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Card. Rainer M. Woelki: “Pido que se dé espacio en el camino sinodal a las indicaciones del Papa”

Partiendo de su última carta pastoral sobre la Eucaristía, el cardenal arzobispo de Colonia habla con Palabra sobre el momento actual del catolicismo en Alemania, las decisiones de la Conferencia Episcopal para un “camino sinodal” y la carta que el Papa Francisco ha enviado a todos los católicos alemanes el 29 de junio.

Alfonso Riobó·3 de septiembre de 2019·Tiempo de lectura: 11 minutos

El cardenal Rainer Maria Woelki ocupa una posición destacada como arzobispo de Colonia, y obviamente como cardenal; pero la situación actual de la Iglesia en Alemania hace que su voz sea particularmente relevante. En esta conversación recorre los aspectos principales de la actualidad eclesial desde una perspectiva eucarística, que en su opinión permitirá que vuelvan a crecer “la fe y la comunión entre los fieles”.

“Cuando se reúne vuestra asamblea” (1 Co 11, 18): éste es el título de su reciente Carta pastoral sobre el lugar singular de la Eucaristía en la vida de la Iglesia. ¿Cuál es el objetivo de la carta?

A las fuerzas centrífugas que en la actualidad experimenta la Iglesia en Alemania, y que amenazan con disgregarla, muchos responden llamando a realizar reformas estructurales, convocatorias y actividades, o simplemente adaptando la fe de la Iglesia a la opinión pública.

Yo, en cambio, prefiero recordar cuál es el verdadero centro de la Iglesia, del que procede su unidad. La palabra alemana Kirche, Iglesia, encierra el concepto griego de kyriaké: ella pertenece al Kýrios, al Señor. La Iglesia es Cuerpo de Cristo. Por eso me parece importante destacar la fuente y la cumbre de su unidad: “El cáliz de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del Cuerpo de Cristo? Puesto que el pan es uno, muchos somos un solo cuerpo, porque muchos participamos de un solo pan(1 Co 10, 16-17).

Este aspecto lo refleja su bella lengua española con más fuerza que el idioma alemán: en Iglesia resuena la palabra latina ecclésia, la asamblea convocada, especialmente para la celebración de la Eucaristía. La presencia de Cristo en la Iglesia y por medio de la Iglesia tiene su raíz y culmina en su presencia corporal en la Eucaristía.

¿Y cuál es el significado de la Eucaristía en la vida de cada cristiano?

Me conmueve profundamente lo que escribe san Pablo a los Gálatas: “Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Y la vida que vivo ahora en la carne la vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó a sí mismo por mí” (2, 19-20). En la Eucaristía toma literalmente forma para cada uno de nosotros este amor redentor de Cristo, tan personal y tan “íntimo” en el mejor sentido de la palabra. Como la Hostia no es Cuerpo de Cristo sólo de modo simbólico, sino verdadera y sustancialmente, podemos acogerle en nosotros también de modo verdadero y sustancial. Nos hacemos una cosa con él, somos “conformados con Cristo”.

No obstante, desde los tiempos más tempranos también se entendió la Eucaristía como la razón más profunda de la comunión eclesial, más allá de su eficacia salvadora individual. Ya hemos oído al apóstol Pablo en ese sentido. San Agustín lo exclama de manera quizá todavía más incisiva a los neófitos antes de que recibieran la comunión: “El pan es el cuerpo de Cristo, el cáliz es la sangre de Cristo… Por tanto, si quieres entender el cuerpo de Cristo, escucha al Apóstol que dice a los fieles: ‘Vosotros sois el cuerpo de Cristo y sus miembros’ (1 Co 12, 27). En consecuencia, si vosotros sois el cuerpo de Cristo y sus miembros, sobre la mesa del Señor está puesto el misterio que vosotros mismos sois: recibís el misterio que sois vosotros…  Sed lo que veis y recibid lo que sois”. La Eucaristía da a la Iglesia su identidad. 

Sobre la celebración de la Eucaristía los domingos, afirma en su carta que es “esencial”. ¿En qué sentido?

Podríamos preguntarnos: si Dios es omnipresente y omnipotente, ¿para qué necesitamos la Eucaristía? Pues bien, los hombres no somos solamente alma, sino también cuerpo con el que podemos entrar en contacto entre nosotros. También el Logos eterno e inabarcable de Dios -Cristo- ha asumido forma en el tiempo y en el espacio, se ha hecho literalmente tangible en su Encarnación. La Eucaristía continúa esta realidad de la manera más densa y profunda.

La presencia de Cristo en las especies consagradas del pan y del vino no se llama “real” porque no sean reales otras formas, sino porque únicamente en la Eucaristía está Cristo presente de manera corporal, sustancial, “esencial”. Eso concuerda con la naturaleza de los hombres, que no pueden vivir ni comunicarse entre ellos sin un cuerpo.

-En algunos sitios hay menos sacerdotes y más dificultades para asegurar la celebración eucarística en todas las parroquias. ¿Qué soluciones le parecen preferibles?

Lo específico de la problemática actual no es solamente que disminuye el número de sacerdotes, sino que en medida igual o aún mayor desciende también el número de los fieles. Hoy los católicos activos no tienen un porcentaje menor de sacerdotes, pero se amplían los espacios pastorales. Eso origina una mayor movilidad tanto de los pastores como de los fieles.

Celebrar la Misa con más frecuencia no parece una carga excesiva para los sacerdotes, si se piensa por ejemplo en lo que los Apóstoles hicieron por Cristo. Ahora bien, hay que cuidar la dignidad de la celebración eucarística. Será difícil que un sacerdote que se apresura sin descanso de una Misa a otra pueda seguir celebrando dignamente el sacrificio redentor de la cruz de Cristo. De ahí que, en efecto, tendremos que reducir el número de Misas. Además, supone adaptarse, al triste retroceso de la asistencia a Misa.

-Más allá de los problemas numéricos, ¿dónde está el núcleo del problema?

Cuando se habla de que disminuye el número de los fieles católicos se está planteando también la pérdida de la identidad creyente en nuestras latitudes.

Aquí no podemos realizar un análisis temporal con pretensiones de exhaustividad. Retengamos tan sólo que algunas tendencias postmodernas tienen efectos negativos sobre la continuidad de la vida eclesial; así sucede con la menor voluntad de nuestros contemporáneos de comprometerse de manera vinculante, con el arrinconamiento de la religión a la esfera privada o con la selección arbitraria de contenidos de la fe para hacer con ellos como una tela de retales. Las reformas pueden tener sentido en algún aspecto, pero sobre todo tenemos que volver a vivir una fe viva, vivir nuestra vida “ante el rostro de Dios”, sabernos protegidos en sus manos paternales, tanto en lo personal como en cuanto Iglesia.

Si vuelven a crecer así la fe y la comunión entre los fieles, también se está preparando el caldo de cultivo para las vocaciones sacerdotales.

-Si fuera imposible celebrar la Misa, ¿le parece adecuado sustituirla por alguna otra celebración?

Cuando pese a nuestra movilidad actual sea de verdad imposible acudir a la Misa el domingo, cesa el precepto dominical. Entonces, y solo entonces, la liturgia de la palabra ofrece una buena posibilidad de “reunirse en comunidad”, oír la palabra de Dios y rezar juntos. Así sobrevivió la Iglesia en Rusia a la opresión comunista, por ejemplo. No veo todavía que en la archidiócesis de Colonia sea esa la situación, en general. Pero advierto con claridad que no podemos tratar a la ligera la celebración dominical de la Eucaristía, por la que han ido a la muerte cristianos, como los mártires de Abitene. No nos importa recorrer algunos kilómetros en coche para aprovechar las ofertas de unas rebajas; ¿por qué no hacemos lo mismo por la oferta del amor redentor de Cristo?

Su carta recuerda que la costumbre de celebrar sólo una Misa en cada parroquia, de manera que se facilite la asistencia a más personas.

Exacto. Si los fieles no se reparten tanto en varias Misas, sino que se agrupan más, crece el “radio” dentro del cual todos pueden asistir a Misa. De todas maneras, recomiendo adicionalmente que se haga de los lugares donde se celebra Misa centros de atracción religiosa, que den impulso espiritual a todo su entorno. Es algo semejante a lo que han hecho muchas órdenes a lo largo de la historia de la Iglesia.

-En la actualidad también es menor el influjo social de la Iglesia. ¿Cómo ve la acción pastoral en estas circunstancias?

Sí. Por ejemplo, si pensamos en la poca resonancia política que encontró la brillante intervención del ahora Papa emérito Benedicto XVI ante el Parlamento alemán en 2011, no podemos sentir sino desánimo. Hoy en día, a pesar de algunas consoladoras excepciones, debemos despedirnos de lo que se llama “pastoral de regadera”, la que trabaja por y con grandes cifras, y concentrarnos sobre todo en la atención personal de los que se muestran abiertos e interesados. El bloque unitario Estado-sociedad-Iglesia ya se ha deshecho, si es que existió alguna vez.

Pero esto también ofrece nuevas oportunidades: hoy, quien cree de verdad es cada vez menos es un corredor “del pelotón” y cada vez más un confesor de la fe.

-¿Cómo está ligada con la Eucaristía la misión de los laicos en el mundo?

Lo acabo de decir indirectamente. Cuando vivo en la fe en el hijo de Dios, que me ha amado y se ha entregado por mí, ¡no puedo sino transmitir este amor a las demás personas! A eso se añade que el fiel no está ligado a la Iglesia sólo por el Bautismo, que tanto se menciona, y por la Confirmación, que ya se menciona menos, sino también y finalmente por la Eucaristía, de la que no suele hablarse, y que es la fuente y cumbre de todo el actuar cristiano, como dice el Concilio Vaticano II. Si soy parte de la Iglesia, si pertenezco a ella como miembro suyo, también me incumbe el encargo de servir al mundo. Soy también una pequeña parte del gran “sacramento de salvación que es la Iglesia”, que ha de unir el mundo con Dios y entre sí.

Según las palabras del Concilio Vaticano II, en la celebración de la Eucaristía “cada cual, ministro o simple fiel, al desempeñar su oficio, hará todo y sólo aquello que le corresponde por la naturaleza de la acción y las normas litúrgicas” (Constitución sobre la Liturgia, 28). Esto sirve de manera análoga para nuestra vida parroquial: al desempeñar su tarea cada uno en la vida de la parroquia, debe hacer todo y sólo lo que le corresponde.

-Hay voces en su país que proponen que los laicos asuman la dirección de las comunidades cristianas en las parroquias. Esa idea, ¿es compatible con la visión católica del sacerdocio?

Los laicos siempre han asumido servicios y tareas importantes en la Iglesia, de las cuales algunos han conllevado responsabilidad y dirección. Pero lo decisivo es que esas tareas no suponen la condición de pastor, sino que han de ser cumplidas bajo la dirección de éste. Cristo era el Buen Pastor también cuando daba su vida por las ovejas. Los obispos y los sacerdotes, que hacen presente y ejercen este ministerio de Cristo, no pueden actuar de otra manera, aun estando muy agradecidos a los laicos por su colaboración mediante consejos y obras, sin los cuales no saldríamos adelante.

-La Conferencia Episcopal alemana ha iniciado un “camino sinodal” para reflexionar sobre el celibato, la doctrina moral sobre sexualidad y el uso del poder en la Iglesia. ¿En qué medida una perspectiva eucarística puede arrojar luz sobre esta etapa de la Iglesia en Alemania?

Antes de nada debo decir con toda honradez que dudo de que sea útil seguir suponiendo una relación entre estos temas y los casos de abuso, que no es en absoluto evidente. Ahora bien, por supuesto hay poderosas relaciones entre ellos y la Eucaristía. También puedo solamente dar algunas referencias sobre esto:

-el mismo Cristo ha vivido el celibato, y eso era muy infrecuente en su ambiente. Después de haber sacrificado a la misión una posible vida matrimonial y familiar, se entregó a sí mismo del todo en la cruz, y eso es lo que se actualiza en la Eucaristía;

-si el mismo Hijo eterno de Dios ha asumido un cuerpo humano, y si análogamente ha convertido en su cuerpo tanto a la Iglesia como a ese discreto trocito de pan, la Hostia, esto no puede dejar de traducirse en un trato respetuoso con el propio cuerpo y con el de los demás;

-Nuestro Señor dice que no ha venido para ser servido, sino para servir y entregar su vida como rescate por muchos (cfr. Mc 10, 45). El relato de la Última Cena que hace el evangelista Juan nos muestra la idea que tiene el Señor sobre un uso adecuado del poder. Donde los otros tres evangelios trasmiten la institución de la Eucaristía, Juan habla del servicio inferior y propio de esclavos que Cristo lleva a cabo lavando los pies de sus discípulos.

Pero estos son solamente impulsos, que se podrían ampliar y multiplicar.

-El Santo Padre ha escrito una carta a los católicos alemanes, y en particular a los obispos, sobre ese “camino sinodal”. ¿Cómo valora esa carta?

De acuerdo con sus raíces griegas, el concepto de “sínodo” designa una reunión. Al mismo tiempo trae a la memoria también la “synodía” cristiana, la comunidad en camino en la fe y en la confesión de la fe. Ambas perspectivas reflejan el ser de la Iglesia que, como dije al comienzo, es una asamblea convocada y por voluntad del Señor debe reunirse y caminar unida. Por eso me alegra el camino sinodal, y únicamente advierto sobre interpretaciones inapropiadas.

Los laicos y los clérigos emprenden juntos la búsqueda de qué es la voluntad de Dios en nuestro tiempo y en nuestro sitio y de cómo podemos cumplirla, pero con papeles diferentes y específicos. Esta acción conjunta se percibe en el primer sínodo de la Iglesia, el llamado “concilio de los apóstoles”, que tuvo lugar en Jerusalén hacia los años 48-49 después de Cristo. En los Hechos de los Apóstoles leemos literalmente que “los apóstoles y los presbíteros se reunieron para examinar esta cuestión” (15, 6). Parece evidente que no sólo participan miembros de la jerarquía, pues “les pareció bien a los apóstoles y a los presbíteros, y a toda la Iglesia” (15, 22) cómo habían de ser transmitidos los resultados del concilio. Sin embargo, la responsabilidad de las decisiones corresponde exclusivamente a “los apóstoles y presbíteros” (15, 23, cfr. v. 6). Así sigue sucediendo actualmente en la Iglesia católica universal: el magisterio no quiere ni puede renunciar a la información o al consejo de los laicos, pero no puede ser sustituido por ellos. Las importantes aportaciones de los laicos y de sus diversos organismos están dotadas de carácter consultivo, no decisorio.

“En” y “con” su carta el Papa Francisco hace una cuidadosa corrección de la perspectiva alemana del camino sinodal, que a veces es algo unilateral. Es evidente que una nueva orientación no puede abrirse paso sin reformas concretas y tangibles. Pero en Alemania casi no hablamos más que de eso. En cambio, Francisco invita además “a tomar contacto con aquello que en nosotros y en nuestras comunidades está necrosado y necesita ser evangelizado y visitado por el Señor. Y esto requiere coraje porque lo que necesitamos es mucho más que un cambio estructural, organizativo o funcional”.

Luego vuelve a advertir expresamente sobre la tentación de querer extraer “las soluciones a los problemas presentes y futuros… exclusivamente de reformas puramente estructurales, orgánicas o burocráticas”. No ve ahí el Papa “los núcleos vitales que reclaman atención”. Porque las reformas puramente estructurales llevan quizá a “un buen cuerpo eclesial bien organizado y hasta ‘modernizado’ pero sin alma y novedad evangélica; viviríamos un cristianismo ‘gaseoso’ sin mordedura evangélica”.

Percibir esto supone relativizar la confianza en “previsiones, cálculos o encuestas ambientales alentadoras o desalentadoras ni a nivel eclesial ni a nivel político como económico o social” o en nuestros planes pastorales, que tenemos muy marcada en Alemania. “Todas estas cosas son importantes valorarlas, escucharlas, reflexionarlas y estar atentos, pero en sí no agotan nuestro ser creyente”. Como “nuestro criterio-guía por excelencia” menciona Francisco un objetivo espiritual: la evangelización, es decir, la proclamación del Evangelizo con palabras y con obras. “La evangelización constituye la misión esencial de la Iglesia”.

-La iniciativa del Papa no es habitual. ¿Cómo ve la situación de la Iglesia en Alemania después de esa carta y en relación con las últimas decisiones de la Conferencia Episcopal?

En efecto, la intervención del Santo Padre supera el marco de los procedimientos habituales. Es ostensible que el Papa sigue con interés, y puede incluso que también con un poco de preocupación, la Iglesia católica en Alemania, que en algunos aspectos es tan rica y en otros tan pobre. La Iglesia es “sacramento” en un sentido analógico, es decir, como sabemos, signo e instrumento de salvación, y por eso necesita estructuras visibles y palpables. Pero los elementos visibles están al servicio de la gracia invisible. Quizá teme el Papa Francisco que a veces invirtamos en Alemania esa relación. Yo entendería esa preocupación.

La situación de la Iglesia católica romana en Alemania es difícil de ponderar de manera adecuada, y aún más en el marco de una entrevista. En efecto, la Iglesia no se presenta como una realidad unitaria a nivel nacional, sino en 27 diócesis (en nuestro caso) con distintas situaciones, planteamientos y corrientes intelectuales o espirituales. Yo no puedo más que esperar e invitar a que en el camino sinodal se conceda el espacio adecuado a las indicaciones del Papa. No me refiero a un esquema rígido de mandato y obediencia, sino al interés, literalmente vital, de la Iglesia católica en Alemania.

-En Alemania se debate sobre la posibilidad de que los cónyuges protestantes de fieles católicos puedan recibir la Comunión no sólo en casos de excepción, sino como norma general. ¿Hay alguna regulación al respecto?

Precisamente se está estudiando eso ahora en Roma, por orden del Santo Padre. En la archidiócesis de Colonia estamos esperando el resultado antes de actuar; otros obispos han pensado que debían invertir ese orden. De todas maneras, yo soy muy escéptico sobre la conveniencia de fijar por escrito esas regulaciones pensadas para casos de excepción. De acuerdo con la concepción católica, ortodoxa y oriental, la comunión eucarística expresa una comunión eclesial plena o, en casos excepcionales, por lo menos muy amplia. A ese respecto nos encontramos todavía en camino respecto de las comunidades protestantes. Me parece que dar la Eucaristía a cónyuges evangélicos sólo porque ellos lo piden supone no tomar en serio las convicciones (es decir, la confesión de fe) de este cónyuge o las de la Iglesia.

            Podría haber algunas excepciones pastorales, pero “no puede ser elevadas a la categoría de una norma”, como escribe el Papa Francisco en su encíclica Amoris Laetitia (n. 304): su lugar no es un documento eclesial, sino el espacio protegido de la pastoral personal. Quien recibe la Comunión católica en la archidiócesis de Colonia sin pertenecer a la Iglesia católica, desdeña de manera bastante tosca las convicciones de su anfitrión litúrgico. Sin embargo, sucede con frecuencia; yo lo lamento y considero que, por ser una falta de respeto, no es un buen signo ecuménico.

-¿Desea añadir alguna otra cosa?

En mi opinión ya está dicho todo lo importante. Lo más importante es que, como cristianos, siempre y en todo pongamos al Señor en el centro de nuestros pensamientos y de nuestras acciones. Él tiene que reflejarse en todos los aspectos de nuestra vida, a partir de nuestras palabras, nuestros pensamientos, nuestras acciones, nuestro amor. Tiene que ser reconocible, tangible en todo. Esta es la manera en que hoy debemos testimoniarlo y darlo a conocer. Es el camino de una nueva evangelización, a la que estamos llamados. En ese camino deseo de corazón a sus lectores y lectoras el Espíritu Santo de Dios y su bendición abundante.

Iniciativas

20 años de Radio María en España. Una radio que cambia vidas

El 24 de enero de 1999 se emitió el primer programa de Radio María España. En estos veinte años de vida, son muchos los oyentes beneficiados por este medio de evangelización, sostenido únicamente por donativos y el trabajo de un grupo entusiasta de voluntarios. Con motivo de este aniversario, la emisora ha desarrollado en los últimos tres años la campaña Vuelve a Casa, vuelve a la Iglesia, con el objetivo de llegar a los alejados y acompañarlos en su camino de conversión.

Pablo Alfonso Fernández·15 de agosto de 2019·Tiempo de lectura: 5 minutos

Radio María nació en Italia a principios de los años 80 de la mano de Emanuele Ferrario, un laico lleno de fe que puso en marcha el proyecto. Su intuición fundamental consistió en crear una emisora que anunciase el Evangelio y llamase a la conversión a través de una programación explícitamente religiosa, sin intromisiones en debates de política partidista, gestionada por voluntarios y sin publicidad. Se financia íntegramente mediante los donativos de los oyentes. 

Ahora emite en 74 países de todo el mundo, y se presenta con una gestión independiente en cada país, pero con una clara identidad católica abierta a toda realidad eclesial en comunión con su jerarquía. Desde 1998 existe la World Family of Radio Maria, una asociación internacional con sede en Roma que agrupa a las distintas asociaciones locales, y que facilita el desarrollo misionero del proyecto. De este modo se responde a las peticiones que proceden de todos los lugares del planeta, se garantiza la autenticidad de la marca, se ofrece asistencia técnica y se facilita el intercambio y mutua ayuda entre las distintas emisoras nacionales. La Familia Mundial mantiene relaciones informativas regulares con el Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede.

En 1998 se constituyó la Asociación Radio María España, con el padre Ángel Cordero como director, y tuvo su primera sede en la parroquia Santa María de la Dehesa, en Cuatro Vientos (Madrid). Allí comenzaron las retransmisiones gracias a una pequeña frecuencia cedida por esta parroquia. La programación de aquel primer día consistió en el rezo del Santo Rosario, la retransmisión de la santa Misa, y el programa Buenos días, María. Poco a poco se fue extendiendo por Madrid y otras provincias, hasta situarse hoy entre las emisoras de radio más escuchadas en España. La dirige el padre Luis Fernando de Prada.

La campaña Vuelve a casa

Durante el verano de 2017 se llevó a cabo la primera etapa: Vuelve. Los equipos de voluntarios recorrieron la geografía española para presentar la campaña por medio de escenarios en plena calle, y buscar a aquellos más alejados de la fe. Se realizaron un total de 32 eventos, se contactaron unas 9000 personas y fueron repartidos más de 15.000 marcapáginas con testimonios de conversiones. Algunas de estas historias pueden consultarse en su página www.vuelveacasa.es. 

Al año siguiente se profundizó en la vida de oración con la campaña Pide, y a través de unos pequeños buzones se recogieron miles de peticiones que fueron enviadas a diversos conventos que se comprometieron a rezar por ellas. Esta red de peticiones sigue viva en la página web, donde también se ofrecen recursos para facilitar la oración personal. Y en el presente año, desde marzo hasta diciembre, se desarrolla la campaña Celebra, con la que se quiere mostrar la alegría de la fe y el gozo de la vuelta a la Iglesia. Con este motivo Radio María vuelve a recorrer 40 localidades españolas con otra exposición itinerante, preferentemente en lugares de culto católico (catedrales, claustros o parroquias), bajo el título Una radio que cambia vidas. En ella se muestran en 16 paneles, además de la historia de la emisora y sus principios inspiradores, los distintos bloques temáticos de la programación radiofónica y testimonios de oyentes que han cambiado sus vidas el escuchar la emisora.

El estilo y los resultados de esta campaña recuerdan a la iniciativa audiovisual que nació en Estados Unidos con motivo de la preparación para el jubileo del año 2000. Entonces nació la ONG Catholics Come Home, promovida por Tom Peterson, un empresario estadounidense del mundo de la comunicación, que todavía hoy recoge conmovedores testimonios de conversiones y que ayuda a muchas personas a encontrar la fe o recuperarla si la habían abandonado. También en el caso de Radio María, la campaña tiene un fuerte componente testimonial, y se presenta a través de su página web en un formato ágil y muy visual. Pero además se busca implicar al mayor número de personas mediante las exposiciones itinerantes, los comentarios que se recogen en su página web, y la celebración de diversos eventos festivos como el encuentro que hubo en Madrid los pasados 27 y 28 de abril, que terminó con la consagración de Radio María en el Cerro de los Ángeles, en el marco del centenario de la consagración de España al Corazón de Jesús. Además, en estos últimos años, se han celebrado Encuentros Nacionales de Voluntarios en los que se han intercambiado experiencias y se ha reforzado el compromiso evangelizador con la oración en común.

Un carisma vivo y creciente

El trabajo de Radio María ha sido apoyado y bendecido expresamente por los Papas desde sus inicios. Tanto san Juan Pablo II como Benedicto XVI alentaron a las personas que hacen posible la difusión del mensaje de Cristo a través de este medio radiofónico. Por su parte, el Papa Francisco recibió en audiencia a una representación de la Familia Mundial de Radio María en de octubre de 2015, y destacó la ayuda que presta a la Iglesia en la obra de evangelización a través de su carisma particular, que definió como “la cercanía a las preocupaciones y a los dramas de la gente, con palabras de consuelo y de esperanza, fruto de la fe y del compromiso de solidaridad”

Esta cercanía se ha enriquecido con la aparición de las redes sociales, en las que también está presente Radio María España desde el año 2010. Las oportunidades de comunicación se han multiplicado, y la participación de los oyentes hace de este medio un canal vivo de expresión y de consulta que facilita la difusión de los programas. La cuenta de Facebook tiene cerca de 2 millones de seguidores, el perfil de Twitter lo siguen 60.000 personas, y existe un canal de Youtube con más de 7.000 suscriptores. Desde julio de 2018 también está presente en Instagram, la plataforma más popular entre los jóvenes, donde tiene unos 2.000 seguidores.

No es extraño que el lema de esta campaña sea Una radio que cambia vidas, sobre todo al conocer los testimonios de las oyentes. Purificación es una mujer de 50 años cuya vida, según relata ella misma, estaba llena de insatisfacción, infelicidad, rabia y tristeza. Hasta que una voz se coló en el silencio de su automóvil. Era un programa de Radio María en el que se hablaba de los ángeles y de su misión de alabar y dar gloria a Dios. En aquel momento “un relámpago iluminó la penumbra de mi alma […]. Lo que escuchaba conectaba con algo en mi interior que llevaba buscando toda la vida”. La misma impresión tuvo Luis, cuando un día por casualidad sintonizó Radio María en su coche: “Me llenaba de paz y de serenidad: todas esas voces, relatos, testimonios y oraciones me hacían sentir bien. Percibí que Dios estaba conmigo, que nunca nos abandona, que nos guía y nos orienta continuamente en nuestra vida”.

 Junto a estos relatos de conversiones, están los oyentes que encuentran en Radio María una ayuda para fortalecer su fe o recibir el consuelo de la oración, como Lucía, una anciana de 83 años enferma de Alzheimer que se ha olvidado de muchas cosas, pero que nunca se olvida de escuchar el rosario de las 7. Como Jesús, un católico que trabaja en Argelia, donde no puede practicar su fe, pero sí puede oír Radio María, que “me conforta, me ilumina y me guía en el camino de la vida cristiana”. O como Francisco, un preso que en su cautiverio ha descubierto “una presencia maternal que se escapa a la razón”, y que cuando llega la hora del Ángelus “en cualquier lugar de la prisión donde me coja, me detengo con el auricular en el oído, intento aislarme del entorno y paso esos momentos en oración con María, y en comunión con los miles de personas que rezan junto a mí”.

Verdaderamente, como les dijo el Papa Francisco en aquella audiencia, Radio María “se convierte en un medio de primer orden para vehicular la esperanza, aquella verdadera que deriva de la salvación traída por Cristo Señor, y para ofrecer buena compañía a muchas personas que tienen necesidad de ella”. n


El autorPablo Alfonso Fernández

Teología del siglo XX

La Teoría de los Principios Teológicos, de Joseph Ratzinger

En el libro titulado Teoría de los principios teológicos, como fruto de una dilatada reflexión y en contacto con los problemas de la Iglesia en el siglo XX, Joseph Ratzinger identifica los principios que permiten construir la verdadera teología. 

Juan Luis Lorda·10 de agosto de 2019·Tiempo de lectura: 7 minutos

La primera impresión al acercarse al libro es que se trata de una recopilación algo heterogénea de escritos: conferencias, artículos de revista y participación en obras colectivas y homenajes. Y que barre un periodo amplio, entre los años 1968 y 1981. Por eso, el título podría parecer un poco grande: Teoría de los principios teológicos. Aunque viene matizado en el subtítulo: Materiales para una teología fundamental. Para valorarlo bien, es necesario añadirle por lo menos tres contextos.

Los contextos del libro

En primer lugar, está publicado en una fecha clave: Pascua de 1982. Es decir, ha sido preparado mientras Joseph Ratzinger comenzaba su andadura como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (desde enero de 1982). Y por tanto, cuando asumía esa tarea difícil de guía y juicio con una responsabilidad universal. Y en un tiempo posconciliar muy complicado, donde operaban los fermentos renovadores del Concilio, pero también las derivas del posconcilio.

En segundo lugar, la teología de Joseph Ratzinger tiene un profundo trasfondo biográfico. Toda persona y escritor es hijo de su época. Es una obviedad. Pero Joseph Ratzinger es un protagonista de la teología del siglo XX, con tres claras fases. Como teólogo y profesor de teología ha sido un atento receptor e impulsor de los fermentos renovadores; después, un responsable perito del Concilio Vaticano II, con aportaciones reconocidas; y a continuación, un lúcido testigo de la dialéctica entre Reforma y Ruptura, en la interpretación del Concilio Vaticano II. Es decir ha impulsado las mejoras que parecían necesarias, ha contribuido a que se plasmaran en los textos conciliares y ha luchado por su desarrollo e interpretación auténtica.

Pero también, y eso sería el tercer contexto, es un hombre profundo. Y esto es fácil de comprobar con solo leerle. Aunque la intervención o el escrito sea ocasional, lo que dice es parte de una reflexión que se dilata en su historia. Es difícil encontrar algo que solo sea ocasional y carezca de valor. Lo habitual es lo contrario: que sorprenden las luces que se obtienen al leer cualquier cosa suya.

Un testimonio

Cuando, a mediados de los años noventa, compuse unas amplias notas bibliográficas de los teólogos del siglo XX, hice también la de Joseph Ratzinger. Entonces, ya era reconocido como uno de los teólogos más representativos e influyentes. Sin embargo, por comparación con otros (De Lubac, Daniélou,  Congar, Von Balthasar, Rahner…) su obra en circulación parecía relativamente pequeña. Se componía fundamentalmente del manual de Escatología, su ya famosa Introducción al cristianismo, y dos libros de recopilaciones de artículos de Eclesiología (El nuevo Pueblo de DiosIglesia, ecumenismo y política). Otras obras menores (La fraternidad cristiana) y también sus tesis habían quedado olvidadas.

En los años tan intensos de servicio en la Congregación para la Doctrina de la Fe, llamaron la atención sus conferencias y artículos, con lúcidos diagnósticos sobre la situación de la Iglesia, de la teología y de la cultura moderna. En parte también venían provocados por las cuestiones que abordaba la Congregación. Esos profundos juicios suponían una capacidad muy grande de observación cultural y, también, una gran claridad de principios. Como consecuencia, se empezaron a recuperar, ordenar y publicar todas sus intervenciones.

Teoría de los principios

Con estos contextos, se entiende mejor el valor de este libro en el conjunto de su obra y de la teología del siglo XX. Contiene realmente una oportuna reflexión sobre los principios de la teología, fruto de su experiencia teológica. Por eso, el subtítulo de “Materiales para una teología Fundamental”. Como en Ratzinger no suele haber nada ocasional, el breve prólogo de tres páginas que explica la estructura del libro es iluminador.

“Cuando, en el otoño pasado [1981], acometí la tarea de revisar los trabajos que he venido escribiendo durante el último decenio, se hizo patente que todos ellos, por encima de la diversidad de las circunstancias externas y de su tema concreto, se hallaban cohesionados por la trabazón problemática que brota de nuestra situación, que pueden ordenarse y clasificarse según esta textura y pueden, por tanto, convertirse en materiales para la construcción de una teología fundamental cuya tarea consiste en analizar los principios teológicos”.

La estructura del libro

El libro tiene tres partes y un epílogo. La primera se llama Principios formales del cristianismo. La perspectiva católica: reúne materiales sobre la fe católica, que es vivida en la Iglesia (creemos) y confesada en fórmulas de fe (Credo), con valor perenne aunque necesitadas de interpretación.

La segunda parte es Principios formales del cristianismo en la perspectiva ecuménica y se aborda el estado del ecumenismo, especialmente con la Ortodoxia y las comunidades protestantes, la “cuestión nuclear” de los debates (sacramento del orden) y la “catolicidad como estructura formal del cristianismo”. Es decir, se recupera al final esa dimensión eclesial: mi creer es un “creemos”, creer con la Iglesia que también supone creer lo que cree la Iglesia.

La tercera parte aborda, mucho más brevemente, Los principios formales del cristianismo y el camino de la teología.  Y se insiste en el papel de la Iglesia en la misma estructura de la fe y, por tanto, del saber teológico. En las tres partes emerge esa dimensión eclesial: la fe es de la Iglesia, y, por tanto, la teología católica se hace en la Iglesia y con la Iglesia. Es un “principio formal”, porque da forma católica a la teología.

En el epílogo, con el título El lugar de la Iglesia y de la Teología en el momento actual, se recoge un escrito personal de “balance posconciliar” y una reflexión sobre La aceptación del Concilio, dentro de la dialéctica de Iglesia y mundo: es decir dentro de una Iglesia que quiere acercarse al mundo para evangelizarlo, pero no quiere ser transformada por los criterios del mundo: necesita mantener una tensión salvadora.

Los “principios formales” del cristianismo

Con la lectura del índice, siguiendo sus sugerencias, ya ha quedado claro que lo que hace católica y universal a la teología, es la eclesialidad. El recibir la fe de la Iglesia, el pensar la fe de la Iglesia con la Iglesia, porque una teología no contrastada, no refrendada, no recibida no sería todavía católica. Esa catolicidad falta en gran medida en la teología protestante y en menor medida en la teología ortodoxa, en tanto falta la referencia al Primado como principio de unidad, que ha actuado realmente en la historia. El contexto eclesial de la fe, con la estructura propia de la Iglesia que la vive, actúa como principio transmisor y, en definitiva, es la tradición. Y es inspiración y regla de la teología. Pero interesa desarrollarlo un poco más.

En el breve prólogo, Ratzinger advierte tres grandes cuestiones. La primera es “cómo convertir la historia en presente” es decir hacer llegar el mensaje cristiano como algo vivo hoy, sin que quede sepultado en el pasado. Y esa es “la pregunta de las relaciones mutuas entre Escritura y Tradición”. Porque “dentro de la gran masa de tan múltiples y variadas posibilidades de interpretación” (tantos expertos y tantos libros), la cuestión es cómo extraer una certeza de fe “por la que se puede vivir y por la que se puede padecer y morir”: cuál es la referencia.

La segunda es precisamente la sucesión apostólica, que es “el aspecto personal y sacramental del problema de la tradición, de la interpretación y de la actualización del mensaje que ha sido dado una vez para siempre”. Este es un punto de referencia insustituible en el “plano de construcción de lo cristiano”. Lo que hace que algo pueda trascender el nivel de la pura opinión particular sometida al tiempo. Así el paso del tiempo no es un movimiento de dispersión, sino que existe un crecimiento en relación con un núcleo central mantenido vivo a través de la historia.

Precisamente estas dos cuestiones conducen a la tercera: “la catolicidad como forma estructural de la fe”. Ratzinger se refiere a los cambios en la sensibilidad sobre el valor de lo social como contexto humano: por una parte, necesario para nuestra supervivencia física y mental; y por otra parte, con los peligros de ser despersonalizado o sometido. Critica la tentación que puede surgir de preferir el núcleo pequeño de vivencia cristiana de la palabra y el sacramento, como más auténtico para la fe que la estructura extendida de la Iglesia. Pero solo la estructura plena de la Iglesia sirve de referente para la fe y, por tanto, para la teología. 

La estructura “nosotros” de la fe como clave de su contenido

Es el título del primer artículo del libro. Y, como hemos visto, la clave de todo, aunque se necesita cierto desarrollo para recomprender desde allí lo que es la fe, lo que es la tradición, lo que es el Magisterio, lo que son los credos, lo que es la teología. Y al final, en definitiva, lo que es la Iglesia, punto de partida y punto de llegada. Porque ese “nosotros” en la historia es precisamente la Iglesia, fundada por Cristo y animada por el Espíritu Santo, que confiesa su fe en Dios creador y salvador. El artículo desarrolla bellamente cómo fue la confesión original, plasmada en el Credo, y cómo está basada en la comunión eclesial: “El yo del credo abarca, pues, el paso del yo privado, al yo eclesial […]. Si se da verdaderamente este yo del credo, suscitado y posibilitado por el Dios trinitario, entonces ya se han conseguido una respuesta para la pregunta hermenéutica. […] La memoria Ecclesiae, la memoria de la Iglesia, la Iglesia como memoria es lugar de toda fe”. Y, por tanto, la base y referencia de la teología. Pero hay que entender aquí la Iglesia con toda la profundidad de su misterio.

“Lo que hoy nos falta no son, fundamentalmente, nuevas fórmulas. Al contrario, más bien tenemos que hablar de una inflación de palabras sin suficiente respaldo. Lo que ante todo necesitamos es el restablecimiento del contexto vital de la ejercitación catecumenal en la fe, como lugar de la común experiencia del Espíritu, que puede convertirse así en la base de  una reflexión atenta a los contenidos reales”.

El sacramento del orden como expresión sacramental del principio de tradición

Este capítulo, central de la segunda parte, hace un recorrido histórico por la forma del sacramento del sacerdocio, al mismo tiempo que señala sus consecuencias teológicas: “El sacramento del orden es expresión y al mismo tiempo garantía de hallarse, en comunidad con otros, dentro de la corriente de la tradición que se remonta hasta los orígenes”. En el sacramento del orden, con su estructura y su relación al Primado, está principalmente planteado “el problema de la potestad doctrinal en la Iglesia, la forma de la tradición en la Iglesia misma”. Por eso, hay una “estrecha conexión entre esta pregunta de la teología actual y el problema específico del orden. El orden no es solo un tema material concreto, sino que está indisolublemente vinculado a la problemática fundamental de la forma de lo cristiano en el tiempo”.

Y en la conclusión del siguiente artículo dice: “Lo objetivo de la fe eclesial necesita, por supuesto, para mantenerse vivo, la carne y la sangre de los hombres, la entrega de su pensamiento y de su voluntad. Pero justamente entrega, no renuncia en beneficio del instante pasajero. El sacerdote malogra su misión cuando intenta dejar de ser servidor, dejar de ser enviado que sabe que no es de él de lo que se trata, sino de aquello que también él recibe y que solo puede tener en cuanto recibido. Solo en la medida en que consiente en ser insignificante puede ser verdaderamente importante, porque así se convierte en la puerta por la que el Señor entra en este mundo. Puerta de entrada de aquél que es el mediador verdadero hacia la profunda inmediatez del amor eterno”.

Conclusión

Bastaría mencionar de nuevo el título del último capítulo de la segunda parte, “la catolicidad como estructura formal del cristianismo”, para subrayar el centro del libro. Claro es que aquí, hemos llegado a él rápidamente, sin las delicadas preparaciones y contextos históricos que lo avaloran y que han sido objeto de la reflexión de Joseph Ratzinger durante años.

Como hemos mencionado, en ese proceso de ganar profundidad, consigue reinterpretar los grandes conceptos de la Teología Fundamental: Fe, revelación, tradición con su relación con la Escritura y Teología. Y también obtiene las claves para discernir que las derivas posconciliares se deben a teologías poco eclesiales.

Mundo

En el Congo no todo es ébola. Católicos con nombres y apellidos

La Iglesia católica juega un papel destacado y reconocido por todos en la construcción de la democracia en la República del Congo, Además, asume más del 50 % de los servicios sociales del país.

Joseph Kabamba·16 de julio de 2019·Tiempo de lectura: 3 minutos

Con 2,34 millones de kilómetros cuadrados, la República Democrática del Congo (RDC) es el segundo país más extenso de África, detrás de Argelia. Dotado con grandes recursos naturales, minerales e hidrográficos, a falta de censo oficial desde muchas décadas, se estima su población en unos 80 millones de personas, con más de 60 % de la población menor de 25 años. 

Antigua colonia belga desde 1885 e independiente desde el 30 de junio de 1960, la RDC es una tierra de dramáticas tragedias, con índices de desarrollo humano entre los cinco más bajos del mundo. Marcada por la sucesión de dictaduras sanguinarias y por la ausencia total del Estado, su historia política es la de un pueblo privado de libertades fundamentales, sometido a la violencia y sumergido en toda forma de miseria, a pesar de los grandes recursos de su país. La atribución del Premio Nobel 2018 al ginecólogo Denis Mukwege ha recordado al mundo que la RDC vive, desde 1996, una guerra por el control de la explotación de minerales estratégicos como el coltán, que se ha cobrado la vida de entre 6 y 12 millones de personas, con millones de desplazados internos y de refugiados en países vecinos. Y en esta guerra, una de las armas es la violencia sexual cruel sobre mujeres y niñas. 

A esta larga lista de tragedias, hay que añadir, a partir de agosto de 2018, el noveno brote congoleño de ébola desde que, en 1976, se descubrió la enfermedad en la mismísima RDC. Delimitado por las provincias nororientales de Ituri y de Kivu Norte, el actual brote ha sido diagnosticado en cerca de 2.200 personas, con unos 1.500 muertos. Y ni el gobierno congoleño, que cuenta con grandes expertos en la lucha contra la enfermedad, ni la Organización Mundial de la Salud, consiguen frenar este brote, principalmente a causa de la falta de medios materiales, de la inseguridad en la región con ataques recurrente y violentos contra los centros de atención a los enfermos, y de la resistencia de una parte de la población al plan de Salud. 

Iglesia y democracia

A pesar de sus múltiples problemas políticos y sociales, la RDC es también la tierra de la esperanza y de la vida, donde la gente lucha permanentemente contra la tragedia para mejorar sus condiciones de vida. Y, en esta lucha, la Iglesia católica juega un papel reconocido por todos. Es de sobra conocido el compromiso de la Conferencia Episcopal Nacional del Congo (CENCO) por la justicia y la paz, así como sus llamamientos y gestiones para la llegada de la democracia y del Estado de Derecho. Su última contribución al diálogo entre actores políticos y sociales ha desembocado en la organización de elecciones presidenciales y legislativas el 30 de diciembre de 2018, gracias al llamado Acuerdo de San Silvestre (31 de diciembre de 2016). 

La lucha de la Iglesia católica de la RDC ha permitido la primera alternancia pacífica a la presidencia de la república desde 1965, con la elección de Félix-Antoine Tshisekedi como quinto presidente de la RDC, después de 18 años de gobierno de Joseph Kabila. Como denuncia la CENCO, no han sido elecciones perfectas, pero los hechos están demostrando que son el principio de una era esperanzadora de la historia de la RDC.

Servicios sociales: Projet Ditunga

La Iglesia católica en el Congo, la primera de toda África, no sólo denuncia, sino que está muy presente también en la vida social del país, asumiendo más del 50 % de los servicios sociales del país: escuelas, universidades, centros de salud, hospitales, orfanatos, asistencia a los pobres y varios programas de desarrollo social a través las parroquias, las congregaciones, las asociaciones y las estructuras especializadas como Caritas…

No se trata aquí de una administración fría y sin rostro, sino de personas concretas, con nombres y apellidos. Es el caso del padre Apollinaire Cibaka Cikongo, sacerdote de la diócesis de Mbujimayi, en la provincia del Kasayi oriental, en el centro del Congo. Ordenado el 1 de agosto de 1994 y doctor en teología (2002), Apollinaire es, entre otros ministerios, formador y profesor de teología en el seminario regional del Kasayi, profesor en dos universidades locales y secretario ejecutivo de la asamblea de los ocho obispos de la provincia eclesiástica de Kananga. En 2006 fundó Projet Ditunga, una asociación católica y comunitaria a través de la cual ha canalizado ayudas de familias e instituciones de España para obras de evangelización, escolarización, salud e higiene, agricultura, protección del medioambiente, promoción de la mujer, protección de la infancia abandonada y asistencia jurídica y social a los presos, etc.

El autorJoseph Kabamba

Dossier

Internet y la profunda nostalgia del otro

El 53 mensaje del Santo Padre para la Jornada de las Comunicaciones Sociales analiza la capacidad de las redes sociales para generar comunidad. Diferentes problemas –el odio online, la ausencia de privacidad o los intereses de las grandes compañías digitales– han cuestionado en los últimos años los beneficios de internet. ¿Puede la red, pese a todos los obstáculos, dar respuesta a nuestra profunda necesidad de entrar en relación con los demás?

Juan Narbona·12 de julio de 2019·Tiempo de lectura: 6 minutos

En 1967, san Pablo VI puso en marcha la costumbre de dedicar un mensaje cada año para reflexionar sobre la comunicación. Sus sucesores han continuado con esta iniciativa, confirmando así la intuición del pontífice italiano acerca de la relevancia que los medios informativos tienen para la vida de la Iglesia y la transmisión de la fe.

En estos más de 50 años, los diversos Papas han abordado los más variados temas, pero si repasamos los más recientes es fácil detectar una lógica atención por la comunicación digital. Las redes sociales, la verdad en la era digital, la pastoral y la virtualidad, o el diálogo y las nuevas tecnologías son algunas de las cuestiones que han abordado los pontífices.

El mensaje de este año (el 53º) se inspira en una expresión de la carta de san Pablo a los Efesios, a quienes el Apóstol recuerda que “somos miembros unos de otros” (Ef 4, 25). El Papa Francisco se sirve de esta consideración paulina para meditar sobre la capacidad que tienen las redes sociales para reforzar o debilitar –según el uso que se haga de ellas– las comunidades humanas. El texto resulta una aportación valiosa a un movimiento de reflexión social más amplio -que desborda lógicamente los límites de la Iglesia- sobre los beneficios y perjuicios que la digitalización de las relaciones está introduciendo en nuestras vidas. Actualmente pasamos cada día un 300 % más de minutos ante una pantalla respecto a 1995, un dato que implica numerosos cambios no solo en la gestión del tiempo, sino también en otras esferas fundamentales, como son la adquisición de conocimientos, las relaciones sociales o la formación de la personalidad. Como ha señalado el secretario del Dicasterio para la Comunicación, Mons. Lucio Ruiz, “el mirarse a los ojos se ha sustituido por la contemplación de una pantalla táctil, y ya no se necesita, de modo forzoso, el silencio del otro para expresarse sin ser interrumpido”.

El sueño de internet

Con ocasión de los 30 años del lanzamiento de la primera página web, su creador, Tim Berners-Lee, se lamentaba de la deriva que está tomando internet. El sueño de una sociedad conectada, donde la colaboración sustituiría a la competitividad, se enfrenta hoy a numerosos obstáculos causados por quienes promueven intereses particulares. Los problemas de privacidad, la ausencia de neutralidad, las noticias falsas, el imperialismo de las grandes compañías tecnológicas o la fragmentación de la regulación de internet en distintas áreas geográficas de poder (Estados Unidos, Europa, China y Rusia, principalmente) son algunas de las amenazas principales. “El sueño de internet que tanto entusiasmó a la gente no parece que vaya a suponer ahora un gran bien para la humanidad”, dijo Berners-Lee en el CERN de Ginebra el pasado marzo.

A este complejo horizonte del negocio digital –dramático, en cuanto que escapa al control de los usuarios y que, al mismo tiempo, dibuja un incierto futuro para una herramienta que se ha hecho imprescindible para las relaciones y tareas más ordinarias– se une la personal experiencia de cómo internet ha invadido progresivamente hasta el más mínimo espacio de nuestras vidas. Nicholas Carr, un ensayista estadounidense crítico con la red, ha afirmado que “la tecnología es la expresión de la voluntad del hombre”, quien se sirve de ella para superar los lógicos límites que le impone la realidad. ¿Necesitamos controlar el tiempo? Hagamos relojes. ¿Queremos volar? Construyamos aviones. ¿Deseamos hablar con quien está lejos? Inventemos el teléfono. ¿Queremos desprendernos de los límites de la realidad física (distancia, tiempo, espacio)? Voilà internet.

Internet existe porque lo hemos querido profundamente. Hasta ahora, nuestros inagotables deseos se topaban con los límites del espacio, del tiempo o de nuestra naturaleza, pero de repente la virtualidad nos está ofreciendo una solución instantánea. Por eso dedicamos tantas horas a las redes sociales, sucumbimos a la comodidad de las apps o nos enganchamos a la conversación constante que permite la mensajería instantánea. Las tecnologías digitales nos envuelven con tanta fuerza porque prometen satisfacer las necesidades más profundas que mueven a la voluntad: el afecto de los amigos, la aceptación social, la curiosidad intelectual, el entretenimiento, etcétera. La inagotable información contenida en la red parece estar a la altura de nuestros deseos y sueños infinitos (pues ¡ay del hombre que deja de desear!).

Nostalgia de los demás

El mensaje de Papa Francisco afronta una de las principales necesidades del hombre a las cuales la red ofrece una respuesta inconmensurable: entrar en relación con los demás. La expresión paulina “somos miembros unos de otros” (Ef 4, 25) recuerda que el hombre necesita del otro para conocer la verdad sobre sí mismo. En las primeras líneas del mensaje, se señala la amenaza más terrible de la que todo hombre huye: la soledad. Desde una perspectiva positiva, el Santo Padre invita a “reflexionar sobre el fundamento y la importancia de nuestro estar-en-relación; y a redescubrir, en la vastedad de los desafíos del contexto comunicativo actual, el deseo del hombre que no quiere permanecer en su propia soledad”. Es decir, estamos en red porque nuestra naturaleza, nuestro modo de ser hombres, nos lleva a ello, porque disfrutamos interactuando con los demás y porque encontramos en la tecnología un instrumento valioso para desplegar nuestro instinto por vivir en sociedad.

La nostalgia de los demás aparece, por tanto, como una de las fuerzas más poderosas. Francisco señala que el origen de la necesidad de vivir en relación se basa en el hecho de haber sido creados “a imagen y semejanza de Dios”, de un Dios que no es soledad, sino comunión trinitaria. Así pues, dice el Papa ahondando aún más, la verdad de cada persona se revela solo en la comunión. Solo a través de la relación con los demás, el individuo se hace otro, llega a ser plenamente alguien. Así lo expresa san Pablo: “Por lo tanto, dejaos de mentiras, y hable cada uno con verdad a su prójimo, que somos miembros unos de otros” (Ef 4, 25). Si no nos damos a los demás abriéndonos a la relación, resume el mensaje, perdemos la única vía para encontrarnos a nosotros mismos, para entender quiénes somos y a qué estamos llamados. 

Las redes prometen comunidad, pero los hombres necesitan comunión. Aunque el mensaje hace una lectura positiva de la capacidad de las redes sociales, también alerta de su poder destructivo, y menciona explícitamente algunos desvaríos fraudulentos, como el “uso manipulador de los datos personales con la finalidad de obtener ventajas políticas y económicas”, la “desinformación y a la distorsión consciente y planificada de los hechos y de las relaciones interpersonales”, el “narcisismo” e “individualismo desenfrenado”, o la identidad virtual construida como “contraposición frente al otro, frente al que no pertenece al grupo”. La red puede convertirse en una comunidad en la que entrar en conexión con los demás, sí, pero también en una telaraña en la que quedar atrapados.

Uno de los últimos párrafos del mensaje contiene las claves para conciliar la nostalgia por entrar en relación con los demás con un uso prudente de las redes: “Si se usa la red como prolongación o como espera de ese encuentro [con los demás], entonces no se traiciona a sí misma y sigue siendo un recurso para la comunión. Si una familia usa la red para estar más conectada y luego se encuentra en la mesa y se mira a los ojos, entonces es un recurso. Si una comunidad eclesial coordina sus actividades a través de la red, para luego celebrar la Eucaristía juntos, entonces es un recurso. Si la red me proporciona la ocasión para acercarme a historias y experiencias de belleza o de sufrimiento físicamente lejanas de mí, para rezar juntos y buscar juntos el bien en el redescubrimiento de lo que nos une, entonces es un recurso”.

Las herramientas digitales, que poco a poco aprendemos a dominar, están poniendo a prueba nuestra humanidad. Comenzamos a darnos cuenta de que la tecnología es infinita, pero nosotros no; y de que su oferta es virtual, pero que nosotros somos seres materiales. Al igual que ocurre con las fuerzas de la naturaleza –como el fuego o el agua–, necesitamos canalizar el poder de la tecnología –estableciendo límites y regulando su potencia–.

“Maestra de fisicidad”

Recientemente, un estudio sobre la amistad entre adolescentes ha revelado un dato curioso: en 2012, la mayoría de jóvenes prefería comunicarse con los amigos en persona (49 %), por delante de quienes escogían hacerlo a través de mensajes de texto (33 %); seis años después, en 2018, las preferencias han cambiado: el canal privilegiado para hablar con los amigos son los mensajes de texto (35 %), mientras que las conversaciones cara a cara solo las elige el 32 % de los adolescentes. 

¿Podemos de verdad ser-con-los-demás reduciendo cada vez más el encuentro físico? La lógica indica que no, porque somos alma y cuerpo, y la felicidad no admite medias felicidades -no nos basta una felicidad “virtual” o puramente “espiritual”-, sino que aspiramos a la plenitud. 

El futuro tecnológico está, sin duda, en manos de las grandes corporaciones y de ellas depende el desarrollo de innumerables e ilusionantes promesas futuras (por ejemplo, la inteligencia artificial o la realidad virtual). ¿Es la tecnología un tren que ha perdido la Iglesia? No: además de seguir inspirando el trabajo de los innovadores con el mensaje del Evangelio, la Iglesia, experta en humanidad, está sin duda llamada a convertirse en “experta en fisicidad”. Tendrá que recordar una vez más al mundo la importancia del cuerpo y de los sentidos físicos conectados profundamente al alma; deberá invitar a vivir la caridad en el encuentro físico, creando espacios y ocasiones para el trato personal, invitando a ejercer la caridad del “estar ahí” -¡cuánto bien puede hacer una llamada de teléfono en vez de un cómodo Whatsapp!-; necesitará subrayar aún más el papel central de los sacramentos y de las celebraciones comunitarias, etcétera. 

La Iglesia no afronta sola el reto de humanizar las tecnologías digitales, sino que la acompañan otras fuerzas sociales. Me refiero, fundamentalmente, a la familia y a los centros educativos. Son los espacios adecuados en los que aprender el arte de ser humanos en un mundo digital: donde usar la tecnología para comunicar con los demás y aprender a desconectarse para escuchar; donde callarse un comentario online y ser capaces de discutir sin herirse offline; donde navegar para conocer el mundo y, al mismo tiempo, dialogar para entender al prójimo.

Prolongación y espera: estas dos palabras del mensaje dan la clave para usar con beneficio las redes sociales, porque extienden la relación con los demás o nos preparan a ella, pero no sustituyen al otro. El reto consiste, quizá, en ofrecer a quienes nos rodean y a nosotros mismos motivos suficientes para el encuentro personal, para recibir de los demás aquella felicidad que sólo otra persona nos puede dar. n

El autorJuan Narbona

Vaticano

Dar esperanza concreta a los pobres

Se renueva la cita con la Jornada Mundial de los Pobres, instituida por el Papa Francisco al final del Jubileo de la Misericordia hace tres años, que se celebrará el 17 de noviembre.

Giovanni Tridente·9 de julio de 2019·Tiempo de lectura: 3 minutos

Se renueva la cita con la Jornada Mundial de los Pobres, instituida por el Papa Francisco al final del Jubileo de la Misericordia hace tres años, que se celebrará el 17 de noviembre.

—texto Giovanni Tridente

“La esperanza de los pobres nunca se frustrará”. Está tomado del salmo 9 el tema que el Papa Francisco ha elegido para la III Jornada Mundial de los Pobres –instituida al término del Jubileo de la Misericordia de 2016– que se celebra el domingo que precede a la solemnidad de Cristo Rey del universo, que este año cae el 17 de noviembre.

La actualidad del tema, dice el Papa en las primeras líneas del Mensaje que ha escrito para esta ocasión, viene dada por la necesidad que el mundo vive hoy de “devolver la esperanza perdida” a los que sufren “injusticia, el sufrimiento y la precariedad de la vida”, confirmada por una desigualdad que continúa después de la crisis económica.

El Santo Padre pasa revista a las muchas formas de esclavitud de “millones de hombres, mujeres, jóvenes y niños”, de quien se ve obligado a dejar su tierra para buscar fortuna en otro lugar, de los huérfanos y víctimas de tantas formas de violencia, entre ellas la droga y la prostitución, sin olvidar a los millones de inmigrantes y tantos marginados y sin techo que encontramos en nuestras ciudades.

“Considerados generalmente como parásitos de la sociedad, a los pobres no se les perdona ni siquiera su pobreza”, estas personas a menudo se convierten en parte “de un vertedero humano”, percibidas como amenazantes o incapaces sólo por ser pobres.

Es un cuadro muy oscuro, que el mismo salmo 9 ambienta en los tiempos en que fue compuesto, que se tiñe de tristeza, injusticia y sufrimiento. No obstante, hay un camino de salida, porque también en estas condiciones el pobre es el que “confía en el Señor”, seguro de que no será nunca abandonado por Él. Y esto es lo que abre a la esperanza y a “un camino de liberación que transforma el corazón, porque lo sostiene en lo más profundo”.

Ciertamente, Dios actúa a través de los hombres y el cristiano está llamado a concretar esta esperanza para los pobres, precisamente porque el mismo Cristo se ha identificado con “estos mis hermanos más pequeños”. No entender esto “equivale a falsificar el Evangelio y atenuar la revelación”, explica el Papa en el Mensaje. La solución, por tanto, como creyentes es “comprometernos en primera persona en un servicio que constituye auténtica evangelización”.

Son bienvenidas las iniciativas asistenciales, pero a lo que apunta principalmente el Papa Francisco es a un cambio de mentalidad, que permita a todos acompañar a los pobres con un compromiso constante en el tiempo, también en la normalidad de cada día: su esperanza, en efecto, toma forma “cuando reconocen en nuestro sacrificio un acto de amor gratuito que no busca recompensa”.

Además de intentar satisfacer las primeras necesidades materiales, es oportuno descubrir la bondad que se esconde en el corazón de estas personas, instaurando –atentos a su cultura y a sus modos de expresarse– “un verdadero diálogo fraterno”

En efecto, los pobres, antes que nada, “tienen necesidad de Dios, de su amor hecho visible gracias a personas santas que viven junto a ellos, las que en la sencillez de su vida expresan y ponen de manifiesto la fuerza del amor cristiano”, por medio de manos que alivian, de corazones que calientan con afecto, de la presencia que hace superar la soledad: “sencillamente, ellos necesitan amor”. De esta manera, serán ellos los que nos salven, porque nos permitirán encontrar el verdadero rostro de Jesucristo, además de hacernos salir de aquel individualismo que no hace sino encerrar en uno mismo y en las propias exigencias.

Las iniciativas

Como todos los años, el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, que se ocupa de coordinar la Jornada Mundial, instalará en la plaza de San Pedro un presidio sanitario, un verdadero hospital móvil con diversas especializaciones donde quien tenga necesidad podrá recibir atención médica gratuita. El año pasado, por ejemplo, se proporcionaron más de 3.000 prestaciones, en algunos casos salvando vidas además de decenas de intervenciones relacionadas con enfermedades infecciosas.

También volverá a repetirse la comida con el Papa Francisco en el Aula Pablo VI para 1500 pobres procedentes de diversos lugares de Italia y de Europa, que a continuación participarán en la Santa Misa en San Pedro. Una semana antes se les ofrecerá un concierto con el Maestro premio Óscar Nicola Piovani y Mons. Frisina.

Muchas de estas iniciativas, como en años anteriores, tendrán su equivalente a nivel diocesano y parroquial en todo el mundo. n

Mirar al que traspasaron

La renovación de la Consagración de España al Corazón de Jesús ha impulsado al obispo de Getafe, Mons. García Beltrán, y a su obispo auxiliar, Mons. Rico Pavés, a escribir una carta pastoral. He aquí un fragmento, que invita a los fieles a fomentar esta devoción.

7 de julio de 2019·Tiempo de lectura: 2 minutos

La celebración anual del misterio pascual nos lleva, de forma siempre nueva, al testimonio del cuarto evangelista que declara cumplida la palabra profética de Zacarías: mirarán al que traspasaron (Zac 12, 10). La lanzada del soldado abre el costado de Jesucristo convirtiéndolo en manantial de vida. De la entrega hasta la muerte nace la fuente que mana hasta la vida eterna. El que lo vio da testimonio (Jn 19, 35) y en su testimonio está el camino para llegar hasta esta fuente: mirar al que traspasaron.

Al mostrarnos sus llagas gloriosas, el Resucitado nos abre las puertas del Misterio y nos invita a entrar por ellas para desvelarnos el secreto de su Corazón: el Amor infinito de la Trinidad Santa habita en ese Corazón, humano como el nuestro. Y este Corazón se ha dejado traspasar para que experimentemos cómo sus heridas nos han curado (1 Pe 2, 24).

Al cumplirse el centenario de la Consagración de España al Corazón de Jesús, desde la joven diócesis de Getafe invitamos a todos los fieles a mirar al que traspasaron para unirse con devoción profunda a su renovación. No pocos se preguntan, fuera y dentro de la Iglesia católica, si tiene sentido renovar en nuestros días esta consagración. 

Sin ignorar las connotaciones sociopolíticas de la consagración de 1919, entendemos la renovación de la consagración como un acto de piedad de los fieles en España que desean responder a las exigencias evangelizadoras del momento presente, haciendo a todos partícipes del Amor de Dios que se nos ha revelado en el Corazón de Jesús. 

Desde la fe, todo acto de consagración, personal o comunitario, es siempre una respuesta de amor al Amor primero de Dios. Quien consagra su vida al Corazón de Jesús, responde agradecido al amor extremo de Dios entregándole lo que reconoce haber recibido de Él: entendimiento, voluntad, afectos, todo cuanto es y tiene. 

Así entendida, la consagración encuentra su origen en la vida nueva recibida en el bautismo, e implica siempre un reconocimiento, un ejercicio de reparación y un compromiso misionero. Al renovar la Consagración expresamos nuestro agradecimiento al Señor por la herencia de santidad recibida de nuestros mayores, pedimos un profundo rejuvenecimiento de la fe en España y nos comprometemos a afrontar con valentía los retos evangelizadores del presente y del futuro. n

El autorOmnes

Familia y religión

Las creencias religiosas tienden a atribuir una importancia particular a la vida familiar, y ofrecen normas y redes que fomentan la solidaridad familiar. Creer en Dios y en otra vida, lejos de rebajar el interés por la vida presente, hace a las personas más comprometidas.

5 de julio de 2019·Tiempo de lectura: 2 minutos

Periódicamente aparecen estudios académicos sobre la relación e influencia mutua entre familia y religión. En estos días acabo de leer uno que analiza las relaciones entre las creencias religiosas y las relaciones familiares en 11 países de América (Norte y Sur), Europa y Oceanía, de mayoría cristiana. 

Se ha estudiado, entre otros factores, la influencia de las creencias religiosas en la calidad de las relaciones familiares. Las conclusiones son claras. Las creencias religiosas tienden a atribuir un significado y una importancia particulares a la vida familiar. Ofrecen normas y redes que fomentan la solidaridad familiar.

Las personas religiosas tienen mayor capacidad de adaptación a la convivencia familiar y experimentan menores niveles de conflicto. Hay claros indicadores de menor probabilidad de ruptura conyugal, por lo que el índice de estabilidad familiar entre los creyentes-practicantes es bastante más alto que entre quienes no lo son. 

Otro factor destacado es el nivel de compromiso en las relaciones familiares, no sólo en las conyugales, sino también en el cuidado y atención de los hijos. En tercer lugar, es también muy significativa –más todavía en las últimas décadas- la relación existente entre creencias religiosas y tasa de fertilidad. Las personas con creencias religiosas fuertes, tienen más hijos.

El informe también indica que el matrimonio juega un papel importante al explicar la influencia positiva de la religión en la maternidad. Esto es así porque los hombres y mujeres creyentes tienen más probabilidades de casarse, en comparación con sus compañeros no creyentes, y los casados ​​tienen más hijos que los no casados.

Este tipo de trabajos corroboran a nivel estadístico, con una metodología científica, lo que el sentido común y la experiencia nos permiten intuir. Concretamente, que creer en Dios y en otra vida, lejos de rebajar el interés por la vida presente, hace a las personas más comprometidas y más solidarias con los demás, empezando por la propia familia.

El autorMontserrat Gas Aixendri

Catedrática en la Facultad de Derecho de la Universidad Internacional de Cataluña y directora del Instituto de Estudios Superiores de la Familia. Dirige la Cátedra sobre Solidaridad Intergeneracional en la Familia (Cátedra IsFamily Santander) y la Cátedra Childcare and Family Policies de la Fundación Joaquim Molins Figueras. Es además vicedecana en la Facultad de Derecho de UIC Barcelona.

TribunaJohn Allen

California contra el sentido común

¿De verdad abrir una batalla sobre el secreto de confesión ayudará a la seguridad de los niños? Es la pregunta que se formula el autor en relación con el proyecto de ley que suprime en algunos casos el secreto de confesión. El artículo se ha publicado originalmente en Angelus, de Los Ángeles.

4 de julio de 2019·Tiempo de lectura: 3 minutos

Cuando comencé a cubrir el Vaticano en los años 90, el periodista italiano Vittorio Messori era una leyenda. […] Recuerdo cómo hablaba en cierta ocasión sobre […] las muchas atrocidades de la historia humana que se han evitado gracias al sacramento de la confesión, ese momento único en el que, de manera absolutamente privada, un sacerdote puede hablar de corazón a corazón con alguien, abriendo la posibilidad de un radical cambio de vida.

El recuerdo me viene a la memoria a la luz de un proyecto de ley que actualmente se debate en el Senado de California, la ley SB 360, que suprimiría el secreto de confesión al eliminar, de la ley estatal que establece la obligación de informar, una exención en caso de “comunicación penitencial”. Su promotor, el senador Jerry Hill, afirma que es necesaria porque “se ha abusado a gran escala del privilegio clérigo-penitente, llevando en múltiples iglesias y denominaciones religiosas a aquel abuso sistemático de miles de niños, del que no se ha informado”.

Obviamente, el asalto de Hill a la Iglesia es una consecuencia natural de […] la crisis de los abusos sexuales clericales […] y del informe del Grand Jury de Pensilvania el año pasado, así como el escándalo en torno al ex cardenal y ex sacerdote Theodore McCarrick. Sin embargo, el hecho de que la Iglesia haya vivido todo esto no significa que cualquier medida punitiva que a uno se le ocurra sea una buena idea, y hay numerosas razones para concluir que la propuesta de Hill es una idea espectacularmente mala.

La lista comienza con la obvia y enorme violación de la libertad religiosa que representa esa ley. El sacramento de la confesión es un elemento central de la fe católica, y ningún Estado debería nunca poder dictar doctrina a una comunidad religiosa. Se podría también mencionar que centrarse en la Iglesia católica es ignorar el contexto más amplio del abuso sexual de niños.

Recientemente, la Schools Insurance Authority de California encargó una auditoría sobre el impacto potencial de otra ley también en tramitación, que haría mucho más fácil demandar a las escuelas públicas por abuso infantil. La auditoría tomó como referencia una estimación del Departamento de Justicia de los Estados Unidos de 2017, según la cual el 10-12 % de los niños de las escuelas públicas sufren acoso sexual por parte de un empleado en algún momento entre el jardín de infancia y el 12 grado, y calculó que, a los efectos de la ley, las pérdidas que esas reclamaciones supondrían para el sistema californiano podrían ascender de 813 millones de dólares en los últimos 12 años hasta 3,7 miles de millones de dólares. Aparte de la asombrosa cantidad de dólares, detengámonos un momento y pensemos que el 10-12 % de todos los estudiantes de las escuelas públicas sufre acoso o abuso sexual. El año pasado hubo 55,6 millones de jóvenes en las escuelas públicas elementales y secundarias de América, lo que significa que entre 5,6 y 6,7 millones de niños serán víctimas de abusos en algún momento. Comparemos este dato con el hecho de que hoy, tras las mediadas anti-abuso adoptadas por la Iglesia americana en las últimas décadas, y según el respetado Centro de Investigación Aplicada en el Apostolado de la Universidad de Georgetown, la media nacional de acusaciones de abuso sexual infantil por sacerdotes católicos tramitadas cada año es de alrededor de siete. Un caso ya es demasiado, la yuxtaposición entre las dos cifras es llamativa en todo caso.

La cuestión inevitable es si abrir una batalla pelea sobre la confesión es, de verdad, el mejor uso de los recursos públicos a fin de mantener seguros a los niños.

Quizá el aspecto más determinante, no obstante, sea el que sugiere el comentario de Messori: el sacramento de la confesión no es una triquiñuela para esconder el abuso, sino un instrumento único que la Iglesia tiene para prevenirlo y detenerlo.

Lo cierto es que la mayoría de los “depredadores” no se acumulan en los confesionarios para hablar sobre ello. Son maestros de la compartimentalización, y con frecuencia ni siquiera piensan estar haciendo algo malo. Eliminar el secreto, incluso en el caso de que los sacerdotes cumplieran la ley -y sospecho que la mayoría preferiría ir a la cárcel-, difícilmente generaría una avalancha de nuevas informaciones. Sin embargo, en el raro supuesto de que un depredador se presentase a confesarse, se trataría de una preciosa oportunidad de hacer ver a esa persona que es necesario que se detenga; y, posiblemente, de rechazar la absolución si el depredador no puede o no quiere hacerlo. Es una oportunidad que tiene el sacerdote de asomarse al interior de la conciencia de esa persona, intentado avivar las llamas de cualquier rescoldo de arrepentimiento y culpa que ardan en su interior.

Prescindir del secreto de la confesión, por tanto, no promovería la seguridad, sino que la dañaría. Es difícil ver cómo un ardid publicitario como SB 2360, por mucho que la Iglesia no pueda reprocharse sino así misma, pudiera justificar tal resultado, suponiendo que su objetivo no sea solamente conseguir titulares y votos, sino luchar contra los abusos.

El autorJohn Allen

Corpus Christi en la periferia

La procesión del Corpus Christi que suele presidir el Papa ha vuelto a tener lugar, por segunda vez consecutiva, en un barrio periférico y no en el clásico recorrido hasta Santa María Mayor. La elección tiene un sentido.

3 de julio de 2019·Tiempo de lectura: 2 minutos

Este año, la procesión del Corpus Christi presidida por el Santo Padre se celebró, por primera vez, en un barrio periférico de Roma, Casal Bertone. fue, por tanto, a poquísima distancia de via Facchinetti y de via Satta, las dos calles que debían acoger a las familias gitanas a las que el municipio había asignado alojamientos, y donde hace sólo pocos meses se habían producido episodios de gran tensión por este motivo, sobre los que día tras día había discutido violentamente el país entero.

Hasta hace dos años la procesión presidida por el Papa tenía lugar en el centralísimo itinerario que llevaba de San Juan De Letrán a Santa María Mayor, y bloqueaba el tráfico del centro. El año pasado se movió a Ostia, en la periferia de la diócesis: este año se hará en una periferia romana.

El proceso por el que el Papa ha modificado el sentido de la procesión viene de lejos. Desde el principio Bergoglio, a diferencia de Juan Pablo II y Benedicto XVI, no quiso subir al camión junto al Santísimo, sino que caminaba a pie como todos. 

Hace dos años la procesión se trasladó del jueves al domingo siguiente para no crear problemas de tráfico, por respeto a la sociedad civil. Finalmente, como he dicho, el año pasado –por si alguien todavía fuera capaz de creer que las acciones de Francisco responden a la improvisación y no a la puesta en práctica de una lógica rigurosa– se movió a la periferia de la diócesis. 

Este año la procesión se organiza en una de las periferias más calientes de la metrópoli y parece que puede entenderse que desde ahora será cada año en una periferia diversa. Por otra parte, el núcleo del sentido de la procesión del Corpus Christi es mostrar que Cristo está presente no solo en los sagrarios de las iglesias, sino también en la vida cotidiana de la gente. n

El autorMauro Leonardi

Sacerdote y escritor.

Mundo

Paz y esperanza, hilos conductores del viaje del Papa a Mozambique, Madagascar y Mauricio

El Papa Francisco afronta en septiembre su cuarto viaje al continente africano desde que accedió a la sede de Pedro en 2013. Las ciudades que visitará son Maputo en Mozambique, Antananarivo en Madagascar y Port Louis en Mauricio. La paz está en el lema de las visitas a los tres países.

Edward Diez-Caballero·2 de julio de 2019·Tiempo de lectura: 5 minutos

Los leit motiv de las visitas del Papa a cada uno de los países africanos son Esperanza, paz y reconciliación en el viaje a Mozambique; Sembrador de paz y de esperanza en el de Madagascar, y Papa Francisco, peregrino de paz en Mauricio. La paz parece ser sin duda el hilo conductor de la próxima visita del sucesor de Pedro al continente africano. Cada país tiene su cultura y costumbres diferentes, aunque a veces nos refiramos a África en su conjunto. Tendríamos que mencionar mejor qué país de África visitamos, para porque cada rincón de este continente es diferente y rico en su diversidad.

Este viaje apostólico será la cuarta ocasión en la que el Papa Francisco visite África, tras los de Kenia, Uganda y República Centroafricana (este de África) en noviembre de 2015, Egipto en abril de 2017 y Marruecos en marzo de 2019. Antes de sintetizar algunos de los principales mensajes del Papa en estos viajes, conviene mencionar la situación actual de Mozambique, un país de tradición portuguesa y bantú. El programa de viaje del Papa no es aún definitivo al escribir estas líneas, pero los obispos mozambiqueños tienen esperanzas de que el Papa pueda desplazarse de Maputo a Beira, que está a mil kilómetros de Maputo.

Ciclones y secuelas de la guerra

En efecto, hace cuatro semanas, el ciclón Kenneth abandonaba Mozambique, dejando tras de sí una destrucción aún mayor que la de Idai, que devastó este país en marzo. De todas las provincias, la más afectada por los dos ciclones fue Sofala y su capital, Beira, dejando un rastro de emergencia humanitaria que, como ha subrayado su obispo, Mons. Dalla Zuanna, se centra sobre todo en alimentación y vivienda. 

En cuanto a las secuelas de la guerra civil que concluyó en 1992, Mozambique es un país en el que todavía no reina la paz. Para Mons. Adriano Langa, obispo de Inhambane, “las heridas de la guerra no se cierran como quien cierra un grifo”, las marcas y secuelas de largos años de conflicto armado aún son visibles. El prelado ha explicado a Ayuda a la Iglesia Necesitada que todavía hay mucho camino por recorrer hasta que se pueda vivir realmente en paz. “Nosotros decimos que la guerra mata incluso después de que las armas se hayan callado”, señala Mons. Langa. La guerra civil en Mozambique, que duró de 1977 hasta 1992, dejó cerca de un millón de muertos. Además, se calcula que cinco millones de personas se vieron obligadas a abandonar sus casas y la región donde vivían. Con ocasion de este viaje, se ha especulado con la posibilidad de que el Papa efectuara una escala en Sudán del Sur, joven país marcado también por la guerra. Las imágenes del Papa Francisco besando los pies a los rivales políticos en Roma impresionaron al mundo, y desde luego a la capital, Yuba. Se trataría de una parada de alto riesgo, aunque nada es descartable en este Papa.

En Kenia, rosario y Vía Crucis

Como se ha señalado, el primer viaje de este Papa a África fue al este del continente: Kenia, Uganda y la Republica Centroafricana.

Comencemos por Kenia. En su encuentro con los jóvenes kenianos en Kasarani (Nairobi) descubrimos algo que no sabíamos del Papa Francisco. Quiso hacernos una confidencia muy personal. ¿Qué lleva el Papa en el bolsillo? Primero, el Santo Padre lleva un rosario. “Para rezar”, dijo. Segundo, el Pontífice muestra “una cosa que parece extraña” y levanta un pequeño objeto cuadrado diciendo: “Esto es la historia del fracaso de Dios, es un Vía Crucis, un pequeño Vía Crucis”. El Papa Francisco abrió el objeto cuadrado que era un pequeño libro, señalando las imágenes que se encontraban dentro. “Es como Jesús fue sufriendo desde que lo condenaron a muerte hasta que fue sepultado”, afirmó. 

“Con estas dos cosas me arreglo como puedo, pero gracias a estas dos cosas no pierdo la esperanza”, concluyó. Parece ser que ese Vía Crucis se lo regaló un obispo sudamericano, ya fallecido, en señal de su filial unión con el Obispo de Roma.

Mártires en Uganda

La visita al santuario de los mártires de Namugongo —centro de la catolicidad en Uganda—, marcó el viaje del Papa. Allí se refirió también a la paz: “El testimonio de los mártires nuestra, a todos los que han conocido su historia, entonces y hoy, que los placeres mundanos y el poder terreno no dan alegría ni paz duradera. Es más, la fidelidad a Dios, la honradez y la integridad de la vida, así como la genuina preocupación por el bien de los otros, nos llevan a esa paz que el mundo no puede ofrecer”. 

En este lugar, donde se veneran mártires católicos y anglicanos, el Papa manifestó con gestos concretos su cercanía en la oración a todos los ugandeses.

Republica Centroafricana: el perdón

Hasta el último momento no se confirmó la visita a la República Centroafricana, puesto que había un problema real de seguridad debido al conflicto entre grupos musulmanes y cristianos en gran parte del país. La catedral de Bangui, capital de la Republica, se convirtió por un día en el centro de la cristiandad. 

El Papa Francisco quiso abrir la primera puerta santa del Año Santo de la Misericordia precisamente allí donde quizá la misericordia y el perdón no reinan. 

El Santo Padre empezó la ceremonia con esta oración tan significativa: “Bangui se convierte hoy en la capital espiritual del mundo. El Año Santo de la Misericordia llega anticipadamente a esta tierra. Una tierra que sufre desde hace años la guerra, el odio, la incomprensión, la falta de paz. Pidamos la paz para Bangui, para toda la República Centroafricana para todos los países que sufren la guerra, pidamos la paz”.

Egipto: ecumenismo y mártires

En su viaje a Egipto, el Papa Francisco se reunió con el papa Tawadros II, Patriarca de la Iglesia Copta-Ortodoxa, y pronunció un discurso en el que dio un nuevo impulso a las relaciones ecuménicas entre católicos y coptos ortodoxos: “Estamos llamados a testimoniar juntos a Jesús, a llevar al mundo nuestra fe”. Francisco se refirió en concreto a la caridad y al martirio que sufren los cristianos en muchos lugares del mundo como los caminos principales por los que transcurre el diálogo ecuménico. 

Además, recordó la memoria de los cristianos que a día de hoy siguen derramando su sangre por su fe en Egipto. “Aun recientemente, por desgracia, la sangre inocente de fieles indefensos ha sido derramada cruelmente: su sangre inocente nos une”, destacó.

Diálogo auténtico en Marruecos

En su tercer viaje, hace unos meses, el Santo Padre mantuvo un encuentro con el pueblo marroquí, las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático, en la explanada de la mezquita Hassan de Rabat. El Papa destacó que “para participar en la edificación de una sociedad abierta, plural y solidaria, es esencial desarrollar y asumir constantemente y sin flaquear la cultura del diálogo como el camino a seguir; la colaboración, como conducta; el conocimiento recíproco, como método y criterio”. 

En la misma línea, el Pontífice animó a “un diálogo auténtico” con el objetivo de “no subestimar la importancia del factor religioso para construir puentes entre los hombres”. “En el respeto de nuestras diferencias, la fe en Dios nos lleva a reconocer la eminente dignidad de todo ser humano, como también sus derechos inalienables”.

El autorEdward Diez-Caballero

Cultura

Las grandes parroquias americanas y lo que quizá podemos aprender de ellas

El reciente libro de William E. Simon traducido al español presenta la experiencia de cuatro prácticas pastorales que pueden ayudar a revitalizar las parroquias para que pasen de parroquias de “mantenimiento” a parroquias verdaderamente evangelizadoras.

Jaime Nubiola·6 de junio de 2019·Tiempo de lectura: 4 minutos

—Texto Manuel García de Quesada y Jaime Nubiola

Acaba de ver la luz hace unos pocos meses en coedición de la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia y la Biblioteca de Autores Cristianos una excelente traducción española del libro de William E. Simon Jr. Great Catholic Parishes: A Living Mosaic. How Four Essential Practices Make Them Thrive (2016). El libro lleva el título Grandes parroquias católicas. Cuatro prácticas pastorales que las revitalizan, ha sido traducido por Félix Menéndez Díaz e incluye una excelente Presentación de la edición española a cargo de José Santiago Pons, profesor de filosofía en la Facultad valenciana, que permite hacerse cargo con cierta precisión del alcance y los límites de este volumen.

El libro va precedido de un Prólogo del cardenal Timothy M. Dolan, y consta de un Prefacio de William E. Simon, una introducción (¿Por qué la parroquia? ¿Por qué estas parroquias?) y cuatro partes sobre las cuatro prácticas pastorales que lo vertebran y que son: 1. Liderazgo compartido; 2. Madurez espiritual y discipulado; 3. Celebración del domingo; y 4. Evangelización. “A partir de estas cuatro prácticas” -explica Pons (pp. xv-xvi)- “se estructura el libro en ocho capítulos, dedicando dos capítulos a cada una. El primero describe la práctica correspondiente y muestra diversas posibilidades de llevarla a cabo exponiendo una gran riqueza de iniciativas y variedad de las parroquias. En el segundo se pone de manifiesto los problemas que pueden surgir, las dificultades y los desafíos que hay que afrontar en el desarrollo de cada práctica”. Pons añade con finura: “Esta doble mirada otorga al libro un gran sentido de realidad porque no oculta los problemas que supone llevar adelante una transformación de calado en una parroquia, al tiempo que muestra la gran variedad de posibilidades que se abren según la singularidad de cada parroquia” (p. xvi).

El libro nace de una sugerencia de Bob Buford, un empresario tejano protestante que vendió su empresa para dedicarse a “trabajar por el Reino” y creó en 1984 una organización llamada Leadership Network para revitalizar las parroquias protestantes. En un encuentro con William Simon le propuso hacer algo similar para parroquias católicas. Así nació Parish Catalyst (www.parishcatalyst.org). Se trataba de ayudar a la renovación de las parroquias y para ello lo primero era ponerse en contacto con las más destacadas y estudiar las causas de su “éxito”. Prepararon una encuesta que dirigieron a 244 párrocos. Los capítulos del libro se basan en el análisis de los resultados obtenidos.

La Introducción (pp. 3-21) es interesantísima. En ella se relata brevemente la historia del catolicismo en Estados Unidos y también el porqué de la gran influencia social de las 17.000 parroquias católicas. “Ahora mismo millones de estadounidenses son miembros de parroquias católicas, pero esto no va a ser siempre así. La tendencia actual indica que en las próximas décadas se van a marchar en cifras moderadas pero continuas. Solo se quedarán si se les da una razón para ello, si hay algo vibrante y vivificante en su parroquia, algo que centre su atención en Cristo vivo, con un poder tal que no puedan apartar de Él su mirada” (pp. 3-4).

Cuatro prácticas pastorales:

Liderazgo compartido (pp. 25-73): es la capacidad de los párrocos para liderar el conjunto de la parroquia y para ello es decisivo contar con los laicos: ahí empieza una estructura organizativa y de distribución de funciones en cada área parroquial. Todo esto requiere una competencia especial de esos laicos y unos sueldos acordes. También tiene sus dificultades: es esencial la armonía del equipo.

Madurez espiritual y planificación del discipulado (pp. 77-128): Se trata del “proceso mediante el cual las personas o las parroquias profundizan en su fe, se acercan a Jesús y le acercan a otras personas, conforme madura su propia fe”. Requiere también personal especializado para dar catequesis, promocionar actividades, que atiendan a la gente, etc. Se pone el acento en la oración, en la adoración eucarística y en la unidad de la comunidad.

-Celebración dominical (pp. 131-177): El centro ha de ser la misa. Se aspira a que sea el momento decisivo de la semana, de hospitalidad y que fidelice tanto a los parroquianos como a los de paso:“Hay que tener en cuenta que en Los Ángeles puede uno encontrar misas en 42 lenguas y dialectos diferentes”. También la sensibilidad moral y social forma parte de la acogida para que quepan todos.Otro elemento importante es la atención de los niños en sus diferentes edades. El canto es fundamental. Muchas parroquias cuentan con coros casi profesionales. Ha de haber también sistemas de megafonía adecuados. Hay que invertir mucho tiempo, equipamiento y dinero para ofrecer una buena música litúrgica.De la homilía se dicen cosas interesantes: “Cada minuto de homilía lleva una hora de preparación” (p. 150).

-Evangelización (pp. 179-227): Apoyados en las palabras del Papa Francisco de “salir a las periferias”, se constata que los católicos no están acostumbrados a evangelizar: “Ya no podemos limitarnos a dejar las luces encendidas para la gente, tenemos que llevarles la luz”. Se invita a pasar del mantenimiento a la misión. Hay que cambiar de actitud. Se trata de implicar a todos en esa tarea. Hay que aprovechar todos los momentos para evangelizar: celebraciones de sacramentos, eventos y servicios sociales.

Esta apretada síntesis no hace, por supuesto, justicia a este volumen que, aun siendo muy norteamericano y muy propio de su mentalidad, puede hacer pensar a todas las personas del mundo hispanoparlante conscientes de la necesidad de una nueva evangelización y persuadidas de que, con la ayuda de Dios, las parroquias son uno de los lugares clave para llevarla a cabo.

Para seguir leyendo:

Grandes parroquias católicas. Un mosaico viviente. Cuatro prácticas pastorales que las revitalizan

William E. Simon, Jr.

242 páginas

BAC – Facultad de Teología San Vicente Ferrer, 2018

Una renovación divina. De una parroquia de mantenimiento a una parroquia misionera

James Mallon

367 páginas

BAC, 2017

¿Nueva evangelización desde las parroquias?

Vidal-Ruiz-Pons, eds.

447 páginas

Facultad de Teología San Vicente Ferrer, Valencia 2018

Foto: Akira Hojo/ Unsplash

FirmasGreg Erlandson

Igualdad y migraciones, en el foco americano

Los obispos de Estados Unidos han hecho públicas en mayo dos declaraciones. La primera expresa su decepción por el voto de la Cámara de Representantes sobre la “ley de igualdad”. La segunda se opone al último plan presidencial sobre la reforma migratoria.

5 de junio de 2019·Tiempo de lectura: 2 minutos

Actualmente, ser obispo en los Estados Unidos es un desafío. Mientras los obispos preparan su reunión nacional del 11 al 13 de junio, que volverá a centrarse en el abuso sexual, la compleja situación política nacional los está inundando con otros asuntos

La reunión de junio abordará una serie de propuestas que permitan exigir más responsabilidad a los obispos en cuestiones de abuso sexual por parte del clero, o de encubrimiento de abusos. Es un segundo intento de afrontar las propuestas que quedaron en suspenso el pasado noviembre, a petición del Vaticano. 

Los obispos confían en que, si se aprueban, esas propuestas servirán para establecer procedimientos claros para denunciar acusaciones de abuso o de encubrimiento por parte de obispos. Al mismo tiempo, los obispos tendrán que tratar asuntos relacionados con la situación política. En un mismo día de mayo, la Conferencia de los Obispos ha emanado dos declaraciones que reflejan la complejidad política de los temas.

La primera declaración expresaba su decepción por el voto de la Cámara de Representantes, controlada por los demócratas, sobre una “ley de igualdad” que extendería la cobertura federal de los derechos civiles, para incluir expresiones como “orientación sexual”, “identidad de género”, etc. 

Los obispos dicen que, aunque la Iglesia apoya los esfuerzos para terminar con la “discriminación injusta”, esta reforma de la ley podría tener una influencia negativa en cuestiones que van desde lo referente a las escuelas de educación diferenciada o al aborto, a las organizaciones religiosas de adopción “que respetan el derecho de los niños a tener un padre y una madre”.

Ese mismo día los obispos se opusieron al último plan del presidente Donald Trump para la reforma migratoria, que consistiría en un sistema de inmigración basado en el mérito, en perjuicio de la inmigración basada en lazos familiares. La declaración está firmada por el cardenal Daniel DiNardo, presidente de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, y por el obispo Joe Vasquez, presidente de la comisión episcopal para las migraciones. Las dos declaraciones del pasado 17 de mayo reflejan un gobierno polarizado y dividido. Mientras la Cámara de Representantes sería más receptiva a las prioridades de los obispos acerca de la inmigración, los líderes demócratas se opondrían a los obispos en cuestiones como el aborto y los asuntos relativos a la homosexualidad o al género.

El autorGreg Erlandson

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Nueva escultura de la Virgen en Praga

La Plaza de la Ciudad Antigua de Praga vuelve a lucir una réplica de la columna que erigió la ciudad para agradecer a la Virgen su ayuda contra los suecos en 1648. 

Maria José Atienza·5 de junio de 2019·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Bautizados y enviados

El Papa Francisco ha convocado para el próximo octubre, un Mes Misionero Extraordinario para toda la Iglesia.

4 de junio de 2019·Tiempo de lectura: 2 minutos

Estas dos palabras resumen la idea que el Papa Francisco tiene de la misión. Con estas palabras, bautizados y enviados, ha convocado para el próximo octubre, un Mes Misionero Extraordinario para toda la Iglesia.

¿Tiene sentido a estas alturas de la vida dedicar un mes de forma extraordinaria a la misión? San Juan Pablo II llegó a afirmar que tras tantísimos años de evangelización la tarea misionera está en sus comienzos, y Francisco afirma que quiere despertar la conciencia misionera de la missio ad gentes y retomar con un nuevo impulso la transformación misionera de la vida de la Iglesia.

Sí, tiene sentido. Los cristianos nos escudamos en frases como “todo el mundo se salva”, o “¿quién soy yo para imponer mi pensamiento a nadie?”, o “también mi pueblo es tierra de misión” para no cumplir con el deseo del Señor: vino a traer fuego, el del amor de Dios, a la tierra y no quiere sino que arda, y nosotros, como si de bomberos se tratara, no dejamos de aguarle la fiesta. Los cristianos necesitamos un revolcón…, un revolcón de ansias misioneras y apostólicas. Por eso, ¡qué bien nos va a venir recordar que con el bautismo recibimos también un envío: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio.”

Un día recibimos el sacramento del bautismo, por el que Dios nos hizo criaturas nuevas…, y nos encomendó la preciosa tarea de hacer que su amor y su paz llegaran a todos los hombres. Es verdad que es más cómodo esperar que otros lo hagan. Que es muy laudable rezar y alegrarse por los que sí lo hacen, pero eso no es lo que Dios quiere: todos, cada uno según la vocación que ha recibido, somos apóstoles y testigos de Cristo en el mundo.

“La actividad misionera representa aún hoy día el mayor desafío para la Iglesia, y la causa misionera debe ser la primera”. Con estas palabras convocaba el Papa este Mes Misionero Extraordinario. Ojalá nos sirva este mes para fortalecer nuestro afán apostólico.

El autorJosé María Calderón

Director de las Obras Misionales Pontificias en España.

Vaticano

Vos estis lux mundi. Vías seguras para la protección de menores

El 1 de junio entra en vigor Vos estis lux mundi, publicado el 9 de mayo, que concreta los caminos a seguir para la puesta en movimiento y la verificación de casos de abusos.

Juan Ignacio Arrieta·3 de junio de 2019·Tiempo de lectura: 3 minutos

El motu proprio Vos estis lux mundi es consecuencia del Encuentro sobre la protección de menores en la Iglesia celebrado el pasado mes de febrero en el Vaticano, en el que participaron los Presidentes de las Conferencias Episcopales de todo el mundo. Se trata de una ley pontificia de ámbito universal, válida para la Iglesia latina y para las Iglesias orientales sui iuris, que impone obligaciones para llevar a cabo la recogida, transmisión y una primera valoración de noticias sobre actos potencialmente delictivos contra menores. Es un texto de naturaleza procedimental, que no crea nuevos delitos canónicos, sino que abre vías seguras para señalar este tipo de informaciones y poderlas verificar con agilidad.

El título I del motu proprio: 1° identifica los sujetos vinculados por la ley (que son los clérigos y los religiosos y religiosas de todo el mundo), 2° señala cuatro conductas que motivan principalmente la iniciativa y deben ser objeto de denuncia (abuso sexual con violencia o amenazas, abuso de menores, pedopornografía, y encubrimiento en estas materias por parte de autoridades eclesiásticas), 3° determina la obligación de los clérigos y religiosos de manifestar toda noticia que tengan de esos actos, 4° prescribe la creación en cada diócesis de instrumentos para acoger y transmitir estas informaciones y hacerlas llegar a la autoridad que debe investigar (el Ordinario del lugar donde tuvieron lugar los hechos), y 5° da reglas para proteger a quien hizo la señalación (no se le puede exigir que guarde secreto ni puede ser objeto de discriminación) y a las personas que afirman haber sido ofendidas, que deben ser auxiliadas desde el principio.

La norma, por tanto, afecta a todos los clérigos y religiosos de la Iglesia católica y, por consiguiente, va más allá de los sujetos vinculados por los delicta graviora delineados en Sacramentorum sanctitatis tutela, que sólo afecta a los clérigos. 

El Título II establece el modo de gestionar las informaciones de este tipo referidas a Obispos o a los eclesiásticos que el texto indica, por actos u omisiones mientras ocupaban puestos de gobierno.

En este caso la ley trata de superar el problema de la distancia, porque la Iglesia tiene su Cabeza en Roma, pero está presente en los cinco continentes y sus 3.500 diócesis se encuentran en casi 200 países. Mientras que los demás clérigos dependen del respectivo Obispo diocesano del lugar, que tiene facultades para indagar y sancionar sus conductas, la jurisdicción sobre los Obispos pertenece a la Santa Sede, y solo el Papa puede juzgarlos en las causas penales, como establece el canon 1405 del Código de Derecho Canónico. 

Para estos casos, las nuevas normas establecen medidas que garantizan la fidedigna comunicación de las informaciones, la realización de verificaciones y valoraciones con proximidad a los lugares donde se produjeron los hechos, además de una gestión contrastada o compartida de las noticias por parte de las autoridades interesadas.

Salvo casos especiales, las señalaciones sobre Obispos y personas asimiladas deben dirigirse al Arzobispo metropolitano de la Provincia eclesiástica donde tenga domicilio la persona indicada. Al Arzobispo le asigna el canon 436 §1, 1° del Código el deber de “vigilar para que [en la Provincia eclesiástica] se conserven diligentemente la fe y la disciplina eclesiástica, e informar al Romano Pontífice acerca de los abusos, si los hubiera”. El primer paso que deberá realizar el Arzobispo metropolitano será pedir a la Santa Sede –siempre a través del Representante pontificio– autorización para iniciar las averiguaciones, y la Santa Sede deberá responder en el plazo de 30 días.

Aunque el responsable directo de las investigaciones es el Arzobispo metropolitano, puede servirse de la cooperación de personas idóneas que le ayuden y aconsejen, también fieles laicos, cualificados e idóneos, según las normas de cada Conferencia Episcopal. 

Las indagaciones deben concluir en el plazo de 90 días. Mientras duran, el Arzobispo metropolitano debe informar cada mes a la Santa Sede y, si es necesario, solicitar la adopción de medidas preventivas respecto de la persona investigada. Al concluir las actuaciones, manda la entera documentación al Dicasterio junto con su parecer conclusivo. A partir de ahí el Dicasterio establecerá el modo de proceder conforme a la legislación canónica.

El autorJuan Ignacio Arrieta

Secretario del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos

Mundo

El viaje del Papa a Rumanía invita a la unidad con el testimonio de los mártires

El Papa Francisco viaja a Rumanía del viernes 31 de mayo al 2 de junio. El domingo día 2 beatificará en Blaj a siete obispos mártires, víctimas del odio a la fe del pasado régimen comunista. El lema del viaje es Caminemos juntos, y su transfondo es una invitación a construir la unidad.

Basile Bogdan Buda·3 de junio de 2019·Tiempo de lectura: 8 minutos

El Santo Padre Papa Francisco decía: “Construye puentes, no muros, porque los muros están destinados a caer: es cristiano actuar de esta manera, la comunicación cristiana significa servir al otro”. “No he venido para ser servido, sino para servir”, dice Jesús en el Evangelio.

   Han pasado casi 30 años de la caída del muro de Berlín y de la cortina de Hierro que separó de manera injusta la parte oriental de Europa de la parte occidental, y ese muro de dolorosa separación ha tenido muchísimas y complicadas consecuencias: mutaciones culturales (el paso de una cultura que exalta el sistema a una cultura en diálogo con la contemporaneidad y la realidad antropológica del ser humano); cambios económicos y sociales complejos (el paso de una economía de Estado a una economía plural y abierta al mercado común); y también dificultades de maduración política (por no tener una clase o élite política capaz, madura y libre de la matriz comunista y con visión de futuro).

   Después de vivir 50 años el exilio del imperio rojo, los cambios son difíciles y el presente vive en la memoria del pasado, o mejor dicho, la sombra del pasado hace un poco imprevisible el presente y a veces confusa la visión del futuro. Antes de los años 90 poca gente podía imaginar que la dictadura y el totalitarismo comunista tenía caducidad, porque el sistema era tan organizado y daba tanta desesperación a la gente que, como en lo obra de Dante, “del inferno no hay salida… solo entrada”.  

   Rumania, Bulgaria y Macedonia han sido, como otros países del este europeo, testigos silenciosos de la falta de libertad, del exilio exterior e interior, del hambre y sed de justicia, de la falta de recursos materiales, del rechazo de la religión, de no poder salir del país y tantas y tantas injusticias que solo los que las han vivido pueden ser testigos de la utopía marxista y de la miseria económica.

   El paso, el trance, de la revolución socialista ha sido violento y por desgracia la violencia de los regímenes vividos por estos países de mártires es consecuencia de una imposición ideológica que además se presentaba como una nueva forma de religión: la creación del hombre nuevo.

   El cantante Franco Battiato, cuenta en una de sus canciones que “la evolución social no sirve de nada al pueblo si no es precedida de una evolución del pensamiento”. Pues en este momento, haciendo un análisis social y una radiografía de la realidad en estos países, podemos afirmar que, después de despertarse de un bonito sueño con la caída del comunismo, lo que parecía una oportunidad para el cambio de conciencia, una conciencia clonada muchos años por un régimen que hoy nos parece como historia de ciencia ficción, todavía no se ha hecho real.

   Por este motivo, hoy más que nunca, los países que el Papa Francisco va a visitar en Europa Oriental necesitan un cambio de conciencia, una conciencia que necesita ser fortalecida para no mirar atrás después de la salida del exilio; necesitan descubrirse como naciones libres y protagonistas de su propio destino y vocación.

Invitación a la continuidad y a la unidad

Las relaciones entre la cristiandad occidental y oriental después del gran cisma de 1054 se han enfriado gradualmente durante casi un milenio. En el año 1999 por primera vez, gracias a la Providencia, se nos brindó la oportunidad de que una Papa visitara  Rumanía: se trata del Papa Juan Pablo II, ahora santo.

   El Patriarca Teoctist de la Iglesia ortodoxa Rumana calificó la visita del Papa como un evento “único” e, incluso si muchos dudaban de la posibilidad de esta visita, “Dios lo hizo para que las palabras se hicieran realidad”. Más tarde, en el año 2002, el Papa Juan Pablo II visitó también Bulgaria e impresionó a la gente con su discurso y la cercanía con el pueblo búlgaro.

   Rumania además tiene en sus raíces una singular vocación ecuménica. A través de su posición geográfica y su larga historia, cultura y tradición, Rumania es un hogar donde el Este y el Oeste se encuentran en el diálogo natural. En el oriente la Iglesia respira muy claramente a través de sus dos pulmones y los cristianos estamos invitados a descubrir esta experiencia espiritual del Espíritu de Dios y para poder vivir el nuevo Pentecostés espiritual de la unidad.

El grito de unidad de 1999

El Papa Francisco completará esta vez la visita del grande Wojtyla y viajará también a Macedonia, país que perteneció a la antigua república Yugoslavia. Los lemas de la visita de Papa Francisco son: para Rumania, Caminaremos juntos; para Bulgaria, Paz en la tierra, como la encíclica del Papa Juan XXIII; y para Macedonia, ¡No tengas miedo, pequeño rebaño!

  El 9 de mayo de 1999, el Papa Juan Pablo II, culminó su visita al final de su estancia en Rumania en la Santa Misa celebrada en el Parcul Izvor de la capital, con el gran grito de la gente allí presente: ¡Unidad, unidad! Probablemente sea el único caso en la historia de la Iglesia en el que muchos creyentes, católicos y ortodoxos, piden a los jerarcas que se unan. El grito de unidad se extendió entre la multitud porque el Papa tuvo el coraje de repetirlo en el micrófono. Fue un momento muy emocionante, de gran entusiasmo y deseo de unidad que nació de manera espontánea de la gente de la calle y no era la única voz de un “ecumenismo diplomático”, a veces teórico, sino el espíritu de la gente que tenía sed de unidad.

   Hoy, el Papa Francisco invita de nuevo a lo mismo, a la unidad. Y lo hace, seguramente, porque la unidad es una realidad que falta todavía tanto a nivel político como religioso. “Esperamos que la presencia en Rumania del Sucesor de San Pedro traiga inspiración a Rumania para unir todo lo que es bueno y valioso en beneficio del país y del bien común”, ha afirmado el cardenal Lucian Mureșan.

Ser fortalecidos de nuevo

Los cristianos de Rumanía, Bulgaria y Macedonia, y no solo ellos, necesitan ser fortalecidos de nuevo por el sucesor de Pedro en la búsqueda de la unidad. Esta unidad se necesita tanto en la familia, como en la Iglesia y en la sociedad. No es suficiente pertenecer a la Unión europea para estar unidos, no es suficiente una organización de tipo político y social para vivir en armonía y pacíficamente, sino que se necesita en primer lugar la unidad de las personas y de las iglesias sobre la roca de la vida y el evangelio de Cristo Jesús.

   Sin la conversión no hay unidad y la lectura teológica de esto concepto es la contemplación de la Encarnación de Cristo, de un encuentro sinérgico entre el oriente y el occidente, que indica la necesidad de vivir y referir nuestra vida cristiana al dogma cristológico de la Encarnación que abre también una realidad eclesial profunda de la vida cristiana. El concepto de sinergia del Papa Juan Pablo II nos recuerda la comunión espiritual entre los apóstoles que tienen una única dignidad que se manifiesta en la diversidad de la misión apostólica. Esta realidad maravillosa de la unidad en diversidad centrada en la unidad de la persona de Cristo es la clave teológica y espiritual de la reconstrucción de la unidad. Cualquier división que vivimos como cristianos, en realidad, representa un atentado a la unidad ontológica de Hijo de Dios.

   Contemplada la Trinidad y “unidos a Jesús, buscamos lo que Él busca, amamos lo que Él ama.” (EG 267). Jesús llamó, en primer lugar, a sus discípulos para que “estuvieran con él” (Mc 3,14) para que vivan con El, compartan su vida y aprendan sus enseñanzas.

   Como viva imagen de Cristo, el Papa Francisco se encontrará, dialogará y rezará con los representantes de todas las iglesias ortodoxas; con el patriarca Daniel de Rumanía en Bucarest; con el  patriarca Neófito de Bulgaria en Sofía, y en Macedonia, el Papa tendrá un encuentro ecuménico e interreligioso con los jóvenes de este país.

   El viernes 31 de mayo, tras ser recibido por el presidente Klaus Johannis y el primer ministro, Viorica Dăncilă en el palacio Cotroceni, el Papa se reunirá también con el patriarca Daniel y el sínodo permanente en el palacio patriarcal. Luego tendrá lugar un momento muy especial de oración organizado en la nueva Catedral ortodoxa, llamada la Catedral de la Nación, donde el Papa Francisco y el Patriarca Daniel rezarán, junto a miles de creyentes de todas las confesiones, la oración del Padre Nuestro.

Dimensión pastoral: un sueño

En mayo de 1999, el Papa San Juan Pablo II tenía un sueño, un sueño suyo personal y uno de Dios. Quería visitar todo el país y visitar la tierra de los mártires; sin embargo, su visita fue restringida y limitada solo a la ciudad de Bucarest. El santo decía: me hubiera gustado conocerte personalmente. Lamentablemente, no fue posible. Esta noche tomo las palabras que Pedro, después de Pentecostés, dirigió a los que obedecieron la promesa de Dios: Derramaré Mi Espíritu por todo el cuerpo, y tus hijos e hijas profetizarán a los más jóvenes. Las suyas verán sus visiones y los sueños de sus mayores soñarán (Hch 2,17).

   En estos días, el Espíritu te confía a ti, el joven, el sueño de Dios: que todos los hombres formen parte de su familia, que todos los cristianos sean uno.  ¡Entra con este sueño en el nuevo milenio! El primer sueño de Wojtyla se realiza: el Papa Francisco estará no solo en la capital sino también en otras regiones de Rumania.

   El Papa Francisco quiere así ser portador de una Iglesia esperanzadora: “La Iglesia es enviada a despertar esta esperanza en todas partes, especialmente donde es ahogada por condiciones existenciales difíciles. La Iglesia es la casa en la que las puertas están siempre abiertas no solo para que todos puedan encontrar acogida y respirar amor y esperanza, sino para que nosotros podamos salir para llevar este amor y esta esperanza.” (EG 33).

   Por la tarde del día 31, el Santo Padre celebrará la Eucaristía en la Catedral S. Iosif en Bucarest, construida entre 1873-1884 según los planos del arquitecto vienés Friedrich von Schmidt y consagrada el 15 de febrero de 1884.

   A lo largo de su historia, cientos de miles de personas han cruzado el umbral para ser bautizados, para contraer matrimonio, para escuchar la Palabra de Dios y una palabra de consuelo, para orar o para elevar el corazón escuchando un concierto de música sacra. Al mismo tiempo, la catedral acogió numerosos eventos religiosos y culturales que marcaron la historia.

Dimensión mariana

Otro aspecto de continuidad con el papa Francisco es la dimensión mariana de la visita apostólica. La tradición llama a Rumanía con el hermoso título de “El Jardín de la Madre de Dios”, porque la Virgen María es alma de todos los cristianos: ortodoxos y católicos. Es una figura muy amada y es la principal devoción en Rumania.

   El sábado 1 de junio el Santo Padre visitará el santuario mariano de Șumuleu Ciuc de Transilavania, que nos revela que en Rumanía hay una gran mezcla de minorías. Rumanía es una pequeña Europa, unida pero diversa por la fe y la lengua. El santuario es una basílica papal menor dedicada a la Santísima Virgen, pastoreada por la Orden Franciscana, cuya presencia en la zona se puede documentar a partir de la segunda mitad del siglo XIV.

   La fecha de la construcción de la primera iglesia es desconocida, pero la historia registró la reconstrucción del edificio entre 1442-1448 como resultado de la destrucción causada por las invasiones turcas. La reconstrucción fue financiada por el Príncipe Iancu de Hunedoara, quien, a través de este gesto, expresó su agradecimiento por ganar la batalla de 1.442 contra los turcos. La iglesia barroca fue consagrada en 1876, y en 1948 el Papa Pío XII la elevó al rango de basílica menor. La arquitectura interior de la basílica mariana de Șumuleu es representativa por los altares de Jesús el Sufridor y San Juan Bautista. Otros altares están dedicados a los santos John Nepomuk, Ana, Elizabeth, Margareta de Cortona, Francis de Assisi, Anton de Padova.

   La más importante para los peregrinos es la estatua policromada de la Santísima Virgen María, que domina el altar central. La obra está fechada entre 1510-1515 y el autor es desconocido. La estatua representa a la mujer vestida de sol del libro del Apocalipsis (12,1), que sostiene al Niño Jesús. La estatua, que no fue dañada por el fuego de 1661, fue declarada milagrosa en 1798, con el título de Madre auxiliar.

El autorBasile Bogdan Buda

Responsable nacional de los greco católicos rumanos en España.

Una entrevista a corazón abierto

La entrevista de la autora al Papa Francisco tenía la intención de entender mejor algunas de las prioridades, comportamientos y reacciones del pontífice.

3 de junio de 2019·Tiempo de lectura: 2 minutos

El 21 de mayo realicé para mi cadena Televisa una larga entrevista con el Papa Francisco. El último año fue el año más difícil de su pontificado, debido a varios escándalos de pedofilia, algunos errores de evaluación, silencios que pesaron mucho y críticas crecientes por parte de grupos que se han sentido descuidados y han padecido cierta confusión en algunos temas de doctrina. Por tanto, la intención de esta entrevista de una hora y cuarenta minutos de duración fue la de esclarecer, para entender mejor, algunas de sus prioridades, comportamientos y reacciones.

Fue una conversación extremadamente franca, en la que el Papa aceptó y contestó todas las preguntas, sobre casos específicos como los del cardenal McCarrick, ex arzobispo de Washington, el obispo argentino Gustavo Zanchetta, acusado en Argentina de supuestos abusos a menores y abuso de poder, o los casos de sus más cercanos colaboradores en el llamado C9, que ya se quedó en C6.

En la entrevista, le hice al Papa las preguntas que la gente me hace a mí: si es cierto que prefiere a los que están fuera de la Iglesia en lugar de los que están adentro; por qué habla tanto de migración y parece hablar poco de temas como la vida o la familia; por qué en Argentina tenía fama de conservador y ahora se le considera un progresista; por qué parece sentirse más cómodo ante gobernantes de “izquierda”, que tienen un programa social fuerte, pero no defienden los valores de la Iglesia católica, que ante los de derecha que sí los apoyan pero no tienen un programa en favor de los más necesitados; el por qué de  su relación privilegiada con las personas que viven en situaciones complicadas, entre muchas otras. Francisco intentó explicar con enorme tranquilidad e, incluso, con buen humor, su forma de ser y de reaccionar.

Me gustó el titular que L’Osservatore Romano le dedicó a la entrevista: “A corazón abierto”, porque esa fue mi sensación.

Somos miembros unos de otros

La Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales se celebra el domingo 2 de junio. El Papa hace una llamada a formar comunidades de personas. Las relaciones digitales son valiosas, pero no pueden sustituir a los encuentros de personas. El acceso a la verdad es esforzado, y nos necesitamos unos a otros.

3 de junio de 2019·Tiempo de lectura: 3 minutos

Con la mirada puesta en el mundo de la comunicación reconociendo su aportación, su necesaria contribución a la sociedad, la Iglesia organiza la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. No es la primera vez. El Concilio Vaticano II estableció esta Jornada en 1966, y comenzó a celebrarse en 1967, en la solemnidad de la Ascensión del Señor. Los mensajes del Papa para esta Jornada se hacen públicos todos los años en la fiesta de san Francisco de Sales, patrono de los periodistas, el 25 de enero, y en torno a la fiesta de la Ascensión aparece también el de los obispos españoles de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social.

El de este año del Papa Francisco se refiere a las redes sociales y hace una llamada a formar comunidades de personas utilizando las palabras que san Pablo dirigió a los habitantes de Éfeso: “Somos miembros unos de otros”. Como dice el Papa y recuerdan los obispos españoles, los encuentros digitales, utilizando las tecnologías, a través de redes sociales, móviles y demás, son encuentros verdaderos, valiosos.

Todos tenemos experiencia de que las redes nos están permitiendo recobrar amistades antiguas, perdidas por el paso de los años y renovar esas amistades. Algunas terminan otra vez en encuentros personales. Las distancias se hacen también más pequeñas gracias a estas tecnologías, las relaciones con los que están fuera durante mucho tiempo, o los que han salido de viajes se hacen tan cercanas que son realmente valiosa. Como esa relación digital ciertamente tiene menos calidad que la relación presencial, el riesgo surge cuando éstas son sustituidas por las relaciones digitales. Las relaciones digitales permiten preparar o prolongar esos encuentros de personas, pero no los deben sustituir.  

Eso provocaría relaciones menos profundas, con menos matices, menos enriquecedoras. Hay también otros riesgos que ha traído el mundo digital. Los obispos españoles llaman la atención sobre dos de ellos: la manipulación interesada de las opciones sociales y la dificultad para acceder a la verdad, en un mundo en que cualquier mentira o media verdad tiene un soporte “científico”, mediático, audiovisual, que lo hace perfectamente creíble.

En relación a lo primero, dicen los obispos españoles, “la investigación sociológica está demostrando la capacidad que tienen los entornos digitales para modificar las percepciones y las decisiones libres en aquellos contextos en los que son los ciudadanos los que tienen la capacidad de tomar decisiones de largo alcance. Es entonces cuando los intereses particulares y ocultos de unos movilizan los recursos digitales suficientes para transformar las percepciones de quienes tienen que elegir y modificar sus decisiones”. 

En relación al problema para acceder a la verdad, no es sólo que “internet, desde la web hasta las redes sociales, se haya convertido en el espacio de los bulos, las calumnias, las insidias o las falacias” sino que además no hay herramientas para distinguir lo verdadero de lo falso. Dicen los obispos que “no es el problema que el trigo crezca junto a la cizaña (…) sino no hay forma de distinguir lo uno de lo otro y corremos el riesgo de alimentarnos con la mentira o el error”. 

Ante este panorama de dificultades y de oportunidades que nos plantea la realidad digital, los obispos señalan en su mensaje algunas opciones. En primer lugar, redoblar la formación social de los ciudadanos, haciéndoles conscientes de la responsabilidad que tienen sobre el bien común, no sólo con sus opciones y decisiones sobre el gobierno de lo público sino también con sus acciones positivas en favor de los otros..

Además, es necesario insistir en la formación personal, en las virtudes de cada uno. Es difícil el “envenenamiento” digital de las personas que viven la sobriedad, la rectitud, la generosidad, la laboriosidad, el amor a la verdad, la entrega a los demás, la caridad. Son virtudes humanas, en las que la Iglesia forma a sus miembros desde hace siglos. Esa formación tiene que renovarse e intensificarse. El acceso a la verdad es esforzado. No es tan sencillo. Parecería que el mundo digital nos iba a librar de los intereses mediáticos y políticos, que siempre se podría decir la verdad. Pero el ruido generado por tantas voces diciendo tantas cosas distintas, verdaderas y falsas, no ha facilitado las cosas. 

La tercera herramienta es tomar conciencia de la importancia de los otros y de las relaciones personales con los otros para nuestra propia existencia.  En su mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones de este año, el Papa aplica la metáfora del cuerpo al mundo de la comunicación: somos miembros unos de otros, nos necesitamos unos a otros. Los obispos españoles dicen que “el otro no es un ser para sí, ni yo soy sólo un ‘para mí’: somos para los demás. No somos totalmente dueños de nosotros mismos, me debo también a los otros, nos debemos unos a otros: los demás me necesitan para ser ellos mismos. Las comunidades cristianas de los primeros siglos lo vivieron así y en ellas tenemos una referencia adecuada”.

El autorOmnes

Ecología integral

Foro Palabra sobre ‘Compliance’ en entidades eclesiásticas

“Tener políticas de compliance tiende a evitar la pérdida de credibilidad, no sólo un incidente penal”, afirma Alain Casanovas, de KPMG

Omnes·28 de mayo de 2019·Tiempo de lectura: 3 minutos

“La implantación de políticas de compliance tiende a hacer las cosas bien y a evitar la pérdida de credibilidad de instituciones y empresas, no sólo a evitar un incidente penal”, ha afirmado Alain Casanovas, responsable de servicios de Compliance en KPMG España, en un Foro de la revista Palabra que ha tenido lugar en una céntrica sede del Banco Sabadell en Madrid.

El tema del Foro fue La implantación de programas de cumplimiento normativo (Compliance) en entidades eclesiásticas, oportunidades y retos, y respondió a las expectativas con la asistencia de profesores de Universidad, profesionales del sector, abogados, jueces, ecónomos de diferentes diócesis españolas, y otras personas interesadas, que fueron recibidos por el director de la revista Palabra, Alfonso Riobó, y el director de Instituciones Religiosas del Banco Sabadell, Santiago Portas.

  Tras las palabras de bienvenida a cargo de Blanca Montero, directora de Negocio Institucional del Banco Sabadell y subdirectora general del Banco, presentó el tema el profesor de Derecho Patrimonial Canónico en la Facultad de Derecho Canónico en la Universidad de Navarra, Diego Zalbidea.

   En la misma línea que Alain Casanovas, Zalbidea señaló que “el compliance tiene una perspectiva más amplia, que no es solamente evitar el Código Penal, evitar un daño a la Iglesia por el incumplimiento de una normativa, sino porque queremos llevar a cabo nuestra misión de forma más eficaz, más honesta, y en el fondo, de forma más evangélica. La normativa canónica será más comprendida si éste es nuestro espíritu, como ayuda y apoyo a una gestión sostenible, transparente y evangélica de los bienes y recursos”.

   En este sentido, añadió el canonista, “Compliance no será una cosa más que tienen que hacer los ecónomos o quienes sean los encargados de llevarlo a cabo dentro de las entidades eclesiástica, sino que será un apoyo para llevar a cabo nuestra misión de la mejor forma posible”.

Cambia la perspectiva

En años pasados, la razón principal de implantar programas de cumplimiento normativo o compliance ha sido “el miedo a un incidente penal, pero en el último año la perspectiva está cambiando. En el fondo, lo más importante es la preocupación por hacer las cosas bien hechas e implantar una cultura ética que respete los valores más profundos de la entidad”, señala Alain Casanovas.

   “En temas de fe y confianza, el peligro es la pérdida de credibilidad, no la sanción económica, que puede periodificarse, también en los presupuestos de una diócesis”, subrayó el experto de KPMG. Para abonar su tesis, puso a título de ejemplo los recientes problemas de Facebook con las filtraciones de datos y los de algunas conductas inapropiadas en organizaciones no lucrativas.

   A preguntas de algunos asistentes, Alain Casanovas contestó afirmativamente a las preguntas de si entidades ligadas a la Iglesia podrían tener incidentes de compliance en relación a casos de abusos a menores o leyes de ideología de género. Y señaló también que “en temas de abuso y corrupción de menores, es decisivo tener unas directrices claras de conducta y comunicarlas. Que se sepa que esas conductas no están toleradas, y que se hizo todo lo posible por evitarlas”.

Diligencia debida

El consultor de KPMG, al referirse a la gestión empresarial, añadió que “no tener modelos de compliance, que sean insuficientes, o que pretedan ocultar o entorpecer, es un claro obstáculo de negocio. Esto lo estamos viendo a menudo. Por ejemplo, una organización que le pida financiación a un banco, y el banco, en los procedimientos de diligencia debida, de evaluación del riesgo, pregunta a la organización si tiene o no tiene modelo de compliance. Eso puede tener un impacto significativo a la hora de financiar o no a una entidad. Lo mismo con hacer una póliza de seguros. Un buen modelo de compliance disminuye la probabilidad de tener un siniestro”.

   “En el mundo empresarial” —añadió— “los temas de compliance se ven ahora mismo no por miedo, sino porque no se van a poder hacer operaciones, porque en un momento si me piden algo, no voy a ser capaz de acreditar que lo tengo. Es una evidencia de responsabilidad empresarial, Compliance está muy vinculado a diligencia.

Uno de los motivos de tener un modelo de compliance es para hacer las cosas bien hechas. Pero después para acreditar que se ha hecho todo lo posible. Hacer todo lo posible no significa que no vayamos a tener incidentes de compliance, y que no vaya a suceder nada en el futuro (se refiere sobe todo a incidentes penales), pero disminuye la probabilidad de que eso suceda”.

Actualidad

Las ayudas a proyectos solidarios del Fondo ético del Sabadell alcanzan ya 1,5 millones de euros

El Fondo Sabadell Inversión Ética y Solidaria ha concedido desde 2009 un total de 1,5 millones de euros en ayudas a proyectos solidarios. Abierta la convocatoria de este año hasta el 31 de mayo, las próximas iniciativas beneficiarias se conocerán el próximo mes de julio.

Omnes·17 de mayo de 2019·Tiempo de lectura: 3 minutos

El año pasado, el Fondo ético y solidario del Banco Sabadell ayudó económicamente a treinta y dos proyectos sociales a los que, según informó la entidad, se cedió el 32 por ciento de la comisión de gestión del Fondo de inversión.

   Se trata de donaciones a proyectos que están enfocados en su mayoría a cubrir riesgos de exclusión social, necesidades básicas de alimentación, educación y sanidad de diversos colectivos, y a mejorar las condiciones de vida de personas con discapacidad. El Comité Ético de las instituciones de inversión colectiva éticas y solidarias del Grupo Banco Sabadell ha seleccionado ya los proyectos objeto de ayuda correspondientes a 2019, cuyas cantidades en euros se harán públicas el mes de julio.

   En noviembre del año pasado, Palabra dio a conocer numerosos proyectos a los que ayudó el Fondo en 2018. Entre ellos estaban el de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada en Bangalore (India), los de las Misioneras de Jesús, María y José, la Fundación Pere Tarrés de Barcelona, el proyecto educativo de Mis Aldeas en Uganda, la acción de Manos Unidas en Haití, uno de los países más desfavorecidos de América; varios itinerarios de inserción socio-laboral de Cáritas, los de la Orden de San Juan de Dios en Ciempozuelos, o la Fundación Síndrome de Down en Madrid.

   En cuanto al Fondo, unas cuantas ideas que es interesante conocer son las siguientes: la solidaridad y la rentabilidad no están reñidas: lo dedicado al proyecto se detrae de la comisión del banco, no de la rentabilidad cliente; no se excluye a ninguna institución, por modesta que sea, y si un proyecto no se premia, se podrá presentar en la siguiente edición; el proyecto evoluciona cada año, y está abierto a todos por lo que no hay que ser clientes. Y participan también organizaciones civiles, aunque se subrayan los efectos directos e indirectos del trabajo que desarrollan las instituciones religiosas, como el respeto a la dignidad de la persona y el apoyo a colectivos deprimidos o en exclusión.

   Respecto a su perfil ético, es bueno saber que “todas las posiciones del Fondo se seleccionan atendiendo a su ideario ético que, a juicio de la Sociedad Gestora, es conforme con la Doctrina Social de la Iglesia católica”. El Comité Ético es quien determina los criterios aplicables en las inversiones del Fondo y supervisa el cumplimiento por la Gestora de los criterios a seguir, “que confirman el citado ideario ético”. En esta línea, este Comité ha decidido dar anualmente sendas ayudas especiales a Cáritas y a Manos Unidas, que suponen “en total al menos el 30 por ciento de las ayudas anuales”, para que cada entidad lo distribuya internamente como desee en sus diversos proyectos.

Rasgos del Fondo

El proyecto nació en 2002, se intenta que los beneficiarios sean distintos; las ayudas en 2018 fueron de 400.000 euros, y desde 2009 las ayudas totales ascienden a 1,5 millones de euros, según sus directivos.

   En cuando al Fondo, el folleto registrado en la CNMV señala que “puede no ser adecuado para inversores que prevean retirar su dinero en un plazo de menos de cuatro años”. Asimismo, se indica que “La gestión toma como referencia la rentabilidad del índice formado a partir de la revalorización media alcanzada por los fondos de inversión adscritos a la categoría ‘Mixto Renta Fija Europa’, según establezca el diario económico Expansión”.

   El Fondo invierte en “activos negociados en Europa Occidental, principalmente, y en otros mercados como EEUU, Japón, o un máximo del 15 % en países emergentes”. La exposición a renta variable, en condiciones normales, es del 20 por ciento (mínimo 0 % y máximo 30 %) sin límite de capitalización. El resto se invierteen renta fija pública y privada denominada en euros.

Todavía a tiempo La convocatoria de este año de ayudas a proyectos solidarios sigue abierta hasta el próximo 31 de mayo, como se ha informado al principio. De modo que aquellas instituciones que requieran información pueden dirigirse al buzón [email protected] La resolución se conocerá en julio.

España

Ourense en Sínodo. Iglesia en camino

El obispo de Ourense, Mons. Leonardo Lemos Montanet, anunció durante la Misa Crismal en la Semana Santa de 2016, la convocatoria de un Sínodo Diocesano.

Néstor Álvarez Rodríguez·15 de mayo de 2019·Tiempo de lectura: 3 minutos

Como señala el obispo de Ourense en la carta pastoral con motivo de la apertura del Sínodo Diocesano, en la actualidad  “todo el entramado social que giraba en torno a la familia, casi todas numerosas, ha experimentado una fuerte transformación tanto en el mundo rural como urbano. Los criterios de conducta y de valores, así como el proyecto educativo nada, o muy poco tienen que ver con los de décadas anteriores.  También las comunidades cristianas, la vida consagrada, el ejercicio del ministerio sacerdotal, la concepción misma de la Iglesia y de sus estructuras, las mismas parroquias rurales han experimentado un profundo cambio. Todos somos conscientes de que estamos viviendo un cambio de época que se manifiesta, especialmente, en el ámbito cultural, social y político”. Estas trasformaciones suponen un reto al que la Iglesia debe dar una respuesta, que la diócesis de Ourense quiere concretar siguiendo la llamada del Papa Francisco a vivir la sinodalidad como camino de la Iglesia.

Una vez realizada  la convocatoria del Sínodo, se llevó a cabo durante un año y medio la  fase preparatoria, que consistió, sobre todo, en un proceso de información y de sensibilización a toda la comunidad diocesana. Fruto de esta campaña más de 3.000 personas hicieron llegar a la secretaría general del Sínodo propuestas de posibles asuntos a tratar. Teniendo en cuenta estas sugerencias, se aprobaron las cuestiones a abordar y se dio inicio a la fase de grupos sinodales. En torno a 2.200 personas  —entre laicos, religiosos y sacerdotes— participan activamente en ellos reflexionando sobre los temas expuestos y realizando propuestas para anunciar, celebrar y vivir con alegría la riqueza de la fe cristiana, desde la fidelidad al Evangelio en un lugar y tiempo concretos.

Parroquia, acción social, fe, misión

El primer bloque de temas giró en torno a la parroquia, con el fin de partir de su identidad y su realidad concreta en la diócesis de Ourense, y aventurar perspectivas de futuro. El segundo se centró en la acción caritativa y la presencia social de la Iglesia. El tercero trató sobre  la celebración de la fe en los sacramentos, la vivencia del domingo, y la piedad popular. 

Por último, en estos momentos, los grupos sinodales están reflexionando sobre la misión evangelizadora de la Iglesia partiendo de esta constatación: para que en Ourense se renueve el impulso evangelizador, resulta necesario un proceso de conversión personal y pastoral, recuperar la alegría de la salvación y la experiencia personal y comunitaria del encuentro con Cristo. 

Este escenario lleva a afrontar la necesidad de un primer anuncio de la fe, que posteriormente debe ser acompañada tanto por parte de la familia como de la parroquia y la escuela. La finalidad es poder ir madurando a través de una catequesis continua, tanto de niños, como jóvenes y adultos, que vaya dirigida a profundizar en la experiencia de Cristo y no simplemente a transmitir una mera información.

Asamblea sinodal, en septiembre

El próximo 21 de septiembre se inaugurará, con la solemne celebración de apertura en la catedral, la asamblea Sinodal en la que representantes de los grupos y de los diferentes sectores de la vida diocesana, debatirán y votarán las proposiciones finales que serán presentadas al obispo para su aplicación.

La diócesis de Ourense, tal como señala nuestro obispo, espera que “las indicaciones programáticas concretas  aprobadas por el Sínodo impulsen a presentar el anuncio de Cristo a todas las personas que viven en la geografía diocesana, de tal modo que su vida se vea iluminada por el resplandor de la fe en Jesucristo, quede transformada su existencia y, mediante el testimonio de una vida cristiana coherente, los valores del Evangelio se conviertan en una auténtica levadura que haga fermentar toda estructura personal, social, familiar y cultural de nuestros pueblos y de sus gentes”.

Breve repaso de la evangelización

En el 550 se convirtió el rey suevo Teodomiro (Karriarico). A raiz de este hecho entra en la escena de la diócesis un personaje que tendrá gran influencia en la evangelización de las tierras del sur de Galicia: el húngaro san Martín de Dumio, que predica y convierte lo que era un reducto de los suevos.

El rey convertido erige una iglesia en honor de San Martín de Tours, también húngaro, que será el patrón diocesano y que tiene, con San Martín de Dumio, muchos datos comunes en su nacimiento y en su vida. El templo es erigido cerca de Santa María Madre, edificada sobre los restos de ocho columnas de un templo pagano. El primer obispo del que se tiene noticia es el suevo Witimir, o Witimiro, que vive hacia el 570, y asiste en el 572 al Concilio Bracarense. El siglo X puede catalogarse como el siglo de Oro de la diócesis, por el florecimiento de la vida monástica. Son fieles reflejos el monasterio de San Esteban de Ribas de Sil y el monasterio benedictino de Celanova, fundado en el 937 por el obispo compostelano San Rosendo.

Los ourensanos acuden con devoción a la patrona de Ourense, Santa María Madre, en la iglesia que lleva su nombre. Se piensa que probablemente este lugar fuese el emplazamiento de la primitiva catedral de Ourense, que debía su advocación a san Martín de Tours.

El autorNéstor Álvarez Rodríguez

Secretario general del Sínodo diocesano

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Sagrada Escritura

«Escribía con el dedo en el suelo» (Jn 8, 6)

Nos encontramos ante Jesucristo que escribe con su dedo, el “dedo de Dios” y, junto con su palabra quiere grabar a fuego en los corazones de aquellos hombres la ley de la misericordia.

Omnes·14 de mayo de 2019·Tiempo de lectura: 4 minutos

Todos los años, en la lectura del Evangelio del V domingo de Cuaresma del año C (o en los años A y B, el lunes de esa misma semana) se proclama el episodio de la mujer adúltera (Jn 8, 1-11). Todos nos quedamos maravillados ante el efecto arrollador de la actitud de Jesús, que de acusado pasa a ser Juez de misericordia, ya sea de los escribas y fariseos, ya de la mujer pecadora. Y sentimos también el impulso y la invitación de Jesús a examinar la propia conducta, antes de juzgar la ajena. En estos breves párrafos, nos limitaremos a reflexionar un poco sobre el gesto de Jesús: “Escribía con el dedo en el suelo”.

Hechos y palabras

El episodio está encuadrado dentro de una sección que recoge la actividad de Jesús en Jerusalén durante la celebración de la fiesta de los Tabernáculos. De una manera algo inesperada, el pueblo (y también el lector del Evangelio) se encuentra con este episodio, que interrumpe la predicación de Jesús en el Templo a todo el pueblo (cf. 8, 2).

Concentrándonos en el episodio en concreto y viéndolo en su conjunto, comprobamos, como en tantos otros episodios (sean de curación, sean de conversión), que Jesús actúa combinando hechos y palabras. De hecho, es un principio fundamental del plan salvífico de Dios, enunciado por el magisterio de la Iglesia: “Este plan de la revelación se realiza con hechos y palabras [gesta et verba] intrínsecamente conexos entre sí, de forma que las obras realizadas por Dios en la historia de la salvación manifiestan y confirman la doctrina y los hechos significados por las palabras, y las palabras, por su parte, proclaman las obras y esclarecen el misterio contenido en ellas” (Concilio Vaticano II, Dei Verbum, n. 2). 

En este caso, Jesús nos sorprende combinando el hecho de agacharse dos veces para escribir con el dedo en el suelo, y entre esos dos gestos, de pie, diciendo una frase dirigida a los acusadores de la mujer, que pretendían comprometer le para poderle acusar: “El que esté sin pecado que tire la primera piedra”. Esta síntesis provoca un efecto inesperado: los acusadores pasan a ser acusados por el Juez Jesús y reconocen su culpa, “escabulléndose uno a uno, empezando por los más viejos” (8, 9). Y se quedaron los dos: con insuperables palabras de San Agustín, misera et misericordia; Jesús, solo ante la mujer, la absolvió de su culpa, invitándola a no pecar más. Podríamos glosar que mientras aquellos hombres sorprendieron a la mujer “en flagrante adulterio” (8, 4), Jesús la sorprendió en “flagrante arrepentimiento”.

El dedo de Dios

Centrémonos ahora en el gesto: es significativo que el narrador haya querido expresarse diciendo “escribía con el dedo”

En la tercera plaga de Egipto, se nos narra que “Aarón extendió su mano y con el bastón golpeó el polvo del suelo; y aparecieron mosquitos que atacaban a hombres y animales. Todo el polvo del suelo se convirtió en mosquitos por toda la tierra de Egipto”. Después del intento fallido de los magos de hacer lo mismo, ellos mismos “dijeron al faraón: ‘Es el dedo de Dios’” (Ex 8, 13.15). 

Es uno de los llamados “antropomorfismos” con los que la Escritura expresa la acción divina utilizando los miembros del cuerpo humano (otros son: brazo de Dios, mano). El salmista dice que los cielos son obra de “los dedos de Dios” (cf. Sal 8, 4). Quizá el episodio más conocido en el que vemos actuar a los dedos de Dios es la escritura de la Ley sobre las tablas: “Cuando acabó de hablar con Moisés en la montaña del Sinaí, le dio las dos tablas del Testimonio, tablas de piedra escritas por el dedo de Dios” (Ex 31, 18). Poco más adelante, el hagiógrafo insiste en el origen divino de las tablas: “Eran hechura de Dios y la escritura era escritura de Dios grabada en las tablas”. Lo mismo en Dt 9, 10.

En el Nuevo Testamento, el mismo Jesús, después de expulsar un demonio mudo y ante la actitud de quienes no reconocen el origen divino del exorcismo, usa esta expresión: “Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros” (Lc 11,20). Claramente, Jesús les está insinuando quién es Él.

El dedo de Cristo

En el episodio de la adúltera, ya no estamos ante un antropomorfismo, un modo de hablar de la acción de Dios en el mundo, ni siquiera ante la palabra del mismo Jesús que habla del “dedo de Dios”. Estamos ante el mismo Dios hecho hombre que escribe con su dedo de hombre. 

No nos importa tanto lo que pudo escribir. Podemos decir que es inútil resolverlo, puesto que el evangelista no nos lo dice. Aun así, aquí sería oportuno recordar que el profeta Jeremías, en su oración a Dios, dice: “Señor, esperanza de Israel, quienes te abandonan fracasan; quienes se apartan de ti quedan inscritos en el polvo por haber abandonado al Señor, la fuente de agua viva” (17, 13). Quizá aquellos hombres, al ver a Jesús escribiendo en el suelo, recordaron las palabras del profeta y reconocieron su pecado.

Nos encontramos ante Jesucristo que escribe con su dedo, el “dedo de Dios” y, junto con su palabra, “más tajante que espada de doble filo […] que juzga los deseos e intenciones del corazón”, quiere grabar a fuego en los corazones de aquellos hombres la ley de la misericordia. Aquella ley que ya anunció el Señor por boca del profeta Jeremías: “Pondré mi ley en su interior y la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Ya no tendrán que enseñarse unos a otros diciendo: ‘Conoced al Señor’, pues todos me conocerán, desde el más pequeño al mayor —oráculo del Señor—, cuando perdone su culpa y no recuerde ya sus pecados” (Jr 31, 33-34).

Conclusión

Podríamos concluir que la combinación entre el gesto de Jesucristo que con su dedo escribe en el suelo y sus palabras afiladas cambian completamente la escena: al principio, una mujer abandonada a la suerte de unos acusadores despiadados que buscan una excusa para acusar al Maestro; al final, todo termina con la desaparición de esos hombres que empiezan a reconocer sus pecados y la mujer que se va libre de su culpa después de escuchar al único que puede perdonar los pecados, Jesús, el Juez misericordioso.

TribunaLuis Manuel Suárez, CMF

Vocaciones: a Dios rogando…

Di sí al sueño de Dios” es el lema este año de la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y Jornada de Vocaciones Nativas, que tienen lugar el 12 de mayo. El autor, claretiano, comenta la necesidad de orar por las vocaciones y el mensaje del Papa Francisco para esta jornada.

10 de mayo de 2019·Tiempo de lectura: 4 minutos

Las cosas importantes de la vida son regalo y tarea. A la vez. Como las caras de una moneda. La vida misma, la salud, las personas queridas, las cualidades que tenemos, la fe… Todo ello no se puede comprar ni vender, sino que se nos da como regalo, a la vez que implica una responsabilidad para mantenerlo y hacerlo crecer y fructificar.

En la vida de la Iglesia son muy importantes las “vocaciones”: las personas que descubren su vida como una respuesta a la llamada de Dios y que despliegan esa vocación en su existencia. En palabras de Francisco en su Mensaje para la Jornada de este año, partiendo de la escena de la llamada de Jesús a los primeros discípulos junto al lago de Galilea: “La vocación es una invitación a no quedarnos en la orilla con las redes en la mano, sino a seguir a Jesús por el camino que ha pensado para nosotros, para nuestra felicidad y para el bien de los que nos rodean”.

Un regalo y una tarea. Por ser tarea, en la Iglesia necesitamos trabajar por las vocaciones, para que cada cristiano descubra su manera de seguir a Jesús y sea fiel en su respuesta al Señor. Y como regalo, en la Iglesia necesitamos pedir por las vocaciones, como nos recomendó el mismo Maestro: “Rogad al dueño de la mies que envíe obreros a su mies” (Mateo 9, 38). Esta necesidad de “orar por las vocaciones” está en el origen de la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y Vocaciones Nativas, ubicada en el IV domingo de Pascua, domingo del Buen Pastor.

Tras algunos precedentes históricos, fue san Pablo VI quien instituyó oficialmente la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones (JMOV), el 23 de enero de 1964. En cuanto al enfoque, partiendo de la estima por todas las vocaciones, la Iglesia, con ocasión de esta Jornada Mundial, ha venido centrando su atención de un modo especial en las vocaciones consagradas: al ministerio ordenado (presbíteros y diáconos) y a la vida consagrada en todas sus formas (masculina y femenina, contemplativa y apostólica). Contando con que hay otras Jornadas en el año dedicadas a otras formas de vida y de misión (familia, apostolado seglar, Domund…).

Respecto a la  Jornada de Vocaciones Nativas, vinculada a la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol, quiere ser un día especialmente dedicado a la oración y la cooperación con los jóvenes que son llamados al sacerdocio o la vida consagrada en los territorios de misión. Desde 2016, en España se celebra conjuntamente con la JMOV en un mismo día, coincidiendo con el IV domingo de Pascua, ya citado.

En este año 2019 ese IV domingo de Pascua es el 12 de mayo. Y el título del Mensaje del santo padre Francisco para la LVI Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones es La valentía de arriesgar por la promesa de Dios. En este escrito sugerente y que invitamos a leer, dice cosas como lo siguiente: “La llamada del Señor no es una intromisión de Dios en nuestra libertad; no es una ‘jaula’ o un peso que se nos carga encima. Por el contrario, es la iniciativa amorosa con la que Dios viene a nuestro encuentro y nos invita a entrar en un gran proyecto, del que quiere que participemos, mostrándonos en el horizonte un mar más amplio y una pesca sobreabundante”.

En ese Mensaje, el Papa Francisco adopta una perspectiva integradora, en línea con la que se ha tratado la cuestión vocacional en el reciente Sínodo sobre “los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”. Desde ahí, comienza hablando de la llamada a la vida cristiana, para todos, explicitando después los diversos modos de concretarla:

“La vida cristiana se expresa también en esas elecciones que, al mismo tiempo que dan una dirección precisa a nuestra navegación, contribuyen al crecimiento del reino de Dios en la sociedad. Me refiero a la decisión de casarse en Cristo y formar una familia, así como a otras vocaciones vinculadas al mundo del trabajo y de las profesiones, al compromiso en el campo de la caridad y de la solidaridad, a las responsabilidades sociales y políticas, etc. […]

En el encuentro con el Señor, alguno puede sentir la llamada a la vida consagrada o al sacerdocio. Es un descubrimiento que entusiasma y al mismo tiempo asusta, cuando uno se siente llamado a convertirse en ‘pescador de hombres’ en la barca de la Iglesia a través de la donación total de sí mismo y empeñándose en un servicio fiel al Evangelio y a los hermanos. Esta elección implica el riesgo de dejar todo para seguir al Señor y consagrarse completamente a él, para convertirse en colaboradores de su obra”.

En nuestro contexto, desde hace unos cuantos años, se preparan unos materiales de oración y celebración conjuntamente entre la Conferencia Episcopal Española y la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), a la que últimamente se ha unido la Conferencia Española de Institutos Seculares (CEDIS) y, por la parte de las Vocaciones nativas, la institución Obras Misionales Pontificias (OMP). El lema elegido para este año, partiendo del Mensaje del Papa, es Di sí al sueño de Dios. Como dice nuestro dicho popular: “A Dios rogando, y con el mazo dando”. Si las vocaciones en la Iglesia son importantes, todos tenemos que trabajar por ellas; sabiendo que al ser, a la vez, un regalo, todos tenemos que pedírselas al Señor. Que por nosotros no quede, ni lo uno ni lo otro. n

El autorLuis Manuel Suárez, CMF

FirmasJosé Rico Pavés

Los gestos del Papa Francisco

“El gesto del lavatorio de los pies que hoy haré sea para todos nosotros un gesto que nos ayude a ser más servidores los unos de los otros, más amigos, más hermanos en el servicio”.

4 de mayo de 2019·Tiempo de lectura: 5 minutos

¿Para qué sirven los gestos del Papa Francisco? A los pocos meses de iniciar su pontificado, en un encuentro con catequistas durante el Año de la fe, el Papa afirmó que le gustaba recordar lo que san Francisco de Asís decía a sus frailes: “Predicad siempre el evangelio y, si fuese necesario, también con palabras”; y añadía: “que la gente vea en vuestra vida el evangelio, que pueda leer el evangelio”. 

Nadie duda a estas alturas del pontificado, que el Papa Francisco da tanta importancia o más a los gestos que a las palabras. Para quien sabe que, en la tarea evangelizadora, las palabras deben usarse sólo cuando sea necesario, los gestos no son nunca casuales. 

No siempre es fácil comprender el significado inmediato de los gestos del Papa. En el último mes hemos visto a Francisco viajar a Marruecos, donde los católicos viven en minoría; le hemos visto conceder dos entrevistas en España y Reino Unido a medios que no se caracterizan precisamente por su afinidad con la Iglesia católica; y le hemos visto, en fin, arrodillarse ante los mandatarios de Sudán del Sur y besarles los pies, para implorar, más allá de lo que pueden proclamar las palabras, medidas eficaces para alcanzar la paz. Este último gesto sorprendente culminaba dos días de un retiro espiritual inédito en que el Papa invitaba a la oración a los líderes enfrentados. Un día después el ejército asumía el poder dando un golpe de estado que abre un nuevo periodo de incertidumbre en este convulso país africano. Es evidente que al Papa que invita constantemente a salir a las periferias le gusta primero transitarlas. Así lo vemos en la frontera del diálogo interreligioso, en el escenario mediático del laicismo beligerante y en el campo de los conflictos armados. 

Pero ¿sirven para algo estos gestos? El tiempo lo dirá. Ahora podemos escudriñar su motivación común y aventurarnos a interpretar su significado. Difícil es consignar los gestos en el conjunto de las enseñanzas. Podemos, al menos, buscar en las palabras el significado de los gestos para intentar comprender su alcance. Ningún tiempo tan propicio como el de la Semana Santa para descubrir la primacía de los gestos y acoger la luz de las palabras. Las enseñanzas del Papa en el último mes arrojan luz sobre gestos que evocan referencias, expresan preocupaciones, sugieren respuestas y proponen orientaciones. La liturgia evoca la referencia insustituible del origen y de la meta; la reflexión sinodal, como manifestación del “caminar juntos”, recoge las preocupaciones; en las catequesis y encuentros se sugieren las respuestas; en las directrices y normas se indican las orientaciones, para que la Iglesia responda en el momento presente a la nueva etapa evangelizadora que está llamada a impulsar. Tales pueden ser las coordenadas dentro de las cuales el dibujo de las enseñanzas revele un día el significado de los gestos. 

Al ritmo de la liturgia

Avanzada la cuaresma, el episodio de la mujer adúltera “nos invita a cada uno de nosotros a ser conscientes de que somos pecadores, y a dejar caer de nuestras manos las piedras de la denigración y de la condena, de los chismes, que a veces nos gustaría lanzar contra otros”. El perdón nos hace comenzar una historia renovada. 

La Semana Santa se inicia cada año con el misterio de la aclamación exultante y el ensañamiento feroz de la entrada de Jesús en Jerusalén y de la pasión hasta la muerte. También así nos enseña Jesús el camino que debemos seguir. Frente a la tentación del triunfalismo, Jesús reacciona con la humildad. El triunfalismo se alimenta de gestos y palabras que no han pasado por el crisol de la cruz. 

Una forma sutil y perversa de triunfalismo es la mundanidad espiritual. “Jesús destruyó el triunfalismo con su pasión”. Impresionado por el silencio de Jesús en la pasión, Francisco ha afirmado: “En los momentos de oscuridad y de gran tribulación hay que callar, tener el valor de callar, siempre que sea un callar manso y no rencoroso”.

En la Misa Crismal el Papa se ha fijado en la actitud de Jesús que permanece en medio del pueblo, entre la multitud, y ha reflexionado sobre “tres gracias que caracterizan la relación de Jesús con la multitud”: la gracia del seguimiento, pues Jesús no rechaza a quienes se agolpan en torno a Él, le buscan y le siguen; la gracia de la admiración, pues la gente se maravilla con sus milagros y con su Persona, y Jesús, por su parte, se admiraba de la fe de la gente sencilla; y la gracia del discernimiento, pues Cristo suscita en la gente la capacidad de reconocer su autoridad. 

Considerando esta triple gracia, Francisco ha analizado después quiénes forman la multitud que sigue a Jesús, le admira y reconoce: son los pobres, los ciegos y los oprimidos. Teniendo esto en cuenta, ha concluido: “Queridos hermanos sacerdotes, no tenemos que olvidar que nuestros modelos evangélicos son esta ‘gente’, esta multitud con estos rostros concretos, a los que la unción del Señor realza y vivifica. Ellos son los que completan y vuelven real la unción del Espíritu en nosotros, que hemos sido ungidos para ungir”. El sacerdote unge cuando se reparte a sí mismo, cuando reparte entre la multitud su vocación y su corazón. “El que aprende a ungir y a bendecir se sana de la mezquindad, del abuso y de la crueldad”.

Celebrando la Cena del Señor en la prisión de Velletri ha explicado el Papa por qué la Iglesia pide realizar el lavatorio de los pies el Jueves Santo: para repetir el gesto de Jesús. “Esta es la regla de Jesús y la regla del evangelio: la regla del servicio, no del dominar, del hacer mal o de humillar a los otros, sino ¡el servicio!”.   

En la oración del Via Crucis, celebrado el Viernes Santo, Francisco ha pedido: “Jesús, ayúdanos a ver en tu Cruz todas las cruces del mundo”, para concluir: “Señor Jesús, revive en nosotros la esperanza de la resurrección y tu victoria definitiva contra todo mal y cada muerte”.

En la Vigilia pascual, al comentar el pasaje evangélico proclamado en la liturgia, el Papa ha hablado de la Pascua como la “fiesta de la remoción de las piedras”: “Dios quita las piedras más duras, contra las que se estrellan las esperanzas y las expectativas: la muerte, el pecado, el miedo, la mundanidad… Esta noche cada uno de nosotros está llamado a descubrir en el que está Vivo a aquél que remueve las piedras más pesadas del corazón”. Es esencial tener un amor vivo con el Señor para no caer en una fe de museo, pues Jesús no es un personaje del pasado, es una persona que vive hoy. “No se le conoce en los libros de historia; se le encuentra en la vida”.

Catequesis y encuentros

En la primera catequesis del mes de abril, Francisco ha querido explicar el significado de su viaje a Marruecos. Lo ha hecho siguiendo las huellas de dos santos: san Francisco de Asís, que hace 800 años se encontró con el sultán al-Malik al-Kamil, y san Juan Pablo II. Y ha ofrecido dos explicaciones. Primero, se ha preguntado por qué un Papa visita a los musulmanes y, a raíz de esto, por qué hay tantas religiones.

Despejando el equívoco que se podía haber suscitado a partir de una expresión de la Declaración sobre la fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común firmada conjuntamente con el Gran Imán de Al-Azhar, en Abu Dabi, Francisco ha recordado que la multitud de religiones se debe a la voluntad permisiva de Dios, “pero lo que Dios quiere es la fraternidad entre nosotros y de manera especial —aquí está el motivo de este viaje— con nuestros hermanos hijos de Abraham como nosotros, los musulmanes. No debemos temer la diferencia: Dios lo ha permitido”. La segunda explicación, tiene que ver con la necesidad de “construir puentes entre las civilizaciones”. Atención especial merecen en ese sentido los migrantes.

Siguiendo con las catequesis sobre el Padrenuestro, ha llegado el momento de explicar la petición “perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. La actitud correcta en la oración consiste siempre en comenzar pidiendo perdón y reconociéndonos deudores ante Dios, pues de Él lo hemos recibido todo. 

En el marco de la Semana Santa ha querido el Papa ofrecer una catequesis sobre la oración de Jesús durante la pasión: “Hagamos nuestra la oración de Jesús: pidamos al Padre que quite el velo de nuestros ojos para que en estos días, mirando al Crucificado, aceptemos que Dios es amor”.

El autorJosé Rico Pavés

Teología del siglo XX

Jean Daniélou y la catequesis de los Padres de la Iglesia

Tres grandes libros de Jean Daniélou ofrecen el panorama de los tipos y escenas bíblicas que sirven para ilustrar la figura de Cristo, la historia de la salvación, y los sacramentos y fiestas de la Iglesia.

Juan Luis Lorda·3 de mayo de 2019·Tiempo de lectura: 7 minutos

Cuenta Étienne Fouilloux, en su hermoso libro sobre la historia de la colección “Sources chrétiennes, cómo en los años 1941 y 1942, trabajaron Henri de Lubac y Jean Daniélou en sacar el primer volumen. Las circunstancias no podían ser más adversas: Henri de Lubac estaba en Lyon, bajo el régimen de Vichy. Y Daniélou en París, bajo el gobierno alemán de ocupación. La correspondencia era lenta y sometida a censura, encontrar una editorial para un libro así en una Francia dividida en plena guerra mundial, era complicado, y todavía más, encontrar papel. Con mucha pena renunciaron a sacar el texto bilingüe en griego y francés. Después se haría.

El propósito de Sources chrétiennes

¿Tenía algún sentido editar La vida de Moisés de San Gregorio de Nisa en esas circunstancias? ¿Por qué no esperar tiempos mejores para ese viejo proyecto del P. Mondesert que llevaba tres años parado? Pero esperar era lo que no querían. Hay que entenderlo. Jean Daniélou (1905-1974) siempre fue una personalidad lanzada. Pero no era solo eso. Vivían tiempos de calamidad nacional, y también –así lo venían- de calamidad cristiana con el triunfo de totalitarismos ateos. Y en esos tiempos caben dos opciones: abatirse y dejar que la derrota lo absorba todo, o reaccionar y empeñarse en algo, como una apuesta por el futuro, aunque parezca un reducto simbólico.

En su correspondencia se aprecia el calado cristiano que dan a la tarea. Están seguros de que un conocimiento directo y profundo de los Padres de la Iglesia  ayudará a los cristianos a conectar con sus raíces, renovará la espiritualidad  y la teología, y aumentará la relación y comprensión con los cristianos orientales. Conmueve la ilusión que ponen en el proyecto, el tesón con que lo sacan y la plena conciencia de su importancia. Incluso más clara de la que podemos tener ahora, cuando quizá ya acostumbrados, no percibimos tanto su efecto.

A ese origen, tan modesto en sus medios y tan ambicioso en sus fines, debemos esa gran colección de fuentes cristianas, con más de seiscientos volúmenes, bilingües, en la lengua original y en francés. Hemos tenido ocasión de hablar de ella. Ahora nos interesa profundizar en el itinerario que este trabajo causa en la mente y obra de Jean Daniélou.

Dos líneas del trabajo de Jean Daniélou

Jean Daniélou se orientó muy pronto hacia la antigüedad cristiana, y su obra se extendió en dos caminos. Desde 1943, enseñó “orígenes cristianos” en el Instituto Católico de París, y así construyó, poco a poco, un panorama del judeocristianismo, ese cristianismo de los siglos I y II, fuertemente ligado todavía a la matriz judía. A ese trabajo pertenecen su feliz ensayo sobre Filón de Alejandría (que es un intento de comprenderlo globalmente), sus tres volúmenes de estudios y también, de alguna manera, sus varias síntesis sobre la historia cristiana primitiva.

Pero, en paralelo, desarrolló otra línea de investigación que nace precisamente con la preparación del volumen de la Vida de Moisés, traducción del griego y comentario. De entrada, Daniélou buscó en Gregorio de Nisa, teología y espiritualidad, y también la filosofía subyacente que hay que situar en el contexto griego. Así en el mismo año de liberación (1944), publicó finalmente La vida de Moisés, primer volumen de Sources Chrétiennes, y presentó su tesis doctoral en la Sorbona sobre Platonismo y teología mística. Ensayo sobre la doctrina espiritual de San Gregorio de Nisa.   

La inspiracion bíblica de la patrística

 Que los Padres tienen una inspiración platónica es un tema recurrente y tópico en ese momento. Pocos años antes, había aparecido un amplio artículo de René Arnau en el Dictionnaire de Théologie Catholique (Platonisme des Péres). También es sabido que, desde Gregorio de Nisa (en realidad desde Orígenes), el itinerario que sigue el pueblo de Israel desde la liberación de Egipto hasta la entrada en la tierra prometida se usa para describir el itinerario cristiano, que sale de la esclavitud del pecado y se purifica en el desierto antes de llegar a la tierra prometida.

Al estudiar a Gregorio de Nisa, Daniélou cae en la cuenta hasta que punto las escenas e imágenes bíblicas ocupan el centro de su catequesis y predicación, e inspiran profundamente la explicación y forma de la liturgia. Habían sido desarrolladas ya por Orígenes y están presentes en el conjunto de la patrística. De hecho, la simbiosis entre los hechos bíblicos, la catequesis y la Liturgia (los sacramentos) caracteriza mucho más profundamente la época patrística que la influencia platónica. Sin embargo, esta teología estaba casi totalmente desaparecida desde el periodo escolástico, que prefería manejar nociones que símbolos. 

Todavía somos herederos de este notable desenfoque a la hora de representarnos la patrística. No hay que equivocarse en esto. Esa catequesis patrística no es una época superada. En su núcleo está la Pascua, donde Dios mismo ha querido realizar su salvación en el contexto simbólico de la Pascua judía. La historia de la salvación con toda su carga simbólica de personajes, hechos y dichos es la forma de la revelación cristiana. Y lo que vive y celebra la Liturgia en esa misma historia, con su entramado de relaciones simbólicas porque solo hay una historia. No es un recurso opinable de retórica sagrada.  Y no se puede sustituir por abstracciones.

Catequesis y mystagogia

En un precioso libro que sus mejores amigos publicaron, al año de su dolorosa muerte (1975, dirigido por M-J Rondeau), un colega dominico del Instituto Católico de París, el P. Dalmais traza en breves páginas el itinerario de trabajo y descubrimiento. Le Pére Daniélou, catéchéte et mystagogue

Tras la publicación de la tesis doctoral en la Sorbona, una revista de pensamiento, editada por un grupo de laicos con intereses ecuménicos, Dieu vivant, le pidió colaborar en el primer número y escogió El simbolismo de los ritos bautismales (1945); más adelante intervino en una controversia Sobre la exégesis espiritual (1947). También en un interesante coloquio en sobre El Antiguo Testamento y los cristianos, que publicó CERf en 1951. Para entonces ya había anunciado su primer ensayo sobre el tema, Sacramentum futuri.

Sacramentum futuri (1950)

Este libro, hoy bastante difícil de encontrar, se iba a llamar La tipología del Hexateuco, es decir del Pentateuco más el libro de Josué. Y está dedicado a los comentarios de los Padres sobre cinco grandes personajes de la Biblia hebrea: Adán y el Paraíso; Noé y el diluvio; el sacrificio de Isaac; Moisés y el éxodo; y el ciclo de Josué. 

Daniélou es consciente de la dificultad del tema, ya que el material es ingente y variado. Serían necesarios muchos estudios particulares para compendiar una idea adecuada. Se da cuenta de que solo se pueden trazar las lineas generales. Por otra parte, la tipología es un campo donde no es posible exigir precisión o exactitud. Estos cinco tipos prefiguran algo de Cristo y sirven para explicarlo. Aunque también es verdad decirlo al revés: la figura de Cristo explica y compendia la historia de la salvación con todos sus personajes. El mismo San Pablo recuerda que Adán es solo “figura del que había de venir” (Rm 5,14).

Adán es tipo y antitipo de Cristo, primer hombre y origen de la humanidad, pero también modelo del hombre viejo. Los Padres se han extendido en las comparaciones y han visto a la Iglesia nacer del costado de Cristo, como Eva de Adán. Por su parte, el diluvio y el arca de Noé, sugieren evocaciones de la salvación cristiana y el juicio final. La sorprendente escena del sacrificio de Isaac tiene un fuerte paralelismo con la ofrenda de Cristo y se explican mutuamente, pero también tienen interés alegórico sus bodas.

Todo el ciclo del Éxodo ha sido ampliamente comentado por los Padres desde los primeros tiempos, y usado para ilustrar la iniciacion cristiana, como ya hemos visto. Daniélou se extiende para exponer la opinión de Filón y las interpretaciones místicas del Éxodo en Clemente de Alejandría y Gregorio de Nisa. En Josué, su mismo nombre evoca al Jesús cristiano y también su papel de guía que introduce al pueblo en la tierra prometida.

Biblia y Liturgia (1951)

Este libro se llama en francés Bible et Liturgie; y es complemento del anterior. El subtítulo, puesto en castellano, es  La teología bíblica de los sacramentos y de las fiestas, según los Padres de la Iglesia. Y fue traducido por Ediciones Guadarrama en 1964, con el título: Sacramentos y culto según los Santos Padres

Se divide, efectivamente, en dos partes. La primera dedicada a los muchos simbolos y figuras bíblicas que concurren en los sacramentos de iniciación, Bautismo, Confirmación y Eucaristía. Incluyendo tambén un comentario sobre la historia del signo de la cruz (sphragis)

La segunda se dedica a las fiestas, con tres capítulos sobre el domingo (el misterio del sábado, el domingo, el octavo día), y cuatro fiestas: Pascua, Ascensión, Pentecostés y también los Tabernáculos, que no ha llegado a transformarse en fiesta cristiana, pero ha sido ampliamente comentada por los Padres.

La Catequesis en los primeros siglos (1968)

Sirve de complemento este último libro, que pertenece al viejo género de las reportationes, apuntes tomados en clase y reconstruidos. Es un curso dado en el Instituto Superior de Pastoral Catequética de París, y recompuesto por Sor Regina de Charlat.

Como explica Daniélou, en la introducción: “Se trata de destacar los grandes trazos del catecumenado en la Iglesia antigua, de manera que se puedan sacar luces para la pastoral contemporánea (…). El autor no duda en señalar que esta enseñanza sigue siendo actual”. 

Después de repasar las fuentes de la catequesis (Sagradas Escrituras y escritos posteriores) y de señalar las principales etapas históricas, el libro recorre la Catequesis dogmática (parte 2), más apologética en el siglo III y más doctrinal en el IV;  la Catequesis moral (parte 3), con amplia referencia al Cristo pedagogo de Clemente de Alejandría; y la Catequesis sacramentaria (parte 4) comentando en detalle los ritos del Bautismo y la Eucaristía, y las figuras de los sacramentos (las aguas primitivas, el diluvio, el cordero pascual, el Jordán, la roca del desierto). La última parte (5) se refiere al método: recoge muchos consejos de San Agustín (De Catechizandis rudibus) para catequizar a los “rudos” y transmitirles una idea viva de la historia de la salvación.

Conclusión

A veces, se reprochó a Daniélou que escribía demasiado rápido y que todo hubiera necesitado más precisión. Era consciente de esos límites, como hemos visto, pero nadie puede hacerlo todo. Daniélou hizo un trabajo colosal intentando describir, por lo menos las grandes líneas de fuerza en la tipología de figuras, de escenas y de los ritmos de la historia de la salvación. Era un tema conocido, y al mismo tiempo desconocido y sobre todo, culturalmente lejano. Tuvo la virtud de hacerlo revivir, de explicarlo y de acercarlo. Si hubiera prestado atención a todos los detalle no hubiera podido ofrecer panoramas.

Con palabras tomadas de su intervención en el coloquio de Rencontres (Cerf 1951), citado por Dalmais: “Esta exégesis forma parte de la tradición común de la Iglesia. Incluso es uno de sus aspectos esenciales. Está vinculada directamente a la enseñanza de los Apóstoles. Constituye uno de los temas principales de la enseñanza cristiana elemental y también para los doctores. Orígenes veía en ella uno de los puntos substanciales de la fe (…). Y no es exclusiva de ninguna escuela. Se la encuentra en Oriente y en Occidente, entre los antioquenos y entre los alejandrinos. Precisamente esta unanimidad de la tradicion es la que permite identificarla con toda seguridad y distinguirla de otras corrientes que se han querido mezclar”. Toda esta catequesis sobre los misterios de iniciación cristiana ha sido ampliamente estudiada por Guillaume Derville en su monografía Histoire, mystère, sacrements. L’initiation chrétienne dans l’oeuvre de Jean Daniélou

La emigración marfileña a Europa

La autora reflexiona sobre quiénes y por qué emigran desde Costa de Marfil a Europa, sobre la base de una investigación científica con organizaciones locales. Curiosamente, el 90 % de los que emigraron y el 100 % de los migrantes potenciales son personas con educación.

1 de mayo de 2019·Tiempo de lectura: 2 minutos

Mientras Europa y sus miembros debaten acaloradamente, entre aperturas y rechazos, sobre el cuerpo y la presencia de migrantes, no todos saben que en Costa de Marfil, uno de los países desde donde parte un mayor número de personas, desde hace algunos años se realizan campañas de sensibilización para contrarrestar la migración ilegal. 

El gobierno trató también de convencerlos para que no se fueran ilegalmente, proponiendo mensajes de calado como “¡Eldorado está aquí!”. Pero los marfileños tienen buenos ojos, pueden reconocer si el paraíso es o no el barrio de barro sin alcantarillado o agua corriente en el que viven en chozas. 

Ahora, la experiencia pasada se ofrece como una nueva base sobre la que construir intervenciones más estructuradas para combatir la emigración irregular. Una de éstas se llama New Hope, financiada por la UE e implementada por la ONG internacional Avsi ong, con seis organizaciones locales de Costa de Marfil. 

El punto de partida de este proyecto es una investigación científica sobre quién y por qué emigran de este país africano, que hoy tiene una alta tasa de crecimiento del PIB. Uno de los datos más interesantes de la investigación indica que el 90 % de los que emigraron y el 100 % de los migrantes potenciales que han tenido la oportunidad de salir, son personas con educación.

La reacción a este dato es doble. Por un lado, se puede interpretar fácilmente de la siguiente manera: aquellos que han estudiado tienen una mayor conciencia de sí mismos y desean intentar obtener una vida mejor, encontrar un trabajo decente. Por otro lado, sin embargo, se subraya que la educación por sí sola no es suficiente para favorecer el desarrollo de la persona. La educación sin un medio de trabajo empuja a querer huir, a arriesgar la vida en el Mediterráneo y confiar en los traficantes de personas, solo para tener una oportunidad. De modo provocativo, ¿podría deducirse que, si se cerraran todas las escuelas de África, se detendrían los flujos de migrantes?

La verdad que emerge al escuchar el testimonio de un joven migrante que regresa, como Claude, a su choza de madera y de láminas de plástico en el suburbio más pobre de Abidjan, es que en el corazón de cada hombre se encuentra un deseo irreductible que empuja a encontrar un bien mayor. para él mismo y sus propios hijos. Este deseo es saludable, y con él, todo proyecto de ayuda debe hacerse realidad. Este deseo no puede ser traicionado, ni siquiera capturado por mensajes ilusorios, sino que debe ser tomado en serio y encaminado a ser real. 

El autorMaria Laura Conte

Licenciada en Letras Clásicas y doctora en Sociología de la Comunicación. Directora de Comunicación de la Fundación AVSI, con sede en Milán, dedicada a la cooperación al desarrollo y la ayuda humanitaria en todo el mundo. Ha recibido varios premios por su actividad periodística.

FirmasJosé María Beneyto

Recuperar lo mejor de Europa

La reafirmación de las raíces de Europa en la realidad de la política diaria es una condición absolutamente necesaria para que los políticos europeos persigan sin descanso el bien común, y así Europa pueda volver a ser un faro en el concierto de las naciones.

30 de abril de 2019·Tiempo de lectura: 2 minutos

¿Qué es lo que está en juego con las elecciones al Parlamento Europeo? El curso de la política europea de los próximos cinco años. Pero también se harán más visibles los cambios que están experimentando nuestras sociedades. Vivimos claramente en un momento de profunda transición. Lo difícil es discernir los elementos positivos de entre el aparente mar de confusión en el que nos movemos. 

Por ejemplo, es previsible que se produzca una mayor fragmentación del voto y por tanto más partidos con representación parlamentaria. Es el resultado de una Europa cada vez más pluralista, y donde hay un fantasma que recorre todos los países de una u otra forma: el desencanto y la frustración con lo establecido, con las “élites”, la sensación de miedo y angustia ante situaciones que no se comprenden. 

La política europea de los próximos años debería también dar respuestas a esos ciudadanos europeos que se sienten desplazados, carentes de recursos morales e intelectuales ante las consecuencias negativas de la globalización, el desarraigo, la pérdida de las seguridades que daba un trabajo continuado, la familia, un entorno conocido. La inmigración, la aceleración tecnológica, o las incertidumbres sobre el futuro, unidas al vértigo que produce la desaparición de referentes de autoridad, son algunas de las causas de ese malestar. Es un malestar más que de la civilización, de los civilizados. Una falta de fe ante la que todo el enorme potencial que esconden la idea y las raíces de Europa parece quedar oculto. Los líderes políticos no lo pueden todo, muchas veces se ven muy limitados en su actuación, pero también es cierto que convicciones claras y habilidad para tejer alianzas con la sociedad civil pueden tener una enorme eficacia.     

¿Hacia dónde va Europa? Europa ha perdido en el siglo XX la posición dominante que tuvo en el mundo durante los últimos cinco siglos. En términos relativos, su población, su producto interior bruto, su influencia en el planeta van a seguir reduciéndose. Hay que contar con un G-2, con dos países muy poderosos compitiendo entre sí, Estados Unidos y China. Es preciso rehacer el orden internacional con la inclusión de continentes y países, como la India, Asia, o Brasil, cuya influencia aumenta, y de otras regiones, como el África Subsahariana, que estaban marginadas.  El cristianismo, como afirmó tantas veces san Juan Pablo II, no depende de una determinada forma cultural, pero qué duda cabe que Europa históricamente ha llevado a la realidad muchas de las aspiraciones de la fe cristiana.

El autorJosé María Beneyto

Instituto de Estudios Europeos. Universidad San Pablo CEU

Experiencias

Católicos en salida. Por qué marcar la X a favor de la Iglesia

Llegan los meses de mayo y junio, y desde abril se puede hacer la declaración del Impuesto de la Renta. Marcar la X de la asignación es una forma sencilla de colaborar con la Iglesia, es gratuito, y muestra el compromiso y adhesión a la Iglesia y a la labor que realiza. La Iglesia es hospital de campaña, viene diciendo el Papa, y atiende a las necesidades espirituales, pero también a las angustias materiales.

Omnes·30 de abril de 2019·Tiempo de lectura: 9 minutos

Las personas tendemos a ser volubles, y los periodistas no estanos lejos de esa volubilidad, entendida como inconstancia, o tendencia a cambiar, tal como señala el diccionario.

El comentario viene a cuento del reportaje que abre el periódico Xtantos de mayo de este año, que edita el Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia de la Conferencia Episcopal Española, y que pueden encontrar en las parroquias. El título del reportaje es Punto de apoyo: contra la soledad de los mayores. 

La tarea es bonita. Más de trescientas personas se benefician y más de sesenta voluntarios están detrás de esta labor en beneficio de personas de la tercera edad, que han encontrado en sus parroquias un lugar para combatir la soledad, gracias a una iniciativa  de los Padres Capuchinos de Gijón.

Da alegría encontrar ésta y numerosas iniciativas que intentan paliar la soledad de tantas personas. La volubilidad viene a cuento de lo siguiente: en primavera del año pasado, la soledad se convirtió en foco mediático, a raíz de que el gobierno británico tomó la decisión de crear un ministerio o una secretaría de Estado para la soledad, debido al gran número de ingleses que viven solos. Concretamente, más de nueve millones de personas, mayores, pero también jóvenes. En torno al 13,7 por ciento de la población. 

Palabra se hizo eco de la noticia, y publicó un amplio trabajo sobre la soledad. Porque los expertos aseguran que otras naciones, incluida España, van en la misma dirección. Pero pasa el tiempo, y parece que nadie se acuerda de los mayores. Pero sólo lo parece. La Iglesia, los católicos, sí, como acabamos de ver, mediante ésa y otras muchas iniciativas, eclesiales y civiles.

Desempleados, migrantes, presos

Con el drama del paro sucede muchas veces lo mismo. En días como éstos los medios informativos se llena de cifras.  Por ejemplo, en España hay más de 3,3 millones de parados, el 14,7 por ciento de la población, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). ¿Hemos pensando en su sufrimiento? ¿En cómo viven, o mejor, sobreviven, sus familias? Seguro que sí. Pero también es cierto que pasa el tiempo y se nos olvida ese sufrimiento, hasta que surge de nuevo una nueva catarata de datos. 

Sin embargo, hay numerosas instituciones de la Iglesia que no olvidan esos datos, porque tras ellos ven rostros dolientes. Y hacen una labor, callada tantas veces, que intenta paliar ese drama, sin mirar raza, sexo, religión, ideología o condición social. Por ejemplo, Cáritas lleva tiempo desarrollando talleres de inserción para excluidos laborales, que es casi lo mismo que decir sociales. En el número de noviembre, Palabra informó en un reportaje de la apuesta por los desfavorecidos del fondo ético de Banco Sabadell, que ayuda a proyectos sociales en el exterior y en España. Algunos se han centrado en las diócesis de Coria-Cáceres, Asidonia-Jerez y Seu de Urgell.

Hospital de campo

¿Y qué decir de tantos miles de personas con enfermedades como ELA, Alzheimer, Parkinson, tumores de todo tipo? ¿Y de personas en prisión que apenas o nunca reciben visitas? ¿O familias de migrantes que huyeron de la miseria y el hambre en sus países, o no encuentran un acomodo mínimo en el país de destino?

Cuando el Papa Francisco se refería a la Iglesia como un hospital de campo o de campaña no se refería tan solo a necesidades materiales, es decir, a las que podrían considerar obras de misericordia corporales, sino también, y quizá primariamente, a las espirituales. Pero en todo caso a todas. Así se expresaba en febrero de 2015 en Santa Marta: “Ésta es la misión de la Iglesia: la Iglesia que sana, que cura. Algunas veces, he hablado de la Iglesia como hospital de campo. Es verdad: ¡cuántos heridos hay, cuántos heridos! ¡Cuánta gente necesita que sus heridas sean curadas! Ésta es la misión de la Iglesia: curar las heridas del corazón, abrir puertas, liberar, decir que Dios es bueno, que Dios perdona todo, que Dios es Padre, que Dios es tierno, que Dios nos espera siempre”.

Creados “a imagen de Dios”

Conviene, por tanto, en la medida de lo posible, actualizar nuestro compromiso para atender a los demás, tantas veces excluidos, necesitados. En lo que nos afecta, la cuestión podría plantearse de este modo. ¿Si no lo hago yo, quien lo hará? Los ejemplos citados, y otros muchos, nos permiten reflexionar un poco más sobre nuestro papel como cristianos en el sostenimiento de la Iglesia. 

Porque de él depende en tantas ocasiones la posibilidad de atender a tantas necesidades de las personas. Cada una de ellas ha sido creada “a imagen de Dios”, por lo que “el ser humano tiene la dignidad de persona; no es solamente algo, sino alguien. Es capaz de conocerse, de poseerse y de darse libremente y entrar en comunión con otras personas, y es llamado, por la gracia, a una alianza con su Creador”, tal como señala el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (n. 108).

Ejemplo del Papa

Cuántas veces hemos visto o leído que el Papa Francisco sale un viernes o un domingo por la tarde a visitar pobres y enfermos, o presos, en los alrededores de San Pedro, o en lugares más alejados d Roma. Podría dedicarse a leer o a descansar, lleva ya unos cuantos viajes en este año, y tiene 82 años. Pero deja el sofá, y patea las calles. Hace pocos meses, Ecclesia informó sobre este trasiego del Santo Padre: “El Papa Francisco visita el hospital de campaña de la plaza vaticana”.

“Eran alrededor de las 16,15 cuando el Papa Francisco salió caminando, por sorpresa, por entre las columnas de la Plaza San Pedro. Desde la Casa Santa Marta se trasladó al ambulatorio médico que dará asistencia a los pobres, en ocasión de la próxima Jornada Mundial dedicada a ellos del próximo 18 de noviembre”.

“Una sorpresa del Papa para todos los médicos y enfermeros que a partir del lunes pasado y hasta el próximo domingo ofrecen asistencia a las personas sin hogar, a los necesitados, a los migrantes. Todas las consultas médicas son gratuitas. Francisco, como hizo el año parado con el mini-hospital que se instaló en la Plaza San Pedro por el mismo motivo, quiso ir a visitarlos y agradecerles personalmente este servicio del que ya se han beneficiado más de 200 personas en estos cinco días”.

Iglesia en salida

Ya en Exhortación apostólica Evangelii gaudium, el Papa Francisco apuntaba este programa: “La Iglesia ‘en salida’ es una Iglesia con las puertas abiertas. Salir hacia los demás para llegar a las periferias humanas no implica correr hacia el mundo sin rumbo y sin sentido. Muchas veces es más bien detener el paso, dejar de lado la ansiedad para mirar a los ojos y escuchar, o renunciar a las urgencias para acompañar al que se quedó al costado del camino. A veces es como el padre del hijo pródigo, que se queda con las puertas abiertas para que, cuando regrese, pueda entrar sin dificultad”.

Y más adelante, se refería a la tentación de mirar los toros desde la barrera: “A veces sentimos la tentación de ser cristianos manteniendo una prudente distancia de las llagas del Señor. Pero Jesús quiere que toquemos la miseria humana, que toquemos la carne sufriente de los demás. Espera que renunciemos a buscar esos cobertizos personales o comunitarios que nos permiten mantenernos a distancia del nudo de la tormenta humana, para que aceptemos de verdad entrar en contacto con la existencia concreta de los otros y conozcamos la fuerza de la ternura. Cuando lo hacemos, la vida siempre se nos complica maravillosamente y vivimos la intensa experiencia de ser pueblo, la experiencia de pertenecer a un pueblo”.

Atendidos casi 5 millones de españoles

Muchos cristianos se dan cuenta, perciben la inmensa labor que realiza la Iglesia en todo el mundo a favor de tantos millones de personas. Numerosos españoles valoran la aportación de la Iglesia al sostenimiento del Estado del bienestar. “Toda esa labor social no aparece en las estadísticas y es tan básica y nuclear que a veces no somos conscientes, pero si no existiera sería sería una asfixia para la sociedad porque habría mucha más gente sola y abandonada”, ha afirmado Alejandro Navas, profesor de sociología en la Universidad de Navarra, en un reportaje publicado por Laura Daniele en ABC.

“La presencia real de la Iglesia en medio de la sociedad es indiscutible. De todas las instituciones que trabajan por los demás, la Iglesia es la que más peso tiene. Sin esta labor social que llega a millones de personas, la sociedad tal como hoy la conocemos sería insostenible”, señaló al diario Fernando Fuentes, director de la Comisión de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Española (CEE).

En efecto, la Iglesia consigue cubrir cada año cada año las necesidades básicas de 4,8 millones de españoles, en torno al 10 por ciento de la población, y sus centros sociales y asistenciales han aumentado en un 71 por ciento. Casi en cada barrio hay un despacho de Cáritas y sus más de ochenta mil voluntarios acompañan diariamente a millón y medio de ciudadanos vulnerables.

Más declaraciones a favor de la X

Buena prueba de que la sociedad española valora la labor de la Iglesia, es el aumento del número de personas que marcan la X en su declaración de la Renta, según informaron responsables de la CEE el pasado 5 de febrero. 

Estos son los datos más relevantes de la asignación tributaria 2017-2018: aumentaron en más de 51.000, las declaraciones que marcan la X a favor de la Iglesia católica; se incrementó en 51.658 el número de declaraciones en que se marcó la X de la Iglesia, en su mayoría nuevos cotizantes; los contribuyentes asignaron a la Iglesia 267,83 millones de euros, 11,6 millones más que en 2017, lo que supone un incremento del 4,4 % con respecto al año anterior, y es la cifra más alta desde el comienzo del actual sistema de asignación tributaria en 2007. En síntesis, un tercio de los contribuyentes marcan la X a favor de la Iglesia católica (33,3 %).

Información práctica y transparencia

Con la asignación tributaria realizada por los españoles, la Iglesia católica cuenta ahora con más recursos para el servicio que presta a la sociedad en sus dimensiones religiosa, espiritual y social, informa el portal https://www.portantos.es/, que puede resolver las dudas que se tengan sobre la cuestión de la X.

Los portavoces de la CEE han querido agradecer la colaboración de todos los que contribuyen a esta misión con el gesto de marcar la X, así como a los que ayudan en las otras campañas realizadas a lo largo del año o la apoyan con su colaboración personal en tiempo y oración, porque “se sostiene así la labor religiosa, espiritual y social al servicio de millones de españoles”.

Así mismo, la Iglesia mantiene su esfuerzo por dar a conocer el mecanismo por el que los contribuyentes pueden decidir el destino de una pequeña parte de sus impuestos, el 0,7 %, a la Iglesia católica y a otros fines de interés social. Con esa decisión, el contribuyente ni tiene que pagar más, ni se le devuelve menos. 

Por otra parte, para subrayar la transparencia, la Conferencia Episcopal Española presenta cada año una Memoria de Actividades donde se publica con claridad a qué se dedica el dinero de la casilla de la Iglesia en la Declaración de la Renta; cómo se distribuye el dinero entre todas las diócesis españolas desde el Fondo Común Interdiocesano, y cuál es la amplia labor de la Iglesia. Desde el año 2011 estos datos reciben el aval de la auditora Price Waterhouse Coopers.

Además, la CEE ha renovado recientemente el acuerdo de colaboración con la ONG Transparencia Internacional Española, donde adquiere compromisos para dotar a la propia CEE y a las diócesis españolas de herramientas de gestión, técnicas de información y supervisión.

En cuanto a algunas críticas parlamentarias sobre un supuesto trato de favor en materia fiscal en lo relativo al Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), por ejemplo, del que se ha ocupado Palabra en varias ocasiones, Fernando Giménez Barriocanal, vicesecretario de asuntos económicos de la CEE, ha manifestado que “la Iglesia goza del mismo régimen fiscal en materia de IBI, Impuesto sobre Sociedades, IVA, Transmisiones Patrimoniales, Sucesiones y Donaciones o Actos Jurídicos Documentados del que tiene cualquier partido político, cualquier sindicato o ONG al desarrollo, o, por supuesto, cualquier otra confesión religiosa” (cfr. Expansión, 31-X-2018).

¿Cómo se sostiene la Iglesia Católica?

El dinero que recibe la Iglesia, y que dedica a desarrollar toda su labor, en el marco de sus fines —“la evangelización, la vivencia de la fe y el ejercicio de la caridad”, como señala la Memoria Anual de Actividades de la Iglesia Católica en España del año 2016—, tiene distintos orígenes: las aportaciones directas de los fieles, ya sea por medio de colectas o de donativos y suscripciones; de herencias y legados y, también, de la asignación tributaria. La cantidad que se recibe del porcentaje de los impuestos de los contribuyentes que así lo de dicen se reparte solidariamente desde el Fondo Común Interdiocesano. ¿Y qué es este Fondo?

La financiación de la Iglesia católica en España se consigue gracias al Fondo Común Interdiocesano que es, como su propio nombre indica, un fondo común desde el cual se reparten solidariamente los fondos recaudados por la casilla de la Iglesia en la Declaración de la Renta.    

Este dinero es distribuido solidariamente entre todas las diócesis españolas, de forma que las que menos posibilidades más reciben proporcionalmente. 

Supone de media el 25 % de la financiación básica de las diócesis, aunque depende del tamaño de cada una, por lo que puede llegar a suponer hasta el 70 % de los recursos de las diócesis más pequeñas. Este fondo se obtiene de dos fuentes principales: las aportaciones directas de los fieles y la asignación tributaria.

Las aportaciones directas y voluntarias de los fieles se obtienen por diferentes cauces como colectas, donativos, legados, herencias. Con todo, fuentes de la CEE señalan la suscripción periódica (mensual, trimestral, semestral o anual) como el modelo más deseable de sostenimiento de la Iglesia. Gracias a esta periodicidad en la financiación, se puede administrar el presupuesto de forma más eficaz para ir afrontando los distintos problemas que día a día van surgiendo en las diócesis.

Las aportaciones directas y voluntarias de los fieles son la principal fuente de financiación de las diócesis y suponen más de un tercio de los recursos disponibles. n

Teología del siglo XX

Étienne Gilson y las fronteras entre la teología y la filosofía

Étienne Gilson (1884-1978) fue, sobre todo, un gran historiador de la filosofía medieval. Pero su obra tiene un alto interés teológico, porque se mueve en las fronteras entre la teología y la filosofía.

Juan Luis Lorda·15 de abril de 2019·Tiempo de lectura: 7 minutos

Étienne Gilson destaca en el campo donde los teólogos cristianos, además de usar de la filosofía, la desarrollan, dando lugar a lo que puede llamarse “filosofía cristiana”.  Se requiere bastantes precisiones para entender bien esta expresión. Y tuvimos ocasión de recordar el famoso debate de la Sociedad Francesa de Filosofía, en 1931.  

Gilson y Heidegger

La expresión “filosofía cristiana” no era particularmente querida por Gilson, aunque, por así decir, se le quedó pegada, por la mucha atención que le prestó a lo largo de su vida. De entrada parece una contradicción: o es filosofía o es teología, son métodos distintos. Y por eso Heidegger se la ventila de un plumazo en su Introducción a la metafísica. En un pasaje donde, por cierto, argumenta que los cristianos no pueden hacer verdadera metafísica, porque no pueden ponerse ante el ser de las cosas con la misma radicalidad que un ateo. Solo el ateo se pregunta radicalmente por qué las cosas están ahí, y por qué es el ser y no más bien la nada. Un cristiano da por supuesta la explicación del ser en Dios y le parece obvia. No siente el misterio y la extrañeza del ser. 

Para leer más

Título: El espíritu de la Filosofía Medieval
Autor: Étienne Gilson
Páginas: 448
Editorial y año: Rialp, 2004

Gilson (o Maritain) estarían a medias de acuerdo con Heidegger. Aceptarían que el cristiano no puede evitar pensar “en cristiano”. Sin embargo, añadirían que es capaz de hacer verdadera filosofía, porque es capaz de distinguir lo que puede obtener por la razón de lo que sabe por la revelación. Pero evidentemente su “posición” (como diría Maritain y recoge Fides et ratio) es diferente; en eso coinciden con Heidegger. Como le gusta repetir a Gilson, el que piensa no es la razón sino la persona.  

Gilson asistió a varias conferencias de Heidegger y, según cuenta su biógrafo (Shook), se emocionaba hasta las lágrimas al oírle hablar sobre el ser. Pero también pensaba que a Heidegger le faltaba mucha erudición histórica y que su Aristóteles venía de Franz Brentano, y por tanto de la tradición escolástica, y estaba retocado y cristianizado. Por eso, como otros filósofos e historiadores de la filosofía (Brehier, por ejemplo), no era capaz de apreciar la aportación filosófica cristiana en metafísica. Pensaban que el cristianismo se había limitado a asumir categorías griegas y se había helenizado, pero no apreciaban cuánto habían cambiado esas categorías y enfoques al entrar en contacto con el cristianismo: Dios (ser supremo), ser, escala de los seres, causa, finalidad, conocimiento, voluntad, libertad, amor. La gran aportación teológica de Gilson será precisamente mostrar esa frontera y esas influencias.

La historia y las fuentes del tomismo

Gilson fue, sobre todo, un gran historiador de la filosofía medieval. Y contribuyó de manera muy importante a hacerle un hueco en la Sorbona, a que se le reconociera como materia, porque produjo un conjunto admirable de estudios sobre san Agustín, san Buenaventura, Abelardo, san Bernardo, Duns Scoto y Dante, además de muchos artículos; y compuso finalmente una gran Historia de la Filosofía medieval

Además dedicó muchísima atención a la filosofía de Santo Tomás con tres obras sintéticas: la más importante, El tomismo (primera edición en 1918), que amplía y mejora a lo largo de toda su vida; la segunda, Elementos de filosofía cristiana, síntesis para sus alumnos del Instituto de Filosofía Medieval en Toronto. La tercera y última, a modo de ensayo y sin citas, es la Introducción a la Filosofía cristiana

Conviene notar que hizo la “filosofía” y no la teología de estos autores. Pero esos autores eran teólogos y no filósofos. Su filosofía está inserta y desarrollada en su teología: hacen filosofía al hacer teología, porque la necesitan. Este va a ser el centro de su matizada idea. Al hacer teología, inspiran las transformaciones de la filosofía que usan; y ese es precisamente el sentido aceptable de “filosofía cristiana”. 

La expresión “filosofía cristiana” no era particularmente querida por Gilson, aunque, por así decir, se le quedó pegada, por la mucha atención que le prestó a lo largo de su vida.

En este punto, Gilson polemizó un poco con los miembros del Instituto de Filosofía de Lovaina (de Wulf, Van Steenbergen), que los trataban realmente como filósofos. Y, además, en el caso de De Wulf defendían la existencia de una “filosofía escolástica” más o menos unitaria. A Gilson, como buen historiador, le chocaba mezclar las fuentes, porque era consciente de sus diferencias, y, al final, prefería sencillamente a Santo Tomas, leído en sus fuentes, y no recibido de una tradición o escuela tomista o escolástica independizada.

La escolástica a través de Descartes

Gilson cuenta sus primeros pasos intelectuales en un pequeño prefacio a un libro genial pero poco conocido, Dios y la filosofía, que reúne cuatro conferencias publicadas por la Universidad de Yale (1941). 

“Fui educado en un colegio católico francés [en el colegio y también seminario menor de Notre-Dame-des-Champs], de donde salí tras siete años de estudios, sin haber oído ni una sola vez, al menos en lo que recuerdo, el nombre de santo Tomás de Aquino. Cuando me llegó la hora de estudiar filosofía, asistí a un colegio del Estado cuyo profesor de filosofía –un discípulo tardío de Victor Cousin- jamás había leído, evidentemente, ni una sola línea de santo Tomás de Aquino. En la Sorbona ninguno de mis profesores conocía la doctrina tomista y todo lo que supe de ella fue que, si hubiera alguien tan tonto como para ponerse a estudiarla, solo hallaría en ella una expresión de esa Escolástica que, desde los tiempos de Descartes, pasó a ser mera pieza de arqueología mental”.

De paso, hay que apuntar que fue en ese ambiente donde más tarde conseguiría que se pusiera una cátedra de filosofía medieval. No es poco el mérito. 

En la Sorbona quedó fascinado por un curso del filósofo judío Lucien Lévi-Bruhl, sobre Hume. Le encantó la seriedad de su método basado en los textos. Y quiso hacer la tesis doctoral con él. “Me aconsejó estudiar el vocabulario –y, de paso, los conceptos que Descartes había tomado de la Escolástica”. Y efectivamente hizo la tesis sobre La Libertad en Descartes y la Teología y la publicó en 1913, con un Index escolástico-cartesiano, que es una colección de las nociones importantes de Descartes donde se nota la influencia escolástica.

Descubrimientos y proyectos

Y aquí empezó todo. Descartes tenía una formación escolástica, porque no había otra donde estudió. Aprendió lo que es la inteligencia, la voluntad y la libertad en el colegio La Flèche, de los jesuitas, con todas las evoluciones que estos conceptos habían sufrido en el debate sobre gracia y libertad (controversia De Auxiliis).  Pero también la idea de Dios y de causa y de ser. Cuando quiso separarse de lo aprendido por poco seguro y refundar la filosofía, no pudo desprenderse de los conceptos que su mente manejaba naturalmente. Para Gilson fue una doble revelación. La primera, de una evidente influencia cristiana en el considerado fundador de la filosofía moderna. La segunda: “Descubrí que las conclusiones metafísicas de Descartes solo tienen sentido cuando coinciden con la metafísica de Santo Tomás de Aquino”

Su itinerario vital le llevaría a conocer mejor a los teólogos medievales, extrayendo su aportación filosófica. Y después a intentar explicar la evolución de los grandes conceptos desde la filosofía griega hasta la filosofía moderna.

Esto suponía la superación del prejuicio ilustrado de que entre la filosofía griega y Descartes no hay nada de filosofía, sino en todo caso, teología. Y esto marcaría las líneas de desarrollo de su inmensa obra. 

Su itinerario vital le llevaría, primero, a conocer mejor a los teólogos medievales, extrayendo su aportación filosófica, especialmente, de santo Tomás.  Y después, con toda esa erudición histórica, intentar explicar la evolución de los grandes conceptos desde la filosofía griega hasta la filosofía moderna. Es decir, a estudiar en concreto por áreas cómo se produce esa transformación. Hasta llegar al libro más emblemático de Gilson, El espíritu de la filosofía medieval. Que, aunque no sea un libro formalmente teológico, es importantísimo para la teología del siglo XX; porque el espíritu que anima esa filosofía y produce esa transformación es el espíritu cristiano. 

El index de conceptos escolásticos que había preparado para estudiar a Descartes le serviría como primera guía tanto para sintetizar la filosofía de los autores escolásticos como para elegir los conceptos de los que había que contar la historia. Y de todas estas sutiles relaciones entre personalidad, filosofía y teología surgiría su matizada comprensión, recogida, con tono autobiográfico, en otro de sus grandes libros, El filósofo y la teología (1960).

El espíritu de la filosofía medieval

En 1930, Gilson tenía ya 47 años. Estaba en la plenitud de su carrera. Había conseguido un reconocimiento académico casi unánime y un respeto por la filosofía medieval. Había fundado el Instituto de Filosofía medieval en Toronto (1929). Y había dado muchos cursos en muchas universidades americanas, siendo particularmente querido en Harvard. Esto se debía a que era un gran trabajador y que daba cursos excelentes, desarrollando constantemente sus grandes temas. Una erudición tan grande le permitía componer síntesis y comparaciones muy atractivos. Siempre originales, pero  también rigurosas y basadas en los textos. Nunca olvidó lo aprendido con Lévi-Bhrul. 

En esas circunstancias le llegó la invitación a pronunciar las Gifford Lectures en la Universidad de Aberdeen, en dos años sucesivos, 1930 y 1931. Lord Adam Gifford (1820-1887) fue un exitoso y reconocido abogado escocés que legó su fortuna para que todos los años se dieran cursos sobre Teología natural en las principales universidades escocesas (Edimburgo, Glasgow, Aberdeen y St. Andrew). Desde 1888, estas conferencias han dado lugar a una impresionante colección de ensayos de primera fila y muchos clásicos en el área de humanidades. Vale la pena ver las listas (y hay mucha documentación online).

En los dos cursos de Gilson, reunidos en El Espíritu de la filosofía medieval, cuenta, punto por punto, cómo se han transformado las grandes nociones de la filosofía, desde su forma griega a su forma moderna, por el impacto de la revelación cristiana, detallando especialmente la aportación medieval en toda su variedad. Es un libro genial, que solo podía hacer una persona que reuniera tantas cualidades de método y erudición, además de grandes dotes narrativas.  

Después de estudiar la idea de sabiduría o filosofía, se aborda, primero, la ontología, con la idea del ser, de su causalidad, analogía, participación, y de Dios, con su providencia. Después, la antropología: desde el valor del espíritu y del cuerpo, pasando por el conocimiento y la inteligencia hasta el amor, la libertad y la conciencia. Termina con el estudio transversal de tres nociones en la edad media: la naturaleza, la historia y la filosofía. 

El filósofo y la teología

Este otro libro, escrito cuando tenía 75 años tiene también un alto interés teológico. Comienza contando la soledad y extrañeza que puede notar un filósofo cristiano en un entorno poco cristiano, aunque siempre se sintió respetado y con muchos amigos. Describe también ese peculiar estatuto de seguridad que un cristiano tiene sobre los temas fundamentales. Reconoce que, en un católico practicante, la filosofía se instala normalmente después y que, espontáneamente, ocupa siempre un segundo lugar en sus convicciones. 

Recuerda los años universitarios, con mucho agradecimiento hacia Bergson, que animó a tantos en el camino de la filosofía, y que parecía cercano a convertirse al cristianismo, aunque Gilson matiza. Agradece también a tantos profesores y matiza juicios que le parecen exagerados o injustos sobre ellos (por ejemplo, de Péguy). 

Recorre los matices de la “filosofía cristiana”. Y en el último capítulo, sobre “El futuro de la filosofía cristiana”, señala  tres cosas: primero, que “el futuro de la filosofía cristiana dependerá, en primer lugar, de la presencia o de la ausencia de teólogos dotados de formación científica”, para que puedan situarse y dialogar con el pensamiento actual. Advierte que “todas las metafísicas envejecen por su física”; y esto obliga a ser precavidos, a no intentar concordias demasiado rápidas. Y a no equivocarse sobre el fundamento, que está en la fe y en las convicciones metafísicas (el realismo y el ser). Recuerda, entonces,  el valor que tiene en este punto la filosofía de Santo Tomás. 

Gilson tiene otros libros de interés teológico, como La metamorfosis de la ciudad de Dios, y Las tribulaciones de Sofía, con algunas impresiones sobre derivas posconciliares. Además está la correspondencia que mantuvo con grandes teólogos, entre otros De Lubac (ya editada) y Chenu, que eran amigos suyos, y a los que apoyó cuando encontraron incomprensiones y dificultades. 

La gran biografía autorizada de Laurence Shook, Étienne Gilson (1984), es magnífica, y en la versión italiana lleva un excelente prologo del teólogo Inos Biffi. Además, Vrin ha publicado otra voluminosa, de Michel Florian, Étienne Gilson. Une biographie intellectuelle et politique (2018).

Actualidad

En servicio religioso permanente

Hay profesiones cuya razón de ser es la disponibilidad y prestan servicios cuya eficacia reside precisamente en poder acudir a ellos en el momento en que se necesita. Hay farmacias de guardia, servicios mínimos de transporte, teléfono de emergencias… ¿Y quién se ocupa de las cosas del alma en momentos de necesidad? 

Javier Peño Iglesias·9 de abril de 2019·Tiempo de lectura: 5 minutos

¿A quién acudir cuando te encuentras cerrada la iglesia y requieres de una palabra de consuelo, o notar la cercanía de Dios a través de los sacramentos de modo inaplazable? Desde hace casi dos años en Madrid existe un servicio así. Uno de sus voluntarios nos cuenta cómo trabajan.

Desde el inicio de su pontificado, con la Exhortación Evangelii Gaudium, Francisco nos llamó a todos a la conversión misionera: la Iglesia tiene que ser una madre de corazón “abierto”, “con las puertas abiertas en todas partes”. Esta llamada se concreta en iniciativas pastorales que hacen más visible al mundo su rostro maternal. Como la que puso en marcha la archidiócesis de Madrid el 15 de mayo de 2017 y que consiste en una red de sacerdotes que están disponibles para toda persona que necesite un presbítero entre las 10 de la noche y las 7 de la mañana. Se conoce como el Servicio de Asistencia Religiosa Católica Urgente (SARCU). Y está activo todos los días del año. En caso de catástrofes hay un servicio de activación urgente por el cual todos los sacerdotes que integran el Servicio, a través de un grupo de WhatsApp, quedarían para movilizados.

SARCU, dígame. ¿En qué puedo ayudarle?

Los sacerdotes de guardia están para ayudar casos urgentes y graves que requieran de la asistencia presbiteral: moribundos, situaciones de peligro vital físico o psicológico, grandes accidentes o catástrofes, violaciones de los derechos humanos que requieren una rápida actuación, etc. Y esto con apenas una llamada al 91 371 77 17, que responde un sacerdote al que se le ha de explicar la situación concreta que motiva la petición de auxilio y que tratará de canalizar la respuesta adecuada. 

En ocasiones se trata de casos que se pueden trasladar a algún hospital donde siempre hay capellanes de guardia. Otras veces requerirá una ayuda específica que el SARCU tratará de proporcionar. Afortunadamente, la ayuda no queda en una asistencia puntual, ya que, tras el servicio nocturno, el mismo sacerdote que haya atendido a la urgencia procura completar la ayuda en los días siguientes si fuera preciso. Por tanto, una de las características del SARCU es el saber acompañar, con la continuidad que requiera cada caso.

Esta iniciativa de la Vicaría de Pastoral Social e Innovación de Madrid, con el vicario, José Luis Segovia, al frente, no sería posible sin esas personas que, desde el comienzo han estado ahí. Desde el director, Bienvenido Nieto, al coordinador, Pablo Genovés, pasando cada uno de los voluntarios que hacen del SARCU una realidad que funciona. En el momento de la redacción de este artículo ya eran 57 sacerdotes. “¡Pero necesitamos más!”, reclama Nieto. Para apuntarse, es tan sencillo como mandar un correo electrónico a [email protected]. El modo de trabajar incluye, en caso de hacerse una visita, la figura del acompañante: un seglar que acompaña al presbítero y que hace presente al necesitado que la Iglesia es mucho más que los sacerdotes. Somos todos.

Un servicio pastoral de evangelización

Uno de los presbíteros que asiste al Servicio es Fernando Bielza, que ya antes de ordenarse quiso participar en SARCU: “Desde hace años he sufrido con impotencia el panorama de las iglesias cerradas casi a cualquier hora del día o de la noche. Por eso, cuando, siendo todavía diácono, me enteré de la creación de este Servicio, inmediatamente sentí que el Señor me llamaba a ser la Iglesia abierta en aquellas horas en que casi todos duermen. Antes de mi ordenación, no hace todavía un año, me ofrecí para ofrecer alguna de mis noches como sacerdote para ser la presencia de Cristo en las horas más oscuras de la vida de muchas personas”, afirma.

Y en ello está: “Llevo ya cuatro guardias y sucede de todo. Por ejemplo, el último lunes que estuve disponible recibí 4 llamadas, más una unción a una moribunda. Otras veces, en cambio, el teléfono se mantiene en silencio toda la noche”, señala. En cualquier caso, las estadísticas dicen que hay llamadas en dos de cada tres días aproximadamente.

Fernando nos cuenta cómo es su jornada SARCU: “Empieza con un WhatsApp del coordinador del servicio a las 21.30h, que te recuerda que esa noche estás operativo. A partir de ahí haces tu vida normal, pero sabiendo que tienes que estar atento al teléfono durante casi 12 horas, porque en cualquier momento tienes que dejar a la gente con la que estés cenando, o incluso levantarte de la cama a la hora que sea para atender al que te lo pide. Algunos sacerdotes han acudido a celebrar bodas in articulo mortis. Yo, en mi caso, únicamente he tenido que salir un par de veces a administrar la santa unción o el viático a un moribundo. 

Pero la mayor parte de las llamadas que he atendido proceden de gente que se angustia en las horas profundas de la vigilia. Visto desde fuera, con frecuencia parecería que se trata, simplemente, de gente con un desequilibrio mental: un hombre al que le surgen dudas de fe inaplazables en mitad de la noche; una mujer que dice tener apariciones de la Virgen y no ser comprendida por sus sacerdotes; un joven que se da cuenta de que necesita confesarse con urgencia ante ‘el espanto nocturno’ (cfr. Sal 90, 5); una anciana que se siente sola y por no molestar a su familia a las 5 de la mañana te llama a ti… Pero, ¿de qué es signo ese desequilibrio nocturno de tantos hombres y mujeres, que de noche gritan a la presencia del Señor? Hoy, como siempre, el espíritu humano es asediado de noche por los asmodeos (cfr. Tob 3, 8) que rondan, ‘como león rugiente, buscando a quién devorar’ (1P 5, 8)”. 

Para Bielza, servir en el SARCU es, ante todo, “otra señal más de la gracia de Dios a los hombres. Es ser la puerta abierta del ‘hospital de campaña’ que quiere ser la Iglesia. Es ser el guardián del pueblo de Dios, que ‘no duerme ni descansa’ (Sal 120, 4). Una visita, si es cosa factible, para dar un abrazo a alguien que no has visto en tu vida y seguramente no volverás a ver; media hora de conversación al teléfono a las 3 de la mañana, sobre la belleza de la vida; quedarte a veces dormido cuando alguien te cuenta y te cuenta sus penas mientras en la ventana apunta la aurora; una hora consolando una tristeza…”.

Dar un abrazo, llevar la comunión o arreglar un matrimonio

Bienvenido Nieto, diácono permanente, es el director desde el comienzo del servicio. Destaca que, sobre todo, la función de los voluntarios del SARCU es la de la “escucha activa”, ya que mucha gente que llama por soledad. Haciendo balance de este tiempo, reconoce el Servicio de Atención Religiosa como algo “novedoso y extraordinariamente satisfactorio”. Y lo justifica: “Es llevar la luz de Cristo a esas personas que necesitan ánimo y cercanía que sólo el plano espiritual puede dar. Es la realización viva de la Iglesia en salida. Esa que tantas veces se hace presente en el dolor. Y precisamente por eso no podemos poner horarios de funcionarios”

Pablo Genovés, sacerdote también, es coordinador del SARCU, por decirlo de algún modo, quien lleva las cuestiones prácticas del Servicio. Organizando horarios, sustituciones y demás. También se ocupa de gestionar con el Ayuntamiento los permisos para circular por espacios de acceso restringido. Además, la experiencia de colaborar con otros servicios públicos de atención está siendo muy productiva: por ejemplo, para dar respuesta a la realidad del suicidio, el año pasado se organizó un curso de formación específica con voluntarios del SAMUR y algunos psicólogos.

En medio de situaciones dramáticas también hay espacio para la anécdota. “Tenemos llamadas de toda España e, incluso, de Sudamérica. ¡Incluso una llamada pidiendo un matrimonio por teléfono!”, afirma. También, una vez llamó una persona preocupada por una cuestión con su mascota: “El cura que le atendió fue uno que trabajaba con perros de rescate. Son como guiños de Dios”, afirma.

El autorJavier Peño Iglesias

Sacerdote, periodista y peregrino a Santiago.

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Actualidad

Silvia Librada: “Que cada persona tenga una atención adecuada a todas sus necesidades”

El proyecto Ciudades Compasivas se engloba dentro de New Health Foundation, una institución sin ánimo de lucro de observación y optimización de los sistemas de salud, sanitarios, atención social y apoyo familiar y del entorno.  El objetivo último es mejorar la calidad de vida en los procesos de enfermedad avanzada, alta dependencia y las últimas etapas de la vida.

Omnes·8 de abril de 2019·Tiempo de lectura: 7 minutos

Silvia forma parte del proyecto desde que, en 2013, naciera la fundación. Ella habla de la experiencia tan maravillosa que supone formar parte de un proyecto que se preocupa por que cada persona con enfermedad crónica, avanzada y/o al final de vida tenga una adecuada atención a todas sus necesidades físicas, sociales, espirituales, emocionales, de amor y acompañamiento. Ya en Europa se estaban llevando a cabo distintas iniciativas de esta índole que se estudiaron desde New Health Foundation y en las que se basó el proyecto Ciudades Compasivas. Silvia nos cuenta el proceso y los frutos de esta iniciativa. 

¿Qué son las Ciudades Compasivas?

—Una ciudad compasiva es una ciudad que gira sobre los tres ejes de la compasión: identificar el sufrimiento ajeno, empatizar con él y movilizarse para aliviarlo. Una ciudad compasiva hace visibles las situaciones de adversidad de las personas con enfermedades avanzadas y de final de vida, se capacita para disponer de recursos con los que atender a las personas, y moviliza a toda la comunidad para cuidar a las personas que se encuentran en esa situación.

Una ciudad compasiva involucra a todos los ciudadanos en los cuidados y acompañamiento de las personas en el final de la vida, en el trato digno, humano y compasivo, y les provoca un cambio en la forma en la que miramos y actuamos con estas personas. Involucra a colegios, institutos, universidades, empresas, centros de ocio, hospitales, centros de salud,  ayuntamientos, etc, poniendo en el centro a la persona para satisfacer todas sus necesidades físicas, emocionales, sociales, espirituales y de amor y acompañamiento.

¿Por qué surge esta iniciativa?

—El movimiento vino impulsado por la Sociedad Internacional de Salud Pública y Cuidados Paliativos (PHPCI), que definió las características de una ciudad compasiva alrededor de estas personas con enfermedad avanzad y final de vida. La Fundación New Health, tras revisar modelos en la literatura y de diversas organizaciones que ya venían impulsando estas ciudades, lo que hizo fue desarrollar un método propio (Todos Contigo) para el desarrollo de ciudades y comunidades compasivas que comenzó a implementarse en el año 2015 en la ciudad de Sevilla, en España, con el objetivo de que pudiera ser replicado en otros ámbitos geográficos. 

Este método reúne los componentes de sensibilización, capacitación de la sociedad e intervención comunitaria, que es cuando ya nos movilizamos para encontrarnos con aquellas personas que están en situación de enfermedad avanzada, y creamos a su alrededor redes comunitarias de apoyo.

¿Para qué han servido o están sirviendo las ciudades compasivas?

—Para aliviar de verdad el sufrimiento en el momento de mayor vulnerabilidad de la vida de los seres humanos, que es cuando hemos de afrontar que vamos a morir. Somos únicos y podemos vivir con intensidad y con calidad de vida hasta el último día de nuestra vida. Las personas no deberían morir en soledad o mal atendidos o con dolor o sufrimiento emocional. Tenemos la oportunidad de cambiar la mirada hacia la muerte, porque es ésta la que nos enseña de la vida. Disponemos de muchos recursos para que ese tránsito sea el mejor posible, aprendemos de cada experiencia, y en cada uno de nosotros está esa compasión que nos permite acercarnos a la otra persona y hacer algo por aliviarle en el sufrimiento. Y cada vez aparecen más iniciativas que apuestan por dignificar realmente la vida hasta el final.

La palabra compasión no se comprende bien… Por eso tuvimos la oportunidad con este proyecto de explicarla casi todos los días. Aún suena a condescender, a debilidad o fragilidad, a lástima o pena, y en esta época en que la utilidad material condiciona cualquier acción, se comprende mucho menos. Nuestras sociedades prefieren no ver, como si no ver fuera a evitar el hecho incontestable de que todos vamos a morir y que se van a morir las personas que queremos. Vivir de espaldas a la muerte no hará que la muerte desaparezca, solo nos va a hacer el camino mucho más difícil. La compasión es la salida y la solución porque cuidar es un verdadero privilegio cuando lo convertimos en amor hacia los demás. En la Fundación New Health, gracias al desarrollo y al impulso de Comunidades y Ciudades Compasivas eso es lo que conseguimos: mover a toda la comunidad alrededor de la persona con enfermedad avanzada y en final de vida para satisfacer sus necesidades.

Lo que pretendemos es sensibilizar a la sociedad de que cada persona es importante y de que se puede aportar mucho en sus últimos momentos. Cada acción que se haga es una acción que permanece para siempre, porque es un acto de bondad, de amor y de compasión. Y cambia la manera de entender la vida.

¿Qué acciones se llevan a cabo, y dónde?

—El proyecto tiene tres tipos de acciones, y siempre pivotan sobre el triple C: Cuidados, Compasión y Comunidad. En primer lugar, de sensibilización -donde damos a conocer qué son los cuidados paliativos, cómo acceder a ellos, por qué hacerlo, la importancia del cuidado, las necesidades de las personas en situación de enfermedad avanzada, la fuerza de la comunidad, la compasión, etc-. En segundo lugar, de formación: hacemos talleres para familiares, voluntarios, profesionales, jóvenes, mayores, para la ciudadanía en general sobre técnicas para el acompañamiento y el cuidado, redes comunitarias, habilidades de comunicación y de gestión emocional, afrontamiento de la muerte y del duelo y, en general, todos los aspectos que son necesarios conocer para aliviar el sufrimiento de las personas en esta situación. 

Y, en tercer lugar, realizamos acciones de intervención comunitaria donde ponemos a disposición de los familiares y de las personas que se encuentran en esta situación de enfermedad avanzada la figura del “promotor comunitario” que detecta las necesidades y articula las redes comunitarias (con los familiares, vecinos, asociaciones, voluntarios, etc) para cubrir esas necesidades y que la persona y su cuidador principal reciban todos estos cuidados y acompañamiento.

El servicio es gratuito para todos los participantes, al igual que las acciones de sensibilización y de formación que se dan en diferentes puntos de la ciudad para conseguir que participen el mayor número de personas. En cuanto a las personas que se encuentran en esta situación, éstas son derivadas al programa por diversas vías: profesionales de los centros de salud y profesionales de cuidados paliativos, trabajadores sociales del ayuntamiento, organizaciones y centros que atienden a personas en esta situación, o a veces incluso de la propia comunidad. Son muchas las personas y entidades implicadas en este proyecto, es gracias a ellos que el proyecto crece y se consigue llegar cada día un poco más lejos. Estamos consiguiendo construir gracias a la cohesión de todos estos actores, ciudades compasivas, ciudades que cuidan y que cambian vidas.

Cuantas más personas e instituciones se involucren, mucho mejor. Todos tienen algo que aportar. Este es un proyecto de cooperación, de coordinación, de motivación y de corazón. En las ciudades ya hay muchos recursos para atender a las personas, mucha gente que quiere hacer algo por los demás, y asociaciones que se implican, pero en muchas ocasiones no están bien conectados. Por eso, desde la Fundación y desde el modelo Todos Contigo, creamos una red de todos estos agentes para conseguir que cada persona con enfermedad avanzada o final de vida reciba una atención integral, compasiva y de alta calidad.

La propuesta de Comunidades y Ciudades Compasivas de la Fundación New Health se ha implementado en ciudades de diferentes tamaños de España y Latinoamérica con óptimos resultados en todas las experiencias. Todas estas iniciativas se hacen visibles en un mapa de ciudades de la web www.todoscontigo.org desde donde se pretende dar a conocer el impulso  que la fuerza de la compasión está tomando en cada una de estas comunidades y ciudades.

¿A quiénes va dirigido este proyecto?

—A cualquier persona que quiera mejorar su vida desde la compasión, que esté dispuesta a ayudar a otros, que quiera vivir con intensidad cada día de su vida y que quiera estar preparada para cuidar a sus seres queridos cuando se encuentren en esta situación.

Es un proyecto que llega a todos, porque todos vamos a vivir esta experiencia de cuidar y ser cuidados.

¿Quién se encarga de gestionarlo?

—En Sevilla lo gestiona la Fundación New Health, pero desde la Fundación estamos además acompañando a otras entidades para la puesta en marcha en otras ciudades. Hablamos de empresas del sector salud (aseguradoras y hospitales), instituciones públicas (ayuntamientos, consejerías, etc.), organizaciones privadas o del tercer sector del ámbito sanitario, social o comunitario (asociaciones, fundaciones, centros residenciales, empresas de prestación de servicios de cuidados, organizaciones de voluntariado, etc.), colegios de profesionales, sociedades científicas, y empresas de las ciudad que quieren apoyar al proyecto desde su Responsabilidad Social Empresarial. 

Así en cada ciudad donde se encuentra el proyecto en marcha lo gestiona una entidad promotora diferente junto con la Fundación New Health. Nuestra ilusión es que se extienda cada vez más y que se ponga en marcha en muchas ciudades.

¿Qué historias se han encontrado en el desarrollo del proyecto?

—Son muchas las historias que emergen cada día y cada una de ellas está llena de vida y de esperanza. Como ejemplo, el pasado mes de diciembre lanzábamos, en el marco del proyecto, el libro 20 Historias de Compasión, en el que se narran relatos con testimonios reales de personas que han participado en Sevilla Contigo, relatos en torno a experiencias sobre la fuerza de la compasión en el final de la vida. Para esta motivadora apuesta, la Fundación New Health tuvo el honor de contar con la ayuda y colaboración del ayuntamiento de Sevilla y del Servicio Andaluz de Salud, así como de todas las personas que facilitaron sus testimonios. La  interesante repercusión de este ejemplar se prolonga ahora con la puesta en marcha de una exposición itinerante homónima que se va a mostrar en enclaves de Sevilla durante 2019.

Las historias que nos encontramos son cotidianas y nos llena de alegría comprobar como con muy poco, se hace mucho. Estas historias ponen en valor la vida de la gente hasta el final. Historias como las que nos comparte Johnatan de su experiencia como voluntario: “Decir adiós a quien amas profundamente es una manera de dar valor al tiempo que ha permanecido en tuvida, cada persona que está a tu lado es una aportación. Estar en el final de quien amas es un privilegio, triste, duro, difícil, pero siempre un privilegio”. O Amparo sobre su hijo Jesús y como sus amigos le acompañaron hasta el final: “Aquellos chicos, aprendieron a reír en el hospital, a ser donantes de sangre, a dar compañía durante largas tardes en casas cuando las fuerzas mermaban. Jesús y sus amigos, conocieron lo que era el honor, la dignidad, el compromiso, la responsabilidad, el respeto y por supuesto ser amigo. Fueron hermanos escogidos en un momento puntual de la vida”.

Las personas y las experiencias que nos encontramos a diario nos enseñan que se puede hablar de la muerte, que en nosotros está la fuerza de ayudar a los demás. El proyecto en realidad es sencillo, se trata solo de eso, de conectar: necesidades con ayuda, personas con personas, vida con vida. Esa es la comunidad que queremos construir, en la que queremos vivir hasta el último día. La fuerza de la compasión es muy grande, junto nos protegemos, juntos nos cuidamos, juntos nos vivimos.

A nivel personal, ¿qué le supone formar parte de un proyecto como este?

—Vivirlo en lo profesional y en lo personal ha sido y es una experiencia maravillosa porque recibes una respuesta de la sociedad que se mueve por cuidar, por acompañar, que quiere conocer, que tiene necesidades y busca respuestas. 

La devolución de este proyecto día a día es ver que es posible. Ver día a día que hay personas dispuestas a ayudar, que la mayor satisfacción percibida es la de ayudar a otros, que los niños y jóvenes son la respuesta a este cambio, y que todo ello mejora la atención, calidad de vida y satisfacción de familiares y redes. Además, es un proyecto innovador, adaptado a cada comunidad, a cada ciudad. Al impulsarlo vimos que era necesario conocer muy a fondo como hacerlo, incluso me animé a desarrollar mi tesis doctoral en el desarrollo de comunidades compasivas y está siendo toda una experiencia de conocimiento y realidad. 

Nos lo imaginamos, nos ilusionamos y nos decidimos a hacerlo. Cuando un proyecto así te apasiona, no te confundes. Sabes que estás en el camino. Y mi mayor satisfacción es ver la respuesta de la sociedad y de quienes lo están haciendo posible día a día. n

Vaticano

“Cristo es la más hermosa juventud de este mundo”

Firmada por el Papa en el santuario de Loreto la exhortación apostólica bajo forma de Carta a los Jóvenes que recoge los frutos del último sínodo de los obispos sobre Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional.

Giovanni Tridente·2 de abril de 2019·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Como se había anunciado, el 25 marzo, solemnidad de la Anunciación del Señor, el Papa Francisco ha firmado en el santuario mariano de Loreto la exhortación apostólica post-sinodal bajo la forma de Carta a los Jóvenes Vive Cristo, esperanza nuestra.

De esta manera tan inusual –fuera del Vaticano, para entendernos- el Santo Padre ha querido confiar a la Virgen los frutos del Sínodo de los Obispos que se desarrolló el pasado octubre sobre el tema Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional. Esta elección lo liga en cierto modo con su predecesor san Juan XXIII, que también acudió a Loreto para confiarle la marcha del Concilio Vaticano II, convocado por él…

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Vaticano

Gabriella Gambino: “La Iglesia es mujer, es esposa, es madre”

La jornada del 8 de marzo, dedicada internacionalmente a la mujer, ha sido ocasión de debate y reflexión. He aquí un punto de vista.

Giovanni Tridente·2 de abril de 2019·Tiempo de lectura: < 1 minuto

El pasado 8 de marzo, jornada universalmente dedicada a la mujer, la Facultad de Comunicacion de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, de Roma, ha acogido una mesa redonda para reflexionar precisamente sobre el papel de la mujer en la Iglesia. En la iniciativa, dirigida principalmente a periodistas que se ocupan de la información religiosa, han intervenido como relatoras tres importantes exponentes con encargos de relieve en la Santa Sede: la directora de la sección teológico-pastoral del Dicasterio para la Comunicación, Nataša Govekar; la directora de los Museos Vaticanos, Barbara Jatta; y la Subsecretaria para la sección dedicada a la vida del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, Gabriella Gambino.

Dossier

España sigue siendo cuna de santos

En 2018 el Papa ha autorizado la aprobación de varios decretos relativos a procesos de beatificación y canonización de españoles. Algunos proceden del tiempo de la guerra que ensangrentó a España en los años 30 del siglo XX. Todos, muy cerca de nosotros en la geografía y en el tiempo.

Alberto Fernández Sánchez·2 de abril de 2019·Tiempo de lectura: 7 minutos

El 12 de marzo del año 1622 el Papa Gregorio XV elevó a la dignidad de los altares a Francisco de Javier, Ignacio de Loyola, Teresa de Jesús, Isidro Labrador y Felipe Neri. Los ciudadanos de Roma, con cierta ironía, dijeron aquel día que el Papa había canonizado a cuatro españoles y a un santo. Y es que España ha sido a lo largo de la historia, y sigue siendo, tierra fecunda en la que han florecido grandes santos que han iluminado la vida de la Iglesia.

Un proceso riguroso y exhaustivo

El sueño de Dios para cada uno de los cristianos es la santidad, vivir y transparentar la vida divina en la propia vida. Y la Iglesia, que es santa, no deja de engendrar hijos que vivan en santidad, proporcionándoles en cada momento medios sobreabundantes para alcanzar esta meta. De entre todos sus hijos santos, propone a algunos como modelos e intercesores para todo el pueblo de Dios, mediante el acto solemne de la canonización.

Este acto viene precedido de un largo y minucioso proceso, en el que cuidadosamente se investiga acerca de la vida, la muerte y la fama de santidad después de la muerte de cada uno de los Siervos de Dios que son propuestos como candidatos a la canonización. El proceso comienza en la diócesis en que ha fallecido el Siervo de Dios, recopilando toda la información posible, tanto documental como testifical, acerca de la persona y de las circunstancias históricas en que se desarrolló su vida. Una vez recopilada toda esta información, se envía a la Congregación de las Causas de los Santos en Roma, donde se estudia con detenimiento por grupos de historiadores, teólogos, obispos y cardenales, antes de emitir un voto, que es presentado al Papa, único juez en las Causas de los Santos, para que apruebe la publicación del correspondiente decreto que permita bien la beatificación de un Siervo de Dios, bien la canonización de un beato.

En el caso de martirio, cuando se demuestra que el Siervo de Dios sufrió la muerte de modo violento en odio a la fe, se permite inmediatamente la beatificación. En los casos distintos del martirio (por vía de virtudes o de entrega de la vida movida por la caridad), es necesario que antes de la beatificación el Papa apruebe, también después de un exhaustivo proceso, un milagro atribuido a la intercesión del Siervo de Dios. Para la canonización de un beato, sea o no mártir, es necesario un nuevo milagro.

Españoles cerca de los altares

Desde el año 2018 el Papa Francisco ha autorizado la aprobación de varios decretos de martirio, de virtudes y de milagros relativos a procesos de beatificación y canonización de Siervos de Dios españoles. Además del milagro atribuido a la intercesión de Madre Nazaria Ignacia March Mesa, por el que fue canonizada el 14 de octubre, y del milagro que permitirá la beatificación de Guadalupe Ortiz de Landázuri en Madrid el próximo 18 de mayo, el Santo Padre ha reconocido el martirio de las ya beatas españolas Esther Paniagua y Caridad Álvarez, Agustinas Misioneras beatificadas el 8 de diciembre de 2018 en Argel; de Ángel Cuartas Cristóbal y 8 compañeros, seminaristas de Oviedo; de Mariano Mullerat y Soldevila, laico y padre de familia; y de María del Carmen Lacaba Andía y 13 compañeras, Concepcionistas Franciscanas. 

Y junto a estos martirios, las virtudes vividas en grado extraordinario de dos carmelitas descalzas, la madre María Antonia de Jesús y la hermana Arcángela Badosa Cuatrecasas; de sor Justa Domínguez de Vidaurreta e Idoy, Hija de la Caridad; de Francisca de las Llagas de Jesús Martí y Valls, monja profesa de la Segunda orden de san Francisco; de Manuel García Nieto, sacerdote jesuita; de don Doroteo Hernández Vera, sacerdote diocesano y fundador de la Cruzada Evangélica; y de Alexia González Barros, joven laica de 14 años.

“Una nube ingente de testigos que nos rodea”, en palabras de la Carta a los Hebreos; hermanos nuestros, que han crecido y madurado en santidad en diversos estados y circunstancias de la vida, muy cerca de nosotros en la geografía y en el tiempo, y que nos siguen mostrando, en palabras del Papa Francisco en su última exhortación Gaudete et exsultate, “la santidad, el rostro más bello de la Iglesia”.

No es el siervo más que su Señor

Como afirma Andrea Riccardi en la recién presentada edición española del libro El siglo de los mártires (Encuentro, p. 422), “el martirio de muchos cristianos no es solo un episodio de la terrible guerra que ha ensangrentado a España, dejando heridas profundas. Hay una particularidad que no puede ser olvidada ni allanada: los mártires fueron asesinados por ser cristianos y ministros del culto, expresiones de una Iglesia, cuya presencia debía ser borrada de la sociedad española mediante métodos violentos y rápidos”. Se cuentan por decenas de miles las víctimas que murieron por su condición de cristianos en la persecución religiosa de España en los años 30 del pasado siglo.

Entre ellos están los seminaristas mártires de Oviedo, beatificados en la Santa Iglesia Basílica Catedral Metropolitana de San Salvador el pasado 9 de marzo por el representante del Papa Francisco, el cardenal Angelo Becciu, Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos. En su homilía señaló que eran jóvenes “de familias cristianas sencillas y de una clase social humilde, hijos de la tierra de Asturias”, “entusiastas, cordiales y devotos, que se dedicaron por completo al estilo de vida del Seminario, hecho de oración, de estudio, del compartir fraterno, de compromiso apostólico. Siempre se mostraron decididos a seguir la llamada de Jesús, a pesar del clima de intolerancia religiosa, siendo conscientes de las insidias y de los peligros a los que se enfrentarían. Supieron perseverar con particular fortaleza hasta el último instante de sus vidas”

Tenían entre 18 y 25 años, y se preparaban con ilusión para el sacerdocio, para la entrega de la vida en el ministerio pastoral. Sin embargo, el Señor tenía preparada para ellos una entrega más radical, el derramamiento de la sangre para testimoniar a su Señor y Maestro. Uno de ellos, el beato Sixto Alonso Hevia, les pedía a sus padres: “Si a mí me pasa algo, ustedes tienen que perdonar”. Es la respuesta propia del mártir ante el odio que le quita la vida.

El 23 de marzo el cardenal Becciu presidió, en la catedral de Tarragona, la beatificación del mártir Mariano Mullerat i Soldevila, laico, esposo, padre de cinco hijas y médico muy querido en Arbeca y las ciudades de alrededor, fusilado el 13 de agosto de 1936. Un valiente testigo de la fe, que días antes de ser arrestado y asesinado, ante el clima de tensión y persecución religiosa que se palpaba en las calles, y consciente del peligro que corría como destacado católico, contestaba a un vecino que le preguntó si no temía por su vida: “¡Peret, confianza en Dios! Y, si no nos vemos más, ¡hasta el cielo!”.

Dios mediante, el Prefecto de las Causas de los Santos visitará de nuevo nuestro país para la beatificación de María del Carmen Lacaba Andía y 13 compañeras de la orden de las Concepcionistas Franciscanas, que tendrá lugar el sábado 22 de junio en la catedral de la Almudena de Madrid. Un nuevo acontecimiento de gracia que permitirá venerar a partir de entonces como mártires a estas 14 valientes mujeres, que no se acobardaron ante las amenazas, los golpes ni las torturas, ni siquiera ante la misma muerte. Diez de ellas, expulsadas de su monasterio de Madrid, se refugiaron en la casa de unos benefactores, en un piso de la calle Francisco Silvela. Delatadas por una de las porteras de un edificio cercano, sufrieron durante varias semanas, a diario, torturas, vejaciones y humillaciones a manos de los milicianos, hasta que fueron fusiladas el 8 de noviembre de 1936. Una de ellas, sor Asunción Monedero, estaba paralítica. Otras dos de las futuras beatas pertenecían al monasterio de El Pardo (Madrid), de donde fueron expulsadas. Refugiadas también en la casa de un matrimonio amigo, fueron descubiertas el 23 de agosto, y posteriormente fusiladas.

Las otras dos religiosas que forman el grupo pertenecían al monasterio de Escalona, en Toledo. Fueron trasladadas a una checa de Madrid donde sufrieron torturas y fueron fusiladas en el mes de octubre. Es tal la devoción que tiene a estas mártires el pueblo de Madrid que la antigua calle Sagasti, donde se encontraba el monasterio, pasó a llamarse calle Mártires Concepcionistas.

Amor hasta el extremo en la vida ordinaria

El Papa Francisco ha declarado venerables desde comienzos de 2018 hasta la fecha a 7 españoles. Con ello se afirma que cada uno de estos Siervos de Dios han vivido de modo extraordinario las virtudes teologales (la fe, la esperanza y la caridad), las virtudes cardinales (justicia, prudencia, fortaleza y templanza), y las virtudes de la pobreza, la obediencia, la castidad y la humildad, según su condición y estado de vida. Si se demuestra un milagro atribuido a su intercesión podrán ser entonces proclamados beatos.

La historia de la venerable madre María Antonia de Jesús (1700-1760) es una prueba evidente de que para cada persona Dios guarda un camino de santidad único e irrepetible. Casada y madre de dos hijos, siente cómo el deseo de amar al Señor es en su corazón cada vez más fuerte. Mujer a la que el Señor le regaló grandes gracias místicas, fue maestra de jóvenes que se le unían deseando llevar la vida de oración y penitencia que veían en ella. Fundó el Carmelo Descalzo de Santiago de Compostela. También la venerable Francisca de las Llagas de Jesús Martí y Valls (1860-1899) recibió grandes gracias místicas, que siempre vivió con profunda humildad en lo oculto de su convento de Badalona. Sin haber cumplido 39 años Dios había hecho crecer en ella de modo extraordinario el espíritu de penitencia, la reparación por los pecados del mundo, y una caridad exquisita hacia sus hermanas.

La venerable hermana Arcángela (1878-1918), carmelita descalza, cuya fama de caridad y servicio a los enfermos llega hasta el día de hoy, es otra de las religiosas españolas cuyas virtudes han sido reconocidas por el Papa Francisco. Durante las noches se llegaba a levantar hasta ocho veces para atender a los más necesitados. Incluso el día antes de su fallecimiento, a pesar de estar prácticamente consumida por la tuberculosis, se levantó por si los enfermos a los que atendía necesitaban algo. Y es que la caridad es signo inconfundible de la santidad, como en el caso de la venerable sor Justa Domínguez de Vidaurreta e Idoy (1875-1958), Superiora provincial de España de las Hijas de la Caridad, que dedicó su vida a la formación de las religiosas, a la expansión misionera de la Congregación, y en definitiva a hacer presente el amor de Cristo hacia los pobres y necesitados siguiendo el carisma vicenciano.

Dos sacerdotes han sido reconocidos en los últimos meses como venerables. El padre Manuel Nieto SJ (1894-1974), fue un excelente maestro espiritual, y quienes le conocieron coinciden en la profunda huella que este sacerdote de apariencia humilde dejó en sus vidas. En su epitafio puede leerse: “Vida de continua oración. Penitencia por amor a Cristo. Entrega generosa al pobre. Corazón sacerdotal”. Y don Doroteo Hernández Vera (1901-1991), fundador del Instituto Secular Cruzada Evangélica. Dejó escritas, entre otras muchas cosas, unas líneas que sin él saberlo iban a resultar autobiográficas: “Si hemos de ser apóstoles, lo primero que tenemos que hacer es vivir lo que enseñamos. Encarnar lo que después vamos a enseñar. Por eso Jesucristo primero obró y luego enseñó”

Y como colofón, poco antes de celebrarse el Sínodo sobre los jóvenes en Roma, fue declarada venerable Alexia González Barros, madrileña que con 14 años mostró al mundo la madurez de saber aceptar con alegría la dura prueba de una enfermedad por amor al Señor.

De todos estos hermanos nuestros, tan cerca de ser declarados beatos, se podría escribir muchísimo más. Pero sirvan estas breves pinceladas para mostrar cómo la santidad sigue presente en la vida de la Iglesia que peregrina en España. Las próximas beatificaciones, y los Siervos de Dios que hemos presentado son muestra de ello. Y quién sabe si dentro de unos años no estará también entre estos testigos de la fe, la esperanza y la caridad quien ahora está leyendo estas páginas. ¿Por qué no? n

El autorAlberto Fernández Sánchez

Delegado episcopal de las Causas de los Santos de la archidiócesis de Madrid

La misión del cristiano

La Misión de la Iglesia es, por tanto, profética. Comprende la evangelización (el anuncio) y la responsabilidad social (la denuncia)

2 de abril de 2019·Tiempo de lectura: 2 minutos

La Iglesia tiene la tarea de hacer lo que Jesús hizo. Y Jesús fue profeta de su tiempo. Pero ¿qué es un profeta? La palabra griega prophetes puede significar “uno que habla” o “defiende”. Un profeta es una persona que habla la verdad de Dios a otros sobre temas contemporáneos.

Algunos, además, al mismo tiempo revelan detalles sobre el futuro. Isaías, por ejemplo, tocó tanto el presente como el futuro; denunció valientemente contra la corrupción en sus días (Is 1, 4) y entregó grandes visiones del futuro de Israel (Is 25, 8).

La Biblia nombra a más de 133, entre ellos 16 mujeres. El primero que aparece es Abraham (Gen 20, 7). Luego, en el nuevo testamento, Juan el Bautista (Mt 3, 1) que anunció la venida de Jesús como profeta, sacerdote, rey y mesías. La iglesia primitiva también tuvo sus profetas (Hech 21, 9). Y en el final de los tiempos, el Apocalipsis 11 dice que habrá dos “testigos” que profetizarán desde Jerusalén.

La Misión de la Iglesia es, por tanto, profética. Comprende la evangelización (el anuncio) y la responsabilidad social (la denuncia). El profeta denuncia: Reclamando ante todo la exclusividad en el amor de Dios; denunciando la injusticia social, defendiendo los derechos de los pobres y desvalidos; y, en lo político, interviniendo cuando los líderes políticos desatienden lo que Dios quiere para su pueblo. El profeta anuncia: Genera esperanza; abre la historia y los horizontes del pueblo hacia un futuro de salvación y plenitud.

No podemos ser auténticos cristianos si no somos profetas. Pero el profeta es perseguido, rechazado y humillado. Si su anuncio y denuncia no son de Dios, no resiste. Por eso, tiene que estar lleno de Espíritu Santo. Los poderosos de este mundo querrán eliminarlo de muchas maneras porque la verdad que viene de Dios les resulta demasiado incómoda. 

Superar el chisme y la cultura del adjetivo

La contracara de la sociedad plural es un montón de gente pensando y sintiendo muy distinto sobre asuntos fundamentales de la vida. Cuando esos temas neurálgicos entran al debate público, suele pasar que se polarizan las posturas y aparecen rótulos que definen cada posición reduciendo al otro a una etiqueta.

2 de abril de 2019·Tiempo de lectura: 2 minutos

 El Papa Francisco pronunció una homilía memorable en la liturgia penitencial con jóvenes presos en Panamá y se detuvo sobre este punto, llevado a la lógica de la vida cotidiana: “Le ponemos etiquetas a la gente: este es así, este hizo esto. Estos rótulos, en definitiva, lo único que logran es dividir: acá están los buenos y allá están los malos; acá están los justos y allá los pecadores. Y eso Jesús no lo acepta, eso es la cultura del adjetivo. Nos encanta adjetivar a la gente, nos encanta. ¿Vos cómo te llamás? Me llamo ‘bueno’. No, ese es un adjetivo. ¿Cómo te llamás? Ir al nombre de la persona: quién sos, qué haces, qué ilusiones tenés, cómo siente tu corazón. A los chismosos no les interesa, buscan rápido la etiqueta para sacárselos de encima. La cultura del adjetivo que descalifica a la persona, piénsenlo eso, para no caer en esto que se nos ofrece tan fácilmente en la sociedad”.

Jack Valero, fundador del proyecto Catholic Voices, estuvo en marzo en Uruguay ofreciendo seminarios, conferencias y entrevistas. En el programa Esta boca es mía explicó su propuesta para abordar temas polémicos: “Nuestro método se basa en hablar desde el punto de vista del otro”. Cuando alguien critica a la Iglesia, “en el corazón de eso hay una cosa buena: nosotros lo buscamos, vamos allí y hablamos de eso”. Se propone “unir y explicar, no batallar; no tener dos lados luchando”.

Esta perspectiva relacional engancha con la propuesta del Papa para la superación de los rótulos: “Comiendo con publicanos y pecadores, Jesús rompe la lógica que separa, excluye, aísla y divide falsamente entre ‘buenos y malos’.. ¿Cómo lo hace Jesús? Lo hace creando vínculos capaces de posibilitar nuevos procesos”.

Los nuevos procesos que surgen de los vínculos son, entre otros, nuevas conversaciones, más abiertas, en las cada uno puede expresar su identidad con una disposición de escucha: para aprender, para entender y, también, para responder. Una conversación puede distanciar o acercar; por eso, a la hora de abordar temas polémicos, de esos fundamentales de la vida, conviene evaluar si la relación con el otro es lo suficientemente fuerte como para contener las tensiones y encauzarlas hacia caminos fructíferos de entendimiento y amistad.

El autorJuan Pablo Cannata

Profesor de Sociología de la Comunicación. Universidad Austral (Buenos Aires)

El camino de la santidad

2 de abril de 2019·Tiempo de lectura: 2 minutos

-Texto MAURO LEONARDI

—Sacerdote y escritor @mauroleonardi3

Al agradecer a Dom Gianni, abad de San Miniato, los ejercicios predicados a la Curia, el Papa subrayó el itinerario que cada creyente está llamado a seguir. “La fe”, dijo, es abandonarse firmemente en lo que aún no ves, esperanza es esperar lo que crees firmemente, amar es estar en la presencia”.

El camino de la santidad no es llenarse de teoremas, ni siquiera de los de la teología, sino recorrer los caminos que se abren ante nosotros. Durante su predicación, Dom Gianni mencionó muchas referencias culturales importantes: no debemos olvidar, sin embargo, que el tiempo de la santidad es vivir el presente vigilante, especialmente el que parece que no tiene relevancia.   

“Presente vigilante” porque Dios es el presente eterno, y si queremos vivir sobre sus pasos debemos vivir en el presente a su imagen. La vigilancia consiste en vivir sin melancolías y sin bloqueos hacia el pasado y sin huidas hacia adelante. Sí a la memoria y a la esperanza; sí a la capacidad de tener proyectos, pero sin revoluciones que quieran derribarlo todo inmediatamente con la intención radical de “recomenzar de cero”.

El camino de la santidad se convierte así en una oración para conocer la belleza y la grandeza de un camino en el que Dios se nos manifiesta de un modo particular, no por lo que sucede sino por cómo escuchamos lo que sucede en el instante presente. Es necesario por tanto orar para estar abierto a todo lo que Dios obra a través de nosotros y para poder, en un segundo momento, agradecer y regocijarse por lo mucho que obra en nuestra vida y a través de nosotros. La vida es un sendero que recorremos de noche, cuando aún no ha amanecido. Entonces, la linterna que llevamos con nosotros debe iluminar el camino y debemos vencer la tentación de examinar el valle con nuestra pequeña luz. Si cometiéramos este error, el valle no se iluminaría y, además, no sabríamos dónde poner los pies.

El autorMauro Leonardi

Sacerdote y escritor.

Los archivos de Pío XII

Según van pasando los años y se van dedicando fondos públicos y privados a aportar recursos y personas, se van abriendo y clasificando los archivos particulares e institucionales. De ese modo aumentan los documentos necesarios para poder redactar la verdadera historia, la que se hace con fuentes.

2 de abril de 2019·Tiempo de lectura: 2 minutos

Lógicamente, los investigadores que se dedican a la historia contemporánea van publicando artículos y libros y dictando conferencias y, de ese modo, poco a poco, van llegando al público no especializado unos análisis algo más completos de la realidad histórica, aunque siempre provisionales. En cualquier caso, la historia contemporánea requiere, además de la publicación de fuentes, que hemos mencionado, el necesario tiempo hasta poder adquirir la perspectiva necesaria, la agudeza de la morada y el conocimiento hondo de los hechos y sus posibles repercusiones.

Así pues, en pocos años, con lo que se va publicando se está dando un giro la historiografía provisional y se van conociendo mejor y de modo más documentado los hechos de la reciente historia reciente de Europa y de la Iglesia en Europa y, por tanto, deshaciendo tópicos, lugares comunes y leyenda negras que tanto influyen en la confianza en la Iglesia y en las familias, a la que tienen particular derecho las personas y las instituciones.

Un ejemplo de lo que acabamos de explicar, ha tenido lugar con la reciente apertura de la extensa documentación de los archivos vaticanos acerca del pontificado del Papa Pío XI, que ha proporcionado a la historiografía contemporánea una documentación muy importante. 

En esa línea, el profesor Vicente Cárcel Ortí, gran conocedor de esos fondos, ha ido publicando de ese fondo documental algunos trabajos relativos, por ejemplo, a la postura de la Santa Sede respecto al gobierno de la segunda república en España, y a las relaciones con el gobierno durante la guerra civil y, finalmente, acerca del largo trámite y las dudas romanas para la aceptación de las relaciones de la Iglesia con el régimen de Franco. Es interesante, por tanto releer la introducción que hace Vicente Cárcel a su volumen para entender el significado de la apertura de esos archivos, el trabajo que exige y también las medidas que toma el Archivo Vaticano para el uso de esos fondos (cfr. Vicente Cárcel Ortí, Pío XI. Entre la República y Franco, Madrid 2008).

En esa línea, se enmarca esa decisión de la Santa Sede de abrir parte de los archivos del pontificado del Papa Pío XII. Como es sabido, la Iglesia había abierto recientemente los archivos vaticanos hasta Pío XI, es decir hasta 1939, por lo que abrir hasta 1945, por ejemplo, daría pie a dejar claro para siempre cómo tanto Pío XII como sus colaboradores contribuyeron a la paz en el mundo, a la defensa del pueblo judío y cómo se enfrentaron a las ideologías totalitarias que asolaron Europa, tanto el nazismo como el comunismo.

El autorJosé Carlos Martín de la Hoz

Miembro de la academia de historia eclesiástica. Profesor del máster de Causas de los Santos del Dicasterio, asesor de la Conferencia Episcopal Española y director de la oficina de las causas de los santos del Opus Dei en España.

Tribuna

No es un día más ¡Es el Día Internacional de la Vida!

El 25 de marzo se celebró en España y en numerosos países, en especial hispanoamericanos, el Día Internacional de la Vida. La autora describe la multitudinaria marcha del día 24 en Madrid y sus mensajes. El lema Sí a la Vida refleja la fuerza de la cultura de la vida.

Alicia Latorre·2 de abril de 2019·Tiempo de lectura: 3 minutos

No es una marcha cualquiera, no es un día más. ¡Es el Día internacional de la Vida! Es la celebración de todos, el momento de unirnos sin excepción por la más justa y urgente de las causas. Y por eso, un año más, hemos salido a la calle. Y ha sido maravilloso. Si estuviste, no necesito explicártelo. Si no pudiste ir, busca las imágenes y el video en www.sialavida.es Es tanto bueno lo que se sembró, que sólo podemos dar gracias a Dios y a tantas personas que lo han hecho posible con su trabajo, paciencia y entusiasmo.

¿Por qué el 25 de marzo y desde cuándo en España? En 2003 se celebró en Madrid el primer Congreso Internacional Provida. En él participaron y ayudaron a su preparación asociaciones con una larga trayectoria de ayuda a las mujeres embarazadas en dificultades integradas en la Federación Española de Asociaciones ProVida. En este Congreso y tras una encuesta mundial realizada a más de 20.000 grupos y asociaciones distintos países, se acordó por abrumadora mayoría declarar el 25 de marzo como el Día Internacional de la Vida. Esta jornada ya se celebraba en algunos países y a partir de entonces, en muchos más. Primero El Salvador en 1993; más tarde, Argentina, con el Día del Niño por nacer; y también Guatemala, Chile y Costa Rica. Le siguieron Nicaragua y República Dominicana. Y actualmente se celebra este día en Venezuela, Uruguay, Perú, México, Cuba, Ecuador, Filipinas, Austria, etc. 

En España, en 2011 se dio un paso más y definitivo. Las asociaciones existentes, junto con otras de reciente creación, decidieron que cada año, en torno al 25 de marzo, saldrían juntos a la calle para dar un testimonio unitario en defensa de toda vida humana. Se unieron también asociaciones del ámbito de la investigación, de la sanidad y educación, de la defensa de la familia y el trabajo con personas de capacidades y necesidades distintas. Con el fin de garantizar la unidad y la continuidad, fijaron unos acuerdos mínimos. Así eligieron el verde como símbolo de la esperanza. El lema elegido fue Sí a la Vida que implicaba una respuesta positiva y constructiva en todas las situaciones y dilemas personales y sociales relativos en la vida humana y su dignidad. Entre todos financiarían el acto. Así se formó la plataforma Sí a la Vida que agrupa a unas quinientas asociaciones que en España defienden la vida desde su concepción hasta su fin natural. También cuenta con adhesiones internacionales. Llevamos nueve años de andadura.   

¿Cuál es el mensaje? ¿Qué se pretende? En primer lugar, mostrar la grandeza de la vida humana.  Por eso afirmamos en el primer punto del manifiesto que toda vida humana es valiosa, única e irrepetible y tiene una dignidad que no pierde con la edad, la enfermedad o las circunstancias adversas. Por eso tiene derecho a que se le reconozca, sin excepción, su derecho a la vida, tanto en la ley como en la vida cotidiana, con unas condiciones acordes a su dignidad, especialmente en los momentos de mayor vulnerabilidad”.

También “apoyamos una investigación y medicina avanzadas, que respetan y cuidan la vida humana de principio a fin, la procreación natural y la humanización a todos los niveles. Por tanto, rechazamos las técnicas que destruyen, manipulan y comercian con vidas humanas en cualquier fase de su existencia”.    

No nos gusta nada que se desvíe el objetivo de esta convocatoria o se utilice como propaganda electoral ni que se resalte más si ha ido éste o aquel político. Pero no querer banderas políticas no implica pasividad ante la política, ni mucho menos. Por eso “pedimos a los políticos  de todo signo, que la defensa de la vida humana y su cuidado, sea un asunto prioritario y urgente, en el que se impliquen con conocimiento y convencimiento y legislen sin  fisuras ni excepciones, por el derecho a la vida de todos, por ayudar a las embarazadas en dificultades, por permitir el acceso a los cuidados paliativos a quienes lo precisen y por atender adecuadamente a las personas con necesidades especiales, a las que se encuentran enfermas, son ancianas o  sufren violencia de cualquier tipo”.

No estamos solos en estas peticiones. Especialmente en Hispanoamérica están librando una crudelísima batalla ante quienes quieren introducir el aborto en sus leyes. Hemos estado muy en contacto con ellos y en el acto tuvimos unas palabras de unión y de aliento. Todo salió realmente bien, y estamos muy contentos. Casi setecientos voluntarios jóvenes son una muestra de la vitalidad de la iniciativa: un inmenso gracias a todos.                                

El año que viene, si Dios quiere, la cita es el 22 de marzo, siempre buscando el domingo más cercano al 25. El último punto del manifiesto que resume nuestro pensamiento y compromiso:“Estamos convencidos de la fuerza arrolladora de la cultura de la vida y su poder transformador y terapéutico. Por ello estamos aquí un año más, dispuestos a seguir trabajando por ella día a día, a mostrar la verdad y generosidad que encierra. Por eso seguiremos fieles a esta cita del Día internacional de la Vida. Por eso decimos unidos un fuerte y firme ¡Sí a la Vida!”.

El autorAlicia Latorre

Presidenta de la Federación Española de Asociaciones Provida, coordinadora de la Plataforma Sí a la vida

América Latina

Mons. Juan Ignacio González Errázuriz: “El encuentro sobre los abusos ha puesto los fundamentos para una acción eficaz”

La reciente reunión sobre la tutela de los menores celebrada en Roma “ha resultado ser un bien inmenso para la Iglesia y para el mundo”, señala el obispo de San Bernardo Juan Ignacio González, quien subraya las prioridades del Papa Francisco. El prelado chileno tiene una amplia trayectoria jurídico. Se licenció en Derecho en la Universidad Católica, fue profesor del mismo centro, procurador, abogado, y más tarde, doctor en Derecho Canónico.

Omnes·2 de abril de 2019·Tiempo de lectura: 6 minutos

El drama de los abusos a menores ha azotado a la Iglesia en Chile, hasta el punto de que los obispos chilenos pusieron su cargo a disposición del Papa Francisco en mayo del año pasado. Al mismo tiempo, el Santo Padre recibió en Roma a algunas víctimas de los abusos sexuales. En enero de este año, la cúpula de la Conferencia Episcopal fue recibida por el Papa en un largo encuentro, que se prolongó en un almuerzo en Santa Marta.

En estos últimos encuentros, más selectivos, estuvieron presentes el cardenal Ezzati, el presidente, el vicepresidente y el secretario general de la Conferencia Episcopal –los obispos Santiago Silva, René Osvaldo Rebolledo y Luis Fernando Ramos, respectivamente–, y el obispo de san Bernardo, Juan Ignacio González. Al cierre de esta edición, el Papa ha aceptado la renuncia del cardenal Ezzati, que cumplió en enero 77 años, como arzobispo de Santiago de Chile, y ha nombrado administrador apostólico al actual obispo de Copiapó, Mons. Celestino Aós Braco (Artaiz, Navarra, 1945). 

   Días antes, al concluir el encuentro romano, Palabra pudo conversar con Juan Ignacio González, obispo desde 2003, licenciado en Derecho y doctor en Derecho Canónico, quien junto al obispo Luis Fernando Ramos fue portavoz de los obispos chilenos tras el histórico encuentro de los prelados con el Papa Francisco en mayo de 2018. He aquí su breve análisis.

Hace unas semanas ha concluido el Encuentro celebrado en Roma sobre el drama de los abusos y la tutela de los menores en la Iglesia. ¿Cómo lo valora?

—La reunión convocada por el Papa Francisco en Roma, para estudiar y tomar acuerdos que permitan poner fin al mal vergonzoso del abuso sexual de menores por parte de consagrados, ha resultado ser un bien inmenso para la Iglesia y para el mundo. Es el inicio de un nuevo momento. No solo desmiente las críticas y comentarios acerca de la falta de voluntad de la Iglesia, del Papa y de los obispos y superiores para extirpar este mal, sino que ha puesto los fundamentos para una acción nueva y eficaz en todos los niveles. La Iglesia se ha visto afectada gravemente por este mal, pero sabe que desde su propia herida debe alumbrar a todos los hombres y mujeres, que sólo desde la potente luz de Cristo, pueden llegar a la Verdad (Lumen Gentium,1), reparar hasta donde sea posible los males causados a personas concretas que los han sufrido y adoptar las medidas para que no ocurra en el futuro.

   El desarrollo del encuentro, la publicidad y claridad con que se han expresado las cosas, hace evidente esa voluntad. Algunas naciones que han sufrido ya momentos particulares de crisis (Estados Unidos de América, Australia, Irlanda, Chile) y donde se han adoptado medidas muy radicales y concretas, son, de alguna manera, la huella a seguir para otras: líneas guías, procedimientos, protocolos, acuerdos con autoridades civiles, etc. son una parte del camino a seguir, pero no suficientes, porque los males espirituales deben ser combatidos con armas de la misma índole.

¿Qué destacaría del discurso del Papa Francisco?

—El discurso de cierre del Papa ha sido fuerte y valiente, sin ahorrarse palabras, sin temores. Hizo públicamente algo que pocos se atreven. Ubicó el abuso sexual de menores en su contexto verdadero. “La primera verdad que emerge de los datos disponibles es que quien comete los abusos, o sea las violencias (físicas, sexuales o emotivas) son sobre todo los padres, los parientes, los maridos de las mujeres niñas, los entrenadores y los educadores. Además, según los datos de Unicef de 2017 referidos a 28 países del mundo, 9 de cada 10 muchachas, que han tenido relaciones sexuales forzadas, declaran haber sido víctimas de una persona conocida o cercana a la familia”. 

   Y luego ofreció datos oficiales de diversos organismos, sin dejar de recordar la pornografía con menores en la web, el turismo sexual, etc. Pero el Papa no se escudó ni le hizo el quite a lo que ha pasado en la Iglesia: “La inhumanidad del fenómeno a escala mundial es todavía más grave y más escandalosa en la Iglesia, porque contrasta con su autoridad moral y su credibilidad ética. El consagrado, elegido por Dios para guiar las almas a la salvación, se deja subyugar por su fragilidad humana, o por su enfermedad, convirtiéndose en instrumento de satanás. En los abusos, nosotros vemos la mano del mal que no perdona ni siquiera la inocencia de los niños. No hay explicaciones suficientes para estos abusos en contra de los niños”.

Utilizó las palabras “misterio del mal”.

—En efecto. Textualmente, dijo: “Humildemente y con valor debemos reconocer que estamos delante del misterio del mal, que se ensaña contra los más débiles porque son imagen de Jesús. Por eso ha crecido actualmente en la Iglesia la conciencia de que se debe no solo intentar limitar los gravísimos abusos con medidas disciplinares y procesos civiles y canónicos, sino también afrontar con decisión el fenómeno tanto dentro como fuera de la Iglesia”.

Hablemos de las causas, y de las soluciones…

—El Papa tampoco rehuyó buscar las causas, las verdaderas causas. ¿Cuál es, por tanto, el “significado” existencial de este fenómeno criminal? Teniendo en cuenta su amplitud y profundidad humana, hoy no puede ser otro que la manifestación del espíritu del mal. Si no tenemos presente esta dimensión estaremos lejos de la verdad y sin verdaderas soluciones […]. Detrás y dentro de esto está el espíritu del mal que en su orgullo y en su soberbia se siente el señor del mundo y piensa que ha vencido. Esto quisiera decíroslo con la autoridad de hermano y de padre, ciertamente pequeño y pecador, pero que es el pastor de la Iglesia que preside en la caridad: en estos casos dolorosos veo la mano del mal que no perdona ni siquiera la inocencia de los pequeños. Y esto me lleva a pensar en el ejemplo de Herodes que, empujado por el miedo a perder su poder, ordenó masacrar a todos los niños de Belén. Detrás de esto está satanás”. 

El Papa sabe bien que las soluciones en la Iglesia no son obra de la sociología, la psicología o la medicina, que lógicamente ayudan, pero no sanan completamente el mal. Y por eso va a ellas directamente. “Y de la misma manera que debemos tomar todas las medidas prácticas que nos ofrece el sentido común, las ciencias y la sociedad, no debemos perder de vista esta realidad y tomar las medidas espirituales que el mismo Señor nos enseña: humillación, acto de contrición, oración, penitencia. Esta es la única manera para vencer el espíritu del mal. Así lo venció Jesús”. 

Es el camino de la centralidad de Cristo, tantas veces reiterado por el Papa en sus cartas al pueblo de Dios en este tiempo. Si no se va por ahí, no se va a ninguna parte. Se habla, se escribe, pero sólo Dios convierte, cuando encuentra un corazón abierto.

El Papa pidió alejarse de las ideologías.

—Francisco ve también peligros en las actitudes a adoptar para el combate del mal, que pueden sintetizarse en “estar por encima de todas las polémicas ideológicas y las políticas periodísticas que a menudo instrumentalizan, por intereses varios, los mismos dramas vividos por los pequeños”. En esta línea, solicitó seguir el camino de la colaboración: “Ha llegado la hora de colaborar juntos para erradicar dicha brutalidad del cuerpo de nuestra humanidad, adoptando todas las medidas necesarias ya en vigor a nivel internacional y a nivel eclesial. Ha llegado la hora de encontrar el justo equilibrio entre todos los valores en juego y de dar directrices uniformes para la Iglesia, evitando los dos extremos de un justicialismo, provocado por el sentido de culpa por los errores pasados y de la presión del mundo mediático, y de una autodefensa que no afronta las causas y las consecuencias de estos graves delitos”.

¿Cuáles serían, a su juicio, las prioridades que ha señalado el Papa?

—Plenamente consciente de su responsabilidad, el Papa diseña y propone un camino para toda la Iglesia, saliendo de nuevo al paso de los que dicen y escriben que se habla pero no se hace nada. Son como prioridades en las que debemos fundar normas, procedimientos y conductas comunes: 1. La protección de los menores: 2. Seriedad impecable en los procedimientos. 3. Una verdadera purificación. 4. La formación. 5. Reforzar y verificar las directrices de las Conferencias Episcopales. 6. Acompañar a las personas abusadas. 7. El mundo digital. 8. El turismo sexual. 

Cada una de estas medidas está seguida de una explicación que precisa su contenido, por lo que conviene ver el texto completo del Papa sobre os temas propuestos. Al día siguiente del término del encuentro, comenzaron a adoptarse las resoluciones necesarias para ponerlas en práctica. Vuelven una y otra vez a hacerse reales las palabras de san Ambrosio en los primeros tiempos de la Iglesia: “Es cosa normal que, en medio de este mundo tan agitado la Iglesia del Señor, edificada sobre la piedra de los Apóstoles, permanezca estable y se mantenga firme sobre esta base inquebrantable contra los furiosos asaltos de la mar (cfr. Mt 16, 18). Está rodeada por las olas, pero no se bambolea, y aunque los elementos de este mundo retumban con un inmenso clamor, ella, sin embargo, ofrece a los que se fatigan la gran seguridad de un puerto de salvación”.

Cultura

Vivir el amor humano

Lo que comenzó como un proyecto de acompañamiento a madres solteras y enfermos de sida, se ha convertido hoy en una formación de vida para niños, jóvenes y adultos en cualquier situación.

Omnes·27 de marzo de 2019·Tiempo de lectura: 3 minutos

-TEXTO Alicia Gómez-Monedero

Fernando del Castillo conoció a Nieves Tomillo en noviembre de 1991, en un congreso sobre familia organizado en Roma. En ese momento, san Juan Pablo II convocó a líderes de todos los países dedicados al tema de la familia y de la vida e instó a dedicarse a tiempo completo a la tarea de cuidar la familia y la vida mediante testimonios, charlas y cursos.
Por eso Fernando (licenciado en Filosofía y Letras y Máster en Terapia de pareja y familia), dejó su trabajo como profesor en un instituto. Nieves (Licenciada en Filosofía y Letras y Letras y en Psicopedagogía), que entonces trabajaba en la Comunidad Europea en Bruselas, volvió también a España después de dejar su puesto. “Empezamos a reunirnos como asociación de la mano de Alfonso López Quintás, pedagogo y profesor. Nuestra oficina era una cafetería y comenzamos por la parte asistencial, es decir, acompañar a madres solteras y enfermos de sida”, cuenta Fernando. “Era algo totalmente vocacional, compartíamos lo nuestro, nuestros conocimientos, nuestro tiempo, nuestro ser y con la antropología de López Quintás empezamos a dar charlas a jóvenes, mayores y profesores. El boca a boca fue lo que nos dio a conocer en distintos colegios y parroquias”, continúa el profesor.

¿Por qué no os conocí antes?
Un punto de inflexión lo supuso el viaje que realizaron a Sevilla, invitados por las religiosas Adoratrices a su casa de acogida para hablar a las mujeres que estaban allí. Fue en el año 1992, poco después de comenzar esta aventura. Ellos hablaron de su vivencia del noviazgo, del amor humano. “¿Por qué esto no me lo habían contado antes?”, es la pregunta que le hizo una joven. Estaba saliendo de las drogas después de prostituirse para conseguirlas y, tras meterse en una reyerta, cometer un crimen de homicidio. A su salida de la casa de acogida se enfrentaría a varios años de cárcel. En ese momento Fernando y Nieves se dieron cuenta de que, además de acompañar a madres solteras y enfermos de sida, era necesario prevenir y hacer lo posible para evitar que los jóvenes de ese momento fueran los enfermos y madres solteras del futuro. “Con aquella anécdota vimos que había que ir a la gente joven antes de que se metiera en campos de prostitución y así empezamos, contando nuestro propio testimonio, cómo nosotros veíamos que era el amor humano”, recuerda Fernando. Y poco después, surgieron los talleres de educación afectivo-sexual. Estos fueron los comienzos de lo que hoy es la Fundación Solidaridad Humana.

Un tabú
En los años 1992-1993 hablar abiertamente de sexualidad no era frecuente. Sin embargo, y viendo la necesidad de responder a campañas publicitarias que animaban a los jóvenes a utilizar métodos anticonceptivos (intentando así que no hubiera embarazos precoces, pero consiguiendo lo contrario), Nieves y Fernando comenzaron a hablar sobre la sexualidad ordenada y bien vivida. Ya no solo a jóvenes, también a padres, a profesores e incluso a sacerdotes. Entraron así en la Subcomisión de familia de la Conferencia Episcopal (donde han estado 12 años) y hablaron también a los obispos.
Dando charlas en colegios y en grupos de jóvenes en parroquias, se daban cuenta de que los chavales de 14 y 15 años quedaban impactados por su testimonio porque les hacía reflexionar y ver que la solución no era el preservativo. “Empezamos con los jóvenes pero enseguida nos dirigimos también a padres y profesores porque vimos que si no el mensaje era inconsistente en el tiempo”, explica Fernando. “También nos pusimos a dar formación en seminarios y noviciados”, porque este es un área de la vida que afecta y abarca a todos.

Para todos
“Hemos llegado a muchos miles de personas: hemos intervenido ante 14.000 alumnos al año, y con nuestras publicaciones hemos alcanzado mucha más gente, y por nuestros cursos han pasado miles de personas”, es el balance que hace Fernando después de 27 años de andadura.
Dentro de su programación hay talleres para todas las edades y todas las situaciones. El acompañamiento en cualquier etapa de la vida que lo requiera, es fundamental. Así por ejemplo, el Curso de Amor Humano va dirigido a parejas de novios o matrimonios, “porque la vida en pareja no es fácil y porque cuando el matrimonio no va a una, empiezan las humedades y las grietas. La parte afecta al todo, si el matrimonio no está bien, los hijos lo notan y lo sufren”. Después, existen también talleres para saber cómo hablar a los hijos sobre sexualidad, para hacerlo bien y que no se adelante “la pornografía o un ‘experto’ que les pueda confundir”.

Recibir mucho más
Para Fernando, también como hombre casado y padre de familia, la Fundación “ha sido de muchísima ayuda. Puedo decir que recibo más de lo que doy, porque al dedicarte a esto experimentas mucho en cabeza ajena y estás viendo cosas que te pasan a ti y que me dan una lección de vida. A mí me ha ayudado mucho en mi familia a expresarme, a abrir el corazón, a vivir una sexualidad sana y a muchísimas cosas más”. Para participar en los cursos y talleres de la fundación, obtener más información y ver sus publicaciones, pueden entrar en su página web: www.fsh.es

FirmasSergio Requena Hurtado

El seminario, misión de todos

En cada seminario hay un futuro que se está fraguando y es responsabilidad de todos mantenerlos y animarlos para que cada día sean más los pastores buenos que allí se forman.

7 de marzo de 2019·Tiempo de lectura: 3 minutos

El 6 de diciembre de 2016 la Congregación del Clero hizo pública la nueva edición de la Ratio Fundamentalis -el documento en el que se basan los planes de formación de los Seminarios Mayores de todo el mundo-. Vino a sustituir a la anterior de 1985, que a su vez era una actualización de la que se promulgó en 1970. Nuestro actual plan de formación para los Seminarios de España, está inspirado precisamente en ese documento, y data de 1996. Han pasado muchos años, y los cambios se han sucedido a un ritmo vertiginoso, el mundo que estamos llamados a servir ya no es el de entonces.

Los cambios se han dado no solo en los medios de comunicación donde quizá han sido más evidentes, también están siendo significativos en la manera y en el cómo nos relacionamos. Llama la atención la misma percepción que tiene la sociedad de hoy en día de la figura del sacerdote, muy alejada de la que se tenía hasta hace tan solo unos pocos años. El contexto histórico es diverso, y la sociedad y cultura en la que están inmersos los sacerdotes también. Cada uno de ellos se pregunta cómo servir mejor a los hombres y a la sociedad en la que vive, la Iglesia también se interroga en este momento histórico, sobre cómo formar mejor a los sacerdotes de hoy y de mañana, para que sean mejores servidores.

Desde la Comisión Episcopal de Seminarios, con la ayuda de expertos y del Consejo Asesor de Rectores se lleva trabajando desde hace un tiempo, en un nuevo Plan de formación para los Seminarios Mayores. Estamos llegando a la recta final, esperamos que dentro de no mucho los rectores y formadores de nuestros Seminarios, puedan disponer de esta valiosa herramienta en la tarea de formar a las futuras generaciones de sacerdotes. En este documento se describe el proceso formativo que deben vivir, desde los años del Seminario –formación inicial-, hasta los posteriores a la ordenación –formación permanente-. Son dos momentos de un único camino “discipular y misionero”, que atraviesa toda su existencia, desde el bautismo y demás sacramentos de iniciación cristiana, que pasa por el momento de su ingreso en el Seminario, y que llega hasta el final de sus vidas.

El panorama actual de las vocaciones en España, en un tiempo y unas circunstancias nada fáciles, nos muestra que en los Seminarios españoles se forman en torno a novecientos seminaristas menores y más de mil doscientos seminaristas mayores, que, si bien son números similares a los de los últimos años, nos siguen hablando de la urgencia que tenemos de rezar y trabajar por las vocaciones.

El lema del día del Seminario de este año El Seminario, misión de todos, nos recuerda que tenemos que hacer nuestra esta institución diocesana. Nuestros Seminarios, pequeños o grandes, encierran un futuro que se fragua en el hoy de cada una de estas instituciones. Es responsabilidad de todos mantenerlos y animarlos para que cada día sean más los pastores buenos que allí se formen. Desde mi etapa de seminarista hasta hoy -llevo 24 años de vida sacerdotal- más allá de los cambios que se han dado, y de los que he hablado arriba, reconozco en estos jóvenes el hambre de Dios y el deseo de dar la vida por sus hermanos, están envueltos en las dichas y frustraciones de sus contemporáneos. Su testimonio es, por así decirlo, una llama que no se apaga, un fuego que enciende otros fuegos, un testimonio que no deja a nadie indiferente, verlos, me llena de esperanza.

¿Por qué es necesario celebrar el día del seminario? Yo creo que por tres cosas fundamentalmente: primera, para concienciar a la comunidad cristiana de que el Seminario es misión de todos, responsabilidad nuestra. Segundo, es necesario recordar que tenemos que crear en nuestras familias y parroquias un ambiente favorable en el que pueda escucharse y crecer la llamada de Dios. Y tercero, porque hemos de agradecer la vida de tantos sacerdotes que han sido importantes para nosotros, que nos han hecho presentes el amor y la misericordia de Dios, y sin los cuales no seríamos quienes somos.

El autorSergio Requena Hurtado

Director del Secretariado de la Comisión de Seminarios y Universidades, CEE

Vaticano

Fortunato Di Noto: “Vigilancia y acción; se lo debemos a los niños”

La Asociación Meter es una de las primeras y más activas organizaciones de lucha contra la pedofilia. Su fundador, el párroco siciliano Fortunato Di Noto, habla para Palabra.

Giovanni Tridente·7 de marzo de 2019·Tiempo de lectura: 3 minutos

Don Fortunato Di Noto es sacerdote des- de 1991, y desde 1995 guía la parroquia de Nuestra Señora del Carmen en su ciudad natal de Avola, en la provincia de Siracusa, en la isla de Sicilia. Algunos años antes, junto a un grupo de personas de buena voluntad fundó la Asociación Meter –del griego “madre”, y de ahí “acogida” y “vientre”– (https://www.associazionemeter.org) que desde el primer momento se aplicó con decisión en el ámbito de la tutela de los minores, en la lucha contra la pedofilia y la pedopornografía online, convirtiéndose en un punto de referencia en Italia, donde colabora también con los órganos investigadores y judiciales. En esta entrevista a Palabra nos explica algunos aspectos de su experiencia y de este triste fenómeno.

—Don Fortunato, hace 30 años fue Usted uno de los pioneros en la lucha contra la triste plaga de los abusos a menores. ¿Cómo nació su misión?
La llegada de internet me ofreció la posibilidad de ver las primeras imágenes (vídeos y fotos de abusos) de niños que sufrían, y así comencé en la parroquia con un empeño que no quería ser sólo ocasional o secundar una moda, sino que muy pronto se habría convertido en permanente.
Al principio estábamos aislados, se reían de nosotros, nos vejaban y condenaban: nadie se creía lo que denunciábamos día tras día. Tampoco había tampoco las leyes ni la sensibilidad que hoy aún tarda en crecer. La primera moción en el mundo, del Parlamento italiano, se remonta al año 1997.
En ese momento dio comienzo un compromiso contras las nuevas formas de esclavitud. La pedofilia y la pedopornografía son un crimen contra la humanidad. Esperemos que todos estén de acuerdo en esto.

—En tantos años de lucha contra la pedocriminalidad, ¿qué idea se ha hecho del trágico fenómeno que afecta, en primer término, a amplios sectores de la sociedad civil?
¿Me creerá si le digo que hemos denunciado que miles de recién nacidos han sido víctimas de abusos? ¿Y si le contase que en los últimos 16 años hemos denunciado alrededor de 30 millones de fotos y vídeos con niños de edades que van desde los pocos días hasta los 12 o 13 años? ¿Y que hemos acogido y acompañado a más de 1600 víctimas? Son 23 las operaciones nacionales e internacionales de policía que entre 2003 y 2018 ha comenzado como fruto de las señalaciones hechas por Meter. 
Los números del fenómeno son impresionantes: 134.222 páginas web correspondientes a enlaces a más de 30 millones de fotos y vídeos; 2.639 personas denunciadas; 1.066 personas investigadas; alrededor de 400 arrestos en Italia y en el mundo. Sin contar que miles de denuncias no han sido proseguidas por las fuerzas la policía. No lo digo por vanidad, sino por recoger la acción concreta para detener todo abominable acto predador contra los pequeños y los débiles. Muchas veces, para ayudar a comprender el fenómeno hemos tenido que mostrar concretamente el trabajo de Meter, que se desarrolla 24 horas al día. Los protocolos oficiales con la Policía Postal Italiana, y con otras en diversas partes del mundo, traen a la luz que el número de niños implicados en este torpe mercado es enorme, con un negocio no cuantificable y por la falta concreta de intercambio y de colaboración internacionales.

—La Iglesia, evidentemente, no ha estado inmune de este drama. ¿Dónde anidan, en su opinión, las raíces de tal horror?
A la Iglesia hay que amarla, porque a pesar de los escándalos –lamentables y condenables según la justicia y la tolerancia cero– es una madre amorosa y acogedora, donde los pequeños han encontrado siempre acogida y protección. La Iglesia no es una multinacional que produce abusadores de pequeños y vulnerables. El abuso es abuso, venga de la parte que venga. Y desde siempre la Iglesia ha afrontado la perversión de sus fieles, sacerdotes y laicos bautizados. Aquel “renuncio a Satanás y a todas sus obras, y a todas sus seducciones” es un combate constante. Y quizá hay que partir de los formadores y de la conciencia del tipo de sacerdote que queremos hoy.

—A finales de febrero el Santo Padre ha reunido en el Vaticano a todos los presidentes de las conferencias episcopales del mundo para reflexionar sobre esta tragedia. Por su parte, ¿qué considera fundamental para derrotar a este “monstruo”, como alguien lo ha definido?
La suerte es que no estamos en el año cero. Los monstruos se reconocen, y es posible conocer concretamente el fenómeno. Los actos de abuso sexual parten de la seducción de un amor enfermo y perverso, seductivo y manipulador, que en lugar de dar vida ofrece la muerte y un trauma devastador. Hay que escuchar a las víctimas, devastadas y con señales permanentes del daño sufrido. No venceremos, pero tenemos que combatir. No salvaremos a todos los niños, pero por alguno tenemos que hacerlo. Vigilar y actuar: vigilar y actuar sobre la normalización de la pedofilia y del consumo de la pedopornografía, y en el aceptar que en el amor no hay edad. También en la Iglesia.

Vocaciones

Mons. Ladislav Hučko: “Debería darse mayor espacio al celibato y favorecer la vida común de los sacerdotes”

En ocasiones se aduce la diferente disciplina en las Iglesias orientales para sugerir cambios en la regulación de la Iglesia romana sobre el celibato sacerdotal. Pero la realidad de los orientales es poco conocida, también en lo relativo al sacerdocio.

Alfonso Riobó·5 de marzo de 2019·Tiempo de lectura: 9 minutos

Para conocer la disciplina de los grecocatólicos sobre el celibato y las orientaciones que puedan resultar de su experiencia, hemos acudido a Mons. Ladislav Hučko, Exarca Apostólico para la República Checa. Nació en Prešov (Eslovaquia oriental) en una familia donde se habían sucedido las generaciones de sacerdotes casados. Excluido de los estudios teológicos por los comunistas, se doctoró en Física, y más tarde se ordenaría sacerdote. Ha sido formador de seminaristas. Es también doctor en Teología y profesor de Teología dogmática. Ordenado obispo en 2003 en Praga, ha sido Secretario General de la Conferencia Episcopal Checa.
En la conversación que sigue, Mons. Hučko explica la regulación del celibato en las Iglesia orientales; apunta los aspectos positivos y negativos, tal como los muestra la experiencia; y, entre otras cosas, avanza la propuesta de que se amplíe el espacio concedido al celibato, a la vez que se favorece la vida común de los sacerdotes.

¿Cuál es la disciplina del celibato en la Iglesia grecocatólica?
—La disciplina sobre el celibato en la Iglesia grecocatólica (que se unió a la Iglesia latina por medio de la Unión del año 1596) se rige por los mismos principios que en la Iglesia ortodoxa actual, si bien no es fácil comparar- las con exactitud, porque las formas prácticas pueden ser diferentes. Sin embargo, esa disciplina consiste básicamente en que se pueden ordenar hombres casados, pero ya no se pueden casar los célibes ordenados.
Se plantea un gran problema cuando la mujer muere o abandona al sacerdote; entonces, la situación se soluciona caso por caso. Si muere la mujer… el sacerdote puede ser reducido al estado laical y casarse de nuevo. Y si lo abandona, la situación es peor, porque el matrimonio es válido.

¿Por qué se señala que los obispos (entre los grecocatólicos, los eparcas y exarcas) deban ser célibes? ¿Hay algún motivo teológico o práctico?
—Ni lo uno ni lo otro. Es consecuencia del desarrollo histórico. Probablemente estamos de acuerdo en que es más fácil elegir el celibato (al menos en ese momento concreto) que dar la vida por la fe, por fidelidad a Cristo, como era frecuente en los primeros siglos de cristianismo. Después de que la
religión cristiana alcanzar la libertad en el siglo IV, muchos sustituyeron el martirio de la sangre por el sacrificio por Cristo en su ser- vicio exclusivo. San Pablo también escribe con claridad sobre eso, diciendo que para el cristiano o la cristiana es mejor quedarse soltero que casarse (entonces se pensaba que la segunda venida de Cristo estaba cerca). Y eso por varias razones, que no eran solamente prácticas.
Los primeros concilios exigían el celibato de los sacerdotes y de los diáconos. Tras la división del Imperio romano en un Imperio oriental (sobre bajo la influencia de Constantino el Grande) y un Imperio occidental (Roma) comenzaron a imponerse diferentes influencias culturales y civilizatorias en cada una de las dos zonas. En Occidente gobernaba un emperador más débil, y allí el Papa asumió el poder y el gobierno progresivamente, y le reconocía todo el mundo cristiano, aun- que no siempre en la misma medida ni con el mismo grado de obediencia. Por su parte, en Constantinopla imperaba un soberano y se implantó el modelo que hoy llamamos cesaropapismo. Por ejemplo, entre otras cosas, el césar decidía también sobre quién había de ser arzobispo, y más tarde patriarca. Por lo que se refiere al celibato eclesiástico, el cardenal Alfons M. Stickler lo estudia de manera muy científica en una publicación (Der Klerikerzölibat. Seine Entwicklungsges- chichte und seine theologischen Grundlagen, Taschenbuch, 23 de julio de 2012; traducción checa: O církevním celibátu. Jeho dějiny a teologické základy, Conferencia Episcopal Che- ca, Praga 2008); en lo sucesivo me basaré en sus datos y argumentos. Los primeros testimonios expresos sobre la continencia de los clérigos proceden de los Papas Siricio (carta del Papa Siricio a Anicio, obispo de Tesalónica, el año 392; también, a la pregunta sobre la continencia obligatoria de los clérigos mayores, en la carta Directa del año 385 Siricio responde que muchos sacerdotes y diáconos, que engendran hijos también después de la ordenación, actúan contra una ley inviolable que obliga a los clérigos mayores desde el comienzo de la Iglesia) e Inocente I. El Papa León Magno, en 456, escribe sobre esta cuestión al obispo Rústico de Narbona: “La ley de la continencia es igual para los servidores del altar (diáconos) que para los sacerdotes y los obispos…”. Por tanto, es seguro que la continencia se exigía desde el comienzo (aunque había sacerdotes y diáconos casados antes de la ordenación), pero después de la ordenación ya no se les permitía hacer uso del matrimonio. De ahí que cuando se publica en algún lugar que este o aquel santo obispo era casado, es cierto, pero eso sólo en cierta medida y hasta cierto momento. Que hoy haya sacerdotes orientales casados es una consecuencia de esta praxis de que se ordenaban hombres casados, que luego no podían hacer uso del matrimonio. Después de un cierto tiempo, sin embargo, lo cambió el II Concilio trullano en el año 691. Este II Concilio trullano, o Quinisexto, fue un concilio sólo de la Iglesia bizantina. Lo convocaron y asistieron a él sus obispos, fue promovido por su autoridad y se apoyó decididamente en la autoridad del César. La Iglesia occidental nunca ha reconocido este concilio como ecuménico, y eso a pesar de los repetidos intentos y la presión ejercida por parte del César. La Iglesia romana reconoce los cánones del trullano como un derecho particular que se tomaba en consideración sin reconocerlo más que en lo que no contradice la praxis ro- mana vigente, a pesar de que para los investigadores es claro que los textos del Sínodo de Cartagena del año 419 que emplea estaban manipulados y se usaron en sentido contrario al significado original. En consecuencia, de acuerdo con las conclusiones del Concilio trullano los obispos siguieron siendo celibatarios obligatoriamente (si estaban casados, tenían que separarse de su mujer…), pero lo sacerdotes podían estar casados y continuar viviendo con su esposa también después de la ordenación. Es decir, podían estar casados antes de la ordenación, pero no podían casar- se después de la ordenación. La diferencia entre la praxis de la Iglesia oriental y la occidental se basa también en diferentes razones prácticas y teológicas. En la Iglesia oriental el sacerdote era desde el principio (aunque a muchos no les gusta oírlo) más administrador de los sacramentos que director espiritual y maestro. Esto lo era sobre todo el obispo. Y el administrador de los sacramentos a menudo se consideraba en la Iglesia ortodoxa más un funcionario o gestor que un padre espiritual. Por eso lo eran los monjes, los religiosos, entre los que luego se escogían los candidatos a obispo.

Entonces,  ¿puede  decirse  que  la  exclusión de la posibilidad de que contraigan matrimonio los sacerdotes  ya  ordenados,  obedece a una razón puramente disciplinar?
—Hacerlo estaría en contradicción con la historia y con la praxis tanto de la Iglesia oriental originaria como de la Iglesia occidental. No se ha hecho hasta que lo introdujeron las Iglesias protestantes separadas.

La admisión al sacerdocio de un hombre casado, ¿depende solamente de la decisión personal del candidato?
—La admisión de un hombre casado al sacerdocio depende de su preparación, de su nivel espiritual y de sus estudios, y está regulada por las necesidades, así como por las exigencias, del Derecho canónico oriental (el Código de Cánones de las Iglesias Orientales). Como norma general, una persona joven primero se prepara en el seminario durante cinco o seis años, y luego decide si casarse o no. Antes, el obispo y los superiores deciden si es un candidato digno, es decir, si reúne los requisitos morales e intelectuales necesarios. Se intuyen dificultades prácticas en el caso de los sacerdotes casados. Por ejemplo, salvo los dos o tres primeros años, mi abuelo estuvo toda su vida en una parroquia (1913-1951). Y lo mismo sucedía con casi todos los sacerdotes. No se les trasladaba muy a menudo.
Hoy es distinto, pero eso no quiere decir que sea fácil. Durante mis dieciséis años de servicio en Chequia quizá he trasladado a dos o tres sacerdotes, de treinta y cinco.

¿Asume también la Iglesia el sustentamiento de las familias de los sacerdotes?
—No se puede separar una cosa de la otra. Pero a veces es un problema complicado, por lo menos en lo que se refiere a la República Checa. Aquí, por lo general no tenemos nuestras propias iglesias y casas parroquia- les, sino que tenemos que alquilarlas, y las alquilamos a parroquias romano-católicas, pagándoles una pequeña renta, además de una renta para la vivienda parroquial.
Hasta hace poco el Estado pagaba de su presupuesto a los empleados de las parroquias, pero desde que en el año 2013 se llegó a un acuerdo con el Estado en cuya virtud éste restituyó sus propiedades a la Iglesia (a las Iglesias) y continuará pagando durante 30 años más una indemnización por el patrimonio no restituido, las Iglesias deben vivir de sus propias fuentes, aunque durante un tiempo determinado el Estado financiará a la Iglesia durante 17 años con una suma cada vez más reducida.
Es un proceso un poco complicado, y actualmente lo combaten en el parlamento checo los comunistas, que exigen que las indemnizaciones sean gravadas con un impuesto del 19 %. Tienen el apoyo de la actual coalición de gobierno. Bastantes de nuestros sacerdotes, sobre todo los que tienen parroquias más pequeñas, tienen además algún otro empleo para poder mantener a su familia.
Cuando el sacerdote tiene una parroquia grande y con bastantes fieles, ellos también se preocupan de mantener al sacerdote. Un ejemplo: Ucrania. En Chequia cada diócesis tiene a su disposición unas cantidades para sostener a los sacerdotes. Pero si la parroquia es pequeña y nosotros queremos atender a esos determinados fieles, o bien elevamos el salario del sacerdote (no sucede muy a menudo) o bien se busca alguna otra fuente de ingresos. En los últimos tiempos algunos sacerdotes que están en parroquias más pequeñas ayudan además a parroquias de rito latino (que lo necesiten por la escasez de vocaciones) y a cambio reciben una ayuda. Pero antes deben obtener la autorización de la Congregación para las Iglesia Orientales, que se llama la facultad del “birritualismo”. En este sentido, depende mucho de cómo sea de grande la parroquia que tenga el sacerdote. Si es grande y tiene buenos fieles, estos nunca dejan que el sacerdote lo pase mal… Y no sólo eso, sino que aportan a la parroquia en la medida de sus posibilidades.

¿En qué sentido influye lo anterior en el número de vocaciones? ¿Hay vocaciones suficientes?
—Hasta el momento sí, pero no es seguro lo que pasará en el futuro, porque ser sacerdote en las condiciones actuales no es fácil y, aunque a veces pueda parecer más fácil, servir fielmente es más difícil teniendo una familia. Si el sacerdote asume su misión con un planteamiento sincero y piadoso y quiere esforzarse por la santidad, ha de ser un padre santo y un marido santo, a la vez que un sacerdote santo. Tiene dos familias: su familia y la parroquia. Y no todos lo consiguen. O bien da preeminencia a una y descuida la otra… Los que lo consiguen son realmente santos. Y debo decir que en la actualidad no son pocos.

En función de la experiencia, ¿consideran este sistema satisfactorio, o piensan que debe evolucionar en algún sentido?
—Este sistema tiene sus lados débiles, pero en ciertas circunstancias también sus aspectos fuertes. Es objetivo que el sacerdote casado no puede dedicarse a sus fieles tanto como el soltero, y sus deberes familiares con frecuencia también obstaculizan parcialmente su preparación intelectual. Tiene que preocuparse más por alimentar a su familia, sobre todo si tiene varios hijos. En caso de dificultades con los hijos, sufre mucho personalmente, y también la parroquia se ve afectada. Hay dificultades con los traslados a otra parroquia. Muchas veces la familia se ve perjudicada por la ausencia del padre, especialmente durante las fiestas litúrgicas más importantes.
No se puede negar, por otro lado, que en determinadas circunstancias este sistema tiene también una influencia muy positiva sobre los fieles, así como sobre la persona del sacerdote o de la familia. Pero solamente en caso de que como familia den un ejemplo a los demás, a su entorno, de vida cristiana. Sabemos que en los años cincuenta, cuando se forzaba a los sacerdotes a aceptar el paso obligatorio a la Iglesia ortodoxa, a menudo eran precisamente las esposas las que les servían de apoyo para que perseveraran y no firmaran aceptando, y marchaban al exilio con ellos con ánimo dispuesto. Así sucedió en el caso de mi padre.
Es muy positivo también que el sacerdote no vive solo, y no se convierte en un individualista o en una persona solitaria o rara. En la Iglesia oriental (también en la católica) son pocos los sacerdotes que vivan o trabajan en soledad. Bien viven en el celibato, y de estos la mayoría en congregaciones religiosas, o bien en una familia. El hombre es una ser social, y es para él natural vivir con otros, aunque no se puede negar -lo conocemos por muchas biografías de santos, pero también de nuestro mismo Salvador- que dedicar espacios breves de tiempo a la meditación en soledad es muy necesario y provechoso para la dimensión humana de la persona.
El futuro mostrará qué aspecto prevalecerá en la vida en la Iglesia. En mi familia fueron sacerdotes grecocatólicos mi padre, mi abuelo y mi bisabuelo; y sin duda a partir de esta tradición familiar, cuando yo quería ir al seminario mi padre me decía que si que- ría ser sacerdote (grecocatólico) lo mejor era casarse.
En mi opinión lo ideal sería que, siguiendo la tradición inicial de la Iglesia, se diera mayor espacio al celibato, y a la vez se favoreciera la vida común de los sacerdotes. Y que la eventual ordenación de hombres casados -donde no hubiera suficiencia de sacerdotes- se limitara solamente a aquellos que son ya mayores y cuyos hijos llevan ya una vida independiente, los llamados viri probati. La decisión sobre si volver o no al sistema inicial debería corresponder a los concilios o al Papa.

¿Podría decirnos si rige la misma regulación en las Iglesias ortodoxas?
—La disciplina de los ortodoxos es sustancialmente la misma, aunque entre ellos hay bastantes cosas que son mucho más libres (disciplina matrimonial, confesión en común, preparación intelectual de los sacerdotes…), mientras que en otras son, en cambio, más estrictos (ayunos exigidos, duración de las oraciones…).
Por lo que sé, en la cuestión del matrimonio de los clérigos tienen en principio los mismos principios generales que nosotros. En relación con su praxis concreta no puedo pronunciarme con fundamento suficiente

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Vaticano

Menores: “Que las actividades y lugares de la Iglesia sean siempre plenamente seguros”

Del 21 al 24 de febrero se ha desarrollado en el Vaticano un importante encuentro de todos los presidentes de las conferencias episcopales, los superiores de las congregaciones religiosas y diversos miembros de la Curia romana para reflexionar sobre el drama de los abusos de menores en la Iglesia.

Giovanni Tridente·5 de marzo de 2019·Tiempo de lectura: 6 minutos

“Queremos que todas las actividades y los lugares de la Iglesia sean siempre plenamente seguros para los menores; que  se tomen todas las medidas posibles para que semejantes crímenes no se repitan; que la Iglesia vuelva a ser absolutamente creíble  y  fiable  en su  misión de servicio y de educación para los pequeños según la enseñanza de Jesús”.

Con estas palabras, pronunciadas al termino del Ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico, el Papa Francisco ha cerrado simbólicamente el significativo encuentro sobre la “tutela de los menores”, que se ha celebrado en el Vaticano desde el 21 hasta el 24 de febrero, y que ha contado con la participación de alrededor de 200 miembros de la jerarquía eclesiástica, entre presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo, representantes de los superiores de las congregaciones religiosas y diversos colaboradores de la Curia romana.

Se trataba de una clausura “simbólica”, porque en sustancia es el comienzo de una nueva aproximación al fenómeno de los abusos de menores por parte de miembros de la Iglesia, que sigue sin duda un recorrido iniciado hace muchos años, ya bajo el pontificado de san Juan Pablo II, y proseguido denodadamente por el Papa emérito Benedicto XVI, pero que ahora entra en la fase más dinámica y proactiva.

Durante cuatro días, lo que podríamos llamar el “vértice” de la Iglesia ha llevado a cabo un doloroso recorrido penitencial, y ha tenido que mirar a la cara aquel “demasiado” mal al que por demasiado tiempo se le ha permitido herir hasta las vísceras profundas de la comunidad eclesial, arruinando la existencia de aquellos que Jesucristo consideró siempre el tesoro más privilegiado a salvaguardar: los niños.

Ciertamente, los problemas no desaparecerán mágicamente, porque el mal entró en el mundo con el “primer hombre” y porque Dios quiere que sus hijos sean siempre libres. Pero hacer dado este gran paso de humillación, que no ha esquivado la mención de las peores responsabilidades también de quien hubiera debido supervisar para que determinados crímenes no ocurrieran, permite esperar que se haya finalmente emprendido la dirección justa.

Testimonios

Ha sido significativo que los numerosos cardinales y obispos que representaban a las Iglesia en todo el mundo pudieran escuchar, de la viva voz de los heridos de por vida, los dramáticos testimonios de los abusos que han sufrido por parte de quienes más bien hubieran debido cuidarlos.

Y es un bien que finalmente haya dejado de estar en el centro del problema la obsesiva salvaguardia del buen nombre de la Iglesia, de la diócesis, del obispo o de la comunidad parroquial, sino la víctimas, las víctimas, a las que ante todo se les ha de garantizar que se les creerá (tomando en serio lo que tengan que decir) y un total apoyo. No sirve de nada esconder, y la experiencia del pasado ha demostrado que eso es incluso causa de otros males, otros abusos, otros e infinitos dramas físicos y morales.

El Papa Francisco ha estado presente toda la duración del encuentro, en el que se ha puesto en primer lugar la oración, una oración ciertamente penitencial pero también de invocación del Espíritu Santo, para que en este pequeño cenáculo eclesial pudiese entra la luz de la curación para todos y de la necesaria acción de reparación y salvaguardia.

Se han dicho muchas cosas, se ha escucha- do mucho, se ha rezado, se ha rectificado, se ha debatido. Ahora cada uno, cuando vuelva a su comunidad en los diversos rincones del planeta, deberá transmitir a los que quedaron allí esta nueva mentalidad de hacerse cargo del problema de manera activa y proactiva, de manera que, como ha repetido el Papa Francisco, “todas las actividades y lugares de la Iglesia sean siempre plenamente seguras para los menores”.

Concreción

Es tanto el material manejado en el encuentro, que el comité organizador ha decidido justamente reunirse después en los días sucesivos, para realizar un necesario y oportuno seguimiento, que puede ir en la línea de la “concreción” que el Santo Padre había pedido precisamente en el discurso de apertura de la reunión sobre los abusos.

Porque es verdad que las diagnosis son necesarias para encuadrar honestamente los fenómenos, pero una vez conocidos los problemas y las causas hay que pasar a las terapias y curar los cuerpos rotos y tristemente marcados por el mal. Además de por otras razones, al menos porque “el santo Pueblo de Dios nos mira y espera de nosotros no condenas simples  y  obvias,  sino  medidas  concretas y eficaces a adoptar”, ha dicho el Papa.

Entre las primeras iniciativas concretas que se adoptarán, ha declarado a los periodistas en el último briefing organizado por la Sala Stampa vaticana el moderador del encuentro, Federico Lombardi, estará un Motu proprio del Papa “para reforzar la prevención  y la lucha contra los abusos  en la Curia  romana y en el Estado de la Ciudad del Vaticano”, acompañando a una nueva ley del Estado y las oportunas líneas guía.

Por su parte, la Congregación para la Doctrina de la Fe publicará un vademécum que ayudará a los obispos del mundo a comprender claramente cuáles son sus deberes y sus competencias.
Por deseo del Santo Padre, se crearán además task forces de personas competentes para ayudar a las conferencias episcopales y a las diócesis que encuentren dificultades al afrontar estos problemas, o para realizar las iniciativas convenientes.

El programa de los trabajos ha previsto tres jornadas intensas de conferencias –dedicadas a tres temas específicos: responsability, accountability e transparency–, con dos relatores por la mañana y uno por la tarde, introducidas siempre por la oración inicial y jalonadas de espacios para las preguntas y los trabajos en grupo, cuyas conclusiones han sido presentadas al final de cada día.

Como decíamos, han sido impactantes y al mismo tiempo necesarios los testimonios de víctimas de abusos, provenientes de varias naciones y continentes, que han sido ofrecidos cada día, también como motivo para acompañar la oración de grupo.dos relatores por la mañana y uno por la tarde, introducidas siempre por la oración inicial y jalonadas de espacios para las preguntas y los trabajos en grupo, cuyas conclusiones han sido presentadas al final de cada día.

Los encargados de las relaciones han sido los cardenales y obispos, pero también tres mujeres, una monja y dos laicas, de diversas proveniencias para demostrar que se trata de un fenómeno global.

Penitencia

El lavacro de la “liturgia penitencial”, celebrada al término de la tercera jornada, ha tenido asimismo su fuerte impacto emotivo, también por la claridad con que todos los obispos reunidos en la Sala Regia ante la imagen del Crucificado sangrante han pedido perdón, confesando las violencias cometidas “respeto de los menores y los jóvenes”, la incapacidad de proteger a “los que más tenían necesidad de nuestra atención”, la cobertura dada a los culpables y la reducción de las víctimas al silencio, omitiendo la “ayuda cuando era necesaria”.

En el discurso final del encuentro, pronunciado al final de la Santa Misa con todos los participantes también en la Sala Regia, para mantener el clima de recogimiento y de oración necesario, el Papa Francisco ha subrayado que aunque se trata de un fenómeno ampliamente difundido a nivel mundial –como demuestran una serie de estadísticas de cualificados organismos– en el caso de la Iglesia adquiere mayor gravedad y escándalo “porque contrasta con su autoridad moral y su credibilidad ética”.

Misterio del mal

Es difícil encontrar una explicación plausible sobre por qué ocurre eso, pero una respuesta puede alcanzarse seguramente reconociendo “humildemente y con valor”, “que estamos delante del misterio del mal, que se ensaña contra los más débiles porque son imagen de Jesús”. “Satanás”, ha añadido el Santo Padre fuera del texto previsto. Sin reconocer esta dimensión “estaremos lejos de la verdad y sin verdaderas soluciones”.

Por tanto, junto a las medidas prácticas sobre todo hay que tomar “medidas espirituales que el mismo Señor nos enseña: humillación, acto  de  contrición,  oración,  penitencia. Esta es la única manera para vencer el espíritu del mal. Así lo venció Jesús”.

Después, el objetivo será “escuchar, tutelar, proteger y cuidar a los menores abusados, explotados y olvidados, allí donde se encuentren”, y la Iglesia lo hará –ha sugerido el Papa Francisco– en cuatro dimensiones específicas, que van desde el objetivo primario de la tutela de los niños, con un cambio de mentalidad para “combatir la actitud defensiva-reaccionaria de salvaguardar la Institución, en beneficio de una búsqueda sincera  y  decisiva del bien de la comunidad”, y cultivar “seriedad impecable” en el afrontar el fenómeno; pasando por la exigencia de una correcta y equilibrada selección y formación de los candidatos al sacerdocio; reforzando aún más las líneas guía de cada una de la conferencias episcopales, y acompañando a las personas que han sufrido abusos; esto, sin descuidar el inmenso fenómeno del “mundo digital”, que facilita a menudo el acceso a este mal, y el “turismo sexual”, plaga mundial a combatir y reprimir.

Conversión y humildad

No obstante, el Papa ha querido dar las gracias a tantos sacerdotes y religiosos que se gastan por anunciar el Evangelio, y educan y protegen a los pequeños e indefensos, dando su vida en el seguimiento de Jesús; y ha concluido afirmando que el mejor resultado y más eficaz en este renovado camino al servicio del bien y de la verdad podrá venir solamente de una “conversión personal y colectiva” y de “la humildad de aprender, escuchar, asistir y proteger a los más vulnerables”.

Cultura

«Mi misión es dejar huella»

Se puede ser emprendedora, apasionada del arte y madre de diez hijos. Se puede, y además se puede hacer con alegría. Nos lo demuestra Pilar Gordillo.

Alicia Gómez-Monedero·5 de marzo de 2019·Tiempo de lectura: 3 minutos

“Definirse es muy difícil, muy complejo”, dice Pilar cuando le pido que se presente. “Soy muchas cosas: mujer, esposa, madre y profesional del sector del mundo de los eventos, del ocio cultural”, explica.
Pilar vive en Toledo, está casada con Santiago y son padres de 10 hijos.

En más de una ocasión ha visto caras de sorpresa al decir que sí, que son diez, pero es que “para mí un hijo no es una decisión, sino que es el fruto de que Dios es grande y puede con todo y regala eso y más”.

No puedo evitar preguntarle cómo se conjuga ser madre de familia numerosa y emprendedora. Y su respuesta es deliciosa: “Porque el fruto de una persona que tiene un motor de amor dentro, que se lo regalan cada día del cielo, es dar más frutos”.

Así de simple y así de complejo. “Es totalmente lógico”, me dice, “tener una criatura, no tener miedo a tener otra, estar feliz cuando viene la cuarta, lanzarnos juntos a la piscina y sorprenderte en el camino porque viene la sexta”.

Lejos de crear agobio y confusión, “cada vez hay más amor en casa, más comunión, más presencia de Él. Entonces ¿qué miedos puede haber?”.

Arte y pasión
Pilar habla con pasión de su familia. Pero esta misma pasión que lleva dentro es la que le ha lanzado al emprendimiento, porque Pilar es también una apasionada del arte. Por eso mismo, estudió la carrera de historia del arte.

En la ciudad de Toledo encontré la gran oportunidad de comunicar el arte al gran público que son los turistas, que tiene tiempo y se mueven en un ambiente de relajación suficiente para escuchar y tienen además una necesidad de entender el por qué y el para qué de las obras de arte que contemplan”, explica ella.

Y de aquí nace el emprendimiento y nace Evocarte, “de la pasión, de estar llena de vida y de fuerza interior”,  porque esta fuerza lleva a dar fruto, “a dar vida, que es mantener una familia, que es buscar lo mejor para mis hijos, que es hacer cosas por los demás, es el fruto lógico tener una empresa, dar cosas buenas a los demás”.

Evocarte se dirige concretamente al ocio corporativo. Se ofrece a empresas que piden un ocio con sentido, cultural; para ellas, cuando finalizan una reunión a las siete de la tarde en una ciudad que está totalmente cerrada, gracias a Pilar, “se abren monumentos en exclusiva para ser visitados con cuidado, con mimo, con música en vivo, acompañados de gastronomía, de pequeñas teatralizaciones, de recitales de poesía. No son complementos sino que es un todo, es la masa que aúna y da sentido y deja huella, porque mi misión es dejar huella, cultivar a las personas, suscitar el talento y la cultura eso lo garantiza”.

Todo tipo de experiencias

Pero, ¿cómo es posible suscitar todo esto viendo, por ejemplo, el Entierro del Conde Orgaz, del Greco? “Porque yo alcanzo el sentido profundo de este arte”, responde Pilar. Está especializada en arte sacro y en más de una ocasión le han dicho que se nota que es creyente, “porque vivo esas verdades existenciales, conozco a Dios y lo comparto como lo experimento, como lo saboreo y como lo valoro en mi vida. Esto es lo que ofrezco y se nota”.

No hay más que escucharla, porque ya en su voz y en su manera de expresarse se intuye todo esto. Pilar dice además que ha tenido todo tipo de experiencias después de realizar estas visitas: “Hay quién me cuenta que les he ayudado a rezar o que, por un momento, han tocado el cielo escuchándome. Incluso gente no creyente me ha dado abrazos porque les he hecho sentir cosas que nunca habían sentido. Y yo veo cómo se les iluminan los ojos. He estado con directoras de revistas femeninas que no se querían levantar de dónde estábamos, y me pedían que continuara contando más, porque experimentan que hay profundidad en esa obra de arte, que hay un deleite más allá de lo que ellos conocían”.

Para poder llevar a cabo todo esto, Pilar me revela que su secreto es la oración, “que es como el comer todos los días”.  Puede parecer realmente complicado tener un rato a solas con Dios, pero ella me contesta que, en último término, “es cuestión de prioridades, así que, aunque llegue tarde a la oficina un día no me puedo mantener en pie sin la oración”.

El autorAlicia Gómez-Monedero

Actualidad

Perspectivas pastorales en un ámbito rural

Desde hace casi dos años atiendo pastoralmente, como párroco, 9 pueblos de la Ribera del Duero burgalesa, una hermosa zona de la provincia de Burgos, en España... Me corrijo: cuando estaba redactando estas líneas, me llaman del obispado para decirme que me añaden dos pueblos más. Así que con Roa, el más grande, son ya 11 pueblos.

Alfredo Pérez Bustillo·21 de febrero de 2019·Tiempo de lectura: 5 minutos

En este aún corto espacio de tiempo estoy teniendo la oportunidad de acercarme a una realidad pastoral peculiar, que antes no conocía de manera tan directa. Digo peculiar y no difícil, pues la dificultad es una característica común hoy día en toda labor de evangelización.

Si los fieles “ya no vienen”

Si en algunos lugares cabe encontrar bien patente la característica de “Iglesia en salida” que tanto le gusta al Papa Francisco, puede ser éste uno de ellos. Por dos razones fundamentalmente.

El primer motivo es que la gente de aquí vive en núcleos de población dispersos; en realidad, son muchos pueblos para tan poca gente.

Y la segunda razón es porque, con excepción de las cofradías, han desaparecido prácticamente todas las formas de apostolado organizado (movimientos apostólicos, grupos de liturgia, etc.). Así ha sucedido incluso en el núcleo poblacional más grande de los que atiendo, la localidad de Roa (con unos 2.300 habitantes), a excepción de la catequesis infantil y de Cáritas.

En cuanto a las cofradías, son muy numerosas sobre todo en este último pueblo, pero en general están muy desmarcadas de la vida de la parroquia. Es en tal tesitura donde entraría en juego la calificación de “Iglesia en salida”. Una característica de la actitud pastoral que ahora se ha hecho necesaria viene dada por la constatación de que los fieles ya no “vienen”: hay que salir a su encuentro y aprovechar cualquier oportunidad para “hacerse presente”.

En este sentido, he encontrado que la forma más directa y eficaz de alcanzar ese objetivo es la visita a los enfermos. Siempre lo agradecen, y además, se crea la oportunidad de que se acerquen a los a los sacramentos y de poder conocer sus familias. Otra ventaja es que de ese modo el sacerdote se “obliga” a no encerrase en un despacho.

Demasiadas tareas para el párroco

Lamentablemente, y aunque pareciera lo contrario, atender tanto pueblo ocupa mucho tiempo en realizar tareas administrativas que desde mucho tiempo atrás se han dejado demasiado exclusivamente sobre los hombros de los párrocos: el cuidado de templos, la administración de los pocos ingresos, el estar al tanto de propiedades de las parroquias…, y de las calefacciones, y del “surtido” de pequeñas cosas y material que demanda la liturgia.

En estas tareas, echo en falta por parte del obispado la puesta a disposición de personal laico que se encargue de todo (pero del tema de conservación de templos fundamentalmente), posibilitando así que el sacerdote ponga su corazón y su cabeza sólo en la pastoral de las personas.

Despertar evangelizadores

Pero la visita a los enfermos no es suficiente. Salta a la luz que se necesitan nuevas experiencias de pastoral que llamamos de “primer anuncio”, de ir al núcleo del Evangelio, como hicieron los Apóstoles y los primeros cristianos. Yo lo resumiría en la urgentísima necesidad de despertar por todos
los medios el evangelizador que lleva dentro cada bautizado. En este sentido me he propuesto, de momento, dos tareas

La primera es acercarme a las cofradías, para implicarlas más en la vida de las parroquias. Hemos organizado encuentros periódicos de cofrades, que realizamos cada segundo lunes de mes. Y en perspectiva está acudir a las cofradías penitenciales, para que se sientan más responsables de la Cuaresma y de la Semana Santa. Paralelamente, nos renimos también con las cofradías marianas en los meses de mayo y octubre. Evidentemente, todo esto en el pueblo más grande de los que atiendo.

¿Qué problemas pastorales surgen en los pueblos más pequeños? En estos las visitas a los enfermos y mayores son siempre posibles. La dificultad principal es la cantidad de Misas dominicales, y las abundantes fiestas populares.

Hasta la fecha, cada pueblo sigue teniendo su Misa dominical (me ayuda un sacerdote que está en la diócesis estudiando), porque ha sido así siempre. Se celebran Misas cada domingo en pueblos entre los que hay distancias entre sí irrisorias (solamente 5, 6, o 7 kilómetros). No es fácil encontrar la solución, por la firme resistencia de la gente a desplazarse: la mayoría son muy mayores y argumentan que siempre han tenido la Misa.

Tengo en perspectiva concretar la idea de realizar un encuentro con una o dos personas de cada pueblo, aquellos que sientan más con su parroquia, para dar a conocer la labor que recae sobre los pocos sacerdotes, y para que vean las necesidades pastorales de este pequeño territorio. La mayoría casi no sabe lo que pastoralmente pasa en el pueblo de al lado. Y así, una vez que veamos la situación clara, espero poder organizar juntos una atención pastoral más coherente con la realidad y más realista con las posibilidades. Además, puede ser la forma de ayudarnos unos a otros.

El tú a tú

Muy probablemente se podrán tener muchas más iniciativas que las expuestas. La vida te va llevando, y procuro estar al día sobre experiencias pastorales de Nueva Evangelización, como es el caso de los Cursos Alpha, que quizá se pudieran realizar en este entorno también.

Sin embargo, el método que nunca falla es el del encuentro personal e informal con la gente, en la calle, en los mercados o en las mil y una ocasiones que te proporciona vivir ente ellos. Cuando te haces amigo de la gente es cuando la oportunidad de acercarles a Dios se hace verdaderamente real. En los dos años que han pasado ya, entre los fieles de estas parroquias he conocido más, muchas más, situaciones personales que, por ejemplo en cuatro años que pasé en una parroquia de Burgos de 7.000 habitantes.

Aquí está uno a pie de calle. Yo procuro buscar cualquier excusa para salir, sobre todo en verano.

Siempre te encuentras con alguien conocido, a casi todos saludas y te saludan. Me acerco a los corrillos de mayores sentados a la fresca. Y, ¡cómo no!, muchas veces sale el tema religioso. Brevemente, de pasada, se te da la oportunidad de decir una palabra aclaradora, una invitación, una palabra de ánimo, una broma, etc. Pero en esta “pastoral callejera” hay aún algo más de interés. La gente no se acerca al despacho para casi nada. Son varios los que, tras varios encuentros-saludo en la calle, me preguntan, surge una inquietud, etc. Así he entablado amistades con fieles a quienes procuro ayudar de modo regular en sus situaciones personales que requieren orientación. Evidentemente, todos nos hemos dado cuenta ya que son los problemas de la familia lo que más hace sufrir a la gente. Y hasta, ¡oh, milagro gordo!, me veo con los muchachos y muchachas que se han confirmado en estos dos años. Digo “gordo” porque la mayoría de los párrocos dicen que ni los ven. Yo los veo en la calle, a varios, y me acerco de vez en cuando y los saludo y les recuerdo que Dios también les es- pera a ellos en la Misa dominical, por ejemplo. Procuro no hacerme pesado, ni ser un “chapas”, como dicen a veces, ni con ellos ni con nadie.

Porque resulta que en muchas ocasiones, al verte, algunos te abordan y te dicen más o menos: “Yo quería hablar con Usted, o contigo”. Y me exponen su inquietud, o su problemón. Entiendo, con todo esto, que aún la figura del sacerdote despierta cierto interés. Representa lo religioso, a veces lo eclesial, otras veces una persona de fiar, a quien se le pueden contar problemas que ni a los amigos se contarían. No es la última maravilla pastoral pero, a la postre, este modo de encuentro con las gente es muy eficaz, da oportunidades maravillosas para hacer amistad y para tener un “despacho en la calle” en el que, aunque sea durante unos breves minutos, se puede hacer un verdadero seguimiento de la vida de las personas. Por supuesto que también han surgido amistades más consolidadas y ocasión por eso de profundizar en los temas más a fondo. Por poner un solo ejemplo, de aquí nació el caso de una persona que está tramitando su nulidad matrimonial. Desde que me contó su caso vi, sin ser experto, que era de libro. Va bien, y así podrá regularizar su situación actual. Lo mismo habría que decir de haber podido acercarme a la vida de las cofradías, un mundo peculiar y del que no sabía nada. Intento que sean más pastorales y sirvan a la evangelización de sus miembros

Luz del Espíritu Santo

Creo que habrá que encomendar estas cuestiones mucho más al Espíritu Santo, para que ilumine a todos, a fin de encontrar caminos que conduzcan a una atención pastoral más eficaz que no se reduzca sólo al domingo.

Hay que pensar que también durante la semana se puede y se debe realizar otras iniciativas pastorales. Oportunamente, será necesario hacer turnos para las Misas dominicales. Y, si es viable, el domingo que no acuda el sacerdote, convendrá poder tener celebraciones de la Palabra.

El autorAlfredo Pérez Bustillo

párroco en 11 pueblos de la diócesis de Burgos

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Dossier

Formar en Religión es transmitir conocimientos

La clase de Religión no es un privilegio de la Iglesia, sino un derecho de los padres, que proporciona conocimientos y formación a los alumnos.

Alberto Cañas·13 de febrero de 2019·Tiempo de lectura: 9 minutos

No sé si se han dado cuenta, pero cuando los políticos no saben de qué hablar, necesitan tapar alguna de sus corruptelas o tienen la necesidad de cambiar de discurso, acuden siempre al socorrido tema de “la clase de Religión” o de los Acuerdos Iglesia–Estado de 1979, es decir, de sacar de la escuela la primera y de revisar los segundos, e incluso revocarlos. Todo en nombre de la libertad, la laicidad y el progresismo. Momento que ahora estamos viviendo intensamente.

Pero, ¿qué es la ERE (Enseñanza Religiosa Escolar)? ¿Por qué la asignatura de Religión en los colegios? ¿Es lo mismo que la catequesis? ¿Es la ERE voluntaria u obligatoria? ¿Y en la escuela pública? ¿Qué y cómo se evalúa? ¿Quién la imparte? ¿Por qué quieren acabar con ella? ¿Qué dificultades tenemos en el día a día los profesores de Religión? Procuraré responder con sencillez y claridad a estas preguntas, desde mi experiencia como profesor de Religión en la escuela pública durante los últimos 24 años.

La ERE en la Constitución y los acuerdos de 1979

Como no son pocos los ataques, comentarios y todo tipo de argucias en contra de la ERE, los profesores de Religión en la escuela pública hemos tenido que aprender algo de legislación básica para defendernos. Hay dos artículos fundamentales en la Constitución Española de 1978, el artículo 16 y el 27.

El artículo 16 dice: “1. Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y de las comunidades sin más limitación en sus manifestaciones que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la Ley”. Y en el apartado 3: “Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”.
Está en sintonía con lo que dice el Concilio Vaticano II: “Entre el Estado y la Iglesia debe existir un mutuo respeto a la autonomía de cada parte”.

El artículo 27 de la Constitución proclama: “Todos tienen derecho a la educación. Se reconoce la libertad de enseñanza”, y “Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”.
Finalmente, el artículo 10 sentencia: “Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por España”.

Y la Declaración Universal de Derechos Humanos dice en su artículo 26.3: “Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”. En resumen: España es un Estado aconfesional, no laico y mucho menos laicista. Esto significa que no hay una religión oficial en España, pero sí una obligación de hacer posible el derecho constitucional de los padres a elegir el tipo de formación y de educación que crean oportuna para sus hijos, respecto a sus creencias religiosas e ideologías. La clase de Religión católica no es un privilegio de la Iglesia, sino un derecho de los padres reconocido en nuestra Constitución (arts. 16 y 27) y en la Declaración de los Derechos Humanos.

La práctica habitual con la ley vigente La legislación vigente, de acuerdo con los acuerdos Iglesia–Estado de 1979, dice que la mencionada ERE, (enseñanza religiosa escolar) es de oferta obligatoria para los centros y optativa para los alumnos. Es decir, los colegios tienen obligación de ofrecerla, pero los alumnos no tienen obligación de cursarla.

Los padres tienen que decidir al principio de curso o cuando inscriben a sus hijos en el colegio si optan por la asignatura de Religión o por la asignatura de Valores. Hasta hace un par de cursos la otra opción era “Atención educativa”. Este último término, más conocido como alternativa, era confuso y malicioso, pues hacía pensar a muchos padres que los niños que no cursaban Religión iban a recibir algo parecido a clases “particulares”. Y no era así. En el mejor de los casos, la atención educativa se ocupaba de un plan de fomento a la lectura (en la Comunidad de Madrid) o trabajar en un libro de valores; pero la realidad era muy distinta: juegos, películas, sala de ordenadores, estudio libre…. Una competencia bastante desleal.

Con la actual Ley de Educación (LOMCE), la optativa a la Religión es una asignatura llamada Valores éticos y sociales, que es evaluable pero muy abierta a la libre interpretación del docente que la imparta, con lo que volvemos a una situación parecida. E incluso en algunos colegios bilingües la asignatura de Valores se dan en inglés, mientras la Religión es en español, lo que hace que muchos padres se decanten por la primera. Después de mucho “pelear”, estamos consiguiendo que no sea así.

El tiempo empleado para la asignatura de Religión es de dos sesiones semanales con un total de hora y media en educación primaria y un tiempo proporcional en educación infantil. Pero la LOMCE no ha sido desarrollada por los Reales Decretos necesarios para regular un sin fin de detalles para su funcionamiento, y ha dejado la puerta abierta a reducir el horario a una sola sesión e incluso para la desaparición de la asignatura en alguna etapa educativa. Habrá que esperar a ver qué sucede con el nuevo gobierno.

El profesorado encargado de impartirla debe tener la misma formación y titulación que el resto de los profesores del centro. Es decir, la diplomatura en Magisterio (actualmente Grado) en cualquiera de sus especialidades (para educación Infantil y Primaria), la licenciatura en Teología o Ciencias Religiosas (para ESO y Bachiller), y la DEI (Declaración Eclesiástica de Idoneidad), hoy conocida como DECA en ambos casos. El profesor es propuesto por el obispo y contratado por la autoridad educativa competente (en el caso de Madrid, por la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid).

ERE y catequesis

La asignatura de Religión asegura la formación integral de la persona. Para que una educación sea de verdad integral, debe trabajar todos los ámbitos de la persona: el físico, mediante la Educación Física, la psicomotricidad y los deportes; el mental, con las asignaturas tradicionales, Lengua, Matemáticas, Ciencias, Sociales, Música, etc.; el de las emociones y sentimientos y la relación con los demás; y por último, el espiritual con la clase de Religión.

Evidentemente, estos ámbitos no son totalmente estancos e interactúan unos con otros, formando un todo que es la persona, creada a imagen y semejanza de Dios. Si trabajamos los tres primeros y olvidamos el cuarto, la formación de la persona queda manifiestamente incompleta. Se trata de la formación integral del alumno, favoreciendo las inteligencias múltiples y desarrollando todas las dimensiones de la persona, incluidas la espiritual y la emocional.

En el lenguaje pedagógico actual, se desarrolla en lo que se llama “competencias” (competencia en comunicación lingüística, competencia social y cívica, competencia cultural y artística, competencia de aprender a aprender, competencia de autonomía e iniciativa personal, competencia en el conocimiento e interacción con el mundo físico). No me entretendré en explicar cómo trabaja y como encaja la asignatura de Religión en cada una de estas competencias.

La clase de Religión no es catequesis. Son aprendizajes distintos, pero complementarios entre sí. El ámbito de la clase de Religión es el colegio. El de la catequesis, la parroquia, las comunidades cristianas y sobre todo, la familia. En la catequesis se reciben los conocimientos necesarios para vivir la fe y celebrarla. De ahí, que gran parte de las catequesis traten sobre la preparación para recibir los sacramentos.

En las catequesis, los niños (me referiré a las catequesis infantiles por la comparativa con la ERE, aunque existe catequesis de adultos) aprenderán las oraciones, gestos y significados litúrgicos; estudiarán el cate- cismo, los sacramentos y participarán en las celebraciones religiosas. Así mismo, deberán tomar conciencia de pertenencia a la comunidad cristiana, a la Iglesia. Es cierto que algunos de los temas que se tratan en las catequesis son comunes a los de la ERE, pero su enfoque y metodología deben ser, por definición, distintos.

Nuestras raíces

En la enseñanza religiosa escolar, trabajamos el diálogo fe-cultura. Ambos conceptos no son excluyentes como señalan algunos. El niño en el colegio aprende a conocer el entorno que le rodea y a entender el mundo en el que va a vivir y se le dota de las “herramientas” (conocimientos y estrategias) para ser capaz de adaptarse a él y sobrevivir con éxito. Y nos guste o no, llevamos 2000 años de cristianismo y 4000 de judaísmo. La base, las raíces de nuestra sociedad actual es Grecia (Filosofía), Roma (Derecho) y el cristianismo (que a su vez tiene sus raíces en el judaísmo).

Y todo esto no se puede obviar. Algunos ejemplos: nuestras fiestas son cristianas -en Madrid, de todas las fiestas que tenemos, sólo la Constitución, el día del trabajo o de la Comunidad no son fiestas religiosas–; nuestros nombres, los de nuestras calles y los de algunas localidades tienen una etimología cristiana o de un hecho o personaje religioso; muchos de nuestros saludos, fórmulas sociales, dichos y refranes son de origen religioso, por su referencia bíblica o de la historia del cristianismo; nuestros paisajes, urbanos o rurales, están salpicados de edificios y símbolos religiosos: iglesias, catedrales, monasterios, ermitas, monumentos, cruceros…; nuestra historia, literatura, arte, música, tienen multitud de hechos, personajes y obras religiosas o relacionada con la Religión.

El diálogo fe–cultura es un diálogo, valga la redundancia, con el resto de asignaturas para comprender el mundo desde la cosmovisión cristiana. Se enseña la aportación del cristianismo a nuestra cultura: a la ciencia, a la historia, al arte, a la filosofía, a la literatura…

Y en cuanto a los valores… ¿de dónde salen los valores que se dan en la asignatura con el mismo nombre? Solidaridad, empatía, generosidad, perdón, tolerancia, perdón, paz, amor… Son valores evangélicos. ¡Si la educación en valores es un pilar esencial del currículo del área de Religión!

Objetivos generales del área de Religión

  • Para concretar un poco más, he aquí los objetivos generales del Área de Religión para Educación Primaria, desde los 6 a los 12 años:
  • Conocer los aspectos básicos de las religiones, relacionándolas con el cristianismo. Reconocer a los fundadores y algunos elementos distintivos de las grandes religiones vigentes.
  • Conocer la Biblia, su estructura y sentido.
  • Descubrir la acción de Dios en la naturaleza y en la persona.
  • Identificar algunos personajes fundamentales de la historia de la salvación y su respuesta de fe, en particular la persona de Jesucristo y la Virgen María.
  • Valorar la novedad del amor de Dios que nos salva del pecado y de la muerte.
  • Identificar el significado de algunas formulaciones, expresiones y textos básicos del mensaje cristiano.
  • Identificar la Iglesia, conocer la presencia de Dios y su gracia en los sacramentos, y el servicio eclesial prestado por los apóstoles y sus sucesores.
  • Comprender y distinguir el sentido sagrado, festivo y celebrativo de las fiestas y sus ritos. Analizar la jerarquía de valores, actitudes y normas que conforman el ser cristiano, y aplicarlos a las distintas situaciones de la
  • vida.
  • Valorar que la fe cristiana implica asumir responsabilidades, el sentido de la acción y del compromiso cristiano, y una actitud de tolerancia y respeto ante los sistemas éticos de las distintas religiones.
  • Conocer, valorar y respetar el patrimonio religioso, artístico y cultural.
  • Descubrir que el destino eterno del hombre empieza aquí como don que surge de la victoria de Cristo sobre la muerte.

Conocimientos multidisciplinares

En la enseñanza religiosa no se evalúa la fe (imposible por definición), como aseguran los detractores de la asignatura. Se evalúan conocimientos y contenidos concretos y científicos: nombre de los profetas mayores, los reyes de Israel, localización del Mar Rojo o del Monte Sinaí, libros de la Biblia y su localización en el Antiguo Testamento o en el Nuevo, saber dibujar un mapa de Israel del siglo I y situar el Río Jordán, el lago Genesaret y las principales ciudades de la vida de Jesús, por citar algunos ejemplos.

Este diálogo fe–cultura convierte la asigna- tura de Religión en un área multidisciplinar, en un compendio de muchos saberes: historia, geografía, literatura, arte, música, cine, filosofía, moral, ética, ciencia… Así pues, el alumno que asiste y aprovecha las clases de Religión estará mejor preparado que otro que no la curse.

Y no sólo para los que estudien historia del arte, como me comentaba no hace mucho una licenciada en esta materia, sino que yo mismo lo he podido experimentar en una salida cultural con niños de 9 ó 10 años de un colegio en el que trabajé hace años, al Museo del Prado.

La ignorancia, gran enemigo

Además, la fe necesita de formación, siendo la ignorancia uno de sus grandes enemigos. La ignorancia y la falta de formación hacen de nuestra fe un gigante con pies de barro, que con nada se derrumba.

Cuántos jóvenes de familia religiosa, que durante su infancia y adolescencia incluso han acudido a la parroquia y frecuentado los sacramentos, llegan a la universidad o empiezan a trabajar, y en pocos meses abandonan su vida de piedad y se alejan de la Iglesia porque algún compañero o profesor les ha dicho que en la Religión es todo mentira, mitos que la ciencia ha superado.

Les hablan de la teoría de la evolución de las especies, del Big Bang, o cualquier teoría del origen del universo, les recomiendan lecturas de filósofos ateos bien argumenta- dos, les hablan de las riquezas de la Iglesia, la Inquisición… Y entonces ese joven, o esos jóvenes, sin la formación adecuada, se sienten defraudados, estafados, timados, engañados… ¡derrotados!

Con una buena formación religiosa que incluya una exégesis seria y rigurosa, el joven tendrá la fortaleza y la seguridad suficiente para rebatir todo este bombardeo con argumentos serios y científicos y salir victorioso en la defensa de su fe sin complejos.

Pero volviendo al tema del presente artículo, podemos decir que es frecuente encontrar muchos cristianos adultos (incluso con formación universitaria) con la misma formación que recibieron cuando se prepararon para recibir la primera Comunión. Imagínense qué pasaría si las personas nos quedáramos con el nivel académico adquirido a los ocho o nueve años en Lengua o en Matemáticas. Pues así estamos en materia religiosa.

Y si no me creen, ahí están los concursos de televisión y lo que ocurre cuando preguntan algo sobre Religión: desde contestar que los tres primeros reyes de Israel fueron los “reyes magos”, a decir que los mandamientos son doce.

El autorAlberto Cañas

Profesor de Religión

Mundo

Democracia y religión a diálogo en el Congreso Mundial del Derecho

El tema Democracia, Constitución y libertad será el eje del Congreso Mundial del Derecho, que se celebrará en Madrid este mes de febrero convocado por la World Jurist Association. También se tratará sobre el papel social de la religión.

Omnes·8 de febrero de 2019·Tiempo de lectura: 4 minutos

—TEXTO Carlos de la Mata Gorostizaga
Abogado, Secr. Gral. de la Fundación Madrid Vivo

Son muchos los momentos en los que, en la historia se ha tratado de quitar, incluso erradicar, el papel de la religión en la vida pública. Ejemplos hay desde la revolución francesa, hasta su persecución durante todo tipo de conflictos bélicos, pasando por el régimen comunista de la antigua URSS, la Alemania nazi o la China de Mao Tse Tung. En todos ellos son numerosos los casos en los que las religiones han sido perseguidas y condendas al ostracismo, o incluso su desaparición. Pero en pleno siglo XXI, no debe tener cabida la falta de diálogo con las distintas religiones en un marco de convivencia y fraternidad. Tal y como expresó el Papa Francisco en su reciente discurso ante el Cuerpo Diplomático en Roma, “las particularidades [de las distintas religiones] no son obstáculo para el diálogo, sino la savia que lo alimenta con el deseo común de conocer la verdad y la justicia”. Ambas cuestiones, verdad y justicia, son intrínsecas en la persona humana, y han sido tratadas y analizadas a lo largo de la historia por filósofos desde Platón, con “su idea de lo bueno” a Hegel. Pero si bien estas ideas de verdad y justicia pueden tener un cierto carácter de idealismo, la experiencia a lo largo de la historia nos ha demostrado que es en la democracia donde mejor se ha plasmado los conceptos de verdad y justicia, porque es en este sistema político, tal y como lo entendemos, el lugar en el que los hombres pueden expresarse con libertad.
Es el diálogo, y la comprensión mutua, el mejor camino para trabajar las diferencias.En un Estado democrático debe tener cabida todas las religiones, y por lo tanto, se debe trabajar con ellas. España es un ejemplo claro de cómo tras un conflicto tan doloroso como una guerra civil y 40 años de dictadura, se ha podido establecer una democracia con- solidada, bajo el amparo de una constitución que garantiza la plena libertad del ejercicio religioso, tal y como indica su artículo 16, “se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley”. Numerosos Organismos Internacionales que promueven los valores democráticos, contemplan la libertad religiosa como uno de sus pilares. Desde la Convención Europea de Derechos Humanos del Consejo de Europa, en su artículo 9, al Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de Naciones Unidas, en los apartados 1 y 2 de su artículo 18.
Vivimos en una sociedad en la que la “modernidad líquida” acuñada por Zygmunt Bauman cada vez se impone más. Una sociedad individualista, hedonista, en la que no tienen cabida los valores comunitarios y por lo tanto, se pretende hacer que prevalezca el egoísmo individual, sobre el bien común de la sociedad, y en la que la falta de convicciones morales y la ausencia de valores parece tener más éxito que el darse a los demás. El siglo XXI teme y abjura del concepto del prójimo. El mismo presidente Macron destacaba que en sociedades como la francesa “pesan” no sólo los efectos de la crisis económica, sino el relativismo y el nihilismo, coincidiendo en esto con el papa Benedicto XVI.
La cuestión de la Democracia y la Religión, en no pocas ocasiones, sobre todo en Europa, se ha expresado como algo contrapuesto; y esto ha sido históricamente visto de forma muy distinta en sociedades como la norteamericana, que ha venido considerando siempre el hecho religioso como algo positivo. Allí la libertad religiosa ha sido siempre la primera libertad. Y sigue siendo la primera libertad recogida por la primera enmienda de la Constitución americana. Sin duda otro ejemplo de cómo democracia y religión pueden y deben ser compatibles.
Sin duda en una sociedad hiperconectada como la actual, en la que la inmediatez de las redes sociales nos llevan a acceder a todo tipo de noticias en cuestión de minutos, se ha logrado que la mentira de toda la vida, la llamada “posverdad”, se convierta en realidad y en creencia para no pocas personas a golpe de clic.
Por eso son tan necesarios en la sociedad moderna una democracia y una constitución que garanticen no sólo el derecho de las personas, sino que garanticen el cumplimiento de unos deberes que supongan un marco de convivencia para todos.
Como recordó recientemente el presidente Macron, “la Iglesia [extrapolémoslo a todas las religiones], que intentara desentenderse de las cuestiones temporales no respondería al fin de su vocación”. Porque el bien común de la sociedad pasa también por el compromiso de todas las religiones con esta. Sea cual sea la creencia del individuo.
El papel de las confesiones y su compromiso con la democracia en España está fuera de toda duda. La solución a muchos de nuestros problemas actuales está en los hombres y las mujeres y en su compromiso, en tanto personas, con la sociedad y la democracia que nos ampara. En no pocas ocasiones se ha enmascarado el ataque a las distintas religiones y su papel en la sociedad con la defensa de la secularidad, y por ende, la discriminación de no pocas personas por el mero hecho de ser católicos, musulmanes, judíos, etc.
Si entendiéramos que la defensa de la laicidad pasa porque los hombres y las mujeres que practiquen una confesión religiosa no pueden participar en la vida pública estaríamos cayendo, y por lo tanto justificando, los numerosos casos de dictaduras que en nombre del “pueblo”, han perseguido, encarcelado y asesinada a millones de personas a lo largo de la historia.
Tal y como dijo Macron, cuando habló de la muerte del coronel Beltrame durante un ataque terrorista, “el ejemplo del coronel Bel- trame […] algunos vieron en este gesto la aceptación del sacrificio arraigado en su vocación militar […] y otros, especialmente su esposa, interpretaron este acto como la traducción de su ardiente fe católica preparada para la prueba suprema de la muerte. […] Algunos podrán considerar propósitos entran enconflicto con el laicismo. […] La laicidad no tiene como función negar lo espiritual en nombre de lo temporal, ni desarraigar de nuestras sociedades la parte sagrada que nutre a tantos de nuestros conciudadanos”.
Sin duda este espacio de diálogo que pretende dar la Fundación Madrid Vivo, durante el Congreso Mundial del Derecho, consideramos que es el ideal para demostrar, que la unión entre democracia y religión, no sólo es intrínseca de la persona humana, sino que cada vez es más necesaria para dotar de va- lores a una sociedad cada vez más carente de ellos.