En el domingo del Buen Pastor, el Papa Francisco, tras celebrar la ordenación presbiteral de nueve sacerdotes, ha rezado el Regina Coeli desde la ventana del Palacio Apostólico.
«En este cuarto domingo de Pascua, llamado domingo del Buen Pastor», comenzó Francisco, «el Evangelio (Jn 10,11-18) presenta a Jesús como el verdadero pastor, que defiende, conoce y ama a sus ovejas. A Él se opone el “asalariado”, a quien no le importan las ovejas, porque no son suyas. Hace este trabajo solo por la paga, y no se preocupa de defenderlas: cuando llega el lobo huye y las abandona (cfr vv. 12- 13). Jesús, sin embargo, pastor verdadero, nos defiende y nos salva en muchas situaciones difíciles, peligrosas, mediante la luz de su palabra y la fuerza de su presencia, que experimentamos especialmente en los Sacramentos».
«El segundo aspecto, continuó el Santo Padre, «es que Jesús, pastor bueno, conoce a sus ovejas y las ovejas le conocen a Él (v. 14). ¡Qué bonito y consolador es saber que Jesús nos conoce a cada uno, que no somos anónimos para Él, que nuestro nombre le es conocido! Para Él no somos “masa”, “multitud”, no. Somos personas únicas, cada uno con la propia historia, cada uno con el propio valor, tanto como criatura como redimido por Cristo. Cada uno de nosotros puede decir: ¡Jesús me conoce! Es verdad, es así: Él nos conoce como nadie más. Solo Él sabe qué hay en nuestro corazón, las intenciones, los sentimientos más escondidos. Jesús conoce nuestras fortalezas y nuestras debilidades, y está siempre listo para cuidar de nosotros, para sanar las llagas de nuestros errores con la abundancia de su gracia. En Él se realiza plenamente la imagen del pastor del pueblo de Dios delineada por los profetas: se preocupa por sus ovejas, las reúne, venda la que está herida, cura la que está enferma… (cfr Ez 34,11-16)».
La figura del Buen Pastor es para Francisco familiar: «Por tanto, Jesús Buen Pastor defiende, conoce, y sobre todo ama a sus ovejas. Por esto da la vida por ellas (cfr Jn 10,15). El amor por sus ovejas, es decir por cada uno de nosotros, le lleva a morir en la cruz, porque esta es la voluntad del Padre, que nadie se pierda. El amor de Cristo no es selectivo, abraza a todos. Nos lo recuerda Él mismo en el Evangelio de hoy, cuando dice: «También tengo otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor» (Jn 10,16). Estas palabras dan fe de su inquietud universal: Jesús quiere que todos puedan recibir el amor del Padre y tener la vida».
«La Iglesia está llamada a llevar adelante esta misión universal de Cristo. Además de los que frecuentan nuestras comunidades, hay muchas personas que lo hacen solo en casos particulares o nunca. Pero no por esto no son hijos de Dios, que el Padre confía a Cristo Buen Pastor. Por todos y cada uno Jesús ha dado la vida. Y a todos y cada uno nosotros cristianos tenemos que testimoniar su amor, con actitud humilde y fraterna».
El Papa concluyó afirmando que «Jesús defiende, conoce y ama a cada una de sus ovejas. María Santísima nos ayude a acoger y seguir nosotros los primeros al Buen Pastor, para cooperar con alegría a su misión».