Hoy, segundo domingo del tiempo ordinario, se celebra en España la Jornada de la Infancia Misionera. Marruecos es un país que todos los años recibe ayuda de Obras Misionales Pontificias y, en concreto, a través de Infancia Misionera, obtiene fondos para proyectos infantiles, como casas de acogida, comedores, etc. El arzobispo de Rabat, monseñor Cristóbal López Romero, sacerdote y religioso salesiano, habla en esta entrevista sobre la labor de OMP en Marruecos.
¿Qué proyectos tiene Obras Misionales Pontificias en Marruecos?
– Las dos archidiócesis que existen en Marruecos, Rabat y Tánger, presentan cada año diversos proyectos de tipo religioso, social y cultural a las Obras Misionales Pontificias.
Entre las de tipo cultural destaca el apoyo a bibliotecas y centros culturales en Meknès, Beni-Mellal, Rabat y Casablanca. Dichos centros son lugares de encuentro y de diálogo islamo-cristiano, así como también de servicio a los estudiantes de diversos niveles que no disponen en sus casas de lugares adecuados para el estudio.
En el campo social, destacamos la escuela Effetá para sordo-mudos, el Hogar Lerchundi para el apoyo escolar de niños de familias desfavorecidas, la casa de acogida para niñas (Dar Tika) que deben ser protegidas, el orfelinato Lalla Meriem y el Centro Rural de Servicios Sociales, que ofrece dispensario, guardería y formación femenina.
En el campo religioso puedo citar el apoyo a la formación cristiana de jóvenes universitarios, la ayuda económica para la catequesis de niños y la manutención de asistentes pastorales al servicio de las parroquias y de las actividades diocesanas.
A todo esto hay que añadir la ayuda que cada año las diócesis reciben para su funcionamiento ordinario.
¿Qué suponen estas ayudas para la Iglesia?
-Sin las ayudas recibidas a través de las OMP se nos haría muy cuesta arriba mantener y llevar adelante todos estos proyectos.
Se trata de un gesto de solidaridad de las Iglesias que tienen más posibilidades hacia las que, por diversas circunstancias, tenemos menos. Y este compartir los bienes es un gesto eminentemente cristiano
¿Ha notado una evolución en la generosidad e implicación de la gente a lo largo de los años?
-Si nos referimos a los países del “norte”, no lo sé.
De nuestra parte, intentamos mentalizar a las comunidades cristianas de Marruecos para que, dentro de sus escasas posibilidades, colaboren también, tanto en la colecta de la Jornada Mundial de las Misiones, como en el apoyo directo a los proyectos a través de las parroquias.
Ya es un gran logro que, a pesar de la pandemia y de la crisis económica, nuestro aporte a las OPM se mantenga. Y aunque cuantitativamente no represente mucho, es muy significativo que también aportemos desde nuestra pobreza.
¿Cómo es la labor de los misioneros en Marruecos?
-La de todo cristiano en todos los tiempos y en todos los lugares. Debemos dejar de lado la idea de misionero como persona que deja su país para ir a otro… Ser misionero no es una cuestión de geografía, sino de espíritu y de misión.
En Marruecos como en todas partes, la misión de los cristianos (¡todos misioneros!) es anunciar y construir el Reino de Dios, reino de amor, de justicia y de paz.
En Marruecos intentamos llevar a cabo nuestra misión siendo una minoría absoluta (el 0’08% de la población), trabajando no contra sino con nuestros hermanos musulmanes.
¿Qué espera para el futuro de los niños en la Iglesia de Marruecos?
-Somos una Iglesia con pocos niños, porque la mayoría de los cristianos son estudiantes universitarios subsaharianos. Hay pocas familias… Pero nosotros no trabajamos sólo para los niños cristianos, sino para todos. Y ahí, entre la población marroquí, sí que tenemos millones de niños para los que quisiéramos un futuro digno en cuanto a alimentación, salud, familia, educación y hogar. Aunque el país ha mejorado muchísimo, queda todavía mucho por hacer.