Del 14 al 17 de noviembre se llevará a cabo en Baltimore, Maryland, la Asamblea Plenaria de la Conferencia de Obispos de los Estados Unidos (USCCB por sus siglas en inglés). En las sesiones se discutirán los retos más importantes que afronta la Iglesia en los EE.UU., entre ellos la Iniciativa de Renacimiento Eucarístico, la revisión del documento doctrinal sobre responsabilidad política de los católicos (“Formando la conciencia para ser ciudadanos fieles”, así como temas relacionados con la decisión Dobbs vs. Jackson de la Corte Suprema de Justicia y la discusión de algunas causas de beatificación y canonización.
Los temas internacionales de esta Asamblea incluirán la Jornada Mundial de la Juventud 2023, el Sínodo de los Obispos, la guerra en Ucrania y la situación migratoria en la frontera México-EU, entre otros. La Asamblea iniciará con el discurso del Nuncio Apostólico en los Estados Unidos, Mons. Christophe Pierre, seguido por Mons. José H. Gómez, Arzobispo de Los Ángeles, quien pronunciará su última alocución como presidente de la USCCB, concluyendo su mandato. Durante esta reunión los obispos norteamericanos votarán para elegir nuevos presidente, vicepresidente y las cabezas de seis comités.
Los retos de la nueva administración
Los obispos que conformen la nueva administración para el próximo trienio tendrán delante de sí los desafíos y esperanzas de la Iglesia norteamericana los cuales se expresaron durante el proceso sinodal que se desarrolló recientemente en EE.UU. y cuyas conclusiones fueron publicadas en la “Síntesis Nacional del Pueblo de Dios en los EE.UU. del Sínodo de Obispos 2021-2023”. El documento sintetiza los informes de las 178 diócesis y arquidiócesis de la Iglesia Latina, el Ordinariato Personal de la Cátedra de San Pedro y las 18 eparquías católicas orientales presentes en el país.
En este proceso sinodal participaron 700,000 personas, las cuales conforman cerca del 1% de los católicos en EE.UU. (de un total de 66.8 millones de católicos). El documento refleja las alegrías, esperanzas y heridas persistentes en la Iglesia norteamericana. La Síntesis señala que esta experiencia sinodal en los EE.UU. permitió el redescubrimiento de “la sencilla práctica de reunirse, rezar juntos y escucharse unos a otros” para discernir las respuestas a los retos que enfrenta la Iglesia, siendo el Espíritu Santo el principal agente en este ejercicio.
Las heridas
Los abusos sexuales, la división en la iglesia, la polarización en EE.UU., la ausencia de los jóvenes y la marginación de grupos étnicos y raciales son las heridas reportadas por los participantes en el proceso sinodal. De acuerdo con la Síntesis, la herida que más aflige es la de los efectos de la crisis del abuso sexual: “El pecado y el delito de abuso sexual ha erosionado no solo la confianza en la jerarquía y la integridad moral de la Iglesia, sino que también ha creado una cultura de temor que impide que las personas se relacionen entre sí”, indica el texto.
Otra herida persistente fue “la experiencia de la profunda división de la Iglesia, la cual provoca una profunda sensación de dolor y ansiedad. En ese sentido, muchas regiones del país percibieron la falta de unidad entre los obispos de los Estados Unidos y entre algunos obispos (a título individual) con el Santo Padre, situación que fue definida como “fuente de grave escándalo”.
Esta división al interior de la Iglesia, que se retroalimenta por la polarización política, afecta también la celebración eucarística. Las diferencias en la forma de celebrar la liturgia, precisa el texto, “a veces alcanzan un nivel de hostilidad”. En ese rubro, la cuestión que generó más polémica fue la celebración de la Misa preconciliar. Otros desafíos identificados en las consultas sinodales fueron la marginación de grupos minoritarios, el sentimiento de exclusión de los más jóvenes y su ausencia de la Iglesia: “Prácticamente todas las consultas sinodales compartieron un profundo dolor por la partida de los jóvenes”.
Las esperanzas puestas en la Eucaristía
A pesar de las numerosas heridas que ponen de manifiesto un gran deseo de sanación y comunión, los participantes en el proceso sinodal coincidieron en que la Eucaristía es la fuente de esperanza, de donde parten la unidad, la comunidad y la vida de fe. Providencialmente este año se lleva a cabo la iniciativa denominada “Renacimiento Eucarístico Nacional”, un programa de tres años patrocinado por la USCCB y cuyo objetivo es fomentar el conocimiento el amor y el encuentro del pueblo de Dios con la fuente y cumbre de la fe católica.
Esta iniciativa tendrá su culmen con el Congreso Eucarístico Nacional en Indianápolis, Indiana del 17 al 21 de julio del 2024. Como dice en la página web de la iniciativa: “Escándalo, división, enfermedad, duda. La Iglesia ha resistido cada uno de ellos a lo largo de nuestra historia. Pero hoy nos enfrentamos a todos a la vez. En medio de estas olas rugientes, Jesús está presente, recordándonos que Él es más poderoso que la tormenta. Él desea sanar, renovar y unificar a la Iglesia y al mundo. ¿Cómo lo hará? Uniéndonos de nuevo en torno a la fuente y la cumbre de nuestra fe: la Sagrada Eucaristía”.