Recursos

De la mesa a la Misa, de Emaús a la celebración

Una explicación catequética, de la mano de los discípulos de Emaús, de los principales momentos y actitudes que podemos vivir en la celebración de la Santa Misa. 

Javier Sánchez Cervera·10 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 6 minutos

Las cosas importantes se explican muchas veces y de muchas maneras. Lo que más ayuda siempre es el ejemplo, las propias acciones, pero hay que reconocer que una buena historia puede hacer inolvidable una enseñanza. 

Empecemos con la historia. Sucedió el mismo día de la resurrección de Jesús con dos de los seguidores del Maestro que, desilusionados, regresaban a su casa maldiciendo el día en el que pusieron su corazón en Jesús. Lo cuenta san Lucas en el capítulo 24 de su Evangelio.

Comencemos. 

Reconozcamos nuestros pecados

En Misa, como en la vida, Jesús siempre camina con nosotros, otra cosa es que seamos capaces de reconocerlo. Los desilusionados discípulos de Emaús no veían nada, ni siquiera fueron capaces de distinguir a Jesús cuando se puso a su lado. 

En nuestro caso son tantas las cosas que tenemos entre manos que, al comenzar la Eucaristía, el sacerdote nos desea que “el Señor esté con vosotros” y, ciertamente, lo está. Otra cosa es que, como Cleofás y su amigo, nos demos cuenta. Jesús, que ya camina a su lado, les pregunta: “¿Qué conversación es esa que lleváis por el camino?”. “De lo que está lleno el corazón habla la boca”, había dicho Jesús al comenzar su ministerio. Así que la pregunta no era una simple curiosidad. El Maestro que ha venido a “sanar los corazones desgarrados” (Is 61, 1) necesita que le abramos el corazón para ponerse manos a la obra. En la Misa el momento paralelo a este es en el que se nos anima a que “reconozcamos nuestros pecados” con el silencio posterior. Ahí le abrimos el corazón a Cristo, que va a venir después a remendar las heridas. 

Escuchar la Palabra de Dios

Los dos alicaídos caminantes volcaron toda su frustración con el Acompañante misterioso que se interesaba por ellos: todo lo que ha salido mal, las oraciones sin respuesta, las esperanzas frustradas, el trabajo inútil…. Junto a esto, su propia cobardía al huir y dejar solo al Maestro frente a sus enemigos y la forma en la que le mataron, en parte, por su culpa. A sus palabras nosotros, en la Eucaristía, añadimos: “Señor, ten piedad, Cristo, ten piedad.”

Abierto el corazón, podemos empezar a cambiarlo a través del oído. La fe comienza por el oído – “fides ex auditu” (Rm 10, 17)-, y ellos van a escuchar, ahora, la mejor lección de Sagrada Escritura que se ha pronunciado en la historia de la humanidad: “Y, comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras”. (Lc 24) En la Misa dominical lo hacemos leyendo dos lecturas, el salmo, el Evangelio y, finalmente, con la predicación de la homilía. Es un bloque intenso pero muy necesario, porque ahí, como aquel día, nos habla realmente Jesús. 

¡Y vaya que si habló! Empezó llamándoles “duros de entendimiento”. Aquel recorrido les abrió los oídos, los ojos, el corazón y lo llenó de fuego, y ellos, mientras seguían caminando, ni se daban cuenta. Así es la oración, así es la lectura de la Palabra de Dios. 

Peticiones

Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le insistieron: ‘Quédate con nosotros’”. 

Aunque no te lo creas, a estas alturas todavía no sabían quién era el que estaba con ellos, aunque era tan grande la fuerza de sus palabras y les había cautivado el corazón de tal forma que tuvieron miedo de volver a estar solos, de volver “a las andadas” y buscaron esa excusa para suplicarle que se quedara. Y lo hizo. 

También nosotros, después de escuchar su Palabra, formulamos nuestras súplicas, “rogamos al Señor” que se quede y que ilumine con su presencia tantos lugares que, de no estar él, nos darían miedo: La enfermedad, las guerras, el hambre, las injusticias, la muerte… 

Ofertorio

Por fin, ya más tranquilos, sentados a la mesa pasarán de las palabras a las obras. Jesús siempre fue más de obras que de palabras, aunque, en esta ocasión, las palabras eran muy necesarias. Ahora van a compartir el alimento, que es tanto como compartir la vida. Sentarse a la mesa de alguien era, para el pueblo judío, una forma de manifestar la intimidad con esa persona, la unión de amistad, el deseo de ser uno solo. Un deseo inalcanzable en el caso de Dios y el hombre. Hasta que llegó Él. 

En Misa vemos cómo el sacerdote comienza a preparar la mesa-altar. Es todo un ritual delicado y lleno de gestos sencillos pero significativos: desplegar el corporal donde se colocará el Cuerpo de Cristo; preparar el cáliz con el vino, signo de la divinidad de Jesús con unas gotitas de agua, signo de nuestra pobre humanidad; ofrecérselos al Padre y orar, inclinado, para que este sacrificio “sea agradable en tu presencia”. Al terminar estos signos el sacerdote se lava las manos para preparar su cuerpo y su alma a lo que va a pasar a continuación. Nosotros ya lo sabemos, Cleofás y su amigo no tenían ni idea.

Consagración

“Él entró y se quedó con ellos. Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio. Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron” (Lc 6).

Las palabras que escogió eran las mismas, la forma de pronunciarlas, el gesto al tomar el pan y luego al partirlo. Eso ya lo habían visto en otro lado. Reconocieron que era el mismo que en la Última Cena les había dicho, por primera vez: “Tomad y comed, esto es mi cuerpo”. 

Dicen los exégetas que la narración de la Última Cena es lo primero que se puso por escrito y que pequeños papiros con copias de las palabras y gestos de Jesús en la tarde del Jueves Santo circulaban entre las primeras comunidades de cristianos. Pues bien, esos mismos gestos y esas mismas palabras fueron repetidas por Él mismo después de resucitar en Emaús y son repetidas por Él mismo a través de sus sacerdotes cada día en el altar de todas las iglesias del mundo. Los discípulos lo reconocieron en ese momento. ¡Ojalá que nunca nos acostumbremos al misterio -así se llama- de la transubstanciación!

Comunión

Asombrados, los caminantes no dejaban de mirar el Pan Consagrado, reconociendo la presencia de Jesús en medio de ellos. Esta Presencia será, de ahora en adelante, la que marque el ritmo de nuestra vida espiritual, la “fuente y culmen de nuestra vida cristiana” (LG 11). 

La enseñanza ya estaba sembrada en sus corazones para ellos y para toda la Iglesia hasta el final de los tiempos. Se cumplía la promesa de Jesús: “Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”(Mt 28, 20). Por eso ya Jesús “había desaparecido de su vista” (Lc 6), pero sigue verdaderamente, sustancialmente presente en la Eucaristía.

Comulgar es recibir este Pan Consagrado que es, verdaderamente, Jesús. Él mismo lo había dicho en el discurso del Pan de Vida: “El pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo” (Jn 6, 51), “el que coma mi carne y beba mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día” (Jn 6, 54).

Los discípulos de Emaús se quedaron mirando el Pan Consagrado y ¡con qué emoción lo llevarían a su boca! Jesús ahora es “carne de su carne”, se hace, verdaderamente, uno con nosotros para sanar nuestros corazones desgarrados, para darnos vida eterna, para “divinizarnos”. 

Acción de gracias

Ahora se hacen conscientes los dos -y todos nosotros- del inmenso amor de Cristo manifestado en la Eucaristía. La presencia de Jesús les atrae hacia su interior y ahí reconocen el fuego de su amor. Al terminar de rezar comentan: “¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?”. Por fin entienden la obra que el Señor está haciendo con ellos. 

Para nosotros esos minutos de tranquilidad después de la comunión son oro. Son momentos de entrar a lo profundo de nuestro corazón donde está Él y entablar diálogo de amor con quien sabemos que nos ama. Un diálogo que bien podría transcurrir con esta plantilla: “Te quiero, te doy gracias, te pido perdón, te pido ayudo”.

Vuelta a casa

La palabra “Misa” proviene del texto en latín de la Eucaristía. Al final de la celebración el sacerdote decía: “Ite, missa est”. Es decir: “Ahora sois enviados”. Y es que tanta alegría no puede ser solo para unos pocos. El descubrimiento del amor de Dios nos lleva a anunciarlo a los demás, comenzando por los más cercanos. Cleofás y su amigo -tú y yo- “en ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los Once y a los demás […] contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan” (Lc 6).

Así también nosotros al salir de este encuentro con el Maestro podemos dar testimonio a todos del amor que Él nos tiene y de cómo se ha quedado -escondido- para siempre en la Eucaristía. 

El autorJavier Sánchez Cervera

Párroco en San Sebastián de los Reyes (Madrid)

Evangelización

Edith Stein: judía, filósofa, carmelita

El 9 de agosto se cumplen 82 años del asesinato de Edith Stein en Auschwitz. Su vida se caracterizó por la búsqueda de la verdad y de la plenitud espiritual.

José M. García Pelegrín·9 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

“Ven, vamos por nuestro pueblo”. Con estas palabras, Edith Stein se dirigió a su hermana Rosa en la tristemente célebre rampa de Auschwitz el 9 de agosto de 1942, camino de la cámara de gas. El 2 de agosto, ambas religiosas carmelitas habían sido detenidas en Utrecht junto con otros 244 judíos católicos, como represalia contra los obispos holandeses que criticaron públicamente la ocupación nazi. Las palabras que Edith Stein había escrito años atrás resultaron proféticas: “El mundo está en llamas: la batalla entre Cristo y el Anticristo ha estallado abiertamente; si te decides por Cristo, puede costarte la vida”. Edith y Rosa fueron asesinadas por su ascendencia judía.

Para Edith Stein, ser cristiana y católica sin renegar de sus raíces judías no era una contradicción. Fue bautizada a los treinta años, el 1 de enero de 1922, el día de la circuncisión de Jesús; eligió deliberadamente esta fecha para subrayar que su conversión no era una renuncia al judaísmo. En Colonia, desde 1999, un monumento de bronce titulado “Grupo con una santa” se erige frente al seminario arzobispal. La mujer sentada en el taburete, apoyada pensativamente en una estrella de David, representa a la joven Edith Stein. De pie está la monja que sostiene a Cristo en la cruz.

Como nombre de religión eligió Teresia Benedicta a Cruce, “bendecida por la cruz». Una de sus principales obras se titula “La ciencia de la cruz”. No sólo llevó la cruz tras su detención, sino también durante el doloroso alejamiento de su familia después de su bautismo. En su beatificación, el 1 de mayo de 1987, el Papa Juan Pablo II la describió como “judía, filósofa, monja y mártir”.

La búsqueda de la verdad

Nació en Breslau el 12 de octubre de 1891, el día de Yom Kippur, una de las festividades judías más importantes. Durante una estancia con su hermana Elsa y su cuñado Max Gordon en Hamburgo, en 1906, la joven de 15 años, según contó más tarde, “dejé deliberadamente de rezar, por mi propia voluntad”. Sin embargo, su búsqueda de la verdad continuó a lo largo de su vida.

En Hamburgo, entró en contacto por primera vez con el pensamiento científico, ya que Max era médico. En otoño de 1911, Edith se matriculó en la Universidad de Breslau para estudiar filología germánica, historia y filosofía. Pronto descubrió la obra del filósofo Edmund Husserl y su fenomenología.

Husserl buscaba un acceso directo a los fenómenos eliminando las ideas preconcebidas sobre las apariencias. Su objetivo era una conciencia “pura” de las cosas tal y como son objetivamente. “Hacia las cosas mismas”, fue la máxima de Husserl, que Edith Stein siguió con entusiasmo. Tras doctorarse, trabajó como ayudante de este catedrático y se dedicó intensamente a la investigación.  

Edith Stein elaboró la tesis de habilitación para acceder a cátedra, pero fue rechazada tanto por la facultad de Gotinga como por las de Kiel y Hamburgo. Como mujer, y además judía, no tenía ninguna posibilidad. En los primeros años de la República de Weimar, escribió tratados sobre política nacional y reflexionó cada vez más sobre su propia imagen de Dios.

El bautismo de Edith Stein

Estudió los Ejercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola y los escritos místicos de santa Teresa de Ávila, encuentro que la llevó al bautismo, sin rechazar el judaísmo. Edith Stein reconoció los vínculos entre ambas religiones y nunca negó lo que el cristianismo debía al judaísmo. Sin embargo, su bautismo supuso una conmoción para su familia. Su sobrina Susanne Batzdorff-Bieberstein recordaba: “Al hacerse católica, nuestra tía había defraudado a su pueblo”. 

Tras su bautismo, Edith Stein trabajó como profesora de alemán en el convento dominico de Santa Magdalena de Speyer. Aunque al principio vivió fuera de los muros del convento, se acercó a la vida monástica. Continuó su búsqueda científica de la verdad en sus obras de filosofía religiosa y se sumergió en las verdades de la fe siguiendo las “Quaestiones disputatae de veritate” de santo Tomás de Aquino.

Edith Stein buscaba nuevas formas de relacionar la razón con la fe y de llenarla con su propia experiencia de Dios. Comparó la fenomenología moderna de su gran modelo Husserl con las enseñanzas del Aquinate: “Nuestra época ya no se conforma con consideraciones metodológicas. La gente es inestable y busca un punto de apoyo. Quieren una verdad tangible, sustantiva, que se demuestre en la vida. Quieren una ‘filosofía de la vida’, y la encontrarán en Tomás de Aquino”.

Patrona de Europa

Placa conmemorativa

Tras la llegada de los nazis al poder, a Edith Stein se le prohibió cualquier trabajo público. En 1935, a la edad de 44 años, ingresó en la orden contemplativa de las Carmelitas Descalzas y tomó el nombre de Teresia Benedicta a Cruce. El 31 de diciembre de 1938 huyó a Holanda, donde vivió en el Carmelo de Echt y redactó su testamento, en el que ofrecía su vida y su muerte a Cristo por la santificación de su orden y para “expiar la incredulidad del pueblo judío”.

A pesar de las críticas del lado judío, porque no fue asesinada por su cristianismo sino por sus orígenes judíos, fue beatificada el 1 de mayo de 1987 y canonizada el 11 de octubre de 1998. Un año después, san Juan Pablo II la incluyó entre las patronas de Europa.

La vida de Edith Stein se caracterizó por una búsqueda constante de la verdad y un profundo afán de plenitud espiritual e intelectual. Su compromiso con la filosofía y su posterior ingreso en el Carmelo son testimonio de su inquebrantable entrega a sus convicciones y a su fe. Su asesinato en Auschwitz sigue siendo un testimonio del inconmensurable sufrimiento experimentado por el pueblo judío durante la Shoa.

Vaticano

Perdón y esperanza, claves de la Jornada Mundial de la Paz 2025

Para la Jornada Mundial de la Paz de 2025 el Papa Francisco ha elegido como lema: "Perdona nuestras ofensas, concédenos tu paz”.

Paloma López Campos·8 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto

“Perdona nuestras ofensas, concédenos tu paz” es el lema elegido por el Papa Francisco para la Jornada Mundial de la Paz de 2025. El Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral explica que este título “corresponde a la comprensión bíblica y eclesial del Año Jubilar”.

El Santo Padre se ha inspirado en las encíclicas “Laudato Si’” y “Fratelli Tutti” para elegir el tema de la jornada que la Iglesia celebrará el 1 de enero de 2025. Su elección quiere resaltar “los conceptos de esperanza y perdón, que están en el corazón del Jubileo, un tiempo de conversión que nos llama a no condenar, sino a la reconciliación y a la paz”.

El Dicasterio espera que tanto la Jornada Mundial de la Paz como el Jubileo del próximo año provoquen “un muy necesario cambio espiritual, social, económico, ecológico y cultural”.

Gracias a esta conversión, concluye el Dicasterio, “podrá florecer una verdadera paz” que no se limite al fin de los conflictos, sino que implique también “que se curen las heridas y se reconozca la dignidad de cada persona”.

Evangelización

El buen humor es mano de santo

Son muchos los santos que han insistido en que el buen humor es característico del cristiano y el mismo Papa Francisco afirma que "un cristiano triste es un triste cristiano".

Paloma López Campos·8 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

El 14 de junio de 2024 el Papa Francisco se reunió con humoristas del mundo entero. Durante el encuentro, el Pontífice destacó el trabajo de estos profesionales, cuyo “don precioso” nos “permite compartir y es el mejor antídoto contra el egoísmo y el individualismo”.

El Santo Padre no es el único consciente de la importancia de la alegría. A lo largo de la historia, muchos santos han resaltado que el buen humor es una gran virtud, característica del cristiano.

Tanto es así, que santo Tomás Moro escribió una oración para pedirle al Señor que le concediera el hábito de tomarse las cosas a bien: “Concédeme, Señor, una buena digestión, y también algo que digerir. Concédeme la salud del cuerpo, con el buen humor necesario para mantenerla. Dame, Señor, un alma santa que sepa aprovechar lo que es bueno y puro, para que no se asuste ante el pecado, sino que encuentre el modo de poner las cosas de nuevo en orden. Concédeme un alma que no conozca el aburrimiento, las murmuraciones, los suspiros y los lamentos y no permitas que sufra excesivamente por ese ser tan dominante que se llama: ‘Yo’. Dame, Señor, el sentido del humor. Concédeme la gracia de comprender las bromas, para que conozca en la vida un poco de alegría y pueda comunicársela a los demás”.

Buen humor y evangelización

Una comunicación que, san Josemaría Escrivá sabía bien, es esencial para la evangelización. Por ello, en el punto 661 de “Camino” escribió: “Caras largas…, modales bruscos…, facha ridícula…, aire antipático: ¿Así esperas animar a los demás a seguir a Cristo?”. Tarea difícil, desde luego. Lo mismo opina el Papa Francisco, quien afirma que “un cristiano triste es un triste cristiano”.

Sin embargo, es importante notar que el buen humor no equivale a ingenuidad. Esto es algo que Gilbert Keith Chesterton sabía bien, tal como demuestran sus textos. Los escritos del autor inglés están llenos de sentido común, una fina ironía y un buen humor que arrollan al lector. ¿Defender la fe? Por supuesto, pero sin perder la sonrisa.

Otro gran ejemplo de ello es san Juan Pablo II, a quien le encantaba reír. Joaquín Navarro-Valls, que estuvo muy cerca de él, destacó muchas veces el buen humor del Papa, no a pesar de todo, sino con todo. El Pontífice polaco también destacó en una audiencia general “la capacidad de convertir en una alegre sonrisa, en la medida y modo convenientes, las cosas oídas y vistas”, como predicaba santo Tomás de Aquino.

Buen humor, cosa de santos

El Papa Francisco, en la encíclica “Gaudete et exsultate”, afirma que “el santo es capaz de vivir con alegría y sentido del humor. Sin perder el realismo, ilumina a los demás con un espíritu positivo y esperanzado”.

Puede decirse, por tanto, que el buen humor es cosa de santos, una virtud que nos acerca un poco más al Cielo y permite hacer realidad las palabras de san Pablo en su carta a los Filipenses: “Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos”.

Lecturas del domingo

El alimento de la Eucaristía. Domingo XIX del Tiempo Ordinario (B)

Joseph Evans comenta las lecturas del domingo XIX del Tiempo Ordinario y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·8 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Cuánto nos quejamos. De hecho, cada lengua tiene varias palabras para describir distintas formas de quejarse. Ciertamente, hay muchas quejas en las lecturas de hoy. Elías se queja. Está harto y pide a Dios que le quite la vida. En su defensa, tenía razones para sentir lástima de sí mismo. Acababa de enfrentarse a los 450 profetas del falso dios Baal y, aunque había salido victorioso, se sentía muy solo: perseguido y el único profeta que defendía al Dios verdadero, cuando todos los demás lo habían abandonado para adorar a dioses falsos. 

También podemos quejarnos demasiado, a menudo con problemas del Primer Mundo. Nos centramos en lo que no tenemos, y no lo suficiente en los dones de Dios. Nuestra queja por lo que creemos que no tenemos nos lleva a dudar de Él. Pero si confiamos en Él, no nos defraudará.

Elías se quejó, pero Dios se ocupó de él. Le dio el pan y el agua milagrosos, que aparecieron sobre la piedra, dos veces. Y con ese pan y esa agua pudo caminar 40 días y 40 noches hasta el monte Horeb, donde se encontraría con Dios. Si somos fieles a Dios como lo fue Elías, Él nos dará todo lo que necesitemos: milagrosamente cuando sea necesario, aunque normalmente utiliza medios ordinarios. 

El alimento milagroso que comió Elías, el pan milagroso que comieron los judíos en el desierto, todo apunta a un milagro mayor, el milagro de la Eucaristía del que Cristo empieza a hablar en el evangelio de hoy y que explicará más en la lectura del próximo domingo. 

Se nos invita a preparar nuestros corazones para este don. Y una manera de hacerlo es precisamente fomentar en nuestra alma el sentido de la gratitud. No apreciamos la Eucaristía porque no somos suficientemente agradecidos. Nos quejamos de lo que no tenemos y, por tanto, despreciamos este don tan grande.

En el Evangelio, también hay quejas. “Los judíos murmuraban de él porque había dicho: ‘Yo soy el pan bajado del cielo’”. Esta queja y la referencia al pan recordarían a cualquier judío a los israelitas en el desierto, cuando Dios los sacó de Egipto. También entonces se quejaron, y precisamente por falta de pan. Y luego se quejaron cuando consiguieron pan de que querían carne. Y se quejaron cuando no había agua. Cada vez Dios les daba lo que querían: pan, carne, agua. Tomaron el regalo, pero no reconocieron al dador.

La homilía sobre las lecturas del domingo XIX del Tiempo Ordinario (B)

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas del domingo.

Vaticano

El Papa retoma las audiencias generales tras el descanso en julio

El Papa Francisco ha retomado las audiencias generales y ha comenzado una nueva fase en su ciclo de catequesis, centrada “en la obra de la Redención, es decir, en Jesucristo”.

Paloma López Campos·7 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

El Papa Francisco ha retomado las audiencias tras su descanso en el mes de julio. En este nuevo ciclo de catequesis “entramos en la segunda fase de la historia de la salvación”. Durante sus próximas audiencias, el Pontífice profundizará “en la obra de la Redención, es decir, en Jesucristo”.

Para introducir el tema, el Santo Padre ha centrado la mirada en “el Espíritu Santo en la Encarnación del Verbo”. Tomando los versículos que hablan sobre la Encarnación en los Evangelios de san Lucas y san Mateo, el Papa ha explicado que la Iglesia “ha recogido este dato revelado y pronto lo colocó en el corazón de su Símbolo de fe”.

María, la esposa por excelencia

Desde el Concilio Ecuménico de Constantinopla en el año 381, ha subrayado el Papa, los católicos afirman con fe “que el Hijo de Dios ‘por obra del Espíritu Santo se encarnó en el seno de la Virgen María y se hizo hombre’”.

Al tratarse de un dato recogido en un concilio ecuménico, ha dicho el Papa Francisco, “todos los cristianos profesan juntos ese mismo Símbolo de fe”. Por otro lado, la Iglesia católica se ha basado en ello para componer una de sus oraciones diarias más conocidas, el Ángelus.

El artículo de fe recogido en el Concilio Ecuménico de Constantinopla “permite hablar de María como de la Esposa por excelencia, que es figura de la Iglesia”, ha explicado el Pontífice. Gracias a ello, el Concilio Vaticano II pudo dibujar un paralelismo entre la figura de María y la de la Iglesia, madre de los hijos de Dios por medio del Bautismo.

El Papa Francisco ha concluido la catequesis “con una reflexión práctica para nuestra vida, sugerida por la insistencia de la Escritura en los verbos ‘concebir’ y ‘parir’”. Al igual que María, quien “primero concibió, luego dio a luz a Jesús”, la Iglesia debe acoger primero la Palabra de Dios “para luego darla a luz con la vida y la predicación”.

Al terminar la audiencia, el Santo Padre ha saludado a diversos peregrinos de lengua francesa y española, además de a católicos irlandeses y portugueses, entre otros. Finalmente, ha vuelto a pedir el alto al fuego en Oriente Medio, Ucrania, Myanmar y Sudán.

Recursos

De Qumran a la Tablet, las aproximaciones a la Biblia hoy

La Biblia ha sido y sigue siendo inspiración de las principales manifestaciones artísticas. Por eso, en este artículo hay un listado con una multitud de recursos para conocer mejor la Palabra de Dios.

Maria José Atienza·7 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 6 minutos

“Aunque la fe cristiana no es una ‘religión del Libro’: el cristianismo es la ‘religión de la Palabra de Dios’, no de ‘una palabra escrita y muda, sino del Verbo encarnado y vivo’”. Con estas palabras, introducía Benedicto XVI la Exhortación Apostólica Postsinodal «Verbum Domini” sobre la Palabra de Dios en la Iglesia. Dios que se ha manifestado plenamente en Cristo, -logos-, palabra, deja en la Biblia al hombre, de todo tiempo y lugar una privilegiada vía de encuentro y de relación. 

La Biblia ha sido y sigue siendo inspiración de las principales manifestaciones artísticas: la música, la pintura, la arquitectura… dan muestra de ello. En los dos últimos siglos, además, a estas artes se han unido el cine y los nuevos formatos de comunicación dando lugar a una nueva manera de acercarse a Dios y a la Iglesia en una sociedad secularizada.

Este artículo presenta una lista de recursos en distintos formatos que pueden servir para conocer mejor la Biblia.

Podcast. “The Bible in a Year”

Un plan de 365 podcasts dirigidos, en su versión anglófona, por el sacerdote Mike Schmitz. Se trata de uno de los proyectos más conocidos de “Ascension”, una red multimedia dedicada a la creación de contenidos de formación en la fe católica y contenido digital.

La Biblia en un año está” compuesta de 365 episodios en los que se encuentran dos o tres lecturas de las Escrituras, una reflexión del P. Mike Schmitz y una oración guiada para ayudar a escuchar la voz de Dios en su Palabra, es decir, a “concretar” la llamada de Dios en la vida diaria. El podcast sigue una original manera de lectura bíblica ideada por Jeff Cavins que, a través de catorce libros narrativos de la Biblia cuentan la historia bíblica de principio a fin. Desde su lanzamiento, en enero de 2021, ”La Biblia en un año” ha tenido casi 700 millones de descargas y está disponible en las principales plataformas de podcasting. 

Ebook . La Sagrada Biblia (EUNSA) 

Esta Sagrada Biblia en castellano ofrece una interesante colección de recursos para entender y contextualizar los textos bíblicos. Cada libro se abre con un texto explicativo introductorio al que se suman comentarios de los pasajes. Además, esta Sagrada Biblia contiene un Apéndice con las referencias del antiguo Testamento en el Nuevo, glosario de medidas, pesos y monedas, las fiestas del calendario judío, etc., así como una serie de mapas que ayudan a entender y situar físicamente los hechos narrados en los libros de la Biblia. En su versión ebook, muy fácil de usar, la explicación de los pasajes y los enlaces internos, hacen la lectura ágil y comprensible. 

La edición en audiolibro de la Biblia de la Universidad de Navarra reúne por primera vez en audio los textos de la Biblia de Navarra y unas breves introducciones a cada libro.

Serie. “The Chosen” 

Sin duda, uno de los fenómenos audiovisuales de los últimos años. La serie creada por Dallas Jenkins y financiada por crowdfunding se ha convertido en uno de los fenómenos más importantes del panorama cristiano. Aunque sus creadores no son católicos, cuentan con varios católicos como asesores o incluso entre sus actores, como el caso de Jonathan Roumie, encargado de interpretar a Jesús.

La serie recrea la historia “alrededor de la Historia Sagrada” de Cristo y sus discípulos dentro de un guion caracterizado por la profundidad de sus conversaciones y la capacidad para atrapar al espectador. La figura de un Jesús “muy humano” y que, al mismo tiempo, no diluye su naturaleza divina es uno de los equilibrios mejor logrados de una serie que acaba de estrenar la cuarta de sus siete temporadas y que ha sido vista por más de 500 millones de personas.  

Derral Eves, productor de “The Chosen”, afirmaba en Omnes que “para la Iglesia católica, la utilización del lenguaje audiovisual puede ser una poderosa herramienta de divulgación, conexión con el público y transmisión de mensajes de forma impactante”. No en vano, en la “comunidad” de The Chosen son miles los mensajes de personas que no habían escuchado hablar de Jesús o de la Biblia y han llegado a ella gracias al visionado de la serie. 

Película. “La Pasión” 

La Pasión” supuso un punto de inflexión dentro del cine religioso actual. Tras las superproducciones de carácter religioso de mitad del siglo XX, la industria del cine en Estados Unidos había prestado una atención marginal o de bajo coste al tema religioso. La cinta, dirigida por Mel Gibson, contó con el guion del propio director junto a Benedict Fitzgerald partiendo de los Evangelios e inspirándose en las obras La mística ciudad de Dios, de la venerable María Jesús de Ágreda y en La dolorosa pasión de Nuestro Señor Jesucristo, un libro de Clemens Brentano que detalla las visiones de la beata Ana Catalina Emmerick.

La película, que narra las horas de la Pasión, muerte y termina con la Resurreción de Cristo fue duramente criticada por el realismo con el que Gibson muestra la pasión de Cristo. Una acusación que el propio Gibson rebatía afirmando que “nos hemos acostumbrado a ver cruces bonitas en la pared y nos olvidamos de lo que realmente ocurrió. Sabemos que Jesús sufrió y murió, pero no nos hacemos realmente idea de lo que esto significa. Yo tampoco me daba cuenta hasta ahora”.

La película, que contó con Jim Caviezel en el papel de Jesús, Maia Morgenstern como la Virgen María o Monica Bellucci como María Magdalena resultó ser un éxito en taquilla y una cinta que llegó a cambiar vidas. En los últimos años, se habla de una segunda parte de esta película que ha cumplido veinte años y sigue estando de plena actualidad. 

Libros. “El Pórtico de la Biblia” y “Huellas de Nuestra fe”

Se trata de dos volúmenes editados por la Fundación Saxum pensados para ayudar y enriquecer el conocimiento de la Biblia y la peregrinación a Tierra Santa

“Pórtico de la Biblia”, obra de Jesús Gil y Joseángel Domínguez, realiza un didáctico y trabajado recorrido por los libros que componen la Biblia. Los libros no se presentan en el orden canónico sino cronológico-temporal, siguiendo el orden en el que fueron escritos lo que ayuda a encuadrar el momento de la Escritura o al que se refieren los libros bíblicos en el contexto de la historia universal. 

Para cada libro se detalla su género literario, la historia narrada o su contexto histórico, la época y proceso de composición, la autoría, las enseñanzas principales, conceptos clave, aspectos relevantes de la estructura y pasajes centrales. 

Los gráficos van acompañados de unas ilustraciones de National Geographic Magazine y de datos sobre los manuscritos más antiguos que se conservan para cada libro.

“Huellas de nuestra fe”, de Jesús y Eduardo Gil, es una guía a través de la que se ayuda a preparar para el encuentro con Jesús que supone una peregrinación a Tierra Santa. El volumen “presenta las razones por las que veneramos algunos sitios, los que suelen visitar todas las peregrinaciones, como verdaderamente relacionados con la vida de Jesús” como destaca Jesús Gil. 

Los autores recurren a datos de la Sagrada Escritura, testimonios históricos y a resultados de las investigaciones arqueológicas para dar razón de la veracidad de cada sitio. También incluyen apuntes espirituales con el deseo de que ayuden al lector a meditar las escenas del Evangelio, de modo que la Palabra de Dios resuene eficazmente en la propia vida. 

Libro. Ver a Jesús con los ojos de Pedro. 

Este volumen, el primero de la nueva colección «Meditar la Biblia», comenta cada pasaje del segundo evangelio desde el horizonte de la «composición del lugar» practicada por san Ignacio, santa Teresa o san Josemaría. Ilustra las palabras y los lugares del evangelio, pero sin recurrir a la imaginación de lo posible, pero no real; solo desde la geografía y la arqueología, desde los documentos de la época —el Antiguo Testamento, Filón, Flavio Josefo, literatura intertestamentaria o rabínica—, y desde los rasgos estilísticos del mismo evangelio, que suponen la enunciación desde un testigo de los acontecimientos. En resumen, en los evangelios tenemos, seminalmente, lo que podemos conocer de Jesús. En manos de sus lectores los medios para que esa semilla se haga hierba, tallo y árbol frondoso.

Exposición. “The Mystery man”

Una muestra única sobre “el hombre de la Sábana Santa”. Esto es, básicamente, “The Mystery man«, una exposición itinerante, creada por  Artisplendore, una empresa de gestión cultural especializada en arte sacro, y que ya ha recorrido diversas localidades de Europa. La muestra desglosa, a lo largo de seis zonas expositivas, los aspectos más importantes de la figura de Jesús de Nazaret, la condena y muerte de Cristo, la Sábana Santa, estudios forenses sobre la Síndone, una espectacular sala inmersiva y, por último, el culmen de esta exposición, la sala donde se expone el cuerpo recreado a partir de la Sábana Santa.

Esta reproducción es, para sus creadores “el punto diferenciador clave de esta exposición con respecto a otras que hayamos podido ver”. En el cuerpo, a tamaño natural, se observan las heridas de las que da cuenta la Sábana Santa y que se identifican con lo recogido en los evangelios sobre la pasión de Cristo. Junto a esta reproducción además, se halla una copia a tamaño real de la Síndone. De este modo, el espectador percibe, en tres dimensiones los resultados de una investigación que lleva más de quince años en marcha.

Desde el 1 de agosto hasta el día 31  la ostensión del cuerpo estará en la Catedral de Sigüenza. A partir de septiembre la exposición completa de “The Mystery Man” estará en Barcelona.

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Zoom

«Nieve» en Santa María la Mayor

Caen pétalos dentro de la basílica de Santa María la Mayor (Roma) simulando la nieve que la Virgen María hizo caer el 5 de agosto del 358

Paloma López Campos·6 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
América Latina

Solemnidad de la Transfiguración: cinco siglos de devoción en El Salvador

Este año, los católicos de El Salvador celebran la solemnidad de la Transfiguración con el lema "500 años evangelizando. Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre", en honor a los 500 años de la primera Misa celebrada en Centroamérica.

José Daniel Mejía Fuentes·6 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

El mes de agosto en El Salvador es un período repleto de eventos festivos, culturales y religiosos únicos. En esta pequeña república, se celebran las fiestas patronales en honor al Divino Salvador del Mundo. El 5 de agosto una procesión con la imagen del patrón parte desde la basílica del Sagrado Corazón de Jesús, recorriendo las principales calles de la capital hasta llegar a la catedral metropolitana de San Salvador. Aquí se realiza, año tras año, una representación de la Transfiguración. Al día siguiente, se celebra una Misa solemne presidida por el arzobispo y concelebrada por la Conferencia Episcopal Salvadoreña, con la participación de sacerdotes y laicos de todo el país.

Según una crónica del siglo XVII, la fiesta del Divino Salvador del Mundo se celebra desde 1526. En aquel entonces, se conmemoraba sólo el 6 de agosto y tenía un carácter principalmente cívico, debido a la fundación de la villa de San Salvador (1525), por don Pedro de Alvarado. El festejo incluía sacar el “real pendón” por las calles principales con un lúcido acompañamiento de caballeros. Sin embargo, en algunas ocasiones, la festividad se trasladó a Navidad. Por ejemplo, el presidente Gerardo Barrios decretó el cambio el 25 de octubre de 1861 debido a que agosto era la época “más rigurosa en la estación de lluvias”.

Representación del Divino Salvador del Mundo

La procesión

La imagen del Divino Salvador del Mundo, conocida coloquialmente como “El colocho” por su cabello rizado, fue esculpida por el maestro Silvestre García en 1777. A García se le atribuye el carácter cívico y religioso de la celebración, ya que organizó una fiesta anual al santo patrón con novenario y jubileo. Anteriormente, a finales del siglo XVI, el rey Felipe II había obsequiado una imagen del Salvador del Mundo para la procesión.

Desde 1777, el recorrido tradicional de la procesión iba desde la iglesia El Calvario hasta la Plaza de Armas, donde se realizaba la transfiguración. Con la construcción de la nueva catedral en la Plaza Barrios, la imagen se trasladó allí. En 1963, monseñor Luis Chávez y González extendió el recorrido desde la basílica del Sagrado Corazón hasta la catedral metropolitana. Sin embargo, los “calvareños” protestaron por la modificación de su tradición, y el arzobispo prometió que cada 5 de agosto por la mañana, el Divino Salvador del Mundo visitaría la iglesia de El Calvario, una promesa que se mantiene hasta hoy.

La bajada

En 1810, en el atrio de la iglesia parroquial, hoy iglesia El Rosario, se elaboró un “gran volcán” con la imagen de Jesucristo en la cima. Esta tradición originó el monumento metálico de 15 metros de altura que se utiliza para “la bajada”, en cuya cima está el globo terráqueo y sobre él, la imagen del Divino Salvador del Mundo. En un momento determinado, el globo se abre y la imagen baja vestida de rojo para resurgir vestida de blanco.

El sobrenombre “La bajada” tiene dos posibles explicaciones: una de índole religiosa, evocando cómo los discípulos de Jesús bajan su cuerpo de la cruz y lo colocan en el sepulcro, anticipando la Resurrección; y otra topográfica, ya que la iglesia El Calvario se ubicaba en una posición más elevada que la Plaza Libertad, según el antiguo catastro de la ciudad.

Cada año la fiesta patronal tiene un lema distinto. El de 2024 es “500 años evangelizando. Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre”, en honor a los 500 años de la primera Misa celebrada en Centroamérica, el 12 de mayo de 1524 en Quetzaltenango, Guatemala.

Asistentes a la procesión en la solemnidad de la Transfiguración

Historia y religión de El Salvador

Cada 6 de agosto, san Óscar Romero solía ofrecer una carta pastoral en la que abordaba los desafíos de la Iglesia salvadoreña de la época y realizaba un análisis profundo de los problemas más graves del país. Por ejemplo, en su última exhortación decía: “llamarnos la República de El Salvador y celebrar la fiesta de la Transfiguración del Señor cada 6 de agosto es un privilegio para los salvadoreños. Este nombre, otorgado por el capitán don Pedro de Alvarado y recordado por el Papa Pío XII en 1942, refleja la providencia divina que asigna a cada pueblo su nombre, lugar y misión. Escuchar cada año en la liturgia que nuestro patrón es el Hijo de Dios y que debemos escucharlo constituye nuestro legado histórico y religioso más preciado y la mayor motivación para nuestras esperanzas como nación”.

El mártir salvadoreño tenía la capacidad de integrar en su interpretación de la historia de El Salvador un sentido religioso profundo. En el marco de la celebración de los 500 años de la primera misa en Centroamérica, esta capacidad es particularmente sugerente. Es innegable que la herencia de la fe está profundamente vinculada al encuentro cultural entre Europa y América.

El autorJosé Daniel Mejía Fuentes

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La Última Cena, un acontecimiento “descomunal”

En la última cena, Jesús se estaba despidiendo de sus discípulos ante la pasión ya inminente, pero se “inventó” una forma insospechada de quedarse: la eucaristía.

5 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

La última cena que Jesús compartió con sus apóstoles poco antes de ser torturado y ejecutado debe de ser uno de los banquetes más representados de la historia. Lo que sabemos de aquel encuentro reúne elementos muy sugerentes: los trece comensales, la institución de la eucaristía, la inminencia de la Pasión, la complicidad de Juan, la traición de Judas, la audacia un poco temeraria de Pedro, hasta el menú ensayado durante siglos por los judíos piadosos.

Muchos artistas se han inspirado en la escena evangélica para crear cuadros, sonetos, vidrieras, performances o sinfonías. Probablemente, todos eran o son conscientes de que allí ocurrió algo extraordinario, de que en aquella reunión de amigos Dios tuvo un protagonismo destacado, de que hizo algo insospechado por los hombres, por nosotros. Por eso los cristianos le damos tanta importancia.

Entre las representaciones más recientes resulta especialmente conmovedora la que de forma muy sutil compuso Juan Antonio Bayona para la escena final de La sociedad de la nieve. Los 16 supervivientes del Fairchild aún convalecen en un desbordado hospital chileno mientras sus familiares viajan emocionados desde Uruguay para reunirse con ellos después de 72 días. Están famélicos, aturdidos y felices. Se dejan lavar y conducir de un sitio a otro, uno sonríe agradecido a la joven religiosa que lo está curando, otro parece abismado en sus recuerdos mientras le van quitando las capas de ropa que le han permitido sobrevivir en la montaña, un tercero recibe radiante a su novia y a sus padres. Y cuando ya parece que las miradas luminosas de todos ellos van a dejar paso a los créditos, se reúnen sorpresivamente en una habitación, se sientan muy juntos en torno a las cuatro camas sumidas en la penumbra y despiden en silencio al espectador con ese elegantísimo homenaje —también ellos— a Leonardo da Vinci y, sobre todo, a la cena que otro grupo de amigos compartió hace dos mil años con el Hijo de Dios en la «sala grande» de una casa particular de Jerusalén.

No sé por qué Juan Antonio Bayona quiso terminar de ese modo su extraordinaria película, supongo que algo tendría que ver el relato que aparece en el libro La sociedad de la nieve sobre el momento en el que los jóvenes jugadores de rugby que habían sobrevivido al accidente inicial debaten la posibilidad de alimentarse con los cuerpos de sus compañeros muertos.

Pedro Algorta deshizo los prejuicios y la aprensión de casi todos los demás con una reflexión directamente emparentada con la Última Cena: «¿No es el sacramento de la comunión justamente eso, comer el cuerpo de Jesucristo para recibir a Dios y la vida eterna en nuestros corazones?». Años después, cuando recordaba aquel instante decisivo, lo resumió de forma emocionante: «Nuestros amigos habían muerto para que nosotros siguiéramos viviendo. Teníamos la obligación de alimentarnos de su carne. No era simple canibalismo, sino un acto de amor descomunal».

De eso se trata, justamente: de un acto de amor «descomunal». Jesús se estaba despidiendo de sus discípulos ante la pasión ya inminente, pero se «inventó» una forma insospechada de quedarse: la eucaristía. Lo hizo para darse del todo, para seguir estado cerca de nosotros, para estar accesible por los siglos de los siglos. Por eso se dice de la eucaristía que es un misterio de amor.

Hace unos meses, una sevillana de 16 o 17 años me contó que suele ir todos los domingos a misa con sus padres, y que también en la parroquia y en el colegio le aconsejan que lo haga, y que ella lo tiene como muy asumido, pero que en el fondo no sabe por qué la misa es tan importante.

—¿Qué ocurre en la Misa para que todo el mundo me recuerde que merece la pena ir? —quiso saber.

Podría haberle respondido de forma extensa y documentada, pero en aquel momento lo primero que se me ocurrió fue otra pregunta:

—¿Te imaginas que todos los domingos te invitaran a sumarte a la Última Cena?

Lecturas del domingo

La apertura del corazón. Domingo XXIII del Tiempo Ordinario (B)

Joseph Evans comenta las lecturas del domingo XXIII del Tiempo Ordinario y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·5 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Lo que llama la atención del evangelio de hoy es la molestia que se toma Jesús para curar al hombre que le trajeron, que era sordo y tenía problemas para hablar. “Él, apartándolo de la gente, a solas, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y mirando al cielo, suspiró y le dijo: Effetá (esto es, ‘ábrete’)”. El hombre quedó curado y pudo oír y hablar libremente. ¿Por qué hizo Jesús todo esto? No era su práctica habitual. Normalmente curaba en el acto, simplemente con una palabra.

Una posibilidad es que el estado físico del hombre expresara un estado espiritual: la falta de sinceridad, el no querer darse a conocer. Hay personas que van por la vida esquivando la verdad. No quieren oírla ni decirla. La sinceridad es la apertura a la verdad. 

A menudo, las personas esquivan la verdad buscando el anonimato, perdiéndose de diversas maneras: entre la multitud, de fiesta, en el trabajo, en las redes sociales… Cualquier cosa antes que enfrentarse a sí mismas, a su conciencia, a Dios. Y aquí Jesús lleva al hombre aparte, precisamente lejos de la multitud. Necesitamos hablar con Jesús a solas, ser sinceros con él, dejar que nos diga lo que necesitamos oír, sin esquivarlo ni negarlo. Jesús pone los dedos en el oído del hombre, como si tuviera que esforzarse más para curar su sordera. Como si Dios tuviera que “esforzarse más” para hablar a quienes no quieren escucharle.

Luego viene la siguiente fase del milagro: Jesús con la saliva le tocó la lengua. Este hombre no era completamente mudo. En el Nuevo Testamento encontramos a otras personas poseídas por un “demonio mudo”. No pueden decir ni una palabra. Esa es la peor condición: gente que no habla, que no pide ayuda. Pero este hombre no estaba tan mal. Sólo tenía un impedimento para hablar. Espiritualmente hablando hay personas que dicen algo del problema, pero no todo, una parte, pero no el todo. 

Entonces aprendemos: “mirando al cielo, suspiró y le dijo: Effetá (esto es, ‘ábrete’)”. Este suspiro podría expresar el dolor de Dios ante la insinceridad humana. Le entristece nuestra resistencia a su gracia. Es el suspiro de Dios por aquellas personas a las que quiso ayudar pero que lo rechazaron. 

Todo esto nos enseña la importancia de ser sinceros en aquellos ámbitos en los que Dios quiere ayudarnos: la confesión, la orientación espiritual, con los propios padres, maestros y guías, y también, cuando sea necesario, con los especialistas médicos que tienen la experiencia necesaria para ayudarnos.

La homilía sobre las lecturas del domingo XXIII del Tiempo Ordinario (B)

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas del domingo.

María Luisa Curiá Martínez-Alayón

Estas sencillas líneas quieren ser un merecido homenaje a María Luisa Curiá Martínez-Alayón y a las millones de mujeres que a lo largo de la historia han decidido libremente sacrificar en parte o totalmente su carrera profesional y su posible brillo personal para dedicarse a sus hijos y a su familia.

5 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

Mi madre nació el 30 de marzo de 1942 en Santa Cruz de Tenerife (Islas Canarias) y fue bautizada en la iglesia de la Concepción de esa ciudad. Sus padres fueron Jesús Curiá Cabra, nacido en San Sebastián y Clemencia Martínez-Alayón Guerra, nacida en Tenerife. Su padrino de bautismo fue su abuelo el veterinario valenciano Severo Curiá Martínez. Hizo su primera Comunión en 1949 con 7 años en el colegio la Pureza de María, donde se confirmó en 1952 con 10 años siendo su padrino de confirmación su hermano mayor Ángel. Después del mayor, vino su hermano Néstor y, más pequeños que ella, Jesús y Carlos.

En 1958 terminó el bachillerato en el colegio la Pureza de María. En el conservatorio de Santa Cruz de Tenerife estudió solfeo, estética, historia de la música y hasta 6º curso de piano (no terminó los cursos 7º y 8º porque su padre le animó a irse al extranjero a aprender idiomas). El curso 1959/1960 lo pasó en Francia, estudiando francés y literatura francesa en el “Cours Albert le Grand” de las Dominicas de Burdeos. De 1960 a 1962 estudió Secretariado en “St. Godric´s College” (Hamstead, Londres). Allí también obtuvo el “Lower Certificate in English» y el de la “London Chambers of Commerce».

Durante un año trabajó en Tenerife en la empresa naviera Cory, empleo que dejó para trasladarse a Madrid. Ya en esta ciudad, trabajó un año en la empresa inglesa Fertiberia. En 1964 obtuvo el “Proficiency” en inglés en el Instituto Británico y en 1966 realizó un curso en la Escuela Oficial de Idiomas de Madrid. En esos años también estudió taquigrafía internacional en inglés, francés y español en la Academia Samper de Madrid. De 1966 a 1968 trabajó como secretaria de dirección en la empresa britano-holandesa Unilever.

La vocación

En 1966 pidió la admisión como supernumeraria del Opus Dei en el Colegio Mayor Alcor de Madrid, que conoció gracias a una antigua vecina de Tenerife que le invitó a conocerlo en una ocasión. En la Semana Santa de ese año acudió a Roma con otras jóvenes de su edad y pudo conocer personalmente a san Josemaría Escrivá de Balaguer, que la recibió a ella y a su amiga Ana Rodríguez Corazón en una sala de estar de Villa Tevere, la sede central del Opus Dei en Roma. Estos hechos tendrían una importancia decisiva en las profundas convicciones cristianas que transmitió a toda su familia.

En marzo de 1966 conoció en un guateque a Ángel María Leyra Faraldo (Ferrol, 25-II-1938 – 27-VIII-2021). Ángel se fijó en ella y le pidió su teléfono, para poder llamarla. Después de dos años de noviazgo, se casarían en la Basílica Pontificia de San Miguel el 10 de agosto de 1968 y viajarían en el Seat 600 de ella de luna de miel a Cataluña. En el monasterio de Montserrat prometieron a la Virgen que le darían ese nombre a su primera hija, como así hicieron un año después. Antes de tener a su primera hija Montse, que llegaría a ser doctora en Filología Clásica y Semítica por la Universidad Hebrea de Jerusalén, dio clases de inglés durante un curso en el colegio Besana. En 1970 nacería su hijo Miguel Ángel, que llegaría a ser filósofo, doctor en teología y ordenado sacerdote en el año 2000. En 1972 nació su hija María José, licenciada en ADE y en la actualidad casada y con una hija.

Filología inglesa

En 1972 se trasladó a La Laguna porque su marido fue destinado a la Universidad Laboral de la Laguna. Allí nacerían sus hijos Ana Isabel (1974, licenciada en Magisterio, en la actualidad casada y con dos hijos), María Luisa (1976-2014, licenciada en Derecho, casada y madre de cuatro hijos) y Pablo (1976), que fallecería una semana después de nacer por complicaciones en el parto. En 1974 superó las pruebas de acceso a la Universidad para mayores de 25 años en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de La Laguna para comenzar 1º de Filología Inglesa, estudios que tuvo que interrumpir por no poder compatibilizarlo con la atención que quiso prestar a su ya extensa familia. En 1978 toda la familia se trasladaría a Madrid. En 1980 nacería su último hijo, Santiago, doctor en Derecho y profesor universitario.

El curso 1985/1986 realizó un curso de Literatura inglesa en el Instituto Británico y en 1987 uno de Técnicas de enseñanza de inglés en el British Council. Durante años dio clases particulares de inglés a alumnos de entre 13 y 18 años y realizó trabajos de traducción y transcripción de textos.

Homenaje a la entrega

Hoy en día es difícil que muchos padres o madres -por cómo se ha ido configurando la sociedad contemporánea- puedan permitirse renunciar a su carrera profesional para dedicarse a la atención y educación de sus hijos, los que deciden apostar por la vida contra la “generosa” opinión de muchos de que somos demasiados en este planeta. Ahora se habla más de conseguir la llamada “conciliación trabajo y familia”, que no parece ir demasiado bien a juzgar por los índices de salud de la familia al menos en occidente.  

En la actualidad, mi madre vive en su casa de siempre de Mirasierra su entrada en la ancianidad viuda y rodeada y cuidada por sus hijos, que la queremos y admiramos mucho. Estas sencillas líneas quieren ser un merecido homenaje a ella y a las millones de mujeres -más numerosas que los hombres aunque también los ha habido- que a lo largo de la historia y también en la actualidad han decidido libremente sacrificar en parte o totalmente su carrera profesional y su posible brillo personal para dedicarse a sus hijos y a su familia, siendo verdaderamente felices viviendo un amor verdadero: dando su vida por los demás y recogiendo los abundantes frutos de su entrega, como nos enseñó Jesucristo desde el misterio luminoso de la Cruz. Muchas gracias, mamá.

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Vaticano

El Papa vuelve a clamar por la paz en el Ángelus

Líbano, Tierra Santa, India y Venezuela han estado presentes en la oración del Papa en el ángelus de este 4 de agosto.

Maria José Atienza·4 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Una soleada y calurosa Roma ha acogido el rezo del Ángelus del Papa Francisco desde el balcón de las dependencias papales junto a cientos de peregrinos que, a pesar de las altas temperaturas, han querido acompañar al pontífice en el tradicional rezo mariano.

Tras la oración a Nuestra Señora, el Papa ha fijado su mirada en el Líbano, recordando, en primer lugar la reciente beatificación del patriarca Stefano Douayhy, patriarca de Antioquía de los maronitas, que, como ha destacado el Papa: “fue testigo de esperanza en una época difícil”.

El pontífice ha manifestado su cercanía y oración por el pueblo libanés que, hoy, sufre igualmente momentos complicados y violentos. Ha dirigido su oración por las familias de las víctimas de la explosión que, hace hoy justo 4 años, tuvo lugar en el puerto de Beirut en la que murieron 217 personas y mas de 7.000 resultaron heridas. 

No sofoquen la palabra de paz de Dios

El Papa Francisco ha manifestado su preocupación por la violencia incesante que vive Oriente Medio y ha orado para que el conflicto “no se extienda aun más”. Además de

las poblaciones de Israel, Palestina y Líbano –con mención a la comunidad drusa presente en estas zonas-, el Papa no se ha olvidado de Myanmar y ha lanzado un fuerte llamamiento a detener las guerras. “¡Basta! ¡No sofoquen la palabra de paz de Dios! La guerra es un fracaso”, ha destacado con fuerza el pontífice. 

También Venezuela ha estado presente en esta oración. Refiriéndose a los difíciles momentos del país latinoamericano, el Papa ha dirigido un llamamiento para que “todos busquen la verdad y eviten la violencia en la población, por el bien de la población y no por intereses partidistas”.

Por último, ha querido recordar a los afectados por las últimas lluvias torrenciales en la India, en especial, en el estado de Kerala. 

Antes de despedirse, el Papa ha querido destacar la fiesta del Santo Cura de Ars que la Iglesia celebra el 4 de agosto y ha agradecido a tantos párrocos “ que con celo y generosidad, a veces con mucho sufrimiento, gastan la vida por Dios y sus pueblos” y ha pedido a los fieles un aplauso para los párrocos antes de desearles un buen almuerzo y un buen domingo.

Recursos

Santo Tomás de Aquino, una comprensión sintética de la realidad

En 2024 se celebra el 750 aniversario de la muerte de santo Tomás de Aquino, quien encontró en el pensamiento aristotélico la confirmación de su propia visión sintética de la realidad, fundada en una comprensión dinámica de los seres.

José Manuel Giménez Amaya y José Ángel Lombo·4 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

Se ha dicho con frecuencia que Tomás de Aquino es un pensador de síntesis. Recibió de Alberto Magno enseñanzas fundamentales sobre Aristóteles y el neoplatonismo, elaboradas por ambos sobre una base cristiana.

Junto a la Sagrada Escritura y los Padres de la Iglesia, Tomás de Aquino conoce también los clásicos de la cultura grecorromana y la filosofía árabe. Esta capacidad de síntesis explica, en buena medida, por qué su visión sería propuesta, siglos después, como base segura en los estudios de filosofía y de teología, a pesar del recelo que el aristotelismo había suscitado en el siglo XIII.

Si consideramos ese rechazo inicial, sorprende aún más la insistencia del Aquinate en proponer el pensamiento aristotélico. Parece razonable pensar que encontró, en el Estagirita, una confirmación de su propia visión sintética de la realidad.

Esa visión se fundaba en una comprensión dinámica de los seres a partir de sus causas: la integridad de materia y forma (unidad sustancial “hilemórfica”) y la orientación de todos los movimientos hacia un fin (teleología de la naturaleza).

La metafísica

Esta comprensión de la realidad implicaba, una metafísica que era al mismo tiempo unitaria y dinámica. De aquí que ni Aristóteles ni Tomás de Aquino tengan una concepción rígida de la sustancia: para ellos, toda sustancia posee algún grado de actividad, y las sustancias por excelencia son los seres naturales y, más precisamente, los seres vivos. A su vez, la vida se da según grados, esto es, las plantas, los animales y los seres intelectuales.

Desde esta metafísica unitaria y dinámica, el Aquinate llegaba a una antropología opuesta igualmente al dualismo y al monismo. La naturaleza racional incluye el cuerpo y el alma, y es principio de la actividad libre. Por ello, esta comprensión antropológica del ser humano tenía notables consecuencias en la ética.

La actividad libre está abierta al bien universal, que el ser humano es capaz de alcanzar por sí mismo. Este bien es el más excelente y constituye su felicidad, que es la vida lograda. Sin embargo, en cuanto somos una unidad de alma y cuerpo, nuestro obrar no consiste exclusivamente en realizar acciones, sino también en recibir el influjo de las acciones de otros seres. La dirección hacia el fin último requiere, por tanto, el orden racional tanto de las acciones como de las pasiones, y ese orden lo dan las virtudes.

En la medida en que necesitamos la acción de los otros, el ser racional requiere la colaboración de los otros seres racionales. Por tanto, el bien de cada individuo está en continuidad con el de los otros. Los seres racionales tienden a ese bien común configurando entre ellos una unidad, que es la sociedad humana. De esta manera, la sociabilidad es constitutiva de nuestra naturaleza.

Una visión unitaria

Al inicio de estas líneas, nos hemos preguntado qué había visto Tomás de Aquino en Aristóteles para seguir su filosofía en ámbitos fundamentales, como la metafísica, la antropología y la ética. De acuerdo con lo que hemos expuesto, la clave se encuentra en una comprensión sintética de la realidad, que se demuestra como una interpretación válida en cuanto permite poner en diálogo diferentes tradiciones filosóficas, con una visión unitaria y dinámica de la multiplicidad de los seres.

El pensamiento del Aquinate también ha sido objeto de múltiples lecturas. Estas concepciones buscaban, en el fondo, acercarse a la visión unitaria y dinámica de los seres a la que antes nos hemos referido. En otras palabras, Tomás de Aquino, como el Estagirita, aspiraba a una comprensión sintética de la realidad.

En el fondo, el pensamiento del Aquinate pretendía mantener la continuidad con Aristóteles, pero no desde el punto de vista de una determinada escuela, sino como un acceso adecuado a la realidad. Esto es lo que se ha conocido tradicionalmente como philosophia perennis, que ha quedado interrumpido, de alguna manera, en la modernidad. Una manifestación de esto ha sido la fragmentación del saber en perspectivas parciales y una cierta renuncia a alcanzar la comprensión de las cosas en sí mismas.

Desde aquí, se entiende cómo la renovación de un planteamiento filosófico en la línea de Aristóteles y de Tomás de Aquino debe cumplir, al menos, tres condiciones. La primera es que esté abierto a una continuidad en el conocimiento de las cosas. La segunda es que sea capaz de establecer un diálogo con otras tradiciones que puedan encontrarse en un terreno común. La tercera es que busque superar la fragmentación del saber para acceder a la realidad en su unidad y en su dinamismo.

MacIntyre y otras propuestas

En tiempos recientes, han surgido varios intentos de acercamiento a una filosofía realista, en la línea de Aristóteles y Tomás de Aquino. Una de las propuestas que nos parece más destacable es la que ha llevado a cabo el pensador anglosajón Alasdair MacIntyre, que se distingue por acceder a la filosofía aristotélico-tomista precisamente a través de la ética.

En el caso de MacIntyre, su punto de partida es un contexto moderno –filosofía analítica, marxismo, psicoanálisis–, en el que se siente insatisfecho al no encontrar respuestas que den razón del ser humano, de manera unitaria, en su actuar en relación con otros. De esta manera, para él, la modernidad ha quedado lastrada por el individualismo y por la fragmentación del ser humano. De aquí que inicialmente planteara la recuperación de la noción aristotélica de virtud, a través de una concepción narrativa de la vida humana, que se entreteje con la de los otros en el seno de una tradición común.

Teleología en el pensamiento tomista

Sin embargo, el autor británico toma conciencia del papel fundamental de la teleología para alcanzar esa concepción unitaria de la vida humana. En esta búsqueda, descubre a Tomás de Aquino como lector de Aristóteles, lo cual le acerca progresivamente a planteamientos claramente metafísicos y a una visión más unitaria del saber.

En este proceso, también descubre con mayor profundidad la relevancia de la unidad del cuerpo y el alma en el ser humano, y en esta investigación reconoce la importancia de la biología para comprender adecuadamente la naturaleza de los seres racionales. De esta manera, esa naturaleza racional se muestra no solo en su unidad espiritual-corpórea, sino también en su propia vulnerabilidad. Esta condición significa una dependencia recíproca entre los seres racionales, que manifiesta la capacidad de dar y recibir en la relación con los demás.

A esta conclusión llega el filósofo escocés al comprender en profundidad no solo la integridad espiritual-corpórea de cada ser humano en sí mismo, sino también la unidad de unos con otros en una vida común. En este punto, se da cuenta de que el planteamiento del Aquinate continúa la concepción aristotélica del ser humano como un ser unitario y social. Así pues, Alasdair MacIntyre ha tenido la audacia de reconocer que Tomás de Aquino ha llevado a Aristóteles más allá que el propio Aristóteles.

El autorJosé Manuel Giménez Amaya y José Ángel Lombo

Universidad de Navarra y Universidad Pontificia de la Santa Cruz

Evangelio

Testigos de la Transfiguración. Transfiguración del Señor (B)

Joseph Evans comenta las lecturas de la Transfiguración del Señor y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·4 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

La importancia de la Transfiguración se refleja en el hecho de que se narra en los tres evangelios sinópticos. Mateo, Marcos y Lucas consideraron que se trataba de un acontecimiento notable en la vida de Cristo, que cada uno debía relatar a su manera. Este año, año B, se nos ofrece la versión de Marcos, que proporciona una serie de descripciones gráficas que sugieren precisamente lo que nos dice la tradición: que Marcos nos presenta la predicación de Pedro. Aunque algo tosco en su forma, y sin gran pulimento literario, Marcos da a menudo detalles que sugieren realmente a un testigo ocular.

Así, en este relato no sólo se nos dice que las vestiduras de Cristo parecían “blancas como la luz” (Mateo) o “brillaban de resplandor” (Lucas), sino que “se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlas ningún batanero del mundo”. Pedro debió de quedar muy impresionado por la blancura de las vestiduras de Cristo en aquel momento e intuyó que habían entrado en una dimensión totalmente nueva, celestial. También subraya más que los otros evangelios el miedo de los tres discípulos, en particular el suyo: “No sabía qué decir, pues estaban asustados”. Y sólo Marcos nos dice que los tres discípulos discutían entre ellos “qué quería decir aquello de resucitar de entre los muertos”.

Se trata de alguien que estuvo allí, que vio la extraordinaria blancura de las vestiduras de Cristo, que sintió un miedo intenso y que habló con Santiago y Juan sobre lo que sucedió en la montaña. En efecto, como nos dice la primera lectura, precisamente de la segunda epístola de Pedro: “Habíamos sido testigos oculares de su grandeza. Porque él recibió de Dios Padre honor y gloria cuando desde la sublime Gloria se le transmitió aquella voz: ‘Este es mi Hijo amado, en quien me he complacido’. Y esta misma voz, transmitida desde el cielo, es la que nosotros oímos estando con él en la montaña sagrada” (2 Pe 1, 16-18).

El Jesús que pronto se mostraría débil y despreciado, casi demasiado feo para ser mirado, como profetizó Isaías (cfr. capítulo 53), deja entrever aquí su gloria a sus tres discípulos más cercanos. Así como Dios Padre reveló especialmente a Pedro la condición divina y mesiánica de Cristo (cfr. Mt 16, 17), aquí le ayuda a comprender más profundamente la gloria preexistente de Nuestro Señor. Por Pedro, por el Papa, comprendemos mejor tanto la gloria divina de Cristo como cuánto se abajó para sufrir por nosotros. A través de la Iglesia nos adentramos más en la nube del misterio de Cristo, que es oscuro, aterrador y lleno de luz al mismo tiempo. Pedro es capaz de decir en su segunda epístola, con un plural que sugiere la voz de la Iglesia bajo la autoridad de los Papas: “Así tenemos más confirmada la palabra profética y hacéis muy bien en prestarle atención” (2 Pe 1, 19).

Recursos

La oración de los sencillos

Se considera a la oración vocal la más básica de las formas de dirigirse a Dios. Y lo es. El peligro está en que de ahí a infravalorarla en ocasiones no hay más que un paso. En este año dedicado a la oración, previo al próximo Jubileo, no está de más ponderar su importancia.

José Ramón Pérez Arangüena·3 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 5 minutos

Hace tres años, durante unas catequesis sobre la oración, afirmó Francisco: “Por favor, no caigamos en la soberbia de despreciar la oración vocal. Es la oración de los sencillos, la que nos ha enseñado Jesús: Padre nuestro, que estás en el cielo…”.

Alcance

Cuando nos planteamos qué se entiende por oración vocal, no es difícil que la mente se vaya de primeras al Padre nuestro, al Avemaría y a ese espléndido maridaje de ambas oraciones que, junto con el Gloria a la Trinidad, constituye el Santo Rosario. 

Luego quizá caemos en la cuenta de que entran también en la categoría desde el signarse y santiguarse, el Señor mío Jesucristo, la Salve o el Angelus hasta tantísimas otras fórmulas orantes, ya sean más breves, como las jaculatorias y las letanías, o más largas.

Entre las cuales se incluyen el Oficio divino y la Misa entera, con su Yo confieso, el Gloria, el Credo, la consagración de las especies eucarísticas y todo lo demás. 

En suma, la oración vocal es la elevación del alma a Dios expresada con palabras, ya sean de adoración, de alabanza, de gratitud, de arrepentimiento, de desahogo, de lamento, de queja, de sumisión, de súplica o de cualquier otra expresión verbal de trato o relación filial con Él.

Y aún hay más, según señala el n. 2700 del Catecismo de la Iglesia Católica, ya que las palabras abarcan tanto a las proferidas como a las mentales. 

Todo lo cual equivale a decir que la oración vocal comprende la plegaria personal y grupal; la más popular y la menos notoria, ya sea pública o privada, exterior o interior; la leída y la espontánea; la de autoría propia y la compuesta o formulada por otros; la rezada, salmodiada o cantada y, por supuesto, la litúrgica.

Descubrimos así un amplísimo y riquísimo panorama espiritual. ¡Como para pretender despreciarlo!

Tradición nativa

La tradición cristiana de la oración vocal tiene claros antecedentes en los salmos judíos. En el Evangelio de la infancia es patente en los sucesivos cánticos de María (Lc 1,46-55), Zacarías (Lc 1,68-79) y Simeón (Lc 2,29-32). 

Cristo potenció dicha tradición. Si el ruego o la súplica es una de las primeras y más clásicas manifestaciones de oración vocal, narra el Evangelio que Jesús instó repetidas veces a sus discípulos a que, ante cualquier necesidad, acudieran con prontitud, reiteración y firme esperanza a su Padre celestial: “Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá” (Mt 7,7). 

Además, los Evangelios recogen ejemplos vivos, prácticos y maestros de Jesús mismo, que ilustran diferentes modos de oración vocal. He aquí una muestra.

Desde luego el Padrenuestro, plegaria densa con la que enseñó a sus inmediatos y futuros seguidores a dar en primer término gloria a Dios, y después a pedirle con entera confianza cosas útiles y cotidianas, perdón de las ofensas y fortaleza frente al pecado, así como esperanza frente a la adversidad física y moral. 

Constan también frecuentes oraciones personales de alabanza y agradecimiento de Cristo, como ésta: “Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla” (Mt 11,25).

O su filial aceptación de la cruda voluntad divina: “Padre mío, si es posible, aparta de mí este cáliz, pero no se haga como yo quiero, sino como quieres Tú” (Mt 26,39).

O su lastimosa queja pendiente de la cruz: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mt 27,46), que oyeron los circunstantes y algunos interpretaron a su manera. En aquella tesitura mortal, constituye sin duda una verdadera oración, probablemente emitida a ritmo entrecortado de asfixia, que coincide con la frase inicial del largo salmo 22, el cual ‒no olvidemos‒ culmina con el reconocimiento de la sabia grandeza de la acción de Dios, a veces incomprensible para los hombres.

Engañosa imagen del Rosario

Hace años, un estudiante universitario me confió:

Yo antes no entendía el Rosario. Hasta que empecé a rezarlo.

Y por lo que me contó a continuación el asunto tenía que ver conmigo, pues por lo visto, tiempo atrás, le había dicho algo así como: 

Déjate de rollos, Juan, y empieza a rezar un misterio al menos.

No lo recordaba yo. Pero él sí había cogido la onda (del Espíritu Santo), comenzó a rezarlo y feliz, muy feliz por entenderlo y gozarlo, fue ampliándolo paulatinamente. Tanto que ahí estaba al cabo de unos meses desgranando ya cinco misterios. 

El Rosario integra diversos planos orantes, todos ellos de gran valía meditativa y contemplativa, y de los que el más evidente es la repetición de padrenuestros, avemarías y glorias.

Ante esto, hay quienes recalcan la dificultad de mantener la atención. No les falta razón. Pero eso tampoco justifica dejar de rezarlo, pues las cosas solo cuadran cuando se armonizan todos los factores.

Y, si no, ¿dónde queda la intención, el rumiar los misterios, el tiempo invertido y robado a otros menesteres, el hecho mismo de rezarlo, la historia del 98 por ciento de los santos canonizados desde la Edad Media o la sabiduría de María Santísima al pedirlo desde entonces a hoy? 

Al final, el Rosario es cariño, cariño a Ella como vía hacia Dios. Y para captarlo hay que rezarlo, como descubrió mi amigo Juan.

En ese sentido, nada más lejos de la realidad de un varón o mujer meditativo y/o contemplativo que desdeñar la oración vocal. Entre otras razones, porque se sirve de ella numerosas veces al día como excelente recurso para cultivar su vida interior, tanto al celebrar o asistir a Misa, rezar el Rosario y otras muchas plegarias, o como combustible inequívoco de trato filial con Dios.

Sencillez

Afirma el Papa Francisco que la vocal “es la oración de los sencillos”. 

Ser sencillo no equivale a ser simple, lelo, insustancial. La sencillez es una de las virtudes más simpáticas. No denota inconsciencia ni puerilidad, sino carencia de doblez, engaño y artificio. Es lo que Jesús pondera en Natanael cuando se conocen a orillas del Jordán (Jn 1,47). El sencillo es honrado, fiable. De ahí que a su vez se fíe de Dios y le rece con esperanza y perseverancia. Como niño, cuando niño y, más adelante, con la madurez oportuna en cada ocasión.

Con oraciones vocales se empieza a rezar en la infancia y, si no se dan mayores crisis, con ellas se prosigue a lo largo de la vida, al tiempo que se crece de forma efectiva en el trato y el diálogo personal con Dios. 

Así lo señalaba san Josemaría: “Empezamos con oraciones vocales, que muchos hemos repetido de niños: son frases ardientes y sencillas, enderezadas a Dios y a su Madre, que es Madre nuestra.

Todavía, por las mañanas y por las tardes, no un día, habitualmente, renuevo aquel ofrecimiento que me enseñaron mis padres: ¡Oh Señora mía, oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a Vos. Y, en prueba de mi filial afecto, os consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón… ¿No es esto –de alguna manera– un principio de contemplación, demostración evidente de confiado abandono?” (Amigos de Dios, 296)

En la edad adulta, con tales oraciones hay quienes comienzan o recomienzan, según que el tipo de conversión a Dios sea ex novo a la Iglesia, o a la fe abandonada desde época juvenil. 

En tal caso, los confesores tenemos nutrida experiencia de penitentes que vienen a reconciliarse al cabo de cinco, diez o más años y que, al preguntarles si en ese período han rezado algo, por poco que sea, aseguran que sí, que ante una dificultad o bien movidos por un impulso repentino a veces se han encontrado rezando una o más Avemarías. A lo que sale espontáneo glosar:—¿Ves? Por esa oración a la Virgen estás tú hoy aquí.

El autorJosé Ramón Pérez Arangüena

Iniciativas

«Primeros cristianos», una web para descubrir las raíces del cristianismo

La web “Primeros cristianos”, creada por un grupo de estudiantes universitarios, recoge datos e información sobre la forma de vida de las comunidades de los primeros siglos del cristianismo.

Loreto Rios·3 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

La web “Primeros cristianos” es un portal dedicado en exclusiva a la forma de vida, la fe, y los datos que conocemos actualmente de los primeros siglos del cristianismo. “Nuestro objetivo principal”, señalan los actuales responsables de la web, “es dar a conocer y difundir el ejemplo de la vida de los primeros seguidores de Cristo, la fidelidad con que vivieron su fe, a pesar de las dificultades y persecuciones que sufrieron. Creemos que en el siglo XXI los primeros cristianos son más actuales que nunca y pueden ser una fuente inspiradora para la nueva evangelización”.

Sobre el diseño de la página, indican que el portal “pretende ser como un álbum de familia para los católicos. Por ello la página está diseñada de un modo atractivo, con contenidos divulgativos más que académicos, para que cualquier persona interesada pueda aprender y enseñar la historia de los primeros cristianos”.

Responsables de la web «Primeros cristianos»

Los primeros cristianos como referencia

La idea surgió “en el verano de 2006 y se puso en marcha en octubre de ese año. Quienes comenzaron el proyecto compartían dos ideas fundamentales: entender que la vida de los primeros cristianos era fascinante y que, sin embargo, apenas eran conocidos. A lo largo de los años, hemos ido tomando el relevo varias generaciones de estudiantes universitarios con las mismas convicciones y con la ilusión de que cada vez más gente descubra este tesoro”.

Era un proyecto innovador, ya que, por aquel entonces, “no existía ninguna web que abordara el tema desde una perspectiva católica. Ante eso, decidimos llenar nosotros ese vacío. Consideramos importante acercar el modelo de vida de los primeros cristianos como una referencia para el mundo de este siglo XXI”. Esto es debido, según indican los fundadores, a que quieren “acercar al hombre de hoy la idea de imitar y vivir como los primeros cristianos que, con el ejemplo y la fuerza de su vida ordinaria, lograron cambiar el mundo en el que vivían. Además, vivimos en un momento muy propicio para ello. Creo que a todos nos conviene conocer la vida de los primeros cristianos y aprender de ellos a conducirnos en estos tiempos en los que existen nuevas persecuciones”.

Además, los responsables del proyecto consideran que “tenemos una gran deuda de gratitud con aquellos hermanos nuestros de los primeros siglos; de algún modo fueron héroes, tuvieron mucho mérito, merecen nuestra veneración y agradecimiento: si somos cristianos hoy, se lo debemos a ellos”.

Hay muchas cosas que les llaman la atención de las primeras comunidades: “Su vida era una apuesta en la que se jugaba el destino de la Iglesia y de los hombres. Y fueron fieles. Convirtieron un imperio. Los primeros cristianos son tan interesantes por su carácter paradójico: en primer lugar, son personas que vivieron hace miles de años, en un mundo aparentemente muy distinto al nuestro; y, sin embargo, al conocer sus vidas y al escuchar sus palabras, sentimos que nos interpelan con mucha fuerza, que logran llegar al centro de las inquietudes y luchas de los cristianos del siglo XXI. Su testimonio posee una frescura única, por la cercanía que tienen con los orígenes de nuestra fe. Los primeros cristianos tienen una extraordinaria vigencia cultural. De un modo especial, a la hora de comprender el mundo en el que vivimos y la interacción entre cristianismo y mundo contemporáneo. La cultura europea está configurada desde el cristianismo, y por tanto a partir del esfuerzo de los primeros cristianos. Son ellos las famosas ‘raíces cristianas’ de Europa. Es importante resaltar esto, pues el cristianismo se extendió a todo el mundo precisamente desde Europa”.

Conocer los primeros siglos

Además, en la web hay información sobre temas muy variados relacionados con la vida de los primeros cristianos. Nos indica Jaime que se abarcan temas como “quiénes era, cómo vivían, las persecuciones, la expansión del cristianismo, las Actas de los mártires, los Padres de la Iglesia, las catacumbas, etc.”.

Además, “la página alberga algunos documentos y vídeos (en nuestro canal de Youtube). También ofrece listados de libros y películas relacionados con el mundo del cristianismo primitivo, así como archivos de las actas de los mártires o la situación del cristianismo en los cuatro primeros siglos. También tenemos secciones como ‘Tesoros de Roma’ o ‘Lugares de Tierra Santa’, que despiertan mucho interés. Otro de nuestros grandes temas es el de los cristianos perseguidos que siguen dando a día de hoy un testimonio muy similar al de los primeros cristianos”.

La respuesta de los usuarios

El tiempo ha demostrado que, lejos de ser un tema secundario, la vida de los primeros cristianos interesa a muchísima gente. “Ya hay miles de personas suscritas a la página”, indica a Omnes Jaime Alonso de Velasco, uno de los responsables actuales de la web, “con deseos de recibir semanalmente el boletín gratuito de noticias referentes a la vida de los primeros cristianos”.

Algunos no solo se suscriben a la newsletter, sino que se deciden a enviar también un mensaje: “En estos años hemos recibido cientos de mensajes de apoyo y de agradecimiento desde los sitios más diversos del planeta. Es muy gratificante ver que estás animando a vivir la fe a personas que se encuentran en circunstancias difíciles. En esos momentos, el ejemplo de vida de los primeros cristianos les ha sostenido y ayudado mucho. Desde una catequista en la selva amazónica que nos agradece lo que le ayuda nuestra web; un sacerdote de Ghana, una madre de familia numerosa de Brasil, un abogado desde Washington D. C., un universitario escocés, y bastantes personas desde países difíciles para los cristianos como Cuba, Rusia o Indonesia. En este sentido ha ayudado mucho la versión inglesa de nuestra página, que se ha difundido por todo el mundo”.

Cultura

Mujeres protagonistas de la historia medieval: Adelaida, la santa regente

En esta serie de artículos, José García Pelegrín recorre las vidas de cuatro mujeres que protagonizaron la historia medieval en Alemania. Santa Adelaida de Italia es la protagonista de esta entrega.

José M. García Pelegrín·2 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

A lo largo de la Edad Media, destacaron mujeres que supieron imponerse en un mundo dominado por hombres y ejercieron una influencia duradera en la sociedad y la Iglesia. Resulta significativo que en los albores del (sacro) imperio romano-germánico, durante prácticamente todo el siglo X, surgieron cuatro figuras femeninas que desempeñaron un papel crucial en la consolidación del reino.

En 919, Enrique I fue elegido rey del “reino franco oriental”, convirtiéndose en el primer rey que no pertenecía a la dinastía franca, sino a la estirpe de los Liudolfinger. Se da comienzo así a la dinastía “otónida” o “sajona”, ya que antes de su elección era duque de Sajonia. Esta transición marcó el inicio de la historia alemana al consolidar la división del Imperio Carolingio en tres partes, con los nietos de Carlomagno. La parte oriental, gobernada a partir de 843 por Luis, conocido como “el Germánico”, sería la cuna de Alemania.

Una joven viuda

Adelaida, nuera de santa Matilde de Ringelheim, quien fuera esposa de Enrique I, es hija del rey Rodolfo II de Borgoña y de Bertha de Suabia. Los primeros años de su vida están marcados por vicisitudes que revelan las estrechas relaciones entre diferentes reinos y cómo estas se sellaban más mediante matrimonios que mediante

tratados. Tras la muerte de su padre en 937, su madre contrajo matrimonio con Hugo de Arles, rey de “Italia” (prácticamente las antiguas posesiones de los lombardos), mientras que Adelaida fue prometida con el hijo de Hugo, Lotario. Contrajeron matrimonio en 947 después del fallecimiento de Hugo.

Sin embargo, Lotario, quien se convirtió en rey de Italia tras la muerte de su padre, fue envenenado en 950. Aunque Berengario de Ivrea, el sucesor (y presunto asesino) de Lotario, insistió en que Adelaida se casara con su hijo Adalberto, ella se negó. La joven viuda fue encerrada en un castillo, pero logró escapar con ayuda de un sacerdote.

Matrimonio con Otón I

Adelaida solicitó la ayuda del joven rey alemán Otón I, quien derrotó a Berengario, conquistó Pavía y se casó con la joven viuda en 951. En 962, Otón I fue coronado emperador, uniendo el llamado “Reino de Italia” (el norte de la península) con el imperio romano-germánico.

Adelaida estaba familiarizada con la reforma cluniacense debido a su ascendencia borgoñona. Como emperatriz, promovió la expansión de la orden cluniacense en tierras germánicas. Tras la muerte de su esposo, Adelaida asumió la regencia de su hijo, el joven Otón II, con Majolus de Cluny como su principal consejero. Después de la temprana muerte de Otón II en 983, Adelaida asumió nuevamente la regencia, esta vez junto a su nuera Teófano. Dirigieron juntas los destinos del imperio junto con el arzobispo Willigis de Maguncia.

Adelaida, emperatriz

Tras la muerte de Teófano en 991, Adelaida se ocupó de gobernar el imperio en solitario. Incluso se acuñaron monedas de plata que muestra en una cara el nombre del joven Otón III y, en la otra, el de su abuela “Athalhet”. Tras la mayoría de edad de su nieto Otón III en 994, Adelaida se dedicó a tareas caritativas y promovió la fundación de monasterios.

Finalmente, se retiró al monasterio que ella misma había fundado en Seltz, en el norte de Alsacia, donde falleció en 999. Su tumba se convirtió en un destino de peregrinación y los cluniacenses promovieron su veneración. Fue canonizada por el papa Urbano II en 1054.

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Vocaciones

Vedastus Machibula: “Tengo en mi corazón el deseo de servir a Dios donde haga falta”

Vedastus Machibula nació en 1999 en Tanzania. Hijo de madre católica y padre no cristiano, recibirá la ordenación sacerdotal en agosto de 2024. Una vocación que nació a raíz de una pregunta a su madre. 

Espacio patrocinado·1 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Nacido en una familia numerosa, Vedastus Machibula fue educado en la fe por su madre. Su pueblo distaba 7 kilómetros de la iglesia más cercana y, cada domingo, asistían a la celebración de la Palabra. En algunas ocasiones, también podían tener la Eucaristía, cuando el sacerdote podía ir. Ahora, gracias a una beca de la Fundación CARF, será ordenado sacerdote y servirá en su país, Tanzania.

¿Cómo llegas a plantearte la vocación sacerdotal? 

—Los domingos íbamos al oficio de la Palabra que celebraban los catequistas. En una ocasión, llegó un sacerdote al pueblo y comenzó a celebrar la Misa. Yo era muy niño y me daba cuenta que era diferente a lo que hacían los catequistas. Me interesó mucho cómo celebraba la liturgia y, cuando llegué a casa le pregunté a mi madre “Mamá, ¿por qué hoy ha sido diferente?, ¿quién es ese hombre que ha celebrado hoy?”. Mi madre me contó que era un sacerdote y cuál es la diferencia entre sacerdotes y catequistas.

Me señaló la importancia de los sacerdotes para la salvación y para ayudar a que los demás que también conozcan a Cristo. Pregunté por qué no teníamos sacerdote todos los domingos y ella me respondió que era imposible, porque los dos sacerdotes de esa parroquia atendían treinta y tres iglesias. Entonces le dije: “Cuando sea mayor quiero ser sacerdote ayudar a la iglesia de mi pueblo, que tengan siempre sacerdotes para enseñarles la fe y para celebrar los sacramentos”. Mi madre me explicó que tendría que estudiar mucho y ser muy disciplinado y me animó a que, si era mi camino, hablara con mi padre por si podían pagarme los estudios. 

Así sucedió cuando, a los 14 años, quise ir al seminario menor. Mi padre me dijo “voy a pagar lo que tú necesites para que tus sueños sean una realidad. Aunque no soy rico, sé lo importante es estudiar. Nos podrá faltar hasta lo necesario para vivir, pero no te faltará lo que necesites para tus estudios”. Esto hizo que siempre me esforzara mucho, porque sé el esfuerzo que ha supuesto a mi familia.

Pronto será ordenado sacerdote. ¿Qué le pide a Dios en ese momento?

—Efectivamente, recibiré la ordenación sacerdotal a finales de agosto. Doy gracias a Dios por este don que me va a entregar dentro de poco. Ese deseo de servir a Dios donde haga falta, que tuve desde el primer día, lo he mantenido en mi corazón con la ayuda de Dios y de la Virgen. 

El mundo necesita sacerdotes, necesita los sacramentos. Le pido a Dios que me ayude a recordar por qué quería ser sacerdote, por qué quiero serlo y por qué voy a luchar por permanecer fiel hasta el último momento. Esas palabras de san Pedro “Señor, tu sabes todo, tu sabes que te quiero”, han sido mi oración ante Dios en los momentos difíciles de mi camino, porque siempre el Señor conoce el interior de nuestro corazón. 

En su país, ¿cuáles son los principales retos a los que se enfrenta la Iglesia católica?

—La Iglesia católica en Tanzania es una iglesia muy joven con menos de dos siglos de vida. Entre los retos, por ejemplo, hay muchos jóvenes (y mayores) que conviven, pero no están casados por la Iglesia. 

Además, en algunos lugares la cultura de la poligamia sigue siendo fuerte. Otro campo es la práctica de la religión tradicional, que muchos practicaban entes de recibir la fe y cuesta abandonar totalmente. 

Junto a esto, la Iglesia está luchando siempre para mejorar la vida de la comunidad tanto en el ámbito académico como en el ámbito socio-económico y ha sido un instrumento muy importante para mantener la paz y el desarrollo del país. 

¿Cómo te ayuda en tu vocación y futura vida sacerdotal la formación en la Universidad de Navarra y en un seminario como Bidasoa?

—Mi estancia en Pamplona ha sido una maravilla. Salgo de Pamplona siendo una persona diferente que hace cuatro años. Me ha impresionado la formación tanto humana como académica. 

Estar en Pamplona ha sido un regalo porque viven personas de cinco continentes, de diferentes culturas, pensamientos, cada uno con su peculiaridad, pero unidos juntos por Cristo bajo su Iglesia. 

Eso es una maravilla que manifiesta claramente la catolicidad de la Iglesia, porque la Iglesia católica no tiene límite, llega a donde Dios quiere que llegue y Dios quiere siempre que la Iglesia llegue a todo el mundo.

París y la revolución cristiana

Son muchos los factores que llevan a los hombres a cometer el mal y, muchas veces, quienes lo ejercen no son más que peones al servicio del prefecto, del rey, de la república o del grupo de presión de turno, que la cosa ha ido cambiando de nombres.

1 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

La parodia de la última cena que París 2024 ofreció a millones de espectadores de todo el mundo nos regala la oportunidad de explicar la más grande revolución de la historia, que no fue la francesa, sino precisamente la de aquel judío y sus 12 amigos. 

En la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos, el país cuna del chauvinismo nos ofreció una exhibición de su orgullo patrio. Nada que objetar pues, al fin y al cabo, organizar unas Olimpiadas es, ante todo, una operación de marketing para demostrar poderío con fines políticos y económicos. 

Orgullosos de su sangrienta revolución, María Antonieta decapitada incluida, mostraron al mundo sus mejores triunfos y valores, incluidos el de la libertad de expresión sin límites que incluye el derecho a mostrar aquellas «escenas de escarnio y burla del cristianismo» que obligó a los obispos franceses a pedir explicaciones a la organización.

Yendo a la historia para iluminar este acontecimiento, la primera imagen que se me ha venido a la mente es otro momento de escarnio y burla vivido por Jesús en persona. Se trata de cuando, tras ser crucificado, rezó así: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. ¿Sabían realmente los autores e intérpretes del espectáculo lo dolorosas que pueden llegar a ser para un creyente este tipo de burlas? ¿Sabían exactamente qué significado tiene la escena y a quién estaban parodiando?

En Andalucía, donde vivo, región en la que la arraigada religiosidad popular está siendo un freno tremendo para la secularización, son pocos los menores de 30 que sabrían distinguir a San Pedro de San Pablo, y muchos miles los que creen que María Magdalena era la pareja de Jesús y que la Santísima Trinidad es una advocación mariana. En serio, tengo pruebas. La incultura religiosa alcanza límites insospechados desde hace unos años.

Tampoco me chupo el dedo como para creer que nadie sabía que la escena buscaba la provocación y el escándalo, esencia por otra parte de la estética drag, pero ¿no sabían también los soldados romanos que estaban crucificando a Cristo que cometían una injusticia? Y, sin embargo, Jesús intercedió por ellos ante el Padre.

Son muchos los factores que llevan a los hombres a cometer el mal y, muchas veces, quienes lo ejercen no son más que peones al servicio del prefecto, del rey, de la república o del grupo de presión de turno, que la cosa ha ido cambiando de nombres. Vaya, en primer lugar, por tanto, hacia los autores e intérpretes, mi oración porque «no saben lo que hacen». 

El segundo momento evangélico que me interpela es aquel en el que el Maestro decía: aquello de: “Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”. Pero yo os digo: no hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra”. La bofetada en la mejilla derecha es aquella que se da con el dorso de la mano en señal de desprecio, para no mancharse siquiera la palma con el rostro del otro.

La primera respuesta que se nos ocurre a todos al ser objeto de una injusticia, de una burla, es devolver no solo ojo por ojo (lo que de por sí ya fue un avance moral en su época), sino el mismo daño multiplicado al menos por dos o tres. Y aquí es donde hace aparición la mayor revolución de la historia, la que introdujo Cristo apostando por el amor al enemigo, poniendo la otra mejilla, devolviendo bien por mal.

A este respecto, Benedicto XVI reflexionaba así: “El amor a los enemigos constituye el núcleo de la «revolución cristiana», revolución que no se basa en estrategias de poder económico, político o mediático. La revolución del amor, un amor que en definitiva no se apoya en los recursos humanos, sino que es don de Dios que se obtiene confiando únicamente y sin reservas en su bondad misericordiosa. Esta es la novedad del Evangelio, que cambia el mundo sin hacer ruido. Este es el heroísmo de los «pequeños», que creen en el amor de Dios y lo difunden incluso a costa de su vida”. 

Ojalá una Iglesia cada vez más pequeña, más alejada del poder, menos ofendida por sí misma y más ofendida por las afrentas a la dignidad de sus hermanos; una comunidad de pequeños dispuestos a evangelizar sin límites, a amar sin miedo a las afrentas, a ser testigos hasta el martirio, como aquellos apóstoles ahora parodiados.

Y, para concluir mi reflexión evangélica al hilo de la polémica olímpica, otra frase de la Pasión de Jesús. Una que resume lo que los obispos galos han querido decir y a la que nos sumamos la mayoría de cristianos y personas de buena voluntad que creemos en la verdad, la democracia, el respeto, el diálogo y la tolerancia. Se trata de la que pronunció Cristo en casa de Anás. Mientras prestaba declaración y, tras recibir una bofetada de la que no pudo siquiera protegerse porque estaba atado, le dijo a su agresor (y repite hoy en la ciudad de la Bastilla): “Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?”.

El autorAntonio Moreno

Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

Ecología integral

Nicholas Spencer: «Tanto la ciencia como la religión contribuyen al progreso»

Nicholas Spencer forma parte de "Theos Think Tank", un grupo de expertos en religión y sociedad que busca estimular el debate público a través de la investigación. En esta entrevista con Omnes habla sobre la relación entre ciencia y fe que, según él, "va a convertirse en la cuestión más importante de nuestro siglo".

Paloma López Campos·1 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 7 minutos

Nicholas Spencer es miembro de “Theos Think Tank”, un grupo de expertos en religión y sociedad que busca estimular el debate público a través de la investigación. Además, tiene un grado en Historia Moderna e Inglés, de la universidad de Oxford, y es doctor en Filosofía por la universidad de Cambridge.

Es autor de diversos libros y artículos. El último de ellos, “Magisteria: The Entangled Histories of Science and Religion”, por ahora solo está disponible en inglés y se publicó el 2 de marzo de 2023. En él habla sobre la relación histórica entre la ciencia y la religión, que es mucho más compleja de lo que permite entender el mito popular.

La opinión de Nicholas es que la relación entre ciencia y religiónva a convertirse en la cuestión más importante de nuestro siglo, porque la ciencia es cada vez más capaz de rediseñar la naturaleza humana”. Considera que algunos avances, como puede ser la famosa herramienta “Chat GPT”, son piezas de desarrollo mucho más grandes que el espacio que tenemos para la reflexión ética sobre ellas. Y esa es una cuestión religiosa, porque se remonta a la idea de lo humano”.

Dada su amplia experiencia en la investigación sobre temas relacionados con la ciencia y la fe, en esta entrevista habla sobre cuestiones como los límites entre una y otra, su vínculo con la política o las posibles consecuencias futuras de los grandes avances que se están dando en la actualidad.

¿Cómo nos ayudan la ciencia y la religión, cada una a su manera, a responder a la pregunta de quiénes somos?

– Para responder a esto hay que volver a lo que son la ciencia y la religión, y ambas son entidades muy delicadas. La ciencia es un intento de obtener una comprensión objetiva, o al menos neutral, del mundo material. Los humanos somos seres materiales, así que la ciencia es un intento de entendernos de esa forma.

Pero los humanos también somos complejos. Somos personas, en el sentido de que nuestra complejidad emergente ha producido en nosotros algo que podría llamarse alma. Recurrimos naturalmente al lenguaje del alma para intentar explicar la dimensión personal emergente de la naturaleza humana. Y la religión, por decirlo negativamente, es parasitaria de esa dimensión. En términos más positivos, la religión es uno de los ámbitos, probablemente el más destacado, en el que nos relacionamos unos con otros y con la realidad a nivel personal.

Uno de los argumentos para ello es que hay que entender a los seres humanos en múltiples niveles. Si sólo se nos entiende con métodos científicos, como organismos materiales, se acaba deshumanizándonos. Si sólo nos entiendes como «seres espirituales», ignorarás nuestra presencia material, de vital importancia.

Por eso, tanto la ciencia como la religión pueden contribuir positivamente a una comprensión completa de lo humano.

¿Podemos tener una visión realmente positiva del progreso sin los conceptos religiosos de ser humano, dignidad y el sistema moral que implica la existencia de una Providencia?

– El progreso depende naturalmente de algún tipo de teleología, de algún tipo de meta. Sólo se puede progresar si se tiene algo hacia lo que progresar.

Ahora bien, creo que es posible tener formas de progreso completamente desprovistas de cualquier marco religioso o espiritual, o incluso moral. Por ejemplo, ¿es mejor tener menos dolor físico que más dolor físico? Y si se avanza hacia que haya menos dolor físico, eso es un tipo de progreso. Así que no creo que la idea misma de progreso dependa totalmente de tener un marco moral o espiritual. Se puede progresar en términos puramente seculares.

Sin embargo, creo que por ser el tipo de criaturas que somos también ansiamos una forma de progreso moral y espiritual.

Nuestra civilización occidental ha progresado increíblemente a lo largo de los siglos, tanto en ciencia como en religión. ¿Existe alguna correlación entre estos dos ámbitos que pueda explicar este progreso?

– Sin duda, la ciencia, como tecnología e ingeniería, ha transformado la faz de la tierra y la vida humana en un periodo de tiempo relativamente corto. Y el mundo es abrumadoramente religioso, y probablemente lo será más, en el siglo XXI.

Ahora bien, la política, que tiene muy mala fama hoy en día, probablemente sea más importante que la ciencia o la religión como vehículo de progreso. Un ejemplo de ello es la erradicación de la enfermedad del cólera en el siglo XIX. La comprensión científica de la enfermedad y el deseo humanitario de erradicarla, que a menudo procedía de un impulso religioso, se coordinaron a través del gobierno y el Estado, a través de la política, y entonces el cólera se erradicó por completo.

Tanto la ciencia como la religión contribuyen, pero muy a menudo requieren coordinación pública a través de la política para lograr ese progreso.

Ha hablado en ocasiones de ciertas revoluciones científicas que tenían una base teológica. ¿Cómo se entrelazan la ciencia y la religión sin pisarse la una a la otra?

– Hay que tener en cuenta que la ciencia y la religión, tal y como las entendemos hoy, son términos bastante modernos. Si retrocedemos unos doscientos años, la gente hablaba de ciencia y religión, pero no lo hacían como lo hacemos nosotros.

En el Reino Unido, hasta mediados del siglo XIX, existía un solapamiento muy importante, desde el punto de vista social, conceptual e intelectual, entre la ciencia y la religión. Una de las razones por las que había tensión y conflicto entre la ciencia y la religión en esta época eran los dos magisterios diferentes, que estaban socialmente distanciados. Y desde entonces la cuestión ha sido cuál es la relación entre ciencia y religión. Algunos sostienen que son magisterios totalmente separados, uno se ocupa de los hechos y el otro de los valores. Por lo tanto, no pueden superponerse.

Se pueden delimitar los distintos magisterios. Sin embargo, mi argumento es que en un área muy importante se solapan, y es en lo referente a nosotros, los seres humanos. Cuando se trata de nosotros, no es tan fácil distinguir entre hechos y valores.

Así pues, la tensión actual proviene de la perspectiva de que, en determinadas cuestiones, tanto la ciencia como la religión tienen un papel muy pertinente que desempeñar. Y eso requiere una negociación cuidadosa. No basta con decir que están separadas. Cuando hablamos de inteligencia artificial o ingeniería genética, aborto o prolongación de la vida, todas estas cosas son cuestiones científicas importantes en nuestro siglo. Pero también se está entrometiendo en la idea de lo que significa ser humano y esa es una cuestión profundamente religiosa.

¿Por qué escribió su libro “Magisteria: The entangled histories of science and religion” (de momento, solo disponible en inglés)? ¿Cuál era la idea que había detrás?

– Llevo unos quince años trabajando en temas de ciencia y religión. Soy muy consciente de que la opinión pública por defecto es que ambas están en conflicto y que, históricamente, siempre lo han estado. Se trata de una narrativa que nace de finales del siglo XIX, de un periodo de tensión, y en particular de historias muy influyentes acerca de la ciencia y la religión que sostenían que la relación entre ambas ha sido durante mucho tiempo un conflicto perpetuo.

En el mundo académico, la disciplina de la historia de la ciencia y la religión es relativamente nueva. El mundo académico ha dado un vuelco total a esa imagen, demostrando que la relación es mucho más compleja y mucho más positiva de lo que admite el mito popular. Pero nunca se ha filtrado al gran público. Hace unos años hice una serie en la BBC contando la historia, y «Magisteria» fue el libro que se publicó a raíz de ella.

Hace siglos, muchos científicos eran cristianos, pero hoy en día, los nombres más populares en las áreas científicas se declaran ateos. ¿Cómo explicaría este cambio?

– En realidad, el panorama es mucho menos dramático y emocionante. No es que los científicos hayan dejado de ser religiosos, sino que la sociedad es mucho menos religiosa. La tendencia general es que la proporción de científicos religiosos es aproximadamente igual a la proporción de personas religiosas en el país. O más exactamente, es aproximadamente igual a la proporción de personas religiosas de la clase socioeconómica de la que proceden los científicos. En términos generales, los científicos de una sociedad son tan religiosos como la propia sociedad.

Usted forma parte de un proyecto llamado “Theos Think Tank” ¿Por qué nació esta unión de expertos en religión y sociedad? ¿Cuál es su finalidad?

– Somos un grupo de reflexión cristiano, llevamos ya diecisiete años funcionando. Fuimos fundados con el apoyo del arzobispo de Canterbury y del arzobispo católico de Westminster, pero no estamos afiliados a ninguna confesión en particular. Existimos para contar una historia mejor sobre el cristianismo, concretamente sobre la fe en general, en la vida pública contemporánea.

Una historia mejor en dos sentidos: mejor en el sentido de más precisa, ya que la investigación está en el centro de lo que hacemos; pero también mejor en el sentido de más atractiva y coherente.

A través del proyecto «Theos Think Tank» ha hablado de la relación que existe entre belleza, ciencia y religión. ¿Qué puede decirnos de esta correlación entre los tres elementos?

– Aquella investigación formaba parte de un proyecto más amplio que inició la Universidad Católica de América. Yo hice una pequeña parte de la investigación en el Reino Unido, porque me interesaba especialmente la estética.

La regla general es que existe cierta resonancia profunda entre lo verdadero y lo bello. Algunos investigadores famosos sí piensan que la belleza es una guía hacia la verdad. Eso tiene mucha resonancia, pero en algunos científicos más que en otros. Los físicos son más propensos a decirlo. Y también depende de una comprensión particular de la belleza, que es estéticamente un poco cuestionable. Trata la belleza como sinónimo de elegancia, simplicidad y simetría. Y muchos teóricos de la estética creen que esa no es una definición especialmente acertada de la belleza.

Así que la investigación fue un intento de saber cuánta repercusión tiene esta idea. Y la respuesta es que había alguna, pero muy matizada. La belleza puede utilizarse como heurística en los esfuerzos científicos, pero si es así, hay que manejarla con sumo cuidado.

¿Cuál es nuestra responsabilidad como cristianos ante la ciencia?

– La respuesta corta es celebrar y apoyar. La respuesta larga es atender con cuidado a lo que ocurre, porque en cierto sentido no existe la ciencia, existen los científicos. Hay momentos en la historia en que los cristianos se han opuesto firmemente a la ciencia y se han equivocado totalmente, y hay otros momentos en los que tenían toda la razón. Así que la respuesta más larga es examinar con cuidado porque no toda la ciencia es igual.

¿Cree que la religión sirve para marcar los límites de la ciencia? ¿Son necesarios estos límites?

– Lo primero que hay que decir es que se puede limitar absolutamente la ciencia sin religión, y hay ejemplos de sociedades ateas que limitaban la ciencia, de forma bastante equivocada, pero no había ningún problema en limitar la ciencia. Del mismo modo, hay innumerables comités de ética en todo el mundo que cuestionan y ponen límites a la práctica de la ciencia hoy en día.

En términos generales, estoy muy a favor de investigar a través de la ciencia. Los límites deben estar en cómo lo hace uno, más que en el hecho de hacerlo. Y luego lo que es crucial son los límites en el uso de lo que uno hace con la información que adquiere.

Así que, sí, debería haber algunos límites en la ciencia, pero deberíamos hacerlo tentativamente.

Usted es una persona con una amplia perspectiva en lo que se refiere al diálogo entre religión y ciencia. Conociendo todos los avances que se están produciendo, ¿siente esperanza o miedo cuando piensa en el futuro?

– Esa pregunta casi siempre se responde sabiendo qué tipo de persona eres.  No soy optimista por naturaleza, por lo tanto no soy optimista sobre el futuro, pero eso dice más de mí que del porvenir.

Pero para ser más preciso, no me preocupa que la inteligencia artificial llegue a ser consciente y sensible. Lo que me preocupa es la forma en que la IA será utilizada por actores nefastos que deseen manipular la realidad. No me preocupa tanto lo que las nuevas tecnologías puedan hacernos, sino lo que otros seres humanos puedan hacernos con las nuevas tecnologías.

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Evangelio

El alimento que no perece. Domingo XVIII del Tiempo Ordinario (B)

Joseph Evans comenta las lecturas del domingo XVIII del Tiempo Ordinario y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·1 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Con demasiada frecuencia culpamos a Dios por lo que no nos da, en lugar de agradecerle lo que sí nos da. Al principio de los tiempos, Satanás sembró la sospecha sobre Dios, haciéndole aparecer como un tirano y un aguafiestas: “Dijo a la mujer: ‘¿Conque Dios os ha dicho que no comáis de ningún árbol del jardín?’” (Gn 3, 1). Adán y Eva cayeron en su trampa, permitiéndose dudar de Dios, y esa sospecha ha entrado en nosotros a través del pecado original. Por eso, en la primera lectura de hoy, el pueblo se queja cuando parece faltarle el pan y la carne, y no tiene en cuenta que el Dios que tan extraordinariamente los había salvado de la esclavitud en Egipto también podría haber pensado en cómo alimentarlos en el desierto. En efecto, Dios les proporciona el pan milagroso del maná. Poco después les dará carne, haciendo que una bandada migratoria de codornices aterrice -cansada y débil- allí mismo, en el desierto, para satisfacer el ansia de carne del pueblo.

Pero si reducimos a Dios a un servicio de reparto de comida -y luego nos quejamos cuando, de vez en cuando, parece que no cumple- perdemos mucho. Tratamos de satisfacer nuestro cuerpo, pero no satisfacemos las necesidades mucho más importantes de nuestra alma. Y esto es lo que Jesús intenta enseñar a la gente en el evangelio de hoy. Después de haber disfrutado de un banquete de pan proporcionado por él, la gente quiere otro. Pero Nuestro Señor tiene que decirles: “En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a este lo ha sellado el Padre, Dios”.

Podemos reducir el cristianismo a sus beneficios materiales. Una fiesta se convierte en una mera excusa para comer bien, o incluso, como vemos -ay- en el caso de algunas fiestas populares, para beber en exceso. No se ayuna por amor a Dios, sino como un acto de vana dietética. La gente insiste en buscar el pan material. Jesús les ofrece un pan mucho más grande, el pan del cielo, que resulta ser tanto su palabra en la Escritura como su cuerpo en la Eucaristía. Sólo este pan nos da la vida eterna. Cuando damos prioridad a nuestros deseos corporales, nunca estaremos satisfechos. Cuando, en cambio, deseamos el alimento espiritual de Dios, disfrutamos más del alimento material y encontramos sentido espiritual, e incluso alegría, cuando este falta.

La homilía sobre las lecturas del domingo XVIII del Tiempo Ordinario (B)

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas del domingo.

Vaticano

Los monaguillos: el rostro joven de la Iglesia

En un encuentro de más de 50.000 servidores del altar con el Papa Francisco, el pontífice destacó la importancia de servir en la Eucaristía, donde Dios se hace presente real y concretamente en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

José M. García Pelegrín·31 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

“Gracias por haber venido hasta aquí, como peregrinos, a compartir la alegría de pertenecer a Jesús, de ser servidores de su Amor, servidores de su Corazón herido que sana nuestras heridas, que nos salva de la muerte, que nos da la vida eterna”. Con estas palabras, el Papa Francisco se dirigió a los más de 50.000 monaguillos, procedentes de 88 diócesis de 20 países del mundo que participan en la “XIII Peregrinación Internacional de Monaguillos”. 

El Santo Padre alentó a los jóvenes a conservar “en vuestro corazón y carne, como María, el misterio de Dios que está con vosotros, de modo que puedan estar con los demás de una manera nueva”. 

El encuentro con el Papa ha sido el momento más destacado de la peregrinación, que tiene lugar del 29 de julio al 3 de agosto. Está organizada por la Asociación Internacional de Monaguillos, Coetus Internationalis Ministrantium (CIM), fundada en noviembre de 1960 en Altenberg, cerca de Colonia. Esta actividad se celebra cada cuatro o cinco años, aunque la edición de este año, inicialmente prevista para 2023, se aplazó debido a la pandemia del COVID. La gran mayoría de los participantes procede de Alemania: en la anterior edición, en 2018, de los 68.000 monaguillos 48.000 eran alemanes; en esta ocasión, los alemanes eran unos 35.000, de edades comprendidas entre los 13 y los 27 años.

Al dirigirse a los jóvenes, Francisco glosó el lema de la peregrinación, “Contigo”, considerándolo muy significativo porque enlaza el misterio de la vida y el amor en una sola palabra. El Papa explicó que este “contigo” adquiere nuevos significados cuando los acólitos realizan su servicio en la liturgia, donde el protagonista es Dios. Citando a Jesús, recordó: “Donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos”. Subrayó que esto se cumple de manera suprema en la Eucaristía, donde el «contigo» se convierte en la presencia real y concreta de Dios en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. El Papa resaltó que tanto los sacerdotes como los acólitos son testigos de este misterio, y que al recibir la Sagrada Comunión, podemos experimentar que Jesús está “con nosotros” espiritual y físicamente.


Según el Papa, ese “contigo” se puede ofrecer también a los demás, para cumplir el mandamiento de amarnos los unos a los otros como Él nos ha amado: “También tú puedes decirle a tu prójimo ‘yo estoy contigo’ no con palabras, sino con las obras, con los gestos, con el corazón, con la cercanía concreta: llorar con los que lloran, alegrarse con los que se alegran, sin juicios ni prejuicios, sin cerrazones, sin exclusiones. También contigo, que no me resultas simpático; contigo, que eres diferente a mí; contigo, que eres extranjero; contigo, aunque sienta que no me comprendes; contigo, que nunca vas a la Iglesia; contigo, que dices que no crees en Dios”.

El cardenal Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo y actual presidente de la CIM, se dirigió al Santo Padre en nombre de los monaguillos presentes: “Queremos ser amigos de todas las personas, pero este deseo sólo es eficaz cuando tendemos una mano a quienes atraviesan problemas. Cultivar una amistad con Dios nos ayuda a cultivar la amistad con los más pobres”, dijo. Representantes de los 20 países presentes llevaron puñados de incienso hasta un gran incensario, para recordar las dificultades que atraviesan jóvenes en todo el mundo, como enfermedades, guerras, indiferencia en sus hogares y falta de oportunidades.

Además del encuentro con el Papa, los jóvenes participan en la Misa diaria y asisten a encuentros de formación, concretamente de catecismo, así como a conciertos, talleres y reuniones. El lema de la peregrinación de 2024, “Contigo”, se basa en Isaías 41,10: “No temas, porque yo estoy contigo”. La junta de la CIM destacó que sin los monaguillos falta algo crucial en la Iglesia, y que su testimonio en el servicio y en la vida cotidiana es fundamental. Con los monaguillos, la Iglesia se realiza en el mundo, celebrando el culto, siendo comunidad y dando testimonio.

Por su parte, Johannes Wübbe, obispo auxiliar y Administrador Apostólico de la diócesis actualmente vacante de Osnabrück, es uno de los organizadores el encuentro, en su condición de presidente de la “Comisión XII – Juventud” de la Conferencia Episcopal Alemana.  Mons. Wübbe resaltó el significado del lema “Contigo”, que incluye una triple promesa: la promesa bíblica de Dios, la promesa de la Iglesia a los monaguillos y la promesa de los monaguillos a Dios y a la Iglesia. También dijo que está “orgulloso del valiente ejemplo de estos jóvenes”, que son el rostro joven de la Iglesia, pues “con su compromiso, que adopta muchas formas, están presentes donde vive la Iglesia y son testigos alegres del Evangelio a pesar de todas las preguntas y dudas que puedan tener”.

La Peregrinación Internacional de Monaguillos es uno de los mayores acontecimientos de la pastoral juvenil de la Iglesia en Alemania.

Vaticano

¿Dialogar con la cultura woke?

Rome Reports·31 de julio de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
rome reports88

El Instituto Aquino, de la Universidad de Princetown acogerá en octubre una conferencia que tratará temas divisivos desde un punto de vista católico: se hablará de inclusión, diversidad y equidad.

En ella participarán profesores, escritores y líderes religiosos y su objetivo es abrir el debate en ámbito católico para encontrar respuestas a ámbitos que generan polémica en la fe.


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Zoom

50.000 monaguillos con el Papa

Dos jóvenes cantan durante un encuentro con el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro el 30 de julio de 2024, junto a ellas, más de 50.000 monaguillos de 20 países peregrinaron a Roma a este encuentro internacional.

Maria José Atienza·31 de julio de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Cultura

La Tradición como método de transmisión de la Revelación divina

Durante las XXXVII Conversaciones de Salamanca, diversos profesores y teólogos se reunieron en la Universidad Pontificia de Salamanca para hablar sobre el papel de la Tradición como medio para transmitir la Revelación divina.

Paloma López Campos·31 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Los días 30 y 31 de mayo la Universidad Pontificia de Salamanca celebró las XXXVII Conversaciones de Salamanca. Durante estas dos jornadas, distintos expertos hablaron sobre el papel de la Tradición como medio para descubrir la Revelación.

El rector, Santiago García-Jalón de la Lama, el decano de la facultad de Teología, Francisco García Martínez y el coordinador de las jornadas, Gonzalo Tejerina Arias, inauguraron las Conversaciones el 30 de mayo.

Aspectos teológicos fundamentales

El primer día de las jornadas los ponentes trataron los aspectos teológicos fundamentales de la Tradición según la perspectiva católica. Las exposiciones estuvieron a cargo de profesores y teólogos, siendo la primera “Antropología y Teología de la Tradición”, presentada por el coordinador del evento. A continuación, Fernando Llenín Iglesias, director del Instituto Superior de Estudios Teológicos de Oviedo, habló sobre “Tradición de la fe. Magisterio de la Iglesia”.

Por su parte, el profesor del Instituto Teológico Compostelano, Benito Méndez Fernández, trató los “Núcleos doctrinales de la enseñanza del Concilio de Trento y del Vaticano II”. Por último, el profesor de la Universidad Pontificia de Salamanca, Fernando Rodríguez Garrapucho, expuso “el diálogo con la Reforma protestante a propósito de la Tradición”.

La Tradición en la realidad eclesial

El día 31 los participantes de las Conversaciones exploraron la relevancia de la Tradición en diversas realidades eclesiales. El primer ponente de la jornada fue el profesor Gaspar Hernández Peludo, profesor que ofreció una sesión con el título “Los padres de la Iglesia y la Patrología en la consideración de la Tradición”.

Más tarde, el profesor Juan Carlos Fernández leyó un texto de Luis García Gutiérrez, miembro del Instituto Superior de Teología de Astorga y León, titulado “La liturgia, elemento primordial de la tradición de la fe”. Para concluir, Pablo Largo Domínguez, del Instituto de Vida Religiosa, expuso a los asistentes el tema “La madre del Señor y la mariología desde la perspectiva determinante de la tradición de la fe del pueblo de Dios”.

Las Conversaciones de Salamanca finalizaron con un encuentro entre el decano de Teología, la secretaria general Mirian Cortés Diéguez, el coordinador del encuentro, directores y secretarios de centros que mantienen un vínculo con la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca.

Vaticano

Piero Coda: «El modelo de ser Iglesia clerical ya ha llegado a su fin»

Omnes entrevista a Piero Coda, secretario general de la Comisión Teológica Internacional y encargado de coordinar un grupo de trabajo sinodal con vistas a la segunda sesión del Sínodo.

Federico Piana·30 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

El camino hacia la segunda sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que tendrá lugar en el Vaticano el próximo mes de octubre, no se detiene. Tras la presentación del “Instrumentum laboris”, que tuvo lugar el pasado 9 de julio en la sala de prensa vaticana, ahora se espera la publicación de un vademécum, que debería contener un comentario razonado sobre ese texto de trabajo.

Confirma la noticia monseñor Piero Coda, secretario general de la Comisión Teológica Internacional y profesor de teología dogmática en el Instituto Universitario “Sophia” de Loppiano. El teólogo, llamado a coordinar un grupo de trabajo sinodal con vistas a la segunda sesión, explica en una entrevista a Omnes que este vademécum, presumiblemente listo para mediados de agosto, será muy útil porque “ofrecerá perspectivas de profundización teológica, pastoral y canónica”.

La oración intensa, un paso importante

Entre los muchos pasos que hay que dar para llegar a la apertura de la segunda sesión sinodal, hay algunos que deben considerarse de primera importancia. En primer lugar, explica Coda, “es deseable que las Iglesias locales, las Conferencias Episcopales en particular, examinen el ‘Instrumentum laboris’, como deberán hacerlo los miembros de la próxima sesión del Sínodo”. Sin olvidar, añadió, la dimensión de la oración que “deberá ser intensa sobre todo por parte de las comunidades, los institutos monásticos, las monjas de clausura y, por supuesto, todo el pueblo de Dios”.

Pero acompañando a la preparación de la nueva fase sinodal deberá estar también, según el teólogo, “la posibilidad de profundizar a través de los medios de comunicación, como las redes sociales, para hacer consciente no sólo a todo el pueblo de Dios de la importancia de este acontecimiento, sino también para filtrar las exigencias del Sínodo en un ámbito social y cultural más amplio”.

Instrumento coral

El “Instrumentum laboris», en esencia, se considera el fruto de la escucha de las peticiones procedentes de las Iglesias locales, de las Conferencias Episcopales, de los movimientos eclesiales, de los religiosos y de los laicos de todo el mundo. Piero Coda, resumiendo, lo define como un instrumento coral: “Y podríamos añadir que también puede considerarse un instrumento bastante original en el camino que hasta ahora han recorrido positivamente los diversos eventos sinodales: las propuestas hechas a nivel local se han convertido en centrales para determinar la perspectiva y los contenidos concretos del ‘Instrumentum laboris’. Que, como se puede imaginar, parte del informe de síntesis de la primera sesión sinodal”.

Las tres dimensiones

El “Instrumentum laboris» tiene tres dimensiones: la de las relaciones, la de los caminos y la de los lugares. “Es una buena perspectiva -afirma el teólogo- declinar lo que es el tema fundamental del Sínodo: cómo ser una Iglesia sinodal. Y cómo ser Iglesia sinodal implica, en primer lugar, una visión y una práctica de las relaciones dentro de la vida eclesial que se ajuste a la vocación sinodal y misionera del Pueblo de Dios”. Relaciones, añade, que “deben madurar gracias a caminos concretos y que finalmente deben encarnarse en lugares donde se exprese la naturaleza sinodal de toda la Iglesia, global y local”.

Iglesia ministerial

En el capítulo dedicado a las relaciones, entre otras instancias, el “Instrumentum laboris” destaca la dedicada a los ministerios ordenados y la posibilidad de dar vida a nuevos ministerios. Coda está convencido de que “está madurando una conciencia muy profunda y articulada de que la ministerialidad de la Iglesia no es sólo prerrogativa de lo que conocemos como ministerios ordenados -episcopado, presbiterado y diaconado-, sino que implica una promoción, vinculada también a los diversos contextos eclesiales del mundo, de los ministerios instituidos y una valorización del ministerio bautismal, de los nacidos del sacramento de la confirmación y del sacramento del matrimonio. Una Iglesia totalmente ministerial fundada en el discernimiento de la acción del Espíritu Santo”.

Cambio de ritmo

En la dimensión de los caminos, hay un aspecto de transparencia, responsabilidad y evaluación que no se limita al ámbito de los abusos sexuales y financieros, sino que debe afectar también a los planes pastorales, los métodos de evangelización y la forma en que la Iglesia respeta la dignidad de la persona humana. “Podría decirse que la cuestión de los abusos sexuales, de poder y psicológicos no es más que la punta de un iceberg, es decir, de un modelo de ser Iglesia esencialmente piramidal, verticalista e incluso clerical, que a estas alturas ya ha llegado a su fin”, argumenta Coda.

El secretario de la Comisión Teológica Internacional espera que sobre esto “haya un profundo cambio de paso capaz de invertir concretamente la metodología de participación y gobierno de la Iglesia capaz de poner en marcha mecanismos válidos de verificación y transparencia”.

Lugares de encarnación

Pero ¿cuáles son los lugares, de los que habla también el “Instrumentum laboris», en los que todo esto debe encarnarse y que deben evitar dos riesgos: el del particularismo extremo y el del universalismo abstracto? Monseñor Coda da una respuesta clara: “Son lugares enraizados en contextos específicos, como las comunidades parroquiales en comunión con otras comunidades eclesiales. Luego están las diócesis, las Conferencias Episcopales regionales, las agrupaciones de las Iglesias a nivel continental, sin olvidar la Iglesia universal con el ministerio del Papa a través del instrumento de la Curia Romana, instrumento de comunión entre los obispos y toda la sinodalidad del Pueblo de Dios”.

Mundo

Los Juegos Olímpicos y la relevancia de los católicos en la cultura contemporánea

La inauguración de los Juegos Olímpicos en París ha vuelto a llamar la atención pública sobre cuestiones fundamentales acerca de la relación entre fe, cultura y sociedad moderna.

Giovanni Tridente·29 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

La reciente inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024 ha reavivado el debate sobre la presencia y el papel de los valores cristianos en la sociedad contemporánea. El acontecimiento, que tradicionalmente celebra la unidad y la diversidad mundiales, se ha convertido en el centro de una polémica en la que están implicados varios miembros de la Iglesia católica y ha vuelto a llamar la atención pública sobre cuestiones fundamentales acerca de la relación entre fe, cultura y sociedad moderna.

En el centro de la polémica estuvo una representación artística durante la ceremonia inaugural que, según muchos observadores, parecía recordar la iconografía de la “Última Cena” de Leonardo da Vinci, pero reinterpretada en clave “queer”. Varios obispos católicos expresaron su enérgica desaprobación, calificando la representación de “repugnante” e “irrespetuosa” con los símbolos sagrados del cristianismo.

En este clima de tensión y debate, resulta oportuna la voz del historiador italiano Andrea Riccardi, fundador en 1968 de la Comunidad de Sant’Egidio, el movimiento laico internacional comprometido desde hace décadas con la paz, la hospitalidad y los pobres. En una entrevista concedida al periódico “Avvenire” de la Conferencia Episcopal Italiana, Riccardi reflexiona de forma articulada sobre el papel del catolicismo en la cultura contemporánea, proponiendo una visión que va más allá de la mera oposición.

En particular, surge la urgencia de “volver a despertar la fe y la pasión, sin las cuales no es posible ninguna verdadera iniciativa cultural”, especialmente mientras asistimos al fenómeno mundial de la “desculturización de la religión y de los fenómenos religiosos”.

Una fe meditada

El concepto central del pensamiento del fundador de la Comunidad de Sant’Egidio gira en torno a la idea de una “fe pensada”, retomando una intuición de san Juan Pablo II: “Una fe que no se hace cultura es una fe no plenamente aceptada, no enteramente pensada, no fielmente vivida”.

Esta visión sugiere que el catolicismo, para mantener su relevancia e incisividad en el mundo contemporáneo, debe entablar un diálogo profundo y continuo con la cultura, en lugar de limitarse a reacciones defensivas o condenatorias. Además, Bergoglio pensaba lo mismo cuando era arzobispo en Buenos Aires, recuerda Riccardi, subrayando la continuidad de un pensamiento que ve en la cultura una expresión vital de la fe.

El historiador Riccardi, que también es profesor emérito de la Universidad “Roma Tre”, no oculta su preocupación por la situación actual del catolicismo: “La fragilidad de la expresión actual de la cultura católica -reflexiona- deriva de la fragilidad de la fe vivida, más aún, de la fragilidad de nuestras comunidades y de la renuncia a decir una palabra de importancia”. Más que “de importancia”, de hecho, esta palabra a menudo sólo tiene el carácter de una indignación como fin en sí misma. Es signo de una fragilidad que se manifiesta en un “catolicismo acurrucado en los rincones de la vida urbana”, poco proactivo.

Cultura nacida de la pasión

Así pues, la solución no reside en un simple llamamiento a los intelectuales católicos, como si fueran los únicos portadores del pensamiento razonado, sino en el despertar de la pasión en las comunidades cristianas: “El verdadero problema es el bajo nivel de pasión en las comunidades cristianas”. En cambio, es necesario ser conscientes -añade el historiador- de que “toda operación cultural nace de una gran pasión, y digamos también de la gran pasión desencadenada por la fe”.

Citando a Pablo VI, Riccardi recuerda que: “El mundo sufre por falta de pensamiento”. Un concepto ampliado más tarde por el Papa Francisco: “El mundo se ahoga por falta de diálogo”.

Reflexión y diálogo

Esto abre una nueva perspectiva sobre cómo el catolicismo puede mantener su relevancia en una sociedad cada vez más plural y secularizada. En lugar de replegarse a una postura defensiva o de confrontación, Riccardi propone, siguiendo el ejemplo de los sucesivos papas, un catolicismo que se comprometa activamente con la cultura contemporánea, ofreciendo ese plus de pensamiento crítico, capaz de dialogar al mismo tiempo con la complejidad del mundo moderno.

Vuelve entonces el reto crucial: cómo mantener la propia identidad y los propios valores dialogando constructivamente con una sociedad que cambia rápidamente. Ciertamente, no hay que temer la confrontación, de la que puede surgir una oportunidad de renovación y crecimiento, también para la propia fe, que sabe cómo hacerse relevante en el contexto global actual.

Una fe que sin duda hay que volver a despertar, posiblemente con gran pasión.

Familia

Noviazgo, un proyecto de amor que requiere educación y maduración

Santiago Populín Such, estudiante de Teología en la Universidad de Navarra, escribe en este artículo sobre el proyecto de amor que Dios tiene para los novios y explica que el camino del noviazgo, de búsqueda de ese amor, no es algo sencillo, requiere de una educación, una purificación y una maduración.

Santiago Populín Such·29 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 6 minutos

En el discurso a los novios del 11 de septiembre de 2011, Benedicto XVI dijo que “todo amor humano es signo del Amor eterno que nos ha creado y cuya gracia santifica la elección de un hombre y de una mujer de entregarse recíprocamente la vida en el matrimonio. Vivid este tiempo del noviazgo en la espera confiada de tal don”. Y precisó: “la experiencia del amor tiene en su interior la tensión hacia Dios”. Estas palabras son, de alguna forma, una clave para comprender correctamente la verdad del amor humano.

Si el amor humano es signo del Amor eterno –pues somos imagen y semejanza de Dios– y, además, tiende hacia Él, es posible decir que el amor humano trasciende en su origen y en su destino. Esto es porque “Dios es la fuente del amor”, así lo expresó Benedicto XVI en el 2007 (Cfr. Mensaje a los jóvenes del mundo con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud).

Noviazgo y amor de Dios

El Papa comentó que esa realidad la subraya san Juan cuando afirma que “Dios es amor”, “con ello no quiere decir sólo que Dios nos ama, sino que el ser mismo de Dios es amor”. Continuó su mensaje planteando una pregunta: “¿Cómo se nos manifiesta Dios-Amor?”. Respondió que es a través de Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre, donde hemos conocido el amor en toda su plenitud. De modo particular, “la manifestación del amor divino es total y perfecta en la Cruz. Por tanto, Jesucristo es el camino para todo hombre, también para los novios, porque revela el amor de Dios”.

En “Deus caritas est” el Papa Benedicto XVI explica cómo la atracción inicial, el “eros”, se comprende como un signo y una semilla cuyo fruto o resultado conseguido es el “ágape”, el amor oblativo capaz de dar vida en abundancia. En otras palabras, el amor no puede, en su inicio, ser resultado del obrar humano, sencillamente porque es más grande, porque existe antes, porque precede tanto al amante como al amado; Dios es amor, Él es primero.

El enamoramiento como iluminación

En este sentido, el enamoramiento es una realidad trascendente, nace como pasión porque el hombre no puede fabricarla y también porque, por su propia naturaleza, lo lleva más allá de sí mismo. Conlleva, en su dinámica interna propia, una tensión que, respetada y cultivada, dará como fruto el amor de entrega, de oblación. De este modo, la experiencia del enamoramiento es una especie de iluminación que permite contemplar la realidad desde el corazón de Dios.

En el mensaje a los jóvenes del mundo con ocasión de la XXII Jornada Mundial de la Juventud 2007, el Papa Benedicto XVI señaló que, un ámbito donde están llamados los jóvenes a expresar el amor y a crecer en él es en su preparación para el futuro que les espera: “si sois novios, Dios tiene un proyecto de amor sobre vuestro futuro matrimonio y vuestra familia”. Igualmente, les animó a atreverse a amar, a buscar un amor fuerte y hermoso, capaz de convertir toda vida en una realización alegre de entregarse a Dios y a los demás, siguiendo el ejemplo de Aquel, que, a través del amor, ha vencido el odio y la muerte: Jesucristo. También les recordó que el amor es la única fuerza capaz de transformar el corazón de las personas, haciendo que las relaciones entre hombres y mujeres sean fructíferas.

El amor requiere educación

En el discurso a los novios de 2011, Benedicto XVI animó a las parejas a educarse en el amor. De modo particular, resaltó tres aspectos que tienen que aprender sobre el amor:

En primer lugar, señaló la libertad de la fidelidad, “que lleva a custodiarse recíprocamente, hasta vivir el uno para el otro”. Pues, como dijo el 12 de mayo de 2010: “la fidelidad a lo largo del tiempo es el nombre del amor”. Esto quiere decir que el amor necesita tiempo para expresarse plenamente, para lograr que salga todo lo bueno y se limen todas las asperezas.

En segundo lugar, animó a prepararse para elegir con decisión el “para siempre” que connota el amor, la indisolubilidad; explicó que se trata de un don que hay que “desear, pedir y vivir”. Además agregó: “y no penséis, según una mentalidad extendida, que la convivencia sea garantía para el futuro. Quemar etapas acaba por ‘quemar’ el amor, que en cambio necesita respetar los tiempos y la gradualidad en las expresiones; necesita dar espacio a Cristo, que es capaz de hacer un amor humano fiel, feliz e indisoluble”. La indisolubilidad se trata entonces de una afirmación, elegir querer para toda la vida, es decir, que es posible un amor para siempre.

En tercer lugar, indicó que la fidelidad y la continuidad en el quererse les hará capaces de estar abiertos a la vida, de ser padres: “la estabilidad de vuestra unión en el sacramento del matrimonio permitirá a los hijos que Dios quiera daros crecer con confianza en la bondad de la vida”.

El Papa concluyó el discurso diciendo que la fidelidad, la indisolubilidad y la transmisión de la vida son los pilares de toda familia, verdadero bien común, un valioso patrimonio para toda la sociedad. Y precisó: “Desde ahora, fundad en ellos vuestro camino hacia el matrimonio y testimoniadlo también a vuestros coetáneos: ¡es un valioso servicio!”.

El amor requiere maduración 

En “Deus caritas est” n. 6, Benedicto XVI se pregunta cómo se ha de vivir el amor, a lo que responde: “(…) el amor es ocuparse del otro y preocuparse por el otro. Ya no se busca a sí mismo, sumirse en la embriaguez de la felicidad, sino que ansía más bien el bien del amado: se convierte en renuncia, está dispuesto al sacrificio, más aún, lo busca (…)”.

En estas palabras del Papa está de modo explícito la idea de un itinerario, un camino de purificación del “eros”. Como he señalado anteriormente, el “eros” tiene que abrirse al “ágape” y fundirse con él, la sexualidad humana debe dejarse conformar por su divino modelo. Es decir, en la visión cristiana, el amor del noviazgo debe ser a la vez “eros” y “ágape”, aunque lógicamente a ese amor le faltan los elementos propios de los actos específicamente conyugales que comprende el matrimonio.

Buscar ese bien del otro que menciona el Papa es señal de madurez, pues madurar un amor es ocuparse del otro y preocuparse del otro (Cfr. “Caritas in veritate” n.11). El amor sabe esperar, busca la felicidad del otro, rechaza el uso de cualquier persona. En ese contexto, unos novios maduros saben que el amor no sólo es placer físico y así puede llegar el otro en la totalidad de su persona.

Noviazgo y purificación

En el VII Encuentro mundial con las familias de junio de 2012, el Papa comentó a una joven pareja de novios de Madagascar que el paso del enamoramiento al noviazgo, y después al matrimonio, exige decisiones y experiencias interiores. Explicó que el amor debe ser purificado, que ha de seguir un camino de discernimiento –que es el noviazgo–, en el que la razón y la voluntad cumplen un rol capital para llegar a hacer del enamoramiento un verdadero amor; “han de unirse razón, sentimiento y voluntad”, pues con las tres, es posible decir: “Sí, esta es mi vida”.

El Papa evocó la boda de Caná como imagen para expresar esta idea: “Yo pienso con frecuencia en la boda de Caná. El primer vino es muy bueno: es el enamoramiento. Pero no dura hasta el final: debe venir un segundo vino, es decir, tiene que fermentar y crecer, madurar. Un amor definitivo que llega a ser realmente ‘segundo vino’ es más bueno, mejor que el primero. Y esto es lo que hemos de buscar”.

En este proceso de purificación y maduración, la virtud de la castidad juega un rol fundamental. En su discurso a los jóvenes del mundo con ocasión de la XXII Jornada Mundial de la Juventud 2007, Benedicto XVI expresó que el tiempo del noviazgo –esencial para construir el matrimonio–, es “un tiempo de espera y de preparación, que hay que vivir en la castidad de los gestos y de las palabras”. El Papa resaltó que la castidad permite “madurar en el amor” y “ayuda a ejercitar el autodominio, a desarrollar el respeto del otro, que son características del verdadero amor que no busca en primer lugar la propia satisfacción ni el propio bienestar”; características que son señales de madurez psicológica.

La belleza del noviazgo

En ese proyecto de amor no hay que perder de vista que habrá alegrías y también dificultades, son necesarias para ese “educar, purificar y madurar el amor”. “Una belleza hecha sólo de armonía no es una verdadera belleza; le falta algo; es deficitaria. La verdadera belleza necesita también el contraste. Lo oscuro y lo luminoso se completan. La uva para madurar no sólo necesita el sol, sino también la lluvia; no sólo el día, sino también la noche” (Cfr. Encuentro con sacerdotes, 31 de agosto de 2006). Por último, es correcto señalar que el amor de los novios –y posteriormente el del matrimonio– sólo llegará a ser pleno en el cielo, ya que “la experiencia del amor tiene en su interior la tensión hacia Dios”.

El autorSantiago Populín Such

Bachiller en Teología por la Universidad de Navarra. Licenciado en Teología Espiritual por la Universidad de la Santa Cruz, Roma.

Vaticano

El Papa recuerda que la Misa es comunión entre cristianos

En su meditación previa al rezo del Ángelus, el Papa Francisco ha hablado sobre la importancia de tres gestos que se hacen realidad en cada Misa: ofrecer, dar gracias y compartir.

Paloma López Campos·28 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Durante el Ángelus del domingo 28 de julio el Papa Francisco profundizó en los gestos, repetidos en la Eucaristía, que narra el Evangelio en el pasaje del milagro de los panes y los peces.

En el gesto del niño del Evangelio, que ofrece a Cristo los panes y peces que tiene, el Pontífice vio un ejemplo de que siempre “tenemos algo bueno que dar”. En la Eucaristía, “esto se subraya cuando el sacerdote ofrece sobre el altar el pan y el vino, y cada uno se ofrece a sí mismo, su propia vida”. A pesar de que parece que damos poco, explicó el Santo Padre, Dios hace milagros con lo que entregamos.

Precisamente por esto debemos acordarnos de “dar gracias”, señaló Francisco. Un agradecimiento que consiste en “decir al Señor con humildad, pero también con alegría: ‘Todo lo que tengo es don tuyo, y para agradecérselo solamente puedo devolverte lo que Tú me has dado primero’”.

El Papa y el gesto de compartir

Sin embargo, el Pontífice advirtió de que hay que dar un paso más: “compartir”. En la Misa este gesto se hace realidad en la Comunión, “cuando juntos nos acercamos al altar para recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo”. Este es, dijo Francisco, “un momento muy hermoso que nos enseña a vivir cada gesto de amor como un don de la gracia, tanto para quien da como para quien recibe: una ocasión para crecer juntos como hermanos, cada vez más unidos en la caridad”.

Como es habitual, el Papa finalizó su meditación planteando algunas preguntas para la reflexión personas: “¿Yo creo verdaderamente, por gracia de Dios, que tengo algo único que donar a los hermanos, o me siento anónimo, ‘uno entre muchos’? ¿Agradezco al Señor los dones con los que continuamente me manifiesta su amor? ¿Vivo el compartir con los demás como un momento de encuentro y enriquecimiento recíproco?”.

Por último, Francisco pidió a la Virgen María que “nos ayude a vivir con fe cada celebración eucarística, y a reconocer y gustar todos los días los ‘milagros’ de la gracia de Dios”.

Vaticano

Papa Francisco: “La confrontación entre generaciones es un engaño”

El domingo 28 de julio tiene lugar la IV Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores. El tema elegido por el Santo Padre Francisco, “En la vejez no me abandones” (Salmo 71), subraya cómo “la soledad es amarga compañera en la vida de tantos mayores”, y revela  que contraponer las generaciones “es un engaño”.

Francisco Otamendi·28 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 6 minutos

En el año de preparación al Jubileo, que el Santo Padre ha querido dedicar a la oración, el tema de la IV Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores está tomado del Salmo 71, la invocación de un anciano que relata su historia de amistad con Dios.

Al valorar los carismas de los abuelos y de los mayores, y su contribución a la vida de la Iglesia, la Jornada quiere fomentar el compromiso de toda la comunidad eclesial en la construcción de vínculos entre generaciones y en la lucha contra la soledad, conscientes de que –como afirma la Escritura–,“no conviene que el hombre esté solo”.

“Con mucha frecuencia la soledad es la amarga compañera de la vida de los que como nosotros son mayores y abuelos. Siendo obispo de Buenos Aires, muchas veces tuve ocasión de visitar residencias de ancianos y me di cuenta de las pocas visitas que recibían esas personas; algunos no veían a sus seres queridos desde hacía muchos meses”, escribe el Pontífice en el Mensaje para la Jornada de julio.

Mirada progresiva hacia los ancianos 

En su Exhortación programática “Evangelii Gaudium”, al reflexionar sobre la cultura del descarte, el Papa mencionaba, entre otros, a los pobres, las personas sin techo, migrantes y refugiados, niños por nacer, y mencionaba también a “los ancianos cada vez más solos y abandonados”.

Luego, en especial a partir de la institución en 2021 de la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Ancianos, que se celebra en toda la Iglesia el cuarto domingo de julio, cerca de la conmemoración de San Joaquín y Santa Ana, los abuelos de Jesús, la atención y dedicación del Papa hacia este creciente colectivo social ha ido en progresión ascendente. En parte quizá debido también a la dificultad de Francisco para valerse por sí mismo.

El primer botón de muestra fueron las 18 catequesis sobre la vejez en 2022, con lecciones de humanidad y de antropología cristiana, que ha analizado en Omnes Ramiro Pellitero. Tras la Jornada mundial de 2023, en la primera mitad de este año han tenido lugar cuatro fechas en las que el Papa y la Santa Sede han fijado su atención de modo especial en los mayores y ancianos. Han sido el lanzamiento del Mensaje para la IV Jornada Mundial, centrado en la vejez y en la soledad; el encuentro del Papa con seis mil abuelos y nietos en el Aula Pablo VI y su presentación, el Mensaje al simposio sobre cuidados paliativos organizado por la Conferencia Episcopal de Canadá junto a la Academia Pontificia para la Vida, y ahora la cercana Jornada del 28 de julio.

Los textos han sido complementarios y centrados en la necesidad de estar juntos, como familia, sin excluir a nadie, con amor, en una sociedad llena de especialistas en hacer muchas cosas, pero egoísta, individualista, que lo único que alcanza es “el empobrecimiento de la humanidad”. El mundo actual estimula a la gente a no depender de los demás, a creer en sí mismos nada más, viviendo como islas, dijo el Papa, unas actitudes que sólo crean mucha soledad.

Una vez conocido el tema de la Jornada de julio, el Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, cardenal Kevin Farrell, declaró: “Agradezco profundamente al Santo Padre que haya elegido como tema de la IV Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores el versículo del Salmo 71: ‘En la vejez no me abandones’. Es la ‘oración de un anciano’, que nos recuerda que la soledad es una realidad desgraciadamente extendida que aflige a muchos ancianos, a menudo víctimas de la cultura del descarte y considerados una carga para la sociedad”.

Algunos rasgos del Mensaje

“Dios nunca abandona a sus hijos. Ni siquiera cuando la edad avanza y las fuerzas flaquean, cuando aparecen las canas y el estatus social decae, cuando la vida se vuelve menos productiva y corre el peligro de parecernos inútil. Él no se fija en las apariencias y no desdeña elegir a aquellos que para muchos resultan irrelevantes. No descarta ninguna piedra, al contrario, las más ‘viejas’ son la base segura sobre las que se pueden apoyar las piedras “nuevas” para construir todas juntas el edificio espiritual”. Así comienza el mensaje del Papa para la IV Jornada Mundial de Abuelos y Mayores.

En la Biblia, añade el Santo Padre, “hallamos la certeza de la cercanía de Dios en cada etapa de la vida y, al mismo tiempo, encontramos el miedo al abandono, particularmente en la vejez y en el momento del dolor. No se trata de una contradicción. Mirando a nuestro alrededor no nos resulta difícil comprobar cómo esas expresiones reflejan una realidad más que evidente”.

Confrontar ancianos y jóvenes, “idea distorsionada”

Francisco reflexiona de modo especial en su texto en que la sociedad actual “alimenta persistentes conflictos generacionales entre jóvenes y ancianos”. “Hoy en día está muy extendida la creencia de que los ancianos hacen pesar sobre los jóvenes el costo de la asistencia que ellos requieren”. Sin embargo, el Pontífice advierte de que esto “se trata de una percepción distorsionada de la realidad”, porque “la contraposición entre las generaciones es un engaño y un fruto envenenado de la cultura de la confrontación”. El problema, afirma el Pontífice, es que cuando perdemos de vista el valor de cada uno, “las personas se convierten en una mera carga onerosa”. Esta creencia se extiende tanto que los mayores la acaban aceptando “y llegan a considerarse como un peso, deseando ser los primeros en hacerse a un lado”.

En la argumentación, el Papa advierte sobre la trampa del individualismo, impregnado de esa mentalidad de confrontación. Al verse uno mismo ya anciano, “teniendo necesidad de todo”, se encuentra solo, “sin ninguna ayuda, sin tener a alguien con quien poder contar. Es un triste descubrimiento que muchos hacen cuando ya es demasiado tarde”. Frente a la cultura imperante, el Santo Padre propone el ejemplo bíblico de Rut, que se queda junto a su suegra Noemí. Ella “nos enseña que a la súplica ‘¡no me abandones!’ es posible responder ‘¡no te abandonaré!’. Su historia nos permite “recorrer un camino nuevo” e “imaginar un futuro distinto para nuestros ancianos”, informa Paloma López Campos.

Los ancianos, tesoro de la Iglesia

El Papa aprovecha su mensaje para agradecer “a todas esas personas que, aun con muchos sacrificios, han seguido efectivamente el ejemplo de Rut y se están ocupando de un anciano, o sencillamente muestran cada día su cercanía a parientes o conocidos que no tienen a nadie”.

Francisco concluye animando a los católicos a estar cerca de los mayores y a reconocer “el papel insustituible que éstos tienen en la familia, en la sociedad y en la Iglesia”. Además, da su bendición a los “queridos abuelos y mayores, y a cuantos los acompañan”, prometiendo su oración por ellos y pidiendo que también recen por él.

Francisco, con seis mil abuelos y nietos

El precedente inmediato de esta Jornada ha sido el encuentro del Papa con seis mil abuelos y nietos en el Aula Pablo VI, organizado por la Fundación Età Grande (Gran Edad), con el impulso de su presidente, el arzobispo Vincenzo Paglia, presidente de la Pontificia Academia para la Vida. “Abuelos y nietos son dos generaciones extremas que no pueden vivir sin las intermedias. Este es un magisterio que los adultos y los jóvenes deben escuchar”, aseguró Monseñor Paglia en la presentación.

En el encuentro, presentado también por el actor cómico Lino Banfi, el Pontífice subrayó que “el amor nos hace mejores, nos enriquece y nos hace más sabios”. Y lo manifestó “con el deseo de compartir la fe siempre joven que une a todas las generaciones, y que recibí de mi abuela, de quien conocí por primera vez a Jesús”. “De ella escuché la historia de aquella familia en la que estaba el abuelo que, como ya no comía bien en la mesa y se ensuciaba, lo echaron, lo pusieron a comer solo. No era algo agradable, ¡de hecho era muy malo! Así que el nieto se puso unos días con el martillo y los clavos y, cuando papá le preguntó qué estaba haciendo, él respondió: ‘¡Estoy construyendo una mesa para que comas solo cuando seas viejo!’. Esto me enseñó mi abuela, y desde entonces nunca lo he olvidado”.

“Los ancianos ven lejos, porque han vivido tantos años”, señaló el Papa, “y tienen tanto que enseñar: por ejemplo, lo mala que es la guerra. Yo, hace mucho tiempo, aprendí esto de mi abuelo, que había vivido la Primera Guerra Mundial y que, a través de sus historias, me hizo comprender que la guerra es una cosa horrible. Buscad a vuestros abuelos y no los marginéis, por vuestro propio bien: ‘La marginación de los ancianos (…) corrompe todas las estaciones de la vida, no sólo la de la vejez”.

El Papa concluyó: “No es casualidad que fueran dos ancianos, me gusta pensar que dos abuelos, Simeón y Ana, quienes reconocieron a Jesús cuando fue llevado al Templo de Jerusalén por María y José (cfr. Lc2,22-38). Lo acogieron, lo tomaron en sus brazos y comprendieron –sólo ellos comprendieron– lo que sucedía: que Dios estaba allí, presente, y les miraba con los ojos de un niño. Sólo ellos comprendieron, al ver al pequeño Jesús, que había llegado el Mesías, el Salvador que todos esperaban”.

El acto había comenzado una hora y media antes de la llegada del Papa, con el testimonio del denominado “abuelo de Italia”, el actor cómico Lino Banfi, y el cantante Al Bano, junto a monseñor Vincenzo Paglia, quien llamó a Lino Banfi el abuelo de Europa, y éste a su vez “abuelo del mundo” al Papa Francisco.

El autorFrancisco Otamendi

Cultura

La “Nueva Sinagoga” de Berlín

De los cientos de sinagogas que existían en Berlín en 1930, hoy apenas quedan diez. La más conocida es la denominada “Nueva Sinagoga”, en la Oranienburger Strasse.

José M. García Pelegrín·27 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

A comienzos del siglo XX, Berlín contaba con más de cien sinagogas. La primera gran sinagoga fue construida en 1714 por familias judías que habían llegado de Viena 40 años antes.

Federico Guillermo I, Margrave de Brandemburgo y Duque de Prusia (1620-1688), conocido como el Gran Elector, los invitó con la esperanza de que sus habilidades y relaciones comerciales impulsaran la ciudad.

En este contexto cabe recordar que, a diferencia de ciudades como Colonia, Fráncfort y Núremberg, que en la Edad Media y comienzos de la Moderna tenían una elevada población, Berlín no cobró un gran auge hasta finales del siglo XVII y comienzos del XVIII. 

No sólo Berlín, sino también todo Brandemburgo contaba hasta entonces con una baja densidad de población. Por esto, después de la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), Federico Guillermo atrajo primero a los hugonotes franceses, reconocidos expertos negociantes.

La mayoría se estableció en Berlín, llegando a constituir el 25 por ciento de la población en 1701. Pero también la comunidad judía creció con rapidez, especialmente con la llegada de aquellos que huían de los pogromos en sus países de origen.

En 1860, unos 28.000 judíos vivían en Berlín. Entre 1855 y 1875, se construyó la sinagoga de la Oranienburger Strasse, con capacidad para 3.200 personas, reflejando la creciente confianza de la comunidad judía.

El centro de la vida judía se encontraba no lejos de allí, entre el Hackescher Markt y la Alexanderplatz –escenarios, por otra parte, de la célebre novela de Alfred Döblin “Berlin Alexanderplatz” (1929)–.

En 1905, Berlín albergaba 130.487 judíos, el 4,3 por ciento de la población. Se construyeron numerosas sinagogas; la última, en el distrito de Wilmersdorf, fue consagrada el 16 de septiembre de 1930.

Sin embargo, la mayoría de ellas fueron destruidas durante la “Noche del Pogromo” del 9 de noviembre de 1938. Hoy en día, quedan apenas diez sinagogas en Berlín, siendo la más conocida la “Nueva Sinagoga” que, como ya se dijo, se alza en la Oranienburger Strasse.

La Nueva Sinagoga

En 1856, la comunidad judía adquirió un terreno en la Oranienburger Strasse y en 1857 se convocó un concurso de arquitectura para una nueva sinagoga. Eduard Knoblauch, arquitecto miembro de la Academia Prusiana de las Artes, presidió el comité del concurso, pero finalmente se encargó él mismo del diseño.

Al enfermar gravemente en 1859, fue sustituido por Friedrich August Stüler, arquitecto de la corte prusiana, quien diseñó el interior. La sinagoga fue consagrada el 5 de septiembre de 1866, en presencia del canciller del Reich, Otto von Bismarck.

Durante los pogromos de noviembre de 1938, miembros de las SA intentaron incendiar la Nueva Sinagoga. Wilhelm Krützfeld, jefe de la comisaría cercana, intervino para proteger el edificio, señalando su estatus de monumento protegido.

Gracias a su intervención, los bomberos extinguieron el fuego, salvando la sinagoga. Krützfeld sufrió posteriormente acoso laboral; hoy, una placa conmemorativa recuerda su valiente actuación.

Una vez eliminadas las consecuencias del incendio, la Nueva Sinagoga pudo volver a utilizarse para los servicios religiosos a partir de abril de 1939. La cúpula tuvo que ser pintada con pintura de camuflaje debido a la amenaza de ataques aéreos aliados.

Tras un último servicio religioso en la pequeña sala de oración el 14 de enero de 1943, la Wehrmacht se hizo cargo del edificio.

Al comienzo de la llamada Batalla de Berlín por el Mando de Bombarderos británico, la sinagoga sufrió graves daños en la noche del 23 de noviembre de 1943. Sin embargo, se causaron más daños al edificio cuando las ruinas se utilizaron como fuente de materiales de construcción después de la guerra.

Así se llegó a su parcial demolición en 1958. Después de la división de Berlín, la Nueva Sinagoga quedó primero en el sector soviético y, desde la creación de la República Democrática Alemana (RDA) en 1949, el Berlín oriental.

En 1988, cuando todavía existía la RDA, comenzaron las obras de reconstrucción de las ruinas. En 1995, ya después de la reunificación alemana, se inauguró el “Centrum Judaicum”.

Este museo y centro cultural alberga uno de los archivos más importantes sobre el judaísmo alemán. En el museo se tratan los temas de la historia judeo-alemana: la inculturación, la imagen que los judíos alemanes tienen de sí mismos, la persecución y el genocidio, la reconstrucción de comunidades y el redescubrimiento del Berlín judío.

Todo ello convierte al edificio en un punto de referencia no sólo para Berlín, sino también en un símbolo emblemático, reconocido internacionalmente, de la historia de Berlín y de los judíos alemanes.

Arquitectura y Simbolismo

El edificio de la Nueva Sinagoga, con capacidad para 3.200 personas, reflejaba el constante crecimiento de la comunidad de Berlín, que se había cuadruplicado hasta alcanzar las 28.000 personas en las dos décadas anteriores a 1866, debido principalmente a la inmigración procedente de las provincias orientales prusianas.

Su enorme costo de 750.000 táleros reflejaba el ascenso socioeconómico de los judíos en Berlín. Su diseño arquitectónico, con influencias moriscas y orientales, evocaba la Alhambra de Granada, pero también seguía modelos indios.

Por un lado, esto se enmarcaba en el contexto del orientalismo, una fascinación generalizada por Oriente que ya desde el siglo XVIII había llevado a utilizar esos motivos en edificios europeos. 

Desde una perspectiva judía, sin embargo, el uso de la arquitectura morisca y orientalizante implicaba algo más: una referencia a la Edad Media española, anclada en la memoria colectiva como “Edad de Oro”, como modelo de una supuesta convivencia entre cristianos, musulmanes y judíos.

También, una asociación con los orígenes geográficos y culturales del judaísmo en Oriente, que puede interpretarse como una afirmación, traducida en arquitectura, de un judaísmo seguro de sí mismo.

En otras palabras: esta arquitectura era la manifestación de la lucha por la igualdad social, si se quiere, por un diálogo casi en pie de igualdad.

Ecología integral

Emmanuel Lokossou: “La vejez es fuente de sabiduría e inspiración”

Ganador de los Premios CEU por la Vida 2024, el salesiano Effioh Emmanuel Lokossou (Dogbo, Benín, 1993), sacerdote de la parroquia Cristo Liberador de Parla (Madrid), y alumno de la Universidad CEU San Pablo, explora los retos que afronta la sociedad con la vejez. En una entrevista con Omnes, defiende la ancianidad como una oportunidad, no como fatalidad, y se refiere a la cultura africana.

Francisco Otamendi·26 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 7 minutos

El envejecimiento de la población es un fenómeno no sólo preocupante para las sociedades de ingresos altos, sino que se ha convertido en un problema que inquieta a todos los países, ya que según la Organización Mundial de la Salud, “en 2050, el 80 % de las personas mayores vivirá en países de ingresos bajos y medianos”.

La elección del tema de los mayores para optar a los premios CEU por la Vida 2024 surgió porque “al hablar de la defensa de la vida, lo primero que se nos ocurre es el aborto o la eutanasia”; sin embargo, “el cuidado de los mayores es una problemática muy actual, tal como apunta el Papa Francisco”, explica Effioh Agossou Emmanuel Lokossou, nacido en Benín (África), hace 30 años, que hizo su prenoviciado en Burkina-Faso, y el noviciado en Togo. Effioh Lokossou trabajó también en Costa de Marfil, y llegó a España en 2018 para estudiar Teología. Fue ordenado diácono por el cardenal Carlos Osoro en 2022, y presbítero por monseñor Pascal N’KOUE, arzobispo de Parakú (Benín), el año pasado. 

Además de estudiar el Grado en Comunicación Audiovisual de la Universidad CEU San Pablo, Effioh atiende, como se ha comentado, la parroquia Cristo Liberador y es responsable de la dirección del Centro Juvenil Juveliber, ambos en Parla (Madrid). Junto al sacerdote salesiano, el Instituto CEU de Estudios de la Familia, que dirige Carmen Fernández de la Cigoña, ha premiado este año a las eurodiputadas Isabel Benjumea y Margarita de la Pisa, por su defensa pública de la Vida.

Emmanuel, ¿cuáles son los principales desafíos que afronta la sociedad respecto al envejecimiento poblacional?

–El primer desafío es la prevalencia creciente de enfermedades crónicas entre los adultos mayores. A medida que la longevidad aumenta, también observamos una recrudescencia de condiciones de salud que requieren una atención médica más especializada. Además, esto suscita la necesidad imperiosa de desarrollar sistemas de salud que no sólo aborden las enfermedades en sí, sino que también tengan en cuenta el bienestar general y la calidad de vida de la población envejecida. Por eso y siguiendo la estela del papa Francisco, diríamos que no basta con elaborar sólo planes de asistencia, sino que urge poner en marcha proyectos de existencia. En otras palabras, las medidas emprendidas deben privilegiar por encima de todo, la dignidad humana.

La soledad y el aislamiento social son otros desafíos que merecen una atención singular en el contexto actual que nos toca vivir. En nuestra sociedad, las personas mayores, no en poca ocasión, se enfrentan a situaciones donde la pérdida de seres queridos, la jubilación y la disminución de la movilidad pueden contribuir a un sentido de aislamiento. Este fenómeno no solo afecta su estado emocional, sino que también puede tener implicaciones para su salud física. Dentro de los desafíos que supone el envejecimiento, emerge la necesidad de atención integral como otro componente fundamental. Más allá de la atención médica convencional, se requiere un enfoque holístico que considere tanto los aspectos médicos como los sociales. 

En su opinión, ¿cómo podemos transformar estos desafíos en oportunidades? Comente  algo de la cultura africana.

– Primero, la vejez, lejos de ser vista como un declive inevitable, debe ser considerada como una etapa de enriquecimiento y sabiduría. Siguiendo la estela del actual obispo de Roma, digamos que las personas mayores son como los árboles que continúan dando frutos a lo largo de los años, que contribuyen a la sociedad con su experiencia y conocimientos acumulados a lo largo de los años. 

Es indudable que su larga trayectoria profesional y vida personal les otorga una perspectiva única, que puede ser compartida para guiar a generaciones más jóvenes y abordar los desafíos contemporáneos con sabiduría y comprensión. En este orden de idea, un adagio popular de las culturas africanas afirma que cuando una persona anciana muere, una biblioteca arde. Atando cabos, cuando reconocemos el valor intrínseco de la experiencia y la sabiduría de las personas mayores, no solo les otorgamos el respeto y la dignidad que merecen, sino que también enriquecemos nuestras comunidades y fortalecemos el tejido social con una mayor inclusión y aprecio por la diversidad generacional.

Segundo, es menester señalar que la vejez es una oportunidad porque favorece la reflexión profunda y la reevaluación de prioridades. En otros términos, es una etapa para el crecimiento personal y la búsqueda de un mayor significado en la vida.

Finalmente, los mayores son una oportunidad incuestionable para la generación joven, pues si prescindimos de ellos, nos es imposible alcanzar la alianza entre generaciones. A decir verdad, con su vasta experiencia y sabiduría ayudan a los jóvenes a enfrentar desafíos y tomar decisiones valientes. Además, por ser guardianes de la memoria colectiva, transmiten historias, tradiciones y valores que son fundamentales para preservar la identidad cultural y el sentido de pertenencia.

¿Cuál es la contribución de la tradición cristiana al cuidado de las personas mayores?

– La tradición cristiana ofrece una perspectiva rica y significativa sobre la vejez, que puede contribuir de manera valiosa en la reflexión sobre el cuidado de las personas mayores en la sociedad contemporánea que estamos ofreciendo.

En primer lugar, la tradición cristiana enfatiza el valor intrínseco de cada ser humano, independientemente de su edad o estado de salud. Arraigada en los principios de amor, compasión y misericordia, el cristianismo resalta el valor intrínseco de cada ser humano creado a imagen y semejanza de Dios. Desde esta perspectiva, la vejez se entiende como una etapa de la vida que merece un profundo respeto y dignidad. Esta enseñanza se deriva de pasajes bíblicos que honran a los ancianos y exhortan a respetar su sabiduría y experiencia. 

Jesús mismo nos dio ejemplo al mostrar compasión y preocupación por las personas mayores durante su ministerio terrenal, sanando a los enfermos y consolando a los afligidos. En la praxis pastoral de Jesús, la parábola del buen samaritano (Lc 10, 25-35) resalta la importancia de ayudar a aquellos que están en necesidad, sin importar su edad o condición. Está claro que la tradición cristiana invita a acoger y valorar a las personas mayores como miembros preciosos de la familia humana. En un mundo cada vez más enfocado a la juventud envuelta de ideologías consumistas y la productividad, la tradición cristiana nos recuerda la importancia de valorar y respetar a las personas mayores como portadores de la historia, la sabiduría y la fe.

El Papa Benedicto XVI, en su pontificado, hizo hincapié en la crisis del individualismo y la falta de solidaridad en la sociedad moderna, señalando cómo esto afecta especialmente a los ancianos, quienes a menudo se ven marginados o excluidos.   

Por otro lado, el Papa Francisco, en su encíclica Fratelli Tutti, aborda la necesidad de construir una cultura del encuentro y la solidaridad que incluya a todas las generaciones, reconociendo el papel vital de los ancianos en este proceso. En un mundo marcado por la fragmentación y la división, el Papa argentino subraya la importancia de recuperar la dimensión comunitaria y el valor de la experiencia y la sabiduría de las personas mayores. Destaca cómo el diálogo intergeneracional y el respeto por los ancianos son fundamentales para construir un mundo más justo, inclusivo y humano para todos. Recordemos que además de las 15 catequesis que tiene sobre la vejez, el Papa Francisco es quien instituyó, en 2021, la Jornada mundial de los abuelos y de los mayores.

¿Cuál debería ser el papel de la familia en el cuidado de las personas mayores?

– Es evidente que las familias se encuentran en una encrucijada, ya que tratan de cumplir con las obligaciones laborales y financieras mientras intentan brindar el cuidado adecuado a sus seres queridos mayores. No en pocas circunstancias, esta situación ha generado estrés emocional y tensiones dentro de la familia, especialmente cuando los miembros se sienten abrumados por las demandas del cuidado y la sensación de no poder satisfacer las necesidades de los ancianos de manera adecuada. Por eso, muchos familiares se ven obligados a tomar decisiones difíciles sobre el cuidado de los ancianos, como recurrir a servicios profesionales de atención o trasladarlos a residencias de mayores, lo que puede generar sentimientos de culpa y conflicto.

Frente a todo esto, es imperativo rescatar y promover valores que fortalezcan el papel de la familia como unidad fundamental de la sociedad. La rápida evolución de la vida moderna ha llevado a un distanciamiento de lo esencial, relegando muchas veces el cuidado de los ancianos a un segundo plano. Sin embargo, en medio de un mundo efímero, surge la necesidad de un cambio de mentalidad, una renovación que nos invite a vivir cada acontecimiento desde la perspectiva de la sabiduría del corazón. La familia humana necesita reconectar con lo más valioso: el amor, el respeto y la solidaridad intergeneracional. En un mundo en el que renunciamos tener hijos en detrimento de otorgar más valor a los animales, conviene parar y hacerse preguntas trascendentales.

La renovación a la que apelamos implica un retorno a las raíces, una revalorización de los lazos familiares y un compromiso con la dignidad plena y perfecta de cada ser humano. Es hora de fomentar una cultura del cuidado y de la vida, donde se reconozca y se honre el legado de los ancianos a la comunidad, y donde se rechace cualquier forma de discriminación o exclusión.

En calidad de autoridades públicas ¿cómo pueden ayudar los gobernantes?

–Los gobernantes tienen una responsabilidad crucial en la creación de políticas y programas que apoyen el cuidado de las personas mayores y fortalezcan el papel de la familia en este aspecto, ya que les corresponde organizar las estructuras de la sociedad.

   En primer lugar, tienen el deber de garantizar un acceso equitativo a servicios de salud de calidad para los mayores con el fin de promover su bienestar y dignidad en la sociedad. Esto implica no solo asegurar la disponibilidad de instalaciones y profesionales de salud adecuados, sino también facilitar el acceso a medicamentos, tratamientos y cuidados especializados. 

En segundo lugar, los gobernantes deberían fomentar la conciliación laboral y familiar. En este sentido, es fundamental que promulguen leyes y políticas que reconozcan y respalden la labor de los trabajadores que también son cuidadores familiares. Una de las medidas clave sería la implementación de permisos remunerados específicamente destinados al cuidado de familiares mayores. Otra medida importante es la promoción de la flexibilidad en los horarios laborales. En tercer término, los gobiernos deberán fomentar la formación y capacitación para cuidadores familiares.

La aplicación de la Inteligencia Artificial está de gran actualidad. ¿Cómo puede ayudar en el cuidado de nuestros mayores?

– La Inteligencia Artificial (IA) está emergiendo como una herramienta prometedora para mejorar el cuidado de las personas mayores en múltiples aspectos. En primer lugar, la IA puede utilizarse para monitorear la salud de los adultos mayores de manera continua y no invasiva, a través de dispositivos portátiles o sensores inteligentes integrados en el hogar, y pueden detectar signos tempranos de problemas de salud, lo que permite una intervención rápida y preventiva.

Además, la IA puede ayudar en la personalización de los planes de cuidado para cada individuo, teniendo en cuenta sus necesidades médicas, preferencias personales y circunstancias únicas. No obstante, es fundamental abordar los desafíos éticos y de privacidad asociados con el uso de IA en el cuidado de personas mayores. La transparencia en el procesamiento de datos es esencial para que los usuarios comprendan cómo se utilizan sus datos personales y con qué fines. Además, es fundamental obtener el consentimiento informado de las personas mayores antes de utilizar cualquier tecnología basada en IA en su cuidado. La protección de la privacidad de los usuarios también debe ser una prioridad.

Por último, es importante recordar que la IA no debe suplantar la interacción humana en el cuidado de las personas mayores, sino complementarla. La atención centrada en el ser humano sigue siendo fundamental para satisfacer las necesidades emocionales, sociales y físicas de los mayores.

El autorFrancisco Otamendi

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Evangelio

La multiplicación de los panes. Domingo XVII del Tiempo Ordinario (B)

Joseph Evans comenta las lecturas del domingo XVII del Tiempo Ordinario y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·26 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Al cuidar de la gente, Jesús cuida también de sus estómagos. El amor alimenta. Cualquier madre te lo puede decir. Y Dios, que es padre infinito y madre infinita, se preocupa de que tengamos qué comer. Esto se ve claramente en el episodio de la alimentación de los cinco mil, que es el evangelio de hoy. Un episodio similar de Mateo subraya más la preocupación de Jesús (ver Mt 15, 32). Juan, en su típico énfasis en la divinidad de Cristo, se centra más en su control de la situación. Así, cuando Jesús pregunta a Felipe dónde pueden conseguir pan para que coma la gente, Juan comenta: “Lo decía para probarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer”.

Cuando los discípulos quieren despedir a la multitud (Mt 14, 15), Jesús replica: “No hace falta que vayan, dales vosotros de comer” (Mt 14, 16). En el evangelio de hoy, de Juan, tanto Felipe como Andrés expresan su impotencia ante la necesidad de dar de comer a tantos. Mientras se niega a dejarles esquivar la situación, Jesús toma las riendas. Dios siempre hace esto: exige que desempeñemos nuestro papel, pero el papel realmente eficaz es el suyo, y debemos recordarlo siempre. Si Felipe y Andrés, en respuesta a la pregunta de Cristo, se hubieran levantado de un salto y se hubieran puesto a correr en busca de pan, se habrían agotado inútilmente. La respuesta adecuada a cualquier problema es estar dispuestos a hacer lo que podamos, sabiendo siempre que lo que realmente importa es lo que haga Dios. Nosotros sólo somos instrumentos de su acción, igual que vemos a los apóstoles ayudando a repartir el pan.

Debemos mantener siempre la calma. Un pequeño detalle del evangelio de hoy dice mucho. Jesús dice a los discípulos: “Decid a la gente que se siente en el suelo”. Y Dios ya lo había previsto, pues se nos dice: “Había mucha hierba en aquel sitio”. Dios piensa en todo. Un chiquillo tenía muy poco que dar, sus cinco panes de cebada y dos peces, pero lo dio todo. Los discípulos, al menos, tuvieron la sensatez de hablar con Jesús -de rezar- en medio de su insuficiencia. Con un poco de generosidad y voluntad por parte de algunos, con un poco de oración, Dios hace luego el resto, con mucho. Y Nuestro Señor incluso dice a los discípulos que recojan después las sobras para que no se desperdicie nada. La conciencia de la enormidad del poder divino no debe llevar al despilfarro. Dios puede multiplicar los alimentos, pero no quiere que los desperdiciemos.

La homilía sobre las lecturas del domingo XVII del Tiempo Ordinario (B)

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas del domingo.

Zoom

Comienzan los Juegos Olímpicos

La Torre Eiffel decorada con los aros olímpicos brillaba en la noche previa a la ceremonia de inicio de los Juegos Olímpicos que se celebran en París entre el 26 de julio y el 11 de agosto de 2024.

Maria José Atienza·25 de julio de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Vaticano

Abuelos y ancianos en el corazón de la Iglesia

Rome Reports·25 de julio de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
rome reports88

La cuarta edición de la jornada de los abuelos y los ancianos quiere poner mayor atención en las diócesis locales de dos maneras: visitando a los ancianos y celebrando una misa en la que puedan participar.

El lema elegido para este día es: «No me deseches en mi vejez». Quienes visiten a los ancianos durante esta jornada tienen la posibilidad de ganar la indulgencia plenaria.


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España

Marta Pedrajas: “La visita del Papa a Santiago sería muy significativa”

“El Papa Francisco ha mostrado siempre interés en promover los valores del Camino de Santiago. Su visita a Santiago de Compostela sería muy significativa, dado el impacto de las de san Juan Pablo II y Benedicto XVI”, ha manifestado a Omnes Marta Pedrajas, directora de la Cátedra de Estudios Europeos del Camino de Santiago de la Fundación Pablo VI.  

Francisco Otamendi·25 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Una visita del Papa Francisco a Santiago de Compostela, con el telón de fondo de las realizadas por sus predecesores; su promoción de valores del Camino de Santiago como la cultura del Encuentro; las raíces cristianas de Europa y los valores de fraternidad, solidaridad y paz que promueve el Camino, claves ante las guerras, son temas que comenta a Omnes la filósofa y economista Marta Pedrajas, directora de la Cátedra de Estudios Europeos del Camino de Santiago de la Fundación Pablo VI y el arzobispado de Santiago de Compostela. 

El arzobispo de Santiago, Mons. Francisco José Prieto, manifestó a finales del año pasado en la constitución de la Cátedra: “Decir camino de Santiago es descubrir las raíces de lo que somos para que también tengamos muy claro cuáles son los caminos que tenemos que recorrer. El camino de Santiago le recuerda a Europa quién es y de dónde viene y lo que tiene que seguir significando en este momento. Este camino sigue siendo un horizonte de esperanza y de sentido, tanto para el creyente como para el no creyente”.

Omnes lleva prestando atención informativa al Camino de Santiago desde su lanzamiento. En julio de 2021, por ejemplo, publicó en el número de verano de julio-agosto un Especial de 48 páginas titulado En camino hacia Santiago, con ocasión del Año Santo Compostelano, con ilustres firmas, numerosas fotografías e información práctica para el peregrino.

En esta entrevista, la directora Marta Pedrajas señala que “el Camino es más que una ruta; es un viaje de encuentro con uno mismo, con los demás, con la belleza, con lo divino. Mi experiencia personal, que se dejen llevar, se dejen sorprender y estén dispuestos a dejarse transformar por la experiencia”.

En marzo de este año se puso en marcha la Cátedra de Estudios Europeos del Camino de Santiago de la Fundación Pablo VI y el arzobispado de Santiago de Compostela. ¿Puede señalar alguno de sus objetivos principales? 

– Los objetivos de la cátedra son revitalizar las raíces cristianas de Europa, tomando como modelo el Camino de Santiago, y crear y fortalecer la cultura del encuentro como propone el Papa Francisco en su magisterio, como en La Alegría del Evangelio, Fratelli Tutti, yendo a los últimos, a las periferias, promoviendo la solidaridad y los derechos humanos.

En esta fiesta del Apóstol Santiago parece oportuno recordar alguna idea del arzobispo de Santiago, Mons. Francisco José Prieto, en torno a la peregrinación.

– Mons. Francisco José Prieto destacó en su ponencia que el Camino de Santiago es una experiencia transformadora y espiritual. La peregrinación no es solo un viaje físico, invitó a estar abiertos a un proceso de cambio interior, lanzarse a la aventura con el corazón abierto, ya que el recorrido ofrece una oportunidad única para la reflexión, el crecimiento personal, el encuentro con la belleza y, por tanto, con lo divino.

Tanto el director general de la Fundación Pablo VI, Jesús Avezuela, como usted misma, se han referido a la importancia de esta ruta para la vertebración de Europa, y a cómo los valores que encarna pueden ayudar a afrontar desafíos actuales como la búsqueda de la paz ante las guerras de Ucrania y Rusia, o en Palestina e Israel ¿Es correcto? ¿Algún comentario?

– Es correcto. Tanto Jesús Avezuela como yo misma, hemos resaltado la importancia del Camino de Santiago como un símbolo de la unidad y la identidad europea. Y los valores de fraternidad, solidaridad, de encuentro y de paz que promueve el Camino pueden servir de guía para afrontar los desafíos contemporáneos. Estos valores son esenciales para construir un futuro más pacífico y cohesionado, más justo y solidario en Europa y en el mundo.

San Juan Pablo II y Benedicto XVI visitaron Santiago de Compostela, en jornadas históricas. ¿Podrá el Papa Francisco acercarse a Santiago?

– La visita del Papa Francisco a Santiago de Compostela sería muy significativa, dado el impacto de las visitas de sus predecesores, san Juan Pablo II y Benedicto XVI. Pero independientemente de que sea posible o no, el Papa Francisco ha mostrado siempre su interés en promover los valores del Camino de Santiago como la cultura del Encuentro, y su compromiso con la revitalización espiritual y cultural de Europa.

Una palabra de ánimo a los caminantes de este año, y los que dudan si emprender el camino. ¿Tiene experiencia personal? ¿Un consejo?

A los caminantes de este año y a aquellos que están considerando emprender el Camino de Santiago, les diría que se animen a vivir esta experiencia única con el corazón abierto. El Camino es más que una ruta; es un viaje de encuentro con uno mismo, con los demás, con la belleza, con lo divino. Mi experiencia personal, se dejen llevar, se dejen sorprender y estén dispuestos a dejarse transformar por la experiencia.

El autorFrancisco Otamendi

Educación

Estudiantes de la universidad Villanueva que aprenden a través del servicio a los demás

La metodología Aprendizaje Servicio de la Universidad Villanueva aúna la puesta en práctica de los conocimientos de su carrera con la colaboración en un servicio significativo a la comunidad.

Maria José Atienza·25 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Obtener créditos a través de renovar la guía de pacientes de un hospital de paliativos, estudiar las vías legales para la obtención de ayudas a madres en situación de vulnerabilidad o idear y ejecutar programas de ayuda a estudiantes que acuden a fundaciones de ayuda.

Todas estas ideas forman parte de la metodología Aprendizaje Servicio, una iniciativa que desarrolla la Universidad Villanueva y a través de la que los estudiantes ponen en práctica sus conocimientos en diversas áreas al tiempo que colaboran con proyectos de dinamización social, ayuda a personas con discapacidad o procedentes de entornos vulnerables y ONGD´s. 

De este modo, además de completar su formación académica, los alumnos forman parte del cambio social, y conocer de primera mano aplicaciones de servicio de su tarea profesional.

No se trata de elucubraciones o de una aplicación teórica sino que, como apunta Guiomar Nocito, directora del Programa Impronta, donde se integra Aprendizaje Servicio, “los proyectos llevados a cabo con la metodología Aprendizaje Servicio son proyectos reales, en el que tienen que poner en práctica conocimientos y competencias para solucionar un problema o atender a una necesidad de personas que lo necesitan en el momento presente. Esto es un reto para el estudiante, que al mismo tiempo que aprende, aporta con su trabajo. Se aprecia una mayor motivación en el aprendizaje, un aumento de la conciencia cívica, y un aprendizaje más significativo. El Aprendizaje Servicio transforma a los estudiantes, les ayuda a priorizar sus valores y a ver que su aprendizaje es útil, que sirve para algo”. 

Un plus de interés para los alumnos

Una afirmación que corrobora Paloma Martínez. Esta joven estudiante de Derecho colaboró, a través de este programa, con la ONGD Harambee y, como ella misma explica a Omnes, “he tenido la oportunidad de aprender y perfeccionar habilidades clave, como la gestión de proyectos internacionales, la búsqueda de financiación y la colaboración con diversas entidades. La metodología me ha permitido aumentar mi conciencia sobre los problemas sociales actuales, entender la importancia de comprometerme con la igualdad y la justicia social. Además, me ha enseñado el valor del trabajo en equipo y la necesidad de una gestión eficiente y transparente en los proyectos de cooperación”.

De manera similar se expresa Jorge, quien formó parte de dos proyectos: uno para Harambee sobre la regulación y obtención de fondos para ONGs, y el segundo con Redmadre sobre las ayudas a las mujeres gestantes y madres recientes. Este joven destaca que «del primero destacaría toda la investigación a nivel internacional en los distintos países y su regulación de leyes y ayudas, y del segundo, fue interesante tener que hacer la investigación, pero destacaría que mi trabajado fue el primero estudio publicado sobre mujer, aborto y dinero en la comunidad de Madrid, preguntando a más de 1000 mujeres de modo anónimo si, de haber tenido ayudas, hubieran continuado con su embarazo, así como el número de mujeres embarazadas en la Comunidad (no había datos de ninguna de estas dos estadísticas)».

Proyectos variados

Son muchos y variados los proyectos que forman parte de este modelos de aprendizaje en la Universidad Villanueva: desde la Fundación Atresmedia y otras como Prodis, Vianorte-Laguna o Lo Que De Verdad Importa, hasta ONG´s como Harambee. Para seleccionar los proyectos la Oficina de Aprendizaje Servicio contacta con las entidades, “para conocerlas y determinar cómo se puede colaborar”, explica Nocito.

Además «se hace un estudio de las guías docentes, y se habla con los profesores que puedan estar interesados en integrar estos proyectos en sus asignaturas. Los proyectos han de aportar a una comunidad y engarzar perfectamente con los objetivos y desarrollo de las competencias de la asignatura. Tras esto, hay una reunión entre la entidad y el profesor, en la que se generan planes de acción y se perfila el proyecto”.

La universidad propone a los alumnos los proyectos y luego se realiza un seguimiento. Paloma destaca que, cuando le propusieron trabajar con Harambee, le pareció una “oportunidad única para crecer tanto profesional como personalmente”. 

Un modelo de aprendizaje que los alumnos recomiendan vivamente. En palabras de Paloma: “ofrecen una oportunidad única para contribuir a causas sociales importantes, lo cual resulta muy gratificante tanto a nivel personal como profesional. Estos proyectos permiten aplicar conocimientos académicos en un entorno práctico, desarrollando habilidades esenciales como la gestión de proyectos, la búsqueda de información y la colaboración. Además, la experiencia fomenta el crecimiento personal al aumentar la conciencia sobre problemas globales y cultivar un sentido de responsabilidad social, lo que puede inspirar un compromiso duradero con la justicia social y la igualdad”. En palabras de Jorge «sentí que estaba haciendo un trabajo real, ayudando a gente directamente, y no tan solo un mero escrito para obtener una nota, por lo que mi esfuerzo fue mucho mayor, ya que no lo hacía por mí, sino por problemas reales de otras personas». 

Guiomar Nocito resume esta metodología de manera clara: “Esta iniciativa entronca directamente con nuestra manera de formar a los profesionales del futuro, conscientes del impacto que su trabajo puede generar en el entorno, al margen de su propio desarrollo profesional. No hay nada tan estimulante como aprender trabajando sobre necesidades reales del entorno con la finalidad de mejorarlo, por eso nuestro proyecto universitario integra el servicio a la sociedad en la actividad docente”.

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Cultura

Peregrinación a Santiago, un camino de espiritualidad

El Camino de Santiago está destinado a dejar una seria impronta en el peregrino, hasta el punto de influir en su interioridad, para llevarle a la reflexión y, de ese modo, hacerle encontrarse consigo mismo.

José Fernández Lago·25 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 10 minutos

El peregrino, en sentido amplio, es un hombre de camino. Es propio del peregrino, en primer lugar, el no sentirse dueño de la tierra que pisa, pues, apenas retira sus pies de ella, tiene que preocuparse del terreno que le falta por recorrer. El peregrino va adelante por el camino, en orden a la consecución de una meta.

En sentido estricto, en cambio, es quien va o vuelve de Santiago. Dante Alighieri distinguía entre quienes se ponían en camino hacia Santiago de Compostela, y los “Palmeros”, que se encaminaban a la Tierra Santa. Ambos se distinguían de los “Romeros”, que se dirigían a Roma, para visitar los sepulcros de los Apóstoles San Pedro y San Pablo. Solo consideraba “peregrinos” a los que iban o volvían de Santiago.

Ciertamente en tiempos de Dante, el Camino de Santiago de Compostela era un camino espiritual, un camino de penitencia, en busca de un determinado perdón, fuera este civil o religioso.

Camino de Santiago, camino del espíritu

Precisamente Juan Pablo II, en su primera peregrinación a Santiago, en 1982, se fija en la visión trascendente del camino de Santiago. Dirigió desde allí unas palabras a Europa, pidiéndole que no se olvidara de sus raíces, sino que recuperara aquellos valores que hicieron gloriosa su historia y benéfica su presencia en otros continentes. Con esas palabras le llama a reconstruir su unidad espiritual.

Por eso el arzobispo de Santiago, en su Carta Pastoral “Sal de tu tierra”, con la que quiso preparar el Año Santo de 2021, dice que el Camino de Santiago es un camino del espíritu de la persona humana, que se rebela contra el peligro de desaparecer bajo la esfera del materialismo.

El comienzo de las peregrinaciones a Santiago

El comienzo de las peregrinaciones tiene lugar en el siglo IX, a poco de descubrirse la tumba con los restos del apóstol y de Atanasio y Teodoro, dos de sus discípulos. Apenas se enteró el rey Alfonso II el Casto, por la embajada del obispo de Iria Flavia Teodomiro, el rey se dirigió a Santiago con su familia, constituyéndose así en los primeros peregrinos.

En los siglos X y XI aumenta el número de peregrinos, y en esa línea continúan durante los siglos XIII y XIV. Sin embargo, en los años previos al Covid 19, el número de los que llegan a la tumba del apóstol Santiago el Mayor era mucho mayor de lo que había sido a lo largo de la historia.

Motivaciones de los peregrinos tradicionales

El camino está destinado a dejar una seria impronta en el peregrino, hasta el punto de influir en su interioridad, para llevarle a la reflexión y, de ese modo, hacerle encontrarse consigo mismo.

Como consecuencia, el cambio que se realice en el peregrino ha de ser tal que le convierta en un hombre hondamente renovado. Es la conversión lo que le hace cambiar no solo en los pensamientos que alberga en su mente, sino también en orden a ser consecuente en la propia vida. Aunque la dificultad del camino le hiciera a uno llegar triste, el retorno, una vez vivida aquella experiencia, es una explosión de verdadera alegría.

Normalmente se buscaba en la peregrinación a Santiago el perdón de los propios pecados, a la vez que se pedía la intercesión del apóstol para conseguir el perdón de las culpas de los familiares de quien peregrinaba. En otras ocasiones lo que se buscaba era cumplir la pena civil que les había sido impuesta. No faltaban tampoco los que cumplían, al realizar el camino, un voto que habían hecho. Finalmente, había quienes llegaban a Santiago sustituyendo a quien tenía la obligación de hacerlo. Los que así hacían, se denominaban “peregrinos por comisión”.

El camino de Santiago hoy

Desde el año 1993 se ha hecho una gran propaganda desde el mundo civil, en orden a conseguir que un número elevado de personas lleguen a Santiago y visiten la ciudad. De ahí que el sentido religioso de la peregrinación no sea común a todos los que a Santiago llegan, y sobre todo a los que allí se encaminan.

No faltan, entre los que inician su andadura, los que intentan cambiar el sistema de vida ordinaria que habían vivido hasta entonces. Otros buscan el encontrarse con personas que tengan los mismos deseos de poner en común sus experiencias. No faltan los que, con una preocupación semejante a la de su pareja, desean encontrarse con esta a lo largo del camino.

Actitudes más propias del verdadero peregrino, son las de aquellos que intentan contemplar los testimonios de los que fueron dejando su huella en el camino, e intentan vivir su espiritualidad, estimulados por esa vivencia, en relación con el Creador y Señor de la humanidad, que ha hecho todo lo que en el camino encuentran.

Otros sienten nostalgia del amor que tenían a Jesús y a la Virgen cuando eran niños, y desean recuperarlo, abriéndose a las llamadas de Dios, que se deja sentir más bien en la soledad que en el bullicio. Por ello, esperan conseguirlo a lo largo del Camino de Santiago.

Estatua del apóstol Santiago el Mayor en la catedral de Santiago de Compostela (Flickr / Contando Estrelas)

Destino: libertad interior

Finalmente, la mejor actitud del peregrino de hoy es la de aquel que vive su fe, recibida de Dios, y, teniendo en cuenta que Santiago ha sido uno de los discípulos preferidos de Jesús, quiere peregrinar hasta donde se encuentran los restos del apóstol, en la esperanza de que le ayude a imitarlo a él e imitar de ese modo al Maestro.

Decía hace unos años el Papa Juan Pablo II, en una Carta dirigida a Mons. Julián Barrio Barrio, a las puertas del Año Santo, con motivo de la apertura de la Puerta Santa: “El peregrino no es simplemente un caminante: es, más que nada, un creyente, que, gracias a la experiencia de la vida, y con la mirada puesta en la intrepidez del apóstol Santiago, quiere seguir a Cristo con fidelidad”.

El arzobispo de Santiago, por su parte, dice en su Carta Pastoral “Sal de tu tierra”, con motivo del Año Santo Compostelano 2021, que, aunque el final geográfico de la peregrinación sea la Casa de Santiago, la meta de la peregrinación es la libertad interior, la libertad de los hijos de Dios, a la que Dios Padre nos llama.

Los símbolos del peregrino

Dice el “Liber Sancti Jacobi” o “Códice Calixtino” que el camino de la peregrinación es bueno, pero arduo. Por eso al comenzar el camino, el peregrino recibe la mochila y el bastón. 

La mochila es el símbolo de “una pequeña despensa, siempre abierta”. Para seguir de verdad al Señor, los bienes que se empleen en la peregrinación han de servir para ayudar a los pobres. En un sentido todavía más espiritual, deberíamos acompañarnos de “la mochila de nuestra vida en nuestro camino hacia Dios, que quiere seguir siendo para nosotros el compañero del camino de nuestra existencia terrena.

Otro objeto que recibe el peregrino antes de comenzar el camino es el bordón o bastón, para apoyarse en terrenos irregulares y en la subida y bajada de las montañas, así como para que el peregrino se defienda de los lobos y de algunos perros que puedan salirle al paso a lo largo de su andadura. En el ámbito espiritual, simboliza la defensa de quien camina, para vencer las dificultades y tentaciones que se le presenten en el camino. 

La calabaza se muestra de ordinario colgada del bordón del caminante. Este encontraría en algunas ocasiones fuentes para satisfacer su sed; pero en otras, como no le ayudara a resolver su problema una persona del lugar por el que transitara, dándole un poco de agua, tendría que soportar la sed en cuantiosas ocasiones… En la calabaza, el agua se mantiene fresca, de suerte que, si se presenta el caso, puede serle útil además para ofrecer agua en buenas condiciones a un compañero de camino. Tiene además la calabaza un sentido espiritual. En la tradición bíblica significa la vida interior, que transmite un cierto olor a perfume, que indica la pureza de corazón de quien vive su fe.

Finalmente, la concha de vieira que el peregrino lleva a su casa, le sirve para beber agua en el viaje de retorno, y se convierte además en un testimonio de haber realizado la peregrinación. 

Dice el “Liber Sancti Jacobi” que las dos valvas del molusco le sirven al peregrino como corazas para la propia defensa del cristiano. Son como los dos aspectos de la caridad: el amor a Dios y el amor al prójimo, un fruto excelente de la peregrinación.

Peregrinación y Jubileo 

El Jubileo Compostelano está íntimamente relacionado con la peregrinación. Cierto que, aun sin ser tiempo de Jubileo, la peregrinación puede resultar en extremo útil. 

El Papa Calixto II fue el primero en otorgar un Jubileo a la Diócesis compostelana, con el cual concedió el año 1122 muchas indulgencias para quien peregrinara a Santiago. En Roma también habían concedido Jubileos ocasionales, al menos en los años 1000, 1100 y 1200, como el que llegó a conceder Calixto II. Sin embargo, lo de Calixto II, lejos de extrañarnos, parece muy lógico, pues, cuando era arzobispo de Vienne del Delfinado, habrá visitado Santiago en más de una ocasión. De hecho, su hermano Raimundo de Borgoña era Conde de Galicia; y el propio Guido de Borgoña, conocido desde 1119 como el Papa Calixto II, asistió al entierro de Raimundo, cuyos restos se encuentran hoy en la Capilla de las Reliquias de la Catedral.

La catedral de Santiago de Compostela (Wikimedia Commons / Jrjunior 223)

En el año 1181, mediante la Bula “Regis Aeterni”, el Papa Alejandro III dio estabilidad al Jubileo Compostelano, convirtiendo en años de Jubileo todos aquellos en los que la fiesta de Santiago del día 25 de Julio, cayera en domingo.

Mirando a la realización práctica del Jubileo Compostelano, a lo largo de la historia se ha tenido siempre con normalidad, incluso cuando coincidía con el Jubileo romano y la Santa Sede acostumbraba a suspender las indulgencias locales, para que participaran del Jubileo de la Ciudad Eterna. Sin embargo, Sixto V estableció que, aunque de ordinario se suprimieran las indulgencias locales, el Jubileo compostelano se celebraría siempre. Otro tanto ha querido ratificar León XIII, en su Bula “Deus Omnipotens”: que lo establecido por Alejandro III no debía ser nunca cancelado ni derogado, sino siempre válido y perpetuamente eficaz. Así pues, se han celebrado siempre los Años Santos ordinarios, en períodos de 5, 6, 5 y 11 años, y también se han tenido otros Extraordinarios.

El camino de Santiago, paradigma del camino de la vida

Siendo el camino de Santiago un camino de fe, hemos de buscar todo lo que signifique una ayuda para el creyente que recorre esa senda que conduce al encuentro con el hijo de Zebedeo y Salomé, y hermano de Juan.

En primer lugar, el creyente, sensible desde la fe a lo que percibe en la naturaleza, se vuelve especialmente receptivo, e incluso sublima lo que significa la fragancia de los campos, la riqueza del agua que fluye de la montaña, la belleza y el perfume de las flores, y el alegre movimiento de los animales que gozan de libertad, 

Por otro lado, el peregrino encuentra a lo largo de los días de su recorrido algunos compañeros que comparten su propio camino, con los que se cruza en más de una ocasión. Es lógico desear que, tanto a lo largo del camino como al declinar el día, se vuelvan a encontrar en los albergues. Si la relación más estrecha viene requerida por un problema físico, el peregrino debe ver en ello una llamada de Dios, para que ayude al compañero necesitado.

Por otra parte, si dos o más personas de las que realizan el Camino, se encuentran en el mismo albergue, ese momento es el más indicado para intercambiar experiencias. El Espíritu Santo será quien suscite en cada peregrino la respuesta de la fe y una viva esperanza.

A lo largo del camino irán encontrando los que por él transitan expresiones de fe, a menudo acompañadas de exquisiteces artísticas. Arquitectos o bien hombres de menor categoría, fueron edificando iglesias, donde gente del lugar o forasteros tuvieron la oportunidad de vivir y expresar su fe. Las pisadas de los peregrinos, a lo largo de la historia, dejaron también allí sus huellas. 

Hoy el caminante deberá indagar a qué horas abren los templos, y en qué momentos de la jornada celebran la Eucaristía, para fortalecer su espíritu con la participación en el memorial de nuestro Señor Jesucristo, y, de ese modo, recibir en su corazón al propio Jesús. 

Además de la importancia de participar en la Santa Misa, el peregrino tiene tiempo suficiente para vivir la soledad y mirar hacia lo alto. Entre los Santos, que gozan de la presencia de Dios, ocupa un lugar preferente la Virgen María, madre de Jesús y madre nuestra. A ella podemos dirigir el Avemaría, e incluso rezar el Rosario, para meditar los misterios de la vida de Cristo y de su santísima madre. Esa Virgen María, que ha dado ánimos a Santiago en momentos de flaqueza, acompaña también al peregrino cuando se dirige al sepulcro del Apóstol Santiago.

Escuchar al Señor durante el Camino

El hombre creyente que camina hacia esa meta, tiene mucho tiempo hábil para estar a la escucha del Señor. Precisamente Dios aprovecha esos momentos de apertura para hacer las oportunas llamadas. Si en el libro del Apocalipsis, precisamente dirigiéndose a una Iglesia poco fiel, como la de Laodicea, dice Jesús que está a la puerta y llama; y que, si alguno le abre, entrará a donde él y comerá con él, cuánto más si se dirige a una persona en búsqueda, que trata de ser fiel a Dios y a los hombres.

(Wikimedia Commons / Graham Stanley)

En una ocasión, a poco de morir Jesús, cuando dos discípulos volvían a su casa de Emaús, desilusionados por la muerte de Aquél en quien habían puesto toda su esperanza, Él se les apareció y conversó con ellos, hasta que se dio a conocer. El Señor querrá entrar en la interioridad del peregrino, para orientarlo en su vida. Eso será factible, porque el Señor no nos ha dejado solos, sino que nos ha enviado su Espíritu, de modo que, como dice San Pablo a los Efesios, clamemos por Dios llamándole Padre, conozcamos la esperanza a la que nos llama, y comprendamos cuál es la riqueza de gloria que Dios da en herencia a sus Santos. 

Ya, al final del camino, procederá entrar en el santuario jacobeo y participar allí en la liturgia que se celebre. Llega el peregrino con espíritu de humildad, e intentando orar con el corazón, fortalecido por los encuentros con el Señor en el camino recién concluido. Si recibe el Sacramento de la Penitencia, encontrará la paz del Espíritu; y, en los Años Santos, la indulgencia plenaria, que le hará salir renovado, por la gracia divina. 

El tiempo posterior a la peregrinación

La experiencia pascual del peregrino a lo largo del camino de Santiago, quedará confirmada por el testimonio del Apóstol, el amigo del Señor, junto a su sepulcro. Como consecuencia, el que antes fue peregrino de esperanza, deberá dar testimonio en el futuro, de su fe en Cristo resucitado, que es fundamento de nuestra esperanza; y tendrá especial interés en ejercitarse en el amor a Dios y al prójimo. 

El arzobispo de Santiago de Compostela, en su Carta Pastoral “Peregrinos de la fe y Testigos de Cristo resucitado», con motivo del Año Santo de 2010, manifestó con toda claridad lo que pensaba al respecto. Intentando llevar adelante su cometido, el peregrino, que dejó que el Señor purificara su corazón, dará testimonio en el futuro de lo visto y oído en su interioridad.

Para ello, sin más dilación, deberá intentar poner en práctica lo que ha vivido en el camino, y estar siempre a la escucha de la palabra que el Señor quiera dirigirle, y recibir a menudo en comunión al propio Cristo, que es prenda de la inmortalidad futura.

El autorJosé Fernández Lago

Deán de la Catedral de Santiago de Compostela

Vocaciones

San Chárbel, ejemplo de ascética para la Iglesia actual

El Papa Pablo VI destacó durante la canonización de san Chárbel en 1977 que este monje maronita recuerda, con el testimonio de su vida, la importancia del recogimiento para buscar a Dios.

Paloma López Campos·24 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Papa Pablo VI canonizó a Chárbel Makhlouf el 9 de octubre de 1977. Este monje maronita marcó profundamente las vidas de quienes le conocieron en el Líbano, y aún hoy son miles las personas que afirman recibir favores por intercesión del sacerdote.

San Chárbel nació en 1828 en el pueblo de Beqakafra, Líbano. A los 23 años ingresó en un monasterio maronita, realizando los votos solemnes en 1853 y recibiendo la ordenación sacerdotal a los 31 años.

Profundamente enamorado de Cristo, el monje maronita era conocido por su estilo de vida, dedicado a la oración y el ayuno. San Chárbel se retiró para vivir en soledad a una ermita que formaba parte del monasterio de Annaya. Sin embargo, su aislamiento se veía interrumpido por las visitas que recibía. Alcanzó fama de santidad ya en vida y, debido a su don para sanar enfermos, muchas personas se acercaban a él en busca de una cura para sus dolencias.

San Chárbel y la búsqueda de Dios

Sin embargo, estos acontecimientos no son lo más extraordinario. San Chárbel es el primer santo del Líbano, desde su canonización en 1977. El Papa Pablo VI calificó al monje como “paradójico artífice de la paz” y “digno representante de las Iglesias de Oriente y de su alta tradición monástica”. Más allá de los milagros realizados por san Chárbel, incluso en vida, lo que destaca de él es el impacto en la Iglesia católica e, incluso, en quienes tienen otros credos, por ejemplo, los musulmanes.

Pero el objetivo de este monje no era llamar la atención por su estilo de vida o su capacidad de interpelar a personas de distintas procedencias. La razón de sus actos, como expresó Pablo VI, “era la búsqueda de la santidad, es decir, la más perfecta conformidad con Cristo humilde y pobre”. Las decisiones de Chárbel estaban guiadas por “la búsqueda incesante solo de Dios, que es el distintivo de la vida monástica, acentuada por la soledad de la vida eremítica”.

Profunidad de la vida espiritual

Adelantándose a la mentalidad que impera hoy, el Papa Pablo VI se preguntó si el ejemplo de san Chárbel no llevaría a algunos “a sospechar, en nombre de la psicología, que esta austeridad sin concesiones es un desprecio abuso y traumático de los valores sanos del cuerpo y del amor, de las relaciones amistosas, de la libertad creadora, de la vida en una palabra”.

Considerar así el estilo de vida del monje y sus compañeros es, en palabras del Pontífice, “mostrar cierta miopía ante una realidad por lo demás profunda”. El mismo Cristo fue exigente con sus discípulos, señaló el Papa, aunque no por ello puede despreciarse la prudencia que deben ejercer y pedir los superiores y la Iglesia en su conjunto.

Ver un desprecio de la vida en el ascetismo de los monjes, explicó Pablo VI, “significa olvidar el amor de Dios que lo inspira, el Absoluto que lo atrae”. Es, en definitiva, “ignorar los recursos de la vida espiritual, que es capaz de aportar una profundidad, una vitalidad, un dominio del ser, un equilibrio que es tanto mayor cuanto que no se ha buscado por sí mismo”.

San Chárbel, un recordatorio para el mundo de hoy

A pesar de esto, Pablo VI destacó que la vocación de san Chárbel no es la única en la Iglesia, sino que esta se nutre de los distintos carismas. Sin embargo, el testimonio de vidas como la del monje libanés son necesarios para “la vitalidad de la Iglesia” y para encarnar “un espíritu del que ningún fiel a Cristo está exento”.

San Chárbel es para la Iglesia y la sociedad un testimonio muy importante. Como subrayó el Papa en su canonización, “la vida social actual está marcada a menudo por la exuberancia, la agitación, la búsqueda insaciable de la comodidad y del placer, unidas a una creciente debilidad de la voluntad: solo recuperará su equilibrio mediante un aumento del dominio de sí, de la ascesis, de la pobreza, de la paz, de la sencillez, de la interioridad, del silencio”.

Pablo VI concluyó su homilía indicando que la vida de Chárbel nos enseña que “para salvar al mundo, para conquistarlo espiritualmente, es necesario, como quiere Cristo, estar en el mundo, pero no pertenecer a todo lo que en el mundo aleja de Dios”.

Evangelización

San Rafael, una historia de fe en un distrito deprimido de Barcelona  

El proyecto de las parroquias de San Rafael y san Mateu consiste en la restauración de la antigua capilla del Institut Mental de la Santa Creu de Nou Barris, en Barcelona, sin uso desde hace más de treinta años, y en la construcción de un nuevo templo y un nuevo centro parroquial.  “Estamos locos por el Señor”, afirma Iñaki Lejarcegui a Omnes.  

Francisco Otamendi·23 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

“Deseamos un nuevo templo que sea un lugar de encuentro de todas las entidades del barrio, donde podamos celebrar la fe y extender la caridad a los más necesitados de la sociedad. Con la colaboración de todos los feligreses de las parroquias de San Rafael y San Mateo queremos sacar adelante este proyecto que pretende recuperar el patrimonio histórico, cultural y de fe del barrio”, señala la parroquia de San Rafael, cuyo titular es Mn. Ferrán Lorda.

Un párroco al que preguntamos hace unos días, en una conversación telefónica improvisada, por la caminata desde Barcelona a la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa el año pasado, de la que informaron Omnes y numerosos medios.

En efecto, casi un centenar de jóvenes de las parroquias barcelonesas de Sant Mateu y San Rafael de la Guineueta realizaron el trayecto Barcelona-Lisboa a pie, durante 40 días, porque pretendían, “de alguna manera, reproducir la gran peregrinación del pueblo de Israel relatada en el Éxodo, que recorrió durante cuarenta años el desierto hasta entrar en la tierra prometida. Son “¡1.276 kilómetros a pie!”, dijeron.

Barcelona-JMJ Lisboa, “un gran altavoz”

Además, los feligreses se marcaron el objetivo de que “la peregrinación fuera un ‘gran altavoz’ donde podamos anunciar que los jóvenes de nuestras parroquias desean un nuevo templo para san Rafael. Un templo donde nos reunamos para celebrar la fe, nuestro encuentro con Cristo”, explicó a Omnes Ferrán Lorda. 

Buscaron patrocinadores que donaran un euro por cada kilómetro de la ruta Barcelona-Lisboa para el proyecto de restauración. Y recaudaron 130.000 euros, que se han sumado al entorno del millón que ha conseguido ya la parroquia. En la actualidad falta aproximadamente otro millón de euros para completar los 2,2 millones del coste total previsto de las obras, incluyendo los trabajos de restauración del interior de la capilla y la construcción del nuevo centro parroquial.

El proyecto: dos templos, uno de Adoración Perpetua 

La Guineueta es uno de los trece barrios que integran el distrito de Nou Barris de Barcelona. Tiene una superficie de 0,61 km² y una población superior a los 15.000 habitantes. En su ámbito se halla el parque de la Guineueta y el parque Central de Nou Barris, al sur del cual se encuentra la sede del distrito de Nou Barris y el Fòrum Nord de la Tecnología.

Iñaki Lejarcegui, voluntario y feligrés de la parroquia, comenta el reciente concierto solidario de la Joven Orquesta Sinfónica de  Barcelona que ha organizado San Rafael: “Espectacular. Éste es uno de los barrios más deteriorados de Barcelona, con mucho problema económico y social, con mucha inmigración, abandono escolar, familias muy desestructuradas, un barrio complicado. En este contexto, hacer una actividad cultural en la que viene el grupo de cuerda de la Orquesta Sinfónica de Barcelona a interpretar a Vivaldi o a Händel, está a años luz de los conocimientos que pueda tener la gente. Nuestra expectativa era llegar a las doscientas cincuenta personas, quizá trescientas, y llegamos casi a las quinientas personas”.

La parroquia de San Rafael está ahora en dos especie de barracones o almacenes, unidos, donde está la capilla, y dos salas más, una de Cáritas y otra polivalente, de catequesis y otras actividades para la parroquia de San Rafael. Y desde hace muchos años, en torno a cincuenta, surgió la idea de poder hacer una parroquia propia para el barrio. Esto es lo que se ha ido. fraguando, añade Lejarcegui.

Al terminar de desmantelarse el Hospital del Mental, quedó en pie una parte de la estructura, que es donde está la sede del distrito de Nou Barris, y la capilla del Hospital Mental, totalmente destruida. La capilla, con una capacidad para 80 ó 90 personas, ya se ha restaurado por el exterior, y falta toda la parte interior. Detrás de la capilla, en la explanada que se está recuperando de la montaña, allí se va a construir el nuevo templo.

Una vez restaurada la capilla, el objetivo es que sea de Adoración Perpetua dentro de Barcelona. Tiene estructura neoclásica, muy bonita, la más antigua de todo el barrio que queda en pie. La verdad es que hay pocas capillas de Adoración Perpetua en Barcelona, señala. Para la primera fase del proyecto la parroquia tiene ya los fondos, con las aportaciones del barrio, de benefactores, etc. Falta alrededor de la mitad, la segunda parte. 

Acción social: proyecto Lucas, Nazaret, Simón, Lázaro…

“Como hay pocos sacerdotes, la diócesis está agrupando parroquias”, explica este voluntario, que ha trabajado muchos años de comercial en diferentes ciudades. “La parroquia de San Mateo y la de San Rafael están agrupadas, y generaron la Asociación Ginesta, con el fin de aglutinar la acción social de atención de las familias y personas del barrio en una única entidad”.

Por eso está el proyecto Lucas, del que es voluntario Lejarcegui, que es el proyecto de apoyo a los estudiantes, a los niños, clases de refuerzo y seguimiento escolar, y también ayuda a las familias, acompañamiento familiar a los padres, a las parejas. Está asimismo el proyecto Nazaret, un banco de alimentos para las familias necesitadas, valoradas con los compañeros de Cáritas y los de servicios sociales del Ayuntamiento.

Ginesta tiene también el proyecto Simón para la formación de los inmigrantes, y Lázaro, el más nuevo, para niños discapacitados y sus familias, autistas, con síndrome de Down, etc. Todos ellos se integran con el centro de Jóvenes y otros colectivos, y todos los sábados a las 8, al terminar las actividades, tienen una Misa. “Somos una familia”, señala Iñaki, que está junto a Mn. Ferrán “para lo que necesite”.

“Acogidos por el Señor”

Cuando se le pregunta qué late detrás de esa dedicación suya, de voluntario, Iñaki Lejarcegui responde. “Somos voluntarios y aquí nadie cobra, y te estoy hablando de casi 425 personas que forman el equipo de voluntarios de las dos parroquias. La gran palabra es que aquí entras y te sientes acogido por el Señor. Todo lo hacemos por el Señor. Estamos locos, sí, como nos dicen a veces, estamos locos por el Señor. Eso es lo nuestro. Y tenemos apoyo del obispado, del cardenal Omella, de los obispos auxiliares, de todos”.

El autorFrancisco Otamendi

Estados Unidos

Concluye el X Congreso Eucarístico Nacional en Estados Unidos

El X Congreso Eucarístico Nacional en Estados Unidos finalizó animando a los católicos a vivir un "nuevo Pentecostés" y a ser auténticos misioneros eucarísticos.

Paloma López Campos·22 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

El 21 de julio se clausuró el X Congreso Eucarístico Nacional en Estados Unidos. Tras cinco días de actividad en Indianápolis, los católicos del país emprendieron el camino de vuelta a casa con la esperanza de que el Renacimiento Eucarístico traiga a la Iglesia un “nuevo Pentecostés”.

Los asistentes al Congreso Eucarístico Nacional también pudieron acudir a sesiones de impacto y multitudinarias adoraciones durante los últimos tres días. El lema de la tercera jornada fue “En Getsemaní”. Como explicaron desde la organización del evento, el objetivo de centrar la mirada en la Pasión de Cristo era la purificación y restauración de los corazones.

A lo largo del día los participantes rezaron el Rosario por América, asistieron a la Santa Misa, recibieron sesiones de impacto sobre la familia o el apostolado y pudieron acudir a una exposición sobre la Sábana Santa.

El Congreso Eucarístico en las calles de Indianápolis

El lema del cuarto día fue “Este es mi cuerpo”. En la página web del Congreso indicaron que, “tomando como modelo a la Iglesia primitiva, esta jornada formará a los participantes como discípulos de Jesucristo para que vivan el Evangelio en su amor a Dios y al prójimo”.

Algo especial de este penúltimo día fue la oportunidad que tuvieron los asistentes de participar en una Misa con la liturgia del rito oriental, oficiada por monseñor Joy Alappatt y el arzobispo Borys Gudziak. Por la tarde, las sesiones estuvieron centradas en temas como la teología eucarística, la misión social del católico o la evangelización digital.

Además, las redes sociales se llenaron de las fotografías que mostraron la gran procesión que recorrió Indianápolis. Como parte del evento, Cristo atravesó las calles de la ciudad estadounidense seguido por miles de personas: jóvenes, seminaristas, laicos, ancianos y familias enteras.

La última procesión del Congreso Eucarístico recorrió la ciudad de Indianápolis (OSV News photo / Bob Roller)

Un nuevo Pentecostés

El quinto día tuvo como lema “Hasta los confines del mundo”. Las sesiones de impacto estuvieron centradas en animar a los católicos a ser misioneros eucarísticos y los organizadores anunciaron que están preparando una nueva peregrinación que vaya de Indianápolis a Los Ángeles durante la primavera de 2025.

El Congreso Eucarístico Nacional concluyó con una Misa de clausura presidida por el delegado papal, el cardenal Tagle. Durante la homilía, el cardenal transmitió a los presentes el deseo del Papa de que el Congreso tenga como consecuencia la conversión de los católicos a la Eucaristía. Apreciando el tesoro del Cuerpo y la Sangre de Cristo, afirmó el delegado papal, los fieles podrán realmente ser evangelizadores.

Una vez finalizado todo, los miles de asistentes regresaron a sus hogares con la misión repetida constantemente a lo largo de los cinco días: los católicos son auténticos misioneros, llamados a “proclamar con alegría el Evangelio en cada rincón de nuestra nación”.

Comienza ahora en Estados Unidos la siguiente fase del Renacimiento Eucarístico, el tercer año de esta iniciativa, calificado como el “Año de la Misión”, siendo el último de este proyecto liderado por la Conferencia episcopal de Estados Unidos.

Vaticano

Cardenal Agostino Marchetto: «Una persona que no acepta al Papa y el Concilio Vaticano II se sitúa fuera de la Iglesia»

Omnes entrevista al cardenal Agostino Marchetto, considerado uno de los principales expertos en el Concilio Vaticano II.

Hernan Sergio Mora·22 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

Faltan pocos meses para que se cumpla el 60 aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II. Este gran concilio del siglo XX, el primero verdaderamente universal, ha sido determinante para la Iglesia actual y es una referencia constante en el Magisterio de los últimos pontífices.

Omnes ha conversado sobre estos temas con el cardenal Agostino Marchetto, considerado uno de los principales expertos en el Concilio Vaticano II.

Mons. Agostino Marchetto, natural de Vicenza, fue ordenado sacerdote en 1964. Desde muy joven ingresó en la carrera diplomática vaticana y trabajó en las oficinas de representación de la Santa Sede en Zambia, Cuba, Argelia, Portugal y Mozambique.

Fue nuncio en países como Madagascar y Mauritania, Tanzania o Bielorrusia y, de 2001 a 2010 fue Secretario del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Migrantes e Itinerantes. Fue creado cardenal por el Papa Francisco en 2023.

¿Cómo explicar el Concilio Vaticano II, en particular a los más jóvenes?

–  Cuando el Papa Juan XXIII llega a la sede de Pedro, convoca un Concilio después de los intentos sin éxito que habían hecho los demás pontífices, porque pensaban que no había la oportunidad o que la situación aún no estaba lo suficientemente madura. Está claro que quiso un Concilio que pudiera responder al mundo qué es la Iglesia y al mismo tiempo qué puede hacer la Iglesia por el mundo.

Estas fueron las dos grandes preguntas fundamentales que planteó Pablo VI: «Iglesia, ¿qué dices de ti misma y qué le dices al mundo hoy?», en un mundo cambiado, un mundo nuevo en el que nos encontramos nosotros, con una crisis ya presente.

No había una situación enteramente tranquila cuando el Papa Juan XXIII convocó el Vaticano II. Pablo VI tenía también el deseo de dar una respuesta a la evangelización y a la promoción humana integral del mundo de hoy.

Además, Juan XXIII tenía una gran experiencia entre Oriente y Occidente, tenía la capacidad y formación histórica y conciliar, además de la propensión y capacidad de convocar y guiar el Concilio Vaticano II, el tiempo que pudiera debido a su edad.

Usted era joven en esa época.

– Yo estaba todavía en el seminario. Escuchaba y quizás también me sorprendía la valentía de la Iglesia en esta nueva realidad y este deseo de afrontar el mundo actual, por eso seguí todo con gran interés.

Soy de Vicenza y, en el seminario teníamos un profesor que cuando venía de Roma traía todas las publicaciones, especialmente en francés, relativas al concilio, y era tan amable que nos las dejaba para que las consultáramos.

Confieso que entonces, a través de las publicaciones, sentí todo ese nacimiento que se estaba viviendo por el bien de la Iglesia y del mundo y para ser fiel a lo que es el mensaje de evangelización.

El Concilio Vaticano II no quiso ser dogmático sino pastoral, ¿qué significa eso?

-Tomemos “con calma” esta afirmación de que “no quiso ser dogmático sino pastoral”, dado que no hay pastoral si no hay una realidad dogmática y doctrinal que la sustente, ¿no? Este es mi pensamiento.

Evidentemente quienes dicen «queremos algo dogmático y no pastoral» se olvidan lo que vemos en la constitución de la Iglesia. Veamos cuánto dogma hay allí, en el sentido de verdad teológica, de lo que es la tradición de la Iglesia, la palabra de Dios y todas las demás realidades que componen el misterio de la Iglesia.

Así que no podemos hacer estas distinciones como hacen algunos, porque si lo hacemos, hacemos una división y ya no nos encontramos a nosotros mismos. 

Éste es el gran tema: hay que pensar en el Vaticano II como una base del dogma, en el sentido de la tradición y del desarrollo armonioso de la unidad del único sujeto Iglesia, como decía Benedicto XVI, pero que es el pensamiento de todos los papas conciliares, desde el Papa Juan XXIII hasta nuestro Papa Francisco.

Una persona que afirma no creer en los últimos papas, ni en el papa actual ya no pertenece a la Iglesia.

Está claro, usted bien lo dice.

¿Se aplica lo mismo a quienes no creen en el Concilio Vaticano II?

– De hecho, creo que es lo mismo, ahora en esta situación de la última crisis cismática que hemos afrontado recientemente, hay dos dificultades para reconocer la catolicidad de este arzobispo, a saber: primero, que no acepta al Papa actual; segundo, que ni siquiera acepta el Concilio Vaticano II.

Por lo tanto, si no se aceptan estas dos dimensiones, la persona que se expresa de esta manera -si bien siempre con el deseo de ayudar, de acoger, de caminar juntos, de dialogar-, si no se aceptan estas dos realidades, se pone fuera de la Iglesia católica. 

No es la Iglesia católica la que los expulsa -también podrá haber un tribunal, podrá haber una sentencia, etc., y esa es otra cuestión- pero él es la persona que se ha puesto fuera de la Iglesia católica.

Entonces, ¿puede haber autoexclusión incluso si la Iglesia no se pronuncia?

Esto es perfectamente aplicable a una persona que no acepta al Papa y cuando no acepta el Concilio Vaticano II, porque son dos elementos que caracterizan el cisma con respecto a la Iglesia católica.

En el caso de Mons. Carlo Maria Viganó parecería que la excomunión se produjo porque hay seguidores que pueden creer que es católico y por eso la Iglesia deja claro que no lo es. Pero en realidad ¿se habría auto excluido mucho antes?

– Disculpe, un obispo católico que es ordenado por otro obispo que está excluido de la comunión católica, ¿cree que todavía se le puede llamar católico?

Más allá del caso Viganó, hay gente que cuestiona el Vaticano II. ¿Hasta qué punto se puede decir todavía que estas personas son católicas?

Si se tiene la disposición de un verdadero diálogo con la Iglesia católica, todavía podemos esperar a que encuentre la posibilidad de aclarar su posición y comprender la posición de la Iglesia católica. Pero si es una cuestión de principios, debe aclarar sus cosas y encontrar su posición.

¿Podría decirse que esa persona es cristiana pero no que sea católica?

– Hace usted una distinción que me parece normal. Aunque agrego que ser católico hoy es una forma extraordinaria de ayudar a la unidad de los cristianos.

El autorHernan Sergio Mora

Decálogo para una Iglesia militante

Hoy, análogamente a la tierra de Asia a la que zarpó san Francisco Javier, es nuestra tierra la que es tierra de misión.

22 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

La nave para zarpar desde Lisboa a las Indias se preparaba y Francisco, corazón inquieto, divino impaciente, anhelaba que llegase ese momento. Muchos en la corte portuguesa querían que los jóvenes sacerdotes de esta nueva orden fundada por el antiguo soldado guipuzcoano se quedasen en Lisboa.

¡Había tanto que hacer allí! Seguro que era mucho más importante renovar el espíritu religioso en aquella ciudad, que era el centro de ese gran imperio marítimo, que estar perdido en una isla en vete a saber qué mar. 

Francisco no atendía a esas razones. Sabía que tenía una misión y no quería retardar el cumplirla. José María Pemán pone unos versos en boca de Francisco que expresan muy bien su espíritu:

Soy más amigo del viento,

señora, que de la brisa…

¡Y hay que hacer el bien deprisa,

que el mal no pierde momento!

Es verdad. El mal no pierde ocasión. Los hijos de las tinieblas son más sagaces que los hijos de la luz (cf. Lc 16,1) y hay que hacer el bien deprisa. No es suficiente combatir el mal, ponerse a la defensiva. No nos puede valer el estar esperando a que se nos llame para echar una mano. Es necesario hacer el bien, ponernos en marcha, activar un estilo de vida militante y comprometido.

Estoy seguro de que san Francisco Javier nos animaría hoy a vivir así y nos daría unas cuantas claves para que viviésemos como misioneros en el lugar del mundo que Dios nos colocase.

  1. Sentir con la Iglesia. La primera actitud interior que debemos cultivar es una unidad de corazones con la Iglesia, con el papa, con nuestros obispos. Hemos de significarnos en este amor a la Iglesia, aun en los tiempos más recios. Y hemos de ser impecables en esta actitud. No hay misión sin unidad con los pastores. El propio Francisco iba a la misión como embajador del rey de Portugal, pero también como nuncio del papa.
  2. Visión ecuménica eclesial, como sentiría san Francisco Javier desde las costas de Lisboa a punto de embarcarse a la misión. Sin capillismos, con amplitud eclesial, con una mirada católica, universal. No estamos para hacer nuestra obra, sino para servir a la Iglesia. Una Iglesia en la que todos nos necesitamos. Nadie, ningún carisma lo tiene todo. Todos formamos un único cuerpo con carismas que enriquecen al resto.
  3. En vanguardia, en las periferias, siendo laboratorios del Espíritu… Cualquiera que sea la expresión que usemos, sabemos que nuestro lugar está en el frente. Y cada uno sabe cuál es el suyo. Se trata más de una actitud que de un lugar. Capaces de oír el clamor de ayuda de quienes viven cerca de nosotros. Buscando siempre nuevos caminos para el Evangelio.
  4. Discernimiento. Más necesario que nunca en un mundo complejo, en constante cambio, que pierde referencias. A Francisco le tocó emplearse a fondo y ponerse a la escucha ante las nuevas culturas que le planteaban retos insospechados para la evangelización. Nosotros nos ponemos hoy a la escucha del Espíritu, para seguir los caminos que hay que empezar a abrir en este nuevo mundo.
  5. Disponibilidad. Actitud de entrega, para servir donde haga falta. Comprometidos. Hombres de palabra, que responden de aquello que deben hacer. Hombres en los que se puede confiar. ¡Casi nada! Porque sin esa entrega y compromiso incondicional no hay misión.
  6. Prácticos. El militante, el misionero, no se pierde en cavilaciones y discursos, sino que se pone en marcha. No pone pegas, las resuelve. A la vez es consciente de la imperiosa necesidad de formación que facilite las claves para la acción, que estructure la mente y el corazón. 
  7. No al espíritu burgués. El misionero sabe vivir desde una tensión interior sana que le impide acomodarse. No vive desde seguridades, sino desde la confianza en Dios. Cultiva un espíritu que alimenta una necesaria reciedumbre y fortaleza humana y espiritual. Los cansancios, las fatigas y las persecuciones son parte esencial de la vida de todo misionero. 
  8. Hombres de comunión. En todos los lugares en que se encuentre el misionero ha de crear lazos, tender puentes; dentro de la Iglesia, y en la sociedad. Acercándonos a aquellos que aparentemente no son de los nuestros, pero que son nuestros hermanos, con los que compartimos destino en la eternidad. No será fácil. No seremos comprendidos muchas veces. La comunión exige un amor martirial.
  9. Creatividad e iniciativa. No somos francotiradores, pero sí debemos tener capacidad de iniciativa con la que aportar a la misión conjunta. Iniciativa y docilidad, juntas. A tiempos nuevos harán falta odres nuevos. San Francisco Javier puso en marcha todo su ingenio para llegar a todos. Desde los pobres pescadores de perlas asediados por los terribles badagas, hasta el emperador del Japón. A cada uno supo hablarle al corazón de una forma completamente distinta.
  10. Retaguardia orante. Vivimos de la oración. De ella nace nuestra acción. Nos apoyamos en la vida contemplativa. Y nosotros mismos sabemos que hemos de cultivar la vida de oración como la mejor palanca para mover corazones y para que el nuestro esté anclado en el Señor.

Se acerca el barco que llevará a Francisco hacia las Indias, bordeando África. Él no lo sabe, pero ese viaje empleará trece meses, incluyendo uno que habrá de estar parado por falta de viento. Pero no hay miedo en su mirada, sino una ilusión expectante y un fuerte deseo de partir ya.

Un último recuerdo de su corazón vuela a sus tierras navarras, a la altiva torre del castillo azotada por el viento. Y mientras el barco se aleja y se difumina la costa una sonrisa se dibuja en los labios de Javier, eco de la del Cristo románico ante el que tantas veces oró siendo niño.

Nosotros nos quedamos en el puerto, en la vieja Europa, viendo alejarse la embarcación. Sabemos que nuestra tierra es también tierra de misión. 

¡Santa María, valedme! —ora Francisco al inicio del viaje según su embarcación se aleja del puerto de Lisboa—. ¡Madre nuestra!, ¡cuida de todos los que hemos sentido esa llamada y nos hemos embarcado en la misión de tu Hijo!; protégenos en las aguas procelosas que harán peligrar la vida; alcánzanos el soplo del Espíritu para nuestras velas cuando parezca que nos paramos y nos quedamos sin fuerza para seguir; muestra que eres nuestra madre y estás siempre cerca de nosotros cuidándonos.

Por algo somos tuyos, de santa María. Y estamos al servicio de Jesucristo, rey eterno y señor universal.

El autorJavier Segura

Delegado de enseñanzas en la Diócesis de Getafe desde el curso 2010-2011, ha ejercido con anterioridad este servicio en el Arzobispado de Pamplona y Tudela, durante siete años (2003-2009). En la actualidad compagina esta labor con su dedicación a la pastoral juvenil dirigiendo la Asociación Pública de Fieles 'Milicia de Santa María' y la asociación educativa 'VEN Y VERÁS. EDUCACIÓN', de la que es Presidente.

Vaticano

El Papa pide una “tregua olímpica” de paz

En el Ángelus del domingo XVI del Tiempo Ordinario, el Papa ha animado a hacer compatibles “el descanso en el espíritu en medio de las actividades cotidianas” y la compasión por los demás de Jesús. Además, ha pedido una tregua de paz en las guerras, con ocasión de los Juegos Olímpicos de París que tendrán lugar del 26 de julio al 11 de agosto.  

Francisco Otamendi·21 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

En el evangelio de este domingo 21 de julio, san Marcos relata que los apóstoles cuentan a Jesús lo que habían hecho y enseñado, y el Señor les dice: “Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco”. Luego, al desembarcar, “Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas”.

Al comentar este evangelio, antes del rezo de la oración mariana del Ángelus, el Papa ha manifestado en la plaza de San Pedro que en él se habla de “dos cosas, descanso y compasión. Y las dos están ligadas. Sólo si aprendemos a descansar podemos tener compasión”.

En un domingo de fuerte calor en Roma, estaban presentes muchas familias entre los romanos y peregrinos, el Pontífice ha alertado sobre “la prisa” y la “dictadura del hacer”, en una sociedad dominada por el ansia de resultados, nos agitamos, y perdemos de vista “lo esencial” con un cansancio del cuerpo y del espíritu. El Papa Francisco destacó que Jesús mostró su preocupación por el cansancio de sus discípulos: “Quizás está intuyendo un peligro que puede afectar también a nuestra vida y nuestro apostolado”.

Como ejemplo, mencionó el “entusiasmo en llevar adelante la misión, o el trabajo, así como el papel y las tareas que nos son confiadas”, que “nos hacen víctimas del activismo». Ante una “sociedad a menudo prisionera de la prisa, pero también para la Iglesia y para el servicio pastoral: ¡estemos atentos a la dictadura del hacer!”, reiteró el Papa.

Encontrar tiempo para el amor familiar

En el ámbito familiar, tantas veces el papá sale de casa cuando los hijos están durmiendo, y vuelve cuando de nuevo están ya en la cama por la noche. “Es una injusticia social” que suceda esto, ha señalado Francisco. “Hay que encontrar tiempo para los hijos y para el amor familiar”.

Al concluir, el Papa se ha preguntado si si sabemos encontrar momentos para nosotros mismos y para el Señor, o vamos sumidos por la prisa. Y se ha referido a ese desierto interior que hemos de encontrar en medio del ruido, y a “descansar en medio de las actividades cotidianas”. “Que la Virgen Santa nos ayude a “descansar en el Espíritu” también en medio de todas las actividades cotidianas, y a ser disponibles y compasivos para con los otros”, ha rezado el Santo Padre.

“Atletas, mensajeros de paz”

Tras el rezo del Ángelus, el Papa ha señalado que el deporte tiene una gran “fuerza social”, y ha pedido que “recemos por la paz” y también una “tregua olímpica” por la paz, con ocasión de las próximas Olimpiadas de París, ante tantas guerras como las de la martirizada Ucrania, Palestina e Israel, Myanmar, etc. Que los atletas sean “mensajeros de paz”, ha alentado, al recordar el Mensaje enviado al arzobispo metropolitano de París, Laurent Ulrich, en el que ha señalado que los Juegos son “por su propia naturaleza, portadores de paz, no de guerra”. 

Los Juegos Olímpicos son una ocasión para “superar las diferencias y las oposiciones” y para “fortalecer la unidad de la nación”; una ocasión “para derribar prejuicios, para promover la estima donde hay desprecio y desconfianza, y la amistad donde hay odio”, ha manifestado el Pontífice. “Que Dios se apiade de nosotros”, ha escrito en el mensaje al arzobispo Ulrich. “Que ilumine las conciencias de los gobernantes sobre las graves responsabilidades que les incumben, que conceda a los pacificadores el éxito en sus esfuerzos y que los bendiga».

El autorFrancisco Otamendi

La presencia católica en Asia Central

Asia Central, con su rica historia y diversidad cultural, ha sido testigo de la presencia de diversas religiones a lo largo de los siglos, habiendo sufrido muy especialmente la persecución marxista de la URSS a toda forma de manifestación de culto público de cualquier religión.

21 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

He publicado varias reseñas sobre mis estancias profesionales en dos países de Asia Central, en unos seminarios jurídicos organizados por la Unión Europea, dentro del programa LEICA (Law Enforcement In Central Asia) que han tenido lugar los pasados meses de enero y abril de 2024.  La presente publicación no tiene carácter profesional, y sí tiene por finalidad contar mi experiencia en un aspecto para mí muy importante en mi vida.

Asia Central, con su rica historia y diversidad cultural, ha sido testigo de la presencia de diversas religiones a lo largo de los siglos, habiendo sufrido muy especialmente la persecución marxista de la URSS a toda forma de manifestación de culto público de cualquier religión durante las décadas en que dichos pueblos y las cinco naciones que integran esta región (que son conocidas en España como las repúblicas “tanes” por la terminación en “tan” de sus nombres, que tanto han pasado desapercibidas para nosotros) han vivido bajo el régimen soviético.

En este artículo narro mi experiencia personal con la gente de estos países, de la que destaco su corrección, educación y disponibilidad “para ayudarte en lo que necesitaras”, algo que me ocurría cada dos por tres, pues a la dificultad del idioma -sólo les entendía en la despedidas, cuando sabían que era español, que me decían ‘Barsa” o ‘Hala Madrid’- se unía el que ahí me hallaba “perdido y desconectado”, sin wifi y sin datos (por lo que el móvil sólo me sirva para mirar la hora y sacar fotos) y, concretamente, mis experiencias en las ciudades de Almatý (Kazajistán), Tashkent y Samarcanda (Uzbekistán), donde la comunidad cristiana -a la que ahora me referiré- ha dejado una huella significativa, que hoy se mantiene, con sus todavía restricciones y limitaciones, muy presente.

Kazajistán

En Almatý, la ciudad más grande de Kazajistán, se encuentra, además de la catedral de la Santísima Trinidad (mismo nombre que el que tiene la archidiócesis creada por el papa san Juan Pablo II), la Capilla del obispo, donde a diario los fieles católicos se reúnen en la celebración de la Eucaristía oficiada muchas veces por el Obispo don José Luis Mumbiela (nacido en Monzón, Huesca), presidente del Episcopado de Asia Central, que ha dedicado su vida al servicio sacerdotal, primero en una parroquia leridana y ahora en esta región.

Poder asistir a la Eucaristía, comulgando en las dos especies, y otros actos de culto en dicha capilla fue todo un lujo, sobre todo porque coincidí con la Primera Comunión de un joven kazajo y pude comprobar la exteriorización sincera de una comunidad de gente, mucha de ella conversa del islam. Me impresionó la historia de origen polaco, tras la deportación estalinista, de Nuestra Señora de la Paz (Virgen de Ozornoye, patrona de Kazajistán) que aparece en una pintura en que se la ve a Ella y al Niño Jesús, ambos, con rasgos kazajos, a la que se le atribuye el milagro de los peces en un lago helado.

También en Almatý, en la casa АЛМАРАСАН (Almarasan), un centro del Opus Dei que sirve como lugar de residencia, estudio y encuentro para muchos jóvenes kazajos en dicha ciudad, tuve igualmente el gran privilegio de asistir a la celebración de la Eucaristía y participar en amigable tertulia con españoles e hispanoamericanos que trabajan y viven ahí. Me sentí muy arropado y esos días los viví sintiendo la fuerza de la oración de tanta gente por la sanación de mi sobrino Juan que estaba muy grave por un síndrome compartimental y una sepsis en una pierna, todo ello derivado de la fractura de la tibia y la ruptura de una arteria que sufrió durante un partido de fútbol en Asturias.

Doy gracias a Dios por estas “comunión de los santos” y a Santi de Lasala y Nico Zambrana que tanto me ayudaron y acompañaron esos días del pasado duro invierno (al menos para los de clima mediterráneo) con temperaturas bajo cero.

Uzbekistán

En Uzbekistán, una tierra de encrucijada de culturas, la comunidad católica se encuentra también presente. En su capital, Tashkent, está la catedral del Sagrado Corazón y la casa convento de las misioneras de la caridad, de santa Teresa de Calcuta, entregadas a los pobres y más necesitados, y que todos los días celebran la Eucaristía en hora temprana, lo que permite disponer el resto del día para las actividades profesionales con los colegas europeos y asiáticos que ahí estábamos convocados.

Ir al monasterio-residencia de las monjas de la Madre Teresa supone, primero, adentrarse en los suburbios de la ciudad y, tras pasar la puerta de la calle, encontrarse con un oasis de paz, Amor y oración. Da gusto verlas a todas con su sari blanco y azul y sentir la gracia de Dios en sus oraciones y con su presencia. Fue providencial que el primer día conociera a Valodia (“recomendado” por Santi desde Almaty), con su mujer e hijo, que tanto me atendió y que tan conocidos y queridos son para las sisters. Nunca podré olvidar lo atentas que estuvieron todas con ese occidental de rasgos morenos que, sin previo aviso, se presentó a la hora de la Misa y que con ellas compartió muchos ratos de oración comunitaria. Sister María Kolbe,  de origen polaco, fue el medio que me puso el Señor para sentirme tan arropado…

Junto a Valodia en la casa-convento de las Misioneras de la Caridad en Tashkent

Terminado el trabajo de Tashkent, tras la clausura y despedida de las autoridades, asistententes, organizadores y el fiel traductor inglés-español-ruso, me desplacé en mi “día libre” en tren a Samarcanda, una ciudad histórica conocida por su arquitectura islámica, capital de la ruta de la seda y la ciencia astrológica en tiempos de Tamorlan. Jamás olvidaré a una pareja de turistas del sur de Rusia que me dijeron que eran musulmaanes e iban a visitar las impresionantes mezquitas de esta ciudad, con la que compartí estancia en el vagón y que tanto me ayudó, llevandome incluso en “su pequeño Yandex” (taxi mediante aplicación de internet), apretujados y con todas las maletas en los asientos (ahí, donde caben tres, caben cuatro), hasta el hotel. En Samarcanda se encuentra la Iglesia de San Juan Bautista, atendida por los padres Ariel y Paul, nacidos en Argentina (lo que se deja ver claro por la imagen de Nuestra Señora de Luján en el interior de la iglesia y en el hogar) que me invitaron a una maginifica merienda con dulce de leche, junto a Cati, una joven uzbeka que se se estaba iniciando en el cristianismo.  A pesar de ser una minoría en un país predominantemente musulmán, los católicos en Samarcanda mantienen su fe y el templo donde se administran los Sacramentos.

Agradezco a Dios por las experiencias maravillosas que me ha dado al encontrarme con gente tan maravillosa y con hermanos y hermanas en la Fe en lugares tan distintos y distantes, donde Dios es el mismo Amor en todo el mundo. Tenía que contarlo.

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Cultura

Pablo Blanco: «Lo mejor de la teología de Joseph Ratzinger está por venir»

Pablo Blanco Sarto recibió el 30 de noviembre de 2023, el Premio Ratzinger de Teología de manos del cardenal Pietro Parolin. Como muestra en esta entrevista, está convencido de que el legado de Joseph Ratzinger no es sólo actual en la Iglesia, sino que es clave para entenderla.

Maria José Atienza·21 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Pablo Blanco Sarto recibió el 30 de noviembre de 2023 el Premio Ratzinger de Teología de manos del cardenal Pietro Parolin. En esta entrevista con Omnes habla sobre la figura y, sobre todo, el legado de Joseph Ratzinger-Benedicto XVI del que, como él mismo afirma, no conocemos, aún, la amplitud de su obra y su pensamiento.

¿Cómo recibió la noticia del Premio Ratzinger de Teología 2023?

– Como resulta lógico, con alegría y agradecimiento. Alegría porque recibir un premio con el nombre de alguien a quien he dedicado parte de mis estudios, constituye todo un honor. Ratzinger es posiblemente uno de los mejores teólogos del cambio de milenio. Llevar su nombre junto al mío es una gran suerte.

Y agradecimiento porque supone un reconocimiento a mi trabajo, también con una cierta sensación de alivio, pues significa que no iba tan mal encaminado cuando interpretaba el pensamiento de Joseph Ratzinger.

El 31 de diciembre de 2022 nos dejaba Benedicto XVI. ¿Cómo ha marcado la Iglesia el pontificado del Papa Ratzinger? ¿Cuáles son, a su entender, las líneas clave para entender este pontificado y su histórica renuncia?

– Fue un pontificado breve pero intenso. Nos dejó un magisterio luminoso con sus tres encíclicas (y media), sus catequesis sobre la historia de la Iglesia y sus inspiradas homilías.

Siguió con la operación de limpieza que ya había empezado Juan Pablo II en los casos de abusos sexuales, y lo amplió al ámbito económico y financiero.

En fin, dejó el gesto de la renuncia, que constituye un ejemplo que todavía nos da qué pensar. Es toda una enseñanza práctica sobre el modo de ejercer el ministerio en la Iglesia, que nos viene muy bien recordar en estos momentos.

Usted forma parte del equipo de edición de las Opera Omnia de Joseph Ratzinger. ¿Queda mucho por conocer de las obras del Papa bávaro?

– En alemán están acabando con el volumen 15, el último, aunque luego añadirán un anexo con textos recuperados. Después de la polaca, la española es la traducción que va más rápida. Pero es cierto que esta recopilación, dirigida por el mismo Papa emérito, es tan solo el comienzo. Cada día crece el interés por el pensamiento de Ratzinger, sobre todo entre los estudiantes más jóvenes. Lo cual hace pensar que lo mejor de Ratzinger está por venir: no es solo un gran teólogo del pasado, sino una promesa de futuro.

En sus discursos a la Sapienza (2008) y Ratisbona -ambos con polémica- el Papa habla con especial claridad sobre la fe y razón. ¿Cuáles cree que son las principales aportaciones de Joseph Ratzinger en este aspecto?

– Sí, ahora Ediciones Rialp ha publicado estos textos con comentarios de autores católicos, protestantes y musulmanes, en lo que se refiere al discurso de Ratisbona. Es impresionante el eco que ha tenido en el mundo intelectual. En el caso del discurso no pronunciado de La Sapienza ha sido menos estudiado, pero tiene latentes unas ideas realmente revolucionarias, como cuando presenta a la filosofía y la teología como “hermanas gemelas”.

Pienso que el Premio Ratzinger de este año, concedido a un teólogo y un filósofo, ambos con estudios en los dos ámbitos, supone una ejemplificación de esta idea tan ratzingeriana.

Ratzinger mismo reconocía que nunca dejó de ser un profesor de Universidad. ¿Cómo entendía Ratzinger la enseñanza universitaria y la labor docente e investigadora? ¿Cree que esta vocación docente se trasladó a su tarea de pastor de la Iglesia?

– Sí, Ratzinger ha sido ambas cosas, profesor y pastor: como profesor siempre tuvo en cuenta esta dimensión pastoral, práctica de la teología; como pastor, siempre incidió en la dimensión doctrinal, intelectual de las enseñanzas que la Iglesia imparte. Podría parecer que el dedicarse a tareas pastorales le impidió desarrollar una teología más extensa, y en cierto sentido es verdad. Pero esta debilidad se convierte en él también en una fortaleza. Su teología no está encerrada en una torre de marfil, sino que se abre a las necesidades pastorales y misioneras de toda la Iglesia.

George Weigel ha llegado a afirmar que Joseph Ratzinger debería ser nombrado Doctor de la Iglesia, ¿comparte esta afirmación?

– Primero tendría que ser canonizado, pero sus enseñanzas está claro que cada vez despiertan más interés por su belleza y profundidad. Por ambas. Por eso me gusta ver el pensamiento de Ratzinger proyectado en el futuro. Lo que venga después no depende lógicamente de mis previsiones. Dios dirá.

Iniciativas

Beatriz Fra: «Queremos reconquistar las almas de los jóvenes para Cristo»

Beatriz Fra fue una de las presentadoras de la Jornada Eucarística Mariana Juvenil, una iniciativa que quiere acercar a los jóvenes a Dios apoyándose en los dos pilares de la Iglesia: la Eucaristía y la Virgen María.

Paloma López Campos·20 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 5 minutos

Del 5 al 7 de julio, cientos de jóvenes acudieron a Covadonga para celebrar la Jornada Eucarística Mariana Juvenil, una iniciativa de la asociación “En marcha” que quiere recordar a los católicos la importancia de la Eucaristía.

Con el lema “Levantad vuestros corazones”, tal como explican en su página web, los organizadores de la jornada desean que este proyecto sirva para “reavivar y fortalecer la fe de los jóvenes en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, de la mano de María”.

Para conocer mejor lo ocurrido durante aquellos días en Covadonga, Omnes ha entrevistado a Beatriz Fra, encargada de la difusión y presentadora, junto a su marido, de la Jornada Eucarística Mariana Juvenil.

¿Por qué pensaron que es importante hacer una jornada así orientada a los jóvenes?

– Todo surge por una encuesta que se realizó en Estados Unidos. Muchos de los jóvenes que pertenecemos a la asociación “En marcha” vemos la Eucaristía como un carisma que tenemos, hemos tenido un encuentro personal con el Señor en la Eucaristía y nos hemos dado cuenta de lo importante que es. Al mismo tiempo, nos hemos percatado de que en este mundo hay un ataque directo hacia el Señor Eucaristía, incluso dentro de la Iglesia, donde muchas veces no se trata con el suficiente respeto.

Volviendo al principio, hace unos años surgió en Estados Unidos una encuesta donde se ve que el 70 % de los católicos no creen en la presencia real de Cristo en la Eucaristía, sino que lo viven como algo simbólico. Esta noticia en Estados Unidos es muy alarmante y la Conferencia Episcopal respondió con distintas iniciativas para solucionarlo.

Nosotros también quisimos hacer algo. De ahí nace la idea de llevar a los jóvenes a un encuentro de formación, de vivencia y de comunidad para mostrar lo que significa la Eucaristía. En ese momento nace la asociación “En marcha”.

Lo hemos enfocado hacia los jóvenes en parte porque muchos voluntarios de la asociación somos jóvenes y porque entendemos que, como decía Juan Pablo II, ellos son la esperanza de la Iglesia.

¿Qué conexión hay entre la Eucaristía y la Virgen María?

– Para nosotros hay una conexión entre la Eucaristía y la Virgen María porque somos 100 % católicos. Los católicos tenemos esas dos columnas. San Juan Bosco tuvo un sueño en el que observó que la barca de la Iglesia se sostiene ante las tribulaciones del mundo solo si se sujeta en la Eucaristía y la Virgen María. Nos damos cuenta de que ser católico es una riqueza precisamente porque tenemos cosas tan específicas como el regalo que el Señor ha hecho a su Iglesia con la Eucaristía y con nuestra Madre.

La Virgen ha actuado multitud de veces en nuestra vida como una Madre que nos acerca a su Hijo, que nos explica los misterios que quizá de forma racional no alcanzamos a entender pero que por medio de la oración con la Virgen logramos comprender mejor.

Un católico no puede vivir sin los sacramentos, pero tampoco puede vivir sin la presencia de la Virgen María en su día a día. Queremos que los jóvenes puedan aprovechar estos dos regalos tan únicos de nuestra fe católica.

¿Por qué se eligió precisamente Covadonga para realizar la Jornada Eucarística Mariana Juvenil?

Asistentes a la jornada (JEMJ)

– Queríamos que fuera tanto una jornada eucarística como mariana, buscamos por tanto un sitio con presencia de la Virgen, también porque se vive en ellos una gracia especial. Al tener lugar la jornada en Covadonga, el evento adquiere un tinte de reconquista de las almas. El lema de la jornada ha sido “Levantad vuestros corazones” y lo que queríamos era que, bebiendo de nuestra propia historia, los jóvenes se dieran cuenta del tesoro que tenemos. Que sepan que hay que luchar para vivirlo personalmente, pero también hay que pelear para que otros jóvenes puedan compartirlo.

Igual que hace muchos siglos en Covadonga don Pelayo, al amparo de nuestra Madre, tuvo la fuerza para reconquistar la España católica, también nosotros queremos reconquistar las almas de los jóvenes para Cristo.

Términos como “reconquista”, “don Pelayo” y “lucha” enseguida se politizan, especialmente en redes sociales. ¿Cómo evitar caer en ese juego de ideologías y política?

– Si tienes las ideas claras y pones en el centro al Señor, alcanzas el equilibrio. Hay que dar importancia a lo realmente importante. Nosotros no hemos querido entrar a lo ideológico o político. Por supuesto, amamos a nuestro país y estamos orgullosos de ello, pero no hemos entrado en el juego de siglas políticas y no vamos a hacerlo. Nuestra batalla es otra.

Con mucha sencillez y tranquilidad sabemos lo que queremos, lo demás nos da igual. No hacemos las cosas por tener frutos humanos, lo hacemos por amor al Señor y a la Iglesia.

Los sacerdotes estaban disponibles para administrar el sacramento de la Confesión incluso a lo largo de la noche. ¿Por qué es tan necesario este sacramento?

– Teníamos claro que hay una batalla contra el pecado y, gracias a Dios, no estamos solos, estamos dentro de la Iglesia. El Señor nos ha dejado unas armas maravillosas, como el sacramento de la Confesión.

Para nosotros Eucaristía y Reconciliación son dos sacramentos que van unidos. De hecho, en un encuentro de voluntarios días antes de empezar la Jornada Eucarística Mariana Juvenil, se pidió a los voluntarios que, libremente, acudieran al sacramento de la Confesión para estar en gracia.

Nada de esto habría sido posible sin los sacerdotes que estaban completamente disponibles. Había un sacerdote que nos decía que se notaba que el Señor se había derramado por el número de confesiones que hubo. Cristo tocó el corazón de muchos jóvenes que acudieron a reconciliarse con Él.

Los jóvenes pudieron asistir a talleres con diversos expertos y sobre temas como la Eucaristía, la cultura o la Iglesia perseguida. ¿Qué criterios había para elegir estos temas y a los ponentes?

– Queríamos que, de forma dinámica, los jóvenes pudieran formarse y de ahí nacieron los talleres eucarísticos.

El papel de los cristianos perseguidos fue muy central, porque nos parecía importante que los jóvenes conocieran los testimonios de nuestros hermanos de fe que están dando la vida.

A base de cercanía con asociaciones como «Valiván» o con el Hogar de la Madre fueron saliendo también talleres enriquecedores y divertidos.

Los jóvenes durante una de las sesiones preparadas (JEMJ)

¿Qué frutos habéis observado en los jóvenes tras la Jornada Eucarística Mariana Juvenil?

– Estamos impresionados. Ha sido la primera jornada y el primer fruto que yo veo es en mi marido y en mí. El corazón descansaba en un ambiente sano, donde el señor estaba en el centro. Lo que se ha vivido allí, la alegría en los rostros de la gente, la disposición y entrega de los voluntarios… Ha sido impresionante.

Adoración eucarística durante la Jornada Eucarística Mariana Juvenil (JEMJ)

El año que viene se celebrará de nuevo esta Jornada, ¿confían en que sea un proyecto a largo plazo que se convierta en tradición?

– Estamos constantemente en manos del Espíritu Santo. Viendo el fruto que ha dado esta primera Jornada pensamos que puede ser bueno continuar con la iniciativa. De ahí en adelante estamos en manos del Señor, lo único que hacemos es trabajar por Él y por su Iglesia.

¿Qué hace falta en la formación de los niños y los jóvenes para que no duden de la presencia real de Cristo en la Eucaristía?

– Al final es una gracia de Dios, pero hay que poner el joven “a tiro”. Hay que dar a los jóvenes lo que necesitan, sin aguar la formación. El corazón del joven está hecho para la Verdad y para cosas grandes.

Dios está vivo, no hace falta poner palabras en su boca, Él habla directamente al joven y está enamorado de él y quiere hablar con él. Por tanto, cuando uno realmente muestra la grandeza de Dios tal cual es, Dios se derrama.

Resumen de la Jornada Eucarística Mariana Juvenil 2024
Vaticano

700 años de jubileos en la Iglesia

La Iglesia sigue la tradición del pueblo judío en la cual, cada 50 años, el Jubileo era un año destinado a restablecer la relación con Dios.

Rome Reports·19 de julio de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
rome reports88

El primer jubileo católico data de 1300 d.C.

La Iglesia católica recogió la tradición del pueblo judío en el que, cada 50 años, el Jubileo era un año destinado a ayudar a restablecer mejores relaciones con Dios y con los demás.

Durante este tiempo, se perdonaban las deudas, se liberaba a los esclavos y se devolvían las tierras a sus dueños.


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Estados Unidos

La más grande historia de amor: segundo día del X Congreso Eucarístico en Indianápolis

Durante el segundo día del Congreso Eucarístico en Indianápolis, todos los eventos de la jornada estuvieron enfocados en el lema "la más grande historia de amor".

Gonzalo Meza·19 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

El segundo día del Congreso tuvo como tema central: la más grande historia de amor. La jornada inició con el rezo del rosario seguido por dos Misas matutinas, una en inglés presidida por el cardenal Timothy Dolan, obispo de Nueva York en el “Lucas Oil Stadium” y otra en español celebrada por el cardenal Sean O’Malley, obispo de Boston en el Centro de Convenciones de Indiana.

En sus respectivas homilías los prelados se refirieron a la Eucaristía como el sagrado alimento, indispensable en la vida de cada católico. Sin él no podemos establecer una relación y comunión con Dios, dijo el obispo de Nueva York. Sin embargo, Dolan reconoció que en EUA solo el 25 % de los católicos es fiel al precepto dominical y ante ello es necesario recuperar la centralidad de la Misa dominical pues sin Eucaristía no hay iglesia: “Necesitamos comer de ese sagrado alimento porque queremos estar en comunión con Él”, dijo el obispo de Nueva York. 

Por su parte, durante la liturgia en español, el Cardenal Sean O’Malley dijo que el mundo está gobernado por gente que padece amnesia espiritual. “Se han olvidado de Dios”, dijo, lo cual hace que la gente no acuda a la Misa; y prosiguió: “Hoy veo menos gente en la Iglesia que cuando yo era pequeño. Incluso, muchos se han olvidado de qué es la Misa”. Por eso, enfatizó O’Malley, que este Congreso Eucarístico es importante porque nos ayuda a entender que como discípulos de Cristo, la Eucaristía debe ser el centro de nuestras vidas. “Dios nos ama y nos alimenta pues la Eucaristía es la locura del amor de Dios”, indicó el cardenal.

Sesiones de impacto

Al término de las liturgias, los congresistas acudieron a una de las siete “Sesiones de impacto”, es decir charlas clasificadas y dirigidas para católicos en diferentes estados y etapas de vida: clérigos, padres de familia, jóvenes, catequistas y líderes parroquiales. También se realizaron dos sesiones denominadas “encuentro” destinadas a católicos que buscaban renovar su fe por medio del misterio de la Eucaristía y a quienes buscaban herramientas prácticas para evangelizar en su comunidad y convertirse en “misioneros eucarísticos”.

Entre las “sesiones de impacto” en español destacó la reflexión de Mons. Daniel Flores, obispo de Brownsville, Texas quien habló sobre la necesidad de renovar el espíritu de comunión y misión en la Iglesia. La tentación de la cultura, dijo Flores, “es pensar que el mundo se salva por la riqueza, pero no es así. Es la pobreza de Cristo la que nos ha salvado. El Señor fue vulnerable y entregó su vida por nosotros”, señaló Flores. Por eso, para evangelizar, “hay que tocar la pobreza del Señor, pues Dios nos hace ricos en la riqueza de su pobreza”.

Sesiones de trabajo

La tarde del segundo día del Congreso estuvo estructurada en torno a las llamadas “sesiones de trabajo” y “experiencias especiales”. Las primeras son mini talleres impartidos por ponentes pertenecientes a diferentes ministerios laicos o instituciones educativas católicas como “Augustine Institute”, “Catholic University of America”, “FOCUS”, “Exodus 90” o “Our Sunday Visitor”, entre otros. Los temas de los talleres incluyeron: “Un paseo bíblico por la Misa”, “Evangelizar a través de la Eucaristía”, “¿Qué significa ser pueblo Eucarístico?”, “La familia y la educación católica”, “Transformar al mundo con la Eucaristía y la evangelización”.

Adicionalmente, una de las “experiencias especiales” fue una mesa redonda sobre el tema “Una Iglesia sinodal en misión”, presentada por el cardenal Blase Cupich, obispo de Chicago y Mons. Daniel Flores, entre otros ponentes.  En su intervención el cardenal Cupich indicó que «si hay una crisis de fe en la Iglesia, no es tanto porque la gente no crea que Jesús está presente en la Eucaristía, sino que la gente no entiende y no cree completamente lo que significa que Jesús resucite de entre los muertos”, dijo. Asimismo, debemos centrar nuestra atención “en lo que Cristo está haciendo y en lo que nos sucede como individuos y como comunidad, es decir, ser transformados para poder asumir más plenamente la misión de Cristo de traer justicia, paz y amor al mundo”, precisó.

Adoración eucarística

Por la tarde-noche llegó uno de los momentos más esperados por los congresistas: la presentación de los oradores principales, y la adoración eucarística en el “Lucas Oil Stadium”. Los ponentes principales del día fueron la Madre Olga del Sagrado Corazón fundadora de “Las Hijas de María de Nazaret” en la Arquidiócesis de Boston y  el Padre Mike Schmitz, sacerdote de la Diócesis de Duluth. En los últimos años Schmitz se ha convertido en una de las celebridades del mundo católico anglo parlante por sus video-mensajes, dirigidos principalmente a jóvenes y sus podcasts “La biblia en un año” y “El Catecismo en un año”.

En su presentación, Schmitz habló del aspecto sacrificial y redentor de la Santa Misa: “Dios se hace presente entre nosotros durante la liturgia. En la Misa ustedes son parte de la redención de la humanidad. Cada vez que se celebra, el Padre es glorificado y el mundo es renovado”. A pesar de esto, el prelado señaló que muchos católicos ignoran este misterio o son indiferentes. Ante ello el prelado invitó a los presentes a dar a conocer la maravilla del misterio eucarístico y decirle al mundo que “han sido redimidos y que únicamente el amor los puede hacer santos”. La jornada concluyó con la solemne exposición del Santísimo, la adoración y  la bendición final.