Vaticano

«Debemos dar testimonio de una vida que se entrega en el servicio»

El Santo Padre ha recordado en el Angelus que nuestro testimonio debe concretarse en "sembrar semillas de amor no con palabras que se lleva el viento, sino con ejemplos concretos, sencillos y valientes".

David Fernández Alonso·21 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

En este quinto domingo de Cuaresma y el último antes del Domingo de Ramos, el Papa Francisco ha dirigido el Angelus desde la Biblioteca Apostólica, por las medidas restrictivas que han decretado en Italia.

«La liturgia de este quinto domingo de Cuaresma» ha comenzado el Santo Padre, «proclama el Evangelio en el que san Juan relata un episodio que ocurrió en los últimos días de vida de Cristo, poco antes de su Pasión (cf. Jn 12,20-33)».

«Queremos ver a Jesús»

Parafraseando el pasaje del Evangelio, destacó la petición de los griegos por ver a Jesús: «Mientras Jesús estaba en Jerusalén para la fiesta de pascua, algunos griegos, llenos de curiosidad por lo que estaba haciendo, expresaron su deseo de verlo. Se acercaron al apóstol Felipe y le dijeron: «Queremos ver a Jesús» (v.21). Felipe se lo dice a Andrés y luego juntos van a decírselo al Maestro. En la petición de aquellos griegos podemos ver la súplica que muchos hombres y mujeres, en todo lugar y tiempo, dirigen a la Iglesia y también a cada uno de nosotros: ‘Queremos ver a Jesús'».

Si muere, da mucho fruto

«¿Cómo responde Jesús a esta petición?» Se pregunta Francisco. Y responde que «de un modo que lleva a reflexionar. Dice así: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre […] Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto» (vv. 23.24). Estas palabras no parecen responder a la petición que habían hecho aquellos griegos. En realidad, van más allá. De hecho, Jesús revela que Él, para todo hombre que quiera buscarlo, es la semilla escondida dispuesta a morir para dar mucho fruto. Como diciendo: si queréis conocerme y comprenderme, mirad el grano de trigo que muere en la tierra, mirad la
cruz».

El emblema del cristiano

Partiendo de esta reflexión afirma que la cruz se ha convertido en el emblema del cristiano: «Cabe pensar en el signo de la cruz, que a lo largo de los siglos se ha convertido en el emblema por excelencia de los cristianos. Quien también hoy quiere “ver a Jesús”, tal vez proveniente de países y culturas donde el cristianismo es poco conocido, ¿qué ve en primer lugar? ¿Cuál es el signo más común que encuentra? El crucifijo. En las iglesias, en los hogares de los cristianos, incluso en el propio cuerpo».

«Lo importante es que el signo sea coherente con el Evangelio: la cruz no puede sino expresar amor, servicio, entrega sin reservas: sólo así es verdaderamente el “árbol de la vida”, de la vida sobreabundante. También hoy mucha gente, a menudo sin decirlo implícitamente, quisiera “ver a Jesús”, encontrarlo, conocerlo. Esto nos hace comprender la gran responsabilidad de los cristianos y de nuestras comunidades».

La entrega en el servicio

El Papa nos ha querido recordar que el Señor logra convertir en fruto aquellas situaciones que parecen áridas: «Nosotros también debemos responder con el testimonio de una vida que se entrega en el servicio. Se trata de sembrar semillas de amor no con palabras que se lleva el viento, sino con ejemplos concretos, sencillos y valientes. Entonces el Señor, con su gracia, nos hace fructificar, incluso cuando el terreno es árido por incomprensiones, dificultades o persecuciones. Precisamente entonces, en la prueba y en la soledad, mientras muere la semilla, es el momento en que brota la vida, para dar fruto maduro en su momento. Es en esta trama de muerte y de vida que podemos experimentar la alegría y la verdadera fecundidad del amor».

Para concluir, Francisco ha pedido «que la Virgen María nos ayude a seguir a Jesús, a caminar fuertes y felices por el camino del servicio, para que el amor de Cristo brille en todas nuestras actitudes y se convierta cada vez más en el estilo de nuestra vida diaria».

Familia

Comienza el año “Familia Amoris Laetitia”, en la estela de Dublín

La solemnidad de san José ha supuesto el pistoletazo de salida del año “Familia Amoris Laetitia”, convocado por el Papa Francisco a los cinco años de su Exhortación apostólica sobre la alegría y la belleza del amor familiar.

Rafael Miner·20 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 5 minutos

El Santo Padre hizo pública la convocatoria en el Ángelus del 27 de diciembre del año pasado, fiesta de la Sagrada Familia: “Al ejemplo de evangelizar con la familia nos invita precisamente la fiesta de hoy, volviéndonos a presentar el ideal del amor conyugal y familiar, tal y como quedó subrayado en la Exhortación apostólica ‘Amoris Laetitia’, cuyo quinto aniversario de promulgación tendrá lugar el próximo 19 de marzo. Y habrá un año de reflexión sobre la ‘Amoris Laetitia’ y será una oportunidad para profundizar en los contenidos del documento”.

Posteriormente, el Papa ha concretado algo más la propuesta, y ha invitado a toda la Iglesia a que este año, que concluirá en el X Encuentro Mundial de las Familias que tendrá lugar en Roma el 26 de junio de 2022, sea “un renovado y creativo impulso pastoral para poner a la familia en el centro de la atención de la Iglesia y de la sociedad».

Así lo señaló en el Ángelus del domingo pasado, 14 de marzo, en el que animó a los fieles a rezar, “para que cada familia sienta en su propia casa la presencia viva de la Sagrada Familia de Nazaret, que llene nuestras pequeñas comunidades domésticas de amor sincero y generoso, fuente de alegría incluso en las pruebas y dificultades”.

Como ha informado omnesmag.com, entre los objetivos del este Año especial se encuentran: hacer a las familias protagonistas de la pastoral familiar; concienciar a los jóvenes de la importancia de la formación en la verdad del amor y el don de sí mismos, con iniciativas dedicadas a ellos; y ampliar la  mirada  y  la  acción de la pastoral familiar para que se convierta en transversal, e incluya a los esposos, a los niños, a los jóvenes, a las personas mayores y las situaciones de fragilidad familiar.

Hace dos días, en la rueda de prensa de presentación, el prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, cardenal Kevin J. Farrell, señaló que “es más oportuno que nunca dedicar todo un año pastoral a la familia cristiana, porque presentar al mundo el proyecto de Dios sobre la familia es fuente de alegría y esperanza; ¡es una verdadera buena noticia!”

“Tenemos que cuidarlo” (Cracovia)

La Exhortación Amoris Laetitia (La alegría del amor), fue firmada por el Papa Francisco en pleno Jubileo de la Misericordia, el 19 de marzo de 2016, solemnidad de San José. Poco después, el Papa acudía a la Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia (Polonia), tierra natal de san Juan Pablo II, tras la JMJ celebrada en Brasil en 2013.

Sus mensajes se encuentran en las web oficiales de la Santa Sede. Aquí les contamos alguna anécdota significativa, que puede ilustrar la convocatoria de este Año especial.

Sucedió en el arzobispado de Cracovia, poco antes de comenzar la JMJ. El Santo Padre se asoma al balcón para saludar a un numeroso grupo de jóvenes. Le comentan que entre ellos hay varios recién casados y esposos jóvenes. Y en la charla improvisada, les dice:

“Me dicen que hay muchos de ustedes que entienden el castellano. Así que voy a hablar en castellano. (…) Yo, cuando encuentro a uno que se casa, a un joven que se casa, a una chica que se casa, les digo: “¡Estos son los que tienen coraje! Porque no es fácil formar una familia. No es fácil comprometer la vida para siempre. Hay que tener coraje. Y los felicito, porque ustedes tienen coraje”.

El Santo Padre conocía bien el alto número de matrimonios que se rompen, a pesar de que iniciaron el camino con promesas de amor eterno, y continuó:

“A veces me preguntan cómo hacer para que la familia vaya siempre adelante y supere las dificultades. Yo les sugiero que practiquen siempre tres palabras, que expresan tres actitudes, porque en la vida de matrimonio hay dificultades: el matrimonio es algo tan lindo, tan hermoso, que tenemos que cuidarlo, porque es para siempre. Y las tres palabras son: permiso, gracias y perdón”.

El Papa les fue explicando la necesidad de no atropellarse en la convivencia diaria, de fomentar un “sentimiento de gratitud”, y decirse ‘gracias’, y la importancia de saber reconocer las equivocaciones y pedir disculpas, “porque pedir perdón hace mucho bien”. Al concluir, Francisco les recordó que cuando tengan problemas o discusiones, “nunca terminen el día sin hacer la paz”.

Aliento a las familias

En un videomensaje para el IX Encuentro Mundial de las Familias, que tuvo lugar en Dublín en 2018, el Santo Padre se refirió al sentido de los encuentros mundiales sobre la familia, y a las dificultades que encuentran los matrimonios y las familias en la actualidad:

“Como saben, el Encuentro mundial es una celebración de la belleza del plan de Dios para la familia; es también una ocasión para las familias procedentes de todas partes del mundo, para encontrarse y apoyarse en el vivir su especial vocación. Las familias hoy día afrontan muchos desafíos en sus esfuerzos para encarnar un amor fiel, para crecer los hijos con valores sanos y para estar en la comunidad más amplia, levadura de bondad, amor y atención recíproca. Ustedes saben todo esto”.

Más adelante, ofreció palabras de ánimo y esperanza, también para los jóvenes y los abuelos: “Espero que esta ocasión pueda ser una fuente de renovado aliento para las familias de todas partes del mundo, especialmente aquellas familias que estarán presentes, en Dublín. [Este encuentro] nos recordará el lugar esencial de la familia en la vida de la sociedad y en la edificación de un futuro mejor para los jóvenes. ¡Los jóvenes son el futuro! Es muy importante preparar a los jóvenes para el futuro, prepararlos hoy, en el presente, pero con las raíces del pasado: los jóvenes y los abuelos. Es muy importante”.

En Dublín, también el perdón

La tarde del 25 agosto, ante más de setenta mil familias congregadas en el Estadio Croke Park de Dublín, el Papa habló de la Iglesia como la familia de los hijos de Dios. “Una familia en la que nos alegramos con los que están alegres y lloramos con los que sufren o se sienten abatidos por la vida. Una familia en la que cuidamos de cada uno, porque Dios nuestro Padre nos ha hecho a todos hijos suyos en el bautismo”.

Y se refirió al perdón y a la misericordia: “Me gusta hablar de los santos ‘de la puerta de al lado’, de todas esas personas comunes que reflejan la presencia de Dios en la vida y en la historia del mundo. […] La vocación al amor y a la santidad”, añadió el Pontífice, “está silenciosamente presente en los corazones de todas aquellas familias que ofrecen amor, perdón y misericordia cuando ven que es necesario, y lo hacen en silencio, sin tocar la trompeta”.

Al comentar los testimonios de las familias de los cinco continentes, sobre todo el testimonio de perdón de Felicité, Isaac y Ghislain, provenientes de Burkina Faso, el Papa Francisco señaló que, “el perdón es un regalo especial de Dios que cura nuestras heridas y nos acerca a los demás y a él. Gestos pequeños y sencillos de perdón, renovados cada día, son la base sobre la que se construye una sólida vida familiar cristiana”.

En esta línea, el cardenal Farrell, que estuvo en Dublín junto al Papa, señaló ayer: “Comenzamos este Año buscando tener hacia las familias la actitud de paternidad que aprendemos de san José, una paternidad compuesta de acogida, fortaleza, obediencia y trabajo. Al mismo tiempo, tratemos de ser cada vez más una Iglesia ‘madre’ para las familias, tierna y atenta a sus necesidades, capaz de escuchar, pero también valiente y siempre firme en el Espíritu Santo”.

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Argumentos

San José: hombre de fe

Los dolores y gozos de San José manifiestan la inmensa fe que tenía San José y cómo a través de ellos supo identificarse con la voluntad de Dios.

Alejandro Vázquez-Dodero·18 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

Durante estos meses hemos considerado varias facetas del santo a quien estamos dedicando este 2021, un hombre, ante todo, de fe. Un alma que experimentó una serie de dolores y gozos –que dan nombre a esa piadosa tradición de considerarlos en su conjunto– y que a través de ellos supo identificarse con la voluntad de Dios para con él. Así supo, en definitiva, ejercitar su fe.

Como recoge la carta apostólica Patris Corde, “También a través de la angustia de José pasa la voluntad de Dios, su historia, su proyecto. Así, José nos enseña que tener fe en Dios incluye además creer que Él puede actuar incluso a través de nuestros miedos, de nuestras fragilidades, de nuestra debilidad”.

Dolores y gozos de San José

Esas angustias o dolores, sin embargo, vendrían recompensados con alegrías o gozos, porque el amor de Dios siempre premia, reconoce la actitud del alma que, en ejercicio de la fe recibida, se abandona y confía en Él.

Pasamos así a comentar los dolores y gozos del santo patriarca, muestra efectiva de la fe que le acompañó en su vida aquí en la tierra. 

Primer dolor y gozo

Primer dolor (Mt 1, 18): Estando desposada su madre María con José, antes de vivir juntos se halló que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo. // Primer gozo (Mt 1, 20-21): El ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, pues lo concebido en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús

Antes de vivir juntos sucedió que María quedó en estado. Eso provocó el dolor de un hombre que, gracias a su fe en la voluntad y buenhacer de Dios, aunque angustiado, se abandonó en la voluntad de Aquél que diseñó la venida al mundo de Jesús de esa manera. Un modo misterioso y humanamente inexplicable a los ojos del esposo legal de la Virgen Santísima, san José.

Segundo dolor y gozo

Segundo dolor (Jn 1, 11): Vino a los suyos, y los suyos no le recibieron. // Segundo gozo (Lc 2, 16): Fueron deprisa y encontraron a María, a José y al niño reclinado en el pesebre.

A José –y por supuesto también a María– le dolería el rechazo que experimentó Jesús, pues muchos de sus contemporáneos no aceptarían su mensaje de salvación, le ignorarían. Aún así confiaría en que ese hijo suyo era, ni más ni menos, el Salvador prometido por el Señor. Fueron inmensos el gozo y la serenidad que le produjeron verle ya nacido, disponiéndose así ese Niño a cumplir su misión redentora.

Tercer dolor y gozo

Tercer dolor (Lc 2, 21): Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de que fuera concebido en el seno materno. // Tercer gozo (Mt 1, 21): Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.

Ese rito judío, el de la circuncisión, al que quiso someterse el Niño –no le hacía falta a todo un Dios someterse a esa ley humana– supondría para sus padres el dolor de quienes aman y ven sufrir al ser amado. Pero la fe en la voluntad de Dios superó esa angustia a través de su confiada aceptación.

Cuarto dolor y gozo

Cuarto dolor (Lc 2, 34-35): Simeón los bendijo, y dijo a María, su madre: mira, éste ha sido puesto como signo de contradicción para que se descubran los pensamientos de muchos corazones. // Cuarto gozo (Lc 2, 30-31): Porque han visto mis ojos tu salvación, la que preparaste ante todos los pueblos; luz para iluminar a las naciones.

A José le angustiaría el hecho de que su esposa sufriera porque Jesús predicara un mensaje rechazado por tantos. Aunque su fe le llevaría a apoyar a María y estar siempre a su lado, porque sabía que eso era lo que Dios le pedía.

Quinto dolor y gozo

Quinto dolor (Mt 2, 13): El ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y estate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo. // Quinto gozo (Mt 2, 15): Y estuvo allí hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que dice el Señor por el profeta: «De Egipto llamé a mi hijo».

Tanto el hecho de pensar que la autoridad quería matar a su hijo, como el que tuvieran que huir a tierras desconocidas para evitarlo, supondría para san José un dolor intenso difícil de imaginar. Pero de nuevo, gracias a esa fe que sacaba a relucir ante cualquier contrariedad, sabría cómo afrontar tal sufrimiento. Y todo porque supo identificarse con la voluntad de Dios.

Sexto dolor y gozo

Sexto dolor (Mt 2, 21-22): Él se levantó, tomó al niño y a su madre y regresó a la tierra de Israel. Pero al oír que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, temió ir allá. // Sexto gozo (Mt 2, 23): Y fue a vivir a una ciudad llamada Nazaret, para que se cumpliera lo dicho por los profetas: será llamado Nazareno.

Nuevamente el dolor de saberse perseguido. Mejor dicho, por el hecho de tener que velar por quien –Jesús– era injustamente perseguido. Y ante esa situación angustiosa nos encontramos a un san José a la escucha continua de lo que quisiera Dios para él. Y quiso que se asentaran en Nazaret, volviendo a esa tierra suya, para desarrollar allí su vida como una familia más entre tantas.

Séptimo dolor y gozo

Séptimo dolor (Lc 2, 44-45): Le estuvieron buscando entre los parientes y conocidos, y al no hallarle, volvieron a Jerusalén en su busca. // Séptimo gozo (Lc 2, 46): Al cabo de tres días lo hallaron en el Templo, sentado en medio de los doctores, escuchándoles y haciéndoles preguntas.

Perder a Jesús, aún menor de edad y sin recursos –humanos– para desenvolverse en solitario, supondría un dolor muy agudo para sus padres. Y san José, con un corazón muy sensible por lo mucho que querría a su hijo, estaría sumido en un dolor que no cesaría hasta que encontrase al Niño en el templo.

Una realidad «mística»

El pontificado de Francisco evidencia que el encargo del Papa, hombre entre los hombres, es un don, una gracia, pero también una cruz que no tiene nada que ver con el ejercicio de un poder político, contingente y temporal.

18 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

El 13 de marzo fue el aniversario de la elección de Jorge Mario Bergoglio como Papa. Francisco es un poco «el heredero de Juan Pablo II para la centralidad de la Misericordia y, al mismo tiempo, interpreta una extraordinaria continuidad tanto con Benedicto XVI como con los grandes pontífices del siglo XX.

La influencia de Juan XXIII es evidente en su fuerte espíritu ecuménico y en su intento de trazar un camino en el que, sin restar solidez doctrinal, la Iglesia sepa ofrecer siempre su rostro más tierno y maternal al hombre. Francisco es un Papa, como el Papa Luciani, que conquista por su humanidad y sencillez; y sin embargo es también un Papa herido por la polémica como Pío XII, aunque evidentemente por razones diferentes.

Bergoglio, que toma la herencia de muchos grandes, eligió para sí el nombre de San Francisco: con el nombre de un gran santo dio a su ministerio una fuerte impronta de pobreza, de atención a los últimos, de verdad siempre propuesta con caridad y tacto, de apostolado «por atracción», de diálogo vivido más que impuesto y gritado.

Lo contó, inmediatamente después de su elección, en una histórica rueda de prensa. «¡Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres! – Dijo – Por eso me llamo Francisco, como Francisco de Asís: un hombre de pobreza, un hombre de paz. El hombre que ama y salvaguarda la Creación; y hoy tenemos una relación no tan buena con la Creación…».

La idea le vino de la reacción de su vecino en el Cónclave, el arzobispo emérito de São Paulo, el brasileño Claudio Hummes, su gran amigo. «Cuando se alcanzaron los dos tercios del quórum, los aplausos se dispararon. Claudio me abrazó y me dijo: «No te olvides de los pobres». Entonces pensé en la pobreza. A las guerras. San Francisco de Asís. Y decidí llamarme como él». La pobreza, la paz, la custodia de la creación, fueron objetivos por los que el Papa argentino trabajó tenazmente.

El reciente viaje a Irak muestra cómo el papado quizá nunca haya tenido tanta fuerza cuando, como ahora, subraya que la Iglesia, es decir, el Cuerpo Místico de Cristo, es una realidad «mística»: algo, pues, que si bien toca el tiempo y la historia tiene sus raíces en la eternidad. Parece así evidente cómo el Espíritu Santo da al pontífice, hombre entre los hombres, un carisma que es un don, una gracia, pero también una cruz que no tiene nada que ver con el ejercicio de un poder político, contingente y temporal.

El autorMauro Leonardi

Sacerdote y escritor.

Mundo

El cardenal Woelki, de Colonia, exonerado por un dictamen independiente

La firma de abogados Gercke ha publicado su informe sobre el tratamiento de las acusaciones de abusos en la archidiócesis de Colonia. El arzobispo releva a un obispo auxiliar y al vicario judicial. Los peritos reclaman más profesionalidad y claridad en la legislación canónica.

José M. García Pelegrín·18 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 5 minutos

Un informe pericial, presentado hoy en Colonia, exonera al cardenal Rainer Woelki de haber supuestamente lesionado sus obligaciones frente a los casos de abusos sexuales en su diócesis. Sin embargo, ha comprobado que en el pasado —entre 1975 y 2018— se produjeron 75 casos de dichas lesiones por parte de responsables eclesiásticos, de las cuales un tercio caerían en el periodo en que la diócesis fue regida por el fallecido cardenal Joachim Meisner.

Relevo de sus cargos

Debido a dicha lesión de obligaciones, el cardenal Woelki ha relevado de sus cargos al obispo auxiliar Dominik Schwaderlapp y al vicario judicial Günter Assenmacher. En un comunicado, el obispo auxiliar Schwaderlapp ha anunciado que presentará su renuncia al Papa; reconoce que “«en mi obligación de vigilancia y control tendría que haber actuado más y con mayor decisión”; también que debería hacer estudiado si los casos de abusos debían comunicarse a Roma. “Pero lo que más me avergüenza es haber tenido demasiado poco en cuenta qué sienten y que necesitan las personas afectadas y qué debe hacer la Iglesia por ellos”.

Una promesa cumplida

El cardenal Woelki, tras serle entregado oficialmente el dictamen, declaró: “Los casos que ha mencionado el señor Gercke me afectan profundamente. Se trata de clérigos culpables de hacer hecho violencia a personas que les estaban encomendadas, y en muchos casos sin haber sido castigados por ello y —lo que todavía es peor— sin que las personas afectadas por esa violencia fueran tomadas en serio y protegidas. Esto es ocultación. Sin embargo, con este informe hemos cumplido por fin una primera promesa: desvelar lo que ha sucedido, esclarecer la ocultación y nombrar a los responsables”.

El dictamen pericial fue encargado por el cardenal Woelki y ha sido elaborado por un bufete independiente de abogados, especializados en Derecho Penal, a fin de estudiar la actuación eclesiástica en los casos de abusos sexuales. Björn Gercke, el principal responsable del informe —en el que han participado diez abogados de su bufete, además de dos especialistas en Derecho Canónico— ha explicado en una rueda de prensa que el objeto de su estudio no era evaluar los hechos en sí, sino el tratamiento o la reacción por parte de la autoridad eclesiástica.

Otro aspecto importante para comprender el alcance del peritaje radica en el hecho de que se ha llevado a cabo, entre el pasado octubre y el 15 de marzo, sobre la base de 236 expedientes de personal, además de “innumerables actas de reuniones” que han tenido a su disposición. Asimismo, el bufete llevó a cabo diez entrevistas a personas involucradas en la investigación de los hechos. 

¿Reacciones adecuadas?

La cuestión fundamental que había de dilucidar el peritaje se centraba en la pregunta si la autoridad eclesiástica —en el periodo comprendido entre 1975 y 2018— reaccionó adecuadamente cuando se informó de posibles abusos sexuales a menores o a personas encomendadas (por ejemplo, en residencias), de acuerdo con las normas vigentes en cada caso, si se puede hablar de encubrimiento y, en este caso, si esto se debe a razones sistémicas.

El informe arroja como resultado que, en dichos 236 expedientes, se puede hablar de 202 “inculpados” y de al menos 314 personas afectadas. De los inculpados, la mayor parte (el 63 %) corresponden a clérigos y el 33 % a laicos (en el 4 % restante se trata de infracciones en “instituciones”); respecto de las víctimas, el 57 % eran de sexo masculino y el 55 %, menores de 14 años.

Cinco categorías

En relación con las infracciones que hayan podido cometer las autoridades eclesiásticas, el dictamen distingue entre cinco categorías: obligación de esclarecer los hechos, obligación de informar (a las autoridades civiles y a la Congregación vaticana), obligación de imponer sanciones, obligación de tomar medidas para impedir abusos y obligación de atender a las víctimas. 

Según los peritos, en 24 expedientes se pudieron comprobar inequívocamente infracciones; en 104 concluyeron que era posible que se hubieran cometido tales infracciones, pero sin que se pudiera aclarar definitivamente; en 108 casos se puede concluir que (siempre de acuerdo con los expedientes) no se produjeron infracciones.

Las conclusiones

Entre las conclusiones del dictamen, se cuentan: en los casos de abusos cometidos por laicos, la reacción fue expeditiva (p. ej. disolución del contrato); no hay casos de infracciones de acuerdo con el Derecho Penal (si bien, los autores del dictamen afirman que lo enviarán a la Fiscalía, para que esta lo estudie). En los 24 expedientes anteriormente mencionados se pueden comprobar en total 75 infracciones, de acuerdo con la categorización anteriormente expuesta.

Independientemente de los casos individuales, los peritos concluyen: “Nos hemos encontrado con un sistema de falta de distribución de competencias, de falta de claridad jurídica, de falta de posibilidades de control y de falta de transparencia; todo esto facilita la ocultación, con la colaboración de muchas personas, también fuera de la diócesis de Colonia.

Si bien no se puede hablar de una ‘ocultación sistemática’ por parte de responsables del obispado de Colonia, sí que es lícito hablar de una ‘ocultación inherente al sistema’”. Según Gercke no existió una actuación respecto a un plan ni se dieron “instrucciones desde arriba”, sino que más bien se actuó “sin coordinación y sin plan alguno”. Por este motivo, la verdadera magnitud de los abusos y de su ocultación queda sin esclarecer.

Algunas recomendaciones

Los peritos incluyen algunas recomendaciones, que podrían resumirse en la exigencia de profesionalización, para hacer frente al caos legislativo y la ignorancia de las normas vigentes, así como a la falta de capacitación: introducción de normas estandarizadas y sobre todo formación continua de las personas que han de tratar los casos sospechosos, además de un seguimiento permanente y un sistema de sanciones claro.

Más en general, los autores del informe hacen referencia a que durante mucho tiempo las autoridades eclesiásticas se ocuparon de los casos de abusos sexuales de menores “porque el autor de ellos incumplió sus deberes sacerdotales o eclesiásticos, pero no porque se considerara especialmente grave desde el punto de vista de las víctimas”.

Más consecuencias personales

Sin embargo, las primeras consecuencias personales del informe no han quedado en el relevo del obispo auxiliar y el vicario judicial de Colonia. El jueves a última hora de la tarde, el arzobispo de Hamburgo Stefan Hesse —que fue el director del departamento de personal de la diócesis de Colonia entre 2006 y 2012 y después vicario general, de 2012 a 2014— anunció en un comunicado personal que había presentado su renuncia al Papa Francisco y le había pedido ser relevado inmediatamente de su cargo.

En dicho comunicado subraya que siempre había actuado “según mi más leal saber y entender: mantuve conversaciones con muchos de los afectados por los abusos e intenté comprenderlos”. Aunque “no participé nunca en ningún encubrimiento, estoy dispuesto a cargar con la parte de responsabilidad por el fracaso del sistema” para evitar el daño que se pudiera causar a la archidiócesis de Hamburgo y al cargo del Arzobispo.

Disculpas

También otro obispo auxiliar de Colonia, Ansgar Puff, ha solicitado al cardenal Woelki que le releve de sus funciones. Aunque no se le menciona con nombre en el informe, allí se hacía referencia a que un “director del departamento de personal de la diócesis” había lesionado sus obligaciones de esclarecer hechos relacionados con abusos de menores.

El actual obispo auxiliar Puff ocupó ese cargo después de Mons. Stefan Hesse, entre 2012 y 2013. En un mensaje por vídeo difundido el viernes, expresa: “Lo siento infinitamente. Tengo que admitir que yo tampoco estuve jurídicamente a la altura de las circunstancias y no tuve muy claro qué debería haber hecho. Quiero pedir disculpas por ello”.

Mundo

El nuevo obispo en Suiza, ordenado el día de San José

Al nuevo obispo Joseph Maria Bonnemain le aguardan tareas orientadas a sanar las fracturas internas de la diócesis de Coira, dividida durante largo tiempo.

Joachim Huarte·18 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

La diócesis de Coira (Chur en alemán) reagrupa 7 cantones y es la segunda más grande de Suiza tanto en territorio como en población.  En sentido canónico estricto, los cantones de Uri, Obwalden, Nidwalden, Glarus y Zúrich no pertenecen a la diócesis de Chur, sino que son una administración apostólica confiada al obispo de Coira como administrador apostólico. Son aquellas zonas que hasta 1816 habían pertenecido a la diócesis de Constanza que fue suprimida en ese periodo. Conviene recordar que en el solo cantón de Zúrich vive más de la mitad de los fieles; es el cantón más poblado y el corazón económico de Suiza. Por eso, reclama que el obispo esté más presente en Zúrich.

Algo de historia

El territorio de Zúrich está marcado por la reforma protestante llevada a cabo por Ulrico Zuinglio (Ulrich Zwingli en alemán, 1484 – 1531). Hasta 1807 estuvo prohibido celebrar la Misa católica y habrá que esperar hasta 1963 para que la Iglesia Católica obtenga el reconocimiento público en el cantón. Hoy en día es la ciudad suiza que alberga más católicos.  

Desde el siglo XVI las proporciones de católicos y protestantes difería enormemente de un cantón a otro; en los últimos decenios, debido a los movimientos de población internos y a la inmigración, las proporciones han cambiado notablemente. En el cantón de Zúrich un 25% de la población se declara católica y un 27% protestante; en la ciudad de Zúrich, los católicos ya son la mayoría relativa. Por otra parte, la sensibilidad metropolitana y reformista del cantón de Zúrich choca, incluso con animosidad, con las formas más tradicionales de vivir la fe cristiana en las regiones rurales de los Grisones y la Suiza central. 

Desde los años 70, entre los católicos se evidencian luchas entre las tendencias conservadoras y las progresistas; además en cada sector hay grupos polarizados y poco dispuestos al diálogo y a la búsqueda de soluciones aceptables por todos. Los desacuerdos internos, tanto sobre visiones eclesiológicas y teológicas como sobre cuestiones éticas y sociales afloran a menudo en los medios de comunicación tanto eclesiásticos como civiles. 

Médico y del Opus Dei

El nuevo obispo estudió medicina y la ejerció durante algunos años en Zúrich. En 1975 fue a Roma para estudiar teología y en 1978 el Cardenal König de Viena le ordenó sacerdote de la Prelatura del Opus Dei. En 1980 se doctoró en derecho canónico y regresó a Suiza. Médico y teólogo, Joseph Maria Bonnemain colaboró con la delegación de la Santa Sede ante la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Ginebra de 1983 a 1991.

Desde 1989 es Vicario Judicial de la diócesis de Coira y desde 2008 miembro del Consejo Episcopal. En 2011, se le confió la responsabilidad de cuidar las delicadas relaciones con las corporaciones eclesiásticas en los cantones de la diócesis, con el título de vicario episcopal. El nuevo obispo conoce por lo tanto muy bien la diócesis y podemos decir que la mayor parte del clero le conoce personalmente. Además, desde el 2002 ha colaborado con los obispos del país como secretario de la comisión de expertos por los abusos sexuales de la Conferencia Episcopal Suiza.

Un reto para una diócesis dividida

Sus 40 años como capellán de un hospital y su actividad en diversos órganos de decisión de la sede diocesana en Coira, hacen de Bonnemain una figura de gran experiencia tanto a nivel pastoral como de gobierno.  Entre las tareas que le esperan está la urgente necesidad de sanar las fracturas internas de una diócesis dividida durante largo tiempo. Todo un reto para este experimentado médico y capellán, que se convierte así en un emblema de la reconciliación. Todos concuerdan que esta tarea es extremadamente difícil.

En su primer saludo a los fieles el mismo día de su nombramiento escribió: Estamos viviendo tensiones, divisiones y polarizaciones. Lo vemos también en la Iglesia, también en la diócesis de Coira. Hay tensiones, divisiones, polarizaciones que -Dios lo sabe- no podemos permitirnos y que nos impiden buscar juntos esas “vacunas” que todos deseamos. Sí, la gente necesita fraternidad y esperanza, especialmente hoy en día. Y esperan -y con razón- que la Iglesia sea aquí un modelo y muestre caminos de fraternidad y esperanza. (…)

En los últimos años se ha rezado mucho por un nuevo obispo de Coira. Agradezco de todo corazón a todos los que han apoyado estas oraciones y les pido que no dejen de apoyarlas ahora. Lo necesitaré mucho más en el futuro. Por mi parte, también seguiré rezando y lo haré más intensamente. Rezar por el bien de todas las personas -sin distinción- en nuestra diócesis.

El autorJoachim Huarte

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Ecología integral

La UFV presenta el manifiesto ‘Cuidar siempre es posible’

A propósito de la reciente aprobación de la Ley Orgánica de regulación de la eutanasia en España, la Universidad Francisco de Vitoria (UFV) ha presentado esta mañana su manifiesto ‘Cuidar siempre es posible’ en favor de toda vida humana; una mirada desde la antropología y la deontología médica, porque cuando ya no se puede curar, siempre se puede cuidar.

Maria José Atienza·18 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto

El manifiesto ha sido presentado por María Lacalle, vicerrectora de Profesorado y Ordenación Académica de la Universidad Francisco de Vitoria y Profesora Titular de Teoría del Derecho; Ricardo Abengózar, médico y profesor de Bioética y Elena Postigo, profesora de Bioética y directora del Instituto de Bioética UFV.

La Universidad Francisco de Vitoria, desde su compromiso con el bien de la persona y de la sociedad, ha querido proponer con este Manifiesto una reflexión sobre la eutanasia y todos los elementos implicados en ella.

El manifiesto, dirigido a toda la comunidad universitaria y a la sociedad española, tiene la intención de promover el debate, “conscientes de que tras una solicitud de eutanasia subyace un complejo entramado de implicaciones humanas, éticas, médicas, legales y sociales; conscientes, sobre todo, de que la angustia y las hondas preguntas a las que nos enfrenta la muerte no pueden soslayarse, ni es propio de una sociedad madura cercenar el diálogo, especialmente en un asunto como éste, en el que nos jugamos, literalmente, la vida” se ha explicado en la presentación.

Además, el manifiesto también realiza una propuesta de medidas para “la búsqueda de la protección integral y compasiva de la vida, la promoción de una cultura del cuidado, el respeto amoroso al enfermo frágil y vulnerable hasta el final de sus días”. Entre las propuestas, se solicitan una ley de Atención Integral al Sufrimiento, incluyendo unidades hospitalarias y extrahospitalarias de control del dolor y el sufrimiento, formación de los profesionales que han de acompañar al enfermo y a sus familiares, la universalización de los cuidados paliativos y promover el cuidado de la persona que muere con una atención médica, psicológica, familiar y espiritual, que permita humanizar el proceso de morir.

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Vaticano

«Es el año de revalorizar la belleza del matrimonio y de la familia cristiana»

El viernes 19 de marzo da inicio el Año especial "Familia Amoris laetitia" querido por el Papa Francisco para impulsar la pastoral familiar.

David Fernández Alonso·18 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Por deseo e impulso del Santo Padre, mañana, solemnidad de San José, dará inicio el Año Especial «Familia Amoris laetitia», con ocasión del quinto aniversario de la publicación de la encíclica.

El anuncio sobre la familia

En la rueda de prensa de presentación llevado a cabo desde la Sala Stampa de la Santa Sede vía streaming, el cardenal Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, Kevin Farrell, ha expresado que «la persistente situación de pandemia internacional nos preocupa y angustia a todos, pero esto no debe paralizarnos. Por el contrario, en este momento concreto de desconcierto, los cristianos estamos llamados a ser testigos de la esperanza. De hecho, forma parte de la misión de la Iglesia proclamar constantemente la buena nueva del Evangelio. Cabe señalar que la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia se abre con estas mismas palabras: «El anuncio cristiano sobre la familia es una verdadera buena noticia» (AL 1)».

«Por eso», ha continuado, «es más oportuno que nunca dedicar todo un año pastoral a la familia cristiana, porque presentar al mundo el proyecto de Dios sobre la familia es fuente de alegría y esperanza; ¡es una verdadera buena noticia!»

Tres aspectos de renovación

Ha afirmado que ha sido el Santo Padre quien ha decidido convocar este Año especial sobre la familia, que comenzará mañana, 19 de marzo, en la solemnidad de San José y en el quinto aniversario de la publicación de Amoris Laetitia. Ambos aniversarios significativos.

El cardenal Farrell ha querido subrayar tres aspectos de la renovación pastoral a la que nos exhorta el Papa Francisco: El primero es la necesidad de una mayor colaboración; el segundo un cambio de mentalidad; y el tercero, la formación de los propios formadores.

«Comenzamos, pues,» ha concluido el prefecto del Dicasterio, «este Año buscando tener hacia las familias la actitud de paternidad que aprendemos de san José, una paternidad compuesta de acogida, fortaleza, obediencia y trabajo. Al mismo tiempo, tratemos de ser cada vez más una Iglesia «madre» para las familias, tierna y atenta a sus necesidades, capaz de escuchar, pero también valiente y siempre firme en el Espíritu Santo».

Nuevo impulso a la pastoral familiar

La intervención de la profesora Gabriella Gambino, subsecretaria del Dicasterio, se ha centrado más en cuestiones concretas de la pastoral de la familia. «Este año», ha dicho, «es una ocasión para dar un impulso a la pastoral familiar, tratando de renovar las modalidades, las estrategias y tal vez incluso algunos objetivos de la planificación pastoral: ya no una pastoral de los fracasos, dice el Santo Padre en Amoris Laetitia, sino una pastoral que sepa revalorizar la belleza del sacramento del matrimonio y de las familias cristianas».

Revalorizar la encíclica

La profesora Gambino ha animado a releer Amoris laetitia para redescubrir el valor total del documento y de la pastoral familiar, y no regir el acompañamiento matrimonial y familiar por el mero criterio del «se puede o no se puede».

«El Papa ha explicado repetidamente que si se lee Amoris Laetitia exclusivamente con el criterio de «se puede hacer o no se puede hacer» se va por mal camino y no se capta su verdadera finalidad. Lamentablemente, en los últimos años la reflexión y el debate se han centrado sólo en una parte del documento. En este Año, por tanto, hay que leer Amoris Laetitia como un «todo» y hay que dar más valor a todos los aspectos espirituales y pastorales que contiene el documento, a los que quizá se ha dado poca importancia y que son luego los que más interesan a la gran mayoría de las familias».

Proyectos transversales

Gambino ha recordado que el propio Dicasterio ha propuesto doce recorridos para renovar la pastoral familiar: «El criterio: hacer transversales los proyectos pastorales, para que no haya más compartimentos estancos. El acompañamiento de los niños, de los jóvenes, de los novios y de los ancianos debe hacerse a la luz de una visión integral y unificada de la planificación pastoral, que puede ser fuente de gran creatividad. Poner en diálogo a los agentes de pastoral de las distintas áreas, actuando con espíritu sinodal, es importante para dar continuidad y gradualidad al camino de crecimiento en la fe de los laicos».

Un reto para la Iglesia

Según la subsecretaria del Dicasterio, «debemos reconocer que muchas estructuras eclesiásticas, quizá sin ser plenamente conscientes de ello, están más bien orientadas a los mayores o a los solteros. Se trata, pues, de un gran reto para la Iglesia. Todos los agentes de pastoral, por tanto, deberían tener más en cuenta a las familias, salir a su encuentro, encontrar nuevas formas, nuevos tiempos y nuevos espacios para establecer un diálogo con ellas y atenderlas».

Ha asegurado que el Dicasterio participará con diligencia en la difusión de algunos instrumentos pastorales para las familias, las parroquias y las diócesis, con el fin de ayudar y apoyar el trabajo, a veces muy laborioso, de las Iglesias locales.

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España

«No provocarás la muerte, sino al contrario, cuidarás»

El secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española ha querido destacar la mala noticia que supone la aprobación de la ley de eutanasia y ha animado a los ciudadanos a realizar su testamento vital y a los sanitarios a ejercer su derecho a la objeción de conciencia.

Maria José Atienza·18 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Monseñor Luis Argüello ha señalado que «la aprobación de la ley de eutanasia esta mañana en el Congreso de los Diputados y así ya de manera definitiva en las Cortes Generales, es una mala noticia».

El Secretario General de la CEE ha querido recordar que «en España hay 60000 personas cada año que mueren con sufrimiento, pudiéndose remediar con una política adecuada de cuidados paliativos». Esta misma petición de un desarrollo de cuidados paliativos ha sido constante desde que el ejecutivo español anunciara su propósito de aprobar esta ley de eutanasia, de manera express, sin debate social y desoyendo deliberadamente voces que se oponen a la norma aprobada como las del Comité de Bioética de España.

Argüello ha animado a la sociedad española a «promover una cultura de la vida y de dar pasos concretos promoviendo un testamento vital o de declaraciones anticipadas que haga posible que los ciudadanos españoles manifiesten de una manera clara y determinada su deseo de recibir cuidados paliativos. Su deseo de no ser objeto de la aplicación de esta ley de eutanasia» y, en la misma línea, se ha dirigido a los profesionales sanitarios para «promover la objeción de conciencia y para promover todo aquello que tenga que ver con esta cultura de la vida que quiere tener una línea roja diciendo con fuerza ‘No matarás'».

El Secretario General de la CEE ha terminado su intervención con una llamada a la apuesta por la vida: «No provocarás de manera decidida la muerte para aliviar el sufrimiento, sino al contrario, cuidarás, practicaras la ternura, la cercanía, la misericordia, el ánimo, la esperanza para aquellas personas que se encuentran en el tramo final de su existencia, quizás en momentos de sufrimiento que necesitan consuelo, cuidado y esperanza».

Lo mejor es que te mueras

El mensaje como sociedad que transmitimos con la ley de eutanasia es que no estamos dispuestos a gastarnos, ni lo mínimo, en cuidar al débil.

18 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Hace pocas semanas, cuando el gobierno de España pisaba el acelerador de una de las leyes de la muerte, la de eutanasia, Javier Segura, en este mismo medio, escribía una impecable columna sobre este tema titulada Eneas y la eutanasia. En ella, con el mito griego como telón de fondo, describía la triste realidad a la que se ha sumado nuestro país con la aprobación de esta ley: “Quien arroja como una carga a los más débiles, es verdad que caminará más rápido, que podrá correr incluso, pero lo hará hacia su propia destrucción”.

La apuesta desmedida por la muerte es uno de esos síntomas de nuestro camino destructivo como sociedad. No deja de ser paradójico que se quieran presentar como progresistas leyes en las que subyacen las mismas ideas y razones utilizadas por el gobierno nacionalsocialista de la Alemania de los años 30 del pasado siglo. Porque no, Hitler no comenzó matando judíos y gitanos, empezó aplicando la muerte “por compasión” a un niño con minusvalía a inicios de 1939. A partir de ahí, se puso en marcha un programa que aplicase estos criterios a casos similares, poco después se amplió a enfermos mentales y luego… pues ya sabemos todos la historia.

Con la ley de eutanasia, lo que estamos diciendo a otras personas es: “lo mejor es que te mueras”. Sí, tú… por viejo, por depresiva, por estar impedido, por tener tal o cual síndrome… “Lo mejor es que te mueras… porque yo no voy a cuidarte”. Más aún, la aprobación de esta ley, junto al escaso apoyo existente en España al desarrollo y universalización del acceso a los cuidados paliativos, conlleva un mensaje adicional: “Lo mejor es que te mueras… porque yo no voy a cuidarte y no pienso ayudar a que otros lo hagan”.

Gracias a Dios, sí que hay esos otros, profesionales sanitarios, muchos y muy buenos, que dedican su vida a cuidar a quienes esta ley quiere matar porque ha decidido que una vida de tal o cual modo es insoportable. 

La vida, cuando hay medios, no ensañamiento, cuando hay posibilidades y, sobre todo, cuando hay cariño, merece ser vivida.

Es unánime la voz de profesionales sanitarios, de familiares y de personas que se encuentran en situaciones no precisamente idílicas, cuando destacan que un enfermo terminal no pide la muerte: pide la eliminación del sufrimiento, no de la vida.

La ley de eutanasia no busca acabar con el problema, elimina a quien padece el problema, creando además una situación de retroceso médico limitando o evitando la búsqueda de nuevas soluciones a las dolencias planteadas.

Sí, efectivamente, hay vidas con mayor o menor dignidad y muertes realmente indignas, como las de quienes se quedan en el fondo del mar intentando llegar a una vida mejor. Pero lo que no existen son personas indignas. Nuestro deber como sociedad es ayudarles es a vivir. Lo tenemos muy claro, por ejemplo, en la prevención del suicidio. Inducir la muerte, y más aún, querer obligar a los médicos a que certifiquen una muerte provocada como “natural”, hiere gravemente la médula espinal de una sociedad humana cuya característica habría de ser la de la atención, cuidado y promoción de los más débiles. Aunque sea más cómodo poner una inyección letal e irme de copas que pasar una noche sosteniendo la mano de una persona casi inconsciente. Sin embargo, ¿qué habría de ser lo propio del hombre, de la mujer? No creo equivocarme en la segunda opción, porque, en palabras del Dr. Martínez Sellés, “una sociedad que mata, aunque sea con una sonrisa, ha dejado de ser humana.

El autorMaria José Atienza

Directora de Omnes. Licenciada en Comunicación, con más de 15 años de experiencia en comunicación de la Iglesia. Ha colaborado en medios como COPE o RNE.

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Cultura

Audrey Assad: la belleza de cantar al Señor

La cantante, pianista y compositora norteamericana tiene un estilo que se aproxima al pop melódico de los años 60, pero lo que llama la atención es la temática de sus canciones: es explícitamente católica.

José Miguel Granados·17 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Audrey Assad es una cantante, pianista y compositora norteamericana. Nacida en 1983, hija de estadounidenses, siendo su padre de ascendencia siria. Convertida al catolicismo en 2007. Madre de dos hijos. Ha producido los siguientes álbumes, con más de sesenta canciones originales: The House You’re Building; Heart; Fortunate Fall; Inheritance; Evergreen; Eden. En cada uno innova y busca nuevas formas de expresión. Ha colaborado con Matt Maher en la composición de dos canciones y en diversos conciertos. 

Con personalidad propia

Esta gran artista posee una preciosa voz, armónicamente modulada, con personalidad propia. Su estilo podría describirse como pop melódico, con frecuencia meditativo, en la línea de los inolvidables de los años sesenta y setenta como Simon and Garfunkel, The Carpenters, James Taylor, Peter, Paul & Mary, Joan Báez, etc. 

Su temática, en cambio, resulta explícitamente católica: oraciones y alabanzas al Señor llenas de unción, basadas en los evangelios, los salmos y el testimonio de los santos. 

Sus canciones

Así, Lead me on ora con el salmo del buen pastor. Sparrow, expresa la confianza a que nos invita Jesús en el Padre bueno que cuida con ternura a sus hijos más que a los gorriones. Blessed are the ones canta con gozo las bienaventuranzas. Restless se inspira en el corazón inquieto de San Agustín. Lead kindly light pone música con esmerada delicadeza a la sentida oración de John Henry Newman en su camino interior de fe. 

Teresa recrea hermosamente la experiencia de la noche oscura que padeció durante décadas la Madre Teresa de Calcuta, que encontraba al Señor en el servicio a los más pobres. Even unto death es un sentido homenaje a los cristianos mártires de la fe y del amor al Señor, asesinados por los islamistas radicales. In the begining canta el asombro ante la nueva creación en Cristo. Wounded Healer alaba a Nuestro Señor, que nos cura a través de sus heridas gloriosas.

Un maravilloso instrumento evangelizador

Muchos han experimentado intensamente que la música de esta reconocida artista contemporánea constituye un maravilloso instrumento evangelizador, pues deleita y encanta, llega al alma y alimenta la fe, al mostrar la belleza infinita de Jesucristo.

Vaticano

«Hay tantos caminos en la oración como orantes, pero es el Espíritu el que actúa»

El Papa Francisco ha subrayado en la audiencia general de este miércoles la acción del Espíritu Santo para una verdadera oración cristiana, en armonía con la tradición viva de la Iglesia.

David Fernández Alonso·17 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Italia vive reminiscencias del confinamiento decretado en marzo del año pasado. Las nuevas medidas adoptadas por el gobierno de la nación han hecho desaparecer cualquier rastro de visitante en las inmediaciones de la Plaza de San Pedro.

Por tanto, y como ya venía haciendo las semanas anteriores, el Papa Francisco ha mantenido la audiencia general vía streaming, desde la Biblioteca del Palacio Apostólico.

El don fundamental

Continuando la catequesis sobre la oración, el Papa ha iniciado recordando que «hoy completamos la catequesis sobre la oración como relación con la Santísima Trinidad, en particular con el Espíritu Santo».

«El primer don de toda existencia cristiana», ha dicho, «es el Espíritu Santo. No es uno de los muchos dones, sino el Don fundamental. Sin el Espíritu no hay relación con Cristo y con el Padre. Porque el Espíritu abre nuestro corazón a la presencia de Dios y lo atrae a ese “torbellino” de amor que es el corazón mismo de Dios. Nosotros no somos solo huéspedes y peregrinos en el camino en esta tierra, somos también huéspedes y peregrinos en el misterio de la Trinidad. Somos como Abrahán, que un día, acogiendo en su tienda a tres viajeros, encontró a Dios. Si podemos en verdad invocar a Dios llamándolo “Abbà – Papá”, es porque en nosotros habita el Espíritu Santo; es Él quien nos transforma en lo profundo y nos hace experimentar la alegría conmovedora de ser amados por Dios como verdaderos hijos».

El Espíritu nos atrae al camino de la oración

Francisco ha citado el Catecismo, que contiene puntos clarísimos sobre la oración: «Cada vez que en la oración nos dirigimos a Jesús, es el Espíritu Santo quien, con su gracia preveniente, nos atrae al camino de la oración. Puesto que Él nos enseña a orar recordándonos a Cristo, ¿cómo no dirigirnos también a él orando? Por eso, la Iglesia nos invita a implorar todos los días al Espíritu Santo, especialmente al comenzar y al terminar cualquier acción importante» (n. 2670). 

Cristo educar a sus discípulos transformando su corazón, como hizo con Pedro, con Pablo, con María Magdalena.

Papa FranciscoAudiencia general del 17 de marzo de 2021

El Espíritu transforma nuestro corazón, afirma el Papa, «esta es la obra del Espíritu en nosotros. Él nos “recuerda” a Jesús y lo hace presente en nosotros, para que no se reduzca a un personaje del pasado. Si Cristo estuviera tan solo lejano en el tiempo, nosotros estaríamos solos y perdidos en el mundo. Pero en el Espíritu todo es vivificado: a los cristianos de todo tiempo y lugar se les abre la posibilidad de encontrar a Cristo. Él no está distante, está con nosotros: todavía educa a sus discípulos transformando su corazón, como hizo con Pedro, con Pablo, con María Magdalena».

Según la «medida» de Cristo

El ejemplo de los santos es evidente: «Es la experiencia que han vivido muchos orantes: hombres y mujeres que el Espíritu Santo ha formado según la “medida” de Cristo, en la misericordia, en el servicio, en la oración… Es una gracia poder encontrar personas así: nos damos cuenta que en ellos late una vida diferente, su mirada ve “más allá”. No pensemos solo en los monjes, los eremitas; se encuentran también entre la gente común, gente que ha tejido una larga vida de diálogo con Dios, a veces de lucha interior, que purifica la fe. Estos testigos humildes han buscado a Dios en el Evangelio, en la Eucaristía recibida y adorada, en el rostro del hermano en dificultad, y custodian su presencia como un fuego secreto».

También el Catecismo recoge la acción del Espíritu Santo en la tradición viva de la oración: «El Espíritu Santo, cuya unción impregna todo nuestro ser, es el Maestro interior de la oración cristiana. Es el artífice de la tradición viva de la oración. Ciertamente hay tantos caminos en la oración como orantes, pero es el mismo Espíritu el que actúa en todos y con todos. En la comunión en el Espíritu Santo la oración cristiana es oración en la Iglesia» (n. 2672).

El campo infinito de la santidad

Y concluye el Papa señalando que «es por tanto el Espíritu quien escribe la historia de la Iglesia y del mundo. Nosotros somos páginas abiertas, disponibles a recibir su caligrafía. Y en cada uno de nosotros el Espíritu compone obras originales, porque no habrá nunca un cristiano completamente idéntico a otro. En el campo infinito de la santidad, el único Dios, Trinidad de Amor, hace florecer la variedad de los testigos: todos iguales por dignidad, pero también únicos en la belleza que el Espíritu ha querido que se irradiase en cada uno de aquellos que la misericordia de Dios ha hecho sus hijos».

Experiencias

…Y la Cruz de los migrantes se paró en el Estrecho

Hasta el pasado 8 de marzo, en el que partió hacia Tuy, la Cruz de los migrantes ha vivido un año especial frente al Estrecho de Gibraltar, punto caliente del fenómeno migratorio en Europa.

Maria José Atienza·17 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

Hace un año, en la noche del 13 de marzo de 2020, la Cruz de Lampedusa llegaba a Algeciras, de la mano del Secretariado de Migraciones de esta diócesis, con el objetivo de continuar su recorrido por distintas ciudades españolas esta cruz, realizada con la madera de una patera que naufragó en octubre de 2013, dejando 366 muertos frente a la isla italiana de Lampedusa. Sin embargo, la declaración del estado de alarma en España obligó a suspender todas las acciones previstas. Entre ellas, la visita a Punta Carnero, que es el punto más estrecho del Estrecho desde Algeciras, el recorrido en un barco de salvamento marítimo que auxilia inmigrantes o la visita a los reclusos del centro penitenciario de Botafuegos.

Allí, en Algeciras, frente al Estrecho de Gibraltar, uno de los puntos calientes del paso de migrantes a Europa, hubo de quedarse la cruz. Lo que iban a ser unas semanas fueron extendiéndose hasta ser un año completo el que la Cruz ha quedado bajo la custodia de la comunidad de Trinitarios.

Los «cambios de planes» de la Providencia

Orando cruz lampedusa

Como la misma comunidad destacaba al despedirse de este signo, el hecho de este “cambio de planes” manifestaba cómo “quizás la Cruz, quiera llegar hasta la orilla del Estrecho a bendecir esas aguas donde se ahogaron las esperanzas de una tierra prometida de más de 7000 inmigrantes. Quizás la cruz haya escuchado el grito de tantos hermanos que perdieron su vida, quizás la cruz, quiera acoger el dolor de tantas cruces de este cementerio bajo agua. Si morimos con Cristo, con él resucitaremos”. Una idea compartida por Graziella Cuccu, embajadora y responsable de la Cruz en España que destacaba cómo “de repente han cambiado los planes, como si la Cruz, la providencia quisiera otra cosa y gracias a eso, se han encontrado con la Cruz, personas que no se lo esperaban, han vivido testimonios de conversión y llanto irrefrenable ante la Cruz”.

Este tiempo junto a la Cruz ha supuesto una bendición, un signo de la presencia de Dios en medio del sufrimiento de la humanidad por la pandemia y por la situación de los migrantes.

P. Sergio García. Trinitario

Para la Comunidad trinitaria, que atiende la Parroquia Santísima Trinidad de Algeciras así como la labor de pastoral penitenciaria de la cárcel de Botafuegos, este tiempo junto a la Cruz “ha supuesto una bendición, un signo de la presencia de Dios en medio del sufrimiento de la humanidad por la pandemia y por la situación de los migrantes. La barca se tambaleaba por la tormenta del Covid, pero en la Cruz, Jesús ha estado con nosotros acogiendo el sufrimiento de la humanidad y de los migrantes” ha destacado para Omnes el P. Sergio García, trinitario, que ha recordado como “de mediados de marzo hasta el Triduo Pascual estuvo en nuestra comunidad. Y cada día orábamos ante la cruz y se retransmitía en directo los Laudes, la exposición al Santísimo y la Eucaristía. Intimidad con Dios, apertura a todos y apoyo en nuestra labor que seguía en la casa de acogida con excluidos e inmigrantes. Hemos sentido su bendición porque todo ha continuado la parroquia, la labor de Prolibertas… Dios ha estado con nosotros en la Cruz para decirnos que su amor es más fuerte”.

La vida de fe con la comunidad

“De puertas para adentro”, los trinitarios que conforman la comunidad de Algeciras han podido vivir su vida de fe junto a esta imponente y significativa Cruz. Han sido momentos especialísimos, como la adoración de la Cruz del Viernes Santo o la celebración de Pascua, donde se adornó la Cruz como un árbol de la vida con adornos realizados por usuarios de la Fundación Prolibertas, la mayoría migrantes. Ante esa Cruz se han celebrado Eucaristías por víctimas del covid, oraciones por afectados por la pandemia, enfermos, parados… y por los destinatarios de la misión de los trinitarios: los reclusos, migrantes, los ancianos de la residencia del barrio. En un año difícil, muchas personas han comunicado el consuelo y esperanza que han recibido al orar ante la Cruz de Lampedusa.

Labor en tiempos de pandemia

Los padres trinitarios no dudan que el misterio de la Cruz, especialmente significativo en ésta de Lampedusa, ha sido clave en su labor durante este año de pandemia. Especialmente, han querido señalar el aumento de las familias necesitadas que han acudido a Cáritas parroquial, tanto migrantes y españoles. En Prolibertas, en la casa de acogida y el programa de empleo más del 70% de las 400 personas atendidas en 2020 han sido migrantes. Se realizaron 8 cursos y se consiguieron 150 inserciones laborales, en medio de medidas de seguridad y restricciones.

Entre los momentos significativos de la Cruz en su estancia en Algeciras se cuentan los Círculos de Silencio que ha presidido, una iniciativa en solidaridad con los migrantes que se realiza en ciudades de las dos orillas del Mediterráneo. Un acto de media hora en el que, formando un círculo, se lee un comunicado sobre situaciones actuales de los migrantes en las que se pide que se respeten los Derechos humanos, y se guarda silencio. Una vez se pudieron realizar presencialmente, pasaron de la Plaza Alta a la Plaza Santísima Trinidad para que este acto lo presidiera la Cruz.

La Cruz de Lampedusa

Papa Francisco Cruz Lampedusa

Tras la visita de Francisco a Lampedusa, (2013), Arnoldo Mosca Mondadori, el presidente de la Fundación de la Casa y del Espíritu y de las Artes, tuvo la idea de regalar al Papa Francisco una cruz realizada con maderas de barcazas que recordara al mundo la tragedia interminable de los migrantes.

No era fácil encontrar la madera, porque los barcos, al llegar a Lampedusa se rompían contra las rocas. Después de un tiempo de búsqueda, Franceso Tuccio, autor de la Cruz, encontró la madera perfecta, sin romper y que, además tenía unos clavos situados de tal manera que “parecía que este barco había nacido para ser una cruz”.

El Papa Francisco bendijo esta Cruz y conmovido dijo a Arnoldo Mosca Mondadori: “tenéis que llevarla a todos los lugares”.

La Cruz de Lampedusa está formada por dos tablas de 2 metros y 60 centímetros de alto, 25 kilos de dolor y tres clavos, uno en cada brazo y otro abajo. Estos tres clavos son originales del barco.

El 9 de abril de 2014, tras la audiencia, el papa Francisco bendijo esta Cruz, conmovido dijo a Mondadori: “tenéis que llevarla a todos los lugares”. Ahí empezó el viaje de la Cruz de Lampedusa, como un mensaje que el Papa Francisco envía a todas las diócesis, sobre la realidad de los migrantes, los más pobres de entre los pobres.

Mundo

Primeras señales de una tensa relación

La administración del gobierno de los Estados Unidos está generando tensiones entre los que pensaban que las medidas del presidente "católico" serían coherentes con la fe que profesa.

Gonzalo Meza·16 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

El presidente Joseph R. Biden, Jr. es el segundo mandatario norteamericano en la historia de los Estados Unidos que profesa abiertamente la fe católica. Su gestión inicia casi 60 años después del primer presidente católico que tuvo el país: John F. Kennedy. Aunque a primera vista este hecho parece una noticia alentadora para la promoción de temas fundamentales para la Iglesia como la protección de la vida, la familia en el seno del matrimonio entre un hombre y una mujer, el asunto será mucho más complicado. Y las primeras señales ya se han dado. 

Las primeras señales, en las leyes

Desde el primer día de su llegada a la Casa Blanca, el presidente Biden decretó una serie de leyes a favor de las uniones entre personas del mismo sexo y el aborto. Tras tomar posesión como primer mandatario, Biden revirtió una regulación federal que restringía  fondos gubernamentales destinados a la interrupción del embarazo. Dicha regulación conocida como “política de Ciudad de México” estuvo vigente por décadas y básicamente prohibía al gobierno norteamericano dotar de recursos económicos a clínicas donde se realizan abortos. 

Impulso de la economía

El 10 de marzo la Cámara de Representantes de los Estados Unidos (EUA) aprobó un paquete de estímulo para la economía estadounidense por un valor de 1.9 billones de dólares. Este “Plan de Rescate Americano 2021” retoma y añade medidas incluidas en los dos paquetes anteriores aprobados durante la gestión del ex presidente Donald Trump. El Plan tiene como objetivos primordiales impulsar la economía norteamericana y sacarla del periodo de crisis provocada por la pandemia.

Sus medidas incluyen, entre otros aspectos, un depósito de 1,400 dólares a los contribuyentes fiscales individuales; un suplemento adicional de 300 dólares semanales para los desempleados; apoyos económicos y alimentarios para las familias con hijos menores de edad; estímulos fiscales y préstamos a las empresas en apoyo a los asalariados.

Bajo la sección 1001

Los Obispos de los EUA reconocieron muchos elementos positivos en dicho Plan de ayuda, sin embargo manifestaron su consternación, ya que el paquete incluye fondos destinados a favorecer el aborto a nivel nacional e internacional.

Y aunque el Plan no menciona expresamente la palabra aborto, sí lo contempla al indicar que se destinan 50 millones de dólares para “subvenciones y contratos bajo la sección 1001 del Servicio de Salud Pública”, medida bajo la cual se rigen cientos de organizaciones dedicadas a “servicios” de salud reproductiva, planificación familiar y aborto como Planned Parenthood.

Opinión de los obispos

En un comunicado de prensa, los obispos norteamericanos expresaron su indignación: “Es inconcebible que el Congreso haya aprobado el proyecto de ley sin las protecciones críticas necesarias para garantizar que miles de millones de dólares de los contribuyentes se utilicen para la atención médica a favor de la vida y no para el aborto”.

A diferencia de los paquetes de estímulos anteriores, dicen los prelados, las disposiciones contenidas en este paquete “se han visto socavadas porque facilitan y financian la destrucción de vidas, lo cual es contrario a su objetivo de proteger a los estadounidenses más vulnerables en tiempos de crisis”.

Diálogo y coherencia

La tensa relación entre el católico presidente Biden y la jerarquía del país no será fácil pero ya se veía venir desde antes que iniciara su mandato. Tras la toma de posesión del mandatario, en enero del 2021, José H. Gómez, Arzobispo de Los Ángeles y presidente de la Conferencia de los Obispos Católicos de los Estados Unidos advertía que “nuestro nuevo presidente se ha comprometido a seguir ciertas políticas que promueven los males morales y amenazan la vida y la dignidad humanas, especialmente en las áreas del aborto, la anticoncepción, el matrimonio y el género”.

Ante ello Gómez hacía un llamamiento a Biden al diálogo y a la coherencia con su fe y lo invitaba a un diálogo respetuoso para tratar esos temas tan delicados: “Si el presidente, con pleno respeto por la libertad religiosa de la Iglesia, participara en esta conversación, sería de gran ayuda para restaurar el equilibrio civil y curar las necesidades de nuestro país”.

Hasta este momento dicho diálogo no se ha dado públicamente y la ruta que la administración Biden está tomando, no indica que vaya a haber un giro para proteger la vida y la familia, en consonancia con los valores de la fe católica que J. Biden dice profesar.

Familia

High fidelity: el amor verdadero

El autor desgrana el valor de la fidelidad en el matrimonio, como manifestación del amor verdadero entre los esposos, pues “la esencia de la fidelidad consiste en perseverar en la palabra de amor que he dado a alguien”.

José Miguel Granados·16 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Maggie Tulliver es la protagonista del relato El molino del Floss de la gran novelista inglesa Marian Evans (1828-1880, que firmaba con el seudónimo George Eliot). Narra la historia de la joven y bella hija del molinero que, ingenuamente, cae en las redes arteras de un apuesto señorito seductor, a la sazón el prometido de su prima. 

Una trampa

Al llegar al difícil trance en que éste se la lleva lejos en una pequeña barca de remos río abajo, ella -al despertar de un plácido sueño, mecida por el balanceo del agua- comprende que le ha tendido una trampa. Si se casa secretamente con él, como le propone, podría salvar la situación de cara a la opinión pública, aunque traicionaría a los seres queridos. Si se niega, en adelante tendrá que remontar contra corriente en su vida, duramente, para superar en ese primer momento la fuerte pasión erótica de este hombre sensual sin escrúpulos y, después, afrontar la incomprensión y la deshonra social.

Con todo ello, es en este trance dramático cuando ella acierta a desmontar los argumentos del impositivo enamorado manipulador, que solo atiende a la intensidad de la atracción romántica como lo decisivo que pretende justificarlo todo. En un tenso diálogo, Maggie le rebate con lucidez desde la sabiduría del corazón: “El amor es natural, pero sin duda que la piedad y la fidelidad y la memoria son también naturales”

Custodiar la grandeza moral

Esta mujer con carácter recio y de conciencia delicada ha comprendido que las alianzas y los compromisos adquiridos no son meras leyes externas, sino que configuran la trama interior de la dignidad de la persona y de las relaciones humanas justas. Por ello, es imprescindible mantenerlos en las situaciones difíciles para custodiar la grandeza moral, y no deshilachar el hermoso y delicado tapiz de las comuniones interpersonales que configuran la familia humana. 

El goce del instante no puede ser la norma de conducta, sino que hemos de regirnos por la verdad del amor a las personas queridas y, en definitiva, al mismo Dios. Afirma Maggie: “No podemos elegir la consecución de la felicidad para nosotros mismos o para otro… Únicamente podemos elegir si transigiremos en la apetencia del momento presente o si renunciaremos a la misma por obedecer la voz divina dentro de nosotros, por ser congruentes con todo lo que santifica nuestras vidas”.

Un acto bello

Ella sabe que, pese a todas las apariencias y dificultades, la fidelidad a las personas amadas es un acto bello que nos asemeja al corazón del mismo Dios y que traerá bien para todos, mientras que la traición es degradante. Y añade: “La fidelidad y la constancia significan algo más que hacer lo que nos resulta más fácil o agradable. Significan renunciar a lo que se oponga a la confianza que otros tienen en nosotros”.

La vocación de los esposos reclama la constancia en el amor libremente prometido. Pues “la esencia de la fidelidad consiste en perseverar en la palabra de amor que he dado a alguien” (Dietrich von Hildebrand). Así declaran los contrayentes en el día de su boda: “yo te recibo a ti y me entrego a ti, y prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la prosperidad y en la adversidad. Y así, amarte y respetarte todos los días de mi vida”. Estas palabras de esperanza que pronuncian solemnemente expresan el lenguaje del amor y proclaman el programa de vida, que constituye la máxima dilatación de la capacidad de dar.

Amar es crecer y caminar juntos, superar unidos las dificultades y crisis de la vida, cuidar con esmero y firmeza el propósito realizado. “La fidelidad es la libertad mantenida y acrecentada. Es el necesario incremento del amor… es la actualización del amor primero a través de las vicisitudes existenciales de mi vida” (Alejandro Llano). 

Dentro del gran misterio

Además, el evangelio del matrimonio consiste en la inserción de la alianza conyugal de los esposos bautizados dentro del “gran misterio” de la nueva y eterna alianza de Jesucristo, el Verbo encarnado, el Esposo de la Iglesia, que entregó su vida en la Cruz para rescatarnos. Por el sacramento del matrimonio los cónyuges cristianos reciben la ayuda permanente de la bendición divina.

La gracia del Espíritu Santo les capacita para cuidar y acrecentar el amor sellado, superando las dificultades y los obstáculos, avanzando hacia la santidad conyugal. El que los ha unido en una sola carne les dará las fuerzas que necesitan para renovar siempre su compromiso. “Solo si participan de este ‘gran misterio’ los esposos pueden amar ‘hasta el extremo’” (Juan Pablo II). Pues, en definitiva, la fidelidad de Dios hace posible y gozosa la fidelidad de los esposos. 

Mundo

Los católicos de Filipinas celebran 500 años de su evangelización alentados por el Papa

El Santo Padre ha agradecido a los cien millones de católicos filipinos la fe y la alegría que aportan al mundo, a los 500 años de la llegada del Evangelio.

Rafael Miner·16 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

“Han pasado quinientos años desde que el anuncio cristiano llegó por primera vez a Filipinas. Habéis recibido la alegría del Evangelio: que Dios nos ha amado tanto que dio a su Hijo por nosotros. Y esta alegría se ve en vuestro pueblo, en vuestros ojos, rostros, canciones y oraciones”, manifestó el Papa en la Santa Misa en conmemoración por el 500 aniversario de la evangelización de Filipinas, celebrada en la Basílica de San Pedro en el Vaticano.

“Quiero daros las gracias por la alegría que traéis al mundo entero y a las comunidades cristianas. Pienso en muchas experiencias hermosas en familias romanas, pero es así en todo el mundo, donde vuestra presencia discreta y trabajadora ha sabido ser testimonio de fe”, añadió Francisco en la homilía.

“Lo hacen”, continuó, “al estilo de María y José”, porque “a Dios le gusta llevar la alegría de la fe con un servicio humilde y escondido, valiente y perseverante”“No detengan”, señaló el Pontífice, dirigiéndose a los fieles filipinos, “la obra de evangelización, que no es proselitismo”.

El anuncio cristiano que han recibido “hay que llevarlo siempre a los demás”, ocupándose “de los que están heridos y viven en los márgenes”. Como el Dios que se entrega, informó Vatican News, también la Iglesia “no es enviada a juzgar, sino a acoger; no a imponer, sino a sembrar; no a condenar, sino a llevar a Cristo que es la salvación”.

“No tengan miedo de anunciar el Evangelio, de servir y de amar. Y con su alegría podrán conseguir que se diga también de la Iglesia: “¡ha amado tanto al mundo!”

Una Iglesia que ama al mundo sin juzgarlo y que se entrega por el mundo es hermosa y atractiva. Que así sea, en Filipinas y en cada lugar de la tierra”, añadió el Papa.

País asiático con más católicos

Hace cinco siglos, los misioneros españoles llevaron el cristianismo a Filipinas, y hoy es el país con la mayor población católica de Asia, en torno a cien millones de personas, casi un 92 por ciento del total, y el tercero del mundo en católicos, tras Brasil y México. El resto de filipinos creyentes, hasta el 99 por ciento, son musulmanes (5,5 por ciento), y de otras creencias (sincretismo, budismo, animismo…). 

Por otra parte, el cardenal filipino Luis Antonio Tagle (Manila, 1957), con padre tagalo y madre de origen chino, que fue arzobispo de Manila, es el prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos desde finales de 2019, y presidente de Caritas Internacionalis. El cardenal Tagle sucedió en el dicasterio vaticano, que se encarga también de las misiones, al cardenal italiano Fernando Filoni, y es conocido en Filipinas con el apodo “Chito”. 

La visita apostólica de Francisco a Sri Lanka y Filipinas, en 2015, fue el segundo viaje de un Vicario de Cristo a Filipinas, tras el realizado por san Juan Pablo II en 1995, veinte años antes. En ambos casos, millones de personas asistieron a los actos, especialmente en Manila.

Los primeros bautizos

Testigos dichosos de una fe que llegó hace 500 años. Así se definen los católicos de Filipinas que se disponen a vivir este año su Jubileo de conmemoración, porque fue en 1521 cuando Raja Humabon, Hara Humumay y 800 filipinos fueron bautizados en la isla de Cebú, de la mano de misioneros españoles, marcando el inicio de una larga historia de evangelización, según ha informado la agencia oficial vaticana.

Entre otras instituciones de la Iglesia, los franciscanos filipinos, integrados en la provincia franciscana de san Pedro Bautista y la Custodia de san Antonio Padua filipina, señalaron a finales de enero que se sumaban a las actividades de la Iglesia en Filipinas, con motivo del 500 aniversario de la llegada del Evangelio al país, con diversas iniciativas. Entre ellas se encuentra la preparación de publicaciones y libros que recogerán la contribución de los franciscanos a la evangelización de Filipinas desde su llegada en 1577. 

Los discípulos de san Francisco establecieron instituciones de caridad como el Hospital San Juan de Dios (1580), el Hospital Naga de San Diego (1586), el Hospital de las Aguas Santas en Los Baños (1592), y el Hospital San Lázaro, el primer leprosario del Lejano Oriente (1580), explica la agencia Fides. Desde su llegada en 1577 hasta el final de la Misión franciscana española en 1898, los misioneros franciscanos establecieron y administraron 207 parroquias en Manila y otras localidades filipinas.

Primera Misa 

En septiembre del año pasado, los obispos filipinos informaron que la celebración de los 500 años de la llegada del Evangelio a Filipinas se prolongaba un año más debido a la pandemia del Covid. Así, la ceremonia oficial de inauguración del evento  ̶ que será la culminación de las conmemoraciones y actividades pastorales y misioneras repartidas por el archipiélago ̶ , tendrá lugar en abril de 2022, en lugar de en abril de 2021.

Los obispos filipinos han decidido que la fecha oficial de la celebración será el 17 de abril de 2022, domingo de Pascua, momento en el que se conmemorará la primera Misa celebrada en el archipiélago. 

La Comisión Histórica Nacional de Filipinas ha recordado que el lugar de la histórica Misa es la isla de Limasawa, en el sur de Leyte, celebrada el 31 de marzo de 1521, informa Fides. La Iglesia católica también conmemora el Primer Bautismo, que tuvo lugar el 14 de abril de 2021, evento que será dirigido por la arquidiócesis de Cebú, en el sur de Filipinas.

537 templos para el Jubileo

Obras Misionales Pontificias (OMP), ha comunicado que la Iglesia en Filipinas ha presentado los 537 templos de peregrinación para los fieles del país que quieran ganar la indulgencia plenaria y unirse a la celebración de los cinco siglos de la llegada del Evangelio al país. Los 537 templos incluyen parroquias, capillas y lugares de peregrinación, y muchos de ellos se remontan a la época de la primera evangelización y la llegada de los primeros misioneros. De este modo, el próximo 4 de abril, domingo de Pascua, se abrirán simultáneamente las “puertas santas” de los 537 templos, y permanecerán abiertas hasta el 22 de abril de 2022.

El Papa Francisco ha enviado un decreto aprobando la indulgencia plenaria para todos los fieles que realicen una peregrinación a una de las “iglesias jubilares”. En el decreto de la Penitenciaría Apostólica, se pide a los peregrinos que recen “por la fidelidad del pueblo filipino a su vocación cristiana, por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas y por la defensa de la familia, concluyendo con la oración del Señor, la profesión de fe y una invocación a la Santísima Virgen María”.

Debido a la pandemia del Covid, la indulgencia se ha extendido a los enfermos, los ancianos y todos aquellos que no pueden salir de sus hogares. El decreto pide a los sacerdotes que faciliten la celebración del sacramento de la Penitencia y la administración de la Comunión a los enfermos.

Evangelización

Un sacerdote con el sueño de contribuir a la justicia y la paz en Togo

Koffi Edem Amaglo es un sacerdote que estudia en Roma gracias a los benefactores del CARF con el objetivo de ayudar a la pacificación y el diálogo en su país.

Espacio patrocinado·16 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Koffi Edem Amaglo (de nombre cristiano Pablo) es un sacerdote de Togo que estudia Teología Moral en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz en Roma. Tiene 36 años. Es el quinto hijo por parte de madre, ya que su padre vive “en la poligamia”. Durante su infancia presenció conflictos sociales y familiares, pero desde pequeño la fe estuvo muy presente en su vida. Entró en el seminario menor con 12 años y fue ordenado sacerdote en Lomé a la edad de 28 años.

“Mientras desempeñaba mi ministerio como vicario parroquial, también colaboré, junto al obispo, en el Consejo Diocesano de Justicia y Paz, cuyo objetivo es acompañar a muchos cristianos y no cristianos que se enfrentan a muchas injusticias sociales que atentan contra la dignidad de las personas”, relata.

Este Consejo Episcopal, que trabaja en conjunto con varias asociaciones civiles, ha establecido consejos de justicia y paz en todas las parroquias, un deseo expreso del Vaticano.

Cuando regrese a su país, su formación en Roma le ayudará a trabajar por la defensa de los derechos humanos y en la promoción de la justicia, la paz y la cohesión social de Togo, según los principios de la Doctrina Social de la Iglesia. 

Platón y la crisis en la educación

Más que un problema de medios, la cuestión de la educación en la actualidad es un problema de fines. Nos encontramos con el desconcierto a la hora de educar a las nuevas generaciones. 

15 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Cuando los padres se acostumbran a dejar a sus hijos hacer lo que quieren, cuando los hijos desprecian los consejos de sus padres, cuando los maestros tiemblan ante los discípulos y prefieren halagarlos, cuando los jóvenes desprecian las leyes porque ya no reconocen por encima de ellos ninguna autoridad de nada ni de nadie, entonces está a la puertas el comienzo de la tiranía.

Platón. La República

Una de las cosas que convierte a un autor en clásico es que sus enseñanzas traspasan las  fronteras del tiempo en el que le tocó vivir y nos llegan a nosotros con la frescura de lo permanente. Esa sensación he tenido al releer esta cita de Platón y pensar en lo que necesita la educación hoy en España, ahora que se está poniendo en marcha una nueva ley educativa.

Porque, frente a lo que a veces se oye, no creo que el problema principal de la educación sea una cuestión de financiación. Jamás se ha invertido tanto en educación como en nuestro tiempo. La mejora de la educación no pasa por aumentar el sueldo a los profesores, por bajar las ratios de alumnos por aula o por tener mejores medios tecnológicos. Todo eso es bienvenido, pero no es suficiente. Más que un problema de medios, la cuestión de la educación un problema de fines. Y es que, como decía Séneca, no hay ningún viento favorable para el que no sabe a qué puerto se dirige.

La sensación que tengo de nuestro sistema educativo en este momento es precisamente que es un gran trasatlántico –no hay más que mirar el presupuesto y las miles de personas implicadas-, pero que va zozobrando, llevado de un lugar hacia otro, sin rumbo fijo. Sabemos que el barco tiene que seguir navegando, los colegios han de estar abiertos, el sistema no se puede parar, pero no sabemos a qué puerto ir.

Los síntomas que apreciaba Platón en su tiempo, y que se repiten hoy, son señales de ese navegar sin rumbo. Los padres y madres permisivos, los profesores que se sienten simples enseñantes pero que no tienen voluntad educativa, los políticos que cambian las leyes cada vez que suben al poder para imponer su propio proyecto partidista, los maestros sin autoridad e impelidos a aprobar masivamente a sus alumnos… ¡Ah, si Platón nos viese hoy…!

Nuestra sociedad vive un momento de desconcierto sobre cómo hemos de educar a las nuevas generaciones y no vale con poner parches.

Javier Segura

En verdad tenemos una crisis en la educación, o como decía Benedicto XVI, estamos viviendo una emergencia educativa, muy ligada a los cambios históricos que nos está tocando vivir. También el papa Francisco ha puesto sobre el tablero de juego internacional la necesidad de repensar y renovar la educación con su llamada a un ‘Pacto educativo global’.

Nosotros en España estamos viviendo esa desorientación de la que hablaba Platón de una manera intensa. La nueva ley educativa y la forma en la que se ha impuesto no hacen sino agravar esa sensación. Pero más allá de esta coyuntura política, nuestra sociedad vive un momento de desconcierto sobre cómo hemos de educar a las nuevas generaciones. Por eso precisamente hemos de ser conscientes de que no vale con poner parches, con fijarnos sólo en los medios, sino que hemos de señalar el rumbo que nos lleve al puerto de una renovación de la educación que, como pide Francisco, ponga a la persona en el centro.

El autorJavier Segura

Delegado de enseñanzas en la Diócesis de Getafe desde el curso 2010-2011, ha ejercido con anterioridad este servicio en el Arzobispado de Pamplona y Tudela, durante siete años (2003-2009). En la actualidad compagina esta labor con su dedicación a la pastoral juvenil dirigiendo la Asociación Pública de Fieles 'Milicia de Santa María' y la asociación educativa 'VEN Y VERÁS. EDUCACIÓN', de la que es Presidente.

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Cultura

Reconstituir la identidad europea a través de la historia y la belleza

En medio de una Europa confundida, la reeducación en la historia del cristianismo y la asimilación de la belleza de raigambre católica pueden ser cauces para alguna solución.

Rodrigo Cárdenas·15 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

Desde hace décadas Europa ha decidido romper con sus raíces fundamentales para introducir una revolución cultural que se traduce en un secularismo hostil y en un nihilismo emotivo que goza del consentimiento activo o pasivo de las personas. Todo ello manifestado en políticas abortistas y eutanásicas, el envejecimiento de la población y el individualismo materialista alejado de la trascendencia.

Las alternativas ante este drama son limitadas y para muchos casi no hay espacio para actuar. Sin embargo, en medio de una Europa confundida, la reeducación en la historia del cristianismo y la asimilación de la belleza de raigambre católica pueden constituir los cauces para alguna solución.

Europa, Cristianismo e Historia

El eminente historiador inglés, Christopher Dawson identificó acertadamente la relevancia de la espiritualidad en la dinámica de la historia. En sus obras Dawson comprende que Europa está conformada por pueblos muy disímiles, con reivindicaciones ancestrales, cuyo único elemento de cohesión durante siglos fue la preeminencia del cristianismo.

El vigor del influjo cristiano para la construcción y preservación de Europa es realmente significativo y es conveniente recordarlo de manera sucinta mediante algunos pocos apuntes:

  • la vena de humanidad de las poblaciones cristianas ante el procaz y violento derrumbamiento del imperio romano;
  • el aporte de la tradición monacal para preservar la cultura y desarrollar la tecnología ante el torrente de las invasiones bárbaras;
  • la creación de las universidades como fuente del conocimiento y de la argumentación racional;
  • la promoción del espíritu científico mediante iniciativas, como la insigne escuela catedralicia de Chartres en Francia cuyos aportes al entendimiento de la filosofía y del cosmos son invaluables
  • el arte y la arquitectura católica que probablemente sean las mayores expresiones de belleza de la historia de la humanidad;
  • la gran influencia de la escolástica en las primeras teorizaciones de la economía monetaria;
  • el reconocimiento de la Edad Media como una época de más de mil años que regaló maravillas arquitectónicas y artísticas, avances tecnológicos, profundidad filosófica, y santos de la talla de San Francisco de Asís o Santo Tomás de Aquino.

A partir de lo anterior resulta imperdonable que el aporte cristiano, y en particular el católico, haya sido tan descaradamente ignorado y la consecuencia de esta situación no es baladí: Europa está experimentando un violento rompimiento con su herencia cristiana que provoca la pérdida de su base moral y de su energía vital.

Los padres fundadores de la Unión Europea, Konrad Adenauer, Alcide De Gasperi y Robert Schuman enfatizaron la importancia del cristianismo como un elemento clave para la unidad europea y para contrarrestar el resurgimiento del nazismo o la potencialización del comunismo. Incluso Robert Schuman advirtió que una democracia separada del cristianismo terminaría inevitablemente en la anarquía o en la tiranía. En ese sentido, resultó sintomática la eliminación de cualquier referencia al cristianismo en la Constitución Europea.

Cualquier construcción que pretenda ser civilizada – como la Unión Europea – es funcional si está acompañada de una moral que le otorgue una garantía de sobrevivencia. En caso contrario cualquier institución está condenada al desmembramiento o a la desaparición. Para evitarlo, la historia es una excelente herramienta para salvaguardar a largo plazo la belleza de la herencia cristiana y para proteger los auténticos valores europeos.

El apostolado de la Belleza

El proceso reeducación debería también basarse en la evidencia física inmediata. Los europeos tienen el privilegio de estar rodeados de esplendorosas catedrales, iglesias, basílicas y obras de arte de evocación católica que exhalan una belleza que puede llegar a ser conmovedora y sobre todo, inspiradora.

Los europeos tienen el privilegio de estar rodeados de obras de arte de evocación católica que exhalan una belleza que puede llegar a ser inspiradora.

Rodrigo Cárdenas

Por más desprecio que una persona pueda sentir hacia la religión católica, no debería ser indiferente ante la magnificencia de la Catedral de Chartres o la basílica de la Sagrada Familia. Esas y otras edificaciones involucraron esfuerzos sobrehumanos y guardan asombrosas proporciones repletas de bellísimos simbolismos. Incluso, la perfección pictórica de los vitrales góticos tiene como propósito la iluminación del alma para representar el hecho que la adquisición de conocimientos era producto de la iluminación divina (San Agustín). Adicionalmente, sería extraño que una persona del siglo XXI no se enternezca ante el vívido sentimiento de la Santísima Virgen al tener a su hijo Jesucristo en brazos luego de la crucifixión tal como está representado en la magnífica “Pietá” de Miguel Angel.

La vía de la belleza – la “Vía Pulchritudinis” – constituye un poderoso sendero para encauzar a las personas hacia las maravillas de la fe. Joseph Ratzinger en “El Sentimiento de las Cosas, la contemplación de la Belleza” sostiene que la belleza es una eficaz herramienta de apostolado. No en vano, la religión católica tiene diversas expresiones adicionales de incalculable belleza que no se circunscriben únicamente a construcciones como son la liturgia y, especialmente, la liturgia eucarística.

La liturgia católica es una expresión de la gloria de Dios y un atisbo del cielo en la tierra. Por lo tanto, su belleza no es una mera decoración; es un elemento constitutivo que se manifiesta por medio de gestos y objetos que la naturaleza humana requiere como apoyos para poder elevarse hacia las realidades divinas. Ante las frecuentes críticas referentes al supuesto derroche en liturgias, arte o arquitectura, San Juan Pablo II recordaba siempre la unción de Betania en que la mujer derrama sobre la cabeza de Jesucristo un perfume precioso que provoca el airado reclamo de los discípulos. Sin embargo, Jesucristo aprecia el gesto como una anticipación del honor que su cuerpo merece también después de la muerte. En todo caso, la belleza absoluta recae en la figura irrepetible de Jesucristo. El cristianismo se centra en una verdad que no deja de sorprender: Dios, el creador del universo, aquel que sobrepasa lo inimaginable, se hizo hombre y tomó nuestra naturaleza ínfima y frágil.

Por ello, como sociedad, Europa tiene, en esta via, el camino de encuentro hacia su propia identidad y, especialmente, su supervivencia, porque como aseveró Franz Kafka: “Quien mantiene la capacidad de ver la belleza no envejece jamás”.

El autorRodrigo Cárdenas

Abogado. Máster en Derecho Empresarial de la Universidad de Ginebra (Suiza). Doctorando en Ética, Derecho y Negocios en la Universidad de Navarra.

Vaticano

«Las personas ante todo»

¿Por qué la Iglesia no tiene poder para bendecir las uniones homosexuales? La Congregación para la Doctrina de la Fe ha respondido a esta cuestión en una Nota que mantiene clara la enseñanza de la Iglesia.

José Miguel Granados·15 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

¿Por qué la Iglesia no tiene poder para bendecir las uniones homosexuales?

La respuesta del 15 de marzo de 2021 de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre esta cuestión argumenta desde la primacía de la persona. La enseñanza de la Iglesia ofrece la verdad del amor humano divinamente revelada y asequible a una razón bien configurada. Conforme al proyecto del Creador renovado en Cristo, el matrimonio es la íntima unión de amor fiel, exclusivo, fecundo y educativo, sellado por el compromiso entre un varón y una mujer libres y capaces de alianza conyugal.

La diferencia sexual se halla inscrita en el lenguaje esponsalicio del cuerpo, como llamada a la comunión conyugal, germen del hogar familiar. El ejercicio ético de la sexualidad humana ha de vivirse de modo respetuoso en el don recíproco, y abierto al don de la vida, dentro del “nosotros” del amor de los esposos. 

Plena dignidad, opción errónea

Si bien las personas con tendencias homosexuales poseen plena dignidad y merecen siempre valoración y ayuda, los actos homosexuales son una opción subjetiva errónea. Son completamente contrarios a la verdad antropológica. No tienen absolutamente nada que ver con el significado genuino de la sexualidad humana ni con la institución matrimonial. 

La bendición nupcial, que actualiza el designio divino, no puede impartirse a quienes mantienen relaciones sexuales ajenas a la realidad del consorcio matrimonial, elevado en Cristo a la grandeza de sacramento de la nueva alianza. Si se pretende engañosa o equivocadamente bendecir uniones de personas del mismo sexo, se provocaría un grave daño a todas las personas, que recibirían un falso mensaje según el cual se cohonestan unas acciones inmorales, pecaminosas y dañinas. 

Solo el amor verdadero salva

La Iglesia debe fidelidad a Dios y al hombre, pues busca con misericordia el bien, la conversión y la santidad de cada una de las personas y de la entera sociedad. Solo la verdad enseñada por Cristo hace justicia a las personas y edifica la familia humana. Solo el amor verdadero salva.

Vaticano

Georg Gänswein: «Benedicto XVI reza por la Iglesia universal»

El "hombre de confianza" de Benedicto XVI conversa con Omnes en una entrevista sobre el Papa emérito, los retos de la Iglesia en el ámbito cultural o la situación de la Iglesia en Alemania, su país natal.

David Fernández Alonso·15 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

Con motivo de la publicación de su último libro «Cómo la Iglesia católica puede restaurar nuestra cultura», conversamos con Mons. Georg Gänswein, Prefecto de la Casa Pontificia, sobre diversos temas, desde la «desmundanización» de la Iglesia hasta las intenciones de oración de Benedicto XVI, pasando por su visión acerca de la evolución de la Iglesia en Alemania.

Es conocida la singularidad de la tarea que desempeña Gänswein en la Santa Sede, como la única persona que trabaja a diario con dos Papas. Es, por un lado, el Prefecto de la Casa Pontificia, y en esa calidad, entre otros asuntos está a cargo de organizar las audiencias solemnes que el Papa Francisco concede a los Jefes de Estado, Presidentes de Gobierno, Ministros y otras personalidades. También se encarga de preparar las audiencias privadas y las ceremonias pontificias. Por otro lado, Gänswein sigue trabajando además como Secretario privado del Papa emérito Benedicto XVI, también después de su renuncia, desde hace casi veinte años.

La oración de Benedicto XVI

Le preguntamos por la oración personal del Papa emérito Benedicto XVI y Gänswein afirma: «La vida de oración de Benedicto XVI es muy personal, íntima y oculta a los ojos de los demás. Reza el Oficio Divino, como todos los sacerdotes».

Libro

Título: Cómo la Iglesia católica puede restaurar nuestra cultura
Autor: Georg Gänswein
Editorial: Rialp
Año: 2021
Páginas: 203

En este sentido, en una entrevista recogida precisamente en el libro que ahora se publica, afirmaba de Benedicto XVI que «su rutina diaria es sencilla. Comienza con la Santa Misa de la mañana. De vez en cuando concelebro. Después de eso el breviario, luego el desayuno. La mañana tiene el siguiente ritmo: oración, lectura, correspondencia, visitas». Por la tarde, el Papa emérito descansa un rato, y dedica tiempo a leer y contestar cartas y correos.

Nos interesamos por la correspondencia que mantiene Benedicto XVI. Gänswein explica que Benedicto XVI «recibe continuamente en su correspondencia la petición de personas que solicitan su intercesión en la oración, a la que se encomienda de buen grado». Reza el rosario, y después de cenar ve las noticias italianas. «El domingo tiene una rutina distinta: no hay trabajo, pero hay música y cultura».

El Domingo de Ramos pudimos ver una imagen del Papa emérito celebrando la Eucaristía, precisamente junto a su Secretario personal.

Durante la conversación con Omnes, Gänswein ha afirmado que Benedicto XVI incluye en su oración una petición particular «por las intenciones de la Iglesia universal y por el ministerio de su sucesor el Papa Francisco».

Benedicto XVI reza particularmente por las intenciones de la Iglesia universal y por el ministerio de su sucesor el Papa Francisco.

Georg GänsweinPrefecto de la Casa Pontificia y Secretario personal de Benedicto XVI

La perspectiva sobre Alemania

Naturalmente, Gänswein sigue de cerca la vida eclesial en Alemania. Afirma que sigue con «simpatía, interés y también aprensión la evolución de la vida eclesiástica en mi patria». Además de las informaciones que, como prelado alemán, recibe en abundancia, la perspectiva se enriquece debido a la posición que ocupa en el corazón de la Iglesia. Efectivamente, confirma que «observada desde lejos, desde el centro del catolicismo, la situación puede presentar luces y sombras que pueden escapar a quienes observan directamente desde su propio lugar».

En concreto, encuentra luces y sombras en el proceso llamado «Camino sinodal» que comenzó en Alemania en 2019 a impulsos de la Conferencia Episcopal en colaboración con el Comité Central de los Católicos. Advierte que «el Camino sinodal que comenzó hace casi dos años, ha revelado problemas y carencias en cuanto a la autenticidad de la fe y los pronunciamientos de la jerarquía, junto a algunos aspectos positivos».

Por eso, alerta de la posible frustración a que conduciría plantear exigencias que no podrán cumplirse. En efecto, «existe el riesgo de que al final se produzca una sensación de decepción al no haberse alcanzado ciertas aspiraciones».

El camino sinodal alemán ha revelado problemas y carencias sobre la autenticidad de la fe y los pronunciamientos de la jerarquía, junto a algunos aspectos positivos.

Georg GänsweinPrefecto de la Casa Pontificia y Secretario personal de Benedicto XVI

Ante una sociedad secularizada

«Los cristianos viven en el mundo y están llamados a servir al mundo y a trabajar en él. Pero no han de conformarse con él». Así se expresaba Georg Gänswein en la lección inaugural del año académico de la Universidad Filosófica-Teológica Heiligenkreuz Benedicto XVI, en el año 2015. Teniendo en cuenta aquel diagnóstico, inspirado en el famoso discurso de Benedicto XVI en la Sala de Conciertos de Friburgo durante el viaje apostólico a Alemania en 2011, le hemos querido preguntar su opinión sobre la cuestión.

«La Iglesia», nos dice, «debe tener un cuidado extremo y particular para no perder el rumbo de su actuar en el mundo, en la fidelidad al Evangelio, que es fidelidad a Dios. Su secularización no se corresponde con el mandato del Maestro, que la invitaba a estar en el mundo pero no a ser del mundo».

Sin embargo, aclara que esta «desmundanización» no implica alejamiento: «No significa en absoluto que deba separarse del mundo, enrocada en la defensa de una ciudadela separada que vive de las estructuras eclesiásticas y clericales». Afirma que «está insertada en la historia de la humanidad y la anima con la esencia del Evangelio para la creación, ya aquí, del reino de Dios».

El papel de los laicos

En la Iglesia, «obviamente, cada miembro tiene sus propias prerrogativas y competencias». Le preguntamos si no cree que debería haber más católicos que se dediquen a la política y contribuyan a que la legislación respete la dignidad humana, dentro de la diversidad de opciones y la libertad de cada individuo. Nos responde que efectivamente «es oportuno que [la Iglesia] forme laicos comprometidos que, animados por el espíritu del Evangelio, tomen parte activa en la vida política y social para contribuir a un mundo más justo y reconciliado, y que sean artífices de respuestas creativas a los desafíos del mundo».

En el libro recién publicado por Ediciones Rialp, Mons. Gänswein trata sobre estas y otras cuestiones que interesan a la Iglesia y al cristiano. Sus páginas presentan sus consideraciones sobre el estado de la Iglesia y su futuro más probable en una sociedad cada día más secular. Lo hace a través de las diecinueve intervenciones recopiladas en este volumen.

Su nuevo libro

Por cortesía de Ediciones Rialp, editora del nuevo libro de Mons. Gänswein «Cómo la Iglesia católica puede restaurar nuestra cultura», el lector de Omnes puede descargarse el capítulo 13 «El pasado y el futuro de Europa. Lo que Europa puede aprender de su pasado romano«.

Firmas invitadasCardenal Anders Arborelius

Esperanza en la evangelización

Nuestro tiempo de secularización necesita la esperanza más que antes. La Pascua, ya cercana, debe siempre ser el centro de nuestro modo de evangelizar – y por eso puede también transmitir esta esperanza como una consecuencia natural y lógica.

15 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto

En general, hablamos mucho de la fe y del amor, pero a veces olvidamos la esperanza. Nuestro tiempo de secularización necesita la esperanza más que antes. Y naturalmente, durante este período de pandemia esta necesidad será todavía más apremiante.

Nuestra fe en Jesucristo resucitado sigue siendo siempre la fuente de la esperanza. Por su resurrección ha vencido el pecado y la muerte, y nos ha abierto un futuro sin fin, o sea, la participación nuestra en su gloria eterna. El mensaje pascual debe siempre ser el centro de nuestro modo de evangelizar – y por eso puede también transmitir esta esperanza como una consecuencia natural y lógica.

Los hombres secularizados de hoy necesitan descubrir esta esperanza pascual. De otro modo, la muerte será la palabra final y el clima fundamental de su vida. Es nuestra vocación como cristianos vivir nuestra fe pascual de tal modo, que siempre crezcamos en el amor para nuestros hermanos secularizados para que podamos mostrar por nuestro modo de vivir esta esperanza pascual.

El autorCardenal Anders Arborelius

Obispo de Estocolmo. Miembro del Consejo de Economía de la Santa Sede así como del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.

España

Una única Provincia para la Orden de San Juan de Dios en España

La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios integrará las tres Provincias religiosas actuales en las que hasta ahora se dividía la institución en nuestro país, en una sola.

Maria José Atienza·15 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

El Superior General de la Orden Hospitalaria, el hermano Jesús Etayo, proclamará esta única provincia en el marco de la Asamblea Provincial 2021 que se celebrará mañana en la Basílica de San Juan de Dios de Granada, donde se custodian las reliquias del Santo Fundador, bajo el lema ‘Avanzando en la Hospitalidad que nos une’.

Con la proclamación, las tres provincias españolas existentes hasta el momento -Aragón, Bética y Castilla- pasan a convertirse en una sola. El proceso de unión de estas tres Provincias comenzó en 2018, tras la celebración del Capítulo Interprovincial que celebraron conjuntamente en El Escorial, en el que se tomó la decisión de avanzar hacia esta integración, para dar una mejor respuesta a las necesidades que se planteaban en el horizonte en relación a las comunidades de hermanos y que se dibujaban en el futuro de la institución.

Nuevo Superior Provincial y su Gobierno

Por la tarde, el Superior General dará a conocer el nombre del hermano Superior Provincial que liderará la Provincia San Juan de Dios de España. Junto a este, se hará público el nombramiento de los consejeros provinciales, que pasarán de ser cuatro a seis, habida cuenta de la dimensión de la nueva Provincia, que tiene 75 centros en casi todas las comunidades autónomas del territorio español. 

La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios

La Provincia San Juan de Dios de España de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios es una institución católica sin ánimo de lucro, cuyo origen se remonta al siglo XVI.
La Orden Hospitalaria sostiene un modelo de atención integral centrado en la persona que se adapta a los retos de la sociedad actual, con el objetivo de promocionar y mejorar la salud de las personas y su calidad de vida, sin distinción por cuestión de género, creencias u origen, para crear una sociedad más justa y solidaria.

En España la Orden Hospitalaria actualmente está integrada por 188 Hermanos, 15.000 profesionales, más de 3.300 voluntarios/as y numerosos donantes y bienhechores. Además, cuentan con una red de 75 centros y dispositivos sanitarios, sociales, docentes y de investigación que atienden a casi un millón y medio de personas anualmente.

A nivel mundial la Orden Hospitalaria está presente en 52 países con 402 Obras Apostólicas y Centros sociales y sanitarios, atendiendo a más de 3 millones de personas al año. Además, cuenta con 1.020 Hermanos, 63.000 profesionales y 23.000 voluntarios/as.

Libros

«Quise explicar qué es sentirse extranjero en una gran ciudad»

La novela de Kaouther Adimi reflexiona sobre la presión familiar, el choque intercultural y la necesidad de gestionar nuestras propias emociones para lograr la estabilidad vital necesaria en cada situación.

Yolanda Cagigas·15 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Me gustan las novelas que me hacen pensar; esta novela me ha llevado más tiempo pensarla que leerla. Aunque es un lugar común decir que con cada libro vives una vida diferente, realmente con éste, una vez más, se ha cumplido.

El libro

Título: Piedras en el bolsillo
Autor: Kaouther Adimi
Editorial: LIbros del Asteroide
Año: 2021
Páginas: 176

Una buena síntesis del argumento es la que hace la propia editorial -Asteroide- en la contraportada. Una joven deja su casa en Argelia y se instala en París. “Cinco años después está atrapada entre dos mundos: el día a día en la fría capital es mucho más duro de lo que pensaba, y aunque siente nostalgia por su vida anterior, las continuas llamadas telefónicas de su madre recordándole que su principal objetivo debería ser encontrar marido la convencen de que el regreso no es una alternativa. Al enterarse de que tiene que viajar a Argel para asistir a la boda de su hermana pequeña, no podrá evitar una cierta sensación de fracaso”.

Según la autora –Kaouther Adimi-, se trata de un libro en parte autobiográfico. Sobre el constante recordatorio que le hace su madre, ella misma ha declarado: “No hablamos de que dos personas se enamoren y sean felices. Mi madre me dijo una vez que no quería que mis hermanos y yo fuéramos felices, le bastaba con que fuéramos normales”. Adimi no está en contra del matrimonio ni de los hombres; de hecho, se casa, pero más tarde; lo que no quiere es tener que casarse por el qué dirán. La autora reivindica algo tan obvio como un matrimonio basado en la confianza.

¿Qué significa el título “Piedras en el bolsillo”? El peso de la presión familiar para que se case. Todos tenemos nuestra propia historia, llevamos nuestras propias piedras, nuestra mochila emocional que debemos conocer, aceptar y aprender a gestionar sanamentne.

“Quise explicar qué significa de verdad sentirse extranjero en una gran ciudad”, apunta la autora, que lleva en París desde 2009, en una entrevista publicada recientemente en Vogue, y continúa: “Si yo, que soy una privilegiada, me considero atacada permanentemente como musulmana y argelina, agredida en mi país, ¿cómo van a sentirse el resto?”. Es muy significativo que la protagonista, una mujer bien situada profesionalmente, sólo tenga confidencias con una vagabunda; la razón: es la única que no tiene prejuicios.

“No dejaba de recordar la casa en la que crecí, con los continuos ataques terroristas… y quise escribir algo sobre ello”. En 1998, la historiadora Concepción Ybarra publicó un artículo con un significativo título “Aquellos barros franceses traen estos lodos argelinos. Una vez más, para entender el presente –no justificarlo- hay que conocer la Historia.

También hay que tener presente que el original de este libro se publicó en París en 2016. Un año antes la capital había sufrido una matanza terrorista sin precedentes. El Daesh, al reivindicar su autoría, explicó que las causas habían sido la participación francesa en la guerra contra el Estado Islámico y atreverse a insultar al profeta, en referencia al atentado contra Charlie Hebdo.

El autorYolanda Cagigas

Un año salvando al mundo

Aunque nos den ganas de contestar con datos a quién echa en cara a los católicos lo ocurrido este año siempre se puede hacer más.

15 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

–¿Dónde está ahora tu Iglesia? 

La pregunta me la lanzó un vecino con el que coincidí mientras bajábamos la basura durante aquellos primeros días del confinamiento hace ahora un año. Es un buen tipo Javier: padre de familia, abogado y ciclista aficionado.

Me sorprendió que, en medio de la confusión de aquellos días de marzo de 2020, la conclusión de su primer análisis sobre la tragedia que se nos había venido encima pasara por culpabilizar de alguna forma a la Iglesia o, al menos, por exigirle responsabilidades.

A bote pronto, se me ocurrió argumentarle con las noticias que había leído aquella misma mañana: la rápida respuesta de las clarisas de Alhama de Granada, proveyendo al ayuntamiento de mascarillas confeccionadas por ellas mismas; la donación por parte del Papa de respiradores a distintos hospitales o el ofrecimiento de las diócesis a las autoridades para aportar medios económicos o residenciales a la lucha contra la pandemia.

Contra los prejuicios, de nada sirven los argumentos, así que me despedí cortésmente y le dije que sí que siempre se podía hacer más.

Antonio Moreno

Nada de eso parecía convencer a Javier que consideraba ridículos aquellos gestos. Yo no quise entrar a polemizar, porque sé que, contra los prejuicios, de nada sirven los argumentos, así que me despedí cortésmente y le dije que sí que siempre se podía hacer más.

Y vaya que sí se ha hecho más. En este último año, la Iglesia se ha volcado en la atención espiritual y social de los españoles de forma admirable, lo que ha sido en términos generales muy valorado por la sociedad, como demuestran dos datos que se han dado a conocer recientemente:

En primer lugar, los resultados de la campaña «Cáritas ante el coronavirus», calificada por la propia entidad como una auténtica «Explosión de solidaridad» y que ha contado con el apoyo de más de 70.000 donantes que han aportado 65 millones de euros destinados en su mayor parte a cubrir necesidades básicas de alimentación, higiene o gastos de vivienda y suministros de las personas que se han encontrado, de la noche a la mañana, sin medios para subsistir.

Y, en segundo lugar, el aumento del número de españoles que marcaron la casilla de la Iglesia en su declaración de la renta. Más de 100.000 «x» nuevas que suponen un espaldarazo a la labor que han estado haciendo los capellanes de hospital –muchos de ellos fallecieron contagiados–; los párrocos, que han llevado consuelo a las familias de los afectados; o los religiosos, religiosas, trabajadores y voluntarios de las instituciones eclesiales que se han jugado el tipo por cuidar de las personas a su cargo.

El domingo, cuando salía de casa para ir a Misa, me crucé de nuevo en el portal con Javier, que salía con su bicicleta:

–¿Qué? ¿A tu Iglesia? –me preguntó.

–Bueno, sí, ya sabes…

–Nada, nada, a ver si rezando mucho acabáis con el coronavirus –me soltó, sarcástico, sin darme tiempo a contestarle.

Al escuchar luego en Misa aquello de que el Hijo no ha venido a juzgar al mundo sino a que el mundo se salve por él, pensé que la mejor respuesta es «sí, siempre se puede hacer más».

Antonio Moreno

Mientras lo veía a alejarse con su bici, se me ocurrieron varias respuestas para devolvérsela; pero al escuchar luego en Misa aquello de que el Hijo no ha venido a juzgar al mundo sino a que el mundo se salve por él, pensé que la mejor respuesta habría sido la misma que le di el año pasado por estas fechas: «sí, siempre se puede hacer más».

El autorAntonio Moreno

Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

Libros

“Lo más elocuente que tiene san José son los silencios”

A pocos días de la fiesta de San José, en el año dedicado al Santo Patriarca, entrevistamos al sacerdote Pedro Beteta, autor de "San José, modelo de cristiano".

Rafael Miner·14 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 6 minutos

Los que se quieren dicen muchas más cosas mirándose que hablando. Pedro Beteta, doctor en Bioquímica y en Teología, sacerdote desde hace casi 40 años, y autor de libros sobre el santo Patriarca, aconseja “leer el Evangelio teniendo de fondo en la mente y en el corazón a san José”. Esto puede apreciarse en su obra “Descubriendo a san José en el evangelio”.

Pedro Beteta se dedicó a la investigación y a la enseñanza universitaria antes de estudiar teología y ser ordenado sacerdote por san Juan Pablo II en 1982, en Roma. Ahora ha volcado en su libro “San José, modelo de cristiano” y en otras obras, muchas horas de meditación y estudio sobre san José y décadas de tareas pastorales. Aconseja también fijarse en el santo Patriarca durante esta pandemia, para no perder la paz.

¿Qué le pediría ahora a san José, en estos tiempos de pandemia, cuando mucha gente está, estamos nerviosos?

Que se fijen en san José, que se abandonen. San José nunca pierde la paz, los nervios. Como es obediente hace lo que toca: ir a Belén cuando lo marca la Providencia con el edicto de César Augusto y no antes; huye “de noche” a Egipto, cuando lo indica el Ángel, sin contra argumentar la falta de lógica humana, etc.

¿Por qué conviene que acudamos a san José?

Porque le alegra mucho a su Esposa, le conmueve a su virginal Hijo Jesucristo y, sobre todo, porque se le manifiesta a la Santísima Trinidad un agradecimiento sublime al escoger a san José para la misión de custodiar al Verbo humanado. No olvidemos que después de María, José es la persona humana más santa que ha existido.

¿Qué le ha llevado a titular su reciente libro ‘San José, Modelo de cristiano’?

El cristiano tiende de suyo -mediante la acción del Espíritu Santo, por la gracia- a alcanzar la identificación conCristo. Es la persona que va camino de alcanzar, con la gracia de Dios y el Espíritu Santo, ser otro Cristo. Todos estamos in fieri, “en este proceso” en etapas distintas, pero la meta es la identificación con Jesucristo. Y san José, lleno del Espíritu Santo, “varón justo”; es decir, varón santo, como le llama la Sagrada Escritura, estuvo siempre lleno del Espíritu Santo creciendo en esa identificación. Primero María y después José alcanzaron ese máximo grado de identificación con Cristo. Por eso, ¿quién mejor cristiano, imagen de Cristo, que él?

¿Cuándo comenzó a tener devoción a san José?

Me la inculcó mi padre. A mi padre le gustaba, paseando por Madrid, llevarme a iglesias madrileñas, donde, después de saludar al Señor, buscaba a san José. Y a veces me decía: Esta imagen no es muy buena. Yo pensaba que era artísticamente, y preguntaba: ¿Por qué? Su respuesta era de otra índole: porque tiene al Niño en el brazo derecho, y a los niños se les sujeta con el izquierdo, para poder tener libre y ágil la mano derecha y poder hacer más cosas en servicio del bebé. Es una pequeñez, pero me acuerdo de eso.

¿Y cómo fue aumentando esa devoción?

Pues no lo sé. Además de mis padres -rezaban todos los miércoles los dolores y gozos a san José- me ayudó mucho, después, la devoción que vi en el colegio de san Antón, donde estudié todo el Barchillerato, regentado por los Escolapios, en la calle Farmacia. Más tarde fue el fundador del Opus Dei quien me enseñó a quererlo y además a decirlo a los “cuatro vientos”, como hacía y decía san Josemaría. Quizá eso.

¿A quién más mencionaría?

Desde luego san Juan Pablo II. Y no lo digo por el cariño que por mil motivos le tengo, sino porque ha escrito la carta magna de san José, insuperable hasta ahora, y que ha aunado magisterialmente todo el saber que había sobre san José. El santo Patriarca estaba como escondido, oculto, durante siglos. Aunque como escribo en el libro siempre tuvo muchos devotos, quien popularizó su devoción fue santa Teresa. San Josemaría con su devoción teológica e intuitiva de alma enamorada hizo aportaciones enormes que se valorarán teológicamente cuando llegue el momento. Pero san Juan Pablo II, con su catequesis sobre la teología del cuerpo ha abierto una antropología tan perfecta en el inicio de su pontificado, pudiendo así fundamentar la hondura de sus encíclicas.

Dígame en dos palabras una aportación clave de san Juan Pablo II…

Con la Exhortación Redemptoris custos, sobre san José, ha quedado claro que el amor esponsal de María y José no salpica para nada la perfectísima castidad de ambos. San Agustín lo vio muy claro al decir que a san José no sólo se le da el nombre de padre, sino que se le debe más que ningún otro. Y continúa: “¿Cómo era padre? Tanto más profundamente padre, cuanto más casta fue su paternidad”. En fin, siento haberme alargado. En esa carta magna de san Juan Pablo II hay un magnífico instrumento para investigar y para avanzar en la teología josefina.

¿Qué aspecto destacaría de la Carta Apostólica Patris Corde, del Papa Francisco?

Podríamos destacar muchas cosas, pero subrayo esa expresión tan del estilo del Papa Francisco llena de lozanía “valentía creativa”. En efecto, san José no se arredra nunca ante las dificultades, sino que busca con atrevimiento la solución. Por tanto, los lectores de los libros que escribí sobre san José verán cómo se sugieren muchas cosas que no dice el Evangelio y propias de esa “creatividad osada” de san José para poner en práctica el querer de Dios y eso que le llega en sueños.

¿En qué momento de su vida empezó a escribir sobre san José? ¿Qué le impulsó a ello?

Me impulsó don Jesús Urteaga, que me animó a escribir un folleto sobre una Persona divina ignorada: el Espíritu Santo. Luego me encargó otro tema, y cuando era algo conocido, aunque por pocas personas, pude escribir sobre otra persona desconocida para tanta gente: san José. Podía ser el año 84-86. Después, he meditado mucho sobre la figura de san José. Sobre todo, he meditado y descubierto que lo más elocuente que tiene san José son los silencios. Generalmente, los que se quieren dicen muchas más cosas mirándose, callados, que hablando. Esto san José lo borda. Y el Evangelio lo respeta, porque quiere que los que quieren a san José y le aman, profundicen y descubran cosas que no están escritas, como las personas que se quieren descubren cosas en sus cartas que no están escritas. Cuando se lee el Evangelio teniendo de fondo en la mente y en el corazón a san José” se aprende a descubrir muchas cosas entre líneas.

¿En qué dolores y gozos de San José, episodios de su vida, aconsejaría a los jóvenes que se fijaran?

En uno muy concreto. Cuando el Niño Jesús se pierde y es encontrado en el templo. Éste es un dolor y gozo que desconcierta a mucha gente. Cómo Jesús, el Hijo de Dios, hace esa “faena” a sus padres virginales. Pero Jesús no hace una “faena” a sus padres. ¡Está diciéndonos a todos que hemos de dejar a nuestros padres, a nuestros hijos, y a todos a quienes Dios ha llamado que sigan esa voluntad, su vocación!

¿A los novios? ¿A los esposos? ¿A los mayores?

Que se fijen en ese hogar de María y José, que es un hogar del que se puede decir que es el cielo. No solo porque se amen muchísimo. Nadie ha amado más a su Esposa que José y ninguna mujer ha amado más a su marido como María. Sino porque lo que les une a ambos es el amor único sin reservas, al Hijo de Dios. El amor a Jesucristo es lo que realmente une a los esposos y es lo que debe unir a los novios que desean formar un hogar cristiano. Y a los mayores, que piensen que san José es patrono de la buena muerte, y desear morir como él, acompañado de María y Jesús, es lo mejor que se puede esperar, ¿verdad?

Usted fue ordenado sacerdote por san Juan Pablo II y lleva casi 40 años de sacerdote. ¿Qué les diría a sacerdotes jóvenes y a seminaristas?

A los jóvenes y seminaristas les diría que vivan muy bien la Santa Misa, todos los días. Que la preparen, que mediten mucho en ella. Que vivan muy bien las rúbricas sin añadidos ni cortes por nimios que sean, que sin rarezas la borden de piedad. Hace eso más bien que cientos de libros, elocuentes homilías, etc. El sacerdote es para la Eucaristía. Y el pueblo cristiano vive de la Eucaristía. En la Misa somos Cristo y viviéndola con piedad, delicadeza, elegancia, naturalidad y limpieza… somos omnipotentes. No hay cosa más importante que la Santa Misa. Sólo por celebrar una sola vez la Misa vale la pena morirse al día siguiente de ser ordenado.

¿Algún recuerdo del Papa polaco?

Tengo muchos, incluso algún libro con anécdotas. Si se fijan en algunas fotografías, cuando le hablaba alguien solo estaba con esa persona, no existía nadie más. Tengo una foto con Juan Pablo II en la que él está escuchándome una pequeñez que le estaba contando y la gente me pregunta: ¿qué le estabas diciendo que está tan atento? La persona más importante para él es con la que estaba.

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Vaticano

Las ocho instantáneas del pontificado de Francisco

En el octavo aniversario de la elección del Papa Francisco, recorremos las "ocho postales" más significativas que nos ha dejado su pontificado.

Giovanni Tridente·12 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 6 minutos

Hace exactamente ocho años, en la tarde del 13 de marzo de 2013, el cardenal Jorge Mario Bergoglio se asomó a la Logia Central de la Basílica de San Pedro en el Vaticano para su primera bendición apostólica «Urbi et Orbi». A partir de ahí comenzó el camino del Papa Francisco al servicio de la Iglesia universal: «un camino de fraternidad, de amor, de confianza entre nosotros.»

No es fácil, en cada aniversario, hacer un resumen exhaustivo e ilustrativo de las «novedades» más importantes que representa el acontecimiento que se conmemora o el personaje que se celebra.

Esto es aún más cierto en el caso del último pontificado, que voluntaria o involuntariamente se caracterizó por una serie de vicisitudes no siempre y no sólo relacionadas con el «personaje Bergoglio», sino también con el contexto general en el que se ha desarrollado su misión, tanto a nivel eclesial como internacional. Ciertamente, ha sido -y esperamos que sea- un ministerio muy activo y rico en iniciativas.

Y, sin embargo, creo que hay dos aspectos que conviene poner de relieve para destacar lo complejo que resulta hoy, desde el punto de vista narrativo, «aislar» los momentos más característicos de esta experiencia de los primeros años.

Por un lado hay que considerar la época de sobreexposición mediática en la que vivimos, que desde el principio ha generado en torno a la figura del Papa una cantidad infinita de información y datos que fluyen diariamente en una vorágine imparable y en todas las latitudes, generando una evidente sobrecarga que en algunos casos también puede ser perjudicial. Por otra parte, la pandemia de Covid-19 ha complicado las cosas, ya que en el último año ha recalibrado nuestras prioridades y ha puesto en la sombra otros intereses por cosas no necesariamente consideradas «vitales», como una especie de pasión por los recuerdos amarcordes, nostálgicos.

Dicho esto, como no tenemos la pericia para ofrecer una síntesis historiográfica de estos últimos años de la vida de la Iglesia bajo el liderazgo del Papa Francisco, nos ha parecido más interesante seleccionar «ocho postales», ocho imágenes que a nuestro juicio son representativas de cada uno de los últimos años del ministerio del Obispo de Roma. Es una elección totalmente arbitraria, lo confesamos, pero es probable que sean instantáneas que probablemente estén vivas en el corazón de los fieles.

2013 – La visita a Lampedusa, la isla de los inmigrantes muertos en el mar

La primera instantánea que caracterizó el avance del Papa Francisco como pastor del Pueblo de Dios y peregrino de las periferias existenciales seguirá siendo la de su insólito viaje a la isla de Lampedusa, en el sur de Italia, pocos meses después de su elección.

Fue la primera salida real de los confines del Vaticano, pero también la más dramática y conmovedora. Desde la tumba-isla de cientos y cientos de emigrantes cuyos nombres nunca conoceremos, surgió ese fuerte grito a la conciencia de todos «para que no vuelva a ocurrir lo que ocurrió». Más tarde sabemos que, por desgracia, no fue así en absoluto, pero la llamada del Pontífice sigue siendo y continúa siendo una advertencia contra la indiferencia.

2014 – El viaje a Tierra Santa

La primera peregrinación verdaderamente grande del pontificado fue quizás el Viaje Apostólico a Tierra Santa en mayo de 2014, con motivo del 50º aniversario del encuentro en Jerusalén entre San Pablo VI y el Patriarca Atenágoras. 16 discursos en tres días, y la emotiva visita al Memorial de Yad Vashem, con la condena en términos inequívocos del terrorismo, que «es malo en su origen y es malo en sus resultados». Un mal que nace del odio y que destruye, lo que llevó al Santo Padre a expresar su vergüenza por la profanación que el hombre ha logrado hacer hacia la principal obra de la creación de Dios, él mismo.

2015 – Laudato si’

2015 es el año de la segunda Encíclica del Papa Francisco, la dedicada al cuidado de la casa común Laudato si’, nacida de la conciencia de poner fin al uso irresponsable y al abuso de los bienes que Dios nos ha confiado con la creación. Un camino de reflexión que ya recogía las llamadas a la «conversión ecológica global» de San Juan Pablo II y la preocupación por las heridas producidas por nuestro comportamiento irresponsable sugerida por Benedicto XVI.

La clave aportada por el actual Pontífice será que «todo está conectado», lo que llama a nuestra responsabilidad de reconocer que todos nuestros comportamientos desequilibrados tienen inevitablemente consecuencias en la vida de todos nuestros otros hermanos y hermanas. Y la pandemia que estamos viviendo está aquí para demostrárnoslo.

2016 – El Jubileo de la Misericordia

Por otro lado, 2016 fue el Año del primer Jubileo extendido a nivel mundial, el Jubileo de la Misericordia, con la apertura de las Puertas Santas en todas las diócesis, en todas las fronteras de la tierra, empezando por la simbólica de Bangui, en la República Centroafricana. También eso fue una elección y un mensaje inequívoco: la misericordia de Dios no conoce límites, y actúa con mayor razón en esos acontecimientos -y en esos corazones- que han tenido que ser superados.

Será un año muy especial, que registrará sólo en la ciudad de Roma la llegada de más de 21 millones de peregrinos. De ahí nacerán los «Viernes de la Misericordia» y el «Domingo de la Palabra de Dios».

2017 – Como peregrino en Fátima por su Madre

La presencia de la Virgen María es una constante del Pontificado. Son emblemáticas las visitas del Papa a la Basílica de Santa María la Mayor para rendir homenaje a la Salus Populi Romani, no por casualidad la primera realizada ya al día siguiente de su elección, y luego al principio y al final de cada Viaje Apostólico al extranjero.

En 2017, sin embargo, el Papa Francisco fue directamente al Santuario de Nuestra Señora de Fátima para el centenario de las Apariciones de la Virgen María, y desde allí reiteró a viva voz: «tenemos una Madre, tenemos una Madre.» A continuación, invitó a todos a ser en el mundo «centinelas de la mañana» para mostrar el rostro joven y hermoso de la Iglesia, «que brilla cuando es misionera, acogedora, libre, fiel, pobre en medios y rica en amor».

2018 – El acuerdo con China

Tras años de intentos y mucho sufrimiento, el 22 de septiembre de 2018 se firmó en Pekín el Acuerdo Provisional entre la Santa Sede y la República Popular China sobre el nombramiento de obispos, poniendo así fin de forma efectiva a la existencia de una «doble Iglesia» en China.

En una carta dirigida a todo el pueblo del país asiático y a la Iglesia universal, el Papa Francisco recordó en primer lugar el tesoro espiritual que han dejado las dolorosas experiencias de quienes han sufrido a lo largo de los años para dar testimonio de su fe. Pero dio las gracias por el atisbo hacia la unidad completa y una evangelización más amplia y libre de esas tierras iniciada por el Acuerdo. Al cabo de dos años, el documento se renovó por un nuevo periodo de dos años, hasta 2022.

2019 – La cumbre sobre los abusos

No todas las postales son a veces bellas; algunas pueden también retratar heridas dolorosas como es el caso de la triste historia de los abusos en la Iglesia hacia los menores. Un proceso de concienciación que lleva muchos años y que ha mostrado la crudeza de situaciones en las que ha habido falta de transparencia y responsabilidad a muchos niveles.

Una crudeza que el Papa Francisco no ha temido llevar al extremo, convirtiendo en prioridad la lucha contra lo que ha definido reiteradamente como un cáncer. En 2019 se celebra finalmente una amplia cumbre en la que los obispos se sientan a escuchar los testimonios de las personas que han sufrido abusos. A partir de ahí, nacieron otras muchas iniciativas, incluso legislativas, para frenar la complicidad y el incumplimiento y priorizar la atención a las víctimas.

2020: La soledad de la pandemia

La última postal de estos primeros ocho años de pontificado es también bastante triste, vinculada a la emergencia sanitaria por la pandemia del Covid-19, cuya solución aún no se vislumbra. Retrata al Papa Francisco solo, en una Plaza de San Pedro desierta y mojada por la lluvia. Fue un momento espiritualmente poderoso, en el que se rezó por el fin de esta tragedia que ya ha causado más de dos millones y medio de muertes.

Lo que queda de esa noche es la oración al Señor «para que no nos deje a merced de la tormenta» y la conciencia de que «nadie se salva solo». Fe y esperanza, que desde ese momento llevarán al Santo Padre a realizar una serie de iniciativas de cercanía al Pueblo de Dios debilitado por el miedo y la soledad. Todavía es necesario retomar esas palabras y recordarnos hoy «abrazar al Señor para abrazar la esperanza».


2021 – El viaje de la fraternidad

A partir de 2021 no podemos decir mucho, aún estamos al principio, por eso las 8 postales. Pero será interesante estar atentos al reciente viaje a Irak, realizado por el Papa como peregrino de la fraternidad hacia la tierra de Abraham, donde todo comenzó. Un país que después de la tragedia de tantas guerras y odios está aún por reconstruir. Como nuestras vidas. Con la cercanía del Papa y de la Iglesia.

Evangelización

¿Homilías aburridas? La oportunidad de la semana

Ante la oportunidad de las muchas personas que cada domingo acuden a una parroquia, no podemos dejar pasar la oportunidad de ofrecerles una buena predicación, para que ellos, a su vez, salgan con la ilusión de anunciar el Evangelio. 

Javier Sánchez Cervera·12 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

En octubre de 2008 Barack Obama, entonces candidato a la presidencia de Estados Unidos, dio un mitin en Denver para unas 100.000 personas. Es el más multitudinario de los que se han dado hasta la fecha, que yo sepa. 

Aquí, en España, dicen que el 61 % de la población se declara católico. Eso son más de 28 millones de personas, y de ellos se supone que en torno al 7 % van a Misa cada domingo, lo que nos deja la impresionante cifra de 1.960.000 personas que cada domingo escuchan al sacerdote hablar en Misa. No hay ninguna institución que tenga esta capacidad de convocatoria ni, por ende, de influencia en tantas personas. Entonces, ¿qué hacemos con estos talentos que se nos han confiado?

Según el Evangelio, la respuesta es clara: negociar. Emplear todas nuestras capacidades para hacer rendir lo que Él nos confía de manera que podamos devolverle más de lo que nos había dado. “El que había recibido cinco talentos fue inmediatamente y se puso a negociar con ellos y llegó a ganar otros cinco. Del mismo modo, el que había recibido dos ganó otros dos” (Mt 25, 14ss).

Cada domingo, en España, recibimos en las parroquias 1.960.000 talentos y se nos pide que podamos devolver al Señor esos mismos hijos suyos multiplicados: llenos de ilusión por vivir su vida cristiana, con ideas claras que sean una guía en su vida, con un amor renovado, con un conocimiento más profundo de Cristo y de las verdades de la fe. Es una oportunidad que, sencillamente, no podemos perder. 

Año 384. Agustín, de veintinueve años, llega a Milán. Hace ya diez años que es maniqueo. En Tagaste había sido profesor de gramática, y en Cartago abrió su propia escuela de elocuencia. Ahora, en la gran ciudad, llega como profesor de retórica y, al poco, oye hablar de la oratoria del obispo Ambrosio. Se entrevista con él y comienza a asistir a sus sermones, aunque confesando que: “No me cuidaba de aprender lo que decía, sino únicamente de oír cómo lo decía, era este vano cuidado lo único que había quedado en mí” (Confesiones XIV, 24) 

Al abrir mi corazón para recibir lo que decía elocuentemente, entraba en él al mismo tiempo lo que decía de verdadero.

San Agustín

Ambrosio se había formado desde los catorce años con un maestro de retórica, y conocía a la perfección los escritos de Cicerón, Quintiliano y otros maestros de oratoria. Porque unía en la predicación de la Palabra de Dios su estilo, la dulzura de sus palabras y la santidad de su vida, Agustín, sencillamente, no pudo resistirse: “Veníanse a mi mente, juntamente con las palabras que me agradaban, las cosas que despreciaba, por no poder separar unas de otras, y así, al abrir mi corazón para recibir lo que decía elocuentemente, entraba en él al mismo tiempo lo que decía de verdadero”.

El fondo, la forma y la santidad de vida. El qué, el cómo y el quién son los talentos que hemos de negociar: un mensaje central en el Evangelio, una forma adecuada y nuestra propia unión con Cristo al que predicamos, son los elementos que hacen irresistible la predicación, en palabras de Roger Ailes, uno de los asesores políticos de Ronald Reagan: “Todas las sugerencias, todo el adiestramiento en oratoria, todo el conocimiento sobre escenificación, representación y medios de comunicación —todo aquello popularmente asociado a fabricar una imagen— no funcionará si las mejoras no se ajustan adecuadamente a lo que tú eres esencialmente”.

Sin embargo, no podemos ignorar la importancia de este adiestramiento, de esta escenificación. El Evangelio mismo es testigo del esfuerzo de Jesús para tratar de explicar de la manera más sencilla, más cercana, más memorable los misterios del Reino de los Cielos. ¿Podemos quedarnos tranquilos sin negociar los talentos que Dios nos confía -porque son suyos- cada semana?

Sí, el servicio a la Palabra de Dios es un privilegio, pero es también una oportunidad, un talento que hemos de negociar y negociar bien.

Javier Sánchez Cervera

No podemos devolverle al Señor el mismo talento que nos dejó, después de haberlo enterrado en la tierra un rato, inmóvil, sin riesgo, sin cambio, igual que entró, igual que cuando comenzamos a hablar. ¿No podríamos hacer algo más? Como dice el Papa Francisco: “Son muchos los reclamos que se dirigen en relación con este gran ministerio y no podemos hacer oídos sordos” (Evangelii Gaudium, n. 135).

Sí, el servicio a la Palabra de Dios es un privilegio, pero es también una oportunidad, un talento que hemos de negociar y negociar bien, porque la Palabra, como señala Balduino de Canterbury: “Es eficaz y más tajante que espada de doble filo para quienes creen en ella y la aman. ¿Qué hay, en efecto, imposible para el que cree o difícil para el que ama? Cuando esta palabra resuena, penetra en el corazón del creyente como si se tratara de flechas de arquero afiladas; y lo penetra tan profundamente que atraviesa hasta lo más recóndito del espíritu; por ello se dice que es más tajante que una espada de doble filo, más incisiva que todo poder o fuerza, más sutil que toda agudeza humana, más penetrante que toda la sabiduría y todas las palabras de los doctos” (Tractatus, 6).

Libros

Formarse, la tarea de una vida

La lectura de Fundamentación de la teoría de la formación, de Romano Guardini es una propuesta válida para todos aquellos que estén interesados en la formación, ya sea como tarea profesional, ya sea como un elemento más de su horizonte vital.

Rubén Pereda·12 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

Entre los grandes pensadores cristianos del siglo XX brilla con luz propia Romano Guardini (1885-1968): la profundidad y originalidad de su pensamiento se combina con una amplitud de intereses que hacen de él un referente en multitud de ámbitos. Son bien conocidos, por ejemplo, La esencia del cristianismo, El Señor o El espíritu de la liturgia, escritos del Guardini teólogo que abren perspectivas novedosas en el ámbito de la teología fundamental, la cristología o la liturgia.

Ficha del libro

Título: Fundamentación de la teoría de la formación
Autor: Romano Guardini
Editorial: EUNSA
Páginas: 90

Sin embargo, no hay que olvidar que Romano Guardini fue, ante todo, un sacerdote y un educador: profesor universitario de reconocido prestigio, dedicó lo mejor de sus energías a la formación de una juventud sometida a los vaivenes del periodo de entreguerras en Alemania. La experiencia adquirida en los años -décadas- que dedicó a la formación de los jóvenes, combinada con la capacidad analítica y la profundidad de un pensador sistemático apoyado en una fe honda y sincera, y enriquecida por un conocimiento preciso de los problemas de la modernidad se plasmó en diferentes escritos que versan sobre un mismo tema: la formación integral del hombre y, en especial, la formación de la juventud.

Algunos de estos textos ya habían sido publicados en castellano: así, las Cartas sobre la formación de sí mismo, Tres escritos sobre la universidad o Las Etapas de la Vida. Recientemente se ha añadido un título más a estos, traducido por Sergio Sánchez-Migallón: Fundamentación de la teoría de la formación, tal vez de lectura algo más densa, pero con un valor innegable para comprender qué es una formación cristiana y, a partir de ahí, desarrollar una actividad educadora y formativa coherente y, sobre todo, a salvo de distracciones -metodológicas, ideológicas o, en cualquier caso, impuestas por factores externos- que oscurecen su verdadero sentido. Afortunadamente, el estudio introductorio de Rafael Fayos Febrer facilita la lectura y ofrece el contexto y las claves adecuadas para seguir el hilo de la exposición de Guardini.

Punto de partida

El punto de partida del ensayo es la disolución de “la unidad de la imagen del mundo medieval”: para Guardini resulta evidente que el pensamiento y el saber se han fragmentado, con inmediatas consecuencias en el obrar; lo que se ha perdido, en sus palabras, es “la naturalidad con la que el pensar y el obrar pasaban de una esfera a otra”, e indica una serie de ejemplos que hoy en día también se pueden constatar: “de la fe sobrenatural a la cultura natural, de lo ético a lo estético, de lo filosófico a lo político”. Efectivamente, cada vez resulta más difícil ver encarnada la fe en el ámbito cultural, o encontrar manifestaciones artísticas contemporáneas que trasluzcan una ética sólida y bien fundamentada (por no hablar del paso entre las verdades imperecederas y su escaso reflejo en la vida política, que es tal vez uno de los espectáculos más descorazonadores del presente).

Esta situación, que ha empeorado con el paso del tiempo, puede enfrentarse de muchas maneras. A vuelapluma, podría ser por medio de la revivificación de modelos del pasado; o mediante la imposición de normas rígidas para reflejar la fe, la ética y la filosofía; incluso a través de la renuncia a dar este paso entre esferas. La propuesta de Guardini va más allá, y se plantea cómo lograr, en la persona concreta que tiene fe, ética y filosofía, que se dé ese paso a las diferentes esferas de la vida. A este proceso lo llama formación, y consiste, en última instancia, en dotar al individuo de una vida interior rica, sólida, que abarque todos los aspectos de su vida y que, por tanto, se manifieste paulatinamente. Obviamente, se trata de la tarea de una vida, pues “lo que constituye el ser de mi esencia no lo soy de antemano, sino que lo voy llegando a ser en el transcurso del tiempo”.

En consecuencia, Guardini nos hace mirar con detenimiento a la persona, reconocer que su libertad es el punto de partida de cualquier proceso de formación, y que es precisamente la libertad. La libertad es, para el autor, “autopertenencia”, y se experimenta en la elección y, sobre todo, en “la expresión de la esencia: […] aquel proceso en el que puedo, de manera inalterable, libre y auténtica, expresar en acto y configuración de ser mi ser esencial más íntimo”. Precisamente por ser autoposesión, la libertad implica responsabilidad, que es el fundamento de lo moral.

Proceso personal

Otro de los elementos fundamentales de esta propuesta formativa es “el impulso de hacerse a sí mismo”, determinado por la libertad, y que consiste en “realizar cada vez más íntegramente la expresión de la esencia interior”. Libertad y formación, según Guardini, están estrechamente unidas: la persona se autoposee y se hace a sí misma. En este proceso, la existencia de Dios -y lo que de este hecho se deriva- ocupa un lugar principal: “es una comedia grotesca suponer que Dios existe y a la vez actuar pedagógicamente como si no existiera”, es decir, “si Dios ha entrado en la historia, si Cristo es el Hijo de Dios, si de Él proviene el nuevo orden de realidad y de valores de la gracia, entonces todo esto vale también para el mundo de la formación”. El fin de la formación, aquello a lo que se dirige el impulso de hacerse a sí mismo, se encuentra en Cristo.

El ensayo de Guardini desarrolla brevemente las consecuencias de esta tesis, y trata de aplicarlas al mundo de su tiempo. Dado que no hemos cambiado tanto, y que los fundamentos siguen siendo los mismos, su lectura continúa siendo una propuesta válida para todos aquellos que estén interesados en la formación, ya sea como tarea profesional, ya sea como un elemento más de su horizonte vital, ya sea, sobre todo, como la tarea que todo ser humano tiene respecto de sí mismo: formarse para expresar con la mayor plenitud lo que es: hijo de Dios en el Hijo.

El autorRubén Pereda

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Firmas invitadasRoberto Esteban Duque

Celebrar “Amoris laetitia” para repensar la familia

El Año Amoris Laetitia convocado por el Papa viene marcado por los grandes desafíos de la institución familiar en la sociedad actual.

12 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

El 19 de marzo es el día elegido por el papa Francisco para la inauguración del Año “Familia Amoris Laetitia”, con motivo del quinto aniversario de la publicación de su Exhortación Apostólica y con el objetivo de repensar el contenido de una realidad común como es la familia.

Es probable, dice el periodista David Brooks, que estemos atravesando el cambio más rápido en la estructura familiar de la historia de la humanidad. Las causas son económicas, culturales e institucionales a la vez. Valoramos demasiado la privacidad y la libertad individual. Queremos estabilidad y arraigo, pero también movilidad y libertad para adoptar el estilo de vida que elijamos. Queremos familias cercanas, pero no las limitaciones legales, culturales y sociológicas que las hicieron posibles. Se busca a tientas un nuevo paradigma familiar, pero mientras tanto reina la confusión y ambivalencia.

Los desafíos de la familia

Entre los “desafíos de las familias”, Francisco denuncia en su Encíclica la “cultura de lo provisorio”, manifestada en “la velocidad con la que las personas pasan de una relación afectiva a otra”, resultado inequívoco de una desinstitucionalización de la familia, de un mayor incremento de la autonomía, de la búsqueda de realización y satisfacción personal. Se trataría de un escenario de multiplicación de itinerarios familiares, de tránsitos, donde una persona pasa del noviazgo a la cohabitación, volver al noviazgo y casarse, tener hijos, separarse y divorciarse, vivir sólo con los hijos, volver a cohabitar con una nueva pareja y los hijos de ambos, ad infinitum.  

A la denuncia sobre la precariedad de los vínculos familiares, el Papa añadirá su malestar por las “diversas formas de una ideología genéricamente llamada gender”, que procura “imponerse como un pensamiento único que determine incluso la educación de los niños”.  El antecedente de semejante ideología de género lo encontramos en Emilio de Rousseau, en el que la educación de los niños se lleva a cabo “en ausencia de cualquier relación orgánica entre esposos y esposas, y entre padres e hijos”, creando para el estado del alma de los estudiantes lo que Allan Bloom en El cierre de la mente moderna denominará como la psicología de la separación, el peculiar aislamiento donde cada uno desarrolla su pequeño sistema aparte. El divorcio será el término lógico y el signo más visible de nuestra creciente separación.

Frente al empeño por abolir y penalizar la distinción entre lo masculino y lo femenino, Francisco abordará también en “Amoris Laetitia” la necesidad del padre y de la madre, en cada familia, subrayando la importancia de la diferencia: “la presencia clara y bien definida de las dos figuras, femenina y masculina, crea el ámbito más adecuado para la maduración del niño”. El Papa rechaza abiertamente el feminismo de género: “valoro el feminismo cuando no pretende la uniformidad ni la negación de la maternidad”. En realidad, la ideología de género no defiende la diversidad sino la uniformidad que elimina el rol de la madre, la maternidad comprendida como una condición anterior a la cultura, la sociedad o las ideas políticas. El feminismo de género sostiene la subversión de la identidad (“la identidad se escoge”), preconiza la libertad desligada de la verdad, elimina la distinción de los sexos, dejando de ser la masculinidad y la feminidad signos de la naturaleza para situarse en una indeterminación cultural. El discurso constructivista o el relativismo cultural y moral tiene su génesis en Comte, para quien lo social es la categoría donde todas las demás adquieren sentido y concreción: todo (acciones, relaciones, formas de relación) es legítimo si “se construye” socialmente.

El Papa previene asimismo contra la propaganda del “sexo seguro”, un estilo de vida que “transmite una actitud negativa hacia la finalidad procreativa natural de la sexualidad”.  El uso generalizado de anticonceptivos  ha traído consigo cuatro resultados que Pablo VI recogió en la encíclica Humanae Vitae: descenso de las normas morales, aumento de la infidelidad y de hijos ilegítimos, reducción de la mujer a objeto de placer y la actividad coercitiva de los gobiernos en materia reproductiva. En otros términos, lo que ha ocurrido en estos 50 últimos años son las consecuencias de la disociación entre amor, matrimonio, sexo y procreación.

Un capítulo espinoso permitirá a Francisco sugerir que ante las situaciones de cohabitación, matrimonio sólo civil o parejas de divorciados, el realismo impone “acompañar, discernir e integrar”, de modo que las personas que se encuentran en estos casos “vayan superando las deficiencias y participen en la vida de la Iglesia”. En cuanto a la posibilidad de comulgar de los divorciados casados de nuevo, Francisco insistirá, sin ofrecer ninguna nueva disciplina, en ofrecer a todos la misericordia de Dios y tratar cuidadosamente cada caso. El Papa dirá que no toda persona en una de estas circunstancias irregulares se encuentra en pecado mortal, añadiendo dos aclaraciones: en primer lugar, así como las normas no pueden abarcar todos los casos concretos, tampoco el caso concreto puede ser elevado a norma; en segundo lugar, “comprender las situaciones excepcionales nunca implica ocultar la luz del ideal más pleno ni proponer menos que lo que Jesús ofrece al ser humano”.

El matrimonio y la familia

La mutación antropológica y sociocultural que atraviesa el matrimonio y la familia dista mucho de parecerse a la verdadera naturaleza de la familia, que, en palabras de Juan Pablo II, es communio personarum, comunidad originaria de personas, comunidad para la formación de las personas; no una mera asociación de relación humana individual, sino una unidad de convivencia, una “participación en lo común”, comunicación de unas personas con otras, un verdadero entramado educativo de relaciones interpersonales. La nueva situación tiene sus consecuencias más devastadoras en los ancianos, niños y enfermos, que han perdido el apoyo que antaño proporcionaba la familia y la comunidad.

El deterioro institucional implica la desaparición de normas y valores que hasta hace poco constituían el mundo vivido (no hay que olvidar que el matrimonio religioso está desapareciendo). El insoportable descenso de la natalidad (España es el país de la UE28 con peores indicadores de natalidad) precisa no sólo una modificación de las condiciones económicas, sino sobre todo un cambio cultural y espiritual, una transformación capaz de trascender el hedonismo y la secularización para regirse por el sacrificio firmemente arraigado en lo divino. Así lo describe el estadounidense Rod Dreher, autor de The Benedict Option (La opción benedictina): “la vía para revalorizar a la familia pasa por revivir el compromiso religioso, renunciando al matrimonio como autorrealización y descubriendo el sacrificio enraizado en lo divino”.

El matrimonio y la familia comprendidos como “un verdadero camino de santificación en la vida ordinaria”, servirá a Francisco para ofrecer el mensaje final de la Exhortación como una invitación a la esperanza: “Caminemos familias, sigamos caminando. Lo que se nos promete es siempre más. No desesperemos por nuestros límites, pero tampoco renunciemos a buscar la plenitud de amor y comunión que se nos ha prometido”.

El autorRoberto Esteban Duque

Lavar la culpa

Los católicos, con el sacramento de la Reconciliación, tenemos la manera más eficaz de lavar los pecados y vivir sin ningún sentimiento de culpabilidad.

11 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

El escritor norteamericano Paul Auster, en su libro “Creía que mi padre era Dios”, recoge las anécdotas, muy diversas, que le fueron enviando sus radioyentes para un programa de radio… La premisa que él ponía para leer estas historias cada noche es que “rompieran los esquemas”. De una de ellas toma el título esta columna: Clean the guilt – lavar la culpa.

La protagonista de esta historia (¡Ojo! Esto es un súper spoiler) cuenta cómo, en medio de una temporada rebelde de su recién estrenada juventud, encontró al lado de su cama una nota escrita por su madre en la que leyó “Clean the guilt – Lavar la culpa”.

Ella misma describe que su familia no era precisamente religiosa y aquellas palabras la persiguieron durante semanas… y, directa o indirectamente, empezó a cambiar algunas cosas… eso sí, “un maravilloso día, casi milagroso, debía de ser un día claro y soleado, volví a casa, subí a mi habitación, miré la libreta y decía: ‘Lavar la colcha – Clean the quilt’”.

Supongo que lavó la colcha pero, sobre todo, como ella narra, casi de manera inconsciente fue lavando su vida. En el caso de nuestra amiga, que no era católica, el sacramento de la reconciliación no entraba en su vida. Los católicos, sin embargo, tenemos fácil la solución al leer la nota al lado de nuestra mesilla. Como recoge el Subsidio para las 24 horas para el Señor que comenzaremos en unas horas: “Dios perdona a todo pecador arrepentido, personalmente, pero el cristiano está vinculado a Cristo, y Cristo está unido a la Iglesia. Para nosotros cristianos hay un don más, y hay también un compromiso más: pasar humildemente a través del ministerio eclesial. Esto debemos valorarlo; es un don, una atención, una protección y también es la seguridad de que Dios me ha perdonado”.

Con la confesión, bien hecha, los católicos tenemos la certeza de que Dios nos perdona, y no sólo perdona, sino que olvida nuestros pecados. No hay nada más alejado de un católico que se confiesa que el sentimiento de culpabilidad porque, en palabras de “C” Anello, el joven protagonista de una historia del Bronx, “era fantástico ser católico y confesarse. Podías empezar de cero cada semana”.

Empezar de cero, volver a nacer, olvidar los pecados y también pedir perdón, ser conscientes de nuestra limitación sin que eso suponga un problema sino una oportunidad de amar, … eso sí que hace de nuestra historia de salvación una narración que rompe los esquemas de nuestra sociedad actual.

Confesarnos es asumir nuestra culpa y borrarla; coger la colcha con las marcas, que nosotros hemos hecho con los restos de la tierra que pisamos, y arrastrarla hasta la lavadora. Aunque pese un poco, aunque sea incómoda de manejar, aunque, en el fondo pensemos que “tampoco se ve tan sucia” y que podríamos frotar aquí y allá, sin necesidad de pasar por la máquina.

Aunque es poco probable que Dios nos deje notas en la mesilla de noche, siempre, pero quizás aún más en Cuaresma, es un buen momento para lavar la colcha de nuestra vida a fondo, con la ayuda de esos sacerdotes, profesionales del tema, que pueden ayudarnos en esta tarea…. ¡Ah! Y si le hace falta un lavado a la colcha de la cama, aprovecha también, que empieza a hacer buen tiempo.

El autorMaria José Atienza

Directora de Omnes. Licenciada en Comunicación, con más de 15 años de experiencia en comunicación de la Iglesia. Ha colaborado en medios como COPE o RNE.

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Mundo

La Corte Interamericana y los nuevos derechos humanos

El doctor en Derecho y profesor de Filosofía del Derecho Max Silva Abbott reflexiona sobre las repercusiones en materia de "derechos humanos" que está suscitando el caso Pavez contra Chile.

Max Silva Abbott·11 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Como se sabe, probablemente durante este año, la Corte Interamericana de Derechos Humanos dictará sentencia en el caso Pavez vs Chile, el de la profesora de religión cuya licencia para enseñar esa materia fue revocada, por ser incompatible con su forma de vida, al haber entablado una relación sentimental pública con otra mujer.

Algunos antecedentes

Ya anteriormente, la Comisión Interamericana, órgano por cuya revisión debe pasar el caso necesariamente primero, señaló no sólo que consideraba la medida discriminatoria, sino además, que las instituciones religiosas no tenían derecho a exigir de sus profesores una coherencia entre su modo de vida y las creencias que enseñan. 

Ahora, como no se llegó a acuerdo con el Estado, la propia Comisión lo ha demandado ante la Corte, presagiándose con mucha seguridad una sentencia condenatoria con argumentos similares. Todo lo cual afectará, tanto en Chile como en toda Iberoamérica, la autonomía de las instituciones religiosas y el derecho de los padres a que sus hijos reciban una educación religiosa de acuerdo a sus propias convicciones. Ello, pues muchos activistas y jueces nacionales, ven en los fallos de este tribunal, una especie de sistema de precedentes en materia de derechos humanos, que deben ser seguidos sin rechistar por todos los países de la región.

Coherencia

En realidad, lo señalado por la Comisión no deja de ser sorprendente. Ello, máxime si se recuerda que en las últimas semanas, esta “coherencia” entre las convicciones personales y lo “políticamente correcto”, sea cual sea el trabajo en que los sujetos se desempeñen, ha sido exigida hasta el paroxismo en algunos países, como Estados Unidos, generándose una verdadera caza de brujas hacia quienes tengan cualquier atisbo de pensamiento conservador. Sin embargo, parece que esta coherencia se exige e incluso se impone sólo en una sola dirección.

El derecho de la institución

Ahora bien, resulta evidente que cualquier institución religiosa tiene derecho a profesar su propio credo. También y por razones evidentes, a seleccionar o desvincular en su caso, al personal idóneo para enseñarlo. Lo contrario equivaldría a un auténtico “suicidio” como institución. A esto debe agregarse que a nadie se obliga a abrazar una creencia. Mas, lo que no puede ocurrir, es que una persona pretenda seguir enseñando este credo y al mismo tiempo, contradecir de manera grave y deliberada preceptos importantes del mismo.

Sin embargo, si este último argumento es de toda lógica y se enmarca dentro del derecho humano básico de la libertad de conciencia, ¿cómo es posible que en nombre de estos mismos derechos se llegue a conclusiones tan diferentes? 

Origen de los derechos humanos

La razón fundamental se debe a que en la actualidad, para vastos sectores, los derechos humanos no dependen de una realidad o naturaleza humana a descubrir, sino que son un dato a inventar, a construir y reconstruir de manera constante a nuestro antojo, en teoría, mediante consensos nacionales e internacionales. 

Por lo tanto, si se alejan cada vez más de cualquier cosa que se asemeje a una Ley Natural, no es de extrañar que estos “nuevos derechos humanos” (para diferenciarlos de los anteriores), vayan evolucionando cada vez por caminos más alejados de su primigenio sentido e incluso, en abierta oposición al mismo. 

En realidad, a tal punto ha llegado este proceso, que hoy por hoy, casi cualquier cosa puede acabar convirtiéndose en un “derecho humano”. Y en esta labor, las sentencias que dictan diversos tribunales internacionales sobre el particular, están adquiriendo cada vez más importancia e influencia.

Los derechos humanos como talismán

El problema, sin embargo, es que la noción misma de “derechos humanos”, se ha convertido en un auténtico dogma de nuestras sociedades occidentales, o si se prefiere, en una especie de talismán. De ahí que pese a la evolución mencionada, todo lo que ellos “toquen”, se sacralice en cierta medida, lo cual hace que para vastos sectores, estas materias, por absurdas o polémicas que sean, acaben siendo prácticamente indiscutibles y no admitan divergencia o crítica alguna. E incluso, por tratarse de “derechos humanos”, debieran ponerse en práctica de la manera más rápida y completa posible.

Por tanto, de forma contraria a sus primitivas intenciones y gracias al prestigio casi irresistible que aún tienen, los actuales derechos humanos están siendo utilizados como un notable instrumento para imponer un pensamiento único, al menos en Occidente. Este pensamiento único pretende afectar todas las esferas de la vida, razón por la cual, muchos consideran que debe ser el propio Estado quien los ponga en práctica, incentivando su cumplimiento, previniendo sus posibles violaciones, y castigando duramente a quienes los incumplan. 

Es por eso que más allá de las apariencias, estos nuevos “derechos humanos”, ya no son lo que muchos creen, y están adquiriendo un cariz cada vez más amenazante, limitando día a día nuestras libertades. Resulta imperioso así, tomar conciencia de este delicado y peligroso fenómeno. 

El autorMax Silva Abbott

Doctor en Derecho por la Universidad de Navarra y Profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad San Sebastián (Chile).

Vaticano

El Vaticano hace un llamamiento para ayudar a Tierra Santa

Lo hace mediante una carta desde la Congregación para las Iglesias Orientales, para colaborar en la Colecta del Viernes Santo.

David Fernández Alonso·11 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

El cardenal Leonardo Sandri, Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, junto con Giorgio Demetrio Gallaro, Arzobispo Secretario, han dirigido una carta haciendo un llamamiento a colaborar en la Colecta organizada para el Viernes Santo, y así ayudar a Tierra Santa.

Como peregrinos en Jerusalén

«En cada Semana Santa» comienza esa misiva el cardenal Sandri, «nos presentamos idealmente como peregrinos en Jerusalén y contemplamos el misterio de nuestro Señor Jesucristo muerto y resucitado. El Apóstol San Pablo, que ha tenido una experiencia viva y personal de este misterio, en la Carta a los gálatas llega a decir: “vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí” (Gal 2,20). Todo lo que ha vivido el Apóstol es también el fundamento de un nuevo modelo de fraternidad, que deriva de la obra de reconciliación y de pacificación realizada por el Crucificado entre todas las gentes, como escribe San Pablo en la Carta a los efesios«.

Las calles desiertas alrededor del Santo Sepulcro y de la Jerusalén Vieja han hecho eco a la Plaza de San Pedro, desierta y empapada por la lluvia, atravesada por el Santo padre el 27 de marzo de 2020.

Card. Leonardo Sandri

Sandri subraya que durante el año 2020 el Papa Francisco ha querido recordarnos las consecuencias de este don de reconciliación, y lo ha hecho por medio de la encíclica Fratelli tutti. Con este texto, el Papa, a partir de la experiencia profética propuesta por San Francisco de Asís, quiere ayudarnos a leer a la luz del principio de fraternidad todas nuestras relaciones y todos los ámbitos de nuestra vida: religiosos, económicos, ecológicos, políticos, comunicativos.

El fundamento en el Calvario

«El fundamento de nuestro ser todos hermanos y hermanas» dice, «se encuentra propiamente en el Calvario, el lugar en el que, a través del máximo don de amor, el Señor ha interrumpido la espiral de la enemistad, ha roto el círculo vicioso del odio y ha abierto para todo hombre y toda mujer el camino de la reconciliación con el Padre, entre todas las personas y con la misma realidad de la creación».

Evocando la situación que ha propiciado las circunstancias extraordinarias de la pandemia, Sandri señala que «las calles desiertas alrededor del Santo Sepulcro y de la Jerusalén Vieja han hecho eco a la Plaza de San Pedro, desierta y empapada por la lluvia, atravesada por el Santo padre el 27 de marzo de 2020, caminando hacia el Crucifijo, ante quien el mundo entero se ha como puesto de rodillas, suplicando el fin de la pandemia y haciendo que todos se sintiesen unidos en el mismo misterio de dolor».

Un año de prueba

Ha sido, pues, un año de prueba, y así ha sido también para la Ciudad Santa de Jerusalén, para la Tierra Santa y para la pequeña comunidad cristiana que vive en Medio Oriente, y que quiere ser luz, sal y levadura del Evangelio. En 2020 los cristianos de aquellas tierras han sufrido un aislamiento que les ha hecho sentirse aún más distantes, alejados del contacto vital con los hermanos provenientes de los diversos Países del mundo.

Han sufrido la pérdida del trabajo, debido a la ausencia de peregrinos, y la consecuente dificultad para vivir con dignidad y para proveer a sus propias familias y a sus propios hijos. En muchos países el persistir de las guerras y de las sanciones ha agravado los mismos efectos de la pandemia. Y, además, ha faltado también parte de la ayuda económica que la Colecta para la Tierra Santa garantizaba cada año, y ello por causa de las dificultades en muchos Países para poder realizarla en 2020.

El Buen Samaritano

La carta continúa uniéndose a las intenciones del Papa Francisco, que «ha ofrecido a todos los cristianos la figura del Buen Samaritano como modelo de caridad activa, de un amor con iniciativa y solidario. También nos ha estimulado a reflexionar sobre las diversas actitudes de los personajes de esa parábola, para superar la indiferencia de quien ve al hermano o a la hermana y pasa de largo: “¿Con quién te identificas? Esta pregunta es cruda, directa y determinante. ¿A cuál de ellos te pareces? Nos hace falta reconocer la tentación que nos circunda de desentendernos de los demás; especialmente de los más débiles. Digámoslo, hemos crecido en muchos aspectos, aunque somos analfabetos en acompañar, cuidar y sostener a los más frágiles y débiles de nuestras sociedades desarrolladas. Nos acostumbramos a mirar para el costado, a pasar de lado, a ignorar las situaciones hasta que estas nos golpean directamente” (Fratelli tutti, 64)».

De la parábola del Buen Samaritano, ¿con quién te identificas? Esta pregunta es cruda, directa y determinante.

Card. Leonardo Sandri

«La Colecta para la Tierra Santa 2021 sea para todos la ocasión propicia para no apartar la mirada, para no pasar de largo, para no desinteresarnos de las situaciones de necesidad y de dificultad de nuestros hermanos y de nuestras hermanas que viven en los Lugares Santos. Si viniese a faltar este pequeño gesto de solidaridad y de saber compartir (San Pablo y San Francisco de Asís lo llamarían de “restitución”) sería todavía más difícil, para tantos cristianos de aquellas tierras, resistir a la tentación de dejar el propio País; sería fatigoso sostener a las parroquias en su misión pastoral y continuar la obra educativa a través de las escuelas cristianas y del empeño social a favor de los pobres y de los afligidos».

Cuidar los Lugares Santos

Es evidente que las dificultades en el último año no han faltado: «los sufrimientos de los numerosos desalojados y refugiados, que se han visto obligados a dejar sus casas a causa de la guerra, tienen necesidad de una mano tendida y amiga, para versar en sus heridas el bálsamo de la consolación. Por último, no cabe renunciar a cargar con el empeño de cuidar los Lugares Santos, que son el testimonio concreto del misterio de la Encarnación del Hijo de Dios y del ofrecimiento de su vida, realizado por amor nuestro y por nuestra salvación».

En tal difícil escenario, marcado por la ausencia de peregrinos, «siento el deber de hacer mías», prosigue el cardenal, «una vez más, las palabras que el Apóstol de las gentes dirigía a los corintios, hace dos mil años, invitándoles a una solidaridad que no se basa en razones filantrópicas sino cristológicas: “Pues conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que, siendo rico, se hizo pobre por amor nuestro, para que vosotros fueseis ricos por su pobreza” (2 Cor 8,9)».

El que siembra con largueza, con largueza cosechará

«Y después de haber recordado el principio de igualdad, de solidaridad y de intercambio de los bienes materiales y espirituales, el Apóstol añade palabras elocuentes, hoy como entonces, y que no tienen necesidad de ningún comentario: “Pues os digo: El que escaso siembra, escaso cosecha; el que siembra con largueza, con largueza cosechará. Cada uno haga según se ha propuesto en su corazón, no de mala gana ni obligado, que Dios ama al que da con alegría. Y poderoso es Dios para acrecentar en vosotros todo género de gracias, para que, teniendo siempre y en todo lo bastante, abundéis en toda buena obra” (2 Cor 8,9)».

Vocaciones

Originalidad y nuevos medios para la campaña del Seminario 2021

A pocos días de celebrar la Solemnidad de San José, Día del seminario, en una campaña marcada nuevamente por las restricciones del Covid 19, los distintos seminarios de España han tirado de ingenio y nuevos formatos para darse a conocer entre los más jóvenes.

Maria José Atienza·11 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

La incidencia del coronavirus en España ha marcado, un año más, la campaña por el Día del Seminario. Este año, la campaña no se ha pospuesto como ocurrió el pasado año, por lo que alumnos y formadores de los seminarios menores y mayores han recurrido a diversos modos para hacerse presentes en las diferentes comunidades y colegios a los que no han podido ir presencialmente por las evidentes restricciones.

Plegarias y Vigilias on line

La oración sigue siendo el eje central de esta Jornada. Para ello, son varios los seminarios que han convocado Vigilias de oración semipresenciales o retransmitidas por diversas plataformas digitales. Es el caso del Seminario de Barcelona, que tendrá su Vigilia de oración el sábado a las 19:00 h. a la que se puede asistir reservando entrada, pero que, además tendrá su emisión en linea

Vídeos

Uno de los formatos más usados para esta campaña vocacional ha sido el vídeo. Con distintas perspectivas lo han hecho diócesis como Cádiz y Ceuta o los seminarios que conforman el Teologado de Ávila, que han querido responder, de manera directa o a través de la evocación, a las preguntas más frecuentes que se realiza a quienes se encuentran realizando su proceso formativo para ser sacerdotes.

El mensaje de los obispos a los seminaristas

Además de los numerosos obispos diocesanos que, en estas fechas, dedican sus cartas pastorales a los alumnos de los seminarios, los obispos de la Comisión Episcopal para el Clero y los Seminarios han querido marcar especialmente esta fecha. En esta carta, los prelados señalan que el «Seminario es realmente un presbiterio en gestación. Así, la presencia discreta y atenta de san José en cada comunidad formativa, al lado de María».  

Además invitan a los seminaristas a meditar tres rasgos de la pedagogía paterna de san José,

  • La paternidad: «San José asume, en primer lugar, la misión de actuar como representante de la paternidad de Dios». El Seminario, señala esta carta «debe ser el lugar donde aprendemos el sentido del sacrificio de José, y nos eduquemos en la entrega total que conlleva vivir nuestra paternidad personal como testimonio de la única paternidad divina, garante de la humanidad del hombre. Aprendiendo a renunciar a toda posesión -del tipo que sea- sobre nuestros futuros “hijos”, respecto a nuestra labor pastoral, desde una paternidad espiritual que engendre libertades y despierte a todos a una vida plena, de entrega consciente, libre y alegre»
  • La valentía, la humildad y la discreción, como cualidades vocacionales. En este punto, señalan los obispos responsables, es necesario «profundizar en el significado último de las cosas, en el valor del trabajo compartido con los hombres en la vida real, y con el corazón siempre abierto» para no caer en el individualismo o la comodidad.
  • Labor pedagógica: por último se refieren a la tarea de aprendizaje y también docente de los sacerdotes a ejemplo de San José y les instan a «entrar en el corazón de las casas, estar cerca de las personas, de los sufrimientos y las alegrías del Pueblo de Dios».
Vocaciones

Sacerdotes santos: San Francisco de Sales

San Francisco de Sales es uno de los grandes sacerdotes santos de la historia de la Iglesia. Sus enseñanzas sobre la santidad cristiana permiten considerarle como un precursor de la llamada universal a la santidad proclamada en el Concilio Vaticano II.

Manuel Belda·11 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 5 minutos

San Francisco de Sales nace en 1567 en el castillo de Sales (Thorens, Saboya), en una de las más antiguas y nobles familias de Saboya. Estudió Derecho en la Universidad de Padua, alcanzando el grado de Doctor. Fue nombrado abogado del Senado de Saboya, pero decidió seguir su vocación sacerdotal, siendo ordenado en 1593.

Su vida

A petición de su obispo, inició con su primo Luis la reevangelización del Chablais, región situada al sur del lago de Ginebra, que se había pasado en masa al calvinismo. Se dedicó a imprimir hojas volantes con contenido doctrinal, que pegaba en los muros de las casas y hacía circular entre la población, por lo que Pío XI, con ocasión del tercer centenario de su muerte, lo nombró patrono de los periodistas católicos. En setiembre de 1598 volvieron a la fe católica más de 3.000 calvinistas.

En 1599 fue nombrado obispo coadjutor de Ginebra y en 1602 obispo residencial, con sede en Annecy, porque Ginebra era casi totalmente calvinista. En 1604 conoció a santa Juana Francisca Frémyot de Chantal, cofundadora con él de la Congregación de la Santísima Virgen, Madre de Dios de la Visitación, en 1610.

El 28 de diciembre de 1622 muere en el convento de la Visitación en Lyon, y el 23 de enero del año siguiente su cuerpo fue trasladado y sepultado en la Basílica de Annecy. Fue beatificado en 1662 y canonizado en 1665. El 19 de julio de 1877, Pío IX lo declaró Doctor de la Iglesia. Su fiesta se celebra el 24 de enero.

Sus obras

Escribió numerosas obras, que se pueden clasificar así: 1) Obras de controversia; 2) Tratados de vida espiritual; 3) Conferencias a las Visitandinas; 4) Sermones; 5) Epistolario; 6) Documentos de su ministerio episcopal; 7) Constituciones de la Congregación de la Visitación; 7) Opúsculos varios.

Sus obras más famosas son los tratados de vida espiritual: Introducción a la vida devota y el Tratado del amor de Dios. El primero, su obra maestra, es un auténtico best-seller de la espiritualidad cristiana, y sigue publicándose en la actualidad, porque el libro responde a los deseos religiosos más profundos del corazón humano. En él, su autor se dirige a todo cristiano que vive en el mundo y desea corresponder a las exigencias de santidad que comporta el haber recibido el Bautismo. Las verdades que allí propone palpitan de fe, amor y cordialidad.

El segundo libro, señala el santo en el Prefacio, se ha escrito para ayudar al cristiano ya devoto a progresar en su camino de santidad. En esta obra se presenta la historia de la incesante búsqueda del hombre por parte de Dios y de Dios por parte del hombre, y constituye una especie de comentario al Cantar de los Cantares.

San Francisco de Sales tiene fama de gran escritor. En la literatura francesa su prosa es citada y señalada como modelo de ductilidad, de delicadeza, de vivacidad de imágenes y de riqueza expresiva.

Sus enseñanzas sobre la santidad cristiana

Me limitaré a señalar aquí sus enseñanzas sobre la santidad cristiana, a la que según el santo obispo han de aspirar todos los cristianos. Por este motivo ha sido considerado como un precursor de la llamada universal a la santidad, proclamada por el Concilio Vaticano II.

En el Prefacio de Introducción a la vida devota, presenta el objetivo de este libro y los destinatarios del mismo: «Casi todos los que han escrito sobre la devoción, lo han hecho con vistas a la instrucción de las personas muy alejadas del mundo, o, al menos, han enseñado una suerte de devoción que conduce a este total retiro. Mi intento es instruir a los que viven en las ciudades, en familia, en la corte; a los que por su condición están obligados a vivir entre sus semejantes (…). A éstos les enseño que un alma enérgica y constante puede vivir en el mundo sin absorber sus venenos, encontrar sus manantiales de una dulce piedad en medio de las olas amargas de este siglo y volar entre las llamas de las concupiscencias terrenas, sin que se quemen las alas de los santos deseos de una vida devota».

Vida devota sin salir del mundo

Pero ¿en qué consiste concretamente esa devoción o vida devota, que se puede vivir sin salir del mundo? San Francisco de Sales lo explica en los dos primeros capítulos. El primero se titula: Descripción de la verdadera devoción, y el segundo: Características y excelencia de la verdadera devoción. He aquí el texto clave del primer capítulo: «La viva y verdadera devoción (…) presupone el amor de Dios; mas no un amor cualquiera, porque, cuando el amor divino embellece a nuestras almas, se llama gracia, la cual nos hace agradables a su divina Majestad; se llama caridad cuando nos da fuerza para obrar el bien; pero cuando llega a un tal grado de perfección, que no sólo nos hace obrar bien, sino además con cuidado, frecuencia y prontitud, entonces se llama devoción».

La devoción es, por tanto, un cierto estilo, un modo de practicar el amor de Dios, esto es, con diligencia, siempre y con prontitud. Por ello añade el santo obispo: «En una palabra, la devoción no es más que una agilidad y una viveza espiritual, por cuyo medio la caridad hace sus obras en nosotros, o nosotros por ella, pronta y afectuosamente», y concluye así este primer capítulo: «La caridad y la devoción sólo se diferencian entre sí como la llama y el fuego; pues siendo la caridad un fuego espiritual, cuando está bien encendida se llama devoción, de manera que esta llama de la devoción nada añade al fuego de la caridad, más bien la hace pronta, activa y diligente.

La dulzura de las dulzuras

Y al final del segundo capítulo ofrece esta definición de la devoción: «La devoción es la dulzura de las dulzuras y la reina de las virtudes, porque es la perfección de la caridad. Si la caridad es la leche, la devoción es la nata; si es una planta, la devoción es la flor; si es una piedra preciosa, la devoción es el brillo: si es un bálsamo precioso, la devoción es el aroma, el aroma de suavidad que conforta a los hombres y regocija a los ángeles».

Como se puede observar, para san Francesco di Sales la devoción o vida devota es sinónimo de perfección de la caridad, o sea, de vida cristiana perfecta: en último extremo,  este concepto significa en sus enseñanzas la santidad cristiana.

Según la propia condición

En el capítulo tercero, titulado: La devoción se adapta a toda clase de vocaciones y profesiones, explica que la devoción o perfección de la caridad puede ser vivida de distinta manera según la propia condición o estado de vida. Éste es el texto clave: «De diferente manera han de practicar la devoción el noble y el artesano, el criado y el príncipe, la viuda, la soltera y la casada; y no solamente esto, sino que es menester acomodar la práctica de la devoción a las fuerzas, a los quehaceres y a las obligaciones de cada persona en particular (…)

¿Sería cosa razonable que el obispo quisiera vivir en la soledad, como los cartujos? Y si los casados no quisieran ahorrar nada, como hacen los capuchinos, y el artesano estuviese todo el día en la iglesia, como los religiosos, y si el religioso tratase continuamente con toda clase de personas por el bien del prójimo, como lo hace el obispo, ¿no sería esta devoción ridícula, desordenada e insufrible? (…). No, la devoción nada echa a perder, cuando es verdadera; al contrario, todo lo perfecciona, y, cuando es contraria a la vocación de alguno, es, sin la menor duda, falsa (…). Es un error, y aun una herejía, querer desterrar la vida devota de las compañías de los soldados, del taller de los obreros, de la corte de los príncipes y del hogar de los casados».

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Evangelización

Una parroquia al «estilo de Nazaret»

El Año de San José invita a poner la atención en las muchas formas en que el Santo Patriarca está presente en la vida de toda la Iglesia. En un barrio popular de Madrid, Vallecas, se encuentra una moderna parroquia dedicada al Patrocinio de San José.

José María Casado·11 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Este año celebramos el 150 aniversario de la proclamación del Patrocinio de San José. Fue el Papa Pío IX quien, el 8 de diciembre de 1870, puso a la Iglesia bajo su intercesión y protección. 

El Papa Francisco, para ayudarnos a vivir esta efeméride, ha escrito una bella carta, titulada Patris Corde, y nos anima a “ir a José” en este tiempo duro: para vivir sus virtudes, para tomar conciencia de la necesidad de la figura del padre y para acogernos a su intercesión. Ya decía Santa Teresa “que no hay cosa que se le pida que deje de concederla”.

En el distrito de Vallecas, concretamente en la calle Pedro Laborde número 78, encontramos la única parroquia en Madrid que tiene como titular el Patrocinio de San José. En los libros parroquiales de bautismo encontramos la primera inscripción el 1 de enero de 1966, fecha de comienzo de la parroquia, de manera semejante a tantas que iniciaron su andadura en ese momento de la vida diocesana, y en concreto en unos bajos de la calle San Anselmo. En el Alto de Palomeras había una colonia con el nombre de San José, y actualmente queda como memoria de aquella época el Colegio San José: por esta razón, también la parroquia fue puesta bajo el Patrocinio de San José, recogiendo el sentir y la vida del barrio, que vivía a la sombra de San José.

 Hace 12 años se construyo el nuevo templo parroquial, muy luminoso, que dignifica y embellece este sector de Vallecas. Con sabor de hogar, puertas abiertas y serenidad, vivimos el día a día con la certeza de que peregrinamos hacia la meta de la cual es testigo San José.

“Con corazón de Padre”, dice el título de la carta del Papa Francisco. Y , en efecto, en las instalaciones de la parroquia viven familias que han emigrado en búsqueda de prosperidad y reciben apoyo en este camino para avanzar y progresar. Alimentamos materialmente a un buen número de familias, con el único deseo de ser bálsamo, y les ofrecemos un punto de apoyo para superarse y salir adelante. Vestir al que tiene frío es el fin del humilde ropero, que dignifica la vida.  

Un pequeño, humilde y sencillo granito de arena que trasmite algo esencial y que nace de las entrañas de Nazaret: acompañar, hacer juntos este camino hacia la Patria que no conoce el ocaso. La caridad ardiente es un aspecto muy de Nazaret, muy de San José, que al frente de esta familia se esforzó y lucho por hacer familia.

Hogar de salud, salud integral de cuerpo y de alma. Nuestra parroquia consta de dos plantas y una visible torre, comunicados por una escalera, con una gran luminosidad, como indicando el deseo de unir, de poner en comunicación e integrar el cielo y tierra. La fe da sentido y abre horizontes al camino terrenal. La estructura arquitectónica nos ayuda así a entender el reto que tenemos en nuestras manos, y del cual San José es titular y protector, pues no en vano resuena como titular de la parroquia del Patrocinio de San José. Esta parroquia al estilo de Nazaret quiere ser vecina entre vecinos, y uno de sus anhelos es la espiritualidad de la vecindad.

Con nuestras manos trabajadoras, conscientes de retos, dificultades, oscuridades, aciertos y desaciertos, conscientes de la realidad y la nueva época, deseamos hacer visible y real lo que la iconografía y la pintura nos presentan de San José con el Niño Jesús en sus manos. 

No nos agotamos en nuestros problemas, no termina todo al final de la calle, la última palabra no la tiene la violencia y el abuso. Valorando tantos esfuerzos y gestos esperanzadores, deseamos contemplar la Presencia del que no nos ha dejado solos y es nuestra fortaleza: Cristo Encarnado y Vivo entre nosotros.

Con distintas actividades, en el deseo de integrar lo humano y lo divino, acompañaremos este año de San José entendiendo que Nazaret es Hogar para todos, escuela de fraternidad.

Con la Novena a San José, encuentros mensuales de catequesis sobre al Santo Patriarca, alguna obra de caridad y una talla por suscripción popular que queremos poner en un jardín de la parroquia, deseamos poner vida a este año dedicado a San José.

El autorJosé María Casado

Párroco del Patrocinio de San José, Vallecas (Madrid)

Editorial

Acercarse a las fuentes

Omnes·11 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Hace escasamente un mes que vio la luz el nuevo portal informativo ligado a esta revista, en el sitio www.omnesmag.com, y la respuesta recibida ha sido muy favorable. Con gran probabilidad la calidad de la concepción y el diseño, junto con el contenido de las noticias y artículos, así como lo destacado de las firmas, han hecho que sea muy visitada; expresan su contento también quienes colaboran con su apoyo, los receptores de las newsletter y los participantes en las convocatorias de diálogos y foros. Agradecemos a todos su interés.

Desde estas páginas queremos recordar a los suscriptores de papel que, por el hecho de serlo, pueden disfrutar gratuitamente de la suscripción digital. Para ello es necesario que entren en el portal www.omnesmag.com y hagan click en “Suscríbete”; después, en el recuadro con la indicación “Suscripción digital anual gratis”, deben anotar los datos que se piden.

Es otra expresión del carácter complementario del portal y la revista. El reforzamiento de la vía digital conduce así a un enriquecimiento mutuo. Los contenidos de la revista no se reducen, sino que se amplían. Por ejemplo, la revista incorpora desde este número una nueva sección sobre los Padres de la Iglesia, exclusivamente para los suscriptores. Precisamente uno de nuestros objetivos es acercar al lector a las fuentes, como ya venimos haciendo con la sección de Sagrada Escritura y los comentarios a los textos litúrgicos de los domingos y fiestas. Con el mismo propósito, transmitimos la enseñanza del Magisterio mediante la selección de algunos documentos en las páginas centrales, y asimismo ofrecemos una sección que resume y comenta las palabras que el Santo Padre pronuncia cada mes: no nos consta que otro medio de comunicación lo haga de esta manera. En lo estrictamente informativo, es conocido el esfuerzo de nuestros redactores y firmas por llegar a la verdad y al contexto de las noticias sobre la Iglesia.

En este momento, queremos destacar un contenido del presente número. Comienza el mes de marzo, en el que se celebra el Día del seminario y se pide a San José por las vocaciones, precisamente en la fiesta del santo. Es natural que volvamos la mirada a las vocaciones sacerdotales, uno de los “focos” de interés permanente de la Iglesia y de este medio de comunicación, y la centramos en las familias, que suelen tener un papel decisivo en el surgimiento de las vocaciones. Ha sido una alegría recoger los testimonios directos de los padres y madres de varios sacerdotes, y los comentarios de estos últimos sobre el modo en que contribuyó al descubrimiento de su llamada lo vivido en el contexto de la familia. Aunque no sea así siempre o necesariamente, porque la gracia conoce muchos caminos, muchas veces el terreno fértil de una familia en la que se respira un ambiente cristiano y se aprenden las virtudes es donde germinan las vocaciones.

Enseñanzas del Papa

Catequesis, fraternidad y cuaresma

Francisco entró en febrero de la mano de su constante interés por la educación de la fe, con un discurso a los responsables de la catequesis en Italia. Luego reflexionó con el Cuerpo diplomático sobre los aspectos de la crisis mundial. Y, mediado el mes, introdujo a la Iglesia en la cuaresma, el miércoles de ceniza.

Ramiro Pellitero·11 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 5 minutos

El interés por la educación, que el Papa viene manteniendo durante la pandemia, se ha prolongado estas semanas en un discurso a los responsables de la catequesis en la Conferencia Episcopal Italiana (30-I-2021). 

Para una catequesis renovada

Les ha señalado tres focos o prioridades: el anuncio, el futuro, la comunidad cristiana. 

a) En primer lugar el anuncio de la fe (kerygma), porque la catequesis es el eco (“la onda larga”) de la Palabra de Dios, que permite a la persona participar en la historia de la salvación. A la vez, es un itinerario mistagógico, que guía hacia los “misterios” de Cristo celebrados en la liturgia y favorece el encuentro personal con Él. 

Y por eso el catequista “custodia y alimenta la memoria de Dios” (cfr. homilía en el encuentro con los catequistas durante el Año de la fe, 29-IX-2013). Su tarea debe poseer estas características: “cercanía –lenguaje familiar–, apertura al diálogo, paciencia, acogida cordial que no condena” (Evangelii gaudium, 165).

b) Segundo, el futuro de la catequesis, que ha de inspirarse en el horizonte trazado por el Concilio Vaticano II. “Debemos mirar al Concilio” –señaló san Pablo VI– “con gratitud a Dios y con confianza en el futuro de la Iglesia; será el gran catecismo de los nuevos tiempos” (discurso en Florencia con motivo del Primer congreso catequético internacional,23-VI-1966).

De ello se hace ahora eco Francisco, y no ha dejado lugar a dudas: “El Concilio es magisterio de la Iglesia. O estás con la Iglesia y por tanto sigues el Concilio, y si no sigues el Concilio o lo interpretas a tu manera, como quieres, no estás con la Iglesia”. No cabe, tampoco en la educación de la fe, una “selectividad” a capricho de los contenidos del concilio. Hoy, propone, se necesita una catequesis renovada que siga siendo una “aventura extraordinaria” como “vanguardia de la Iglesia”; que hable el lenguaje de la gente pero dentro, no fuera de la Iglesia; que escuche las preguntas y las cuestiones no resueltas, las fragilidades y las incertidumbres; que sea capaz de “elaborar instrumentos actualizados, que transmitan a los hombres de hoy la riqueza y la alegría del kerygma, y la riqueza y la alegría de la pertenencia a la Iglesia”.

c) Y con ese sentido de pertenencia introduce el tercer punto: la catequesis y la comunidad. Somos una familia, ya a nivel humano, y la pandemia ha puesto de relieve que “solo redescubriendo el sentido de la comunidad puede cada uno encontrar su propia dignidad en plenitud”. 

La catequesis tiene también una esencial dimensión comunitaria, eclesial. Debe fomentar comunidades cristianas abiertas, misioneras e inclusivas, libres y desinteresadas, que dialoguen sin miedo con los que tienen otras ideas, que se acerquen a los heridos con compasión. 

Debe situarse con creatividad en el marco del humanismo cristiano (como quedó claro en el Discurso a la asamblea eclesial italiana, el 10-XI-2015). 

Fraternidad y esperanza, medicinas para el mundo

Durante su discurso al Cuerpo diplomático (8-II-2021), el Papa pasó revista a las distintas dimensiones de la crisis que atravesamos. Una vez más ha señalado que la pandemia ha hecho desaparecer algunas comodidades y certezas consolidadas, poniéndonos en crisis. 

Tras recorrer los aspectos sanitario, ambiental, económico-social y político de la crisis, se ha detenido finalmente en el aspecto que considera más grave: “la crisis de las relaciones humanas, expresión de una crisis antropológica general, que concierne a la misma concepción de la persona humana y su dignidad trascendente”. 

Una manifestación bien concreta y preocupante: el enorme esfuerzo de las plataformas educativas informatizadas no ha sido suficiente para frenar una especie de “catástrofe educativa”, aunque solo fuera por la gran disparidad de oportunidades educativas y tecnológicas que existe en el mundo.

Hoy es necesario” –retoma Francisco su llamamiento por el pacto educativo global“un nuevo periodo de compromiso educativo, que involucre a todos los componentes de la sociedad”, porque la educación es “el antídoto natural de la cultura individualista, que a veces degenera en un verdadero culto al yo y en la primacía de la indiferencia. Nuestro futuro no puede ser la división, el empobrecimiento de las facultades de pensamiento e imaginación, de escucha, de diálogo y de comprensión mutua” (Videomensaje con ocasión del Encuentro Global compact on education. Together to look beyond, 15-X-2020). 

Todo ello, añade a las puertas de un nuevo Año dedicado a la familia, ha de ser fortalecido desde la familia, como señalaba Juan Pablo II, “ofreciendo a los hijos un modelo de vida fundado sobre los valores de la verdad, libertad, justicia y amor” (Familiaris consortio, 48).

Un tercer y final acento que pone el Papa, en relación con la pandemia, es el de la limitación del culto y de otras actividades en relación con la fe. Concediendo la necesidad de seguir en general las orientaciones de los gobiernos en materia sanitaria, advierte que “no debemos pasar por alto que la dimensión religiosa constituye un aspecto fundamental de la personalidad humana y de la sociedad, que no puede ser cancelado; y que, aun cuando se está buscando proteger vidas humanas de la difusión del virus, la dimensión espiritual y moral de la persona no se puede considerar como secundaria respecto a la salud física”

Además, “la libertad de culto no constituye un corolario de la libertad de reunión, sino que deriva esencialmente del derecho a la libertad religiosa, que es el primer y fundamental derecho humano. Por eso es necesario que sea respetada, protegida y defendida por las autoridades civiles, como la salud y la integridad física. Además, un buen cuidado del cuerpo nunca puede prescindir del cuidado del alma”. “Fraternidad y esperanza son como medicinas que hoy el mundo necesita, junto con las vacunas”.

La cuaresma, tiempo de libertad

A mediados de febrero dio comienzo la cuaresma, con el miércoles de ceniza. Ya en su mensaje para la cuaresma (firmado el 11-XI-2020) había señalado el Papa que se trata de “un tiempo para renovar la fe, la esperanza y la caridad”

El miércoles de ceniza Francisco perfiló este tiempo litúrgico como un “tiempo de volver a Dios”, de liberar el corazón de las esclavitudes que lo atenazan. Esta vuelta puede ser costosa, como les sucedió a los israelitas que salieron de Egipto. 

De vez en cuando añoraban paradójicamente aquella esclavitud: las cebollas, sus recuerdos, sus apegos, sus falsas seguridades, sus lamentos paralizadores. Y “para caminar es necesario desenmascarar esas ilusiones” (homilía, 17-II-2021).

La cuaresma es tiempo de volver al Padre, como el hijo pródigo, implorando el perdón en el sacramento de la Confesión. Tiempo de volver a Jesús, como aquel leproso (todos tenemos enfermedades espirituales, vicios, miedos) después de sentirse curado. Tiempo de volver al Espíritu Santo. “Volvamos al Espíritu, Dador de vida, volvemos al Fuego que hace resurgir nuestras cenizas, a ese Fuego que nos enseña a amar” (ibíd.).

Volver es posible solo porque Dios ha tomado la iniciativa al acompañarnos Jesús en nuestro camino, tocando nuestro pecado y nuestra muerte. A nosotros nos corresponde dejarnos tomar de la mano; no basados en nuestras fuerzas, sino acogiendo su gracias y mirando las llagas del Crucificado. “Besémoslas y entenderemos que justamente ahí, en los vacíos más dolorosos de la vida, Dios nos espera con su misericordia infinita. Porque allí, donde somos más vulnerables, donde más nos avergonzamos, Él viene a nuestro encuentro” (ibíd.).

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Evangelización

«En una parroquia católica de Suecia encontramos entre 50 y 100 nacionalidades»

El Cardenal Anders Arborelius, Obispo de Estocolmo fue el invitado del Foro Omnes que tuvo lugar ayer tarde a través de Youtube. Junto a él, intervino Andrés Bernar, Vicario de Evangelización de la diócesis de Estocolmo.

Maria José Atienza·11 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

«El retorno desde una sociedad secularizada» era el título del Foro Omnes que centraba la mirada en el despertar tímido pero constante del interés por el hecho religioso, especialmente la Iglesia Católica, en Suecia y el nuevo rostro multicultural que las migraciones están aportando a las comunidades católicas en un país en el que el luteranismo es considerado parte del «ser sueco». Estos fueron los ejes de este encuentro digital que contó con la presencia de que es el primer obispo nativo sueco desde la Reforma, Anders Arborelius así como el sacerdote español afincado en Suecia, Andrés Bernar, Vicario de Evangelización de dicha diócesis.

La migración esta cambiando el rostro de la Iglesia en Europa

Las migraciones son uno de los factores clave del cambio de tendencia y percepción con respecto a la Iglesia Católica en Suecia. En este sentido el Cardenal apuntó que la animadversión «tradicional» contra la Iglesia católica se está diluyendo, especialmente entre los más jóvenes. «Hay que recordar -» destacó el cardenal- «que Suecia se formó como estado moderno posicionándose en contra de la Iglesia Católica».

La multiculturalidad es una realidad especialmente patente en la Iglesia Católica de Suecia. «Cada domingo, en una parroquia, podemos encontrar entre 50 y 100 nacionalidades». Orígenes diversos que, en ocasiones, pueden originar controversias entre sí pero que, al mimo tiempo, destacó el Cardenal hacen visible «que la Iglesia puede comprender a personas de todo tipo, de toda opción política o nacionalidad y la fe puede ser un punto de unión entre estas personas tan diferentes» .

Tras la II Guerra Mundial, Suecia se convirtió en uno de los principales destinos de las migraciones de todo el mundo: América latina, Asia, África… «Suecia acoge la comunidad católica caldea más numerosa después de Irak», señaló Arborelius, «estaban emocionados por el reciente viaje del Papa Francisco a su país de origen». Arborelius apuntó además al movimiento nacionalista que está creciendo en Suecia y que endurece, por ejemplo, la entrada a inmigrantes «La iglesia católica puede ser un puente, como nos dice el Papa»

Interés por la fe católica

Los católicos en Suecia suponen apenas un 2% de la población. Cada año, destacó el Cardenal Arborelius, en torno a un centenar de personas se convierten al catolicismo y lo hacen desde muy diferentes puntos de partida como puede ser pastores y pastoras luteranos, cónyuges de católicos, algún musulmán o personas completamente paganas, sin religión previa.

Así como la fe católica está teniendo una buena acogida en los ambientes intelectuales, la política sigue siendo un campo difícil «ya que las opciones políticas existentes contemplan puntos como el aborto, incompatibles con la fe». Además explicó la dificultad para erigir, por ejemplo, colegios católicos, por la oposición de algunos partidos a este tipo de escuelas, «por miedo, fundamentalmente, a escuelas integristas islámicas, pero al final, meten a todos en el mismo saco».

En este sentido, Andrés Bernar, respondiendo a una de las preguntas de los asistentes, destacó la importancia de la educación de la fe en la familia «aqui las catequesis son familiares. No va sólo el niño, sino que, al mismo tiempo, los padres reciben también formación». «Acompañar a los católicos es fundamental» subrayó el Cardenal Arborelius, porque el ambiente sigue siendo muy adverso, «ser católico en Suecia es en sí, una vocación». Junto a esto, se observa un creciente interés por la fe católica, la vida moral y los sacramentos que «da señales de esperanza» a la Iglesia en Suecia.

El Foro Omnes

El Foro Omnes recoge el testigo de los foros presenciales que, desde hace años, organizaba la revista Palabra, ahora Omnes. Los Foros reúnen a expertos en temas de interés y actualidad para la vida social y eclesial dando la posibilidad además de que los asistentes realicen preguntas sobre cuestiones relacionadas con el tema expuesto.

Actualidad

«New revolution»: el proyecto para frenar la pornografía

El Foro Español de la Familia ha comenzado una campaña de crowdfunding para financiar un proyecto de prevención, formación y difusión para jóvenes acerca de las pésimas consecuencias que genera la pornografía.

Maria José Atienza·10 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto

La pornografía es uno de los grandes problemas que afectan a la sociedad actual, especialmente, por el pronto acceso a contenidos pornográficos que, a través de medios digitales, tienen los menores en España. La propia Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) ha manifestado que, según los datos de los informes que maneja, la edad media de acceso a la pornografía entre los menores se sitúa en los 8 años. 

Entre las consecuencias que genera este acceso a contenidos se encuentran problemas tan graves como la violencia familiar y sexual, el absentismo laboral, depresiones, la visión distorsionada sobre modelos de relación y la adicción con consecuencias neurobiológicas.

Ante esta realidad, desde el Foro español de la Familia se quiere poner en marcha una nueva revolución: un proyecto con dos claves:

  • Asistencial: Desde FEF se quiere poner en marcha una plataforma con la que contactar desde la cual, cada caso pueda ser tratado por profesionales especializados para resolver la cuestión, ya sean clínicas especializadas en tratar la adicción a la pornografía, psicólogos, mediadores, abogados o psiquiatras expertos en la materia y asociaciones asistenciales de la misma rama que colaboran con el proyecto.
  • Divulgativa: Asimismo, el Foro Español de la Familia quiere dar conocer la realidad de la pornografía y sus nefastas consecuencias mediante charlas, conferencias, y la formación de voluntarios para llegar a los colegios, universidades, asociaciones. Además de esto, contemplan la elaboración de publicaciones, estudios, informes para hacer visible un problema latente en nuestra época y en nuestra sociedad cuyas consecuencias son muchas veces silenciadas por motivos económicos.

Con estos objetivos, el Foro Español de la Familia ha iniciado una campaña de crowdfunding a través de la plataforma iHelp con el que pretenden reunir donativos que hagan posible la ejecución y desarrollo de este proyecto a lo largo de los próximos meses.

Mundo

Chile: en juego la libertad religiosa

El caso Pavez contra Chile ha despertado un debate sobre la libertad religiosa en el país andino y en el resto de Latinoamérica, el cual espera una resolución en 2021. 

Pablo Aguilera·10 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Una ex novicia chilena, fue profesora de religión en Chile durante 22 años. Sacó su título en un instituto dependiente de una universidad católica. Sin embargo, inició una relación de pareja con otra mujer. Hubo reclamos de algunos padres y apoderados, con recolección de firmas.

Inicio del caso

El obispo de la diócesis de San Bernardo le advirtió que su decisión era contraria a los deberes de castidad y que si seguía en ella se vería en la obligación de revocar su certificado de idoneidad, al no dar «testimonio de vida cristiana», que la Iglesia Católica espera y exige de los profesores de esa asignatura. Se le ofrecieron reiteradamente diversas ayudas, que rechazó.

Como no hubo respuesta positiva, conforme a la legislación civil chilena no se le concedió un nuevo certificado de idoneidad, por lo cual no pudo seguir impartiendo esa asignatura en una escuela municipal. Sin embargo, desde entonces siguió trabajando de forma ininterrumpida en ese establecimiento, llegando a ser promovida al equipo directivo, donde sigue hasta hoy, sin ningún perjuicio económico.

Apoyo del entorno LGTB

Una ONG chilena dedicada a la promoción del ideario LGTB la comenzó a asesorar. Esta institución junto al Colegio de profesores presentó un recurso de protección constitucional en la Corte de Apelaciones, el cual fue rechazado por los tres jueces que lo estudiaron, por considerar que el acto recurrido no era ilegal o arbitrario, decisión que fue confirmada unánimemente por la Corte Suprema de Justicia.

En 2008 esa ONG llevó su caso a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que le dio la razón afirmando que tiene derecho a dar clases de religión católica, aun contra la objeción de la Iglesia, y que las comunidades de fe no pueden requerir de los profesores una conducta de vida fiel a sus creencias, ni aun en los colegios privados. La comisión hizo diversas exigencias al Estado de Chile, el cual las aceptó, entre ellas revisar la norma que le permitía a las autoridades religiosas de todas las confesiones entregar el certificado que acredita la idoneidad de un profesor.

El derecho de los padres

El caso escaló y hoy se encuentra ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y se espera una decisión durante 2021. Del veredicto dependerá si los alumnos católicos, judíos, musulmanes, evangélicos o de cualquier otra denominación podrán recibir la enseñanza de su fe por parte de educadores religiosos que guarden sus deberes de fidelidad hacia las convicciones que voluntariamente dicen profesar, y si los Estados respetarán el derecho de los padres a escoger que sus hijos reciban una educación religiosa que sea acorde con sus convicciones.

Los precedentes que existen hacen presumir que la CIDH dará un veredicto a favor de la ONG y en contra del Estado de Chile. Es quizá la primera vez que se puede llegar a provocar una colisión directa de derechos en un tema esencia como es la libertad religiosa. La Corte no acepto la presentación de la Conferencia Episcopal de Chile para ser parte en el proceso, la que sólo podrá presentar escritos como “amicus curiae”.

¿Igualdad de condiciones?

En definitiva, está en juego la libertad religiosa no sólo en Chile, sino que en los restantes 22 países latinoamericanos suscritos al denominado Pacto de San José de Costa Rica, del que depende dicha Corte. Agravando la situación, los representantes de Estado chileno que debían actuar como partes en el juicio, fueron rechazados por la Corte, por llegar fuera de plazo con sus escritos, lo que hace que sea un juicio casi en la indefensión, pues una de las partes no podrá ser legalmente escuchada en igualdad de condiciones que la otra.

Diversos organismos internacionales han comenzado a recoger apoyos para salvaguardar la libertad religiosa ante un posible fallo adverso, entre ellos la ADF Internacional, (religiónlibre.org) con sede en los EEUU, que promueve la defensa de las libertades fundamentales y la dignidad humana en todo el mundo, con representación ante los organismos de la ONU, la OEA y la OSCE, europea. 

Riesgo en primavera

La cercanía de la primavera nos sugiere reflexionar sobre el riesgo, como algo que de algún modo nos configura.

10 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

El mes de marzo puede ser bastante agotador. León y cordero. La cara fría de la primavera.

No hay descripción más acertada de los días que ahora se nos escapan de las manos que ésta de Amy Smith, la escritora de las novelas de las estaciones. Este mes de marzo se percibe muy dispar; mitad león, enérgico y poderoso, y mitad cordero, manso y asustado, partido en dos por una palabra: riesgo. El riesgo de no poder resistir más, de ser aplastado por la crisis sanitario-político-económica, de enfermar, de perder un trabajo o un afecto, de estrellarse de nuevo contra un muro de incertidumbre.

El riesgo, como todas las expresiones con un capital semántico infinito, tiene una etimología incierta: sobre él se han depositado capas de acontecimientos humanos dispares, no fáciles de distinguir, que nos han dejado esta densa palabra.

Podría provenir del griego bizantino rhizikò, que significa suerte, destino; o del árabe rizq, que evoca el saldo debido al soldado enviado a las empresas audaces; o del verbo latino clásico resecare, cortar, excluir. En su declinación náutica, resecare significa esa forma de cortar las olas antes de que se levanten, con ojo y habilidad para evitar volcar. Horacio utiliza este verbo en uno de sus versos exhortatorios: ya que la vida es corta (spatio brevi), sugiere el poeta, spem longam reseces, corta una larga esperanza. Un verso que, con licencia poética adaptada a nuestro siglo, traduciría así: rischiala, osala, una speranza eterna (arriesgarse, atreverse, una esperanza eterna).

He aquí el riesgo: discurre como un equilibrista entre la precaución y el posible daño, entre la prudencia de los que se ponen a cubierto y el empuje de los que optan por salir a la luz, aunque calculen lo mucho que pueden salir perjudicados.

He aquí el riesgo: discurre como un equilibrista entre la precaución y el posible daño, entre la prudencia de los que se ponen a cubierto y el empuje de los que optan por salir a la luz, aunque calculen lo mucho que pueden salir perjudicados. Entre la rendición al ciego azar y la obstinación de la voluntad.

Aunque su naturaleza es esa combinación de suerte, destino, voluntad, cálculo y equilibrio debido, se intenta medirla. Se trata de estudiarla para prevenirla o contenerla.

Las organizaciones más complejas de hoy en día no pueden resistir la competencia, casi ni entrar en el juego, si no se han dotado de una evaluación de riesgos, es decir, de un análisis de las posibles amenazas, de cómo pueden producirse, de los límites que hay que establecer y de los métodos que hay que planificar para prevenirlas. Aun si las empresas consiguen encajar grandes gamas de riesgos en las celdas de un excel, para las personas no es tan inmediato domarlos.

Nacemos en él. Desde el primer momento en el vientre, o quizás incluso antes, forma parte de nuestra esencia, es pura experiencia humana. Quizá más aún, es una cuota vocacional, en el sentido de que si la vida se despliega como una respuesta continua que nos vemos «obligados» a dar, instante tras instante, a lo que la realidad nos pone delante -ya sean primaveras o inviernos-, el riesgo se sitúa ahí mismo, en cada pregunta.

Somos el resultado de los riesgos que decidimos asumir. El artefacto artístico de lo que la vida que presiona sigue produciendo en nosotros.

Es exigente, ya que estar en riesgo pide la capacidad de elegir entre las alternativas del terreno, porque la vía de escape no siempre está disponible. Pide una razón elástica, capaz de expandirse para considerar todos los elementos, desde los más macroscópicos hasta los implícitos, aparentemente insignificantes, que pueden llegar a ser decisivos. Y entonces pide una buena compañía, de las que tienen temperamento para mantenernos alerta y no dejarnos ir a la deriva en la soledad.

Somos el resultado de los riesgos que decidimos asumir. El artefacto artístico de lo que la vida que presiona sigue produciendo en nosotros.

Y cuando eso gana, llega marzo, de vuelta al principio. Un mes que lleva el nombre del dios de la guerra, porque cuando el invierno empieza a despedirse, se necesitan guerreros resistentes a la violencia de las tormentas, del cambio, de lo inesperado. Para que la sangre vital que se escondía en una naturaleza marchita, muerta sólo para los ojos distraídos, retome todo su espacio para explotar.

El autorMaria Laura Conte

Licenciada en Letras Clásicas y doctora en Sociología de la Comunicación. Directora de Comunicación de la Fundación AVSI, con sede en Milán, dedicada a la cooperación al desarrollo y la ayuda humanitaria en todo el mundo. Ha recibido varios premios por su actividad periodística.

Iniciativas

Oratorios: amistad, música y fe

Meditar sobre la vida de los santos siempre ha sido una riqueza para los cristianos. Su testimonio alienta siempre a mirar hacia arriba, poniendo todo el acento en la obra que Dios va haciendo, a su ritmo, en nosotros. De la mano de dos jóvenes sacerdotes burgaleses y con este convencimiento en el corazón nacen los oratorios.

Carlos Azcona·10 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 5 minutos

En nuestro tiempo de estudios en Roma, cautivados por la belleza de la música, acudíamos muchas veces a los oratorios organizados en la Parroquia de San Felipe Neri (Chiesa Nuova). La figura de un santo, la meditación sobre una virtud cristiana o una reflexión sobre el tiempo litúrgico correspondiente servían para hilar un encuentro de oración, en el que siempre estaba presente, de una u otra forma, la música en directo. 

Algunas veces era un organista, otras veces un coro, otras veces una pequeña orquesta de cámara. Los corazones de los asistentes latían al unísono y se percibía una atmósfera sublime, cuasi-divina, que favorecía mucho el encuentro personal con el Señor.

Una vez de vuelta a Burgos, nos planteamos que algo así había que hacer en nuestra propia diócesis. Veíamos la importancia de utilizar un cauce similar al que nosotros habíamos conocido en Roma, pensando también en aprovechar la ocasión para invitar a participar del encuentro a tantas personas que rara vez suelen pisar una iglesia.

Los prolegómenos: una beatificación

Entretenidos en estos pensamientos, tuvo lugar en nuestra diócesis un acontecimiento de singular relevancia: la beatificación del sacerdote burgalés Valentín Palencia y de cuatro jóvenes que dieron la vida con él (Donato Rodríguez, Emilio Huidobro, Germán García y Zacarías Cuesta). Con aquella ocasión (23 de abril de 2016), para la ceremonia que se desarrolló en la catedral de Burgos, se organizó una orquesta, integrada por músicos de distintas procedencias, que pusieron su música al servicio de la liturgia. También intervinieron varios coros. 

El listón estaba muy alto, ya que dos de los nuevos beatos (Donato y Emilio) eran músicos y sacaron adelante, entre otras iniciativas, la banda de música del patronato de San José, que regía D. Valentín Palencia.

El resultado fue más que satisfactorio. Y, además de dedicar interminables horas a los ensayos, se trabaron lazos de amistad, que aún perviven, entre muchos de los músicos. Tuve la dicha de participar como violinista en aquella pequeña gran orquesta y, así, cuando D. Enrique y yo nos planteamos el proyecto de los oratorios, surgió de modo espontáneo el pensar en algunos de aquellos compañeros músicos para proponérselo. También es normal que, siendo D. Enrique el vicario de la parroquia de San Cosme y San Damián, en la ciudad de Burgos, fuese ese el marco escogido para la puesta en escena de nuestra idea. Se lo planteamos al párroco, D. Máximo Barbero, quien acogió con ilusión la iniciativa y enseguida nos pusimos manos a la obra.

Primer oratorio: beato Valentín Palencia

El primer oratorio, como es natural, decidimos dedicárselo al propio beato Valentín Palencia. Siempre hemos considerado que su patrocinio desde el cielo ha sido crucial para el devenir de este proyecto. En el Seminario de Burgos, donde nos formamos D. Enrique y yo, coincidimos con D. Luis Renedo, hoy también sacerdote y, desde siempre, un enamorado de la figura de D. Valentín. Así las cosas, le pedimos que redactase él un texto, que nos sirviera de base para el oratorio.

Una vez que tuvimos el texto en nuestras manos, y siempre en diálogo con los músicos, fuimos adaptándolo para ver qué piezas del repertorio que estábamos ensayando por nuestra parte, se adecuaban mejor a un momento u otro del texto. Y, también de forma muy natural, las piezas musicales iban encajando en el texto. ¡Todo parecía orquestado desde arriba! Ya solo faltaba encontrar un orador para leer el texto, que lo aportó la parroquia de San Cosme y San Damián, y una fecha para realizar la convocatoria. Estábamos cerca del Adviento y, así, en las vísperas del primer domingo, decidimos ponerlo por obra: había nacido el primer oratorio.

Segundo oratorio: san Josemaría Escrivá

Como queríamos que estos oratorios tuviesen un vínculo especial con Burgos, un año más tarde nos sentamos a pensar qué otra figura relevante –que la Iglesia cuente entre sus altares– podía servirnos de inspiración. Rápidamente nos dimos cuenta de que podíamos dedicar el segundo oratorio a san Josemaría Escrivá. Vivió en Burgos durante algo más de un año, y en una época tan importante de su vida y del Opus Dei, que de hecho se conoce así: la época de Burgos.

https://youtu.be/FI49FtLt25A

De nuestros tiempos romanos, tanto D. Enrique como yo guardábamos amistad con D. Javier López, coautor de un conocido libro (en tres volúmenes) sobre la espiritualidad de san Josemaría. Indudablemente, él era el más indicado para escribir el texto de nuestro nuevo proyecto, como gustosamente hizo. El grupo de instrumentistas se recompuso también en sus miembros y el resultado, de nuevo, fue más que satisfactorio. Al igual que el año anterior, también este oratorio se presentó en la víspera del primer domingo de Adviento.

Un oratorio muy especial: a Jesucristo, Buen Pastor

Al año siguiente, cambiamos de escenario. La parroquia del Buen Pastor en la que yo sirvo como vicario, en Miranda de Ebro, celebraba por aquel entonces sus cincuenta años de existencia. Dentro del nutrido programa de actos que se elaboró para tal efeméride estaba un oratorio dedicado, precisamente, al Buen Pastor.

Se preparó un guion que, acompañado de una proyección de imágenes, fue conduciendo a los presentes a lo largo de la historia de la parroquia. Todo enmarcado en un prolongado rato de oración, con música en directo, que hizo las delicias de cuantos pudieron acudir.

Un oratorio para un milenario: Santo Domingo de la Calzada

Otro inolvidable oratorio fue el que preparamos para el milenario de santo Domingo de la Calzada. En su maravillosa catedral tuvo lugar uno de los proyectos más ambiciosos de cuantos hemos desarrollado. Era la primera vez que salíamos de nuestra provincia (y, exceptuando la aventura mirandesa, siempre habíamos hecho los oratorios en la ciudad de Burgos).

El nivel de exigencia era bastante alto, ya que durante todo el tiempo que duraron las celebraciones del milenario, cada semana acudía al menos una agrupación musical para honrar la figura del santo. Nosotros, como correspondía a nuestra trayectoria, teníamos claro el formato de lo que queríamos ofrecer: un oratorio sobre la vida de Santo Domingo.

El texto, en este caso, corrió a cargo del entonces vicario parroquial del lugar, D. Jesús Merino, también buen amigo nuestro. Y el resultado no pudo ser otro que el deseado: el Señor estuvo grande con nosotros y conseguimos dar lo mejor de cada uno. Por primera vez, además de música instrumental, contamos también con música vocal. El grupo de instrumentistas se reconfiguró de nuevo, dando comienzo a una nueva aventura, que bautizaron como Music@e.

Amistad, música y fe

Y es que, en toda esta historia, se entrelazan la amistad, la música y la fe. Y cada una tiene su propio devenir. La amistad, porque fue la que dio inicio a todo y la que mantiene todo en pie. La música, porque sirve de amalgama entre todos los participantes y nos ayuda a trascender la esfera de lo meramente sensible para elevarnos a Dios. Y la fe, porque en definitiva es lo que se trata de transmitir, a través del testimonio de la vida de los santos.

En mente hay ya nuevos proyectos, puesto que Burgos es una tierra fecunda en santos. A buen seguro que ellos mismos, desde el cielo, irán marcándonos la hoja de ruta para seguir llegando a tantas almas a través de la narración de sus vidas y la compañía de una buena música, forjando siempre nuevas amistades. 

El autorCarlos Azcona

Vicario parroquial, parroquia del Buen Pastor, Miranda de Ebro.

Vaticano

«Irak tiene derecho a vivir en paz y recobrar su dignidad»

El Papa Francisco ha vuelto a recordar el mensaje que pronunció durante su visita a Irak: que la respuesta a la guerra debe ser la fraternidad y que el pueblo iraquí "tiene derecho a vivir en paz".

David Fernández Alonso·10 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Después del histórico viaje a Irak, el Papa ha continuado su catequesis en la audiencia general de este miércoles 10 de marzo. Además, ha podido hablar de los días pasados en la tierra de Abraham.

Una peregrinación agradecida…

«En estos días pasados», comenzaba el Papa, «la divina Providencia me concedió visitar Irak, tierra devastada por la guerra y el terrorismo, realizando un proyecto de San Juan Pablo II. Estoy muy agradecido al Señor y a todos los que hicieron posible esta visita: al gobierno, a los pastores y fieles de las diferentes Iglesias católicas, y a las autoridades de otras tradiciones religiosas, empezando por el Gran Ayatollah Al-Sistani, con quien tuve un cordial encuentro. Ha sido una peregrinación bajo el signo de la esperanza, la reconciliación y la fraternidad».

…y penitencial

Francisco ha querido subrayar su solidaridad y asociación con el pueblo iraquí, principalmente en su dolor y sufrimiento que han padecido durante años: «En nombre de toda la Iglesia católica he querido asociarme a la cruz que ese sufrido pueblo y esa Iglesia mártir han cargado durante años de terror, violencia y exilio forzado. Viendo las heridas de la destrucción, encontrando y oyendo a los testigos, víctimas de tantas atrocidades, sentí el fuerte significado penitencial de esta peregrinación».

En este país, como en todo el mundo, la respuesta a la guerra y a la violencia sólo puede ser la fraternidad.

«Y al mismo tiempo» siguió el Papa, «percibí la alegría de los iraquíes que me acogieron como mensajero de Cristo, y su esperanza, abierta a un horizonte de paz y fraternidad. Irak, pueblo con raíces milenarias, tiene derecho a vivir en paz, y a recobrar su dignidad».

La fraternidad es la respuesta

Como así lo expresó en el encuentro interreligioso celebrado en las llanuras de Ur, el Papa Francisco volvió a recordar que «en este país, como en todo el mundo, la respuesta a la guerra y a la violencia sólo puede ser la fraternidad. Con ese propósito musulmanes, cristianos y representantes de otras religiones nos reunimos y rezamos juntos en Ur, y resonó con fuerza en nuestro corazón la afirmación del Señor: ¡Todos ustedes son hermanos! Ese mismo mensaje de fraternidad fue también palpable en todos los demás encuentros que tuve en Bagdad, Mosul, Qaraqosh y Erbil, con los fieles de las diversas tradiciones».

Vaticano

La Iglesia se prepara para las «24 horas con el Señor»

La iniciativa promovida desde el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización e impulsada por el Papa Francisco se celebrará en toda la Iglesia el 12 y 13 de marzo.

Maria José Atienza·10 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

La iniciativa promovida desde el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización e impulsada por el Papa Francisco se celebrará en toda la Iglesia el 12 y 13 de marzo.

Las 24 horas para el Señor, es una iniciativa de adoración al Santísimo Sacramento y centrada además en la recepción del sacramento de la Reconciliación en tiempo de Cuaresma. Este año tiene por lema

A pesar de las limitaciones que conlleva la actual situación de pandemia, desde el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización se anima a las parroquias y comunidades «a celebrar esta jornada con la apertura extraordinaria de la iglesia, ofreciendo la posibilidad de acceder a las Confesiones, preferiblemente en un contexto de Adoración Eucarística convenientemente preparada. El evento podría iniciar el viernes por la tarde con una Liturgia de la Palabra que ayude a los fieles a preparar la Confesión sacramental, y concluir con la celebración de la Santa Misa festiva del sábado por la tarde».

En los casos en los que, por motivos sanitarios, no se permitan las celebraciones de los Sacramentos, o se puedan celebrar con un número limitado de personas, la Adoración Eucarística podría transmitirse por Internet, preparando así a los fieles para la contrición perfecta siguiendo las indicaciones del catecismo para estos casos y, como es natural, con la resolución de recurrir tan pronto sea posible a la confesión sacramental.

Subsidio

El subsidio hecho público para esta ocasión contiene dos partes: en la primera se presentan algunos textos que animan a vivir de forma consciente el encuentro con el sacerdote en el momento de la confesión individual, que es una de las características de esta jornada, aunque se apunta que, en caso de que no sea posible acercarse temporalmente al Sacramento de la Reconciliación, pueden servir para prepararse a la contrición perfecta.

La segunda parte se puede utilizar durante el tiempo de apertura de la Iglesia, de modo que aquellos que vengan a confesarse, puedan recibir ayuda en la oración y en la meditación a través de un recorrido basado en la Palabra de Dios

Firmas invitadasJaime López Peñalba

Un ecumenismo ‘de peregrino’. El viaje del Papa a Irak

10 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Permítanme comenzar con una premisa importante, clave para comprender bien la extraordinaria figura del papa Francisco: el Santo Padre entiende su ministerio como un servicio a la unidad y la fraternidad de los hombres, con mucha conciencia. Si el sucesor de Pedro siempre es un signo real y eficaz de comunión para la Iglesia, el Papa actual le ha dado a esta función suya un horizonte misionero vivísimo, ofreciendo la semilla de unidad que es la Iglesia a todos los hombres de cualquier credo o nación.

Visto así, no debe sorprender la relevante dimensión ecuménica del viaje apostólico a Irak que Francisco acaba de culminar. Dejando a un lado otros valores muy relevantes de la visita, como el diálogo interreligioso con el Islam o el consuelo llevado a las comunidades católicas supervivientes a una crisis que dura décadas, el encuentro con el Oriente cristiano ha sido uno de los ejes de este momento histórico.

El Papa teoriza poco a la hora de abrazar a cristianos de otras Iglesias y comunidades. Ejerce más bien un ecumenismo que podríamos llamar ‘de peregrino’. Él se pone en camino, y caminando encuentra gente, creyentes y no creyentes, y reconoce en estas coincidencias una llamada a abrirse, a darse y a unirse. Esta es la perspectiva en la que se ha realizado toda la visita, como el mismo Santo Padre nos explicaba en la explanada de Ur de los Caldeos, el hogar del gran patriarca Abrahán, que se ha convertido en un patrón de facto de este viaje. Allí recordaba la llamada de Dios para salir de su tierra, ponerse en camino y ser padre de tantos creyentes como estrellas hay en el firmamento. Allí nos ofrecía la peregrinación de Abrahán como el gran símbolo de la Iglesia y de la historia de los hombres, de sus anhelos comunes, de su concordia, de sus dificultades.

En la catedral católica de Bagdad, una tierra santa regada por la sangre de tantos mártires, rememorados especialmente con la última persecución atroz del ISIS, el papa Francisco nos ofrecía un bello comentario espiritual de la comunión de los cristianos, a través de la metáfora del tapiz, con un feliz guiño a la cultura persa con la que estaba celebrando: la Iglesia, decía, es como una alfombra, única y hermosa, tejida con tantísimos hilos y tejidos de colores diversos, como variadas son las comunidades cristianas presentes en Oriente, con un patrimonio de espiritualidad, liturgia y formas pastorales que es un tesoro para la Iglesia en todo el mundo. El tejedor, claro, es Dios, con su patrón de urdimbres y tramas, su paciencia hecha de cuidado y detalle, sus remiendos si es que aparecieran rotos y descosidos.

Como ejercicio práctico de este telar, se daba un hito histórico: un Papa celebraba por primera vez en el rito caldeo, propio de la Iglesia iraquí. En efecto, en los siglos XVIII y XIX, algunas comunidades cristianas de Medio Oriente se unieron a la Iglesia católica romana, formando las Iglesias siro-católica y caldea, aún presentes, aunque tan disminuidas hoy en día.

Otro momento ecuménico significativo ha sido el encuentro entre Francisco y el patriarca Mar Gewargis de la Iglesia asiria de Oriente, una cristiandad milenaria, con orígenes apostólicos, de espiritualidad semita, misionera en todas las regiones de la Ruta de la seda, hasta alcanzar la India y China, y también señalada por el martirio sucesivo de los persas, mongoles y turcos. Con esta Iglesia, separada de Roma desde hace siglos, se ha ido dando un acercamiento progresivo desde el pontificado de Juan Pablo II.

Mosul, Qaraqosh, Erbil… los lugares que el Papa ha pisado nos traen primero a la mente, de manera tan espontánea como trágica, las imágenes de batallas, ciudades arrasadas y recuentos de víctimas. Que Francisco haya añadido a este álbum terrible las fotos de la alegría, de los abrazos y de las miradas esperanzadas no es un gesto de caridad pequeño. En medio de esta Cuaresma, Dios ha consolado a su pueblo. En el último acto de la visita apostólica, la Misa celebrada en Erbil, el Santo Padre describía en su homilía como Jesucristo vaticinó, para escándalo de sus contemporáneos, la ruina de los templos, a la vez que prometía su restauración por mano de Dios. Anunciaba así su resurrección, y el gran don de un nuevo Templo, que era Él mismo, donde todos nos reuniremos. La unidad también es un camino hacia la Pascua.

El autorJaime López Peñalba

Profesor de Teología en la Universidad San Dámaso. Director del Centro Ecuménico de Madrid y Viceconsiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad en España.

Tres lecciones del Papa en Irak

Una vez concluida la visita del Papa a Irak, la tentación es pensar que sus palabras y gestos en la tierra de Abraham fueron sólo para los iraquíes. El Santo Padre ha ofrecido al mundo al menos tres lecciones: pensar en los demás, compasión y perdón.

10 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Papa Francisco nació el 17 de diciembre de 1936, tiene 84 años, y ha comentado que no disfruta con los viajes. Sin embargo, siguiendo las normas de prudencia debido a la pandemia, ‘se ha dejado’ convencer por los iraquíes, civiles y religiosos, y ha vivido con entrega su viaje a la tierra del profeta Abraham. Como dijo antes de partir, “no podía defraudarles por segunda vez”, en alusión a san Juan Pablo II, que no pudo comenzar en Irak el Jubileo del año 2000, por motivos políticos.

Del viaje ha vuelto agotado, pero feliz. “Viajé a Irak conociendo los riesgos, pero tras rezarlo mucho, tomé la decisión libremente. Ha sido como salir de la prisión”, señaló en el avión. La estancia del Padre común de los católicos en tierras iraquíes nos deja enseñanzas de calado. Quizá la primera es ésta: pensar los otros, en el pueblo iraquí, viajar a pesar de que todo parecía en contra, ir a confortarles y consolarles. Una obra de misericordia.

La segunda es la compasión. El Vicario de Cristo se ha comportado como Jesús antes de resucitar al hijo de la viuda de Naim, o viendo las multitudes que no tenían qué comer, o como el Padre que ve venir al hijo pródigo. Hace unos años, en octubre de 2015, poco antes de la convocatoria del Año Santo de la Misericordia, el Papa decía en Santa Marta: Dios “tiene compasión, siente compasión por cada uno de nosotros; tiene compasión por la humanidad y ha mandado a su Hijo para curarla”.

La compasión late en el fondo de las oraciones que el Papa ha rezado en las llanuras de Nínive o en las de Ur, por tantas personas, en especial cristianos, que han padecido “las trágicas consecuencia de la guerra y de la hostilidad”.

Fue en Mosul donde el Papa habló de crueldad: “Es cruel que este país, cuna de la civilización, haya sido golpeado por una tempestad tan inhumana, con antiguos lugares de culto destruidos y miles y miles de personas (musulmanes, cristianos, yazidíes y otros), desalojadas por la fuerza y asesinadas”. Horas más tarde, en el vuelo de vuelta a Roma, diría a los periodistas: “no imaginaba las ruinas de Mosul, me quedé sin palabras”. Las fotos son impactantes realmente.

“Tenemos que perdonar”

Ahí, en Hosh-al-Bieaaa, plaza de las cuatro iglesias (sirio-católica, armenia-ortodoxa, sirio-ortodoxa y caldea), destruidas entre los años 2014 y 2017 por atentados terroristas, Francisco afirmó con solemnidad que “la fraternidad es más fuerte que el fratricidio, la esperanza es más fuerte que la muerte, la paz es más fuerte que la guerra”. “Esta convicción nunca podrá ser acallada en la sangre derramada por quienes profanan el nombre de Dios recorriendo caminos de destrucción”.

Last but non least (por último, pero no menos importante), el perdón. “Dios omnipotente, abre nuestros corazones al perdón recíproco, haznos instrumentos de reconciliación”, rezó el sábado en la milenaria Ur, junto a un centenar de representantes del judaísmo, del islam y del cristianismo, en el histórico Encuentro interreligioso.

“Una mujer que perdió a un hijo en los primeros bombardeos en 2014, dijo una palabra: ‘Perdón, yo los perdono’. Y pidió perdón para ellos. Eso fue lo que más me conmovió, el testimonio de una madre en Qaraqosh”, reveló el Papa en el avión de vuelta a Roma, asegura el corresponsal Juan Vicente Boo en ABC. “Esta palabra, perdón, la hemos perdido. Sabemos condenar a lo grande, y yo el primero. Tenemos que perdonar. Esto fue lo que más me impacto en Qaraqosh”.

El autorRafael Miner

Periodista y escritor. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra. Ha dirigido y colaborado en medios especializados en economía, política, sociedad y religión. Es premio de periodismo Ángel Herrera Oria 2020.

Una Cuaresma fructífera

Ya muy adentrados en la Cuaresma, y casi a las puertas de la segunda Semana Santa marcada por la pandemia global del coronavirus, el Papa Francisco nos da las claves para sacar provecho de este camino de conversión.

9 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Para el Papa Francisco, la Cuaresma 2021 debe estar marcada por «un camino de conversión que lleve a redescubrir el vínculo de comunión con los demás, especialmente con los pobres«. El ayuno, la oración y la limosna, los tres trabajos que tradicionalmente marcan el período que los cristianos dedican a la preparación de la Pascua, no deben verse como acciones encaminadas a construir la propia perfección, sino como pasos para amar más al prójimo y, por tanto, amar más a Dios.

En el mensaje promulgado el 12 de febrero, el Obispo de Roma subraya la posibilidad de que el ayuno no se refiera necesariamente a la comida, sino a todo lo que abarrota nuestra existencia, en particular la saturación de información, ya sea verdadera o falsa. ¿Cómo es posible en la práctica vivir esta sugerencia? No es raro encontrarse con cristianos que proclaman al comienzo de la Cuaresma que quieren «ayunar de Internet«, pero, aparte de que esta decisión tiene en no pocas ocasiones la consecuencia de complicar la vida a los demás, para quienes por razones serias necesitan relacionarse con estas personas, casi nunca es realmente aplicable.

Una forma realista e inteligente de poner en práctica el consejo que nos da Bergoglio es aprender a priorizar las cosas en nuestro día durante esta Cuaresma. Puede ser realmente un descubrimiento revolucionario aprender a «estar centrados«, es decir, concentrarse, durante el tiempo adecuado, en nuestro trabajo o en lo que consideramos prioritario para nuestra vida (naturalmente, no en un sentido egoísta).El primer consejo es no tener siempre el móvil en la mano. Los que pintan un cuadro necesitan alejarse de vez en cuando.

Puede ser muy útil aprender a abrir el iPhone mirando todas las aplicaciones, correos electrónicos y demás y luego cerrarlo durante una hora, más o menos, como si se estuviera en un avión, manteniendo abierta sólo la posibilidad de recibir llamadas. Pero luego está el segundo punto. El problema no es el smartphone sino uno mismo: hay que jerarquizar nuestro día.

El smartphone es probablemente una revolución comparable al descubrimiento de la rueda, el fuego o la escritura. Es algo maravilloso que estamos aprendiendo a asumir: estamos comprendiendo la necesidad de unir la enorme vela con la que la red dota a nuestras vidas con la profundidad de la deriva: esa extraña aleta vertical que permite que el velero no vuelque.

A partir de la metáfora necesitamos unir la velocidad con la profundidad para estar abiertos a captar, para comprender las necesidades que nos manifiestan los demás. Si lo hacemos, la nuestra será realmente una Cuaresma fructífera.

El autorMauro Leonardi

Sacerdote y escritor.

Evangelización

Bettina Alonso: «Las personas generosas dan hasta que les duele un poquitín»

Entrevistamos a Bettina Alonso, Directora de Desarrollo de la Archidiócesis de Nueva York. Nos cuenta, con gran transparencia, su opinión sobre cómo sacar adelante proyectos y labores en las diócesis, desde su experiencia en la de Nueva York.

Diego Zalbidea·9 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 6 minutos

Después de 10 años trabajando en Oceana y ser su Vicepresident of Global Development, el Cardenal Dolan le pidió que se convirtiera en la Executive Director of Development de la Archidiócesis de Nueva York. Lleva allí seis años y en este tiempo ha dirigido campañas tan grandes como la Renew and Rebuild Campaign que logró reunir más de 240 millones de dólares para sostener la actividad de la Iglesia en Nueva York, así como también otras para la reparación de Saint Patrick, la catedral de la Archidiócesis situada en Manhattan. 

¿Cómo son las personas generosas? 

Yo distinguiría quienes son generosos con el dinero, con el tiempo y con el talento. 

¿Las que lo son con el dinero? 

Las que dan hasta que les duele un poquitín. Siempre me quedo con la duda de si tenía que haberles pedido más. Hay personas que a mí me impresionan porque dan hasta la camisa. En barrios pobres es muy común. Si el sacerdote necesita algo, lo dan todo. 

¿Y con el tiempo y el talento? 

Hay gente muy involucrada, que dedica mucho tiempo y que pone toda su capacidad al servicio de la parroquia. En el fondo, en cualquiera de las tres dimensiones, lo que define a las personas generosas es que se sienten privilegiadas y agradecidas a Dios por todo lo que han recibido. Entienden que tienen mucha suerte y que han sido elegidas por Dios. Aquí desde que son muy pequeños tienen esta visión. Pienso que la verdadera generosidad se manifiesta en los tres aspectos.

¿Qué puede hacer un sacerdote en una parroquia para involucrar a los fieles en el sostenimiento? 

Pedir, pedir y pedir. Cuando he entrenado a los sacerdotes para que hagan peticiones todos han respondido muy positivamente. Al principio les parecía imposible pedir lo que les aconsejábamos (25.000 dólares). Les daba miedo pedir, pero se dieron cuenta de que la gente estaba mucho más abierta de lo que pensaban.

El pánico a que los fieles se ofendieran desaparece cuando les piden y nunca sucede eso que imaginaban. Podemos equivocarnos en la cantidad que les pedimos, pero cualquier conversación da fruto, aunque a veces no sean inmediatos. 

¿Y eso funciona también con el tiempo y el talento? 

Por supuesto. Ahora estamos teniendo sesiones de formación con los seminaristas para enseñarles a pedir y les hacemos ejercicios sobre cómo pedir talento y tiempo a los fieles. Es fantástico. Son muy creativos. La perspectiva es la misma. 

¿Y si a alguien le cuesta pedir? 

Si a un sacerdote le cuesta pedir dinero, que suele ser lo más difícil de pedir, le recomendamos que busque a alguien de su parroquia que lo haga. Hay personas que no sufren pidiendo, todo lo contrario. Además la petición nos gusta que sea intentional. Es como decir que sea “dirigida a un fin concreto”.

La petición nos gusta que sea intencional. Es como decir que sea “dirigida a un fin concreto”.

No es bueno pedir en general. Esto lo he aprendido del Cardenal Dolan. Les animamos a los párrocos a que pidan concretamente. Así los fieles no dan lo que les sobra, lo que llevan en ese momento encima. El Cardenal me contaba cómo él había aprendido de su padre. Rezaban todos juntos y luego se sentaban y decidían cómo iban a compartir con la Iglesia su tiempo, su talento y su dinero. Eso es una ofrenda intencional.

¿Cómo se pide la colaboración de los fieles? 

Lo primero que hemos intentado y vamos consiguiendo que entiendan los sacerdotes es que pedir dinero no es solo una cuestión financiera, sino que es algo profundamente pastoral. Por eso, no se puede hacer de forma general. Lo mejor es poder hacerlo en el marco de una conversación más amplia.

Me ha pasado que un sacerdote iba a tener una de estas conversaciones y se olvidó de pedir el dinero. Yo le felicité. Muy bien, padre, ha hecho lo que tenía que hacer usted. Ahora déjeme el contacto y yo les llamo para pedirles su colaboración. Entiendo que en otros países no existe este tipo de apoyo desde la diócesis, pero gracias a Dios los sacerdotes están comprendiendo la dimensión pastoral que tienen estas donaciones de tiempo, talento y dinero. 

¿Cómo son esas personas que disfrutan pidiendo dinero? 

Suelen ser personas a las que les encanta la gente, muy sociables y apasionadas. Es gente que tiene una convicción muy genuina y que pide no para sí misma, sino para otras personas, para una comunidad que lo necesita. Yo siempre recomiendo antes de pedir practicar un poco. Aquí lo llamamos el role play, porque cada uno tendrá su estilo. Cada uno se apasiona más con unos temas que con otros y es bueno que cada uno pida para lo que siente pasión.

He visto a gente pedir con mucha pasión para poner aire acondicionado, ventanas, etc. Hablaban de una experiencia de conexión con el Señor que se producía en la parroquia gracias a que uno no se distrae con el calor que hace, por ejemplo. Era maravilloso escucharles. También es muy útil que sea alguien creativo para conectar con el donante.

¿Cree que eso puede hacerlo el ecónomo de las diócesis? 

Pienso que no, porque somos dos perfiles muy diferentes. Los que trabajan conmigo se ríen de mí porque yo no soy capaz de leerme ningún contrato y podría firmar mi sentencia de muerte sin ningún problema. Cuando yo me encuentro con mi CFO (ecónomo), la otra cara de la moneda, me suele decir que le agoto. A él le gusta mucho el Excel y le cuadran todos los números, sabe dónde está todo… La gente de finanzas tiene un mensaje que es interesante para los que se dedican a las finanzas, pero tenemos que volver a poner al donante en primera línea: él es el protagonista.

Pedirle dinero a mi madre es muy diferente de pedírselo a un sobrino mío que tiene 23 años. No solo es una diferencia generacional, sino que también es diferente la reacción.

Pedirle dinero a mi madre es muy diferente de pedírselo a un sobrino mío que tiene 23 años. No solo es una diferencia generacional, sino que también es diferente con qué reaccionamos cada uno, qué es lo importante para nosotros. Cuando un sacerdote tiene dos o tres parroquias, pedir dinero se convierte en una actividad muy al final de la lista de prioridades. Están todo el día corriendo de aquí para allí. 

A mí me preocupa que los números y el dinero influyan demasiado en la misión de la Iglesia. Se lo he dicho al Cardenal y me ha respondido entusiasmado. Nos hemos metido en una dinámica en la que estamos siempre intentando cuadrar el balance. Por eso hablamos todo el día de recortes, de cerrar parroquias y de ahorrar.

El Cardenal me dijo que estaba dándole muchas vueltas al pasaje del Evangelio en que Jesús le dice a Pedro que reme mar adentro. Los peces no están en la orilla. Eso implica un riesgo. No podemos sentirnos seguros en nuestra torre de cristal. A veces hay que asumir deudas. Nos faltan conversaciones sobre evangelización, por ejemplo, sobre cómo hacer que la gente vuelva a Misa. Es verdad que nos siguen un montón por streaming y eso hay que aprovecharlo. La catedral de Saint Patrick tiene 25.000 seguidores de la Misa en streaming los domingos. 

¿Y cómo se conecta con el donante? 

Al principio yo trataba de llevar todo muy bien aprendido y conocer al dedillo la vida del posible donante. Yo me dedico a hacer las peticiones más grandes. Ahora me he dado cuenta de que es mucho mejor que el donante guíe la conversación. Quiero escucharles para poder responder a lo que él o ella tiene en su cabeza y en su corazón. Intento no tener un esquema prefabricado de cómo son y trato de guiarme por su voluntad. Es como una aventura.

He llegado a esta convicción después de muchos años. Yo no puedo insistir en mis ideas. Mis opiniones no vienen a cuento. A veces no tengo respuestas para lo que me piden, pero siempre es positivo escuchar y se llega a soluciones muy creativas. 

¿Cómo ha afectado la pandemia al sostenimiento de la archidiócesis? 

Hemos tenido que reinventarnos. Hemos hecho un gran esfuerzo por aprender a conectar humanamente a través de la tecnología. En este departamento trabajamos alrededor de 40 personas y hemos descubierto que podíamos mejorar mucho en la utilización y aprovechamiento de las redes sociales. Descubrimos que el 15% de las parroquias no tenían web y el 88% tenían los datos sin actualizar.

Lo que ha sucedido y cómo hemos aprendido no hubiera sido posible sin la pandemia. Además, hemos pedido a los que han mantenido su trabajo que colaboraran más. Mucha gente ya no podía comprometerse tanto por la situación económica en que han quedado. La gente está siendo muy generosa. 

¿Alguna estrategia concreta reciente? 

Sí, por supuesto. Hay varios grupos de personas en función de cuánto participan de la vida de las parroquias. Están los que siempre vienen y esos necesitan un mensaje concreto. También están los que nunca vendrán y por último los que participan de forma esporádica. Un ejemplo de este último grupo son los que vienen el Miércoles de Ceniza, el Domingo de Ramos o el Domingo de Resurrección.

El uso de tecnología es muy aprovechable. Nos pilló la pandemia totalmente desprotegidos.

Este año hemos hecho una campaña para esas personas. ¿Cómo podemos conectar con esas personas que solo vienen esos días? Queremos que los párrocos les transmitan un mensaje de este tipo: “Veo muchas caras nuevas. Estáis aquí por un motivo. No sé cuál es, pero me encantaría veros de nuevo. Podéis tomar el QR que está en la entrada y mandarnos vuestro nombre y teléfono porque queremos estar en contacto”. El uso de tecnología es muy aprovechable. Nos pilló la pandemia totalmente desprotegidos. 

¿Un libro? 

Voy a decir tres: “Sostiene Pereira”, procuro leerlo cada 5 o 6 años, en él un periodista en Lisboa se ve interpelado a no mirar la vida desde la barrera; “The Four hour week” es sobre la gestión del tiempo y anima a tener un poco de equilibrio y no ir corriendo todo el día; y el último es uno del Cardenal Dolan que se llama “Who do you say I am” y son reflexiones diarias sobre la Biblia, los santos y la respuesta que es Cristo. Me encanta porque lo escucho en Audible todos los días. Es muy corto y vuelve a demostrar este hombre el genio inspirador que es.

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Durante su viaje a Irak, Francisco participó en la oración de sufragio por las víctimas de la guerra en Hosh al-Bieaa, en Mosul.

David Fernández Alonso·9 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto