El torno está en la red: los dulces conventuales se venden online
Las dificultades económicas habituales de los conventos y monasterios de clausura de nuestro país se han visto acentuados por la pandemia. Una situación que ha impulsado la venta de los tradicionales dulces de Navidad elaborados en conventos y monasterios de toda España a través de la red.
Polvorones, turrones y mantecados… pero también canastillas de bebé, nacimientos y otros elementos de artesanía, todo esto puede encontrarse en diversas plataformas que, a través de la web, ofrecen estos productos elaborados en monasterios y conventos de toda la geografía española mientras cumplen una doble finalidad: endulzar nuestras mesas en fechas señaladas y ayudar económicamente a cientos de comunidades religiosas que se encuentran en graves aprietos económicos, especialmente en estos tiempos de COVID19.
Contemplare
La web de laAsociación Contemplarees una de las páginas a través de la que podemos acceder a los artículos que más de un centenar de comunidades realiza para poder subsistir.
Entre los Monasterios y conventos con los que colabora Contemplare podemos encontrar el Convento de clarisas de Santa Isabel de Segovia, el monasterio de la Aguilera de Iesu Communio, el monasterio de la Encarnación de mercedarias de Osuna, la abadía de Nuestra señora de Viaceli o el monasterio de Tulebras.
La tienda ofrece una amplia gama de productos con los que ayudar a los diferentes monasterios y conventos: desde iconos y medallas, a productos naturales y gastronomicos. También se ofrece la posibilidad de encargar regalos para empresas y cestas de navidad.
Además de ser un canal de venta online, para contribuir al sostenimiento de las comunidades, la Asociación Contemplare tiene el objetivo de difundir «la riqueza de la vida contemplativa, canalizan donaciones y les asesoran en distintas materias». Además se pueden hacer llegar peticiones de oración a los monasterios para que recen por ellas.
Declausura
La Fundación DeClausura es una iniciativa no lucrativa para ayudar a los Monasterios y Conventos de España. Trabaja para difundir la riqueza de la vida contemplativa y contribuir al sostenimiento de los Monasterios y Conventos.
Declausura recoge diversas iniciativas de los monasterios y conventos a los que ayudan desde esta fundación, dependiente la Asociación Familia Humanitate. De este modo, la web recoge artículos sobre la vida monástica, pequeños reportajes y actividades organizadas por los monasterios y conventos.
La tienda ofrece productos diversos: papelería, regalos, figuras religiosas y, en estas fechas, especialmente dulces. Entre los monasterios que
El Torno – Sevilla
Más específico es ElTorno, una tradicional tienda perteneciente a la Catedral de Sevilla, ubicada en la Plaza del Cabildo, que se fundó en 1989 para ayudar a los conventos sevillanos mediante la distribución de sus conocidos dulces.
A través de la web, quienes no puedan acudir físicamente a esta tienda, se encuentran productos tan conocidos como las mermeladas elaboradas por las Jerónimas de Santa Paula, los polvorones del convento estepeño de Santa Clara o los del Monasterio Santa María la Real, de monjas dominicas de Bormujos.
Iniciativa de un grupo de profesionales del Derecho españoles, esta comisión pretende aunar esfuerzos en favor de la libertad de educación y coordinar el ejercicio de acciones legales en su defensa.
La delicada situación que atraviesa la libertad educativa en España ha llevado a un grupo de profesionales del Derecho a constituir «Educación por derecho«, una Comisión Jurídica de ámbito nacional por la libertad de educación.
Los profesionales que conforman esta Comisión pertenecen a despachos de abogados con dilatada experiencia en la defensa de la libertad de educación en diferentes instancias judiciales tanto de ámbito nacional como internacional de España. Apoyados por una amplia variedad de entidades educativas,Educación por derecho tiene como objetivo «coordinar el conjunto de las acciones legales que se van a plantear a partir de ahora a nivel autonómico y nacional, a fin de exigir el escrupuloso cumplimiento de la Constitución y los Tratados y Convenios Internacionales, así como la consolidada jurisprudencia del Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo«.
La actividad de esta comisión está concebida como «una labor netamente práctica en defensa de la libertad de educación, dirigida así, al asesoramiento jurídico-litigioso y a entablar las acciones judiciales que fuesen necesarias allí donde familias, centros y asociaciones educativas o religiosas, vean amenazadas su libertad en el ámbito de la educación».
Puntos de defensa
Entra los principales puntos de defensa que contempla esta comisión se encuentran «el derecho de los padres a elegir la formación moral y religiosa que desean para sus hijos y el derecho a elegir el centro educativo en donde estudiar; el derecho a crear instituciones educativas, así como el derecho de quienes llevan a cabo personalmente la función de enseñar, a desarrollarla con plena libertad dentro del marco constitucional».
Asimismo reclaman que «educación concertada no se vea discriminada constantemente por la reducción permanente de recursos por parte de las administraciones, las cuales, bajo la llamada ‘publificación’ del derecho a la educación, pretenden establecer un modelo de escuela único que violenta la existencia de una sociedad plural y abierta» y rechazan «el cierre de los centros de educación especial. Un modelo que ha demostrado y acreditado su eficiencia».
Apoyo de entidades educativas
Entre las adhesiones que ha recibido Educación por derecho se encuentran el CEU, la Asociación Católica de Propagandistas, la fundación educativa Educatio Servanda o la plataforma yolibre.orgque aúna asociaciones, colectivos e instituciones educativas que reclaman el derecho a la libertad de educación ante el constante ataque al que se ve sometida en los últimos meses.
La cultura de la unidad de Chiara Lubich en la UCV
Omnes·25 de noviembre de 2020·Tiempo de lectura: 2minutos
La Universidad Católica de Valencia acoge esta tarde un Simposio centrado en la dimensión política, económica y espiritual de la cultura de la unidad impulsada por la fundadora de los Focolares, Chiara Lubich, en el año de su centenario.
El simposio comenzará esta tarde a las 17:30 h. Aunque el simposio tiene una parte presencial, ya está completa de aforo por lo que el programa online se desarrollará de la siguiente manera:
18:15 h. Preámbulo: «¿Quién Es Chiara Lubich?» Dª Lourdes Illán Ortega Psicóloga. Máster en Terapia Sexual y de Pareja, Máster en Psicología Clínica.
18:30 h. 1ª Ponencia: «Chiara Lubich, Una Política Nueva Para Tiempos Nuevos» Dª Nieves Cruz Barrientos Presidenta del Movimiento Político por la Unidad en España.
19:00 h. 2ª Ponencia: «Economía De Comunión: Una Nueva Propuesta Profética E Inclusiva» Dra. Mª Asunción Esteso Blasco Presidenta de la Asociación Economía de Comunión España, doctora en Economía por la UCV.
19:30 h.: Pausa/ Coffee Break
20:00 h. 3ª Ponencia: «Ciudades Por La Fraternidad, Trabajar Juntos Por Un Proyecto Común» Maria Jose Soria Martinez Vicepresidenta de la Asociación Ciudades por la Fraternidad
20:30 h. 4ª Ponencia: «Chiara Lubich, Un Carisma De Luz Para La Humanidad» Dª Clara López Gonzalo. Ingeniera Industrial ICAI, MBA Universidad de Nebrija, Integrante Directivos Alto Rendimiento Empresa Sector Energético D. Ernesto Cubero Machín Abogado Laboralista, Máster en Abogacía, Docente en CEU Colegio Abogados Madrid y Valencia.
21:00 h. Mesa Redonda y Cierre Coloquio-Debate Ponentes y Moderadores
Chiara Lubich (1920 – 2020)
El año del centenario de Chiara Lubich, fundadora del movimiento de los Focolares, comenzó el 7 de diciembre de 2019 y concluirá en unas semanas bajo el lema Celebrar para encontrar a Chiara Lubich. Un año muy especial y también diferente a como se esperaba. La pandemia ha condicionado nuestras vidas y también nuestras formas de celebrar y encontrar; muchos de los eventos previstos han pasado a desarrollarse de forma online.
Partiendo de una profunda espiritualidad que le hizo experimentar una y otra vez que Dios es Amor, que es Padre de todos y desea la unidad de la familia humana, Chiara Lubich trabajó incansablemente para difundir este ideal y hacer sentir a cada persona que encontraba que somos hermanos y nada de lo que le ocurre es indiferente. A través de ella y otros, muchas son las personas a lo largo del mundo que viven de esta manera, con el objetivo de construir la fraternidad universal, una fraternidad que respeta las diversidades y, aún más, se enriquece precisamente de ellas.
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Mientras escribo estas líneas, Joe Biden es proclamado vencedor de las elecciones norteamericanas, una victoria que le convierte en el 46º presidente de los Estados Unidos y en el segundo católico en ocupar el cargo, tras John F. Kennedy.
Una tormenta perfecta
Las elecciones, definidas por los analistas como “una tormenta perfecta”, se desarrollaron en medio de la pandemia de la COVID-19, con una participación muy alta y un electorado fuertemente dividido entre el apoyo a los partidos demócrata y republicano.
Los dos candidatos, conscientes de que no tenían la victoria asegurada y de que “cada voto cuenta”, volvieron la mirada a un grupo electoral que va cobrando peso en la sociedad norteamericana y emplearon sus mejores estrategias para atraer el voto católico.
Como afirmaba The New York Times en un artículo publicado el 26 de septiembre, “los partidarios de Joseph Biden destacan su fe y valores católicos mientras que el presidente Trump, con su nominación a la Corte Suprema, opera en el terreno de la guerra cultural que él prefiere”.
La oposición de Trump, presbiteriano, a las leyes de reproducción asistida y al aborto le han ganado el apoyo de parte de este electorado. Joe Biden, por su parte, no tiene inconveniente en declararse católico practicante y en señalar cómo la fe le ha ayudado a superar los momentos más difíciles de su vida. Su posición sobre el aborto es, sin embargo, ambigua.
Una minoría creciente
En Estados Unidos hay cerca de 70 millones de católicos. Son una minoría creciente, en parte gracias a la presencia de los latinos, que conforman ya el 40% de esta confesión religiosa. En los últimos años, la mayoría de los católicos “blancos”, en especial del Northeast y del Midwest, se ha inclinado por los republicanos y los católicos hispanos, por los demócratas. Sin embargo, “los electores católicos motivados por la fe se consideran pendulares porque las enseñanzas de la Iglesia en una gran variedad de temas sociales y económicos no coincide de manera clara únicamente con los partidos republicano o demócrata”, sostiene el NYT.
La conferencia episcopal norteamericana reconocía en un comunicado emitido el 9 de noviembre la victoria de Joe Biden. Firmado por su presidente, el arzobispo de Los Ángeles José Gómez, recordaba que “los católicos tienen el deber especial de ser pacificadores, promover la fraternidad y la confianza mutua y orar por un espíritu renovado de verdadero patriotismo«. Habrá que esperar a las encuestas para saber hacia qué lado se ha inclinado en esta ocasión la balanza de esta minoría indecisa. En cualquier caso, es interesante comprobar que el voto católico cuenta.
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23 de noviembre de 2020·Tiempo de lectura: 2minutos
Estamos viviendo tiempos difíciles. El momento actual de nuestra sociedad es de profunda incertidumbre. La mirada de la gente es baja, agarrándose a lo cercano, olvidando a los demás, con poca esperanza. Esta situación no está sólo provocada por la pandemia sanitaria, económica y podríamos decir también social. Algo comenzó a vislumbrar hace unas décadas, cuando se empezó a hablar del relativismo y de su heredera inmediata, la postverdad.
En un mundo donde todo vale y no hay verdades firmes, el ser humano se tambalea. Ante esta realidad difícil el Papa Francisco nos ha convocado a todos a alzar la mirada, a salir al encuentro de los demás, a cuidar al prójimo, a llamar a todos hermanos. En esta misión confiada por el Papa la comunicación resulta más necesaria que nunca.
El año pasado, la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales reflexionaba con el lema “Somos miembros unos de otros” y abogaba por una comunicación al servicio de la comunidad humana. Los medios de comunicación tienen esta obligación: estar al servicio de todos. Pero no de todos por igual, están más obligados con los más pobres, con los más necesitados, con los más solos, con los que han perdido su proyecto de vida. Quienes se dedican a la comunicación, están llamados a suscitar esperanza, horizontes de futuro, conciencia de responsabilidad con el prójimo. El Papa Francisco recuerda en Fratelli Tutti que “los medios de comunicación social tienen también una responsabilidad en el campo de la educación y la formación, especialmente en la sociedad contemporánea, en la que el acceso a los instrumentos de formación y de comunicación está cada vez más extendido” (FT 114).
Es cierto que la situación tampoco es sencilla para los medios de comunicación. La revolución digital afectaba ya mucho en el día a día. A ello se suma ahora la difícil situación económica. Sin embargo, las dificultades no libran de las responsabilidades: hay que seguir y hay que servir, cumpliendo con una actividad que dignifica a los comunicadores y a la sociedad.
En lo digital hay muchos riesgos, pero hay también muchas oportunidades. Permite llegar a mucha más gente. La audiencia, toda necesitada de esperanza, se hace global, y el mensaje aquí llega a más gente en menos tiempo. Además, ese mensaje que navega en internet y las redes llega en el presente, pero permanecerá para el futuro iluminando la vida de personas que quizá no han nacido todavía. Lo bueno que hoy publiquen los medios en internet, seguirá haciendo el bien mucho más tiempo. Esto aumenta la responsabilidad, pero también la ilusión por un trabajo bien hecho, con la mirada puesta en las personas a las que la comunicación sirve, poniéndolas a salvo de los peligros del mundo digital que tan acertadamente denuncia el Obispo de Roma en su última encíclica (FT 42-43).
A pesar de todos los desafíos que hoy tiene la comunicación moderna, la misión del comunicador es hermosa, necesaria, agradecida e imprescindible. En estos tiempos, una buena comunicación nos puede ayudar a todos a mirar adelante, a construir un “nosotros”. Si además es una comunicación cristiana, nos debe enseñar a saber mirar a lo alto. Porque “La esperanza es audaz, sabe mirar más allá de la comodidad personal, de las pequeñas seguridades y compensaciones que estrechan el horizonte, pera abrirse a grandes ideales que hacen la vida más bella y dignas. Comuniquemos en esperanza” (FT 55).
El autorMons. Juan del Río Martín
Arzobispo Castrense y Presidente de la Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales
El Cardenal Raúl Vela Chiriboga, Arzobispo emérito de Quito, falleció en esta ciudad el 15 de noviembre, tras un desmejoramiento paulatino de su salud.
Nació en Riobamba, en la sierra ecuatoriana, el 1 de enero de 1934. Recibió la ordenación sacerdotal el 28 de julio de 1957. Ejerció su ministerio sacerdotal en su ciudad natal, hasta que fue nombrado subsecretario de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana en 1969. El 21 de mayo de 1971 recibió la Consagración episcopal, nombrado Obispo Auxiliar de Guayaquil, trabajó también como Secretario General de la Conferencia Episcopal hasta 1975, en que fue nombrado Obispo de Azogues. Misión que desempeñó hasta 1989, en que fue nombrado Obispo Ordinario Militar.
En marzo de 2003, el Santo Padre Juan Pablo II le nombró Arzobispo de Quito, que conlleva ser Primado del Ecuador. En noviembre de 2010, recibió de Benedicto XVI la investidura cardenalicia. Fue un hombre de concordia, factor de unidad, siempre reclamaba la necesidad de la oración para afrontar y solucionar los problemas. Experto en Liturgia.En el telegrama de condolencia del Santo Padre Francisco a Mons. Espinoza, Arzobispo de Quito, recordaba al abnegado pastor que, durante años y con fidelidad, entregó su vida al servicio de Dios y de la Iglesia.
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Crisis migratoria y educación en el centro de la Asamblea Plenaria
La crisis migratoria que sufre Canarias y la Ley educativa (LOMLOE) han sido dos de los temas principales que los obispos españoles han abordado en esta Asamblea Plenaria, desarrollada entre el 16 y el 20 de noviembre de manera semipresencial.
Estas dos cuestiones han merecido sendas notas específicas – Una sobre la ley de educación y otra sobre la situación de desbordamiento de migrantes que viven las Islas canarias -en las que los prelados han puesto de manifiesto sus preocupaciones y propuestas.
Una Asamblea marcada por la pandemia
La pandemia de coronavirus ha dado lugar a la menos tradicional de las Plenarias celebradas hasta ahora: de los 72 obispos asistentes, sólo una treintena lo ha hecho de manera presencial y tras someterse, a inicios de semana, a un test de antígenos en el que, anecdóticamente, el último obispo en someterse dio positivo y se encuentra confinado aunque asintomático, como ha explicado en la rueda de prensa final el portavoz de la Conferencia Episcopal Española. De hecho, la intervención de apertura del Card. Omella, presidente de la CEE primera intervención como Presidente,“Renacer entre todos”, estuvo centrada en una reflexión sobre la situación actual marcada por el impacto de la COVID. En ella manifestó “nuestro pésame y esperanza” a los familiares de todos los fallecidos y la solidaridad y compromiso con los que están padeciendo las consecuencias de salud, económicas y sociales provocadas por esta pandemia.
Unas consecuencias que los obispos han podido abordar desde dos perspectivas: una centrada en el campo económico y social, con una ponencia de Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, sobre las consecuencias del COVID 19 desde una perspectiva macroeconómica a la que ha complementado el trabajo de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social y Promoción Humana, presentado por Mons. Atilano Rodríguez Martínez fruto del diálogo realizado entre los organismos y departamentos de la Comisión con el fin de tener una información directa y precisa sobre la situación de las personas más vulnerables de la sociedad. «Queríamos poner rostro a este problema» ha subrayado Mons. Argüello.
Preocupación ante la ley Celaá
La puesta en marcha del proceso de aprobación de la LOMLOE o ley Celaá ha sido uno de los temas candentes en este encuentro de los obispos españoles que han volcado sus inquietudes en la nota Sobre la nueva ley de educación.
La situación en la que esta ley deja a la asignatura de Religión, y no sólo eso, sino la evidente cercenación de las libertades y derechos de los padres, la pérdida de empleos y el total control de la educación por parte del Estado son algunas de las principales preocupaciones mostradas por los participantes en la Asamblea.
Todo ello unido al rechazo del diálogo por parte del Estado en el proceso de elaboración de un texto legislativo que los obispos esperan que pueda cambiar, al menos en sus puntos más polémicos, a lo largo del proceso de aprobación.
La crisis migratoria
La rueda de prensa final ha servido también para dar a conocer la Nota Ante la situación de los inmigrantes en las Islas Canarias que tiene su base en el comunicado emitido por las diócesis de esta zona ante el descontrol de la llegada de inmigrantes a las costas canarias y la inhumana situación en la que se encuentran la mayor parte de ellos, una vez llegados a tierra española. En este sentido, los obispos han recordado la necesidad de que los países trabajen para «buscar el equilibrio adecuado entre la protección de los derechos de los ciudadanos y la garantía de acogida y asistencia a los migrantes» y han alentado a las comunidades cristianas a «ofrecer un singular testimonio de fraternidad y ciudadanía en la acogida, cuidado y promoción de los que llegan y en la acción moral y política contra las causas de tanto sufrimiento».
El tema financiero
De entre los temas tratados, la economía jugaba también un papel clave en esta Asamblea ya que, de manera ordinaria, en la Plenaria de otoño se se aprueban los balances y liquidación presupuestaria del año 2019, los criterios de constitución y distribución del Fondo Común Interdiocesano y los presupuestos de la CEE y de los organismos que de ella dependen para el año 2021.
Tampoco ha habido sorpresas en los nombramientos del área económica donde Fernando Giménez Barriocanal ha sido renovado en el cargo de vicesecretario para Asuntos Económicos de la Conferencia Episcopal Española (CEE) para los próximos cinco años.
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Mons. Luis Argüello, secretario de la Conferencia Episcopal Española, ha dado a conocer, en el ámbito de la Rueda de prensa final de la Asamblea Plenaria llevada a cabo estos días, una nota de los obispos españoles en relación a la LOMLOE que atravesó ayer, por la mínima, la primera barrera para su aprobación.
Tema clave en la Asamblea Plenaria
La nueva ley de educación que el Gobierno pretende aprobar ha sido uno de los temas clave en esta Asamblea Plenaria, algo evidente dado el paralelismo temporal. Los obispos españoles han querido dar a conocer su postura, no sólo por la defensa de la clase de Religión sino por los otros muchos puntos preocupantes que incluye esta ley que, asimismo, ha sido la única ley de educación que se ha desarrollado sin participación de los agentes sociales y educativos implicados.
«La LOMLOE es confesional en su manera de entender la educación, en su manera de entender lo público como lo meramente estatal» ha afirmado el obispo auxiliar de Valladolid ante la pregunta sobre este asunto, refiriéndose al papel prácticamente único que esta ley otorga a la administración pública en cualquier ámbito relacionado con el desarrollo de la educación- contenido curricular, reparto de alumnado, criterios de selección del profesorado… etc.
Mons. Luis Argüello ha destacado la propuesta emitida por la CEE de contemplar en la ley «que la enseñanza religiosa escolar quede integrada en un área de conocimiento común para todos los alumnos, en un modo que no genere para nadie agravios comparativos», y ha recordado que «esta asignatura no debe ser considerada ajena al proceso educativo, sino que ha de ser comparable a otras asignaturas fundamentales».
El secretario general de la Conferencia Episcopal Española ha querido destacar que desde la CEE «seguimos tendiendo la mano a un pacto educativo pero dejando claro que la sociedad española a través de las familias o centros de enseñanza defenderán sus derechos si es necesario«.
Argüello ha lamentado que el Gobierno no haya accedido si quiera a iniciar un diálogo con los agentes educativos y con la propia CEE para llevar a cabo un pacto educativo de futuro, como desea el Papa.
Texto íntegro de la Nota
El Congreso de los Diputados ha aprobado, en primer término, la nueva Ley de Educación que continuará su trámite parlamentario en el Senado, antes de volver definitivamente al Congreso para su aprobación definitiva.
La Educación tiene un significado singular y relevante para la vida y el futuro de niños y jóvenes, de las familias y de la sociedad entera. Es el ámbito donde se contribuye a edificar el porvenir de una nación y su salud democrática. Por la gran inquietud que ha generado la formulación y la manera de tramitarse de la nueva ley, nos parece necesario ofrecer ahora algunas reflexiones:
Antes de cualquier consideración queremos mostrar nuestro reconocimiento a todos los docentes que en este tiempo de pandemia están redoblando sus esfuerzos para seguir educando y formando a las nuevas generaciones. Es un trabajo silencioso, pero nos consta que se realiza con una dedicación personal y profesional que permite mantener la tarea escolar por encima de todo.
Por ello, lamentamos en particular que se haya procedido a la tramitación de esta ley a pesar de las difíciles circunstancias causadas por la pandemia y con unos ritmos extremadamente acelerados. Ello ha impedido la participación adecuada de toda la comunidad educativa y de los diferentes sujetos sociales.
Consideramos necesario insistir en que el verdadero sujeto de la educación es la sociedad, y, en primer lugar, las familias. No sería aceptable que el Estado pretendiera apropiarse de este protagonismo de la familia y de la sociedad -a cuyo servicio está llamado-, identificando el carácter público de la enseñanza con su dimensión organizativa de carácter estatal. No solo lo que es de titularidad estatal es público.
Con el papa Francisco queremos recordar la urgencia de un Pacto Educativo Global, que el Gobierno ha aplaudido de manera informal, y que significa privilegiar el camino del diálogo, de la escucha y del acuerdo, de modo que las propias posiciones ideológicas (todas ellas “confesionales”) no se conviertan en criterio de exclusión. En palabras del presidente de la CEE al inicio de esta A. Plenaria: “sería conveniente que de este pacto educativo pudiera concretarse una ley sólida que no sea objeto de debate con cada cambio de color político en el Gobierno”.
Tras el camino recorrido durante la tramitación de la ley, vemos necesario pedir que esta ofrezca una mayor protección del derecho a la educación y la libertad de enseñanza, tal como se explicitan en el art 27 de la Constitución y en su interpretación jurisprudencial. Nos preocupa que esta ley introduzca limitaciones a estos derechos y libertades y, en primer lugar, al ejercicio de la responsabilidad de los padres en la educación de los hijos.
Comprendemos y apoyamos los esfuerzos de las familias, plataformas y agentes sociales que en estos días se han movilizado en la defensa de estos derechos, y particularmente de los referidos a los alumnos con necesidades especiales.
En este mismo sentido afirmamos, de nuevo, que la ley debería recoger la “demanda social” en todas las etapas del proceso educativo: libertad de creación de centros escolares, libertad de elección de centro y propuesta educativa, trato en igualdad de condiciones a los diversos tipos de centro, para lo cual es necesaria la gratuidad de la enseñanza sin discriminaciones.
Lamentamos profundamente todos los obstáculos y trabas que se quieren imponer a la acción de las instituciones católicas concertadas. No es el momento de enfrentar entidades e instituciones educativas, sino de trabajar conjuntamente, en el espacio público, para ofrecer una educación adecuada a todos los niños, adolescentes y jóvenes de nuestro país.
En diálogo con el Ministerio, la CEE ha recordado que no puede excluirse del ámbito escolar la educación de la dimensión moral y religiosa de la persona, para que ésta pueda crecer como sujeto responsable y libre, abierto a la búsqueda de la verdad y comprometido con el bien común, recibiendo para ello una formación integral. Por eso, ha propuesto que la enseñanza religiosa escolar quede integrada en un área de conocimiento común para todos los alumnos, en un modo que no genere para nadie agravios comparativos. Y ha recordado que esta asignatura no debe ser considerada ajena al proceso educativo, sino que ha de ser comparable a otras asignaturas fundamentales.
Lamentablemente la propuesta hecha por la CEE no ha recibido respuesta por parte del Ministerio. De hecho, el texto legislativo aprobado suprime el valor académico de la evaluación de la asignatura de Religión, y deja a los alumnos que no cursen esta asignatura sin una formación con contenido escolar.
Queremos recordar que no es aceptable la descalificación de esta asignatura o del trabajo de sus profesores como adoctrinamiento. Al contrario, respeta el conjunto de exigencias propias de su presencia en el ámbito escolar, relativas a la metodología o al estatuto del profesorado. Es escogida con buenas razones por una mayoría de familias, y reconocida en su contribución a la educación integral de la persona y su compromiso en la sociedad. De hecho, está presente en la mayoría de los sistemas educativos europeos.
La Iglesia ha desarrollado una gran tradición educativa, que ha sido y deseamos que siga siendo una riqueza de nuestra sociedad. Más allá del debate sobre una ley, es consciente de la necesidad de seguir defendiendo la inclusión escolar y educativa de la enseñanza religiosa escolar como integrante del ámbito de una necesaria educación moral. Y, como Pueblo de Dios, en todos sus miembros, seguirá trabajando para hacer posible el crecimiento, la libertad y la pluralidad de la propuesta educativa para servir así al bien de los alumnos, las familias y toda la sociedad.
La aplicación, impulsada por la Conferencia Episcopal Española estará disponible de manera gratuita a partir del sábado, 28 de noviembre, y tendrá su versión tanto en móviles Apple como en sistema Android.
La Conferencia Episcopal Española ha informado a través de sus medios del lanzamiento de la primera app oficial en español para rezar la Liturgia de las Horas. La nueva aplicación, fruto de la colaboración del sello editorial LIBROS LITÚRGICOS del Servicio de Publicaciones de la CEE y el Departamento de Desarrollo Digital del Grupo COPE, estará disponible de manera gratuita a partir del sábado, 28 de noviembre, coincidiendo con el inicio del Adviento y del nuevo año litúrgico. Podrá descargarse accediendo a la App Store, si dispone de un dispositivo móvil de Apple (iPhone o iPad), o a Google Play, si utiliza un móvil o tablet con sistema operativo Android.
La aplicación nace del deseo de los obispos españoles de facilitar la oración litúrgica en aquellas situaciones, como desplazamientos, en que no sea posible disponer de los libros litúrgicos oficiales. Para ello incorpora una serie de funcionalidades exclusivas orientadas a simplificar su manejo.
A través de la app oficial de la CEE, el usuario podrá disponer a diario en su dispositivo móvil de la Liturgia de las horas. Al acceder a la aplicación, y para facilitar la veritas horarum, se mostrará siempre destacada la hora correspondiente al momento del día en el que se encuentre, aunque se podrá acceder al resto de las Horas e incluso seleccionar, mediante un calendario, el día del año litúrgico en curso que se desee.
Asimismo, la nueva aplicación incluye los textos propios para cada día del Misal Roma-no y del Leccionario de la Misa, así como el Martirologio Romano, para poder conmemorar diariamente a los mártires y santos.
Las personas que lo deseen podrán descargarse la nueva app a partir del sábado 28 de noviembre, en el inicio del tiempo de Adviento con el que comienza el nuevo año litúrgico.
Hugo Dávila·18 de noviembre de 2020·Tiempo de lectura: 4minutos
A nadie le hace mucha gracia saber que alimenta una gran base de datos al usar su smartphone. Menos gracia aún saber que las notificaciones de las redes sociales, los anuncios y el material que le sugieren está milimétricamente calculado por un algoritmo de inteligencia artificial. No vemos lo que los otros ven, vemos lo que la inteligencia artificial quiere que veamos. Esto y otras cosas más son las que explica el reciente documental de Netflix “El dilema de las redes sociales”. Para algunos, esto es alarmante; pero, en cambio, pienso que es muy sugerente para quienes queremos evangelizar a través de las redes sociales.
La evangelización en las redes
Cuando se habla deevangelización en las redes, usualmente lo primero que pensamos es en dar más espacio a contenidos católicos. Contenidos que para nosotros, como católicos, tienen un sentido, pero que, sin darnos cuenta, para la mayoría de personas no son más que un post de temática religiosa. Descubrir esto desconcierta.
Saturar las redes sociales de imágenes, memes, frases, evangelio del día, etc. resulta que no ayuda mucho a la evangelización. Según explica el documental “El dilema de las redes sociales”, los algoritmos detrás de las redes sociales tienden a unir a los que comparten un mismo interés. Si a una persona le gustan las cuestiones de tipo religioso y sube y comparte este tipo de contenido, el algoritmo comienza a sugerir amistades, páginas, videos, etc. de la misma temática. De manera que a más contenido religioso publicado, el algoritmo cada vez circunscribe al usuario a un círculo de personas similares, cerrándolo, sin darse cuenta, a la realidad que necesita ser evangelizada. Los católicos pasan a ser una tribu gregaria más, de las muchas en las que se va dividiendo a la sociedad. Entonces, ¿cómo crecerá la Iglesia?
Evangelizar por el estilo de vida
La Iglesia crece por atracción. Pero, ¿a quién atrae un cristiano que es cada vez menos visible para los demás? Pienso que necesitamos convertirnos en una generación con una normalidad evangelizadora. Si Google y Facebook no se creen que somos gente normal con un estilo de vida atractivo que ofrecer, nos quedaremos sin nadie a quién evangelizar.
Benedicto XVI hablaba allá por el 2013 de este tema: “la cultura de las redes sociales y los cambios en las formas y los estilos de la comunicación suponen todo un desafío para quienes desean hablar de verdad y de valores”. (Redes Sociales: portales de verdad y de fe; nuevos espacios para la evangelización, 12.5.2013) No se trata sólo de estar al día con el paso con los tiempos, sino de permitir que el mensaje de Cristo llegue a todos los corazones.
Cuando los expertos en imagen personal asesoran a alguien, una de las primeras cosas que le recomiendan es quitar de las redes sociales todo lo que no comunica la marca (el estilo personal) y no postear nada que no esté relacionado con ella. Luego vienen una serie de recomendaciones más, entre las que destacan los protocolos o políticas de comunicación. Es decir, de qué hablo, cómo lo digo, y que consumo de Internet. Todos los cristianos que quieran evangelizar a través de las redes deberían tener claro esto. Evangelizo con mi imagen.
“Ya no se trata solamente de “usar” instrumentos de comunicación, sino de vivir en una cultura ampliamente digitalizada, que afecta de modo muy profundo la noción de tiempo y de espacio, la percepción de uno mismo, de los demás y del mundo, el modo de comunicar, de aprender, de informarse, de entrar en relación con los demás. Una manera de acercarse a la realidad que suele privilegiar la imagen respecto a la escucha” (Cristus vivit, n. 86)
Una imagen genuina
Esto nos pone ante un gran tema: cómo forjo la imagen de creyente; cómo hago para no tener que “hacer como si soy cristiano” sino transmitir una imagen genuina. La respuesta es más sencilla de lo que parece: sacramentos y vida de oración. Esto marca un estilo, un modo de ser. Me hace una persona solidaria, amable con los demás, emprendedora por el bien del prójimo, de la sociedad, dispuesto al diálogo y la escucha; y a su vez, esa coherencia se traslada a la imagen que se transmite en las redes sociales y lo que se consume en ellas.
Una persona con ideales, pasatiempos nobles, amistades limpias, relaciones sanas, necesariamente consumirá un tipo de contenidos y producirá otro tanto en esa dirección. Entonces, los algoritmos de las redes sociales nos pondrán en contacto con otro tipo de personas, con gente sedienta de Dios. Nos llevarán a los lugares comunes donde se promueven valores universales (vida, familia, persona, etc.), que la Iglesia ha promovido desde siempre. No nos sacarán del mundo, sino que nos colocarán en el mundo digital con una imagen muy concreta: un apóstol que vive y hace atractivo el mensaje cristiano: una normalidad evangelizadora.
El autorHugo Dávila
Capellán del colegio Citalá (El Salvador)
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Encuentro Madrid vuelve a abrir sus puertas el próximo 19 de noviembre de manera virtual. Tres días para repensar sobre la confianza desde diferentes perspectivas y ámbitos.
Aunque la pandemia ha eliminado del programa los encuentros y reuniones elementos característicos de Encuentro Madrid, sus responsables decidieron seguir adelante con esta iniciativa cultura, popular y de raíz católica, que este año centra su temática en la confianza, uno de los grandes valores en crisis en nuestra sociedad y que, al mismo tiempo, se presenta insustituiblemente necesario para el desarrollo de cualquier ámbito de la vida.
“Esta situación que vivimos ha dado lugar a dos realidades paradójicas: una mayor desconfianza de los ciudadanos con respecto a la clase política y, al mismo tiempo, la necesidad de confiar en quienes nos rodean, nuestra familia, nuestro médico o quien nos vende la comida”, así lo afirma Rafael Gerez, presidente de Encuentro Madrid, que este año se celebra de manera virtual del 19 al 22 de noviembre.
¿En quién podemos confiar? Es el lema de Encuentro Madrid 2020, un tema decidido antes de la pandemia “ya que veíamos que, por lo menos en la sociedad española, es una cuestión que está claramente en crisis, especialmente con respecto al ámbito sociopolítico.”
Y, sin embargo, sin la confianza, no podemos vivir. Es una afirmación lógica, la confianza es la base de una construcción social sana. Más allá de ideologías o posturas, todos los invitados a las presentaciones, ponencias, mesas redondas o incluso espectáculos que este año conforman el cartel de Encuentro Madrid, coinciden en la importancia de la confianza en el trabajo o las relaciones personales.
A pesar de la imposibilidad de realizar un encuentro abierto y popular, como siempre han sido los Encuentros Madrid, son muchos los campos en los que el tema de la confianza tendrá un espacio de reflexión, debate y muestra: la cultura, la economía, el trabajo la política o la pandemia.
Un encuentro de raíz católica
Encuentro Madrid no es un congreso académico al uso, como pueden ser otras iniciativas de grupos de la Iglesia. Este proyecto nació de personas ligadas a Comunión y Liberación que compartían una inquietud, implícita en el ADN de Comunión y Liberación: la dimensión cultural de la vida de la fe.
Encuentro Madrid, como su nombre indica nació con vocación de ser un punto de unión entre personas diferentes, con diferentes experiencias y orientaciones vitales. Como destaca Rafael Gerez “la cultura vivida desde la fe tiene sentido en la medida que genera posibilidades de encuentro entre personas concretas”.
Este año intervienen en Encuentro Madrid personas tan dispares como el Alcalde de la capital madrileña, José Luis Martínez Almeida, el Consejero de Economía, Empleo y Competitividad de la Comunidad de Madrid, Manuel Giménez, el sacerdote Ignacio Carbajosa, autor del libro: Testigo de excepción. Diario de un cura en un hospital del COVID o Remedios Orrantia, directora de recursos humanos e inmuebles de Vodafone.
Todos los actos programados podrán seguirse de manera online a través de la web del Encuentro
La Congregación de la Pasión de Jesucristo celebra, en la medida de lo posible por las particulares circunstancias provocadas por la pandemia, sus 300 años de vida, desde su fundación en 1720. El domingo 22 de noviembre se inaugura el Año Jubilar que se extenderá hasta el 1 de enero de 2022.
La ceremonia de inauguración tendrá lugar en la Basílica de los Santos Juan y Pablo, en Roma, con la apertura de la Puerta Santa, seguida de la celebración eucarística. La presidirá el cardenal Secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin. Como ya es habitual en este tipo de eventos, la ceremonia se retransmitirá en streaming a través de los canales de Facebook y Youtube “Passiochristi” y en la página web de la cadena de televisión italiana TV2000.
“Renovar nuestra misión: gratitud, profecía y esperanza”
Este será el tema del Jubileo Pasionista: “Renovar nuestra misión: gratitud, profecía y esperanza”. El Superior General, P. Joachim Rego, explica así el espíritu de las celebraciones jubilares: “Deben aspirar a profundizar nuestro compromiso de mantener viva la Memoria de la Pasión de Jesús como la máxima expresión del amor de Dios para todas las gentes y toda la creación y buscar formas nuevas para promover la Memoria de la Pasión del Señor” (Memoria Passionis).
En noviembre del año próximo, (del 21 al 24 de noviembre de 2021) se celebrará en Roma el Congreso Internacional “La sabiduría de la cruz en un mundo plural”, en la Universidad Lateranense. Y a excepción de éste, no se han previsto otros grandes acontecimientos.
El fundador, movido a «anunciar el amor al Crucificado«
La fecha de inicio del Jubileo, 22 de noviembre de 1720, hace referencia al día en que Pablo Danei, un joven de 26 años, abandonó la actividad comercial, y comenzó un retiro de 40 días en una celda de la Iglesia de San Carlos, en Castellazzo (Alessandria). En este tiempo escribió las reglas de la futura Congregación. Se sentía inspirado para “reunir compañeros para compartir y anunciar al mundo el amor al Crucificado”. El retiro terminó el 1 de enero de 1721. De aquí las fechas del Jubileo Pasionista: 22 de noviembre de 1720 al 1 de enero de 2022.
Unos meses después, en octubre, Pablo se dirige a Roma para presentar las Reglas a la aprobación del Papa. Pero, hecho un desastre y sin ninguna presentación oficial, le despachan del palacio papal. Busca consuelo ante la imagen de la Virgen Salus Populi Romani, (Salvación del pueblo romano) en la Basílica de Santa María la Mayor. Allí promete hacer y ayudar a la gente a hacer Memoria de la Pasión de Jesucristo. Veinte años más tarde tendrá la alegría de oír al Papa que le dice: “Esta Congregación es la última en nacer, pero debería haber sido la primera”.
Pablo es, a la vez, un místico y un hombre de acción, un predicador y un padre espiritual excepcional. Muere en Roma en 1775.
Un Jubileo con mascarilla
En el comunicado oficial, los Pasionistas afirman que “será un Jubileo con mascarilla, aunque esperamos que sea solamente al principio. A pesar de que el virus ha bloqueado o aplazado las peregrinaciones y los encuentros de la familia Pasionista, el Jubileo mantiene intacto su valor de compromiso interior para renovar la propia vida. De hecho, la gracia del Jubileo es posibilitar un nuevo comienzo, una nueva oportunidad para una vida plena y realizada. Si la explosión del COVID-19 ha hecho que digamos que “nada será como antes”, el Jubileo ofrece la energía para que “nada sea como antes”, porque todo se verá renovado a nivel personal y social, como desea el Papa Francisco”.
La celebración de este Jubileo Pasionista nos anima a todos a reflexionar sobre la Pasión de Cristo, como máxima expresión del amor de Dios para toda la humanidad y la entera creación.
Sobre los Pasionistas
La Congregación de la Pasión de Jesucristo fue fundada en 1720 por Pablo Danei, hoy san Pablo de la Cruz, un hombre inspirado para sanar los males del mundo dando testimonio y proclamando que “La Pasión de Jesús es la obra más grande y estupenda del divino amor”. Los Pasionistas son una Congregación misionera. San Pablo de la Cruz fundó también la Congregación de las Monjas Pasionistas (contemplativas). Otros cinco institutos femeninos y muchos movimientos laicales se inspiran en el carisma de San Pablo de la Cruz. Juntos forman la Familia Pasionista. En tres siglos de vida, la Congregación ha dado a la Iglesia muchos santos. Entre ellos, además del fundador, el más conocido es el joven San Gabriel de la Dolorosa, junto a un gran número de beatos y venerables. Actualmente los Pasionistas son 1903 religiosos, presentes en 63 países de los cinco continentes.
El Santo Padre Francisco pronunció un discurso con motivo del Capítulo General de la Congregación, en 2018. El Papa subrayó algo que bien se nos puede aplicar a todos: «en esta época de cambios, que es más bien un cambio de época, estáis llamados a estar atentos a la presencia y la acción del Espíritu Santo, leyendo los signos de los tiempos. Nuevas situaciones requieren nuevas respuestas«, como hizo el fundador, San Pablo de la Cruz.
El Papa Francisco presidirá la Santa Misa el domingo 15 de noviembre a las 10:00 horas en la Basílica de San Pedro con motivo de la Jornada Mundial de los Pobres. Instituida por Francisco hace cuatro años, pretende ser una llamada a reaccionar ante la cultura del descarte, especialmente con los más desfavorecidos.
Esta IV Jornada Mundial de los Pobres, que se celebra en la Iglesia el próximo domingo, tienen como lema Tiende tu mano al pobre – una idea que ya aparecía en el I Mensaje con ocasión de esta jornada que escribió el Santo Padre: «estamos llamados, por lo tanto, a tender la mano a los pobres, a encontrarlos, a mirarlos a los ojos, a abrazarlos, para hacerles sentir el calor del amor que rompe el círculo de soledad. Su mano extendida hacia nosotros es también una llamada a salir de nuestras certezas y comodidades, y a reconocer el valor que tiene la pobreza en sí misma».
IV Jornada Mundial de los Pobres
En el Mensaje para la Jornada de este año, el Papa ha querido destacar que tender la mano al pobre significa también descubrir que «la oración a Dios y la solidaridad con los pobres y los que sufren son inseparables. Para celebrar un culto que sea agradable al Señor, es necesario reconocer que toda persona, incluso la más indigente y despreciada, lleva impresa en sí la imagen de Dios».
En relación a la pregunta de cómo se pueden mitigar las diferentes situaciones de pobreza moral y material con las que nos encontramos diariamente, el Papa apela a un compromiso especial de los cristianos: «el grito silencioso de tantos pobres debe encontrar al pueblo de Dios en primera línea, siempre y en todas partes, para darles voz, defenderlos y solidarizarse con ellos ante tanta hipocresía y tantas promesas incumplidas, e invitarlos a participar en la vida de la comunidad».
La pandemia muestra nuestra pobreza
Las consecuencias de la pandemia de coronavirus también encuentran eco en el mensaje del Santo Padre cuando subraya que «este momento que estamos viviendo ha puesto en crisis muchas certezas. Nos sentimos más pobres y débiles porque hemos experimentado el sentido del límite y la restricción de la libertad». Un monto de prueba para toda la sociedad que, puede ser una ocasión de «volver a sentir que nos necesitamos unos a otros, que tenemos una responsabilidad por los demás y por el mundo» por eso, «Tiende la mano al pobre” es, por lo tanto, una invitación a la responsabilidad y un compromiso directo de todos aquellos que se sienten parte del mismo destino».
La celebración Eucarística en la Basílica de San Pedro que presidirá el papa Francisco el próximo domingo, contará con la participación de sólo 100 personas en representación simbólica de todos los pobres del mundo que, en este día, necesitan especialmente la atención y la solidaridad de la comunidad cristiana. Además participaran Voluntarios y Benefactores; y las lecturas serán proclamadas por algunas personas que son asistidas cada día por diferentes Asociaciones caritativas.
La CEE integra sus medios de comunicacion en Abside Media
Omnes·13 de noviembre de 2020·Tiempo de lectura: 3minutos
La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha creado ABSIDE MEDIA, la nueva plataforma de comunicación de la Iglesia, con la incorporación de COPE y TRECE. Con esta decisión, la Conferencia Episcopal busca responder mejor a los retos que plantea a la labor social y evangelizadora de la Iglesia en un contexto como el actual, caracterizado por la conformación de grupos multimedia y modelos de gestión integrada.
La constitución de ABSIDE MEDIA S.L. fue acordada en el transcurso de la Asamblea Plenaria de la CEE celebrada el pasado marzo. Entonces, los obispos reunidos en su encuentro semestral aprobaron crear esta empresa como entidad que aglutinara los distintos medios de comunicación de la Iglesia en España. Su fundación e inscripción formal tuvieron lugar durante el verano, con la aportación de las acciones de COPE y TRECE propiedad de la Conferencia Episcopal, a las que se unirán en breve las de la mayoría de las diócesis y organismos de la Iglesia. De esta forma, ABSIDE MEDIA será la propietaria del 75% de COPE y del 99% de TRECE.
A pesar de la constitución de esta entidad, tanto Radio Popular S.A. como Trece Televisión S.L. siguen existiendo de manera independiente y mantienen sus respectivos órganos de gobierno y administración. ABSIDE MEDIA tiene como objetivo seguir avanzando en el proceso de integración operativo de ambas empresas, iniciado hace algo más de dos años y que se ha materializado ya en importantes sinergias entre ambas.
Asimismo, la nueva plataforma nace con la vocación de integrar diversos proyectos de la Iglesia en el ámbito de la comunicación, por lo que no se descarta que se incorporen de manera progresiva otros medios, comenzando con otras realidades de la propia Conferencia Episcopal y de su entorno. El proceso de digitalización y los cambios en los hábitos de comunicación e interacción social aconsejan evolucionar hacia un modelo de gestión integradora y coordinada.
Nueva estructura organizativa
A la vez que ABSIDE MEDIA se presenta en el mercado, se ha acordado una remodelación de la estructura de COPE y TRECE. Ignacio Armenteros Menéndez, hasta la fecha director general y con una larga trayectoria profesional en el grupo COPE, será nombrado consejero delegado de ambas compañías, a partir del comienzo del año próximo. Sustituye en el cargo a Julián Velasco Mielgo, quien ha solicitado su baja voluntaria por motivos personales, que se hará efectiva con el final de 2020. Fernando Giménez Barriocanal continúa como presidente ejecutivo y asume el reto de liderar, con su equipo directivo, el nuevo proyecto con el que la Iglesia aglutina sus medios.
Después de más de veinticinco años en COPE y en fechas más recientes también al frente de TRECE, Julián Velasco deja el Grupo tras situarlo en sus mejores cotas de audiencia y rentabilidad. En la próxima Asamblea Plenaria de los obispos, como en anteriores ocasiones, Julián Velasco dará cuenta de los avances del grupo en los últimos seis meses. La CEE ha agradecido el generoso trabajo realizado por Julián Velasco al servicio de COPE y TRECE, en coherencia con los valores que inspiran estos medios y siempre en la búsqueda del legítimo crecimiento y de su evolución, con independencia, verdad y responsabilidad.
Según el último EGM, publicado en abril, COPE es la radio generalista con mejor evolución de su audiencia.También TRECE cumple ahora diez años consolidada como una televisión de servicio y de referencia para el público familiar que se sienta delante de la pantalla para estar informado, para divertirse con valores y vivir su fe y su compromiso social. Las restricciones de aforo en las iglesias derivadas de la pandemia han multiplicado la audiencia de la Santa Misa. El contenido digital será otro de los rasgos característicos del nuevo grupo, a partir de la experiencia desarrollada en este campo en los diversos productos del grupo COPE. Los resultados conseguidos y la respuesta del público ponen de manifiesto la oportunidad y la necesidad de un modelo audiovisual como el que plantea ABSIDE MEDIA.
Fuente: Conferencia Episcopal Española
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El sacerdote Luis de Moya falleció el lunes 9 de noviembre en Pamplona. “Don Luis”, como se le conocía familiarmente, había sufrido un grave accidente en 1991 por el que quedó tetrapléjico. Con sus limitaciones físicas multiplicó su labor pastoral y, sobre todo, hizo vida esa respuesta a correo «vale la pena exprimirse hasta el final»
Muchas personas han sentido como propia la marcha al cielo del sacerdote del Opus Dei, Luis de Moya, conocido en todo el mundo por el testimonio que recogía en su libro Sobre la marcha, donde relata sus experiencias y reflexiones a raíz de su accidente: de ese libro se han publicado al menos seis ediciones y se ha traducido a varios idiomas. De entre quienes le despiden, con pena pero con la seguridad de que está en el cielo, sobresalen aquellos que han convivido con él, especialmente a partir de 1991 y en los últimos momentos: su familia, el rector y los residentes del Colegio Mayor Aralar, donde vivía, amigos… todos recuerdan de Don Luis su alegría, su trabajada paciencia y el ejemplo que daba, aún estando inconsciente en sus últimos momentos.
De hecho, cuando fue ingresado en la Clínica Universitaria de Navarra; aún inconsciente, su ejemplo conmovía a muchas personas, especialmente médicos y personal de enfermería, una de estas enfermeras que le atendió en los últimos momentos describió esos días como “un oasis en medio de lo que he sufrido este año por la pandemia”.
Alegría en las cosas pequeñas
José María Mora, es uno de los estudiantes que formaba parte del equipo de 6 personas que, junto a, cuidaba de Don Luis en estos últimos años. Revista Palabra ha podido conversar con este residente de Aralar que despide estos días a Don Luis del que subraya su manera de disfrutar con las cosas pequeñas. “Un disfrutón de la vida” así lo describe. “Lo que mas nos admiraba a los que estábamos con él, era que, a pesar de sus limitaciones se disfrutaba con pequeñas alegrías, por ejemplo, tomar el sol, cuando ganaba el Real Madrid, o comer las cosas que le gustaban como las setas, el salmón«.
Este costarricense recuerda una pequeña anécdota relacionada con esta afición: “Le gustaba mucho la cocina y ver programas de cocina. Un día, le estaba dando yo de comer, algo muy normal, una sopa o unas lentejas y el cocinero de la tele sacó un salmón buenísimo en pantalla y su reacción fue de un ligero sobresalto diciendo ¡Uy!¡Qué bueno!”.
Apasionado del fútbol, Luis de Moya era un madridista acérrimo, por lo que disfrutaba mucho viendo al Real Madrid, pero no sólo su equipo, alguna vez veía partidos de otras temporadas o de otros equipos para ver jugadas y goles aunque fuera «insignificante» o incluso contrario a sus colores futboleros.
Una familia que le cuida
Tras el accidente que lo dejó prácticamente inmóvil surgió la duda de si se podría cuidarlo en el propio hogar, fue el Beato Álvaro del Portillo, prelado del Opus Dei en esas fechas, quién tras consultar a los médicos, una vez obtenida la respuesta afirmativa, decidió que Don Luis siguiera viviendo y cuidado en su casa, aunque se tuvieran que hacer reformas y acondicionamientos. Mariano Amores, sacerdote, coincidió en esos primeros años de adaptación personal y logística, con Don Luis, y recuerda cómo se consiguió una furgoneta adaptada con la que pudo ir a ver a su madre, que estaba por entonces ya muy enferma: “un viaje cansado, tuvo que ir a Madrid en avión y desde allí, ya con la furgoneta nueva, a Granada, con muchas paradas porque había que cambiarle de postura frecuentemente”, para evitar las llagas.
Los cuidados de Don Luis no eran sencillos y había que ir aprendiendo a hacerlos; algo en lo que el sacerdote colaboraba con mucha paciencia, puesto que el grupo de cuidadores, excepto Juan Carlos, su enfermero, cambiaba cada tiempo, ya que el paso por el Colegio Mayor es temporal. Quienes le han cuidado este tiempo recuerdan pequeños gestos del sacerdote como el de arrancar con un comentario o un chiste una sonrisa a alguno que estaba más serio o hacer más sencillo el aprendizaje de los protocolos.
En una ocasión, uno de estos estudiantes estaba algo reticente por su inexperiencia y Don Luis le pidió que fuera el encargado de prepararle aquel día, aunque eso significara llegar más tarde a la oración de la mañana, o tener que comenzar varias veces… “Impresionaba” continúa Jose María, “su entrega y obediencia, porque al final es una entrega de la intimidad, cuando te lo tienen que hacer todo: vestirte, asearte…”.
Para el sacerdote suponía un esfuerzo y para quienes le cuidaban, una prueba de madurez: “Pienso” continúa Jose María. “que parte de la vocación que Dios le pedía en su situación era la de ayudar a pulir el carácter de quienes le cuidábamos”. De hecho, Don Luis era un hombre parco de palabras, directo “cuando tenía que corregir o decir algo, lo decía muy claramente y sin enfados, si hacías algo mal lo sabías, porque te lo indicaba, sin ser agrio”
Sacerdote sobre ruedas
Todos los días, hasta el pasado 27 de octubre, en que fue internado en la Clínica Universidad de Navarra, concelebró con otro sacerdote la Santa Misa. “No le gustaba hacer alarde de piedad” destaca Miguel Ángel Marco, director del Colegio Mayor Aralar, algo que también destacan sus compañeros sacerdotes y los residentes del Colegio Mayor. Se preparaba previamente en el oratorio con un largo rato de oración, José María Mora recuerda que impresionaba especialmente el “profundo y largo silencio que hacía en el memento. Se veía que estaba encomendando realmente a las personas que tenía en la mente, y que eran muchas”.
Su labor pastoral tuvo un cauce privilegiado en Fluvium a través de la cual, formaba y daba recursos de fe a miles de personas. Recibía cientos de correos electrónicos que le pedían que rezase por intenciones, o le contaban temas que concernían a su vida…. Y él les contestaba personalmente gracias a un dispositivo electrónico. Alguna vez tuvo que pedir ayuda para escribir por un fallo en el dispositivo o porque, “en el último año debido a una úlcera corneal en el ojo izquierdo fue perdiendo la vista de ese ojo”.
El Rosario era su arma poderosa; rezaba las cuatro partes cada día, y con frecuencia miraba a la Virgen de Guadalupe de su habitación.
Exprimirse hasta el final
Jose María Mora recuerda que uno de esos correos que tuvieron que ayudarle a responder era de un chico joven que le pedía oraciones porque estaba a punto de dar un importante paso en su vida. Don Luis le respondió “con mucho respeto y ánimo y le dijo que valía la pena exprimirse hasta la última gota en cada momento de su vida. Recuerdo ahora ese mail y veo que es justo lo que ha hecho hasta su muerte”.
Algo similar recuerda Mariano Amores cuando señala “si pudiera resumir en algo su vida me quedo con su respuesta hecha vida a una entrevista que le hicieron, en la que la periodista le recordaba esa frase que sale en el libro Sobre la marcha – Me siento como un millonario que ha perdido sólo 1.000 pesetas. Don Luis respondió algo como sí, pero que quede claro, de esas 1000 pesetas hay que olvidarse. Eso fue su vida: se olvidó de lo que perdió, de esas mil pesetas, y vivió para adelante”.
«Authenticum charismatis» y los institutos de vida consagrada
Ricardo Bazán·11 de noviembre de 2020·Tiempo de lectura: 3minutos
TEXTO – Ricardo Bazán, Perú
A través del motu proprio Authenticum charismatis, el Papa Francisco ha modificado el can. 579 del Código de Derecho Canónico, el cual regula la creación de los institutos de vida consagrada y sociedades de vida apostólica por parte del obispo diocesano.
Antes de esta modificación bastaba que el obispo diocesano hiciera una consulta a la Sede Apostólica para poder instituir un nuevo instituto, en cambio, a partir del 10 de noviembre de 2020 se necesita la licencia o autorización de la Sede Apostólica.
Un auténtico carisma
El motu proprio señala que «el discernimiento sobre la eclesialidad y la fiabilidad de los carismas es una responsabilidad eclesial de los Pastores de las Iglesias particulares», es decir, de los obispos diocesanos. Esto es necesario como una medida de prudencia para poder distinguir cuándo estamos ante un verdadero carisma, que es lo que origina y nutre a los institutos de vida consagrada y sociedades de vida apostólica. En ese sentido, el motu proprio sigue el criterio dado por el decreto Perfectae caritatis: «En la fundación de nuevos Institutos ha de ponderarse maduramente la necesidad, o por lo menos la grande utilidad, así como la posibilidad de desarrollo, a fin de que no surjan imprudentemente Institutos inútiles o no dotados del suficiente vigor» (Conc. Ecum. Vat. II, Decreto Perfectae caritatis, 19).
El can. 579 prescribía que «en su propio territorio, los Obispos diocesanos pueden erigir mediante decreto formal institutos de vida consagrada, siempre que se haya consultado previamente a la Sede Apostólica». Esto ya era un modo de aplicar el n. 19 del decreto antes mencionado, sólo que dicha ponderación pasaba por la consulta a Roma, pues se considera que el órgano apto para poder hacer esa evaluación es la Sede Apostólica, aunque el instituto haya nacido en el territorio de una diócesis.
Visto bueno de la Santa Sede
De este modo, para la válida erección de un instituto de vida consagrada bastaba la sola consulta y no la licencia, ya que de otro modo lo habría dicho de manera expresa. Sin embargo, el Papa Francisco ha querido ir más allá y ha optado por requerir la licencia para la validez del acto: «En su propio territorio, los obispos diocesanos pueden erigir válidamente mediante decreto formal institutos de vida consagrada, previa licencia escrita de la Sede Apostólica».
Este requerimiento, que a primera vista podría parecer excesivo, se apoya en que la creación de un nuevo instituto en la diócesis tendrá efectos que traspasan los límites de la circunscripción y «lo hace relevante para el más vasto horizonte de la Iglesia universal». Es decir, los institutos de vida consagrada y sociedades de vida apostólica, aunque pueden nacer en una diócesis, pertenecen a la Iglesia universal: «En efecto, natura sua, todo Instituto de Vida Consagrada o Sociedad de Vida Apostólica, aunque haya surgido en el contexto de una Iglesia particular, “como don a la Iglesia, no es una realidad aislada o marginal, sino que pertenece íntimamente a ella, está en el corazón de la Iglesia como elemento decisivo de su misión” (Carta a los Consagrados, III, 5)».
Se espera que esta medida ayude a los nuevos institutos de vida consagrada y sociedad de vida apostólica a «integrarse armónicamente en la vida del santo Pueblo fiel de Dios para el bien de todos» (Exhortación. Ap. Evangelii gaudium, 130), cumpliendo también con todos los elementos necesarios de discernimiento y de justicia que prevé el Derecho de la Iglesia.
“La pérdida del sentido de la vida subyace en todas las cuestiones que vemos en la actualidad y que atacan a este derecho fundamental”, señala el director del Congreso Católicos y Vida Pública, Rafael Sánchez Saus, ante la próxima edición de este encuentro que tendrá lugar los días 13, 14 y 15 de noviembre.
Desde hace más de 20 años, elCongreso Católicos y Vida Pública es una de las citas del pensamiento católico en nuestro país. Muchas ediciones en las que se han tratado temas como la libertad religiosa, la familia, el compromiso político cristiano o la cultura. Este año, es la vida, de principio a fin, la que servirá como eje de la 22ª edición del encuentro, online, por las circunstancias sanitarias y que reúne todas las reflexiones y propuestas bajo el lema ‘¡El momento de defender la vida!’
Rafael Sánchez Saus
Como señala el director del congreso, Rafael Sánchez Saus, a revista Palabra “en esta edición no se trata de un aspecto concreto, como la eutanasia, el aborto o la maternidad, aunque estarán presentes. Nos gustaría que fuera una reflexión general, integral, sobre el sentido de la vida en la sociedad actual y por qué de forma coetánea pueden producirse un abanico de problemas y debates que tienen como fondo, en realidad, la pérdida del sentido de la vida”.
El tema de la vida fue el escogido en octubre de 2019 por la Asociación Católica de Propagandistas para su trabajo de estudio, reflexión y acción anual. Pocos meses más tarde, en diciembre de 2019, con la vista puesta en este congreso se decidió unir el tema del encuentro a esta idea. El estallido de la pandemia, en el primer trimestre de 2020, no hizo más que afianzar la idea de que era necesario “hacer una reflexión acerca del problema de la pérdida de sentido de la vida y lo que ello trae como consecuencias en las sociedades actuales, especialmente, occidentales. Ese sentido de la vida que se ha visto contrastada con la pérdida de miles de vidas en un tiempo tan breve, ha sido una especie de revulsivo para la sociedad” como apunta Sánchez Saus, “sin haberlo pretendido, hemos enlazado con una realidad: la vida unida a la muerte. Algo que nos ha conmovido profundamente y que debiera hacernos pensar de una manera más intensa sobre lo que la vida significa en todos sus aspectos”.
La pérdida del sentido de la vida
La idea de reflexión global que propone el congreso pretende también hacer comprender que no se pueden abordar las cuestiones ligadas a la vida de manera separada cuando, en el fondo, todo subyace en un gran debate, destaca el historiador Rafael Sánchez Saus “que, contemporáneamente, se haya suscitado la gravísima crisis demográfica en occidente; que al mismo tiempo, desde hace décadas, el aborto se haya convertido en un elemento de la vida cotidiana incluso se quiera vender como un derecho; que la eutanasia esté irrumpiendo con fuerza en las sociedades occidentales, que se esté planteando la cuestión del transhumanismo y al mismo tiempo la maternidad haya sido desvalorizada, la crisis de la familia se agudice a los límites que vemos… no son elementos aislados sino que responde a una clave: la pérdida del propio sentido de la vida».
El Congreso Católicos y Vida Pública
El 22º Congreso Católicos y Vida Pública se celebrará de forma online los días 13, 14 y 15 de noviembre y podrá seguirse a través de su web: www.congreso.ceu.es. A lo largo de los tres días se celebrarán varias conferencias plenarias, en las que se abordarán aspectos como las políticas europeas sobre vida y familia; el panorama y las previsiones demográficas actuales en España; la defensa del derecho a la vida; y la protección de la vida humana. Asimismo, se celebrarán ocho talleres simultáneos en los que se analizará el abismo demográfico español; la maternidad y su promoción; la familia y las políticas familiares; la eutanasia y los cuidados paliativos; la defensa de la vida en los medios de comunicación; el amparo de los más débiles en la Iglesia; y la defensa de la vida y los jóvenes.
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Informe McCarrick: «movidos por la verdad para evitar los errores del pasado»
Giovanni Tridente·10 de noviembre de 2020·Tiempo de lectura: 6minutos
Se publica después de dos años de trabajo, el Informe sobre el conocimiento institucional y el proceso de decisión de la Santa Sede en relación al ex Cardenal Theodore Edgar McCarrick (desde 1930 al 2017), iniciado a instancias del Papa Francisco el 6 de octubre de 2018.
Abarca unos 87 años, de 1930 a 2017, y no escatima en detalles de lo que la Santa Sede pudo saber, a nivel institucional, sobre el ex cardenal Theodore Edgar McCarrick, reducido al estado laico por el Papa Francisco en febrero de 2019. Se trata del Informe que circula hoy por el Vaticano, en el que se recogen amplios elementos del proceso de decisión que en julio de 2018 ya había llevado al Santo Padre a expulsar del Colegio Cardenalicio al prelado americano acusado de reiterados abusos sexuales a los seminaristas, si bien datan de hace unos cincuenta años.
¿Cómo empezó todo?
Fue la Archidiócesis de Nueva York, en 2018, la que reveló una investigación que había establecido un abuso inicial por parte de McCarrick a un monaguillo y al mismo tiempo había hecho saber que, por instrucciones del Papa Francisco, se había pedido al acusado que «no ejerciera más públicamente su ministerio sacerdotal«.
Nacido el 7 de julio de 1930, McCarrick fue nombrado Obispo Auxiliar de Nueva York en 1977, bajo el pontificado de Pablo VI, y más tarde Obispo de Metuchen en 1981, con Juan Pablo II. Luego fue Arzobispo de Newark en 1986 y Arzobispo de Washington en 2000, convirtiéndose en Cardenal al año siguiente. Benedicto XVI había aceptado su renuncia por razones de edad en 2006.
Pero pasemos al Informe que está circulando la Santa Sede en este momento, cuando en Washington son las 8 de la mañana. Se publica después de dos años de trabajo, iniciado a instancias del Papa Francisco el 6 de octubre de 2018, anticipado por una declaración del Secretario de Estado, Pietro Parolin.
El Informe, investigación profunda
Sin duda se trata de una investigación compleja, en la que se ha reunido material de la Santa Sede, la Nunciatura en Washington y las Diócesis de los Estados Unidos que han participado de diversas maneras en el asunto, incluida la información obtenida de las entrevistas con los testigos y las personas informadas de los hechos.
«La invitación que me permito dirigir a todo el que busque respuestas – declara Parolin – es la de leer el documento en su totalidad y de no pensar que encontrará la verdad en una parte en vez de otra. Sólo a partir de la visión global y del conocimiento, en su totalidad, de lo reconstruido de los procesos de toma de decisiones concernientes al ex cardenal McCarrick, será posible comprender lo que ha sucedido”.
Pero no es casualidad que el comienzo de la presentación del Informe se refiera a lo que el Papa Francisco escribió en 2018 sobre el abuso de niños en la Carta al Pueblo de Dios: «Con vergüenza y arrogancia, como comunidad eclesial, asumimos que no supimos estar donde teníamos que estar, que no actuamos a tiempo reconociendo la magnitud y la gravedad del daño que se estaba causando en tantas vidas«.
Evidentemente, lo que se desprende claramente del Informe es que algo no funcionó y no se debe tanto a «procedimientos, incluido el nombramiento de obispos«, sino «del compromiso y la honestidad de las personas interesadas«, implicando a sus conciencias en particular, explica Parolin. Probablemente, y esta es la esperanza del Secretario de Estado, esta iniciativa ayudará a todos los que participan en este tipo de elecciones en el futuro a ser «más conscientes del peso de sus decisiones y omisiones«, aprendiendo así «de las dolorosas experiencias del pasado«.
Transparencia y rigor
Entrando en los puntos del documento sustancial, que tardará algún tiempo en ser leído en su totalidad, lo que surge en extrema síntesis es que en el asunto McCarrick la Santa Sede ha actuado a menudo sobre la base de una información parcial e incompleta y que muchas elecciones que más tarde resultaron ser erróneas fueron también el resultado de omisiones y subestimaciones incluso por parte de varias personas.
Por otra parte, revela una dosis muy alta de transparencia – fruto de un largo camino de compromiso en este sentido que comenzó hace varios años-. También manifiesta que no se quiere dejar de lado ningún aspecto del asunto y confirma el compromiso del Papa Francisco de querer llegar hasta el final incluso en este triste caso que ha manchado y herido a la Iglesia norteamericana.
Hasta 2017, mientras tanto, no hubo denuncias fundamentadas de abuso de niños cometidas por McCarrick, a pesar de que unos veinte años antes (en los años 90) habían llegado a la Nunciatura de Washington cartas anónimas que insinuaban el caso pero que, por falta de indicios, los nombres o las circunstancias no se consideraban, lamentablemente, creíbles.
El Informe también muestra que en todas las etapas de la carrera eclesiástica del ex cardenal, desde su primera candidatura al episcopado en 1977 hasta mediados de los noventa, ninguna de las personas consultadas había dado indicaciones negativas sobre su conducta moral. También con ocasión del viaje de San Juan Pablo II a los EE.UU. en 1995, no hubo «impedimentos» por parte de los obispos consultados por el entonces arzobispo de Nueva York O’Connor, para ver si era apropiado que el Papa visitara la ciudad de la que McCarrick era pastor (Newark), dado que habían circulado rumores sobre su deplorable conducta entre los seminaristas y sacerdotes de su diócesis.
Únicas advertencias
El propio cardenal O’Connor fue el único que en 1999 dirigió una carta al Nuncio Apostólico, ante varias otras opiniones positivas autorizadas, advirtiendo del riesgo de escándalo de un posible nombramiento de McCarrick en la oficina de Washington. Aunque no tenía información directa, el entonces arzobispo de Nueva York advirtió acerca de los rumores de que el ex cardenal había compartido en el pasado una cama con jóvenes adultos en la rectoría y seminaristas en una casa de la playa.
Al principio Juan Pablo II aceptó la propuesta del entonces Nuncio en los EE.UU. Gabriel Montalvo y el entonces Prefecto de la Congregación de Obispos, Giovanni Battista Re, de retirar la candidatura. En agosto de 2000, McCarrick, consciente de las reservas sobre su candidatura, escribió al Secretario del Pontífice polaco, Stanislaw Dziwisz, jurando que nunca había tenido relaciones sexuales con ninguna persona. Juan Pablo II consideró estas declaraciones como sinceras e instruyó al entonces Secretario de Estado Angelo Sodano para que volviera a poner a McCarrick en la lista de candidatos para el cargo de Washington y lo eligiera más tarde.
El Informe, que en su versión original en inglés tiene 449 páginas, está dividido en 30 capítulos, y los últimos contienen toda la información y testimonios recogidos en los dos últimos años, a partir de 2018.
La investigación
Mientras tanto, hasta el momento de su nombramiento en Washington en el año 2000, ninguna víctima, adulto o menor, se había puesto en contacto con la Santa Sede o el Nuncio en los Estados Unidos para denunciar expresamente al Arzobispo. Tampoco llegó ningún informe durante su episcopado allí, hasta el año 2005, cuando volvieron a surgir acusaciones de acoso y Benedicto XVI le pidió rápidamente que renunciara al episcopado. El Informe confirma las observaciones en la Secretaría de Estado, del entonces delegado de las Representaciones Pontificias Carlo Maria Viganò, relativas a la información sobre el relato de McCarrick, de la que sin embargo no pudo aportar pruebas. El entonces Secretario de Estado Tarcisio Bertone presentó el asunto al Pontífice y, como ahora era un cardenal que había renunciado a su cargo y al no haber apelaciones de víctimas menores, se decidió no abrir un juicio canónico formal para investigar al ex arzobispo de Washington, sino que se le hicieron «recomendaciones» para evitar viajes y llevar a cabo actividades representativas, que McCarrick siguió realizando en varios países y también en Roma.
Lo sorprendente que se desprende del Informe es que incluso el que más tarde se convirtió en Nuncio Apostólico en los Estados Unidos, el propio arzobispo Viganò -que luego armó un escándalo en agosto de 2018 acusando al Papa Francisco de omisión en el caso e incluso pidiéndole la dimisión-, a petición expresa del entonces Prefecto de la Congregación para los Obispos, no realizó todas las comprobaciones sobre una nueva denuncia contra el ex cardenal que le fue comunicada en 2012 y no hizo nada para limitar las actividades y los viajes nacionales del mismo prelado.
Lo mismo ocurrió incluso después de ser elegido Papa Francisco, a quien no se le entregaron documentos o testimonios que lo hicieran consciente de la seriedad de las acusaciones, sino que sólo informó de que había habido «rumores» y acusaciones de comportamiento inmoral con adultos en el momento de su nombramiento en Washington.
Por lo tanto, Francisco no sintió la necesidad de cambiar «lo que sus predecesores habían establecido«, aunque comenzó una respuesta inmediata tan pronto como surgió una primera acusación de abuso de un menor, y luego fue expulsado del Colegio de Cardenales y finalmente despedido del estado clerical, al final de un debido juicio canónico.
La Santa Sede ha publicado, hoy martes 10 de noviembre, el informe que la Secretaría de Estado ha elaborado sobre el otrora Cardenal Theodore McCarrick. La investigación del Vaticano confirmó en 2019 los rumores sobre los abusos sexuales cometidos por McCarrick durante años, que llevó al Papa Francisco a expulsarle del estado clerical.
El caso de McCarrick llevó al Vaticano y al Papa Francisco a tomar medidas para ampliar la investigación a los obispos acusados de abusos, a través de la aprobación de nuevos procedimientos para poner fin a esta tendencia.
Los antecedentes
El 20 de junio de 2018, la Archidiócesis de New York anunció que había determinado como “creíble y fundada” una acusación de abuso sexual a un menor por parte del cardenal McCarrick. La acusación fue presentada por un antiguo monaguillo que afirmó que McCarrick lo había acariciado cuando era adolescente durante los preparativos para la Misa de Navidad en la Catedral de San Patricio en 1971 y 1972. Fue la primera acusación contra McCarrick que involucraba a un menor, y la que desencadenó la investigación.
El mismo día, las antiguas diócesis de Newark y Metuchen, en New Jersey, dieron a conocer que habían resuelto dos de las tres acusaciones de conducta sexual indebida de McCarrick, que afectaban a adultos entre 2005 y 2007. Posteriormente, James Grein se presentó detallando el abuso que también sufrió desde que tenía 11 años por parte de McCarrick, que era amigo de la familia. Estas revelaciones llevaron a que otros antiguos seminaristas describieran desde entonces el acoso y el abuso que sufrieron cuando McCarrick, siendo su obispo en New Jersey, les obligaba a dormir en su cama durante los viajes de fin de semana a su casa de la playa.
Investigación de la Santa Sede
El Papa Francisco ordenó la investigación llevada a cabo por la Archidiócesis de New York, que se transmite a la Congregación para la Doctrina de la Fe en junio de 2018. Entonces, el Cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, siguiendo instrucciones del Papa le comunica la prohibición del ejercicio del ministerio público y la obligación de llevar una vida de oración y de penitencia. El 28 de julio de 2018, el Papa acepta la renuncia de McCarrick al Colegio de Cardenales.
El 6 de octubre de 2018, un comunicado de la Santa Sede declara firmemente: «Tanto el abuso como su cobertura ya no pueden ser tolerados y un tratamiento diferente para los obispos que los han cometido o cubierto representa una forma de clericalismo que no debe aceptarse«. Y reitera la «urgente invitación» del Papa Francisco «a unir fuerzas para combatir el grave flagelo de los abusos dentro y fuera de la Iglesia y para evitar que esos crímenes se cometan contra los más inocentes y más vulnerables de la sociedad«. En vista de la reunión que se mantuvo en el Vaticano con los presidentes de las Conferencias Episcopales de todo el mundo del 21 al 24 de febrero de 2019, subrayó finalmente las palabras del Papa en la Carta al Pueblo de Dios: «La única forma en la que tenemos que responder a este mal que se toma tantas vidas es vivirlo como una tarea que nos involucra y nos afecta a todos como Pueblo de Dios. Esta conciencia de sentirse parte de un pueblo y una historia común nos permitirá reconocer nuestros pecados y errores del pasado con una apertura penitencial capaz de dejarnos renovar desde dentro«.
La reacción de McCarrick
El excardenal McCarrick manifestó su inocencia de la acusación de caricias, pero aceptó las sanciones del Papa.
«Aunque no tengo absolutamente ningún recuerdo de este abuso reportado, y creo en mi inocencia, lamento el dolor que ha sufrido la persona que presentó los cargos, así como el escándalo que tales cargos causan a nuestra gente«, dijo en una declaración el 20 de junio de 2018, después de que las acusaciones iniciales de caricias fueran corroboradas.
En un correo electrónico de 2008 que McCarrick envió al Vaticano, negó haber tenido relaciones sexuales con nadie, pero dijo que había mostrado una «desafortunada falta de juicio» por haber compartido su cama con seminaristas.
Dimisión del estado clerical
El 11 de enero de 2019, unos meses después de haberse traspasado la investigación a la Santa Sede, se declaró dimitido del estado clerical a Theodore McCarrick, con entonces 88 años. Así lo comunicó la Congregación para la Doctrina de la Fe:
“El 11 de enero de 2019, el Congresso de la Congregación para la Doctrina de la Fe emanó el decreto final del proceso penal contra Theodore Edgar McCarrick, arzobispo emérito de Washington DC, por el cual el acusado fue declarado culpable de los siguientes delitos perpetrados como clérigo: solicitaciones en confesión y violaciones del sexto mandamiento del Decálogo con menores y adultos, con la circunstancia agravante del abuso de poder, por lo que se le impuso la pena de dimisión del estado clerical. El 13 de febrero de 2019, la sesión ordinaria (Feria IV) de la Congregación para la Doctrina de la Fe examinó los argumentos presentados en el recurso por el apelante y decidió confirmar el decreto del Congresso. Esta decisión fue comunicada a Theodore McCarrick el 15 de febrero de 2019. El Santo Padre ha reconocido la naturaleza definitiva de esta decisión, según norma de ley, la cual hace del caso res iudicata, es decir, no sujeta a posterior recurso.”.
Hoy ya conocemos el “Informe sobre el conocimiento institucional y el proceso de decisión de la Santa Sede en relación al ex Cardenal Theodore Edgar McCarrick (desde 1930 al 2017)”, elaborado por la Secretaría de Estado bajo el mandato del Papa Francisco.
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La basílica de la Sagrada Familia en Barcelona acogió este fin de semana pasado la ceremonia de Beatificación de Joan Roig i Diggle, un joven mártir de 19 años estudiante y trabajador que dio su propia vida en martirio por su compromiso cristiano.
La beatificación de este joven, recoge, como destaca Ferrán Blasi, corresponsal de revista Palabra en Barcelona, la llamada de Roig a «ser amigo de todos». No en vano, como subraya Blasi » este muchacho pertenecía a la llamada Federació de Joves Cristians, fundada al estilo de la JOC de Bélgica, por el canónigo Albert Bonet, el médico Beato Dr. Pere Tarrés y por Fèlix Millet i Maristany y cuyos miembros, conocidos como Fejocistes, eran perseguidos sobre todo por militantes revolucionarios extremistas por el hecho de ser ser católicos, y tenidos, en el otro lado, por catalanistas». Una característica que también subrayó el Cardenal Arzobispo de Barcelona, Juan José Omella Omella, en la homilía de la Beatificación donde se refirió a la vida de Joan Roig como «Joan es para todos, pero especialmente para los más jóvenes, un testimonio de amor a Cristo y a los hermanos».
Joan Roig Diggle nace en Barcelona en 1917 de padre catalán y madre inglesa. Sus años de apóstol joven se desarrollan en la localidad de El Masnou, donde se traslada con su familia a los 17 años Joan empieza a vivir a fondo su fe y su relación con Dios. Allí da catequesis a los niños de la parroquia de San Pere y se integra en la Federació de Joves Cristians de Catalunya, donde encuentra una comunidad y una misión: llevar a Jesús a los demás.
De este joven beato se destacan su amor a la Eucaristía y su vida de oración, que le llevaron a una destacada sensibilidad social. Estudia, vive y difunde la doctrina social de la Iglesia, convencido de que es el único camino válido para combatir las desigualdades y promover la dignidad de todas las personas.
«God is with me!»
El estallido de la Guerra Civil española en 1936 desata las persecuciones a los cristianos, de todas las edades. En pocos meses, la noche del 11 de septiembre Joan es apresado. Comulga antes de que se lo lleven de su hogar, pues escondía unas sagradas formas con permiso de su Director Espiritual. Después se dirigió hacia su madre y le dijo serenamente: «Déjalos para mí. No te preocupes. God is with me!».
Murió perdonando a quienes le ejecutaron, con cinco tiros y uno en la sien para certificar su muerte, por el mero hecho de ser católico. Tanto es así que uno de los milicianos que participó en su muerte lo recordaría años más tarde “Aquel joven rubio era un valiente… murió predicando, diciendo que me perdonaba y que rogaría a Dios para que también me perdonara. Casi me conmovió.”
El Papa Francisco se ha referido a este joven beato como «testigo de Jesús en el lugar de trabajo» y destaca su ejemplo para que en los jóvenes suscite «el deseo de vivir plenamente la vocación cristiana».
El pasado 8 de noviembre la basílica de la Sagrada Familia acogió la ceremonia de su beatificación con unas estrictas medidas de seguridad y un aforo menos del 25%. La misa estuvo presidida por el cardenal Omella y concelebrada por el cardenal Lluís Martínez Sistach y el nuncio apostólico Mons. Bernardito Auza.
El tradicional árbol de Navidad del santuario mariano estará decorado, este año, con bolas transparentes donde se introducirán las intenciones de los colaboradores. Con la compra de cada bola se ayudará a familias de la zona a través de Cáritas Barbastro – Monzón.
Cada año, el santuario de Torreciudad coloca, entre sus adornos navideños, un árbol decorado. Este año, además de adornar el espacio sacro, el árbol será el resultado de pequeños gestos solidarios, pues de sus ramas colgarán unas bolas navideñas transparentes que albergarán en su interior intenciones escritas de quienes compren las bolas. Parte de la recaudación de estas bolas se destinará a familias necesitadas de la zona, especialmente afectadas por la pandemia a través de Cáritas Diocesana de Barbastro-Monzón, que será la entidad que recibirá esta ayuda económica
Cada bola navideña solidaria tiene un precio de 5 euros y se pueden comprar a través de la página del Santuario hasta el 29 de noviembre.
Miguel Ángel Jiménez Salinas, sacerdote de Ciudad Real, es el responsable del sostenimiento de la Iglesia en la Conferencia Episcopal Española. A las puertas de la celebración del Día de la Iglesia diocesana, afirma que el futuro que se dibuja en España, también para el sostenimiento de las comunidades parroquiales, es complicado y confía en la ayuda de conjunta de los fieles para superar este momento.
La Iglesia española celebra este próximo domingo, 8 de noviembre, el Dia De la Iglesia diocesana. Una jornada con la que se quiere recordar a los fieles que todos somos responsables de sacar adelante nuestra gran familia que es la Iglesia, con la aportación económica, sí, pero también a través de nuestra actividad solidaria, evangelizadora, etc. El responsable del sostenimiento de la Iglesia, Miguel Ángel Jiménez Salinas, recuerda, en esta entrevista con revista Palabra, que esta campaña «no exige nada a nadie, se pide colaborar, cada uno según sus posibilidades».
P-Este año la campaña viene, como todo, claramente marcada por la situación que atravesamos a raíz de la pandemia. En estos momentos son muchas las personas que no pueden acudir físicamente a su parroquia y puede surgir la duda ,¿cómo pueden seguir ayudando?
Al servicio de las parroquias tenemos un instrumento importante que es el portal de donativos donoamiiglesia.es. Desde él se puede realizar un donativo, de la cuantía y de la periodicidad que se quiera, a cualquier parroquia de España, grande o pequeña, cercana o lejana. Este portal quiere ser una ayuda fundamental para ellas, y especialmente en este tiempo en el que se ve muy limitada la asistencia física, pero que la Iglesia sigue llegando a muchas personas ofreciendo consuelo, esperanza y, también, toda la ayuda material que se necesita. Ya existía antes de la pandemia, pero en ella se ha demostrado como una herramienta muy eficaz de ayuda porque cualquier persona puede realizar su donativo, cualquier hora, en cualquier lugar, y, además, destinarlo no solo a la parroquia que quiera, sino que también puede detallar si quiere que su donativo se destine a Cáritas o cualquier de otra de las acciones que sepa se están realizando.
P-Hay personas que no han podido pisar su parroquia, o su centro dee Cáritas en meses, ¿cómo no perder el sentido de parroquia, de familia, en estas circunstancias?
M.A.J.- Eso es quizá lo más importante que tenemos que tener presente. Cuando en la misa hacemos la profesión de fe respondemos: «Sí, creo», pero respondemos todos juntos. La fe es una cuestión personal que respondemos en comunidad junto con otros. Por eso queremos remarcar tanto y hacer tanto hincapié en que somos una familia. Nuestras parroquias tienen que ser lugares de encuentro, en el que nos acostumbremos a estar, sobre todo que descubramos en ella que pertenecemos a la Iglesia, que en ella hemos recibido la fe y es en ella el lugar en el que encontramos el mejor ambiente para su crecimiento.
Igual que nuestra vida cristiana, debemos descubrir en la parroquia nuestra referencia más concreta para que, desde ella, nos sepamos miembros vivos de la Iglesia, es una tarea, un camino.
La Iglesia en pandemia
P-Durante todo el tiempo de pandemia, la Iglesia ha venido trabajando de muchas maneras; la primera pastoralmente, pero también en el campo asistencial o educativo han seguido adelante o surgido muchas iniciativas, ¿cómo se ha podido sostener esta actividad? Y en cierto modo ¿cómo se prevé el futuro?
M.A.J.- Lo que se prevé para el futuro, aunque nos cueste, es dificultad y sufrimiento, pero que juntos lo podremos afrontar. Ese será nuestro mejor punto de apoyo.
En el portal iglesiasolidaria.es, porque a veces hay que concretar las cosas, hemos descubierto todo lo que la Iglesia estaba haciendo durante los meses de primavera de este año, en marzo, abril y junio, y también lo que ahora sigue haciendo: una labor que mira a la persona en todas sus dimensiones. Es verdad que hay muchas asociaciones y ONG que suponen una ayuda constante, pero la Iglesia mira a la persona de manera integral. Dar de comer, repartir alimentos, ayudar a pagar el recibo de la luz o a buscar trabajo, dentro de las dificultades que puede conllevar, porque para todo se necesitan recursos, es una tarea que muchos están ofreciendo. La mirada integral de la Iglesia sobre el hombre también habla de su dignidad, ofreciendo consuelo y esperanza. Acompañando en tantas situaciones de dolor y de dificultad.
Día de la Iglesia diocesana
P-La campaña del Día de la Iglesia diocesana lleva varios años con una misma línea “somos una gran familia contigo” ¿no puede generar cierto cansancio esta misma idea repetida? ¿por qué se ha elegido esta idea como eje de comunicación?
M.A.J.- Ya lo decíamos un poco antes. Ese mensaje quiere transmitir lo que la Iglesia es, lo que somos en ella. Por eso, a ese mensaje también lo acompañamos con “somos lo que tú nos ayudas a ser y «SomosIglesia24Siete». Todo forma parte de la misa idea. Si miramos hacia dentro de la Iglesia descubrimos que Dios es nuestro Padre, que todos somos hijos suyos y, por lo tanto, hermanos entre nosotros. En una familia no nos desentendemos unos de otros, sino que todos colaboramos, todos ayudamos, todos ofrecemos lo que somos y tenemos porque lo importante es que juntos sigamos caminando. Pero esa Iglesia que es familia, en la que todos somos hijos, depende de la aportación de cada uno, de su entrega corresponsable. También, por supuesto, la Iglesia mira hacia fuera de sí misma porque está comprometida con la sociedad y, por eso, «SomosIglesia24Siete». Permanentemente abiertos y dispuestos a ayudar, eso es lo que significa 24Siete, 24 horas al día, siete días a la semana: siempre dispuestos a dar por los demás todo lo que tenemos.
Colaboración más allá de lo económico
P-En un momento en el que la crisis económica no es una amenaza sino una realidad, ¿no es exigir demasiado el pedir ayuda para la Iglesia? ¿de verdad revierte esta ayuda?
M.A.J.- Por supuesto, lo que la Iglesia es y hace, su misión y tarea lo vive mirando al mundo. Ya dijo el papa san Juan Pablo II que esta Iglesia mira al hombre concreto y real y busca su bien, su salvación. No se exige nada a nadie, se pide colaborar, cada uno según sus posibilidades. Nosotros hablamos de compartir, de entregar, de colaborar con tiempo, con cualidades, con oración, con apoyo económico y, si se miran cada una de estas dimensiones en conjunto, lo que vemos es que una persona puede colaborar de maneras diferentes. Habrá personas que, por su profesión o por sus ocupaciones, no tengan tiempo para compartir, pero sí podrán ayudar con alguna de sus cualidades porque las pondrán no solo al servicio de la Iglesia sino, a través de ella, compartiéndolas con el mundo. Otros, quizá, podrán rezar, es una tarea a veces olvidada que podemos ofrecer por los demás: rezar por otros. Por supuesto, la colaboración económica, porque sin dinero y sin apoyo no podríamos ayudar en tantas necesidades como muchas veces hay. También con tiempo. Entregar tiempo a los demás es tremendamente valioso.
Lo más importante es que cada uno podemos sentirnos llamados a colaborar de una manera determinada sin que sea excluyente, es decir, quizá muchos podemos colaborar en esas cuatro dimensiones: con nuestro tiempo, con nuestras cualidades, con nuestra oración y con nuestro apoyo económico, es decir, con todo lo que somos.
Por último ¿colaboramos más ahora con nuestra parroquia? Quizás siempre centramos la mirada en la colaboración económica, pero, ¿son igualmente loables todas las maneras de ayudar?
M.A.J.- Así es. Muchas veces, porque también es lo más inmediato, cuando alguien nos pide ayuda, nos tocamos el bolsillo. Efectivamente, hay veces que, si ese compromiso no llega al bolsillo, -lo dice el papa Francisco- no es todo lo serio y radical que podría ser. Sin embargo, ningún tipo de colaboración es excluyente y, en nuestras parroquias, se necesita la colaboración de todos. Esa es la llamada que todos estamos recibiendo y que estamos llamados a responder: colaborar con nuestra parroquia, de la manera en la que podamos; que nos impliquemos porque pertenecemos a la Iglesia, que es nuestra madre. En una familia, en una comunidad, cada uno aporta según su forma de ser según sus circunstancias, sus cualidades, compartiendo todo, ofreciendo todo. También en nuestra parroquia tiene que ser así.
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Alejandro Zubieta·6 de noviembre de 2020·Tiempo de lectura: 2minutos
TEXTO – Alejandro Zubieta
Desde hace tres meses una imagen de la Virgen de Guadalupe se va apareciendo en casas y bardas de las calles de Monterrey (México) y municipios vecinos. La iniciativa surgió de un experto en artes gráficas que tiene un gran amor a la Virgen y aprecio por el buen gusto urbanístico. Junto con un amigo decidieron unir ambos ideales y permitir que Ella hiciera lo más importante: unir a la familia, a los vecinos, hacerse encontradiza con sus hijos, embellecer la ciudad…
El proyecto se llama #LaVirgenEnTodosLados. Ofrece algo que no es muy común: dar más de lo que se recibe. Le entregan una imagen de la Virgen a la persona que la desea para su casa y, al mismo tiempo, se comprometen a remodelar algún muro o barda en mal estado para colocar allí otra imagen de la Virgen. No tienen pérdidas financieras; aparecen donantes que colaboran en cubrir los gastos de embellecimiento de las calles y bardas.
El antes y el después de una de sus obras.
La iniciativa es exitosa. A la fecha tienen colocadas 420 imágenes de la Virgen; 210 en casas y otras 210 en las bardas o muros de la ciudad, de un barrio o poblado. Los promotores de esta iniciativa están más que bien pagados; además de un cambio de la tierra al sol de la mejora visual urbanística de un espacio y comprueban el efecto de unidad que consigue la Virgen: se facilitan medios y permisos para la instalación de las imágenes, se reúnen familiares que tenían 20 años de no hacerlo, algunos ciudadanos se detienen en plena vía pública a rezar o cantarle a la Virgen…
El autorAlejandro Zubieta
Puerto Rico
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Sólo 38 personas asistirán presencialmente en la Casa de la Iglesia en Madrid: los miembros de la Comisión permanente, presidentes de las Subcomisiones y el presidente de la Comisión Episcopal de Asuntos Jurídicos. El resto de obispos podrán seguir las sesiones de manera online.
La situación de las diferentes comunidades de España derivada de la pandemia unida al elevado número de asistentes de una Asamblea plenaria habitual de la Conferencia Episcopal Española, unos 118, ha llevado a platear un nuevo formato para los próximos días (16 – 20 de noviembre) en los que está prevista la reunión del mayor órgano ejecutivo de la CEE.
La Asamblea comenzará, de manera oficial el lunes por la tarde, a partir de las 16:30h. de tal modo que, esa mañana, los obispos asistentes se someterán a una prueba de antígenos para garantizar su seguridad.
Sin visitas ni actos
La ceremonia de apertura podrá seguirse por el canal de Youtube de la Cee ya que, ni esta ceremonia ni la rueda de prensa final será, en ningun caso, presencial. La Santa Misa diaria se seguirá celebrando en la Capilla de la Sucesión Apostólica (cuya capacidad habitual es de unas 115 personas) si bien, durante la Plenaria no se podrán recibir visitas externas y las reuniones de las Comisiones se desarrollarán de manera virtual.
Los temas que se tratarán en esta Asamblea Plenaria no están, por el momento, definidos, como ha destacado el secretario de la Comisión de Medios de comunicación, jose Gabriel Vera, quien ha sido el encargado de trasladar estas novedades a los periodistas.
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La Secretaría de Estado ya no gestionará los activos financieros e inmobiliarios
Giovanni Tridente·5 de noviembre de 2020·Tiempo de lectura: 4minutos
Una carta del Papa Francisco del 25 de agosto al cardenal Parolin anticipa la entrega a la APSA que se ha hecho operativa la tarde del 4 de noviembre en presencia del Papa.
«He reflexionado y rezado«. Así se expresa el Papa Francisco en la carta que el pasado 25 de agosto entregó al cardenal Pietro Parolin. En ella establece que la Secretaría de Estado ya no administra o gestiona de forma independiente los bienes financieros e inmobiliarios, sino que los transfiere a la APSA, la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, una especie de banco central del Estado de la Ciudad del Vaticano.
En el marco de la reforma
El secretario de Estado, card. Pietro Parolin
Más allá de los escándalos financieros que han afectado recientemente a parte de esta gestión administrativa de la «Terza Loggia» – como se refieren en la jerga del aparato de la Secretaría de Estado, debido a la ubicación de las oficinas en el Palacio Apostólico Vaticano – esta decisión del Papa ha madurado en el marco general de la reforma de la Curia Romana, que desde hace varios años, a partir de 2014, ya ha puesto en marcha reformas en materia de gestión de la economía.
Recordamos, a modo de ejemplo, el nacimiento del Consejo para la Economía, la Secretaría de Economía – inicialmente confiada como Prefecto al Cardenal Pell y ahora dirigida por el jesuita Juan Antonio Guerrero Alves – y la figura del Interventor General de Cuentas (motu proprio del 24 de febrero de 2014), con la posterior aprobación de los Estatutos al año siguiente.
Una gestión más evangélica, transparente y eficaz
La decisión del Santo Padre ha llegado a su madurez -después de varios otros cambios iniciados en varios Cuerpos y Dicasterios- para garantizar una gestión de los recursos donados por los fieles que sea aún «más evangélica, transparente y eficaz«, superando también «superposiciones, fragmentaciones o duplicaciones innecesarias y perjudiciales» en el funcionamiento de las oficinas de la Curia.
La preocupación explícita expresada por el Pontífice, en lo que se refiere específicamente a la Secretaría de Estado -que «es sin duda alguna el Dicasterio que apoya más estrecha y directamente la acción del Santo Padre en su misión«- es evitar la duplicación de funciones ya atribuidas a otros órganos vaticanos, pero es innegable que los acontecimientos actuales han tenido un enorme efecto en la aceleración de esta reflexión.
Nos referimos a la famosa, y en cierto modo desagradable, historia de la inversión inmobiliaria realizada en Londres (Sloan Avenue) que se remonta a 2014 y los usos del fondo maltés Centurión, sobre el que las autoridades vaticanas están investigando y que en los últimos tiempos ha llevado también a la dimisión del anterior sustituto de la Secretaría de Estado, el Card. Angelo Becciu, con todo lo que ha resultado.
El Papa en su carta a Parolin pidió expresamente, ya el 25 de agosto, «salir cuanto antes» de esa inversión, «o, al menos, disponer de ella de manera que se eliminen todos los riesgos de reputación«.
Fin a los fondos discrecionales
En el plano práctico, el Pontífice también establece que todos los fondos administrados por la Secretaría de Estado deben incorporarse al presupuesto consolidado de la Santa Sede, poniendo así fin a los «fondos discrecionales» para el uso de los distintos Sustitutos, como ocurría en el pasado, y la propia Secretaría se dotará de un presupuesto aprobado a través de los mecanismos habituales como ha sido el caso -desde hace algún tiempo, desde la gestión de Pell- para cualquier otro Departamento.
El control y la supervisión en materia administrativa también deberá ser ejercido, como en otros casos, por la Secretaría de Economía, y la Secretaría de Estado dejará de tener la responsabilidad de la supervisión y el control en esta materia sobre cualquier entidad, aunque esté relacionada con ella.
Claridad, transparencia y orden
El padre Juan Guerrero, prefecto de la Secretaría de Economía
La noticia comunicada hoy es que finalmente – en una reunión presidida ayer por la tarde por el propio Papa Francisco – la tan esperada «Comisión de paso y control» deseada por el Santo Padre ya en esa carta del 25 de agosto, entra en funcionamiento con efecto inmediato. Esta comisión se encargará de llevar a término, en los próximos tres meses, lo que se había ordenado. La Comisión está integrada por todos los jefes de las oficinas interesadas, a saber, el obispo Edgar Peña Parra, suplente de la Secretaría de Estado, el obispo Nunzio Galantino, Presidente de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica -a quien pasará la gestión financiera del patrimonio- y el padre Juan Antonio Guerrero Alves, Prefecto de la Secretaría de Economía, que ejercerá las funciones de control.
Fue precisamente este último, en una entrevista concedida a Vatican News el 1 de octubre de este año, quien se anticipó a estas medidas, apreciando el trabajo realizado en los meses anteriores por la Secretaría de Estado en la línea de «claridad, transparencia y orden«.
Chile: «Es necesario promover en la nueva Carta fundamental los valores cristianos»
Pablo Aguilera·5 de noviembre de 2020·Tiempo de lectura: 2minutos
TEXTO- Pablo Aguilera, Chile
Nueva Carta fundamental para Chile
El día 25 de octubre se realizó en Chile el Plebiscito acordado en noviembre de 2019 por el Gobierno de Sebastián Piñera y la mayoría de los partidos políticos, con excepción del P. Comunista y el Frente Amplio (extrema izquierda). Se preguntó a los chilenos mayores de 18 años si querían una nueva Constitución para la República y, en caso afirmativo, si deseaban que los constituyentes fueran mitad parlamentarios y mitad otros ciudadanos o solamente ciudadanos elegidos por votación. La jornada transcurrió pacíficamente y esa misma noche se tuvieron los resultados que fueron contundentes. Participó casi el 51 % de los chilenos. Por el Apruebo votaron el 78 % y por el Rechazo 22%. También la gran mayoría (79 %) se pronunció a favor de que los constituyentes sean elegidos ciudadanos, no los parlamentarios, lo cual es un reflejo del pésimo prestigio que tienen los políticos.
Entrega en 2022
La elección de constituyentes será en abril del 2021 mediante votación popular. Entre febrero y mayo del 2022 deberían entregar la Carta Magna. Y durante el primer semestre de ese año se efectuaría un segundo plebiscito con voto obligatorio para aprobar o rechazar dicha Constitución.
Promover los valores cristianos
Mons. Celestino Aos, arzobispo de Santiago de Chile
La Conferencia Episcopal de Chile en los meses previos hizo varios llamados a los ciudadanos a participar en dicho Plebiscito, sin tomar partido por ninguna opción. Algunos obispos efectuaron un plan de formación en Doctrina social de la Iglesia en sus diócesis. Posterior a dicho proceso, el Comité permanente de la Conferencia Episcopal de Chile (CECH) señaló que “es necesario promover en la nueva Carta fundamental los valores cristianos esenciales sobre los que se ha cimentado la vida de nuestra nación”.
El mismo 25 de octubre el Papa anunció la creación de 13 nuevos Cardenales en Consistorio de noviembre. Entre ellos el Arzobispo de Santiago, Mons. Celestino Aós (OFM Cap), quien ejerce como Administrador Apostólico desde marzo 2019 y como Obispo desde diciembre pasado. Desde el año 1946 los arzobispos de Santiago han recibido el capelo cardenalicio; él sería el octavo Cardenal de la Iglesia en Chile. Mons. Aós en abril cumplió 75 años por lo que ya ha presentado su carta de renuncia al Papa, pero seguramente continuará en este cargo pastoral algunos años más. Desde la crisis de la Iglesia en este país el año 2018, lentamente se han ido proveyendo las diócesis que estaban sin Obispo. En la actualidad restan cuatro diócesis que aún tienen Administrador Apostólico desde hace dos años: Valparaíso, Talca, Rancagua y Valdivia.
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La apertura de la Puerta Santa marcará el inicio del Año Jubilar de la catedral burgalesa el próximo sábado. La despedida de Mons. Fidel Herráez Vegas y la llegada del nuevo arzobispo, Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, hacen especialmente memorable este tiempo jubilar en la archidiócesis.
El administrador apostólico, Mons. Fidel Herráez será el encargado de abrir la Puerta Santa de la Catedral de Burgos en este Año Jubilar concedido por el papa Francisco al cumplirse, este año, el VIII Centenario de la colocación de la primera piedra de la sede burgalesa.
La ceremonia de apertura de este Año Santo, marcado evidentemente por la epidemia de coronavirus, ha sido además el marco elegido por Fidel Herráez para despedirse de la archidiócesis, que ha pastoreado desde 2015 hasta la aceptación de su renuncia por motivos de edad y el nombramiento del hasta ahora obispo de Bilbao para la sede castellana.
Una celebración significativa y diocesana
Como han señalado los responsables de la archidiócesis de Burgos en la rueda de prensa de la apertura de este Año Jubilar, todos los arciprestazgos de la diócesis acudirán a la celebración del próximo sábado «con algunas de las cruces procesionales más populares. A sus porteadores se les entregará una luminaria para que viaje a cada uno de los territorios e ilumine sus celebraciones en torno a este Año Jubilar, visibilizando la diócesis como una misma comunidad de fieles». Una manera de acercar esta celebración que se ha visto afectada en gran manera por la pandemia de COVID19.
La pandemia ha causado la modificación de la procesión pública de entrada, que en un inicio partía del monasterio las Salesas, y que ha sido sustituida por un un pequeño recorrido desde la Capilla del Santo Cristo, «un gesto muy significativo en este momento, ya que se atribuye a la imagen su intervención milagrosa frente a la peste que asoló Burgos en 1405 y que acabó con la mitad de la población. La epidemia cesó y el Ayuntamiento hizo voto de acudir corporativamente cada año, en acción de gracias, el día 14 de septiembre, voto que se repitió en 1629 y se sigue cumpliendo en la actualidad«.
Una de las iniciativas que tomará cuerpo el próximo sábado será la antifonal compuesta por el canónigo José Inocencio Fernández, organista de la Catedral, titulada Yo soy la puerta. En la eucaristía también sonará el himno del Año Jubilar, compuesto por el burgalés Pedro María de la Iglesia sobre letra del sacerdote burgalés Donato Miguel Gómez.
Sois templo de Dios
El año jubilar de la catedral de Burgos tenía previsto su inicio el 20 de julio de 2020, fecha que hubo de ser pospuesta por las restricciones de la pandemia. Sin embargo, la archidiócesis no ha abandonado el proyecto de este Año Jubilar que «es una invitación a sentirnos como piedras vivas y templos de Dios en medio del mundo«. El lema viene escogido del texto de la primera carta de San Pablo a los Corintios en la que les recuerda: “Sois templo de Dios y el Espíritu Santo habita en vosotros” (1a Corintios 3, 16).
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El pasado 21 de octubre se estrenaba en el Festival de Cine de Roma el documental «Francesco», dirigido por el ruso Evgeny Afineevsky. En el filme, el Papa hace algunas afirmaciones sobre las uniones de personas homosexuales, que se ofrecen descontextualizadas, ya que se trata de extractos de una entrevista concedida hace un año.
Los medios de comunicación se han hecho eco del comunicado de la Secretaría de Estado, hecho público por diversos obispos, donde aclara las palabras del pontífice. Declaraciones que habían generado distintas reacciones e interpretaciones, ya que fueron emitidas como una afirmación aislada, sin el contexto de la conversación y de las preguntas de la entrevistadora.
Afirmaciones fuera de contexto
Durante la entrevista, el Papa Francisco respondió a dos preguntas distintas en dos momentos diferentes. En el documental fueron editadas y publicadas como una sola respuesta sin la debida contextualización. El Santo Padre, en un primer momento, había hecho una referencia pastoral acerca de una necesidad que, en el seno de la familia, el hijo o la hija con orientación homosexual nunca sean discriminados. A esto se refiere cuando afirma que «las personas homosexuales tienen derecho a estar en familia; son hijos de Dios, tienen derecho a una familia. No se puede echar de la familia a nadie ni hacerle la vida imposible por eso«.
El comunicado que ha hecho público, entre otros, el Nuncio Apostólico de México, mons. Franco Coppola, en su perfil en redes sociales, hace referencia a la Exhortación apostólica post-sinodal sobre el amor en la familia Amoris laetitia, que puede dar luz a algunas de las expresiones a las que nos referimos: «Con los Padres sinodales, he tomado en consideración la situación de las familias que viven la experiencia de tener en su seno a personas con tendencias homosexuales, una experiencia nada fácil ni para los padres ni para sus hijos. Por eso, deseamos ante todo reiterar que toda persona, independientemente de su tendencia sexual, ha de ser respetada en su dignidad y acogida con respeto, procurando evitar “todo signo de discriminación injusta”, y particularmente cualquier forma de agresión y violencia. Por lo que se refiere a las familias, se trata por su parte de asegurar un respetuoso acompañamiento, con el fin de que aquellos que manifiestan una tendencia homosexual puedan contar con la ayuda necesaria para comprender y realizar plenamente la voluntad de Dios en su vida«.
La entrevista íntegra al Papa Francisco concedida a Valentina Alazraki, de la cadena Televisa, de donde fueron extraídas las palabras del Papa para el documental.
Referencias a disposiciones locales
La entrevista continúa con una pregunta en relación a una ley local de hace diez años en Argentina sobre los «matrimonios igualitarios de parejas del mismo sexo” y a la oposición del entonces Arzobispo de Buenos Aires al respecto. En este sentido, el Papa Francisco afirmó que “es una incongruencia hablar de matrimonio homosexual”, añadiendo que, en ese mismo contexto, había hablado del derecho de estas personas a tener cierta cobertura legal: “lo que tenemos que hacer es una ley de convivencia civil; tienen derecho a estar cubiertos legalmente. Yo defendí eso”.
Por último, el comunicado trae a colación unas palabras del Papa en una entrevista concedida en 2014: «El matrimonio es entre un hombre y una mujer. Los Estados laicos quieren justificar las uniones civiles para regular diversas situaciones de convivencia, movidos por la exigencia de regular aspectos económicos entre las personas, como por ejemplo asegurar la asistencia sanitaria. Se trata de pactos de convivencia de diferente naturaleza, de los cuales no sabría dar un elenco de las distintas formas. Es necesario ver los diversos casos y evaluarlos en su variedad«.
Por tanto, se observa que el Papa Francisco, en ningún caso cambia la doctrina del Magisterio sobre este punto, sino que se ha referido a determinadas disposiciones estatales, no a la doctrina de la Iglesia, reafirmada en numerosas ocasiones los últimos años.
Reacciones al reciente ataque terrorista en Viena. El Cardenal Schönborn pide al pueblo vienés solidaridad y caridad frente al odio del fundamentalismo islámico. En la misma línea se expresan el presidente de la Conferencia Episcopal y el director de Obras Misionales Pontificias en Austria.
Dominik Hartig·4 de noviembre de 2020·Tiempo de lectura: 2minutos
Ante la consternación por el reciente ataque terrorista en la capital austriaca, el arzobispo de Viena, el cardenal Christoph Schönborn, pide al pueblo vienés que continúe “por el camino de la solidaridad, la comunidad y la consideración”.
Nadie debe ahora dejar que el pánico le engañe para que responda al odio con odio. “¡No os daremos nuestro odio!”, exclamó el cardenal Schönborn. “Aunque ahora tengamos que mantener las distancias debido a la pandemia, no podemos mantener las distancias en nuestro corazón. Mientras en nuestra sociedad el calor sea más fuerte que el frío del odio, no tenemos por qué perder el ánimo”.
Autoridades religiosas y políticas, unidas por la paz
El cardenal Cristoph Schonborn
En la gran celebración litúrgica en sufragio y conmemoración del martes por la noche en la catedral de San Esteban en Viena, representantes de todas las comunidades religiosas y numerosos políticos expresaron sus condolencias por las víctimas y sus familias.
“Pedimos la bendición y la paz para los fallecidos, los heridos, los que lloran y para todo el país”, explicó el cardenal Schönborn al inicio de la celebración. “La concordia entre las religiones no debe verse comprometida por actos individuales causados por el odio”. Y recordó que la paz nunca es un producto ya terminado, sino que siempre consiste en una red de muchas atenciones individuales.
El arzobispo de Salzburgo Franz Lackner
Durante la gran oración ecuménica por la paz en la catedral de Salzburgo, numerosos creyentes rezaron con el presidente de la Conferencia Episcopal de Austria, el arzobispo de Salzburgo Franz Lackner, por la paz y la reconciliación entre pueblos y grupos étnicos hostiles. El arzobispo Lackner animó a todos a oponerse al acto de terror “interiormente con toda su fuerza de espíritu y de su fe”.
La Iglesia reza por Austria
El Director Nacional de las Obras Misionales Pontificias en Austria, padre Karl Wallner, recordó en una circular que la única respuesta cristiana al odio del fundamentalismo islámico es el amor que Jesucristo ejemplificó. “Escribo porque es muy importante para mí que nos animemos unos a otros y permanezcamos unidos como Iglesia. Me alegra compartir con Usted una maravillosa experiencia de solidaridad: en las últimas horas, muchos de nuestros socios de proyectos, obispos, sacerdotes, religiosas, misioneras, laicos de África y del Sur me han escrito: la Iglesia universal reza por nosotros en Austria, ¡la Iglesia universal reza por Usted!”.
El autorDominik Hartig
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Tres temas pueden representar las enseñanzas de Papa en estas semanas que nos preparan para la Navidad: los pobres, la oración y María. La predicación de Francisco se inserta en los acontecimientos que vivimos y alimenta la vida cristiana con aquello que más necesitamos.
Ramiro Pellitero·2 de noviembre de 2020·Tiempo de lectura: 5minutos
El domingo 15 de noviembre el Papa celebró la IV Jornada mundial de los pobres, que este año tenía como lema: Tiende tu mano al pobre (cf. Si 7, 32).
Un rédito eterno
Su predicación se centró en la parábola de los talentos (cfr. Mt 25 14 ss.). Cada talento correspondía al salario de unos veinte años de trabajo, entonces suficiente para toda una vida. Todos –señaló Francisco– tenemos ante todo una gran riqueza: lo que somos, una imagen insustituible de Dios. Y lo tenemos para servir y para “hacer el bien” a los demás, y no tanto para “estar bien” nosotros mismos.
En segundo lugar, observó que los siervos que “sirvieron”, son llamados “fieles” cuatro veces, porque arriesgaron. La fidelidad implica arriesgarse, no jugar a la defensiva, aferrándose quizá meramente a unas normas o a unas reglas que garantizan no equivocarse. Así pensaba el holgazán a quien su señor le llamó “malo”, simplemente por haberse refugiado en su pasividad.
Tercer punto: al menos aquel siervo debía haber entregado el talento a los prestamistas, para recuperarlo luego con los intereses. Y para nosotros, observa el Papa, los prestamistas son los pobres. Y sintetiza así el mensaje cristiano en este punto de un modo pedagógico: mostrando que, si les atendemos, salimos ganando: “Los pobres están en el centro del Evangelio; el Evangelio no puede ser entendido sin los pobres. Los pobres tienen la misma personalidad que Jesús, que siendo rico se despojó de todo, se hizo pobre, se hizo pecado, la pobreza más fea. Los pobres nos garantizan un rédito eterno y ya desde ahora nos permiten enriquecernos en el amor. […] La mayor pobreza para combatir es nuestra pobreza de amor”.
Al acercarse la Navidad, nos invita a no preguntarnos “qué puedo comprar o tener”, sino “qué puedo dar a los demás”, para ser como Jesús y servir así a la voluntad de Dios. Al final, parece como si Francisco hubiera querido tomar otra metáfora apropiada a nuestra situación de pandemia, que nos fuerza a llevar mascarilla. Toma la frase de san Juan Crisóstomo cuando dice que después de la muerte “todos se quitan la máscara de la riqueza y la pobreza y se van de este mundo. Y se los juzga sólo por sus obras, unos verdaderamente ricos, otros pobres”. Esa será nuestra verdadera realidad entonces, seremos ricos por lo que hayamos servido; y, si no, seremos muy pobres. Pobres en la humanidad verdadera y en el amor verdadero.
Necesidad y fuerza de la oración
En sus catequesis de los miércoles, Francisco reflexionó dos días sobre los salmos. Primero (cfr. 14-X-2020) los presentó como una escuela de oración, porque son palabra de Dios que nos muestra cómo podemos hablar con Él. Los salmos brotan de la vida cotidiana de los creyentes, de sus alegrías y dolores, dudas, esperanzas y amarguras. Y a partir de ahí –diciéndole al Señor lo que somos y lo que nos pasa– nos enseñan a referirle todas las cosas, como hacía Jesús con Dios Padre.
Al mismo tiempo (cfr. 21-X-2020), rezando con los salmos aprendemos a respetar a Dios y a los demás. Nos enseñan que la oración no es un calmante, sino una gran escuela de responsabilidad personal. Tanto cuando los rezamos individualmente como cuando los rezamos en el templo, los salmos “abren el horizonte a la mirada de Dios sobre la historia”. Y también recogen el grito de los necesitados, de los humildes, de los pobres. Esto, añade, es importante porque hay que rechazar el ateísmo práctico que se esconde detrás de la indiferencia o el odio a los demás, porque equivale a no reconocer la persona humana como imagen de Dios.
Más adelante el Papa presentó a Jesús como hombre de oración (cfr. 28-X-2020), que encabeza nuestra oración y nos incluye en su misión. Es también nuestro maestro de oración (4-XI-2020), pues la oración es el timón de la ruta, es escucha y encuentro con Dios. “La oración tiene el poder de transformar en bien lo que, de otro modo, en la vida sería una condena; la oración tiene el poder de abrir un horizonte grande a la mente y de agrandar el corazón”. La oración personal es “un arte” en soledad, que nos ayuda a abandonarnos en las manos de Dios.
Necesitamos la oración porque nos aporta la fuerza y el oxígeno para nuestra vida, que nos vienen por la presencia del Espíritu Santo. Como la de Jesús, nuestra oración debe ser perseverante y continua, tenaz, valiente y humilde (cfr. 11-XI-2020); también cuando no sentimos nada, incluso, como sucedió en la vida de muchos santos, en medio de “la noche de la fe y el silencio de Dios”.
La oración de Jesús, siempre acompañada por la acción del Espíritu Santo, es el fundamento vivo de la nuestra. Jesús, como dice san Agustín y recoge el Catecismo de la Iglesia Católica, “ora por nosotros como sacerdote nuestro; ora en nosotros como cabeza nuestra; a Él se dirige nuestra oración como a Dios nuestro. Reconozcamos, por tanto, en Él nuestras voces; y la voz de Él, en nosotros” (n. 2616). Un tema que era muy querido para Benedicto XVI.
Por su parte, María es mujer de oración (cfr. 18-XI-2020). Ella reza desde joven, sin querer ser autónoma: “Espera que Dios tome las riendas de su camino y la guíe donde Él quiera. Es dócil, y con su disponibilidad predispone los grandes acontecimientos que involucran a Dios en el mundo”. Ella, con su fiat (hágase), manifiesta su permanente apertura a la voluntad de Dios. También nuestra oración debe ser así, sencilla, confiada, disponible: “Señor, lo que Tú quieras, cuando Tú quieras y como Tú quieras”. Ella lo hace así hasta la cruz y después de la cruz, como Madre de la Iglesia naciente. Es su presencia silenciosa de madre y discípula. Todo lo que sucede lo pasa por la “criba” de la oración en su corazón, que es, por eso, como una perla de incomparable esplendor.
Redescubrir el corazón de María
El Señor nos dio a María como madre desde la cruz (cfr. Jn 19, 27), cuando nos estaba dando su vida y su Espíritu (cfr. Discurso en la Pontificia facultad teológica “Marianum” de Roma, 24-XI-2020). “Y no dejó que su obra se cumpliera sin darnos a la Virgen, porque quiere que caminemos en la vida con una madre, más aún, con la mejor de las madres” (cfr. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 285).
Por eso la Iglesia y también nuestra Tierra, dice Francisco, necesitan redescubrir el corazón materno de María. Todos nosotros “necesitamos la maternidad, la que genera y regenera la vida con ternura, porque sólo el don, el cuidado y el compartir mantienen unida a la familia humana. Pensemos en el mundo sin madres: no tiene porvenir” (cfr. encíclica Fratelli tutti, 278).
Es interesante conocer que quizás el dato mariológico más antiguo del Nuevo Testamento es la afirmación de que el Salvador “nació de mujer” (Ga 4, 4). “En el Evangelio” –observa el Papa– “María es la mujer, la nueva Eva, que desde Caná hasta el Calvario interviene para nuestra salvación (cfr. Jn 2, 4; 19, 26)”. Finalmente es también la mujer vestida de sol que cuida de la descendencia de Jesús (cfr. Ap12,17). Y deduce Francisco: “Así como la madre hace de la Iglesia una familia, la mujer hace de nosotros un pueblo”. Francisco subrayaba el papel de la mujer, esencial para la historia de la salvación, y que, por tanto, no puede por menos que ser esencial para la Iglesia y el mundo. Sin embargo, exclamaba, “¡cuántas mujeres no reciben la dignidad que se les debe!”.
Por ello la Iglesia, el mundo y también la teología necesitan su ingenio y su estilo. Y por lo que respecta a la Mariología, que “puede contribuir a llevar a la cultura, también a través del arte y la poesía, la belleza que humaniza e infunde esperanza”, también “está llamada a buscar espacios más dignos para las mujeres en la Iglesia, partiendo de la dignidad bautismal común”.
Los desafíos de la comunicación actual del Vaticano
Giovanni Tridente analiza los desafíos en materia de comunicación a los que se enfrenta el Vaticano actualmente.
1 de noviembre de 2020·Tiempo de lectura: 2minutos
Una de las más recientes transformaciones desde el punto de vista de los medios de comunicación que ha interesado a la Curia Romana –el conjunto de organismos que colabora con el Papa en el gobierno espiritual y material de la Iglesia Católica- es ciertamente la llevada a cabo por el Dicasterio para la Comunicación.
Fue instituido por el Papa Francisco el 27 de junio de 2015 –inicialmente con el nombre de “Secretaría”- con el motu proprio que lleva por título El actual contexto comunicativo, que como sabemos está caracterizado por la presencia y por el desarrollo de los digital media, en un panorama totalmente convergente e interactivo. Este dicasterio ha absorbido al histórico Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales (1948, Papa Pío XII) y asume todas las otras estructuras que en el curso de los decenios se han ocupado de comunicaciones del Vaticano: Sala Stampa, CTV, Radio Vaticana, Tipografía, L’Osservatore Romano, etc.
El aspecto más visible de esta reforma se ha producido seguramente en la página web Vatican News, inaugurada el día del 81º cumpleaños del Papa Francisco, el 17 de diciembre de 2017.
El nuevo sistema de información de la Santa Sede propone todos los tipos de contenidos multimedia en las cuatro áreas temáticas informativas elegidas por la dirección, orientadas a sustituir todas las páginas de internet y los canales social con carácter informativo utilizados anteriormente.
“Superando el concepto de simple convergencia digital –se puede leer en la propia página de Vatican News-, pretende responder y en un cierto sentido anticipar, los cambios constantes de lugar y forma de la comunicación”. La supervisión fue confiada a un director editorial, encargo cubierto por el vaticanista de largo recorrido Andrea Tornielli, ya fundador y director de Vatican Insider.
Las marcas relacionadas ahora con la historia de la información de la Santa Sede son fundamentalmente el propio Vatican News, que identifica también los canales social de cada redacción lingüística; el marco Vatican Media, que identifica todo lo que tiene que ver con la producción multimedia, independientemente del medio de transmisión; Radio Vaticana Italia, la radio de flujo nacional disponible en DAB +, digital terrestre y FM en el área de la ciudad y provincia de Roma; la Libreria Editrice Vaticana, especializada en las publicaciones de libros y L’Osservatore Romano, el histórico diario que es ofrecido tanto en formato impreso como en formato digital a través de una página web y una app. Una ulterior sección del Dicasterio está denominada Media Projects, que se ocupa de valorar eventuales proyectos documentales relacionados con filmaciones de vídeo y archivos fotográficos de las ceremonias y de distintos sitios directamente dependientes de la Santa Sede.
El Papa Francisco había hablado, a propósito de la llevada a cabo por los Vatican Media, de reforma irreversible, invitando a tener como criterio-guía el elemento “apostólico-misionario, con una especial atención a las situaciones de necesidad”, y llevando a cabo un “gran juego en equipo para responder mejor a los desafíos” que la comunicación actual requiere.
El poeta granadino se puede describir como abierto a la alegría, entendida sobre todo como un don y como la consecuencia directa de haber sido creados por Dios y de la aceptación del dolor como parte de la vida.
Carmelo Guillén·1 de noviembre de 2020·Tiempo de lectura: 5minutos
Hay muchos aspectos de la obra literaria de Luis Rosales que siempre me han llamado la atención, entre otros su persistencia en el uso correcto del lenguaje, entendido como medio de comunicación y como sistema de instalación vital, o su inteligente capacidad para transformar la realidad en evocadora palabra poética, brillantemente perceptible, y en caudal copioso de inspiración. Sin embargo, ninguno más atractivo para mí que su enorme desenvoltura para sacarle el mejor rostro a la realidad, el de la alegría.
A partir de aquel verso suyo: “la vida es un milagro gratuito”, uno sabe que su poesía es de fiar, que, desde la certidumbre de lo real, se pueden conseguir textos sorprendentes y memorables, como los que él escribe.
Títulos como La casa encendida, El contenido del corazón o Diario de una resurrección ya trazan las líneas maestras de su enfoque creativo, que siempre brota desde la luminaria que le proporciona la vida misma. Cualquier acontecimiento, cualquier detalle minúsculo, cualquier acercamiento a su propia existencia le es material poetizable, máxime cuando, como él mismo deja dicho, “sólo ilumina lo mejor de nosotros”.
Si rastreamos su quehacer poético, de Rosales podemos afirmar que es un poeta abierto a la alegría, entendida sobre todo como un don y como la consecuencia directa de haber sido creados por Dios. No podría ser para él de otro modo: el hombre, hecho a imagen y semejanza de su Hacedor, debe reflejar no sólo su bondad, o su belleza, o su verdad, o su unicidad, sino su alegría. Dios es de por sí la alegría en grado pleno. Pero esa alegría no es algo aislado, sino que, como diría san Josemaría Escrivá, “tiene sus raíces en forma de cruz”.
Así pues, en cualquier aproximación a la trayectoria lírica del poeta granadino es primordial ahondar en la interacción dolor-alegría, que supone la base sólida de su pensamiento y de su metafísica, sin insistir en un aspecto más que en el otro porque ambos reflejan la misma hoguera interior. Muchos de sus micropoemas –eso son bastantes versos suyos: aforismos o chispazos con autonomía propia– lo manifiestan. De hecho, el mismo Rosales afirma que “las personas que no conocen el dolor son como iglesias sin bendecir/ como un poco de arena que soñara en ser playa / como un poco de mar” porque “el dolor es la ley de la gravedad del alma, / llega a nosotros iluminándonos, deletreándonos los huesos”. Experiencia de la que fue protagonista a raíz del fallecimiento de tres hermanos suyos, después de su madre –punto de arranque de la escritura de La casa encendida– y, finalmente, de su padre, aparte de la que también vivió tras la muerte de algunos indiscutibles amigos íntimos (Juan Panero, entre otros).
“Cada dolor” –insiste él– “nos hace conocer de nuevo el mundo, cada nuevo dolor es un deslumbramiento de la verdad”. Y es en ese enclave donde se deja ver la importancia de la alegría, por eso afirma: “Vigila tu alegría y lo demás se te dará por añadidura. Vigila tu alegría, pero no vayas en su busca. No es necesario. Cuando el impulso vital va aminorándose con los años es preciso aprender a vivir”, requisito imprescindible para mantener el estado de paz y serenidad anímica que exige el paso de la edad. Si se pierde el sentido sobrenatural del sufrimiento –lo expresa con frecuencia de una u otra manera–, deja de dar su fruto la alegría. Ambos, ya digo, van de la mano. De hecho, “cuando tocan fondo, siempre se confunden la pena y el gozo”.
Lo que en ocasiones Rosales denomina “los círculos del llanto” es lo que esclarece, sin lugar a dudas, el misterio de la existencia humana y, por ende, el de la alegría. Pero, y a estas alturas, ¿qué es el dolor? Bien claro lo dice: “es la llama de Tu Visitación”, así, sin más, o sea, una manifestación de Dios, de su cercanía, de su presencia; un caer en la cuenta de que estamos en sus manos y de que somos un fiel reflejo de su voluntad, o dicho de otro modo: “un largo viaje, / es un largo viaje que nos acerca siempre, / que nos conduce al país donde todos los hombres son iguales; / lo mismo que la palabra Dios, su acontecer no tiene nacimiento, / sino revelación, / lo mismo que la palabra Dios, nos hace de madera para quemarnos”.
De seguro, al llegar a este punto, uno tiene la sensación de que ese catolicismo firme y coherente que siempre mostró Rosales, aflora ahora de un modo más elocuente que nunca: por una parte, da sentido al igualamiento o fraternidad de los seres humanos, que tanta importancia tendrá en su poesía última, de carácter cosmopolita, con un padre común, Dios; por otra, refleja lo que tradicionalmente hemos entendido como “conversión del corazón” (esta última, por cierto, palabra muy de Rosales): el hombre necesita dejarse cauterizar por la palabra divina. Si algo exige el poeta de sí mismo es su propia transformación interior, al amparo de la misericordia divina, de la que todos los individuos estamos necesitados. En un largo poema “confesional y oracional a un tiempo, un poema de recapitulación existencial”, como lo calificó Luis Felipe Vivanco, titulado precisamente “Misericordia”, desarrolla ese camino ascensional hasta el amor de Dios-Padre, y lo emprende desde el llanto, desde la piel del asombro que refleja el sufrimiento, con la confianza plena de que su fruto es el júbilo, el gozo: “hoy que comienza / esta ascensión callada por la fiebre del pasmo; / dime, dime, Señor, ¿qué es este gozo mío?, / ¿por qué sabe a madera mi voz cuando te nombro? / […] / ¿a qué suerte de visión encendida le llamamos amor?, / ¿no ha llegado la noche donde todo se junta?, / cúmplase en mí tu voluntad, Dios mío”.
Sin duda, la luz y todo el vocabulario posible dentro del campo semántico de la luminiscencia (encendida, fuego, quemar…) van a servir a nuestro poeta de hilo conductor para desgranar el curso de su discurso poético: que la alegría es la consecuencia directa de la aceptación del dolor:“sólo debe importarte / distinguir claramente entre tener satisfacciones y tener alegrías / ésta es la clave del vivir”, aprendizaje que se adquiere con el transcurso de los años pero que tiene sus orígenes en “la memoria filial que aún tenemos de Dios”, es decir, en la proclamación de sabernos sus hijos. Para asumirlo, nada más necesario que ejercitarse en la paciencia, como anuncia en una de sus composiciones: “la espera forma parte de la alegría”, y acaba matizando: “de esa sobria alegría que no turba ni ofende”. Si en un celebrado soneto, José Hierro, poeta cercano en el tiempo a Rosales, deja dicho, sin lugar a matizaciones, que llegó por el dolor a la alegría, nuestro autor no se queda corto en este sentido: para él, el mundo que lo rodea lleva implícita la impronta del dolor, pero éste, en vez de constituir un obstáculo, es savia enriquecedora del ser humano, cántico gozoso que genera optimismo, constatación evidente de que, al igual que la casa de su largo poema termina iluminada, lo está su espíritu, en plena disposición para acoger cuanto le sobrevenga, dejándonos constancia de que su poesía, en su conjunto, es referente genuino de la más fecunda y radiante poesía religiosa del siglo XX
Las limitaciones impuestas por un gobierno civil han de ser “proporcionadas al fin perseguido” y, en ningún caso, la pandemia puede legitimar “la supresión del derecho fundamental de libertad religiosa”, afirma Rafael Palomino, catedrático de Derecho Eclesiástico del Estado.
13 de marzo de 2020, España. Se declara el Estado de Alarma por la crisis sanitaria del COVID19; lo impensable se había tornado real y los católicos asisten al cierre de templos y anulación del culto público, algo que no se había conocido desde los años 30 del pasado siglo. Aunque hubo una serie de medidas prácticamente “universales” en el caso de las diócesis españolas, en lo relativo al cierre total de los templos y limitación del culto público, no todas optaron por la misma solución: hubo lugares en los que se aconsejó el cierre de parroquias y otros en los que, siguiendo las medidas sanitarias exigidas, continuó siendo posible asistir a la Santa Misa, por ejemplo.
https://youtu.be/winHqNQmc_k
Una coyuntura que conjuga dos instancias: la civil y la religiosa
y que ha llevado a cierto desconcierto por parte de algunos fieles que se han
preguntado hasta qué punto, en una sociedad libre y democrática, una autoridad civil
puede decidir sobre la práctica religiosa.
La pandemia continúa presente en nuestras vidas y, consecuencia de ello, seguimos viviendo confinamientos parciales, cierres de zonas, etc., lo que lleva a preguntarnos, ¿volveremos a ver iglesias cerradas? Con estas preguntas sobre la mesa hablamos con el catedrático de Derecho Eclesiástico de la Universidad Complutense de Madrid, Rafael Palomino para conocer qué puede exigirse y qué no, en unas condiciones que, ya de por sí, alteran y condicionan los parámetros normales en los que se asienta nuestra vida social y, por tanto también, religiosa.
P- Hay quien afirma que la pandemia ha sido una “excusa perfecta” para limitar la libertad de culto o incluso prohibir la asistencia a los templos desde el gobierno civil, ¿hasta qué punto es real esta afirmación? ¿Puede un gobierno civil establecer límites en terrenos como los templos? ¿Se ha vulnerado la libertad religiosa en algún momento con una “excusa” sanitaria?
R.P. —Una afirmación como la de que la pandemia ha sido una excusa para limitar las libertad de culto necesita ser contrastada o probada con datos ciertos. No tengo datos que me permitan decir que esa afirmación es cierta o falsa. Sí que he podido comprobar que, dentro y fuera de España, se han producido acciones puntuales de la autoridad pública que han supuesto una limitación ilegal del derecho fundamental de libertad religiosa. Esas acciones deben ser denunciadas. Es igualmente cierto que la autoridad pública puede limitar los derechos fundamentales: no existen derechos ilimitados. Pero las limitaciones tienen que ser proporcionadas, idóneas, necesarias al fin perseguido. En este caso, proporcionadas a la finalidad de preservación de la salud pública. Y desde luego lo que no legitima la pandemia es la supresión del derecho fundamental de libertad religiosa, ni siquiera bajo la declaración de estado de alarma.
La actitud de los ciudadanos
P- En el caso de España, especialmente en los primeros compases de la pandemia, las decisiones de los obispos con respecto al cierre total de los templos no fue igual en todas las diócesis: algunas cerraron por completo, otras mantuvieron el culto con las limitaciones establecidas si así lo decidían los párrocos… etc. Esto llevó a ciertas confusiones entre lo que se podía y no “exigir” en el campo de la asistencia al culto religioso ¿Qué se puede y qué no se puede llevar a cabo? ¿Es siempre mejor, para el fiel, acatar las decisiones de un gobierno civil aunque las considere injustas o desproporcionadas?
R.P. —Es normal que las decisiones de los obispos españoles no hayan sido exactamente iguales, uniformes. No es idéntica la incidencia del virus en todo el territorio nacional, no es igual la situación de la Comunidad de Madrid que la de Cantabria o la de Melilla, por poner unos ejemplos conocidos. ¿Qué se puede exigir o no de las autoridades eclesiásticas, de los obispos, de los párrocos? Me parece que el punto de partida es parecido al que se plantea en el ámbito secular. Veámoslo. Conforme al canon 213 del Código de Derecho Canónico —norma básica y suprema que rige la Iglesia católica— los fieles cristianos tienen derecho a recibir los bienes espirituales, principalmente la palabra de Dios y los sacramentos. Se trata de un verdadero derecho fundamental, no de un brindis al sol, algo necesario para que los fieles. Recuérdese que, como decíamos antes, no hay derechos ilimitados: éste tampoco lo es. Pero la limitación (que no la supresión, sería gravísimo) del derecho a la recepción de los bienes espirituales debe adoptarse con la prudencia propia de la buena autoridad, es decir, de forma proporcionada, idónea y necesaria, cumpliendo las exigencias normativas de la autoridad civil, por supuesto, pero no guiándose solo por criterios de conveniencia u oportunidad.
No podemos reducir a Dios a la pantalla del teléfono o del televisor: el Verbo de Dios se hizo carne, no pantalla, ya me entiende lo que quiero decir: en la medida de lo posible, con prudencia, los bienes de salvación tienen que llegar a las personas y las personas tiene que llegar a la casa de Dios también en cuerpo, porque no somos solo espíritu ni mucho menos somos una imagen en una pantalla.
Por otro lado, los fieles deben cumplir todas las prescripciones legítimas de la autoridad civil (aunque no nos gusten las personas que en un momento determinado ocupen cargos públicos) incluso cuando estén en desacuerdo o consideren —¡todos llevamos dentro un gobernante alternativo!— que las cosas se pueden hacer mejor, mucho mejor. Y si se considera seriamente que las decisiones de la autoridad son injustas o desproporcionadas, lo que corresponde en la conducta de un fiel cristiano que, por serlo, es un buen ciudadano (o quiere serlo) es impugnar esas decisiones administrativas ante los tribunales de justicia.
P- En esta llamada “segunda ola”, en la que las medidas son algo menos restrictivas, observamos, sin embargo, situaciones como la del pasado septiembre en Ibiza donde se decreta, por el Gobierno civil “la supresión de la actividad de culto”, al mismo tiempo, se permite la apertura y asistencia a lugares de mayor concurrencia. Jurídicamente, ¿este tipo de actitudes pueden sostenerse o, por el contrario, es necesario, y consecuente, recurrirlas?
R.P. — La supresión de las actividades de culto por parte de la autoridad pública es un contrasentido, es un despropósito, es un paradigma de la arbitrariedad. La autoridad civil no puede, en razón de los estados de alarma, suprimir los actos de culto. Está totalmente fuera de su competencia. Lo que puede hacer es limitar proporcionalmente los aforos de los lugares de culto o establecer medidas en pro de la seguridad o la salud públicas. Cierto es que la autoridad pública ha razonado, con más frecuencia de la debida, con criterios materialistas, lo que le ha llevado a considerar que “servicios esenciales» para la población solo pueden ser, prácticamente, dos cosas: comprar en un supermercado y curarse en un hospital. Y esto es un error que desconoce la raíz de los derechos fundamentales de la persona y la naturaleza espiritual del ser humano. Jurídicamente esas decisiones, normas o resoluciones administrativas son contrarias a derecho: deben recurrirse, pero no solo en beneficio propio, valga la expresión, sino para recordar a las autoridades públicas que los derechos fundamentales de la persona limitan su arbitrariedad.
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Giovanni Tridente·1 de noviembre de 2020·Tiempo de lectura: 5minutos
Con creatividad y valentía, promotores de un camino de esperanza
Un año y medio después del primer llamamiento, el Papa Francisco ha vuelto para relanzar el Pacto Educativo Global, para reconstruir un mundo más acogedor, justo y solidario, partiendo de las bases de la educación de las nuevas generaciones.
Aceptar el desafío que nos presenta la historia y firmar juntos un pacto educativo global, que tiene como objetivo “mirar más allá” de la situación inmediata de las emergencias sociales individuales y específicas, para volver a poner a la persona en el centro y construir así un futuro sostenible para cada integrante de la familia humana. En estas pocas líneas se puede resumir la gran perspectiva de futuro, sin duda profética, que se apoya en la necesidad educativa, iniciada por el Papa Francisco hace más de un año. El 12 de septiembre de 2019, el Santo Padre apeló con un Mensaje a todos los representantes de la tierra, para que cada uno ponga su parte en un ámbito tan central para las generaciones futuras, como es el de la educación.
En retrospectiva, se advierte que este tema representa una visión ya expresada muchas veces a lo largo del pontificado, en particular en la estructura de la exhortación apostólica Evangelii gaudium y en la encíclica Laudato si’, que por razones obvias remiten a las orientaciones del Concilio y del postconcilio
Ya Benedicto XVI…
Cómo no recordar, en esta línea, también la gran aportación que ya había hecho Benedicto XVI en su Magisterio. Es de 2008 la célebre Carta a la diócesis y la ciudad de Roma “sobre la tarea urgente de la educación”, en la que enumeraba la cercanía y la confianza que surgen del amor como claves para iniciar una auténtica educación, empezando desde la experiencia fundamental en la familia. Ratzinger no escatimaba en decir que incluso si la responsabilidad es principalmente personal, es “una responsabilidad que compartimos juntos, como ciudadanos de unamisma ciudad y de una misma nación, como miembros de la familia humana y, si somos creyentes, como hijos de un único Dios y miembros de la Iglesia”.
Francisco…
Volviendo al documento programático del pontificado del Papa Francisco, la Evangelii gaudium, es evidente aquella tarea de la salida misionera, que llama a cada uno a llevar el anuncio del Evangelio “en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco y sin miedo”, para descubrir y transmitir esa “mística” del vivir juntos y experimentar la verdadera fraternidad. En Laudato si’ la referencia a la educación es muy precisa y en torno a ella es necesario crear comunidades inclusivas, que sepan escuchar y dialogar de manera constructiva, iniciando procesos de intercambio y transformación para garantizara las generaciones futuras un porvenir de esperanza y paz.
Todos estos aspectos resurgieron de manera más patente en la tercera encíclica de hace unas semanas, Fratelli tutti, donde, a partir de la rica tradición de la Doctrina Social de la Iglesia, la complejidad de los asuntos humanos, con sus puntos oscuros y sus dramas, se proyecta con una luz de esperanza, soñando con un futuro mejor para todos los habitan habitantes de la tierra, hijos del mismo Padre y, por tanto, hermanos.
El Pacto Mundial
El Mensaje con que en 2019 el Papa invitó a un pacto educativo global no explicita una acción concreta en sí, ni define un programa, pero podríamos decir que inicia un proceso, llama a un compromiso, invita a una alianza. En definitiva, convoca a todas las personas de buena voluntad que se sientan llamadas a hacerlo, incluso con las diferencias recíprocas, para poner sus fuerzas al servicio de un proyecto común. Sí habla el Papa explícitamente de una Aldea de la educación, donde “se comparta en la diversidad el compromiso para generar una red de relaciones humanas y abiertas”, después de haber preparado primero el terreno “de la discriminación con la introducción de la fraternidad”.
Todavía en esta aldea –“para educar a un niño se necesita una aldea entera”, dice Francisco refiriéndose a un proverbio africano– será posible adaptar la educación a todos los componentes de la persona: estudio y vida, en los profesores, estudiantes, familias y sociedad civil, con todas las expresiones intelectuales, artísticas, deportivas, políticas y empresariales…
El impulso lanzado por el Pontífice hace más de un año recordó finalmente en definitiva “la valentía de colocar a la persona en el centro”, “la valentía de invertir las mejores energías con creatividad y responsabilidad” y “la valentía de formar personas disponibles que se pongan al servicio de la comunidad”.
Un nuevo impulso
La idea era reunir en Roma a personalidades públicas que, a nivel mundial, tienen puestos de responsabilidad y preocupación por el futuro de los jóvenes, para reflexionar juntos sobre cómo iniciar “procesos de transformación” y encontrar soluciones que conduzcan a “un humanismo solidario, que responda a las esperanzas del hombre y al diseño de Dios”.
Este evento había de tener lugar el 14 de mayo de este año pero luego se pospuso por razones relacionadas con la pandemia de Coronavirus.
Mientras tanto, el 15 de octubre, con un acto en la Pontificia Universidad Lateranense coordinado por la Congregación para la Educación Católica, esta idea del Pacto Educativo Global se ha relanzado de manera aún más explícita y urgente, también gracias a la experiencia de la emergencia sanitaria.
La iniciativa ha contado con un video-mensaje de la directora general de UNESCO Audrey Azoulay, quien refiriéndose a la pandemia ha subrayado cómo ha “mostrado todas las desigualdades sociales existentes”, una crisis que afecta especialmente a los más vulnerables y “ha desencadenado lo que se puede definir como globalización de la indiferencia, especialmente hacia los más frágiles”.
Era muy esperado el mensaje del Papa Francisco. Esta segunda intervención, este “relanzamiento” un año y medio después, no podía dejar de tener en cuenta el Covid-19, y que las palabras de apertura del Santo Padre empezaron aquí mismo: la emergencia sanitaria “ha acelerado y amplificado muchas de las urgencias y emergencias que habíamos constatado, y ha manifestado muchas otras”.
Pero el Papa advierte de inmediato: las medidas de salud podrán ayudar, pero es imprescindible acompañarlas “de un nuevo modelo cultural”, que no puede dejar de anteponer la dignidad de la persona humana.
La educación, en este punto, representa -y el Papa lo reitera- “una de las formas más efectivas de humanizar el mundo y la historia”, “antídoto natural de la cultura individualista”.
Por tanto, es necesario un “itinerario integral”, lo llama Francisco, un “camino compartido”, que lleve a superar la soledad y la desconfianza, pero también la indiferencia hacia las formas de violencia, abuso y esclavitud, incluida la explotación planeta.
Siete objetivos concretos
La llamada a la urgencia de firmar un pacto educativo viene dictada también por la actual crisis de salud, por lo que el llamamiento final del Papa es involucrar a todos en un “proceso plural y multifacético” con siete objetivos concretos: poner en el centro a la persona, su dignidad y su singularidad; escuchar la voz de los niños, muchachos y jóvenes; promover la plena participación de las niñas y las muchachas en la educación; considerar a la familia como primer e indispensable sujeto educador; educarnos unos a otros para la acogida a los marginados y vulnerables; reformar la economía y la política a favor del bien común y la ecología integral; finalmente, proteger la casa común de la explotación de los recursos, exigiendo estilos de vida más sobrios y desarrollando una verdadera economía circular. Una llamada a la valentía, a la creatividad, para ser promotores de un camino de esperanza.
Preservar el patrimonio cultural cristiano, servicio a la Iglesia y a la sociedad
Joao Carlos Nara Jr.·1 de noviembre de 2020·Tiempo de lectura: 6minutos
Larga es en Brasil la tradición académica sobre el patrimonio cultural. Desde temprano, la política nacionalista de la República estableció un Servicio de Patrimonio Histórico y Artístico Nacional, lo cual ha apuntado la arquitectura barroca de los tiempos coloniales como una referencia artística fundamental del alma brasileña, similar a la opción francesa por el Medievo como cuna histórica de Francia.
Suele ser esa la forma de pensar de las élites intelectuales al proponer los monumentos del pasado como bandera de legitimación histórica de las naciones emergentes. Sin embargo, con el paso del tiempo, la patrimonialización de la memoria ha reforzado la conciencia de la caducidad de los propios criterios de preservación, que necesita de constante estudio y actualización. Desde luego, en la legislación brasileña el foco ha migrado del bien cultural al referente cultural, es decir, de la mera materialidad a la atribución de valor por parte de la sociedad.
En cualquier caso, tanto la preservación cuanto la apropiación de
artefactos emblemáticos, exigen un compromiso colectivo, muchas veces difícil
de lograr.
Brasil: preservación del patrimonio
El patrimonio de la Iglesia católica en Brasil —bienes históricos, artísticos, culturales y documentales— es abundante y representa cerca del 50 % de todo el patrimonio cultural del país. Por eso, cuando se celebró en la Ciudad del Vaticano el 13 de noviembre de 2008 el Acuerdo entre Santa Sede y el Estado brasileño, relativo al Estatuto Jurídico de la Iglesia Católica en Brasil, dos artículos suyos trataron específicamente de los bienes culturales de la Iglesia, de su protección y preservación. Por el Acuerdo, la Iglesia reconoce que estos bienes, aunque le pertenecen, son también del pueblo brasileño; por lo tanto, se compromete a ponerlos a disposición de la gente. El Estado, a su vez, salvaguardando los fines originales de estos bienes, se compromete a cooperar con la Iglesia para valorar, conservar y promover el disfrute de los bienes culturales de la Iglesia.
A renglón seguido al Acuerdo, la
Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB) ha creado una Comisión
Especial para estudiar el asunto. Ella hoy es ya un sector fijo de la Comisión Episcopal Pastoral para la Cultura y Educación. Mientras tanto, muchas provincias
eclesiásticas y diócesis en Brasil también han creado sus propias comisiones
con el hito de auxiliar y orientar las políticas de preservación y promoción
del patrimonio.
La comisión Río de Janeiro
Es el caso, por ejemplo, de São Sebastião do Rio de Janeiro, donde el cardenal don Orani João Tempesta constituyó, el 18 de octubre de 2018, la “Comissão de Preservação do Patrimônio Histórico e Cultural da Arquidiocese do Rio de Janeiro e seu Interesse”. Esa Comisión ejecuta ya varios proyectos en la ciudad: inventarios, planes de conservación, proyectos de restauración etc. Una tarea muy importante es la investigación de las propiedades, pues muchos de los edificios clasificados pertenecen a una de las tantas hermandades seculares de Rio de Janeiro y no están bajo la responsabilidad y administración directa de la archidiócesis.
Mons. Orani Tempesta .
Según el cardenal Tempesta, “es importante que toda diócesis cuente con una comisión encargada de la conservación y restauraciónde los bienes culturales de la Iglesia, y que realice un análisis previo de los proyectos de construcción, modificación y restauración de los edificios y sus colecciones”.
Se sabe que el trabajo de gestión del patrimonio cultural exige conocimiento especializado. En el caso brasileño, asimismo, hay que saber dialogar con los diversos órganos de tutela del patrimonio. En ese sentido, resumía el cardenal: “Otro papel fundamental de la Comisión para la Preservación del Patrimonio es integrar a la Iglesia con los demás actores implicados en la preservación del patrimonio cultural: IPHAN (el instituto federal), INEPAC (el estadual), IRPH (el municipal), Ministerio Público, porque los desafíos de la preservación y el mantenimiento de los bienes culturales son muchos, y sólo con la participación de todos se pueden lograr resultados más positivos”.
Iconoclastia y legado cultural
La iniciativa ha llegado en buena hora. Por un lado, en diversos lugares
del mundo se hace eco de una nueva iconoclastia, que pretende echar abajo o
vilipendiar los monumentos. Hasta en una pequeña ciudad brasileña, fundada por
el “Apóstol de Brasil”, san José de Anchieta, ciudad que lleva su nombre y
donde se queda el Santuario Nacional del patrono del país, la estatua de bronce
del santo, localizada en la plaza, ha aparecido cubierta de grafitis rojos. Por
otro lado, la destrucción del Museo Nacional de Brasil, consumido por el fuego
en 2018, ha lanzado sobre los que trabajan en preservación la incertidumbre
sobre el futuro del patrimonio cultural.
Comentando esos tristes episodios, ha
afirmado el curador de la Comisión arquidiocesana, Pe. Silmar Alves Fernandes: “Ya sea por las crisis económicas que restringen los
fondos, ya sea por la falta de interés que resulta de desconocer la importancia
de tantas obras, o incluso por la imprudencia de relegar a un segundo plano las
prioridades culturales, lo cierto es que hay que lamentar varios accidentes
previsibles y evitables que, desgraciadamente, dejan tras de sí pérdidas de
valor incalculable. Delante de tantas situaciones, la preservación de nuestro
patrimonio histórico y cultural es una tarea que debemos cumplir si queremos
dejar a las generaciones futuras el legado de nuestra identidad como pueblo y
nación”.
Sin embargo, el cuidado por el patrimonio va más allá del interés meramente cultural o cívico. Como apunta el mismo Pe. Silmar: “En cuanto a las colecciones religiosas, como la nuestra, la tarea también implica un compromiso de transmisión de la fe, que se nos confiere como misión, como seguidores de Jesucristo”.
Un seminario internacional
Para lograr que la misión de la Comisión fuera conocida por el clero diocesano, por los propietarios de los bienes clasificados, y por los profesionales imbricados en los afanes de la preservación, se promovió como su primer acto el Seminario Internacional de Patrimonio Histórico y Cultural Católico, del 3 al 7 de junio de 2019, en el Museo Histórico Nacional de Rio de Janeiro. El evento contó con la presencia de sus 200 registrados, incluso de otras ciudades del país, entre sacerdotes, religiosos y seminaristas, profesionales de ingeniería, arquitectura, conservación y restauración, estudiantes y artistas. Antes de iniciadas las secciones, Don Orani Tempesta ha presidido una solemne concelebración eucarística en la parroquia de Nuestra Señora del Carmen, antigua catedral de Rio.
Seminario Internacional. Junio 2019
Después de la bienvenida del curador de la comisión, Pe. Silmar Alves Fernandes, la conferencia inaugural del seminario fue impartida por monseñor José Roberto Devellard, especialista en Arte Sacra.
Sucesivamente, hubo ponencias de expertos brasileños y
portugueses, distribuidos por cuatro secciones: fe y religiosidad; protección
del patrimonio; conservación y restauración; colecciones, recursos e
inversiones. A parte de los investigadores, también hicieron sus ponencias
algunas autoridades eclesiásticas y personalidades importantes del escenario
político y cultural brasileño.
El seminario concluyó con dos visitas guiadas, la primera al Museo
Arquidiocesano de Arte Sagrado, localizado en el sótano de la catedral de San
Sebastián. Entre las piezas expuestas están la Rosa de Oro, regalo de León XIII
a la princesa Isabel por la abolición de la esclavitud, el trono en que el
Imperador Don Pedro II asistía a la Misa, algunas reliquias, vasos sagrados y
una serie de obras de arte y joyería.
La entrega de las obras
La segunda fue una visita guiada a la capilla de Nuestra Señora de la Victoria, dentro de la iglesia de la Orden Tercera de los Mínimos de san Francisco de Paula. El motivo era especial: la entrega a la población de las obras de restauración concluidas. La capilla del siglo XVIII, en estilo rococó, es uno de los tesoros de la ciudad. Ha sido hecha por el maestro Valentim da Fonseca e Silva, hombre pardo, hijo de esclava liberada, muerto en 1813, uno de los más importantes artistas del período colonial brasileño. La capilla alberga pinturas de Manuel da Cunha, esclavo liberado. Debido a la acción del tiempo, los barnices de las obras se oscurecieron y ocultaron las particularidades de las piezas.
La restauración se hizo en brevísimo tiempo, contando con la aportación de devotos y donadores. El cardenal agradeció al compromiso de las personas con el patrimonio sacro y a la creatividad por las medidas económica adoptadas. “Incluso en tiempos de pocos recursos, felicito a la Comisión por la búsqueda de caminos, por los primeros logros, por la preocupación con la restauración del patrimonio católico. Preservar la memoria y pensar en las generaciones futuras son parte de nuestra responsabilidad”, dijo Don Orani.
El arte sagrado y las próximas conmemoraciones
El mismo cardenal está fomentando la celebración los jubileos que se avecinan, cuya organización está a cargo del canónigo Cláudio dos Santos, coordinador pastoral de la archidiócesis y párroco de la catedral metropolitana. La primera conmemoración es el 90 aniversario de Cristo Redentor el 12 de octubre del próximo año, fiesta de Nuestra Señora de la Concepción Aparecida, patrona de Brasil. La icónica estatua es el más grande monumento Art déco del mundo.
Luego, los principales hitos históricos serán: el bicentenario de la Independencia de Brasil en 2022, los 450 años de la creación de la Prelatura territorial de Rio de Janeiro por Gregorio XIII en 2025, y los 350 de su elevación a diócesis por Inocencio XI en 2026. La Comisión para la Preservación del Patrimonio jugará un papel importante en todas esas conmemoraciones. El curador de la Comisión, Pe. Silmar, ha resumido en las tres virtudes teologales todo el esfuerzo de preservación del patrimonio cristiano: “Este es el mundo del que queremos hacernos eco en los espacios sagrados preservados, con fe viva, esperanza inquebrantable y amor que se despliega en la tierra. Es precisamente ahí donde la criatura humana reconoce a su Creador, quien intermitentemente sopla todo su ingenio creativo sobre su oído, para que el mundo no parezca un desierto desolado, sino que haya muchos oasis para los sedientos peregrinos de la Eterna Belleza”.
El autorJoao Carlos Nara Jr.
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Juan Luis Lorda·1 de noviembre de 2020·Tiempo de lectura: 8minutos
La declaración Dignitatis humanaedel Concilio Vaticano II afrontó uno de los grandes temas del diálogo de la Iglesia con la modernidad, provocó el cisma lefebvriano y fue objeto de un preciso discernimiento de Benedicto XVI.
En 1972 Zhou Enlai, primer ministro de China con Mao, logró concertar la visita del presidente norteamericano Richard Nixon. En una conversación informal, se comentaron las revoluciones del pasado y del presente y se le preguntó a Zhou Enlai, que se había formado en París, qué pensaba de la revolución francesa. Contestó que “era demasiado pronto para saberlo”. La anécdota, recogida por el Financial Times, dio la vuelta al mundo y se consagró como icono del tempus lento de la sabiduría china. Solo mucho después un diplomático que hacía de intérprete entonces aclaró que Zhou Enlai no se refería a la revolución de 1789, sino a la de mayo de 1968.
Con eso, la anécdota perdió su encanto, pero no su verdad: tanto la revolución de 1789 como la de 1968 todavía operan sobre nuestra cultura y vida cristiana. Los procesos de las personas pueden durar decenios, pero los de la cultura pueden durar siglos.
Siglos duró el proceso por el que se cristianizó el imperio romano, y siglos por los que se constituyeron las “naciones” europeas medievales con la conversión y desarrollo de los pueblos bárbaros, germánicos y eslavos. Después, en dos o tres siglos, las naciones se transformaron en estados monárquicos, con fronteras fijadas por guerras y matrimonios reales. Y desde el XVII, por los vaivenes de las guerras de religión, creció el deseo de que los gobiernos se fundaran en bases racionales y quedaran mejor protegidos los derechos de las personas frente a las arbitrariedades de los gobernantes: eligiendo a los gobernantes y dividiendo y limitando sus poderes.
Dos historias y dos separaciones
Lo que era una utopía de conversación de salón, se convirtió en política con la independencia de los Estados Unidos (1775). Teniéndose que inventar a sí mismos, optaron por llevarlo a la práctica. Precisamente porque una parte relevante de la población americana provenía de disidentes huidos o expulsados de países confesionales (protestantes) como Inglaterra y Alemania, estaban de acuerdo en honrar a Dios y respetar al prójimo, pero también en que el estado no interfiriese para nada en las cuestiones religiosas.
En Francia (1789), el proceso fue completamente distinto: en un momento de crisis económica e institucional, unas minorías iluminadas y audaces se hicieron con el estado y provocaron una transformación desde arriba, derribando la monarquía y sus apoyos: la nobleza y la Iglesia con las capas tradicionales.
Los Estados Unidos nacieron con las iglesias voluntariamente separadas del Estado. En Francia, la Iglesia formaba parte del antiguo orden nacional, y la separación fue un enorme desgarro en la conciencia nacional forjada por los siglos: la nación se convertía en un estado teóricamente separado, pero prácticamente agresivo, porque quería disminuir el poder de la Iglesia, considerada como fuerza retrógrada y opuesta al progreso. El mismo esquema, aunque menos violento, se seguiría en España, Italia y las naciones americanas con la independencia.
Grandes objeciones
La Iglesia, como institución, quedó herida y a la defensiva. Era muy difícil creer en la sinceridad y honestidad de un proyecto donde no parecía haber sitio. Y era muy difícil creer que se trabajaba por los derechos del hombre cuando se conculcaban con tanta facilidad aludiendo a razones de estado.
Además, que el pueblo se constituyera como fuente de todo derecho y se diera a sí mismo las leyes resultaba hiriente a los oídos cristianos. Porque es Dios la fuente de la moral. Aunque no pasaba de ser una exageración retórica, porque en realidad, la mayor parte de los derechos no se crean, sino que en verdad se reconocen. Y también hería que se impusiera la libertad de cultos donde se rompía la unidad católica de las naciones, prefiriendo la opinión o el capricho de cada uno, y dando los mismos derechos a todos. Eso se juzgaba un relativismo inaceptable: la verdad no tiene los mismos derechos que el error. Así se expresaron los grandes Papas del siglo XIX.
Efectos retardados de la Modernidad
En la conciencia católica ha pervivido la seguridad de conservar la esencia de las naciones cristianas, con la consiguiente herida y tristeza por las pérdidas y la nostalgia del pasado. Por eso se tardó mucho en entrar en el juego político y, en cierto modo, nunca se entró del todo. La misma nostalgia parecía mantener viva otra alternativa imposible.
Esto tendría dos efectos negativos: uno, que los católicos tradicionales están acostumbrados a criticar o a hacer juicios morales, pero no a operar y defenderse eficazmente en el juego político democrático. Y otro, que tampoco están acostumbrados a evangelizar. Durante siglos se ha trabajado en la instrucción (catecismo) y mantenimiento del culto, pero apenas hay cauces, instituciones ni costumbre de evangelizar en los países europeos. Se predica dentro de las iglesias, pero no fuera de las iglesias. En el pasado, las naciones eran constitutivamente cristianas, y se esperaba que el estado arreglase las dificultades como una cuestión de orden público.
El propósito del Concilio
Desde que lo propuso Juan XXIII, el Concilio quiso resituar la Iglesia en el mundo moderno y relanzar la evangelización. También sería una operación de siglos. El ambiente más calmado y conciliador de la posguerra (doble posguerra) facilitaba el diálogo, aunque una parte importante de la Iglesia había quedado bajo dominio comunista, donde no había diálogo ninguno.
Los grandes esfuerzos del Concilio llevaron a renovar la imagen de la Iglesia como misterio (Lumen gentium), superando una visión histórica, sociológica o canónica que también tiene. Esto ya era muy importante para situar la Iglesia en el mundo moderno por elevación. El otro gran documento Gaudium et spes intentaba entablar el diálogo con el mundo en algunos temas vitales; sin embargo, la propia historia de la confección de documento llevó a ver que lo que puede decir la Iglesia en los opinables campos de la familia, la economía, la política, la educación y la cultura, se basan en su conocimiento revelado sobre el ser humano. Enfoque en el que insistiría el pontificado de san Juan Pablo II.
La tensión de Dignitatis humanae
Con el contexto que hemos puesto se entiende que el esfuerzo de posicionar la Iglesia en el mundo moderno llevara también a discernir los temas en conflicto, como la aceptación del pluralismo religioso o libertad de la conciencia ante la verdad también religiosa, y la separación de la Iglesia y el estado. Esto suponía la aceptación de la democracia como sistema válido de convivencia política. Y, de paso, la renuncia a la aspiración de una unidad nacional religiosa como objetivo de la acción cristiana. Si se daba tendría que ser por convicción, pero no por imposición.
Ese cambio de aspiraciones y estrategia ya lo había propuesto Jacques Maritain en Humanismo integral. Y estaba asumido por los políticos cristianos que habían pensado y entrado en el juego democrático (Don Luigi Sturzo y la democracia cristiana italiana y alemana).
Las afirmaciones de Dignitatis humanae
El decreto Dignitatis humanae comienza reconociendo la creciente preocupación moderna por la libertad, también en el terreno religioso. Después, manifiesta la singularidad de la fe cristiana como verdad revelada e insiste en que “todos los hombres están obligados a buscar la verdad”, pero también “la verdad no se impone de otra manera sino por la fuerza de la misma verdad”. Esto lleva a que la autoridad civil ha de proteger este proceso de libertad religiosa, concediendo un libre ejercicio y sin proscribir ningún ejercicio legítimo, mientras no perturbe el orden social.
Precisamente por apoyarse en principios morales de la persona, puede afirmar que “deja íntegra la doctrina tradicional católica acerca del deber moral de los hombres y de las sociedades para con la verdadera religión y la única Iglesia de Cristo”.
Foto: LotharWolleh
El documento es muy matizado, pero era evidente que había, por lo menos, un cambio de enfoque. Así y con más severidad fue juzgado por varios obispos y principalmente por Marcel Lefebvre, que escribiría largamente sobre el tema y llegaría a la conclusión que la doctrina del Concilio se apartaba de la enseñanza establecida por la Iglesia y el Concilio había de ser considerado inválido. Esto provocaría, al final, un cisma, y un eco que no ha dejado de oírse y que alcanza también a muchos católicos no cismáticos.
Distintas experiencias de la Iglesia
Hay que tener en cuenta que en Dignitatis humane concurrían experiencias muy distintas
a) la de los obispos de Estados Unidos, donde la separación es uno de los fundamentos del Estado y la Iglesia católica ha gozado de libertad desde el principio;
b) la de los obispos de los estados protestantes confesionales (Holanda, estados alemanes, Escocia, Suecia Noruega, Finlandia…) y de Inglaterra, donde la división de la Iglesia y el Estado permitió, desde mediados del siglo XIX, el desarrollo normal de la Iglesia católica, antes prohibido y penado;
c) la de los obispos de los países bajo dominio comunista, que veían en esa declaración una defensa de la Iglesia basada en derechos fundamentales de la persona; entre ellos, Karol Wojtyła;
d) apenas podían hablar (y hoy tampoco) los que estaban bajo dominio musulmán, que ganarían mucho si se reconociera la libertad religiosa en sus países;
e) en realidad, los países confesionales católicos eran muy pocos (y en régimen de excepción), sobre todo, España, Portugal y algunas naciones americanas en distinto grado. El resto vivía con mayor o menor acomodo y reconocimiento en regímenes democráticos con libertad religiosa y separación.
El discurso a la curia de Benedicto XVI (2005)
El 22 de diciembre del 2005, en su primer año como Papa, Benedicto XVI dirigió una felicitación muy particular de Navidad a la curia romana. Aprovechó la ocasión para situar las cuestiones de más calado del pontificado: el juicio sobre la interpretación del Concilio, saliendo al paso de las aventuras rupturistas al mismo tiempo que de las críticas integristas. Se trata de un texto genial.
De entrada, Benedicto XVI reconoce que ha habido una reforma, pero no una ruptura. Sin renunciar a ninguno de sus principios, se ha dado un cambio de enfoque doctrinal. Se refiere, evidentemente, a los matices que requieren los juicios de los Papas del XIX sobre el liberalismo, la separación entre Iglesia y Estado, y la libertad religiosa.
Estas son algunas frases: “Era necesario aprender a reconocer que, en esas decisiones, sólo los principios expresan el aspecto duradero, permaneciendo en el fondo y motivando la decisión desde dentro. En cambio, no son igualmente permanentes las formas concretas, que dependen de la situación histórica y, por tanto, pueden sufrir cambios. Así, las decisiones de fondo pueden seguir siendo válidas, mientras que las formas de su aplicación a contextos nuevos pueden cambiar. Por ejemplo, si la libertad de religión se considera como expresión de la incapacidad del hombre de encontrar la verdad y, por consiguiente, se transforma en canonización del relativismo, entonces pasa impropiamente de necesidad social e histórica al nivel metafísico, y así se la priva de su verdadero sentido, con la consecuencia de que no la puede aceptar quien cree que el hombre es capaz de conocer la verdad de Dios y está vinculado a ese conocimiento basándose en la dignidad interior de la verdad. Por el contrario, algo totalmente diferente es considerar la libertad de religión como una necesidad que deriva de la convivencia humana, más aún, como una consecuencia intrínseca de la verdad que no se puede imponer desde fuera, sino que el hombre la debe hacer suya sólo mediante un proceso de convicción. El concilio Vaticano II, reconociendo y haciendo suyo, con el decreto sobre la libertad religiosa, un principio esencial del Estado moderno, recogió de nuevo el patrimonio más profundo de la Iglesia”. Recuerda también que, en el inicio, la Iglesia, al mismo tiempo que reconocía la autoridad de los emperadores y rezaba por ellos, defendía su libertad religiosa frente a las pretensiones del estado romano. Por eso murieron tantos mártires: “Murieron también por la libertad de conciencia y por la libertad de profesar la propia fe, una profesión que ningún Estado puede imponer, sino que sólo puede hacerse propia con la gracia de Dios, en libertad de conciencia”. Y concluye: “Una Iglesia misionera, consciente de que tiene el deber de anunciar su mensaje a todos los pueblos, necesariamente debe comprometerse en favor de la libertad de la fe”.
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Rafael Palomino: “Un Estado puede limitar aforos en los templos, pero no suprimir la actividad de culto”
Las limitaciones impuestas por un gobierno civil han de ser “proporcionadas al fin perseguido” y, en ningún caso, la pandemia puede legitimar “la supresión del derecho fundamental de libertad religiosa”, afirma este catedrático de Derecho.
13 de marzo de 2020, España. Se declara el Estado de Alarma por la crisis sanitaria del COVID19; lo impensable se había tornado real y los católicos asisten al cierre de templos y anulación del culto público, algo que no se había conocido desde los años 30 del pasado siglo. Aunque hubo una serie de medidas prácticamente “universales” en el caso de las diócesis españolas, en lo relativo al cierre total de los templos y limitación del culto público, no todas optaron por la misma solución: hubo lugares en los que se aconsejó el cierre de parroquias y otros en los que, siguiendo las medidas sanitarias exigidas, continuó siendo posible asistir a la Santa Misa, por ejemplo.
Una coyuntura que conjuga dos instancias: la civil y la religiosa y que ha llevado a cierto desconcierto por parte de algunos fieles que se han preguntado hasta qué punto, en una sociedad libre y democrática, una autoridad civil puede decidir sobre la práctica religiosa.
La pandemia continúa presente en nuestras vidas y, consecuencia de ello, seguimos viviendo confinamientos parciales, cierres de zonas, etc. , lo que lleva a preguntarnos, ¿volveremos a ver iglesias cerradas? Con estas preguntas sobre la mesa hablamos con el catedrático de Derecho Eclesiástico de la Universidad Complutense de Madrid, Rafael Palomino para conocer qué puede exigirse y qué no, en unas condiciones que, ya de por sí, alteran y condicionan los parámetros normales en los que se asienta nuestra vida social y, por tanto también, religiosa.
Hay quien afirma que la pandemia ha sido una “excusa perfecta” para limitar la libertad de culto o incluso prohibir la asistencia a los templos desde el gobierno civil, ¿hasta qué punto es real esta afirmación? ¿Puede un gobierno civil establecer límites en terrenos como los templos? ¿Se ha vulnerado la libertad religiosa en algún momento con una “excusa” sanitaria?
—Una afirmación como la de que la pandemia ha sido una excusa para limitar las libertad de culto necesita ser contrastada o probada con datos ciertos. No tengo datos que me permitan decir que esa afirmación es cierta o falsa. Sí que he podido comprobar que, dentro y fuera de España, se han producido acciones puntuales de la autoridad pública que han supuesto una limitación ilegal del derecho fundamental de libertad religiosa. Esas acciones deben ser denunciadas. Es igualmente cierto que la autoridad pública puede limitar los derechos fundamentales: no existen derechos ilimitados. Pero las limitaciones tienen que ser proporcionadas, idóneas, necesarias al fin perseguido. En este caso, proporcionadas a la finalidad de preservación de la salud pública. Y desde luego lo que no legitima la pandemia es la supresión del derecho fundamental de libertad religiosa, ni siquiera bajo la declaración de estado de alarma.
En el caso de España, especialmente en los primeros compases de la pandemia, las decisiones de los obispos con respecto al cierre total de los templos no fue igual en todas las diócesis: algunas cerraron por completo, otras mantuvieron el culto con las limitaciones establecidas si así lo decidían los párrocos… etc. Esto llevó a ciertas confusiones entre lo que se podía y no “exigir” en el campo de la asistencia al culto religioso ¿Qué se puede y qué no se puede llevar a cabo? ¿Es siempre mejor, para el fiel, acatar las decisiones de un gobierno civil aunque las considere injustas o desproporcionadas?
—Es normal que las decisiones de los obispos españoles no hayan sido exactamente iguales, uniformes. No es idéntica la incidencia del virus en todo el territorio nacional, no es igual la situación de la Comunidad de Madrid que la de Cantabria o la de Melilla, por poner unos ejemplos conocidos. ¿Qué se puede exigir o no de las autoridades eclesiásticas, de los obispos, de los párrocos? Me parece que el punto de partida es parecido al que se plantea en el ámbito secular. Veámoslo. Conforme al canon 213 del Código de Derecho Canónico —norma básica y suprema que rige la Iglesia católica— los fieles cristianos tienen derecho a recibir los bienes espirituales, principalmente la palabra de Dios y los sacramentos. Se trata de un verdadero derecho fundamental, no de un brindis al sol, algo necesario para que los fieles. Recuérdese que, como decíamos antes, no hay derechos ilimitados: éste tampoco lo es. Pero la limitación (que no la supresión, sería gravísimo) del derecho a la recepción de los bienes espirituales debe adoptarse con la prudencia propia de la buena autoridad, es decir, de forma proporcionada, idónea y necesaria, cumpliendo las exigencias normativas de la autoridad civil, por supuesto, pero no guiándose solo por criterios de conveniencia u oportunidad.
No podemos reducir a Dios a la pantalla del teléfono o del televisor: el Verbo de Dios se hizo carne, no pantalla, ya me entiende lo que quiero decir: en la medida de lo posible, con prudencia, los bienes de salvación tienen que llegar a las personas y las personas tiene que llegar a la casa de Dios también en cuerpo, porque no somos solo espíritu ni mucho menos somos una imagen en una pantalla.
Por otro lado, los fieles deben cumplir todas las prescripciones legítimas de la autoridad civil (aunque no nos gusten las personas que en un momento determinado ocupen cargos públicos) incluso cuando estén en desacuerdo o consideren —¡todos llevamos dentro un gobernante alternativo!— que las cosas se pueden hacer mejor, mucho mejor. Y si se considera seriamente que las decisiones de la autoridad son injustas o desproporcionadas, lo que corresponde en la conducta de un fiel cristiano que, por serlo, es un buen ciudadano (o quiere serlo) es impugnar esas decisiones administrativas ante los tribunales de justicia.
En esta llamada “segunda ola”, en la que las medidas son algo menos restrictivas, observamos, sin embargo, situaciones como la del pasado septiembre en Ibiza donde se decreta, por el Gobierno civil “la supresión de la actividad de culto”, al mismo tiempo, se permite la apertura y asistencia a lugares de mayor concurrencia. Jurídicamente, ¿este tipo de actitudes pueden sostenerse o, por el contrario, es necesario, y consecuente, recurrirlas?
—La supresión de las actividades de culto por parte de la autoridad pública es un contrasentido, es un despropósito, es un paradigma de la arbitrariedad. La autoridad civil no puede, en razón de los estados de alarma, suprimir los actos de culto. Está totalmente fuera de su competencia. Lo que puede hacer es limitar proporcionalmente los aforos de los lugares de culto o establecer medidas en pro de la seguridad o la salud públicas.
Cierto es que la autoridad pública ha razonado, con más frecuencia de la debida, con criterios materialistas, lo que le ha llevado a considerar que “servicios esenciales» para la población solo pueden ser, prácticamente, dos cosas: comprar en un supermercado y curarse en un hospital. Y esto es un error que desconoce la raíz de los derechos fundamentales de la persona y la naturaleza espiritual del ser humano. Jurídicamente esas decisiones, normas o resoluciones administrativas son contrarias a derecho: deben recurrirse, pero no solo en beneficio propio, valga la expresión, sino para recordar a las autoridades públicas que los derechos fundamentales de la persona limitan su arbitrariedad.
Vincenzo Buonomo: “La educación como parte de una solidaridad universal”
El 15 de octubre se relanzó el Global Compact on Education en la Pontificia Universidad Lateranense. Palabra ha entrevistado al Rector de la Universidad, Vincenzo Buonomo, consejero del Vaticano.
Giovanni Tridente·1 de noviembre de 2020·Tiempo de lectura: 3minutos
El rector de la Universidad del Laterano, Vincenzo Buonomo, nos ha ofrecido algunas reflexiones sobre esta iniciativa para la educación, que tanto importa al Papa Francisco y que hemos presentado en las páginas anteriores.
Rector Buonomo, como educador, ¿qué es lo que más le interpela sobre el Global Compact?
–La voluntad del Papa es construir una “aldea global de la educación” capaz sobre todo de constituir una red de relaciones y diálogo entre las distintas instancias educativas: la familia, la escuela, la Iglesia, la universidad, la política y las instituciones.
Como educadores, el Pacto nos exige desarrollar una visión que vea la educación como parte de una solidaridad universal y asumir una doble responsabilidad: hacer que los lugares de formación sean capaces de educar, y no solo de aportar conceptos, y construir una cultura de educación integral que supere la fragmentación y la contraposición de conocimientos, restaurando la plena confianza en la investigación como base de la enseñanza.
Profesor, el Papa habla de una “catástrofe educativa” también como consecuencia de la pandemia. ¿Cómo afrontar este creciente escenario de brecha social y desigualdad cultural?
–Tomaré prestada la imagen evocada por el Papa en la reciente Encíclica Hermanos Todos: la del extraño en la calle. Todo el mundo lo evita, por conveniencia, desconfianza o indiferencia. El samaritano –que, curiosamente, también es un “extraño” debido a su contexto- se detiene y hace su parte, es decir, actúa. Sería sencillo decir que se trata de caridad vivida o filantropía o compasión, cuando, en realidad, estamos ante una elección, la de actuar en una situación concreta, sin una motivación: es la idea de la gratuidad, que es la continuación de la solidaridad.
De este modo, las instancias educativas deben operar “haciéndose cargo” de la realidad, siguiendo terapias eficaces para cada diagnóstico. En este camino, la Universidad asume una importante responsabilidad.
A pesar del covid19 no se ha interrumpido la planificación de las iniciativas vinculadas al Pacto; el tema de la paz y la ciudadanía ha sido encomendado a la Lateranense. ¿Cómo piensan desarrollarlo?
–En primer lugar, iniciamos una colaboración, como institución de la Santa Sede, siguiendo las indicaciones de la Congregación para la Educación Católica, con la United Nations University for Peace, dado que es un organismo de la ONU para la formación de personal al servicio de las misiones de paz y de las actividades de prevención y resolución de conflictos.
Tras la firma de un convenio entre las dos instituciones universitarias, el 31 de octubre de 2019, se puso en marcha un primer recorrido de investigación sobre los temas de la “diplomacia del arte”. Posteriormente, se inició la profundización y el estudio de las posiciones del magisterio de la Iglesia sobre la paz, cien años después de la primera encíclica sobre el tema, Pacem dei munus de Benedicto XV. Una investigación orientada a comprender la comparación, la secuela y los efectos de los estudios y enseñanzas sobre la paz, sobre los procesos jurídico-políticos a nivel internacional y sobre el proceso de institucionalización de la Comunidad internacional para la prevención, regulación y resolución de conflictos.
Desde 2018, en su Universidad se imparte un Ciclo de estudios sobre estos ámbitos. ¿A quién va dirigido y cuáles son las perspectivas desde el punto de vista pastoral y profesional?
–El curso de formación (diplomatura y licenciatura) fue establecido en 2018 por el Papa Francisco con el objetivo de formar a funcionarios y mediadores internacionales, futuros diplomáticos, expertos en pacificación, operadores en escenarios de posconflicto, responsables del Tercer sector, pastores y religiosos que viven su ministerio en escenarios de guerra.
En el lado académico, esto significa el estudio de teorías y herramientas de intervención para garantizar la afirmación de una cultura de paz que sea el resultado de la convergencia de medios, elementos, métodos, nociones y teorías para prevenir y resolver conflictos.
Creemos que esta propuesta académica, estructurada sobre las llamadas peace sciences, puede ayudar a las generaciones más jóvenes a comprender que la paz no es sólo o lo contrario a la ausencia de guerra, sino el fruto de procesos efectivos, de “transformaciones artesanales realizadas por los pueblos” (lo recuerda Hermanos Todos), en el que todos están llamados a dar prueba de un amor desinteresado, de responsabilidad y de eficacia.
Ser “tejedores de fraternidad”, tener la capacidad de “remendar” las relaciones sin dañar las costuras del alma se revela clave para cualquier vocación cristiana.
1 de noviembre de 2020·Tiempo de lectura: < 1minuto
Para la Jornada Mundial de las Misiones celebrada el 18 de octubre, el Papa Francisco subrayó la importancia de ser “tejedores de fraternidad”. En el Ángelus de ese día dijo: “Es hermosa esta palabra, ‘tejedores’. Todos los cristianos están llamados a ser tejedores de fraternidad. Lo son, de modo especial, los misioneros y misioneras —sacerdotes, consagrados y laicos— que siembran el Evangelio en el gran campo del mundo. Recemos por ellos y démosles nuestro apoyo concreto”.
Civilizaciones enteras han basado su camino en la capacidad de saber tejer, en el sentido de saber remendar, reparar o reajustar objetos para prolongar su funcionamiento o para construir otros. Nuevas estatuas de bronce de la fundición de otras estatuas, iglesias cristianas de templos paganos, nuevas ciudades sobre ciudades antiguas. Hoy en día ya no es así porque, desde un punto de vista económico, muchas veces no es conveniente: cuántas veces nos han dicho que el coste de la reparación es superior al del nuevo objeto.
La relación, sin embargo, a menudo necesita el arte de saber tejer remendando. Vale para todos, no solo para los misioneros. Si no conocemos el valor de restaurar y recoser un roto, estamos condenados al aislamiento afectivo.
Es importante entender que en el proceso de rotos y de recosidos, de crisis y de superación, que conciernen a una vocación, sea la que sea, remendar no estropea sino que mejora. Remendar un roto es como hacer un bonito bordado, precioso, atento, ordenado, pero que, a diferencia del bordado, se apreciará no cuando se vea, sino precisamente porque nadie lo verá. Algunas sastrerías llevan la inscripción: “Hacemos remiendos invisibles”, y colocan precisamente su orgullo en saber reparar con mano ligera de modo que nadie se dé cuenta. Es algo que cada uno de nosotros debe aprender para su vida.
Música católica de adoración: panorama internacional
En esta ocasión salimos de España y ponemos la mirada más allá de nuestro país, para acercarnos a la música y a los músicos católicos de adoración a nivel internacional. Tenemos un gran viaje para compartir y una gran aventura, conscientes de que hay muchísimos cantantes católicos y no podremos mencionarlos a todos.
El Amado produce amor·1 de noviembre de 2020·Tiempo de lectura: 5minutos
Tenemos un gran viaje para compartir y una gran aventura, conscientes de que hay muchísimos cantantes católicos y no podremos mencionarlos a todos.
Grandes personas
han abierto camino en este género iluminadas por el Espíritu, con una unción
especial. Volvemos a conectar aquí con el Rey David, con el ungido del Señor.
República Dominicana
En esta línea queremos abrir este viaje con Jon Carlo, de República Dominicana. Se dice de Jon que “sus padres no sabían qué hacer con su hijo” cuando fue a la cárcel al principio de los 90. Afincados en Nueva York, no imaginaban en el 1993 que, después de un retiro carismático, saldría enamorado de Jesucristo. En 2013 hizo su presentación en la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro, y en algunos momentos, como la Vigilia con el Papa, también en la JMJ de Panamá (2019).
Cantante, compositor y productor, Jon tiene 2 discos en su trayectoria: Mi más grande pasión y Tú eres más fuerte, además de participar en otras producciones. Jon es muy activo en la cultura latina. Vive en Mc Allen, Texas.
Adoración y alabanza tienen voz de mujer: Celinés,también dominicana, nos deja cautivados con su suave voz.
Nos conmueven sus propias palabras: “Dar lo mejor a Dios no es dar mucho, es dar con mucho amor todo lo que tienes, aunque sea poco. Cuando Dios me inspiró esta Palabra, pensaba en la ofrenda de la viuda pobre (Marcos 12,41-44). Parecía que aquella humilde mujer había dado muy poco. Sin embargo, Jesús sabía que ella había dado con mucho amor y generosidad, TODO lo que tenía. Esto fue lo que conmovió su corazón. Seguramente su ofrenda pasó desapercibida para muchos, pero no para Jesús. Pues, como dice la Palabra, Dios no se fija en lo que se ve. Dios se fija en el corazón (1 Samuel, 16-7)”.
Celinés nos regala a Jesús en su voz, con esa capacidad que tiene de acogerle y entregárnoslo en directo con su carisma de adoración y alabanza. De ella queremos mencionar su presencia en Cielo Abierto, uno de los encuentros de adoración más importantes, que reúne a una multitud de cantantes en México.
Siguiendo en esta línea, no queremos dejar de mencionar a otras mujeres como Esther Hernández, compositora dominicana, o a guitarristas como Liana Polanco, que acompaña a muchas de ellas en sus momentos de adoración y alabanza o en sus producciones.
Últimamente destaca Kairy Márquez, que reside en Atlanta, USA. En su edad juvenil, formó parte del Ministerio Juvenil del Centro Católico Carismático en el Bronx, como servidora en los retiros de jóvenes. Su álbum Volar fue producido por Jon Carlo, que le dio alas como Directora de Alabanza en su gira: “Traigo música de Dios”.
Argentina
Seguimos viajando y en esta ruta nos detenemos en Argentina, de donde es natural Kiki Troia, cantante, compositor y productor. Muchos le conocen por haber recorrido miles de escenarios y momentos de oración con el conocido cantautor católico Martín Valverde. Les vemos entrelazados en una larga historia de misión, Argentina-México.
La aventura de Kiki Troia en solitario lleva también muchos años de recorrido, pero hace poco nos ha deleitado con un álbum a través de su Facebook live, donde nos brindaba maravillosas canciones que acercan a Dios. Kiki también es conocido como productor o pianista de algunos proyectos de cantantes católicos españoles, como Fray Nacho en sus primeros discos, o Nico Montero, o El Candil de María, que eligió el piano de este arreglista para la canción De María: El Abrazo; con la que cierra la grabación del proyecto misionero sobre el Rosario.
En cuanto a Martín Valverde, le hemos visto recorrer cientos de países con su testimonio y sus canciones, que tanto nos han ayudado a crecer, adorar y rezar; recordaréis aquella mítica canción: Nadie te ama como yo, o sus primeros versos: “Cuanto he esperado este momento, cuanto he esperado que estuvieras así…”. Damos las gracias a los dos por su ministerio conjunto.
Desde Argentina nos llega otra mujer, Athenas, producida por Jonatán Narváez, que ha dirigido los proyectos de muchos músicos católicos en España: Marcelo Olima afincado en Almería, Roberto Vega, Luis Alfredo Díaz, Migueli, Beatriz Elamado, y artistas de otros países como, Querubines, Cristina Plancher, Daniel Poli, Carlos Seoane, Padre Juan Andrés Barrera, Marcela Gael, etc. Os invitamos a acercaros a todos estos cantantes católicos, a bucear por sus melodías y experiencias de Dios.
Athenas tiene en su recorrido musical 3 discos: Cristo Reina, Me basta tu gracia y Todo es tuyo. Junto a su marido Tobías Buteler al piano, son la cara visible de un grupo de hermanos que ponen su fe y su talento al servicio de la evangelización, para llevar a los jóvenes a Jesús a través de sus sencillas canciones.
Perú, Canadá, Estados Unidos…
Y en este recorrido, nos encontramos con un hecho sorprendente, el grupo musical de Siervas de Perú, una congregación de jóvenes de espiritualidad mariana nacida en 1998 con jóvenes de varios países hispanoamericanos. Sus hábitos llaman la atención sobre los escenarios o en los videos. En esa línea de vida religiosa comenzó la conocida cantante chilena Hermana Glenda, de la que conocemos sus míticas canciones, como Porque tengo miedo, y tantas y tantas. Ha dado miles de conciertos de oración por todo el mundo. Pero de ella hemos hablado en el primer artículo sobre música de adoración en España, donde reside actualmente.
De Canadá recibimos a Matt Maher, aunque se mudó a Arizona con su madre. Comenzó en la música y recibió una beca por parte del Departamento de Jazz de la Universidad Estatal de Arizona; se graduó en piano de jazz. Comenzó a asistir a St. Timothy Catholic Community en Mesa, Arizona. El encuentro con Rich Mullins e Ivory, un pianista de hotel, le ayudó a centrarse en hacer música para Cristo.
Cuando el Papa Benedicto XVI visitó los Estados Unidos en abril de 2008, Maher dirigió la alabanza musical ante multitudes de miles de personas en el Rally de la Juventud, en Yonkers, Nueva York. Le vimos arrodillado con su guitarra en la Vigilia de Copacabana en la JMJ de 2013 en Río, presidida por el Papa Francisco.
El canto que nos dejó a todos sin aliento fue Lord I Need You: sólo una guitarra y una voz para meternos en el corazón de Cristo, pobre humilde, crucificado y resucitado. Desde que firmó con Essential Records tiene una larga serie de Cd´s grabados.
Seguimos conociendo personas que nos llevan con el talento de la música al servicio de la oración y adoración; nos encontramos con John Michael Talbot, franciscano, de nacionalidad estadounidense y fundador de la comunidad monástica The Brothers and Sisters of Charity en Eureka Springs, Arkansas. Con una discografía de más de 40 cd´s, su música es peculiar y sin duda nos acerca a Jesús desde otras perspectivas.
Mencionamos a algunos cantantes más que predican con su voz, su
música, la Palabra de Dios y al Dios de la Vida, el único que tiene la última
Palabra sobre la historia de vida de cada persona: Alonso Sanabria (Costa
Rica), Marco López (Chile), Saily (Cuba),
el grupo Alfareros (Rep. Dominicana), Pablo Martínez (Argentina) y tantos otros
que a nivel internacional siguen colocándose de rodillas ante nuestro Jesús,
compañero de camino y fatigas, de alegrías y consuelos. Sin duda, es Él el
motor.
Como decía san francisco de Asís: “Por
consiguiente, nada de vosotros retengáis para vosotros, a fin de que os reciba
todo enteros el que se os ofrece todo entero”.
¡Qué así sea en cada corazón de los músicos católicos internacionales y
nacionales!
Leyendo el texto de la encíclica Fratelli tutti del Papa Francisco, me han impresionado tres palabras en particular.
La primera es la complejidad: no entendida en un sentido mecánico, sino como la serie de fenómenos que conciernen a la humanidad; el Papa Francisco entra en esta complejidad que caracteriza al hombre examinando todas las cuestiones e implicaciones que tienen que ver con la vida de cada uno de nosotros y nuestra relación con la vida de los demás.
La segunda palabra es acción: ¡debemos ocuparnos nosotros! Cada uno con sus competencias y según sus responsabilidades tenemos que tratar de dar luz a este mundo lleno de situaciones que requieren ser revisadas y actualizadas. Esta acción, en mi opinión, tiene que ver con la comunidad (los gobiernos y las naciones deben hacerlo) y con la responsabilidad individual a la que cada individuo de buena voluntad está llamado. Por otro lado, este es el significado de la encíclica: una carta circular que no es sólo para la Iglesia, sino que está dirigida a todos aquellos que miran el mundo con perspectiva.
La tercera palabra es sueño: ¡soñar con esperanza, podemos lograrlo!
Bien común
Esta encíclica es un excelente vademécum que resume la visión de la Iglesia sobre el bien común. No es casualidad que se la tilde de «social», porque resume la Doctrina Social de la Iglesia con referencias también al Magisterio anterior (Deus caritas est de Benedicto XVI y Centesimus Annus de Juan Pablo II) y en continuidad con este último. Aconsejaría a todos, tanto a los jefes de estado y de gobierno como a todos los ciudadanos, que la lean; no tanto por una cuestión de adhesión a los principios de la fe, sino por el deseo de construir una sociedad mejor.
Comunicación y diálogo
Citando a Juan Pablo II, si tuviera que resumir en un título la Fratelli Tutti, usaría su famosa expresión dirigida a los ciudadanos romanos: Damose da fa’ (“Pongámonos en marcha” en dialecto romano). Es una llamada a la acción, porque el mundo sucumbe ante tantas situaciones y depende de nosotros cambiarlo: ¡pongámonos en marcha!
Ya en la Christus vivit, dedicada a los jóvenes, el Papa Francisco nos invita a no reducir la comunicación a un instrumento, sino a hacernos nosotros mismos comunicación, porque en el fondo lo somos.
Esta encíclica esboza, en mi opinión, el elemento del diálogo. Hay una revolución de la intención con respecto a esta palabra: el diálogo también tiene en cuenta lo que el otro tiene que decir y que puede servirme para entender mejor el mundo. Es un aspecto fundamental, que debe animarnos a iniciar estos caminos de relación con los demás y al mismo tiempo superar todos los malos usos de la red: evitar los monólogos buscando del otro algo útil para mí y para la sociedad en su conjunto.
El Evangelio propone una palabra clave: el amor. El amor no entendido como puro sentimentalismo, sino ser el prójimo de nuestros cercanos y también de los que viven en situaciones lejanas a nuestra comodidad. Esta es la clave para cambiar el mundo: la Iglesia lleva 2000 años enseñando esto y en esta encíclica se ofrece el método en el segundo capítulo con la parábola del buen samaritano.
Debemos cuidar a aquellos a quien, en primer lugar, no daríamos crédito: esto es lo que hace el buen samaritano.
(También puedes leer aquí el análisis de Ramiro Pellitero de la Encíclica Fratelli Tutti que ofrecimos el día de su publicación).
La Santa Sede ha hecho público a las 12.00 h. de hoy, viernes 30 de octubre de 2020, el nombramiento de Fernando Valera Sánchez como obispo de Zamora . El papa Francisco ha nombrado a este sacerdote murciano de 60 años, hasta la fecha, director espiritual del seminario mayor de San Fulgencio y del seminario menor de San José de la diócesis de Cartagena.
La sede de Zamora estaba vacante tras el fallecimiento de Mons. Gregorio Martínez Sacristán, el 20 de septiembre de 2019. Está al frente de la diócesis, como administrador diocesano, José Francisco Matías Sampedro.
Fernando Valera Sánchez
Natural de Bullas, localidad murciana en la que nació el 7 de marzo de 1960. En 1977, ingresó en el Seminario San Fulgencio de la Diócesis de Cartagena, entonces en Granada, y realizó los estudios eclesiásticos en la Facultad de Teología de Granada. El 3 de abril de 1983 fue ordenado diácono en la ciudad de Murcia y recibió el Orden Sacerdotal el 18 de septiembre de 1983 en su localidad natal.
En 1987 obtuvo la licencia en Filosofía por la Universidad de Murcia, cursando además el programa de doctorado Razón, discurso e historia en la Filosofía Contemporánea. Consiguió en 1995 la licencia en Teología Espiritual por la Universidad Pontificia de Comillas y en 2001 el doctorado en Teología por la misma universidad.
Cuenta con varias obras publicadas: En medio del mundo. Espiritualidad secular del presbítero diocesano y El Espíritu Santo y la vida del presbítero así como otras colaboraciones en congresos y diversos artículos de revistas especializadas. En sus 37 años de vida sacerdotal ha desempeñado diversos encargos y actividades pastorales y académicas. En su tarea docente ha sido Profesor de Metodología Científica y ha impartido las asignaturas de Sacramentos al servicio de la comunidad y Pneumatología. Desde 2007 era Profesor de Pneumatología como clave de comprensión de la Teología Fundamental del Instituto Teológico de Murcia OFM, centro agregado a la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Antonianum de Roma. Profesor de Teología Espiritual, Sacramento del Orden y Matrimonio en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas San Dámaso, en su sección a distancia en Murcia.
Sus destinos pastorales han sido numerosos y estuvo ademas un año en el Alto de Bolivia se sacerdote misionero fidei donum.
En la actualidad, era Director espiritual de la Congregación Hermanas Misioneras de la Sagrada Familia, de derecho diocesano.Director espiritual del Seminario Mayor de San Fulgencio y del Seminario Menor de San José. Miembro del Colegio de Consultores de la Diócesis de Cartagena y Canónigo de la Santa Iglesia Catedral de Murcia.
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El Papa Francisco ha remitido una carta al Secretario de Estado, Card. Parolin con ocasión del 40º aniversario de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE), el 50º aniversario de las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y la Unión Europea y el 50º aniversario de la presencia de la Santa Sede como Observador Permanente ante el Consejo de Europa.
Tres aniversarios que coinciden en el tiempo y que son la base de la actual situación de la Santa Sede en Europa. Con este triple motivo, el Papa Francisco ha querido reflexionar sobre el significado de Europa en el mundo y la importancia de su historia, sus raíces y, sobre todo, el trabajo de futuro en un momento de incertidumbre como el que atraviesa el mundo entero.
Las raíces cristianas de Europa
El Papa ha defendido la identidad cristiana innegable, incluso en la conformación de las diversas iniciativas de unidad europea y ha querido recoger las palabras que «san Juan Pablo II pronunció en el Acto europeo en Santiago de Compostela: Europa, «vuelve a encontrarte. Sé tú misma»». porque, como ha querido subrayar el Santo Padre «En un tiempo de cambios repentinos se corre el riesgo de perder la propia identidad, especialmente cuando desaparecen los valores compartidos sobre los que se funda la sociedad».
A estos valores se ha referido concretamente el Papa Francisco apelando a la «historia milenaria, que es una ventana abierta al futuro» del continente europeo, y ha lanzado una llamada a no traicionar «tu anhelo de verdad, que desde la antigua Grecia abrazó la tierra, sacando a la luz los interrogantes más profundos de todo ser humano; de tu sed de justicia, que se desarrolló con el derecho romano y, con el paso del tiempo, se convirtió en respeto por todo ser humano y por sus derechos; de tu deseo de eternidad, enriquecido por el encuentro con la tradición judeo-cristiana, que se refleja en tu patrimonio de fe, de arte y de cultura».
Defensa de la vida
El Papa ha sido muy claro en la Europa que «sueña» para el futuro lanzando una meridiana defensa de la vida en todas sus etapas, para que Europa sea . «Una tierra donde sea respetada la dignidad de todos, donde la persona sea un valor en sí y no el objeto de un cálculo económico o una mercancía. Una tierra que cuide la vida en todas sus etapas, desde que surge invisible en el seno materno hasta su fin natural». Tampoco ha dejado atrás la importancia de la familia, próxima y común, en el sentido de una comunidad: una «familia de pueblos, distintos entre sí, pero sin embargo unidos por una historia y un destino común». En esta línea, como viene haciendo repetidamente en sus últimas intervenciones, ha recordado que «la pandemia, han demostrado que nadie puede salir adelante solo».
Tierra de acogida y solidaridad
Esta concepción de familia común, ha destacado el Papa, se ha de reflejar en la solidaridad como «expresión fundamental de toda comunidad «que «exige que cada uno se haga cargo del otro» frente al individualismo muchas veces imperante. De manera especial ha querido subrayar «los numerosos temores que atraviesan nuestras sociedades actuales, entre los que no puedo callar el recelo respecto a los migrantes» recordando que «la necesaria acogida de los migrantes no puede limitarse a simples operaciones de asistencia al que llega, a menudo escapando de conflictos, hambre o desastres naturales, sino que debe consentir su integración para que puedan «conocer, respetar y también asimilar la cultura y las tradiciones de la nación que los acoge».
Laicidad, no laicismo
Partiendo de este entendimiento plural de la sociedad europea, el Papa Francisco ha recogido la idea de sus predecesores con una de las afirmaciones más claras de los últimos años en este sentido: la esperanza de que Europa sea una tierra «sanamente laica, donde Dios y el César sean distintos pero no contrapuestos. Una tierra abierta a la trascendencia, donde el que es creyente sea libre de profesar públicamente la fe y de proponer el propio punto de vista en la sociedad. Han terminado los tiempos de los confesionalismos, pero —se espera— también el de un cierto laicismo que cierra las puertas a los demás y sobre todo a Dios, porque es evidente que una cultura o un sistema político que no respete la apertura a la trascendencia, no respeta adecuadamente a la persona humana».
El Papa Francisco ha anunciado, al final del Ángelus de este domingo, la creación de 13 nuevos cardenales en el Consistorio que se celebrará el 28 de noviembre, entre ellos 4 mayores de 80 años. Este es el séptimo Consistorio desde que fue elegido. El número de cardenales que ha creado se elevará así a 101, de los cuales 79 son electores y 22 no electores, provenientes de casi 60 naciones diferentes.
Los nuevos cardenales serán, en orden:
Mario Grech (Malta), Secretario general del Sínodo de los obispos;
Marcello Semeraro (Italia), Prefecto de la Congregación para las Causas De los Santos;
Antoine Kambanda (Ruanda), arzobispo de Kigali;
Wilton Daniel Gregory (Estados Unidos), arzobispo de Washington;
José Fuerte Advincula (Filipinas), arzobispo de Cápiz;
Celestino Aós (Chile), arzobispo de Santiago de Chile;
Cornelius Sim (Brunei), Vicario Apostólico;
Augusto Paolo Logiudice (Italia), arzobispo de Siena-Colle Val d’Elsa-Montelcino;
Fray Mauro Gambetti (Italia), Guardián de la Comunidad Franciscana de Asís.
Felipe Arizmendi Esquivel (México), obispo de San Cristóbal de las Casas;
Silvano Maria Tommasi (Italia), Nuncio Apostólico;
Fray Raniero Cantalamessa (Italia), Predicador de la Casa Pontificia;
Enrico Feroci (Italia), párroco de Santa Maria del Divino Amore en Castel di Leva.
También en esta ocasión, se confirma en la elección del Papa Francisco la «lógica de las periferias» , que siempre ha caracterizado también a los anteriores consistorios, favoreciendo a naciones del mundo que muchas veces «no son noticia». En esta ocasión también son llamativas las «opciones fiduciarias», podríamos decir, que se refieren a personalidades que ha dado la vida por la Iglesia en su ministerio, como el predicador fray Raniero Cantalamessa, el nuncio Tommasi y el párroco del santuario mariano en las afueras de Roma de quien los romanos son tan devotos, Enrico Feroci.
Conviene destacar, finalmente, la «opción franciscana»: tres de los trece elegidos pertenecen a la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos y conventuales de San Francisco de Asís: Aós, Cantalamessa y Gambetti.
Este decreto recoge que las indulgencias plenarias para los fieles fallecidos se prorrogarán durante todo el mes de noviembre, con una serie de modificaciones en la habitual obtención de esta indulgencia con el objetivo de guardar en todo momento las medidas de seguridad de los fieles.
Una petición numerosa
El Decreto hace alusión a las numerosas peticiones por parte de sacerdotes y pastores a la Penitenciaría Apostólica para que este año, a causa de la epidemia de «covid-19», se conmutaran las obras piadosas para obtener las indulgencias plenarias aplicables a las almas del purgatorio.
Por este motivo, la Penitenciaría Apostólica, por mandato especial de Su Santidad el Papa Francisco, ha establecido una serie de facilidades para lograr estas indulgencias y evitar las aglomeraciones en cementerios y otros lugares de culto:
La indulgencia plenaria para los que visiten un cementerio y recen por los difuntos aunque sólo sea mentalmente, establecida por regla general sólo en días concretos del 1 al 8 de noviembre, podrá ser trasladada a otros días del mismo mes hasta que acabe. Estos días, elegidos libremente por los fieles, también pueden ser independientes entre sí.
La indulgencia plenaria del 2 de noviembre, establecida con ocasión de la conmemoración de Todos los Fieles Difuntos para los que visiten piadosamente una iglesia u oratorio y reciten allí el «Padre Nuestro» y el «Credo», puede ser transferida no sólo al domingo anterior o posterior o al día de la solemnidad de Todos los Santos, sino también a otro día del mes de noviembre, libremente elegido por cada uno de los fieles.
Unión espiritual para quienes no puedan salir
Los ancianos, los enfermos y todos aquellos que por motivos graves no puedan salir de casa, por ejemplo a causa de las restricciones impuestas por la autoridad competente para el tiempo de la pandemia, podrán obtener la indulgencia plenaria siempre que se unan espiritualmente a todos los demás fieles, completamente desapegados del pecado y con la intención de cumplir cuanto antes las tres condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística y oración según las intenciones del Santo Padre), ante una imagen de Jesús o de la Santísima Virgen María, recen oraciones piadosas por los difuntos, por ejemplo, laudes y vísperas del Oficio de Difuntos, el rosario mariano, la corona de la Divina Misericordia, otras oraciones por los difuntos más apreciadas por los fieles, o se dediquen a la lectura meditada de alguno de los pasajes del Evangelio propuestos por la liturgia de los difuntos, o realicen una obra de misericordia ofreciendo a Dios los dolores y las dificultades de su propia vida.
Facilitar la Confesión y Santa Misa
El decreto pide además a los los sacerdotes con facultades adecuadas que «se ofrezcan con particular generosidad a la celebración del sacramento de la Penitencia y administren la santa comunión a los enfermos y recuerda que en lo que respecta a las condiciones espirituales para la plena consecución de la indulgencia hay que recurrir a las indicaciones ya emanadas en la nota «Sobre el sacramento de la penitencia en la actual situación de pandemia», emitida por la Penitenciaría Apostólica el 19 de marzo de 2020″.
Por último, destaca el documento firmado el 22 de octubre de 2020, memoria de San Juan Pablo II «puesto que las almas del Purgatorio son ayudadas por los sufragios de los fieles y especialmente por el sacrificio del altar agradable a Dios (cf. Conc. Tr. Sess. XXV, Decr. De Purgatorio), se invita encarecidamente a todos los sacerdotes a celebrar tres veces la santa misa el día de la Conmemoración de Todos los fieles Difuntos, de acuerdo con la Constitución Apostólica «Incruentum Altaris», promulgada por el Papa Benedicto XV, de venerada memoria, el 10 de agosto de 1915″.
Los obispos españoles plantean la posibilidad de un itinerario, en la educación primaria y secundaria, relativo a la dimensión personal que incluya, de manera digna, el aprendizaje de la Religión Católica.
Incluir un itinerario educativo relativo a la dimensión más personal, humana y trascendental de la persona en la que la asignatura de Religión Católica tenga su sitio. Ésta es la propuesta que, desde la Comisión Episcopal para la Educación y Cultura de la Conferencia Episcopal Española quieren hacer llegar a Gobierno con el objetivo de iniciar un diálogo, hasta el momento infructuoso, que permita dar un marco digno y necesario a la enseñanza religiosa católica en la legislación educativa.
Así lo ha explicado el secretario General de la CEE, Mons. Luis Argüello, junto al presidente de la Comisión Episcopal para la Educación y Cultura, Mons. Alfonso Carrasco, en una rueda de prensa con profesionales de los medios esta mañana.
La estela del Papa Francisco
El Pacto educativo Global impulsado por el Papa Francisco ha sido el marco en el que se ha querido lanzar esta propuesta a los responsables en materia de educación del Gobierno de España cuya Ley Orgánica de modificación de la LOE (LOMLOE) no recoge, entre sus propuestas, una visión integral, real y justa de la asignatura de religión católica, la libertad de elección del modelo educativo por parte de las familias o la igualdad de condiciones para la creacioón de centros escolares privados y públicos.
En este sentido, Mons. Argüello ha recordado que «es responsabilidad ella CEE y de su comisión de enseñanza todo lo que tiene que ver con la clase de Religión en la escuela, pero no sólo eso, sino también lo que tiene que ver con la humanización, la promoción de los valores humanos, todo lo que significa poner a la persona en el centro». En relación a la valoración positiva de diversos políticos en relación a la encíclica Fratelli Tutti, Argüello ha recordado que en dicho texto el Papa «insiste en que todas las dimensiones de la persona expresan su dignidad: también la dimensión trascendente. Poder enseñar en la escuela a los alumnos y familias que lo deseen la doctrina de la Iglesia, la tradición bíblica o el Evangelio de Jesús donde se habla del amor fraterno, nos parece algo valioso».
Un itinerario específico que incluya la religión
Por su parte, Mons. Alfonso Carrasco Rouco, se ha referido directamente a la propuesta que quieren poner sobre la mesa de diálogo con el Gobierno «proponemos integrar un ámbito en la educación primaria y secundaria, relativo a la dimensión personal, trascendente… igual que hay un ámbito de ciencias naturales». En esta línea ha defendido que este espacio es «necesario para una educación integral. No tiene sentido una educación puramente utilitarista».
El Obispo de Lugo ha precisado que la idea no es excluyente, no se trata de eliminar una u otra asignatura de Valores Cívicos o similar, sino enmarcar, dentro de un espacio una «educación en valores morales, en el respeto de la conciencia, de la identidad y la tradición de los niños». Ahí subyace el derecho de los padres a decidir sobre la educación de sus hijos ya que esa tradición e identidad viene generalmente dada por el entorno familiar.
«El niño tiene derecho a conocer su mundo», ha señalado Mons. Carrasco, por eso tiene que haber distintos modos, «no puede haber un sólo formato que obligue a que todos sean educados como piense la autoridad». Por ello, ha señalado en varios momentos «las modalidades pueden ser variadas, adecuados a la identidad de las personas y una de ellas ha de ser la católica», a la que ha sumado la necesidad de unas líneas compartidas «referidas a los valores humanos elementales sobre los que se construye nuestra sociedad: la relación con la naturaleza, el trato a los demás, la igualdad entre el hombre y la mujer, la justicia, la apertura al necesitado»…
Con esta propuesta los obispos pretenden retomar el diálogo para abrir caminos que consigan situar el aprendizaje de la Religión Católica y el conocimiento de la dimensión trascendental del ser humano dentro del currículo educativo.
Convivencia civil entre homosexuales: lo que ha dicho el Papa y lo que no
Medios de comunicación de todo el mundo han difundido unas frases del Papa que se han entendido como una aprobación de los matrimonios entre personas homosexuales, o de las uniones civiles equiparables. ¿Es así? Como en otras situaciones parecidas, para saberlo hay que ir más allá de los titulares y de las informaciones escuetas que no añaden matices ni mencionan el tenor exacto de sus palabras.
Juan Portela·22 de octubre de 2020·Tiempo de lectura: 3minutos
Esta información se refiere a un documental sobre Francisco que recoge opiniones del Papa sobre varios temas muy dispares, muchas de ellas tomadas de ocasiones anteriores. Así sucede con la entrevista que el Papa concedió en mayo de 2019 a Valentina Alazraki, corresponsal de Televisa en Roma, y con su pregunta sobre “si una pareja de personas homosexuales puede llevar a sus hijos a la iglesia”. La versión que ofrece el documental unos fragmentos de de la respuesta del Papa Francisco es: “Las personas homosexuales tienen derecho a estar en la familia, son hijos de Dios, tienen derecho a una familia. No se puede echar de la familia a nadie, ni hacerle la vida imposible por eso. Lo que tenemos que hacer es una ley de convivencia civil. Tienen derecho a estar cubiertos legalmente”.
Estas frases parecen contener una apretada alusión a la cuestión planteada, pero también a la posibilidad de que en una familia haya hijos homosexuales (con su derecho a que no se los eche de la familia por su condición homosexual)… y una opinión acerca de la conveniencia de una legislación civil que garantice ciertos derechos de quienes se encuentran en una unión homosexual.
Ahora bien, según se ha sabido, el documental en este punto no responde a la respuesta recogida por Televisa, sino que la ha “editado”, como, por cierto, ya fue editada en su momento por la Santa Sede. El resultado es que lo que el Papa respondía sobre el modo de tratar a un posible hijo homosexual aparece como la reclamación de una familia y una unión legal (algunos han podido sobreentender que también “matrimonial”) para las personas del mismo sexo. La secuencia argumental ha quedado trastocada.
Respecto de la propuesta de que se les concedan ciertas formas de protección civil, la última frase del Papa añade a renglón seguido: “Yo defendí eso”. Así sucedió precisamente cuando en su país se opuso a la ley para el matrimonio entre homosexuales, pidiendo como alternativa la introducción de determinada protección legal. Por tanto, no hay equiparación entre el matrimonio y las uniones homosexuales.
¿Cambio de doctrina?
Entonces, ¿se ha producido un cambio en la doctrina de la Iglesia sobre la homosexualidad? Lo resolvemos leyendo dos textos breves, pero decisivos.
El primero es el punto 2358 del Catecismo de la Iglesia Católica, relativo al modo de tratar a las personas homosexuales: “Un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas. Esta inclinación, objetivamente desordenada, constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición”. Por tanto, han de ser tratadas en el respeto a su dignidad.
El segundo es el número 251de Amoris laetitia, muestra de que el Papa Francisco no pretende aprobar la unión homosexual: “No existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia […] Es inaceptable que las iglesias locales sufran presiones en esta materia y que los organismos internacionales condicionen la ayuda financiera a los países pobres a la introducción de leyes que instituyan el “matrimonio” entre personas del mismo sexo”.
Señalar la necesidad de una cobertura legal de ciertos aspectos no supone aprobar esas uniones ni darlas por buenas desde el punto de vista moral; el Papa, así, no habla de “matrimonio”, sino de una ley de “convivencia”, lo cual se sitúa en otro nivel. Ya en 2014, un entrevistador hizo al Papa esta pregunta: “Muchos países regularon la unión civil. Es un camino que la Iglesia puede comprender, pero ¿hasta qué punto?”. La respuesta del Papa fue: “El matrimonio es entre un hombre y una mujer. Los Estados laicos quieren justificar la unión civil para regular diversas situaciones de convivencia, impulsados por la necesidad de regular aspectos económicos entre las personas, como, por ejemplo, la obra social. Hay que ver cada caso y evaluarlos en su diversidad”.
Desde hace 27 años, Cáritas pone el acento, en estos días, sobre la realidad de las personas sin hogar. Una situación que afecta a más de 40.000 personas y contra la que se nos invita a alzar la voz porque como destaca el lema de este año: “No tener casa mata. Y tú ¿Qué dices? Di basta. Nadie Sin Hogar”
Se llaman Ana y Jorge Iván… pero también Manuela, Pepe, Rosa o Yaiza… porque cada persona que vive en la calle tiene un nombre, una historia, un proceso, a veces inesperado, que les ha llevado a quedarse sin lo más elemental de una vida digna: un techo bajo el que refugiarse, un lugar al que volver, un hogar.
Este año, la campaña de personas sin hogar impulsada por Cáritas Española viene marcada por la pandemia del coronavirus por dos vías: la imposibilidad de realizar las acciones propias de la campaña y la gravísima incidencia que la pandemia tiene sobre la economía y que está pasando factura, de manera especialmente cruenta, a las personas que menos tienen. «No tener casa mata», afirma el lema de este año, porque la falta de hogar lleva a la muerte de personas en casos extremos, pero mata siempre la dignidad, las ilusiones y las esperanzas de todos los que la sufren.
¿Cómo llega una persona a vivir en la calle?
La respuesta no es única pero, como señala Jorge Iván, una de las personas sin hogar a las que Cáritas atiende, “acabar en la calle es fácil”-más sencillo de lo que podemos pensar en un primer momento- “yo me vi en la calle de la noche a la mañana”, añade. Tiene razón, según los datos del VIII Informe Foessa sobre Exclusión y Desarrollo Social en España, 2’1 millones de personas sufren situaciones de inseguridad en la vivienda
La historia de este colombiano de casi 53 años viene marcada por las sucesivas crisis laborales y económicas de nuestro país, al que llegó en 2003, huyendo de la situación social y económica de Colombia. Aunque al principio, reconoce, “le costó encontrar trabajo”, al cabo de un tiempo comenzó a llevar varios locutorios, propiedad de un amigo. Los problemas comenzaron en torno a 2010, con el cierre de estos locutorios. De vez en cuando salía algún trabajo, pero ya le era muy difícil de tal modo que, poco a poco, estos pequeños empleos desaparecieron. Entonces, al no poder afrontar los gastos, Jorge Iván se fue a vivir con unos amigos “con los que estuve muy bien, como dos o tres años, hasta que ellos se vieron también muy mal, se quedaron sin empleo y tuvieron que entregar el piso. Me quedé sin lugar donde ir”. A través de una amiga contactó con Cáritas, donde “me atendieron muy bien y me acogieron al día siguiente”. Entre una cosa y otra estuvo más de dos semanas en la calle “es difícil” destaca “yo nunca había vivido esa experiencia. Uno no sabe ni qué hacer ni para dónde ir. Sólo pensaba en salir de esa situación”.
Golpeada por la pandemia
Ese bloqueo mental también lo sufrió Ana, que llegó a verse sin una casa en la que vivir, “por confiar en las personas equivocadas” como ella cuenta y cuya situación se hizo insostenible a partir de marzo, con la irrupción del coronavirus. Aunque cobra una mínima renta, (menos de 400 €), también ha conocido la dureza de la calle. Durante un tiempo vivió en una habitación alquilada en casa de una conocida, “pero tuve un problema con la persona con la que ella mantenía una relación y me echó a la calle quedándose con mis cosas; a partir de ahí fue todo en picado, pedí ayuda, pero siempre había algún problema: o mi edad, o que no podía optar a otra por cobrar una renta mínima o por mi perro”. Durmió en estaciones de autobuses y trenes, “pero con el coronavirus ya no nos dejaban dormir dentro y nos echaron a todos”. Tuvo la suerte de ser acogida, de marzo a julio, en el albergue de una ONG pero aquello acabó y se vió en la calle donde “no puedes ir al baño, comer es complicado porque no te dejan… y menos con un perrito…”.
Un techo y un futuro
Tanto Jorge Iván como Ana han encontrado una salida y una esperanza gracias al los programas destinados a personas sin hogar de Cáritas Madrid. Ellos, y otros muchos que se han beneficiado de estos programas no esconden su agradecimiento. “Agradecido siempre con quienes me han dado esta oportunidad” subraya Jorge Iván, “yo estuve poco en la calle, no he sufrido tanto como otras personas que llevan meses, que han vivido el frío… ahora estoy renovando los papeles para poder encontrar un trabajo y estudiar Administración de empresas, que ha sido mi gran anhelo y ahora tengo más ganas”.
Ana destaca que “el hecho de poder ducharte, dormir en una cama con sábanas, comer… eso no se paga con dinero”; actualmente vive en el centro de acogida municipal Juan Luis Vives, “muy contenta”, aunque añade “quiero pedir un piso tutelado para poder vivir con mi perrito”.
Jorge Iván y Ana son sólo dos muestras de esas 40.000 historias de las personas que Cáritas Española atiende, en estos momentos, en sus distintos programas destinados a personas sin hogar. Personas e historias muy diferentes que se ven unidas por la falta del hogar y de las que, un año mas, Cáritas nos hace conscientes en esta campaña “No tener casa mata. Y TÚ ¿QUÉ DICES? Di basta. Nadie Sin Hogar” que nos llama a una implicación necesaria para acabar con esta realidad.
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¿Qué pasa en Chile? A las puertas de un referéndum constituyente
Marco Gambino·21 de octubre de 2020·Tiempo de lectura: 3minutos
“Una sombra caía sobre el honor de la policía. Todos sus miembros sabían que les estaba prohibido usar sus armas, pero que las armas podían ser usadas contra ellos. Sabían que varios de ellos habían sido malamente heridos en distintos puntos de la capital. Y se esperaba de ellos que se mantuviesen de pie en puntos aislados, blancos para todo tipo de proyectiles, mientras las tropas se mantenían al margen y las masas se daban cuenta de la ausencia del Estado”. Cualquier chileno que lea esto podría pensar que se trata de una descripción de la violencia desatada el domingo 18 de octubre de 2020, en la llamada “Zona Cero” de Santiago. Pero no: son las palabras con las que Alexander Solzhenitsyn describe lo ocurrido en Rusia, en marzo de 1917 (cfr. “La Rueda Roja”). ¿Una mera coincidencia?
Dolor y perplejidad
Dolor, perplejidad, impotencia: son los sentimientos que la inmensa mayoría de los habitantes de Chile experimentó este domingo, al ver profanadas y quemadas dos iglesias católicas. Los mismos sentimientos que hace exactamente un año nos sacudían cuando, simultáneamente, ardieron varias estaciones del Metro y algunos templos, mientras el lumpen saqueaba supermercados en las periferias de la capital. En los días sucesivos, esas imágenes se replicaban en las principales ciudades. El detonante fue el alza de 30 pesos (4 centavos de dólar) en el transporte público y la llamada de los estudiantes, de la extrema izquierda y de algunos gremios a evadir su pago. Cuando pudimos recuperarnos del knock out, el fenómeno fue llamado “estallido social” y, según algunos medios de comunicación, habría obedecido a la rabia acumulada por una sensación de abuso y desigualdad de los sectores más desposeídos de la sociedad.
Volvimos a sorprendernos cuando, en los días sucesivos, se desarrollaron manifestaciones multitudinarias −algunas cercanas o superiores al millón de personas−, de carácter predominantemente pacífico. Daban cuenta de un descontento generalizado, pero algo confuso. Se enarbolaban carteles contra los políticos, el sistema de pensiones, el machismo, el abuso de animales, la contaminación ambiental, el pago de las autopistas… y a favor del aborto libre, de la educación sexual sin tabús, de la alimentación vegana, del matrimonio homosexual… Periódicamente volvían los episodios de ataques violentos a la propiedad privada y pública, saqueos de supermercados, quemas de sedes universitarias…
¿Espontáneo?
La explicación de un “estallido espontáneo” no parecía creíble. La ciudadanía empezó a exigir que las autoridades impusieran orden. El jefe de la Policía de Investigaciones llegó a declarar que se tenía mucha información sobre lo ocurrido el 18 de octubre y que pronto se daría a conocer. Todavía estamos esperando. Se decretó estado de sitio, salieron los militares a la calle y hubo intervalos de calma. Pero los militares se apostaban en puntos estratégicos, sin intervenir, mientras que la Policía de Carabineros se llevaba la peor parte, enfrentando a mano limpia a grupos violentos y con organización de guerrilla urbana.
A mediados de noviembre la violencia volvió a desatarse, mientras en el Parlamento prácticamente desaparecía el centro político. La izquierda pedía la renuncia del Presidente Piñera. Cuando el fantasma de una guerra civil empezaba a asomarse, surgió una luz de esperanza: el 15 de noviembre de 2019, las fuerzas políticas −con exclusión del Partido Comunista y otro de extrema izquierda,− firmaban el “Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución”.
Fue entonces cuando la mayoría silenciosa se enteró que la primera prioridad era una Constitución para refundar Chile. Se fijó un plebiscito para abril de 2020, pero el Covid obligó a aplazarlo para el 25 de octubre.
Clima de polarización
El 2020 ha tenido mucho de pesadilla surrealista: pandemia, cuarentena, desconfinamiento, vuelta de las manifestaciones violentas, los viernes, en Plaza Baquedano. Aniversario del “estallido social”. Para ese día, el Colegio de Profesores, que se negaba a retomar las clases presenciales por miedo a rebrotes de coronavirus, llamó a marchar… Eso sí, con mascarilla.
Y así estamos: con un nivel de polarización que no se veía desde el plebiscito de octubre de 1988, que decidió el fin del Régimen Militar de Pinochet. Con un cóctel minoritario, pero muy virulento, de anarquistas-barras bravas-narcotraficantes que salen a destruir todo a su paso. Dos de ellos se hicieron tristemente famosos porque pusieron una bomba en la Basílica del Pilar de Zaragoza (ya cumplieron condena en España y están de vuelta). Por otra parte, la fuerza pública está sobrepasada: los organismos internos e internacionales de derechos humanos no la dejan actuar.
No parece el mejor clima para empezar un proceso constituyente. Pero la Virgen del Carmen, Patrona de Chile, nos ha sacado de situaciones peores.
El autorMarco Gambino
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El papa Francisco participó en el Encuentro Internacional de Oración por la Paz «Nadie se salva sólo – Paz y Fraternidad» promovido por la Comunidad de Sant’Egidio durante la tarde del 20 de octubre y que reunió, en Roma, a representantes de las principales confesiones del mundo.
El encuentro, que comenzó pasadas las 16:00 h. se desarrolló en dos partes. El primer momento estuvo centrado en la oración por la paz de las distintas confesiones. La Basílica de Santa María de Aracoeli acogió la oración del Papa Francisco junto con el Patriarca de Constantinopla, Bartolomé I, y los representantes de las diversas iglesias ortodoxas y protestantes; mientras que los judíos se reunieron en la Sinagoga y por último, musulmantes y representantes budistas y de las religiones orientales en locales de los Museos del Capitolio.
Durante este encuentro de oración, el papa glosó el pasaje de Mateo en el que narra la crucifixión de Cristo y cómo el mal ladrón le lanza aquel desafío ¡Sálvate a ti mismo!, una tentación, que quiso señalar Francisco «es la tentación de pensar sólo en protegerse a sí mismo o al propio grupo, de tener en mente solamente los propios problemas e intereses, mientras todo lo demás no importa».
El Papa quiso también advertir que este egoísmo del alma termina creando un Dios a nuestra medida «cuántas veces queremos un dios a nuestra medida, más que llegar nosotros a la medida de Dios; un dios como nosotros, más que llegar a ser nosotros como Él. Pero así, en vez de la adoración a Dios preferimos el culto al yo». En el Calvario, señaló el Santo Padre, «tuvo lugar el gran duelo entre Dios que vino a salvarnos y el hombre que quiere salvarse a sí mismo; (…) Los brazos de Jesús, abiertos en la cruz, marcan un punto de inflexión, porque Dios no señala con el dedo a nadie, sino que abraza a todos».
La oración, raíz de la paz
Una vez concluido el rato de oración, los distintos líderes religiosos acudieron a la Plaza del Capitolio, en presencia también del Presidente de la República Italiana y de la alcaldesa de Roma. En sus palabras de acogida, el profesor Andrea Riccardi quiso destacar que «hoy hemos rezado unos con otros porque la oración es la raíz de la paz«. La última encíclica del Papa Francisco, Fratelli Tutti, y su tema central: la fraternidad y la amistad social, fue repetidamente recordada por los asistentes, como Sergio Mattarella, Presidente de la República Italiana, que quiso recordar cómo «el espíritu de Asís se renueva hoy en Roma en un tiempo difícil en el que la pandemia ha puesto de evidencia nuestra común fragilidad» y ensalzó el papel de las religiones en el trabajo por la paz y las salidas de las crisis «el testimonio de las religiones puede ayudar al mundo a salir de la resignación con confianza «
También Bartolomé I, patriarca de Constantinopla, quiso subrayar, recordando la Fratelli Tutti y Laudato Si’ cómo «para construir la fraternidad que lleva a la paz y la justicia, para sentirnos familiares, tenemos que comenzar por cuidar nuestra casa común en la que nos encontramos todos y todo lo creado por Dios» (…)las grandes religiones y sus textos sagrados nos muestran un cuadro en el que el hombre es parte de la creación con todo lo que contiene, la casa común es un espejo en el que se ve reflejada nuestra imagen «
También tomaron la palabra el musulmán, Mohamed Abdelsalam Abdellatif, secretario general del Comité Superior de la Fraternidad Humana, Haïm Korsia, rabino mayor de Francia, Shoten Minegishi, monje budista y un representante sij.
La paz, tarea primordial en la política
En su intervención, con la que se cerraron las palabras en la plaza, el Papa Francisco recordó el espíritu de Asís que ha dado lugar a estos encuentro de diálogo y oración por la paz entre representantes de la comunidad de Sant’Egidio. En este sentido recordó que aquel encuentro encerraba «una semilla profética» que ha ido maduran en ecuentros e ideas» y, aunque son evidentes los conflictos y tensiones actuales, el Papa destacó que «debemos reconocer los pasos que se han dado en el encuentro entre religiones y lo que se ha trabajado como hermanos» que ha dado lugar a avances como el “Documento sobre la Fraternidad Humana por la paz mundial y la convivencia común”.
Como quiso recordar el Papa, «el mandamiento de la paz esta inscrito en lo profundo de las religiones, la diversidad de religiones no justifica la enemistad sino que las religiones están al servicio de la paz»; por todo ello, destacó «impulso a los creyentes a rezar por la paz, a no resignarse a la guerra. Poner fin a la guerra es el deber de los líderes políticos ante Dios. Dios pedirá cuentas a quién no ha buscado la paz y han fomentado las tensiones y la guerra».
Nadie se salva sólo
¿Cómo prevenir conflictos?¿Cómo pacificar a los señores de la guerra?... se preguntó el Papa «ningún pueblo puede, por sí sólo lograr la paz. La lección de la pandemia es la de ser una comunidad que navega una barca común donde el mal de uno, perjudica a todos, nadie se salva sólo», concluyó el Santo Padre.
Tras las palabras del Papa, los asistentes guardaron un minuto de silencio en memoria de las víctimas de la pandemia y de todas las guerras al que siguió la lectura del manifiesto por la paz. Un manifiesto que los líderes religiosos dieron, simbólicamente, a un grupo de niños de diversas nacionalidades y religiones y ellos entregaron a otros presentes. El encuentro que terminó con el gesto simbólico del encendido del candelabro de la paz y la firma de este manifiesto por los diferentes representantes religiosos.
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