Actualidad

Las 10 noticias más leídas en Omnes en 2024

2024 ha sido un año de crecimiento para Omnes y queremos dar la bienvenida al 2025 recordando las mejores noticias del año que cierra.

Javier García Herrería·29 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto

A lo largo de este año, Omnes ha traído todos los días noticias de la actualidad con una perspectiva católica. Aquí dejamos una selección de las informaciones clave que ha publicado nuestra web durante los últimos doce meses.

Una columna de Javier Segura sobre la visión de la Iglesia de Benedicto XVI

Entrevista a la mujer «más poderosa» del Opus Dei sobre la enfermedad y los cuidados

Ideas creativas para aprovechar la Cuaresma

La propuesta del Papa para el caso Torreciudad

Explicación de las profecías bíblicas del techo de la Capilla de la Crucifixión del Santo Sepulcro

Formación online para de 6000 catequistas de todo el mundo

Una devoción que crece por Centroamérica, México y Estados Unidos

El anuncio de la publicación de una nueva encíclica

Celebrando a San José el 19 de marzo

La columna de Antonio Moreno sobre la inauguración de los Juegos Olímpicos

Evangelio

En manos de la Virgen. María Madre de Dios (C)

Joseph Evans comenta las lecturas de María Madre de Dios (C) y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·29 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Así como María había ido “de prisa” a ver a su prima Isabel (Lc 1,39), los pastores van “corriendo” a Belén para descubrir a “María y a José, y al niño acostado en el pesebre”. Los acontecimientos de la concepción y el nacimiento de Cristo parecen ir acompañados de una santa prisa, de la que María es plenamente partícipe, como si, tras siglos de lenta y pecaminosa torpeza, la acción salvadora de Dios acelerara la vida. 

María muestra también una actitud tranquila, contemplativa, como ya hemos considerado (véase mi meditación del año A), pero la contemplación no es letargo. Hay una alegría, una vivacidad, incluso una rapidez, que viene con la intervención de Dios en nuestras vidas. Los enamorados lo saben muy bien: las cosas se aceleran cuando uno está enamorado, incluso el corazón parece latir más deprisa. No podía ser menos con el amor divino. Así lo expresa y celebra ese gran canto de amor divino y humano del Antiguo Testamento, el Cantar de los Cantares: “Un rumor…! ¡Mi amado!  Vedlo, aquí llega, saltando por los montes, brincando por las colinas. ” (Cant 2,8).

La Iglesia nos regala esta fiesta para comenzar cada año, para que nos pongamos en manos de la Virgen y también para que aprendamos de ella a afrontar el año que tenemos por delante. Ciertamente con su actitud orante y contemplativa: “María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón”. Pero también con la rapidez de su amor y generosidad, corriendo con Ella para ayudar a los necesitados, y corriendo hacia Ella, porque donde está Ella encontramos siempre a Cristo, su Hijo.

Y en presencia de María, como los pastores, tenemos valor y confianza para proclamar todo lo que hemos visto y aprendido sobre Cristo: “contaron lo que se les había dicho de aquel niño”. Con el suave aliento de María, y el de José, todos se sienten confiados para desempeñar su papel y aportar su contribución: hombres, mujeres, ricos, pobres, trabajadores, estudiosos… Y después de este encuentro con la Sagrada Familia, los pastores pueden volver al trabajo “dando gloria y alabanza a Dios”. El encuentro con María se convierte en encuentro con Cristo y nos lleva a afrontar la vida -y el nuevo año que comienza- con una profunda alegría en Dios.

Pero el sufrimiento no tarda en hacerse presente. María y José tendrán que presenciar el comienzo del sufrimiento de Cristo en su circuncisión, por la que Jesús entra y se identifica con el pueblo de Israel. Y María se identifica con el sufrimiento de Jesús, como lo hará más tarde en la Cruz. Así pues, ella nos enseña la santa prisa, el espíritu contemplativo y la voluntad de sufrir en unión con Cristo.

La homilía sobre las lecturas de María Madre de Dios (C)

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas del domingo.

América Latina

El Pase del Niño Viajero: Una tradición cuencana que renueva la fe

La Navidad en Ecuador es una época de profunda significación religiosa y cultural, llena de tradiciones que expresan la fe y la identidad del pueblo ecuatoriano.

Juan Carlos Vasconez·28 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

Desde tiempos coloniales, la Iglesia ha promovido la devoción al Niño Jesús a través de novenas, misas y la construcción de pesebres o nacimientos. Sin embargo, el Pase del Niño, con sus características procesiones y su riqueza simbólica, es una tradición más reciente que ha florecido con particular fuerza en ciudades como Cuenca y Riobamba.

El Pase del Niño consiste en una procesión en la que una imagen del Niño Jesús, generalmente ataviada con vestimentas lujosas, es paseada por las calles. Esta imagen puede ser de diferentes tamaños y materiales, desde figuras pequeñas hasta grandes esculturas que requieren de varias personas para ser transportadas.

Durante la procesión, participan diversos personajes tradicionales como el Curiquingue, Sacha Runa, danzantes de Yaruquíes y Punín, el Diablo sonajero, payasos, y hasta perros. Cada uno tiene un atuendo específico con significados culturales y simbólicos, realizando danzas y actuaciones que cuentan historias y representan aspectos de la vida y la cosmovisión andina.

El Niño Viajero

Una de las manifestaciones más singulares y recientes es el Pase del Niño Viajero, una celebración que en pocas décadas se ha arraigado profundamente en la ciudad de Cuenca. Este fenómeno nos invita a reflexionar sobre cómo las tradiciones se construyen y evolucionan, enriqueciendo la experiencia de fe de las comunidades.

Su origen es reciente, se trata de una imagen del Niño Jesús esculpida en 1823. Tras pasar por varias generaciones de una familia cuencana, la imagen llegó a manos de Monseñor Miguel Cordero Crespo, quien en 1961 la llevó en peregrinación a Tierra Santa. A su regreso, la imagen fue bautizada como el «Niño Viajero», dando inicio a una tradición que con el tiempo se convertiría en una de las más importantes de la ciudad.

La noche previa al desfile, en las afueras de la casa del prioste (el laico que organiza ese año la procesión), se lleva a cabo una velada en honor a la imagen del Niño Viajero. Comienza a las 18:00 horas y siempre cuenta con la presencia de los residentes del barrio e invitados especiales. 

Al día siguiente se inicia con una misa en honor al Niño, seguida de la distribución de pan y café a los asistentes. El programa concluye con un espectáculo de fuegos artificiales, música y danzas folklóricas.

Durante el recorrido, los personajes principales son niños disfrazados de figuras bíblicas, pastores, gitanos, jíbaros, saraguros, otavalos y mayorales. Estos últimos son particularmente llamativos e interesantes, ya que representan a campesinos de las provincias de Azuay y Cañar, quienes gozaban de gran poder y prestigio entre los trabajadores de las haciendas. Sus trajes (estilizaciones del atuendo de los cholos y cholas de la región) son, por lo tanto, muy vistosos y elegantes, como símbolo de riqueza. 

Siempre conducen caballos o carros cubiertos con finas mantas o tejidos de lana y seda, y adornados con el «castillo» (un conjunto de alimentos dispuestos en forma de guirnaldas con frutas, legumbres, bombones, botellas de licor, juguetes, cuyes, cerdos, etc.). 

El Pase del Niño Viajero 2024

Este 24 de diciembre, Cuenca volvió a vibrar con la fe y el entusiasmo del Pase del Niño Viajero. Miles de fieles se congregaron en las calles para acompañar la procesión, que este año partió desde el redondel Eloy Alfaro para acomodar a la gran cantidad de asistentes. Carros alegóricos, comparsas, bandas de pueblo y danzantes llenaron de color y música el recorrido, que culminó en San Blas.

A las 10h, la imagen del Niño Viajero, ataviada con un elegante traje, inició su recorrido en un vehículo adornado con flores. A su paso, los fieles lanzaban pétalos de rosas desde los balcones, creando una alfombra multicolor. El ambiente era de júbilo y devoción, con cantos, oraciones y expresiones de agradecimiento al Niño Jesús.

El Cardenal Luis Gerardo Cabrera presidió la Eucaristía en la Catedral Metropolitana de la Inmaculada Concepción de Cuenca, donde se vivieron momentos de profunda emoción. En la víspera, se realizó el tradicional cambio de padrinos, en el que la familia Salesiana, los comerciantes de la Feria Libre de El Arenal y el Ejército recibieron la responsabilidad de custodiar al Niño Viajero hasta el próximo año.

Curiosidades que enriquecen la tradición

El Pase del Niño Viajero es una tradición llena de singularidades que la hacen aún más atractiva:

  • El Niño Viajero, trotamundos: La imagen original del Niño Jesús realizó un viaje por lugares religiosos alrededor del mundo en 1961.
  • Dos réplicas para la fiesta: Son dos réplicas las que se utilizan para la mayoría de los eventos, incluyendo la procesión del 24 de diciembre.
  • General de la Policía: El Niño Viajero ha sido nombrado General de la Policía e incluso ha usado el uniforme de los granaderos de Tarqui.
  • Mayorales, símbolos de tradición: Los «mayorales» representan a los empleados más importantes de las haciendas de Azuay y Cañar. Sus trajes y las decoraciones de sus caballos son muy costosos.
  • Chicha para todos: Una familia ha estado preparando y regalando miles de litros de chicha a los asistentes durante 40 años.
  • Mezcla de lo sagrado y lo profano: El Pase del Niño Viajero incluye personajes bíblicos, así como «diablo humas», «cholos» e incluso personajes de la cultura popular.
  • Un festín para el paladar: La comida abunda en el desfile. Se pueden encontrar platos tradicionales como hornado y cuy, así como pan, frutas y dulces.

El Pase del Niño Viajero es una muestra de cómo la fe popular se expresa con creatividad y originalidad, generando nuevas tradiciones que enriquecen la vida de la comunidad y fortalecen la identidad cultural. Es una celebración que invita a la reflexión sobre el significado profundo de la Navidad y su capacidad de unir a las personas en torno a la figura del Niño Jesús.

Jesús Poveda y la protesta silenciada: ¿Dónde quedan los límites de la defensa de la vida?

La detención del doctor Jesús Poveda permite reflexionar sobre los límites éticos y legales en la defensa de la vida. Desde la crítica de Michael Sandel a la posición provida, se plantea la necesidad de un debate honesto y libre sobre el valor de la vida y el aborto.

28 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Un año más el doctor Jesús Poveda ha acudido a su cita frente a la clínica Dator, en Madrid. Se trata de un ritual al que este líder provida español acude cada 28 de diciembre, día del martirio de los santos inocentes. Poveda se presenta en la puerta de la clínica, la policía le pide que se aleje, él se sienta en el suelo y los agentes se lo llevan por desacato a la autoridad. Como suele repetir Poveda, «hacemos asistencia 364 días al año y un día solo un día hacemos resistencia pasiva».

La escena no tiene más polémica, pero es muy oportuna para reflexionar sobre los límites éticos, legales y sociales de la defensa de la vida, un debate que sigue siendo uno de los más polarizantes de nuestro tiempo. Más allá de las controversias y de los titulares, lo que realmente sorprende es la intensidad del momento: una protesta pacífica y una detención que trata de silenciar algo más profundo que una mera disidencia ideológica.

La crítica de Sandel a los provida

El filósofo Michael Sandel, premio Princesa de Asturias 2018 y uno de los profesores de Harvard más aclamados, plantea en “Contra la perfección” un argumento que merece nuestra atención. Como miembro del comité asesor de bioética del presidente de Estados Unidos, durante años escuchó las opiniones de afamados médicos a favor y en contra del aborto. Sin embargo, lo que le llamaba la atención es que la mayoría de ginecólogos provida mantienen un trato amistoso con otros colegas con los que discrepan en este asunto. Según Sandel, esto es una enorme incoherencia, pues si él creyera que el aborto implica la muerte de millones de seres humanos inocentes, su reacción y su activismo serían mucho más vehementes. 

En su opinión, la tibieza con la que muchos provida manifiestan su rechazo al aborto evidencia que, en el fondo, no creen plenamente en lo que defienden. Como prueba, señala que muy pocos dedican a la causa 50 euros al año y su activismo suele limitarse a participar en una o dos manifestaciones. Si se mira bien, es difícil no concederle parte de razón.

La incoherencia en el discurso a favor del aborto

Paradójicamente, la crítica de Sandel sobre la «incoherencia» de las acciones provida también puede aplicarse al discurso a favor del aborto. Muchos países, incluido España, han avanzado hacia restricciones extremas que tratan de prohibir incluso rezar frente a las clínicas abortistas. Esto no solo limita el derecho a la libertad de expresión y de conciencia, sino que también revela una contradicción en la narrativa proabortista. Si el aborto es una intervención médica legítima y carente de implicaciones éticas graves, ¿por qué reprimir tan vehementemente cualquier forma de oposición pacífica? ¿No estamos en una sociedad plural y libre?

La prohibición de rezar en las inmediaciones de los abortorios es un ejemplo claro de cómo el debate no se centra únicamente en la defensa de derechos individuales, sino en silenciar un discurso que incomoda. ¿No es esto una admisión tácita de que el tema es moralmente espinoso? En lugar de afrontar el debate, parece que se busca evitar cualquier recordatorio de que lo que ocurre dentro de las clínicas no es un acto éticamente neutro.

¿Dónde están los límites?

El dilema planteado por Sandel y las acciones de activistas como Jesús Poveda nos enfrentan a preguntas esenciales sobre los límites de la defensa de la vida. ¿Qué estamos dispuestos a sacrificar por lo que consideramos justo? ¿Qué tipo de protesta es válida y proporcional cuando se trata de asuntos tan fundamentales como la vida humana?

Para quienes consideran que la vida comienza en la concepción, la defensa de esta no puede limitarse a las palabras. Tampoco puede recurrirse a la violencia o a la imposición coercitiva, ya que ello comprometería su legitimidad moral. Sin embargo, entre estos dos extremos, ¿no hay espacio para gestos y acciones que busquen despertar la conciencia pública sobre este problema? ¿Acaso no es válido ofrecer una ecografía a quien está considerando abortar? ¿No resulta legítimo plantear ayudas, tanto públicas como privadas, destinadas a mujeres que enfrentan el drama y la dificultad de continuar con su embarazo?

No se puede exigir coherencia a quienes defienden la vida mientras se les prohíbe expresar libremente sus convicciones. La detención del doctor Poveda durante una protesta pacífica pone en evidencia esta contradicción: por un lado se acusa a los provida de no ser coherentes con sus convicciones y, por otro, se les imponen restricciones legales que limitan incluso actos simbólicos como rezar frente a un abortorio. Este planteamiento dificulta un debate honesto sobre el valor de la vida y el aborto, silenciando a una de las partes. Debemos garantizar el derecho de todos a manifestar sus posiciones, solo así es posible un diálogo auténtico y justo.

El autorJavier García Herrería

Redactor de Omnes. Anteriormente ha sido colaborador en diversos medios y profesor de Filosofía de Bachillerato durante 18 años.

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Evangelización

Los Santos Inocentes, vanguardia de los mártires

El 28 de diciembre la Iglesia recuerda la masacre de los niños de Belén y toda su comarca, de dos años para abajo, ordenada por el rey Herodes en su intento de matar a Jesús, como narra el Evangelio de san Mateo (2, 1-18).   

Francisco Otamendi·28 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Los frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa suelen conmemorar este episodio en la gruta de los Santos Inocentes, unida a través de un pasadizo a la de la Natividad en Belén. A pocos metros se encuentra la gruta de San José, lugar donde el ángel habló en sueños a san José para pedirle que huyera a Egipto, “porque Herodes va a buscar al Niño para matarlo”.

La Iglesia venera a estos inocentes como mártires y los celebra cerca de la Navidad. Por deseo de Pío V la celebración ha sido elevada a fiesta. Algunos han dudado de la veracidad del relato de san Mateo, pero el Concilio Vaticano II en su Constitución Dogmática Dei Verbum reafirmó el carácter histórico de los Evangelios.

Benedicto XVI, en ‘Jesús de Nazaret’, señala que “es cierto que no sabemos nada sobre este hecho por fuentes que no sean bíblicas, pero teniendo en cuenta tantas crueldades cometidas por Herodes, eso no demuestra que no se hubiera producido el crimen”. El Papa Francisco ha  lamentado las “matanzas de inocentes en el mundo: en el vientre materno, en las rutas de los desesperados que buscan esperanza, en las vidas de tantos niños cuya infancia está devastada por la guerra”.

El autorFrancisco Otamendi

Recursos

«O Tannenbaum»: la historia del famoso villancico

"O Tannenbaum", "Árbol de Navidad", es uno de los villancicos más famosos del mundo y cumple este año 200 años.

Veit-Mario Thiede·28 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

En el último trimestre de 1824, Ernst Anschütz (1780-1861) publicó el «Musikalisches Schulgesangbuch». Contiene el villancico «O Tannenbaum», que él mismo había escrito. La canción se ha convertido en un villancico que se canta en todo el mundo y que tiene predecesores consagrados y curiosos sucesores.

Su autor es mucho menos conocido que la propia canción. Ernst Anschütz nació en 1780 en el pueblo de montaña de Goldlauter, cerca de Suhl. Su padre era vicario local y quería que Ernst le sucediera algún día. Aunque estudió Teología, Filosofía y Pedagogía en Leipzig, decidió no aceptar el pastorado de Goldlauter que se le había reservado durante dos años tras la muerte de su padre. Permaneció en Leipzig para trabajar como profesor en la Erste Bürgerschule, organista y cantor en la Neue Kirche y como profesor particular de canto, piano, viola, violín, violonchelo y clarinete. Sin embargo, su sueldo era tan pobre que le costaba mantener a su mujer y sus siete hijos. No obstante, era un hombre respetado en Leipzig.

«El abeto» y mucho más

Sin embargo, no dejó ningún rastro público allí. Ni la Primera Escuela de Ciudadanos, ni la Iglesia Nueva, ni su tumba han sobrevivido al paso del tiempo. Sin embargo, los archivos de la ciudad han conservado fotografías de Anschütz y los manuscritos de algunas de sus canciones más conocidas. Entre ellas, «Der Tannebaum», escrita en octubre de 1824 y conocida hoy como «O Tannenbaum». También escribió la letra de «Zorro, robaste el ganso» en junio de 1824. «El molino vibra junto al arroyo» le siguió en abril de 1835, y puede pedir que le muestren estas piezas.

Lo mismo ocurre con la copia de su autobiografía inédita de ocho páginas que se conserva en el Museo de Historia de la Ciudad. En ella habla extensamente de su «Himnario de la escuela musical», publicado en cuatro volúmenes de 1824 a 1830 por Carl Ernst Reclam. Contiene principalmente canciones de alabanza al Señor, junto con alegres canciones de caza, de excursión y para niños, pero también repetidos lamentos por el paso tan rápido del tiempo.

En el himnario, las piezas compuestas o dotadas de letra por Anschütz van acompañadas de cantos y melodías de otros compositores, como Lutero, Bach, Klopstock o Mozart. Anschütz escribe: «Si calculo todos los costes que ha supuesto, poco o nada he ganado con este trabajo. Que este trabajo no carecía de valor lo demuestra el hecho de que desconocidos y amigos me robaban y forraban sus cuadernos y cuadernos de ejercicios con mis obras. Pero siempre ha sido mi destino en la vida que donde yo sembraba, otros cosechaban; donde yo plantaba, otros arrancaban el fruto».

Navidad en lugar de penas de amor

Pero Anschütz también se inspiró en otros compositores y letristas. El predecesor inmediato de su Canción del árbol de Navidad procede de Joachim August Zarnack. En 1820, publicó una colección de canciones que contenía la trágica canción de amor «O Tannenbaum». Anschütz adoptó en gran medida su primera estrofa. Convirtió el «Eres verde no sólo en verano, sino también en invierno, cuando hiela y nieva», de Zarnack, en «Eres verde no sólo en verano, sino también en invierno, cuando nieva». Para Zarnack, el abeto siempre verde simboliza el amor eterno. Por el contrario, los otros tres versos de su canción lamentan la infidelidad: «Oh niña, oh niña, qué falsa es tu disposición». Anschütz, en cambio, da una nota consoladora al cantar una Navidad esperanzada en lugar de la tristeza del amor: «Cuántas veces un árbol tuyo no me ha deleitado en Navidad». El último verso dice: «Oh abeto, tu vestido me enseñará algo: la esperanza y la constancia dan fuerza y consuelo en todo momento».

Al igual que Zarnack, Anschütz adaptó su Canción del árbol de Navidad a la melodía de la canción «Larga vida al oficial carpintero», que apareció impresa por primera vez en 1799. Numerosos textos se cantan con esta melodía, con o sin referencia directa a Anschütz. Por ejemplo, el himno «Bandera Roja» del Partido Laborista británico o el himno de Maryland y otros estados de Estados Unidos. Durante la Primera Guerra Mundial, existió la versión «Oh Hindenburg, oh Hindenburg, qué bellas son tus victorias». Tras la derrota y abdicación de Guillermo II, surgió la canción burlona «Oh árbol de Navidad, oh árbol de Navidad, el emperador ha cortado en arpillera».

Una noble rama

La canción del abeto siempre verde tiene una larga tradición. Zarnack la tomó de una canción infantil publicada por Clemens Brentano en el tercer volumen de la colección de canciones «El cuerno mágico del niño» (1808): «Oh abeto, oh abeto, eres para mí una noble rama, eres tan fiel, cuesta creerlo, verde tanto en verano como en invierno». Brentano, a su vez, se inspiró en una antigua canción popular silesia, que dice: «Oh abeto, oh abeto, eres una noble rama. Creces en invierno como en verano». El compositor de la corte de Coburgo Melchior Franck (1579-1639) escribió entonces: «¡Oh abeto, oh abeto, eres una noble rama! Reverdeces nuestro invierno, nuestro querido verano». Aparte de las palabras iniciales «Oh abeto», esta versión corresponde a un verso de la canción de amor del siglo XVI «EUn mozo de cuadra cuelga su brida en lo alto de un árbol de Navidad».

Por iniciativa del alcalde del distrito de Goldlauter-Heidersbach, Matthias Gering, y sus compañeros de campaña, Deutsche Post emite en diciembre el sello especial «200 años del villancico O Tannenbaum». Lamentablemente, los promotores no pudieron incluir el nombre de Ernst Anschütz en el sello. Así pues, el homenaje público a Anschütz sigue siendo una característica única de su ciudad natal. Delante de la vicaría donde nació hay una lápida conmemorativa. Su relieve metálico enumera las canciones más famosas de Anschütz y nos presenta su retrato. El modelo fue el retrato que Willibald Ryno Anschütz pintó de su padre hacia 1830. El sendero de las canciones creado en honor de Anschütz termina también en la vicaría y recorre cuatro kilómetros de subida y bajada alrededor de Goldlauter, situado en la ladera sur del bosque de Turingia.Cuenta con seis estaciones que invitan a cantar.

Las letras de las canciones están escritas en tablones. La melodía correspondiente puede consultarse a través de una aplicación. La estación frente a la vicaría te anima a cantar «O Tannenbaum».


Esta es una traducción de un artículo que apareció por primera vez en el sitio web Die-Tagespost. Para ver el artículo original en alemán, consulte aquí . Se vuelve a publicar en Omnes con permiso.

El autorVeit-Mario Thiede

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Iniciativas

DECRUX: Evangelizar los hogares con la luz y la oración

Las velas decorativas son uno de los complementos de moda de este momento en la decoración. Con ingenio y ganas de evangelizar, un joven madrileño lanzó DECRUX, unas velas de oración que, estas Navidades, versionan la tradición germana de los Niños cantores de la Estrella o Sternsinger, que llevan la bendición a los hogares y recuerdan a los Reyes Magos.

Maria José Atienza·27 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 5 minutos

Borja Pérez de Brea no era muy consciente, hace menos de un año, de la que “iba a formar” con DECRUX. Este joven madrileño, perteneciente a la Hospitalidad de Lourdes y servidor en el movimiento Emaús, decidió poner en marcha un original proyecto de evangelización: se trata de unas velas, de alta calidad y cuidado diseño.

Estas velas están simbólicamente bendecidas, son personalizables y todas tienen una oración por distintas intenciones. Una forma de llevar a todas las casas una presencia cristiana y ayudar a distintas causas solidarias y benéficas.

Lourdes, el origen de DECRUX

DECRUX nace en Lourdes”, destaca para Omnes su fundador, Borja. “Nosotros somos hospitalarios y acompañamos a los enfermos a pedir por su sanación. Y allí es donde nos damos cuenta de la potencia que tiene la luz para que un enfermo pida por su sanación. Allí me vino la idea: unir la vela de oración, -que es un símbolo profundamente cristiano, porque Jesús es la luz del mundo-, a la vela decorativa de hogar”.

Borja Pérez de Brea

De aquella primera idea, Borja empezó a desarrollar lo que hoy es DECRUX: “a raíz de ahí empezaron a surgir un montón de detalles. Desde el nombre, DECRUX, que hace referencia a la cruz que cada uno tenemos la nuestra y por la que pide o el logotipo que son las tres cruces del Calvario juntas y que también evocan a una vela encendida, que esto también es muy bonito. La tapa es de madera, también recordando la madera de la cruz e incluso, en el pack de tres velas C+M+B, las cerillas son negras simbolizando los clavos de la cruz del Señor”.

DECRUX nació en marzo de 2024 y, desde entonces, son miles las velas vendidas ya a través de su web o en puntos de venta como el espacio Baluarte en Madrid. “Ha tenido mucho éxito por la personalización.

A través de la web, puedes no sólo escoger una oración que ya tenemos -por la familia, por los hijos…- sino personalizar la tuya propia, y así te llega a casa. Junto a esto, los beneficios se destinan a una entidad o proyecto benéfico que puedes escoger”.

Las velas están, además, simbólicamente bendecidas por diversas comunidades, parroquias y entidades religiosas con las que este proyecto colabora a través de ayudas.

Proyectos e iniciativas solidarias

Desde su nacimiento, DECRUX está pensado para ser una vía de ayuda a proyectos e iniciativas, impulsados por comunidades católicas o con impronta cristiana, ya sea solidarias, de evangelización… etc.

En la actualidad son muchos los proyectos con los que colabora y otros tantos con los que están en proceso de hacerlo: “ayudamos a madres solteras que han elegido la vida, enfermos; tenemos un proyecto de electrificación de misiones en Guatemala al que ayudamos, ayuda a discapacitados con lesiones cerebrales y estamos preparando una colaboración destinada a niños con autismo. Ahora, estamos colaborando con las Hermanas de la Caridad de Paiporta, que están haciendo una labor impresionante tras la DANA, y es uno de los proyectos a los que la gente más está destinando estos días”.

“La idea encontrar una realidad y un proyecto social al cual la vela pueda ayudar a financiación”, destaca Borja, “es una vía de fundraising para esos proyectos con los que compartimos ideales. Y lo hacemos introduciendo un objeto católico alrededor de una oración, como una manera de evangelización del hogar”.

Un proyecto de vida

DECRUX es mi proyecto de vida”, afirma Pérez de Brea, “yo trabajo en una multinacional, no ‘vivo’ de esto, en el sentido material, pero es, sin duda, mi proyecto de vida. En DECRUX aúno mi vocación profesional de emprendedor, con mi llamada a servir a Dios y a ayudar a enfermos y discapacitados, como hospitalario. Ha marcado un antes y un después. Cada cosa que hago, o me pasa, es tan grande y es de Dios que hace que tenga que seguir. Es decir, hay como una fuerza por encima que hace que no pueda parar. Por eso yo digo que el proyecto está guiado por el Espíritu Santo y por la Virgen”.

Junto a Borja, hay dos personas más como socios de DECRUX pero, sobre todo, una comunidad de personas que “se ponen al servicio del proyecto desinteresadamente, filantrópicamente, y cada uno con lo que cree que puede aportar” y que, tomando el término de Emaús, se llaman “servidores”: “Hay quien aporta sus conocimientos de diseño, o ayuda a conocer nuevos proyectos, o quien va al taller y ayuda al manipulado de las velas”.­­

Manipulada por personas con discapacidad

Una de las características de estas velas es que, desde su propia creación, tienen ya un fin de integración sociolaboral.

Las velas se montan en un taller de PRODIS, una fundación comprometida con las personas con discapacidad intelectual para ayudarles en su desarrollo personal y en su inclusión laboral.

Cada vela lleva una cartelita indicando este hecho: “por eso no hay ninguna vela igual, porque todo es hecho manualmente y por chicos y chicas con discapacidad intelectual”.

Al inicio, recuerda Borja, “lo hacía todo yo en mi casa. Empezó a venir gente a ayudarme y nos dimos cuenta que había que hacerlo de otro modo. Así entramos en contacto con PRODIS y estamos felices”.

C+M+B, la tradición germana de bendición del hogar

En estas fechas de Navidad, DECRUX ha recuperado, para España una bella y antigua tradición germana, (explicada para Omnes en este artículo): la de las visitas de niños vestidos de Reyes Magos a las casas de una feligresía, llevando la bendición del párroco y recaudando dinero para los pobres.

Las casas visitadas se marcan con *C+M+B que significa “Christus mansionem benedicat” (“Cristo bendiga esta casa”) y que tiene también la connotación de referirse a las iniciales de los nombres de los Reyes en su idioma original: Caspar, Melchior y Balthasar.

Un sacerdote le explicó esta costumbre a Borja que vió la posibilidad de “trasladarla” a las velas DECRUX creando un pack de tres pequeñas candelas con las iniciales C+M+B, que se venden junto a una tiza para marcar la puerta de la casa porque “la idea es que las casas se bendigan con el pack. Lo que queremos es eso, bendecir las casas de España”, señala Borja.

Evangelización

San Juan apóstol acogió la maternidad universal de María

San Juan apóstol y evangelista, al que la Iglesia celebra el 27 de diciembre, fue depositario de signos de predilección por Jesucristo. Fue el único apóstol al pie de la Cruz, y ahí recibió a la Madre de Jesús como Madre espiritual de todos los hombres.   

Francisco Otamendi·27 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto

En su Evangelio, san Juan cuenta la vocación de los primeros apóstoles, también la suya: “Estaban allí de nuevo Juan (el Bautista) y dos de sus discípulos, y fijándose en Jesús que pasaba, dijo: “Éste es el Cordero de Dios”. Los dos discípulos (Andrés y el joven Juan), preguntaron a Jesús: “Rabbí –que significa Maestro–, ¿dónde vives? Les respondió: Venid y veréis. Fueron y se quedaron con Él aquel día. Era más o menos la hora décima”. 

Andrés se lo contó a su hermano Simón (al que Jesús llamó Cefas, el primer Papa), y Juan a su hermano Santiago, hijos de Zebedeo y Salomé. Eran pescadores de Galilea. En los Evangelios se menciona a san Juan, por ejemplo, cuando preguntó a Jesús en la última Cena quién iba a entregarle, y por permanecer en el Calvario junto al Señor en la Cruz, con María Magdalena, María de Cleofás y otras mujeres, cuando todos huyeron.

“Jesús, viendo a su madre y al discípulo a quien amaba” (escribe el evangelista), le dijo agonizante a su madre desde el madero: ‘Mujer, ahí tienes a tu hijo’. Después, le dice al discípulo: ‘Aquí tienes a tu madre’” (Jn. 19, 25-27). Ahí quedó establecida la maternidad de María, señala la Iglesia. En cuatro líneas, el Evangelio de san Juan cita la palabra madre 5 veces. Escribió el Apocalipsis (Revelación), y con la Virgen María vivió en Éfeso, desde donde evangelizó Asia Menor.

El autorFrancisco Otamendi

Recursos

Vía pulchritudinis: La experiencia de la belleza y su sentido trascendente

La experiencia de la belleza conecta con el conocimiento trascendente de Dios. La "Vía Pulchritudinis" integra las vías cosmológicas y antropológicas. A través de la creación, el amor y la vocación humana, se revela la belleza divina como plenitud última, orientando al ser humano hacia la comunión con el Creador.

José Miguel Granados·27 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 5 minutos

Las vías para el conocimiento de la existencia y del ser de Dios son de dos tipos. Por un lado, cosmológicas: las famosas cinco vías de santo Tomás de Aquino constituyen seguramente la mejor síntesis del pensamiento filosófico y cristiano al respecto. A través de ellas se llega a descubrir al Dios verdadero como motor inmóvil, causa incausada, ser necesario, suma perfección y fin último de todas las criaturas. 

En definitiva, Dios es alcanzado por la razón humana como el Logos personal que está en el origen de la creación y asegura la armonía de todo cuanto existe. “El Dios verdaderamente divino es el Dios que se ha manifestado como logos y ha actuado y actúa como logos lleno de amor por nosotros” (Benedicto XVI, Discurso en la universidad de Ratisbona, 12-9-2006). Esta reflexión fundamental sobre el Hacedor del mundo demuestra la fiabilidad del pensamiento, del lenguaje y de la ciencia. Dios constituye la sabiduría infinitaordenadora, la mente y el corazón del universo. 

Vías antropológicas

Por otra parte, muchos pensadores (como san Buenaventura, Descartes) y místicos (como santa Teresa de Jesús, san Juan de la Cruz, santa Teresa Benedicta de la Cruz) han reflexionado sobre las vías antropológicas para el conocimiento de Dios, en un viaje interior que indaga la intimidad del ser humano, sus anhelos más profundos y su conciencia moral. Aquí Dios aparece como el sentido último de la dignidad humana, de la vida, de la justicia, de la libertad, del amor y de la historia. Esta plenitud humana, que encuentra su raíz y su culminación en Dios, se manifiesta en las personas virtuosas de excelsa humanidad y, especialmente, en el testimonio -luminoso, atrayente y convincente- de las vidas de los santos.

El enlace entre ambos tipos de vías puede descubrirse en la comprensión de Dios como suma perfección y manantial inagotable de las mejores bendiciones: pues solo Dios colma la promesa de vida grabada en los grandes deseos humanos, con la abundancia de los dones materiales y espirituales que nos concede. Seguramente el exponente más elocuente en este campo de la indagación interior sea Agustín de Hipona, que comienza su autobiografía intelectual y espiritual con la espléndida declaración: “nos hiciste Señor, para ti y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en ti” (Confesiones, Libro I, capítulo 1).

La experiencia de la belleza como vocación

El ser humano -a diferencia de los animales y de los robots, que carecen de conocimiento racional, autoconciencia y libre voluntad- es capaz de encontrar muchas formas y expresiones de belleza que le atraen en la búsqueda espiritual de plenitud y de felicidad. Son incontables los ejemplos de experiencias de belleza en la naturaleza, en el arte y en la vida de las personas. En efecto, un paisaje maravilloso, el estudio del mundo mineral, vegetal y animal por parte de las ciencias naturales, una sinfonía o melodía musical de perfección matemática, la obra hermosa de un genio de las artes figurativas, el relato literario o la narración real de una existencia valiosa por su entrega y generosidad… fascinan y llenan de encanto la existencia humana.

Una manifestación necesaria de gran sabiduría consiste en descubrir que, en su misma esencia, la belleza de lo creado remite a su fuente, que es la belleza infinita del Creador, hontanar misterioso e inagotable de vida y de bondad. Pues, separada de su fuente originaria, la hermosura del mundo y de la existencia humana se convierte en algo pobre, caduco y vano que, al final, resulta nocivo y provoca hastío, porque encierra a la persona en metas bajas y frustra las expectativas del deseo humano ilimitado.

En efecto, quien pone su corazón en las cosas creadas con una afectividad desordenada, al margen de su autor divino y de sus leyes santas -que se hallan inscritas en la naturaleza humana y pueden ser descubiertas por la conciencia bien formada- quedará lamentablemente decepcionado, porque el anhelo infinito de nuestro corazón inquieto no podrá ser saciado por meras realidades finitas.

En cambio, el que acierta a encontrar en la entraña de las maravillas de lo creado y, especialmente, en las incontables expresiones del amor humano, un destello o reflejo y participación de la hermosura infinita del Señor y, además, en su actuar intencional pone de veras en Dios su corazón, encontrará plenamente cumplida la promesa de la esperanza de vida plena contenida como llamada existencial en todo destello de belleza y en todo deseo humano.

Eros como promesa

Un ámbito importante de esta experiencia de la belleza se da en la vivencia del enamoramiento entre el varón y la mujer (el amor atracción o eros); donde las interpretaciones reductivas y erróneas, como la rigorista puritana, la utilitaria hedonista o la romántica emotivista, conducen necesariamente al fracaso destructivo de las personas y de las sociedades. 

En cambio, la comprensión adecuada del amor esponsalicio -que corresponde a la “experiencia esencialmente humana”, iluminada por la revelación de la Palabra divina, como enseña la teología del cuerpo de Juan Pablo II- permite descubrirlo como vocación a entretejer una comunión fiel y fecunda: un hogar como ámbito de acogida y donación, cuna, escuela y santuario la vida, y ello mediante el compromiso de una entrega total en la alianza conyugal. De este modo, el plan divino inscrito en el cuerpo y en el deseo del corazón del hombre, creado varón y mujer a imagen de Dios, alcanza su verdadera dimensión de trascendencia, en cuanto orientado a reflejar y expandir la belleza del amor eterno para entrar en la comunión familiar de las divinas personas. 

Idolatría y redención del corazón

Existe el grave peligro de dejarse atraer, engañar y atrapar por el atractivo de las cosas que seducen con gran intensidad, aumentado por la propaganda confusa y mendaz de las ideologías, hasta convertirlas en falsos ídolos, que resultan parásitos que roban y esclavizan las ansias infinitas del corazón. Esta profunda experiencia de frustración -y la consiguiente superación de la misma con la ayuda de la gracia del Espíritu Santo- la expresa acertadamente el mismo san Agustín como una vivencia propia decisiva: “¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Tú estabas dentro de mí y yo afuera, y así por de fuera te buscaba; y, deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas que tú creaste. Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo. Me retenían lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no existirían. Me llamaste y clamaste, y quebraste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume, y lo aspiré, y ahora te anhelo; gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti; me tocaste, y deseo con ansia la paz que procede de ti” (Confesiones, Libro X, capítulo 27).

Acompañar en el camino hacia la belleza eterna

Por todo ello, se necesitan maestros, testigos y comunidades educativas que guíen a las personas en este imprescindible camino interior de transformación hacia la causa última y la fuente inagotable de la hermosura de la vida humana y del amor verdadero. Se requieren también expertos en oración, pues, como afirmaba Juan Pablo II, “el amor hermoso se aprende sobre todo rezando” (Carta a las familias, n. 20). 

En este itinerario hacia la plenitud soñada por Dios para sus hijos, la Iglesia, experta en humanidad, tiene la urgente misión acompañar, instruir, sanar y devolver la esperanza, siguiendo la luz de la belleza que resplandece en Jesucristo. Pues “el Hijo de Dios, al hacerse hombre, ha introducido en la historia de la humanidad toda la riqueza evangélica de la verdad y del bien, y con ella ha manifestado también una nueva dimensión de la belleza” (Juan Pablo II, Carta a los artistas, n. 5).

En definitiva, el Señor ha dejado huellas y destellos de su belleza infinita en las criaturas y en el corazón humano, como señales o indicaciones claras para que sus hijos encontremos vías hacia el misteriode su Corazón, el único que salva porque colma nuestros grandes anhelos de belleza eterna.

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Evangelización

San Esteban, protomártir: lapidado, murió perdonando

La Iglesia celebra el 26 de diciembre, en la Octava de Navidad y fiesta en bastantes lugares, al primer mártir (protomártir), san Esteban. Uno de los primeros en seguir a los Apóstoles, fue lapidado tras su testimonio sobre la historia de la Salvación, y perdonó a sus asesinos.        

Francisco Otamendi·26 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Griego o judío educado en la cultura helenística, san Esteban fue muy apreciado en la comunidad de Jerusalén. Su nombre aparece en los Hechos de los Apóstoles (capítulo 6) como el primero entre los siete elegidos para ayudar a los Apóstoles en su misión, y es descrito como “hombre lleno de fe y del Espíritu Santo”.

Tras explicar su prisión y encarcelamiento, el capítulo 7 de los Hechos recoge su discurso sobre la historia de Israel, y su martirio. Tras sus palabras finales –“Veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre de pie a la diestra de Dios” –, le lapidaron. Murió con estas palabras: “Señor, no les tengas en cuenta este pecado”. “Saulo aprobaba su muerte”, escribe san Lucas.

El lugar del martirio de San Esteban en Jerusalén se sitúa por la tradición en las afueras de la Puerta de Damasco, hoy iglesia de Saint-Étienne. En el cristianismo, la devoción a San Esteban fue fuerte desde el principio. Su martirio ha sido recogido en el arte. Dante habla de él en la ‘Divina Comedia’. Sólo en Italia, 14 municipios llevan su nombre.

El autorFrancisco Otamendi

Cultura

Música de Bach para el Rey que viene

En el tiempo de Adviento, la esperanza de la parusía de Jesucristo como Rey salvador de todos los pueblos se funde con el recuerdo de su primera venida en la Encarnación. Ante esto, el creyente cultiva la virtud de la esperanza, y trata de hacer memoria agradecida, presentar al Salvador sus peticiones y disponerse para abrirle las puertas del corazón. Todo lo esto lo encontramos expresado musicalmente en esta cantata.

Antonio de la Torre·26 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 5 minutos

J.S. Bach, Cantata BWV 61, Nun komm, der Heiden Heiland

La celebración del primer domingo de Adviento de 1714 fue la ocasión que movió a Johann Sebastian Bach (1685-1750) para componer la cantata que lleva el número 61 en su catálogo de obras, y cuyo título (sacado de la primera frase de su texto, como en todas las cantatas de Bach) es Nun komm, der Heiden Heiland (“Ven ya, Salvador de las naciones”). Se trata del primer verso de un himno muy popular en la liturgia luterana, que a su vez se basa en la traducción alemana del himno gregoriano Veni Redemptor gentium, que la tradición atribuye a San Ambrosio.

En aquella época el genio alemán, cumplidas sus etapas en Mühlhausen y Arnstadt, estaba sirviendo como compositor en la corte de Weimar, en la que estuvo contratado como Konzertmeister de los duques protestantes Guillermo Ernesto y Ernesto Augusto de Sajonia-Weimar. Como tal, tenía la obligación de componer una cantata al mes para las celebraciones religiosas, en las que los melómanos duques deseaban la mejor música que fuera posible para el culto divino.

Las cantatas de Bach

Ciertamente con esta cantata lo consiguieron, ya que el comienzo del Adviento era un momento litúrgico en el que la música tenía especial importancia. Los otros tres domingos de Adviento solían celebrarse en las iglesias luteranas con composiciones más sencillas, a la espera del esplendor musical de la Navidad. Esto explica que se conservan hasta tres cantatas escritas por Bach para el primer domingo de Adviento.

La primera es la que nos ocupa, perteneciente a su primer año en Weimar, y por tanto con cierto carácter de estreno del nuevo Konzertmeister en el nuevo año litúrgico. Las otras dos son las compuestas en 1724 (BWV 62, ya en su segundo año como Cantor de Santo Tomás de Leipzig) y en 1731 (la cantata BWV 36). Las tres expresan musicalmente el contenido de las lecturas bíblicas que se leían ese día: la entrada de Jesús como Rey davídico en Jerusalén (Mateo 21,1-9) y la exhortación a estar despiertos (Romanos 13,11-14).

Para su primera cantata de Adviento en Weimar, Bach dispone de una plantilla musical bastante reducida: tres solistas vocales (soprano tenor y bajo), un pequeño coro a cuatro voces y el habitual conjunto de cuerdas barroco con el bajo continuo. La economía de medios, conveniente ante la gran inversión musical que requeriría la cercana Navidad, no impide que el resultado sea brillante, pues en esta cantata se percibe especialmente el talento de Bach como dramaturgo y su genialidad como compositor, que se muestra ya en un estilo maduro y consolidado.

La entrada del Rey en su Corte

Comienza esta cantata, de hecho, con un gesto de notable carácter dramático, ya que el coro inicial que esperamos encontrar en una cantata se encuentra presentado ni más ni menos que sobre una obertura al estilo de la ópera francesa. Desde finales del siglo XVII las óperas representadas en la corte versallesca de Luis XIV, y después en las de casi toda Europa, comienzan con una obertura en tres partes que se interpreta con la entrada del Rey.

La primera parte es una solemne marcha, que anuncia la venida del monarca al teatro, la siguiente es una sección fugada rápida que dinamiza la presencia del rey y la tercera es una repetición de la marcha inicial para indicar que comienza el espectáculo. Pues bien, siendo el Adviento el tiempo de esperar la llegada del Rey, Bach diseña el coro inicial con el esquema de la obertura francesa, con una intención que cualquiera de sus instruidos oyentes en Weimar percibiría con toda evidencia.

En la marcha inicial, el coro va cantando voz por voz el primer verso del himno que da título a la cantata (“Ven ya, Salvador de las naciones”); después las cuatro voces al unísono cantan el segundo (“muestra al Nacido de la Virgen”). Tras ella encontramos una rápida y animosa fuga coral en la que el coro canta el tercer verso (“que se admire de él todo el mundo”). Finalmente, se repite la marcha inicial cuando el coro al unísono repite la melodía coral cantando el cuarto verso (“pues Dios ha dispuesto tal nacimiento”). El Hijo de Dios, y de la Virgen, está a punto de entrar como Rey Salvador en su Corte, en donde se reúnen todas las naciones de la tierra.

Anuncio y fe

En las cantatas maduras de Bach (las correspondientes a su etapa en Weimar, y todavía más las compuestas en Leipzig), al coro inicial sigue una sucesión de recitativos y arias. Los primeros, con un acompañamiento sencillo, sirven usualmente a la voz solista para anunciar y exponer el contenido de la fe. En las segundas, con un ropaje instrumental amplio y cuidado, el solista canta expresivamente su fe hecha oración. Aunque no siempre se da esta división entre el anuncio (el recitativo) y la fe (el aria), nos puede servir para comprender y seguir el camino espiritual que Bach propone en cada una de sus cantatas.

En el caso de la BWV 61, el tenor anuncia en un recitativo la fe en la Encarnación del Salvador, como comienzo y raíz de todas sus venidas a este mundo. Tras una exposición sencilla, el violoncello, que hasta el momento tan sólo acompañaba como bajo continuo, se anima maravillosamente en las palabras finales del anuncio: “Vienes y haces brillar tu luz plena de bendiciones”. Un nuevo recurso dramático que recuerda la necesidad de anunciar la luz bendita que traerá el Rey Salvador. A continuación, el tenor transforma su anuncio en expresión de la fe a lo largo del aria que sigue al recitativo. Se trata de una oración pidiendo protección y bendición a Jesús, cantada con un imparable ritmo de giga (danza muy animada que solía bailarse en bodas y festejos populares) que evoca la alegría del amor y de la fe en el Salvador.

La Palabra y la música

Después de esta coreografía de la fe, Bach nos golpea con un nuevo gesto dramático. Un recitativo en tonalidad menor confiado al bajo, que representa la Vox Christi, irrumpe sobre un fondo de cuerdas en pizzicato. El color menor evoca la oscuridad y la noche, el pizzicato que pulsa las cuerdas de los instrumentos, sugiere el golpe seco de quien llama a una puerta. El contraste con el aria anterior no puede ser más dramático, para preparar así al oyente de cara a que preste atención a las palabras de este recitativo, que anuncia la presencia de Jesús a la puerta de cada creyente con las mismas palabras del Apocalipsis: “Mira que estoy a la puerta y llamo…” (Apocalipsis 3,20).

Con este áspero cambio de tono, el camino espiritual de esta cantata nos lleva desde la próxima venida del Rey a la presencia actual de Cristo que llama a la puerta de cada corazón. Ante este anuncio, el corazón creyente entona un canto de acogida en la fe al Dios que nos llama. Así lo hace la soprano el aria que sigue a este imponente recitativo. Un aria de dulzura e intimidad, donde la fe medita en su melodía sobre un sencillo acompañamiento de violoncello, donde se responde a la llamada del Salvador (“Ábrete, corazón, de par en par, que viene Jesús y va a entrar”).

La soprano canta ábrete sobre una figura de tres notas ascendentes que el violoncello irá recordando a lo largo de toda el aria, en la que, efectivamente, se levanta el corazón; sin embargo, cuando la soprano canta el último verso (“¡Oh, qué feliz seré!”) el violoncello hace manar como una ondulante corriente de corcheas que parecen evocar el mar de felicidad que recibe el corazón que ha escuchado despierto la llamada del Rey que llama a la puerta y ha sido capaz de abrirse a Él. Una vez más, la Palabra de Dios encuentra en la música de Bach un admirable reflejo.

Para terminar la cantata, Bach no recurre al austero coral final que será de rigor en las cantatas de Leipzig, sino que compone una breve pero animada fantasía coral. Voces e instrumentos expresan la alegría y la vivaz expectación contenida en el texto que cierra la cantata (“¡Amén, amén!¡Ven, hermosa corona de alegría, no tardes! Te espero con ansia”).

El camino espiritual nos ha guiado desde la solemne proclamación de la entrada del Rey en Corte hasta la pintura musical de las actitudes que esta despierta en el creyente: alegría, petición, disponibilidad, entrega y esperanza cierta. Los que escucharon en la capilla de la corte ducal de Weimar la cantata con la que Bach estrenó su producción musical para el Adviento, posiblemente experimentarían alguna de estas actitudes gracias a la sugestiva fuerza espiritual de su autor. Posiblemente también hoy seguirá despertando en el corazón de muchos oyentes estas actitudes que nos propone la llegada del Adviento. Puede comprobarse escuchándola en esta cuidada versión de la Netherlands Bach Society, que incluye subtítulos en inglés para saborear a la vez la música y la palabra.

El autorAntonio de la Torre

Doctor en Teología

Recursos

La ciudad de Belén: historia y arqueología

La importancia histórica de Belén es innegable: para los judíos, porque David nació allí y habría de reinar sobre Judá e Israel de 1013 a 966 aC. Para los cristianos, porque es el lugar donde nació el Salvador, Jesús, según los evangelios de Mateo y Lucas.

Gustavo Milano·26 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 11 minutos

Mucho antes de que Abrahán llegara a la Tierra Santa ya vivían allí los pueblos cananeos con pequeñas ciudades edificadas y fortificadas con murallas. Es el caso, entre otros, de Belén, cuyos orígenes remontan al año 3000 aC aproximadamente. Se trata de una ciudad situada en una loma a casi 800 m sobre el nivel del mar Mediterráneo. En realidad, su nombre original no es “Betlehem” como lo transmite su versión hebrea transliterada. Lahmo es el dios caldeo de la fertilidad, llamado por los cananeos de “Lahama», y a él dedicaron la ciudad, teniendo en cuenta los fértiles campos que la recubren. Hay indicios de que esos primeros habitantes hayan edificado un templo a ese dios en el mismo monte donde actualmente se encuentra la Basílica de la Natividad. En 1969 Shmarya Gutman y Ariel Berman identificaron en ese mismo monte la ciudad cananea, pero la excavación no se ha llevado a cabo. Y a cerca de dos kilómetros al sudeste de Belén, el equipo de Lorenzo Nigro descubrió una necrópolis de la misma época[1].

Belén de Judá

Aún estando a solo 8 km de Jerusalén, la ciudad de Belén nunca estuvo entre las más pobladas del reino de Judá, que duró de 928 a 586 aC. La primera mención extrabíblica a Belén de que hoy en día se tiene registro está en una carta encontrada en el sitio arqueológico de Amarna, en Egipto, del siglo XIV aC. En este documento Abdi-Heba, el gobernador egipcio de Jerusalén entonces, pedía al faraón Amenhotep III que le enviara arqueros para que pudiera recuperar la ciudad de “Bit-Lahmi”, donde los hapiru se habían sublevado[2].

Con todo, su referencia en la Biblia es más abundante. La primera se da en Gn 35,16-19, cuando se narra que Jacob y su familia pasaban por allí después de haber partido de Betel. En este pasaje se habla primero de la ciudad Efrata, y luego se lo menciona otra vez, pero incluyendo la aclaración “es decir, Belén”. También el profeta Miqueas la llamó “Belén Efrata” (cf. Miq 5,1). El punto es que “efrata”, en hebreo, indica la fertilidad de la tierra, que ya le había dado el nombre a esta ciudad en la época cananea, aunque refiriéndose al dios de la fertilidad, y no a la fertilidad directamente. Lo que hicieron los hebreos fue sustituir el nombre del dios de la fertilidad por una palabra hebrea de fonética similar al mencionado “lahama”, como es “lehem” (pan, que de alguna manera también alude a las plantaciones de trigo y cebada de la ciudad), y añadir una especie de apellido que tradujera la palabra sustituida. De ahí vino el “efrata”. Además, en Jos 19,15 se menciona una Belén atribuida a la heredad de Zabulón, ubicada por tanto al sur de Galilea[3]. De todos modos, el “efrata” también podría servir para desambiguarlas.

Debido a la poca importancia de esa otra Belén, con el paso del tiempo la de Judá se hizo con la fama, haciendo prescindible el apellido “Efrata”. Lo da a entender la inscripción “Belén” presente en un sello de los siglos VIII-VII aC encontrado en 2012 por el arqueólogo Eli Shukron, de la Israel Antiquities Authority, en las afueras de la Ciudad Vieja de Jerusalén[4]. Aparentemente se trataba de un documento administrativo o fiscal enviado desde la capital.

Prosiguiendo con la cuestión de la fertilidad de la región, factor fundamental para que haya vida, Francisco Varo explica que “la ciudad estaba situada sobre una loma, y a su pie se hallaban los terrenos de cultivo de trigo y cebada, así como los campos de olivos y viñedos. Económicamente era de alguna importancia, por ser un mercado de ganado menor, ya que los pastores de ovejas y cabras, que recorren con sus rebaños el vecino desierto de Judá, solían acampar en las afueras del poblado”[5].

En la misma línea el libro de Rut refiere que “Booz vino desde Belén” (Rt 2,4) y que era dueño de tierras cultivadas, en las cuales, por cierto, trabajaba la misma Rut cuando lo conoció. Y en 2Sm 23,16 se habla de un “pozo que hay junto a la puerta de Belén”, del cual los que iban con David le dieron de beber y él rechazó, aun después de haber dicho: “¡Quién me diera de beber agua del pozo de Belén, que está junto a la puerta!”. Sobre eso, dice González Echegaray que “al carecer de fuentes en su recinto, Belén se suministraba del agua de la lluvia contenida en frescos aljibes excavados en la roca, ya famosos desde antiguo”[6]. Según Cabello, “parece que el acueducto romano que pasaba por la ciudad hizo que mejorara un poco su situación al no haber fuentes de agua en su recinto. Ser ciudad de paso hacia las fortalezas del Herodión y Masada en el tiempo de Herodes el Grande y controlar la ruta principal que conecta Jerusalén con Hebrón también le dio un poco de vida”[7]. Estas dos últimas ciudades distaban unos 30 km, y venía muy bien poder hacer una parada casi a medio camino en Belén para reponer energías y descansar un poco.

Su importancia histórica para los judíos, en efecto, viene precisamente del bisnieto de Booz y Rut, David, que nació allí y habría de reinar sobre Judá e Israel de 1013 a 966 aC, cuando la monarquía todavía estaba unificada, según el relato bíblico del Primer y Segundo Libros de Samuel, y Primer Libro de Reyes. Para los cristianos, por otro lado, se suma además que también el nacimiento de Jesús se dio allí, según los evangelios de Mateo y Lucas. Abajo se analizará la relación de los dos personajes bíblicos más centrales de cada Testamento[8] con la ciudad de Belén.

Belén de David

En Jue 17,7, cuando el autor sagrado dice “Belén de Judá”, se está refiriendo sea a la región que a la tribu. Efectivamente, la tribu de Judá había ocupado gran parte de lo que luego se constituyó como el reino del sur, es decir, desde cerca de Belén hasta Kades-Barnea, en el desierto del Neguev, excluyendo la cercanía de Beersheba, habitada por la tribu de Simeón. Como grandes ciudades de Judá, se destacaban Hebrón, en la región montañosa, y Laquis, en la llanura de la Sefela. 

Otro factor que hacía de Belén una ciudad relevante es que ahí se venera la tumba de Raquel, la matriarca esposa de Jacob y madre de José y Benjamín, y tercer lugar más sagrado del judaísmo[9]. En el parto de su segundo hijo, ella se encontraba justamente en Belén, y allí falleció (cf. Gn 35,16-19). 

Pero de lejos el personaje judío que más fama dio a Belén fue David. De ahí es su familia (cf. 1 Sam 17,12-15) y también ahí fue ungido por el profeta Samuel. A partir de entonces el joven pastor se puso al servicio de Saúl, el ya anciano rey de Israel, y le tocaba lira cuando este se estaba sintiendo mal, lo que le calmaba. Después de la victoria de David sobre Goliat, en un contexto en que Saúl ya no gozaba de tanto prestigio ante el pueblo, David se hizo yerno del rey y gran amigo de Jonatán, hijo de Saúl. Resumiendo, tras perseguir a David, Saúl se suicida al verse herido en una batalla contra los filisteos. Algunas divisiones surgen sobre el posible sucesor, pero David se gana la confianza de los principales y es nombrado rey en Hebrón. Elige entonces como ciudad neutral para ser la capital del reino a la llamada Jebús, es decir, la ciudad de los jebuseos, que corresponde a parte de la que vendría a ser Jerusalén. Y ahí reinó él por décadas. 

Un episodio interesante es que más adelante Belén se vio sitiada por los filisteos, cuando el rey David se encontraba ahí (cf. 2Sm 23,14). Añade González Echegaray que “parece ser que en la alta zona oriental de la ciudad [de Belén], donde hoy se encuentra la basílica de la Natividad, se conservaban aún los recuerdos de la familia de David, y probablemente allí vivían algunos que se consideraban sus descendientes”[10]. David murió y está enterrado en la zona antiguamente jebusea de Jerusalén, llamada hoy en día “ciudad de David”.

Le sucedió su hijo Salomón, que reinó de 965 a 928 aC. Al final de su reinado, sus hijos se dividieron, como el reino. En Jerusalén, Gabaón y Jericó, muy cercanas hacia el norte de Belén, vivía la tribu de Benjamín, con lo cual las tribus de Judá y Benjamín fueron convocadas por Roboam tras la muerte de su padre Salomón (cf. 2Cr 11,1-12). La tribu de Simeón, a su vez, con el paso del tiempo fue menguando hasta que se asimiló a la de Judá. Así Roboam unificó las tribus de Judá y Benjamín, y se hizo rey de Judá, con capital en Jerusalén, a la vez que el general Jeroboam se constituyó rey de Israel, con capital en Samaría, gobernando sobre el territorio de las demás tribus israelitas.

Aparte de las antiguas murallas cananeas, la ciudad betlemita fue fortificada y amurallada por Roboam, el nieto de David (cf. 2Cr 11,5-12). En este contexto, las ciudades más destacadas eran Jerusalén, Laquis y Beersheba, esta última en la zona desértica más al sur de Hebrón. “La ciudad [de Belén] había sido repoblada a la vuelta del destierro de Babilonia con exiliados oriundos del lugar (cf. Esd 2,21; Neh 7,26), y una de sus fuentes de ingreso debía ser el comercio con el ganado lanar, que pastaba, como hoy en día lo hace, en las inmediaciones del contiguo desierto de Judá (Lc 2,8.15; 1Sm 16,11.19; 17,15.34-35)”[11].

Aunque ya citado antes para otro propósito, históricamente es en este momento donde se sitúa el profeta Miqueas, que vivió en los siglos VIII-VII aC. En Mq 5,1 se lee: “Pero tú, Belén Efrata, aunque tan pequeña entre los clanes de Judá, de ti me saldrá el que ha de ser dominador en Israel; sus orígenes son muy antiguos, de días remotos”. Hecha siglos después de David, esa profecía es interpretada como mesiánica, y se aplica a Jesús.

Belén de Jesús

Sobre la relación entre la ciudad de Belén y Jesús se hicieron numerosos estudios, que permitieron una mayor precisión en los datos, en comparación con David y todos los personajes anteriores. Desde la fecha precisa y el sitio concreto de su nacimiento dentro de la ciudad, hasta el motivo por el cual María y José se encontraban allá. En este apartado se hablará también sobre la Basílica de la Natividad que se encuentra en la parte elevada de la ciudad betlemita.

Aunque los evangelios de Marcos y de Juan no digan que María haya dado a la luz en Belén, tampoco dicen lo contrario ni sitúan ese suceso en otra localidad. Por tanto, no se plantean disputas ulteriores sobre ese asunto. Sin embargo, los evangelios mateano y lucano, al ubicar el nacimiento de Jesús en esa ciudad, lo hacen en el contexto de un censo, y sobre este sí hay divergencias.

El primer evangelio dice sencillamente: “Después de nacer Jesús en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes” (Mt 2,1), y poco más adelante cita la ya conocida profecía de Miqueas. En cambio, Lucas contextualiza más el viaje de la Sagrada Familia a la ciudad de David: “En aquellos días se promulgó un edicto de César Augusto, para que se empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento se hizo cuando Quirino era gobernador de Siria. Todos iban a inscribirse, cada uno a su ciudad. José, como era de la casa y familia de David, subió desde Nazaret, ciudad de Galilea, a la ciudad de David llamada Belén, en Judea, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta” (Lc 2,1-4). Dado que el nacimiento de Jesús se dio entre los años 6 y 4 aC, y el censo de Quirino se dio diez o doce años después, parece que las informaciones no cuadran[12].

Citando el estudio de Pierre Benoit, González Echegaray lo resume de la siguiente forma: “El censo a que se refiere el evangelio se debe, en efecto, como en él se dice, a un intento general de censar la población del imperio, al menos en su zona oriental, de acuerdo con las disposiciones del emperador Augusto. En él entraban también los Estados asociados, como era el reino de Herodes. Debió comenzar hacia el año 7 aC, siendo gobernador de Siria, Saturnino, y continuó después bajo el gobierno de Varo al final del reinado de Herodes, para concluir en los tiempos de P. Sulpicio Quirino (año 6 dC) con el cambio de administración (…). Este censo llevó por tanto en Judea el nombre de Quirino, y así lo cita el evangelio, aunque de hecho hubiera comenzado con anterioridad, incluso algunos años antes del nacimiento de Jesús”[13].

El mismo autor aclara por qué fue necesario el viaje al lugar de origen de cada familia: “El hecho de que el evangelio de Lucas lo señale como motivo del viaje desde Nazaret a Belén supone, en efecto, que se trataba de un censo anterior al directamente relacionado con el tributum capitis, puesto que afectaba por igual a los habitantes de Judea y Galilea. Más aún, cabría pensar en que de alguna manera estaba también relacionado con la situación catastral, puesto que no sería necesario ir al ‘lugar de origen’ a empadronarse solamente para un censo de carácter individual, si no estuviera vinculado con el problema de la identificación de las propiedades familiares en el campo”.

A su vez, Murphy-O’Connor no duda al afirmar que “María y José eran nativos de Belén, y solamente se fueron a Nazaret por causa de la atmósfera de inseguridad generada por la dinastía herodiana (cf. Mt 2). Su larga residencia en Galilea dio a Lucas la impresión de que ellos siempre habían vivido allá, y así él tuvo que encontrar un motivo para situarlos en Belén en el momento del nacimiento de Jesús (cf. Lc 2,1-7). Él equivocadamente invocó el censo de Quirino, pero este tuvo lugar el 6 dC”[14]. Por otro lado, otro autor menciona cierto plan de judaización de Galilea, del cual José y otros muchos judíos habrían formado parte, y que por eso se fue allá con su familia[15]. De todos modos, de momento no se puede hacer más que mantener abierta la cuestión, dada la limitación de las informaciones de que se dispone.

Además, de acuerdo con el relato lucano, el nacimiento de Jesús ocurrió en un establo (cf. Lc 2,6-7): “Y cuando ellos se encontraban allí [en Belén], le llegó [a María] la hora del parto, y dio a luz a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el aposento”. El estudio de los términos utilizados por el evangelista lleva a entender que el parto se dio no en un mesón, sino en una casa construida aprovechando una cueva en una montaña[16]. A lo mejor la casa en cuestión o parte de ella servía de establo, ya que en esta se encontraba un pesebre. Según Pfeiffer[17], la tradición de que Jesús nació en una cueva de Belén data del siglo II, es decir, no es propiamente de la época apostólica. Pero Murphy-O’Connor, a su vez, recoge el dato de que “la cerámica y la albañilería preconstantinianas sugieren que estas cuevas [la cueva en que tradicionalmente se cree que sea aquella en que nació Jesús y otras cuevas más al norte] estaban en uso en los siglos I y II dC”[18]. En este sentido, es plausible la tesis de que se trataba de una casa convencional construida delante de una cueva, y no un mesón. Que el parto haya sucedido en la porción dedicada a los animales tal vez haya sido así para preservar la intimidad del momento familiar, porque es posible que no estuvieran solos en aquella casa.

En fin, como dato curioso, a pesar de Jesús haber estado en tantas ciudades durante su vida pública, entre ellas muchas cercanas a Jerusalén, no se tiene registro de que haya visitado Belén de adulto. Quizás por eso el hijo de María no es conocido como “Jesús de Belén”, sino como “Jesús de Nazaret”, no obstante la conveniente ligación con el rey David que eso conllevaría[19].

De todos modos, al llegar a Belén el visitante se encuentra con la Basílica de la Natividad. Si en época romana la cueva donde en principio nació Jesús y sus alrededores había sido cubierta por un “bosque sagrado” de Adonis, en el año 325 dC el emperador Constantino hizo construir una basílica en el sitio[20]. De acuerdo con Eutiquio de Alejandría (siglos IX-X), tras la revuelta samaritana del 529 dC, “el emperador Justiniano ordenó a su enviado que derrumbara la iglesia de Belén, que era pequeña, y que construyera otra con tal esplendor, tamaño y belleza que ninguna otra ni de la Ciudad Santa la superara”[21]. De hecho, en 1934 los arqueólogos William Harvey, Ernest Tatham Richmond, Hugues Vincent y Robert William Hamilton confirmaron que el edificio remonta a la época de Justiniano, y pudieron reconstruir la planta de la basílica constantiniana, que se encontraba en el mismo sitio de la actual[22]. La obra justiniana se concluyó el 565 dC, y la basílica actual de la Natividad es fundamentalmente la estructura construida por Justiniano con algunas pequeñas reformas de manutención o añadidos no estructurales.


[1] Cf. Pedro Cabello, Arqueología bíblica. Córdoba: Almuzara, 2019, p. 494.

[2] Cf. Jerome Murphy-O’Connor, The Holy Land. Oxford: Oxford University Press, 2007, p. 229.

[3] Adrian Curtis, Oxford Bible Atlas. Oxford: Oxford University Press, 2007, p. 132.

[4] Cabello, op. cit, p. 494.

[5] Francisco Varo in: La Biblia en su entorno. Estella: Verbo Divino, 2013, p. 48.

[6] Joaquín González Echegaray, Arqueología y evangelios. Estella: Verbo Divino, 1994, p. 99.

[7] Cabello, op. cit., p. 494.

[8] Es la opinión de John Bergsma en el libro La Biblia paso a paso (Madrid: Rialp, 2019), de que David es el personaje central de todo el Antiguo Testamento, puesto que Jesús es más conocido como hijo de David que como hijo de Abrahán o hijo de Moisés, por ejemplo. Y obviamente Jesús es el personaje central del Nuevo Testamento.

[9] Cabello, op. cit., p. 494.

[10] González Echegaray, op. cit., p. 100.

[11] González Echegaray, op. cit., p. 99.

[12] González Echegaray, op. cit., p. 70.

[13] González Echegaray, op. cit., p. 70.

[14] Murphy-O’Connor, op. cit., p. 230 (traducción mía).

[15] González Echegaray, op. cit., p. 40.

[16] González Echegaray, op. cit., p. 100.

[17] Charles Pfeiffer, Diccionario bíblico-arqueológico. El Paso: Mundo Hispano, 2002, p. 68.

[18] Murphy-O’Connor, op. cit., p. 237.

[19] Curtis, op. cit., p. 149.

[20] Pfeiffer, op. cit., p. 68.

[21] In Murphy-O’Connor, op. cit., p. 233.

[22] Cabello, op. cit., p. 494.

El autorGustavo Milano

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Evangelio

De padres e hijos. Sagrada Familia (C)

Joseph Evans comenta las lecturas de la Sagrada Familia (C) y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·26 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

No es sorprendente que las familias puedan tener problemas y malentendidos. Incluso la mejor familia de todas, la Sagrada Familia, tuvo un malentendido, como leemos en el evangelio de hoy (Lc 2, 41-52). Parece que hubo un malentendido: Jesús se quedó en el Templo y no avisó a sus padres. Cuando al final lo encuentran, preocupado y enfermo después de tres días buscándolo, no muestra mucha compasión y se extraña de que no pensaran que estaría en el Templo, la casa de su Padre. 

Jesús es el hombre perfecto y antepone Dios a todo lo demás, aunque, como hombre real y por tanto limitado (lo que forma parte de su naturaleza humana), de una manera un tanto adolescente no considera la preocupación que causaría a sus padres al hacerlo. Se nos dice que sus padres “no entendían” lo que decía.

Jesús nos muestra la actitud que los hijos deben tener hacia sus padres. Primero a Dios, pero luego obedece a sus padres. “Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos”. Pero la Virgen nos muestra la actitud que deben tener los padres: rezar. “Su madre conservaba todo esto en su corazón”. Más rezar que hablar. También vemos la perfecta relación entre José y María, que es un gran ejemplo para los esposos. Normalmente José lleva la iniciativa, como cuando llevó a María y a Jesús a Egipto y volvió.

Pero en esta ocasión, se contiene y deja hablar a María, ya que el cuestionamiento de las acciones de Jesús vendría más apropiadamente de ella que de él. José y María nos muestran un perfecto equipo de esposos. Cada uno respeta la competencia y la autoridad del otro. 

La primera lectura nos enseña una hermosa lección. Ana había concebido milagrosamente a Samuel cuando creía que nunca concebiría. Pero ahora se lo devuelve a Dios. Está dispuesta a dedicar su hijo al Señor y va al templo para hacerlo. Los padres tienen que recibir a sus hijos como un don de Dios y estar dispuestos a devolvérselos. Y puede que tengamos que estar preparados para que nuestros hijos nos sorprendan. Incluso María y José tuvieron que ser sorprendidos. A veces Dios tiene que darnos una lección, sorprendernos a través de nuestros hijos y de las inesperadas decisiones libres que toman. Se pertenecen a sí mismos, no a nosotros; y más aún, pertenecen a Dios.

La homilía sobre las lecturas de la Sagrada Familia (C)

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas del domingo.

Vaticano

Comienza el Jubileo 2025: Una Iglesia de puertas abiertas y mirada esperanzada

El Papa Francisco ha dado inicio al Año Jubilar de la Esperanza con la apertura de la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro, en una ceremonia que ha sido un resumen y la culminación de su pontificado

Maria Candela Temes·26 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

El día 24 a las siete de la tarde -hora de Roma- el Papa Francisco dio inicio a un nuevo Año Jubilar, con el rito de apertura de la puerta santa en el atrio de San Pedro.

Fue una ceremonia de gran belleza litúrgica y cargada de simbolismo, que precedió a la celebración de la Santa Misa de la Natividad del Señor en la Basílica vaticana.

El llamado Jubileo de la Esperanza que la Iglesia acaba de estrenar se extenderá hasta el 6 de enero de 2026.

Recuerdo del Jubileo del año 2000

En el atrio del imponente templo, frente a una puerta circundada de flores, el Papa ejecutó un rito que lleva 600 años celebrándose, desde que Martín V abriera por primera vez el portón de la basílica de San Juan de Letrán.

La memoria voló inevitablemente a lo ocurrido hace un cuarto de siglo, cuando Juan Pablo II cruzó la puerta de San Pedro envuelto en una brillante capa pluvial de colores, conmemorando los dos mil años de la redención.

El Papa en el umbral de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, después de abrirla e inaugurar el Jubileo 2025. (Foto CNS/Vatican Media)

El mismo gesto cansado y orante del Papa polaco en aquella noche lo vimos también en Francisco, que llevó un sencillo manto de color blanco e iba sentado en una silla de ruedas, debido a su delicado estado de salud.

Con 88 años recién cumplidos y más de una década de ministerio petrino, verle atravesar la puerta santa tuvo una especial fuerza expresiva, pues presenciamos una imagen que resumía el magisterio con el que lleva once años guiando a la Iglesia.

Ya en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, que es la carta programática de su pontificado, publicada en noviembre de 2013, hablaba de su deseo de “una Iglesia con las puertas abiertas”.

Otra frase, “en la Iglesia caben todos”, ha sido el leitmotiv de su predicación en los últimos meses, desde que lo repitiera con insistencia en la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa, en agosto de 2023. 

Los primeros en cruzar la puerta santa

Esta apertura y universalidad estuvieron presentes en toda la ceremonia. Tras el Papa, 54 fieles provenientes de los cinco continentes -algunos de lugares como Egipto, Eritrea, Vietnam, Samoa o Papua Nueva Guinea- entraron por la puerta santa.

En la Misa, la oración de los fieles arrancó con una petición en chino e incluyó, no por coincidencia, otra en árabe rogando por la paz.

Las ofrendas fueron llevadas por personas ataviadas con sus vestidos regionales: se podían distinguir trajes asiáticos, árabes y africanos, las plumas y la manta de una india americana, y el atuendo típico de los gauchos argentinos.

En otro momento, niños de varios países llevaron una ofrenda floral al Niño Dios.

Niños de 10 naciones llevan flores a una estatua del Niño Jesús frente al altar para la Misa de Nochebuena (Foto CNS/Lola Gomez)

Un pontificado de esperanza

La celebración de la Nochebuena fue el culmen de un pontificado que ha subrayado la centralidad de la misericordia en la vida de la Iglesia.

Vimos a un Papa recogido en oración, gastado, sostenido para atravesar una puerta que simboliza la reconciliación con Dios y sobre todo simboliza a Jesucristo, que se autoproclamó “la puerta de las ovejas”. 

Francisco personifica él mismo la esperanza que la Iglesia predica a sus hijos en este Año Santo. Sobre esta virtud teologal versó su homilía de la Misa: “Hermanos y hermanas, este es el Jubileo, este es el tiempo de la esperanza. Este nos invita a redescubrir la alegría del encuentro con el Señor, nos llama a la renovación espiritual y nos compromete en la transformación del mundo, para que este llegue a ser realmente un tiempo jubilar”. En un mundo atravesado de guerras y dolor, el Papa venido del nuevo mundo nos deja como legado la esperanza.

Vaticano

Historias de esperanza a las puertas del Jubileo

El Papa Francisco finalmente abrió la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, inaugurando el Año Jubilar. El primer día trajo consigo historias de esperanza en medio de la espera y el frío de Roma.

Luísa Laval·25 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

El día tan anunciado por el Papa Francisco finalmente llegó, y la Iglesia abrió sus puertas para el Año Jubilar de la Esperanza. La espera por la apertura y la Misa de Navidad estuvo marcada por el frío y los fuertes vientos en la Plaza de San Pedro. Aun así, esto no impidió que unas 25 mil personas asistieran a la ceremonia desde el exterior (mientras 6 mil estaban dentro). En este primer día del Jubileo, fue posible encontrar rostros e historias que transmiten esperanza.

Cuando faltaba aproximadamente una hora y media para el inicio de la Misa y el frío se hacía más intenso, un grupo de estudiantes internacionales del coro Nuova Voce comenzó a cantar canciones típicas navideñas para animar el ambiente. Cantaron en diferentes idiomas: inglés, español e incluso polaco.

“La espera se hacía larga y el frío también, así que decidimos empezar a cantar para que el tiempo pasara más rápido”, cuenta la directora del coro, Ana Serrano. “Fue un momento bonito para compartir la belleza de la Navidad. Al final, los italianos pidieron que cantáramos Tu scendi dalle Stelle, la canción navideña italiana más conocida, y muchos se unieron.”

Aunque muchos se retiraron después de la Apertura de la Puerta Santa, las integrantes del coro quedaron impresionadas con la participación activa de los fieles durante la Misa. El pueblo seguía los cantos, se arrodillaba sobre el concreto y guardaba largos momentos de silencio, en oración. Quedarán en la memoria de los presentes las filas de cientos de sacerdotes distribuyendo la comunión a la multitud que seguía la ceremonia a través de las pantallas gigantes de la plaza.

Caminos que se cruzan

La programadora de software Balita Díaz fue testigo de un encuentro poco convencional. Una brasileña explicaba en inglés a un surcoreano cada paso de la Misa. Al finalizar la ceremonia, descubrió que la joven se había convertido al catolicismo hace solo tres años y había venido sola para participar en la apertura del Jubileo. Nunca se habían visto antes, y lo único que los unía era el banco cerca del Altar de la Confesión, dentro de la Basílica de San Pedro.

Durante los dos días que estuvo en Roma, la brasileña contó que rezaba para poder entrar en la Basílica el día de la Misa, ya que había un estricto control de entradas. Cuando llegó el día, finalmente logró pasar por las filas (quizás con un poco de “jeitinho brasileiro”, como se dice en su país).

El surcoreano, por su parte, no es católico, pero comentó que desde hacía tiempo deseaba cruzar una Puerta Santa. “Estando aquí, realmente me siento como un hombre de fe”, dijo. La joven lo animó a acercarse a la fe, y, quién sabe, tal vez podrían encontrarse en la próxima Jornada Mundial de la Juventud en Seúl en 2027, ya convertido.

La realización de un sueño

Llegar a Roma es para muchos un gran sueño, especialmente para quienes vienen de lejos. Las brasileñas Sofia Valadares y Ana Cecília, las dos de 22 años, comparten su ilusión por participar de la apertura de la Puerta Santa.

“Mi sueño siempre fue visitar Roma y conocer el Vaticano. Alimenté este deseo durante muchos años y finalmente lo logré en 2024. Al final, como Dios siempre tiene planes mejores que los nuestros, ¡pude estar en Roma en Navidad y, adivinen, justo el día que comenzaba el Jubileo! No podría estar más feliz con las ‘coincidencias’ que ocurrieron en este viaje”, cuenta Sofía, que tiene 22 años y es psicóloga.

“Venir a Roma siempre fue un sueño desde mi infancia. Crecí en un hogar donde la decoración central de la sala era una miniatura de la Pietà. Así, no solo los objetos, sino también todos mis principios y valores se formaron y maduraron en la fe católica”, dice Ana Cecilia, estudiante de Medicina.”Conocer este lugar, cuna de tantas decisiones importantes, donde está nuestro querido Papa, y manifestarle nuestro cariño, significa mucho para mí.” 

Cuando preguntadas sobre lo que significa el Jubileo para cada una, dicen que se quedaron impactadas con la universalidad de la Iglesia.

“Es muy hermoso ver el significado de la palabra católico ante mis ojos. Ver a tantas personas unidas por la misma fe me llenó de esperanza”, dice Sofia. “No es sorpresa para nadie que el mundo necesita desesperadamente fe. Ver tantas guerras y desgracias todos los días puede entristecer cualquier corazón. El Jubileo es importante precisamente por eso: representa una luz que brilla, es la vela puesta sobre el altar que se consume de amor. El mundo necesita esto. Yo necesito esto. Ese amor alimenta la esperanza que tanto necesitamos en el mundo de hoy.”

Ana Cecilia complementa: “Aunque no soy italiana, al llegar aquí me sentí en casa. Las primeras impresiones del Jubileo llenaron mi corazón de alegría. Este es el primero de mi vida, ya que no había nacido en el anterior. Veo el Jubileo como una oportunidad para encontrarnos con nosotros mismos, con los demás y con Jesús. Vine a Roma para conocer los pilares que sostienen mi fe, y he recibido muchas otras bendiciones de Dios”.

Al salir de la Basílica, el viento era frío, pero se sentía el calor de las sonrisas en los rostros acogedores de los voluntarios, muchos de los cuales sacrificaron parte de la noche de Navidad para apoyar la ceremonia. Esta fue la primera noche del Jubileo de 2025. La plaza refuerza su papel de lugar de encuentro de caminos e historias. Esperamos muchos más testimonios de esperanza llegando a la Ciudad Eterna.

Vaticano

Así transcurrió la ceremonia de apertura de la Puerta Santa

Rome Reports·25 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
rome reports88

La solemne apertura de la Puerta Santa marcó el inicio de del Jubileo de la Esperanza. La ceremonia, llena de simbolismo y tradición, congregó a personas de diversas partes del mundo, quienes participaron en un momento histórico. El Santo Padre abrió la puerta desde la silla de ruedas.

El Papa Francisco destacó que el Jubileo Ordinario, que tendrá lugar a lo largo de 2025, será un Año Santo centrado en una esperanza inquebrantable. Esta esperanza trasciende la esfera personal de cada creyente, abarcando también la sociedad en su conjunto, las relaciones humanas y la defensa de la dignidad de cada individuo.


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Zoom

El Papa abre la Puerta Santa del Jubileo de la Esperanza

Francisco hace una pausa en oración antes de abrir la Puerta Santa que inaugura el Jubileo de 2025.

Redacción Omnes·25 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Recursos

Nueve poesías para rezar junto al Belén

Descubre 9 poesías inspiradoras para rezar junto al belén esta Navidad. Versos que conectan el alma con la belleza del misterio del Nacimiento.

Javier García Herrería·24 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

¿Quién ha entrado en el portal de Belén?

Gerardo Diego

¿Quién ha entrado en el portal,
en el portal de Belén?
¿Quién ha entrado por la puerta?
¿quién ha entrado, quién?.

La noche, el frío, la escarcha
y la espada de una estrella.
Un varón -vara florida-
y una doncella.

¿Quién ha entrado en el portal
por el techo abierto y roto?
¿Quién ha entrado que así suena
celeste alboroto?

Una escala de oro y música,
sostenidos y bemoles
y ángeles con panderetas
dorremifasoles.

¿Quién ha entrado en el portal,
en el portal de Belén,
no por la puerta y el techo
ni el aire del aire, quién?.

Flor sobre impacto capullo,
rocío sobre la flor.
Nadie sabe cómo vino
mi Niño, mi amor..


Canción de Cuna de San José

Lope de Vega

José – Dormid, que yo os guardaré
el sueño, y yo os cantaré
mil canciones, mientras viene
la que dentro el alma os tiene,
a daros leche del pecho.

Mi Niño, ¿cómo os halláis
conmigo? ¿No respondéis?: “
pues bien podéis, si queréis,
que lengua a las piedras dais.
¡Ea! mis ojos, ¿no habláis?

Mirad, que os escucho yo.

Iglesia de la Natividad en Belén. @OSV News/Debbie Hill

Las pajas del pesebre

Lope de Vega

Las pajas del pesebre
niño de Belén
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel.

Lloráis entre pajas,
del frío que tenéis,
hermoso niño mío,
y del calor también.

Dormid, Cordero santo;
mi vida, no lloréis;
que si os escucha el lobo,
vendrá por vos, mi bien.

Dormid entre pajas
que, aunque frías las veis,
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel.

Las que para abrigaros
tan blandas hoy se ven,
serán mañana espinas
en corona cruel.

Mas no quiero deciros,
aunque vos lo sabéis,
palabras de pesar
en días de placer;

que aunque tan grandes deudas
en pajas las cobréis,
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel.

Dejad en tierno llanto,
divino Emmanüel;
que perlas entre pajas
se pierden sin por qué.

No piense vuestra Madre
que ya Jerusalén
previente sus dolores
y llora con José;

que aunque pajas no sean
corona para rey,
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel.


Juan Ruiz, Arcipreste de Hita

Santa María,
luz del día,
sé mi guía
todavía.

Dame gracia y bendición,
de Jesús consolación,
para que con devoción
pueda cantar tu alegría.

Tú siete gozos tuviste:
uno cuando recibiste
salutación
del Ángel; cuando la oíste
tú, María, concebiste
Dios-Salvación.

El segundo fue cumplido
cuando fue de ti nacido
sin dolor,
de los ángeles servido;
y fue luego conocido
por Salvador.

Y fue tu gozo tercero
cuando apareció el lucero
a demostrar
el camino verdadero;
a los Reyes compañero
fue en guiar.


Lope de Vega

¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta cubierto de rocío
pasas las noches del invierno oscuras?
¡Oh cuánto fueron mis entrañas duras
pues no te abría! ¡Qué extraño desvarío
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!
¡Cuántas veces el Ángel me decía:
«Alma, asómate agora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía!»
¡Y cuántas, hermosura soberana,
«Mañana le abriremos», respondía,
para lo mismo responder mañana!

Palma Vecchio, Conversación Sagrada. @WebWalleryofArt

A qué vienes niño

Alejandro Domingo

A qué vienes niño,
por qué has venido,
a esta tierra fría;
derroche de vida.

Quieres nuestros brazos
para abrigarte,
y mi corazón;
derroche de amor.

Ven pues, ya que quieres,
ya que tanto ansías nuestra compañía,
a esta pobre casa que está tan vacía,
que tanto te espera y tanto suspira

Dale ya su dueño, su luz y su vida,
que sin tu calor, no se puede estar.
Quédate conmigo, no me dejes ya.
Y yo cual José y sin hacer ruido
con mucho cariño te quiero cuidar.


Rubén Darío

-Yo soy Gaspar. Aquí traigo el incienso.
Vengo a decir: La vida es pura y bella.
Existe Dios. El amor es inmenso.
¡Todo lo sé por la divina Estrella!

-Yo soy Melchor. Mi mirra aroma todo.
Existe Dios. Él es la luz del día.
La blanca flor tiene sus pies en lodo.
¡Y en el placer hay la melancolía!

-Yo soy Baltasar. Traigo el oro. Aseguro
que existe Dios. Él es el grande y fuerte.
Todo lo sé por el lucero puro
que brilla en la diadema de la Muerte.

-Gaspar, Melchor y Baltasar, callaos.
Triunfa el amor, y a su fiesta os convida.
Cristo resurge, hace la luz del caos
y tiene la corona de la Vida.


Agranda la puerta, Padre

Miguel de Unamuno

Agranda la puerta, Padre
porque no puedo pasar;
la hiciste para los niños.
Yo he crecido, a mi pesar.

Si no me agrandas la puerta,
achícame, por piedad,
vuélveme a la edad bendita
en que vivir es soñar.

Vidriera de la Iglesia de San Luis en Nueva York. @OSV News/Gregory A. Shemitz

Yo vengo de ver 

Lope de Vega

Yo vengo de ver, Antón,
un niño de pobrezas tales,
que le di para pañales
las telas del corazón.

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Belén agoniza y su estrella se apaga en cada uno de nosotros

Nuestra fe tiene una geografía, una localización precisa, y hay quienes, durante generaciones desde hace más de dos mil años, custodian esos lugares y perpetúan la presencia cristiana.

24 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

El otro día hablé por teléfono con Rony Tabash y se me partió el corazón. Podía oírle trajinando en el mostrador de su tienda y de fondo se escuchaba la llamada a la oración de la mezquita cercana. Ese inconfundible canto me trasladó de inmediato allí, a Belén, a la céntrica Manger Square (Plaza del Pesebre), donde también repican las campanas de la emblemática iglesia de la Natividad, cuyos muros siguen en pie desde tiempos de Justiniano. 

Sin embargo, mis nostálgicos recuerdos se dieron de bruces con la realidad: “Belén se está muriendo”, me dijo Rony. “Aquí no se siente la Navidad. No hay decoración, ni luces ni nada. Entrar en la iglesia de la Natividad da miedo; está vacía”.

Escuchar esto de Rony, una de las personas más obcecadamente optimistas que he conocido en Tierra Santa, es realmente desolador. “El año pasado, teníamos esperanza de que la guerra terminara antes de la Navidad, pero este año… La gente no espera una buena vida ni buenas noticias, han perdido la esperanza”. 

La sombra del conflicto en Gaza es alargada. Además de las víctimas directas –alrededor de 45.000 muertos, decenas de miles de heridos y más de un millón de desplazados–, la guerra ha puesto en jaque las vidas y los negocios de muchas personas más allá de la Franja, en los territorios palestinos de Cisjordania. Es el caso de la pequeña ciudad de Belén, cuya economía gira en torno al turismo religioso cristiano: hoteles, restaurantes, tiendas de recuerdos y artesanía, guías, transporte… 

La familia Tabash sostiene, desde 1927, The Nativity Store, una de las primeras tiendas de regalos de Belén. Venden joyas y todo tipo de artículos religiosos. Se creó en la época del Mandato Británico de Palestina, ha sobrevivido a las guerras del 48 y el 67 y ha sido testigo de las intifadas. En los últimos años, los cierres impuestos por la pandemia del coronavirus durante dos años, fueron un duro golpe para todo el sector turístico en Tierra Santa, que había alcanzado máximos históricos. Las colas para arrodillarse apenas unos segundos en el lugar en el que nació Jesús eran de hasta dos o tres horas y se salían de la basílica hasta la mitad de la plaza. 

Cuando el turismo empezaba a remontar y a recuperar las cifras anteriores a la pandemia, el estallido de la guerra en Gaza volvió a nublar el horizonte. Catorce meses después, no se ve la luz, ni siquiera la de la estrella del emblemático árbol de Navidad que se ponía cada año en la Plaza del Pesebre. Ni el año pasado ni este ha habido árbol. La terrible guerra de la Franja y las duras condiciones en las que se encuentran ensombrecen una fiesta que hasta hace poco congregaba a peregrinos de todo el mundo.  

“Abrimos porque mi padre quiere abrir la tienda, pero no tenemos ventas. Es un milagro que aguantemos”. De hecho, muchos no aguantan. Alrededor de 70 familias de la minoría cristiana de Belén se han ido durante este año, perpetuando una sangría que dura ya más de cien años y que ha diezmado la población cristiana de Tierra Santa. “Mi experiencia es que los que se van no vuelven”, dice Rony. 

Sin embargo, lo que verdaderamente me sacudió en mi conversación con él no fue la pena por los cristianos de Belén, sino nuestra indiferencia. Una indiferencia fruto de la ignorancia, de la ceguera. Porque Belén no es un lugar mítico, es real. HIC (aquí), es la palabra que se lee en muchos de los lugares santos junto con el correspondiente versículo evangélico. Nuestra fe tiene una geografía, una localización precisa, y hay quienes, durante generaciones desde hace más de dos mil años, custodian esos lugares y perpetúan la presencia cristiana. “Somos soldados que estamos aquí para resistir, somos las ‘piedras vivas’”, me decía Rony con la fuerza de quien cree firmemente en su misión. “Pero los cristianos tienen que venir, es también su responsabilidad”, había un deje frustración, de cansancio en su voz. “No nos pueden dejar solos”. 

Les hemos dejado solos. Allí donde brilló la estrella, allí donde cantaron los ángeles, allí donde nació la Esperanza, ven solo oscuridad. Y se están yendo. Dejan Jerusalén, Nazaret y Belén, esos lugares tan queridos por nosotros que, insisto, no son localizaciones de cuentos o leyendas, son el Aquí que Jesucristo quiso habitar en la tierra. “Tienen que venir, tocar, ser parte de este lugar”. Somos parte de esos lugares y esos lugares son parte de nosotros, y eso se lo debemos en parte a personas con nombre y apellido. Rony Tabash es solo una de ellas. 

“La Navidad es la luz en la oscuridad”, me dijo, “pero necesitamos oraciones, porque hemos perdido la esperanza”. Si la Navidad muere en Belén, algo habrá muerto en cada uno de nosotros, pero eso sólo puede entenderlo quien ha estado allí y ha tocado. Esto es Tierra Santa. Quien lo probó, lo sabe. 

Cultura

San Juan de Kety, profesor de la universidad de Cracovia y párroco

La Iglesia celebra el 23 de diciembre, víspera del nacimiento de Jesús, a san Juan de Kety, profesor y teólogo de la Universidad de Cracovia en el siglo XV, luego párroco por unos años. Este mismo día se conmemora a santa Victoria de Tívoli, virgen y mártir del siglo III, no confundir con santa Victoria de Córdoba, también mártir (17 de noviembre).      

Francisco Otamendi·23 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto

San Juan de Kety ó Kanty (1390-1473), llamado así en alusión a su lugar de nacimiento en Polonia, también conocido como san Juan Cancio, fue un sacerdote y teólogo polaco que enseñó durante muchos años en la Universidad de Cracovia o Jagelónica, en cuya facultad de Teología estudió en el siglo XX, hasta su ordenación sacerdotal en 1946, san Juan Pablo II. De hecho, el Papa polaco fue muy devoto de san Juan de Kety.

El profesor fue estimado por su austeridad y su amor a los pobres y enfermos. Cuando llegó a profesor de universidad, todos los días daba de almorzar a un pobre. Decía: “Ya viene Jesucristo”. El Papa Francisco, en un mensaje enviado en 2022 al Gran Canciller de la Universidad Pontificia Juan Pablo II de Cracovia, manifestó que su historia está marcada por los logros científicos y educativos y la “espiritualidad creada por sus santos fundadores, profesores y estudiantes”.

Santa Victoria (siglo III), fue una joven cristiana mártir de Tívoli, cerca de Roma, parece que hermana de santa Anatolia. No quiso casarse ni sacrificar a los ídolos, y un verdugo le clavó un cuchillo en el corazón.

El autorFrancisco Otamendi

París bien vale una misa (o no)

La ausencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en actos religiosos significativos es una imposición de una visión laicista que silencia la dimensión religiosa en la vida pública.

23 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Llevo un tiempo dándole vueltas a la no asistencia de nuestras autoridades, y más en concreto del presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, a diversas eucaristías celebradas por reconocidos motivos sociales. Los dos últimos casos han sido los de la reapertura de la catedral de Notre Dame, en París, y el funeral por los fallecidos en la DANA en Valencia. En los dos casos la normalidad de la vida social habría aconsejado asistir a quien es el representante de todos los españoles.

En la capital francesa se congregaron las máximas autoridades del mundo en un acto que tenía mucho de simbólico por la naturaleza singular del edificio que se restauraba. En Valencia el dolor de las víctimas requería ser acompañado por quien ostenta la máxima autoridad del país, se sea creyente o no. Todos sabemos que a un funeral no solo asisten los creyentes, sino todas las personas que quieren manifestar su sentimiento de pesar y acompañar a quien está sufriendo la pérdida de un ser querido. Estuvieron los reyes, pero no quiso estar el presidente del Gobierno.

Más allá del ateísmo confeso de quien preside nuestro país, hay una opción laicista en esta decisión de no asistir a ningún acto religioso, por la que se pretende imponer a toda la sociedad la propia visión particular del lugar que lo religioso tiene en la vida social. En realidad, apelando a la neutralidad del Estado en este ámbito, está imponiendo un silenciamiento de la presencia de Dios que es la actual forma de imponer, de facto, el ateísmo a todos los ciudadanos.

Todavía recuerdo el funeral de Estado laico que con motivo de la pandemia por la COVID 19 se inventaron para sustituir a la ceremonia religiosa. De hecho, el Gobierno presentó como un gran hito, como un avance social, el que por primera vez no hubiese un acto religioso para orar por los difuntos y se sustituyese por un acto civil, sin ninguna mención a Dios. Y así es. No es una sana laicidad, esa que ha reclamado el papa Francisco en su última visita a Francia, la que está promocionándose con este tipo de acciones. Es, en realidad, una sustitución. Lo que se quiere es que sea el Estado el que canalice y dé la respuesta a los interrogantes sobre el sentido de la vida. Una respuesta que prescinde de Dios y de la creencia en una vida en el más allá. Una respuesta presuntamente neutra, pero que es materialista y atea.

Todos sabemos que la sana laicidad del Estado conlleva el respeto y libertad para que todas las religiones puedan aportar sus principios y su actividad para construir una sociedad más humana. La religión es una de las facetas más importantes para muchas personas. La laicidad debe ser el espacio en el que cada uno podamos expresarnos tal y cómo somos, no el espacio en el que todos debamos dejar de ser nosotros mismos y guardar silencio sobre nuestras creencias.

Está claro que esa no es la visión que tienen nuestros actuales dirigentes y que, por ello, los creyentes tenemos el reto de hacer visible la presencia de lo religioso en nuestra vida cotidiana, tanto en la esfera pública como en la privada.

Y esa es una tarea que nos compete a todos. Especialmente a los laicos.

El autorJavier Segura

Delegado de enseñanzas en la Diócesis de Getafe desde el curso 2010-2011, ha ejercido con anterioridad este servicio en el Arzobispado de Pamplona y Tudela, durante siete años (2003-2009). En la actualidad compagina esta labor con su dedicación a la pastoral juvenil dirigiendo la Asociación Pública de Fieles 'Milicia de Santa María' y la asociación educativa 'VEN Y VERÁS. EDUCACIÓN', de la que es Presidente.

Libros

Álvaro Núñez Iglesias: “Lo único que explica la Tregua de 1914 en la Gran Guerra es la Navidad”

Al llegar la Navidad de 1914, soldados de ambos bandos en la Primera Guerra Mundial saltaron de sus trincheras y salieron al encuentro del enemigo, desarmados, e intercambiaron regalos, cantaron villancicos y otras canciones, y se felicitaron la Navidad. Fue una gran historia de Navidad. Álvaro Núñez Iglesias narra sus entresijos a Omnes.  

Francisco Otamendi·23 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 6 minutos

“Lo único que explica la Tregua de Navidad de 1914 es la Navidad”, asegura el profesor Álvaro Núñez a propósito de su libro. Porque la Tregua en la I Guerra Mundial (1914-1918) no fue solo un cese de hostilidades: fue un acto de hermandad, de confraternización, de celebración conjunta, de cánticos navideños al unísono. “Sí, la música navideña fue determinante. Era el ‘idioma’ común en el que los contendientes podían entenderse”. 

El autor ha publicado en Encuentro este emocionante relato documentado de cientos de testimonios de soldados británicos, franceses, belgas o alemanes que cantaron, bebieron, jugaron, intercambiaron objetos y direcciones con el enemigo, y cientos de fragmentos de diarios de la Primera Guerra Mundial, en la que murieron entre 9 y 11 millones de militares, la inmensa mayoría soldados, y otros tantos millones de civiles, además de unos 20 millones de heridos. 

Los hechos sucedieron mientras los altos mandos militares prohibían cualquier tregua, y los políticos la deploraban. Álvaro Núñez (Quetzaltenango, 1955), profesor en la Universidad de Almería, padre de tres hijos, revela a Omnes qué le movió a escribir el libro, los llamamientos de los Papas, las premonitarias palabras de Churchill, la carta de un teniente alemán a su amada Trude, el canto de ‘Noche de Paz’…

¿Por qué este libro? Usted ha sido abogado, magistrado.

– Sí, es cierto, pero como docente universitario, llevo más de cuarenta años escribiendo y, siempre que el tema lo ha permitido, he puesto pasión en los escritos jurídicos. Y pasión es lo que me suscita la Navidad y, especialmente, este acontecimiento único, de verdadero espíritu navideño, que fue la Tregua de 1914.

¿Motivos para estudiar la Tregua del 14 y escribir sobre ella? Sobre todo, el deseo de contar una verdad (con todas sus pruebas) que es bella y que, además, nos invita a ser buenos, y porque en España son desconocidas las colosales dimensiones de lo ocurrido en el Frente occidental en la Navidad de 1914. 

Ahora bien, también ha influido que una comisaria europea quisiera impedir hace unos años que se felicitara explícitamente la Navidad y que hace veinticinco —lo recuerdo perfectamente— alguien me dijera: ‘Álvaro, a la Navidad le quedan veinte años’.  No ocurrirá que muera, desde luego, pero si así fuera, yo quisiera morir antes. En el fondo, si este no ha sido el motivo principal de este libro, sí ha sido un gran acicate: colaborar con el relato de aquella verdad descomunal a que ello no suceda.

El verano de 1914 iba a ser tranquilo y apacible en Europa. ¿Qué sucedió para que se desencadenara una Gran Guerra con millones de muertos?

Como digo en las primeras líneas del libro, las guerras, al igual que las enfermedades mortales, comienzan mucho antes de su terrible manifestación. En el caso de la Gran Guerra, las potencias de la época venían preparado el terreno a una posible guerra desde hacía tiempo. 

Pero nada hacía presagiar una guerra en aquel verano del 14. Tampoco el asesinato del heredero del Imperio austro-húngaro y de su esposa, en Sarajevo, determinó necesariamente la guerra. La verdadera causa, lo que hizo imparable y ‘mundial’ la guerra, fue, creo yo, el ultimátum del 23 de julio, de Austria-Hungría a Serbia: Serbia no podía aceptarlo en todos sus términos, y la guerra que de ello resultaba no podía ser solo regional, dado el sistema de alianzas que, de inmediato, se iba a poner en marcha.

El Papa Pío X, luego canonizado, había hecho un llamamiento a la paz en agosto, pero murió ese mismo mes. ¿Por qué fracasó el cese de las hostilidades que propuso Benedicto XV?

– Antes de decir por qué fracasó, quisiera señalar que la tregua fue aceptada por varios contendientes: Reino Unido, Bélgica, Alemania e incluso Turquía aceptaron. No aceptaron Rusia ni Francia. La primera, porque la Navidad ortodoxa rusa se celebra el 7 de enero, más de dos semanas después que la católica, protestante y anglicana. La segunda, porque no quería interrumpir sus operaciones en curso.

También hay que decir que los ‘patriotas’ católicos —austríacos, alemanes y franceses— fueron más patriotas que católicos (me refiero a los estaban en sus despachos, en sus periódicos, en sus casas, no a los que estaban en el frente) e hicieron poco eco a la súplica del Papa. 

Un joven Churchill se había preguntado qué pasaría si los ejércitos deponían las armas al mismo tiempo. ¿Qué ocurrió para que, en Navidad de 1914, los soldados depusieran las armas y quisieran celebrar la Navidad con su enemigo?

– Sí, las palabras de Churchill, en carta a su esposa, fueron premonitorias. Churchill, por la experiencia que tenía como militar y como reportero de guerra que había sido, sabía que podía surgir en algún momento, en algún lugar, un sentimiento de comprensión, un deseo de acercamiento entre enemigos; que algún soldado podía ver en el enemigo a un hermano que sufría la misma desgracia que él y contra el que no tenía nada. 

Eso explica, en el contexto de una guerra de trincheras, la existencia de treguas breves, de entendimientos entre contendientes para hacer más suave la guerra (el live and let live system), pero no explica la Tregua de Navidad. Lo único que explica la Tregua de Navidad es la Navidad. Porque la Tregua no fue solo una tregua, o sea, un cese de hostilidades: fue un acto de hermandad, de confraternización, de celebración conjunta, de canticos navideños al unísono. Sí, la música navideña fue determinante. Era el ‘idioma’ común en el que los contendientes podían entenderse. Fue, en muchos casos, la chispa que hizo que los ánimos se templaran y que los hombres salieran de sus trincheras para abrazarse. 

¿Cuál fue la actitud de los mandos militares, de los soldados? ¿Y los políticos?

– El Alto Mando, en cada uno de los ejércitos, prohibió cualquier tregua y, respecto de la de aquella Navidad, exigió que los que habían participado rindieran cuentas, pero, a la postre, no adoptó ninguna medida disciplinaria (salvo alguna excepción).

Otra cosa fueron los oficiales de primera línea. Estos consintieron y, en muchos casos, acordaron la tregua y participaron de la confraternización. La Tregua de Navidad no fue una tregua solo de soldados. 

Los políticos, en todos los casos, en todos los países, deploraron la Tregua.

¿Cómo ha podido documentar estas numerosas treguas, sintetizadas en lo que llama usted ‘La Navidad que detuvo la Gran Guerra’? El trabajo es laborioso, con 886 notas.

– El libro es el producto de una persona que no sabe escribir de otra manera; que todo lo que dice tiene necesidad de probarlo. Es un defecto profesional como otro cualquiera. De ahí, toda la documentación, todas las fuentes, todas citas. La recopilación de fuentes, ciertamente, ha sido laboriosa, pero he tenido ayuda y también la suerte de que las fuentes oficiales, británicas y francesas, sean muy accesibles.

En el libro se cuentan muchas historias de soldados que contaron su tregua a medios de comunicación, en plena guerra. Por citar alguna, una carta en ‘The Times’ del 2 de enero de 1915. ¿Puede mencionar alguna (s) que le hayan conmovido más?

Sí, en el libro se cuentan muchas pequeñas historias de aquellos días de Navidad. El libro podía haberlo escrito de otra manera, pero desde el primer momento quise dar voz a los protagonistas. Las cartas son la fuente más preciada, no la más sorprendente, porque lo más sorprendente es que el diario de un batallón cuente lo ocurrido con todo detalle. Las cartas son emocionantes por lo que cuentan, por cómo lo cuentan los soldados —cabe dudar que hoy, muchachos de dieciocho o veintipocos años, escriban tan bien— y porque lo cuentan desde el barro de sus trincheras, con las manos ateridas de frio —los mitones puestos— y con toda la emoción de algo que han vivido y que, como muchos dicen, no olvidarán mientras vivan. 

Las cartas emocionan de verdad…

– ¿Emocionarme? He llorado muchas veces, y todavía hoy, después de cuatro años de trabajos y dos que han pasado desde que terminé el libro, se me quiebra la voz cuando leo alguna carta. 

Pero me pide una, y no sé cuál ofrecerle… Bien, ésta es una entre tantas: la de un teniente alemán que comienza: “Mi amada Trude, […] desde entonces llueve sin cesar, y afuera, en las trincheras, el agua vuelve a estar a la altura de las rodillas. Por otro lado, los ingleses de enfrente se han vuelto bastante tranquilos desde Navidad. No se disparó ni un solo tiro en Nochebuena. Los soldados hicieron un armisticio, aunque los mandos lo habían prohibido. Ingleses y alemanes salieron de sus trincheras el primer día de fiesta, se dieron regalos y se sentaron juntos durante largo rato en medio de las trincheras enemigas. Entonces nuestra gente cantó ‘Noche de Paz’ y llevó un árbol de Navidad a sus enemigos”. 

Me han encantado dos páginas con el Cancionero de la tregua. 

– Me alegra mucho saberlo. Es la prueba de que la música tuvo mucho que ver. Dentro de unos días, por cierto, he organizado un concierto coral con algunos de los villancicos que aparecen en esa lista.

Por último, ¿intentaron otra Tregua de Navidad en 1915 o ss.? Porque la Gran Guerra duró cuatro años. ¿Es trasladable esta iniciativa a las guerras actuales, de algún modo?

En la Navidad de 1915 no hubo Tregua en el sentido de una detención de la guerra y de una confraternización entre enemigos como la ocurrida en 1914, pero sí algunas treguas, una de ellas contada por Robert Graves. 

La razón de que no se volviera a repetir es muy sencilla: el Alto Mando estaba prevenido e impidió cualquier conato de tregua de Navidad.

Por lo que se refiere a la posibilidad de que una tregua así volviera a suceder, no quiero descartarla, a pesar de que la Navidad ya no representa para muchos europeos el momento sagrado del nacimiento de Cristo, en el que resulta inconcebible matarse y, en cambio, absolutamente natural abrazarse. No obstante, para que pudiera darse, haría falta que la guerra fuera de trincheras.

El autorFrancisco Otamendi

Evangelio

Un adelanto del cielo. Navidad (C)

Joseph Evans comenta las lecturas de la Navidad (C) y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo en su canal de YouTube.

Joseph Evans·22 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

La lectura del día de Navidad es siempre el profundo prólogo del evangelio de Juan. Es como si -después de la emoción de la noche de Navidad, con los ángeles cantando y los pastores yendo de prisa a ver al niño Dios- la Iglesia quisiera que nos detuviéramos a considerar la profundidad del misterio.

A través del testimonio de san Juan, se nos invita a meditar sobre lo que es literalmente el acontecimiento más extraordinario de toda la historia: el Dios todopoderoso, el Verbo eterno con el Padre, que se abaja para asumir la condición humana. 

Él, el Creador, se hace -en su naturaleza humana- criatura. Él, que es luz en sí mismo – “Dios de Dios, luz de luz”, como decimos en el Credo-, entra en las tinieblas humanas. Él, que es la revelación plena del Padre, acepta no ser conocido, ignorado por todos en su humilde nacimiento, salvo por algunos pobres pastores y extranjeros exóticos. El Creador amoroso acepta ser rechazado por sus criaturas -la mayoría son indiferentes, Herodes le persigue- “Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre”.

Como lo expresan los Padres de la Iglesia, en un lenguaje audaz: Dios se hizo hombre para que nosotros nos hiciéramos Dios. Es decir, para que participemos de la naturaleza divina (véase 2 Pe 1,4). En el Hijo divino hecho hombre somos divinizados, hechos semejantes a Dios. 

El niño que yace en el pesebre nos ofrece su propia divinidad, de la que participamos a través de la gracia, la oración, la lectura de las Escrituras, las obras de amor y su recepción en la Eucaristía. Cuántas madres, adorando a su hijo, le dicen: “¡Te comería!”, palabras que sólo expresan su deseo de unión con su hijo. Lo que para ellas es sólo un deseo, para nosotros se hace realidad en la Eucaristía. El Dios niño que contemplamos con amoroso asombro entra en nosotros en la hostia y, de un modo místico, nosotros entramos en él. “Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, (eucarísticamente, en nosotros) y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad”: pero eran sólo reflejos de gloria, y gloria aún velada, como cuando los ángeles celebraron el nacimiento de Cristo, o en la Transfiguración, o en la Resurrección. A través de estos reflejos anhelamos la visión plena, cuando “veremos a Dios tal como es” (1 Jn 3,2). Jesús, “Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer”. Es el conocimiento a través de la fe, como la luz a través de la nube. La alegría de la Navidad nos impulsa a buscar esa visión plena de Dios en la otra vida. Si la Navidad es un tiempo de alegría, a pesar de todas las maneras que encontramos para estropearlo, qué infinitamente maravillosa debe ser la alegría eterna del cielo.

La homilía sobre las lecturas de Navidad

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas del domingo.

Cultura

«El sentido del asombro» de Rachel Carson: de la belleza al compromiso ético

A estas alturas del siglo XXI la voz de Rachel Carson sigue invitándonos no solo a admirar la naturaleza, sino a comprometernos con su protección, convencidos de que en esa tarea está en juego algo mucho más profundo.

Marta Revuelta y Jaime Nubiola·22 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

Rachel Carson (1907-1964) fue una bióloga marina, escritora y ecóloga, muy conocida y querida en los Estados Unidos de América, donde nació y vivió. Fue una figura esencial en el movimiento ambientalista del siglo XX. Nacida en 1907 en Pensilvania, mostró desde muy joven una enorme fascinación por la naturaleza que, con el tiempo, se convirtió en una carrera centrada en la protección del medio ambiente y en dar a conocer los peligros que lo amenazan.

Fue el reconocido profesor Jordi Puig, de la Universidad de Navarra, quien nos habló de Carson cuando le expresamos nuestro interés por conocer el área del pensamiento ambiental. Su libro El sentido del asombro de 1956 era el libro por el que había que empezar, la puerta, un rito iniciático. Se trata de un ensayo breve que se lee en menos de dos horas. En la agradable publicación que hizo Ediciones Encuentro en 2021 se reproduce en las últimas páginas el manuscrito original del libro, escrito con letra rápida y bastantes tachones, como quien vuelca sus ideas e impresiones con urgencia, para no olvidar nada.

Un mundo de cosas pequeñas

El sentido del asombro reúne algunas de las experiencias vividas por la autora con su sobrino nieto Roger, de veinte meses, al que cuidó cuando quedó huérfano. Pequeñas aventuras: una incursión nocturna en una tormenta, un paseo de madrugada por el bosque, los nombres inventados para los animales, plantas, líquenes, un juego para no pisar los árboles… “Y entonces hay un mundo de cosas pequeñas que pocas veces se ve. Muchos niños, quizá porque ellos mismos son pequeños y están más cerca del suelo que nosotros, se dan cuenta y disfrutan con lo pequeño y que pasa desapercibido. Quizá por eso es fácil compartir con ellos la belleza que solemos perdernos porque miramos demasiado deprisa, viendo el todo y no las partes” (p. 49).

Un talento precoz

Rachel Carson comenzó cursando Lengua y Literatura inglesas en el College for Women de Pittsburgh, aunque pronto se cambió a la biología. Había leído y escrito mucho desde pequeña; empezó a escribir con ocho años y publicó su primer cuento con once. Por eso, lo primero que se percibe al leer este libro es que está muy bellamente escrito. Tiene un lenguaje muy sencillo y las ideas aparecen con gran precisión. Podría decirse que “se lee solo” porque es natural y sincero. Esta es una característica de sus textos, incluso de aquellos que son más técnicos. Siempre escribe de forma sencilla y bella. Y, seguramente, este es el secreto para llegar a toda una legión de lectores que se sintieron inspirados para pasar de la lectura a la acción. 

Pesticidad y devastación ecológica

En su obra más conocida e influyente, Primavera silenciosa (1962), Carson describió los efectos devastadores del uso de pesticidas como el DDT en los ecosistemas haciendo uso de una metáfora: un futuro sin el canto de las aves y del sonido de la vida. La publicación de esta obra provocó una controversia inmediata. Al denunciar las consecuencias negativas del uso de pesticidas, Carson estaba desafiando a las grandes industrias químicas y a la percepción pública sobre la dudosa seguridad de algunos de sus productos. Su forma de narrar movilizó a la sociedad norteamericana que, hasta entonces, había sido ciega a los efectos colaterales de la modernización y el progreso en este ámbito. Con una voz clara y empática, Carson no solo presentó datos, sino que humanizó la devastación ecológica, haciéndola palpable y emotiva para sus lectores. Esta obra, aunque matizada e incluso cuestionada con el tiempo y la investigación posterior, fue un catalizador del movimiento ambientalista moderno, provocando reformas en políticas ambientales y la creación de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) en los Estados Unidos.

La capacidad de persuasión de Carson procede, en nuestra opinión, de la fuente de sus ideas. Ella no se limita a dar información sobre unos hechos, sino que comparte su entusiasmo por la belleza de la naturaleza. Solo la belleza puede mover al compromiso porque señala ese lugar íntimo donde formamos parte de la naturaleza: “Una manera de abrir tus ojos a la belleza inapreciada es preguntarte a ti mismo: ¿Qué pasaría si nunca lo hubiera visto?, ¿qué pasaría si supiera que no lo veré nunca otra vez?” (p. 44).

Asombrase ante la naturaleza

En una época en la que nos alejamos más y más del contacto efectivo con la naturaleza, es reconfortante dejarse llevar por Carson: “El juego consiste en escuchar, no tanto toda la orquesta sino en discernir los instrumentos por separado, e intentar localizar a los músicos” (p. 57). Vivimos alejados de la naturaleza desde muchos puntos de vista. No solo vivimos en grandes ciudades, sino envueltos en la artificialidad. Nuestras vidas están cada vez más inmersas en entornos artificiales, creados por el ser humano, que nos conducen, sutilmente, a una visión relativista de la moralidad, la cultura y la verdad. Por eso cuando Rachel Carson se pregunta “¿Cuál es el valor de conservar y fortalecer este sentido de sobrecogimiento y de asombro, este reconocer algo más allá de las fronteras de la existencia humana?, ¿es explorar la naturaleza solo una manera agradable de pasar las horas doradas de la niñez o hay algo más profundo?”, responde: “Yo estoy segura de que hay algo más profundo, algo que perdura y tiene significado” (p. 63).

El breve libro El sentido del asombro es una invitación a reconectar con la naturaleza y a apreciar su belleza con la mirada de un niño, recordándonos que sólo mediante esa conexión profunda podemos comprometernos verdaderamente con su protección.

El autorMarta Revuelta y Jaime Nubiola

FirmasAntonio Basanta

El Belén nos habla

Nada hay en la tradición y devoción cristiana tan inseparable de la Navidad como los belenes, nacidos precisamente en el momento en que la Iglesia oficializó la celebración del Nacimiento de Jesús en el Concilio de Nicea, el primero de los ecuménicos, en el año 325.

21 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

De aquellas primeras representaciones en torno a la cuna de Jesús, con cantos, diálogos, ritos y escenificaciones – tan ligadas a las primitivas formas teatrales – iría derivando los belenes vivientes, muy anteriores a los que, mediado el siglo XIII, comenzaron a realizarse con figuras de bulto redondo, primero en monasterios y conventos, después en iglesias, más tarde en palacios reales o de la nobleza y, ya en el siglo XVII, en las casas de la burguesía acomodada, preámbulo de la democratización absoluta de los belenes; cuando el pueblo, las gentes sencillas y humildes hicieron suya también esta manifestación en sus propios hogares, surgiendo entonces ese belén popular que, en sus diversas versiones, ha llegado a nuestros días.

Tan pleno de ingenuidad, de simpatía, de imaginación. Un belén “de proximidad”, especialmente afín a los niños que con él juegan y disfrutan, pues nada hay más cercano a ese Amor que Jesús redefine y proyecta que la alegría y el gozo en torno a su generosa venida. 

Hablar de belén es hablar de fe, de historia, de cultura, de arte, de artesanía. Y sumergirnos en infinidad de claves etnográficas, antropológicas y, sobre todo, poéticas, simbólicas y religiosas, pues nada hay en él que no obedezca a un propósito de aprendizaje, a una didáctica doctrinal. Antes bien, todo se ajusta a un código que es necesario redescubrir para entender cuántas claves atesora. 

Y así, en un belén, el río no es un cauce cualquiera, sino el propio de la Vida, donde además habita su pez principal, el ICTYS, que viene a redimirnos a cuantos otros pececillos bebemos y bebemos y volvemos a beber, sin jamás saciarnos de su agua bautismal. 

El molino se torna el lugar en el que la mies, el trigo. las espigas – siempre metáforas de Jesús y de la comunidad cristiana – se transforman en la harina con la que se elabora el Pan que Cristo quiere compartir con nosotros, aunque ninguno seamos dignos de que entre en nuestra casa. Un elaborar que, en el molino, también marca secuencia y destino. Por eso, cuando en un belén veamos girar sus aspas, sabremos que indican el paso inexorable del tiempo. Pero, si permanecen estáticas, serán señal esperanzada de eternidad. 

El puente siempre es evocación del mismo Jesús, Quien, de su mano, nos lleva de una orilla a la otra: de la terrenal, a la celestial, de la natural a la sobrenatural, de la del pecado a la del perdón y la fraternidad.

Fuentes y pozos representan la figura imprescindible de la Virgen María. Las unas, como alusión a la pureza y a la generación de vida, que todo belén es también homenaje a la maternidad. Los otros, por ser elementos de transición, de conexión e intermediación entre lo oculto y lo diáfano. ¿Y qué otra cosa es María sino nexo por antonomasia, nuestra más amorosa protectora, siempre conciliación, siempre abrigo, siempre cobijo?

Semejante condición alegórica también la ostentan no pocas de las figuras que pueblan nuestros belenes. Como esos pastores que cargan sobre sus hombros un haz de leña, alusión directa al fuego y, por extensión, al fogar, al hogar; a ese calor especial que solo se respira en el corazón de la familia. 

¿Y qué decir de los que portan todo tipo de frutas?: castañas de la virtud, cerezas de matrimonio (que siempre nacen de dos en dos) y de fidelidad conyugal-, higos de la fertilidad y de la buena fortuna, granadas de la amistad, manzanas del pecado redimido, naranjas evocadoras de uno de nuestros más bellos romances navideños. O qué de los que representan los más variados oficios, las más diversas labores- herreros, carpinteros, pescadores, hilanderas, lavanderas, carreteros, segadores, sembradores…-, que el trabajo ha de ser permanente ofrenda en respuesta a cuanto Dios nos ha concedido.

Cargadas de leyenda son las palmeras. Abruptas las montañas, como arduas las dificultades que hemos de afrontar en la vida. Estrechos los desfiladeros, profundos los valles, tantas veces copiosos en lágrimas. Y sinuosos los caminos, siempre serpenteantes, trazados por la duda que nos acompaña como humanos, solo francos y abiertos cuando llegan al Portal; cuando nos aproximan al Amor que en él reside, pues únicamente en el Amor de Jesús la vida se ensancha, la luz disipa la tiniebla y el frío da paso al más cálido latir del corazón.

Cuanto hay en el belén está en él porque Él lo quiere. Y lo hace como siempre nos enseñó: a través de la sencillez y de la humildad.  Por eso sólo podremos recorrer su propuesta si, como dijera el clásico, nos abajamos. Como Él se abajó, en un gesto de bondad infinita. ¡Qué generosidad la suya cuando, sin dejar de ser Dios, quiso hacerse hombre! Y, de ese modo, habitar no solo en, con, de, desde, a, ante, bajo, cabe, para, por, hacia, hasta, tras, sobre, y nunca contra ni sin, sino, sobre todo y entrañablemente, “entre nosotros”. 

Una elección preposicional que es el más expresivo testimonio de su Gracia y de su bendita benevolencia.

El autorAntonio Basanta

Doctor en Literatura Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid

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Vocaciones

Pamela Egas. Madre y apóstol digital

Comunicadora, esposa y madre, Pame descubrió su fe inspirada por san Josemaría. Esta peruana promueve el apostolado digital en HablarconJesus.com, motivando a voluntarios y fomentando conversiones. Su vida refleja santidad en lo cotidiano y confianza en Dios.

Juan Carlos Vasconez·21 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Su nombre es Pamela, aunque la conocen como Pame. Esta comunicadora social de profesión, esposa y madre de tres hijos, se caracteriza por una personalidad serena y afable.

Podemos decir que siempre busca lo positivo en quienes la rodean y se distingue por un trato amable y cordial hacia todos.

Si bien su infancia y adolescencia transcurrieron en un ambiente ajeno a la práctica religiosa, mientras vivía en otro país la semilla de la fe germinó en su interior gracias a la lectura de un libro de san Josemaría Escrivá sobre la familia. Este encuentro fortuito con la obra del santo español despertó en ella una inquietud espiritual que la impulsó a buscar un mayor acercamiento a Dios.

El despertar de la fe

Motivada por la lectura, Pame comenzó a asistir a Misa con mayor frecuencia y a recibir el sacramento de la reconciliación de manera regular.

Sin embargo, fue el nacimiento de su tercer hijo, Alonso, y un nuevo cambio laboral de su esposo lo que la impulsó a dar un paso más decidido en su camino de fe. Con el deseo de fortalecer su vida espiritual y transmitirla a sus hijos, decidió profundizar en su formación religiosa.

Movida por esta inquietud y deseo de mejorar, se acercó al capellán del colegio de su hijo mayor en busca de orientación y le preguntó por la ubicación del centro del Opus Dei más cercano a su domicilio. Así, comenzó a participar en actividades de formación cristiana, recibiendo atención espiritual personalizada, practicando la oración mental y frecuentando los sacramentos con mayor constancia.

Fue en Quito, durante un viaje realizado hace siete años, donde finalmente se comprometió con Dios de una manera más profunda, incorporándose al Opus Dei como supernumeraria.

Apostolado en la era digital

Pame encuentra una gran satisfacción personal en servir y entablar relaciones sinceras con las personas que la rodean, consciente de que Dios se vale de cada uno para llegar a los demás.

Su afán por transmitir la fe la ha llevado a involucrarse en diversas iniciativas de apostolado, como iniciar charlas de formación para amigas suyas o conocidas de sus amigas.

Destaca especialmente su participación en HablarconJesus.com, donde ha estado desde el inicio. Esta plataforma online, impulsada por voluntarios y sacerdotes, ofrece un espacio de encuentro con Jesucristo a través de recursos como podcasts, contenidos en redes sociales y cursos de formación. El objetivo es que las personas puedan conocer a Jesús, entablar un diálogo con Él, interiorizar su mensaje y llevarlo a la práctica en su vida cotidiana.

Con los voluntarios

Su trabajo consiste en mantener la ilusión de los más de 70 voluntarios que colaboran con la iniciativa. También son numerosas las historias de conversiones y de acercamiento a Dios. Pame ve cada una como un auténtico milagro y un regalo de Dios.

Su historia nos anima a seguir su ejemplo, buscando la santidad en las circunstancias ordinarias de nuestra vida y confiando en la acción de la gracia divina que actúa en los corazones.

Evangelización

Santo Domingo de Silos, abad ejemplar de monasterios

Abad español de la Orden de los benedictinos, santo Domingo de Silos fue prior en el siglo XI de los monasterios de Santa María de Cañas, san Millán de la Cogolla, y Silos, luego llamado santo Domingo de Silos en honor de su nombre. A este santo, que la Iglesia celebra hoy, 20 de diciembre, se le considera gran restaurador de monasterios, también en lo relativo al aspecto espiritual y al saber.  

Francisco Otamendi·20 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Nacido en los albores del año 1000, en el seno de una familia modesta dedicada a la ganadería, de joven cuidó el rebaño paterno, aunque pronto prestó atención a los estudios para ordenarse sacerdote. Solicitó el ingreso en el Monasterio de San Millán de la Cogolla, que practicaba la Regla de San Benito. Tras unos años de vida monástica, fue nombrado prior del Monasterio de Santa María de Cañas, dependiente de San Millán. Domingo lo restauró y la iglesia fue consagrada.

Los monjes de San Millán advirtieron su trabajo y le pidieron que fuera su prior. En este encargo, el rey don García de Navarra le pidió los bienes de la iglesia, pero Domingo defendió el patrimonio de la casa y de la iglesia. Esta actitud produjo su destitución y confinamiento en tierras de Castilla, donde buscó el apoyo del rey Fernando, que le nombró abad de Silos.

Santo Domingo de Silos reformó este monasterio, que estaba en situación penosa, y formó una gran biblioteca que enriqueció la cultura, y renovó e impulsó la vida espiritual de los benedictinos y de la Iglesia, hasta su fallecimiento en 1073.

El autorFrancisco Otamendi

Evangelización

Kénosis: “Todas las canciones que componemos nacen de la oración”

Kénosis no es un grupo musical, sino un apostolado del Regnum Christi que nace de un profundo deseo de evangelizar a través de la música. Su próximo álbum "Don y tarea" recoge esta llamada y pone su labor al "servicio de la Iglesia".

Paloma López Campos·20 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Los componentes de Kénosis no se definen como un grupo musical, prefieren hablar de apostolado. Convierten su oración en canciones, de forma que los 32 miembros que se unen para componer y cantar hacen del don de la música una tarea que ponen “al servicio de la Iglesia”.

Kénosis acaba de lanzar “Cuando Él reina”, el primer single de su nuevo álbum que tendrá por nombre “Don y tarea”. En esta entrevista con Omnes comparten su proceso creativo y muestran la riqueza que puede aportar la música católica a la vida de oración de cada uno.

¿Qué inspiró el tema de este primer single y por qué han decidido que sea el primer tema que publican del álbum?

– La inspiración es un encuentro con Cristo, ocurrido en un momento de oración que tuvo la comunidad durante una actividad del Reino de Cristo. Para nosotros, como apóstoles del Reino, estábamos orando y preguntándonos en qué ponemos nuestra seguridad. De esa oración nació una reflexión muy bonita, pues descubrimos que Dios nos da un don y nos encomienda una tarea. Con la canción destacamos esa llamada para ir detrás de Cristo, dándonos cuenta de que lo imposible para el hombre es posible para Dios, y quisimos que fuera la primera del disco porque muestra mucho la esencia del Regnum Christi.

¿Qué papel juegan la espiritualidad propia del Regnum Christi y la fe en su proceso creativo?

– En el proceso tenemos muy claro que el protagonista es Dios. Nuestro propósito es evangelizar, antes que ser un grupo musical somos un apostolado del Regnum Christi y nuestro propósito es llevar a Dios a otros a través de la música. Por ello, cualquier canción que componemos tiene que nacer de la oración, es oración hecha canción.

¿Cómo manejan la colaboración entre los diferentes miembros del grupo para garantizar que cada uno aporte su sello personal sin perder la unidad del mensaje?

– Somos una familia y todos identificamos en nuestro corazón una semilla puesta por Dios, que nos llama a evangelizar a través de la música. Al tener todos ese deseo en el corazón, se hace más fácil la disponibilidad. Identificamos este apostolado como un don y una tarea, esto facilita el respeto, el estar disponibles y la organización.

¿Qué hace único su nuevo álbum dentro del género de la música católica?

– Más que algo diferente, nuestro álbum complementa muy bien el llamado de la Iglesia. Hay mucha gente componiendo cosas muy buenas, por lo que nuestro objetivo no es ofrecer algo mejor a lo del resto, sino algo que muestre esa complementariedad y sea una respuesta para corresponder a la Iglesia y al don de Dios. Queremos donarnos a través de esta tarea.

Fotografía del P. Nicolás Núñez @RC

¿Qué puede ofrecer la música católica a los jóvenes de hoy?

– La música católica que nace de la oración permite que la gente pueda rezar a través de ella. Eso facilita la creación de una comunidad y el encuentro con Cristo, que es algo de lo que los jóvenes tienen sed. Además, gracias a la música podemos poner palabras a lo que estamos sintiendo incluso cuando no sabemos exactamente lo que es.

En el caso concreto de nuestro nuevo álbum, con cada canción queremos acompañar un tipo de oración. Queremos que los jóvenes encuentren en las canciones un mensaje que sea agradable al oído y que Jesús llegue a ellos a través de la música.

¿Cómo relacionan esto con el título del álbum, “Don y tarea”?

– Hemos recibido el regalo de poder expresarnos a través de la música. Como todo don, esto conlleva una responsabilidad, exige una respuesta. Nosotros hemos decidido poner este regalo al servicio de la Iglesia, que se concreta ahora en este nuevo álbum.

¿De qué manera consideran que la música fortalece su espiritualidad y su relación con Dios?

– Muchas veces cuando no te alcanzan las palabras la música puede expresar lo que llevas en el corazón. La música nos puede unir a Dios de algún modo e incluso nos puede ayudar a identificar cosas que llevamos dentro porque la letra de una canción nos toca de forma especial. Por otro lado, gracias a la música podemos entrar en comunión con otras personas. La oración de otros, hecha canción, se convierte también en nuestra oración.

Para nosotros, como Kénosis, somos conscientes de que más que un grupo musical somos partícipes del ministerio de la música. Como Iglesia militante, se nos pide unirnos con los ángeles y la Iglesia triunfante. Estamos llamados a ser uno en la comunión de los santos, ser Iglesia en esa comunión. Gracias a este ministerio de la música, podemos ver al Cielo tocar la Tierra y acercar la Tierra al Cielo.

La esperanza engendra alegría

La alegría y la esperanza no son posturas ficticias o ingenuas, son frutos del Espíritu Santo. El Adviento es un buen momento para preparar el corazón y acoger estos frutos, atendiendo así la invitación que hace el Papa Francisco en su bula: la esperanza no defrauda.

20 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Cuentan que en una noche silenciosa 4 velas encendidas hablaban entre sí. La primera dijo: “soy la paz, pero las personas no logran tenerme entre ellas, así que me apagaré”. Así lo hizo. Dijo la segunda: “yo soy la fe, pero en este mundo ya soy como un accesorio, creo que no voy más”, y se apagó también. La tercera se quejó: “yo soy el amor pero las personas desconocen mi importancia, no tiene sentido seguir encendida”. Quedaba la cuarta vela encendida cuando entró a la habitación un pequeño niño. Sintió tristeza al encontrar sus velas apagadas, empezó a llorar cuando escuchó hablar a la cuarta vela que le dijo: “no te preocupes, nada se ha perdido si yo sigo encendida, yo soy la esperanza, úsame para encender las otras tres velas de nuevo”.

¡La esperanza nos mueve a empezar de nuevo!

Las neurociencias conectan de forma directamente proporcional la esperanza con la alegría. Creer en que lo mejor llegará ayuda a enfrentar el día a día con eficacia. Mantiene la actitud alegre pues augura el buen final. El Dr. Rodrigo Ramos Zúñga ha escrito un libro titulado: “Neuroanatomía de la esperanza”. Presenta en él algunos estudios científicos que identifican claramente zonas del cerebro que se estimulan con procesos psicoemocionales  como la esperanza y su relación con la alegría de vivir. 

Diciembre es un mes que nos llama a la alegría, pues pese a todo, la esperanza resurge cuando nos damos cuenta que el cambio positivo que trae Cristo a cada alma en verdad renueva a las familias y a la sociedad entera. En palabras de san Josemaría: “La alegría es consecuencia necesaria de la filiación divina, de sabernos queridos con predilección por nuestro Padre Dios, que nos acoge, nos ayuda y nos perdona”.

La Palabra de Dios nos llama fuertemente: “Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús. No apaguen el Espíritu, no desprecien las profecías, sométanlo todo a prueba, aférrense a lo bueno, eviten toda clase de mal” (1 Tesalonicenses 5, 16-21).

El ejemplo de mi madre

De forma muy especial, creo que mi madre personifica este llamado. Hace unas horas fui a recogerla al aeropuerto pues vino a casa a pasar unos días con nosotros. Ella tiene el don de la alegría y sabe llevarla a todas partes con sus formidables 82 años de edad. 

Llegué al aeropuerto por ella, al verla pude sentir los latidos de su corazón que cantaban el gusto del reencuentro. Su mirada brilla y su sonrisa estalla. Apenas verla ya está contagiando mi corazón… un abrazo entrañable y la palabra dulce: “¡Bienvenida!”

Antes de llegar al auto ya me había enriquecido con sus comentarios tan llenos de esperanza. Me contó que tuvo un encuentro especial con una sabia mujer que viajaba en el mismo vuelo. Al pasar las respectivas revisiones, llamaron a mi mamá para un chequeo extra de su pequeño equipaje de mano. Ella se preocupó, se notó nerviosa y escuchó decir a la señora detrás de ella: “tranquila, todo estará bien”. Y así fue. Solo revisaron y la dejaron pasar enseguida.  

Continuaron juntas a la sala de abordar y durante el trayecto platicaron; la linda señora repitió esta frase dos o tres ocasiones más: “todo estará bien”. Mi mamá le preguntó por qué. “Es la más grande enseñanza que me dejó mi abuela” dijo, “Dios es padre de amor y siempre vela por nuestro bien, hay que tener confianza”. Y continuó: “Usted perdió la paz por un minuto y eso debemos evitarlo, ante cualquier contratiempo digamos siempre ‘todo estará bien’”.

Cuando mi mamá terminó la narración me dijo: “Esto dejó alivio en mi corazón. Aprendí algo nuevo y me gustó. Así se lo dije a ella y le di las gracias”.

Para ese momento yo también sentí esperanza. La alegría no es una postura ficticia o ingenua. ¡Es fruto del Espíritu Santo! No debe estar todo bien para que experimentemos alegría, ella es compatible con las adversidades, incluso con el dolor. De forma poética y realista, san Josemaría decía que la alegría tiene sus raíces en forma de cruz. Implica aceptar con paz nuestra realidad, con la certeza de que Dios está ahí para hacer de nosotros mejores personas, para guiar nuestros pasos por el camino de la esperanza, sabiendo con certeza que Él cumple sus promesas. 

En este Adviento preparemos el corazón y atendamos a la invitación que nos hace el Papa Francisco en su bula: la esperanza no defrauda. En ella nos llama a vivir un año jubilar que reavive la esperanza. Seamos “aves de buen agüero” y compartamos las buenas noticias, las buenas experiencias, los buenos recuerdos y los buenos anhelos y propósitos. No habrá mejor futuro si no hablamos de él y nos empeñamos en construirlo juntos.

Lupita Venegas saluda al Papa Francisco durante una audiencia (Osservatore Romano)
Argumentos

Isaías y el Adviento: la llegada del Salvador

El autor ofrece para cada semana de Adviento un versículo clave del libro de Isaías, con el fin de captar la esencia del mensaje de este tiempo litúrgico y facilitar un recorrido espiritual que nos acerque al corazón de Cristo.

Rafael Sanz Carrera·20 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

Durante el tiempo litúrgico del Adviento, tres figuras bíblicas destacan de manera especial: el profeta Isaías, Juan el Bautista y María de Nazaret. En esta reflexión, nos centraremos en la figura de Isaías. Desde la antigüedad, una tradición universal ha reservado muchas de las primeras lecturas de este tiempo para sus palabras. Esto se debe quizás a que, en él, la gran esperanza mesiánica resuena con una fuerza única, ofreciendo un anuncio perenne de salvación para la humanidad de todos los tiempos.

Al contemplar las lecturas del tiempo de Adviento de este año (ciclo C), notaremos la presencia abundante de Isaías. Aunque pueda parecer ambicioso, me propongo seleccionar, para cada semana de Adviento, uno de los textos que se nos ofrece, junto con un versículo clave. De este modo, espero captar la esencia del mensaje del Adviento y facilitar un recorrido espiritual que nos acerque a su corazón.

Semana de la Natividad del Señor

En los días previos y en la solemnidad de la Natividad del Señor, las lecturas de Isaías destacan momentos proféticos y profundos del amor y redención de Dios hacia su pueblo:

  • Misa de la Vigilia de Navidad: Isaías 62, 1-5 – Promesa de restauración para Jerusalén, a la que Dios llama «Mi Delicia», reflejando su amor por su pueblo.
  • Misa de Medianoche: Isaías 9, 1-6 – Profecía del nacimiento de un rey que traerá paz y justicia, identificado con Jesús.
  • Misa de la Aurora: Isaías 62, 11-12 – Anuncio de la llegada de la salvación; Jerusalén será reconocida como «Ciudad Santa».
  • Misa del Día: Isaías 52, 7-10 – Celebración del advenimiento del Reino de Dios y la salvación de su pueblo.

Profecía y versículo clave (Navidad)

Entre estos textos, Isaías 9, 1-6 emerge como el pasaje central de la Navidad: “El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaba en tierra de sombras de muerte, y una luz les brilló. Acreciste la alegría, aumentaste el gozo; se gozan en tu presencia, como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín… Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado: lleva a hombros el principado, y es su nombre: «Maravilla de Consejero, Dios fuerte, Padre de eternidad, Príncipe de la paz»…”

Versículo Clave: Isaías 9, 5

«Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado: lleva a hombros el principado, y es su nombre: «Maravilla de Consejero, Dios Fuerte, Padre de Eternidad, Príncipe de Paz»»

Temas clave que hace a Isaías 9, 1-6 un texto especialmente relevante para esta semana:

  1. Contexto Profético de Luz y Salvación. Este pasaje anuncia la llegada de un niño que traerá luz y salvación a un pueblo que caminaba en oscuridad. En el contexto de la Navidad, esta imagen de la luz que vence las tinieblas es profundamente significativa: «El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande…». La venida de Jesús, simbolizada por esta luz, llena de gozo y esperanza a la humanidad.
  2. Profundidad del Mensaje en Isaías 9, 5. “Nos ha nacido un niño” apunta al nacimiento de Jesús, cumplimiento de esta profecía. Lucas 2, 11 ratifica esta verdad cuando los ángeles anuncian a los pastores: «Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor». Los títulos que Isaías atribuye a este niño (Consejero Admirable, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz) destacan tanto su humanidad (niño nacido) como su divinidad, capturando la esencia de Jesús como el Mesías y Dios encarnado:
    • Consejero Admirable: Jesús trae una sabiduría divina y enseña el camino de la salvación.
    • Dios Fuerte: Como Dios hecho hombre, Jesús tiene el poder de vencer al pecado y la muerte.
    • Padre Eterno: Jesús guía y cuida a la humanidad eternamente.
    • Príncipe de Paz: Jesús establece una paz duradera entre Dios y la humanidad, eje de su misión redentora.
  3. Conexión Profética con la Navidad. Isaías 9, 5 expresa el espíritu de la Navidad, al celebrar no solo el nacimiento de Cristo, sino también su reinado de paz y justicia, tan esperado durante el Adviento y celebrado en la Navidad.

Isaías 9, 5 condensa la alegría y esperanza de la Navidad: la llegada de un Salvador que cumple las promesas de Dios, trayendo paz, luz y redención. En Jesús, esta profecía se cumple plenamente, desde su nacimiento hasta su misión redentora. Él es el niño prometido que reina como Rey eterno y Dios encarnado, ofreciendo al mundo sabiduría, poder y paz. Su vida, enseñanzas, muerte y resurrección establecen el Reino de Dios y una relación eterna con el Padre, haciendo de la Navidad la celebración de una promesa cumplida en su totalidad.

A modo de epílogo

El viaje a través de las lecturas de Isaías durante el Adviento nos sumerge en la profundidad de la esperanza mesiánica que define este tiempo de preparación. Desde la primera semana, Isaías nos abre a la promesa de un «renuevo del tronco de Jesé», imagen de Jesús como el Mesías tan esperado. A medida que avanzan las semanas, esa esperanza toma forma: en la segunda semana, el llamado a preparar el camino del Señor impulsa a una conversión interior, misión que encuentra eco en Juan Bautista. En la tercera semana, el anuncio del nacimiento de Emmanuel, «Dios con nosotros», nos acerca al misterio central del Adviento: la encarnación de Dios en Jesús. Finalmente, en la semana de Navidad, Isaías corona su mensaje con la profecía del «Príncipe de la Paz», el niño que llega para traer luz y salvación a un mundo necesitado.

Estas lecturas nos invitan a meditar en el cumplimiento de las promesas de Dios en Jesucristo, el Salvador que no solo rescata a Israel, sino que extiende su salvación a toda la humanidad. Isaías, con su lenguaje lleno de esperanza y su visión profética del Mesías, nos guía en este camino hacia la Navidad, renovando nuestra fe en el Dios que no permanece lejano, sino que entra en nuestra historia para caminar con nosotros.

El autorRafael Sanz Carrera

Doctor en Derecho Canónico

Zoom

Belén: Vacía de turistas, llena de oraciones

Los cristianos palestinos Alek Kahkejian, de 25 años, y Joy Kharoufeh, de 21, rezan en la gruta de la Iglesia de la Natividad, en Belén. La ciudad está vacía de turistas antes de Navidad por la guerra entre Hamás e Israel que ya cumple su 14 mes.

Maria José Atienza·19 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Evangelización

Urbano V, el Papa que intentó que la sede de Pedro volviera de Avignon a Roma

El 19 de diciembre la Iglesia celebra al beato Urbano V, Papa, fallecido en 1370. En la época de los Papas de Avignon, intentó devolver la sede de Pedro a Roma, pero no lo consiguió. Sería Gregorio XI quien volvería definitivamente a Roma.  

Francisco Otamendi·19 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto

El francés Guillermo de Grimoard, monje benedictino, fue elegido Papa en Aviñón (1362-1370) con el nombre de Urbano V. Intentó vanamente el regreso de la Sede Apostólica a Roma y reunir la Iglesia de Occidente y Oriente. Austero de vida, ayudó a los pobres y combatió la corrupción en el clero. 

El gran objetivo de su pontificado fue establecer nuevamente en Roma la sede pontificia, pero fracasó. En efecto, en 1366, frente a la oposición del rey de Francia y de los cardenales franceses, partió para Roma. Lloró al entrar en la Ciudad Eterna, en la que no había estado ningún Papa en 50 años. Las grandes basílicas estaban en ruinas y se dedicó a repararlas y a alimentar a los pobres.  

Sin embargo, Francia estaba en guerra con Inglaterra, su salud decayó, y Urbano V decidió regresar a Francia, a pesar de los ruegos de los romanos y de santa Brígida de Suecia, entre otros. En 1370 declaró que marchaba por el bien de la Iglesia, para ayudar a Francia, pero falleció el 19 de diciembre.

El autorFrancisco Otamendi

Cultura

Eva Leitman-Bohrer:  “Nací en el peor momento, en el Holocausto húngaro”

El Centro Sefarad-Israel en Madrid ha acogido la presentación de la edición en húngaro de ‘Los papeles secretos de Pape’, donde se recoge la historia de Eva Leitman-Bohrer, superviviente húngara del Holocausto judío, la de su familia, y la de millones de familias judías que murieron a manos de nazis. Leitman-Bohrer y la autora panameña Alexandra Ciniglio cuentan la historia a Omnes.   

Francisco Otamendi·19 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 6 minutos

Ésta es una entrevista a dos voces. La de Eva Leitman-Bohrer (Budapest, 29 de  junio 1944), judía y superviviente húngara del Holocausto, que está contando la historia. Y la de la periodista panameña Alexandra Ciniglio, autora de los ‘Los papeles secretos de Pape’ (Nagrela editores), que ayudó a Eva Leitman-Bohrer a conocer su pasado y el de su familia, entre Budapest y Madrid pasando por Tánger y por el campo de concentración de Mauthausen.

También son voz de las víctimas de la Shoá (catástrofe en hebreo, Holocausto), el asesinato de seis millones de judíos europeos por los nazis en la Segunda Guerra Mundial.

Ahora, la embajadora de Hungría en España, Katalin Tóth, y el director del Centro Sefarad-Israel, Jaime Moreno Bau, han presentado la edición en húngaro acompañados por Leitman-Bohrer, Alexandra Ciniglio y familiares del Ángel de Budapest, el diplomático aragonés Ángel Sanz Briz, que salvó a más de cinco mil judíos de la muerte en Hungría, explican las entrevistadas.

Eva, el libro en húngaro se titula ‘Pápe titkos iratai’. Háblenos de Pape y de su apellido, Leitman-Bohrer.

– Leitman es el nombre de mi padre biológico que nunca he conocido, y que murió en ‘las marchas de la muerte’, por ser judío. Bohrer (Pape) es la persona que se casó por mi madre cuando yo tenía cuatro años, que ha vivido 98 años, y que ha muerto hace 8 años: es el padre que he tenido toda mi vida. Mi nombre es el de dos padres, Leitman-Bohrer.

Alexandra, ¿cuál ha sido su objetivo con el libro?

– Lo que yo he tratado en el libro es no solamente contar la historia de Eva, sino que a través de su historia, contar la historia de millones de familias, de millones de judíos que murieron en las mismas circunstancias. Por eso, no solamente narro anécdotas que puedan resultar familiares, sino que he hecho un esfuerzo por situar el contexto histórico. Para que el que lo lea, si no sabe nada de la Segunda Guerra Mundial ni del Holocausto, pueda entender por qué tal o cual situación era importante en ese momento.

 ¿Qué eran las ‘marchas de la muerte’?

– (Alexandra) Eva sabía que Pape era su padre adoptivo, porque su padre biológico, al que ella no conoció, murió en las denominadas ‘las marchas de la muerte’ que ocurrieron hacia el fin de la guerra, cuando las fuerzas militares alemanas estaban colapsando. Los alemanes, desesperados,  comenzaron a trasladar a los prisioneros de los campos que estaban cerca del frente y a utilizarlos para realizar trabajos forzados en los campos del interior de Alemania. 

Cientos de miles de hombres, mujeres y hasta niños fueron obligados a ir caminando, kilómetros y kilómetros, cruzando fronteras, sin ropa ni calzado adecuado en invierno, y sin alimentación. Los llevaban a campos de trabajo, campos de concentración o campos de exterminio, y muchos morían en el camino, y los cuerpos quedaban tirados.      

 ¿Tenía posibilidades de sobrevivir un bebé de familia judía en 1944 en Hungría?

 – (Eva) Prácticamente nulas. Nací el 29 de junio de 1944, y mi madre siempre dijo que era el peor momento para nacer, porque en ese momento Budapest estaba bajo los bombardeos de los aliados que caían del cielo; y en tierra estaban los ‘flechas cruzados’ del partido nazi húngaro a la búsqueda de judíos para matarnos; y por otra parte, desde el 19 de marzo de 1944, Hungría estaba invadida por los alemanes. Hitler había mandado a Hungría su mejor especialista en deportaciones hacia los campos de la muerte, y estaba en Budapest en ese momento, era Adolf Eichmann. En ese momento, mi madre, pobrecita, ya era viuda y no lo sabía todavía.

A mi abuelo le quedaba un poquito de oro y pudo internar a mi madre en una clínica, pero a la hora la echaron a la calle, y estuvo buscando un refugio bajo tierra, por los bombardeos. Mi madre no tenía nada que darme porque estaba esquelética, y creo que me daban las mondas de patatas hervidas y zanahorias.

Usted se ha referido al Ángel de Budapest y a un Ángel sueco.

Cuando paró el bombardeo, mi madre se enteró por el portero de su antigua vivienda que llegaban unas cartas de España de mi abuela, que se había ido en el 39 a Tánger, y luego a Madrid. El portero le habló de unas casas protegidas del gobierno español. Ahí estaba nuestro Ángel salvador, el embajador Ángel Sanz Briz, que en la época era un jovencito de 30 años, valiente, generoso, que no podía ver esas matanzas por las calles de personas judías, –al igual que otros justos de varias naciones, como el gran Raoul Wallemberg, sueco y también diplomático–, y que salvó la vida de unos 5.200 judíos.

 ¿Cómo lo hizo?

 – (Eva) El Ángel de Budapest nos salvó de una deportación segura. Ponía la bandera de España en pisos y casas, para que fueran de protección española. No había alimentos, pero ya era el final del año 44, y en el 45 llegaron los rusos. Yo tengo una gran admiración y un deber de memoria y de agradecimiento hacia Ángel Sanz Briz y su familia, con la que me une una gran amistad. Con los hijos, suelo hacer charlas en colegios e instituciones.

Nosotros llegamos a España en 1954. Éramos apátridas, porque Hungría había sido ocupada por los soviéticos, que de aliados para liberar a Europa pasaron a ocupar Hungría y cerraron las fronteras.

¿Cómo quedaron Eva y su familia tras este Holocausto judío?

 – (Alexandra) La familia logró escapar de Hungría bajo el dominio soviético, y al escapar quedan registrados como apátridas. Durante muchos años, ella y su familia sufrieron el hecho de no tener una nacionalidad. Por eso, para Eva este reencuentro con Hungría es importante. Publicar el libro en húngaro es un tema de justicia histórica. Es bonito resaltarlo, porque siento que esta publicación es para Hungría una forma de reconciliarse con su propio pasado. En el libro, Hungría no queda bien, obviamente, porque es un hecho histórico que colaboró con los nazis, y en nuestra investigación resaltamos la figura de los ‘cruz flechados’, los nazis húngaros, que eran iguales o a veces hasta peores que los alemanes.

No es un libro bonito para Hungría, y por eso resalto el valor que tiene no negar su pasado. En Budapest puede visitarse La Casa del Terror, un museo donde muestran cómo hacían los interrogatorios a los judíos, lugares de tortura, etc., y lo exponen allí. Lo más curioso es que el mismo lugar lo usaron los soviéticos después, para hacer lo mismo.

Están reconstruyendo la memoria…

(Eva) Yo durante muchos años he sido una húngara sin ser húngara, o sea, sin importarme gran cosa. Yo en mi casa hablaba húngaro con mi padre y mi madre, es mi idioma materno, Y de repente una embajadora me pidió que la ayudara a reconstruir la memoria, porque en España ha habido muchos húngaros judíos refugiados.

Luego, con la embajadora actual, que es amiga mía, me enseñaron a apreciar el país, que es el país de mis padres, con 10 premios Nobel, cerca de 10 millones de habitantes, que ha tenido artistas, músicos, intelectuales…  He ido varias veces a Budapest y me he enganchado al país, mi padre nunca volvió porque estuvo en tres campos de trabajo, y sobrevivió porque era contable y estuvo en las cocinas.

La iniciativa de Hungría de traducir este libro es encomiable.

(Eva) Estoy profundamente agradecida. Me otorgaron la Gran Cruz de Oro del Mérito Nacional húngaro, por el trabajo de memoria del Holocausto húngaro, de los húngaros en España. Estoy muy agradecida por la traducción del libro al húngaro, en la que no he participado. Mi nivel de húngaro es familiar, de casa, no para traducir un libro. También estoy muy agradecida a Alexandra, que ha conseguido darme una voz en el libro.

(Alexandra) Ojalá ahora, al estar en húngaro, la historia pueda llegar a la gente más joven, que no conoce estos temas. Hoy en día, Eva es una de las pocas sobrevivientes del holocausto que vive en España, y está haciendo una labor muy bonita de contar la historia, con el libro, y ojalá pudiera hacer lo mismo en Hungría. Es ponerle cara a la historia, y poder entender que sí, que murieron seis millones de judíos, pero cada uno de ellos tenía una historia, una familia, es humanizar la historia para que conectar con lo que ocurrió, y aprender.

¿Qué es lo más llamativo de su trabajo con Eva Leitman-Bohrer?

 – (Alexandra) Cuando conocí a Eva ella no era capaz de contarme su historia. Como muchos otros supervivientes del Holocausto, sus padres no hablaban del tema: “borrón y cuenta nueva”. Ella también vivió con sus abuelos, y no hablaban ni sus padres ni sus abuelos, y ella no les preguntaba. Era como un código compartido: de los temas dolorosos era mejor no hablar”.

Imagínate una persona que, pasados los setenta años, comienza a descubrir su propia historia. El día que presentamos el libro en su versión en español, fue muy emocionante para mí porque fue la primera vez que pude escuchar a Eva contar su historia de forma hilada y coherente, tras la investigación realizada, y poder dejarla documentada a sus hijos y a sus nietos.

¿Cuántas personas murieron en Mauthausen, cerca de Linz?

– (Alexandra) Personalmente, viajé a Budapest, a Tánger, a Mauthausen, el campo de concentración situado a unos 20 kilómetros de Linz y en torno a 150 de Viena (entre 1938 y 1945 fueron deportadas a ese campo unas 190.000 personas, quizá más, y más de cien mil de ellas murieron a golpes, a tiros, o mediante inyecciones o gas letal: la mayoría fueron polacos, soviéticos y húngaros), y a otros lugares, para ser los más rigurosos posibles con la investigación.

Del libro, subrayaría el valor documental de lograr reconstruir hechos históricos a partir de documentos reales como certificados, cartas y fotografías, ofreciendo un testimonio valioso sobre las experiencias de las víctimas del Holocausto y las acciones de esta familia.  Y por otro lado, intenté que fuera una escritura sencilla y emotiva, haciendo que una historia compleja sea accesible para una amplia audiencia. Fueron tres años trabajando el libro y estamos muy orgullosas de lo que hemos logrado con él.

El autorFrancisco Otamendi

Vocaciones

«Uno más por Navidad», la campaña de Fundación CARF para apoyar las vocaciones

La Fundación CARF anima a "poner un plato más" de manera simbólica en estas fechas y ayudar a un seminarista o sacerdote diocesano.

Maria José Atienza·19 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Navidad es sinónimo de unión y reunión familiar. Por eso, la Fundación CARF ha querido lanzar en estas fechas la campaña solidaria Uno más por Navidad, una iniciativa a través de la que esta Fundación anima a invitar de manera simbólica a poner un plato más en la mesa familiar de Nochebuena o de Navidad para un seminarista o sacerdote diocesano.  

La Fundación CARF, fundada en 1989 y que ha ayudado a casi 40.000 alumnos de 131 países con escasos recursos económicos a realizar sus estudios de Teología y Filosofía en Roma y Pamplona, quiere apoyar la vocación de seminaristas y sacerdotes diocesanos, y también de religiosas y religiosos de todo el mundo recordando «la costumbre cristiana de caridad de muchos países de añadir un plato más en la cena de Nochebuena o comida de Navidad, o de familias que invitan a personas de la calle a pasar con ellas un día tan especial».

Para sumarse a esta original campaña, la Fundación CARF propone tres ideas: «rezar por los sacerdotes después de bendecir la mesa, esta Navidad y todos los días, compartir este gesto a través de las redes sociales, inspirando a otros a sumarse o hacer una donación especial de Navidad a través del formulario que han creado a este efecto en la web de la Fundación CARF.

A través de esta donación, las familias y personas que quieran, contarán con una persona más en la mesa navideña y ayudarán a estos jóvenes a formarse en las facultades eclesiásticas de Roma y Pamplona para volver a sus países de origen e impulsar, en las iglesias locales, la labor pastoral y ministerial.

Son muchos los seminaristas y sacerdotes que, a través de las páginas de Omnes, han compartido su historia y la importancia de la ayuda de la Fundación CARF para seguir adelante con su formación sacerdotal: Vinel Rosier, Vedastus Machibula, Mathías Soiza o Carmelo Fidel Marcaida son algunos de los testimonios que puedes leer en nuestra web.

Evangelio

Gritemos de alegría. Cuarto domingo de Adviento

Joseph Evans comenta las lecturas del cuarto domingo de Adviento y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·19 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

La acción de la Virgen ayuda a suscitar en nosotros un mayor sentido de la llegada de Dios, un mayor deseo de que venga a nosotros. Esto es exactamente lo que vemos en el evangelio de hoy: “En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre”. San Juan Bautista cumplía ya su misión de precursor de Cristo en el seno de su madre Isabel. Estaba tan emocionado al sentir la presencia de Jesús que saltó de alegría. Ojalá fuera ésa nuestra reacción. 

Algunas personas ven la Navidad con temor, pensando simplemente en el trabajo extra que puede suponer o en las tensiones que pueden surgir cuando se reúnen los miembros de la familia. Pero más que escuchar nuestro miedo, debemos atender a la voz de María: “En cuanto Isabel oyó el saludo de María…”. Sólo la voz de María, oírla hablarnos en el fondo del corazón, puede despertarnos a la presencia de Dios y renovar nuestra alegría y la espera de su llegada. La fe de María es contagiosa: “Bienaventurada la que ha creído…”.

Especialmente en el Rosario, María viene a nosotros con alegría, trayéndonos a su Hijo escondido, como fue de prisa a visitar a su prima anciana con el Niño Dios en su interior. “María se levantó y se puso en camino de prisa”, y se levanta de la gloria celestial para venir de prisa también a satisfacer nuestras necesidades y traernos a Cristo. Nuestras súplicas y necesidades la impulsan a darse prisa, del mismo modo que la noticia de la necesidad de Isabel -embarazada a una edad avanzada- la impulsó a acudir rápidamente en su ayuda. 

Pero si imitar a María puede parecernos un listón demasiado alto, al menos podemos imitar a Isabel y aprender de ella. Escuchamos en sus palabras a María cuatro hermosas declaraciones que pueden enseñarnos tanto. Llena del Espíritu Santo, exclamó con voz potente: “¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!”. Llenos de nuestro propio espíritu de orgullo e ira, mejor nos callamos. Pero, llenos del Espíritu Santo, hacemos bien en gritar. 

Isabel, con la perspicacia que Dios le ha dado, percibe en primer lugar la grandeza de María (bendita entre las mujeres), ciertamente por su respuesta total a Dios, pero sobre todo por ser Madre de Dios, por la gracia que ha recibido (el fruto de su vientre). 

A continuación, reconoce la gracia que ella misma ha recibido en la visita de María (“¿Quién soy yo?”). A continuación, comprende el papel de María al inspirar el salto del niño Juan y, por último, alaba su fe. 

Isabel puede ayudarnos a apreciar cuán grande es el don de que Dios venga a nosotros como un niño a través de María y cuán importante es la fe para recibir este don.

La homilía sobre las lecturas del cuarto domingo de Adviento

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas del domingo.

Cultura

Científicos católicos: Leonardo Torres Quevedo, ingeniero y matemático

El 18 de diciembre de 1936 fallecía Leonardo Torres Quevedo, ingeniero y matemático que patentó el teleférico. Esta serie de biografías breves de científicos católicos se publica gracias a la colaboración de la Sociedad de Científicos Católicos de España.

Ignacio del Villar·19 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Leonardo Torres Quevedo (28 de diciembre de 1852 – 18 de diciembre de 1936) fue un ingeniero de caminos, matemático e inventor. En 1887 patentó el teleférico, uno de los cuales se lo encargó la empresa Whirpool para las cataratas del Niágara, donde sigue funcionando en pleno siglo XXI. Además, mejoró la tecnología de los dirigibles logrando que prácticamente todos los modelos construidos a lo largo del siglo XX y XXI se basen en sus patentes, y creó el primer mando a distancia (lo llamó telekino), un aparato con el que lograba mover en cualquier dirección y hasta una distancia de dos kilómetros una embarcación en Bilbao, ante los atónitos ojos de una multitud de personas entre las que se encontraba el mismísimo rey de España. Este telekino fue el primer ejemplo de la nueva ciencia que fundó, la automática, basada en control de accionamientos mediante mecanismos electromecánicos. Después desarrolló el primer computer game, un robot que jugaba al ajedrez contra una persona. Por este motivo se le considera también pionero de la inteligencia artificial. Aunque su obra cumbre, de 1920, es el aritmómetro. Se trata de la primera calculadora digital, el antecesor del ordenador moderno. Este equipo constaba de memoria, unidad aritmético-lógica que incluía totalizador, multiplicador y comparador, y unidad de control con la que elegir el tipo de operación. Por último, una máquina de escribir hacía las veces de interfaz gráfica, ya que los datos para las operaciones se introducían mediante su teclado y los resultados se imprimían en un papel. Leonardo también trabajó en el campo de la matemática. En 1893 publicó su “Memoria sobre las Máquinas Algebraicas”, en la que demostraba con ideas innovadoras cómo resolver de forma mecánica ecuaciones de ocho términos, obtener raíces imaginarias y no sólo las raíces reales, o ecuaciones de segundo grado con coeficientes complejos. Además, también destacó en el campo de las letras, llegando a ocupar la silla del célebre escritor Benito Pérez Galdós en la Real Academia Española de la Lengua. Pero ante todo era un devoto católico que se maravillaba leyendo el catecismo y que tenía por costumbre comulgar todos los Primeros Viernes de mes, de acuerdo con lo indicado en las apariciones del Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita Alacoque.

El autorIgnacio del Villar

Universidad Pública de Navarra.

Sociedad de Científicos católicos de España

Mundo

Eduard Profittlich SJ. El obispo que compartió la suerte de su pueblo, camino de los altares

Eduard Profittlich SJ puede convertirse en pocos meses en el primer santo de la nación Estonia. Profittlich fue Administrador apostólico de Estonia desde 1931 hasta su muerte, ocurrida en una prisión comunista soviética en 1942. Su vida resume la historia de Estonia en la primera mitad del siglo XX, y los católicos estonios esperan ansiosos su elevación a los altares.

Maria José Atienza·18 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

El 18 de diciembre el Bolletino de la Santa Sede recogía la autorización del Santo Padre al Dicasterio para promulgar el decreto de martirio del Siervo de Dios Eduardo Profittlich, de la Compañía de Jesús, Tit. Arzobispo de Adrianópolis, Administrador Apostólico de Estonia. Un paso más hacia la beatificación y canonización del que fuera el primer obispo de Estonia y que los católicos de este país báltico esperaban con ilusión.

Profittlich va camino de convertirse en el primer santo de Estonia y, como destaca Mons. Philippe Jourdan, obispo de está recién nombrada diócesis, “que la Iglesia proclame beato a mi predecesor, Eduard Profittlich SJ es muy importante para los estonios. Evidentemente para los católicos, pero también para quienes no lo son, porque compartió el destino del 20 % de la población del país: la deportación y la muerte. Representa un momento clave de la historia del pueblo estonio en el siglo XX. Cuando me encuentro con el presidente de la nación siempre me pregunta cómo avanza el proceso de monseñor Profittlich, porque sería algo muy significativo para todo el país”.

Una pronta beatificación

La causa de este obispo jesuita comenzó en 2014. Por aquel entonces, se iniciaron los trabajos de documentación, difíciles puesto que apenas se supo de él durante el tiempo de arresto.

En 2017, el obispo Philippe Jourdan inició una investigación sobre el proceso diocesano para la beatificación oficial de Profittlich, que finalizó en 2019, y todos los documentos fueron entregados a la Congregación para la Causa de los Santos de Roma.

Alemán de nacimiento, estonio de corazón

De origen alemán, Profittlich nació el 11 de septiembre de 1890 en Birresdorf, Alemania. En 1913 ingresó en el noviciado de la Compañía de Jesús en Heerenberg. Fue ordenado sacerdote en 1922 y se trasladó a Cracovia para continuar sus estudios.Tras varios destinos pastorales, realizó los votos perpetuos como jesuita el 2 de febrero de 1930.

Su atención a los fieles y su intensa vida pastoral hicieron el entonces administrador apostólico en Estonia, el arzobispo Antonio Zecchini, pusiera su atención en este religioso que en 1931 le sucedería al frente de la pequeña comunidad católica en Estonia. Aprendió el idioma y, en 1935, obtuvo la ciudadanía estonia. Fue ordenado obispo en 1936, siendo el primer obispo católico de Estonia después de la Reforma luterana. 

A pesar de los pocos años que pudo desarrollar su labor pastoral, la huella de Eduard Profittlich en la Iglesia en Estonia fue profunda y duradera. Renovó la estructura católica en aquella comunidad, fortaleció la fe de los católicos estonios y fue un impulsor de la cultura estonia a través de publicaciones literarias.

El historiador Toomas Abilis, que ha estudiado profundamente la vida y personalidad del obispo Profittlich, destaca que era “educado, disciplinado y decidido en el desempeño de sus deberes. Profundamente fiel a las enseñanzas de la Iglesia y a su jerarquía. Hombre entregado en la labor pastoral, tenía muchos amigos y fue un gran predicador”.

Arresto y muerte

Al comenzar la segunda guerra mundial, junto a su pequeña comunidad y fue arrestado el 27 de junio de 1941 por las autoridades soviéticas.

Eduard Profittlich fue trasladado a Kirov, en Rusia, a 2.000 kilómetros de Estonia. Durante varios meses permaneció en la prisión número 1. En esa prisión fueron fusilados otros nombres preeminentes de la nación estonia como el intelectual Eduard Laaman o el político y empresario Joakim Puhk. Se trataba de una prisión inhóspita y superpoblada. Cada celda, de unos 50 metros cuadrados, podía albergar hasta 100 reclusos. No tenía ningún tipo de calefacción y las muertes por hipotermia eran frecuentes.

Durante el tiempo que el obispo Profittlich estuvo en Kirov fue continuamente interrogado con métodos inhumanos.

El 21 de noviembre de 1941 se celebró un juicio en el que fue acusado de “difundir calumnias antisoviéticas, ocultar la fuga de católicos en el extranjero, elogiar al ejército alemán y la agitación contrarrevolucionaria”.

El veredicto de culpabilidad lo condenó a muerte por fusilamiento. Por entonces, la salud del obispo Profittlich se había debilitado hasta el extremo, debido a los interrogatorios nocturnos que impedían dormir a los presos, el frío y el hambre. Eduard Profittlich murió el 22 de febrero de 1942 en la celda de la cárcel, un día antes de su ejecución.

En la última carta que dirigía a sus familiares, Eduard Profittlich les pidió una vez más que oraran por él, “para que la gracia de Dios siga acompañándome, para que en todo lo que me espera pueda permanecer fiel a mi santa vocación y deber y a Cristo y sacrificar toda mi vitalidad por mi patria, y si es su santa voluntad, incluso la vida”. Una entrega que, como dejó constancia en esta carta “sería el final más bonito de mi vida”.

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Vaticano

El Papa resalta que el belén es “importante en nuestra espiritualidad y cultura”

“La Navidad está cerca y me gusta pensar que en vuestros hogares hay un belén: este importante elemento de nuestra espiritualidad y cultura es una forma evocadora de recordar a Jesús, que vino ‘a habitar entre nosotros’", ha manifestado el Papa Francisco hoy, al iniciar un nuevo ciclo de catequesis, ‘Jesucristo nuestra esperanza’, para todo el Año Jubilar.    

Francisco Otamendi·18 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

La cercanía del nacimiento de Jesús, nuestro Salvador, y el inicio de un nuevo ciclo de catequesis durante todo el Jubileo sobre el tema ‘Jesucristo, nuestra esperanza’, el belén en los hogares, la oración por la paz, la cercanía a las víctimas y familiares del archipiélago de Mayotte devastado por un ciclón, y su reciente viaje a Córcega, han marcado la Audiencia del Papa Francisco esta mañana en el Aula Pablo VI.

Un Aula Pablo VI en el que se encontraban este miércoles cercano a la Navidad, junto al Papa, las reliquias de Santa Teresa del Niño Jesús, y en torno a 900 miembros de la Herrmandad de Nuestra Señora del Rocío, acompañados por el obispo de Huelva, Mons. Santiago Gómez, en recuerdo de la peregrinación de san Juan Pablo II a la Virgen del Rocío en 1993.

En Córcega, “la fe no es un asunto privado”

Sobre su reciente viaje a Córcega, el Papa ha destacado que fue “recibido calurosamente, me impresionó particularmente por el fervor de la gente, donde la fe no es un asunto privado, y por el número de niños presentes: ¡una gran alegría y una gran esperanza!”. Un tema, el de la natalidad y la infancia, en el que ha insistido Francisco de modo especial en este año 2024.

En su llamamiento a la paz, poco antes de dar la Bendición, el Romano Pontífice pidió que “recemos por la paz, no podemos dejar que la gente sufra por las guerras, Palestina, Israel, y todos aquellos que sufren, Ucrania, Myanmar, no olvidemos de rezar por la paz, para que terminen las guerras, pidamos al Príncipe de la Paz que nos dé esta gracia, la paz en el mundo, la guerra es siempre una derrota”.

Abuelos y ancianos: que no estén solos en Navidad

En sus palabras a los peregrinos de lengua portuguesa, el Papa ha subrayado otro tema que lleva en el corazón, y que tiene relación con la asunto abordado en la catequesis de hoy: “La genealogía de Jesús nos hace pensar en nuestros antepasados, en nuestros abuelos y en la riqueza de todos los ancianos. Son un don de Dios que debemos agradecer y cuidar. No dejemos que se encuentren solos durante las próximas fiestas navideñas. ¡Que la Virgen y San José les protejan!”.

La infancia de Jesús

El tema abordado por el Papa esta mañana ha sido ‘La infancia de Jesús – Genealogía de Jesús (Mt 1,1-17). La entrada del Hijo de Dios en la historia’. 

Así lo ha sintetizado el Santo Padre: “Hoy iniciamos un nuevo ciclo de catequesis para el Año jubilar, con el tema ‘Jesucristo nuestra esperanza’.  En esta primera parte reflexionamos sobre la infancia de Jesús, que encontramos narrada en los primeros capítulos del Evangelio de Mateo y de Lucas. Mientras Lucas describe los acontecimientos desde la mirada de María, Mateo lo hace desde la perspectiva de José, y esto se evidencia, sobre todo, por la genealogía”.

La figura de María: de Ella nació Jesús

Los Evangelios de la infancia, ha señalado el Papa, relatan la concepción virginal de Jesús y su nacimiento del vientre de María; recuerdan las profecías mesiánicas cumplidas en él y hablan de la paternidad legal de José, que injertó al Hijo de Dios en el ‘tronco’ de la dinastía davídica”. 

“En la genealogía que presenta Mateo, donde se mencionan tanto a hombres como a mujeres, se destaca la figura de María, que marca un nuevo inicio: de ella nació Jesús, verdadero hombre y verdadero Dios”. 

Recuerdo agradecido a nuestros antepasados

El Papa Francisco ha subrayado que “a diferencia de las genealogías del Antiguo Testamento, en las que sólo aparecen nombres masculinos, porque en Israel es el padre quien impone el nombre a su hijo, en la lista de Mateo de los antepasados de Jesús también aparecen mujeres”. 

“Lo que Mateo destaca”, ha manifestado, “es que, como ha escrito Benedicto XVI, ‘a través de ellas… el mundo de los gentiles entra en la genealogía de Jesús: se manifiesta su misión a los judíos y a los paganos» (La infancia de Jesús, Milán-Ciudad del Vaticano 2012, 15)”.

Al concluir su catequesis, el Papa ha alentado a que “despertemos en nosotros el recuerdo agradecido hacia nuestros antepasados. Y, sobre todo, demos gracias a Dios, que, a través de la Madre Iglesia, nos ha generado a la vida eterna, la vida de Jesús, nuestra esperanza”.

El autorFrancisco Otamendi

La Iglesia al rescate de la universidad pública

Una polémica en la Universidad Complutense de Madrid, iniciada por las reflexiones de un capellán sobre libertad y debate académico, ha desatado una discusión sobre el propósito de la universidad. El caso subraya la importancia de recuperar la esencia de la educación superior como un espacio de búsqueda libre y valiente de la verdad frente al riesgo de la autocensura.

18 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Se ha suscitado en la Universidad Complutense de Madrid una polémica que toca fibras profundas sobre el propósito y la libertad en el ámbito universitario. Todo comenzó con una entrevista al capellán de las facultades de Filosofía y Filología, don Juan Carlos Guirao, que reflexionaba sobre los grandes retos que enfrenta la sociedad actual: wokismo, laicismo, multiculturalismo y el valor de la libertad en el debate académico.

Lo que debía ser una contribución a la reflexión terminó en una encendida discusión cuando el decano de Biológicas expresó su «preocupación» en el Consejo de Gobierno de la universidad, sugiriendo al rector que el capellán debería limitar sus opiniones al ámbito de su capilla y su comunidad, y no permitir su difusión en la universidad. La reacción no se hizo esperar, y el padre Guirao respondió con una carta pública que no solo defendía su derecho a opinar, sino que señalaba problemas estructurales en el mundo académico.

Las raíces de la universidad y la pérdida del debate 

Las universidades nacieron en el siglo XIII como un espacio de búsqueda del conocimiento, promovido por intelectuales cristianos que no temían someter sus propias creencias a un análisis crítico. En Bolonia, París, Salamanca u Oxford no solo aceptaban el debate, sino que lo consideraban esencial para avanzar en el conocimiento.

Sin embargo, hoy nos encontramos la paradójica situación de que en Occidente hay un miedo creciente a discutir ideas que no se alineen con lo políticamente correcto. Temas controvertidos como la ideología de género, el aborto, la eutanasia, la historia reciente o incluso la naturaleza del Estado son tratados, en muchos casos, desde perspectivas unilaterales, excluyendo voces disidentes.

El capellán Guirao, en su carta, no hace más que recordar lo que debería ser obvio en un espacio de educación superior: la universidad debe ser un lugar de debate libre, donde ninguna postura se excluya a priori. “El mutismo y la invisibilización no son opciones válidas en un entorno que busca la verdad”, afirma con firmeza. 

Un recordatorio incómodo

Más allá de la polémica, el caso del capellán resalta una pregunta crucial: ¿qué queremos que sean nuestras universidades? ¿Espacios de reflexión y búsqueda de la verdad, o zonas de confort ideológico donde solo se escuchen ciertas voces?

La crítica del capellán no está exenta de humor. Señala que, tras más de 20 años trabajando como capellán en la Complutense, su «contrato» ha sido de 0 euros, lo que le otorga una libertad que otros quizás no tienen. También responde al decano con una lista de preguntas que invitan al diálogo: ¿Nacemos hombre o mujer, o lo elegimos? ¿Qué nos impide autodeterminarnos en edad, raza o incluso especie? ¿Cuál es el fundamento antropológico de nuestras leyes?

Sus reflexiones incomodan, y eso es exactamente lo que hace falta en una universidad viva. La comodidad nunca ha sido aliada del progreso intelectual.

Recuperar el espíritu universitario

El debate suscitado por el capellán Guirao trasciende la universidad en la que trabaja. Se trata de una oportunidad para recuperar el sentido original de la institución universitaria: un lugar donde se persiga la verdad con rigor, libertad y valentía. Como bien señala en su carta, lo que denigra a la universidad no son las opiniones divergentes, sino la censura, la arbitrariedad en la gestión de recursos, y la falta de méritos en algunos puestos académicos.

El capellán no pide privilegios para las ideas cristianas, sino igualdad de oportunidades para que todas las perspectivas puedan expresarse. Tres años después del famoso debate sobre el papel de los intelectuales cristianos en la esfera pública, este sacerdote es un buen ejemplo de lo que significa dar la cara con valentía, buenos argumentos y caridad cristiana. 

En última instancia, lo que está en juego no es solo la libertad de un capellán para hablar, sino la esencia misma de lo que significa ser una universidad. ¿Permitiremos que nuestras instituciones sigan la senda de la autocensura? ¿O, como los intelectuales del siglo XIII, tendremos el coraje de debatir incluso lo que incomoda? 

El autorJavier García Herrería

Redactor de Omnes. Anteriormente ha sido colaborador en diversos medios y profesor de Filosofía de Bachillerato durante 18 años.

Vaticano

Paz y vida, dos criterios para encontrar esperanza en el próximo año

El Papa y los obispos italianos abordan en sus mensajes para las Jornadas de la Paz y la Vida la urgencia de promover justicia, reconciliación y esperanza, enmarcando sus reflexiones en el próximo Año Jubilar.

Giovanni Tridente·18 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

En los últimos días se han dado a conocer el «Mensaje del Papa Francisco para la 58ª Jornada Mundial de la Paz«, que se celebrará el 1 de enero de 2025, y el «Mensaje del Consejo Episcopal Permanente de la Conferencia Episcopal Italiana» para la 47ª Jornada Nacional por la Vida, fijada para el próximo 2 de febrero.

Ambos documentos -aunque con distinta incidencia en cuanto al público al que se dirigen y al «peso» de quienes los promueven- se enmarcan en el inminente Año Jubilar y, precisamente por ello, presentan llamadas directas a la esperanza y a la responsabilidad hacia los demás y hacia el futuro. Partiendo del respeto a la vida y la construcción de la paz, que son las ideas centrales de ambos textos, la sociedad puede finalmente recuperar la confianza en sí misma.

La esperanza que da justicia y paz

En su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, el Papa insiste en la urgencia de escuchar el «grito desesperado de socorro» que surge de las injusticias sociales, ambientales y económicas, como ya había subrayado en la Bula de convocatoria del Año Santo. «Romper las cadenas de la injusticia» se convierte en un imperativo, con una invitación a un cambio cultural y estructural que reconozca la responsabilidad compartida por el bien común. 

En este contexto, Francisco propone gestos concretos de reconciliación: la condonación de la deuda internacional, la abolición de la pena de muerte y la creación de un fondo mundial para luchar contra el hambre y el cambio climático. De este modo, la paz es fruto de un «corazón desarmado» -expresión tan querida por su predecesor san Juan XXIII-, capaz de reconocer las deudas con Dios y con el prójimo, pero también de perdonar y tender puentes.

«El amor y la verdad se encontrarán, la justicia y la paz se besarán», subrayó el Pontífice, refiriéndose al Salmo 85, indicando que la verdadera paz nunca es un mero compromiso, sino el resultado de un desarme interior que supera el egoísmo y, en consecuencia, se abre a la esperanza.

La vida como esperanza hecha carne

En el mensaje de los obispos italianos, el tema de la esperanza resuena en el llamamiento a transmitir la vida como un acto de confianza en el futuro. Ante la «gran matanza de inocentes» causada por las guerras, las migraciones y el hambre, pero también por el descenso de la natalidad y el aborto, la Conferencia Episcopal Italiana denuncia la lógica del utilitarismo que devalúa la vida humana. «Cada nueva vida es la esperanza hecha carne», afirma el Mensaje, exhortando a una «alianza social» que promueva políticas a favor de la natalidad y de apoyo a las familias, contra la cultura de la muerte y el cinismo.

Los Obispos recuerdan también la necesidad de superar la mentalidad que reduce el aborto a un derecho, subrayando cómo la defensa de la vida naciente está estrechamente ligada a la defensa de todo derecho humano. También aquí el Jubileo se convierte en una ocasión para recomenzar con «nuevos comienzos»: perdón, justicia y esperanza como dones divinos para un mundo que mira al futuro con confianza.

Un único horizonte

Como nos recuerda el Papa, «la paz no llega sólo con el fin de la guerra, sino con el comienzo de un mundo nuevo»; un mundo en el que la vida se acoge como un don y la justicia se vive como responsabilidad mutua.

La «cultura de la vida» invocada por los obispos italianos y el «corazón desarmado» promovido por el Pontífice representan, por tanto, las dos caras de una misma moneda: una humanidad reconciliada con Dios y consigo misma, capaz de dar perspectivas de futuro a las nuevas generaciones. Y cada uno está llamado a no permanecer como espectador, sino a comprometerse personalmente, mediante gestos concretos que puedan responder a la sed de esperanza que el mundo reclama.

All I Want for Christmas is…

Es curioso que una canción que habla de que lo importante de la Navidad son las personas por encima de lo material sea una de las minas de oro de la historia del negocio musical.

18 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Tres millones de euros. Esa es la cifra que la cantante y compositora estadounidense Mariah Carey se embolsa cada Navidad en concepto de derechos de autor y reproducciones de su archiconocido tema navideño «All I Want for Christmas is You» («Todo lo que quiero por Navidad eres tú»). Curioso que una canción que habla de que lo importante de la Navidad son las personas sobre lo material sea una de las minas de oro de la historia del negocio musical. ¿Y para usted? ¿Qué es más importante el dinero o su familia? ¿Su bolsillo o la gente que le rodea?

La batalla entre dos señores

Forma parte de la condición humana la lucha constante entre el egoísmo y la generosidad. Diariamente tenemos que elegir entre compartir o acumular; entre los otros y yo; en definitiva, entre Dios y el dinero.

Jesús, en el Evangelio, nos advierte muy seriamente sobre esta batalla, porque supera las fuerzas humanas. Pone el dinero al nivel de Dios y nos enseña que: “nadie puede servir a dos señores. Porque despreciará a uno y amará al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero”. ¡Ni a Satanás le da tanta importancia! El dinero es el verdadero Némesis de Dios. Él es quien nos enfrenta a nuestro creador que se hace presente en cada uno de nuestros hermanos, sobre todo, en los más pobres. Él es quien rompe la comunión entre los seres humanos y está detrás de tantas guerras, asesinatos, rupturas familiares y explotación de personas.

Por eso, en Navidad, cuando se supone que deberíamos estar más unidos, irrumpe la «otra» Navidad: la comercial, la del consumo por encima de nuestras posibilidades, la de la paga extra, la de las rebajas adelantadas, la de los aguinaldos, la de los regalos o la de la lotería y los sorteos especiales.

Es duro nadar contracorriente en este río que nos arrastra cada año (el que esté libre de pecado que tire la primera peladilla), pero conviene recordarnos año tras año que la Navidad es la gran fiesta de los pobres, de los «anawin» –palabra hebrea con la que la Biblia se refiere a la gente sencilla y dispuesta a dejarse encontrar por Dios, como aquellos pastores–. Benedicto XVI explicaba así el significado que da Jesús a la pobreza: “presupone sobre todo estar libres interiormente de la avidez de posesión y del afán de poder. Se trata de una realidad mayor que una simple repartición diferente de los bienes, que se limitaría al campo material y más bien endurecería los corazones. Ante todo, se trata de la purificación del corazón, gracias a la cual se reconoce la posesión como responsabilidad, como tarea con respecto a los demás, poniéndose bajo la mirada de Dios y dejándose guiar por Cristo que, siendo rico, se hizo pobre por nosotros. La libertad interior es el presupuesto para superar la corrupción y la avidez que arruinan al mundo; esta libertad sólo puede hallarse si Dios llega a ser nuestra riqueza; sólo puede hallarse en la paciencia de las renuncias diarias, en las que se desarrolla como libertad verdadera”.

Falsa libertad

Y es que, frente a la falsa libertad que nos ofrece el dinero (nos promete que, con él, podemos hacer muchas cosas, pero lo cierto es que nos condena a ser sus esclavos porque nunca nos parece suficiente), la pobreza de espíritu, la renuncia a ofrecernos todo lo que el mercado nos ofrece poniendo a Dios siempre antes que el afán de dinero, nos libera de ataduras.

Habrá quien piense que esta advertencia de Jesús es solo para los miembros de la lista Forbes, pero hasta la persona que es materialmente pobre –continúa el papa alemán– puede «tener el corazón lleno de afán de riqueza material y del poder que deriva de la riqueza. Precisamente el hecho de que viva en la envidia y en la codicia demuestra que, en su corazón, pertenece a los ricos. Desea cambiar la repartición de los bienes, pero para llegar a estar ella misma en la situación de los ricos de antes». 

Así que, revisemos dónde tenemos nuestro tesoro, porque allí está nuestro corazón y el dinero es mal pagador. Por eso, esta Navidad nos conviene quizá comprar menos lotería, soltar lastre que hay muchos necesitados a nuestro alrededor y acercarnos más al portal a contemplar a ese niño, pobre de solemnidad, que nace en Belén. Una vez allí, les aconsejo mirarle a los ojos y cantarle, aunque sea mal y aunque ello conlleve echar unos céntimos más en la abultada gorra de Mariah Carey, «Todo lo que quiero por Navidad eres tú».

El autorAntonio Moreno

Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

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La reliquia de la corona de espinas regresa a Notre Dame

La reliquia de la corona de espinas regresa a la catedral, cinco años y medio después de que un incendio devastara el templo parisino.

Redacción Omnes·17 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
España

El Cristo de La Laguna y el cesaropapismo constitucional

El artículo analiza el fallo del Tribunal Constitucional español sobre el caso de una mujer que demandó a una asociación religiosa masculina por discriminación. La sentencia rompe la neutralidad estatal en materia religiosa y constituye un peligroso precedente.

Rafael Palomino Lozano·17 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 5 minutos

Quien tenga afición por la historia de las relaciones Iglesia-Estado, recordará que con Constantino el Grande se produjo un fenómeno conocido como cesaropapismo. El cesaropapismo consiste en la intervención de la autoridad política secular en los asuntos espirituales, nombrando y deponiendo obispos, convocando concilios y velando fielmente por la ortodoxia. Carlomagno fue también un claro exponente de esta política imperial, que resurgió tras la reforma protestante en los reinos católicos europeos bajo la denominación de “regalismo”.

Han pasado los siglos, pero el cesaropapismo sigue siendo una tentación a la que se puede sucumbir fácilmente. Incluso en sociedades religiosamente plurales. Y el Tribunal Constitucional español no es inmune a esta tentación: de hecho, ha caído en ella en su reciente sentencia del pasado 4 de noviembre. Examinemos el supuesto y los curiosos razonamientos del alto tribunal.

El caso de Tenerife

Pero antes, un paréntesis que dé perspectiva al tema. Hasta el pasado 4 de noviembre, el Tribunal Constitucional sostenía que la aconfesionalidad que exige el artículo 16.3 de la Constitución significaba proscribir cualquier confusión entre funciones religiosas y estatales. El Estado resulta así incompetente en materia religiosa y por eso, a modo de ejemplo, no puede decidir qué cosas se enseñan en las clases de religión en los colegios públicos (lo deciden las confesiones religiosas que firmaron acuerdos) ni qué profesores enseñan (los proponen también esas confesiones). Este Estado, incompetente en materia religiosa, se obliga a permanecer neutral en la materia y a respetar la autonomía de las confesiones religiosas en sus propios asuntos. Esa neutralidad y esa autonomía son garantía de la libertad religiosa de los ciudadanos, creyentes o no creyentes, y de las comunidades, religiosas o no, en las que se integran.

Pues bien: la sentencia del 4 de noviembre trae su causa del siguiente asunto. Doña María Teresita Laborda Sanz quiere ser miembro de la Pontificia, Real y Venerable Esclavitud del Santísimo Cristo de La Laguna (Tenerife), una asociación de derecho canónico cuyos orígenes se remontan al siglo XVII. El problema básico para su membresía es que conforme a sus estatutos la asociación solo admiten varones. La aspirante quiere que esto cambie, para lo cual se dirige a los tribunales del Estado español pidiendo se declare la nulidad de este impedimento estatutario por vulnerar la igualdad y el derecho de asociación. 

Tanto el juzgado de 1ª instancia como la Audiencia Provincial entendieron que los estatutos son nulos y que, por tanto, debía removerse el obstáculo para hacer efectivos los deseos de doña María Teresita. Sin embargo, la asociación canónica recurrió al Tribunal Supremo, que falla a su favor. Y lo hace por un sencillo motivo: la autonomía asociativa (admitir o no conforme a las propias normas) es algo normal y, si no te admiten en una asociación, pues monta tú otra… 

Derechos fundamentales

Solo cabe apreciar un obstáculo a los derechos fundamentales de la potencial asociada cuando la asociación, de hecho o derecho, ocupa una posición dominante en el campo económico, cultural, social o profesional, de manera que la pertenencia o exclusión supusiese un perjuicio significativo para el particular afectado. O sea, por comparación: hay un obstáculo a los derechos de doña María Teresita si ella quisiera, pongamos por caso, participar en certámenes poéticos, pero para hacerlo tuviera que pertenecer a la única asociación española de poetas que convoca certámenes poéticos, y dicha asociación sólo admitiera a varones. 

Por el momento, quédese quien ha conseguido llegar pacientemente en la lectura hasta aquí con la idea de que la “posición dominante” lo es en el “campo económico, cultural, social o profesional” y que de la pertenencia o exclusión debe suponer un “perjuicio significativo”.

Volvamos a los hechos. Ante el revés sufrido en el Tribunal Supremo, la protagonista del caso se dirige al Tribunal Constitucional. Y este resuelve que se vulneró el derecho a la no discriminación por razón de género y el derecho de asociación de la recurrente en amparo.

La influencia “woke”

¿Cómo se llega a este resultado, contrario al alcanzado por el Tribunal Supremo? Sencillo: la teoría crítica de género (un aspecto del “wokismo”) que preside el pensamiento jurídico de una parte importante de los miembros del Constitucional presagiaba el desenlace. Cierto es que en no pocas ocasiones lo primero que mueve al juzgador (o a la juzgadora) es la corazonada, el resultado que pretende alcanzar: “aquí hay que darle la razón a doña María Teresita sí, o sí.” Y luego se construye todo un razonamiento jurídico complejo que avale la corazonada. El problema es cuando ese razonamiento jurídico es incorrecto. Y es precisamente lo que sucede en este caso. 

¿Por qué? Porque a la hora de analizar la posición dominante de la asociación que obstaculiza los derechos de una persona, recordémoslo, el Estado a través de sus órganos judiciales puede introducirse sin problema en el campo económico, cultural, social o profesional, pero no en el religioso, porque ahí el Estado es incompetente, es neutral, respeta la autonomía de los grupos religiosos. ¿Y qué hace entonces el Constitucional? Muy sencillo: se introduce de matute en el campo religioso, que le estaba vedado, a través de lo cultural. 

En palabras de la sentencia “Los actos devocionales y de culto (…) son actos «cultuales» (…) Pero el que sean actos de culto no excluye que estos actos puedan tener también una proyección social o cultural (…) en consecuencia, las asociaciones que organizan y participan de estas manifestaciones públicas y festivas de la fe pueden también tener una posición dominante o privilegiada en función de la relevancia social y cultural que estas manifestaciones adquieran”. En resumen: lo accesorio (lo cultural) se vuelve principal para imponer en lo principal (lo religioso) una visión partidista.

Los deseos deben ser derechos

Pero no acaba ahí la cosa. ¿Qué constancia tenemos de que se haya producido un perjuicio significativo? Se supone que tal perjuicio se ha podido producir en dos campos. El primero, la religiosidad de la recurrente: ¿puede mensurar eso el Constitucional? Me temo que no. ¿La libertad religiosa de doña María Teresita? Bueno, no se le ha impedido ejercerla, dentro de los límites del respeto a los derechos de otros (en concreto, de los miembros de la asociación canónica en debate). ¿La economía, la consideración social, la posición laboral? No consta nada al respecto. Y sin embargo, late de fondo la idea de que se ha producido, a juicio del Constitucional, un perjuicio consistente en que la recurrente, sencillamente, no ha podido hacer lo que le daba la gana: el individualismo expresivo al poder, dentro o fuera de la Iglesia.

En rápida conclusión: para lograr vencer en la cruzada de la igualdad que se propone un sector del Tribunal Constitucional, se ha suprimido la neutralidad del Estado, la autonomía de los grupos religiosos y se ha suscrito una peculiar forma de cesaropapismo. El desaguisado solo es comparable a una Sentencia del Tribunal Constitucional de Colombia (nunca pude imaginarme que llegaríamos aquí a eso, pero siempre la imaginación se queda corta) de 23 de septiembre de 2013 en la que se obliga (¡!) a la Iglesia católica a readmitir a una monja en el Monasterio después de dos años de exclaustración.

Pero no acaba ahí la cosa.  Como se recordará, la magistrada doña María Luisa Balaguer Callejón, en la Sentencia 44/2023, de 9 de mayo de 2023 sobre el aborto, se permitió dar alguna leccioncita de teología católica sobre la animación retardada, etc. En esta sentencia vuelve al ataque —valga la expresión— impartiendo algunos “consejos útiles” a los grupos religiosos: “aunque no es asunto del Estado modificar las tradiciones religiosas, el derecho de libertad religiosa debe abarcar el derecho de los disidentes internos, incluidas las mujeres, a presentar puntos de vista alternativos en el seno de las asociaciones religiosas”. 

Vale, pero esto, ¿qué tendrá que ver el caso? Y ejercido ese derecho de los disidentes internos, ¿no pueden igualmente esas asociaciones religiosas mostrar amablemente la puerta a los disidentes, como lo haría un partido político a un disidente que propone disolver el partido o fusionarse con el partido contrario? Pues no. Más bien parece que Balaguer Callejón aconseja a los grupos religiosos que, si quieren llevarse bien con el Tribunal, que sean buenecitos, enciendan la linterna del “smartphone” y cante a coro el “Imagine” de John Lennon.

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Evangelización

«El Verbo se hizo barro», ¿la mejor felicitación de esta Navidad?

El vídeo merece un aplauso no solo por su calidad técnica y narrativa, sino por su capacidad de unir la profundidad teológica con la sensibilidad contemporánea, conectando el misterio de la Navidad con la realidad concreta de quienes han sufrido.

Javier García Herrería·16 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

El vídeo de la Universidad Católica de Valencia ha superado las 250.000 visitas entre todas las plataformas, convirtiéndose en una de las mejores felicitaciones de la Navidad. En un año marcado por el desastre natural de Valencia, esta felicitación ha conseguido captar la esencia más profunda de la Navidad: la encarnación del Verbo en el corazón del mundo, incluso en medio del barro.

La idea del vídeo es fruto de un encargo de Carola Minguet, directora de comunicación de la universidad, a Lucía Garijo, que dirige el Laboratorio de Pensamiento Visible, dedicado a explorar fórmulas audiovisuales para comunicar la antropología cristiana: “Jamás imaginé que llegaría tan lejos”, comenta Lucía, emocionada por la acogida del público. “Creo que el vídeo toca algo universal: todos tenemos momentos de barro en nuestras vidas, y ver cómo Dios entra en ese barro da esperanza”.

La DANA y la Navidad

El vídeo conjuga imágenes de calles anegadas y personas cubiertas de barro limpiando los estragos de la tormenta. La narración, con voz pausada, recuerda el misterio de la Encarnación, pues «el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros». En un giro poético muestra cómo Dios se hizo barro, para estar con los que caminan entre el lodo de la vida.

A través de escenas cotidianas de solidaridad el anuncio muestra cómo lo más sencillo y frágil puede convertirse en signo de redención. La música acompaña la transformación del barro: de símbolo de desastre a materia prima de un pesebre artesanal. Dios no tiene miedo del barro, porque en él ve la posibilidad de crear algo nuevo. Esta Navidad, el Verbo sigue encarnándose en nuestras vidas.

La gestación del vídeo

La realización del vídeo no fue solo un asunto profesional para Lucía, sino profundamente personal, pues perdió a su abuela en la riada. “Fue muy duro. Al principio, me puse enferma por el impacto emocional, pero después decidí salir a colaborar en las tareas de limpieza. Necesitaba hacer algo por los demás”.

Un momento clave en el proceso creativo ocurrió al regresar a casa tras una jornada embarrada ayudando a los afectados por la DANA: su madre, ceramista, estaba trabajando en un belén de arcilla. “Esa imagen me marcó. En medio del caos, vi cómo el barro podía transformarse en algo lleno de vida y esperanza”. Impulsada por esta experiencia, Lucía comenzó a investigar sobre el simbolismo del barro en la Biblia y la teología.

Poco después, recibió el encargo del vídeo navideño. En su búsqueda de inspiración, encontró el artículo «Un Dios que se embarra», del profesor Leopoldo Quílez, de la Facultad de Teología de su universidad. “Leerlo fue una revelación. Me ayudó a conectar la fragilidad del barro con el escándalo del nacimiento de Cristo en un establo”. También se siente agradecida a la cesión del imágenes del vídeo «Los jóvenes desfilan hacia el barro», elaborado por la productora Ongaku para el Opus Dei.

Todos tenemos una DANA interior

Al reflexionar sobre el resultado, Lucía explica que este año ha entendido la Navidad de un modo nuevo: “Nuestra fe es un escándalo. Es aceptar la indefensión, la fragilidad, el hecho de que Dios escogió nacer en un establo embarrado para poder encarnarse y salvarnos”. En su opinión, el barro se convierte en un símbolo universal del sufrimiento humano: “Todos tenemos una DANA en nuestras vidas, un dolor cercano. Pero cuando encuentras el rostro de Dios, puedes sobrellevarlo. Este es el principal aprendizaje que he tenido desde que ocurrió la trágica riada”.

En un tiempo donde la esperanza parece escasa, esta obra recuerda que la verdadera luz brilla incluso en los lugares más embarrados. La Navidad, al fin y al cabo, no es otra cosa que eso: la certeza de que Dios se acerca, no al mundo perfecto, sino a nuestras vidas tal como son, con su barro y su belleza. Este vídeo es un buen marco para introducirse en el Jubileo que comienza la semana que viene y tiene por tema la Esperanza.

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Actualidad

Hans Zimmer ofrece a los pobres lo mejor de su música en un concierto en el Vaticano

El 7 de noviembre se celebró en el Aula Pablo VI el tradicional concierto para los pobres, una iniciativa que se consolida en el calendario navideño del Vaticano.

Rome Reports·16 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
rome reports88

El «Concierto con los pobres» nació en 2015 bajo la dirección artística del compositor y director monseñor Marco Frisina. Desde su inicio, ha contado con la bendición del Papa Francisco, quien lo describió como «un hermoso momento para compartir con nuestros hermanos y hermanas la belleza de la música que une corazones y eleva el espíritu».

En su quinta edición, el evento acogió en el Vaticano a tres mil personas necesitadas, combinando arte y solidaridad. Este año, Hans Zimmer, célebre compositor cinematográfico, iluminó el escenario con interpretaciones de sus obras más icónicas. «Es esencial mirar a los ojos de los más desfavorecidos y tratarlos como hermanos», destacó el director.


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Libros

Pablo Blanco: «El interés por Benedicto XVI va en aumento, sobre todo entre la gente joven»

En el centenario del nacimiento de Joseph Ratzinger, su biógrafo Pablo Blanco presenta el primer tomo de una biografía crítica que profundiza en su vida y pensamiento inicial, aportando contexto histórico, cultural y teológico.

Javier García Herrería·16 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

En el marco del centenario del nacimiento de Joseph Ratzinger, su biógrafo en castellano más conocido publica el primer tomo de una biografía crítica que combina crónica y ensayo. Más allá de relatar una serie de acontecimientos, se centra en su vida y pensamiento durante los años iniciales de su trayectoria. Con el propósito de comprender mejor al «Papa del logos», conocido por su énfasis en la razón y la palabra, hablamos con Pablo Blanco sobre esta nueva obra.

¿Qué aporta esta nueva biografía sobre Benedicto XVI respecto a las que ha escrito anteriormente?

—Aporta más información, contrastada con otras fuentes, por lo que la he llamado «crítica», a la vez que mucho contexto para entender mejor al biografiado: sobre la historia de las ideas en Alemania, la cultura, la literatura, la filosofía y la teología. Pienso que puede ser un nuevo instrumento para continuar con la recepción de la figura y el pensamiento de Joseph Ratzinger / Benedicto XVI. Hasta ahora, en mi opinión, estábamos muy condicionados por la cercanía, por lo que su personalidad despertaba filias o fobias de un modo un tanto temperamental. Pienso que va llegando ahora el momento de entenderlo en su contexto y con cierta distancia histórica.

¿Cómo serán los tres tomos siguientes?

—De momento, están programados por la editorial: «De Tubinga a Roma (1966-2005)», «El inicio del pontificado (2005-2010) y «El fin del pontificado y la renuncia (2010-2022)». Pero tardaremos bastante, pues una cierta distancia crítica siempre es útil. En este primer volumen se aborda la primera parte de su vida: la tierra bávara y alemana, su infancia y adolescencia, su formación y su participación en el concilio Vaticano II. Todo esto me ha ayudado a entender mejor su personalidad, su pensamiento y su teología.

La frase icónica de Juan Pablo II fue «No tengáis miedo» ¿Cuál cree que sería la frase que marcó el pontificado de Benedicto XVI? 

—Comentando esa frase del papa polaco, Benedicto XVI dijo: «Dios lo da todo y no quita nada». Pienso que resume bien su vida y su vocación: cómo se dejó llevar por Dios, sin confiar demasiado en sus propias posibilidades. Por eso se definió sin más «un humilde trabajador de la viña del Señor». Pienso que es un buen autorretrato, una buena definición de sí mismo.

Han pasado dos años de su fallecimiento y seguimos viendo cómo se publican textos inéditos de Joseph Ratzinger ¿Cuánto nos queda por conocer de su pensamiento y reflexión? ¿Estamos ante uno de los autores clave para la Iglesia del futuro?

—Su aceptación e interés van en aumento, sobre todo entre la gente joven. Me llama la atención el entusiasmo que despierta al paso de los años. Hay bastentes días que recibo correos de gente que se interesa por uno u otro tema, en el que puedo ser más o menos competente. No sé, el tiempo dirá, pero me parece que nos encontramos ante uno de los grandes figuras de este cambio de milenio.

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Cultura

¿Es la Virgen María palestina?

En las redes sociales se critica que el papel protagonista de la película «María» lo interprete una actriz judía israelí. Sin embargo, Judea era el nombre común de la región en aquella época.

José M. García Pelegrín·16 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Actualmente se ha desatado una campaña contra la película “María” de Netflix en las redes sociales, debido a que tanto el papel protagonista como el de José son interpretados por jóvenes actores judíos, Noa Cohen e Ido Tako, quienes comparten pantalla con el famoso actor británico Anthony Hopkins, que interpreta al rey Herodes.

Los críticos acusan a los realizadores de ignorar la “identidad palestina” de los padres de Jesús. Lo consideran especialmente indignante en el contexto de la ofensiva de las fuerzas israelíes en la Franja de Gaza, iniciada sin embargo tras la matanza de 1.200 personas y el secuestro de 251 rehenes por terroristas de Hamás.

“Es profundamente ofensivo que una actriz israelí interprete a María, la madre de Jesús, mientras Israel está cometiendo un genocidio contra los palestinos, matando a algunas de las comunidades cristianas más antiguas del mundo y destruyendo sus monumentos culturales”, se lee en un post. “Netflix pensó que sería una buena idea elegir a una [israelí] para representar a la Madre María mientras bombardean la patria de Jesús y todas las iglesias”, critica otro usuario. Otro comentario es aún más duro: “Una película sobre una mujer palestina interpretada por actores del Estado colono que actualmente comete asesinatos en masa de mujeres palestinas. Qué audacia más repugnante”. Israel rechaza firmemente todas las acusaciones de genocidio.

Las claves de la Biblia

Pero, ¿es cierto que María y José eran palestinos? La invocación “Reina de Palestina”, por ejemplo, puede contribuir a cierta confusión: la Orden del Santo Sepulcro celebra la fiesta de “Nuestra Señora, Reina de Palestina” el 25 de octubre, como se señala en el calendario litúrgico del Patriarcado Latino. María fue mencionada por primera vez con este título por el Patriarca Luigi Barlassina (1920-1947) con ocasión de su entrada solemne en la iglesia del Santo Sepulcro y de la consagración de la diócesis a María, el 15 de julio de 1920.

Sin embargo, el nombre “Palestina” no aparece en los Evangelios. Se hace referencia a Herodes como el “rey de Judea” (Lucas 1:5). Belén se encuentra en territorio “de Judea”: “También José partió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, hacia la tierra de Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, porque era de la casa y linaje de David” (Lucas 2:4). Pilato hizo colocar en la cruz, en hebreo, griego y latín, la inscripción “I.N.R.I.”: Jesús como “Rex Judaeorum” (Rey de los Judíos).

La tierra “entre el río y el mar” que hoy reclaman los palestinos, la zona al oeste del río Jordán, era conocida como la “Tierra de Canaán” antes de que inmigrasen los israelitas. Además, los pueblos que vivían allí no formaban una unidad política, sino que estaban organizados en ciudades-estado que actuaban de forma independiente. Tras la conquista de la tierra por Josué, pasó a llamarse “Tierra de Israel”, nombre que también se utiliza en el Nuevo Testamento, aunque en aquella época era una provincia del Imperio Romano.

Tanto si la denominación  “Palestina” procede de los “filisteos” –como escribe Flavio Josefo–, como si Heródoto (fallecido hacia el 425 a.C.) utilizara el término, este nombre no se conocía o no era de uso común en la época romano-bíblica; es decir, en vida de María y José. Tras la muerte de Herodes “el Grande” en el año 4 a.C., su reino fue dividido. En tiempos de Jesús, la región era una provincia romana llamada Judea, administrada por un funcionario del gobierno, entre ellos Poncio Pilato.

Sólo después de la revuelta judía de Bar Kochba en 132-135 d.C. bajo Adriano, cuando el pueblo filisteo ya había desaparecido, el emperador cambió el nombre de “Judea” por el de “Palestina” (en realidad “Siria Palestina”), como muestra de su política antijudía para asimilar a los judíos al Imperio Romano. Sin embargo, desde la época romana, el nombre ya no tiene ningún significado político. No existe una nación histórica con este nombre. Durante siglos, “Palestina” se utilizó como un término geográfico sin fronteras claras. También se la denominaba “Surya al-Janubiyya” (Siria meridional) porque formaba parte de la Siria geográfica, como explica el erudito palestino Muhammad Y. Muslih en “The Origins of Palestinian Nationalism”. Hasta la Primera Guerra Mundial, la zona pertenecía al Imperio Otomano y estaba dividida en varias provincias y gobernaciones. Nunca formó una unidad administrativa.

El director de la película “María”, D.J. Caruso, no comentó directamente el debate, pero se mostró pragmático, declarando a Entertainment Weekly: “Para nosotros era importante que María, al igual que la mayoría de nuestros actores principales, fuera elegida entre actores de Israel para garantizar la autenticidad”.


Esta es una traducción de un artículo que apareció por primera vez en el sitio web Die-Tagespost. Para ver el artículo original en alemán, consulte aquí . Se vuelve a publicar en Omnes con permiso.

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Vaticano

Francisco: «Existe el riesgo de que la piedad popular se limite a aspectos externos, sin llevar al encuentro con Cristo»

El Papa Francisco visitó la ciudad de Ajaccio, en la isla de Córcega, como parte de su misión pastoral en el Mediterráneo. Durante su breve estancia, el Santo Padre pronunció un poderoso mensaje centrado en la fe, el cuidado mutuo y la esperanza.

Javier García Herrería·15 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Este domingo, 15 de diciembre, el Papa Francisco ha realizado una significativa visita pastoral a la ciudad de Ajaccio, en Córcega, donde ha tenido un intenso programa de actividades. Tras la recepción oficial en el Aeropuerto a primera hora de la mañana, el Papa ha clausurado el Congreso «La religiosidad popular en el Mediterráneo».

Al mediodía ha rezado el Ángelus en la catedral y se ha reunido con obispos, sacerdotes, religiosos y seminaristas para brindarles palabras de aliento en su misión pastoral. Tras el almuerzo, a primera hora de la tarde ha celebrado la Santa Misa en la Place d’Austerlitz, una Eucaristía al aire libre donde miles de fieles se han congregado para acompañar al Papa.

Palabras en el Ángelus

Al dirigirse a los religiosos y consagrados en la Catedral de Santa María Assunta, el Papa expresó: “Me encuentro aquí, en su hermosa tierra, sólo por un día, pero quise que hubiera al menos un breve momento para reunirme con ustedes y poder saludarlos. Esto me da la oportunidad, en primer lugar, de decirles gracias. Gracias porque están aquí, con su vida entregada; gracias por su trabajo, por el compromiso cotidiano; gracias por ser signo del amor misericordioso de Dios y testigos del Evangelio”.

El Santo Padre destacó la importancia de reconocer la fragilidad como una fortaleza espiritual. En un contexto europeo lleno de desafíos para la transmisión de la fe, instó a no perder de vista el papel central de Dios: “No olvidemos esto: en el centro está el Señor. No estoy yo en el centro, sino Dios”. Asimismo, recordó a los consagrados la necesidad de mantenerse en constante discernimiento y renovación espiritual, subrayando que “la vida sacerdotal o religiosa no es un ‘sí’ que hemos pronunciado una vez y para siempre”.

El Papa ofreció dos invitaciones clave: “cuidar de sí mismos y cuidar de los demás”. Insistió en la importancia de la oración diaria, la reflexión personal y la fraternidad entre religiosos como pilares para una vida espiritual sólida y un ministerio eficaz. También destacó la urgencia de encontrar nuevas formas pastorales para llevar el Evangelio a los corazones necesitados: “No tengan miedo de cambiar, de revisar los viejos esquemas, de renovar el lenguaje de la fe”.

Clausura del congreso

Durante el congreso, se destacó que la piedad popular tiene la capacidad de transmitir la fe a través de gestos simples y lenguajes simbólicos, enraizados en la cultura de los pueblos. Se resaltó su importancia en contextos donde la práctica religiosa está en declive: “La piedad popular atrae e involucra también a personas que están en el umbral de la fe, permitiéndoles descubrir en ella experiencia, raíces y valores útiles para la vida”.

Sin embargo, también se subrayaron los riesgos que pueden surgir, como su reducción a aspectos externos o folclóricos, y se hizo un llamado al discernimiento pastoral: “Existe el riesgo de que las manifestaciones de piedad popular no lleven al encuentro con Cristo; o que se contaminen con aspectos y «creencias fatalistas o supersticiosas». Otro riesgo es que la piedad popular sea utilizada o instrumentalizada por grupos que pretenden fortalecer su propia identidad de manera polémica, alimentando particularismos, antagonismos y posturas o actitudes excluyentes. Todo esto no responde al espíritu cristiano de la piedad popular y nos interpela a todos, en particular a los pastores, para vigilar, discernir y promover una atención continua hacia las formas populares de la vida religiosa”.

Laicidad sin laicismo

Otro de los ejes de la intervención fue la relación entre fe y sociedad. Se destacó que, en el contexto actual, la apertura entre creyentes y no creyentes es fundamental: “Los creyentes se abren a vivir la fe sin imponerla, mientras que los no creyentes portan en el corazón una sed grande de verdad y valores fundamentales”. Este diálogo, se dijo, es esencial para construir una “ciudadanía constructiva” que promueva el bien común.

También se abogó por una “sana laicidad”, como la planteó Benedicto XVI, donde religión y política colaboren sin instrumentalizaciones ni prejuicios: “Una sana laicidad garantiza que la política no instrumentalice la religión, y que la religión pueda vivirse libremente sin interferencias políticas”.

Vocaciones

Matrimonio misionero: «Dios tiene un plan de salvación para cada persona»

Beatriz y Miguel son un matrimonio en misión en Mánchester. El viejo continente necesita el testimonio de familias cristianas que muestren la belleza de la fe y la fecundidad de la vida familiar.

Beatriz y Miguel·15 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Mi nombre es Beatriz, estoy casada con Miguel, tenemos cuatro hijos y nueve en el cielo. Mi único propósito al hablar de mi experiencia como familia y matrimonio católico es poder dar gloria a Dios y hacer presente su amor en medio de esta sociedad tan secularizada. Hablar de Dios no está de moda, sin
embargo para nosotros, la vida sin Dios no tendría sentido.

Nací en el seno de una familia católica, soy la segunda de cuatro hermanos, mis padres, en un momento concreto de su vida conocieron el Camino Neocatecumenal a través de unas catequesis que recibieron en la parroquia. Desde entonces han vivido la fe en una comunidad donde han podido experimentar el amor de Dios en sus vidas.

Una fe de padres a hijos

Esto para mí ha sido fundamental ya que, gracias al Camino Neocatecumenal, mis padres nos han transmitido la fe a través de una liturgia doméstica, rezando juntos en familia, ayudándonos y enseñándonos, -tanto a mi como a mis hermanos-, el inmenso amor que Dios nos tiene. Cómo Él acontece en nuestras vidas, la importancia de recibir los sacramentos, viendo también que Dios está presente cuando aparecen los problemas o dificultades.

Y esta fe, que tanto yo como mi marido hemos recibido de nuestros padres, es la que, a su vez, transmitimos a nuestros hijos, de manera que va pasando de generación en generación.

Fueron mis padres quienes me invitaron a escuchar estas mismas catequesis. Aunque en mi adolescencia fui un tanto rebelde, gracias a su perseverancia y oración escuché estas catequesis. A partir de este momento empezó mi experiencia personal en el camino de la fe, donde pude tener un encuentro profundo con el Señor. Fui creciendo y madurando en la fe, formando parte de una comunidad en la que el Señor me mostró claramente mi vocación: me llamaba a formar un matrimonio cristiano.

Conocí a Miguel, -mi marido-, en la comunidad, y comenzamos un noviazgo donde pudimos conocernos.

Dificultades matrimoniales

A pesar de nuestros buenos propósitos de formar una familia cristiana, los primeros años de matrimonio no fueron fáciles: aparecieron nuestras diferencias. Sin el amor de Dios es imposible morir a tu “yo”, a tu razón y pasar al otro. Sin embargo, a lo largo de este itinerario de fe, Dios nos ha mostrado su amor, a través de los sacramentos, iluminando nuestra vida a la luz de su palabra. Hemos visto la acción del Espíritu Santo dándonos la gracia de la reconciliación y del perdón cuando lo hemos necesitado.

Cuando una persona es bautizada recibe la fe. Esto significa que tiene dentro de sí vida eterna. El Espíritu Santo desciende sobre él y entra dentro de él. Ese Espíritu nos dona el fruto de la acción de Cristo, que es la resurrección de la muerte y nos da vida eterna, lo que nos da la capacidad de perdonar. Esta inmensa gracia se nos ha dado a conocer en la Iglesia, en la comunidad. Esto ha sido esencial para nuestro matrimonio y así se lo transmitimos a nuestros hijos: Cristo ha vencido la muerte, de manera que un problema en el matrimonio, una enfermedad e incluso la muerte de un ser querido no te destruye
porque tienes vida eterna dentro de ti.

Durante todos estos años de matrimonio hemos visto cómo Dios tiene un plan de salvación para cada uno en nuestra vida concreta. Nuestra misión es conducir a nuestros hijos en un camino hacia el cielo, que ellos puedan descubrir también el amor de Dios en sus vidas, que frente a los sufrimientos, persecuciones, Dios no les abandona.

Dios tiene un plan de salvación

En la familia hemos pasado por momentos muy duros, como fue la muerte de nuestra hija Marta a los tres meses y medio de vida. Frente a este acontecimiento de tanto dolor, pudimos experimentar el amor inmenso y el consuelo de Dios, que nos mostraba que este no era el final de nuestra hija sino el principio de su vida eterna, y desde el cielo intercede por todos nosotros. Otros ocho hijos fueron abortos espontáneos en los que también vimos el consuelo de Dios como padre que nos ama y que nunca nos ha abandonado.

Esta es nuestra misión con nuestros cuatro hijos, la que estamos viviendo ahora: que puedan recibir la fe, que descubran que Dios les ama profundamente.

El autorBeatriz y Miguel

Matrimonio en misión del Camino Neocatecumenal.

Argumentos

Isaías y el Adviento: el misterio de la Encarnación

El autor ofrece para cada semana de Adviento un versículo clave del libro de Isaías, con el fin de captar la esencia del mensaje de este tiempo litúrgico y facilitar un recorrido espiritual que nos acerque al corazón de Cristo.

Rafael Sanz Carrera·15 de diciembre de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Durante el tiempo litúrgico del Adviento, tres figuras bíblicas destacan de manera especial: el profeta Isaías, Juan el Bautista y María de Nazaret. En esta reflexión, nos centraremos en la figura de Isaías. Desde la antigüedad, una tradición universal ha reservado muchas de las primeras lecturas de este tiempo para sus palabras. Esto se debe quizás a que, en él, la gran esperanza mesiánica resuena con una fuerza única, ofreciendo un anuncio perenne de salvación para la humanidad de todos los tiempos.

Al contemplar las lecturas del tiempo de Adviento de este año (ciclo C), notaremos la presencia abundante de Isaías. Aunque pueda parecer ambicioso, me propongo seleccionar, para cada semana de Adviento, uno de los textos que se nos ofrece, junto con un versículo clave. De este modo, espero captar la esencia del mensaje del Adviento y facilitar un recorrido espiritual que nos acerque a su corazón.

Tercera semana de Adviento

En esta tercera semana de Adviento, encontramos dos lecturas clave de Isaías:

  • Domingo (Salmo): Isaías 12, 2-6 – Acción de gracias por la salvación que Dios ofrece.
  • Viernes: Isaías 7, 10-14 – Anuncio del nacimiento de Emmanuel, «Dios con nosotros».

Profecía y versículo clave (3ª semana)

De los dos textos de Isaías que se leen en la tercera semana de Adviento, Isaías 7, 10-14 se destaca por su relevancia especial. Este pasaje contiene una de las profecías mesiánicas más significativas del Antiguo Testamento, que anticipa la llegada del Emmanuel: «Pues el Señor, por su cuenta, os dará un signo. Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel» (Is 7, 14).

Razones para la elección de la profecía y el versículo.

  1. Profecía mesiánica del nacimiento virginal. Este pasaje contiene una de las profecías mesiánicas más importantes del Antiguo Testamento. La promesa de un niño nacido de una virgen, llamado «Emanuel» («Dios con nosotros»), apunta directamente al nacimiento de Jesucristo. Este cumplimiento se refleja en el Nuevo Testamento, donde Mateo 1, 22-23 cita este versículo para demostrar que el nacimiento virginal de Jesús es la realización de la profecía de Isaías.
  2. Cumplimiento en Jesús. La profecía del nacimiento virginal en Isaías 7, 14 se cumple en la Encarnación de Jesús. Mateo 1, 22-23 cita explícitamente este versículo para mostrar que el nacimiento de Jesús de la Virgen María es el cumplimiento de esta antigua profecía. El nacimiento virginal es importante para resaltar la naturaleza divina de Cristo.
  3. Emmanuel, Dios-con-nosotros. La promesa de Emmanuel, «Dios con nosotros», señalaba que Dios mismo vendría a habitar con su pueblo. En Jesús, Dios no solo actúa desde lo alto, sino que se hace presente en medio de la humanidad para redimirla. Esta verdad resuena profundamente en el Adviento, que es un tiempo de preparación para la celebración del nacimiento de Cristo, el Emmanuel.
  4. Necesidad de preparación. La profecía también  subraya la necesidad de preparación espiritual para la venida del Señor.

En resumen, Isaías 7, 14 es central porque profetiza el misterio de la Encarnación, el acontecimiento crucial del Adviento. La señal de la Virgen y el nacimiento de un niño que traerá la presencia de Dios son esenciales en el mensaje de salvación que la Navidad celebra. En Jesucristo, mediante su nacimiento virginal y su identidad como Emmanuel, Dios con nosotros, se cumple la profecía de Isaías, trayendo a la humanidad el don supremo de la cercanía y la redención divinas.

El autorRafael Sanz Carrera

Doctor en Derecho Canónico