Al trigésimo tercer obispo de Roma probablemente nunca le pasó por su imaginación que su persona se iba a perpetuar por los siglos con fastuosos festejos en todo el globo. En muchos países, el año nuevo se llama sencillamente Silvester. Paradójicamente, Silvestre era un sacerdote muy tranquilo. Su celoso servicio a Dios le granjeó el respeto universal y en el año 314 fue elegido Papa.
Ocupó el cargo durante veinte años. Su pontificado coincidió con la promulgación del Edicto de Milán, que garantizaba a los cristianos la libertad religiosa. Las fuentes nos dicen que ordenó que el día del sol romano (dies solis) se celebrara como el Día del Señor, y Constantino el Grande declaró el domingo libre de trabajo por decreto en el año 321.
Realizó la consagración solemne de las basílicas de San Pedro del Vaticano (326 d.C.) y San Juan de Letrán (324 d.C.), ambas construidas por el Emperador, comenzando de esta forma la tradición de consagraciones solemnes de edificios similares.
Durante este periodo, el obispo de Roma no podía compararse en importancia con los obispos de las Iglesias orientales ni con las eminentes personalidades que ejercieron una influencia decisiva sobre Constantino, el emperador protector de la Iglesia.
Durante el pontificado de Silvestre tuvo lugar el Concilio de Nicea (325 d.C.), que estableció el Credo Niceno. La escasa participación del Papa en este primero de los concilios ecuménicos, quizá por su lejanía del escenario del conflicto o por su respeto a la autonomía de las Iglesias orientales, fue recibida con algunas críticas.
Probablemente porque el episcopado de Silvestre se produjo en un momento crucial de la historia de la Iglesia, sus sucesores y la cada vez más importante comunidad cristiana de Roma no se conformaron con el papel secundario que desempeñó junto al primer emperador cristiano. En este contexto, sobre todo cuando los emperadores ya no residían en la ciudad, surgieron leyendas que pintaban un retrato idealizado de Silvestre.
Las celebraciones de Nochevieja
En casi todo el mundo, la Nochevieja se asocia a la última noche del año civil. La forma de celebrarlo depende de la cultura local, aunque la globalización está erosionando cada vez más todas las diferencias y costumbres locales. La música estridente y los fuegos artificiales suelen acompañar los festejos de esta noche. Probablemente la costumbre más extendida sea brindar a medianoche.
El último día del año es una gran oportunidad para recordar la figura de este santo papa. Es bueno perpetuar esta referencia en la mente de nuestros amigos. Este santo cada año nos puede recordar las dos basílicas papales, la celebración del domingo y la profesión de fe en el Credo. Esto nos permite tomar la dirección correcta para el nuevo año que comienza.