Recuerdos de mi amistad con Alejandro Llano

Alejandro Llano concibió la existencia ante todo como compromiso y en función de ello fijó todas sus prioridades.

15 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 10 minutos

A pesar de no ser persona extrovertida, una vida rica ya en años me ha deparado algunas amistades memorables, que la fragilidad de la existencia ha truncado antes de lo que quisiera y necesitaba. 

La de Alejandro ha sido de las que más profunda huella dejaron, tanto que una y otra vez vienen a la mente episodios que viví con él, dichos suyos que permanecen indelebles, enseñanzas que le debo y me ayudan, por ejemplo ahora, en el trance de sentir su marcha como un vacío imposible de colmar. También él recordaba frases que había escuchado a su amigo y maestro Florentino Pérez Embid, una de las cuales me viene ahora como anillo al dedo: “Desengáñate, Alejandrito: aquí ya sólo vamos quedando el desecho de tienta…” Para los que no sean taurinos apunto que así se denominan a las reses que el ganadero no considera aptas para la lidia tras haberlas “tentado”.

Uno también se siente bastante “desecho de tienta” en comparación con las grandes personalidades que ha conocido y con sus “grandes gestas” así como también con tantos “pequeños gestos”, como aquella cordialidad, aquella alegría, aquellas ocurrencias, aquellas conversaciones que en su momento pudieron parecer triviales, pero que ahora se han transformado en vivencias preciosas perdidas… ¿para siempre? La memoria se aferra a ellas, pero nuestra retentiva también es falible y se va deshaciendo en jirones, como el mismo Alejandro tuvo que sufrir en su propio espíritu, dolor que supo sobrellevar con entereza admirable. Hay vivencias que ni el peor vendaval podrá arrastrar. Destaco aquella mañana en Madrid, hace más de diez años, a la puerta del lugar donde iba a tener uno de nuestros seminarios, cuando me dijo de sopetón: “Juan, me han diagnosticado un alzhéimer.” Me quedé tan anonadado que no supe qué decir o hacer, salvo darle un fortísimo abrazo, creo que el primero y último que ha habido entre nosotros en tantos años de camaradería.

Las distancias

Ha sido, en efecto, un rasgo muy peculiar de esta relación: siempre hemos guardado las distancias, no hemos sido pródigos en confidencias, nunca hemos acabado de abrir el corazón uno a otro. Seguramente por una cuestión de temperamento, pero sobre todo porque no nos ha hecho falta. A lo largo de toda la vida siempre hemos estado cerca, pero sin llegar a tocarnos: yo pasé de la Universidad de Navarra a la de Sevilla justo cuando él llegaba a la Navarrensis desde Valencia.

Los dos hicimos la tesis sobre Kant; pero él dedicó una atención muy especial (y original) al “Opus postumum”, mientras que por mi parte me ceñía a la etapa precrítica. Ambos estuvimos interesados en el problema del conocimiento, pero en su caso lo abordó desde la metafísica; en el mío, desde la filosofía de la naturaleza. Eran muchos los campos en los que confluíamos, pero sin solaparnos. Siendo él superior a mí en “edad, dignidad y gobierno”, más que discípulo fui su complementario: sabía muchas cosas y poseía capacidades que a mí me hubiera gustado saber y tener. Por su parte, no le hubiera disgustado conseguir un poco más de familiaridad con la matemática y la ciencia natural, como con bastante liberalidad juzgaba que era mi caso.

Sin lugar a dudas tuve más suerte que él en algunos lances académicos y, sobre todo, mucha más disponibilidad para dedicarme a lo que me gustaba en lugar de a lo que “tocaba” hacer. Su generosidad era tanta que, en vez de sentirse dolido, quedó henchido de satisfacción al comprobar en este y otros casos que una persona amiga había alcanzado nobles ambiciones que a él le fueron negadas. En definitiva, su figura me recuerda a veces la de James Stewart en la película «Qué bello es vivir”.

El compromiso de Alejandro Llano

Alejandro Llano concibió la existencia ante todo como compromiso y en función de ello fijó todas sus prioridades. En este sentido tenía una personalidad fundamentalmente ética, sin que por ello descartara las dimensiones hedónicas, por lo demás centradas en lo intelectual: disfrutaba con el estudio y se entregaba a él con la pasión de quien no concibe placer mayor que el descubrimiento de la verdad. En otras palabras, era un filósofo de pies a cabeza. Un día entero leyendo textos estimulantes, tomando notas, adelantando una investigación, dibujaba para él el horizonte de la felicidad terrena, anticipo de otra felicidad más plena hacia la que su serena religiosidad apuntaba. 

Recuerdo que hacia 1983 compartimos un verano de trabajo en la vieja biblioteca de humanidades pamplonesa. Nuestras mesas estaban próximas: yo me afanaba con la traducción de las “Fuerzas vivas» de Kant y él estaba enfrascado en la redacción del libro “Metafísica y lenguaje”. Hizo un calor tórrido y no había aire acondicionado. Mis ánimos empezaron a flaquear y a menudo pensaba mandar todo a paseo y salir huyendo hacia la piscina más próxima. Pero allí estaba él, incólume, inasequible al desaliento, buceando en el mar de las ideas, refrescándose con el soplo de los grandes pensadores y adobando las pausas con notas del más fino humor. Fueron innecesarias otras consideraciones: descarté la idea de tirar la toalla y a fines de agosto volví a casa con la traducción hecha. 

Y es que, además de la faceta de estudioso, de intelectual puro, poseía Alejandro una gran capacidad de liderazgo. Era un hombre que no arrastraba mediante órdenes o consignas, sino gracias al ejemplo, a un entusiasmo que resultaba contagioso. Su estilo de mando me hacía pensar en esos oficiales de infantería que son los primeros en saltar fuera de la trinchera y que no necesitan mirar hacia atrás para asegurarse de que los soldados le van a seguir como un solo hombre.

Supongo —aunque no lo conocí por aquel entonces— que los años en que fue director de colegio mayor en Valencia fueron los que más iban con su carisma, porque sabía transmitir sin mucha palabrería la pasión por el trabajo bien hecho, por el esfuerzo asumido como un alegre desafío. Conseguía hacerte olvidar la obligatoriedad de tal o cual cometido; más bien te lo mostraba como una oportunidad ilusionante, mediante un cambio de óptica que te daba a conocer la clave para una vida lograda.

El proyecto vital

Liderazgo de impronta juvenil y pasión por el trabajo: con estos puntos de apoyo diseñó Alejandro un proyecto vital que confrontaba la verdad cristiana con el pensamiento de la modernidad tardía y la confusa contemporaneidad. Las últimas derivaciones del kantismo, los intentos de reconstruir una metafísica realista, el giro lingüístico, la filosofía analítica, la filosofía de la acción, los nuevos desarrollos de la filosofía de la religión, el pensamiento postmetafísico, fueron tan solo algunos de los hitos más relevantes de este recorrido, en cada uno de los cuales ha dejado una riquísima cosecha de publicaciones, tesis doctorales y proyectos de investigación llevados a cabo por propia mano o por la de sus discípulos y amigos. Así se ha ido escribiendo uno de los capítulos con mayor enjundia de la filosofía española e hispanoamericana más reciente. 

Participé en algunas de estas empresas junto con Lourdes Flamarique, José María Torralba, Marcela García, Amalia Quevedo, Rafael Llano y tantos otros colaboradores del indiscutible animador del grupo. Mi papel fue subalterno, ya que nunca he sido bueno para integrarme en un equipo, ni siquiera en uno tan “sui generis» y descentralizado como el que inspiró nuestro amigo. La principal diferencia de matiz, por otro lado, es que en Alejandro la cosmovisión cristiana estaba de alguna manera en el punto de partida y era una referencia segura, mientras que en mi propio caso era más bien objeto de búsqueda y puerto al que esperaba llegar.

Tampoco sobre este asunto capital fuimos muy explícitos ni él ni yo, hasta que un cierto día —y como de pasada— le comenté que, tras un “pequeño lapso” de 40 años, había vuelto a la práctica sacramental de la fe que me transmitieron mis padres. Con parecida discreción él me había comentado que, aunque ya mayor, se había animado a intentar obtener un doctorado en teología, sin excluir que ello pudiera acabar modificando su dedicación de puertas para afuera, porque por dentro no supondría ninguna alteración seria.

Rector magnífico

Como ya he indicado de pasada, lo personal y lo institucional formaban en la persona y vida de Alejandro una unidad muy sólida. En lo profesional, la doble vocación de docente e investigador daba de sobra para colmar una dedicación que satisfacía los más altos estándares y perseguía los más ambiciosos propósitos. No fue óbice para que, tras su incorporación al claustro de la Universidad de Navarra, se abriera un nuevo frente que añadió exigencias crecientes: las responsabilidades de jefe de departamento, director de sección, decano y, por fin, ¡rector magnífico!

Sin duda alguna tenía sobrada capacidad de gestión para asumir todos aquellos cometidos. De hecho, su ejecutoria hizo que llegaran al zénit de su trayectoria los organismos cuyo gobierno detentó. Y no fueron épocas fáciles de manejar las que le tocaron en suerte, por la hostilidad creciente del medio externo y por la efervescencia interna de los administrados. Las universidades son barómetros muy sensibles al cambio del signo de los tiempos y la sociedad española padeció mientras Llano comandó la de Navarra una crisis general de creencias, valores y fidelidades.

El caso es que, al igual que Cincinato fue arrancado una y otra vez de sus fincas rurales para asumir las más altas magistraturas, Llano tuvo que aceptar la regiduría de la institución a la que servía, además de resolver como consultor las graves cuestiones que una y otra vez le fueron sometidas. La diferencia con el patricio romano radica en que, mientras aquél dejó descansar los aperos agrícolas mientras se ocupaba en salvar la patria, Alejandro siguió con lo suyo, con sus libros, con sus doctorandos, incluso con sus clases en la medida de lo posible…

El secreto de la Universidad de Navarra

Esta vez asistí en primera fila al desempeño de este filósofo llamado, como Platón recomendaba, al gobierno de la polis. Puso manos a la obra con la fogosidad y desenvoltura que ya conocíamos. Recuerdo que lo visité aquellos primeros días en su recién estrenado despacho. Me puse a curiosear como un niño que enreda con las cosas de los mayores. En uno de los estantes encontré un grueso volumen lujosamente encuadernado, en cuya carátula ponía: “El secreto de la Universidad de Navarra” o algo parecido. Divertido con mi indiscreción me dijo: “No sé qué es. Ábrelo…” Lo hice. En realidad era una caja y en su interior descubrimos… ¡un gran crucifijo! Alejandro remachó: “¡Qué alivio! Temí que fuésemos a encontrar una botella de coñac o algo parecido… Seguramente habrá sido una ocurrencia de Alfonso Nieto…” Nieto había sido el rector anterior. 

El nuevo jefe al mando de inmediato se empleó a fondo. Algunos han dicho que más que el rector de las ideas resultó ser el de los ladrillos, por la cantidad (y calidad) de los edificios que construyó. Pero en absoluto descuidó el otro frente; lo que pasa es que el viento se lleva con mucha facilidad no tanto las palabras que pronunciamos como las que debiéramos escuchar, porque nos entran por un oído y nos salen por el otro. Ese es el trágico destino de los filósofos, pero más o menos estamos acostumbrados… y resignados. Al fin y al cabo, lo nuestro no es transformar el mundo, sino estudiarlo y en la medida de lo posible explicarlo.

Por aquella época había parlamentos del rector Llano hasta en los vídeos que se proyectaban en las salas de espera de la Clínica Universitaria. Recuerdo una vez en que asistí junto a José Antonio Millán a una conferencia que dio sobre ideales educativos o qué sé yo. La idea a la que daba vueltas es que hay universidades que informan, pero, por lo menos la suya, se empeñaba además en formar. Al terminar y tras los consiguientes aplausos José Antonio, cuyo fino escepticismo es tan temible como saludable, se le acercó para preguntar con entonación pseudoingenua: “Alejandro, ¿de verdad piensas que en esta universidad se forma a la gente?” El interpelado respondió sin perder el aplomo ni dejarse amilanar: “¡Por supuesto que sí, j….! ¡No seas Jaimito!” 

No tengo mucha experiencia en cómo suelen comportarse los rectores, pero desde luego en el caso de Llano había un 100 % de empeño y un 0 % de engolamiento o de ínfulas. De hecho, tanta carne puso en el asador que se jugó la salud y acabó perdiéndola. Su dinamismo y laboriosidad se asentaban sobre unas bases físicas delicadas. El ritmo de trabajo era a todas luces excesivo, pero lo que verdaderamente le hizo padecer fue la preocupación por las personas que se alejaron de él y de todo lo que representaba sin que pudiera hacer nada efectivo para remediarlo. Esto es mera especulación por mi parte, porque siempre fue discretísimo en las conversaciones que tuvimos. Cuando iba a Pamplona solía invitarme a comer, para charlar de proyectos más que de problemas y también —creo yo— para poder saltarse un poco el estricto régimen alimenticio a que estaba sometido por sus problemas cardiacos. Odiaba las verduras de la dieta y casi siempre pedía “cabrito”, elección que rubricaba con la siguiente apostilla: “Así habrá uno menos…” 

Su gestión fue pródiga en resultados y también en sufrimiento íntimo. Por fin llegó la ansiada liberación. Años después me enseñó una foto en la que aparecía dando la bienvenida en la puerta principal del edificio central al gran canciller, que se inclinaba hacia él para decirle algo. Comentó: “En ese mismo instante me confirmó que iba a ser relevado. Ha sido uno de los momentos más felices de mi vida.” Así pues, dejó sin pesar alguno el cargo, el coche oficial, el chófer y el guardaespaldas (eran los tiempos recios del terrorismo). El primer día que tomó de nuevo la Villavesa (esto es, la línea de autobuses urbanos de Pamplona) coincidió con su antecesor en el cargo, quien de inmediato le recitó los conocidos versos de Zorrilla: “Yo a los palacios subí… / yo a las cabañas bajé…”

La renuncia

A pesar de las cicatrices que años y trabajos habían dejado en él, produciendo unas secuelas que poco a poco irían manifestando toda su gravedad, Alejandro no nos defraudó y de inmediato retomó su vida de estudioso, de escritor, de maestro universitario. Además de numerosos trabajos de enjundia filosófica, nos obsequió con aquellas apasionantes memorias en dos volúmenes y un trepidante libro de conversaciones con sus discípulos más escogidos. Son perlas que de alguna manera suponen el canto de cisne del gran filósofo y todavía mejor persona. 

Todos los talentos que Dios nos dio debemos estar dispuestos a devolverlos con los consiguientes réditos, y para un intelectual como Alejandro, ninguna renuncia puede ser más dolorosa y meritoria que la de ver cómo decaen sin remedio la memoria y capacidad de raciocinio. Vio venir de lejos esa pérdida, con plena lucidez y aceptación, manifestando una vez más el temple de su cristianismo. Paulatinamente fue retornando a la primera inocencia. Yo lo visitaba de vez en cuando, gracias a los buenos oficios de Lourdes Flamarique. Muchos colegas y amigos me preguntaban después: “¿Te ha reconocido?” Yo solía responderles: “No he tenido el mal gusto de preguntárselo, pero sin lugar a dudas conserva por completo la calidez humana que siempre le ha caracterizado. Lourdes y yo llevamos el peso de la charla en la que él se integra con toda naturalidad. Recordamos viejos tiempos y vemos con optimismo el futuro”.

La esperanza

Una de las grandes ventajas de ser cristiano es que uno está completamente seguro de que, en efecto, lo mejor está por llegar. Respecto al pasado, lo que verdaderamente ha merecido la pena de él pervive como historia viva. No es que yo mismo tenga muchas esperanzas de seguir siendo leído cuando ya no esté. Incluso creo que a poco más que viva sobreviviré a mi propia obra. Más me pesaría la idea de que hayan podido desvanecerse irremisiblemente en el olvido tantos buenos ratos, tantos momentos felices, tantos ejemplos de dignidad y bonhomía como los que disfrutamos con Alejandro quienes en un momento u otro estuvimos cerca de él: como cuando nos escenificaba la historia que le contó Elizabeth Anscombe sobre la conversión final de Wittgenstein, o cuando se calaba una boina hasta las cejas y —utilizando una guitarra como tam-tam— entonaba un telúrico canto asturiano sobre quesos que iban y volvían a su hórreo, o cuando se enzarzaba con Rafa Alvira sobre algún punto de filosofía política, o cuando en mitad de una conferencia académica se tiraba de la moto y decía de una vez por todas lo que pensaba del asunto…

¿De verdad no fue todo eso más que un sueño? La esperanza cristiana, esa que en parte gracias a él recobré, me hace confiar en que veré a Dios. ¿Se disolverá entonces en la nada todo el anecdotario vital? Conjeturo que quien tenga la dicha de estar ante Él, también tendrá acceso de un modo u otro a su Memoria. Y, como certifican los inspirados versos de un supuesto agnóstico, Jorge Luis Borges:

«Solo una cosa no hay. Es el olvido.

Dios, que salva el metal, salva la escoria

Y cifra en Su profética memoria

Las lunas que serán y las que han sido».

Hay biografías que, como la que celebramos, constituyen con sus luces y sombras auténticas obras de arte. Es muy gozosa la perspectiva de que ni siquiera el más nimio detalle de ellas se perderá para siempre. Demasiado gozosa para no ser verdad.

El autorJuan Arana

España

Mons. Prieto: “Debemos cuidar el Camino de Santiago, es vía de esperanza”

La Fundación Pablo VI y el arzobispo de Santiago de Compostela, Mons. Francisco José Prieto, presentaron en Roma en septiembre la Cátedra de Estudios Europeos Camino de Santiago. Dos días más tarde, el Papa Francisco viajó a Luxemburgo y a Bélgica, en el corazón de la Unión Europea. Omnes ha conversado con Monseñor Prieto sobre ambos temas.

Francisco Otamendi·15 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 5 minutos

La Cátedra de Estudios Europeos Camino de Santiago “pretende ser una propuesta para una Europa renovada y esperanzada de la que formamos parte. Y en ella, el Camino de Santiago se presenta como una valiosa identidad que debemos cuidar en su valor humano y cristiano”, señala Francisco José Prieto Fernández, arzobispo de Santiago, a Omnes.

“El Camino es ocasión providente para, iluminados con el don de la fe, buscar a Dios y dejarse encontrar por Él, que nos aguarda, al final, en la Meta”, añade Monseñor Prieto, quien presentó esta Cátedra de la Fundación Pablo VI junto a su director general, Jesús Avezuela, y la directora Marta Pedrajas, en la sede de la Iglesia Nacional Española, en Roma, con la presencia del arzobispo Luis Marín, subsecretario del Sínodo de los Obispos, entre otras personalidades.

Además, “el  Camino de Santiago muestra que Europa (la humanidad) es un proyecto común, ante todo de personas y pueblos, no únicamente de estrategias políticas y económicas, que deben ser escuchadas para construir mejor una fraternidad social”, señala.

El arzobispo compostelano llama a “que nos siga doliendo cada naufragio (…). Cada naufragio es un fracaso de la sociedad”. Y también al esfuerzo por la paz, al “verdadero desarrollo”, y a “hablar con los migrantes”.

En su viaje apostólico, el Papa ha manifestado que Luxemburgo “se ha distinguido (en su historia) por su compromiso en construir una Europa unida y solidaria”. Por otra parte, la guerra entre Rusia y Ucrania se prolonga. ¿Qué destacaría usted de los llamamientos del Santo Padre a la paz?

Por encima de prejuicios o barreras ideológicas, yendo más allá de posturas irreconciliables, el Papa Francisco no cesa en convocarnos a un esfuerzo que ha de ser compartido por toda la sociedad, no sólo por los responsables políticos: ese esfuerzo es la tarea que cada hombre y mujer debemos hacer por lograr una paz real, justa y duradera.

En la consecución de la paz, siempre asentada en la justicia y la verdad, nos acreditamos como personas, como sociedad y también como Iglesia. El Papa es una voz profética y políticamente incorrecta, porque no pretende opciones parciales para una paz interesada. Sus llamamientos nacen del Evangelio mismo que nos convoca y urge a una reconciliación efectiva y afectiva.

El Pontífice ha alentado a que se establezcan relaciones solidarias entre los pueblos, de modo que todos sean partícipes y protagonistas de un ordenado proyecto de desarrollo integral. ¿Qué nos puede decir al respecto?

Recuerdo aquellas palabras de san Pablo VI, cuando afirma que el verdadero desarrollo es el que abarca a todos los hombres y a todo el hombre (Populorum progressio  nº 14). Un desarrollo integral, no meramente tecnológico o comercial, que procure dignidad, trabajo y techo para todos; un desarrollo de la persona que reconozca los valores espirituales y religiosos, que asegure la libertad de conciencia y la libertad religiosa.

El desarrollo no es el resultado de un conjunto de técnicas productivas, sino que abarca a todo el ser humano (a todo el hombre y a todos los hombres): la dignidad de su trabajo, condiciones de vida adecuadas, la posibilidad de acceder a la enseñanza y a los necesarios cuidados médicos. «El desarrollo es el nuevo nombre de la paz», afirmaba Pablo VI, puesto que no existe verdadera paz cuando hay personas marginadas y forzadas a vivir en la miseria. No hay paz allí donde falta el trabajo o la expectativa de un salario digno.

Tanto en Bélgica como en Luxemburgo, el Papa ha insistido en “la acogida” como un espíritu “de apertura a todos”. También ha recibido a familias de migrantes, de países cristianos y musulmanes. ¿Nos ponemos en la piel del otro? 

Nos cuesta empatizar con el otro, ponernos en el lugar de aquellos que han dejado casa y tierra para buscar esa oportunidad de vida digna a la que todo ser humano tiene derecho. Estamos polarizando en extremo el debate sobre los migrantes, olvidando a las personas que son víctimas de la miseria, de la guerra y de las mafias que abusan de su necesidad.

Quizás debamos revisar nuestra actitud y comportamiento personal y social respecto a los migrantes y extranjeros. No hablemos sobre ellos, hablemos con ellos, hemos recordado recientemente con motivo de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado.

Movimientos migratorios. España, por ejemplo, ha batido récord de población en 2023: 48,5 millones de habitantes con un 13,4 % de extranjeros. Recientemente hemos asistido a un nuevo naufragio letal en Canarias. ¿Algún comentario?

– Que nos siga doliendo cada naufragio: son vidas rotas, esperanzas frustradas. Cada naufragio es un fracaso de la sociedad. No podemos ser meros espectadores mediáticos de noticias así: acoger no es solo dar la bienvenida, sino extraer consecuencias del enriquecimiento mutuo y recíproco entre quienes acogen y son acogidos.

La Fundación Pablo VI y el Arzobispado de Santiago de Compostela han presentado en Roma la Cátedra de Estudios Europeos Camino de Santiago, en un contexto europeo de incertidumbres y desafíos. Ustedes han hablado de humanización y esperanza, ¿no es así?

Esta Cátedra pretende ser una propuesta para una Europa renovada y esperanzada de la que formamos parte. Y en ella, el Camino de Santiago se presenta como una valiosa identidad que debemos cuidar en su valor humano y cristiano. 

Podemos así construir o sostener una metáfora espléndida y necesaria para los hombres de nuestro tiempo, para los europeos de esta hora y para esta humanidad desconcertada: la metáfora del Camino de Santiago está diciendo que el mundo o la vida tienen espacios y compañías que alientan y sostienen y que la peregrinación del vivir es un caminar sostenido por mil ámbitos, mil presencias y apoyos que lo tutelan y lo salvaguardan.

 ¿Piensa que el Papa Francisco podría acudir o pasar por la tumba del Apóstol con alguna ocasión significativa?

Como lo hicieron san Juan Pablo II (1982 y 1989) y el papa Benedicto XVI (2010), la Iglesia en Santiago de Compostela renueva su invitación al papa Francisco para que acuda a visitar como sucesor de Pedro a su amigo Santiago el Mayor. Desde Santiago las palabras del Papa resuenan siempre con una fuerza especial: una Europa que precisa volver a sus raíces para responder a la pregunta por Dios y por el hombre, y así, como diría Dante, pueda renacer de nuevo la esperanza en el corazón de la humanidad.

Háblenos un momento del Camino de Santiago. Su atractivo es grande entre las gentes.

El Camino y su Meta, los caminos y la tumba del apóstol Santiago se presentan como un gran espacio abierto y un horizonte en el que caminan y hacia el que se encaminan los que buscan y los que no buscan, los inquietos y los indiferentes, los creyentes y los no creyentes. Y en ese camino debemos suscitar la pregunta por el sentido de la vida, por su horizonte trascendente. El Camino es ocasión providente para, iluminados con el don de la fe, buscar a Dios y dejarse encontrar por Él, que nos aguarda, al final, en la Meta.

El Camino de Santiago muestra que Europa (la humanidad) es un proyecto común, ante todo de personas y pueblos, no únicamente de estrategias políticas y económicas, que deben ser escuchadas para construir mejor una fraternidad social que nos conduzca a ser “un mensaje de esperanza basado en la confianza de que las dificultades puedan convertirse en fuertes promotoras de unidad, para vencer todos los miedos que Europa –junto a todo el mundo – está atravesando. Esperanza en el Señor, que transforma el mal en bien y la muerte en vida” (Francisco, Discurso al Parlamento Europeo, Estrasburgo, 25 de noviembre de 2014).

El autorFrancisco Otamendi

Vaticano

El Vaticano expone la Cátedra de san Pedro

A petición del Papa Francisco, la reliquia de la Cátedra de san Pedro será expuesta a partir del 27 de octubre.

Rome Reports·14 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
rome reports88

El Papa Francisco ha pedido que se exponga en el Vaticano la Cátedra de san Pedro, una reliquia del siglo IX.

Esta reliquia es una silla de madera en la, según la tradición, tomaban asiento los Pontífices. La cátedra, resguardada por el monumento realizado por Bernini, se expuso por última vez hace 50 años. Desde ahora, cuando acabe la Misa de cierre del Sínodo el 27 de octubre, quienes visiten la basílica de san Pedro podrán visitar la reliquia.


Ahora puedes disfrutar de un 20% de descuento en tu suscripción a Rome Reports Premium, la agencia internacional de noticias, especializada en la actividad del Papa y del Vaticano.
Leer más
Vaticano

El Papa invita a preguntarnos “a qué está apegado nuestro corazón”

Al comentar el Evangelio de este domingo 13 de octubre, en el que san Marcos relata el episodio del joven rico, el Papa ha invitado en el Ángelus a preguntarnos a qué está apegado nuestro corazón, y si sabemos compartir con pobres y con los necesitados una sonrisa y una palabra con quienes están en dificultades. Luego, ha invitado a rezar por la paz.

Francisco Otamendi·14 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Evangelio de la liturgia de hoy nos habla de un hombre rico que corre al encuentro de Jesús, y le pregunta: “Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna? Jesús le invita a dejar todo y a seguirlo. Pero él, entristecido, se va, porque -dice el texto-, poseía muchos bienes”.

Así ha comenzado el Papa Francisco la reflexión de este domingo XXVIII del Tiempo Ordinario, previa al rezo de la oración mariana del Ángelus. “Cuesta dejar todo. Podemos ver los dos movimientos de este hombre: Al principio corre para ir a ver a Jesús. Al final, sin embargo, se marcha triste. Primero corre al encuentro, y luego se va”.

“Se siente insatisfecho, a pesar de las riquezas”

“Detengámonos en esto. Va corriendo a donde está Jesús, es como si algo en su corazón lo impulsara. En efecto, a pesar de tantas riquezas, se siente insatisfecho, lleva dentro una inquietud, va en busca de una vida plena, y se postra a los pies del Maestro”.

“Jesús lo mira con amor: le propone vender todo lo que posee, darlo a los pobres y seguirle. Pero aquí llega a una conclusión inesperada. Ese hombre pone cara triste, y se despide de Él de modo frío y rápido”. 

“El bien que anhelamos es Dios mismo”

“También nosotros llevamos en el corazón una necesidad irreprimible de felicidad, y de una vida llena de sentido”, ha subrayado el Pontífice. “Sin embargo, podemos caer en la ilusión de pensar que la respuesta se encuentra en poseer cosas materiales,y en las seguridades terrenales. Jesús, en cambio, quiere llevarnos a la verdad de nuestros deseos, y hacer que descubramos que, en realidad, el bien que anhelamos es Dios mismo, su amor por nosotros y la vida eterna que Él, y solo Él puede darnos”.

“La verdadera riqueza es que Él nos mire con amor, como hace Jesús con aquel hombre. Y amarnos entre nosotros, haciendo de nuestra vida un don para los demás. Se nos invita a que corramos el riesgo de vender todo para dárselo a los pobres. ¿Qué significa esto?”, se ha preguntado el Papa.

“No quiso arriesgarse al amor”

No se trata sólo “de compartir las cosas, sino lo que somos, nuestra amistad, nuestro tiempo. Hermanos y hermanas, aquel hombre rico no quiso arriesgarse al amor, a amar, y se fue con la cara triste. Preguntémonos: ¿A qué cosa está apegado nuestro corazón? ¿Cómo saciamos nuestra hambre de vida y de felicidad? ¿Sabemos compartir con quienes son los pobres, con quienes está en dificultad, o necesita un poco de escucha, de ser escuchado, o necesidad de una sonrisa, de una palabra que lo ayude a recuperar la esperanza?

Recordemos esto: la verdadera riqueza no son los bienes de este mundo, sino ser amados por Dios , y aprender a amar como Él. Pidamos la intercesión de la Virgen María, para que nos ayude a descubrir en Jesús el tesoro de la vida”.

Un millón de niños rezarán por la paz el viernes

Tras el rezo del Ángelus, el Papa Francisco ha realizado un llamamiento al alto el fuego inmediato y a la liberación de los rehenes en Oriente Medio, y ha mostrado su cercanía a Palestina, Israel y el Líbano, 

También ha manifestado su preocupación por la dramática situación en Haití, y ha mostrado su “cercanía a nuestros hermanos haitianos”. Una situación que provoca que tengan que huir de sus casas e incluso de su propio país.

Y se ha referido a la iniciativa de la fundación Ayuda a la Iglessia Necesitada, que tendrá lugar el próximo viernes, de un millón de niños que rezarán un Rosario por la paz en el mundo, y ha pedido que nos unamos a estos niños y niñas.

Asimismo, el Papa ha recordado que hoy 13 de octubre es el aniversario de la última aparición de la Virgen María en Fátima, y por este motivo ha encomendado a Ella a la martirizada Ucrania, Myanmar, Sudán, y todos los pueblos que sufren la guerra, para que llegue la paz

El autorFrancisco Otamendi

Mi primo Álvaro

Mi primo Álvaro cumplió el pasado 15 de septiembre 30 años de sacerdocio. Vive en Roma y en 2018 le fue diagnosticada ELA.

14 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Mi primo Álvaro cumplió el pasado 15 de septiembre 30 años de sacerdocio. Vive en Roma y ya es italiano al cien por cien. Le encantan las películas de Alberto Sordi y Totò, los cannoli sicilianos y es una piedra angular en su parroquia del EUR. Él asegura que los últimos seis años de su ministerio sacerdotal han sido los más fructíferos. 

En 2018 a Álvaro le fue diagnosticada una enfermedad degenerativa de tipo neuromuscular: esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Comenzó con una pierna, que no respondía. De ahí pasó a llevar bastón. Luego los parroquianos le regalaron una silla de ruedas motorizada. Después manejó una silla que podía guiar con el dedo que aún le quedaba con movilidad. Desde hace unos meses, ha pasado a tener ventilación 24 horas. En noviembre cumplirá 60 años.

Mientras ha sido posible, ha continuado con la docencia de Teología pastoral en una universidad pontificia e incluso logró, en el primer estadio de la enfermedad, publicar un manual de la asignatura que se convirtió en un best seller. Y sobre todo ha seguido ejerciendo su sacerdocio sin interrupción. Ha pasado horas en el atrio de su parroquia, donde las personas se acercaban a charlar con él o acudían al sacramento de la confesión. Ha concelebrado la Santa Misa: primero junto al altar, ahora desde la nave. Ha predicado cuando tenía suficiente voz. Pensando en el bien que podría hacer a otros en su misma situación con la ayuda de un amigo, ha grabado unas breves homilías dominicales en su canal de YouTube en español e italiano, bajo el título “el evangelio a los enfermos”.

Yo también vivo desde hace unos años en Roma y procuro visitar a Álvaro con frecuencia, en mi papel de representante de una extensa familia. Su fe y su sentido del humor logran que los ratos junto a él tengan un sabor de cielo, a pesar de los pesares. Me siento muy bendecida.

Educación

Educar las virtudes inspirados por Tolkien

Ayudar a los jóvenes a formarse para crecer en virtudes humanas puede realizarse de muchas maneras. Una de ellas es tomando ejemplos de las obras de Tolkien.

Julio Iñiguez Estremiana·14 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 7 minutos

Había fallecido Juan Pablo II -2 de abril de 2005-, el Papa de mi juventud, a quien había seguido siempre que viajó a España, junto con otros muchísimos jóvenes de mi generación, y decidí organizar una peregrinación a Roma con mis alumnos para asistir a su funeral -8 de abril-. Lo propuse a los mayores del colegio donde trabajaba sin omitir ninguna de las posibles incomodidades que tendríamos que sufrir; y tuvo la idea tan buena acogida, que muchos interesados no pudieron venir porque no conseguimos suficientes pasajes de avión.

No hubo ni una queja por llevar siempre la mochila a cuestas, ni por dormir en el suelo en las inmediaciones de Castell Sant’Angelo, ni por el madrugón para llegar a un buen sitio en la Plaza de San Pedro, como de hecho logramos. No hubo ni una sola queja por motivo alguno.

Para mí, siempre lo he reconocido así, esa aventura supuso una gran lección que nunca he olvidado: los jóvenes son capaces de mucho más de lo que solemos imaginar. Volvimos a Madrid muy satisfechos de la decisión tomada, con la satisfacción interior de haber participado en el solemne funeral de un Papa muy querido y muy santo; y, al mismo tiempo, encantados con la aventura que habíamos vivido juntos.

Esta respuesta recia y generosa en favor del bien del grupo (para realizar el plan previsto y que todos lo pasáramos bien) mostró las virtudes de quienes formaron el grupo. Y digo virtudes y no valores, como es más frecuente nombrarlas hoy día, porque los valores basta con conocerlos intelectualmente; en cambió las virtudes hay que vivirlas, lo cual supone siempre un vencimiento personal sobre nuestra tendencia natural a la comodidad. Uno puede saber que llegar puntual a clase es un valor importante, pero vivir la virtud de la puntualidad exige dejar el partido de fútbol del recreo con tiempo suficiente para llegar a clase a su hora, un día, otro día… y todos los días-.

Valores y virtudes

Los valores son principios que nuestra inteligencia acepta como importantes, beneficiosos y deseables, y que nos sirven de guía para comportarnos bien y vivir de manera positiva; por ejemplo, la honestidad, el respeto y la amabilidad. Los valores pueden abarcar aspectos morales, culturales, estéticos, sociales y materiales, etc. Son conceptos intelectuales que nos sugieren que una determinada conducta personal o social es mejor que otra distinta.

Hoy en día se habla mucho de “educar en valores”. En realidad, no existe otro modo de educar que no sea en valores. Sólo en referencia a ellos podemos discernir lo que es bueno y lo que es malo; pero existen diferentes categorías de valores: cristianos, comunistas, musulmanes, los de una cultura oriental, etc. Y es muy importante decidir cuáles son los que guían nuestra tarea educativa y nuestra vida. Para que no quede duda alguna, aquí tomamos como referentes los valores cristianos.

La ética clásica distingue claramente el bien del mal; en cambio, el concepto de “valor” –que aparece en el siglo XX– podemos utilizarlo indistintamente para hablar del bien o para hablar del mal; aunque, eso sí, diferenciamos entre valores positivos y valores negativos o antivalores.

Aristóteles y santo Tomás de Aquino, por el contrario, distinguen el bien del mal con términos diferentes: virtud y vicio. La virtud -según su etimología procede de la palabra latina vis, que significa fuerza y sugiere impulso para hacer lo correcto- es un hábito bueno fijado en la voluntad de una persona que la dispone interiormente a obrar el bien; mientras que un vicio es un defecto –santo Tomás hablaba del “vicio” de una silla cuando está mal construida–, y puede darse en el terreno de cualquier virtud; pero aclara que no basta con un acto puntual, sino que “un vicio” es una inclinación, un modo de ser que nos aparta del bien.

Las virtudes, como ya se ha dicho, son fortalezas del carácter que nos ayudan a ser buenas personas. Desde la Antigüedad se habla de cuatro virtudes cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza, de las cuales derivan todas las virtudes humanas. Además, aunque sólo sea mencionarlas, contamos con virtudes teologales: fe, esperanza y caridad, que Dios nos da gratuitamente y son ayudas más poderosas que las cardinales.

Así, pues, los valores son los conceptos intelectuales que consideramos importante para discernir que una determinada conducta es mejor que otra, personal o socialmente; mientras que las virtudes van más allá: son como “superpoderes” que nos ayudan a hacer el bien de manera consistente y voluntaria. Por ejemplo, uno puede tener claro en su pensamiento que la honestidad -entre otras cosas, la capacidad de tratar a las personas como iguales y entendiendo que todos deben tener las mismas oportunidades- es muy importante para la convivencia; pero ser honesto le exige ser justo en los juegos con otros, para que todos los participantes sigan las reglas, sin engañar a los demás ni hacer trampas; y también le ayuda a comportarse así.

«La virtud no es algo improvisado -explicó el Papa Francisco en la Audiencia General del 13 marzo de 2024-; por el contrario, es un bien que surge de una lenta maduración de la persona, hasta convertirse en su característica interior».

Por otro lado, el término “virtud” está ganando adeptos en la actualidad:

· En la empresa, algunos problemas laborales se podrían solucionar desarrollando virtudes; por ejemplo: ciertas dificultades para cumplir con el trabajo, para ser puntuales, para trabajar en equipo, cumplir la palabra dada, etc.

· En el ámbito de la educación, uno de los objetivos que buscamos es el desarrollo humano integral, lo cual se concreta en desarrollar virtudes humanas. En algunas universidades como Oxford o Birmingham, hay ya investigaciones muy desarrolladas sobre esto.

El precio y la recompensa de las virtudes

Es este un buen momento para empezar a dejar claras algunas cuestiones fundamentales:

· Las virtudes las necesitamos para hacer el bien y luchar contra el mal; son una ayuda imprescindible para ese fin: como el viento en las velas de una embarcación, que la empujan hacia su destino, aliviando el esfuerzo de los remos.

· Desarrollar las virtudes supone una voluntad entrenada para el esfuerzo y el sacrificio. Querer una vida virtuosa exige poner el dolor y el sufrimiento en un lugar importante de nuestra vida; sí o sí tengo que renunciar a lo que me apetece y hacer lo que toca en cada momento; pero esto no significa que mi vida sea voluntarista y triste: el amor es lo que hace posible que podamos sobrellevar el dolor y el sacrificio con alegría y ser muy felices aún con penalidades. Lo expresa muy bellamente una jota navarra, que dice: «Atravesé las Bardenas, aunque nevaba y llovía, pero como te iba ver, me pareció primavera».

Además, cuando son para alcanzar el bien, encontramos sentido a la fatiga y al sufrimiento, y nos proporcionan felicidad.

La siguiente escena de “El Señor de los Anillos” es una buena ilustración. En un momento de abatimiento por la extrema debilidad tras días sin probar bocado y por la seria amenaza a la Misión, al observar los ejércitos de Mordor,

“de pronto, lejana y remota, como surgida de los recuerdos de la Comarca, iluminada por el primer sol de la mañana, mientras el día despertaba, y las puertas se abrían, oyó la voz de Sam: -¡Despierte, señor Frodo! ¡Despierte! -Si la voz hubiese agregado: «Tiene el desayuno servido» poco le habría extrañado.” Era evidente que Sam estaba ansioso.

-¡Despierte, señor Frodo! Ellos se han marchado, y lo mejor será que también nosotros nos alejemos de aquí.

-¡Ánimo, señor Frodo!

“Frodo levantó la cabeza, y luego se incorporó. La desesperación no lo había abandonado, pero ya no estaba tan débil. Hasta sonrió, con cierta ironía, sintiendo ahora tan claramente como un momento antes había sentido lo contrario, que lo que tenía que hacer, lo tenía que hacer, si podía, y poco importaba que Faramir o Aragorn o Elrond o Galadriel o Gandalf o cualquier otro no lo supiera nunca. Tomó el bastón con una mano y el frasco de cristal con la otra. Cuando vio que la luz clara le brotaba entre los dedos, lo volvió a guardar junto al pecho y lo estrechó contra su corazón. Luego, volviendo la espalda a la ciudad de Morgul, se dispuso a ir camino arriba.”

Y Frodo se animó con el vívido recuerdo de la Dama Galadriel obsequiándole en Lothlórien la pequeña redoma que le estaba iluminando.

“Y tú, portador del Anillo -dijo la Dama, volviéndose a Frodo-. Para ti he preparado esto. Alzó una pequeña redoma, que centelleaba, cuando ella la movía, y unos rayos de luz le brotaron de la mano. En esta redoma -dijo Ella- he recogido la luz de la estrella de Eärendil, tal como apareció en las aguas de mi fuente. Brillará todavía más en medio de la noche. Que sea para ti una luz en los sitios oscuros, cuando todas las otras luces se hayan extinguido. ¡Recuerda a Galadriel!”

Este episodio muestra muy claramente como a Frodo, el recuerdo de Galadriel le infunde ánimo y coraje y, por el amor que le profesa, se decide a seguir de nuevo camino arriba; y al mismo tiempo, la luz que surge de la redoma que Ella le dio le impulsa para llevar a cabo la Misión, consistente en destruir el Anillo en Mordor, para librar al mundo de la esclavitud de Sauron.

Conclusiones

Las virtudes humanas son hábitos que el hombre adquiere con esfuerzo continuado, que le hacen mejor persona, que le impulsan para obrar bien de modo permanente y estable y le ayudan a alcanzar una vida lograda que llamamos “vida virtuosa”; la cual no consiste en una pesada carga, o en cumplir sin más un conjunto de normas y sacrificios. A contrario, el empeño por ser íntegro le hace a uno mejor y más feliz.

El camino que es necesario seguir para desarrollar virtudes es arduo, pues no basta con empezar un día a estudiar a la hora prevista, para adquirir la virtud de la diligencia, sino que es preciso que, libre y voluntariamente, vivamos actos de diligencia todos los días -y si fallamos, recomenzamos-; esta perseverancia irá forjando en nuestra voluntad la firme disposición para ser diligentes de ordinario; al mismo tiempo, comprobamos que cada vez nos resulta más fácil hacer las tareas a su hora, con sencillez y agrado. Y esto se puede aplicar a todas las virtudes humanas.

Pero en el desarrollo de virtudes por parte del muchacho o la muchacha, además de la repetición de actos, también tiene gran importancia la dimensión afectiva: no son pocos los chicos superados por dificultades con la virtud de la pureza, que no no consiguen atajar, aunque lo intentan; pero de pronto, se enamoran y son correspondidos, y de repente desaparecen esas dificultades. El amor genera una fuerza, una energía interna, que ayuda a superar todas las dificultades.

Los próximos artículos los dedicaremos a las virtudes humanas, recordando en qué consisten y mostrando como ayudar a los hijos y alumnos a desarrollarlas y adquirirlas. Una de mis fuentes de inspiración será la literatura de Tolkien, quien creó una mitología con la inequívoca intención de animar a sus lectores a iniciarse en el camino del bien y en la lucha contra el mal, y en la que sus protagonistas destacan por vivir las virtudes que llamamos humanas -la fortaleza, el desprendimiento, el espíritu de servicio, la solidaridad, etc.-, en su empeño por hacer un mundo mejor. También procuraré mostrar abundantes y variados testimonios actuales que nos puedan servir de ejemplo.

El autorJulio Iñiguez Estremiana

Físico. Profesor de Matemáticas, Física y Religión en Bachillerato

Leer más
Vocaciones

Eloy Gesto. De la oscuridad a la “Luz de la Palabra”

Eloy Gesto es un profesional de la comunicación. Español, de Santiago de Compostela, un libro cambió su corazón y le llevó a Dios después de una vida de indiferencia ante la fe. Hoy Eloy pone su conocimiento profesional también al servicio de Dios.

Maria José Atienza·14 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Eloy nació en una familia en la que se vivía una fe de “consumo social”: “Participábamos puntualmente en actos religiosos sociales como bautizos, bodas, comuniones”. Apunta que, a pesar de vivir así, “de alguna manera, yo era de los pocos en la familia que, de vez en cuando, pensaba en Dios e incluso, a veces, tenía mis conversaciones con él sin saberlo”. Ese “hilo” con Dios, aunque se tornó casi imperceptible en los años sucesivos, “es la mano de mi Padre que no me soltó”

Eloy rememora que, aunque no tenía ni idea de Dios, sí que lo anhelaba bajo otros nombres: “yo quería un matrimonio para toda la vida. Venía de una familia herida por muchos problemas: económicos, también personales… y, cuando me casé, soñaba con ese matrimonio para siempre. Nos casamos muy jóvenes y los problemas empezaron pronto. En un intento de salvar el matrimonio yo me acerqué a Dios, pero de una manera condicionada, pensando ‘si yo me acerco a Ti, vas a arreglar esto’”. El matrimonio se rompió, algo que alejó aún más de Dios a Eloy. Con el tiempo, ese matrimonio fue declarado nulo, aunque él mismo no se lo esperaba

Entre 2013 y 2021, Eloy estuvo en esa situación de alejamiento de la fe. En 2021, tras otro matrimonio, sufrió un segundo divorcio y “me hundo completamente”. En ese momento, un amigo suyo le regaló Un mensajero en la noche, de María Vallejo-Nájera. Eloy lo aceptó “por cortesía”. Ante la insistencia de su amigo, “lo comencé, casi por vergüenza… y lo terminé en tres días”. Cuando lo terminó: “le envié un mensaje de agradecimiento a mi amigo y me largué a la Catedral de Santiago. Se había producido un clic en mi interior”. 

Este mismo amigo le presentó a un sacerdote. Eloy se confesó, después de decenas de años, comenzó a tener dirección espiritual y a asistir a Misa. “Empecé a ir a Misa sabiendo que ése era el camino. Había algo que me decía, ‘aquí está el Señor’. Aunque yo no tenía ningún conocimiento de la liturgia, de sus partes, lo que se representaba, había una fuerza que a mí me atraía”. 

La etapa de converso

Comenzó “un tiempo maravilloso”, recuerda Eloy, “cuando uno se convierte tiene muchísima fuerza. Es un momento de fe pura. Después llegan otras etapas en las que uno se tiene que enfrentar a su propia vida y pasas por periodos más oscuros. Pero en ese primer periodo, ¡se vive de una forma tan grande aún a pesar del sufrimiento!”

Eloy leyó otras obras de María Vallejo-Nágera: De María a María, Paseando por el cielo y Entre el cielo y la tierra. En ellas leyó acerca de la Adoración perpetua y preguntó a Avelino, aquel amigo que inició todo esto, si existía Adoración en Santiago de Compostela. Le dijo dónde había y comenzó a asistir. Una vez, recuerda, “estando ante el Santísimo, escuché que el Señor me decía: ‘Llama a la madre de tus hijos y pedíos perdón’. La llamé, nos vimos en la iglesia y nos pedimos perdón”. 

Medjugorje

Otro de los puntos claves de la vuelta a la fe de Eloy fue su visita a Medjugorje. “A mi no me gusta viajar. Me aterra. Y ahí me ves, yéndome solo a Croacia”, señala Eloy. “Fui sin expectativas, sólo porque sentí una llamada. Fui a la iglesia de Tihaljina, en la que hay una imagen de la Virgen casi a tamaño natural y allí, no sé que me pasó, estuve llorando toda la Misa. Luego alguien me habló del ‘don de lágrimas’. No sé. Pero lo que lloré eran lágrimas de consuelo”. 

A la Luz de la Palabra

¿Qué diferencia al Eloy de ahora del de 2021? “Creo que podría decirse que cada vez es menos Eloy y más el Señor o, por lo menos, lo intenta” responde. “Acercarse a Dios implica ir renunciando a nosotros en las cosas… ,y sobre todo, confiar en Dios”. 

Eloy, profesional de la comunicación, a la que se dedica a través de Escuela Inventa, ha puesto en marcha A la luz de la Palabra, un movimiento que tiene como misión evangelizar a través de la comunicación. Este proyecto dio lugar al evento Nuntiare, en el que, de manera novedosa se “redescubre algo tan importante como la Palabra de Dios” y en cuya primera edición participaron 300 personas presencialmente y unas 4.000 online. A la Luz de la Palabra sigue adelante “con los tiempos de Dios y será lo que Él quiera”, concluye Eloy. 

Libros

Gabriel Pérez: “López Bravo actuó con libertad, sin representar al Opus Dei”

Gregorio López Bravo fue uno de los hombres de Estado españoles más destacados del siglo XX. Político y empresario, casado y con nueve hijos, fue supernumerario del Opus Dei desde 1952 hasta su fallecimiento en un trágico accidente aéreo en 1985. El periodista y doctor Gabriel Pérez Gómez acaba de presentar una biografía sobre el personaje.  

Francisco Otamendi·13 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 5 minutos

Si hubiera nacido en otra época histórica, quizá Gregorio López Bravo (1923-1985), hubiera estado al margen de la política, o no tan involucrado en la economía de su país. Pero crecer y madurar a mediados y finales del siglo XX le empujó a ello. Con una sólida formación de Ingeniero naval, fue ministro de Industria a los 39 años, en 1962; de Asuntos Exteriores (1969-1973); y diputado del Congreso en democracia (77-79).

“Sus decisivas contribuciones a la modernización del país, a su proyección internacional y en definitiva a su prestigio, son incontestables”, escribe en el prólogo Alberto Horcajo, presidente de Impactun, de la que López Bravo fue promotor. En efecto, en 1981, abandonada la política, promovió la creación del Instituto de Educación e Investigación para el apoyo a la Universidad de Navarra, que posteriormente se convertiría en la actual Fundación Impactun. 

El autor de la biografía, Gabriel Pérez Gómez, es doctor en Ciencias de la Información y periodista. Ha sido director de Televisión Española en Navarra y presidente de la Asociación de la Prensa de Pamplona, y este tiempo se ha sumergido en miles de páginas de diversos archivos. Considera “de excepcional importancia” el memorándum de López Bravo redactado en el avión que le traía de vuelta a España tras la tensa entrevista que tuvo que mantener con el Papa San Pablo VI en 1973.

Omnes ha entrevistado a numerosos miembros de carismas e instituciones de la Iglesia. También a fieles del Opus Dei, o sobre ellos. Por ejemplo, ha conversado con la milanesa Marta Risari o la joven madre supernumeraria lituana Judita Velziene, Y hace unos días publicó una entrevista sobre el banquero y filántropo español Luis Valls, cuya fe le hizo convertirse en un banquero social. Ahora, al hilo de la actualidad, conversa con Gabriel Pérez sobre López Bravo sobre esta biografía que edita Rialp.

López Bravo. Una biografía

Autor: Gabriel Pérez Gómez
Editorial: Rialp
Longitud de impresión: 334 páginas
Idioma: Castellano

Para empezar, una pregunta habitual. ¿Qué le llevó a investigar la vida de Gregorio López Bravo?

 -Pues fue una carambola. No me tengo por biógrafo, sobre todo cuando leo biografías apasionantes y escritas magistralmente. Hace ya unos años, prejubilado en TVE y con tiempo disponible, me embarqué en la biografía de mi suegro, Álvaro d’Ors, porque tenía una deuda de gratitud con él por tantas cosas como me había enseñado. Se ve que ese libro inspiró a alguien de la Fundación Impactun y me propusieron escribir esta biografía de López Bravo, coincidiendo con el centenario de su nacimiento.

En esta biografía, usted se refiere a asuntos de interés histórico, porque López Bravo, su biografiado, jugó un papel preciso en ellos. El Plan de Estabilización, la modernización de España, ¿Cómo lo ha enfocado? Porque el desafío era importante.

En primer lugar, con un gran respeto por los hechos históricos y, después, tratando de ver el papel que, en lo personal, jugó el protagonista. Dejo para los historiadores tantos antecedentes y consecuencias como tuvieron las actuaciones de mi biografiado, de donde pueden salir monografías muy interesantes, pero que llevarían al lector a perderse en una maraña de datos.

Por la condición de supernumerario del Opus Dei de López Bravo, fue integrado por los clichés políticos entre los denominados “tecnócratas”, los “Lópeces”. Pero en su libro consta que no hubo más de tres miembros del Opus Dei en dos o tres gabinetes ministeriales. Además, hubo divergencias entre ellos, sin contar a intelectuales opositores como Calvo Serer, también del Opus Dei.

Claro. Me parece que había un interés político muy definido en presentar a la Obra como una oscura organización que pretendía hacerse con todos los resortes del poder. Lo que hago es dar las cifras de los miembros de la Obra que estuvieron al frente de algún ministerio y, al mismo tiempo, me hago eco de la insistente predicación de san Josemaría, en el sentido de que cada cual actúa en la esfera profesional, social o política, de acuerdo con sus propias convicciones, de las que es responsable personalmente y que, en ningún caso, esas actuaciones representan al Opus Dei ni a la Iglesia. Este extremo explica lo que usted apunta de que, en el seno mismo de la Obra, hubiera posturas políticas divergentes.

Combina información de numerosos archivos con reportajes documentados sobre el accidente aéreo en el que falleció, o sobre la tensa entrevista del entonces ministro López Bravo con el Papa San Pablo VI, en 1973. ¿No tuvo problemas de conciencia López Bravo? De hecho, fue cesado en la crisis de ese año.

– He leído miles de páginas de los archivos que cita. Conocía lo que se había publicado de la entrevista de López Bravo con san Pablo VI y ya tenía prácticamente redactado ese capítulo cuando, en uno de los últimos días de consulta de su archivo personal (más de 120 cajas llenas de papeles), cuando ya pensaba que no iba a aparecer nada de interés, me encontré con un memorándum de López Bravo redactado en el mismo avión que le traía de vuelta a España en el que se relata en síntesis el contenido de aquella entrevista. 

Es un documento de excepcional importancia. Por lo que se refiere a la repercusión personal de esa entrevista, no he encontrado nada escrito por López Bravo que cuente cómo le influyó, aunque supongo que tuvo que hacerse una cierta violencia interior: tenía que hacer su trabajo como ministro, al mismo tiempo que sabía que estaba tratando con el Vicario de Cristo.

Tiene un capítulo dedicado a su perfil humano, a las amistades… Habla de su austeridad, de su familia numerosa, de sus ayudas a tanta gente, hasta el punto de quedarse casi con necesidad tras sus años en política, cuando suele suceder lo contrario.

 – Gregorio López Bravo se entregó al ejercicio de la amistad por encima de muchas cosas. Los testimonios de sus amigos son abrumadores. Incluso en estos días, con la biografía recién salida, estoy recibiendo cartas y llamadas de personas que le conocieron y que me cuentan detalles de su relación con él. Y tenía amigos de todo tipo; hasta me parece que era más amigo de quienes pensaban distinto.

También se recoge en el libro la importancia que daba a la formación espiritual y doctrinal religiosa. Por ejemplo, en las charlas de formación que albergó en su casa durante años, fueran tres personas o doce, o su actitud el día del golpe de Estado del 23-F. 

– Es un caso clarísimo de una persona que actúa como piensa, lo que le lleva a hacer partícipe a sus amigos de sus mismas inquietudes espirituales. Algunos de ellos se llegaban a preguntar si su presencia en un retiro o en una meditación a la que le había invitado Gregorio se debía a su interés por acercarse a Dios o al hecho de corresponder a la invitación del amigo.

“Su mayor pasión siempre fue la política”, le dijo su mujer, Marián, a usted. ¿Cómo llevó López Bravo su cese en el gobierno por una decisión se supone de Carrero Blanco? Usted cuenta que le atendió antes de fallecer en un brutal atentado. Habían coincidido en Misa de 9 por la mañana.

Pienso que tuvo que reciclarse. La política y, por tanto, el servicio público, le habían ocupado los años centrales de su vida y, cuando no se esperaba, en pleno éxito, presidiendo un plenario de la OCDE en el Château de la Muette, en Paris, se enteró de que Carrero Blanco no contaba con él en el Gobierno que acababa de formar. Vivía al día, sin una cuenta corriente que le asegurara una cierta estabilidad, porque nunca se aprovechó de sus cargos para obtener ingresos “extras”, como vemos en tantos casos del pasado y del presente. Sus amigos le echaron una mano y enseguida salió a flote en el mundo empresarial, al que dedicó su perspicacia hasta el momento del fatal accidente que le costó la vida.

El autorFrancisco Otamendi

Vaticano

El Papa a los nuevos cardenales: ojos altos, manos juntas, pies desnudos

El Papa Francisco ha dirigido una breve misiva a los 21 nuevos cardenales que serán creados en el consistorio que tendrá lugar el próximo 8 de diciembre.

Maria José Atienza·12 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

El Papa Francisco ha querido dirigir una corta pero significativa carta a los 21 nuevos cardenales de la Iglesia católica. Además de darles la bienvenida al «clero de Roma» y recordarles que esta pertenencia expresa «la unidad de la Iglesia y el vínculo de todas las Iglesias con esta de Roma», el pontífice ha destacado tres actitudes que, a su juicio, deben tener los nuevos cardenales . Tres características que el Papa ha tomado prestadas de la descripción que, de san Juan de la Cruz, hacía el poeta argentino Francisco Luis Bernárdez: «ojos altos, manos juntas, pies desnudos».

En esta línea, el Papa explica en la carta que esos «Ojos altos«, se traducen en «ampliar la mirada y ensanchar el corazón, poder mirar más lejos y amar más universalmente con mayor intensidad».

En cuanto a las «Manos juntas«, Francisco señala la oración, necesaria en la Iglesia «para apacentar bien la grey de Cristo. La oración, que es el ámbito del discernimiento para ayudarme a buscar y hallar la voluntad de Dios para nuestro pueblo, y seguirla».

Por último, los «Pies desnudos«, subraya el Papa, aluden a estar en esos «rincones del mundo embriagados de dolor y sufrimiento por la guerra, la discriminación, la persecución, el hambre y numerosas formas de pobreza que te exigirá tanta compasión y misericordia».

El Papa ha querido cerrar la carta a los nuevos cardenales con una llamada a una vida de servicio: «que el título de “servidor” —diácono— opaque cada vez más al de “eminencia”.

Mayoría de cardenales de Francisco

Los 21 nuevos cardenales se unirán al colegio cardenalicio el próximo 8 de diciembre en lo que será el décimo consistorio del pontificado de Francisco que se convierte así en el Papa de los últimos años que más consistorios cardenalicios ha creado: 10 en trece años, mientras que Juan Pablo II convocó 9 en 24 años y Benedicto XVI, cinco en sus años de pontificado.

En la actualidad, el colegio cardenalicio está compuesto, en su amplia mayoría por cardenales nombrados por el Papa Francisco. 111 de ellos han sido creados por este Papa mientras que otros 24 fueron nombrados por Benedicto XVI y sólo seis sobreviven de la etapa de san Juan Pablo II.

Vocaciones

Conoce a la persona que va a peregrinar andando de Cantabria a Belén

Fernando Gutierrez es un misionero laico fundador de una misión en Kenia para atender a madres adolescentes embarazadas. Ahora emprende una nueva búsqueda comenzando hoy una peregrinación de casi 6.000 km desde Santo Toribio de Liébana a Belén.

Javier García Herrería·12 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

A lo largo de la vida todos tenemos que descubrir quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos. La mayoría de nosotros sigue caminos previsibles, típicos y acomodados. No es así en el caso de Fernando Gutierrez, un auténtico buscador de la voluntad divina. Muchos de los que le conocen señalan que es la persona más providencialista con la que se han encontrado. Hoy, 12 de octubre, este misionero laico emprende un nuevo viaje, esta vez desde Cantabria hasta Belén. Lo cuenta en @peregrinoabelen

¿Quién es Fernando Gutiérrez?

Menuda pregunta. Te respondo contándote de dónde vengo y a dónde voy. Me crié en Madrid en una familia católica. Estudié en los pasionistas y los jesuitas. A los 17 años me alejé muy conscientemente de Dios. Las drogas empezaron a formar parte de mi vida y mi trato con las chicas era un desastre. Llegaron a expulsarme de la universidad… Mi vida se guiaba por el placer y la diversión.

¿Y qué te hizo cambiar de vida?

Conocer la valla de Melilla y las vidas de las personas que huían de África buscando una vida mejor en Europa. Tras estudiar periodismo viví en esa ciudad y finalmente acabé contando las historias de los que estaban al otro lado de nuestra frontera. Más adelante fui a cubrir el conflicto de Gaza que estalló en 2014. Siempre había querido ser periodista de guerra y, aunque seguía sin reconciliarme con Dios, desde mi experiencia africana no dejaba de preguntarle a Dios qué quería decirme con todo el sufrimiento que veía a mi alrededor.

¿Cuál fue el siguiente paso?

Pasar por la confesión e irme a Calcuta, pues siempre me había atraído la entrega de la Madre Teresa que había conocido a través de los medios de comunicación. A mis 30 años pasé un año con las Misioneras de la Caridad en la India y renací verdaderamente para el Señor.

¿Qué aprendiste en la India?

A confiar en Dios y buscar su voluntad. Mi vida sacramental y de oración se acrecentaron gracias al trato que tenía con los más necesitados. Aprendí a vivir de Dios, aunque evidentemente es algo que tengo que redescubrir cada día. No soy un modelo de nada, eso lo tengo claro.

En la India la Virgen también puso en mi corazón el deseo de cuidar a los niños pequeños, a aquellos que nadie cuida y que son hijos de María.

¿Y por eso fundaste la Misión de los hijos de María?

Bueno sí, ese fue el resultado final. Pero antes ingresé en el seminario de los sacerdotes Misioneros de la Caridad y pasé cuatro años muy felices en Roma y Kenia, hasta que llegó un momento que vi que la voluntad de Dios para mí para era fundar Mary´s Children Mission, en Nairobi. Me consagré como misionero laico y puse en marcha una residencia con 15 camas para atender a niñas adolescentes embarazadas y les damos formación para capacitarlas en alguna labor que les permita valerse por sí mismas y cuidar de sus hijos. También dedico mucho tiempo a la evangelización de niños.

¿Y de qué viven? ¿Cómo se financia?

En la familia de las Misioneras de la Caridad aprendí a vivir de la providencia y este espíritu me acompaña desde entonces. Si te digo la verdad, vivimos al día y sin pedir, pero el Señor siempre está grande con nosotros y nos manda lo que necesitemos. Mucha gente que ha oído hablar de nosotros nos envía donativos.

En los dos años que lleva la misión no he estado nunca sólo. Siempre ha habido voluntarios que me han acompañado y, al volver a sus países de origen, se han convertido en embajadores del proyecto.

Bueno, como veo que no pides, voy a poner yo un enlace a la web de donativos por si acaso algún lector se siente llamado a ayudar…

(Risas). Muchas gracias.  

Fernando dando una catequesis a niños.

Y ahora has decidido ir a Belén. ¿Por qué razón?

La misión en Kenia va bastante bien y siento que no debo apegarme a ella. Dios ha enviado otra persona que se ha consagrado y puede sacarla adelante. Como no tenía claro qué hacer, he decidido irme a vivir a Belén un tiempo para discernir la voluntad de Dios. Fue allí donde nació el niño más importante de la historia y siento que Dios me llama a estar allí para ver cuál es el siguiente paso que quiere para mi vida.

Y lo de ir andando hasta Belén desde Santo Toribio, ¿de dónde sale?

Bueno, desde hace años soy amigo de Carlota Valenzuela, que peregrinó a Jerusalén andando hace dos años. Ahora organiza peregrinaciones para grupos a Santo Toribio de Liébana. Este verano fui a una de ellas y sentí que Dios me pedía ir andando desde la cruz de hasta Belén, porque en el caminar cristiano no hay vida sin cruz.

Bueno, está visto que tu lógica no es la de este mundo… ¿Qué esperas encontrar en este viaje?

Muchas cosas, la verdad, porque serán muchos meses. Sobre todo estoy abierto a los regalos de Dios. Tengo puesta en él mi confianza, aunque eso no quiere decir que no note el miedo ante la incertidumbre. Al fin y al cabo es un viaje largo, voy sin dinero y pidiendo alojamiento a quien quiera dármelo.

Vocaciones

Acompañar a los novios. Enseñar y construir el amor

San Juan Pablo II otorgó una gran importancia al noviazgo cristiano, entendido como una preparación para el sacramento del matrimonio, por lo que aprovechó muchas ocasiones para hablar sobre la formación a los novios.

Santiago Populín Such·12 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 8 minutos

El pontificado de san Juan Pablo II, en sus reflexiones sobre la familia, le otorgó una gran importancia al noviazgo cristiano, entendido como una preparación para el sacramento del matrimonio y para la vida familiar: «Debéis prepararos para el maravilloso compromiso del matrimonio y la fundación de la familia, la unión más importante de la comunidad cristiana. Como jóvenes cristianos debéis prepararos cuidadosamente para llegar a ser buenos esposos y buenos padres de vuestra familia» (San Juan Pablo II, Encuentro con las nuevas generaciones, Uganda, 6 de febrero de 1993).

El Papa polaco insistió en acompañar a los jóvenes porque, entre otras razones, la juventud es una etapa en la que se buscan respuestas a los grandes cuestionamientos de la vida. Así lo expresaba en una oportunidad, respondiendo al significado de la juventud: «¿Qué es la juventud? No es solamente un período de la vida correspondiente a un determinado número de años, sino que es, a la vez, un tiempo dado por la Providencia a cada hombre, tiempo que se le ha dado como tarea, durante el cual busca, como el joven del Evangelio, la respuesta a los interrogantes fundamentales; no sólo el sentido de la vida, sino también un plan concreto para comenzar a construir su vida. Ésta es la característica esencial de la juventud» (San Juan Pablo II, “Cruzando el umbral de la Esperanza»).

También explicó que, ante una sociedad golpeada y disgregada por tensiones y problemas a causa del choque entre los diversos individualismos y egoísmos, es crucial que los padres ofrezcan a sus hijos una «educación al amor», «una educación sexual clara y delicada» (Cfr. San Juan Pablo II, “Familiaris consortio, n. 37). 

Esta preocupación por la educación de los jóvenes ya se vislumbraba en el inicio de su trabajo pastoral, cuando era un joven sacerdote: «La vocación al amor es, de modo natural, el elemento más íntimamente unido a los jóvenes. Como sacerdote, me di cuenta muy pronto de esto. Sentía una llamada interior en esta dirección. Hay que preparar a los jóvenes para el matrimonio, hay que enseñarles el amor» (San Juan Pablo II, “Cruzando el umbral de la Esperanza»). 

Enseñar y construir el amor

En 1973, en un encuentro con capellanes universitarios, Karol Wojtyla expresaba: «El amor es, ante todo, una realidad. Es una realidad específica, profunda, interna a la persona. Y a la vez, es una realidad interpersonal, de una persona a otra, comunitaria. Y en cada una de estas dimensiones –interior, interpersonal, comunitaria– tiene su particularidad evangélica. Ha recibido una luz» (K. Wojtyla, “Los jóvenes y el amor. Preparación al matrimonio”). 

Así mismo, el término “amor” adquiere una forma más madura al inicio de su pontificado. En su primera encíclica, “Redemptor hominis” n. 10, Juan Pablo II explicó que «El hombre no puede vivir sin amor. Él permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente». Podemos preguntarnos, ¿dónde hunden sus raíces dichas palabras? Una posible respuesta a este interrogante se encuentra en “Familiaris consortio” n. 11, publicada unos años después de “Redemptor hominis”: «Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza: llamándolo a la existencia por amor, lo ha llamado al mismo tiempo al amor. Dios es amor y vive en sí mismo un misterio de comunión personal de amor. Creándola a su imagen y conservándola continuamente en el ser, Dios inscribe en la humanidad del hombre y de la mujer la vocación y consiguientemente la capacidad y la responsabilidad del amor y de la comunión. El amor es por tanto la vocación fundamental e innata de todo ser humano».

La vocación al amor

Entonces, los dos textos señalados,Redemptor hominis” y «Familiaris consortio», nos muestran la «vocación al amor» como algo fundamental e innato, pues revelan que el amor hunde sus raíces en el misterio de Dios. Así, en el origen de toda vocación se encuentra el Amor primero, que es Dios, y que se basa en un amor de comunión entre las Personas divinas. De esta forma, el hombre y la mujer, creados como «unidad de los dos», están llamados a vivir una comunión de amor y, de ese modo, reflejar en el mundo la comunión de amor que se da en Dios, «por la que las tres Personas se aman en el íntimo misterio de la única vida divina» (Cfr. San Juan Pablo II, “Mulieris dignitatem”, 15 de agosto de 1988, n. 7).

Esto último expuesto, lo vemos también reflejado en su obra “El Taller del orfebre». En ella, Karol Wojtyla expresó esta verdad con una imagen: los anillos de los esposos son forjados por el orfebre, que representa a Dios. Es decir, las alianzas no sólo simbolizan la decisión de permanecer juntos, sino también que ese amor será estable porque se apoya en el Amor primero, un Amor que les precede y les llevará más allá de sus expectativas. Dicho de otro modo, apoyados en ese Amor primero, hombre y mujer serán capaces de mantenerse unidos y fieles (Cfr. C. A. Anderson – J. Granados, “Llamados al amor: teología del cuerpo en Juan Pablo II”).

El Pontífice precisó además que, según la Revelación cristiana, los dos modos específicos de realizar «integralmente» la vocación de la persona al amor son el matrimonio y la virginidad. Ambos, en su forma característica, manifiestan la verdad más profunda del hombre, el de su «ser imagen de Dios». Por esta razón, exhortó con frecuencia a tomarse en serio la experiencia del amor, basada en amar como Jesús: «La razón más profunda del amor cristiano está en las palabras y el ejemplo de Cristo: “Amaos unos a otros como yo os he amado” (Jn 15, 12). Esto se aplica a todas las categorías del amor humano, se aplica a la categoría del amor comprometido, el amor en preparación para el matrimonio y la familia» (San Juan Pablo II, Encuentro con los jóvenes de Lombardía, 20 de junio de 1992).

El amor que «va siendo»

San Juan Pablo II subrayó que si se ama el amor humano, nace también la viva necesidad de dedicar todas las fuerzas a la búsqueda de un “amor hermoso”, porque el amor es hermoso, y los jóvenes siempre buscan la belleza del amor, quieren que su amor sea bello (Cfr. San Juan Pablo II, “Cruzando el umbral de la Esperanza»; el amor hermoso es para Juan Pablo II, desde mucho antes de iniciar su pontificado, el amor casto (Cfr. K. Wojtyla, “Amor y responsabilidad”). Además, explica que, dado que ese amor no es posible alcanzarlo por las solas fuerzas humanas, es necesario descubrir que sólo Dios puede conceder un amor así. Dios nos brinda este amor hermoso al entregarnos a su Hijo, por lo que seguir a Cristo es el camino para encontrar este amor hermoso (Cfr. San Juan Pablo II, Encuentro con los jóvenes de Lombardía, 20 de junio de 1992).

Pero no sólo se trata de buscar ese amor hermoso, sino también de construirlo, pues el don del amor reclama la tarea de amar: «El amor nunca es una cosa preparada y sencillamente ‘ofrecida’ a la mujer o al hombre, sino que ha de ir elaborándose. En cierta medida, el amor nunca ‘es’, sino que ‘va siendo’, a cada momento, lo que de hecho le aporta cada una de las personas y de acuerdo con la profundidad de su compromiso» (K. Wojtyla, “Amor y responsabilidad”).

Los novios y la castidad

Para la construcción del amor, Juan Pablo II destacó la castidad como algo fundamental; se trata de una «virtud que desarrolla la auténtica madurez de la persona y la hace capaz de respetar y promover el “significado esponsal” del cuerpo» (Cfr. “Familiaris consortio” n. 37). Dicho de otro modo, la castidad desarrolla la madurez personal que se ve reflejada en la virtud de la responsabilidad, reconociendo al otro y respondiendo, de modo adecuado, al bien que es en sí mismo.

La castidad repercute en toda la totalidad del hombre: en cuanto alma que se expresa en el cuerpo informado por un espíritu inmortal, está llamado al amor en esta totalidad unificada; así, el amor abarca también el cuerpo humano y el cuerpo se hace partícipe del amor espiritual (Cfr. san Juan Pablo II, “Familiaris consortio” n. 11.). Por esta razón, el Pontífice insistió en la vocación a la castidad como un aspecto esencial para la preparación al matrimonio. Además, explicó que la castidad –que significa respetar la dignidad de los demás, ya que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo– lleva a crecer en el amor hacia los demás y hacia Dios, como así también ayuda a preparar la «dedicación mutua» que es la base del matrimonio cristiano (Cfr. San Juan Pablo II, Encuentro con las nuevas generaciones, Uganda, 6 de febrero de 1993).

Por sus amplios estudios previos, sabía bien por qué la castidad lleva a crecer en el amor: «Ella tiene la misión de liberar el amor de la actitud de gozo egoísta. (…) Muchas veces se piensa que la virtud de la castidad tiene un carácter puramente negativo, que no es más que una serie de negativas. Por el contrario, se trata de un ‘sí’ del que enseguida resultan los ‘noes’. (…) La esencia de la castidad consiste en no dejarse ‘distanciar’ del valor de la persona. (…) La castidad no conduce en modo alguno al desprecio del cuerpo, pero sí que implica cierta humildad. El cuerpo humano ha de ser humilde ante la grandeza de la persona, y el cuerpo humano ha de ser humilde ante la grandeza del amor» (K. Wojtyla, “Amor y responsabilidad»).                     

Por otro lado, alertó a no dejarse engañar por las palabras vacías de quienes ridiculizan la castidad o la capacidad de autocontrol. Pues, la fuerza de un futuro amor conyugal, depende de la fuerza del compromiso actual vivido ya en el noviazgo, de aprender el amor verdadero sostenido en «una castidad que implica el abstenerse de toda relación sexual fuera del matrimonio» (Cfr. San Juan Pablo II, Encuentro con las nuevas generaciones, Uganda, 6 de febrero de 1993).

El orden del corazón

Se puede observar cómo las enseñanzas sobre la castidad, expuestas por san Juan Pablo II, coinciden con lo establecido en el Catecismo de la Iglesia Católica, por él promulgado: «Los novios están llamados a vivir la castidad en la continencia. En esta prueba han de ver un descubrimiento del mutuo respeto, un aprendizaje de la fidelidad y de la esperanza de recibirse el uno y el otro de Dios. Reservarán para el tiempo del matrimonio las manifestaciones de ternura específicas del amor conyugal. Deben ayudarse mutuamente a crecer en la castidad» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2350.).

En sus catequesis sobre el amor humano, en el contexto de mostrar cómo la castidad se encuentra en el centro de la espiritualidad conyugal, afirmó: «La castidad es vivir en el orden del corazón. Este orden permite el desarrollo de las “manifestaciones afectivas” en la proporción y en el significado propios de ellas» (San Juan Pablo II, Hombre y Mujer los creó, Catequesis 131, 14 de septiembre de 1984).

Además, en otra oportunidad explicó: «Cuando Dios nos creó, nos dio más de una forma de ‘hablar’ unos con otros. Además de expresarnos a través de las palabras, también nos expresamos a través de nuestro cuerpo. Los gestos son como ‘palabras’ que revelan lo que somos. Los actos sexuales son como ‘palabras’ que revelan nuestro corazón. El Señor quiere que usemos nuestra sexualidad según su plan. Él espera que ‘hablemos’ diciendo la verdad. Un ‘lenguaje’ sexual honesto exige un compromiso de fidelidad de por vida. Dar tu cuerpo a otra persona significa entregarle todo a esa persona. Sin embargo, si no está casado, admita que puede cambiar de opinión en el futuro. Por tanto, la donación total estaría ausente. Sin el vínculo del matrimonio, las relaciones sexuales son falsas, y para los cristianos el matrimonio significa matrimonio sacramental» (Cfr. San Juan Pablo II, Encuentro con las nuevas generaciones, Uganda, 6 de febrero de 1993).

Esto último expuesto por san Juan Pablo II lleva a considerar que el amor tiene sus expresiones afectivas y físicas según la etapa en la que esté. En este sentido, el noviazgo es el tiempo único e irrepetible de la promesa, no el de la vida conyugal. Por tanto, el trato mutuo en un noviazgo cristiano tiene que ser el de dos personas que se quieren pero que no se han entregado totalmente al otro en el sacramento del matrimonio. Por esta razón, los novios tienen que aprender a descubrir el significado y la vivencia del pudor; eso les llevará a ser delicados en el trato y en las manifestaciones de afecto, evitando las ocasiones que pueden poner al otro en circunstancias límites (Cfr. K. Wojtyla, “Amor y responsabilidad»).

Desaconsejar lo contrario puede llevar a alimentar una intimidad impropia –determinándola reductivamente a lo sexual–, y esto no une, sino que separa ( Cfr. San Juan Pablo II, Hombre y Mujer los creó, Catequesis 41, 24 de septiembre de 1980). Además, llegarían a verse mutuamente como un objeto que satisface el propio deseo personal, en lugar de verse como una persona a la que el amor inclina a darse (Cfr. San Juan Pablo II, Hombre y Mujer los creó, Catequesis 32, 23 de julio de 1980). 

Por último, conviene resaltar que para conseguir «vivir en el orden del corazón», no hay que olvidar que se cuenta con la gracia de Dios para conseguirlo: «Permaneced en Cristo: esto es lo esencial para cada uno de vosotros. Permaneced en él escuchando su voz y siguiendo sus preceptos. Así conoceréis la verdad que os hace libres, encontraréis el Amor que transforma y santifica. De hecho, todo adquiere un nuevo significado y valor cuando se lo considera a la luz de la persona y de la enseñanza del Redentor» (Cfr. Encuentro con los jóvenes de Lombardía, 20 de junio de 1992).

El autorSantiago Populín Such

Bachiller en Teología por la Universidad de Navarra. Licenciado en Teología Espiritual por la Universidad de la Santa Cruz, Roma.

Vaticano

De nuevo la paz: los últimos llamamientos del Papa Francisco

El Papa Francisco hace llamamientos a la paz prácticamente a diario, expresando la necesidad de detener las guerras y construir puentes de fraternidad.

Giovanni Tridente·11 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

El Papa Francisco no cesa de hacer llamamientos a la paz. Lo hace prácticamente cada día, expresando en las distintas circunstancias de su ministerio el profundo deseo de detener las guerras, derribar los muros del odio y construir puentes de fraternidad. En estos días, particularmente intensos por lo que está sucediendo en Oriente Medio -sin olvidar la «atormentada Ucrania» y otras poblaciones-, su mensaje de paz ha resonado con más fuerza si cabe, en los contextos más diversos.

Del Sínodo

Empezando por la Misa de apertura de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, el 2 de octubre, en la que el Papa instó a la Iglesia a escuchar al Espíritu Santo para encontrar la armonía en las diferencias. Hablando de los «vientos de guerra y los fuegos de la violencia» que siguen asolando el mundo, Francisco invitó a todos a hacer de la Iglesia un refugio, un lugar de acogida y protección. Subrayó lo fundamental que es para el camino sinodal escuchar la voz de Dios, el único que puede guiar al pueblo cristiano hacia soluciones de paz y unidad. «Las soluciones a los problemas que hay que afrontar no son nuestras, sino Suyas», reiteró, recordando la importancia de proceder con humildad, especialmente en este tiempo marcado por conflictos y divisiones.

En el Ángelus

Como él mismo anunció, también el domingo por la tarde, acompañado por los Padres sinodales, el Papa se dirigió a la Basílica de Santa María la Mayor para rezar un Rosario por la paz. Ante el icono de la Salus Populi Romani, Francisco imploró a la Virgen María que intercediera por el mundo, para que finalmente se cumpliera la profecía de Isaías: «Romperán sus espadas y harán de ellas arados, de sus lanzas harán guadañas; una nación no alzará la espada contra otra nación, ya no aprenderán el arte de la guerra» (Is 2,4). A continuación, volvió a expresar la necesidad de desarmar no sólo las armas físicas, sino también los corazones, para que cese la violencia y se abra el camino de la reconciliación.

A los cristianos de Oriente Próximo

En la jornada de oración y ayuno por la paz del 7 de octubre, el Papa no quiso dejar de mostrar su cercanía a los católicos de Oriente Medio, con una sentida carta en la que se mostraba comprensivo con el sufrimiento directo e indirecto causado por la guerra. Repitió que todo conflicto representa una «derrota» e instó a los cristianos a no cansarse de pedir a Dios la paz. La gente de hoy no sabe cómo encontrar la paz», escribió, “y los cristianos no debemos cansarnos de pedirla”. Y añadía una fuerte llamada a la esperanza: «No os dejáis tragar por las tinieblas, sino que os convertís en brotes de esperanza».

En la Audiencia General

Por último, en la audiencia general de este miércoles 9 de octubre, reanudando el ciclo de catequesis sobre el Espíritu Santo, el Pontífice reflexionó precisamente sobre el papel del Espíritu en la creación de la unidad dentro de la Iglesia. Recordó cómo el Espíritu, en tiempos de los Apóstoles, movió a la Iglesia a extenderse más allá de las fronteras del pueblo judío, superando las divisiones entre judíos y gentiles. Del mismo modo, hoy el Espíritu sigue trabajando por la unidad entre los pueblos y entre los cristianos, enseñando que la unidad no se construye en torno a uno mismo, sino en torno a Cristo. A continuación, confió a la «bondadosa madre» María, «el deseo de paz de los pueblos que sufren la locura de la guerra».

La maternidad, al podium social

En todos los países de occidente la tasa de fertilidad está muy por debajo de la tasa de reposición y continúa su tendencia decreciente.

11 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 5 minutos

En todos los países de occidente la tasa de fertilidad está muy por debajo de la tasa de reposición y continúa su tendencia fuertemente decreciente. De continuar esa tendencia, muchos de ellos en pocos decenios desaparecerán.

Corea del Sur es el país con menor tasa de natalidad del mundo. Dada la gran preocupación de su gobierno por el problema, han gastado 200.000 millones de dólares en intentar aumentar su tasa de natalidad. Hungría gasta el 5% de su PIB anualmente en lo mismo. Ambos países y muchos otros están fracasando.

Sin embargo, Georgia o Mongolia aumentaron mucho su tasa de natalidad sin gastar prácticamente nada. ¿Cómo? Comprendieron que la fertilidad no es una cuestión de dinero, sino también de estatus. Antes de explicar la importancia del estatus, observemos rápidamente que las explicaciones más comunes de por qué la fertilidad está colapsando (coste de la vida, etc) no pueden ser la historia completa.

De qué depende el aumento de la natalidad

Como muestran los países mencionados y los países nórdicos, dar a las personas más y más beneficios económicos para tener hijos no cambia prácticamente la situación. Nos encontramos ante una aparente paradoja: una tendencia sostenida hacia menores tasas de fertilidad en todo Occidente, en un país tras otro, generación tras generación, sin una lógica causal obvia. ¿Cómo se explica esto?

Existe una causa fundamental poco apreciada de esta tendencia, que se manifiesta en forma de diferentes causas, reales e imaginarias, y en diferentes geografías. Esta causa fundamental es el estatus. El «estatus» social denota un conjunto universal de instintos y comportamientos humanos.

Qué es el estatus

El estatus describe la posición percibida del individuo dentro del grupo. Denota su valor social y su lugar dentro de las jerarquías formales e informales que componen una sociedad. El estatus tiene su expresión en los comportamientos de deferencia, acceso, inclusión, aprobación, aclamación, respeto y honor (o en sus opuestos: rechazo, ostracismo, humillación, etc.).

El estatus se obtiene y se mantiene a través de comportamientos aprobados socialmente (logros, etiqueta, defensa del grupo) o mediante la posesión de «símbolos» reconocidos (títulos, riqueza, atractivo físico).

Los valores sociales actuales son materialistas y están muy influenciados por la cultura woke y similares. Estos implican que el resultado en cuanto a estatus por tener un hijo más es inferior al de otros factores en competencia. El estatus tiene una importancia existencial para muchos individuos. Las personas se suicidan por la pérdida de estatus.

Georgia

A mediados de la década de 2000, Georgia disparó su tasa de natalidad, que aumentó un 28% y se mantuvo alta durante muchos años. ¿Cómo lo consiguió? Un importante patriarca de la Iglesia Ortodoxa de Georgia, Ilia II, anunció que bautizaría personalmente y se convertiría en padrino de todos los terceros hijos en adelante. Los nacimientos de terceros hijos aumentaron tanto que, de hecho, eclipsaron las disminuciones en el número de primeros y segundos hijos. Esto se ha entendido ampliamente como un fenómeno exclusivamente religioso, pero se entiende mejor si incorporamos el factor del estatus.

Mongolia es otro gran ejemplo. Durante casi 70 años, los líderes mongoles han otorgado la Orden de la Gloria Maternal a las madres de varios hijos. Esto ha elevado el estatus de la maternidad y ha ayudado a forjar una cultura notablemente pro-natal.

La fertilidad en Mongolia ha sido consistentemente 2 y 3 veces más alta que la de los países vecinos en los últimos años y ha ido aumentando poco a poco desde hace 20 años, mientras que sus vecinos han visto caer las tasas de natalidad.

Verdadero reconocimiento

En Mongolia el propio presidente entrega un premio a cada madre que tenga al menos cuatro hijos. Las madres mongolas de cuatro hijos reciben la Orden de la Maternidad Gloriosa. Las madres de seis hijos reciben la Orden de la Maternidad Gloriosa de Honor. Las madres reciben esa distinción de la mano del mismo presidente en una ceremonia que se celebra por todo lo alto. Las mujeres descienden por las escaleras del Palacio de Estado en Ulaanbaatar sobre una alfombra roja y dorada, con la estatua de Genghis Khan justo detrás de ellas.

Se realizan varias ceremonias por distritos, para poder brindar una atención personalizada a todas las galardonadas. También hay un premio en efectivo, pero es mínimo: solo 60 dólares para las madres de seis hijos. Claramente, la motivación de las mujeres para tener hijos no es económica, sino que es el estatus en la sociedad mongola.

Este premio es tan importante que incluso los consulados de Mongolia tienen la obligación de otorgarlo también a las madres mongolas en el extranjero. El estatus en torno a la maternidad es un factor crucial y poco apreciado de las tasas de natalidad. El estatus es increíblemente importante para la mayoría de los seres humanos, y quizás lo buscamos más que cualquier otra cosa.

Sentido trascendente

El estatus ayuda a explicar la paradoja de que, a medida que las sociedades se enriquecen y la sociedad pierde el sentido trascendente de la vida, la tasa de fertilidad disminuye. Aunque el bienestar absoluto ha aumentado, tener hijos en una sociedad rica y materialista no ofrece ningún aumento en el estatus relativo.

La educación y la carrera profesional compiten directamente con la vida familiar. En grupos culturales donde la maternidad y la paternidad se eleva a un alto estatus, como en grupos religiosos como los católicos tradicionales o los judíos ortodoxos modernos (no confundir con los ultraortodoxos), la tasa de fertilidad suele ser más alta.

Esto puede explicar también la notable fertilidad en Inglaterra y Gales durante la época victoriana. La reina Victoria transmitió una cultura que confería un alto estatus a la maternidad, al criar ella misma nueve hijos.

Corea del Sur

¿Y a la inversa, puede el estatus reducir las tasas de natalidad? Sí, puede. Corea del Sur es el ejemplo perfecto. Gracias a los sistemas formalizados coreanos de etiqueta, lenguaje y títulos, las jerarquías sociales allí son muy claras y explícitas. Los individuos se ven incentivados a tomar las medidas necesarias, por extremas que sean, para garantizar que su estatus dentro del sistema se maximiza o al menos se mantiene.

Este proceso encuentra una expresión particular en la estructura de la economía coreana, en la que los únicos empleadores de alto estatus son el pequeño número de mega-conglomerados industriales como Samsung (los llamados «chaebols»).

Los “chaebols”

En Corea no eres una persona de igual estatus que otras si no trabajas en alguno de estos chaebols. Los chaebols son extremadamente importantes para el estatus social en Corea. Las personas dedican gran parte de su vida a intentar obtener la puntuación perfecta en el examen de acceso al chaebol de su elección.

La competencia es feroz y depende del desempeño de cada individuo en el examen nacional que determina las plazas universitarias. Este examen es tan importante que hasta el tráfico aéreo y por carretera se ralentizan al máximo el único día del año en que se realiza.

Todos los niños deben recibir una formación excepcional para rendir en este examen. Esto significa que los padres deben pagar profesores particulares o academias muy costosas. Esto hace que la mayoría de las parejas no tengan familias numerosas.

Estima personal

Todos tenemos una necesidad psicológica de estatus. Pero ahora que la pregunta introductoria estándar es «¿A qué te dedicas?», lamentablemente “Soy madre” no es una buena respuesta, porque transmite poco estatus dentro de la cultura materialista actual o de la cultura «woke» de no tener hijos para «salvar el planeta».

¿Hay entonces alguna esperanza para las generaciones futuras? Sí, la fe y la cultura religiosa trascendente, no materialista. Las comunidades modernas de judíos ortodoxos y las de católicos tradicionales tienen tasas de fertilidad más altas aún viviendo en países occidentales y siendo sus mujeres universitarias o con formación profesional, y ostentando muchas de ellas carreras profesionales de prestigio.

Además de la definitiva influencia de la fe en la trascendencia de la vida y en el valor divino de lo humano, dentro de esos grupos presentarse como madre de varios hijos mejora su estatus social.

El mensaje es que tenemos que encontrar una manera de honrar la maternidad como si nuestra civilización dependiera de ella. Porque sin duda depende de ello.

El autorJosé Gefaell

Analista de Datos. Ciencia, economía y religión. Venture Capitalist y banquero de inversiones (Perfil en X: @ChGefaell)

Ecología integral

Campus Bio-Médico de Roma: inclusión social y mayores activos

Entre los proyectos en Roma a favor de la tercera edad, se encuentra “Juntos en el cuidado de los mayores”, de la Fundación Alberto Sordi, entidad del sistema Campus Bio-Médico de Roma. Su directiva Grazia della Torre habla de la centralidad de la persona mayor y del fomento de la socialización y la integración.

Hernan Sergio Mora·11 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

El Papa Francisco ha denunciado reiterada y enérgicamente la cultura del descarte que margina a los ancianos. Ha advertido que “una sociedad que no respeta a los ancianos, que los abandona, no tiene futuro porque pierde la memoria”. También recordó la importancia de los abuelos, afirmando que ellos “nos protegen con su sabiduría”.

Entre los proyectos que se destacan en Roma a favor de la tercera edad, se encuentra “Juntos en el cuidado de los mayores”, de la Fundación Alberto Sordi, entidad del sistema Campus Bio-Medico de Roma.

Actualmente también se está promocionando un servicio especial para ancianos con Alzheimer y demencias afines. La demencia es un reto emocional y práctico que implica no sólo a quienes la padecen, sino también a sus familias y a las comunidades circundantes.

Grazia Dalla Torre, directora administrativa del Centro de Cuidados Paliativos “Insieme nella Cura”, del Policlínico Universitario Campus Bio-Médico y Business Development de la Fundación Alberto Sordi, ha conversado con Omnes acerca de estas iniciativas y el cuidado de los ancianos en la actualidad.

¿Cómo trabajan la Fundación Alberto Sordi y el Campus Bio-Médico en favor de las personas mayores?

 – Dentro del sistema del Campus Bio-Medico de Roma, la Fundación Alberto Sordi promueve numerosas iniciativas en favor de las personas mayores. Entre ellas, son especialmente populares el Centro de Día para ancianos frágiles y el servicio de asistencia social a domicilio. Pronto se abrirá un nuevo centro de día dedicado a personas con Alzheimer y otras formas de demencia.

Un proyecto piloto especialmente interesante, en el que participan unos 20 trabajadores socio-sanitarios, es el servicio de estimulación para personas con riesgo de deterioro cognitivo, directamente en sus domicilios. Los operadores están coordinados por un educador y un psicólogo, figuras que interactúan específicamente con las familias de las personas atendidas.

¿Cómo diseña la Fundación Alberto Sordi sus espacios para las personas mayores?

– El proyecto que proponemos pretende desarrollar una red integrada y flexible, capaz de adaptarse a las necesidades del territorio. Queremos ofrecer a los ancianos la posibilidad de encontrarse en el lugar de asistencia más adecuado para cada etapa de su vida.

En este sentido, el planteamiento de la Fundación Alberto Sordi se basa en varios principios clave. Por un lado, la centralidad de la persona mayor. Sobre este principio hemos diseñado este lugar considerando a la persona mayor en su totalidad, no sólo como un individuo con necesidades sanitarias, sino como una persona con una vida social rica y diversa.

Además, mantenemos un enfoque sinérgico y en red. Nuestro modelo de intervención está profundamente integrado con el territorio y otras realidades que operan en el sector del bienestar social. Colaboramos activamente con las autoridades locales, las asociaciones y, a través del Sistema Campus, con los servicios sanitarios, para crear una red de apoyo.

Promovemos una inclusión social y una participación activa en los mayores. Queremos que nuestros huéspedes, que en realidad son “los dueños de casa”, se sientan parte integrante de la comunidad con actividades sociales, culturales y recreativas que fomenten la socialización y la integración.

También damos apoyo a las familias. Somos conscientes del papel crucial que desempeñan las familias en el bienestar de las personas mayores. Les ofrecemos apoyo a través de programas de formación, asesoramiento y apoyo psicológico, garantizando que puedan participar activamente en el cuidado y tratamiento de sus seres queridos.

Por último, buscamos la calidad: Nos esforzamos constantemente por innovar adoptando las mejores prácticas asistenciales a partir de nuestra colaboración con el curso de Grado en Enfermería del Campus Universitario Bio-Medico. El objetivo es garantizar un alto nivel de calidad asistencial para mejorar la calidad de vida y la seguridad de nuestros mayores.

¿Cómo se procede cuando las personas necesitan un diagnóstico más preciso y cuidados paliativos?

– Con un enfoque de red y continuidad que incluye el Centro de Diagnóstico y Tratamiento de la Demencia y el Centro de Cuidados Paliativos “Insieme nella Cura” de la Fundación Policlínico Universitario Campus Bio-Médico, del que me ocupo personalmente.

¿Buscan un sistema integrado de asistencia social y sanitario?

– Estamos dando pasos hacia la creación de una red integrada, aunque de momento no se han completado todos los elementos de la cadena. Estamos trabajando para construir estos vínculos porque entendemos que sin una continuidad en el itinerario asistencial no se fomenta la unidad de respuesta asistencial, tan necesaria para las personas mayores. Creemos firmemente en esta visión, si bien hay objetivos que ya se han alcanzado y otros que aún quedan por alcanzar.

¿Cómo se armonizan la Fundación Alberto Sordi y la Fundación Policlínico?

– Compartimos el objetivo común de mejorar la calidad de vida de las personas mayores a través del enfoque “Una sola salud” y multidisciplinar con una gama completa de cuidados, desde el diagnóstico precoz hasta el apoyo continuo y los cuidados paliativos, en caso necesario.

¿Podemos hablar, por tanto, de un proyecto pionero?

– Sin duda podemos decir que se trata de un enfoque holístico, que abarca la atención preventiva, el diagnóstico precoz, el tratamiento avanzado y la atención continuada, por lo que está a la vanguardia en el sector de la atención a las personas mayores.

¿Dónde está el Centro Alberto Sordi?

–Se encuentra dentro de la primera estructura del Campus Bio-Medico construido en el año 200 en Trigoria, a unos 20 kilómetros de Roma, un edificio dedicado al cuidado de las personas mayores, diseñado según la visión de Alberto Sordi. En esta zona también se encuentra el Centro de Cuidados Paliativos. 

Las actividades asistenciales con valores religiosos suelen tener un valor añadido, ¿por qué? ¿Y cuál es la característica de esta labor apostólica del Opus Dei, deseada por don Álvaro del Portillo?

— Seguramente tienen una “protección especial” que les motiva a un profundo sentido de misión y caridad, derivado de principios religiosos que promueven la compasión, el amor al prójimo y el compromiso con el bien común. Esta motivación se transforma en una energía positiva que guía a los trabajadores en su trabajo diario con dedicación y pasión.

En nuestro Campus ofrecemos no sólo asistencia material, sino también apoyo espiritual y emocional a las personas atendidas que así lo deseen. Este aspecto es fundamental para ayudar a las personas a afrontar su momento presente, especialmente si es difícil y lleno de sufrimiento, con una interpretación existencial y con esperanza.

Gracias al beato Álvaro del Portillo, en el Campus Bio-Medico se intenta compartir el enfoque integrado entre fe y trabajo cotidiano. El Opus Dei promueve el compromiso cristiano a través de la santificación del trabajo ordinario y la participación activa en la sociedad. Esto se traduce en la atención a la dignidad de la persona humana, el respeto a los valores morales y la integridad en el servicio a los demás.

El autorHernan Sergio Mora

Leer más

Opus de postre

Una característica propia del católico comprometido es la de ser “incómodo”, y esto ha sido así desde el siglo I.

10 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

No falla. Si la cena de colegas decae, saca el tema del Opus. Si la presentación del nuevo novio de tu hermana empieza a entrar en un silencio incómodo, saca el tema del Opus. Si en el trabajo no sabes cómo meter cuña, saca el tema del Opus…, da igual cuándo y cómo; da igual saber mucho, poco, o nada, del Opus. Cada uno de nosotros tiene una opinión del Opus, siempre certera por cierto. Que se quite el Fundador, que ahí entro yo, a poner orden y a decir cómo tienen que ser las cosas y por qué “ahora les va tan mal a los del Opus”. 

Es cierto que esta misma dinámica, hace unos años, se aplicaba a la Iglesia católica en general – “la religión”, la llamábamos-, pero en estos últimos meses, el Opus Dei ha ganado la categoría de postre de todas las comidas-corrillo. 

Todos tenemos un amigo del Opus -nos basta con que haya estudiado en un colegio-, contamos también con una conocida que fue del Opus y, probablemente, sabemos de otro al que “quisieron captar y no lo consiguieron”. En resumen: tenemos la tesis doctoral hecha, con todos los datos y perspectivas.

Si antes todos teníamos una tía monja (si eras vasca o vasco, dos) y por tanto, éramos expertos teólogos, ahora lo hemos traspasado a la Obra y estamos listos para hablar del Opus. 

Es innegable que la Iglesia en general, pasa por un tiempo extraño. Todos los tiempos de la Iglesia son, de algún modo, extraños. Tal vez sea por el tema de que, por naturaleza, por aquello de la Iglesia militante, purgante y triunfante, está por encima de la propia humanidad, pero no hay que obviar que, efectivamente, hoy hay muchos “desconcertados con la Iglesia”, así en general, dentro y fuera de ella.

La institución que encarna el carisma de Josemaría Escrivá vive momentos de cierta incertidumbre, especialmente marcados por la renovación de sus estatutos y su “encaje” dentro de la organización eclesial. No olvidemos que, aunque la Iglesia es vivificada por el Espíritu, quiere tener bien delineada la forma jurídica en la que se traduce cada carisma. Tampoco podemos olvidar que cada página del Evangelio  -cada carisma- hace el Evangelio. No lo hace de manera exclusiva, pero si se excluye, no es el Evangelio. 

Todo católico sabe que hace el bien y hace el mal. No hay excepciones. En la Iglesia no hay, por tanto, instituciones que hacen el bien e instituciones que hacen el mal de manera absoluta. Eso sí, somos conscientes de que, en ocasiones, el pecado ha tomado tal magnitud en algunas personas dentro y fuera de la Iglesia, que se han convertido en verdaderos demonios disfrazados de ángeles, fueran del Opus o fueran acérrimos contrarios a la obra de Escrivá. 

Se entiende que, quien no forma parte de la Iglesia, ni la ama, ni la entiende, dedique todas sus fuerzas a intentar demoler una u otra institución eclesial ya sea el Opus, ya sea otra. Una característica propia del católico comprometido es la de ser “incómodo”, y esto ha sido así desde el siglo I, no nos engañemos. Más de 2.000 años después sería, cuanto menos, sospechoso ser la nata de todo pastel.

El autorMaria José Atienza

Directora de Omnes. Licenciada en Comunicación, con más de 15 años de experiencia en comunicación de la Iglesia. Ha colaborado en medios como COPE o RNE.

Leer más
Evangelio

El tesoro de tener a Dios. Domingo XXVIII del tiempo ordinario (B)

Joseph Evans comenta las lecturas del domingo XXVIII del Tiempo Ordinario y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·10 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

La sabiduría consiste en saber lo que importa en la vida, cuáles son los verdaderos tesoros de la vida. Y estos tesoros no son materiales: son los tesoros de la virtud, del amor, sobre todo de la unión con Dios, porque sólo éstos perduran más allá de la muerte. Comparado con la sabiduría, “todo el oro ante ella es un poco de arena”, y la plata es “como el barro”, se nos dice en la primera lectura de hoy. 

Asimismo, el salmo nos anima a apreciar la brevedad de la vida para “adquirir un corazón sabio”.

Pero el evangelio nos presenta el triste episodio del joven rico que no fue capaz de aprender esta sabiduría. Aunque llevaba una vida limpia y decente -vivía los Mandamientos-, no fue capaz de responder a la llamada de Cristo. Cuando Jesús le invitó a que vendiera todo lo que tenía, diera el dinero a los pobres y le siguiera, se nos dice: “A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste porque era muy rico”. Este joven estaba tan acostumbrado a vivir en su zona de confort y a depender de sus riquezas que no podía aceptar el reto de prescindir de ellas para seguir a Cristo. 

Es aterrador pensar que uno puede vivir una vida básicamente buena y aun así rechazar la llamada de Dios.

Jesús dice a sus discípulos: “¡Qué difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas!”. Los discípulos se asombran, sin duda porque aún compartían la mentalidad de la Antigua Ley según la cual la riqueza era signo de la bendición de Dios. Como Israel no tenía todavía un concepto claro de la vida después de la muerte -sólo las obras posteriores del Antiguo Testamento se refieren de algún modo a la recompensa celestial o al castigo del infierno, por ejemplo, Sab 3-, sólo podía concebir el favor divino expresado en términos materiales. Y así Job es recompensado con bienes terrenales por su fidelidad a Dios en sus pruebas (ver Job 42:12-17).

Pedro, una vez más portavoz de los discípulos, dice: “Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido”. Los apóstoles, excepto Judas, tenían la sabiduría que le faltaba al joven. Y Jesús les anuncia las bendiciones que se derivan de dejar atrás casa, familia y posesiones: “cien veces más —casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones— y en la edad futura, vida eterna”.

 Nótese la palabra “persecuciones”. Sí, la disposición a sufrir por Cristo también forma parte de la verdadera sabiduría. La segunda lectura señala una fuente que nos ayudará a formarnos un juicio y a tomar las decisiones correctas: la palabra de Dios, “más cortante que cualquier espada de doble filo”.

La homilía sobre las lecturas del domingo XXVIII del Tiempo Ordinario (B)

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas del domingo.

Cultura

Científicos católicos: Nicolás Monardes, descubridor de la fluorescencia

El 10 de octubre de 1588 fallecía en Sevilla Nicolás Monardes, primer autor conocido en informar y describir el fenómeno de la Fluorescencia. Esta serie de biografías breves de científicos católicos se publica gracias a la colaboración de la Sociedad de Científicos Católicos de España.

Ignacio del Villar·10 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Monardes (1493 ó 1508 – 1588) licenciado en medicina en 1533 por la Universidad de Alcalá de Henares y doctorado en 1547 en Sevilla, fue el médico español más conocido y leído en Europa en el siglo XVI.  Sus libros fueron traducidos al latín, inglés, italiano, francés, alemán y holandés, y versan sobre farmacología, toxicología, medicina, terapéutica, flebotomía, hierro y nieve. A través de sus escritos se empezó a conocer las prácticas médicas de los indígenas en América y también las enfermedades tropicales. De hecho, su obra más famosa se titula “Historia medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales”. En ella catalogó numerosas plantas y sus usos, muchas de las cuales se habían descubierto recientemente en América y algunas de las cuales, como el tabaco, se introdujeron en Europa en parte merced a este libro.

Los escritos de Monardes no fueron meras recopilaciones de información, sino que también reflejaron sus observaciones y experiencias personales. Ofreció información sobre los usos indígenas de las plantas y sentó las bases para comprender sus propiedades medicinales. Su trabajo fue particularmente influyente en el desarrollo de la medicina herbaria, un aspecto esencial de la atención sanitaria en su época. Además, debido a sus cuidadosas descripciones de fármacos y las pruebas que realizaba en animales para conocer sus propiedades medicinales, se le considera uno de los fundadores de la farmacognosia y la farmacología experimental. También es el descubridor del fenómeno de la fluorescencia.

Por otro lado, Monardes no fue un médico alejado de la vida cotidiana. Ejerció su profesión con gran éxito y también se casó y tuvo siete hijos, algunos de los cuales se fueron a América. Tras la muerte de su esposa, en 1577, quiso recibir las órdenes sagradas y así convertirse en sacerdote. Once años después falleció de una hemorragia cerebral.

El autorIgnacio del Villar

Universidad Pública de Navarra. SCS-España.

España

El Vaticano nombra un Comisario Pontificio Plenipotenciario para Torreciudad

El decano de la Rota romana, Mons. Alejandro Arellano Cedillo, será el encargado de estudiar y dar solución al conflicto existente entre la prelatura del Opus Dei y el obispo de Barbastro en relación a Torreciudad.

Maria José Atienza·9 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

El Decano del tribunal de la Rota romana, Mons. Alejandro Arellano Cedillo, será el encargado de estudiar y dar solución al conflicto existente entre la prelatura del Opus Dei y el obispo de Barbastro en relación a Torreciudad.

El boletín diario de la Santa Sede con fecha de 9 de octubre de 2024 trae una novedad con respecto al proceso de conversaciones existente entre el obispado de Barbastro y la prelatura del Opus Dei a cuenta del santuario de Torreciudad. Se trata del nombramiento de «S.E. Monseñor Alejandro Arellano Cedillo, decano del Tribunal de la Rota Romana, comisario pontificio plenipotenciario, delegado de la Santa Sede, para el complejo de Torreciudad (España)».

La figura de «comisario pontificio plenipotenciario» se refiere a un delegado del Papa que tiene la autoridad para actuar en su nombre en asuntos específicos.

Este Comisario cuenta con plenos poderes para tomar decisiones y realizar acciones en el ámbito eclesiástico y administrativo. Este tipo de comisario es designado por el Papa y su función puede abarcar tanto aspectos judiciales como ejecutivos dentro de la Iglesia.

Ante la noticia del nombramiento, la prelatura del Opus Dei ha manifestado que «las autoridades de la Prelatura estarán a total disposición de Mons. Arellano, colaborando en lo que sea necesario, con filial adhesión al Santo Padre» mientras que, por su parte, la diócesis barbastrina insiste en que «tiene plena confianza en alcanzar con esta intervención la resolución de este asunto que constituye una oportunidad para regularizar el estatus de Torreciudad y erigirlo, canónicamente, como santuario.»

Alejandro Arellano Cedillo

El recién nombrado Comisario Pontificio Plenipotenciario para Torreciudad, Monseñor Alejandro Arellano Cedillo es español, natural de Olías del Rey (Toledo).

Mons. Arellano es miembro de la Confraternidad Sacerdotal de los Operarios del Reino de Cristo. Realizó sus estudios eclesiásticos, en el Instituto Teológico San Ildefonso y obtuvo la licenciatura en Estudios Eclesiásticos, por la Facultad de Teología del Norte de España.

Posteriormente se trasladó a Roma para estudiar la licenciatura y el doctorado en Derecho canónico en la Pontificia Universidad Gregoriana.​ Fue ordenado sacerdote en 1987, en la archidiócesis de Toledo.

Ha ejercido como Vicario Judicial adjunto en la archidiócesis de Madrid y juez diocesano en las diócesis de Toledo y Getafe. Fue Magistrado del Tribunal de Rota de la Nunciatura Apostólica en España y en 2007, el Papa Benedicto XVI lo nombró prelado auditor del Tribunal de la Rota Romana.

En 2021 fue nombrado decano del Tribunal de la Rota Romana por el Papa Francisco y ese mismo año fue designado como presidente de la Corte de Apelaciones del Estado de la Ciudad del Vaticano.

Además es consultor del Dicasterio para la Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica y consultor del Dicasterio para el Clero, dicasterio al que pertenece el Opus Dei desde que así lo dispusiera el Motu Proprio Ad charisma tuendum. ​

Vaticano

La unidad se consigue poniendo a Cristo en el centro, exhorta el Papa

La unidad de Pentecostés se consigue poniendo a Cristo, y no a uno mismo, en el centro, ha manifestado el Papa Francisco en la Audiencia general de este miércoles de octubre. El Espíritu Santo es quien asegura “la universalidad y la unidad”. Además, el Santo Padre ha exhortado a rezar el rosario cada día este mes, confiados en las manos de María.

Francisco Otamendi·9 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

El ciclo de catequesis del Papa Francisco dedicado al Espíritu Santo comenzó el 29 de mayo, y esta mañana de miércoles, 9 de octubre, ha tenido lugar la octava sesión del ciclo en la Audiencia general en la plaza de San Pedro, con peregrinos llegados, entre otros lugares, de España, México, Costa Rica, Guatemala, Colombia, Ecuador, Argentina y Brasil.

“En esta catequesis reflexionamos sobre el Espíritu Santo y la Iglesia en los Hechos de los Apóstoles. El autor de ese libro sagrado —que es el evangelista san Lucas— destaca la misión universal de la Iglesia como signo de una nueva unidad entre todos los pueblos. Se dan, por tanto, dos movimientos: la universalidad y la unidad”, ha manifestado el Pontífice al comenzar su reflexión.

Misión universal de la Iglesia

“El relato del descenso del Espíritu Santo en Pentecostés empieza con la descripción de algunos signos preparatorios  el viento impetuoso y las lenguas de fuego –, pero encuentra su conclusión en la afirmación: ‘Y todos quedaron llenos de Espíritu Santo’ (H 2,4). San Lucas –que ha escrito los Hechos de los Apóstoles– subraya que el Espíritu Santo es quien asegura la universalidad y la unidad de la Iglesia”. 

“El efecto inmediato de estar “llenos de Espíritu Santo” es que los Apóstoles ‘empezaron a hablar en otras lenguas’ y salieron del Cenáculo para anunciar a Jesucristo a la multitud”, ha proseguido. “Al hacer eso, Lucas quiso destacar la misión universal de la Iglesia, como signo de una nueva unidad entre todos los pueblos”. 

Iglesia hacia el exterior, ‘otro Pentecostés’

De dos maneras vemos que el Espíritu trabaja por la unidad, ha señalado el Pontífice.  “Por un lado, empuja a la Iglesia hacia el exterior, para que pueda acoger más y más personas y pueblos; por otro, la reúne en su interior para consolidar la unidad alcanzada. Le enseña a extenderse en la universalidad y a recogerse en la unidad”. 

El primero de los dos movimientos, la universalidad, lo vemos en acción en el capítulo 10 de los Hechos, en el episodio de la conversión de Cornelio, ha añadido, “El día de Pentecostés, los Apóstoles habían anunciado a Cristo a todos los judíos y observantes de la ley mosaica, cualquiera que fuera el pueblo al que pertenecieran. Fue necesario otro ‘Pentecostés’, muy similar al primero, el de la casa del centurión Cornelio, para inducir a los Apóstoles a ampliar el horizonte y derribar la última barrera, la que separaba a judíos y paganos (cf. Hch 10-11).

El Evangelio salía de Asia y entraba en Europa

“A esta expansión étnica se añade la geográfica. Pablo –leemos de nuevo en los Hechos (cf. 16,6- 10)– quiso proclamar el Evangelio en una nueva región de Asia Menor; pero, está escrito, ‘el Espíritu Santo se lo impidió’; quiso pasar a Bitinia ‘pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió’. Se descubre inmediatamente la razón de estas sorprendentes prohibiciones del Espíritu: la noche siguiente, el Apóstol recibió en sueños la orden de pasar en Macedonia. El Evangelio salía así de su región natal, Asia, y entraba en Europa”, ha subrayado el Papa.

Unidad. Concilio de Jerusalén–Sínodo

El segundo movimiento del Espíritu Santo -el que crea la unidad- lo vemos en acción en el capítulo 15 de los Hechos, en el desarrollo del llamado Concilio de Jerusalén. “El problema es cómo conseguir que la universalidad alcanzada no comprometa la unidad de la Iglesia”, ha subrayado Francisco.

“El Espíritu Santo no siempre obra la unidad de repente, con intervenciones milagrosas y decisivas, como en Pentecostés. También lo hace -y en la mayoría de los casos- con un trabajo discreto, respetuoso con el tiempo y las diferencias humanas, pasando por las personas y las instituciones, la oración y la confrontación. De una forma, diríamos hoy, sinodal”. 

“Esto es lo que ocurrió, de hecho, en el Concilio de Jerusalén, para la cuestión de las obligaciones de la ley mosaica que debían imponerse a los conversos del paganismo. Su solución fue anunciada a toda la Iglesia con las palabras que conocen bien: «Fue el parecer del Espíritu Santo y el nuestro…» (Hch 15,28).

Difícil también en el matrimonio y en la familia

Por otra parte, el Espíritu Santo” reúne a la comunidad íntimamente en torno a Cristo, ‘vínculo de unidad’. Sin embargo, sabemos que alcanzar y mantener la unidad en la Iglesia no es fácil, como sucede también en otros ámbitos”, ha proseguido el Sucesor de Pedro refiriéndose al ámbito del matrimonio y la familia.

“Un punto de examen para ver por qué nos cuesta tanto es ver a quién ponemos en el centro. No olvidemos que la unidad de Pentecostés, es decir, la que hace posible el Espíritu de Dios, se realiza poniendo en el centro a Cristo y no a nosotros mismos”.

Cómo se consigue: avanzando juntos hacia Cristo

El Papa Francisco ha concluido la catequesis señalando que ”la unidad de la Iglesia es la unidad entre las personas y no se consigue actuando de manera teórica, sino en la vida. Todos queremos la unidad, todos la deseamos desde lo más profundo de nuestro corazón; sin embargo, es tan difícil de conseguir que, incluso dentro del matrimonio y de la familia, la unidad y la concordia son de las cosas más difíciles de alcanzar y aún más difíciles de mantener”.

“La razón es que cada uno quiere, sí, unidad, pero en torno a su propio punto de vista, sin pensar que la otra persona que tiene enfrente piensa exactamente lo mismo sobre «su» punto de vista. De este modo, la unidad no hace más que alejarse”.

“La unidad de Pentecostés, según el Espíritu, se consigue cuando uno se esfuerza por poner a Dios, y no a uno mismo, en el centro”, ha subrayado. “La unidad cristiana también se construye así: no esperando a que los demás se unan a nosotros donde estamos, sino avanzando juntos hacia Cristo. Pidamos al Espíritu Santo que nos ayude a ser instrumentos de unidad y de paz”.

Mes dedicado a las misiones y a María: rosario diario

En este mes dedicado a las misiones, ha recordado el Pontífice en otro momento, pidamos al Espíritu Santo que nos ayude a renovar nuestro compromiso bautismal, y que sea Cristo la piedra angular de nuestras vidas, para ofrecer un testimonio alegre de la unidad y de la paz que Él nos da.

Por último, el Papa ha continuado alentado a rezar a la  Virgen María. “El mes de octubre, dedicado al Santo Rosario, es una ocasión preciosa para realzar esta oración mariana tradicional. Os exhorto a todos a rezar el Rosario cada día, abandonándoos confiados en las manos de María”. 

“A Ella, nuestra Madre solícita, confiamos el sufrimiento y el deseo de paz de los pueblos que sufren la locura de la guerra, especialmente la atormentada Ucrania, Palestina, Israel, Myanmar. Palestina, Israel, Myanmar, Sudán”.

El autorFrancisco Otamendi

Libros

Miguel Ángel Martín: “La visión romántica incapacita para triunfar en el matrimonio”

Miguel Ángel Martín Cárdaba cree en el amor de verdad, por eso ha escrito "Por qué otros van a fracasar en el amor... pero tú no", un libro con el que quiere romper con las falsas expectativas que los más románticos tienen acerca del matrimonio para abrirles así la puerta a una visión mucho más profunda del amor.

Paloma López Campos·9 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

Miguel Angel Martín Cárdaba es doctor en Comunicación y licenciado en Filosofía. Su experiencia con jóvenes le hizo darse cuenta de que el amor se ha romantizado tanto que, de cara al matrimonio, muchos tienen unas falsas expectativas que les llevan a fracasar en su relación.

Con el objetivo de ayudar a las personas a tener éxito, ha publicado “Por qué otros van a fracasar en el amor… pero tú no”, un libro que es una “dosis de realidad” para todo el que lo lea. Los primeros capítulos parecerán pesimistas a todos aquellos románticos a los que les encanta el amor de Hollywood, pero cuando uno acaba el libro descubre que su autor en realidad cree en el amor, pero en el amor de verdad.

En esta entrevista con Omnes, Miguel Ángel Martín Cárdaba habla sobre las falsas expectativas en el matrimonio, la diferencia entre enamoramiento y amor, y las razones por las que ha escrito este libro.

Por qué otros van a fracasar en el amor… pero tú no

Autor: Miguel Ángel Martín Cárdaba
Editorial: Rialp
Longitud de impresión: 140 páginas
Idioma: Castellano

Su libro podría parecer un poco pesimista de primeras a pesar del título. Ofrece estudios científicos sobre las razones por las que “se acaba el amor” y no oculta la alta tasa de fracasos en las relaciones, ¿por qué eligió precisamente ese modo de contar las cosas?

– Creo que lo primero que hay que hacer para no fracasar en algo es tener una expectativa correcta. La fórmula más garantizada para fracasar es no conocer los peligros y dificultades. Lo que yo quería con el libro era dibujar un mapa en el que se puedan ver tanto el tesoro como los peligros del camino.

¿Cree entonces que los románticos, con sus expectativas en el amor, pueden tener matrimonios exitosos?

– Esta nueva generación romántica tiene que cambiar un poco la perspectiva y me gustaría que mi libro funcionase como una vacuna o antídoto frente a una visión “romanticista” y sentimental del amor. Esa es una visión que, en mi opinión, te incapacita para triunfar.

¿Por qué hemos romantizado tanto el amor que hemos perdido de vista la realidad del matrimonio?

– Inicialmente el matrimonio no se entendía como una relación en la que lo más importante es el sentimiento, eso llega con el Romanticismo, época en la que enamoramiento y amor se identifican, confundiendo así a muchas generaciones posteriores. En el libro yo intento separar estos dos conceptos, que unidos confunden pero por separado nos pueden enriquecer.

¿Qué diferencia hay entre enamoramiento y amor?

– El enamoramiento es la parte más dramática y apta para una historia. Todas las historias románticas que consumimos hoy no son realmente historias de amor, sino historias de enamoramiento. Las historias de amor reales empiezan cuando la película acaba. La parte del amor es más prosaica, más del día a día y menos entretenida de contar, a pesar de que es fascinante vivirla.

El sentimiento y el amor están muy relacionados, y el sentimiento forma parte de la experiencia amorosa. Muchos actos de amor están provocados por sentimientos y hay sentimientos que desembocan en actos de amor, pero son cosas distintas.

El enamoramiento es pasivo, es algo que ocurre. Sin embargo, el amor es activo, es una decisión. Tú puedes decidir amar a otro, sacrificarte por la otra persona, buscar su bien por encima del tuyo, sin basarte en tus sentimientos. El enamoramiento es egoísta y fácil, pero el amor es entregado y esforzado. Por otro lado, el sentimiento cambia, mientras que el amor, como acto de la voluntad, es duradero.

Es cierto que el enamoramiento es una parte muy bonita y mágica, pero la verdadera concepción del amor es aún más mágica.

El inicio del libro es desalentador, porque ofrece muchas cifras y resultados de estudios que pueden romper mucho la imagen bonita que tenemos del matrimonio. ¿Cómo anima al lector a seguir con el libro para llegar a lo que ofrece al final?

– La primera parte del libro es una “dosis de realidad” y puede resultar difícil de tolerar para algunos. Por eso, al principio del todo pongo un aviso asegurando que yo creo en el amor. El mensaje del libro en general es esperanzador y la segunda parte del libro es incluso optimista, pero primero hay que desmontar las ideas engañosas que son bonitas de creer pero te ponen muy difícil el éxito en el matrimonio.

Pienso en el libro como una medicina. El sabor no gusta, pero viene bien tomarla y cuando miras atrás incluso agradeces que alguien te diera esa “dosis de realidad”.

En el libro expone casos desgarradores de parejas que se rompen, ¿a qué se debe que tantas personas no tengan éxito en el amor?

– El sentimiento inicial de enamoramiento no puede aguantar de forma infinita. El sentimiento va desapareciendo pero la clave es entender que ese enamoramiento no es amor. Cuando el sentimiento no acompaña hay que esforzarse y eso es clave para tener éxito en una relación.

Después del análisis que ha realizado, ¿nos puede dar una definición de matrimonio?

– El matrimonio es una relación de entrega mutua que se construye. Si bien la compatibilidad entre las partes es aconsejable, los que llevan 50 años casados te dicen que la compatibilidad no es un requisito, sino una consecuencia de amarse.

El amor no son dos piezas de puzzle que encajan, sino dos realidades que se funden hasta hacerse una única realidad. En el matrimonio dos personas se entregan para construir algo juntos, hacer feliz al otro y, como consecuencia, ellos mismos son felices.

Cultura

¿Música litúrgica o música en la liturgia?

La música cristiana está experimentando un nuevo fenómeno de masas en muchas comunidades. Algunas de esas nuevas composiciones son interpretadas en la liturgia, especialmente en el ámbito de la adoración eucarística. El presente artículo desea invitar a una nueva consideración de la música litúrgica y proponer un discernimiento ante algunas manifestaciones concretas de nuestras comunidades eclesiales.

Marcos Torres Fernández·9 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 8 minutos

La música litúrgica es una realidad perenne en la historia de la salvación. Algunos estudiosos quieren encontrar el inicio del canto litúrgico en la “reforma” del rey David. Sin embargo, la Escritura está repleta desde el inicio de esta manifestación sacramental. ¿Cómo no reconocer en el canto de Moisés cruzando con el pueblo el mar Rojo, uno de los himnos litúrgicos fundacionales de la tradición judeocristiana?

A lo largo de los siglos, la Iglesia se ha sabido heredera de esta forma de culto a Dios y ha expresado la fe “musicalmente”. Dicho de otro modo, ha celebrado la fe alabando y cantando, tal y como los apóstoles lo aprendieron del mismo Hijo de Dios. Este elemento fundamental de la celebración del misterio cristiano se ha ido desarrollando a través de los siglos y de las culturas, siendo vehículo no solo de culto a Dios sino también de evangelización y catequesis. A través de la música, los cristianos han anunciado el kerigma y han aprendido el catecismo.

Transmisión fiel de la fe

Hasta tal punto la música religiosa ha sido importante en la transmisión de la verdad de los contenidos de la fe, que la Iglesia a través de la sucesión apostólica siempre ha cuidado de discernir y verificar las expresiones y formas concretas de las diversas creaciones musicales. En efecto, los pastores, predicadores y misioneros católicos se han servido muchas veces de este medio para transmitir las fórmulas dogmáticas de los concilios, y así, hacer sencillo al pueblo lo complicado. 

¿Quién no ha aprendido el credo Niceno-constantinopolitano cantándolo en la liturgia de la Iglesia? Ahora bien, también los cismáticos y herejes a lo largo de los siglos se sirvieron de las canciones religiosas para extender sus errores. Es célebre cómo los arrianos extendieron entre los fieles su negación de la divinidad del Hijo de Dios a partir de cantos sencillos y pegadizos. Por ello, concilios como el de Laodicea (364) o nuestro Tercer concilio de Toledo (589) llegaron a prohibir determinadas canciones que llenas de errores consiguieron con el tiempo confundir la fe de los sencillos.

En los últimos años, nuestras comunidades y asambleas litúrgicas están experimentando una nueva explosión de creación musical. Este fenómeno lejos de inquietar debe ser considerado como una verdadera oportunidad para impulsar la evangelización y renovar la experiencia litúrgica y espiritual de nuestros fieles. Gracias a la música, y a la música de calidad, el pueblo de Dios puede ser sostenido en la vida cristiana y alimentado en su camino de madurez espiritual. No obstante, aprendiendo de otros periodos de la historia de la Iglesia, conviene acompañar adecuadamente estas nuevas formas y manifestaciones musicales, así como, llevar a cabo un discernimiento teológico y pastoral. A continuación, quisiéramos señalar ciertos aspectos a tener en cuenta y valorar algunas manifestaciones cada vez más comunes.

Música religiosa y música litúrgica

En primer lugar, es conveniente afirmar que no toda música religiosa es música litúrgica. En efecto, no es lo mismo la música de contenido religioso (como por ejemplo, el pop, el rock o el folk cristiano) y la música religiosa, o también llamada popular, que tiene un contexto de devoción, oración de alabanza o de peregrinación. Dicho de otra manera, una cosa son fenómenos musicales como Hillsong, Marcos Witt, Danilo Montero o Matt Maher, y otra, composiciones musicales como una saeta para una procesión de Semana Santa. Esta distinción, no pretender ser un juicio de valor, pues todo este tipo de música posee un gran valor, aunque también una naturaleza y contexto específico. Del mismo modo, no es lo mismo la música cristiana general y religiosa-popular, que la música litúrgica.

Esta distinción tiene un valor propio, pues lógicamente cada expresión de la pastoral y misión de la Iglesia necesitará una expresión particular. Hay una diferencia entre un evento de primer anuncio, una jornada lúdico-festiva de la pastoral juvenil de una diócesis o parroquia, una catequesis de infancia o unas vísperas solemnes en la iglesia del pueblo con motivo de la fiesta del patrón.

Cantar la liturgia

Hecha esta primera distinción, conviene recordar un axioma básico de la música litúrgica en la cual deseamos centrarnos. Esta idea podría expresarse así: No se canta en la liturgia, sino se canta la liturgia. En efecto, la tradición eclesial siempre ha enseñado que la música es un elemento intrínseco a la naturaleza de la liturgia (como bien recordó el Concilio Vaticano II). En la celebración del Misterio, la música no es decoración o complemento sino el mismo ritus y la misma prex.

Los gestos y las palabras intrínsecamente unidas en la celebración sacramental son cantadas, y es por ello, que en la liturgia la melodía siempre ha estado al servicio de la palabra y del significado del rito que se celebra y no al revés. En este sentido, resulta encomiable el esfuerzo constante de los ministros para que el pueblo de Dios cante la liturgia y para que las composiciones litúrgicas acompañen el rito, el texto sagrado, el tiempo litúrgico y la recta expresión de la doctrina católica.

Tradición musical

La misma tradición musical de la Iglesia es testigo de esta realidad. El suceder de los siglos y el discernimiento de la autoridad eclesial han sido el tamiz adecuado que han permitido transmitir sólo aquellos himnos y cantos litúrgicos que poseían una verdadera calidad artística, así como una correcta expresión de la unidad y verdad católicas. Piénsese en el canto gregoriano como uno de los más grandes tesoros de nuestra tradición.

En la actualidad, es preciso acompañar esta explosión de creatividad musical desde el punto de vista litúrgico, teológico y también pastoral. Una primera cuestión en este último ámbito conviene ser atendida por los pastores: ¿La nueva corriente musical de los últimos 25 años está consiguiendo expresar la verdadera fe de la Iglesia? ¿Este tipo de música es “música pop” para cantar en la liturgia, o es verdadera “música litúrgica”, para cantar la liturgia? ¿No se observa, más bien, que esta nueva música lo que está consiguiendo es expresar meros sentimientos religiosos, o conectar con sentimientos religiosos del sujeto postmoderno?

Lugar y momento adecuados

Sin ánimo de generar polémica alguna sino con el deseo de establecer un diálogo sereno y constructivo, tal y como pide el papa Francisco hoy, quisiéramos mostrar dos ejemplos de entre muchos de cómo la música pop cristiana empleada acríticamente en la liturgia puede no responder a la naturaleza propia de esta última: celebrar la fe de la Iglesia.

El primer ejemplo es una canción que ha sido cantada en las exposiciones del Santísimo Sacramento de nuestras parroquias desde hace años: “Milagro de Amor”. La segunda es uno de los éxitos más recientes del panorama musical cristiano que ya está siendo cantado en la liturgia: “La Fila”. Estas composiciones, sin menospreciar el valor musical que puedan tener como movimiento popular, deberían llamar la atención de todo ministro de la Iglesia. Más si cabe, cuando puede ser un medio de aprendizaje de la fe y de expresión de la experiencia espiritual y litúrgica de nuestros jóvenes y no tan jóvenes.

En estas canciones se pueden encontrar afirmaciones que en un sentido “pop” podrían ser quizá interpretadas (con esfuerzo) católicamente, pero que, en cualquier caso, para la celebración litúrgica conllevan tal imprecisión, incluso error doctrinal, que la autoridad eclesiástica debería considerar su aceptación.

Milagro de Amor

En la primera canción, se escucha lo siguiente: “Jesús, aquí presente en forma real. […] Milagro de amor tan infinito en que Tú, mi Dios, te olvidas de tu gloria y de tu majestad por mí”. Esta canción, más allá de la fuerte impronta individualista e intimista que desdice del misterio de comunión eclesial que es la Eucaristía, contiene dos ideas que no se encuentran en la fe de la Iglesia. En primer lugar, Jesucristo en la Eucaristía está en forma sacramental no real. Su presencia es real y verdadera, pero la forma exterior -la especie- es la del pan eucarístico. 

Si se pudiera hablar de una presencia en forma real, más allá de lo extraño de la expresión, sería la forma real de Jesucristo en el cielo que el sacramento hace presente en el altar y en el alma del fiel al comulgar. Si esta idea se puede “forzadamente” entender en sentido católico, la que no puede admitirse es la segunda. Jesucristo presente en la Eucaristía no se ha despojado de su gloria y de su majestad, pues la presencia en el sacramento sólo puede ser la del cielo, exaltada en gloria y sentada a la derecha del Padre. 

De alguna manera, parece como si la letra quisiera contar con la doctrina paulina de Filipenses 2, 6-7, pero esto es sólo atribuible a la encarnación del Verbo, no a la transustanciación del pan y del vino en el cuerpo y la sangre de Cristo. En la Eucaristía, Cristo ya no posee condición de esclavo sino la de “constituido Hijo de Dios en poder según el Espíritu de santidad por la resurrección de entre los muertos” (Rm 1, 4). La forma sacramental, aunque vela la condición exaltada y glorificada de Cristo, no le despoja de ella.

La Fila

Por su parte, la segunda canción posee al menos un par de errores doctrinales no menos graves. Errores que como sucedía en tiempos de Nicea, los fieles pueden cantarlos inconscientemente, pero que no deben ser desatendidos por los ministros, que deben velar por el bien pastoral de los fieles sencillos. En la canción “La Fila” se comienza cantando: “La Fila más importante de mi vida, unos minutos me separan del momento encontrarme con mi amante cara a cara, con Dios carne…”. 

Esta expresión musical, que representa la comunión sacramental como el encuentro íntimo entre los esposos (semejanza por otra parte que no es común en la tradición para hablar del fiel que comulga la Eucaristía), habla del encuentro sacramental como de un encuentro “cara a cara”. Esta formulación no expresa la verdadera fe de la Iglesia, negando la realidad de “velo” o “prenda” del “signo sagrado” y desfigurando la dimensión tanto sacramental como escatológica de nuestra fe. 

Precisamente, la comunión sacramental es una gracia de unión real si el fiel comulga en gracia, pero “en misterio”, bajo el velo sacramental. La comunión “cara a cara” es propia de la visión beatífica en el cielo. ¿Qué idea o expresión de la fe puede llegar a alcanzar quien interioriza el significado de esta letra escuchada viral y repetidamente?

El Verbo se hace carne

Un poco más abajo, otra expresión de la canción afirma de forma tan clara un error doctrinal que resulta difícil una correcta interpretación. Canta así este éxito musical: “Y ligeramente elevado, y con un amén contestado, por fin veo un pan que se ha hecho humano”. Esta letra, que ya está siendo cantada en nuestras celebraciones eucarísticas, afirma una realidad totalmente ajena a la fe cristiana. 

Quien se ha hecho humano es el Verbo de Dios. “Y el Verbo de Dios se ha hecho carne”. Esto es confesado y cantado en la liturgia de la Iglesia, pues Dios se ha hecho verdaderamente hombre sin dejar de ser Dios (concilio de Calcedonia). La “unión hipostática” es una clave fundamental de nuestra fe que es cantada de maneras maravillosas en la música litúrgica. 

Pan y vino transustanciados

Además, si Dios nunca se ha hecho pan (la Iglesia ya condenó en el siglo IX el hablar del cambio sustancial de pan y del vino como si fuera a imagen de la encarnación del Verbo), lo que no tiene ningún precedente en la historia de la teología es que «el pan de las ofrendas se haga hombre». Nuestra fe confiesa que toda la sustancia del pan es transustanciada sólo en la sustancia del cuerpo de Cristo, haciendo presente a Cristo entero por la «real concomitancia».

Igualmente sucede con el vino, el cual es transustanciado sólo en la sangre de Cristo, haciendo presente a Cristo entero por la “real concomitancia”. Por lo tanto, no sólo no tiene sentido hablar de “un pan que se hace hombre”, sino que, si se pudiera hablar así muy figuradamente, tampoco expresaría la naturaleza de la nueva realidad operada por el Espíritu Santo en cada especie. Para rematar la pintoresca expresión, esa conversión del pan en “un humano” deja en tal silencio descorazonador la divinidad de Jesucristo que es difícil aceptar una lectura respetuosa con la fe eucarística.

Probablemente, algunos podamos pensar que un análisis como este de canciones cristianas pop empleadas en la liturgia, es un ejercicio de “teología y pastoral escrupulosa”. El presente artículo tan sólo desea lanzar un reto a todos aquellos agentes de pastoral que deseamos lo mejor para nuestros fieles, esto es, una pastoral que les lleve a vivir una verdadera vivencia madura de la fe en la Iglesia y en nuestra sociedad. Un reto que puede suponer esfuerzo e incluso incomprensión pero que siempre es llevado a cabo por los pastores de la Iglesia como consecuencia del amor a la Iglesia y al pueblo de Dios.

El autorMarcos Torres Fernández

Leer más
Vaticano

Continúa el proceso de restauración del baldaquino de San Pedro

La restauración del baldaquino de san Pedro es un complejo proceso que llegará a su fin el 27 de octubre.

Andrea Acali·8 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

La restauración del baldaquino de San Pedro concluirá el 27 de octubre, y la Fábrica de San Pedro organizó una visita que permitió a los periodistas subir a los andamios para admirar las obras de primera mano.

“La restauración es un acontecimiento memorable”, comentó el cardenal Gambetti, vicario del Papa para la Ciudad del Vaticano y arcipreste de la basílica vaticana. Gambetti explicó cómo la fecha elegida para desvelar el baldaquino es “significativa porque recuerda la jornada de oración por la paz querida en Asís por Juan Pablo II y porque concluye el sínodo con una solemne celebración eucarística”. El Papa, añadió el cardenal, ha visitado las obras y ha apreciado el trabajo realizado.

El cardenal continuó diciendo que al baldaquino “se le ha devuelto su esplendor original y manifiesta así el sentido de lo que encierra la basílica, la belleza, la gloria que debe reflejar la Iglesia. La Eucaristía expresa todo esto mejor que ningún otro acontecimiento. El palio lo dice ante la tumba de Pedro, el primer testigo de la fe. En la Eucaristía resplandece la belleza de la Iglesia, reflejo de lo que hizo Jesús derramando su sangre en el altar de la cruz, y más tarde lo que hicieron los apóstoles y sus sucesores. El hecho de que podamos admirar una vez más la munificencia de este aparato creo que es una oportunidad para darle las gracias. Caminamos hacia el jubileo de la esperanza. Estoy convencido de que algo sucederá, cada jubileo es un paso en la historia”.

Gambetti también anunció que el antiguo asiento de la cátedra de Pedro, tomado de la Gloria de Bernini en el ábside de la basílica, se expondrá para veneración de los fieles. Se están realizando análisis científicos para garantizar su conservación: “Pocos han visto la sede, la pondremos al pie del baldaquino hasta el 8 de diciembre para admirar este testimonio de la tradición apostólica”, concluyó el cardenal. La última vez que se expuso la silla fue hace exactamente 50 años, en 1974.

La restauración del baldaquino

La restauración, dirigida por el ingeniero Capitanucci y el doctor Zander, empleó un equipo de restauradores y de miembros de los laboratorios del Vaticano, y se realizó con el apoyo de la Orden de los Caballeros de Colón. Además del baldaquino y la cátedra, también se está restaurando el cristal de la Piedad de Miguel Ángel.

Capitanucci explicó las dificultades de acceso a la marquesina. La última gran restauración tuvo lugar hace unos 250 años. Fueron nueve meses de trabajo, de los cuales los primeros 45 días se dedicaron sólo a tomar muestras y perfeccionar la técnica. “Todo esto” -continuó- “también nos ha permitido intervenir en la cátedra”.

Detalles de la restauración

Capitanucci destacó dos detalles. El primero es técnico: el brillo del oro será el elemento que destacará en el centro de la basílica, pero luego “está el color del efecto cuero que ha resaltado el bronce limpiado”. El palio, de hecho, tiene el tamaño de un palacio (unos 30 metros en la cruz), pero la concepción con la que fue realizado es la de un elemento procesional, uno de los paños que acompañaban y cubrían a los celebrantes.

El segundo es un aspecto de la “vida vivida”. Aparte de las firmas de los “sampietrini”, los obreros que trabajaron en la construcción y restauración de la obra, se han encontrado «muchos elementos que remiten a la vida minuciosa: desde restos de nueces hasta paquetes de cigarrillos de los años veinte, pasando por notas de gastos, incluso del siglo XVIII, pequeños dibujos y monedas e inscripciones como “Vine con mi hijo y mañana vendrá en mi lugar”. Objetos arrojados en la cavidad de madera bajo los cuatro grandes ángeles. Lo que demuestra, concluyó Capitanucci, que “el dosel se sostiene sobre el esfuerzo humano”.

Los materiales

Giorgio Capriotti, uno de los restauradores del equipo de cuatro empresas que colaboró en esta empresa, explicó que lo más difícil “fue coordinarnos en poco tiempo centrándonos en los temas de conservación, que son complejos. Tenemos un monumento polimérico, compuesto de bronce, con el problema de la oxidación que conlleva un entorno tan grande, con la exposición al polvo y lo que se deposita en las partes de la marquesina. Luego estaba el problema de las sustancias que se superponen arbitrariamente durante el mantenimiento rutinario y que había que retirar. El brillo del oro sólo podía percibirse bajo luces muy brillantes. Este método también se utilizó para la silla”.

Además del bronce, los materiales utilizados para fabricar la marquesina son cobre repujado, ambos con dorado, en las partes más visibles con hasta siete capas de pan de oro; y madera, en el cielo y en las nervaduras del ático de la estructura, recubierta de cobre dorado. El interior de las columnas, de bronce fundido con todas las figuras en una sola pieza, está relleno de hormigón, que sostiene toda la estructura como gigantescos pilares. Que, además, se asienta sobre una zona “de riesgo”, porque debajo está el vacío de las grutas vaticanas: “Tanto los ingenieros que construyeron la marquesina como los nuestros que construyeron el andamio, que pesa varias toneladas, tuvieron que calcular cuánto peso podía soportar el suelo”, prosigue Capriotti. Ahora el problema será el mantenimiento para preservar este brillo y “los Museos Vaticanos están realizando estudios, con un control más eficaz y métodos para eliminar las partículas”.

Por último, están en marcha los análisis preliminares de conservación de la reliquia de la silla de San Pedro, mientras que la restauración de la Gloria de Bernini, donde normalmente se guarda la silla sin que sea visible, concluirá el 11 de noviembre.

El autorAndrea Acali

-Roma

Leer más
Vaticano

La misión se desplaza de Europa a otras áreas, dicen 3 nuevos cardenales

El Papa está abriendo la Iglesia, y la misión se está desplazando a otros continentes, han manifestado hoy al mediodía tres de los 9 altos eclesiásticos nombrados por el Papa cardenales que se encuentran en el Sínodo, del total de 21 que creará en el consistorio del 8 de diciembre. Los cardenales “representaban” de algún modo a África, Asia y Latinoamérica.  

Francisco Otamendi·8 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

“El viaje a países asiáticos de este Papa nos ayuda a entender la importancia de Asia. Y esta vez hay tres nuevos cardenales asiáticos -Indonesia, Japón y Filipinas-. Esto significa que la misión se está desplazando de Europa a otras áreas del sur del mundo. El centro de la Iglesia no se encuentra ya en Europa, sino en el sur global”, ha manifestado hoy el arzobispo de Tokio (Japón), Monseñor Tarcisio Isao Kikuchi, recién nombrado cardenal, en una rueda de prensa para informar de  los trabajos de la Segunda Sesión del Sínodo que se celebra en Roma.

Este es el significado del nombramiento, respondió el arzobispo japonés a preguntas de los periodistas. “Conozco a algunos de los cardenales, porque he trabajado en Caritas Internacionalis, y ya conocía a alguno de los cardenales”.

“El Sínodo necesita escuchar a cardenales de diferentes regiones”

“Podemos alegrarnos de esta apertura del espíritu de este Papa que ha querido asociar todas las partes de la Iglesia universal”, ha señalado en la misma línea el arzobispo de Abidjan (Costa de Marfil), Monseñor Ignace Bessi, otro de los próximos cardenales.

“El hecho de nombrar cardenales de diferentes países, de diferentes continentes, es signo de que el Papa está abriendo la Iglesia, y la Iglesia necesita escuchar. Es la palabra clave de este Sínodo, pero para escuchar es necesario que haya personas que hablen, cardenales que proceden de diferentes regiones del mundo, que puedan expresarse, y el Santo Padre pueda escuchar su voz, y ellos escucharán la voz del Papa”, ha añadido Monseñor Bessi.

“Esto es la naturaleza católica de la Iglesia, una Iglesia universal. Todas las partes, las regiones, tienen algo que decir. Este Sínodo es un modelo, el modelo de Iglesia en el que se escucha a todos. Lo importante es que todos hemos sido bautizados en Cristo y todos tienen la misma dignidad”.

“Una universalidad extraordinaria”

“Cuando decimos católica, no nos referimos sólo a un credo religioso, sino que queremos indicar una apertura, una generosidad propia de Dios, que es capaz de dialogar con todas las diferencias, las culturas, los pueblos”. “Y seguramente esta riqueza, o esta diversidad, del colegio cardenalicio es expresión de esta manera de ser católico. Es bella esta preocupación del Santo Padre hacia las culturas diferentes”, ha señalado por su parte el Monseñor Jaime Splenger, O.F.M., arzobispo de Porto Alegre (Brasil), y presidente del presidente de la  Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) y del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM), también nombrado cardenal.

“El cardenal de Mongolia tiene 1.500 fieles, yo tengo 4 millones de fieles en mi diócesis, pero éste no es un criterio. El criterio es otro. Y si tenemos presente la historia de la Iglesia en estos últimos cien años, ¿cuántos eran los cardenales a principios del siglo XX, y de dónde procedían? 

“En el actual Colegio vemos una universalidad extraordinaria, hermosa, somos diferentes los unos de los otros, pero hay algo que nos aúna, y es precisamente aquí donde radican la belleza y la grandeza del Colegio mismo”, ha añadido el presidente del CELAM.

Nueve cardenales de los 21 próximos, en el Sínodo

Ayer, en la rueda de prensa habitual para informar sobre las tareas del Sínodo, el cardenal Grech destacó la participación en el Sínodo de 9 de los 21 nuevos cardenales anunciados ayer por el Papa: Luis Gerardo Cabrera Herrera, Tarcisio Isao Kikuchi, Pablo Virgilio Siongco David, Ladislav Nemet, Jaime Spengler, Ignace Bessi Dogbo, Dominique Mathieu, Roberto Repole, Timothy Peter Joseph Radcliffe.

En la comparecencia de hoy, se ha informado de que en los círculos se ha tratado de la iniciación cristiana. la conversión sinodal, la profundización en el diaconado, las relaciones de fraternidad, y el concepto de sinodalidad, entre otros temas. El arzobispo de Tokio ha manifestado en la rueda que es preciso “sentar bien las bases de la sinodalidad, lo que significa la sinodalidad”.

Redactores del Documento final

También ayer, Sheila Pires, secretaria de la Comisión de Información, señaló que “la asamblea tiene previsto elegir a los miembros de la Comisión para la redacción del Documento final”.

En efecto, según ha informado Paolo Ruffini, prefecto del Dicasterio para la Comunicación y presidente de la Comisión de Información, los cuatro miembros natos son los cardenales Grech y Hollerich, y los secretarios especiales Battochio y Costa. 

De los 10 restantes, con misión de supervisión, tres han sido nombrados por el Papa (prof. Bonfrate, de la U. Gregoriana; cardenal Ferrao, arzobispo de Goa y Damao (India), y Hma. Leticia Salazar, San Bernardino, Estados Unidos. Y siete por zonas geográficas: card. Ambongo, de Kinshasa; card. Rueda, de Bogotá; Catherine Clifford (U. S. Paul, Ottawa); P. Davedassan, Malasia; card. Aveline, Marsella (Francia); Mons. Khairallah, obispo libanés; y el obispo McKinlay, de Oceanía.

Carta del Papa a los católicos de Oriente Medio

En la sesión se ha recordado el envío de una Carta del Papa Francisco a los católicos de Oriente Medio. Y en la apertura de los trabajos, informó Paolo Ruffini, el cardenal Grech recordó que es «un día de oración y ayuno», por voluntad del Papa, en el ambiente espiritual del Rosario por la paz rezado ayer en Santa María La Mayor. “Oración, ayuno, pero también caridad”, señaló Ruffini, recordando que el cardenal Konrad Krajewski había anunciado en el Aula una colecta de fondos destinados en particular a la parroquia de Gaza y al párroco, padre Gabriel Romanelli.

El autorFrancisco Otamendi

Zoom

Los miembros de la Asamblea Sinodal felicitan al Papa por su santo

Los participantes de la Segunda Sesión del Sínodo de los Obispos felicitan al Papa Francisco por su santo en la fiesta de san Francisco de Asís el 4 de octubre.

Paloma López Campos·8 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Vaticano

El Papa Francisco reza un Rosario por la paz

El Papa Francisco convocó el 6 de octubre un Rosario por la paz en la basílica de Santa María la Mayor, Roma.

Rome Reports·8 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
rome reports88

El Papa Francisco rezó el 6 de octubre, un día antes del aniversario del ataque de Hamás a Israel, un Rosario por la paz en la basílica de Santa María la Mayor.

El Pontífice invitó a los miembros de la Segunda Sesión del Sínodo de los Obispos a unirse a él y a toda la Iglesia para pedir a Santa María el fin de los conflictos en el mundo.


Ahora puedes disfrutar de un 20% de descuento en tu suscripción a Rome Reports Premium, la agencia internacional de noticias, especializada en la actividad del Papa y del Vaticano.
Familia

El matrimonio y la prudencia

En el ámbito matrimonial la prudencia se nos antoja como la guía o conductora del resto de virtudes que garantizan un matrimonio logrado.

Alejandro Vázquez-Dodero·8 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

Según señala el Catecismo de la Iglesia Católica en su punto número 1806, “La prudencia es la virtud que dispone la razón práctica a discernir en toda circunstancia nuestro verdadero bien y a elegir los medios rectos para realizarlo. (…)”.

¿A qué nos suena ser prudentes? ¿A callar la boca y no hablar demasiado no sea que nos equivoquemos? ¿A frenar un impulso? ¿A qué?

Es prudente quien se ha habituado a hacer las cosas según la realidad. Podríamos decir que es un sinónimo de sensatez, sentido común o buen sentido para actuar: primero sopesa, discierne, y luego actúa.

Dicho lo anterior, resaltamos los tres elementos fundamentales que forman la virtud de la prudencia: los principios, el discernimiento y el imperio de la voluntad.

En efecto, sin principios verdaderos y buenos es imposible actuar según la realidad. Sin un discernimiento que nos oriente en la situación concreta que está ante nosotros, los principios se quedan en declaraciones líricas y vagas de una bondad más deseada que real.

Y con los dos aspectos anteriores, los principios y el discernimiento, pero sin el imperio de la voluntad, todo se queda en un mero deseo infecundo, y desemboca en la desesperanza de no poder alcanzar en concreto el bien para nuestras vidas.

Ahora bien, el papel de la voluntad no es amar a plomo, aunque a veces haya que hacerlo.

Y, en efecto, no hay prudencia sin el ejercicio cotidiano de los actos que los principios inspiran y el discernimiento indica.

Ese ejercicio sería diligente, decidido o sin dispersarse ni dudar. Una vez he actuado valoraré lo realizado, de modo que el bien alcanzado me inspire para próximas actuaciones.

El porqué de la prudencia en la vida matrimonial

Aplicada la prudencia que describíamos a la realidad del matrimonio, y para no abusar del espacio de que disponemos en esta publicación periódica, nos centraremos en los principios específicos del mismo, a saber: la unidad, la indisolubilidad y la fecundidad. Así, además, daremos un enfoque estrictamente práctico a esta disertación.

La unidad y la prudencia en el matrimonio

El principio de la unidad es la base de todos los demás. El amor humano nace y crece sólo en la unidad de los cónyuges.

Fuera de esta tan especial unión y amistad de dos personas distintas que se dan la una a la otra de forma recíproca y complementaria, el amor, específicamente el amor en su dimensión sexual, desaparece, porque pierde su esencia de virtud y se hace falso, tóxico y posesivo.

Para discernir si un matrimonio está viviendo prudentemente la unidad que su realidad exige cabría preguntarse: ¿conozco bien a mi cónyuge? ¿Sé lo que le gusta y lo que le molesta? ¿Qué gustos o aficiones compartimos? ¿Estoy dispuesto a renunciar a algunos de mis gustos individuales por mi cónyuge? ¿Veo el mundo desde sus ojos y lo comprendo? ¿Estoy de su lado? ¿Busco lo mejor para los dos? ¿Cuido a mi cónyuge? ¿Me importa lo que siente, piensa y hace? ¿Respeto su libertad y confío en mi cónyuge?

La indisolubilidad y la prudencia en el matrimonio

En segundo lugar, en cuanto a la indisolubilidad, la definiríamos como la forma de la unidad y la fidelidad en el tiempo. En efecto, sin creer en una unidad indisoluble no hay forma de mantener el amor conyugal, ni tampoco se le hace justicia a la dignidad de la persona.

Cuando me planteo la prudencia en el marco de la indisolubilidad matrimonial puedo formularme algunas preguntas: ¿estoy dispuesto a cumplir mis promesas matrimoniales? ¿Medito sobre ellas con frecuencia? ¿Cuido la exclusividad de mi entrega? ¿Soy consciente de las cosas que pueden obstaculizar o imposibilitar la indisolubilidad de mi matrimonio?

La fecundidad y la prudencia en el matrimonio

Otro principio es la fecundidad. Sobre la apertura a la vida que debe tener la vida sexual activa de la pareja hay mucho ya escrito y con bastante claridad: no hay ni unidad, ni indisolubilidad, ni fidelidad verdaderas, si la vida sexual de la pareja se cierra a la vida.

Importantísimo es entender que la vida sexual es un aspecto esencial de la fecundidad del matrimonio; pero ni es el único, ni es el fundamento.

La fecundidad es antes que nada el florecimiento de las personas que se hacen cónyuges. El matrimonio es necesariamente fecundo y no sólo en la procreación de los hijos, a veces no se tienen, sino en la bondad, la compasión, la ayuda mutua y a los demás.

La fecundidad es un rasgo característico de todo amor, pues todos los amores, conyugal, paterno, filial, de amistad, etc., están llamados a dar frutos: entrega, generosidad, comprensión, tiempo, detalles.

Pero el fruto de la transmisión de la vida es lo específico y exclusivo del amor conyugal en el ámbito de la fecundidad, su seña de identidad frente a los demás amores, con los que comparte el resto de frutos.

Sin todo lo que implica hacer de la propia vida algo fecundo y noble, la procreación de los hijos no expresa fecundidad verdadera, sino compulsión y no rara vez, podríamos decir, abandono y tristeza. 

Preguntas de discernimiento sobre la fecundidad vivida prudentemente: ¿estoy dispuesto a dar la vida por mi familia? ¿Sé que esa entrega implica, más que un acto heroico, hacerlo día a día? ¿Cuido mi vida sexual como expresión de amor, ternura y respeto hacia mi cónyuge?

La fecundidad no es cuestión de número de hijos, eso lo ha de decidir cada matrimonio según sus circunstancias, sino una actitud, y un principio rector.

Como colofón, recordar el señalado protagonismo de la prudencia en la vida virtuosa de quien así se la plantea, pues es “auriga virtutum”, o guía de virtudes, según subrayaba santo Tomás de Aquino. Y también en el ámbito matrimonial la prudencia se nos antoja como la guía o conductora del resto de virtudes que garantizan un matrimonio logrado.

Recursos

La expresión algo divino -quid divinum-, en san Josemaría Escrivá

Este 8 de octubre se cumple el 57 aniversario de la Misa en el campus de la Universidad de Navarra en la que san Josemaría pronunció su homilía Amar al mundo apasionadamente, en la que habla de ese "algo santo, divino, escondido en las situaciones más comunes, que toca a cada uno de vosotros descubrir".

Javier Rodríguez Balsa·8 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 10 minutos

De formación soy Maestro, Psicopedagogo y Bachiller en Ciencias Religiosas; actualmente profesor de Religión -entre otras materias- en un Colegio; como fiel del Opus Dei me ha llamado la atención -de unos años a esta parte- la expresión quid divinum – o «algo divino» en castellano- usada en varias ocasiones por san Josemaría Escrivá y he estudiado las diversas explicaciones que se dan de ella y su utilidad práctica en la vida de un cristiano corriente.

La expresión quid divinum utilizada por el santo en su homilía en la Universidad de Navarra el 8 de octubre de 1967 resalta la dimensión espiritual y teológica de su predicación. Según el profesor José Luis Illanes, esta expresión subraya la importancia de lo sagrado y divino en el mensaje del santo. Aunque existen diversas interpretaciones de esta expresión, todas buscan profundizar en su significado teológico. 

Al mismo tiempo es importante destacar que san Josemaría empleaba en su mensaje, tanto oral como escrito, expresiones fáciles de entender. Sin embargo, esto no le impedía utilizar enunciados con un profundo contenido teológico, que requieren una formación adecuada para ser comprendidos en su totalidad. 

Después de investigar para desentrañar su significado más puro y práctico, encontré diversas explicaciones que son de gran ayuda para la vida espiritual de un cristiano común, especialmente para aquellos que aspiran a santificarse a través de sus ocupaciones cotidianas. 

Por ejemplo, san Josemaría hablaba frecuentemente de la importancia de la «oración de contemplación», que es una forma de oración en la que se busca estar en presencia de Dios y abrir el corazón a su acción transformadora. Esta forma de oración puede ser difícil de entender para alguien que no está familiarizado con la vida espiritual, pero una vez que se comprende su significado, puede ser una herramienta poderosa para crecer en la relación con Dios. 

En resumen, aunque las enseñanzas de san Josemaría puedan contener conceptos teológicos profundos, su mensaje está dirigido a todos los cristianos, independientemente de su formación o conocimientos previos. Su objetivo era ayudar a las personas comunes a encontrar a Dios en medio de sus ocupaciones ordinarias y a vivir una vida santa en medio del mundo.

Quid divinum”: uso y explicaciones de la expresión 

Con toda seguridad san Josemaría conocía esa expresión latina, que -según el diccionario de la Real Academia Española- significa “la inspiración propia del genio”; pero no hemos de ceñirnos a su significación etimológica sino al sentido que se le da dentro del mensaje de la Homilía y en otros textos. De manera que hay que leer con calma el contexto de la expresión y la intención con la que se usa. 

Monseñor Ocáriz, Prelado del Opus Dei y Gran Canciller de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, ofreció una explicación espontánea sobre el quid divinum durante un diálogo en el «Congreso Internacional sobre el Trabajo.» Ante la pregunta: «Padre, ¿qué es el quid divinum?», Monseñor Ocáriz respondió, brindando una valiosa perspectiva sobre su significado.

La pregunta y la extensa y rica respuesta fueron: 

(Pregunta): “Padre, soy profesora de Filosofía en Sevilla. Mi pregunta es muy sencilla y muy simple: El quid divinum, ¿qué es el quid divinum, ese algo santo, divino, que me toca descubrir? A lo mejor me dice que también es ascético, pero no sé si hay una parte que usted me pueda ilustrar”.

(Respuesta): “Descubrir el quid divinum yo diría que es –se puede pensar otra cosa, lo que ahora digo no es una verdad de fe-, a mí me parece que descubrir el quid divinum es, sobre todo, descubrir el amor de Dios por nosotros. Ver en las personas, en las circunstancias, en la materialidad de los empeños humanos, en las contrariedades, ver ahí una expresión del amor de Dios por nosotros, que -desde el punto de vista existencial- pienso que es la verdad de fe más importante. La verdad de fe más importante es la Trinidad, la Encarnación…, pero, en el fondo, para nuestra vida, para nuestra existencia diaria, también esas verdades lo que sobre todo nos indican es el amor de Dios por nosotros. Como recordaréis san Juan, de modo casi solemne, dice “nosotros hemos conocido y creído en el amor que Dios nos tiene”. Como haciendo un resumen: ¿qué ha pasado? Que nosotros hemos conocido y creído en el amor que Dios nos tiene. 

Entonces descubrir el quid divinum es ver en las personas alguien a quien Dios ama; aunque no se vea, creer que ahí, detrás de todo, está el amor que Dios nos tiene”. 

Creo que esta explicación espontánea es excelente y nos ayuda a percibir a nuestro Creador como cercano, mostrándonos que Él nos busca y que podemos encontrarlo en las pequeñas cosas de la vida cotidiana. Si logramos descubrir el quid divinum en nuestra vida diaria, estaremos participando en la mejor forma de aproximarnos a Dios y amarlo, así como a los demás por Él, tal como lo expresaba san Josemaría. 

Asimismo, los profesores Illanes y Méndiz indican que “La expresión «algo divino» aparece aquí, y en otros pasajes de la homilía, siempre en castellano. Puede, no obstante, tener su origen, a nuestro parecer, en la fórmula latina quid divinum, de raíz precristiana, que se usaba en la antigüedad para hablar de la perfección o el genio en el arte, de las propiedades curativas de ciertas aguas, etc., y también, más filosóficamente, del intelecto en el hombre y de las leyes que gobiernan el mundo (cfr. Cicerón, De Legibus, I, 61). El fundador del Opus Dei conocía probablemente esa procedencia, pero en esta homilía prefiere utilizarla en castellano, tal vez para no tener que proceder a traducirla.” (Conversaciones con Monseñor Escrivá de Balaguer, edición crítico histórica, Ed. RIALP 2012.)

San Josemaría dice en la homilía pronunciada en Navarra: “en un laboratorio, en el quirófano de un hospital, en el cuartel, en la cátedra universitaria, en la fábrica, en el taller, en el campo, en el hogar de familia y en todo el inmenso panorama del trabajo, Dios nos espera cada día”. Y algo más adelante: “No hay otro camino, hijos míos: o sabemos encontrar en nuestra vida ordinaria al Señor, o no lo encontraremos nunca”. 

Se puede deducir que no es una cosa el algo divino, sino que es Dios mismo a quien encontramos porque “nos espera cada día”. Entonces, ¿por qué utiliza la expresión “hay un algo santo, divino, escondido en las situaciones más comunes, que toca a cada uno de vosotros descubrir”? (Homilía “Amar al mundo apasionadamente”). 

Algo divino y cotidiano al mismo tiempo

¿Qué es ese “algo santo, divino” sino Dios mismo? podemos preguntarnos. Quizá la interpretación es que Dios nos quiere transmitir “algo”, que bien se podría traducir por “Alguien”, “que toca a cada uno de vosotros descubrir”.

La vuelve a utilizar el Fundador del Opus Dei más adelante, con un matiz: “Esta doctrina de la Sagrada Escritura (…) os ha de llevar a realizar vuestro trabajo con perfección, a amar a Dios y a los hombres al poner amor en las cosas pequeñas de vuestra jornada habitual, descubriendo ese algo divino que en los detalles se encierra”; de manera que el “algo divino” se encierra en los detalles, en las cosas pequeñas, aquellas que las personas hacemos cada día, cuando ponemos amor. 

Por tercera vez la usa al referirse al amor humano: “Realizad las cosas con perfección, os he recordado, poned amor en las pequeñas actividades de la jornada, descubrid —insisto— ese algo divino que en los detalles se encierra: toda esta doctrina encuentra especial lugar en el espacio vital, en el que se encuadra el amor humano”.

La expresión también la utiliza san Josemaría en alguna otra homilía, como es en el caso de “Hacia la santidad”: “Nos convencemos de que no hay mal, ni contradicción, que no vengan para bien: así se asientan con más firmeza, en nuestro espíritu, la alegría y la paz, que ningún motivo humano podrá arrancarnos, porque estas visitaciones siempre nos dejan algo suyo, algo divino. Alabaremos al Señor Dios Nuestro, que ha efectuado en nosotros obras admirables, y comprenderemos que hemos sido creados con capacidad para poseer un infinito tesoro”.

Para conocer una realidad en profundidad las personas intentamos descubrir sus partes constituyentes, las funciones que tienen y las relaciones entre ellas, y esto no sucede en Dios, ya que en Él no hay partes constituyentes. De esta forma, cuando hablamos de la Voluntad de Dios, de su Infinito Amor, Bondad, Providencia y Misericordia, así como de su Inmensidad, Omnipotencia, Esencia y Ser, estamos hablando de lo mismo, porque en Dios todas se identifican, son el mismo Dios. Y de Él lo que más nos engrandece y eleva es su Amor, que se encuentra “al poner amor en las cosas pequeñas de vuestra jornada habitual”.

San Josemaría, pues, insta a que, en el trabajo, en las ocupaciones ordinarias y corrientes y en las relaciones con los demás –especialmente en el ámbito familiar-el cristiano ponga amor para encontrar el amor de Dios, sabiendo que ese amor es esforzado, hacendoso, diligente, sacrificado. 

Lo recoge él mismo en la homilía Trabajo de Dios”: Me gusta mucho repetir —porque lo tengo bien experimentado— aquellos versos de escaso arte, pero muy gráficos: mi vida es toda de amor / y, si en amor estoy ducho, / es por fuerza del dolor, / que no hay amante mejor / que aquel que ha sufrido mucho. Ocúpate de tus deberes profesionales por Amor: lleva a cabo todo por Amor, insisto, y comprobarás —precisamente porque amas, aunque saborees la amargura de la incomprensión, de la injusticia, del desagradecimiento y aun del mismo fracaso humano— las maravillas que produce tu trabajo. ¡Frutos sabrosos, semilla de eternidad!”.

Ernst Burkhart y Javier ahondan con detalle; así, se preguntan: ¿Qué significa que las actividades profanas no sean “exclusivamente profanas”, sino que escondan “un algo divino”? Estos autores proporcionan una explicación teológica detallada y profunda, abordando el tema de manera exhaustiva: El quid divinum, ese “algo santo” que toca a cada uno descubrir, es como la impronta que Dios ha dejado en todas las cosas al crearlas en Cristo y para Cristo; una impronta que conlleva una llamada a cooperar libremente con Dios para orientar todo a Cristo. Veámoslo por pasos. El “algo santo” no es sólo la presencia divina de inmensidad, con la que sostiene a todas las criaturas en el ser, aunque sin duda alude san Josemaría a esa presencia cuando escribe que, a ese Dios invisible, lo encontramos en las cosas más visibles y materiales. El “algo santo” se refiere también a los designios de Dios acerca de las actividades humanas que tienen por objeto las realidades terrenas. 

Sin embargo, tampoco se reduce a esto el quid divinum, aunque lo abarca. Cuando el cristiano trata las realidades temporales en su actividad profesional, familiar o social, puede descubrir, con la luz de la fe, “su último destino sobrenatural en Cristo”, según dice en el texto citado. No es que en las cosas haya algo sobrenatural, sino que el cristiano puede ordenar al fin sobrenatural (el único fin último) las actividades que tienen por objeto las realidades creadas, puede descubrir que Dios le llama a poner a Cristo en el ejercicio de esas actividades, a ordenarlas a su Reino. Para esto, desde luego, ha de procurar llevarlas a cabo con perfección, de acuerdo con sus leyes propias. Pero no basta. Ha de buscar en último término su propia perfección como hijo de Dios en Cristo por medio de esas actividades: ha de tender a la identificación con Cristo por el amor y las virtudes informadas por el amor. Entonces sí se puede decir que ha encontrado el quid divinum, el “último destino sobrenatural en Cristo” que tienen las actividades humanas, y está poniendo a Cristo en la cumbre de su quehacer, porque lo pone en la cumbre de su propio corazón, que es donde Él quiere ser elevado y reinar.

Elementos de ese algo divino

Tenemos, pues, dos elementos del quid divinum. Uno es perceptible con la luz de la razón y está en el objeto de cada actividad temporal: sus leyes propias, queridas por Dios, con su fin inmediato. El otro presupone el anterior, pero únicamente se percibe con la luz de la fe, porque sólo ésta permite “ver su último destino sobrenatural en Jesucristo”. 

Continúan diciendo que «Ese algo santo lo descubre el amor que el Espíritu Santo derrama en los corazones. Cuando esto sucede, la misma actividad que se está realizando se convierte en materia de oración, de diálogo con Dios. Un diálogo que a veces puede tener lugar con palabras y conceptos, considerando el “algo santo” que se ha descubierto. Pero otras veces puede no necesitar palabras ni conceptos: ser oración contemplativa que trasciende el quid divinum. Volvamos a recordar unas palabras de san Josemaría: Reconocemos a Dios no sólo en el espectáculo de la naturaleza, sino también en la experiencia de nuestra propia labor (Es Cristo que pasa, 48). 

Ese “algo santo”, dice san Josemaría, está “escondido”, como si se encontrara detrás de las situaciones comunes o tuviera su mismo color, de modo que hace falta empeño, esfuerzo, para descubrirlo. El quiddivinum es una ocasión de santificación (y de apostolado) que muchas veces no brilla a los ojos humanos. Está delante de nosotros, en la entraña de lo que hacemos, pero es preciso buscarlo con interés, como se busca un tesoro. Y mucho más que un tesoro terreno, porque aquí está en juego la santidad”. 

Otras explicaciones a la expresión quid divinum vienen desde la docencia universitaria; así, la profesora Ana Marta González indica que “Con ello se corresponde otro aspecto crucial del mensaje de san Josemaría: el aprecio por la contingencia como el lugar privilegiado para la manifestación de Dios, precisamente porque es ahí, en ese espacio de contingencia, donde el hombre ejercita y materializa su libertad. Ambas cosas se contienen en la invitación de san Josemaría a encontrar el quid divinum que se encierra en los detalles, y que toca a cada uno descubrir.

No se trata solo de una recomendación piadosa, sino de advertir el kairós, la oportunidad y el valor del momento presente, en el que la presencia de Dios se nos hace material y de algún modo visible: hacer bien las cosas que tenemos entre manos no es ya solamente un requerimiento ético, derivado de nuestra posición en la sociedad humana, sino la oportunidad concreta que se nos ofrece de corresponder al don de Dios y de materializar su presencia en el mundo de los hombres, poniendo de manifiesto que no por ser ordinaria deja de ser transformadora”.(Mundo y condición humana en san Josemaría Escrivá. Claves cristianas para una filosofía de las ciencias sociales. Romana, Nº 65, Julio-Diciembre 2017, p. 368-390)

Otra exposición la encontramos en la página web del Opus Dei: “Ese quid divinum que corresponde descubrir a cada uno, contribuyendo así a que también otros se animen a descubrirlo, es sencillamente “la voluntad de Dios en esos detalles pequeños y grandes de la vida”, es decir, lo que da valor y significado transcendente a la vida ordinaria es que, en y desde ella, Dios dice lo que espera de cada uno”. 

La presencia de Dios para un cristiano y la llamada que Él hace a cooperar con sus designios son las dos caras de la misma moneda, inseparables y vinculadas. Y aquí entra de lleno lo que san Josemaría indicaba al decir «Dios nos espera cada día”. Estamos presentes a Él y le tenemos presente para responder a su llamada permanente. 

Pero la espera de Dios no es como nuestras esperas, que pueden ser estáticas; Dios no se dedica “a hacer otra cosa” mientras espera nuestra respuesta. Dios está presente en la vida de cada persona de forma dinámica, siempre ofrece amor y pide amor, se nos da y nos pide, es don y tarea. 

Así lo recoge también el Catecismo de la Iglesia Católica cuando nos enseña que “en todas sus obras, Dios muestra su benevolencia, su bondad, su gracia, su amor; pero también su fiabilidad, su constancia, su fidelidad, su verdad”

Conclusiones 

Teniendo en cuenta las diversas explicaciones se puede concluir: 

Descubrimiento del Amor Divino: Descubrir el quid divinum implica reconocer el amor de Dios manifestado en todos los aspectos de la vida, desde las personas y circunstancias hasta los esfuerzos y dificultades. 

Escondido en lo Común: Según san Josemaría, el «algo santo» está «escondido» detrás de situaciones comunes y es necesario un esfuerzo consciente para descubrirlo. No siempre es evidente a simple vista y requiere una búsqueda activa. 

Oración y Diálogo con Dios: La actividad descubierta como «algo santo» se convierte en un medio para la oración y la comunicación con Dios. Este diálogo puede manifestarse en palabras y conceptos, o puede ser una oración contemplativa que trasciende la comprensión del quid divinum

Perspectiva Personal: La percepción del quid divinum como una expresión del amor divino es una visión personal, no una verdad de fe universalmente establecida. 

Inspiración Mutua: Al descubrir el «quid divinum», no solo se encuentra valor y propósito en la propia vida, sino que también se puede motivar a otros a buscar lo mismo. 

Voluntad de Dios: El quid divinum representa la voluntad de Dios manifestada tanto en los pequeños como en los grandes aspectos de la vida, confiriendo a la existencia ordinaria un valor y un significado trascendentes.

El autorJavier Rodríguez Balsa

Educación

La Pontificia Universidad de la Santa Cruz cumple 40 años

La Pontificia Universidad de la Santa Cruz cumple 40 años y en el discurso inaugural del curso 2024-2025, el Prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz, ha animado a los miembros de la institución académica a cultivar la virtud de la paciencia, sin la cual “es imposible esperar en el cumplimiento de las promesas del Señor”.

Paloma López Campos·7 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

La Pontificia Universidad de la Santa Cruz inicia su 40º año académico. En el discurso de inauguración del curso 2024-2025, monseñor Fernando Ocáriz, Prelado del Opus Dei y Gran Canciller de la Universidad, animó a los miembros de la institución académica a “trabajar con paciencia, confiando en la esperanza”.

Fernando Ocáriz aprovechó su intervención para agradecer “todas las gracias recibidas” durante las cuatro décadas de labor, un trabajo que está “al servicio de la Iglesia universal”. Junto a esta mirada al pasado, el Prelado del Opus Dei ha expresado su confianza en el futuro de la institución y, haciéndose eco del Año Jubilar de la Esperanza convocado por el Papa, ha animado a los presentes a “pedir con frecuencia la gracia de la paciencia”. Sin esta virtud, ha dicho monseñor Ocáriz, “es imposible esperar en el cumplimiento de las promesas del Señor”.

Abrirse «a la obra del Espíritu»

La inauguración del año académico comenzó con una Misa presidida por monseñor Giovanni Cesare Pagazzi, Secretario del Dicasterio para la Cultura y la Educación. En la homilía, Pagazzi invitó a los miembros de la Universidad a abrirse “a la obra del Espíritu”, sin miedo a cómo pueda presentarse su “fuerza transformadora”.

El Secretario del Dicasterio también fue el encargado de dar la lección inaugural del curso. Durante su ponencia, destacó el papel de la Universidad como “casa de estudio” y lugar de transmisión del conocimiento. La universidad debe ser, por tanto, un lugar donde los alumnos sienten que sus profesores “fomentan la confianza, liberan del miedo, construyen un espacio interior, estimulan el esfuerzo y promueven un buen hábito”.

Tras la lección de monseñor Pagazzi, el Rector, Fernando Puig, subrayó en un discurso inaugural la identidad cristiana de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz. Esta identidad permite realizar un trabajo “humanamente bien hecho” que proporciona a los estudiantes una formación de calidad. Asimismo, el rector habló brevemente sobre el nuevo Plan estratégico 2024-2029 que está preparando la Universidad para seguir mejorando su labor.

La Pontificia Universidad de la Santa Cruz en cifras

Después de las palabras de Fernando Puig, habló Hugo Francisco Elvira Ramos, representante de los alumnos, quien agradeció el trabajo realizado por todas las personas que han hecho posible “la comunidad viva y dinámica que es hoy nuestra Universidad”.

Estas generaciones anteriores han tenido un claro impacto, como muestran las cifras que ofrece la Universidad Pontificia de la Santa Cruz. En los últimos años, la institución académica ha contado con casi 15000 estudiantes de 129 países. De estos alumnos, 75 han sido nombrados obispos o creados cardenales. De todos estos alumnos, más de 7500 realizaron sus estudios con una beca, proporcionada gracias a los aproximadamente 25000 benefactores que tiene la Universidad.

Leer más
Vaticano

El Papa a los católicos de Oriente Medio: “Sois una semilla amada por Dios”

El Papa Francisco ha enviado una carta a los católicos de Oriente Medio en el primer aniversario del ataque de Hamás a Israel. En su mensaje, el Pontífice muestra su cercanía con todos los que sufren a causa de la guerra.

Paloma López Campos·7 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Un año después del ataque de Hamás a Israel, el Papa Francisco ha enviado una carta a los católicos de Oriente Medio asegurando su oración por ellos. Como es ya frecuente, el Santo Padre ha insistido en que “la guerra es una derrota”, pero que “años y años de conflictos parecen no habernos enseñado nada”.

Francisco ha calificado a los católicos de Oriente Medio como “un pequeño rebaño indefenso, sediento de paz” y les ha agradecido el deseo que tienen de permanecer en sus tierras, junto a su capacidad “de rezar y amar a pesar de todo”.

“Sois una semilla amada por Dios”, les ha dicho el Papa, que también les ha animado a no dejarse “engullir por la oscuridad que os rodea”. El Pontífice ha invitado a los católicos que viven en estas zonas de guerra a ser “brotes de esperanza”, a “testimoniar el amor en medio de las palabras de odio” y a fomentar “el encuentro en medio de la confrontación”.

En su mensaje Francisco ha repetido que, “como cristianos, nunca debemos cansarnos de implorar la paz de Dios”. De ahí nace precisamente la jornada de oración y ayuno que convocó la semana pasada para el 7 de octubre. “La oración y el ayuno”, ha explicado el Pontífice, “son las armas del amor que cambian la historia, las armas que derrotan a nuestro único y verdadero enemigo: el espíritu del mal que fomenta la guerra”.

El Papa se une al dolor de todos

Además, el Papa ha mostrado su cercanía a todas las personas que viven en el Oriente Medio, independientemente de su confesión religiosa. Francisco dirige su cariño a “las madres que lloran”, a “quienes se han visto forzados a dejar sus hogares”, “a los que tienen miedo de alzar la mirada por el fuego que llueve desde el cielo” y “aquellos que tienen sed de paz y justicia”.

El Santo Padre ha aprovechado también la carta para agradecer su labor a los “hijos e hijas de la paz, por consolar el corazón de Dios, herido por la maldad de la humanidad”. Ha dado las gracias asimismo a los “obispos y sacerdotes, que lleváis el consuelo de Dios a quienes se sienten solos y abandonados”. A ellos dirige una petición: “mirad al pueblo santo al que estáis llamados a servir y dejad que vuestros corazones se conmuevan, dejando a un lado, por el bien de vuestro rebaño, toda división y ambición”.

El Papa ha concluido su mensaje pidiendo la intercesión de la Virgen María, “Reina de la paz” y de san José, “patrón de la Iglesia”.

Leyenda negra y Memoria democrática en España

En algunos países democráticos los políticos asumen prácticas propias de sistemas totalitarios, utilizando la historia para crear una versión oficial de los hechos e inspirar las leyes de un país en una determinada dirección política.

7 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

“El que controla el pasado controla el futuro; y el que controla el presente controla el pasado” es una frase de la célebre novela 1984 de George Orwell. Con estas palabras, el lúcido y valiente escritor británico reflejaba la pretensión de los totalitarismos del s. XX de dominar el relato histórico al servicio de sus intereses de poder y de dominio.

Al terminar el primer cuarto del s. XXI, nos encontramos con que desgraciadamente los sistemas totalitarios no son exclusivos del pasado s. XX, sino que continúan en nuestro siglo y parece que nos seguirán acompañando en el futuro. Aquellos siniestros regímenes políticos del siglo pasado en los que el Estado concentraba todos los poderes en un partido único (el comunista, el fascista, el nacionalsocialista o como se llame en cada ocasión) y controlaba las relaciones sociales bajo una sola ideología oficial no han desaparecido del escenario. En la actualidad observamos que alrededor de un 40% de la población mundial vive bajo sistemas dictatoriales.

Aparte de una larga lista de dictaduras actuales, hay países democráticos en los que los políticos en el poder asumen prácticas propias de sistemas totalitarios. Una de ellas es utilizar la historia para fijar una ideología y una versión oficial de la historia que sea la única aceptada y controlar así todas las relaciones sociales e inspirar las leyes y costumbres de un país en una determinada dirección política.

Hay dos ejemplos cercanos a nuestro entorno cultural: la leyenda negra española (impulsada inicialmente por Inglaterra y Francia para hacer frente al predominio español en el s. XVI pero asumida después por españoles e hispanoamericanos con intereses políticos y económicos a menudo espurios) y la memoria democrática española (entendiendo por ésta la articulación de políticas públicas que dicen querer cumplir los principios de verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición para quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura de Franco en el s. XX ). 

Se ha convertido en un tópico hablar de la importancia capital del relato en la comunicación política. El relato no es nada más que la voluntad de transmitir un mensaje utilizando la estructura narrativa. Y cuando hablamos de un mensaje en realidad estamos hablando de nuestro «punto de vista». Siempre que se transmite un mensaje utilizando la estructura narrativa sencilla (presentación, desarrollo y desenlace) éste es más fácil de entender, más fácil de recordar y más fácil de transmitir a otros. Si esto lo aplicamos a la historia de un país, de manera que se consiga establecer una especie de “historia oficial” en la que hay unos buenos y unos malos, puede resultar muy eficaz a la hora de conseguir un predominio ideológico y una permanencia prolongada en el poder.

No hay inconveniente en que cada uno cuente la historia de su país de la forma que considere oportuno, en función de lo que ha leído, escuchado o vivido. Y es comprensible que los partidos políticos utilicen lo mejor que saben la comunicación política para transmitir sus mensajes. El problema surge cuando una persona o un grupo político utiliza los fondos, las instituciones y el sistema educativo públicos para imponer un relato oficial que convenga a sus intereses políticos. 

En una verdadera democracia, el poder político no debe establecer una verdad ni una historia oficial en la que su opción política aparezca como la única aceptable y saludable para la vida del país, al mismo tiempo que usa todos los recursos públicos y todo el poder del Estado para situar a los partidos de la oposición y a los ciudadanos que los apoyan como enemigos del bien de la nación. Este maniqueísmo político atenta directamente contra el pluralismo ideológico y político necesario para que pueda hablarse de una democracia sana y no de un sistema que está instalado en el totalitarismo o se dirige hacia él.

La leyenda negra española sigue siendo utilizada por diversos totalitarismos -y no sólo por ellos- en Hispanoamérica (Cuba, Venezuela y Nicaragua) con el objetivo de identificar un culpable de los males que padecen que no sean los actuales gobernantes. La llamada memoria democrática está siendo utilizada en España por el PSOE -con la excusa de la justa reparación a las víctimas de la dictadura franquista- para fijar un relato histórico obligatorio en el cual este partido es el protagonista de todos los avances sociales mientras que la oposición y todo el que se oponga a él es un fascista, heredero de una sangrienta dictadura que terminó hace ya 50 años.

Parece que la leyenda negra antiespañola ha sido y es todavía útil en Hispanoamérica como “chivo expiatorio” al que culpabilizar de todos los males que sufren algunos de sus países sin que mucha gente caiga en la cuenta de que quizás la situación actual se debe más a la labor de los líderes de la independencia del s. XIX y a sus herederos en los dos últimos siglos que a los tres siglos de virreinatos españoles que dejaron unas sociedades bastante más avanzadas que las que se encontraron al llegar a América nuestros ancestros, que también los son de la mayoría de esos líderes hispanoamericanos. Dos siglos después de los procesos de independencia americanos, parece cuanto menos sospechoso seguir echando la culpa a España del atraso de sus países y de los atropellos a los derechos humanos causados por sus actuales sátrapas.  

Respecto a la memoria democrática, cuando un partido político, que ha gobernado en España durante 6 años en la II República y la guerra civil y casi 30 años de la actual democracia, se arroga la exclusividad del relato de la historia de España durante el siglo XX, podemos hablar de manipulación política con intereses espurios. La historia y menos aún la historia de un siglo tan conflictivo como el pasado en España no puede estar en manos de ningún partido político pues es difícil que no aproveche la situación con fines totalitarios. La pretensión de ser el único partido de España con derecho a juzgar las acciones y los hechos de los demás españoles durante décadas del pasado es asimismo totalitaria.

En una democracia no puede haber un partido que diga cómo juzgar la historia del país ni quienes son los buenos y quienes los malos. Eso deben juzgarlo libremente los historiadores y los ciudadanos, no el poder político. El interés en mantener viva la memoria de un régimen político que terminó hace 50 años por parte de un partido con 145 años de historia -y no pocos delitos de sangre a sus espaldas y actual colaboración de uno de sus expresidentes con la dictadura venezolana- resulta verdaderamente sospechoso y no debería admitirse por el grave riesgo de deterioro democrático que supone.

En una democracia, el poder político debe limitarse a garantizar la libertad de pensamiento, información y de expresión, pues si se dedica a limitar esas libertades por motivos políticos está socavando los fundamentos de la democracia y preparando el camino hacia el totalitarismo. No podemos admitir que se instauren en nuestras sociedades democráticas ninguna clase de “ministerios de la verdad”.

Leer más
Iniciativas

Cirineo. Donar con transparencia e impacto

Dos jóvenes españoles, Nacho y Carlos, son los impulsores de Cirineo: una plataforma que une beneficiarios y donantes para ayuda en alimentación y servicios básicos y atención psicológica a familias vulnerables.

Maria José Atienza·7 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 5 minutos

“Todo empezó hace más de dos años  a raíz de unos bocadillos”, rememora Nacho, uno de los iniciadores de Cirineo. “Cada mañana me cruzaba con un pobre, Jordi, en el semáforo. Todos los días me pedía dinero. Yo nunca doy dinero, y se lo decía pero lo que comencé a hacer era era ir al bar cercano, pagarle un café y un bocadillo y él podía ir a tomárselo cuando quisiera”. 

A raíz de esa acción casi cotidiana, Nacho pensó en la posibilidad de llevarlo “a gran escala”, de tal modo que hubiera personas que pudieran dar un dinero sabiendo perfectamente cómo se iba a utilizar. Así se gestó Cirineo: una plataforma digital a través de la que particulares y empresas pueden realizar donaciones sabiendo a quién se destinan y en qué se invierte ese dinero. 

En su página web www.cirineov.es se explica perfectamente cómo convertirse en donante o cómo acercarse a ellos para canalizar ayudas. 

Su lema, “Donar con transparencia e impacto total” define a la perfección las líneas fundamentales de un proyecto con el que estos dos jóvenes madrileños ayudan a medio centenar de familias…, por ahora.

Los beneficiarios

Ya son más de 90 las familias que han recibido ayuda para su compra básica o para soporte psicológico a través de Cirineo. ¿Cómo se escogen las familias opersonas a las que se ayuda? “No lo hacemos nosotros directamente porque no somos una fundación, ni una ONG”, explica Carlos. “Colaboramos con Cáritas Parroquiales o con otras fundaciones y asociaciones en cinco ciudades de España. Ellas son las que realizan el filtrado e indican las familias a las que ayudar y las necesidades que tienen. Después de esto, nosotros nos ponemos en contacto con ellos y empezamos nuestra relación directa Cirineo-beneficiario”. 

Carlos y Nacho hablan casi siempre de “familias beneficiarias” porque la mayoría de quienes reciben esta ayuda son familias con hijos pequeños, aunque también “se ha ayudado a personas individuales, sobre todo en temas de atención psicológica”.

La ayuda se mantiene hasta que la asociación les indique o hasta que los mismos beneficiados ya manifiestan no necesitar: “Hace poco una familia que llevaba bastante tiempo con ayuda para alimentación nos comunicó que habían encontrado trabajo y que querían que esa ayuda fuera para otras familias”.

 Se establece además una relación directa con cada beneficiario: “Cada vez que consumen una ayuda, además de mandar el ticket y un agradecimiento al donante, nosotros también les preguntamos sobre su día a día. Huimos de generar una sensación de pena, las preguntas son del tipo: ¿Cuáles son tus sueños? ¿Qué tal las notas de los niños? ¿Hacéis algo especial por Navidad?”. Estainformación se comparte con el donante, pero toda la relación entre donante y beneficiario se realiza a través de Cirineo, para evitar cualquier tipo de “dependencia”.

Los donantes

Cirineo cuenta con más de 300 donantes, empresas y particulares, que apoyan a decenas de familias en distintos puntos de España. Las donaciones “standard” van desde los 5 euros mensuales hasta los 50 euros, con los que se puede apadrinar una familia, pero la generosidad no tiene límite hacia arriba. Una vez que se comienza con la donación, los donantes reciben la información de cuál es el destino de la donación y fotos para que sean conscientes de dónde se ha gastado y cómo se ha gastado realmente esa ayuda. Cuando se ayuda a una familia, además se recibe un mensaje de agradecimiento de esa familia y un seguimiento de su evolución. 

Eso si, los donantes no “eligen al beneficiario”, como explican los iniciadores: “En la web tenemos la opción de apadrinar a una familia directamente donando 50 euros de forma mensual y puedes decidir en qué ciudad quieres que se realice la ayuda”, pero la familia beneficiaria viene dada por la organización o la Cáritas parroquial que la conoce. 

Una cosa distingue a los donantes de Cirineo: son más jóvenes que la media -están en la treintena- y “dan dos veces más que la media española”. Una juventud comprometida de la que los iniciadores del proyecto están orgullosos y que se explica, por una parte, por la facilidad de donación, a través de la plataforma de www.cirineov.es, y también por la transparencia total de cómo y quién recibe e invierte el dinero donado.

Nacho y Carlos. Fundadores de Cirineo.

Negocios adheridos

La idea madre de Cirineo es que el 100% de la cantidad donada vaya al beneficiario. El proyecto se sostiene por una comisión que el proyecto cobra a los negocios adheridos a Cirineo, es decir, los beneficiarios gastan esa donación en un determinado establecimiento adherido a la plataforma y es éste el que paga una comisión a la plataforma para su sostenimiento.

Actualmente, trabajan con una red de supermercados que tiene presencia en casi todas las principales ciudades españolas y varias consultas de psicología. 

“Nuestro sueño es poder ofrecer también servicios de oftalmología, odontología… etc. Estamos hablando con otros proveedores para meternos en material escolar y temas de ropa”. Un sueño que, aunque difícil hoy por hoy porque siguen siendo sólo dos personas las que están detrás de Cirineo, tienen deseos de hacer realidad en un futuro próximo.

¿Cómo funciona?

Las personas beneficiarias a través de Cirineo reciben, en forma de vale de compra que lleva asociado un código QR, la cantidad asignada por el donante. Con ese vale, pueden ir al establecimiento adherido a Cirineo y hacer la compra necesaria. Una vez realizada la compra, remiten el ticket a Cirineo y desde aquí se envía a los donantes. “Total transparencia”, destacan los iniciadores, “eso es lo principal en Cirineo”. 

“No queremos hacer personas dependientes”, subrayan Carlos y Nacho, “de ahí que trabajemos con asociaciones o fundaciones que conocen directamente las necesidades de las familias y que pueden hacerles un seguimiento. Queremos ser un aporte más en el proceso de esas familias de ir saliendo de la pobreza”. 

En la actualidad, Cirineo trabaja con personas beneficiarias y asociaciones en cinco ciudades españolas: Madrid, Barcelona, Lugo, Vigo y Guadalajara. La mayoría de las personas “llegan a través de diferentes Cáritas parroquiales, pero hay algunas otras fundaciones y asociaciones. Por ejemplo, en Madrid, también trabajamos con RedMadre, que atiende a futuras madres en situaciones complicadas”. 

A más donaciones y más recurrentes, más ayuda

“Las personas a las que ayudamos dependen, claro, del dinero con el que podamos contar de los donantes, por eso intentamos que la donación sea recurrente”, explican. “Es importante para nosotros tener la capacidad de saber a cuántas familias podemos ayudar. Cuantos más donantes, más familias a las que se puede ayudar y, cuanta más recurrencia, más facilidad para tener una previsión y que no tengamos que dejar de ayudar a nadie por falta de donaciones”

A día de hoy, más de 70.000 euros se han destinado a estos bienes de primera necesidad o apoyo psicológico para familias vulnerables a través de Cirineo que espera seguir creciendo para auydar cada vez a un mayor número de familias. 

Leer más
Vaticano

El Papa anuncia la creación de 21 nuevos cardenales

Tras varios meses con rumores sobre la posibilidad de que el Papa organizara un nuevo consistorio, este domingo Francisco ha anunciado los nombres de los 21 nuevos cardenales.

Javier García Herrería·6 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Al finalizar el Ángelus de hoy, el Papa Francisco ha anunciado la creación de 21 nuevos cardenales. El décimo consistorio en once años de pontificado tendrá lugar el 8 de diciembre de 2024, día de la Inmaculada.

Como es habitual en los nombramientos cardenalicios del Papa Francisco, los prelados proceden de numerosas parte del mundo. Por primera vez no hay ningún prelado español. Hay 4 obispos italianos, 4 hispanoamericanos y ninguno estadounidense.

Esta es la lista completa:

1. S.E. Mons. Angelo Acerbi, Nuncio Apostólico.
2. S.E. Mons. Carlos Gustavo CASTILLO MATTASOGLIO, arzobispo de Lima (Perú).
3. S.E. Mons. Vicente BOKALIC IGLIC C.M., arzobispo de Santiago del Estero (Primado de la Argentina).
4. S.E. Mons. Luis Gerardo CABRERA HERRERA, O.F.M., Arzobispo de Guayaquil (Ecuador).
5. S.E. Mons. Fernando Natalio CHOMALÍ GARIB Arzobispo Santiago de Chile (Chile).
6. S. E. Mons. Tarcisio Isao KIKUCHI, S.V.D., Arzobispo de Tokio (Japon).
7. S.E. Mons. Pablo Virgilio SIONGCO DAVID, obispo de Kalookan (Filipinas).
8. S. E. Mons. Ladislav NEMET, S.V.D., Arzobispo de Beograd -Smederevo, (Serbia).
9. S.E. Mons. Jaime SPENGLER, O.F.M., Arzobispo de Porto Alegre (Brasil).
10. S.E. Mons. Ignace BESSI DOGBO, Arzobispo de Abidjan (Costa d’Avorio).
11. S.E. Mons. Jean-Paul VESCO, O.P., Arzobispo de Alger (Argelia).
12. S.E. Mons. Paskalis Bruno SYUKUR, O.F.M., Obispo di Bogor (Indonesia).
13. S. E. Mons. Dominique Joseph MATHIEU, O.F.M. Conv., Arzobispo de Teheran Ispahan (Iran).
14. S.E. Mons. Roberto REPOLE, Arzobispo de Turín (Italia).
15. S.E. Mons. Baldassare REINA, obispo auxiliar de Roma, vicario general de la diócesis.
16. S.E. Mons. Francis LEO, Arzobispo de Toronto (Canada).
17. S.E. Mons. Rolandas MAKRICKAS, Arzobispo coadjutor de Santa María la Mayor.
18. S.E. Mons. Mykola BYCHOK, C.Ss.R., obispo de la Eparquía de los Santos Pedro y Pablo de Melbourne de los ucranianos.
19. R.P. Timothy Peter Joseph RADCLIFFE, OP, teologo.
20. R. P. Fabio BAGGIO, C.S., subsecretario de la sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio Humano Integral.
21. Mons. George Jacob KOOVAKAD, oficial de la Secretaría de Estado, responsable de los viajes papales.

Estados Unidos

Los católicos estadounidenses se unen a la jornada de oración y ayuno por la paz

Siguiendo la invitación del Papa Francisco, el arzobispo Timothy P. Broglio, presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, invitó a los obispos y feligreses del país a “unirse en oración ferviente por el fin de la violencia y abrir el camino hacia la reconciliación y la paz”.

Gonzalo Meza·6 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Para conmemorar el primer aniversario del ataque de Hamás a Israel, el Papa Francisco ha pedido a los católicos observar un día de oración y ayuno por la paz el 7 de octubre. Atendiendo este llamado, el arzobispo Timothy P. Broglio, presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, invitó a los obispos y feligreses del país a “unirse en oración ferviente por el fin de la violencia y abrir el camino hacia la reconciliación y la paz”.

En una carta enviada a los obispos norteamericanos el 2 de octubre, Mons. Broglio señala que tanto la pérdida de vidas en Israel y Gaza como el aumento de los crímenes de odio en los Estados Unidos son una fuente de gran dolor.

La compasión, indicó, “no es un juego de suma cero. Oímos los gritos de lamento de todos nuestros hermanos israelíes, palestinos, judíos, musulmanes y cristianos, quienes han sido traumatizados por estos eventos. Nos unimos al duelo por quienes perdieron la vida y compartimos el ferviente deseo de una paz duradera”, señala el prelado.

En ese sentido, Mons. Broglio hizo un llamado a combatir todas las formas de odio hacia judíos y musulmanes y a trabajar por una paz duradera. Nuestra fe, dice Broglio, nos enseña a tener esperanza incluso en las circunstancias más oscuras, porque Cristo ha resucitado de entre los muertos: “de la muerte, Dios hace surgir una nueva creación. Al acercarse este aniversario, en un momento de angustia y trauma, busquemos maneras de expresar nuestra solidaridad con nuestros hermanos y hermanas judíos y musulmanes. Comprometámonos a trabajar por una paz duradera en la tierra donde nació el Señor Jesús”, concluyó.

Cultura

San Bruno, fundador de la Orden de los Cartujos

San Bruno, fundador de la Orden de los Cartujos, rechazó nombramientos eclesiásticos para llevar una vida de silencio y oración. Gracias a él, actualmente existen 23 cartujas en el mundo; la más reciente se fundó en Corea del Sur.

José M. García Pelegrín·6 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

El domingo 9 de octubre de 2011, Benedicto XVI viajó a la cartuja de Serra San Bruno; su predecesor, san Juan Pablo II, ya había estado allí el 5 de octubre de 1984. El nombre de esta población perteneciente a la provincia italiana de Ancona, en la región de las Marcas, proviene de san Bruno, quien fundó el monasterio en 1091.

En su visita, Benedicto XVI se refirió a la vida contemplativa: “La comunión eclesial necesita una fuerza interior, esa fuerza que hace un momento el padre prior recordaba citando la expresión ‘captus ab Uno’, referida a san Bruno: ‘aferrado por el Uno’, por Dios, ‘Unus potens per omnia’, como hemos cantado en el himno de las Vísperas. El ministerio de los pastores toma de las comunidades contemplativas una savia espiritual que viene de Dios”. Y más adelante: “Esta vocación, como toda vocación, encuentra su respuesta en un camino, en una búsqueda que dura toda la vida”.

San Bruno y la sobriedad de los Cartujos

San Bruno fundó la Orden de los Cartujos, que está considerada como la más estricta dentro de la Iglesia católica. La sobriedad de los cartujos se refleja no sólo en su estilo de vida, sino también en su liturgia, basada en la elaborada por san Bruno y sus compañeros. Esta liturgia incluye muchos tiempos de silencio y carece de instrumentos musicales, aunque incorpora el canto cartujano, similar al canto gregoriano pero más austero.

En la página web oficial “chartreux.org“ se dice del fundador: “Maestro Bruno, ‘hombre de corazón profundo’, después de haber dirigido largo tiempo la escuela catedral de Reims, respondiendo al llamado divino de una vida exclusiva por Dios solo, se introdujo en el macizo de Chartreuse en 1084 con seis compañeros para hacer revivir en Occidente el espíritu de los Padres del Desierto. Luego fundó otro monasterio en Calabria, donde murió en 1101”. Su muerte ocurrió el 6 de octubre, fecha en que la Iglesia católica celebra su memoria.

Nacimiento de la Orden

Bruno nació hacia el año 1030 en Colonia, en la actual Alemania, y desde joven destacó tanto por su intelecto como por su piedad. Estudió en Reims, donde luego se desempeñó como maestro y canónigo respetado. Su lucha contra la simonía, la compra de cargos eclesiásticos, lo marcó profundamente, llevándolo a buscar una vida apartada de la política eclesiástica y los bienes materiales.

La perfección cristiana que anhelaba la encuentra, junto a un grupo de compañeros, en una vida dedicada plenamente a la oración y la contemplación: en 1084, el obispo Hugo de Grenoble, antiguo alumno de Bruno, les cedió un terreno inhóspito y rocoso en los Alpes franceses. Allí fundaron La Grande Chartreuse, el monasterio madre de la Orden de los Cartujos. Este monasterio se convirtió en un modelo de vida monástica centrado en el silencio, la oración y el trabajo manual.

Los monjes cartujos viven en un retiro casi absoluto, pasando gran parte de sus días en soledad, dentro de sus propias celdas, donde oran, meditan y realizan labores manuales. Las reuniones comunitarias son escasas y las conversaciones, limitadas. Una vez a la semana se les permite hablar durante un paseo comunitario, y el resto del tiempo se comunican a través de señas.

Corte papal y últimos años de san Bruno

Sin embargo, Bruno no pudo disfrutar plenamente de su retiro durante muchos años. En 1090, el Papa Urbano II, otro antiguo alumno suyo, lo llamó a Roma. Aunque deseaba profundamente vivir en soledad, Bruno obedeció, pero pronto descubrió que la vida en la corte papal no era compatible con su espíritu ascético. Rechazó el ofrecimiento de ser nombrado arzobispo de Reggio en Calabria, optando por regresar a la vida solitaria en un lugar aún más remoto, donde fundó su segundo monasterio en La Torre, Calabria.

Pasó sus últimos años en este eremitorio, rodeado de laicos y clérigos que compartían su búsqueda de la vida perfecta en la contemplación y el silencio. Su muerte, el 6 de octubre de 1101, marcó el fin de una vida dedicada a Dios, pero también el inicio de una veneración que perduraría a lo largo de los siglos.

A pesar de la austeridad de su vida, la influencia de Bruno fue profunda y duradera. Su legado se extendió rápidamente a través de la Orden de los Cartujos, que se expandió por Europa y alcanzó su apogeo en el siglo XVI, con alrededor de 5.600 monjes y monjas distribuidos en 198 monasterios.

A diferencia de otras órdenes religiosas, los cartujos no buscaron la canonización formal de su fundador durante siglos. Sólo en 1514, bajo el papado de León X, se reconoció oficialmente la santidad de Bruno mediante un decreto papal que confirmaba su veneración, sin necesidad del tradicional proceso de canonización. Más tarde, en 1623, su fiesta fue extendida a la Iglesia universal, consolidando así su lugar en la historia de la espiritualidad católica.

La Orden de los Cartujos hoy

El impacto de Bruno en la espiritualidad cristiana reside en su rechazo a las tentaciones del poder y la riqueza, y en su búsqueda de una vida dedicada exclusivamente a la oración y el servicio a Dios. En una época marcada por la corrupción y la ambición de poder dentro de la Iglesia, Bruno destacó por su pureza de corazón e integridad, cualidades que inspiraron a sus contemporáneos y que continúan sirviendo de modelo para los monjes cartujos de hoy.

Actualmente, la Orden de los Cartujos sigue existiendo, con 23 cartujas (18 de monjes y 5 de monjas) en todo el mundo, donde unos 270 monjes y 60 monjas siguen los preceptos de su fundador. Los cartujos continúan viviendo de según las estrictas normas establecidas por Bruno hace más de 900 años, manteniendo la práctica del silencio, la oración constante y el trabajo manual, y abrazando el lema de la orden: ”Stat crux dum volvitur orbis” (“La cruz se mantiene firme mientras el mundo gira”). Un lema extendido sostiene que la orden cartujana no ha sido nunca reformada porque nunca se ha deformado (“Nunquam reformata, quia nunquam deformata”).

Vocaciones

La vocación profesional en las enseñanzas de San Josemaría

El profesor Diego Poole ha presentado esta ponencia en la Convention of the Fellowship of Catholic Scholars, de la Universidad Católica de América. El artículo aborda la concepción de la vocación profesional en las enseñanzas de San Josemaría.

Diego Poole·6 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 12 minutos

Álvaro D’Ors, uno de los más prestigiosos profesores de derecho romano, en la última clase que impartió a sus alumnos en la Universidad de Navarra, dibujó sobre la pizarra un triángulo, y escribió en cada lado las siguientes tres frases: “amas si sirves”, “sirves si vales”, “vales si amas”.

Diagrama  Descripción generada automáticamente

Estas tres frases, aparentemente tan sencillas, contienen una verdad muy relevante sobre el sentido del trabajo humano que me propongo recordar en esta ponencia, y que constituye la esencia del mensaje del Opus Dei.

“Amas si sirves”

Amar a alguien es procurar su bien prestándole algún servicio en la medida de sus necesidades y de nuestras posibilidades. Y el trabajo profesional es nuestra forma cotidiana de servir, esto es, de amar. 

Es una deformación del cristianismo reducir la caridad sólo a las prácticas de beneficencia (dar limosna, atender un comedor social, dar catequesis…), y peor todavía, reducirlas a prácticas dentro de los recintos eclesiales. 

Para un cristiano en medio del mundo el lugar cotidiano de la práctica de la caridad es el trabajo profesional.

Por tanto, cuanto más capacitados estemos técnicamente (como médicos, maestros, ingenieros, policías…) tanto mejor podremos servir a los demás. 

Y vivir la caridad, mediante el trabajo bien hecho, es la principal manifestación evangelizadora. Por eso, el trabajo hecho por amor a la persona a la que se sirve es una forma excelente de evangelización, porque es la forma ordinaria de vivir la caridad. 

En el fondo, el valor de cualquier trabajo se mide por el servicio que presta a los demás. El trabajo bien hecho es un servicio bien hecho a otra persona. Nadie es buen profesional con independencia del servicio que presta a otros. Por eso no se puede ser buen profesional y mala persona; ni se puede ser buena persona y mal profesional. En realidad va en la definición de profesión el servicio que se presta, y cuando no sirve a nadie, no es que uno sea un mal profesional, es que ni siquiera es un profesional. Por ejemplo, no es zapatero aquel que fabrica unos zapatos excelentes y luego los quema, ni tampoco es un orador el que da unos discursos “excelentes” a un púbico inexistente. Sin un buen servicio, no hay un buen trabajo; y sin servicio no hay trabajo en absoluto.

La moral no es una exigencia extrínseca a la profesión, como una serie de añadidos que hacen más meritoria la propia profesión, sino que la moral ayuda a definir la profesión. Y la primera norma deontológica de cualquier profesión u oficio es la exigencia de conocer bien las normas técnicas de dicha profesión u oficio. 

“Sirves si vales”

Sirves si vales, esto es, si eres competente en tu profesión, si estás bien preparado, si estudias para realizar cada vez mejor tu oficio, si estás al día en las últimas técnicas; sirves si eres puntual, si escuchas a tus colegas, a tus clientes, a tus pacientes, a tus alumnos… Para servir bien no basta la buena voluntad, hace falta trabajo constante, estudio, competencia técnica. Si uno es médico y es un mal médico, es una mala persona. Y lo mismo si uno es estudiante, pero no estudia, es una mala persona. Toda nuestra vida ha de ser un esfuerzo renovado por servir cada día mejor a los demás, y esto requiere competencia profesional. 

Además, la calidad del trabajo reconfigura la personalidad moral del sujeto, en un círculo virtuoso (o vicioso, según se trabaje). De este modo, cada trabajador podrá comprender su trabajo como una verdadera obra de arte, que realiza cada día, sobre los demás, sobre el mundo y sobre sí mismo.

“Vales si amas”

Al final cada hombre vale lo que vale su amor. San Josemaría decía con frecuencia que cada uno vale lo que vale su corazón

El hombre fue creado para amar. Y si no ama, si se encierra en sí mismo, traiciona su vocación, la llamada de Dios a unirse con Él, en Sí mismo, y en los demás. Jesucristo nos reveló como será el examen del juicio final que determinará la suerte eterna de cada uno de nosotros: «Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.» (Mateo 25:35-36)

Scott Hahn, en su magnífico libro Trabajo ordinario, gracia extraordinaria: mi camino espiritual en el Opus Dei, explica que no es que Dios hiciera al hombre y a la mujer para el trabajo, sino que «hizo el trabajo para el hombre y la mujer, porque solo a través del trabajo podrían ser semejantes a Dios». Con la gracia, que nos asemeja a Dios, se nos dio el don del trabajo, para que sirviéramos a los hombres como los sirve Dios. El Señor no dejó el mundo incompleto por un defecto de fábrica, sino para el hombre lo completara sirviendo así a sus hermanos. Lograr la perfección de la Creación por ella misma no es la finalidad del trabajo, sino por el servicio que presta al hombre y a Dios. Trabajar es a amar a nuestros hermanos, y en ellos, a Dios. Todo trabajo es, al mismo tiempo que un servicio a los hombres, un acto de adoración a Dios. 

“Todas las obras de los hombres se hacen como en un altar, y cada uno de vosotros, en esa unión de almas contemplativas que es vuestra jornada, dice de algún modo su misa, que dura veinticuatro horas, en espera de la misa siguiente, que durará otras veinticuatro horas, y así hasta el fin de nuestra vida”.

Dios asocia al hombre a su labor creadora en servicio del hombre, pero también le asocia en su labor redentora de su hijo Jesucristo. Entre las muchas luces extraordinarias que recibió San Josemaría, el día 6 de octubre de 1966, durante la celebración de la Santa Misa, experimentó muy vivamente el esfuerzo de la Santa Misa, por el que Dios le hizo ver que la Misa es verdadero trabajo esforzado, y que el trabajo es una Misa.  

“A mis sesenta y cinco años, he hecho un descubrimiento maravilloso. Me encanta celebrar la Santa Misa, pero ayer me costó un trabajo tremendo. ¡Qué esfuerzo! Vi que la Misa es verdaderamente Opus Dei, trabajo, como fue un trabajo para Jesucristo su primera Misa: la Cruz. Vi que el oficio del sacerdote, la celebración de la Santa Misa, es un trabajo para confeccionar la Eucaristía; que se experimenta dolor, y alegría, y cansancio. Sentí en mi carne el agotamiento de un trabajo divino” “A mí nunca me ha costado tanto la celebración del Santo Sacrificio como ese día, cuando sentí que también la Misa es Opus Dei. Me dio mucha alegría, pero quedé hecho migas (…) Esto sólo se ve cuando Dios lo quiere dar”.

Y D. Ernesto Juliá comenta que, con esto, Dios hizo ver a San Josemaría, para que lo enseñara a todo el mundo, 

“Que la Obra se va a realizar en la medida en que el trabajo se convierta en Misa, y que la Misa se va a realizar en su plenitud en la medida en que se convierta en trabajo en la vida de Josemaría Escrivá y en la vida de cada uno de los llamados a la Obra, como fue trabajo la vida de Cristo”.

“Esta es la doctrina que Josemaría Escrivá debe recordar en el seno de la Iglesia. La dificultad que ahora se presenta [para comprender el Opus Dei] va a servir también para que la Iglesia se comprenda mejor, y se alcance a ver en toda su plenitud, venciendo la inercia de siglos de un modo de ver la santidad, que la ‘plenitud de la unión con Dios’ cuenta con la realidad del trabajo. La vida espiritual del cristiano es una ‘misa’, ‘un trabajo de Dios’, pues la Misa es todo el ‘trabajo’ de Cristo presentado a Dios Padre para la redención del mundo” .

san josemaria trabajo
Sesión de trabajo en el congreso de Universidad Católica de América.

Scott Hahn, comentado esto mismo escribe en libro antes citado: 

«Nosotros trabajamos para poder adorar más perfectamente. Adoramos mientras trabajamos. Cuando los primeros cristianos buscaron una palabra que describiera su adoración eligieron leitourgia. una palabra que, como la hebrea ábodah pudiese indicar la adoración ritual, pero que significase también ‘servicio público’, como la labor de los barrenderos, o de los hombres que encienden las farolas al llegar la noche. El sentido se hace evidente para quienes conocen las lenguas bíblicas, estén familiarizados o no con la tradición de la liturgia católica».

San Josemaría hablaba con frecuencia de la “unidad de vida” del cristiano para referirse precisamente a este lograr que toda la vida (la mayor parte del tiempo de la vida lo gastamos en el trabajo) fuera un acto de adoración a Dios. En uno de los escritos más famosos de San Josemaría, considerado por muchos como la Carga Magna de la espiritualidad del Opus Dei, podemos leer:

“Dios os llama a servirle en y desde las tareas civiles, materiales, seculares de la vida humana: en un laboratorio, en el quirófano de un hospital, en el cuartel, en la cátedra universitaria, en la fábrica, en el taller, en el campo, en el hogar de familia y en todo el inmenso panorama del trabajo, Dios nos espera cada día. Sabedlo bien: hay un algo santo, divino, escondido en las situaciones más comunes, que toca a cada uno de vosotros descubrir.

Yo solía decir a aquellos universitarios y a aquellos obreros que venían junto a mí por los años treinta, que tenían que saber materializar la vida espiritual. Quería apartarlos así de la tentación, tan frecuente entonces y ahora, de llevar como una doble vida: la vida interior, la vida de relación con Dios, de una parte; y de otra, distinta y separada, la vida familiar, profesional y social, plena de pequeñas realidades terrenas.

¡Que no, hijos míos! Que no puede haber una doble vida, que no podemos ser como esquizofrénicos, si queremos ser cristianos: que hay una única vida, hecha de carne y espíritu, y ésa es la que tiene que ser en el alma y en el cuerposanta y llena de Dios: a ese Dios invisible, lo encontramos en las cosas más visibles y materiales.

No hay otro camino, hijos míos: o sabemos encontrar en nuestra vida ordinaria al Señor, o no lo encontraremos nunca. Por eso puedo deciros que necesita nuestra época devolver a la materia y a las situaciones que parecen más vulgares su noble y original sentido, ponerlas al servicio del Reino de Dios, espiritualizarlas, haciendo de ellas medio y ocasión de nuestro encuentro continuo con Jesucristo.

(…) En la línea del horizonte, hijos míos, parecen unirse el cielo y la tierra. Pero no, donde de verdad se juntan es en vuestros corazones, cuando vivís santamente la vida ordinaria…” .

Conclusiones (algunas, entre muchas otras):

El trabajo profesional forma parte, y parte importante, de la vocación a la propia santidad.

Esta es una idea que repite San Josemaría en muchas ocasiones. Ser infiel a nuestras obligaciones profesionales, de servicio a los demás, es una manera de ser infiel al cristianismo.

Cuando yo estudiaba la carrera de Derecho en una universidad pública de Madrid, pero que tenía oratorio y un capellán religioso, anciano y muy piadoso, una vez me paró en pasillo de la facultad y me dijo, más o menos (no es literal, pero casi): “Diego, ¿sabes una cosa? Estoy empezando a comprenderos. Hoy uno de los chicos que procede de un colegio del Opus Dei se ha confesado conmigo; se ha acusado de ‘no estudiar’. Nunca había escuchado ese pecado”.

El trabajo profesional, al ponernos en relación con los demás, nos muestra ya el sentido de misión de nuestra fe.

La fe se practica no sólo yendo a la Iglesia, sino también, y con mucha más frecuencia, yendo al trabajo. Cuando doy charlas sobre el apostolado del cristiano suelo repetir que nuestras “actividades apostólicas” están siempre llenas de gente, porque, por ejemplo, un médico siempre tiene el hospital (público o privado, católico o no, da lo mismo) lleno de pacientes a los que atender; un maestro (de una escuela pública o privada, católica o no, da lo mismo) tiene sus aulas llenas de estudiantes a los que enseñar; un conductor tiene su autobús lleno de pasajeros a los que servir; una azafata, un músico, un actor de cine, un payaso de circo, un policía, un minero, un soldado, un marinero, un ama de casa…. tienen su actividades llenas de gente a la que servir, y todas son actividades apostólicas, y si son buenos profesionales, todas están llenas de gente. Cuando a San Josemaría le pedían estadísticas de los frutos apostólicos del Opus Dei, no podía responder, porque la labor de la Obra es incontable. Cuando en 1967 preguntaron a San Josemaría ¿Cómo ve usted el futuro del Opus Dei en los años por venir?, respondió:

“El Opus Dei es todavía muy joven. (…) La labor que nos espera es ingente. Es un mar sin orillas, porque mientras haya hombres en la tierra, por mucho que cambien las formas técnicas de la producción, tendrán un trabajo que pueden ofrecer a Dios, que pueden santificar. Con la gracia de Dios, la Obra quiere enseñarles a hacer de ese trabajo un servicio a todos los hombres de cualquier condición, raza, religión. Al servir así a los hombres, servirán a Dios” .

Y todo esto no significa “instrumentalizar” el trabajo para “evangelizar” sino dar al trabajo su sentido más profundo, como nuestra principal obra de servicio, y, por tanto, de amor.

Es preciso educar desde la infancia a los cristianos sobre la relevancia evangélica de su tarea profesional 

Es preciso hace comprender a los jóvenes que el éxito profesional se mide el servicio que prestan a los demás, y para que sea un buen servicio, necesitan formarse bien. No se forman para destacar, sino para servir.

Este espíritu no es sólo del Opus Dei, sino patrimonio de la Iglesia universal,

La Obra —así lo recalcó Pablo VI en una carta manuscrita el 1 de octubre de 1964 dirigida a San Josemaría— ha nacido en este tiempo nuestro «como expresión pujante de la perenne juventud de la Iglesia». La Iglesia se renueva continuamente, y a veces parece como una nave a punto de naufragar, pero siempre, en cada época de la historia, es revitalizada por el Espíritu Santo que la guía.

La persecución será constante

El Opus Dei es perseguido, y lo será mientras el demonio esté suelto, lo mismo que los cristianos de todos los tiempos han sido y serán perseguidos, y tanto más perseguidos, cuanto más fieles son al Evangelio. “Cuando el río suena, agua lleva”, dicen algunos escépticos ante las críticas contra la Obra. Y los cristianos respondemos, al menos en nuestro interior: Jesucristo era Dios, y… lo crucificaron. Mira tú qué éxito. Y precisamente en la cruz, cuando ellos pensaban que habían vencido, Jesús triunfó definitivamente sobre el mal, sobre el demonio y la muerte. 

En unos momentos en los que había gente, también dentro de la jerarquía, que quería hacer daño al Opus Dei, San Josemaría, pocos meses antes de su muerte en 1975, en una meditación dirigida a unos hijo suyos les decía:

“¿Qué nos puede preocupar en la tierra? ¡Nada! ¿Y qué poder de aquella gente? Delante del poder de Dios que está con nosotros, es ¡nada! Y el odio sarraceno de estos eclesiásticos y de aquellos a quienes éstos manejan como monigotes, ¿qué puede contra Dios que está con nosotros? ¡Nada! Y ellos tienen las alturas y nosotros estamos en el valle, ellos tienen el poder y nosotros no ¡qué importa si Dios está con nosotros¡ ¡Nada! Luego, lo importante es que Dios esté con nosotros. Y después, paz, serenidad” .

Instaurare Omnia in Christo

Instaurare omnia in Christo, dice San Pablo a los de Éfeso, y añade San Josemaría: renovad el mundo en el espíritu de Jesucristo, colocad a Cristo en lo alto y en la entraña de todas las cosas

El mundo está esperando la plenitud de su forma, que la dará el reinado de Cristo. Todo está dispuesto para ese fin.

No en vano el sello de la obra es la cruz dentro del mundo (como una horma que mantiene su forma).

Icono  Descripción generada automáticamente

Por otra parte, Dios hizo ver a San Josemaría con una luz extraordinaria la fuerza atractiva de la cruz si los cristianos la imprimimos en medio del mundo. Fue el 7 de agosto de 1931, cuando apenas habían transcurrido dos años desde que Dios le hiciera ver el Opus Dei. ¿Qué vio San Josemaría? Él mismo lo cuenta:

“(…) en el momento de alzar la Sagrada Hostia, sin perder el debido recogimiento, sin distraerme —acababa de hacer in mente la ofrenda del Amor Misericordioso—, vino a mi pensamiento, con fuerza y claridad extraordinarias, aquello de la Escritura: ‘et si exaltatus fuero a terra, omnia traham ad me ipsum’ (Ioann. 12, 32). Ordinariamente, ante lo sobrenatural, tengo miedo. Después viene el ¡ne timeas!, soy Yo. Y comprendí que serán los hombres y mujeres de Dios, quienes levantarán la Cruz con las doctrinas de Cristo sobre el pináculo de toda actividad humana… Y vi triunfar al Señor, atrayendo a Sí todas las cosas».

Magnanimidad

Con esta mentalidad, los cristianos hemos de ir por el mundo convencidos de que somos la fuerza de Dios, la sal de la tierra, la luz del mundo. 

Cuando en los años 50 viajaban en tren hacia Galicia (una región del noroeste de España) dos jóvenes profesionales para extender allí el Opus Dei, se les acercó otro pasajero y les preguntó: ¿Ustedes son de la Armada” (porque en Galicia está la escuela superior de la Armada española). Y uno de ellos, sin inmutarse, respondió: “No. Nosotros somos de la que se va a armar”.

El Opus Dei enseña mucho más que ética del trabajo, es una teología, una metafísica del trabajo

Por todo lo que hemos visto, la espiritualidad que difunde el Opus Dei no es una simple “ética del trabajo”, como decía Max Weber acerca de la ética calvinista. Es una verdadera «teología del trabajo», una metafísica del trabajo.

Hemos de trabajar con perfección

Ni que decir tiene que hemos de trabajar siempre lo mejor posible, porque si el trabajo es nuestra ofrenda a Dios, hemos de depositar sobre el altar un trabajo bien hecho, como Jesucristo en su taller y sobre la cruz. “Bene omnia fecit, decía San Josemaría parafraseando el evangelio de Marcos, y añadía: todo lo ha hecho admirablemente bien: los grandes prodigios, y las cosas menudas, cotidianas, que a nadie deslumbraron, pero que Cristo realizó con la plenitud de quien es perfectus Deus, perfectus homo, perfecto Dios y hombre perfecto.

Cuidado de las cosas pequeñas

Convenceos de que ordinariamente no encontraréis lugar para hazañas deslumbrantes, entre otras razones, porque no suelen presentarse. En cambio, no os faltan ocasiones de demostrar a través de lo pequeño, de lo normal, el amor que tenéis a Jesucristo

Esto no es elitismo

A veces han acusado al Opus Dei de dirigirse a los mejores profesionales. No es verdad. Se dirige a todos. Pero quien aprende esta espiritualidad, se hace cada día mejor. Quien no quiera superarse cada día, no comprenderá este espíritu. Este afán de superación no consiste en destacar sobre los demás, sino sobre uno mismo. 

————————————————-

Al final de la conferencia el autor proyectó este breve vídeo:

El autorDiego Poole

Profesor de Derecho. Universidad Rey Juan Carlos.

Vaticano

Diócesis de Roma: un motu proprio papal une el centro con las periferias

El Papa Francisco ha firmado "La vera bellezza", con la que interviene la estructura territorial de la Diócesis de Roma con vistas al Jubileo.

Giovanni Tridente·5 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Lleva fecha de 1 de octubre de 2024, el nuevo motu proprio emitido por el Papa Francisco titulado «La vera bellezza» (La verdadera belleza), una medida con la que interviene sobre la estructura de la Diócesis de Roma para tratar de resolver los antiguos problemas surgidos de la separación urbanística entre el centro histórico y la periferia. Una decisión que no es sólo una medida administrativa, sino una respuesta pastoral a un desafío que concierne a la identidad y a la misión de la diócesis de la que es cabeza el Obispo de Roma y que, como tal, preside en la caridad a todas las demás Iglesias particulares del mundo.

Las razones de la reforma

La elección del Papa Francisco tiene una razón fundamental: en las últimas décadas, el crecimiento urbano de Roma ha creado una clara división entre el centro histórico y los suburbios. Mientras que el núcleo más cercano a la Ciudad del Vaticano, pero también a las demás basílicas papales, se ha convertido en un lugar simbólico y un destino exclusivo para peregrinos y turistas, las periferias se han desarrollado rápidamente, creando al mismo tiempo nuevas necesidades pastorales y sociales.

Esto hizo necesario pensar en una reorganización que integrara el centro histórico en la dinámica pastoral de las periferias. En este sentido, las características «cinco prefecturas» del Sector Central se distribuirán en los cuatro sectores periféricos existentes: Norte, Este, Sur y Oeste. El objetivo -explica el Papa en el motu proprio- es favorecer una mayor unidad en la gestión pastoral y hacer más accesible el centro histórico a todos los fieles de la diócesis, no sólo a peregrinos y turistas.

Al fin y al cabo, el mismo centro de Roma, con sus iglesias ricas en historia y arte, no debe percibirse como un lugar separado de la vida cotidiana de la ciudad, sino como parte integrante de la espiritualidad y la fe vividas por los romanos. En este sentido, el próximo Jubileo de 2025 puede ser una oportunidad para reforzar este vínculo: incluso los fieles de los suburbios se sentirán más inclinados a redescubrir el patrimonio espiritual del centro histórico. Evidentemente, será «un camino que requerirá varios meses de trabajo».

Continuidad pastoral

Como puede resultar evidente, esta medida se inscribe en el contexto más amplio de la atención que el Papa Francisco siempre ha prestado a las periferias, tanto geográficas como existenciales. Desde el inicio de su pontificado, el Pontífice ha insistido en la necesidad de una Iglesia que salga de su seguridad para llegar a todos, especialmente a los más marginados. La reorganización de la diócesis de Roma refleja esta visión: eliminar la división entre el centro y las periferias significa promover una Iglesia más unida y capaz de dar testimonio de su misión con mayor eficacia.

Cuatro principios

El motu proprio «La verdadera belleza» se basa en cuatro principios de la Doctrina Social de la Iglesia, que Francisco ya había destacado en su exhortación apostólica «Evangelii Gaudium»: «el tiempo es superior al espacio», «la realidad es más importante que la idea», «la unidad prevalece sobre el conflicto» y «el todo es superior a la parte». Principios que ahora aplica a su diócesis, con el objetivo de construir una Iglesia más abierta, inclusiva y capaz de responder a los retos del presente y del futuro.

En particular, el Papa Francisco subraya que el tiempo es un elemento crucial en la vida pastoral: tiempo para encontrarse con Cristo, tiempo para crecer en la fe y tiempo para vivir en comunidad.
Una invitación a redescubrir la belleza de la unidad eclesial y a vivir la fe de manera más integrada, hacia un futuro de mayor comunión, caridad y apertura. De este modo, Roma se confirma como punto de referencia espiritual para el mundo entero.

Vocaciones

Salvador Rodea, Prepósito General de los Teatinos: «Creo que conocemos perfectamente nuestro carisma y queremos ​​que sea asumido tal cual es»

Entrevista al líder de los Teatinos en el V centenario de su fundación. A raíz de esta efeméride explica la naturaleza de su carisma, su identidad, misión y el proceso de discernimiento que están llevando a cabo sobre su futuro.

Hernan Sergio Mora·5 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 6 minutos

Los Teatinos, la primera orden religiosa compuesta únicamente por sacerdotes, celebraron el 14 de septiembre de 2024 el 500 aniversario de su fundación. A esta ocasión se sumó la peregrinación realizada a la Basílica de San Pedro, donde el Papa Francisco los recibió con gran afecto. Allí les dirigió una invitación: “La fidelidad debe renovarse. No puede haber fidelidad que no se renueve; permaneciendo fundada en lo antiguo, sí, pero al mismo tiempo dispuesta a demoler lo que ya no es necesario para construir algo nuevo dócil al Espíritu y confiados en la Providencia”.

Su nombre proviene de la diócesis de la ciudad italiana de Chieti, Theate en latín, donde fue obispo uno de los fundadores, Pietro Carafa, más tarde Papa Pablo IV.

Omnes tuvo la oportunidad de entrevistar a su superior general, el padre Salvador Rodea González, ingeniero mexicano de 54 años, reelegido en el 168 capítulo general para un segundo sexenio, hasta 2028. Compartió algunos de sus pensamientos, entre ellos el empeño para reforzar la identidad; ser creativos adaptando lo que sea necesario para hacer que la gente se enamore de Jesucristo y el proceso de discernimiento sobre futuras misiones «ad gentes» hacia el Oriente.  

Los franciscanos y los dominicos son más antiguos que ustedes, pero los jesuitas no, ¿verdad?

–Así es, los franciscanos, como los dominicos, tienen alrededor de 800 años, aunque somos la primera forma diferente de religiosos, lo que se llama “clericatura”. Nacimos en 1524, como instituto de vida consagrada con vida religiosa. No somos mendicantes como los franciscanos o los mercedarios, sino que somos clérigos, es decir, sacerdotes. Y la vida fraterna es una de las grandes características que tenemos.

¿Ustedes son la primera orden religiosa compuesta únicamente por sacerdotes?

–Sí, al principio todos eran sacerdotes diocesanos y hicieron los tres votos y empezaron a vivir en comunidad.

Se decía que al final del día los teatinos daban a los pobres todo lo que no habían usado.

–Era una idea muy radical la existente en la época de San Caetano, vivir del Altar y del Evangelio, lo suficiente, lo necesario, nada más. Sin ingresos fijos, sin negocio, simplemente con lo necesario. La Providencia proporcionaba para comer. Era una vida muy radical en ese momento.

¿Puede darnos algunos ejemplos?

–Siempre hay personas, sobre todo entre las más ricas, que queriendo salvar su alma ofrecen cosas o hacen construir iglesias, conventos o compran indulgencias. Fueron muchos los que se acercaron a nosotros con esta intención. Por ejemplo, en las cartas al conde Oppido de Nápoles, san Caetano le advierte: «si sigue trayendo cosas cerraremos esta casa»; de hecho, intentamos no tener más de lo que es necesario, de lo que hace falta, para no perder esa radicalidad.

Vuestra orden nació antes del Concilio de Trento. ¿Es parte de la Contrarreforma?

–Siempre se ha utilizado el término Contrarreforma, pero lo correcto sería reforma católica, porque san Cayetano no pretendía responder a Lutero y a otros reformadores, sino realizar una reforma cristiana desde dentro de la Iglesia, con el carisma de la reforma de el sacerdocio.

No olvidemos que San Caetano era un protonotario apostólico, por lo tanto conocía muchos detalles de la época sobre el clero religioso y secular, conocía los excesos y vicios, y consideraba que las cosas no podían seguir así.

¿Entonces fue con San Caetano con quien se inició una reforma entre los clérigos?

En realidad el origen de la reforma proviene de santa Catalina de Siena, se fraguó en el siglo XV, finalizando en el XVI con el Concilio de Trento.

¿Y los jesuitas?

Nacieron en 1540, es decir 16 años después de los teatinos. San Caetano estaba relacionado con san Ignacio de Loyola y hay dos teorías: una que el Papa quería que los jesuitas se unieran a nosotros, y la otra lo contrario. Pero había características de carisma que impedían esa fusión.

Si no me equivoco, en la audiencia el el Papa Francisco indicó que «se dice que los teatinos tenían algo con los jesuitas»…

–De hecho, uno de los fundadores de los Teatinos fue Pietro Carafa y se dice que cuando fue elegido como Papa Pablo IV, san Ignacio tembló, consideró el hecho adverso para su orden, en cambio Pablo IV confirmó a los jesuitas.

El carisma ha cambiado hoy, ¿cuál es el desafío que tienen ante ustedes?

–El carisma debe ser el mismo, adaptándolo al tiempo actual. Los Teatinos sufrieron en 1910 una pérdida de la originalidad del carisma, porque sólo quedaban en la orden 16 teatinos en todo el mundo. Entonces el Papa San Pío X que tenía mucha devoción por san Caetano, dijo que era necesario evitar que desaparecieran. El prefecto de Vida Consagrada de aquella época propuso que dos congregaciones de Derecho diocesano que se encontraban en la isla de Mallorca se unieran para fortalecer a los Teatinos.

Como los Teatinos ya eran una orden de Derecho pontificio, se conservó el nombre, pero con esta fusión pasaron a ser más de un centenar con los Ligures y los de la Sagrada Familia, perdiéndose un poco la esencia al unir estas diferentes espiritualidades. Entonces el superior general de esa época pidió volver al estudio de las fuentes y luego le siguieron las fundaciones en México, Argentina y después en Brasil, buscando siempre la originalidad del carisma, adaptándolo pero sin perder la esencia.

¿Cuál es entonces el principal desafío para los Teatinos hoy?

–Creo que los teatinos conocemos perfectamente nuestro carisma, y queremos ​​que sea asumido tal cual es. Por eso siempre estamos trabajando en la formación inicial y en la formación continua, porque queremos que haya una identidad clara.

El segundo desafío es ser creativo y, por tanto, comprender la figura del mundo; de lo contrario, trabajamos como en el siglo XVI. En cambio, hoy la imagen del mundo es diferente y la del siglo XXI aún más, por eso debemos entender cómo adaptarnos para llegar a nuestro pueblo, invitándolo y haciéndolo enamorar de Nuestro Señor Jesucristo. Este es el gran desafío.

¿Qué es lo más atractivo de los teatinos en el mundo actual, especialmente entre los jóvenes?

–Entre los jóvenes que llaman a nuestra puerta para ser teatinos, lo que más les atrae es la vida fraterna ante un mundo que invita a la individualidad, al egoísmo, al consumismo.

También tienen otras estructuras de apostolado, ¿no?

–Aunque vivamos de la Providencia, tenemos escuelas y casas de espiritualidad. Estas son parte de una dinámica de vida de la Iglesia destinada a preparar a los jóvenes, a los niños, a las familias gracias a la educación. De esta manera en lugar de darles una bolsa de comida, los preparamos para el mañana teniendo herramientas que permitan enfrentar. Mejor que recibir una manzana es poder cultivarla. Aunque la educación no era un carisma que existía al principio, es un carisma que heredamos de los Ligorianos.

¿Podría darme un ejemplo?

–En la ciudad de Cali, Colombia, cuando llegamos a un barrio con tanta violencia pensamos en un comedor para los niños, luego vimos que no era suficiente y construimos una escuela. ¿Pero cómo se hace cuando los niños vienen sin haber desayunado? Y luego cuando salen van a lugares donde hay violencia… Entonces adaptamos todo: vienen a la escuela, van a clase, desayunan, siguen lecciones, almuerzan, hacen deporte y por la tarde se regresan a sus casas.

Este barrio después de 30 años ha cambiado, hasta el punto de que lo han elevado a una categoría superior, y ahora nos encontramos en dificultades porque los impuestos han aumentado significativamente, antes era categoría 5, ahora pasó a categoría 3 y por lo tanto no podemos mantenerlo. ¿Qué se hace? ¿Se lo entregamos a la diócesis o cambiamos de barrio para trabajar? Necesitamos reflexionar sobre estas cosas.

¿Cuántos sacerdotes son en la orden?

–Somos 147 sacerdotes, 7 diáconos, 5 consagrados solemnes, una veintena de teólogos de primera profesión, además de novicios y aspirantes, en su mayoría de México y Brasil.

En Argentina hay mucha devoción a San Caetano como patrón del pan y del trabajo, ¿por qué?

Es una devoción que nació casi espontáneamente gracias a Mamá Antula. Ella fue quien la trajo al convento donde comenzaron. Allí construyeron una capilla y a este lugar llegaba el tren que venía a Buenos Aires desde el interior del país, y cuando la gente se bajaba pensaba que encontraría trabajo y allí estaba la estatua de San Cayetano. Dios usa medios impensables.

¿Hubo dificultades particulares en algunos países?

–Tuvimos una presencia maravillosa en algunos países de los que fue necesario salir por razones de guerra o porque no se podía llegar, en Asia, en el Cáucaso, en Armenia, en África. Aunque ahora estamos recibiendo invitaciones de estos lugares y escuchando la voz del Espíritu, porque algunos hermanos sienten el deseo de ir a otras culturas y están abriendo su corazón. De hecho estamos en Occidente, pero no en Asia o África. Y probablemente tendremos una rama misionera ‘ad gentes’ como se dijo en el Concilio Vaticano II. Estamos en discernimiento. Aunque aquí en Europa necesitamos reevangelizar, la voz del Espíritu no se cansa y abre nuevas puertas.

El autorHernan Sergio Mora

Leer más

Cómo salir de la crisis y salvar el matrimonio

A pesar de que a veces es difícil verlo, hay muchos motivos para querer salvar tu matrimonio: el bien de la pareja misma; el bien de los hijos, si los hay; y el bien de la sociedad.

5 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Hace poco en una conversación que sostuve con un hombre desolado, éste expresó: “no sé qué está pasando pero no me gusta el hecho de que yo cuido a los hijos de uno mientras mis hijos son cuidados por otro”.   

Vino a mí buscando orientación en momentos de confusión y dolor. Hacía un par de años que se separó de su esposa y ambos ya tenían una nueva pareja. En su momento, los dos pensaron que su relación era insostenible y vieron como única solución el divorcio. 

Pero su realidad actual les grita que no apostaron por una solución verdadera, sino que sucumbieron al engaño moderno de la gratificación inmediata. 

Ahora los dos quieren volver. Desearían poder reencontrarse pero tienen miedo.

Reconocer las crisis

Ante las crisis, podemos autodestruirnos o crecer. La crisis implica enfrentar circunstancias inesperadas ante las que no estamos preparados. Llegan a nuestras vidas para hacernos conocer nuestras fortalezas. Pero si nos precipitamos perdemos la oportunidad de crecer y, paralizados, optamos por lo que aparece como solución inmediata. En las crisis matrimoniales puede acecharnos la frase: “me voy hoy mismo” o, “¡te vas ya!”. Pero es necesario que optemos por soluciones reales, que elijamos crecer y no victimizarnos.

Salvar el matrimonio

Por ello te pido que si estás pasando por una crisis en tu matrimonio, te detengas antes de tomar cualquier decisión y consideres este camino de bendición para los dos, para toda su familia.

  1. En primer lugar, para salvar tu matrimonio has de quererlo: un poco de buena disposición y con herramientas adecuadas, llevarás tu relación a un nivel envidiable.  Detente. Piensa que realmente no quieres acabar con tu matrimonio sino con los problemas que hay en él.
  2. Hay muchos motivos para querer salvar tu matrimonio: el bien de tus hijos (los estudios avalan la convicción que el mejor desarrollo psicológico y emocional de los hijos se da en hogares donde papá y mamá se aman); el bien de la pareja misma (son numerosas las evidencias de que el matrimonio bien avenido sienta bien física y emocionalmente); y el bien de la sociedad (el tejido social se descompone de muchas maneras por los divorcios y separaciones).
  3. Tomar decisiones en pleno conflicto es un error de graves consecuencias: serénate, no hay prisa. Dile a tu cónyuge: “yo necesito ayuda y la buscaré”.  
  4. Alimentar la esperanza: pensar que no es posible convivir en paz bajo el mismo techo es un engaño. Todo tiene solución con un esfuerzo sincero y con la ayuda de Dios.
  5. Evitar acusaciones: no funciona en absoluto el estar subrayando todo lo que el otro hace mal ante la mirada del cónyuge que se siente frustrado. Lo mejor es pensar bien en los cambios personales que deben darse, reconociendo que ningún ser humano es perfecto, tampoco nosotros. Yo puedo comprometerme con cambios en mi propia conducta.  Si tengo vicios, aceptar con paz que me hacen daño a mi y a los que más debo amar. Trabajar por sustituir esos vicios con sus virtudes equivalentes. Buscar ayuda en lo personal antes de proponer una terapia de pareja. 
  6. Limpiar el corazón de toda clase de reclamos: saber perdonar, actuar como si la ofensa no se hubiera dado, dejar de anclarse en el pasado y decidirse a mejorar en el presente. 
  7. Perseverar en la lucha: tu matrimonio te necesita. Aunque el otro haya declarado que ya no te ama o que no puede hacer nada, tú estás en el equipo de Jesucristo que dijo con firmeza: “lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre” (Mt 19, 4-6). No se trata de suplicar el amor, sino de darlo con madurez. No debemos alentar la codependencia pero si trabajar por convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos. Se trata de llevar al matrimonio a una gozosa madurez en el amor. 
  8. Apoyarse en Dios: acudir al experto en el amor. Oremos y pidamos oraciones a quienes nos aman. Que no nos quede la menor duda: Dios quiere la unidad.

Hay que emprender una nueva conquista. Dedícate a enamorar a tu cónyuge cada día. Deja de ver lo que él no te da y empieza a dar lo que tú has dejado de dar por tus propios resentimientos. 

Cumple tu propia responsabilidad y pon en manos de Dios el resto. ¿Quieres que el buen vino del amor llegue a tu hogar? Haz tu parte, llena las tinajas de agua hasta el tope y Dios hará el milagro.

Ana y la turismofobia

¿Qué nos ha pasado para que hasta algo tan agradable para unos e interesante económicamente para otros como es el turismo se haya convertido en fuente de conflictos?

4 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

La turismofobia es una tendencia que conozco bien pues tengo la suerte de vivir en uno de los destinos turísticos de moda a nivel mundial: Málaga. Mi ciudad no deja de salir en los rankings de lugares más deseados para visitar. Su agradable clima, su amplia oferta cultural y museística, la belleza de sus calles, playas y parajes naturales, la amabilidad de sus gentes (perdonen la inmodestia), y su gastronomía única la han convertido en un lugar envidiable al que todos quieren venir a vivir o al menos a pasar unos días.

Los beneficios de esta tendencia para los malagueños son indudables pues los ingresos que aporta el turismo redundan en provecho de todos, pero también son muchos los inconvenientes que nos toca sufrir: los jóvenes tienen que buscar casa fuera de la ciudad al no poder acceder al mercado inmobiliario, subida de precios en productos básicos, masificación de calles y espacios ciudadanos, desaparición del comercio tradicional…

Masificación turística y turismofobia

La masificación turística tiene el paradójico poder de transformar espacios únicos, y por eso admirados, en comunes y odiosos. Y es que una Málaga sin moscatel, espetos y pescaíto, porque lo que les gusta a los turistas son las hamburguesas y la cerveza de importación, no sería la ciudad que inspiró a Picasso; y es que una Málaga con las playas, los museos y los bares abarrotados hasta el punto de no encontrar sitio, no sería la Ciudad del Paraíso que cantó el Nobel Vicente Aleixandre; y es que una Málaga sin malagueños, no sería la ciudad que Antonio Banderas lleva por ídem. Lo mismo podrán decir otras ciudades como Venecia, Roma, Atenas o Cancún. Encontrar el equilibrio es difícil y ahí son las instituciones las que tienen que ponerse manos a la obra para no matar de éxito a la gallina de los huevos de oro.

Sin embargo, hoy quisiera reflexionar sobre otra perspectiva no menos importante para buscar soluciones al problema de la turismofobia, y es el de la forma en la que nos comportamos cuando hacemos turismo. Recuerdo con mucho cariño a Ana, una santa mujer de mi parroquia que, durante las peregrinaciones, no consentía que el personal de servicio le hiciera la habitación de los hoteles donde permanecíamos varias noches. Decía que la cama era lo primero que hacía cada mañana desde pequeña y que, por estar fuera de casa, no iba a dejar de hacerlo. “Así, además”, me decía con los ojillos brillantes de quien prepara una sorpresa, “le doy una alegría a la muchacha cuando entre a mi habitación”.

Su actitud me ayudó mucho a entender que el turista debe ser consciente de que los lugares por los que pasa no son su casa. Pero no, como hacen muchos, para desinhibirse y comportarse como no lo harían en la suya; sino para extremar el respeto y el cuidado, como cuando uno es el invitado en un hogar extraño. Porque uno se va al día siguiente y si te he visto no me acuerdo, pero las personas que trabajan allí y las que viven en esa ciudad, merecen mi consideración y agradecimiento por su hospitalidad.

La esencia del turismo

Sin llegar al extremo de Ana, cuya actitud podría dejar sin trabajo a muchísima gente si se extendiera, sí que tendríamos que revisar qué significa para nosotros hacer turismo. ¿Es una experiencia superficial que consiste solo en ver cosas nuevas y dar gusto a los sentidos sin importarnos quién está a nuestro alrededor o, por el contrario, buscamos admirar la belleza, enriquecer nuestro espíritu y encontrarnos con personas de otros lugares?

En este sentido, el reciente mensaje de la Santa Sede con motivo de la Jornada Mundial del Turismo abogaba por poner en el centro de la actividad turística la cultura del encuentro, tan fuertemente defendida por el Papa Francisco “el encuentro”, dice el texto, “es un instrumento de diálogo y de conocimiento mutuo; es fuente de respeto y de reconocimiento de la dignidad del otro; es una premisa indispensable para construir vínculos duraderos”.

¿Turistas o peregrinos?

Debemos buscar el encuentro con el otro porque somos peregrinos en un mundo en el que los países están cada vez más cerca, pero las personas cada vez más lejos. Por eso, el Papa Francisco invitaba recientemente a los jóvenes a no ser meros turistas, sino peregrinos. “Que vuestro caminar”, les dijo, “no sea simplemente un pasar por los lugares de la vida de forma superficial: sin captar la belleza de lo que van encontrando, sin descubrir el sentido de los caminos recorridos, capturando breves momentos, experiencias fugaces para conservarlas en un selfie. El turista hace esto. El peregrino, en cambio, se sumerge de lleno en los lugares que encuentra, los hace hablar, los convierte en parte de su búsqueda de la felicidad”.

Ahí está la clave, en no perder de vista, en casa y fuera de ella, que somos peregrinos y estamos de paso. Así que «¡Buen camino!».

El autorAntonio Moreno

Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

Enseñanzas del Papa

Diálogo e inculturación de la fe. Claves del Papa en Asia y Oceanía

En su viaje apostólico más largo hasta la fecha el Papa Francisco ha tratado de llevar un mensaje de esperanza y cercanía a los fieles de Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur.

Ramiro Pellitero·4 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 7 minutos

¿Qué ha dicho el Papa en los países de Asia y Oceanía que ha visitado? Hay quienes buscan “novedades” en las enseñanzas papales, pero lo importante es lo que dice en los distintos contextos.

Siguiendo los pasos de los pontífices anteriores, ha visitado Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur. Ya en Roma, en la audiencia general del miércoles siguiente (18-IX-2024), agradeció a Dios el haberle concedido “hacer como Papa anciano lo que habría querido hacer como joven jesuita, porque yo quería ir como misionero allí”. 

En comparación con la situación actual de Europa, ha observado, la Iglesia está en esos lugares mucho más viva, y esto lo ha comprobado escuchando los testimonios de sacerdotes, religiosas, laicos y sobre todo “catequistas, que son los que llevan adelante la evangelización”.

Fe, fraternidad, compasión

En Indonesia los cristianos son pocos (10 %) y los católicos una minoría (3 %). En un lugar donde son muy numerosos los musulmanes, el Papa ha admirado la nobleza y la armonía en la diversidad; de modo que los cristianos pueden testimoniar su fe en diálogo con grandes tradiciones religiosas y culturales. 

El lema de la visita a ese país era “fe, fraternidad y compasión”, valores que ha subrayado el Papa para todos, comenzando por los cristianos (cfr. Discurso en la catedral de Yakarta, 4-XI-2024). En este marco, el Evangelio entra cada día en lo concreto, en la vida de cada pueblo, acogiéndola y dándole la gracia de Jesús muerto y resucitado.

El diálogo y la colaboración entre los creyentes

Francisco mantuvo un encuentro de carácter interreligioso en Yakarta, en la mezquita “Istiqlal” (cfr. Discurso 5-IX-2024), diseñada por un arquitecto cristiano y unida a la catedral católica de Santa María de la Asunción por el “túnel subterráneo de la amistad”. Animó el Papa a los creyentes a proseguir con esa comunicación en la vida del país: “Los animo a continuar por este camino: que todos, todos juntos, cultivando cada uno la propia espiritualidad y practicando la propia religión, podamos caminar en la búsqueda de Dios y contribuir a construir sociedades abiertas, cimentadas en el respeto recíproco y en el amor mutuo, capaces de aislar las rigideces, los fundamentalismos y los extremismos, que son siempre peligrosos y nunca justificables”.

En esta perspectiva, quiso dejarles dos orientaciones. En primer lugar, ver siempre en profundidad.Porque más allá de las diferencias entre las religiones, diferencias en las doctrinas, ritos y prácticas, “podríamos decir que la raíz común de todas las sensibilidades religiosas es una sola: la búsqueda del encuentro con lo divino, la sed de infinito que el Altísimo ha puesto en nuestro corazón, la búsqueda de una alegría más grande y de una vida más fuerte que la muerte, que anima el viaje de nuestras vidas y nos impulsa a salir de nosotros mismos para ir al encuentro de Dios”. E insistió en lo fundamental: “Mirando en profundidad, percibiendo lo que fluye en lo más íntimo de nuestra vida, el deseo de plenitud que vive en lo más profundo de nuestro corazón, descubrimos que todos somos hermanos, todos peregrinos, todos en camino hacia Dios, más allá de lo que nos diferencia”. 

Con ello aludía a una de las claves de estos días: el significado de las religiones, y el diálogo y la colaboración entre los creyentes (cfr. el análisis de Ismatu Ropi, académico musulmán indonesio, en Alfa y Omega, 12-IX-2024). Pocos días después diría a los jóvenes en Singapur: “todas las religiones son un camino hacia Dios” (Encuentro, 13-IX-2024). Así es, y se cumple en las religiones propiamente dichas y en la medida en que respeten la dignidad humana y no se opongan a la fe cristiana. No se dice esto, por tanto, en referencia a las deformaciones de la religión como la violencia, el terrorismo, el satanismo, etc. 

Por otra parte, el Papa tampoco afirmó que las religiones fueran entre sí equivalentes, o que tuvieran el mismo valor en la perspectiva cristiana (cfr. la Declaración Nostra Aetate del Concilio Vaticano II y el magisterio posterior (cfr. la Declaración Dominus Iesus, de 2000). 

De hecho, la doctrina católica enseña que las religiones, junto con elementos de verdad y de bien, tienen elementos que es necesario purificar.

En segundo lugar, Francisco invitó a cuidar las relaciones entre los creyentes. Así como un pasaje subterráneo conecta, crea un enlace, “lo que realmente nos acerca es crear una conexión entre nuestras diferencias, ocuparnos de cultivar lazos de amistad, de atención, de reciprocidad”

En efecto, lejos de todo relativismo o sincretismo, esos vínculos, como han insistido y practicado también los Papas anteriores, “nos permiten trabajar juntos, caminar unidos en la consecución de algún objetivo, en la defensa de la dignidad del hombre, en la lucha contra la pobreza, en la promoción de la paz. La unidad nace de los vínculos personales de amistad, del respeto recíproco, de la defensa mutua de los espacios y las ideas ajenas”. 

En otros términos, se trata de “promover la armonía religiosa para el bien de la humanidad” y en esa línea se sitúa la Declaración conjunta preparada para esta ocasión (cfr. Declaración conjunta de Istiqlal). 

En ella asumimos con responsabilidad las grandes, y algunas veces, dramáticas crisis que amenazan el futuro de la humanidad, particularmente las guerras y conflictos, desafortunadamente alimentados también por las instrumentalizaciones religiosas; pero también la crisis medioambiental, que se ha convertido en un obstáculo para el crecimiento y la convivencia de los pueblos. Y ante este escenario, es importante que los valores comunes a todas las tradiciones religiosas se promuevan y se refuercen, ayudando a la sociedad a ‘erradicar la cultura de la violencia y de la indiferencia”.

Un faro de luz y de belleza

Dijo el Papa en su audiencia del miércoles 18 de septiembre que en Papúa Nueva Guinea encontró “la belleza de una Iglesia misionera, en salida”. Ese archipiélago donde se hablan más de ochocientas lenguas se le aparecía como un ambiente ideal para la acción del Espíritu Santo que “ama hacer resonar el mensaje del Amor en la sinfonía de los lenguajes”.

El país tiene una gran mayoría cristiana y un cuarto de ellos son católicos. Allí destacó la labor evangelizadora de los misioneros y los catequistas; el ambiente de entendimiento, sin violencias; el horizonte de fraternidad y desarrollo humano como “levadura” del Evangelio. “Porque”, dijo, evocando el magisterio de sus predecesores Juan Pablo II y Benedicto XVI, “no hay nueva humanidad sin hombres nuevos ni mujeres nuevas, y esto lo hace solo el Señor”. 

A todos los que se profesan cristianos”, señaló al llegar al país, “os exhorto vivamente a que no reduzcanjamás la fe a una observancia de ritos y preceptos, sino a que ésta consista en el amor, en amar y seguir a Jesucristo, y pueda convertirse en cultura vivida, inspirando las mentes y las acciones, transformándose en un faro de luz que ilumine el trayecto. De este modo, la fe podrá ayudar a la sociedad entera a crecer y encontrar soluciones, buenas y eficaces, a sus grandes desafíos” (Encuentro con las autoridades en la “APEL Haus”, Port Moresby, Papúa Nueva Guinea, 7-IX-2024).

Inculturación de la fe y educación

Francisco se volcó, si cabe hablar así, con Timor Oriental, el país más joven de Asia: cerca del 65 % de la población tiene menos de 30 años, cuenta con un 98 % de católicos y, al mismo tiempo, es un país pobre y necesitado de apoyo, comenzando por la alfabetización. 

En su historia, señalaba en la audiencia general del día 18, “destaca la fuerza de la promoción humana y social del mensaje cristiano”, donde la Iglesia ha colaborado con todo el pueblo en el proceso de independencia, en el camino de la paz y de la reconciliación. 

No se trata”, puntualizó, recordando la visita de Juan Pablo II en 1989 a esas tierras, “de una ideologización de la fe, no, es la fe la que se hace cultura y al mismo tiempo la ilumina, la purifica y la eleva. (…) Hay que inculturar la fe y evangelizar las culturas”. Esta es otra de las claves del viaje del Papa. 

Los animó a seguir por ese camino para superar nuevos desafíos: la emigración y el desempleo, la pobreza, el consumo de alcohol entre los jóvenes. Los instó a formar con cuidado a la futura clase dirigente del país, con el apoyo de la Doctrina social de la Iglesia: “Inviertan en la educación, en la educación en la familia y en la educación en la escuela. Una educación que ponga en el centro a los niños y a los jóvenes, y promueva su dignidad.(…) El entusiasmo, la frescura, la proyección hacia el futuro, la valentía y el ingenio, típicos de los jóvenes, unidos a la experiencia y a la sabiduría de los mayores, forman una mezcla providencial de conocimientos e impulsos generosos hasta el mañana” (Encuentro con las autoridades en el Palacio presidencial de Dili, 9-IX-2024)

En el encuentro con la jerarquía católica y los colaboradores pastorales (cfr. Discurso en la catedral de Dili, 10-IX-2024) los invitó a cuidar y difundir el perfume del mensaje cristiano. Para ello les propuso combatir la mediocridad, la tibieza espiritual y la mundanidad, e impulsar la evangelización con espíritu de servicio, cuidando la adecuada formación: “No dejen de profundizar en la doctrina del Evangelio, no dejen de madurar en la formación espiritual, catequética, teológica; porque todo esto es necesario para anunciar el Evangelio en esta cultura vuestra y, al mismo tiempo, purificarla de formas arcaicas y, a veces, supersticiosas”.

 “Recordemos que con el perfume debemos ungir los pies de Cristo, que son los pies de nuestros hermanos en la fe, empezando por los más pobres. Los más privilegiados son los más pobres. Y con ese perfume tenemos que cuidarlos. Es elocuente aquí el gesto que los fieles realizan cuando se encuentran con ustedes,sacerdotes: toman la mano consagrada, la acercan a su frente como un signo de bendición”.

En la Misa en Dili, capital del país, en la que participó la mitad de la población (unas setecientas mil personas) les propuso hacerse pequeños ante Dios(cfr. Homilía, 10-IX-2024).Y a los jóvenes les habló de libertad con responsabilidad, de compromiso, servicio y sabiduría, de respeto a los ancianos y rechazo al bullying (Encuentro, 11-IX-2024).

Nada se edifica sin el amor

La última etapa de su viaje fue Singapur, país muy diferente de los anteriores, en la vanguardia de la economía y el progreso material. Con pocos cristianos pero vivos y comprometidos en el diálogo fraterno entre etnias, culturas y religiones. Incluso en la rica Singapur existen los “pequeños”, que siguen el Evangelio y se convierten en sal y luz, testigos de una esperanza más grande de aquella que los beneficios económicos pueden garantizar.

Durante la Misa que celebró en el estadio nacional, el “Singapore Sports Hub” (cfr. Homilía, 12-IX-2024) entre los grandes rascacielos subrayó que nada se edifica sin el amor,aunque alguno pudiera pensar que se trata de una afirmación ingenua. 

Finalmente, en el encuentro con los jóvenes (Catholic Junior College, 13-IX-2024) les pidió cultivar un sano y constructivo espíritu crítico: “Los jóvenes deben tener el valor suficiente de construir, de avanzar y de salir de las zonas ‘confortables’. Un joven que elige siempre pasar su vida de manera ‘confortable’, es un joven que engorda. Pero no engorda su barriga, sino engorda su mente”. Luego hay que arriesgar, salir, no tener miedo a equivocarse. Hay que utilizar los medios de comunicación de modo que ayuden adelante, no que esclavicen.

Matrimonio punk

Hablar de matrimonio, es quizás, una de las actitudes más punk, menos convencionales, que los católicos estamos llamados a defender, promover y encarnar.

4 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Describe la Real Academia Española de la Lengua, en su tercera acepción, el término punk como un “movimiento musical que surge con carácter de protesta juvenil y cuyos seguidores adoptan atuendos y comportamientos no convencionales”. Ateniéndonos a esta descripción, hablar de matrimonio así llamado, matrimonio, es quizás una de las actitudes más punk, menos convencionales, que los católicos estamos llamados a defender, promover y encarnar.

Mostrar, no sólo que se puede vivir un matrimonio sólido entre un hombre y una mujer a pesar de los pesares, -de los ríos, los barros y los lodos-, que esta relación única, imperfectamente perfecta, no sólo es plausible, sino que es lo más sano para una sociedad (cfr. Exhortación Apostólica Amoris Laetitia, 52)

En esa maravilla de texto que es la Carta a Diogneto leemos, refiriéndose a los primeros cristianos que “igual que todos, se casan y engendran hijos, pero no se deshacen de los hijos que conciben. Tienen la mesa en común, pero no el lecho”. Dieciocho siglos después, si queremos “ser en el mundo lo que el alma es en el cuerpo”, estamos llamados a vernos reflejados en esta definición. Hoy más que nunca, la revolución que necesita el mundo y la sociedad tiene, en su epicentro, el matrimonio.

Junto a este convencimiento, no podemos obviar que nuestra sociedad está íntimamente herida en este núcleo primigenio que es el matrimonio, especialmente en lo que llamamos Occidente: la ideología de género, la facilidad del divorcio, las numerosísimas familias rotas, el individualismo feroz…, hacen urgente que la Iglesia, cada uno de los católicos, desde su propia vocación responda a esta llamada de sanación. Recuperar el matrimonio es, quizás, el “signo de los tiempos” de nuestro paso por el mundo. 

Con esta recuperación hablamos del acompañamiento familiar, de la preparación al matrimonio, de la formación de la afectividad y, sobre todo, de la acogida de todas aquellas personas que se acercan a este “hospital de campaña” o a quienes hay que ir a buscar en las periferias tan cercanas de nuestra sociedad. 

Como apuntaba un sacerdote que organizó una macroboda para una veintena de parejas que no habían recibido el sacramento del matrimonio: “¡Habrá que mancharse! ¡Habrá que hacer algo para que esos que ‘no se casan’, al menos, se planteen casarse!”

“El bien de la familia es decisivo para el futuro del mundo y de la Iglesia”, señala la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia. Por ello, el matrimonio, primera familia constituida, sigue siendo un reto pastoral para laicos, sacerdotes y consagrados en el que hemos de invertir creatividad, esfuerzo y tiempo. Sí, ¡habrá que mancharse!

El autorOmnes

Leer más
Vaticano

La Segunda Sesión del Sínodo aspira a ser “un servicio de la Iglesia para el mundo”

Los miembros de la Segunda Sesión del Sínodo de los Obispos desean que este camino que recorre el Pueblo de Dios se convierta en "un servicio de la Iglesia para el mundo", en el que destaque la libertad, la armonía y la paz.

Paloma López Campos·3 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Tras la mañana de trabajo, algunos miembros de la Segunda Sesión del Sínodo de los Obispos han concedido una rueda de prensa para hablar sobre el comienzo de estas jornadas que se alargarán hasta finales de octubre.

Durante la comparecencia han intervenido Giacomo Costa y monseñor Riccardo Battocchio, ambos Secretarios Especiales de la Asamblea; María de los Dolores Palencia Gómez y monseñor Daniel Ernest Flores, ambos Presidentes Delegados de la Asamblea; y Paolo Ruffini, Prefecto del Dicasterio para la Comunicación.

Ha sido el Prefecto el primero en hablar y confirmar que los miembros de la Segunda Sesión tratarán de comparecer a diario ante los medios de comunicación para comentar los trabajos del día. Ruffini ha explicado también que esta Segunda Sesión tiene como elementos esenciales la espiritualidad y la oración, como muestra el retiro con el que ha comenzado todo.

El Prefecto ha comentado que “la situación mundial está muy presente en las mentes y en los corazones de quienes participan en el Sínodo”, por lo que el día ha comenzado con una oración por la paz.

El Sínodo es un camino

Por su parte, Giacomo Costa ha comenzado su intervención asegurando que la Segunda Sesión no es una mera repetición de lo ocurrido en 2023. Ha asegurado que “hemos aprendido mucho” y que los miembros de la Asamblea están “llamados a dar un paso más que el año pasado”.

A continuación, el Secretario Especial ha clarificado algunas ideas sobre el Sínodo de la Sinodalidad, la primera de ellas haciéndose eco del Papa Francisco: ”Esta no es una asamblea parlamentaria, sino un lugar de escucha y comunión”. Costa ha desarrollado esto asegurando que “el Sínodo es un lugar para optar por la Vida” y para “dar un paso hacia el perdón”, prueba de ello es el Acto Penitencial que tuvo lugar en el marco de la Asamblea.

Por otro lado, el Secretario General ha señalado que estos días de trabajo no son “el destino final”, sino que queda mucho camino por recorrer. Tanto es así, que hasta el mes de junio de 2025 todo el Pueblo de Dios puede mandar sus aportaciones a los grupos de trabajo. La Secretaría General del Sínodo “será la encargada de recopilar las contribuciones y entregárselas a los grupos de trabajo interesados”.

De aquí nace una idea fundamental que el Papa Francisco ha repetido con frecuencia: lo más importante del Sínodo no son los temas tratados, sino aprender a trabajar juntos como Iglesia.

Iglesia sinodal, misionera y misericordiosa

Monseñor Riccardo Battocchio, también Secretario Especial, ha hablado sobre la importancia del Acto Penitencial, que se encuadra en esa búsqueda de unión con toda la Iglesia. “El acto penitencial” ha dicho “busca dar el tono a toda la asamblea”,”dar un estilo a la Iglesia”, que se hace consciente de la realidad del pecado.

Junto a esta herida, ha continuado, la Iglesia observa que “el amor de Dios no se cansa, sino que nos hace capaces de vivir relaciones nuevas”. Esto nos da la oportunidad de convertirnos en lo que monseñor Battocchio ha clasificado como una “Iglesia sinodal misionera y misericordiosa”.

Battocchio también ha resaltado la labor de los teólogos en esta Segunda Sesión, durante la cual su labor consistirá en facilitar “la escucha atenta y la comprensión teológica de las aportaciones a nivel individual y grupal”. Gracias a ellos, ha recalcado el Secretario Especial, “se podrá redactar un documento final”.

El Sínodo y la armonía de perspectivas

Por su parte, María de los Dolores Palencia Gómez ha mostrado su alegría durante la rueda de prensa por la oportunidad dada a los presidentes delegados y los facilitadores de encontrarse antes para resolver dudas y crear comunidad”. Gracias a esto, “la Asamblea ha comenzado con mucho ánimo y libertad”.

La Presidenta Delegada ha transmitido su sensación “de que el camino se hace juntos” y de que la idea no es redactar un documento final, sino “trabajar” y “profundizar” en las cuestiones para cumplir el objetivo de “la misión”, es decir, evangelizar. Palencia Gómez ha finalizado su intervención resumiendo el Sínodo como “un servicio de la Iglesia para el mundo”.

El último en hablar ha sido monseñor Daniel Ernest, quien ha reiterado que los miembros de la Asamblea no han “llegado al mismo lugar que el año pasado” sino que han crecido”. Ha defendido también el método sinodal como una oportunidad de que cada miembro del Pueblo de Dios ofrezca su perspectiva.

“La perspectiva no es un enemigo de la verdad, sino la manera normal de actuar de la Iglesia”, ha dicho el Presidente Delegado. Como ejemplo de ello ha señalado los cuatro Evangelios. En este mismo sentido, ha afirmado que “es importante para la Iglesia escuchar, no para aceptar todo lo que dicen los demás, sino para entender”.

Leer más
Familia

Trini y Alberto: “El matrimonio es para disfrutar. Somos amantes”

Primero escribieron ‘Sexo para inconformistas’. Ahora, Trini Puente, Alberto Baselga y Antonio Tormo (+), han escrito ‘Matrimonio para inconformistas’, en el que lanzan un mensaje positivo y realista sobre el matrimonio. Sobre este tema de interés universal, el matrimonio, versa el dossier de la revista Omnes de octubre, y esta entrevista puede suponer un aperitivo de lo que encontrarán en el dossier.   

Francisco Otamendi·3 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 8 minutos

Los autores de ‘Matrimonio para inconformistas’ dicen bien claro que “renuncias las habrá, como en cualquier relación humana, pero el matrimonio es para disfrutar”. Aunque tampoco se debe presentar un matrimonio irrealmente ‘feliz’, en el que no se mencionan los desafíos.  

Ellos repiten a conciencia una palabra, “amantes”. Les encanta el vocablo “amantes”, porque “es lo que somos los cónyuges: expertos en amar y en dejarnos amar”, afirman.

Un flash sobre los autores de este libro, editado por Rialp, Trini Puente ha dirigido centros educativos durante 20 años, y es directora del gabinete 2rd. Y su marido, Alberto Baselga, es máster en Promoción y Salud Sexual por la Uned. Ambos son máster en Matrimonio y Familia por la Universidad de Navarra y profesores en la UIC de Barcelona. Antonio Tormo, director y guionista de más de 50 documentales, acaba de fallecer. 

Ni en el libro ni la entrevista eluden tema alguno, por ejemplo, la sexualidad, “nuclear en el matrimonio”, o la necesidad de ”recuperar la ternura y las miradas de amor”. Para ampliar, éstas son sus cuentas en Instagram, @lonuestro.info, y en Facebook, lonuestro.info

Vamos con la conversación.

Su libro está escrito a seis manos. Hablen un poco del tercer coautor, Antonio Tormo, un hombre de cine.

–Antonio ha sido un gran amigo, maestro y confidente, y acaba de fallecer. Nos conocimos hace muchos años, pero nunca imaginamos que llegaríamos a escribir un libro juntos. Cuando comenzamos a trabajar en el libro, su salud ya había comenzado a deteriorarse.

Nos sentimos privilegiados de haber compartido tantas reuniones, charlando sobre el libro, sobre el bien que queríamos hacer y cómo hacerlo llegar. En su optimismo inquebrantable, solía decir: “Que sea un libro atemporal. Que, dentro de años, si alguien lo lee, nada le suene antiguo”.

Era un hombre de gran fe, y ahora esa fe ha sido confirmada. Tenía un profundo amor a Dios y a la Virgen. Era una persona sin prejuicios, que deseaba ayudar a todos, sin importar si compartían o no sus ideas. Damos gracias a Dios por haberlo encontrado en nuestro camino y por habernos aceptado como sus aprendices.

También agradecemos a los profesores Jaime Nubiola, Lucas Buch y José Brage que nos ayudaron haciendo recomendaciones y aclaraciones. Y por supuesto a todos los amigos que leyeron el manuscrito y dieron su opinión.

El matrimonio es para disfrutarlo, reiteran ustedes. El deseo de amar y ser amados, y de por vida. Y, sin embargo, la perspectiva social es bastante negativa muchas veces.

– Siempre decimos que el matrimonio es para disfrutar, no para amargarse la vida. Renuncias las habrá, como en cualquier relación humana, pero exagerar ese aspecto es un error. Tampoco se debe presentar un matrimonio irrealmente ‘feliz’, en el que no se mencionan los desafíos, o si se presentan, se ofrecen soluciones que no son útiles por su simplicidad, pero que las personas inexpertas toman como ciertas.

Esto es peligroso porque se crean expectativas que no son reales. Se entusiasma a los jóvenes sin verificar si tienen la formación y las cualidades necesarias para vivir el matrimonio en plenitud. No se trata de motivarlos, sino de formarlos en la verdad. Y la verdad es lo suficientemente atractiva, para quienes tienen esa vocación, como para entusiasmarlos.

Hay una palabra que repiten mucho, y parece que a conciencia. Amantes. Las historias de amor. 

Nos encanta la palabra “amantes”, porque es lo que somos los cónyuges: expertos en amar y en dejarnos amar. Es una palabra que debemos recuperar para definir a esos matrimonios que luchan cada día por aumentar su amor. 

Saber ser feliz es clave en la vida y, por supuesto, en el matrimonio. En el libro incluimos ejemplos de la vida real de personas que han sabido o no han sabido ser felices. Primero hay que desear la felicidad y luego poner los medios para alcanzarla. Este es un tema importante que desarrollamos en profundidad.

Cómo vivir un buen sexo en el matrimonio, titulan un apartado. Se lo preguntamos a ustedes.

Este libro está pensado tanto para creyentes como para no creyentes. A veces, en nuestro Instagram, nos preguntan: “Como católicos, ¿qué debemos hacer en la sexualidad?”. Lo que muchos no saben es que Dios ha puesto la sexualidad en el ser humano y nos ha dado las instrucciones mediante la revelación. Sabemos lo que nos hace felices y lo que no. Lo que los católicos debemos hacer es dar a conocer este mensaje sin poner a Dios como excusa, usando la inteligencia que Él nos ha dado. Ya que ese mensaje es para toda la humanidad, no solo para los católicos ¿No es así?

Lo primero es ver la sexualidad como algo limpio, querido por Dios. En el libro explicamos que el sexo está pensado para el matrimonio, y solo en este contexto es realmente pleno. Fuera de él, no se reciben los beneficios que Dios ha preparado y no te hace mejor persona. En el matrimonio, por el contrario, sí sucede. El buen sexo en el matrimonio te hace mejor persona. En Matrimonio para inconformistas, nos detenemos a explicarlo en detalle porque, dicho de esa manera, sorprende. Parece que el sexo es algo permitido, consentido, en el matrimonio, pero no algo santo y deseado por Dios.

Despreciar el sexo es despreciar algo fundamental en la naturaleza humana, afirman.

Nosotros vamos un paso más allá y decimos que, en cierta medida, despreciar el sexo es hacer un feo a Dios. Como mencionamos antes, Dios ha puesto el sexo en el mundo para el matrimonio, y cuando se usa fuera de él, se desvirtúa. Debemos recuperar esa mirada limpia hacia lo que es un regalo divino, un medio para dar gloria a Dios dentro del matrimonio.

Unas relaciones sexuales satisfactorias, en la que disfrutan los dos, fortalecen el matrimonio. Ayudan a perdonar más fácilmente, aumentan la complicidad, y facilitan la educación de los hijos, ya que la pareja comprende mejor el punto de vista del otro. Disfrutar del sexo en el matrimonio no es algo menor; quienes lo experimentamos sabemos que refuerza la comprensión y el cariño mutuos.

¿Y al cumplir años? La sexualidad del varón y la de la mujer son diferentes.

En efecto, la sexualidad del hombre y la mujer son muy diferentes, y en el libro abordamos este tema a fondo, explicándolo desde un punto de vista científico. Hacemos un análisis del cerebro masculino y femenino, explorando dónde reside el deseo sexual y qué diferencias existen entre ambos. También analizamos cómo las preocupaciones cotidianas afectan al deseo. No es solo una cuestión de educación; hay una base biológica importante.

Con los años, estas diferencias se acentúan, por lo que es fundamental conocerse bien y hablar abiertamente sobre lo que le gusta a cada uno. Un buen consejo para los matrimonios es programar los encuentros íntimos. Esto no quita espontaneidad, sino que permite preparar el terreno y desconectar el cerebro para disfrutar del momento.

Cuanto más hablemos de sexo en el matrimonio, más fácil será explicárselo a nuestros hijos. También tratamos en el libro cómo abordar el tema de la sexualidad con los hijos. 

El sexo oral, los denominados juguetes sexuales, el sexo anal. En el libro hablan de ello sin tapujos. Alguna práctica se vende como si fuera disneylandia.

– Muchos jóvenes creen que ciertas prácticas están prohibidas para ellos por ser católicos, como el sexo anal. En este libro, abordamos este tema sin rodeos, explicando en qué consiste esta práctica, para que cada persona pueda reflexionar si es algo bueno en sí mismo o un mal uso de su sexualidad. 

Aunque en la pornografía, tanto visual como escrita, se presenta como algo apetecible y natural, nuestra visión es bastante diferente. Aquí explicamos los preparativos, riesgos y consecuencias que muchas personas desconocen.

Sabemos que este capítulo puede resultar sorprendente, pero creemos que es necesario hablar con honestidad. Es importante que cualquier persona entienda claramente en qué consiste una relación anal, y que nuestros jóvenes tengan acceso a la información adecuada para decidir por sí mismos si esta práctica mejora o no su sexualidad.

Los hijos. Las tasas de natalidad son muy bajas en el mundo occidental, con alguna excepción. Se sufre con este tema. Alguna consideración sobre los métodos naturales.

Fue otro tema que nos llevó muchas horas hablarlo y meditarlo. No se puede banalizar. Los métodos anticonceptivos han calado en la sociedad y entre los católicos. Tener una familia numerosa se ve como una irresponsabilidad o algo complicado de aconsejar.

Los métodos naturales se pensaron como una forma de conocer los ritmos de la fertilidad de la mujer y que se conociera mejor su sexualidad no para competir en eficacia con la píldora, el condón, DIU, etc. 

El uso de los métodos naturales es algo muy íntimo en la pareja y de conciencia. El número de hijos es algo que atañe a la conciencia de los cónyuges. De ahí la importancia de formar bien su conciencia. Banalizarlo por un extremo o por el otro es simplificar mucho un asunto que debe resolver el matrimonio. En el libro lo intentamos tratar con objetividad.

Hablan en su libro de fases del amor en el matrimonio, infancia, adolescencia, madurez. ¿Pueden explicarlo un momento?

– El matrimonio, la vida matrimonial, no es algo estático e inmutable; es como las personas, que pasan por una infancia, adolescencia y madurez. La infancia representa los primeros tiempos, en los que todo es fácil y estamos dispuestos a todo. Luego llegan la hipoteca, los hijos, la convivencia diaria, el trabajo, las familias políticas, etc., factores que nos hacen entrar en una etapa complicada. Es lo que llamamos la adolescencia del amor. Según los casos, esta etapa será más o menos complicada. 

Sin pasar por esta etapa, nunca se alcanzará el amor maduro o verdadero. Hay que intentar atravesar esta fase de la mejor manera posible y madurar nuestro amor cuanto antes. Como en la adolescencia biológica, habrá personas —en este caso, matrimonios— que se quedarán en la adolescencia toda la vida, sin llegar al amor verdadero. Por el contrario, otros superarán esta etapa pronto y llegarán a disfrutar de su matrimonio rápidamente. 

Una buena formación y un buen acompañamiento harán que muchos matrimonios sean felices y den ejemplo a sus hijos y a la sociedad.

Las rupturas matrimoniales son frecuentes, a pesar de que los novios, cuando se casaron, sólo tenían ojos para su esposa o esposo. ¿Cómo se guarda el corazón? Hablan de infidelidades…

El matrimonio es la relación de pareja más complicada, pero es la única que te lleva al amor verdadero. Que sea algo natural no significa que sea fácil. Jesús reprocha a los fariseos haber adaptado el matrimonio a sus necesidades. ¿No habremos hecho lo mismo nosotros?

Para que todo el mundo encaje, ¿no habremos rebajado las exigencias, permitiendo que los matrimonios se conformen con una vida matrimonial plana y sin profundidad? Nosotros  hablamos del matrimonio originario, aquel que está en la entraña del ser humano y que lo lleva a dar gloria a Dios.

Los novios, una vez casados, deben cuidar ese amor y ser acompañados por matrimonios que disfrutan de su relación o por personas capacitadas con los conocimientos necesarios para ayudarles. Es necesario hacer una verdadera transformación en la preparación matrimonial.          

En cuanto a las infidelidades, parece que solo se habla de la infidelidad sexual. En el libro, mencionamos algunas más, como la infidelidad del corazón. Ésta consiste en cerrarse al otro, no aceptando nada de lo que nos ofrece. En algunos casos, se finge un ‘matrimonio feliz’, pero en el fondo del corazón estamos cerrados al amor. Existen muchas casuísticas que describimos en el libro, y abordamos también más infidelidades que complican el camino hacia el amor verdadero.

La penúltima. ¿Cómo ‘se recupera’ a la mujer, o al marido, en el matrimonio? Quizá lo hemos experimentado. ¿Cuál es su receta?

No existe una fórmula mágica, pero lo que sí es esencial es la buena disposición de ambas partes para sanar y fortalecer la relación. Se trata de recordar el amor que una vez los unió y que, con el tiempo, ha podido quedar descuidado.

En nuestro libro, ofrecemos algunos consejos prácticos, como aprender a expresar las necesidades de cada uno. A menudo, los matrimonios que tienen dificultades no se debe  únicamente al egoísmo, sino a la falta de comunicación o a seguir consejos poco acertados.

Es importante que ambas partes comprendan los errores que puedan haber cometido y, con apoyo mutuo, trabajen para solucionarlos. La buena noticia es que la mayoría de los problemas tienen solución, siempre que exista el compromiso y el deseo sincero de recuperar el amor.

Y la última. Conmueve verles a ustedes hablar de ternura, de la mirada… El mundo es duro, a veces implacable. Los matrimonios felices mejoran la sociedad, concluyen.

– Nuestro objetivo con este libro es hacer matrimonios felices y por lo tanto estables. ¿De qué nos sirven matrimonios estables si no son felices? Los hogares luminosos y alegres empiezan por matrimonios felices. Mantenerse es relativamente fácil. Luchar por la felicidad es lo que da la diferencia. Hay que recuperar la ternura y las miradas de amor. En nuestro libro intentamos explicar cómo.

La ternura y las miradas no es sensiblería, es el alimento para el amor. La verdadera transformación de nuestra sociedad la harán los matrimonios felices.

El autorFrancisco Otamendi

¿Es posible crear una nueva cultura cristiana?

Si queremos crear una nueva cultura cristiana que sirva de alternativa a la actual, ¿cuáles son los pasos que debiéramos dar?

3 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 5 minutos

Estamos llamados a ser sal y luz en nuestro mundo actual, por complejo que sea. Debemos preocuparnos por nuestros hermanos y luchar con todas nuestras fuerzas por la regeneración de nuestra sociedad. No lo hemos elegido, pero este es el tiempo que Dios nos ha regalado para que vivamos entre nuestros hermanos los hombres, para que caminemos a su lado. Como le dijo Gandalf a Frodo Bolsón: «No podemos elegir los tiempos que nos toca vivir, lo único que podemos hacer es decidir qué hacer con el tiempo que se nos ha dado». Dios nos ha dado este tiempo, y somos responsables de abrir nuevos caminos, además de mantener viva nuestra herencia. Pero entonces, si queremos crear una nueva cultura cristiana que sirva de alternativa a la que ya está surgiendo en nuestro mundo actual, ¿cuáles son los pasos que debiéramos dar?

En mi vida he tenido muchos maestros, como lo fuera Gandalf para Bilbo. Uno al que guardo mayor afecto fue D. Fernando Sebastián, arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, con el que tuve el privilegio de trabajar codo con codo como delegado de enseñanza de la diócesis navarra.

Una vez le escuché una idea que me ayudó a situarme en este punto que tratamos. Estaba impartiendo una conferencia en la que precisamente analizaba nuestro mundo y señalaba tres círculos de acción sobre los que debe reformarse una sociedad.

El primero, decía el cardenal aragonés, era el de la conversión personal. Todo debe empezar desde ahí. Si no, cualquier reforma o cambio, se cimentará sobre arena. En un tiempo en el que se clama por la reforma de estructuras sociopolíticas, en realidad lo más urgente es la transformación de las personas, de cada persona, empezando por mi propia conversión.

La segunda parte de la frase de san Agustín nos devuelve a este punto inicial: «Nos sumus tempora; quales sumus, talia sunt tempora» (Nosotros somos los tiempos; tal cual nosotros seamos, así serán los tiempos). Quizá, si miramos a los tiempos que nos toca vivir nos demos cuenta de cómo somos nosotros. Simplemente dándole la vuelta a la frase nos refleja el grado de la vitalidad de los cristianos que vivimos en este tiempo, como lo haría un espejo. Es sin duda, un acicate. Y a la vez nos marca el único camino para recomenzar. Empezar por nuestra conversión.

Este primer círculo me parece especialmente importante hoy en día. La conciencia es el último reducto de libertad en una sociedad en la que existe la posibilidad de dirigir nuestros impulsos conociendo hasta los últimos rincones de nuestra vida gracias al big data (inteligencia de datos). Saben lo que nos gusta, nos sirven contenidos adecuados, personalizados para nosotros, según nuestra edad, lugar donde vivimos, preferencias, etc. 

Y tienen la posibilidad de guiar nuestras conductas y configurar nuestro pensamiento. Nunca ha sido tan potente la capacidad de manipulación de las personas. Por eso la auténtica resistencia cultural, la verdadera barrera contra la alienación más radical, es un hombre configurado por Cristo.

El segundo círculo es el de las relaciones cercanas. Empezando por la propia familia, que sin duda es el primer y principal núcleo social. D. Fernando nos llamaba a cuidar nuestra familia y vivir como cristianos, como iglesia doméstica, nuestra vida ordinaria. ¡Cuántas resonancias también me llegaban al oír estas palabras! ¡Y cómo lo hemos tenido que vivir en los tiempos de confinamiento por la COVID-19! La iglesia doméstica se ha hecho una realidad tangible en ese tiempo en que nos encerraron en nuestros hogares; no fue una simple idea teológica.

Ese círculo familiar, esa primera instancia social, es la más importante y fundamental a la hora de generar una nueva sociedad, radicalmente alternativa a la que nos ofrece el mundo actual. Nunca como ahora fue tan impactante el testimonio de ver una familia unida, fecunda, con esposos fieles que se aman en cualquier situación. Hoy en día, este tipo de relación es radicalmente contracultural, pero cimenta la base sólida de una nueva forma de entender la vida.

Regalar a los hijos la vida de la fe es el mejor don que les podemos hacer, pero es también una forma de construir la sociedad del mañana. Transmitir la fe, pasar el testigo de generación en generación, es la mejor evangelización que puede hacer la Iglesia.

Debemos transmitir una fe que sea viva, que enseñe a nuestros hijos a vivir en medio de este mundo y a ser ellos mismos cristianos comprometidos. Muchas veces escucho a padres que viven asustados por el mundo que van a dejar a sus hijos. Me gusta recordar la frase de Abilio de Gregorio: «No te preocupes por el mundo que vas a dejar a tus hijos, sino por los hijos que vas a dejar a este mundo». La educación de los hijos es una gran aportación a la creación de una nueva cultura cristiana.

En este segundo círculo de las relaciones sociales, D. Fernando animaba a que familias cristianas creasen lazos y comunidad con otras familias que tuviesen los mismos criterios, los mismos valores que emanan desde el Evangelio de Jesucristo. Ese es el siguiente paso que hay que dar, el que debemos abordar para construir una nueva sociedad. Tenemos que crear lazos, establecer relaciones entre familias que tengan esa misma visión del mundo para crear una pequeña comunidad en la que ser cristiano sea algo natural.

Pero dando un paso más, D. Fernando nos invitaba a participar, juntos los cristianos, en la sociedad civil más cercana a nuestra vida, la realidad en la que nos vemos inmersos: la comunidad de vecinos, el consejo escolar de nuestros hijos, las fiestas del barrio, el trabajo en la oficina… ¡Cuánta vida podemos dar en todos esos ambientes creando una verdadera corriente que nace desde la Buena Noticia del Señor! Todo se transforma cuando lo viven los cristianos.

Y las comunidades de vecinos pueden ser verdaderamente comunidad y no broncas constantes; las fiestas del barrio pueden ser celebración y unidad, creativas y gozosas; el trabajo puede convertirse en un núcleo de amistad, con lazos estrechos, que van más allá de los meramente económicos.

Este círculo segundo ha sido siempre vital para hacer frente a regímenes totalitarios. Era la lucha cultural que san Juan Pablo II mantuvo, por ejemplo, con su grupo de teatro en la Polonia comunista. Pequeños núcleos de identidad que, por distintos medios, mantienen vivas las raíces y las transmiten a otros.

El tercer círculo es el de la vida política. Cuando ha nacido una nueva cultura, unas nuevas relaciones, una nueva visión de la vida en la sociedad civil, entonces de forma natural nacerá una nueva política. Las grandes relaciones institucionales, los sindicatos, los partidos políticos, los medios de comunicación… todo ello se cristianizará, en verdad, cuando los anteriores círculos tengan vitalidad.

Porque, lo sabemos, la gran tentación es pensar que cuando gane las elecciones un partido político supuestamente cristiano, cuando haya medios de comunicación potentes que puedan llevar el Evangelio como otros difunden sus mensajes, entonces ya estará todo solucionado. Pero la experiencia nos dice que, en el mejor de los casos, esto sería un gigante con los pies de barro que acabaría desmoronándose.

Ese es el camino: construir desde abajo, cimentar bien el edificio, soñar, quizá, con grandes proyectos para el futuro, haciendo las pequeñas acciones que podemos y nos toca realizar en el presente.

El autorJavier Segura

Delegado de enseñanzas en la Diócesis de Getafe desde el curso 2010-2011, ha ejercido con anterioridad este servicio en el Arzobispado de Pamplona y Tudela, durante siete años (2003-2009). En la actualidad compagina esta labor con su dedicación a la pastoral juvenil dirigiendo la Asociación Pública de Fieles 'Milicia de Santa María' y la asociación educativa 'VEN Y VERÁS. EDUCACIÓN', de la que es Presidente.

Evangelio

Fidelidad, el plan de Dios. Domingo XVII del tiempo ordinario (B)

Joseph Evans comenta las lecturas del domingo XXVII del Tiempo Ordinario y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·3 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

El plan de Dios para el matrimonio es realmente hermoso. Como muestran las lecturas de hoy, todo comenzó cuando Dios entregó a Eva, la primera mujer, como esposa a Adán, el primer hombre. Adán está encantado de verla. Ella es la compañera, la igual, que él no podía encontrar en el resto de la creación. Y el texto concluye: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne”. 

Pero las cosas no tardaron en torcerse. Adán y Eva cayeron en el pecado y empezaron a culparse mutuamente: Adán culpó a Eva, y Eva culpó a la serpiente. Se produjeron todo tipo de abusos, en particular el maltrato y la opresión de la mujer, como la poligamia y el divorcio. Para intentar mejorar las cosas, Moisés permitió más tarde el divorcio, exigiendo que a la mujer divorciada se le diera al menos un certificado de divorcio, para que tuviera algún estatus legal que la protegiera.

Y esto nos lleva al evangelio de hoy, donde los fariseos preguntan a Jesús sobre esta cuestión. “¿Le es lícito al hombre repudiar a su mujer?”, y citan el permiso de Moisés para el divorcio. Pero Jesús da una respuesta sorprendente. “Por la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto”. 

“Por la dureza de vuestro corazón”, y el permiso para divorciarse vino de Moisés, no de Dios. Jesús les recuerda entonces el plan original de Dios. En otras palabras, el permiso para divorciarse nunca fue el plan de Dios: sólo fue una concesión hecha por el hombre “por la dureza de vuestro corazón”. Incluso los discípulos se sorprenden, pero Jesús insiste: divorciarse del cónyuge e intentar casarse de nuevo no es un verdadero matrimonio, es adulterio porque, si tu primer matrimonio fue válido, sigues casado. Y concluye: “Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”. 

Aceptar el divorcio es dudar de Dios y de su poder. Es casi una blasfemia. Cuando Dios une a dos personas, las une por su poder con un vínculo irrompible y no debemos dudar de ello. 

Y con el divorcio viene ese otro gran mal, la anticoncepción. Por eso es interesante que, habiendo dejado claro que el divorcio es malo, Jesús muestre luego su amor por los niños. “Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis, pues de los que son como ellos es el reino de Dios”. Luego leemos: “tomándolos en brazos los bendecía imponiéndoles las manos”. La Biblia sólo muestra a Dios alentando y bendiciendo la apertura a la vida. En ninguna parte nos desaconseja Dios tener hijos.

La homilía sobre las lecturas del domingo XXVII del Tiempo Ordinario (B)

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas del domingo.

Vaticano

El Papa rezará un Rosario por la paz y convoca una Jornada de oración

“En esta dramática hora de nuestra historia, mientras los vientos de guerra y la violencia continúan devastando pueblos enteros y naciones”, el Papa Francisco ha revelado esta mañana, en la Misa de apertura de la Asamblea sinodal de octubre, que el domingo pedirá a la Virgen María de modo especial por la paz, rezando el Rosario en Santa María la Mayor, Además, ha convocado una Jornada de oración y ayuno el 7 de octubre.

Francisco Otamendi·2 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 6 minutos

Los días y horas dramáticas de guerra y violencia que vive Oriente Medio, junto a las otras guerras existentes, como la Rusia y Ucrania, han impulsado al Papa Francisco a acudir a la intercesión de María Santísima para pedir el don de la paz.

El próximo domingo acudirá a la Basílica de Santa María la Mayor, donde recitará el Santo Rosario, “y dirigiré a la Virgen un pedido”, que no ha especificado. “Y si es posible, les pido también a ustedes, miembros del Sínodo, unirse a mí en esta ocasión”.

“Y al día siguiente (7 de octubre, fiesta de la Virgen del Rosario), “pido a todos vivir una Jornada de Oración y Ayuno por la paz en el mundo. Caminemos juntos, pongámonos a la escucha del Señor, y dejémomos conducir por la brisa del Espíritu”, ha manifestado al concluir en la Plaza de San Pedro la Santa Misa de apertura de la Segunda Sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos.

Sínodo: “Discernir juntos la voz de Dios”

Al comenzar la homilía de la Misa este 2 de octubre, el Papa se ha referido a la memoria de hoy, y ha trazado unas líneas maestras para los miembros del Sínodo.

“Celebramos esta Eucaristía en la memoria litúrgica de los santos Ángeles Custodios, en la reapertura de la sesión plenaria del Sínodo de los Obispos. En escucha de lo que nos sugiere la Palabra de Dios, podríamos como punto de partida para nuestra reflexión tomar tres imágenes: la voz, el refugio y el niño”, ha señalado el Papa.

“Primero, la voz. En el camino hacia la Tierra prometida, Dios aconseja al pueblo que escuche la “voz del ángel” que Él ha enviado (cf. Ex 23,20-22)”. 

“Es una imagen que nos toca de cerca, porque el Sínodo es también un viaje en el que el Señor pone en nuestras manos la historia, los sueños y las esperanzas de un gran Pueblo de hermanas y hermanos esparcidos por el mundo, animados por nuestra misma fe, impulsados por el mismo deseo de santidad para que, con ellos y por ellos, tratemos de comprender qué camino seguir para llegar adonde Él quiere llevarnos”. 

“No es una asamblea parlamentaria”

“Se trata, con la ayuda del Espíritu Santo”, ha subrayado el Sucesor de Pedro, de “escuchar y comprender las voces, es decir, las ideas, las expectativas, las propuestas, para discernir juntos la voz de Dios que habla a la Iglesia”. 

“Como hemos recordado repetidamente, la nuestra no es una asamblea parlamentaria, sino un lugar de escucha en la comunión, donde, como dice san Gregorio Magno, lo que alguien tiene en sí parcialmente, lo posee de modo completo otro, y aunque algunos tengan dones particulares, todo pertenece a los hermanos en la “caridad del Espíritu” (cf. Homilías sobre los Evangelios, XXXIV)”.

Sin agendas que imponer 

El Papa ha descalificado “la arrogancia”, y ha alertado para “no convertir nuestras aportaciones en puntos que defender o agendas que imponer, sino ofrezcámoslas como dones para compartir, dispuestos incluso a sacrificar lo que es particular, si ello puede servir para hacer surgir, juntos, algo nuevo según el plan de Dios”.

“De lo contrario, acabaremos encerrándonos en diálogos entre sordos, donde cada uno trata de “llevar agua a su molino” sin escuchar a los demás y, sobre todo, sin escuchar la voz del Señor”. “Las soluciones a los problemas que se nos plantean no las tenemos nosotros, sino Él Escuchemos, pues, la voz de Dios y de su ángel”, ha subrayado.

El Espíritu Santo, maestro de la armonía

En cuanto a la segunda imagen, el refugio, Francisco ha señalado que ”las alas son instrumentos poderosos, capaces de levantar un cuerpo del suelo con sus vigorosos movimientos. Pero, aun siendo tan fuertes, también pueden plegarse y estrecharse, convirtiéndose en escudo y nido acogedor para las crías, necesitadas de calor y protección.

Esta imagen es un símbolo de lo que Dios hace por nosotros, pero también un modelo a seguir, especialmente en este tiempo de asamblea”.

También ha recordado que “el Espíritu Santo es el maestro de  la armonía, que con tantas diferencias, es capaz de crear una sola voz”.

Hacernos pequeños

Respecto a la tercera imagen, la del niño, el Papa ha recordado que “es Jesús mismo, en el Evangelio, quien “lo pone en medio” de los discípulos, se lo muestra, invitándolos a convertirse y a hacerse pequeños como él.  Esta paradoja es fundamental para nosotros”.

El Sínodo, ha dicho, “dada su importancia, en cierto sentido nos pide ser “grandes” ―de mente, de corazón, de mirada―, porque las cuestiones a tratar son “grandes” y delicadas, y los escenarios en que se sitúan son amplios, universales”,

Y citando a Benedicto XVI, ha manifestado: “Recordemos que es haciéndonos pequeños cómo Dios nos ‘demuestra cuál es la verdadera grandeza, más aún, qué quiere decir ser Dios’” (Benedicto XVI, Homilía en la Fiesta del Bautismo del Señor, 11 enero 2009). 

“No es casualidad que Jesús diga que los ángeles de los niños “en el cielo están constantemente en presencia [del] Padre celestial» (Mt 18,10); es decir, que los ángeles son como un “telescopio” del amor del Padre. 

En la conclusión, ha rogado que “pidamos al Señor, en esta Eucaristía, vivir los días venideros bajo el signo de la escucha, de la custodia recíproca y de la humildad, para escuchar la voz del Espíritu, para sentirnos acogidos y acoger con amor, y para no perder nunca de vista los ojos confiados, inocentes y sencillos de los pequeños, de los que queremos ser voz, y a través de los cuales el Señor continúa apelando a nuestra libertad y a nuestra necesidad de conversión”.

Vigilia penitencial en la víspera

Ayer tarde, en la víspera de la Misa de inicio de los trabajos de la Asamblea sinodal, el Pontífice expresó su vergüenza por los pecados de la Iglesia y pidió perdón a Dios y a las víctimas..

El Papa manifestó que el pecado “es siempre una herida en las relaciones: la relación con Dios y la relación con los hermanos», y añadió que «nadie se salva solo, pero es igualmente cierto que el pecado de uno libera efectos sobre muchos: así como todo está conectado en el bien, también lo está en el mal». 

En la Celebración penitencial se escucharon  los testimonios de un superviviente de abusos sexuales, de una voluntaria comprometida en la acogida de migrantes y de una religiosa originaria de Siria, narrando el drama de la guerra. 

Peticiones de perdón leídas por siete cardenales

Al mismo tiempo, varios cardenales leyeron peticiones de perdón, escritas por el mismo Papa. Era necesario llamar por su nombre y apellido a nuestros principales pecados, «y los escondemos o los decimos con palabras demasiado educadas», señaló Francisco.

En efecto, siete conocidos purpurados pidieron perdón por los pecados contra la paz (card. Oswald Gracias, arzobispo de Bombay); la creación, indiferencia ante los necesitados y migrantes, los pueblos indígenas (card. Michael Czerny); el pecado de los abusos (card. Sean Patrick O’Malley); el pecado contra la mujer, la familia, los jóvenes (card. Kevin Farrell); el pecado de la doctrina utilizada como piedra para ser arrojada (card. Victor Manuel Fernández); el pecado contra los pobres, la pobreza (card. Cristóbal López Romero, arzobispo de Rabat): el pecado contra la sinodalidad, entendido como la falta de escucha, comunión y participación de todos (card. Christoph Schönborn).

“Hoy todos somos como el publicano”

El Papa Francisco reconoció que la curación de la herida comienza por la confesión del pecado que hemos cometido y reflexionó sobre el Evangelio de san Lucas que narra la parábola del fariseo y el publicano. 

El fariseo “espera una recompensa por sus méritos, y así se priva de la sorpresa de la gratuidad de la salvación, fabricando un dios que no podría hacer otra cosa que firmar un certificado de presunta perfección. Un hombre cerrado a la sorpresa, cerrado a todas las sorpresas. Está encerrado en sí mismo, cerrado a la gran sorpresa de la misericordia. Su ego no da cabida a nada ni a nadie, ni siquiera a Dios”.

Pero «hoy todos somos como el publicano, con los ojos bajos y avergonzados de nuestros pecados”, manifestó el Sucesor de Pedro. “Como él, nos quedamos atrás, despejando el espacio ocupado por la vanidad, la hipocresía y el orgullo -y también, digámoslo, a nosotros, obispos, sacerdotes, consagrados y consagradas, despejando el espacio ocupado por la presunción, la hipocresía y el orgullo». Por tanto, añadió, «no podríamos invocar el nombre de Dios sin pedir perdón a nuestros hermanos y hermanas, a la Tierra y a todas las criaturas». 

Restablecer “la confianza rota” en la Iglesia

“¿Cómo podríamos pretender caminar juntos sin recibir y dar el perdón que restablece la comunión en Cristo?”, fue terminando el Papa. La confesión es «la oportunidad para restablecer la confianza en la Iglesia y en ella, confianza rota por nuestros errores y pecados, y para empezar a curar las heridas que no dejan de sangrar, rompiendo las cadenas injustas», expresó, citando al libro de Isaías. En este sentido, el Papa manifestó: “No quisiéramos que este peso frenara el camino del Reino de Dios en la historia”, y admitió que “hemos hecho nuestra parte, incluso de errores”.  

Oración del Papa 

El Papa alentó finalmente a pedir la intercesión de santa Teresita del Niño Jesús, patrona de las misiones, y pronunció esta oración:

“Oh Padre, estamos aquí reunidos conscientes de que necesitamos tu mirada amorosa. Nuestras manos están vacías, sólo podemos recibir cuanto tú puedas darnos. Te pedimos perdón por todos nuestros pecados, ayúdanos a restaurar tu rostro que hemos desfigurado por nuestra infidelidad. Pedimos perdón, sintiendo vergüenza, a quienes han sido heridos por nuestros pecados. Danos el valor del arrepentimiento sincero para una conversión.  Te lo pedimos invocando al Espíritu Santo para que llene con su Gracia los corazones que has creado, en Cristo Jesús, Señor nuestro. Todos pedimos perdón, todos somos pecadores, pero todos tenemos esperanza en tu amor, Señor. Amén”.

Al finalizar la celebración, el Santo Padre invitó a saludarse con el signo de la paz, que simboliza la reconciliación y el deseo de caminar juntos en la unidad. 

El autorFrancisco Otamendi

Vocaciones

Francisco Aparicio: “La fe hizo de Luis Valls un banquero social”

La historia de la banca española no se entiende sin Luis Valls-Taberner (1926-2006), vicepresidente ejecutivo del Banco Popular desde 1957, con 31 años, y luego presidente (1972-2004). El banquero dejó un extenso legado de acción social y miles de personas apoyadas por las fundaciones que impulsó, señala Francisco Aparicio a Omnes. El fallecido ‘cura rojo’ de Vallecas, Enrique Castro, le llamaba ‘el banquero con sandalias’.  

Francisco Otamendi·2 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 8 minutos

Luis Valls-Taberner Arnó, nacido en Barcelona en el seno de una familia de la burguesía catalana, en 1926, era el quinto de seis hermanos y se llevaba seis años con el pequeño, Javier, quien sería copresidente del Popular junto a él durante años.

Los padres de Luis Valls eran profundamente creyentes, y estudió en los jesuitas, maristas y hermanos de La Salle, y luego Derecho en la Universidad de Barcelona. Se doctoró y fue profesor de las universidades de Barcelona y de Madrid. Al cumplir los veinte años, el joven Valls descubrió su vocación al Opus Dei, y pidió la admisión como numerario. 

“Esta forma de llevar su fe hasta las últimas consecuencias de un compromiso vital, hizo de él un banquero absolutamente atípico en su época. Austero, solidario, amante de la libertad y de espíritu humanista”, le describe Francisco Aparicio. Valls, lo mismo ayudaba al Partido Comunista y Comisiones Obreras, que a instituciones religiosas -en especial muchos conventos de monjas-: fue algo constante en su acción social. Se hizo famosa la pregunta recurrente que él les hacía siempre “¿Qué necesitáis?”.

Para conocer mejor la figura de Luis Valls, Omnes ha conversado con Francisco Aparicio (Cartagena, Murcia, 1955), abogado que conoció y trató a Luis Valls durante más de 25 años, y fue su albacea testamentario. Trabajaron juntos en muchos proyectos, y le ha sucedido en las fundaciones que promovió, por ejemplo Fundación Hispánica, y en la gestión y visión de su acción social. 

La responsabilidad social moderna, y el concepto de RSC, surgieron en Estados Unidos en 1953. Tardarían décadas en llegar a los códigos de buen gobierno en España. Pero hubo pioneros, por ejemplo el Banco Popular fundado en 1926…

– Luis Valls, presidente del Banco Popular durante varias décadas, no era un banquero común. A pesar de liderar una de las instituciones financieras más rentables del mundo, Valls no se comportaba como el típico hombre de negocios. Apodado cariñosamente como “el banquero con sandalias” por Enrique Castro, también conocido como el ‘cura rojo’, Valls combinaba su visión financiera con una profunda vocación social. Este apodo no era casual, su compromiso de ayudar a los demás era algo que le definía.

En 1957, con solo 31 años, Luis Valls fue nombrado vicepresidente ejecutivo, e inicia la acción social del  Banco Popular. ¿En qué consistió?

– Luis Valls impulsó la creación de varias fundaciones con un objetivo claro: ayudar a aquellos que verdaderamente lo necesitaban y siempre separando la acción del banco de la de las fundaciones. Eran dos mundos independientes.

Esa visión la concretó cuando al poco de estar al mando del banco, propuso que las “atenciones estatutarias”, es decir, los honorarios anuales a los que tenían derecho a cobrar por ser consejeros, los donaran para causas sociales.

El sumatorio de esas renuncias anuales fue la gran partida de la que se nutrieron las fundaciones, vehículo a través del cual se realizó la acción social. Adicionalmente, y a lo largo de más de 50 años de esta acción social, muchos amigos, conocidos y gente de buen corazón, donó grandes cantidades de dinero como donativos puntuales, no recurrentes. De estas dos fuentes de ingresos se nutrieron las fundaciones inspiradas por Luis Valls para ayudar a miles de personas e instituciones.  

Siempre entendió que el Banco Popular tenía su propósito mucho más allá de ser solamente un ejemplo de seriedad, rentabilidad y solidez empresarial, Valls quiso ir más lejos con una visión de banca social, una nueva dimensión.

Según se ha informado, Luis Valls tenía uno de los sueldos más bajos de los presidentes de entidades financieras españolas, y además donaba gran parte de él a fundaciones, para ampliar las oportunidades de las personas. ¿Es así o es un bulo bienintencionado?

– A muchos les sorprende que Luis Valls, presidente de uno de los bancos más importantes del país, no tuviera como móvil su lucro personal. Era una persona totalmente despegada de lo material y hay muchísimos rasgos y conductas que así lo demuestran. Era el presidente de banco que menos cobraba en España, siendo no obstante unas cifras muy elevadas, no cabe duda. En el año 2004, ya casi al final de su mandato, sus colegas multiplicaban su sueldo por 3 o 4 frente al banquero catalán (750.000 euros anuales frente a los más de 3 millones de euros de los líderes de la banca en aquel momento). 

Si eso no fuera poco, casi todo su dinero Valls lo fue donando durante su carrera a ayudar a personas particulares e instituciones. Es de sobra conocida su austeridad en el vestir, siempre elegante y correcto, pero, aseguran, no le llegaron a conocer más que 6 trajes. Muchos más ejemplos están relatados en Testimonios en su página web

 ¿Era transparente en las cuentas de las fundaciones? Éstas no hacían publicidad de su labor…

– La transparencia, igual que en el banco, fue innegociable en las fundaciones. Todas las cuentas siempre fueron supervisadas por el organismo público correspondiente y, obviamente, por los órganos de gobierno de cada fundación. Todo está convenientemente reflejado en los libros y, de forma resumida, está accesible en las webs de las fundaciones.

Informan ustedes de que se encargaba personalmente de las peticiones que llegaban a su despacho. ¿Era generoso o tacaño? Cuéntenos su filosofía. ¿Qué es ayudar sin figurar?

– Las fundaciones se rigieron por unos principios básicos que están descritos con detalle en los “Criterios de actuación”, un documento que recogía la identidad y el modo de proceder en su gestión. Algunos de ellos llaman la atención como el hecho de que no querían ser nunca ellos los únicos que amparan la iniciativa, te pedían que buscaras otros compañeros de viaje para repartir el riesgo. Al mismo tiempo conseguía comprobar que esa idea era sólida. 

Otros ejemplos son la insistencia en “decir pronto que no si no te tenía claro para no hacer esperar a la gente” y la de no publicitar la aprobación de un crédito para evitar el “efecto llamada”. Son miles de personas las que dan testimonio del agradecimiento de la labor de las fundaciones en sus vidas, familias e instituciones.

La labor de las fundaciones no era únicamente la de facilitar recursos económicos, sino también asesoramiento en la ejecución de proyectos, contactos o proveedores y otras necesidades más allá de las monetarias. En las fundaciones acompañaban a las personas a cumplir sus retos y se interesaban a lo largo del tiempo por la marcha y la consecución de objetivos.

Valls era extremadamente cuidadoso con la gestión de los recursos. Para él, cada donación o préstamo debía ser una decisión muy meditada y absolutamente viable.

 ¿Puede hablarnos de los créditos o préstamos al honor que puso en marcha?

– Así como en otros casos, las fundaciones se especializan en temáticas como el arte, la seguridad vial, la inmigración u otras loables iniciativas, en el caso de las fundaciones inspiradas por Valls el eje fue la persona y sus necesidades concretas. No importaba el área de actividad o la tarea personal que cada uno realizaba, solo era relevante su necesidad y saber si se le podía ayudar y cómo. 

Se cuentan por miles las acciones que las fundaciones han realizado y realizan estos casi 50 años. Algunas en España, pero otras muchas fuera de nuestras fronteras. Destaca uno de los principios de las fundaciones, especialmente con los estudiantes. Era frecuente encontrar casos en los que se condonó parte de la deuda a cambio de extraordinarias calificaciones. Es un gesto que demuestra cómo la esencia de las fundaciones y su espíritu fundacional era ayudar al progreso de las personas, de la sociedad, dando siempre lo mejor que todos tenemos dentro.

Para explicitar la mentalidad abierta de Luis Valls, se relata que el Banco Popular fue uno de los primeros que apoyó al Partido Comunista de Santiago Carrillo y a Comisiones Obreras. Y también que ayudó a no pocos conventos de religiosas.

– Era poseedor de un talante abierto, conciliador y, según muchos “un liberal”, algo que le hizo trabar amistad en todos los ámbitos del espectro político. Es más, siendo sus convicciones políticas cercanas a la democracia cristiana, hizo buenos amigos en el PSOE y en Comisiones Obreras, por ejemplo. Como banquero llevó esa independencia hasta sus últimas consecuencias, siendo el suyo el primer banco (durante un tiempo, el único) que otorgó crédito al Partido Comunista ante las elecciones de 1978.

Al cumplir los veinte años, Valls descubrió su vocación al Opus Dei. y pidió la admisión como numerario. ¿Influyó su vocación y espiritualidad en su vida profesional de banquero, humanista y filántropo?

– A los 21 años solicitó su admisión en el Opus Dei, organización católica de la cual fue miembro hasta su muerte. Esta forma de llevar su fe hasta las últimas consecuencias de un compromiso vital, hizo de él un banquero absolutamente atípico en su época. Austero, solidario, amante de la libertad y de espíritu humanista, Luis Valls fue un personaje muy relevante de su época y uno de los llamados Siete Grandes de la banca.

Su compromiso con instituciones religiosas -especial atención tuvieron muchos conventos de monjas-, fue algo constante en su acción social. Valls visitaba y se interesaba por congregaciones con necesidades extremas a las que ayudó, asesoró y acompañó. No sólo con dinero vía préstamos a través de las fundaciones, sino ofreciéndoles proveedores que pudieran ayudarlas y, siempre, siendo muy cercano yendo a visitarlas o interesándose por sus necesidades telefónicamente. 

Otras muchas congregaciones fueron beneficiarias de la sensibilidad de Luis Valls y su equipo de colaboradores. Se hizo famosa la pregunta recurrente que él les hacía siempre “¿Qué necesitáis?”.

Un punto que originó controversia tras fallecer Luis Valls, fue la relación de personas del Banco con el copresidente durante algunos años, Javier Valls, hermano de Luis.

– La familia fue un eje en la vida de Valls. A pesar de que sus orígenes y gran parte de ellos residían en Barcelona, nunca perdió el vínculo con su madre y hermanos. Su padre falleció siendo Luis muy joven. El vínculo familiar se concretó también en el banco, lugar en el que hasta tres hermanos, Pedro, Félix y Javier, trabajaron con él.

La sucesión en el banco, estando Luis ya enfermo y mayor, fue refrendada por unanimidad en el Consejo de Administración. Ángel Ron, que trabajó con Valls durante más de 20 años, fue la persona elegida. Una persona competente y reconocida en el sector y, para los que querían buscar otras relaciones, no vinculado con el Opus Dei, dirigió la institución casi hasta 2017, momento en el que el banco pasó a manos del Banco Santander.

Algunas voces se preguntaron por qué no fue su hermano Javier, vicepresidente durante tantos años, su sucesor. No es fácil saber los motivos, pero lo que sí parece claro es que el Consejo de Administración aceptó por unanimidad su dimisión y designó a Ángel Ron presidente: la unanimidad en un Consejo de Administración implica un consenso previo aceptado por todos. Por otra parte, ni siquiera se discutió una propuesta distinta del hasta entonces presidente de la Junta recién fallecido, y éste no era un asunto que hubiera dejado al albur. 

Mi impresión personal es que algunos no entienden la libertad de la gente del Opus Dei en las cuestiones profesionales, sociales, políticas, económicas, etc. Pero el entrevistado es usted. 

– Efectivamente, hay algunas personas, pocas, que todavía no entienden la libertad, y hay personas, pocas también, que tampoco entienden que haya gente que puedan entregar su vida o su tiempo a Dios y a los demás, y, con cierta frecuencia, buscan detrás de cada conducta un ánimo de lucro, de autoafirmación o de poder. No son mayoría, ni mucho menos.

Para los que tienen esa forma de pensar quizá sea difícil imaginar que los fieles del Opus Dei son tan libres como cualquier otro católico en esas cuestiones profesionales, sociales, políticas o económicas, y que no actúan en grupo. Concretamente en la historia del Banco Popular han sido varias las situaciones en las que han coincidido en el Consejo de Administración o entre directivos, dos personas del Opus Dei con proyectos no sólo distintos, sino incluso antagónicos: es normal, ya que cada uno tiene sus opiniones propias y sus formas de afrontar los problemas de la empresa. 

Dígame, para terminar, alguna cualidad o virtud de Luis Valls. Y algún defecto, porque todos tenemos defectos.

– Valls, como todas las personas, tenía defectos y virtudes. Dicen algunos que era algo seco en el trato ya que la grandilocuencia no era su mejor atributo y, a veces, aseguran algunos colaboradores, “no era fácil de entender”. Algo reservado y, algunas veces, enigmático. No era fácil saber qué estaba pensando y algunos afirman que tenía una mirada intimidante aderezada de largos silencios.

Estamos delante de una persona poliédrica que fue mucho más que un gran banquero, un humanista y un filántropo. Una figura irrepetible, buena, trabajadora y generosa. Un carácter prudente y del que muchos subrayan que le gustaba mucho más influir que mandar.

Luis Valls creó una forma diferente de hacer banca y de ayudar a la sociedad. Miles de empleados, los accionistas, medios de comunicación y decenas de miles de beneficiarios a través de sus fundaciones son testigo de ello, y lo seguirán siendo en los años venideros gracias al trabajo que, a diario, hace el equipo de gestión de Patronato Universitario, Fundación Hispánica y Fomento de Fundaciones.

El autorFrancisco Otamendi

Vaticano

Asamblea Sinodal 2024: lo que está en juego

Del 2 al 27 de octubre se desarrolla la Segunda Sesión de la Asamblea Sinodal. Cuando finalice, comenzará la fase de recepción de las conclusiones en toda la Iglesia católica según lo que indique el Papa Francisco.

Giacomo Costa SJ·2 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

El 2 de octubre se abre la Segunda Sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. A su término, el 27 de octubre, concluirá la fase de discernimiento por parte de los pastores y comenzará la de la recepción de las conclusiones en toda la Iglesia y en cada una de las Iglesias locales, en las formas y modalidades que indicará el Papa Francisco.

La tarea de la Asamblea es buscar respuestas a la pregunta guía indicada por el Papa Francisco, “¿Cómo ser una Iglesia sinodal en misión?”, e indicar formas concretas de ponerlas en práctica, en relación con los temas propuestos en el “Instrumentum laboris” para la Segunda Sesión (IL2).

La IL2 se abre con la visión del profeta Isaías del banquete mesiánico (25, 6-8), aclarando así que el horizonte de una Iglesia sinodal es la misión al servicio del deseo de Dios de que todos los seres humanos y todos los pueblos sean invitados al banquete de su Reino. Sin una perspectiva clara de anuncio misionero, el Sínodo correría el riesgo de ser sólo un ejercicio autorreferencial.

El texto de la IL2 está organizado en cuatro secciones, que corresponden a los cuatro primeros módulos de los trabajos de la asamblea. Leyendo su resumen uno puede darse cuenta de lo que está en juego en la Segunda Sesión y de su relevancia para la vida y la misión de la Iglesia.

Fundamentos y relaciones

La primera sección, “Fundamentos”, esboza el horizonte teológico en el que debe situarse la obra. No es un tratado de eclesiología, pero toca puntos como la naturaleza sacramental de la Iglesia, el sentido compartido de la sinodalidad, la reciprocidad entre hombres y mujeres en la Iglesia y el diálogo entre las diferencias que tiene la Iglesia, que no compromete su unidad, sino que la enriquece.

La segunda sección, “Relaciones”, se centra en el tejido relacional del que se compone la Iglesia, indispensable para sostener a las personas y las comunidades. El énfasis en las relaciones responde al deseo de una Iglesia menos burocrática y más cercana a las personas, que se asocia en todo el mundo con los términos “sinodal” y “sinodalidad”. Pero también está en consonancia con la antropología cristiana.

Como ha escrito Benedicto XVI, “la criatura humana, en cuanto espiritual por naturaleza, se realiza en las relaciones interpersonales. Cuanto más auténticamente las vive, tanto más madura su identidad personal” (“Caritas in veritate”, n. 43).

La atención a las relaciones se expresa en la concreción. Así, se abordan: la relación entre carismas y ministerios; los modos de que la Iglesia sea “percibida como casa y familia” (IL2, n. 33); la peculiar naturaleza de los ministros ordenados (obispos, presbíteros y diáconos) y su relación con el resto del Pueblo de Dios; el intercambio de dones que vincula a las Iglesias locales en la única comunión universal. La mirada nunca se vuelve hacia el interior, sino que permanece centrada en la misión, ya que es precisamente la calidad de las relaciones lo que hace creíble el anuncio del Evangelio.

Caminos y lugares

La tercera sección, “Caminos”, se centra en los procesos de fomento y desarrollo de las relaciones, promoviendo la armonía en la comunidad mediante la capacidad de afrontar juntos los conflictos y las dificultades.

Se abordan aquí las cuestiones de la formación y el discernimiento, así como una reflexión sobre los procesos de toma de decisiones basados en la participación de todos y el reconocimiento de la responsabilidad diferenciada entre los miembros de la comunidad según el papel de cada uno, con vistas a una competencia decisoria de la autoridad jerárquica inalienable, pero no incondicional. Por último, esta sección aborda la promoción de una cultura y formas concretas de transparencia, rendición de cuentas y evaluación del trabajo de quienes ocupan puestos de responsabilidad.

Por último, la cuarta sección, «Lugares», se centra en la concreción de los contextos y la variedad de culturas en las que vive la Iglesia. Esto último representa un reto crucial para una Iglesia que se define como católica, es decir, universal, y quiere ser capaz de acoger a todos sin pedir a nadie que se desarraigue de su propia cultura. Aquí tienen cabida los temas del servicio a la unidad del Obispo de Roma, las formas más adecuadas para su ejercicio en el mundo actual y la búsqueda de instituciones y estructuras capaces de promover la unidad en la diversidad y la diversidad en la unidad.

El Espíritu Santo y la Asamblea Sinodal

No se puede predecir el resultado del discernimiento de la Asamblea sinodal, pero se pueden reconocer algunos resultados ya alcanzados. El Sínodo 2021-2024 muestra que es posible imaginar caminos participativos a escala mundial y que personas con puntos de vista muy diferentes, cuando no opuestos, pueden reunirse, dialogar y, sobre todo, estar dispuestas a escuchar juntas al Espíritu Santo y discernir a qué les invita.

Es precisamente el hecho de compartir la misma fe trinitaria la piedra angular que permite aceptarse mutuamente y articular sin concesiones perspectivas que pueden parecer bastante distantes. Así también fue posible experimentar con una articulación de lo global y lo local -es decir, lo universal y lo particular- que escapara tanto a la homogeneización como al particularismo. Ciertamente, se trató de un primer intento, que habrá que seguir mejorando.

Un factor clave en todo esto es el método -que se ha convertido en característico del proceso sinodal- basado en la conversación en el Espíritu. Con las adaptaciones necesarias a los distintos contextos, se muestra capaz de promover, en un ambiente de oración y disposición a la aceptación mutua, un consenso que escape a la polarización. Estos resultados nos animan a esperar con ilusión la Segunda Sesión, pero aún más la certeza, repetidamente confirmada, de que el protagonista del Sínodo es el Espíritu Santo.

El autorGiacomo Costa SJ

Secretario especial de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos

Leer más
Actualidad

Fabrice Hadjadj reflexionará sobre la herida espiritual de los abusos en la Iglesia en el Foro Omnes

La sede de postgrado de la Universidad de Navarra en Madrid acogerá este foro el 24 de octubre a las 19:30 h. de manera presencial.

Maria José Atienza·1 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto

El Foro, organizado por Omnes junto al Máster de Cristianismo y Cultura Contemporánea de la Universidad de Navarra y Ediciones Encuentro contará con la participación de Fabrice Hadjadj escritor y filósofo francés, autor de libros como La fe de los demonios, o La suerte de haber nacido en nuestro tiempo y uno de los pensadores católicos más importantes en la actualidad.

Hadjadj abordará en este encuentro la profunda herida moral que suponen los abusos cometidos en el seno de la Iglesia y las raíces del mal que entrañan las acciones de quienes perpetran estos delitos. Todo ello dentro de una conversación con el periodista Joseba Louzau en torno al último libro de Fabrice Hadjadj, Lobos disfrazados de corderos, editado por Encuentro y en el que el autor pone su mirada y su reflexión más profunda en lo que supone, para la vida de la Iglesia, la constatación de una realidad dolorosa que, en algunos casos, se llegó a revestir de aparente santidad, como lobos disfrazados de corderos.

El Foro Omnes, que cuenta con el patrocinio de Fundación CARF y Banco Sabadell, tendrá lugar de manera presencial, el próximo 24 de octubre de 2024, a las 19:30 h. en la Sede de Postgrado de la Universidad de Navarra en Madrid (C/ Marquesado de Santa Marta, 3. 28022 Madrid).

ACTUALIZACIÓN

El aforo previsto para este acto está completo. Si desea recibir el vídeo del acto, unos días después de su celebración, puede solicitarlo a través del correo [email protected]

Zoom

Los miembros del Sínodo celebran un retiro antes de la Segunda Sesión

Los miembros de la Segunda Sesión del Sínodo de los Obispos que comienza en Roma el 2 de octubre se reunieron previamente para celebrar un retiro que finalizó con una Misa en la basílica de san Pedro.

Paloma López Campos·1 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto