, parecía recordar la iconografía de la “Última Cena” de Leonardo da Vinci, pero reinterpretada en clave “queer”. Varios obispos católicos expresaron su enérgica desaprobación, calificando la representación de “repugnante” e “irrespetuosa” con los símbolos sagrados del cristianismo.

En este clima de tensión y debate, resulta oportuna la voz del historiador italiano Andrea Riccardi, fundador en 1968 de la Comunidad de Sant’Egidio, el movimiento laico internacional comprometido desde hace décadas con la paz, la hospitalidad y los pobres. En una entrevista concedida al periódico “Avvenire” de la Conferencia Episcopal Italiana, Riccardi reflexiona de forma articulada sobre el papel del catolicismo en la cultura contemporánea, proponiendo una visión que va más allá de la mera oposición.

En particular, surge la urgencia de “volver a despertar la fe y la pasión, sin las cuales no es posible ninguna verdadera iniciativa cultural”, especialmente mientras asistimos al fenómeno mundial de la “desculturización de la religión y de los fenómenos religiosos”.

Una fe meditada

El concepto central del pensamiento del fundador de la Comunidad de Sant’Egidio gira en torno a la idea de una “fe pensada”, retomando una intuición de san Juan Pablo II: “Una fe que no se hace cultura es una fe no plenamente aceptada, no enteramente pensada, no fielmente vivida”.

Esta visión sugiere que el catolicismo, para mantener su relevancia e incisividad en el mundo contemporáneo, debe entablar un diálogo profundo y continuo con la cultura, en lugar de limitarse a reacciones defensivas o condenatorias. Además, Bergoglio pensaba lo mismo cuando era arzobispo en Buenos Aires, recuerda Riccardi, subrayando la continuidad de un pensamiento que ve en la cultura una expresión vital de la fe.

El historiador Riccardi, que también es profesor emérito de la Universidad “Roma Tre”, no oculta su preocupación por la situación actual del catolicismo: “La fragilidad de la expresión actual de la cultura católica -reflexiona- deriva de la fragilidad de la fe vivida, más aún, de la fragilidad de nuestras comunidades y de la renuncia a decir una palabra de importancia”. Más que “de importancia”, de hecho, esta palabra a menudo sólo tiene el carácter de una indignación como fin en sí misma. Es signo de una fragilidad que se manifiesta en un “catolicismo acurrucado en los rincones de la vida urbana”, poco proactivo.

Cultura nacida de la pasión

Así pues, la solución no reside en un simple llamamiento a los intelectuales católicos, como si fueran los únicos portadores del pensamiento razonado, sino en el despertar de la pasión en las comunidades cristianas: “El verdadero problema es el bajo nivel de pasión en las comunidades cristianas”. En cambio, es necesario ser conscientes -añade el historiador- de que “toda operación cultural nace de una gran pasión, y digamos también de la gran pasión desencadenada por la fe”.

Citando a Pablo VI, Riccardi recuerda que: “El mundo sufre por falta de pensamiento”. Un concepto ampliado más tarde por el Papa Francisco: “El mundo se ahoga por falta de diálogo”.

Reflexión y diálogo

Esto abre una nueva perspectiva sobre cómo el catolicismo puede mantener su relevancia en una sociedad cada vez más plural y secularizada. En lugar de replegarse a una postura defensiva o de confrontación, Riccardi propone, siguiendo el ejemplo de los sucesivos papas, un catolicismo que se comprometa activamente con la cultura contemporánea, ofreciendo ese plus de pensamiento crítico, capaz de dialogar al mismo tiempo con la complejidad del mundo moderno.

Vuelve entonces el reto crucial: cómo mantener la propia identidad y los propios valores dialogando constructivamente con una sociedad que cambia rápidamente. Ciertamente, no hay que temer la confrontación, de la que puede surgir una oportunidad de renovación y crecimiento, también para la propia fe, que sabe cómo hacerse relevante en el contexto global actual.

Una fe que sin duda hay que volver a despertar, posiblemente con gran pasión.

Familia

Noviazgo, un proyecto de amor que requiere educación y maduración

Santiago Populín Such, estudiante de Teología en la Universidad de Navarra, escribe en este artículo sobre el proyecto de amor que Dios tiene para los novios y explica que el camino del noviazgo, de búsqueda de ese amor, no es algo sencillo, requiere de una educación, una purificación y una maduración.

Santiago Populín Such·29 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 6 minutos

En el discurso a los novios del 11 de septiembre de 2011, Benedicto XVI dijo que “todo amor humano es signo del Amor eterno que nos ha creado y cuya gracia santifica la elección de un hombre y de una mujer de entregarse recíprocamente la vida en el matrimonio. Vivid este tiempo del noviazgo en la espera confiada de tal don”. Y precisó: “la experiencia del amor tiene en su interior la tensión hacia Dios”. Estas palabras son, de alguna forma, una clave para comprender correctamente la verdad del amor humano.

Si el amor humano es signo del Amor eterno –pues somos imagen y semejanza de Dios– y, además, tiende hacia Él, es posible decir que el amor humano trasciende en su origen y en su destino. Esto es porque “Dios es la fuente del amor”, así lo expresó Benedicto XVI en el 2007 (Cfr. Mensaje a los jóvenes del mundo con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud).

Noviazgo y amor de Dios

El Papa comentó que esa realidad la subraya san Juan cuando afirma que “Dios es amor”, “con ello no quiere decir sólo que Dios nos ama, sino que el ser mismo de Dios es amor”. Continuó su mensaje planteando una pregunta: “¿Cómo se nos manifiesta Dios-Amor?”. Respondió que es a través de Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre, donde hemos conocido el amor en toda su plenitud. De modo particular, “la manifestación del amor divino es total y perfecta en la Cruz. Por tanto, Jesucristo es el camino para todo hombre, también para los novios, porque revela el amor de Dios”.

En “Deus caritas est” el Papa Benedicto XVI explica cómo la atracción inicial, el “eros”, se comprende como un signo y una semilla cuyo fruto o resultado conseguido es el “ágape”, el amor oblativo capaz de dar vida en abundancia. En otras palabras, el amor no puede, en su inicio, ser resultado del obrar humano, sencillamente porque es más grande, porque existe antes, porque precede tanto al amante como al amado; Dios es amor, Él es primero.

El enamoramiento como iluminación

En este sentido, el enamoramiento es una realidad trascendente, nace como pasión porque el hombre no puede fabricarla y también porque, por su propia naturaleza, lo lleva más allá de sí mismo. Conlleva, en su dinámica interna propia, una tensión que, respetada y cultivada, dará como fruto el amor de entrega, de oblación. De este modo, la experiencia del enamoramiento es una especie de iluminación que permite contemplar la realidad desde el corazón de Dios.

En el mensaje a los jóvenes del mundo con ocasión de la XXII Jornada Mundial de la Juventud 2007, el Papa Benedicto XVI señaló que, un ámbito donde están llamados los jóvenes a expresar el amor y a crecer en él es en su preparación para el futuro que les espera: “si sois novios, Dios tiene un proyecto de amor sobre vuestro futuro matrimonio y vuestra familia”. Igualmente, les animó a atreverse a amar, a buscar un amor fuerte y hermoso, capaz de convertir toda vida en una realización alegre de entregarse a Dios y a los demás, siguiendo el ejemplo de Aquel, que, a través del amor, ha vencido el odio y la muerte: Jesucristo. También les recordó que el amor es la única fuerza capaz de transformar el corazón de las personas, haciendo que las relaciones entre hombres y mujeres sean fructíferas.

El amor requiere educación

En el discurso a los novios de 2011, Benedicto XVI animó a las parejas a educarse en el amor. De modo particular, resaltó tres aspectos que tienen que aprender sobre el amor:

En primer lugar, señaló la libertad de la fidelidad, “que lleva a custodiarse recíprocamente, hasta vivir el uno para el otro”. Pues, como dijo el 12 de mayo de 2010: “la fidelidad a lo largo del tiempo es el nombre del amor”. Esto quiere decir que el amor necesita tiempo para expresarse plenamente, para lograr que salga todo lo bueno y se limen todas las asperezas.

En segundo lugar, animó a prepararse para elegir con decisión el “para siempre” que connota el amor, la indisolubilidad; explicó que se trata de un don que hay que “desear, pedir y vivir”. Además agregó: “y no penséis, según una mentalidad extendida, que la convivencia sea garantía para el futuro. Quemar etapas acaba por ‘quemar’ el amor, que en cambio necesita respetar los tiempos y la gradualidad en las expresiones; necesita dar espacio a Cristo, que es capaz de hacer un amor humano fiel, feliz e indisoluble”. La indisolubilidad se trata entonces de una afirmación, elegir querer para toda la vida, es decir, que es posible un amor para siempre.

En tercer lugar, indicó que la fidelidad y la continuidad en el quererse les hará capaces de estar abiertos a la vida, de ser padres: “la estabilidad de vuestra unión en el sacramento del matrimonio permitirá a los hijos que Dios quiera daros crecer con confianza en la bondad de la vida”.

El Papa concluyó el discurso diciendo que la fidelidad, la indisolubilidad y la transmisión de la vida son los pilares de toda familia, verdadero bien común, un valioso patrimonio para toda la sociedad. Y precisó: “Desde ahora, fundad en ellos vuestro camino hacia el matrimonio y testimoniadlo también a vuestros coetáneos: ¡es un valioso servicio!”.

El amor requiere maduración 

En “Deus caritas est” n. 6, Benedicto XVI se pregunta cómo se ha de vivir el amor, a lo que responde: “(…) el amor es ocuparse del otro y preocuparse por el otro. Ya no se busca a sí mismo, sumirse en la embriaguez de la felicidad, sino que ansía más bien el bien del amado: se convierte en renuncia, está dispuesto al sacrificio, más aún, lo busca (…)”.

En estas palabras del Papa está de modo explícito la idea de un itinerario, un camino de purificación del “eros”. Como he señalado anteriormente, el “eros” tiene que abrirse al “ágape” y fundirse con él, la sexualidad humana debe dejarse conformar por su divino modelo. Es decir, en la visión cristiana, el amor del noviazgo debe ser a la vez “eros” y “ágape”, aunque lógicamente a ese amor le faltan los elementos propios de los actos específicamente conyugales que comprende el matrimonio.

Buscar ese bien del otro que menciona el Papa es señal de madurez, pues madurar un amor es ocuparse del otro y preocuparse del otro (Cfr. “Caritas in veritate” n.11). El amor sabe esperar, busca la felicidad del otro, rechaza el uso de cualquier persona. En ese contexto, unos novios maduros saben que el amor no sólo es placer físico y así puede llegar el otro en la totalidad de su persona.

Noviazgo y purificación

En el VII Encuentro mundial con las familias de junio de 2012, el Papa comentó a una joven pareja de novios de Madagascar que el paso del enamoramiento al noviazgo, y después al matrimonio, exige decisiones y experiencias interiores. Explicó que el amor debe ser purificado, que ha de seguir un camino de discernimiento –que es el noviazgo–, en el que la razón y la voluntad cumplen un rol capital para llegar a hacer del enamoramiento un verdadero amor; “han de unirse razón, sentimiento y voluntad”, pues con las tres, es posible decir: “Sí, esta es mi vida”.

El Papa evocó la boda de Caná como imagen para expresar esta idea: “Yo pienso con frecuencia en la boda de Caná. El primer vino es muy bueno: es el enamoramiento. Pero no dura hasta el final: debe venir un segundo vino, es decir, tiene que fermentar y crecer, madurar. Un amor definitivo que llega a ser realmente ‘segundo vino’ es más bueno, mejor que el primero. Y esto es lo que hemos de buscar”.

En este proceso de purificación y maduración, la virtud de la castidad juega un rol fundamental. En su discurso a los jóvenes del mundo con ocasión de la XXII Jornada Mundial de la Juventud 2007, Benedicto XVI expresó que el tiempo del noviazgo –esencial para construir el matrimonio–, es “un tiempo de espera y de preparación, que hay que vivir en la castidad de los gestos y de las palabras”. El Papa resaltó que la castidad permite “madurar en el amor” y “ayuda a ejercitar el autodominio, a desarrollar el respeto del otro, que son características del verdadero amor que no busca en primer lugar la propia satisfacción ni el propio bienestar”; características que son señales de madurez psicológica.

La belleza del noviazgo

En ese proyecto de amor no hay que perder de vista que habrá alegrías y también dificultades, son necesarias para ese “educar, purificar y madurar el amor”. “Una belleza hecha sólo de armonía no es una verdadera belleza; le falta algo; es deficitaria. La verdadera belleza necesita también el contraste. Lo oscuro y lo luminoso se completan. La uva para madurar no sólo necesita el sol, sino también la lluvia; no sólo el día, sino también la noche” (Cfr. Encuentro con sacerdotes, 31 de agosto de 2006). Por último, es correcto señalar que el amor de los novios –y posteriormente el del matrimonio– sólo llegará a ser pleno en el cielo, ya que “la experiencia del amor tiene en su interior la tensión hacia Dios”.

El autorSantiago Populín Such

Bachiller en Teología por la Universidad de Navarra. Licenciado en Teología Espiritual por la Universidad de la Santa Cruz, Roma.

Vaticano

El Papa recuerda que la Misa es comunión entre cristianos

En su meditación previa al rezo del Ángelus, el Papa Francisco ha hablado sobre la importancia de tres gestos que se hacen realidad en cada Misa: ofrecer, dar gracias y compartir.

Paloma López Campos·28 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Durante el Ángelus del domingo 28 de julio el Papa Francisco profundizó en los gestos, repetidos en la Eucaristía, que narra el Evangelio en el pasaje del milagro de los panes y los peces.

En el gesto del niño del Evangelio, que ofrece a Cristo los panes y peces que tiene, el Pontífice vio un ejemplo de que siempre “tenemos algo bueno que dar”. En la Eucaristía, “esto se subraya cuando el sacerdote ofrece sobre el altar el pan y el vino, y cada uno se ofrece a sí mismo, su propia vida”. A pesar de que parece que damos poco, explicó el Santo Padre, Dios hace milagros con lo que entregamos.

Precisamente por esto debemos acordarnos de “dar gracias”, señaló Francisco. Un agradecimiento que consiste en “decir al Señor con humildad, pero también con alegría: ‘Todo lo que tengo es don tuyo, y para agradecérselo solamente puedo devolverte lo que Tú me has dado primero’”.

El Papa y el gesto de compartir

Sin embargo, el Pontífice advirtió de que hay que dar un paso más: “compartir”. En la Misa este gesto se hace realidad en la Comunión, “cuando juntos nos acercamos al altar para recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo”. Este es, dijo Francisco, “un momento muy hermoso que nos enseña a vivir cada gesto de amor como un don de la gracia, tanto para quien da como para quien recibe: una ocasión para crecer juntos como hermanos, cada vez más unidos en la caridad”.

Como es habitual, el Papa finalizó su meditación planteando algunas preguntas para la reflexión personas: “¿Yo creo verdaderamente, por gracia de Dios, que tengo algo único que donar a los hermanos, o me siento anónimo, ‘uno entre muchos’? ¿Agradezco al Señor los dones con los que continuamente me manifiesta su amor? ¿Vivo el compartir con los demás como un momento de encuentro y enriquecimiento recíproco?”.

Por último, Francisco pidió a la Virgen María que “nos ayude a vivir con fe cada celebración eucarística, y a reconocer y gustar todos los días los ‘milagros’ de la gracia de Dios”.

Vaticano

Papa Francisco: “La confrontación entre generaciones es un engaño”

El domingo 28 de julio tiene lugar la IV Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores. El tema elegido por el Santo Padre Francisco, “En la vejez no me abandones” (Salmo 71), subraya cómo “la soledad es amarga compañera en la vida de tantos mayores”, y revela  que contraponer las generaciones “es un engaño”.

Francisco Otamendi·28 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 6 minutos

En el año de preparación al Jubileo, que el Santo Padre ha querido dedicar a la oración, el tema de la IV Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores está tomado del Salmo 71, la invocación de un anciano que relata su historia de amistad con Dios.

Al valorar los carismas de los abuelos y de los mayores, y su contribución a la vida de la Iglesia, la Jornada quiere fomentar el compromiso de toda la comunidad eclesial en la construcción de vínculos entre generaciones y en la lucha contra la soledad, conscientes de que –como afirma la Escritura–,“no conviene que el hombre esté solo”.

“Con mucha frecuencia la soledad es la amarga compañera de la vida de los que como nosotros son mayores y abuelos. Siendo obispo de Buenos Aires, muchas veces tuve ocasión de visitar residencias de ancianos y me di cuenta de las pocas visitas que recibían esas personas; algunos no veían a sus seres queridos desde hacía muchos meses”, escribe el Pontífice en el Mensaje para la Jornada de julio.

Mirada progresiva hacia los ancianos 

En su Exhortación programática “Evangelii Gaudium”, al reflexionar sobre la cultura del descarte, el Papa mencionaba, entre otros, a los pobres, las personas sin techo, migrantes y refugiados, niños por nacer, y mencionaba también a “los ancianos cada vez más solos y abandonados”.

Luego, en especial a partir de la institución en 2021 de la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Ancianos, que se celebra en toda la Iglesia el cuarto domingo de julio, cerca de la conmemoración de San Joaquín y Santa Ana, los abuelos de Jesús, la atención y dedicación del Papa hacia este creciente colectivo social ha ido en progresión ascendente. En parte quizá debido también a la dificultad de Francisco para valerse por sí mismo.

El primer botón de muestra fueron las 18 catequesis sobre la vejez en 2022, con lecciones de humanidad y de antropología cristiana, que ha analizado en Omnes Ramiro Pellitero. Tras la Jornada mundial de 2023, en la primera mitad de este año han tenido lugar cuatro fechas en las que el Papa y la Santa Sede han fijado su atención de modo especial en los mayores y ancianos. Han sido el lanzamiento del Mensaje para la IV Jornada Mundial, centrado en la vejez y en la soledad; el encuentro del Papa con seis mil abuelos y nietos en el Aula Pablo VI y su presentación, el Mensaje al simposio sobre cuidados paliativos organizado por la Conferencia Episcopal de Canadá junto a la Academia Pontificia para la Vida, y ahora la cercana Jornada del 28 de julio.

Los textos han sido complementarios y centrados en la necesidad de estar juntos, como familia, sin excluir a nadie, con amor, en una sociedad llena de especialistas en hacer muchas cosas, pero egoísta, individualista, que lo único que alcanza es “el empobrecimiento de la humanidad”. El mundo actual estimula a la gente a no depender de los demás, a creer en sí mismos nada más, viviendo como islas, dijo el Papa, unas actitudes que sólo crean mucha soledad.

Una vez conocido el tema de la Jornada de julio, el Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, cardenal Kevin Farrell, declaró: “Agradezco profundamente al Santo Padre que haya elegido como tema de la IV Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores el versículo del Salmo 71: ‘En la vejez no me abandones’. Es la ‘oración de un anciano’, que nos recuerda que la soledad es una realidad desgraciadamente extendida que aflige a muchos ancianos, a menudo víctimas de la cultura del descarte y considerados una carga para la sociedad”.

Algunos rasgos del Mensaje

“Dios nunca abandona a sus hijos. Ni siquiera cuando la edad avanza y las fuerzas flaquean, cuando aparecen las canas y el estatus social decae, cuando la vida se vuelve menos productiva y corre el peligro de parecernos inútil. Él no se fija en las apariencias y no desdeña elegir a aquellos que para muchos resultan irrelevantes. No descarta ninguna piedra, al contrario, las más ‘viejas’ son la base segura sobre las que se pueden apoyar las piedras “nuevas” para construir todas juntas el edificio espiritual”. Así comienza el mensaje del Papa para la IV Jornada Mundial de Abuelos y Mayores.

En la Biblia, añade el Santo Padre, “hallamos la certeza de la cercanía de Dios en cada etapa de la vida y, al mismo tiempo, encontramos el miedo al abandono, particularmente en la vejez y en el momento del dolor. No se trata de una contradicción. Mirando a nuestro alrededor no nos resulta difícil comprobar cómo esas expresiones reflejan una realidad más que evidente”.

Confrontar ancianos y jóvenes, “idea distorsionada”

Francisco reflexiona de modo especial en su texto en que la sociedad actual “alimenta persistentes conflictos generacionales entre jóvenes y ancianos”. “Hoy en día está muy extendida la creencia de que los ancianos hacen pesar sobre los jóvenes el costo de la asistencia que ellos requieren”. Sin embargo, el Pontífice advierte de que esto “se trata de una percepción distorsionada de la realidad”, porque “la contraposición entre las generaciones es un engaño y un fruto envenenado de la cultura de la confrontación”. El problema, afirma el Pontífice, es que cuando perdemos de vista el valor de cada uno, “las personas se convierten en una mera carga onerosa”. Esta creencia se extiende tanto que los mayores la acaban aceptando “y llegan a considerarse como un peso, deseando ser los primeros en hacerse a un lado”.

En la argumentación, el Papa advierte sobre la trampa del individualismo, impregnado de esa mentalidad de confrontación. Al verse uno mismo ya anciano, “teniendo necesidad de todo”, se encuentra solo, “sin ninguna ayuda, sin tener a alguien con quien poder contar. Es un triste descubrimiento que muchos hacen cuando ya es demasiado tarde”. Frente a la cultura imperante, el Santo Padre propone el ejemplo bíblico de Rut, que se queda junto a su suegra Noemí. Ella “nos enseña que a la súplica ‘¡no me abandones!’ es posible responder ‘¡no te abandonaré!’. Su historia nos permite “recorrer un camino nuevo” e “imaginar un futuro distinto para nuestros ancianos”, informa Paloma López Campos.

Los ancianos, tesoro de la Iglesia

El Papa aprovecha su mensaje para agradecer “a todas esas personas que, aun con muchos sacrificios, han seguido efectivamente el ejemplo de Rut y se están ocupando de un anciano, o sencillamente muestran cada día su cercanía a parientes o conocidos que no tienen a nadie”.

Francisco concluye animando a los católicos a estar cerca de los mayores y a reconocer “el papel insustituible que éstos tienen en la familia, en la sociedad y en la Iglesia”. Además, da su bendición a los “queridos abuelos y mayores, y a cuantos los acompañan”, prometiendo su oración por ellos y pidiendo que también recen por él.

Francisco, con seis mil abuelos y nietos

El precedente inmediato de esta Jornada ha sido el encuentro del Papa con seis mil abuelos y nietos en el Aula Pablo VI, organizado por la Fundación Età Grande (Gran Edad), con el impulso de su presidente, el arzobispo Vincenzo Paglia, presidente de la Pontificia Academia para la Vida. “Abuelos y nietos son dos generaciones extremas que no pueden vivir sin las intermedias. Este es un magisterio que los adultos y los jóvenes deben escuchar”, aseguró Monseñor Paglia en la presentación.

En el encuentro, presentado también por el actor cómico Lino Banfi, el Pontífice subrayó que “el amor nos hace mejores, nos enriquece y nos hace más sabios”. Y lo manifestó “con el deseo de compartir la fe siempre joven que une a todas las generaciones, y que recibí de mi abuela, de quien conocí por primera vez a Jesús”. “De ella escuché la historia de aquella familia en la que estaba el abuelo que, como ya no comía bien en la mesa y se ensuciaba, lo echaron, lo pusieron a comer solo. No era algo agradable, ¡de hecho era muy malo! Así que el nieto se puso unos días con el martillo y los clavos y, cuando papá le preguntó qué estaba haciendo, él respondió: ‘¡Estoy construyendo una mesa para que comas solo cuando seas viejo!’. Esto me enseñó mi abuela, y desde entonces nunca lo he olvidado”.

“Los ancianos ven lejos, porque han vivido tantos años”, señaló el Papa, “y tienen tanto que enseñar: por ejemplo, lo mala que es la guerra. Yo, hace mucho tiempo, aprendí esto de mi abuelo, que había vivido la Primera Guerra Mundial y que, a través de sus historias, me hizo comprender que la guerra es una cosa horrible. Buscad a vuestros abuelos y no los marginéis, por vuestro propio bien: ‘La marginación de los ancianos (…) corrompe todas las estaciones de la vida, no sólo la de la vejez”.

El Papa concluyó: “No es casualidad que fueran dos ancianos, me gusta pensar que dos abuelos, Simeón y Ana, quienes reconocieron a Jesús cuando fue llevado al Templo de Jerusalén por María y José (cfr. Lc2,22-38). Lo acogieron, lo tomaron en sus brazos y comprendieron –sólo ellos comprendieron– lo que sucedía: que Dios estaba allí, presente, y les miraba con los ojos de un niño. Sólo ellos comprendieron, al ver al pequeño Jesús, que había llegado el Mesías, el Salvador que todos esperaban”.

El acto había comenzado una hora y media antes de la llegada del Papa, con el testimonio del denominado “abuelo de Italia”, el actor cómico Lino Banfi, y el cantante Al Bano, junto a monseñor Vincenzo Paglia, quien llamó a Lino Banfi el abuelo de Europa, y éste a su vez “abuelo del mundo” al Papa Francisco.

El autorFrancisco Otamendi

Cultura

La “Nueva Sinagoga” de Berlín

De los cientos de sinagogas que existían en Berlín en 1930, hoy apenas quedan diez. La más conocida es la denominada “Nueva Sinagoga”, en la Oranienburger Strasse.

José M. García Pelegrín·27 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

A comienzos del siglo XX, Berlín contaba con más de cien sinagogas. La primera gran sinagoga fue construida en 1714 por familias judías que habían llegado de Viena 40 años antes.

Federico Guillermo I, Margrave de Brandemburgo y Duque de Prusia (1620-1688), conocido como el Gran Elector, los invitó con la esperanza de que sus habilidades y relaciones comerciales impulsaran la ciudad.

En este contexto cabe recordar que, a diferencia de ciudades como Colonia, Fráncfort y Núremberg, que en la Edad Media y comienzos de la Moderna tenían una elevada población, Berlín no cobró un gran auge hasta finales del siglo XVII y comienzos del XVIII. 

No sólo Berlín, sino también todo Brandemburgo contaba hasta entonces con una baja densidad de población. Por esto, después de la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), Federico Guillermo atrajo primero a los hugonotes franceses, reconocidos expertos negociantes.

La mayoría se estableció en Berlín, llegando a constituir el 25 por ciento de la población en 1701. Pero también la comunidad judía creció con rapidez, especialmente con la llegada de aquellos que huían de los pogromos en sus países de origen.

En 1860, unos 28.000 judíos vivían en Berlín. Entre 1855 y 1875, se construyó la sinagoga de la Oranienburger Strasse, con capacidad para 3.200 personas, reflejando la creciente confianza de la comunidad judía.

El centro de la vida judía se encontraba no lejos de allí, entre el Hackescher Markt y la Alexanderplatz –escenarios, por otra parte, de la célebre novela de Alfred Döblin “Berlin Alexanderplatz” (1929)–.

En 1905, Berlín albergaba 130.487 judíos, el 4,3 por ciento de la población. Se construyeron numerosas sinagogas; la última, en el distrito de Wilmersdorf, fue consagrada el 16 de septiembre de 1930.

Sin embargo, la mayoría de ellas fueron destruidas durante la “Noche del Pogromo” del 9 de noviembre de 1938. Hoy en día, quedan apenas diez sinagogas en Berlín, siendo la más conocida la “Nueva Sinagoga” que, como ya se dijo, se alza en la Oranienburger Strasse.

La Nueva Sinagoga

En 1856, la comunidad judía adquirió un terreno en la Oranienburger Strasse y en 1857 se convocó un concurso de arquitectura para una nueva sinagoga. Eduard Knoblauch, arquitecto miembro de la Academia Prusiana de las Artes, presidió el comité del concurso, pero finalmente se encargó él mismo del diseño.

Al enfermar gravemente en 1859, fue sustituido por Friedrich August Stüler, arquitecto de la corte prusiana, quien diseñó el interior. La sinagoga fue consagrada el 5 de septiembre de 1866, en presencia del canciller del Reich, Otto von Bismarck.

Durante los pogromos de noviembre de 1938, miembros de las SA intentaron incendiar la Nueva Sinagoga. Wilhelm Krützfeld, jefe de la comisaría cercana, intervino para proteger el edificio, señalando su estatus de monumento protegido.

Gracias a su intervención, los bomberos extinguieron el fuego, salvando la sinagoga. Krützfeld sufrió posteriormente acoso laboral; hoy, una placa conmemorativa recuerda su valiente actuación.

Una vez eliminadas las consecuencias del incendio, la Nueva Sinagoga pudo volver a utilizarse para los servicios religiosos a partir de abril de 1939. La cúpula tuvo que ser pintada con pintura de camuflaje debido a la amenaza de ataques aéreos aliados.

Tras un último servicio religioso en la pequeña sala de oración el 14 de enero de 1943, la Wehrmacht se hizo cargo del edificio.

Al comienzo de la llamada Batalla de Berlín por el Mando de Bombarderos británico, la sinagoga sufrió graves daños en la noche del 23 de noviembre de 1943. Sin embargo, se causaron más daños al edificio cuando las ruinas se utilizaron como fuente de materiales de construcción después de la guerra.

Así se llegó a su parcial demolición en 1958. Después de la división de Berlín, la Nueva Sinagoga quedó primero en el sector soviético y, desde la creación de la República Democrática Alemana (RDA) en 1949, el Berlín oriental.

En 1988, cuando todavía existía la RDA, comenzaron las obras de reconstrucción de las ruinas. En 1995, ya después de la reunificación alemana, se inauguró el “Centrum Judaicum”.

Este museo y centro cultural alberga uno de los archivos más importantes sobre el judaísmo alemán. En el museo se tratan los temas de la historia judeo-alemana: la inculturación, la imagen que los judíos alemanes tienen de sí mismos, la persecución y el genocidio, la reconstrucción de comunidades y el redescubrimiento del Berlín judío.

Todo ello convierte al edificio en un punto de referencia no sólo para Berlín, sino también en un símbolo emblemático, reconocido internacionalmente, de la historia de Berlín y de los judíos alemanes.

Arquitectura y Simbolismo

El edificio de la Nueva Sinagoga, con capacidad para 3.200 personas, reflejaba el constante crecimiento de la comunidad de Berlín, que se había cuadruplicado hasta alcanzar las 28.000 personas en las dos décadas anteriores a 1866, debido principalmente a la inmigración procedente de las provincias orientales prusianas.

Su enorme costo de 750.000 táleros reflejaba el ascenso socioeconómico de los judíos en Berlín. Su diseño arquitectónico, con influencias moriscas y orientales, evocaba la Alhambra de Granada, pero también seguía modelos indios.

Por un lado, esto se enmarcaba en el contexto del orientalismo, una fascinación generalizada por Oriente que ya desde el siglo XVIII había llevado a utilizar esos motivos en edificios europeos. 

Desde una perspectiva judía, sin embargo, el uso de la arquitectura morisca y orientalizante implicaba algo más: una referencia a la Edad Media española, anclada en la memoria colectiva como “Edad de Oro”, como modelo de una supuesta convivencia entre cristianos, musulmanes y judíos.

También, una asociación con los orígenes geográficos y culturales del judaísmo en Oriente, que puede interpretarse como una afirmación, traducida en arquitectura, de un judaísmo seguro de sí mismo.

En otras palabras: esta arquitectura era la manifestación de la lucha por la igualdad social, si se quiere, por un diálogo casi en pie de igualdad.

Ecología integral

Emmanuel Lokossou: “La vejez es fuente de sabiduría e inspiración”

Ganador de los Premios CEU por la Vida 2024, el salesiano Effioh Emmanuel Lokossou (Dogbo, Benín, 1993), sacerdote de la parroquia Cristo Liberador de Parla (Madrid), y alumno de la Universidad CEU San Pablo, explora los retos que afronta la sociedad con la vejez. En una entrevista con Omnes, defiende la ancianidad como una oportunidad, no como fatalidad, y se refiere a la cultura africana.

Francisco Otamendi·26 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 7 minutos

El envejecimiento de la población es un fenómeno no sólo preocupante para las sociedades de ingresos altos, sino que se ha convertido en un problema que inquieta a todos los países, ya que según la Organización Mundial de la Salud, “en 2050, el 80 % de las personas mayores vivirá en países de ingresos bajos y medianos”.

La elección del tema de los mayores para optar a los premios CEU por la Vida 2024 surgió porque “al hablar de la defensa de la vida, lo primero que se nos ocurre es el aborto o la eutanasia”; sin embargo, “el cuidado de los mayores es una problemática muy actual, tal como apunta el Papa Francisco”, explica Effioh Agossou Emmanuel Lokossou, nacido en Benín (África), hace 30 años, que hizo su prenoviciado en Burkina-Faso, y el noviciado en Togo. Effioh Lokossou trabajó también en Costa de Marfil, y llegó a España en 2018 para estudiar Teología. Fue ordenado diácono por el cardenal Carlos Osoro en 2022, y presbítero por monseñor Pascal N’KOUE, arzobispo de Parakú (Benín), el año pasado. 

Además de estudiar el Grado en Comunicación Audiovisual de la Universidad CEU San Pablo, Effioh atiende, como se ha comentado, la parroquia Cristo Liberador y es responsable de la dirección del Centro Juvenil Juveliber, ambos en Parla (Madrid). Junto al sacerdote salesiano, el Instituto CEU de Estudios de la Familia, que dirige Carmen Fernández de la Cigoña, ha premiado este año a las eurodiputadas Isabel Benjumea y Margarita de la Pisa, por su defensa pública de la Vida.

Emmanuel, ¿cuáles son los principales desafíos que afronta la sociedad respecto al envejecimiento poblacional?

–El primer desafío es la prevalencia creciente de enfermedades crónicas entre los adultos mayores. A medida que la longevidad aumenta, también observamos una recrudescencia de condiciones de salud que requieren una atención médica más especializada. Además, esto suscita la necesidad imperiosa de desarrollar sistemas de salud que no sólo aborden las enfermedades en sí, sino que también tengan en cuenta el bienestar general y la calidad de vida de la población envejecida. Por eso y siguiendo la estela del papa Francisco, diríamos que no basta con elaborar sólo planes de asistencia, sino que urge poner en marcha proyectos de existencia. En otras palabras, las medidas emprendidas deben privilegiar por encima de todo, la dignidad humana.

La soledad y el aislamiento social son otros desafíos que merecen una atención singular en el contexto actual que nos toca vivir. En nuestra sociedad, las personas mayores, no en poca ocasión, se enfrentan a situaciones donde la pérdida de seres queridos, la jubilación y la disminución de la movilidad pueden contribuir a un sentido de aislamiento. Este fenómeno no solo afecta su estado emocional, sino que también puede tener implicaciones para su salud física. Dentro de los desafíos que supone el envejecimiento, emerge la necesidad de atención integral como otro componente fundamental. Más allá de la atención médica convencional, se requiere un enfoque holístico que considere tanto los aspectos médicos como los sociales. 

En su opinión, ¿cómo podemos transformar estos desafíos en oportunidades? Comente  algo de la cultura africana.

– Primero, la vejez, lejos de ser vista como un declive inevitable, debe ser considerada como una etapa de enriquecimiento y sabiduría. Siguiendo la estela del actual obispo de Roma, digamos que las personas mayores son como los árboles que continúan dando frutos a lo largo de los años, que contribuyen a la sociedad con su experiencia y conocimientos acumulados a lo largo de los años. 

Es indudable que su larga trayectoria profesional y vida personal les otorga una perspectiva única, que puede ser compartida para guiar a generaciones más jóvenes y abordar los desafíos contemporáneos con sabiduría y comprensión. En este orden de idea, un adagio popular de las culturas africanas afirma que cuando una persona anciana muere, una biblioteca arde. Atando cabos, cuando reconocemos el valor intrínseco de la experiencia y la sabiduría de las personas mayores, no solo les otorgamos el respeto y la dignidad que merecen, sino que también enriquecemos nuestras comunidades y fortalecemos el tejido social con una mayor inclusión y aprecio por la diversidad generacional.

Segundo, es menester señalar que la vejez es una oportunidad porque favorece la reflexión profunda y la reevaluación de prioridades. En otros términos, es una etapa para el crecimiento personal y la búsqueda de un mayor significado en la vida.

Finalmente, los mayores son una oportunidad incuestionable para la generación joven, pues si prescindimos de ellos, nos es imposible alcanzar la alianza entre generaciones. A decir verdad, con su vasta experiencia y sabiduría ayudan a los jóvenes a enfrentar desafíos y tomar decisiones valientes. Además, por ser guardianes de la memoria colectiva, transmiten historias, tradiciones y valores que son fundamentales para preservar la identidad cultural y el sentido de pertenencia.

¿Cuál es la contribución de la tradición cristiana al cuidado de las personas mayores?

– La tradición cristiana ofrece una perspectiva rica y significativa sobre la vejez, que puede contribuir de manera valiosa en la reflexión sobre el cuidado de las personas mayores en la sociedad contemporánea que estamos ofreciendo.

En primer lugar, la tradición cristiana enfatiza el valor intrínseco de cada ser humano, independientemente de su edad o estado de salud. Arraigada en los principios de amor, compasión y misericordia, el cristianismo resalta el valor intrínseco de cada ser humano creado a imagen y semejanza de Dios. Desde esta perspectiva, la vejez se entiende como una etapa de la vida que merece un profundo respeto y dignidad. Esta enseñanza se deriva de pasajes bíblicos que honran a los ancianos y exhortan a respetar su sabiduría y experiencia. 

Jesús mismo nos dio ejemplo al mostrar compasión y preocupación por las personas mayores durante su ministerio terrenal, sanando a los enfermos y consolando a los afligidos. En la praxis pastoral de Jesús, la parábola del buen samaritano (Lc 10, 25-35) resalta la importancia de ayudar a aquellos que están en necesidad, sin importar su edad o condición. Está claro que la tradición cristiana invita a acoger y valorar a las personas mayores como miembros preciosos de la familia humana. En un mundo cada vez más enfocado a la juventud envuelta de ideologías consumistas y la productividad, la tradición cristiana nos recuerda la importancia de valorar y respetar a las personas mayores como portadores de la historia, la sabiduría y la fe.

El Papa Benedicto XVI, en su pontificado, hizo hincapié en la crisis del individualismo y la falta de solidaridad en la sociedad moderna, señalando cómo esto afecta especialmente a los ancianos, quienes a menudo se ven marginados o excluidos.   

Por otro lado, el Papa Francisco, en su encíclica Fratelli Tutti, aborda la necesidad de construir una cultura del encuentro y la solidaridad que incluya a todas las generaciones, reconociendo el papel vital de los ancianos en este proceso. En un mundo marcado por la fragmentación y la división, el Papa argentino subraya la importancia de recuperar la dimensión comunitaria y el valor de la experiencia y la sabiduría de las personas mayores. Destaca cómo el diálogo intergeneracional y el respeto por los ancianos son fundamentales para construir un mundo más justo, inclusivo y humano para todos. Recordemos que además de las 15 catequesis que tiene sobre la vejez, el Papa Francisco es quien instituyó, en 2021, la Jornada mundial de los abuelos y de los mayores.

¿Cuál debería ser el papel de la familia en el cuidado de las personas mayores?

– Es evidente que las familias se encuentran en una encrucijada, ya que tratan de cumplir con las obligaciones laborales y financieras mientras intentan brindar el cuidado adecuado a sus seres queridos mayores. No en pocas circunstancias, esta situación ha generado estrés emocional y tensiones dentro de la familia, especialmente cuando los miembros se sienten abrumados por las demandas del cuidado y la sensación de no poder satisfacer las necesidades de los ancianos de manera adecuada. Por eso, muchos familiares se ven obligados a tomar decisiones difíciles sobre el cuidado de los ancianos, como recurrir a servicios profesionales de atención o trasladarlos a residencias de mayores, lo que puede generar sentimientos de culpa y conflicto.

Frente a todo esto, es imperativo rescatar y promover valores que fortalezcan el papel de la familia como unidad fundamental de la sociedad. La rápida evolución de la vida moderna ha llevado a un distanciamiento de lo esencial, relegando muchas veces el cuidado de los ancianos a un segundo plano. Sin embargo, en medio de un mundo efímero, surge la necesidad de un cambio de mentalidad, una renovación que nos invite a vivir cada acontecimiento desde la perspectiva de la sabiduría del corazón. La familia humana necesita reconectar con lo más valioso: el amor, el respeto y la solidaridad intergeneracional. En un mundo en el que renunciamos tener hijos en detrimento de otorgar más valor a los animales, conviene parar y hacerse preguntas trascendentales.

La renovación a la que apelamos implica un retorno a las raíces, una revalorización de los lazos familiares y un compromiso con la dignidad plena y perfecta de cada ser humano. Es hora de fomentar una cultura del cuidado y de la vida, donde se reconozca y se honre el legado de los ancianos a la comunidad, y donde se rechace cualquier forma de discriminación o exclusión.

En calidad de autoridades públicas ¿cómo pueden ayudar los gobernantes?

–Los gobernantes tienen una responsabilidad crucial en la creación de políticas y programas que apoyen el cuidado de las personas mayores y fortalezcan el papel de la familia en este aspecto, ya que les corresponde organizar las estructuras de la sociedad.

   En primer lugar, tienen el deber de garantizar un acceso equitativo a servicios de salud de calidad para los mayores con el fin de promover su bienestar y dignidad en la sociedad. Esto implica no solo asegurar la disponibilidad de instalaciones y profesionales de salud adecuados, sino también facilitar el acceso a medicamentos, tratamientos y cuidados especializados. 

En segundo lugar, los gobernantes deberían fomentar la conciliación laboral y familiar. En este sentido, es fundamental que promulguen leyes y políticas que reconozcan y respalden la labor de los trabajadores que también son cuidadores familiares. Una de las medidas clave sería la implementación de permisos remunerados específicamente destinados al cuidado de familiares mayores. Otra medida importante es la promoción de la flexibilidad en los horarios laborales. En tercer término, los gobiernos deberán fomentar la formación y capacitación para cuidadores familiares.

La aplicación de la Inteligencia Artificial está de gran actualidad. ¿Cómo puede ayudar en el cuidado de nuestros mayores?

– La Inteligencia Artificial (IA) está emergiendo como una herramienta prometedora para mejorar el cuidado de las personas mayores en múltiples aspectos. En primer lugar, la IA puede utilizarse para monitorear la salud de los adultos mayores de manera continua y no invasiva, a través de dispositivos portátiles o sensores inteligentes integrados en el hogar, y pueden detectar signos tempranos de problemas de salud, lo que permite una intervención rápida y preventiva.

Además, la IA puede ayudar en la personalización de los planes de cuidado para cada individuo, teniendo en cuenta sus necesidades médicas, preferencias personales y circunstancias únicas. No obstante, es fundamental abordar los desafíos éticos y de privacidad asociados con el uso de IA en el cuidado de personas mayores. La transparencia en el procesamiento de datos es esencial para que los usuarios comprendan cómo se utilizan sus datos personales y con qué fines. Además, es fundamental obtener el consentimiento informado de las personas mayores antes de utilizar cualquier tecnología basada en IA en su cuidado. La protección de la privacidad de los usuarios también debe ser una prioridad.

Por último, es importante recordar que la IA no debe suplantar la interacción humana en el cuidado de las personas mayores, sino complementarla. La atención centrada en el ser humano sigue siendo fundamental para satisfacer las necesidades emocionales, sociales y físicas de los mayores.

El autorFrancisco Otamendi

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Evangelio

La multiplicación de los panes. Domingo XVII del Tiempo Ordinario (B)

Joseph Evans comenta las lecturas del domingo XVII del Tiempo Ordinario y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·26 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Al cuidar de la gente, Jesús cuida también de sus estómagos. El amor alimenta. Cualquier madre te lo puede decir. Y Dios, que es padre infinito y madre infinita, se preocupa de que tengamos qué comer. Esto se ve claramente en el episodio de la alimentación de los cinco mil, que es el evangelio de hoy. Un episodio similar de Mateo subraya más la preocupación de Jesús (ver Mt 15, 32). Juan, en su típico énfasis en la divinidad de Cristo, se centra más en su control de la situación. Así, cuando Jesús pregunta a Felipe dónde pueden conseguir pan para que coma la gente, Juan comenta: “Lo decía para probarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer”.

Cuando los discípulos quieren despedir a la multitud (Mt 14, 15), Jesús replica: “No hace falta que vayan, dales vosotros de comer” (Mt 14, 16). En el evangelio de hoy, de Juan, tanto Felipe como Andrés expresan su impotencia ante la necesidad de dar de comer a tantos. Mientras se niega a dejarles esquivar la situación, Jesús toma las riendas. Dios siempre hace esto: exige que desempeñemos nuestro papel, pero el papel realmente eficaz es el suyo, y debemos recordarlo siempre. Si Felipe y Andrés, en respuesta a la pregunta de Cristo, se hubieran levantado de un salto y se hubieran puesto a correr en busca de pan, se habrían agotado inútilmente. La respuesta adecuada a cualquier problema es estar dispuestos a hacer lo que podamos, sabiendo siempre que lo que realmente importa es lo que haga Dios. Nosotros sólo somos instrumentos de su acción, igual que vemos a los apóstoles ayudando a repartir el pan.

Debemos mantener siempre la calma. Un pequeño detalle del evangelio de hoy dice mucho. Jesús dice a los discípulos: “Decid a la gente que se siente en el suelo”. Y Dios ya lo había previsto, pues se nos dice: “Había mucha hierba en aquel sitio”. Dios piensa en todo. Un chiquillo tenía muy poco que dar, sus cinco panes de cebada y dos peces, pero lo dio todo. Los discípulos, al menos, tuvieron la sensatez de hablar con Jesús -de rezar- en medio de su insuficiencia. Con un poco de generosidad y voluntad por parte de algunos, con un poco de oración, Dios hace luego el resto, con mucho. Y Nuestro Señor incluso dice a los discípulos que recojan después las sobras para que no se desperdicie nada. La conciencia de la enormidad del poder divino no debe llevar al despilfarro. Dios puede multiplicar los alimentos, pero no quiere que los desperdiciemos.

La homilía sobre las lecturas del domingo XVII del Tiempo Ordinario (B)

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas del domingo.

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Comienzan los Juegos Olímpicos

La Torre Eiffel decorada con los aros olímpicos brillaba en la noche previa a la ceremonia de inicio de los Juegos Olímpicos que se celebran en París entre el 26 de julio y el 11 de agosto de 2024.

Maria José Atienza·25 de julio de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Vaticano

Abuelos y ancianos en el corazón de la Iglesia

Rome Reports·25 de julio de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
rome reports88

La cuarta edición de la jornada de los abuelos y los ancianos quiere poner mayor atención en las diócesis locales de dos maneras: visitando a los ancianos y celebrando una misa en la que puedan participar.

El lema elegido para este día es: «No me deseches en mi vejez». Quienes visiten a los ancianos durante esta jornada tienen la posibilidad de ganar la indulgencia plenaria.


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